Platón - Critón (Ed. Centro de Estudios Constitucionales)

September 25, 2017 | Author: Alonso Rimeur | Category: Plato, Socrates, Crime & Justice, Justice, Metaphysics
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Descripción: Platón - Critón (Ed. Centro de Estudios Constitucionales)...

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INTRODUCCION

Y TRADUCCION

DE

CLASICOS POLITICOS

PLATON

CRITÓN Introducción, traducción y notas MARÍA RICO GÓMEZ

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES Madrid, 1994

IN T R O D U C C IÓ N

I) Los DIÁLOGOS SOCRÁTICOS MENORES: EL «GRITÓN». El Gritón es uno de los diálogos que compuso Platón en los comienzos de su carrera literaria, hacia el 396 a. C. A su regreso del viaje que realizó por Egipto inmediata­ mente después de la muerte de Sócrates, Platón se propone reivindicar la memoria del maestro y recrear de nuevo su fi­ gura tal como él, en su piadosa veneración, la recordaba. Junto a este propósito, otro de mayor alcance para la filosofía había ya germinado en su espíritu: Platón, siguiendo paso a paso el método de Sócrates y evocando sus enseñanzas, se disponía a sacar todas las fecundas consecuencias que de ellas derivaban. A su proyecto sirven de base estos pequeños diálogos, co­ múnmente llamados diálogos socráticos menores, en los que gusta de ver la crítica un primer estadio de la creación litera­ ria y del pensamiento platónicos, en el que el joven Platón, firmemente anclado todavía en el puerto socrático — después de nueve años de trato y comunicación constantes con el maestro— , se habría limitado a darnos una versión quinta­ esenciada del Sócrates que hubo de ser. Tal criterio tiene nu­ merosos partidarios y sin duda que, al evocar en nuestro in­ terior la personalidad de «el mejor y más feliz de los hom­ bres» (Mem. IV.8. 11), todos le adornamos con las amables y humanísimas características con que Platón nos le presenta en estos cuadros deliciosos. Pero muchos son también los que, con mayor amplitud de miras, consideran que el deseo de dar nueva e inmortal vida al maestro no pudo ser el único móvil que indujo a Platón a I

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escribir estos diálogos. Para los que así piensan, ya desde un principio tenía trazado Platón en sus líneas esenciales el grandioso plan de su obra, dentro del cual estas obras meno­ res cumplen una función introductora que no es posible des­ conocer ni hipovalorar. Entre ellas, el Critón ha atraído invariablemente la univer­ sal atención, no sólo por el arte de que hace gala Platón en el desarrollo de su bellísimo tema, sino también por el inte­ rés de las ideas expuestas en este diálogo. Platón persigue en esta obra como objeto inmediato el hacer comprender a las gentes las causas por las que Sócrates no rehuyó la muerte ni aceptó los medios legales e ilegales de que abundantemente dispuso para eludir su fin. Purga así Platón el recuerdo de su amigo de las acusaciones o sospechas que probablemente amenazaban ya su memoria: ni hastío de la vida, ni orgullo filosófico, ni cobardía moral pesaron sobre Sócrates en esa hora suprema; sí un religioso sentido del respeto debido a la polis materna y a sus leyes nutricias, y un indomable espíritu de fidelidad a sí mismo. Pero a otro fin aún más alto sirve Platón en este diálogo. En él, Sócrates brinda una de sus postreras y más excelsas lecciones de virtud, y de virtud cívica precisamente, que es a la que continuamente aspira e incita a todos. 2 ) EL «CRITÓN», DIÁLOGO POIÍTICO. En efecto, el Critón a pesar de su brevedad y de su extre­ mada sencillez está en la línea de las grandes creaciones pla­ tónicas por su preocupación predominantemente política. Jaeger (I) analiza de manera definitiva la significación que los diálogos menores tienen dentro de la obra platónica por estar enraizados en toda una problemática filosófica, que en ellos no aparece en primer plano, pero que es ya un supues-

(1) W. Jaeger. P a id eia , los id ea le s d e la cu ltu ra g rieg a. Fondo de Cultura Económica. México (1948). Vol II, págs. 1 11 y ss.

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INTRODUCCIÓN

to previo: una problemática de tinte político. Ninguno como el Gritón responde a este carácter. Si ya en la Apología (30 a-b), Sócrates define su misión co ­ mo la de educador de los ciudadanos en la verdadera areté, aquí ésta areté tiene un nombre, mejor diríamos, tiene su nombre: la justicia, entendida como la veneración a la ley de la ciudad. Es decir, que Sócrates, que del problema de la jus­ ticia había hecho cuestión vital (Cf. G orgias, R epú blica, P o lí­ tico, Leyes, ...), lo afronta aquí en su aspecto más significati­ vo: la justicia como virtud cívica. De antiguo venía siendo problema predilecto para los ate­ nienses el de la virtud cívica, y «la definición — dice Jaeger (2)— que de este concepto suele darse es ‘estar educado en el espíritu de las leyes’». Pues la ley significaba para el ciuda­ dano de la antigua Atenas algo más absoluto y vital que lo que, al amparo de una reflexión superficial, podría concebir una mente moderna. La ley, para el griego, constituye toda una norma de conducta a la que el hombre ha de tributar rendida obediencia. Porque la ley es «el soberano de la socie­ dad» (3), que en ella se asienta y de ella se nutre; la sociedad pervive en cuanto la ley subsiste. Si la sociedad acarrea la muerte de la ley, ella misma perece como privada que queda de la substancia espiritual que la configura; si el individuo desoye el mandato inapelable de la ley, dicta él mismo su propia exclusión de esa comunidad materna en cuyo seno vive. Porque no es posible atacar la permanencia de las le­ yes, en nombre de un puro utilitarismo, sin atentar mortal­ mente contra la vida misma de la sociedad y contra la sagra­ da pervivenda de la polis. P u e s la p o lis v iv e d e la v id a d e la ley; sin le y n o h a y c iu ­ d a d (Crit. 5 3 a)· Y lícito e s a lo s c iu d a d a n o s in tro d u c ir m o d i­ fic a c io n e s e n las le y e s q u e lo s rig en , m as s ó lo si a ctú a n d e

(2) W. Jaeger. A la b a n z a d e la ley. Inst, Est. Polit., Madrid, 1953, pág. 49. (3 ) E. Barker. G reek p o lit ic a l theory, P la to a n d h is p re d ec e ss o r s. London (192S), págs. 5-6.

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común acuerdo e inducidos p o r una razón sana y preocupa­ da en la prosperidad de la polis ( Crit. 51 b); y tales modifica­ ciones no supondrán atentado contra el carácter estático de la ley, que conservará, en toda su integridad, el carácter de suprema norma ética, «acerca de lo que es justo o injusto». Y con ese carácter ha de estar impresa en el corazón de cada uno de los ciudadanos, para que viva en ellos como virtud suprema por la que alienta poderosa la vida de la polis. Tal es la virtud cívica que durante largo tiempo postularon las más altas mentes de Grecia, la que animó el espíritu del Esta­ do ateniense a lo largo del glorioso siglo v y a la que, en el momento de la quiebra decisiva, ofrendó su vida Sócrates. Sócrates conoció los momentos mejores de Atenas, pero hubo también de vivir las horas caóticas de la ruina del im­ perio ático. Horas de general disolución, en que al colapso político y económico del Estado se unía el desencadenamien­ to, ya inevitable, de las funestas consecuencias derivadas de las tendencias sofísticas. Durante todo el siglo v, y en forma más o menos insidiosa, la propaganda de los sofistas había venido socavando los principios morales y políticos que constituían el firme asiento del Estado; y así, al finalizar esta centuria, los acontecimientos políticos pusieron de manifiesto la grave crisis en que — por obra de una nueva concepción de la ley, elaborada y difundida por las diversas sectas de so­ fistas— se hallaba inmersa la autoridad moral de la polis. La ley es, ahora, «simple función de poder»; en el mejor de los casos se justificaba utilitariamente como «fundamento único de la seguridad» (4). Destituida la ley de su rango esclareci­ do, se inicia el hundimiento de la polis, como tal sociedad política. La forma estatal que había alumbrado las horas más gloriosas de la historia ateniense sucumbía, antes de que un nuevo sistema se columbrara en el horizonte. * * *

(4) W. Jaeger. A lab. d e la ley, págs. 60 y ss.

IV

INTRODUCCIÓN

Este es el momento de Sócrates. Sócrates mide el peligro en todas sus dimensiones y se propone luchar contra él en la medida de sus fuerzas. Postula fundamentalmente el regreso incondicional al antiguo concepto de la ley como salvaguar­ da de la polis, como norma superior de conducta, com o fuente suprema de educación para los ciudadanos (Apol. 2 4 d). La ley vuelve a ser saludada nuevamente en las prédicas de tono ético de Sócrates como la fuerza superior y divina a la que el hombre, si es justo, ha de rendir obediencia; por­ que las leyes dimanan de la voluntad justa de los dioses (Crit. 5 4 d. Cf: d iálog o con H ipias en M em. IV. 4). Regresa así Sócrates a los viejos cauces del pensamiento griego en que las meditaciones sobre la naturaleza de la justicia confluyen con las reflexiones en torno a la ley; y de nuevo oímos la an­ tigua sentencia-, que justicia no es sino obediencia a la ley (Crit. 51 a ). Pues para Sócrates el problema fundamental, en presencia de la catástrofe política de la Atenas finisecular, se centraba en torno a la justicia; al intentar una reconstracción política, un resurgir de la polis, se sitúa en un terreno ético y consigue que de nuevo y ya para siempre ética y política sean una misma cosa. Sócrates asume una misión de signo, en apariencia, pura­ mente ético; pero de hecho, al combatir la apatía y la desmo­ ralización que minaban a los individuos, le anima una inten­ ción evidentemente política: hacer posible el nacimiento de un nuevo Estado sobre la base de una ética salvadora. Y así, obligado por las circunstancias históricas y con clara concien­ cia de la limitación que se imponía, Sócrates, mentalidad po­ lítica por esencia, se reduce a una tarea ético-pedagógica de la que hizo su misión y a la que se ligó entrañablemente, ha­ ciendo posible de esta manera que el tono moralizador de su apostolado absorbiera para el porvenir toda otra significación de la figura de Sócrates (Tovar) (5).

(5) sim.

A. Tovar. Vida d e Sócrates. Rev. Occid, Madrid (1947), capitulo XI, pas­

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Pero no es difícil comprender que Sócrates no ha renun­ ciado a su vocación política; que, en realidad, hace política a su manera, a la manera que él mismo explica en la Apología (30 e-31 b. Cf: Mem. 1.6. 15 y Gorg. 521 d). Sócrates, en sus investigaciones en torno a la areté, aparentemente dirigidas en exclusiva al fondo ético del individuo, no echa en olvido «la conciencia de que la existencia individual se halla condi­ cionada por lo social y lo político» (6); antes bien, lo que persigue es despertar en las gentes el sentido moral del de­ ber político; plantear ante sus conciudadanos el problema de la pervivenda de la polis; hacer que de nuevo la política fue­ se, no terreno abonado para la codicia de los logreros, sino, como él la sentía, «suprema razón de la actividad humana» y «última coacción para la ética». (Tovar). La A pología y el Gri­ tón son muestras decisivas de la clara intención política de la actividad socrática. Mas Sócrates no llega, ni aun lo intenta, a elaborar un idea­ rio político. En el Gritón aparece retratada con firmes rasgos su actitud de simple y piadosa sumisión a la ciudad heredada (C f. la rep u lsa d e l in d iv id u a lism o a p á tr id a d e A ristipo en M em . II. I) y a sus leyes, porque «lo que ordena la ciudad, eso es lo justo» (Crit. 51 b)\ y el hombre, que de la ciudad y de sus leyes recibió vida y educación y cuantos bienes po­ see, ha de rendir firme acatamiento a estas leyes nutricias, superiores en derechos a los individuos, como madres y se­ ñoras (5 0 d-e}, o convencer, si puede, de error a la ciudad, y si a ello no alcanza, acatar sumiso sus sentencias (51 a-c). Pues justicia es obediencia a la ley de la ciudad. Esta fideli­ dad a la polis materna es la virtud que postulan las Leyes en su solemne requisitoria frente a un Sócrates, presunto fugiti­ vo; esta fidelidad es el substrato moral sobre el que Sócrates hace descansar toda su ética, ética abocada a lo político. Tovar ha trazado una hermosa semblanza de este Sócrates atento «al imperio de lo legal y normal, de lo admitido y con(6) W. Jaeger. P a id eia , vol. II, pág. 7. II

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INTRODUCCIÓN

suetudinario», de lo tradicional (το υόμιμου), «por lo que el individuo forma parte de la ciudad», porque «el hombre es hombre por completo en su conexión con la ciudad» (7).

Sócrates, pues, al oponerse al torrente de la disolución, se alza con un criterio tradicionalista, (8) sumiso a «la antigua tradición griega para la que la polis era la fuente de los bie­ nes supremos de la vida y de las normas de vida más altas». «Sócrates — seguimos citando a Jaeger (9)— es uno de los últimos ciudadanos en el sentido de la antigua Grecia de la polis. Y es al mismo tiempo la encarnación y la suprema exaltación de la nueva forma de la individualidad moral y es­ piritual.» En este dualismo, en este imposible equilibrio tan fi­ namente analizado por Tovar, reside la clave del carácter siempre enigmático de Sócrates. En él tenemos también la explicación de su trágico fin. El ironista Sócrates nos invita en la hora de su muerte a una última meditación sobre su grave ironía, al afrontar basado en hermosísimas razones de inquebrantable lógica, una muerte, absurda para sus amigos, que, sin embargo, no acertaron a ver que el absurdo no resi­ día tanto en el hecho de que Sócrates muriera injustamente por seguir los imperativos de la justicia, como en la definitiva quiebra del Estado que esa muerte suponía. 3 ) COMPOSICIÓN DEL «CRITÓN. La estructura de este diálogo es extremadamente sencilla. Nos sitúa Platón en la celda en que su maestro espera la muerte, a la hora del alba de la víspera del día en que Sócra­ tes ha de morir; o de la antevíspera si queremos también no­ sotros dar crédito al sueño socrático (44 a -b ). Después de un (7) A. Tovar. Vida d e Sócrates, cap. XI, pág. 272, y cap. XII, pág. 296. (8) Cf: A. Montenegro. «El tradicionalismo político de Sócrates·, Rev. Est. P o ­ lit., LXXII, Nov.-die., 1953, págs. 37-64. (9) W. Jaeger. P a íd eia , II, pág. 89.

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breve diálogo (43 a -4 4 b), Critón, a quien la serenidad de Sócrates llena de desconcierto, comienza a instar al maestro para que consienta en salvarse a costa de lo que sea. Sócra­ tes escucha con tranquila mesura las acuciantes razones de Critón (4 5 a -4 6 a ) y, una vez que éste parece haber conclui­ do de hablar, se dispone a refutarle pacientemente. Comienza Sócrates por hacer profesión de su fe en la ra­ zón (4 6 b y sgs.), en aquella razón que guió sus pasos en la vida y a la que sigue venerando lo mismo que antes. Invita a Critón a que «juntamente con él» considere el asunto a la luz de esa razón amiga. Después de dejar bien sentado como ba­ se de su argumentación, que sólo ha de ser atendida la opi­ nión de los discretos (4 7 a-4 8 a), y que se ha de apreciar no tanto el vivir como el vivir bien, y que una misma cosa es el bien y la honestidad y la justicia (4 8 b) — refutando así lo que constituía el n em o del patético alegato de Critón en pro de la fuga salvadora— , entra Sócrates de lleno en el te­ rreno de lo que es el fondo del diálogo: la defensa de la ley de la ciudad. Siguiendo un modo que fue sin duda muy socrático y del que Platón nos conserva otras muestras, Sócrates comienza por una breve exhortación (4 8 c-d ) a la que sigue el diálogo elénctico (4 9 a -e) en el que se discute si es lícito en algún caso, sea el que sea, obrar injustamente: Critón reconoce que, en efecto, nunca es lícita la acción injusta. Sócrates ex­ horta a Critón a que considere las consecuencias de la con­ formidad que declara, mas ante la insistencia de su amigo, lanza su último y definitivo ataque: que los convenios que los hombres establecen, si son justos, han de ser mantenidos a costa de lo que sea, si no queremos obrar contra justicia; y, por tanto, «si escapamos de aquí nosotros sin haber logrado persuadir a la ciudad, ... ¿nos mantendremos en lo que he­ mos convenido que es justicia o no?» (4 9 e-5 0 a ). En este momento Critón confiesa que no le es posible responder, pues no comprende la pregunta de Sócrates. No espera éste más para lanzarse a la demostración que pretende: que in­ tentar la huida sería una acción contra justicia, un atentado

V II I

INTRODUCCIÓN

contra lo que es más sagrado para el hombre: la polis y sus leyes (5 0 b-53 d), con las que él, Sócrates, ha establecido vo­ luntariamente acuerdos inviolables. Deseoso Platón de dar una especial fuerza patética a las palabras de Sócrates en este momento augusto, supone que las Leyes personificadas hablan al maestro un lenguaje divino y lleno de dignidad, en el que Sócrates repite a Critón, y se repite a sí mismo, todas las razones que clamorosamente re­ sonaban en su interior (5 4 d), desde que el inicuo proceso tuvo comienzo, y que le inducían a aceptar el resultado del mismo, fuera cual fuere, por un religioso respeto a la ley de la ciudad. Así ahora declara su decisión de acatar la senten­ cia, no sin invitar cortésmente a Critón a hablar, «si crees que puedes conseguir algo» (5 4 d). Mas Critón nada dice y con­ fiesa melancólicamente que no le es posible rebatir las pala­ bras supremas de las leyes. «Obremos, pues, así, pues que así lo quiere la divinidad», dice Sócrates, cerrando la amistosa discusión con este llamamiento a la aceptación de la volun­ tad divina, que aparece así identificada con la ley de la ciu­ dad. 4 ) PERSONAJES DEL « CRITÓN· .— HISTORICIDAD DE ESTE DIÁLOGO. Sócrates aparece a nuestros ojos en este diálogo rodeado de ese halo angélico que acaso él de ningún modo hubiera deseado, pero que para nosotros está indisolublemente uni­ do a su recuerdo: es el Sócrates ττρό του θαυάτου, el Sócrates que está en presencia de la muerte. Pero éste no es sino nuestro especial modo de evocarlo: de hecho, Platón, inter­ pretando con genial arte la que fue, sin duda, actitud socráti­ ca en aquellos treinta días que transcurrieron entre la senten­ cia y la muerte, nos presenta a su amigo en un cuadro lleno de simpática naturalidad: vivos están en él en este instante supremo su buen humor, su amable gravedad, su sencillez y cortesía; vivos también su espíritu dialéctico, su lógica riguro­ sa y su conciencia de misión. No hallamos, en cambio, rastro IX

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alguno de su acostumbrada ironía, sino antes bien una cre­ puscular gravedad muy en consonancia con el clima patético del diálogo; muy a tono también con el carácter de intimidad que a la conversación entre los dos viejos amigos ha sabido comunicar el genio poético de Platón. Porque entre las mu­ chas bellas cualidades que, desde un punto de vista estricta­ mente formal, sería posible apreciar en esta obra, una de las más notables, a nuestro juicio, es la de ser muestra perfecta del diálogo entre amigos; la disputa tiene el tono cálido del más noble sentimiento entre humanos: al empeño enconado de Critón en lograr que el maestro se salve de la muerte, res­ ponde Sócrates — que «siempre era útil a sus amigos»— con su denonado esfuerzo por sacar a Critón de una postura equivocada y contraria a la virtud. Pero ¿quién es este Critón que sólo en este diálogo se nos presenta en un primer plano tan honroso? Las referencias, es­ casas, que de él tenemos encajan perfectamente en el carác­ ter que a lo largo de estas páginas ostenta. Critón es un ami­ go; es, acaso, el amigo por excelencia de Sócrates. Compañe­ ro de demo y de su misma edad, tempranamente hubo de entablar relación con Sócrates, tributándole primero su admi­ ración y recurriendo a él en busca de consejo (Eutiá. 3 0 4 a 3 0 6 c y M em. tt.9); haciéndole más tarde entrega rendida de su afecto más desinteresado y de su protección. Pues Critón era hombre rico y, cuando las consecuencias calamitosas de la Guerra del Peloponeso empezaron a dejarse sentir, aba­ tiéndose principalmente entre los ciudadanos modestos Cen­ tre ellos, Sócrates), Critón, que hasta entonces había adminis­ trado la fortuna de Sócrates (unas ochenta minas de capital, al parecer), cuida por todos los medios de que nada falte a su amigo que, dedicado por entero al «cuidado de las almas», no podía atender a las perentorias exigencias de la vida dia­ ria. Critón no es una mente filosófica, pero es un hombre ca­ paz de nobles preocupaciones espirituales e interesado en los problemas de la educación; fue, sin duda, un espíritu sen­ sible capaz de apreciar en todo su valor la talla gigante de Sócrates. Dio al maestro lo que éste más amaba: su amistad. X

INTRODUCCIÓN

Cuantas veces nos le presenta Platón, no podemos por m e­ nos de rendir homenaje a su actitud solícita, al entrañable acento de su amistad: con él dialoga por última vez Sócrates (Fed. 11 8 a), a él cabe el privilegio doloroso de cerrar para siempre los ojos y la boca del maestro muerto (Ibíd). Escasas son, hemos dicho, las referencias sobre Critón, pero confor­ mes todas en reconocer la sana condición de su personali­ dad: esto apoya la idea del carácter histórico, en lo esencial, del diálogo en que Platón nos le presenta repitiendo tozuda­ mente a Sócrates que le haga caso y se salve.

Porque el problem a de la historicidad en este diálogo — como en tantos otros en que igualmente se plantea— no es soluble sino con las armas del buen sentido. Es natural su­ poner que pudo haber, que tuvo que haber, entre Sócrates y sus amigos, conversaciones en que discutirían la necesidad de que el maestro se salvara por cualquier medio, y sin duda él se negaría suave y resueltamente a hacerlo, apoyándose en las hermosas y lógicas razones que expone Platón en su diálogo. Probablemente el viejo Critón no dejaría de insistir hasta el último momento, y nos parece justa recompensa a su solicitud que Platón haya querido hacer de él el máximo re­ presentante, para la posteridad, de ese patético interés con que los amigos de Sócrates acuciaron al filósofo para que es­ capara a las garras de una injusta sentencia. En este diálogo se nos ofrecen, artísticamente sintetizadas, todas esas amisto­ sas polémicas, con el triunfo de Sócrates, dueño del mejor ra­ zonamiento. 5 ) EL TEXTO. Nos hemos atenido, en general, a la tradición de los ma­ nuscritos aunque en algunos casos hemos aceptado las lec­ ciones de la excelente edición de Burnet.

XI

SIGLA B = codex Bodleianus 39· T = codex Venetus Marcianus 4. W = codex Vindobonensis 54. Recentiores manus eorum librorunn litteris B ’ T ’ W ’ signifi­ cantur codd. = codices in marg. = in margine om. = omittit, omittunt recc. = recentes recep. = recepit, receperunt secl. = seclusit, secluserunt trib. = tribuit, tribuunt

κ p i τω N Σ Ω Κ Ρ Α Τ Η Σ , ΚΡΙΤΩΝ

Σά). Tí τηνικάδε άφΐξαι, ώ Κρίτων; ή οΰ π ρ ώ t f ετι εστιν; ΚΡ. Πάνυ μεν οΟν. Σ6ύ. Πηνίκα μάλιστα; ΚΡ. Όρθρος βαθύς. Σίύ. θαυμάζω, ôraoç ήθέλησέ aot ό τοϋ δε­ σμωτηρίου φύλαξ νπτακοϋσαι. ΚΡ. Συνήθης ήδη μοί εστιν, ώ Σώκρατες, διά τό ττολλάκις δεύρο φοιτάν, καί τι και εύεργέτηται rnr’ έμοϋ. ΣΟύ. "Αρτι δέ ήκεις ή πάλαι; ΚΡ. Ε π ιεικ ώ ς ττάλαι. b Σ6ύ. ΕΙτα π ώ ς ούκ ευθύς έπήγειράς με, άλλά σιγή τταρακάθησαι; Κ P. Où μά τόν Δία, ώ Σώκρατες,' ούδ’ αν αυ­ τός ήθελον εν τοσαύτη τε αγρυπνία καί λύπη εί­ ναι. άλλά και σοΰ ττάλαι θαυμάζω αισθανόμενος, ώς ήδέως καθεύδεις· και επίτηδες σε ούκ ήγειρον, ίνα ώς ήδιστα διάγης. καί ττολλάκις μέν δή σε καί ττρότερον εν t t o c v t í τ ω βίω ηύδαιμάνισα του τρόττου, ττολύ δε μάλιστα εν τή νΰν τταρεστώση συμφορά, ώς ραδίως αυτήν και ττράως φέρεις.

43 Ο

&

43 α) ήθέλησέ Β: ήθελε Τ. δ) πώς Β: ώς Τ || τε άγρυπνία ΒΤ: άγρυπνία τε W ||νυν ΒΤ: νυνί W.

CRITÓN

SÓCRATES, CRITÓN

S ó c r .— ¿Cómo aquí, a estas horas, Critón? ¿No es aún 43 muy pronto? a C rit .— Muy pronto, desde luego. S ó c r .— ¿Qué hora, aproximadamente? C rit .— La del alba. S ó c r .— Me sorprende que haya querido hacerte caso el guardián de la prisión. C rit .— Amigo mío es ya, Sócrates, por mi mucho ir y venir acá, aparte de que algún provechillo ha sacado tam­ bién de mí. S ó c r .— ¿Acabas de llegar o hace ya tiempo? C rit .— Hace un buen rato. S ó c r .—Y ¿por qué no me has despertado en seguida, b sino que te estás ahí sentado en silencio? C r it .— Por Zeus, Sócrates, tampoco a mí me gustaría te­ ner que aguantar tan largo insomnio en medio de un pe­ sar tan grande. Pero cierto es que llevo un largo espacio admirado de ver cuán apaciblemente duermes. Y de in­ tención no te despertaba, para que pases el tiempo en la mayor tranquilidad. Verdaderamente, muchas veces ya, durante toda tu vida, envidié tu carácter, pero mucho más aún en la desgracia ahora presente, al considerar con cuánta serenidad y mansedumbre la sobrellevas.

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PLATON

Σύύ. Καί yàp άν, ώ Κρίτων, πλημμελές εΐη άγανακτεϊν τηλικοϋτον όντα, εί δει ήδη τελευτάν. ΚΡ. Καί άλλοι, ώ Σώκρατες, τη λι κουτοί êv τοιαύταις συμφοραΐς άλίσκονται, σ λ λ ’ ούδέν αύτούς έπι λύεται ή ηλικία τό μη ουχί άγανακτεϊν τη παρούση τύχη. Σύύ. "Εστι ταυτα. άλλά τί δη οΰτω ττρω άφϊξαι; ΚΡ. ’Αγγελίαν, ώ Σώκρατες, φέρων χαλεπήν, ού σοί, ώ ς εμοί φαίνεται, ά λ λ ’ έμοι και τοϊς σοϊς επιτηδείοιςπδσιν καί χαλεπήν καί βαρεϊαν, ήν εγώ, ώ ς εμο'ι δοκώ, εν τοϊς βαρύτατ’ αν ένέγκαιμι. Σύύ. Τίνα τούτην; ή τό πλοϊον άφΐκται εκ Δ ή­ λου, ού δει ,άφικομένου τεθνάναι με; ΚΡ. Ούτοι δη άφΐκται, άλλα δοκεϊ μέν μοι ήξειν τήμερον εξ ών άπαγγέλλουσιν ήκοντές τ ινες άπό Σουνίου καί καταλιπόντες εκεί αυτό. δήλον ουν εκ τούτων [των αγγέλω ν] ότι ήξει τήμε­ ρον, και ανάγκη δή είς αυριον εσται, ώ Σώκρατες, τόν βίον σε τελευτάν. Σύύ. Ά λ λ ’, ώ Κρίτων, τύ χ η αγαθή, εί ταύτη τοϊς θεοΐς φίλον, ταύτη έστω. ού μέντοι οίμαι ήξειν αύτό τήμερον. ΚΡ. Πόθεν τούτο τεκμαίρη; Σύύ. Έ γ ώ σοι έρώ. τή γάρ που υστεραία δει με άποθνήσκειν ή ή άν έλθη τό πλοϊον. ΚΡ. Φασί γ έ τοι δή οί τούτων κύριοι. Σύύ. Ού τοίνυν τής επιούσης ή μέρας οϊμαι αύτό ήξειν, άλλά τής έτέρας. τεκμαίρομαι δέ έκ c) αυτούς Β: αύτοις Τ || κα'ι βαρεϊαν B: om, TW || βαρύτατ’ Β Τ ’: βαρυτάτοις Τ. d) δοκεϊ ... ήξειν B'TW: δοκεϊν ... ήξειν Β: δοκεϊν ήξει Buttmann, Burnet [| των αγγέλων seel. Hirschig: των άγγελιών W.

CRITÓN S ó c r .— En verdad, Critón, que sería importuno, a mis años, irritarme porque hay que acabar ya. C rit .— También otros de tu misma edad se ven cogidos en tribulaciones como ésta, Sócrates, pero en nada les im­ piden los años de afligirse por su suerte. S ó c r .—Así es. Pero ¿por qué has venido tan pronto? C rit .— Porque traigo una noticia, Sócrates, terrible —no para ti, a lo que veo— , pero sí terrible y dura para mí y para tus amigos todos; por mi parte, no creo que pudiera recibir otra más dura. S ó c r .— ¿Qué es ello? ¿Ha llegado tal vez de Délos la na­ ve \ a cuya llegada preciso es que yo muera? C rit .— No, no es que haya llegado; pero probablemente estará aquí hoy, según las nuevas que traen algunos que vienen de Sunio2 y la han dejado allí. Según éstos, no hay duda de que llegará hoy, y en consecuencia fuerza será, Sócrates, que mañana acabe tu vida. S ó c r .— Pues si así agrada a los dioses, Critón, así sea en buena hora. Pero no creo que llegue hoy. C rit .— ¿De dónde esa seguridad? S ó c r .— T e lo v o y a d ecir. S e g ú n p a r e c e , y o d e b o m orir al d ía s ig u ie n te d e a q u e l e n q u e lle g u e la n a v e , ¿no e s así? C r it .— Así dicen los que son árbitros en estas cosas. S ó c r .— Pues por eso es por lo que no creo que llegue

hoy la nave, sino mañana. Me fundo en un sueño3 que he

(1) La nave sagrada de Délos salía todos los años del puerto del Píreo, cargada de ofrendas con destino al templo de Apolo que se alzaba en la is­ la de Délos, consagrada al dios Pitio; mientras la nave estaba ausente del puerto de Atenas, no podía darse cumplimiento a ninguna pena capital. En esta ocasión, la nave era portadora, además, de un coro ateniense que acu­ día a participar en la gran fiesta cuadrienal en honor al dios. (2) El promontorio de Sunio se alzaba a gran altura en la extremidad SE de la tierra ática. (3) Al parecer, Sócrates da crédito, como es corriente en su época, al va­ lor admonitorio de los sueños, aunque Tovar cree que Platón hace soñar demasiadas veces a su maestro. De esta ingenua fe en el testimonio de los sueños tenemos muestras en Heródoto y en Homero, y con gran frecuencia en Jenofonte.

PLATON

τίνος ενυπνίου, ο έώρακα ολίγον ττρότερον τούτης τής νυκτός· και κινδυνεύεις έν καιρφ τινι ουκ έγεϊραί με. ΚΡ. τ Ην δέ δή τί τό ένύπνιον; Σ(α). Έδόκει τίς μοι γυνή προσελθουσα καλή κα'ι ευειδής, λεύκά ίμάτια εχουσα, καλέσαι με καί επτεΐν ώ Σώκρατες, ήματί κεν τριτάτω Φθίην έρίβωλον ΐκοιο. ΚΡ. "ΑτοποV τό ένύπνιον, ώ Σώκρατες. Σ03. ’ Εναργές μέν οΟν, ώς γ έ μοι δοκεΐ, ώ Κρι­ τών. ΚΡ. Λίαν γε, ώς έοικεν. άλλ’, ώ δαιμόνιε Σώ­ κρατες, ετι και νυν έμοι πείθου και σώθητι* ώ ς εμοί, εάν συ άποθάνης, οΰ μία συμφορά εστιν, άλλά χωρίς μέν τοΰ έστερήσθαι τοιούτου επιτη­ δείου, οίον εγώ ούδένα μή ποτε εύρήσω, ετι §έ καί πολλοΐς δόξω, οι έμέ και σέ μή σαφώς ϊσασιν, ώς οίός τ ’ ών σε σ φ 3 ειν, ει ήθελον άναλίσκςιν χρήμα­ τα, άμελήσαι. καίτοι τίς αν αίσχίων εΐη τούτης δόξα ή δοκεΐν χρήματα περί πλείονος ποιεΐσθαι ή φίλους; ού γάρ πείσονται οί πολλοί ώς συ αύτός ούκ ήθέλησας άπιέναι ένθένδε ήμών προθυμουμέ­ νων. ΣΟύ. Ά λ λ ά τί ήμΐν, ώ μακάριε Κρίτων, οΰτω της τω ν πολλών δόξης μέλςι; οί γάρ επιεικέστα­ τοι, ών μάλλον άξιον φροντί^ειν, ήγήσονται αυτά οΟτω πεπραχθαι, ώσπερ αν πραχθή. 44 δ) άτοπον Β: ώς όίτοπον Τ || γέ μοι Β: έμοί Τ || πείθου ΒΤ: πιθοϋ Burges, Burnet || ού μία Τ: ούδεμία Β || του έστερήσθαι Sallier, Burnet: σου έστερήσθαι ΒΤ. c) ώς οίός τ ’ών codd.: οίός τ’ ών Cobet.

CRITÓN

tenido esta noche, hace un momento. Y sin duda que has sido muy oportuno al no despertarme. C rit ,— ¿Y q u é s u e ñ o h a s id o ése?

Sócr.— Parecíame que una mujer hermosa y de noble aspecto, vestida de blanco, se acercaba a mí, y llamándo­ me por mi nombre me decía: «Sócrates, al tercer día llega­ rás a la fértil Ftía)»4. C rit .— Ex tr a ñ o s u e ñ o , S ócrates. S ó c r .—Y muy significativo, al menos para mí, Critón. C rit .— Sí, tal vez demasiado, en verdad. Pero, vamos,

Sócrates, desconcertante amigo, por favor: hazme caso y sálvate. Que para mí, si murieres, no es una sola desgra­ cia, pues aparte de verme privado de un amigo cual jamás hallaré otro semejante, además de eso, muchos de los que no nos conocen bien a ti y a mí, creerán que pudiendo yo salvarte, si hubiera querido gastar dinero5, lo he descuida­ do. Y ¿puede haber fama más vergonzosa que ésta de pa­ recer estimar en más el dinero que a los amigos? Porque la mayoría no creerá que tú mismo te negaste a salir de aquí, a pesar de nuestros ruegos. S ó c r .— Y ¿qué se nos da a nosotros, buen Critón, de esa opinión de la mayoría?6. Pues los más inteligentes, de quienes razonablemente más hemos de cuidarnos, creerán que estas cosas sucedieron tal como realmente hayan su­ cedido.

(4) Cf. //., IX, 363. (5) Es sabido que Critón disponía de una buena fortuna, y que era por otra parte hombre generoso y protector incansable de Sócrates; Critón hace posible a su amigo el disfrute de lo que éste llamaba la mejor posesión: el ocio filosófico (Jenof., Bcinq. 4. 44). (ó) Este desprecio de Sócrates por la opinión de la mayoría es ostensible también en Gorg. 474 b y Rep. 492 y sigs.

PLATON

ΚΡ. Ά λ λ ’ όρας δή δτι άνάγκη, ώ Σώκρατες, καί τής τω ν πολλών δόξης μέλειν. αύτά δέ δήλα τά παρόντα νυν i δτι ο ιοί τ ’ εΐσίν οι πολλοί οΰ τά σμικρότατα τω ν κακών έργά^εσθαι άλλά τά μέ­ γιστα σχεδόν, έάν τις εν αύτοϊς διαβεβλημένος ή. Σύύ. Εί γάρ ώφελον, ώ Κρίτων, οϊοί τ ’ είναι οί πολλοί τά μέγιστα κακά έργά^εσθαι, ϊνα οϊοί τ ’ ήσαν και άγαθά τά μέγιστα, καί καλώς άν είχεν. νυν δέ ουδέτερα οϊοί τε· ούτε γάρ φρόνιμον ούτε άφρονα δυνατοί ποιήσαι, ποιούσι δέ τούτο δ τι αν τύχω σι. ΚΡ. ΤαΟτα μέν δή ούτως έχέτω* τάδε δέ, ώ Σώκρατες, είπε μοι. άρά γε μή έμου προμηθή καί τώ ν άλλων επιτηδείων μή, εάν σύ ενθένδε έξέλθης, οί συκοφάνται ήμϊν πράγματα παρέχω σιν ώς σε ενθένδε έκκλέψασιν, καί άναγκασθώμεν ή καί πασαν τήν ούσίαν άποβαλεΐν ή συχνά χρή­ ματα, ή καί άλλο τι πρός τούτοις παθεϊν; εί γάρ τι τοιοΰτον φοβή, εασον αύτό χαίρειν· ήμεϊς γάρ π ου δίκαιοί έσμεν σώσαντές σε κινδυνεύειν τούτον τόν κίνδυνον καί εάν δέη ετι τούτου μεί^ω. άλλ’ εμοί πείθου καί μή άλλως ποίει. Σύύ. Καί ταύτα προμηθουμαι, ώ Κρίτων, καί άλλα πολλά. Κ Ρ. Μήτε τοίνυν ταύτα φοβοΰ· καί γάρ ούδέ πολύ τάργύριόν έστιν ο θέλουσι λαβόντρς τινες σώσαί σε καί έξαγαγειν ένθένδε. επειτα ούχ όρας τούτους τούς συκοφάντας ώς εύτελεις, καί ούδέν άν δέοι έπ’ αύτούς πολλού άργυρίου; σοί δέ, d) δήλα codd: δηλοϊ Cornarius || έργάζεσθαι Β: έξεργάζεσθαι TW || άγαθά τά μέγιστα ΒΤ: τά μέγιστα άγαθά W: τάγαθά τά μέγισ­ τα Cobet. e) αρά γε μή έμοΰ ΒΤ: αρά γε έμοΰ W || τούτοις Τ Β ’: τούτους Β. 45 ο) μήτε τοίνυν Β: μή τοίνυν TW.

CRITÓN C r it .— Pero tú mejor que nadie sabes, Sócrates, que también hay que cuidarse de la opinión del vulgo. Pues precisamente en estas cosas que ahora suceden, se hace claro que capaz es el vulgo de llevar a cabo no sólo los males más pequeños, sino aun los mayores, contra aquel que haya incurrido en su cólera. S ó c r .— ¡Ojalá, Critón, fuera el vulgo capaz de hacer los males mayores, para que hiera también capaz de los más grandes bienes! Eso sería magnífico. Pero, en realidad, ni de una ni de otra cosa es capaz7. Pues no hay en él poder de hacer a otro ni cuerdo ni insensato, sino que en todo procede a impulsos del azar. C r it .— Sea como tú dices. Pero..., vamos a ver, Sócrates, dime. ¿Tal vez temes por mí y por los demás amigos, que, si tú sales de aquí, vayan a perjudicarnos los sicofantas8 por haberte sacado, y que nos veamos por eso obligados a perder toda nuestra fortuna o buena parte de ella, o a sufrir cualquier otra cosa a más de éstas? Pues, si tal te­ mes, desecha esa idea: que justo es, sin duda, que corra­ mos este riesgo por salvarte, y aun otro mayor si forzoso fuere. Hazme caso, pues, y no obres de otro modo. S ó c r .— Todo eso temo, Critón, y otras muchas cosas. C rit .— Pues no tengas esos temores..., porque, en reali­ dad, hay quienes por no mucho dinero están dispuestos a salvarte y a sacarte de aquí. Además, ¿no ves que estos si­ cofantas también son muy baratos y no haría falta mucho

(7) Las afirmaciones de Sócrates convienen con la idea, en él típica, de que el conocimiento engendra necesariamente el bien, pues la virtud no es sino conocimiento y el mal no es otra cosa sino ignorancia. (8) Los sicofantas eran denunciantes de profesión que hacían imposible la vida a los atenienses con sus constantes amenazas de delación.

PLATON

υπάρχει μεν τά εμά χρήματα, ώς εγώ οϊμαι, ίκαb νά· επειτα και εΐ τι εμού κηδόμενος ούκ οΐει δεΐν άναλίσκειν τάμά, ξένοι ούτοι ενθάδε έτοιμοι άναλίσκειν είς δέ και κεκόμικεν επ’ αύτό τοΟτο άργύριον ‘ικανόν, Σι μμίας ό Θηβαίος· έτοιμος δέ και Κέβης καί άλλοι πολλοί πάνυ. ώστε, δπερ λέγω, μήτε ταΰτα φοβούμενος άποκάμης σαυτόν σώσαι, μήτε, ο ελεγες εν τ ω δικαστηρίω, δυσχε­ ρές σοι γενέσθω ότι ούκ άν εχοις εξελθών ότι χρωο c σαυτω· πολλαχοΰ μέν γάρ και άλλοσε όποι άν άφίκη άγαπήσουσί σε. εάν δέ βούλη εις Θετταλίαν ΐέναι, είσίν έμοί εκεί ξένοι οι σε περί πολλοί; ποιήσονται καί ασφάλειαν σοι παρέξονται, ώ στε σε μηδένα λυπεΐν τω ν κατά Θετταλίαν. "Ετι δέ, ώ Σώκρατες, ούδέ δίκαιόν μοι δοκεΐς έπιχειρεϊν πράγμα, σαυτόν προδοΰναι, εξόν σωθήναι, καί τοιαυτα σπεύδεις περί σαυτόν γενέσθαι άπερ αν καί οι εχθροί σου σπεύσαιέν τε καί εσπευσαν σε διαφθεϊραι βουλόμενοι. προς δέ τούτοις καί τούς ύεϊς τούς σαυτου εμοιγε δοκεΐς προδιδόναι, οϋς σοι εξόν καί εκθρέψαι καί εκπαιδευσαι οΐd χήσει κοτταλιπών, καί τό σόν μέρος ότι άν τύχω σι τούτο πράξουσιν τεύξονται δέ, ώς τό είκός, τοιούτων οιάπερ εϊωθεν γίγνεσθαι εν ταΐς όρφανίαις περί τούς ορφανούς, ή γάρ ού χρή ποιεΐσθαι παϊδας ή συνδιαταλαιπωρεΐν καί τρέφοντα καί παιδεύοντα, σύ δέ μοι δοκεΐς τά ραθυμότατα αΐρεϊσθαι. χρή δέ, άπερ άν άνήρ άγαθός καί αν­ δρείος ελοιτο, ταΰτα αΐρεϊσθαι, φάσκοντά γε δή 6) ούτοι codd: τοι Sohanz || είς δέ καί ΒΤ: εις 8è W || μήτε ταΰτα ΒΤ': μή ταΰτα Τ. c) σπεύδεις codd: σπεύδειν Stephanus. d ) τεύξονται δέ ΒΤ: τεύξονται τε W || ώς το είκός Β ’: ώς είκός Β Κ ού χρή Β: οΰ χρήν (sio) Τ.

5

CRITÓN

dinero para ellos? Yo creo que te bastaría con lo mío; pe­ ro, si en tu solicitud por mí, no te parece bien que me lo gaste, aquí tienes a estos extranjeros, dispuestos a dar lo que haga falta: uno incluso, Simias9, el tebano, ha traído, él sólo, dinero suficiente para este asunto; dispuesto está también Cebes y otros muchos; de manera que, te lo repi­ to, por tales temores, no desistas de salvarte. Ni, como decías ante el tribunal10, sea para ti dificultad el saber cómo has de vivir al salir de aquí, pues adondequiera que vayas te recibirán bien; y si quieres ir a Tesalia, allí tengo amigos que te honrarán en mucho y te darán seguro asi­ lo, de modo que no habrá nadie en Tesalia que te haga daño. Además, Sócrates, me parece que intentas una acción que ni siquiera es justa: entregarte cuando puedes salvar­ te, y apresurarte a hacer contra ti mismo cosas tales, que sólo tus enemigos procurarían, ... y procuraron, en efecto, deseosos de perderte. Creo, además, que traicionas a tus hijos, pues pudiendo criarlos y educarlos, los dejas en abandono; de modo que, en lo que de ti depende, eso se hará sabe Dios como, y su suerte será, claro es, la que suele estar reservada a los huérfanos en las orfandades, Pues menester es o no dar vida a los hijos o cargar con todas las penalidades que acarrean su crianza y educa­ ción; mas tú, a mi parecer, has elegido lo más fácil. Sin embargo, se ha de elegir como lo haría el hombre honra­ do y valeroso, sobre todo cuando uno dice y repite que

b

c

d

(9) Simias y Cebes, que aparecen en el Fedón discutiendo co n Sócrates, son dos tebanos ricos, discípulos de Filolao, filósofo de tendencia místicopitagórica; fueron muy amigos de Platón. (10) Cf. Apol, 34b-38d.

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PLATON

αρετής διά παντός τοΰ βίου έπιμελεΐσθαι· ώς εγωγε καί υπέρ σου καί υπέρ ήμών τω ν σών επι­ τηδείων αΐσχύνομαι μή δόξη ατταν τό πράγμα τό περί σέ ανανδρία τινί τή ήμετέρα πεπρδχθαι, καί ή είσοδος τής δίκης εις τό δικαστήριον ώς εϊσήλθεν έξόν μή είσελθεΐν, καί αυτός ό άγών τής δίκης ώς εγένετο, και τό τελευταϊον δή τουτί, ώσπερ κατάΥελως τής πράξεως, κακία τινι και ανανδρία τή ήμετέρα διαπεφευγέναι ή μας δοκεϊν, οΐτινές σε ούχΐ έσώσαμεν ουδέ συ σαυτόν, οιόν τε ον καί δυνατόν εϊ τι καί μικρόν ήμών όφελος ήν. ταΟτα ούν, ώ Σώκρατες, όρα μή άμα τ ω κακω καί αισχρά ή σοί τε καί ήμϊν. άλλά βουλεύου, μάλλον δέ ουδέ βουλεύεσθαι ετι ώρα άλλά βεβουλευσθαι. μία δέ βου­ λή· τής γάρ επιούσης νυκτός πάντα ταυτα δει πεπρδχθαι, εϊ δ5 έτι περιμενοΰμεν, άδύνατον και ούκέτι οιόν τε. άλλά παντί τρόπω, ώ Σώκρατες, πείθου μοι καί μηδαμώς άλλως τΓοίει. Σ60. φίλε Κρίτων, ή προθυμία σου π ο λ λοΟ άξία εί μετά τίνος όρθότητος εϊη* εί δέ μή, όσω μεί^ων τοσούτω χαλεπωτέρα. σκοπεΐσθαι ουν χρή ή μας είτε ταύτα πρακτέον εϊτε μή· ώς εγώ ού μόνον νΰν άλλά καί άει τοιοΰτος οϊος τω ν εμών μηδενΐ άλλω πείθεσθαι ή τω λόγω ός άν μοι λογι^ομένω βέλτιστος φαίνηται. τούς δή λόγους ους εν τ ω έμπροσθεν έλεγον ου δύναμαι νϋν έκβαλειν, επειδή μοι ήδε ή τύχη γέγονεν, άλλά σχεδόν τι όμοιοι φαίνονται μοι, και τούς αυτούς πρεσβεύω και τιμώ ουσπερ καί πρότερον ών εάν μή βελe) εϊσήλθεν Β: είσήλΟες Τ Β ’ || δή τουτί Τ: δήπου τουτί Β. 46 α) ούδέ BW: orn. ϊ || δ’ ετι Β: δέ Τ. δ) ού μόνον νυν ΒΤ: ού νυν πρ(5τον insciiptum in Socratis imagine (cf. C. I. G. I l l , 843, núm. 6115), recep. Burnet ¡| δή λόγους TW: δέ λόγους Β.

CRITÓN

se ocupa durante toda la vida en el ejercicio de la virtud. Yo, verdaderamente, me avergüenzo por ti y por noso- e tros, tus amigos, de que pueda parecer que todo este asunto tuyo ha sido llevado con una cierta cobardía por nuestra parte: tu comparecencia ante el tribunal11; cómo, habiéndose podido evitar, tuvo lugar; el curso mismo del proceso; y, para remate, este final verdaderamente ridícu­ lo. Parecer pudiera que — puesto que ni tú a ti mismo, ni nosotros te salvamos— es que hemos rehuido este asunto 46 simplemente por falta de valor, por cobardía, siendo co- a mo es cosa fácil y hacedera, si hubiera en nosotros algún interés por pequeño que fuese. Cuida, pues, Sócrates, de que no venga esto a parar en daño y deshonra tuya y nuestra. Así pues reflexiona; aunque ya no es tiempo de reflexionar, sino de decidir; y sólo una decisión es posi­ ble, pues en la próxima noche ha de estar hecho todo es­ to; si esperamos algo más, ya no será posible hacer nada. Vamos, pues, Sócrates, hazme caso sin vacilar y en mane­ ra alguna obres de otro modo. S ó c r . — Querido Critón, tu solicitud muy estimable sería b si se aliara con alguna rectitud. Mas, si no es asi, cuanto mayor, más enfadosa. Menester es, pues, que considere­ mos si se ha de obrar así o no; que yo no por primera vez ahora, sino de siempre he sido de tal condición que a ningún otro impulso he cedido sino a la razón que, en mis reflexiones, se me aparece como la m ejor12. Mas no puedo rechazar ahora jos razonamientos que en otro tiempo profesaba, sólo porque me haya sobrevenido esta adversidad, sino que me siguen pareciendo, por así decir­ lo, iguales, y honro y venero los mismos que antes. De modo que si no podemos ahora exponer otros mejores c (11) Sócrates podía haberse abstenido de comparecer ante el tribunal, si se hubiera decidido a abandonar Atenas. Incluso, aún habiendo compareci­ do. le hubiera sido fácil lograr una sentencia favorable apelando a la piedad de los jueces o valiéndose de mil recursos: pero por la Apol. nos es bien conocida cuál fué su actitud: cf. Apol. 34 c y sgs. (12) Sobre este fiel acatamiento de Sócrates a la razón, cf. Gorg. 475 d.

6

PLATON

τίω έ'χωμεν λέγειν εν τ ώ τταρόντι, εύ ισθι ότι ού μή σοι συγχω ρήσω , ούδ5 άν ττλείω τω ν νυν παρόν­ τω ν ή τω ν πολλώ ν δύναμις ώσπερ παΐδας ή μάς μορμολύττηται, δεσμούς και θανάτους επιπέμπουσα και χρημάτων άφαιρέσεις. π ώ ς ούν άν με­ τρ ιώτατα σκοποίμεθα αύτά; εΐ πρώτον μέν τοΰτο'’ τόν λόγον άναλάβοιμεν, ον σύ λέγεις περί τω ν δο ξών. πότερον καλώς έλέγετο έκάστοτε ή ου, δτί ταΐς μέν δεϊ τώ ν δοξών προσέχειν τόν νοΰν, ταϊς δέ ου; ή πριν μέν εμέ δεϊν άποθνήσκειν καλώς έλέγετο, νυν δέ κατάδηλος άρα έγένετο δτι άλλως ενεκα λόγου έλέγετο, ήν δέ παιδιά καί φλυαρία ώς άληθώς; επυθυμώ δ’ εγ ω γ 5 έπισκέψασθαι, ώ Κρι­ τών, κοινή μετά σου εΐ τί μοι άλλοιότερος φανείται, επειδή ώδε εχω , ή ό αύτός, καί έάσομεν χαίρειν ή πεισόμεθα αύτώ. έλέγετο δέ πω ς, ώς έγ ώ μαι, έκάστοτε ώδε ύπό τώ ν οίομένων τι λέγειν, ώσπερ νυν δή εγώ ελεγον, δτι τώ ν δοξών ας οί άνθρωποι δοξά^ουσιν δέοι. τάς μέν περί πολλοϋ ποιεΐσθαι, τάς δέ μή. τοΰτο πρός θεών, ώ Κρι­ τών, ού δοκεΐ καλώς σοι λέγεσθαι; σύ γάρ, όσα γε τάνθρώπεια, εκτός εϊ τοΰ μέλλειν άποθνήσκειν αυριον, και ούκ άν σε παρακρούοι ή παρούσα συμ­ φορά. σκόπει δή· ούχ ΐκοίνώς δοκεΐ σοι λέγε­ σθαι δτι ού πάσας χρή τάς δόξας τώ ν άνθρώπων τιμάν άλλά τάς μέν, τάς δ’ ού, ούδέ πάντων άλλά τώ ν μέν, τώ ν δ’ ou; τί φής; ταύτα ούχΐ καλώς λέγεται; d) κατάδηλος ΒΤ': καί άδηλος Τ || φανεϊται Β: φαίνεται Β ' || έάσομεν ΒΤ': έάσωμεν Τ. 47 α) ούδε ... δ’ οΰ TW: om. Β.

CRITÓN

que aquéllos, sábelo bien que no te obedeceré, ni aunque el poder de los más intentara amedrentarnos como a ni­ ños con males mayores que los ahora presentes, ponien­ do ante nuestros ojos, prisión y muerte y privación de ri­ quezas; ¿Cómo, pues, consideraríamos estas cosas más discretamente? ¿Y si empezáramos por examinar de nuevo ese argumento que hace un momento aducías tú con res­ pecto a las opiniones? ¿Era o no acertado aquello que solí­ amos decir, que se ha de prestar atención a unas opinio­ nes y a otras no? ¿O tal vez era acertado antes de que yo d tuviera que morir, pero ahora ha venido a resultar que lo decíamos en vano, por hablar, y que en realidad no eran sino chiquillerías y simplezas? Vivamente deseo, Critón, examinar juntamente contigo si en algo he de cambiar de opinión ahora que me encuentro en estas circunstancias, o si todo sigue igual; y si debemos mandar a paseo aquel razonamiento o seguirle. Según yo creo, solían sobre po­ co más o menos decir los que se tienen por entendidos, lo que decía yo hace un momento: que de las opiniones que forjan los hombres, debemos estimar unas en mucho, y otras no. Esto, Critón, por los dioses, ¿no te parece que e está bien dicho? Porque tú, al menos en cuanto a lo que humanamente se puede prever, estás lejos de tener que morir mañana, y por tanto no parece que pueda ofuscarte 47 el inminente peligro. Así pues, reflexiona. ¿No te parece a que hay razón sobrada para decir que no se han de hon­ rar todas las opiniones de los hombres, sino unas sí, otras no? ¿Ni las de todos, sino las de unos, mas no las de otros? ¿Qué dices? ¿No está bien dicho esto?

7

PLATON

ΚΡ. Καλώς. Σύύ. Ούκοΰν τάς μέν χρηστάς τιμάν, τάς δέ ττονεράς μή; ΚΡ. Ναί. Σύύ. Χρηστάί δέ ούχ αί τω ν φρονίμων, πονηραί δέ αί τω ν αφρόνων; ΚΡ. Πώς δ’ ου; Σύύ. Φέρε δή, ττώς αύ τά τοιαύτα έλέγετο; γυμναζόμενος άνήρ κα'ι τοΰτο ττράττων πότερον παντός άνδρός επαίνω καί ψόγω καί δόξη τόν νουν προσέχει, ή ενός μόνου εκείνου ος αν τ υ γ χ ά νη ιατρός ή παιδοτρίβης ών; ΚΡ. Ε ν ός μόνου. Σύύ. Ούκούν φοβεϊσθαι χρή τούς ψόγους καί άσπά^εσθαι τούς επαίνους τούς του ενός εκείνου άλλά μή τούς τω ν πολλών. ΚΡ. Δήλα δή. Σύύ. Ταύτη άρα αύτω πρακτέον κα'ι γυμναστέον κα'ι έδεστέον γε καί ποτέον, ή άν τ ω ένί δοκή, τ ω επιστάτη καί έπαΐοντι, μάλλον ή ή σύμπασι τοϊς άλλοις. ΚΡ. "Εστι ταυτα. Σύύ. ΕΙεν. άπειθήσας δέ τ ω ένί καί άτιμάσας αύτού τήν δόξαν καί τούς επαίνους, τιμήσας δέ τούς τώ ν πολλών [λόγους] καί μηδέν έπαϊόντων, άρα ούδέν κακόν πείσεται; ΚΡ. Πώς γάρ ού; Σύύ. Τί δ’ έστι τό κακόν τούτο, καί ποΐ τείνει, καί εις τί τώ ν τού άπειθούντος; ΚΡ. Δήλον δτι εις τό σώ μα- τούτο γάρ διόλλυσι. 6) ή fi σύμττασι Β ’Τ: ή εί σύμπασι Β. c) λόγους Β: om. Τ 11 το κακόν τοϋτο Β: κακόν τοϋτο Τ.

CRITÓN C rit .— Bien dicho está. S ó c r .— ¿Honraremos, pues, las buenas y no las malas? C rit .— A sí es. S ó c r .— Buenas son las de los hombres sensatos, malas

las de los necios, ¿no es así? 13. C rit .— ¿ C ó m o n o ? S ó c r .— Veamos, pues, qué es lo que se quería decir con

todo esto. Un hombre que se ejercite en la gimnasia, al obrar así, ¿presta atención a la alabanza o reproche y a la opinión de cualquier hombre, o a la de solo aquel que sea precisamente médico o pedotriba? u. C rit .— De solo éste. S ó c r .— Por tanto, menester es que tema los reproches y desee las alabanzas de solo éste, mas no las de la mayo­ ría. C rit .— Desde luego. S ó c r .— Por tanto, pues, obrará y se ejercitará, y comerá y beberá, según la opinión de solo aquel que es guía y entendido en el asunto, y la antepondrá a la opinión de todos los demás. C r it .— A sí es, S ó c r .— Bien. Y si no obedece a éste y sólo a éste, sino

que menosprecia su opinión y sus alabanzas, y honra en cambio las del vulgo que no entiende, ¿no ha de sufrir ló­ gicamente algún daño? C rit .— P u e s ¿ có m o no? S ó c r .— Y ¿qué mal es éste y a qué afecta y a qué ele­

mento de los del desobediente? C rit .— Sin duda que al cuerpo; pues éste se va corrom­ piendo. (13) Nuevamente reitera aquí Sócrates su creencia en la equivalencia en­ tre virtud y conocim iento, entre maldad e ignorancia, «principio del que de­ riva toda la ética socrática» (Tovar). (14) El pedotriba era el encargado de dirigir en la palestra los ejercicios gimnásticos a que con tanto entusiasmo se dedicaban los griegos en todas las épocas de su vida. Sabido es que los gimnasios y palestras eran los lu­ gares a que con mayor gusto acudía Sócrates en busca de interlocutores.

PLATON

Σύύ. Καλώς λέγεις, ούκουν καί τάλλα, ώ Κρίτων, ούτως, ΐνα μή ττάντα διίωμεν, καί δή καί περί τω ν δικαίων καί αδίκων καί αισχρών καί κα­ λών και αγαθών καί κακών, περί ών νυν ή βουλή ήμΐν έστιν, πότερον τη τώ ν πολλών δόξη δεί ή μας έπεσθαι κα'ι φοβεΐσθαι αυτήν ή τη του ενός, εί τίς έστιν επαΐων, ον δει και αίσχύνεσθαι κα’ι φο­ βεΐσθαι μάλλον ή σύμπαντας τούς άλλους; φ εί μή άκολουθήσομεν, διαφθερουμεν εκείνο καί λωβησόμεθα, ο τώ μεν δικαίω βέλτιον εγίγνετο, τ ω δέ άδίκω άπώλλυτο. ή ούδέν έστι τούτο; ΚΡ. ΟΙμαι έ'γωγε, ώ Σώκρατες. ΣΟύ. Φέρε δή, εάν τό υπό του υγιεινού μέν βέλτιον γιγνόμενον, υπό του νοσώδους δέ διαφθειρόμενον διολέσωμεν πειθόμενοι μή τη τώ ν έπαϊόντων δόξη, αρα βιωτόν ήμΐν έστιν διεφθαρ­ μένου αύτοϋ; εστι δέ που τούτο τό σώμα* ή ούχί; ΚΡ. Ναί. Σύύ. Ά ρ 5 ουν βιωτόν ήμΐν έστιν μετά μοχθη­ ροί) καί διεφθαρμένου σώματος; ΚΡ. Ούδαμώς. Σ60. ’Αλλά μετ’ εκείνου άρ3 ήμΐν βιωτόν διε­ φθαρμένου, φ τό άδικον μέν λωβδται, τό δέ δί­ καιον όνίνησιν; ή φαυλότερον ήγούμεθα είναι του σώματος εκείνο, ότι π ο τ’ έστι τώ ν ήμετέρων, περί ο ή τε άδικία καί ή δικαιοσύνη έστίν; ΚΡ. Ούδαμώς. ' Σύύ. ’Αλλά τιμιώτερον; ΚΡ. Π ολύγε. Σ6ύ. Ούκ αρα, ώ βέλτιστε, πάνυ ήμΐν ούτω e) τοΰτο τό σώμα Β: τοΰτο σώμα Τ. 48 ο) τί Β: Ô τι Τ II οΐοί τε Β: οΐοί τέ γ' Τ.

CRITÓN S ó c r .— Bien dices. Y lo mismo sucede, Critón, en las demás cosas, para no ir enumerándolas todas. Así pues, en lo justo y lo injusto, en lo innoble y lo noble, en lo bueno y lo malo, cosas que son precisamente el objeto de nuestra actual discusión 15, ¿debemos seguir la opinión de la mayoría y temerla, o sólo la del entendido — si es que hay alguno— , al cual hemos de respetar y temer más que a todos los demás juntos? Pues si a un hombre tal no obe­ decemos, corromperemos y dañaremos aquello que se ha­ cía mejor con la justicia y peor con la injusticia. ¿No es tal como digo? C rit .— Yo así lo creo, Sócrates.

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S ó c r .— V e a m o s, p u e s . Si lo q u e s e p e r fe c c io n a c o n u n r é g im e n h ig ié n ic o , p e r o s e c o rr o m p e c o n u n r é g im e n m a l­ sa n o , lo d e ja m o s p e r d e r p o r se g u ir u n a o p in ió n q u e n o es la d e lo s e n te n d id o s , ¿nos será r e a lm e n te p o s ib le vivir, u n a v e z c o r r o m p id o esto ? E sto q u e , s e g ú n c r e o , e s el c u e r p o , ¿no? C rit .— Sí .

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S ó c r .— ¿Nos será posible vivir con un cuerpo miserable y corrompido? C r it .— De ningún modo. S ó c r .— ¿Y cuando se haya corrompido aquello a lo que la injusticia daña y beneficia la justicia? 16. ¿Tal vez cree­ mos de menos valor que el cuerpo, esta parte de nosotros mismos, sea cual sea, a la que se refieren la injusticia y la 48 justicia? a C rit .— D e n in g ú n m o d o . S ó c r .— Entonces, ¿es más valiosa? C r it .— Mucho más, ciertamente. S ó c r .— Por tanto, queridísimo, no debemos cuidarnos (15) Esta enumeración de virtudes concretas (con sus vicios opuestos) consideradas en conjunto como objeto único de la discusión, constituye un esbozo de lo que era el pensamiento íntimo de Sócrates: una virtud única, de la que esas manifestaciones concretas no son sino apariencias o aspectos. (16) En Gorg. 477 c, se afirma también que -la injusticia es un mal del al­ ma·.

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φροντιστέον τί έρούσιν οί πολλοί ή μας, άλλ’ ο τι ό έτταίων ττερι τώ ν δικαίων καί αδίκων, ό είς καί αυτή ή αλήθεια, ώστε πρώτον μεν ταύτη ούκ όρθώς είσηγή, είσηγούμενος τής τώ ν πολλών δό­ ξη s δεΐν ή μας φροντί^ειν περί τώ ν δικαίων καί κα­ λών καί αγαθών καί τώ ν εναντίων, άλλά μέν δή, φαίη γ ’ αν τις, οϊοί τέ είσιν ή μας οί πολλοί άποκτι ννύναι. b ΚΡ. Δήλα δή καί ταύτα* φαίη γάρ αν, ώ Σώκρατες. ’Αληθή λέγεις. Σύύ. Ά λ λ ’, ώ θαυμάσιε, ούτός τε ό λόγος ον διεληλύθαμεν εμοιγε δοκεΤ όμοιος είναι καί πρότερον καί τόνδε δέ αύ σκόπει εί ετι μένει ήμΐν ή ού, ότι ού τό ^ήν περί πλείστου ποιητέον άλλά τό εύ ^ήν. ΚΡ. ’Αλλά μένει. Σύύ. Τό δέ εύ καί καλώς καί δικαίως δτι το ύ ­ τον εστιν, μένει ή ού μένει; ΚΡ. Μένει. Σύύ. Ούκοΰν έκ τώ ν όμολογουμένων τούτο σκεπτέον, πότερον δίκαιον έμέ ενθένδε πειρδσθαι c έξιέναι μή άφιέντων ’Αθηναίων ή ού δίκαιον καί έάν μέν φαίνηται δίκαιον, πειρώμεθα, εί δέ μή, έώμεν. ας δέ σύ λέγεις τάς σκέψεις περί τε άναλώσεως χρη­ μάτων καί δόξης καί παίδων τροφής, μή ώς άληθώ ς ταύτα, ώ Κρίτων, σκέμματώ ή τώ ν ραδίως άποκτιννύντων καί άναβιωσκομένων γ ’ άν, εί οϊοί τ ’ ήσαν, ούδενί συν νώ, τούτων τώ ν πολλών, ήμΐν δ’, έπειδή ό λόγος ούτως αίρει, μή ούδέν άλλο ό) φαίη γάρ άν seel. Schanz || άληθή λέγεις Critoni trib. BTW Socrati recc. |j καί πρότερον cum Piùeiaiio, Bumet: τω καί πρότερον BW': καί πρότερος Τ: τω πρότερον W || τόνδε δέ Τ: τόνδε Β.

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tanto de lo que dirá el vulgo de nosotros, sino de qué dirá el que es entendido en lo justo y lo injusto: sólo él 17 y la Verdad en sí misma deben preocuparnos. De modo que, en primer lugar, no te conduces bien al juzgar que debe­ mos preocuparnos en la opinión del vulgo con respecto a las cosas justas, nobles y buenas, así como a sus contra­ rias. Aunque no faltará, naturalmente, quien diga: «Si, sí, pero muy capaz es el vulgo de darnos muerte». C rit .— Sin duda que así es. Podría decirlo, Sócrates. Ra­ zón tienes. S ó c r .— Bien está; pero, a mi parecer, amiguito, este ra­ zonamiento que hemos desarrollado sigue siendo tal co­ mo antes era. Reflexiona ahora a ver si también este otro conserva o no su autoridad para nosotros: que no se ha de tener en la mayor estima el vivir, sino el vivir bien. C rit .— C la r o q u e la c o n s e rv a . S ó c r .— Y

que el bien y la honestidad y la justicia son una misma cosa 1S, ¿lo seguimos manteniendo o no? C r i t .— Lo seguimos manteniendo. S ó c r .— Por tanto, se ha de considerar según esto en lo que de acuerdo estamos, si es justo o no que yo intente salir de aquí, no permitiéndolo los atenienses. Y si resulta ser justo, intentémoslo; y si no, dejémoslo. Con respecto a las consideraciones que acabas de hacerme sobre gasto de dinero, buena fama y crianza de hijos..., mira, Critón, no sean éstas realmente razones propias de los que tan fá­ cilmente hacen matar a cualquiera como le harían resuci­ tar si de ello fueran capaces, sin pararse en reflexiones; es decir, de ese vulgo. Pero nosotros, puesto que así lo exige la razón, no consideremos otra cosa sino lo que ahora mismo decíamos: ¿obraremos justamente granjeándonos

(17) Esto es, Dios, identificado aquí con la Verdad, concebida com o un atributo esencial de Dios. (18) Aquí se expresa con mayor claridad el pensamiento unitario de So­ crates; véase nota 15.

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σκετττέον ή ή όπερ νΰν δή ελέγομεν, πότερον δί­ καια πράξομεν και χρήματα τελοΰντες τούτοις τοΐς εμέ ενθένδε εξάξουσιν καί χάριτας, κα'ι αύτοι εξάγοντές τε και εξαγόμενοι, ή τή άληθεία άδικήσομεν πάντα ταϋτα ποιούντες· καν φαινώμεθα άδικα αυτά εργαζόμενοι, μή ου δέη υπολογί^εσθαι οΰτ’ εί άττοθνήσκειν δει παραμένοντας και ήσυχίαν άγοντας, ούτε άλλο ότιοΰν ττάσχειν πρό του άδικεϊν. Κ Ρ. Καλώς μέν μοι δοκεΐς λέγειν, & Σώκρατες. δρα δέ τί δρώμεν. Σ(ι). Σκοπώ μεν, ώ αγαθέ, κοινή, κα'ι εί π η έχεις άντιλέγειν εμου λέγοντος, αντίλεγε καί σοι πείσομαι· ει δέ μή, παΰσαι ήδη, ώ μακάριε, π ο λ λάκις μοι λέγων τόν αυτόν λόγον, ώς χρή ενθένδε άκόντων ’Αθηναίων εμέ άπιέναι- ώς εγώ περι πολλοΟ ποιούμαι πείσας σε ταΰτα πράττειν, άλλά μή άκοντος. ορα δέ δή τή ς σκέψεως τήν άρχήν εάν σοι ίκανώς λέγηται, και πειρώ άποκρίνεσθαι τό ερωτώ μενον ή αν μάλιστα οϊη. ΚΡ. ’Αλλά πειράσομαι. Σ60. ΟυδενI τρόπω φαμέν εκόντας άδικητέον είναι, ή τιν'ι μέν άδικητέον τρόπω, τινί δέ ου; ή ούδαμώς τό γε άδικεΐν ούτε άγαθόν ούτε καλόν, ώς πολλάκις ήμΐν και εν ,τώ έμπροσθεν χρόνω ώμολογήθη; [όπερ και άρτι έλέγετο] ή πδσαι ήμΐν εκεΐναι αΐ πρόσθεν όμολογίαι έν ταΐσδε ταΐς όλίγαις ήμέραις εκκεχυμέναι είσίν, και πάλαι, ώ Κρίτων, άρα τηλικοίδε [γέροντες] άνδρες πρός άλλήλους σπουδή διαλεγόμενοι ελάθομεν ή μάς e) πείσας Buttmann: πεϊσαί Β. 49 ο) όπερ καί αρτι έλέγετο seel. Burges, Burnet. || γέροντες seel. Jacobs, Burnet.

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con dinero y con favores a los que están dispuestos a sa­ carme de aquí, siendo nosotros a un mismo tiempo me­ dianeros de la huida y fugitivos? ¿O, por el contrario, obraremos en realidad injustamente al proceder de este modo? Y si es manifiesto que obramos en esto contra jus­ ticia, no sea menester ya tener en cuenta si habremos de sufrir, sin movernos de aquí e inactivos, la muerte o cual­ quier otra adversidad, con tal de no obrar injustamente. C r it .— Bien dices, a mi parecer, Sócrates. Mira, pues, qué hemos de hacer. S ó c r .— Considerémoslo en común, mi buen amigo; y si de algún modo puedes refutar mis razones, hazlo y yo te obedeceré. Pero si no puedes, deja ya, buen Critón, de repetirme una y otra vez el mismo consejo: que debo mar­ charme de aquí, aun contra la voluntad de los atenienses. D e v e r d a d te d ig o q u e y o te n g o g r a n in terés e n lo g ra r e n e s te a su n to tu c o n fo r m id a d y e n n o h a c e r n a d a c o n tra tu d e s e o . M ira, p u e s , si te p a r e c e b ie n e s ta b le c id a la b a s e d e n u e stra a r g u m e n ta c ió n y p r o c u r a c o n te s ta r c o m o m e jo r c re a s a m is p re g u n ta s. C rit .— Lo procuraré. S ó c r .— ¿Afirmamos que en ningún caso se ha de hacer

injusticia voluntariamente, o en ciertos casos sí y en otros no? ¿No es en modo alguno bueno ni hermoso el obrar contra justicia, como en otras muchas ocasiones anteriores hemos convenido? ¿O acaso todos aquellos nuestros anti­ guos acuerdos han venido por tierra en estos pocos días? ¿Tal vez, Critón, ha podido suceder que hombres de nues­ tra edad hayan estado tanto tiempo departiendo uno con otro muy seriamente, sin advertir que en nada diferían de

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αυτούς τταίδων ούδέν διαφέροντες; ή παντός μάλ­ λον ούτως εχει ώσπερ τότε έλέγετο ήμΐν είτε φασίν οί πολλοί είτε μή, και είτε δει ή μας ετι τών.δε χαλεπώτερα πάσχειν είτε καί πραότερα, όμως τό γε άδικεΐν τ ω άδικοΰντι καί κακόν καί αισχρόν τυγχάνει ον ποαπτί τρόπω; φαμέν ή ού; ΚΡ. Φαμέν. Σύ). Ούδαμώς άρα δει άδικεΐν. ΚΡ. Ού δήτα. Σ60. Ούδέ όδικούμενον άρα άνταδικεΐν, ώς οί πολλοί οΐονται, επειδή γε ούδαμώς δει άδικεΐν. c ΚΡ. Ού «ραίνεται. ΣΟ). Τί δέ δή; κακουργεΐν δει, ώ Κρίτων, ή ου; ΚΡ. Ού δει δήπου, ώ Σώκρατες. ΣΟύ. Τί δέ; άντικακουργεΐν κακώς πάσχοντα, ώς οί πολλοί φασιν, δίκαιον ή ού δίκαιον; ΚΡ. Ούδαμώς. Σ(ύ . Τό γάρ που κακώς ποιεΐν άνθρώπους του άδικεΐν ούδέν διαφέρει. ΚΡ. ’Αληθή λέγεις. Σ(ύ. Ούτε άρα άνταδικεΐν δει ούτε κακώς ποιεΐν ούδένα άνθρώπων, ούδ1 άν ότιοϋν π ά σχη ύπ ’ αύτών. καί δρα, ώ Κρίτων, ταΰτα καθομολοd γώ ν, όπως μή παρά δόξαν όμολογής· οιδα γάρ δτι όλίγοις τισί ταΰτα καί δοκεΐ καί δόξει. οίς οΰν ουτω δέδοκται καί οΐς μή, τούτοις ούκ εστι κοινή βουλή, άλλά άνάγκη τούτους άλλήλων καταφρονεΐν, όρώντας άλλήλων τά βουλεύματα, σκόπει δή ούν καί σύ εύ μάλα πότερον κοινωνεΐς d) άλλήλων τά Τ: τά άλλήλων Β.

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unos niños? ¿O siguen, sin reserva alguna, nuestras con­ vicciones tal como entonces las manteníamos: que diga lo que diga el vulgo y séanos o no forzoso sufrir cosas peo­ res o mejores que éstas, el hecho es que obrar con injusti­ cia es, en cualquier caso, un mal y una deshonra para el que tal hace ¿Estamos conformes o no? C rit .— Sí lo esta m o s. S ó c r .— Luego de ningún modo se ha de obrar injusta­

mente. C rit .— No, desde luego. S ó c r .— Luego ni aun el que sufre injusticia ha de con­ testar con injusticia, como cree el vulgo; ya que en mane­ ra alguna se ha de obrar injustamente. C rit .— Es e v id e n te q u e n o . S ó c r .— Bueno, Critón, ¿Y hemos de causar perjuicio a

otro o no? C r it .— Desde luego que no, Sócrates. S ó c r .— Y ¿es justo, como dice el vulgo, o no, que el que sufre algún daño responda con nuevos daños? C r it .— D e n in g ú n m o d o . S ó c r .— Como que el hacer daño a otro en nada difiere del obrar injustamente. C rit .— Dices verdad. S ó c r .— Luego ni se ha de responder a la injusticia ni se ha de hacer daño a hombre alguno, ni aunque se sufra lo que se sufra por culpa de ellos. Mucho ojo, Critón, al mostrarte conforme en esto ls>, no sea que vayas a caer en contradicción. Pues bien sé que a muy pocos parece y pa­ recerá así; y entre los que juzgan y los que no juzgan de este modo no hay acuerdo común, sino que, por fuerza, viendo unos y otros sus respectivos pareceres, mutuamen­ te se menosprecian. Examina, pues, tú también atenta-

(19) En et G orgias mantiene Sócrates decididamente esta opinión contra los ataques de Polo y Calicles, cf. 469 b-c, 472 e-473 a, 508 b y sigs. Bien sabía Sócrates (Cf. Rep. 1. 355) el escándalo y risa que tal opinión provoca­ ba, y así previene a su amigo para que considere atentamente si puede o no dar su conformidad en este punto.

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καί συνδοκεΐ σοι καί άρχώμεθα εντεύθεν βουλευόμενοι, ώς ουδέποτε όρθώς έ'χοντος οΰτε του άδικεΐν ούτε του άνταδικεΐν ουτε κακώς πάσχοντα άμύνεσθαι άντιδρώντα κακώς, ή άφίστασαι καί ου κοινωνεΐς τής αρχής; εμοί μέν γάρ καί πάλαι οϋτω και νυν ετι δοκεΐ, σοι δέ εϊ π η άλλη δέδοκται, λέγε κα'ι δίδασκε, εΐ δ3 εμμένεις τοΐς πρόσθε, τό μετά τούτο άκουε. ΚΡ. 3Αλλ3 εμμένω τε και συνδοκεΐ μοι* άλλά λέγε. Σίλ). Λέγω δή αύ τό μετά τούτο, μάλλον δ3 ερωτώ· πότερον ά άν τις όμολογήση t c o δίκαια όντα ποιητέον ή εξαπατητέον; ΚΡ. Ποιητέον. ΣΟύ. 3Εκ τούτων δή άθρει. άπιόντες ενθένδε ημείς μή πείσαντες τήν πόλιν πότερον κακώς τινας ποιουμεν, κα'ι ταΰτα οϋς ήκιστα δει, ή οΰ; καί έμμένομεν οίς ώμολογήσαμεν δικαίοις ουσιν ή οΰ; ΚΡ. Ουκ εχω, ώ Σώκρατες, άποκρίνασθαι πρός ο έρωτας· ου γάρ εννοώ. Σ6ύ. 3Αλλ3 ώδε σκόπει. εί μέλλουσιν ήμΐν ενθένδε ε’ίτε άποδιδράσκειν, εϊθ3 όπως δει όνομάσαι τούτο, έλθόντες οί νόμοι καί τό κοινόν τής πά>λεως έπιστάντες εροιντο· 'ειπέ μοι, ώ Σώκρα­ τες, τί εν νώ έχεις ποιεΐν; άλλο τι ή τούτω τώ εργω φ επιχειρείς διανοή τούς τε νόμους ή μας άπολέσαι και σύμπασαν τήν πόλιν τό σόν μέρος; ή δοκεΐ σοι οιόν τε ετι εκείνην τήν πόλιν είναι καί μή άνατετράφθαι, έν ή άν αί γενόμενοι δίκαι μηδέν ισχύωσιν άλλά Οπό ιδιωτών άκυροι τε γίγνωνται και διαφθείρωνται;3 τί έροΰμεν, ώ Κρίτων, πρός 50 6) έν ή αν TW: έν f¡ Β [¡ γίγνωνται Τ: γίγνονται BW || διαφθείρωνται Τ: διαφθείρονται BW || δίκας τάς TW B': om. Β.

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mente si estás de acuerdo conmigo y si eres de mi pare­ cer; y si así es, iniciemos nuestra deliberación, partiendo del principio de que jamás es recta la acción injusta, ni la réplica a la injusticia, ni devolver mal por mal. O mira si, por el contrario, prefieres volverte atrás y no estás confor- e me con ese principio fundamental. A mí me sigue pare­ ciendo ahora tan cierto como en otro tiempo; pero, si tú opinas de otro modo, sea cual sea, habla y explícalo. Mas si persistes en nuestras convicciones anteriores, escucha lo que sigue. C r it .— Persisto en ellas y estoy de acuerdo contigo. Ha­ bla, pues. S ó c r .— Entonces, he aquí lo que voy a decir; o mejor, a preguntar: aquellas cosas en las que se está conforme con alguien y que son justas, ¿se han de hacer o se han de burlar? C rit .— Se han de hacer. Sócr— Pues fíjate bien en lo que de esto se deduce. Si escapamos de aquí nosotros sin haber logrado persuadir a 50 la ciudad, ¿hacemos daño a alguien — y precisamente a « quienes de ningún modo debemos hacerlo— o no? ¿Y nos mantenemos en lo que hemos convenido que es justicia o no? C rit .— No puedo contestar, Sócrates, a lo que pregun­ tas, pues no lo entiendo. S ó c r .— Considera, pues, lo siguiente. Supongamos que al pretender nosotros escapar de aquí, o como haya que llamar a eso, llegándose las leyes y el Estado a nosotros, nos preguntaran: «Dinos, Sócrates, ¿qué es lo que vas a hacer? ¿Qué otra cosa tramas con esta empresa que inten- b tas, si no es arruinarnos a nosotras las leyes y a la ciudad toda, en lo que de ti depende? ¿Te parece posible que subsista sin arruinarse aquella ciudad en la que las senten­ cias pronunciadas nada pueden, sino que son despojadas de su autoridad y destruidas por los particulares? ¿Qué di­ remos, Critón, a tales preguntas y a otras por el estilo?

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ταΰτα καί άλλα τοιαΰτα; πολλά γάρ άν τις εχοι, άλλως τε κα'ι ρήτωρ, είπεϊν υπέρ τούτου του νό­ μου άπολλυμένου δς τάς δίκας τάς δικασθείσας προστάττει κυρίας είναι, ή έροΰμεν πρός αυτούς, c δτι ήδίκει γάρ ημάς ή πόλις και ούκ όρθώς την δίκην εκρινεν; ταΰτα ή τί έροΰμεν; ΚΡ. Ταΰτα νή Δία, ώ Σώκρατες. Σ60. Τί ούν άν εΐπωσιν οί νόμοι· 'ώ Σώκρα­ τες, ή καί ταΰτα ώμολόγητο ήμϊν τε καί σοί, ή έμμένειν ταΐς δίκαις αΐς άν ή πόλις δικά^η; ’ εί ούν αυτών θαυμά^οιμεν λεγόντων, ίσως άν εΐποιεν δτι 'ώ Σώκρατες, μή Θαύμαζε τά λεγάμενα άλλ’ άποκρίνου, επειδή και εϊωθας χρήσθαι τ φ έρωταν τε και άποκρίνεσθαι. φέρε γάρ, τί έγκαλών ήμΐν καί d τη πόλει επιχειρείς ή μας άπολλύναι; ού πρώτον μέν σε έγεννήσαμεν ή μεις, και δΓ ήμών ελαβ& τήν μητέρα σου ό πατήρ και έφύτευσέν σε; φράσον ούν, τούτοις ήμών, τοίς νόμοις τοΐς περ’ι τούς γ ό ­ μους, μέμφη τι ώς ού καλώς εχουσιν;’ ‘ού μέμφομαΓ, φαίην άν. 'άλλά τοϊς περί τήν τοΰ γενομένου τροφήν τε καί παιδείαν έν ή καί συ έπαιδε’Τθης; ή ού καλώς προσέταττον ήμών οί έπί τούτοις τεταγμένοι νόμοι, παραγγέλλοντες τ ω πατρί τ ω σώ σε έν μουσική καί γυμναστική παιδεύειν; ’ ‘καλώς’, c φαίην άν. ‘εΐεν. έπειδή δέ' έγένου τε καί έξετράφης καί έπαιδεύθης, εχοις άν είπεϊν πρώτον μέν ώς ούχί ήμέτερος ήσθα καί εκγονος καί δοΰλος, αύτός τε και οί σοί πρόγονοι; καί εί τοΰθ’ ούτως εχει, άρ’ έξ ίσου οΐει είναι σοί τό δίκαιον καί ήμϊν, καί ά ττ5 άν ήμεΐς σε έπιχειρώμεν ποιεΐν, καί σοί c) ήδίκει codd: άδικεΐ Heindorf ||έμμένειν Β: έμμενεϊν Stephanus. Burnet. d) ελαβε TW: έλάμβανεν Β || έπί τούτοις Β:έπί τούτω Τ. e) τόν δεσπότην ΒΤ: δεσπότην W.

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¡Cuántas cosas podría — sobre todo un orador 20— decir en favor de esta ley que nosotros intentamos aniquilar, la cual establece que las sentencias, una vez pronunciadas, tienen plena autoridad! Pero podríamos acaso contestar- c les: «Es que la ciudad nos trataba con injusticia y senten­ ciaba sin rectitud. ¿Diremos esto? C rit .— Sí, por Zeus, Sócrates. S ó c r .—Y supongamos que las leyes entonces nos di­ cen: ¿Es esto, Sócrates, lo que se convino entre tú y noso­ tras? ¿No fué más bien que respetarías los juicios que pro­ nunciare la ciudad?» Y si nos sorprendiéramos de oír tales palabras, podrían ellas sin duda decir: «No te admires, Só­ crates, de nuestras palabras, y contesta, tú que tan acos­ tumbrado estas a usar de preguntas y respuestas. Vamos, pues, ¿qué es lo que nos echas en cara a nosotras y a la ciudad para intentar destruirnos? En primer lugar, ¿no te d dimos nosotras la vida, pues que por nosotras tomó tu pa­ dre a tu madre y te engendró? Di; pues, entre nosotras las leyes, ¿tienes algo que reprochar a las que ordenan los matrimonios? ¿Algo en que no estén bien?» «Nada», diría yo. «¿Y a las referentes a la crianza de los hijos, y a la edu­ cación en la que tú también fuiste formado? Aquellas de nosotras que con respecto a esto fueron establecidas, ¿no gobernaban bien al ordenar a tu padre que te educara en la música y en la gimnasia?» «Sí», diría yo. «Pues, entonces e si gracias a nosotras naciste y fuiste criado y educado, ¿puede caber en ti ni por un momento la idea de que no eras hijo y aun esclavo nuestro 21, tú y tus progenitores? Y si es así, ¿crees que tus derechos pueden ser los mismos que los nuestros? ¿Y que es justo que, a lo que nosotras

(20) Hay aquí, tal vez, un cierto deje irónico, en medio de la gravedad de que reviste Sócrates su argumentación, contra los oradores y sus habili­ dades retóricas; ironía achacable, probablemente a Platón. (21) Esta idea, extraña al derecho moderno, es, en cambio, fundamental para los antiguos, clave por tanto para la comprensión del diálogo. La ciu­ dad y las leyes son sagradas; los derechos del individuo, frente a ellas, prác­ ticamente nulos.

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ταύτα άντιποιεΐν οΐει δίκαιον είναι; ή πρός μέν αρα σοι τόν πατέρα ούκ έξ ϊσου ήν τό δίκαιον κα'ι πρός τόν δεσπότην, εϊ σοι ών ετύγχανεν, ώστε άπερ π ά σχοις ταΟτα και άντιποιεΐν, ουτε κακώς άκούοντα άντιλέγειν ουτε τυπτόμενον άντιτύπτειν ουτε άλλα τοιαϋτα πολλά· πρός δέ τήν πατρίδα άρα και τούς νόμους έξέσται σοι, ώστε, εάν σε έπιχειρώμεν ημείς άπολλύναι δίκαιον ηγούμενοι είναι, και συ δέ ημάς τούς νόμους και τήν πατρίδα καθ’ όσον δύνασαι επιχειρήσεις άνταπολλύναι, κα'ι ψή­ σεις ταϋτα ποιών δίκαια πράττειν, ό τή άληθεία τής άρετής έπιμελόμενος; ή ούτως εί σοφός ώστε λέληθέν σε ότι μητρός τε καί πατρός και τών άλΤ λων προγόνων άπάντων τιμιώτερόν έστι πατρ'ιΒ και σεμνότερον καί άγιώτερον κα'ι έν μεί^ονι μοίρος και παρά θεοΐς κα'ι τταρ5 άνθρώποιςτοϊς νουν εχουσι, καί σέβεσθαι δει καί μάλλον υπείκειν καί θωπεύειν πατρίδα χαλεπαίνουσαν ή πατέρα, καί ή πείθειν ή ποιεΐν α άν κελεύη, καί πάσχειν εάν τι προστάττη παθεΐν ήσυχίαν άγοντα, έάντε,τύπτεσθαι έάντε δεϊσθαι, έάντε εις πόλεμον άγη τρωθησόμενον ή άποθανούμενον, ποιητέον ταϋτα, καί τό , δίκαιον ούτως εχει, καί ούχ'ι ύπεικτέον ούδέ άναχωρητέον ούδέ λειπτέον τήν τάξιν, άλλά καί έν πολέμω καί έν δικαστηρίω καί πανταχοϋ ποιητέον α άν κελεύη ή πόλις καί ή πατρίς, ή πείθειν αύτήν ή τό δίκαιον πέφυκε· βιά^εσθαι δέ ούχ όσιον ούτε μητέρα ούτε πατέρα, πολύ δε τούτων ετι ήττον τήν πατρίδα;.5 τί φήσομεν πρός ταύτα, ώ Κρίτων; άληθή λέγειν τούς νόμους ή ού; ΚΡ. ’Έμοιγε δοκεΐ. 51 α) έστι πατρίς Τ: έστιν ή πατρ'ις Β. 6) πο',ητέον ταΰτα Β: ποιτ,τέα ταϋτα W.

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CRITÓN

intentemos hacerte, pretendas tú responder de igual ma­ nera? Pues, sin duda, que tú no creerás que tus derechos son iguales a los de tu padre o a los de tu amo, si es que lo tienes, de manera que puedas responder con la misma 51 moneda a lo que te hagan, ni replicar si fueras injuriado, a ni contestar con golpes a los golpes, ni otras muchas co­ sas por el estilo. Pero, en cambio, va a serte lícito con res­ pecto a la patria y a las leyes que, si nosotras determina­ mos eliminarte, porque nos parece justo, también tú a tu vez intentes en la medida de tus fuerzas destruirnos a no­ sotras las leyes y a la patria; y al hacer esto, ¿afirmarás que obras bien, tú, el que muy de veras se cuida de la vir­ tud? O quizá es que eres tan sabio que se te oculta que más preciosa que la madre y el padre y que los demás an- b tepasados todos es la patria, y más venerable y más sagra­ da y de más alta estima entre los dioses y entre los hom­ bres que son discretos; y que es fuerza venerarla y obede­ cer y halagar más a la patria, si se irrita, que al padre; y o persuadirla o hacer lo que mande; y si manda sufrir algo, sufrirlo con mansedumbre, sea ser azotado, sea ser carga­ do de cadenas; y si a la guerra te envía para ser herido o muerto, así ha de hacerse; y eso es justicia. Y no se ha de ceder ni retroceder ni abandonar el puesto, sino que en la c guerra y ante el tribunal y dondequiera que sea, se ha de hacer lo que manden la ciudad y la patria; o, si no, con­ vencerla según justicia. Porque hacer violencia a una ma­ dre o a un padre no es piadoso, pero aún menos a la pa­ tria». ¿Qué diremos a esto, Critón? ¿Que dicen verdad las leyes o no? C rit .— Y o c r e o q u e sí.

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PLATON

ΣΟύ. ‘ Σκόπει τοίνυν, ώ Σώκρατες’, φαϊεν αν ϊσως οί νόμοι, 'εί ήμεΐς ταΰτα άληθή λ έγομεν δτι ού δίκαια ή μας επιχειρείς δραν α νΰν επιχειρείς, ήμεΐς γάρ σε γεννήσαντες, έκθρέψαντες, παιδεύσαντες, μεταδόντες απάντων ών οϊοί τ ’ ή μεν καd λών σοί καί τοΐς άλλοις πδσιν πολίταις, όμως προαγορεύομεν τ ω εξουσίαν πεποιηκέναι ’Αθη­ ναίων τ ω βουλομένφ, έπειδάν δοκιμασθη καί ϊδη τά εν τη πόλει πράγματα Καί ημάς τοΰς νόμους, φ άν μή άρέσκωμεν ήμεΐς, εξεΐναι λαβόντα τά αύτοΰ άπιέναι όποι άν βούληται. καί ούδείς ήμών τώ ν νόμων εμποδών εστιν ούδ’ άπαγορεύει, έάντε τις βούληται υμών εις άποίκίαν ίέναι, εί μή άρέσκοιμεν ήμεΐς τε καί ή πόλις, εάντε μετοικεΐν άλλοσέ ποι έλθών, ίέναι έκεΐσε όποι άν βούληται, έχοντα τά αΰτοΰ. ος δ’ άν υμών παραμείνη, όρών e ον τρόπον ήμεΐς τάς τε δίκας δικά^ομςν καί τάλλα τήν πόλιν διοικοΰμεν, ήδη φαμέν τοΰτον ώμολογηκέναι εργω ήμϊν ά άν ήμεΐς κελεύω μεν ποιήσειν ταΰτα, καί τόν μή πειθόμενον τριχη φαμεν άδικεΐν, ότι τε γεννηταΐς οΰσιν ήμϊν ού πείθεται, καί δτι τροφεΰσι, καί ότι όμολογήσας ήμϊν πείθεσθαι ούτε πείθεται ούτε πείθει ή μάς, εί μή καλώς τι ποιοΰμεν, 52 προτιθέντων ήμών καί ούκ άγρίως έπιταττόντων α ποιεΐν ά άν κελεύω μεν, άλλά έφιέντων δυοΐν θάτερα, ή πείθειν ή μας ή ποιεΐν, τούτων ούδέτερα ποιεί, ταύταις δή φαμεν καί σέ, ώ Σώκρατες, ταϊς αΐτίαις ένέξεσθαι, εΐπερ ποιήσεις ά επινοείς, καί ούχ ήκιστα ’Αθηναίων σέ, άλλ’ έν τοΐς μάλιστα’, εί d ) καί ούδείς ... βούληται TW B': om. Β || &λλοσέ ποι T W B 1: άλλοσε Β. e) ήμϊν πείθεσθαι Β: ή μήν πείθεσθαι Τ Β ’: ήμϊν πείσεσθάι W, Burnet: ή μήν πείσεσθάι Buttmann. 52 α) ώ Σώκρατες TW: Σώκρατες Β.

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CRITÓN S ó c r .— «Considera, pues, Sócrates dirían, sin duda, las leyes, si decimos verdad al afirmar que lo que contra no­ sotras intentas, no es intento justo. Pues nosotras además de haberte engendrado, criado y educado, te hemos dado también participación en todos cuantos bienes hemos po­ dido, a ti y a todos los demás ciudadanos; a pesar de lo d cual, tenemos por lícito que cualquier ateniense que así lo desee, una vez que haya entrado en posesión de sus de­ rechos cívicos 22 y haya examinado el régimen de la ciu­ dad y a nosotras las leyes, si no le agradamos, pueda li­ bremente coger sus cosas y marchar adonde le plazca. Y ninguna de nosotras las leyes es obstáculo ni se opone, si alguno de vosotros quiere marcharse a las colonias por­ que no somos de su gusto ni nosotras ni la ciudad; o, in­ cluso, si desea marcharse a cualquier otro sitio y estable­ cerse en el extranjero, puede libremente ir adonde quiera con srjs bienes. Pero aquel de vosotros que se queda, sa- e biendo el modo como hacemos justicia y como adminis­ tramos en las demás cosas la ciudad, éste dicho está que se declara conforme con nosotras en lo que ordenemos hacer; y si no obedece, decimos que de tres modos obra contra justicia, porque no nos obedece a nosotras sus progenitoras, y nodrizas suyas además, a quienes se ha com­ prometido a obedecer; y ni lo hace, ni procura sacamos de error si algo hacemos mal, a pesar de que nosotras, al 52 prescribir que se cumplan nuestras órdenes, lo hacemos a sin imposiciones ásperas, y le permitimos que, una de dos, o nos convenza o nos obedezca, mas él ni una ni otra cosa hace. En tales acusaciones precisamente deci­ mos que incurrirás tú también, Sócrates, si haces lo que proyectas; sí, tú, y no como el que menos, sino más que

(22) La docimasia era la justificación que debía realizar el joven atenien­ se, una vez llegado a los diecisiete años, de encontrarse en posesión de las cualidades exigidas por la ley para alcanzar el grado de ciudadano efectivo. Esta juitificación tenía lugar ante la asamblea del demo. Podía acudir, en lu­ gar del interesado, un representante del mismo

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PLATON

ούν εγώ εϊποιμι* 'διά τί δή; ’ ίσως άν μου δικαίως καθάπτοιντο λέγοντες ότι εν τοΐς μάλιστα ’Αθη­ ναίων έγώ αυτοίς ώμολογηκώς τυγχάνω τούτην b τήν ομολογίαν, φαιεν γάρ άν ότι 'ώ Σώκρατες, μεγάλα ήμΐν τούτων τεκμήριά έστιν, ότι σοι καί ήμεΐς ήρέσκομεν καί ή πόλις* où γάρ άν ττοτε τώ ν άλλων ’Αθηναίων άπάντων διαφερόντως εν αύτή έττεδήμεις, εί μή σοι διαφερόντως ήρεσκεν, καί o u t ’ επί θεωρίαν π ώ π ο τ’ εκ τής πόλεως εξήλ­ θες, ότι μή άπαξ εις ’ Ισθμόν, ουτε άλλοσε ούδαμόσε, εί μή ποι στρατευσόμένος, ουτε άλλην άποδημίαν έποιήσω πώ ποτε ώσπερ οί άλλοι άνθρωποι, ούδ’ επιθυμία σε άλλης πόλεως ουδέ άλλων νό­ μων έλαβεν εΐδέναι, άλλά ήμεΐς σοι ικανοί ή μεν καί c ή ήμετέρα πόλις· οϋτω σφόδρα ήμδς ήροϋ καί ώμολόγεις καθ’ ή μας πολιτεύσεσθαι, τά τε άλλα καί παΐδας έν αυτή έποιήσω, ώς άρεσκούσης σοι τής πόλεως. ετι τοίνυν έν αυτή τή δίκη έξην σοι φυγής τιμήσασθαι εί έβούλου, καί όπερ νυν άκούσης τής πόλεως έπιχειρεΐς, τότε έκούσης ποιήσαι. συ δέ τότε μέν ¿καλλωπίσου ώς οΰκ άγανακτών εί δέοι τεθνάναι σε, άλλά ήροΰ, ώς εφησθα, πρό τής φυγής θάνατον* νυν δέ ουτ’ εκείνους τούς λόγους αισχύνη ουτε ήμών τώ ν νόμων έντρέπη, επιχειρών διαφθεϊραι, πράττεις τε άπερ άν δούλος d à φαυλότατος πράξειεν, άποδιδράσκειν επιχειρών παρά τάς συνθήκας τε καί τάς ομολογίας καθ’ ας ήμΐν συνέθου πολιτεύεσθαι. πρώτον μέν ούν ήμΐν τοϋτ’ αύτό άπόκριναι, εί άληθή λέγομεν φά6) εί μή σοι ... ήρεσκεν sec]. Cobet |¡ δτι μή άπαξ είς ’Ισθμόν Τ et in marg. W': om. BW || οί άλλοι άνθρωποι Β: οί άνθρωποι T. c) πολιτεύσεσθαι Β: πολιτεύεσθαι TW. d) ό φαυλότατος Τ: φαυλότατος Β || πρώτον μέν οδν Β: πρώτον οΰν Τ I) πολιτεύσεσθαι Τ: πολιτεύεσθαι Β.

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CRITÓN

cualquier otro ateniense)». Y si yo dijera «Y eso, ¿por qué», sin duda que con toda razón me increparían recordándo­ me que yo soy precisamente uno de los atenienses que más y más ha hecho alarde de esa conformidad con las leyes. Pues dirían: «Sócrates, grandes testimonios tenemos b de que éramos de tu agrado nosotras y la ciudad. Pues no mostrarías tan gran apego, más que cualquier otro ate­ niense, a vivir en ella, si no te agradase también más que cualquier otra, hasta el punto de que jamás has salido de ella 23 ni siquiera para ir a una fiesta, excepto una vez que fuiste al Istmo; ni has ido a país extranjero alguno, a no ser en alguna expedición militar; ni hiciste jamás, como los demás hombres, otra clase de viajes; ni te vino deseo de conocer otra ciudad y otras leyes, sino que nosotras y nuestra ciudad fuimos bastante para ti; hasta tal punto nos preferías y estabas conforme con vivir entre nosotras. Y c además aquí diste vida a tus hijos, mostrando así tu gusto por la ciudad. Aparte de que, en este proceso mismo, líci­ to te era haber pedido para ti el destierro, si querías; y así, lo que ahora intentas contra la voluntad de la ciudad, po­ drías haberlo hecho entonces con su asenso. Pero tú, en ­ tonces, te jactabas de que no te importaba morir24, si pre­ ciso fuera, sino que preferías, así decías, la muerte al des­ tierro. Pero, ahora, ni respetas aquellas tus palabras ni ha­ ces caso alguno de nosotras las leyes, sino que tramas nuestra destrucción y te dispones a hacer lo que haría el último de los esclavos: intentar la huida contra los conve- d nios y acuerdos según los cuales te comprometías a ser ciudadano nuestro. Primeramente, pues, contéstanos a es­ to: si decimos o no verdad, al afirmar que tú, aunque no

(23) Hay referencias frecuentes a este apego de Sócrates a su ciudad: cf. M em. II. 8, en que aconseja a Eutero que no se aleje de ninguna manera de Atenas. Tovar sugiere que acaso pudo alguna vez visitar Delfos, siendo c o ­ mo era tan piadoso de Apolo, el dios ancestral de los atenienses (cf. Eutid. 302 d); alli conocería el -γυωθι σ β α ντόν . (24) Cf. Apol. 37 c-d.

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PLATON

σκοντές σε ώμολογηκέναι πολιτεύσεσθαι καθ’ ή μας εργω άλλ’ ού Xóycp, ή ούκ άληθή.’ τί φ ώ μεν πρός ταυτα, ώ Κρίτων; άλλο τι ή όμολογώμεν; ΚΡ. ’Ανάγκη, ώ Σώκρατες. Σ6ύ. '"Αλλο τι ούν,’ άν φαϊεν, 'ή συνθήκας τάς πρός ή μάς αύτούς καί ομολογίας παραβαίνεις, ούχ ύπό άνάγκης όμολογήσας ούδέ άπατηθείς ούδέ έν όλίγω χρόνω άναγκασθείς βουλεύσασθαι, άλλ’ έν ετεσιν έβδομήκοντά, έν οίς έξην σοι άπιέναι, εί μή ήρέσκομεν ήμεΐς μηδέ δίκαιαι έφαίνοντό σοι αί όμολογίαι είναι, σύ δέ ούτε ΛαΚεδαίμονα προηροΟ ούτε Κρήτην, άς δή έκάστοτε φής εύνομεΐσθαι, μ ούτε άλλην ούδεμίαν τώ ν ’ Ελληνίδων πόλεων η ούδέ τώ ν βαρβαρικών, άλλά έλάττω έξ αύτής άπεδήμησας ή οί χωλοί τε και τυφλοί καί οί άλλοι άνάπηροί' ουτω σοι διαφερόντως τώ ν άλλων ’Αθηναίων ήρεσκεν ή πόλις τε καί ήμεΐς οί νόμοι δήλον δτι· τίνι γάρ άν πόλις άρέσκοι άνευ νό­ μων; νυν δέ δή ούκ έμμενεϊς τοΐς ώμολογημένοις; έάν ήμϊν γε πείθη, ώ Σώκρατες· καί ού καταγέ­ λαστος γς εση έκ τής πόλεως έξελθών. Σκόπει γάρ δή, ταυτα παραβάς καί έξαμαρτάνων τι τούτων τί άγαθόν έργάση σαυτόν ή τούς h έπιτηδείους τούς σαυτοϋ. δτι μέν γάρ κινδυνεύσουσί γ έ σου οί έπιτήδειοι καί αύτοί φεύγειν καί στερηθήναι τής πόλεως ή τήν ούσίαν άπολέσαι, σχεδόν τι δήλον αύτός δέ πρώτον μέν έάν είς τώ ν έγγύτατά τινα πόλεων ελθης, ή θήβα^ε ή e) σύ δέ οΰτε Β: σύ τε οΰτε Τ. 63 α) ούδέ τών βαρβαρικών Β: ούτε τών βαρβάρων Τ || καταγέλαστός γε Τ: καταγέλαστός τε B W || έξαμαρτάνων Β: έξαμαρτών (sio) Τ. 6) τών αύτών πόλεων Stallbaum: τών αύτών πόλεων Β.

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de palabra, sí de hecho, te has mostrado de acuerdo en vivir conforme a nuestro dictado». ¿Qué diremos a esto, Critón? ¿Qué otra cosa sino que estamos conformes? C rit .— Por fuerza, Sócrates. S ó c r .— Pues no otra cosa vulneras— dirían— sino esos convenios y esos acuerdos que con nosotras mismas con­ certaste, no por necesidad ni con engaños ni obligado a e decidirte en poco tiempo, sino a lo largo de setenta años en los que lícito te era marcharte si no te agradábamos o no te parecían justos los acuerdos. Pero tú no preferiste ni Lacedemonia ni Creta, a las que precisamente sin cesar alabas de bien gobernadas25, ni ninguna otra de las ciuda- 53 des griegas ni bárbaras, sino que menos te alejaste de Ate- a ñas que los cojos, ciegos y demás inválidos; hasta tal pun­ to te agradábamos evidentemente a ti más que a los de­ más atenienses la ciudad y también nosotras las leyes pues ¿a quién podría gustarle una ciudad cuyas leyes no le agradasen? Y ahora, ¿no vas a mantener tus compromi­ sos? Sí, si quieres hacernos caso, Sócrates, y así no queda­ rás en ridículo marchándote de la ciudad. Reflexiona, pues. Si vulneras estos compromisos, si en alguna de estas cosas caes en falta, ¿qué bien te harás a ti mismo o a tus amigos? Porque, en efecto, riesgo corren también tus propios amigos de ser desterrados y privados b de la ciudadanía, o de perder su hacienda: no lo dudes. Y tú mismo, tan pronto como llegues a una de las ciudades más próximas, a Tebas o a Mégara 26— pues una y otra están bien gobernadas— , llegarás, Sócrates, como enemi(25) Es conocido el filolaconismo ele Sócrates que, en formas más o me­ nos agudas, heredan muchos de sus discípulos: Platón, Jenofonte, Critias v Antístenes. Pero hay que suponer que el ateniense Sócrates no vería con agrado el desamparo de la preocupación espiritual en Esparta, ni llegaría a caer en extravagancias extranjerizantes y criminales: cf. P rotág. 342 a, la pa­ rodia contra los laconizantes a ultranza. La postura socrática sería más bien la de un tradicionalista, dotado de una clara visión de las urgencias históri­ cas que en aquel instante se le planteaban a Atenas. (26) Tebas y Mégara aparecen mencionadas también en F ed ón 99 a, co­ mo refugio que pudo haber elegido Sócrates en el exilio: ciudades de bue­ nas leyes.

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Μέγαράδε — ευνομούνται γάρ άμφότεραι — π ο ­ λέμιος ήξεις, ώ Σώκρατες, τη τούτων πολιτεία, κα'ι δσοιπερ κήδονται τώ ν αυτών πόλεων ύποβλέψονταί σε διαφθορέα ηγούμενοι τώ ν νόμων, καί βεβαιώσεις τοΐς δικασταϊς τήν δόξαν, ώ στε δοκεϊν ° όρθώς τήν δίκην δικάσαι* οστις γάρ νόμων διαφθορεύς έστιν σφόδρα που δόξειεν άν νέων γε Καί άνοήτων ανθρώπων διαφθσρεύς είναι, πότερον ούν φεύξη τάς τε εύνομουμένας πόλεις καί τώ ν άνδρών τούς κοσμιωτάτους; καί τοϋτο ποιοϋντι άρα άξιόν σοι 3 ήν εσται; ή πλησιάσεις τούτοις καί άναισχυντήσεις διαλεγόμενος — τίνας λόγους, ώ Σώκρατες; ή οΟσπερ ενθάδε, ώς ή αρετή καί ή δι­ καιοσύνη πλείστου άξιον τοΐς άνθρώποις καί τά νόμιμα καί οί νόμοι; καί ουκ οϊει άσχημον [άν] d φανεϊσθαι τό τού Σωκράτους πράγμα; οϊεσθαί γε χρή· Ά λ λ ’ έκ μέν τούτων τώ ν τόπων άπαρεΐς, ήξεις δέ εις Θετταλίαν παρά τούς ξένους τούς Κρίτωνος; έκεΐ γάρ δή πλείστη άταξία καί ακολασία, καί ίσως άν ήδέως σου άκούοιεν ώς γελοίως έκ του δεσμωτηρίου άπεδίδρασκες σκευήν τέ τινα περιθέμενος, ή διφθέραν λαβών ή άλλα οϊα δή εΐώθασιν ένσκευά^εσθαι οι άποδιδράσκοντες, καί τό σχήμα τό σαυτοϋ μεταλλάξας· ότι δέ γέρων άνήρ, σμικροΰ χρόνου τώ βίω λοιπού οντος ώς e τό είκός, έτόλμησας ουτω γλισχρ ώ ς έπιθυμεΐν 3 ήν, νόμους τούς μεγίστους παραβάς, ουδείς ος έρεΐ; ίσως, άν μή τινα λυπής· εί δέ μή, άκούση, c) σοι, ζην εσται Β: έστι σοι ζην έσται Τ || αν om. Τ. d) τούτων τών τόπων Β: τούτων τών πόλεων Τ || τούς Κρίτωνος Β: τοϋ Κρίτωνος Τ || μεταλλάξας Τ: καταλλάξας Β. β) οΰτω γλισχρώς Τ et in marg. W: οΰτως αΐσχρώς BW: ουτω γ ’ inmarg. Τ ’ Jj ύπερχόμενος Β: ύπεχόμενος Τ.

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go de su forma de gobierno, y cuantos cuidan de sus pro­ pias ciudades te mirarán de mala manera, como a un debelador de las leyes; y de este modo tú mismo habrás ve­ nido a ratificar la opinión de los jueces, con lo que pare­ cerá que la sentencia fué justa; pues el que es debelador de las leyes muy bien podría ser también corruptor de los jóvenes y de las gentes de poco juicio. ¿Huirás, pues, las ciudades bien regidas y la sociedad de los hombres más honrados? Y, si tal haces, ¿para qué vivir? O tal vez te acercarás a ellos y en tus diálogos los amonestarás, pero... ¿con qué palabras, Sócrates? ¿Las mismas de aquí: que la virtud y la justicia son lo más estimable para los hombres, y la tradición 27 y las leyes? ¿Y no crees que ha de parecer poco decorosa la conducta de Sócrates? Pues créelo. ¿O bien dejarás a un lado estos lugares e irás a la Tesa­ lia con los amigos de Critón? Allí desde luego reina gran­ dísima indisciplina y libertinaje 2S, y sin duda les gustaría oírte contar de qué modo tan ridículo te escapaste de la cárcel, poniéndote cualquier disfraz o envuelto en una pe­ lliza o en una de esas cosas con que acostumbran a reves­ tirse los fugitivos, mudando además tu propio aspecto ex­ terior. Pero que tú, un hombre viejo, al que naturalmente poco le queda que vivir, hayas osado aferrarte con tan desmesurada apetencia a la vida, aun a costa de vulnerar las más santas leyes, ¿no habrá quien lo diga? Tal vez no,

(27) Me parece más exacto traducir νόμιμα por «tradición» que por «le­ galidad”, y más en consonancia también con el sentir religioso y tradicional de Sócrates. (28) Sobre el libertinaje en la Tesalia hay testimonios abundantes; cf. Aten. IV.6. p.137 y X .4.p .4l8; y Filóstrato, que en Vidas d e sofistas, 1.16, re­ procha a Critias sus contactos con los tesalios «entre los que dominaba la arrogancia y el vino puro, y mientras bebían se dedicaban a la tiranía».

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54 α

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c

ώ Σώκρατες, πολλά καί ανάξια σαυτοΟ. ύπερχόμένος δή βιώση πάντας άνθρώπους καί δουλεύων — τί ττοιών ή ευωχούμενος εν Θετταλία, ώσπερ επί δεΐπνον άποδεδη μηκώς εις Θετταλίαν; λόγοι δέ έκεΐνοι οί περί δικαιοσύνης τε κα'ι της άλλης άρετής που ήμΐν εσονται; Ά λ λ ά δή τώ ν παιδων ένεκα βούλει ^ήν, ΐνα αυ­ τούς έκθρέψης και παιδεύσης; τί δέ; εις Θετταλίαν αύτούς άγαγών θρέψεις τε και παιδεύσεις, ξένους ποιήσας, ΐνα και τοϋτο άπολαύσωσιν; ή τοϋτο μέν ου, αύτοΰ δέ τρεφόμενοι σοϋ ^ώντος βέλτιον θρέ­ φονται καί παιδεύσονται μή συνόντος σοϋ αύτοΐς; οί γάρ επιτήδειοι οί σοΙ έπιμελήσονται αύτών. πότερον εάν μέν εις Θετταλίαν άποδημήσης, επιμελήσονται, εάν δέ εις "Αιδου άποδημήσης, ούχΐ έπιμελήσονται; εΐπερ γ έ τι όφελος αύτών έστιν τώ ν σοι φασκόντων επιτηδείων είναι, οΐεσθαί γε χρή. Ά λ λ 1, ώ Σώκρατες, πειθόμένος ήμΐν τοϊς σοΐς τροφεϋσι μήτε παΐδας περί πλείονος ποιοϋ μήτε τό 3ήν μήτε άλλο μηδέν πρό του δικαίου, ΐνα εις "Αιδου έλθών εχης πάντα ταϋτα άπολογήσασθαι τοϊς εκεί άρχουσιν ούτε γάρ ενθάδε σοι φαίνεται ταϋτα πράττοντι άμεινον εϊναι ούδέ δικαιότερον ούδέ όσιώτερον, ούδέ άλλφ τώ ν σών ούδενί, ούτε έκεισε άφικομένω άμεινον εσται. άλλά νϋν μέν ήδικημένος άπει, έάν άπίης, ούχ ύφ’ ήμών τώ ν νόμων άλλά ύ π ’ άνθρώπων* εάν δέ έξέλθης ού­ τω ς αίσχρώς άνταδικήσας τε καί άντικακουργήσας, τάς σαυτοΰ όμολογίας τε καί συνθήκας τάς πρός ή μας παραβάς καί κακά έργασάμένος τού­ τους οϋς ήκιστα έδει, σαυτόν, τε καί φίλους καί πα54 α) τοϋτο ΒΤ: τοϋτό σου W || έάν μέν Τ: έάν Β. δ) ού5έ όσιώτερον Τ: οΰτε όσιώτερον Β.

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si a ninguno molestas. Pero, por lo menos, oirás, Sócrates, muchas cosas indignas de ti, y vivirás adulando a todos y hecho esclavo de todos; pues ¿qué otra cosa vas a hacer en Tesalia sino banquetearte, pues que a Tesalia habrás ido como quien va a un banquete? Y aquellos razona­ mientos sobre la justicia y sobre toda virtud, ¿dónde se nos quedarán? Pero ¿acaso quieres vivir por tus hijos, para criarlos y educarlos? ¿Qué? ¿Es que te los vas a llevar a Tesalia y los vas a criar y educar alli, haciéndolos extranjeros, para que también te sean deudores de este beneficio? ¿O no es eso, sino que han de criarse aquí, pero estando tú vivo se cria­ rán y educarán mejor, aunque no estés tú con ellos? Por­ que los cuidarán tus amigos. ¡Ah! ¿Es que si vas a Tesalia los cuidarán, pero si vas al Hades, no? En realidad, si alguna deuda contigo tienen los que se dicen tus amigos justo es creer que sí los cuidarán. En fin, Sócrates, obedécenos a nosotras, tus nodrizas y no estimes ni a hijos, ni vida ni ninguna otra cosa en más que a la justicia, para que, llegado al Hades 29, puedas ale­ gar en tu defensa todo esto ante los que alli gobiernan. Pues aquí manifiesto es que una conducta tal ni para ti ni para ninguno de los tuyos es mejor, ni más justa ni más piadosa; y cuando llegues allá, tampoco lo será. Si ahora dejas la vida, la dejarás victima de la injusticia, no de no­ sotras las leyes, sino de los hombres. En cambio, si huyes, respondiendo tan vergonzosamente con injusticia a la in­ justicia, al mal con el mal, y quebrantas tus propios acuer­ dos y convenios con nosotras, dañando a quienes menos deberías dañar: a ti mismo, a tus amigos, a la patria y a nosotras; si tal haces, nosotras te perseguiremos con nues-

54

a

b

c

(29) Se esbozan aquí ideas precisas sobre la suerte de las almas en la vi­ da ultraterrena; para muchos, estas ideas sobre las Leyes del Hades (cf. Prot. 369 b-c) no son propiamente socráticas, sino que correponden al ide­ ario platónico.

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τρίδα καί ή μας, ή μ εΐςτέ σοι χαλεπανοΰμεν 3ώντι, κα'ι εκεί οί ήμέτεροι αδελφοί οί εν "Αιδου νόμοι ούκ εύμενώς σε ύποδέξονται, είδότες ότι καί ημάς έττεχείρησας άπολέσαι τό σόν μέρος,

άλλά μή

d σε πείση Κρίτων ποιεΐν ά λέγει μάλλον ή ήμεΐς.’ Ταυτα, ώ φίλε εταίρε Κρίτων, εύ ίσθι ότι έγώ δοκώ άκούειν, ώσπερ οί κορυβαντιώντες τώ ν ο ύ ­

λων δοκοΰσιν άκούειν, καί έν έμοί αυτή ή ήχή τούτων τών λόγων βομβεΐ καί ποιεί μή δύνασθαι τώ ν άλλων άκούειν·

άλλά ΐσθι, όσα γε τά νΰν

έμοί δοκοΰντα, εάν λέγης παρά ταΰτα, μάτην έρεΐς.

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