Poesía Completa - Julio Mariscal

October 2, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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P O E S Í A C O M P L E TA

 

 J U L I O M A R I S C A L M O N T E S

POESÍA COMPLETA Introducción de Blanca Flores Cueto

L A I S L A D E S I L TO TO L Á C O L E C C I Ó N A R R E C I F E S

 

© Herederos de Julio Mariscal Montes © de la Introducción: Blanca Flores Cueto © de las fotografías: Cristóbal Romero © 2014 : Ediciones de la Isla22.015 de Siltolá Apartado de Correos: 41018 — Sevilla Sevilla (ESPAÑA) www.siltola.es • [email protected]

Impresión: Kadmos

ISBN: 978-84-16210-02-2 · DL: SE 1506-2014 [Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la l a ley. ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www. www. cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra]

 

INTRODUCCIÓN

po r  por Blanca Flores Cueto

 

¿Q

ué pasó con Julio Mariscal? Mar iscal? ¿Por ¿Por qué su obra no ha alcanzado ni la difusión ni el lugar que se merece en la Historia de la Literatura contemporánea?  Julio murió jov joven, en, vivió en pueblos de la provincia de Cádiz dedicándose a su profesión de maestro de escuela. Aún así sorprende la presencia que llegó a tener en las revistas revist as literarias de los años cincuenta y los innumerables

contactos epistolares que mantuvo los principales critores que vivieron entre los años con cincuenta y setenta.esEstudió magisterio en Cádiz, donde donde conoció a Fernando Quiñones, Quiño nes, Carlos Edmundo de Ory Ory,, Pilar Paz Pasamar, Pasamar,  José Manuel Caballero Bonald…. Con los que participó en la revista “Platero”. Esa iniciativa le condujo a fundar en Arcos, su pueblo, el grupo Alcara  Alcaraván. ván. Mariscal nos brindó en el cómputo de su obra una calidad literaria que necesita el acercamiento riguroso y exhaustivoo que no se le ha dedicado sino superficial y parexhaustiv celariamente. Los Los estudios más serios ser ios aún están inéditos y su obra sin las reediciones necesarias estaba condenada a permanecer en el injusto olvido. olvido. Muchos han sido los escritores y críticos reivindicativos de su obra: Juan de Dios Ruiz Copete, en la primera — 󰀹 —

 

 Antología que se realizó realizó de nuestro nuest ro autor, autor, puso de manifiesto la necesidad de un estudio más profundo; Valera Gilabert en su discurso inédito de ingreso en la Academia de San Dionisio, José Luis Tejada en la revista Gades, Pedro Sevilla y Francisco Bejarano en las  Antologías sucesivas...,

documentos han arrojado para este estudio. En el dispersos año 2001 que y auspiciado porluces la Diputación de Cádiz, Juan de Dios Ruiz Copete presentó el libro:  Julio Mariscal. El poeta y su obra. Todos coinciden en ese necesario rescate que hasta el momento no se ha realizado. La posible publicación de la amplia tesis doctoral que realicé en 2003 y la edición de sus obras completas son aún temas pendientes de realización1. Al realizar el presente estudio introductorio intento llevar a buen puerto la investigación sobre el poeta, arcense, gaditano y andaluz contemporáneo, que desde su silenciosa personalidad demandaba ese estudio más amplio, detenido, profundo y necesario. Autor contemporáneo a la generación del cincuenta reclama junto a este análisis la reimpresión de sus escritos y la edición de sus obras completas. ¿Qué pasa y qué ha pasado con la obra de Julio Mariscal?

1

También se presentó el libro de Antonio Murciano titulado Memoria de Julio Mariscal (Antología Homenaje), col. Torre Tavira, Caja San Fernando, Cádiz, diciembre de 2002.

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BIOGRAFÍA

El primer período de la vida de Julio Mariscal Montes se extendió desde su nacimiento en 1922, hasta 1952. En estos treinta años creció, leyó todo lo que le interesaba, realizó el Servicio Militar y estudió Magisterio. Tertuliano asiduo la capital ygaditana en primeros Arcos de versos. la Frontera fomentó en su vocación escribióysus Pretender abordar y comprender la obra de Julio Mariscal sin acercarse a su vida y su pueblo sería un estudio no sólo difícil de realizar sino incompleto e inacabado. El pueblo, su pueblo Arcos de la Frontera, sus amigos, su familia, sus sentimientos marcaron profundamente la obra de Mariscal. Estos datos biográficos y contextuales proporcionan la luz iluminadora que el oscuro túnel de la personalidad de Julio ofreció a sus coetáneos. Hay que seguir sus pasos para interpretar, de forma más completa, sus actitudes y su obra literaria. En el Registro de Arcos de la Frontera, en la provincia de Cádiz, a las doce horas del día veinte de noviembre de 1922, se inscribe a un varón que había nacido a las ocho

 

horas del día dieciocho de no noviembre viembre en la calle Cuesta de Belén, 15 (por error en su lápida consta el día veintidós). Fue el quinto hijo legítimo de Aurelio Mariscal Sandoval, de cuarenta años, y de Josefa Montes Iyázquez, de treinta y seis años, casados, naturales y vecinos de Arcos de la Frontera. Nieto de Aurelio Mariscal Gamaza y Joaquina Sandoval Capote, y de José Montes López y Josefa Iyázquez Navarro, recibe el nombre de Julio. Esta inscripción se realizó en el Juzgado Municipal en virtud de la manifestación del padre y ante dos testigos. Así consta en el tomo ciento treinta y cinco de la sección primera, en la vuelta de la página trescientas ochenta y ocho, según la partida de nacimiento expedida por el Registro Civil de Arcos de la Frontera. Nacía a las puertas del año 1923, en el cual Primo de Rivera se asentaría en el gobierno de la nación tras el golpe de Estado. En la Cuesta de Belén pasará la mayor parte de los años de su vida. Perteneció a una familia de comerciantes acomodados: su padre regentaba un establecimiento de tejidos en la calle Castelar, 11 (hoy Corredera), que le proporcionaron una infancia tranquila y desahogada. La estabilidad económica de la familia le mantuvieron alejado de los problemas de hambre y miseria miser ia que acompañaron a otros niños de la época, aunque no se sintió ajeno a ellos.  Julio fue f ue el menor de cinco hermanos: her manos: Joaquina, Joaquina, José Luis, Aurelio, Aurelia y Julio. Su situación familiar y ser el menor de la familia propiciaron una especial protección — 󰀱󰀲 —

 

maternal hacia Julio por parte de su madre, hermanas y cuantos realizaban labores domésticas en la casa. En 1922 se inauguró en Arcos el colegio Nuestra Señora de las Nieves en el que Julio cursaría sus primeros estudios (centro en el que ejercería sus últimos años de docencia antes de morir). mor ir). En él iniciaría sus primeras relaciones de amistad con amigos que aún a ún hoy le recuerdan con tanto afecto: Concha Vivas (ya fallecida), Eduvigis Vázquez, Ramón Vázquez Orellana... y reafirmando reafir mando los lazos de cariño que mantenía con sus primos. En 1926 comienza la vida escolar de Julio. Entre libros, la escuela y la familia transcurren sus primeros doce años de vida. Probablemente los más felices, tranquilos y añorados: “Aquí, junto a la puerta, se sentaba mi padre; mi madre, enfrente, taciturna, lejos, y nosotros, los cinco hermanos, éramos un de acá para allá, un disputarnos el sitio más cercano o más distante”. (“ El El comedor”,Trébol de cuatro hojas, 1976)

Desde una posición cómoda, cuando comienza la eclosión de los autores de la generación de 1927, algunos de sus integrantes servirán de modelo a nuestro poeta, Julio observa la miseria que le rodea y comienza a sentir en su corazón de niño la dura vida del campo:

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“Venían del carbón o los trigales con diez horas de sol sobre la espalda, de las olivas cárdenas bajo el cielo de nubes con promesas” (“Los arrieros”, ar rieros”, Tierra de secanos, 1962)

Cuentan que era un niño solitario, a quien le gustaba  jugar a ser escritor. escritor. Apegado a su pueblo pueblo,, a su casa y sobre todo a su madre, convirtiéndose ella en una de las figuras relevantes de su vida: “Ya estaban los afanes de mi madre dejándose el amor en cada cifra, la ropa almidonada, los consejos, la lágrima lágr ima furtiva fur tiva en los rincones...” rincones...” (“Se fue dorando dulce”, Poemas a Soledad , 1975) “Me decía mi madre: Ahora los libros que después tendrás tiempo. Ahora los libros”. (“IV”, Poemas a Soledad, 1975)

Apenas había cumplido Julio los once años cuando muere su padre de una pulmonía, el día uno de enero de 1934. Este hecho provocó una ruptura en la armonía familiar. El primer golpe duro que le haría madurar antes de lo previsto.. No obstante y a pesar de esta circunstancia, Julio siempre to había sentido lejana la figura de su padre, tal vez porque éste pasaba la mayor parte del día en el comercio y la relación con los hijos quedaba limitada a los momentos inevitables: — 󰀱󰀴 —

 

“Yo recuerdo a mi padre enlutado y profundo, venas frías y azules en su mano de Greco, que llegaba nostálgico, cargado de envoltorios, con un vago misterio en sus ojos de acero”. (“ Cinco Cinco de Enero”, poema no incluido en libro)

La adelantada juventud de nuestro poeta, marcada por el fallecimiento de su padre, le harán dejar atrás aceleradamente los años de su infancia. Esta circunstancia obliga a la familia a cambiar el estilo e stilo de vida: su hermana Aurelia Aurelia y su tío Julio se hacen cargo del negocio, el resto de hermanos se casarán. Su hermana Joaquina, siempre especialmente vinculada a Julio, posibilitará que en el futuro el propio Julio sienta cierta predilección por su sobrino Aurelio Aurelio Sánchez Si para Julio Mariscal. la figura de su padre siempre fue fría y distante, no ocurrió así con su abuelo, al que recuerda de forma más entrañable. El tío Julio pasará a ocupar la tutela de Julio, que no obstante seguirá viviendo con su madre, a la que siempre adoró e hizo presente en sus versos. “Aquí la vieja capa de mi abuelo y el andador de mimbres olvidado, las cenefas, el broche de mi madre, el inservible, inútil catalejo. Aquí todo ese mundo triste del recuerdo punzando leve la melancolía”. (“El desván”,Trébol de cuatro hojas, 1976)

Las figuras del maestro, don Laureano, y del médico (tío suyo, por cierto), don Feliciano se tornarán en los — 󰀱󰀵 —

 

personajes varoniles que le dejarán recuerdos de sus años de juventud. Pero yo quiero en esta inicial de septiembre que un viento de nostalgias me empuja hasta tu fosa evo evocarte cartepueblerino, en la parda bracero mulita franciscana, médico de la sangre. Traerte hasta mi verso desolado y caliente como un trigal de junio a un grito de agonía y decirte las cosas que aquel “Don Feliciano” Feliciano” de bisturí y consulta me helaba en la garganta. Y —¿a qué engañarnos?— quiero que sepas que ha tenido que venir este hachazo tremendo de tu muerte para unirnos de veras, para que yo te diga de un cariño que, acaso, tú pensabas anémico, devanándote, torpe, sin dar con la receta. (“Don Feliciano”, Corral de muertos, 1972)

La escuela, don Laureano, su madre... espacios y personas definitivos para él se retratan en sus poemas como testimonios de su gran profundidad interior: “Yo recuerdo la escuela como un lirio, como una mariposa de colores: el beso de mi madre a la partida y el beso de mi madre a la llegada. Y entre uno y otro beso, mandil blanco y la bondad que se escapaba a chorros de aquel don Laureano siempre serio, con el puntero y el abecedario. — 󰀱󰀶 —

 

.... ¿Qué puedo yo deciros? Discordante la pelusilla roja del estío y otra vez al puntero y a la geografía y al dos por dos y a aquel don Laureano” (“ La La escuela”, Trébol de cuatro hojas, 1976)

El 18 de julio de 1936 se inicia la dura guerra civil. Con la guerra finalizó la Segunda República y comienza la dictadura del general Francisco Franco. Bajo el signo de su dictadura transcurrirá el resto de la vida de Julio Mariscal. Mar iscal. Andalucía queda dividida y destrozada, aumentan las desigualdades y sus consecuencias sumen en mayor pobreza a sus habitantes. El hambre y la miseria se apoderaron de Andalucía durante la década de los cuarenta. Nuestro poeta vivió,años, en laladifícil etapadeadolescente deodio los catorce a diecisiete crueldad la guerra, el y la muerte. Estos hechos debieron marcar el perfil literario no sólo de nuestro poeta, sino de toda una generación de escritores que, afrontando o rehuyendo de una u otra manera las circunstancias, constituyen la generación del 50. El sentimiento de dolor y muerte muerte se plasmarán en muchas de las composiciones de los autores que sufrieron las consecuencias de la guerra. Corral de muertos (1954-1972) aborda desgarradamente estos temas. El destino mortal del hombre, como apuntó Pedro Sevilla en Diez de Julio, se sitúa como núcleo temático, como argumento básico de esta obra poética2. 2

Mari sSevilla , Pedro: Diez de Julio (Antología y estudio de la obra de Julio MarisSevilla, cal Montes),edición del Ayuntamiento de Arcos de la Frontera, Arcos, 1990.

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La muerte muer te y el amor heterosexual, homosexual, social o religioso (léanse Poemas a Soledad, Tierra, Tierra de secanos o Quinta palabra), junto a la tierra con la sociedad que le rodea y la presencia ausente de Dios, conformarán la temática mariscaliana. La posguerra y los duros años cuarenta, “los años del hambre”, golpean más duramente, si cabe, a los supervivientes. Esta situación la respira Julio aunque no la sufra directamente.. La vida del campesino andaluz se torna caladirectamente mitosa, Julio Julio la reflejará en Tierra de Secanos (1962): “Los campesinos sacan un nada, un puñadito de trigo o de sudor rubio y dormido de la última esperanza previsora”. (“La Siembra”, Tierra de secanos, 1965)

En 1940 cumple dieciocho años y obtiene el título de Bachiller en el colegio Nuestra Señora de las Niev Nieves, es, en el que estudiaba desde los seis años (los estudiantes de aquel entonces, para examinarse y convalidar los cursos, debían desplazarse desde Arcos a Jerez de la Frontera). Julio que, descrito por las mujeres que lo conocieron, era varonilmente atractivo, atra ctivo, alto, moreno y muy guapo, debió desperdespertar ya en aquellos años más de un corazón dormido. He comprobado que la admiración, quizás idílica, se mantiene aún viva en las personas que lo recuerdan. Como consecuencia de su edad, Julio deja paso al amor. — 󰀱󰀸 —

 

Según Pedro Sevilla3, en su estudio sobre Julio Mariscal, el primer amor de nuestro poeta data de aquellas fechas, un amor protagonista póstumo de Poemas a Soledad  (1975)  (1975) que encuentra el final en la muerte. Parece Parece ser que una enfermedad pulmonar acabó con la vida de una  joven,  jo ven, tal vez vez protagonista protagonista de la primera experiencia amorosa que terminó con fatídico final. Afirma Pedro Sevilla que el trauma que le provocó esa pérdida le sumió en la depresión y contribuyó a que suspendiese la Reválida (el examen de Estado vigente en sus planes de estudio). Dejó constancia asimismo de que el Latín, la Física y las Matemáticas eran las materias que resultaban más complicadas para Mariscal, y eran éstas, precisamente, las más duras en el examen de Reválida. Desiste de su intención de estudiar Filosofía y Letras. Abandona los estudios durante varios años. Pude corroborar a través de sus familiares que, ciertamente, una chica gaditana que padecía tuberculosis residió por entonces en Arcos de la Frontera y debió producirse algún acercamiento entre ambos jóvenes. La coincidencia de circunstancias pudieron provocar que el joven dejase pasar el tiempo. Según otras versiones, la protagonista de Poemas a Soledad  es  es la propia soledad de Julio, la soledad que siente ante su persona, sus ideales, y sus inclinaciones sexuales. que nunca a aceptarse. de suPuede consciente co n llegara con su subconsciente, subconscient e, deEsta unlucha sentirinterior con un aparentar, frente a una sociedad cargada de prejuicios ante 3

Sevilla, Pedro: Diez de Julio, op. cit. 

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determinadas actitudes, sentimientos e inclinaciones morales, perjudicaron a su capacidad creadora y cargaron de amargura su vida. Pero retomemos el hilo de la historia de nuestro autor. Tras ese paréntesis amoroso, la personalidad de Julio vuelve a madurar de nuevo. El retiro en que se sumió le sirvieron para pensar, para leer, para continuar escribiendo sobre el amor, la muerte, Dios, el dolor... “Y vino octubre en celos de vendimias coleccionando nubes y nostalgias y el pavoroso túnel de ocho meses con tu ausencia clavada en cada instante”. (“Se fue dorando dulce”, Poemas a Soledad, 1975 )

La literatura debió servirle de desahogo, de vehículo de expresión y de motor existencial. Desde su posición ya no sólo observa, sino que también vive y se identifica con el campesino andaluz que envuelto en la pobreza y miseria de su tierra se manifiesta a través de la religiosidad de la Semana Santa y del cante del pueblo andaluz, el flamenco. Se interesa por el mundo cofrade, adhiriéndose al grupo de fundadores de la hermandad her mandad de Nuestro Padre Jesús de Las Tres Caídas y María Santísima de la Amargura. También perteneció per teneció a la cofradía del Santo Entierro y la Virgen de la Soledad, en la cual procesionó hasta que su estado de salud se lo permitió. per mitió. Fue por entonces cuando comenzó a acercarse al flamenco. Su colección discográfica sobre el género se ampliaba sorprendentemente y se convirtió en — 󰀲󰀰 —

 

uno de los mayores entendidos en el tema. Del flamenco le interesaban los palos, que conllevaban la manifestación popular de muerte, de dolor, de amor, de grito en silencio; la soleá, la petenera... De los cantes aprovecha la filosofía popular contenida que traslada a su vida y a su poesía. “Y el pueblo quiere hablar, andar, reírse, ir de un mañana a otro, pero ignora que ya está dentro de su fosa, lejos del claro florecer de las estrellas”. (“Porque vivir el pueblo”, poema no incluido en libro)

En 1944 Julio cumple veintidós años; se aproxima 1945 y el Estado le llama llama a filas. Se aproxima una etapa enriquecedora en todos los órdenes que nuestro poeta sabrá aprovechar fructíferamente, comenzando un proceso de maduración que afectará a su vida de modo pleno. Tengo constancia que el poemario inédito Versos sin normas, formado por veintidós poemas, data del año 1940. También he comprobado que en una antología que se encuentra en la biblioteca de Julio Mariscal aparece su primer poema publicado. Dicho volumen data de 1946 y se editó por gráficas g ráficas Flora, en Cabra (Córdoba). En 1945 comienza la andadura militar de Julio Mariscal. Se abre paso un período fructífero para nuestro autor. Difundirá sus escritos poemas y se relacionará con importantes personajes que le darán el empuje necesario a sus iniciativas litera literarias. rias. Con poemas poe mas a cuestas de Lorca, Lorc a, Tagore, Foxá, Juan Ramón Jiménez, Salinas, Garcilaso, Miguel Hernández (prohibido por entonces), el primer Alberti, — 󰀲󰀱 —

 

Bécquer, Heine, Nervo... partió desde Arcos a su destino en Vejer de la Frontera. Dejaba detrás sus primeros versos todavía inéditos hoy. Vejer, paradójicamente empinado como Arcos, asomándose definitivamente al mar le cobijaría durante tres años. Julio, soldado del Regimiento de Artillería 15, divisionario de Ronda, conoció afortunadamente a Juan Ignacio Varela Gilabert, con el que mantuvo una relación de amistad, hacia el verano del cuarenta y cinco.  Julioo marc  Juli marcaba aba el pas pasoo de la inst instrucció rucciónn no dese deseada ada y ob obliligatoria. Llegaba desde su tierra, serrana ya, aunque asomada a la campiña, guardando en sus pupilas un paisaje de olivos broncos, de piedras ariscadas, de campos “marceados”, de “espigas y manzanas orondeadas”. No podía evitar el recordar constantemente su lugar de procedencia tal yelcomo escribiría más tarde: “La ausencia es mastín para cariño/ tisana para el fuego de la sangre.”(XVII, Poemas de ausencia).  Con lenguaje profundo, jugoso, sonoro, sencillo y puro, mantenía largas conversacione conversacioness con Juan Ignacio I gnacio Varela. Le hablaba de sus paisanos a los que Dios ponía en “pie sobre la tierra, para que cada gota de sudor fuera, mañana, un bocado de pan, una moneda de plata en el bolsillo bolsillo del chaleco”.  Juan Ignacio4 le recreaba la mar de Cádiz, las caracolas y la bahía; el olor a yodo y la luz de la sal y la espuma; los 4

Almudena Varela, hija de Juan Ignacio Varela, me proporcionó toda la información informac ión sobre su padre.También nos facilitó una copia co pia del libro inédito y escrito por Julio y Juan Ignacio: El mar, la caracola y más siglo XIX .

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pregones del salinero de El Puerto, la vida de los grumetillos de los muelles portuenses, los lances y faenas de la pesca; la Virgen del Carmen, Car men, la forma de vida de las mujeres, de los marineros, de sus viudas y sus huérfanos. De su amistad rociada de diálogos, basados en el conocimiento de la bahía y de la sierra, de este acercamiento lírico y espiritualmente poético, surgirá El mar, la caracola  y más siglo XIX   5, precedidos de una cita del poeta Manuel Barbadillo6: “Con la risa entre los labios, cara al viento de Poniente”. Ambos coincidían en la admiración al primer Alberti, el de Marinero en tierra, que les inspiraría en gran medida las composiciones de El mar, la caracola y más siglo XIX : 5

 Juan Ignacio Varela Gilabert nació en El Puerto Puer to de Santa María. Estudió bachillerato en Jerez de la Frontera. Dedicado a la carrera militar, impartió conferencias con ferencias sobre temas gaditanos y pregones. Ganó diversos diversos certámenes literarios y escribió en colaboración con Julio Mariscal El mar, la caracola y más siglo XIX . Académico de número de la jerezana de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras desde 1982. Murió en 1997. Las notas que he recogido se encuentran en el discurso inédito de ingreso a la Academia de San Dionisio: “Julio Mariscal Montes: Poeta romántico”, pronunciado por Varela en 1982. 6 Manuel Barbadillo (Sanlúcar de Barrameda, 1892) Inició la carrera militar que abandonó por enfermedad. Hijo predilecto de Sanlúcar. Perteneció a varias Academias españolas. Publicó los poemarios: Rincón de sol, Geranios, Flor y cal, Calesas y bergantines, Jarcias y yuntas, Del mismo tronco tronc o. Prestigios  Prestigiosoo bodeguero, presidente del Ateneo sanluqueño, gozaba con la organización de actos literarios e invitaba a los jóvenes escritores.

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“¡Dejadme entre caracolas, pedacitos de la mar que guardaban en un cantar el secreto de las olas! Dejadme entre caracolas que por los mares me muero. ¡Ay quién fuera marinero y en un azul sin confines tener tus blancos jazmínes por ruta de mi velero!”.

Paseaban por las calles de Cádiz. Comenzaron Comenzaron a intercambiar contactos con jóvenes poetas gaditanos: Fernando Fernando Quiñones, Caballero Bonald, Pleguezuelo...Otras veces se sentaban mesa de algún caféMorillo como que hacían el Casino, en elenbarlade Chirino o el de dabaena la Alameda,, en Vejer Alameda ejer.. Julio seguía mordisque mordisqueándose ándose las uñas, masticando un lápiz o una caja de cerillas cer illas y tomando cuantos cafés y aspirinas se podía permitir, permitir, mientras escribía los versos de su poemario por desgracia inédito y casi inencontrable: “El ancla, pero la de tu manga. El viento, pero el de tu recuerdo. La carta, pero la de tu gracia”. — 󰀲󰀴 —

 

“Pregón del marinero”, “Elegía”, “Epitafio”, “Tres brisas”, “Divisa” “Divisa”,, “Futuro”... son algunas de d e las composiciones comp osiciones que integran el libro. En total veintisiete composiciones, de las que once son de Mariscal, nueve de Varela y siete escritas entre los dos. Tales datos los comprobó José Luis Tejada preguntándoles a ambos por separado y corroborando los datos en la separata de la revista Gades de 1984, que dedicó a la poesía de Julio Mariscal Mar iscal Montes y ya citada en este trabajo. En el año 2000, con motivo de un homenaje por parte del Ateneo gaditano al grupo “Alcaraván”, Guillermo Portillo Sharfhausen, amigo personal de Juan Ignacio, también me corroboró tales datos. Siguieron en Cádiz su amistad, perfilando sus versos y sus conversaciones, hasta que tras el servicio militar se separaron. No se despidieron, se escribieron alg o alJuan algo principio, la época de Arquero; luego, ni eso siquiera. Ignac iohasta Ignacio confesó q ue que había seguido con fidelidad la trayectoria de Julio, su madurada plenitud poética y su vida atormentada. Reconoció que en rara ocasión se habían vuelto a encontrar y que  juntos recordaron con pesadumbre las historias marineras. marineras. Para Julio fue como un espejismo. No volvió a ocuparse del tema. El profesor Martínez Alfonso en su obra El Puerto de Santa María en la Literatura Española apunta de El mar, la caracola y más siglo XIX : “Libro gracioso, en el mejor y más recto sentido de la palabra: gracia igual a belleza en mo movivimiento. Aunque la colaboración fue estrecha y en la copia mecanografiada no figura, desde luego, la referencia sobre la paternidad de cada una de las composiciones, el espíritu — 󰀲󰀵 —

 

es uno; resultado resultado de una perfecta trabazón del pensamiento y de la forma for ma de ambos poetas”. “Que sepamos, Mariscal Montes no ha vuelto a tratar este tema popular y marinero, impregnado de espíritu meridional y playero”... Para el profesor Portillo Sharfhausen se han intercambiado entre Julio y Juan Ignacio gustos y vivencias, pues uno era de la ribera y otro de secano, de la peña y del olivar. “Y  Julio se empapó de la mar y de la l a brisa marinera, mar inera, escribió con Juan Ignacio y olvidó el tema para siempre. Esto era allá por los años 45 al 47...” 7. Fue fiel a lo suyo, sentía en la distancia que estaba allí, en Arcos, entre sus gentes. A modo de colofón profético, como Antonio Machado presagiando en sus versos su final,  Julio escribió en el año 1947, “Futuro” para cerrar su primer poemario: “Y me arrancaré el ancla para buscar la miel de tus trigales. Mis manos— ¡ay timón y derrotero! fijas en el arado para siempre. Cantaré con el alba perdido entre la paz de las dehesas; todo el campo en mi voz de sal y espuma, y tu boca por rosa de los vientos.

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Martínez Alfonso, Manuel: El Puerto de Santa María en la Literatura Española, Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, Cádiz, 1968. Del mismo autor: Tierras, Hombres y Pueblos, Ayuntamiento de El Puerto Puer to de Santa María, Marí a, 1999.

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En las tardes de otoño rumoroso  —alegría de un puerto puerto sin historia, luces de gas desafiando estrellas—  ya no habrá marejadas ni ilusiones porque estaré contigo bajo un cielo de olivos artesanos. Y no quiero esta ropa de azules con victorias y trinquetes, tr inquetes, ni esta brisa que pone en mi recuerdo galeras y sirenas de otras playas. Tiraré mi lepanto por la borda de un ayer con amarras y saludos. Y ya, sólo contigo, sólo contigo, amor hogaza y sementera; yuntas cansinas, sierras, horizontes, y mirarte a los ojos campesinos cuando la luna sueñe en tus cristales”.

Estos comienzos literarios, le sirvieron para figurar en  la Antología Española  del 468, antología que se conserva en la biblioteca particular de Julio Mariscal, Mar iscal, a la que he tenido acceso gracias a la gentileza de su sobrino Au Aurelio relio Sánchez Mariscal. 8

 Antología Española del 46 de varios autores de la que desconocemos el editor,, es un texto que encontramos en la biblioteca particular editor par ticular de Julio Mariscal de la que podemos anotar que fue publicada por la imprenta Gráficas Flora en Cabra de Córdoba, 1946.

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Aquel arrogante muchacho pueblerino de clase superior que, desde su posición más alta, comprendía, amaba y sufría por sus gentes terminó el servicio militar. Vestía como un señorito: chaqueta ajustada de dos pechos, la camisa azul mahón entreabierta y el pantalón blanquísimo. Se marchó a Cádiz para realizar en la Escuela Normal sus estudios de Magisterio. Durante su estancia de estudiante intercambia experiencias con los primeros “plateros”, entonces de la época de El Parnaso. Según me recordaba Fernando Quiñones a título personal, en el verano del 97 y en una charla sobre el motivo que nos ocupa, Julio Mariscal se acercaba con sus consejos, sus manuscritos y sus poemas “prohibidos” “prohibidos” que copiaban a mano y mecanografiaban a “hurtadillas”. Para ellos, Julio significaba el maestro y el modelo al que admirar porSordo, su buena memoria y el readonpara compone componer r versos. Felipe Felipe Sord o, en una entrevista rea lizada por Juan José Téllez para Diario de Cádiz, con fecha de 10 de abril de 2000, reconoció también que “Julio nos escribía con falsillas, de su propia mano, los poemas que estaban prohibidos de García García Lorca, Lorca, Vallejo y Alber Alberti” ti”9. Mariscal volvió con las ideas de El Parnaso a Arcos de la Frontera, deseoso de intercambiar esas experiencias; era el verano del año 1949. Se llevó a Arcos la propuesta de crear un grupo poético y una revista. Comenzó buscando compañeros que disfrutaran con la literatura y empezó a contagiar sus ideales. El proyecto que concluirá en 9

 Juan José Tellez, entrevista entrevista a Felipe Sordo en Diario de Cádiz, Cádiz, lunes 10 de abril de 2000, p. p. 31.

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 Alcaraván estaba puesto en marcha. No obstante, sus con Alcaraván tactos con los gaditanos y las idas y vueltas a Cádiz no se terminarían. Su vida laboral se inició en el Grupo Escolar Miguel Primo de Rivera (hoy colegio público San Rafael), y estando en Cádiz intensificará sus relaciones con los “plateros” y será cofundador de la revista del mismo nombre: Platero (1951-1954). “El acercamiento a la literatura de los años cincuenta no puede ser llevado a cabo si no es a travé travéss de las revistas de la época. Podemos intuir el panorama literario de nuestro país si conocemos la situación histórica, sociopolítica sociopolítica y económica de aquellos años. Como Como afirma afir ma el profesor García de la Concha “En la dura travesía travesía de la guerra civil y en la posguerra, Andalucía constituye un caso excepcional”10:

Y podemos seguir afirmando que no en sólolosensucesivos, los primeros años de posguerra, sino que también Andalucía nos presenta a través de sus revistas un marco nada desdeñable para abordar la realidad literaria del momento. momento. Por ello insisto en la necesidad de bucear en el mapa literario que nos brindan las revistas literarias de nuestro entorno, y la capacidad que han demostrado en la construcción de un clima cultural donde se carecía del mismo. Así también y aunque redundando en ellas, las revistas en las cuales Julio Mariscal colaboró con especial interés nos permiten conocer las relaciones del poeta con los escritores de su época. 10

197 5. vol. I., García de la Concha, Conc ha, Víctor: La poesía española de 1935 a 1975. Cátedra, Madrid 1992, p. 332.

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El trabajo que realicé sobre el grupo y la revista   Alcaraván  (1949-1956)11, fue mi aportación personal a las investigaciones inv estigaciones sobre la literatura española de posguerra y la razón que me llevó a defender la figura de Julio Mariscal como referente necesario. Después de Isla, junto a Platero   Alcaraván ván se alza como una de las revistas relevany otras, Alcara tes gaditanas. La importancia radica en que sus medios tan escasos, su dificultad de difusión y su enclave geográfico no augurasen los treinta y un números que se publicaron y que llegaron a volar fuera de la provincia, la región e incluso del país, intercambiando el “vuelo”12 con revistas extranjeras. Fue en el verano de 1949 cuando Julio Mariscal Mar iscal propuso a varios muchachos de su pueblo la idea de agruparse, aderaíz de sus experiencias en laCádiz con los chicos El Parnaso. Así y en un vividas Arcos de Frontera dibujado y perfilado por José de las Cuevas como “fenómeno literario puro”, por su peculiar fisonomía, y “frontera entre la realidad y el sueño” para Gerardo Diego. En el “taller literario”, literar io”, donde lo difícil es no escribir escr ibir o pintar, pintar, surge un nuevo grupo para la “escuela de Arcos”13. 11

Flores Cueto, Blanca:  Alcaraván: Una revista gaditana del medio siglo (1949-1956). Tesis de licenciatura inédita. Universidad de Cádiz, 1997. 12 Los componentes del grupo gr upo denominaban “vuelo” a cada uno de los números o entregas de Alcaraván. 13  Antolo logía gía de los poeta poetass de Arco Arcoss de la Fro Fronter nteraa. Murciano, Antonio y Carlos: Carlos: Anto Colección Alcaraván, número 5. Ayuntamiento de Arcos de la Frontera, Front era, 1958. El prólogo de esta antología fue redactado por el arcense y también escritor  José  Jo sé de de las las Cuev Cuevas; as; las ref refere erencia nciass citada citadass se encu encuentr entran an en en las las páginas páginas 11 a 16.

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 Julio Mariscal, Mar iscal, Antonio Murciano, Cristóbal Romero, Carlos Murciano, Juan de Dios Ruiz Copete y Antonio Luis Baena decidieron decidieron unirse y formar for mar el grupo gr upo al que después se unirían Manuel Capote Benot y Eduarda Vázquez. Comenzaron sus reuniones literarias en la casa paterna hermanos Murciano, en la calle Nueva,la6.idea Se leíandeylos discutían los poemas y próspero inevitable de hacer una revista. Entre ellos todo se sometía a votación; allí, incluso la calidad de cada poema se decidía por votaciones secretas. De la discusión sobre el nombre nomb re de la revista surgiría también el nombre que se daría al grupo. Alcaraván maduraba a la par de sus componentes. El grupo gr upo fundador estaba constituido constituido cuando surgió la idea de la revista poética. Había que decidir el nombre para la revista y para el grupo. Como hacían con sus poemas, decidieron proponer a votación el nombre. Juan de Dios propuso Stilo, alguien Numen. Estos y otros títulos fueron sometidos a crítica, como la selección de sus versos y un generoso manifiesto para la primera página de la recién creada revista. Se encaminaron al otro lado del pueblo en busca de la vieja máquina de escribir escr ibir del padre de AntoAntonio y Carlos, a la fábrica fábr ica de jabones a orillas del Guadalete entre cañaverales y chumberas. chumberas. Esta vieja máquina máquin a iba a ser la que durante muchos años serviría para mecanografiar ilusiones y todavía poemas.hoy, He lapodido comprobar cómo Antonio Murciano, conserva celosamente.  Julio Mariscal olvidándose de las votacion votaciones es propuso pronto otro título:  Alcara  Alcaraván ván. La palabra sonora le venía del Marinero en tierra de Alberti —“¡A volar!”—, porque entonces sentían al poeta cerca de ellos. Nadie se opuso; — 󰀳󰀱 —

 

Carlos piensa que el trasnochado Númen tal vez hubiera sido incapaz de mantenerlos agrupados como lo hizo este pájaro entrañable. INICIAL Bajo este solAlcaraván. del estío andaluz, andNosotros aluz, salesabemos el primer pr imer de nuestro quincenario quenúmero en Arcos, como en la mayoría de los pueblos, existen personas que, aparte de sus ocupaciones habituales, tienen aficiones literarias.  Alcaraván  Alcara ván tiende a ser el lazo cordial que los una bajo el pabellón de la misma inquietud: la Poesía. Conocemos la tragedia de esos hombres, jóvenes o viejos, del trillo o de la oficina, del mostrador o del bufete, que, tras una jornada agotadora escriben versos: a la rubia muchachita de enfrente, al río cargado de paisaje, a la ciudad que sólo su fantasía conoce..., versos que nadie leerá, cuyo destino olvidarsepáginas dentro de dell libro cajónpreferido. de la cómoda, de amortajarse amort ajarse entre lasesinefables  Alcaraván  Alcara ván es de vosotros; vosotros; está escrito para vosotros y acogerá acogerá en su seno lo mejor de cada uno, sin distinción de ocupaciones, ni di  ferencias sociales, porque para para llegar hasta él sólo exige un manojo de versos como carta de presentación.  Así pues, vosotros, los que aún no vinisteis por un pudor equivocado, por un absurdo absu rdo complejo compl ejo de inferior infer ioridad, idad, sabed que qu e aquí no hay “maestros”, que todos nos medimos por el rasero de una misma ilusión, y llegar hasta nosotros.  Allí nos leereís vuestros trabajos; os daremos a conocer los nuestros y pasaremos juntos unas horas de intimidad que nos ayudarán a seguir enfrentándonos con la terrible terr ible prosa de la semana14. 14

 Julio Mariscal redactó el “Inicial” “Inicial ” de Alcaraván, 1 (15 de agosto de 1949), Arcos de la Frontera, p. 1.

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La nómina de colaboradores en la revista arcense fue amplísima y así puede comprobarse en los “Índices” de la revista15. Por tanto, la selección de autores de este El Ayuntamiento de Arcos, en una cuidada edición, presentó un lujoso volumen que recoge los primeros  Alcaraván ván, volumen que prologado por Antonio premios  Alcara y Carlos Murciano se publicó en 1997 y hace mención expresa de todos los premiados, con sus respectivas colaboraciones desde el año 1953. Entre otros se encuentran Rafael Guillén, Victoriano Crémer, Hugo Emilio Pedemonte, José Luis Tejada, Félix Grande, Leopoldo de Luis,  José García Nieto, Manuel Ríos Ruiz, Pilar Paz Pasamar Pasamar,, Francisco Garfias, Luis López Anglada, Luis Pastori y un largo etcétera16. En elFanny libroRubio de lasafirmaba revistasquepoéticas de fue posguerra (1979),  Alcaraván una revista “con “con pocos poetas y mucha poesía”17, afirmación con la que no estoy de acuerdo, comprobable a través de los índices realizados por el número de colaboradores en la 15

Los índices de la revista, se encuentran en la tesis de licenciatura ya citada y fueron publicados en posteriores trabajos. 16 Flores Cueto, Blanca: La poesía del 50:  Alcaraván... Tesis de licenciatura inédita. Universidad de Cádiz, 1997, pp. 214-217. Para ampliar la información sobre este premio se puede consultar la edición de 1997, Los  premios Alcaraván de poesía (1953-1996), preparada por los hermanos Murciano y editada editad a por el Ayuntamiento de Arcos de la Frontera. 17 Rubio, Fanny: Revistas poéticas españolas (1939-1975). Edici Ediciones ones TurTurner,, Madrid (primera edición, 1976). Documentada tesis doctoral de la proner fesora Rubio, caracteriza a Alcaraván por su carga de poesía.

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publicación y por su extensión. Juan de Dios Ruiz Copete18, en la introducción introducc ión a la Antología poética  poética de Julio Mariscal (1978), define a Alcaraván como revista “preceptista” “preceptis ta” y “retórica”... con más ilusión que contenido trascendente”. Sorprenden las calificaciones de preceptista y retórica, pero se deben al cultivo de formas poéticas clásicas (alejandrinos, décimas, cuartetos, sonetos...) por parte del grupo gr upo arcense. El grupo g rupo Alcaraván, Alcaraván, al que siempre ha defendido Fanny Rubio19, permite a través de su revista introducirnos más profundamente en la vida y trayectoria de los grupos poéticos y revistas de nuestra literatura del medio siglo, ofreciéndonos los materiales poéticos y la dinámica que nos ha posibilitado replantear los tópicos y reordenar la ev evolución olución de nuestra sin seguir esquemas marcados, sino en función de lo lírica resultados que nos ha aportado este inevitable estudio.   Julioo Mar  Juli Marisca iscall public publicóó en la revista  Alca  Alcaraván raván las siguientes composiciones: composiciones : “Evocación y nostalgia nostalg ia del viejo reloj” (I), “Sauce” (II),“La madre del torero” (III), “Pregón”, “Tarde” (IV), “Ciprés”, “Vísperas”, “Enero” (V), “Puerto de Orie Oriente” nte” (VI), “Estrellas” (VIII), (VII I), “Puente” (IX), “Tres “Tres Siestas: Los niños, La solterona, Los segadores” (XI), 18

Ruiz Copete, Juan de Dios. Introducción a la  Antología poética de  Julio Mariscal  Montes. Publicaciones de la Universidad de Sevilla (Colección de bolsillo), Sevilla, 1978. 19 Rubio, Fanny; Falcó, J.L.: Poesía Española Contemporánea (19391980). Alhambra-Longman, Madrid, 1994.

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“Cangilón” (XII), “Poemas a Soledad” (XII-XIII-XIV), “A los Magos de mi niñez” (XV), “Poemas de los días grigr ises” (XVI), “Poemas a Soledad” (XVIII), Retrato (XIX), “Los ojos” oj os” (XX), “Hombres” (XXII), “El Bobo” (XXIV).  Julio simultaneó sus colaboraciones en  Alcara  Alcaraván ván con la finalización de sus estudios de Magisterio. En 1950 obtiene el título de Maestro Nacional. El curso 1950-1951 lo desarrolla en el colegio Miguel Primo de Rivera (hoy colegio público San Rafael), y durante su estancia se promueve la segunda época de Platero.  En Platero estuvo colaborando, incluso desde El Bosque donde le destinarán en 1951 y hasta 1954. En 1952 comenzará desde allí su codirección de Arquero de Poesía, y sus múltiples colaboraciones en innumerables Slau época labor literaria lmás iteraria era intensísima en estos revistas años, taldel vezpaís. fue Su activa de Mariscal. La revista Platero de Cádiz conoció dos etapas a lo largo de su breve pero significativa existencia: la primera, mecanografiada, abarcó treinta y nueve números bajo el título de El Parnaso; la segunda se prolongó desde enero de 1951 a octubre de 1954. El grupo gr upo fundacional fundacional de Platero —Serafín Pro Hesles, Francisco Pleguezuelo, Quiñones, Sordo Lamadrid , a los queFernando hay que añadir a JulioFelipe Mariscal, Pedro Ardoy Ardoy,, Caballe Caba llero ro Bona Bonald, ld, José Luis Tejad ejada, a, Anton Antonio io y Carlos Murciano, y Ramón Solís— fueron los autores — 󰀳󰀵 —

 

que aportaron sus colaboraciones para estos primeros números20. Obvio es decir que la revista gaditana nació bajo la advocación del sagrado nombre de Juan Ramòn Jiménez. “Fue Alberti —nos recuerda otra vez Serafín Pro Hesles— quien desde Buenos Aires nos recomendó en carta a Juan Ramón Jiménez, que estaba en Puerto Rico, de donde también nos llegó la colaboración de Pedro Salinas”21. La revista tenía, aparte su grupo fundacional, un cuadro de colaboradores foráneos fijos: Leopoldo de Luis, Ángel Crespo, Rodríguez Méndez, Carmen Carm en Conde... y los andaluces muy vinculados al gr grupo: upo: Antonio Gala, Muñoz Rojas, José Luis Cano, Ricardo Molina Mo lina y Pablo García BaeBae na. traducidos eran: Shelley, PeterLos Quenell. Y, entre losRimbaud, los hispanoamerica hispanoame ricanos, nos,Paul CarEluard, Carranza ranza y Fernández Spencer. Tenía Platero —a juicio de Fanny Rubio22 — condiciones muy fav favorables orables para reunir a los diversos sectores de la poesía. Del grupo inicial, como sabemos, se “descuelgan” tres nombres que, junto a Fernando Quiñones, componen el cuarteto que fundó El Parnaso: Francisco Pleguezuelo, Serafín Pro y Felipe Sordo Lamadrid. Prácticamente estos 20

Para profundizar sobre el grupo y la revista Platero tenemos el amplio estudio del profesor Manuel José Ramos Ortega: La poesía de 50:Platero. Una revista gaditana del medio siglo (1951-1954). Servicio de publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994. 21 Ramos Ortega, op. cit., pp. 52-53. 22 Fanny Rubio, op. cit.

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tres nombres no han dejado rastro en la historia reciente de nuestra literatura ni aparecen en repertorios y otros diccionarios de literatura. Otros como José Luis Acquaroni Bonmati23, Pilar Paz, Fernando Quiñones24 o José Luis 25

Tejada  merecen un tratamiento espe menospreciar la labor de Caballero Bonald específico, o decífico, CarlossinEdmundo de Ory, de los que dada su importancia es fácil reconocer por sus obras.  Julio Mariscal Mar iscal colaboró con Platero siempre que le fue posible y ya desde otros destinos laborales. Incluso compaginando colaboraciones y direcciones con otras revistas literarias, continuó publicando en Platero hasta el último 23

La Universidad de Cádiz ha publicado el trabajo del profesor José  Jurado Morales sobre el escritor José Luis Acquaroni. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 2001. 24 En diciembre de d e 1998 el Ayuntamiento de Villamartín, localidad en la que yo estaba destinada, dedicó un homenaje a Fernando Quiñones en el cual intervine junto a José Pettenghi en una conferencia sobre la presencia de Fernando Quiñones en la sierra de Cádiz y su relación con los poetas de  Alcaraván  Alcarav án, principalmente con Julio Mariscal.(Diario de Cádiz, última página del número de 16 de diciembre de 1998). 25 En enero de 1998 se celebró el simposio “José Luis Tejada, Poeta (1927-1988)” en El Puerto de Santa María, coordinado por la profesora de la Universidad Ana Sofía Mourier,de en José el cual la autora de esta de tesisCádiz colaboró con laPérez-Bustamante comunicación “Presencia Luis Tejada en Alcaraván”. Las actas de dicho simposio fueron publicadas en el año 2001 por el Ayuntamiento de El Puerto.También de la profesora Pérezejada(1927-1988).Crónica .Crónica de una Bustamante se publica La poesía de José Luis Tejada(1927-1988) rareza y perfil de una razón, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, Cádiz, 2003.

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número de 1954. Esa unión con el Cádiz de su juventud y los poetas de Platero le acompañaron hasta su muerte. muer te. “Este es mi corazón” (I), “Poemas “Poemas a Soledad” Soledad” (II), “Poe“Poemas a Soledad” (III), “Poemas a Soledad” (V), “Sonetos a un retrato de d e mujer” (XI), “Mensaj “Mensaje”(XIII e”(XIII), ), “Ahora” (XIV), “Cornada” “Cor nada” (XV), “Pobreza” (XVI), “El sepulturero” s epulturero” (XVII), (XVII ), “Estás tan vivo aún” (XVIII), “Misericordia” (XIX), “IV” (XX),, “Man (XX) “Mano” o” (XXI (XXI), ), “Poemas a Sole Soledad” dad” (XXI (XXII), I), “T “Tee nombro fuerte, atardecer, locura” (XXIV). La importancia que tuvieron estas revistas para Julio Mariscal me obligan a tratarlas con el especial detenimiento que les he dedicado. No podríamos entender la obra de Mariscal, sus contactos y su hacer sin Platero,  Alcara  Alcaraván ván  y  Arquero de Poe Poesía sía, ni tampoco podríamos entender la vida ylaboradores relaciones de losotros componentes de estas sin revistas concon loslacogrupos literarios contar figura de Julio Mariscal. Mar iscal. La aparente silenciosa personalidad de Julio Mariscal escondía una extraordinaria capacidad de relación escrita con todos y cada uno de los escritores con los que tuvo la oportunidad de hacerlo durante su vida. Así como muestra aparece una amplia nómina en el apartado de relación epistolar incluido en los anexos de este estudio. El día uno de noviembre de 1951 toma posesión de su destino en la Escuela Graduada número 2 de El Bosque, donde trabajará desde el curso 1951-52. Durante los cursos escolares 51-52, 52-53 y 53-54, vivirá en El Bosque. Julio Mariscal fue destinado como maestro nacional interino a esta localidad serrana en la — 󰀳󰀸 —

 

cual fijó su residencia en el número uno de la calle José Antonio. Rodeado de la belleza incomparable de la sierra de Grazalema, bajo abetos, acebuches, eucaliptos entre tarajes y pinsapos, la intensa etapa creadora de Julio comienza a dar sus frutos. En esa ocasión compartió destino con  Alcaraván ván Antonio Luis Baena, su compañero también de  Alcara el poeta profundo de Historia de una ausencia y La muerte va lamiendo mis cimientos entre otros poemarios. El constante y continuo correo que intercambiará con muchos de los poetas de su generación ha quedado como el legado epistolar más valioso de nuestro autor. En aquellos años simultanea sus colaboraciones directivas de Platero y Alcaraván con la nueva revista que junto a Rafael Mir  Jordano,, Antonio Gala y Gloria Fuertes crean en diciem Jordano bre de 1952. Además, colaboró en otras muchas revistas del país ( Atzavara,  Atzavara, Haliterses, Haliterses, Alor, La isla de los Ratones Ratones,, La Venencia, Pleamar, etc.) que posibilitaron su favorable consideración en el contexto que le rodeaba.  Arquero de Poesía se editó en Madrid; curiosamente en aquellos años Julio no salió de El Bosque ni de Arcos, Arcos, aunque muchos crean que no fue así. Sin embargo, encabeza el grupo directivo de la revista. Julio, desde estas localidades se preocupó de recopilar las colaboraciones de los poetas suroccidentales del país, seleccionarlas, prepararlas prepararlas y remitirlas a Madrid. En la capital, Mir Jordano reunía el material que le enviaban por correo y se encargaba de publicarlo. — 󰀳󰀹 —

 

La relación entre Gloria y Julio Mariscal fue entrañable. Gloria Fuertes iny inyectaba, ectaba, con su sencillo lenguaje coloquial, una carga de ternura a este remozado superrealismo de los cincuenta. Su poema “Nací en una guardilla” no puede ocultar sus raíces: Nací cuando dos mil insectos en la selva nacían, cuando la piel el tigre tig re se lamía lustrando, cuando la catarata ensayaba ensayaba un arpegio: ar pegio: nací cuando mi madre pensaba en un muchacho (...) De meses yo era, dice, una niña, delgada, me gustaban los gatos y las sillas de mimbre; creo que hablé muy pronto, y en vez de decir pa-pa decía cosas raras en un extraño idioma. Luego me puse enferma y tosía bajito (...)”26.

Mariscal Montes publica en  Arquero  los siguientes poemas: “Mañana te habrás ido”(I), “Cada día”(III), “Paseíllo”(IV), “Elegía”(V), “¿Para Cuándo?”(VI). Los componentes de Arquero guardan especial afecto a esa época literaria. Siguieron carteándose y visitándose. Antonio Gala llega a confesar que enviaba a Julio sus primeros escritos para que los corrigiese y posteriormente se los devolviera. Gloria Fuertes acostumbraba a visitarlo. Todos admiten la valía de sus consejos y el magisterio literario que ejercía sobre sus coetáneos casi sin querer. 26

Este poema pertenece a la época de  Aconsejo beber hilo, tercer libro de Gloria Fuertes, publicado por p or Ediciones Arquero, Arquero, Madrid, 1954.

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Durante estos años se va a publicar la primera obra de nuestro autor: Corral de muertos. Si bien la fecha de publicación de la primera edición de Corral de muertos data de enero de 1954, Julio lo terminó de preparar en 1953. Algunos poemas de esta obra ya habían sido publicados en las revistas literarias donde Julio solía colaborar colaborar.. Corral de muertos corrió mejor suerte que Poemas a Soledad, pues estando en El Bosque Julio ya tenía elaborado el índice de los Poemas que habían sido escritos entre los años 1948 y 1953. Sin embargo, Poemas a Soledad  no   no se publicará hasta 1975, gracias al interés que tenían sus amigos y al que, tras sufrir alguna que otra variación, puso en ello Guillermo Sena Medina. Según Antonio Luis Baena fue en su primer librito, Corral de muertos , edición preparada 1953 y editada 1954, en el que Julio se volcó para suen publi publicación. cación. Es esaen la razón que le llevó a correr cor rer mayor mayor suerte en aquella época. Puede que Julio considerase a los poemas del Corral como producto más serio, elaborado y maduro contemplados desde el contexto literario literar io que los rodeaban. Algunos de los poemas poemas de su siguiente libro, Pasan homho mbres oscuros, también fueron redactados por aquellos años. La situación era propicia para la creación. Cerca de su pueblo pero distante de la familia, centrado en su trabajo y su poesía, en intensa conexión con los poetas de su generación debida al intercambio epistolar, inaugura su tercera década vital: cargada de vitalismo creador, entregado al tema del amor, de la muerte y otros temas no recogidos en sus libros editados. — 󰀴󰀱 —

 

La primera edición de Corral de muertos, publicada por la editorial Neblí, comienza comienza en el soneto “Ciprés” dedicado a Felipe Lamadrid; soneto emblemático, publicado en revistas como Alcara  Alcaraván ván. Incluido ya en El mar, la caracola y más siglo XIX , se sitúa como portal de la primera y segunda edición (1972) de este libro. “Ciprés” “Aquí, donde los hombres se han tendido  para olvidarse dentro de su muerte, tú sigues vertical, ver tical, sin ofrecerte,  limpio y sonoro, al último latido”. (“Ciprés”, Corral de muertos, 1954)

soneto diez elegías conforman primera edición.UnEstas diezyelegías se aumentarán conlaotras diez para la segunda edición del libro. Según Cristóbal Romero, muchos de los muertos de este Corral descansan en el cementerio de El Bosque. Los muertos de este libro, con nombre y apellidos, no presentan sólo el dolor abstracto de la muerte, del sentimiento por la pérdida, sino la muerte muerte fisica, el deterioro, la podredumbre de la carne, la descomposición. La figura de Dios apenas aparece, es el olvido el fatal final de la existencia. La vejez, la enfermedad, la guerra, un accidente... aparecen como agentes causales que conducen a la muerte. Un magnífico conjunto de elegías donde se mezclan tonos unamunianos, lorquianos y hernandianos para completar este breve b reve,, condensado libro libro.. — 󰀴󰀲 —

 

“No hay que llorar, muchachas. No hay que llorarlo. Él está aquí, tendido, eternamente horizontal, sin brazos para citas o altos trigos, sin corazón guardar promesas... Él está aquí,donde pero las amapolas lo siguen aguardando en los trigales”. (“No hay que llorar”, Corral de muertos,1954)

A través de una entrevista realizada por Rafael Vázquez Zamora a Mariscal, Mar iscal, publicada publicada en España Semanal el domingo 27 de septiembre de 1958, se constata constata que los muertos del Corral  estaban vivos por entonces. Que con su libro pretendió estudiarque el acompaña, tema de la triste muerte vista por un andaluz. La muerte pero tranquila, era uno de sus temas preferidos por excelencia. Libro que ya entonces ampliaba para reeditarlo. Pero Julio quiere vivir a través de sus escritos y no se agota en las penas y en las elegías. El hecho de publicar tal vez le empuje más aún, aunque nunca tuvo prisa en ello, cumplidos ya los treinta años (desacompasado comparándolo con otros poetas como Eugenio de Nora o Carlos Bousoño, que publicaron su primer libro enen1945; acompasado Antonio   Murciano, que publicó diciembre de 1952con su Navidad, también en la colección Neblí) y a Caballero Bonald que publicó Las adivinaciones en 1952. Poemas a Soledad (que no se publicó hasta 1975), colaboraciones en revistas y su segundo libro publicado (Pasan — 󰀴󰀳 —

 

hombres oscuros) nos llevan a 1955; estas fecundas creaciones se convierten en el punto de partida, de mayor interés, para la obra de Julio Mariscal. Mar iscal. El día 2 de noviembre de 1955 toma posesión de su destino provisional en la localidad de Espera, a doce kilómetros de Arcos, como consta en su hoja de servicios. Desde esta última localidad (Arcos) se trasladaba a Espera, en un autobús de cercanías. Salía al amanecer y regresaba cuando había oscurecido. Todavía quedan qued an algunas algunas per personas sonas en el pueblo que recuerdan a don Julio. El 30 de no noviembre viembre de 1955 se publica en la colección Adonais su segundo libro, Pasan hombres oscuros. Frente a la temática de su anterior libro, resurge la vida y el amor. La rebeldía transformada en amor, como salvación, y Dios

como norte, materializado y en cierta medida eternizado en el elemento tierra. “Pasan hombres oscuros oscuros con su miseria a cuestas son los abandonados, aba ndonados, los proscritos del sueño, hombres con horizontes de monedas y olivos que no alcanzan la tierna perfección de la rosa”. (Pasan hombres oscuro oscuros,s, 1955)

La tierra tierra y como contrapunto contrapunto el amor, amor, pero un amor aún puro, son los temas de Pasan hombres oscuros. Pedro Sevilla27, en su libro Diez de Julio, opina que los protagonistas de este poemario son la muchacha de Poemas a Soledad  y  y otra mujer 27

Op. cit., pp. 54-55.

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que, todavía hoy, vive en Arcos. Ciertamente, como he podido corroborar, aún guarda las cartas de amor que Julio Mariscal le remitía y al que recuerda con cariño especial. “Pero tú y yo sabemos, Soledad, de ese niño cuyo llanto levísimo colma la madrugada, y que este andar soñando por caminos de luna es algo más que el tópico de un siglo amortajado”. amor tajado”. (Pasan hombres oscuro oscuros,s, 1955) “Pero yo sí sabía que era Otoño; suave Otoño rico de lagares, porque mi corazón lo adivinaba en el aceite de tu voz tranquila”. (“Se equivocaba el aire”, Pasan hombres oscuros, 1955)

El poeta canta al amor como salvación, como meta. Mira a través de otros ojos, siente otro corazón, se ensancha con otra voz amada y vive. Vence a la muerte a través del amor a Soledad y del amor a Vivi. El día 1 de septiembre de 1956, Mariscal tomó posesión de su destino en la Escuela número 1 de Santa Bárbara de Casas (Huelva) localidad de la sierra del Andévalo, donde Julio residió hasta el curso 1958-1959. En su hoja de servicios consta su cese el 31 de agosto de 1959. De nuevo lejos de su Arcos natal, pero en su paisaje serrano. Reanuda sus colaboraciones, no ya tan activas, y continúa escribiendo sus poesías poesías.. — 󰀴󰀵 —

 

Hay quién cuenta que estuvo profundamente enamorado y que sufrió un fuerte desengaño amoroso estando en Santa Bárbara. Tal vez esto fuera la causa de su cambio sentimental y espiritual. Lo que ocurrió en realidad no lo sabe nadie. Julio, refugiado en su poesía gesta este precioso canto al abandono de la amada, al desamor, a la nostalgia que le produce ese amor que un día fue y ahora no tiene; es la oda al recuerdo. “Digo tu nombre y se rebosa este manantial de pena que yo soy. Y se me anega el mundo, y se me ahoga entre sus cuatro letras la belleza”. (XIV, Poemas de ausencia, 1957)

El 10 de abril de 1957 se terminaron de imprimir los Poemas de ausencia  de Julio Mariscal.Veinticuatro poemas de amor que evocan el amor ausente. “No, no; todo no es lucha, esquina obtusa o lluvia sin nostalgia, porque tengo tu nombre para medir la luna, y tu recuerdo para clavármelo en la sangre”. sang re”. (IX, Poemas de ausencia, 1957)

Para desplazarse de Santa Bárbara a Arcos, en aquellos años en los que las carreteras y los medios de transporte de jabann mucho  jaba mucho que dese desear ar,, los viaj viajes es de Juli Julioo tení tenían an que red reduucirse necesariamente a los coincidentes con largos períodos — 󰀴󰀶 —

 

vacacionales. En uno de éstos, y aprovechando su paso por Sevilla para transbordar de autobús, cuenta Manuel Mantero cómo resultó el pretendido encuentro con el poeta: Venía él de Santa Bárbara de Casas, un pueblecito perdido en la misma frontera de Portugal, en el que era maestro nacional, y nos citamos en la estación de autobuses de Sevilla, paso obligado  para Arcos de la Frontera, su tierra. Me escribió que traería una americana a rayas. Llegó el autobús; bajó un cura de carnes opulentas, una adolescente parlanchina, un mozo de patillas enormes cargado de cajas caja s con gallinas gallina s y pavos, cuatro o cinco jamones... ja mones... No  pudo ser ser.. Supuse que algo imprevisto le había ocurr ocurrido ido a última hora y marché a mi casa. Mi sorpresa fue grande, cuando, en una carta, me explicó que me estuvo buscando por el andén. Hasta que caí en la cuenta: Julio Mariscal era el mozo de las patillas, el que venía cargado con pavos y gallinas, regalos de los niños de la escuela (bueno de sus papás), porque estábamos en Navidad...Entre la algarabía de las aves condenadas a morir, ¿cómo figurarme que Mariscal, el maestro, era aquel muchacho grande, moreno, de cara de campesino y con la camisa abierta por el pecho? Además, no llevaba americana a rayas o estas habían perdido su cualidad di  ferenciadoraa a fuerza de uso.T   ferenciador uso.Tan an dentro de su costumbre andaluza vive Mariscal, que no pensó, como signo de conocimiento, más que en su americ ame ricana ana a rayas; lo demás tan denotado den otador,r, era para él simple sobreentendido. La poesía de este hombre, aparentemente tosco y torpe, es fina, delicada, original28. 28

Mantero, Manuel: Poesía española contemporánea ( 1939-1965). 1939-1965). Plaza Janés, Barcelona, 1966.

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Resulta tremendamente curiosa la visión que de Julio Mariscal nos ofrece Manuel Mantero. Para los chicos de Platero, Julio también parecía un muchacho de pueblo, visión que contrasta con la que de él tenían sus amigos, conocidos o alumnos de Arcos y Paterna, al que consideraban como un señorito elegante y atractivo. Residiendo aún en Santa Bárbara, aunque frecuentando Arcos, prepara Julio Juli o su cuarto cuar to libro. Libro singular singular para la coyuntura literaria en la que se contextualiza. Cuando reina el versolibrismo, Julio prepara este libro de sonetos; cuando la poesía social triunfa, Julio escribe este poemario de temática religiosa. Desde la serranía onubense dedica los sonetos a la mayoría de sus compañeros en  Alcara  Alcaraván ván y Platero. Maestría y singularidad, conjugados con un tema difícil, la Pasión de Cristo.

“Cristo solo, vencido de amargura, en imposible gesto de agonía conjugando lo humano y lo divino”. (“Flagelación”, Quinta Palabra, 1958)

 Julio quizás llegó a sentirse identificado con ese vía Crucis que hizo sufrir tanto a Jesús, Dios hecho hombre, hasta la muerte, hasta la soledad. Parangón de sus sufriQuinta Palabra fue la penitenmientos, algunos opinan que cia autoimpuesta por los tristes y dramáticos sucesos que rodearon al poeta por aquellos años. Cuando sucedieron, como relataremos más adelante, los sonetos de Quinta palabra ya estaban escritos aunque no publicados publicados.. — 󰀴󰀸 —

 

“Dejadlo reposar, sin derroteros,  junto al claro claro vitral que el alba cela: Cristo de soledades traspasado”. (“Madrugada”, Quinta Palabra, 1958)

Desde 1959, más cerca de su localidad localidad natal y con el suficiente distanciamiento para ver las cosas más claras y más relajado, Julio Mariscal se integra y se identifica con el pueblo donde vivirá durante varios varios años y con sus gentes. Se quedará residiendo allí hasta el curso 1967. Profundizará en una de sus pasiones, el flamenco y particularmente en la petenera. La petenera, reivindicada por Paterna como originaria de la zona o al menos difundida difundida por una hija del pueblo, que por su procedencia le dio su nombre. Tendríamos una vez másDe la copla antes que elpues, nombre, cantaora.de las relaciones, con cante cantosy mujer de entierro, melancolía con situaciones límites e irreversibles, pero al mismo tiempo liberadoras y con un dejo de conformidad confor midad y aceptación burlona e íntima, nacería la petenera. Hay más aún: en Paterna, la copla, responso dulcemente alegre y melancólico que se cantaba en el septenario de Dolores y en los sábados a la Virgen de la Soledad, Patrona del pueblo, pudo dar la pauta para ese cante sentimental y melancólico difundió Petenera. Se corrobora así el dobleque origen paterDolores paternero nero delLa cante por peteneras: la inspiración en el Stabat Mater Dolorosa, con la copla en castellano a continuación, y por otro lado Dolores, la intérprete que la difundió aflamencándola, que cantaba esa tonada de tristezas y situaciones límites. límites. — 󰀴󰀹 —

 

Y si insisten en lo judeo-español como origen, también puede probarse en Paterna la presencia de habitantes judíos que, aunque convertidos, todavía firman en 1660 en hebreo; tal es en concreto el apellido Colón entre paterneros. Las tradiciones musicales judías se conservaron, se ponen de manifiesto en el plañir de los entierros y en las situaciones de desgracia, y quizá origen de ese cante magnificado por Dolores la la Petenera, Medina el Viejo y La Niña Niña de los Peines.  Julio Mariscal escribió letras para cantes flamencos principalmente en esta época. La relación de los que he encontrado se detalla en el corpus poético que he elaborado en otro estudio más amplio e inédito sobre el autor. Durante su estancia en Paterna rodearán al poeta varios infortunados infor tunados sucesos que repercutirán dolorosamente dolorosamente en nuestro autor. Protagonista hechos acaecidos en su pueblo, Arcos, la estanciadeenunos Paterna se alargó por ello más de lo normal en los destinos de entonces para conseguir plaza en su localidad de origen. or igen. Los paterneros que lo recuerdan piensan que llegó a Paterna aquejado del estómago. Le recuerdan con cariño, como un hombre culto, educado, generoso, trabajador... Ya nos lo describ des cribía ía José Luis Tejada en la separata de Gades: “Julio era sobrio, serio, con una punta de agridulce ironía en las comisuras de sus ojos. Concentrado y cordial al mismo tiempo, 29como abrumado por el peso inmenso de lo insoslayable” . 29

 José Luis Tejada: “La poesía poesía de Julio Julio Mariscal Mariscal ya en su Arcos sin sin fronfronteras”. Revista Gades, número 14, Diputación Provincial, Cádiz, 1986, p. 167.

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 Julio llegó con muchas ganas de trabajar a Pa Paterna. terna. Creó clases particulares para adultos por las tardes y potenció que los jóvenes estudiaran el bachillerato a distancia, que llegó a convertir en radiofónico ya que hasta entonces no se habían podido cursar estos estudios desde el pueblo. En su primer destino en la localidad se enfrentó al alcalde del pueblo, Manuel Navarro Gómez, debido a desavenencias profesionales, y éste inició una campaña de desprestigio hacia el poeta. Si se llegó a apertura aper tura de expediente fue desestimado, pues en su hoja de ser servicios vicios lo que simplemente consta es un cambio de escuela dentro de la misma localidad. El 1 de septiembre de 1960 pasa a ocupar destino en la Escuela Unitaria número 1, de Paterna. Abandona la casa que habitaba el Ayuntamiento se traslada a una casa de maestros en laenmisma escuela queyregentaba. Don Julio, como tan respetuosamente se le sigue recordando, se ganaba poco a poco a las gentes del pueblo. La personalidad paternera se caracteriza por su respeto a las costumbres ajenas ajenas y por su tolerancia generalizada. Así, él se sentía allí cómodo, tranquilo, a sus anchas, y tras la muerte de su madre las visitas a Arcos se espaciarían aún más. El 31 de enero de 1960 fallece su madre, doña Josefa Montes Iyázquez, edad de setenta cuatro años. Se había quedado ciega a la consecuencia de laydiabetes que padecía, enfermedad que le causó una oclusión intestinal y la muerte. Con Con la pérdida de su madre desaparece la principal causa que le obligaba a viajar a Arcos. A raíz de esta pérdida se negaba a volver a su pueblo, incluso en las vacaciones — 󰀵󰀱 —

 

estivales, y en Paterna se sentía cada vez más identificado con su gente, con todo lo que le rodeaba y consigo mismo. Puedo calificar de vida cómoda la que Julio llevaba en Paterna, a pesar del hambre y la misera que lo rodeaban. Le atraía y profundizaba en el flamenco, los chiquillos le cantaban coplas por peteneras, y escribía letras para los cantaores locales. Discutía de fútbol con los hombres del pueblo: Julio era del Athletic de Bilbao. Detallista pero desordenado en sus papeles, vestía impecablemente con un blanquísimo traje en verano y otro oscuro en invierno. Paseaba e iba a misa con doña Pepita Romero Armas, maestra en Paterna. Según cuentan, doña Pepita buscaba a don Julio, y él, caballero como siempre, le acompañaba. Finalmente Finalmente la relación no desembocó en nada serio; la maestra fue destinada a Cádiz, debieron cartearse, cartear se, pero la historia terminó. Contribuyó a la revitalización de la Cofradía de la Soledad, Patrona de Paterna30. De nuevo la Soledad a vueltas paradójicas con nuestro poeta. Se convirtió en el camarista de la Virgen y en Hermano Mayor de la Hermandad. En una ocasión envió una carta a todos los vecinos del pueblo para que llevaran un clavel clavel o aportaran apor taran un duro con la finalidad de arreglar el “paso”. Todos los niños acudieron a la cita y la procesión adquirió un realce hasta entonces desconocido. 30

La Patrona de Paterna es la Virgen de la Enhiesta, aunque en realidad la mayoría de habitantes paterneros consideran como tal a la Virgen de la Soledad.

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Recibía un trato cuidadoso en todos los aspectos, incluido el gastronómico, gastronó mico, que le facilitaba facili taba la pensión pensió n de Pepa Pepa Ávalo (a título de curiosidad, comentar que le gustaba comer puchero de conejo en amarillo, de primero, plato típico en la zona). Frecuentaba la Venta de Bartolo y Frasquita (hoy llamada Venta La Parada). Doña María, la mu jer del Perro de Pa Paterna, terna, le lav lavaba aba la ropa y Juana García Chacón se la planchaba para que siempre fuera impecable su presencia. Si deseaba afeitarse o arreglarse las patillas, el barbero estaba siempre presto al trabajo, “porque don  Julio tenía su carácter carácter y exigía su pronta pronta presencia presencia aunque posteriormente le correspondía con sus buenas propinas”. Se rodeaba de arte y, si en Arcos abundan los poetas, Paterna es tierra de cante flamenco: la gente es entendida yel allí Juliofestival aumentó su caudal de conocimientos. Montó primer de cante con motivo de la Navidad; debido a su coraje se enfadó con los cantaores locales y por no dar su brazo a torcer organizó el festival con cantantes de Jerez, a los que pagó con dinero propio. En Paterna derrochó iniciativas que desdicen la fama de personalidad abúlica con que algunos le han tachado. Sus alumnos recuerdan que Mariscal, por aquellos años, preparaba la segunda edición ampliada de su Corral de muertospoemas Soledad  , que tenía los Poemas , y que escribía parapreparados un libro cuyo títuloa sería Trébol de  cuatro hojas. La labor literaria en Paterna fue intensa. No obstante su forma de ser y sus manías, todavía le siguen recordando con cariño; entre ellos Juan Caravaca Pantoja, el herrero, con quién discutía “amigablemente” de — 󰀵󰀳 —

 

infinidad de temas, y su amigo Lobato, que aún vive. A sus alumnos, a los que hablaba magistralmente de Lorca, de Blas de Otero, de Miguel Hernández (cuando estaban prohibidos), les mostraba como un tesoro un original que poseía de Machado y losopétalos de rosa le había enviado Juan Ramòn los escritos dedisecados Alberti. Alber ti. Seque preocupaba de la ortografía ortografía y caligrafía calig rafía de sus alumnos. Ellos le arreglaban la biblioteca, aunque algunos afirman que quizás se la desordenaban más aún. Serafín Galán Zotano, uno de sus alumnos destacados, era su “cartero particular” y recuerda que recibía revistas literarias, entre ellas Caracola,  así como cartas remitidas por Gloria Fuertes, Eduardo Gener Cuadrado, y otros. También recuerda cuando Gloria Fuertes fue a visitarlo a Paterna y los alumnos la contemplaban maravillados. Gloria, a petición de Julio, se entretuvo con ellos y les recitó versos infantiles con su voz ronca de siempre. Siguen pensando que era “mucho maestro” para su pueblo. Aunque con alguno que otro tuvo sus “encontronazos”, lógicos entre alumnos y maestros.  Julio ayudaba ayudaba a los más pobres. pobres. La miseria y el hambre hambre asolaban Paterna. Solían vivir de la caza, del estraperlo, de lo poco que el campo les daba. Apenas tenían para subsistir y sabían que don Julio les prestaría el dinero que necesitaban. (Julio sabía también que posiblemente no se lo devolverían nunca, pero a él siempre le conmovió la pobreza y el hambre de los campesinos, de su gente del pueblo). Podía comprar una maceta de espárragos espár ragos a un campesino y — 󰀵󰀴 —

 

a continuación regalársela a la primera pr imera vecina que viniese a pedirle dinero para dar de comer a sus hijos31. Fue entonces, en 1962, cuando aparece su libro Tierra de secanos. Libro de denuncia y retrato de la sociedad de posguerra, la tierra, el hombre. Libro Libro clasificado por parte de la crítica como de poesía social es mucho más que eso, es la voz del pueblo que denuncia su miseria, que clama a Dios pero que deja entrever un hilo de esperanza por la idiosincrasia del espíritu andaluz. Es un canto de solidaridad con la sociedad que le rodea e identifica. La muerte, el amor y Dios unidos a la inevitable tierra son los temas de este libro. “El ángel malo de diciembre tiende sus alasuna sobre el campo. Como bofetada de Dios, como un oscuro deambular por noches sin estrellas, el pedrisco achicharra achic harra el verdiplata del olivar, el verde tierno de algún almendro, y ese verde-gloria, verde-esperanza, verde del trigo sin gestar, vivo y caliente que el campesino lleva entre los ojos”.  (“El pedrisco”, Tierra de secanos,1962) 31

Los encuentros con habitantes de Paterna que me pudiesen ofrecer datos de Julio Mariscal han sido varios y fructíferos. Gracias a todos, especialmente a Serafín Galán, alumno de Julio y actualmente maestro de un colegio en Cádiz.

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Durante varios años fue el secretario de la Junta Escolar Municipal y por entonces acaeció un suceso que le afectó enormemente y que refirió así a sus amigos de Arcos. En otra escuela unitaria, cerca de Alcalá de los Gazules, perteneciente a Paterna, había un pozo negro. En un reunión de la Junta, de la cual Julio levantó acta, se pidió cobertura para este pozo que implicaba riesgo. La petición fue desestimada. Poco después, un pequeño de tres o cuatro años que deambulaba por la zona se asomó y cayó al pozo, ahogándose en las aguas fecales. Julio, por su condición de secretario, tuvo que explicar lo que sabía al haberse levantado acta de la situación del pozo y tras el incidente desgraciadamente ocurrido. A Julio le causó gran pesadumbre. Cristóbal Romero recuerda que el suceso afectó al alguna poeta, tragedia. que presagiaba queescritos con el encontramos pozo abierto ocurriría Entre sus este presagio de la fatal vivencia que posteriormente presenciaría en similares circunstancias: “El ahogado” Vino primero un niño: —Tiene los ojos abiertos. abier tos. Pero yo no quería. Había levantado tapiales a la tarde y pre  ferí verte ver te moreno moreno,, casi bruno, con ese honrado color de las tierras   fecundas.  —¡Y no habla!... ¡Le gritan y no habla!... Pero yo me quedaba con tu voz de primer cigarrillo acaricianacar iciando el puñado de vacas a cuidar que tú mismo bautizaste, cuidando cada nombre, redonde redondeándolo, ándolo, en las noches calient calientes es del de l establo: esta blo:“La Rosa”,,“La Pinta”, “La Zagalona”.. Rosa” Zagalona”.... — 󰀵󰀶 —

 

Y luego, ya todo ese pueblo de morbosidad terrible,de eternos lutos y corrillos en la fuente: Van a traerlo...  —Estará desnudo hasta que llegue la Curia... Los golpes secos del carpintero... Y los golpes secos del sepulturero... Y esos golpes secos del recuerdo que clava la zanca de la angustia en la mariposa de la alegría... En fin, ya pasó todo. Pero es que ahora, con la tarde, vengo del río. He metido las manos en el agua verde, fresca, umbrosa de castaños y morales, y, todavía, con las l as manos ma nos mojadas, m ojadas, prefiero traer traerte te aquí recto y alegre como eras, trenzando cintillos de pleita, traba jando el leve corcho de los alcornoques, o llevando la cuenta de los años, con esa tu exclusiva maravillosa: “Tengo “T engo trece sementeras”... “V “Voy oy para los quince San Antonios”... Antonios”... La cuenta de tus años tan breve todavía, ya tan inútiles... (Del libro inédito Pueblo, 1956-1962)

Pero la vida sigue; Mariscal entre sus escritos y sus entretenimientos, el fútbol, el café, los animales de su corral... En el patio del recreo de su escuela se había fabricado un corral y tenía patos, gallinas, una cabrita y algún queaotro animal, y bromeaba sobre si los patos no las patas y cosas parecidas. Recuerdan quepisaban acudía oa las romerías y a cuantos actos se celebraban y más de una vez llevó a la banda del pueblo a tocar en la Semana Santa de Arcos de la Frontera. Seguía enseñando, escribiendo, viviendo a su manera pero siempre respetado. — 󰀵󰀷 —

 

Una relación estrecha en Paterna puede ser la justificación de su libro Tierra. Publicado en 1965 nos presenta la plenitud correspondida de un amor traumático, a contracorriente, homosexual. Un amor que no quiere aceptar ni asumir pero que existe y se manifiesta, pecaminoso para la conciencia de Julio, en pugna constante entre el sentimiento y la razón. Libro que expresa su propia realidad vital. Julio seguía luchando contra la muerte a costa del amor, aunque los fundamentos de ese amor la sociedad no los permitía. El amor prohibido que le traería tantos problemas. Sentía esas tendencias amorosas que públicamente nunca reconoció, que no quería aceptar porque la sociedad y la religión no las aceptaban, latentes en él, aunque no se las respetaran algunosy lasectores. en las su poesía, retraído, un corazón razón enRefugiado lucha fueron causas de Tierra: “El corazón se viste con la ceniza gris de la cordura: “todavía es posible”. “Todavía”... “Todavía”...Y mis manos rasgan sombras y estrellas prohibidas, prohibidas, manzanas y serpientes donde la sangre se me injerta injer ta en rosas. ................ Y vuelvo a ser contigo tierra y tierra, carne para la bota de los otros, y a olvidarme de todo, y a mandar al diablo la cordura” (“Tengo tu corazón”, Tierra, 1965) — 󰀵󰀸 —

 

A pesar del respeto que inspiraba, de sentirse cómodo allí, querido, su espíritu de lucha decayó: la enfermedad le estaba ganando la partida. Sus hermanas, que lo visitaban con frecuencia, insistían en que volviese a Arcos y él se negaba. Los amigos que deseaban verlo tenían que desplazarse a Paterna. Pero Pero su salud deteriorada iba requiriendo mayores cuidados de los que en Paterna podían dispensarle, que ya eran muchos. Finalmente y convenciéndole de su situación accede a las peticiones familiares y retorna a Arcos en el verano de 1967. Tras el empeoramiento físico y psíquico de sus últimos años en Paterna, en los que Julio no se cuidaba como debía, incrementando incrementan do su abandono pers personal. onal. Vuelve en 1967 a Arcos de la Frontera. Era querido en Paterna, pero la familia, noloquiso consentir que vivir su autodestrucción llegara antes deno previsto. Le tocó una época difícil, sin licencias para ejercer. No obstante, le conceden un nuevo destino. El día 1 de septiembre de 1967 toma posesión de su último destino definitivo, definitivo, en la Agrupación Escolar Mixta Olivares (hoy Colegio Público Las Nieves), la escuela en la que se había formado en su niñez. La insistencia de sus hermanas influyó de modo determinante en su retorno a Arcos, pero Julio volvía deprimido, sólo apetencias de soledad. Se refugia autodestruido en la evocacióncony la nostalgia como reloj de su tiempo. Este deterioro vital (se cree impuro ante Dios y ante los hombres) le llevará a la abulia y a la displicencia, impenitentemente asumidas, que unidas a los problemas psíquicos le agravarán su — 󰀵󰀹 —

 

enfermedad de estómago. La familia y los amigos intentan revitalizarlo, le visitan, le animan, le acompañan. Su personalidad actúa de freno y no le permite resurgir. En la Navidad de 1970 Carlos Murciano escribe el prólogo para Último día, libro que se publicó en Málaga en 1971. Mariscal pensó titularlo  Juicio final, pero por recomendación de Carlos cambió el título definitivo. Obsesionado con el tema de la muerte, en un estado anímico que le empujaba a ello, e llo, Julio escribió escr ibió este libro lib ro.. Con el tema de la muerte vuelve el paseo por personajes variopintos, tal vez cercanos, que se mezclan con la tierra en el inevitable retorno. “Nacemos muertos ya. Somos tan muertos ahora que vamos gozamos o luchamos, deshojando estrellas”. (1, Último día, 1971)

De nuevo una mirada a los protagonistas que se le antojan, que le rodean, a su gente del pueblo: un jornalero, un cantaor, un niño... “...pero dame, d ame, Señor, Señor, sólo un instante, sólo el tiempo de un soplo en mis cenizas para llorarte la última saeta...” (“El cantaor flamenco”, Último día, 1971)

La publicación de este libro pudo conceder un halo de ilusión a nuestro poeta, que al influjo de un pasado — 󰀶󰀰 —

 

accidentado retornaba a su pueblo sin ganas de vivir, escribiendo de un tema tan dramático y existencial como la muerte. Le gustaba la soledad, pero a pesar de saberlo sus amigos poetasdelesuvisitaban le hacíanAsíejercer de cicerone por las calles queridoy Arcos. lo recuerda José Luis Tejada en Gades:  Por las calles laberínticas, por las empinadas cuestas de su increíble pueblo de su serranía y cetrería, con su cigarrillo inconsumible en una mano y un alcaraván desnivelando el peso de su hombro resentido, rese ntido, Julio Mariscal Mar iscal Montes Monte s nos enseña e nseña esa otra “blanca maravilla del tiempo con la luz”... por fuera. Nos dice los tesoros de sus dos catedrales, ciceronea su Semana Santa. De la ermita del Romeral al barrio bajo de San Francisco, nos lleva calle del Molino abajo, donde, como escribió escr ibió Aleixandre,“La piedra toda t oda es clarid claridad”. ad”. Nos baja ba ja por la Plaza de las la s Aguas, a la Cruz Verde, nos sube su be por po r la cuesta del Granadillo hasta Peña Picada. Las calles Alta y Nueva la de Gomeles, la del  Cananeo. Nos explica explic a los patios patio s disneyanos de la Cuesta de las Monjas, del Camino de las Nieves, del Altozano, donde se baten el jazmín y la aspidistra, aspid istra, el geranio y la golondrina; golondr ina;  pozos como de un cuento de hadas con carruchas chirriantes que compiten con los canarios y con los silbos de los niños; con escaleras que conducen cond ucen a otras calles a otros otro s niveles del paraíso pa raíso,, con ese “vago “vago olor de azahar” az ahar” que husmeara Azorín con esas maravillosas cascadas de flores delirantes y absurdas, que como dice Carlos Murciano, lo mismo brotan de una caracola que de una lata de aceitunas32.  32

Tejada, José Luis: Gades, op. cit., pp. 172-173.

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Más desangelado que nunca paseaba por sus calles. Fernando Quiñones, recordándome sus ratos con Julio, rememora cómo les gustaba oírlo, su voz ronca, recitando “poemas prohibidos” que nunca terminaba. Su seria ironía, su particular humor... A los “plateros” les fascinaban sus maneras, gestos, ademanes y manías. Sus patillas, su cigarro, sus cafés... y la reserva que mantenía cuando se hablaba de él; era modesto,, casi desto ca si le molestaba que se le llamase lla mase poeta. También Fernando Quiñones, en las conversaciones que mantuvo conmigo sobre Julio, recordó una de las escenas más conmovedora y dramática que había vivido en Arcos. Bajaban una noche por la Cuesta de Belén y unos desconocidos comenzaron a insultar con expresiones peyorativas yorati vas a Mariscal. Mar iscal. Julio, Julio, con la prudencia pr udencia que le caracterizaba, aligeró el paso, se refugió en su casa y no volvieron a verse. Quiñones me contó que aquel episodio no pudo olvidarlo. Para él fue maestro y compañero difícil de igualar en las lides literarias literar ias e injustamente tratado por algunos sectores de la crítica y la sociedad. Sus alumnos, hoy ya hombres recuerdan sus últimos años en la escuela con cariño. El café y el tabaco acompañando a sus poetas preferidos que le ayudaban en sus clases. Conservan el recuerdo de haber tenido un profesor peculiar, con para un tinte particularidad que le convertía maniático, en inolvidable ellos.deLos que eran entonces chiquillos cuentan que se disfrazaba de fantasma, no saben si para observarlos sin que ellos supieran quién era o para asustarlos, a sabiendas de que su enfermedad psíquica había mermado sus facultades. — 󰀶󰀲 —

 

Entre clase y clase y alguna que otra crisis debida a su enfermedad pasaban los días. Flaqueando en su trabajo literario escribía a duras penas, más por el empuje de sus amistades que por el suyo propio. Prefería acomodarse en el reservado del bar que solía frecuentar y jugar alguna que otra mano de dominó como acostumbraba en Paterna con algún que otro paisano. Los que interesados por su obra acudían a Arcos en su busca eran recibidos en ese lugar. Hasta allí se desplazaron importantes críticos y poetas españoles e hispanoamericanos fascinados por la leyenda que rodeaba al poeta. No le agradaba que las visitas fueran a la casa familiar. Algunos de sus alumnos paterneros recuerdan haber ido con el propósito de visitarlo y tener que volverse sin haberlo conseguido porque durante sus crisis se negaba a recibir a nadie. En 1972, se publica la segunda edición de su Corral de muertos, aumentando en diez las elegías iniciales que contenía el libro. Este hecho motivó que Julio ultimara libros comenzados y redactara poemas nuevos. Nos consta que en 1974 redactó su último libro:  Aún es hoy hoy.. Publicado en 1980 gracias a su amigo Guillermo Sena Medina. Guillermo Sena Medina es destinado por motivos laborales a Arcos de la Frontera. Apasionado de la literatura, interesado en la figura y la de obrasusdelibros. Julio AMariscal le propone la publicación de uno duras penas le entrega Poemas a Soledad, que por fin van a ver la luz. Sena Medina consiguió paliar en cierta medida la apatía que tenía Julio por publicar. Los Poemas a Soledad, que Mariscal escribió entre los años cuarenta y cincuenta, se — 󰀶󰀳 —

 

publicaban con alguna que otra variante respecto al índice inicial como estudiaremos más adelante (al realizar el análisis de este libro). No obstante, los cambios son mínimos y el libro presenta una unidad elogiable. A partir de 1975 comienzan a producirse grandes cambios en la política nacional. Cambios que anhelados por Mariscal pudo apenas disfrutarlos. Aunque en su juventud se le hubiesen conocido simpatías e incluso la afiliación a la Falange, lo hizo por mimetismo social y coyuntural, propio de la época que le tocó vivir. La madurez de pensamiento le impidió comulgar, tras su juventud, con tales ideas. Julio nunca fue entendido en política y supo mantenerse al margen de acontecimientos. El 20 de noviembre de 1975 muere el general Franco. La libertad va a repercutir en todo. La falta liber qulae embarga a la poesía prohibida,deselibertad, acabatad, conque llegada dedelaencanto democracia. Demasiado tarde para que Julio Mariscal pudiera darse cuenta. La editorial Ángaro Ángaro,, a la que estaba vinculado Antonio Luis Baena, publica en 1976 Trébol de cuatro hojas.  Libro que comenzó a escribir, como otros inéditos, en Paterna, reordenado gracias a Sena Medina, presenta presenta en los poemas la visión nostálgica de lo pasado y vivido de su existencia humana. Melancólico y entrañable se cierra cier ra con el magnífico “Final”.

“Porque sé que estoy solo, que tú y aquél y el otro no vais conmigo, ni estáis en mí siquiera” (“Final”, Trébol de cuatro hojas, 1976) — 󰀶󰀴 —

 

Los días para Julio estaban contados. Guillermo Sena lo recuerda: “Te ibas y venías como tu misma sombra, como si ya no fueras la carne car ne de tus huesos, como si del poeta quedaran los recuerdo recuerdos, s, los poemas inéditos, los libros releídos y el hombre hubiera muerto erguido por la calle. Pero Pe ro seguías siendo asido a tus pasiones, aferrado con furia a la dócil cuartilla y aunque tu mano temblara, perdida perdida su firmeza, fir meza, tu corazón sabía de versos, de de poemas con esa belleza tuya tan sentida y tan pura”33.

Diez de Julio Pedro Sevillalos en últimos desde su mirada de adolescente, días recuerda, de Mariscal: “Encorvado, aterido, sediento de café, le vimos por las tardes de aquel 1977 agitado, Pepa Caro y yo, mientras el pueblo de Arcos, el andaluz, traducía por justicia la proclama autonómica de los del Norte. Nor te. Julio ya estaba muerto”34. Aurelio, su sobrino, recuerda que incluso su pulso le impedía firmar y escribir. A su reloj se le acabó la cuerda, aunque muchos hubieran querido que no hubiera sucedido. El 2 de noviembre, presagiando lo peor, escribía José Luis Teja ejada: da: 33

Sena Medina, Guillermo: Prólogo de  Aún es hoy  de   de Julio Mariscal Montes. Colección la Peñuela. La Carolina, 1980. 34 Sevilla, Pedro: op. cit., p. 60.

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“Que no hay para ti gloria que no partas conmigo conmigo,, con nosotros, con esos que aventas de tu vera como si fueras de otra calaña, mal amigo del alma, no te vayas, mal corazón, espera”35.

Guillermo Sena Medina fue el último de los amigos que le vio en vida. Así lo narra en el prólogo que publicó en 1980 para el último libro escrito por Julio, Aún es ho hoy:  Más llegó noviembre de 1977 y con él la definitiva enfermedad de Julio...El lunes 28 visitaba a Julio Mariscal Montes en la clínica de la Cruz Roja de Jerez de la Frontera, en donde horas antes había sufrido una difícil operación de estómago después de un extraño peregrinaje por otras clínicas (hubo huelga o algo por el estilo) que le agravó la perforación. Encontrarlo postrado, lleno de sondas, con dificultosa respiración, múltiples dolores postoperatorios y una intranquili intranquilidad dad creciente me llenó de pesimismo, temiendo lo peor. La tarde se apagaba lentamente mientras resplandecían las lucecitas de los aparatos que mantenían el ritmo vital de su cansado corazón de poeta. Breve saludo; frases medio en broma; palabras sobre Arcos y sobre los amigos... Lentos minutos cargados de la densa atmósfera de las habitaciones de la clínica...  — “Guillermo, estoy muy mal. ¿Me voy voy a morir?”  35

Tejada, José Luis: “A mi paso”. En el IV Festival Poético de Primavera. Delegación Provincial de Cultura, Cádiz, 1978, p. 58.

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Su hermana her mana le reprende cariñosamente: cariñosamente : — “¡Qué cosas tienes!”. Yo intento decirle d ecirle que no, que pronto pront o volvería a escribir escr ibir poemas poema s  y a preparar el próximo libro que, como Trébol de cuatro hojas, le  pasaría a máquina...Hablamos máquina...Hablamos de algo más, más, frases sueltas, para no cansarle... Llegó el médico, nos mandó fuera y prohibió las visitas:  — Adiós Julio (Un adiós, que pese a la gra g ravedad, vedad, deseaba no   fuese el definitivo).  — Gracias Gracias,, Guillermo Guillermo... ... Recuerdos a Emilia.   Nuestras manos se apretaron en una cálida despedida. En las mías sentí sent í el temblor de las la s suyas, de aquellas aque llas manos que q ue ya no volverían a garabatear indecisament indeci samentee las menudas letras, let ras, los renglones renglone s torcidos de sus poemas. madrugada del martes expiraba, se empezaba tierra«En parala su amada tierra tras “estallar de una vez y paraa hacer siem pre”. Era la una y cuarto de aquel naciente martes de noviembre. Muerte oscura, como su misma vida. Muerte machadiana, franciscana, gris, como la de tantos poetas medio olvidados en sus horas  postreras..  postreras Entrada la mañana le volví a ver, su gran y patética humanidad yerta, desolada, desoladora. No, no lloré, no pude. En la  piedra, con el frío de la muerte y el frío frío del mármol, su cadáver me me hacía pensar en la gran verdad de aquella frase: No es bueno que el hombre esté solo. Y Julio lo estaba, como lo estuvo toda su vida, asido a la soledad, a su soledad de tantos poemas. “Edema agudo de pulmón. Parada cardiaca...” certificó el Dr. Parra. En el Juzgado de Distrito número 2, Ángel Rodríguez Williams, que le conociera en Arcos, firmaba la inscripción de su defunción en el libro 116, folio 160, número 576 del Registro — 󰀶󰀷 —

 

Civil. Antonio Murciano y yo dábamos la triste noticia a amigos  y poetas.  A las cuatro cuatro,, Laureano Laureano Barrera, Antonio Murciano Murciano,, Cristóbal Romero y yo, abrumados por un peso infinitamente superior al físico, llevamos al amigo am igo a la preciosa preci osa Iglesia Igle sia de Santa Sa nta María, Mar ía, donde su pueblo le dijo adiós. Luego el cementerio donde el barro bar ro mortal cuece y se encierra. encier ra. Poco después de las cinco era enterrado —número 1.750— 1.7 50— en su corral cor ral de muertos, muert os, sin ciprés cipré s cercano, allí donde los hombres se han tendido/ te ndido/ para olvidarse dentro de su muerte. muer te. Se cerraba cer raba la tumba cuando, c uando, sobre el ataúd, ata úd, coloqué un u n ejemplar ejempl ar de Poemas a Soledad para que, en representación de sus versos y a la tradicional usanza ibérica, ibér ica, le acompañara en su tránsito infinito infinito.. Poetas y amigos, ensombrecidos como el cielo que no dejó de llorar, asistimos a su “último día” anonadados por la pérdida de su voz de “alacranes” definitivamente sin trallazo. Sus compañeros  —Mercedes,Vivi, mi mujer, don Inocencio...— y bastantes de sus alumnos escuchaban su clase definitiva. Cantaores —el Perro de Pater aterna— na— y pintores pi ntores —Miguel García de Veas—, todos, sentimo sentimoss ese nudo inefable en la garganta.  Julio Mariscal —el primer alcaraván que se nos vuela, se decían entristecidos  Antonio Antonio y Cristóbal— Cr istóbal— había llegado a su meta humana. Hasta aquí el recuerdo entrañable, dolorido. Pero como sus poemas no nos abandonan, seguiremos recordándole por ellos,  por su eterna condición de poeta»36.

En los periódicos, sobre todo provinciales, reseñas y notas sobre la muerte del poeta. En las revistas literarias, algo más, recuerdos, reflexiones... Con su muerte no se 36

Guillermo Sena Medina: Prólogo de Aún es hoy , op.cit, pp. 6-8.

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iba a terminar ter minar su obra, lo más importante que nos dejó de sí mismo mis mo.. Antes de su muerte la Universidad de Sevilla había reparado en la envergadura literaria de la obra poética de Mariscal Montes. Reivindicando la necesidad de realizar un estudio más profundo de la misma, aparece en 1978 la primera Antología Poética. Preparada, prologada y seleccionada acertadamente por su compañero Juan de Dios Ruiz Copete se convierte en la primera visión unificadora que se publicó sobre la obra de Mariscal. Cuarenta y una páginas sobre su vida y su obra unidas a ciento ocho de poesía significativa componen el libro. Afirma Ruiz Copete que Julio Mariscal no ha sido atendido por la crítica ni los estudiosos en la medida que le corresponde, cuando merece un lugar privilegiado en el panorama poético de los cincuenta. El libro finaliza con el machadiano y profético “Final”: “Y yo sé que estoy solo, y sin embargo, creédme si queréis, no lo siento, porque es mejor estar con uno mismo, asido a sus pasiones, sus recuerdos, su loco corazón acribillado por la ausencia mortal mor tal de algún humano, que tender hacia otro cinco dedos, carrusel de mentiras. Los cincos dedos con que ahora escribo”. (“Final”, Trébol de cuatro hojas, 1976) — 󰀶󰀹 —

 

Con motivo del IV Festival Poético de Primavera, de Arcos de la Frontera, se le dedica en 1978 un homenaje póstumo al poeta Julio Mariscal Montes. Se editaron 250 ejemplares de la publicación que del mismo propició la Delegación Provincial del Ministerio de Cultura. Con la portada de Francisco Benítez Gutiérrez y prologado por Carlos Murciano un nutrido conjunto de poemas en torno a la vida y obra de Julio Mariscal Montes. En general, un afecto sentido, una necesidad de transmitir al poeta muerto el agradecimiento por el legado de su ejemplo vital y su obra. Así nos lo recuerda Carlos Murciano en el Prólogo: “Una de las razones por las que le quisimos fue por su condición lastimada, porque llevaba a flor de piel las raíces de su desamparo. De una actitud temprana cordialmente superior, Julio pasó con los años a un silencio tenaz, a una humildad retraída, a un estar entre nosotros como aparte, como lejos. Pero su parquedad no ocultaba los afectos. Él sabía bien cuántas cosas nos unían, cuán firmes eran los lazos que ataban corazones y memorias. Sí, le quisimos como él quería que le quisiéramos: desde dentro. Profundamente” 37.

El homenaje se llevó a cabo con poemas e intervenciones de Francisco Bejarano, Jesús de las Cuevas Gaztelu, Manuel Fernández Mota, Jesús Fernández Palacios, Eduardo Gener Cuadrado, Francisco Malia Varo, Antonio Murciano, Diego Navarro Mota, Guillermo Portillo Sharfhausen, 37

IV Festival Poético de Primavera, op. cit., pp. 6-7.

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Fernando Quiñones, José Ramón Ripoll, Ramón Rivero,  Juan Ruiz Peña, Juan Anton Antonio io Sánchez Anés, Angel Sánchez Pascual, José Luis Tejada y Juan Juan Ignacio Varela Gilabe Gilaberrt. Amplia muestra de veintiséis poemas distribuidos en sesenta y tres páginas. Echo en falta colaboraciones de los  Alcaraván, ván, de Platero Platero,, y algunas muestras antomiembros de Alcara lógicas de la poesía del propio homenajeado. homenajeado. No obstante, los homenajes, las coronas poéticas, los actos en torno a Mariscal se suceden en Arcos y en Paterna. La nómina de colaboradores en tales actos resulta amplísima hoy en día. En 1978 recibe la “Medalla de la l a Petenera” en Paterna y a título póstumo. En su nombre la recoge su sobrino Aurelio Au relio Sánchez Mariscal, Mar iscal, quien la conserva conser va hoy en día. También se le otorga el título de Caballero Cabal de la Orden Jonda de la Cátedra de Flamencología de Jerez. Como queriendo desafiar al tiempo, como queriendo reírse de los acontecimientos, casi a tres años de la muerte muer te de Julio, aparece  Aún es hoy hoy.. Según Guillermo Sena fue el último libro escrito como tal por Mariscal. Los poemas están fechados desde el 14 de enero de 1974 al 27 de abril de ese mismo año. El libro manifiesta las dudas del poeta por su vida pasada, la literatura la muerte y la soledad, mientorecrea éste último que lede acompañó durante su vida, sentireencontrándose todos estos aspectos con el olvido. Se suceden recuerdos, sensaciones, la figura de la madre, una nerudiana oración desesperada ...conformando un conjunto de nostálgicos paseos dolorosos que rememoran su vida. — 󰀷󰀱 —

 

En 1981 se convoca el premio de poesía “Julio Mariscal”, gracias a la Diputación de Cádiz y a la delegación de Cultura del Ayuntamiento de Arcos, al concurso se presentaron más de cien trabajos. El poeta granadino Juan Carlos Gallardo obtuvo el primer premio. A pesar del interés prestado, el premio no volvió a convocarse. Un poeta en e n Arcos se sienta s ienta a la la sombra de un maestro. Pedro Sevilla, fascinado y atraído por la obra de Mariscal, siente una deuda con el poeta que vio deambular por las callejas de su Arcos. Arcos. Un poeta derrumbado derr umbado por los trances de su historia histor ia y otro que, joven joven aún, empezó a seguirle se guirle por los años setenta. En 1990 el Ayuntamiento de Arcos de la Frontera, tan hermanado siempre con sus causas culturales, permite publicar a Pedro Sevilla su libro sobre el poeta: Diez de Julio, Antología y estudio de la obra de Julio Mariscal Montes. Pedro Sevilla nació en 1959 en Arcos de la Frontera. Poeta identificado con Cristóbal Romero y con el “poeta de Arcos” —Julio Mariscal—, perteneciente al grupo “Calima” y a la generación de poetas jóvenes de Arcos (Antonio Hernández, Pepa Caro, María Jesús Ortega...), se estrenó en la crítica literaria con este acertado acer tado volumen. volumen. Diez de Julio presenta un acercamiento más profundo y  An-y amplio ofrecido por las Ruiz Copetereflexiones sobre la previa tología, que peroelconformaron pero primeras serias detenidas, no por amplios sino por acertadas, acer tadas, que existían sobre Julio Mariscal en el momento de comenzar mis investigaciones. El libro de Pedro Sevilla consta de un breve prólogo, un repaso a cada libro y un estudio biográfico — 󰀷󰀲 —

 

unidos a su selección poética de composiciones de los diez poemarios de Julio Mariscal: ochenta y seis páginas en total. En el año 2001, Juan de Dios Ruiz Copete recopila la obra publicada de Julio Mariscal con un amplio estudio como retomaré un poco más adelante, obra editada por el servicio de publicaciones de la Diputación de Cádiz. Exceptuando estas obras, no no se había realizado el análisis amplio y exhaustivo que la obra del poeta se merece y que en mi tesis doctoral se llevó a cabo. Ni ese estudio profundo del que hablo, ni las obras completas, completas, con la publicación de los libros inéditos, han sido aún editados. Pedro Sevilla consigue también en 1990 que la colección “Plaza de la Marina”, de Málaga, publique La voz quebrada. Un total de cinco poemas inéditos editados en ciento veinticinco ejemplares: “El deseo”, Dos epitafios, “Porque vivir el pueblo” y “Oración”. El tiempo, superando la vergüenza y el miedo al desprestigio del maestro indiscutible, sigue destapando los mejores inéditos. Una polémica  Antología sobre Mariscal se publicó en 1992 por la Diputación de Cádiz. El prólogo, breve, redactado por Francisco Bejarano, transmite su crítica personal que pudo ofender a otros poetas arcenses. En Arcos opinan algunos no fue así; que tal vez se pretendía disparar una ventaque mayor de ejemplares. Creo que el hecho, pretendiendo ser positivo (difundir la obra del poeta), pudo llegar a convertirse en negativo, creando animadversión inconsciente hacia el libro e ineludiblemente hacia el poeta por la situación provocada. — 󰀷󰀳 —

 

El asunto fue divulgado en la prensa provincial provincial (Diario de Cádiz, Diario de Jerez  Jerez, 4-3-93, 13-3-93, 27-3-93) y FranFrancisco Bejarano sigue pensando que el único poeta de Arcos es Julio Mariscal. La mayoría está de acuerdo en que se desperdició una brillante ocasión para acercar de manera certera la obra de Mariscal, Mar iscal, sin sin embargo se perdió el tiempo en inútiles polémicas38. La comisión organizadora de los concursos nacionales de cante por peteneras agradeció en 1975 a Julio su colaboración en la creación y el empuje dado a los mismos. En 1978 se le otorga a título póstumo la “Medalla de la Petenera”. Obtuvo asimismo el título de Caballero Cabal de la Orden Jonda de la Cátedra de Flamencología de Jerez. Recibe honores y homenajes dentro y fuera de la provincia organizados por instituciones Diputación, Ayuntamientos, Asociación de Críticoscomo Andaluces... Una calle y una escuela llevan su nombre en Arcos. El 28 de febrero de 2000 se descubrió un busto del poeta en la calle Corredera. Su poema “Ciprés” se encuentra grabado g rabado en un mosaico de azulejos a la entrada del cementerio arcense. Todos coinciden en el injusto trato que ha recibido su obra a pesar de su valía. En 1997 leí en la Universidad de Cádiz mi trabajo sobre  Alca  Alcara raván ván,,  acercándome profundamente al entorno iniciático de nuestro poeta. El AyuntaAlcaraván de poesía prolomiento de Arcos publica Los premios Alcaraván gados por Antonio y Carlos Murciano. En el hotel Marqués 38

Enrique Montiel publicó en el Diario de Cádiz, 5 de marzo de 1993, una acertada crítica.

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de Torresoto, junto a Cristóbal Romero, presenté la conferencia “Julio Mariscal y otros poemas”, en relación a los poemas que Julio había publicado en revistas literarias. El veintitrés de enero de 1998 la Asociación de Críticos Andaluces lo homenajeó en el Teatro Olivares Veas de Arcos. En el año 2001 publicó Juan de Dios Ruiz Copete el libro  Julio Mariscal: el poeta y su obra. Con motivo del 25 aniversario de su muerte, Antonio Murciano recopila cincuenta y cinco textos del mismo número de autores dedicados a Julio Mariscal, Mar iscal, Antología homenaje titulada Memoria de Julio Mariscal, el Ayuntamiento de Arcos le dedicó una semana cultural y Guillermo Sena Medina publicó en unos pliegos los Sonetos para un retrato de mujer. Paterna prepara un homenaje en torno a la figura del poeta. Sus aniversarios de muerte se han conmemorado con coronas poéticas, festivales de flamenco, estudios breves o recordatorios de su obra casi todos los años y principalmente auspiciados por el Ayuntamiento de su pueblo natal, Arcos de la Frontera. Incontables colaboraciones, numerosos recuerdos, pero hasta hoy abordajes incompletos. Su sobrino, Aurelio, depositó en mis manos la totalidad de libros inéditos que poseía de su tío. Esperando así también la publicación, algún día, de sus obras completas. Hablando con Medina. la sangre que establos estaba a perdido, envió Guillermo Sena Reseño títulos demesuslodesconocidos libros inéditos: El mar, la mar y más siglo XIX   (La mar),  Versos sin norma, Sombra y galope, Mar sin orillas, Los andaluces, Sementera de Dios, Sonetos, La voz de d e par en par, Bri Brisa sa en el olivar olivar (Canciones),  Alameda de recuerdos recuerdos,, Pueblo (Prosa poética),  — 󰀷󰀵 —

 

Misericordia, Otros poemas a Soledad, Hablando con la sangre y Un cuento de Navidad.  Hay quien piensa que Julio no quiso publicar estos libros porque tenían menor calidad literaria. Yo creo que

con sus libros le se pasó como con los premios literar literarios: ios: JuJulio nunca quiso, negó a presentarse a premios literarios. Pienso que su falta de interés en los galardones llevaba implícita la falta de interés por publicar. De ahí, la amplia producción literaria que dejó inédita, pero que hoy, gracias a su sobrino, se se conserva conser va afortunadamente completa. Añadiría que su vida azarosa y llena de desventuras le marcaron profundamente. Todos cuantos trataron trat aron al poeta coinciden coi nciden en la atractiatractiva y singular personalidad que tenía: compleja, contradictoria, pero no menos interesante que su obra. Su poesía es un reflejo de sus sentimientos. Julio era valiente, apasionado aunque pareciera no demostrarlo, rebosante de humanidad en una poesía inquieta intelectualmente, estremecedora, volcánica, cordial. Julio fue hombre de amor, de esfuerzo y de plegaria, pero también de mucho temperamento y orgullo. Y a la vez que tímido e inseguro, resultó un escritor indomable, de palabra recia como su propia fisonomía. de la Dios Ruiz Copete en la concluye: coda de la  Antología  que Juan publicó Universidad de Sevilla Poeta críticamente de los más desasistidos en la realidad literaria. Perteneciente a la generación del medio siglo llamada por algunos segunda generación de la posguerra poco tuvo que ver, y — 󰀷󰀶 —

 

lo decimos en mérito de su personalidad indiscutible, con las dictaduras literarias de aquel tiempo. Es más, diríamos, que de común con aquellos sólo tiene el factor cronológico. Realista y estético, su realismo está determinado por el contorno de su pueblo y su tierra; y su estética en la caracterización de lo sencillo, constituye el tronco básico de su poesía. Un realismo estético en definitiva que  por razón razón de sus coordenadas de vida adopta longitudinalmente la   forma de romanticismo elegíaco39.

Amó a su tierra de origen or igen y al pueblo andaluz y éstos le están correspondiendo con su seguimiento fervoroso. Sus libros gozan gozan del favor del lector, lector, que siempre se acerca acerc a a su obra con admiración. A pesar de los multitudinarios homenajes, del fervor que suscitalasuofrenda recuerdo, la presentación de las obrasa completas mássería loable que se pudiera rendir su memoria. Ojalá se decida algún editor a tan meritorio tributo.. Porque tributo Porque la obra de Julio Mariscal Mar iscal Montes es mucho más extensa que la publicada en libros. Su desinterés hacia los premios y galardones le llevaron hacia una desidia y la apatía por publicar. La valía de su obra inédita, que por desgana o falta de atrevimiento no publicó en vida, es un rescate necesario que merece revisión y selección. Ahora, por vez primera, intento abordarla; no de forma definitiva, pues sólo la publicación de sus obras completas lo conseguiría, pero sí como primicia presento algunas estrofas inéditas de Julio Mariscal. Obras inéditas que vienen a reconfirmar 39

Ruiz Copete, Juan de Dios (1978), o p. cit., p. XXXIX.

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no sólo su valía sino la dilatada carrera que tras la cortina pública nuestro poeta desarrolló a lo largo de su vida. Poeta Poeta grande y representat representativo ivo del pueblo andaluz40. Para concluir este capítulo cabe citar, con intención ilustrativa, la existencia de varios poemas dedicados a Julio que se hallaban dispersos: Semblanzas Semblanzas de Julio por Pilar Paz Pasamar Pasamar y por Cristóbal Romero que no se incluyeron en el IV Festival de Primavera, pero que resultan definitorios: “A Julio Mariscal” Mar iscal” 41, “Estampa de Julio Mariscal Mar iscal en el sitio de Cádiz” 42, “Epitafio inconcluso para Julio Mariscal Montes”43, “Soleares de Julio Mariscal” 44, “El poeta poet a matará a Julio Mariscal Montes”45. En el año 2007 y prologado por PedroSevilla, se publica en Renacimiento otra Antología de Julio: La mano abierta.

40

El libro de Juan de Dios Ruiz Copete:  Julio Mariscal, el poeta  y su obra, ya citado, se acerca a la biografía biog rafía del poeta con un u n estudio crítico de su obra publicada y consigue recopilar en este volumen los diez libros li bros editados de Julio Mariscal que resultaban inencontrables en la actualidad. 41 Paz Pasamar, Pilar: La torre de Babel y otros asuntos . Colecció Co lecciónn Torre Torre Tavira, Cádiz,1983 Cádi z,1983,, p. 62. 42 Duque, Aquilino: La calle de la luna. Diputación Provincial de Sevilla, Sevilla,1973. 43

Poema de Angeldescubierto García López, en azulejo la puerta la casa de Julio Mariscal, por grabado la Corporación a sua poeta el 23dede noviembre de 1981. 44 Ríos Ruiz, Manuel: “Soleares “Soleares de Julio Mariscal” . Se publicaron en la revista Liza de Arcos Arcos de la Frontera en la primav pr imavera-verano era-verano de 1962. 45 Mantero, Manuel: “ El poeta matará a Julio Mariscal Montes”. Caracola, número 71, septiembre de 1958, Málaga, p. 15.

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POÉTICA Vida y lite litera ratura tura

La vida y la obra de Julio Mariscal transcurrieron siempre ambas de forma muy dependiente. Buscaba su poesía en el mundo que le rodeaba. El campo, el amor, la muerte, Dios y el hombre son los temas que refleja refleja en su obra poética. Lugares, fechas, esperanzas, personas, dolores más señalados de su existencia que quedarían inmortalizados inmortalizados en sus versos: “Pero tú te me quedas siempre encima como el sol a las doce, como el ojo de Dios, o como gota de la oliva más pura, para ser la veleta que señala el viento mis treinta (IX, Pasanbueno hombresdeoscuros , 1955)años...”

Así, su particular modo de hablar se convertía en verdadera poesía. En sus versos se encuentran las palabras, las imágenes que en cualquier conversación acudían a — 󰀷󰀹 —

 

sus labios como ocurría con su constante obsesión por la poesía. Componer versos con tanta naturalidad, Poemas a  Soledad como recordaba José Luis Tejada en el IV Festival de Primavera de Arcos,que  surgían de sus bolsillos y de su característica voz con las formas más inesperadas. Así lo recuerdan sus alumnos, alumnos, don Julio recitando, regodeándose en los términos y transmitiendo literatura por los cuatro costados. No es así el recuerdo que él también tamb ién tiene, como cualquier alumno, de su maestro don Laureano: “[...] de aquel Don Laureano siempre serio,   con el puntero y el abecedario”. (“La escuela”, Trébol de cuatro hojas,1976)

este modo Mariscal mostró como una figuraDepoética de aquellas enMontes las que seconvierten inseparable la obra y el hombre, la personalidad y la expresión poética. “Me florecía toda la palabra en protestas; ¿pero es que el alma tiene que contar sus latidos?, ¿que enturbiarse de años como el perro o la encina?, ¿es que no es siempre niño el corazón? ¡Entonces!...  (XIV, Pasan hombres oscuros, 1955)

Y así, en este un artista artistadesnudando autén tico, auténtico, ofreciéndose sin sentido, rémoras sedeconsideró intelectualismo, su alma en cada palabra (su ternura, su rabia, su dolor, sus esperanzas), completamente convencido de que poseía el extraordinario don de crear, crear, y de que el arte ar te era su forma genuína de abordar la vida. Aunque su timidez le impidió — 󰀸󰀰 —

 

salir de su pueblo, presentarse a concursos y le coartó su interés por publicar: “Yo soy tímido. En Madrid me hubiera desesperado. Además me da mucha vergüenza salir en los periódicos o dar Qnunca la gente observe es s uperior superior mí. una Creoconferencia. que por esoQue nue unca me heme presentado a un premio.a O quizá quiz á no.Tampoco lo sé. Debe de ser que en el fondo no lo considero importante” 46.

La pasión por la poesía se fue mermando al caer enfermo. Cuando regresó a Arcos de la Frontera, algunos llegaron a presagiar el final que se le avecinaba aunque no desearan que fuera así. Julio Mariscal Mar iscal sólo tuvo como enemigo a Julio Mariscal y se condenó a sí mismo: “Estuve a punto de morirme. Me tuvieron que trasladar urgentemente a Sevilla. Pero ya gracias a Dios estoy recuperado. Fueron muchas complicaciones. Si te lo tengo que explicar todo, sí que esta vez, de verdad, me muero”.

Tenía el poeta consciencia de su estado, que en pocas ocasiones pudo burlar: “Bueno, uno tiene sus horas bajas. De verdad que una enfermedad continuada aploma mucho. Pero ahora estoy Últimoyadía bastante a publicar  y una 47edición de muertos ampliadarehecho. de CorralVoy . Después veremos” . 46

Hernández, Antonio: “Julio Mariscal Montes” en La Estafeta Literaria, número 472, 15 de julio de 1971, pp. 13-14. 47 Antonio Hernández, op. cit.

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El poeta sabía que no le quedaba mucha vida y tampoco le importaba. La palabra poética le servía para vivir y para darse a los otros, con su manera de ser tan particular par ticular y original orig inal a su vez. Así confesaba a Antonio Hernández en la entrevista citada: “Mira, Pablo García Baena hace más tiempo que no publica. ¿Y quién quié n lo va a olvidar olvi dar porque no lo haga? h aga? Yo creo, al contrario, que su silencio logra que se le desee más. Y me da la impresión de que él, como los otros poetas de Cántico  se están haciendo notar en algunos jóvenes”.

 Julio se había ganado la estima de críticos y lectores, el cariño y admiración de los que lo conocieron, pero el tiempo le ha demasiado dejado casipronto. en el olvido. Era incomprensiblemente demasiado tarde y él murió Biografía y evolución poética

Estos vínculos que proyectaron la vida de Julio Mariscal sobre su obra fueron de tal solidez que ésta evolucionó evolucionó y cambió de rumbo en varias ocasiones, obedeciendo las directrices imponían los acontecimientos vitales, entre ellos su que anticipada muerte. La lectura de sus poemas sugiere la imagen de un poeta en evolución, con límites temáticos bien marcados pero perfeccionando continuamente sus composiciones. Los inéditos descubren la otra cara velada del poeta y presentan — 󰀸󰀲 —

 

un panorama no sólo más amplio y completo sino también definitorio y clarificador. Aunque pueda pensarse que los inéditos están así por deseo del poeta, yo pienso que muchos poemas permanecieron inéditos por la propia apatía de Julio Mariscal y no por carencia de calidad. A través de las pocas manifestaciones y entrevistas que realizó en su vida, observamos el desarrollo, desar rollo, y las contradicciones, que por su afán perfeccionista lleva a cabo el autor. En la Antología de Antonio Hernández, y citado por Pedro Sevilla en “Diez de Julio” 48, éste recuerda que se le preguntó “cuándo, cómo y por qué” qué” sintió el impulso de hacer poesía.  Julioo contes  Juli contestó tó que que en en 1952 1952 y por por un un deseo deseo imp imperios eriosoo. La respuesta, como observó inteligentemente inteligentemente Pedro Sevilla, es inexacta a todas luces, pues ya había publicado con anterioridad en revistas poema apareció en una antología delliterarias; año 46 enincluso Cabraun(Córdoba). Esa respuesta debió darla porque fue en ese año cuando entregó a la editorial su primer libro publicado: Corral de muertos.  Junto a esos datos he descubierto en sus manuscritos un pequeño librito de poemas que escribió por encargo escolar en sus años de bachillerato. Lo que viene a demostrar que el arte de componer versos era innato a su persona desde siempre, cualquiera que fuese el tema y tanto por imposición como voluntario. Redactados con anterioridad a la publicación de Corral de muertos son muchos los poemas de Mariscal que permanecen inéditos. Como se 48

d e Julio . Excelentísimo Ayuntamiento Sevilla , Pedro Sevilla, Pedro: Diez de Ayuntamiento de Arcos de la Frontera, 1990, p. 47.

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intuye por los índices, la mayoría en torno a sus temas predilectos. Pienso que muchos de sus poemas los ocultó conscientemente, por su tema y su forma y otros tantos quizá los consideró faltos de calidad. El resto, imagino, por propia o por el montaje editorial que en torno tor no suyodesidia le llevaron a no insistir en publicarlos. Ciertamente, hasta 1952 no se decide a preparar en firme la edición para su primera publicación en libro, Corral de muertos, que entregado en 1953 a la editorial no vio la luz hasta enero de 1954. El libro inédito de su juventud (Versos sin norma) contiene poemas en consonancia con el Régimen en el cual se educó, política política de ideales falangistas falang istas que el autor abandonó cuando sus razonamientos alcanzaban madurez. Está claro Está que la ideología de Julio, no acorde con tales pensamientos, le llevará por otros derroteros en su poética adulta. Mariscal, en sus primeros años ocultos, trabajó la poesía popular y las formas métricas cultas. Se entrenaba con décimas, sonetos y todas aquellas formas métricas tradicionales que pudieron facilitarle la composición de poemas y los combinaba con temas predeterminados que le obligaban a enfrentarse al papel en blanco. Julio creía que la inspiración era componer. fundamental, pero también el dominio de la técnica para Los libros inéditos y las colaboraciones en revistas literarias anteriores anter iores a la publicación de su primer libro fueron decisivos para la formación de nuestro poeta. Ejemplo Ejemplo claro son El mar, la caracola y más siglo XIX  o Poemas a Soledad. — 󰀸󰀴 —

 

Esos primeros ejercicios de redacción, combinados con la lectura ávida de las obras de sus maestros: Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, la generación del 27, Pablo Neruda, Miguel Hernández... le llevaron a tornar el interés temático y emétrico hacia su propio camino hacia su personalidad intereses. Quizá en 1952, prepa-y rando su Corral de muertos, fue cuando se sintió él mismo y más poeta que nunca: “El poeta tiene que ser sencillo y apasionado. Creo que lo dijo alguien que no recuerdo. ¿Pero es suficiente la autenticidad sin un vehículo calidoso y persuasivo? per suasivo?””49 El tema de la muerte se reflejaba explícita o implícitamente sus obras. Corral de muertos, reeditado y ampliado en 1972; Poemas de ausencia, Poemas a Soledad, o en Último día, incluyendo las “Seis “Seis notas en torno tor no a un muerto”, muer to”, son son muestras de ello: “¿Quién va a negarme que nacimos heridos ya de muerte?” (Último día, 1971)

Muerte cargada de amor y amor de muerte reflejados en el hombre humano y en su paisaje circundante, su Tierra. Quinta Palabra, libro religioso, presenta al dios necesariamente humano, como como él mismo lo sentía:

49

Antonio Hernández en La Estafeta Literaria, número 472.

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“Así es como te quiero. Así, Dios mío: con el dogal de “Hombre” a la garganta. Hombre que parte el pan y suda y canta y va y viene a los álamos y al río”. (“Ecce Homo”, Quinta Palabra, 1958)

Cristo que, tras el sonetario en Vía Crucis Cr ucis de Mariscal, camina también hacia la muerte. La muerte que Mariscal lleva a sus versos está cargada de amor hacia el hombre, llena de humanismo. humanismo. Es muerte solidaria y se torna nostálgica hacia el hombre que se sitúa y asienta en el paisaje que rodea a nuestro poeta. Un entorno andaluz que decora y dibuja el marco de sus poemas con álamos, olivos y tierra, la tierra que le ata y que pudiera estar en cualquier pueblo de nuestro Sur: “El pueblo, ya sabeis: un puñado de casas, una plaza, una fuente, una vieja rutina de misas y rosarios, ... Pueblo de España, elemental, clavado, remachado entre olivos e intemperie; pueblo de largas privaciones, pueblo desamparado y sólo”. (“El pueblo”, Tierra de Secanos, 1962)

Su triángulo temático va a seguir dando frutos, nadie ha cantado como Julio Mariscal al amor oculto y prohibido con el tratamiento que él le ha dispensado. La prudencia y corrección que le caracterizaban como persona, y el — 󰀸󰀶 —

 

tormento interior a que le llevaban estallan en los versos de Tierra:  “Venías de los  “Venías lo s oscuro os curo... ... venías para helarme el nardo y la alameda, para hacerme octubre la sonrisa, raya negra para todo lo claro... Y aquí me tienes como un toro ciego corneando furioso, inútilmente inútilmente el muro enorme de los prejuicios”. (Tierra, 1965, p. 9)

Las carpetas de sus libros anunciados se iban rellenando de prosas, de sonetos, de poemas en torno a sus tópicos: “Un rosario de años y todo sigue igual: la fuente o el caballo, los resoles del estío, el niño con su aro y aquellos hombres lentos que lían su cigarro recostados en la esquina”. (“Gritos”, La voz de par en par, inédito)

Último día, prologado por Carlos Murciano, se convertía en una intención por recuperar la infancia y juventud pasadas, la muerte reencarnada en sentimientos ontoló-

gicos. Este poemario retoma sus temas y sus recuerdos nostálgicos presintiendo un premonitorio final cercano:   “Fuí enrededera para tallos y rosas, buen arcángel para la fragua roja del estío, — 󰀸󰀷 —

 

Satanás por diciembres con estrellas. Pero empiezo a morir”. (“El viento”, Último día, 1971)

En sus ven ladeluz sus anunciados Soledad, y laúltimos segundaaños edición Corral de muertos. Poemas a Trébol de cuatro hojas (1976) y Aún es hoy hoy (1980) se convierten en los últimos poemarios dotados de unidad que se publicaronn de Mariscal publicaro Mar iscal Montes. La lucha contra la muerte que se avecina, los recuerdos y la nostalgia, y su abulia por prolongar la vida que casi tiene perdida plagan sus composiciones: “¡Oh desván de mis años infantiles cuando no había probado su amargura! Viejo mundo de azul maravilloso maravilloso aún sin la cobra negra del pecado. Dejadme que me olvide de estas cosas, dejadme aquí clavado en este mundo, no me llevéis al hoy, que el ayer brame libre por mis ansias”. (“El desván”, Trébol de cuatro hojas, 1976)

O estos otros versos: “Déjame solo, aquí, luchando por mi poco de sol y mi tristeza; tr isteza; déjame aquí, clavado en este mundo buscando la escalera para el otro”. hoy, 1980)  (“Otra vez el amor”, Aún es hoy, — 󰀸󰀸 —

 

Hasta el final luchó por ser fiel a su personalidad. Rechazó concursos y premios: para él la poesía era mucho más que un puñado de monedas. Fue precisamente Paterna el único lugar donde se le reconoció algún mérito antes de su muerte. En julio de 1975, y no por sus poemarios sino por su dedicación al flamenco recibe un homenaje en el que se le entrega una metopa conmemorativa, en la lámina se grabó: La Comisión organizadora de los concursos nacionales de cante por peteneras:  A Don Julio Mariscal Montes con nuestro agradecim agradecimiento iento  por su colaboración. colaboración. Paterna, julio 1975

La placa ocupa desde entonces, un lugar destacado en el despacho del poeta, que hoy se mantiene aún intacto. Sus últimos días presagiaban la muerte prematura. En su pueblo, donde había vivido vivi do y sufrido tanto, tanto, se tambaleatambaleaba necesitando olvidar la desesperanza en que desembocaba su vida. En Arcos se establecer e stableceráá hasta el final de sus días. Allí, en ocasiones, ocasione s, llegó a creer, creer, como hemos comprobado comprobado en las entrevistas, que su suerte cambiaba, pero pronto la adversidad se ensañó con él. Tenía cincuenta y cinco años y suEsobra literaria, como su van desconocidos a verse truncadas. imposible predecir losvida, espacios por los que hubiese navegado si la peritonitis no le hubiera asaltado. En este caso la tragedia arrastró el arte por cañadas y despeñaderos. Pasó de la creatividad a la nada y le llegó el momento en el cual incluso su pulso le impediría redactar — 󰀸󰀹 —

 

sus últimos escritos. Apenas pudo darse cuenta de que no tendría esa prórroga que legítimamente hubiera deseado. Tuvo que convivir con la muerte más que con la vida. Y el poeta, ante su faz, reaccionó instintivamente. Se alejó los otros ytodo se volcó su intimidad. Abandonó las modasdeliterarias, lastreenartificioso, y buscó su propio modo de decir, libre y directo. Su voz fue más suya a medida que se agotaban sus fuerzas, cuando su canto, depurado por el estilete del dolor, adquirió su timbre vigoroso, auténtico, con esa vuelta definitiva que operó hacia su propio silencio: la soledad, la pena, la muerte, Dios... asomaron con fatal determinación. Sus últimos libros dieron en lo imperecedero, en lo que de divino había en su alma y caminaron entre el dolor y la reconciliación con la muerte. En ellos se manifiestan patentes las conmociones de sus primeros pasos, aunque no con la garra, con la autenticidad con que las manifestó antaño pero desvelando al Mariscal más eterno: “No hay nada que decir, todo está dicho. Todo en su punto y en su hora exacta. Y entonces, hay un brinco de la rosa, una perdigonada de recuerdos...” (“Hoy”, Trébol de cuatro hojas, 1976)

A los pocos meses de publicar estos últimos poemarios, Julio Mariscal moría en plena madurez. Fue un árbol arrancado de cuajo, que no obstante dejó una obra llena de coherencia, como si al intuir su muerte se le hubiese — 󰀹󰀰 —

 

concedido la ocasión de conferir unidad a su obra, de cerrarla en un todo armónico, aunque ese cierre resultase precipitado. Mariscal había sabido ir del “yo” a los otros, para volver al final hacia sí mismo. ha habido poetas, como Valhondo, Antonio Machado, Antonio SiMurciano o Jesús Delgado que han tenido la gracia de gozar de una larga, o al menos de la necesaria estación para madurar su canto, otros, en cambio, como Miguel Hernández, Luis Álvarez Lencero o Julio Mariscal murieron sin la oportunidad de conquistar los límites de su escritura, que jamás podremos conocer. La muerte le sobrevino como un hachazo que deja un halo de desconsuelo ante lo que aún prometía, y que sin embargo acababa esfumándose. ¿Qué versos habrían sido aquéllos que nunca deshabitaron su pluma? ¿Cómo habrían sido aquellos libros que Julio proyectaba? ¿Cómo habrían quedado fijados aquellos poemas? ¿Y aquellos apuntes abandonados en algún cajón, qué estrofas habrían suscitado? Todo se lo llevó la muerte en un quiebro traicionero, dejando para siempre la incertidumbre de no saber lo que todavía Julio pudiera haber escrito. No obstante, se puede intuir que fue mucho y meritorio lo que la muerte silenció. Basta para ello recordar que de los poemas que conocidos sólo 228 en vida de éste. Éstadel fuepoeta, la herencia que la lfueron a vida lepublicados per mitió dejar permitió deja r. Muy probablemente sus libros pudieron haber sido otros más, pero no contó Julio con el tiempo que hubiera precisado. Él, que no había tenido prisa para redondear sus poemas, tuvo que tenerla para redondear su vida. — 󰀹󰀱 —

 

Concepto de Poesía

Resulta evidente, tras estas reflexiones, que Julio Mariscal Mariscal sintió la creación literaria —tanto desde la perspectiva vital comoposibilidad expresiva— comoación una personal necesidad como su única posibi lidad de realización realiz per sonal y, y, primaria, en definitiva, como su modo de vivir más auténtico. La poesía le permitía expresar todo aquello que su introvertida personalidad y las circunstancias le negaban: “Me interesa separar el auténtico sentido humano de una época con ciertas corrientes forzadas”50. Mariscal vió frustrada, por su propio orgullo temperamental, su carrera de Filosofía y Letras. Eso no le impidió cursar Magisterio y formarse literariamente en todo lo que le interesó. Su biblioteca, ajena al paso de los años, conserva colecciones de libros, manuales, tratados lay todos los sus textos manuscritos o impresos que burlando censura llegaron a sus manos. El Alberti prohibido, Lorca, Miguel Hernández... Esta formación, más autodidacta que académica, unida unida a su carácter e intuición hicieron de él un lírico innato entregado a la poesía. “Julio Mariscal y Antonio Antonio Murciano llevaban ya muchos años a vueltas con los versos; (....) Julio Mariscal escribía unos alejandrinos blancos, pausados, por los que cruzaba el eco de Foxá, sonetos formal limpios:y expresivo” «Sauce», «Ciprés», antici51 padores de suydominio . 50

Vázquez Zamora, Rafael: Entrevista realizada a Julio Mariscal en España Semanal, 27 de septiembre de 1958, p. 9. 51 Flores Cueto, Blanca: de la tesina citada, p. 38.

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La poesía brotaba de su espíritu con naturalidad, como ocurre con los seres elegidos que parecen haber nacido artistas desde el seno de la tierra, con la fuerza telúrica de la naturaleza. Aunque en varias ocasiones adujera las dificultaY  o no escri escribo bo mis versos... versos... los sudo52 des Yde desde engendrar su mirada un poema: poética, con todos sus aconteci-. mientos de satisfacción satisfac ción y dolor, dolor, obser observó vó el espacio cotidiacotidi ano de la vida, la propia y la del mundo que le rodeaba, su tierra, hallando en todo destellos de poesía, en cada acto, en cada detalle, en cada momento; por insignificante que fuese, cualquier motivo podía conmoverle y despertar en él su instinto creador: “Yo opino que lo poético se hinca en lo trascendente yPorque se encuentra todasnos partes. del ypoeta. (...) nuestra enépoca ofreceDepende un nuevo fantástico humanismo”53.

Y si Mariscal en todo descubría atributos poéticos no podía dejar de hallarlos en sí mismo. Julio llegó a identificar lo más esencial de su ser con el poema: “Pero yo sé que aquí ya solo queda un montón de tristeza; una podrida sombra de un nombre corneando lirios, escuálidos, fantasmas fantasmas de otros días”. (“II, Gritos”, La voz de par en par, inédito) 52 53

Ruiz Copete, Juan de Dios (1978), p. XXIII. Vazquez Zamora en España Semanal, 27-9-1958.

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De esta forma tan incondicional Julio Mariscal se ligó a la poesía a lo largo de los años, durante los cuales sus convicciones fueron madurando y los rasgos de su personalidad poética perfilándose. Desde su juventud hasta la hora de su muerte, la poesía fueotra paraunélinstrumento unaumento forma dedeautoexpresión, por una parte, par te, y por instr utilidad social, que alcanzaba su mayor mayor dignidad al orientarse hacia el hombre. Si en primera instancia concernía al “yo”, en segunda concernía a “los otros”, siendo siempre, y en ambos casos, “comunicación”. Ante todo, cabe destacar la preocupación del poeta sobre el fondo, el tema por encima de la forma: forma: “Mi aportación consiste en un sentido de trascendencia, de libertad y de belleza. Es, desde luego, un romanticismo, pero con características muy distintas. Su individualismo, su sentido de la muerte, de la Naturaleza, su contacto con Dios —porque sí, al modo de Jenófanes— y otras muchas cosas, todo ello, obedeciendo suavemente a un esquema y a un impulso, definen nuestra poesía con toda claridad”54.

En estas confesiones Mariscal insinuó acertadamente el gozo con que comulgaba con la Naturaleza, en la línea del más genuino lirismo, pero colocado ante el dilema “poesía-belleza” con intención estética o “poesía-herramienta” como elemento comunicador.

54

Vazquez Zamora, entrevista citada, p. 9.

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Poesía-Autoexpresión

Bajo esta primera dimensión, Mariscal entendió la lírica como la escritura de los sentimientos que experimentaba antedesde sí mismo y ante el mundo, Dios o los tratados la interioridad de sujeto lírico lírico. . hombres, Y esta consideración de la lírica, aunque íntima, consoladora, propicia al desahogo de tensiones, no dejó de revestirse de ropajes sublimes, como sucediera en el movimiento romántico. “Continuó en la tarea de hacerme pulir el verso; de perfilar las metáforas, ‘ese dardo que se clava en el corazón de la verdadera poesía‘, solía afirmar . De esclavizar la rima, de retener la palabra que,laél,menor estabaduda seguro, ‘nos regalaba Dios‘, decía. inspirada No me cabe de que era un hombre bueno; decía las cosas bien y tenía la habilidad delicada de la donosura al escribir escr ibir y en la mente, una limpia luz. luz . Me rogaba que no me desbordase desborda se en exuberancias coloristas; que me redujese a la pincelada escueta, tan solo luminosa. Por ello, le sigo estando agradecido”55.

Otras veces los versos recuperan aquellas ansias de eternidad con las que Unamuno se engalanó, y que Mariscal expuso con desgarro, sobre todo cuando el dolor de la muerte le vapuleó. Entonces buscó en la literatura una clave de 55

Varela Gilabert, Gilaber t, Juan Ignacio: “Julio Mariscal Maris cal Montes. Poeta romántico” , discurso de ingreso en la Real Academia de San Dionisio. Jerez de la Frontera, 1982

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permanencia, de no muerte, deseo que él exprimió en una asunción aceptada y rechazada a la vez que se le acercaba: “¿Quién ha dicho morir? Alzarse siempre alacaballo un últimosedeseo; dalia delderecuerdo hace luna para esta noche de tizón y sombras”. (“Esperanza”, Trébol de cuatro hojas, 1976) “Dejadme que me olvide de estas cosas, dejadme aquí clavado en este mundo, no me llaméis al hoy, que el ayer brame por mis ansias”. (“El desván”, Trébol de cuatro hojas, 1976) Poesía-Herramienta

Esta tendencia tan usual en la poesía española de posguerra, de la que tanto se ha hablado en términos tér minos de “realis“realismo”, fue entendida por Mariscal de modo muy particular. Llevó su compromiso estético a su poesía:”Sencillamente, creo que hoy está pasada de moda la política aplicada a la poesía (...) (... ) Por ejemplo, existen los lo s que no ven en el obrero más que su protesta. Eso no es poesía. Porque nuestra época nos ofrece un nuevo y fantástico humanismo” 56. 56

Vázquez Zamora, entrevista ya citada.

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A Mariscal, como a Celaya, le singulariza la gracia de crear, y la responsabilidad de hacer de su creación un arma de combate extremadamente delicada, a favor de las causas más nobles que pudieran hallarse. hallar se. Mariscal fue f ue un poeta social, pero con el sentido de social y no de político, tal y como lo entendió Rodríguez Méndez: “Digo que Julio Mariscal Montes es un auténtico poeta social porque el poeta social no acusa ni defiende, simplemente expone ahondando en las raíces de la verdad, cuya verdad puede poner de manifiesto la contradicción entre el hombre y el mundo injusto y feroz en que se desarrolla. desar rolla. No sería poeta social, si antes de exponer lo que sus ojos han visto y su sangre sentido hondamente se adelantara a anatematizar y condenar. Probablemente el poeta no se propuso nunca su poesíaAntonio tuviera Machado” este alcance 57 social como tampoco seque lo propuso .

A veces, bajo sus versos parece vagar un defensor de la  Justicia, la Religión, del Estado y la Sociedad, de todos y de cada uno de sus individuos. Vivió su tiempo, su presente y buscó la dignidad del hombre: “Las tierras de secano: El hombre tiene una nube prendida en el deseo. La Padrenuestro antiguo quemujer el no busca servirun herrumba la memoria. ... 57

Rodríguez Méndez, José María: “Un poeta del campo andaluz” , en El noticiero universal, 21 de febrero de 1963, p. 3.

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El pueblo, ciego, olvida la fuente con requiebro y el domingo va de acá para allá, vuelve los ojos a la niña, al olivo, a los temperos.” (“La sequía”, Tierra de secanos, 1962)

Mariscal Montes meditó con frecuencia sobre su derivación de la lírica. Podía identificarse con su Cristo de Quinta Palabra, con el hombre homb re del campo, camp o, el amor que q ue evoluciona o la muerte que rodea a cualquiera. Mariscal poeta, dentro dentro de su tiempo tiempo,, partiendo de los gr grupos upos poéticos pretendió ser él mismo, crear su línea neorromántica e individualista, lo más hondamente bello para él. “Enelrelación grupo Ypoético Arcos tenemoAntenemos s en común paisaje con y el el tiempo. sobre de todo, el pueblo: dalucía. Pero una Andalucía rural, despegada del folklore. Después, cada uno de nosotros siguió su cami camino no e intentó, intentó, dentro den tro de estas caracterí características, sticas, ser uno u no mismo, no parecerparecerse a nadie”58. “Considerado el primer poeta erótico-amoroso; considerando el concepto de lo erótico como lo quiere Octavio Paz, esto es, ‘como un reflejo de la mirada humana en el espejo de la naturaleza‘, que al realizarlo el hombre se cumple como naturaleza, natura leza, sometido, de una parte, al tironazo del instinto y, de otra, a la gran llamada del espirítu” 59. 58

Vázquez Zamora, op. cit. Ruiz Copete, Juan de Dios: Nueva poesía gaditana. Ediciones de la Caja de Ahorros de Cádiz, 1973, p. 45. 59

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Manuel Mantero, rememorando las imágenes y problemas acometidos y cantados por Mariscal, le dedicó un soneto que termina así: “Porque no te importe tu sangre morir, es tumano peorencondena la brida, cabalgando un septiembre s eptiembre en desacierto. Dentro del corazón de la azucena ganarás la batalla de la vida, Cid lunar y andaluz, después de muerto”60. Palabra y sentimie sentimiento nto

Pero, tanto por el camino de la autoexpresión como del compromiso, el quehacer de Mariscal contó con una nota esencial, que le identificó y unificó sus motivos: el sentimiento que rezuma en cada verso. Para Julio la poesía fue la explosión del sentimiento, una experiencia básica y perpetuamente dolorosa. La Tierra y Dios fundidos, exaltados, sintetizados en el Amor y la Muerte. Julio sufrió y lo expresó con extrema franqueza en sus versos a pesar de sus reservas. Para él, el verso debía ser auténtico, ya hiciera referencia “yo” o hablara deselló los otros. Y con estealconvencimiento cada una de sus palabras con toda la honestidad del alma: 60

Mantero Manuel: “El poeta matará a Julio Mariscal Mar iscal Montes”, en Caracola número 71, Málaga, septiembre de 1958, p. 15.

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“Este amor nuestro nace más hondo todavía. Viene de más abajo que la sangre, de más allá que el beso, de mucho más oscuro que el deseo”. (III, Tierra, 1965)

Y para atrapar toda esta cascada de sentimientos Mariscal se sirvió sobre todo de la palabra, aunque no sólo de ella, como veremos. Con la palabra se identificó por completo, y con ella convivió toda su vida, gozando con satisfacción y a la par, sufriendo con dolor cada uno de sus libros, de sus poemas, a los que amaba con delirio, guardando cuanto componía. No obstante, estedefervor por su propio hacerque no no pudo ocultarle la realidad la literatura, en cuanto es un instrumento acabado ni autosuficiente para sacar a la luz todos los abismos del alma. Mariscal sufrió las limitaciones del lenguaje, como antes las habían sufrido otros muchos escritores a lo largo de los tiempos, entre ellos, de forma muy patente, la “generación del 50”, la de sus contemporáneos. Ya he citado que para Julio escribir un poema era sudarlo. También respondía: “Preguntarle a un poeta cuál de sus libros es el mejor es como preguntarle a un torero qué cogida recuerda con más cariño”. “Alguna vez diría que ‘el poeta tiene que ser sencillo y apasionado’, y que ‘la metáfora es el dardo que se clava en el corazón de la verdadera poesía’, o que ‘los vocablos son — 󰀱󰀰󰀰 —

 

la carne misma de los temas’ y que a él no le importaba impor taba repetir por ejemplo ‘culebrón’ si era la palabra que le servía para marcar la pauta del poema”61.

En sus prosas, en sus cartas, en sus consejos hacía presente su conciencia sobre los valores literarios, como he puesto de manifiesto en este estudio. Mariscal fue maestro y poeta, aunque no le gustaba reconocer su faceta literaria abiertamente. Magisterio y poesía progresaron paralelamente, pregonando un mismo mensaje, confeccionándose con idéntica facilidad e intuición y al unísono. Combinó su profesión, con su vocación poniendo el lenguaje de la poesía al servicio de su magisterio. Sus alumnos y sus coetáneos así lo recuerdan. Recorrió un solo camino, el camino del dolor a través del arte: “Por eso mi palabra se cruza “Por cr uza de reproches, se amilana, cobarde, ante tu ausencia en vilo, me flagela este pobre corazón tan sin nadie, me despeina la pena con el remordimiento”. remordimiento”. (XVII, Tierra, 1965)

61

Ruiz Copete, Juan de Dios (1978), op. cit., pp. p p. XXIII-XXIV XXIII- XXIV..

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Taller del poeta

 Julio Mariscal fue un poeta de libre inspiración; las ideas le manaban espontáneamente, a borbollones; así lo aseguran siera admitir. cuántos Lo le queconocieron ocurría esaunque que Julio el poeta se obligaba no lo quia sí mismo a dar calidad a sus escritos: “¿Pero es suficiente la autenticidad sin un vehículo calidoso y persuasivo?”62.

Mariscal poseía, efectivamente, una gran soltura. Las imágenes podían arrebatarle en cualquier momento. A  juzgar por lo que rev revelan elan algunos manuscritos, a veces componía se o de algún a partir ligero de apunte algún esbozo que tomaba en prosa, sobre de la alguna marcha, fraprobablemente no destinados a la publicación posterior, en los que el poeta trataba de plasmar imágenes. Podía ocurrir también que llegara a edificar un poema completo, aunque sin llegar a considerarlo definitivo; lo repasaba, lo desarrollaba y lo presentaba concluido. Las modificaciones de poemas reeditados, de revistas a libro, o de libro a libro (Corral de muertos), son apenas perceptibles. No hay evolución digna de mención en las mínimas variantes, la mayoría puntuación, que pueden advertirse en sus versos. Fue de poeta por intuición pero también por formación. Poseyó una conciencia clara sobre la poesía elaborada. 62

Hernández, Antonio: “Julio Mariscal Montes” en La Estafeta Literaria, número 472, 15-7-71, pp. 13-14.

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Posteriormente, y de un modo un tanto casual, Mariscal iba reuniendo estos poemas en volúmenes. Le obsesionaba la idea de unidad en los poemarios. Me consta, a través de su sobrino Aurelio, que Julio iba abriendo carpetas con ytítulos creaba conscientemente. En estas carpetas, segúnque la naturaleza temática de sus poemas, los iba clasificando a la par que seguía componiendo. Actividad que saciaba su deseo de dotar de unidad a los textos en un contexto poemático que es el libro como totalidad con unicidad interna. En entrevistas realizadas con anterioridad a las publicaciones, anuncia y adelanta la existencia y la terminación de alguno de sus libros. En el Diario de la Tarde, de Sevilla, el  jue  jueve de juniodedeun1958 195 8 publicó publlibro icó dos fragmentos fragment os inéditos inéd bajovesels 5epígrafe posible titulado Pueblo. En itos una lectura en el Club de la Rábida, según ABC  de  de 1 de junio de 1954, se leyeron fragmentos de los libros Hablando con la sangre, Poemas a Soledad, Sonetos a un retrato de mujer y Pueblo, libros inéditos y anunciados en 1954. En España Semanal, en 1958 ya nos anunciaba su Tierra: “Hay un libro inédito mío en que está ese otro amor , el amor oscuro, como diría diría Federico, Federico, amor de pasos entornados, de sigilos, de coñac y sombra”. cambiaba la estructura de losdelibros, nabaTambién los poemas e incluso los cambiaba carpetareorde(libro o título). Muchos Poemas a Soledad  pasaron  pasaron a Pasan hombres oscuros, y otros no llegaron a publicarse. Los poemas de El mar, la caracola y más siglo XIX , invariados por Varela Gilabert, fueron reordenados por Mariscal como se puede — 󰀱󰀰󰀳 —

 

comprobar en los índices del corpus poético que he elaborado, no incluidos aquí. Algunos versos le sirvieron para titular libros, y algunos libros se cerraban sintetizados con el título en algún verso: “Pasan hombres oscuros con su miseria a cuestas. Son los abandonados, los proscritos del sueño, hombres con horizontes de monedas y olivos que no alcanzan la perfección de la rosa”. (XX, Pasan hombres oscuros, 1955)

Algunos de sus libros estaban concluidos mucho antes de publicarse, otros no han llegado llegado aún a ver la luz. Poemas a Soledad, escritos entre los años cuarenta y cincuenta, no se editaron ambién adelanta anuncio de anuncio exisexistencia dehasta  Juicio  Ju icio1975. final,, Tque final finalmente y aelinstancias delaCarlos Murciano pasó a titularse Últi Último mo día. Estando en Paterna, sus alumnos conocían de la preparación de Trébol de cuatro hojas. Prod Pr oducción ucción publicada escasa esc asa

Aunque el período de gestación de sus libros pudiera parecer desordenado y dilatado en el tiempo, está claro que los libros publicados por Julio Mariscal en su vida, comparándolos con los libros inéditos preparados, fueron muy pocos. El panorama que presenta la poesía inédita de Mariscal es un valioso tesoro para el investigador que se preste a ella. El número de composiciones que agrupadas en libros no se encuentran publicadas superan en cantidad a las editadas. — 󰀱󰀰󰀴 —

 

Estos hábitos de composición tan discontinuos explican, en parte, que la producción publicada por Mariscal, a pesar de su predisposición continua, no fuese abundante. Publicó en vida nueve poemarios, más uno póstumo. Esta realidad, en principio sorprendente en un artista con enorme capacidad, se justifica por varias razones: En primer lugar, por esa dispersión de esfuerzos que hemos conocido. Además de escribir trabajó como maestro, impartió clases de adultos, las de bachillerato a distancia, la radio, la cofradía, amén de codirigir las revistas que he citado reiteradamente ( Alcaraván,  Alcaraván, Platero, Platero, Arquero), realización de guiones para programas de radio radio... ... En segundo lugar hay que tener en cuenta que, aunque en su origen el acto creador fuese en Mariscal un hecho intuitivo, nuestro poeta se colocó en una línea de extremada autoexigencia, que le imponía una gran g ran prudencia no sólo a la hora de publicar el poema sino también de considerarlo concluido. Los imperativos a los que el poeta voluntariamente se sometía se unían a su desidia por publicar, a su ingente timidez ante las intervencione inter vencioness y apariciones públicas y a su desinterés por los reconocimientos a su obra. Con su poesía no pretendía la fama, sino la comunicación y expresión mediante sus versos, Su expresión, en el la desahogo. mayoría de los casos, buscaba con firmeza un poema más conseguido, más personal, más denso en contenidos y emociones. Tal empeño fue en Mariscal tan considerable que muchos de sus poemas no llegaron a satifacerle, por lo que jamás fueron impresos, constituyendo — 󰀱󰀰󰀵 —

 

a la hora de su muerte un rico caudal inédito, en espera de publicación o corrección que nunca se efectuó. Poeta —según Ruiz Copete— “líricorrural, estéticorrealista, neopopular y neobarroco”63; poeta solitario que delimitó suspor te mas temas en el Amor, Amor , Muerte, Muer Tierra Tier ra Dios.y de Prefirió encima de todos loste, temas al yamor entre sus primeros libros su preferido era Poemas de ausencia, aunque él mismo consideró más logrado a Pasan hombres oscuros64.

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Ruiz Copete, Juan de Dios: Nueva poesía gaditana. Ediciones de la Caja de Ahorros de Cádiz, 1973, p. 46. 64 Vázquez Zamora, Rafael: “Julio Mariscal habla de poesía con nosotros”, en España Semanal, Tánger, 27 de d e septiembre sep tiembre de 1958, 19 58, p. 9.

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OBRA C ORRAL O RRAL   DE   MUERTOS  (1953-1972)

Corral de muertos  fue el primer poemario publicado por  Julio Mariscal. El libro está formado por un equilibrado conjunto de elegías precedido del soneto “Ciprés”. Las veintisiete veinti siete páginas de su primera edición salieron en enero de 1954 configurando el volumen número quince de la colección “Neblí”. “Neblí”. Se distribuyeron desde Madrid Madr id al precio de cinco pesetas cada ejemplar. La edición estuvo al cuidado de Rafael Millán, Felipe García Ibáñez y Juan Germán Chatillon. Las elegías conformaban un pequeño librito de 11 x 16 centímetros de medida y gozó de gran acogida por parte de la crítica des-

de el principio principio. . Julio Mariscal había expresado entonces su intención de ampliarlo. En 1972, con la misma cita preliminar de don Miguel de Unamuno: “Corral de muertos entre pobres tapias hechas también de barro”, se edita por segunda vez y con una considerable ampliación el Corral de muertos. — 󰀱󰀰󰀷 —

 

Reproduzco algunas estrofas de “ En En un cementerio de lugar castellano”, caste llano”, de Miguel de Unamuno, del libro Andanzas y visiones españolas del cual tomó Mariscal el título y la cita para su primer libro publicado: “En un cementerio de lugar castellano”. Corral de muertos, entre entre pobres tapias hechas también de barro, pobre corral donde la hoz no siega, sólo una cruz, en el desierto campo señala tu destino. …............................................ Pobre corral de muertos entre tapias hechas del mismo barro, bar ro, sólo una cruz distingue tu destino en la desierta soledad del campo!

La segunda edición de Corral de muertos fue publicada en Salamanca por la colección  Álamo, siendo éste el volumen veinticuatro. El director de la colección, José Ledesma Criado, presentó presentó en la contraportada un retrato de Mariscal realizado por Miguel García de Veas. Esta segunda edición contiene veintiu veintiuna na composiciones en cincuenta páginas con un tamaño de 21,5 x 14 centímetros. La colección era editada por Rafael la Delegación de Cultura. En España Semanal VázquezNacional Zamora publicó una entrevista realizada a Julio Mariscal. Este documento de innegable valor para este estudio revelaba, con fecha de 27 de septiembre de 1958, cuestiones de gran interés sobre su punto de vista poético: — 󰀱󰀰󰀸 —

 

“— En Corral de muertos estudié el tema de la muerte desde mi pupila andaluza. La muerte, como un perro, acompaña, salta, a veces ladra. Es una muerte entre voces, cales y crisantemos.  — Lírica muerte, Mariscal.  — Sí, de eso se trata trata —continuó—. —continuó—. En Corral de muertos hay mucho de esa tristeza racial, pero mucho también de esa tranquilidad metafísica de los buenos andaluces. Todas las elegías de este libro están llenas de muertos que yo maté, porque gracias a Dios están vivos aún, quiera Él por muchos años. Libro para mi inefable al que de vez en cuando agrego poema y del que espero hacer pronto una edición más completa”.

Estas manifestaciones del propio autor resultan valiosísimas para ampliar “el concepto de poesía creativ creativa” a” que se puede establecer sobre su producción literaria. Está claro que el tema en Cor Corral ral de muertos, muer tos, como indica así su nombre, es la muerte personificada en todos aquellos seres que pudieran darse cabida en un cementerio. Se confirma y se conforma la peculiaridad del tratamiento del tema por lo que presenta de funambulesco, unamuniano y romántico, por lo extravagante de su visión, pero no así por las cargas de sentimiento o espirituaespir itualidad que se conceden a los poemas ya que estos últimos sentires apenas subyacen en los mismos: “Estoy sobre vosotros los baldíos, fosa común, desván del pudridero, olvido sobre olvido. — 󰀱󰀰󰀹 —

 

Sobre vosotros vosotros los sin cruces, los sin esa campanillita loca del recuerdo. Los más muertos de todos”. (“Fosa común” , CM2, 1972, p. 31)

Sobre el tema abordado por Julio en su Corral se han escrito muchas ideas y se han realizado muchas críticas, principalmente sobre las figuras de los muertos tratados, desconociendo la mayoría de críticas sobre la supervivencia, por entonces, de los protagonistas. Desvelada y comprobada esta circunstancia se ratifica, ya que los muertos no eran tales, el tratamiento frío de la muerte como paso de una etapa a otra descargada de emotividad pero convertida convertida en poesía. P  AS  ASAN  AN   HOMBRES   OSCUROS  (1955)

El segundo libro que publicó Julio Mariscal Montes fue Pasan hombres oscuros. Es el número ciento veinticinco de la colección “Adonais”, editado por Rialp en Madrid, en 1955. Los ejemplares se vendieron a diez pesetas. De la primera edición se hicieron seiscientos ejemplares en papel de edición y ciento veinte en papel especial, de los cuales setenta (numerados de 1 al 70) para los suscriptores de lujo de “Adonais” y cincuenta (numerados de 1 al 50) para los suscriptores de honor. — 󰀱󰀱󰀰 —

 

Sus dimensiones eran de 11x 14,5 cm, y en cuarenta y seis páginas se distribuían las veinte composiciones que conformaban el poemario. El 30 de noviembre de 1955, en los talleres Arges de Madrid, se terminó de imprimir. En la portada por aparecía dibujodedelunque desconocemos el autor, quetada consistía en un la figura hombre desnudo de espaldas portando en una mano en alto una corona y en la otra una lanza. Una cita del poeta portugués por tugués Anthero de Quental65 precedía a los poemas de Mariscal Mar iscal y rezaba: “¡Desde esta altura el amor veo!,/ si esto es la vida, no fue en vano el vivir/ ni fue de más, dolor y desengaño!” El tema de Pasan hombres oscuros  es claramente el amor. Juan de Dios Ruiz Copete, Pedro Sevilla, Antonio 65

Anthero Tarquino de Quental (1842-1891), poeta portugués. Sus estudios universitarios transcurrieron en un ambiente fuertemente impregnado de ideas sociales y abierto a Europa. Dirigió el llamado “Grupo de Coimbra”, que consolidó la ruptura con la preceptiva romántica e impuso una renovación en la literatura portuguesa. Sus primeros poemas: Sonetos de Antheo (1861) y Beatrice (1861) se inspiran en motivos amorosos, pero influido posteriormente por Proudhon y los escritores socialistas se propuso expresar exclusivamente los problemas que revelaban las aspiraciones colectivas. En 1868 Emilio Castelar le invitó a exponer en España sus concepciones sobre la “unión ibérica”. En este mismo año escribió el ensayo Portugal perante a revolugáo de Espanha, donde defendió que el ideal de la España rev revolucionaria olucionaria debía confundirse con el de Portugal. Fundó la sección portuguesa de la Internacional obrera. En En 1874 su estado de salud le obligó a recluirse y realizó trabajos sobre las tendencias de la filosofía contemporánea. En 1886 publicó la edición definitiva de sus Sonetos com pletos . Gravemente enfermo, su tendencia depresiva le llevaría al suicidio cuando tenía 49 años.

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Hernández, Francisco Bejarano, autores que han estudiado los temas tratados por Julio Mariscal así lo han explicado. Basta leeer algunos de los poemas del libro para que el sentimiento vitalista de este libro cale en el lector. La lucha del amor purolujurioso e inocentedelsepensamiento mezcla con elque amor apasionado, impuro, algunas veces llevan a un estado de dicha al protagoni protagonista sta masculino que se siente correspondido. “Entonces me abrazaba a tu recuerdo, abría el atlas de mis ilusiones, y me llegabas tú por la nostalgia con el breve latido de la estrella”. (XXVIII, Pho, 1955)

En el artículo ar tículo publicado en España Semanal, citado en otras ocasiones, Julio afirma que el amor es un tema esencial para para las gentes gent es del sur. sur. Añadía su intención in tención de crear cre ar un ciclo completo del amor. Así, el primer amor de Poemas a Soledad , el amor de plenitud de Pasan hombres oscuros y el amor perdido y evocado de Poemas de ausencia.  El amor oscuro se reflejará en Tierra. En 1958, Pasan hombres oscuros oscuros supone el libro más logrado Pasan hombres oscuros para  el amorel en plenitud, limpiosuoautor. sucio,En nardo o pasionaria, significaba amor total. El tema del amor no está tratado desde una perspectiva romántica, tal como pudiéramos entenderlo. Es un romanticismo con características muy distintas. Consiste, en un amor con sentido de trascedencia, de libertad y de belleza, — 󰀱󰀱󰀲 —

 

con individualismo, con un sentido de la muerte y de Dios obedeciendo a un impulso particular, propio, personal. “Y era como si Dios se reposara de pronto el huerto y el camino, como si al sobre enlazarnos la mirada este cielo, este aire, esta gloria de pinos tendiera entre los dos una maravillosa bomba de plenitudes donde se columpiaba la belleza…” (XVI, Pho, 1955)

Subjetivo e intimista, experimenta el tirón de la carne como algo espiritual y sublime, lucha su instinto frente a la inocencia de la amada amada que en la mayoría mayoría de las ocasiones ocasiones vence con espíritu limpio y hedonista. No obstante, el amor reflejado en Pasan hombres oscuros es vital, activo y responsable. P OEMAS O EMAS   DE   AUSEN  AUS ENCI CIAA  (1957)

Apenas habían pasado dos años de la publicación de Pasan oscuros,deotro libro es desuJulio Mariscal se publica en hombres 1957. Poemas ausencia título. Aparece en la colección “Lazarillo” convirtiéndose convirtiéndose en el tercer volumen de la misma. Las medidas del libro eran de 17 centímetros por 11,5 y recogía veinticuatro poemas distribuidos en treinta — 󰀱󰀱󰀳 —

 

páginas. Las Las ediciones iban al cuidado de Rafael Millán, al quién podían realizarse pedidos a la calle Algodonales 16, de Madrid. La colección Lazarillo anunciaba la publicación de originales escr españoles e hispanoamericanos.deElprestigiosos número unoescritores fueitores de Enrique Amorín y el número dos de Ángel Crespo. Poemas de ausencia se imprimió en Madrid, el día 10 de abril de 1957, en los talleres de Gráficas Orbe, en la calle Padilla Padi lla 82 de esta capital. Libro sin prólogo ni introducción, con una portada realizada por Martha Mar tha Adams Zelt, describía en las guardas que Julio había nacido en Arcos en 1924 — dos años menos de los reales— y que había publicado Corral de muertos  y Pasan Pasan hombres oscuros. oscuros. Sólo una cita de Juan Ramón precede a los poemas de Mariscal : “¡ Oh qué mano pudiera desbaratar lo hecho, clavar clav ar en cada espina e spina una hoja de rosa!”   Juan Ramón Jiménez Jiménez

El título del libro da la clave del tema que se aborda en los poema s. Ladeausencia, ausen cia, la ausencia ausenci a del amor amor,, su evocación evocación y lapoemas. ausencia la amada. Este libro, tal como Mariscal Mar iscal había declarado en España Semanal, constituía la continuación de Pasan hombres oscuros, conformando el ciclo siguiente que el poeta dedica al amor. Si en Pasan hombres oscuros el amor es correspondid cor respondidoo — 󰀱󰀱󰀴 —

 

y limpio, en Poemas de ausencia el canto amoroso es de resignación, impotencia y coraje ante la ausencia de éste. Correspondido el amor que despertó sentimientos puros o jalonados por los instintos, instint os, pero certero, cer tero, pasa en este poemario a conv convertir ertirse un amor desilusionado, desilusionado colico y nostálgico porseelenabandono de la amada: , melán“Dijiste: ¡Para siempre! Y te marchaste, breve, entre los pinos—. Y yo —¡Dios mío!— me iba preguntando: ¿qué haré con tanta tarde entre las manos?” (XII, Poemas de ausencia, 1957)

El término tér mino “ausencia” “ausencia” hilvana hilvana inteligentemente el poemario repitiéndose y otra vez del de una composición. Queda patenteuna la intención autora otra de manifestar esa ausencia del amor, de la amada, de la separación, de su entorno (en 1957, Julio estaba en Santa Bárbara de Casas, fuera de su pueblo), alejándose tal vez de sus claros sentimientos.. En estos poemas personifica el amor en figura de mientos mujer y no volverá volverá a escribir escr ibir hasta 1965, en su libro Tierra,  y en este poemario ese amor será ya muy distinto. “Y es que, amor mío, deja que te evoque; que me acibare el labio con tu ausencia. ya no eres tú quien —niña— me sostiene; quien —abril— me floreces al costado, sino este invierno crudo, esta esta cizaña más dura cada vez de tu vacío”. (XXII , PA, 1957) — 󰀱󰀱󰀵 —

 

Al final, se presiente cierta asunción de la ausencia por parte del poeta acompañada de la resignación aparente: “Y me has hecho a tu ausencia, tan entero, tan sédesiella, que ahora, no al escoger te prefiriera a ti, real, de carne y hueso, como eres, o a esta otra de sueños, de quimeras, que yo me he ido haciendo con las horas de ayer y tu vacío”. (XXIV, PA, 1957) Q  UINTA   PALABRA  (1958)

En 1958 se publica Quinta palabra, cuarto libro de Julio Mariscal. La colección de libros de literatura andaluza promo promovivida por el gr grupo upo “Alcaraván” “Alcaraván” y con la ayuda del Excelentísimo Ayuntamiento de Arcos Arcos propician la aparición de este volumen número cuatro de la misma. La edición se terminó en la imprenta “Tipografía arcobricense”, de la Frontera, el día 4 de junio de 1958, vísperadedeArcos la festividad del Corpus Cor pus Christi. Quinta palabra es un conjunto meditado de veinte sonetos endecasílabos precedidos precedidos del prólogo literario literar io y elogioso de José María Pemán y del versículo del Evangelio de San Juan: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba”. — 󰀱󰀱󰀶 —

 

El emblema de Alcara  Alcaraván ván y un dibujo-retrato del poeta, realizado por Carlos Murciano, son las únicas ilustraciones del volumen. Al cuidado de Antonio y Carlos Murciano, con depósito legal CAdenúmero 56-1958 y cincuenta ocho páginas en medidas 17 x 12,5 centímetros, se ycompletan las características técnicas del libro. Sin lugar a dudas, el tema de Quinta palabra es Dios hecho Hombre, cercano, sufridor humano que dista del Dios convencional de la poesía religiosa tradicional, aunque pueda parecer lo contrario. La Pasión de Jesucristo, protagonista de la religión cristiana narrada a través de la óptica de Julio Mariscal, es Quinta Palabra. La relación delcomo poetaenconloselpoetas Dios de libro no es ascética ni mística del su siglo XVI   y sus continuadores. El sentimiento religioso y de denuncia le lleva incluso a enfrentarse en más de una ocasión con Jesús hombre, al que casi llega con imprecaciones. “Así, Señor, así es como te espero: vencido por el fuerte, acorralado, cara al hambre y al mundo que te hiere”. (QP, “Ecce homo”, 1958)

En otros sonetos Julio “acompaña”, suavizando el camino hacia el calvario mediante el recorrido del Vía Crucis, al Cristo que sufre: — 󰀱󰀱󰀷 —

 

“Y entre ‘hosanna ‘hosanna’’ y ‘hosanna’ iba sintiendo que empezaba a morir poquito a poco”. (QP,, “Hos (QP “Hosanna anna”, ”, 1958) 195 8)

El divina. signo religioso pretexto de acercamiento a la figura El títuloesdelel libro, Quinta palabra, nos hace preguntarnos a cúal palabra se refiere de las que se mencionan en los Evangelios. En San Mateo y San Marcos se citan como últimas palabras de Jesús: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. En San Lucas: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, y en San Juan no se citan ninguna de las anteriores. Por el contenido de los poemas se puede relacionar Quinta palabra con el sentido del abandono. La personalidad del escritor escr itor de estos sonetos, que medita, pregunta, se acerca a la divinidad, induce a pensar en su crisis religiosa. Julio fue un hombre vinculado a las parroquias, de religiosidad interior, religioso pero sin fanatismos (es conocida su devoción por la Virgen de la Soledad y sus procesiones); pero en su vida cotidiana, ese halo de tristeza profunda, de problemática existencial, de meditación, pudieron agudizar la postura que le condujo a escribir estos sonetos sonetos.. de laLosvida sonetos camino vandetejidos la muerte camino trasdelloscalvario, sufrimientos metáfora pasados y ofrecen perfecto engarce de unos con otros. Es un acercamiento a la Pasión, trasladada y actualizada a la visión del poeta que profundiza en la misma.

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T IERRA IERRA DE SECANOS  (1962)

1962, en Jerez de la Frontera y bajo el auspicio del grupo poesía, dirigido por Manuel Ríos Ruiz, se edita“Atalaya” el primerdevolumen de la colección “La Venencia”: su título Tierra de secanos y su autor Julio Mariscal Montes. La portada de Eduardo Pereiras muestra una fotografía en blanco y negro del campo en un gris atardecer. Lo publicó la editorial Jerez Industrial. Los Los ejemplares se vendieron a cincuenta pesetas, tenían cuarenta y seis páginas y unas medidas de l8 x 10,5 centímetros. Se anunciaba en éste el número segundo de la colección: La búsqueda,  de Manuel Ríos Ruiz. El libro se presentó radiofónicamente en Radio Jerez el día 1 de enero de 1963 en el programa “La bodega de la luna”, en el que se leyeron algunos de sus poemas. El título tít ulo de la colección colección “La Venencia” se debe de be al instr instruumento que se emplea en las bodegas jerezanas  para sacar vino de los barriles barr iles de roble y verterlo directamente en las copas. Al caer el jerez desde cierta altura se mezcla con el aire, y su aroma se aprecia mejor. Una colección andaluza para un libro que retrata el paisaje andaluz. de secanos presenta, en cuatro tiempos, el álbumTierra fotográfico de  nos Andalucía la Baja, el campo y sus  hombres de la posguerra y del hambre. La tierra, su tierra, soporte físico de su andadura vital y objeto emocional de su poesía se explica en el libro de  Julio Mariscal. Mar iscal. El pueblo y sus gentes se convierten en el — 󰀱󰀱󰀹 —

 

escenario de su poesía. Un compromiso realista de descripción de su tierra, pero sin motivaciones extraliterarias y proclive hacia un ruralismo más estético que crítico, al que le importa más el hombre que su circunstancia política social. Así es la poesía social que se manifiesta en Tierra de osecanos. “Estos hombres de Iberia, tierra de paso tan enorme y sola...” (“Los hombres”, Tierra de secanos, 1962)

 Julio siente la situación inhumana que encuentran las gentes de los pueblos en los que vive. Denuncia las estructuras sociales casi “cristianizándolas”: “Aquí estás Tú, Dios mío, mí o, aquí, por por esta muerte del jornal jor nal y los hijos, por esta dura, irremediable muerte del pértigo, el nublado y la sequía”. (“Cristo”, Tierra de secanos, 1962)

Se transmite un sentimiento de impotencia para cambiar las circunstancias y una sensación extraña en la relaciónTierra hombre-tierra, que recorre el libro. de secanos escasi unsimbiótica, libro que refleja los pueblos por lo que pasó Julio Mariscal e insta a cambiar las situaciones miserables que se producen en los ambientes rurales. Este libro, clasificado por diversos estudios críticos como perteneciente a la corriente social, se encuadra dentro de los — 󰀱󰀲󰀰 —

 

principios que en 1982 definió Leopoldo de Luis 66 como poesía social:  – Inspirada en motivos motivos sociales. sociales.  – Visión realista. realista.  – Intención testim testimonial. onial. Preocupación Preocupació n ética. Mariscal, más que poesía social escribe poesía humanizada67 y su preocupación más que ética es estética. Pienso que por ello no volvió a profundizar en este tema en otro libro. En cuanto a la estructura estr uctura de este poemario, tengo que afirmar que está muy bien delimitada a diferencia de las publicaciones precedentes del autor. Tierra de secanos es un poemario for madopartes: por veinticinco composiciones composiciones estructuradas enformado cuatro Clamor : Es un poema que a modo de preámbulo ejerce la función de presentador de los contenidos que van a retomarse a lo largo del volumen. Delante Delante del poema aparece la cita de Blas de Otero: “Yo doy todos mis versos por un hombre en paz”.

66

Leopoldo de Luis: Poesía social, Antología, Júcar, Gijón, 1982, pp. 379-381. 67 Cfr.. Vícto Cfr Víctorr García Garc ía de la Concha Con cha,, La poesía española de posquerra.Teoría e historia de sus movimientos, Prensa Española, 1973 y La poesía española de 1935 a 1975, tomos I y II, Cátedra, Madrid, Madrid, 1987

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“A ti se te canta, se te grita, se te bendice o calma, se te llora por tanto siglo de estertor inútil, por tanta sangre inútilmente seca”. (“Clam or”, TS, 1962) (“Clamor”, La Tierra: Esta parte se compone de siete poemas (“La

tierra”, “Los hombres”, “La siembra”, “El pedrisco” , “La siega”, “La trilla” y “La sequía”). Al conjunto les precede un texto de José Antonio Muñoz Muño z Rojas que q ue dice: “Año tras año, sol a sol, surco a surco, se va el hombre atando a la tierra, enterrándose en ella. Andamos sobre sus sudores, sobre sus ilusiones y sobre sus huesos”. El Pueblo poemas(“La forman esta parte. El poema “Pueblo” más: Nueve ocho sonetos esquina”, “Verano”, “Cementerio”, “Capea”, “Domingo”, “Corpus Christis”, “La Patrona” y “La iglesia”). Muestras de las estampas y personajes cotidianos que se suceden en el vivir de un pueblo, un conjunto de sonetos bien estructurados, como la organización, que aúna el andar de sus habitantes. A este grupo le precede una cita de José María Rodríguez Méndez: “Hondo pueblo de paja, de cristianas torres de cal aguda”. Los hombres: El último grupo de poemas, precedido de la cita de Pablo Neruda: “Sus manos han arado la tierra y han medido los caminos”, está formado por ocho composiciones (“Llamada”, “Cristo”, “El buhonero”, “Los arrieros”, “¿Para cuándo?”, “Los hortelanos”, “Los taladores”, “Oración”). — 󰀱󰀲󰀲 —

 

La “Oración”, a modo de epílogo o final, se encarga de concluir los temas estructurados en el libro en torno al pueblo y la tierra tier ra del hombre, que grita gr ita a Cristo Cr isto su desamparo: “... vengo a llorar por Ti y por mí, por todos nosotros los de abajo, los oprimidos” (“Oración”, Tierra de secanos, 1962).

T IERRA I ERRA  (1965)

La sexta de alJulio se editó en la colección de publicación poesía “Veleta Sur”,Mariscal en Granada en 1965. El libro se titula Tierra y está compuesto de treinta y dos sonetos distribuidos en setenta y dos páginas. La entrega constituyó el volumen dieciocho de la colección, en la que publicaron, entre otros: Rafael Guillén, Carlos Murciano, Mariano Roldán, Antonio Pérez Almeda, Antonio Murciano, Jenaro Talens ... Las dimensiones del libro son de 21 x 14,5 centímetros. gallo, al sur,En sur, y enla laportada contrafigura contrapor portada tadauna unaveleta, rosa firmada firunmada porque G.68señala . Los ejemplares se vendieron a cuarenta pesetas. En las primeras páginas aparece una relación de los libros publicados 68

Desconozco quién pudiera ser el autor de este dibujo.

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por Julio Mariscal y anuncia la publicación de  Juicio final  (llamado después Último día) y la segunda edición ampliada de Corral de muertos. Una fotografía del autor, maduro y apuesto, figura en otra página. El libro se acabó de imprimir imprenta Guevara, calle San 43, dePatrón Granada,enelladía 1 de febrero, festividad de Antón, San Cecilio, de Granada. La colección la dirigían Rafael Guillén y José G. Ladrón de Guevara, escritores granadinos. Ladrón de Guevara Guev ara publicó en el número cinco de esta misma colección el título Tránsito al mar. Rafael Guillén (Granada, 1933), poeta a cuya extensa obra hay que sumar otras importantes actividades, como la fundación de la colecció c olecciónn poética “Veleta “Veleta al Sur”. Sur”. Su poesía resulta muy atenta al cuidado de la forma y la indagación trascendente. Cuenta entre otros con los siguientes libros: Río de Dios (1957), Pronuncio Amor (1960), Hombre en paz (1966), Los vientos (1970) y Moheda (1979). En 1988 ha visto la luz una útil muestra antológica: Los alrededores del tiempo, lúcidamente prologada por José Luis Cano. Las composiciones de Tierra se hayan hayan precedidas de una cita de Grillparcer: “Si mi tiempo me contradice, lo dejo pasar tranquilamente. Yo vengo de otro tiempo y espero ir a otro”. Franz Grillparcer, poeta y dramaturgo posromántico vienés (1791 (1791-1872), -1872), autor entre otras obras de éxito de Sappho, El vellocino de oro, Ondas del mar y del amor   y El sueño de una vida, fracasó en 1838 con la publicación de la comedia ¡ Ay  Ay de quien miente!, fracaso que le lleva a la decisión de no publicar más, confirmándole en su romantiquísima Welt Flucht o huida del mundo. El sentimiento sentimi ento de — 󰀱󰀲󰀴 —

 

escapismo fue acertadamente reflejado en esa frase. Julio la escuchó a través de su amigo el poeta canario Guillermo Guiller mo Servando Pérez Delgado, y la tomó como lema propio, colocándola al frente de su obra preferida, Tierra69. Tierra es elElamor El tema de La cara del amor inconfesable y escondido. amoroscuro. prohibido, homosexual y castigado por la sociedad, la moral y la política de la época es el que aparece en los poemas de Tierra. Entre sombras y misterios, contra su instinto y su libertad Tierra ofrece la sincera, cruda y exigente culebra de la carne en su escandalosa vertiente pasional, estalla todo el áspero desgarramiento de quien se enfrenta con lo inconfesable. Como en la cita de Grillparcer, él venía de antes del prejuicio y esperaba ir más allá de los convenconvencionalismos.. Julio canta su amor tal y como se lo piden las cionalismos oscuras raíces de su sangre: “Venías de lo oscuro, … ..... venías para helarme el nardo y la alameda, para hacerme octubre la sonrisa, raya negra para todo lo claro … y aquí me tienes como un toro ciego corneando furioso, inútilmente inútilmente el muro enorme de los prejuicios”. (I, Tierra, 1965) 69

Tejada, José Luis: “La poesía de Julio Mariscal, ya en su Arcos sin Fronteras”. De la separata de Gades, ya citada, p. 170.

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Sus manos rasgan sombras y estrellas prohibidas, simbólicas manzanas y serpientes. Decir “amor mío” con esta nueva música agridulce que se le atraganta y se le enreda entre los cuernos blancos de la noche es trasgredir las normas, pero supone el desahogo la poesía España se ha escrito antes ynecesario. publicadoToda después desdeque esaenotra cara del amor, ni aun siendo más desenfadada no le llega ni a los talones de la brava sinceridad, del insoluble dramatismo, a esta Tierra irredenta de Julio Mariscal que no termina ter mina de entregar el ápice de su alma a eso que no es tampoco la belleza. El amor furioso y prohibido, representado por el libro Tierra, clausura el conjunto conjunto amoroso de la poesía de Mariscal. Mariscal. Pues si Poemas a Soledad  se  se publica en libro con posterioridad, debería haber sido el primero en ver la luz ya que se trata de la colección de poesía amorosa de Julio queprimera por circunstancias ajenas no se publicaron hastaMariscal, 1975. Tras Pasan hombres oscuros y Poemas de ausencia, donde no hay presencia del amor oscuro, los amantes se enfrentan en Tierra a la sociedad, socieda d, “al muro enorme enor me de los prejuicios”. prejuic ios”. Amor prohibido que deja para otros el brasero, el mantel con cenefas y la alcoba con ramos; el poeta ha de contentarse con un “ciprés de agonía en la garganta”. El beso del amor es ya oscuro, pecaminoso, se desafía a la noche, al día y a todo. El enemigo está dentro de los amantes, y no importará que el poeta llame “bastardos” a los hombres vulgares. La inocencia del amor de Pasan hombres oscuros ha llegado a su perdición en Tierra. El poeta anda por un terrible callejón sin salida. Uno de los libros que no aceptaba la moral de la época, pero pero que se convirtió en el más aplaudido por la crítica. — 󰀱󰀲󰀶 —

 

Ú LTIMO LTIMO   DÍ DÍAA  (1971)

En 1971, se publicó el séptimo libro de Julio Mariscal: Último los “Cuadernos Sur” de Málaga,calle publicaciones día de .laEnlibrería anticuariadel El Guadalhorce, Cárcer, 6, imprenta Dardo. Las dimensiones del volumen de 21,5 x 14,5 centímetros y editada por Ángel Caffarena se constituye en la cuarta entrega de los “Cuadernos “Cuadernos del Sur”. En la portada por tada aparece un dibujo con ángeles celestiales tocando instrumentos musicales, anunciando anunciando el último día del Juicio Final. Los veinticuatro poemas, que se distribuyen en cuarenta y dos páginas, pág inas, se encuentran precedidos precedidos del prólogo de su compañero de Alcara  Alcaraván ván Carlos Murciano Murci ano y titulado : “La poesía entrañada de Julio Mariscal”, prólogo mediante el que realiza un recorrido por la trayectoria poética de  Julio Mariscal, repasando con un brev brevee comentario cada uno de sus libros y dejando escrito su testimonio de lealtad y admiración por el poeta amigo. Los veinticuatro poemas están distribuidos en dos partes: par tes: I. “Seis notas en torno a un muerto” (1-6)

II. “Último día” (18 poemas con títulos) Sin índice, como colofón consta que se editaron 200 ejemplares numerados a mano del 1 al 200. Se imprimieron en Sur, hoy Dardo, en la Avenida del Generalísimo, 33, Málaga, terminándose el día 5 de Julio de 1971. (El prólogo se firmó en Madrid en la Navidad de 1970.) Las — 󰀱󰀲󰀷 —

 

publicaciones del Guadalhorce estaban integradas en el Instituto de Estudios Malagueños, Patronato José María Cuadrado, del Consejo Superior Super ior de Inv I nvestigaciones estigaciones Científicas. De nuevo la muerte, tema predilecto junto al amor, Dios hombredíavinculado a su entorno, se convierte en el ejeydeelÚltimo . La muerte física se explicita en la primera parte del libro, denominada “Seis notas en torno a un muerto”. Un muerto muer to sobre un túmulo, con los cirios, cir ios, con la soledad y el frío cadavérico es el retrato reflejado en estos seis poemas que conforman el primer capítulo: “Pero esta boca no nos dirá nada; se ha clavado en el duro acerico del silencio, y ya, si acaso, un último pañuelo para que encajen bien las dos mandíbulas”. (5, Último día, 1971)

Los seis poemas de “Seis notas en torno a un muerto” se hayan también incluidos en un libro inédito de Julio Mariscal sobre el mismo tema que se titula Hablando con la sangre. El poeta cambiaba el orden de los poemas, los ampliaba e incluía en uno u otro poemario según su anto jo; así ocurrió ocur rió con Corral de muertos y con Poemas a Soledad , entre otros. Si Corral de muertos aborda la muerte muerte física f ísica de variopintos personajes, la segunda parte de Último día (poemas 7 — 󰀱󰀲󰀸 —

 

al 24) describe las posturas emocionales de tipos diversos en el día del Juicio final. Al igual ig ual que un poema de Blas de Otero, Juicio final  iba a ser en principio el título de Último día, y así había sido ya anunciado en su anterior libro Tierra . título, según asegura Carlos Murciano, era el que Este quería Mariscal pero Carlos le propuso el cambio por Último día, petición a la que Julio accedió finalmente y así denominó al poemario. El último día del juicio final, en el que variados tipos o personajes (mujeres, un niño, un cantaor, unos novios, los ángeles, un jornalero…) y elementos primigenios (el viento, el agua, la tierra…) se enfrentan al día del juicio final, con sus confesiones, temores, con su presencia ante el designio final de la salvación o la condena. Todos los poemas de esta segunda parte tienen título propio, el de los tipos o elementos que se configuran en el poema en cuestión, adelantando de quién o de qué se trata para no volverlo a nombrar nombrar.. “Y ahora estamos aquí, frente al Dios Padre con un soplo de angustia en cada instante y quisiera saber, oh, sí, quisiera saber si Dios te hará esperanza de mis ojos o ya cosecha de mi pensamiento”. (“Los novios”, Último día, 1971)

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P OEMAS O EMAS   A  A  S OLEDAD  (1975)

En 1975, tras la segunda publicación de Corral de muertos Poemas a Soleaunque tardíamente, dad (1972) . Graciassealpublica, poeta amigo y director de la coleccción “La Peñuela”, Guillermo Sena Medina70, que convierte este poemario en el volumen tercero de la misma. Por fin veía la luz el conjunto de poemas más esperado por los lectores de Mariscal. La obra dispersa que en su juventud juventud comenzó a ser publicada en revistas literarias, allá por 1949 hasta el cincuenta y tantos, se completa en este poemario que se imprimió en Gráficas Orbara de la Carolina (Jaén). En 49 páginas se distribuyeron 21 poemas. Las dimensiones del libro son 21x14 centímetros. En la portada un paisaje rural ofrece una iglesia con un fondo de árboles y montañas y en la contraportada un escudo real. En las guardas figura la obra editada hasta entonces por Mariscal. El dibujo es de Juan de Dios García Quesada. Sin otra cita que la aclaración —“Elegía”— y un par de páginas a modo de prólogo introducidas por Sena Medina, que ofrece rasgos biográficos y literarios sobre Julio Mariscal precediendo los poemas, se publica un conjunto de los Poemas a Soledad . 70

Guillermo Sena Medina es en la actualidad el fiscal de la Audiencia de Cuenca. Poeta y abogado nacido en La Carolina, estuvo destinado en Arcos de la Frontera. Amante de la literatura, ha publicado libros y artículos periodísticos. Gran amigo de Julio Mariscal, le acompañó hasta el día de su muerte.

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El número 1 de la colección fueron Poesías de San Juan de la Cruz, en una edición con estudio y notas de Guillermo Sena, y el número 2 fue Romancero del Sur, de Eulogio Muñoz Navarrete. Ya por entonces se encontraban en preparación librosRidruejo, de Manuel Andújar, Mario Carlos Ángel Marrodán, Dionisio Antonio Murciano, Murciano y otros poetas. No hay que releer Poemas a Soledad  para  para afirmar que el amor es el tema central del poemario. Es la relectura la que nos lleva a perfilar el tratamiento que Mariscal le da al contenido de este libro. El amor de Poemas a Soledad  se  se encuentra teñido precisamente, y valga la redundancia, de soledad, melancolía y nostalgia. En su ya comentada entrevis entrevista ta con Vázquez Zamora, Julio hablaba de los Poemas a Soledad  como  como un libro del amor de primera etapa: amor adolescente y quinceañero, amor cargado del peso incluso del primer pecado y por lo tanto no tan inocente como algunos críticos llegaron a interpretarlo. Ahora bien, tengo que abordar dos aspectos que afectan a la temática y contenido de los Poemas: 1) La existencia de Soledad-soledad 2) La variante variante interpretativa interpretativa respecto a la versión versión inédita de la editada. 1) A todas las personas, personas, amigos, conocidos a los que he preguntado por la existencia de Soledad se contradicen en sus teorías. Algunos señalan la existencia de un primer amor, llamado o no Soledad (al parecer prima del poeta — 󰀱󰀳󰀱 —

 

que debió fallecer en su juventud por tuberculosis). Otros piensan que existió un primer amor que murió o desapareció de la vida de Julio. Y otros, entre ellos Cristóbal Romero, que piensan que Soledad no existió nunca, sólo en la imaginación de Julio Mariscal.deSoledad, protagonista protagonista del poemario, podría ser sinónimo la soledad que siempre acompañó al poeta llenándolo de misterio y otorgándole ese halo de romanticismo, erótico en algunos momentos y sentimental en muchos otros otros.. 2) Tal vez esa evolución de teorías, pareja a la evolución en el tiempo tiempo,, depare depare las distintas interpretaciones del contenido general de los Poemas a Soledad, en su versión inédita de 1953, hasta su versión definitiva y publicada en 1975. La primera versión se acerca a la interpretación del primer amor casi puro, y los sentimientos que implican sensaciones, latencias que despiertan, instantes que se desean eternos contrastados con el paso del tiempo y la posible muerte. El poemario termina con el poeta solo, que no aventura a desvelar si la soledad se debe al abandono, a la pérdida o a la muerte de la amada. El segundo poemario (1975) da lugar a otras interpretaciones. En principio Mariscal ofrece una evolución interna en los poemas presentados, que interpreto en dos fases: un un desarrollo de la fase de enamoramiento (el amor platónico correspondido, que se extiende de los poemas I al XIII), y una segunda fase cargada de sentimientos de abandono, dolor, pena por la muerte de la amada con momentos del velatorio (poemas XV al XIV). — 󰀱󰀳󰀲 —

 

“Tan jov “Tan j oven en ... .. . ‘Quién había de decirlo’... dec irlo’... y el cómo fue terrible terri ble de una curiosidad morbosa y pueblerina”... (XVI, PS, 1975)

La tercera parte, cargada de melancolía y nostalgia de ilusión apagada y acabada, acabada, se ofrece en los poemas XX y XXI: “Cuando vuelve la tarde sobre la parda, franciscana tierra, le doy al campo mi soledad tristísima”. (XXI, PS, 1975)

Sobre la existencia real o no de Soledad, podría un poema, el XIV, darnos tal vez alguna otra clave para su interpretación o para seguir defendiendo la pervivencia atractiva del enigma: “ Todo el cam campo, po, todo el bosque de nubes, todo el distante mar ... Todo, amor mío, me viene en ti, que no eres nada porque lo tienes todo; que no eres nadie porque te llamas sueño; que no eres tú, sino yo mismo, el loco fantasma de mi dolor, haciéndote desgarrón de esperanza en mi tristeza”... (XIV, PS, 1975) — 󰀱󰀳󰀳 —

 

Para terminar este apartado transcribo unas palabras de Manuel Urbano, citadas por Guillermo Sena Medina en la presentación que se hizo del libro l ibro en el Instituto Miguel Mancheño de Arcos de la Frontera, en abril de 1975, yGeneración. que se publicó en unextraordinario. pequeño trabajo titulado: “Nueva Número Poemas a Soledad    en el conjunto de su obra”, editado por el Instituto e impreso en Gráficas Orbara (La Carolina) y promovido por el mismo Sena Medina, contando contando con el beneplácito de Mariscal Mar iscal . En dicho prólogo prólogo leemos: leemo s: “ ... veintiún veintiún poemas poemas abrazados abrazados en una sola elegía elegí a redonda de tristeza tri steza y alegría aleg ría ...” ...” “ Larga y difícil e intrincada la andadura del poeta en todo el poema, donde redobla la sangre y el llanto más silencioso cuanto más profundo” ... “Sean de cuando fueren, hermosísimo libro éste que confirma a Julio Mar iscal Montes como uno Mariscal 71 de nuestros mejores poetas” . T RÉBOL R ÉBOL   DE   CUATRO   HOJAS (1976)

Trébol de cuatro hojas se publicó en el número 53 de la colección “Ángaro” en Sevilla. El volumen de 56 páginas

con dimensiones de 25x15,5 centímetros contiene veinticuatro composiciones. Se editaron 500 ejemplares distribuyéndose al precio preci o de 100 pesetas. Trébol de cuatro hojas se 71

Sena Medina, Guillermo: Poemas a Soledad en el conjunto de su obra, Instituto Miguel Mancheño, Arcos de la Frontera, 1975, pp. 7-20.

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convirtió en el noveno poemario de Mariscal y el último que éste publicó en vida. De los 500 ejemplares de la primera edición, 75 numerados a mano y en doble numeración, romana y arábiga, iban dedicados a amigos y a los poetas del grupo con la firma del autor. El grupo de poesía “Ángaro” (Sevilla) se encontraba formado por veinte poetas entre los que se hallaban Antonio Luis L uis Baena, B aena, Jesús Delgado Valhondo, María de los Reyes Fuentes, García Ulecia, Rafael Laffón, Hugo Emilio Pedemonte y Juan Antonio Sánchez Anés entre otros. Tras el índice del libro aparecen los componentes de “Ángaro”, los amigos y los títulos y autores de todos los libros publicados en “Ángaro”, títulos y autores muy importantes de la promoción del 50. El libro fue impreso en los talleres de Conde de Bara jas, 21, de la Editori Editorial al Católica Española, S.A., S.A. , siendo el año octavo de la fundación de la colección. Se terminaron de imprimir el 12 de abril, lunes santo de la semana mayor. La colección estuvo y sigue estando al cuidado de Manuel Fernández Calvo, Francisco Mena Cantero, Inés Vizcaíno y el grupo “Ángaro”. Contaba con la suscripción de honor Monte de Piedad y Caja Ahorros de Sevilla. Sindel ilustraciones, con sólo el usodede dos logotipos, los veinticuatro poemas de Trébol de  cuatro hojas de Julio Mariscal Montes, sin prólogo ni introducción, se presentan al lector con la única cita de José María Pemán: “Tengo una cita conmigo”. — 󰀱󰀳󰀵 —

 

El tema central de Trébol de cuatro hojas es el paso del tiempo. El recuerdo, recuerd o, la melancolía melanc olía y la nostalg nos talgia ia invaden el poemario poemar io.. Se trata de un libro recopilatorio recopilatorio de momentos, mome ntos, de tiempos físicos, materiales, sentimentales y personales. Cercana su muerte, por suseestado de salud pudieron conseguir quepresentida Julio Mariscal delatara, más que nunca, como Julio Mariscal y quisiera repasar perpetuando sus vivencias reales. La melancolía como tristeza indefinida, sosegada y profunda se convierte en permanente; dando paso a la nostalgia como sentimiento de pena motivado por el ale jamiento o la ausencia de lo querido, como recuerdo de lo perdido. Es entonces cuando la temporalidad, el eje del ayer y hoy, se cruzan con los temas de siempre en la poética de Julio Mariscal dando cabida a Dios, la muerte, el hombre, el amor, los sentimientos de culpa, el pueblo, su pueblo traducido ésta vez en Arcos reencontrado, la familia… intercalados en los espacios que lo rodearon, que lo rodeaban al escribir este poemario, pero tocados todos ellos por ese irremediable paso del tiempo. El ayer y el hoy, que se van mostrando en todos y cada uno de los poemas, se turnan tur nan con sentimientos y espacios que explícitamente se ofrecen como temas—títulos de las composiciones : “Pórtico”, “Un reencuentro”, “El patio”, “Nada”, “La cocina”, “Hoy”, “La cómoda”, “Dos ventanas”, “Primer amor”, “La pared”, “El suelo”, “Rebeldía”, “La feria”, “La esperanza”, “La cama”, “La escuela”, “Esta carne”, “La sala”, sal a”, “Un recuerdo”, recu erdo”, “El comedor”, “Alguna vez”, “Jardín”, “El desván”, “Final”. — 󰀱󰀳󰀶 —

 

También cabría cab ría comentar comentar que sólo dos de los veinticuaveinti cuatro poemas contienen dedicatoria: el primero (“Pórtico”) a Antonio Cabalga, y el número veintitrés (“El desván”) a su amigo Guillermo Sena Medina. La personalización de los propios sentimientos alcanzan más realce en Trébol de cuatro cuatr o hojas, hojas, quedando el afán de perdurabilidad patente a través del recuerdo de los seres queridos y ya perdidos: “Mi padre, serio, hacía dianas en el blanco / con su escopeta ajada de barraca de feria./ Mi madre recosía con los ojos lejanos/ mientras que yo jugaba con los otros muchachos... muchac hos... “Y ya sólo me quedan tus flores amarillas ysólo estaelcascada de mis rincón triste sin blanco y yacanas; mi madre una estrella tan viva en el recuerdo”. (“El jardín”, TH, 1976)

El paso del tiempo se acentúa convirtiéndose en oración final del que se sabe con los días contados: “En la inmensa noche mundo Diosde marcó unos surcos, repartiódelunas parcelas destino y a mí me tocó ésta de mirar hacia atrás y no ver nada…” (“Final”, (“Final ”, TH, 1976) 19 76) — 󰀱󰀳󰀷 —

 

La angustia agonizante de la soledad, soledad, paradoja que siempre le acompañó, sellan el conseguido objetivo propuesto: “Y yo sé que estoy solo, y sin embargo, creedme queréis, nocon lo siento porque essimejor estar uno mismo asido a sus pasiones, sus recuerdos, su loco corazón acribillado por la ausencia mortal de algún humano que tender hacia otro cinco dedos, carrusel de mentiras. Los cinco dedos con que ahora escribo”. (“Final”, (“Final ”, TH, 1976) 19 76)  AÚN   ES   HOY  (1980)

 Aún es ho hoy  y   (1980) se publica tres años después de la muerte del poeta Julio Mariscal. Poemario escrito entre el catorce de enero y el veintiséis de abril de l974, riéndose a carcajadas del paso del tiempo pierde su carácter inédito en 1980 gracias a los esfuerzos de Guillermo Sena Medina, el

mismo que propició la publicación de los Poemas a Soledad . El volumen décimo tercero de la colección “La Peñuela” se acabó de imprimir el día 31 de diciembre de 1980, bajo la dirección y cuidado de Guillermo Sena Medina y del impresor Francisco Ramírez Cerón, y con la predisposición generosa de Aur Aurelio elio Sánchez Mariscal que facilitó la obra. — 󰀱󰀳󰀸 —

 

La edición fue de quinientos ejemplares, y las dimensiones del libro de 14 por 21 centímetros. La encuadernación en rústica verde, cuyas guardas resumen resum en la vida y obra de Mariscal biobibliográficamente biobibliográficamente,, se ilustran simplemente con un paisaje rural y una fotografía del poeta en sus últimos años. Distribuidos en setenta páginas, veintisiete poemas con un prólogo del editor y un índice final, estos poemas cierran la obra editada en libro del autor. El prólogo, amplio y cuidadoso, elaborado por el escritor y amigo Sena Medina, ofrece una elegía dedicada al poeta, la narración de los últimos días de Julio Mariscal Mar iscal (su muerte y entierro), reflexiones sobre su poesía, un aceres hoy  camiento a  AúnJulio  y una despedida honrando la vida y  y obra del poeta Mariscal.  Aún es hoy , une los principales temas de la obra de Julio Mariscal. El libro escrito en 1974 se convierte en un recuento, en una síntesis de vida y obra como presintiendo la muerte muer te cercana: “Señor : Esta parcela que aún me queda para volver al polvo del que vine, árala bien, Señor, aunque las rosas no tengan más que espinas.” (“Inicial”, AH , 1980)

Los temas de Aún es hoy  hoy  son  son la muerte, el amor y Dios, con un espacio de fondo que es la tierra. Julio Mariscal en las postrimerías de la muerte llega a cuestionarse si está — 󰀱󰀳󰀹 —

 

vivo o muerto y busca su existencia preguntándose por el paso del tiempo. “ Pero yo estaba quieto, el tiempo quieto, quieta la luzcomprendí y el cáliz de auroramuerto.” y entonces quela estaba (“El tiempo”, AH, 1980)

Como en Trébol de cuatro hojas, reaparece la debilidad del poeta ante la fatalidad de sus circunstancias: “Días oscuros, pena; días grises g rises y también pena en esos días claros, disantos del penar de cada día.” (“Pena”, AH, 1980)

Aunque busca salidas o refugio en Dios, la sangre que le inclina hacia el amor oscuro de Tierra, reaparece inevitablemente en Aún es hoy  hoy . “¿Es qué no has pasado por mi sangre podrida de alacranes de deseos? Déjame solo, aquí, luchando por mi poco de sol y mi tristeza; tr isteza; … porque si tú te empeñas arrojaré de nuevo la cordura, haré añicos el alma y el silencio y nos iremos juntos por los montes.” (“Otra vez el amor”, AH, 1980) — 󰀱󰀴󰀰 —

 

El recuerdo de la madre, la soledad y la nostalgia también tienen su sitio en poemas como “Madre”, “Soledad”, “Oración desesperada”… El poemario termina con “Rebeldía”, un reencuentro con el amor prohibido. Aunque este no terminapresente con unaa oración gura poemario divina se encuentra lo largoaldelSeñor, libro:la fi“Me quedas Tú, Señor, Señor, me quedas q uedas entero y firme como en Galilea, machacado, clavado, escarnecido, pero con una rosa en la mirada”. (“Algo”,, AH, 1980) (“Algo”

La búsqueda de sí mismo, tras el recuento realizado a su vida, sus vivencias, sus inquietudes, sentimientos y recuerdos quedan como afán personal y telón de fondo de  Aún es hoy hoy, testamento de Julio Mariscal: “Busco palabras, frases sin sentido s entido para hallar lo que fui, no lo que soy y me clavo las uñas para verme con mi única verdad; este ahora mismo.” (“No pensar”, AH, 1980)  

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CONCLUSIONES Tra rayectoria yectoria poéti poética ca

La obra poética de Julio Mariscal Montes (Arcos de la Frontera, 1922-1977) es profunda y significativa a pesar de su brevedad . Esta obra se ha visto marginada por las circunstancias, casi siempre adversas, que la han rodeado, tal y como ocurriera ocurr iera con la vida del poeta que la compuso compuso.. La vida de Julio Mariscal, víctima de las circunstancias que le rodearon, conjugada con sus peculiares rasgos de personalidad y sus concepciones literarias marcan la obra de nuestro autor. Su obra editada se extiende a lo largo de diez poemarios publicados entre 1953 y 1980 que contienen, sin lugar a dudas, lo mejor de Julio Mariscal. Mar iscal. Algunos poemas de estos libros se han reeditado en las cuatro antologías que existen de Mariscal: las de Juan de Dios Ruiz Copete de 1978 y 2001, la de Pedro Sevilla de 1990 y la de Francisco Bejarano de 1992. La obra completa editada en libro se publica en un volumen, precedida de un memorial — 󰀱󰀴󰀳 —

 

biográfico realizado por Juan de Dios Ruiz Copete y titulado: Julio Mariscal, El poeta y su obra, gracias al servicio de publicaciones de la Diputación de Cádiz y en el año 200172. Las dos primeras con un breve estudio preliminar, acertado en ambos casos, y la tercera precedida de un prólogo que sólo consiguió que polémicos ríos de tinta corrieran rr ieran por derroteros alejados de la poesía y perjudicaran la obra del poeta, ensombreciéndola de nuevo. El último mencionado, además de recopilar los inencontrables libros publicados por el autor, realiza el más amplio y detenido acercamiento de todos. Este estudio que hoy me ocupa, más que recuperar la obra ha abordado sus aspectos más significativos y ha justificado necesidad en nuestra literaria lamás cercanadela hacer poesíapresente de un hombre quehistoria se merece mucho más que un busto, una calle, el nombre de un colegio y una lápida en el Arcos que lo vio nacer. La memoria de Julio Mariscal pide la publicación de sus obras completas, que incluirían la inédita y su poesía flamenca. En la obra inédita hay poemas obligados por la época y otros poemas que fueron meros ensayos para la composición poética y no tienen más que el valor del testimonio. Para su autor fueron los ejercicios de un 72

Obras citadas, 1978, 1990, 1992 y 2001. En noviembre noviembre,, con motivo del veinticinco aniversario de su muerte, muer te, se publicó una antología homenaje con poemas firmados por cincuenta y cinco escritores y recogidos por Antonio Murciano en un libro titulado Memoria de Julio Mariscal, col col.. Tor orre re Tavira,Caja San Fernando, Cádiz, 2002.

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principiante, de veintipocos años, que descubre el placer de la escritura. Unidos a estos poemas sus colaboraciones en revistas y El mar, la caracola y más siglo XIX   , con Varel Varelaa Gilabert, poemario de influencias bécquerianas, modernistas y albertianas, alber tianas, losnforman libros inéditos han sido inventariados inv entariados en estajunto tesis,a conforman co la obra que completa de Mariscal. Toda en su conjunto se va relacionando con los momentos altos y bajos que marcaron su vida. Sin dejar de ser orientadora de la trayectoria poética de  Julioo Mariscal,  Juli Mariscal, la obra edita editada da viene viene marcad marcadaa por los los temas temas que constituyen el más valioso legado del testimonio atormentado de un hombre distinto, que vivió una época injusta y le hizo sentirse incomprendido y solo en su aislamiento, buscado por las circunstancias de la realidad que le rodeaba. Si Mariscal no hubiese nacido en un pueblo, si hubiese viajado, si sus convicciones religiosas y los perjuicios no hubiesen coartado sus tendencias sexuales, tal vez su obra se encontraría entre las renombradas y en el lugar que se merece; pero nuestro poeta se dejó abatir por las circunstancias que otros hubieran aprovechado para brillar. La obra de Julio Mariscal se desarrolla en evolución concéntrica en torno a los temas que hemos precisado y puede dividirse en tres períodos: 1. Época amorosa (1953-1958) En cinco años publicó Julio Mariscal sus primeros cuatro libros: Corral de muertos (1953 ), Pasan hombres oscuros (1955), Poemas de ausencia (1957), y Quinta palabra (1958). — 󰀱󰀴󰀵 —

 

Dos temas, la muerte y Dios para abrir y cerrar cer rar un ciclo de amor,, al que le faltó amor falt ó la publicación de otro ot ro más de esta misma época: Poemas a Soledad, publicado en 1975 con poemas de entonces.  Julioy cinco Mariscal, de juventu juventud d de veinticinco treinta años, pleno va viéndose madurar a síveintici mismonco a tra-a vés de la evolución en su poesía. poe sía. Un primer prime r ciclo de amor, amor, el amor primero y el desengaño tras su descubrimiento, enmarcados por la muerte (Corral de muertos) y el Dioshombre (Quinta palabra). En un círculo donde ya aparecen las antítesis mariscalianas. El amor, íntimo e intimista, bello, becqueriano y juanramoniano, marcados por el yo y el tú, frente a la muerte muer te y a Dios, despojados de sentimiento, sentimi ento, muerteque física y constante y un Dios-hombre, cercano yuna humano sufre, fuera de todas las idealizaciones posibles que otros pudieran interpretar. La dualidad constante en la obra de Mariscal resulta ya manifiesta. Esta época de vinculación poética a revistas literarias y actos culturales le llevó a ser conocido en todo el país sin salir de Andalucía. Andalucía. Su poesía, dotada de intensidad lírica en tema y tono, nos ofrece junto al posterior Tierra la evolución más completa del amor —homosexual en el último caso— que casi ningún poeta ha ofrecido en nuestra literatura. Ya desde entonces predomina el verso endecasílabo y la humanización, a través de la palabra, se pone de manifiesto en el campo léxico de la anatomía (mano, sangre, ojo, corazón...), junto a la rosa, con su imagen simbólica tan plurisignificativa como característica de este ciclo. — 󰀱󰀴󰀶 —

 

Bécquer, Salinas y Juan Ramón fueron las influencias más claras en los l os poemas de estos libros y en consecuencia este período inicial se convierte a su vez en la base de su producción posterior. 2. Poesía social y rehumanizada (1962-1965)

Tras un libro religioso y de metro clásico (sonetos) aparecen dos poemarios, que si bien pudieron darle el espaldarazo quizás se convirtieron en todo lo contrario debido a la censura de la época. Tierra de secanos, libro de veinticinco composiciones en cinco tiempos (clamor, tierra, pueblo, hombre y oración final), le sirvió a Mariscal para ganarse el calificativo de poeta social. social, al igual que Hierro, incomprendidos ambos Poeta porque, más que reivindicativos o políticos, son poetas humanos que se detienen en el hombre trabajador que sufre las vicisitudes de su realidad. Las partes de este libro pudieron orientar a la crítica en los tópicos de autor (tierra, pueblo, hombre), que no son más que partes de un poemario importantísimo en la tray trayectoria ectoria de Julio Mariscal; “Y aquí está ya su entraña desgarrada, su abierto corazón para la fusta; Pueblo de España, elemental, clavado, remachado entre olivos e intemperie, pueblo de largas privaciones, pueblo desamparado desampar ado y solo... solo...”” (El pueblo, TS, 1962) — 󰀱󰀴󰀷 —

 

En Tierra de secanos el lenguaje es más directo y claro, las palabras se relacionan con las partes y temas del libro y, en el plano formal, el equilibrio de las repeticiones, bimembraciones y contrastes redondean los poemas. De los veinticinco exceptuando ocho sonetos, diecisiete se ajustan apoemas, la métrica que caracteriza a Mariscal: verso libre con tendencia al endecasílabo seguido del heptasílabo y alejandrino. Las influencias de Miguel Hernández y Blas de Otero resultan evidentes. Si Tierra de secanos caracteriza un pilar de la poesía de Mariscal, Tierra (1965) cierra y eleva a erótica y prohibida su poesía amorosa. El amor oscuro, a través de la metáfora, y el lenguaje del cuerpo y del sentimiento, a través de la rosa y la noche, caracterizan este poemario cargado de endecasílabos bajo la influencia de Cernuda y del amor a mor prohibido. En Tierra se confiesan los sentimientos encontrados del poeta derramando, der ramando, en treinta y dos composiciones, la fuerza de su emociones. 3. La poesía elegíaca (1971-1980)

Tercera época y final para un Julio Mariscal que se mantenía vivo sintiéndose muerto, terriblemente debilitado Etapa que en lase cual publica cuatro libros:a Poemasy aenvejecido. Soledad (1975), corresponde en realidad la primera época, y Aún es hoy hoy (1980), a título póstumo, se deben a la generosa amistad con Guillermo Sena Medina, que propició ambas publicaciones. Último día  y Trébol de cuatro hojas completan este período. — 󰀱󰀴󰀸 —

 

En esta etapa Julio Mariscal como presintiendo la muerte cercana se dedica a recordar su vida, su casa, su familia y a meditar sobre el paso del tiempo, Dios y de nuevo la muerte. DiosEly campo Señor, léxico la nochedely lacuerpo soledadhumano, son los los mástérminos frecuentes en esta época. Las estrofas de cuatro versos y los versos endecasílabos predominan en las formas métricas. Las figuras literarias más abundantes son las comparaciones, contrastes y enumeraciones siempre con metáforas mucho más claras que en la etapa anterior. El uso de epítetos se acentúa en este período en el que las figuras de Machado,  Juan Ramón y la generación generación del 27 influyen influyen de nuevo nuevo. Poemas con finales elsentenciosos que cargan de significación contenido dey contundentes, las composiciones, nos muestran un Julio Mariscal enemigo de su situación y en búsqueda constante de sí mismo resumiendo su vida y obra (amor, muerte y Dios) en sus últimos libros. “Déjame solo, aquí, luchando por mi poco de sol y mi tristeza; tr isteza; déjame aquí. Clavado en este mundo buscando la escalera para el otro” (“Otra vez el amor”, AH 1980)

Según sus ideales, sus lecturas y contactos, Julio estaba conforme con las corrientes de su época. Él pensaba que el poeta ha de estar siempre inserto en su tiempo, en el tono de su época aunque, paradójicamente, parafrasease — 󰀱󰀴󰀹 —

 

a Grillparzer por la condición sexual que se lo prohibía. Creía que la política aplicada a la poesía estaba pasada de moda, que lo poético se halla en lo trascendente y lo trascendente se encuentra en todas partes. Depende del poeta. Creía ofrecía un nuevo y fantástico humanismo másque allásudeépoca la protesta. En su trayectoria Julio demuestra que es un poeta inmerso en su tiempo: lee y traduce a los europeos; lee, a sabiendas de la censura a los prohibido prohibidoss y evo evoluciona luciona desde el amor hacia el humanismo y la meditación sobre la existencia. A pesar de su situación particular, Julio Mariscal estaba a la altura a ltura de cualquiera de sus coetáneos. Temas

La obra de Julio Mariscal Montes se sostiene sobre cuatro temas básicos y universales que con un tono propio se descubren como novedosos para el lector de su poesía. En nuestro estudio he señalado la muerte muer te (CM I y II, UD), el amor (PHO, PA, TI, PS ) y la religión (QP, TS), y como recopiladores de la temática (TH y AH). Ha quedado patente que la preocupación evolutiva del amor es interesante y ésta llega a salpicar sus últimos libros. Ese amor se entrecruza con la muerte, la religión y la tierra teniendo como protagonista al hombre. El humanismo de Mariscal baña y tiñe, cargando de trascendencia, el contenido de toda la obra. Sólo así es posible entender el Dios-hombre de Quinta palabra, o el hombre imperfecto de Tierra de — 󰀱󰀵󰀰 —

 

secanos y distinguir al hombre como materia-física de Corral de muertos del hombre-espíritu de Último día. El poeta consigue una visión carismática de la concepción trascendente del humanismo humanismo.. Así pueden entenderse las clasifica-

ciones queacerco lo incluyen poeta Si me a las como críticas quesocial. aparecieron sobre su obra en artículos dispersos y relacionados en la bibliografía final, ésta ha opinado en torno a los temas de manera acertada pero sólo reseñando sin abundar en éstos. Para los autores que estudiaron sus temas, el amor, la tierra, tier ra, Dios, la religión, relig ión, el pueblo, la muerte muer te y el hombre se sitúan como los primordiales. Guillermo Sena Medina en el prólogo de AH argumenta que “Julio fue un ser preocupado por las cosas esenciales: amor, la muerte, la naturaleza, Dios...”73. Dios, el amor y la tierra lo son para Valera Gilabert74. El amor puro, el oscuro y el divino se mezclan en el contar la batalla entre la tentación y la inocencia del hombre, según José Luis Tejada75. Incluso el mismo Mariscal citaba tres temas en sus declaraciones que variaban según su ánimo: en 1958 declaraba a Vázquez Zamora en el periódico España Semanal que su obra se basaba en la muerte, el amor y Dios. Sin embargo, en una entrevista a Antonio Hernández para la Estafeta literaria apunta a Dios, el amor y la tierra: “Dios como unaterreno reafirmación existencia, el amor como un sustituto de Diosde y lalatierra como su 73 74 75

hoy, op. cit., p. 11. Prólogo de Aún es hoy, Discurso inédito de ingreso en la Real Academia de San Dionisio. Separata de la revista Gades ya citada.

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obra. Pienso Pienso que después de lo que he dicho mi único tema es Él” 76. En su poesía se transmite su esencia andaluza y su religiosidad aunque el propio autor no se considerase consciente de ello ello.. Sí, desde luego, considera consideraba ba que en los libros libros yque enellapoeta conciencia Dios comoEl suprema al intentaestá aproxi aproximarse. marse. desarrollometafísica, de su poesía posterior le acercarían más al tema. Recapitulando, pienso que se trata de un problema de terminología y que se podrían agrupar los temas en este esquema: Temática de la poesía de Julio Mariscal Amor: puro, oscuro, divino... Religión: Dios, muerte, pecado, tierra... Tierra: pueblo, paisaje, campo, trabajo, naturaleza, muerte... Muerte: paso del tiempo, soledad, nostalgia... En el hombre, la búsqueda de sí mismo y de lo trascendente se encuadra la temática de Julio Mariscal. El pueblo es un tema con mayúscula y minúscula. El pueblo con mayúscula es Andalucía. El hombre es el pueblo con minúsculas. Así se clasifica a Mariscal Mar iscal dentro de los poetas andaluces másobra representativos. Se trata de una con inclinación temática y recurrente, que se resume en el reflejo imperfecto del hombre que sufre, que amando se busca a sí mismo y que, en el 76

La estafeta Literaria, 15-7-1971, pp.6-7.

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caso de Julio Mariscal, nunca se encuentra y le hace sentirse muerto muer to y acabado. acabado. “Que es esto, Señor, dime; estoy clavado en el cenit azulque denunca la alegría y hay un algo se me ríe, que amilana a la rosa y al disanto. Dímelo tú, Señor, Señor, digo, ¿qué es esto? e sto? Ten compasión, Señor, dime que es esto. ¿Acaso la ceniza de la muerte que ya ha empezado a despojar mi vida?” (“Cizaña”, Aún es hoy , 28-1-74)

Estilo

Si algún rasgo distingue sobradamente la poesía de Julio Mariscal es su estilo formal. El uso de la metáfora, el contraste y la sentencia caracterizan sus poemas. La carga significativa de sus versos reside precisamente en las figuras antes mencionadas con la fuerza que el gran poeta transmite a los símbolos e imágenes empleados. “Mis ojos tuyos, ciegos, ya sin luna, clavados en el naipe sin suerte de tu no estar en ellos, dos fanales de pena, dos cipreses de llanto para el corral de muertos donde se pudre el lirio de aquel otoño pálido, juntos, ya tan ausencia”. (XXIV, Tierra, 1965) — 󰀱󰀵󰀳 —

 

La obra poética publicada en libro contiene textos cargados de sentimiento puro, de reflexión espiritual, de humanismo sincero, otorgándole seriedad y sencillez a su vez porque el lenguaje es directo y llano, sin efecticismos, sin rodeos innecesar ios,lesinhabarroquismo barroq uismo el planoinnecesarios, léxico que servido a larebuscado. crítica paraSencillez acusar en de pobre al vocabulario vocabulario de Julio Mariscal Montes, sin descubrir que la importancia importancia de esta poesía reside precisamente en este aspecto, en esta direccionalidad clara, precisa y cargada de contundencia. La búsqueda, la nostalgia, el lado oscuro de su sentir se apoyan en las reticencias, suspensiones, y enumeraciones dotadas de simbolismo que analizo en el plano léxico. Así también, el uso de deícticos, el tú y el yo, contribuyen a aumentar la sensación de cercanía, de implicación para con el lector, de complicidad en sus estados y sentimientos inconfesables, de sus meditaciones sobre Dios, la tierra, la muerte y el hombre; corroborando definitivamente sus temas. Consigue cargar de lirismo sus reflexiones empleando las figuras exactas, con llaneza, sin caer en popularismo falso, sin ser popular es poeta del pueblo. Pueblo al que se acerca más en su producción flamenca plagada de soleares y peteneras, ver vertiente tiente digna de un estudio paralelo a éste que hoy realizo, y que excede el objetivo propuesto. “Estos hombres duros como un romance de Federico, que pasan de la esteva a la baraja y escudriñan el cielo barajando tormentas y fanegas...” (“Los hombres”, TS, 1962) — 󰀱󰀵󰀴 —

 

Se puede resumir el estilo de Julio Mariscal en dos palabras: sobriedad y equilibrio equilibrio.. Léxico

En el estudio de una obra literaria, l iteraria, el análisis del léxico ocupa un papel tan importante como clarificador. Pienso que el abordaje de este aspecto ofrece matices a las ideas preconcebidas preconcebid as que de un autor puedan tenerse. Si en algún aspecto la crítica valoró negativamente la poesía de Julio Mariscal fue precisamente éste. La poesía de Julio, según la crítica, adolecía de riqueza, variedad y renovación, empobreciendo legado. Por elnocontrario, defendía una lengua clara, su directa y justa; fue poetaélrebuscado, ni barroco, ni tampoco intentó cambiar lo que hasta el momento en poesía se había creado. Sin embargo, tengo que discrepar de estas tajantes afirmaciones y aseverar que el vocab vocabulario ulario si pudiera considerarse escaso, es exacto y contribuye a sustentar las bases de sus ideas. Afianza los temas planteados en los distintos poemarios entroncando con los apartados analizados. Así, las palabras más empleadas se relacionan con el mundo del amor simbolizado en la rosa; con el cuerpo humano siendo la sangre, la mano, el corazón y los ojos los más frecuentes; con el campo de la religión en términos como Dios y Señor, con la sensibilidad y sentimiento humanos en el beso, lágrima y soledad. Son precisamente estos términos citados, los que se convierten en palabras nucleares que — 󰀱󰀵󰀵 —

 

sirven para clasificar los temas de sus poemarios y asimismo permiten organizar el léxico en campos, ya que los signos carecen de valor aisladamente y cobran fuerza en relación al resto de voces de un autor. El análisis de los campos, basado ensimbólica, el recuento y clasificación datos lay su interpretación enriquece sin lugarde a dudas lectura e interpretación de la obra. No obstante, me encontré con varios problemas a la hora de organizar el léxico léxico.. Existen múltiples clasificaciones de léxicos; los campos están abiertos y se interseccionan y la semántica no ha fijado aún las leyes que rijan la coherencia de los campos asociativos. Esta circunstancia se traduce en dificultad y aumenta el trabajo, ofreciendo la posibilidad de discusión sobre la inclusión unaunque término en uno u otro campo. Sin embargo creo de que, agotadora, esta labor, sujeta asimismo a polémica, resulta interesante porque presenta los términos más abundantes, e innovadora innovadora porque ofrece las relaciones simbólicas y sus lazos con el mundo del sueño, los mitos y el pensamiento humano, expresado en este caso en poesía. Bajo estas premisas presento el cuadro sinóptico que inventaría los campos más característicos sin pretender representar taxonomías. El mundo natural y el hombre, constituyen la base de la organización. El mundo natural, orgánico o no, la tierra, aparece como contrapunto al hombre que expresa dolor y al hombre espiritual que busca a Dios en constante devenir devenir con la muerte. Estas reflexiones sobre el vocabulario de Julio Mariscal apuntan con claridad a la visión lingüística que tiene — 󰀱󰀵󰀶 —

 

del mundo, remitiéndonos a los temas fundamentales de su obra. También establezc establezcoo paralelismos paralelismos entre los campos semánticos de los distintos poemarios y de los poemas en que subyacen siempre los mismos términos (sangre, corazón, mano, muerte, rosa, tierra, Dios, soledad, ausencia, hombre...). Parto, como Humboldt, de la idea básica de que la articulación es la característica esencial más general y más profunda de toda la lengua.77 Y como Trier Trier78 pienso que los campos son realidades lingüísticas vivas, situadas entre las palabras individuales y el conjunto del vocabulario que, en cuanto totalidades parciales, tienen como característica común el organizarse. Las palabras están en el campo en mutua dependencia, y cada adquiere de-. terminación conceptual a partir paruna tir dedelaellas estructura delsutodo todo. El significado de cada palabra depende así de sus vecinos contextuales. Mi intento por clasificar los campos léxicos de la obra de Mariscal es de un valor que aún no es posible determinar exactamente, en la medida en que todavía no ha sido elaborado un método de clasificación en interpretación de campos léxicos. Problemas tan importantes como el de la delimitación recíproca de los campos léxicos, así como de 77

Humboldt, Wilhelm von:über die Verschiedenheit des Menschlischen Sprachbaues. Berlín, 1836 (Du origine des formes gramaticales. Ducros, Burdeos, 1969). 78 Trier, Jost: Der Deutsche Wortschatz im Sinnbezirk des Verstandes.Carl Winter, Heidelberg, 1931.

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la integridad de sus componentes, no han sido solucionados hasta ahora de una manera satisfactoria. Con tales presupuesto presupuestos, s, señalo a continuación algunos campos que afectan a uno u a otro de los epígrafes generales (“hombre”, “mundo representaciones natural”) y que Mariscal empleay no tanto para evocarnos intelectuales utilitarias como para transmitirnos un estado de ánimo y sentimientos. Mariscal ha seleccionado en ellos las voces más idóneas, por su particulares resonancias, para expresar sus vibraciones sentimentales. Así, existen una serie de campos que por su abundancia muestran los planos predominantes de la obra. Aunque el campo de animales y vegetales dentro del mundo natural no es excesivo, destaca el uso de la “rosa” en todos los poemarios, flor simbólica por excelencia en la poesía de  Juan Ramón Ramón Jiménez, Jiménez, que se traslada a la de Julio Mariscal conllevando la complejidad de su simbología : la belleza, la existencia, el dolor y la sangre unidos al amor y la victoria sobre la muerte. Por todo ello, la rosa es símbolo también del amor. La presencia de las espinas ha sugerido numerosas disquisiciones acerca de los peligros, los quebrantos y los sufrimientos que el amor comporta. La rosa también simboliza el silencio. Semejantes valores alcanzan expresiones en JuanRebasa, Ramóntras Jiménez: la rosa es el símbolomás de totales los símbolos. haberlas asumido, todas las interpretaciones habituales. Es el ámbito del existir del poeta, pero también resume las vivencias y significa la omnipresencia amorosa. Totalidad, por eso, al término de su larga trayectoria —amorosa, exigente y — 󰀱󰀵󰀸 —

 

minuciosa—, Julio Mariscal al igual que Juan Ramón percibe la rosa como símbolo personal de la divinidad que él ha ido poco a poco concibiendo. Otro campo con lexemas repetidísimos, convirtiéndose en el máseficazmente abundante,en abundante, es la el de la “anatomía” Sus términos térmi colaboran plasmación del dolor, quenos se refleja en distintos ámbitos simbolizando el sufrimiento físico que acompaña la existencia del sujeto lírico: lír ico: corazón, corazón, ojo, mano, sangre son los miembros del cuerpo que con más frecuencia soportan el sufrimiento. Por otra parte el mundo del “trabajo” y del “campo” constituyen, por su nefasta organización social, otra de las fuentes principales de padecimiento: taladores, barbecho, sembrar, carretas, sementera, pegujal, campo, besana, mancera, esteva, gañanes, tamizar, baldío, artesa, aventar... Este campo es importante más que por su abundancia por su presencia. La importancia del trabajo en el campo, en la tierra —término de los más frecuentes en toda la obra— caracterizan a Mariscal como poeta rural y del pueblo. pueblo. La amplia simbología aplicable a la tierra la he abordado en los estudios previos que realizamos de cada uno de los poemarios. poemar ios. Los agentes de la naturaleza, tanto animales, vegetales como losresultan meteorológicos —día, tarde, noche, estrella— como agentes positivos en unas lluvia, ocasiones y negativos en otras. Al marco léxico de la obra, con matiz nostálgico en la mayoría de las ocasiones, tengo que añadir el campo de la vivienda: salón, desván, cocina... sobre todo en los últimos libros. — 󰀱󰀵󰀹 —

 

Y si a todos estos campos se une el de la “muerte”, inevitable inevitab le en gran gra n parte de las obras poéticas, queda compuesto el cuadro básico de las preocupaciones de Mariscal: muerte, cementerio, enterrar, cirios... Antes tales el poeta, con ávidoundevocabulario consuelo, se expresa en elcircunstancias campo de la “religión” vocabu lario de tradición bíblica y evangélica que confiere una dimensión trascendente, cristiana, a toda su obra: Dios, Señor, ángeles, pecado... Amor, muerte, religión, tierra... asignan a Mariscal un papel de poeta trascendente (amoroso—erótico), rural, del pueblo, pero fundamentalmente con un temperamento atormentado y dolorido. Métrica

 Julio Marisc  Julio Mariscal al dom dominó inó las dif diferen erentes tes formas de ve versific rsificaación, tanto de procedencia popular (contenida en su amplia producción flamenca) como culta (soneto) y alternó el manejo de los metros establecidos con los de propia creación, originando una poesía muy particular par ticular y característica. Ya en sus comienzos, cuando publicaba en las revistas literarias, se perfilaban sus intenciones creativas. Si la canción popular y los versos arromanzados pudieron aparecer en sus primeras composiciones se trataron de meros ejercicios de principiante que se ensaya en la métrica. Desde entonces demostró un perfecto dominio del soneto y la preferencia por el verso endecasílabo con más fuerza en — 󰀱󰀶󰀰 —

 

el ritmo que en la rima. El conocimento de la poesía de Walt Withman y de Rainer Rai ner María María Rilke, Ri lke, plagada plagadass de versos ver sos largos, libres y experimentales pudieron influir definitivamente en las tendencias de Julio Mariscal. En la mayoría de acentos sus poemarios, Mariscal predilección por los y el ritmo internodemuestra sobre la rima; cuando ésta se produce es de carácter asonantada y dispersa, disper sa, por no clasificarla de libre, libre, como es en la mayoría de los casos. Asimismo se decanta por los versos de arte mayor,, preferentemente mayor preferentement e el endecasí endecasílabo. labo. El cómputo de los versos y estrofas de sus diez libros completa los datos del siguiente cuadro: Versos predominantes:  – Heptasílabos: 629 versos  – Endecasílabos: 2971 versos versos  – Alejandrinos: 560 versos versos Estrofas:  – Estrofas de cuatro cuatro versos: versos: 203 203 estrofas. estrofas. Estructura poemática:  – Soneto: 29 sonetos. sonetos.

Aunque Julio Mariscal empleó gran variedad de metros y estrofas, según sus necesidades emocionales, combinó versos consiguiendo una mezcla peculiar que le concedieron carácter y tono propio. Los versos de arte mayor aventajan a los de arte menor, dotando de solemnidad los versos de once sílabas de la poesía de Mariscal. El verso de once sílabas se utilizó en francés, provenzal e italiano desde la más remota — 󰀱󰀶󰀱 —

 

antigüedad y en España se constata desde Don Juan Manuel y Alfonso X el Sabio. En la poesía contemporánea, desde Antonio Machado a Miguel Hernández Her nández pasando por la generación del 27 , el uso del endecasílabo se hace más extensible. El uso del soneto adquirió importancia en España a partir de la introducción de esta forma métrica por Boscán, tras su aprendizaje a través de Andrea Navagero (Granada en 1926) y a continuación fue difundido con éxito por el poeta poet a Garcilaso Garcilaso de la Vega. En cuanto a las estrofas predominantes, fue la de cuatro versos la predilecta pero sin ajustarse en rima a ningún modelo preestablecido ni constatado. Cuando así lo hace es en la única estructura poemática claramente delimitada, el soneto, así obra encontramos total La de rima veintinueve sonetos en today su editada enunlibro. en los sonetos responde a ABBA ABBA CDE CDE, constituyendo uno de los esquemas más frecuentes de la historia de la literatura española, por lo que Mariscal Mar iscal la utiliza sin aportar ninguna innovación. La práctica de las estrofas tradicionales no colmaron las expectativas de Julio Mariscal que, lector de extranjeros y contemporáneos, se inclinó al versolibrismo y a su creación propia. Ni Antonio Quilis79  ni Tomá Tomáss Navar Navarro ro Tomá Tomáss80 presentan en sus manuales las variedades métricas usadas por Julio 79

Quilis, Antonio: Metrica española, Ariel, Madrid, 3ª ed. 1986 Navarro Tomás, T: Métrica española. Guadarrama-Labor, MadridBarcelona, 1974, quinta edición. 80

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Mariscal. Navarro Tomás ofrece precedentes de endecasílabos blancos dispuestos en cuartetos cuar tetos a modo de silva en Antonio Machado. Es esto lo más parecido que encontramos en Julio Mariscal, Mar iscal, ya que prefiere las estrofas de cuatro versos (203 estrofas de cuatro versos aparecen en sus poemas editados en libro). Como en casi todas las silvas de Mariscal Mar iscal existe un predominio del endecasílabo, como en Rivas y Zorrilla, Zorr illa, que le suministr suministran an una atmósfer atmósferaa de gravedad. g ravedad.Todas estas estrofas de versos distintos tienen una propiedad común, derivada de esa misma variedad métrica, que las libera de ataduras, y que evita riesgos y peligros inherentes a las estrofas de metro y rima rima regular, regular, tales como la monotonía. Al diluirse la uniformidad en tales estrofas ganan en flexibilidad, pudiendo entonces el poema oscilar entre la equilibrada brevedad del heptasílabo, la contenida elegancia del endecasílabo y la solemnidad del alejandrino. Por otra parte la distancia entre las rimas deja de ser fija (en casos como la silva), y el poeta puede de ese modo encoger o prolongar esa distancia según el ritmo interior emocional. Esta última característica vincula estrechamente la métrica de Mariscal a su siglo, el siglo del versolibrismo. Y por esa vinculación no eludió el verso libre. Mariscal no reservó ninguna estrofa para ningún tema en concreto, producción elegíaca, amorosa y religiosa en su mayoría; sólo se sirve de la exclusividad del soneto para un poemario, poemar io, Quinta palabra. Normalmente la variedad métrica le proporciona el cauce para expresar motivos líricos o sociales. La calidad de sus sonetos, según la crítica (José — 󰀱󰀶󰀳 —

 

María Pemán81, Leopoldo de Luis...) le sitúan como uno de los mejores sonetistas de la poesía religiosa de posguerra. Y toda su poesía amorosa, social, religiosa82, en definitiva lírico-trascendental, ofrece con su particular tratamiento métrico ímpetuentre poético cargadoy contención. de densidad expresivauny desbordado un gran equilibrio emoción Influencias

En su obra poética publicada en libro y de carácter culto, se deja llevar por la obra de poetas hispánicos contemporáneos principalmente. Lector de Withman, Rilke, Béquer, Alberti... se dejó seducir ellos(El enmar, los albores de su poesía. Los primeros poemas por poemas inéditos la caracaracola...) o publicados en revistas guardan esas primeras tendencias. Posteriormente, y como solía declarar el propio poeta, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Federico García Lorca, Luis Cernuda y Miguel Hernández se convierten para Julio Mariscal en sus principales pr incipales inspiradores. inspiradores. Por supuesto que no he analizado analizado por no ser el objetivo de este trabajo, el influjo popular de Demófilo y Federico García Lorca en la producción popular que se tradujo en su poesía flamenca (soleares, peteneras...) que tambiénfavorecidas existió. Las influencias iniciales y laspero posteriores, por su interés cultural y su curiosidad pueden considerarse 81 82

Prólogo a Quinta Palabra, op. cit. Leopoldo de Luis: Poesía religiosa, Alfguara Alfguara,, Madrid, 1969, 1969, pp. pp. 355-366.

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como de autodidactismo que contagia a cuantos le rodearon. Finalmente, Julio Mariscal creó una poesía de tono, tema, estilo, metro y forma exclusiva y propiamente suya. De la poesía amorosa, a la religiosa y la social, Julio Julio Mariscal muestra su originalidad.  Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado

Aunque la crítica ha querido ver en la poesía de Mariscal influencias de Gustavo Adolfo Bécquer, el lirismo y simbolismo expresados y contenidos en su poesía amorosa se acercan más si cabe a la poesía de Juan Ramón Jiménez (1881). Asimismo, de todos es conocida la profunda admiración correspondencia mantenida entre loscomparpoetas gaditanos ydela los grupos “Alcaraván” y “Platero”, tiendo la admiración a Juan Ramón de todos ellos. Antonio Machado (1875) fue uno de los poetas rescatados por las promociones del cincuenta. La publicación de las obras completas en 1942 significó el gran aldabonazo a esta poesía. La herencia de Machado fue recogida por sus seguidores y se le brindaron múltiples lecturas y homenajes. Basta recordar el viaje a Collioure por parte de los “grandes” del “grupo del 50” (Francisco Brines, Br ines, José José Agustín Goytisolo,Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral) y la creación de poemas en torno tor no a su legado. Si el lirismo de Mariscal se debe a Juan Ramón, la sobriedad, el equilibrio y la seriedad serena se deben sin lugar a dudas a las lecturas reposadas de la obra de Antonio Machado. — 󰀱󰀶󰀵 —

 

La generación del 27

A Julio Mariscal se le ha clasificado como heredero del 27, pues en su trayectoria trayectoria casi aglutina las diversas tendencias de esta generación. si enmarinero uninero primer Mariscal se decantó por elPero Alberti mar de lamomento primera época y por la poesía amorosa de Pedro Salinas que nos apuntaba la crítica, la evolución de Mariscal se acerca a la poesía de Federico García Lorca y de Luis Cernuda principalmente. Federico García Lorca (1898) y Luis Cernuda (1902), poetas de la generación de 27 y coincidentes con Mariscal en preocupaciones sexuales, se convierten en “maestros” para Julio Mariscal. Los alumnos del poeta recuerdan las “lecturas prohibidas” y a escondidas que dictaba de Lorca y Cernuda, y sus coetáneos rememoran los poemas que Julio recitaba de memoria con admiración. En la biblioteca de  Julio permanec permanecen en las obras comp completas letas de Garcí Garcíaa Lorca, Lorca, que tanto debieron de inspirar a su obra popular y flamenca. Así como la poesía intimista y confidencial del poeta sevillano Luis Cernuda, al que admiró a través de Higinio Capote Benot83, influyeron en muchos de los poemas de su libro preferido Tierra (crónica de lo inconfesable y lo prohibido). 83

Higinio Capote, doctor en Letras y Derecho, coincidió en Sevilla con los componentesdel grupo gr upo del 27, especialmente con Cernuda. Sus cartas fueron estudiadas por el profesor López Estrada y publicadas por su hijo  José María en el el libro: El surrealismo en la poesía de Luis Cernuda, Universidad de Sevilla, 1976.

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Miguel Hernández

Miguel Hernández ha sido un poeta que por su hondura, perfección formal y humana actitud ante el verso ha la poesía posterior a 1939. Susinfluido libros seenormemente publicaron enen1936 y en plena guerra Civil . El rayo que no cesa ha sido sin duda el de más firme fir me secuela, tanto por su temática humana y religiosamente apasionada como por su originalidad or iginalidad expresiva, que parece hacer nuevos los moldes tradicionales a fuerza de usar un castellano audaz, sorprendente y siempre brillantísimo. Sin embargo, hasta muy avanzado el año 1945, Miguel Hernández no aparecerá en las revistas especializadas, como Espadaña  (núm.16), donde Cirlot daba a conocer una “Elegía a Miguel Hernández”, posiblemente la primera publicada después de la muerte del poeta. Al año siguiente, en 1946, Hernández apareció en Proel. Y por fin llegarían también las ediciones contadas pero importantes: en 1949, El rayo que no cesa84, se convirtió en accesible a los lectores; en 1951, en la colección Ifach de Alicante, Seis poemas inéditos y nueve más; y en 1952, en Aguilar, Obra escogi esc ogida. da. Poesía Poesía,,Teat eatro, ro, edic  edición ión de Arturo del Hoyo H oyo.. A continuación comienzan a celebrarse los homena jes, en octubre octubre de 1960 (50primer aniversario aniversario de su generalizado nacimiento), nacimiento), se convocó desde Ínsula el homenaje desde la muerte del poeta. En la Universidad de Barcelona intervinieron Barral, Gil de Biedma y José Agustín 84

Hernández, Miguel: El rayo que no cesa, Austral, Madrid, Madr id, 1ª ed. 1949 194 9

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Goytisolo, cuando los problemas de la censura continuaban vigentes. La influencia de Miguel Hernández Her nández sobre los poetas de la generación del 50 y sobre las corrientes de poesía social y rehumanizadas han sido abordadas abundantemente por la crítica literaria. Eugenio de Nora, Victoriano Crémer,  José Hierro, Blas de Otero, Gabriel Gabr iel Celay Celaya... a... herederos de la poética de Miguel Hernández, Her nández, también fueron leídos por Julio Mariscal. El contacto a través del correo y de las revistas literarias de Julio Mariscal con estos poetas marcaron parte de su poesía, claramente los poemas de Tierra de Secanos entre otros. Como Miguel Hernández, Julio Mariscal cantó al hombre y aylasutierra, al mundo del campo y del pueblo, lo humilde entor no, entorno, en estructuras rítmicas y en imá-a genes léxicas traducidas por símbolos que han sido analizados a lo largo de nuestro trabajo. La nostalgia, la muerte muer te y Dios, tratados con profundidad y expresividad poética inigualable son coincidentes en ambos poetas. Proyección

 Julio Mariscal ha sido considerado heredero del 27 y representante de la generación del 50, con huellas claras que forjan su auténtico tono y voz personal e inconfundible para el estudioso y el lector lect or.. Poeta Poeta origina or iginall y profundo, ejemplo de la poesía andaluza de posguerra, se mantiene vigente por la valía de sus composiciones. Del amor a la — 󰀱󰀶󰀸 —

 

muerte, se tiñe de denuncia y se revela ante la situación del campo. La insatisfacción vital consigo mismo y con la época le hacen encerrarse y ser él mismo sin parecerse a nadie.  Julio Mariscal Montes cultivó una poesía de validez universal unive rsal que no ha recibido el trato que de justicia se merece. La obra de Mariscal no es tan breve como pudiera parecer y su influencia entre coetáneos y epígonos fue de trascendental importancia para la poesía contemporánea. Varios factores han perjudicado la difusión de sus libros: 1) La marginación que ha sufrido la poesía poesía andaluza, periférica, mal comunicada y sin medios medios.. 2) Época política contraria a la difusión difusión cultural cultural y enpor la censura. 3) torpecida La personalidad y el temperamento introspectiv introspectivoo de su autor. 4) Muerte temprana temprana de Julio Mariscal. 5) La dificultad dificultad ante la reedición reedición de sus poemarios. poemarios. Las antologías (Ruiz Copete, Sevilla, Bejarano) han resultado insuficientes. No se ha publicado la edición crítica completa de su obra, que deberían contener las publicaciones dispersas en libros y revistas, la obra inédita y su poesía flamenca. A pesar de estos inconvenientes, la calidad de su obra, comparable a la de los mejores poetas andaluces del siglo, ha posibilitado su vigencia posterior y el reconocimiento por parte de creadores y lectores. El reconocimiento en Paterna y Arcos de la Frontera queda patente, entre sus — 󰀱󰀶󰀹 —

 

gentes agradecidas, con calle, busto, colegio y monumento que, junto junto a homenajes y recitales que se le dedican con frecuencia,, mantienen viva su presencia. frecuencia presenci a. Su valía se admite entre críticos, escritores escritores y amigos como poeta con talante singular, de estilopersonalidad propio dentroque deno la quiso generación del 50 y con una increíble promocionarse más allá de sus fronteras. Su legado es el valioso ejemplo de un testimonio inigualable de la época que le tocó vivir.  Julio Mariscal, con un talante creador propio como vehículo único de expresión y autoexpresión, sufrió la in justicia del olvido y de las circunstancias de su contexto histórico. La obra de este autor atormentado nos presenta poemas con una carga sentenciosa y una tremenda capacidad lírica, sobria y equilibrada, que le permiten ser distinguido en su grupo y en la poesía del 50 en general85.

85

En noviembre de 2012 se cumplieron noventa años del nacimiento de Julio Mariscal Montes y treinta y cinco de su muerte.

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BIBLIOGRAFÍA POEMARIOS Y ANTOLOGÍAS DE JULIO MARISCAL MONTES

Corral de muertos, colección Neblí, número 15, Madrid, 1954 (segunda edición, 1972). Pasan hombres oscuros, colección Adonais, Rialp S.A., Ma-

drid, Poemas de 1955. Ausencia, colección Lazarillo, Lazar illo, número número 3, Madrid, 1957. Quinta Palabra, colección Alcaraván, Arcos de la Frontera (Cádiz), (Cád iz), 19 1958. 58. Tierra de Secanos, colección la Venecia, número 1, Jerez de la Frontera,1962. Tierra, colección  La Veleta al Sur, número 18, Granada, 1965. Ultimo día, cuadernos del Sur, número 4, Librería Anticuaria cuar ia “El “E l Guadalhorce” Guadal horce”,, Málaga, Má laga, 1971 1971. Poemas a Soledad , colección La Peñuela, número 3, La Carolina (Jaén), ( Jaén), 1975. 1975.

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 Julio Mariscal Montes: Poemas a Soledad en el conjunto de su obra. Edición de Guillermo Sena Medina. I.E.S. Miguel Mancheño, Arcos (Cádiz) y La Carolina (Jaén), 1975. Trébol de cuatro hojas, Ángaro Ánga ro, , Sevil Sevilla, la, 197 1976. 6.  Antología  Antolog ía Poética Poética. Introducción y selección de Juan de Dios Ruiz  Copete colección de bolsillo, número 68, Universidad, versi dad, Sevilla, S evilla, 1978 1978..  Aún es hoy  hoy , colección La Peñuela, número 13, La Carolina, ( Jaén), 1980. 1980. Ocho sonetos sonet os a un retrato de mujer, 1982 (los (los sonetos aparecieaparec ieron publicados publicados en diferen d iferentes tes revistas). revista s). Las manos a la espalda espa lda y el corazón contigo. Selección de Pedro Sevilla Sevi lla y Cristóbal Cr istóbal Romero, biblioteca biblioteca Escolar Esc olar C.P. C.P. Alfonso X el Sabio, Arcos de la Frontera (Cádiz), 1989. La voz quebrada. (Inéditos presentados por Pedro Sevilla). Ediciones Plaza de la Marina, Málaga, 1990. Diez de Julio. Antología y estudio de la obra de Julio Mariscall Montes. risca Montes. Pedro Sevilla, Ayuntamiento de Arcos de la Frontera, 1990.  Antología  Antolog ía. Prólogo y selección de Francisco Bejarano, libros de bolsillo de la Diputación de Cádiz, número 2,

1993.  JulioCádiz, Mariscal:  El poeta y su obra, Juan de Dios D ios Ruiz Copete, Diputación de Cádiz, 2001. La mano abierta (Antología), Selección Selecc ión de José Mateos y prólogoo de Pedro Sevilla, log Sevi lla, Renacimiento Renaci miento,, Sevilla, Sevi lla, 2007 20 07.. — 󰀱󰀷󰀲 —

 

P O E S Í A C O M P L E TA

 J U L I O M A R I S C A L M O N T E S

 

TO S C O R R A L D E M U E R TO (1953)

Corral de muertos entre pobre tapias hechas también depobres barros. barro. M. DE UNAMUNO

 

CIPRÉS  A Felipe Felipe Sordo Lamadrid 

Aquí, donde los hombres se han tendido para olvidarse dentro de su muerte, muer te, tú sigues vertical, sin ofrecerte, limpio y sonoro el último latido. ¿Qué manos que ya fueron se han unido en tierra cruda para sostenerte? ¿Qué talle de otro abril vino a traerte ejemplo en las cenizas de su olvido? Bocas sin risa, senos, cabelleras, se mezclan en tu sangre, envenenada por el terrible terr ible empeño de la altura. ¡Qué loco derrochar de primaveras en el tapete verde de la nada para que se cumpliera tu hermosura!

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MANUEL  A Antonio Murciano

El decía: “El hombre un corazón y un camino adelante”. Yo no lo vi cuando se lo encontraron. Si os digo la verdad no sé siquiera cuándo fue ni dónde. Alguna encrucijada y la noche encharcándolo de estrellas. Algún resol de agosto tozudamente por el hilo inútil. Alguna venta con su parra y sus prisas… Después de todo: “El hombre un corazón y un camino adelante”. Y el corazón ahora un puñado p uñado de olvido. o lvido.Y el e l camino… c amino… ¿Y el camino, Señor? ¿Ese entregarse a un “más allá” para el que siempre es tarde? Si os digo no sé por qué lo evoco. Tal vez sería más limpiamente honrado cortar una varita de acebuche y escribir sobre el polvo: “Manuel. Pañero de Montejaque”. — 󰀱󰀷󰀸 —

 

CONSUELO  A Luis Álvarez Álvarez Lencero

FILA tercera. Número… ¡Qué importa! si no es en este yermo de silencio, en este robledal de cruces donde vamos levantando el cadáver del olvido, donde al decir “Consuelo” “Consuelo” mi compasión tropezará tus manos. Vámonos a la Plaza, al a laCompás mentirade la Iglesia, de un Diciembre con nietos, a la dulce paz de la resolana y la calceta… O, mejor, iré solo porque tú no te has ido, que estás allí con tu sillita inútil, con tu poquito de sol, con esa enorme laguna de tu ausencia…

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 JOA  JO AQUÍN EL DE LOS BURROS BURROS  A Fernando Fernando Quiñones

ESTÁ tan vivo aún que no podemos hacernos a tu muerte. Yo tuve que llegar hasta ese enorme montón de vida tuya derrumbada para decirle al pecho que no eras. Que no eras tú Joaquín el de los l os Burros: veinte años abiertos a todos los caminos, áspera voz dedecopla y aguardiente, con veranos cántaro y pregones, con brumosos otoños de aceituna, con terribles inviernos que el carbón y la duda ennegrecían, con locas primav pr imaveras eras de esperanza, brazos al sol y el corazón latiendo. latiendo. Yo tuve que llegar hasta tu madre y verla, revoltijo de luto y desconsuelo; hasta tu novia, breve, casi orgullosa en esto de sentirse impor importante, tante, hasta esa eterna eter na cama que escoltan cuatro velas y un Cristo derrengado e implacable.

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Yo he tenido, Joaquín, que ver ahora ese boquete horrible horr ible donde te estás pudriendo, donde te irán comiendo olvidos y gusanos, y aun así me pregunto sin remedio: remedio: ¿Y es posible, Señor? ¿Y es que merecen cuatro palmos de malpagada tierra tanta sangre triunfante tr iunfante,, tanta sangre?

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SALVADOR MORILLA  A Rafael Alberti

… Y lo terrible es que ésta no es la muerte que te correspondía. cor respondía. Tú no eras para haber encallado en esta tierra del pegujal y el cardo, bajo esta tierra quieta y siempre sola. Tu muerte eradeotra cosa: un borbotón azules sin peso entre dos aguas, una burbuja de sol hacia una travesía sin retorno. Tú eras para morirte, mor irte, sí, pero sobre la ola, sobre el lomo rizado del “poniente” y la espuma. Y estás aquí, definitivamente quieto por el mar sosegado del olvido.

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ROSA  A José Antonio Muñoz Rojas  A su “Historias de Familia”  Familia” 

SE leía: “ROSA”.Y más debajo: “¿COMO PODRE OLVIDARTE?”. Era una historia larga y triste como un invierno seco, que yo os puedo contar en dos palabras: Llegó con el una tr igotarde trigo maduro de sus veinte veranos, con su enorme pamela, con su blanca sonrisa casi núbil, pegada a un hombre seco, ya maduro, de estrellas, Ordenanza, escalafones… se la vio muchas veces en los primeros bancos de la Misa de Doce, en el baile artesano, en esa para plazaladesosa, todos los pueblos hecha azucena alegría del domingo. domingo. Tenían una casa pequeña y recargada como una cornucopia cor nucopia con su huerto huer to y sus finos miradores… — 󰀱󰀸󰀳 —

 

Bueno y ahora, ¿qué importa todo eso? Aquí, clavada en cuatro letras y una interrogación:  —“¿Cómo podré olvidarte?”—  olvidarte?”—  que tú habrás injertado en una estrella más, en otra estrella no para el oro de la bocamanga, sino para la oscura noche del recuerdo recuerdo..

— 󰀱󰀸󰀴 —

 

MIGUEL MORENO  A Pedro Pedro Román Moreles

MIGUEL, yo estoy seguro que no es así como debiera hablarte. A ti no se te puede encerrar en un verso, en una lágrima, lágr ima, en un pedazo de compasión o un Padrenuestro. A ti hay que hablarte con la voz al rojo sobre las cuatro llamas de una copla, y“volar si te digo “ayer” y sialteolvido”, digo de ruiseñores encampanar el toro del verano y embestirle a la tarde hasta aventar las dalias del recuerdo. Pero ¡qué quieres! pienso este aire de cobra sin tus coplas, este ahogarte en el silencio como con sombra en vez de sangre, este decir un “para siempre” mientras mientras el corazón disfraza la amargura para decirme: “No, quizás mañana, es sólo una afonía, un diciembre de yunta y sementera”.

— 󰀱󰀸󰀵 —

 

 JOSÉ  A Guillermo Servando

¡GRITA! ¡Grita tan fuerte que se derrumbe derr umbe ese montón de olvido! ¡Que se haga torre o río de pie por tus pregones! ¡Ven a las doce con el bárbaro sol de los secanos! ¡Que tú relumbre vista con oro de Lucena estos colores sosos de la muerte! Pero es inútil ya, José. Tu grito g rito se ha doblado en el aire como un enorme enor me sauce de silencio silencio.. Y tus velones… ¡Dios mío! tus velones andarán por los cielos estivales,  —tienen que andar, andar, José, por esos cielos—  sosteniendo estrellones como puños.

— 󰀱󰀸󰀶 —

 

MARÍA  A José Luis Luis Tejada

SE llamaba María y pienso ahora que le iba bien el nombre porque era hormiga de azafrán y artesa y se daba a cantar, pero mientras cosía. La encontrábamos siempre entre cosas sencillas: el café a medio hacer, hacer, el cuarto de la l a plancha… Mis hermanos, ya hombres, le pedían camisas, pellizquitos de ahorro, pañuelos y consejos. Llegó a misrobles siete hechos años conpara susmis manos pequeñas como dos diabluras, con sus manos de azúcar y sus maravillosas historias para el negro lobo de mis insomnios. Y se fue para siempre —ya el corazón de marzo tirándole chinitas a la primav primavera—  era—  mientras que yo trepaba por la parra del curso resbalando en el cálculo, cayendo en la Gramática. Ahora, entre entre las lluvias de invierno sobre invierno viene a la memoria una carta de entonces; “Pues, María… ¡La pobre! … En fin, era tan vieja… Pero no te disgustes, tú no dejes los libros”.

— 󰀱󰀸󰀷 —

 

Y yo entonces… María, ahora sí que me dueles. Que me vienes doliendo en la mejor nostalgia. Ahora sí que tus manos que andarán por estrellas, por arcángeles niños de cometa y peonza, son de verdad dos robles para la diablura de traer a tu fosa aquellos años rubios. Ahora si que, María, son tus manos de azúcar para este inevitable acibar de ser hombre.

— 󰀱󰀸󰀸 —

 

LUIS  A Cristóbal Romero

¿QUÉ cielo es ese hacia el que te llevaron? llevaron? Tú, entre tus cinco años, tenías tu cielo aquí: en un pedazo de pan y una granada. Tenías tu cielo aquí. ¡Qué horrible todo aquello de un instante con niebla! ¡De unas manos de las tuyas! ¡Demadre la cunayéndose vacía ypor el caballo de cartón en el suelo sin risas que llevar sobre sus ancas! ¡Qué horrible todo aquello! Podríamos hacernos la esperanza de decir que la muerte es otro juego más, es la vecina aquella que llevaban ll evaban hasta tus miedos o la oscura tarde de escuela con mandil y abecedario… Podíamos… ¡Pero ya es tarde para todo! Un frío eterno, eter no, un cielo en la esperanza, una miseria — 󰀱󰀸󰀹 —

 

de polvo que nos cabe en el bolsillo del chaleco… ¡Ya es tarde para todo! Ya es tarde para ti que no tuviste tiempo para nada…

— 󰀱󰀹󰀰 —

 

 JOSÉ DOLORES  A José M. Rodríguez Méndez

NO hay que llorar, muchachas. No hay que llorarlo. El está aquí tendido, eternamente horizontal, sin brazos para citas o altos trigos, sin corazón donde guardar promesas… El está aquí, pero las amapolas pero lo siguen aguardando en los trigales.

— 󰀱󰀹󰀱 —

 

FOSA COMÚN  A Blas de Otero

ESTOY sobre vosotros los baldíos, fosa común, desván del pudridero, olvido sobre olvido. Sobre vosotros vosotros los sin cruces, los sin esa campanillita loca del recuerdo. Los más muertos de todos todos.. Estoy sobre barbecho sinvosotros, un cardotierra ni un otra lirio,vez, sin un “esposo” o “madre” que os ampare. Sobre vosotros digo, pisando vuestros huesos, vuestros sueños, vuestras ansias calientes toda todavía vía aferradas a un junco o un arado. arado. Y aquí sobre vosotros mientras me florece esta almáciga de olvidos. Os digo que quizás vuestro silencio me clame con más fuerza, me grite más enorme que el mármol y el puñado de alhelíes.

— 󰀱󰀹󰀲 —

 

EUGENIO MARTIN RODRÍGUEZ  A D. D. Luis Guerra

YO no sé porque elijo esta palabra: Sombra, cada vez que mis ojos bucean en tu muerte. muer te. Quizás porque eres eso: sombra viva a horcajadas por la acacia y la Física de mi Bachillerato Bac hillerato.. Yo no sé por qué “sombra” se me adelanta a Eugenio tropezando la “ese” en mi sur con olivos, ni por qué este “ceceo” te centra en mi recuerdo más que tu Salamanca dorada y ecuménica. Yo no sé, amigo. Sombra es mi voz; sombra fría, cuaresmal y ceniza como un alba de marzo marzo.. Sombra a secas sin esa aureola de gracia de la siesta y el patio que tamiza la vela. Aquí me tienes: sombra, trasmundo de aquel Julio Mariscal, luminoso, que conocimos ambos, que viene hasta tu enorme enor me paredón de silencio a llorarlo llorándote, a encontrarse en tu olvido.

— 󰀱󰀹󰀳 —

 

PURA  A Serafín Pró Hesles

ERA el muladar de besos que pudorosas novias desperdician. El cierto acantilado del mar de todos los deseos. La carne acorralada que se ofrece sumisa, que se subasta, que se compra y se muerde con los ojos cerrados y el alma puesta en otra carne. Era eso y más, todo lo que queráis. “Pero “P ero también el perro per ro  —fijáos, el perro— tiene su corazoncito”. corazoncito”. Y ésta era una mujer, una moza de pueblo que iba a la fuente y a la misa de siete, que tenía brazos para la reja y el domingo, que tenía…

— 󰀱󰀹󰀴 —

 

Y ahora, ya veis: una lápida blanca y un nombre más aún —“Pura”—  más blanco todavía, riéndose de ella a carcajadas.

— 󰀱󰀹󰀵 —

 

LUISA  A Aquilino Duque

AQUÍ una fecha —¿qué más da?— Cualquiera, porque tú estabas muerta mucho antes. ¿Verdad ¿V erdad que sí, s í, Luisa? ¿Verdad que cada año de tu inútil pureza era un puñado más de tierra sobre tu fosa? ¿Verdad que cada hora de desvelo y puntada, costurera de pueblo para todo, era un irse cosiendo la mortaja? Y luego aquella burla de la caja de blanco. De azucenas inútiles sobre tu frente casta. Aquella burla trágica vengo a decirte ahora, porque tú sabes, porque tú lo sabes, porque tú sólo sabes, Luisa, cuantas noches de clavarse las uñas en la sangre, de amordazarse, de vencerse, para no subastar tu nombre en las esquinas. No sé, no sé, estoy aquí y te digo no puedo evocarte evo carte de niña con tus trenzas ni de granada fruta fr uta de citas y desvelos, ni de, ya con cuarenta, agria y trabajadora, en mansa letanía de visitas y rezos. — 󰀱󰀹󰀶 —

 

No sé, Luisa, estoy aquí, los ojos llenos por esas cinco letras de tu nombre y no sé si llorar o sí reírme, si evocarte mujer de carne y hueso o sólo una caricatura de mujer, una pobre marioneta inútil de ese guiñol terrible que es la vida.

— 󰀱󰀹󰀷 —

 

CURRO ARILLO  A Manuel Montero Sáenz

PARA este surco sí que no hay simiente ni aguaceros de marzo. Tú no serás espiga aunque junio te tire de la sangre. sang re. No volverás a erguirte aunque el geranio de la reja clame por la luna redonda de tu ausencia. Py,ero diciembre su estrella la besana, aunque sé quepone es inútil, que tuenmano no ha de volver por yuntas y manceras, vengo a decirte: “Curro, los mulos piden gañanes. Alza tu voz, engancha el arado y ahonda bien el surco, que el año es seco y el manzano tiene…”. ¿Y qué te importa impor ta ya el arado, dime? ¿Es qué te importa algo que el trigo salga a veinte o que no salga, a ti, sombra, recuerdo, llanto de unos ojos que, acaso, ya ni lloren?

— 󰀱󰀹󰀸 —

 

FERNANDO  A José María Pemán Pemán

SI vieras cuántas noches, Fernando, Fernando, cuántas noches de veras con su luna y sus grillos, con su negra miseria de ladrillos y esquinas, no como esa otra noche noc he de tinieblas que intentabas abrir con tu cayado. Si vieras cuántas noches ha llenado tu insomnio mi ceguera. Si tú, pensar Fernando, quévieras tortura en esa muerte que es un poco de todos, que está hecha con trozos de deseos de cada uno. Si vieras tú, Fernando… Andabas por las calles desde el alba llenando todo el pueblo con tus ojos vacíos, con la cuenta perdida de tus años. Eras el salivazo en la sencilla picardía del domingo y la fuente, el moscardón de siestas con reatas, el ocaso en los cielos alegres de las bodas… Eras — 󰀱󰀹󰀹 —

 

esa piedra de tope para lágrimas que la muerte nos pone a flor de labios: “¿Y no debió ser éste?”… “Ya para lo que sirve”… “Es que te digo que Dios algunas veces”… Y tú de pie, y el niño que se iba con las manos vacías de este mundo, y el esposo, y la novia, y aquella madre sola con su llanto y su hambre para siempre… Si vieras tú, Fernando, que pasabas tan ignorado y solo, que no eras ni ese papel inútil por la brisa en la colmena viva de la lucha y el pueblo; si vieras tú, Fernando, cómo llenas el pueblo con tu ausencia, cómo sentimos tu vacío, cómo buscamos otra piedra en donde tropezar con nuestros lloros… Si vieras tú, Fernando, que he tenido que venir a tu fosa, que venir a tu tierra que eres, tal vez, tú mismo para hacerme a tu muerte, para clavarme entre lostuojos tu muerte de verdad, muerte que a fuerza de clamarla es un poco de todos todos.. Si vieras tú, Fernando…

— 󰀲󰀰󰀰 —

 

ROSARIO ATIEN ATIENZA ZA  A José José Antonio Rosado

¿QUIÉN eres tú, “Rosario Atienza”, y quién “Tú esposo e hijos que te lloran”? Sabemos que fue en octubre, un veintisiete de hace ya… ¿Cuántos años? ¿Cuántos olvidos desde aquel octubre? Iba a pasar de largo. Estaba porojos los no pararme me han huído un tan siquiera. Pero de tanto inútil ya clamor de nombres, de esperanzas que fueron con las mías, y me han traído hasta este mármol tuyo sin manos que se estrechan, sin el vaso de agua o el “Tanto gusto” de las buenas formas. Iba a pasar pasar de largo. Pero Pero,, mira: vuelvo a lavientos flor y alque hombre por otros los deque estossechopos cmueven hopos y he pensado: Quizás tú quieras algo, un beso o un consejo o una camisa limpia para ese esposo e hijos que te lloran. ¿Qué te lloran aún, Rosario Atienza? — 󰀲󰀰󰀱 —

 

ANTONIO ANT ONIO HEREDIA  A Antonio Luis Baena

PORQUE tú no sabías. Tú no podías saber saber,, Antonio Heredia, zapatero, zapate ro, que esos mismos zapatos que tú hiciste, esos mismos zapatos, quizá pisen tu sonrisa o tu anhelo hechos lodo o arcilla tan inútil. Yo sé que tú no lo sabías. Que no podías saber de ningún modo que palomaslastuyas fueran cuervos cuer vos paraesas pisotearte entrañas. ¿Y por qué, Antonio, dime tú, decidme por qué tormenta donde sólo nubes? ¿No es más dulce pensar que tus zapatos son manos para alzarte de la tierra, lienzos que cubren tus despojos, altos, celosos rondadores rondadores de tu muerte? muer te? De cualquier forma estáis los dos tan juntos, tan desoladamente amancebados, que uno piensa: “¡Dios mío! ¿Qué tendrán que decirse? ¿Qué se estarán diciendo ahora? ¿Qué, Antonio Heredia, zapatero?” — 󰀲󰀰󰀲 —

 

CARMEN GIL MARTÍNEZ  A Carlos Murciano

¡MENTIRA! ¿Cómo voy a creer que en este nombre y estos dos apellidos estés cautiva tú, “Carmen la l a del Minero”? ¿Cómo voy a creer que en esta galería a flor de tierra, en esta pobre galería cuyo filón en un “mañana” oscuro, un disolverse en yerbas y gusanos, te hayas hundido para siempre? Pasabas por las calles, por plazas y tabernas del domingo: “ahí va “la del Minero”. Lleva en los ojos toda la luz que el padre cambió por unos pozos de penumbra”. Ahí va “la del Minero”… y ahora no vas ni vienes, sino que estás aquí con tu segunda muerte  —esa terrible muerte del olvido—  y un nombre: “Carmen Gil Martínez” que, de eso sí que estoy seguro; Hasta a ti misma ha de sonarte sonar te extraño. extraño. — 󰀲󰀰󰀳 —

 

DON FELICIANO NO vamos a engañarnos: Pocas veces tu adarme de eternidad, eter nidad, tu cielo de dura, opaca tierra, desala en mi recuerdo sus ángeles de lágrimas, desemboca mi llanto hacia tu lento olvido. Quizás tu forcejeo constante con la muerte te haría andar por ella ell a extrañándola apenas; tu trajinar diario de un parto par to a una agonía tal vez te iba creciendo tu muerte muer te a cada paso. Albañil de con este los inútil solar que llaman vida, despierto, cinco mastines al acecho, te olvidaste tu viña por las viñas ajenas, te fuiste apagando para que otros ardiesen. Ahora andarás —¿quién sabe?— a las tardes de ese mundo de niebla o llama que nadie ha visto abrirse. abr irse. Ya estarás est arás en el cielo. ¿O es, es , acaso, ese cielo de banderolas blancas lo que te habrás perdido? Pero yo quiero en esta inicial de septiembre que un viento de nostalgias me empuja hasta tu fosa evocarte evo carte en la parda mulita franciscana, médico pueblerino, bracero de la sangre.

— 󰀲󰀰󰀴 —

 

Traerte hasta mi verso desolado y caliente como un trigal de junio a un grito gr ito de agonía y decirte decir te las cosas que aquel “Don “Don Feliciano” de bisturí y consulta me helaba en la garganta. Y —¿a qué engañarnos?— quiero que sepas que ha tenido que venir este hachazo tremendo de tu muerte muer te para unirnos de veras, para que yo te diga de un cariño que, acaso, tú pensabas anémico, devanándote, torpe, sin dar con la receta.

— 󰀲󰀰󰀵 —

 

PASAN HOMBRES OSCUROS (1955)

¡Desde esta altura el amor veo!, si estoniesfue la vida, no fue en yvano el vivir de más, dolor desengaño. ANTHERO DE QUENTAL

 

I TE nombro nomb ro fuente, atardecer atardece r, locura,  jazmín, recuerdo recuerdo,, corazón o estrella; y no encuentro palabra que te alcance elemental y mía como eres. Digo entonces: mañana, selva, espuela, horizonte o nostalgia, río, espuma; y aún no me llegas ll egas toda, aún te resbalas de entre mis manos como un agua esquiva. Y sigo loco:¡Qué rosa,vanas niña,todas aurora, lumbre… las palabras, todas!, todas!, y tengo entonces que apretar los labios y miniar tu figura de silencios.

— 󰀲󰀰󰀹 —

 

II ESTA tarde parada no le va bien a tu alegría. Porque tú eres rotunda, estival y dorada como una fruta nuev nueva, a, una canción de Alberti, un juramento… Esta tarde, amor mío, hecha para que vengan otras tardes a dolernos ahora en la nostalgia; esta tarde de Octubre que yo, tan combatido, te estreno en el costado. El aire es una “Sevres” que va a quebrar el aguijón del Angelus; el río es un milagro que levemente arañan los mimbrales; el sol, una manzana para los duros labios de la noche; y tú, mi corazón, tú eres mi todo: mi “Sevres” y mi río, mi sol… Mi corazón, tú eres la rosa que, al fin, ha florecido en la solapa de mi tozudamente amarga soltería.

— 󰀲󰀱󰀰 —

 

III PENSÉ decírtelo cuando las rosas tuvieron la hermosura tan granada que no pudieran ya con tanta gracia g racia y se hicieran Abril de veinte hojas. Pensé en Octubre, cuando las lloviznas nos recian el alma de esa buena tristeza resignada que clava estrellas blancas al recuerdo. Quizás será mejor Agosto; sol en el cenit, y el cruzar de las recuas de un trigo púbil casi, todavía con un tierno rocío en la nostalgia o tal vez en Diciembre, entre las luengas barbas de otro año que se deja el caballo en la enramada y se tiende a morir honradamente. Pero este corazón me iba diciendo que cualquier estación era propicia para un “te quiero” tan enorme que por sí solo colmaría el mundo. Y todo lo demás se hizo ceniza, humo el narciso, y el almendro espuma, y no vi más que una mujer que aguarda y un muro de imposibles para todo lo otros que no fuera repetirte “te quiero” brutalmente, brutalmente, arañando tu nombre en las paredes, o hilando sueños con que atar tu ausencia… — 󰀲󰀱󰀱 —

 

IV

¿Qué he Amor mío sido ¿Qué yo hasta ha sido ahora? este erial sin ti por treinta inviernos rudos? Un pedazo de arcilla—grosera, arcilla—g rosera, tosca arcilla—  como esta que pisamos, que elevaron auroras, que sostuvieron ansias, que tenderán los años para que otros la pisen… ¿Qué he sido yo hasta ahora con mi corazón loco de enramadas y estrellas puesto en cualquier esquina? ¿Qué he sido yo, amor mío, antes que me trajeras en pequeña la angustia de perderte? perder Portuti risa he sabido el hondo silencio de los te? sauces, la dorada nostalgia de la rosa y el trino; tr ino; por ti la tarde es un estanque vivo de canciones de rueda y árbol con iniciales… Por ti, amor mío, tengo un enjambre en los labios y hasta lo más terrible—lujuria, muerte, sangre—  sangre—  se me vuelve de mieles, se me edifica en altos ventanales de gozo para contar los días que te tengo soñando…

— 󰀲󰀱󰀲 —

 

V

A veces hacia quéme oscura pregunto: meta caminamos? ¿Sabrá ella ¿Habrá sentido entre mis besos altos el áspid tenebroso del deseo? ¿Es que, acaso, has soñado siquiera que esas quince palomas de tus pechos se van a hacer vilano entre mis dedos? ¿Pero, es que ignoras, dime, amor mío, regato en mi costado, que y azucena van atus sernoches yunquededeholanda mis treinta años? Y entonces—ya la fuente con estrellas o el Angelus Angelus de miel entre los pinos—  y entonces me pregunta este tan loco corazón que estalla: ¿Es que lo sabes tú? ¿Es que tú, acaso, has pasado del abecé del beso, de la palabra rosa, o de ese encaje de citas y canciones, niños, parques y luna sola, allá, entre las adelfas?...

— 󰀲󰀱󰀳 —

 

VI

TE rocé como el ala levemente del Angelus al día. Y ya mi mano—esta que miro ahora torpe, brutal, pezuña de deseos—  era Arcángel, Otoño, almendro en primavera, el más pulido verso de Garcilaso… Todo lo niño que mis treinta años fueron abuardillando en el recuerdo recuerdo,, se me agolpó, de pronto, en estos cinco dedosencanallando que ahora afano golpeando la mesa, esto que pugna en mí por ser bandera, despeinada melena de infinito… Y aún ahora que el tiempo va volviéndola volviéndola obispal y madura, yo me miro esta mano, y pienso en ti y se dora de nostalgias, y ya, seráfica, como el agua o el trino, como el gozo de un viejo corazón en romería, la llevo hasta mi frente trabajada y me parece imposible su destino de tierra horizontal, de tanta tierra pisoteada y sola; — 󰀲󰀱󰀴 —

 

y la extiendo a la tarde con ese gesto elemental y eterno con que se esparce el bien o la semilla, para que el viento lleve a trotar mundos el mensaje de un dulce paraíso donde, por gracia de tus quince años, aún no se deslizaba la serpiente…

— 󰀲󰀱󰀵 —

 

VII

RECUERDO cautivos en esencias tus pañuelos distintas de cada una holanda día, blanquísima y te recuerdo toda volcada en risa abierta preguntándome: ¿Sabes a qué flores te huelo? Y yo me devanaba los sesos porque todas las flores eran una para tu carne esquiva, me olías a violeta cuaresmal y estrellada, a rosas de Septiembre con lluvias perezosas, a salivillas lev leves es de pétalos silvestr silvestres… es… “¿A qué flores flore s te huelo?.. huelo?....”Y yo te t e iba contando torpemente estas cosas, y tú reías siempre siempre,, y luego, en el umbral, dulcemente, agitabas tu pañuelo en un lento “adiós” desdibujado. Al llegar a mi casa, mi madre, mis hermanos, la vida recoleta de estancias soleadas, el pan honrado honrado,, el irse muriendo oscuramente dentro de las pequeñas cosillas inefables. Después era la noche crecida de silencios, un galope que cruza, un llanto estrangulado, y yo, por mi desvelo denso de soledades, preguntando a qué flores me olerías mañana… — 󰀲󰀱󰀶 —

 

VIII

CUANDO mañana entre estoy missolo brazos digo: como “de dos mañana ríos no locos, pasa”, como dos corazones en llama viva. Como dos pecados mortales en un alma encendida… De mañana no pasa que una palabra oscura tiña de rojo el blanco pañuelo de tu frente, que un gesto haga cosecha la viña de tus senos tan bobamente niños, agraces todavía… Pero llega mañana—la rosa de la tarde quemándose en el oro puro de tus cabellos—  y basta una sonrisa tuya, un esbozo apenas de tu mirar de frente frente,, para que en un momento se derrumbe en tus nardos toda la arquitectura de mis noches noc hes de insomnio…

— 󰀲󰀱󰀷 —

 

IX

AMOR mío: te evoco, y se me la boca de trigales, de tardes conllena canciones, de alegría de sábado colegial y distante… Te estoy nombrando ahora, y se me agolpa en torno un mar azul, un libro y una rosa; una esperanza con qué alzar el mundo y una añoranza con qué alzarte mía. Y alguna vez intento amalgamarte cosascon con el hambrecon y ellasbeso; coásperas; n esquinas de poca luz y tentación al paso; con esa hora inconfesable de los “te quiero” y de la calderilla… calder illa… Pero tú te me quedas siempre encima como el sol a las doce, como el ojo de Dios, o como gota de la oliva más pura, para ser la veleta que señala el viento bueno de mis treinta años…

— 󰀲󰀱󰀸 —

 

X

SE equivocaba el aire los olivos. tomando por almendros Era un Abril de nubes perezosas o un Septiembre barroco bar roco de promesas. Palpitaba el deseo como un pájaro cautivo entre las manos, ¡oh qué aleve sol de alameda, núbil casi, por las tardes abiertas abier tas al recuerdo! Ni el molino alcanzaba si mordía en sus dientes trigo joven o era el oscuro trigo que se olvida una estación y otra en los graneros. Pero yo sí sabía que era Otoño; suave Otoño rico de lagares, porque mi corazón lo adivinaba en el aceite de tu voz tranquila…

— 󰀲󰀱󰀹 —

 

XI

A veces pienso: ¿Estaremos seguros de nosotros? y busco la raíz de ese gran sauce que es el cariño que te tengo tengo.. ¿Estaremos seguros?...Y es la tierra, fiel—trabajada tierra—, la que busco busco,, la combatida tierra que soporta un día y otro y otro nuestra sombra. Y juego a adivinarme sin tus besos, a componer buscarme en mielmundo libro osin la oficina, tus horas, el “Angelus”, sin ti, para mí sólo… Y voy andando entre las cosas, y las cosas se me llenan de ti sin darme cuenta; ella me dijo: “así me gusta el parque”, “ese café nos grita su penumbra”, o “aquel escaparate para bodas”… Y ya no son las cosas, sino tú que las llenas, y yala tu es mejor ausencia presencia de ti misma… A veces yo te digo, pienso y pienso, y no alcanzo a pensar cómo sería un mundo sin tu voz, sin esa campana de tu voz donde me enredas… — 󰀲󰀲󰀰 —

 

XII

ESTOY jugando fingirme la encina para el sarmiento sar mientoahora jovenade joven tu brazo, la copa para el agua clara de tus desamparadas castidades; mastín y huerto, huer to, ventanal y palma, domingo para el sol de tu alegría… Me voy dejando el corazón en esto de decirme que el hombre, con los años, gana en ternura lo que pierde en sangre, ysobre te llevo al costadoolivo como pájaro el patriarcal deluntempero… Pero amor mío, niña mía, luna de este Septiembre en que mi vida espuma, ¿Será verdad que te has quedado dentro de mis ojos por siempre, que mi mano contará sus latidos sobre tu mano tan agraz y, loco, mi pensamiento irá de tarde a río, de laurel a estrella, por el arpegio arpeg io blanco de tu risa?...

— 󰀲󰀲󰀱 —

 

XIII

 JUNIO  JUNIO. . Trece. Domingo.en Domingo . Una colmena de sol sobre el estanque la plaza. Horas vacías, siesta, y el “Juan Ramón” y tú por compañeros… Mi corazón —“Dios mío, ¿cómo era?... —  “Temblor, relumbre, música”…, va espigando recuerdos, rebuscando por las treinta cosechas de mi sangre; años de colegial, mandil y abecedario; el primer pr imer “aprobado”, “aprobado”, las palabras doctorales detrallazos “Título académico”; los primeros de la vida; los besos de mi madre llenándome los días de cánticos azules… Pero, ¿y la rosa, el río, la alta noche, la divina tristeza del camino? ¿Y el estarse clavado bobamente para verte pasar? ¿Y el corazón entonces? Entonces, dime, ¿es que no tenía corazón o estampoco que ahoray me has prestado no lo tengo un celemín del tuyo para mirar el mundo mundo,, para que las estrellas me duelan blandamente y venga el viento  —“temblor,, relumbre,  —“temblor relumbre, música”—  a colmaros de pájaros las frentes? — 󰀲󰀲󰀲 —

 

XIV

Se espesaba la nochecargadas como undevino de siglos, volvían las carretas paisaje, el paso tardo, el aire del boyero, la copla… la tarde, tan cansada, con tábanos de estrellas… Volvíamos nosotros también por los caminos que el crepúsculo cruza de solitaria gente; “y ése, tan viejo”…, “y ése”… Los ojos socarrones nos taraban lo mismo que arrobas ar robas o fanegas. Me florecía la palabra en protestas; ¿pero es quetoda el alma tiene que contar sus latidos? ¿qué enturbiarse de años como el perro o la encina?, ¿es que no es siempre niño el corazón? ¡Entonces!... Apretaba tu brazo con más fuerza. Seguía el pueblo solo y triste como un verso de Heine, y yo “echaba pelillos a la mar” y buscaba en tu risa, en tu gracia, en tu paso menudo, el Fausto que clavara mi vida en este instante…

— 󰀲󰀲󰀳 —

 

XV

TÚflor mirabas río, la reciénelabierta, el pequeño morir mor ir de los boy boyeros… eros… Yo miraba miraba tus ojos, ¡Y ya eran mías todas estas cosas! Y yo me iba preguntando: ¿Cómo es posible que en esta cabecita de alfiler de tu pupila quepa todo el baldío que es el mundo? ¿Cómo es posible?... Y me iba preguntando… Pero volví los haciadeafuera, rompiendo lasojos amarras los tuyos, y al ver las vacas con enormes ubres que rumian lentamente su tristeza, y el olivar umbrío, y la alta torre cimbreada por vientos rondadores, comprendí que sin verlo prendido, desdoblado en tus pupilas, era un mundo, era un terrible ático vacío, un polvoriento surco que nos va consumiendo. Y desde aquí me supe, abrazado a tus ojos para siempre siempre,, que el quererte era más que una moneda lanzada al “cara o cruz” del desearte. desear te. — 󰀲󰀲󰀴 —

 

XVI

YA alnoalba ausencia; no, era con así laturosa, no tenía esa dulce tristeza la mañana tan ancha, tan inmóvil, tan redonda, tan niña casi por la enredadera… Se llenaba el silencio de ruidos inefables, la cucharilla que agitaba el café, los hortelanos  —borriquillo y pregón—o la salmodia de primeros pasos por la acera… Tanlosvacío de ti, me deshojaba la frente en el cristal, cr istal, ya ya pensativo el corazón y arcángeles de niebla surcando el cielo abierto abier to a tu recuerdo. recuerdo. Y entonces me decía: pero este mismo río, este rayo de sol, esta hermosura va también en sus ojos, los estará estrenando con sus ojos, aún huéspedes del sueño… Y comosobre si Dios se reposara deera pronto el huerto y el camino; como si al enlazarnos la mirada este cielo, este aire, esta gloria de pinos tendiera entre los dos una maravillosa bamba de plenitudes donde se columpiaba la belleza… — 󰀲󰀲󰀵 —

 

XVII

¡OH! Villo en ahora adel hora que el e l verano embiste  —nov  —novillo deseo—por mi sangre. san gre. Ven, amor mío, y dime así: “Te quiero”, y ofréceme tus brazos, y tu boca, y el carrusel de tus palabras para esta negra feria de lujurias… Pero no, son tus ojos; tus ojos claros los que necesito. Tus ojos en la tarde como unasencillos, Anunciación Anunciación entre los ramos… Vendrán pastorales, dulces, como dos cervatillos cer vatillos al reclamo, reclamo, y con verlos tan sólo, con sentirlos, este novillo que cornea y muge se me irá haciendo recental, castillo de naipes para el viento, mariposa… Pero ha de ser ahora. ¡Por Dios, tus ojos! Amor mío, blanca pradera en donde pastan mis altas ilusiones ilusiones.. Dame las claras gotas de tus ojos, ahora que siento en carnav car naval al pujante por mi carne las siete llamas turbias de los siete Trallazos Capitales. — 󰀲󰀲󰀶 —

 

XVIII

ENTR ENTRO porpaso la ventana de mi cuarto, cuar to, estaba O a un de la Primavera; libros y sueños, todo se llenaba con el rubio r ubio dulcísimo de sus oros vencidos, vencidos, y se quedó sobre el poema a medio componer, como el más puro, musical de sus versos… Llené mis manos de sus fuentes, de sus brisas con árboles y ríos, de suspesada pequeñas flores, de su melancolía, de su lluvia de campanas por donde andaba en castidad primera el blanco Arcángel anunciando auroras… Era el instante que se nos escapa de la helada pupila de la esfera; ese minuto en que nos olvidamos del “mañana” con luchas y saludos. Entonces me abrazaba a tu recuerdo recuerdo,, abría el atlas de mis ilusiones y me llegabas tú por la nostalgia con el breve latido de la estrella…

— 󰀲󰀲󰀷 —

 

XIX

AHORA queentemitengo, que ya eres mano blanda cera, cándida arcilla o nardo en la solapa, te guardaré en la lágrima lágr ima de un niño… porque no encuentro nada más hermoso hermoso.. .. Alguna vez me crecerán pezuñas en estas manos hechas para alzarte, y esta leve brisilla de mis besos que alborota los rizos de tu nuca, rugirá como un viento que tale la sellada clausura de tuazotador, rubor castísimo. Alguna vez, te digo, me olvidaré de todo para ser sólo sangre cruel, terrible sangre a saco por tus dalias, y alguna vez me pesarán los ojos y sentiré el hastío de mirarte. Pero yo escarbaré entre los recuerdos hasta encontrarte en esa misma lágrima, y entonces, oh crisálida en lo blanco, se hundirá el Jericó de mi deseo…

— 󰀲󰀲󰀸 —

 

XX

PASAN hombres oscuros con su miseria a cuestas, son los abandonados, los proscritos del sueño, hombres con horizontes de monedas y olivos que no alcanzan la tierna tier na perfección de la rosa. Es inútil gritarles: g ritarles: aquí tienes oro, en este cielo puro millonario de estrellas, ven a saciar tus manos en los lentos l entos crepúsculos a coronar tus ansias de brisas br isas y recuerdos. El inútil gritarles porqueal seguirán disputándole céntimos alba o a lasiempre nube, calculando los acres de cada sementera aunque el surco delire florecido de alondras. Pero tú y yo sabemos, Soledad, de ese niño cuyo llanto levísimo colma la madrugada, y que este andar soñando por caminos de luna es algo más que el tópico de un siglo amortajado amor tajado.. Deja que ellos prosigan con su lastre en el alma cautivos en el debe y haber de las fanegas, ligeros de equipaje, aquí estamos nosotros bebiéndonos el mundo con nuestras ilusiones…

— 󰀲󰀲󰀹 —

 

P O E M A S D E AU AU S E N C I A (1957) ¡Oh qué mano pudiera desbaratar lo hecho, clavar en cada espina una hoja de rosa!  JUAN RAMÓN

 

I

Si quéocéano tristeza,de amargura quévieras terrible sentirse el corazón lleno de rosas, de palabras en brasas, de canciones, y tener que ponerle, fatalmente, el cartelito car telito de “desalquilado”. “desalquilado”. Y sentarse a las puertas de la tarde  —ahora ya octubre octubre en plenitud dorada—  dorada—  y sentirse las manos cansadas de albergar tanta ternura, esperando que niña, vuelvas encresparme con tu palabra cona “tus cosas”… Y ver cómo la tarde deshoja en el vaso de sombras del crepúsculo crepúsculo,, y sentir que las manos se me rinden, y tener que aventar esa ternura, y abandonarla al lobo de la noche, y volverle la espalda, y otra vez solo, en carnaval grotesco: “Buenas tardes, don Juan”… “Mañana, jueves”… “¿Qué novedades hay?”… ¡Si tú supieras!…

— 󰀲󰀳󰀳 —

 

II

No preguntarme era. Honradamente hablando hablando no sabría decirlo. cómo Es más, estoy seguro que si al volver la esquina, al tomar el tranvía mis ojos, de improviso, la encontraran, posiblemente pasaría de largo sin que la sangre se me desbordase más allá de ese mayo mayo que levanta en la sangre una mujer en plenitud que pasa… No preguntarme. Como todas: dos para cielos de otoñales promesas; dos ojos manos para agostos de caricias; dos senos como ramos de abril en loca primavera; y una cintura esquiva como el sol del invierno… Pero es su ausencia, su no ser, su estarse haciendo estar donde el vacío llena, lo que la vuelve única, lo que inicial la torna y hace del ciervo cier vo de mi voz un ronco clarín de montería para buscarla en cotos de la ausencia.

— 󰀲󰀳󰀴 —

 

III

Pondré misdeilusiones a la puerta puer ta de este sol domingo. Me iré vistiendo el corazón de rosas para muchachas nuev nuevas as como el agridulzor del primer beso. Ya otra vez yo: ¡Miradme! la risa abierta, la palabra torpe, y las manos colmadas de canciones de abril, guiños, estrellas… Pero en lo hondo, aquí, para solos: Esta espina, Dios mío… Estasnosotros espinas…

— 󰀲󰀳󰀵 —

 

IV

Te quería, lo sé. Lo reposó supe luego, cuando tu ausencia mi sangre. pero andaba la lepra del deseo tan aína en el labio que iba a decir “estrella”, “estrella”, y se trocaba en madrugada de coñac y sombra… Y ahora que vuelve el viento de las cinco a levantar castillos en mi frente, y las nubes de otoño arremolinan tu recuerdo en el cuenco de mi mano, necesito mi vozdededomingo, tarde con citas vestir y alamedas para decirte, amor, cómo te quise, cómo te quiero todavía, aunque sé que mi voz ha de perderse en el largo Sahara de tu olvido…

— 󰀲󰀳󰀶 —

 

V

La tarde un ala, densa ya aquí, por losdoblada plomossobre del crepúsculo; y mis ojos, tan tuyos, locos de espiga a flor, de campanario a río, como dos negros cuervos, cuer vos, acechando la menuda paloma de tus pasos.

— 󰀲󰀳󰀷 —

 

VI

Si sé que porque te recuerdo. Vivir no esvivo másesque desandar lo andado; tener un puñadito de nostalgias guardadas en el pico del pañuelo y sentarse a la sombra del deseo y echarse a los caminos levantando con sueños su cadáver. Lo demás es ceniza. Por los ojos la tarde llega y el cantar florece, ruge la sangre, trepa la esperanza, se levanta de manos la belleza… Pero yo sé, amor mío, este arrastrarse por el trasmundo de un ayer contigo; el ir diciendo: en otra tarde, en otra rosa, en otro loco abril me florecía… Y quedarse de piedra con toda esa belleza entre las manos, y regresarse a ti, que ya no eres, que ya no estás, pero que te levantas, enorme y triunfadora, cizañando de lunas mi sosiego.

— 󰀲󰀳󰀸 —

 

VII

Septiembre de lagares para esta enorme viña de tu ausencia Mollar septiembre, Creso Creso de nostalgias, de lluvias menuditas y cuidadas como cándidas manos de novicia. Aquí mi soledad junto al camino, espalda para el tiempo y la pisada. Mi corazón al aire de septiembre septiembre,, grímpola de añoranzas, caballito de pueblerina, paraferia llevar en ancas tu recuerdo.

— 󰀲󰀳󰀹 —

 

VIII

He deshojado unaojos. pasionaria el tiempo que almeviento muerocomo sin tus Y sigo aquí, clavado, monolito de pena, surco para el centeno de tus manos. Aquí, ya tan inútil, esperando, amor mío, que me llegues, que me claves la zanca de tu risa r isa y me dejes prendido en tu cintura como una pobre, inútil mariposa…

— 󰀲󰀴󰀰 —

 

IX

Te evoco aquí, en un nueve de noviembre. La noche se ha quedado pequeña para el pueblo, clavado en un campo de olivos medroso y polvoriento. Va estrenando mi paso calles aún sin historia  —las manos a la espalda y el corazón contigo—, contigo—, voy diciéndome, a solas, que aquí, entre todos, este pobre hombre que cruza, no es más que otro guijarro guijar ro de la calle, otro oscuro monigote de esos que niños van dejando con picón por las calles. Pero quiero evocarte aquí, junto a lo feo,  junto al sudor y al hombre hombre de las veinte veinte pesetas, y decirme diciéndote: No, no; todo no es lucha, esquina obtusa o lluvia sin nostalgia, porque tengo tu nombre para medir la luna, y tu recuerdo para clavármelo en la sangre.

— 󰀲󰀴󰀱 —

 

X

¡Por Dios!en¡No! ¡No me dejes! ¡Clávame tu recuerdo! ¡Tala este negro olvido Que me va cizañando! ¡Qué no pueda lo feo barbecharme tu ausencia! ¡Que no se trague el pueblo tus ojos, ya nostalgia! Se me cansan las manos de llevar el cadáver de unas tardes cumplidas en el “sí, no”, del beso. se me aventan los naipes con que hicimos un mundo lejano de lo chato c hato,, para nosotros solos. ¡Vengan lluvias y pardas sementeras! ¡Qué encharque la palabra “cordura” los trigos y las rosas! Pero seamos locos; tú y yo locos que vamos buscándole luceros al nublado, puertas al campo donde refugiar nuestros sueños… — 󰀲󰀴󰀲 —

 

XI

No sé. oQuizá culpa fuera tuya, o mía, de loslados, o del verano perezoso y loco como un Pedro Ximénez reposado. No sé, te digo. Y cada vez encuentro entre mis lógicas una culpa distinta. Pero siempre  —¿qué es la lógica, dime, dime, para esta sangre mía que te espera?—  como un sauce de pena se levanta tu ausencia en mi garganta; como un pulpo tu ausencia entre mis manos imposibles de pájaros, o como una pedrada entre las cejas la cruda, cr uda, dura, irremediable muerte de mis ojos, por siempre sin los tuyos.

— 󰀲󰀴󰀳 —

 

XII

Corza de sueños, brincando de uno laenmelancolía uno tu recuerdo. Y aún la tarde  —madeja para el huso de la noche—  se alza de manos por mi desventura, me encabrita las rosas de tu ausencia, y te nimba de estrellas, tan mentira, que me escueces, real, ante los ojos.

— 󰀲󰀴󰀴 —

 

XIII

Dijiste: ¡Para siempre!… Y te marchaste, breve,entre los pinos. Y yo —¡Dios mío!— me iba preguntando: ¿Qué haré con tanta tarde entre las manos? ¿Qué haré cuando me enrede entre las horas? ¿Cuándo la estrella clave en mí su nombre? ¿Qué harás, corazón mío? Y ahora —ya el tiempo alfanje entre nosotros—  me sigo preguntando preguntando:: ¿Qué haré con tanta tarde, con tanto corazón, con tanto barro, bar ro, si no tengo tus ojos para alzarme?

— 󰀲󰀴󰀵 —

 

XIV

Digo tu nombredeypena se rebosa este manantial que yo soy; y se me anega el mundo, y se me ahoga entre sus cuatro letras la belleza. “Tarde”… ¡Tu nombre! “Corazón”… ¡Tu nombre! Tu nombre, y esto, y esto, y… ¡oh tu nombre! no mbre! Tu nombre no mbre aquí, en los labios y en la sangre, y en el libro, y en esta carne car ne mía, neblí sin sol, sin fruto, sin esperanzas ya, que se rezuma de nueva vida sólo al evocarte. Tu nombre aquí, aunque sólo me venga para echárselo echár selo al olvido. olvido.

— 󰀲󰀴󰀶 —

 

XV

Abajo, junto alherida, río, hay chopos; con la tarde ya alanceada, se doran con un último sol taciturno, tacitur no, triste, maravilloso, como la plegaria de un niño. Yo, hacia las siete, salgo a su encuentro; la brisa es una rosa abierta a las bellas ideas, y el corazón en loca desbandada de pájaros se me escapa a posarse en sus ramas de siempre. Hacia las siete, digo.Ya el e l rosa ros a del de l crepúsculo diluyéndose en grises; gr ises; volcándose volcándose en la noche, voyy por la calle: este que cruza lentamente vo dejándose morir un poco en cada piedra, este soy yo, ¡miradme!, otoñal y distante, huérfano de palabras con luna en el costado costado.. Este soy yo que cruzo, ciprés entre las rosas, entre las bellas, vanas, palabras con promesas, que —pensarán— ajeno a tanta primavera, sin saber que, en lo hondo, el corazón se ahoga, naufraga en la dulzura que aún no ha querido nadie.

— 󰀲󰀴󰀷 —

 

XVI

Y yaun nodía podré evocarte. Alta, gozosa como un nido, será un panal la tarde para las avisp avispillas illas del “te quiero”; un Ángelus de monjas inundará la brisa de salivillas blancas; tendrá la primav primavera era rosas y niñas nuevas que sientan en los labios el vacío del beso; y esa lenta carreta, yalelaire boyero —¡zoo,  zoo, Rumbona! —   —  la canción y laPerezosa; esperanza, punteando de sangre los caminos… Y esto será en abril.Y entonces yo no podré evocarte, porque esta mano que ahora aprieta la pluma pluma y, y, escribiendo, escribie ndo, se deja el corazón en el poema; esta boca que sólo para amor mío, se entreabre; estoshablarte, ojos cerrados para que no se escape tu figura; esta higuera de sombra que yo soy para calmar la sed de tus veranos, quedará en una cruz y una osamenta que seis palmos de tierra tier ra piadosamente cubren. — 󰀲󰀴󰀸 —

 

Y será en primavera, y no podré ev evocarte. ocarte. Pero al trino inicial o al primer beso que cruces abril espume al pasar,enosol, queuna se entregue amapola a la orilla del trigo o de la tarde, te irá diciendo: un hombre vivió para tu olvido, tan completo, tan entregado a él, que todavía se oye su voz por Ángelus y estrellas.

— 󰀲󰀴󰀹 —

 

XVII

Dicen el tiempo del es yunta irremediable para lasque barbecheras recuerdo. recuerdo . Que la ausencia es mastín para el cariño, tisana para el fuego de la sangre. Pero yo he procurado fabricarme tapiales de silencio, tender un largo túnel de reproches corneando recuerdos y almohadas, y os digo que no es cierto, que es inútil sembrar de cardos nuestras violetas, porque el amor es Gulliver en este país del no soñar. ¡Y estar soñando!

— 󰀲󰀵󰀰 —

 

XVIII

… Y tú,mientras qu izás, ahora quizás, estés rie riendo ndo.. Quizás te escribo esté tu sangre sang re levantando soles para las amapolas de otra sangre. “Castilla es ancha” y el camino tiene un enjambre de locas alquerías; el aire de septiembre es colmena de labios, sutil sutil ingeniería de catedrales altas para el beso… Pero yo he preferido  —la luz ya casi historia y el recuerdo a cuerpo limpio por la carne—  este oscuro café de tantas tardes, y esta cuartilla cuar tilla virgen, y esta pluma de un lejano san Julio, y venirte a decir cosas de entonces: cosas de aquel verano, de aquella cita nuestra entre dos luces…

— 󰀲󰀵󰀱 —

 

XIX

Si te vengo a decir, si te dijera  —mira mi corazón, mi viejo corazón en la palabra—  que he tarado hasta donde te quería con el negro rasero de tu ausencia. “Caminos para el hombre hombre,, que caminar es arribar un tanto”, dicen por nuestra tierra gente de largos vientos y olivares. Pero yo —corazón sin horizonte, desmantelado corazón de ahora—, ¿dónde voy yo tan huérfano de estrellas, tan pobremente niño, que no tengo ni una esperanza que llevar al labio?

— 󰀲󰀵󰀲 —

 

XX

No vuelvas, mío.buceando en tu ausencia. Déjame eteramor eternamente namente Prefiero el cardo de tu olvido, la batalla campal con tu recuerdo recuerdo.. Prefiero este evocar evocarte te como te he ido soñando, como te he ido creando en mis noches noc hes de insomnio, a la decepción triste, chata, del encontrarte; del desbocar mi carne hacia otra carne extraña, porque sé que esta mía no eres tú, es la nostalgia que le ha puesto sus alas de arcángel al deseo y me hace “ver “ver gigantes donde sólo hay molinos”.

— 󰀲󰀵󰀳 —

 

XXI

No tu nombre, pero nosobre me hacía falta; . parasabía evocarte estaba lo bello el mundo. mundo Y era maravillo maravilloso so que al volv volver er una esquina, al olvidarme en lentas tardes de abril lluviosas, sorprenderte, de pronto, tan suave, tan lejos de mis manos, tan dentro de mis ojos… Y ahora —¿cuándo ayer?, ¿cuándo mañana?—, eternizado en este “hoy” “hoy” cruel de tu ausencia, ¿qué me importa saberme tu nombre o tu sonrisa?, ¿qué el evocarte y verte por mi insomnio, si tiendo mi voz y mi deseo hacia ti y se me llenan de aire, y se me vuelve de aire este esperarte, esperar te, sabiendo que no llegas?

— 󰀲󰀵󰀴 —

 

XXII

Van llegando —esta noria los días, esta vuelta a empezar cada de mañana—  los mismos horizontes que tuvimos, que colmaron de pájaros los sueños sueños.. Las tardes de alameda, el árbol con las viejas iniciales, este recodo en que —¿te acuerdas, dime?—  te sentiste mujer por vez primera. Van granando —recuerdos y paisajes hacen al corazón tornarse alondra—  las mismas margaritas de ilusiones en el yermo yer mo terrible terr ible que es el mundo. mundo. Pero en cada esplendor y en cada nube, en cada paraíso de otras veces, hay una sierpe lívida, un oscuro, enorme aguijonazo de tristeza. Y es que —amor mío, deja que te evoque; que me acibare el labio con tu ausencia—  ya no eres quien —abril— tú quien me—niña— floreces alme costado, sostiene; sino este invierno crudo, cr udo, esta cizaña más dura cada vez de tu vacío.

— 󰀲󰀵󰀵 —

 

XXIII

¡Qué lejano todo! La mesa parayados de aquel café de pueblo, la calle con un tierno rocío de lluvia en las aceras, las cinco en el reloj de la iglesia en penumbra, la vieja de los dulces, el aguador, las niñas con su eterno Mambrú de ausencias y batallas… Qué lejano, amor mío, y qué cerca tus manos, ya brisa, espuma, luna, canción y puerta de colegio; tus manos, qué cercanas, te decía, entre mis manos locas, cuando ya el corazón ha deshojado la postrer margarita de esperanza en el “sí, no” del tiempo…

— 󰀲󰀵󰀶 —

 

XXIV

Si vinieras ahorade octubre  —largo viento octubre en los cristales—  no sé si te conocería. No sé, amor mío, que, a golpes de soñarte, de hacerte con mis manos a mi modo, andas en torno tor no a mí, lloras, te exaltas, me encrespas con tu nuev nuevaa argentería, y me has hecho a tu ausencia, tan entero, tan de ella, que ahora, no sé si al escoger te prefiriera a ti, real, de carne y hueso, como eres, o a esta otra de sueños, de quimeras, que yo me he ido haciendo con las horas de ayer y tu vacío.

— 󰀲󰀵󰀷 —

 

Q U I N T A PA PA L A B R A (1958)

Si alguno tiene sed, venga a Mi y beba. CRISTO. EV. DE SAN JUAN.

 

FILIACIÓN

 A José María Pemán Pemán

NOMBRE: Jesús. El hijo de María. Nació en Belén. Oficio: carpintero. Treinta años puliéndose el madero para tres lentas horas de agonía.  Jerusalén... Betsaida... La alegría de un loco Tiberiades... El sendero de la casa de Marta... Mar ta... El hormiguero de “hosannas” por su frente todavía...  Jesús de Nazaret; Nazaret; Cristo Prendido: tres años de cosechas y nublados dándose en su palabra iluminada. Cristo muerto en la Cruz; escarnecido: una esponja con hiel, unos soldados y una Mujer que llora desolada.

— 󰀲󰀶󰀱 —

 

“HOSSANA”

Para Aquilino Duque Gimeno

¡JERUSALÉN! ¡Jerusalén!... Ardía, traca de “hosannas”, viva, la mañana, cizañando la esquina y la ventana con un último ramo de alegría. Marceaban los campos; se sentía orondear la espiga y la manzana, y esa sangre podrida que engalana un ramarazo oscuro de agonía.  Jesús cruzaba entre los ramos: era raya en el mar, luna de abril subiendo calles de un mundo tornadizo y loco loco.. Se espesaba de azul la primavera, y entre “hosanna” y “hosanna” iba sintiendo que empezaba a morir mor ir poquito a poco. poco.

— 󰀲󰀶󰀲 —

 

 JUEVES SANTO SANTO

 A Julia Uceda

LA mano del Señor se reposaba sobre el desnudo candeal dorado, y rompía la noche su cercado y el alba, clara y niña, la inundaba. Alzó Jesús la mano: le temblaba de Amor el Candeal Glorificado, y el aire, alto jinete, arrodillado como un humilde can, se le entregaba. Y habló el Señor: “Este es mi Cuerpo”. Y era su mano un leve pétalo de rosa para ofrecerse, entero, en su ternura.  Jerusalén dormía en la ladera. La mano de Jesús, ya mariposa, se quemaba las alas de amargura.

— 󰀲󰀶󰀳 —

 

LA ORACIÓN

Para Antonio Luis Baena

GETSEMANÍ: la noche ya crecida de estrellas entre el chopo c hopo y el olivo tiene un temblor de luna, un aire esquivo de oscuro grito y sangre presentida. La noche viene exacta, a la medida para esta voz que clama al rojo vivo, y el corazón de Cristo, fugitivo, va hacia una Cruz, en I.N.R.I. florecida. “Alto Señor de espigas y nublados: pasa de mí este Cáliz de Amargura, hazme otra vez besana y no semilla”. La noche se espesaba de soldados;  Judas teñía el beso de negrura, y Cristo le ofreció la otra mejilla.

— 󰀲󰀶󰀴 —

 

 JUDAS  JUD AS

 A Guillermo Servando

YO fui. f ui. Mirad. Mirad. Mira Miradme dme bie bien. n. Tenía su pan, su luz, su corazón abierto, pero treinta monedas son un huerto y una mujer y un darse a su alegría. aleg ría. Torpeaba mi mano. Amanecía asolando mi sangre el desconcierto y me volqué, de pronto, en rudo y yerto índice atronador que te decía. Ya pasó todo.Viene sin tu abr abrigo, igo, brutal, la noche sobre los rastrojos; ra strojos; calla la fuente y las estrellas gimen. Pero estos treinta soles van conmigo para clavarme bien entre los ojos el culebrón enorme de mi crimen.

— 󰀲󰀶󰀵 —

 

LA SENTENCIA

Para Antonio y Carlos Murciano

SEÑOR prendido, libre en las estrellas, ante el caballo loco de la ira; pueblo que ruge y mente que se estira componiendo un “por qué” q ué” para Tus huellas. h uellas. No hay sitio aquí para palabras bellas: Barrabás o Jesús ¿verdad? ¿Mentira? ¡Qué importa! La Judea es una lira que hay que templar al son de sus querellas. Poncio, toga y desprecio, se inclinaba sobre el aguamanil, le florecía de hastío el labio sensual, pagano. Mientras la sangre en vilo le gritaba: todo el agua del mundo no sería para borrar la sangre de tu mano mano..

 󰀲󰀶󰀶 

 

YA DESNUDO DE SNUDO

 A Pablo Pablo García Baena

UN potro de rub rubor or Te galopaba galopaba la piel extraña al rojo todavía, mientrass el aire oscuro Te medía mientra m edía y el látigo cru cruel el Te adivinaba. adi vinaba. Clarín y salivazo; aleteaba el cuervo cuer vo de la burla; amanecía amanecía Tu carne al filo de la profecía mientras el sol de marzo se cerraba. Abejas de pudor Te iban i ban libando, monolito de pena, en la siniestra simetría del patio y de la espera. Rabí Jesús desnudo, contemplando un mundo que se le iba de la diestra cuando empezaba a ser la primav primavera. era.

 󰀲󰀶󰀷 

 

FLAGELACIÓN

 A Paco Paco Cuevas

ABIERTAS ya las rosas del costado, festín para los tábanos del viento, Cristo roto en la tarde, ceniciento como un lirio de pena, flagelado. Se le quebró la luz del otro lado, alta Jerusalén en movimiento, se le quebraba el corazón, sediento sediento de darse en agua viva, desbordado. Cristo solo, vencido de amargura, en imposible gesto de agonía conjugando lo humano y lo divino. Cristo atado, los brazos a la altura como un ciprés de sangre, y todavía señalando a los hombres El Camino.

 󰀲󰀶󰀸 

 

“ECCE-HOMO”

 A Manuel Mantero

ASÍ es como te quiero. Así, Dios mío: con el dogal de “Hombre” “Hombre” a la garganta. Hombre que parte el pan y suda y canta y va y viene a los álamos y al río. Hombre de carne y hueso para el frío guiñol que nos combate y nos quebranta. Arcilla de una vez para la planta y el látigo del viento y del rocío. Así, Señor, así es como te espero: vencido por el fuerte, acorralado, cara al hambre y al mundo que te hiere. Carne para los perros del tempero, piedra en que tropezar, luz y pecado: hombre que solo nace y solo muere.

 󰀲󰀶󰀹 

 

LA CRUZ A CUESTAS

 A Víctor Félix Marín

EL hombro empuja lento la madera, muerta para la flor y la verdura, hacia una fina, leve arquitectura de cielo azul y brisa mensajera. El hombro de Jesús por la manera de equilibrar la fuerza y la amargura, mientras gana su frente la dulzura de un Belén con pañal y lanzadera. Y el leño ya cruzado, muerto, oscuro, imposible de pájaros, clavado a un destino de cuervos cuer vos y despojos, se retoña de Abril, se siente puro con la sangre que brota del costado, se vence a la ternura ter nura de sus ojos.

 󰀲󰀷󰀰 

 

EL CAMINO

 A mi hermano Aurelio Aurelio

PARA que Te cumplieras, hombre, había aun esta calle aquí con su ventana, su esquina, su pregón pregón y su artesana ar tesana manera de medirte la agonía. Para que Te cerra ce rraras, ras, aun se abría, abría, fresca de luz y sombra, la mañana, y esa Mujer que llora y que engalana de lirio el cardo de tu profecía. Para que q ue Tú cayeras, c ayeras, Hombre, para que caigas otra y otra vez, abierta esta terrible terr ible Calle de Amargura. Amargura. Para ya solo Dios que se espesara en cada gota de su sangre abierta y Te hicieras hicie ras más m ás Dios Dio s en su espesura. espe sura.

 󰀲󰀷󰀱 

 

EL CIRINEO

 A Manolo Barbadillo

LA artesana ar tesana y el olivo; el hormiguero de afanes por la yunta o el verano... Desde su amanecer ya era mi mano  justa para abrazar este madero. madero. Me equivocó la brisa de sendero sendero,, que iba a los surcos y me trajo al grano; g rano; me equivocaba este pujar en vano hacia un terrible ter rible y último tempero. tempero. Pero rugió r ugió la plebe: “Este que viene cumplido la pujanza”... La mirada del Hombre se hizo estrella: amanecía.  Jesús, de Nazaret.Yo, de Cirene. Cirene. Luna y sombra cumpliendo una jornada que ya iba a repetirse cada día.

— 󰀲󰀷󰀲 —

 

“BERENICE”

 A Rafael Pérez Pérez Mayolín Mayolín

MUJER, para tu lienzo, ¿qué azucena te dió norma y espejo de blancura? ¿Qué umbría de laurel o que espesura de robledal para medir tu pena? Se colmaba la frente f rente Nazarena con el resol y la palabra oscura; iba colmando el Cáliz de Amargura Amargura con el aceite de tu voz serena. Cristo por esta calle entre el gentío que acongoja de gritos la mañana, catedral de altos trinos por la brisa. Tú dándote en tus brazos como un río, y Cristo, para siempre, que engalana tu lienzo con un gesto... una sonrisa...

— 󰀲󰀷󰀳 —

 

LA SED

 Al Padre Padre Jesús Jesús Tomé

VAN los mares azules tan colmados hacia los claros prados de tu frente, pero en tu labio muerde la serpiente ser piente de la sed entre avispas y nublados. Van los ríos del mundo desbocados por la esperanza, el chopo, o la simiente, pero no es el murmullo de esa fuente para tus labios secos, apretados. El agua niña, musical, lunada, de la acequia o el ánfora, la esquiva agua de noria nor ia en brev breves es cangilones... Es inútil: tu sed aquí, clavada esperando el caudal de un agua viva que desborde de Amor los corazones.

— 󰀲󰀷󰀴 —

 

“CONSUMATUM EST”

 A Maruja y José Luis Tejada

YA nunca más. El viento, solo, juega a rebuscar la vida por tu frente, mientras el mundo flota sin simiente y la tarde sin flores se doblega. Ya nunca. Nunca. El corazón se entrega: Amor... Piedad... Señor. ¿Cómo se siente? ¿Cómo, Señor, se doma la corriente de ésta sangre podrida y andariega? Cristo está aquí clavado, remachado a salivazo limpio por la oscura cerrazón de la noche en agonía. Cristo con una rosa en el costado y la Última Palabra, seca y dura, colgándose del labio toda todavía. vía.

— 󰀲󰀷󰀵 —

 

LA LANZADA

 A Blás de Otero

¿Y qué? Después de todo, otro que bebe la paz entre los canes del olvido; Rabí Jesús, ya Cristo, atardecido bajo la luna de la parascev parasceve. e. ¡Rematadlo! ¡De prisa! No se atre atreve ve la muerte a deshojarlo tan vencido; pero queda una lanza y un rugido de muchedumbre hacia el costado breve. Ya está. La sangre brota del costado. No hay que partir los l os huesos; no hace falta. El Sábado está aquí con su alegría. Rabí Jesús quedó del otro lado. La luna del Nisán, redonda y alta, se copiaba en sus ojos todavía.

— 󰀲󰀷󰀶 —

 

YA EN TIE TIERRA RRA

 A Felipe Felipe Sordo Lamadrid 

A fuerza de sentirte, sentir te, de clavarte mi voz, de recorrerte mi esperanza, esta palabra mía casi alcanza a rozar tu Calvario, a desclavarte. A fuerza de matarme y de matarte de encrespar con mi barro bar ro tu bonanza, la nada que yo soy quiebra su lanza en la liza final de recobrarte. Te digo a Tí, Señor; muerto, muer to, más muer muerto to cuanto más Hombre, cuanto cuanto más de tierra, fruto de hortal, Jesús y no hortelano. A Tí, el Hijo del Hombre, H ombre, yerto, abierto abier to desgarrón de mi tanta oscura guerra, en tierra ya conmigo mano a mano.

— 󰀲󰀷󰀷 —

 

DESPUÉS

 A Ricardo Molina

LA muerte aquí. La muerte. La tremenda invasión inv asión de la sombra y el baldío; riada de silencio, oscuro río de ceniza sin Cristo que la encienda. Se acabó. Ahora si que no hay enmienda. La tierra es osamenta, cardo y frío; un espectro de luna y el vacío clamor, inútil ya, de la contienda. Hagamos el recuento, la almoneda que anudar en el pico del pañuelo: un ‘‘nunca más” y seis palmos de arcilla. Pero ¿y tu sangre, dime? ¿Es que no queda tu sangre como un grito gr ito o como un vuelo para que no se pierda la semilla?

— 󰀲󰀷󰀸 —

 

“STABAT MATER”

 A Emilio Arroy Arroyal al Cañas

Para encontrarte aquí, Niña María, comida por la lepra de tu pena, hay que saltar Belenes de azucena y un Nazaret de fina artesanía. ar tesanía. Hay que saltar por ramos de alegría, aleg ría, por pozos de Samaria, por la arena del mar de Tiberíades, por la buena palabra de un ladrón en agonía. Hay que saltar, Señora, y verte oscura muerta ya con su muerte, acorralada, perdida entre tus vastas soledades. Y sentirse vivir en tu amargura, y saber que tu llanto es alborada, cénit para más altas claridades. clar idades.

— 󰀲󰀷󰀹 —

 

MADRUGADA

 A Fausto Fausto Botello

Cristo abierto en la enorme madrugada. Descoyuntado Descoyu ntado Cristo en agonía. Dejadlo sin estrellas en la fría clausura del mantel y de la arcada. Cristo con luna azul de encrucijada sosteniendo a la muerte toda todavía. vía. Transido Cristo en la monotonía de la rosa, el balcón y la pisada. Cristo andariego alzado en los senderos de aire medroso y muchedumbre en vela; oh, Cristo ya ofrecido, desolado. Dejadlo reposar, sin derroteros,  junto al claro vitral que el alba cela: Cristo de soledades traspasado.

— 󰀲󰀸󰀰 —

 

TIERRA DE SECANOS (1962)

yo doy todos mis versos por un hombre en paz. BLAS DE OTERO

 

CLAMOR NO. Cantarte no. Se canta lo que nos salta, alegre, entre los dedos; lo que nos amotina la esperanza y se nos torna  juguete o alameda, no andén para este grito de la sangre. Cantarte no, tierra de España; tierra sedienta y sola, desamparo del olivar o el cerdo que el dolor y la pena van cebando. A ti no se te canta, se te grita. se te bendice o clama, se te llora por tanto siglo de estértor inútil, por tanta sangre inútilmente seca, por y portanto tantacorazón miseriacomo te sobra, de la que nos ha podido, de la que no has querido emanciparte, haciéndote dolor, apiarándote para el látigo, para el gazpacho y la bota del cacique.

— 󰀲󰀸󰀳 —

 

Año tras año, sol a sol, surco a surco, se va el hombre atando a la tierra, enterrándose en ella. Andamos sobre su sudores, sobre sus ilusiones y sobre sus huesos.  JOSE A. MUÑOZ ROJAS

 

LA TIERRA

LA tierradeelemental, partida, sola, cansada parir, de amancebarse con duros aguaceros, con cansinos arados; la tierra horizontal, hembra y desnuda para el afán del buey y la pisada; la pobrecita tierra de estameña con silicios de agostos y aceituna. Cruza la l a tarde, el agua viajera del río volador de naranjales, el perro perdiguero; lento, el carro; las cuadradas pezuñas de las vacas… Hay un nogal achaparrado, un vivo cabrillear de fuente entre las peñas; todo se agita y viene y va, y se pierde en el claro horizonte de un deseo. deseo. Pero la tierra no. La tierra tiene ese destino de achatarse achatar se siempre, de ser para espalda, yunque de galopes, surco el maíz y la saliva. Tierra de pan sembrar, de olivareros, barbechera o secano; tierra siempre tras la esquina del tiempo agazapada como la tentación o como el cepo,

— 󰀲󰀸󰀷 —

 

esperando que uno se rebele y se canse de ser, y se maldiga, y se le entregue de una vez para su hambre de siglos y más siglos y más siglos…

— 󰀲󰀸󰀸 —

 

LOS HOMBRES

ESTOScomo duros hombres un romance de Federico, que pasan de la esteva a la baraja y escudriñan el cielo barajando tormentas y fanegas… Estos hombres de lentas discusiones que conocen los años de la encina y calculan a ojo las arrobas de carne car ne de un rebaño… Estos hombres de Iberia, tierra de paso tan enorme y sola… Yo he visto los crepúsculos cruzados por estos hombres andariegos; he sido crepúsculo yo mismo para, oscura, su palabra evadirse de la tarde. Yo he visto la amapola deshojarse, menuda, en su pupila, mientras el río era  jornalero en sus ansias de hortelanos… Yo he visto el campanario con cigüeña clavándose clavándo se en el cielo de las doce, mientras ellos buscaban viento o calma propicia en la veleta.

— 󰀲󰀸󰀹 —

 

Yo he visto todo eso y es terrible pensar en estos hombres trasudados, muertos para la flor y para el mundo que se salga del pan de cada día. Pero es aquí, en Iberia, tierra de paso tan enorme y sola, y un pueblo sin telégrafos en donde, todavía, el “Don” se mide en décadas de olivos.

— 󰀲󰀹󰀰 —

 

LA SIEMBRA

NUBES de octubre balan por el cielo de Otoño. La tierra, negra, abierta, abier ta, clamadora y vacía como una mano que se tiende, como una inmensa boca que implora, que presiente una preñez de candeales nuevos. Los campesinos sacan un nada, un puñadito de trigo o de sudor rubio y dormido de la última esperanza previsora. El surco, abierto, espera, y el hombre, en cada grano, va echando el corazón en la besana. Y en cada volear se siente más vacío vacío,, nota como si le cortaran un dedo o una rosa del agosto lejano, yhacia ya, mísero, por los campos de otoño un hogarvuelve sin nada a imprecar al Dios Padre por la lluvia que tarda o el alacrán de junio mordiendo unas espigas que sueña, que, ni acaso, se ha atrevido a soñar, “por lo que venga…”.

— 󰀲󰀹󰀱 —

 

EL PEDRISCO

EL maloeldecampo. diciembre tiende sus ángel alas sobre Como una bofetada de Dios, como un oscuro deambular por noches sin estrellas, el pedrisco achicharra el verdiplata del olivar, el verde tierno de algún almendro, y ese verde—gloria, verde—esperanza, verde del trigo sin gestar, vivo y caliente que el campesino lleva entre los ojos.

— 󰀲󰀹󰀲 —

 

LA SIEGA

…Y ya sorbo sobraba con un detodo: agua;un cántaro un niño que trajera el gazpacho a las doce; dos manos para el trigo y un corazón tan grande que no quepa en la era y se desborde y rompa los cuatro paredones que, al rojo vivo, levantó el verano verano..

— 󰀲󰀹󰀳 —

 

LA TRILLA

BENDITO sea este hormiguero horlamiguero de sol picoteándonos espalda que nos aventa el rojo de la sangre. Bendita sea esta copla que adormece el paso vivo de la cobra sobre el clavelón de fuego de la era. Y bendito sea Dios que nos ha puesto machos y en pie sobre la tierra para que cada gota de sudor sea mañana un bocado de pan, una moneda de plata en el bolsillo del chaleco.

— 󰀲󰀹󰀴 —

 

LA SEQUÍA

ESTE viento de lento, arriba entre se lleva moneda moneda por cada soplo, lasuna ramas. Este sol de justicia es un mastín mordiendo entre los trigos. Este cáncer de cielo tan azul vuelve solana el arro ar royo yo y la umbría, enflaquece la vaca y la esperanza. Las tierras de secano: El hombre hombre tiene una nube prendida en el deseo. La mujer busca en Padrenuestro antiguo que el no servir herrumba en la memoria. Los Cristos renegridos, con la Quinta Palabra entre los labios, van por calles de albero, por conciencias donde la lluvia puede al Paraíso Paraíso… … El pueblo, pue blo, ciego, olvida la vafuente de acá con pararequiebro allá, vuelvey ellosdomingo, ojos a la viña, al olivo, a los temperos, clavaa el recuerdo en marzos de ventiscas, clav y olvida el pan de hoy pensando en que, quizás, el de mañana.

— 󰀲󰀹󰀵 —

 

EL PUEBLO Hondo pueblo de paja, de cristianas Torres de cal aguda.  J.M.  J .M. RODRÍGUEZ MÉNDEZ

 

EL PUEBLO

El pueblo, ya sabéis: un puñado de casas, una plaza, una fuente, una vieja rutina de misas y rosarios, y luego un horizonte cansado de olivares, eternos lutos, recuas recuas y canciones; tres días de verbena para la Cruz Cr uz de Mayo y el baile transparente del domingo. Alguna vez también se muere alguien, viene el Señor Obispo, cambia el Cabo de la Guardia Civil… En fin, las cosas. Los días van hundiendo su escarpelo en la corteza enorme des hastío, porque “Pueblo” es sudar sudar,, parir, parir, partirse part irse el alma sobre el yunque o el arado, sopas de ajo al despuntar el día, sopas a media tarde y a la noche, mullirse bien la carne para la bota enorme del cacique yvuelve madrugadas en que la miseria caricatura el pan y el beso beso.. Pero también el pueblo tiene su espadaña, su romero, sus niños, sus canciones de rueda, su leyenda inefable como un claro “decir” del diecisiete…

— 󰀲󰀹󰀹 —

 

Y aquí está ya su entraña desgarrada, su abierto corazón para la fusta: Pueblo de España, elemental, clavado, remachado entreprivaciones, olivos e intemperie; pueblo de largas pueblo desamparado y sólo. Tendido a la campiña como una mano abierta implorando un poquito de compasión, un celemín siquiera de eso que llaman paz, sueños, desvelos…

— 󰀳󰀰󰀰 —

 

LA ESQUINA

LA cal, ya estiércol, se deshoja y pena entre la carne al rojo y el sigilo; la cal del sur rasgando como un filo de sombra la cordura y la azucena. La alta cal de jazmín ya por la arena a los pies del caballo, como un hilo de voz, de luna, de esperanza en vilo que el viento de la sangre desmelena. Muchachos andaluces con las manos como dos turbias hoces, cercenando senos en flor o boca en desafío. El beso, el cobre, el sol de los secanos, y esta cal de Morón, enmascarando enmascarando de blanco el negro toro del hastío.

— 󰀳󰀰󰀱 —

 

VERANO

SOBRE el afán y el trigo llueve, lento, el goterón de fuego del verano; clava un rejón la sed en el secano, arde la parva par va y se amilana el viento viento.. Duerme el paso la cobra; violento, violento, el chorro chor ro de la sangre clama en vano, que el corazón se agolpa en esta mano y el deseo se agosta, macilento. A un tiro de ballesta, la esperanza se grana en el disanto y la amapola, verbena entre el resol y la porfía. Verano: mies mie s y sol.Y en e n la l a balanza esta muerte ceniza y española lastrando al rojo vivo la alegría.

— 󰀳󰀰󰀲 —

 

CEMENTERIO

SEGADORES, pasad. Para esta era está a punto la cobra, el sol cumplido: un entregarse y seis palmos de olvido que amilana el ciprés y la madera. Sembradores, aquí no hay sementera: cruz de ceniza y corazón tendido, entraña sin cubrir, oscuro nido gastando en sombras la mejor quimera. El adobe y la cal en imposible vertical de clamores que no alcanza la flor del hijo, el llanto de la esposa. Y Dios de par en par, alto y terrible con la espada de fuego, en la balanza separando el gusano de la rosa.

— 󰀳󰀰󰀳 —

 

CAPEA

TÁBANOS y resol clava el estío en el abril sin flor de la madera, y el pértigo pér tigo se finge talanquera donde el cairel es corazón y brío. Sangre moza cumplida en el hastío de binar el olivo y la mancera, buscándole tres pies a la manera de hacer burla y donaire el desafío. Cartel de feria pueblerina: Honrada plaza de rebotica y espadaña, brisa de miel y afanes de granito g ranito.. Claro domingo y fuente alborotada, resolana y clavel, Plaza de España hecha vinazo oscuro y rojo grito g rito..

— 󰀳󰀰󰀴 —

 

DOMINGO

EL pueblo, espuela y sombra, es un membrillo para labios de cántaro y besana; un colibrí dorando la mañana de torres y altos ramos de tomillo. tomillo. El corazón del pueblo, caramillo de vino del país, cuero y ventana, haciéndose estameña en la campana, abril en el afán y el alamillo. Mozo y moza afinando la mirada en un aire de crines y aceituna, sementera del beso sin espina. Y, allá, en lo hondo, sola y olvidada, pozo de desengaños, va la luna dejándose una estrella en cada esquina.

— 󰀳󰀰󰀵 —

 

CORPUS CHRISTIS

DIANA de la luz, Tú de clamores clamor de la más alta angelería; Dios en vilo entre ramos de alegría para un junio de oscuros segadores. Corazón de lo blanco entre las flores dándole cruz y raya a la armonía; Carne de Dios para una artesanía de pan escaso y mayo sin colores. Tan breve Tú, Dios—Niño, Dios —Niño, tan liviano por la cal, el resol y la campana, que apenas una espiga te cumpliera. Dios total al alcance de la mano, viéndote pequeña la mañana para la enorme parva de tu era.

— 󰀳󰀰󰀶 —

 

LA PATRONA

¿CÓMO te llamas tú, Niña María? ¿Qué amapola o qué llama de amargura puso en qué voz rosal y galanura para nombrar tu fina angelería? Fervorín y cohete; amanecía el pueblo —tierra y tierra— a tu hermosura; era una tosca, dulce arquitectura de brisa en flor y cándida alegría. ¿Cómo te dicen, dí? ¿De qué manera, si voy voy a asirte asir te y en clamor te pierdes, clara fuente de alberos y altozano? Nuevo Jordán, mi verso te dijera Nuestra Señora de los lo s Ramos Ram os Verdes para estos corazones de secano.

— 󰀳󰀰󰀷 —

 

LA IGLESIA

UN ala de azucena, leve, taja el barro y el sudor de cada día dilapidando un jarro de agua fría sobre el rojo del beso y la baraja. Vísperas y maitines; se desgaja de la muerte el resol y la agonía, pero sigue empeñada la porfía: en pie la Gracia sobre la mortaja. Adobes sobre adobes: la blancura de la cal de Morón y la espadaña ordenando conciencias y temperos. Iglesia: claro claro chorro de ternura ter nura en este pueblo elemental de España tan vacío de todo, tan en cueros.

— 󰀳󰀰󰀸 —

 

LOS HOMBRES Sus manos han arado la tierra y ha medido los caminos. PABLO NERUDA

 

LLAMADA POR todos los caminos. Hombres de España: En pie por todos los caminos. Enarbolad la sangre, gritad el hambre y la congoja, haceros un nudo en el pañuelo y salid a los campos, a la estrella, al mar o al miedo de cualquier esquina. Todo menos quedaros mano sobre mano mirando el pegujal o la veleta, derrumbado derr umbado en la plaza, maldiciendo vuestra miseria de bancal o esteva. Todo menos morirse así, tras de la yunta y el mísero puñado de reales.

— 󰀳󰀱󰀱 —

 

CRISTO Dios mío con tu muerte por estas calles de brocal y adobe. Dios mío con la clara agonía de ver en cada rostro, en cada oliva en flor, en cada esquina, un ramarazo en vilo de tu pena. Aquí estás Tú, Dios mío, aquí, por esta muerte del jornal y los hijos, por pértigo, del pér estatigo, dura,el irremediable nublado y la sequía. muerte Aquí, Dios mío, aquí, crucificado en el requiebro obsceno, en el lagarto lagar to de una mano que aprieta las monedas, en ese veinticinco veinticin co por ciento para un pedrisco o una oscura boda, para una vida en flor que ya es estiércol, rojo vivo en la fragua del recuerdo. Tarde violeta y lentos pies tras de ti agonía, tarde de Viernes con Tres Cruces Cr uces y el eterno eter no grito g rito de la sangre sang re entre sierpes de injusticias. Pero la muerte aquí, Dios mío, lentos

— 󰀳󰀱󰀲 —

 

goterones de cera e intemperie, marzo pardo y terrible ter rible con ventiscas, corazones por hoces y carretas; aquí clavada,muerte enorme,severtical y sola tu pobrecita desgrana, se te vuelve rural, se te desflora entre los cuatro cirios artesanos, ya esperanza y clamor, de la Saeta.

— 󰀳󰀱󰀳 —

 

EL BUHONERO TRAÍA de todo. Era unas “Mil y una noches” por dos duros: peinecillos dorados, cintas, randas, postales y abanicos; el lago alborotado de un espejo… todo el año de lluvias y resoles en “El Zaragozano…” Iba por la nostalgia de las mozas, por “la el pañuelo cuenta” de los las embarazadas, mozos con un pico anudado… Iba por calles y por plazas atornillando el aire de pregones, renqueando la cuesta de sus años ladrado de chiquillos y lebreles, andando los caminos que unen un olivar a otro olivar, la feria o la miseria de los pueblos. Y así pasó. Pasaba cada mes, cada año, con su “Babel” inverosímil., con su cesta y su hambre, dejando en los pilares de la tarde la grímpola sin sol de sus andrajos.

— 󰀳󰀱󰀴 —

 

LOS ARRIEROS SUBÍAN por la tarde, lento el paso del pobre borriquillo y de las botas de un becerro cruel, cr uel, endurecido endurecido por el lodo l odo de todos los senderos senderos.. Venían del carbón o los trigales con diez horas de sol sobre la espalda, de las olivas cárdenas bajo cielo de nubes con promesas. El sombrero y la faja; a la cintura ylaen vara la de palabra acebuche dura,oaplebellada, tierna adelfa, un látigo de ortigas para el aire. Llegaban a la fuente, zambullían las manos brutalmente, br utalmente, se dejaban la lumbre del tempero a borbotones, la sed de los caminos, la jornada… jor nada… Y era una pena aquel agua tan núbil, tan dormida, tan confiada y sola, para estas bocas secas, de del palabras ser viles, serviles, que muerden la manzana pecado y escupen la pureza como se escupe un hueso de aceituna.

— 󰀳󰀱󰀵 —

 

¿PARA CUANDO? ANDAR al alba de aceituna ANDAR o de baile y domingo… Pero ella no sabía que la vida era ésto: arrinconarlo todo en la zozobra y quedarse sentada, mano mano sobre mano, viéndose orondear orondear,, sintiéndose partida, derramada en ternuras… Rosas con lluvia de septiembre o blancas margaritas de junio… ¿Pero qué olor es ése que no sabe a doblado pañal con alhucema o leve salivilla entre manzanas? Porque a las cinco se abrirá el tomillo y el “Dios te salve” de la romería porque la fruta colmará en sazones entre las duras barbas de “San Pedro”; Pedro”; ¿Pero es que hay otra hora en los relojes que ésa en que vengas a estrenar el llanto? Y es que ella no sabía que también las estrellas tienen sus arpones, ar pones, que esa luna que grana las esperanzas y las sementeras, se le estaba quedando en la otra orilla,

— 󰀳󰀱󰀶 —

 

donde se escupe al hijo tras de una noche de coñac y sombra… Porque no sabía más queella sentarse al sol de la impaciencia y acariciarse blandamente el vientre y verlo orondear mientras le “baila el agua”, y esperar y esperar a esa mujer que sube o que se cruza y pasa y le pregunta: “¿Para cuándo, vecina? ¿Para cuándo?”.

— 󰀳󰀱󰀷 —

 

LOS HORTELANOS “TIN, tan; tin, tan…” La esquila e squila inauguraba la mañana. Venían los hortelanos: borriquillos cargados con frescos tallos y olorosas peras, la raja boba de la calabaza, los tomates enormes como gotas de sangre de la tierra, los membrillos dorados tirándole chinitas al otoño otoño,, los nísperos de junio, las naranjas… “Tin, Tan; tin, tan…” tan…” Dormía Dormía la mañana con un tierno rocío en los cristales; los lechos sudorosos, vacíos ya de amor, amor, leves de sueño, y algún mozo, la yunta o el caballo, con la copla en el labio, entre dos luces…” “Tin, tan; tin, tan…” El “Buenos días” que cruzaba la brisa con una paz de hogaza bien cocida. Dejaban lo mejor para luego, para el “tira y afloja” de céntimos y flores con la mozas, para la picardía del peso y las tres horas de barajar pimientos y sonrisas.

— 󰀳󰀱󰀸 —

 

Y era ya un hormiguero la mañana con el cenit clavado en la veleta, cuando volvían —borriquillo lev levee de hortalizas— “tin,y tan”, hondo silencio de la parra de la l a alacequía para el pan y el sudor de otra jornada…

— 󰀳󰀱󰀹 —

 

LOS TALADORES PORQUE a la tarde volv PORQUE volveréis eréis a casa. Febrero, con un nada de abril entre sus horas y otro nada de octubre, os ungirá los ojos con el primer almendro en flor, con la primera sangre en trino del pájaro y la cita. Volveréis con la tarde o con la estrella hasta el hogar y el beso, hasta el hijo o la de esposa, hasta la madre, hasta la florida agonía la reja. Y arrojaréis el hacha y el hastío, y en el agua y el lino que canas previs previsoras oras prepararon, dejaréis el sudor, y la alegría os cruzará la frente como un rayo de luz, como una espiga del agosto, ya en ascuas, presentido. Y a casa. devolveréis sigilos con luna,La noche, tan espesa se hará bálsamo y rosa para el afán del brazo y la moneda. Pero cuando la aurora encastille su luz y los caminos con naranjas de sol vuelvan al carro, car ro,

— 󰀳󰀲󰀰 —

 

y al hombre y al ganado, el bosque seguirá mudo y sangrante, y otros árboles que, aún dorados y finos, alancean la brisa, siempre, se harán eternos eter nos yacaerán por supara vacío, y habrá un mundo de pájaros locos, perdidos, huérfanos de madre, que cruzarán por el azul buscando sin encontrar ya nunca, ya nunca más, el nido que tus manos, sin sangre, desangraron.

— 󰀳󰀲󰀱 —

 

ORACIÓN CRISTO de todos los caminos: Cristo de esparto y alpargatas bárbaramente abierto al callejón de fragua del solano solano.. Cristo con la quedeja oscura y la mirada con siglos de intemperie. Hablo contigo. Contigo, Cristo, hombre para la gleba descoyuntado y sólo. Vengo a decirte, no, vengo a clamarte, vengo a llorar por Ti y por mí, por todos nosotros los de abajo, los oprimidos, carne para la fusta, espalda para el quintal de sol, mano tendida hacia una caridad que nunca llega… Hazte raíz, olvida tu sino de trigales. Por una vez,tuSeñor, Señor túnica y enarbola látigo,, rasga Dios laPadre, y, a cintarazo cintar azo limpio, limpio, echa del claro abrazo de tu pecho a todos los oscuros, los que gimen, g imen, los que levantan tu cadáver para redondear la envidia o el negocio.

— 󰀳󰀲󰀲 —

 

A todos esos que se apiaran bajo tu costado, que te rezan: “¡Dios mío!”, mientras les vas llenando las talegas.

— 󰀳󰀲󰀳 —

 

TIERRA (1965)

Si mi tiempomente. me contradice contradice, lo dejo pasar tranquilamente. tranquila Yo vengo, de otro tiempo y espero ir a otro. GRILLPSRCER

 

I VENÍAS de lo oscuro, de lo entredicho apenas, del polvo de todos los caminos. Venías para helarme helar me el nardo y la alameda, para hacerme lluvia la sombra, octubre la sonrisa. Tu presencia era llave para el junco y la estrella, “vade retro” a la tarde que aupa la esperanza, portazo para madre, hermanos, casa, amigos, proyectos; raya negra para lo claro, lo vertical, lo niño con latodo f rente frente apoyada apoyada en los cristales. Y eché a andar por tu sangre; sang re; por por esa desamparada y sola vered veredaa de tu sangre, con lagartos lagar tos de rabia, con umbríos retamales de pena y sobresaltos sobresaltos.. Y aquí me tienes como un toro ciego corneando, furioso, inútilmente, el muro enorme de los prejuicios. prejuicios.

— 󰀳󰀲󰀷 —

 

II VÁMONOS a querernos. querer nos. Pero no aquí en la artesa ar tesa y la espadaña, no en la alpargata y el café de cada día, no en la holanda y el beso que el girasol g irasol del tiempo va llenando de tedio. tedio. Vámonos a querernos por todos los caminos del mundo: bajo los pámpanos con sol, bajolos las campos hojas grandes g randes del otoño, por de esparto, por la estrella, sobre la tierra yerma, sobre ese bosque de lenguas que nos cela como alfanjes de gritos gr itos emboscados. emboscados. Vámonos, amor mío mío.. Para otros la alcoba con los ramos, el mantel con cenefas, el brasero… Para nosotros, esto: un un ciprés loco de agonía en la garganta, aletear de alondras por los ojos. Y para mí, tú, sangre, sangre mía, mi sangre, que me sabes a lima, a mediodía, mediodía, a caballo con sombra de enramada.

— 󰀳󰀲󰀸 —

 

III ESTE amor nuestro nace más hondo todavía. Viene de más abajo que la sangre, de más allá que el beso, de mucho más oscuro que el deseo. Porque la sangre sang re necesita dardos, cristales que la l a hostiguen, porque el beso sin parques en otoño, sin esquinas, es como un niño, un pobre niño yerto, porque el deseo es vendaval que aturde, que despeina la carne y amontona paraísos que luego tenemos que escupir sin más remedio. Este amor de nosotros nace de la amargura del imposible abril donde agoniza un corazón que aprietan las ventanas con puñales de plata entre las sombras. Nace un corazón acorralado que eldemundo azota con brutal palabra, y hasta sus altas rosas, sus estrellas, va convirtiendo en sapos, en estiércol, en carcajada y gesto inconfesables…

— 󰀳󰀲󰀹 —

 

IV CHOPOS para el arpegio, ar pegio, carrousel de las cinco: las palabras se visten de paisajes. Pero el amor vendrá después, cuando la noche se haga lluvia de sombra, sauce helado. Ahora la sangre ha hayy que abatirla, hay que domarla en raso y guante blanco, y ensayar una danza de palabras vacías como el mundo y la mentira. Pero el amor es viento y dalia herida, corazón a las patas del caballo, sangre sin cauce, grito, remolino, de brasas, agujetas en los ojos. Sigamos, marionetas marionetas de los parques, con toronjas de luna en el requiebro; de cuando en cuando el nardo de un saludo o el rapé de un deseo estrangulado. Pero la noche asoma ya sus cuernos de luna por el filo de las sombras, y entonces, tú y yo solos, y el silencio haciéndonos más sombra, más pecado, nos pondremos al mundo por montera.

— 󰀳󰀳󰀰 —

 

V AMOR mío, amor mío… ¿Cómo se hará flor esta frase entre mis labios? ¿Qué alameda de niños con cometa tirándole chinitas a mi sangre, para que pienses “noche” y digas “rosa”, “estío” y se te vuelva otoño, “esquina” y se abra como traca de rubores, como arcángeles finos atizando el rescoldo de lo blanco? ¿Y cómo he de decirlo yo, amor mío? ¿Cómo para que no te suene a calderilla, a mordiscos con sombras, a locura, a beso emparedado entre sigilos?

— 󰀳󰀳󰀱 —

 

VI TENGO tu corazón, pero tan apretado de silencios, tan vallado de esperas y sigilos, que tengo muchas veces que ahogarlo, convertirlo conv ertirlo en recuerdo para llevarse al labio en primavera. Y pienso piens o entonces: entonc es: “No, no; lo otro, el piso con el gas, las ocho horas de oficina, el cocido y el cine de los jueves, la mujer y los hijos… Como todos”. El corazón se viste con la ceniza gris de la cordura: “todavía es posible”. “Todavía” “Todavía” … Y mis manos rasgan sombras y estrellas prohibidas, manzanas y serpientes donde la sangre se me injerta en rosas. Y ya tu corazón entre mis manos y las manos amor mío, estendidas; entoncesy es entonces, cuando tu corazón late en mi sangre sang re como un pájaro loco en agonía. Y vuelvo a ser contigo tierra y tierra, carne para la bota de los otros, y a olvidarme de todo todo,, y a mandar al diablo la cordura.

— 󰀳󰀳󰀲 —

 

VII TAMBIÉN aquí el otoño ha puesto su cizaña, su poquito de nube, su dorada tristeza tr isteza en mi costado costado.. También la tarde encapotada tiene su aguijón para hundírmelo en tu ausencia; y me valla este enorme Niágara de palabras que te claman: Amor mío, tormenta, tú mi oscura pasionaria, mi sierpe de y pasos entornados; tú, sigilos muladar, mi rosa, tú mi espuela, lepra, luz, amor mío, toma, toma esta oscura flor de mi silencio en esta tarde encapotada y triste que el otoño amontona en mis cristales. cr istales.

— 󰀳󰀳󰀳 —

 

VIII TENÍAS treinta años. Eran treinta monedas de oro oro.. Treinta soles dorados, plenos como el trigo de Mayo. Treinta arroyos de luna. Treinta mañanas de domingo. Pero no, treinta treint a duras agonías. Treinta mordiscos de agonía en el pan del sosiego. Treinta robles de sombra. Treinta ciclonescaballos de egoísmo plomo derretido derretido. . Treinta locosy pisoteando estrellas. Tenías treinta años. La tarde de septiembre, de pronto, se me quedó pequeña. Y ya no era la fuente, ni el río, ni la nube, ni el corazón saltando de arcángel a nostalgia. Como treinta cohetes, como treinta plomadas, como treinta tizones sobre mis ojos, ciego, comprendí erasantes tú mideseptiembre, esperándoteque siglos nacer y era que estaba mi sangre un gusanito, un ojal de solapa donde prender los treinta clavelones oscuros de tu sangre.

— 󰀳󰀳󰀴 —

 

IX TÚ venías por todos los caminos. Estabas, rojo y rojo, por todas las esquinas. Eras huracán y remanso, media luna corneando la paz de mi almohada. Te sentía venir. Me ibas llegando por los prados en brasa del deseo, tarde, por la el media mejor naranja perfil dedela lanostalgia. Venías y te ibas, meridional, cantando hacia otra vez la plaza o la sonrisa. Y yo quedaba, oscuro, más hundido, más solo y solo en soledad de tuero con un nardo de menos por la sangre.

— 󰀳󰀳󰀵 —

 

X PORQUE tú eras lo otro. Yo iba buscando ramos de verbena, niñas en flor para mi sangre boba, y me encontré contigo, contigo, raíz de selva oscura, donde el grito viene de más abajo que la sangre. Porque yo no quería. Y puse en mi cabeza lasvida la cenizas c hatadeldemundo, chata lo razonable, la cordura, y vestí la alegría de mis ojos con el ocre y el veto del pecado. Pero tú estabas, sombra, llenándome de pájaros la huida, clavándome clavándo me en el suelo por mirarte, por verte sonreír o por sentirte mordiéndome de canes de sosiego. Y tuve que seguir Y, todavía, toabismo, davía, corazón en segu el filoir..del quisiera no seguir porque tú eres lo otro otro,, y estoy queriendo tanto, que me asombro de poderte llevar dentro del pecho, de pensar cómo cabes en mi boca, de sentirte tan breve breve

que te pueda esconder en un sollozo. — 󰀳󰀳󰀶 —

 

XI NO, no; tampoco es eso. Tampoco es la belleza lo que me escuece y lleva a locos tropezones por tu sangre. La belleza es un chorro de luz hacia lo alto, hacia la pura gracia, como un fino ciprés de eternidades. eter nidades. Y esto mío es morirse en cada grano del reloj de arena; es colgarse la muerte en cada beso, en cada minuto de apretarte la cintura, y decir: hasta hasta aquí llega la vida, hasta donde nos alcance la llama de este abrazo.

— 󰀳󰀳󰀷 —

 

XII GRILLOS y nardos clavan la siesta del verano en la holanda que gime, sin besos, de mi alcoba, y la culebra gorda de tu ausencia estrangula mi cuello que respira para que tú lo siegues. Ven, amor mío, aprieta mi cintura, cabales tus brazos son dos ríos hechos para abrazarla; dos torres de hermosura, dos caballos que arrastran mi sangre apedreada, mordida mordida de alacranes. al acranes. ¡Qué huérfana mi boca sin tu boca, amor mío, de terribles terr ibles secanos y altos vientos de mieses! ¡Oh ven tú, tierra, tierra mía, mi sangre, cizaña de la rubia paloma del sosiego! La noche para el beso de amor tendido, oscuro; para el coñac y el beso tortuoso y distante; para el viejo trasiego de carne y calderilla y para ese otro mundo sin ramos de alegría. aleg ría. Pero es aquí, en la dura penumbra de mi alcoba, mientras que fuera brama el toro del verano, verano, donde quiero tenerte, tener te, desnudarte, desnudarte, sentirte, y encontrarme y perderme soportando tu cuerpo.

— 󰀳󰀳󰀸 —

 

XIII TAN ancho el mundo y no cabemos en él. Tan ence encendido ndido este sol de las doce, y uno de los dos siente encogérsele el alma al ma entre sus oros. Tan enorme, tan vertical y grito abril en celo, y tú o yo, mudo, mudo, horizontal, horizontal, temblando, de gris y ocre, ya noviembre, estiércol. Pero tú no.oTú, alisioapostándole o contra co ntra alisio para resol lluvias, al as de espada del poster jacinto. jacinto. Tú, mano, cielo o suelo roturado para Babeles de fugaces citas donde el dolor no habita, donde donde el alma no es más que babas, sombras y pezuñas. Soy yo, solar o surco, el que no alcanza abril en sus clamores, el que ha de huir del mundo y refugiarse en goterón negro de la noche paraelemboscar mi rosa, mi podre, alanceada rosa sola, para no abandonarla al potro deslumbrante del deseo.

— 󰀳󰀳󰀹 —

 

XIV A veces se encampana ante mis ojos la sangre que aún me queda de otros tiempos. La poquita de sangre  —lirio y cometa brisa y campanario—  que no asoló el turbión de tu presencia. A veces esta sangre se me abre en un triunfo de Belenes, de salivillas y tambor, de puros niños con mi tristeza entre los ojos… Y vuelvo en un instante a todo ese mundo de claras noches y altos besos, pero es sólo un instante, porque luego  —aljibe o grito, tembloros temblorosaa madrugada de olivos sin estrellas—  la sangre se amapola con tu nombre, y si quiero escupirlo, y si me pongo a deshojarlo entre arrebol y esquinas, me voy hundiendo cada vez más tuyo, me voy haciendo a cada golpe, a cada galopar de tu sangre más tuyo y tuyo sin remedio.

— 󰀳󰀴󰀰 —

 

XV NADIE. Nadie en el mundo. Porque el mundo está hecho para el amor. Para la oscura selva de brazos que se ajustan al sarmiento triunfante de una cintura esquiva. Para labios que mueren y labios que reviven por menos que una rosa, una palabra apenas. El mundo está vacío, desmantelado, yermo… Cuerpos opacos rugen r ugen venda vales sin luna; alcobas espectrales sin lavendavales melancolía de una rama de otoño; manos que no se ajustan a otra mano y que aprietan entre los dedos fríos el beso y el negocio. Pero queda una última mañana de domingo, un niño que aún ignora lo gris de la manzana, y queda la esperanza loca entre las estrellas para que el mundo vuelva a poblarse de nuevo.

— 󰀳󰀴󰀱 —

 

XVI MÍRAME. Una vez más. Cierra los ojos. Desmantela los ojos de figuras y guárdame bien hondo hondo,, que ya soy más ausencia que mano en tu cintura, más desbandada y nube que pájaro feliz entre tus manos. Espera… Espera… Un soplo y ya es “mañana”, un volverte volverte a esperar y ya es historia, un beso, y ya mis labios torpean dulcemente las últimas palabras. Espéram e te digo, y, Espérame y, al decirlo, deci rlo, sé que es inútil ya, que tu vacío no necesita que lo venza o clame, porque estará conmigo a todas horas.

— 󰀳󰀴󰀲 —

 

XVII PORQUE la culpa es mía. Tú no me defraudaste. Te diste como eras, caramillo de brasas, monte de sangre, espasmo, madrugada y sigilo, garañón deslumbrante para noches sin luna. La rosa no existía, la esperanza tampoco; era ese instante todo tu ayer y tu mañana; el mundo era un oscuro suspiro entre dos besos; la mano una pezuña para aplastar jazmines. Y la culpa fue mía porque, el decir “te quiero” para ti era un mordisco en el nardo y la estrella. Y yo quise ponerle un ramo de nostalgias, una perdigonada de cosas sin sentido. Por eso mi palabra se cruza de reproches, se amilana, cobarde, ante tu ausencia en vilo, me flagela este pobre corazón tan sin nadie, me despeina la pena con el remordimiento. Y no le queda otro remedio que trocarse en mausoleo inútil de una pobre mentira que yo quise verdad, tan con el alma plena que aún me parece viva latiéndome en los pulsos.

— 󰀳󰀴󰀳 —

 

XVIII TENGO que desterrarte de mi voz, a ti que eres voz para mi canción, mi voz en vilo. Que vallarte el camino de mis brazos, a ti que vas llegándome por todos los caminos de la sangre. sang re. Tengo que echarme arena entre los ojos para hacerte de sombra, a ti que eres mi tarde de domingo. Tengo, amor mío, mucho más que esto: tengo que enarbolar mi cobardía y amontonar tu nombre y hacerme espina entre las otras lenguas, y decir… ¡Qué se yo!... Pero en el fondo, en el trasmundo de mi voz que muerde tu carne mía, de mis manos, mía, tú sabes que te guardo mi corazón como una hogaza, como una manzana, para que tus dientes muerdan el mas abril de los pecados.

— 󰀳󰀴󰀴 —

 

XIX SALTO fuera de mí: No, no es posible SALTO que pueda un hombre solo con tanta pena bajo las estrellas. Y me regreso y cargo otra vez con mi “yo”, muerto, enterrado, ya olvido y osamenta para todo lo limpio, para todo lo humanamente vertical y abierto, abier to, para otro que no sea llantotodo entrelo cuatro muros de silencio.

— 󰀳󰀴󰀵 —

 

XX VIDA mía. mi vida. ¿Tú qué sabes cómo te estoy queriendo? ¡Qué diferente es esta manera de decírtelo a cómo duele y quema en las entrañas! Porque decir “ te quiero” es como un canalillo de agua viva que desborda, alegre, entre los labios. Pero aquí,unalrío, lado izquierdo, es como como la coz de un mulo, o como una torre de sombra umbría por la yedra de los celos.

— 󰀳󰀴󰀶 —

 

XXI OTROS tendrán un nombre que llevarse a la boca. Un nombre —Rosa, Soledad, María—, para que les florezcan las nostalgias de las horas sin besos. Tendrán un nombre y lo darán al aire como bandera o torre en vertical dulzura, y llamarán con él en cada puerta, y aturdirán con él a los l os relojes. Pero yo necesito muchas lágrimas, lág rimas, muchos golpes de sangre, mucho dolor y mucha percalina de este loco martes de carnaval por donde voy, para esconder entre silencios duros este grito gr ito de espanto que es tu nombre. Este grito en las sombras de mi pecho que me relumbra igual que una custodia.

— 󰀳󰀴󰀷 —

 

XXII TRAIGO en la mano el cardo de tu ausencia. Tu no tenerte aquí, muerte, mis ojos. Mira cómo mis dedos buscan, se fatigan, y buscan más y más hasta arrancarse la piel sin encontrarte: Mira. Mira. Pero no. Pasa. Sigue. Muerte. Mis ojos. Puñalada de sombra en el Abril de mi sosiego. sosiego. Sigue te digo. de tu no estar El es plomo más brizna de paja que el sentirte conmigo y el saberte que al colmar mi cintura estás colmando otra cintura y vives no en este aire mío que yo quisiera nuestro, sino de la mentira de abrazarme soñando ramas de imposibles brazos.

— 󰀳󰀴󰀸 —

 

XXIII NO me digas “te quiero”, no me llames, búscame en el reverso de la rosa, donde te duela más el día, donde me pienses más extraño. Allí estaré, detrás de las palabras, pisoteando el nardo y la cordura, enjaezando el garañón oscuro de mi sangre, la ennoche que tudeslumbrante bar ro salpicó mis ojos. barro Deja la cita para los que llevan bobamente prendido en la solapa una muerte burguesa y unos hijos camino de ser hombres de provecho. Tú has de encontrarme siempre ahondando en la cruz de la moneda. Allí estaré. No tienes que buscarme, que hacerte mano tendida o lepra en la esperanza porque te estoy queriendo a contramano.

— 󰀳󰀴󰀹 —

 

XXIV MIS ojos, como un perro, te lamían las manos. Como un perro iban, locos, de tu voz a tu frente, a tu cintura, al aire de tu andar, selva oscura, donde, tercos, mordían paraísos sin alba. Mis ojos para verte venir, para sentarse  junto al ceniza y rojo rojo de tus treinta veranos, veranos, ojos para decirte. decir te. Mira, escucha escucha este grito de mi sangre sang re arrasando murallas de sigilo. Mis ojos, sangre mía, no estrellas, gusanitos de luz hacia la gruta de tu sangre entre cardos; mis ojos. ¿Míos? Tuyos, tuyo sólo, mis ojos, sangre mía, tú, sangre, mi sangre hecha amapolas. Mis ojos tuyos, ciegos, ya sin luna, clavados en el naipe sin suerte de tu no estar en ellos, dos fanales de pena, dos cipreses de llanto para el corral de muertos donde se pudre el lirio de aquel otoño pálido, juntos, ya tan ausencia.

— 󰀳󰀵󰀰 —

 

XXV Y ya ves, no he sentido todavía el cuervo de los celos pisoteando mis entrañas. Yo sé que a cada paso me tropiezo con árboles de sangre que se han movido al viento de tu boca; que en cada esquina, fulgurantes, acechan unos ojos que hallaron en tus ojos los grises arenales de otra yo sé, amor mío, que estossangre; besos tuyos nacieron para abrirse con mis besos, y que los otros fueron plomo en el ala, cetrería en donde el rojo y el deseo eran anilina y punzón, mano tendida hacia la plenitud de mi llegada.

— 󰀳󰀵󰀱 —

 

XXVI HA vuelto Mayo. Mira: Otra vez los arroyos de la sangre sang re creciendo el beso y el deseo. Otra vez el cohete de la sangre subiendo por la torre tor re de sombra de una cintura esquiva. Ha vuelto Mayo en rubia cosecha de esplendores, el segador y el carro, la mosca de la siesta. Ha vuelto Mayo, amante, cizañando de lunas las noches y los besos, la almohada y el grito gr ito.. Bueno y ya, ¿para qué, Mayo, tú entre amapolas tirándole verbenas al carmín de mi sangre? ¿Para qué, Mayo, dime, si estoy tan solo, tanto, como ese abandonado papel suelto en la tarde?

— 󰀳󰀵󰀲 —

 

XXVII SI ahora las estrellas cayeran una a una como nevada nevada chica de jazmín sobre el yerto yer to muladar de tu carne, si el Arcángel, nevado de lo más puro, hiciera nardo tu beso, blanca risa de niño el negro neg ro garañón de tu sangre, si, de ponto, la noche se nos viniera abajo escombrando la nube roja de tu pasado y el Dios Padre pasara su esponja de ternura ter nura sobre tu frente y fueras otra vez limpia y alta como el almendro o comoa pleno la Palabra Hijo, y entonces te encontrara sol, del la trenza colegial golpeando como una disciplina mi corazón de niño, de niño grande y solo, pasaría de largo. Y esto no son palabras, porque llevo las noches enteras azuzándome azuzándome,, lastrando esta balanza del por qué este quererte, y no es la zarabanda de tu cintura o ese palomear tu paso por la acera o la tarde, es el turbión de pena que te escuece en el alma, la tan enorme, humana verdad de tu mentira que no ven los que, acaso, buscaban en tus ojos otros ojos distantes, otra carne imposible.

— 󰀳󰀵󰀳 —

 

Así es como te quiero, perdida para todos, recobrada en un beso que ahogan los sigilos, sig ilos, diana de improperios, de bota y salivazos, noche para mis noches, aunque el día… No importa, aunque el día nos cruce de látigos la cara.

— 󰀳󰀵󰀴 —

 

XXVIII SILENCIO. Un niño de metal oscuro  —fuego y sangre— restalla mi cabeza, y otro niño —alegría— de marfiles me pone la cordura entre los dedos. Los ríos de la noche noc he tienen juncos, medusas de deseo, yedras, lodo, para asirte, asir te, mi niño de silencios, para hacerte de carne entre sus ondas. Pero la noche juega un vino espeso en paladares huérfanos de estrellas, una expectante valla de silencio para que se escape ese otro niño. Y tengo, niño mío, que perderte, que dejarte clavado en este grito, y hacer de carne, de verdad, de gracia, ese otro niño que mi sangre escupe, que mi sangre asesina a cada paso. paso.

— 󰀳󰀵󰀵 —

 

XXIX CORAZONES de niebla pueblan el universo universo,, apenas corazones. Porque el corazón tiembla con el aire de un lirio, se levanta, triunfante, sobre el grito y la sangre. Corazones de niebla, de estiércol, de granito, ensañan sus pezuñas sobre las violetas. Faustoss de media capa hozando entre las rosas Fausto para libar el barro bar ro quieto de sus raíces, que ignoran la tristeza de una puerta cerrada, la tristezaque inefable de unapuede tarde más con lluvia. Ignoran una lágrima que una fusta, que una sonrisa puede desmantelar un mundo. No hay remedio. Bastardos, amontonan el cobre sobre las margaritas. Huyamos. No hay remedio. La estrella estre lla es de papel de estaño. La soledad, un mito de esquinas y emboscadas para hacerse más sombra, más carbón y agonía sobre el verso y la noche. noc he.

— 󰀳󰀵󰀶 —

 

XXX PORQUE ahora lo de menos es tenerte, PORQUE tener te, alzar la mano en este aire, alzarla y decirse: “Esta “Esta brisa, br isa, este jazmín de brisa br isa también nos está uniendo entre sus dedos”. Está mi sangre en pie, junto a tu sangre, se tocan, se hacen una, pero… pero… Qué murallón de sombra, qué agonía, qué hiel de labios, círculo de ausencia, lejanísima voz, extraño grito, gr ito, espuma mar, niteflor, ni nada… Tenerte que es lonodeesmenos, decía, porque es más grande, g rande, mucho más enorme este adarme de sal, esta amargura que nos torna diversos, que nos hace más extraños y solos, más ausencia cuanto más se agavillan nuestras manos.

— 󰀳󰀵󰀷 —

 

XXXI ¿QUÉ me queda de ti? Dí. ¿Qué me queda? Este espigón de ausencia, esta presencia más enorme y solar que el no tenerte; estos besos a oscuras, estos pasos como zancas de angustia por las sienes… Abril se granará entre citas bobas, mayoo abrirá may abr irá al amor entre jacintos, y el crisantemo blanco de noviembre ungirá de belleza las nostalgias. Pero tú seguiráslaoscuramente mordiéndome voz con tu sonrisa, poniendo cruces de picón y miedo por la cal y la gracia de la esquina. Tú seguirás aquí y estaré solo y no podré escucharte, escuchar te, recrearte, hacerte sangre y luna por mi sangre, carne para esta carne que es tan tuya. Tú seguirás aquí y estaré solo.

— 󰀳󰀵󰀸 —

 

XXXII SEÑOR: Esta voz mía tan lacerada de alacranes, tan barroca de estiércol, tan colmada por los siete arreboles que traban mi llegar hasta tu mano, aún se eleva hasta Ti, hunde la espuela en la nada de blanco que aún le espuma para gusanear hasta tu gracia. Oyela Tú, Dios mío mío.. Que no sea otro golpe de lanza en tu costado, sino amapola, roja sangre viva manando hacia tu pecho. Oyela Tú, Señor. Señor. Por mí que traigo el viejo corazón entre las manos; aunque sea para echarla a tus perros, aunque sea, Señor, para que el barro sea más barro. Oye mi voz por ella; por ella, Cristo, que entre tanta sombra, entre tanta pisada fugitiva, fug itiva,

aún guarda un nardo, un azahar postrero, — 󰀳󰀵󰀹 —

 

un sorbito de agua para tu sed de todos los caminos. Y acéptala por Ti, Señor, mi voz caliente, dura como un trallazo en la mejilla; voz de morderse el alma, de clavarse las uñas en el alma y regresarse, regresar se, y encontrarse y perderse y otra vez encontrarse para… Señor Señor,, Dios mío, ¿para perderse una vez más, Señor, Dios mío?

— 󰀳󰀶󰀰 —

 

Ú LT LT I M O D Í A (1971)

 

I SEIS NOTAS EN TORNO A UN MUERT MUERTO O 1 ¿Y qué? Después de todo esto no es nada nuevo: Un crepúsculo más... Un cigarrillo cigarr illo que se consume... Un hombre muerto... ¡No ha de tambalearse el mundo! Porque ¿quién va a negarme que nacemos heridos ya de muerte? ¿Quién amontona tanta cobardía que le niegue a la vida ese destino suyo de ser letra de cambio a tantos días vista? ¿Quién, decidme, no ha visto en la primera sonrisa o desengaño el germen yerto de podridas rosas? Nacemos muertos ya. Somos tan muertos ahora que gozamos o luchamos, ahora que vamos deshojando estrellas; somos tan muertos como éste que vemos, que tocamos aquí, junto a nosotros, y que nos va gritando en su silencio: No corras, ¿para qué? si has de pararte,

si has de pararte fatalmente — 󰀳󰀶󰀳 —

 

y tenderte también, y hacerte fría compasión o nostalgia propicia para el llanto, para el inevitable manojo de amarillos crisantemos cr isantemos..

— 󰀳󰀶󰀴 —

 

2 PORQUE él no lo sabía. PORQUE Desde el trasmundo oscuro de los siglos estos seis palmos de sencilla tierra esperaban su cuerpo bien tendido tendido.. Pero él no lo sabía. Muchas veces habrá desordenado su ir y venir sin penas ni alegrías por este limo duro que ya era acecho, esquina esquina o zancadilla. Y nosotros ahora no podemos su pie ligero sobre esta tierra tiercreer ra aleve, sigilosa, nos parece increíble que pasara tan leve, tan alegre, cuando en cada latido latido,, en cada grano de esta tierra había ya un engendro de marfiles, una perdigonada de infinito. Había ya un espectro de la muerte agarrando sus pies, tan fuertemente, que el corazón tenía que sentirlo, tenía que sentirlo sin remedio.

— 󰀳󰀶󰀵 —

 

3 MIRÉ aquella pupila: había una estrella dura, quieta, helada como un fino carámbano entre sombras. Miré aquella pupila y levanté los ojos y no encontré esa estrella entre las otras. Era su estrella desolada, muerta también, tan muerta que su plata tenía esa tristeza del olvido en eldulce tiempo; vaho espectral, esa compasión queese sentimos ante las olvidadas piezas de museo.

— 󰀳󰀶󰀶 —

 

4 SE le quedó una mano desafiando al cielo. Era un marfil tan frío que obligaba a pensar: ¿Habrá vitrina, anhelo o labio para hacerla brasa? Se le quedó la mano huérfana ya de sangre, calentura o gesto amigo que llevar al beso. Yo entonces escogí una violeta, la apreté dulcemente entre sus dedos, pero se nuevo resistían; iban de al gesto desolado de una eterna pobreza. Y es que era poco abril para esa mano que esperaba un destino de siglos y de estrellas y de tierra. De tierra cruda, dura, así, sin adjetivos: de sólo tierra y tierra y más aún: más tierra toda todavía. vía.

— 󰀳󰀶󰀷 —

 

5 EL recuerdo Yo aire, todavía, buscando una palabra. aquellos locos pájaros que andaban en desolado carrusel de trinos sin árbol madre para sus ternuras. ter nuras. Pero esta boca no nos dirá nada; se ha clavado en el duro acerico acer ico del silencio, y ya, si acaso, un piadoso pañuelo, un pañuelobien las dos mandíbulas. paraúltimo que encajen mandíbulas.

— 󰀳󰀶󰀸 —

 

6 HAYlasque con botas morir calzadas. bien muerto, Y ¿para qué? Aquí tenéis a un hombre: un hombre que, a las tardes, iba al café o al monte, o deshojaba sueños con el alba. Un hombre entero, hecho de duro sol y juramentos, que cortaba laoscuras; brisa con palabras que llevaba un sino de pasiones en los labios. Aquí tenéis a un hombre ya tan horizontal, tan desoladamente horizontal, que cualquier niño puede mirarlo como al surco o al tomillo tomillo.. Y este hombre se ha muerto bien calzado con un gesto de reto a las estrellas. Y este hombre...   ¿Qué impor importa ta su bien morir morir,, qué importa, si ya está muerto muer to para siempre?

— 󰀳󰀶󰀹 —

 

ÚLTIMO TIMO DÍA ÚL UN tajo al cielo y todo fue ceniza. Mármoles y gusanos se arrastraban hacia una sombra espesa donde un torso tor so luchaba con el trébol y el olvido. Y todo fue trajín donde la rosa, el ave y el granito tropezaban, raudos, por desvivirse y regresarse regresar se a unos labios en brasa, a una sonrisa fría de siglos, pálida de tiempo. Galopaban estrellas y caballos, la luna se hizo añicos sobre el río y aquel niño de nadie preguntaba por el sol, ya sin brillo, entre los pámpanos. Como un ciprés enorme, como un grito de pie sobre una tumba, duro, el índice de Dios se atropellaba de arcángel a nublado nublado,, de arreboles a lívidos azufres para siempre siempre.. Halló su dimensión exacta el fuego con el furor y el sexo amortajados, se abrió de par en par el Paraíso para el verbo cabal y la paloma,

mientras que, negra y negra, y ya por siempre, la noche se reía a carcajadas. — 󰀳󰀷󰀰 —

 

DOS ÁNGELES  —Tanto gusano ya  —Tanto ya sobre mis alas que no puedo volar.  —Yo tanta  —Yo papeleta de estiércol en la boca que no puedo decirte: decir te: ¡Dios! ¡Dios! ¡Dios mío!  —Tuve  —Tuve que echar mano de toda mi azucena para no hundirme en fango hasta las sienes.  —Yoo tuve que  —Y que llorar, llorar, que llorar tanto, que mis lágrimas, lágr imas, mares mares de jazmines, aventaron el fuego ya en mi sangre. Y aquí estamos, Señor. Sobre la frente una cruz de ceniza como aquella mañana repetida del “Memento”. Clamamos, Clamam os, Tú lo sabes. Revolvimos el mundo para alzarte en la balanza, pero eran siete toros de negro y negro, siete bandadas de buitres desbocados despeñándose, sordos, por la niebla. Y perdimos, pe rdimos, Señor. Señor. Aquí nos tienes. t ienes.

¿Habrá quedado en el albor del nardo algún lívido beso entre dos luces? — 󰀳󰀷󰀱 —

 

LA TIERRA ¿DÓNDE, Señor, este turbión de manos, dedos crispados, bocas sin saliva? ¿Dónde el trasmundo de la rosa? ¿Dónde mi entraña al aire del arado? ¿Dónde? Pisé, Señor, la carne. Estuve  —disciplina y bordón— bordón— por ojos, senos... Miré las ansias, levanté levanté un adarme sobre los corazones ya parados. Fui trazo horizontal sobre el orgullo, posada de dolor, pisoteada madre abierta en las noches sin albores, Penélope de soles y cosechas. Y heme aquí sin sentido, corneando mis ijares vacíos por si acaso aún queda un celemín de estiércol, una mata de crisantemo o una hormiga afanada en su ya inútil destino.

— 󰀳󰀷󰀲 —

 

UN NIÑO YO escuc e scuché: hé: corazón, dinero... Oscuras palabras como cieno, como llamas. Pero miraba una peonza, un trozo de pan, una pelota, y era todo mi mundo, toda mi sangre encaramada en su horizonte. El cuchillo del frío me mordía las carnes car nes por diciembres con escuela y otra más fina brisa arrebolaba mi ilusión por tiovivos, porartesanos. de estrella y toscos dulces arcanciones tesanos. Me paré una mañana; abril subía por la caña del trigo y del almendro, marinerito del Niño—Dios redondo, Carne y Verdad para mis siete brincos de inicial completarme  —vela rizada y lazo con espigas—... espigas—... Me paré una mañana. Yo decía: “Anda, mueve una pierna y luego otra y echa a correr hacia los campos, hacia otros niños con pan y chocolate, aunque te lleven al “dos por dos”, al laberinto

de azules ríos, planas y batallas...” — 󰀳󰀷󰀳 —

 

Pero era inútil, mi cintura estaba ladrada de cardenchas y gusanos, las raíces sin alba de mis dedos se enroscaban, marchitas, por raíces de tomillo, ciprés y jaramago. Y hoy, de nuevo, he podido correr hacia la umbría, recostarme recostarme en el caballo y el resol, la clara tarde para el disanto y el “novillo”. “novillo”. He podido encontrarme con tus ojos, con la florida luna de tus barbas, y te vengo a decir: “Dame dos perras, per ras, Abuelito, ahí, junto a lalaesquina está el delque, piñonate, que en plaza nos dan, por nada, globos de colores”…

— 󰀳󰀷󰀴 —

 

LA FUENTE SUBE más alta, más, más todavía, porque éste es el último ascender, el último tocar tus dedos de agua fina el colibrí del viento entre los árboles. ár boles. Sube, sube deprisa que ya se desmorona el aire, que las noches con luna se han perdido y sólo queda el gris de una mortaja. Lotos y cisnes, nenúfares tranquilos se baten por clav cl avarse arse en tus cimientos; la rienda de la vida no es bastante para frenar este caballo loco hacia esta plenitud que ya es la nada. Pero tú puedes ir tranquila, con una rosa blanca tras la oreja, porque apenas un nada de amapola que preludiara el recordar de un beso, ya estaba alerta, firme, fir me, vencedora la azucena gentil de tu agua clara.

— 󰀳󰀷󰀵 —

 

EL JORNALERO NO extrañaba la tierra. Estaba hecho al trajín de las hoces o al arado. Y ella también me conocía y era rumbosa y tierna y daba, de vez en cuando, un alto jaramago, una amapola o una rosa altiva. Al fin y al cabo era mejor que estarse estar se quitándose la gorra a cada paso, atándose la rabia en vilo la tremenda injusticia delhacia cacique, clavarse clav arse el chaparrón c haparrón o la sequía en los ojos y escupir, amargo, unos besos que el hambre marchitaba. Yo estaba estaba a gusto, de verdad, con ese pegujal de seis palmos, mi parcela de olvidos y gusanos, que, despacio, me iban quitando lo que al sol me estaban quitando de una vez voces doradas. Pero sonó el Clarín y otra vez estos callos en la esperanza y en las manos, y otra vez el remiendo y la alpargata, y otra vez... Pero no, Tú eres e res el Amo, yo gañán de tus altas heredades,

segador de tus mieses, yo, boyero, — 󰀳󰀷󰀶 —

 

el último, Señor, de tus carretas. Yo para Tí, seguro, entero, firme, con mis sopas de ajo, mi anguarina, con mi sino de perro per ro del tempero ladrándole a un abril que nunca llega y que esta vez... Señor, ¿habrá llegado?

— 󰀳󰀷󰀷 —

 

LA SANTA TÚ no puedes morir porque no tienes nada; te diste en caridades, car idades, en ternura, en el brillante br illante pomo de un “Dios te salve” ante cualquier peligro. Tú no puedes morir: estos harapos son el traje o la lucha de aquel hombre, hombre, la desesperación de una mujer que llora, el pan de un niño que maldice y tiembla. Y no puedes morir, aunque tus manos acaricien vacías los tobillos, pises la huella del Dios—Hijo haciendo más liviana la llaga del costado costado.. No llevas nada, no tienes nada porque nada era algo en tí sin que los otros fueran. Pero tu sombra, esa era tuya, estaba Cristo, de pie, terrible, alanceado, que se hacía de mieles para poner sobre tu frente casta una corona blanca con el blanco esplendor de los jazmines.

— 󰀳󰀷󰀸 —

 

EL VIENTO AHORA empiezo a morir. Solano o grito del Norte, ya Poniente erguido; gamo de altos cipreses, dedo para campanear espumas y cristales. cr istales. Ahora empiezo a morir. Fui enredadera para talles y rosas, buen arcángel para la fragua roja del estío, Satanás por diciembres con estrellas. Pero empiezo a morir. Ya no levanto mi airado corazón por las veletas, dogo tendido, sierpe, cinta fría. Dejadme ya lejano del bramido. Sólo quiero tenderme, echarme de una vez en la tierra, tier ra, porque porque ahora que ya empiezo a morir, me siento tan cansado que no puedo siquiera con esa brizna loca de la postrera parva, con esta, tan inútil, palabra que ahora os digo...

— 󰀳󰀷󰀹 —

 

UNA CORTESANA TREINTA y seis primaveras me alcanzaron. Treinta y seis se is mayos mayos.. Treinta y seis s eis tralla trallazos zos por mi carne, Señor. Carne de todos voceada, tirada en las esquinas con gusanos por besos, con espuelas cansadas de lebreles y caballos. Treinta y seis primaveras y, de pronto, el rayo violeta del crepúsculo: unas horas forcejeo y ya tan sólodeelinútil soportar la tierra en vez de cuerpos duros, agotados o frágiles mancebos incipientes. incipientes. No puedo dar darte te más. m ás.Yo bien b ien quisiera llegar hasta tu diestra con las manos colmadas de jazmines, coronadas de azahares en flor... Pero no puedo: sólo esta lepra y un postrer reproche que no sé si es reproche o Padrenuestro. ¿Por qué quisiste? ¿Dime? ¿Por qué, Señor, yo no alcancé lo blanco?

— 󰀳󰀸󰀰 —

 

EL AZAHAR YO no tuve la culpa. Era lo blanco de un pecho que el pudor desdibujaba, la plenitud cumplida del naranjo, la meta del caballo y de la espuela. Yo no tuve la culpa si esa mano, si esas cinco serpientes del sigilo amordazaron mi inocencia para encanallar la rosa tras la esquina. Por naranjales huérfanos de estrellas, por pezuñas y vientos de ceniza voy, Señor, desde entonces; finjo, altivo, levantarme hasta el sol y es sangre, oscura oscura sangre de sapos esta lumbre y este temblor al junio de mis plenitudes. Es el miedo de Ti, es el clavarme en el hondón de mi remordimiento esta perdida gracia que hoy me pides y no supe guardar a dentelladas.

— 󰀳󰀸󰀱 —

 

EL CANT AOR FLAMENCO C ANTA SEÑOR: yo te he ofrecido lo mejor de mi cante: te evoqué, humilde, en hondas siguiriyas, te clamé en soleares y dejé en la tona mi oscuro sino al cara o cruz cr uz de los que Tú dijeras. Yo no era nada, ni pasión, ni fuego, ni voz, ni carne, ni osamenta: Yo era sólo el  fandango   fandango o la alegría. Lo demás era humo, sonrisa o mueca por “seguir “seguir tirando”. ¿Qué quieres que traiga en la Última Noche, cuando los negros, lentos bueyes tiran de un mundo que no es nada, que, tal vez, no llegó a ser nada: estiércol, o gusanos sin sol, bajo la tierra? Aquí, Señor, mi voz y mi tristeza, lo despeinado y sucio junto al tercio más cabal de mi copla. Tómame ya, Señor, si es que algo queda de aquello que no fui; pero dame, dame, Señor, Señor, sólo un instante, sólo el tiempo de un soplo en mis cenizas

para llorarte la última saeta... — 󰀳󰀸󰀲 —

 

DOS MUJERES  —YO andaba entre los hombres;  —YO hombres; era como un papel inútil por la brisa con mis sesenta mayos, ya diciembres, con el blandón de negros y de arrugas... Yo andaba entre los hombres; era como un escalofrío por su sangre; se les volcaba lo animal al verme, era bandera de mis quince lunas...  —Yoo me arrastraba, oscura,  —Y oscura, entre las calles. calles.  —Yoo era rojo latido  —Y latido del requiebro. requiebro.  —Yoo un sentarme a esperar.  —Y esperar.   —Yoo un levantar —Y levantarme me hasta estrellas de sueños y caminos. Y ahora... Dame la mano, dime, ¿qué esperamos? Un gesto que sabemos, una una dulce mirada, una brisa de sándalo a la diestra del Padre para siempre, o un siempre sin fronteras ni esperanzas...

— 󰀳󰀸󰀳 —

 

LA VERDAD ¿DÓNDE estáis, avispillas del deseo que libásteis en mí palabras, rosas, para engañar con la sonrisa al beso, al corazón con lívidas lujurias, almas con sábanas pagadas brutalmente? ¿Dónde tú, mano áspera, velluda, que sigilosamente ibas fingiendo tras mi alba inmóvil, mano, brisasdecon o rasoinmutable de azahares? ¿Dónde, caballo negro del deseo, torres con luna llena, áspid, pisada,  jugando a ser rondel rondel de niñas, fuente de una inútil piedad, pisoteando el hambre de los otros, la pobreza con una caridad estercolada de un cien por cien en lágrima o cosechas? ¿Dónde andáis? ¿Dónde? Ahora Ahora ya no temo vuestro barro ¿pero barro?, ¿alguna vez lo hubo? Ahora no me podéis, hambre, resaca, colibríes de azul, lirio o espina; única

palabra entre los labios de Dios D ios Padre; Padre; — 󰀳󰀸󰀴 —

 

lo imposible será posible siempre, y sólo quedo yo, yo sola vertical, bandera, roca, y sólo quedo yo de pie, triunfante, antigua como el mundo que se acaba, y empieza para mí, para mí sola. Pero, Dios mío, ten piedad, no escuches, porque, quizá, mi voz se va colmando de soberbia y entonces entonces... ... Y entonces yo, Señor, ¿V ¿Verda erdad? d?Tú,¿Sob ¿Soberb erbia?. .. Vno erdad, erda d, dime, dímelo Señor Señor, ,ia?... pero e scuches... escuc hes...

— 󰀳󰀸󰀵 —

 

LOS NOVIOS  —NO, no es así como quisiera verte:  —NO, verte: polvo sobre un tomillo que se apaga, gota de sangre sang re seca, labios que no pueden decirme decir me ya “te quiero”. Te decía que no eres tú: te faltan el agramán, ag ramán, el rumbo, las espuelas del caballo en la esquina levantando levantan do clamor y pedernales.  —T  —Tampoco te esperaba con ampoco la estameña gris de la ceniza, no esperaba encontrarte espectro que la brisa deshojara. Te esperaba cautiva entre las rejas y el rojo vivo del clavel y el trino contando con los pulsos los minutos que aún me quedaban por reencontrarte. reencontrar te. Y ahora estamos aquí, frente al Dios Padre con un soplo de angustia en cada instante y quisiera saber, oh, sí, quisiera saber si Dios te hará esperanza de mis ojos o ya cosecha de mi pensamiento.

— 󰀳󰀸󰀶 —

 

EL AVA AVARO ¡NO! ¡No! ¡La carne, no! ¡Por Dios, la carne dejadla, árbol o fuente, ahí, en la tierra! Ni los huesos tampoco. Estoy seguro, blanqueados de sol, desvencijados, que están, paisaje o rodrigón, sobre el olvido más altos que en mi frente o en mi boca, Pero la mano, sí. La mano. Toda la mano con su vello y su osamenta, con su maraña azul de antiguas venas, venas, con uñas cur vadas,y lacultivadas curvadas, cumentira. ltivadas parasus alzar el negocio Y con toda su fuerza, con su cabal potencia —hiel, granito—  para apretar y más, más todavía esta última moneda, esta redonda lepra de sol que aun llevo entre los dedos.

— 󰀳󰀸󰀷 —

 

EUNUCO OTRA vez sangre por mis pulsos secos; otra vez avispillas en las ingles y el quererse salir por la mirada ante unos sueños todavía en pañales. Venid a mí, niñas de quince años, a mí, casadas con maridos bobos, venid que tengo la pujanza entera sin desgranar un grano de mi hombría. Porque soy hombre, “hombre” con el pecho peludo y la mirada reluciente; hombre con manos de apretar a pretar cinturas, labios para morder en otros labios. Venid por todos los caminos, por todos los temperos o ciudades venid... Pero ya es tarde que otra vez se me va desintegrando esta altivez de torre y pelo en pecho. Ya es tarde, os digo; ya otra vez ceniza ceniza inútil para el beso, para el fuego; otra vez eunuco y, esta vez, ni eso,

un puñado ¿de qué, Señor?, sólo un puñado de tierr ti erra, a, sal, dolor,... dolor,... lo que Tú quieras. — 󰀳󰀸󰀸 —

 

EL POETA SEÑOR, Señor, ¿qué esperas que te traiga? Dime, Señor, ya cara a cara, solos en esta soledad que hoy resucita para medir la soledad de un tajo. ¿Qué esperas, dime, qué esperabas? ¿Este montón de versos, esta gota de sangre sang re que es cada verso mío, cada estrella que escondía su luz entre los otros, que, ante los otros, se sentía de estaño? ¿Las noches y las de morderme connoches rabia los secretos que hasta a mi pobre carne iban doliendo doliendo,, sudándolos con rabia para que a la l a mañana meridional mi voz fuera de acero, mi corazón de azufre, acerico de negros alfileres este alma que ambos sentíamos, oscura, gangrenarse? Aquí me tienes ya, frente a tu altura, a dos dedos escasos de tu índice. No te sientas Dios Padre; Señor, vuelva otra vez al polvo, al salivazo de ser paria par ia de todos los caminos. Aunque, Señor Señor,, Dios mío, yo sé que todos los los caminos cami nos

van sin remedio a Tí, si más remedio... — 󰀳󰀸󰀹 —

 

EL RÍO ¡POR fin, de pie! ¡Por fin, columna, humo, palmera o surtidor hacia la altura! Por fin, el no estar siempre pordioseando el chaparrón, haciendo de nodriza a turbinas y sembrados. Por fin, Señor, por fin, paloma, alada o desazones plenitud de esperanza hasta llegar a Ti, Señor capitel, cima, corona y luz, Señor, hasta tu mano, para alcanzar ¡por fin!  —¿gusano?, ¿nube?—  la mirra o la ramita de olivera.

— 󰀳󰀹󰀰 —

 

P O E MA S A S O L E DA D ( E L E G Í A ) (1975)

 

I YO me pregunto: ¿Existen dos lágrimas iguales? ¿Dos aguas con la misma rumorosa nostalgia o dos lunas tan blancas que no sepamos nunca cuál de las dos es una, primitiva primitiva y distinta? Decidme si es posible deshojarse de nuevo, nuevo, acacias de un no noviembre viembre ya vacías de trinos, tr inos, o qué reloj de lentas campanadas sonoras señala doblemente el minuto que escapa. Decidme, porque siento repetirse en mi sangre el dolor imposible de los primeros besos, y me pregunto: ¿Puede nacer cada mañana lo que cada crepúsculo amortaja de estrellas?

— 󰀳󰀹󰀳 —

 

II ENTONCES yo tenía quince años. Mi mano aún no apretaba esa moneda que nos ata a la tierra, y mi alma era fresca, sin sin estrenar como la primera pr imera mañana del mundo mundo.. Corría por los campos aún huérfanos de mieses  —Agosto era un enorme Par Partenón tenón de trigales—  o subía ligero las calles en penumbra, porque a las nueve en punto cenábamos en casa.  Jueves Santos con luna para el Crucificado,  Jueves Crucificado, septiembres de tío—vivos, noches de julio abiertas abier tas al grillo y a la sombra del jardín silencioso y ojos tan puros como un lago de montaña. Si acaso algún pitillo, algún libro de versos, alguna espina leve por mi sangre dormida, y esa zozobra y esa —Dios mío— esa divina tristeza de encontrarnos faltos de alguna pena que nos va reposando, mientras nos duele el aire que es aún de azahares, pero que entre sus pétalos hay algún gusanillo que estigma sus jazmines.

— 󰀳󰀹󰀴 —

 

III PASABAS por mis ojos cada mañana y cada tarde y cada lenta gota de crepúsculo. Éramos a encontrarnos en íntimas meriendas familiares, tras la misa de doce, o en rumorosos aires de los huertos. Nos perdíamos ambos entre las mismas cosas, el mismo sol salía para ambos, y para ambos era el chorro chor ro luminoso del último cohete. Pero fue aquel setiembre de largos olivares polvorientos polvorientos ya con los ocho meses de internado sobre mi loco devanar estrellas. Pero fue aquel otoño de primer cigarrillo y el dorado fantasma de la melancolía golpeando los trinos por mi frente. No sé, te ví, de pronto  —y ya ves ves era lo de todos los días—  comprendí que me estabas doliendo por la sangre con una voz de siglos, tan antigua que me arañaba en iniciales sueños.

De pronto, ya te digo, turbadora y solemne pasaste a ser diana de mis ojos, — 󰀳󰀹󰀵 —

 

me floreciste inesperadamente, tan sin aviso, que mis quince años se quedaron de piedra en la noticia. ¡Y para seguir!... Un mundo loco de sorpresas, de brisas, de latidos, y ya las horas que se amontonaban para alzar el momento de la cita o se volcaba el gozo en un recuerdo torpe entre sus pañales todavía. Aquella tarde —tú me confesaste—  te pesaban las trenzas más que nunca.

— 󰀳󰀹󰀶 —

 

IV ME decía mi madre: “Ahora los libros que después tendrás tiempo. tiempo. Ahora los libros”. Y yo guardaba el corazón sin estrenar, ileso, por teoremas y batallas. Las tres, las cuatro y a las cinco en punto la merienda: su leche con galletas. Mis hermanos her manos mayores mayores perdiéndose en sus cosas y el cartero car tero de azul galoneado. galoneado. Pero a las seis cruzabas cr uzabas tú, el crepúsculo te traía de la mano y ya Pitágoras se empolvaba en mi olvido, y ya las rosas clavadas clav adas en la página pág ina y el río como un lejano, muerto crisantemo. Eran las seis, cuando las nostalgias, cuando al andar primero de las sombras, y tú cruzabas y contigo el mundo que mi madre quería para luego, pero que yo llevaba entre los ojos…

— 󰀳󰀹󰀷 —

 

V CANTABAS. O, acaso, tu silencio resonaba en mi sangre. O, acaso era tu sangre quien resonaba en mí, ramo y dulzaina, para la romería de mis ojos. Cayeron, derribados, los silencios talados por el hacha de la melancolía; se llenó el mundo de clamores; orquestal y suavísima, tu mano dirigía: el regato y el viento entre los robles, el arpa ar pa de los juncos, la campana… La tarde era un órgano inmenso y arcángeles de arpegios esperaban el Angelus con el mariposal polvillo de sus alas… Cantabas. Pero yo no te oía, que era más hondo el grito de la sangre. Y estabas a mi lado, mía, total, haciendo uno el arroyo, el Angelus, el roble… El mundo tenía notas porque tú se las dabas. Y de pronto, la mejilla en el cuenco de la mano, me olvidaba de ti, de tu armonía, ar monía,

y, lejano de tus ojos con tarde, — 󰀳󰀹󰀸 —

 

me buscaba en tu voz, en tu silencio, para cuando ya no estuvieras, para cuando este instante nuestro fuera historia.

— 󰀳󰀹󰀹 —

 

VI SE te hacía la voz un gusanillo de luz, apenas un esbozo, un verbo presentido. Apenas un brillo de agua fina, una violeta o un pecado breve. Pero qué enorme grito en mis oídos, qué vendaval de acordes en mi sangre, qué galera turquesa para, remero, mi corazón loco bogando hacia tu Génova dorada.

— 󰀴󰀰󰀰 —

 

VII PASABAN junto a mí, lentos, de prisa, bajo el otoño y su melancolía, bajo el rojo verano o bajo el verde sereno y ojival de estos lentiscos, ya gestada de azul la primav primavera. era. Y yo les daba voces con aldabas de estrellas, con con trallazos de sangre y sol, con claras, luminosas tardes de amor por parques y canciones. El aire, ya vitral o enredadera, desteñían mis voces tan inútiles; si acaso esta pregunta clamando a Dios, doblando, campana sin pulir, sobre mi frente: “Apiádate, Señor, Señor, ciegos con c on ojos, ojos , sordos para esta música inefable de abrirse en el adarme de una lágrima”. Y otra vez era el lento rodar de otoños y diciembres, verdes abriles o encendido agosto en mieses. Y otra vez era el aire el que plomaba la estocada ceniza del hastío. hastío.

Y entonces eran ellos los que, locos, pájaros o clarines me trababan — 󰀴󰀰󰀱 —

 

el paso con las alas de sus gritos, pero yo arrinconaba yelseguir corazón sordo… para no¿Sordo, oírlos Señor? ¿Y puede ser sordo al agua y a la rosa, al doble partirse y retornarse en una lágrima el que ha dejado las andalias por tanta senda y tanto desengaño, por tanto robledal de estrella y sombra para darse total en un suspiro?

— 󰀴󰀰󰀲 —

 

VIII SE fue dorando dulce, blandamente el estío con sus siestas, sus mieses, sus estrellas; con sus lentos paseos al crepúsculo y el mismo juramento a flor de labios. Y vino octubre en celos de vendimias coleccionando nubes y nostalgias y el pavoroso túnel de ocho meses con tu ausencia clavada en cada instante. Ya estaban los afanes de mi madre dejándose el amor en cada cifra, la ropa almidonada, los consejos, la lágrima furtiva en los rincones… Y cruzamos la tarde como siempre enredados en sueños y palabras, evitando decirnos lo que estaba gritándonos gr itándonos el alma a cada paso. Al llegar a tu casa —ya con sombra la esquina y el deseo, inexorable el terrible minuto de la ausencia y el corazón con lluvia ll uvia de recuerdos—.

— 󰀴󰀰󰀳 —

 

“¿Hasta cuándo?” —dijiste— —dijiste— y se cruzaba tu voz con una cinta de ansiedades, “Cada que nomañana me bastarán y cadapara tarde, evocarte”. siento Yo te hablé torpemente de un verano con alegres canciones, de unas cartas, de un estarte soñando a cada paso entre los libros y las madrugadas… Ya con la luna en vilo y la llamada, la apremiante llamada en la escalera, me rozaste los labiosde torrubores. torpemente pemente y huiste en volandas Y yo, clavado en el umbral, sentía arderme entero por aquellas rosas. Después vinieron, lentas, las campanas midiéndome el desvelo, las estrellas, y por fin una aurora presurosa de recomendaciones y baúles. Igual que otros octubres me arrancaba la vida del regazo de los míos, pero esta vez llevaba entre los labios un corazón para endulzar la ausencia.

— 󰀴󰀰󰀴 —

 

IX ESTA primera carta, Soledad; sólo tiene dos palabras: tu nombre y esta otra: te quiero, y entre ambas el charco de un espacio vacío para que tú adivines todo eso que no puede decirse en unas líneas… Yo había habí a pensado pensado —era cuando el coche saltaba entre olivos y nubes—  hablarte de mi cuarto, cuar to, de mis nuevos amigos, de la primera noche con tus ojos ausentes, y contarte contar te despacio, paladeando cada renglón de las asignaturas asignaturas.. Pero abro los libros: “Cálculo” y es el tiempo que aún me queda por verte. “Latín”, sólo es un verbo que conjugamos juntos, y la “Geografía” se concreta en el río de las tardes de agosto contigo en el costado. Y la “Historia Natural” aquel chopo dorado y cimbreante que aún sangrará abrazadas nuestras dos iniciales… Yo había pensado casi con júbilo, contarte todo esto. Minuto tras minuto ir dejando caer mis manos frías en tus manos de novia

y adormecerme luego con tu dulce respuesta clavada clavada en mi impaciencia. — 󰀴󰀰󰀵 —

 

Pero al coger la pluma se me alborota todo el corazón, se escapa la y me decido por escribir tany sólo dosidea palabras: tu nombre, Soledad, esta otra: te quiero, y entre ambas el charco de una espacio vacío para que tú adivines todo eso que no puede decirse en unas líneas…

— 󰀴󰀰󰀶 —

 

X UN hombre sube por la tarde. Todavía su cuerpo le hace sombra, le sostiene, sostiene, puede morder la hierba con rocío, escuchar las lagunas del silencio, o sentarse a la orilla de las cosas y sentirse el mañana por la sangre. sang re. Y él va así, con la boca bien abierta al campo de la vida, con los ojos puros como el aliento de un recién nacido ignorándolo todo. Porque lo ignora todo. Hasta que el paso suyo, un leve movimiento, una gotita de tiempo despreciable, lo va empujando hacia la muerte. muer te. Mirémosle pasar: sonríe, canta, le pican las avispas del deseo y no sabe que ya se va volviendo arcilla, que en los pómulos le amarillea el hueso descarnado, y que los brazos, fuertes para el amor con cada luna se les va deshojando fatalmente. Que es más ceniza ya que hombre animado.

Y vienen otros hombres, se miran, se sonríen, se quitan el sombrero y sube mayo al labio — 󰀴󰀰󰀷 —

 

para volcarlo en la mujer que pasa, o buscan trampolín en la impaciencia con que saltar el tiempo hasta la cita. Unos y otros van y vienen, suben subastan al reloj las ilusiones, se adornan para un último minueto de flores contra—hechas y las cintas con purpurina y lágrimas de arrope... Yo os aseguro que es terrible en estas horas lentas del crepúsculo, encontrar tanta muerte emboscadatanta en lavida rosa,y en la palabra, en la brisa br isa dulcísima del chopo...

— 󰀴󰀰󰀸 —

 

XI ERA tiempo de otoño otoño..Ya la tarde con la perdigonada del crepúsculo, crepúsculo, plomo en el ala y la primera estrella. Tarde para perderse y encontrarse, para hacerse luna la voz y el corazón remanso. Tarde propicia para tu llegada. Tenía que ser así. Día tras día los perros de mi sangre te husmeaban, los caminos de mis brazos mullían el albero, al bero, y el cuajaron del grito no ya clamor, dorado balbuceo, trino y carmín, car mín, suavid suavidad ad y forma... for ma... El hacha del deseo fue talando tu boca, tu cintura, la gracia casi locura deytucasi paso garza, casi mi horizonte en la curva cur va de tus senos. senos. Me quedaron tus ojos, tu bien mirar, el dejo de tu decir delgado y casi espuma... Me fui talando al verte, ver te, el evocarte,

el mirarte y no verte entre los robles. — 󰀴󰀰󰀹 —

 

Te asias aún al filo de un recuerdo, a la cresta con sangre de un crepúsculo, y esta un tarde de otoño, como golpe de mar, derrumbaba mis últimas nostalgias. Ya tú desnuda, vertical, haciendo mujer del árbol o la rosa, claros besos el aire entre los sauces, te me vencías toda en un gesto, en un junco, a la otra orilla que mi soñar te había preparado...

— 󰀴󰀱󰀰 —

 

XII ME he cruzado con unas mujeres que traían ramos de adelfa y agrias agr ias risas desvergonzadas; era cuando el almendro de las primeras sombras, cuando peina la noche sus primeras estrellas. Con su mirar osceno, con sus ojos hundidos y el fantasma del hambre pegado a los talones, se quedaban con esa hora de incertidumbre porque no se atrevían a bañarse en el cénit. Yo conocía un hambre de dignidad en celo que ennoblece la meta de un pronto redimirse, una bella miseria de puertos y de puertas que lleva siempre en vilo a Dios como estandarte. estandar te. Pero no esta miseria de carnes trasudadas de inconfesables besos de senos subastados, este crudo entregarse sobre cualquier esquina pensando en el mendrugo y en la noche sin lumbre. Venían con sus ramos sorteando las sombras, tendiéndome las redes de un mirar oxidado, y dejaban el aire tan espeso que el alma se me anegaba en náuseas reseca de negarse.

— 󰀴󰀱󰀱 —

 

Colgué entonces tu nombre, Soledad, de mi frente y con él tus recuerdos, tus besos casi niños, la aquelarada miércoles trasmis la clase de física entarde que tedesupe tierra de afanes. Ellas reían siempre y se iban alejando al ejando y yo con tu recuerdo me sentí tan humano, tan francamente abierto a la l a bondad que ahora casi las pienso niñas y casi no las pienso.

— 󰀴󰀱󰀲 —

 

XIII ESTE amor de nosotros nos seguirá los pasos, aunque no lo queramos buscará las esquinas. Podrá un cepo en las tardes con lluvia de setiembre, hará trizas los cuatro puntos de la veleta. Porque lo nuestro es algo más que una madrugada unidos en el hondo carrusel del deseo, mucho más que unos besos, mucho mucho más que ajustar el brazo y medir la cintura con el carbón y el negro de los siete arreboles pudriéndose la sangre. Y echaremos a andar por el nunca encontrarnos, probaremos a estarnos contra nosotros mismos, pero no habrá remedio que un grito o una lágrima lágr ima unirá nuestros pasos más cuanto más distantes, nos hará más del otro mientras más nos separe.

— 󰀴󰀱󰀳 —

 

XIV TODO el campo, todo el bosque de nubes, todo el distante mar... Todo, amor mío, me viene en tí que no eres nada porque lo tienes todo; que no eres nadie porque te llamas sueño; que no eres tú, sino yo mismo, el loco fantasma de mi dolor, haciéndote desgarrón de esperanza en mi tristeza.

— 󰀴󰀱󰀴 —

 

XV ESTA calle podrida donde el beso se subasta en lujuria y calderilla, tiene su cielo azul, su cal, sus casas abiertas a las rosas de la tarde. Aquí, por esta calle mis zapatos van pisando promesas, derrumbando babeles de esperanza, repugnante repugnante carne ofrecida y carne deseada. Pero es el cénit: grillo de las doce van hundiendo sus dardos por mi frente para sentirse cangilón de estrellas, triunfante nardo de cualquier solapa.

— 󰀴󰀱󰀵 —

 

XVI MAÑANA te habrás ido. Yo creeré —tengo que hacérmelo creer por fuerza—  que a casa de una amiga, a algún bordado, o a cualquier futileza de mujeres mujeres.. Mañana te habrás ido, pero hoy, todavía, tengo las crudas horas de esta noche empapadas de lágrimas con pasos que olvidaron mis oídos, con rostros donde lucha un gesto a tono con las circunstancias, con palabras suaves: “Tan joven”... “Quien había de decirlo”... y el cómo fue terrible de una curiosidad morbosa y pueblerina... Y yo habré de vencerme, deshojarme en frases y pitillos, y contar y otra, y muchas veces la alcoba una, con rosarios, una breve esperanza entre inyecciones, la brisa de aquel viernes en que la fiebre inauguró tu sangre... sang re... Pedirán más detalles, insaciables,

me irán acribillando hasta el último gesto de tus labios, l abios, — 󰀴󰀱󰀶 —

 

cercarán de ventos ventosas as mi silencio silencio,, y yo, cansado, muerto con tu muerte, cada vez más las palabras, terminaré conescueto un “las en cosas” frío donde se englobe todo nuestro mundo. Ya con el alba, el moscardón del sueño irá rozando párpados, venciendo charlas a media voz, y vendrá entonces un café que tus manos no endulzaron, que no endulzarán nunca, y un mirarte más blanca si es posible entre los cirios y las despedidas. Esto ya con el alba, tras de una noche inmensa, derrengada, que estira los minutos, que parece eterna entre sus sombras con estrellas, pero que para mí será tan breve como la huella de tu pie o tu risa, como una clara tarde de domingo, porque sé que mañana será tarde, que ya tú te habrás ido para siempre y no cabrá fingir fing ir que a algún bordado, a casa de una amiga, a cualquier futileza de mujeres... mujeres...

— 󰀴󰀱󰀷 —

 

XVII TENGO que repetirme que te has muerto, muer to, gritarme que te has ido de mis horas, clavármelo en la sangre y abrirme el corazón y verlo seco como un surco vacío. Hay que hacerse a la idea brutalmente br utalmente,, sin que valgan esquinas ni promesas, golpeando y mordiendo, abriendo heridas que enmascaran los sueños aunque nos gane mayo con sus fuentes. Y es terrible terr ible pensar que existen torres, corazones colgados de una cita, y tú, muerta, sin peso ni volumen buscándote la sombra que no tienes. Tengo que repetirme que eres limo que tal vez van pisando mis zapatos; que tu risa r isa es, quizás, la margarita que deshojanque misay dedos y que, acaso, esa estrella ayer er no conocía es tu clara hermosura her mosura congelada. Y vienen los crepúsculos cansinos con sombras que rebosan los almendros, y canta el río, y el balcón y el aire,

igual que cuando estabas en mis ojos; pero tú sigues muerta, muer ta, fugitiva — 󰀴󰀱󰀸 —

 

de la dulce palabra o el recuerdo, sin sentir que la lluvia ll uvia de septiembre te golpea la espalda blandamente. blandamente. Y ahora que, crudamente, me comulgo con tu muerte desnuda y para siempre, ahora te digo que me voy diciendo ya nunca, nunca más su luz, su risa, me imagino que tú vas a llegarme con tu sana inocencia, con tus besos, con un “hasta después” como otras veces. Y es que terrible andar entre las dalias y las cosasesque hicimos y soñamos y saber que mi voz, tan desolada, estará ya por siempre sin la tuya.

— 󰀴󰀱󰀹 —

 

XVIII YO sé que alguna tarde,  —será ya otoño y caerán las hojas, y vendrán los rebaños, y habrá un triunfo pálido de nubes—  Yo sé que alguna tarde —te decía —  decía —  me sacaré este clavo de tu ausencia. La lima de los años me irá puliendo tu recuerdo; los de días conhacia sus luchas me mordiscos harán más espaciado tus ojos; la campana  —la terrible terr ible campana del deseo—  deseo—   me llevará la sangre me sang re hasta otra sangre. ¿Y para qué seguir? retornarán las rosas y no será tu mano quien las corte Miraré en otros ojos las estrellas, cabalgaré rumboso de impaciencia hacia otra cita con posibles besos, y“¡Qué hastaquieres!”, diré si alguno es la me vidareprocha: y llegaré a pensar: “Que inoportuno venirme ahora con... Qué inoportuno” Y esto será en otoño

que adormece la pena entre nostalgias; y caerán las hojas y se irá entre las hojas tu recuerdo... — 󰀴󰀲󰀰 —

 

Pero no, Soledad, no habrá septiembre para esta pena mía. Tú sabes que esta pena está de pie, bramando como un toro por los prados, tan suyos, de mi sangre, y que escribo estas cosas por escribirlas... ¡Qué sé yo!... Por eso, porque mientras escribo me parece que estás junto a la mesa leyéndolas por cima de mi hombro y que, al mirarte, vas a sonreirme, ymientras en tu sonrisa se abrirá lágrima que juntas todauna tu ternura para decirme: “Bobo, rompe éso”...

— 󰀴󰀲󰀱 —

 

XIX CUANDO el dolor se clav clavaa así es inútil fingirse tarde con palabras, altos ventanales de un junio con promesas... Cuando el dolor, os digo, es como un lago que nos resulta enorme para esta pequeñez de uno setenta, no hay más que hacerse de carbón y estarse quieto, mano sobre mano y estallar de una vez y para siempre.

— 󰀴󰀲󰀲 —

 

XX NOS decían: Hay que pensar en el mañana, hacer el equipaje para la travesía que es el mundo. Y cercaban el hoy de tapias de colegio coleg io y el paseo de los jueves con largas alamedas solitarias. Mis quince años ricos de ilusiones se negaban al pájaro y al beso: si alguna vez los ojos se enredaban en versos o en estrellas nos hablaban del pan de cada día, del estirar los céntimos, de abrirse abrir se a dentelladas un camino, de todo eso sórdido y sublime que es luchar y luchar por un mendrugo que endurecen las lágrimas lágr imas y el tedio. Hay que seren hombres... tronchaban agraz las ilusiones, éramos uno más en la estadística de nombres y apellidos de las listas de clase, y el dos por tres podía a la quimera,

y el verbo aller nos anulaba el alma, y una hora de “Lógica” por todo un mundo loco de recuerdos. — 󰀴󰀲󰀳 —

 

Había que ser hombre y ya lo somos, ya pagamos “La cédula” y en vamos café y a los amigos cadaalnómina nos crece un nuevo mes hacia la muerte. Andamos por los parques con el pan del mañana en el bolsillo. ¡Ya estamos en la cima! nos gritarán ahora. ¿Y para qué, Señor? nos preguntamos, si ya desarbolados, con el espectro de la guadaña a cuestas, nos amarga se nos vieneela crepúsculo la boca y el llanto más silencioso cuanto más profundo. Y es que ya nunca más —¡Ay!— nunca, nunca volveremos volv eremos a ser para el mañana.

— 󰀴󰀲󰀴 —

 

XXI CUANDO vuelve la tarde sobre la parda, franciscana tierra, le doy al campo mi soledad tristísima. Ahora es el otoño; otra vez han madurado los membrillos y los ojos se escapan por las anchas avenidas del evocar. El tiempo tiene un vago color trashumante, y, todavía las lluvias son pequeñitas y av avergonzadas ergonzadas y tienen la inocencia de los primeros besos. Y todavía —ahora es el otoño—  nos guarda la pupila la última ola azul del veraneo. Y yo voy por los campos y son como un pañuelo que me cabe en la boca yY ahora los sollozos. me vengo diciendo: Todo es así que esta tristeza mía tiene su poco de alegría, su poquito

de cielo...

— 󰀴󰀲󰀵 —

 

Y ya se me aligera el paso y me nace en la frente un “Dios mío, mío, gracias, gracias estasaliento tardes ahogadas como elpor último que nos rocía el alma de agua buena...”.

— 󰀴󰀲󰀶 —

 

T R É B O L D E C U AT AT R O H O J A S (1976)

Tengo una cita conmigo.  JOSÉ MARÍA PEMÁN

 

PÓRTICO  A Antonio Cabalga

Se me ha abierto la lepra de la pena, Señor, como el clavel de tu costado; no queda más que un yermo, desolado cardo donde antes era la azucena. No queda nada más, ni la serena metáfora de un verso enarbolado; ¿Amigos? ¿Para qué? Solo y clavado en el duro erial de esta condena. Nada ni nadie. Tú y tu profecía de volver volver otra vez para partirse partir se al aire de septiembre o a la espera. ¡Qué importa la tristeza o la alegría si es mejor de una vez, Señor, morirse que estar muerto de pie sobre la acera!

— 󰀴󰀲󰀹 —

 

UN REENCUENTRO Espejito de luna junto al río, moneda al cara o cruz cr uz suelta en el aire, mariposa en la brisa, br isa, letanía de nostalgias, recuerdos y añoranzas. ¿Qué importan tantos años para hallarse de nuev nuevo? o? ¿Qué pecado o granito para abrirse a la tarde? ¿Pero ¿P ero es que importan impor tan unas hebras de plata o unas arruguillas que el tiempo va grabando en los ojos? El corazón se estrena cada vez que una rosa deshoja sus clamores por la frente, estirpa el corazón con solo una mirada, encabrita la sangre que ya no era de raso. raso. ¿Con qué puente de lunas va el invierno cruzando a primavera; con qué aire la sombra de un ay ayer er se hace mañana mientras que un hoy nos tumba sin remedio? Ven cuando quieras, niño ciego, arrastra mi granazón por tu pisar tan leve, leve, aquí estoy estoy,, solo, abier abierto, to, como un grito g rito

esperando ese grito que me traes.

— 󰀴󰀳󰀰 —

 

EL PATIO Cubo de luz que centra la palmera y un tedio puro, azul, como de infante; celindas y pilistra en las paredes que se abaten de tanta cal, bruñidas. Horas de un julio ya lejano, alta la vela escudo del resol, la tarde bombardeada de pregones: nardo o jazmines pequeños y estrellados estrellados.. Aquí está el patio, limpio, sosegado y aquí mis quince años aún tan puros; una brisilla br isilla de Angelus levanta el vello de las flores en mi nuca. La mecedora dulce de la siesta una luz tamizada e inefable, una raya de sol puro, glorioso, mostrándonos lo recto del camino. Así quiero traerte a esta cuartilla, tal como eras, lejos de añoranzas, aunque tenga las queuñas andar bebiendo comiéndome al soñarte. soñar te. lágrimas,

— 󰀴󰀳󰀱 —

 

NADA Todo se fue quedando entre los años: travesuras azules, tardes sosegadas, la esperanza de verte en cada esquina, el esquilón de pena, la alegría... Todo se fue ¿y cuándo, Señor, dime? ¿Cuándo que ni siquiera lo he notado? De la luz a la sombra, del domingo a este cárdeno viernes con tres cruces. cr uces. El alma, vacilante, siempre espera, el alma, es niña aunque se desmorone, pero ¿qué espera ya? ¿Es que algo espera? ¿Es que algo, Señor, hay todavía? No quiero abandonarme a la tristeza: Señor, tú no me dejes que me clave en el duro acérico de ahora mismo, déjame al menos que me pierda por claros, dende densos soslos nubarrones que esos forman el baúl recuerdos... recuerdos...

— 󰀴󰀳󰀲 —

 

LA COCINA Extrañamente blanca, con sus cobres, sus metales, su anafe de campana... mecida entre ruidos artesaños, el laurel, el azafrán, la harina... La cocina esa isla de alborotos, de olores, en la paz de las estancias, huerto cerrado, cer rado, que miraba a veces por los cristales cr istales lívidos del patio. Yo recuerdo a Dolores entre sus cacharros, yendo de un lado a otro, componiendo asados y natillas inefables para mi breve soportar de años. Yo recuerdo y no quiero que el recuerdo acibare la azúcar y el merengue pero también el corazón en feria necesita un adarme de pimienta. por eso entre nubes dé recuerdos yo te evoco, cocina de mi casa, cuando el aluvión negroendetuslosperoles. años no era cascada y llanto Yo te evoco rumbosa de promesas, para el loco caballo de mi infancia y siento que el azúcar se hace acíbar,

lejanos los asados de Dolores, y que ya el pan y el agua se han quedado hechos perfil y horror en mi tristeza... — 󰀴󰀳󰀳 —

 

HOY Y HO No hay nada que decir, todo está dicho. Todo en su punto y en su hora exacta. Y entonces hay un brinco de la rosa, una perdigonada de recuerdos recuerdos.. Y comprendo que hay que seguir tirando, remolcando a la vida aunque nos pese porque un llanto de niño puede al mundo y un beso entre dos luces es más fuerte que el agua. Colibrí de los siete pecados capitales, alta Babel de un sueño perdido en las nostalgias contrapunto del miedo, algarabía de azules y rosados por la sangre. Aquí quiero clavarme, en este instante sin ayer ni mañana, sin destino: sólo una flor, una mujer que cante y el presente clavado entre los ojos.

— 󰀴󰀳󰀴 —

 

LA CÓMODA Yo no se si estas cosas existían para preñar tu vientre de caoba si era preciso su almidón, su plancha para hacerse primor en tu regazo. Porque el espliego y la manzana ponen su granito de arena en estas cosas, pero eres tú, barroca de ultramares, galeón en la alcoba tan vivida, quien de veras las guarda y las sahúma, quien en ellasy su marchamo. Aquí, va de dejando niño, pantalón lazo con blusa marinera y vela fina, aquí el primer escollo y la corbata, la primera pr imera batalla con el mundo. mundo. Aquí tú, papeleta de primer aprobado aprobado,, cuando aún no apuntaba el bozo tan siquiera. Y aquí sigues ahora como entonces, como fue ayer ayer y así será mañana, maciza de abanicos y recuerdos de már moleseny mi tallas inefables. Ohmármoles cómoda alcoba silenciada, cómo te clavas viva entre mis ojos, cómo pones un aire de nostalgia en mi frente ya siempre tan cansada.

Pero a pesar de todo, aunque la vida me haya cruzado el rostro de injusticias tú sigues en mi frente como una estrella abierta esperando la hora del ocaso. — 󰀴󰀳󰀵 —

 

VENTANAS ANAS DOS VENT I Por esta ventanita se ve el campo, un campo de olivares cenicientos cenicientos y el trigo ya de un verde apenas tierno alzándose, abrasándose en sí mismo para alcanzar la madurez del oro oro.. Hay un pastor que entre la nieve fina del rebaño sostiene su cayado y un cielo puro de resol y azules a zules y una vereda que se pierde a veces. Por esta ventanita se ve un mundo impresionante de quietud, la calma se ha tendido en los viejos olivares como un galgo a los pies de la carreta. Y yo, a veces, me siento aquí, la tarde se desparrama entre mis pensamientos, para olvidar que existen otras cosas lejos de la pureza de esta calma.

Me siento con un libro entre las manos, pero no leo, que el soñar me puede y voy desordenando los recuerdos del aljibe sin fin de mi tristeza. — 󰀴󰀳󰀶 —

 

II Meridional, cuadriculado, abierto a la pisada y el desasosiego, por esta otra ventana el pueblo deja pasar su voz, su afán, su cada día. Ruidos de automóviles le enhebran para coserlo al filo de la vida; esto es la civilización, el alto navegar nav egar por el mar de superarse. superar se. Y vienen y se van gente cansada, torcida la corbata del batallar las horas, el hombre cumplido por el trato y la taberna. El cielo apenas es un trazo brusco entre las calles y los vendedores, todo tiene una meta: andar de prisa para que nos alcance la jornada. Y yo me siento a ver estos babeles, este morirse un poco en cada hora, y me pregunto y tiemblo y me decido por aquella ventana de olivares,

pasos cansinos, trigos y rebaños.

— 󰀴󰀳󰀷 —

 

PRIMER AMOR Aquí también has de tener tu sitio, primera rosa en mi jardín umbrío. También un sitio entre las cosas idas, valladas por el tiempo y el recuerdo. No escribo un nombre, ¿para qué?, tú sabes cómo palpitas en todo el poema, cómo era de clara y niña entonces esta sangre madura ya de abrojos. Subíamos cantando La Cuesta de bachillerato Noriega con los textos perdidos de aquel bac hillerato,, nos mirábamos fijos en la misa de Doce, rozábamos la lepra del primer desengaño desengaño.. Inaugural, tu eras voz para esta voz mía, te iba leyendo a solas mis primeros poemas: “El barco de juguete”, “La canción de los pinos” o aquel otro que empieza: “Si pudiera encontrarte...” Y no comprendí entonces que ya te había encontrado, que estabas toda entera latiendo en cada letra y que cada minuto era un ramo de lilas para adornar ador nar los citaros sueños de tu silencio. silencio. Ahora, ya ya perdido el girasol del tiempo, cansino de veredas dispares, desencantos,

vuelvo a traerte pura a mi blanca cuartilla para decirte algo que, acaso, callé entonces y que, quizá, prefiera callarlo todavía... — 󰀴󰀳󰀸 —

 

LA PARED Cuánta historia pequeña, menudita menudita en el blanco Morón de estas paredes. Cuánto borrón de sombras, ya lejanas. Cuántos ecos perdidos. Cuántas cosas. Te estoy mirando blanca, casi espectral ante mis ojos muertos que tuvieron la vida aprisionada entre tus cales, el corazón saltando entre tus nardos. Y me estoy preguntando si alguna vez sobre tu rostro con picón y acibar hubiéramos escrito lo de todos los días: la carcajada alegre de una boda, la agonía cuajada en cuatro cirios, el primer desengaño desengaño,, la primera página rosa de un alumbramiento alumbramiento... ... Y me voy preguntando y las palabras se me truecan en llanto silencioso y ya me vuelvo a tu Morón de nardos, aentubusca azucena, silencio de unvirginal pañuelo que me enjugue este llanto que acampa en mi nostalgia.

— 󰀴󰀳󰀹 —

 

EL SUELO  Jugando al ajedrez van van mis pisadas por estas losas que se hicieron siempre luna tendida, celosía, muelle claroscuro ideal para mi paso. Por estas losas de jazmín y negro pasearon también todos los míos: la impaciencia lejana de mi padre padre,, los textos a aprobar de mis hermanos.. her manos.... En estas losas se esculpió la vida como en un carrusel carr usel de lontananzas:  juegos de niño, niño, tarde de disanto, disanto, mal humor y penumbra de otros días... Y son las mismas losas restregadas, pulidas por los años ¡ay, perdidos! estas que voy pisando ahora sin un quejido, un despertar siquiera. Pero por estas losas como un río, como veredita remedio, se iránuna también missin pasos para siempre y vendrán otros pasos que la animen cuando esta mano, lepra ya y gusanos, no se pueda mover para cantarlas.

— 󰀴󰀴󰀰 —

 

REBELDÍA Nos decían: “Hay que ser generosos con los años, gastarlos y gastarlos como vengan, estar dispuestos con la alegría cabalgando soles”. “Hay que ser generosos con el tiempo”. ¿Pero es que el tiempo ha sido generoso? ¿Es que los días, como pordioseros, no han tenido la mano siempre alerta para el zarpazo, el salivazo, el goce de pisar y pisar nuestras entrañas? No me conformo, no, no me conformo con lo que a cambio me ofreció la vida, no quiero un puñadito de alegrías a cambio de una vida desolada por cuya sombra asoma ya la muerte. muer te.

— 󰀴󰀴󰀱 —

 

LA FERIA ¿Después de cuántos años por tu ausencia? ¿De cuántos años, Arcos, lejano de tus torres tropezando con lunas que no eran mías, siendo mas tuyo cuanto más lejano? He vuelto una mañana de junio, cuando el aire de la Peña, más fino, doraba mi tristeza. No me atrevía casi a sentar la pisada porque dudaba si serían los míos ¡Dios mío! los que ahora iba pisando  —padres, tíos, hermanos, ¿seréis vosotros limo de esta calle?—. Yo os debiera contar cosas alegres, pero ¿quién ya, decidme, tiene estrellas en el alma para otros sanmigueles con grímpolas al aire de un inicial Otoño? ¿Quién, decidme, seossiente a lomos de tío—vivos tío—viv  —niño de cartapacio—, los cohetes iluminando el cielo de las doce?

Y he preferido esto de pensar que en Junio he vuelto a ti, tierra que soy, que alguna  󰀴󰀴󰀲 





 

vez —polvo y polvo— me retorne ya polvo tuyo para siempre. Perdóname, pero lo he a una feria que ya ha de preferido ser distinta, porque distinto es este que hoy escribe dejándose una gota de sangre en cada letra. Una gota de sangre —¿de amapola?—  para ti, Arcos, pueblo mío en la ausencia.

 󰀴󰀴󰀳 





 

ESPERANZA La sangre se amontona en mi costado, brinca mayo latiéndome en las sienes, hay un oscuro renacer de alas, un ciclón de diamantes por la sangre. ¿Quién ha dicho morir? Alzarse siempre a caballo de un último deseo; la dalia del recuerdo se hace luna para esta noche de tizón y sombras. Aquí mis treinta años como un roble desafiando al girasol del tiempo alerta aler ta de otra sangre, sang re, de otros besos que son amor aunque ceniza sean.

 󰀴󰀴󰀴 





 

LA CAMA Aquí se muere un poco cada día con la muerte pequeña que es el sueño entre lienzos sutiles que amortajan ese irse acercando a la muerte de veras. Se va muriendo gota a gota como el lívido caer de ese reloj de arena entre sábanas bobas, de azahares, que no saben de besos desgarrados. desgar rados. Ataúd de los sueños, las estrellas, el trajinar del alba a la cumplida noche con algún algo para luego, con algún rehacer para mañana. Y aquí me tiendo con los ojos fijos en ese Cristo de madera oscura y desde aquí le voy diciendo: toma, toma ya de una vez mi carne, toma este cáncer fría que,que lento, mecuerpo corroe, esta ceniza es mi y déjame, Señor, morir bien muerto, que la meta de ortigas y gusanos es más dulce que este morir de ahora

con la espada de Damocles Da mocles sujeta de una palabra, de una margarita, de un no venir mañana o de un venir mañana en otros aires.  󰀴󰀴󰀵 





 

LA ESCUELA Yo recuerdo la escuela como un lirio, como una mariposa de colores: el beso de mi madre a la partida par tida y el beso de mi madre a la llegada. Y entre uno y otro beso, mandil blanco y la bondad que se escapaba a chorros de aquel don Laureano siempre serio, con el puntero y el abecedario. Horas y horas de quietud. Los ojos en un libro de texto, en un cuaderno, mientras que fuera, zumbadora, alegre, la abeja del verano y las acacias. Allí, en aquella estancia de paredes desnudas, se iba cuajando mi primer pr imer deseo, la avispa de un “te quiero”, aún ignorada pero llamando ya en mi sangre niña. ¿Qué puedo yo deciros? Discordante la pelusilla roja del estío y otra vez al puntero y a la geografía

y al dos por dos y a aquel don Laureano.

 󰀴󰀴󰀶 





 

Ahora yo os evoco con tristeza, os clavo por mi sangre tan vencida, días de besos, al menos de y os azules traigo de aquímandil, para encontrarme puro y sin hiel siquiera unos segundos... segundos...

󰀴󰀴󰀷

— 

 —

 

ESTA CARNE Esta carne pegada a este esqueleto sin más luz de alegría, sin más luna, sin más temblor en flor de una esperanza, sin otra cosa que el montón de arcilla. Esta carne, os decía, hubo un tiempo que manaba la vida como abiertos canjilones de noria, que buscaba otra boca propicia para el beso. Y se abrió en claras tardes otoñales, sintió nevar nevar su sangre en los inviernos, se encastilló en abril, abr il, cuando cuando las margaritas, margar itas, buscó su cobra en junios de cosechas. Pero otra voz más dura, como un sílex, la aplastó para siempre y ya no importa que venga el Diostesalve o la guadaña dentro de un claro día o de mil años. Ya no le importa nada que, guijarro entre un nada de polvo o negra noche noc he eternal, es lo mismo porque ahora,

aunque os esté gritando, ahora lleva ya mucho tiempo podrida y enterrada.

󰀴󰀴󰀸

— 

 —

 

LA SALA Aquí mi madre, la consola y el estrado de mimbre mimbre,, un buda que miraba con sus ojos de sapo, unos cuadros oscuros, tan oscuros que apenas se veían las llagas y las lágrimas Puertas a cuarterones que se abrían rara vez para un pésame o un jueves con señoras vestidas de gros o muselina y el azabache azabac he al cuello ya maduro. maduro. Las cortinas cor tinas con flores que vedaban otras flores más flores en el patio y el espejo de azogue a zogue maltratado tras de una tarlatana desabrida... Para mí fue tabú siempre la sala, no estrenaron mis pasos las alfombras, alguna vez de incógnito asomaba la cabeza infantil y ruborosa. Por allí desfilaron las historias del quieto o ya tumultuoso, por pueblo allí desfilaron a media voz todo lo que se grita. Ahora escribo deprisa en tu consola, sala lejana de estas cosas, ida ida

mi madre y sus tertulias ter tulias de los jueves, el moscardón de siestas y nublados y un recocerse extraño este silencio, 󰀴󰀴󰀹

— 

 —

 

tan silencio de siempre, y me parece que un leve viento viento agita las cortinas cor tinas como si se mariposa empeñaranenenmis verte aquí, clavada como otra recuerdos recuerdos. .

󰀴󰀵󰀰

— 

 —

 

UN RECUERDO Hoy has vuelto, paloma fugitiva, hasta el vitral sin luna de mi pecho; cuando a carga de tantos sinsabores sepultaba la sangre acorralada. Has vuelto como siempre, enarbolado en la grímpola azul de un nuevo mayo; culebra y amapola amancebaban el bien y el mal para que no te viera. Pero tú eras, jinete de ababoles, corazón de claveles machacados como un ciclón hasta la gruta gr uta esquiva para el amor en mi remordimiento. Palabras y recuerdos tropezaban por el sendero de un ayer más blanco; azahares y nardos me ponían una corona para tu llegada. Tuvo que ser s er abril ab ril,, y cinco, y rosa y corazón abierto y sorprendido para tu voz de nuevo, para otra

vez por mi sangre tanta sangre tuya.

— 󰀴󰀵󰀱 —

 

Y aquí me tienes, otra vez abierto al ventanal de mis primeros años, esperando unanuevo seña,con unatupalabra para vivir de sombra.

— 󰀴󰀵󰀲 —

 

EL COMEDOR Aquí, junto junto a la puerta, puer ta, se sentaba mi padre; mi madre, enfrente, taciturna, lejos y nosotros, los cinco hermanos, éramos un de acá para allá, un disputarnos el sitio más cercano o más distante... Aquí, para el cocido de los jueves, para el pan y el sosiego de toda la semana, mi padre hablaba poco, un esbozar apenas una media palabra que mi madre solícita y distante completaba. Y nosotros, un loco gorgear de jilgueros comentando las clases, los paseos, el cine, y la naranja viva, meridional y roja como un punto y aparte apar te a nuestras discusiones. Ahora soy yo quien tiene un sitio señalado, ya desaparecidas las de mis mis hermanos padres, bajoarrugas, un lomolasdecanas piedra o hacia otro comedor con nuevas luces.

Soy yo yo quien dice a medias las palabras sin encontrar un dejo maternal que las clame, soy yo quien lejos de todo lentamente me anudo al corazón la servilleta, — 󰀴󰀵󰀳 —

 

esperando que un día, de un hachazo ya la vida del todo se me vaya como punto ydonde apar teclavo aparte a nuestras discusiones. de esteuncomedor mis recuerdo ahora.

— 󰀴󰀵󰀴 —

 

ALGUNA VEZ Cuando me siento ya vencido, solo en este oasis de tristeza; cuando hasta el último rescoldo clama su eterna voluntad de ser ceniza. Cuando, en la mano, sin reloj de arena me vengo desviviendo, amortando, pienso, Señor, que tú no me abandonas, que a ti te tengo siempre y que aunque ahora me sienta ya perdido, deshojado, yo sé que puedo abrirme la palabra aunque sólo te t e diga: ¡Ven, ¡Ven, Dios mío!

— 󰀴󰀵󰀵 —

 

 JARDÍN Toda la tarde era para aquel jardincillo: trepadoras, dondiegos, margaritas y dalias quince años sus leves arriates quince años cortando la flor de tu hermosura. Mi padre, serio, hacía dianas en el blanco con su escopeta ajada de barraca de feria. Mi madre recosía con los ojos lejanos mientras que yo jugaba con los otros muchachos. Y ya sólo me quedan tus flores amarillas y esta cascada triste de mis canas; sólo el rincón r incón sin blanco y ya mi madre una estrella tan viva en el recuerdo. Paseo por tus flores esperando que un día su fragancia me pueda, sus pétalos me cubran; yo lo espero el agua pozo como esa tranquilo gran luna como que ahora nosdel alumbra.

— 󰀴󰀵󰀶 —

 

EL DESVÁN  A Guillermo Sena Medina

Aquí tú, pudridero del esplendor maduro de otros días: el polisón, la aguja del sombrero, el caballo con crines destrenzadas... destren zadas... aquí la vieja capa de mi abuelo y el andador de mimbres olvidado, las cenefas, el broche de mi madre, el inservible, inútil catalejo. Aquí todo ese mundo triste tr iste del recuerdo punzando leve la melancolía: el rayadillo rayadillo de una Cuba nuestra que se nos deshojara entre danzones; un sable junto a un raso, una muñeca sin ojos ya, con el serrín al viento, el bañador de sarga con delfines, los zapatos de seda de algún baile. Por estas cosas van mis manos y el corazón saltándome por ellas; el esplendor de ayer se actualiza, vuelve la abeja rubia r ubia del

recuerdo; y yo quiero perderme en estas cosas, náufrago de ese mundo con historia, historia,

— 󰀴󰀵󰀷 —

 

quiero saciar mi sangre aunque alacranes de tristeza la vayan vay an consumiend consumiendoo. ¡Oh desván de mis años infantiles cuando no había probado la amargura! amargura! Viejo mundo mundo de azul maravilloso aún sin la cobra negra neg ra del pecado. Dejadme que me olvide de estas cosas, dejadme dejadme aquí clavado en este mundo, no me llaméis al hoy, que el ayer brame libre por mis ansias. Aquí quisiera estar por siempre preso entre las randas que bordó mi madre, en el sable con moho de otra Cuba de caña y galeones finos de alabastro, no despertéis mis sueños a la vida porque vivir es esto de encontrarse en el viejo serrín ser rín de una muñeca, en la pasada cinta de un sombrero...

— 󰀴󰀵󰀸 —

 

FINAL Porque sé que estoy solo, que tú y aquel y el otro no vais conmigo, ni estáis en mí siquiera. En la inmensa noche del mundo Dios marcó unos surcos, repartió unas parcelas de destino y a mi me tocó ésta de mirar hacia atrás y no ver nada, de enderezar los ojos al camino y no encontrar más luz que piedra y piedra y más piedras aún donde no ajuste el pie y el cuerpo dance en un triste milagro de equilibrio. Y yo sé que estoy solo, y sin embargo, creedme si queréis, no lo siento porque es mejor estar con uno mismo, asido a sus pasiones, sus recuerdos, su corazónmortal acribillado porloco la ausencia de algún humano que tender hacia otro cinco dedos, carrusel de mentiras.

Los cinco dedos con que ahora escribo.

— 󰀴󰀵󰀹 —

 

AÚN ES HOY (1980)

 

INICIAL SEÑOR: Esta parcela que aún me queda para volver al polvo del que vine, árala bien, Señor, aunque las rosas no tengan más que espinas, aunque sea miel y jazmín la acibar para el labio labio.. Me siento renacer mientras me apago: nuevas nuev as alas me nacen cuando el aire es ya casi dolor y casi gozo, casi culebra a ras r as de corazones. Dame la mano ya desenclavada aunque solo me sirva para herirme. Hiéreme tú, Señor, que tus heridas serán rumbo y clamor para mi esparto espar to..

14-1-74

— 󰀴󰀶󰀳 —

 

EL TIEMPO ME senté a reposar en la otra orilla con el tiempo en el cuenco de la mano: pasaban primaveras, niños, albas tardes perdidas más allá del beso; la trágica humareda del deseo, la ceniza alborada de la muerte... Pero yo estaba quieto, el tiempo quieto, quieta la luz y el cáliz de la aurora y entonces muerta mi paz, comprendí perdidaque perdida la batalla, estaba muerto, y me supe ciprés y azul sin luna, lívida fosa sin ayer, sin sangre y me clavé con tierra entre los ojos, que el tiempo es girasol, leve andadura que Dios ha puesto en pié para gastarlo gastarlo... ... 16-1-74

— 󰀴󰀶󰀴 —

 

ALEGRÍA AHORA me brinca en torno la alegría, se me vuelca en el labio, se se encarama a la rama más alta, se amotina, cóndor de plata, andarivel del beso; me brinca y corre en estos prados secos sin luna y sin clamor que son mi sangre; hace muecas al viento, corre, alada, de sombra a margarita, de corazón Ahora, niñaaly mástil galana,del la alegría deseo. amontonando nubes y sembrados, pero esta luz, este caballo, este tirón al bacanal de mi mayo loco, se derrumba derr umba de pronto, se deshoja con el leve puñal de algún recuerdo... 17-1-74

— 󰀴󰀶󰀵 —

 

DESPUÉS UN día cualquiera pasaré de largo por esto que aún me queda de la vida: Seguirán los olivos, los nublados, la mariposa mar iposa oscura del deseo deseo.. Y será un día cualquiera, y todavía habrá niñas en flor, soledad, besos; habrá también un índice extendido hacia la plenitud de la esperanza. Y ésto se habráunrasgado día cualquiera, el velo del pero misterio, entonces ya no seré de barro, bar ro, la mano que ésto escribe irá de un ala a un céfiro de luna o será ya por siempre y siempre tierra. tier ra. 18-1-74

— 󰀴󰀶󰀶 —

 

PENA NO, no, la pena no, dejadme con mi pena, no la arranquéis, quemadla al rojo vivo sobre mi corazón, sobre mis ojos, sobre la larga sierpe de los años. Dejadme con mi pena, sí dejadme, como pendón que la tremole al viento: Días oscuros, pena; días grises y también pena en esos días claros, disantos del Dejadme conpenar mi pena de cada que día. sin ella no sabría que hacer ni que decirme ni que deciros a vosotros: pena, que es el pan y la paz que me consumen. 18-1-74

— 󰀴󰀶󰀷 —

 

EL DESEO VENÍA ya crecido un río de añoranzas; la noche tan zaina, el aire yerto y entonces me encontré con la lujuria renqueante,, sin ramos de alegría. renqueante Era un erial terrible el mundo toda la tierra tierr a horizontal, parada. Y yo de pié gritando; quién pudiera renacer otra vez en las cenizas. Y, de brutal, sutil, improviso, pezuña el grito para del nardos; deseo Huracán en la sangre, fuego y fuego por entre los recuerdos y las ingles. ¡Qué marea de cosas sin sentido! ¡Qué pobremente disfrazado el beso! ¡Qué turbión de agonía en las entrañas al encontrarme inútilmente vivo! vivo! 21-1-74

— 󰀴󰀶󰀸 —

 

NOSTALGIA HAY tardes en que, vanamente, se me acongoja el alma, tardes paradas, soleadas, quietas con un ramo de otoño en los cristales. Y en estas tardes uno anda a saco por la miel de los recuerdos; aquel pino, aquel beso, aquella luna que ya no brillará brill ará como en entonces. Son tardes para estar en la vitrina como el lazo, el chapín y el abanico; guardados de los vientos, resguardado del terrible terr ible arañazo de las horas. Y entonces uno piensa: No Dios mío; no me llames aún, déjame un poco, con este robledal de mis nostalgias, amortajado vivo entre recuerdos. recuerdos. 21-1-74

— 󰀴󰀶󰀹 —

 

SOMBRA DE LA MUERTE LA sombra de la muerte ha llamado otra vez en mis cristales: dedos huesudos, calavera, encías aún con los dientes del postrer suspiro. Ha llamado la muerte y era otoño; una congoja de ciprés y sauce varaban levemente en la ventana; una tristeza de ceniza y humo porsombra la estancia entor Su estaentornada en piénada para el frío. tirando de mi sombra amarrando con niebla su deseo. Pero llegó la luz, fina luz de cristal por las rendijas y aún puedo ser cuando casi no he sido. 22-1-74

— 󰀴󰀷󰀰 —

 

SERENIDAD LOS días se deslizan suavemente como un claro cl aro remanso cristalino. Mi mano va a las cosas con dulzura, con una pelusilla de tristeza. Me siento a contemplar tras los cristales la gente que va y viene, que se agita en torno al torbellino de la vida que se retuerce y gime en la espadaña. Y me vengo derraman su diciendo: ternura enlaslacosas grutason delasí, tiempo, brinca y duele en la palma de la mano, se dispara de pena ó alegría. Pero esta tarde no, esta tarde dorada, serena, dulce y leve como un canto la hizo Dios para mí, para decirme que alguna vez el corazón se para... 23-1-74

— 󰀴󰀷󰀱 —

 

MADRE ME ha llegado, de pronto, tu presencia madre mía, en el aire de Septiembre, cuando el otoño en inicial se cuaja en breves chaparrones y hojas muertas. Cuando el otoño, madre, aquí conmigo: me miraba las manos y eran manos cuajadas de las tuyas, crisantemos, alas con que volar otros otoños. El aire estaba previsto todo quieto. para esteParecía momento de niño por tus manos entre tardes doradas con mandil y abecedario abecedario.. O se me alborotaba la mirada, se me nublaba el cielo de tus ojos cuando entre estancias y rubor andaba mi conciencia en alguna travesura. travesura. Era toda la vida, madre madre mía, aquí, contigo, amor y pan caliente mientras que, allá, en el comedor, se helaban el pan comido a oscuras, los cubiertos, la amarga soledad de cada día...

24-1-74

— 󰀴󰀷󰀲 —

 

TORO ¿A dónde vas, toro de amor oscuro por los prados resecos de mi sangre? sang re? No encontrará tu furia ni un celemín siquiera de corazón para albergar tus astas. ¿Por qué, di, toro, hasta mi sangre llegas? ¿Por qué me embestistes toro, si no tengo ni un adarme adar me de brisa, br isa, ni un suspiro, suspiro, ni una leve avispilla para clavarla enven, la testud luna? Pero no huyas, ventesin a los riscos en donde habita el viento del recuerdo allí si que tendrás, toro, un enorme pastizal de hermosura allí, que tendrás un mundo loco para que lo encampanes toro del deseo. 25-1-74

— 󰀴󰀷󰀳 —

 

CIZAÑA SEÑOR: Esta pelusa de tristeza que siempre queda en mí, Señor, que siempre va cizañando el brote de alegría, la serena quietud, la paz dorada. Esta tristeza a punta de nostalgias de paredones negros para mayos, de borrasca o tirón por los recuerdos. Que es ésto, Señor, dime; estoy clavado el cénit azulque denunca la alegría yenhay un algo se me ríe, que amilana a la rosa y al disanto. disanto. Dímelo tú Señor Seño r, digo, ¿qué es e s esto? ten compasión, co mpasión, Señor, Señor, dime que es ésto ést o. ¿Acaso la ceniza de la muerte que ya ha empezado a despojar mi vida? 28-1-74

— 󰀴󰀷󰀴 —

 

AHORA ¡ESTO de estarse mano sobre mano ¡ESTO esperando que al fin llegue la muerte! No me conformo, no, no me conformo, no puedo hacerme a esta terrible sombra. Porque vamos andando con la muerte acechando acec hando en los talones; sin nos sentamos ella espera siempre entre grises y cárdenos crespones. crespones. Peropulsos no mey los conformo, hay que gritar, abrirse los altos valladares; hay que poner un muro de sonidos para este oscuro, pálido silencio. Hay que saltar o echarse para siempre ahora mismo, sin término mañana y cerrar bien los ojos y decirse: Señor,, cuando tú quieras. Señor 29-1-74

— 󰀴󰀷󰀵 —

 

OTRA VEZ EL AMOR ¿HASTA qué oscuro sueño me persigues, dardo de amor, locura en lumbre viva? ¿No me has traído siempre la cizaña? ¿Es qué no has pasado por mi sangre podrida de alacranes de deseos? Déjame solo, aquí, luchando por mi poco de sol y mi tristeza; déjame aquí, clavado en este mundo buscando la escalera paraque el otro. otro . Odio o amor, serenidad fuiste antes del primer beso con espinas; cazador de añoranzas, carne viva para el vinagre gris de tu llegada. Pero no quiero, no, no me atosigues de nuevo, amor, no vengas a mis horas porque si tu te empeñas arrojaré de nuevo la cordura haré añicos el alma y el silencio ypor noslosiremos porPero los montes, pradosjuntos en flor. no vengas. 30-1-74

— 󰀴󰀷󰀶 —

 

LLAMADA AL AMOR NO vengas otra vez. Sigue, persigue sangres con quince años, amapolas, amapolas, lunas de abril o corazón abierto porque yo ya hace mucho que me puse el cilicio de octubre en la cordura.  Juega a las cuatro esquinas esquinas con las niñas que todavía no vieron tu cizaña; clavaa tus amargores en el labio clav que labio unirse. Peronono,encuentra ven, ven otro cuando nopara te espere aunque tenga la sangre machacada. Ruge otra vez por este bosque mío de años perdidos en los desengaños, corre, ven, otra vez, me encontrarás abierto, como el labio sutil de la granada y volveré contigo aunque en los ojos me escueza el verde y ocre de la muerte. 1-2-74

— 󰀴󰀷󰀷 —

 

SOLEDAD ESTOY solo, miradme, como un hito en medio de la vida de los hombres que van a sus faenas, de los lirios que amortajan la tarde violeta. Pero estoy solo aunque yo tenga también mi faenar, mis duras horas; solo para el fulgor y para el labio para la gracia de la romería. Solo conmigo mismo, ni un saludo, ni una viva promesa en el costado sin un amigo que me diga; deja, deja para mañana la tristeza. Y aquí estoy solo, remachado, inerte entre los hombres y las cosas esperando, Señor, que tú me llames para encontrar en Ti una mano amiga. 4-2-74

— 󰀴󰀷󰀸 —

 

EL AMOR AMOR, yo te esperaba en el quieto remanso de las horas. Era ya otoño y los aceituneros se hacían luz y canción por los caminos. No importaban los años, no importaba ese sol pordiosero y balbuciente; solo el amor, de pie como un gigante, para hacer pedacitos la nostalgia y viniste prendido delalanceada sigilo hasta mi pobre carne y tu mano rasgó lo gris del mundo y todo fue como un abrir abr ir de mayo para el torrente seco de mi sangre. Se juntaron nublados, sementeras, la inocencia y el veto del pecado y sólo tú, niño y hermoso eras, la paloma real de mi desvelo. 5-2-74

— 󰀴󰀷󰀹 —

 

LA PRISA EL mundo me atosiga con sus prisas; hay un clavel de pólvora en sus venas, un cosechar de horas, de minutos clavándose clavándo se en el pulso de la historia. El mundo viene y va corriendo, loco hacia una mañana que ya es hoy, que es luego para gastar el tiempo vanamente, vanamente, en traca luminosa de esplendores. Peroelyopoco quiero que meque dejen con de tiempo a únsolo aún me queda, solo y oscuro en este andar a ciegas porque tengo bastante con mi ahora. 11-2-74

— 󰀴󰀸󰀰 —

 

CERTEZA HOY como ayer la tarde se acongoja en el dorso curvado de la mano; muere un último sol cuando una estrella se encarama de un brinco br inco en el espacio. Hoy como ayer, ayer como mañana pero habrá un hoy fatal, un hoy sin brisa, que no tenga un mañana de horizonte, un hoy rotundo, eterno, quieto sin un soles ni luceros, sin ni cenizas de rescoldo de ayer de ahora mismo, un hoy clavado clavado,, quieto, en el costado. 13-2-74

— 󰀴󰀸󰀱 —

 

ALGO PERO aún queda algo algo desarbolado, desquiciado, roto de pisotones, entregado a un cilicio cruel y una veleta, algo más que los años y las desesperanzas que el leve puñadito puñadito de ilusiones que el tiempo trajo y que se llevó el tiempo, algo más que la tierra y el responso. responso. Me quedas Tú, como Señor,en Señor, meGalilea, quedas entero y firme machacado, clavado, escarnecido, pero con una rosa en la mirada. 15-2-74

— 󰀴󰀸󰀲 —

 

AHORA MISMO TUVIÉRAMOS la sangre en amapola apretada y rugiente por las venas; tuviéramos ahora veinte años y no alcanzara todo a este momento. Porque los años se han marchitos, marc hitos, se agusanaron todos en el tiempo y el tiempo no fue ayer ni será hoy ni mañana, que el tiempo se ha clavado como unasiento estaca sobre el ahorabrutal mismo, y solo caballos galopando, besos locos, de pie sobre el clamor y sobre el grito gr ito de la inicial hombría por mis muslos. muslos. 26-2-74

— 󰀴󰀸󰀳 —

 

ORACIÓN DESESPERADA EN las cuatro paredes de esta casa del sur, entre sus cuartos blancos, espectrales, desnudos, se me ha ido la vida, se me está yendo todavía que un goterón de sangre aún amapola el alma, que una palabra dulce aún es templo en los labios. Alfileres de sombra me hicieron todo lágrimas, ni una avispilla leve leve me punzó la alegría, ni un saludo siquiera, ni una palabra amiga levantaron levantar on mi siempre corazón en penumbra. Porque en el mundo existen besos y azules ramos donde el corazón pone a gestar su ternura, donde una mano encuentra el cuenco de otra mano tan justo que no quepa el polen de una rosa. Pero yo acorralado entre el blanco azucena con que retó Morón la blancura del nardo, noun tengo ni unamigo adarme luz ena esta sombra ni corazón quedellevar mi pena. Tiembla la luz y el alba enarbola mis sueños

tan levemente escaso que aún ni a soñar se atreven una gota de agua hace escorpión la brisa, un celemín de luna me enciende todavía. 26-2-74 — 󰀴󰀸󰀴 —

 

LA SOMBRA VOY recorriendo calles con mi sombra delante de los ojos; no es posible que esta sombra me huela ya a difunto a cuatro cirios y un adiós rotundo. Voy tras mi sombra que se agita, tiembla un instante después de yo yo agitarme agitar me y me pregunto entonces: ¿es posible que esté nada de tiempo entre mi sombra y mi sentirpeldaño sea espectro deme la muerte el último que aún queda? 4-3-74

— 󰀴󰀸󰀵 —

 

LOS QUINCE AÑOS AHORA vienen a mi tus quince años como quince magnolias florecidas corriendo entre los trigos y la era con tu lazo flotando en junio loco. Me llegas y te vas y otra vez vuelves para avivar mi sangre alacranada y vuelves otra vez para que el labio se encienda de añoranzas y lujurias. lujur ias. Recuerdo tarde ¿mañana?—  del primeraquella beso que aún—¿ayer?, no conocíamos pero empezaba ya a escocernos, escocer nos, era un hormiguero desmandado, loco de corazón a corazón bajo el verano. Y es ahora, clavado en este instante cuando pienso ¿hubo ayer? ¿habrá mañana? Y una voz de jazmines me responde no, solo hay un instante, este que añoras. 12-3-74

— 󰀴󰀸󰀶 —

 

LLANTO NO esperaba esta luz ni esta alegría que me vienen brincando br incando en las entrañas. Pensaba que era el llanto a borbotones lo único amoldado a ésta mi vida. Llorar, un llanto loco como el mismo Niágara desbocado, como un potro relinchando a la yegua que imagina como una flor que muere y que se olvida en el este vaso poco sin agua, sin promesas, pero de alegría viene y esta luz viene y es entonces cuando las emparejo a lo perdido y no me queda mas caudal que el llanto. 12-3-74

— 󰀴󰀸󰀷 —

 

NO PENSAR LO mejor es no pensar en nada hundirse en un mañana sin recuerdos con espuelas que puedan al futuro. Lo mejor es tenderse, entre los dedos la margarita de este abril sin hojas y darse a la esperanza de lo ido de no lo porvenir, aunque se agoste. Busco palabras, frases sin sentido para noverme lo que soy y mehallar clavo lo lasque uñasfui, para con mi única verdad; este ahora mismo. 26-3-74

— 󰀴󰀸󰀸 —

 

REBELDÍA AMOR: ¿Por qué has venido otra vez, dime, hasta mi oscuro, desolado pecho? ¿Es que no te has saciado de escupirme en todo lo más limpio, lo más, puro, si es que algo limpio y puro aún tenía? Gira la noche solitaria escueta como un pobre minué desentonado; a ráfagas el aire deja, leve, un a jazmines desvalido. Peroolor vienes amor, hoy veinticuatro de abril abr il otra vez vienes, y me pregunto: ¿Es que aún no han bastado este cilicio y este carbón de sombras en el sexo? Déjame solo con mis desengaños, con mi antigua esperanza alanceada; déjame aquí, clavado en este día: veinticuatro de abril y vete, vete. 26-4-74

— 󰀴󰀸󰀹 —

 

OCH O SON ETOS A UN RETRATO DE MUJER (1982)

 

RETRATO Tenerte tan sin ti, tan sin ventura en el gesto imposible de aquel día y jugárselo todo en la porfía de alcanzar este gesto que aún perdura. Saberse que es mentira tu cintura, que aventaron los aires tu alegría, y que ya no eres más que la agonía de un recuerdo en mi ciega calentura. Saberse todo esto y ahogarse, y abrirse abrir se el corazón que se resiste a un recuerdo tan gris y ¡tan lejano! Y seguir en la lucha, luc ha, y empeñarse por asir una mano que no existe, y que tengo al alcance de la mano.

— 󰀴󰀹󰀳 —

 

EL PELO ¿Qué imposible aguanieve, qué torrente de lluvia menudita y deshojada desatará de nuevo la cascada, ya sin luz, de tu pelo por tu frente? Lo tengo aquí, frondoso, adolescente, selva de afanes, ante la mirada, y no encuentro la brisa sosegada que se atreva a moverlo dulcemente. Ya es inúti inútill fing fingir ir.. Vendr endrán án estí estíos, os, granarán los membrillos y el desvelo, los pálidos pálidos diciembre de besana. Pero mis ojos seguirán baldíos esperando aquel grito de tu pelo que se injertó injer tó en nostalgia una mañana.

— 󰀴󰀹󰀴 —

 

LA FRENTE Yo me afano en pensar qué loco instante, ya desangrado azor sin luz ni vuelo, rozaría este último desvelo tan cercano de mí, ya tan distante. Y pienso qué olvidado Rocinante por el trasmundo de tu abril en celo, remontará la meta de ese anhelo fijo en tu frente a punta de diamante. Yo me atrevo a pensar si me tendrías acunado en tu sueño, si olvidado, si contigo en mis ansias de tenerte. tener te. Y pienso -he de pensar- si ya sentías esta sangre que brota en mi costado, y este dolor más hondo que la muerte.

— 󰀴󰀹󰀵 —

 

LOS OJOS Estos ojos que miro tan lejanos, tan ausentes, tan ricos de sosiego, se llenaban de risas y de fuego con la terrible terr ible sed de mis secanos. Estos ojos que os digo, meridianos de sombra y luz en ya imposible juego, guardaron el secreto de ese, luego que se me escapa ahora de las manos. Estos ojos que os traigo ya vacíos, muertos para la flor, sin los sonrojos de luna nueva o tarde deshojada. Estos ojos, en fin, que fueron míos, y que ya no son más que los despojos de una oscura pasión desarbolada.

— 󰀴󰀹󰀶 —

 

LA SONRISA Tu risa aquí, perenne, perseguida con altas primaveras por lebreles, qué granazón tan honda de claveles, sementera de Dios, reverdecida. Aventaron los aires la pulida algarabía de sus cascabeles; pero guardó un regusto de hidromieles y una promesa apenas florecida. Se amontonaron fechas y sembrados; vino la rosa y otra vez la rosa, y otra vez el soñarte y el tenerte. Pero quedó entre espinas y nublados, como una frágil, leve mariposa, tu sonrisa triunfante tr iunfante de la muerte.

— 󰀴󰀹󰀷 —

 

LAS MANOS Yo no sé qué equilibrio de azucena, qué júbilo de flores sostenía esta mano que guarda todavía todavía el leve gesto con que me encadena. No sé qué claros vientos desordena, ni qué trémula llama perseguía; pero sé que sin ella no tendría luz ni palanca para alzar al zar mi pena. De mármol ya, de mármol los jazmines y un Cristo enorme que le va sangrando de altos manantiales con estrellas. Pero qué muerte muer te dura y sin confines este sentir que junio va granando, y tener que saberlo por sus huellas.

— 󰀴󰀹󰀸 —

 

EL MARCO Tengo que acostumbrarme aunque no quiera, aunque la sangre clame alborotada, a sentirte sentir te ya siempre limitada, cautiva entre el cristal y la l a madera. Y sé que el leño de tu enredadera no ha de reverdecer con la llegada del loco abril que aviva la jornada imposible de una última quimera. Sé que sigues ahí, tras los cristales, como novia de fábula, esperando noches de luna y vientos rondadores. Y sé que nunca más tus ventanales se abrirán a esta voz que va rozando la muerte que enmascaras entre flores.

— 󰀴󰀹󰀹 —

 

ORACIÓN Señor de las estrellas y los ríos, dulce, abierto Señor de la lanzada: endereza otra vez su voz quebrada para alzarse hacia Ti con nuevos bríos. Haz que esos ojos que soñé tan míos, que esa frente que quise enamorada, se animen otra vez con la dorada, redonda madurez de tus estíos. Haz tú, Señor, que vuelva con sus rosas, con su asolada doncellez primera para morir de nuevo en tu costado. Haz que vuelva a sentirla entre sus cosas, ahora que sabe el mundo a primavera, y está el Agosto de mi amor granado g ranado..

— 󰀵󰀰󰀰 —

 

VO Z Q U E B R A D A L A VO (1990)

 

EL DESEO CLAVÓ las manos en la tierra y dijo: “Esto es lo mío”. Fuera, otra vez el verano: la sangre espesa y la mirada turbia. Noches con salivazos por estrellas. “Esto es lo mío”, y se volcaba lo animal el labio como unaen letanía de lujurias… Pasó la noche. Como un alma niña se abrió fresca y gozosa la mañana. Pero él seguía, madrugada en vilo, apretado a la tierra: “Esto es lo mío”, siendo tierra maldita, barbechera de los Siete Pecados Capitales.

— 󰀵󰀰󰀳 —

 

EPITAFIOS I A UNA UN A SOLTERONA SOLTERONA ¡MÁS blanca todavía!... Ni la tierra tiene sangre o raíz, palomo en celo que le cuadre a la rosa, azucena paloma de tu vientre.  II A UN CIEGO AHORA sí que no ves. Pero nosotros... Pero nosotros, dinos, ¿cómo ojosde tu ausencia? en esta buscar enormetusviña

 

PORQUE vivir el pueblo es algo oscuro, algo de ayer y un poco de mañana, pulpo en la tarde, cáncer del deseo, bandera de babeles desplegada. Porque “el hombre no es bueno que esté solo”, que es lo mismo que andar y andar sin nada: copla vacía, cardo o azucena, tigre de sombra y sombras en acecho. Y el pueblo quiere q uiere hablar hablar,, andar, andar, reírse, ir de un mañana a otro, pero ignora que ya está dentrodedelassuestrellas. fosa, lejos del claro florecer Me dirijo a vosotros hombres lentos sin un lejano, leve sobresalto, hombres que andáis por las aceras sin una voz amiga que os ampare. Limosneros del tiempo, vais buscando aunque sea un labio, un corazón podrido, pero ya se aproxima la esperanza encendiendo su voz para vosotros.

— 󰀵󰀰󰀵 —

 

ORACIÓN

SEÑOR de las estrellas y los ríos, dulce, abierto Señor de la lanzada: endereza otra vez su voz quebrada para alzarse hacia ti con nuevos bríos. bríos. Haz que esos ojos que soñé tan míos, que esa frente que quise enamorada, se arr imen arrimen otra vezdecon dorada, redonda madurez tus laestíos. Haz tú, Señor, que vuelva con sus rosas, con su asolada doncellez primera para morir de nuevo en tu costado. Haz que vuelva a sentirla entre sus cosas, ahora que sabe el mundo a primavera primavera y está el agosto de mi amor granado.

— 󰀵󰀰󰀶 —

 

ÍNDICE

 

INTRODUCCIÓN por Blanca Flores Cueto Biografía .................................................. 11 Poética.................................................... 79 Obra ...................................................... 107 Conclusiones ............................................ 143 Bibliografía............................................... 171

POESÍA COMPLETA de Julio Mariscal Montes

Corral de muertos (1953 y 1972) ....................... Pasan hombres oscuros (1955) ........................... Poemas de ausencia (1957) .............................. Quinta palabra (1958) .................................. Tierra de secanos (1962) ................................. Tierra (1965) ............................................. Último día (1971) ....................................... Poemas a Soledad  (1975) ................................ Trébol de cuatro hojas (1976) ...........................  Aún es hoy  (1980) ........................................ Ocho sonetos a un retrato de mujer (1982) .............

175 207 231 259 281 325 361 391 427 461 491

..................................... ....   501 La voz quebrada (1990) .................................

 

SE

ACABÓ DE IMPRIMIR ESTE LIBRO EL DÍA 5 DE SEPTIEMBRE DE 

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