Placer Encadenado

April 8, 2017 | Author: Cel TR | Category: N/A
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El Club de las Excomulgadas

Agradecimientos Al Staff Excomulgado: Csanch, Dg Kaleigh, Marijf22, Mdf30y, Nelly Vanessa, Pau Belikov y Rox16 por la Traducción; Pau Belikov por la Corrección de la Traducción; Annammussa, Bellecar, Desita y Leluli por la Corrección; Laavic por la Diagramación y Annammussa por la Lectura Final de este Libro para El Club De Las Excomulgadas…

nos acompañaron en cada capítulo, y a Nuestras Lectoras que nos acompañaron y nos acompañan siempre. A Todas…. ¡¡¡Gracias!!!

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A las Chicas del Club de Las Excomulgadas, que

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El Club de las Excomulgadas

Argumento Cuando Marie conoce a Zeke, un chico malo motociclista con el cuerpo tatuado construido para el pecado, se ve envuelta en un tórrido romance que sacude su mundo. Él es tan diferente a la clase confiable del tipo Sr. Agradable con los que siempre ha salido en el pasado, que después de unas cuantas noches en sus brazos, ella promete no volver a hacerlo nunca más. Poco sabe ella que su mejor amigo Ty, el tipo Sr. Agradable por excelencia, se está preparando para hacer su movimiento y, finalmente, admitir sus verdaderos sentimientos por ella. Cuando Ty se entera de que Marie piensa que él es "demasiado bueno" para ella, trata de demostrar que puede ser el abrumador dominante que ella lo desea y saturar sus sentidos de una manera en la que Zeke nunca podría. Lo que Marie nunca espera descubrir es que Zeke y Ty comparten una historia secreta juntos, una que cambia todo lo que pensó que sabía acerca de ambos hombres. Un pasado que iba mucho más allá de los límites de la amistad... y en un mundo de éxtasis demoledor de almas.

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ahora ambos están a punto de llevar a Marie más allá de los límites del placer... y

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Uno Las imágenes del sexy chico malo de la cabaña de al lado persiguieron a Marie cuando salió a la terraza de madera y echó un vistazo al otro lado del tranquilo lago. Tomó una profunda bocanada del aire fresco del campo mientras bajaba por las escaleras y se dirigía hacia el agua. Quería sentarse en la playa y disfrutar de la salida del sol en la tranquila soledad antes de que los de las otras cabañas se levantaran y comenzasen a deambular. Tal vez darse un refrescante baño en las tranquilas aguas. Por supuesto, si por casualidad tropezaba con el magnífico tipo de al lado, eso estaría muy bien. A ella le gustaba su nombre. Zeke. Era diferente de los nombres de los otros hombres con los que salía. Por supuesto, Zeke era un tipo completamente diferente de hombre. Los hombres con los que se citaba eran muy agradables. De fiar. Confiados. Amables. A pesar de que sólo había hablado brevemente con Zeke, y

No, eso no era del todo correcto. Se sentía a salvo a su alrededor. Casi protegida. Era más bien como si quisiera... dominarla. Sentía que tomaría el control y la dominaría totalmente. Lo que hizo que un hormigueo la recorriera. No era nada que él hubiera dicho. De hecho, probablemente era más una cuestión de cómo ella reaccionaba ante su presencia extremadamente masculina. Y resultado de su primer encuentro. La amiga de Marie, Sylvia, la había invitado a la cabaña por el fin de semana del Día del Trabajo. Habían llegado la noche anterior y habían disfrutado de una velada tranquila bajo las estrellas asando malvaviscos y charlando. Tanto como les permitió la fiesta salvaje que estaban dando en la cabaña de al lado, con su multitud de aspecto duro. Marie nunca había visto un grupo de personas con

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había sido amigable y amable, podía percibir en él un aura de... peligro.

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El Club de las Excomulgadas tantos tatuajes y piercings. A medida que avanzaba la noche, la música había sonado más fuerte y los asistentes a la fiesta estaban más bebidos. Cuando los ánimos se caldearon y se desató una pelea, Zeke había aparecido de la nada. En un primer momento, Marie y Sylvia habían creído que Zeke era uno de ellos, con sus jeans ajustados y camiseta negra, un tatuaje a lo largo de su brazo y los dos piercings con forma de pico en la ceja, pero había resultado ser más como un caballero de brillante armadura. Los había calmado, con la promesa de reventar sus traseros si la liaban de nuevo. Tenía un aire de autoridad que no pudieron ignorar. Tampoco pudo ella. Un caballero de brillante armadura estaba muy bien, y se alegró de que él hubiera estado cerca, pero el aura de chico malo era totalmente excitante. Él había pasado por su cabaña después para ver si estaban bien, explicando que estaba en la cabaña dos puertas más abajo. Había ido al lago para disfrutar de un poco de soledad. Ellas lo habían invitado a entrar para tomar una bebida y conversaron

Ella suspiró mientras pasaba caminando por un grupo de arbustos hacia el aislado parche de playa que Sylvia le había mostrado ayer. Los pájaros cantaban en los árboles, el agua se agitaba contra la orilla, y el grito inquietante de una cabra sonaba a lo lejos. Con su toalla de playa arrojada sobre su hombro, se deslizó entre los arbustos hacia la tranquila entrada... entonces se paró en seco. Un hombre estaba metiéndose en el agua. Tenía un gran tatuaje de un dragón arqueado con aspecto feroz a lo largo de su espalda, otro tatuaje se enrollaba a lo largo de su brazo y hombro, y una banda tribal negra alrededor del otro bíceps. Y... ¡estaba completamente desnudo por detrás! Y era una buena parte de atrás. No podía dejar de mirar la ondulación de músculos mientras avanzaba hacia adelante. Como si sintiera su presencia, se

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durante media hora, luego él se fue.

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El Club de las Excomulgadas detuvo y se volvió. Ella sintió sus mejillas ardiendo por haber sido sorprendida comiéndoselo con los ojos, pero él se limitó a sonreír, mostrando hermosos dientes blancos. Esa mandíbula cuadrada y esos ricos ojos verdes oliva... era Zeke. ¿Cómo podía no haber reconocido el cuerpo dorado serpentino de un dragón tatuado a lo largo de su brazo y desapareciendo por encima de su hombro? Por supuesto, había estado ocupada admirando esas nalgas duras y apretadas. Durante todo el tiempo que habían charlado en la cabaña ayer por la noche, Marie se había preguntado cómo luciría el resto de ese tatuaje, que desaparecía bajo la manga de su camiseta. De hecho, se había preguntado cómo sería verlo desnudo, también cómo se sentiría tener sus labios presionados con fuerza a los de ella. Ahora, lo sabía. Por lo menos, la parte del desnudo. Mientras él la miraba, su polla se endureció y se levantó. Hombre, su trasero estaba bien, pero su pene ¡era absolutamente sensacional! Enorme. A ella le encantaría... —Únete a mí —sus palabras, casi prosaicas, sostenían un escalofriante tono

Hipnotizada, dejó caer su toalla y se dirigió hacia él. Temblores ondularon a través de su carne mientras se acercaba. Le tendió la mano y ella la tomó, luego tiró de ella hacia él y la atrajo a sus brazos. Ella contuvo el aliento mientras su cuerpo en bikini entraba en contacto con el duro cuerpo masculino de él. Piel con piel. Él sonrió con una sonrisa diabólica, luego capturó sus labios. Su boca, firme y confiada, se movió sobre la de ella con tranquila autoridad. Cuando su lengua rozó sus labios ella se abrió y él la invadió firme y completamente. Sin aliento, dio un paso atrás y lo miró con asombro. Él la levantó en brazos y la llevó hacia el agua, sus labios fusionándose con los de ella otra vez.

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de autoridad.

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El Club de las Excomulgadas Era el dulce paraíso. Él era tan... masculino. Tan... poderoso. Sin embargo, se sentía totalmente segura con él. El agua acarició su trasero primero, luego más de ella... fría... pero apenas se dio cuenta. A medida que él avanzó más profundo, el agua rodeándolos, le soltó las piernas y ella se enroscó alrededor hasta que lo enfrentó, entonces envolvió sus piernas alrededor de él. Su polla dura anidada entre ellos, presionando contra ella. Oh Dios, deseaba a este hombre. No le importaba que acabaran de conocerse. Que nunca tuviera relaciones sexuales con un hombre hasta al menos cinco citas. Ella lo deseaba. Aquí y ahora. ¿Qué había de malo en ser un poco salvaje y loca de vez en cuando? ¿Por qué no podía hacer algo totalmente fuera de lugar? Ella se estiró hacia la parte inferior de su bikini y desató las cuerdas que lo sujetaban por los lados, luego tiró el trozo de tela lejos. Él sonrió ante la obvia invitación. Sus dedos se deslizaron por su vientre y encontraron su húmedo pasaje, luego se deslizaron dentro. Oh Dios, su toque se sentía tan bien.

la apretó contra su raja, enviando sus hormonas a girar. Su polla se deslizó sobre su piel resbaladiza, pero no se metió en ella. Gracias a Dios, parecía que ella había perdido la cabeza y arrojado la precaución al viento. Su dura polla se frotó contra ella, acariciando su clítoris, volviéndola loca. —Eres hermosa e increíble —él mordisqueó su oreja cuando sus dedos encontraron su clítoris y lo acarició. Placer salvaje palpitó a través de ella. Sus dedos se deslizaron dentro de ella otra vez, su pulgar todavía acariciando su pequeño botón sensible. Sus labios jugaron contra su cuello mientras ella jadeaba de placer por encima de su hombro. Su pulgar vibró contra su clítoris y un torrente de deliciosa energía pasó a través suyo. Gimió, aferrándose a él cuando el orgasmo se apoderó de ella. Él capturó sus labios y la besó profundamente.

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Ella envolvió su mano alrededor de su gruesa polla dura y lo acarició, luego

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El Club de las Excomulgadas —Cosa dulce, tú eres algo más. Él la llevó de vuelta a la orilla y la tendió sobre una toalla extendida sobre la arena. Las gaviotas gritaban y lloraban y los pájaros cantaban en los árboles. Él se arrastró sobre ella y le quitó la parte superior de su traje de baño. Cuando atrajo su duro y frío pezón a la boca, ella jadeó. Succionó mientras sus dedos jugaban con su otro pezón. Ella pasó los dedos por su negro pelo hasta los hombros, disfrutando de la decadencia total del momento. La intensificación del placer, en espiral a través de ella, revolvió sus hormonas. —Oh Dios, tómame —suplicó. Él sonrió, luego sintió su dura y caliente polla acariciar a lo largo de su raja de nuevo. —¿Tienes algún condón? —preguntó él.

—Me he hecho las pruebas —dijo él—. ¿Qué hay de ti? Ella asintió con la cabeza. Él sonrió y se lanzó hacia delante, empalándola con su caliente y duro eje. Su glande se adentró en su interior. Más y más. Estirándola. Una vez que se sumergió por completo, se quedó por un momento, sonriendo. —Esta no es la última vez que quiero hacer esto, cosa dulce. Te lo juro. Luego se echó hacia atrás, arrastrando su ancho glande a lo largo de las paredes de su vagina en una caricia intensamente placentera, entonces se condujo profundamente otra vez. Ella gimió. Oh Dios, nunca había tenido a un hombre tan

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Ella negó con la cabeza. —No, pero estoy tomando la píldora.

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El Club de las Excomulgadas profundamente dentro de ella. Pasó sus manos sobre sus amplios hombros musculosos cuando él se retiró otra vez, su mirada fija en sus intensos ojos verdes oliva, entonces ella se aferró a él mientras empujaba dentro. Luego se echó hacia atrás y empujó profundamente otra vez. No podía creer que este hombre sexy y abrumadoramente masculino estaba haciendo el amor con ella. Metiendo su gran polla dentro suyo. Ella se apretó alrededor de él, intensificando el placer de su empuje. Gimió cuando olas de placer la invadieron, luego explotó en un orgasmo vibrante e increíble. Él empujó con fuerza de nuevo y gimió mientras se liberaba en su interior. Mientras yacía debajo de él recuperando su aliento, su gran cuerpo cubriendo el de ella, su polla todavía plenamente integrada en ella, suspiró. Seguir sus instintos ciertamente tuvo sus recompensas. ***** Hoy era el día.

entró, oyó un ruido en la cocina seguido por una serie de pequeños golpes cuando la criatura de cuatro patas con orejas puntiagudas trotó hacia él, su inquisitiva mirada verde fija en Ty. La gente siempre creía que los gatos eran criaturas tan tranquilas, pero este pequeñín sonaba como un elefante pequeño, a pesar de su elegante forma negra. Ty levantó al animal y escondió su cuerpo peludo contra su pecho mientras le acariciaba bajo su barbilla y fue recompensado con un agradable ronroneo. Nunca se había dado cuenta de lo mucho que le gustaba oír el ronroneo del gato. O sentir a uno empujando su cabeza contra él, exigiendo atención. —Hey, bola de pelos. ¿Echas de menos a Marie? El gato inclinó su cabeza de la forma en que lo hacía cuando quería que Ty

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Ty hizo girar la llave en la cerradura y abrió la puerta. Tan pronto como

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El Club de las Excomulgadas rascara el costado de su barbilla. Ty rascó el punto dulce mientras se dirigía a la cocina. —Estará de vuelta esta noche. Colocó al gato en el suelo de baldosas y recuperó el abrelatas del cajón al lado del fregadero, entonces abrió la última lata de comida de los suministros que Marie había dejado en la encimera de granito. Ante el sonido de la apertura de la lata, el gato se frotó contra sus piernas, maullando con fuerza. Una vez que Ty colocó el recipiente en el suelo, la criatura empezó a comer ruidosamente. Él se sirvió un vaso de zumo de naranja, luego se apoyó en el mostrador y miró al gato devorar su comida. En realidad, nunca le habían gustado los gatos antes —condenadamente presumidos— pero es que, no había conocido a un gato antes. Y luego estaba su dueña. Marie. Desde el primer momento en que la conoció seis meses atrás, supo que estaba enamorado de ella.

Cuando ese idiota la había abandonado y roto su corazón, Ty había estado allí. Un hombro para llorar. Cada día, durante las últimas cuatro semanas, había querido arrastrarla a sus brazos y besarla sin aliento, mostrarle exactamente cómo se sentía acerca de ella, pero no podía ser. Ella necesitaba un amigo y eso es lo que había sido. Pero ahora era el momento de seguir adelante. Decirle lo que sentía por ella. No del todo, por supuesto. Ella probablemente se escaparía gritando. Con una mujer como Marie, tenía que moverse despacio. Tenía que ser sutil. Decirle que estaba interesado en ella. Preguntarle para salir. Suavemente engatusarla para enamorarse de él. Y mantener a la bestia en su interior bajo cuidadoso control.

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El problema era que ella ya estaba saliendo con alguien. Hasta hace un mes.

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El Club de las Excomulgadas Cada vez que cerraba los ojos, cada vez que pensaba en sostenerla en sus brazos, su cálido cuerpo curvilíneo acurrucado contra el suyo, su cuerpo reaccionaba con una pasión feroz. Su ingle se inundaba de calor y su polla crecía tan rígida como una porra de policía. Luego seguían las imágenes de sus brazos atados por encima de su cabeza, sus tobillos sostenidos ampliamente separados, enviando sus sentidos a girar. Tenía ganas de arrancarle la ropa, entonces explorar cada centímetro de su sedoso y bien proporcionado cuerpo. Temblaba cuando el dominante natural en él deseaba ordenarle que cayera de rodillas y liberara su polla, entonces la atrajera en su dulce boca y la succionara profundamente. Escucharla llamarle Amo. Él casi gimió en voz alta ante la idea. Pero él no le haría eso a Marie. Hace cinco años, habría sido una historia diferente. A pesar de que había dejado atrás al joven rufián de las calles, se había permitido a sí mismo mantener ese aspecto de su naturaleza en el dormitorio. Controlando a sus mujeres. Capturándolas. Atándolas. Dominándolas. Lo que sea iba muy contenta con la experiencia. Pero después del incidente con su supuesto mejor amigo, había decidido dejar esa parte de su vida detrás. Demasiados enlaces con gente a la que mejor olvidar. Ante un sonido desde el pasillo, se volvió bruscamente, entonces sonrió al ver una Marie de aspecto soñoliento inclinada contra el marco de la puerta, su brillante pelo marrón deliciosamente revuelto y sus ojos azul cielo abiertos sólo parcialmente. Llevaba una enorme aunque muy atractiva camiseta, la cual se envolvía agradablemente sobre su sensacional cuerpo, y revelaba la mayoría de sus largas piernas bien formadas. Era evidente que no llevaba nada debajo, excepto una tanga. O tal vez bragas normales, pero él prefería creer que era una tanga. O nada. Lo único que realmente sabía con certeza era que no tenía sujetador. Su mirada

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que deseara para cada mujer. Todos juegos de rol, por supuesto. Y cada mujer se

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El Club de las Excomulgadas cayó hacia sus puntiagudos pezones y duplicó su ritmo cardíaco. —¿Ty? Él sacudió su mirada de regreso a su cara. Por suerte, ella había estado bostezando así que no se había dado cuenta de su distracción. —Aquí para alimentar a la criatura —dijo él. Ella echó un vistazo hacia la bola de pelo, aún comiendo su cena. —Bien —ella se agachó y acarició al gato, que murmuró, entonces volvió a comer—. ¿Cómo te va, Jade? —Parece estar más impresionado con la comida que contigo. —Síp, hicimos lo de la cosa del afecto anoche. Ahora todo ha vuelto a la normalidad en lo que a ella respecta. Marie alcanzó el zumo de naranja de la nevera y llenó un vaso pequeño,

—¿Por qué Sylvia y tú decidisteis acortar el fin de semana? Ella se encogió de hombros. —Sentí como que quería regresar. Su actitud evasiva le dijo que era claramente más que eso. Cualquiera que sea la razón, ella estaba allí, y él estaba ansioso por seguir adelante con su plan para ganar su corazón.

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luego tomó un sorbo. Se apoyó en el mostrador al lado de él.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Dos —Marie, hay algo sobre lo que quiero hablar contigo —dijo Ty—. ¿Quieres salir a desayunar algo? O podría prepararnos algo aquí. —Oh, uh... —Ella miró hacia la puerta—. No es realmente un buen momento. Él sonrió. —¿Por qué? ¿Tienes a alguien en la habitación? Ante el oscuro rubor que tiñó sus mejillas, su estómago se apretó. Buen Dios, ¿tenía un hombre ahí? —Gracias por alimentar a Jade mientras yo no estaba… —No iba a encontrarse con su mirada mientras salía por la puerta—. Hablaremos más tarde. Ella desapareció por el pasillo. De regreso con su amante.

***** Marie corrió a su dormitorio. Maldita sea, ¿qué pensaría Ty de ella? Saltando a la cama con un hombre que apenas conocía. Trayéndolo a su apartamento para pasar la noche. Ty era un buen tipo. Probablemente estaba sorprendido por su comportamiento salvaje. No es que él alguna vez se lo diría. Era un buen amigo. Y tan sexy como podía. Ella a menudo había fantaseado con probar ese cuerpo caliente suyo. De hecho, las ensoñaciones se habían convertido en calientes sueños eróticos de los que había despertado enredada en sábanas sudorosas tentada a recorrer el pasillo y llamar a su puerta con la intención de seducirlo con cada gramo de su ser.

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¡Maldita sea! No lo podía creer. ¡Había esperado demasiado!

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El Club de las Excomulgadas Desde que había roto con Everett, había esperado que Ty la invitara a salir. Pero no lo había hecho. Y era mejor así. Él era como todos los otros chicos con los que alguna vez había quedado. Complaciente. Cuidadoso. Agradable. Pero después de estar con Zeke, se dio cuenta de que lo que realmente deseaba era alguien caliente, duro y dominante. Un verdadero chico malo. Alguien que pudiera enseñarle cuán mala podía ser. Tal vez incluso castigarla por ello. Se deslizó en el dormitorio y cerró la puerta. —Me preguntaba dónde te habías ido. Ante la voz ronca por el sueño de Zeke, ella lo miró. Su cara con áspero bigote y el pelo oscuro despeinado le daban ganas de subirse de nuevo en sus brazos. Sus perezosos ojos verdes examinaron su cuerpo, chamuscando sus terminaciones nerviosas. Sus pezones empujaron hacia adelante y sus entrañas dolían de deseo.

De repente alerta, él se incorporó en la cama, listo para unirse a la acción. —No te estreses. Solo era mi vecino que vino a alimentar a mi gato. Se relajó y sonrió. —Ahhh, la pequeña bola de pelos. —Su nombre es Jade. —Tomo nota —palmeó el colchón a su lado—. Ahora, qué tal si vienes a la cama. Ella sonrió con picardía. —Oh, no lo sé. Pensaba en vestirme e ir de compras. —¿En serio? —Él tiró las sábanas a un lado para mostrar su musculoso cuerpo desnudo, una erección impresionante elevándose sobre sus tirantes

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—Escuché a alguien en la cocina —dijo ella.

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El Club de las Excomulgadas abdominales—. Eso es muy malo. Tengo este pequeño problema con el que esperaba que me pudieras ayudar. Su mirada se clavó sobre su enorme, y oh— tan— dura polla. Quería tocarla. Probarla. Deslizarse sobre ella hasta que la llenara tan completamente que creyera que iba a estallar. Lentamente, caminó hacia la cama. —¿Qué tipo de problema? Él agarró su muñeca y tiró de ella juguetonamente hacia él. Cayó sobre su pecho sólido y su brazo se enroscó alrededor de ella, sujetándola con fuerza contra su cuerpo. La besó, sus labios firmes dominando los suyos. Entonces le dio la vuelta. Quedó con su espalda apoyada en las almohadas mientras él merodeaba sobre ella y la capturaba entre sus rodillas. Ella le acarició el colorido y sexy tatuaje del dragón que cubría el lado izquierdo de su pecho. —Mi polla quiere estar en un lugar suave y cálido —Él tomó su mano y besó la palma—. Como en tus manos —Besó sus labios de nuevo—. O tu boca. O...

estómago, se deslizaron entre sus piernas, luego directamente en su húmeda apertura. —...en tu caliente coñito. Su interior se derritió. La acarició un par de veces y una necesidad intensa brilló a través de ella. Quería que la penetrara en ese momento. Él envolvió sus manos alrededor de sus caderas y tiró de ella hacia abajo hasta que estuvo tumbada sobre su espalda, entonces la empaló con un solo golpe. Ella gimió ante la exquisita sensación de su gran polla conduciéndose dentro suyo. En vez de tirar hacia atrás y comenzar una serie de embestidas, se quedó donde estaba, muy dentro de ella, y sonrió.

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Sus ojos brillaron y su corazón tartamudeó. Sus dedos vagaron por su

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El Club de las Excomulgadas —Acerca de esta vecina tuya... tal vez deberíamos invitarla a unirse a nosotros —Besó la suave piel debajo de su barbilla, luego acarició su cuello—. Me encantaría ver cómo te corres sobre otro dulce coñito. Ella se estremeció ante la idea. Él podía ser tan perverso. —Mi vecino es un hombre. Él arqueó una ceja. —¿En serio? Mejor incluso. Dejémosle entrar aquí. Sería sexy verlo follarte. Sus mejillas ardían. —Eres terrible. —Casi podía creer que él lo haría. Se retiró y se deslizó en ella otra vez. —¿No te gustaría eso? ¿Tu guapo vecino sosteniéndote? Él es guapo, ¿no? Una imagen cruzó por su mente. De los cálidos ojos marrones de Ty. Su cabello castaño lacio, que llevaba un poco largo en la parte superior por lo que a veces caía en picos por encima de su frente. Su mandíbula cuadrada y llena, labios

Ella asintió con la cabeza, sin pensar. —Su pene deslizándose dentro de ti. Y yo observando desde la silla de la esquina. Ella negó con la cabeza. —Estás loco. —Entonces me acercaría por detrás y... —Él deslizó su mano por debajo de su cuerpo y acarició sus nalgas, luego se deslizó a lo largo de la ruta entre ellas, entonces jugó con su apertura. La burló, luego apretó la punta de sus dedos un poco—. Empujaría dentro, también. Aquí mismo. Su dedo fue un poco más profundo. Ella se retorció ante la desconocida aunque erótica invasión.

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sensuales que siempre tuvo que luchar contra el impulso de besarlos.

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El Club de las Excomulgadas —Entonces tendrías a dos chicos tomándote... disfrutándote. Su dedo se deslizó libre y él se echó hacia atrás, entonces condujo su polla en ella otra vez. —Esa es una fantasía bastante caliente para la mayoría de las mujeres. Ella gimió ante sus palabras tanto como ante la sensación de su polla deslizándose dentro. Se inclinó a su oído. —Piensa en ello, Marie. Cierra los ojos y finge que tu ardiente vecino está empujando dentro de ti ahora mismo. Sus párpados se cerraron y ella no pudo evitarlo. Los brazos de Ty estaban alrededor de ella. La polla de Ty deslizándose dentro suyo. Zeke empujó profundo y duro, y ella gritó. —Él es un buen amante, ¿no? Te encanta su polla empujando en ti —Él la

Él empujó varias veces más y ella gimió. —¿Cuál es su nombre? —preguntó Zeke. —Ty. Empujó de nuevo. —Dilo de nuevo. Más fuerte. —Ty. Zeke empujó una y otra vez. —Sigue diciéndolo. —Ty. Un duro empuje.

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besó en el cuello—. Y me encanta observar.

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El Club de las Excomulgadas —Oh... ¡Ty! Pensamientos de Ty... fragmentos de sus sueños... Ty haciéndole el amor... conduciendo su polla dentro de ella. La excitación estremeció todo su cuerpo. —Piensa en mí observándote mientras que este chico te folla duro. Imagíname detrás de ti, conduciendo mi polla en tu apretado culito. Ella contuvo la respiración mientras sus palabras groseras se arremolinaban en su imaginación. Casi podía sentir su polla presionando contra su apertura trasera, entonces empujando en su interior. Cuando una polla penetró en su vagina, la imaginaria se introdujo en ella desde atrás. Oh, ella anhelaba sentir eso de verdad. —Dos pollas empujando dentro de ti —murmuró Zeke mientras le acariciaba el pelo hacia atrás—. Dos hombres haciéndote el amor. Te gustaría eso, ¿no? Ella asintió con la cabeza, luego gimió cuando sus dedos acariciaron su clítoris. Entonces un orgasmo demoledor estalló a través suyo y ella gimió mientras

—¡Oh Dios, cosa dulce, eres tan caliente! —gimió él, luego explotó dentro de ella. ***** Ty terminó su jugo, luego acarició la bola de pelo una vez y se dirigió a la puerta. —Ty. Miró hacia adelante por el pasillo. ¿Marie había dicho su nombre? —Oh… ¡Ty!

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se disparaba en éxtasis.

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El Club de las Excomulgadas Demonios, ella estaba ahí haciéndolo con otro hombre. Sus manos se apuñaron. Sin embargo, ella gritó el nombre de Ty. ¿Fue un lapsus por parte de ella, o era que el otro chico se llamaba Ty, también? Era poco probable. Ty sonrió. Así que parecía que Marie tenía sentimientos hacia él. Una cosa era segura, si se trataba de un lapsus, este nuevo romance era probable que acabara de llegar a un final abrupto. ***** Mientras Zeke sostenía a esta híper sexy mujer cerca de él, no podía creer su suerte. Ella era tan caliente y tan increíblemente dulce. Definitivamente no su tipo de mujer habitual. Pero ella sacaba su lado protector. Quería mantenerla a salvo, pero, al mismo tiempo quería empujarla al límite. Dominarla y controlarla hasta que explotara por el simple placer de ello. Porque él sentía que ella quería ser dominada.

indefensa, y luego maltratase cada delicioso centímetro de su cuerpo increíblemente sexy. O que le atara un collar alrededor de su cuello y le ordenara complacerlo completamente. La besó en la frente mientras ella acurrucaba su cabeza contra su pecho, pensando en los placeres a los que la introduciría en las próximas semanas. Porque él no tenía ninguna intención de dejar ir a esta mujer. ***** Marie suspiró mientras Zeke le acariciaba la cabeza. El pelo rizado de su pecho le hizo cosquillas en la nariz cuando ella frotó su mejilla contra su carne sólida y surcada de músculos.

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Seguramente le encantaría que la atase hasta que estuviera totalmente

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El Club de las Excomulgadas Estaba completamente excitada cuando Zeke le sugirió —no, le ordenó— que se imaginara a Ty haciéndole el amor. Gritando el nombre de Ty... pensando en su polla llenándola… realmente la hizo sentir como si Ty fuera el que le hacía el amor. Incluso ahora, ella anhelaba los brazos de Ty alrededor suyo, a pesar de que actualmente yacía desnuda y envuelta alrededor del caliente y duro cuerpo de Zeke. Ty era sólido y confiable. Era el tipo de chico con el que normalmente se citaba. Y era súper sexy y maravilloso. Pero Zeke era salvaje, sexy y loco, en el buen sentido. Excitante. Y diferente. Y tal vez eso es lo que necesitaba en estos momentos. Diferente. Ty era una opción segura, pero probablemente no una buena opción. Después de todo, ella siempre había salido con ese tipo de hombres y las relaciones siempre terminaban. Después de unos meses, siempre terminaba sintiéndose inquieta y con ganas de seguir adelante. Lo que significaba que ese tipo de hombre probablemente no era el tipo

No es que ella pensara realmente que con Zeke llegaría a felices—para— siempre, pero él la ayudaría a salir de la rutina y averiguar lo que realmente quería de un hombre. Todo lo que sabía en ese momento era que no quería que fuera manso. Quería alguien que empujara sus límites. La volviera un poco salvaje y desenfrenada. De todo lo que sabía acerca de Ty, eso no era él. ***** Marie tomó su segundo pendiente y lo deslizó en el agujero de su oreja, luego corrió hacia la sala para abrir la puerta. Un segundo golpe sonó. Miró el reloj en el reproductor de DVD. Siete cuarenta y cuatro. Todavía tenía que terminar de

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adecuado para ella, y no quería arriesgarse a echar a perder una gran amistad.

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El Club de las Excomulgadas ponerse el maquillaje, hacer el desayuno, y salir por la puerta a tiempo para atrapar su autobús a las ocho y media. Miró por la mirilla. Ty estaba de pie al otro lado de la puerta. Contuvo el aliento cuando el calor tiñó sus mejillas. ¿Qué pensaría de ella después de adivinar correctamente que tenía un hombre en su cama ayer por la mañana? Él sabía que ella no estaba saliendo con nadie antes del puente, por lo que el hombre de su cama era prácticamente un extraño. Ella abrió la puerta. —Buenos días. —Sonrió. Él le sonrió. No pudo evitar fijarse en lo guapo que se veía con su ropa de trabajo. Sus anchos hombros llenaban su camisa azul marino bastante bien, y su pantalón de vestir gris paloma acentuaba su esbelta cintura y largas piernas. Sin duda, él completaría el atuendo con una corbata justo antes de irse a trabajar como

Su cabello rubio estaba peinado con esmero, pero un pico o dos ya se perdían por su frente. —Hola. No estaba seguro de si te acordabas de que es martes, con el fin de semana largo y todo eso. El desayuno está casi listo. —Oh... no sabía que todavía querías hacer eso, ahora que mi curso ha terminado. En julio y agosto, había tomado una clase de escultura el lunes por la noche que la mantenía fuera hasta las once, lo que significaba que se acostaba una hora más tarde de lo habitual en una noche de trabajo. Ty se había ofrecido a preparar el desayuno para ella los martes para permitirle dormir media hora más. Se había convertido en una rutina maravillosa que había disfrutado con interés, tanto por la gran comida —él era un cocinero sensacional— como por la gran compañía.

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arquitecto de software.

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El Club de las Excomulgadas —Me gustan nuestros martes por la mañana. No tenemos que renunciar a ello sólo porque tu curso haya terminado —Él sonrió—. Y no me puedes abandonar esta mañana. Hice una variación de tu desayuno favorito, huevos Benedict 1, pero cambié el tocino por finas rebanadas de salmón ahumado. La receta se llama huevos noruegos. E hice la salsa holandesa desde cero. Se le hizo la boca agua. Le encantaba todo lo que llevara salsa holandesa, y la salsa hecha en casa de Ty era para morirse. —Me tenías en “el desayuno está casi listo”. Ella lo siguió por el pasillo hasta su apartamento. Como siempre, su casa estaba impecable. El sofá de cuero marrón y una silla, muebles de madera maciza de roble oscuro, y un uso mínimo de obras de arte audaces daban a su apartamento un toque masculino. Ella lo siguió por el comedor, donde la mesa estaba lista con sus tazas de color rojo y negro, y los cubiertos. Un termo de café se apoyaba en el centro de la mesa. Él le sirvió una taza mientras se sentaba. Ella le añadió crema y agitó panecillos ingleses de la tostadora. Él los dejó caer sobre los dos platos que tenía en el mostrador, luego le montó los otros ingredientes. Ella observó con ansiosa anticipación mientras él volcaba la cuchara de salsa holandesa sobre los huevos, luego regresó a la mesa y colocó la deliciosa comida en frente de ella. —Luce increíble —Cortó un pedazo y le dio un mordisco. Las texturas de la salsa cremosa, suaves huevos, salmón escamoso y pan tostado se combinaban en su boca para producir una sensación muy agradable. Ella tragó y sonrió. —Eres un cocinero increíble.

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Los Huevos Benedict, (en inglés Eggs Benedict) son un plato que consiste en dos mitades de un bagel, generalmente cubiertos con panceta o tocino ahumado o pastrami (a veces conocido como back bacon canadiense-, que en Estados Unidos se denomina "Canadian Bacon"), y huevos escalfados así como la muy popular salsa holandesa.

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mientras él se dirigía a la cocina, la cual era abierta al comedor, y agarró dos

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El Club de las Excomulgadas Él bebió un sorbo de café y sonrió. —Estoy para complacer. Suave rock sonaba de fondo y la luz del sol brillando en el gran ventanal con vistas a la ciudad se sumaba al ambiente agradable. —Parece que va a ser un día hermoso —dijo ella. —Va a llegar a veinte grados hoy. Lástima que el fin de semana ha terminado —Tomó un sorbo de café—. ¿Pasaste un buen rato en la cabaña? —Oh, síp, fue divertido. Él levantó una ceja. —Apuesto que sí. Conociste a alguien nuevo, presumo. Ella dejó de cortar sus huevos y lo miró. —Um, síp, lo hice. Estaba en la cabaña de al lado. Nosotros... más o menos hicimos buenas migas. —Debe ser alguien muy especial. Rompiste tu regla de las cinco citas.

Cuando él la había ayudado con su ruptura con Everett, ellos habían compartido tragos de tequila junto a pensamientos sobre el romance. Él le había dicho que no había salido por un tiempo con nadie, que estaba esperando a la mujer adecuada para que pudiera instalarse en una relación estable a largo plazo. Ella le había contado acerca de su regla de las cinco citas. También le había dicho que siempre se había citado con el tipo Sr. Agradable, pero que nunca parecía haber suficiente pasión, y se encontró deseando seguir adelante y encontrar un hombre que llenara sus sentidos — y su corazón— a toda marcha. Él le había palmeado la mano y asegurado que el Sr. Correcto estaba allí afuera para ella. Ante el reconfortante calor de su toque y su intensa mirada aburrida sobre ella, enviando sus sentidos en espiral, ella había buscado esos cálidos ojos marrones de él, abrumada por un impulso casi irresistible por besarlo. De

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Maldita sea, deseaba no haberle hablado sobre eso.

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El Club de las Excomulgadas hecho, había estado segura de que él quería besarla, también, y se había encontrado a sí misma inclinándose cerca, esperando que él capturara sus labios, sus párpados cayendo casi cerrados. Pero él no la había besado. Amablemente se echó hacia atrás, como sin darse cuenta de su intención. Ella casi se había puesto en total ridículo a sí misma. —Síp, bueno... a veces las reglas están hechas para romperse. Sobre todo cuando te encuentras con un chico súper caliente en la cabaña de una amiga, con sólo dos días para hacer un movimiento. Sus cejas se arquearon hacia arriba. —¿Así que tú hiciste el primer movimiento? —Bueno, en cierto modo. Él estaba nadando desnudo y... más o menos me pilló mirándolo. Se sentía raro hablar con él acerca de esto, pero sólo debido a ese casi beso. Antes de que eso hubiera pasado, ellos siempre habían hablado con soltura.

Como una de las veces en que habían ido a correr juntos y ella había señalado al tipo de impresionantes nalgas apretadas que corría delante de ellos. Él había señalado mujeres atractivas y lo que le gustaba de ellas, también. Ella se había sorprendido al principio. Él no había ido por la rubia descaradamente sexy que se había cruzado en su camino varias veces. Le gustaban las morenas con cuerpos esbeltos y un buen tono muscular en lugar de las mujeres animosas y voluptuosas. De hecho, mujeres que se parecían mucho a Marie. A menudo se preguntaba si él había estado tratando de levantar su confianza. Desde que la conoció, él había notado su falta de confianza en su atractivo. Ty era un tipo tan agradable. Sería justo lo que él haría. —¿Entonces saltaste a sus brazos? —preguntó Ty, levantando una ceja.

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A veces habían discutido lo que encontraban atractivo del sexo opuesto.

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El Club de las Excomulgadas A pesar del tono burlón de Ty, Marie sintió un trasfondo que no podía colocar.

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—¿Tú lo desapruebas? —preguntó ella.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Tres Marie respetaba a Ty y no quería que pensase mal de ella, pero lo hecho, hecho estaba. La mirada de Ty se trabó en la de ella. —Por supuesto que no —Él tocó su mejilla. El roce gentil de la punta de sus dedos envió ondas de conciencia a través de ella—. Yo nunca te desaprobaría a ti... o a cualquier cosa que hagas. Su pulso latía en sus oídos y su respiración parecía lenta y muy lejos. Todo lo que existía para ella en ese momento eran sus cálidos ojos castaños mirándola perdidos en su alma. Y su caricia en su mejilla. Entonces él apartó su mano y todo volvió a la normalidad. Ella respiró profundamente.

Agradable. Si se involucraba con él, sólo acabaría como todas sus otras relaciones. Entonces esta maravillosa amistad que compartían también terminaría, y no quería que eso ocurriera. Caer presa de su atracción por él, era exactamente lo que no debía hacer. Malo para ella, y malo para él. Podría haber sido impetuosa saltando a una relación con Zeke... lo que es peor permitirse continuar más allá de una aventura de fin de semana... pero se alegraba de hacerlo. Él era su apertura a todo un nuevo mundo de sensualidad y ella quería abrazar esa estimulante novedad. Dado que el tipo Sr. Agradable no había funcionado para ella, tal vez un chico malo, como Zeke era exactamente lo que necesitaba.

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Oh, Dios, ¿por qué tenía que sentir esta intensa atracción por Ty? Otro tipo Sr.

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El Club de las Excomulgadas ***** En el almuerzo, Marie decidió salir a la calle para disfrutar del cálido día soleado. Caminó hasta el parque cerca de su oficina y se sentó en un banco junto al río para comer su sándwich. Un ciclista pasó por allí y ella miró a través del agua resplandeciente. La brillante luz del sol, el cielo azul claro, las hojas susurrando en los árboles, todo le recordaba a la cabaña de este fin de semana pasado. Con Zeke. Imágenes de Zeke llenaron su mente. Su sonrisa diabólica. El tatuaje que se arrastraba por su espina dorsal. La forma en que su cabello oscuro, más largo por la parte superior, tendía a caerse sobre un ojo, y cómo a menudo se lo arrojaba a un lado con un movimiento de su mano. La risa de un niño devolvió su atención de regreso al parque y ella sonrió mientras observaba al niño pequeño deslizarse en los brazos de su madre al caer de la estructura de un juego cercano. Ojalá pudiera sentarse aquí todo el día, pero una rápida mirada a su reloj le

Se sentó en su escritorio y dejó caer su bolso en su cajón, luego echó un vistazo al buzón de su correo electrónico. En la lista de mensajes no leídos, vio uno de Dragon.Zeke. Su corazón se agitó mientras hacía clic en el correo electrónico para abrirlo. ¿Está bien si paso esta noche? Podemos hacer pizza. Ella sonrió. Zeke no había dicho nada sobre desear volver a verla cuando se fue ayer por la tarde y una parte de ella había temido que saliera de su vida sin más. Se dio cuenta por el punto verde al lado de su nombre que estaba en línea ahora. Abrió una ventana de chat. Yo: esta noche pizza sería genial. ¿A qué hora?

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dijo que era hora de volver a la oficina.

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El Club de las Excomulgadas Esperó un momento, luego el mensaje de “Dragon.Zeke está escribiendo...” apareció en la ventana del chat. Dragon.Zeke: ¿A qué hora llegas a casa del trabajo? Yo: Cerca de las 6. Dragon.Zeke: Vamos a improvisar. Yo: Bien. Nos vemos a esta noche. El resto de la tarde, se sintió más ligera que el aire. ¡Vería a Zeke otra vez esta noche! Finalmente, llegaron las cinco en punto y ella agarró su bolso y se dirigió hacia el autobús. Subió al concurrido autobús y se bajó en su parada. Unos diez minutos más tarde, se apresuró a entrar en el vestíbulo de su edificio de apartamentos, entonces abrió su buzón y sacó varias cartas. En su mayoría facturas. Llamó el ascensor, preguntándose cuándo llegaría Zeke. Cuando las puertas

Se dio la vuelta y se encontró cara a cara con Zeke. —Oh, hola —balbuceó ella. Apretó el 17. Dios, se veía mal... de una manera muy buena. Desgarrados jeans azules con una cadena en cascada de una presilla a otra del cinturón, luego colgando hacia abajo, marcada por una calavera de plata. Una camiseta de tirantes negra exponía sus abultados hombros y los músculos de los brazos, así como el delicioso tatuaje del dragón en la parte superior del brazo. Por no hablar de las dos puntas de metal a través de su ceja. Él sonrió seductoramente y le guiñó un ojo, luego se apoyó en la pared de espejo del ascensor. Otra mujer se apresuró hacia las puertas cerrándose y Marie

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se abrieron, alguien dio un paso detrás de ella y la siguió dentro del ascensor.

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El Club de las Excomulgadas pulsó el botón Abrir. Las puertas se abrieron de nuevo. La mujer entró y asintió con la cabeza hacia Marie, entonces echó un vistazo hacia Zeke, su mirada se movió de los tatuajes a la cadena que colgaba de su cadera. Ella se acercó a la esquina opuesta, claramente incómoda con la presencia de Zeke, y presionó el 3. Las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a subir. Se detuvo en el tercer piso y la mujer desapareció. La puerta se cerró y el ascensor continuó hacia arriba. Ahora ella estaba sola en el pequeño espacio con Zeke. Pronto estarían dentro de su apartamento y él estaría tocándola y... la vibración del ascensor en movimiento igualó los estremecimientos en su interior. Zeke se empujó hacia adelante y sacó una llave de su bolsillo, entonces abrió una puerta en el panel de control. Apretó un botón y el ascensor se detuvo. —¿Qué estás haciendo? —preguntó ella, sabiendo muy bien lo que estaba haciendo. Se volvió hacia ella, sus ojos brillaban con calor.

Piel de gallina se estremeció a lo largo de su carne. Se lamió los labios. —Nosotros... no podemos hacer eso aquí. Dio un paso hacia ella, y ella dio un paso atrás hasta que estuvo acorralada en la esquina, su musculoso cuerpo duro contra el de ella. Tomó su cara en un gentil agarre y la miró fijo a los ojos. —Podemos y lo haremos. La autoridad en su voz envió excitante entusiasmo estremeciéndose través de ella. —Sí —dijo ella.

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—Voy a follarte. Aquí mismo. En este momento.

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El Club de las Excomulgadas —Sí, ¿qué? —Yo... eh... —“Sí, Amo” es la respuesta adecuada. Oh, Dios. Su pulso se aceleró. —Sí, Amo. Una lenta sonrisa se dibujó en su rostro. —Eso me gusta más. Ahora abre tu blusa para mí. Ella vaciló mientras levantaba la vista hacia la esquina del ascensor, preguntándose si habría cámaras de seguridad. —Ahora —Su agudo tono hizo que su corazón latiera con fuerza por la euforia.

Su mirada siguió sus dedos, mirando la blusa separarse para revelar sus pechos, encerrados en un sujetador sencillo de encaje blanco. —Ah —Él deslizó su dedo por el borde superior de una copa de encaje—. Tan virginal. Su dedo se hundió bajo el encaje en un costado y lo extrajo hacia abajo, luego metió la tela debajo de la inflamación de su pecho. El pezón empujó hacia adelante. Se quedó mirando el oscuro capullo rosa y sonrió, luego pasó su dedo por encima. Ella gimió ante la exquisita sensación. Él desnudó su otro pecho de una manera similar, a continuación, ahuecó sus manos bajo sus doloridos montículos y le acarició los pezones con sus pulgares. Cuando creía que ya no podría soportar la intensa sensación corriendo a través suyo por más tiempo, él se inclinó hacia abajo y lamió el duro pezón, luego

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Ella soltó los botones. Rápidamente.

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El Club de las Excomulgadas lo introdujo en su boca y chupó con fuerza. Ella jadeó, apretando la cabeza de él firmemente contra ella. Ante la sensación de su boca sobre su otro pezón, arrojó la cabeza hacia atrás y gimió. Él tomó su cara, entonces capturó su boca, disparando su lengua dentro, pulsando contra la de ella en una danza apasionada. —Eres tan condenadamente sexy —murmuró, su voz ronca. Él le dio la vuelta para hacer frente a la pared de espejo. Ella contuvo el aliento ante la visión de sus pechos desnudos, los pezones rosa oscuro empujando hacia adelante, se reflejaron en la pared de espejo. Él tomó sus pechos en sus grandes manos, luego los acarició. Sus pezones llegaron al máximo en sus palmas y su vagina dolía de necesidad. Sus pulgares hicieron círculos sobre sus duras protuberancias de nuevo y una escalada de placer sacudió todo su cuerpo. Los músculos de su vagina se contrajeron. Mientras ella observaba, él arrastró su falda hacia arriba, lentamente, dejando al descubierto sus muslos un poco cada vez, entonces deslizó su mano entrañas se fundieron de necesidad. Podía sentir la humedad entre sus piernas. Él alivió su espalda contra él y su pierna empujó hacia adelante hasta que su peso presionaba contra esta, el calor de su duro muslo musculoso quemó a través suyo. La besó detrás de su oído y su aliento cálido susurró contra su mejilla. —Acaricia tus senos —ordenó. Sus manos se deslizaron hacia arriba por sus costillas hacia sus pechos, entonces acarició por encima de sus duras puntas con sus dedos. Ella jugó con las erguidas protuberancias, acariciando, luego apretando. —Oh, síp —Sus ojos verde oliva brillaban con calor mientras la observaba. —Ahora date la vuelta y chupa mi polla.

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entre ellos. Ella abrió las piernas, queriendo sentir su toque más arriba. Sus

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El Club de las Excomulgadas Un escalofrío le recorrió la columna vertebral mientras se dio la vuelta y se arrodilló ante él, el bulto en sus pantalones bastante obvio, entonces tiró de la cremallera hacia abajo. Metió la mano en sus jeans desgastados y envolvió sus dedos alrededor de su caliente y dura polla. Ella sacó su morado y venoso eje y lamió la punta. Él contuvo el aliento. —¿Te gusta mi polla en tu mano? —Sí —murmuró ella—. Amo —añadió rápidamente. —Buena chica. Chúpala profundo. Ella envolvió sus labios a su alrededor, luego se dirigió hacia delante, relajando su garganta y haciendo caso omiso del reflejo de nauseas. Tragó y chupó, sus mejillas ahuecándose, entonces se zambulló profundo de nuevo. —Oh Dios, eres buena en esto. Ella se balanceó hacia adelante y atrás mientras él acariciaba su pelo largo dura en su boca, acariciando su lengua, deslizándose en su garganta. Hizo una pausa por un momento, concentrándose en su glande. Apretando sus labios alrededor de él, arrastró sus dientes suavemente sobre la cresta de la corona, a continuación, arremolinó su lengua alrededor de la lisa superficie. Luego se sumergió profundamente de nuevo. Sus dedos se deslizaron por debajo y tomó sus bolas, luego las acarició suavemente. —Alto —ordenó. Ella se apartó, liberando su duro eje de su boca, y lo miró fijamente. Él la atrajo hacia arriba, luego la apretó contra la pared. Tiró de su falta más arriba y presionó su rodilla entre sus piernas. Ella abrió sus muslos y él le acarició por encima de su montículo, luego se deslizó debajo de la entrepierna de sus bragas, buscando su húmeda apertura. Agarró las bragas y las arrastró por sus piernas,

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desde los hombros hasta su rostro. Le encantaba la sensación de su enorme polla

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El Club de las Excomulgadas luego se las quitó. Se puso de pie y apretó su cuerpo ajustado al suyo, su respiración abrasadora. —Te voy a follar ahora. Ella asintió, caliente necesidad ardiendo a través suyo. Él envolvió su mano alrededor de su pene y presionó la cabeza hacia su abertura, luego se impulsó hacia delante. Ella jadeó ante la exquisita invasión. Agarró sus muslos y la levantó. Ella envolvió sus piernas alrededor de él, permitiendo a su polla presionar más profundo. —Oh Dios, fóllame, Amo. Él retrocedió entonces empujó hacia adelante, atrás luego adelante. Ella se aferró a él mientras se conducía en ella una y otra vez, su cuerpo comprimiendo el aire de ella con cada embestida.

¡Él se la estaba follando en un ascensor! ¡Cuán sexy era eso! Olas de intenso placer la inundaron. Ella jadeó cuando su dura polla la penetró una y otra vez. —Yo... Se condujo profundo y ella jadeó otra vez. —Me voy a venir. Él empujó más fuerte. —Hazlo, nena —dijo—. Déjame oír cómo te corres. Ella gimió cuando el dichoso placer estalló en ella, sus terminaciones

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Mejorando la experiencia altamente erótica.

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El Club de las Excomulgadas nerviosas explotando en éxtasis. Él gimió y se tensó en su contra, luego pulsó dentro de ella. Se inclinó contra él, respirando con dificultad. Le besó la parte superior de su cabeza, luego se echó hacia atrás. Su gran polla se deslizó de su interior. Él sonrió. —Apuesto a que se te ha abierto el apetito para esa pizza. Ella tiró de su falda hacia abajo y él la ayudó a abrochar los botones de su blusa antes de regresar al panel de control y presionar otro botón que movió el ascensor de nuevo. —¿De dónde sacaste la llave? —preguntó ella. Se encogió de hombros. —Tengo un amigo que conoce a un tipo. Ella arqueó una ceja. Claramente, Zeke tenía algunos amigos interesantes. Mientras el ascensor se movía hacia arriba, Zeke se inclinó y recogió algo

—Aquí, es posible que desees éstas. Ella miró fijo hacia su mano para ver sus bragas blancas. Sus mejillas se encendieron ante la idea de que casi las había dejado tiradas en el suelo del ascensor. Cuando se estiró por ellas, él cerró sus dedos alrededor de estas, las metió en su bolsillo y le guiñó un ojo. —Un pequeño recuerdo. ¿Recuerdo? ¿Significa eso que él creía que su relación no iba a durar mucho tiempo? ¿Acababa de declararla una distracción a corto plazo? ***** Tan pronto como Marie abrió la puerta, Jade corrió hacia ella y maulló.

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del suelo.

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El Club de las Excomulgadas —Hola, amiguita —Zeke recogió a Jade y la acarició, activando inmediatamente un ronroneo fuerte. —¿Qué te parece si alimento a bola de pelos…? —Jade —¿Por qué los chicos no podían llevar un registro del nombre de un gato o del género? —Correcto— Él acarició detrás de las orejas de Jade y ella levantó su cabeza, sus párpados cayendo cerrados. El ronroneo se hizo más fuerte—. Alimentaré a Jade y ordenaré la pizza, mientras te cambias. Marie entró en su dormitorio y se quitó la ropa de trabajo, luego regresó a la sala de estar y se acomodó junto a Zeke. Jade se envolvió a sí misma en el regazo de Zeke hasta que la pizza llegó, a continuación, Marie y Zeke disfrutaron de la cena. Marie metió lo último de la rebanada de pizza en su boca y se recostó en el sofá mientras masticaba pensativamente, mirando a Zeke tomar un trago de su botella de cerveza. Esa aventura en el ascensor había sido absolutamente seguía enviando estremecimientos a través suyo. Sin embargo, una parte de ella estaba insegura. Las mujeres habían trabajado tan duro durante tanto tiempo para asegurarse que eran respetadas y tratadas como iguales a los hombres. ¿Por qué el pensamiento de un hombre ordenándole... tratándola como un juguete... la excitaba? —Zeke, esta cosa que estamos haciendo... conmigo llamándote Amo... Él apoyó su cerveza y su intensa mirada se trabó en ella. Ella mordió su pulgar, no segura exactamente de qué decir. —Yo... eh... realmente me gusta.

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sensacional. Y no sólo la ubicación. Recordar la forma en que él le había ordenado

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El Club de las Excomulgadas —Bien. —Pero... no quiero que pienses que… Él tiró de ella hasta sus brazos y la besó, su boca dominando la suya, su lengua empujando entre sus labios y arremolinándose dentro. Estaba fría, con el sabor a levadura de cerveza. Ella la acarició con su propia lengua, sus labios moviéndose en respuesta a los de él. Luego se echó hacia atrás. —Yo nunca asumiría el papel dominante fuera del dormitorio, ni espero que te sometas a mí. Ella lo miró fijamente, su mirada insistente e intensa. Le sonrió y le acarició hacia atrás el pelo que le caía sobre el ojo. —Bueno, eres un hombre fuerte al que le gusta tomar la iniciativa, así que ambos entendamos los límites. La intensidad de su mirada no cambió. —Marie, si sientes que las cosas están yendo demasiado lejos, o simplemente no quieres seguir, dímelo. Su intensa preocupación la tocó. Ella asintió. —Y si decidimos llevar el rol aún más lejos, entonces te daré una palabra segura para usar. En la fracción de segundo que dices esa palabra, todo se detiene, congelado. ¿Entiendes? Ella asintió de nuevo. —Esto es todo para tu placer. Nada más. No pretende ser un impulso para

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espero que seas un poco dominante, pues eso es lo que me gusta de ti. Mientras

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El Club de las Excomulgadas mi ego. Todo lo que necesito saber es que te estás divirtiendo. Eso es todo lo que importa. Ella asintió de nuevo, empezando a sentirse como un muñeco de cabeza movediza. —Entiendo. La besó, suavemente esta vez, y por alguna razón esa ternura, en contraste con el habitual uso dominante de su boca, envió a sus sentidos a girar. Cuando la soltó, ella se sentía mareada, y positivamente eufórica.

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—Ahora, quítate la ropa y tráeme una cerveza bien fría.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Cuatro La mandíbula de Marie se abrió ante la transformación de Zeke volviendo al macho dominante. —Dije, quítate la ropa. —Sus ojos verde oliva miraron profundamente en los de ella, como si la desafiara. Ella vaciló solo un segundo, preguntándose si debería decirle que no. Pero se dio cuenta que no necesitaba ponerlo a prueba. Él le había dicho que se trataba de su placer y le creía totalmente. Él levantó una ceja. Ella se puso de pie. —Sí, Amo. Ella tiró de su camiseta por encima de su cabeza y la arrojó en el sillón, luego desabrochó el botón y la cremallera de sus jeans. Mientras los empujaba hacia abajo, la mirada de él siguió cada movimiento. Ella salió de la mezclilla y se

Su mirada a fuego lento le aseguró que había hecho la elección correcta cuando se había cambiado la ropa de trabajo mientras él pedía la pizza. Ella estiró los brazos detrás de su espalda para desabrochar su sujetador. —Espera. Ven aquí y date la vuelta. Se dio la vuelta y se sentó a su lado. Los dedos de él abrieron los ganchos y la prenda se aflojó. Él deslizó los tirantes por sus hombros y ella permitió que el sostén cayera sobre su regazo. Sus manos se deslizaron alrededor de su cintura, a continuación, ahuecó sus pechos desnudos. Apretó y acarició, enviando sus sentidos a girar. Sus pezones empujaron hacia delante. Él los apretó y ella contuvo el aliento.

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quedó de pie delante de él en tan sólo sujetador y tanga rojo picante.

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El Club de las Excomulgadas Sus manos se escabulleron, y ella se puso de pie, entonces metió sus pulgares en el elástico de su tanga y la empujó hacia abajo. Él acarició su trasero desnudo mientras ella tiraba de la pequeña prenda sobre sus pies y la desechaba. Se incorporó lentamente, disfrutando de sus manos dando vueltas sobre su redondeada carne. Entonces azotó su trasero. —Ahora, ve por esa cerveza. Ella corrió a la cocina y sacó una cerveza de la nevera. ¿Qué había querido decir cuando sugirió que ellos podían llevar el juego de rol más lejos… haciendo algo que requiriera una palabra de seguridad? Ella nunca había intentado el juego de rol de dominación y sumisión antes de conocer a Zeke, pero entendía el concepto de una palabra de seguridad. ¿No era eso lo que generalmente se utilizaba cuando la mujer... o más bien, quien estuviera interpretando el papel de sumisión... quería lucha? ¿Cuándo estaba siendo sometida

¿Podía Zeke querer someterla? El solo pensamiento envió un anhelo vibrante pulsando a través de ella. ¿Y si la forzaba en la cama y sostenía sus manos sobre su cabeza, entonces se subía encima de ella y...? Oh, podía imaginar su grande y dura polla deslizándose en ella mientras luchaba contra él. Impotente para detenerlo. Podría hacer lo que quisiera con ella. ¿Y si la ataba? ¿Sostenía su cabeza inmóvil mientras deslizaba su polla en su boca? Ella empezó a temblar ante las imágenes intensamente eróticas destellando a través de su cerebro. Abrió la cerveza, luego presionó la fría botella contra su pecho, para enfriarse a sí misma. Mientras caminaba de nuevo hacia la sala de estar, continuó

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y quería decirle a su amo que detuviera el juego de los roles?

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El Club de las Excomulgadas sosteniéndola contra su cuerpo, pero mientras caminaba hacia el sofá, Zeke vio la botella contra su piel, ella la arrastró sobre su pecho, luego la apretó contra su pezón derecho, el cual se frunció en un capullo apretado. Se paró de pie frente a Zeke y vertió un poco de cerveza sobre su pecho izquierdo. Ella sonrió. —Oops. Le entregó la cerveza, pero él la empujó sobre la mesilla y la agarró de la cintura, entonces la atrajo hacia él. Ella jadeó ante la sensación de su boca rodeando su pezón húmedo y frío, luego su lengua girando sobre este. Una y otra vez. —Cerveza con sabor a pezones. Maravilloso. Él le sonrió y ella le devolvió la sonrisa, pero quería más. Pensamientos de él lanzándola al suelo y causándole estragos hizo aumentar su temperatura. Ella pasó sus manos sobre sus pechos, luego abajo por su estómago y entre sus piernas. Él sentado allí totalmente vestido mientras ella se paraba delante de él

Se agachó delante de él, se estiró por su cinturón y liberó la hebilla, a continuación, desabrochó sus jeans. En un segundo, sacó su furiosa erección y tiró de esta. Se echó hacia atrás, permitiendo que su polla se deslizase de sus dedos, y se tendió en el suelo. Ella abrió sus piernas y arrastró su dedo a lo largo de su húmeda apertura. —Zeke, quiero que me folles. Él sonrió y agarró el dobladillo de su camiseta. —No, déjatela. Sólo fóllame. Ahora. Se arrastró sobre ella y le besó el cuello, luego hacia abajo por su pecho. Chupó duro mientras presionaba su glande en su apertura.

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totalmente desnuda la excitaba inmensamente.

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El Club de las Excomulgadas —Oh, sí. Mete esa magnífica polla tuya en mí en este momento. Él siguió su orden y se condujo en ella, fijándola con fuerza al suelo. Ella jadeó, luego envolvió sus piernas alrededor de él. Se echó hacia atrás y se condujo en ella de nuevo. Ella gimió, tan cerca que apenas pudo mantenerse unida. —Fóllame. Más rápido. Empujó en ella. Un embiste. Dos. Ella gimió cuando un orgasmo explosivo la catapultó al éxtasis. Se aferró a él mientras martillaba en ella. Profundo. Duro. Su lloriqueo se volvió un gemido cuando el éxtasis floreció en gozosa rendición. Él gimió y ella sintió su líquido caliente dentro suyo, entonces su cuerpo se ablandó. Una risita suave escapó de sus labios mientras él la levantaba en sus brazos y la llevaba a la cama. *****

cuando las puertas se cerraban, Marie corrió a toda velocidad hacia él. —Ty, espera. Apretó el botón Abrir y ella se precipitó en el interior, jadeando. —Gracias. —Tomó una profunda respiración mientras la puerta se cerraba—. Tengo una cita esta noche y se me está haciendo tarde. El ascensor se movió hacia arriba, los números de los pisos incrementándose en la pantalla LED situada encima del panel de botones. —¿Otra vez? Estás viendo a este chico nuevo un montón. —Logró hacer que su voz sonara en broma, a pesar de su mandíbula apretada. Ella sonrió. —No lo sé. Han sido un total de dos citas hasta el momento…

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Ty agarró su correo del buzón entonces se dirigió hacia el ascensor. Entró y,

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El Club de las Excomulgadas sin contar el fin de semana. Odiaba la anhelante mirada en sus ojos mientras pensaba en su nuevo amante. ¡Maldita sea, debería haber sido él! Tan pronto como se abrieron las puertas de su piso, ella voló fuera del ascensor por el pasillo. —Lo siento, tengo que apurarme. Nos vemos más tarde. —Su voz se perdía por el pasillo, entonces ella desapareció en su apartamento. Mientras Ty caminaba por el pasillo, escuchó el timbre del ascensor y miró hacia atrás cuando la puerta del segundo ascensor se abría. Un hombre alto con jeans desgastados negros y chaleco, una chaqueta negra de cuero sobre su hombro, salía del ascensor. Las mangas de su camiseta negra acentuaban los tatuajes en cada uno de los abultados bíceps. Ty reconoció de inmediato el tatuaje largo y colorido sobre el brazo derecho, a pesar de que obviamente, había sido actualizado con nuevos pigmentos desde que lo había visto

—¿Qué diablos estás haciendo aquí? —La voz de Ty resonó con dureza por el pasillo. —¿Ty? —Zeke se quitó las gafas de sol de la cara, revelando los ojos verdes oliva, un poco más cálidos y más vivos de lo que Ty recordaba. Ante la expresión de sorpresa de Zeke, Ty inmediatamente se dio cuenta de que Zeke no estaba allí para verlo a él. Eso significaba que... —Tú reverendo maldito hijo de puta, es mejor que no estés aquí para… — Ty cortó su oración al oír abrirse una puerta. Se dio la vuelta para ver a Marie espiar por el pasillo. —¿Ty? ¿Pasa algo? —preguntó ella.

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por última vez hacía cinco años.

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El Club de las Excomulgadas Apretó los dientes, lanzó una mirada aguda a Zeke, entonces se volvió hacia ella. —Por supuesto que no. ¿Este es tu amigo? —Casi se ahogó con la última palabra mientras señalaba con su cabeza hacia el hijo de puta de pie al final del pasillo. Ella divisó a Zeke y la preocupación en sus ojos se fundió en una mirada suave y melancólica, sus labios levantándose en una sonrisa. El pecho de Ty se apretó ante la visión. —Zeke. Estás aquí. Lo lamento, no he empezado la cena. Voy retrasada. —No hay problema. Simplemente podemos ordenar. La mirada de Marie cambió de Zeke a Ty luego de vuelta. —¿Vosotros dos… os conoceis? La mirada de Ty ardía mientras apretaba los dientes.

Ty se dirigió hacia su apartamento y abrió la puerta, luego desapareció en el interior sin decir una palabra. ***** Zeke vio a Marie mirar fijamente la puerta cerrada de Ty. Caminó hacia ella y resistió la tentación de tomarla en sus brazos y besarla, no queriendo enemistarse más con Ty si por casualidad salía de su apartamento de nuevo. —Lo siento, Ty no suele comportarse de esa manera. ¿Ha pasado algo? — preguntó ella. —Él sólo estaba... sorprendido de verme aquí, eso es todo. —Estaba segura de haber oído gritos.

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—Síp, nosotros... fuimos a la misma escuela secundaria —respondió Zeke.

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El Club de las Excomulgadas —Yo no dije que estuviera feliz de verme. Sus cejas se arquearon. —¿Lo tomo como que es una larga historia? Él asintió mientras entraban en el apartamento y cerraban la puerta. Ella se sentó a su lado en el sofá. —Tengo tiempo —Él se encogió de hombros. No tenía intención de contarle sobre la ruptura entre él y su viejo amigo. No sabía qué tipo de relación existía entre Ty y Marie. Incluso si le contaba algo, no quería revelar ningún secreto del pasado de Ty. Él no haría nada que Ty pudiera interpretar como una traición más a su amistad. Ex—amistad, por lo que a Ty concernía, el pecho de Zeke se oprimió ante el pensamiento, pero Zeke nunca renunciaría a ellos. Ty había sido el mejor amigo que Zeke alguna vez había conocido, y si existía algo que pudiera hacer para reparar la brecha entre ambos, lo haría. Si no hubiera sido por Ty, la vida de Zeke sería muy diferente en estos momentos. De hecho, él probablemente estaría en la cárcel.

—¿Entonces hablarás? Deslizó sus brazos alrededor de ella y la acercó hacia su cuerpo, luego devoró sus labios hasta que la dejó sin aliento. —Puedo pensar en una variedad de cosas mejores para hacer en vez de hablar. La besó de nuevo, disfrutando de la dulce sensación de sus labios suaves contra los suyos, la delicada fragancia del champú a base de hierbas de su pelo, y la sensación embriagadora de sus puntiagudos pezones empujando en su pecho. Él le sonrió. —Ahora, ¿qué tal esa cerveza? Ella parpadeó, luego le acarició la mejilla con su mano suave, la delicada caricia llegando a un lugar muy profundo dentro de él.

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—¿Qué tal si en lugar de eso me consigues una cerveza?

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El Club de las Excomulgadas Ella sonrió. —¿No insistes en desnuda esta vez? Una repetición instantánea del requerimiento de la noche del martes para que le trajera una cerveza desnuda pasó por su cerebro, haciendo que su polla se hinchara. —Esta vez no. Necesito mantenerte sobre tus pies. De otra manera, nunca conseguiremos cenar, y tengo hambre. ¿Tú? —Oh sip. Estoy hambrienta también —Sus ojos se llenaron con un hambre sexual cociéndose a fuego que reflejaba la de él. Pero él no quería hacer nada al respecto todavía. No con su estado de ánimo actual. —Bueno, eso es todo. Fuera de aquí, engatusadora. Ve a buscar esa cerveza. —La levantó por la cintura y la puso de pie, luego palmeó su firme y redondo trasero. Ella se rió, luego paseó hacia la cocina con un exagerado meneo de sus

Él la observó mientras desaparecía en la cocina. La dulce, cariñosa e intensamente sexy Marie. Una mujer por la que estaba seguro, podía caer completamente. Se acordó de las protestas de Ty, cuando se dio cuenta de que Zeke estaba allí para ver a Marie. Claramente, no lo quería cerca de ella. De hecho, dada la reacción posesiva de Ty, Zeke sospechaba que Ty tenía algo con ella. ¿Cómo no iba a tenerlo? La mujer era hermosa, dulce, sensual. El paquete completo. Ty había sido su mejor amigo, y en un momento en que él había necesitado desesperadamente un amigo. Ty había salvado su trasero más de una vez.

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caderas.

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El Club de las Excomulgadas Maldición, Zeke sabía que renunciaría a cualquier cosa para reparar la ruptura entre Ty y él. Pero, ¿sería capaz de renunciar a Marie? ***** Marie abrió la nevera y sacó una botella alta marrón de cerveza. La colocó sobre el mostrador de granito y abrió el cajón, luego revolvió por el abridor de botellas. Jade saltó sobre el mostrador para ver lo que estaba haciendo Marie. Recogió a la gata, acurrucándola cerca, luego la puso de nuevo en el piso. ¿Cuál sería el asunto entre Ty y Zeke? No podía creer que se conocieran el uno al otro. Eran tipos totalmente diferentes. Por supuesto, que se conocieran el uno al otro no significaba que hubieran sido amigos. ¿Podría Zeke haber sido el matón de la escuela, dejando duros resentimientos entre él y Ty? Pero a pesar de su carácter de tipo duro, no creía que Zeke fuera del tipo intimidante.

pero sospechaba que Ty tendría los labios tan cerrados como Zeke. Encontró el abridor y tiró de la tapa de metal de la botella. El vidrio marrón escarchado y el olor a levadura de cerveza le hicieron la boca agua. Agarró otra botella de la nevera y la abrió para sí misma. En su corto tiempo con Zeke, se encontró con que estaba adquiriendo el gusto por la cerveza. Ella sonrió. Especialmente cuando pasaba su lengua más allá de sus sensuales labios carnosos hacia su boca caliente. Envolvió su mano alrededor de la botella fría y tomó un sorbo, las burbujas bailando a través de su lengua con un potente sabor. Pero a pesar de los deliciosos ojos dulces sentados en la sala de al lado, no podía evitar que su mente regresara a la escena en el pasillo. Estaba segura de que había oído a Ty maldecir, lo que no

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A ella le encantaría hablar con Ty sobre esto y saber que pasó entre ellos,

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El Club de las Excomulgadas encajaba con él. Había sin duda duros sentimientos entre estos dos hombres, aunque más por el lado de Ty que por el de Zeke, a juzgar por la reacción de Zeke. Ahora, cómo conseguir sacarles algo... ***** Zeke desvió la mirada del reportaje deportivo de las noticias cuando Marie entró en la sala, una botella de cerveza en cada mano. Ella le tendió una, él la tomó y bebió profundamente mientras ella se sentaba a su lado. La miró pensativo. —Entre tanto, me he estado preguntando... ¿por qué estás atraída por un tío como yo? Supongo que no soy el tipo habitual con el que sales. —Es cierto. Suelo ir con... ya sabes... el tipo Sr. Agradable. Como Ty. Sus cejas se sacudieron hacia arriba. —¿Tipo Sr. Agradable? ¿Ty? Hombre, si ella sólo supiera. Ty había sido uno de los chicos más duros en el sido grandes amigos. Ella inclinó su cabeza. —Síp. Ya sabes. Del tipo fiable. Alguien con quien puedes hablar. Un tío que escucha tus problemas. Él entrecerró los ojos. —¿No crees que pudieras contarme tus problemas? Ella apretó los labios. —No quise decir... —Curvó sus piernas hacia arriba y se empujó a sí misma sobre sus rodillas, entonces se acercó más y lo besó—. Por supuesto que sí. En verdad es más como que... tienes... —Ella se encogió de hombros, sus labios subiendo en una sonrisa pícara—. Un riesgo. Eres una especie de... Impredecible. —Admítelo. Crees que soy un tipo duro, ¿no? —Él la volcó sobre su espalda, sus ojos azul cielo ampliándose. Se inclinó hacia abajo y consumió sus labios en un

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antiguo barrio. Un verdadero patea traseros. Lo cual era la razón por la que habían

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El Club de las Excomulgadas beso ardiente—. Lo que todas las mujeres queréis es a alguien del tipo chico malo —Él sonrió—. Alguien decidido a dominaros que luego se alejará, dejándoos con el corazón roto. Pero en el fondo, creéis que domareis su espíritu y lo ganareis para siempre. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y tiró de él hacia abajo por otro beso, luego le sonrió. —Y si no, sabemos que va a ser un paseo salvaje. Bien vale la pena el riesgo. La sonrisa de él se desvaneció y la arrastró contra él, su lengua conduciéndose entre sus labios, consumiéndole la boca con profundos empujes, dejándola sin aliento. —¿Estás absolutamente segura de eso, Marie? Ella le devolvió la mirada, sus ojos azules muy abiertos y llenos de incertidumbre. Él se maldijo en silencio, luego la atrajo sobre su regazo y la besó de nuevo, esta vez con la misma cantidad de pasión, pero con una ligera presión de su boca en la de ella, mientras le acariciaba la espalda en círculos calmantes.

—Uh... estás ciertamente en un estado de ánimo extraño esta noche. Él se echó a reír. —Sip. Te lo dije, tengo que mantenerte sobre tus pies —Él la bajó de su regazo colocándola sobre el sofá al lado suyo, luego tomó un sorbo de cerveza—. Creo que quieres salir conmigo, porque sabes que te haré estremecerte en la cama. Ella sonrió. —Bueno, eso no es tan malo, ¿verdad? Una amplia sonrisa llenó su rostro. —No. Es lo mejor. Ahora, creo que deberíamos pedir comida china para cenar. —Seguro. Voy a buscar el menú de comida para llevar del sitio en el Strip Mall de esta calle.

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Cuando por fin la soltó, ella lo miró fijamente, aturdida.

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El Club de las Excomulgadas Regresó un momento después y seleccionaron varios platos, luego Zeke llamó para ordenar. —No les preguntaste por la entrega —dijo Marie, una vez que él había colgado el teléfono. Zeke se puso de pie. —No, voy a ir a recogerlo. —No iras ya, ¿verdad? Tardará un rato antes de que esté listo y el lugar está a tan solo una cuadra. Él sonrió. —Está bien, voy a tomar el camino más largo. Estoy de ánimo para dar un paseo. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello antes de que él pudiera retirarse. —De verdad estás en un estado de ánimo raro hoy —Lo besó, pinchando su deliciosa lengua entre sus labios, haciendo su polla palpitar de necesidad. Su dulce actitud seductora casi le hizo olvidar su intención, pero se echó hacia atrás y desenvolvió las manos de ella de su cuello, besándolas brevemente

—Tranquila, cosa dulce. Estaré de vuelta antes de que te enteres. ***** Zeke se dirigió hacia la puerta de Ty y llamó. Un momento más tarde, la puerta se abrió y Ty lo miró fijo con ojos marrón chocolate. De hecho, los dos ojos eran de color marrón, lo que significaba que estaba usando lentes de contacto de color para ocultar el hecho de que un ojo en realidad era verde claro con manchas de oro. Zeke no debería sorprenderse. Aunque las mujeres siempre habían encontrado los extraños ojos de Ty sexys como el pecado, él siempre había sentido que lo hacían... defectuoso. En los viejos tiempos, había abrazado sus llamados defectos... extraños ojos,

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antes de liberarlas.

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El Club de las Excomulgadas ira, naturaleza dominante... pero Zeke tenía la sensación de que el nuevo Ty había decidido limpiar su comportamiento y eliminar los defectos que podía... y ocultar el resto. Lástima que estuviera tan totalmente equivocado.

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—¿Qué demonios quieres? —dijo Ty.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Cinco Zeke miró fijamente a su amigo. Ex—amigo de hecho. Pero por elección de Ty, no suya. —Hablar contigo. —Olvídalo. Ty empujó la puerta para cerrarla, pero Zeke aplastó su mano contra esta. —Necesito hablar contigo acerca de Marie —dijo Zeke. El hielo de la mirada de Ty congeló a Zeke hasta los huesos, pero Ty finalmente dio un paso atrás, permitiéndole entrar. Miró a su alrededor el apartamento de Ty. Cuero marrón y muebles oscuros de roble, se adecuaba a Ty. Las coloridas obras de arte eran inesperadas. Un buen detalle. Y el lugar estaba excepcionalmente ordenado. El mismo Ty de siempre, en este aspecto, por lo menos.

—¿Qué quieres, Zeke? Zeke enfrentó a Ty, quien lo miró con el ceño fruncido, los brazos cruzados. —Después de ese incidente en el pasillo, está bastante claro que no quieres verme con Marie. Ty se limitó a seguir fulminándolo con la mirada. Maldita sea, después de cinco años, evidentemente su enojo todavía estaba fresco. —¿Estabais vosotros dos involucrados? —preguntó Zeke. —No es que sea asunto tuyo, pero... no.

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—Bonito lugar.

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El Club de las Excomulgadas Las palabras de Ty hicieron eco en la mente de Zeke. Eres un reverendo maldito hijo de puta, es mejor que no estés aquí para… Ver a Marie. Claramente, así era como Ty tenía la intención de acabar esa frase. Zeke lo miró pensativo, luego asintió para sí mismo. —Pero tú quieres estarlo. Ty apretó su mandíbula. —Como ya he dicho, no es tu maldito asunto. Zeke respiró profundamente, sin inmutarse. —¿Quieres que me haga a un lado? Ty se le quedó mirando, su mirada volviéndose un ceño evaluativo. —¿Crees que eso compensará lo que sucedió con Ashley?

—Eso dices. El pecho de Zeke se apretó. Y eso es lo que más daño había hecho. Que a pesar de la estrecha relación que siempre existió entre Ty y Zeke, y aunque incluso la mujer se había arrojado descaradamente a Zeke, Ty ni siquiera había escuchado su versión. Ty sencillamente había asumido lo peor. —¿Entonces quieres que me haga a un lado o no? —Zeke odiaba estar en esta posición de mierda. Él no quería dejar ir a Marie, pero respetaba los sentimientos de Ty y el estrecho vínculo que una vez habían compartido. Un vínculo que deseaba que todavía compartieran. Su estrecha amistad se había vuelto amarga de la noche a la mañana después de ese trío con Ashley... el cual había sugerido ella. Y parecía bastante claro para Zeke, que ella lo había hecho específicamente para obtener un camino hacia él. Ella había estado a punto de

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Zeke suspiró. —Te lo dije, nunca traté de robarte a tu novia.

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El Club de las Excomulgadas cortar con Ty, pero quería tener un nuevo novio preparado primero. Zeke se preguntaba si ésta era finalmente su oportunidad de restablecer las cosas entre ellos. Él y Ty compartieron demasiado para simplemente dejar morir su amistad. Demasiada historia. Demasiado dolor. —¿Qué pasa con Marie? —preguntó Ty—. ¿No te importa cómo se siente al respecto? —Por supuesto que me importa. Pero no hemos estado saliendo mucho tiempo. Lo superará. ***** Ty apretó los puños a los costados. —No me hagas ningún puto favor. No podía soportar la frialdad con la que el tipo estaba dispuesto a tratar a Marie. Por mucho que él no quería a Zeke en cualquier lugar cerca de Marie, tampoco quería ver a Marie lastimada.

compensar el dolor que había causado. Zeke se encogió de hombros. —Como quieras. Maldita sea, ¿había creado un monstruo cuando había empujado a Zeke a intentar el rol sexual dominante tantos años atrás? Ty naturalmente se había inclinado por ese rol y lo encontraba muy liberador. Había creído que ayudaría para darle a Zeke, quien tenía tan poco control sobre su vida, una sensación de poder. Ty nunca lo habría sugerido si no hubiera creído que Zeke respetaba a sus mujeres, y que entendería las responsabilidades del rol; específicamente, darle placer a su pareja. A cambio, él obtenía la sensación de poder que lo ayudaría a superar sus sentimientos de impotencia. Pero ahora, al parecer Zeke podría haber ido por el mal camino.

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Asimismo, no quería que Zeke pensara que si quiera podía comenzar a

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El Club de las Excomulgadas Zeke sacó una tarjeta de su bolsillo y la arrojó sobre la mesa de café de Ty. —Si cambias de opinión, llámame. La mandíbula de Ty se apretó con fuerza, agarró la tarjeta y la desmenuzó. —No va a suceder. Los ojos oliva de Zeke se volvieron fríos y salió del apartamento. ***** Zeke abrió la dura alforja en la parte de atrás de su Harley, tomó su casco y se lo abrochó, entonces se subió a la gran moto. El motor rugió a la vida y él se alejo del estacionamiento, luego esquivó el tráfico de alrededor y se dirigió hacia la carretera, necesitando sentir la velocidad. Maldita sea. La idea de dejar ir a Marie le quemaba las entrañas. La mujer, sin duda, se había insinuado a sí misma en los deseos más profundos de Zeke. Pero no tan profundo como su deseo de arreglar las cosas con Ty.

permanecer en la escuela, permitiéndole a Zeke hacer algo de sí mismo. Ahora era dueño de su propio negocio, trabajando en algo que amaba. Restauración de coches antiguos. Pero es más, Ty había mantenido a Zeke por el camino correcto. Impidiéndole terminar en la cárcel. O peor aún, muerto. El vínculo que tenía con Ty era demasiado importante para dejar que algo se interpusiera en su camino. Incluso Marie. Tomó la rampa hacia la autopista, entonces aceleró, rugiendo más allá del resto del tráfico. Veinte minutos más tarde, aparcó su moto en el estacionamiento fuera del edificio de Marie, llevaba la bolsa de comida China, y una sorpresita extra que había recogido para esta noche. Una vez en el vestíbulo, presionó el botón de llamada del apartamento de Marie.

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Ty había hecho tanto por Zeke. Lo había mantenido motivado para

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El Club de las Excomulgadas —¿Hola? —preguntó Marie a través del altavoz. —Hola, nena. Es Zeke. Perdón por tardar tanto. Un fuerte zumbido sonó, indicando que ella había liberado la cerradura de la puerta. Unos minutos más tarde, bajó del ascensor en su piso. Cuando llegó a su puerta y llamó, era muy consciente del hecho de que Ty estaba solo a unos metros de distancia por el pasillo, en su apartamento. Pero trató de vencer eso con pensamientos de Marie. Él podría dejarla ir, pero aún tenía esta noche para conseguir algunos recuerdos que nunca olvidaría... para él y para ella. La puerta se abrió y Marie le sonrió. —Pensé que habías huido de mí. A la vista de sus grandes ojos azul cielo mirando hacia él, las sedosas ondas de pelo castaño oscuro cepillando sus hombros, sus carnosos labios en forma de corazón, él quería decir nunca. Pero no podía hacer eso. Porque esta sería la última vez que la viera. La última vez que la tocaría.

y mantenerla allí para siempre. Había pasado tanto tiempo desde que sintiera este tipo de conexión con una mujer que había empezado a preguntarse si simplemente era un solitario… con la intención de vivir sus últimos días por su cuenta, sin una compañera. Y entonces había llegado Marie y le hizo darse cuenta de lo maravilloso que podría ser la vida con la persona correcta. ¿Cómo podría siquiera considerar dejarla ir? Cuando ella se hizo a un lado y lo dejó entrar, luego cerró la puerta, se dio cuenta de que esto era una locura. Sólo la conocía hacía una semana. No es como si se hubiera enamorado de ella. Aunque cuando ella tomó la bolsa de papel con la comida de sus manos, sus dedos rozaron los suyos, enviando una sacudida de pura conciencia a través de él,

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De repente, su corazón dolía con desesperado deseo de tirarla en sus brazos

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El Club de las Excomulgadas se preguntó si estaba equivocado acerca de eso. Si dos personas eran el uno para el otro, ¿por qué no lo iban a saber de inmediato? Tal vez era sólo la precaución que hacía que la gente esperara para decidir si en realidad estaba enamorada. Su mandíbula se apretó. No es que el amor fuera una opción para él y Marie. Como le había dicho a Ty él renunciaría a ella. Y no faltaba a su palabra. —¿Qué es eso? —preguntó Marie, mirando hacia la bolsa de plástico negra que aún sostenía. Sonrió al recordar el regalo especial que había recogido. —Te lo diré después de la cena. —Oh, ¿una sorpresa? —Ella sonrió y la alegría brillando en sus ojos envió cascadas de calor lavando a través de él. Ella se acercó a la mesa rectangular del comedor y apoyó la bolsa de comida. —Voy a buscar algunos platos.

siguió a la cocina. Mientras ella cerraba la puerta del gabinete, él dio un paso por detrás y envolvió sus brazos alrededor de su cintura, atrayéndola hacia su cuerpo. Acarició su cuello mientras su mano ahuecaba su suave pecho y apretaba. Se dio la vuelta en sus brazos y levantó su barbilla. Él capturó sus hermosos y carnosos labios y la besó, amando la sensación de su suave boca bajo la suya. La punta de su lengua presionó tímidamente contra sus labios y él abrió la boca, sufrió la deliciosa tortura de sus delicados trazos dentro de su boca, entonces aumentó la presión sobre su delicioso cuerpo curvilíneo y condujo su lengua profundamente en sus suaves profundidades, devorando su dulzura. Finalmente, la soltó. Ella jadeó, sus ojos muy abiertos. Él sonrió. —No estoy seguro de que tengamos tiempo para esto. Voy a llevarte a ver una película a las ocho y son... —Miró su reloj— las siete ahora.

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Él guardó la bolsa negra en su armario de la entrada, a continuación, la

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El Club de las Excomulgadas —¿Una película? —parecía decepcionada—. Creí que íbamos a quedarnos aquí esta noche, y… Él le pasó un brazo alrededor de su cintura y tiró de ella para otro beso. — Tú vas a ver una película. ¿Entiendes? Ante su tono autoritario, ella asintió con la cabeza. Oh Dios, su pulso se aceleró mientras ella caía justo en el rol de sumisa. —Te pregunté si entiendes. —Sí... Amo. Su polla palpito ante la palabra Amo en sus delicados labios. Él la besó. Duro y a fondo. Después de que terminaron de comer, la ayudó a recoger la mesa y llevar los platos y recipientes de comida vacíos a la cocina. —Supongo que deberíamos prepararnos para la película ya —dijo ella. —

—Tengo una idea mejor —Él tomó su mano y la llevó a la sala de estar, luego sonrió. —Quítate la ropa interior. Sus ojos se abrieron un poco, luego una sonrisa se curvó en sus labios. Ella metió la mano bajo su falda y jugueteó, luego se retorció mientras bajaba la pequeña tela negra por sus muslos y la dejaba caer al suelo. Él le tendió la mano, ella recogió las bragas y se las entregó a él. Cerró sus dedos a su alrededor, sintiendo el calor de ella y... oh Dios, la leve humedad. Su polla se estremeció. —Ahora quiero que te sientes en la silla. Ella se sentó en la silla, la cual formaba un ángulo de noventa grados con el sofá.

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Creo que voy a ponerme mis jeans.

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El Club de las Excomulgadas —Genial. Ahora, levanta tu falda un poco y presiona tus rodillas contra los apoyabrazos de la silla. Ella tiró de su corta falda un poco más arriba y presionó sus rodillas contra los apoyabrazos como la había instruido, lo cual esencialmente, abría sus piernas y le daba una espectacular vista de su delicioso coño. Se había depilado en una ordenada forma de pequeño corazón. Él asintió con la cabeza y sonrió su aprobación mientras se sentaba en el sofá y recogía el mando a distancia. Encendió el televisor y hojeó los canales, de vez en cuando lanzando su mirada desde la pantalla a su coño expuesto. Cada vez que miraba hacia ella, no podía dejar de imaginar su lengua deslizándose a lo largo de su mojado pasaje. Cuando él la miró, ella comenzó a retorcerse y estaba seguro de que podía ver la brillante humedad de su raja al descubierto. —Amo, son casi las ocho. ¿No vamos a ir a ver la película pronto? —En este momento, estoy disfrutando el espectáculo delante de mí —Él sonrió y apagó el televisor. —Siempre podemos ir a una función tardía. Ahora,

Se puso de pie y la recuperó. —No espíes —dijo él. Ella volvió y le dio la bolsa. Él metió la mano dentro y sacó una caja y se la entregó a ella. —¿Qué es? —Ella la tomó y se quedó mirando el pequeño dispositivo visible a través de la ventana transparente de plástico en la caja. —Es algo que quiero que uses esta noche —Usar no era la palabra más exacta. Esto en realidad, estaría metido dentro de ella. *****

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párate y ve al armario. Tráeme la bolsa negra.

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El Club de las Excomulgadas Marie lo miró con incertidumbre. La cosa que él le presentaba era… bueno, era un dildo que estaba diseñado para… su apertura trasera. Ella nunca había usado algo así. Ahora él iba a ordenarle que lo utilizara. O lo usaría en ella. Por supuesto, ella podría decir que no. Había sido muy claro acerca de eso. ¿Quería decir que no? Le quitó la caja, la abrió y sacó el objeto de plástico negro en forma más o menos cónica con un tallo y de punta plana. Él tocó la punta, luego acarició la longitud del mismo. Tuvo un repentino deseo de verlo tomarlo en su boca y chuparlo. Lo sostuvo hacia ella y ella lo lamió, luego lo tomó en su boca, pensando en su gran polla. Él la observó, claramente pensando lo mismo mientras un bulto se formaba en sus jeans. Tomó el dildo de ella y lo arrastró a lo largo de su mejilla, luego por el frente

—Marie, quiero que vayas a la habitación y pases tus dedos por tu coño. Quiero que te asegures de que estés realmente... realmente húmeda —Él arrastró el dildo más bajo, entonces lo apoyó contra su estómago, por debajo de su ombligo. —A continuación, lo corrió por su coño y lo deslizó lentamente a su alrededor. Oh hombre, quería que él lo deslizara en ella justo ahora. —Ponte muy resbaladiza y húmeda. Entonces... Él agarró sus caderas y le dio la vuelta, luego levantó su falda. Le acarició el culo con deliciosos movimientos circulares. Su interior se estremeció. Entonces sintió el dildo deslizarse entre sus nalgas y presionar ligeramente contra su pequeña y apretada apertura.

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de su blusa.

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El Club de las Excomulgadas Oh Dios, ¿lo iba a empujar en este momento? La presión de la pequeña punta redonda contra su arrugada apertura se incrementó y ella respiró profundo, dándose cuenta de que quería que él lo hiciera. —...entonces quiero que lo presiones aquí. Un escalofrío la recorrió. Ella quería inclinarse hacia atrás contra él. Tomarlo ahora mismo. Pero él lo apartó y lo puso en su mano. —Luego regresa aquí. ¿Entiendes? —Sí, Amo. Ella se dirigió hacia el dormitorio, el sexy dispositivo en su mano. —Y, Marie... Ella se detuvo y miró atrás hacia él. —¿Sí, Amo?

Oh, maldita sea.

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—No te corras.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Seis Sentada detrás de Zeke en la motocicleta... aferrándose a él mientras aceleraban por la carretera, sus pechos aplastados contra su ancha espalda musculosa... la gran máquina vibrando por debajo de su coño caliente y húmedo... era una auténtica tortura. Y todo el tiempo podía sentir la desacostumbrada presión del dildo en su apertura trasera. Cuando llegaron al cine, ella sujetó su falda con cuidado para no darle un vistazo a nadie mientras se bajaba de la motocicleta. Levantó su pierna y tuvo que reprimir un jadeo mientras su trasero giraba sobre el asiento y el dildo se movía en su interior. Zeke la llevó a la película y se sentaron en la parte posterior. Sólo unas pocas personas estaban en el cine y ninguna en las filas de atrás. Ella ni siquiera notó la acción en la pantalla cuando la mano de Zeke se deslizó a lo largo de la cara interna de su muslo, a continuación, bajo su falda. Sus piernas, dándole un acceso más fácil. Él acarició su hendidura, luego se deslizó dentro. Se adentró más y acarició su pasaje interior, construyendo un increíble calor en ella. Su punto—G... ¡oh Dios, él sabía dónde estaba y cómo usarlo! El calor impregnó todo su cuerpo. El placer se construyó dentro de ella, cobrando fuerza... entonces él se detuvo y retiró su mano. Ella casi gimió en voz alta. Trató de prestar atención a la película... algunos coches persiguiéndose a través del telón de fondo de parpadeantes calles de ciudad… pero no podía concentrarse. Quería sus manos sobre ella. Después de una angustiosa espera, su mano regresó a su muslo, entonces acarició su coño de nuevo. Esta vez, apretó contra su clítoris. Ella estuvo a punto

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dedos acariciaron a lo largo de sus húmedos e hinchados labios. Ella abrió sus

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El Club de las Excomulgadas de gritar. Él aflojó, luego acarició suavemente. Ella tomó aire, luego echó su pelvis hacia delante, tratando de obtener más presión, pero él se apartó por completo. Maldita sea. El castigo por su entusiasmo. Finalmente, la acarició de nuevo. Ligeramente. Burlándose. Oh Dios, no lo suficiente. Durante toda la película la torturó así. Dándole un poco, entonces dejándola jadeante y con ganas. De vez en cuando, deslizaba sus dedos por debajo de ella y agarraba el extremo acampanado del dildo trasero con sus dedos y lo giraba un poco, enviando estremecimientos a través de ella. Cuando la película terminó y ella se sentó detrás de él a caballo de la motocicleta, casi se corrió varias veces sólo por la vibración del asiento de cuero debajo suyo.

elevarse al cielo en la parte posterior de esta gran máquina mientras volaba a través de la noche. En el momento en que llegaron a su apartamento, estaba casi jadeando. Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, se volvió hacia él y se arrojó contra él, envolviendo sus brazos alrededor suyo con fuerza y devorando su boca. Él la levantó, sus bocas todavía trabadas juntas, lenguas cavando profundo. Ella envolvió sus piernas alrededor de él mientras la llevaba hacia atrás. Su erección cubierta con el jean presionada contra ella, volviéndola salvaje. Lo quería dentro suyo. Lo necesitaba dentro de ella. Su lengua acarició el interior de su caliente boca hambrientamente mientras él la empujaba a través de la puerta de la cocina. Sintió algo duro y frío por debajo suyo y se dio cuenta que la había situado sobre la encimera. Ella le acarició el

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Pero luchó contra el impulso de dejarse ir. Luchó contra el intenso deseo de

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El Club de las Excomulgadas pecho hacia abajo y buscó a tientas la cremallera de sus jeans y la arrastró hacia abajo, acariciando el bulto de su pene con su otra mano, deseosa de sentirlo en la carne. Metió la mano dentro, recompensada con la sensación de su polla dura como mármol. Ella envolvió sus dedos alrededor de la dura y caliente carne y la sacó, luego le acarició. Él gimió. Su mano ahueco su pecho y su pezón se empujó en la palma de él con desesperada necesidad. Ella se recostó contra el armario detrás suyo y empujó su pelvis hacia delante. —Te quiero dentro de mí —Ella colocó su glande contra su dolorida vagina. —Dios, estás tan mojada —Sus palabras guturales rechinaron a través de ella. Giró sus caderas hacia delante, tratando de tomar su duro eje dentro suyo, pero su glande simplemente golpeó su húmeda carne. Su lengua empujó en su boca. —Oh, por favor. Te necesito ahora —Ella tiró de su erección.

abrumada por la intensa necesidad de unirse con él. Ella liberó su boca. —¡Amo, por favor, fóllame! Él gimió, entonces empujó hacia delante. Un rápido y duro empuje. Estirándola. Penetrándola por completo. Ella gimió ante el intenso éxtasis de su polla dura llenándola. La opresión en su culo del dildo aún dentro de ella aumentó el potente placer. Se aferró a sus hombros, sus piernas envueltas a su alrededor, y gimió cuando él empujó de nuevo. Calientes ondas de intenso placer la recorrieron. Otro empuje chamuscó sus terminaciones nerviosas. Su dura polla se deslizó en ella una y otra vez. Su cuerpo reclamando el de ella. Consumiéndola. Llenándola de placer cegador hasta que se desplomó en un paradisíaco lugar de total felicidad.

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Él succionó su lengua, tirándola más profundo en su boca. Ella gimió,

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El Club de las Excomulgadas Ella gimió, el sonido reverberando a través suyo, llevándola aún más lejos en ese lugar gozoso de pura sensación. Su pene se sacudió profundamente, entonces latió en su interior, pulsando con calor. Él gimió, abrazándola con fuerza contra él, su cabeza metida fuertemente contra su pecho. Ambos jadearon por aire. Cuando acarició el suave cuero contra su cara, se dio cuenta de que todavía llevaba su chaqueta. De hecho, todavía estaba plenamente vestido. Ambos lo estaban... excepto por su falta de bragas. Él le acarició el pelo, luego apretó sus labios en su cuello. Después de acariciarla con la nariz por un momento, él retrocedió y sonrió hacia ella. —Creo que disfrutaste de nuestra noche fuera, después de todo. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y lo besó. —Fue sensacional. Sobre todo la última parte.

metió las manos debajo de sus rodillas y la levantó, inclinando sus caderas hacia arriba. Acarició su culo, entonces ella sintió algo moverse dentro suyo. El dildo. Casi lo había olvidado. La llevó al dormitorio y la acostó en la cama. La sensación de sus dedos rozando sus pies mientras él le quitaba los zapatos envió estremecimientos bailando a través de ella. Le quitó la falda y la blusa, dejándola recostada en la cama con sólo su sostén de encaje azul marino. Él sonrió mientras se quitaba la chaqueta de cuero y la lanzaba sobre la silla. Se sentó a su lado y acarició su cuerpo con sus manos. Amplias caricias desde el tobillo hasta la cadera, por sus costillas y encima de sus hombros, a continuación, de nuevo, nunca tocando sus pechos o el dolorido —y completamente desnudo— montículo entre sus piernas. Ella se arqueó y giró mientras sus manos acariciaron por encima de sus

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—Sabes que aún no hemos terminado —Él le acarició el muslo, entonces

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El Club de las Excomulgadas caderas, pero él se echó a reír y hábilmente evitó el contacto con su necesitada apertura. Por último, él arqueó su pierna por encima de ella, trabando los muslos de ella entre sus rodillas, y acarició la parte inferior de su sostén, luego metió sus manos detrás de ella y lo desabrochó. Cuando lo liberó, su respiración se aceleró, a sabiendas de que sus manos estarían sobre ella pronto. Le quitó el sujetador y sus sexys ojos verde oliva se oscurecieron mientras contemplaba sus pezones, los que se ciñeron ante su intenso escrutinio. Ahora ella estaba totalmente desnuda —atrapada entre sus piernas vestidas con jeans— mientras él estaba completamente vestido. Como si fuera su propia esclava sexual privada. Él pasó sus manos por sus costillas, a continuación las deslizó sobre sus pechos, sin llegar a sus doloridos pezones. Oh Dios, quería que él tocara sus duras protuberancias. Él sonrió, luego acarició uno con su dedo. Ella gimió ante la deliciosa sensación.

apretando contra su pecho mientras gemía de nuevo, pasando sus dedos a través de su largo pelo negro hasta los hombros. Ella arqueó sus caderas hacia arriba, con la esperanza de frotarse contra él, pero sus rodillas la mantuvieron en su lugar. Liberó su pezón y se enderezó, sonriendo mientras se quitaba su chaleco de jean negro, a continuación, agarró el borde de su camiseta negra y tiró de esta por su torso, dejando al descubierto apretados y bien definidos músculos junto con sus abdominales y pecho, luego la arrastró por encima de su cabeza y la tiró a un lado. Ella pasó sus dedos a lo largo del serpenteante dragón dorado tatuado en su pecho, bajando por los duros bordes de su estómago, entonces liberó su cinturón de cuero con tachas plateadas de la hebilla de acero inoxidable. Él se puso de pie y bajó sus jeans al suelo, luego se despojó de sus bóxers gris pizarra. Ella rodó sobre su costado y alargó su mano hacia su hinchada polla. Envolvió sus manos alrededor de su grueso eje y lo acarició. Caliente carne deslizándose sobre granito.

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Entonces se inclinó hacia abajo y lamió el otro pezón y ella agarró la cabeza

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El Club de las Excomulgadas Él se acercó y ella se retorció alrededor hasta que su cabeza colgaba sobre el extremo de la cama, entonces lamió la punta en forma de hongo. Arremolinó su lengua una y otra vez alrededor, luego envolvió sus labios a su alrededor y tragó su amplio glande. Este llenó su boca muy bien. Arrastró sus dientes ligeramente a lo largo de la cresta, entonces succionó. Su gemido la deleitó. Ella lo tomó más profundo, succionando y apretando. Él volvió a gemir mientras ella pasaba sus manos por encima de su duro culo y abría su garganta, entonces tiró de él más cerca así se deslizaba profundamente en ella. En esta posición, ella podía tener casi toda su impresionante longitud en su garganta. Él se deslizó dentro y fuera varias veces mientras ella ahuecaba sus bolas en una mano. —Oh, cosa dulce, tú eres algo más —Él ahuecó sus mejillas, acariciando suavemente debajo de su barbilla mientras lentamente la penetraba—. Esto se siente tan condenadamente bien —Se tensó—. Oh, maldita sea, estoy jodidamente cerca… yo… Él gimió, poniéndose rígido mientras caliente líquido estalló abajo por su garganta. Una emoción se disparó a través de ella de que él no pudiera controlarse

—Maldita sea, mujer, eres tan caliente. Él sacó la polla de su boca, entonces se inclinó y capturó sus labios, deslizando su lengua profundamente en su boca y explorando a fondo. Cuando la soltó, ella jadeaba por aire. —¿Tienes un vibrador? —preguntó él, sus ojos verde oscuro lanzándose hacia la mesita de noche. —¿Allí? Ella asintió, entonces giró alrededor para apoyar su cabeza en la almohada de nuevo. Él abrió el cajón y ella se sonrojó cuando se dio cuenta de que vería que tenía tres diferentes. Él sonrió y sacó el más grande. Era grueso y largo, con una forma muy realista, incluyendo venas y crestas. —Veo que te gusta grande.

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a sí mismo con ella. Ella apretó y chupó mientras él llegaba al clímax.

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El Club de las Excomulgadas Lo dejó caer de nuevo en el cajón y sacó uno con un estimulador de clítoris al lado del eje. Ese conseguía hacer bien el trabajo todas las veces. Él deslizó la palanca y este ronroneó a la vida. El familiar sonido envió calor zumbando a través de ella. Presionó su dedo en la punta del estimulador del clítoris y sonrió. —Interesante —Él la miró fijamente, sus ojos oliva quemando—. Me encantaría verte usar este en algún momento —Su polla aumentó a medida que hablaba. Apagó el aparato y lo desechó, también, a continuación, sacó el último. Al igual que el primero, era también de aspecto realista, a pesar del color rosa chocante, pero éste era de un tamaño más modesto. —Este lo hará muy bien —Cerró el cajón, luego se sentó junto a ella otra vez. Encendió el dispositivo y lo deslizó a lo largo de su pecho, luego sobre un montículo. Lo arrastró ligeramente por encima del pezón, enviando ondulantes pulsos a través de ella.

su cuello, luego a lo largo de su mandíbula. —Abre tu boca. Ella abrió, de forma automática obedeciendo su autoritario tono. El metió el palpitante miembro en su boca, brevemente, luego sostuvo la punta contra su labio inferior. Su lengua se disparó fuera y lamió la punta vibratoria. —Envuelve tus labios alrededor y chupa. Ella arqueó su cuello hacia adelante y obedeció. El eje de silicona vibro contra sus labios y lo chupó. Su boca se estremeció con la suave vibración del dispositivo. Él lo extrajo, a continuación, lo presionó contra sus muslos, entonces lo

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Lo deslizó hacia arriba, entonces a lo largo de su clavícula, por el costado de

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El Club de las Excomulgadas golpeó entre ellos, empujando a través de su dolorida vagina. Lo deslizó a lo largo de su húmeda apertura, ida y vuelta. Ella lo quería en su interior. En realidad, lo quería a él dentro, pero esto serviría por el momento. Abrió sus muslos y se arqueó hacia arriba. —Ansiosa, ¿verdad? Lo deslizó sobre ella otra vez, luego se inclinó hacia adelante y besó su muslo. Ella suspiró. Entonces él cubrió su hendidura con su boca y lamió. Ella gimió en agónico placer. Mientras chupaba sobre su clítoris, ella jadeó y se aferró a su cabello. Él levantó su cabeza, entonces la vibrante polla tocó su clítoris y espasmos de placer se dispararon a través de ella en un orgasmo instantáneo. Él la acarició con el vibrante dispositivo y ella llorisqueo su liberación. Deslizó la polla rosa chocante en su interior. Profundamente al principio, a

—Bien, ahora estamos listos. ¿Listos para qué? Con la polla aún dentro de ella, la agarró por las caderas y la arrastró hasta el borde de la cama. Ella dejó caer sus pies al suelo y él la ayudó a levantarse. —Date la vuelta —Ordenó. Ella obedeció y él tomó un par de almohadas y las dejó caer delante suyo. —Apóyate en la cama. Se inclinó hacia delante, apoyando su cabeza en las almohadas, dejando a su parte trasera alta y accesible. Él acarició su culo, entonces ella sintió el dildo dentro de su apertura trasera girar alrededor. Luego lo sacó. Antes de que pudiera

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continuación, dentro y fuera unas cuantas veces.

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El Club de las Excomulgadas conseguir acostumbrarse a la resultante sensación de vacuidad, apagó el vibrador y lo sacó de su raja húmeda, entonces lo presionó contra su culo. —Oh. El glande golpeó su apertura trasera, entonces él empujó hacia adelante y la polla lentamente se deslizó dentro de ella. La excitación se estremeció a través de ella cuando su polla de carne verdadera golpeó su vagina. Se condujo hacia adelante, llenándola con la caliente y dura polla. Con su brazo alrededor de su cintura, él la sostuvo apretada contra su cuerpo. Mientras él tiraba de su propia polla hacia atrás, también echaba hacia atrás la polla en su culo. Cuando se conducía hacia delante de nuevo, lo hizo con las dos. Aumentó el ritmo, pulsando dentro y fuera de sus dos aperturas. Como dos hombres. Ambos follándola. Imágenes de Ty también empujando en ella enviaron su pulso por las nubes.

construyó en su interior. —Oh Dios, sí —Ella aspiró aire y gimió mientras él se mantuvo empujando. Dentro y fuera. Más profundo y más rápido. Zeke. Y Ty. Ambos en su interior. Él le acarició el cuello. —¿Te gusta la idea de ser follada por dos hombres? Los dos moviéndonos en tu dulce cuerpecito. Ella asintió con la cabeza, incapaz de pronunciar una palabra mientras el placer florecía en verdadero gozo. Cada terminación nerviosa electrificada. —¿Vas a correrte, cosa dulce? —preguntó él mientras se conducía más

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Sus manos se aferraron a las almohadas cuando un intenso placer se

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El Club de las Excomulgadas profundo. Ella asintió de nuevo, a continuación, gritó en éxtasis. Perdió todo sentido del tiempo y el espacio mientras simplemente montaba la ola de pura alegría no adulterada. Zeke se tensó detrás de ella, su ingle estremeciéndose en espasmos. Luego se desplomó contra su espalda, succionando aire. Ambas pollas se deslizaron lejos. —Dios mío, mujer, follarte es intenso. Una energía jubilosa burbujeó a través de ella y empezó a reír. Se tumbó de costado, entonces se deslizó por el borde de la cama, sus risitas volviéndose risas. Él se salió de encima de ella, rodó sobre su costado, tirándola contra su cuerpo, riendo todo el tiempo. Mientras yacía en la alfombra, metida contra su fuerte y cálido cuerpo, ella sonrió, aun excitada de la abrumadora experiencia erótica que acababan de compartir. Eso sin duda había reventado las puertas de cualquier duda que pudiera haber tenido sobre involucrarse con un hombre como Zeke. Buen Dios, nunca se sentido tan increíblemente sexy. ***** Zeke sostuvo a Marie cerca, viendo su hermoso rostro a la luz de la luna mientras ella dormía. Mierda, nunca habría creído que una mujer podría meterse debajo de su piel como esta lo había hecho. Su amor por la aventura y el deseo de probar cosas nuevas la hacían excepcionalmente divertida para estar alrededor. Y su entrañable dulzura combinaba con su exuberancia para explorar un nuevo mundo de experiencia sexual demostraba ser un poderoso afrodisíaco. Pero más que eso, él se sentía especial cuando estaba con ella. Su delicada feminidad le hacía sentirse fuerte y poderoso, aunque la evidente fuerza de voluntad de ella le aseguraba que no era frágil. Él podía dominarla sabiendo que

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había sentido tan viva como lo hacía en sus brazos. Y ciertamente, nunca se había

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El Club de las Excomulgadas ella mantendría su sentido de sí misma. Y su sentido del humor. Sonrió al recordarse rodando por el suelo con ella después hacer el amor tan intensamente. Risa combinada con sexo. A él le encantó. Desde que la había conocido, se había encontrado esperando cada nuevo día sólo para poder estar con ella. Apretó sus brazos alrededor de ella. Era una gran cosa que ella lo aceptaba por lo que era. La mayoría de la gente no ve más allá de los tatuajes de sus brazos, la forma de vestir, y los picos perforados en sus cejas. Muchos se muestran ansiosos o intimidados, o reaccionan con desdén. Por supuesto, algunas mujeres encuentran sexys sus ásperos bordes. Pero típicamente, o bien querían una corta aventura para satisfacer su sentido de peligro, y después seguir adelante, o tenían un borde áspero propio. Pero Marie no. Él le acarició la mejilla. Tan femenina y tan dulce. Todas las cosas que encontraba tan seductoras en Marie eran probablemente aceptación. Su corazón dolía al pensar en tomar la mujer que Ty quería. Y había quedado claro que Ty la quería. Zeke había visto esa mirada en los ojos de Ty antes. Probablemente había tenido un plan. Marie había dicho que ella había terminado una larga relación recientemente. Conociendo a Ty, él habría estado esperando el momento adecuado. Por desgracia, Zeke se había presentado antes de que Ty hubiera hecho su movimiento. Maldita sea, Zeke no podía robarle la mujer a Ty. Él no haría nada para lastimarlo otra vez. ¿Incluso si eso significaba renunciar a la mejor cosa que le había sucedió alguna vez?

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las que Ty encontraba atractivas, también. Él y Ty eran hombres en busca de

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El Club de las Excomulgadas ¿Qué pasa si Marie no estaba interesada en Ty? ¿O qué si ellos empezaban a salir y se apagaban? Zeke habría perdido a Marie sin ninguna razón. Excepto que si él no renunciaba a ella, Ty no conseguiría su oportunidad para persuadir a Marie, y su resentimiento se agrandaría. Si solo hubiera alguna manera de que pudiera averiguar si Marie estaba interesada en Ty antes de renunciar a ella. ***** Marie se despertó con la sensación de un duro pecho masculino contra su mejilla. Abrió los ojos y se encontró frente a un par de ojos azules. Ella parpadeó. Ojos de dragón. En el gran tatuaje cubriendo el pecho de Zeke, los colores deliciosamente brillantes a la deslumbrante luz del sol entrando a raudales por la ventana. Ella acarició su mejilla contra el dragón, luego le besó la nariz. Sus labios rozaron a lo largo del cuello de la bestia, hasta que alcanzó el perlado pezón de Zeke. Ella mordió, entonces lamió. Él murmuró en aprobación. Su mano acarició anticipación zumbando a través de ella. Justo cuando sus dedos acariciaron sobre su ya elevada polla, con un rápido movimiento él agarró su muñeca, entonces la tumbó de espaldas. Capturando su otra muñeca, él se arrastró sobre ella, y clavó sus dos manos sobre su cabeza. Él le sonrió, entonces le acarició el cuello, enviando sus hormonas en remolino. Ella miró hacia arriba a su hermosa y fuerte cara. La luz se reflejaba de los picos de metal en su ceja. —Buen día —Ella sonrió. —Sí, lo es —Aun sosteniendo sus manos fijas, se hizo hacia atrás sobre sus rodillas y miró hacia sus pechos desnudos.

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abajo los duros contornos de su estómago, entonces se arrastró más abajo, la

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El Club de las Excomulgadas Los pezones se apretaron en duras protuberancias. —Una mañana increíble. Llena de posibilidades. Él presionó una rodilla entre sus muslos, entonces la otra, y ella amplió sus piernas para acomodarlo, su vagina doliendo de necesidad. ¿Se conduciría en ella ahora, sin juegos previos, solo un rudo y áspero acoplamiento? Sus entrañas palpitaron de necesidad. Pero él simplemente la miraba. —Creo que deberíamos tener una pequeña charla —dijo él finalmente. —¿Charlar? —Eso no es exactamente lo que ella tenía ganas de hacer justo ahora. —Sólo quiero saber cuáles son tus intenciones —dijo él. —¿Mis intenciones? —Sonrió—. Bueno, ahora... ser penetrada. Él se rió entre dientes. —Eso como que me lleva a mi punto.

y se arqueó, tratando de acercarse a su polla en constante aumento, pero sin suerte. —Estoy empezando a pensar que sólo me quieres por mi cuerpo —dijo. —Bueno, es un maldito buen cuerpo —Ella sonrió con picardía. —Y tú lo usas muy bien. Él apretó sus piernas más separadas y acarició su pierna contra su raja. Ella gimió al sentir su musculosa carne acariciarla. —Ahora, sé buena y presta atención. Ella asintió con la cabeza. —Sí, Amo.

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—Realmente me gustaría tener tu punto —Ella se retorció contra sus rodillas

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El Club de las Excomulgadas —Ahora, ahí mismo. Eso es parte de lo que quiero hablar. Tú y yo hemos estado jugando Dominación y sumisión, pero ha sido muy suave. Lo que quiero saber es... Su pausa permaneció hasta que finalmente ella lo estimuló. —¿Sí?

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—¿Qué pasa si lo elevo varias muescas?

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Siete La adrenalina corrió a través de ella, disparando su nivel de excitación varias muescas. —Yo... eh... síp... —Su estómago se estremeció—. Eso sería... — Emocionante. Intoxicante.— ...genial. Él acercó su cara a la de ella. —Así que si te pido que seas mi esclava, y hagas cualquier cosa que quiera..., ¿estarías de acuerdo? ¿Cualquier cosa? Ella miró a sus cálidos ojos verde oliva. A pesar de su duro aspecto, los tatuajes, piercings, y el comportamiento rudo, ella sabía que él era un buen hombre. Podía sentirlo.

—Quiero empujarte más allá de tu zona de confort. Me gusta empujar los límites y necesito una mujer que esté dispuesta a correr el riesgo. Ir por algo de aventura. Pero todavía tengo que encontrar a una mujer que me pueda manejar, y quiero darte la oportunidad de poner fin a esta cosa antes de que vayamos más lejos. Casi daba la impresión de que estaba tratando de asustarla. —Estoy dispuesta a darle una oportunidad —Ella abrió mucho sus muslos y presionó sus pechos más alto. —Amo. Él miró hacia sus pezones puntiagudos y sonrió, sus ojos verde oliva oscureciéndose. Hundió su cabeza y mordisqueó un duro pezón, luego chupó. Ella gimió ante el exquisito placer. Besó hacia abajo por sus costillas hasta su ombligo y

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—Confío en ti. ¿Qué tienes en mente?

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El Club de las Excomulgadas su lengua se arremolinó en éste, entonces se dispuso a bajar. Su corazón latía con fuerza mientras anticipaba su toque más abajo. Pero tan pronto como llegó a sus rizos púbicos, cambió de dirección, besó el ombligo y se sentó. Le soltó las muñecas, la rodó sobre su costado y palmeó su trasero. —Ahora, esclava. Ve a hacer el desayuno. —¿Qué? —Esto no era para nada lo que esperaba. —La respuesta correcta es “Sí, Amo”. Se puso de pie y entrecerró los ojos mientras lo miraba fijamente. ¿Se suponía que iba a desafiarlo para desencadenar algún tipo de castigo? ¿O su rechazo indicaría una falta de voluntad para seguir sus órdenes? Ella decidió ir a lo seguro.

—Sin ropa. Te quiero desnuda. Bueno, esto era un poco más como él. —Sí, Amo. Ella entró en la cocina y empezó a preparar huevos con tocino. Jade, que yacía sobre su alfombrado árbol de gato, bañado por un rayo de sol, abrió los ojos para observar a Marie por unos momentos. Cuando se aseguró que ningún gato se acercaba, cerró los ojos y se volvió a dormir. El desayuno estaba muy avanzado cuando Zeke apareció en la cocina, completamente bañado y vestido, pero todavía lucía una sombra increíblemente sexy de barba en su cara y barbilla. Se sirvió una taza de café mientras la observaba cocinar. Podía sentir su mirada deslizándose sobre su cuerpo... y permanecer en

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—Sí, Amo —Se estiró por su ropa.

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El Club de las Excomulgadas lugares selectos. Agarró una espátula y puso los huevos en dos platos, luego añadió tocino. Había colocado un lugar para Zeke en la mesa redonda de la cocina y uno para ella a su lado. Ya había puesto un plato de tostadas en la mesa, junto con un tarro de mermelada y de miel. Se puso de pie junto a la silla, esperando a que él se sentara. Él le agarró la mano y tiró de ella en sus brazos. Su corazón palpitó mientras su lengua se mezclaba en su boca y exploraba a fondo su calor interno. Él atrajo su pelvis hacia sí y podía sentir su bulto contra su vientre. Ella quería caer de rodillas justo en aquel instante, sacar su polla y darse un festín. Él acarició con sus manos sus nalgas desnudas, luego le dio un ligero azote. —Siéntate y come —dijo. —Sí, amo. Se sentó como lo hizo él, y empezó a comer los huevos. Zeke tomó un sorbo deslizó hacia arriba por su muslo. Encontró su montículo y lo acarició. —Delicioso —dijo mientras sus dedos ahondaban en su interior. Ella abrió sus piernas y él presionó más adentro. Dos dedos, luego tres. —Sigue comiendo —dijo él, cuando se dio cuenta de que había hecho una pausa, disfrutando su toque. Sus dedos se retiraron y se deslizaron hacia su clítoris dolorido. Barrió hacia éste, entonces acarició suavemente. Ella se arqueó un poco hacia adelante, con ganas de más, pero él se retiró.

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de café, luego recogió su tenedor y tomó un bocado. Al mismo tiempo, su mano se

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El Club de las Excomulgadas ¡Maldición! Comió un poco más, y en poco tiempo, su mano la encontró de nuevo. Le acarició el clítoris y ella se quedó quieta. Él la recompensó acariciándola hasta que ella pudo sentir el placer construyéndose... ondeando a través suyo mientras un orgasmo se acercaba... entonces él se detuvo. Bebió un sorbo de su café y comió un poco más, haciendo caso omiso de su inquietud. Unos minutos más tarde, la acarició de nuevo, hasta que estuvo oh, tan cerca... luego se detuvo. Una vez más. Para cuando terminaron de desayunar, quería rogarle que le diera el placer que ella tanto deseaba. Pero no lo hizo. Había aprendido que Zeke sabía cómo prolongar su placer y el premio merecía la pena la espera. Él empujó su plato a un lado y volvió su mirada hacia ella. Ella se puso de pie, sus rodillas de goma, y llevó los dos platos vacíos al los platos en el lavavajillas. Una vez que cerró la puerta del aparato, él envolvió sus manos alrededor de su cintura y le dio la vuelta, luego capturó sus labios de nuevo. Sus senos desnudos, los pezones doloridos, presionaron contra el suave algodón de su camiseta, estirada por sus duros músculos masculinos. Ella se inclinó hacia él, queriendo sentirlo contra cada pulgada de su cuerpo. —Esclava, arrodíllate y saca mi polla. ¡Oh, sip, nene! Se dejó caer de rodillas y bajó la cremallera de sus pantalones, luego metió la mano por el premio. Sus dedos se envolvieron alrededor de su polla gruesa y dura y la sacó. Caliente. Dura. Y enorme.

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lavavajillas, luego recogió las tazas de café vacías. Zeke la siguió y la observó poner

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El Club de las Excomulgadas Ella envolvió sus labios alrededor de él. Su glande llenó su boca. Ella arremolinó su lengua alrededor y alrededor, amando el gemido de aprobación que él hizo. Deslizó hacia abajo su eje, tomándolo tan profundo como pudo. Relajó su garganta y lo llevó aún más profundo. Él gimió de nuevo. Sus dedos acariciaron su pelo. —Hazme venir, cosa dulce. Ella condujo arriba y abajo su dura polla, chupando y apretando, mientras acariciaba su trasero gloriosamente duro. Él se tensó y su polla tembló, luego gimió mientras un líquido caliente llenaba su boca. Ella tragó, luego sonrió y se levantó. Él la tiró en sus brazos y la besó apasionadamente, sus manos acariciando su culo de una manera muy prometedora. —Te mereces una recompensa por eso. Él le dio la vuelta y la inclinó sobre el mostrador de la cocina. La fría encimera de granito la sobresaltó, haciendo que sus pezones palpitaran con la piernas, acariciando su mojado coño. ¿Presionaría su boca en su apertura? ¿O deslizaría su polla dentro y la follaría lentamente? Ella sintió que su desinflada polla presionaba en su contra, hinchándose instantáneamente mientras se deslizaba contra su carne húmeda. La presionó con fuerza contra su raja y la deslizó de ida y vuelta sobre su carne palpitante. Cuando estuvo larga y dura otra vez, él la golpeó contra su apertura. Su dedo tocó ligeramente su clítoris mientras el duro eje se deslizaba dentro de ella. Profundamente dentro. Él no se retiró, sólo se quedó enterrado en su interior. Tocó su clítoris otra vez y ella pensó que iba a estallar de placer, pero él liberó el sensible brote. Su pelvis

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sensación, pero lo ignoró, concentrándose en sus manos deslizándose entre sus

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El Club de las Excomulgadas todavía presionando fuertemente contra la suya, sus manos se deslizaron bajo su cuerpo y ahuecaron sus pechos. Empujó hacia atrás contra él, queriendo su polla todavía más profundo, pero esto hizo una pequeña diferencia. Ella lo apretó dentro suyo, agarrándolo con fuerza, luego soltando, luego apretando de nuevo. Oh Dios, ella quería correrse. Él pellizcó sus pezones, luego retrocedió. Su pene salió, dejándola vacía. Ella continuó inclinada sobre el mostrador, esperando que él la penetrara de nuevo. Con la esperanza de que la follara hasta que ella estallara en éxtasis. —Levántate —dijo él. Ella se puso de pie y se volvió hacia él, sabiendo que su necesidad debía notarse claramente en su mirada vidriosa y sus ardientes mejillas. —Sígueme —La condujo al dormitorio y sus esperanzas se dispararon—. Acuéstate en la cama y separa tus piernas. —Sí, amo —Saltó sobre la cama y se acostó, luego abrió sus piernas, una

Él recogió un brazalete de tela azul y lo envolvió alrededor de uno de sus tobillos. Se sujetaba con velcro. Luego sujetó otro brazalete alrededor de su otro tobillo. Ella no había notado los brazaletes cuando entró en la habitación, pero ahora se dio cuenta de que también había dos junto a la almohada. Los cuatro brazaletes estaban sujetos a correas que desaparecían alrededor de los bordes del colchón. Él ató los brazaletes alrededor de sus muñecas y ajustó las correas hasta que sus brazos y piernas estuvieron retirados muy separados. —Espera aquí —dijo él, luego se giró para salir de la habitación. Como si ella tuviera otra opción. Mientras yacía allí sola, despatarrada sobre la cama, todo su cuerpo vibraba con anticipación. Recordó la sensación de su enorme polla dentro de ella tan sólo

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gran sonrisa en su rostro.

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El Club de las Excomulgadas unos minutos atrás, estirándola. Ahora pensó en ésta moviéndose dentro suyo, su duro cuerpo masculino bombeando en su interior. Zeke regresó diez minutos más tarde llevando un pedazo de papel. Lo colocó sobre la cómoda, entonces agarró una correa negra de la mesilla de noche. —Abre tu boca. Ella lo hizo y se dio cuenta de que la correa era en realidad una mordaza mientras él empujaba una pelota en su boca. A medida que su boca se cerraba alrededor de ésta, notó que la pelota era en realidad la forma de un glande. Su lengua la exploró mientras le ataba la correa por detrás de su cabeza. Él pasó su pulgar sobre su clítoris y ella se arqueó contra él. —Estás totalmente lista y quieres que te folle, ¿verdad? Ella asintió con la cabeza. —Realmente, realmente necesitas a un hombre dentro de ti, ¿verdad?

—No tengo la intención de follarte... Sus ojos se abrieron y el latido entre sus piernas se intensificó. —No ahora, de todos modos —Sonrió—. ¿Estás lista para empujar tus límites? Oh Dios, ella quería que la follara. Ella asintió con la cabeza. —Bueno, esto es lo que va a pasar.

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Ella asintió de nuevo, apretando el glande en su boca.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Ocho Ty dejó su periódico y se levantó para responder la puerta. Mientras caminaba hacia ésta, vio un sobre que estaba en el suelo delante de la puerta. Alguien debió haberlo deslizado por debajo. Se asomó por la mirilla, pero no vio a ninguna persona al otro lado, por lo que recogió el sobre y lo abrió. Sacó una hoja de papel con una nota escrita por ordenador. Ty, Necesito tu ayuda, por favor, ven y entra. Marie Extraño que Marie dejara una nota cuando podía simplemente esperar a que abriera la puerta. ¿Y por qué escribía una nota en ordenador en vez de escribirla a mano? Se dirigió a la cocina. ¿Qué tipo de ayuda necesitaba que no se la podía pedir a

Probablemente toda la noche. Sus entrañas se apretaron con el pensamiento de Zeke por allí en la cama con Marie. Haciéndole el amor a Marie. Zeke le había robado a Ashley hace unos años y ahora le había robado a Marie. Dios, maldita sea. ¿Por qué demonios tenía que aparecer ahora y arruinar todo? Agarró la llave de Marie del cajón, luego se dirigió por el pasillo. Golpeó la puerta, pero ella no contestó, así que entró, como ella había instruido. —¿Marie? —Llamó. Cuando ella no respondió, entró en la cocina, pero no estaba allí—. ¿Marie? —Llamó de nuevo. La bola de pelos corrió a la cocina, maullando con fuerza. Ty se dio cuenta de una nota sobre el mostrador y antes de que pudiera agarrarla, el gato se subió

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Zeke? Después de todo, el tipo había estado por allí justo anoche.

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El Club de las Excomulgadas sobre el mostrador y se sentó sobre esta, entonces empujó su cabeza contra la mano de Ty. Éste recogió al animal y lo acarició distraídamente mientras echaba un vistazo hacia el pedazo de papel. Estoy en mi dormitorio. El corazón de Ty duplicó su velocidad ante la idea de que Marie lo invitara a su dormitorio. Su polla tembló, pero él empujó sus pensamientos lujuriosos a un lado, sabiendo que esto podría no ser lo que estaba esperando que fuera. Caminó por el pasillo y se asomó en su dormitorio de invitados. El ordenador estaba apagado y la habitación vacía. Siguió por el pasillo y vio una nota en la puerta de su dormitorio. Entra. Un temblor corrió a toda velocidad a través de él. Todo tipo de excitantes ideas corrían por su cabeza, pero él las hizo a un lado, reacio a hacerse esperanzas. Empujó la puerta abierta.

Marie escuchó la llave en la cerradura de la puerta de su apartamento. Oh Dios, ¿ese era Ty o Zeke que había regresado? Entonces oyó a Ty gritar su nombre. ¿Qué pensaría Ty cuando la viera? Sintió que sus mejillas ardían. Plagada de dudas, deseaba escurrirse de la cama y esconderse. Al principio cuando Zeke le dijo que iba a enviar a Ty aquí, ella se resistió, pero la realidad era que había deseado a Ty por mucho tiempo. Zeke lo conocía muy bien y le aseguró que aprobaría esto. Recordó esa primera mañana, en su apartamento cuando Zeke había hablado en broma sobre hacer un trío con Ty mientras él le había hecho el amor a ella. Mientras la follaba, le había dicho que se imaginara la polla de su vecino deslizándose en ella mientras él observaba desde la silla. La había tenido repitiendo

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El Club de las Excomulgadas el nombre de Ty, haciéndolo más real. Más tarde en la fantasía, Zeke le había dicho que se imaginara a ambos hombres bombeando en ella al mismo tiempo. Sus entrañas se estremecieron de necesidad. ¿Zeke esperaba observar en la vida real como lo había hecho en la fantasía? ¿Convencer a Ty para que la follara mientras él observaba, luego unirse a ellos? Ty gritó su nombre de nuevo, esta vez más cerca. Escuchó sus pasos en el pasillo fuera de su habitación. Oh Dios, ¿qué pensaría Ty cuando la viera? Todo esto era una locura —de lejos lo más loco que jamás había hecho. Pero al mismo tiempo, también era lo más emocionante. Nunca se había sentido tan decadente... y tan excitada en toda su vida. Ella recordó el calor en los ojos de Ty cuando a veces la miraba. Estaba segura de que la atracción entre ellos era mutua. Cuando la viera así, ¿lo encontraría tan excitante como ella lo encontraba? ¿Y actuaría sobre su atracción?

Dios, eso esperaba. ***** —Marie —Ty la llamó mientras empujaba la puerta abierta. Se congeló ante la imagen de Marie, totalmente desnuda y desparramada sobre la cama. Su polla se sacudió en atención mientras notaba sus pechos desnudos, sus piernas largas y delgadas, y un gran lazo morado envolviendola, de unas seis pulgadas de diámetro, estratégicamente situado sobre su pelvis, unido a una pieza de papel de carta que sobresalía por debajo. Entonces se dio cuenta que estaba amordazada y atada. —Oh, Dios, Marie, ¿estás bien?

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Ella respiró hondo cuando la puerta se abrió.

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El Club de las Excomulgadas No había sábanas o mantas a la vista para cubrirla, así que se quitó su camiseta mientras corría hacia la cama listo para soltarla. Luego desaceleró. ¿Y si acababa de entrar en medio de una excéntrica sesión de sexo de ella con Zeke? Él podía llegar en cualquier momento. —¿Estoy... interrumpiendo? ¿Está Zeke aquí? No quería encontrarse con Zeke. Un recuerdo de Ashley, amordazada y atada, ambos, él y Zeke bombeando dentro de ella, destelló a través de su mente, seguido de una oleada de ira. Hacia Zeke. Hacia Ashley. Hacia él mismo. Dios, maldita sea, si Zeke llegaba en ese justo momento, Ty probablemente lo golpearía. Marie negó con la cabeza, su mirada clavada en su pecho desnudo, con hambre en sus ojos. Él continuó hacia la cama y puso su camiseta sobre sus senos. Sus hermosos y redondos pechos maduros, los pezones arrugados en duras puntas. Se sentó al lado de ella y se estiró por detrás de su pelo para eliminar la mordaza, pero ella sacudió su cabeza y asintió hacia abajo.

Él alcanzó la nota, luego se dio cuenta que sería mejor dejarla donde estaba. Se movió por la cama y se quedó mirando lo escrito por ordenador. Ty. Estoy caliente, húmeda y lista para ti. Quiero que me toques. Por todas partes. Soy tu esclava de amor. ¡Tómame! Sus entrañas se estremecieron mientras su polla se sacudía. Su mirada

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Hacia la nota.

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El Club de las Excomulgadas chasqueó hacia la de Marie. Sus mejillas se habían teñido de carmesí, pero cuando él la miró, sus ojos azul cielo se oscurecieron. Metió la mano detrás de su cabeza y desató la mordaza, a pesar de sus sonidos de protesta. Él la sacó de su boca y se dio cuenta que era una mordaza glande, lo cual envió su torturada polla a otro ataque de temblor. Quería preguntarle si Zeke la había convencido de esto, pero si ella contestaba que sí, no sería capaz de seguir y, ahora mismo, no podía pensar en otra cosa que pasar sus manos por todo su encantador cuerpo desnudo. —Marie, ¿tu escribiste esta nota? —Cada palabra es verdad. Entonces Zeke la escribió, pero ella seguía adelante. ¿Era una travesura para ella? ¿Experimentación sexual? ¿O Zeke había estado interpretando el rol de su amo y le había ordenado esto? ¿Podría ser que Marie fuera una sumisa natural que no podía decir que no a su amo?

pero su polla seguía temblando de necesidad. Maldición, tenía que alejarse. No podía dejarse empujar hacia esto, no importa lo mucho que quisiera tocarla. Hacerle el amor dulce y apasionadamente. No podía permitir que Zeke utilizara a Marie para recomponer el pasado. No era justo para Marie y... respiró hondo mientras trataba de ignorar la casi imperiosa necesidad de hacer a un lado toda razón y simplemente ceder a su intenso deseo por ella... maldita sea, simplemente no podía dejar que Zeke la controlara de esta manera. Si Ty iba a estar con Marie, sería su elección, no la de Zeke. —Ty, estoy muy atraída por ti. —Marie, ¿me estás diciendo esto por qué estás siguiendo las órdenes de Zeke en su rol de dominación?

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El pensamiento de que Zeke hubiera orquestado todo esto hacia enojar a Ty,

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El Club de las Excomulgadas —No —murmuro ella. Su mirada se trabó en la punta de su lengua mientras se deslizaba por sus labios, dejándolos brillantes. —Te deseo —dijo ella—, y creo que el sentimiento es mutuo. Sus palabras enviaron su cabeza a girar. Su mirada se bloqueó con la de ella. Saber que ella se sentía atraída por él, también, envió un hambre rabiosa a través de él. Esto ponía una nueva luz sobre las cosas. Ella lo deseaba. Él acarició su largo pelo marrón detrás de sus orejas, amando la sensación de su sedosa piel bajo sus dedos. —No tienes idea cuanto. Ella sonrió.

***** Ty recogió la mordaza, luego hizo una pausa para mirar sus adorables y llenos labios. Se inclinó hacia abajo y capturó esos labios, luego deslizó su lengua en sus sedosas profundidades. El cielo. Exploró su calidez, sus manos ahuecando sus suaves mejillas. Era el cielo puro. Tocarla. Besarla. Y su polla palpitaba al pensar en qué pronto haría más. Él se apartó y le sonrió, luego empujó el glande de regreso en su boca y sujetó la mordaza en su lugar. —¿Quieres que te toque en todas partes?

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—Entonces, qué tal si tu me pones la mordaza de vuelta.

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El Club de las Excomulgadas Ella asintió, sus ojos brillando. Agarró su camiseta, holgadamente cubriendo sus pechos, y lentamente la arrastró a un lado, observando más y más de su delicada carne hacerse visible. La curva de su pecho, luego un duro y oscuro pezón rosado. Otro elevado montículo. Otra dura protuberancia. La camiseta cayó al suelo, dejando ambos senos visibles. Su pecho subía y bajaba mientras ella daba profundas respiraciones. Él sonrió y agarró la nota, con el lazo adjunto y los recogió. Su mirada clavada en su coño desnudo. Afeitado. Excepto un pequeño parche de rizos en forma de corazón en la parte superior. Oh hombre, él quería pasar su dedo a través de esos rizos, luego deslizarlo más abajo y sentir su humedad... pero quería hacer esto bien. No quería asustarla. ***** Cuando sus labios tocaron el cuello de Marie, un hormigueo de excitación quemó a través suyo. Él acarició con la nariz, luego besó hacia abajo. Acarició sobre su pecho, luego lo ahuecó en su cálida mano.

pensó que iba a desmayarse. No tenía ni idea de que el toque de Ty la excitaría tanto. Era tan parecido a los hombres con los que por lo general se citaba, sin embargo, su efecto en ella rivalizaba —si no superaba— lo que sentía con Zeke. Él succionó sobre su protuberancia y ella se arqueó hacia arriba, murmurando alrededor del glande en su boca. Ella chupó sobre este, deseando poder ver la polla de Ty. Chupar sobre la polla de Ty. Cuando él se había quitado la camiseta para cubrirla, su corazón se había derretido por el gesto encantador y protector. Esa noción romántica rápidamente se había convertido en pensamientos lujuriosos mientras contemplaba sus apretados y duros abdominales, y sus musculosos brazos y hombros.

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Su pezón empujó en su palma. Cuando su boca cubrió su otro pezón, ella

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El Club de las Excomulgadas Ty liberó su pezón y acarició sus pechos, sonriéndole. —Eres increíblemente hermosa, Marie. He querido hacer esto por mucho tiempo. Se inclinó hacia adelante y besó debajo de su pecho, luego hacia arriba. Alrededor de la aureola, pero nunca tocándolo. Luego, a su otro pecho. Besándola. Amorosamente. Con ternura. Ella sintió calidez y estremecimientos en todas partes. Apreciada. Entonces su boca se pegó a su pezón otra vez y su lengua se arremolinó sobre la dura protuberancia. Él succionó profundamente. Ella gimió. Sus manos se deslizaron sobre sus caderas, luego por sus muslos. Él acarició sus pantorrillas, luego sobre sus tobillos y alrededor de sus pies. Sostuvo un pie entre sus manos y acarició con una ligera presión. Masajeó su pie hasta que ella se volvió una masa sin hueso, entonces le dio a su otro pie el mismo

Él sonrió y presionó su boca en la planta de su pie, luego arrastró su lengua a lo largo de su sensible carne. Oh Dios, se sentía increíble. Su mirada se desvió de su cara a sus muslos abiertos, y la húmeda abertura en medio. El calor quemó a través de ella. Él liberó su pie y besó a lo largo de su pantorrilla, hacia arriba por el interior de su muslo, sus ojos marrones hirviendo a fuego lento con calor. Sus manos se deslizaron sobre sus caderas, luego sonrió y pasó la punta del dedo a través del pequeño parche de rizos. —Entonces, ¿qué tan mojada estás? —Él acarició a lo largo de su hendidura y silbó. —¡Maldición, estás mojada! Su dedo empujó dentro suyo y ella cerró sus parpados ante la intensa

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tratamiento.

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El Club de las Excomulgadas excitación temblando a través de ella. —Y muy malditamente caliente también. Él se puso de pie y sus parpados destellaron abiertos ante el sonido de su cinturón golpeando el suelo. Sus jeans se quedaron en un charco alrededor de sus pies. Salió de ellos, luego tiró de sus bóxers hacia abajo. Cuando se levantó, ella podía ver su polla grande y dura completamente erguida. ¿Grande? Dios mío, era enorme. Incluso más grande que la de Zeke. La cabeza, morada y tirante, llenaría su boca. Su lengua se deslizó sobre el glande de la mordaza. Él se movió al final de la cama y se arrodilló entre sus piernas. Acarició sus muslos, luego deslizó sus dedos a lo largo de su húmeda hendidura. La sensación de él tocándola allí envió su corazón revoloteando a un salvaje latido errático. Dos

Su pulgar rozó su clítoris y, ante la intensa sensación, gimió, aunque salió como un sonido sordo entre dientes. Él jugó con ella, sus dedos acariciando dentro y su pulgar rozando su sensible botón. Olas de placer se elevaron en ella y podía sentir esa dulce liberación hinchándose hacia ella. Entonces, se detuvo. Maldición, ¿será que estos dos chicos trabajan de la misma manera? Entonces, su boca la cubrió y el placer se disparó a través suyo de nuevo. Ella murmuró su agradecimiento, arqueándose contra él, queriendo más... más... ¡más! Pero cuando la ola se elevaba otra vez, prometiendo llevarla al cielo, él se detuvo de nuevo. Se incorporó sobre sus rodillas y le sonrió.

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de sus dedos se sumergieron dentro suyo y ella los apretó. Él se rió entre dientes.

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El Club de las Excomulgadas —Creo que te estoy frustrando. Créeme, quiero darte un orgasmo, solo quiero que nuestra primera vez sea... juntos. Su mirada se clavó en su polla erecta y dura. Juntos. Su enorme polla conduciéndose en ella. ¡Oh sip! —¿Quieres que te haga el amor ahora? Ella negó con la cabeza. Bueno, quería, pero primero, quería probar esa gran polla suya. Él parecía confundido. —¿No quieres que te lo haga? Ella asintió con la cabeza, luego murmuró contra la mordaza, esperando que entendiera la idea de quitársela. Él se estiró detrás de su cabeza y la desabrochó, luego la quitó. Tan pronto como el glande salió de su boca, ella dijo:

—¿Qué? Ella miró fijo hacia su polla y el sonrió. —¿Qué es lo que quieres, Marie?

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—Quiero, solo que... quiero otra cosa primero.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Nueve Marie rodó sus ojos, sabiendo que Ty iba a instarla a decirlo. —Quiero chupar tu polla. Él sonrió, luego se arrastró por encima de ella. Ella lamió sus labios cuando el gigante glande esforzado se acercó a su boca. Con una rodilla a cada lado de su pecho, él empujó su pelvis hacia adelante, su polla en su mano. Ella abrió, dando la bienvenida a su caliente y dura polla. La protuberante cabeza se deslizó dentro de su boca, llenándola. Lamió, arremolinando su lengua alrededor del pequeño agujero en la punta. Ella lo apretó dentro de su boca, luego inclinó su cabeza hacia adelante para tomarlo más profundo. Él se presionó dentro un poco, luego retrocedió… deslizándose dentro y fuera en pequeñas estocadas. Ella apretó y lamió. Sus pequeños empujes aumentaron la velocidad y ella sintió que él estaba cerca. Chupó, adorando la sensación de su dura carne en su boca, esperando su liberación.

Pero de repente él se liberó. —Maldición, mujer, te dije que quiero que nos corramos juntos. Ella sonrió por su temblorosa voz… y su dulce idea romántica. Él quería que su primera vez juntos fuera especial. —Lo siento… Amo. La mirada caliente de sus ojos cuando ella dijo Amo la cautivó. ¿Podría el Sr. Tipo Agradable Ty ser un dominante en secreto? —Maldición, eres sexy —Él se movió hacia abajo y besó su cuello, luego capturó su boca y la besó apasionadamente, quitándole el aliento.

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Queriendo hacerlo llegar al clímax.

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El Club de las Excomulgadas Ella sintió a su polla dar un codazo en su apertura. —Oh, sí. Su glande se presionó en ella, estirándola. —Oh Dios, Amo, fóllame. Él gimió, luego empujó profundamente dentro suyo. Ella gimió, sorprendida, y totalmente fascinada, ante la sensación de su enorme polla llenándola por completo. Él la sostuvo apretada contra su cuerpo. Su polla se sacudió dentro de ella, casi enviándola sobre el borde. —Ty, si tu… —Jadeó cuando él empezó a retirarse, su glande rozando contras las sensitivas paredes de su vagina, enviando eléctrico placer chispeando a través de ella—. Oh… si quieres que nos corramos juntos… —Ella sorbió otra respiración ante las exquisitas sensaciones parpadeando dentro suyo—. Juntos… — Él se deslizó dentro de nuevo y ella se sintió mareada—. Tendrás que… —gimió

Él se deslizó hacia atrás y, cuando empujó dentro de nuevo, ella se arqueó hacia adelante para encontrarlo. Ella lloriqueó por el intenso júbilo que se disparó atravesándola. Su polla se condujo más profundo y ella cayó en picado al éxtasis, apenas consiente de su ruidoso gemido cuando pulsó dentro suyo, llenándola con caliente líquido. Colapsando encima de ella, acarició con la nariz su cuello. Luego sus labios acariciaron los de ella en un dulce beso. Él se sentó y desamarró sus tobillos, luego sus muñecas, entonces la atrajo entre sus brazos. Sus labios acariciaron la parte de arriba de su cabeza mientras la envolvía en su abrazo, sosteniéndola apretada contra su amplio, fuerte pecho.

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cuando las olas de placer flotaron a través de ella— apresurarte.

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El Club de las Excomulgadas Nunca se había sentido tan querida o protegida. ***** Zeke yacía en la cama, mirando fijo hacia el techo, preguntándose que estarían haciendo Marie y Ty en ese momento. Él podía imaginar a Ty encontrando a Marie extendida desnuda sobre la cama, sus brazos y piernas atados. Los pensamientos inmediatos de Ty probablemente habían sido liberarla; y muy probable golpear a Zeke hasta dejarlo hecho puré. Hasta que él encontrara la nota. Las cosas habrían cambiado. Ty se daría cuenta que Marie estaba toda extendida, envuelta para regalo en su traje de cumpleaños, completo con un lazo, solo para él. Zeke podía imaginar a Ty leyendo la nota, luego —después de salir del shock— tirando a un lado el lazo y tocándola. Deslizando sus dedos dentro de ella y sintiendo qué tan caliente y húmeda estaba. La polla de Zeke palpitó de necesidad. Él la agarró y la acaricio mientras pensaba en Ty acariciando el cuerpo de Marie, luego cediendo a su necesidad y empujando dentro de ella. La polla de Zeke se endureció incluso más ante el

Ty probablemente la había deseado desde hace un tiempo. Esto debía ser una experiencia intensa para él. Empujar en su caliente y húmedo cuerpo, oír sus suaves susurros alrededor de la mordaza. Zeke continúo acariciando su rígido miembro, más y más rápido, hasta tensarse y correrse en un fuerte orgasmo. Minutos después, se durmió. ***** Zeke entró en el apartamento de Marie y escuchó gemir en la otra habitación. Caminó por el pasillo, luego empujó abierta la puerta de su habitación. Vio dos cuerpos desnudos mientras Ty empujaba dentro de Marie, las manos de

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pensamiento de lo que sentiría Ty al deslizarse dentro de Marie.

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El Club de las Excomulgadas ella adheridas a sus hombros. Ty empujó una y otra vez. Marie lloriqueó su liberación. La polla de Zeke creció a la vida. Ty rodó de espaldas y se desplomó al lado de ella. —Hola, amigo —Los ojos de Ty se iluminaron cuando vio a Zeke de pie en la entrada—. Entra. Marie brilló con felicidad cuando miró hacia él. —Zeke, me alegra que estés aquí. Ty fue fabuloso… —Ella pasó una mano sobre el pecho de Ty—. Muchas gracias. —Pasó sus manos sobre sus senos, luego separó sus piernas—. Ahora realmente me gustaría que tú me follaras, también. —Me encantaría ver eso —dijo Ty, sus ojos iluminándose mientras se incorporaba para sentarse. Su polla floja empezaba a endurecerse de nuevo. La polla de Zeke se tensó contra sus jeans.

—Ven aquí —Su voz, baja y sensual, lo atrajo como la canción de una sirena. Él dio un paso al lado de ella y ella bajó su cremallera y arrastró afuera su palpitante polla. Lamió la punta, luego su boca —caliente y húmeda— lo rodeó. Él gimió. La mano de ella acarició sus pelotas mientras se conducía arriba y abajo sobre él, entonces succionó sobre su eje hasta que él creyó que explotaría. Ella lo liberó, luego se recostó y abrió sus brazos. Se arrastró sobre ella y golpeó su polla en su apertura. Ty miraba con interés mientras el eje de Zeke se deslizaba lentamente en Marie. Ella lo apretó dentro y él gimió de nuevo. Retrocedió y empujó hacia adelante. Ella gimió, pegándose a él.

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Marie se sentó.

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El Club de las Excomulgadas Era el cielo sentir su cuerpo caliente agarrando su polla como si la acariciara adentro suyo. Él empujó más rápido y más profundo y ella gimió de nuevo. Él podía decir que ella estaba cerca. —Oh Zeke. Oh… me estás haciendo llegar —Ella se arqueó contra él mientras seguía empujando—. Oh Dios, yo… me estoy corriendo —gimió largo y fuerte mientras él empujaba y empujaba. Finalmente, ella se desplomó hacia atrás, agotada por un largo e intenso orgasmo. Extrajo su polla de dentro de ella, todavía dura. Aún necesitada. Se levantó, un poco desorientado. Ty se levantó y dio vuelta alrededor de la cama hacia él. —Zeke, quiero agradecerte por tu regalo —dijo Ty. Mientras Ty hablaba, la mano de Marie se envolvió alrededor de su polla y la acarició. Ty sujetó la cabeza de Zeke, luego presiono sus labios contra los de Zeke. Sorprendido, Zeke se quedó congelado. La lengua de Ty —tibia y húmeda— las hormonas se propagaron a través suyo. De repente, Zeke se encontró a si mismo respondiendo al beso de Ty. Las manos de Ty acariciaron hacia abajo en la espalda de Zeke y lo atrajeron más cerca. Otra mano rodeó su polla. Una mano más grande y firme. Zeke se sacudió hacia atrás y miró hacia abajo para ver a Marie y a Ty sujetando su polla. Marie lo liberó y Ty se arrodilló frente a él. Cuando los labios de Ty rodearon el glande de Zeke y entonces lo atrajo hacia dentro, pudo sentir una intensa necesidad construyéndose en sus entrañas. Él quería esto. Oh Dios, él quería que Ty chupara su polla. Que le diera un orgasmo. Ty se condujo hacia abajo, tomando a Zeke más profundo, luego lentamente

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ahondó dentro de su boca. La mano de Marie acarició la estirada polla de Zeke y

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El Club de las Excomulgadas deslizándose hacia atrás. Hacia delante de nuevo, luego atrás. Placer barrió a través de Zeke en intensas olas. Dos caricias más y lo sintió sucediendo. Sus pelotas se tensaron. Sus terminaciones nerviosas se agitaron. Calor se disparó a través de él mientras eyaculaba dentro de la boca de Ty. ***** Los parpados de Zeke se sacudieron abriéndose y miró fijamente hacia la oscuridad a su alrededor. Un sueño. Había sido un maldito sueño. Cuando sintió el húmedo y pegajoso fluido en su vientre, se dio cuenta que había sido un muy caliente… y muy húmedo… sueño. ¿Qué diablos estaba pasando? ***** Marie sintió la firme y masculina espalda de Ty contra su mejilla. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cintura, acurrucándose más cerca, y suspirando. Lentamente, abrió sus parpados a la brillante luz solar de la mañana

Un ojo azul la miró fijo de regreso. Ella se sobresaltó, luego se dio cuenta que era un tatuaje. ¿Tatuaje? Pero Ty no tenía un tatuaje. Una neblina rodeó su cerebro cuando intentó atrapar los recuerdos de la noche anterior. Había sido Ty con quien se había ido a la cama, no Zeke. ¿Verdad? Pero… ella miro fijo el tatuaje, luego se tambaleó hacia atrás. — ¿Zeke? Algo estaba muy mal. El dragón en el pecho de Zeke tenía ojos azules, pero ¿no era el tatuaje en su espalda un gran dragón de ojos verdes? Y este era una clase de ave.

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entrando como un torrente en la habitación.

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El Club de las Excomulgadas Larga y estilizada con ojos azules, y plumas carmesí y azules. Abruptamente, él se dio la vuelta y la fulminó con la mirada. Hebras de lacio cabello rubio, no ondas negras, cayeron cruzando su frente. —¡Ty! —Oh Dios, ¿qué diablos estaba pasando? —Correcto. Y no lo olvides. El azufre en sus ojos cafés y la imponente nota en su voz la sorprendieron. Esto era tan impropio de él. Tan… intimidante. Tan… sexy. Él la agarró y la arrastró entre sus brazos, luego capturó sus labios en un agresivo y apasionado beso. Abrumándola con su intensa masculinidad. —Yo soy el que te hizo el amor anoche. No Zeke. Ella asintió, con los ojos muy abiertos. El sábado por la mañana Ty la había encontrado tumbada en su cama, desnuda y atada. Él le había hecho el amor de tener suficiente el uno del otro. Finalmente habían colapsado en los brazos del otro y se habían dormido. —Lo sé… —dijo ella—. Yo… es sólo que… no sabía que tenías un tatuaje. Supongo que debo… haberme confundido. La estruendosa expresión se escurrió de su rostro. —¿Tatuaje? Cierto. Iba a explicarte acerca de eso. Yo… Él parecía a punto de disculparse, así que ella lo silenció con un dedo sobre sus labios. —No, me gusta. Lo encuentro… sexy.

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entonces… y de nuevo más tarde. Y de nuevo por la tarde. No habían sido capaces

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El Club de las Excomulgadas Él sonrió. —¿En serio? —Luego su sonrisa se destiñó—. ¿Por qué te recuerda a Zeke? —No, porque esto me muestra otro lado de ti. Una clase de… lado peligroso. Sus cejas bajaron. —¿Y eso te gusta? Ella sonrió. —Oh, sip. Ella ahuecó sus mejillas ásperas por la barba. La pura masculinidad de esto envió escalofríos a través suyo. ¡Oh Dios, él era tan intensamente sexy! Ella acaricio sus labios contra los de él. Sus brazos se apretaron alrededor suyo y la atrajo más cerca, chocando sus senos contra su sólido pecho. Sus pezones se arrugaron inmediatamente. Sus manos se deslizaron hacia debajo por su espalda y él atrajo

Cuando liberó sus labios, ella miró hacia él, atrapando su aliento. —Yo… quiero que te des la vuelta —dijo ella. —¿Por qué? —Yo… —Ella lamió sus labios—. Quiero verlo. —Está bien, pero esa es la dirección equivocada. Ella lo golpeó suavemente. —Me refiero a tu tatuaje. Él sonrió, luego se dio la vuelta. Ella trazó un dedo a lo largo de la cabeza

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sus caderas más cerca de su pelvis. Su dura polla presionó contra su vientre.

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El Club de las Excomulgadas del ave, la cual se curvaba hacia arriba a través de su omóplato izquierdo, luego por las plumas a lo largo de su espalda, las cuales iban brutalmente paralelas a la espina dorsal de Ty. —Es un fénix —dijo él. —Renaciendo. —Correcto. Hice que lo reelaboraran de un dragón, de hecho de un duplicado exacto del de Zeke, pero luego decidí… cambiar ciertas cosas en mi vida, así que pensé que era apropiado. Ella quería preguntar si esto tenía algo que ver con lo que había ocurrido entre él y Zeke, pero decidió que no era el momento. —Siéntate. Quiero tener una mejor vista —dijo ella. Él se empujó a si mismo hacia arriba y se sentó en el borde de la cama, sus pies en el suelo. Ella se sentó detrás de él y delineó el largo tatuaje con sus dedos. Éste se extendía cerca de veinte pulgadas de largo, cubriendo la mayor parte del piernas colgando sobre el borde de la cama, y arrimó su mejilla contra su sexy tatuaje. Se estiró alrededor de su cintura y acarició su vientre… luego más abajo, hasta que encontró la punta de su erección. Su mano se deslizó sobre su vara, entonces envolvió su mano alrededor de su dura polla. —Mmm. Me gusta eso —murmuró él. —A mí también. Ella enganchó sus piernas alrededor de sus muslos y presionó su pelvis más apretada contra él. Mientras acariciaba su polla arriba y abajo, impulsó su caliente apertura contra su duro trasero. Sus musculosas nalgas acariciaron su sexo, su suave carne presionando entre ellas, sin darle la estimulación que ella necesitaba.

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lado izquierdo de su espalda. Se sentó con su pelvis apretada contra su espalda, sus

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El Club de las Excomulgadas Las manos de él se deslizaron hacia atrás y su dedo se deslizó a lo largo de su resbaladiza hendidura. Él encontró su clítoris con la punta de su dedo y lo acarició. —Oh, sí. Eso es bueno —murmuró ella contra su espalda. Balanceó su pelvis al tiempo que acaricia su larga polla. Arriba y abajo. Su respiración acelerándose justo junto a la suya mientras jugaba con su clítoris, enviando placer catapultado a lo largo de sus terminaciones nerviosas. Ella acarició con la nariz el fénix al tiempo que golpeaba, luego gimió ante las olas de dicha inundando sus sentidos. Sus parpados aletearon cerrándose. Él apretó su botón y ella jadeó. La sensación de su rígida polla deslizándose por sus palmas intensificó las deliciosas sensaciones corriendo a través de ella… entonces chispas destellaron detrás de sus parpados cuando fue disparada al cielo. —Oh Dios, cariño —Él se giró y la rodó hacia atrás mientras hablaba, luego se trepó sobre ella. —Quiero… Pero su polla explotó en un torrente de blanco, reuniéndose sobre el pecho continuaba su clímax, su rostro tenso de placer. Entonces él miró fijo hacia abajo a ella y al líquido blanco cubriendo sus senos. —Oh cariño, lo lamento. —No lo hagas —Ella arrastró su dedo por el charco, luego se lo lamió. Sus ojos se oscurecieron mientras la miraba intensamente. Ella ahuecó sus senos y los empujó hacia arriba, sus pezones parados altos y orgullosos. —Oh Dios, eres tan sexy —Se inclinó hacia adelante y envolvió sus labios alrededor de un tenso pezón, luego chupó.

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de ella, al tiempo que él gemía. Ella agarró su polla y la acarició mientras él

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El Club de las Excomulgadas Estremecimientos de necesidad se dispararon a través suyo. Ella agarró su polla y la apretó. Ésta inmediatamente se endureció en sus manos. Gruesa y larga. —Fóllame, Ty. Sus ojos se ensancharon, pero presionó su dedo en su húmeda hendidura y lo deslizo a lo largo de esta. —Quiero esa dura polla tuya dentro de mí —insistió ella—. Ahora. —Lo que quiera la dama. Él presionó su punta en su abertura y se impulsó hacia adelante, ensartándola con una profunda estocada. Ella jadeó ante el exquisito placer. Retrocedió y se impulsó profundamente de nuevo. Ella envolvió sus piernas alrededor de él, atrayéndolo aún más profundo. Él se inclinó hacia adelante y la besó. Profundo y apasionado. Luego comenzó a empujar con ganas. Duro. Y rápido.

de intensas sensaciones. Magnífico placer abrasó cada terminación nerviosa. Se aferró a él cuándo un increíble orgasmo rasgó a través suyo, lanzándola a un lugar de puro éxtasis. Él gimió cuando la llenó con líquido caliente. Mientras ella yacía en sus brazos, su polla aun enterrada profundo dentro suyo, besó su mejilla. Se acurrucó contra él, no queriendo que su intimidad terminara. Pero sabiendo que podría. Tendría. ***** Ty echó un vistazo hacia ella y sintió su corazón comprimirse. Esto era territorio inexplorado para ellos, y él sabía que tenía que pisar ligeramente. No quería que ella se apagara por sobreanalizar las cosas, pero él tenía que saber qué

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Sus músculos internos apretaron alrededor de él mientras ella montaba la ola

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El Club de las Excomulgadas significaba esto para ella. ¿Esto significaba que estaban juntos ahora, o Zeke simplemente lo trajo dentro como cosa de una vez? Observó como ella saltó de la cama y tomó su albornoz.

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—Marie, tengo que saber. ¿Estás conmigo o estás con Zeke?

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Diez Marie tenía que ser cuidadosa aquí. No quería que se sintiera usado, pero tampoco quería que pensara que eran más que amigos. Ella había estado abrazando fuertemente su albornoz alrededor de su cintura, sin haber desperdiciado tiempo en atarlo. Ahora, permitió que se deslizara de sus hombros, intentando captar su completa atención. —Zeke sugirió lo que hicimos anoche. Pero la verdad es que me he sentido atraída por ti durante algún tiempo. El albornoz cayó más abajo, y su mirada permaneció fija en la tela que se deslizaba. Permitió que cayera al suelo. Sus ojos marrones se oscurecieron mientras miraba hacia sus pezones endurecidos. —¿Cuán atraída?

Caminó hacia él. —Muy atraída —Presionó su mano contra su pecho y lo empujó hacia atrás hasta que se recostó, luego se situó sobre la cama al lado de él—. Pero creo que es una respuesta perfectamente natural. Quiero decir, somos muy compatibles como amigos; definitivamente hay una fuerte conexión entre nosotros. Y tú eres un chico muy atractivo... —Y tú una hermosa mujer —Él puso su mano sobre las de ella. Cerró los ojos, disfrutando de su calidez. —Pero las relaciones van y vienen... para mí, de todos modos —dijo ella—. Todavía estoy averiguando lo que necesito en un chico. Pero siento que nuestra amistad es algo que puede durar para siempre y quiero aferrarme a eso.

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Se percató de su polla elevándose.

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El Club de las Excomulgadas Él ahuecó sus mejillas y la miró a los ojos. —Si piensas que nuestra amistad puede durar para siempre, entonces, tal vez, una relación también podría. Uh—oh. Esto estaba yendo en la dirección equivocada. —No estoy dispuesta a correr ese riesgo —Ella vio una mirada apenada en sus ojos, y supo que acababa de herir sus sentimientos—. Sólo estoy tratando de ser clara sobre las cosas para que ninguno de nosotros acabe herido. Eres mi mejor amigo, Ty, y saber que te lastimo rompería mi corazón. La única cosa peor sería perderte. —Comprendo hacia dónde vas. Pero hay algo que quiero saber. Si Zeke no estuviera incluido en la ecuación, ¿tendríamos tú y yo una oportunidad? —Ty, no me preguntes eso. —Te lo estoy preguntando —Apretó su mano y la miró en lo profundo de

—Zeke es un poco salvaje. Un poco... peligroso. —Mientras que yo soy como cualquier otro chico con los que sueles salir. —Ty, significas mucho para mí. —Pero, ¿soy seguro? ¿Predecible? —Por supuesto que lo eres, y eso no es una mala cosa. También eres amable, atento, sensible... —Y si fuera dominante y... peligroso. —Ty, no es eso. —¿Entonces qué es? Dime.

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sus ojos—. Dime.

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El Club de las Excomulgadas —Ya te lo he dicho... no es mucho más que eso. Las relaciones románticas terminan. Si salgo contigo... y no funciona, entonces… te perderé —Ella acarició su cabello marrón arenoso, sus entrañas se tensaron ante el pensamiento—. No podría soportarlo. —Nunca me perderás —murmuró, luego la besó en la frente. ***** Ty entró en la cocina y puso la cafetera, luego agarró los huevos del refrigerador. La bola de pelo se restregó alrededor de sus piernas, maullando. La recogió del suelo y acarició su espalda, disfrutando del relajante ronroneo que emanaba de la pequeña criatura. Todavía no podía creer lo que había ocurrido anoche, y esta mañana. Hacer el amor con Marie... sostenerla en sus brazos... había sido un sueño hecho realidad. Un sueño que no podía soportar que tuviera un final. Agarró una golosina para gatos de la pequeña lata sobre la encimera y la sostuvo en frente del gato. Ella lo olfateó, luego Ty depositó al animal en el suelo la ventana para devorarlo. Pero Marie estaba saliendo con Zeke, y si Ty la alejaba, ¿no estaría repitiendo exactamente lo que Zeke había hecho cuando le había robado a Ashely? Excepto que Ty había tenido a Marie en su punto de mira antes de que Zeke entrara en escena. No es que Zeke supiera eso. Maldita sea, qué situación tan molesta. Marie era la chica de Zeke, pero debería ser de Ty. Pero Ty no podía robársela a Zeke porque... no estaría bien. Por otro lado, Zeke había ofrecido dar un paso al costado. ¿Podía realmente Ty pedirle que hiciera eso? Maldita sea, esto era demasiado importante para dejar que el estúpido orgullo masculino se interpusiera. Si Zeke estaba dispuesto a...

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con el dulce delante de ella. Ella recogió el pedacito con cuidado, luego se lo llevó a

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El Club de las Excomulgadas Pero entonces, Marie era una parte de la ecuación. Ty no era tan estúpido como para creer que Zeke y él podían decidir con quién quería estar Marie. Sólo ella podía tomar esa decisión. Todo lo que Ty podía hacer era hacerle saber cuánto la quería y ver si podía hacerla superar el miedo a enamorarse de él. Y esperar que lo escogiera sobre Zeke. Para hacer eso, tenía que permanecer en escena. Esencialmente, tenía que ser el tercero en su trío. Como Ashley le había pedido a Zeke estar con ellos. La diferencia era que Zeke conocía el posible resultado y estaba de acuerdo con ello. Maldita sea, si quería que esto funcionara, tenía que eliminar la animosidad entre Zeke y él. Ty había estado enfadado durante cinco años. Tal vez era tiempo de dejarlo ir. Tenía que darle a Zeke crédito por el hecho de que quisiera hacer lo correcto para Ty y ayudarlo a ganar a Marie, especialmente porque él claramente la quería para él. Si Zeke podía dar ese paso, entonces tal vez Ty podía tener a la mujer que amaba después de todo.

Marie entró en la sala de estar, su cabello todavía ligeramente húmedo por la ducha. El sol brillaba luminosamente en la gran ventana de la sala de estar y suave música de rock sonaba en la radio. Ante el delicioso aroma de panceta, se dirigió directamente a la cocina. Ty estaba de pie en la cocina revolviendo los huevos a medio cocinar con una cuchara de madera. —Huele genial —dijo, admirando su apretado trasero, presumido a la perfección en sus ajustados jeans. Él se giró y tiró de ella en sus brazos. —Tú también hueles genial.

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El Club de las Excomulgadas La besó, sus labios permaneciendo más tiempo del que debería para un beso de amigos, pero ella no pareció percatarse. —Bueno, buenos días a ti también. Él sonrió. —Lo han sido hasta ahora. —¿Quieres que ponga la mesa? —preguntó. —Ya está puesta. Pensé que podríamos comer en el comedor hoy. Ty agarró un plato y sirvió una porción de huevos en este, colocándolo a un lado, luego sirvió el resto de los huevos en un segundo plato. Abrió el horno y sacó la panceta en una bandeja caliente, luego depositó varias tiras en cada plato. Los llevó a través de la puerta hacia el comedor y ambos se sentaron. Ya tenía dispuestos los cubiertos, junto con una jarra de zumo de naranja, mermelada, miel y una cesta con dos croissants y algunas tostadas. Ella agarró una tostada de la

—Así pues, ¿la diversión de ayer y los juegos fueron cosa de una sola vez o crees que seré incluido en aventuras futuras? —Oh, bueno... no lo sé —Ella movió la silla—. Dudo que Zeke quiera repetir la misma cosa, especialmente cuando él no estaba... ya sabes... involucrado. —¿Y qué hay de hacer algo donde esté involucrado? —Quieres decir... ¿vosotros dos? Él asintió, mirándola por encima de la taza mientras bebía. —Dado que parece que tú y Zeke no os llevais bien, en cierto modo imaginé que no querrías hacerlo —dijo ella.

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cesta y la untó de mantequilla, luego extendió la mermelada.

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El Club de las Excomulgadas —Pero si estuviera dispuesto, y también Zeke, ¿querrías? Un escalofrío recorrió su columna vertebral. ¡Ya quisiera! —Bueno... yo... uh... lo consideraría —Ella bajó el tenedor—. Si no te importa que pregunte... Zeke dijo que ambos ibais al mismo instituto. ¿Erais amigos? —Síp. Lo éramos. —¿Cómo os conocisteis? Él suspiró. —Cuando era adolescente, mi padre perdió su trabajo, así que nos mudamos a un barrio de menor clase en Jersey dónde consiguió trabajo en una fábrica. Era un barrio difícil, la gente simplemente sobrevivía. Zeke vivía en la casa de al lado y nos hicimos amigos. Me enseñó a resistir, me ayudó a evitar los problemas —Ty sorbió su café—. Eso fue cuando vivía con los Johnson. Eran buena gente, pero sólo eran

—¿Zeke es huérfano? —preguntó. Ty asintió con la cabeza. —Sus padres lo abandonaron cuando tenía doce años. Vivió en las calles durante tres meses antes de que alguien se percatara de que no tenía casa. Su corazón se encogió ante el pensamiento del joven Zeke, sólo con doce años, vagando sin un hogar, sin nadie que lo cuidara o se preocupara por él. —Entonces esta gente con la que estaba viviendo cuando te mudaste allí, ¿lo adoptaron? —preguntó. —No, eran sus padres de acogida. Luego las cosas cambiaron y, por alguna razón, no pudieron seguir cuidándolo, así que se fue a vivir con otra familia. Las

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sus padres de acogida.

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El Club de las Excomulgadas cosas no fueron tan bien allí. El anciano le pegaba mucho y cada vez que lo hacía, Zeke se largaba. Rebotó de casa en casa durante bastante tiempo, pero sin consistencia, sin... amor. La historia de Zeke rompió el corazón de Marie. —Finalmente —continuó Ty—, cuando Zeke cumplió diecisiete, los servicios de menores lo pusieron en un hogar social. Zeke comenzó a salir con los miembros de la pandilla local. —Ty miró fijo en su taza de café, removiéndola—. Podía ver que estaba a punto de meterse en grandes problemas. Todavía éramos amigos y le dije que no formaría parte de una pandilla, sino que podíamos ser nuestra propia pandilla formada por dos miembros. —Básicamente le hiciste elegir entre la pandilla y tú. Ty se encogió de hombros. —Era la única forma. Lo que realmente necesitaba era una sensación de pertenencia. Una familia, de algún tipo, que lo cuidara. Lo convencí de que éramos lo bastante resistentes como para hacerlo sin ellos. Fue ahí cuando nos hicimos los

Por la expresión de afecto en sus ojos, supo que se refería a que habían mostrado la típica preocupación parental. Él dejó la taza sobre la mesa. —¿Intentaron que dejaras de ser amigo de Zeke? —preguntó. Ty se encogió de hombros. —Estaban preocupados, pero ellos podían ver que Zeke era, básicamente, un buen chico en una mala situación. Creyeron, como yo lo hice, que sólo necesitaba una pequeña amistad y apoyo. —Y tú le diste eso —Su corazón se ensanchó ante la compasión y lealtad de Ty por su amigo—.¿Cuánto tiempos fuisteis amigos?

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tatuajes a juego —sonrió melancólicamente—. Mis padres casi me matan por eso.

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El Club de las Excomulgadas —Hasta hace unos cinco años. Las cejas de ella se arquearon. Sabía que Ty había ido a la universidad y estudiado informática —ahora trabajaba como arquitecto de software en una de las mayores compañías de tecnología—, así que había asumido que su amistad había menguado cuando Ty dejó el instituto. Por supuesto, eso no explicaba la animosidad que Ty sentía por Zeke. —¿Qué ocurrió? La mandíbula de Ty se tensó y los ojos se volvieron severos. Ella depositó su mano sobre la de él. —Realmente me gustaría saberlo. Los labios de él se apretaron hasta convertirse en una tensa línea, pero asintió. —Estaba saliendo con una chica tiempo atrás... su nombre era Ashley. Muy un lado—. Ashley y yo habíamos estado saliendo un par de meses y... era bastante atrevida. Sabía que Zeke y yo éramos buenos amigos y... me dijo que había tenido esta fantasía durante mucho tiempo. Tener un trío con dos hombres. Se preguntaba si... Zeke podría unirse a nosotros alguna vez y ayudar a cumplir esa fantasía. Marie sintió que sus mejillas se sonrojaban un poco. Zeke le había devuelto el favor, habiendo invitado a Ty a unirse a ellos. Estaba segura de que Zeke no había pretendido que esto fuera una compensación del incidente anterior, pero no podía evitar sentirse un poco extraña con toda esta situación. Por supuesto, en este caso, Zeke simplemente había compartido a su novia —ella— con Ty, aunque no realmente participando en ese compartir. ¿Era su forma de asegurarse de que las cosas no se volvían extrañas? —Y vosotros tres... ¿lo hicisteis? —Ella bebió un sorbo de café, intentando

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sexy. Zeke la encontraba atractiva —Tomó un sorbo de café, luego puso su taza a

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El Club de las Excomulgadas parecer despreocupada. —Síp. Y a Ashley le encantó. Tanto es así, que pocos días después la encontré estirada sobre Zeke, prácticamente haciéndole una mamada. —¿Estás diciendo que Zeke te robó a tu novia? —Él dice que no lo hizo, pero la evidencia estaba justo frente a mí. Ashley rompió conmigo justo después de eso. Marie decidió no preguntar si esa tal Ashley había comenzado a salir con Zeke después de eso. Mejor no avivar las llamas. —¿No le creíste a Zeke? ¿Incluso siendo tan buenos amigos? Sus manos se cerraron en puños, sus ojos brillaban. —Una mujer puede interponerse entre buenos amigos. Apuró el resto del zumo de naranja y golpeó el vaso sobre la mesa. Luego

Continuaron comiendo en silencio, excepto por la música que sonaba en el reproductor. ¿Y si ella hubiera conocido a estos dos hombres cuando todavía hubiesen sido amigos? ¿Habría sido la mujer que se interpusiera entre ellos? Porque con la química que compartía con ambos hombres... Maldita sea, nunca querría ser responsable de romper una amistad tan cercana. Respiró hondo y miró a Ty mientras terminaba sus huevos. ¿Sería posible usar esta situación para hacer lo contrario? ¿Podría una relación con ambos hombres... obligándolos a estar juntos... realmente ayudar a solucionar las cosas entre ellos? Sería un delicado equilibrio, pero si seguían adelante con esto, los dos hombres sabrían con firmeza dónde estaban parados... que ella era la novia de Zeke, no la de Ty...

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recogió su tenedor.

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El Club de las Excomulgadas Ty terminó de comer, colocó su plato a un lado y bebió su café. —Marie, siento haberte involucrado en esto. Y... sé que estás saliendo con Zeke. No debería haber sacado el tema. —No, en absoluto. Yo te pregunté —Lo miró—. Antes preguntaste si... bueno, si podía considerar estar con... ya sabes, ambos. Si Zeke y tú están tan mal, ¿por qué lo has considerado siquiera? Su mirada se trabó en la de ella.

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—Para estar contigo.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Once —Oh. Le encantaría estar con ambos hombres al mismo tiempo. Sería una fantasía hecha realidad. Especialmente con esos dos hombres. Pero, ¿estaría enviandole el mensaje erróneo? Recordando la mirada en los ojos de Ty esta mañana, le preocupaba que pudiera esperar que su relación sexual se convirtiera en algo más. Pero él sabía que estaba saliendo con Zeke. Y le había dejado muy claro a Ty que no quería mantener una relación romántica con él. Así que el hecho de que le hubiera planteado realizar un trío le demostraba a ella que podría estar feliz con una relación sexual sin ataduras. Bueno, ¿por qué no? La mayoría de los chicos lo habrían adorado. Realmente necesitaba dejar de pensar demasiado las cosas. No es como si lo estuviera

—Um... bueno, si estás de acuerdo con eso, creo que Zeke también aceptaría. Su mirada se trabó en la de ella. —¿Dijo algo? —No explícitamente, pero la primera noche que estuvo aquí... y viniste a alimentar a Jade por la mañana... le dije que mi vecino estaba aquí para alimentar al gato y él... como que me sugirió invitarlo a unirse a nosotros. Él alzó una ceja. —¿En serio?

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torturando. En todo caso, estaba haciéndole realidad una fantasía masculina.

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El Club de las Excomulgadas —Pensaba que mi vecino era una mujer, pero cuando le dije que eras un hombre, me dijo que cerrara los ojos y me habló a través de la fantasía de que te unieras a nosotros. Él no sabía que eras tú, por supuesto. —¿Qué dijo? —Él... uh, primero me dijo que imaginase que tú me estabas haciendo el amor y él estaba mirando desde una silla. Luego nosotros... pretendimos que ambos estaban... bueno... hazte una idea. —No, dime —Sonrió—. ¿Qué pretendieron? Ella sonrió, sus mejillas ardiendo. —Eres malo. —Al menos dime... ¿yo estaba delante o detrás? Ella recordó la sensación de los dedos de Zeke deslizándose por su apertura trasera mientras llenaba su vagina con su polla, diciéndole que se deslizaría dentro

—Uh... la primera vez estuviste delante. —¿La primera vez? Suena como si hubiera protagonizado unas cuentas de sus fantasías. La ardiente mirada que él le lanzó la hizo arder por dentro. Ella sonrió. —La siguiente vez, él agarró uno de mis vibradores y lo utilizó para representar el escenario. Estuviste detrás esa vez. Él arqueó la ceja otra vez. —¿Cuántos vibradores tienes?

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de su culo mientras Ty la follaba.

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El Club de las Excomulgadas Sus mejillas ardieron aún más. —El número correcto —bromeó ella. —Así que he estado delante y detrás —Su mirada se intensificó—. ¿Estás como yo, totalmente excitada? Oh dios, su interior estaba fundiéndose. —Oh, síp. Ella empujó su silla hacia atrás y se tambaleó sobre sus pies. Ty se reunió con ella, envolviendo sus brazos a su alrededor y capturando sus labios, su lengua deslizándose en su boca. Ella la abrió y su lengua se encontró con la de él. Sus pezones presionaron con fuerza contra su sólido pecho mientras las manos de él acariciaban de arriba a abajo su espalda, avivando el fuego interior en ella. Se dejó caer de rodillas, a continuación agarró su cremallera y la bajó. Tiró hacia abajo sus jeans y acarició el bulto en sus bóxers.

Él se sentó, ella metió la mano dentro y sacó su polla, ya dura como una piedra. Enrolló los dedos alrededor de su eje —tan grueso que no podía cerrar sus dedos a su alrededor. Ella lo acarició. De la base a la punta, luego abajo otra vez. Se inclinó hacia delante y rozó sus labios contra su bulbosa cabeza. Ella se estremeció ante la sensación de su dura carne presionada en su boca... ante el poder que sentía mientras lamía la punta de su enorme erección y ésta se movía en su agarre. Ligeramente rozó sus dientes sobre la gran palpitante cabeza, luego abrió amplio y se la introdujo dentro. Llenó su boca. Arremolinó su lengua sobre la punta, luego hizo espirales hacia abajo hasta que acarició la parte inferior de la corona. Los dedos de él se enroscaron a través del pelo de ella.

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—Siéntate —le dijo.

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El Club de las Excomulgadas —Oh cariño, eso se siente increíble. Ella lamió en círculos una y otra vez, estimulada por el rápido incremento en su respiración y sus dedos apretando alrededor de su cuero cabelludo. Ella se deslizó hacia abajo, tomándolo tan profundo como pudo. Lo apretó en su boca, luego chupó. Metió la mano en sus bóxers y acarició sus bolas ligeramente con la punta de sus dedos. Se desplazó hacia arriba, luego hacia abajo otra vez, apretando su polla dentro de su boca en un movimiento pulsante. —Maldita sea, cariño, no duraré mucho contigo haciendo eso. Ella chupó más fuerte, luego bombeó arriba y abajo sobre él más rápido. Su respiración se aceleró y ella acunó sus bolas y las acarició delicadamente mientras chupaba y apretaba, continuando con los movimientos arriba y abajo. Él se tensó, luego gimió. Líquido caliente pulsó en su boca. Cuando él terminó y se desplomó hacia atrás en la silla, ella lo soltó y sonrió.

labios acariciaron los de ella con pasión. Sus manos acariciaron su espalda. Ella alcanzó el borde de su camiseta y comenzó a quitársela, queriendo sentir las manos de él sobre sus senos. —Espera. Ella se detuvo y lo miró. Él tomó las manos de ella y las besó, luego deslizó su brazo alrededor de su cintura y se paró, llevándola con él. Envolvió su mano alrededor de las de ella y la guió al sofá. —Tráeme un pañuelo de seda Su tono autoritario envió escalofríos a través de ella. La piel de gallina se extendió sobre su piel.

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La levantó sobre sus pies y tiró de ella sobre su regazo, luego la besó, sus

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El Club de las Excomulgadas Zeke le había dado órdenes muchas veces, pero el tono de Ty tenía un efecto increíblemente sexy sobre ella. Tal vez por el contraste con su habitual actitud dulce y considerada. —Sí, Amo. Se apresuró a su habitación, abrió el cajón superior de su cómoda y sacó un puñado de pañuelos, luego agarró el negro brillante. No era de seda, pero tenía una textura delicada y suave, y probablemente eso era todo lo que a él le preocupaba. Cuando regresó a la sala de estar, él estaba diciéndole adiós a alguien por el teléfono celular. Ella le tendió el pañuelo. —Buena elección. Ahora, gírate. Colocó el pañuelo sobre sus ojos, luego lo ató detrás de su cabeza. —¿Puedes ver algo? —preguntó. —No, Amo.

Ella sintió que sus manos agarraban sus caderas y la guiaban hacia adelante, luego la dejó ir. —Ahora, quítate la ropa —Por la dirección de su voz, ahora estaba enfrente de ella. Tal vez sentado en el sillón. Sus pezones se endurecieron y el calor se fundió dentro suyo mientras sujetaba el borde de su camiseta y se la sacaba por la cabeza, luego la soltó. Desabrochó su cinturón vaquero con bordes plateados, luego desabrochó sus jeans y los bajó por sus caderas. Cayeron al suelo y los pateó a un lado. Permaneció parada allí sólo con el sujetador y el tanga, totalmente consciente de la mirada de Ty sobre ella. Extendió sus manos hacia atrás y se

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—Muy bien.

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El Club de las Excomulgadas desabrochó el sujetador. De repente, se sintió un poco tímida. Él podía verla, pero ella no podía verlo a él. Se sentía... perverso... sexy. Pasó sus manos sobre sus senos, todavía cubiertos por las copas de encaje de su sujetador... después, lentamente, aflojó la tela hacia delante. El aire frío acarició su piel mientras dejaba caer la prenda al suelo. Sus pezones se pusieron aún más duros. —Precioso —Ahora parecía estar al otro lado de la habitación. —¿Dónde estás? —preguntó ella. —Sólo estoy agarrando mi taza de café. Continúa. Mientras metía sus dedos por la cinturilla de su tanga, llamaron a la puerta. Maldita sea, qué inoportuno. —Yo voy —dijo Ty. Ella se estiró hacia la venda para quitársela. —Uh... mejor...

Sus dedos se sacudieron de la tela ante su tono. —Acabo de mirar por la mirilla. Es Zeke. Un escalofrío recorrió su columna vertebral. ¿Qué pensaría Zeke si la viera así con Ty? Evidentemente, él organizó las cosas para que Ty la encontrara atada a su cama y le hiciera el amor, pero tal vez sólo tenía en mente que ellos tuvieran ese único encuentro. Tal vez, el hecho de que Ty hubiera incluso dormido allí era más de lo que Zeke había pretendido, por no hablar de los sexys encuentros que ya habían tenido esa mañana. La culpabilidad reptó a través de ella. ¿Había estado engañando a Zeke? Volvieron a llamar.

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—Déjate la venda —le ordenó.

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El Club de las Excomulgadas —Quédate exactamente dónde estás. Yo me encargo. —Pero... —No te preocupes. Simplemente saldré fuera y hablaré con él. Escuchó la puerta abrirse, luego cerrarse de nuevo. Permaneció de pie en la habitación, prácticamente desnuda, piel de gallina estremeciéndose a través de su carne. Un par de minutos más tarde, la puerta se abrió de nuevo, después se cerró. —Le conté a Zeke un poco de nuestra conversación. Que pienso que te gustaría la idea de él observándonos hacer el amor. Está dispuesto si tú quieres. Un escalofrío la recorrió por completo. —Quieres decir... ¿ahora? Entraría y... ¿nos observaría? —Eso es. Oh Dios, Zeke estaba de pie al otro lado de la puerta en ese momento,

—Realmente está excitado ante la idea, Marie. Su cabeza comenzó a asentir antes de que siquiera conscientemente lo hubiera decidido, pero sabía lo que quería. —Bien. Escuchó la puerta abrirse, luego se cerró pocos segundos después. Ella tembló y sintió un poco de debilidad en las rodillas. —Zeke quiere que finjas que no está aquí. Quiere que continuemos como si estuviéramos solos. Ella asintió. Podía ser capaz de fingir que no estaba aquí, pero no estaba segura de ser capaz de ignorar los efectos de saber que estaba sentado en la misma

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esperando su respuesta. ¿Sabía que estaba prácticamente desnuda?

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El Club de las Excomulgadas habitación mientras ella permanecía de pie allí desnuda... mientras Ty la tocaba y, a continuación, le hacía el amor. —Zeke está sentado en el sillón, observándote. Puedo decir por su rostro que está totalmente excitado por la visión de ti. —Pensé que se suponía que debía imaginar que no estaba aquí. —Digamos que es más como que quiere que te comportes como si no estuviera aquí. Ahora, quítate las bragas. —Sí, Amo. ¿Qué pensaría Zeke de que ella llamara “amo” a Ty en lugar de a él? ¿Estaría enfadado? ¿La castigaría? ¿Y por qué la idea de ser castigada la ponía tan caliente? Respiró hondo y enganchó sus pulgares bajo la cinturilla de su tanga, luego la empujó hacia abajo por sus piernas. La movió rápidamente hacia los pies, luego la tiró a un lado... después, lentamente, se levantó, muy consciente de que tan

—Espléndida. Zeke ha sacado su polla y está acariciándola mientras te observa. El pensamiento envió un estremecimiento por ella. Escuchó una cremallera, luego el sonido de pantalones y el cinturón golpeando el suelo. Un momento después, las manos de Ty acariciaron su espalda, después se situaron sobre sus hombros y atrajo su espalda contra su ardiente —y muy desnudo— cuerpo. Acarició su cuerpo alrededor y ahuecó sus senos. Los pezones presionaron en sus palmas. Una mano continuó bajando, por su vientre, luego por sus rizos púbicos. Tomó su montículo, después la acarició, deslizándose por su húmeda abertura.

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pronto como se irguiera ambos hombres verían su cuerpo completamente desnudo.

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El Club de las Excomulgadas —Estás muy húmeda —Un dedo se hundió en ella. Luego un segundo dedo—. ¿Te gusta esto, Marie? Estremecimientos corrieron a través de su interior. —Sí. —Zeke podía verla... podía escucharla... respondiendole a Ty. Él besó su mejilla. —No te preocupes por Zeke —murmuró en su oído—. Está muy excitado observándote. —Ty, está... Los dedos de Ty se movieron dentro y ella contuvo el aliento. Él la besó en el cuello. —¿Qué está?

Él deslizó sus manos hacia su cintura y la atrajo con más fuerza contra su cuerpo. —¿Quieres que te quite la venda para que puedas verlo? —Sus dedos se situaron suavemente en la parte trasera del pañuelo. Ella se preguntaba si sólo le había dicho que Zeke estaba allí para incrementar la excitación... lo cual definitivamente estaba funcionando. ¿Quería saberlo? Ella negó con la cabeza, casi segura de que Zeke no estaba allí, pero sin estar dispuesta a renunciar a la fantasía. —Me voy a sentar en el sofá —Las manos de Ty se deslizaron a sus

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—¿Está... uh... realmente Zeke aquí?

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El Club de las Excomulgadas caderas—. Quiero que te sientes en mi regazo. Él tiró de ella hacia abajo y ella lo siguió. Sintió las piernas de él debajo de ella y se acomodó en su regazo. Su dura polla presionada contra su espalda. —Sube tus piernas y arrodillate sobre mí. Ella levantó un pie y lo puso a un lado de él, luego el otro, colocándose sobre sus rodillas de espaldas a él. —Ahora voy a introducir mi polla dentro de ti y follarte en frente de Zeke. Sus palabras enviaron una emoción a través suyo. Zeke observándolos mientras Ty la penetraba, llevándola al orgasmo. Su glande empujó su resbaladiza abertura, luego se deslizó dentro, llenándola con su gruesa longitud. Se introdujo hondo, estirándola todo el camino. Ella lo apretó mientras sus manos acariciaban sobre sus senos. Ella se arqueó hacia adelante, llenando sus manos.

Enrolló sus manos alrededor de su cintura y guió su cuerpo hacia arriba. La cresta de su polla acarició sus paredes interiores, enviando intensas sensaciones eróticas bailando a través de ella. Él la guió hacia abajo de nuevo, y jadeó cuando su enorme polla la llenó una vez más. Ella se movió arriba y abajo mientras las olas de placer crecían en su interior. Zeke observándola. Ty follándola. Ella gemía mientras la polla la penetraba profundo... luego se retiraba. Luego empujaba hondo de nuevo. Su cuerpo se tensó, luego explotó en felices ondas de intenso placer. Ty gimió, llenándola con líquido caliente y ella jadeó, luego gimió en éxtasis. Ty todavía la penetraba, extendiendo su placer... sin parar. Finalmente se desmoronó contra él. Sus brazos se curvaron alrededor de su cintura y se sentaron juntos, recuperando el aliento.

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—Eres tan condenadamente sexy —le murmuró al oído.

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El Club de las Excomulgadas Unos minutos después, Ty acarició su cuello con la nariz. —Zeke se acaba de ir —dijo mientras le quitaba la venda de los ojos. Tan pronto como la tela se soltó, miró de reojo al sillón donde, supuestamente, Zeke había estado sentado. Sin signos de él. No tenía ni idea de si realmente había estado allí o no. ***** Zeke caminó hacia el teléfono y alcanzó el auricular, queriendo llamar a Marie y decirle que quería visitarla. Quería escuchar lo que había ocurrido entre Ty y ella... que le contara todos y cada uno de los detalles, hasta los más íntimos. Apretó los puños, resistiendo las ansias de simplemente agarrar el teléfono y llamarla. La idea había sido darle a Ty una oportunidad con ella. Si las cosas habían ido bien, Ty todavía estaría con ella. Zeke no quería estropearlo metiéndose en medio.

Se alejó del teléfono y camino hacia su ordenador. Se distraería leyendo los correos electrónicos, luego tal vez saltaría sobre su Harley e iría a dar una vuelta. Para aclarar su mente. Encendió el ordenador y abrió el navegador. Su bandeja de entrada apareció a la vista. De los diez mensajes sin leer, el que estaba arriba captó su atención. Era de alguien llamado “si.amo.0”. Habría pensado que era un correo no deseado intentando atraerlo a una página porno, pero el asunto era “No se lo cuentes a Zeke”. ¿Qué demonios?

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No importaba cuánto quisiera ver a Marie.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Doce Zeke abrió el mensaje y vio el nombre de Marie en la parte inferior. ¿Le había enviado equivocadamente un correo electrónico a él, en vez de a Ty? Empezó a leer. Amo Ty, Gracias por follarme mientras estaba atada y amordazada anoche. Tu enorme polla conduciéndose en mí, hizo que me corriera... y corriera... y corriera. La polla de Zeke saltó atenta. Eso no sonaba para nada como Marie. De hecho, estaba bastante seguro de que lo había escrito Ty, Marie echando un vistazo por encima de su hombro —con la expresa intención de enviárselo a Zeke. Una manera de incluirlo en la experiencia. Se recostó en su silla, instalándose para disfrutar del correo electrónico. Las cuatro veces que me follaste esta mañana también fueron sensacionales. Todavía estoy dolorida por tu gran polla moviendose en mi interior. Incluso mientras estoy parada entrar en mí, añoro tu polla dentro de mí. Él sonrió. Estaban metiéndose en ello en toda regla. Conociendo a Marie, ella probablemente habría señalado que no podía estar escribiendo este e-mail si estaba atada, pero Ty le habría asegurado que la exactitud no era el punto principal de este e-mail. Como me instruiste, me encontraré contigo mañana por la mañana en la piscina cubierta a las 6:00 a.m. Es genial que tu amigo de mantenimiento pueda arreglar que tengamos acceso a la piscina por dos horas antes de que abra. Saber que nadie podrá vernos (a menos que sepan que tu amigo establecerá una combinación temporal en la puerta de 5, 6, 2, 9) hace que estaré encantada de sumergirme contigo. Estoy deseando que me quites la ropa y me folles sobre el trampolín... en el agua... o en cualquier otro lugar que desees.

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aquí, inclinada sobre la encimera, mis brazos atados al otro lado, lista para cuando quieras

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El Club de las Excomulgadas Deseando que llegue mañana. Tu esclava, Marie Bueno, Zeke ciertamente sabía dónde iba a estar mañana a las seis de la mañana. ***** Marie se despertó con el sonido de su alarma. Ella miró la hora con ojos legañosos. 5:30. Oh hombre, ¿por qué estaba puesta tan temprano? Entonces recordó la sugerencia de Ty. Para ir a nadar desnudos en la piscina esta mañana antes de que abriera. Nadie los vería y... gracias al correo electrónico que le enviaron a Zeke... lo más probable es que los observara desde algún ventajoso punto invisible. El calor hizo estremecer todo su cuerpo. Saltó de la cama y abrió el vestidor, Corrió al cuarto de baño y fue sacándose su pijama, luego se duchó y se cepilló los dientes. Se peinó el pelo castaño oscuro, entonces lo retorció detrás de su cabeza y lo fijó con un clip. Se puso el diminuto traje de baño, luego se miró críticamente en el espejo, ajustando las copas con aro para sostener sus senos de una manera atractiva. Se ajustó la parte inferior de corte alto, que hacía que sus piernas se vieran más largas, y se volvió para ver su trasero en el espejo. Un tanga habría sido súper sexy, pero no importaba realmente, ya que dudaba que llevara puesto el bikini durante mucho tiempo. Ella se balanceó de regreso a su habitación y encontró el pareo a juego, luego lo envolvió alrededor de sus caderas y lo ató. Al pasar por el armario de la ropa de cama, agarró una toalla grande de playa de color fucsia y miró el reloj. 5:45. Ty estaría allí en cinco

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luego sacó su traje de baño más sexy y más revelador... un bikini azul y morado.

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El Club de las Excomulgadas minutos. Tiró la toalla en el sofá, luego se sentó y miró por la ventana hacia el cielo azul, sin nubes, mientras esperaba a que llegara. Un golpe sonó a las 5:50 en el timbre. Agarró la toalla y corrió por la sala de estar, luego abrió la puerta. —Hola, cariño. ¿Todo listo? Ella sonrió. —Por supuesto. Cuando salió del apartamento, él tiró de ella hacia sus brazos y le obsequió con un beso ruidoso, acariciando sus labios con la lengua. Ella se derritió en sus brazos, devolviéndole el beso con movimientos audaces de su lengua dentro de su boca caliente, y con sabor a café. Él tomó su mano en la suya. —Vamos. —La llevó por el pasillo hacia el ascensor a un paso rápido,

Unos momentos más tarde, se acercaron a la puerta de color marrón oscuro etiquetada como VESTUARIO. Ty dio unos golpecitos a la combinación, luego abrió la puerta. Dentro, había una zona embaldosada con los vestuarios hacia la derecha y una zona acristalada a la izquierda. Más allá del cristal, se podía ver la piscina rodeada de tumbonas. Caminaron hacia las puertas de cristal y las empujaron para abrirlas. La humedad y el olor característico del cloro los golpeó tan pronto como entraron. Marie arrojó su toalla en una de las sillas junto a la orilla de la piscina, luego se desató el pareo y lo tiró encima. Miró a su alrededor, preguntándose dónde estaba Zeke. O si estaba allí en absoluto. —No te preocupes. Estoy seguro de que está mirando —murmuró Ty.

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claramente tan lleno de anticipación como ella.

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El Club de las Excomulgadas A pesar del calor de la habitación, sus pezones alcanzaron su punto máximo ante el pensamiento. Zeke estaría observando cada movimiento que hicieran. Ty se quitó la camiseta blanca, dejando al descubierto sus ondulantes abdominales y anchos hombros. La arrojó sobre una silla, luego se volvió y se dirigió hacia los escalones de cemento que conducían a la piscina. Su mirada se detuvo en el colorido tatuaje del fénix a través de su espalda mientras caminaba por los escalones hacia el agua cristalina. Muy sexy. Continuando su observación de él, Marie se sentó en un lado de la piscina, con las piernas colgando en el agua. Estaba más fría que el aire, haciendo que se le pusiera la carne de gallina a lo largo de su piel. Ty sonrió mientras se le acercaba. Se detuvo frente a ella y, con sus manos, le acarició los muslos, enviando calor a lo largo de sus terminaciones nerviosas. —¿Estás lista para... mojarte? Sus dedos acariciaron a lo largo del borde de la parte inferior de su bikini,

Oh Dios, ella ya se estaba mojando. Él se dejó caer hacia atrás en el agua y nadó de espaldas. —Ve y párate en el trampolín —dijo, con esa nota de autoridad. Se puso de pie y caminó a lo largo del borde de la piscina hacia la parte más profunda, muy consciente de Ty viendo su trasero meneándose de lado a lado mientras caminaba. ¿Y desde qué ángulo la estaría observando Zeke? Ella se acercó al trampolín y se paró sobre éste, enfrentando a Ty que estaba en la piscina. Él caminó por el agua, mirándola.

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cerca de la entrepierna.

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El Club de las Excomulgadas —Quítate la parte superior —dijo. Ella se estremeció y miró alrededor, preguntándose de repente si alguien podría entrar allí. Pero Ty le había asegurado que se podía confiar en su amigo. —Sí, Amo —Se estiró detrás suyo y desabrochó su top. El elástico alrededor de su pecho se aflojó. Lentamente, quitó la tela de sus pechos y la arrojó a un lado. Sus pezones se endurecieron y empujaron hacia adelante. Él se quedó mirando sus pechos desnudos con franca apreciación masculina. —Ahora, toca esos pechos hermosos que tienes. Ella ahuecó sus manos debajo de sus pechos y los levantó, luego acarició sus duras protuberancias, arrastrando sus dedos ida y vuelta. Un placer tembloroso la recorrió. —Adorable. Ahora, desliza una mano dentro de la parte inferior.

deslizó por debajo de la pequeña V de su parte inferior. El pequeño parche de rizos púbicos le hizo cosquillas en los dedos mientras continuaba hacia abajo. Acarició por encima de los pliegues de carne, luego sobre su raja. —Empuja tus dedos dentro y dime lo que sientes. Deslizó dos dedos dentro y encontró carne resbaladiza y húmeda. —Está caliente. Y muy mojado —Y tocarse a sí misma de esa manera se sentía muy bien. —Quítate la parte inferior. —Sí, Amo.

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Ella deslizó su mano derecha por su cuerpo hasta el borde de la tela, luego la

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El Club de las Excomulgadas Ella la deslizó fuera, luego la arrojó a un lado. La ardiente mirada de Ty chamuscó su carne. Y podía imaginar sentir a Zeke observándola. Tal vez su pene estaba duro y listo sólo de verla allí parada, acariciándose. Tal vez quería apresurarse a llegar allí y conducir su polla dura dentro de ella. —Siéntate a horcajadas sobre el trampolín. Ella bajó su cuerpo y dejó caer sus piernas a cada lado de la tabla. —Ahora, muéstrame tu bonito coño. Ella pasó sus dedos a lo largo de los suaves pliegues a ambos lados de su vulva y separó la carne, dejando al descubierto su apertura resbaladiza. Observando la mirada de Ty en ella... sabiendo que Zeke estaba escondido en algún lugar cercano, se acarició su mojado coño. Ty nadó por debajo del trampolín y mordisqueó la parte inferior de su pie, luego tomó su dedo gordo del pie en su boca. Se lo chupó mientras le acariciaba la pantorrilla. Cuando la soltó, le mordisqueó los dedos del pie, luego nadó hacia un costado y se empujó a sí mismo fuera del agua con sus poderosos brazos. Se erecta. Y sus bolas e ingle estaban bien afeitadas. Se sentó sobre un lado del trampolín y ella se quedó mirando fijamente su impresionante erección. —Ven y chúpame la polla. Ella sonrió. —Sí, Amo. Ella se bajó de la tabla y se agachó delante de él. Agarró su gruesa polla en su mano y la acarició un par de veces, amando la sensación de su eje duro en su mano. Se inclinó y lamió la punta con su lengua, luego tomó su glande en su boca. Él acarició sus hombros y a lo largo de su espalda mientras ella lo lamía y lo

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despojó de su traje de baño y, cuando se levantó, ella pudo ver su enorme polla

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El Club de las Excomulgadas apretaba. Ella abrió su garganta y se condujo hacia abajo, llevándolo tan profundo como podía. Era tan grande que no podía ir muy lejos. Liberó su polla de su boca, y la rodeó con ambas manos, acariciándola arriba y abajo. —Eres tan grande, Amo. No creo que pueda tomarte dentro de mí otra vez. Eres demasiado para mí. —Puedes y lo harás... Pero primero, quiero que sigas haciendo esto —Él guió su cabeza hasta su ingle y suavemente la alimentó con su polla. Él pasó los dedos por su pelo mientras lo lamía, entonces lo tomó hasta su límite de nuevo. Ella comenzó a balancearse arriba y abajo, chupándolo, pero él inmovilizó su cabeza. —Creo que es momento de refrescarnos un poco —Él se deslizó de su boca

Le tomó la mano y lo siguió hasta la parte menos profunda de la piscina, luego por las escaleras de hormigón. Mientras se adentraban más en el agua, el líquido frío subió por su cuerpo. Se estremeció mientras éste rodaba a través de la parte inferior de sus pechos, luego sobre sus pezones. Éstos se apretaron en guijarros duros. Se volvió y la tomó en sus brazos. Un placer estremecedor cruzó a través de ella mientras sus labios acariciaban un costado de su cuello hasta su hombro. Él pasó una mano sobre su seno y, el pezón que ya estaba duro, quemó de necesidad por él. Sus sentidos tambalearon. Él la soltó y nadó hacia atrás. Ella lo siguió, nadando en aguas más profundas. No podía creer cuan sexy se sentía que el agua se escurriera sobre sus pechos desnudos, sobretodo con la caliente mirada de Ty siguiéndola todo el

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y le tendió la mano—. Ven a nadar conmigo.

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El Club de las Excomulgadas tiempo. Observó mientras su pene se balanceaba en el agua. Milagrosamente, incluso en el agua fría, se mantuvo erecto. Nadó hacia un lado de la piscina y se paró en la estrecha cornisa bajo el agua, luego le hizo señas para que ella se le uniera. Él la atrajo a sus brazos y la besó. La sensación de su carne dura contra la de ella envió estremecimientos a través suyo. Él presionó su espalda contra la pared de la piscina. —Estás tan sexy con tus senos flotando en el agua. Ella bajó la mirada hacia la parte superior de sus blancos montículos visibles sobre la superficie del agua. —Tú también estás muy sexy —Ella envolvió su mano alrededor de su miembro mojado. La mano de él se deslizó entre sus piernas y acarició su resbaladizo coño. Pasó un brazo alrededor de su cintura y la levantó un poco, entonces succionó un acariciando sobre su clítoris. Movió los dedos dentro y fuera de ella. La necesidad fue enrollándose en espiral a través suyo. El inclinó su rostro hacia su oído. —¿Qué te parece la idea de hacer que Zeke salga fuera de su escondite? — susurró. Zeke. Casi se había olvidado de él. Pero sí, estaría encantada de que saliera y se uniera a ellos. Ella asintió con la cabeza. —Está bien, pretende que escuchas a alguien entrando y dilo lo suficientemente alto para que pueda oírte. Entonces, corre rápidamente hacia el vestuario de mujeres.

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pezón en su boca. Ella suspiró. Sus dedos se deslizaron dentro de ella, su pulgar

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El Club de las Excomulgadas Ella asintió con la cabeza contra su cuello, entonces separó su cabeza de repente. —¿Qué fue eso? —¿Qué? —preguntó Ty inocentemente. —Creo que oí a alguien. Él la ayudó a salir de la piscina y ella corrió hasta su toalla, luego la envolvió alrededor suyo. Ty la siguió sobre sus talones y ambos se metieron a través de la puerta del vestuario. —Entonces así es como es el vestuario de mujeres por dentro —Ty miró a su alrededor. Era tan extraño ver a Ty, alto, ancho e increíblemente masculino, totalmente desnudo, de pie en medio de la tierra de ningún hombre. —¿Y ahora qué? —preguntó ella.

—Entremos allí. Ella lo siguió detrás de la cortina y él la atrajo más cerca, tirando de la toalla a la vez. Se soltó y sus senos desnudos cayeron contra su pecho duro y musculoso. Sus fríos pezones parecían aferrarse a su calidez. Él sonrió ampliamente. Turbulentos remolinos de necesidad corrieron en espiral a través de ella, originados desde sus hormigueantes pechos. Él abrió el agua y ella aulló, luego se rió mientras una corriente fría los inundaba. Ella se aplastó contra la pared del fondo, estremeciéndose ante las frías baldosas contra su espalda, esperando que el agua se calentara. Ty le tomó las manos y las sostuvo contra la pared a cada lado de su cabeza,

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Él asintió con la cabeza en dirección a los cubículos de ducha con cortinas.

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El Club de las Excomulgadas sus dedos entrelazados, mientras sus labios encontraban los suyos en un beso hambriento. El agua se calentó mientras él movía su cuerpo más cerca del de ella. Estaba tan excitada que apenas podía recobrar el aliento. Su erección empujó contra ella y desesperadamente lo quiso en su interior. Él continuó sosteniendo firmemente sus manos y ella empujó contra su agarre, atrapándola. —Eres una chica sucia, follando a Zeke y luego follándome a mí. Tengo que lavarte antes de follarte otra vez. Él empujó sus muñecas juntas por encima de su cabeza y las sostuvo con una mano, luego golpeó su culo con la otra, lo que hizo que su carne hormigueara de la forma más erótica imaginable. Él colocó sus rodillas entre las suyas y las separó fácilmente, abriéndola a él. Con el pulgar de su mano libre, bombeó gel de ducha sobre su palma del dispensador en la pared, entonces acarició sobre sus pliegues con su resbaladiza mano, frotando hasta que el gel hizo espuma. Entonces se presionó hacia delante, hacia delante, presionando la longitud de su pene contra sus pliegues jabonosos, estimulándola. Ella giró sus caderas hacia arriba para tener más contacto con su hermosa y dura polla. Su cabeza cayó hacia atrás contra la pared mientras colocaba su pene contra su abertura. Empujó la cabeza del mismo ligeramente dentro, luego se retiró. Sus entrañas se estremecieron. Se deslizó de nuevo hacia delante, apenas penetrándola. Un suave gemido escapó de sus labios. —Por favor, Amo, te necesito en mí. Le dio una palmada en el culo de nuevo. —¿No has tenido suficiente polla hoy, chica sucia?

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su dura polla hinchada deslizándose sobre su carne íntima. Sus caderas ondularon

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El Club de las Excomulgadas La movió hacia el costado, aún contra la pared de azulejos, pero más hacia el chorro de agua, luego clavó sus muñecas contra la pared de azulejos con ambas manos de nuevo. El agua cálida se precipitó sobre sus cuerpos mientras él seguía pulsando hacia delante y atrás, su glande codeando en su abertura, pero nunca penetrándola. Su cuerpo temblaba de deseo. Luego se presionó hacia adelante con propósito y su polla comenzó a deslizarse en ella lentamente. —Oh, sí —gimió ella. Más profundo. Su respiración se aceleró mientras el placer se construía en ella como el agua en una olla a presión. Su polla la llenó más y más, hasta que la tuvo presionada con fuerza contra la pared, su polla completamente inmersa en ella. Ella empujó contra la presión de sus manos y gimió.

La voz de Zeke cortó a través de su aturdimiento sensual. —Respóndele —le susurró Ty al oído. —Sí, Amo Zeke. Ty asintió con una gran sonrisa. Las cortinas se abrieron y Zeke se asomó en el cubículo. Ty se retiró y la penetró. Ella gimió de nuevo ante su dura polla conduciéndose profundamente. —¿Qué está pasando aquí? —preguntó Zeke, su mano acariciando su polla.

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—¿Marie? ¿Estás ahí?

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El Club de las Excomulgadas —Ty me está follándo —respondió ella, luego volvió a gemir mientras él se retiraba, luego se dirigía hacia delante. Los ojos verde oliva de Zeke se habían oscurecido hasta volverse de un verde bosque mientras observaba como Ty la penetraba. Sus párpados se cerraron ante el exquisito placer. —¿Lo estás disfrutando? —preguntó Zeke. Ty se introdujo en ella de nuevo. —Oh, sí, Amo. Ty echó un vistazo hacia Zeke. —Gracias por tu regalo. ¿Por qué no lo compartimos? Zeke se despojó de su traje de baño y se metió en el cubículo con ellos. Ty sacó su polla y la polla de Zeke empujó en ella. Embistió un par de veces, luego se salió. Ty se deslizó en ella otra vez, luego de lo que iba a ocurrir a continuación. Zeke presionó su punta en su abertura trasera y se deslizó hacia adelante. Ella se relajó, dejando que su polla lentamente la estirara mientras la cabeza se deslizaba dentro. Intercalada entre los dos hombres, con ambos parados inmóviles, permitiéndole acostumbrarse al glande de Zeke dentro de su culo, ella tomó una respiración profunda. Oh Dios, se sentía tan llena. Aunque en un momento, Zeke se sumergiría por completo en ella. Las pollas de ambos hombres, llenándola. Zeke besó la parte de atrás de su cuello. —¿Estás bien, cosa dulce?

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la atrajo contra él. Apoyó su espalda contra la pared y, de pronto, ella se dio cuenta

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El Club de las Excomulgadas Ella asintió con la cabeza, lista para más. Él empujó hacia delante... lentamente, pero con insistencia... llenándola con su polla caliente y dura. Se deslizó más y más profundamente, hasta que estuvo completamente en su interior. Ella suspiró.

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—Dios, esto es tan... intenso.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Trece La polla de Zeke tembló dentro de Marie. Era increíble estar apretado por su abertura trasera. También le pareció increíble saber que la polla de Ty llenaba su otra abertura. La polla de Ty estaba a sólo un suspiro de la suya. Zeke besó el hombro de Marie, luego miró a Ty. Por un segundo, sus miradas se trabaron y tuvo un impulso demente de inclinarse hacia adelante y besarlo que casi lo abrumó, pero Ty inmediatamente volvió su mirada hacia Marie. Oh Dios, ¿qué estaba mal con él? Ty empezó a moverse y Zeke hizo lo mismo. Marie gimió entre ellos. Zeke metió las manos en torno a ella, ahuecando sus pechos, sintiendo el duro pecho musculoso de Ty presionado contra el dorso de sus manos. Hombre, había extrañado la amistad de Ty, pero estos sentimientos intensos

Ty embistió de nuevo, y Zeke lo siguió. Marie gimió. Sus pezones le aguijonearon las palmas, haciendo que sus hormonas alcanzaran su máxima revolución. Dios, ella era increíblemente sexy. Delicada. Femenina. Y Dios, tan condenadamente apretada. Ella jadeó ante la profunda embestida de Ty. Se tensó en torno a la polla de Zeke mientras gemía su orgasmo. Ty gruñó, claramente disparando su carga en su interior. Las bolas de Zeke también se tensaron, luego estalló dentro de ella, sosteniéndola con fuerza contra él. Un placer intenso erupcionó a través de él y todo su cuerpo pareció explotar en un estallido de éxtasis abrasador.

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que estaba teniendo… esos deseos extraños... lo estaban molestando.

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El Club de las Excomulgadas ***** ¡Acabo de hacer un trío! Marie apretó sus brazos alrededor de la cintura de Zeke, aferrándose a él, mientras esquivaba el tráfico en el camino hacia el centro de la ciudad. ¡Con dos maravillosos y sexys… hombres duros! La gran motocicleta retumbó entre sus piernas mientras corrían a lo largo de la carretera. El recuerdo de las pollas de los dos hombres en su interior, ambos a la vez, envió emociones atravesándola mientras el viento azotaba su cara. Se sentía un poco sensible por dentro, pero en el buen sentido. Apoyó la cabeza contra la espalda de Zeke, en su chaqueta de cuero y suspiró. Zeke tomó la rampa de salida y el tráfico a su alrededor se volvió más denso, obligándolo a reducir la velocidad, cosa que a Marie le pareció muy bien. La primera vez que se había subido en la gran motocicleta, él la había tenido tan excitada, que ella le había dado la bienvenida al gran asiento de cuero entre sus piernas. Esta mañana, sin embargo, sin la distracción de sus hormonas, la había intimidado, pero Zeke había insistido en que estaría bien y, si no hubiera aceptado su aventón, habría llegado tarde al trabajo. Su tiempo de diversión en la piscina rápido. Se reducía al hecho de que ella confiaba totalmente en él, así que sabía que iba a estar bien viajando a su lado. Él se ocuparía de la moto como lo hacía con todas las cosas... con confianza y habilidad. El tráfico se ralentizó y él se detuvo en un semáforo en rojo. —¿Cómo estás? —le preguntó sobre el rugido del motor. Ella lo apretó. —Simplemente fantástica. Él se rió entre dientes. —¿Te gusta viajar en moto? —Se tarda un poco en acostumbrarse, pero me gusta.

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había durado más de lo que había esperado y había perdido el último autobús

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El Club de las Excomulgadas Él se echó a reír. —No muy convincente, cosita dulce, pero te doy unos puntos por intentarlo. El semáforo se puso en verde y los coches de delante comenzaron a moverse. Zeke empujó hacia delante y se movieron lentamente detrás de los coches. Se aferró con más fuerza a su cintura, casi prefería el ritmo rápido de la autopista a la sensación encerrada del tráfico. Una sensación que sólo empeoró cuando llegaron al centro de la ciudad, donde fueron rodeados por edificios de oficinas altos que arrojaban largas sombras mañaneras a lo largo de las concurridas calles. Finalmente, Zeke se detuvo delante de su edificio. Ella levantó su pierna sobre el asiento, no había manera de verse como una dama al hacer eso, y miró a su alrededor para ver si alguien la había visto. Se sentía un poco inestable en sus piernas mientras se desabrochaba el casco y se lo quitaba de la cabeza. Un rápido vistazo en el espejo lateral y se dio cuenta que parecía un engendro. Le dio el casco a Zeke y rápidamente se alisó el cabello, esperando que ninguno de sus compañeros hubiera visto su pelo sobresaliendo en gustaba al menos parecer decente. Zeke se bajó de la máquina y sacó su maletín de cuero suave de la alforja rígida donde lo había guardado. Se lo entregó y ella sonrió mientras tomaba la correa y la colocaba por encima de su hombro. —Gracias de nuevo. Por el paseo y por... —Sintió que sus mejillas ardían— ...todo. Él envolvió sus brazos alrededor de ella y la atrajo hacia su cuerpo, luego capturó sus labios. Su boca se movió con pasión y su lengua se deslizó en su boca. Ella también lo acarició, aferrándose a sus anchos hombros. Dios, este hombre era sexy y no podía creer la suerte que tenía de estar con él.

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todas las direcciones. No es que ella fuera la Srta. Remilgada en el trabajo, pero le

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El Club de las Excomulgadas ***** Zeke finalmente liberó a Marie, sabiendo que tenía que irse a trabajar. Pero él no quería hacerlo. Quería recogerla y alejarse con ella, hacerle el amor apasionadamente. En algún lugar cálido y soleado, quizás junto a un lago. Algo muy diferente de esta jungla de cemento. Ella sonrió tímidamente. —Hablamos más tarde. Luego se dio media vuelta y se alejó. Él notó su mirada incómoda alrededor después de que había desmontado de la Harley. Como si estuviera avergonzada de ser vista con él. Bueno, ¿qué esperaba? Allí estaba ella, luciendo preciosa y muy profesional con pantalones negros y chaqueta con una blusa de seda roja. Y él... jeans rasgados y chaparreras de cuero, chaqueta de cuero negro, la ceja perforada. Probablemente ella agradecía a sus estrellas la suerte de que la chaqueta

Mientras Marie caminaba hacia las puertas dobles de cristal, otra mujer se le acercó y conversaron. Ambas miraron de nuevo hacia él y Marie asintió con la cabeza, luego la otra mujer soltó una risita. Las mejillas de Marie enrojecieron, luego se volvió hacia la puerta. ¡Mierda! ¿Por qué alguna vez habría pensado que una mujer como Marie querría estar con un hombre como él? Sólo la avergonzaría. Quizá Ty tuvo una buena idea después de todo con su cambio de imagen. Marie parecía querer un cambio de ritmo con un tipo como Zeke, pero probablemente se cansaría de ello bastante rápido cuando tuviera que presentarlo a sus amigos. Saltó sobre la Harley y encendió el motor, luego rugió lejos en el tráfico.

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cubriera los tatuajes.

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El Club de las Excomulgadas ***** Mientras Marie subía al ascensor, observó a Zeke alejarse. Judy estaba a su lado mientras subían hasta su piso. —¿Dónde lo conociste? —En la cabaña de mi amiga cuando me fui el fin de semana del Día del Trabajo. —Él es tan caliente —Judy le dio un codazo en el brazo—. ¡Eres muy afortunada! Marie sonrió. Lo era. —Así que, ¿tienes algún otro como él? Marie pensó en Ty y se dio cuenta de que era más parecido a Zeke de lo que nunca había pensado. Él podía parecer un Sr. Tipo Agradable, pero, en el fondo, también lo era Zeke. Y eso no era algo malo. Cariñoso, sensible, ser un buen convertía en un paquete dinamita. Y no era sólo el exterior. Era la confianza. La autoridad. Las maneras dominantes. Y Ty había demostrado que tenía eso también. Judy le dio un codazo a su brazo de nuevo. —Oye, estás a un millón de millas de distancia. Marie la miró y sonrió. —Síp, supongo que lo estaba. —Entonces, ¿qué tal? ¿Alguno más como él? —Sip —Ante la mirada esperanzada de Judy, Marie sonrió—. Pero no voy a compartir.

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oyente, eran todas grandes cualidades. Envuelto en un exterior de chico malo lo

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El Club de las Excomulgadas Qué diablos. Ella también podría ser una chica dura. ***** ¡Joder! ¿En qué demonios me he metido? Ty se quedó mirando la pantalla del ordenador, sin ver la ventana de texto frente a él. Maldita sea. Había sido increíble follar a Marie junto con Zeke esa mañana. ¡Demasiado malditamente increíble! Casi se había imaginado que había sentido la polla de Zeke deslizándose contra la de él mientras ambos se habían conducido en ella al mismo tiempo. Entonces Zeke lo había mirado y... Dios, la expresión de su rostro. Como si... como si tuviera los mismos sentimientos sobre Ty que él había estado teniendo acerca de Zeke. Sentimientos que no debía estar teniendo por otro hombre. Sentimientos que Ty había experimentado por primera vez hacía cinco años,

El cuál fue el único otro trío que Ty había tenido. Esos sentimientos eran la razón por la que nunca había hecho un trío de nuevo. Y tal vez, tuvo que admitir, era parte de la razón por la que había permanecido enojado con Zeke todos esos años. Debido a que tenía más sentido y era más fácil de tratar que la alternativa. Pero él lo había puesto fuera de su mente desde su discusión con Zeke. Lo había enterrado, escondido en lo profundo de su subconsciente... hasta hoy, cuando compartir una mujer con Zeke otra vez lo había traído de vuelta. La incómoda pero intensa atracción... por otro hombre. Por Zeke. ¿Habría visto Zeke el deseo en la cara de Ty? Maldita sea, ¿qué diablos iba a hacer ahora? Quería a Marie. Y a pesar de que estaba saliendo con Zeke, ella le había dado la oportunidad de estar con ella... al mismo tiempo que Zeke. Era una oportunidad que tenía que tomar porque debía

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cuando habían hecho el trío con Ashley.

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El Club de las Excomulgadas convencerla de que él era el hombre para ella. Zeke estaba bien con ello y sabía que Ty la quería, así que ¿por qué demonios no? Pero, maldita sea, ¿cómo iba a follar a Marie mientras Zeke era parte de la imagen? Él no debería estar sintiendo estas cosas por Zeke. No debería estar excitado por la visión del amplio pecho esculpido de Zeke... sus brazos abultados y musculosos... su polla dura... pero lo estaba y lo asustaba como la mierda. Por mucho que él quisiera a Marie... Maldita sea, tal vez debería esperar hasta que este asunto entre ella y Zeke terminara. ***** Zeke dio un paso atrás y se quedó mirando el hermoso Mustang Cobra Jet 428 de 1968 que acababa de pintar. Se sacó la máscara de la cara y la puso sobre la mesa de trabajo, luego se dirigió hacia la oficina. Se sirvió una taza de café y se sentó en la silla del escritorio, echó un vistazo por la puerta de cristal y observó a Henry, su primo y socio, hablando con un hombre que estaba de pie delante de un

Maldita sea, le molestaba que alguien rayara un bonito coche como ese. No tenía paciencia para el vandalismo flagrante. La tienda de pintura de Zeke y Henry, Classic Lines, se especializaba en vehículos clásicos. A Zeke le encantaba hacer trabajos de pintura personalizada sobre los hermosos automóviles de época que sus clientes traían. Bebió un sorbo de café y se acordó de que su teléfono celular había vibrado cuando estaba rociando la puerta del conductor del Mustang. Sacó el móvil del bolsillo y lo abrió. Un mensaje de texto de Marie. Hola. Olvidé mis zapatos en tu alforja. ¿Quieres almorzar? Cansada de usar zapatillas en el trabajo. :—) Marie

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Corvette Stingray de 1971 de color rojo, con un feo rasguño en un lado.

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El Club de las Excomulgadas Echó un vistazo al reloj de la pared. Eran las once. Podía lograrlo, ningún problema, pero... ¿quería hacerlo? Le dejaría los zapatos, por supuesto, pero... ¿quería alargar esta cosa con Marie? Claro, ella era alguien sexy y divertida con quien estar, pero eran personas completamente diferentes. No iba a durar. Y... las cosas se estaban poniendo un poco raras. En primer lugar, ese sueño con Ty y luego, esta mañana, el deseo loco de besarlo. Ty enloquecería totalmente si supiera que estaba pensando en él de esa manera. Por fin habían empezado a reparar la grieta entre ellos. No necesitaba algo como esto para lanzar una llave inglesa en las obras. ¿Por qué no sólo hacerse a un lado? Marie estaría mejor con Ty de todos modos. Por supuesto, hacerse a un lado no garantizaba que ella continuaría con Ty. Él ni siquiera había tenido la oportunidad de conocer su impresión de sus escapadas con Ty. Continuar con ello un poco más de tiempo le permitiría evaluar la situación. Ver si podía hacer algo para asegurarse que Marie desearía continuar una relación con Ty cuando él siguiera adelante.

Ah, a quien diablos estaba engañando. Quería seguir con esto. Apretó el botón de respuesta en su celular. ***** Marie caminó las dos cuadras desde su edificio hasta el parque donde había acordado reunirse con Zeke para el almuerzo. El sol brillaba con fuerza, un cálido día de septiembre, mientras caminaba a lo largo del camino pavimentado hacia la orilla del río. Vio a Zeke sentado en un banco, mirando a través del agua. Se sentó a su lado. —Hola, extraño. ¿Te importa si me siento? Él miró a su alrededor y sonrió. —¿Una mujer hermosa como tú? Yo sería un tonto si dijera que no.

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Y, maldita sea, pero quería volver a verla. Y le encantaba verla con Ty.

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El Club de las Excomulgadas Levantó una gruesa bolsa rectangular sobre su regazo y abrió la cremallera. Cuando abrió la tapa, vio que estaba aislada. Sacó un par de botellas individuales de zumo de fruta y dos sándwiches. Se comieron su almuerzo y disfrutaron del soleado día, observando a la gente. Una mujer caminaba empujando un cochecito de bebé, con un niño siguiéndola sobre sus talones. Dos personas en bicicleta avanzaban por el sendero que discurría a lo largo del otro lado del río. —Así que, no he tenido la oportunidad de preguntarte cómo te fue con Ty el sábado —dijo Zeke. Ella tomó un sorbo de su jugo. —Yo... eh... estaba sorprendida de que no llamaras el domingo —Había supuesto que él querría hablar de ello. —Quería darte algo de espacio. Permitirte disfrutar de lo que sea que sucedió después de despertar juntos.

Él se encogió de hombros. —Ty es un tipo inteligente. Con una hermosa mujer en la cama... me imagino que querría sacar el máximo provecho de la situación —Le acarició la mejilla con el dedo—. Yo ciertamente lo hubiera hecho. Se había sentido culpable haciendo el amor con Ty después del escenario inicial, y varias veces, pero Zeke parecía estar bien con ello. —¿Así que...? —Fue... muy sexy. —¿No me vas a decir lo que hizo cuando te encontró? ¿Cómo acarició tus senos? ¿Tal vez te besó a lo largo de los muslos? ¿Detalles interesantes como esos?

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Ella lo miró. —¿Qué te hace pensar que pasamos la noche juntos?

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El Club de las Excomulgadas Ella no tenía la intención de hablar de ello, pero esto le dio justo la introducción que necesitaba para hablar sobre Ty uniéndose a la relación. —Tal vez esta noche podríamos invitar a Ty... para reproducirlo —sugirió ella. —¿Conmigo observando? Ella sonrió. —Contigo observando... contigo uniéndote... todo está bien. Enlazó su brazo alrededor de su cintura y la atrajo hacia su cuerpo. —Tú, pequeña vampiresa. Te estás convirtiendo en una mujer salvaje.

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—Y a ti te gusta, ¿cierto?

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Catorce Maldita sea, Marie lo había dicho como un comentario afirmativo, pero había sonado como que estaba buscando su aprobación. Pero él simplemente se rió y le dio un pequeño beso en los labios. —Pues claro que me gusta. —Él tomó un sorbo de su zumo—. Supongo que la cuestión ahora es, ¿deseará Ty seguir con esto? Con la grieta entre nosotros, estoy sorprendido de que accediera a la aventura de esta mañana. —Realmente lo sugirió él. Enviándote el correo electrónico y todo eso. Él sonrió. —Me lo imaginaba. —Antes de eso, me preguntó si involucrarlo en nuestro... juego sexual... sería algo habitual. Le pregunté sobre eso puesto que era obvio que había algo de resentimiento entre vosotros dos. No tenía pensado contarle el resto de su conversación, donde Ty le había corazón... hacía que quisiera tomarlo entre sus brazos y abrazarlo fuerte... pero no tomaba a Zeke por el tipo de persona que querría hablar sobre ello. —De su parte, no de la mía —dijo Zeke—. Nada me gustaría más que arreglar nuestra amistad. Ella asintió. —Me imagino. Y creo que este acuerdo puede ayudar a eso. —Podrías tener razón. —¿Así que estás bien con convertirlo en algo habitual? —Mejor que bien —Le lanzó una ardiente mirada que puso su interior a aletear—. Apenas puedo esperar para comenzar.

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hablado sobre el trágico pasado de Zeke. La historia todavía hacía que le doliera el

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El Club de las Excomulgadas Pensar en las relaciones sexuales de esa mañana, lo erótico que había sido tener a ambos hombres haciéndole el amor en el vestuario, envió estremecimientos a través de ella. Si sólo pudiera tomarlo de la mano, arrastrarlo a un lugar apartado en ese momento y arrancarle la ropa. Los recuerdos de su primer encuentro en el lago... en el agua... enviaron a su cuerpo a hormiguear por sus caricias. —Yo... uh... —Tomó una profunda respiración—. Hay algo sobre lo que quiero preguntarte. Cuando Ty y yo hablamos, dijo que quería hacer esto porque... le daba la oportunidad de estar conmigo —Miró a Zeke—. Estoy un poco preocupada. No sé si sólo es una atracción física lo que siente por mí o... algo más. ¿Crees que es algo por lo que deba preocuparme? Él tomó un sorbo de zumo. —¿Qué sientes tú por él? —Bueno, es un gran hombre, pero… —¿Te sientes atraída por él? — Síp, claro —dijo ella.

Marie se movió en el banco. Zeke parecía muy relajado haciendo todas estas preguntas, pero Marie encontró la situación incómoda. Tomó la mano de Zeke. —Estoy en una relación contigo. —Claro, en estos momentos. Me refiero si yo no estuviera en escena. ¿En estos momentos? ¿Estaba ya cansado de ella? Respiró profundamente, empujando a un lado sus sentimientos de inseguridad. —No. Él levantó una ceja. —Si él te atrae y piensas que es un gran hombre, ¿por qué no?

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—¿Considerarías tener una relación con él?

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El Club de las Excomulgadas —Porque me gusta demasiado. Él negó con la cabeza. —Eso no tiene mucho sentido. —Si salgo con él, con el tiempo romperíamos. Cuando eso ocurriera, nuestra amistad también terminaría. —¿Por qué estás tan segura de que romperíais? Ella suspiró. —Porque cada vez que salgo con un chico agradable como él, termina. Estoy cansada de relaciones fallidas y he escuchado que la gente tiende a enamorarse del mismo tipo de personas una y otra vez, repitiendo el mismo patrón erróneo. —¿Encajo yo en esa categoría de “chico agradable”? Ella sonrió. —Tú eres más que agradable. Eres ardiente y sexy. —¿Quiere decir que crees que nuestra relación puede durar? Ella había esperado que se riera y que, tal vez, se burlara de ella, pero su vulnerabilidad. Envolvió su mano alrededor de su áspera mandíbula y lo besó. —Creo que tenemos una ventajosa oportunidad —dijo, pensando que tal vez habría un felices para siempre en su futuro, después de todo. ***** Marie llamó a la puerta de Ty. Unos momentos después, la abrió y la observó desde dentro... sin su habitual sonrisa de bienvenida. —Hola —Se sintió un poco nerviosa. Pero, tal vez, esa mirada en su rostro era sólo porque había tenido un mal día—. ¿Puedo pasar? —Claro —Abrió la puerta y dio un paso al costado para dejarla entrar.

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tono era serio, y cuando miró en sus ojos verde oliva, vio una curiosa

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El Club de las Excomulgadas Ella lo siguió a la cocina y se sentaron a la mesa, que siempre había sido su lugar favorito para sentarse y hablar. —Hablé con Zeke hoy... sobre nosotros tres. Él también piensa que es buena idea. Ty metió las manos en los bolsillos de sus jeans. —Síp, sobre eso... estoy pensando que podía no ser tan buena idea después de todo. Su pulso se aceleró. —Pero, ayer te gustaba la idea. Ella esperaba que lo que habían hecho esta mañana no hubiera dañado su relación. —Síp, lo sé. Pensé que era una buena idea, pero... he tenido tiempo para pensarlo. Zeke y tú necesitais tiempo para vosotros mismos. Acabais de comenzar a construir una relación. —Claro, pero... no tenemos que estar los tres siempre juntos.

entiendo. Sólo pensaba... estaría en el medio. —Ty, ¿es porque...? —Oh maldita sea, ¿cómo terminaba esa frase? No podía preguntarle si tenía sentimientos más profundos por ella. —¿Por qué, qué? ¿Porque yo también quiero salir contigo? —Él se encogió de hombros—. Lo admito. Si Zeke y tú rompen, me gustaría tener la oportunidad de salir contigo. Me gusta estar contigo, —Su mirada ardía—, me gusta tocarte. El pensamiento de él tocándola le acaloro el cuerpo. —Bueno, entonces... ¿no sería esto una buena cosa? —Su voz salió ronca—. Quiero decir... me gusta que me toques. Oh Dios, se sentía como una sirena intentando atraerlo a las rocas, pero no

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El rostro de Ty se puso triste, como si no le gustase esa idea. —Síp, lo

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El Club de las Excomulgadas podía evitarlo. Quería tanto estar con él en estos momentos. Caminó hacia él y le acarició la mejilla. Mientras él la miraba a los ojos, pudo sentir su mandíbula apretarse. Sabía que debería alejarse... respetar su decisión... pero no podía. Lo deseaba. Levantó su rostro, mostrándole cuánto exactamente. Él vaciló, luego su mano rodeó su nuca y la besó. Sus labios se movieron sobre los de ella. Seguros y firmes. Su lengua se adentró en su boca y prendió su deseo. Ella envolvió sus brazos alrededor de él y le devolvió el beso. El teléfono sonó, pero él lo ignoró, apretándola contra su cuerpo. Sus senos se hincharon y ella lo acarició desde su áspera mandíbula hasta su fuerte cuello, luego bajó a su pecho hasta que sus dedos se enredaron alrededor del botón de su camisa. El teléfono continuaba sonando mientras ella desabrochaba el siguiente par de botones, luego pasó su mano a lo largo de su esculpido pecho. El contestador automático saltó, entonando el breve mensaje de Ty... luego

—Eh, amigo. Deberíamos hablar sobre Marie y... Ty la soltó y cogió el teléfono. —Síp, estoy aquí —Miró a Marie—. No, no creo que esto funcione —Su mano abrochó de nuevo los botones de la camisa mientras escuchaba—. Marie está aquí. Puedes hablar con ella tú mismo. Él le tendió el teléfono. — Hola, Zeke. —Hola. ¿Ocurre algo malo? —preguntó Zeke—. Pensé que habías dicho que Ty quería hacer esto.

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la voz de Zeke salió del teléfono.

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El Club de las Excomulgadas Ella se agarró al borde de la encimera de la cocina. —Parece haber cambiado de idea. —De

acuerdo,

hablaremos

de

esto

cuando

llegue

allí.

Estaré

aproximadamente en una hora. ***** Marie miró fijamente hacia las delgadas tiras de cuero sujetas con varios anillos negros que Zeke le tendía. —¿No crees que deberíamos respetar la decisión de Ty? —preguntó ella. —No. Ella alzó una ceja. —¿Por qué no? —Porque todos disfrutamos estando juntos y lo que sea que está afectando a Ty es probablemente resultado de su confuso concepto de lo que debe o no ser y creo que deberíamos ayudarle a superarlo.

se pondría esta... prenda. —Así que, ¿estás diciendo que realmente le estamos ayudando? —Correcto. Ahora ve a ponerte eso —Zeke le guiñó el ojo—. ¿O necesitas que te lo ordene? Ella se encogió de hombros. —De una u otra forma, creo que necesitaré tu ayuda. Zeke sonrió con malicia. —Bueno, eso suena divertido. La siguió al dormitorio, llevando una caja de zapatos bajo el brazo. *****

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Ella agarró el cuero y lo miró con cautela, preguntándose exactamente cómo

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El Club de las Excomulgadas Ty recogió el teléfono al segundo timbrazo. —¿Hola? —Hola, Ty. Soy Marie. ¿Podrías venir un momento? —¿Por qué? —Él sabía que Zeke estaba allí. Los había escuchado acordar la cita. —Um... Zeke y yo queremos hablar contigo. —No creo que eso sea una buena idea. —¿Por favor? Ah, maldita sea. —De acuerdo. Llegaré en un minuto. Terminó de colocar los platos en el lavavajillas, preguntándose por qué demonios lo estaban empujando a esto. Su enfado con Zeke se había desvanecido de cara al descubrimiento de esos extraños sentimiento por él y ahora había comenzado a preguntarse si la verdadera razón por la que lo había rechazado era debido a esta inquietante atracción más que porque realmente creyera que le había

Puso el detergente y encendió la máquina, luego caminó por el pasillo hacia el apartamento de Marie. Llamó a la puerta. Zeke abrió la puerta casi de inmediato. —Hey, hombre. Entra —Él entró, percatándose de que Marie permanecía de pie en mitad de la sala, llevando un abrigo negro. ¿Estaban de salida? —Mira, ya hablé con Marie —le dijo Ty a Zeke—. y... Marie abrió su abrigo y lo dejó caer al suelo. La mandíbula de Ty casi cayó al suelo después de este. Ty miró hacia Marie mientras permanecía allí parada con un arnés de cuero negro que sostenía unos anillos negros y unas tiras que cruzaban su cuerpo, pero no

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arrebatado a Ashley.

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El Club de las Excomulgadas cubrían nada. Su polla se hinchó ante la visión de sus perfectos senos redondos rodeados por las tiras de cuero negro, los oscuros pezones tensos en duras puntas. Un parche de cuero cubría su coño, pero parecía que se podía quitar rápidamente. Llevaba tacones aguja de quince centímetros que hacían que sus piernas lucieran sensacionales. Se giró en un lento círculo, y vio que el parche de cuero que cubría su coño se estrechaba hasta formar una tira entre los dos cachetes para unirse a otra tira en su cintura. —Marie me dijo que estabas reacio a unirte a nosotros otra vez, pero pensamos que esto puede convencerte de lo contrario —dijo Zeke. Ty apenas pudo dejar de babear. —Tenemos un pequeño juego que pensamos podría gustarte. Básicamente, nos turnaremos en darle órdenes a nuestra esclava reacia para que haga lo que sea que nos guste. ¿Estás dispuesto? —preguntó Zeke. ¿Dispuesto? Maldita sea, su polla estaba cerca de romper sus pantalones.

—De acuerdo. Lo primero es lo primero. Ty, por qué no te sientas en el sofá. Marie, las bebidas. —Sí, Amo. Oh Dios, adoraba oírle decir eso. Se dio la vuelta y desapareció por la puerta de la cocina. Ty se sentó, situando las manos juntas sobre sus rodillas. ¿Por qué demonios no estaba corriendo hacia la puerta? Marie regresó, sus pechos balanceándose suavemente mientras llevaba la bandeja a la mesita del café enfrente de él. No podía apartar la mirada de sus senos. Síp, ese sería el por qué.

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—Uh... síp.

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El Club de las Excomulgadas Se balancearon agradablemente mientras se inclinaba enfrente de él para depositar la bandeja. Recogió uno de los vasos altos de cerveza helada y se lo entregó, luego tomó el otro y se lo llevó a Zeke. Su prácticamente desnudo trasero también se balanceaba agradablemente mientras caminaba. —Gracias —dijo Zeke. Ella permaneció de pie a su lado y esperó. Zeke tomó un sorbo de su cerveza, luego se levantó. Ty siguió su ejemplo. —Yo iré primero —dijo Zeke—. Marie, ven aquí. Ella se inclinó cerca y él le susurró algo al oído. —Pero, Amo... —Sin peros. Simplemente haz lo que se te diga. Ella asintió con la cabeza. —Sí, Amo. Caminó hacia Ty, luego se agachó delante de él. Pese a su simulada resistencia, sus pezones rosa oscuro eran dos prietas puntas.

oreja, y presionó sus labios contra los de él. Su lengua presionó entre sus labios y la enroscó dentro de su boca. Él enrolló su brazo libre alrededor de su cintura, la acercó más y succionó su lengua hacia dentro, luego la acarició con la suya. La besó con avidez. Sus duros pezones pinchaban contra su pecho mientras se hacían incluso más grandes. Tiró de ella contra él, deslizando su lengua dentro, besándola más profundamente. Finalmente, la soltó. Ella casi resolló por la falta de aliento mientras se ponía en pie, luego se quedó parada junto a él, esperando su orden. —Tu turno —dijo Zeke.

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Situó una mano sobre su mejilla, sus dedos curvándose alrededor de su

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Quince De acuerdo, esto podía volverse muy interesante. —Ve a Zeke y quítale la camisa. Ty la observó caminar hacia Zeke, su hermoso trasero balanceándose. Ella pasó sus manos por los hombros de Zeke, luego bajó por su pecho hacia el botón de su camisa y lo soltó, después hizo lo mismo con el siguiente. Con cada nuevo botón abierto, su camisa se separaba más, revelando el músculo duro y tatuado debajo. Ella apartó la tela de sus hombros con cuidado y la camisa cayó al suelo, dejando al descubierto el ancho pecho de Zeke. Se veía un impresionante tatuaje de un escamado dragón, su largo cuerpo serpenteante se enrollaba alrededor de la parte superior de su brazo, extendiéndose por su pecho. Más que feroz, su expresión parecía casi bondadosa. Las tres garras y el delgado cuerpo indicaban que era un dragón Japonés, los cuales representaban a menudo fortaleza, poder y protección. El color dorado de la llamativa criatura

Zeke había crecido desde sus días de juventud, alejándose de los feroces dragones del oeste que representaban oscuras emociones, tales como ira y agresión. Como el que se habían tatuado a juego en sus espaldas. Es por lo que Ty lo había retocado para que fuera un fénix, queriendo dejar esa furia detrás de él. —Acaricia al dragón —dijo Ty y observó fascinado como la delicada mano de Marie acariciaba el pecho de Zeke, siguiendo la línea de su elegante tatuaje—. Ahora, bésalo. Se inclinó hacia delante y besó la nariz del dragón, luego a lo largo de su cabeza. Su mano se aplastó bajo su hombro derecho mientas se deslizaba hacia abajo a la boca del dragón, entonces arrastró su lengua a lo largo de la de este. Él quería acariciar su polla mientras observaba la lengua de ella acariciar el

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indicaba atributos como sabiduría, bondad y perseverancia.

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El Club de las Excomulgadas pecho de Zeke, pero se contuvo. Su mirada se deslizó sobre los duros pezones de Zeke y quiso que Marie hiciera más. —Juega con sus pezones. Sus dedos encontraron el pezón de Zeke y Ty se lamió los labios mientras la miraba pellizcarlo, luego tomó el otro en su boca y lo mordisqueó, a continuación chupó. Los propios pezones de Ty se endurecieron en perlas y su boca se secó. No podía decidir qué quería más. Ser Zeke sintiendo la mano y la boca de Marie lisonjeando sus pezones hasta ponerlos duros de excitación. O ser Marie, jugando con las pequeñas perlas duras de Zeke en su boca, y sentir la dureza de su otro pezón entre la punta de sus dedos. —Ahora, acaricia su polla —dijo Ty, apenas consciente de haber hablado, hipnotizado por la mano de Marie acariciando el pecho de Zeke. Se imaginó que estaba unido a Marie, su mano ahora acariciando los abdominales de Zeke, sintiendo esos esculpidos músculos bajo sus dedos, luego sobre sus jeans de cintura baja. Ella se detuvo, justo a un milímetro del bulto

—Nuestra esclava se está resistiendo —dijo Zeke. —Haz lo que te ordené, esclava —dijo Ty, su excitación prestándole nitidez a su voz. Ella pasó sus dedos a lo largo de la punta del bulto, después lo acarició arriba y abajo varias veces, lentamente. Ty podía imaginar la sensación de la gran polla de Zeke bajo los jeans, empujando contra estos por ser liberada. Ty se lamió los labios de nuevo, su propia polla apretaba fuerte contra sus jeans. Zeke tomó la mano de ella y la guió a la lengüeta de su cremallera. —Estoy seguro de que Ty se refería a mi polla desnuda. ¿Verdad, Ty?

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latiendo a lo largo de su bragueta.

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El Club de las Excomulgadas Él debería decir que no. Pero no podía. Quería ver la polla de Zeke. Maldita sea, quería sentir la polla de Zeke. —Hazlo, esclava —ordenó Ty. Bajó la cremallera y metió la mano dentro, luego sacó la impresionante erección de Zeke. Su adorable mano se enroscó a su alrededor y la acarició. Zeke murmuró en aprobación. La mirada de Ty se dirigió hacia el rostro de Zeke y la expresión de placer iluminando sus facciones. Un profundo anhelo quemó a través de Ty. Ty tomó aliento, manteniendo la compostura. —Tu turno, Zeke —dijo él. Marie liberó la polla de Zeke, pero él agarró su muñeca y la mantuvo en el lugar, luego la instó a que le acariciara un par de veces más. Ty miró con anhelo la

Zeke respiró hondo, luego lo soltó lentamente. —De acuerdo —Le sonrió a Ty. La sonrisa envió temblores a través de Ty. Había extrañado a Zeke más de lo que se había dado cuenta y saboreó esta oportunidad de conocerlo de nuevo. Y, no podía creer cuánto deseaba compartir una mujer con él otra vez, pese a todo el dolor que había sufrido después de la última vez. —Quitale la camiseta a Ty —dijo Zeke. La mirada de Ty se movió de la polla de Zeke a los senos de Marie mientras caminaba hacia él. Ella pasó sus manos por sus hombros y bajó por su pecho, después agarró el borde de su camiseta y la levantó de su cuerpo, lentamente

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enorme polla. Finalmente, Zeke soltó la muñeca de Marie y ella se puso en pie.

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El Club de las Excomulgadas revelando su estómago, luego su pecho. Justo antes de que ella la sacara por su cabeza, Ty miró hacia Zeke y se percató de la hambrienta mirada en sus ojos. Levantó los brazos y, mientras la tela negra bloqueaba su visión, se dio cuenta de que Zeke no había estado mirando con avidez el delicioso trasero desnudo de Marie, sino su pecho. ¿Lo sentía Zeke también? ¿Esa extraña atracción entre ellos? ¿O había sido sólo su imaginación? La camiseta desapareció y ella la echó a un lado. —Ahora gírate y presiónate contra Ty. Toma sus manos y colócalas sobre tus senos. —Oh, Amo, no puedo hacer eso. Ty la agarró por los hombros y la giró en redondo, luego la apretó contra su cuerpo. Pese a su resistencia, ella presionó su hermoso trasero contra su ingle. Su polla se sacudió ante su suavidad contra él.

Ella tomó las manos de Ty y las situó sobre sus redondos senos. Él los ahuecó, sus pezones presionando en sus palmas. Observando a Zeke, los apretó ligeramente, luego ahuecó desde abajo y abrió sus dedos curvados, permitiendo que sus pezones se asomaran, sus bonitos montículos de carne descansando en sus manos. —Muy bonito —dijo Zeke—. Ahora presiona tu adorable culo contra la polla de Ty. Marie obedeció, su redonda carne desnuda presionó más fuerte contra su polla dura como una piedra. —Bien. Ahora gírate y sácala.

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—Continúa, Marie —la instó Zeke con voz acerada.

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El Club de las Excomulgadas Ella se alejó de Ty y se giró, luego desabrochó el botón de metal de sus jeans y bajó la cremallera. Ella vaciló, pero sus ojos brillaban con hambre mientras miraba su entrepierna. —¿Quieres que vaya hasta allí y te castigue? —la amenazó Zeke. —No, Amo. Pero Ty podía ver el brilló de excitación en sus ojos ante la sugerencia de Zeke. Sus dedos se deslizaron dentro de sus jeans, y cuando su suave mano agarró su polla, él contuvo el aliento. Ella sacó la erección de sus jeans y continuó sosteniéndola en su mano. —Ahora arrodíllate en frente de él. Ella obedeció y la polla de Ty se estremeció ante la idea de sus labios rodeando su glande... de ella chupándolo profundamente en su boca.

Ella miró hacia su polla, sus suaves ojos color azul casi adorándola. —Es grande y dura. Casi demasiado grande para rodearla con mi mano. —Dime más Ella se acercó más. Ty pudo sentir su aliento sobre su glande. —La cabeza es realmente grande. Llenaría mi boca. —Muéstramelo —dijo Zeke. Cuando ella vaciló, Ty enroscó su mano alrededor de su cabeza y la trajo hacia delante hasta que sus labios lo rozaron. Ella envolvió sus labios alrededor de su corona y lo tomó en su boca. La sensación de ella rodeándolo disparó calor a través de él.

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Pero en cambio, Zeke dijo: —Ahora, descríbemela.

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El Club de las Excomulgadas —Muy bien —dijo Zeke—. Ahora cuéntame más. Ella liberó la polla de Ty de su boca y pasó sus dedos por el eje. Su delicado toque envió temblores a través de él. —Es muy larga —dijo ella—. Probablemente unos treinta centímetros. Ty suponía que eran unos veinticinco, pero claramente Marie sabía que ser generosa era lo mejor para el ego de un hombre. Ella ahuecó sus huevos y los acarició ligeramente con una mano mientras la otra acariciaba la longitud de su eje de nuevo; después rodeó el glande. —La cabeza es púrpura y muy firme. Hay una cristalina gota de líquido en la punta. Ty no pudo evitar sentirse de algún modo... expuesto... con la atención de ambos centrada en su polla. El suave toque de Marie. La intensa mirada de Zeke. —De acuerdo, bien. Quítale los jeans y los bóxers.

por sus piernas, luego bajó sus bóxers. Ty salió de ellos. Zeke le sonrió a Ty. —Tu turno. —De acuerdo —dijo Ty—. Marie, arrodíllate enfrente de Zeke y acaricia su polla. Ella se movió hacia Zeke, luego se arrodilló en frente de él. Envolvió su mano alrededor de su larga y dura polla y la acarició. Ty observó su mano moverse a lo largo del eje de Zeke con fascinación. —Ahora, besa la punta —ordenó Ty. Ella se inclinó más cerca y frunció los labios, luego besó la punta. —Lámela.

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Marie se puso en pie, renuentemente liberó la polla de Ty. Tiró de sus jeans

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El Club de las Excomulgadas Su lengua rosada lamió sobre la punta del glande. —Tómala en tu boca —dijo Ty. Ante su vacilación, Zeke agarró su cabeza y presionó su polla en su boca. Mientras ella envolvía sus labios alrededor de la polla de Zeke y la tomaba en su boca, la polla de Ty se sacudió, el recuerdo de su caliente boca rodeando su propio glande todavía estaba fresco en su mente. —Ahora haz que se corra —El tono dominante de Ty dejó claro que no admitiría desobediencia. Cuando ella no comenzó inmediatamente a moverse, añadió—: No falles, o serás castigada. ¿Comprendes? —Sí, Amo. Escalofríos danzaron por su columna vertebral ante su respuesta. Su mano se deslizó por debajo y acunó los huevos de Zeke mientras se zambullía sobre su polla, tomándola profundo. Zeke gimió cuando ella se retiró y luego se zambulló otra vez. Lo chupó, sus mejillas ahuecándose. Se retiró y acarició retorciendo su lengua alrededor de la punta. El interior de Ty tamborileaba mientras la observaba, deseando también su boca sobre él. Quería parase al lado de Zeke y que ella cambiara de una polla a la otra así ambos podrían disfrutarla juntos. Pero no era lo que iban a hacer esta noche. Tal vez la próxima vez. Maldita sea. No debería haber una próxima vez, pero... esto era tan jodidamente caliente. Pudo ver los huevos de Zeke tensarse y tirar cerca de su cuerpo, entonces Zeke gimió y Ty supo que se estaba corriendo. Palpitando en la caliente boca de Marie. Finalmente, Marie liberó la polla de Zeke, a continuación se puso en pie.

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de arriba a abajo su eje con su mano mientras chupaba el glande, probablemente

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El Club de las Excomulgadas Zeke tomó unas pocas respiraciones profundas, entonces sonrió. —Síp, de acuerdo. Ahora, Marie, ponte de pie enfrente de Ty. Mientras Marie caminaba hacia Ty, él notó sus dilatados pezones, su sonrojado rostro. Claramente, ella estaba tan excitada como lo estaba él. —Toma la mano de Ty y bésala. Ella levantó su mano y presionó sus delicados labios contra su palma, acelerando los latidos de su corazón. —¿Estás húmeda, Marie? —preguntó Zeke. —Sí, Amo. —Bien. Coloca la mano de Ty en tu coño. Déjale sentir cuán húmeda estás. —Pero, Amo, no puedo... Ty tomó su mano y tiró de ella hacia él, girándola para que mirara hacia Zeke, luego envolvió una mano alrededor de su cintura, tirando de ella fuertemente después por debajo del cuero, pasando por sus sedosos rizos. Entonces ahuecó su montículo. Ella agarró su muñeca y la sacó, como resistiéndose a sus caricias, lo que provocó que le acariciara el coño. Era tan suave. Con la otra mano, agarró su muñeca y la atrajo hacia arriba, hasta que sus dedos accidentalmente descansaron sobre sus senos, luego extendió su dedo corazón para recorrer su abertura. Él deslizó un dedo dentro de su sedosa humedad. Tan caliente y jugosa. —Marie, túmbate en el suelo y abre tus piernas —dijo Zeke. Ty la soltó y la observó tumbarse, su polla se sacudió ante la visión de sus pechos mirando directamente hacia arriba... sus largas piernas abiertas hacia él. Zeke se arrodilló a su lado y tiró del cuero que la cubría. Lo desabrochó de las tiras, revelando su lindo coñito. Ty adoraba cómo lo había recortado en un claro

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hacia su cuerpo. Deslizó la punta de sus dedos bajo la suave piel de su estómago,

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El Club de las Excomulgadas y pequeño corazón. Zeke arrojó a un costado el trocito de cuero. —¿Quieres que Ty te lama el coño? —Um... no —Pero el bajo tono en su voz y su ardiente mirada traicionaron lo mucho que realmente lo quería. —Creo que lo quieres. Díselo. Ella miró a Ty con lasciva necesidad en los ojos. —Ty, por favor, lame mi coño. Ty se arrodilló entre sus muslos y se inclinó hacia delante. Besó su ombligo, luego acarició la parte interna de sus muslos. Ella gimió y él no puedo esperar. Se inclinó y lamió su ardiente y húmeda abertura. Cuando ella gimió de nuevo, condujo su lengua dentro. Ella se arqueó contra él y encontró su clítoris con el dedo y lo acarició ligeramente haciéndola gritar. Él se detuvo, no queriendo que se corriera justo en ese momento, entonces introdujo dos dedos dentro de ella.

mientras el placer inundaba sus rasgos. Miró a Zeke, ahora situado a un pie de su cabeza, su polla permanecía elevada mientras la acariciaba. Ty tuvo tozudamente que detenerse para no extenderse hacia delante y agarrar esa polla en sus manos para encargarse de acariciarla, entonces... Dios le ayudara... meterla en su boca y chuparla hasta que se corriera. Su mirada regresó a Marie. Sus gloriosos pechos, los pezones prietos en tensas puntas... su pelvis arqueándose contra su mano... Maldita sea, tenía que liberar esta demente tensión. —Marie, ¿quieres que Ty te folle? —preguntó Zeke. —Oh, sí. Ty, por favor, fóllame. Por favor, fóllame ahora —Toda pretensión de resistencia se había desvanecido.

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Oh Dios, ella se sentía tan bien. Él se sentó erguido, observando su rostro

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El Club de las Excomulgadas Ty casi estalló en el lugar. Él agarró su hinchado eje y presionó su punta contra su húmeda entrada, luego se alivió hacia delante. Lentamente penetrándola. Disfrutando de la sensación de su húmedo pasaje tragándolo. Ella arqueó su pelvis hacia arriba. —Oh Dios, por favor, fóllame. Me voy a correr. Él empujó hacia delante, penetrándola completamente. Ella lo miró, con los ojos azules brillantes. Él se movió dentro de ella y... —Oh Dios, me estoy... —Echó su cabeza hacia atrás y gimió—. Me estoy... corriendo. Se tensó alrededor y se percató de que ella estaba en pleno orgasmo. Comenzó a empujar, la vista de sus sonrojadas mejillas y el placer inundando su rostro elevando su necesidad más alta. Se movió en ella, una y otra vez, mientras ella se aferraba a sus hombros, gimiendo en éxtasis. Él empujó hondo otra vez y... síp... el calor lo inundó... sus huevos se tensaron y... la tensión se liberó mientras el placer salvaje golpeaba a través de él

—Dios, vosotros sois jodidamente ardientes —La mano de Zeke acariciaba arriba y abajo su dura polla. Ty contuvo la respiración mientras lo observaba, su propia polla todavía enterrada en el prieto pasaje de Marie. —Mi turno —dijo Ty, barriendo a un lado su deseo de acariciar la polla de Zeke—. Marie, ¿quieres a Zeke dentro de ti, también? —Sí —replicó ella ansiosamente. Ty la mantuvo cerca y la atrajo hacia delante. —Enrolla tus piernas alrededor de mí, cariño.

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como una manada de potros salvajes.

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El Club de las Excomulgadas Él sintió sus largas piernas enroscarse alrededor suyo y sus tobillos cruzarse detrás de su espalda. Se movió hacia el escritorio y se dio la vuelta, luego se reclinó contra este como soporte. —Dile a Zeke lo que quieres —le murmuró al oído. —Zeke, quiero que me folles por detrás... mientras Ty está todavía dentro de mí. Ty observó a Zeke mientras se acercaba a ellos. Los ojos color verde oliva de Zeke se habían oscurecido. Él agarró un tubo de lubricante de la mesa, siempre listo, y embadurnó su polla con el gel, a continuación presionó la punta en el culo de Marie. —¿Estás lista, cosita dulce? —preguntó Zeke. —Sí. Zeke empujó hacia delante. Ty observó la larga polla desaparecer en el culo.

Ty miró los ojos de Zeke, ahora a pulgadas de los suyos… y vio un reflejo de su propio deseo. No sólo por Marie, sino también por él. Ty estaba seguro de eso. Zeke también lo deseaba. Antes de que pudiera perder la compostura sobre ello, Zeke comenzó a moverse, su polla deslizándose dentro y fuera de Marie. Ella miró a Ty mientras se aferraba a sus hombros, el deseo llenando sus rasgos. —Estoy tan cerca —murmuró ella. Ty lo perdió. Comenzó a empujar junto con Zeke. El rostro de Marie se presionó en la mejilla de Ty. El rostro de Zeke estaba sólo a uno centímetros de distancia. Su polla palpitaba con la necesidad de correrse otra vez. Marie gimió y su cabeza cayó hacia atrás sobre el hombro de Zeke. Zeke la besó en la mejilla, luego sonrió hacia Ty, todavía con esa ardiente expresión en sus ojos. Ty no podía creer

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Marie suspiró contra el hombro de Ty.

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El Club de las Excomulgadas que Zeke fuera a inclinarse hacia delante y... Marie gimió. —Oh Dios... esto se siente... tan bien. Zeke gimió. Su mano acarició la cadera de Marie, luego entre ellos. Ty sintió la mano bajar por el estómago de Marie hacia su clítoris, pero al mismo tiempo, las yemas de sus dedos rozaron su polla mientras empujaba dentro y fuera de Marie. Ty miró fijamente los ojos verde oliva intenso de Zeke. Los ojos de Zeke se oscurecieron y él giró su mano, entonces sus dedos se deslizaron debajo de Ty para ahuecar sus bolas. Cuando Zeke las masajeó, Ty contuvo la respiración, el intenso calor inundándolo. Marie jadeó. Las bolas de Ty se tensaron dolorosamente, luego estalló dentro de ella en una enorme explosión de placer, catapultándolo a un estado de éxtasis más allá de una mente. Él gimió, y Zeke inmediatamente siguió su ejemplo. Mientras continuaba empujando dentro de Marie, el placer continuó fluyendo a través de su cuerpo. Ella gimió en su propio éxtasis orgásmico. Finalmente, Ty redujo el ritmo y ella se derrumbó sobre él. La abrazó con

Ty nunca había experimentado semejante placer intenso antes. Dios, ¿cómo demonios podía decir que no a continuar esta relación? ***** Ty se despertó con la sensación del suave y cálido cuerpo de Marie acurrucado contra su pecho, el brazo de ella alrededor de su cintura, la mejilla presionando contra su hombro. Podía sentir la brisa de su respiración contra su piel. Él presionó sus labios sobre la parte alta de su cabeza, luego enrolló sus brazos un poco más fuerte. La luz de la luna fluía a través de sus rasgos, tan relajados en sueños. Su corazón dolía por ella. La quería en su vida. Sólo ellos dos. Su mirada se movió a la

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fuerza, intensamente consciente también de la cercanía de Zeke.

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El Club de las Excomulgadas almohada detrás de ella... y al rostro dormido de Zeke. Zeke yacía de frente a Marie, la luz de la luna reflejándose sobre el adorno metálico de su ceja y su oscuro cabello colgando sobre un ojo. Ty tuvo que contenerse de acariciarle el cabello, luego arrastrar su mano a lo largo de la mejilla áspera. Se veía increíblemente sexy, su brazo colgaba descuidadamente a través de la almohada, sus carnosos labios ligeramente separados. Dios, maldita sea, no debería estar sintiendo estas cosas. Ty rodó lentamente sobre su espalda, después con cuidado sacó el brazo de Marie de su cintura y se deslizó fuera por un costado de la cama. Miró alrededor del suelo, la luz de luna apenas iluminaba el entorno, y encontró los bóxers. Se los puso luego buscó el resto de su ropa, reuniéndola en un montón. No pudo encontrar sus calcetines en la oscuridad, así que renunció y simplemente se puso sus jeans, luego se giró hacia la puerta, con su camisa en la mano. —¿A dónde vas? Zeke estaba parado frente a él, una suave sombra iluminada entre Ty y la

Ty miró hacia Marie, todavía durmiendo en la cama. Zeke movió la cabeza hacia la puerta y Ty asintió, luego lo siguió fuera de la habitación. Ty cerró la puerta detrás de él, con cuidado para no despertar a Marie, a continuación siguió al comedor. Zeke se apoyó contra el respaldo del sofá. —¿A dónde vas, Ty? —Pensé en dejaros un poco de espacio a los dos. —¿Por qué? Tú quieres a Marie. Ambos lo sabemos. Deberías usar todo el tiempo que puedas para estar cerca de ella y convencerla de que tú eres el chico correcto para ella. —Pero tú eres el que sale con ella. Yo sólo soy un accesorio sexual.

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puerta del dormitorio.

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El Club de las Excomulgadas ***** Zeke miró fijo a Ty, reconociendo la amargura en su voz y que su necesidad de huir no tenía nada que ver con el hecho de que ambos rivalizaran por la misma mujer. Tenía más que ver con la mirada que le daba, devolviéndole la mirada con hambre en sus ojos. No sólo era compartir la lujuria por Marie. Él lo quería. Y, Zeke se percató, él también quería a Ty. Zeke había quedado atrapado en el momento, y eso había asustado muchísimo a Ty. —Ty, hay algo creándose aquí además de que los dos queramos a la misma mujer. Cuando los tres estuvimos juntos antes... tú y yo... sentí algo. Ty lo miró con cautela. —Síp, ambos queremos follar a Marie. —No es eso a lo que me refiero —Él se estiró y coloco su mano sobre el hombro de Ty, pero Ty retrocedió—. Eh, hombre, yo no entiendo esto mucho más que tú, pero quiero saber qué está ocurriendo.

hay que entender? Es condenadamente sencillo. Estoy caliente por Marie. Miré en tu dirección y tú piensas que mi lujuria está dirigida hacia ti —Ty se encogió de hombros—. Eso es todo. Nada por lo que perder la compostura. Claramente, Ty no estaba listo para manejar esto. De hecho, Zeke tenía una corazonada de que Ty había estado luchando contra esto durante mucho tiempo. Tal vez nunca estaría listo, lo que era demasiado malo porque Zeke finalmente estaba comenzando a entender por qué había echado de menos tanto a Ty a lo largo de los años. Por qué quería hacer todo lo que pudiera para arreglar su amistad, incluso arriesgando a la mujer de la que sabía estaba enamorado porque... la verdad era que... Zeke acababa de darse cuenta de que podía estar enamorado de Ty, también. Esa es la razón por la que siempre habían estado tan unidos. Esa es la razón

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—Dos hombres en la cama con la misma mujer... ambos excitados. ¿Qué

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El Club de las Excomulgadas por la que le había dolido tanto cuando Ty se había alejado. Esa es la razón por la que necesitaba tan desesperadamente hacer que las cosas funcionaran de nuevo entre ellos. Y sospechaba que esa era la razón por la que Ty se había alejado en un primer momento. No pudo enfrentarse al pensamiento de sentirse atraído por otro hombre... especialmente su mejor amigo. Así que se convenció a sí mismo de que Zeke había intentado robarle a Ashley, a pesar de que ambos sabían que ella había revoloteado del uno al otro en un abrir y cerrar de ojos. Ty se había convencido a sí mismo de que Zeke lo había traicionado porque era más fácil que aceptar que se hubiera enamorado de su mejor amigo. Ahora Ty había encontrado a una mujer que realmente amaba... Zeke podía verlo en sus ojos. Lo divertido del asunto era que, si simplemente abrazara su personalidad dominante, él podría ganar el corazón de Marie en un abrir y cerrar de ojos. Maldita sea, tal vez no tenía una oportunidad de ganar el corazón de Ty, pero tenía a la chica que Ty amaba. Por mucho que amaría mantener a Marie para él, dos equivocaciones no hacían un acierto. Si el que Ty aceptara su verdadero yo, su yo sexualmente dominante, alejaba a Marie de Zeke, entonces ella nunca tuvo realmente la intención de estar con él. Zeke no quería ganar por defecto. Quería ganar porque era el hombre correcto. Y realmente no quería herir a Ty. —De acuerdo, dejemos eso a un lado de momento. Hablemos de Marie — dijo Zeke. Las cejas de Ty se arquearon.

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podía ser el instrumento en la búsqueda de su verdadera felicidad. Ahora mismo,

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El Club de las Excomulgadas —¿Qué pasa con ella? —En caso de que no te hayas dado cuenta, a Marie le gusta ser dominada. Y tú, mi amigo, eres el maestro de la dominación. Al menos, solías serlo. Así que si quieres ganarte a la chica, todo lo que tienes que hacer es meterte de lleno en tu juego. Los ojos de Ty se entrecerraron. —¿Por qué me estás contando esto? ¿Ya no la quieres más? —Por supuesto que la quiero. Ella es increíble. Pero lo que tú y yo queremos no es realmente relevante. La cuestión es, ¿a quién quiere ella? —¿Lo haría más fácil o más difícil si dijera que os quiero a ambos? —Marie estaba de pie en la puerta, una bata de seda envolvía holgadamente su cuerpo.

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—¿Cuánto tiempo llevas allí, Marie? —preguntó Ty.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Dieciséis Zeke no podía apartar la mirada del suave balanceo del increíblemente sexy cuerpo de Marie, la seda de su bata acariciaba sus curvas mientras se movía hacia ellos. Ella depositó su mano sobre la mejilla de Ty. —Lo suficiente como para saber que ambos me quereis —Abrió su bata y la dejó caer al suelo, revelando su cuerpo totalmente desnudo. Se pasó las manos a lo largo de los lados de su cintura y hacia arriba por sus costillas, luego las ahuecó debajo de sus senos y los levantó. Sus pulgares acariciaron sus pezones, los cuales se pusieron duros inmediatamente—. Quiero que ambos me mostreis cuánto me quereis. Me encantaría sentiros a los dos chupándome los pezones. Ty extendió la mano por uno de los redondos y suaves pechos y lo acarició. La mano de ella se retiró cuando él la ahuecó, luego deslizó los dedos sobre su duro pezón. *****

caminó hacia ella y acarició su cuello con la nariz, luego bajó a su pecho besándola y cubriendo el otro pezón con su boca. Ambos chuparon y ella jadeó ante el placer salvajemente erótico atravesándola. Sus rodillas se debilitaron, pero las manos de Ty se enroscaron alrededor de su cintura y la mantuvieron firme. La mano de Zeke rozó su trasero y acarició. Ella presionó sus manos contra el estómago de cada hombre, girando sobre los duros y esculpidos abdominales. Deslizó una mano dentro de los bóxers de Zeke y agarró su dura polla. Ty se bajó la cremallera y apartó de una patada sus pantalones y calzoncillos, después guió la mano de ella hacia su polla. Su mano también se enroscó alrededor de la de él. Dos pollas. Una en cada mano. Tan grandes y duras. Mientras acariciaba la longitud de sus ejes, animada por el placer latiendo a través de ella ante sus repetidas chupadas sobre sus pezones y las caricias de sus

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Marie contuvo el aliento cuando los labios de Ty capturaron su pezón. Zeke

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El Club de las Excomulgadas manos a lo largo de su culo, caderas y muslos; podía sentir el calor derretirse entre sus piernas. La mano de Zeke acarició sobre su abertura y sintió sus dedos explorar sus húmedos pliegues. Los dedos de Ty se deslizaron justo dentro de ella. Zeke también deslizó un dedo dentro suyo, y los dos se movieron al unísono. Ty chupó con fuerza sobre su pezón y ella gimió. Se retiró y se recostó sobre la gran y cómoda otomana en frente del sofá, abriendo sus piernas como invitación. Zeke se arrodilló entre sus piernas y lamió su ombligo, después mordisqueó hacia abajo hasta que la punta de su lengua se arrastró sobre su clítoris. Ty tomó su boca en un apasionado beso, a continuación ahuecó sus pechos mientras observaba a Zeke lamerle la abertura. La boca de Zeke se situó sobre su clítoris. El placer subió más y más alto mientras él lo engatusaba con su lengua, alternando entre chupar y lamer. Ella cubrió las manos de Ty, presionándolas fuerte sobre sus pechos mientras se subía a una ola de placer intenso, y gemía ante su liberación. Zeke la miró fijamente con un brilló en sus ojos verdes, a continuación sintió su polla presionar contra su húmeda abertura... y deslizarse dentro. Él empujó un retiró. Ty quitó las manos de sus senos y se situó ante su abertura y empujó dentro. Su enorme pene la embistió hasta el punto del placer - dolor. La penetró dentro y fuera, encendiendo su excitación a un nuevo nivel. Largas y lentas penetraciones. Su cuerpo se estremeció con la intensidad de las sensaciones disparándose a través de ella. A continuación Zeke envolvió sus manos alrededor de su cintura y la levantó, luego la giró hasta que estuvo inclinada sobre la otomana. Presionó contra su resbaladiza abertura, luego empujó lentamente hasta que su polla la empaló. Ty dio un paso hacia ella, su enorme erección apuntando hacia delante. Ella envolvió los dedos a su alrededor, luego la tomó en su boca. Apretó sus labios alrededor de la corona mientras lamía la punta. Cuando él gimió, se deslizó hacia delante, relajando y abriendo su garganta para tomarlo tan profundo como pudiera.

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par de veces, su glande rozando a lo largo de las paredes de su vagina, entonces se

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El Club de las Excomulgadas Zeke empujó hacia delante otra vez, deslizando su polla más profundo, centímetro

a

centímetro.

Finalmente

ambos

estuvieron

penetrándola

completamente. Zeke besó su nuca, después comenzó a moverse. Ambas pollas deslizándose en su interior, Ty con cortos empujes, Zeke con largas y profundas penetraciones, llenándola... retrocediendo... luego llenándola otra vez. El placer se elevó en su interior, luego revoloteó a lo largo de cada terminación nerviosa. Ty se inclinó hacia delante y pasó el dedo por sus pliegues, encontrando su clítoris. Ella contuvo el aliento mientras el éxtasis se arremolinaba a través suyo, después gimió, apenas manteniendo la polla de Ty en su boca, mientras estallaba en una explosión de intensa alegría. Apretó su boca alrededor de la gran polla de Ty y se aferró alrededor de la de Zeke. Ambos hombres se tensaron y gimieron mientras se corrían dentro de ella. Oh Dios, esos hombres sabían cómo hacerle el amor. Finalmente, Marie se movió entre ellos. Zeke se incorporó y se alejó de ella, después la ayudó a levantarse. La tomó en sus brazos y la besó. Ty estaba parado al lado de ella y cuando los labios de Zeke liberaron los suyos, Ty la besó tambien. abrazo, un brazo alrededor de cada cintura masculina. Ella acarició con la nariz la nuca de Ty mientras Zeke la besaba en la sien. —Regresemos a la cama —Agarró la mano de Ty y la de Zeke y los guió al dormitorio. ***** Marie miró a Zeke mientras el sol de la mañana acariciaba sus fuertes facciones. Mentalmente trazó un dedo a lo largo de la cuadrada línea de su mandíbula. Sintió la textura de papel de lija de la barba de su rostro. Miró hacia la almohada a su otro lado, el hueco de la cabeza de Ty todavía era visible. Pero no Ty.

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Ella deslizó sus brazos alrededor de cada uno de ellos. Acercándolos en un flojo

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El Club de las Excomulgadas Como un bandido, se había escabullido en mitad de la noche. Había sido increíblemente sexy ser ordenada por ellos. Primero por uno, luego el otro. Zeke diciéndole que le hiciera cosas eróticas a Ty. Ty diciéndole que le hiciera cosas eróticas a Zeke en retribución. Casi como si ellos quisieran hacerse esas cosas el uno al otro. Zeke rodó sobre su costado y su mano se deslizó a lo largo de su cadera. —Eh, cosa dulce. Pareces sumida en tus pensamientos. Ella le miró a la cara. Sus ojos color oliva brillaban amigablemente a la luz de la cristalina mañana. Ella sonrió y acarició la punta de su dedo sobre el adorno metálico en su ceja. —Sólo pensando en lo de anoche. Él se rió entre dientes. —Fue bastante increíble —Él la miró por encima del hombro—. Así que, ¿dónde está nuestro cómplice?

por recorrer. Él envolvió su brazo alrededor de su cintura y la acercó a su ardiente y duro cuerpo. —Cómo puede preferir estar sólo en su cama cuando podría estar tan cerca de ti, no puedo entenderlo. Sus palabras enviaron descargas de placer a través de ella, pero se encogió de hombros. —Zeke, sé lo que causó el problema entre Ty y tú. Él me contó sobre el trío con su novia y contigo. —¿Y te dijo que traté de robársela? —Sí. También me dijo que lo negaste. No entendí por qué no te había

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—Supongo que decidió regresar a su casa. No es que haya mucho camino

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El Club de las Excomulgadas creído, pero claramente todo el tema le golpeó bastante fuerte —Ella lo miró—. ¿Él estaba enamorado de ella? —Tal vez pensaba que lo estaba, pero debería haberlo sabido mejor. Ella no era del tipo que asentaban la cabeza en una relación estable —Él se levantó sobre un codo—. ¿Por qué estás preguntándome todo esto? —Bueno, sólo me preguntaba... ¿estás intentando compensar a Ty por lo que ocurrió? ¿Tal vez... ayudándolo a ganarme? —Marie, ¿cuánto de nuestra conversación escuchaste anoche? —Llegué cuando le estabas diciendo que me gustaba ser dominada y que si se ponía a ello, podría ganarme. Zeke asintió. —Él podría. —¿Por qué lo ayudarías? ¿Quieres deshacerte de mí? —Marie, si estuviste escuchando, me oíste decirle que lo importante es lo ella con una caricia delicada y persuasiva—. Por mucho que yo quiera, si resulta que realmente estás destinada a estar con él, entonces no nos haría ningún bien si te quedaras conmigo. Ella apoyó la mano en su mejilla, con una suave sonrisa en los labios. —Eso es muy dulce. Nunca me di cuenta de que eres un verdadero romántico —Acarició su rasposa mandíbula—. Y eso sólo me hace amarte más. Sus ojos se arrugaron mientras sonreía. —¿Estás diciendo que me amas? Ella asintió, y lo miró profundamente a los ojos. —Si te amo, Zeke.

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que tú quieres —Tiró de ella hacia su cuerpo y la besó, sus labios acariciaron los de

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El Club de las Excomulgadas Su sonrisa se desvaneció mientras sus palabras se hundían. —Marie... yo... Ella capturó sus labios, deslizando su lengua hondo en su boca, manteniendo a raya sus palabras. No quería saber su respuesta. Tal vez él la amaba. Tal vez no. Tal vez no lo sabía. Pero no era una gran señal que estuviera dispuesto a empujarla a los brazos de otro hombre. Aún así, ella tenía que decirle lo que estaba en su corazón. Ahora quería mostrarle, físicamente, que era suya. Envolvió su mano alrededor de su hinchada polla y la acarició, mientras acariciaba su cuello con la nariz. En segundos, su erección estaba dura como la roca. Ella trepó sobre él, luego se impulsó a sí misma hacia abajo sobre su tiesa vara, tomándolo hondo. Ella gimió en su boca, después lo besó con más pasión mientras se levantaba para luego bajar de nuevo, empalándose a sí misma sobre su eje. Haría que la deseara más que nunca. Él era sexy y fuerte y... exactamente el hombre perfecto para ella. Lo apretó dentro suyo y él gimió.

La rodó debajo de él y se impulsó más hondo. —¿Estás bromeando? Nunca he deseado más a una mujer. Él se retiró y empujó profundo otra vez. Sus párpados parpadearon ante las salvajes sensaciones pulsando a través de ella mientras su polla acariciaba dentro suyo. —Muéstrame cuánto. Él la besó de nuevo mientras introducía su polla profundo... se retiró, luego empujó hondo de nuevo. Conforme las primeras olas de éxtasis florecían sobre ella, escuchó sus

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Ella liberó sus labios. —¿Me deseas, Zeke?

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El Club de las Excomulgadas guturales palabras. —Te amo, Marie. Luego empujó hondo y rápido hasta que él la envió, gritando sobre el borde de un orgasmo más allá de lo esperado. ***** El agua caliente fluía sobre la cabeza de Zeke mientras Marie pasaba una mano enjabonada a lo largo de su columna vertebral después en un sinuoso camino a través de su omóplato. —¿Por qué dragones? —preguntó ella. Él sonrió. Adoraba la fascinación de ella por sus tatuajes. —Los dragones representan la fortaleza y, en caso de dragones occidentales como este, agresión, ambos atributos eran los que necesitaba cuando estaba creciendo.

enrollaba por la parte superior de su brazo. Él se giró y la acunó entre sus brazos, su húmedo cuerpo desnudo presionando contra el suyo de la forma más atractiva. Su polla se endureció. —Ese dragón es un dragón oriental. Un protector. Fuerte, pero sabio. Ella acarició las orejas del dragón. —Muy bonito —Se inclinó hacia delante y besó la nariz del dragón—. Creo que la llamaré Julie. Sus ojos se entrecerraron. —¿Crees que mi dragón es una chica? Ella lo miró, sus ojos azules brillando. —Bueno... fuerte y sabio —Ella se encogió de hombros.

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—¿Y el otro dragón? —Su mano acarició a lo largo del dragón que se

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El Club de las Excomulgadas Él se echó a reír y tiró de ella con fuerza contra él, luego capturó su boca. Sus suaves labios acariciaron los suyos y su polla se hinchó contra su estómago. —Dejemos esto claro ahora —dijo él mientras miraba en sus vívidos ojos azules—. Cada parte de mi cuerpo es totalmente masculina. Sus dedos acariciaron por su estómago hacia abajo, luego se envolvieron alrededor de su creciente polla. —Bueno, esta parte ciertamente lo es —Sujetando su eje firmemente, ella besó a lo largo de su pecho, luego lamió su pezón, enviando excitantes estremecimientos por su columna vertebral—. ¿No quieres pensar en mí besando a tu dragón hembra? —Ella sonrió, entonces lamió a lo largo de la boca del dragón— . Podría acariciar a Julie y lamer la longitud de su cuerpo —Su lengua acarició su pecho, siguiendo las líneas de su tatuaje, luego chupó su pezón en su boca—. Oh, encontré el pezón de Julie —Ella lo miró—. ¿Te gusta que chupe el pezón de Julie? A su polla ciertamente le gustaba. Él la apoyó contra la pared de azulejos y sujetó sus manos sobre su cabeza.

mujer me pone caliente —Él lamió su seno, luego envolvió con los labios su pezón y chupó fuerte hasta que ella gimió. Levantó la cabeza, entonces capturó sus labios y empujó su lengua dentro de su boca, entrando y saliendo hasta que la dejo totalmente sin aliento. Presionó su frente contra la de ella—. Pero las partes de mi cuerpo son masculinas. Incluyendo los dragones. ¿Entiendes? Ella lo miró a los ojos, sus ojos azules oscuros de deseo. —Sí, Amo. —Eso es lo que quería escuchar. Él liberó sus manos y le ofreció la pastilla de jabón de la cesta sujeta a la pared. —Aquí, lava mi espalda. Ella tomó la pastilla y él se giró. Sus suaves y resbaladizas manos

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—Por supuesto, el pensamiento de ti lamiendo o chupando el pezón de otra

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El Club de las Excomulgadas acariciaron su espalda y sobre sus hombros. Arriba y alrededor en largas caricias. En poco tiempo, sus caricias se centraron en el serpenteante camino por su lado izquierdo. —No saldrás con nombres para ese también, ¿verdad? —¿Te gustaría que lo hiciera? —No —Se imaginaba lo que podía sugerir. Él restregó su pecho firmemente—. Sabes que Ty tiene uno exactamente igual. —Pero el suyo es un fénix. —Lo es ahora, pero cuando nos los hicimos, ambos eran dragones. Él hizo que modificaran el suyo. Un prodigioso artista del tatuaje puede hacer cosas fenomenales. Yo hice que modificaran el mío también, pero sólo para realzar los detalles y el color. —¿No quisiste cambiarlo a un dragón oriental como el de la parte delantera?

—Igual que Ty. —Eso es cierto. —¿Piensas que tú y yo... estando juntos... crees que eso pondría en peligro que Ty y tú sean amigos de nuevo? Él se giró para enfrentarla. —Espero que no. —Pero... ¿ambos creen que hay una posibilidad de que él me aleje de ti? Zeke mantuvo inmóvil su expresión. De hecho, Zeke estaba seguro de que Ty la alejaría de él. Pero no le diría eso. Ella le había dicho que lo amaba. Y él quería que ella lo amara. Para

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—No, es parte de mi historia.

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El Club de las Excomulgadas siempre. Pero si no le daba la oportunidad de ver al verdadero Ty... simplemente estaría escondiéndose de la realidad. Si ella estaba hecha para estar con Ty, Zeke y ella nunca encontrarían la verdadera felicidad. Por otro lado, si ella no se enamoraba de Ty después de experimentar su verdadera personalidad dominante, entonces Zeke podía aceptar su amor realmente. —¿Qué deberíamos hacer, Zeke? Tampoco quiero perder a Ty como amigo. —¿Qué hay de nuestro acuerdo actual? ¿Quieres que el trío continúe? —Oh, síp. El sexo es genial. Pero... me estaba preguntando si es justo para Ty. ¿No estaríamos dándole falsas esperanzas? Él la atrajo a sus brazos y la besó, luego la sostuvo con sus brazos sueltos alrededor de su cintura. —Tengo una idea. Sé de una pequeña y pintoresca escapada donde los tres podríamos pasar un apasionante fin de semana juntos. Podríamos disfrutar de la compañía mutua, hacer un poco el loco y averiguar qué queremos hacer respecto a la continuidad de nuestro trío. Y no te preocupes, antes Hacerle pensar dónde quiere adaptarse en esta relación. Ella se puso de puntillas y lo besó, sus ojos brillaban. —Eso suena como una idea muy interesante. ***** Ty espió por la mirilla para ver la sonriente cara de Marie. Ella llamó de nuevo. —Déjame entrar, Ty. Él abrió la puerta y Marie entró en su apartamento llevando una gran cacerola tapada con un plato, seguida por Zeke cargando un plato de tostadas en una mano y una cesta de pasteles en la otra.

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de ir tendré una charla con él. Sugerirle que tú y yo vamos bastante en serio.

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El Club de las Excomulgadas —Traemos el desayuno —Ella dejó la cacerola sobre la mesa y le quitó la tapa, revelando un montón de esponjosos huevos revueltos rodeados por panceta y salchichas; el maravilloso aroma llenó la habitación. —¿Tienes café hecho? —preguntó Marie—. Si no, tengo una cafetera en mi casa. Podemos traerla. Ty la siguió a la cocina. Ella agarró platos y cubiertos mientras Zeke fue derecho hacia la cafetera. Ty recogió algunas tazas y los siguió de vuelta al comedor.

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—Te escabulliste de nosotros. ¿Qué pasa? —preguntó Marie.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Diecisiete —Pensé que vosotros estaríais más cómodos sin una tercera ronda. —Muy noble de tu parte —dijo ella— pero odio cuando un hombre se va en mitad de la noche. Me hace sentir como si quisiera alejarse de mí. La mirada de Ty atrapó la suya. —No es eso en absoluto. Me encanta estar contigo. Maldita sea, no debería estar admitiendo eso. En este momento, ella estaba saliendo con Zeke. —Cosa dulce, creo que vamos a necesitar más café. ¿Por qué no vas a buscar tú cafetera después de todo? Ella echó un vistazo a Ty, luego de vuelta a Zeke. —Está bien —Se volvió y se dirigió hacia la puerta.

para que pudieran hablar. —Marie y yo vamos a una escapada el próximo fin de semana y te invitamos. Esta es tu oportunidad de sacar todas las trabas y conquistarla. —¿Un fin de semana romántico para tres? —Así es. Y tengo que advertirte. Esta cosa entre Marie y yo se está poniendo seria, por lo que esta será tu última oportunidad. Haz que cuente. Maldita sea. A Ty se le encogió el estómago al pensar en mantener una correa en sus reacciones salvajes hacia Zeke por un fin de semana. Pero no quería perder la oportunidad de ganar a Marie. Sobre todo porque el tiempo se estaba acabando.

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—¿Qué pasa? —preguntó Ty. Sabía que Zeke se había deshecho de Marie

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El Club de las Excomulgadas Marie regresó con un termo de café y lo puso sobre la mesa del comedor. —Entonces, ¿listos para el desayuno? —Se ve muy bien —dijo Ty mientras se acercaba a la mesa. —Marie, le pregunté a Ty si se uniría a nosotros el próximo fin de semana —Zeke miró a Ty—. Así que, ¿quieres venir? —¿Dónde está este lugar? —preguntó Ty. —Es el Santuario Prohibido. Ty levantó las cejas. Había oído hablar de ese lugar. Una posada de BDSM. Estar allí sin duda encendería su imaginación. Si Zeke tenía razón y Marie quería la experiencia completa de ser dominada, ese era el lugar para ir. Él miró a Marie, imaginándola desnuda y atada, sus tobillos fijos a una barra de separación, forzando sus piernas ampliamente separadas, dejándola abierta y accesible para todo tipo de diversión. Su polla se hinchó.

empujarla? De repente, quería saber la respuesta desesperadamente. Él retiró una silla y se sentó frente a ella. —Sí. Creo que lo haré. ***** A las cinco en punto del viernes, Marie recogió su bolso del cajón de su escritorio y se dirigió al ascensor. Una vez en la calle frente a su edificio de oficinas, miró a su alrededor, en busca del coche de Ty. Ella había preparado sus maletas la noche anterior y las había dejado en el apartamento de Ty antes de irse a trabajar esta mañana. Él había planeado conducir

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¿Estaría lista y dispuesta a hacer todo lo que le exigiera? ¿Hasta dónde sería capaz de

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El Club de las Excomulgadas hasta el trabajo hoy, luego recogerla en la oficina. La emoción se deslizó a través de ella. Mientras la semana había progresado, Marie se había encontrado a sí misma cada vez más y más excitada sobre el fin de semana. Bueno, ¿quién no lo haría? Un fin de semana con dos hombres sexys en un patio de recreo sexual, por la manera que Zeke había descrito el lugar. El coche de Ty se detuvo junto a la acera y ella sonrió y se metió por la puerta del pasajero. Él entró en el denso tráfico de nuevo. —¿Lista para el fin de semana? —preguntó él. Ella sonrió. —Apenas puedo esperar. —Zeke llamó. Él se nos adelantó para poder recoger la llave de la cabaña, comprar algunas provisiones, y tener todo organizado antes de que lleguemos. Una vez que estuvieron fuera de la ciudad, Ty se detuvo y recogió una caja de cerveza, luego siguieron su camino. Cuarenta y cinco minutos más tarde, se detuvo en una pequeña cabaña justo

—Esto es muy bonito —dijo Marie. —Hola —Zeke caminó hacia el coche y abrió la puerta de Marie. Tan pronto como salió, Zeke la tomó en un abrazo y la besó. Ty sacó sus maletas del maletero y las llevó dentro. Zeke agarró el paquete de cerveza y Marie lo siguió a la cabaña. Miró alrededor, sin saber muy bien qué esperar. Parecía una cabaña muy acogedora aunque regular. Había una sala de estar justo al lado de la entrada, una puerta de entrada a una cocina completa, y un comedor informal a un lado. Un gran ventanal daba al lago.

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al lado de un lago, rodeado de árboles altos. La Harley de Zeke estaba fuera.

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El Club de las Excomulgadas Siguió a Zeke en la cocina, donde apoyó el paquete en la encimera y puso las botellas en el refrigerador. Podía ver que el refrigerador estaba bien abastecido. Mientras Marie miraba por la ventana hacia el reflejo del sol en el lago, no podía dejar de pensar en lo que pasaría más tarde esa noche. Allí estaba ella con sus dos hombres guapos en este maravilloso refugio de amantes. El fin de semana era todo sobre sexo... y ella se estremeció... no podía esperar. Incluso ahora, podía imaginar a los hombres desvistiéndose. Revelando sus duros y musculosos cuerpos... sus pollas largas y duras. Desvistiéndola. Acariciando su cuerpo. Tocando sus pechos. Sus bocas cubriendo sus pezones. Ella respiró hondo, luego se distrajo caminando hacia la sala de estar. El mobiliario era un poco anticuado, pero limpio y acogedor. La ventana delantera ofrecía otra hermosa vista del lago, y el personal había colocado un bonito jarrón

El lugar parecía muy pintoresco y hogareño. Marie se preguntaba por qué era considerado una posada de BDSM. Una vez que estuvieron todos en la sala de estar, Ty envolvió su brazo alrededor de su cintura y la atrajo hacia su cuerpo, luego capturó su boca en un beso hambriento y devorador. A medida que su lengua empujó dentro de su boca, ella se derritió contra él, totalmente sin aliento ante sus ultra masculinas formas. No se había afeitado, por lo que su cara estaba áspera y rasposa... lo que era tan sexy. Cuando por fin le soltó la boca, ella parpadeó, mirando a sus cálidos ojos marrones... pero... algo había cambiado. Le tocó la mejilla y se quedó mirando un ojo, luego el otro. Uno era marrón canela, lo habitual, pero el otro era de un verde suave con manchas

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lleno de margaritas en la mesa para darles la bienvenida.

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El Club de las Excomulgadas doradas. —Tus ojos son diferentes. —¿Es importante? —Un borde duro apretó su voz. —Sólo que son una preciosidad. E increíblemente sexy. ¿Los has estado escondiendo con lentes de contacto? —Sí, pero he decidido dejarte ver mi verdadero yo este fin de semana— Sonrió—. Y eso incluye permitirte ver mi naturaleza más dominante. —¿En serio? —Ella sonrió ampliamente—. Eso debería ser divertido. Él sonrió. —Zeke y yo estamos listos para darte un poco de entrenamiento riguroso. ¿Estás lista para someterte a mí totalmente? Las palabras le quitaron el aliento. Someterse a él totalmente. —Sí, Amo.

La atrajo hacia sí y la besó de nuevo. Sus senos se aplastaron contra su pecho duro, las aureolas frunciéndose y los pezones floreciendo en duras protuberancias. Cuando la soltó, se dio cuenta que Zeke había regresado a la sala de estar y estaba sentado en la silla junto a la ventana al otro lado del sofá. —Voy a decir esto una sola vez, Marie —dijo Ty—. Tu palabra de seguridad es “zorro”. Si no puedes decir la palabra, golpea tres veces, con un pie, una mano, o incluso un dedo. Si utilizas la palabra de seguridad, el escenario se detendrá, sin hacer preguntas, y eso será todo. Nos detenemos y me voy. Por lo tanto, utilízala sabiamente. Escalofríos le recorrieron la espina dorsal por la total autoridad en su voz.

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Él sonrió ampliamente. —Muy bien.

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El Club de las Excomulgadas Nunca lo hubiera pensado de Ty, pero estaba siendo cada pulgada del autoritario dominante que había soñado. Él la soltó y dio un paso atrás, luego desabrochó los botones de su camisa. Ella miró ávidamente mientras se la quitaba, dejando al descubierto los ondulantes músculos a través de su pecho. Cuando se dio la vuelta para tirar la camisa en el sillón al lado del sofá, su mirada se clavó en el colorido tatuaje del fénix en su espalda. Dios, se veía tan sexy y... malo... con ese tatuaje. Él se volvió hacia ella y su pecho parecía casi demasiado desnudo sin un tatuaje adornando la extensión esculpida de carne. Y ella casi podía imaginarlo con piercings a través de sus cejas como Zeke. Atrás quedó Sr. Chico Agradable. ¡Bienvenido Sr. Chico Malo! —Lo único que tienes que decir es “sí, Amo”, a menos que yo te haga una pregunta directa —continuó Ty—. ¿Entiendes? La emoción inundó a través de ella. —Sí, Amo.

Sus entrañas se estremecieron. —Sí, Amo. —Bien. Ahora desvístete. Ella tomó aire, pero rápidamente se desabrochó la blusa, cayó de sus hombros y la arrojó sobre el brazo del sillón junto al sofá. Los sensacionales ojos de color extraño de Ty fijos en su sujetador de encaje rojo, justo donde sus pezones estaban estirando la tela. Ella abrió la cremallera de la falda negra recta y la deslizó por sus caderas y piernas, luego salió de esta y la puso sobre su blusa. Ahora estaba de pie frente a él sólo con el sujetador y las bragas a juego de encaje rojo, el calor de su mirada intensa enviando chispas a lo largo de sus terminaciones nerviosas.

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—Bien. Si no sigues mis instrucciones, serás castigada. ¿Lo entiendes?

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El Club de las Excomulgadas De repente, se acordó de que Zeke seguía sentado en la silla junto a la ventana, observando. —¿Por qué te has detenido, esclava? —exigió Ty. Inmediatamente, ella buscó detrás suyo y desabrochó su sujetador, luego tiró de las correas de sus hombros y lo apartó, luego dejó caer la prenda de encaje al suelo. Cuando ella metió los pulgares bajo el elástico de su tanga, Ty dijo: — Espera. Ella se detuvo. —Date la vuelta y enfréntate a Zeke. Acaricia tus senos, entonces sostenlos altos. Se volvió hacia Zeke. Mientras ella acariciaba sus redondos pechos, sus ojos oliva permanecieron fijos en sus duros pezones. Ella metió las manos por debajo y

—Bien. Ahora quítate las bragas. Ella rodó la diminuta prenda por sus piernas, inclinándose hacia adelante, sabiendo que estaba dando a Ty una gran vista de su trasero. Cuando se levantó, la ardiente mirada de Zeke se detuvo en su parche en forma de corazón de vello púbico. —Date la vuelta —ordenó Ty. Se volvió para mirar a Ty de nuevo. —Ahora, tienes que ser castigada. Sus ojos se abrieron. —Pero, ¿por qué? Yo... Él levantó la mano y ella dejó de hablar inmediatamente.

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levantó sus pechos, según las instrucciones.

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El Club de las Excomulgadas —Debido a que todavía estás aprendiendo, voy a explicártelo —dijo Ty—. No esperes la misma indulgencia la próxima vez. En primer lugar, te detuviste a la mitad de hacer algo que te dije que hicieras. En segundo lugar, hablaste para decir algo diferente de “sí, Amo” o responder una pregunta. ¿Cuál sería su castigo? ¿Doblarla sobre sus rodillas y golpearla? —Ve hacia Zeke y haz lo que él diga. —Sí, Amo —Ella se volvió, caminó hacia Zeke y se paró delante de él. Zeke sonrió y le tendió la mano. Ella la tomó y él la atrajo más cerca. —Ponte por encima de mis rodillas para que pueda ver ese dulce culito tuyo —dijo Zeke. Se arrodilló en el suelo, luego se colocó sobre su regazo. Sus rodillas presionadas contra su vientre y pecho, por debajo sus pechos, y su cabeza colgaba hacia abajo, su cabello cubriendo todos los lados de su cara. La mano de Zeke acarició ligeramente su culo, enviando escalofríos temblorosos a lo largo de su se estremeció ligeramente cuando lo acarició con sus dedos. Luego golpeó de nuevo. Ella gimió suavemente ante la erótica sensación cuando una vez más él le acarició la carne caliente. La ayudó a levantarse. —Ahora ven aquí —dijo Ty. Ahora Ty estaba sentado en el sofá. Ella cruzó la habitación y se quedó parada a unos dos pies delante de él. —Más cerca. Ella dio un paso hacia adelante. —Date la vuelta.

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carne. Su mano se deslizó lejos, luego golpeó a través de su culo. Escocía, entonces

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El Club de las Excomulgadas Ella se dio la vuelta y su mano acarició su acalorado culo. Probablemente estaba rojo. La acarició, entonces ella sintió que sus labios se deslizaban sobre la piel. ***** Ty se quedó mirando fijo la piel enrojecida de su culo perfecto y redondo. Cuando ella gimió mientras Zeke la acariciaba después de golpear su trasero, la polla de Ty se había inflado dolorosamente. Él arrastró sus dedos por la sedosa piel; todavía caliente. Apretó los labios contra su culo delicioso y besó a través de la piel cálida. Llegó a su alrededor y le acarició el vientre, luego hacia arriba hasta que sus manos se posaron en la parte inferior de sus pechos. Tan suave. Él ahuecó sus montículos deliciosos y le acarició los pezones con sus dedos. —¿Te gusta eso, esclava? —preguntó en voz baja.

El temblor en su voz hizo que su polla se sacudiera. —Date la vuelta y mírame. Se dio la vuelta y él se quedó mirando sus magníficos pechos redondos. Acarició uno, luego agarró el pezón entre sus dedos. —Creo que esto se vería muy bonito, con un piercing. ¿Qué te parece?

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—Sí, Amo.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Dieciocho Ty sonrió ante la mirada de pánico de Marie. La única cosa que él le había dicho que estaba permitido decir era “Sí, Amo” y claramente la idea de tener un pedazo de metal atravesando su sensible protuberancia no estaba en su corta lista de cosas divertidas para hacer. —Um... sí, Amo. Quiero decir... no, Amo. Era una pregunta, ¿no? ¿Así que puedo responder? Él siguió sonriendo. —Crees que dolería, ¿verdad? Él envolvió sus manos alrededor de su cintura y la atrajo hacia delante. Deslizó un brazo alrededor de su cintura, le acarició el pecho con la otra mano, luego se inclinó hacia adelante para agarrar el pezón en su boca. La sensación de la dura protuberancia contra su lengua, la fruncida aureola contra sus labios, envió calor zumbando a través suyo. Él arremolinó su lengua alrededor de su pezón, protuberancia entre los dientes y cerró suavemente. Ella se puso rígida, pero él la abrazó y chupó, luego mordió de nuevo. Ella gimió. —No dolería más que las pinzas para pezones. Te gustaría probar esas, ¿no? —Jugueteó con el pezón con sus dientes y mordió de nuevo. —Um... sí, Amo —Aunque ella parecía disfrutar de sus caricias, no parecía muy convencida. —Trae mi bolso negro —dijo Ty—. Está junto a la puerta. Se acercó a la puerta y levantó la bolsa de lona negra y se la llevó a él. Abrió la cremallera de la parte superior, sacó una caja envuelta para regalo y se la entregó. Ella sonrió y quitó el moño negro metálico, luego desenvolvió el papel carmesí.

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luego chupó ligeramente. Cuando ella se relajó en sus brazos, agarró su

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El Club de las Excomulgadas Abrió la caja de regalo y miró fijamente el collar de cuero colocado en papel de seda rojo. Desde el anillo D en la parte frontal del cuello colgaban dos cadenas, cada una con una pinza para pezón con puntas de goma de color negro. Él le tendió la mano y ella le entregó la caja. —Date la vuelta y levántate el pelo. —Sí, Amo. Se volvió de espaldas a él, luego levantó su sedoso pelo largo hasta los hombros a un lado para que pudiera fijar el collar alrededor de su cuello. —Ahora mírame. —Sí, Amo. Él admiró el grueso collar alrededor de su cuello, las pinzas colgando de los extremos de las cadenas. Levantó una pinza, que tenía unos cinco centímetros de largo, y colocó el extremo curvado, con punta de goma alrededor de su pezón, brazos juntos para fijar la pinza en el lugar. Más tarde, si quería aumentar la presión, él podría simplemente deslizar el anillo más cerca del pezón. En este momento lo puso en tal ligera presión que podría mantenerlas indefinidamente. Más apretado y él tendría que quitarlas en al menos veinte minutos. Ver la larga y delgada pinza de metal con las puntas de goma negra agarrando su pezón erecto envió una inundación de sangre a su ingle. Unió la pinza al otro pezón, luego se echó hacia atrás y sonrió. Las pinzas colgaban hacia abajo desde sus pezones, las cadenas oscilando por debajo de sus pechos luego curvándose hacia arriba para encontrarse en el anillo en su collar. Una delicia. —¿Están lo suficientemente apretados? —preguntó él.

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luego deslizó el pequeño anillo a lo largo de la pinza hacia el pezón para forzar los

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El Club de las Excomulgadas Sus ojos se abrieron ligeramente. —Sí, Amo. —Bien. Ahora, ve a buscar dos cervezas de la cocina y tráelas para nosotros. Ty la vio caminar hacia la cocina, su culo hermoso y desnudo balanceándose mientras se movía. Echó un vistazo a Zeke, que también la miraba. Un momento más tarde, regresó con dos jarras de vidrio llenas de cerveza helada. Ella le dio una a Zeke entonces cruzó la habitación hacia Ty y le entregó la segunda. Sumergió su dedo en el frío líquido y lo pasó sobre un pezón distendido, luego se inclinó y lo lamió. —Mmm. Delicioso. Zeke, trae el otro regalo. Zeke sacó una caja de zapatos de su bolso y abrió la tapa, luego caminó hacia el sofá donde Ty estaba sentado, Marie frente a él. Ty tomó la caja y se la

—Ponte estos. Ella tomó un zapato y se quedó mirando el tacón de doce centímetros dubitativamente, luego se inclinó y deslizó su pie en él. Zeke admiraba su trasero mientras ella sujetaba la correa alrededor de su tobillo. Tomó el otro zapato y se lo puso, también. Cuando se irguió otra vez, un poco tambaleante, quedó mucho más alta, las piernas luciendo increíblemente largas y sexys. —Zeke, agarra el taburete junto a la pared. Zeke asintió y recuperó el taburete de madera que señaló Ty, luego se lo llevó a Marie. Cuando ella se sentó en este, frente a Zeke, los tacones altos obligaron a sus rodillas a quedar más altas que sus caderas. Zeke agarró cuatro tiras

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tendió a Marie.

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El Club de las Excomulgadas de cuero con anillos de metal de su bolsa y las puso en el sofá junto a él. Se inclinó hacia abajo y envolvió una alrededor de su tobillo, luego agarró el clip en el extremo de la corta cadena unida a una pata del taburete y lo adjuntó al anillo. Hizo lo mismo con el otro tobillo, lo que apartó sus piernas, dándole una hermosa vista de su coño. —Extiende tus brazos. —Sí, Amo. Le extendió sus muñecas y él le ató una correa alrededor de cada una. Zeke agarró la cadena más larga unida a la pata trasera del taburete y Ty la unió al anillo en su muñeca, luego la otra, por lo que sus brazos se mantuvieron a sus costados. Ella podía moverlos detrás suyo, pero no hacia adelante. —Genial. Zeke, toma tu cerveza y enciende el televisor. Zeke recuperó el control remoto y su cerveza, luego se instaló en el otro lado del sofá, Marie frente a ellos.

zapping por los canales hasta que encontró una película de aventuras. ***** Marie se sentó quieta, escuchando la película reproducirse a sus espaldas, preguntándose qué pasaría a continuación. Sus pezones dolían un poco. La presión de las abrazaderas era muy ligera, pero ella no estaba acostumbrada por lo que mantuvo su atención. Después de sentarse por unos momentos, Ty apoyó su mano en su rodilla, luego lentamente acarició a lo largo de la cara interna de su muslo. Se detuvo a medio camino y ella respiró lentamente. Un par de minutos más tarde, se deslizó un poco más alto, cada vez más cerca de su sensible apertura. Sus entrañas se estremecieron. Zeke dio un sorbo a su cerveza, mirando su coño expuesto. El calor pasó a

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El sonido llenó la habitación cuando él encendió la TV, entonces Zeke hizo

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El Club de las Excomulgadas través suyo. Ella quería ser tocada. Ty pasó su dedo a lo largo de la cadena que cubría desde su pezón y tiró suavemente, luego jugueteó con la pinza, apretándola un poco, la sensación ligeramente dolorosa estimulándola. Apretó la abrazadera del otro pezón, también. Luego tomó un sorbo de cerveza, se inclinó hacia delante y tomó la punta de su pezón en la boca. Ella jadeó ante la sensación del líquido frío que él mantenía en la boca contra su pezón. El líquido se calentó, luego lamió su dura protuberancia. Él la soltó, luego untó cerveza en su otro pezón. —Prueba uno, Zeke. Zeke se inclinó hacia delante y lamió su empapado pezón. Se arqueó hacia él y él chupó suavemente, luego se echó hacia atrás. Los dos hombres miraron la televisión un rato más, bebiendo sus cervezas, mayormente ignorándola. En varias ocasiones, le echaron un vistazo, sus miradas acariciando sus pechos desnudos, las abrazaderas y las cadenas colgando de sus pezones, o

Finalmente, la mano de Ty se movió a su muslo de nuevo y él acarició lentamente hacia arriba mientras tomaba un sorbo de cerveza. Ella se arqueó hacia su mano, e inmediatamente él dejó de moverse. —Quédate quieta —dijo. Comenzó a mover su mano de nuevo... lentamente acercándose a su dolorida vagina. Trató de quedarse quieta, pero él se detuvo a dos centímetros de su apertura y quería que él la tocara... ella se movió hacia adelante. Él apartó su mano. —Como fuiste desobediente, debes ser castigada. Él se inclinó hacia delante y jugueteó con la abrazadera del pezón y la

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deslizándose a lo largo de sus muslos abiertos hacia su desnuda apertura húmeda.

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El Club de las Excomulgadas presión aumentó. Ella jadeó ante la intensidad, entonces se aflojó, pero sus pezones todavía dolían. Oh Dios, ella quería que lo hiciera de nuevo. Después lamió sus pezones calientes hasta que ella gimió de placer. Su mano acarició otra vez a lo largo de su muslo... más cerca y más cerca de su raja ahora goteando. Su dedo rondó cerca de su apertura por lo que pareció una eternidad. Se mordió el labio inferior, luchando contra el impulso de empujar su pelvis hacia adelante para sentir su mano sobre ella. Él miró y sonrió, luego su mano se movió de nuevo y se presionó contra sus pliegues húmedos. Ella suspiró, obligándose a no moverse mientras él arrastraba su dedo por la longitud de su raja. —Ella está muy húmeda —dijo Ty—. Zeke, ¿te gustaría probar este delicioso coño suyo? —Malditamente seguro que me gustaría. —Esclava, mi amigo va a lamer tu coño. Siéntate perfectamente quieta.

Zeke se arrodilló frente a ella y acarició a lo largo de sus muslos. Le besó los muslos internos, moviéndose más cerca de su calor. Cuando por fin llegó a la parte superior de sus muslos, y su lengua rozó su clítoris, ella gimió. Tuvo que concentrarse plenamente para contenerse a sí misma de moverse hacia adelante contra su boca caliente. Él lamió su clítoris de nuevo, luego acarició su raja con su nariz. Su lengua se deslizó dentro, chapoteando contra el interior de su apertura, luego lamió su longitud. Su boca volvió a su clítoris y succionó. Ella gimió, arqueándose contra él. Inmediatamente, su boca se apartó de ella. Sus ojos se abrieron y se sentó erguida.

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—Sí, Amo.

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El Club de las Excomulgadas Ty apretó las abrazaderas de nuevo y ella casi gritó ante la exquisita presión. Una vez más, las aflojó, luego lamió cada uno de sus pezones. Estaban tan sensibles al roce de su lengua que se sentía increíblemente intenso. —Mi amigo va a probar tu coño de nuevo. Puedo decir que te gusta y creo que quieres venirte, pero eso está prohibido. ¿Lo entiendes? —No... Quiero decir, sí, Amo. ¿Él no quería que se viniera? Zeke se colocó delante de ella de nuevo y su lengua encontró su clítoris sensibilizado. Lamió y chupó hasta que ella quería arquearse contra él... pero no lo hizo. El placer floreció a través suyo y sabía que si solo se dejaba ir, sería arrasada. Pero Ty le había ordenado que no se corriera. Zeke lamió otra vez, luego sus dedos se deslizaron dentro. Acarició su interior y... oh hombre, había encontrado su punto G.

—Oh... sí... Ella se arqueó y gimió cuando el orgasmo se disparó a través suyo. Gimió de nuevo, permitiendo que las sensaciones intensas la lanzaran sobre el borde. Cuando el viaje estuvo finalmente terminado, se sentó erguida y miró a Ty. —En realidad no eres muy obediente, ¿verdad? —No, Amo. Lo siento, Amo. Él asintió con la cabeza. —Inclínate hacia delante. Ella obedeció y él agarró las pinzas. ¿Se las apretaría aún más? Pero él la sorprendió y eliminó una abrazadera. Al instante, una sensación de dolor corrió a

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La acarició mientras lamía y el placer vibró a través de ella hasta que...

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El Club de las Excomulgadas través del pezón liberado. —Cuando retiro las pinzas, el flujo sanguíneo retorna. Ese es el dolor que estás sintiendo —Él desabrochó la otra pinza y el dolor invadió ese pezón, también—. ¿Lo estás disfrutando? —Sí, Amo —Y ella lo hacía. Era excitante. Estimulante. Perverso. —Zeke, ve adelante. Zeke sonrió luego se inclinó hacia delante y tomó un pezón dolorido en su boca y empezó a chupar. Ella gritó ante el placer agonizante. Ty capturó el otro pezón en su boca y empezó a chupar. Ella gimió ante la increíble sensación. Los dos hombres se instalaron en una suave succión. Finalmente, se retiraron de nuevo. Ty liberó los clips de sus muñecas. —Ya que te gusta tanto correrte, quiero que nos muestres cómo te haces venir tu misma.

de Zeke. Se acarició el otro, también. Ambos hombres observaron cada movimiento con gran interés. La hacía sentir caliente y sexy. Ella acarició hacia abajo por su vientre y en sus pliegues húmedos, aún acariciando un pezón con su otra mano. Se deslizó dentro y acarició, luego jugó con su clítoris. —Dios mío, eres tan jodidamente caliente —dijo Zeke mientras soltaba su cremallera y sacaba su gigante polla. Lo vio acariciarla y ella sacudió su clítoris con mayor rapidez. Quería inclinarse hacia adelante y agarrar esa polla suya y chuparla profundamente en su boca. Pensó en sus labios deslizándose sobre esta, succionándola dentro de su boca, mientras se acariciaba su clítoris con mayor rapidez. Abandonó su pecho, deslizó su otra mano hacia su raja húmeda y metió dos dedos en su vagina. Los empujó dentro mientras pellizcaba su clítoris. El placer floreció a través suyo y se arqueó

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Ella vaciló, luego pasó un dedo sobre un pezón, todavía húmedo de la boca

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El Club de las Excomulgadas hacia atrás mientras otro orgasmo la invadía. Una vez pasado el placer, ella extrajo sus mojadas manos a un lado y echó un vistazo hacia Zeke. Él acariciaba su tiesa polla, sus ojos vidriosos. Si sólo condujera ese eje enorme en ella ahora mismo. Se lamió los labios y miró a Ty. Él se estiró hacia sus tobillos y desbloqueó las cadenas. —Ponte de pie. Ella se puso de pie, inestable en esos tacones espectacularmente altos, por no hablar de su estado de gran excitación.

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—Y ahora quiero que varios de mis amigos te jodan. ¿Eso estaría bien?

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Diecinueve La excitación estremeció su espalda. ¿Era por la idea de otros hombres uniéndose a ellos o sólo un escenario de fantasía? Recordó cuando Ty le había vendado los ojos y fingió que Zeke estaba en la habitación con ellos. —Sí, Amo. —Bien. Sigue a Zeke. Zeke les codujo a Ty y a ella hacia una puerta, la abrió para revelar unas escaleras que descendían hacia el sótano. Ella lo siguió por la estrecha escalera, teniendo cuidado de sus pies enfundados en tacones, y cuando llegó a la parte inferior, abrió ampliamente sus ojos. El lugar estaba decorado como una especie de elaborada mazmorra. Y una bastante elegante. Las paredes oro profundo iban muy bien con los muebles hechos de madera pintada de negro. Gruesas vigas negras adornaban el techo blanco. Una enorme cama dominaba la habitación. Tenía cuatro postes cuadrados y travesaños que incrustados, que imaginaba serían muy útiles para conectar cadenas. En una pared había una gran X formada de dos oscuros tablones de madera, con cadenas colgando de la parte superior de cada uno. En el extremo de la habitación había una gran puerta con barrotes de cárcel, más allá de la cual podía ver las paredes hechas de grandes bloques de hormigón. Había varios artilugios acolchados alrededor de la habitación que no estaba muy segura qué eran. Zeke la llevó a un estrecho banco acolchado a la altura de la cadera. Él la posicionó para que la parte superior se presionara contra su estómago, de espaldas a Ty, luego alivió sus piernas separadas y sujetó cada anillo de sus tobillos a una corta cadena conectada a la pata inclinada del banco.

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formaban la cabecera y los pies de la cama, todos ellos con una serie de anillos

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El Club de las Excomulgadas —Inclínate —instruyó Zeke. Ella lo hizo y el acolchado presionó contra su estómago, mientras Zeke unía sus muñecas a los anillos sobre el otro lado del banco. Esto la mantuvo fuertemente extendida sobre la parte superior, con su torso paralelo al suelo y sus manos suspendidas por debajo de sus rodillas. —Qué encantadora vista —dijo Ty, y ella se dio cuenta que tenía una impresionante vista de sus partes más íntimas. Zeke empujó contra el banco y ella se sintió girando lentamente. Miró hacia abajo y se dio cuenta que estaba en un gran círculo que resultó ser como una enorme bandeja giratoria. Una vez que estuvo de frente a Ty, Zeke dejó de girar el dispositivo. Un momento después, Ty recogió su pelo y lo sujetó con un clip flojamente detrás de su cabeza, luego le vendaron los ojos. Entonces sintió manos acariciando su piel desnuda. Una. Dos. Tres. Cuatro. A lo largo de su espalda y sobre su culo. Una mano ahuecó su pecho mientras otra acarició a lo largo de su hombro. Las manos acariciaron a lo largo de continuaron a lo largo de su estómago. Entonces las manos se alejaron de ella. La cara de Ty se acercó a la de ella y le murmuró al oído: —En unos pocos minutos, mis amigos estarán empujando sus pollas en ti y follándote hasta que grites... pero primero, chuparás mi polla. Ella estaba a oscuras, debido a la venda de los ojos. De repente, sintió un agudo azote a través de su culo. —Quiero que respondas a cada una de mis órdenes con “Sí, Amo”. Mía o la de cualquier otro. Eres una esclava para todo aquél que esté en la habitación. ¿Lo entiendes? —Sí, Amo.

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sus muslos internos, luego rozaron pasando por su dolorido coño sin tocarlo, luego

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El Club de las Excomulgadas Cada hombre en la habitación. Eso sería Ty y Zeke... y los amigos imaginarios, que también tendrían su tiempo con ella. Un hormigueo bailó a lo largo de su piel. Oyó una cremallera, luego el sonido de dura tela mientras suponía que Ty se quitaba sus jeans. Un momento después, carne dura y caliente presionó contra sus labios. Ella abrió y el gran glande de Ty se deslizó en su boca. Ella se amplió para tomarlo, luego lamió alrededor. Él empujó más profundo y ella abrió su garganta, tomándolo tan profundo como pudo. Se deslizó dentro y fuera en movimientos cortos. Ella lamió, luego empezó a chupar. Él gimió cuando ella chupó con fuerza, sus mejillas ahuecándose. Él se retiró, entonces acarició la punta de su polla contra sus labios. Ella la lamió, luego arremolinó su lengua alrededor de la punta. Limpió el pequeño agujero en el extremo. Él envolvió su mano alrededor de su cabeza y se presionó a sí mismo a sus labios y se deslizó dentro de nuevo. Le llenó la boca con la bulbosa corona. Ella apretó y succionó. Si hubiera podido levantar los brazos, se habría estirado por sus bolas y las habría acunado en sus manos.

si leyera su mente, él levantó sus bolas a sus labios. Todavía estaban bien afeitadas. Ella las besó, luego lamió. Curvó su lengua por debajo y atrajo una a su boca. Él gimió. Después de unos momentos, ella liberó su carne suave, entonces lamió su eje, luego mordisqueó con los labios. Él deslizó su dedo en su boca y ella lo chupó, arrastrándolo profundo dentro. —Ya es suficiente —Se salió de su boca. —Sí, Amo. Ella saltó cuando sintió algo húmedo contra su culo. Se movió, entonces se dio cuenta que era la boca de Zeke; la estaba besando a lo largo de la curva de una nalga. Su mano acarició su otra nalga. El calor vibró a través de ella. Podía sentir la

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Sacó su polla de su boca de nuevo y la deslizó a lo largo de su mejilla. Como

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El Club de las Excomulgadas humedad entre sus piernas, esperando por el primer empuje de una gran y dura polla. Ty le acarició los pechos, luego pellizcó sus pezones duros mientras los dedos de Zeke se deslizaban más cerca de su deseoso calor. Ella sacudió su culo, con la esperanza de convencerlo a ir más cerca del objetivo, pero él le dio una cachetada, enviando un hormigueo de excitación a través de ella. Por último, sus dedos se deslizaron a lo largo de su raja y ella gimió. Sus dedos se deslizaron dentro. Uno. Luego dos. Un tercero se deslizó dentro y acarició sus entrañas. Ella goteó por la necesidad. —Ella está increíblemente mojada —dijo Zeke. —Déjame ver —dijo Ty. Un segundo después, sintió una segunda mano deslizándose por su culo. Las manos de Zeke se escabulleron y Ty acarició su apertura, luego enganchó un dedo y lo deslizó en su interior. Acarició su pasaje interior, a lo largo de la parte delantera, un placer intenso construyéndose constantemente con cada empuje.

Justo cuando sintió que iba a caer por el borde, él se apartó. Ella gimió. —¿Te gusta esto, esclava? —preguntó, ahora frente a ella otra vez. —Oh Dios, sí, Amo. De repente, sintió una caliente boca cerrarse sobre su pezón y chupar duro. Ella gimió ante la intensa sensación. Luego otra boca capturó su otro pezón y ella gritó de placer. Los dos hombres succionaron con firmeza sus pechos, sin tocar ninguna otra parte de su cuerpo. Su núcleo dolía de necesidad. Finalmente, las bocas la liberaron y escuchó sonidos de tela crujiendo. Zeke debía estar desvistiéndose. —Mis amigos te van a joder ahora, esclava.

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Más... y más. El placer aumentó rápido y furioso. Más cerca... y más cerca.

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El Club de las Excomulgadas —Sí, Amo —Oh Dios, por fin. Entonces ella lo sintió. Un caliente y duro glande presionando contra ella. Se empujó dentro, de manera constante, hasta que la llenó. Sí, ahora él iba a empujar en ella... darle ese orgasmo. Pero sólo se quedó profundamente dentro de ella, sin moverse. Ella le apretó la polla suavemente en su interior, como si pudiera succionarla más profundo. Entonces la sintió retirarse. Deslizándose contra su apretado y exprimidor pasaje. Luego desapareció. —Cada hombre tiene un empuje a la vez —dijo Ty. Un glande se empujó contra ella de nuevo, luego se condujo dentro en un golpe rápido, luego desapareció. Otro glande se presionó en ella. Más grande esta vez. Estirándola. Ty. Se empujó dentro lentamente, deslizándose dentro... y dentro... hasta que la fuerza, como si pudiera mantenerlo dentro solo apretando. No podía detener su salida, pero la deliciosa caricia de su enorme erección mientras salía envió oleadas de placer a través de ella. Una vez que se había ido, otra polla empujó en ella. Zeke de nuevo. Esta exquisita tortura se prolongó durante largos momentos insoportables. Una polla deslizándose dentro, después fuera. Entonces la otra. Una hizo una pequeña espiral, luego la otra cambió el ángulo de entrada. Ella gimió, su cuerpo temblando de necesidad. Ty empujó en ella y permaneció dentro unos segundos. Ah, él estaba cerca, también.

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empaló por completo. Dolorosamente lento, se echó hacia atrás. Ella lo agarró con

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El Club de las Excomulgadas —Oh Dios, Amo, por favor, fóllame y hazme venir. Él azotó su trasero, lo que casi la envió por encima del borde, luego se echó hacia atrás y la penetró. Ella gimió al sentir su placer saltar al cielo. Con las manos de él agarrando el banco a cada lado de ella, se echó hacia atrás luego empujó profundo en ella otra vez. Un orgasmo explotó dentro suyo, reventando a lo largo de cada terminación nerviosa mientras Ty empujaba dentro y fuera, llenándola con su enorme polla. Más y más rápido. Hasta que explotó dentro de ella. Se desplomó sobre ella, presionándola con fuerza al acolchado banco. Después de unos momentos, tomó una profunda respiración y alivió el peso de ella, pero aún la mantenía envuelta en su gran cuerpo masculino. Su mano le acarició el pelo, que se había escapado del clip, con exquisita delicadeza. Finalmente, murmuró contra su oído, —Eres una niña traviesa. Me tentaste a la distracción —Él se apartó y su polla se deslizó de ella, sintiéndose vacía. Ty desató la venda sobre sus ojos y la arrojó a un lado. Marie parpadeó mientras él se dirigía hacia una de las sillas frente a ella y se sentaba. Se dio cuenta su pene marchito se endurecía de nuevo. —Ahora es el momento de mi amigo para joderte —Él había dejado caer la pretensión de varios hombres. Claramente, esto había cumplido su propósito para patear su excitación a un nivel superior. Y, Señor, había funcionado. Zeke dio un paso adelante y puso sus manos sobre sus caderas, acariciando suavemente. —¿Preparada para mí, cosita dulce? —Sí, Amo. La polla de Zeke se apretó contra ella. La pared al lado del banco estaba totalmente despejada, por lo que sabía que Ty podía ver la erección de Zeke

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que, mientras su mirada se deslizaba a lo largo de su cuerpo tendido sobre el banco,

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El Club de las Excomulgadas empujar hacia adelante y deslizarse dentro de ella. Se apretó alrededor de él, todavía temblorosa del orgasmo que había compartido con Ty. Zeke se echó hacia atrás y empujó hacia delante de nuevo. Sus párpados se cerraron cuando una tormenta de placer la azotó otra vez, elevando un nuevo orgasmo. Él empujó y empujó, luego gimió cuando entró en erupción dentro de ella. Ante su calor, ella gimió, volando hacia el cielo una vez más. Cuando Zeke finalmente se apartó, desabrochó las correas, y ella se enderezó sobre sus pies tambaleantes; pero ella quería más. No lo podía creer. Después de todo el placer que ella ya había experimentado, todavía no era suficiente. Zeke se desplomó sobre el borde de la cama y ella se dejó caer de rodillas delante de Ty, luego lamió su eje semierecto. Este se levantó bajo su atención. —Amo, quiero que mires mientras tu amigo folla mi culo. Después quiero

Sus cejas se arquearon y sonrió. —¿En serio? Muéstrame. Ella se puso de pie y se acercó a Zeke, entonces se arrodilló frente a él y envolvió su mano alrededor de su polla marchita, luego envolvió sus labios alrededor de esta y la llevó a su boca. Creció inmediatamente. Ella chupó y lamió hasta que él estuvo duro como una roca, luego se puso de pie y se volvió de espaldas a él. Él sostuvo su polla recta mientras ella se bajaba a sí misma sobre su regazo. Su glande empujó contra su apertura, luego se empujó hacia abajo sobre este, tomándolo dentro poco a poco. Por último, se sentó hasta el fondo, su polla profundamente en su interior. Él envolvió sus manos alrededor de su cintura mientras ella jugaba con sus pezones. Su dedo acarició a lo largo de su raja.

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que deslices tu enorme polla dentro de mí, también.

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El Club de las Excomulgadas —Estoy lista para ti, Amo. Los ojos de Ty se oscurecieron, se puso de pie y caminó hacia ella. Su Amo. Ardiente y masculino. Para poseerla. Se arrodilló delante de ella y apretó su polla en su sexo, luego se introdujo en ella en un rápido empuje. Ella gimió y envolvió sus brazos alrededor de él. Él se echó hacia atrás y la penetró de nuevo. Lo apretó en su interior, ambas pollas incrustadas tan profundamente. Él empezó a moverse y ella gimió ante el placer exquisito de sus pollas moviéndose en ella al mismo tiempo, acariciando sus paredes internas, el placer aumentando... pulsando a través de ella... construyendo un crescendo impresionante... Entonces explotó en un clímax estremecedor mientras se catapultaba en éxtasis. Colapsó entre ellos, entonces Ty se movió hacia atrás, llevándola con él. La sostuvo en sus brazos, apretada contra su gran cuerpo musculoso, y ella suspiró contra su hombro. Un momento después, él la puso en la cama y se acurrucó contra él. Zeke se movió detrás suyo y se quedó dormida entre ellos. *****

protegida. Abrió los ojos y miró la cara de Ty, dormido en la almohada a su lado. Qué sorpresa que Ty hubiera tomado la iniciativa y la dominara tan profundamente. No lo había creído capaz de ser tan... imponente. Su sangre se calentó ante el recuerdo de su voz autoritaria... su presencia masculina... su toque seguro cuando le acariciaba el cuerpo. Sus párpados se abrieron. Ella sonrió mientras él la miraba fijamente. Se inclinó hacia adelante y rozó sus labios contra los de ella en un beso ligero, suave y tierno. Ella pasó su mano a lo largo de su rugosa mejilla y encontró sus labios de nuevo. Él le tomó la cabeza y la atrajo hacia sí, profundizando el beso, sus labios sensuales y cálidos moviéndose sobre los de ella.

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Marie despertó acurrucada entre sus dos hombres, sintiéndose cálida y

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El Club de las Excomulgadas Sus labios se separaron y ella respiró profundo. Él sonrió y le acarició el pelo detrás de la oreja. La mano de ella vagó por su hombro hacia su amplio pecho y acarició las musculosas crestas hacia abajo, hasta sus abdominales esculpidos. Podía sentir su polla contraerse contra su estómago y ella envolvió su mano alrededor de su eje duro y le acarició. Anteriormente había sido sexy y divertido, pero sus tiernos besos y el contacto amoroso la hacían querer algo más. Quería estar cerca de él. Hacer el amor con él. Ella arqueó sus senos contra su sólido pecho, sus pezones endureciéndose. Él le acarició su suave montículo gentilmente con una mano, luego le acarició la cadera con la otra. Ella meció sus caderas hacia delante cuando su mano le dio un toque entre las piernas. Sus dedos resbalaron entre sus pliegues y se deslizaron a lo largo de su sexo. Podía sentir la humedad mientras él acariciaba su mojada abertura, entonces se deslizó dentro. Ella murmuró su aprobación cuando se inclinó hacia delante y lo luego se deslizó en ella, llenándola. Ella gimió suavemente, amando la caricia exquisita de su enorme miembro dentro de ella. Arqueó sus caderas hacia delante, llevándolo más profundo. Su mano se deslizó alrededor de su cintura, atrayéndola más cerca todavía. Luego retrocedió y se deslizó en ella otra vez. Otro par de manos masculinas se envolvieron alrededor de ella y ahuecaron sus pechos. Oh Dios, se había olvidado de Zeke por completo. Y... se sentía culpable. Haciendo el amor con Ty justo a su lado. Zeke la besó en el cuello. —Parece que estais disfrutando —Él acarició sus pechos, sus pulgares rozando los pezones mientras la polla de Ty se deslizaba profundamente, luego retrocedió… luego se deslizó profundamente otra vez. Ty

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besó. Los labios de ella se aferraron a los suyos mientras él presionaba su apertura,

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El Club de las Excomulgadas capturó sus labios cuando Zeke besó su cuello mientras acariciaba sus pechos. El placer pulsó a través suyo mientras Zeke pellizcó sus pezones y Ty se condujo profundamente. Ella gimió y se agarró a los hombros de Ty, acercándolo más, aplastando las manos de Zeke entre ellos. Ty empujó en ella, más rápido ahora, llenándola con ardiente necesidad. Ty tomó su culo y ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura. Podía sentir la polla hinchada de Zeke presionando contra su espalda mientras él se movía con ellos. La resbaladiza polla de Ty acarició su interior, avivando su necesidad y conduciéndola más alto hasta que las intensas sensaciones estallaron en un cataclismo de placer. Gimió mientras la dicha pulsaba a través de ella, llevándola a un orgasmo demoledor. Ty gimió y se retorció en su interior, reclamando sus labios cuando él se unió a ella en el éxtasis. Después de un momento, su polla se deslizó fuera. Antes de que pudiera recuperar el aliento, la polla de Zeke se deslizó en ella desde atrás. Él envolvió sus polla. Ty se deslizó hacia abajo y acarició sus pechos, luego capturó uno de sus pezones en su boca mientras Zeke comenzaba a empujar. Apenas terminó con un orgasmo, ella sintió otro llameando a través suyo. Jadeó y apretó a Zeke mientras se empujaba una y otra vez. Gimió cuando el placer estalló dentro de ella otra vez. Zeke la besó en el cuello, luego gimió mientras la llenaba de calor líquido. Ty descansó su cabeza en la almohada de nuevo y sonrió. Se inclinó hacia delante y la besó. La polla de Zeke todavía la llenaba. Zeke acarició la parte de atrás de su cuello con la nariz, luego besó su mejilla. Su polla se deslizó libre y él cubrió con una mano su cintura. En cuestión de segundos, oyó un suave ronquido detrás de ella. Echó un vistazo hacia Ty y se dio cuenta que también se había quedado dormido.

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manos alrededor de su cadera y la atrajo contra él, llenando su sexo con su dura

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El Club de las Excomulgadas Miró su rostro dormido, sintió el aliento de Zeke en la espalda, y pensó en la culpa que había sentido haciendo el amor con Ty hace un momento. Estaban en un trío. ¿Por qué de repente se sentía culpable? Pero sabía la respuesta. Ella estaba enamorada de Ty. De hecho, ella había estado enamorada de él desde el principio, simplemente se había convencido a sí misma que no era cierto. Ella no había querido perderlo como amigo, y convenciéndose a sí misma de que él no podía dominarla de la forma en que ella quería... igual que Zeke... se había permitido mantener la distancia. Cuando él la había dominado por completo y de forma inequívoca la noche anterior... había perdido esa última excusa. Y la manera tierna en la que había hecho el amor con ella ahora mismo... Le dolía el corazón. Realmente amaba a Ty. Y amaba a Zeke, también. Y ahora sentía que lo había engañado, debido a que ya no podía tratar a Ty como una adición ocasional a su relación.

Alguien iba a salir herido. Su estómago se contrajo. Qué desastre. Se desprendió del brazo de Zeke y, teniendo cuidado de no despertarlo, se deslizó de la cama.

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Tendría que elegir entre los dos hombres.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veinte Ty despertó con un cálido cuerpo presionando contra él. Firme. Duro. Y sólido. No era Marie. El brazo de Ty estaba cubriendo holgadamente la cintura de Zeke, mientras la musculosa espalda de éste se presionaba contra el pecho de Ty. La polla de Ty estaba dura y presionada contra la parte trasera de Zeke. Ty sabía que debería alejarse... pero se sentía... acogedor. Le gustaba estar cerca de Zeke. En el fondo, quería estar cerca de Zeke. Zeke se movió y la polla de Ty se extendió un poco más.

Zeke respiró profundo... entonces roncó un poco. Ty se relajó, permitiéndose disfrutar de la experiencia del cuerpo de Zeke apretado contra el suyo. Marie debía haberse deslizado lejos, y él simplemente se había agarrado a Zeke en su sueño. Nada malo con eso. Zeke murmuró algo en su sueño, entonces se movió un poco hacia atrás, presionando su espalda más cerca de la polla de Ty. —Vosotros dos os veis muy cómodos. Ante la voz de Marie, Ty llevó su brazo lejos de Zeke y rodó a una posición sentada, cuidando de ocultar su erección.

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¿Zeke estaba despierto?

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El Club de las Excomulgadas Junto a él, Zeke se movió, luego rodó sobre su espalda. —Buenos días. —¿A dónde fuiste? —le preguntó Ty a Marie. —Quería tomar un poco de aire. Es una hermosa mañana. Soleada y cálida para ser septiembre. ***** Marie no había pasado por alto el hecho de que Ty tenía una gran erección... o el hecho de que estaba tratando de ocultarla. Cuando había entrado en el cuarto, los dos hombres habían estado cómodamente en la postura de la cuchara. Había notado persistentes miradas entre ellos, durante sus tríos de aventuras sexuales. ¿Había más que amistad, en su relación? A juzgar por el malestar de Ty con la situación, se podría decir que él estaba luchando con algún tipo de atracción hacia Zeke. ¿Podría ser que Ty estaba en este trío

Pero ella y Ty habían sido cercanos, antes de que Zeke entrase en escena. Cercanos... pero nunca la había invitado a salir. O mostrado algún tipo de interés romántico. Oh, maldita sea, ¿estaba realmente enamorada de un hombre que estaba enamorado de otro hombre? Y, ¿qué pasaba con Zeke? ¿Respondía a los intereses de Ty? Si los tres continuaban como lo habían estado haciendo, ¿los dos hombres finalmente reconocerían la atracción que sentían el uno por el otro y ella se encontraría con una patada en el trasero? Preferiría descubrirlo más pronto que tarde. Si los dos hombres no estaban seguros de sus sentimientos por el otro… o

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más para estar con Zeke que con ella?

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El Club de las Excomulgadas directamente ignorándolos… tal vez era hora de que ella les diera un empujón. —Puse a preparar una jarra de café. Iré a tomar una ducha, pero he pensado que tal vez vosotros dos podríais ser los esclavos y hacer el desayuno para mí. ¿Qué decís? Zeke sonrió. —Digo, sí, Ama —Él empujó las mantas a un lado y se puso de pie, totalmente desnudo, su gran polla semierecta. Ella ahuecó su mano alrededor de su oreja. —¿Qué fue eso que dijiste? La sonrisa de Zeke se ensanchó. —Yo dije, “Sí, Ama”. Ella sonrió. —Me gusta eso —Echó un vistazo hacia Ty—. ¿Y qué hay de ti? Ty sonrió también. —Sí, Ama. Se levantó, su polla totalmente erecta. Sus entrañas se estremecieron ante la idea de dejarse caer al suelo y darse un festín con eso. Mejor aún, de él

—Me gustan los huevos, el tocino y las tostadas con miel. —Se dio la vuelta hacia la puerta y caminó fuera, luego entró en el baño. Colgó su albornoz en un gancho fuera de la ducha y encendió el agua. Cuando abrió la puerta después de su ducha, pudo oler el tocino cocinándose. Regresó a la habitación. En realidad, la única cama en la cabaña estaba en el sótano—mazmorra. Sólo una cocina, sala de estar, y otro cuarto de baño estaban arriba, además de una terraza espectacular en torno a dos lados del edificio con vistas al lago. Se sentó en una mesa redonda de hierro forjado en la esquina y abrió una carpeta sobre la mesa. En el interior, encontró algunas hojas de información que listaban los distintos equipos incluidos en la cabaña. Específicamente, en la

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empujándola abajo sobre la cama y empalándola.

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El Club de las Excomulgadas mazmorra. Ella echó un vistazo hacia la pared para ver varias cadenas y correas de cuero colgando allí. De acuerdo con las listas, la larga cómoda a lo largo de la pared y el gran armario contenían varios juguetes, como vibradores, látigos, etcétera. Incluso disfraces y accesorios. Las hojas de información también daban instrucciones sobre cómo utilizar los elementos, junto con algunas sugerencias creativas para escenarios de juegos. También incluía una colección de historias para impulsar aún más allá la imaginación de los huéspedes. ***** Ty puso mantequilla en la última pieza de pan tostado y la colocó encima de las otras en el plato, haciendo una pila de rebanadas. Se giró ante el sonido de clic de tacones en el suelo de madera. Cuando vio a Marie de pie en la puerta, casi dejó caer el cuchillo de la mantequilla. Estaba de pie con charol brillante negro desde el cuello hasta los pies. El ajustado traje se aferraba a su delgado, y bien proporcionado cuerpo. Cordones acentuando sus completos pechos, y los tacones aguja hacían que sus piernas se vieran excepcionalmente largas y delgadas. A pesar de que su cuerpo estaba casi totalmente cubierto, sus pechos estaban empujados arriba, y el escote mostraba la curva de sus cremosos pechos redondos. Cortes circulares exponían totalmente sus pezones, que estaban endureciéndose bajo su mirada. —Wow —dijo Zeke, mirando hacia ella con una amplia sonrisa. —¿Está listo el desayuno ya? —preguntó Marie. —Sí, Ama —respondió Ty. —Bien. Sírvemelo en el comedor.

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plateados atravesaban el torso, tirando de la ropa ajustada alrededor de su cintura,

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El Club de las Excomulgadas Se dio la vuelta y se alejó. Ty no pudo apartar su mirada de su delicioso culo balanceándose. Zeke pasó los huevos revueltos desde la sartén a un gran tazón, mientras Ty recuperaba la bandeja de tocino del horno, donde la había puesto para mantenerlo caliente. Colocó el tocino en un plato y se lo entregó a Zeke, luego tomó la miel y el plato de pan tostado y siguió a Zeke al comedor, donde Marie se sentaba en la mesa bebiendo zumo de naranja. Ty había establecido un lugar sólo “para el Ama”. Zeke apoyó los platos, luego rellenó su vaso de la jarra de zumo colocada sobre la mesa. Ty y Zeke tomaron una posición a cada lado de la mesa, de pie detrás de las sillas. Tanto él como Zeke sólo llevaba sus bóxers, asumiendo que su Ama apreciaría la vista de sus torsos desnudos. Ty echó un vistazo hacia el dragón tatuado en el esculpido pecho de Zeke y por su musculoso brazo, que ciertamente apreció. Zeke bajó su mirada, como un buen sumiso haría, y así también lo hizo Ty. Marie comió en silencio, luego, cuando terminó, se sentó hacia atrás.

Zeke alcanzó la jarra blanca de café sobre la mesa y llenó su taza. Ty añadió una cucharada de azúcar y vertió un poco de crema, como a ella le gustaba. —Bien. Ahora retiren el resto. Ambos, coman rápidamente. Tengo planes. Ty y Zeke despejaron la mesa, luego se pararon en la cocina y comieron los huevos sobrantes y el tocino. Alrededor de diez minutos más tarde, Marie entró en la cocina y sonrió. —Es un día tan hermoso, creo que me gustaría ir a cabalgar. ¿Quería decir en la Harley? ¿O podía decir...? Ella sonrió perversamente: —Después de todo, tengo dos sementales semejantes a mi disposición. —Se dio la vuelta—. Síganme.

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—Más café.

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El Club de las Excomulgadas Ty miró a Zeke, quien sonrió ampliamente. —Sí, Ama —dijo Ty al mismo tiempo que Zeke. Cuando entraron en la sala de estar, ella recogió un arnés de cuero de la silla y se lo entregó a Zeke. —Quiero que prepares a mi otro semental. Pon sobre Ty el arnés —Ella se volvió hacia Ty—. Quítate los bóxers. Ty se bajó los pantalones cortos. Zeke tomó el arnés, luego se acercó a Ty. Zeke pasó las correas por los hombros de Ty, entonces envolvió una correa alrededor de su pecho y la abrochó, luego envolvió una alrededor de su cintura y la abrochó. El toque de los dedos de Zeke jugando a lo largo de la piel de Ty mientras le ajustaba las correas y fijaba las hebillas enviaba intermitentes estremecimientos a través de su piel. Su polla se endureció cuando Zeke agarró la correa colgando de su cintura y deslizó el anillo de metal hacia su polla, sobre el glande; el frío metal rozó su piel sensible. Zeke metió los dedos por debajo de las bolas de Ty y las extrajo a través del anillo, luego pasó la correa de cuero bajo su entrepierna y por

—Encantador —La mirada de Marie vagó sobre él. Su polla se hinchó en el agarre del anillo para polla. —Ahora quiero que lo cepilles —Marie le entregó a Zeke un cepillo ovalado de madera con cerdas blancas. —Si, Ama. Zeke tomó el cepillo y deslizó sus dedos a través de la correa de cuero negro en la espalda y la apretó contra el pecho de Ty, entonces empezó a frotar las suaves cerdas sobre la piel de Ty en un movimiento circular. Una y otra vez alrededor de su pecho. La otra mano de Zeke trazaba sobre la piel recién estimulada mientras el

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detrás de él, a continuación, la ató a la correa de la cintura.

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El Club de las Excomulgadas cepillo seguía moviéndose. Sobre los hombros de Ty... por su espalda. Entonces más abajo. Las suaves cerdas en círculos sobre su trasero, luego hacia abajo por sus muslos. La polla de Ty se levantó ante las estimulantes sensaciones elevándose en espiral a través de él. —Bien —Marie caminó hacia Ty cuando Zeke dejó de cepillar y dio un paso hacia atrás. Ella acarició con su mano la pesada y sombreada mejilla de Ty—. Mi semental se ve muy guapo —Tomó el cepillo de Zeke y se lo entregó a Ty—. Ahora a preparar mi otro semental. Oh, Dios, la idea de tocar a Zeke como él acababa de hacerlo encendía su interior... y enviaba oleadas de pánico a través de él. Sin embargo, su piel aún hormigueaba por la minuciosa atención de Zeke. Y Ty no quería desobedecer a su Ama. Tomó el cepillo y se acercó a la silla donde el otro arnés estaba en un

Marie giró hacia Zeke. —Quitate los bóxers. —Si, Ama. Cuando Zeke dejó caer sus bóxers al suelo, Ty notó que la polla de Zeke también estaba totalmente erecta. Él estaba tan excitado como Ty. Ató el arnés alrededor del amplio pecho. Sus dedos rozaron a través de los bien definidos músculos de Zeke mientras abrochaba la hebilla. Fijó todas las otras correas del cuerpo y las abrochó, entonces levantó la correa inferior con temor. Con cautela, colocó el anillo de metal para pollas sobre el glande de Zeke y lo deslizó por el eje. La polla de Zeke se estremeció. Como resultado, rebotó contra las puntas de los dedos de Ty. Él llegó a la parte de abajo, entonces pasó sus dedos a través del anillo y los metió debajo de

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montón y lo recogió.

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El Club de las Excomulgadas las bolas de Zeke, a continuación, tiró suavemente de éstas a través del anillo. Ty se puso detrás de Zeke y agarró la correa colgando del anillo para la polla y la llevó detrás de él y hasta la cinturilla, luego la abrochó en su lugar. Trató de ignorar cómo la correa realzaba la sexy vista del apretado trasero de Zeke... y su deseo de pasar su mano a lo largo de esas musculosas nalgas. Tomó el cepillo y comenzó a frotarlo en golpes circulares sobre la espalda de Zeke, igual que Zeke había hecho con él. Una y otra vez sobre el tatuaje de dragón, luego por encima de sus hombros. Se movió para hacer frente a Zeke y cepilló sobre su pecho y hacia el centro, siguiendo el frente del dragón, su otra mano siguiendo el cepillo en una caricia suave después de la estimulación de las cerdas. Él se movió hacia abajo sobre el estómago de Zeke, ignorando la dura erección más abajo, a continuación, por encima de sus caderas hacia sus nalgas apretadas. Acariciando la dura y tensa carne con su mano mientras seguía el cepillo enviando calor a través de su ingle. Dios, no podía creer lo duro que estaba.

acarició la mejilla—. Eres un hermoso semental, también —le murmuró. Ty sacó su mirada del duro cuerpo de Zeke y observó a Marie, tan increíblemente sexy en su ceñido y brillante traje. Su polla palpitaba de necesidad. Ella se acercó a una bolsa colocada sobre la mesa de café y sacó algunas correas de cuero. —Zeke, ven aquí y arrodíllate. —Sí, Ama —Zeke se arrodilló delante de ella. Ella puso un collar con tachas alrededor de su cuello y lo sujetó con broches a presión. —Extiende tus manos.

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—Bien. Ahora pon el cepillo sobre la mesa —Marie se acercó a Zeke y le

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El Club de las Excomulgadas Zeke extendió sus manos en frente de ella y ella envolvió una correa de cuero alrededor de cada muñeca. —Ahora Ty. —Sí, Ama —Ty se arrodilló al lado de Zeke. Su calidez y el juego de la punta de sus dedos sobre su cuello mientras ataba el collar envió calientes zumbidos a través de él. —Tus manos. Él las sostuvo extendidas y sufrió la deliciosa tortura de sus dedos rozando contra el interior de su muñeca mientras envolvía el cuero alrededor de esta y cerraba la correa, luego hizo lo mismo con la otra muñeca. —Ahora, de pie, los dos. —Sí, Ama —Ty y Zeke dijeron al mismo tiempo. Una vez que se pusieron de pie, Marie circuló alrededor de ellos,

—Bastante agradable. Aunque creo que aún hay una cosa importante que les falta a mis sementales.

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admirando.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veintiuno Ty vio como Marie metía de nuevo la mano en su bolso y sacaba dos largas colas negras, adjuntas a rojos plugs anales. El culo de Ty se apretó a la vista de ellos. Ella en realidad no iba a… Ella sonrió perversamente. —Mis sementales parecen desnudos sin sus colas —Sacó una botella de lubricante del bolso y se la entregó a Zeke—. Ayuda a Ty con su cola. Zeke miró a Ty, quien hizo una mueca. —Eh... sí, Ama. Zeke abrió la botella y untó el plug anal rojo con gel, luego caminó detrás de Ty, el cual se inclinó hacia adelante, descansando sus manos en la parte trasera del sofá, preparándose para su nuevo apéndice. Un segundo más tarde, Ty sintió el húmedo dedo de Zeke acariciar entre sus nalgas, para entonces presionar contra su apertura trasera. Poco a poco, la punta de su dedo presionó dentro, y luego él lo

Ty respiró profundo. Dios, esto era extraño, y sin embargo tremendamente erótico, tener a Zeke tocándolo de esta manera. Y el calor en los ojos de Marie dejaba claro que ella estaba intensamente excitada. Zeke extrajo sus dedos y luego presionó el tapón de goma contra la apertura de Ty. Poco a poco, se deslizó en el interior. Duro y delgado, se presionó dentro más profundo, hasta que sintió el acampanado extremo del plug contra sus nalgas, lo que evitaría que se deslizara más adentro. El cabello cubrió su culo y la parte de atrás de sus muslos. Su cola. Se puso de pie, muy consciente del dispositivo de goma en su culo... y el pelo batiendo a lo largo de sus muslos.

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movió en círculos. Entonces un segundo dedo empujó dentro.

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El Club de las Excomulgadas Marie le entregó una cola a Ty. —Ahora házselo a Zeke. En este momento, Ty realmente quería hacérselo a alguien. Marie sería preferible, pero Zeke era sin duda una verdadera posibilidad por la forma en que Ty se estaba sintiendo ahora mismo. Tomó la botella de lubricante de Zeke y untó gel en el plug, mientras Zeke apoyaba sus manos en el sofá. Ty se movió detrás de él, esparciendo lubricante en sus dedos. Al igual que Zeke había hecho, Ty arrastró su dedo índice entre las nalgas de Zeke, y luego apretó contra su ano. Su dedo se deslizó dentro del caliente paso apretado. Dio círculos alrededor, consiguiendo que Zeke se acostumbrase a su dedo, y luego deslizó dentro un segundo dedo. El culo de Zeke sostuvo los dedos de Ty en un férreo agarre. Ty los arremolinó alrededor, extendiéndolo, entonces extrajo sus dedos y presionó el plug rojo contra la arrugada apertura. Poco a poco, facilitó el plug dentro, viéndolo desaparecer en el interior del culo de Zeke. Por último, estuvo plenamente insertado y la cola negra colgó hacia abajo por su parte trasera. Maldita sea, se veía

Zeke se puso de pie. Marie acarició a lo largo de su apretado culo, entonces abofeteó ligeramente. Ella se estiró hacia el culo de Ty y apretó su nalga, luego le dio una palmada, también. Se sentó en el sofá. Los hombres permanecieron de pie ante ella, a la espera de instrucciones. Ella sonrió ante la intensamente erótica situación. Dos hombres a su entera disposición, listos para satisfacer todos sus caprichos. Y ella tenía un capricho muy perverso en esos momentos. —Descomprímanme —ordenó. Ty se inclinó hacia delante y abrió la cremallera de la entrepierna de su traje. Ella abrió sus piernas, muy consciente del frío aire en su caliente montículo.

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sexy.

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El Club de las Excomulgadas —De rodillas, sementales, y muéstrenme lo buenos que son… acariciando. Ambos cayeron de rodillas. Ty se inclinó hacia adelante y besó el interior de su muslo, a unas pocas pulgadas por encima de su rodilla. Podía sentir sólo la presión de sus labios a través de la tela, pero no el calor y la humedad de su boca. Zeke levantó su otra pantorrilla y apretó sus labios en la parte posterior de su rodilla. —Mmm. Eso se siente bien... pero yo estaba pensando más arriba. Ty besó más arriba, luego acarició su nariz a lo largo de la carne desnuda en la parte superior de su muslo, al lado de su montículo. Entonces se movió, y su boca cubrió sus carnosos pliegues y lamió. Zeke besó más arriba y lamió el otro lado de sus pliegues, luego chupó la suave carne en su boca. Ty lamió dentro de sus pliegues, su mejilla rozando la de Zeke, entonces lamió su clítoris y la cabeza de ella cayó hacia atrás. Él meneó la punta de su lengua contra su botón, luego se deslizó a lo largo de su raja. Zeke cubrió su clítoris y lamió, luego lo succionó. Ella gimió, agitando su mientras se entregaba a aquello. Dedos se deslizaban a lo largo de su mojada apertura, luego dentro. Bocas y dedos se movieron sobre ella… en ella… acariciando… lamiendo… succionando. Sus entrañas se tensaron cuando feroces sensaciones placenteras estallaron en su interior. Ella gimió de nuevo y el calor irradió a través suyo, en ondas. Jadeó cuando un intenso placer pulsó a lo largo de sus terminaciones nerviosas, catapultándola hasta el borde. Otra lamida sobre su clítoris... dedos acariciaron dentro de ella... y caliente líquido broto de su interior. Ella gimió de nuevo. Su cabeza cayó hacia atrás y tomo aire mientras recuperaba el sentido del tiempo. Las bocas y los dedos se alejaron y levantó la vista hacia los dos hombres sonriendo hacia ella.

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cabeza de lado a lado ante el exquisito placer. Sus párpados cayeron cerrados

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El Club de las Excomulgadas —Bien, realmente son buenos sementales —Ella se estiró por sus duras pollas y envolvió sus manos alrededor—. Se merecen un premio. Tiró de sus pollas más cerca, entonces se inclinó hacia adelante y tomo el glande de Zeke en su boca, luego arremolinó su lengua por encima de la punta. Lo sacó de su boca y cubrió el glande más grande de Ty, acariciándolo con su lengua a lo largo del reborde inferior. Acarició sus duros ejes con sus manos mientras se movía de ida y vuelta, tomando una polla, luego la otra en su boca. Cuando Zeke parecía muy cerca, lo mantuvo en su boca, bombeando arriba y abajo, entonces metió sus manos debajo de sus pelotas, sintiendo el anillo de acero alrededor de su polla, manteniéndolo mas hinchado de lo normal. Tal vez debería haber hecho uso de la resistencia adicional que el anillo para el pene le daría de una mejor manera, pero no sería justo detenerse ahora. Ella acunó sus bolas con firmeza en su mano y succionó fuerte y rápido mientras se deslizaba arriba y abajo de su duro eje. Él erupcionó en su boca, gimiendo. Ella lo liberó, luego se volvió hacia Ty y echó un vistazo hacia su enorme que lo montara de nuevo. —Acuéstate en el piso —ordenó. Ty se recostó en el piso alfombrado y Marie se subió sobre él, apoyando sus rodillas a ambos lados de sus caderas. Agarró su gran erección y presionó la enorme cabeza en su mojada apertura. Oh, Dios, era tan grande... ¡y tan duro! Se empujó hacia abajo sobre ésta. La bulbosa cabeza se deslizó hacia arriba en su mojado pasaje, estirándola. Se sentía como en el cielo. —Oh Dios, eso se siente bien —Meció sus caderas hacia abajo sobre él, empalándose a sí misma por completo.

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polla. El deseo de sentir ese inmenso eje dentro de ella fue demasiado. Era hora de

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El Club de las Excomulgadas Él acarició su duro pezón, que espiaba desde el recorte en su traje. Zeke se arrodilló junto a ellos y le lamió su otro pezón, luego lo tomó en su boca. Ella gimió ante el doble placer de ser llenada por la enorme polla de Ty y Zeke succionando su pezón. Ty envolvió sus manos alrededor de sus caderas y ella comenzó a moverse. Arriba, luego abajo, conduciendo su polla dentro de sí otra vez. Arriba, luego abajo. Dichosas sensaciones irrumpieron a través suyo mientras ella montaba la ola de placer, entonces gritó cuando un fenomenal orgasmo estalló a través de ella, arrojándola en éxtasis... y más allá. Él se tensó debajo suyo, y entonces un líquido caliente estalló en ella. Por último, se dejó caer sobre su pecho, completamente saciada. Sus brazos se envolvieron alrededor de ella y la abrazó, acariciando su pelo y aparatándolo fuera de sus ojos. Amaba ser llenada mientras se acurrucaba contra él, totalmente inmersa en

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ese hombre maravilloso.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veintidós —¿La reserva es para las dos en punto? —preguntó Marie cuando Zeke abrió la puerta delantera del coche para ella. —Así es —Zeke entró en el asiento trasero detrás de ella. Ty puso el coche en marcha y condujo por el sinuoso camino de regreso a la carretera. —¿Una locomotora a vapor? —preguntó Marie. —Es algo turístico —dijo Ty—. Nos lleva en un recorrido escénico por Garrett Hills para ver el follaje de otoño. Luego nos detendremos en la villa de Wakefield por una hora o así, y entonces nos traen de regreso. —Suena divertido —Ella miró por la ventanilla, observando el paisaje. Después de aparcar el coche en la pequeña estación, se acercaron al viejo y blanco. Zeke tomó la mano de Marie y la ayudó a subir, luego la siguió a través del vagón. Ella seleccionó un asiento cerca de la mitad y él se sentó a su lado. Ty se sentó frente a ella, con una mesa entre ellos. Los asientos verdes eran cómodos y la mesa hacía que la disposición se sintiera a gusto. La gente seguía abordando el tren y, unos veinte minutos más tarde el silbato del tren sonó; entonces el tren resopló en movimiento. Pronto el traqueteo del tren sobre las vías se combinó con el suave balanceo de movimiento, ofreciendo un ambiente relajante. Marie se recostó en su silla y disfrutó de la preciosa vista del follaje rojo ardiente, naranja, y amarillo más allá del lago, las tranquilas aguas reflejando las esponjosas nubes blancas en el cielo azul. Zeke y Ty hablaron sobre algunos de los coches para los que Zeke había

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tren, una gran locomotora negra con tres coches de pasajeros de color verde oscuro

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El Club de las Excomulgadas realizado trabajos personalizados de pintura en su tienda recientemente, mientras Marie observaba a una pareja en una canoa roja deslizándose a lo largo del lago, afuera. Unos cuarenta minutos más tarde, el tren llegó a la estación de Wakefield. Ty abrió el camino fuera del tren, y entonces sostuvo la mano de Marie, mientras daba un paso sobre el pavimento. El distrito comercial de la encantadora villa consistía en pintorescos edificios de colores con vistas al lago. —La panadería aquí es grandiosa —dijo Zeke mientras los guiaba hacia un edificio rojo con ribetes amarillos alrededor de las ventanas. Lo siguieron por los escalones hacia la puerta, luego dentro. Ty recogió una hogaza de pan integral y Marie seleccionó algunos croissants de chocolate y tartas de nuez. A continuación, hurgaron alrededor en el mercado, con pintorescos artículos de arte junto a los alimentos básicos para los cabañistas. Por último, Zeke los llevó a unas escaleras por el costado del mercado, hasta un maravilloso restaurante en el piso superior, con vistas al agua. Con el sol mesa en la terraza exterior. Los hombres ordenaron cervezas y Marie pidió vino blanco. Ty tomó un sorbo de su cerveza, luego se echó hacia atrás y sonrió hacia Marie. —Así que… no sabía que conocieras el juego del caballo. Ella arremolinó su copa de vino. —Bueno, leí un poco de literatura en una carpeta de la cabaña. Describía un número de… um… actividades de las que nunca había oído hablar antes... y equipamiento... y cómo usarlo. —Para nuestra buena suerte —dijo Zeke, sonriendo. —Vosotros parecíais muy relajados entre vosotros, lo cual es realmente refrescante. —Ella observó a Ty disimuladamente, dándose cuenta de que él

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brillando, la tarde se había calentado agradablemente, por lo que eligieron una

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El Club de las Excomulgadas parecía tensarse—. ¿Está bien que yo... os empujara un poco? —Si te excita, definitivamente estoy de acuerdo con eso. —respondió Zeke con una sonrisa. —¿Ty? —Por supuesto —Pero se dio cuenta de la tensión en su voz—. Como dijo Zeke, si te excita… Ella se inclinó hacia delante, capturando la mirada reticente de Ty. —No es mi intención empujaros, pero... parece como si vosotros dos tuvieseis algún tipo de conexión —expuso, notando a Ty moverse incómodo y no queriendo que él terminara con el tema—. Mira, con el tipo de relación que los tres estamos compartiendo, espero que no os importe si soy sincera. Sé que hay una atracción mutua entre yo y cada uno de vosotros. Preferiría saber si hay una entre vosotros dos, también. Zeke echó un vistazo hacia Ty. —Me gustaría saber eso también.

con voz tensa—. Hacemos cosas. Las disfrutamos. No tenemos que hablar de ello. —Si eso es lo que quieres —respondió Zeke, luego se inclinó un poco hacia adelante—. Pero si te hace sentir algo mejor, he notado que tengo ciertos… sentimientos hacia ti. Más que una amistad. Me confundió, especialmente al principio, ya que normalmente no tengo este tipo de sentimientos por otros hombres... y definitivamente me gustan las mujeres. —Amén —dijo Ty. —Pero... eso no cambia la... no sé... atracción que siento por ti. Tal vez es sólo porque estamos con Marie. Ella te ve tan sexy, tan... —Zeke se encogió de hombros—. De alguna manera parece natural querer... compartir más contigo cuando estamos en esa situación.

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—¿Por qué no podeis simplemente dejarlo tal y como está? —preguntó Ty

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El Club de las Excomulgadas —Tal vez sería una buena idea explorar las cosas un poco más, entre vosotros —sugirió Marie. Ty se reclinó en su silla, sus dedos agarrando los apoyabrazos de madera. — ¿Qué tal si cambiamos de tema? —Está bien —Zeke se volvió hacia Marie—. Entonces, ¿qué piensas de la personalidad dominante de Ty ahora que la has visto puesta en acción? Ella sonrió y miró hacia Ty. —Muy impresionante, en realidad. Ty, nunca imaginé que podías ser tan… autoritario y... sexy —Apoyó su mano sobre el brazo de él y acarició. —Bueno, yo sabía que eras sexy, pero anoche fue sensacional. Sus entrañas se estremecieron con el recuerdo de él ordenándole que se quitara la ropa. De estar encadenada a la silla, sus piernas separadas, y Ty acariciándola. Luego, cuando la habían llevado a la mazmorra y la follaron sin control.

Zeke miró a los dos con una sensación de malestar en su estómago. La forma en que Marie observaba a Ty, sus ojos azules suaves y húmedos; el calor en la mirada de Ty, que Zeke sabía era más que lujuria. El tipo estaba enamorado de ella... lo había estado desde el primer día. Ahora, Zeke estaba bastante seguro de que Marie le correspondía. Lo cual Zeke sabía que sucedería, pero… ahora que lo sabía, no quería que fuera así. Él deseaba a Marie. Amaba a Marie. ¿Cómo diablos podía simplemente entregársela a Ty? *****

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El Club de las Excomulgadas Después del viaje de vuelta en tren, Marie se sentó en el coche mientras Ty conducía de regreso a la cabaña, y se preguntó qué pasaría con ellos tres después del fin de semana. Ella se movió incómoda en su asiento. Sólo sentarse en el coche con ellos dos, sus sentidos totalmente conscientes de sus masculinas presencias en todo momento, la mantuvo en un constante estado de anhelo. Lo cual era excitante, pero también la arrojaba en un bucle. Ya no eran ella y Zeke como pareja, y Ty para un paseo. Ty ya no era sólo su amigo... con beneficios o no. Era mucho más para ella que eso. Durante todo el viaje en tren, pudo sentir a Zeke observándola, tratando de averiguar si sus sentimientos habían cambiado hacia Ty... y hacia él. ¿Cómo podía encontrar un equilibrio? Ella deseaba a ambos hombres, pero en algún momento, tendría que escoger sólo a uno. Pero cuanto más tiempo pasaba con ambos como sus amantes, más difícil sería renunciar a uno de ellos. O a ambos, ya que la atracción entre ellos parecía estar construyéndose. Quizás con el tiempo llegarían a la conclusión de que, en realidad, no la necesitaban en absoluto,

De cualquier forma, alguien iba a resultar herido. Marie hizo a un lado sus pensamientos tumultuosos cuando Ty aparcó el coche junto a la cabaña, justo al lado de la gran Harley de Zeke. Zeke abrió la puerta de Marie y ella salió del vehículo. Se acercó a la poderosa máquina y pasó su mano por el asiento negro, recordando cómo se sentía vibrando entre sus piernas cuando la había montado sin bragas… el día que Zeke la había llevado al cine, burlándose de ella constantemente. Había estado tan excitada cuando finalmente habían hecho el amor, que casi había explotado de placer. Pasó su mano a lo largo del manillar, el metal frío bajo sus dedos. Luego se dio la vuelta, reclinándose contra la motocicleta. —Saben, cuando veo esta poderosa motocicleta, pienso en lo que me podría

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y se elegirían el uno al otro.

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El Club de las Excomulgadas pasar si yo estuviera aquí sola y vinieran unos poderosos moteros. Zeke dio un paso hacia ella y pasó sus manos a lo largo de sus caderas. Ty se le acercó por detrás y enroscó sus brazos alrededor de su cintura, luego ahuecó sus pechos. —¿Quieres decir, si fueran a... aprovecharse de ti? —murmuró Ty en su oído. Zeke deslizó las manos alrededor de ella, ahuecando su trasero, entonces la atrajo hacia su cuerpo. Sus labios capturaron los de de ella y su lengua se hundió en su boca. —¿Así que quieres ser utilizada y… —Él apretó su trasero, tirándola apretada contra su ingle—, …abusada por un par de moteros? Ella puso su mano sobre su pecho. —Por supuesto, me resistiría. —Por supuesto —dijo Ty, deslizando sus manos de sus pechos y moviéndose sobre su hombro, a continuación, acariciando su oreja con la nariz. —

Zeke la levantó sobre la motocicleta. Ella se retorció contra el asiento de cuero. —Espera aquí. Regresamos enseguida —Zeke codeó el brazo de Ty, entonces lo llevó a la cabaña. Unos momentos más tarde, ambos salieron con chaquetas de cuero negro y jeans desgarrados —el atuendo habitual de Zeke, pero una nueva imagen para Ty. Ambos tenían cadenas colgando de sus cinturones y... esposas. Su interior se inundó con calor. —Bueno, mira lo que tenemos aquí —dijo Zeke mientras se acercaba a ella con una sonrisa diabólica en su rostro.

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Eso es lo que lo hace divertido.

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El Club de las Excomulgadas Ella se movió sobre la moto simulando una mueca nerviosa, luego levantó su pierna sobre el asiento para sentarse de lado. Zeke se puso delante de ella y Ty detrás, ambos arrastraron sus miradas arriba y abajo por su cuerpo de una manera sugestiva. —Creo que esta señorita quiere... un paseo —dijo Zeke. —Creo que tienes razón —asintió Ty. Marie miró fijamente a Zeke, una figura siniestra en su cuero negro, con sus cejas perforadas. Si esta fuera la primera vez que hubiera visto a Zeke... si ella no supiera qué hombre maravilloso y atento era... casi podría estar nerviosa. Ty agarró su cintura y la giró alrededor, mientras que Zeke capturaba su pierna detrás de la rodilla y la levantaba sobre la moto así ella estaba a caballo de nuevo. Ty lanzó su pierna sobre la moto y se sentó detrás de ella, entonces agarró sus caderas y la atrajo con fuerza contra su cuerpo, su hinchada polla presionando por detrás. Zeke acarició a lo largo de sus muslos, luego hacia arriba sus costillas y tomó sus pechos, moldeando sus manos sobre ellos y amasándolos. Ella tomó aire

—Muy bonito —murmuró Zeke. Zeke comenzó a desabrochar los botones de la camisa de ella, exponiendo sus pechos al aire frío. Ty agarró la tela y la apartó, entonces acarició su seno izquierdo, mientras Zeke exploraba el derecho. Zeke pasó su mano hacia abajo, más allá de su cintura y sobre la entrepierna de sus jeans, luego frotó arriba y abajo sobre su acalorado montículo. Ty enganchó sus manos alrededor de sus brazos, clavándolos, mientras Zeke desabrochaba sus jeans. Un momento después, su mano se lanzó debajo de sus bragas y acarició entre sus pliegues. Oh señor, ya había empapado sus bragas. Zeke dio un paso atrás y abrió la cremallera de sus jeans, luego extrajo su polla. Ty desmontó la moto y levantó a Marie del asiento, entonces la extendió

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ante las acaloradas sensaciones pulsando a través suyo.

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El Club de las Excomulgadas sobre este, su estómago a través del asiento, su culo en el aire. Él le sostuvo sus brazos detrás de ella. Zeke dio un paso hacia ella, su polla ondeando en su cara. Roja. Hinchada. Dura. Ty quitó el pelo de su cara mientras Zeke golpeaba su glande contra su boca y ella abrió, entonces él empujó su polla dentro. Ella envolvió sus labios a su alrededor y lamió. Maldita sea, Marie sabía que debería estar resistiéndose, pero no podía. Y sin duda Zeke parecía estar feliz. Él se deslizó hacia adelante, llenándola con su polla, el eje deslizándose a lo largo de sus labios. Mientras la polla de Zeke se deslizaba dentro y fuera de su boca, y ella chupaba, Ty liberó sus brazos. Ella enganchó sus manos alrededor del costado del asiento para sostenerse firme a sí misma mientras Ty se quitaba los zapatos sin cordones, y se sacaba los jeans, arrastrándolos por sus piernas y arrojándolos a un lado. Sus manos acariciaron por encima de su culo desnudo, luego metió sus dedos debajo del elástico de su tanga y tiró, haciendo el elástico más tirante entre sus el elástico, desde su cintura, entre sus nalgas, hacia la empapada entrepierna. Cuando acarició sobre sus húmedos pliegues, sólo la fina seda entre sus dedos y su coño desnudo, ella gimió. La polla de Zeke cayó de su boca, así que la agarró y la puso de nuevo dentro. Se concentró en chupar a Zeke mientras Ty desapareció brevemente, volviendo para presionar contra la parte posterior de sus muslos y... oh, su gran glande golpeó contra su mojado núcleo. Él tiró a un lado el trozo de tela que cubría su entrepierna y empujó contra ella, luego se deslizó en su vagina. Ella lo apretó, mientras chupaba a Zeke más duro. Zeke gimió, entonces empujó lentamente en su boca. Ty se empujó más profundo, poco a poco, acariciando su culo. Ella abrió su garganta e inclinó la

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nalgas. La entrepierna tiró sobre su sensitiva carne acalorada. Ty pasó su dedo por

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El Club de las Excomulgadas cabeza hacia atrás, tomando a Zeke más profundo. Él pulsó en movimientos cortos, sus bolas tensándose. Ty la agarró de las caderas y se empujó más profundamente dentro de ella, empalándola por completo. Ella se estiró hacia las pelotas de Zeke y las acarició; estaban tensas y duras. Zeke gimió. Caliente líquido pulsó en su boca. Él salió y dio un paso atrás, luego observó como Ty se echaba hacia atrás y empujaba hacia adelante de nuevo. Hacia atrás, entonces hacia adelante... llenándola con su impresionante longitud. Zeke ahuecó sus pechos mientras Ty la penetraba una y otra vez. Ella gimió, a continuación, se apoderó de los brazos de Zeke cuando un orgasmo la atravesó. Intenso. Explosivo. Ty se empujó profundo de nuevo, erupcionando dentro de ella, enviando su placer más alto. Entonces él pellizco su clítoris. Ella gimió mientras caía en éxtasis absoluto. Por último, se desplomó sobre la moto, colgando sobre ésta como una muñeca de trapo. —Creo que la usamos demasiado —dijo Zeke.

ella. Ella respiró profundo. —No, no deberían —murmuró con fingido horror. Ty rió en voz alta. Zeke envolvió sus manos alrededor de su cintura y la levantó sobre la moto de nuevo, de frente hacia la parte de atrás. Ella apoyó su pie izquierdo en la tubería del tubo de escape cromado, pero no encontró ningún agarre en el otro lado, de modo que simplemente dejó su pierna derecha colgando sobre el costado. Zeke le sacó la camisa fuera de sus brazos, y rápidamente se deshizo del sujetador. El aire fresco lavó a través de sus pechos desnudos y sus pezones se endurecieron en apretadas protuberancias. Ty sacó las esposas de sus jeans y las chasqueó alrededor de su muñeca izquierda. El frío acero contra su piel envió piel de gallina corriendo a lo largo de su

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—Mmm. Es una lástima, porque tenía cosas que todavía quería hacer con

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El Club de las Excomulgadas brazo. Zeke levantó una correa de cuero y sonrió. —No queremos rayar la Harley. Él la enroscó alrededor del manillar mientras Ty presionaba una mano sobre su pecho, obligándola a tumbarse. Su espalda instalada cómodamente en contra de la pendiente del moldeado asiento, el cual se curvaba hacia arriba en la parte posterior de la moto. Él atrajo su mano detrás de su cabeza y unió el otro puño de las esposas a un extremo de la correa. Zeke recuperó sus esposas de sus jeans desgastados y chasqueó un brazalete sobre su otra muñeca, a continuación, la unió al otro extremo de la correa. Ahora yacía tendida a través de la parte superior de la motocicleta, su espalda arqueada hacia arriba con la curva del tanque de gasolina. Apoyó la cabeza en el manillar, ignorando los indicadores presionados contra su espalda superior y cuello. Zeke recogió sus jeans y los enroscó de forma floja, entonces deslizó su mano por debajo de su cuello y la alivió hacia adelante, luego puso sus jeans sobre los indicadores como un colchón improvisado.

Ty metió los dedos por debajo de la cintura de su tanga y lo arrastró hacia abajo por sus piernas. Ella estiró su pierna derecha por la longitud de la moto y su pie izquierdo hacia abajo sobre el tubo de escape. Desnuda y tendida en la parte superior de la motocicleta de Zeke, sus muñecas esposadas al manillar. Esto se estaba poniendo interesante. ¿Qué harían ahora? —Tengo ganas de tomar una cerveza. ¿Y tú? —Ty echó un vistazo hacia Zeke. —Sip, buena idea. Ambos se dieron la vuelta y se alejaron.

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Cuando ella se echó hacia atrás, se sentía mucho más cómoda.

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—¡Oye, no podeis dejarme aquí! —gritó.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veintitrés La mandíbula de Marie cayó cuando Ty y Zeke se rieron entre dientes y siguieron caminando hacia la cabaña, luego fueron dentro. Ella permaneció allí, totalmente desnuda en el fabuloso aire libre. Vulnerable. Una ligera brisa acaricio su cuerpo, haciendo que sus pezones se endurecieran aún más. Este lugar estaba bastante aislado. El folleto les aseguraba a los visitantes que podían jugar libremente en el exterior sin preocuparse por los transeúntes. Ella dejó caer su cabeza hacia atrás y miró fijo hacia el árbol, por encima de ella, las hojas susurrando en la brisa. El sol cercano al horizonte, untando las nubes de un rico naranja, enlazado con púrpura. Ella era prisionera de dos moteros… En la vida real... Zeke era un verdadero motero y, juzgando por su historia y lo que vio ayer de Ty, probablemente él turno con ella, de nuevo. Ella estaba amarrada e indefensa a sus caprichos. Dios, ¿qué sexy era eso? Escuchó la puerta de la cabaña cerrarse y echó un vistazo alrededor. Zeke y Ty se dirigían en su dirección. Zeke se había puesto unos jeans diferentes, ya que ella aún tenía el anterior como almohada. Ambos aun vestían sus chaquetas negras de cuero y camisetas, luciendo totalmente cabrones. —Eso es lo que quería ver —dijo Zeke—. Una mujer desnuda esposada a mi moto, expuesta y lista para mí. —Para nosotros —agregó Ty. Algo parpadeó en los ojos de Zeke antes de detenerse junto a ella, luego

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también lo había sido alguna vez. Pronto ellos saldrían de la cabaña y tendrían su

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El Club de las Excomulgadas sonrió. Tocó su mejilla suavemente, acariciando hacia abajo por su cuello, luego sobre su seno. Su grande y cálida mano lo abarcó y ella evitó arquearse contra esta. Ty se detuvo al otro lado de la moto y se inclinó hacia abajo, succionando su pezón dentro de su boca. Zeke también se inclinó hacia abajo y deslizó su mano bajo la cabeza de ella y capturó sus labios con los suyos, luego saqueó su boca con su lengua. Ella sintió el sabor de cerveza fría y hombre ardiente. Su boca dejo la de ella y deambuló abajo, por su garganta, pausándose brevemente en la base de su cuello, lamiendo el punto de su pulso, luego vagabundeando más lejos hacia abajo. Su boca cubrió su otro pezón y ella gimió de placer, ambos pezones cubiertos con la caliente boca de un hombre. La mano de Zeke deambuló a lo largo de su costado, desde sus axilas hasta sus caderas al tiempo que levantaba su cabeza. —Esa cerveza me dio hambre —Él besó cuesta abajo, sobre su estómago, luego se movió más abajo por la moto y se inclinó hacia ella hasta que su aliento

Ty, aún lamiendo y succionando su pezón, acarició sobre su otro pezón y jugueteó con la dura protuberancia. La mano de Zeke acaricio el interior de su muslo, justo por debajo de su montículo, y ella se sacudió un poco sorprendida. Sus manos acariciaron ambos lados de sus desnudos pliegues, entonces su lengua rozó su sensitiva carne y lamió a lo largo de su hendidura. Ella se arqueó un poco y él envolvió su mano alrededor de sus caderas, sosteniéndola quieta. Él se estableció sobre su clítoris y sacudió su lengua. Ella gimió. Ty succionó su seno mientras su mano retorcía y provocaba su otro pezón. Arqueó su pecho hacia él. Las cadenas de las esposas tintinearon cuando ella tiró contra el frío metal que rodeaba sus muñecas. Zeke levantó su pierna y la apoyó sobre su hombro, luego acarició su hendidura con sus dedos, creando hormigueos que temblaron a través de ella. Sus dedos se deslizaron dentro, acariciando su

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acarició sobre sus muslos.

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El Club de las Excomulgadas pasaje interno. Ty succionó más fuerte. —Oh, Dios —Ella movió su cabeza de un lado al otro. Ty la acarició hacia arriba y tocó su mejilla. Ella giró su cabeza y lamió la punta de sus dedos. Él presionó su dedo índice en su boca y ella envolvió sus labios alrededor y lo atrajo hacia adentro, luego lo succionó profundamente. Él sonrió. —Bien. Demos a esa preciosa boca un buen uso. Se paró erguido y desabrochó sus jeans, luego los dejó caer al césped y dio un paso fuera de estos. Las caricias de Zeke enviaban salvajes estremecimientos danzando a través de su matriz. Ty envolvió su mano alrededor de su erección y la acarició; se acercó, luego presionó su punta hacia su rostro. Zeke succionó su clítoris y ella gimió, luego engulló a Ty dentro de su boca y comenzó a chupar. —Oh, nena —Ty introdujo su polla más dentro en su boca. Ella lamió y chupó mientras Zeke acariciaba sus paredes internas con sus

El placer se construía dentro de ella, como el vapor en una olla de presión. Ella se arqueó contra la boca de Zeke y succionó a Ty con entusiasmo. Los dedos de Zeke avivaron su placer más y más alto. Su lengua enviaba ardientes chispas de sensaciones revoloteando salvajemente a través de ella. De repente, explotó en un orgasmo destroza-mentes. Calor líquido fluyó desde su centro y hacia abajo por sus piernas. —Bueno, ciertamente lo disfrutaste —Zeke sonrió ampliamente. Ty se zambullía dentro y fuera de su boca. Ella apretó y succionó. Él gimió, apartándose antes de venirse. Zeke trepó al asiento del pasajero y tiró de Marie hacia él. Sus brazos tiraron contra las esposas, extendidos por encima de su cabeza, bastante más doblados que

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dedos y sacudía su clítoris despiadadamente con su lengua.

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El Club de las Excomulgadas antes. Su trasero se inclinó hacia arriba en el asiento y él presionó su dura polla contra su entrada, luego se deslizó dentro. Un largo y parejo golpe. Profundo en ella. Dejó caer su cabeza y gimió —Ohhh… Él retrocedió y se deslizó profundo de nuevo. —Oh Dios, los quiero ambos —murmuró ella. —¿Qué fue lo que dijo nuestra pequeña prisionera? —Se burló Ty. —Quiero a ambos ardientes moteros dentro de mí. Por favor, fóllenme ahora. Zeke se retiró. Mientras se ponía de pie, Ty desabrochó las esposas que la sostenían. Zeke tomó sus manos y la ayudó a bajar de la motocicleta, sujetándola firme cuando sus gelatinosas piernas amenazaron con ceder. Ty se subió a la estado, su rígida polla permaneciendo recta hacia arriba. —Tiempo de montar, cosa dulce —Zeke la sujetó por la cintura y la levantó sobre la moto, sentándola a horcajadas sobre Ty. Ella se agarró del manillar y colocó sus pies sobre los reposapiés. Ty sostuvo su polla y la deslizó a lo largo de su hendidura. Su interior se estremeció con necesidad. Él se empujó a sí mismo contra su abertura y ella se bajó sobre él. Su enorme polla empalándola, penetrándola profundamente. Ella jadeó. —Oh… Dios… eso se siente tan… —ella lloriqueó de placer. Zeke se trepó en la motocicleta detrás de ella y acarició su trasero, luego su resbaladizo glande se deslizó arriba y abajo entre sus nalgas. Presionó contra su entrada y empujó despacio, estirándola al tiempo que se deslizaba dentro. Ella

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motocicleta hacia atrás y se recostó hacia abajo, sobre esta, justo como ella había

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El Club de las Excomulgadas apretó la gran polla de Ty dentro mientras Zeke lentamente se introducía en su trasero. Finalmente, también Zeke estuvo completamente incrustado en ella. Sus manos encontraron sus senos y la atrajo atrás, hacia él. Allí estaba sentada, como si estuviera montando la motocicleta, pero con dos grandes pollas empalándola. Empezó a moverse, deslizándose arriba y abajo sobre Ty. Zeke siguió su dirección, deslizando su polla dentro y fuera de su trasero. Electrizantes sensaciones estremecieron a través de ella. Ty agarró su cadera y la ayudó a moverse arriba y abajo. Zeke empujó más rápido y más profundo. Ambas pollas penetrándola profundo y duro, empujándola más y más alto… volando hacia el cielo. Sus terminaciones nerviosas quemándose con sensaciones y… ella jadeó cuando un estruendoso placer rasgó a través suyo, catapultándola a una explosión de puro éxtasis. Ella gimió, uniéndosele rápidamente Zeke, luego Ty, los tres gimiendo a la vez. Ella se aferró al manillar, apretando las pollas cariñosamente dentro de ella. Luego colapsó por encima de Ty. Zeke se inclinó sobre ella, luego besó la parte de

Ella se retiró y sonrió hacia abajo a Ty. —¡Tío, en verdad sabeis cómo cabalgar! ***** Ty estaba de pie junto a Marie en la terraza de madera con vistas al lago iluminado por la luna. Zeke se había ofrecido voluntariamente para hacer la cena, su infame sopa—o—estofado, la cual involucraba un sinnúmero de ingredientes que parecían cambiar cada vez, y esto lo mantenía ocupado en la cocina. Ty se inclinó contra la baranda. —Mira, una estrella fugaz —Marie señaló hacia arriba.

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atrás de su cuello. Ty capturó sus labios y acarició el interior de su boca.

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El Club de las Excomulgadas Ty miró hacia arriba a tiempo para ver la delgada mancha de luz a través del cielo. Otro meteoro se disparó a través del negro cielo en una mancha de luz. —Debe haber una lluvia de meteoritos. —Son hermosos —La cara de Marie reflejaba asombro mientras miraba las estrellas. Él ahuecó sus hombros y la atrajo más cerca de él. —No tan hermosos como tú. Ella miró arriba hacia él mientras se inclinaba hacia ella. Ella dejó caer su cabeza, sus labios separándose, listos para su beso. Él rozó sus labios sobre los de ella, tan suaves y delicados, luego la abrazó y profundizó el beso. Él se retiró y la miró, sabiendo que tenía que decirle como se sentía; necesitaba saber si ella compartía sus sentimientos. —Marie… —Él acarició su cabello desde su rostro—. Te he amado desde el relación… luego, después de eso… Maldición, no quería mencionar a Zeke. No en ese momento. Él acarició su mejilla. —Te amo con todo mi corazón. La besó de nuevo, su corazón latiendo con la necesidad de saber que ella correspondía sus sentimientos. Él se echó hacia atrás y sus labios se separaron. Ella miró hacia él, sus ojos brillaron alegremente. —Oh, Ty. Yo también te amo. Él sonrió de oreja a oreja, luego capturó sus labios de nuevo, profundizando su lengua dentro de su boca. *****

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momento en que te conocí. Quise decírtelo muchas veces, pero tú estabas en una

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El Club de las Excomulgadas Zeke observaba a través de la puerta corrediza como Ty besaba a Marie con triunfo, y su corazón se hundió. Durante todo ese tiempo él había creído que, si Ty mostraba su verdadera naturaleza dominante, Marie caería locamente enamorada de él. Desde la noche del viernes, Zeke había intuido ese amor en ella, pero hasta ahora sólo lo había supuesto. Ahora estaba seguro. Zeke se giró y caminó de regreso a la cocina, con el dolor fluyendo en su interior. Ahora tendría que renunciar a ella. Maldita sea, había presentido que esto

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podría suceder. Pero no sabía que dolería tanto.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veinticuatro Zeke tomó una cucharada de su guiso, luego un trago de cerveza. Marie apoyó su cuchara en el cuenco de sopa vacío delante de ella. —Zeke, esto estaba realmente delicioso. Él asintió con la cabeza mientras masticaba otro bocado. Durante toda la comida no había participado en la charla. En todo lo que podía pensar era en su corazón dolorido y el hecho de que Marie amaba a otro hombre. —Estás muy callado esta noche —dijo Ty. Zeke se encogió de hombros, luego hizo a un lado su cuenco vacío. —Se está haciendo el tipo fuerte y silencioso —dijo Marie, pero ella le envió una mirada inquisitiva. Ty empujó su silla hacia atrás y se levantó, entonces agarró los cuencos y los

Maríe se levantó y agarró la ensaladera. —¿Quieres mi ayuda? —No, puedo manejarlo —Ty colocó los cubiertos en la ensaladera y después de agarrarla desapareció en la cocina. Marie se dirigió a la sala de estar y Zeke la siguió. —¿Así que Ty y tú estuvisteis fuera observando las estrellas antes? — preguntó. —Sí, es una noche hermosa. Muy despejada. Él asintió con la cabeza, pensando en los dos sobre la terraza, proclamando su amor el uno por el otro, besándose. El pensamiento hizo que su estómago se apretara.

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apiló. —Dado que Zeke cocinó, yo limpiaré.

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El Club de las Excomulgadas Quería recordarle lo mucho que la amaba. Mostrárselo. Quería preguntarle si ella todavía le amaba, pedirle que se quedara con él para siempre, y se olvidase de Ty. Su interior dolía con la necesidad de tirar de ella a sus brazos y convencerla de que permaneciera con él, y sólo con él. —¿Pasa algo malo, Zeke? No podía responderle. No podía decirle que no la quería besando a Ty... o amando a Ty. No podía decirle que la quería toda para él. Pero podía mostrárselo. Le tomó la mejilla y miró amorosamente sus ojos, entonces levantó su cara y encontró sus labios con los suyos, rozándolos ligeramente. Ante su suspiro, él profundizó el beso, tirando su suave y femenino cuerpo cerca, sus brazos apretándose a su alrededor.

sensación, moviendo sus labios en los suyos en una gentil persuasión, diciéndole con su beso lo que no podía decirle con palabras. Que él la querría siempre. En sus brazos. En su mundo. En su vida. Los brazos de ella se deslizaron sobre sus hombros y apretó su abrazo, sus labios respondiendo a los suyos. Sintió sus pezones endurecerse contra él y ella presionó su cuerpo fuerte contra él. Su polla se expandió, empujando contra sus jeans. —Hey, veo que vosotros empezasteis sin mí —Ty dio un paso detrás de Marie y pasó sus manos a través de sus hombros. Ella soltó los labios de Zeke y le sonrió, antes de girarse hacia Ty. Zeke observó impotente cómo Ty tomaba su turno besándola.

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Sostenerla en sus brazos era un tipo especial de cielo para él. Apreciaba la

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El Club de las Excomulgadas Todavía no. No estaba dispuesto a renunciar a ella todavía. Tan pronto como Ty liberó sus labios, Zeke la giró de vuelta hacia él y la besó de nuevo, envolviendo sus brazos alrededor de ella herméticamente. Ty deslizó sus manos alrededor de su cuerpo y le ahuecó sus pechos, sus manos deslizándose entre sus cuerpos. Zeke podía sentir el dorso de las manos de Ty mientras acariciaba los senos de Marie. Mientras él se movía, su mano también rozó los pezones de Zeke, enviando estremecimientos a través de él. Ty levantó el dobladillo del top de Marie y lo deslizó más arriba. Los labios de Marie se separaron de los de Zeke cuando Ty levantó su top por encima de su cabeza. —Bueno, vosotros dos sin duda haceis que una chica se sienta querida. Oh Dios, ella no tenía ni idea. Ella se deshizo de sus jeans y calcetines, ahora de pie frente a ellos con sólo un escaso tanga de encaje y un sujetador de encaje semi transparente, ambos atención. Podía ver sus pezones erectos empujando contra la fina tela de encaje de su sujetador. —¡Cariño, eres tan condenadamente caliente! —Ty deslizó sus manos alrededor de su cintura y la atrajo hacia sí. Ella se inclinó contra su amplio pecho y enganchó un brazo alrededor de su cuello mientras se acariciaba sus pechos con su otra mano, todo el tiempo mirando directamente hacia Zeke. —¿Deberíamos ir abajo a la mazmorra? —preguntó ella. Zeke negó con la cabeza y se estiró por ella, separándola del agarre de Ty hacia sus propios brazos, besándola apasionadamente, su lengua profundizando en su boca.

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carmesí. Ella acarició sus manos sobre sus pechos y la polla de Zeke saltó en

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El Club de las Excomulgadas —No necesito nada más que a ti —murmuró contra su oído. Detrás de ella, Ty desabrochó su sujetador. Marie dejó caer las correas de sus hombros, luego las soltó y deslizó la prenda de su cuerpo. La mirada de Zeke se cerró sobre sus hermosos senos redondeados, los oscuros pezones rosados como guijarros y duros. Sus pezones empujaron hacia delante, erectos y duros. Él presionó su mano sobre un suave pecho y acarició. Su dura protuberancia empujó en su palma. Se inclinó y la tomó en su boca, lamiendo y arremolinando su lengua alrededor. Ella suspiró mientras dejaba caer la cabeza hacia atrás contra el pecho de Ty otra vez. Ty acarició su otro seno. Zeke la deseaba. No. Quería hundir su polla en ella, reclamarla como suya, demostrarle lo mucho que la necesitaba, y la amaba. Se dejó caer de rodillas y extrajo sus bragas por sus caderas, observando mientras la tela se escabullía, dejando al descubierto su precioso coño. Arrastró las bragas por sus piernas hasta el piso, luego las arrojó a un lado. Él pasó sus pulgares pequeño botón. Lo lamió, escuchándola a gemir de satisfacción. Arrastró sus dedos por su húmedo sexo mientras presionaba su lengua contra su clítoris, y entonces la arremolinó alrededor. Deslizó dos dedos dentro de su mojada apertura y ella gimió de nuevo. Sus manos se aferraron a su cabeza mientras él trabajaba sobre su clítoris. Ty dio un paso atrás y se quitó la ropa. A juzgar por sus jadeos, Marie se estaba acercando. Zeke se puso de pie y dejó caer sus pantalones y calzoncillos al suelo, luego se quitó la camisa. Él tiró de Marie a sus brazos y la besó, luego la condujo hacia el sofá, nunca liberando su boca. La sentó y luego se arrodilló delante de ella. Ty se sentó junto a ella, su enorme polla erecta. Zeke no pudo detenerse: se extendió y envolvió su mano alrededor del enorme eje de Ty y lo acarició, mientras succionaba el pezón de Marie en su boca.

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a lo largo de los costados de su coño, luego separó los pliegues para encontrar su

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El Club de las Excomulgadas Ty lucía un poco sorprendido, pero no se apartó. Animado, Zeke lamió el pezón de Marie, luego se inclinó hacia arriba y lamió la punta de la polla de Ty, luego la tomó en su boca. Succionó un poco, luego volvió al seno de Marie, su mano todavía envuelta alrededor de la polla de Ty. Marie se estiró por la polla de Ty, también, su mano descansando sobre la bulbosa cabeza mientras la mano de Zeke acariciaba arriba y abajo. Ty cubrió el otro pecho de Marie y Zeke liberó su polla. Marie empezó a acariciar el eje de Ty cuando Zeke presionó su glande en la húmeda abertura de Marie, entonces empujó dentro. Oh Dios, ella estaba tan caliente y húmeda… Su apretado coño se apoderó de él mientras ella lo apretaba en su interior. Se condujo profundo dentro, luego retrocedió. El cielo puro. Él empujó profundo de nuevo. Dentro y fuera. Marie deslizó su mano de la polla de Ty hacia el hombro de Zeke. Ty acarició su propia polla mientras observaba a Zeke empujar en Marie. Ella gimió y fuertemente a sus hombros, su respiración rápida y difícil. Se condujo en ella más profundo, más duro, envuelto por su caliente canal suave como la seda. Ella jadeó, entonces lloriqueó mientras explotaba en un orgasmo. Se sumergió en ella varias veces más, luego entró en erupción dentro de ella. Él la abrazó con fuerza contra su cuerpo, no dispuesto a dejarla ir. Por último, la soltó y ella se dejó caer hacia atrás sobre el sofá, sonriendo hacia él. —Hey, hombre —Ty le dio un codazo. Por lo general, Zeke se apartaría para darle a Ty su turno, pero Zeke no quería hacerlo. Pero no tenía otra opción. Se empujó fuera y se sentó en el sofá, junto a ella; Ty se colocó frente a ella y Zeke observó con fascinación cuando el

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él se estiró hacia abajo y toqueteó su clítoris con los dedos. Ella se aferró

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El Club de las Excomulgadas enorme glande de Ty presionó contra su coño, y luego la extendió mientras se deslizaba dentro. Una vez que su cuerpo tragó esa enorme cabeza bulbosa, Ty se inclinó y la besó, entonces poco a poco presionó el resto de su eje en su interior. La sonrisa en el rostro de ella y la mirada de puro éxtasis en el de Ty le recordó a Zeke que ellos se amaban. Zeke era un mero accesorio, como Ty había llamado a la posición del segundo hombre no hacía mucho tiempo. Ty se condujo profundamente en Marie y ella gimió. Esa enorme polla debía sentirse increíble en su interior. Ty empezó a moverse. Empujes profundos y largos. Ella se aferró a él y en unos instantes, gimió su placer. Apretó sus brazos alrededor de él y sus gemidos se volvieron un largo y arrastrado gemido. Ty golpeó en ella, conduciendo su placer más alto. Entonces Ty gimió su propio clímax. Dios, Zeke se dio cuenta de que lo que Marie y Ty compartían era magnífico. Ty le daba tanto placer con esa enorme polla suya… Eso, combinado con el amor que compartían... Dios, ¿cómo podría Zeke competir con eso?

compitiendo con ello. Marie pertenecía a Ty, no a Zeke. Ya era hora de que Zeke se alejara con gracia. ***** Zeke despertó con la sensación del suave y cálido cuerpo de Marie acurrucado contra él, su mejilla presionada contra su pecho, su delicada respiración revoloteando contra su piel. Él le acarició el pelo, amando la suavidad de éste contra sus dedos, entonces envolvió sus brazos un poco más apretados alrededor de ella. La luz de la luna barría a través de sus rasgos, tan relajada en el sueño. Le dolía el corazón por ella. La quería en su vida. Sólo ellos dos. Su mirada se desplazó a la almohada detrás de ella... y al

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Maldita sea, ¿qué estaba mal con él? No se suponía que él estuviera

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El Club de las Excomulgadas rostro dormido de Ty. Ty yacía al otro lado de Marie, su pelo rubio despeinado, sus mejillas sombreadas con barba. Mientras Zeke miraba fijo hacia Ty, tuvo que luchar contra el deseo de estirarse y acariciar la mejilla de Ty rugosa por la barba. Esta atracción loca que tenía hacia Ty todavía lo sacaba de sus casillas, pero Zeke no podía negar lo increíblemente sexy que se veía Ty allí tendido, su mandíbula cuadrada descansando sobre la almohada negra, su hermoso rostro relajado en el sueño. No era de extrañar que Marie lo encontrase tan atractivo. Su intestino se apretó. Maldita sea, debería odiar al hombre por haberle robado a su mujer... pero no podía odiar a Ty —su mejor amigo desde la infancia— . Ty siempre había visto lo positivo en Zeke cuando los demás lo etiquetaron como un mal bicho. Era por eso que, por mucho que Zeke amara a Marie, él no desafiaría a Ty por ella. Incluso si Zeke tenía una oportunidad —la cual no tenía— no le robaría la felicidad de Ty.

su vida. Pero en ese momento, no podía soportar estar ahí, en la misma cama con ellos, sabiendo que se amaban y que él era sólo una complicación adicional en la actual relación, en lugar del verdadero amor de Marie. Zeke se apartó cuidadosamente de la calidez de Marie y salió por el costado de la cama. Se acercó a su bolsa de lona en la esquina y agarró unos bóxers y se los puso, entonces tiró una camiseta sobre su cabeza. Sus jeans y chaqueta todavía estaban arriba, en la sala de estar donde él los había arrojado más temprano. Agarró un par de calcetines y se volvió hacia la puerta. —¿Adónde vas? Ty estaba parado frente a él, una sombra suavemente iluminada entre Zeke y

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De todos modos, Ty era el mejor hombre para Marie. Él se ajustaría mejor a

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El Club de las Excomulgadas la puerta. Zeke miró hacia Marie, todavía dormida. Sacudió su cabeza hacia la escalera y Ty asintió, entonces se giró y subió las escaleras. Zeke lo siguió. Una vez en la sala de estar, Ty se cruzó de brazos. —Entonces, ¿qué pasa? Zeke se encogió de hombros. —Pensé en dejaros solos a vosotros. —¿Simplemente te largas, en mitad de la noche? —¿Por qué no? Parece bastante claro que Marie te ha elegido a ti… o va a hacerlo —Él se encogió de hombros otra vez—. Y es como debería ser. Tú la viste primero. Ty se inclinó contra el escritorio y cruzó sus brazos. —¿Estás haciendo esto para compensar lo que sucedió con Ashley? Porque no tienes que hacer eso. No hiciste nada malo.

últimos años... pero Ty no quería escuchar. —Yo sé que fue Ashley quien causó el problema. Ella te persiguió. Elegí no creerlo en aquél momento porque... —Suspiró—. Había algo más que me estaba molestando, realmente. Zeke asintió. Así que Ty había sentido esta cosa entre ellos, incluso en ese entonces… Ty descruzó sus brazos. —Sabes, realmente deberíamos averiguar lo que está pasando entre tú y yo. Especialmente si queremos mantener viva nuestra amistad. De lo contrario, esto sólo se meterá en nuestro camino. El intestino de Zeke se apretó. Se paseó por la habitación, entonces se volvió hacia Ty. —Por mucho que quiera que nuestra amistad funcione, no sé cómo se

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Zeke lo miró con recelo. Había querido convencer a Ty tantas veces en los

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El Club de las Excomulgadas pueda con esta situación con Marie. Por casualidad te escuché decirle que estás enamorado de ella. Y ella dijo que te ama, también. Las cejas de Ty se torcieron. —¿Y qué hay de ti? Estás enamorado de ella, también, ¿no? —Por supuesto que lo estoy. —¿Se lo dijiste? Zeke golpeó su puño en su muslo. —Maldita sea, traté de no enamorarme de ella, porque sabía que tú lo estabas. Pero... maldición, cuando ella me dijo que me amaba... no pude evitarlo, pero yo también se lo dije. Ty levantó una ceja. —Ahora que sabes que ella me ama, ¿supones que ella me elegirá? —Por supuesto que lo hará.

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Ty le sonrió. —Mi pregunta es, ¿por qué tiene que elegir?

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veinticinco Marie abrió los ojos para ver a Ty colocar una bandeja junto a la cama. —Buenos días —dijo él. —Mm. Desayuno en la cama. Marie se sentó y colocó la bandeja sobre su regazo. Él tomó la almohada, luego metió una segunda detrás de ella. Ella sonrió y tomó un bocado de la tortilla de hierbas. —Está deliciosa —dijo tomando otro bocado. Él sirvió crema en su taza llena de café en la bandeja, después añadió una cucharada de azúcar y agitó. Ella tomó un sorbo. Él se dio la vuelta y caminó hacia la puerta. —¿No te unirás a mi? —preguntó ella. Él sonrió. —Tú disfruta. Volveré en unos minutos. Una vez que terminó su tortilla, se echó hacia atrás sobre las almohadas y se

Ty volvió unos minutos más tarde. —¿Dónde está Zeke? —preguntó ella. —Bueno, tengo malas noticias para ti. Su mirada se lanzó hacia él, su corazón tartamudeó, mientras él tomaba la bandeja de su regazo y la colocaba sobre una mesa junto a la puerta. —¿Qué ha pasado? —Zeke está en la cárcel. Sus ojos se abrieron. —¿Por qué? ¿Qué pasó? —Lo sorprendí tratando de escapar, así que lo encerré. Oh, un juego de rol. Ella suspiró con alivio. Pero no estaba segura de su papel. ¿Se suponía que tenía que ser un guardia? ¿O una mujer policía? ¿O se suponía que iba a tratar de escapar, también? Entonces él podría capturarla y encerrarla. O utilizar las

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relajó mientras bebía su café.

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El Club de las Excomulgadas esposas de nuevo. Su corazón brincó. O colgarla del techo por las muñecas. Ella se lamió los labios. —¿Me meterás a la cárcel, también? Él se sentó junto a ella y la tomó en sus brazos, capturando sus labios con fervor. Sus manos vagaron arriba y abajo por su espalda mientras su lengua se conducía entre sus labios y ondulaba contra su lengua. Luego chupó hasta que esta pulsó en su boca. Su corazón retumbó en su pecho ante la pasión de su beso. Finalmente, él la soltó, dejándola sin aliento. —¿Te quieres escapar? —le preguntó, con voz ronca. Con los ojos muy abiertos, ella negó, y tomó una profunda bocanada de aire. Él sonrió. —No pareces muy segura. Tal vez tenga que encerrarte. —Sí, Amo. Él se rió entre dientes. —Muy bien. Vamos —Se puso de pie, esperando a que ella lo siguiera. Ella agarró las sábanas para echarlas a un lado, entonces hizo una pausa. — Pero, Amo, estoy totalmente desnuda. Él tiró de las mantas juguetonamente, sonriendo a medida que se alejaban de frío. Él jaló más firmemente, quitando las mantas del resto de su cuerpo. —Sólo hay una manera en que me gusta ver a mi sumisa en vez de desnuda. Caminó hacia el gran armario de madera, abrió la puerta, y sacó las correas de cuero y las cadenas. —Ven aquí —Caminó hacia él, totalmente consciente de su desnudez mientras su mirada vagaba sobre ella. Sus pezones le dolían mientras se endurecían aún más. Las correas de cuero y las cadenas que él sostenía resultaron ser algún tipo de traje. Le puso un collar alrededor de su cuello con tres correas de cuero colgando de este. Lo ajustó para que una pendiera en el centro de su torso, justo por debajo de sus pechos, y las otras dos iban al lado de cada seno y alrededor hacia la espalda. Él le dio la vuelta y las sujetó detrás de ella. Entre la correa central y cada correa a

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sus pechos. Sus pezones se arrugaron, tanto por su mirada caliente como por el aire

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El Club de las Excomulgadas los costados colgaban una serie de cadenas en cascada, algunas colgando sobre sus pechos y varias por debajo, dejando sus pechos totalmente visibles. —Vuélvete hacia acá. Deja que te vea. —Sí, Amo —Ella se volvió para enfrentarlo. Él tiró de una de las cadenas de modo que los fríos eslabones de metal rozaron su pezón. Temblores bailaron a través de ella, directamente a su entrepierna. —Encantador —Él admiró sus tensos pezones. Se volvió hacia el armario otra vez, luego balanceó un parche de cuero y cadenas delante de ella con una sonrisa y ella se dio cuenta de que era su… tanga. Él arremolinó su dedo alrededor, indicándole que debería darle la espalda de nuevo. Ella se giró y él cubrió la correa de cuero alrededor de sus caderas, luego la dobló por debajo suyo. —Abre tus piernas. Ella se estremeció ante sus palabras. —Sí, Amo. Ella colocó sus pies más separados. La parte trasera de su mano rozó la cara cuero colgando del parche que cubría su entrepierna. Levantó la delgada franja, presionándola entres sus nalgas, luego la unió a la correa de su cadera. Sacó unas botas de color negro brillante del armario, miró las suelas, luego se las entregó. —Creo que estas son de tu tamaño. Póntelas. Ella se puso las botas y subió la cremallera. Le quedaban perfectamente. Cada una tenía un tacón aguja alto y un anillo unido a cada lado del tobillo con cadenas cortas que cubrían hasta abajo la parte posterior del talón. Él metió la mano en el armario otra vez, luego envolvió pesadas esposas, forradas de cuero negro con un grueso, casi peludo, vellón alrededor de sus muñecas. El cuero se extendía a lo largo de sus manos, unido a pesados anillos de acero. —Bien. Ahora estás lista.

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interna de su muslo cuando él se estiró entre sus piernas para tomar la correa de

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El Club de las Excomulgadas Él agarró la correa del armario y la conectó sobre su collar, luego la sostuvo a pocos centímetros de su cuello mientras la dirigía hacia la puerta de la cárcel con los muros de hormigón detrás. Desbloqueó la puerta de barrotes luego la abrió con un crujido metálico. Entró, atrayéndola detrás de él. Ella miró primero hacia el catre, que estaba vacío. Había esperado encontrar a Zeke acostado sobre este, pero miró a su alrededor al gran espacio y lo vio contra la pared, con un collar de cuero tachonado alrededor de su cuello y gruesas correas de cuero alrededor de sus muñecas, unidas a ganchos en la pared con gruesas cadenas, sosteniendo sus musculosos brazos por encima de su cabeza. Colgaba de las cadenas, con los codos doblados. Todo lo que llevaba, además de las correas de muñeca, eran calzoncillos de cuero negro. El resto de su hermoso cuerpo estaba totalmente desnudo. Su mirada se deslizó sobre su amplio y esculpido pecho, con el sexy dragón a través de uno de los lados, por su estómago, luego sobre la cremallera que corría por la parte delantera de los calzoncillos de cuero. —Zeke quería irse porque creía que ibas a elegir entre nosotros dos —dijo Ty.

pero estaba esperando hasta después del fin de semana. La verdad era que, no tenía ni idea a cuál escogería. Los dos hombres le habían dicho que la amaban. Y ella amaba a ambos hombres. Zeke era extremadamente sexy y la había atraído desde el principio debido a su abrumadora aura masculina. Ty había comenzado como el Sr. Agradable, pero después de ser dominada por él, sabía que era sólo una fachada. Ahora, su manera autoritaria le hacía temblar las entrañas. Eso, sumado a la profunda conexión que habían desarrollado como amigos, hacía una poderosa combinación. Tal vez eso significaba que debería escoger a Ty. Su mirada cayó sobre la forma semi desnuda de Zeke. Pero ella deseaba a Zeke, también. Ty llevó a Marie hacia la cama, entonces unió el mango de la correa a un gancho en la pared, esencialmente atándola a la cama como una mascota. Luego se acercó a Zeke. —Zeke cree que me elegirás a mí, pero no estoy tan

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Su mirada se lanzó hacia Ty. Por supuesto que tendría que elegir entre ellos,

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El Club de las Excomulgadas seguro de eso —Él pasó su mano a lo largo del tatuaje en el brazo de Zeke, luego por encima de su hombro y hacia abajo por su pecho. El calor fluyó a través de Marie ante la vista de Ty acariciando la piel desnuda de Zeke. La mano de Ty descansó por debajo del dragón, sus dedos rozando ligeramente contra el apretado pezón de Zeke. —Este tatuaje es bastante sexy. ¿Te excita? —Ty miró expectante a Marie. —Sí, Amo. —Muéstramelo. Ella acarició sus pechos, luego arrastró sus dedos sobre sus duros pezones. Ty sonrió. —Muy bien. Estás excitando a Zeke —La mano de Ty acarició por encima de los tirantes abdominales de Zeke—. Empuja tus dedos dentro de tus bragas y acariciate. Ella deslizó una mano por su estómago, después bajo el cuero, mientras apretaba su pezón con sus dedos. Acarició por encima de sus pliegues desnudos, luego a lo largo de su mojada raja.

mismo. Tal vez debería ayudarlo a salir —Tiró de la cremallera y el cuero se separó. El gran pene de Zeke se empujó fuera de su restricción. Alto y orgulloso. Marie se lamió los labios. Entonces Ty envolvió sus dedos alrededor. Marie contuvo el aliento, sus dedos deslizándose sobre su sexo más rápidamente. Oh Dios, era totalmente erótico ver a Ty tocar a Zeke. Él acarició de arriba a abajo con una mano mientras su otra mano acariciaba el pecho de Zeke. Los dedos de Ty juguetearon con el pezón de Zeke mientras seguía acariciando su erección. —¿Está húmedo tu coño, Marie? —preguntó Ty. —Oh, sí, Amo. —Quítate las bragas. Veámoslo. Ella agarró los costados de la prenda de cuero y cadenas y la movió fuera, luego la dejó caer al suelo.

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—Estoy seguro de que Zeke encuentra este cuero muy confinado ahora

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El Club de las Excomulgadas Se empujó a sí misma hacia atrás sobre el catre, hasta que se inclinó contra la pared, sus rodillas apoyadas contra ella, entonces las dejó caer de par en par, exponiendo su apertura a sus miradas. Los dos hombres miraron fijo hacia ella. O, mejor dicho, a sus dedos mientras ella los empujaba dentro y fuera de su apertura. Ty apretó la polla de Zeke, luego la soltó y caminó hacia Marie. Desabrochó la correa del extremo de la cama. —Arrodíllate en el suelo. —Sí, Amo. Ella se arrodilló en el liso suelo de cemento. Ty tiró de la correa y ella lo siguió, a gatas, a través del cuarto, luego se detuvo frente a Zeke. Ty sostuvo la correa cerca de su collar y la dirigió hacia adelante hasta que sus rodillas rozaron los pies de Zeke. —Ahora tómalo en tus manos y acarícialo. El pene de Zeke se clavó hacia adelante a pocos centímetros de su cara. Ella se estiró hacia su gran eje y envolvió sus manos alrededor de este. de niño, en sus manos. —Chúpala —ordenó Ty. Envolvió sus labios alrededor del glande de Zeke, después se deslizó hacia adelante, succionándolo en su boca. Ty envolvió sus manos alrededor de su cabello, luego lo enrolló en sus dedos. Guió su rostro hacia atrás, luego hacia delante, luego atrás de nuevo, colocándola en un movimiento constante. Zeke gemía mientras ella succionaba y lamía. —Baja sus calzoncillos —ordenó Ty. Mientras ella se balanceaba adelante y atrás sobre la polla de Zeke, bajó el cuero, dejándolo caer a sus tobillos. La mano libre de Ty se metió bajo la entrepierna de Zeke para ahuecar sus testículos. Marie cubrió la mano de Ty, disfrutando tocar a Ty mientras él tocaba a Zeke de una manera tan íntima.

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Caliente y duro. Acarició, amando la sensación de su piel íntima, suave como piel

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El Club de las Excomulgadas Zeke se puso rígido, sus bolas tiraron con más fuerza. —Detente —El agarre de Ty en el pelo de Marie le impidió continuar con su carrera de avance sobre el pene de Zeke. Ty alejó su cabeza y la polla de Zeke salió de su boca y rebotó. Ty levantó a Marie a sus pies, luego la arrastró contra su pecho. Su lengua fue a su boca con venganza. —Dios, eres sexy. Él la condujo a través de la habitación y la sentó en la pequeña cama, luego soltó su pene. —¿Quieres chuparme el pene, Marie? Ella miró su enorme polla parada hacia arriba. —Sí, Amo. —Hazlo. Ahora —Su voz sonaba casi desesperada con necesidad. Ella se dejó caer de rodillas frente a él, con cuidado de posicionarse a sí misma para que Zeke pudiera verla, y envolvió las manos alrededor del gigantesco pene de Ty. Ella acarició varias veces, luego apretó sus labios a la punta de su polla. acarició el pelo mientras ella envolvía sus labios a su alrededor y se tragaba su gran glande. Ella chupó y lamió, incentivada por su respiración cada vez más rápida. Ella se lanzó hacia abajo, apretándolo dentro de su boca. Cuando se levantó otra vez, soltó su pene y deslizó hacia abajo la parte delantera del eje, luego lamió sus afeitadas bolas. Las mordisqueó con los labios, luego tomó una en su boca, luego la otra, mientras envolvía ambas manos en torno a su enorme polla y acariciaba. —Maldita sea, eres tan jodidamente caliente —gimió él, retirándose a sí mismo de su boca—. Basta. Ya he tenido suficiente de ti por ahora. Él se volvió hacia Zeke. El pobre hombre colgaba de la pared, su pene duro y dando espasmos. —Atiende a mi otro esclavo, Marie, pero no folles con él —dijo Ty.

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La lamió luego arrastró su lengua alrededor de la parte inferior de su corona. Él le

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El Club de las Excomulgadas Ella sonrió, luego se puso de pie y caminó hacia Zeke. Primero, pasó sus manos a través del amplio pecho, luego lamió su pezón. —Por favor, déjeme follarla —rogó Zeke, claramente con dolor—. Haré lo que sea. —Shhh —Ty presionó un dedo a los labios de Zeke, luego se arrodilló y agarró la erecta polla de Zeke. Se agachó más abajo y... Oh Dios, el interior de Marie se estremeció cuando vio a Ty tomar el glande de Zeke en su boca. Fascinada, observó como el eje de Zeke desaparecía en la boca de Ty. En cuestión de segundos, la cabeza de Ty se balanceó arriba y abajo sobre Zeke. La cabeza de Zeke cayó hacia atrás contra la pared y gimió. Marie acarició la mejilla de Ty en movimiento, luego pasó sus dedos a lo largo de bolas apretadas de Zeke. Ty soltó la polla de Zeke y retrocedió. —Fóllalo.

más, presionando su glande a su apertura. Y se presionó hacia adelante. La polla de Zeke se deslizó dentro suyo. Ella descansó sus manos aplanadas contra la fría pared a cada lado de su cuerpo y giró sus caderas adelante y atrás, conduciéndolo dentro y fuera. Lo apretó y él gimió. Sus pechos se apretaron contra su pecho con cada embestida. El placer se elevó en ella, su cuerpo aún estremeciéndose de su último orgasmo. Zeke se puso rígido y gimió. Ella sintió el caliente líquido pulsar en su interior, lo que provocó otro orgasmo. Siguió bombeando su pene, apretándolo, sintiendo su placer aumentar aún más. Ty se estiró entre sus cuerpos y encontró su clítoris, luego lo retorció. Intenso placer explotó a través suyo. Finalmente, ella se desplomó contra Zeke. Ty se inclinó contra su espalda, acurrucándola entre los dos hombres.

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Ella envolvió su mano alrededor del resbaladizo pene de Zeke y se acercó

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El Club de las Excomulgadas Un lugar celestial para estar. Finalmente, Ty se apartó, luego apretó una pinza a una de las muñequeras de Marie y la ató a uno de los eslabones de la cadena que ataba a Zeke a la pared, luego unió su otra muñeca a la otra cadena. Marie estaba parada de frente a Zeke, con su pene aún dentro de ella, encadenada a él.

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—Volveré para comprobaros en un momento —dijo Ty.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veintiséis Marie oyó la puerta de la cárcel resonar al cerrarse y miró alrededor para ver a Ty alejándose de la puerta al otro lado de los barrotes. Ella miró hacia arriba a Zeke. —Supongo que estamos atrapados aquí. Él giró su pelvis hacia adelante. Su polla, la cual había estado desinflándose, se había movido hacia arriba una muesca. —No me quejaré. Sus senos se presionaban con fuerza contra su pecho. Él movió sus caderas hacia atrás, luego se empujó de nuevo hacia delante. Su movimiento hizo que las cadenas en su parte superior se presionaran contra su piel, y rodaran... sobre sus pezones. Que se endurecieron en protuberancias de nuevo. Zeke continuó empujando dentro... y fuera. No estaba empujando en serio. Sólo un deslizamiento muy agradable. Ella sonrió y acarició su clavícula con la nariz, luego apoyó su cabeza contra su pecho, su dragón mirándola a los ojos. Cerró los ojos y se acurrucó. Su polla aún deslizándose en ella. Lo apretó, nuevo. Pero por ahora, disfrutaría del suave resplandor de estar tan cerca e íntimamente con él. Él se mantuvo moviéndose dentro suyo. Lento y suave. Ella lo exprimió, moviéndose con él. Sintiendo el suave placer creciendo. Él bajó su cabeza hacia la de ella y le acarició el pelo con la nariz. Ella subió su barbilla y él capturó sus labios. Ella se sentía tan cerca de él. —Zeke, lo que Ty dijo acerca de que estaba eligiéndolo a él sobre ti... —Ella lo miró—. No es cierto. —¿En serio? La voz de Ty la atrapó con la guardia baja. Ella oyó la puerta de barrotes abriéndose. Segundos después, sintió la presencia de Ty detrás suyo.

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sabiendo que si esto se prolongaba el tiempo suficiente, tendría un orgasmo de

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El Club de las Excomulgadas —¿Significa eso que has decidido elegir a Zeke sobre mí? —preguntó Ty. —Yo no he dicho eso. Sus manos se deslizaron alrededor de su cuerpo y le tomó los pechos. —Así que todavía tengo una oportunidad. Ty le acarició los pezones, luego presionó las cadenas contra ellos y acaricio el metal sobre sus duras protuberancias. Ella gimió ante la intensa sensación. Él apretó su caliente cuerpo desnudo cerca de su espalda, su pene duro presionando entre sus nalgas y a lo largo de su baja espalda. Retrocedió y presionó hacia adelante, esencialmente empujando la polla de Zeke en ella. Giró sus caderas para que su pene se deslizara arriba y abajo entre sus nalgas mientras él la presionaba adelante y atrás contra Zeke, todo al mismo tiempo que sus dedos estimulaban sus pezones con los duros eslabones de acero. De hecho, mientras arrastraba los eslabones de la cadena arriba y abajo, enganchó los pezones de Zeke, también. Ty ahuecó sus pechos y los acarició, luego soltó sus muñecas de las cadenas a lo largo de la pared. —Encadéname a la pared —Ty le entregó dos broches de mosquetón, entonces sostuvo sus manos en puños delante de ella. Él vestía gruesas pulseras de cuero negro. Y nada más. —Sí, Amo. Ella tomó los broches y los unió a los anillos de las bandas. Él levantó los brazos para alcanzar el otro conjunto de cadenas unidas a las paredes. Empujándose a sí misma sobre las puntas de sus pies, agarró el extremo de una de las cadenas y abrochó su muñeca a la misma. Después la otra. Dio un paso atrás y lo miró fijamente. ¿Y ahora qué? —Desencadena a Zeke y utilízalo como tu esclavo.

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de Zeke. La atrajo hacia atrás y la besó, luego le tomó la mano y la llevó unos pasos

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El Club de las Excomulgadas Ella arqueó sus cejas. —¿Así que soy el Ama ahora? —Para Zeke. Yo todavía soy tu Amo. —Pero estás encadenado. Indefenso a mi voluntad. —Ven aquí y chupa mi polla. Sin siquiera pensar, se dejó caer de rodillas frente a él y envolvió sus dedos alrededor de su gran pene, después lo tomó en su boca y chupó su carne dura. Sus órdenes eran irresistibles. Ella apretó su mano alrededor de la base de su polla, luego lo soltó de su boca y lamió el eje. Él tenía razón. Era su Amo sin importar la situación. Ahuecando sus bolas, las levantó, luego metió una en su boca y arremolinó su lengua sobre esta. Ella era vulnerable a su autoridad. Bombeando arriba y abajo sobre su eje, ella mantuvo su pene caliente y estimulado mientras se metía la otra bola en su boca. Por supuesto, él era igual de vulnerable a su sumisión. Lo lamió y entonces apretó, sonriendo ante su gemido de placer.

Mientras seguía sus órdenes, ella lo poseía. Soltó sus bolas y succionó su polla en su boca de nuevo y se balanceó arriba y abajo. Él arqueó sus caderas hacia adelante, su respiración acelerándose. —Detente. Ella vaciló, luego ignoró su orden y lo exprimió, disfrutando de su pequeña rebelión. Él gimió, luego contuvo el aliento. —Dije, ¡detente! —ordenó él con los dientes apretados. Esta vez ella se detuvo, luego se puso de pie. —Desencadena a Zeke y utilízalo como tu esclavo. Ella sonrió. —Sí, Amo. Zeke la miró mientras ella caminaba hacia él. Tan pronto como liberó sus

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—Oh, síp, querida.

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El Club de las Excomulgadas brazos, él tiró de ella contra su duro cuerpo y la besó, su lengua ondulando dentro de su boca. Finalmente, la soltó. Ella tomó aire. —Um... eres mi esclavo ahora. —Sí, Ama. ¿Qué puedo hacer para complacerte? Ella sonrió y miró hacia Ty, encadenado contra la pared. —Muéstrale a Ty cuánto te gustan mis pechos. —Sí, Ama. Él se arrodilló frente a ella y acarició sus senos. Sus pezones empujándose hacia delante. Sus labios rozaron uno mientras las yemas de sus dedos acariciaban sobre el otro. Ella gimió cuando él lamió su pezón, luego lo metió en su caliente boca. Cuando chupó, ella sollozó. Sensaciones encantadoras bailaron a través suyo. —Bien, ahora de pie. —Sí, Ama. Ella miró hacia Ty. Había sido de extrema excitación ver a Ty tocar a Zeke. Y mostró que Ty estaba llegando a aceptar su atracción por Zeke. ¿Zeke lo estaría

—Yo... quiero que vayas y toques a Ty. —Sí, Ama. Él caminó hacia Ty y Marie esperó que le tocara el hombro o algo tan inocuo como eso. Pero no lo hizo. Él pasó las yemas de sus dedos por sus pezones. Ligeramente sobre cada apretado capullo. Luego se inclinó hacia abajo y tomó uno en su boca y empezó a chupar. Ty gimió, sus párpados cayendo cerrados. —¿Estás... eh... estás disfrutando eso, Zeke? —preguntó ella. Sus dedos se arrastraron sobre sus propios pezones duros. Ella ciertamente lo estaba. Levantó la boca del pezón de Ty. —Sí, Ama. Él empujó su lengua y arrastró la punta hacia abajo por los abdominales

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haciendo, también? Esta era una buena oportunidad para averiguarlo.

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El Club de las Excomulgadas contraídos de Ty, luego envolvió su mano alrededor del pene y lamió la punta. Ella sintió una piscina humedad entre sus piernas mientras veía a Zeke lamer el enorme glande de Ty. Él comenzó a acariciar su eje. Marie dio un paso junto a él y tocó el duro eje, después se inclinó y comenzó a lamer la enorme punta al mismo tiempo que Zeke. Sus lenguas se tocaron y Zeke la besó, luego ambos volvieron sus bocas a la polla de Ty, cada uno chupando la mitad de su glande entre sus labios. Marie besó el eje mientras Zeke cubría el glande de Ty con su boca. Ella lamió hacia arriba mientras Zeke succionaba. Ella envolvió sus labios alrededor del costado del eje de Ty y se deslizó arriba y abajo mientras Zeke movía su boca sobre el glande y envolvía sus labios alrededor del eje de Ty, como ella lo había hecho, luego la siguió arriba y abajo. Acariciando la polla con sus bocas y lenguas. Entonces sus labios siguieron más allá del glande de Ty y se reunieron en un beso. El pene de Ty rebotó contra sus pechos. Zeke se echó hacia atrás y sonrió, luego agarró el gran pene y lo presionó entre sus pechos. Ella apretó sus suaves montículos de carne alrededor del eje de Ty y se movió arriba y abajo, amando la sensación de su dura polla entre sus pechos. Zeke capturó el glande en su boca

Mientras Zeke chupaba la polla de Ty, su mano acarició el vientre de Marie y se deslizó entre sus piernas. Sus dedos se pasaron sobre su resbaladiza raja, luego se deslizaron dentro de ella, aumentando su excitación. Ella apretó los dedos de él, luego se apartó. Ella echó un vistazo alrededor de la mazmorra hacia el banco de madera a unos metros de distancia. Tenía dos superficies horizontales, ambas acolchadas, la más baja a la altura adecuada para arrodillarse mientras se inclinaba sobre la mayor. —Desencadena a Ty y tráelo aquí —dijo ella. Zeke desencadenó los brazos de Ty y lo llevó hacia el banco. Ty se arrodilló en la superficie inferior y se inclinó, su estómago descansando sobre la superficie superior mientras Zeke sujetaba sus muñecas a los anillos al otro lado del banco.

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mientras ella se movía.

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El Club de las Excomulgadas Ella se puso de pie delante de Ty. —Buena altura —Dio un paso adelante, su raja cerca de su cara—. Ahora lámeme. Ty empujó su lengua y la arrastró a través de su hendidura. Ella abrió más las piernas y él lamió otra vez. La punta de su lengua se presionó contra su clítoris y lo sacudió, enviando gloriosas sensaciones a zumbar a través de ella. —Encantador —suspiró mientras él continuaba lamiendo y jugando con su clítoris. Zeke dio un paso por detrás y le tomó los pechos, acariciando sus pezones con los pulgares. Ella se apoyó contra él mientras el placer se arremolinaba en su interior ante el suave codazo de la lengua de Ty y las caricias de Zeke. Pero no quería venirse todavía. Quería ver a los hombres un poco más. —Está bien. Es suficiente. La lengua de Ty se escabulló y Zeke la soltó. Ella caminó por detrás de Ty y acarició su trasero. Tan apretado y musculoso. —Zeke, ponte de pie delante de Ty y mete tu polla en su boca. Zeke dio un paso hacia Ty y le tendió su pene. Ty se lo metió en la boca desaparecer dentro y fuera de esa boca masculina. ¡Tan caliente! Ella se acercó a la pared lateral y seleccionó un flogger de una serie de látigos, fustas, y otros dispositivos de castigo que estaban allí colgando. Hecho de gamuza rosa, el bello flogger tenía múltiples colas, todas suaves al tacto. Regresó a pararse detrás de Ty y sacudió el flogger contra su trasero en una suave caricia. Ty murmuró un sonido alentador mientras chupaba la polla de Zeke. Ella arrastró las colas suaves a lo largo de su espalda, luego por encima de su trasero, entonces las sacudió de nuevo. Él arqueó su espalda, empujando su trasero hacia arriba. Ella sacudió un poco más duro. Después de nuevo. Zeke gimió, su mano acariciando a través del pelo arena de Ty. Ella sacudió el flogger contra su trasero de nuevo, notando el enrojecimiento de su piel.

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mientras Marie le acariciaba las sólidas nalgas mientras veía la polla de Zeke

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El Club de las Excomulgadas Se retiró, su mirada clavada en su enrojecida piel. —Oh, te estoy haciendo daño. —No te preocupes. A él le gusta —dijo Zeke con voz ronca. Su mirada brilló hacia Zeke. —¿Cómo lo sabes? —Porque... oh... cada vez que lo azotas, chupa más duro. Mm... —Se mordió el labio inferior—. Así que, por favor, sigue haciéndolo. Ella rozó la gamuza contra la piel de Ty, luego sacudió de nuevo. Zeke gimió. Ella comenzó a sacudir una y otra vez, un poco más duro cada vez. Pronto el trasero de Ty estaba ruborizado y Zeke gimió de placer, luego movió su pelvis hacia adelante y gruñó. Viniéndose en la boca de Ty, estaba segura. Ella pasó su mano por el trasero caliente de Ty, luego la deslizó entre sus piernas y tomó sus bolas. Las acarició mientras él seguía chupando a Zeke. Finalmente, Zeke se apartó y suspiró profundamente. —Dios, eso fue bueno —dijo Zeke. Marie se inclinó hacia abajo y envolvió su mano alrededor del eje duro de Ty y lo acarició. Besó las calientes nalgas de su trasero.

—Zeke, encadena a Ty a la pared. —Sí, Ama. Zeke soltó a Ty del banquillo y aseguró sus muñecas a las cadenas en la pared de nuevo. —Ahora sostén su pene —Ella observó a Zeke envolver su mano alrededor del pene de Ty. Ella se puso delante de Ty, de espaldas a él—. Ahora deslízalo en mí —Se inclinó hacia adelante y sintió a Zeke apartar sus pliegues, después presionar el gran miembro de Ty contra su raja. Ella se apretó hacia atrás, tomando la gigante polla en su interior. —Oh, sí —Ella se erguió y se apoyó contra Ty, amando la sensación de su sólido pecho contra su espalda—. Ahora acaríciame. Zeke pasó las manos sobre sus pechos mientras ella movía su cuerpo para

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Zeke se unió a ella y acarició la otra nalga de Ty.

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El Club de las Excomulgadas bombear el pene de Ty dentro suyo, pasando su brazo hacia arriba para engancharlo alrededor de la cabeza de Ty. Ty acarició su mejilla contra la de ella mientras se movía. El placer creció mientras la gran polla de Ty empujaba en ella y Zeke acariciaba sus duros pezones. El pene de Ty fue más profundo y Zeke acarició su estómago, entonces la punta de sus dedos se deslizaron sobre su clítoris. Ella gimió. Zeke se arrodilló frente a ella, una de sus manos todavía acariciando su seno, y ella saltó cuando su lengua lamió a través de su clítoris. —Oh Dios, sí. Sensaciones tumultuosas la bombardearon mientras su interior pulsó de deseo. La polla de Ty profundamente dentro suyo y Zeke sacudiendo su sensible capullo. Sus dedos rastrillaron a través del pelo ondulado y oscuro de Zeke mientras jadeaba, luego se sumergió en el éxtasis. Su cuerpo pareció contraerse, luego explotar en alegría pura. Se derrumbó contra Ty, luego aspiró una profunda bocanada de aliento. —Vosotros

dos

sois

increíbles

—gimió

mientras

Ty

continuaba

Con gran esfuerzo, ella se apartó, la hinchada polla de Ty escapó de su sexo. —Zeke, adjunta tu muñeca a la cadena de nuevo —dijo ella. Obediente, él regresó a donde había estado encadenado antes y cerró el sistema en una de sus muñecas. Marie lo siguió y aseguró la otra, luego caminó hacia la estantería al lado de los floggers y agarró una botella de lubricante. Regresó a Zeke y untó una cantidad generosa sobre su creciente pene. Se volvió, miró por encima del hombro hacia él, y le guiñó un ojo, sabiendo lo que ambos hombres esperaban que hiciera ahora. Ella volvió a Ty y arrastró su mano por su duro y musculoso pecho. —¿Me concederías una solicitud? —le preguntó a Ty. Él asintió. Soltó sus muñecas y le tomó la mano, luego lo guió hacia Zeke. —Párate frente a Zeke.

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sumergiéndose dentro y fuera de ella.

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El Club de las Excomulgadas Él dio un paso delante de Zeke, enfrentándolo. —Al revés —dijo ella. Él arqueó una ceja, pero hizo lo que le pidió. Ella aplanó su mano sobre su pecho y lo empujó atrás hasta que su cuerpo tocó el de Zeke, luego levantó el brazo de él y adjuntó su muñeca a la cadena sosteniendo la muñeca de Zeke, al igual que él había hecho con ella. Luego hizo lo mismo con su otra muñeca. —Bien —Ella caminó hacia la puerta—. Ahora vosotros dos divertios.

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Volveré más tarde.

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El Club de las Excomulgadas Capítulo Veintisiete —Bueno, eso fue interesante —dijo Zeke. Era muy consciente del fuerte y musculoso trasero de Ty presionando contra su polla. Si sus brazos estuviesen libres, no estaría en apuros para envolverlos alrededor de Ty y sostenerlo cerca. No estaba acostumbrado a estos sentimientos por otro hombre, pero estar cerca de Ty... estar en un ambiente íntimo con él... hacía algo en su interior. Y le gustaba. Mucho. Miró la musculosa espalda de Ty. Los ojos del fénix tatuado en su espalda parecían mirarlo. Le encantaría acariciar esas brillantes y coloridas plumas. —¿Hasta dónde estás dispuesto a ir para convencer a Marie de que no tiene que elegir entre nosotros? —preguntó Zeke—. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para convencer a Marie de que tú y yo seremos felices en una relación a largo plazo juntos? —¿Por qué crees que es sólo a Marie a quien estoy tratando de convencer?

El repiqueteo de tacones se acercó a la puerta y Marie gritó: —Yoo hoo. ¿Vosotros dos estáis decentes allí? —Estamos desnudos y encadenados juntos, pero... seguro, estamos decentes —respondió Ty. Marie miró a través de los barrotes. —Ah, lo están —Ella abrió la puerta y caminó hacia ellos. Zeke espió más allá de Ty para ver su forma semi desnuda caminar hacia ellos. Lo que usaba tenía todos los beneficios dejándola completamente desnuda. Las cadenas colgando sobre sus pechos no hacían nada para cubrirlos. Las altas botas de tacón de aguja acentuaban sus largas y sexys piernas... y enfatizaban el hecho de que estaba desnuda de la cintura para abajo. Su mirada cayó a su coño sin vello y su polla se hinchó más, empujando contra el apretado trasero de Ty. Ella se detuvo a pocos metros de ellos y se quedó parada con sus pies

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Ty se inclinó un poco hacia atrás, todo su cuerpo rozando contra Zeke.

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El Club de las Excomulgadas separados y las manos en sus caderas. —Vosotros dos lucís increíblemente sexy encadenados juntos. Ella pasó sus manos hacia arriba por sus costados, entonces bajo sus pechos y los levantó, como ofreciéndolos hacia adelante. Sus pulgares se sacudieron sobre sus pezones, los cuales sobresalieron hacia adelante en duras protuberancias. Zeke observó hambrientamente cuando una de sus manos se deslizó hacia abajo por su vientre luego se deslizó entre sus piernas y acarició sobre los gruesos pliegues de piel. Él se lamió los labios mientras sus dedos se deslizaban dentro, entonces se movieron dentro y fuera. —Me estoy poniendo caliente solo de pensar en sus dos duros cuerpos presionados juntos así —Ella dio un paso más cerca. Se arqueó por encima de la erecta polla de Ty, capturándola entre sus muslos. ¿Estaba dentro de su coño? Zeke no lo creía, pero no podía estar seguro. Ella

levantó

sus

pechos

y

Ty

se

inclinó

hacia

delante

y

capturó uno en su boca. Zeke se inclinó hacia los costados, alrededor de Ty, y Marie se inclinó para que él pudiera llegar a su otro seno. Él arrastró la punta de su lengua sobre su pezón, a continuación la

Luego retrocedió y se agachó, envolviendo sus dedos alrededor de la polla de Ty. Zeke observó mientras ella capturaba la polla de Ty en su boca y lo tomaba profundo. La polla de Zeke empujó hacia adelante, golpeando contra el trasero de de Ty. Marie se estiró por debajo de Ty y agarró la polla de Zeke y la tiró hacia adelante. Esta rozó contra las bolas de Ty mientras la acariciaba. ***** Marie se estremeció mientras miraba fijamente las dos pollas frente a ella. La gran polla de Ty en una mano y la de Zeke empujando hacia adelante debajo de las bolas de Ty en la otra. Como si Ty tuviese dos pollas. Marie liberó a Ty de su boca y capturó a Zeke entre sus labios, acariciando a Ty en su mano. Después de unos pocos momentos, volvió a Ty. Ida y vuelta. Lamiéndolos.

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arremolinó alrededor de la aguijarrada aureola... entonces succionó. Ella gimió.

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El Club de las Excomulgadas Chupándolos. Introdujo a Ty profundo en su boca, apretándolo, entonces lo liberó. Lamió sus bolas, luego se echó hacia atrás y se quedó mirando a sus dos sexys amantes. —Esto es totalmente caliente —Se puso de pie—. Pero creo que todos queremos más. Besó a Ty, luego se acercó a su costado y besó a Zeke. Se estiró por detrás de Ty y guió las caderas de Zeke hacia el costado, hasta que su polla estuvo accesible, entonces dio un paso hacia adelante y la presionó contra su ranura, luego la metió dentro de su húmedo pasaje. Él gimió cuando ella se meció adelante y atrás un par de veces, luego retrocedió. Su polla dura cayó libre. —Eso debería ser suficiente —Ella tomó su polla y empujó la punta contra el culo de Ty. ¿Ty protestaría? Ella deslizó la mojada polla de Zeke arriba y abajo en el culo de Ty, entre las mejillas de su trasero. Ninguna protesta. La colocó contra su apertura y presionó un poco. Todavía ninguna protesta. Dio un paso atrás y sonrió.

Ella lo miró, esperando. Él tomó una profunda respiración... y asintió con la cabeza. Ella sonrió ampliamente. —¿Zeke? —No sabía si Zeke lo haría, pero él presionó hacia adelante. Entonces su polla se escabulló. Ella la agarró y la puso en la apertura de Ty otra vez, y la sostuvo mientras Zeke empujaba hacia delante. Poco a poco, la apertura de Ty se amplió mientras el glande de Zeke empujaba en él... estirándolo. Ty gimió cuando todo el glande de Zeke desapareció en su culo. Marie observó fascinada, sintiendo la humedad chorrear por sus muslos. Zeke empujó hacia adelante, lentamente, y ella vio como el culo de Ty se tragaba la polla entera. Ella se alejó y se agachó delante de Ty. *****

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—Quiero ver a Zeke follarte mientras chupo tu polla.

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El Club de las Excomulgadas Extrañas sensaciones nuevas pulsaron a través de Ty mientras estaba de pie allí con la polla de Zeke enterrada profundamente en su culo. Se sentía lleno y... totalmente excitado. Su polla se había hinchado más gruesa de lo que jamás se había sentido antes. Marie se agachó delante de él y tomó su glande en su boca. Él gimió ante la sensación increíblemente intensa. La caliente boca de Marie sobre su polla. La polla de Zeke en su culo. Marie chupó su glande y él se arqueó hacia ella, conduciendo su polla profundamente en su boca. Ella apretó. Se movió hacia atrás, empujando la polla de Zeke profundamente en él. Se arqueó hacia adelante otra vez. Marie envolvió su mano alrededor de las caderas de Ty, sujetándolo quieto mientras se conducía hacia abajo por su polla, luego comenzó a moverse arriba y abajo, apretándolo en su boca. Zeke comenzó a arquearse contra él, empujando en su culo. Las sensaciones duales, intensamente placenteras, se dispararon a través de

Tenía las muñecas tirantes contra las restricciones mientras forcejeaba contra la imperiosa necesidad de encontrar su liberación. Pero él no quería hacerlo. Todavía no. Era demasiado increíble. Pero las placenteras sensaciones explotaron a través de él y gimió cuando su polla estalló dentro de la boca de Marie. Zeke gruñó y... Oh hombre, él podía sentir su caliente líquido llenar su culo. Él gimió de nuevo y... otro clímax. Dios, esto no tenía nada que ver con la eyaculación. Sólo un placer intenso degarrando su cuerpo. Jadeó y se desplomó hacia atrás, contra Zeke. Marie soltó la polla de Ty de su boca y se puso de pie. Liberó las muñecas de Ty, luego las de Zeke. Abrumado por la intensa experiencia que acababa de disfrutar, Ty se volvió hacia Zeke y agarró su cara firmemente en sus manos... luego lo besó.

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él, hirviendo su sangre. Caliente. Húmedo. Duro. Pulsante.

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El Club de las Excomulgadas Los carnosos labios de Zeke encontraron los suyos hambrientamente. La lengua de Ty se lanzó hacia delante, encontrando la de Zeke a mitad de camino. Se enredaron y bailaron, entonces Ty se condujo en la boca de Zeke. Finalmente, sus labios se separaron y abrazó a Zeke fuertemente hacia él. —Tal vez debería dejarlos solos —dijo Marie en voz baja. Ty se giró hacia ella. —De ninguna manera —La agarró y tiró de ella en un apretado abrazo, luego la deslizó entre Zeke y él. Abrazó a Zeke de nuevo, esta vez con Marie entre ellos. —Ahora es hora de atormentarte— Ty retrocedió y la echó encima de su hombro y le acarició el trasero mientras caminaba a través de la mazmorra hacia el rincón más alejado, a continuación, la puso sobre sus pies otra vez. —Zeke, conecta sus muñecas a las cadenas —Ty envolvió sus manos alrededor de su cintura y le levantó los pies del suelo. ***** Zeke levantó su brazo y ella oyó un tintineo. Luego levantó su otro brazo y... tintineo. Ty soltó su cintura. Sus pies colgaban debajo de ella, varios centímetros por correas para la muñeca. Miró fijo a los dos hombres de pie sonriéndole. Estiró los dedos de sus pies, tratando de llegar al suelo, pero no pudo. Estaba totalmente impotente. La excitación se estremeció a través de ella. ¡Qué sexy es esto! Ty y Zeke cada uno agarraron una de sus piernas y las apartaron. Zeke presionó su polla en su apertura a continuación se deslizó dentro. Ella jadeó ante la sensación de su dura carne empujando en su interior. Su mano se metió debajo de su trasero, aliviando el peso de sus muñecas. Después de unos cuantos empujes, él se retiró, entonces Ty empujó dentro, su pene más grande extendiéndola aún más. Tras unos pocos empujes, se retiró también. Ty tiró de las cadenas a través de sus pezones cuando Zeke la penetró de nuevo. Los dos continuaron intercambiándose de esta manera, mientras burlaban

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encima del suelo. Su peso tiraba de sus muñecas, protegidas por las acolchadas

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El Club de las Excomulgadas sus pezones con los eslabones de acero. Finalmente, Ty dejó de deslizarse, pero no se apartó. Zeke se acercó junto a él y presionó su polla contra la de Ty. Ella contempló hacia abajo con fascinación mientras Zeke empujaba contra su apertura, apretado contra el eje de Ty. Para su asombro, el glande de Zeke se metió en ella... estirándola… entonces él se deslizó todo el camino dentro. Oh Dios, ella se sentía increíblemente llena. Los dos hombres empezaron a moverse al unísono, deslizando sus dos pollas adelante y atrás, empujando profundamente, a continuación, arrastrándose hacia atrás a lo largo de su estirado pasaje. Ella echó la cabeza hacia atrás y gimió ante el intenso placer. A medida que se empujaban hacia delante de nuevo, el calor barrió a través de ella, cada terminación nerviosa estremeciéndose. Zeke capturó sus labios mientras ellos retrocedían y empujaban hacia delante de nuevo. —Marie, pensé que tendrías que elegir entre nosotros, pero... —Hemos decidido —dijo Ty, mientras ambos siguieron moviéndose dentro de ella—, demostrarte que podemos trabajar juntos y hacerte feliz. Zeke metió su mano detrás de la cabeza de Ty y dijo: —Como así también el

Marie se estremeció por dentro, tanto en placer físico como por las emociones al ver a sus dos hombres besándose con tanta pasión. Las olas de placer la inundaron. Ella estaba tan cerca. Zeke retrocedió, aliviando la tirantez en su vagina. Se movió detrás de ella y Ty levantó sus piernas alrededor de sus caderas mientras Zeke presionaba su glande contra su apertura trasera. Su polla se deslizó en su culo fácilmente. Ahora los dos hombres empujaron… golpe tras golpe... conduciendo su placer más alto. Ella jadeó y se lanzó sobre el borde, elevándose en éxtasis. Las pollas continuaron empujando... llenándola… entonces ambos explotaron en su interior, catapultándola a un estado completo de éxtasis. Colapsó, colgando libremente de las cadenas. Ambos hombres la abrazaron,

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uno al otro —Él tiró de los labios de Ty hacia los suyos en un beso.

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El Club de las Excomulgadas luego se besaron entre sí por encima de su hombro. Ty la levantó y Zeke liberó sus muñecas, entonces la colocó suavemente en el suelo. Ambos la estabilizaron cuando sus rodillas amenazaron con doblarse. La guiaron desde la celda y los tres se desplomaron en un montón sobre la gran cama. —Marie, queremos estar juntos, los tres. Creemos que podemos hacer que esto funcione. No queremos que elijas entre nosotros. Ella sonrió. —Eso es una buena cosa, porque no hay forma de que pudiera —Ella acarició la mejilla de Ty y lo besó, luego se volvió hacia Zeke y lo besó—. E incluso cuando está claro que cualquiera de los dos haría una gran pareja, siempre sabríamos que nos estábamos perdiendo demasiado por negar al tercero. Ella no podía creer lo afortunada que era. Ahora tenía a Zeke, y a Ty. Suspiró, disfrutando del calor de sus cuerpos acurrucados a su lado. Pasó su dedo a lo largo del pecho de Ty, a continuación, a lo largo del dragón de Zeke. —Entonces, ¿qué tatuaje debería hacerme?

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Fin

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