Poemas Carver - Raymond Carver
March 14, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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SANGRE Éramos cinco a la mesa de juego sin contar al croupier y su ayudante. El hombre de junto a mí tenía los dados en mano. Se la sopló los dedos, dijo: ¡Vamos, pequeos! " se inclinó sobre la mesa para tirar. En ese momento, una sangre roja brotó de su nari#, salpicando el $erde pao de %ieltro. Soltó los dados. Se echó hacia atr&s pasmado. " luego aterrori#ado cuando la sangre corrió por su camisa abajo. ¡'ios mío! (qu) me est& pasando* gritó. Se agarró mi bra#o. +í %uncionar los amotores de la uerte. -ero en aquella )poca yo era jo$en, y estaba borracho, y quería jugar. o tenía por qu) escuchar. /sí que me largu). o me $ol$í ni siquiera, ni encontr) esto dentro de mi cabe#a, hasta hoy.
LA CAÑA DE PESCAR DEL AHOGADO /l principio no la quería usar. 0uego pens), no, me re$elar& secretos y me dar& suerte que es lo me quelaentonces /dem&s, dejó a mínecesitaba. para que la usase cuando %ue a baarse aquella $e#. $e #. 1nmediatamente despu)s, conocí a dos mujeres. 2na adoraba la ópera y la otra era una borracha que había pasado un tiempo en la c&rcel. 0igu) con una y empec) a beber y a reir sin parar. ¡El modo en que esta mujer podía cantar y seguir bebiendo! 3uimos directamente al %ondo.
BAJO UNA LUZ MARINA CERCA DE SEQUIM, WASHINGTON Empie#an los $erdes campos. " las altas, blancas granjas despu)s de los charcos de la marea, y aquellos pequeos cangrejos listos para echar a correr, o darse la $uelta, si le$ant&bamos la roca debajo de la que $i$ían. 0a languide#
de aquella carretera del campo. 4ablando de -arís, nuestro -arís. " luego encuentras ese sitio en el libro y me lees la $ida de /nna /5hmato$a allí con odigliani. Sentados en un banco de los jardines de 0u6emburgo bajo su enorme sombrilla negra recit&ndose a Verlaine el uno al otro. 0os dos 7toda$ía alcan#ados all& en elno prado $imos por el %uturo8. 9uando a un jo$en desnudo de medio cuerpo para arriba y con los pantalones remangados, como un antiguo remero. os miró sin curiosidad. Se quedó allí obser$&ndonos indi%erente. 0uego nos dio la espalda y siguió con su trabajo. ientras pas&bamos como una hermosa guadaa negra por aquel paisaje per%ecto.
EN BUSCA DE TRABAJO Siempre he querido trucha de montaa de desayuno. 'e repente, encuentro un sendero nue$o a la cascada. Empie#o a tener prisa. 'espierta, dice mi mujer, est&s soando. -ero cuando intento le$antarme, la casa se ladea. (ui)n est& soando* Es mediodía, dice ella. is #apatos nue$os esperan junto a la puerta, relucientes.
AMENAZA 4oy una mujer me sealó y dijo algo en hebreo. 0uego se echó el pelo atr&s, tragó sali$a y desapareció. 9uando $ol$í a casa, tembloroso, tres carros estaban junto a la puerta con uas asomando entre las sacas de trigo. . DOS MUNDOS En el aire denso con olor a a#a%r&n, sensual olor a a#a%r&n, miro cómo desaparece el cielo limón, unnegro mar que cambia de a#ul a aceituna. iro el rel&mpago que salta desde /sia como dormido, mi amor se agita y respira y se $uel$e a dormir, parte de este mundo y sin embargo parte de aqu)l.
ONDAS DE RADIO 0a llu$ia ha cesado, y la luna ha salido. o entiendo nada de las ondas de radio. -ero creo que se transmiten mejor justo despu)s de llo$er, cuando el aire est& h;medo. En cualquier caso, ahora puedo coger +tta$a, si quiero, o
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