Pinto Soria - Centroamerica de La Colonia Al Estado Nacional

February 1, 2017 | Author: raall10 | Category: N/A
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Centroaméríca^

de la colonia al Estado nacional (1800-1840)

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Universidad Francisco IVIarroquín

http://www.archive.org/details/centroamricade16pintguat

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Pinto Soria

Centroaménca^ de la colonia al Estado nacional (1800-1840)

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JULIO CESAR PINTO SORIA

XVI

Por SUS contradicciones prácticamente insolubles, Centroamérica entró en una etapa de transición donde perdería no sólo su unidad política, sino también la posibilidad de encauzar su devenir por una senda de desarrollo diferente a la conocida hasta 1821. El rompimiento del pacto colonial fue sucedido por un nuevo pacto —más sutil pero no menos efectivo—, establecido con potencias impacientes por ocupar el vacío español, y que contarían con la sumisión de oligarquías retardarlas enclaustradas en sus parcelas de poder, después del fracaso federal. Las aspiraciones democráticas, el empeño en impulsar un nuevo tipo de economía y sociedad, quedarían al final como metas frustradas. El conocimiento del período independentista es decisivo

para entender la posterior evolución centroamericana. No obstante esto, sigue tratándose de un período bastante inexplorado; lo poco que conocemos de esos turbulentos años, por lo regular obra de una historiografía tradicional y elitista, ha dicho, por ejemplo, que desde el Ayuntamiento guatemalteco un grupo "noble** y "patriótico" preparó el advenimiento de la Independencia; que Rafael Carrera fue adalid de intereses campesinos y que el doctor Mariano Gálvez un gobernante "idealista", quien desvinculado de las realidades de su tiempo, trató de implantar un proyecto reformista con metas utópicas, lo que al final provocaría su caída, etcétera. se presenta groseramente deformado. Se

Este trabajo pretende esclarecer algunas de esas incógnitas, fundamentándose para ello en investigaciones de archivo.

Como sucede con

estos casos, en la

medida que se

avanzó sobre la investigación publicáronse algunos resulque sin suficiente grado de interpretación y con algunas carencias de información, no pasaron de tener carácter de avances. Ahora, al incorporar nueva y valiosa documentación, con más tiempo para el examen exhaustivo de materiales, creemos estar en capacidad de ofi-ecer un cuadro más matizado de los conflictos de esa época, sobre todo en lo concerniente al oscuro y polémico período de 1823 a 1840. Lo mismo podemos decir sobre los levantamientos de tados, los

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XVII

1811 a 1814: abundante información de archivos nos ha permitido destacar mejor la participación determinante de las masas populares en la proclamación independentista; este aspecto ha sido hasta el momento soslayado o negado por la historiografía de la región.

Hemos

incluido también nuestro

trabsyo Guatemala en la década de la Independencia, escrito

hacia 1971 y publicado por primera vez en 1977. Se incluye acá

porque seguimos considerando válidos los puntos de vista sostenidos entonces, y porque aporta elementos necesarios para comprender el período en cuestión. Aportes o limitaciones de una investigación son evidentes a su autor muchas veces aún antes de haberla concluido; en nuestro caso las limitaciones son varías, una de ellas puede ser ausencia de comparar la evolución centroamericana con la historía de otras regiones hispanoamericanas. Lo que se derrumbaba entonces era un sistema colonial organizado a nivel continental sobre similares bases económicas, políticas y sociales. Puntos de partida y metas del movimiento independentista hispanoamericano tendían a ser semejantes, como también la tarea concreta de construir un nuevo tipo de sociedad y de Estado. Profundos localismos, acerbos enfrentamientos de facciones políticas en busca de hegemonía centralistas contra federalistas, por ejemplo—, se dieron por igual en México, Argentina, Colombia, etc. Denominaciones que al principio tomaron las nuevas repúblicas latinoamericanas fueron también casi las mismas: Federación de las Provincias Unidas de Nueva Granada, Provincias Unidas del Río de la Plata y, en nuestro caso. Provincias Unidas del Centro de América. Evidente resulta que la utilización del método comparativo hubiera aportado ventajas para conocer mejor las peculiarídades de la historia centroamericana, siendo ésta una deñciencia que trataremos de superar en un futuro

*



trabivjo.

Sobre el título del libro también es necesario hacer una advertencia: con la separación de España se comenzaron a ediñcar los Estados nacionales latinoamericanos, y éste fue un •

proceso que abarcó casi todo el siglo XIX; es decir, no culmina

XVIII

en

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840, fecha límite de nuestro análisis. Además, para el caso

Guatemala los procesos vinculados con la formación del Estado nacional se retrasaron aún más. Como se sabe, a partir de 1840 se instauró el régimen político encabezado por Rafael Carrera, un período histórico considerado como de restauración colonial; si esto no sucedió totalmente, ya que los cambios introducidos después de 1821 serían irreversibles, es innegable que la implantación del Estado nacional siguió en este país un camino más tortuoso, acompañado de significativas deformaciones. Pero no ambicionamos hacer historia sobre esas etapas posteriores en la evolución de los Estados centroamericanos; nuestro propósito es sólo mostrar el contexto sociopolítico que sirvió de base al proyecto inicial de crear un Estado nacional que cubriera el territorio de las antiguas provincias del Reyno de Guatemala. Sobre todo, pretendemos dar una visión de conjunto para la trama de conflictos que hacia 1840 hicieron fracasar tal proyecto. Con el colapso federal de ese año culminó una de las etapas más convulsivas de la historia centroamericana; pero sería iluso de nuestra parte la pretensión de dar respuesta a cada uno de los problemas de ese período.

particular de

No es ninguna novedad afirmar que cualquier estudio del todo sin conocimiento exhaustivo de sus partes siempre será incompleto; nunca podremos conocer las incógnitas que plantea el período morazánico mientras no contemos con análisis detallados acerca de la situación específica (economía, comercio, población, etc.) sobre los Estados que constituyeron la Federación, o de los motivos que tuvieron para tomar parte en las guerras civiles. Nuestro objetivo, como lo señalábamos, fue más modesto; pues un estudio con tales ambiciones se realizará en el futuro y deberá ser fruto de una labor de equipo. Así, la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente de 1823; las guerras civiles de los años de 1826 a 1829; el levantamiento campesino encabezado por Rafael Carrera; etc., son episodios lo suficientemente complejos como para merecer por sí solos un libro aparte.

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En todo caso, los resultados que hoy publicamos siempre deberán ser vistos como una aproximación. El poco desarrollo de la actividad científica, producto de las condiciones políticas y sociales imperantes en Guatemala, no permiten por ahora realizar proyectos de investigación histórica de mayor profundidad; lo resaltamos no para justificar las limitaciones de este trabsgo, sino para destacar que sin la ayuda y solidaridad de amigos y compañeros de la Universidad de San Carlos —principalmente del Centro de Estudios Urbanos y Regionales y del Instituto de Investigaciones Políticas y Sociales—, esta investigación tal vez no se hubiera podido concluir. Estamos en deuda sobre todo con Héctor Castro, Rokael Cardona, Edmundo López y Fernando González Davison, quienes en diversas formas nos ayudaron y alentaron a continuar con estas investigaciones; en el mismo sentido nuestro agradecimiento al doctor Antonio Sandoval. Nuestro reconocimiento también al personal de Talleres de la Editorial Universitaria, a su director don Alejandro Caballeros; don Roberto Puac Alvarez y a don Salvador Flores, quienes se esmeraron en el levantado del texto; al personal de los archivos donde tuvimos la oportunidad de trabajar igualmente nuestro reconocimiento, en especial a don Encarnación Medina y a don Gregorio Conchoá, del Archivo General de Centroamérica. Otros amigos y colegas siempre nos han brindado estímulos, como son Julio Castellanos, el maestro Roberto Cabrera, Hans Mann y Víctor Hugo Acuña en Costa Rica. También estamos en deuda con los colegas estadounidenses Chris Lutz, Steve Webre y Ralph Lee Woodward jr., quienes se han identificado con nuestro batallar dentro de la historia y, de una u otra forma, nos han prestado apoyo. La ayuda que nos proporcionó David Pinto Díaz, quien tuvo la paciencia de leer el manuscrito, resultó especialmente valiosa, ya que sus observaciones críticas en más de una oportunidad nos llevaron a revisar el texto. Sería imposible nombrar a todas las personas de quienes hemos recibido apoyo y a quienes siempre guardaremos un especial reconocimiento por su generosidad y compañerismo. -

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I

CAPITULO

I

CENTROAMERICA EN EL MOMENTO DE LA TRANSICIÓN 1.

Aspectos generales ^í^.^„,^^,í^^,^

Como

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indica su título, este trabsgo pretende hacer y la formación del Estado nacional en Centroamérica, tomando como fechas aproximativas los años de 1800 a 1840. Al principio, se tuvo la intención de tomar sólo el caso guatemalteco como objeto de estudio; sin embargo, el análisis separado para cualquiera de los países centroamericanos de esa época resulta difícil, por no decir impracticable. Después de tres siglos de dominación colonial se había formado aquí, aunque no lo suficientemente integrada, una matriz unitaria en el lado económico, social y administrativo que serviría de base al proyecto nacional de 1821. Los acontecimientos y procesos históricos, que tienen efecto en la primera mitad del siglo XIX, afectaron a toda la región porque tuvieron como punto de partida esta matriz que sólo poco a poco se fue desarticulando. La propia historia de Costa Rica, la parte más marginal en las guerras civiles de entonces, es también casi irreconstruible si se le desliga de lo que sucedía en el resto del Istmo. Es decir, aún después de la ruptura de 1840, que como sabemos tendría carácter definitivo, no existió una historia individual para tal o cual país; la dinámica de lo

historia sobre el origen

acontecimientos políticos siguió teniendo como base, por tres o cuatro décadas más, una comunidad de intereses que atravesaba toda la región, en sus diversos aspectos políticos,

económicos y sociales.

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La constante invocación que se hace por esos años a la existencia de una historia común; a la necesidad de fonnar un gobierno nacional para toda la región, descansaba no solamente en trescientos años de un pasado histórico compartido, sino en exigencias prácticas de orden político. Como unidad política soberana, en una época marcada ya por fuertes tendencias hegemónicas, un Estado o Nación que abarcara la totalidad del territorio centroamericano debía contar lógicamente con mejores condiciones para poder subsistir como tal. Los hombres de Estado de entonces tuvieron sobrada oportu-

nidad para comprobar esto, pues Centroamérica se convirtió en objetivo especial de intereses hegemónicos; los ingleses se hicieron fuertes en la estratégica costa norte de Nicaragua y los Estados Unidos empezaron a mostrar que la Doctrina Monroe escondía ante todo anhelos expansionistas.^

En ese clima de hostigamiento externo, que se hizo sentir en casi todas las fronteras, Francisco Dueñas propugna frente al Cuerpo Legislativo salvadoreño, en forma casi patética, por la formación de un Gobierno general para toda Centroamérica: "La reaparición de un Gobierno general es ya de tanta urgencia. Señores Representantes, que no debe perderse más tiempo en promoverla. Una parte del territorio de Honduras está ocupado por extranjeros. Los ingleses se han apoderado a mano armada de Bluefields, puerto correspondiente a Nicaragua, y hacen valer que es parte de los Estados del Capitán o Jefe de los Moscos, a quien los mismos ingleses se empeñan en decorar con el título de King Guatemala ha sido privada por México del territorio de Soconusco, sin que le sea dable hacer reclamaciones en forma, porque aquella República rehusa presentarse a reconocer como enviados legítimos a los agentes de un Estado aisladamente. Costa Rica ha sido privada por Nueva Granada de su territorio de Bocatoro, y hay muchos otros países en aquel estado que por su posición van a ser presa de potencias grandes y ambiciosas si con el tiempo no se recurre al remedio. Las reclamaciones de los extranjeros por los perjuicios que suelen recibir, cada día son más excesivas de parte de sus cónsules, y los pueblos de Centroamérica sufren el ultrsye de verse tratados con menos comedimiento que el que se usa respecto de los pueblos nómadas del África. Sólo un arreglo positivo, un tratado con las grandes potencias nos puede poner a cubierto de tantas .

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y damos un derecho qué invocar en los casos que ocurran; pero este tratado sólo puede celebrarlo un Gobierno general sólido, bien constituido, estable y fuerte".^

vejaciones,

La necesidad de formar un gobierno central había venido ocupando, prácticamente desde el momento en que desaparece la antigua Federación, a casi todos los Jefes de Estado por igual, las diferencias de uno a otro residían más que todo en el tipo de funciones que debía desempeñar un Gobierno asL Para unos, como el guatemalteco Rivera Paz, tal Gobierno era necesario, pero con la condición de que no interviniera en los asuntos internos de los Estados miembros. Su función quedaba reducida, en última instancia, al simple manejo de la política exterior. y desde entonces si se ha sentido la necesidad de un centro común, ha sido solamente con el objeto de que se mantengan por su medio las relaciones **.

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exteriores

." .

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^

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Surgió una situación totalmente contradictoria; por un lado gobiernos sumamente débiles, al extremo de no poder ejercer soberanía frente a las presiones externas; por otro,

dominantes que se empecinaban en mantener un mando heredado tras el colapso federal, y que había constituido uno de los motivos centrales de las guerras civiles de los últimos veinte años: "La Constitución de 1824, arrastrando inconvenientes que por entonces parecían insuperables, y acaso también la opinión dominante de aquella época, dividió en partes lo que antes componía un solo cuerpo. Estableciendo los Estados, creó en ellos la opinión, los intereses y las necesidades que hoy existen; y de aquí provino la lucha que ha tenido que sostenerse contra el poder general, el que no vino a ser otra cosa que una autoridad superflua, muchas veces arbitraria y siempre gravosa, opresiva y contraria a los Los esfuerzos que intereses locales que al fin prevalecieron con armas y por otros medios se hicieron por los funcionarios que acababan, para mantener el régimen que ya había cesado en casi todos los Estados, sólo sirvieron para hacerlo más odioso y para romper con mayor estrépito el pacto que tantos males había producido a los pueblos. Los Estados entrando en pleno ejercicio de la soberanía que antes estaba distribuida entre ellos v el Gobierno Federal, comenzaron a gozar de élites

local

.

reposo

..."

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A la intervención militar, a la burda distorsión de los hechos históricos, como en el citado caso de Rivera Paz, a cualquier cosa se recurriría después, siempre y cuando se lograra mantener el fraccionamiento estatal en Centroamérica. El año de 1847 marcaría una fecha importante en esa dirección. Utilizando a Rafael Carrera como campeón del peor localismo; la oligarquía guatemalteca dispone entonces que abunda en todos los elementos que constiGuatemala: ". tuyen el poder y la riqueza de los gobiernos independien.", ya que ella era "... la primera y más grande de todas tes las secciones de Centroamérica por su riqueza, población y luces, sería un absurdo negarle condición alguna de cuantas sean necesarias para elevarse al rango de una potencia ^ ." verdaderamente tal .

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Así fue como se fundó la flamante República guatemalteca en 1847. Es interesante la argumentación que se maneja para justificar la proclamación de la República, proyecto que se venía considerando entre los círculos oligarcas de Guatemala desde varios años atrás: "Harto se ha retardado el día de consignar en una declaración solemne los derechos que le competen como a tal ... he aquí lo único que demanda Guatemala, que bastándose a sí misma, no tiene necesidad de mendigar socorros prestados ni de usurparlos con violencia. En tal situación, el Estado presenta las ventajas que pudieran desearse para elevarlo al rango que le corresponde entre los pueblos libres. Cuenta con una población superior a la de otras repúblicas del antiguo y del nuevo mundo; ocupa un rico y extenso territorio en una de las posiciones más felices del globo, y en donde en otros tiempos florecieron imperios poderosos; comprende trescientos y más pueblos que se muestran unísonos en sentimientos y decididos a sostener una ® ." Administración en que reconocen su propia obra .

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Francisco Dueñas se negó a reconocer el nuevo status y guatemalteco como una simple 'Vulgaridad**, como un hecho sin la menor trascendencia histórica: ". .lejos de esto está persuadido de que todo sigue lo mismo, y de que cuando la nación tenga voluntad de constituirse, se constituirá sin que sea un obstáculo cualquier decreto o nueva denominación".^ Sin embargo. Dueñas se equivocaba, la proclamación de la República sí echaría por los suelos los proyectos unionistas de entonces. calificó el acto

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Los anteriores acontecimientos, que tuvieron efecto el siglo XIX, podían tener sus raíces en la historia posterior a 1821, pero también en los lejanos años cuando el territorio centroamericano se organiza en función de los intereses del imperio colonial que se estructuraba. Dilucidar este tipo de incógnitas, y la historia centroamericana todavía plantea muchas, ofrece un campo de investigación particularmente interesante; pero, por otro lado, también difícil, ya que para poder comprender la dinámica de los procesos históricos tiene que ser analizado primero toda una diversidad de factores. Un buen ejemplo, lo constituye la fragmentación del Reino de Guatemala en múltiples Estados nacionales; una de cuyas raíces se encuentra evidentemente en el carácter desigual que toma el desarrollo económico durante la época colonial. Pero, en relación con este fenómeno, existen también otros aspectos que deben ser considerados. Un caso de estos, pudo ser la presión que ejerce el mercado exterior sobre la región después de 1821, ya que contribuyó a parcelar una economía que, con todas sus deficiencias, operaba sobre una base más o menos unitaria. ;

mediando

Aunque resulta difícil determinar con exactitud el peso y época en que se gestan los factores condicionantes; sin embargo, a la altura de 1821 son ya evidentes las enormes distorsiones que sufre en esta colonia la correlación EstadoNación. El saldo colonial dejó en esta dirección tendencias favorables, bases administrativas con algún enraizamiento y formas de intercambio de ciertas dimensiones —se extendían, aunque de manera forzada a veces, desde los altiplanos occidentales de Guatemala hasta la lejana Costa Rica—;® pero, por otro lado, la economía en su conjunto encerraba hondas contradicciones, producto de la superposición del ^í

la

capital comercial sobre los centros productivos. Esta situación, que era poco propicia para el desarrollo y propagación

de formas económicas que pudieran desembocar después en una formación de tipo capitalista, hizo crisis al proclamarse la independencia hasta hacer explotar en varios Estados nacionales lo que antes había sido una unidad. Es decir, el marco específico de la situación colonial cent|oamericana dificultó al extremo la imposición de elementos portadores de una formación capitalista-nacional como sistema determinante...^

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El desarrollo de las estructuras de carácter estatal tenía que ser similar al de la base económica. Si la economía se organiza para regularizar la explotación de los territorios conquistados, las estructuras de poder se implantarían con el fin de garantizar la permanencia del status colonial. Es decir, fueron fundadas para controlar un territorio y asegurar la expoliación de su población. Se trataría, como los intereses a que servían, de instituciones netamente foráneas. Los grupos dominantes compartirían esta condición, que pasaría a ser, con el proceso de alienación externa que viven, una de sus características primordiales; su racismo frente al indígena, su entreguismo hacia afuera, sería una de sus tantas manifesta-

ciones todavía hoy presentes.

Se debe también destacar, a la par de la característica que se trató de instituciones esencialmente represivas; así lo exigió el sistema político de terror generalizado contra la población indígena, y porque además fueron instituciones íntimamente vinculadas al enriquecimiento directo que se lograba aplicando altos niveles de coerción.' El cambio que se produce en 1821-1823 no eliminará este contenido represivo; el nuevo Estado independiente seguiría teniendo por fundamento el viejo status colonial y, bgjo la cobertura de leyes e instituciones supuestamente democráticas, él seguiría operando como factor decisivo en la base de los mecanismos de explotación y control político. anterior,

La problemática anterior nos lleva a otros aspectos que trataremos a lo largo de este trabajo. Uno de ellos, es el grado de madurez o de deformación en las distintas clases y grupos sociales como aspecto que vino a condicionar su capacidad o incapacidad para llevar hacia adelante, en forma clásica, los distintos procesos históricos dictados por la época que se vive; es decir, se trata de ubicar el componente demoburgués y la forma como se da la participación popular en los distintos acontecimientos que culminaron con la implantación del Estado nacional. Otro hecho especial, que pudo tener importancia decisiva para Centroamérica, es el estudio de todos aquellos aspectos concretos relacionados con la problemática de una posible proclamación prematura de la independencia que vendría a forzar, en el sentido literal de la palabra, procesos y acontecimientos; dicho en otra forma, la posible

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de desarrollo de todos aquellos elementos constitutivos de un Estado burgués en general, como el que se intenta implantar a partir de 1821. Es un aspecto polémico, pero que debe ser resaltado.^® falta

Los problemas planteados anteriormente exigen sin duda una labor de investigación e interpretación de alguna profundidad. Sin embargo, para poder resolver algunas de las incógnitas señaladas, son indispensables trabajos preliminares, fundamentaknente de carácter históricoeconómico, que en nuestra región apenas se inician. Faltando esta clase de estudios, es casi ilusorio o infructuoso cualquier intento de interpretación de la compleja historia centroamericana. De ahí que este intento tenga más que todo carácter aproximativo, que padezca a la vez de deficiencias que, por lo anteriormente dicho, son por el momento justificadas. del historiador



Tampoco podremos tratar la totalidad de aspectos vinculados con la problemática del Estado. Nos limitaremos a aquéllos que consideremos de importancia clave, que al estudiarlos arrojen luz sobre el coi\junto del asunto. Este es el caso de la clase dominante vista como bloque en el momento de la transición de la Ck)lonia a la Independencia. Por estar ella más directamente vinculada con la problemática del Estado, el tipo de solución que se le diera en el peligroso momento de la transición —transformación, ampliación o conservación de las viejas estructuras de poder— concernía a sus intereses más vitales de clase. Uno de los resultados de las guerras civiles, el fraccionamiento estatal en el antiguo territorio del Reino de Guatemala, la formación de la patria chica, constituyó por ejemplo uno de sus tantos logros históricos. Dificulta el problema, como señalamos, el hecho de no poder analizarse separadamente el caso de Guatemala del de los otros Estados. Lo que estaba enjuego eran las estructuras de *?

poder conformadas a lo largo de trescientos años de dominay, en alguna forma, la línea de intereses conflictivos atravesaba todo el territorio, desde Chiapas hasta Costa Rica, independientemente de que unas u otras regiones tomaran parte más activa en las luchas políticas de la época. ción colonial

Como un abigarrado bloque de clases y grupos sociales, la sociedad centroamericana de finales del siglo XVIII encerraba

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toda una gama de conflictos y contradicciones. Aunque oculta o desfigurada por el matiz religioso o étnico que tomaron a veces los conflictos sociales, la principal de ellas se daba entre las masas populares y los grupos dominantes; sin embargo, condicionado por el carácter de la época —fortalecimiento del capitalismo y de los Estados nacionales a nivel mundial— y por la naturaleza del desarrollo interno de la colonia, los acontecimientos se dan, esencialmente, alrededor de la toma y modelación del poder por los grupos locales; es decir, la vida política de la sociedad es dominada casi en su totalidad por los conflictos existentes en el seno de la clase dominante, hecho que se mantiene aproximadamente hasta la década del ochenta del siglo pasado.

La herencia

colonial tuvo indudablemente un peso deciya que en este tiempo se sientan las bases de todos aquellos aspectos centrales vinculados con la problemática del proceso de formación estatal. Pero la cuestión del poder se decide, finalmente, en un complejo y contradictorio período de transición que se inicia alrededor de 181 1 y donde distintas tendencias históricas tratarán de imprimirle su sello a la sociedad centroamericana. El control político definitivo sólo lo obtendrían los grupos locales separatistas después de largas y sangrientas guerras civiles. Sin embargo, no se puede absolutizar el fracaso o triunfo de estas fuerzas históricas basándose solamente en el preexistente saldo colonial; hacer esto, es caer en el determinismo de la peor especie. El fracaso de determinadas fuerzas sociales significó en 1840 el triunfo del separatismo definitivo, pero esto no autoriza a asegurar que el separatismo fuera la meta per 5e de las distintas luchas políticas centroamericanas de la primera mitad del siglo XIX. sivo,

No se debe perder de vista que muchos factores que coadyuvarían al fraccionamiento político estatal son producto de las mismas guerras civiles. El creciente proceso de distanciamiento y diferenciación entre las provincias del antiguo Reino de Guatemala se vio a todas luces forzado por antagonismos que se forman en las primeras cuatro décadas del siglo XIX. Situaciones especiales —por ejemplo localismos antes sólo alimentados por el aislamiento económico— cobrarían después carácter político reinvindicativo^ al territorializarse el conflicto en duras rivalidades entre provincias y

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regiones que fortalecen así

el ya considerable margen de autonomía que gozaban en el ejercicio del poder y en la dirección de la vida económica. La militarización de la

actividad política fue especialmente efectiva en este sentido y grupos dominantes serían principales fomentadores de tal situación, cuando utilizan patriotismos locales como instrumento político para imponer sus respectivos intereses. Por ejemplo, Antonio José de Irisarri, un miembro de las familias aristocráticas de Guatemala que formaba parte de la oficialidad del ejército federal, azuzaba así este tipo de localismos a finales de 1827: "Ahora nosotros no debemos pelear por otra cosa, que por la satisfacción del agravio y del insulto que se nos los

ha hecho; y todo guatemalteco no debe soltar las armas de la

mano hasta no haber recibido satisfacción de su agravio".^

Se podrían citar otros muchos casos, como por ejemplo las distintas proclamas hechas por Aycinena de 1826 a 1829.^^ ^

De ahí que sea tan indispensable conocer la situación económica general que prevalecía en Centroamérica en las primeras décadas del siglo XIX; asimismo se debe estudiar detenidamente las principales tendencias políticas que vinieron a desembocar en la proclamación de la independencia. ¿Qué grupos dominan la escena política después de 1823 y

cómo utilizan su triunfo?, ¿qué innovaciones se introducen en aparato administrativo colonial, qué persiguen y a quiénes afectan directamente los cambios llevados a cabo después de 1823?, ¿se pueden catalogar esos cambios como una revolución de orden superestructural?, ¿es posible ésto, y qué consecuencias tiene cuando siguen predominando las viejas relaciones de producción y explotación? Como éstas, hay una infinidad de cuestiones qué resolver. Socioeconómicamente, el

¿qué se encontraba en formación a principios del siglo, y cómo se interrumpe este proceso a través de la independencia en el sentido de una posible proclamación prematura de la misma?

En general, el desarrollo en Centroamérica se caracterizó por su carácter marcadamente desigual, lo que vino a determinar que la formación regional ganara gran relevancia. La comparación entre Guatemala y Costa Rica resulta en este sentido sumamente ilustrativa. Pocos meses antes de su derrocamiento, Gálvez se ufanaba de sus grandes logros como reformador, asegurando que su Gobierno había cambiado

1

a

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radicalmente la faz de la sociedad guatemalteca: "La faz del Estado ha sido cambiada como por encanto. Otra es la división territorial, otros los funcionarios y sus nombres. Las Cortes recorren ya los pueblos llevándoles la justicia que antes salían a buscar en vano. La opinión pública tomó en sus manos la balanza de la justicia; la inocencia no tiene que temer, ni el crimen que esperar. Se halla el Estado al nivel de los que tienen más célebres instituciones y presenta su ejemplo y ofrece sus trabajos a los otros de la Unión, para que puedan en esta parte mejorar sus leyes".^^ Sin embargo, corto tiempo después, se llevaría a cabo la estrepitosa caída de Gálvez, revocándose una a una todas sus reformas; Guatemala retornaría, prácticamente, a los oscuros tiempos coloniales. ^

Comparado con el caso guatemalteco, la evolución costarricense presenta profundas diferencias. Su pasado colonial difirió en muchos aspectos del resto del Istmo y después pudo permanecer, aunque sólo parcialmente, alejada de las guerras civiles de entonces. En esta forma, Costa Rica logra mantener como región específica su continuidad colotiial aún más allá de 1821; su grupo dominante sería también más "realista**, y supo utilizar viejas instituciones para sostener un desarrollo medianamente

equilibrado.^^ -V

En el fondo de las luchas que se inician alrededor de 181 se encuentra la disputa por el poder, ya que esta cuestión constituye la piedra de toque que viene a decidir, en última instancia, actitudes y alianzas entre los distintos grupos políticos. Un primer resultado se obtuvo en 1821-1823, cuando la antigua Metrópoli fue descartada y con ella tal vez el principal elemento que le daba coherencia y unidad a la región. Sin embargo, ya antes, a principios del siglo, se había iniciado un fuerte forcejeo por el control de esferas importantes de la economía colonial, principalmente por el control o modelación de un sistema de comercio exterior propio para las élites locales que les permitiera eliminar la presencia intermediaria del gran comerciante guatemalteco^® y así, poder disponer con exclusividad del plusproducto colonial, fuente primaria de todos los confiictos interfraccionales que ^ se daban en el seno de la clase dominante en estos años.

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Sería un equívoco pensar que la actitud de los distintos grupos políticos se determina en 1811 alrededor de una repentina toma de conciencia sobre la necesidad de liberarse de la Metrópoli española La tendencia anticolonial se impondría al final bsy o la fuerte presión de las masas populares y del carácter irreversible del movimiento anticolonial en toda América, como solución a los distintos problemas. Pero en sus inicios, el anticolonialismo no tuvo un peso central en las decisiones y hechos políticos de los grupos dominantes. Los problemas que se afi'ontaban eran de carácter netamente interno, y su solución no se vinculaba —necesariamente— con la separación de la Metrópoli. Se trataba de problemas domésticos que se reducían, fundamentalmente, a rivalidades en el seno de la clase dominante en cuanto a una mejor distribución y compartimiento del poder que viniera a asegurar una distribución Justa del plusproducto colonial.

La clase dominante se caracterizaba al final del período colonial por su extremo fraccionamiento a lo largo del que abarcaba la Capitanía General de Guatemala. transcurso de trescientos años de dominio español habían surgido en este territorio fronteras económicas internas que fueron separando y dando forma a varias regiones con determinadas características económicas específicas; con sus propios grupos dominantes en formación, organizados fundamentalmente alrededor de cabildos locales, y en el control de la administración media colonial. territorio

En

el

Al final, se impondría la formación de los cinco territorios que hoy integran las repúblicas centroamericanas, pero para aquel tiempo, en que el separatismo no era más que una

tendencia histórica como otras, el fraccionamiento iba más allá de los cinco territorios señalados. La provincia guatemalteca, por ejemplo, se subdividía en múltiples regiones esca-

samente integradas entre sí, como lo demostró la segregación de territorios como Chiapas, Soconusco, y el mismo caso de Los Altos.^' Nosotros tomaremos, como base de nuestro análisis, las divisiones territoriales que después fueron definitivas.

Como región económica, Guatemala se caracterizaba por ejemplo, en la producción de artículos para

consumo

local

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(maíz, caña de azúcar, trigo, fryol, etc.); elaboración de textiles que circulaban en todo el Reino bajo el rubro de "ropas de la tierra"^ ^ y, en menor proporción, la crianza y repasto de distintos tipos de ganado, teniendo que ser abastecida de carne por las provincias vecinas de Honduras y Nicaragua.^® En las provincias de Honduras, Nicaragua y Costa Rica predominaba, en mayor o menor medida, la crianza de ganado, localizándose también en la región de Honduras el laboreo de minas. El Salvador era la región productora de casi todo el añil que se exportaba al mercado europeo, produciéndose también, según la coyuntura económica que se viviera, los restantes productos propios de la región.^®

Lo anterior destacado sólo, grosso modo, como la especialización regional económica que había impuesto el tipo de intercambio comercial entre las provincias. No puede afirmarse, sin embargo, que al final del período colonial cada una de estas regiones hubiese ya adquirido una fisonomía propia que la diferenciara radicalmente del resto de las provincias. Se puede decir, sin temor a caer en equivocación, que por ese tiempo todavía sobrepesan los elementos que unifican a las distintas provincias: además de las bases que aportaba una administración compartida, las diferentes relaciones comerciales existentes entre ellas. Los rubros del ganado,^° textiles,^^ medios alimenticios,^^ etc., realizados desde dos siglos atrás,^^ establecían vínculos interprovinciales a lo largo de la colonia. El grado de vinculación de la matriz en que descansa la vida económica y social es así, en general, débil. Es decir, las fuerzas que tienden a la desintegración existen ya y una coyuntura favorable, la presión del mercado exterior, agudizadas guerras civiles, etc., pueden darles fácilmente viabilidad histórica. Un caso de tendencias separatistas, pues eran varias, lo presenta la petición que hicieron los grupos oligarcas de Nicaragua sobre la formación: ". de una Capitanía General independiente de la de Guatemala, en lugar del Gobierno e Intendencia para la de Costa Rica**. El principal argumento consistía en que el progreso de Nicaragua dependía, según ellos, de su: ". separación e independencia de la Capital de Guatemala**, y que la Provincia no podía ser bien gobernada: ". por un solo hombre, situado casi a un extremo, cargado de tantas y tan diversas atenciones en los infinitos ramos .

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CENTOOAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL poKticos y militares, de cuidado".

hacienda^dé

justicia puestos

1

a su

La debilidad de la matriz socioeconómica encontraba así su contrapartida en un agudo fraccionamiento de intereses al nivel de las élites dominantes, que se mostraría más tarde en las distintas tendencias anticoloniales, cuyas raíces económicas es necesario exponer, aunque sólo sea a grandes rasgos.

2.

El inicio de una crisis

Desde finales del siglo XVIII se generaliza en la Capitanía General de Guatemala una crisis que, si bien es cierto no puso nunca en peligro el equilibrio en que descansaba el sistema, sí provocó el movimiento de fuerzas sociales que sacaron a luz algunos aspectos que son dignos de estudio. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII se había vivido un período de relativa bonanza económica para los grupos dominantes, a través de la exportación intensiva del añil,^^ pero el ciclo expansivo duró poco, y ya para finales del siglo era evidente para los grupos vinculados con este negocio, que el añil como producto de exportación vendría a correr la misma suerte que el cacao anteriormente.^ El ciclo del añil dejó diferentes resultados que nosotros no

podemos entrar a analizar detalladamente en el marco de este trabsyo.^^

Importante para nosotros, es

el

hecho de que hizo

una serie de contradicciones de la sociedad colonial y que se reflejó, fundamentalmente, en una crítica generalizada aflorar

al papel preponderante del capital comercial frente a la producción y que es importante en relación con nuestra problemática del Estado, ya que en ella participaron, directa o indirectamente, los sectores sociales más importantes vinculados con el poder colonial.

En el Reino de Guatemala el sector comercializado de la producción sólo llega a alcanzar un débil desarrollo y por ello, pudo ser controlado con relativa facilidad por los grandes comerciantes guatemaltecos a través de un cerrado sistema de habilitaciones a que se hace referencia constantemente en la documentación consultada.^*

JULIO CESAR PINTO SORIA

1

El capital comercial pudo así estructurar un rígido sistema de control y expoliación que se valía, además de otros factores propios de una situación colonial,^ de los mecanismos jurídicos del colonialismo español (régimen de abastos, etc.), para mantener su posición privilegiada frente a la producción. El sistema descansaba en el endeudamiento de los sectores propiamente productivos frente al capital comer-

endeudamiento que se renovaba cada año al iniciarse de nuevo el proceso productivo, desarrollándose así una relación de dependencia que alcanzaba hasta los más grandes hacendados del añil.^

cial,

Una

conjugación especial de hechos vino a darle plena a la crítica que mencionábamos atrás. Por ejemplo, como consecuencia inmediata del monocultivo intensivo del añil, se dio un abandono general del cultivo de los principales productos de alimentación^^ lo que, acompañado de varias plagas sucesivas de langostas^^ y una continua escasez de carne,®^ vinieron a provocar una aguda y general crisis de los principales medios de consumo. Esta situación generó diversos tipos de reacciones, desde el lógico temor de las autoridades coloniales ante un posible brusco deterioro de la situación interna de la colonia, ya que la miseria general golpeaba especialmente a las masas tr^^jadoras,^ hasta las quejas de los grandes hacendados del añil por la falta de los elementos indispensables, medios de alimentación, carne, cueros para la fabricación de zurrones, etc., para llevar hacia adelante la cosecha del mencionado colorante. Es en este contexto de deterioro continuo de la situación económica de la colonia, que se generaliza la mencionada crítica al sistema

justificación

de monopolios del capital comercial, ya que promovió la convergencia de diferentes intereses. La Corona, algunas autoridades locales, los grupos dominantes de las provincias, la actividad de elementos innovadores agrupados alrededor de la Sociedad Económica, llegaron a formar momentáneamente un bloque que obligó al comerciante guatemalteco a soportar duras críticas^* y hasta perder una parte de su control sobre una de las actividades económicas más importantes, como lo era el negocio de la compra y venta de ganado.^

^

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

1

De todas maneras la oligarquía comercial no llegó a perder graii cosa en su tradicional posición privilegiada. Al contrario, hay bases suficientes para suponer, por ejemplo, que en la prohibición de la Sociedad Económica tuvo ella un papel importante.^^ Ella provocó también, probablemente, la quiebra de algunos comerciantes recién llegados al Istmo interesados en darle más flexibilidad al sistema del comercio colonial, como parece que fue el caso de Juan Bautista de Irisarri. * El poder de la oligarquía tradicional descansaba en el control de elementos decisivos de la sociedad colonial, controlaba, por ejemplo, la mayor parte de los capitales existentes en la colonia y un sistema de comercio organizado de tal manera que siempre venía a favorecer sus intereses.^' Así, no fue difícil que siguieran controlando centros importantes de la producción, como lo era el negocio del añü, la compra y venta de metales preciosos y de productos importantes del mercado local. La documentación consultada no deja la menor duda sobre lo anterior. Así, en 1808 se quejaban todavía los grandes hacendados salvadoreños de la dependencia en que se encontraban frente a los grandes comerciantes de Guatemala.*® Una situación similar denunció el Gobernador de Honduras en 1816 respecto de los metales preciosos de la región.*^ El control sobre los capitales y dicho sistema de comercio constituía sólo una parte de una organización más vasta que tenía sus raíces en las propias estructuras socioeconómicas de la sociedad colonial Enquistado a la vez profundamente en la

maquinaría administrativa estatal, que le permitía completar su infraestructura de control, el comerciante llegó a convertirse en una pieza indispensable en el complicado engransye de las actividades económicas de la región. ^ Como ejemplo, se pueden mencionar las distintas reformas que intentó introducir el Presidente de la Audiencia de Guatemala Matías de Gálvez (1779-1783) con el ánimo de poner coto a los abusos a que daba lugar el sistema de monopolios antes mencionado. Con este ñn, Gálvez tomó varias medidas importantes que debían beneficiar tanto a los añileros salvadoreños como a los ganaderos de las provincias de Honduras, Nicaragua y Nicoya*®

16

JULIO CESAR PINTO SORIA

En primer lugar, se dispuso la fundación de un Montepío, una especie de banco colonial que debía librar a los hacendados salvadoreños de los créditos leoninos del gran comercianasimismo se puso en vigor un nuevo reglamento para la feria de ganados, medidas todas dirigidas contra la posición privilegiada del gran comerciante. Sin embargo, los pasos dados por Matías de Gálvez no surtieron mayor efecto. El Montepío, por ejemplo, resultó completamente inefectivo, dado sus escasos fondos para costear la cosecha del añil.^ Además el mismo Gálvez, desconociendo o no la situación, nombró como Juez de la Feria de Ganados, a uno de los prominentes miembros de la oligarquía criolla guatemalteca, Ventura de Náxera, que era a la vez uno de los más grandes ganaderos de la región.^^ En este sentido, es significativa la conclusión a que llegó el Asesor de la Audiencia de Guatemala, refiriéndose al poder de los grandes comerciantes como gente que siempre encontraría medios para imponer sus intereses en el negocio del ganado: ". siendo cierto que los poderosos captarán siempre a su beneficio el favor de los Jueces, y Peritos tasadores, pues una triste experiencia ha manifestado, que ni el sagrado vínculo del juramento, es freno suficiente para reglar las violentas pasiones de los hombres. .".^® Lo que sucedía en la práctica, es que la oligarquía criolla tenía un poder bien cimentado que no podía quebrarse con simples medidas administrativas, que fue lo que hizo en última instancia Matías de Gálvez. te guatemalteco,

.

.

.

Para valorar con alguna exactitud las dimensiones del cuestionamiento que se hizo a la oligarquía tradicional, es necesario conocer la naturaleza de las fuerzas que lo llevaron a cabo, principalmente la debilidad o carácter limitado de dicha crítica.

Por el lado de los hacendados añileros, esta debilidad se reflejaba en su crónica necesidad de préstamo de capitales principios del para poder llevar a cabo la cosecha del añil. siglo XIX, cuando el ciclo expansivo del añil llegaba a su fin, la situación financiera de los grandes terratenientes no había cambiado sustancialmente. La cosecha del añil seguía dependiendo de la habilitación del comerciante,*^ es decir, en el

A

transcurso de cincuenta años no se había acumulado aún el capital suficiente para poder realizar el proceso productivo

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL sin la intervención del capital comercial: "Aquí son

17

muchos a

y muy pocos a dar. ." informaba el Presidente de Guatemala en 1803 refiriéndose a la escasez de capitales: "De consiguiente las condiciones del préstamo deben ser duras, dictadas por el prestamista y en razón de la necesidad y urgencia con que se hacen las demandas, a riesgo, si falta la anticipación en tiempo oportuno, de perder la cosecha, y con ella la esperanza y sustancia de una familia honrada y numerosa. .".^® El proceso de desacumulación en las haciendas añileras está vinculado con factores de diversa índole; el problema radica, indudablemente, en el margen real que existe para acumular en una economía que funciona bsyo condiciones coloniales y en la cual, el capital comercial ocupa un papel preponderante, como era el caso del Reino de Guatemala. Pero no es esto lo que nos interesa aquí. Lo que nos interesa por el momento, es determinar la naturaleza de la crítica que se hizo al capital comercial por estos años. pedir,

.

.

Como ya dyimos, la crítica abarcó los más diversos aspectos y partió de distintos puntos, tanto de los sectores sociales directamente afectados por el sistema de monopolios y que tenían poder suficiente para cuestionarlo, como lo fueron los hacendados de las regiones de El Salvador, Nicaragua y Honduras en defensa de mejores precios y condiciones de intercambio para sus respectivos productos, así como de las autoridades coloniales interesadas en poner fin a una situación que además de considerarse injusta, podía llegar a generar conflictos de mayor alcance, que es donde se enmarca la actuación de Matías de Gálvez. El carácter escandaloso que llegó a tomar el monopolio de la compra y venta de ganado, negocio en que se encontraban vinculadas altas autoridades del Reino de Guatemala,** obligó a tomar medidas radicales, ya que el caso llegó a la Corte Española y provocó una agria reacción, llegándose a prohibir terminantemente cualquier tipo de ferias de ganado.*^ Pero al pasar el momento del escándalo, al calmarse los ánimos, la situación volvió prácticamente a su status anterior, ya que el comerciante guatemalteco siguió manteniendo su antigua influencia sobre sectores importantes de la economía colonial, como señalábamos

líneas atrás.

Además,

la

misma

crisis del añil vino,

paradójicamente, a atenuar la crisis general de medios de alimentación, al dedicarse los grandes hacendados de nuevo

JULIO CESAR PINTO SORIA

18

al cultivo tradicional

de sus propios productos,*^ asimismo

muchos pequeños productores, los famosos poquiteros, antes también absorbidos por el cultivo del de tales productos.

3.

añil,

retornan

al cultivo

La ^^Sociedad Económica^' y la crisis

A finales del siglo XVIII se fundó en el Reino de Guatemala una Sociedad Económica, cuyo análisis nos servirá para aproximarnos a nuestro tema desde otra perspectiva, ya que desplegada por dicha institución se debe ubicar como el inicio de un movimiento de crítica que, a pesar de su evidente timidez, llegaría a constituir uno de los antecedentes más importantes de los distintos movimientos de carácter reformista que se dan en la región, ante todo- del período innovador de Mariano Gálvez. Por otro lado, la Sociedad Económica se nutrió en su mayor parte con elementos de la región guatemalteca y su estudio nos permitirá conocer la particular estructura de clases de esta provincia con papel siempre central en todos los conflictos relacionados con la cuestión del poder en Centroamérica. la actividad

La actividad de la Sociedad Económica se enmarca, sin duda, en los movimientos reformistas que se dan a lo largo de la monarquía española por esos años; sin embargo, no se trata de un simple homólogo de tales movimientos; el movimiento centroamericano se inspira en ellos, desde luego, pero su punto de partida lo determina en un cien por ciento el estado de crisis y constante deterioro de la economía colonial interna."

No es este el lugar para hacer un estudio detallado sobre Económica, para evaluar sus logros o fracasos. En

la Sociedad

corto período que existió y en las difíciles condiciones que le tocó actuar, era imposible que la Sociedad Económica llevara a la práctica uno solo de sus postulados, que Villa Urrutia sintetizaba así: "Promover y fomentar la agricultura, la industria, artes y oficios de este Reyno, especialmente de la Capital y sus Provincias**.*^ el

CENTROAMERICA, DE LA CX)LONIA AL ESTADO NACIONAL

1

Las causas que originan el movimiento reformista en España, es decir, el atraso de la agricultura, falta de desarrollo de una industria manufacturera, pero ante todo el interés en liberalizar y ampliar el comercio con las colonias americanas,** tenían relación directa con los problemas que enfrentaba en esos años la economía del Istmo. En estas circunstancias, la organización encontró de inmediato apoyo entre los criollos descontentos con la situación general de la colonia, ya que una organización de tal naturaleza ofrecía la doble ventaja que dtóa la oportunidad de ejercer crítica abierta a aspectos notoriamente negativos de la sociedad colonial, por ejemplo, el sistema de monopolios. Todo ello, sin salirse de los marcos de la legalidad colonial, aspecto que respetó siempre tan cuidadosamente el grueso del sector criollo de la región de Guatemala.

No es tarea difícil encontrar la naturaleza de clase del movimiento que venimos estudiando. Gran parte de la actividad reformista desplegada por la Sociedad Económica provino de aquellos españoles recién llegados al Istmo que, en su deseo por compartir con la clase dominante tradicional todos los privilegios inherentes al grupo, llegaron a cuestionar aquellos aspectos que obstaculizaban su ingreso en las estructuras de dominio de la colonia; por ejemplo, la forma cerrada como controlaba un pequeño grupo de grandes comerciantes las jugosas ganancias que dejaba el comercio de exportación. De ahí que las contradicciones y conflictos entre ambos grupos llegaran a tener más de un origen, empezando por el pensamiento reformista, producto de las nuevas ideas burguesas de la época, hasta las típicas luchas y fricciones entre las distintas fracciones de una misma clase dominante por rivalidades en cuanto al uso o acceso al poder. A esto se debió, que la contradicción entre el criollo oligarca tradicional y el partidario de reformas no llegara a tomar en ningún momento las dimensiones de un verdadero conflicto antagónico. Tanto el uno como el otro basaban su existencia como grupo en el sistema de explotación imperante y, con excepción de algunas sugerencias encaminadas a dinamizar la capacidad productiva del mismo, el criollo reformista nunca lo cuestionó en alguna forma

JULIO CESAR PINTO SORIA

20

Es

significativo,

por ejemplo,

el silencio

de

la

Sociedad

Económica frente al carácter parasitario de la gran propiedad

como causa primaria del atraso general de la agricultura. Sobre el problema agrario, ya fuertemente radicalizado por esos años entre el pequeño campesino y el gran territorial

un par de alusiones en la Gaceta de Guatemala. Pero esto se debió, por un lado, al peso que tenía ya tal problema sobre el conjunto de la sociedad y que se hacía sentir especialmente en los tiempos de crisis y, por el otro, a los efectos verdaderamente negativos de la gran propiedad desde el punto de vista económico, también especialmente evidentes por los grandes desequilibrios que introdujo-* el monocultivo del añil en la producción de medios de consumo.^^ terrateniente, se hicieron

encaminada a dinamizar la actividad producen la Memoria presentada por el Deán García Redondo sobre el fomento del cacao. En ella se

La

crítica

tiva es principalmente notoria

sugerían ante todo dos cosas: primero, activación de la vida* económica a través de la adjudicación de tierras comunales a í la población ladina^^ y, segundo, intensificar el proceso de ladinización del indígena por medio de su incorporación directa en la economía dominante: "No se clama por que a los ^ Indios se les saque de su rudeza montaraz? Que se hagan castellanos hasta en el traje? Pues como no se toman las providencias conducentes, variando el sistema antiguo? Mientras más aislados los Indios y distantes del trato, comercio y roce con los Españoles y ladinos, más lejos quedan de arribar a su civilización, y al contrario más se aproximan a ella mientras ^ mayor sea el número de aquellos en sus pueblos".^® ^ •

*

^

En relación con el asunto relativo al grado de madurez de grupos sociales, se debe destacar aquí el hecho de que si bien es cierto, en los criollos reformistas se percibíacon toda claridad la influencia de las nuevas ideas burguesas de la ilustración, su posición ideológica la venía a determinar, en ¡ última instancia, las relaciones patriarcales precapitalistas de la sociedad colonial centroamericana. Su ideal político, por ejemplo, consistía en el establecimiento de una monarquía constitucional, que conservara en su base el sistema de castas de la colonia. La sociedad descansaba, según ellos, fundamentalmente, en dos clases sociales: los nobles y los plebeyos, los distintos

'

'

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

2

cabiéndoles a los primeros la función de "dirigir y hacer felices

a

los plebeyos".^*

En realidad, toda la actuación de estos criollos giró alrededor de la búsqueda de una igualdad de privilegios: igualdad de la colonia ante la Metrópoli e igualdad con la oligarquía tradicional en un compartimiento efectivo del poder. El criollo reformista fue todo el tiempo partidario de que "el equilibrio de fortunas no es posible",®^ justificando así la distribución ii\justa de los dos polos fundamentales de la sociedad colonial; por un lado la minoría parasitaria monopolizadora de la riqueza y el poder, y por el otro, las masas trabsgadoras en un creciente proceso de pauperización.

Casi todas las fuentes hacen referencia a la creciente miseria imperante en esos años. En 1802 se escribía en la Gaceta sobre Sonsonate: "Toda esta Provincia, y en particular su Capital, está llena de gentes de la de San Salvador, con una porción de mendigos, de resultas de la escasez que allí se experimenta".*^ Más adelante se informa sobre los movimientos de población que venía a provocar la miseria general: "De Choluteca y San Miguel se han trasladado a Villanueva como cincuenta familias acosadas de la necesidad; y se ha dado disposición para que trabsyen y siembren, a fin de que busquen por sí la subsistencia, facilitando terrenos y auxilios".®^ La miseria se hacía sentir también en las ciudades y se reflejaba, principalmente, a través de la crisis del artesanado, la cual se fue haciendo cada vez más aguda, en la medida en que la Capitanía General de Guatemala fue abriendo sus fronteras, ante todo a través del contrabando, a los artículos europeos

más baratos.*^ masas empobrecidas de Ciudad Guatemala, llegó a constituir para los grupos pudientes una Uno de los amenaza social, como la denominó Salazar. en vigor de puesta la fue objetivos de la Sociedad Económica a precisamente viniera, que un nuevo reglamento de artesanos

La desesperación de

las

neutralizar el creciente descontento de este sector de la población. El Presidente Gonzales se refirió después a los grandes logros que hubiera obtenido el Estado colonial con la implantación del reglamento de artesanos: "El arreglo de los artesanos en que se ocupó [la Sociedad Económica] .

.

.

22

JULIO CESAR PINTO SORIA

hubiera ahorrado muchos cuidados a la Policía y producido la forma más saludable en las costumbres de la plebe".®^

Se trataba, en realidad, de un intento por fortalecer el poder de las instituciones dominantes —principalmente del Ayuntamiento guatemalteco— sobre la población explotada. Como primer paso, por ejemplo el nuevo reglamento colocaba a los artesanos bsyo el control directo del Ayuntamiento, que sería el encargado de nombrar a los principales funcionarios de los gremios, a los Protectores, Prohombres, Veedores y Diputados celadores.** A través de la función del Prohombre, el funcionario más importante en la nueva organización gremial, el Ayuntamiento quedaba facultado para intervenir directamente en cualquier actividad de los artesanos, reformando y suprimiendo todo aquello que no fuera de su parecer. Importancia decisiva tendría también la Iglesia. Todo artesano tenía obligación de pertenecer a la Hermandad religiosa que agruparía a todos los miembros,*® y a ningún oficial se le permitía presentar el examen para maestro si no contaba con certificado extendido por un párroco en que constara que dominaba completamente la doctrina cristiana.** En realidad, el nuevo reglamento general no hacía otra cosa que intentar implantar una rigurosa dictadura paternalista que comenzaba con el dominio absoluto del Ayuntamiento sobre los gremios y continuaba en la dictadura de los maestros artesanos sobre los oficiales y aprendices.^® En esta forma lograban también los criollos reformistas uno de sus objetivos: controlar y neutralizar el descontento general de las masas empobrecidas de la ciudad, que en un momento dado podrían resultar peligrosas para el orden colonial existente, como sucedió realmente en los años de 1811-1814.'^^

?

NOTAS DEL CAPITULO I 1

La amenaza que representaba el expansionismo estadounidense para los países centroamericanos lo advirtió ya el presidente hondureno Juan Lindo cuando ese país terminó usurpando casi la mitad ^el territorio mexicano: "Los norteamericanos han destruido la hermosa población de Veracruz, se han posesionado de sus escombros y marchan sobre la capital; en el día no sabemos qué otras desgracias pesan sobre aquella Nación. Son nuestros hermanos, sus riesgos son nuestros y su suerte es la que nos espera, no debemos guardar silencio y sí ayudarles de alguna manera en su hermosa lucha". Comayagua 1 de junio de 1847, Juan Lindo, Public Record OtRce, Foreign OfSce, 254/5, Fol 322. De aquí en adelante lo citaremos sólo como F. O. con el volumen y folios correspondientes. Sobre material de archivos y literatura utilizados en este trabsúo, ver la bibliografía al ñnaL .

.

Memoria presentada al Cuerpo Legislativo por el Licenciado Francisco Dueñas, Secretario General del Despacho del Supremo Gobierno del Estado, al continuar sus sesiones ordinarias suspendidas el 17 de febrero último, San Salvador, 15 de mayo de ^"^( 1845, F. O. 254/4, Fols. 200-204. En 1847 sostendría también Dueñas: "No podemos ponernos en relaciones con las potencias extranjeras; porque si los cinco Estados reunidos apenas formaron una nación de tercer orden, ¿cómo podría ñgurar en capacidad de tal, y ser reconocida como nación una quinta parte de este pequeiío todo?". Memoria que el Licenciado Francisco Dueñas, Secretario de Relaciones y Gobernación presentó al c ^ Cuerpo Legislativo en su reunión de 1847, San Sahrador, 8 de 2

'

íehveroáelMl.F

3

Informe del Presidente del Estado de Guatemala a la Asamblea Constituyente, sobre los sucesos ocurridos desde que ésta suspendió sus sesiones: sobre el estado de la administración pública, y medidas dictadas para su mejoramiento; Mariano Rivera Paz, Guatemala 4 de noviembre de 1842, F. O. 254/5, Fols. 229-234.

»iíJ

^^

O. 254/4, Fols.

214-220

JULIO CESAR PINTO SORIA

24 Ibid.

5

Manifíesto del Excelentísimo señor Presidente del Estado de Guatemala, en que se exponen los fundamentos del decreto expedido el 21 de marzo del presente año, erigiendo dicho Estado en República Independiente; Rafael Carrera, Guatemala 21 de marzo de 1847. F. O. 254/5, Fols. 307-31 7.

6

Ihid.

7

Memoria que el Licenciado Francisco Dueñas, Secretario General del Supremo Gobierno del Estado de El Salvador, presentó al Cuerpo Legislativo en reunión de 1848, San Salvador, 30 de enero de 1848.F. 0. 254/4, Fols. 220-221^Eláeseo de evitar cuestionesy de contraer compromisos innecesarios, obligó al Gobierno a evitar todo acto que directa o indirectamente tendiese a reconocer el hecho de haberse denominado República el Estado de Guatemala. No ha participado tampoco de la vulga^ad de creer, que un decreto o un nuevo nombre, alterase la esencia de las cosas, y que este hecho fuese una gran novedad en nuestro modo de ser. .", ibid. .

8

Pinto, J.

9

Ibid, PP.3S-S9.

10

En

C: 1982.

este sentido es significativo el caso cubano cuya independencia tardía condicionó sin duda la historia posterior de ese país.

Tomo

11

Valenzuela,

12

En el Public OfSce 254/3 se encuentra la mayoría de esas proclamas.

13

Mensaje del Jefe de Estado de Guatemala, Doctor Mariano Gálvez, al abrir sus sesiones ordinarias la Asamblea Legislativa de 1837. Guatemala 1837, Imprenta de la Academia de Ciencias.

14

La compleja historia centroamericana no se puede llegar a comprender a través de simples comparaciones, no obstante esto, y haciendo la salvedad de que sólo estamos comparando

G.:

1961,

III, p.

200.

casos, transcribimos lo siguiente sobre el tipo de política costarricense: "Fundado nuestro erario sobre contribuciones indirectas, estancos a que los pueblos se hallan habituados, que recaen sobre

artículos de

puro

lujo,

y diezmos que han perdido su carácter

CENTROAMERICA, DE LA CX)LONIA AL ESTADO NACIONAL

•"-

^^-

^^ '

'

25

gravoso para el propietario por existir de fecha inmemorial, ningún otro plan de rentas es compatible con el grado de civilización de nuestras masas, a quienes jamás podríamos persuadir de las venteas que reportarían, suministrando al Gobierno directamente los recursos que necesita. Por consiguíente, cualquier innovación fundamental, que indiscretamente se introdujese, sería peligrosa y daría por resultado infalible la destrucción de nuestra hacienda". Memoria que el Ministro de Hacienda y Guerra dirige a la Cámara de Representantes, al abrir sus sesiones en su segundo período constitucional en 1845, San José, 24 de marzo de 1845, Imprenta del Estado.

C, Economía y

15

Esto lo tratamos ya detenidamente en: Pinto, Ckymercio en el Reino de Guatemala. 1982.

16

Bqjo el término "Los Altos" se entendía, en la época colonial, a los actuales departamentos de San Marcos, Huehuetenango, Quetzaltenango. Solóla y Totonicapán. Después, ya en la época independiente, la denominación abarcaría principalmente a los últimos ^^^v «v7M.»r^;m ;. tres departamentos.

'

'

'^^

17

Pinto, J.

J.

C: Economía y Comercio en el Reino de Guatemala. 1982.

El Obispo de Nicaragua informó a mediados del siglo XVIII que el en comercio más importante de esta provincia consistía: ". ^^ transportar sus ganados a Guatemala y venderlos a cambio de '^^^ ropas. Estas por precios excesivos, y aquéllos por los que quieren ^^'' sus compradores. .". "£7 obispo de la Iglesia Catedral de León, Provincia de Nicaragua da cuenta a V. M. de la Visita de aquella Diócesis, según la derrota, que en ella ha practicado". Ciudad de Santiago de León, 8 de setiembre de 1752. AGI/AG Leg 950.

18

**-

.

.

.

los comerciantes de España y Guatemala hacendados salvadoreños dedicaban la mayor parte de sus tierras al cultivo del añil: "... y reducir a xiquilites cuantas tierras contienen las Provincias, sin hacer ya caso ya de la crianza, y repasto de ganados, y menos de la labranza de granos. .". Testimonio de los autos de los Diputados del Comerció de España, y de esta Capital, con los cosecheros de la Provincia de San Sah^ador, San Miguel y San Vicente, sobre arreglo y señalamiento de día para la apertura de precios a las tintas añiles, con lo demás que contiene. Guatemala, 1783. AGI/Leg. 669. Ver también: Pinto, J. C, Economía y Comercio en el Reino de Guatemala. 1982.

En 1772 informaron

19

que

1

los

.

"^' '

"

'^'



20

Ver

la

nota siguiente y también

la No. 18.

^

JULIO CESAR PINTO SORIA

26

2

Probablemente eran los textiles guatemaltecos, conocidos como opas de la tierra" los que tenían mayor tráfico a lo largo de todo porque siendo este género como lo el Reino de Guatemala: enseña la experiencia, el que abastece de vestuario a todo el Común de Plebe y Pobres y a las Provincias de esta Capital de la que se llevan por los mercaderes negociantes, que en ella tienen su tráfico. .". Testimonio délos Votos de los señores Ministros de la Real Hacienda de esta Corte y de los Oficiales Reales de la Caja de ella sobre el punto de conmutación de los frutos que pagan los Indios de tributo a dinero. Guatemala, 1734. AGI/Leg. 331. El Gobernador de Honduras se refirió también a esta clase de comercio a finales del período colonial: "El renglón de verdadera utilidad que se exporta de ella es el ganado vacuno que surte a Guatemala y San Salvador, porque otros menores que permitan unos Partidos con otros, y conducen para el surtimiento de esta Ciudad no merecen nombre de comercio. De la Capital de Guatemala y Provincia de San Salvador vienen comúnmente en cambio de ganado o su producto Ropas que llaman de la tierra por ser de sus fábricas, con que se visten las clases medianas e inferiores". Informe de la Provincia de Honduras después de hecha su Visita de Ordenanza. Comayagua, 20 de febrero de 1816. "r

**.

.

.

.

AGI/AG. 22

Leg.

423

Con

el incremento de la exportación de añil cobró también importancia considerable el intercambio de medios de alimentación con las provincias añileras de El Salvador: agregándose a esto la particular circunstancia de proveer a las contiguas de León y Comayagua con más de 1 50.000 pesos anuales en solos los ramos de quesos, jabones, cacaos, que les consumían los cosecheros de San Salvador. .". Informe del Intendente Don Ignacio de Santiago y UUoa, San Salvador, 26 de octubre de 1793. AGI/AG. **.

.

.

.

Leg 23

669.

Como lo señala Gage, a principios del siglo XVII se encuentran ya prácticamente establecidas las principales líneas de comercio de interna como externamente. Gage, T.: 1946. p. 175 y

la colonia,

siguientes.

24

Don Antonio de la

Plata, Diputado a Cortes por la Provincia de Nicaragua y Diputación Provincial de la misma. sobre que se ^ja C'apitanía General y Audiencia Territorial para la expresada. ^^ Madrid 13 de enero de 1818. AGI/AG. Leg. 423. .

(

.

25

.

í

F^i

.,

cultivo del añil para la exportación en el período colonial se dividir en dos grandes ciclos: uno que se inicia en las

puede

últimas décadas del siglo XVI y cuhnina aproximadamente a

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

27

mediados del siglo XVII, y otro que comienza a mediados del siglo XVIII y viene a culminar a principios del siglo XIX. Véase Pinto, J. C: Economía y Comercio en el Reino de Guatemala. 1982. 26

En una carta publicada por la Gaceta de Guatemala a finales de 1797 se hacían las siguientes comparaciones entre el cacao y el como productos de exportación: ''Desgraciada preciosidad de nuestros frutos, que apenas se introducen en el teatro del comercio, se desaparecen como relámpagos. Queda sólo el añil, agitado de vaivenes que amenaza nuestro comercio ultramarino con un total exterminio, por la mala organización del cultivo de este fruto, que sin mejorar de calidad subió a un precio con que no es posible sostener la exclusiva, dando harto cuidado la competencia de otros Pueblos, que emulan, y progresan, por privar a Guatemala de su rico producto". Gaceta de Guatemala del 25 de setiembre de 1797. añil

.

'

.

27

Lo tratamos detenidamente en: Pinto, J. C: Economía y Comercio en el Reino de Guatemala. 1982.

28

Véase por ejemplo, el Informe del Fiscal de Guatemala de 1 763 refiriéndose a las diferencias de "utilidades" que obtenían los Alcaldes Mayores, en su calidad de agentes del capital comercial, a la hora de aplicar el sistema de habilitaciones en los respectivos distritos de su jurisdicción. AGCA, Al, 23, Leg. 1522, Fol 237. Véase también: Pinto, J. C: Economía y Comercio en el Reino de Guatemala. 1982.

29

Es

30

Los mismos grandes hacendados del añil se refirieron a menudo a esto: "... la subordinación de aquellos infelices cosecheros a los hombres ricos de esta Capital, de cuya mano han dependido siempre para la labor de sus tintas y cultivo de sus haciendas, y de .". ordinario les han estado debiendo sumas considerables. Testimonio de ¡os Autos de los Diputados del comercio de véase la nota No. 19. España, y de esta capital

el caso, por ^emplo, de la total falta de derechos del pequeño productor, principalmente del indígena, frente a sus explotadores. Lo tratamos detenidamente en: Ibidem.

.

.

.,

J

En la carta mencionada en la nota No. 26 se hacían las siguientes consideraciones sobre la estrecha correlación existente entre el monocultivo del añil y la escasez de artículos de consumo: "Ss cierto que se aumentó sensiblemente la cantidad; pero este aumento del añil aniquiló la cría de ganado vacuno, minoró las

*^

cosechas de maíz, arroz,

31

fryol, etc.,

y apenas se conoce el culth^o

JULIO CESAR PINTO SORIA

28

uno u otro Partido. Las Provincias de San Salvador que más carecen de estos datos, tan necesarios para auxiliarse de su gran cosecha de añiles. La mala inteligencia de los más sanos principios de economía rural tiene infatuados a la mayor parte de sus labradores, en la errónea máxima de serles más favorables la compra de alimentos de primera necesidad, que quitar al jiquilite la menor atención, brazos y terrenos. Sucede pues ordinariamente que en el tiempo más angustiado de los trabajos, cuando más abrumados están de una multitud de jornaleros, se ven precisados a comprar los víveres a peso de del trigo en

son

las

plata.

32

.". .

Sobre esto ver ante todo: Instrucción sobre la plaga de langosta; medios de exterminarla, o de disminuir sus efectos; y de precaver la escasez de comestibles, dispuesta, de orden del Superior Gobierno de Guatemala, por el Licenciado Don José del Valle, abogado de esta Real Audiencia, Nueva Guatemala, 1804.

AGI/AG. Leg 33

484.

En 1 758 se vendieron en la feria de ganado, celebrada en la región de Guatemala, la cantidad de 40,000 cabezas de ganado vacuno, en 1794 escasamente llegaron a la mencionada feria 16,773 cabezas. Véase AGI/AG. Leg. 558.

34

La miseria general que imperaba entonces, y que golpeaba especialmente a las masas trabajadoras, así como las formas que tomó el descontento popular, los describe Salazar en forma bastante clara: "La catástrofe de la ciudad de Santiago en 1773, y de la capital al Valle de la Ermita; la falta absoluta de comercio marítimo. la pobreza general del país, resultado de aquellas calamidades, había dejado en la ciudad a muchas gentes sin pan ni trabsyo, viéndose pulular por las calles céntricas, legiones de mendigos y en los barrios partidas de vagabundos y léperos, que eran una amenaza social. La embriaguez estaba muy extendida y los crímenes de sangre y alborotos eran tan frecuentes que llegaron a preocupar a las autoridades", Salazar, R. A. Historia de Veintiún Años; La Independencia de Guatemala, la traslación

.

1956,

35

Tomo

II,

.

p. 155.

La Gaceta de Guatemala

se transformó, por esos años, en el órgano público del movimiento de crítica que estamos analizando. La carta mencionada en las notas 26 y 3 1 y otros artículos similares, se escribieron en este contexto. Véase también la "Instrucción" mencionada en la nota 32. El Presidente de Guatemala, González Mollinedo y Saravia, hizo también alusiones críticas similares en cuanto a que el interés del comerciante se ,

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL ^.

29

encontraba: ". comúnmente en oposición con el de la agricula quien tiene subyugada por la dependencia de las habilitaciones o por la necesidad del expendio de sus frutos". Informe del Presidente Antonio González. Guatemala, 2 de febrero de 1802 .

.

tura,

AGI/AG. 36 ¿

La Disposición del Ck}ns^o de Indias del 24 de mayo de 1800, en: AGI/AG. Leg. 669, ordenaba terminantemente: "Que se suprimiera toda feria de ganado coactiva, permitiéndose las voluntarias en todo lugar, y tiempo para que se hicieran las compras libremente en Chalchuapa, Esquipulas y Chiquimula, u otros sitios

37

.

/

Leg. 481.

proporcionados".

La Sociedad Económica fue prohibida por

real cédula del 23 de noviembre de 1799. En un informe del Presidente de Guatemala de 1802 se atacaba duramente a los grandes comerciantes de Guatemala como culpables directos del estancamiento de la economía del Istmo y se elogiaba al mismo tiempo la actividad desplegada por la Sociedad Económica: "Por el conocimiento que tengo de los individuos que componían la Sociedad en esta Capital no me cabe la menor duda de que todos estaban animados de los más puros sentimientos de lealtad, patriotismo y sana política .". De este informe, y otros, se desprende con evidencia que en la prohibición de la Sociedad jugó un papel central la oligarquía comercial de Guatemala. Informe del Presidente Antonio González. Guatemala, 2 de febrero de 1802. .

,

.

38

AGI/AG. Ug.

481.

,««;«ou«

Contamos con

varios documentos que apuntaban en este senHay, por ejemplo, un informe de Juan Bautista de Irisarri donde se refiere largamente a las condiciones en que el Presidente Domas le permitió, amparándose en la Real Cédula del 18 de noviembre de 1 797 que autorizaba el comercio con los países neutrales, realizar transacciones comerciales con los Estados Unidos. Madrid, 10 de octubre de 1802. AGI/AG. Leg. 48L El Presidente González de Guatemala redactó varios documentos exponiendo el caso de Irísarri a la corte española, donde informó que el comerciante fue claramente víctima de rivalidades mercantiles. Informe del Presidente Antonio González. Guatemala, 3 de enero de 1807. AGI/AG. Leg 63L tido.

39 3

t

^

Así lo prueba también las apreciaciones hechas en la época sobre el monto de las fortunas en las dos provincias. Según una fuente de la segunda mitad del siglo XVIII, las fortunas salvadoreñas no pasaban del medio millón de pesos. Para la provincia guatemalteca Thompson calculó, para principios del siglo XIX, un total de

JULIO CESAR PINTO SORIA

30

1.556,000 libras esterlinas. Sobre esta problemática ver el texto a de la nota 49. El dato salvadoreño en: AGCA, Al, 1 7, Exp. 13,999, Leg. 2,020. Thompson, G. A; 1927. la altura

Cosecha de añil de 1808, San Salvador, AGI/AG. Leg. 490.

40

Según

41

el

Gobernador de Honduras,

los

lo.

de enero de 1809,

comerciantes guatemal-

tecos obtenían en el negocio de los metales, a través del sistema de anticipaciones, ganancias hasta del cien por ciento: ". .pero nunca dan sino la mitad en dinero y la otra mitad en ropa, poniéndoles tales precios que les dejan un cien por ciento de ganancias". Ck)mayagua, 20 de febrero de 1816. AGI/AG. Leg. 423. .

C: Economía y Comercio en el Reino de Guatemala. 1982.

42

Pinto, J.

43

Testimonio de los autos sobre las quejas del Cabildo de la ViUa de San Vicente en asunto de precios de añiles, y hacer arreglo en los contratos de este fruto, con lo demás que se expresa. Guatemala, 1783. AGI/AG. Leg 669

44

Para que la cosecha del añil se pudiera llevar a cabo, se necesitaba cerca de un millón de pesos, cantidad que sólo estaban en capacidad de conceder los grandes comerciantes de Guatemala. En estas circunstancias, los cien mil pesos del fondo del Montepío no podía ofrecer ninguna solución a los hacendados; además dicho fondo se agotó completamente el mismo año de la fundación del Montepío. El Presidente de Guatemala remite original con siete cuadernos en cumplimiento de la Real Orden del 25 de julio de 1792 sobre examinar la utilidad o perjuicio del Montepío establecido para socorro de los cosecheros de añil en aquel Reino, que se aprobó por orden del 16 de setiembre de 1786. Guatemala, 14 de octubre de 1803. AGI/AG.

Leg

Instrucción dada por el señor Presidente de con Juez para la Feria a Don Ventura de Naxera. Guatemala, Real Palacio, 6 de enero de 1781. AGI/AG. Leg 588.

45

'

668.

,



'

Nueva Gua-

46

Parecer del Asesor de la Audiencia de Guatemala temala, 8 de octubre de 1787. AGI/AG. Leg. 588.

47

Sobre la dependencia frente al comerciante a mediados del siglo XVIII expuso un presidente de la Audiencia de Guatemala: "...que los más de los hacendados, o cosecheros estaban a mediados de este siglo en un estado miserable, gravados con obligaciones,

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

31

sin caudales, ni giro, ni otra negociación,

que las tiendas de mercancías surtidas de los efectos con que eran habilitados por los comerciantes de Guatemala; y aunque desde 1 755 en adelante tomó más que duplicado el fruto de las tintas, fueron a correspondencia los gastos, y poco o raro el cosechero que dejó de pedir, y recibir dichas habilitaciones, de que se refiere no tuvieron las ganancias prometidas, o las malgastaron; pues continuaron las haciendas hipK)tecadas, sus dueños con obligaciones, y se aumentaron éstas con los sucesivos contratos". Informe reservado del Presidente Juan González Bustülo, fechado en Madrid el 28 de agosto de 1783. AGl/AG. Leg. 669. 48

El Presidente de Guaíe/na/^remi!^ original QOn siete, cjiíadernos. véase la nota 44. ^y t. >flB»0* >r>:/MíV3j3 ¿iJsf>^¿:)o. .

49

.,

En el citado documento del Consejo de Indias del 24 de mayo de 1800 se mencionaban las familias más pudientes de Guatemala y altos funcionarios vinculados en el negocio de la carne: ". .que la provisión de la carne estaba ceñida a ciertas manos, y vinculada entre las familias más principales de aquella ciudad, sosteniéndose con ella algunos individuos del Ayuntamiento, y sus tenienQue en la Secretaría de la Presidencia tes; siendo esto notorio. había abastecedores y traficantes de ganado, el oficial Mayor Vidaurre, y el segundo Castro Hacendado, el Escribano Mayor de Gobierno Guerra; y que el Asesor del Presidente Barrio se hallaba casado con parienta de capitulares y Abastecedores. .". AGI/AG. .

.

.

.

Leg. 669.

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»c

50

Véase

5

Gutiérrez y UUoa,

52

Todas las fuentes consultadas concuerdan en que los poquiteros aportaban de la mitad a la tercera parte de la cosecha total de añil, que era aproximadamente de 900,000 libras anuales.

'•

; ^ "'

la

nota 36.

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.

JULIO CESAR PINTO SORIA

48

Los conflictos, que se originaron entre los distintos grupos por la hegemonía en el Istmo, cristalizaron en las luchas entre las oligarquías locales y la clase dominante guatemalteca; así como también entre éstas y el elemento republicano. El grupo republicano, compuesto de algunos terratenientes y comerciantes interesados en fortalecer la economía nacional, del bsyo clero y de la inteligencia colonial, dispersado en las distintas regiones, era muy débil e incapaz de organizarse para hacer valer sus intereses. Esta debilidad se había puesto especialmente de manifiesto en su total incapacidad de poder influir en el carácter y contenido de la Independencia Toda su importancia se había reducido prácticamente sólo a presionar a que la oligarquía colonial proclamara la Independencia. Sin embargo, con la proclamación de la Independencia el poder y la influencia de la oligarquía habían perdido en efectividad y empezaba a tropezar con grandes obstáculos para poder continuar imponiendo su dominación política. Por un lado, el elemento republicano se tornaba cada vez más exigente pidiendo: políticos

Hacer de Centroamérica un estado independiente sobre de la libertad, la igualdad y la justicia; es decir, darle a la Junta Consultiva carácter gobernativo. 1

las bases

2.

Destitución de las antiguas autoridades coloniales y

el

nombramiento de otras que se hubieran distinguido por su probado patriotismo.

La formación de milicias nacionales para fortalecer y defender la Independencia de sus enemigos internos y

3.

externos.

Convocar un Congreso Constituyente que se ocupara de elaborar definitivamente las bases de la futura República Centroamericana.^

4.

Por otra parte, las provincias se mostraban cada vez más dispuestas a gobernarse por sí mismas, sin la intervención de la antigua capital del Reino de Guatemala. Estos hechos, es decir, la debilidad de la aristocracia guatemalteca en poder seguir imponiendo su hegemonía en el Istmo, la empuja a buscar en Iturbide un sustituto del poder colonial que le

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

49

garantizara, en la nueva situación creada con la proclamación de la Independencia, seguir disfrutando de sus privilegios coloniales. El contenido conservador del Plan de Iguala reflejaba en forma cabal no sólo los intereses de la oligarquía mexicana, sino también los de la guatemalteca, que veía con terror cualquier síntoma social que presagiara una conmoción violenta de la sociedad. Poco después de ser proclamada la Independencia se publicó un artículo en la prensa oficial de

México y Guatemala en el que señalaban los peligros que podría acarrear "el pasar violentamente de uno a otro extremo en sistemas de Gobierno, arrasando muchos intereses y fortunas", recordando seguidamente que "el interés más evidente de la patria consiste en la unión, de todos sus miembros bsgo los auspicios de la autoridad real, erigida sobre las bases de una sabia constitución".*^ En otras palabras, el Imperio de Iturbide debería ser el instrumento que mantendría la ^paz" colonial para los explotadores, tanto en México como en Centroamérica. El clero, por su parte, contribuyó en forma decisiva para la anexión se llevara a cabo. El conflicto que entre los distintos grupos políticos originó la anexión fue transformado por él en un problema religioso: por un lado los partidarios del

que

Imperio, y por el otro los herejes, como fueron calificados los que se oponían a la anexión.*^ El Plan de Iguala, que puntualizaba la conservación de la religión católica sin tolerancia de otra alguna, era para el clero centroamericano el mejor garante de sus intereses. Además, el clero conservador centroamericano se sentía más seguro en su posición privilegiada teniendo como apoyo al Imperio de Iturbide y no sólo a la oligarquía centroamericana, la cual se mostraba incapaz de mantener el status colonial. El arzobispo de Guatemala, Ramón Casaus, enemigo irreconciliable de Hidalgo, felicitaba de la siguiente manera a Iturbide para mediados de 1822: "Si este fausto acontecimiento [la coronación de Iturbide] ,seha considerado como el más importante y necesario para garantizar la libertad, felicidad, y gloria de este grande Imperio: no es menos interesados (sic) en él la religión santa y sus ministros, que reconocen en la persona de V. M. I. su digno protector.

* .

JULIO CESAR PINTO SORIA

50

He dado humildes gracias a Dios nuestro Señor que se ha dignado consedernos en el celo y religiosidad de V. M. I. el firme apoyo que era de desearse en estos tiempos turbulentos, para reparar el quebrando que empezaba a experimentarse en la doctrina, costumbres y disciplina eclesiástica con grave detrimento de la Iglesia de Jesucristo"/^

En

anexión del Istmo a México influyeron tanto factores internos como externos. Tanto en el orden puramente cronológico, como en la forma en que se desarrollaron los acontecimientos, se había dado una similitud que acercaba a los grupos dominantes de las dos colonias españolas. En ambas se había dado anterior a la Independencia una etapa, en la cual, la participación decisiva del pueblo (aunque en menor medida, existe, no obstante, material que prueba la importancia determinante de las masas en las provincias de San Salvador y Nicaragua en la primera etapa de 1811 a 1814) había mostrado a los criollos conservadores, que en un momento dado, el movimiento independentista podía volverse fácilmente contra sus propios intereses. Este temor común no sólo acercaba a los grupos oligarcas de las dos colonias, sino que también los movilizaba a buscar soluciones similares; una de ellas, por ejemplo, la anexión del Istmo a México. la



r

Además, en México se conocían las dificultades por las que atravesaba el Istmo, se conocían también los pronunciamientos de León, Comayaguay Cartago en pro de la anexión al Imperio, y era un hecho que la oligarquía guatemalteca simpatizaba con la idea anexionista. En un informe enviado a Iturbide desde Tuxtla por un general mexicano encargado de seguir de cerca los acontecimientos en el Istmo, se señalaban! las condiciones favorables que existían en Guatemala en pro de la anexión: "ya que en el acto de declarar su Independencia no conoce ni la forma de gobierno que puede proponer a sus provincias porque ignora su espíritu: si propende a sistemas republicanos tiene contra sí una nobleza que según estoy impuesto ama sus prerrogativas mucho más que la mexicana; la plebe advierto por lo que veo está muy entorpecida y^ conserva hábitos

serviles".^

En la inestabilidad política del Istmo y en la actitud antinacional de la oligarquía guatemalteca vio Iturbide la

g

1

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

5

oportunidad de ensanchar las fronteras de su Imperio. La oligarquía mexicana, por su parte, contribuyó a acelerar los acontecimientos, no dejando lugar a duda que utilizaría la fuerza, como se utilizó efectivamente después contra El Salvador, para llevar a cabo la anexión. Con el engrandecimiento del Imperio por medio de la incorporación de Centroamérica pretendía la oligarquía mexicana fortalecer las bases de su dominio. Escasos años atrás los levantamientos revolucionarios de las masas explotadas habían puesto en peligro las estructuras coloniales de toda la sociedad mexicana; este Imperio de dimensiones gigantescas cumpliría la función, entre otras, de ganar al pueblo para los sueños expansionistas de la clase dominante y en esta forma, apartarlo de sus verdaderos intereses.

Solamente quince días después de proclamada la Independencia de Centroamérica escribía Iturbide a Gaínza: "Cuando volviendo los ojos a la ilustrada y bella Guatemala, conoció la necesidad de asociarla a su gloria [refiriéndose a México] y llevarla a la participación de la dicha que va a hacer indefectiblemente el resultado de la independencia".** Eli 9 de octubre volvía a escribir el Jefe del Gobierno mexicano al de Centroamérica: "Mi objeto es sólo manifestar a V. E. que el interés actual de México y Guatemala es tan idéntico e indivisible, que no pueden eregirse en Naciones separadas e independientes sin aventurar su existencia y seguridad".*® En los últimos meses de 1821 se decidió apresuradamente la anexión del Istmo a México por medio del voto favorable de una minoría de ayuntamientos controlados por la oligarquía centroamericana.*^ Para consolidar el paso dado se implantó un régimen de terror contra los opositores a la anexión. Inmediatamente después de proclamada la anexión, el 5 de enero de 1822, se publicó un bando calificando de sedicioso a todo aquel que de palabra o por escrito la criticase.*® Como la oligarquía centroamericana se mostraba incapaz de mantener el nuevo orden por sí sola (pues las ciudades de Granada, San José, Tegucigalpa, pero especialmente la provincia de San Salvador seguían siendo partidarias de una independencia absoluta tanto de España como de México) se envió desde México un ejército encargado de someter a las ciudades Esta rebeldes, especialmente a la provincia de San Salvador. provincia se opuso tenazmente a la anexión del Istmo a

52

JULIO CESAR PINTO SORIA

México y logró mantenerse independientemente tanto de este país como de Guatemala todo el tiempo que duró el Imperio de Iturbide.

Varios factores importantes explican el que fuera San Salvador la única provincia del Istmo en capacidad de desarrollar un fuerte movimiento armado contra la anexión. Primeramente, la anexión a México no significaba otra cosa que la continuación del antiguo status colonial en el que Guatemala, como entonces, tendría la hegemonía sobre las provincias. En la nueva administración que pensaba introducir Iturbide en el Istmo, continuaba siendo Guatemala el centro de la Administración de las provincias,*^ contra lo que estaban los criollos salvadoreños porque se oponía a sus intereses económicos.

Con la anexión del Istmo a México quedan frustrados los intereses de la oligarquía salvadoreña, que era la más interesada en una eliminación efectiva del dominio colonial. Además, en el lapso entre 1811 y 1822 se había desarrollado en la región de El Salvador una fuerte tradición revolucionaria anticolonial con participación activa de las masas exploEsta tradición de lucha del pueblo salvadoreño y la existencia de caudillos criollos en contacto con él a través de una posición anticolonial desde 1811, como era el caso de Arce y del cura Delgado, facilitaron la movilización y organización de las masas contra los invasores mexicanos y guatemaltecos. A la vez, la Junta de Gobierno que se instaló en la Ciudad de San Salvador el 11 de enero de 1822, decretó, entre otras medidas, una abolición de todos los impuestos y tributos que se pagaban en la época colonial y declaró: "abolida para siempre la esclavitud y en consecuencia, quedarán libres todos los esclavos de ambos sexos en el acto de publicación de este tadas.*^

bandos" Estas medidas tomadas por los criollos salvadoreños introdigeron una mejoría momentánea en la suerte de las masas explotadas, transformando en esta forma el conflicto político en una lucha entre el progreso y la restauración colonial, en la cual, el pueblo tenía por el momento intereses concretos que defender. Arce hizo al mismo tiempo de la lucha contra la anexión un movimiento contra la oligarquía mexi-

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

53

cana, pero especialmente contra la guatemalteca, que por su función durante la dominación española se había identificado claramente con el sistema colonial. En una proclama al pueblo salvadoreño de mediados de 1822 escribía Arce lo. siguiente: "Habitantes de la Provincia del Salvador, 'Viva la Patria*. La mano poderosa del Señor de los Ejércitos ha concedido que las armas protectoras de la libertad triunfen del espíritu de opresión que reina en las principales familias de Guatemala y en el que tiene el Gobierno de aquella provincia".*^ El ejército de

Guatemala encargado de

obligar a la

provincia de San Salvador a que reconociera la anexión fue derrotado completamente por el pueblo salvadoreño, lo que motivó la intervención rápida de las tropas mexicanas. En esta lucha contra la invasión mexicana-guatemalteca se distinguió Arce y su prestigio se extendió a toda Centroamérica. Esta popularidad, que lo llevaría después a la presidencia de la Federación, lo movió más tarde a tratar de implantar con la oligarquía guatemalteca una dictadura en el Istmo, renegando así de sus antiguos postulados progresistas.

pueblo dio grandes muestras de heroísmo. A principios de 1823 los terratenientes salvadoreños aceptaron las condiciones del jefe mexicano, pero el pueblo, que venía sosteniendo la lucha por la independencia desde 1811, amenazó con seguir peleando, esta vez no sólo contra los invasores sino contra los mismos criollos del CJongreso que secretamente habían pactado la incorporación de la provincia al Imperio de Iturbide.*^ Por ese mismo tiempo se levantó Santa Anna contra Iturbide y el Imperio no duró dos meses más.

La lucha contra

3.

los invasores continuó,

y

el

La Constítución Federal de 1824

En la implantación del sistema federal en Centroamérica tuvieron importancia diversos factores, como la influencia manifiesta que tuvo el ejemplo de los Estados Unidos en los liberales centroamericanos, entre otros. No obstante, el origen de la implantación de tal sistema tiene que ser buscado en el específico estado histórico del Istmo en aquella época. En la correlación de fuerzas que se daba entre los distintos grupos

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54

para mediados de 1823 habían influido en forma determinante factores externos. La caída de Iturbide facilitó tanto en México como en Centroamérica la toma del poder por el elemento liberal republicano. Sin embargo, en el caso de Centroamérica no se podía añrmar de ninguna manera que el triunfo liberal hubiera sido el resultado de una derrota real de la oligarquía colonial en el terreno político y económico. El triunfo liberal de 1823 estuvo ante todo condicionado por la coyuntura favorable que se presentó con la caída de Iturbide en México: el fracaso del imperio dejó a la oligarquía centroamericana aislada y desprestigiada ante el resto de la población, y momentáneamente, incapaz de poder influir en los asuntos políticos del Istmo.** En 1823 se convocó la formación de una Asamblea Nacional Constituyente en la que los liberales obtuvieron un triunfo completo sobre la oligarquía. La derrota de la oligarquía era, sin embargo, de carácter pasajero. Su poder radicaba en la posición preponderante que tenía dentro del sistema heredado de la Colonia y mientras éste no sufriera transformaciones radicales en su estructura socioeconómica, existiría siempre el peligro de que ella se levantara nuevamente, como sucedió realmente tres años más políticos

tarde.

Los principales decretos que promulgó la Asamblea Nacional Constituyente, pero especialmente la Constitución Federal de 1824, no son más que el fiel reflejo de la situación específica de Centroamérica en aquella primera etapa de su vida nacional. Siendo la Constitución Federal un triunfo del partido liberal, tenía ante todo que defender y consolidar los intereses políticos de este grupo y tratar de quebrar el poder de la oligarquía. Para lograr esto los liberales lucharon en las dos décadas subsiguientes por implantar un sistema político que rompiera el papel hegemónico de Guatemala y colocara a las provincias en igualdad de derechos y de posibilidades frente a la antigua capital del Reino de Guatemala. La única

forma

que compaginaba con los intereses de los liberales era, en las condiciones específicas del Istmo en aquella época, el sistema federal. Importancia decisiva en la implantación del sistema federal tuvo la aversión general que existía en las provincias con respecto a Guatemala por el papel dominante que ella había desempeñado en la época colonial.*® Las provincias se mostraban política estatal

políticos

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

55

contrarias a la implantación de

un sistema político central en que Guatemala, dado su poder económico y su tendencia hegemónica, alcanzara nuevamente una importancia similar a la que tuvo en la época colonial. el

Además, después de jurada la Independencia, las provinmostrado no sólo su deseo de separarse de Guatemala, sino también capacidad para gobernarse por sí cias habían

mismas, sin la intervención de gobierno central cualquiera. El Salvador, que mantenía prácticamente el orden liberal en el

Istmo apoyando a

los

grupos liberales de

las otras provin-

era el más fuerte defensor del sistema federal como forma de gobierno y según García: "La idea de la Federación fue desde el principio, la estrella que guió los pasos de sus dirigentes"." Inmediatamente después de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, y aún antes de ser promulgada la CJonstitución federal que autorizaba a las provincias a constituirse en estados federados, las provincias por su propia cuenta habían ya organizado prácticamente sus propios aparatos estatales con sus respectivas constituciones locales. La oligarquía había tratado por todos los medios posibles de evitar la implantación del sistema federal y el clero de Guatemala y León habíanse negado a reconocer la nueva Constitución federal, amenazando con utilizar su influencia y crearle dificultades a las autoridades liberales. Como respuesta a estos intentos de la oligarquía y del clero las provincias apresuraron la organización de su administración interna. La primera en dictar su propia constitución fue la provincia de San Salvador, a principios del año de 1824.*® Con la promulgación de la Constitución federal se erigieron las provincias en Estados prácticamente independientes. La adopción del sistema federal significó en la práctica, indepen- ^ dientemente de las causas concretas que motivaron su implantación, un fortalecimiento de los intereses locales, pues la impotencia económica del partido liberal lo imposibilitaba completamente para realizar una integración económica, política y social del Istmo en el corto tiempo de las dos décadas cias,*^

subsiguientes.

Para que las reformas adoptadas por los liberales: introducción de nuevos cultivos, proyectos de colonización de tipo ^^ capitalista con población extranjera, fomento de la minería.

JULIO CESAR PINTO SORIA

56

tuvieran los resultados deseados, se precisaba, además de un desarrollo superior al existente de las fuerzas productivas, una fuerte centralización del poder político. Sin embargo, de etc.,

los

grupos políticos existentes,

la oligarquía colonial

y

la

incipiente burguesía liberal nacional, ninguno contaba con el suficiente poder político-económico para llevar a cabo la centralización política del Istmo. La Ck)nstitución federal de 1824 fracasó al final en su intento de darle unidad nacional a un territorio que el sistema colonial había transformado en cinco regiones autosuficientes, separadas entre sí no sólo por los grandes obstáculos geográficos, sino ante todo por los fuertes intereses de las oligarquías locales. Sin embargo, la única forma estatal que podía asegurarle a los liberales la dominación política, conscientes o no de su debilidad a nivel nacional, era el sistema federal. EUos estaban conscientes de que en la situación específica del Istmo la adopción del sistema central significaba de hecho el reconocimiento del predominio de Guatemala, lo que significaba a la vez claudicar ante la oligarquía colonial y echar por la borda todos sus intereses de clase.

Centroamérica vivía, como el resto de la América española, la etapa de la formación de estados nacionales burgueses, pero con la diferencia de que en el Istmo el elemento burgués era extremadamente débil para imponer su dominio político rompiendo el orden tradicional heredado de la época colonial. En estas circunstancias los liberales adoptaron el sistema federal, viendo en él no sólo el medio que lograba mantener la unidad del Istmo, sino también el que brindaba la posibilidad de sacarlo de su atraso colonial, premisa indispensable para transformar a la antigua Capitanía General de Guatemala en un estado burgués moderno.

No obstante su

evidente debilidad, la administración

por la energía y empeño que puso en la introducción de reformas que sacaran al Istmo de su atraso colonial. La experiencia que se tuvo con la anexión del Istmo a México movió a los liberales a fortalecer definitivamente la Independencia, haciendo hincapié en que las provincias de la antigua Capitanía General de Guatemala: "Son libres e independientes de la antigua España, de México y de cualquier otra potencia; así del antiguo como del nuevo mundo; y que no liberal se caracterizó

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NAaONAL

57

son ni deben ser el patrimonio de persona ni familia alguna".®^ este mismo sentido se trató de terminar con la influencia de la oligarquía, eliminando el antiguo aparato administrativo colonial, en el cual solamente la oligarquía guatemalteca acaparaba 64 puestos que le aportaban la cantidad de 89,025 pesos.®^ Un peligro constante para las nuevas instituciones republicanas constituía la presencia de las tropas mexicanas en el Istmo. La oligarquía guatemalteca había hecho todo lo posible por evitar su salida, pensando utilizarlas más tarde para sus propios ñnes políticos. No obstante, las tropas mexicanas tuvieron que abandonar el territorio centroamericano ante la protesta de las provincias que amenazaron con no concurrir al Congreso Nacional convocado en Guatemala, mientras la tropa imperial no abandonara el territorio nacional.*^ De importancia para la conservación de la Independencia nacional consideraban los liberales la formación de una Confederación americana: "Que representase unida a la gran familia americana, garantizase la libertad e independencia de sus Estados, los auxiliase, mantuviese en paz, resistiese las invasiones del extrai\jero, revisase los tratados de las diferentes Repúblicas entre sí y con el antiguo mundo, crease y sostuviese una competente marina, hiciese común el comercio a todos los Estados, arreglando el giro y los derechos, acordase todas las demás medidas propias para impulsar la prosperidad de los mismos Estados".*^ Los liberales centroamericanos estuvieron representados en el Congreso Bolivariano por una de sus ñguras más ilustres: el Dr. Pedro Molina.

En

De importancia decisiva para la introducción de las nuevas relaciones sociales burguesas en el Istmo era la eliminación del sistema de castas de la Colonia y la proclamación de la igualdad de todos los miembros de la sociedad ante la ley. En este sentido fue abolida la esclavitud a través de los decretos de la Asamblea Nacional Constituyente dell 7 y 23 de abril de 1824.*^ La abolición de la esclavitud afectó a muy pocos propietarios dada la poca importancia que ella tenía en la economías del Istmo. Uno de los pocos afectados por este decreto fue la misión de Santo Domingo, la cual perdió 800 esclavos.*® La propiedad privada y las nuevas relaciones de trabajo serían las premisas fundamentales de la nueva sociedad que se trataba de instaurar. A finales del 20 decía Valle sobre la propiedad privada: "El primero que dyo: la propiedad

.

58

JULIO CESAR PINTO SORIA

es sagrada, fue un Dios digno de la adoración de los pueblos. El pueblo donde se hable con sinceridad este idionia: el Tuyo y Mío, será rico y poderoso. Pero si la propiedad no es sagrada: si puede arrebatarla el crimen, violarla la fuerza. ¿Quién será el .

.

.

fatuo que quiera hacer los sacrificios siempre penosos, que exige la acumulación de valores o producción de capital?"** Por ese mismo tiempo se dictaron varios decretos que tenían por objeto abolir las relaciones coloniales de trabajo. Sobre la importancia de las nuevas relaciones de trabsyo para el desarrollo de la economía nacional decía Valle: "Ya va pasando el tiempo en que los jornaleros eran vistos como siervos, y los propietarios como dueños o señores de ellos. Un operario, un obrero o jornalero no es un siervo. Es un coproductor de la

No es una servidumbre la que se estipula: es un pacto que se celebra. El operario ofrece brazos y el capitalista promete salarios".*^ riqueza. el

Los liberales centroamericanos estaban fuertemente convencidos, influenciados parcialmente por la negativa experiencia colonial que había prácticamente paralizado la emigración de población europea al Istmo, que en el incremento de la economía nacional jugaría un papel importante la migración de población extranjera. Por ese tiempo se dictaron varios decretos encaminados a fomentar la inmigración. El territorio de Centroamérica fue declarado: "Asilo sagrado para todo extranjero, convida con todas las prerrogativas de la ciudadanía y les ofrece extensos y fértiles terrenos a todos los que quieran radicarse en el país o ejercer en él alguna profesión útil, y manda, tanto a las autoridades de las fronteras como a las demás de la Nación que les faciliten su cómodo traslado al interior de la República".*® Estos decretos tenían vigencia para todos los Estados áe la Federación, los cuales quedaban autorizados en esta forma a utilizar sus respectivos terrenos baldíos para la realización de los mismos. Con la inmigración de población europea pensaban los liberales resolver problemas importantes para el desarrollo nacional. "La Europa, decía Valle, es el país de los capitales y luces. Abramos al europeo las puertas de la República, si queremos que Centro América sea ilustrada y rica".*® Para los liberales la llegada de población europea significaba ante todo la introducción de capitales y nuevas técnicas de trabajo, según ellos, condiciones indispensables para el desarrollo del país.

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Uno de los proyectos importantes que ocupó la atención de los liberales fue el establecimiento de la navegación a vapor en los ríos Polochic y Motagua, que comunicaban a Guatemala con las costas del Atlántico. Para llevar a cabo esta empresa, que facilitaría de gran manera el comercio con los países europeos, se pensaba atraer capital extranjero. Con este objeto, se dirigió el gobierno federal a mediados de 1824 al de los Estados Unidos para buscar la forma de establecer contactos con casas de comercio que tuvieran interés en el proyecto.^® Este proyecto estaba estrechamente vinculado con el de construir un puerto en la costa del Atlántico (que sólo llegó a realizarse bajo el gobierno progresista de Arbenz). Este puerto en el Atlántico terminaría con el monopolio que mantenía la colonia inglesa de Belice sobre el comercio centroamericano, colocando al Istmo en capacidad de comerciar directamente con los países de Europa y con los Estados Unidos.^^ La inmigración europea sería importante para la colonización de aquellos territorios que hasta el momento no habían sido absorbidos por la economía del país. Es indudable, que la colonización del norte de Guatemala, El Fetén y la Verapaz, tenían también como objeto frenar el constante expansionismo inglés en el Istmo. Este expansionismo inglés se manifestaba, entre otras formas, en una prolongación constante de las fronteras de Belice mucho más allá de los límites establecidos por el tratado entre España e Inglaterra en 1786. Los ingleses justificaban las usurpaciones de estos territorios argumentando precisamente que éstos se encontraban deshabitados,^^ y por consiguiente, fuera del poder guatemalteco. Estos proyectos de colonización sólo se intentan más tarde bsyo el régimen de Morazán. minas se pensó también en atraer capital extranjero. A fines de 1825 se formó una compañía anglo-guatemalteca con miras a intensificar este ramo de la economía del país. Al mismo tiempo se autorizó la cantidad de ochocientos pesos para contratar los servicios de un profesor de mineralogía.^^ Para el fomento de

las

me

En el terreno de la enseñanza se trató de superar sistema educativo heredado de la colonia introduciendo método

lancasteriano.^^

el el

JULIO CESAR PINTO SORIA

60

primera Sociedad Económica en el estado lamentable del comercio exterior una de las causas principales del atraso económico del Istmo. Además de la gran influencia que tuvo el mercantilismo en los políticos liberales, también contribuyó de manera decisiva, la negativa influencia colonial a que se le diera tanta importancia al comercio libre como requisito indispensable para el desarrollo de la economía nacional. La Asamblea Nacional Constituyente dictó primeramente varios decretos tendientes a mejorar el comercio interno. Con este objeto se abolieron los estancos y demás trabas que había creado el sistema colonial para entorpecer el comercio interno de las provincias.^^ Con la misma intención se introdujo un sistema de pesos y medidas iguales para todos los Estados de la Federación,^® y se dieron los primeros pasos para mejorar el sistema vial del país. En 1823 dispuso la Asamblea Nacional Constituyente que sólo se aceptarían como candidatos al nuevo gobierno a aquellas personas que hubieran dado pasos para mejorar las calles de sus distritos.^^

Tanto

como

los reformistas

de

la

los dirigentes del partido liberal vieron

Importancia decisiva para el comercio interno tendría el proyecto sobre la instalación de la navegación a vapor en los ríos Polochic y Motagua y la construcción de una carretera que comunicara a la ciudad de Guatemala con el Puerto de Istapa, en la costa del Pacífico. Para el comercio exterior se habilitaron los Puertos de Istapa, La Libertad, La Unión y San Juan.^® Según un informe del gobierno federal comentado por Thompson, las exportaciones del Istmo se duplicaron en el lapso de dos años, y se tenían razones fundadas para creer que pronto alcanzarían la suma de 5.000,000 de pesos.^' En poco tiempo se vio Centroamérica invadida de mercancías inglesas, que arruinarían la industria textil nacional. En 1820 existían sólo en la capital de Guatemala la cantidad de 637 telares, diez años más tarde escasamente llegaban a 73.®° La situación penosa que atravesaban los artesanos los empujó no sólo a protestar ante el gobierno federal, sino también a pedir medidas en favor de la industria textil nacional.®^ Sin embargo, el gobierno liberal profundamente convencido de la importancia capital del libre cambio en el desarrollo nacional, no accedió a las peticiones de los artesanos. Valle, probablemente el ideólogo más capaz de los liberales centroamericanos, responde a los artesanos de esta manera: "En un pueblo

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61

naciente donde todo comienza a ser, sería delirio embarazar la introducción de artefactos extraños, trabsyados con perfección y economía, y forzar a la venta de los nacionales, caros y mal hechos**." Según los datos existentes, quedaron arruinados de 3,000 a 4,000 tejedores/^ que más tarde serían movilizados por la oligarquía en contra del régimen liberal.

Los liberales centroamericanos se interesaron también en la construcción de un canal interoceánico en el Estado de Nicaragua. Para llevar a la práctica este proyecto se envió un agente del gobierno federal ajos Estados Unidos para interesar a ese gobierno en la construcción del mismo.*^ Sin embargo, para aquel tiempo ya advertía Valle sobre las posibles consecuencias negativas que podría traer para la integridad nacional del Istmo, debido a su debilidad económica, el hecho de que el canal interoceánico fuera construido por una compañía extraivjera: Todos los puntos o lugares del globo han sido objeto de celos y rivalidades desde el instante en que se les ha puesto en estado interesante para el comercio. Nicaragua, colocada en posición tan vents^osa no ha sido olvidada por las naciones extranjeras. Nicaragua sin canal no ofrece tantos atractivos como Nicaragua con canal. En Nicaragua sin canal no hay para ocuparla los motivos y pretextos que puede haber en Nicaragua con canal".*' Valle afírmaba, que para poder estar en capacidad de responder por la integridad del Istmo, a la hora de la construcción de un canal interoceánico, era necesario fortalecer primero las bases de la economía nacional.

forma especial en

.

.

.

.

La mayoría de estos proyectos no se llevaron a la práctica Esto se debió, por un lado, a la falta de bases materiales para la realización de los mismos, y por otro, a la inestabilidad política en el Istmo en los primeros veinte años de su vida independiente, requisitos, que en última instancia se condicionaban mutuamente. Ck)n las medidas introducidas por los liberales se trataba de crear condiciones favorables para el desarrollo del capitalismo en el Istmo. Sin embargo, el bajo nivel de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas en la época colonial hacía de antemano ineficaces toda clase de reformas. La pesada herencia colonial se hacía sentir principalmente en los siguientes puntos: a) en el carácter autosuficiente y desigual de la economía; b) en la falta de un mercado interno

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JULIO CESAR PINTO SORIA

desarrollado o al menos en vías de desarrollo; c) en el predominio del espíritu localista y en la casi inexistencia de un poder político centralizado; d) en la falta de una clase con suficiente poder político-económico que no sólo respaldara las medidas introducidas, sino que estuviera también en capacidad de defender la economía nacional de la influencia dañina del capital exterior, que utiliza la debilidad de los países recién independizados para transformarlos en neocolonias del mercado capitalista internacional.

Generador y resultado del atraso general del Istmo, fue la una oligarquía enemiga de cualquier clase de transformaciones en las estructuras heredadas de la Colonia, así coino el papel preponderante que tenía el clero en la sociedad en general. Para acabar efectivamente con el poder de la oligarquía y la influencia del clero y sentar así bases reales para un desarrollo nacional, era ante todo indispensable eliminar el carácter colonial-parasitario de la gran propiedad territorial. El único paso que se dio en esta dirección fue la promulgación de un decreto reglamentando la parcelación de los terrenos baldíos o realengos.*® Smith es de la opinión, de que los liberales estaban conscientes de que el atraso de la agricultura se debía a la existencia de la gran propiedad territorial y que precisamente ésto motivó la promulgación del decreto anterior.®^ Esto, no obstante, el gobierno liberal no tomó en el primer período de su dominio ninguna medida seria contra la gran propiedad de la oligarquía. existencia de

Está fuera de duda, lo prueba claramente el documento Comercio anteriormente citado,®® que entre algunos liberales, principalmente propietarios y comerciantes medianos interesados en vitalizar el mercado interno, había interés en una distribución de la tierra que estuviera más acorde con las nuevas tendencias económicas del capitalismo. Sin embargo, el grueso del partido liberal estaba formado, tal y como el conservador, por grandes propietarios que no tenían el menor deseo de plantear reformas que tan íntimamente tocaban sus intereses económicos. Debido a ello, con relación al problema de la tierra, no había en aquel tiempo, ni lo hubo tampoco después, grandes discrepancias entre liberales y conservadores. El único problema agrario que existía para ellos, y que fueron solucionando con el correr del tiempo a del Consulado de

CENTROAMERICA, DE LA CX)LONIA AL ESTADO NACIONAL

63

partir de 1871, lo planteaba la tierra de la Iglesia y de las comunidades indígenas que aún no se habían apropiado. Las pocas expropiaciones que se dieron algunas veces de liberales a conservadores y viceversa, fueron ante todo motivadas por represalias políticas de unos contra otros, sin tomar en ningún

momento

carácter de medida socioeconómica encaminada a grandes desproporciones en la posesión de la tierra. Estos límites del progresismo liberal eran los límites inherentes a la burguesía en general, que ante la perspectiva de defender sus intereses de clase frente al pueblo explotado, es capaz de unirse a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

cambiar

las

En realidad, el primer intento por transformar la gran propiedad territorial sólo se dio a partir de 1829, cuando el Congreso Federal declara: "que la nación no reconoce ni admite en su seno orden alguna de religiosos"*® y fueron expulsados a La Habana 289 eclesiásticos. La expropiación y venta de los bienes de la Iglesia, realizada bsyo el gobierno de Morazán entre 1831 y 1837, produjeron la cantidad de 181,708 pesos.*° Los bienes del clero se remataron a precios ínfimos y probablemente Montúfar no incluyó en su informe la cantidad que produjo la expropiación hecha por los liberales guatemaltecos a fines de 1829. -

el poder de la Iglesia A esto se había económicos. era expropiarla de sus bienes el poder señalar al referido ya VaDe, a principios de 1821, para el representaba que económico de la Iglesia y el peligro darse podía situación, país; advirtiendo que de continuar esta a ser pasara tierra la un día el caso triste de que toda parte gran recuperó propiedad del clero.®^ Aunque la Iglesia de sus dominios en la época de Carrera, es indudable que su posterior expropiación sólo contribuyó a fortalecer el latifundismo conservador y liberal; ya que la difícil situación material de las masas explotadas les cerraba toda posibilidad de sacar algún beneñcio de la venta de los bienes expropiados.

Un medio

A

efectivo

para acabar con

principios de 1824 se dictaron las primeras medidas

concretas contra la Iglesia, principalmente en el Estado de Guatemala, donde su poder económico e influencia sobre la población la hacían para los liberales un enemigo político de

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JULIO CESAR PINTO SORIA

primer orden. Estos intentaron contrarrestar la influencia del clero sobre la población como primer paso, promulgando la libertad de imprenta, de pensamiento, y autorizando la introducción de toda la literatura prohibida durante la época colonial. Sin embargo, el analfabetismo general de la población hizo tal medida ineficaz. Las nuevas instituciones culturales, como el teatro y la prensa, fueron utilizadas también por los liberales para ridiculizar y desprestigiar el clero.®^ Sin embargo, fueron los decretos emitidos por la Asamblea del Estado de Guatemala en los meses de junio, julio y

septiembre de 1825 los que tocaron más vivamente los intereses de la Iglesia. Los principales decretos, cuyo marcado anticlericalismo provocó prácticamente la caída del gobierno liberal guatemalteco a fines de 1826, fueron los siguientes: a) se derogó un convento de hermanas de la caridad y uno de la misión de San Agustín, pasando todos sus bienes a la disposición del Estado; b) se prohibió toda comunicación, bajo pena de expatriación, entre el clero guatemalteco y las autoridades eclesiásticas residentes en España; c) la renta del diezmo fue reducida a la mitad, asimismo se prohibió el servicio y raciones por parte de la población a los curas; d) se prohibió que los jóvenes menores de 23 años entraran en conventos religiosos y profesaran sólo hasta los 25 años cumplidos; e) se autorizó que los hyos naturales, incluyendo los hyos de clérigos y monjas profesas, pudieran heredar extestamento y abtestamento; f) entre los privilegios coloniales del clero fueron suprimidos el de no pagar impuestos o alcabalas "de que abusivamente gozaban las iglesias y monasterios aún respecto de los efectos comerciales". Para reforzar el control político sobre las actividades del clero era para los liberales de gran importancia colocar a las autoridades eclesiásticas bajo la jurisdicción de las estatales. Con este fin emitió la Asamblea del Estado un decreto prohibiendo la circulación de edictos pastorales, así como de toda circular del metropolitano, sin la autorización del Jefe de Estado, tal y como se acostumbraba bajo el régimen colonial. Sin embargo, la forma agresiva como reaccionó el clero y la oligarquía, y en especial el descontento que despertó la medida entre la población, obligó poco tiempo después a los liberales a revocar tal medida.®^

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

65

Otra maniobra de los liberales contra la Iglesia fue el intento que hicieron para dividir su influencia en el Istmo por medio del establecimiento de un Obispado en el Estado de El Salvador. Esta medida iba dirigida especialmente contra el arzobispo Casaus de Guatemala, enemigo jurado de la Independencia y que aunaba bsyo su dirección al clero más reaccionario de Centroamérica. A la vez, la fundación de un Obispado propio para la provincia de San Salvador había sido planteado más de una vez por los criollos salvadoreños desde las luchas políticas de 1811. Tampoco fue una casualidad que fuera precisamente el cura Delgado el nombrado para ocupar el cargo de Obispo. Delgado se había interesado vivamente por el Obispado desde años atrás, su militancia liberal se había hecho patente en su actuación decisiva en la lucha contra la anexión. En 1823 presidió la Asamblea Nacional Constituyente que orgpnizó las bases de la futura república centroamericana. Sin embargo, a mediados de 1825 el Senado Federal se vio obligado a desautorizar los pasos dados por el CJongreso Federal y por la Asamblea salvadoreña con respecto a la creación del Obispado.*' El clero guatemalteco movilizó a las masas fanatizadas contra la administración liberal de tal manera, que éstos se vieron obligados a ceder derogando la medida. El Estado de El Salvador se vio invadido por curas guatemaltecos que se dedicaron a movilizar al pueblo para que se levantara contra el "impostor Delgado", que en aquellas condiciones significaba levantarse contra las autoridades salvadoreñas. Delgado se vio así obligado a expulsar de su territorio a más de 40 eclesiásticos que se dedicaban a estas actividades.*®

En el atraso que caracterizaba a la sociedad centroamericana era inconcebible tratar de introducir cambios en las estructuras existentes sin atacar al mismo tiempo las posesiones de la Iglesia. A ello se debió, que la lucha política tomara en ese tiempo el cariz de una lucha religiosa y que los grupos políticos se deñnieran claramente en dos partidos antagó-

que luchaban por defender los privilegios del clero y status colonial y los liberales o "herejes^ que trataban de introducir cambios en las estructuras del país. nicos: los

el

f, -^

^ Ck)nforme las medidas liberales anticlericales se fueron radicalizando, el clero y la oligarquía tradicional empezaron a

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66

formar un fuerte bloque antiliberal apoyado por los sectores más fanáticos y descontentos, especialmente por los artesanos arruinados a través del libre cambio. El clero y la oligarquía utilizaron hábilmente la poca base popular de los liberales entre la población guatemalteca, fomentando una atmósfera hostil contra las autoridades locales. El clero se dedicó a divulgar entre la masa fanatizada y analfabets^que la meta de las reformas liberales no era otra que la de terminar con las costumbres tradicionales del pueblo y con la religión católica. El atraso general de la sociedad guatemalteca y la específica composición social de su población fue el mejor aliado de la oligarquía y el mayor obstáculo que encontró la actividad reformista liberal. Por otra parte, las mismas limitaciones históricas del liberalismo centroamericano lo imposibilitaban por completo para tomar medidas sociales efectivas que en alguna forma mejoraran la suerte de las masas explotadas y en esta forma, ganar su simpatía y apoyo. La crisis que vivía la economía del Istmo en la época de la Independencia golpeaba especialmente a las masas explotadas y no cabe duda, que ellas esperaban de la Independencia ante todo un mejoramiento económico. La administración liberal, por el contrario, al liberalizar completamente el comercio exterior arruinó, a amplios sectores del artesanado que fueron luego utilizados por la oligarquíaa para la consecución de sus propios fines políticos. ^ indígena la posición liberal progresista no era tampoco fundamentalmente distinta de la del conservador. Tanto el uno como el otro, incluyendo aquí también al ladino guatemalteco, compartían ante el indígena los prejuicios heredados de la Colonia, que hacían de él un ser inferior incapaz de cualquier superación. Al indígena no le interesaba esencialmente participar en las luchas políticas que se llevaban a cabo entre los distintos sectores de la clase dominante, que además de no prometerle nada como grupo explotado, no tenían más objeto que el de disputarse el derecho a explotarlo, fuera con métodos tradicionales o modernos. Con la Independencia de España sólo se inicia para el indígena una época oscura, en la que al faltar los obstáculos que aveces representaban el Rey y las misiones religiosas, su persona y bienes se verán en constante peligro. Sin embargo, con la proclamación de la Independencia se produjo también un

Frente

al

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67

debilitamiento del poder central que favoreció indirectamente, aunque sólo en forma pasajera durante los primeros años de la post-emancipación, la suerte de la población indígena, al debilitarse el control dominante sobre ella, lo cual permitió por un tiempo mantenerse alejada de las guerras civiles que agitaban a la sociedad. Los liberales, por la forma en que realizaron sus medidas, en vez de aumentar sus bases populares se aislaron más de la población. La forma violenta como se cobraban las contribuciones, los reclutamientos forzosos que se realizaban entre la población y la manera abierta en que se ridiculizaba al clero, no hicieron otra cosa que canalizar el descontento de la población contra la administración liberal.*^ le

Con

la

promulgación de

los decretos anticlericales los

en esta forma, en una etapa lucha política en que eran indispensables para la realización de los mismos, las dos premisas siguientes: a) la creación de una fuerte base económica que estuviera en capacidad de romper el equilibrio tradicional de las formas atrasadas de producción; b) una cerrada unidad entre las filas progresistas políticas. En el tiempo en que se agudizó la lucha entre los liberales y la oligarquía, no existían en Guatemala ninguna de estas dos condiciones: la fuerza de los liberales descansaba en la unidad que habían logrado a nivel centroamericano bajo la presión de la invasión mexicana y que después, habían sabido utilizar al implantar el sistema federal como forma de gobierno. liberales guatemaltecos entraban,

de

la

La debilidad de los liberales guatemaltecos los hacía especialmente dependientes del apoyo de las fuerzas republicanas de los otros Estados, principalmente de las de El Salvador, para poder imponer su dominación política. Cuando se agudizó la lucha política en Guatemala se dio precisamente un distanciamiento momentáneo, por Arce hábilmente provocado, entre los liberales de El Salvador y los guatemaltecos. Arce había sido hasta el momento el caudillo de los liberales, gracias a su actitud anticolonial desde 1811 y a su evidente hostilidad hacia las familias criollas guatemaltecas. Sin embargo, al convertirse en Presidente de la Federación salieron también a luz las ambiciones del caudillo, que creyendo contar con suficiente popularidad en el resto de los Estados, dispuso

68

JULIO CESAR PINTO SORIA

erigir su dictadura, contando para ello con el apoyo de la oligarquía guatemalteca. En realidad, Arce sólo se convertiría en el instrumento que necesitaba la oligarquía para derrotar a los liberales guatemaltecos y luego, con la ayuda del nuevo

ejército federal,

imponer nuevamente su hegemonía en

Istmo. El cambio político de Arce no es de extrañar.

el

En

sociedades en estado de transformación política, y con escaso desarrollo económico, la composición de los partidos políticos no es definitiva, dado que aún no existe una estructuración clara de las distintas clases y grupos sociales.

Además, había un hecho importante que facilitaba el acercamiento entre Arce y la oligarquía: la mutua aversión al sistema federal. Arce se había manifestado más de una vez, como él mismo lo reconoce en su "Memoria** de 1830, contrario al sistema federal como forma de gobierno apropiada para Centroamérica. Lo que antes probablemente sólo había sido antipatía instintiva hacia todo aquello que pudiera oponerse a sus ambiciones de mando, cobró para Arce dimensiones objetivas a la hora de hacerse cargo de la presidencia de la República. En aquel entonces tenía Arce dos motivos para sentirse inseguro en el poder. Por una parte, las aspiraciones dictatoriales del caudillo Arce se veían constantemente frenadas por el sistema de gobierno adoptado en 1824; el cual, además de asegurarle a los Estados una casi absoluta autonomía en sus asuntos internos frente al gobierno central, los autorizaba a oponerse al Ejecutivo federal si se daba el caso de que éste atentara contra sus intereses. Sólo en una república centralizada, donde el poder del presidente se ejerciera sin ninguna clase de limitaciones, podía Arce llevar a cabo sus ambiciones políticas. El otro motivo de inseguridad para Arce eran las condiciones precarias en que había obtenido el poder. Su elección como presidente había sido prácticamente el resultado de una componenda entre liberales y conservadores que respectivamente no habían logrado ponerse de acuerdo en relación al hombre que debía representar sus intereses en la presidencia de la Federación. Resultado de todo esto fue que Arce llegó a la presidencia de Centroamérica sobre bases muy frágiles, después de largas vacilaciones entre los distintos grupos políticos. En estas circunstancias, y pensando utilizarse mutuamente para llevar

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

69

a la práctica sus respectivos intereses, cerraron Arce y la oligarquía una alianza momentánea que descansaba en la mutua aversión al sistema federal. Esta alianza, a la cual Arce había entrado con la esperanza de fortalecer su poder sobre todo Centroamérica, se romperá poco tiempo después, al mostrarse éste incapaz de vencer la resistencia militar de los Estados y la oligarquía guatemalteca lo despoja por medio de una hábil maniobra, primero de la jefatura del ejército federal, y luego de la presidencia de la República. El trabajo común entre Arce y la oligarquía era evidente: "Arce pues, por una de esas anomalías, que no son raras en las épocas de revolución, se puso a la cabeza de los serviles, se decidió a sostener las mismas opiniones que siempre había combatido; y se ligó con el arzobispo que había predicado contra él, con los frailes que lo habían tenido por hereje, y con las familias que le habían hecho la guerra en tiempo del imperio".'* Desde este momento los liberales guatemaltecos se apartaron completamente de Arce, y se dedicaron a buscar la forma de desenmascararlo ante los Estados como "al tirano que pretendía levantarse".®* Arce utilizó con habilidad varias circunstancias para aislar al gobierno guatemalteco de los otros Estados de la Federación, y hasta logró su ayuda para derrotar a las autoridades guatemaltecas. Primeramente aprovechó su prestigio en los Estados para crear la imagen de que las autoridades locales guatemaltecas no sólo se mostraban contrarias al gobierno federal, sino que conspiraban constantemente contra él. La dificultad con que circulaban las noticias y la rapidez con que se desarrollaron los acontecimientos, hizo prácticamente imposible que los Estados se pudieran formar un juicio exacto sobre el verdadero carácter del conflicto entre Arce y las autoridades guatemaltecas. Al mismo tiempo Arce se ganaba las simpatías de los Estados recargando prácticamente sólo sobre las finanzas del Estado de Guatemala los gastos del gobierno federal.^°°

importante, sin embargo, que fue utilizado siempre por los distintos grupos políticos en su lucha por el poder, fue el fuerte localismo centroamericano que se reflejaba, entre otras formas, en la tradicional antipatía de las provincias hacia la antigua capital colonial. Esta aversión general, y el hecho de que era originario de El Salvador, le El factor

más

JULIO CESAR PINTO SORIA

70

a Arce el sembrar la confusión y hasta enemistad entre los liberales de su región natal contra el gobierno guatemalteco. En un dictamen de octubre de 1826 [un mes antes habían sido depuestas por Arce las autoridades locales de Guatemala y su Vicepresidente, Cirilo Flores, había sido asesinado por una turba de fanáticos instigados por el clero ] escribía la Asamblea salvadoreña contra Guatemala: "Los partidos de Guatemala han sido nuestra cuchilla y nuestro cadalso, y ya es llegada la ocasión de que nosotros obremos facilitó

con más

decisión".

El rompimiento definitivo entre Arce

y

los liberales

guatemaltecos se dio cuando el Congreso federal entró a discutir un proyecto sobre la forma en cómo debía organizarse el ejército federal. Los diputados liberales se habían valido de un oficial francés para elaborar y presentar un proyecto, según el cual, el poder militar de la Federación quedaba repartido entre los cinco Estados y no sólo en manos del Presidente de la Federación, según pretendía Arce.^°^ A este proyecto, que pretendía evitar que Arce concentrara demasiado poder en sus manos, y a los pasos dados por el Congreso Federal para declararle responsabilidad al Presidente de la Federación por ciertas irregularidades en el manejo del préstamo inglés,^°^ respondió Arce con la supresión del Congreso y del Senado federal. Simultáneamente fueron arrestadas las autoridades locales de Guatemala y su Vicepresidente asesinado. Los miembros de la Corte Suprema de Justicia, que habían desautorizado los actos arbitrarios de Arce y se habían negado a reconocer como legal al nuevo gobierno de la oligarquía, se vieron también obligados a renunciar a principios de 1827.^°^ La oligarquía era nuevamente dueña del poder en Guatemala, y poco tiempo después intentaría imponer por la fuerza, por medio de Arce y del ejército federal, su dominio sobre el resto de los Estados de la Federación.

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NOTAS DEL CAPITULO II Solazar, R. A.: 1956, T.

Peinado,

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CENTROAMERICA, DE LA CX)LONIA AL ESTADO NACIONAL

73

Apuntamientos sobre la Agricultura y Comercio del Reyno de

7

Guatemala.: 1980,

p. 94.

8

Salazar, R. A.: 1952, p. 44.

9

En la capital de Guatemala y en la ciudad de León en Nicaragua se concentraba el clero más influyente y mejor organizado de toda la Capitanía General de Guatemala. En estas dos ciudades

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encontraron las autoridades coloniales dos colaboradores efectivos para llevar a cabo la pacificación de las provincias de San Salvador y Nicaragua: el Arzobispo de Guatemala Ramón Casaus y Torres y el Obispo de Nicaragua Nicolás García Jerez. La ubicación geográfica de las dos ciudades y el hecho de que las provincias insurrectas se encontraban respectivamente biyo su jurisdicción eclesiástica, facilitó el control colonial a todo lo largo del Istmo. La provincia de San Salvador se encontraba en lo religioso baio la jurisdicción directa del arzobispado guatemalteco y Casaus y Torres movilizó toda su influencia para llevar a cabo su pacificación. Casaus y Torres fue siempre un infatigable luchador contra el movimiento independentista y era capaz de llegar hasta los últimos extremos con tal de mantener la dominación española en América, como lo decía él mismo en 1812: "Jamás cesaré de repetir que si las armas del Rey hubieran podido acudir pronto y en número competente en que se Adaguaban las mal disimuladas coi\juraclones de Nueva España, o a nada se atrevieran los pérfidos e hipócritas cabecillas, o al instante cayeran a tierra las seis cabezas monstruosas que han encendido con su soplo infernal la tea de la discordia". La colaboración de García Jerez fue también decisiva para el Capitán General Bustamante y Guerra. Valiéndose de algunas argucias y del hecho de haber sido nombrado recientemente Obispo de Nicaragua, García Jerez se ganó la confianza de los insurrectos y lo nombraron Intendente de la provincia. Ya como Intendente, el Obispo entró en relaciones con el Capitán General y ambos se confabularon para dar j)or tierra con los intentos independen tistas de los nicaragüenses. Salazar, R. A.: 1966, T. II, pp. 170 y 171. Marure, A.: 1960, T. I, p. 49 y siguientes. i^^^tw^f^:^^--^ ^

10

^

El Cura y Vicario General de Granada, José Antonio Chamorro, lanzaba en 1812 la siguiente proclama contra los insurgentes: "De estas tres conclusiones se reduce con evidencia, que el pueblo insurrecto ha sido y es un traidor a Dios, a la Religión, al

Rey y a la Patria. Es un traidor a Dios porque ha menospreciado multitud de textos de la Divina Escritura que nos manda

la

obedecer sin réplica a los reyes nuestros señores. Es traidor a la

1

JULIO CESAR PINTO SORIA

74

Religión porque con escándalo y menosprecio, se tragó la excomunión mayor fulminada por el edicto de la Santa Inquisición, 13 de octubre del año 10 contra los insurgentes. Es traidor al Rey, porque no sólo ha menospreciado sus leyes y

despojádolo de su señorío, que por tantos títulos le viene, sino vilipendiado hasta su suelo, teniendo por la mayor infamia el renombre de chapetón. Finalmente, el pueblo insurgente es un traidor a la Patria, porque el despojo formidable que ha hecho, ha sido no sólo sin escuchar y procesar a los despojados, sino conociendo y confesando el mérito y santidad de muchos de ellos". Citado por Vela, D.: 1938, p. 176.

y 1

Salazar, R. A.: 1956; T.

12

Ibid, pp. 182

13

Relación de los autos por la Capitanía General relativos al proyecto de Conspiración que se formula en el Convento de Belén, en: ASGHG: 1934, T. XI, pp. 14 y siguientes.

14

Montúfar y Coronado,

15

García, M. A.: 1958, pp. 349-350.

16

"Si

y

II,

p. 170.

183.

M.: 1963,

Tomo

I,

p. 184.

alguna peculiaridad presenta la distribución territorial de salvadoreños en el momento de la independencia, es el del equilibrio. En realidad, ni ciudades absorbentes ni aglomeración de centros poblados en determinada zona. Respecto de lo primero, el número de habitantes de las dos poblaciones principales —San Salvador y Santa Ana— dicen lo suficiente; en cuanto a lo segundo, si bien acusando una mayor proporción en las regiones occidental y central, el equilibrio queda patente en cuadros como los de Juarros y Ulloa". Barón Castro, R.: 1942, p. 495. Este desarrollo coherente y equilibrado se hacía además evidente en el hecho significativo de que en

los núcleos

esta provincia no se registraron los conflictos localistas entre

dos o más ciudades disputándose el mando político de la región, como fue el caso en Costa Rica entre Cartago y San José, en Nicaragua entre León y Granada, en Honduras entre Comayagua y Tegucigalpa, y en cierta forma, entre Quetzaltenango y la capital de Guatemala ^ ;

17

Humboldt, A. von: 1826,

18

Gutiérrez y UUoa,

19

Ibid,

A.:

p. 146.

1962, p. 146.

.

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL 20

García, M. A.: 1958, p. 359.

21

Barón Castro, R: 1942.

22

Gutiérrez y Ulloa,

23

A.:

-.««i^

1962, p. 15.

-.

,

75

^^}

«u,

i

Información sobre el montepío de añileros en Smith, R. S.: 1959, p. 208.

24

Instrucciones que el Ayuntamiento.

25

Salazar, R. A.: 1956; T.

26

''Bustamante, como el famoso verdugo de Polonia, pudo decir respecto de Guatemala aquellas célebres palabras que el general ruso pronunciaría: 'La paz reina en Varsovia'. En efecto, de 1815 hasta los últimos meses de su gobierno, reinó en este país una paz sombría y silenciosa, apenas alterada por la noticia de algún nuevo, cruel suceso, como los suicidios en las cárceles, de algunas de sus víctimas que preferían la muerte a los tormentos. Así murieron en efecto don Francisco Alfaro, que se enloqueció y degolló en la prisión, por el mal trato que le daba Toledano, ayudante del Presidente, y el médico don José Santiago Célis, que una mañana amaneció ahorcado en su prisión de San Salvador. De un presbítero, don Antonio, cuyo apellido ignoro, cura de San Pedro La Laguna y preso en las cárceles del arzobispo, no se volvió a saber nunca, ni si vivió, ni cómo murió en su prisión*'. Salazar, R. A-: 1956; Tomo II, p. 219.

27

Granada, tal y como la provincia de San Salvador, se caracterizó por su posición anticolonial desde 1811, oponiéndose también enérgicamente a la anexión de Centroamérica a México. La importancia política de Granada era solamente local y en este sentido no se le podría comparar de ninguna manera con la provincia de San Salvador; no obstante, a través de su posición anticolonial Granada neutralizaba la influencia de León (en aquel tiempo el centro oligárquico más fuerte después de Guatemala) sobre Costa Rica, creándose en esta forma una especie de equilibrio entre las fuerzas republicanas y las conservadoras. Las rivalidades entre León y Granada tenía más de un origen, pero eran ante todo de carácter económico, como lo supo ver más tarde el astuto filibustero William Walker. "La rivalidad entre las ciudades de León y Granada era tan comercial y de intereses, como social y política. Cierto es que los principios dominantes en Granada conducían naturalmente a poner altas tarifas de aduana, en tanto que los que reinaban en

^t .

1960,

A.:

Tomo

I,

p. 168.

1964, p. 92.

J. L.:

W.

Tomo

II,

G. A.: 1927, p. 446. J.:

S.:

G.:

1959, p. la.

.

.:

1961,

1963.

9.

1939, p. 10.

Tomo

I,

pp. 50

y 51, 73 y

74.

^

I

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

Tomo

78

Marure, A: 1960,

79

Thompson,

G.

80

Reyes,

1964, p. 208.

81

Ibid, pp.

82

Ibid, p. 213.

83

Ibid,

84

Squier, E. G.: 1854, p. 432.

85

Del VaUe,

C: 1925,

Tomo

II,

86

Valenzuela, G.: 196Í,

Tomo

I,

87

Smith, R.

88

Apuntamientos sobre.

89

Montúfar, L: 1878,

90

/¿>7d.,

91

Del Valle, J.C: 1925,

92

Squier, E. G.: 1854, pp. 238 y 239.

93

Marure, A: 1960,

94

/¿)id.,

95

Valenzuela,

96

Marure, A: 1960,

97

Ibid, pp.

98

Ibid,p.249.

99

7ZMd,p.248.

J. L.:

A: 1927,

I,

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pp. 249 y 251.

p. 108.

• S.: /¿)id.

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Tomo

1980.

* I,

p. 157.

pp. 238 y 239.

Tomo

Tomo

I,

I,

p. 271.

pp. 274 y 275.

pp. 230 y 231. G.:

1961,

Tomo

Tomo

I,

273 y siguientes. >

I,

pp. 126 y 127.

p. 234.

T

JULIO CESAR PINTO SORIA

82

100

Ibid, pp.

101

Valenzuela,

102

Szasdi, A.: 1958, p. 58.

103

Marure,

104

/Wd, Tomo

278 y 279.

A.:

G.:

1961,

1960, II,

Tomo

Tomo

I,

I,

p. 146.

p. 269.

p. 416.

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CAPITULO

III

LUCHAS políticas Y SOCIALES: EN BÚSQUEDA DE LA INDEPENDENCIA (1810-1823) 1.

La escena social del cambio

En 1818 el Presidente de la Audiencia de Guatemala redactó un informe donde resaltaba, con vivas palabras, la crisis general que atravesaba la sociedad centroamericana al momento de proclamarse su independencia de España: "Este cuadro melancólico se ofreció a mi vista al ingreso de este Reyno, y la consideración de que ocupando su área 64,000 leguas cuadradas, pobladas con menos de un millón de habitantes, y desiertas las costas de ambos mares, me persuadieron de que necesariamente habían de ser escasas y mezquinas su agricultura, industria y comercio, porque todo está lejos, descuidados los caminos, y caros de consiguiente los transportes, que diñcultan y embarazan la extracción de los productos hasta no poder concurrir en otros mercados. Así se me ha patentizado, y estoy viendo la pobreza de estos vasallos del Rey que toca ya en la miseria por la falta de consumo y aprecio del añil, único fruto que sostenía su comercio con la Metrópoli, con el Perú, y con la Nueva España, reducida ya por esto su cosecha a la sexta parte de lo que valía hace algunos años**.^

-

-

de grandes tensiones de épocas de transición, como la que se vivía por esos años, la crisis provocada por la caída violenta del añil se vio al mismo tiempo agudizada por la intervención de factores políticos desestabilizadores. El añil se Propio

JULIO CESAR PINTO SORIA

84

había cultivado en forma intensiva a partir de 1 750; había sido también el único y principal producto de exportación del Reyno de Guatemala; su caída, hacia 1800, tuvo así el efecto de un detonante que desencadenó toda una gama de contradicciones. El afloramiento de tales contradicciones brinda la oportunidad de conocer de cerca aspectos importantes vinculados con la temática del poder, no sólo desde el punto de vista de la base económica en que éste se sustentaba, sino también desde las clases e instituciones que le daban vigencia y continuidad a la sociedad centroamericana de ese entonces. Lo resaltamos, porque analizar esta clase de aspectos constituye también un objetivo central de este trabsyo.

A pesar de los distintos esfuerzos realizados por las autoridades y demás grupos vinculados con el poder, la crisis que atravesaba el Reyno de Guatemala no pudo ser superada; en realidad, con el desencadenamiento de las guerras civiles de esa época, la crisis sólo se prolongada por largas décadas más. Lo que sí se logró, a través de la intervención de factores de orden coyuntural y por los ajustes que se producen de nuevo entre la producción de bienes de consumo y el sector exportador, fue que la sociedad centroamericana siguiera moviéndose en torno a su precario equilibrio de clases, grupos En otras palabras, el equilibrio coloaunque sumamente frágil, logró mantenerse hacia los

e instituciones sociales. nial,

años de 1800.

A

partir de 1810 se inició una situación completamente diferente. El imperio colonial español llegaba a su final, y el

Reyno de Guatemala entró esta vez, maduro o no para ello, en un movimiento político que culminaría con su separación definitiva de España. La gama de tendencias políticas que desencadenó entonces la lucha por el poder —contradicción colonia/metrópoli, contradicciones interoligárquicas, entre éstas y el sector popular, y otras producto de sus intervinculaciones— no fue más que el fiel reflejo del abigarrado cuadro de clases y grupos sociales que era en ese momento Centroamérica. Esto fue lo que determinó el grado de cuestionamiento, negación o apoyo —aunque a veces velado de los



distintos grupos al sistema colonial.

^fp«; uh;

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

85

La forma especíñca y discontinua del desarrollo económico alcanzado durante la época colonial condicionó, de esta manera, que el movimiento independentista cobrara un carácter marcadamente desigual, que las tendencias políticas apuntaran a localizarse territorialmente, destacando principalmente las provincias de Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Las dos primeras fueron las que más sobresalieron en los acontecimientos políticos de entonces, pues aquí se asentaban los grupos sociales con más base económica y, por consiguiente, con mayores intereses enjuego. Sin embargo, el escenario de las fuerzas políticas no se circunscribió en forma exclusiva sólo a determinadas regiones. Como la advertimos al principio de este trabajo, las tendencias políticas que intentaban determinar la historia de la región en la primera mitad del siglo XIX actuaban, en mayor o menor medida, a todo lo largo del territorio del antiguo Reyno de Guatemala, pues los problemas que exigían una solución se daban en la totalidad > del mismo.

Una forma de aproximarnos al origen y formación del Estado ha sido, hasta aquí, a través del análisis de las clases y grupos sociales vinculados orgánicamente con la gestación de dicha ij^titución. Metodológicamente, consideramos que esto es válido, principalmente en el caso centroamericano que vivía un momento decisivo de transición, en que la formación y consolidación de las clases sociales se reflejaban de inmediato en las instituciones estatales. Los momentos de transición se manifiestan también en otros aspectos, por lo regular, cobran forma en agudas crisis estructurales donde entran en pugna toda una diversidad de intereses que, mientras no se llega a la solución adecuada, desgarran la sociedad en interminables y acerbas luchas políticas. En Centroamérica, debido a la extrema heterogeneidad de sus componentes económicos, étnicos y sociales, este rasgo se dio probablemente en forma más acentuada. No es que el hecho en sí generara una infinidad de conflictos; pues, como sabemos, la sociedad misma impone en este

sentido sus propios límites, determinados precisamente, por

y grupos sociales que la componen. Pero, al ponerse en movimiento los más distintos y encontrados intereses (que fue probablemente el caso del período de Mariano Gálvez en las clases

JULIO CESAR PINTO SORIA

86

que se produce una atomización de la lucha política) pueden presentarse cuadros abigarrados, una especie de confusión de frentes en la forma como se desenvuelven los conflictos políticos. Esta particularidad se hizo sentir con especial fuerza en Centroamérica, pues no debe olvidarse que los años que cubren de 181 1 a 1821-1823, y de aquí a 1840, sólo marcan las etapas de un complicado período de transición en aspectos cruciales para la historia de la región (Estado, Economía, Nación, etc.), donde las más diversas tendencias históricas lucharán por imponer sus respectivos intereses, sin olvidar que en la agudización y solución de la crisis también interviene el

factor externo.

En estas condiciones, fue lógico que el período en mención se cargara de tal manera de acontecimientos y conflictos que a veces parece imposible la simple ubicación de no digamos ya su explicación histórica. Un hilo conductor, que ayuda a evitar la confusión en tal maraña de acontecimientos, es la localización de las clases y grupos sociales con intereses estratégicos a lo largo de los distintos procesos que llevaron a la implantación definitiva del Estado nacional en Guatemala y Centroamérica. políticos

los hechos,

él)

Como

agentes centrales en la compleja dialéctica de la formación estatal centroamericana podeínos destacar, grosso modo, las siguientes clases, fracciones o grupos sociales: a) las masas populares, compuestas de artesanos, campesinos, jornaleros, etc.; b) la fracción progresista republicana, proveniente en su mayor parte de los propios sectores dominantes, comerciantes, terratenientes, alta y mediana burocracia, etc., pero que también se nutrió fuertemente de otros sectores sociales, por ejemplo de las clases medias, y c) los grupos conservadores, grandes terratenientes y comerciantes, alta burocracia, etc., vinculados directa o indirectamente, con los viejos intereses coloniales.

En una sociedad

como

centroamericana, la composición étnica de la población tenía que reflejarse en forma directa en la estructura de clases de la misma; es decir, que no obstante las excepciones, existió una clara identificación entre el elemento blanco, criollo o peninsular, con los sectores propiamente dominantes, así como entre las masas colonial

la

CENTROAMERICA, DE LA COLONU AL ESTADO NACIONAL

87

indígenas, mestizas, negras, etc., con la población explotada; perder de vista, desde luego, las grandes diferencias de matiz de una región a otra, por ejemplo entre Costa Rica y Guatemala, o con El Salvador.^ sin

Está demás señalar que entre las tres fuerzas sociales recién mencionadas no existieron —no podía existir— murallas chinas; al contrario, entre las dos últimas existió marcada tendencia, dictada por el grado de radicalización que atravesara el movimiento independentista en un momento dado, a formar un bloque común. La participación de la iglesia, vista no como una institución cerrada, sino por la actitud que adoptaron sus miembros frente a los acontecimientos, se dio

Por otro que no puede analizarse a los distintos grupos sociales en forma separada; no podremos conocer la línea de comportamiento de las fuerzas retrógradas, para poner un ejemplo, si no se examina su actitud frente a las masas populares; lo mismo sucede con el sector republicano democrático respecto de las clases y demás grupos de la

por igual en

las tres corrientes sociales señaladas.

lado, es evidente

sociedad.

-^ .^

Los grupos sociales más retrógrados se localizaban ante todo en las antiguas capitales coloniales de provincia. En la ciudad de Guatemala tiene su asiento un poderoso grupo terrateniente/mercantil^ que detenta el mando en la provincia pero que tiene, además, influencia gubernativa a todo lo largo del Reyno. En otras capitales de provincia —León, Comayagua y Cartago— son también élites terratenientes las que detentan el mando, aunque no en la misma medida que el grupo guatemalteco. Estos grupos tienen una base orgánica similar, pero mantienen relaciones conflictivas entre sí, generadas principalmente por el sistema de jerarquías que impone la dominación colonial. El elemento de la élite que abraza ideales independentistas republicanos se localiza principalmente en la región salvadoreña, pero también tiene algún peso en Granada, San José de Costa Rica, Tegucigalpa y en la propia provincia de

Guatemala. Este grupo se compone desde poderosos terratenientes, como era el caso salvadoreño, comerciantes/terratenientes en Granada, mineros y terratenientes en Tegucigalpa,

88

JULIO CESAR PINTO SORIA

medianos propietarios en San José, hasta los sectores niedios de la provincia de Guatemala: terratenientes, comerciantes, funcionarios, intelectuales, etc/

La forma, grado y contenido que alcanza la participación popular en los movimientos antes y después de la independencia estuvieron determinados por las etapas que atravesaron tales movimientos y sus respectivas metas, según el grupo político que detentaba o buscara conquistar el poder. Las provincias de El Salvador y Nicaragua, debido a una correlación de factores que luego examinaremos, fueron el escenario central del movimiento popular independentista en la década anterior a 182 L La presencia popular llegó en esos años a disputar la hegemonía de tales movimientos, lo cual provocó en el seno de los grupos dominantes distintos tipos de reacción. En unos, la tendencia a pactar y sostener el orden colonial hasta el último momento; en las autoridades españolas a hacer concesiones económicas para evitar su radicalización, y en los elementos progresistas de la élite a llevar el proceso emancipador hasta sus finales más consecuentes. Este fue el caso de algunos cabecillas del levantamiento salvadoreño, los hermanos Miguel y Matías Delgado, Santiago Celis, el médico Manuel Rodríguez, que buscaron contacto directo con líderes del movimiento revolucionario de México.^

Tomando como base de

lucha por el poder, podemos destacar entonces dos grandes etapas que se extienden a todo lo largo de la primera mitad del siglo XIX: una que se inicia por los años de 181 1 y culmina en 1821-1823 con la proclamación de la independencia y la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente; y otra que parte de dicha fecha para llegar aproximadamente hasta 1840 en que se produce la fragmentación estatal en Centroamérica. A lo largo de dichas etapas cabrían lógicamente otros cortes de periodización; por ejemplo, entre 1823 y 1829 podría hacerse otro, determinado por el golpe de Estado de 1826 contra los liberales guatemaltecos y sus consecuencias hasta 1829. Sin embargo, por conveniencia metodológica mantendremos la periodización señalada de dos grandes etapas. la periodización la

Hasta 1821-1823 existió, como trar, una continuidad alrededor de

lo

la

trataremos de demoslucha anticolonial a la

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

89

cual se había unido, aunque de manera desigual y por diferentes motivos, la mayor parte de las fuerzas decisivas de la sociedad colonial centroamericana. A partir de dichos años se produjo un corte en la continuidad histórica, ya que la escena política vino a ser dominada por otra correlación de fuerzas. Grupos nuevos o anteriormente débiles, adquieren desde entonces poder de decisión. La ruptura del "pacto colonial" y la caída de Iturbide en México vinieron a restarle, sólo momentáneamente, importancia a los grupos retrógrados que habían decidido los acontecimientos hasta ese momento. Surgió en esa forma una nueva situación, con su específica dialéctica de clases. Las fuerzas republicanas logran su unidad alrededor de la edificación del "nuevo orden"; en el cual la relación entre las masas populares y las distintas fracciones dominantes en pugna es otra; dictada por las tareas que se impone el nuevo Estado nacional, que sólo podremos entender siguiendo el curso concreto de los acontecimientos hasta 1840.

aunque

2.

La élite y la independencia

Desde finales del siglo XVIII la sociedad centroamericana venía viviendo momentos de crisis aguda, lo cual motivó que fuera cuestionada por elementos de la propia élite en algunos aspectos negativos que la crisis había puesto en especial evidencia y que afectaban, sobre todo, el desenvolvimiento económico de la colonia: formas monopólicas de comercio, inminente caída del añil como artículo de exportación, estancamiento económico general, etc., tal y como lo tratamos de mostrar en

el

primer capítulo.

El desbordamiento anticolonial de 1811 tuvo como resultado inmediato que los conflictos ya no se circunscribieran, como hasta entonces, exclusivamente alrededor de intereses dominantes en pugna. El aparecimiento de las masas populares como agentes del cambio político no sólo significó profundizar la negación colonial, sino también un cuestionamiento a las estructuras del sistema de explotación vigente, con lo cual se introdiyeron nuevos motivos de conflicto.

JULIO CESAR PINTO SORIA

90

La intervención popular de ésos años se manifestó en distintas formas; por ejemplo: ocupación de algunas instituciones representativas del poder local, como Juntas de Partidos y Parroquias, algunos Ayuntamientos, etc., a las cuales el sector popular tuvo acceso utilizando el nuevo sistema electoral decretado por las Cortes de Cádiz de 1812. Pero la intervención popular no se detuvo allí; a través del planteamiento de reivindicaciones de orden económicosocial, ella le imprime al movimiento anticolonial altos grados de radicalismo. Esto tuvo de inmediato implicaciones al nivel de los grupos dominantes, y es así como se producen reagrupaciones en su seno y la toma de actitudes aparentemente contradictorias frente al movimiento de cambio que se inicia entonces. Como las causas estructurales que lo generaban no habían desaparecido, el fraccionamiento colonial y rivalidades en la clase dominante se mantiene como una de sus características más agudas; sin embargo, la situación política que surge en 1811 provoca otro tipo de polarizaciones que desplaza por el momento antiguos conflictos: formación de' frentes comunes y distanciamientos/acercamientos entre grupos sociales con intereses contradictorios, provocados, regularmente, por el temor general que produce en la élite la posible radicalización del movimiento popular anticolonial.

En las luchas por el poder de la época, a las provincias de Guatemala y El Salvador les tocaría jugar un papel de primer orden. Por su función político-administrativa, actividades económicas y porcentaje de habitantes; se trataba de los centros más importantes de todo el Reyno de Guatemala, con élites poderosas cuya automarginación o participación en las luchas de entonces decidía prácticamente el resultado final del conflicto. Como veremos más adelante, todo el proceso de unificación estatal que fi^acasa hacia 1840 tuvo como agentes centrales a estas dos provincias.

En esas condiciones, la comprensión de la compleja trama del poder en Centroamérica sólo es posible si se conocen de cerca algunas de las diferencias o similitudes que se daban entre Guatemala y El Salvador en las primeras décadas del siglo

XIX.

En momentos

cruciales, las élites

de

las dos

provincias llegan incluso a sostener un trabajo común, como sucedió cuando José María Peinado realizaba su labor preto-

1

CENTROAMERICA, DE LA CX)LONIA AL ESTADO NACIONAL

9

riana en San Salvador, controlando y reprimiendo el levantamiento popular anticolonial de la región. Pero, en el fondo, la relación entre ambos grupos tendía a la larga más al conflicto que al acercamiento. Diferencias estructurales de profundo contenido socioeconómico, que se reflejaron en su momento en diferentes programas políticos en cuanto a la forma como debía quedar organizada la nueva república centroamericana; posiciones políticas antagonizadas —como se habían formado en torno a la anexión a México—, todo ello creó una atmósfera sumamente tirante entre las dos provincias que se mantendría por largos años.

En

realidad, el comportamiento conflictivo de las dos no reflejaba otra cosa que la peculiar evolución económica vivida por el Reyno de Guatemala durante la colonia, la cual llevó al extremo la contradicción entre comercio y producción, circunstancia que al estallar la crisis se transformaría en elemento disgregador de primer orden. Como sucede en tales casos, el dominio del capital comercial no afectaba solamente la economía añilera de El Salvador, sino a casi toda la actividad productiva de la colonia. Uno de los sectores más afectados por el dominio parasitario del capital comercial era sin duda el pequeño productor; a las comunidades indígenas, por ejemplo, se les arrancaban textiles, medios alimenticios, etc., en condiciones tales de pillaje, que a veces el fondo mínimo para la subsistencia diaria llegaba a peligrar seriaélites

mente. El sistema era así sumamente nocivo y, por consiguiente odioso; si el pequeño productor no mostraba su protesta en forma frecuente y abierta —a no ser las rebeliones y motines que sí se dieron en más de una oportunidad contra los Alcaldes Mayores como ejecutores del sistema— era porque se tenían vedados los medios para hacerlo. La situación era distinta con los hacendados del añil; ellos constituían un sector influyente dentro de la clase dominante centroamericana, con poder suficiente para protestar ante el hecho de que una parte importante del plusproducto creado en sus haciendas fuera consumido parasitariamente por comerciantes guatemaltecos. Si el movimiento de crítica que se desató a finales del siglo XVIII tuvo algún éxito, fue porque detrás de él estaba este grupo, cuyas quejas llegaron hasta la Corte española, y fueron escuchadas.

92

JULIO CESAR PINTO SORIA

Las raíces de la relación conflictiva eran así de orden estructural, y se reducían en su esencia a que uno de los grupos vinculaba una parte importante de su poder económico al monopolio de la comercialización del excedente, mientras que el otro lo hacía más directamente ligado a su producción. Surgida probablemente en sus inicios como simple especialización territorial entre actividades comerciales y productivas,^ la polarización entre terratenientes salvadoreños y comerciantes guatemaltecos se convertiría con el tiempo en una fuente de agudos conflictos, como sucedió a finales del siglo XVIII, cuando el comerciante guatemalteco trató de mantener, valiéndose del status privilegiado de la capital colonial, situaciones anacrónicas, en extrema desventajosas para la región salvadoreña.®

El hecho de que la producción del artículo que vinculaba a con el mercado exterior se localizara en El Salvador, pero su comercialización en Guatemala, tuvo efectos de largo la colonia

alcance que afectaron la composición socioeconómica de los dos territorios. Sin caer en la apología que hace Barón Castro del criollo salvadoreño,® es indudable que la élite de esa región se vio obligada por las circunstancias a vincular su existencia más directamente con la actividad productiva, ya que constituía seguramente la única forma de poder subsistir económicamente, y de llegar al buscado enriquecimiento.

Producto de una evolución productiva con cierta continuidad —monocultivo del cacao primero y del añil después—, de todas las provincias del Reyno de Guatemala fue El Salvador la región que alcanzó un mayor grado de desarrollo económico con cierto equilibrio. Este aspecto se reflejó en los más distintos niveles, por ejemplo en la composición relativamente homogénea de su población, no sólo porque el mestizo se iba imponiendo como elemento social determinante, sino porque las relaciones de clase alcanzaban mayor nitidez. La línea divisoria entre explotados y explotadores ya no la imponía el rígido sistema de castas que trató de mantener el sistema colonial —como sucedía en la provincia guatemalteca—, sino que tendía a abarcar por igual indígenas, mestizos y hasta criollos.^° Otro índice del desarrollo coherente salvadoreño lo da también la relativa integridad territorial de esta región; aquí no se registraron, como sucedió en la provincia

.

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

93

guatemalteca con el territorio áltense, conflictos localistas entre regiones o ciudades disputándose el mando político del lugar. El carácter intensivo del desarrollo económico se reflejaba también en altos grados de movilidad social; la población trabajadora salvadoreña apoya con rapidez proyectos anticoloniales que se vuelven a su vez con relativa facilidad contra la propia élite criolla, como sucedió con el levantamiento de 18 1 1

En

conclusión, al final del período colonial, El Salvador

contaba con una economía relativamente más dinamizada que le imprimía al territorio homogeneidad que no tenían las otras provincias. Sus ferias, la de San Miguel y San Salvador, "única del Reyno" según Ulloa,^^ la habían convertido en el centro comercial más importante de toda la Capitanía General de Guatemala. Pero ese relativo alto desarrollo la hizo sin duda ser la provincia más sensitiva a la crisis de entonces. El añil ya no encontró colocación en los mercados de siempre, lo cual creó descontento tanto en su élite, como en las masas trabajadoras que se vieron golpeadas por el desempleo.

En esas

condiciones, sobraron motivos para entrar en conflicto con un sistema tradicional cuyo cuestionamiento en otras latitudes aportaba base para su negación local. Sin embargo, el conflicto no se reduciría a una confrontación Metrópoli-Colonia. En el caso del Reyno de Guatemala los

no formaron nunca un bloque anticolonial; acostumbrada a vivir cómoda y regaladamente del trabajo servil indígena donde las fluctuaciones del comercio exterior no tenían mayores repercusiones, la élite guatemalteca destadistintos grupos

caría principalmente como bastión local de intereses coloniales hasta 1821. Los grupos interesados en introducir cambios en el orden de cosas imperante —por medio del reformismo, del separatismo neto a nivel local o a través de la

emancipación colonial y la introducción de reformas radicales—, aleccionados por una experiencia colonial donde Guatemala siempre había sacado la mejor parte, sabían que de esta provincia no partiría ningún movimiento de envergadura que buscara introducir tales cambios. Y, como lo demostraría el curso de los acontecimientos de la próxima década, dicha desconfianza no era infundada

JULIO CESAR PINTO SORIA

94

En primer lugar, por su posición privilegiada, la oligarquía guatemalteca sólo podía perder, y no ganar, si acuerpaba el tipo de separación radical que se planteaba entonces. Parte del sistema, ella controlaba sectores decisivos del aparato burocrático estatal que le permitía un amplio margen de autonomía en el ejercicio del gobierno local. José de Bustamante, por ejemplo, informó en 1812 que de los 740 puestos que componían la maquinaria administrativa del Reyno de Guatemala casi 700 se encontraban en poder de "empleados americanos**;^ ^ no se debe olvidar, que la oligarquía guatemalteca monopolizaba los más importantes que le permitían el manipuleo de dicho aparato, como lo ilustra claramente una lista publicada por esos años.^^ La saturación guatemalteca de la administración local era tal, que se daba el caso de un criollo desempeñando dos y más puestos al mismo tiempo: Tor este medio se ha visto muchas veces que los individuos del Consulado se han excusado de asistir a las juntas y atenciones de éste, por estar en las del Cabildo; y otrasprecisamente han faltado a las del Ayuntamiento por hallarse en las del Consulado. Vea Vuestra Alteza aquí por lo que en Guatemala se adelanta tan poco. Se quiere que un corto número de personas sirvan todos los empleos públicos, aunque sea reuniendo un individuo varios. .".^^ .

.

.

Por otro lado, el control administrativo no venía a ser más culminación del control económico. El predominio del capital comercial, y las formas de organización que le había impuesto a la economía local y al sector de la exportación, tuvieron siempre por resultado final que los pocos capitales existentes en la colonia permanecieran invariablemente en poder de los grandes comerciantes guatemaltecos. Ello constituía uno de los factores decisivos en el mantenimiento de la situación de monopolio y, según parece, este hecho no cambió gran cosa después de proclamada la independencia.^^ Sin embargo, el control de la economía y del aparato burocrático estatal sólo era posible porque detrás de la oligarquía guatemalteca se encontraba la gran retaguardia que era el imperio

que

la

español.

En realidad, orgánicamente se trató de un grupo dominante extremadamente débil, que necesitaría aún de muchas décadas para implantar un dominio "natural" y efectivo sobre

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

95

que componía en ese tiempo la provincia de Guatemala. Posteriores desmembramientos de "su" territorio Chiapas, Soconusco, Belice— el constante separatismo de la región Áltense, son el mejor ejemplo de esto. A principios del siglo XIX, este grupo se encontraba todavía en un complejo y contradictorio proceso formativo, cuyo poder, por el momento, sólo podía tener efecto como parte del sistema español de dominación mundial —cohesionando la totalidad del mismo bsyo su hegemonía—, ya fuera en la forma de subsidios financieros para el mediano funcionamiento de la maquinaria burocrática,^* o bien interviniendo militarmente cuando las circunstancias lo exigían. Esto sucedió a menudo durante la dominación española, por ejemplo con la rebelión iniciada por Tupac Amaru en el Virreinato peruano a finales del siglo XVIII. el territorio



,

Por lo expuesto hasta aquí, es evidente que el conservadurismo del grupo dominante estuvo determinado en mucho por las condiciones coloniales que lo engendraron. Es conocido que el predominio del capital comercial sobre la producción le imprime su especificidad al funcionamiento de la sociedad; condiciona la gestación, mentalidad y formas de comportamiento de su élite, entre cuyas implicaciones se encuentra, consciente o inconscientemente, precisamente aquella tendencia a mantener el estado de la economía —y consiguientemente de la sociedad en general— en un status de atraso que permita su explotación parasitaria.

Ahí se encuentran las verdaderas raíces de la famosa "fidelidad" del criollo guatemalteco hacia la metrópoli, "fidelidad" sostenida hasta el último momento y que llegó a ser compartida por elementos que destacarían después con su republicanismo intransigente, como fue el caso de José Francisco Barrundia Eso explica también que ante la disyuntiva de la separación definitiva prefirieran el establecimiento de una monarquía constitucional, pues ésta aseguraba, sin tener que hacer cambios peligrosos en el status tradicional, la ansiada igualdad entre criollos y peninsulares en cuanto élite dominante de la colonia: "Por último para conciliar y unir los recíprocos intereses de aquellos habitantes con los de la Península es imprescindible el cumplimiento práctico de los derechos de igualdad tantas veces mencionados, y repetidos. Siempre se han quejado los habitantes de América viéndose

y

96

JULIO CESAR PINTO SORIA

pospuestos para la provisión de los empleos; los de acá no se proveen en los de allá, ni tienen facultades competentes para venir a solicitarlos. ¿Y es que no han de ser atendidos ni en los de su país? Siempre ha sido de justicia que se les atienda, pero ahora que también lo exige la necesidad y que continuamente claman aquellas provincias son más desatendidos. Sin medidas liberales y benéficas a aquellos países jamás habrá un vínculo verdaderamente sólido, e indisoluble".^®

En Centroamérica el movimiento anticolonial de la década anterior a la independencia se caracterizó por la multiplicidad de fuerzas sociales que buscaron imponer sus intereses. En aquellas regiones o provincias donde la lucha política no llegó a alcanzar niveles revolucionarios, como fue por ejemplo el caso del territorio guatemalteco, el equilibrio colonial de clases e instituciones logró mantenerse. El cabildo y los órganos metropolitanos siguieron constituyendo las instituciones a cuyo alrededor se hace y dirige la política del momento. Por su condición depositarla de intereses criollos e influencia gubernativa —podía extenderse a toda una región como sucedía con el cabildo de San Salvador o a todo el Reyno en el caso de Ciudad Guatemala— al cabildo le tocaría jugar un papel particularmente importante en el forcejeo general por el poder. En tales circunstancias, el destino del cabildo fue, por excelencia, ser la institución del momento de la transición; a partir de ella podía iniciarse un profundo movimiento de cambio, o también,

como veremos,

neutralizarlo.

Representativo de los intereses de la élite más poderosa, cabildo guatemalteco le tocó jugar en el conflicto un papel muy especial que ayuda a comprender la función contradictoria de la institución. La actuación guatemalteca —y a través suyo la de los otros cabildos— la trataremos de entender analizando un documento que consideramos muy importante: "Oficio que el Cabildo de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Guatemala pasó a los demás Cabildos y Villas del Reyno";^® al

»

redactado en momentos verdaderamente difíciles, cuando las luchas y sacrificios de las masas populares cimentaban la independencia política que vendría después de 1820. El escrito es principalmente valioso, porque muestra con nitidez la actitud de clase asumida por el grupo criollo más conservador, grupo que tendría un papel central en todos los

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97

acontecimientos que culminaron con la implantación del Estado guatemalteco, y que determinó al final, en sus distintas etapas, la historia *1iacional" de Guatemala Siguiendo al pie de la letra la política oficial de la Metrópoli, el ayuntamiento de Guatemala reducía, en su Oficio, todos los levantamientos anticoloniales de la América española a la ambición e intrigas de Napoleón: "... el falaz político Bonaparte. ha enviado muchos emisarios por mil caminos, y bíyo todas las formas posibles a todos los países de América, contando con que de un modo u otro penetrarían algunos, y conseguirían separar bjyo capciosos pretextos las tierras afortunadas de Colón de su legítima y natural Metró.".^ El ayuntamiento aseguraba que, al igual que las poli. otras provincias de América, a Centroamérica también habían llegado "emisarios" de Napoleón, pero sin alcanzar éxito .

.

.

alguno.

Más adelante en el Oficio, sin embargo, se sostiene que uno de estos "emisarios" había logrado introducirse en "los pueblos", provocando conmociones y levantamientos populares, tratando de justificar, en esta forma, los movimientos revolucionarios que se registraban en esos momentos en las provincias de El Salvador: ". pero ahora de nuevo sabemos que con su porfiada desvergíienza ha enviado otro vilísimo emisario con el fin de perturbar y conmover este leal Reyno (ejemplo de moderación de toda la América, y de admiración de toda Europa) y ha logrado introducirse en algunos pueblos, sembrando máximas contra nuestra divina religión, y especies sediciosas, y esparciendo que los insurgentes de Nueva España vienen a conquistar este terreno con grandes fuerzas, cuando ya han aca|ado en un cadalzo los principales facciosos Hidalgo y Allende; cuando ya no tienen más apoyo que sus grandes delirios; cuando en sus culpas representadas en su alterada imaginación son para ellos continuas y domésticas furias. cuando sus culpas mismas son las serpientes, o los buitres que despedazan las entrañas de estos malvados. cuando por último andan fugitivos de todos, y aún si pudiesen de sí mismos como hyos letítimos del malvado Caín, errantes por ios montes y selvas. .. .

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.

.,

.

.,

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El sistema de dominación colonial español hizo crisis por

ese tiempo en todo

el continente americano, alcanzando sus puntos culminantes en México y Haití, lugares donde el movimiento anticolonial adquirió carácter reivindicativo a través de la participación masiva del elemento popular.

Con el objeto de mantener desinformada a la población, autoridades coloniales, y los grupos dominantes locales afínes a las mismas, trataron de crear un cordón sanitario a lo largo de las fronteras del Reyno de Guatemala. Así, cuando fue imposible impedir la propagación de lo que sucedía en el resto del Continente, se recurrió a la deformación más grosera de los hechos, como lo informara Marure, quien en cierta forma vivió los acontecimientos que narra: "En Guatemala procuraban ocultarse estos movimientos, o sólo se hacían de ellos falsas narraciones: se pintaba como a unos monstruos a los promotores de la independencia, y los nombres de insurgente Con y hereje eran sinónimos, en boca de los españolistas. estas imputaciones, fingiendo milagros, inventando castigos del cielo, fulminando anatemas y empleando otras supercherías, se procuraba atraer sobre los amigos de la independencia la execración de los pueblos crédulos. Al mismo tiempo que se echaba mano de todas estas sugestiones del fanatismo, se ponían en movimiento los resortes de una política más astuta y racional. Se oft-ecía exención de todo tributo y servicio personal a los indígenas que permaneciesen sumisos; se abolían algunas penas infamantes; se suprimía la ceremonia vergonzosa que se celebraba anualmente para perpetuar la memoria de la conquista. r}^ las

.

.

.

En otras palabras, se trató de la típica reacción de un sistema que se siente amenazado en sus propios cimientos, que recurre además de la represión física, a todos los medios de control ideológico de que dispone, como la prensa, para preservar la existencia de un orden caduco.

iglesia,

etc.,

Con la iglesia a la cabeza, que fue incansable en lanzar todo tipo de anatemas para mantener a las masas populares en un estado de intimidación y enervamiento,^ desde la capital colonial, Guatemala, se montó toda una gran campaña de desprestigio contra el movimiento anticolonial americano.

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La prensa oñcial, La Gaceta, fue la encargada de divulgar esa clase de propaganda en forma masiva. Proclamas de la iglesia, boletines del Gobierno, escritos del ayuntamiento guatemalteco, etc., circularon en esa forma a lo largo del Reyno de

Guatemala.

Los líderes más destacados del movimiento insurgente americano recibieron los peores calificativos: "hienas", **monstruos insurgentes**, "criminosa facción", etc. Por el contrario, no hubo suficientes elogios para enaltecer aquellos territorios que, como el Reyno de Guatemala, se mantenían fieles a España: "Sólo el dichoso Reino de Guatemala, el fidelísimo de Lima, y la constantísima isla de Cuba en medio de las insurgencias y revoluciones, han mantenido su inalterable tranquilidad, debida principalmente a la lealtad, y fidelidad de los pueblos que los componen, por gracia especial con que el Señor Dios de la paz por efecto de su singular misericordia ha querido distinguirlo de otros muchos. Bendito sea para siempre".^^ Según oficio del ayuntamiento, el Reyno de Guatemala, con su actitud Tidelísima", su "inalterable sometimiento al poder español", podía considerarse la parte más dichosa del continente americano: "¡Qué contraste tan agradable ofrece este Reyno con todos los otros de la América! El opulento de la Nueva España lo vemos destruido; vencidos siempre sus insurgentes en todos puntos, y ya andar como fugitivos; los alzados de Buenos Aires han sido enteramente derrotados por el valeroso y activo Goyeneche; el ejército de Miranda en Caracas ha sido destruido, y es preciso desengañarse que por todas partes Dios favorece la buena causa, y la de la Santa Religión". El ayuntamiento de Guatemala no se dedicó, desde luego, sólo a repartir elogios o improperios a los grupos en pugna. A la represión ideológica tenía que seguir la represión física más brutal, y el ayuntamiento fue consecuente también en esto.

Desde la independencia para acá, algunos autores han venido sosteniendo que en Centroamérica —contrario al resto de la América española— los movimientos anticoloniales de 1811 a 1814 no tuvieron mayor éxito, debido fundamentalmente a la férrea presencia de José Bustamante y Guerra, nombrado Presidente del Reyno de Guatemala precisamente en los conflictivos años del811al818.

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1 00

José Bustamante y Guerra, es cierto, fue un funcionario enérgico que se distinguió a lo largo de su gestión administra-

por medidas dictatoriales. Fue también un hombre muy y sumamente desconfiado frente a todos los criollos por igual, porque este sector había acuerpado o dirigido los levantamientos anticoloniales que él en Montevideo, donde había fungido como Gobernador General, había combatido duramente. Pero también sabía que se trataba de un sector social que podía ser ganado a través de concesiones, que entre criollos y gobierno español existían intereses comunes que podían acercarlos en momentos difíciles. Para Bustamante el verdadero problema lo planteaban las masas populares, como lo testificaba el levantamiento mexicano, ese era el enemigo común cuya conmoción sí podía hacer tambalear la dominación colonial en sus fundamentos: ". pues en todas partes las revoluciones son obra de las gentes perdidas; o de las que no tienen nada que perder".^^ tiva

hábil

.

.

Bustamante llevaba también varios años sirviendo en la administración colonial y conocía algunas de las raíces de la crisis que vivía en esos momentos el imperio español, hecho que lo capacitó para dictar medidas inteligentes encaminadas a detener el movimiento anticolonial en Centroamérica. Sin embargo, las habilidades de Bustamante como gobernante o dictador no son suficientes para explicar el fracaso del movimiento independentista de los años de 1811 a 1814. El bloque de intereses metropolitanos y criollos, entrelazados y representados a través de toda una cadena de instituciones administrativas —Audiencia, Cabildos, Iglesia, Alcaldías Mayores, etc.—, había constituido hasta el momento la base central de la dominación española. Establecida como relación de mutuo acuerdo y rechazo entre dos sectores explotadores a principios de la colonia, el pacto llegaba a su fin con el desalojo del sector peninsular. Se daba así, a la fecha, un deterioro general de las viejas formas de dominación que Bustamante quiso frenar con medidas enérgicas.

Uno de

sus primeros pasos fue fortalecer la institución armada, pues existía el peligro qué el levantamiento mexicano, cuyo simple ejemplo anunciaba ya disturbios locales, traspasara las fronteras del Reyno. Pero esto presentaba sus

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aunque el clima general de guerra había obligado a fortalecerlo en los últimos años, el ejército como institución permanente era débil en Centroamérica, destacado ante todo con fines defensivos en los puntos fronterizos de la colonia.^® Las milicias provinciales, compuestas en su mayor parte de mestizos y oficiales criollos, no era la más apropiada para sofocar posibles levantamientos locales, pues podía darse el caso de que cambiara de bando, como sucedió según parece en el levantamiento nicaragüense.^® dificultades;

Varias fuentes destacan el descontento oficial ante el estado militar del Reyno de Guatemala; la Audiencia y otras autoridades,^^ pero ante todo el Presidente Bustamante: "Ya he informado al Supremo Gobierno la suma escasez que hay aquí de oficiales militares de alguna consideración. Lo mismo sucede en las demás carreras. Aún la Audiencia está reducida a dos Oidores, y otro que despacha las dos Fiscalías vacantes, sin que se sepa cuando llegarán el Regente y demás Grande efecto moral hará en todo este Ministros provistos. tropa de esa Península, en cuanto se de continente la venida Veracruz, ojalá pudieran algunas en sepa su desembarco A lo menos debo insistir en que provincias. destinarse a estas de la graduación de pedidos, se me envíen los oficiales algunos Sargentos también Coroneles; Capitanes, y Tenientes que en todas tropas, nuevas las de y Cabos para instrucción parte de la alguna todo sobre Y partes es preciso establecer. de este solicitando está se vano en artillería y armamento, que campaña, de cañones especial Reyno muchos años hace, en .

.

^

fusiles,

espadas, y sables".

institución importante en mantener el orden través del colonial, la iglesia, sufría fracturas internas a En miembros. sus de muchos compromiso anticolonial de españolaAmérica la de resto Centroamérica —como en el

La otra

una buena esta institución se encontraba dhddida; ya que o smipatiactwa parte tomaba parte del bqjo y mediano clero se dio Nicaragua En zaba con el movimiento independentista. García obispo el por enviado eclesiástico que

el caso de un se pasó Jerez a parlamentar con los sublevados de Granada,

procuró pues Uenar repentinamente al bando contrario: ". sm degradar a hacerlo procuró los objetivos de su misión, pero la guerra no de fin el que sus compatriotas; y cuando observó .

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JULIO CESAR PINTO SORIA

102

era otro que el de anonadar a los americanos liberales, cuando se vio desobedecido en Masaya, a donde también se extendía su jurisdicción, hizo causa común con los granadinos, y se resolvió a seguir la misma suerte que ellos".^ Si bien es cierto, las excomuniones oficiales se multiplicaron contra los insurgentes: ". que la voz de la religión os habrá hecho entender lo absurdo, lo sacrflego y sangriento de cualquier insurrección, porque es un atentado contra los mismos principios de la religión cristiana usurpar el Gobierno y la autoridad, alborotar los pueblos. ¡Ah! ¡Cuántos desengaños tenéis hoy a la vista, de que no prospera la causa de la iniquitud, de que los insurgentes en todas partes pagan su locura, y de que los primeros seductores y cabecillas son las primeras víctimas que Dios confunde, y castiga y extermina!".^^ Pero al mismo tiempo que se lanzaban estas excomuniones, desde la propia iglesia se propagó el anticolonialismo; el sermón religioso fue utilizado a menudo por miembros consecuentes del clero para hacer política contra el sistema dominante.^ En estas circunstancias, al igual que con el ejército, una de las primeras preocupaciones de Bustamante fue reforzar la capacidad represiva de la iglesia.^^ .

,

.

.

Con una iglesia dividida y sin suficiente fuerza armada, en momentos en que el imperio español hacía crisis a lo largo del Continente, Bustamante tuvo que haber enfrentado en los años de 181 1 a 1814 una situación que no era fácil de manejar. Al contrario, cuando los levantamientos de San Salvador, León y Granada amenazaron con extenderse a las otras provincias del Reyno, se presentaron situaciones verdadera-

mente

difíciles

en que

el

orden colonial

llegó

a tambalear

seriamente. Si pudo ser salvado, fue por la colaboración valiosa de hombres astutos como el Obispo de Nicaragua, Nicolás García Jerez, y la ayuda del incansable Arzobispo Ramón Casaus y Torres. Como Bustamante, Casaus y Torres llega a Centroamérica en 1811, después de veinte y tres años de permanencia en México, donde había combatido con vehemencia el movimiento insurgente encabezado por el Cura Hidalgo. En el Reyno de Guatemala fue también muy activo, sus sermones contra los insurgentes proliferaron y recorrió la mayor parte de lugares que entonces se consideraron peligrosos para la causa española, por ejemplo las poblaciones y

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1 03

partidos situados entre ciudad Guatemala y la frontera mexicana: ". era muy digno de la atención celosa del Muy Reverendo Arzobispo, que felizmente acababa de llegar a esta Capital después de haber hecho en beneficio notorio del público y de la tranquilidad general la visita de los Partidos situados en la carrera de esta Capital a la Diócesis inmediata a .

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Nueva España".^ Sin embargo, en esos años la verdadera tabla de salvación proporcionó el propio criollo, que de factor decisivo en la negación colonial pasa a adoptar actitudes de conciliación y cooperación, pues teme las consecuencias sociales del levansiendo evidente que el hombre sin propiedad tamiento, ". nada posee, que el que nada posee nada tiene que perder, y que el qué no tiene que perder no tiene patria, de donde proviene que esta casta de gente es la más temible en cualquiera conmoción popular por presumir siempre que no puede empeorar su suerte". Este temor de clase empuja al criollo pudiente a buscar la protección y el trabajo común con las autoridades vigentes para frenar el ímpetu del levantamiento popular, actitud que se haría sentir en todas las provincias,^ pero que destacaría principalmente en la de Guatemala, donde Bustamante encontró el apoyo más efectivo en su lucha contra los levantamientos de 1811 a 1814. la

.

.

los grupos locales dominantes centroameriguatemalteco era sin lugar a dudas el más poderoso. Su poder descansaba no sólo en forma de extensas haciendas, la mayor parte ubicadas en el Valle Central y la Costa Sur, y hasta en la propia región salvadoreña;^® sino también en el control de los canales del comercio exterior, lo que le permitió acumular grandes riquezas.^ Como producto de tres siglos de función intermediaria con la corona, este grupo desempeñaba también un papel clave en las estructuras del gobierno local, que aunque de mala gana, era aceptada por los cabildos de las otras provincias. El Consulado de Comercio era una de las instituciones que le permitía ejercer control local; sin embargo, su bastión más importante lo constituía el cabildo de ciudad Guatemala, desde donde ejercía una cuota considerable de poder. Como lo señaló Bustamante al comentar las Instrucciones del ayuntamiento de 1811, a través de un proyecto monárquico constitucional, donde los ayuntamien-

De todos

canos,

el

104

JUUO CESAR PINTO SORIA

tos seguirían siendo piezas claves en el ejercicio del poder, este grupo quizo ampliar y legitimar su posición privüegiada de élite local: "Esta es la Constitución del Ayuntamiento de Guatemala que de tiempo inmemorial ha estado estancado en las familias de los americanos que la firman. De ella resalta que en sus artículos se deprime la autoridad del Rey, se exalta la de los Ayuntamientos: que los Ayuntamientos son los que debían nombrar a los individuos de las Juntas serenísimas en quienes debía residir el gobierno de cada provincia en todos sus ramos; y el derecho de informar para la provisión de empleos: que los Ayuntamientos debían hacer la elección de los individuos del Consejo supremo nacional en el que debía estar el poder legislativo, executivo, y el de dar todos los empleos políticos, militares y eclesiásticos. .".^^ .

Aunque no en las dimensiones del guatemalteco, los demás cabildos centroamericanos desempeñaron igualmente una función gubernativa en sus respectivas provincias. A la fecha, debido a los encontrados intereses que representaban, estas instituciones se hallaban sumidas en una situación en

extremo conflictiva; no obstante esto, el cuestionamiento popular aportó bases más que suficientes para un acercamiento, al menos en los años cruciales de 1811 a 1814. Por lo expuesto hasta aquí, el poder que concentraba la provincia de Guatemala la predestinaba a jugar un papel central en el desenvolvimiento de los acontecimientos independentistas y al final, la balanza se inclinaría a favor del lado que tuviera el apoyo guatemalteco. En estas condiciones, Bustamante recibió colaboración valiosa, ya que obtuvo una retaguardia segura que le permitió combatir con relativa tranquilidad el levantamiento anticolonial de las otras provincias. Pero la colaboración guatemalteca no se limitó a la simple pasividad, pues el grupo se mostró también dispuesto a utilizar su ascendencia para devolver al orden a los criollos disidentes. Esa labor mediadora del cabildo guatemalteco encontró resonancia de inmediato; tampoco se necesitó de mucha persuación para convencer a criollos intranquilos, como los Arce, de que mientras llegaba una mejor salida, como la planteada en las "Instrucciones" de 1 8 1 1 por el momento lo más conveniente sería seguir siendo fieles al viejo orden. El "pacificador" guatemalteco, criollo José María Peinado,^^ que ,

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105

había redactado las "Instrucciones**, fue recibido al final por la salvadoreña con muestras de alivio y beneplácito.

élite

"En los días aciagos del cuatro y cinco de noviembre del año próximo pasado se vio desgraciadamente agitado el sociego de esta ciudad y provincia a causa de los movimientos populares que afligieron a estos honrados vecinos. En estos términos se refirió el cabildo de San Salvador al levantamiento anticolonial de 1811 cuando resaltó la labor pacificadora de José María Peinado y de José de Aycinena, este último enviado personal de Bustamante: "La sola noticia que se recibió en esta ciudad de tan acertada elección, que hará inmortal a sus autores, fue el más eficaz calmante de la inquietud de este Pero como los bienes no son por lo general público. duraderos y teme por lo mismo este cuerpo perder lo que oportunamente disfruta; ya porque Vuestra Alteza se sirva nombrar sucesor al propietario Corregidor Intendente, ya porque el Cabildo de Guatemala llame a su Diputado representante el Regidor Peinado, porque estime fenecida su comisión o por otros motivos inopinados, trató de asegurar su permanencia aquí de ambos sigetos por cuantos medios le fuesen dables. Para ello eligió de su Alcalde Primero al digno Regidor de Guatemala Peinado, y no obstante de haber debido igual honorífica mención a su cabildo, tuvo la bondad de aceptar la de este Cuerpo, posponiendo los intereses de su cara patria y familia, y aún los propios por atender a los .

.**.

.

.

adelante, ante la posible partida de Aycinena, el Cabildo salvadoreño pidió que fuera Peinado el que le sucediera en el mando de la intendencia. nuestros.

.".^^

.

Fue en

el

Más

caso salvadoreño donde

más

resaltó la labor

procolonial del cabildo guatemalteco; sin embargo, dicha influencia tuvo que haberse sentido en otras formas a lo largo del Reyno. Todos los Cabildos, incluyendo los de San Sah^ador y Granada que inicialmente apoyaron o dirigieron el movimiento popular, juegan entonces un papel decisivo para el

mantenimiento del orden

vigente.*^

movihecho que en Guatemala no progresara ningún sm faciütó, colonial orden el miento de trascendencia contra el concentrar pudo sólo no duda, la labor de Bustamante; como insurgentes, provincias grueso de fuerzas contra las El

106

JULIO CESAR PINTO SORIA

sucedió especialmente en Nicaragua, sino porque Guatemala, entonces la provincia más rica, le proporcionó recursos valiosos para combatir el anticolonialismo.** Pero además de esa importancia de rico baluarte colonial, cuya pérdida preocupaba a las autoridades locales porque podía significar el derrumbe español en todo el Reyno,** por su vecindad con México, Guatemala adquiría importancia estratégica en el movimiento anticolonial de entonces. Su pérdida para la causa colonial podía convertirla fácilmente en la retaguardia de un levantamiento mexicano cada vez más acorralado hacia las fronteras centroamericanas. En esta concepción estratégica, Guatemala llegó a ser denominada: ". resguardo de la fi-ontera con México. .**,*^ consideración que movió a Bustamante a trasladar la poca tropa existente en Honduras hacia la región guatemalteca, hecho que no dejó de inquietar a aquella provincia.** .

.

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Como lo señalamos en otro lugar, la especial correlación de clases y grupos sociales impidió que en Guatemala cobrara forma un movimiento insurgente al estilo de El Salvador y Nicaragua. De la población mayoritaria explotada —el indígena— se conocen solamente levantamientos aislados. Como lo subrayó el Presidente Bustamante y Guerra, no obstante el peligro de contagio que constituía la vecindad del levantamiento mexicano, lugares netamente indígenas de la provincia de Guatemala se mantuvieron entonces aparentemente tranquilos: "El vasto del Reyno se mantiene tranquilt). Desde esta Capital hasta la raya de México, en que están las Provincias más pobladas, llamadas de los Altos, inclusa la Intendencia de Chiapas, a pesar de la mayor proximidad del fuego de Nueva España, no se ha visto hasta ahora signo de sedición. Lo mismo sucede con los partidos laterales de Verapaz, Chiquimula, Sonsonate, Escuintla, y Suchitepéquez".*®

Se dio hasta el caso de algunas comunidades indígenas que pudieron ser manipuladas por el clero reaccionario para apuntalar el orden vigente: "En todo seguiremos los consejos de nuestro Cura, porque vemos que sólo quiere nuestro bien, y estamos prontos a concurrir con nuestras vidas a apasiguar la ciudad de San Salvador. suplicando a nuestro Cura le escriba al Excelentísimo Señor Presidente, para que cuente .

.

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1 07

con dos mil Indios, que somos los hyos de este Pueblo, que iremos armados de flechas y machetes, serviremos en cuanto podamos".*^ ,

.

,

La actividad del crioUo republicano tampoco destaca por esos años en Guatemala; el movimiento de Belén de 1813 fracasó en su fase conspirativa y el cabildo constitucional, que se instala a fines de 1812, sólo sirvió para ser objeto de las burlas de Bustamante.*^ El simple acantonamiento de tropas negras y mulatas, reclutadas en Triyillo y Chiquimula, fue suficiente para que Bustamante pudiera mantener la tranquilidad en la ciudad Capital.^^ u»./ r

La 'tidelidfad" guatemalteca de esos años al gobierno español se volvería después famosa. Francisco Barrundia, miembro del cabildo constitucional, y acusado de pertenecer a la conspiración de Belén, la destacaría en 1817 cuando se refirió a los levantamientos de 1811-1814: "... en un tiempo en que por ausencia de su legítimo Soberano casi todos los Reynos estaban conmovidos; y cuando los mismos gobiernos los convidaban a la rebelión; y no contenta Guatemala con ser ella sola fiel tuvo la gloria de que su Ayuntamiento pacificase .".^^ las Provincias de San Salvador y Nicaragua .

de la tormenta revolurepresivas contra medidas tomar cionaria, Bustamante llegó a Se trataba de un guatemalteca. los propios criollos de la región estaban metropolitanos intereses funcionario para quien los Presidente nombrado fue por encima de todo. Ck)mo dijimos, del Reyno en 1811, cuando casi toda la América española se levantaba contra la dominación colonial y el movimiento insurgente mexicano parecía extenderse a la misma Centroamérica. Desconfiaba de todos los criollos por igual, porque ellos habían sido una parte importante en tales movimientos. Esto originó su extrema desconfianza hacia tal elemento, así como algunas medidas represivas que tomó contra criollos pudientes de Guatemala, como los Aycinena, Beltranena, etc. "La clase de los que llaman principales ha sido en efecto la primera que manifestó ideas subversivas y principios dañinos, por el sistema oligárquico a que aspira".*^ La dureza que

Cuando pasaron

los días difíciles

aplicó contra los involucrados en los levantamientos de 18111814 la justificó así: "No es la ambición de autoridad la que me

1 08

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dicta mis pensamientos. Lo que inspira estas medidas es el sentimiento inextinguible de verdadero español; el deseo de cortar en su origen los planes desastrosos de subversión. .''.^^ .

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Entonces surgieron los lloriqueos de la oligarquía guatemalteca contra la mano dura del Presidente Bustamante y se empieza a pedir a la Corte su destitución del mando.^® Pero en realidad, fue el ayuntamiento de Guatemala el que promovió la implantación de una dictadura como la mejor salida en los momentos difíciles en que el rechazo popular de la dominación española conllevaba a su propia negación como grupo dominante. Si bien es cierto que fueron golpeados por Bustamante en algunos de sus privilegios y amor propio de grupo pudiente acostumbrado a mandar sin cortapisas, en 1811 el ayuntamiento guatemalteco se decidió por la imposición de la peor de las dictaduras antes de permitir el más mínimo cuestionamiento del sistema colonial dominante.

La defensa a todo trance de un sistema caduco, que permitía el enriquecimiento parasitario de una minoría, se volvería después una constante de otro contexto, pero con iguales métodos y objetivos: en 1827 con la dictadura de Aycinena, y en 1838 con la disolución de la Federación y la implantación de la dictadura de los treinta años. "Mejor Gobierno es aún el tiránico, que el discorde —escribía el Ayuntamiento guatemalteco en 1811 a los otros cabildos del Reyno— porque aquel conserva forma, y este otro ninguna. La anarquía no sigue dictámenes ciertos, y es el mayor de todos los males. Aún aquellas ligeras alteraciones, o prontos movimientos populares, que si no se gradúan por decididos crímenes opuestos a la delicada virtud de la fidelidad juurada a la nación, por lo menos son manchas que en alguna manera empañan su hermosa claridad, deben sofocarse en sus principios. El amor del orden y de la justicia es inseparable de la vigilancia, porque el pueblo es instrumento de varias voces que si no es por rarísimo acaso jamás se pondrán por sí mismas en el debido tono, hasta que algunas ,

manos

sabias las temple".^^

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3.

1 09

Las lochas populares por la independencia

Ahora destacaremos algunos aspectos que consideramos de interés sobre el proceso independentista y las masas populares. Está demás señalar que el estudio de la independencia se vuelve incompleto si no se incluye a las masas populares; aparte de la trascendencia política que le imprime a dicho movimiento con sus reivindicaciones de orden económico y social, su simple presencia numérica así lo exige. En los años de 1811 a 1814 los levantamientos populares Uegaron a movilizar diez mil y más personas, cifra que se torna considerable si se tiene presente el tamaño relativamente pequeño de los centros urbanos de la época. Para 1800, con la excepción de ciudad Guatemala que contaba con cerca de 25,000 habitantes, las principales ciudades centroamericanas oscilaban entre los 5,000 y 10,000 habitantes.^* %,. ..

En torno a la independencia y las masas populares hay muchas incógnitas por resolver. Especial interés reviste, en el marco de este trabgjo, su estudio como proceso burgués democratizador, componente introducido por las todavía

revoluciones europeas de los siglos XVI y XVIl'® y que se puso totalmente a la orden del día con la Revolución francesa de 1789. En el caso concreto del Reyno de Guatemala, es imprescindible examinar hasta donde sus condiciones coloniales ofrecían base suficiente para que la intervención popular le imprimiera al proceso independentista un contenido democrático, como se intentó y logró en algunos países europeos. Si conocemos el peso, las metas y limitaciones del movimiento popular centroamericano, podremos también conocer el margen real de posibilidades que tuvo para imprimir a los procesos de entonces sus propias reivindicaciones de clase. Hoy sabemos que esto no fue así, que el componente democrático permaneció al final como simple

formalismo de flamantes constituciones que sirvieron únicamente de fachada a las dictaduras más abyectas que caracterizaron después a la región. Cualquier cuestionamiento histórico que se haga en esa dirección no resulta ocioso, ya que ayuda a comprender

procesos inconclusos que la sociedad centroamericana todavía sigue planteándose. ¿Qué correlación de factores

lio

JULIO CESAR PINTO SORIA

diñcultó que se impliinta^en en ese tiempo instituciones mediadoras de carácter democrático: asambleas con algún grado de autonomía; una distribución real del poder entre el

y judicial? Es decir, la concepción triparpoder y todo el sistema de juego político que constituyó precisamente una de las innovaciones más importantes de las revoluciones europeas contemporáneas. ejecutivo, legislativo tita del

El intento por implantar dicho sistema en Centroamérica mostró ya entonces algunas deformaciones significativas. Bsyo la presión de la guerra civil, las asambleas legislativas, órganos depositarios de la soberanía según la nueva concepción política, simplemente desaparecen, o se transforman en instrumentos de una de las facciones que encabeza un ejecutivo que gana poder discrecional, en la medida que obtiene el apoyo de la fuerza armada.**^ Así se empezó a configurar, de manera amenazante, la forma oligárquica de mando que se impondría después definitivamente. Sin embargo, esto no le quita al período de 1823-1840 su heroicidad y dramatismo de lucha sostenida en medio de innumerables obstáculos; Morazán, Gálvez, etc., fueron personajes a la medida de las grandes bataUas donde la imposición de lo nuevo exige muchas veces el sacrificio de dirigentes.

De los intentos posteriores ya no se puede decir lo mismo; a partir de 1871 el modelo tripartito del poder sólo sirvió de mascarada para darle "legitimidad" y "representatividad" a formas oligarcas y sangrientas de ejercer el mando: "Hemos tenido más de una Constitución, i en todas ellas se han copiado esas brillantes frases, que resumen en pocas palabras las libertades que han sabido conquistar pueblos verdaderamente civilizados. Pero todo ha quedado en el papel; i si nosotros hemos sentido lá áctídri aéf gobierno, ha sido para sufrir las consecuencias de la opresión de funcionarios que parecían establecidos precisamente para hacernos comprender cuan ilusorias eran esas libertades**.*^ En la medida que otros países adoptaban formas progresistas de gobierno, las dictaduras centroamericanas se hicieron más ostensibles, tal y como lo destacaron observadores de la época especialmente para el caso guatemalteco: "... no hay en el mundo poder más absoluto y discrecional que el del Presidente de Guatemala, titúlese dictador o no, y bien se Uame Rafael Carrera o Rufino

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111

Cema o Manuel Usandro Barillas. La autocracia chapina cambia de forma y de procedimientos según la clase social, a que pertenece el autócrata y según el temperamento de éste. llámese como se llamara el gobernante chapín, sea patricio o plebeyo. siempre será un dictador. el pueblo de Guatemala no ha tenido nunca conductores, sino mayorales. .".** Barrios, Vicente

.

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El fallido intento por imponerle formas democráticas al juego político de la sociedad tuvo por resultado que las instituciones represivas ganaran la alternativa. Al final, fue a través del control castrense y policíaco, con toda una cadena de funcionarios locales revestidos de j)oder personal tiránico a manera y semejanza del tirano de turno en la cúspide,*^ como se decidió la "solución** de los distintos conflictos de la sociedad centroamericana.

Como se sabe, la implantación del Estado burgués no es producto exclusivo de los grupos propiamente burgueses, sino del conjunto de fuerzas sociales de la sociedad burguesa en ascenso; fundamentalmente de la participación de las masas populares: masas campesinas, pequeña burguesía urbana, elementos proletarios y semiproletarios, etc. El proceso de democratización burgués, es decir, la formación de un Estado e instituciones que permitan, en el contexto del nuevo sistema de clase, el libre juego político a los distintos partidos y agrupaciones que se organizan en función de adquirir el poder, es un proceso que sólo se da, en su forma "clásica**, en una encarnizada lucha entre dos bloques de fuerzas momentáneamente polarizadas: por un lado los defensores del antiguo orden, y por el otro, la alianza entre las fuerzas progresistas, compuestas fundamentalmente por la nueva clase dominante en ascenso y las masas populares. ^

Así ocurre esa transición en su forma clásica; y le es inherente una lucha por la democratización política, dictada con el simple hecho de que en el régimen anterior el mando se ejerce, por lo regular, de manera arbitraria y antidemocrática contra el resto de la sociedad, incluyendo a las mismas fuerzas burguesas. La lucha para implantar la sociedad burguesa pasaba, necesariamente, por la introducción de formas democráticas en la vida y el juego político, independientemente de

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que se tratara, al final, de implantar una nueva dictadura de pues en su esencia era un paso hacia adelante en el surgimiento y fortalecimiento de tradiciones democráticas decisivas para el desarrollo posterior de la sociedad en su clase;

conjunto. El momento decisivo en que una revolución burguesa cobra contenido democrático se constituye cuando las masas populares entran en la escena política y tienen capacidad suficiente para influir y determinar la forma como se desenvuelvan los conflictos claves de la sociedad; eso en el sentido de que a través de imponer sus propias reivindicaciones de clase, tienden a radicalizar el movimiento burgués, presionándolo para que cumpla al máximo con sus tareas históricas.

Tal vez sean los casos de Alemania y Francia los más apropiados para ilustrar este tipo de procesos históricos. En Alemania los levantamientos populares revolucionarios de 1848 no alcanzaron su objetivo, y la implantación de formas burguesas de vida sólo se logró a través de la vía de las reformas, bajo la égida de la antigua nobleza agraria, los Junkers, que determinó también la forma como se realiza la unificación del territorio alemán, o sea, a través de la creación de un imperio militarista y expansivo, y no bajo la forma de una república democrática Estos hechos determinaron profundamente la historia posterior de dicho país. El carácter ultra agresivo del imperialismo alemán y la llegada del nacismo al poder, por ejemplo, tuvieron una de sus raíces en la manera antidemocrática como se cumplen en el país las principales tareas burguesas en la segunda mitad del siglo XIX.

En el lado opuesto se encuentra la Revolución francesa de 789, que fue la "clásica" de todas las revoluciones de este tipo, es, precisamente, debido a que la participación decisiva de las masas populares en las distintas etapas de tal movimiento hizo que las tareas históricas del momento se cumplieran en su forma "clásica"; es decir, con la derrota total del viejo orden. Las mismas divisas democráticas de la revolución —Libertad, 1

y lo

Igualdad y Fraternidad— por cuya imposición luchó el pueblo consecuentemente, no se quedan en las simples palabras vacías a que las condena el contexto capitalista; ello no sólo porque las masas populares las inscriben entre sus mejores

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tradiciones de lucha, sino porque realmente se logró una democratización relativa de la sociedad y de sus instituciones, lo que facilitaría su propio desarrollo histórico.®^ Si nos detuvimos en lo anterior, fue sólo para tratar de ubicar la forma concreta como se presentaron esos procesos en el ámbito centroamericano; principalmente el grado de existencia de tales alianzas entre las masas populares y la fracción de la clase dominante que intentará después imponerle formas burguesas a la sociedad y al Estado centroame-

ricano.

Aproximarse al fondo de esa cuestión en el caso centroamericano resulta difícil; una forma de poder hacerlo será conociendo las metas que persiguieron ambos grupos, más inconsciente que conscientemente debido al escaso desarroUo del factor subjetivo en general. Así podremos también conocer los aspectos que acercaban, y viceversa. Por lo que se reñere a las fuerzas republicanas esto no representa mayores dificultades; no sólo porque la historiografía de la región se ha dedicado, en mayor o menor medida, a escribir en forma exclusiva la historia de los grupos dominantes y sus diversas luchas, sino porque las metas políticas que perseguía este grupo —con sus grandes limitaciones, con toda la forma "anormal" que se quiera— se llevaron finalmente a la práctica.

La compleja temática con que se ocupa este trabajo obliga a perseguir varios objetivos a la vez; uno es tratar de ubicar el tipo de Estado que se implanta después de 1823. Esto no es tarea fácil, porque dicho intento tuvo efecto en medio de encarnizados conflictos que se prolongaron por dos décadas y en donde la consecución de la meta política lleva a veces a establecer alianzas sumamente contradictorias. Un hilo conductor, como lo señalábamos, sigue siendo la ubicación de la clase o fracción de clase que logra imponer al final sus intereses. Si nosotros logramos averiguar quién gana o quién pierde en esos conflictos, si logramos saber de qué luchas y de qué tipo de alianzas surge al final una clase o fracción que logra imponer su sello al Estado y al régimen político, habremos dado un buen paso hacia adelante en nuestro análisis sobre la sociedad centroamericana de la primera mitad del siglo XIX. s^ cí^s^^. w: ^?^#?^k>ií5 .;:

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Se trata, a todas luces, de problemas decisivos que no pueden resolverse por medio de simples elaboraciones teóricas, aunque estén sostenidas por la mejor de las intenciones. Sólo a través de la investigación concreta podremos obtener algunos resultados positivos. El tema es difícil, no sólo por el carácter de transición de la época en que se resuelven los conflictos que, como ya dy imos, sacaron a la superficie una gran diversidad de intereses que complican el análisis histórico concreto, sino porque sobre las masas populares, al contrario de los grupos dominantes, se ha escrito muy poco o nada; la simple disposición de documentación directa es, en este sentido, sumamente escasa hasta ahora.

Es evidente que no podemos dar todavía una respuesta cada una de las cuestiones planteadas; ellas nos permitirán, sin embargo, ubicar la problemática en una forma más directa. Si nosotros logramos, por ejemplo, clarificar la forma y condiciones en que se dio la relación entre las masas populares y las fuerzas dominantes en pugna, sin olvidar que una de las metas era edificar el "Estado Nacional", habremos alcanzado, por el momento, uno de nuestros objetivos. definitiva a

Diversos factores obstaculizaron, o bien redujeron al mínimo, las posibilidades de una alianza entre masas populares y elementos republicanos. Debido a su exigua base económica, la debilidad republicana constituyó siempre el mayor obstáculo; evidente principalmente en el caso de la región de Guatemala, como lo tratamos de demostrar cuando analizábamos el tipo de limitaciones y contradicciones en que se desenvolvió el movimiento reformista encabezado por la

Sociedad Económica a finales del

siglo XVIII.

Por otro lado, la colonia dejó como herencia un conflicto bastante agudo y directo entre explotados y explotadores, cuya posible radicalización causó siempre pavor a los miembros de la clase dominante, incluyendo a sus elementos más progresistas. Como tendremos oportunidad de comprobarlo, este factor fue el que más impidió que cristalizara en alguna forma un acercamiento entre masas populares y fuerzas republicanas. La brecha entre los dos sectores sociales más bien se profundizó, en la medida en que también se radicaliza la lucha de clases a nivel internacional, a partir precisamente

'

*

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115

de la Revolución francesa de 1 789. Decididamente, este hecho vino a alterar, desde un principio, el establecimiento de alianzas de algún alcance entre ambas fuerzas sociales.

Como lo hemos señalado en más de una oportunidad, hacia 1810 se produjo un cambio profundo en la escena política del Istmo; sus causas se encuentran sin duda en la correlación internacional de fuerzas, la cual tuvo efecto especial sobre la América española cuando Napoleón Bonaparte invade la Península Ibérica. Las tensiones de esa época, propias de los grandes momentos de transición —crisis general del feudalismo y fortalecimiento de los Estados burgueses a nivel mundial— se hicieron sentir también en el Reyno de Guatemala, pues su constelación de fuerzas y grupos sociales sufrió entonces cambios de consideración que se mostraron de inmediato en la dinámica de los acontecimientos. A la par de una intensiva participación popular, otro efecto fue que el elemento republicano tendió a ganar peso e intentó, como en otras colonias españolas, determinar el curso de los hechos políticos. Sin embargo, esa actuación se dio en medio de grandes limitaciones, propias del marco del desarrollo económico, que se sigue caracterizando por su poco dinamismo y fuertes desigualdades, acentuadas aún más con la caída del añil; hecho que profundiza la crisis del sistema, pero sin que las fuerzas republicanas puedan destacar como portadoras de una solución. En dos palabras: como agentes de cambio las fuerzas republicanas en ese tiempo no llegan a constituir una alternativa; su importancia política raramente trasciende el nivel local; tampoco se estuvo en capacidad de encauzar el levantamiento popular anticolonial hacia un movimiento nacional separatista que fue, como veremos, donde el elemento republicano mostraría toda su debilidad. Su principal fortaleza, debido a una correlación especial de factores, estuvo siempre en la región salvadoreña, lugar desde donde se decide —en sus momentos más cruciales—, la suerte del movimiento republicano para toda Centroamérica. Hay índices que permiten evaluar la debilidad de los grupos republicanos. Uno de ellos, fue su extremada dependencia frente a la fuerte personalidad de un caudillo, el hondureno Francisco Morazán, para poder mantener su hegemonía política hasta 1840. Otro índice, lo aporta el peso

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absoluto que adquieren factores externos como condicionante de la actividad política de grupos a nivel interno. Como parte de un imperio que llegaba a su final, era lógico que acontecimientos que se sucedían en México o la Metrópoli tuvieran una inmediata resonancia local. Pero en el caso de Centroamérica el factor externo cobra importancia desmedida, debido, en última instancia, a que internamente no existía capacidad suficiente para alimentar un movimiento anticolonial de envergadura o para sostener un proyecto reformista de largo alcance. Esto lo ilustra, por ejemplo, el peso extraordinario que adquieren para la región los acontecimientos políticos sucedidos en México; ellos deciden prácticamente la independencia de 1821 y la posterior anexión, y también tuvieron importancia decisiva en la instalación de la Constituyente de 1823. Los movimientos independentistas de 1811a, 1814 puede ser otro ejemplo, pues su triunfo o fracaso dependió siempre de la suerte que corriera su homólogo en México, como lo supo ver el astuto obispo nicaragüense García Jerez: "Se acabaron las criminales esperanzas que pudieron abrigar los díscolos o los novadores imprudentes. y la llegada a Veracruz de tropas aguerridas de la invencible Península, aseguran la pacificación del Reyno de México y la tranquilidad de éste, que la goza en todas las provincias, excepto en la desgraciada Nicaragua".®' .

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La práctica concreta de la lucha de clases, principalmente agudizarse en los años de 1 8 1 1 fue la encargada de mostrar puntos afines a las distintas fuerzas sociales; pero también aquéllos en que divergían. Para el criollo salvadoreño, el status colonial tenía otras implicaciones que, por ejemplo, para el guatemalteco, citando los casos más divergentes al nivel de los grupos dominantes. Independientemente del radio que abarcó tal diversidad de intereses, al final se coincidió en la meta final de separarse de España como culminación de un proceso que debía permitir la formación estatal nacional, a través del cual ellos asumirían definitivamente el mando total en la colonia. al

,

Los conflictos y rivalidades que tuvieron efecto antes y después de 1800, no tenían otro fon^Jo que una acerba lucha por el poder, que la década de 1811 a 1821 sacaría a la superficie en su verdadera dimensión política. El afianza-

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miento del afán independentista tampoco constituyó un hecho repentino, puesto que existía el precedente de las colonias anglosajonas, y una buena parte del pensamiento de la Ilustración lo venía alimentando desde décadas atrás. De todos modos, el pensamiento independentista maduró de manera desigual, y hasta fue abandonado por el propio criollo republicano cuando las masas populares le imprimen otro contenido. Para otros, como fue el caso del criollo conservador guatemalteco, la mejor solución hubiera sido implantar la monarquía constitucional que habría puesto a la colonia, es decir a este grupo, de igual a igual con la metrópoli, evitando el punto neurálgico de la participación popular.

La actitud de las masas populares frente a la independencia tenía que ser distinta a la de los grupos dominantes en general. Como lo testifica la documentación, ellas fueron desde el primer momento partidarias decisivas del movimiento independentista,®* pero también es innegable que desde el principio hubo diferencias entre los dos grupos en relación con lo que se esperaba de la separación colonial. Si se tiene presente la posición ocupada por cada grupo dentro de la sociedad colonial, la diferencia de postulados resulta también totalmente lógica. El orden colonial, como sistema de explotación y subyugación política, constituía ante todo para las masas trabíyadoras una realidad cotidiana, y es lógico que, de presentarse una oportunidad favorable, se pensara en su eliminación o en la introducción de cambios que lo hicieran ^^ soportable. El régimen laboral de la colonia se practicaba con formas de trabsyo esclavo, para el sector minero las quejas son abundantes, como lo hizo el pueblo de Santa en Honduras

pocos años antes de la independencia: "El pueblo de Santa representó contra el peligro que corría el repartimiento en los trabíyos de la mina de Guasearán, por lo arruinada que se hallaba, por los malos tratamientos que sufrían los Indios y por la falta de pago del peso por su ida y vuelta del pueblo a la mina".^ Igual cosa sucedía en los otros sectores de la economía, se tratara de las plantaciones añileras o de las grandes haciendas del Valle de Guatemala, las jornadas de trabajo eran de "sol a sol"*® donde la retribución, cuando la había,®® se realizaba según aranceles fyados cincuenta o más

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años atrás; es decir, sin guardar la menor concordancia con el creciente encarecimiento de los productos que afectó a Centroamérica principalmente en los últimos años de la dominación colonial/^

En

completamente lógico que los no constituyeran ningún aliciente económico. Los indígenas de San Francisco El Alto, en Totonicapán, se negaron por ejemplo en 1800 a transportar harina hacia la Capital de Guatemala. Argumentaban, entre otras cosas, que se les seguía pagando un jornal establecido de "tiempo inmemorial".^^ Se trataba también de una característica dominante para toda la actividad productiva. Cortés y Larraz menciona igualmente varios casos de comunidades indígenas que preferían devolver el dinero recibido con tal de evitar el repartimiento a las haciendas, donde tenían que trabajar tales condiciones, era

salarios

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largas jornadas bajo condiciones sumamente denigrantes.

El artesanado, y otros sectores laborales de los centros urbanos, corrían similar suerte.

Las formas de opresión y control político iban de la mano con las condiciones laborales, y no eran menos denigrantes: la discriminación racial, el trato humillante, los azotes, el cepo, eran cosa común y corriente, aplicados directamente desde el hacendado hasta por el propio cura, como lo constató a menudo el arzobispo Cortés y Larraz: "¿. quién se persuadiría que por su mano suele azotar a las mujeres? ¿Quién se figuraría a las mujeres desnudas hasta la cintura a presencia y por mando de un religioso y estarles azotando? ¿Ellas gritando porque son capaces de conmover hasta las piedras con sus alaridos y gritos cuando las azotan, y un religioso con el cuero en la mano sin conmoverse de sus gritos y alaridos?**.^* En otras palabras, el comportamiento usual de etc.,

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una élite racista y parasitaria, que veía en las masas trabsyadoras —indígenas, mestizas o negras— seres de inferior categoría humana. ^ Como sistema económico social, el orden colonial entrañaba para las masas trabíyadoras condiciones miserables de sobrevivencia, agudizadas en esos años por la crisis general que golpeaba a la sociedad centroamericana. La sociedad centroamericana descansaba fundamentalmente sobre bases agrarias; sin embargo, la crisis cobró su

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más aguda en los centros urbanos. Sucedió así por En primer lugar, el nivel cultural urbano permitía sin duda una toma más rápida de conciencia sobre expresión

diferentes motivos.

de la crisis y la posible dirección de su solución. Por otro lado, situaciones conflictivas tendían aquí a ser más evidentes; forcejeos por el poder entre élites locales, o entre éstas y los intereses metropolitanos fueron siempre corrientes, y afloraron por esos años con especial fuerza debido al vacío de poder que origina la ocupación francesa de la metrópoli. Es decir, los centros urbanos ofrecían un campo propicio para iniciar movimientos de cambio; el deterioro de la situación económica y el desmoronamiento del imperio español sólo aportarían el detonante ñnal. los orígenes

Por las funciones que cumplían de control políticoadministrativo, económico y comercial, se trataba de lugares densamente poblados, con índices crecientes de miseria y desigualdad social, una característica de todas las ciudades coloniales donde riqueza y pobreza formaban polos diametralmente opuestos. La documentación de la época destaca constantemente altos grados de efervescencia social urbana. Esta situación se agravó aún más por esos años, porque la crisis golpeó tanto la industria artesanal urbana como las áreas rurales, donde la caída del añil dejó repentinamente a muchos jornaleros sin trabsyo, situación que afectó particularmente a las regiones de El Salvador y Nicaragua.^® El desempleo rural intensificó las migraciones a los centros urbanos, que se convirtieron en lugares de refugio para masas empobrecidas portadoras de extrema inestabilidad social. Alcoholismo intensivo^ violencia generalizada, desmoramiento de costumbres, etc., son las características más sobresalientes de esos años: ". que va para trece años que soy cura del Sagrario de esta Santa Iglesia Metropolitana, y por lo que prácticamente he observado me consta, que la embriaguez se ha aumentado con exceso imponderable. que esta plebe es muy propensa a este vicio, y siempre he estado persuadido, que los excesos, que diariamente se cometen en esta infeliz ciudad de heridas, y muertes son por lo regular originadas de él. por las calles de esta ciudad veo con frecuencia multitud de miserables Indios conductores de harina que en otro tiempo luego que vendían sus harinas se regresaban a sus .

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pueblos, y al presente invierten en la embriaguez parte de ello; robándoles con este motivo mucha parte, o el todo que les queda. yo no había visto, sino a esta época que juzgo la más miserable, a las mujeres ebrias tiradas por las calles como perros muertos. T^ Pero la inestabilidad social también cobró forma en un alto potencial revolucionario que se puso de manifiesto en los levantamientos de los años de 1811 a 1814. .

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En laa condiciones señaladas no fue nada raro que a la par del ideario independentista las masas populares urbanas inscribieran reivindicaciones de orden económico-social. Se trató, al principio, de reivindicaciones moderadas, dirigidas principalmente contra el aparato fiscal para que se destituyera a algunos de sus miembros más odiosos, y se redujera el monto de ciertos impuestos que les afectaba en forma directa, por ejemplo el de las alcabalas, papel sellado, etc.^* Suponemos, pues todavía no contamos con suficiente información, que hubo reivindicaciones de más peso, ya que con el ánimo de evitar la radicalización del movimiento, altos funcionarios se vieron obligados a prometer repartimientos de tierras;^*

asimismo se aboüó el pago del tributo indígena.®^ Persiguiendo el mismo objetivo, se redujo el precio del tabaco y se concedieron permisos para sembrarlo libremente, actividad a la fecha realizada por pequeños productores.*^ Contra este ti^o de medidas el criollo progresista no tenía nada en contra; pues el sistema colonial para ser funcional necesitaba de muchos cambios, principalmente en el orden fiscal, que se darían después de 1821 cuando la separación de España hizo innecesarias muchas leyes y reglamentaciones. El levantamiento anticolonial tuvo varias características; ellas, que constituyó también una de sus debilidades, fue su forma desigual: primero se concentró en la provincia de

una de

San Salvador y después en la de Nicaragua, hecho que facilitó duda su control. Otra de sus características, fue la rapidez que tomaron los acontecimientos; al extremo que resulta difícil precisar el momento en que pierde su carácter moderado para volverse radical, como lo destacó Bustamante para el levantamiento salvadoreño de principios de 1814: ". que los habitantes de San Salvador en todas sus clases estaban sumergidos en la más grosera ignorancia. Dos meses después sin

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con oficio de 31 de diciembre me escribió [j. M. Peinado ] que ya no hallaba cómo manejar las gentes de su Provincia; que la subordinación estaba perdida; que los pueblos parecían academias cínicas; y que se disputaba y aplicaba con furor la constitución y decretos soberanos a una igualdad mal enten...

dida.

.".*^ .

Un momento hacia la radicalización lo constituye,

sin duda, la destitución

de las viejas autoridades con el objetivo de proclamar la independencia en forma absoluta,

como sucedió en las dos provincias mencionadas.*^ Al mismo tiempo, empiezan a profundizarse reivindicaciones de tipo económico-social; es así como se cuestiona el sistema de repartimiento de fuerza de trabsgo indígena y se pide la abolición de la esclavitud, se exige igualmente una rebsya o abolición del tributo real.*^ Sin embargo, estas medidas se plantean en forma aislada, lo que viene a constituir otra de las debilidades del movimiento.

Está demás señalar que los acontecimientos centroamericanos sólo pueden ser comprendidos dentro de una totalidad mayor, es decir, como parte del derrumbe del imperio colonial español. En la América española de entonces se daban profundas diferencias de una región a otra, las que provocaban lógicos distanciamientos; por otro lado, existieron situaciones bastante similares que las hacían receptivas a la influencia de procesos y acontecimientos que tenían efecto en otros lugares; normal que así sucediera, pues en unos y otros se combatían formas similares de opresión de un sistema que, con los mismos vicios, llegaba a su final a nivel continental. La línea divisoria entre factores internos y externos se vuelve así sumamente difusa; sin embargo, no hay que perderla de vista porque ayuda a comprender situaciones que vistas sólo desde el ángulo interno del Istmo resultarían casi inexplicables. Este fue el caso del pavor general que invadió a los sectores dominantes centroamericanos ante la posibilidad que el movimiento popular independentista alcanzara los mismos grados de radicalismo que en México o Haití.

El caso del movimiento mexicano, como ejemplo que podía repetirse en Centroamérica, fue destacado así por José María Peinado: "El pernicioso ejemplo de México, y los emisarios de aquellos cabecillas, han movido en la gente de estos

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pueblos un deseo íntimo de libertad, que unas veces se manifiesta por las palabras, y otras por las obras. No aspiran a una libertad justa, pues ésta la tienen desde el momento mismo en que se sancionó nuestra sabia constitución política. Nuestra suerte, ya próspera, ya adversa, ha sido siempre igual, y igual en lo esencial de la vida a la de los habitantes de la Península Aspiran estos pueblos a la independencia y no porque la deseen, y no porque sean capaces de calcular vent^yas, porque aún el más profundo calculista en la quietud de su gabinete pueda hallarla en la división de la sociedad, y menos en la separación de una poderosa Monarquía, cuya constitución la hace gozar de sus ventayas, y cuyo poder, e influjo la pone al abrigo de muchas desgracias, sino porque aspiran a reasumir la libertad absoluta, que por funesta renunciaron nuestros mayores".**

La influencia del movimiento mexicano como factor da radicalización es mencionado en varías oportunidades; en el mismo sentido se menciona también el levantamiento revolucionario de Haití: "Más de una vez he percibido que la Isla de Santo Domingo, esos sucesos tristes que no debieron haber ocupado la historia, es el objeto de sus comparaciones. Incapaces de hacerlo entre la justa libertad y la esclavitud; entre la modificación de los derechos naturales del hombre, y su despojo, sólo pueden f\jar su torpe vista sobre la soberbia y altanería de Rousseau, sobre el uniforme de L*Ouverture, sobre el manto de Christobal".** El levantamiento antiesclavista de la Isla de Santo Domingo, y su posible repercusión en el ámbito centroamericano, había ya despertado la inquietud de los españoles a finales del siglo XVIII, cuando un contingente de negros haitianos tuvo que ser trasladado a territorio hondureno: "Su presencia en tierra española no dejaba de llamar la atención de los habitantes ya que venían de una isla misteriosa, en la que los esclavos se habían alzado contra sus amos blancos. Se admiraba su distinción y las buenas maneras que habían adquirido al contacto de la sociedad aristocrática de Haití. Pero, las autoridades españolas temían la ir»fluencia que podían ejercer sobre las clases bajas de la sociedad colonial. El Gobernador de Triyillo recibió instrucciones detalladas para que se les quitara el complejo de igualdad que habían formado ^

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1 23

en sus luchas contra los blancos. Con cautela se les debía confíscar sus armas al mismo tiempo que dividirlos en

pequeños grupos"."^

En

esos años la influencia haitiana pudo ser combatida negros fueron dispersados en varias poblaciones del Reyno donde recibieron tierras, se evitó así el contagio revolucionario y la corona pudo economizar 20,000 pesos que costaba su mantenimiento a las csgas reales.^ Es en 1811 cuando vuelve a sentirse la influencia haitiana, no sólo porque los acontecimientos de México vuelven a poner a la orden del día el contenido reivindicativo de tal movimiento, sino i>orque en Centroamérica habían madurado condiciones para que se desencadenara un levantamiento popular anticolonial de carácter revolucionario.

con

éxito, los exesclavos

La comparación que hicieron las autoridades españolas entre México y Haití, con el caso centroamericano, fue motivada a "excesos" cometidos por las masas populares, que fue sin duda el momento cuando el movimiento popular alcanzó su mayor radicalismo. En primer lugar, sedientas de justicia social, parece que las masas populares trataron de syusticiar a algunos esbirros, entre ellos al Intendente de Nicaragua, y al propio Peinado, junto con otros altos funcionarios. Al grito de, "mueran los chapetones", algunas haciendas fueron ocupadas y sus bienes repartidos;*^ otros centros de riqueza colonial, como almacenes de las ciudades, fueron igualmente saqueados o estuvieron a punto de serlo: ". no sólo repartía aguardiente el Alcalde 2o. Constitucional Pablo Castillo, sino que les ofrecía vestirlos al día siguiente con los géneros de los Almacenes y tiendas, y repartirles el dinero .

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que se encontrase".*^ Algunas garitas, encargadas de caudar gabelas reales, fueron asimismo destruidas.*^

re-

La efervescencia revolucionaria sembró pavor en forma rápida entre los miembros de la élite; pero, en realidad, el antiespañolismo popular se limitó al final a la limpieza de esbirros del aparato burocrático; mientras que las reivindicaciones de contenido económicosocial —saqueo de haciendas y almacenes, syusticiamiento de prestamistas, etc.— son dirigidas ya directamente contra los criollos. Aquí es donde empieza a agrietarse el movimiento; los criollos que al prin-

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acuerpaban se alejan y buscan autoridades para neutralizarlo.

cipio lo las

En

el

trabsgo

común con

etapa de 1811 a 1814 la participación del sector debe a la búsqueda de la independencia, entendida como proyecto reformista que debía hacer del sistema colonial un orden económico más funcional Se trató de un movimiento de profundo contenido político, en el sentido que la separación de Elspaña debía completar un poder que ya venía gestándose en forma firme en torno al control de la economía y el aparato administrativo local. (>)n esa diferencia de intereses y metas —que la lucha política puso totalmente al desnudo— era lógico que al final surgiera el conflicto entre dos fuerzas sociales que sólo en forma circunstancial habían encontrado el camino de la unidad. la

criollo se

Los lugares donde más destacó la participación criolla fueron San Salvador y Granada; en Granada, sin embargo, los "cabildantes" pactaron al final con las fuerzas represivas organizadas por Bustamante.** En San Salvador, Peinado destacó la existencia de criollos vinculados al movimiento popular; pero igualmente se refirió al conflicto que desataría la incompatibilidad de intereses entre dichas fuerzas: "Poco cautos, e incapaces, estos habitantes por ahora, de otra reflexión, ni de otras ideas que las de los objetos que se les presentan a la vista, aspiran a expeler a los europeos para apoderarse de las casas y caudales que con su honradez y laboriosidad han adquirido, y para ello son auxiliados o promovidos por algunos americanos descendientes de Europa, que mendigos o viciosos, se hayan sin recursos, y creen adquirir en un día lo que honradamente alcanzarían en algunos años. Menos cautos y reflexivos éstos, se persuaden que las castas después de concluir con los europeos, les permitirán coger el fruto de sus delitos, y no dirigirían sin intermisión de tiempo, sus operaciones sobre los naturales pudientes".*^ Así como en Granada, los criollos de San Salvador también pactaron al final con las autoridades coloniales.

95

Hubo otro aspecto, también de origen externo, que debe mencionarse porque ilumina mejor la situación en que ocurrió el pánico general que envolvió a los grupos dominantes. Como

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1 25

se sabe, la invasión napoleónica a España desencadenó un gran movimiento de fuerzas dedicadas a combatirla. Bsyo esa presión, las Cortes Extraordinarias de la Península iniciaron

un proceso de democratización con el objeto de ganar apoyo popular y poder organizar mejor la resistencia a nivel local. Con tal fin, se expidió un decreto ordenando la fundación y renovación de ayuntamientos en todas aquellas poblaciones que llenaran un mínimo de condiciones.^

Como en las otras colonias españolas, el anterior decreto tuvo también vigor en Centroamérica. Su principal innovación lo constituyó la introducción del voto popular, aboliendo el sistema vitalicio para la ocupación de cargos concejiles, sistema que el ayuntamiento guatemalteco defendió tenazmente en sus famosas ^^Instrucciones" de 181 1.'^ > >

La promulgación

del decreto tuvo resultados desiguales.

En ciudad Guatemala, por ejemplo, la elección de un ayuntamiento constitucional nunca tuvo mayor trascendencia anticolonial. En otros lugares, donde el elemento mestizo tendía a ser predominante, y la efervescencia revolucionaria se encontraba más extendida, parece que el nuevo sistema electoral sí permitió ser utilizado por las masas populares para ocupar directamente o influir en algunas instituciones representativas del poder local: Juntas de Partido y Parroquias, Ayuntamientos locales, etc. Peinado, por ejemplo, relató que las elecciones del ayuntamiento de San Salvador tuvo que p^ anularlas varias veces, pues la población había elegido como representantes a elementos netamente populares: ". que las elecciones municipales habían sido celebradas en personas que le eran justamente sospechosas; nombrados electores un tal Mena Campos, Chiquillo, y otros de la misma clase; electo Alcalde Constitucional D. Juan Manuel Rodríguez (el mismo que escribió al cabecilla Morelos la carta citada) y las demás elecciones propias de semejantes electores; que se había visto obligado a mandarlas a celebrar dos y tres ocasiones negando a unas y suspendiendo en otras la confirmación".** .

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Algo similar destacó el Gobernador de Honduras en 1814, cuando se quejó de que en la provincia no existía fuerza militar de confianza que pudiera, en un momento dado, hacerle fi*ente a un levantamiento popular: ". que lo que le da mayor .

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1 26

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cuidado en tan apuradas circunstancias es, que en las elecciones de algunas ciudades y villas contiguas han sido admitidos descendientes del Afrika, no sólo a votar, sino a obtener destinos, y lo mismo ha sucedido en las Juntas de Parroquias y Partidos para nombramiento de Diputados; cuyo temor dice, es tanto más fundado, cuanto suponiéndose en la Provincia de Honduras sobre cien mil habitantes por la mayor aproximación, los sesenta mil son descendientes de África, y al ver que son los únicos excluidos de la clase de ciudadanos (por las leyes y por la Constitución que rigió hasta aquí) debe fundamentalmente recelarse, que en el estado de impotencia a que se ve reducido el Jefe del Distrito, sin un fusil ni un soldado de que disponer, quieran ser de igual disposición que el resto de su clase en otras Provincias, lo que dice, no permitirá en cuanto alcancen sus fuerzas^*® Movido por iguales temores, el Ayuntamiento de Comayagua redactó un informe en el mismo tono: "Estos, que se componen en mucha parte de descendientes del Afrika se hayan por lo común dispuestos a seguir las máximas destructores del orden social; y a estos son los que en gran número se les ha condecorado en los ayuntamientos de Guatemala y San Salvador con los Oficios de Alcaldes, Regidores, y Síndicos (Constitucionales, abrogándose los Jefes y Corporaciones que así lo han permitido facultades que no les concede la Constitución ni las leyes, hasta el extremo de declarar ciudadanos a cuantos lo han pretendido de aquel origen. El Ayuntamiento que habla se estremece al considerar semejante conducta, que sólo puede atribuir a la total falta de fuerzas militares para que las autoridades legítimas puedan contener a la numerosa plebe Afrikana que se ha introducido al goce de altos honores y distinciones sin ser llamados por la ley.^^

4.

Los intereses divergentes

'^

En más de una oportunidad nos hemos referido al profundo carácter heterogéneo de la sociedad centroamericana; el que al estallar la crisis cobraría forma en una amplia gama de conflictos. El propio hecho que la proclamación de la independencia no fuera el resultado de una guerra revolucionaria anticolonial —que hubiera creado un sentimiento real de solidaridad nacional— tuvo como consecuencia que la

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127

sociedad centroamericana llegara a la época independentista dividida por profundos intereses de la más diversa naturaleza CJon otras palabras, en Centroamérica la lucha por la nacionalidad estuvo subordinada a una acerba lucha por el poder, lo cual se manifestó claramente después de 1821; primero en el proyecto anexionista de la oligarquía guatemalteca; luego en el separatismo de lugares como León y Comayagua; finalmente en el fraccionamiento político estatal del Reyno de Guatemala Frente a estas tendencias disgregacionistas existieron, no obstante, corrientes políticas que, siendo indiscutiblemente débiles, trataron de mantener la antigua unidad a través de la implantación de un sistema político que se consideró apropiado. Resultado de esto fue la existencia de un gobierno central para toda Centroamérica hasta 1840, fecha en que los intentos unionistas habían va fracasado en casi todo el continente hispanoamericano.^^

En la década anterior a 1821, en torno al movimiento popular, se presentaron condiciones favorables para iniciar un proceso de homogenización, ya que dicho movimiento estuvo presente, en mayor o menor medida, a todo lo largo del El mismo movimiento anticolonial de la región Istmo. guatemalteca, que fue muy débil y sólo sirvió de pretexto a Bustamante para que extremara sus medidas represivas, tuvo contactos directos con su homólogo en el territorio salvadoreño: **En el segundo dye, que la conspiración meditada en esta Capital tenía sin duda ocultas ramificaciones en las Provincias y cortada felizmente por la vigilancia de este gobierno, era creíble que el espíritu revolucionario advertido en San Sah^ador menguase por precisa consecuencia; aunque no descansaba, sin embargo, en esta sola esperanza .".^ .

Además de la conspiración de Belén, a que hace referencia Bustamante, se dio también en la provincia de Chiquimula un conato anticolonial que llegó a preocupar a las autoridades.^^ Los levantamientos indígenas de esos años se ubican también en el contexto que venimos señalando. No puede seguir sosteniéndose que dichos levantamientos se encuentran desvinculados del proceso que llevó a la independencia, que fueron movimientos: ". mirando hacia atrás, hacia antes de la conquista .^^^ El simple hecho que las masas indígenas no estuvieran en capacidad de darle a sus .

.

.

1

JULIO CESAR PINTO SORIA

28

reivindicaciones políticas y sociales otro ropaje ideológico que

aquél que les era familiar, y que habían conservado dentro de sus viejas tradiciones precolombinas, no las desliga de los movimientos independentistas. La misma revolución francesa de 1789, y otros movimientos similares, se iniciaron igualmente con idearios y proclamas políticas inspiradas en épocas anteriores.^^*

Es decir, alrededor del movimiento popular existieron condiciones favorables que podían haber servido de marco

común para

acercamiento de sectores sociales afines, potencialmente capaces de llegar a formar un bloque de fuerzas a nivel interprovincial. Un movimiento anticolonial de carácter burgués-democrático —por el contenido de la época llamado a ejercer la hegemonía— podía formar lógicamente un puente unificador, ya que las masas populares apoyarían cualquier intento que buscara suprimir caducas estructuras que perpetuaban condiciones sociales miserables. Sin embargo, el sector burgués republicano se mostró totalmente incapaz de poder encauzar los levantamientos populares hacia un movimiento anticolonial que se planteara por meta la puesta en práctica de algunos postulados inherentes a procesos demoburgueses, como los definíamos anteriormenel

te.^"'

Para que el rompimiento logrado con la proclamación de independencia no se quedara sólo en el frágil nivel coyuntural de lo político, se requería la neutralización efectiva de las fuerzas agrupadas alrededor de intereses coloniales, así como la introducción inmediata de reformas socioeconómicas que hicieran irreversible la implantación del régimen burgués como nueva forma dominante de la sociedad. Como se sabe esto no sucedió así: la correlación de fuerzas de clase y el débil desarrollo de la sociedad sólo dieron lo que podían dar en ese tiempo. En la misma proclamación de la independencia el elemento republicano se limitó a ser simple factor de presión para que la oligarquía tradicional diera al final tal paso. La Constituyente de 1823, como ya lo dyimos en otra parte, fue condicionada también en gran medida por el factor coyuntural que se presentó con la caída de Iturbide en México; lo que dejó a la oligarquía, aunque sólo momentáneamente, incapaz de poder decidir el curso de los acontecimientos políticos. la

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

129

hecho que fue aprovechado por las fuerzas republicanas para poner en práctica una serie de reformas tendientes a edificar un sistema federal de dominación política, que debía consolidar su poder a lo largo de las provincias del antiguo Reyno de Guatemala. El fracaso de las alianzas radicó siempre en la debilidad del sector democrático-burgués. Manifestación natural de esa debilidad fue el pavor que infundió en sus filas la radicalización del levantamiento anticolonial en México y Haití,

principalmente este último, el dirigido por Toussaint L'Ouverture. El temor pareció encontrar su justificación cuando en el propio Istmo las masas populares empezaron a enfilar sus reivindicaciones directamente contra el sector

Un informe de la Audiencia en 1812 aseguraba, por ejemplo, que la insurrección popular iba por igual contra los "blancos", fueran éstos criollos o peninsulares: y comenzando el sacrificio de los europeos, seguirá inmediatamente el de todos los blancos, renovándose los excesos de la isla de Santo Domingo. La fuerza física de estos países consiste en la gente de color que aborrece quizás más a los criollos, aunque ahora no lo digan, y la fuerza moral que los tenía a raya, se va desvaneciendo como el humo por culpa de quien se mete^n sublevar los pueblos sin conocer los hombres ni calcular los resultados". En uno de sus informes sobre la situación en Tegucigalpa, Bustamante destacó también algo similar: "... y especialmente en el Partido de Tegucigalpa han continuado las agitaciones, aunque de otro orden, y sin más fin visible hasta ahora, que el de descartarse y perseguir a personas y criollo.

**.

.

familias prepotentes de la clase de los ".'^ canos. .

.

Españoles Ameri-

.

Sin embargo, es evidente que los sectores dominantes exageraron cuando se refirieron al movimiento popular centroamericano como posible destructor del orden colonial vigente. En México y Haití —como hemos visto los casos que más pavor infundieron en ese sentido— la insurrección popular sí llegó a constituir algo más que una simple amenaza. En Haití el movimiento revolucionario antiesclavista llegó incluso a triunfar y la esclavitud fue abolida; en México las fuerzas insurgentes estuvieron a punto de ocupar la capital del virreinato. Esto fue así, porque dichos movimientos estu~*

'.t.»H9:

'

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1 30

vieron impulsados por guerrilleros negros esclavos y masas campesinas pobres, y la sociedad colonial era fundamental-

mente una sociedad agraria, donde el campesinado pobre y el gran terrateniente constituían ejes centrales de la principal contradicción de clase. En pocas palabras, en dichos lugares el levantamiento popular sí tocó las raíces del sistema de explotación vigente.

En Centroamérica las cosas sucedieron de otra manera. Los levantamientos agrarios, al menos los que hasta hoy se conocen, sólo se dieron a partir de 1830, y fueron provocados, directa o indirectamente, por los mismos liberales en el poder. En 181 1 el levantamiento popular tuvo su punto de partida en los centros urbanos, y la lógica de los hechos era que pasara a una segunda etapa al ruralizarse; pero esto no llegó a suceder. Aparentemente, el paso a una segunda etapa no era difícil, pues la élite criolla que apoyaba el levantamiento urbano era al mismo tiempo una élite terrateniente con capacidad suficiente para improvisar contingentes campesinos con miras insurreccionales.

Como hoy sabemos, los centros urbanos de la época no se separaban tajantemente de sus áreas rurales circunvecinas. Además, aunque tales separaciones hubieran existido, la crisis económica de entonces se encargó de diluirlas a través de las constantes migraciones que se daban del campo a la ciudad. Es decir, en las condiciones predominantes, los centros urbanos podían ser el punto de partida de un movimiento insurreccional que abarcara el área rural, peligro que le señaló en una oportunidad José María Peinado a Bustamante con respecto a la ciudad de San Salvador: "... y no creo pueda omitir expresar a Vuestra Alteza que esta Ciudad tiene sumo influjo en la Provincia, y que la colocación de ésta, su población, y circunstancias lo tienen igual en las mayores que comprenden la demarcación de Guatemala; por lo que siempre será peligroso el mal suceso del Gobierno en ella, como puede manifestarlo muy cumplidamente a Vuestra Alteza su glorioso Pacificador Don José de Aycinena".^^°

Como

señalábamos

había motivos suficientes para que la crisis colonial encontrara su expresión más directa en los centros urbanos, y fue también lógico que aquí se lo

atrás,

CENTOOAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

131

tratara de resolver algunas de sus contradicciones más agudas, pues allí se encontraban los sectores sociales mejor informados sobre el carácter de la crisis y las posibles alternativas de su solución. Con mayor grado de conciencia histórica por su función dirigente en la economía y en los órganos de control político; predestinado por el momento de cambio para asumir una función de élite indiscutible que hasta entonces sólo realizaba a medias, por todo eso el grupo criollo era el llamado a tomar la dirección de los movimientos políticos y sociales, cuya meta final era la separación colonial. Sin embargo, como en todas las crisis que culminan con cambios profundos en la sociedad —tal como sucedió en la Inglaterra de Cromwell o en la Francia jacobina— también ésta sacó a superficie la contradicción entre explotados y explotadores, lo que trasladaría a un segundo plano —aunque por corto tiempo— la contradicción del momento entre Metrópoli y colonia. Si los

movimientos urbanos centroamericanos no tu-

vieron mayor trascendencia se debió, como lo tratamos de subrayar, a que las propias élites criollas lo neutralizan y no lo dejan pasar a su segunda etapa ante el temor de una radicalización campesina, como se había dado en el Virreinato

mexicano. Tampoco se deben perder de vista las grandes limitaciones del movimiento popular independentista; en la década anterior a 1822^ éste se circunscribe, por lo regular, sólo a algunas de las principales ciudades, como San Salvador, León, Granada y Tegucigalpa. No pudo romperse, por ejemplo, la oposición o indiferencia de otros centros de importancia, localizados como vimos principalmente en la provincia de Guatemala, pero igualmente existentes en las provincias salvadoreñas de San Miguel, San Vicente y Santa Ana, localidades que pudieron ser manipuladas por sus cabildos, y cuya fidelidad colonial mereció después de parte de la corona las correspondientes gratificaciones.^ ^^ Si acaso existió algún intento de sincronización entre los centros rebeldes, como lo denunció Bustamante, éste no fructificó. Al final, se trató de movimientos desvinculados entre sí, cargados de profundo contenido espontáneo y, por consiguiente, con muy poca base organizativa para poder extenderse a lo largo del Reyno, y constituir una verdadera amenaza al orden colonial vigente. ^

^

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1 32

Desde su fundación, cabildos e instituciones metropouna íforma de dominación dual que vino a hacer crisis en las primeras décadas del siglo XIX cuando el criollo, con el desalojo del componente metropolitano, busca la ocupación total del poder. Si el movimiento popular en general no logró extenderse al área rural, se debió a que no pudo romper los moldes que le imponía la línea de interés criollos que gravitaba principalmente en torno al control de los centros urbanos, desde donde debía decidirse el resultado de la crisis. Lugares estratégicos en el mantenimiento de la dominación hispana, aquí se concentraban las instituciones representativas de la autoridad colonial —cabildos, destacamentos militares y demás órganos metropolitanos—, que el movimiento antiespañol trataría de ocupar o de negar con la creación de sus propias instituciones, por ejemplo juntas revolucionarias, etc. Todo eUo debía permitir la edificación del nuevo orden político; de las instituciones tradicionales, el cabildo mantendría plena vigencia en el forcejeo por el poder; así fue no sólo en los años de 1811 a 1814 frente a un movimiento popular que amenazó con desbordarse, sino también después de 1821.^^^ litanas corporizaron

El "problema** radicaba en que el ascenso de los criollos se veía opacado con la presencia de un agudo antagonismo de clase entre éstos y las masas populares, aunque el temido levantamiento agrario no haya logrado cobrar realidad, entre otras causas porque el movimiento independentista no pasó por una guerra revolucionaria que pusiera en movimiento a las masas campesinas. Pero el contenido social que asumió el levantamiento urbano sí fue una especie de muestra que anunció la forma y dimensiones que pudo llegar a tomar un movimiento general protagonizado por masas urbanas y

rurales.

No se trataba —esto también debe quedar claro— que las masas populares hubieran alcanzado tal grado de madurez que estuvieran en capacidad de encauzar el proceso

política

anticolonial en favor de sus propios intereses de clase. Los levantamientos populares apenas se encontraban en sus inicios; si llegaron a atemorizar a los sectores dominantes fue por el mencionado antagonismo de clase, y porque a nivel internacional esa era la contradicción que determinaría, con

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL el

133

correr del tiempo, el contenido de la época, como lo vinieron las revoluciones europeas de 1830 y 1848.

a demostrar

En Centroamérica los movimientos populares de 1811 y los impulsó más que todo un instinto de clase, y no una Lo anterior podemos ilustrarlo especonciencia de clase. 1814

cialmente con el caso de la insurrección de León en Nicaragua.

Lo que más parece caracterizar al levantamiento de León de fínales de 1811, es que se trató de una insurrección netamente popular, sin ninguna o muy poca participación del elemento criollo,' ^^ que sí existió en los movimientos de El Salvador, en la conspiración de Belén y en la insurrección de Granada de ñnales de 1811 y principios de 1812, donde Marure alude a varios miembros de familias prominentes directamente vinculadas con el movimiento, y que después fueron fl[olpeados por las medidas represivas de BustaComo en El Salvador,' '* también en León al mante.' estallido final de la insurrección le precedió un período en que se divulgaron pasquines y otras formas similares destinadas a preparar los ánimos, la "opinión", para los acontecimientos que se aproximaban. Cuando se hizo evidente que el estallido popular era sólo cuestión de días, el ayuntamiento y demás autoridades de León todavía quisieron impedirlo y publicaron el 13 de diciembre un bando en el cual se aseguraba que no se tomaría ninguna clase de medidas contra aquellos que, en una u otra forma venían preparándolo: "Que se publicaría por bando que no se le seguiría perjucio alguno, ni se le formaría causa a nadie por los movimientos anteriores, por los pasquines, y por los modos de pensar que pudiesen haber tenido en contra del sociego público. .**.'

.

se había empezado ya a El 1 3 por la mañana diciembre. de sentir con fuerza desde el a las autoridades y duda menor del mismo mes ya no quedó la la insurrección que ciudad demás sectores pudientes de la se dispuso la inmediato de estallaría en las próximas horas, y el tipo de discutir para celebración de un Cabildo Abierto* "... a la levantamiento: medidas a tomar para contrarrestar el casi noticias tuvieron mitad de la mañana del día 13 ya se mismo del noche la ciertas de la general insurrección, que para premeditaba el Pueblo. Alarmados con ello, así el Gobernador

La efervescencia revolucionaria 1

JUUO CESAR PINTO SORIA

134

Intendente como todos los demás, determinaron se celebrase un Cabildo Abierto, no sólo de los Señores Capitulares, sino también de los demás vecinos honrados, en el que acordaron consultar con el Señor Obispo, asociados con los demás Eclesiásticos, sobre los medios que se podrían adoptar, para impedir se verificase lo que se temía".^ ^' La celebración misma del Cabildo Abierto no pudo ser concluida, ya que una fuerte cantidad de gente interrumpió la reunión pidiendo se escucharan las peticiones del pueblo. Desde entonces hasta finales de febrero de 1812, la ciudad permaneció prácticamente en

poder de las masas populares: "Verdaderamente el mando ha * estado en ellos. .

.**.

Parece que tampoco se trató de una insurrección totalmente espontánea. De la documentación se desprende que tuvo que haber contado con un mínimo de organización, ya que el movimiento se había impuesto un par de metas definidas, además del cambio de las autoridades vigentes —medida que provocó "una completa revolución en el sistema de Gobierno"— ^^° la proclamación de la independencia absoluta y la instalación de una república: "Desde el principio se pensó en una absoluta independencia, y en formar una especie

de República de toda la Provincia Se contaba con Granada, Segovia y Nicaragua. Se les señaló los representantes en la

noche del

13".'^^

Pero la debilidad del movimiento se puso de manifiesto en en que el Obispo García Jerez logró controlarlo. Previendo los acontecimientos el anterior Presidente de la Audiencia, Antonio González, había autorizado al Obispo nicaragüense para que, en el caso de darse un levantamiento popular, él asumiera el mando político de la provincia.^^^ Aunque el mismo fue presa del pánico ante las dimensiones del levantamiento ("Yo he sido un espectador pasivo de todo aquello, que se hacía, y me era en extremo doloroso. No estaba en mí separarme. Verdaderamente he estado arrestado, o preso en mi propia casa. Todos los caminos estaban tomados, y no había arbitrio alguno para poder escapar"),^ ^^ el Obispo no defi-audó a sus superiores. la relativa facilidad

Tanto el Presidente González Mollinedo como Bustamante no se equivocaron respecto a García Jerez como el

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

1 35

hombre indicado para hacer fracasar cualquier intento independentista. Primeramente, les hizo creer a los sublevados que seguía su causa, y así fue nombrado Presidente de la propia Junta insurgente. Logrado ésto, una de las preocupaciones del astuto obispo fue evitar que el movimiento insurreccional se extendiera a Granada, Segovia y Nicaragua, como lo habían planeado los insurgentes de León: "En la mañana del 14 de diciembre en la Sala Capitular al tiempo de la dichosa instalación (cié la Junta Gubernativa], me paré firme, en dos cosas, la primera que se había de borrar el dictado de Representantes por Granada, Segovia y Nicaragua, y la segunda, que si no se reconocía la subordinación a esa Superioridad, no sólo no me sentaba en la burlesca silla de Presidente, sino que salía inmediatamente a la plaza, y permitiría primero me cortasen la cabeza que faltar a mi deber. Las impuse, accedieron a uno, y otro, y si he hecho alguna cosa a costa de mi salud, y de mi honor ha sido impedir se proclame la Independencia, y derrame sangre de los Europeos, y se les disipen todos sus proyectos de eregirse Soberanos".^*^

El otro paso importante para García Jerez, como lo menciona en la cita anterior, era obligar a las masas a reconocer como legítimas a las autoridades residentes en Guatemala. Esto lo logró a través de su autoridad y ascendencia religiosa sobre la población; sembrando confusión y

pacifismo entre los insurgentes, llegó al extremo de arrancarle a la Junta instaurada un juramento de obediencia y vasallaje ^* Al mismo tiempo, sumamente hacia las autoridades reales.^ hábil, García Jerez le escribía a Bustamante pidiendo el envío de tropas y gente versada en causas criminales para llevar a cabo los futuros juicios contra los insurgentes, como se desde el día 10 del pasado realizaron realmente después: para escribir a Vuestra libertad tenido no he diciembre **.

.

.

Excelencia, mis cartas eran las primeras que se registraban, y las circunstancias exigían condenarme a un silencio el más doloroso, supuesto estaban interceptados, y obstruidos los caminos todos de comunicación con Vuestra Excelencia, gracias a Dios, hoy se proporciona el poderlo hacer sin tanto riesgo, y con esperanza de algún fruto. Me apresuro a decir a

Vuestra Excelencia lo que me parece ser absolutamente necesario para conservar la paz y la subordinación de esta

136

JULIO CESAR PINTO SORIA

Ciudad y Provincia. He sido reconocido por Gobernador Intendente, pero me hallo sin la fuerza necesaria para hacerme obedecer, y respetar. La que hay, de lo que se aparenta, no está a mi disposición, o al menos no tengo toda aquella confíanza, que se requiere para contar con ella. Se hace necesario que Vuestra Excelencia mande acercarse a ésta un cuerpo de 600, a 600 hombres con un buen jefe militar. Elste número pido a San Miguel con esta fecha, A éste deberá seguir inmediatamente otro de 1500 con un Gobernador de la satisfacción de Vuestra Excelencia, que no sea Eclesiástico, y que pueda mandar, y entender por si mismo en causas criminales. Por lo que pueda convenir prevengo a Vuestra Excelencia que Don José María Peinado sería muy bien recibido, o cualquier otro siempre que no sea europeo".^^ El levantamiento contó con fuerza suñciente; las masas populares llegaron a tener la ciudad completa bsyo su control, los principales destacamentos militares fueron controlados inmediatamente^^^ y los efectos de la insurreccón se hicieron sentir en toda la provincia: "No se trata, Excelentísimo Señor, de un Pueblo amotinado, es toda la Provincia la que se haya

levantada contra la forma de Gobierno que hasta ahora ha tenido, y contra los infelices Europeos, que obtienen algún destino, o gozan de algunas facultades. Son muy pocos los pueblos, y éstos casi sin nombre, en los que no han ocurrido las mismas novedades que en el de León; y por decirlo en una palabra, toda la Provincia se halla agitada del mismo vértigo''.^'®

Sin embargo, si en los inicios existió un mínimo de organización, éste tendió a desaparecer en la medida que el movimiento fue extendiéndose a los sectores más golpeados por el sistema colonial dominante. El carácter espontáneo se impuso al final. Se trataba, esencialmente, de levantamientos contra la injusticia colonial que tendían a cobrar forma, precisamente, en la reivindicación directa e inmediata, como se mostró cabalmente en la noche del 13 de diciembre: "Desde este instante la conmoción fue en aumento sin que nadie lo pudiera impedir, y de este modo a las siete de la noche, ya se hallaban reunidos alrededor de la casa del Caballero Gobernador y Consistorial más de siete mil u ocho mil hombres, armados de puñales, machetes y palos que a gritos pedían que

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

137

se les entregase la persona de dicho Señor Intendente, y se les hiciese justicia de los agravios que por tantos años habían

experimentado".^"

Con la exposición del levantamiento de León, hemos querido ilustrar nuestra afirmación de que las masas populares constituyeron el nervio central de todos los acontecimientos políticos que se dieron hasta 1823. Si las reivindicaciones criollas lograron materializarse en la forma de Juntas Gubernativas, insurrecciones armadas, formación de ejércitos con algún grado de regularidad para combatir la anexión a México, etc., hasta alcanzarse finalmente la independencia definitiva, fue porque se contaba con el apoyo popular. El problema radicaba, como lo destacamos, en que las masas populares tendían a llevar tales movimientos hacia adelante, más allá de los límites impuestos por intereses criollos, radicalizándolos con un contenido social reivindicativo.

Como lo hemos mostrado hasta aquí, la tendencia popular radical se manifestó tanto en el nivel político como en el económicosocial. En el primero, con el fin de erradicar él orden colonial en forma total y definitiva, al igual que en el movimiento mexicano, se busca la proclamación de la independencia con carácter absoluto. La negación absoluta cobró forma —como sucedió en el caso de León y de San Salvador— en la destitución en la creación de juntas gubernativas,^ inmediata y hasta intento de ajusticiamiento de altos funcionarios, etc. El radicalismo político anunciaba a su vez otras medidas que debían favorecer la suerte material de las masas populares, que es donde se inscriben las reivindicaciones de contenido económicosocial: repartimiento de tierras, abolición de cargas tributarias, etc. En la medida que se profundizaran las reivindicaciones populares, el movimiento tenía que golpear de inmediato al grueso del sector criollo; fue así, porque era el grupo más directamente beneficiado por el sistema de explotación vigente: el sistema productivo, las formas de comercialización, y una buena parte de la maquinaria administrativa, eran ya hechura suya. Sin embargo, como también lo destacamos, se trató de movimientos con profundo carácter espontáneo, con poca o ninguna planifica-

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138

ción y, por consiguiente, nunca llegaron a constituir una verdadera amenaza para el orden vigente. atrás señalamos que nuestra meta mínima debía en delinear la forma y características que adopta la relación entre masas populares y fuerzas dominantes en pugna, sin perder de vista que uno de los objetivos centrales era la transformación del antiguo Reyno de Guatemala en un Estado nacional independiente. La medida y profundidad en que ello se logra, el contenido progresista que alcanzara tal Estado —como lo expusimos al destacar las condiciones mínimas de una revolución demoburguesa— dependía de la participación popular y de la forma en que ésta le imprimiera sus propios intereses al movimiento emancipador, lo que a su vez dependía del tipo de alianzas y trabajo común que se entablara entre las masas populares y las fuerzas progresistas de la clase dominante.

Más

consistir

existió, con todas sus limitaciones, un entre los dos tipos de fuerzas; la misma proclamación de la independencia fue determinada finalmente por el temor creciente en grupos oligarcas de que ésta se produjera como resultado de un movimiento popular radicalizado, al estilo de los años de 1811-1814.^^ Sin embargo, en el momento mismo que se inició la estructuración del nuevo orden nacional se empieza a dar también un distanciamiento definitivo entre las masas populares y el sector republicano. Tal separación fue motivada por varios hechos, de los cuales intentaremos, para finalizar este capítulo, destacar los más importantes.

Hasta 1821-1823

trabajo

común

Los conflictos desencadenados en la sociedad centroamericana a finales del siglo XVIII tuvieron su origen en el fraccionamiento de intereses predominante entre los distintos sectores que componían la clase dominante como totalidad. La actividad desplegada por la Sociedad Económica

—principal antecedente del republicanismo en la región— la ese contexto; en la misma dirección tratamos de entender las ^fuertes contradicciones entre grupos dominantes locales, principalmente las existentes entre Guatemala y El Salvador, por una mejor distribución del plusproducto en el ciclo del añil. Hacia 181 1 se dio un cambio

hemos analizado en

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

139

profundo en la situación conflictiva, no sólo desde el punto de de su contenido, pues se transforma paulatinamente en anticolonial y separatista, sino también por sus dimensiones, ya que con la participación popular se extiende, aunque con altibajos, a toda la colonia; en dos palabras: por ese tiempo los acontecimientos cobraban otra magnitud y otro contenido. vista

Independientemente de la forma en que se presentaron inicialmente los conflictos, al final fue destacando lo que en realidad estaba en juego: el poder y el derecho que se arrogaban los distintos grupos a monopolizarlo, disputa que se agudizó al presentarse la posibilidad de la separación de Elspaña, debido a las disyuntivas de contenido que ese poder podía adoptar. Como sabemos, la escala de vanantes fue desde el constitucionalismo monárquico, presente en las "Instrucciones" de 1811 y en el proyecto anexionista a México; el republicanismo federal salvadoreño, hasta los distintos intentos netamente separatistas. Se debe resaltar este hecho, porque determinó que los conflictos políticos tendieran a circunscribirse al seno de la clase dominante. <

Sin embargo, esa circunstancia no condicionaba, de manera fatal, el aislamiento de las masas populares del juego político; el tipo de solución que se le diera a la cuestión del

poder

afectaría, sin la

menor duda, directamente sus propios

intereses de clase. Pero sin ningún acceso al Estado porque la nueva élite lo hace su instrumento exclusivo y sin otras alternativas organizativas que le permitan canalizar sus

por el momento las masas populares no pueden ir más allá de poner en cuestión, en forma espontánea, el sistema de explotación vigente. Su escaso desarrollo como grupo social, así como el de los sectores progresistas dominantes, no dio margen a que la acción popular cristalizara en repercusiones políticas de mayor significación. En la década morazánica, debido al contacto más continuo con actividades militares, se dieron algunos intentos campesinos armados de significación contra el orden vigente, pero no se logró ningún resultado inmediato en favor de la causa popular. Así, hasta 1823, la importancia del movimiento popular sólo pudo reflejarse como factor de presión, a través de planteamientos radicales que infundieron pavor general en los grupos dominantes, hecho que llevó a sus dirigentes políticos a tomar intereses,

«

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140

medidas que en otro caso tal vez no hubieran tomado, que fue cuando las fuerzas progresistas alcanzaron su máximo de radicalismo.^^^

Una vez alcanzada la independencia, el poco margen para un trabajo común entre masas populares y sectores progresistas de la clase dominante fue desapareciendo. Aunque por motivos propagandistas o de legitimación política los liberales afirmaran lo contrario,^ ^^ lo cierto es que la situación económica de las masas populares no mejoró en nada con la proclamación de la independencia La exagerada importancia al comercio libre como instrumento de progreso económico produjo precisamente lo contrario. En 1832 Pedro Molina aseguró que en Centroamérica se había: eregido un altar a ocula libertad de comercio. .", y que ella había traído: ". pación a muchos brazos, y facilidad de vivir a muchas familias. .^^^^ Sin embargo, la realidad era otra, amplios sectores artesanales fueron especialmente golpeados por la crisis que vivió la industria textil frente a la competencia que le hizo la producción externa, acrecentada por esos años también a través del contrabando.^^* La ruina textil afectó, no solamente a los tejedores de centros urbanos como ciudad Guatemala, sino también a lugares productores de lana en el Altiplano, así como a poblaciones de la Verapaz, cuyo algodón **.

.

.

.

.

.

.

y producción de hilos repentinamente ya no encontró saüda.^^

En el orden políticosocial tampoco se dieron cambios de trascendencia que favorecieran al sector popular. Si bien es cierto a partir de 1823 se instaló una legislación cuyo fin era implantar y proteger la igualdad civil: "La suprema garantía de los derechos del hombre está fyada desde el momento que se separó la administración judicial de la autoridad ejecutiva; la ley se aplica con imparcialidad, y el peso del oro o del poder no hace perder el equilibrio de la balanza sagrada; las garantías de la libertad individual son respetadas".^ ^^ Pero en

la realidad eso fue letra

muerta, pues siguió

época colonial, una legislación parcializada,^^® reforzada por nuevos mecanismos opresivos que institucionaliza la nueva élite. Repitiendo los mismos argumentos que utilizaba la corona española, en 1829 los liberales aplicándose,

como en

la

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

141

aseguraban que la agricultura y la economía se encontraban estancadas debido a "... la indolencia y vicios de los jornaleros. J", que para salir de tal situación era necesario implantar de nuevo el trabsyo forzado, como realmente se hizo por decreto del 3 de noviembre de dicho año.^^* El Estado liberal dictó también a su tiempo las leyes correspondientes para que siguiera funcionando la modalidad colonial del endeudamiento como forma de dependencia laboral.^*^ La emisión de leyes de vagancia fue otro mecanismo que se utilizó para asegurarle mano de obra a la economía dominante; o bien para llenar el cupo de ejércitos siempre en crecimiento.^*^ .

Por otra parte, el sector liberal compartía contra el indígena los mismos prejuicios de la vieja élite colonial y, por consiguiente, no podía ser su mejor representante. En un afán modemizador, uno denlos primeros decretos liberales de la Asamblea guatemalteca fue, por ejemplo, ordenar la extinción de todos los idiomas indígenas,^*^ extremo a que nunca llegó la propia corona española.

Como lo señalamos, con la proclamación de la independencia sólo se inició un período en la historia política de la región en que se deciden sobre todo intereses interoligárquicos. Ya en el poder, eliminado el status colonial directo —puesto que internamente no logran erradicarse las relaciones coloniales de producción— no existió mayor diferencia entre conservadores y liberales en los métodos que utilizaban para imponer sus respectivos intereses de grupo. Las guerras interoligárquicas de la época se llevaron a cabo a costa del sudor y sangre de las masas populares. Las contribuciones forzosas, requerimientos de alimentos, reclutamiento de hombres para ejércitos en formación, etc., se realizaban en un clima de extrema violencia y arbitrariedad, y constituyó después uno de los motivos del levantamiento montañez de 1837.^^ Ilustrativas son en este sentido las palabras de un alto dirigente liberal cuando aseguró que el indígena, por ser más "dócil", más "económico", reunía las condiciones ideales del soldado por excelencia: "En la clase de los indígenas generalmente se han descubierto las cualidades más útiles y más eminentes del soldado. La república debe formar con ellos, principalmente sus batallones de más confianza. Suftidos, económicos, dóciles y de un valor ft-ío, ellos han sido

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142

la admiración y el desempeño de los Jefes extranjeros y centroamericanos en las empresas más atrevidas".^ *^

Resulta también difícil creer que los indígenas aceptaran las cargas y penalidades de las guerras civiles con "semblantes placenteros**, como pretendía Gálvez en un informe redactado

inmediatamente después del triunfo liberal de 1829: "No hubo algún pueblo de indígenas, que no llevase al Gobierno o al campo del ejército presentes o víveres y moneda o de otros efectos necesarios para la guerra o el soldado. Y alguna vez quinientos indígenas estuvieron en auxilio con sus brazos por cortas indemnizaciones, y con semblantes placenteros, dispuestos siempre a nuevos servicios".^^ Otro aspecto conviene aún señalar, porque provocó

poder y las masas populares. Debido a circunstancias especiales que ya analizamos,^ ^* la población mestiza pudo esquivar durante la colonia la imposición del tributo que pagaba el indígena. Gálvez, interesado en extender y regularizar el control tributario sobre un sector mayoritario de la población, y en obtener fondos adicionales para su administración, puso en vigor un impuesto general de 12 reales por persona. Sin embargo, el intento prácticamente fracasó.^*^ Lo que el sistema colonial no logró a lo largo desu dominación, difícilmente podía conseguirlo Gálvez en momentos de verdadera miseria económica para las masas trabajadoras —agudizada por el clima de guerra civil—; sin olvidar que eran constantemente instigadas a la rebelión por sectores opositores. El impuesto de capitación de 12 reales se convirtió en una de las banderillas que utilizaron los conservadores para llevar la administración liberal a su final.^** conflicto entre los liberales en el

Como veremos

al tratar el

período galvista, fue tal vez la

que más directamente afectó los intereses populares, sobre todo los del campesinado indígena. Con el fomento de la pequeña y mediana propiedad el liberalismo buscaba dos cosas en realidad inseparables: crear condiciones favorables para un desarrollo capitalista y fortalecer las bases de su propia dominación de clase.^*® política agraria liberal la

En etapas.

la política agraria liberal

En

los

pueden

distinguirse varias

primeros años destacó una tendencia hacia

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

143

proteger las tierras comunales: '^Serán igualmente preferidos la ac^udicación de los terrenos, y los obtendrán sin costo alguno, los comunes de los pueblos que no tengan egidos, o que teniéndolos no basten para los usos también comunes de los mismos pueblos".^^ Igualmente se quiso fomentar la proliferación de la pequeña y mediana propiedad de tierras, a través de precios relativamente bsgos, que oscilaban entre 12 reales y 4 pesos por caballería.^'^ Sin embargo, pocos años después, en 1830, los precios suben a 12 reales y veinte pesos respectivamente,^" con lo que se eliminaba cualquier participación popular.

en

La legislación liberal se vio desde el principio envuelta en contradicciones indisolubles; como en sus tiempos la corona española, el Estado liberal también sufrió presiones financieras que trató de resolver a través de la venta de tierras. Muchas comunidades indígenas y pequeños campesinos mestizos se encontraban en posesión de tierras que cultivaban desde tiempos inmemoriales, pero sin tener sus respectivos títulos de propiedad. Para esta gente la ley liberal de 1825 se

mismo tiempo en una verdadera amenaza, pues los obligaba a componer las tierras en el término de seis meses,

convirtió al

porque de

lo

contrario pasaban a poder del Estado.^*^

El proteccionismo liberal hacia las tierras ejidales

tampoco duró mucho, ya que poco a poco fueron aboliéndose las leyes coloniales que diñcultaban o prohibían su venta. Es evidente que en esos años creció la demanda de tierras; de 1833 a 1834 la venta de tierras produjo al Estado la cantidad de 2,497 pesos, el año siguiente la cantidad fue ya de 12,675 pesos.^** Sin embargo, la demanda no provino precisamente de los sectores pobres del campo; ya en 1831 Gálvez se vio obligado a reconocer que la legislación agraria liberal sólo había afectado los intereses del pequeño productor: "... las leyes que derogaron la del 27 de enero de 1825 por las cuales los pobres se han visto privados de las tierras que en piyas de baldíos han podido comprar sólo los hombres acomodados".^** Gálvez se refiere en su menssye a la necesidad de corregir esa tendencia, pero las leyes agrarias posteriores agudizarían aún

más

la situación.

144

JUUO CESAR PINTO SORIA

La grana, que en poco tiempo se transformaría en principal producto de exportación/^ junto al cultivo de otros productos, llevarían el proceso de concentración de la tierra hacia adelante. Este fenómeno es ilustrado por la documentación de esos años;^*^ un informe de Gálvez de 1837 lo destaca así: "Otra vez he dicho que la agricultura es nuestra vocación, y ahora debo decir que hay una decisión para cumplirla. Cuando no hubiere otra prueba de la multiplicación de las emprsas agrícolas, sería bastante testimonio el hecho de que la mitad del tiempo del despacho del Gobierno lo ocupan expedientes relativos a la concesión y deslinde de tierras**.^**

Para llevar a la práctica el proyecto de colonización con población extranjera, el Estado liberal ofreció y cedió también grandes extensiones de tierras.^*' Hacia el año de 1837 la comercialización de tierras indígenas era ya un hecho sancionado por la legislación estatal: "Leyes contra las vinculaciones, disposiciones que ataquen las comunidades de terrenos, medidas que faciliten la enagenación de los egidos, he aquí la obra del legislador".^*® Como veremos en el próximo capítulo, poco tiempo después se iniciaría el levantamiento agrario que hecho por los suelos el gobierno galvista.

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NOTAS DEL CAPITULO IH

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1

Informe del Presidente de 1m Audiencia de Guatemala, Carlos de Urrutia, Guatemala, 3 de octubre de 1818, AGI/AG. Leg. 498,

2

Pinto, J.C.:ld80,p. 81.

3

Pinto, J.

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C: 1983, pp. 148 y siguientea. "^^

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5

"Ocho días después, Don Miguel Delagado, sospechoso desde las primeras conmociones y hermano del Doctor Don Matías Delagado, cura de San Salvador e individuo actual de esta Diputación Provincial, Don Santiago Celis, Médico y Don Manuel Rodríguez, que en la anterior conmoción había sido secretario de la Junta revolucionaria, escribieron a Morelos, General de los Insurgentes de Nueva España, la carta del lo. de mayo, que después se ha encontrado en los papeles del primero, y en la cual le decían que trabsyaban constantemente en mantener la culta opinión que tenía en este Reyno". El Capitán General de Guatemala da parte documentada de las segundas conmociones de la Ciudad de San Salvador ocurridas el 24 de enero último. Guatemala, 18 de mayo de 1814. AGl/AG. Leg. 631. Se trata de un largo y valioso informe, redactado por Bustamante sobre la base de materiales que le enviaron autoridades de las otras provincias —José María Peinado por ejemplo— cuando éstas eran agitadas por los levantamientos revolucionarios. Una parte del documento fue ya publicado en: Textos Fundamentales. 1971, pp. 129-137.

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162 y siguientes.

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ilustrativo puede verse: El Intendente, Don Ignacio de Santiago y Ulloa, maniñesta la opresión en que ha muchos años se hailan los cosecheros de tinta añil de San Sahrador San Sahrador, 26 de octubre de 1793, AGI/AQ. Leg.

Como documento

JUUO CESAR PINTO SORIA

146 7

Pinto,

J.

C: 1982.

8

Pinto, J.

C: 1980,

9

Barón Castro,

10

Gutiérrez y UUoa,

11

Ibid,pA5.

12

R.:

p. 96.

1942. A.: 1 962.

Informe reservado del Presidente de

la

Audiencia de Guate-

mala José de Bustamante. Guatemala, 30 de enero de 1821. AGI/AG. Leg. 631. 13

Según una lista publicada por José Cecilio del Valle en 1820, la élite guatemalteca controlaba 64 puestos claves de la administración local. Escritos del Licenciado José Cecilio del Valle: 1969, Tomo I, p. 44.

14

Don Mateo

15

Esta impresión

16

Desde finales del siglo XVIII hasta 1807 el Reyno de Guatemala recibió de la real hacienda mexicana un situado anual de 100,000 pesos. Pinto, J. C: 1980, p. 100.

17

En 181 7 redactó José Francisco Barrundia un escrito, en el cual además de negar su participación en la conspiración de Belén

Ibarra Síndico djsl Real Consulado de Guatemala, Guatemala, 27 de enero de 1815. AGI/AG. Leg. 631.

d^a Browning, D.:

1975, p. 240.

de 1813, resalta la famosa *^delidad" de Guatemala al imperio difíciles de 1811 a 1814.

español en los años

18

Guatemala 7 de enero de 1812, AGI/AG. Leg. 41 7. Es el mismo y lenguaje conciliador en que fueron redactadas las Instrucciones para la Constitución fundamental de la Monarquía Española y su Gobierno escritas en ese tiempo y firmadas espíritu

por José María Peinado: 1953. 19

,,

^

Ssüa Capitular de Guatemala, 12 de noviembre de 1811, AGI/AG. Leg. 631. El escrito lo firmaban: Lorenzo Moreno, Domingo José Pabón, José María Peinado, Antonio Isidro Palomo, Gregorio de Urruela, Pedro José de Beltranena, Juan Bautista de Marticorena, José Aycinena, Juan Francisco Toboada, Manuel José de Lara, Juan Payes y Font, Antonio de Arrívillaga, Francisco Pacheco y Beteta, Julián Batres y Juan Bautista de Asturias.

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-

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NAQONAL 20

.

147

temeroso anuncio, e importante aviso de la Gazeta de la Regencia del 7 de septiembre del año próximo pasado, lo hemos visto verificado en los dolorosos sucesos de algunos lugares de la Nueva España, pues en Madrid se hacían estos fatales pronósticos en la misma fecha, y casi al propio tiempo, que los cabecillas Hidalgo, Allende y demás de su criminosa facción encendían las teas de la guerra civil, y afilaban sus puñales contra sus hermanos. Las sangrientas revoluciones de Buenos Aires, las ingratas innovaciones de gobierno en Santa Fe, la fanática independencia de Caracas, las peligrosas novedades de Quito, Chile y Cartagena y casi todas las desgracias que lloramos en nuestra América fueron en las mismas funestas épocas". IbkL ''Este

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21

Ibid.

22

Maniré,

23

Ver como ^empk) en la nota 33.

A.:

1960.

Tomo L, la

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pp. 43-44.

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proclama de Casaus y Torres que citamos

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que ¡M Muy Nobh y Muy Leal Ciudad de Guatemala.

24

Ofíck)

26

Ibid,

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Fue prácticamente el mismo Maniré quien inició esta versión cuando caracterizó a Bustamante como: ''Duro, inflexible,

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,

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.

suspicaz, absoluto, vigilante y reservado, sus planes de gobierno estaban en perfecta consonancia con su carácter". Ibid., p. 46. Pero lo que en Maniré sólo fue una caracterización histórica, como otras que hizo, por ejemplo, la de Mariano Aycinena, la de Morazán, etc., cobra ya en Salazar carácter absoluto y determinante para explicar el fracaso de los movimientos independentistas de 181 1 a 1814. Salazar, A.: 1956, Tomo II, p. 219

R

y siguientes. Informe reservado del Presidente de Guatemala, José Busta-

27

mante y Guerra. Guatemala, 30 de enero de 1812, AGI/AG. Leg. 631.

28 A.: t

29 ^



I.

Montúfar y Coronado, M.: 1963, Tomo I., p. 66. La problemática del ^ército la tratamos más adelante en el cuarto capítulo.

La Audiencia de Guatemala informó que no se podía confiar a plenitud en la fuerza armada. La Aiid/e/icia de Giiaíe/na/a, 5 de

148

JUUO CESAR PINTO SORIA enero de 1812, AGI/AG. Leg. 631. Según un informe del obispo García Jerez, el batallón de León fue fácilmente controlado por los insurgentes nicaragüenses a finales de 1812. Fray Nicolás, Obispo de Nicaragua, León 20 de febrero de 181 2, AGI/AG. Leg.

63L 30

Así lo destaca un documento del ayuntamiento de Comayagua donde se pide a la Regencia española el envío de 1,000 veteranos para ser delegados a Triyillo, lugar de importancia estratégica. Comayagua, 11 de febrero de 1814, AGI/AG. Leg.

63L 31

Informe reservado del Presidente de Guatemala, José Busta-

mante y Guerra, Guatemala, 30 de enero de 1812, AGI/AG. Leg. 63L 32

Se trata del presbítero Benito Soto, cuya actuación proindependentista le costó la deportación a uno de los puertos de ultramar, donde falleció después. Maniré, A.: 1960, Tomo I., pp. 50-51.

33

34

El Arzobispo electo de Guatemala a sus diocesanos de San Salvador, Palacio Arzobispal de Guatemala, 1 5 de noviembre de 1811, Fray Ramón, Arzobispo electo. AGI/AG. Leg 63L ''En la noche de este mismo día 24 de enero último, fue la explosión según el parte que me dio fechado a 25 siguientes, los mismos Alcaldes Constitucionales don Juan Manuel Rodríguez y Pablo Castillo, que debían ser auxiliares del Jefe de Provincia, fueron los que reunidos con otros en la Sacristía de la Iglesia Parroquial, mandaron tomar las armas para poner en movimiento el pueblo, preparado ya por su maligno influjo, y el de los Padres Aguilares, los que libraron órdenes a los pueblos inmediatos para que no fuesen obedecidas las del Jefe Político. ., que el Cura don Nicolás Aguilar había predicado un sermón muy inoportuno, dicho en términos ambiguos que daban mérito para fomentar habladillas y enconar los ánimos, que su hermano el Padre don Miguel había predicado otro escandaloso y subversivo, Ueno de imputaciones y cargos al mismo Jefe Político, a los Jueces, y a las tropas. .". El capitán .

.

General de Guatemala da parte documentada, véase la nota 5. 35

Su desconfianza frente al clero americano movió a Bustamante a solicitar el envío de eclesiásticos europeos: "Que se disponga la remisión de Eclesiásticos europeos dignos de ser nombrados por los reverendos Obisix>s de América, Curas de los pueblos principales de sus provincias, costeándose su conducción a

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

149

'

expensas del fondo de comunidades de Indios por ser interesados en tener párrocos celosos que ilustren y dirían con rectitud. .". Del mismo documento citado en la nota 5. .

36

Del documento citado en la nota 5. Sobre la actuación de Casaus y Torres ver también: Salazar, R. A.: 1956, Tomo II., pp. 1 59- 1 62. Al papel jugado por García Jerez nos referiremos más adelante cuando tratemos el levantamiento de León.

37

Apuntamientos sobre la agricultura y el comercio del Reino de Guatemala: 1980, p. 48. E^ prácticamente el mismo lenguiye que utilizó Bustamante cuando denunció su temor ante un levantamiento popular, ver el texto a la altura de la nota 27.

38

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Bustamante menciona a varios criollos afectados por el movimiento popular nicaragüense de 1811-1812; entre otros, Joaquín de Arechavala, un rico ganadero y alto miembro de la oligarquía nicaragüense; Pedro Chamorro, etc. También destacó que los criollos nicaragüenses cooperarían, como efectivamente lo hicieron, con las autoridades coloniales para restablecer el orden: "... lo que no tiene duda es que los principales sigetos, españoles americanos víctimas de su confianza, padecen opresión y esperan coyuntura favorable. En Granada el Alférez Real don Pedro Chamorro, el Alcalde Roberto Sacasa y su hyo don Crisanto, tuvieron que esconderse renunciando a sus empleos. Así también otros americanos honrados y con bienes de fortuna. .". Informe reservado del Presidente de Guatemala. Guatemala, 30 de enero de 1812. AGI/AG. Leg. 631. .

39

Pinto, J. C: 1 982, pp. 60-6 1 Varias haciendas salvadoreñas, por deudas no canceladas, pasaron a poder de comerciantes guatemaltecos por los años de 1800. Nombres de propietarios guatemaltecos de haciendas en territorio sah^adoreño en: Gutiérrez y UUoa, A: 1 962. : c ? .*i» 4* v^^^«i(r i $«)I».íiV, .

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40

Tratamos este aspecto en nota 39.

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primer capítulo a

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41

Citado por: César Brañas: 1969, p. 100. Las "Instrucciones" de 181 1 fueron firmadas por José María Peinadoy llevadas a Cádiz por Larrazábal en representación del cabildo guatemalteco.

42

"... y así mismo este cuerpo acordó enviar por su parte al de la Ciudad de San Salvador una Diputación de su seno; que amigablemente calmase los ánimos, y los dispusiese a admitir

150

aHODA

JUUO cesar pinto SORIA

favorablemente las providencias del Gobierno,. y al efecto nombró con aprobación del Gobierno, al Regidor Decano Don José María Peinado. fue muy aplaudida esta medida, tanto por la armonía y ñ'atemidad que ha reynado entre ambos cuerpos, como por la aceptación y concepto de la persona del Regidor comisionado. Su familia es de las más antiguas y distinguidas de esta Ciudad, descendiente de los primeros pacificadores y pobladores. .". S&Ia Capitular de Guatemala, 13 .

.

.

.

.

.

.

de mayo de 1812. AGI/AG. Ug. 453. 43

j

San Salvador, Sala Capitular, 12 de mayo de 1812, AGI/AG Ug. 453. La petición la firmaban, entre otros, Bernardo Arce, José de Aguilar, Juan Delgado, es decir, miembros prominentes de la

-

oligarquía salvadoreña. »

44

"Los principales movimientos de la Ciudad de San Salvador y sus comarcas, y los de las ciudades de Granada y León de Nicaragua en el año de 1812 estaban ya bien anunciados y prevenidos con sobrada anticipación a su rompimiento; pero incrédulos los Jefes y neciamente conñados desatendieron los gritos de los amantes de la buena causa, que igualmente eran interesados en su propia conservación". Sala Capitular de Comayagua, 11 de febrero de 1814. AGI/AG. 631. Igual información hay para los demás cabildos.

Ug

>:

Tomo

Salazar, R. A.: 1956,

46

Varios documentos informan sobre este temor: **Con respecto a este Reino de Guatemala cree la Audiencia conveniente y necesario que V. A. S. adopte las mismas medidas que con el de Nueva España mandándonos pliegos de providencia para el caso de que falleciese o se imposibilitase el vuestro Presidente; pues nos estremece la idea de que nos falte este centro de unidad, lo cual daría un pretexto plausible para la erección de Juntas Supremas que siguiesen los pasos de Buenos Aires y Caracas". La Audiencia de Guatemala, 3 de enero de 1821.

AGI/AG. 47

pp. 169 y siguientes.

Ug 631.

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Sala Capitular de Comayagua, 11 de febrero de 1814. AGI/AG.

Ug.631. 48

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46

II.,

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Ibid.

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V

Informe reservado del Presidente de Guatemala, José de y Guerra. Guatemala, 30 de enero de 1812.

Bustamante

AGI/AG Ug

631.

U e aquí ha resultado mayor comodidad en los precios de los efectos de internación, y menos escasez de recursos en la masa general del pueblo para ponerse al alcance de goces que creía muy sgenos de su posibilidad". Exposición presentada al (Congreso Federal al comenzar la sesión ordinaria del año de 1826, por el Secretario de Estado y del Despacho de relaciones exteriores e interiores, justicia y negocios eclesiásticos, Juan Francisco de Sosa. Guatemala, 3 de marzo de 1826. Guatemala Imprenta Mayor. .

.



134

.

.

Memoria presentada por el Secretario de Estado y del Despacho de relaciones interiores y exteriores, justicia y negocios eclesiásticos, a la Legislatura del año de 1832, Pedro Molina. Guatemala, 26 de marzo de 1B32. F. O. 254/4, Fols. 86-98.

135

Dunn,

136

Boletín Oficial, No.

137

Del

138

La prensa polémica del tiempo de Gálvez destacó ya esto: **La igualdad, esta sí que no existe de hecho ante la ley, pues sólo está escrita. Se trata de juzgar a un hombre pobre; todo es fácil y sin dudas; los testigos declaran y los jueces condenan, y el pobre Ueva su castigo sin dudas y reclamos. Cae un señorito; el mundo

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H.:

1960, pp. 163 y siguientes. 8.

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Guatemala, 15 de julio de 1831.

mismo documento que citamos en

la

nota 133.

se arde, los empeños, etc. A la caUe en libertad Fistos son los hechos prácticos. Para todos hay protección si son ilustrados, ricos, o como llaman decentes. El hombre artezano está bueno

JULIO CESAR PINTO SORIA

164 según

los liberales

de

la

oposición para soldado, o para que

labre la tierra; pero en sus leyes de elecciones que fueron aprobadas este ano, ni aún electores pueden ser si no tienen dinero". Extractado de la hoja volante: Profesión de fe sin máscaras. Guatemala, 1837.

139

**lo.

Serán obligados a trabajar en

las

haciendas y labores los

jornaleros, el que no tenga modo de vivir conocido y los oficiales de artes mecánicas que no ejerzan sus respectivos oficios,. 2o. .

.

Los dueños de haciendas o labores, sus administradores o arrendatarios, podrán ocurrir a los alcaldes de los pueblos en solicitud de jornaleros que necesiten para sus trabsyos". Pineda de Mont, M.: 1869, Tomo I, pp. 589-590. 140

Todo jornalero que

recibiera cualquiera anticipación por su trabsgo, será obligado a prestarlo por todo el tiempo que se comprometió. Las autoridades del vecindario del jornalero, las del lugar donde debe trabsyar según su compromiso, y las de cualquiera otro donde se encuentre el comprometido le obligarán hasta con el apremio, a cumplir lo ofrecido". Memoria que el Secretario General del Despacho presenta a la novena Legislatura del Estado, leída el 12 de febrero de 1836. Carlos Salazar, imprenta de la nueva Academia de Ciencias.

141

"Los vagos, son una polilla que roe la sociedad y son otros tantos brazos que reclama la agricultura. Contra ellos, pues proj)ongo a vuestra deliberación el proyecto de ley señalado. .". Ibid. La ley de vagancia del 8 de julio de 1826 decía: "Los vagos que hallándose en edad proporcionada para tomar las armas no tuvieren vicios ni malas calidades, sino que sólo sean vagos, ya porque no tengan oficio, o porque no quieren ejercerlo, serán destinados al servicio de la fuerza permanente por el tiempo de .

una recluta, y contados en el cupo de hombres que corresponde al Estado". F. O.

142

254/3, Fols. 50-51.

Congreso constituyente del Estado de Guatemala, considerando que debe ser uno el idioma nacional, y que mientras sean tan diversos cuanto escasos e imperfectos los que aún conservan los primeros indígenas, no son iguales ni comunes los medios de ilustrar a los pueblos, ni de perfeccionar la civilización en aquella apreciable porción del Elstado, ha tenido a bien decretar y decreta, lo. Los párrocos, de acuerdo con las municipalidades de los Pueblos, procurarán por los medios análogos, prudentes y eficaces, extinguir el idioma de los primeros indígenas". Antigua Guatemala, 29 de octubre de , 1824, Juan Barrundia. F. O. 254/3, FoL 13.

"El

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

1 65

143

En

144

Mensaje presentado al Congreso Federal al abrir las sesiones ordinarias el 12 de abril del año de 1830 por el Senador Presidente de la República, José Barrundia. Guatemala, 12 de abril de 1830. Guatemala: Imprenta Nueva.

45

Breve idea del ramo de Haden da presen tada por el Secretario del Despacho Mariano Gálvez a la Asamblea del Estado al continuar las sesiones interrumpidas en 1826. Mariano Gálvez. Guatemala: Imprenta de la Unión, sin fecha. Es también interesante, en este sentido, lo que escribe Morazán en 1 840: ''Conciudadanos —Es pues llegado el tiempo de auxiliar al Gobierno. En dos clases puede considerarse dividida la población del Estado: propietarios y proletarios. Estos son llamados a defender la patria con las armas, y aqueUos a contribuir a los gastos de la guerra en proporción a sus haberes. Los unos abandonan sus familias y desafían la muerte en el campo de batalla, y los otros sin sufrir las mismas privaciones ni exponerse a tantos peligros dan al Gobierno una parte de sus bienes para que le conserve la otra. ElJefe Supremo del Estado a sus habitantes. FYancisco Morazán. Cojutepeque, 5 de enero /^r. de 1840. Imprenta del Estado.

1

1*^

el

cuarto capítulo volveremos a esta problemática.

:

i

146

Pinto, J.C: 1982, pp. 36-37.

147

El impuesto se introdujo a principios de 1830 pero su cobro se realizó con suma irregularidad. A fínales de 1837 Gálvez informó que la contribución directa había tenido que ser abolida ese año. El Jefe del Estado de Guatemala a los habitantes del mismo Estado. Guatemala, 22 de noviembre de 1837. Mariano Gálvez. A la contribución directa nos referiremos más adelante.

148

Luego del derrocamiento de Gálvez, los propios conservadores se enfrentaron con grandes obstáculos para imponer de nuevo algún tipo de tributación sobre la población mestiza: "La mayor dificultad para el Gobierno ha sido encontrar recursos con que proveer los enormes gastos que exigía la defensa y seguridad del Estado. Sin embargo, las disposiciones que dictó la .

.

Asamblea, suprimiendo y rehoyando las contribuciones que Los gravitaban sobre las clases pobres, han sido ejecutadas. departamentos que habían sufrido particularmente en los trastornos públicos no han sido obligados a contribuir; y en el de Mita no ha podido todavía establecerse la administración de rentas, ni la de las demás ramas, objeto en que actualmente se .

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.

1

JUUO CESAR PINTO SORIA

66

esfuerza el Gobierno". Informe dado a la Asamblea Constituyente por el Presidente del Estado de Guatemala sobre los sucesos ocurridos desde que la misma Asamblea suspendió sus sesiones, y sobre el estado en que se halla la Administración Pública. Leído en sesión pública del día 14 de julio de 1840. Mariano Rivera Paz. Guatemala, 11 de julio de 1840. Imprenta de la Antigua Academia de Estudios.

149

Sobre estabilidad social y aumento de propietarios se recalcaba en una memoria de 1837: "Aumentando cada día los propietarios y los que cifran su interés en el orden y el reposo, rodean al gobierno los brazos que imponen a los que alguna vez pensasen promover un disturbio". Memoria de la Secretaría General del Estado del Supremo Gobierno de Guatemala, en la Federación de Centro América, sobre todos los ramos de la Administración pública, presentada en la Legislatura de 1837 por el General de División Ciudadano Carlos Salazar. Guatemala: Imprenta de la Academia de Ciencias.

150

Decreto del Estado de Guatemala del 27 de enero de 1826. Antigua Guatemala, Juan Barrundia, Diputado Presidente. F. O. 254/3, Fols. 28-30.

151

Ibid.

1 52

Decreto del Estado de Guatemala del 9 dejunio de 1830. Ciudad Guatemala, José Bernardo Escobar, Diputado Presidente. F. O. 254/3, Fols. 141-142

153

"Los que a pretexto de una justa prescripción poseyeran tierras baldías desde tiempo inmemorial, deberán concurrir en el perentorio término de seis meses después de la publicación de esta ley, a sacar sus títulos de propiedad; debiendo, si no lo hicieren, volver al dominio del Estado las expresadas tierras,

aunque estén pobladas y cultivadas". Del mismo decreto que citamos en la nota 150. 1 54

Memoria que el Secretario General del Despacho presenta a la novena legislatura del Estado, leída el 12 de febrero de 1836. Carlos Salazar. Guatemala: Imprenta de la Nueva Academia de Ciencias.

Guatemala,

de junio de 1831.

155

Boletín OfícialNo.

156

"Pero las mismas causas que han dado impulsos al cultivo del añil, han aumentado prodigiosamente el de la grana; de la

5.

1

^

CENTROAMERICA, DE LA OOLONU AL ESTADO NACIONAL /

167

manera que la cosecha del año que acaba se graduó que subiría hasta 500 tercios. Cada día se ven cubiertos nuevos terrenos de nopal, y no puede considerarse exagerado el cálculo de la expresada comisión, que hace esi>erar para antes de dos años que se levantarán nül tercios de este fruto". Exposición presentada al Congreso Federal al comenzarla sesión ordinaria del año de 1826, por el Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores e Interiores, Justicia y Negocios Eclesiásticos. Juan Francisco Sosa. Guatemala, 3 de marzo de 1826, Imprenta Mayor. 157

Ver por ejemplo: Mensaje del Vice Presidente de la República leído en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de este año, José Gregorio Salazar. Gaceta del Gobierno Federal. San Salvador, 8 de mayo de 1835. Gálvez destaca también la intensiva vida comercial de esos años: "Parecerán exagerados a los que no viven con nosotros los logros que hace el comercio. La cantidad girada en 1834 fue mayor que lo había sido nunca; y en 1836 ha sido doble que 1834. Proviene esto de la confianza que existe y del grande aumento de las cosechas de frutos exportables en este y otros Estados". Mens^e del Jefe del Estado de Guatemala, Dr. Mariano Gálvez al abrir sus sesiones la Asamblea legislativa de 1837. Guatemala: Imprenta de la Academia de Ciencias.

158

Ibid.

159

"Con arreglo

mismo decreto, se darán igualmente terrenos a que vengan a domiciliarse en el Estado, y en este caso, así como en el de poblaciones de nacionales, la asignación será sin costo alguno para los colonos". Del mismo decreto de la nota 150. Sobre esta problemática ver también: Woodward, R. al

los extrai\jeros

L: 1982, pp. 198-199.

160

De la memoria citada en

la

nota 154.

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CAPITULO IV

EL INTENTO DE LA UNIDAD: LA REPUBUCA FEDERAL DE

CENTRO AMERICA (1823-1840) 1.

La Constítu^rente de

1823: sos olijetívos

El sistema de instituciones que implantan los liberales en Centroamérica a partir de 1823 —expresión directa de su triunfo político y de las vicisitudes que acompañaron al proceso independentista de la última década— perseguía al mismo tiempo diversos objetivos. CJomo aparato administrativo de cohesión política, debería garantizar la integridad en las fronteras de un nuevo Estado que —con el nombre de Provincias Unidas del Centro de América—^ pasaba a formar parte del conglomerado mundial de Estados y Naciones. Cumplir con este objetivo planteaba dificultades: producto de una economía poco expansiva, las fronteras que se heredaron entonces eran sumamente inestables. En el momento de la transición se había perdido prácticamente el territorio de Chiapas, provincia del antiguo Reyno de Guatemala, pero cuyos vínculos económicos habían sido siempre más fuertes con el lado mexicano.^ Belice, ocupado por población inglesa, se sustraía también al mando del nuevo Estado; igual suerte parecía amenazar a otros territorios fronterizos. Hasta el momento, la actividad económica había tenido efecto principalmente en las zonas centrales y en la vertiente del Pacífico; el lado del Atlár'ico, por consiguiente, se encontraba casi despoblado y sus fronteras especialmente descuidadas, donde los ingleses venían incursionando desde hacía más de un siglo.

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A finales

de 1825 el congreso federal quiso remediar la y propuso algunas medidas con el fin de fortalecer las fronteras del Atlántico. En primer término, se debían destacar al lugar fuerzas militares con el pabellón nacional del nuevo Estado;^ igualmente se buscaría poblar la Isla de Roatán con reos de ambos sexos/ Como antes lo hizo el gobierno español, se trataría de establecer relaciones amistosas con los Mosquitos, lo cual ayudaría a neutralizar la presencia inglesa.^ Sin embargo, destacamentos militares y políticas de colonización* no formaron suficiente contrapeso; el sistema de fronteras del nuevo Estado viviría en las próximas dos décadas, irremediablemente, un constante proceso de deterioro.

situación,

El sistema de instituciones republicanas debía cumplir con otro objetivo no menos complejo y ambicioso; como lo era asegurarle a la nueva élite nacional un ejercicio incuestionado del poder. Este objetivo planteaba también dificultades; pues, sin mayor sustentación económica, se trataba de una élite sumamente débil. Un programa profundo de reformas, que los liberales trataron de implantar en las próximas dos décadas, debía salvar ese escollo. Al igual que Inglaterra o los Estados Unidos de América, Centroamérica se convertiría en esta forma en una nación moderna, y la élite tendría posibilidad de fortalecer su base de dominio. Es decir, la implantación del nuevo sistema institucional era inseparable de un proyecto reformista, que debería ser tanto más profundo, mientras más grande fuera la discrepancia con el orden de estructuras que

dejó la colonia como saldo. La justificación del proyecto reformista ante aquellas caducas estructuras implicaba, lógicamente, un enfrentamiento político con grupos sociales que les eran afines, y que habían tenido parte decisiva en los r^'^' acontecimientos hasta 1823. ^

En el itinerario independentista, los años de 1821 a 1823 sin duda una continuidad; sin embargo, como toda

forman

continuidad, había sido producto de procesos antagónicos que se reflejaron en el significado diferente que adquieren ambas fechas en la historia de la región. Si 1821 se significó como negación de la antigua metrópoli, 1823 debía profundizar tal acto, pero como una confrontación que se decide entre fuerzas locales. La incapacidad o indiferencia de la

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metrópoli ante hechos consumados pareció minimizar

el

conflicto a nivel externo; internamente, sin embargo, la situación se recrudece, pues la negación colonial no había sido

un proceso de aceptación unánime. El principal actor de los acontecimientos políticos había sido el grupo oligarca guatemalteco; resultado de sus maniobras fue la proclamación de 1821, una comedia cuyo segundo acto —convertido en tragedia por los hechos sangrientos que provoca—^ vino a ser la anexión a México. Esta beligerancia de fuerzas locales fuertemente identificadas con intereses coloniales significó, para el grupo político que ascendía al poder en 1823, un factor de presión que lo lleva a profundizar los procesos que encabeza. Se subrayó entonces el carácter absoluto y definitivo de la proclamación de 1823, no sólo en relación a España y México, sino ft*ente a cualquier otro Elstado o potencia.* De inmediato se busca también reconocimiento internacional para el nuevo Estado, a principios de 1826 la República Federal de Centro América era prácticamente reconocida por países importantes, tales como Inglaterra, los Estados Unidos de América, los Países Bajos, México, las Provincias de la Plata, la Gran Colombia, etc.;* igualmente se le da apoyo total al proyecto bolivariano de formar una confederación americana con los antiguos territorios que habían sido posesión española.^^ El reconocimiento exterior, así como la capacidad del nuevo Estado en mantener alianzas, debía, al mismo tiempo, fortalecer la dominación liberal, la cual era a todas luces

sumamente precaria. Figuras centrales, como el obispo García Jerez y el arzobispo guatemalteco Ramón Casaus y Torres, que destacaron como enemigos acérrimos de la causa independentista, seguían oponiéndose a la implantación de las nuevas instituciones; lo cual significaba que los viejos grupos retró-i> grados continuaban teniendo plena vigencia. ..J. La instalación de la Asamblea Nacional Constituyente de 1823 se llevó a cabo siguiendo las instrucciones del artículo 2o. del acta del 15 de septiembre, el cual convocaba a la celebración de un Congreso Nacional que debía decidir sobre el carácter absoluto de la proclamación de 1821. En esta forma, con la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente el 24

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de junio de 1823, se cierra el proceso independentista de manera definitiva frente a la antigua metrópoli.^ Pero, internamente sigue tratándose de un proceso inacabado, pues existen fuerzas poderosas que lo adversan, y que constituyen un escollo en cualquier intento serio de descolonización; fenómeno que, en mayor o menor medida, se observa entonces a lo largo de la antigua América española.^^ En esas condiciones, el proyecto reformista liberal adquiría importancia vital, pues a través suyo se iniciaba el difícil camino de la descolonización que conduciría a la independencia política ^

definitiva

El proyecto reformista liberal centroamericano recorrió

un trayecto sumamente escabroso, condicionado por las posibilidades individuales que cuentan los Estados para imponerlo, y también porque sufrió las interrupciones de los largos períodos de guerra civil. Destacan, sin embargo, dos grandes etapas. La primera —que aporta base institucional y política a todo el proyecto reformista— se inicia con las leyes y decretos que emite la Asamblea Nacional CJonstituyente de 1823. La segunda etapa tiene como punto de partida la derrota que sufre el grupo oligarca guatemalteco en 1829, y lo caracterizan fundamentalmente dos hechos: el reinicio del proyecto federal bayo la hegemonía morazánica y la implantación de un amplio proyecto de reformas que tienen efecto principalmente en el Elstado de Guatemala

Producto de un movimiento eminentemente político, que buscaba sentar las bases de un nuevo sistema de dominación, la etapa reformista de 1823 se concentró al principio en el nivel institucional. Acorde con principios republicanos que se trataba de implantar, la Asamblea Nacional Constituyente emitió en primer lugar varios decretos que perseguían democratizar en forma efectiva el juego político de la sociedad. La implantación de la libertad de imprenta; el reconocimiento de los derechos del hombre proclamados por la Revolución francesa de 1789; la abolición de la esclavitud;^^ así como la prohibición de portar cualquier clase de títulos nobiliarios y privilegios contrarios al principio de igualdad ciudadana,^^ n^ fueron pasos que apuntaban a esa dirección. .'

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Otros decretos tuvieron su origen inmediato en el clima predominante y buscaron debilitar los grupos que acababan de ser derrotados. Ese fue el caso del decreto del 1 de agosto de 1823, que ordenó renovar la totalidad de municipalidades, pues habían sido manipuladas por la oligarquía colonial, cuando se montó la farsa de elecciones "libres" para decidir la anexión a MéxicoJ* Otra medida similar fiíe, la que trató de limpiar el aparato burocrático de españolistas y de elementos afines al viejo sistema^® La Constitución Federal, decretada el 22 de noviembre de 1824, fue sin duda el documento más importante elaborado por la Constituyente de 1823.^^ Ahí se reglamentaba la vida del nuevo Estado y se trataba de crear formas políticas apropiadas que pemütieran, en las condiciones de la postemancipación, la convivencia para las antiguas provincias del Reyno de Guatemala. ^ político

Esa etapa, además de crear la superestructura jurídicode la dominación liberal, preparó el camino para implantar un amplio programa de reformas que debía fortalecer al nuevo Estado. Los decretos sobre colonización de legal

tierras baldías,^* la apertura de puertos,^® la idea de construir un canal interoceánico en Nicaragua, los proyectos para introducir el método lancasteríano en la educación, etc., así lo testifican.

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En estos primeros años —tampoco podía ser de otra manera— siguen predominando las viejas instituciones que tuvieron su origen en las Leyes de Indias o en la Constitución de Cádiz de 1812.^ La institución castrense, por ejemplo, vivió algunas transformaciones; la distinción que hacía la legislación española en el pago de sueldos a los militares basada en el color de la piel fue suprimida: ". teniendo en consideración, que es odiosa e injusta la diferencia que hacen las leyes de España en los individuos del ejército blancos y .

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morenos, y que semejantes distinciones se oponen diametralmente a las instituciones adoptadas por la nación, ha tenido a bien decretar y decreta: el sueldo de los oficiales y soldados morenos, será según su clase y arma igual al que gozan los demás individuos del ejército".^^ Igualmente, se hicieron otras adaptaciones encaminadas a crear un nuevo tipo de fuerza armada; sin embargo, por largos años siguió

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todavía operando la antigua legislación española, como sucedió con la ordenanza militar que en 1837 aún tenía plena vigencia" Sólo gradualmente, conforme la dominación liberal logra alguna estabilización, se introducirán cambios de fondo. De momento, en esa primera etapa, lo que ocurre es prácticamente un cambio de nombres: municipalidades por ayuntamientos; cortes territoriales de justicia p)or audiencias reales; los prelados reciben el nombre de Padres, etc." Bajo el gobierno liberal guatemalteco de Juan Barrundia hubo un primer intento por introducir cambios radicales, que afectaron principalmente los intereses de la iglesia, y que provocaron la caída de dicho gobierno. Es a partir de 1829, con el inicio de la segunda etapa en la dominación liberal, cuando se intentará un verdadero cambio, tanto en el orden institucional como en el económico.

2.

La unidad: una meta dificil

Conscientes de su papel histórico y dueños absolutos del poder, pues la eliminación de la metrópoli había puesto fin a su compartimiento dual, los grupos dominantes centroamericanos prepararon a partir de los años de 1 82 1 - 1 823 las bases políticas,

económicas y sociales que permitirían transitar de la

antigua colonia hacia un Estado nacional indei>endiente. Sin embargo, una matriz fraccionada en regiones o provincias con grupos dominantes celosos de sus prerrogativas coloniales, no podía constituir el mejor punto de partida. Este elemento original que aportaba el saldo de la dominación española no desaparecería a lo largo del período y haría el marco del proyecto sumamente conflictivo, con élites divididas por encontrados intereses; pues los años de 1821-1823 no significaron un triunfo decisivo para ninguna de las fuerzas en pugna.

Se llegaba a la independencia, en esas condiciones, con una élite dirigente que encontró grandes dificultades para imponer su hegemonía sobre el territorio que heredaba, como lo acababa de evidenciar la pérdida de la provincia de Chiapas. El proceso erosivo parecía no detenerse allí, pues amenazaba

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con ñ-accionar totalmente la unidad de la antigua colonia Producto de todo tipo de rivalidades, que se trataba de limar con la adopción del sistema federativo de gobierno, las tendencias disgregantes existían principalmente en las provincias centrales y aflorarían con toda su fuerza en los años de guerra civiL

La meta concreta de edifícar un Estado nacional, que pusiera b^jo su control jurisdiccional los territorios que anteriormente comprendían el Rejnio de Guatemala, tropezaba con obstáculos evidentes. El mayor de ellos, de orden estructural, radicaba en la ausencia de una clase dominante, cuyo sistema de producción y control político se hubiese extendido a la totalidad del Reyno. A nivel de región o provincia tampoco existió un grupo dominante lo suñcientemente fuerte que pudiera encabezar un proceso de centralización económica y política del vasto territorio que se extendía desde Chiapas hasta Costa Rica Debido a grandes vacíos en la actividad productiva, se un territorio pésimamente comunicado entre sí —la proclamación independentista de Guatemala de 1821 se supo oñcialmente en Costa, Rica sólo un mes más tarde— y, por lo tanto, diñcil de supeditar bsyo el mando de un poder central. En una buena parte, el territorio se encontraba habitado por núcleos poblacionales de economías autosuñcientes, con las consiguientes tendencias al aislamiento. El tipo de intercambio comercial existente, que perpetuaba relaciones de dependencia en una región o en un grupo frente a otro —a última hora continuación local de la establecida entre metrópoli y colonia— y el sistema de jerarquías propio de la dominación española, crearon un clima sumamente tirante entre las provincias. A la cabeza de dicho sistema se encontraba Guatemala que obtenía los mayores beneficios; pero el sistema se extendía con sus mismas características y secuelas conflictivas hasta las zonas periféricas, como sucedía entre Nicaragua y Costa Rica, donde la primera trataba de descargar en la segunda su situación desventajosa ante Guatemala^* trató de

Como otros, un diputado a las Cortes españolas se percató de la situación prevaleciente en Centroamérica a

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principios del siglo XIX, situación que presagiaba conflictos mayores y hasta la posible atomización del Istmo; con el fin de evitar esos extremos, propuso una reorganización administrativa del Reyno de Guatemala en ocho provincias, la cual ayudaría también a mantener incólume el vínculo con la metrópoli: "Por otra parte, como los intereses de la Capital de

Guatemala están encontrados y contrariados con

de los pueblos de las Provincias por razón del comercio interior y sus largas distancias, no es de esperarse mejoren de suerte, continuando este reglamento y mala distribución de partidos, se continuarán y perpetuarán los males. jamás se hará la felicidad común y general que garantiza el sistema Representativo, para conseguir la instrucción en lo político y moral: jamás se penetrarán aquellos habitantes de las utilidades y bienes que les proporciona la verdadera libertad, se harán de difícil cobro las contribuciones: no se aumentará la agricultura, la industria, comercio y artes: no se harán caminos, puentes y canales para facilitar el tráfico y exportación de los frutos, y continuarán los mismos abusos bfigo otro velo y apariencia que por último disgustará a los pueblos, los provocará, exasperando los ánimos de unos y otros: ya se tienen noticias de algunas indisposiciones y falta de subordinación, es ocasión de cortarlas y sofocarlas en su origen, para mantener la unión con la madre patria: el único antídoto para esta clase de males es la división en ocho Provincias, efectuándose, se conservará la unión, y se tendrá seguridad de los enemigos internos y exteriores, haciéndose al mismo tiempo la felicidad de aquella parte preciosa de la nación .

española.

los

.

,".^® .

En tal situación se llegó a la independencia, la élite que asumió el poder tenía como meta primordial crear un nuevo tipo de mando político que neutralizara las tendencias disgregantes para mantener la antigua unidad. Dos regiones contaban entonces con algunos elementos para encabezar un proceso de centralización: Guatemala y El Salvador. En realidad, todo el intento de unificación que culmina en 1840 giró alrededor de ellas. Pero, en esos años, se presentó una situación sumamente contradictoria que condenaría el proyecto

al fracaso.

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177

Debido a su ascendencia económica, la provincia de Guatemala contaba especialmente con condiciones para encabezar un proceso unionista; pero tales condiciones de prepotencia eran las que al mismo tiempo despertaban desconfianza, ya que el precedente colonial de Guatemala con función dirigente todavía está fresco y mucho más aún su papel desempeñado en la anexión a México. Esto alimentó una aversión general contra Guatemala que se manifestó por los años de 1823, cuando las provincias prácticamente deciden la situación política en el Istmo: "Los funcionarios no pueden obrar allí con energía e imparcialidad. Entre las oscilaciones de los partidos y sus mutuas pretenciones, se paraliza la acción del Gobierno. El aspirantismo es excesivo y produce desafectos. Pocos hombres hay en Guatemala verdaderamente centroamericanos. Entre tanto no se acaben los prestigios de la antigua Capital, y los partidos no se amortigüen, Guatemala será el peor punto para la residencia de los gobernantes... El clima de Guatemala es regularmente .

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perjudicial a los provincianos; por esto concurren pocos diputados. El Estado de Guatemala tiene 18 representantes; así es que ellos disponen a su arbitrio de los negocios. Es pues, necesario que los poderes federales fyen su residencia fuera de Guatemala para que de esta forma obren en beneficio de la

nación".^

-^

La animadversión de las provincias fícente a Guatemala tampoco desaparecería después; la descofianza tenía raíces profundas y se acentuarían aún más en los años de 1826 a 1829, cuando el grupo oligarca del lugar quiso imponer en Centroamérica un régimen político de corte centralista el período de Gálvez se le siguieron atribuyendo a Guatemala tendencias hegemónicas, como lo denunció una exposición en 1832: ""Se insinúa, con motivo de la causa de los reos del Salvador ventilada por desgracia en el Congreso, que en Guatemala se ejerce una influencia indebida sobre la Federación, que refluye contra los hyos de los otros Estados, y que la opinión de los que no quieren la impunidad de aquel crimen, es efecto de su prevención contra ellos, que a la vez se ejercerá sobre los demás Estados, y que tiende a una usurpación central de sus poderes".^^

Todavía en

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El pronunciado fraccionamiento de la base econón\ica encontraba así su fiel reflejo en una clase dominante dispersa y conflictiva, que en los años de 1821 a 1823, utilizando los antecedentes autonomistas que le proporcionaba por ejemplo las diputaciones provinciales o a través de la improvisación de cuerpos armados, logra acceder al poder local y obtiene capacidad organizativa de carácter estatal Las diputaciones provinciales se habían fundado en el período constitucional de Cádiz de 1812; para el territorio centroamericano se crearon dos, una con sede en la provincia de Guatemala y la otra en León con jurisdicción sobre Nicaragua y Ck)sta Rica.^' Con la restauración de Fernando VII en 1814 estas instituciones fueron abolidas y creadas nuevamente con la promulgación de la Constitución española en 1820. A partir de entonces se intenta o se fundan de hecho nuevas diputaciones provinciales. En Ciudad Real, Chiapas, se fundó una; Comayagua, por su lado luchó por crear una propia para Honduras y en realidad lo hizo, lo cual fue calificado por Gainza como un "acto depresivo de la soberanía", pues tal fundación no estaba contemplada por las leyes de la metrópoli^ «-

En el clima de guerra civil que se desata después de

1821,

apoyando o combatiendo la anexión a México, desconociendo autoridades centrales de Guatemala, aquellas diputaciones provinciales se transforman en congresos, juntas gubernativas, etc., las cuales llegan a ejercer una soberanía peligrosa en sus respectivos territorios: *Todo fue confusión, y entre tanto se formaron en juntas soberanas gubernativas las diputaciones provinciales, y aún hubo dos en una sola provincia".^° El ejemplo más relevante lo constituye tal vez el caso salvadoreño; centro opositor a la política anexionista, para lo cual logró armar un fiíerte ejército, a finales de 1823 su diputación provincial tomó el carácter de gubernativa con el fin de presionar en favor de la adopción del sistema federal como forma de gobierno para Centroamérica^^ Con el objeto que de evitar la repetición de casos como el salvadoreño: ". fuera de la ley, expondrían la tranquilidad de la nación", la las

.

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Asamblea Nacional Constituyente expidió un decreto ordenando

la formación de congresos similares en las otras provincias: "En consecuencia cesaran inmediatamente, en el

mismo, y en los demás Estados, las juntas gubernativas que ha creado y sostenido la necesidad".^^ No obstante estos

CENTROAMERICA, DE LA CX3L0NIA AL ESTADO NACIONAL

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esfuerzos de la Ck)nstituyente por frenar las tendencias disolventes, la temprana institucionalización de los intereses locales formaría sin duda un escollo más en la implantación

del proyecto unionista centroamericano.^^ ..#

Para poder darle vida al proyecto federal de unificación que se inicia en 1823 se debía contar, en primer lugar, con un aparato estatal medianamente constituido, que fuera canal a través de donde el poder central ejerciera soberanía nacional a lo largo del territorio. Orden institucional como portador de centralización y funcionamiento efectivo del sistema de finanzas públicas se voMa, en estas circunstancias, una exigencia de primer orden. La existencia del aparato administrativo y, por consiguiente del propio Estado, tenían aquí su base, y así lo vieron estadistas de ese entonces: "El primer y más grande interés de un Estado naciente es su seguridad y defensa. En este estado están las Provincias del Centro de América. De su seguridad pende su existencia social, no menos que la estabilidad del nuevo destino a que han sido elevadas. La hacienda es uno de los primeros elementos de su existencia; para que haya hacienda es necesario un sistema en que marchen a la par el orden, la economía, la claridad; al paso que la desaparición de la hacienda, repite la comisión, es el peor sistema de la ruina de Estados constituidos".^^ En otras palabras, para poder cumplir con sus funciones más elementratara al nivel defensivo-represivo del ejército; del ideológico con la implantación del sistema educativo; o bien el relativo a las políticas laborales —aspecto crucial para la élite debido al escaso desarrollo del mercado de trabajo—, el nuevo Estado debía poseer como base un sistema de finanzas públicas debidamente organizado. tales, se

Una de las primeras necesidades sería, entonces, crear un cuerpo de empleados públicos apropiado aJ orden político que se proyectaba implantar. Con todas sus deficiencias, el aparato burocrático español pudo cumplir su función a lo largo de tres siglos, debido a que descansaba en una red de funcionarios con algún grado de profesionalización. La proclamación de independencia y la posterior agudización de guerras civiles provocó —entre sus efectos— que muchos viejos cuadros administrativos desaparecieran, sin que al mismo tiempo fueran sustituidos por otros con similar

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La ruptura del **pacto colonial'* estuvo también acompañada por una ruptura en el ramo administrativo;

eficiencia.

implantar la forma federativa de gobierno significó un sistema mucho más complejo, compuesto prácticamente por dos administraciones, lo que hizo necesario un mayor número de funcionarios. Según Francisco Córdova, uno de los políticos que adversaron la forma federativa de gobierno, sólo las autoridades superiores de la Federación y las de los Estados absorberían la cantidad de 286 funcionarios: "¿Los habrá que reúnan la aptitud, ilustración, honradez, y demás circunstancias copulativas, que exige el desempeño de tamaños cargos? Y aún cuando los haya en la primera vez ¿quedarán quienes los reemplasen en las frecuentes renovaciones que estatal

establece la constitución".^

íit

En esos años no se dieron condiciones ni hubo tiempo para llenar en forma adecuada la repentina demanda de nuevos funcionarios; las convulsiones políticas crearon principalmente inestabilidad administrativa, lo que obstaculizó por su lado la formación de un empleado público con alguna capacidad. Una forma de llenar la creciente demanda del aparato administrativo fue a través de la improvisación del funcionario, lo cual vino a constituir una de las "innovaciones" de la independencia: "De aquí es que no hay escalas, no hay antigüedad, ni ascenso seguro para los empleados, ya sean civiles o militares; no hay por consiguiente un estímulo para la aplicación; y si a esto se agrega la inestabilidad de los empleados, ya sea a causa de las elecciones populares que descolocan frecuentemente a los empleados, ya sea por las traslaciones, o suspensión que puede decretar el Gobierno; se comprenderá fácilmente que con qué dificultad habrá hombres bien instruidos en el ramo que les toque administrar".^ *'.

El oportunismo y favoritismo político fue otra forma de improvisación del empleado, público. Por lo regular, cada nuevo gobernante llegaba al poder acompañado de una sarta de "amigos" que lo habían ayudado a conquistarlo, ante los cuales se sentía comprometido y de cuya "fidelidad" dependía muchas veces su estancia en el mando. Después del triunfo liberal de 1829, por ejemplo, muchos militares vacantes fueron simplemente absorbidos por la administración federal, ya que

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CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL se consideró

18

'Incivil'* persistir de sus servicios, ". tan sólo porque no eran ya necesarios, sin proporcionarles un recurso análogo a su capacidad y circunstancias**.'^ •? .

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Otro hecho que dificultó enormemente el surgimiento de un empleado público con alguna capacidad y seriedad, fueron los maios como irregulares sueldos que se devengaban. Con la independencia el aparato estatal creció, pero no las entradas fiscales. Una de las herencias de la colonia había sido un fuerte déficit fiscal, que en 1818 alcanzaba la suma de 260,957 pesos.^ La situación deficitaria persistió y se ahondó aún más. A finales de 1837 sólo el Estado de Guatemala tenía un

de 167,000 pesos, el cual venía arrastrándose años atrás y había obligado a reducir sueldos y suprimir plazas en el presupuesto anual de 1835 a 1836.^ La emisión descontrolada de libranzas para salvar penurias fiscales trsyo también al empleado público graves consecuencias, pues los sueldos se pagaban en tales circunstancias con papel moneda devaluada; "Que entre tanto se continúe con el ruinoso recurso de dichas libranzas, y se emitan en más cantidad de la que pueda amortizarse, será menor el valor que tengan en el mercado y mayores las escaceses del erario público. Que por esta razón los empleados que reciben sus sueldos en aquella especie, tienen que sacrificarlos por menos de la tercera parte de su precio, mientras que la hacienda pública los recibe de sus compradores por su valor nominal**.*® La inestabilidad del empleado público debido a trastornos políticos, supresión de plazas, etc., fue así una de las características de la época; según un informe de Morazán de 1836, los funcionarios federales llevaban de ocho a diez meses sin haber recibido sueldo.*^ déficit

Todavía después de 1840, cuando las cosas supuestamente se habían simplificado con la fi-agmentación estatal, los grupos dominantes locales se enfrentaban a grandes dificultades para lograr mantener en funcionamiento los aparatos burocráticos; faltaban funcionarios con capacidad; fondos suficientes; etc., así también una centralización efectiva del sistema de rentas, como lo señaló para el caso guatemalteco Manuel Francisco Pavón en 1844: "El que expone, aunque sin mayores conocimientos en este ramo, considera que es de absoluta necesidad arreglar la administración de una manera positiva y eficaz sin lo cual no es dable

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pueda sostenerse el Gobierno. Es preciso que no haya sino una sola tesorería general, que todos los productos vengan a ella efectivamente y que de allí se hagan todos los pagos, no por .

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deseos, y órdenes del Ministerio, sino por lo que esté determinado en la ley de presupuestos. Mientras esto no se practique, todo proyecto y disposición, en el particular será inútil, y peligroso hacer alteraciones y mudanzas en las clases de impuestos y contribuciones establecidos**.**

Además del aparato propiamente administrativo, en la vida y funcionamiento de todo Estado la fuerza armada desempeña una función especial. Por excelencia es la institución más estrechamente vinculada con el poder; internamente coadyuva a mantener inalterable un orden de clase; al mismo tiempo —esta es originalmente su función más importante— debe garantizar la integridad física del espacio territorial donde el Estado ejerce su soberanía política. De

a la independencia se dio en la institución castrense una evolución no libre de contradicciones. Por el lado organizativo hubo continuidad, la antigua ordenanza militar siguió con vigencia; igualmente se adoptó, por considerársele apropiado a las condiciones republicanas del nuevo Estado, el sistema español de la milicia cívica.*^ Además, muchos decretos que buscaban institucionalizar un nuevo tipo de ejército no pudieron llevarse de inmediato a la práctica, como sucedió, según parece, con el decreto sobre la milicia cívica** y otro de 1823 que disponía la creación de un la colonia

colegio militar.**

Al igual que con el proyecto reformista en general, será sólo después de 1829 que se harán cambios de consideración en la organización castrense, favorecidos en este caso, por el triunfo militar liberal de ese año que se reflejó en la emisión de

un decreto que ordena

el exilio

de muchos

viejos

cuadros

militares de la oligarquía: "Serán expatriados temporalmente los jefes militares y confinados fuera de la república. originarios de América desde tenientes coroneles inclusive, que hayan servido en el ejército de la Federación o del Estado [de Guatemala] durante la guerra. Los españoles naturalizados que hubieren igualmente servido en el ejército desde alférez inclusive, a menos que acrediten haber sido forzados al .

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CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

1 83

Los españoles naturalizados que voluntariamente hayan servido como sargentos, cabos o soldados, si no habiendo sido casados con americana, no tuvieran mujer o hijos, pues en caso de haber lo uno o lo otro, no serán expatriados"/* Esta limpieza general permitió sin duda extender el proyecto reformista a las propias líneas del

servicio.

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ejército.

A la par de la relativa inmovilidad del lado organizativo, es innegable que hubo un cambio profundo que se reflejó en el crecimiento numérico del ejército y en la importancia extraordinaria que adquiere la institución como factor político. En 1821 las fuerzas permanentes del Reyno de Guatemala ocupaban 1,500 hombres, repartidos en las principales provincias y puntos fronterizos.*^ Además, existían milicias provinciales con diez a doce mil miembros, que tenían por función apoyar a las fuerzas permanentes en casos de emergencia.*' De un presupuesto anual de 723.902 pesos, la fuerza armada absorbía en 1818 la cantidad de 329,960 pesos;** debido al clima de insurgencia anticolonial de esos años, fue tal vez uno de los presupuestos militares más altos.^ Como ya se ha dicho, internamente el orden de explotación lograba mantenerse a través de un sistema de terror generalizado contra la población indígena, donde el alcalde mayor y el funcionario eclesiástico constituían figuras claves.*^ Es decir, al no tratarse de casos extraordinarios, las fuerzas militares permanentes no tenían en el aparato represivo mayor participación; su función era más que todo de carácter defensivo, ubicadas principalmente en lugares como el Golfo Dulce de Guatemala, donde se encontraba la fortificación del Castillo de San Felipe que tenía por función proteger al puerto más importante del Reyno: "Este Castillo se compone de una pequeña fortificación (cuasicaída), de figura Están pagados cuadrada, su guarnición 63 hombres. anualmente por esta Capital, y en caso de algún rebato, se socorre de gente y armas, y bastimentos, de el Pueblo de Zacapa, Tenientasgo de Chiquimula de la Sierra. Dicho Castillo aunque está muy arruinado, y sus soldados inhábiles en el manejo de las armas, por su poca aplicación, es preciso mantenerlo en este parage, por ser el Puerto del Mar del Norte, más inmediato a esta Capital''.*^ Otro punto de importancia .

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1 84

que hacía necesario el mantenimiento de tropa era la desembocadura del Río San Juan, donde se construyó el CastiUo de Nuestra Señora de la Limpia y Pura Concepción, que debía servir de valla contra ataques piratas*^ e invasiones de los aguerridos y temibles Mosquitos.*^ Así, con la excepción de un par de escaramuzas emprendidas por Matías de Gálvez contra los ingleses a ñnales del siglo XVIII, acciones propiamente militares no ocuparon nunca mayor espacio en el Reyno de Guatemala.

estratégica, fija,

año de 1811 marcó un cambio considerable que el papel que jugaría después el ejército. El clima de insurgencia anticolonial hizo necesario grandes movimientos de tropa, las acantonadas en Nicaragua en 1812 para reprimir el levantamiento popular le costaron a la real hacienda la cantidad de 200,000 pesos, también fue necesario desplazar tropas a otros lugares donde la estabilidad colonial peligró seriamente: "Se pusieron sobre las armas cuerpos de milicia en diversos tiempos y según se creyó necesario para guarnecer algunos puntos del Reino; vinieron también destacamentos a esta Capital,. ha causado su permanencia en los puntos en que sucesivamente se han destinado, y los abonos en sus marchas, y conducción de artiUería, casi de unos a otros extremos del Reino, crecidos desembolsos a la Real El

anunció

.

.

Hacienda"."

Pero es a partir de 1821 cuando la situación cambia radicalmente, de ese momento en adelante las actividades militares crecen en espiral sea frente a la metrópoli, México, o ante el adversario local, la intervención de la fuerza armada se vuelve la regla en la solución del conflicto político. De la noche a la mañana proliferaron los ejércitos, y la sociedad empezó a ;

un creciente proceso de militarización. Los conflictos que provocó la anexión a México entre 1822 y 1823 pusieron en movimiento cerca de cinco mil hombres en ambos

vivir

bélicos

lados;" las guerras civiles de 1826 a 1829 duplicaron dicha cantidad.*^ Según informe de 1830, en los últimos diez años la cantidad de armas de fuego en manos de la población civil había aumentado por lo menos cincuenta veces." del Estado en Centroamérica y su posterior fragmentación es inseparable de la evolución que vive la

La génesis

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institución armada en los años independentistas. El hecho de que la emancipación no ocurrió como resultado de una guerra anticolonial general, que sólo fuera producto final de presiones, maniobras y actuaciones separadas de las distintas provincias o grupos sociales, impidió el surgimiento de un ejército verdaderamente nacional que pudiera fungir como cuerpo armado del nuevo estado centroamericano. Es decir, la ausencia de enfi^ntamiento frontal entre metrópoli y colonia por la decisión independentista, eliminó desde un principio la presión del factor externo que pudo haber llevado los grupos locales a la unidad y formación de un ejército de este tipo.

La posibilidad de una reconquista española no dejó de preocupar por ese tiempo a los países recién independizados; sin embargo, la presión externa como factor de unidad perdió después en Centroamérica prácticamente toda importancia. En 1832 se armó una extensa conspiración conservadora contra las autoridades federales. Además del expresidente Manuel José Arce, en ella se hallaban involucradas figuras como el exarzobispo Casaus y Torres, quien con la colaboración del gobernador de La Habana apoyaron a los insurgentes con pertrechos de guerra. El primero de julio de dicho año fue apresada en costas centroamericanas una goleta cubana que transportaba para los alzados, además de víveres y armas, tres banderas españolas: "Esas banderas del gobierno español serán arrastradas por nuestras calles; y la ignominia de los facciosos y de sus adictos, será así convertida en gloria del patriotismo centroamericano, que ha deshecho la tormenta de una vasta y horrible combinación con los enemigos exteriores".**.

La amenaza externa de 1832 fue eliminada con relativa facilidad e internamente no fomentó, como veremos más adelante, mayor grado de unidad permanente en las filas liberales. La invasión del filibustero norteamericano William Walker tampoco pudo tener tal efecto, pues si bien es cierto ofreció una coyuntura favorable que forzó a la unidad a las fuerzas locales, fue demasiado tarde, con élites que llevaban casi dos décadas de disfrutar las vent^yas de una dominación incuestionada.

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Al igual que para todo el proyecto unionista en general, hubo momentos que ofrecieron condiciones propicias para crear un ejército que trascendiera intereses locales y le diese respaldo a un poder central. Uno de esos momentos lo constituyó el año de 1823 cuando, a pesar de las rupturas que

precedieron a la proclamación independentista, se inició un proceso unitario de la sociedad centroamericana que debía abarcar lógicamente al Estado y a la institución castrense. Con ese objetivo se emitieron los decretos que señalábamos sobre la institucionalización de un nuevo tipo de ejército. Pero la guerra civil de 1826 vino a interrumpir ese proceso; en el seno de las fuerzas armadas se produjo una enorme descentralización que encontró su manifestación en la proliferación de ejércitos locales.

El triunfo político militar de 1829 fue, como en 1823, prácticamente un triunfo de las provincias contra la capital y el gobierno central que allí residía,*® hecho que le dio a las administraciones locales y sus ejércitos una ascendencia que no perderían después: "Cada Elstado de los beligerantes reasumió en sí un poder soberano, y el soberano de esta Ciudad [ Guatemala] fue reducido a un vano simulacro. Las rentas pues, y el sistema administrativo y los funcionarios federales desaparecieron para la Federación, y en los pueblos que fueron teatro de la guerra, la hacienda y los empleados estaban a merced de la fuerza que alternativamente los ocupaba Terminada la lucha con la ocupación de esta Capital, tardaron algún tiempo en organizarse los supremos poderes nacionales, y entre tanto continuó la administración independiente de los Estados. Los Estados acababan de triunfar, y creían, como era natural, que debían dar la ley, y disponer de todo, como lo habían conquistado**.*^ .

.

.

.

No obstante la dispersión del poder, lo cual profundiza la guerra

civil

de 1826 a 1829, este último año constituyó otro

momento importante para

crear una institución castrense

con vigencia a nivel centroamericano. Producto de una lucha común, sostenida a lo largo de tres años, se contaba a la fecha con considerable grado de unidad entre las fuerzas liberales que encabeza el hondureno Francisco Morazán, caudillo unionista que, en corto tiempo, adquiriría popularidad a lo largo del Istmo.

En

este

hombre

se reunían algunas condi-

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1

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cienes que lo capacitaban para ejercer un liderazgo político. Además de su indiscutible ideario liberal poseía, como lo acababa de demostrar el triunfo de 1829, altas cualidades militares que constituían entonces un factor determinante en la lucha por el poder. Originario de la provincia hondurena —que no había sobresalido en los conflictos de la época— hasta 1826 Morazán

según Alejandro Marure, "... un hombre oscuro y solamente conocido como un hábil plumista, con cuyo carácter servía en los juzgados de Comayagua". Sin embargo, xMarure también le atribuye a Morazán, en parte producto de formación autodidacta, las siguientes cualidades: ''La intrepidez, la actividad y la constancia son en él prendas naturales, así como la cultura de su entendimiento y su tino político y militar son obra de su estudio privado y de la elevación de su genio, pues en ninguna carrera ha tenido maestros ni directores, y sus primeras ocupaciones tampoco fueron las más a propósito para desarrollar sus talentos".*^ La circunstancia de tratarse de un político relativamente nuevo, cuyo prestigio no había suñido el desgaste de las guerras civiles que se iniciaron en 1821, sumada a su indiscutible habilidad de militar, favoreció sin duda la aceptación o imposición de Morazán como lider del proyecto federal que se reinicia en era,

1829.

Una de

primeras preocupaciones del grupo político que asume el poder en 1829, fue la creación definitiva de una fuerza armada que cumpliera con las funciones típicas de tal institución: "Era pues, necesaria la defensa común, y ésta no era posible sin el gran recurso de la fuerza armada, cuyo objeto fuese contener los abusos de los subditos, o bien suprimir la animosidad y ataques de un poder extraño".** [ las

El ejército federal se compondría, en tiempos de paz, de artillería, tres batallones de infantería y un regimiento de caballería, con un total de 2,000 hombres, donde Guatemala aportaría 829, El Salvador 439, 316 Honduras y

una brigada de

Nicaragua respectivamente, y 100 Ck)sta Rica*^ Las bases para el nuevo ejército federal las aportaba en realidad el "E;jército Aliado Protector de la Ley"; es decir, la fuerza armada que había triunfado en 1829; en cuya estructuración habían

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participado, aunque bajo hegemonía salvadoreña,*' elementos militares de casi todos los Elstados. Este origen interestatal constituía sin duda el aporte más sobresaliente;^ a la vez, se trataba de fuerzas más o menos disciplinadas, ya que la presencia de militares extrai\jeros —destacan principalmente los franceses Nicolás Raoul e Isidoro Saget— '^ había contribuido a imprimirles algunas característicass propias de un ejército profesional de la época. i)olítica, donde el año de 1829 constituía, sin embargo, un punto de partida no exento de dificultades. Si bien es cierto se contaba con el saldo positivo de la unidad liberal lograda alrededor de la última lucha: **Los Estados que dieron decretos no conformes a las leyes federales, los han revocado a la luz de reclamaciones justas de parte del Gobierno, y por el íntimo convencimiento de la Unión**,** esto no eliminaba en forma automática la base estructural que alimentaba a las fuerzas disgregantes que seguían siendo el principal escollo en cualquier intento de centralización política, fuera este de corte liberal o

Para un proceso de centralización

ejército debería ser instrumento clave, el

conservador.

En 1832, frente a la extensa conspiración antifederal con nexos en Soconusco, el norte hondureno y la capital salvadoreña,** el ejército federal pudo pasar bien la prueba de fuego, porque tuvo ayuda incondicional de la mayor parte de Estados, los que ante las implicaciones restauradoras del levantamiento —una de sus ramificaciones se encontraba como dijimos en La Habana colonial— no vacilaron en prestarle todo su apoyo a las autoridades federales: "En breves días contaba ya la Federación con 5,000 fusiles; el Estado de Guatemala con 2,000; el de Nicaragua con igual número, y el de Honduras con 1,000, fuera de toda clase de arma blanca y artillería que había en todas partes, y en la mejor disposición. Se pidieron también a los Estados sus milicias y fue digna de admiración la prontitud con que todos las levantaron y organizaron, poniéndolas a disposición del Ejecutivo federal.

el

.

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Después de ese triunfo, se pensó seriamente en fortalecer poder federal, para lo cual se proyectaba implantar re-

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formas políticas que minaran

la creciente autonomía de los Estados. Igualmente, se dispuso crear en los Estados destacamentos militares bsyo las órdenes directas del mando federal: "Debe, pues, conservarse siempre algún pie de fuerza veterana, pero también deben ser parte del ejército perma-

Federación que al mismo tiempo que hagan Estado a donde se sitúen, estén siempre dispuestos a obedecer las órdenes del Ejecutivo federal, particularmente en ciertos y determinados casos, como el de rebelión de sus autoridades contra los Poderes legítimos, el de defensa común en el interior o exterior de la República, u otros semejantes. De lo contrario, la Federación existiría a merced de la voluntad o capricho de algún gobernante de los Estados que se hará sostener por medio de sus fuerzas independientes contra el orden general de las leyes".^^

nente de

la

servicio en el

Como tendremos oportunidad

de comprobarlo,

la

aversión general de los Estados frente a cualquier intento de centralización hizo fracasar el mencionado proyecto de reformas políticas. Como consecuencia, al igual que las otras instituciones nacionales, el ejército federal tampoco pudo consolidarse en los siguientes años.

Diversos factores dificultaron la formación de un ejército federal permanente. Como en lo demás, el saldo colonial fue aquí negativo, pues como lo señala Montúfar y Coronado —uno de los cuadros militares de la época— la carrera militar como tal prácticamente no existía: "El influjo militar fue,

desconocido en Centro América; antes de la independencia no había carrera militar. .".^^ Es decir, la metrópoli proporcionaba no sólo la legislación castrense, sino también la mayor parte de los cuadros militares. Con excepción de la ordenanza militar y la milicia cívica, que con algunas variaciones siguieron utilizándose, no se contaba a la fecha con mayores tradiciones que pudieron haber servido de base para crear un ejército permanente. Este vacío tampoco lo suplió una guerra anticolonial que pudo haber dado origen a un ejército así, pues como lo resaltábamos, y también confirma Montúfar y Coronado, ese componente estuvo ausente en Centroamérica: ". .la emancipación no fue el resultado de una guerra; los primeros tiros se dispararon después de la independencia por unos hermanos contra otros. J*P Al contrario, el fraccio.

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namiento en la clase dominante encontró de inmediato también expresión en la institución armada; después de 1821 el ejército se convierte en principal instrumento de las luchas por el poder. La desconfianza general de los Estados ante todo aquello que llevara a un fortalecimiento del poder central motivó, por ejemplo, que los efectivos militares de la Federación fueran limitados a 2,000 hombres/^ Por otro lado, no deben perderse de vista las grandes contradicciones que introdujo el cambio político de 1821, lo que se reflejaría también en la peculiar evolución que vive después la institución armada. Con la distribución de poderes entre el Ejecutivo, Asambleas Legislativas, Cortes de Justicia, etc., se implantó un sistema institucional que debía normar en forma democrática la vida civil de la nueva sociedad. En la historia europea, que fue en general el ejemplo que alimentó el proyecto institucional latinoamericano, estas instituciones contaban con una larga tradición de siglos, como era e) caso del Parlamento inglés —con importancia política continua aún antes de la revolución encabezada por Cromwell entre 1640 y 1649— y de las Cortes españolas; o de los Estados Generales de FYancia, tradición que se impondría definitivamente como forma de gobierno con el triunfo de la Revolución fi'ancesa de 1789.^* En las colonias españolas, por el contrario, esa clase de instituciones no tuvieron nunca mayor oportunidad de desarrollarse; así, los ayuntamientos fueron siempre corporaciones que representaban intereses oligarcas.



Según la nueva concepción política de gobierno intro-' ducida por Montesquieu con su obra El Espíritu de las Leyes y completada por Rousseau en El Contrato Social—^® a las asambleas legislativas les tocaba, como instituciones depositarías de la soberanía, desempeñar un papel determinante en la evolución democrática de la sociedad: "El cuerpo Legislativo no es fácil entre nosotros proyecte y ejecute de hecho contra las libertades públicas. No tenemos un ejemplo; y el Congreso general contrabalanceado por los diferentes intereses de los Estados y con miras grandes y generales, está más lejos de este escollo. No le debilitéis pues con dos cámaras; no le paraliseis absolutamente por la acción de una minoría, como sucedería en tal caso. Su acción debe ser fuerte para que abrace a todos los Estados con lazo firme, para que haga

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ejecutar al gobierno sus leyes y providencias, y lo contenga siempre en sus límites"/^ Ck)mo se desprende fácilmente del mensaje de José Bamindia, la desconfianza ante las tendencias tiránicas del ejecutivo llevó a acentuar el papel político de las legislaturas, y en más de una oportunidad se llegó hasta hablar de una "dictadura parlamentaria"/' El intento centroamericano por implantar ese tipo de instituciones tropezó con innumerables dificultades, en

general debido a la falta de condiciones apropiadas y al clima de guerra civil predominante a lo largo del periodo. Ck)mo lo que se buscaba era implantar un orden democrático, se pensó en dos formas que podían servir de valla al surgimiento de sistemas dictatoriales. En primer lugar, a un ejecutivo que mostrara tendencias dictatoriales se le debía negar toda obediencia;^^ en segundo lugar; debía quitársele la posibilidad de poder disponer de la fuerza armada; por ello, la obediencia militar no debía de ser "ciega" y el fuero militar reducido a un mínimo, pues se le consideraba, .un arma fatal del poder despótico, un privilegio de inmoralidad, y un destructor de la igualdad republicana .".•^ Sin embargo, en momentos de crisis, esas prevenciones pierden toda importancia. Lo primero en desaparecer, son las nuevas instituciones encargadas de garantizar el funcionamiento de la división tripartita del poder, y la escena política es dominada de inmediato por el ejecutivo y la fuerza armada; también es significativa la forma rápida en que las municipalidades adquieren su antigua importancia como órganos representativos del poder. En la crisis política de 1826, que culmina con la caída del primer gobierno liberal guatemalteco, la municipalidad de la ciudad **.

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capital emergió inmediatamente

como cuerpo

político beli-

gerante que apoya las medidas de Arce, igual papel jugaría la institución en los tiempos del derrocamiento de Gálvez.'^

La fi^agilidad del sistema de control público a través de la división tripartita de poderes se manifestó también de inmediato —sólo dos años después de su adopción— cuando la civil provoca su disolución y el poder se centraliza en manos del Presidente Arce. Además de éste, hay otros ejemplos. En 1834 las autoridades federales atravesaron una crisis difícil, la cual sólo pudo ser resuelta con la autodisolución del Senado y Congreso federales, que permitió a

guerra

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Morazán y su

ejército enfrentar a la facción salvadoreña que entonces cuestionaba la existencia del poder central. La solución del conflicto la proporcionó la fuerza armada y la expatriación del enemigo político, y no la intervención de instituciones creadas precisamente para dirimir tales situa.que no estando reunido el Congreso, no hay otra ciones: autoridad que el Ejecutivo Nacional que provea el remedio de los males que actualmente sufre el Estado".®^ Seguidamente se decretaba la expulsión por diez años del exjefe del Estado salvadoreño Joaquín de San Martín, que había encabezado el levantamiento antifederal, igual pena se aplicó a Francisco Malespín, otras personas involucradas en el movimiento fueron confinadas a los otros Estados de la Federación. **.

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CJon otros matices, la guerra civil provocó en Nicaragua

una situación similar a la anterior, a finales del mismo año: "Me resta manifestaros, en la brevedad que

demanda este acto, el

estado de la administración pública. La revolución lo ha traído a un grado penoso y lleno de embarazos. Faltó en el Estado el Cuerpo Legislativo y de consiguiente faltaron los poderes Conservador y Judicial, porque unos individuos terminaron sus períodos, y otros no fueron clasificados. El Ejecutivo sólo y cercado de riesgos, quedó como entregado a la tempestad asido sólo de la fuerza moral y física. .".•^ Aunque sólo por corto tiempo —el adversario tiende a resurgir en la escena política— al final es la institución armada, como en el citado caso federal, la que determina la situación conflictiva: Tero cuando estos aventureros destruían las poblaciones, atacaban al hombre, y despedazaban las propiedades; el Soldado Ciudadano cargado de laureles, y marchando sobre victorias, dio el ejemplo grande de proteger, respetar y asegurar las propiedades y el individuo".®^ La depredación y el crimen se atribuían por lo regular al enemigo político, pero se trataba de una característica general del conflicto armado de esos años. .

En

esas condiciones de guerra

civil,

en que

la

conquista

del poder pasaba regularmente por la vía de las armas, fue lógico que la institución armada cobrara una importancia extraordinaria. La proliferación de actividades militares trajo, entre otras consecuencias, una profunda dispersión del

poder, en algunos lugares de por sí aguda —por ejemplo Nicaragua— donde dos o más tendencias políticas llegaron a

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disputarse el mando.** El clima de guerra civil provocó el surgimiento de distintos ^rcitos, necesarios no sólo en su sentido tradicional de brazo armado del Estado para mantener el orden de explotación vigente, como sucedió varias veces frente a levantamientos de masas con metas reivindicativas* y donde la institución castrense empezó a destacar como fuerza de ocupación interna, sino también para zaiyar rivalidades interoUgárquicas, especialmente frecuentes en la Centroaméríca de esos años: .mayormente en la crisis en que se halla toda Centro América; en donde el desconcierto y la inestabilidad hacen que cada Estado se mantenga en atalaya sobre su vecino, y cada Gobierno sobre sus propios subditos".*^ **.

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Dentro del ejército federal se hizo especialmente evidente contradicción que se dio entonces entre superestructura política y base económica Al contrarío de los ejércitos estatales que tenían base de sustentación directa en las economías locales, el federal no tuvo una base económica fuerte ni un grupo social que le sirviera de apoyo continuo. El poder central fue siempre un poder pobre, incapaz de financiar en forma permanente su propia fuerza armada De 4,000 efectivos con que llegó a contar en 1829, no le quedaban más que 800 a finales de 1831.** En 1836, según un informe de Francisco Morazán, las penurias fiscales habían reducido el ejército federal: ". .a un puñado de antiguos veteranos que han sobrevivido a los mayores peligros. .".** La milicia cívica de la Federación se encontraba también a la fecha sin organización apropiada debido a la falta de fondos finanla fuerte

.

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cieros.

Los Estados, jwr el contrario, contaron siempre con algún

número de fuerza armada, destacando principalmente el de Guatemala que tenía el ejército mejor organizado.*® En esas circunstancias, contando con base económica propia, fue lógico que en momentos de conflicto entre el poder central y los Estados, la fuerza armada de éstos tendiera a sobrepasar a la federal: .porque las fuerzas federales son insignificantes, y las de los Estados, aunque reducidas a milicias y a reuniones de circunstancias, lo son todo en tiempos de discordia".*^ La capacidad de organizar sus propias milicias le daría a los Estados poder que fortalecería su posesión frente a la Federación. **.

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La supremacía militar federal dependió, por lo regular, de de su tropa®^ y pericia de su caudillo, el unionista Francisco Morazán: **Se había levantado y sostenido por su pericia militar y su valor personal; siempre conducía él mismo sus tropas y había estado en muchos combates, siendo muchas veces herido pero nunca derrotado".'^ Otro factor que le daba superioridad a las fuerzas federales, fue la fidelidad de cuadros militares capaces —los generales Carlos Salazar, Diego Vigil, Juan Prem, los franceses Nicolás Raoul, Isidoro Saget, etc.—- que habían destacado en la contienda de 1826 a 1829 y que acompañarían a Morazán hasta el final de su la disciplina

carrera.

Además de las pronunciadas tendencias disgregantes, que hacían a la clase dominante centroamericana incapaz de implantar proyectos políticos unionistas de largo alcance, la debilidad de la base económica se reflejó en general, en el sistema administrativo estatal, particularmente el aparato hacendarlo. Como es el caso de toda colonia, cuyas riquezas se trata de fiscalizar cuidadosamente, el aparato hacendarlo funcionaba con alguna regularidad en el Reyno de Guatemala. El grado de centralización de dicho aparato parece que incluso fue reforzado a finales del siglo XVIII con la implantación del régimen de Intendencias; igualmente la importancia de ciudad Guatemala como cabeza administrativa: "No es sólo este obstáculo el que se presenta, sino también el de los Administradores y Directores de Rentas, que constituyen los ingresos más pingües del Erario, residen en la Capital y sus funciones se han extendido más allá de lo que previenen las Leyes y Reglamentos en mengua de las correspondientes a los Intendentes, pues directamente libran órdenes a sus subalternos, aún sobre impuestos y nuevos derechos que se ignoran He creído conveniente hacer a a veces en la Intendencia. Vuestra Alteza esta ligera indicación con el doble objeto de la poca o ninguna parte que tiene esta Intendencia en lo económico y gubernativo de la Hacienda Pública. .".'^ .

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Al iniciarse las guerras civiles independentistas ese aparato perdió gran parte de su funcionalidad, sobre todo en lo referente a centralización del control fiscal. La anexión a México no sólo ocasionó desembolsos extraordinarios a la maltrecha hacienda pública del Istmo —los fondos de rescates

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de la casa de moneda, cerca de 400,000 pesos, fueron consumidos por las tropas iturbidanas en la guerra que se le hizo a El Salvador—** sino que también produjo trastornos administrativos, así la Ck)ntaduría Mayor del Reyno, con asiento en Guatemala, fue como primer paso suprimida y sus funciones absorbidas por la de México.**

En el tiempo que duró la anexión al imperio iturbidano se exacerbaron rencores locales, y la hacienda pública contrajo sus primeras deudas en la época independentista;®^ además, el aparato hacendarlo quedó prácticamente acéfalo, pues la capital mexicana no pudo sustituir a Guatemala. Provincias importantes se niegan a seguir el paso anexionista y toman posesión directa de sus respectivas administraciones, incluyendo el ramo hacendarlo, como lo denunció Gálvez cuando se refirió a la renta del tabaco: "El primer despojo de las oscilaciones desde 1821, fue la renta de tabacos. Cada Gobierno provisional dispuso de este fondo, y ninguno cuidó de su fomento, que exigía gastos, sino de su aprovechamiento, que les era urgente. tales causas, y las que siempre caminan con los trastornos, llevaron la renta a términos de desaparecer. La reunión de la Asamblea Nacional Constituyente y de un Gobierno general y legítimo, debió haber restituido las cosas a su antiguo pie de orden y regularidad; empero no sucedió así. Las Provincias que hoy son Estados, continuarpn de hecho disponiendo de los caudales del tabaco. .".•• ^^^^ .

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Para poder sostener los gastos que ocasiona la guerra uno de los primeros pasos que toman los grupos locales es el control del aparato hacendarlo; esto constituiría un precedente que se repetiría posteriormente en los períodos de conflicto entre el poder federal y los Estados, lo cual profundizaría el caos y desorden administrativo de esos años** y le diñcultaria al poder central imp)oner hegemonía hacendaría, como lo hizo ver Gálvez para el período 1826 - 1829: ". necesitando las rentas federales para existir; el Gobierno pues se miró mucho para demandarlas y las ha ido recogiendo muy poco a poco y a veces no sin algunas contestaciones. Con la misma lentitud ha procurado ir restableciendo en todas partes los funcionaríos de rentas, haciendo valer las leyes que civil,

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arreglan la administración.

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El año de 1823 fue un momento que pareció ofrecer condiciones favorables para restablecer orden administrativo y crear un aparato hacendado funcional. Sin embargo, el lapso anexionista había introducido desórdenes que serían irrevo^ cables, el restablecimiento de la CJontaduría Mayor de cuentas, por ejemplo, no tuvo nunca más su antigua importancia de órgano dirigente de la hacienda pública centroamericana,^ °^ debido a que los Estados, esta vez sobre bases proporcionadas por el sistema federal de gobierno, crean en sus propios territorios instituciones similares de control fiscal.^®^ Un sistema de rentas nacionales que tuviera como cabeza dirigente a Guatemala fue siempre adversado por las provincias, porque desde la antigua capital colonial se había practicado un control parasitario de sus respectivas eco-

nomías

locales.

En tales circunstancias —a pesar de la argumentación en favor del centralismo, "una sola autoridad que sea como la clave de todo el sistema"— ^°^ se creó al final, bajo presión de las provincias, una administración hacendarla prácticamente descentralizada: 'TJna larga experiencia lo tiene demostrado, y todo nace del principio fatal que establece el sistema directivo en el Gobierno de la Federación, al mismo tiempo que dio el administrativo al de los Estados. Un proyecto tal, no podía combinar el enlace y unidad que esencialmente debe haber en toda renta, y en todo plan económico de hacienda. Por una parte los Estados son independientes todos en su administración interior, a la que pertenece también el tabaco; el ejecutivo federal por otra, no tiene facultades para intervenir en ella, y estando aquellos en posesión de negarse al cumplimiento de las leyes de la autoridad federal, y de variar, o establecer cada uno de los ramos de su administración propia, según les conveniere, debiendo resultar la diversidad de arreglo entre unos y otros. .".^°^ .

Con

el

ánimo de evitar roces o

conflictos entre provincias

celosas de sus prerrogativas, se implantó un sistema hacendarlo sumamente ambiguo y costoso para aquella economía poco productiva, que produciría precisamente lo contrario, pues introdujo el forcejeo por controlar exiguas fuentes fiscales. El producto de las rentas de alcabalas, pólvora, tabaco y correos pasaría a disposición del gobierno federal; sin

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embargo, su control y administración quedaría en manos de los Estados. En tiempos de crisis política y penuria, que fueron los predominantes, los Elstados simplemente se apropiaron de las rentas federales.

Según cálculos de esa época sobre las cuatro rentas que le fueron asignadas a la Federación, las del tabaco y la alcabala marítima bien organizada y bsgo supervisión,^^ hubieran sido suñcientes para llenar el presupuesto anual federal El presupuesto federal de 1826 había sido de 804,889 pesos;^^ el de 1830/1831 de 810,498 pesos, pero a través de ahorros fue reducido a 694,548 pesos;^®^ el presupuesto del año siguiente fue de 862,541 pesos, pero fue igualmente reducido a 600,000 pesos, que fue la cantidad tope del presupuesto federal pero en atención a las economías que el Gobierno se ha propuesto hacer, y en el supuesto de que no haya incidentes extraordinarios que alteren la paz y el orden, bastará por ahora la cantidad de 600,000 pesos para cubrir los gastos y atenciones más precarias de la administración. Esta es la suma que más indispensablemente necesita el Gobierno, para llenar el presupuesto del año económico. .".^^ Se trataba de presupuestos para épocas normales, para tiempos de "paz y orden", que en realidad fueron la excepción. De 1830 a 1832, tiempos relativamente tranquilos para el gobierno federal, sólo los gastos militares consumieron anualmente la cantidad de 490,782 pesos del total del presupuesto.^^ **.

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Los Elstados tenían también asignados cupos para el sostenimiento de las autoridades federales; pero, con excepción de Guatemala, parece que estos cupos nunca se llenaron con regularidad.^ ^° El presupuesto nacional fue así casi siempre deficitario. En 1831 el déficit federal era de 90,755 pesos;^ situación que se pensó resolver en el futuro a través de economías y continuidad en las entradas fiscales; pero sucedió todo lo contrario, pues las guerras civiles continuaron y con ellas los desembolsos que se trataron de llenar a través del endeudamiento. En 1821 la deuda interna había sido de 3,138,451 pesos, diez años después era de 4,748,965 pesos,^^^ situación que se agravaría en los últimos años de la Federación.^ ^^ Como el federal, también los gobiernos locales se enfrentaron a fuertes penurias presupuestarias que buscaron resolver con el endeudamiento; ^ ^

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moneda fuera de ley; pero ante todo a costa de las rentas federales. En momentos de conflicto, la ocupación de esas rentas constituiría una forma de sustraerse al mando federal o de sabotearlos^* emitiendo

La renta del tabaco siempre provocó conflictos entre el gobierno central y los Estados. A partir de 1821 los gobiernos locales simplemente se la apropiaron. Después de 1823 continuaron los problemas; para el gobierno federal resultaba difícil controlar esta renta, pues exigía una gran cantidad de funcionarios, de los que se carecía. En 1830 se pensó en repartir la renta entre la Federación y los Estados,^ ^^ pero al año siguiente vuelve a insistirse en la necesidad de su centralización federal: **Es necesario desengañarse: no puede quedar otro arbitrio para restablecer la renta del tabaco a su antigua riqueza, sino restableciendo su antigua forma. De lo contrario, ni los Estados ni la Federación la aprovecharán jamás; y será no poco descrédito del Gobierno mantener abatida, o acaso perdida del todo una renta que tantos recursos le diera, por el único motivo de dar intervención en su manejo a otros gobiernos independientes".^^*

En los últimos tiempos coloniales la renta del tabaco había producido hasta 300,000 pesos; pero en 1830 se pensó que con mucho no alcanzaría los 200,000 pesos.^^^ Por decreto federal de 17 de mayo de 1833 dicha renta pasó totalmente bajo control de los Estados. En 1836 la Federación vivió una de sus peores crisis, sus bases fiscales se encontraban reducidas a la alcabala marítima y a las pocas gabelas que proporcionaba el distrito federal en San Salvador,^ ^® y la renta del tabaco tuvo que ser puesta nuevamente bgjo control federal.^'®

Con todos sus altibajos, la alcabala marítima, o sea el impuesto de importación/exportación, constituía la mejor rentad ^° En sus mejores tiempos durante la colonia la renta había producido entre 150,000 y 200,000 pesos.^^^ Con la implantación del comercio libre después de 1821 la renta aumentó, pero no considerablemente, debido al trastorno general administrativo de la época. En los años de 1830 y 1831 las alcabalas produjeron aproximadamente de 250,000 a 300,000 pesos respectivamente.^ ^^ Mariano Gálvez aseguró en

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1830 que la renta bien organizada podía llegar a producir hasta 400,000 pesos;^^^ sin embargo, esa cifra parece que nunca llegó a alcanzarse. El gobierno federal trató de incrementar esta renta en aumentando el porcentaje del impuesto;^^* ampliando el radio de las relaciones comerciales;^ ^^ derogando privilegios de exportación a ciertos productos;^ ^* pero, ante todo, tratando de mantener un control estricto sobre los puertos de la República.^^^ La capacidad administrativa federal de la época era demasiado débil, con empleados mal pagados y, por consiguiente, ineficaces y susceptibles al soborno. No obstante todos los esfuerzos federales por controlar la renta, en tiempos de crisis los Estados simplemente se la apropiaron: Tero la causa que más ha influido en la escasés a que se ha visto reducido el Gobierno en circunstancias que había que hacer erogaciones considerables, ha sido la ocupación de los Puertos que ilegalmente hicieron los Estados de El Salvador, Honduras, Costa Rica y Nicaragua, permaneciendo aún este último sin devolverlos a pesar de las repetidas reclamaciones que con la mayor energía se han dirigido a distintas formas:

aquella Asamblea".^" El contrabando fue también una forma de burlar el pago de la alcabala marítima; por ese tiempo creció el interés externo, principalmente el inglés, en productos de la región como añü, café, palo brasil, etc. En los últimos años de la colonia Belice jugaba ya un papel importante en el comercio centroamericano, pero dicho intercambio crecería especialpartir de 1821, como se lo anunció Gainza al Superintendente de Belice poco después de declarada la .porque declarada Independiente del Goindependencia:

mente a

**.

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bierno español esta Capital, y sus Provincias inmediatas bajo un Gobierno Provisional en los términos que V. S. verá por los impresos que acompaño, podrá definitivamente arreglarse un convenio de comercio entre el Gobierno de Su Magestad Británica y el de estas Provincias independientes sin neceYo entretanto como sidad de acudir al Gobierno español,. Capitán General, autorizado y reconocido provisoriamente, ofresco a V. S. no sólo restablecer el antiguo comercio y tráfico que había entre los habitantes de la costa de una y otra, sino ampliarlo a otros artículos que nunca fueron permitidos, y .

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ahora deberán serlo según convenga a este comercio. Y de hecho se han presentado algunos comerciantes pidiendo permisos para hacer especulaciones no sólo sobre este establecimiento, sino sobre otros puertos de la nación inglesa, y muy pronto se les expedirán bqjo las reglas que parescan convenientes".^"

Para el comercio centroamericano, realizado por las vías legales o del contrabando, la posesión inglesa llegó a conver-

próximos años en su contacto más importante: hoy por el norte, el almacén general de Centro América, y de él se proveen todos nuestros comerciantes y los contrabandistas, y las circunstancias reducen a nuestro comercio, a recibir la ley de precios, de cuatro almacenistas que sacrifican nuestros frutos**.^^ La presencia de contrabandistas ingleses se hacía sentir también en otros lugares de la República; en las costas del Pacífico de Ck)sta Rica, por ejemplo, fue apresado el 30 de mayo de 1835 un barco de estos: .en donde había embarcado ya 1,300 quintales de palo brasil, y trataba de introducir clandestinamente los efectos extranjeros que traía a su bordo".^'^ tirse **.

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Si bien el sistema federal de gobierno no fue el más propicio para mantener la unidad que había existido hasta 1821, tampoco las condiciones de intensa guerra civil que se viven hasta 1840 permitieron el fortalecimiento de las tendencias económicas que le hubieran servido de base. Al contrario de lo que sucede en el segundo período liberal que se inicia por los años de 1871 —cuando el café proporcionaría estabilidad al nuevo régimen— en la década y media que dura el gobierno federal los agudos conflictos armados ocasionaron una destrucción general de las fuerzas productivas, tal como lo señala una fuente para los años de 1826 a 1829: "Cegados

todos los manantiales de las rentas, interrumpida la agricultura y destruido el comercio; anulado el crédito interior y exterior, depredadas las haciendas y labores; inseguros o alejados los propietarios principales; ningún ingreso existía ni era de esperarse cuando se reinstaló el Gobierno de la Repúbüca".^32

En la década morazánica las guerras civiles golpearon la sociedad centroamericana en forma intermitente: destruc-

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ción de haciendas,

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mina de

capitales a través de préstamos de jornaleros como "carne de caftán",^'* son las características más sobresalientes de esa época, cuyos efectos aún se sentían a mediados del siglo, como pudo comprobarlo un viígero norteamericano para el caso nicaragüense: ''León en 1854, como las demás ciudades de Nicaragua, presentaba un aspecto lamentable. En realidad, la ciudad decae rápidamente, y desde hace tiempo ya ha cesado todo progreso. Con las revoluciones frenéticas que sucesivamente han barrido el país, las mejores residencias de las viejas familias españolas han sido quemadas o destruidas al grado que siendo la primera ciudad de la República, no es sino sombra de lo que fue ayer. Pasé por una calle flanqueada por aradas y muros destruidos, enteramente cubiertos de maleza y dando el aspecto de ruinas precolombinas. En 1823 esta parte de la ciudad tenía cerca de mil casas, que fueron destruidas por el fuego*.'** forzosos, utilización

En ese clima de guerra civil, sobre los escombros que deja como secuela, resultaba difícil edifícar una economía de exportación que aportara sustentación ñscal al gobierno Ekronomía vinculada con el exterior había sido hasta ese entonces el añil, pero en esos años El Salvador —en la época colonial principal productor— se transformó en teatro central de conflictos bélicos, y la producción decayó considerablemente. La depresión económica de los primeros años del siglo había disminuido ya la producción de añil a cerca de 400,000 libras anuales, en 1820 se volvió a producir nuevamente un millón de libras, pero con las guerras civiles que desencadena la anexión a México la producción vuelve a decaer a los niveles de los j)eores años de la colonia, en 1846 la cantidad cosechada apenas llegaba a las 180,000 libras.^^ federal.

Otros productos de exportación apenas surgían entonces, como sucedía con la cochiniUa en Guatemala; aunque ese producto brindó ya alguna estabilidad económica al gobierno de Gálvez, su verdadero apogeo se daría en el período conservador.^^ Iguales intentos en búsqueda de un producto para exportación se daban también en los otros Estados alrededor del cacao, añil, ganado, maderas preciosas, café, etc.^^^

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U) De todos estos intentos parece que sólo los de Guatemala y Costa Rica obtuvieron algún éxito; el segundo, principalmente debido a que logra mantenerse en parte alejado del conflicto político que en ese tiempo agitaba al resto del Istmo: "El Estado de Costa Rica gozaba en esa época de un grado considerable de prosperidad no igualado por ninguno en la desunida confederación. A salvo por la distancia, sin riqueza bastante para excitar la codicia, y con una gran extensión selvática para protegerlo contra la marcha de un ejército invasor, había escapado a los tumultos que devastaban a los -^ otros Estados" J ^

Ese aislamiento

le permitió a Costa Rica continuidad en su actividad productiva. En los años de 1826 a 1829, cuando desconoce las autoridades federales,^ ^® el tabaco siguió cultivándose; y en 1830 el Estado costarricense pudo entregar al gobierno central la cantidad de 43,630 pesos como producto de tal renta.^*® Pero el despegue económico se dio principalmente alrededor del café: "También se va extendiendo con la rapidez en todos los Estados de la Unión el cultivo del café, y en el de Costa Rica se hacen ya considerables exportaciones a un precio superior que tiene el de La Habana; lo que prueba la preferencia que se le da en los mercados de Europa por su mejor calidad".^^^ En 1832 Costa Rica producía cerca de quinientos quintales, en 1839, como informó Stephens, la producción era ya más de noventa mil quintales.^^^

Por ese tiempo, como lo señalábamos, Guatemala también tuvo cierto éxito económico con la cochinilla. Durante la colonia este colorante había sido un cultivo prácticamente marginal en el Reyno de Guatemala; en los últimos años había logrado alguna prosperidad en Chiapas, lo cual motivó a fomentar su cultivo en la provincia de Guatemala en los inicios de la administración de Bustamante y Guerra^*^ La sustitución del añil por la cochinilla, como artículo de exportación, mostró rápido frutos positivos; en 1826 se producían ya cerca de 92 mil libras del colorante;^ ^^ en 1834 la cantidad anual alcanzó casi el medio millón de libras.^^^ El cultivo creciente de ese producto, tal y como lo informó García Granados, contribuyó en esos años a darle alguna estabilidad al régimen galvista.^*®

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Los anteriores intentos por estabilizar la actividad pro—donde sobresalen principalmente los casos de Guatemala y Costa Rica— tuvieron efecto sólo a nivel local; es decir, sus frutos son aprovechados por los Estados, pero no por la Federación, que a la fecha no contaba con suficiente capacidad institucional para fiscalizar tales actividades económicas. ductiva

El obstáculo mayor, donde se originaban los demás, consistió en que el gobierno federal no dispuso nunca de base

económico-social sobre la cual descansara su poder. En un menssye de principios de 1830, cuando la Federación iniciaba su segunda y última etapa, se enumeran algunas condiciones que debían darse para que el poder federal lograra consolidarse en los próximos años como institución nacional. Entre otras, la Federación debía de contar con su propio cuerpo de funcionarios dedicados a la aplicación exclusiva de las leyes federales, libres del influjo de autoridades estatales. Los puertos de la república, lugares donde regularmente se recaudaba la alcabala marítima, tenían que estar, "en lo político, militar y de hacienda", bajo el control jurisdiccional de la Federación. Esta debía contar también con su propia capital: "Que un Distrito Federal importante y productivo se destine para su residencia con los demás poderes federales, donde ejerza con plenitud toda la autoridad administrativa**.^*^ Además, decretos y leyes de la Federación debían de ^ ser obedecidos por todos los Estados.^*®

Otro atributo de la Federación como institución nacional —según el mismo menssye de Barrundia de 1830— debía ser su capacidad mediadora para zanjar situaciones conflictivas en cualquiera de los Estados: "Para llenar mejor el objeto principal del gobierno federativo, es necesario una declaración expresa que no se halla en la Constitución, que asegure el orden interior de los Estados, y anule toda resistencia legal a restablecerlo. Y es, que cuando las autoridades se trastornen, o se pongan en contradicción armada, o sean atacadas o disueltas, la Federación intervenga con toda su autoridad hasta reorganizarlas conforme a su constitución particular o del modo más aproximado, si más no se pudiese, restableciendo en todo el orden y la tranquilidad pública".^*® Pero esa calidad de mediador nacional raras veces le fue aceptada a la

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Federación, como lo patentizó el caso salvadoreño de 18331834, donde el poder central tuvo que imponerse por la fuerza de las armas, excerbando odios locales en su contra. En el caso costarricense la simple lejanía se volvía un obstáculo serio para que la Federación pudiera imponer su condición de poder nacional. En 1835 la guerra civil también afectó a este Estado; pero la "distancia" y las escasas "facultades" del poder central le impidieron actuar en forma debida, y fue una facción costarricense, encabezada por Braulio Carrillo, la que aportó la solución del conflicto, lo cual no sólo legitima la actuación local, sino que le da preponderancia frente a la Federación.^ *°

Todo intento de centralización política encontró siempre un valladar en los intereses locales, por ello, el proyecto por fortalecer un aparato de Estado propio de la Federación, como lo tratamos de ilustrar en el caso de las rentas públicas y del ejército, no tendría éxito al final. En 1838, a pocos meses del trágico final de la Federación centroamericana, Basilio Porras, Presidente del Congreso, reseñaba con palabras patéticas el saldo federal de las últimas dos décadas: "Ningún Congreso ciertamente se ha reunido jamás en la República bajo auspicios más tristes ni desconsolantes: ninguno se ha encontrado en posición más difícil ni comprometida. Combatida la nave política por mil vientos contrarios, infestado con los miasmas de pasiones fuertes y obstinadas; próxima, por esta causa, a undirse en el abismo de la nada, casi puede creo de decirse que su existencia es un milagro continuado. de revolucionario movimiento si el mi deber agregar que de la irregular algunos Estados indican la marcha tortuosa e República, consiguiente a ella es el estado retrógrado de su administración, porque no hay nada arreglado ni sistemado; y a no ser el tino de los esfuerzos del Poder Ejecutivo no se En tales circunsconservarían los restos de lo que hubo. tancias no puede haber hacienda, y sin este elemento de vida y existencia ¿qué otro ramo de la administración pública puede perfeccionarse? ¿qué gérmenes de prosperidad desarrollar.

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El intento centroamericano por preservar la unidad que se había heredado en 1821 fracasó, en última instancia, debido a que no existió un grupo dominante lo suficientemente fuerte

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que se identificara con el Estado federal como institución representativa de intereses nacionales: "En realidad, esta es la roca en que se estrellan todos los políticos de Centro América: no hay tal cosa de sentimiento nacional"; fue la terminante conclusión de Stephens en 1839, cuando comentaba el acendrado separatismo de Braulio CarriDo en Costa RicaJ^^ Los dirigentes políticos centroamericanos se enfrentaron a una situación contradictoria; por un lado hubo el intento en crear condiciones que debían cimentar la unidad; por otro, también existió preocupación ante la posibilidad de un ejecutivo que llegara a monopolizar el poder, lo cual se hizo realidad en la experiencia de Arce en 1826, circunstancia ésta que llevó a los liberales a limitar las prerrogativas del ejecul^iyQ.153 y ^Qj^ gjjQ j^ debilitar un poder central cuya principal función era preservar la unidad. Independientemente de su contenido liberal o conservador, la existencia de un gobierno ^^ central provocó siempre celos y desconfianza.^

En tales condiciones, las bases sociales y materiales en favor de la Federación tenían que devenir en indeterminadas y ocasionales; por ejemplo, sólo se logró el apoyo guatemalteco durante el régimen gahista, mientras pudo neutralizarse al poderoso grupo oligarca del lugar. Aunque no libre de contradicciones. El Salvador también tuvo participación decisiva en el sostenimiento del proyecto unionista. Hasta 1829 es el baluarte del federalismo centroamericano, como lo demostró con claridad el triunfo liberal de ese año encabezado prácticamente por dicho Estado. Pero, a partir de entonces. El Salvador es presa de situaciones conflictivas que desembocan en cruendas guerras civiles, las cuales no sólo dividen a su élite, sino que arrasan con especial fuerza al territorio, afectando el desenvolvimiento de las actividades productivas. En 1834, con el traslado de la capital federal a San Salvador, se logró de nuevo estabilidad política y la Federación tuvo un fiel aliado, ". .y al primer toque de alarma marchan a sellar con su sangre su adhesión al Gobierno federal, y acreditar con su muerte que sabrán corresponder a la elevada confianza de la .".^^^ nación. Así, Morazán no se equivocaba; también Stephens tuvo más tarde oportunidad de comprobar el patriotismo federal salvadoreño, en momentos difíciles en los que se decidía la suerte de la Federación centroamericana: .

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"San Salvador quedaba sólo en apoyo del gobierno federal. Ellos sabían que las tropas de Honduras marchaban sobre la ciudad, tenían razones para suponer que se unirían a las de Nicaragua, pero no desmayaban; al contrario, todos manifestaban una resolución y energía que yo no había visto antes. El General Morazán, decían, estaba en marcha sobre Guatemala. Cansado como estaba de la guerra el pueblo de San Salvador, decía el Señor Vigil, sin embargo, se había levantado con nuevo entusiasmo. Los voluntarios aparecían por todas partes con la firme resolución de sostener a toda costa la Federación o morir bsyo las ruinas de San Salvador. Esta fue la vez primera que me sentí contagiado de entusiasmo. En todas las revueltas presenciadas por mí, no había notado ningún rasgo de heroísmo ni amor ardiente por la patria".^** .

La fidelidad salvadoreña para la causa federal se mantendría hasta el final; sin embargo, el soporte económico —factor de vida o muerte para la Federación— no pudo aportarlo El Salvador, pero sí Guatemala. En un mensaje de 1836, por ejemplo, Mariano Gálvez denominó a Guatemala: ". .principal y fuerte apoyo de la Federación. ."^^^ lo que fue parcialmente cierto por esos años. .

.

A partir de 1829 es en Guatemala donde la Federación encontró menos dificultades, e incluso más apoyo en general, debido a la relativa estabilidad de que gozó el régimen galvista hasta 1837. En el triunfo federal contra la extensa conspiración conservadora de 1832, Guatemala jugó un papel especial; igualmente cuando se combate la facción salvadoreña en los años de 1833-1834, que cuestionaba la existencia del poder central. Como lo destacan memorias federales de 1830 y 1831, parece ser que Guatemala cumplió regularmente con sus obligaciones económicas para con el gobierno federal.^" A principios de 1836, Guatemala informó que estaba cumpliendo puntualmente con sus dietas para sostener al Senado y Congreso federales;^*® lo cual según parece no sucedía con los otros Estados.^*® Pero las relaciones entre Guatemala y la Federación tampoco estuvieron exentas de conflictos. Como lo señalábamos, al gobierno central se le miraba con desconfianza no sólo porque consumía rentas estatales, sino porque pretendía

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sobreponerse a intereses localistas. Ck>ino los otros Estados, en 1833 Gátvez también se opuso al movinüento reformista que

buscaba fortalecer el poder federal Es decir, el liberalismo guatemalteco también padeció, aunque tal vez en menor medida, la enfermedad del localismo que consumió Centroamérica por esos años: Xada Elstado querría ser un imperio; los funcionarios del Elstado no pueden tolerar superiores; un Jefe de Estado no puede sufrir a un Presidente*^*^ Hacia el levantamiento 1833, después del triunfo militar sobre conservador, pareció presentarse la coyuntura para intensificar un proceso de centralización política; la victoria de 1829 aún estaba cercana y la Federación había contado con todos los Elstados —excepto El Salvador— en su lucha contra la extensa conspiración antifederai. Alentado por esa situación, el Congreso federal quiso imponer un amplio proyecto de reformas que le dieran al (>oder central bases más amplias y sólidas, disminuyendo así la de los Estados. Sin embargo, el proyecto fracasó, pues encontró oposición cerrada desde Guatemala hasta Costa Rica.^®^

Como lo señalábamos anteriormente, Guatemala no pudo encabezar un proceso de unificación en los territorios de la antigua Capitanía General Es innegable que contó con recursos materiales para sostener un proceso así; pero se trataba también de un provincia dividida, con un poderoso grupo oligarca partidario del centralismo político, y un sector liberal que —como en los otros Estados— defendió tenazmente la forma federativa de Gobierno. En otras palabras, no existieron intereses convergentes que convirtieran a esta región —como sí fue el caso de Buenos Aires en la Argentina— en elemento nacional aglutinador de primer orden. El grupo oligarca guatemalteco tampoco fue partidario incondicional de la unificación. Cuando sus intereses locales se veían amenazados, decidieron siempre por la separación de su provincia del proyecto unionista. Ya a principios de 1828, en plena guerra civü que amenazaba desarrollarse contra los intereses oligarcas que la habían desencadenado, se discutió en la Asamblea legislativa de Guatemala el siguiente dictamen: .separar el Estado de Guatemala de la Federación y concentrar la administración de sus rentas mientras dura la guerra civil entre El Salvador y el í;jecutivo Supremo de la

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La tendencia localista llegó a ser compartida también por 27 de enero de 1833 se emitió un

los propios liberales; el

decreto que declaraba al Estado guatemalteco prexistente a la Federación, antecedente jurídico que utilizaría la oligarquía para proclamar la separación definitiva después que se produce la caída de Gálvez. El localismo liberal guatemalteco se pondría totalmente de manifiesto en 1848, cuando José Francisco Barrundia y su grupo defienden los mismos argumentos de Rafael Carrera y la oligarquía para elevar al Estado de Guatemala a república independiente, hecho que impediría para siempre todo intento de reunificación en Centroamérica^**

3.

La dispersión

definitiva de!

poden Gálvez, Morazán y

Carrera Entre los Elstados de la Federación centroamericana, Guatemala experimentó a partir de 1829 una relativa "paz social" que se prolongó hasta 1837. Con la excepción de la conspiración conservadora de 1832, encabezada por el expresidente Manuel José Arce, el Estado de Guatemala no tuvo conflictos internos de mayor trascendencia que si hubieron, por ejemplo, en El Salvador y Nicaragua. ^•^ Esta relativa "paz social'' fiíe celebrada, año con año, por los liberales en el poder: "Mientras la guerra con su espada homicida devasta a otros pueblos menos afortunados, y hace pesar sobre ellos sus cruentos horrores, nosotros giramos al derredor de la paz, al público el risueño cuadro de mil felicidades futuras sobre el cual se fyan con placer los ojos del patriota y los del amij^o de los hombres".^®®

pudiendo presentar

E^te cuadro casi idílico, sin embargo, llegó a su fin alrededor de 1837. Ya desde 1832 oscuros nubarrones se cernían sobre la vida política centroamericana; al contrario de lo esperado con el triunfo de 1829, las autoridades federales no habían podido fortalecerse como poder nacional; en más de una oportunidad se había llegado al extremo de verse desconocidas por uno o más Estados.^®^ Ocupación de rentas federales, negativa a aceptar decretos, utilización creciente de medios violentos para zanjar diferencias, etc., eran sólo las manifestaciones de un poder central en deterioro. Coinci-

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dencia o producto de las mismas causas, la crisis federal alcanzó su punto culminante en el momento que el gobierno gahista en Guatemala era objeto de un cuestionamiento general que lo llevaría, en menos de un año, a su final

La caída del gobierno gahista se ha atribuido a su reformismo radical; hoy todavía se sostiene que contra su movimiento hubo rechazo general, en el cual el proveniente de los sectores pobres del camfK) y la ciudad habría sido especialmente determinante. Es innegable que las causas son varias y complejas; también resulta difícil determinar el peso o participación que tuvo cada una en el colapso liberal Aquel cuestionamiento que vivió el gobierno de Gálvez provino de distintos sectores y perseguía, por consiguiente, distintos objetivos. Algunas medidas, como la creación de cementerios fuera de poblado, venían planteándose desde antes de la independencia^^ y los liberales, presionados por una posible invasión del cólera por el lado mexicano de Chiapas, no hicieron otra cosa que intentar ponerla en práctica^** En algunos lugares, sin embargo, esa innovación creó descontento al herirse costumbres ancestrales, como sucedió en San Miguel Totonicapán donde la creación de un cementerio casi dio lugar a una sublevación indígena.^ ^^ ¿ matrimonio civil y divorcio no pudo haber despertado la oposición que sostiene la historiografía tradicional. Entre los sectores pobres la relación matrimonial no era entonces la predominante; en zonas rurales y aisladas, con

La

ley del

población mestiza, el control administrativo incluyendo el eclesiástico, era casi inexistente, como lo constató Ck)rtés y Larraz para varias localidades que visitó en la segunda mitad del siglo XVIII: "Tampoco hay en el referido distrito ni iglesia, ni sacerdote, ni quien enseñe los misterios de nuestra santa fé, ni ni quien les administre los sacramentos, ni cuando sanos, cuando enfermos, ni de esto se pasa cuidado alguno, ni se sabe quien los entierra, ni quien los casa .".^^^ En estas condi.

ciones, la unión matrimonial no era cosa corriente; llevarla a cabo costaba también desembolsos que no siempre podían realizarse. En una sola localidad, por ejemplo, Cortés y Larraz ^^ pudo constatar treinta y seis casos de concubinato.^

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Al campesinado indígena el vínculo matrimonial se le había impuesto con fines tributarios; se trataba de una institución prácticamente extema y no pudo haber despertado el alboroto que se le atríbuye.^^' En la propia jurisdicción del Valle de Guatemala —territorio de los mejor controlados por la iglesia católica— se dieron en la época colonial altos porcentiyes de concubinato.^^* Entre los miembros de la élite la situación fue distinta; hubo oposición a la implantación del matrimonio civil, porque daba la oportunidad de ser utilizada con fines políticos en contra de la dominación liberal; de inmediato se señaló como dañina a las mejores costumbres de la generalidad guatemalteca

La ley del divorcio fiíe despectivamente calificada como la "En Guatemala se dio la Ley del matrimonio civil en abril de 1837, y el clero, como era natural, la combatió y procuró desacreditarla como inmoral y herética, bautizándola pérfidamente con el apodo calumniante de 1^ "ley del perro**. Todo esto, obrando sobre gentes ignorantes y fanáticas, fue "ley del perro":

haciendo odioso al Gobierno. .".^^' Es indiscutible que esta medida, al igual que otras de contenido anticlerical —abolición del diezmo, libertad de cultos, enseñanza laica, etc.— sí amenazaban todo un mundo exclusivista de valores añejos; amenaza que se tomaba cada vez más peligrosa, mientras más tiempo permanecieran en el poder los adversarios liberales. .

La caída del régimen gatvista sólo podemos comprenderla aquella crisis general que vivió toda Centroamérica en los últimos años de la década del treinta. Como

como parte de

suele suceder en tales casos, esa crisis era producto de varias circunstancias conflictivas: movilidad política introducida

por

cambios efectuados a partir de 1823; inestabilidad de la depresión económica; nuevas cargas tributarias impuestas a la población; de la lucha interfraccional, pues los cambios habían afectado a unos y favorecido a otros, etc. Es decir, había conflictos con raíces inmediatas; pero también los había de orden estructural con orígenes más remotos, que es, por ejemplo, donde se enmarca el levantamiento montañez de oriente que el reformismo liberal sólo había sacado a la superficie. los

social resultante

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El levantamiento campesino que daría por tierra con el régimen galvista —y al final con la propia Federación centroamericana— tuvo su inicio en el oriente guatemalteco, territorio habitado primordialmente por mestizos y en condiciones de poblamiento similares a las predominantes en los Estados de El Salvador y Honduras.^^*

La región oriental había sido una de las más pobres del Reyno de Guatemala; en los inicios, como lo informó Gage, tuvo alguna vida económica debido a su contacto comercial con el Golfo Dulce, principal puerto de la colonia a donde arribaban naos provenientes de la metrópoli. Sus principales productos eran, entre otros, ganado y algún trigo que también se llevaba a la ciudad capital. A partir de la segunda mitad del siglo XVII el contacto ultramarino con la metrópoli se hizo por lo regular por la vía de Veracruz, en México, abandonándose prácticamente la ruta del Golfo Dulce, lo que contribuyó al estancamiento económico del lugar.^^^ Este aislamiento acentuó los rasgos naturales de la economía, que siguió siendo de tipo ganadero, combinada con el cultivo de productos para la subsistencia diaria; tales como maíz, trigo, caña de azúcar, etc.^^" Sin embargo, esa circunstancia no la libró de expoliaciones y arbitrariedades de los funcionarios reales,^ ^* situación agravada por la cercanía del Golfo Dulce, al cual la población trabajadora tenía que abastecer, las más de las .requiándolos en sus personas, veces sin retribución alguna: como en sus cabalgaduras para enviar víveres al Golfo, sin pagarles lo que se debe, que dicen que ahora dos años les quitaron con violencia sus maíces, fry oles y gallinas por lo que experimentaron dos años de calamitosa hambre, en que muchos murieron y muchos desampararon a sus pueblos. .".^®° Todavía en 1821 destacábanse aquellos servicios obligados a puertos del Atlántico como una de las causas del estancamiento económico: ". .y si estos Pueblos no han progresado más puede atribuirse al gravamen que han sufrido y sufi-en sus milicias de dar los destacamentos necesarios para los principales Puertos de Guatemala que son Izabal y Omoa, con detrimento de las vidas de aquellos habitantes por lo las

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mortífero del clima".^*^

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La pobreza regional estaba condicionada en mucho por una escabrosa geografía, donde el proceso latifundista ya

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había absorbido parte de las mejores tierras en forma de grandes haciendas. A principios del siglo XVIII destacan haciendas de cuatro y más caballerías; un postor de diezmos, por ejemplo, ofreció en 1772 como garantía, entre otros bienes, una hacienda de veinte y dos caballerías.^ ®^ Las comunidades indígenas y el campesinado pobre mestizo fueron relegados en esta forma a las peores tierras, donde tenían que subsistir en condiciones de suma miseria: "La gente anda sumamente desnuda y muchas familias viven en los Valles y vegas que forman las montañas que rodean al pueblo en las que hacen sus siembras de caña, cacao, plátanos y milpas; y las que están a mayor distancia es tres leguas. a lo que puedo aumentar que he visto con mis propios ojos varios jacales de indios en dichos Valles y vegas y esparcidos por las alturas de los .

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montes".^®^

En eisas condiciones, el proceso latifundista obligó a grandes sectores de población, principalmente mestiza, a dispersarse hacia zonas inhóspitas, formando poblados semiilegales conocidos como "Valles**,^ ®^ con otra forma de subsistencia que había sido asentarse en calidad de mozos o colonos en las haciendas del lugar. El predominio de la economía ganadera con las formas rústicas de vida que le son pi;opias, el tipo de asentamiento disperso, todo eUo en un cliiña de extrema pobreza, le daban a la región altos grados de inestabilidad social que llegaron a preocupar a un arzobispo guatemalteco que visitó el lugar en la segunda mitad del siglo XVIII.^»*

Las guerras civiles de principios del siglo XIX incrementaron aún más dicha inestabilidad. De toda la provincia de Guatemala fue aquí donde Bustamante mencionó, en 1812, un conato anticolonial de alguna consideración. Su ubicación geográfica como zona colindante entre Guatemala y otros Estados de la Federación, tuvo como efecto que los conflictos bélicos desencadenados después de 1821 familiarizaran a su población rápidamente con el uso de las armas y alimentaran su espíritu rebelde. Secuela de la movilidad reinante, el bandolerismo social era una característica de la región en la década del treinta.^®® A esto también contribuyó la forma violenta e indiscriminada como se realizaban los alistamientos entre población pobre del campo y la ciudad. Más tarde, una

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de las primeras reivindicaciones del movimiento encabezado por Rafael Carrera sería dirigida precisamente contra esa política: "Que en ningún caso se ocupen en las armas a los artesanos y labradores, a menos que nos invada una nación extranjera".^

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también en la década del un territorio sumamente pobre: ". .sin fomento ni energía y abandonada enteramente su agricultura e industria",^®® donde el Estado liberal había encontrado especialmente dificultades para poder imponer su política tributaria. ^'^ En ese clima de pobreza, era lógico que las reformas liberales fueran recibidas con gran descontento; sin haber aumentado su capacidad productiva, la CJomo en

época

la

colonial,

treinta la región seguía siendo .

población se vio de repente recargada con nuevos impuestos, como sucedió principalmente con el de capitación.^ ®° Por ello, otra de las reivindicaciones del levantamiento de la Montaña estaría dirigida contra la política tributaria de Gálvez: "Que se quiten las alcabalas, las garitas y las contribuciones sobre tierras y ganado y sólo quede una corta y que ésta no recaiga *-sobre los pobres. .".^'^ .

Uno de los pocos productos comerciables del lugar era el tabaco. Las guerras civiles introdujeron desorden administrativo y el control estatal sobre el tabaco menguó considerablemente. Ck)mo en otros lugares, como era el caso de El Peten y la Verapaz, esta circunstancia había favorecido su cultivo en Chiquimula en la última década.^®^ Sin embargo, en 1836 las penurias fiscales obligaron a la Federación a estancar de nuevo la renta. El cultivo sólo se sembraría en los Llanos de Santa Rosa y en el Pueblo de Tepetitán, ambos en Honduras y El Salvador respectivamente. En lugares como Chiquimula, la Verapaz, San Miguel, San Vicente, etc., su siembra se consideraría ilegal y debía ser combatida.^ •^ Desde los años de los levantamientos de 1811-1814, con el monopolio o libre siembra del tabaco, el Estado perdía o ganaba apoyo popular en Centroamérica.^'^ La prohibición de su siembra en Chiquimula excerbó sin duda los ánimos, porque la medida hacía la vida del pequeño campesino todavía más insoportable.

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La política agraria fue otro factor que también creó descontento; como lo señalábamos, uno de los proyectos de colonización con inmigración extranjera afectó precisamente al departamento de Chiquimula.^®* La medida encontró de inmediato oposición en varias municipalidades del lugar, pues temíase la pérdida de tierras y la extracción desmedida de maderas J®® Sin embargo, la contrata sólo fue anulada, bsyo presión de la amenazante guerra civil, a principios de 1837J*^ Como élite de origen colonial con marcadas tendencias extranjerizantes, liberales y conservadores adoptaron prácticamente la misma ideología sobre la inmigración de población extranjera como factor de modernización,^ •• pero en ese momento la medida brindó oportunidad de ser utilizada contra el régimen galvista, y así se hizo: "Publicaron las especies más absurdas e improbables para indisponer los ánimos contra la contrata de colonización, atribuyéndole al Gobierno que la celebró miras antinacionales. Se propagó la alarma hasta el punto de persuadir a aquellos habitantes que estaban reducidos al miserable estado de esclavos, por la venta que se había hecho de ellos a los ingleses".^®® Rápidamente se extendió por todo el departamento una xenofobia alarmante, la cual sólo menguó cuando el grupo oligarca canalizó a su favor el movimiento campesino.^®® Los efectos de la política agraria no se reflejaron sólo en el proyecto de colonización; en la zona oriental había proliferado la ocupación "ilegal" de tierras durante el período colonial; la presión estatal que obligaba a legitimar su posesión sólo aumentó la inestabilidad y el descontento entre las masas campesinas pobres. Resumiendo: en la región oriental acumulábanse motivos más que suficientes para que se desenca-

denara un movimiento campesino con metas reivindicativas; para su estallido la proporcionaría la invasión del cólera morbus que venía amenazando a Guatemala desde los inicios de la década.^^ la llave

Aunque las reformas liberales aportaron un último motivo, el levantamiento de la Montaña no se dio contra la administración galvista en particular, sino contra la clase dominante guatemalteca como conjunto. El Estado guatemalteco, débil por encontrarse en una fase de estructuración, fue perdiendo rápidamente, en el transcurso de la crisis, uno a

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uno todos aquellos atributos que lo colocaban supuestamente sobre los conflictos de la sociedad, y que le concedían su calidad de mediador entre las fuerzas en pugna. El punto más alto de la crisis se produjo sin duda con el levantamiento agrarista, pues fue cuando el Estado liberal perdió su atributo más importante, como lo es el control sobre la población explotada. A partir de ese momento se entró en una etapa verdaderamente difícil, en la que el pavor alcanzó a todos por igual, incluyendo al grupo oligarca que aún no controlaba totalmente el movimiento insurgente. En su desesperación, este grupo llegó a ver en Morazán —su peor enemigo— una posible tabla de salvación: "Que se llame al Presidente sin pérdida de tiempo";^®^ igualmente se pensó abandonar ciudad Guatemala, "lugar donde todo lo arriesgan".^®^ El miedo oligarca tenía su razón de ser, porque se enfrentaba un levantamiento campesino que cuestionaba directamente —con el poder convincente de las armas— la distribución injusta de la tierra que hacía de riqueza y pobreza dos polos diametralmente opuestos, y que constituía el punto de partida de todas las arbitrariedades que pesaban especialmente sobre las masas pobres del campo. Como lo demostraría el curso de los acontecimientos, en esencia el movimiento iba dirigido contra la vieja élite colonial terrateniente y su principal asiento de poder, ciudad Guatemala: ". .amenazando a la ciudad con otra invasión determinada, de acuerdo a sus proclamas, a extinguir a los blancos y establecer un gobierno de pardos libres ("tigres libres"), gozando ellos de las tierras que les habían sido devueltas por su emancipación del dominio de los blancos".^*^ .

La situación centroamericana alcanzó en 1837 una etapa decisiva para la consolidación o el fracaso del proyecto estatal reformista que venía ensayándose desde 1823. El estallido de la crisis promovió el surgimiento de nuevas fuerzas políticas y la restauración de viejos grupos, los cuales presionaron para que la crisis encontrara rápida solución. Amenazado seriamente en sus bases tradicionales de élite dirigente, al grupo oligarca a la fecha no sólo le sobraban motivos para oponerse al proyecto reformista, sino también se le presentó finalmente una coyuntura favorable para combatirlo en forma abierta. La crisis había creado una profunda división en la dirigencia liberal que le impedía enfrentar la situación debidamente;^^'

JULIO CESAR PINTO SORIA

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el levantamiento de la Montaña parecía contar, se le dirija acertadamente, con fuerza suñciente para terminar con un adversario, contra el cual, por una de esas paradojas de la historia, campesinos pobres y terratenientes

por Otro lado,

si

ricos cerraban

el

filas.

Las guerras civiles de esa época tuvieron distintos efectos; los gastos militares y la alternación anárquica

aumento de

en el mando significaron no sólo inestabilidad fiscal, sino también "desprestigio** de instituciones supuestamente colocadas por encima de intereses de grupo, lo cual debilitó a todas luces un sistema estatal que recién se iniciaba. El endeudamiento del Estado fi^ente a agiotistas particulares —fenómeno que afectó por igual al gobierno federal como al de los Estados— ^^ fue creciendo en la medida que se profundizó la crisis, y llegó a constituir un factor de presión política que mermó la capacidad de mando en el grupo dirigente.

Un ejemplo ilustrativo del desprestigio estatal, ruina fiscal e incapacidad gubernativa, lo aporta precisamente Guatemala en los años de la caída de Gálvez: "Todas las fuentes privativas del Estado así como los ingresos que los [poderes] nacionales tienen en los puertos que comprende, estaban en manos de comerciantes y capitalistas, pignoradas al reembolso de los impuestos. Establecer nuevos impuestos, o repetir los pedidos forzados, no cabía ya en lo posible; tal era el cuadro de la administración; tal era su impotencia, mientras que aún subsistía en el centro del Estado el cáncer de su ruina. J^^ .

La situación era verdaderamente desesperada, porque temor fundado de que Carrera y sus huestes

existía el

campesinas invadieran la ciudad capital. En tales circunstancias, presas de pavor ante la posible ocupación, los propietarios del lugar ofrecieron ayuda financiera al gobierno.^^® La ayuda, sin embargo, fue condicionada a que los fondos suministrados fueran administrados por los propietarios, y utilizados únicamente para organizar la defensa de la ciudad. Se pidió también la abolición de algunas reformas igualmente debía decretarse un olvido general por causas políticas a partir de 1821, lo cual significaba permitir el retorno a miembros de la vieja oligarquía expulgalvistas;^^

CENTROAMERICA, DE LA CX)LONIA AL ESTADO NACIONAL

217

sados en 1829.^^° Se pidió, además, que se formara: "un cuerpo de propietarios, etc., para el servicio de policía y orden interior de la ciudad".^^ ^ Con excepción del olvido general por causas políticas, todas las otras peticiones fueron aceptadas. La formación del batallón de propietarios, donde cerraron filas militares que habían peleado al lado de la oligarquía en 1829,^^^ arrancó de García Granados la siguiente exclamación: "Evidentemente el viento soplaba ya de la reacción".^^ ^

Desde finales de 1837 el levantamiento montañez sumiría a personas e instituciones vinculadas con el poder en un continuo proceso de deterioro. Entre momentos de verdadero pavor alternadas con pausas de respiro, logradas a través del compromiso y manipuleo político donde Rivera Paz sería figura clave,^^* la fuerza del movimiento campesino fue utilizada para derrocar al régimen galvista y, a la postre, la propia Federación centroamericana. El Estado galvista poco o nada pudo hacer para enfrentar que se le presentó a mediados de 1837 con el levantamiento de Santa Rosa, en el oriente de Guatemala^^' Desde ese momento las disenciones internas en el la situación conflictiva

grupo liberal fueron en aumento, minando considerablemente su poder político. El grupo oligarca, por el contrario, encontró condiciones favorables que permitieron recobrar su capacidad política para convertirse rápidamente en una posible alternativa de mando. Políticos conservadores sumamente hábiles, como Pedro y José de Aycinena, Luis Batres, Manuel Pavón, etc., empezaron a jugar papel decisivo en el desenvolvimiento de la crisis, tal y como lo observó Stephens: "Durante diez años permanecieron en la oscuridad, pero accidentalmente volvieron al poder y en la época de mi visita gobernaban tanto en la vida social como en la política".^^®

La situación conflictiva era generalizada en todo el Estado de Guatemala, al extremo que Gálvez llegó a temer —como lo había anunciado el levantamiento de San Juan Ostuncalco ocurrido sólo dos meses antes del de Santa Rosa— también una sublevación indígena en la región del occidente.^^ ^ Por otro lado, no se contaba todavía con un sistema de dominación estatal lo suficientemente sólido como para enfrentar tales situaciones. Hasta el momento, el Estado

JULIO CESAR PINTO SORIA

218

liberal había contado con bases sociales sumamente exiguas; su principal soporte era ciudad Guatemala, donde tenía su asiento un fuerte núcleo artesanal con peso político desde los años independentistas,^^' y que parece llegó a darle apoyo al régimen gahista. Según un escrito de ese tiempo, en los siete años de dominación liberal veintitrés artesanos habían sido miembros de la Asamblea legislativa de Guatemala.^^®

Pero, en última instancia, la dominación liberal descansó en elecciones manipuladas^^^ y en una coyuntura política que le fue favorable hasta 1837. Otra de sus bases de sustentación había sido el grupo de cultivadores de grana del departamento de Sacatepéquez —en tiempos de Gálvez

por

lo regular

considerado

el

"emporio de la riqueza guatemalteca"— ^^^

así

como la institución militar. Con la división que se produce en de apoyo dejó prácticamente de formaría al final una coalición en existir, pues contra Gálvez se que participaron los intereses más opuestos, desde la oposición liberal encabezada por José Francisco Barrundia, el grupo de propietarios de la Antigua, hasta el propio Carrera.^^^ La institución militar, principal soporte del Estado en ese entonces, sufrió también un debilitamiento considerable, ya que desde finales de 1837 el grueso de la tropa tuvo que mantenerse acantonada en ciudad Guatemala ante la inminencia de una asonada antigüeña encabezada por José Barrundia,^^^ que efectivamente tuvo efecto a principios de 1838 y que dio lugar a la ocupación de ciudad Guatemala por Carrera, él que a la vez mantiene contactos estrechos con la la dirigencia liberal, esta base

oposición

En

liberal.

crisis, las exiguas bases desapareprácticamente sociales de la dominación cieron. La capacidad fiscal también había disminuido considerablemente en los últimos dos años, al extremo que la propia institución armada había tenido que sufi"ir recortes en su presupuesto anual.^^^ Gálvez todavía trató de fortalecer el ejército con la consecusión de algunos privilegios. El fuero personal de guerra para todos los elementos del ejército —que había sido derogado el año anterior— fue, por ejemplo restablecido a mediados de 1837,"* lo cual se convertiría a su vez en una de las reivindicaciones del levantamiento Montañez: "Que no haya fuero militar de guerra para que las

el

transcurso de aquella liberal

9

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

21

autoridades comunes puedan juzgar a los militares que hayan perjudicado a los Pueblos".*^

No obstante las medidas adoptadas, la capacidad represiva del Estado no aumentó mayormente; faltaban fondos suficientes y muchos cuadros de la administración se habían destinado a combatir el cólera.^^ El alistamiento de reos en ^ército no m^oró la situación;'^ al contrarío, sólo hizo a dicha institución más odiosa, entre otras cosas, por las medidas represivas que por lo regular no golpeaban a los insurgentes, sino a población indefensa La localidad de Jumay, uno de los lugares donde se había iniciado el levantamiento campesino, fue —por ejemplo— duramente castilas ñlas del

gado con el pretexto de que su población no pagaba el impuesto de capitación: ". .que el pueblo de Jumay por su posición top)ográfíca ningún servicio presta al Estado: que sus vecinos han sido remisos en el pago de la capitación, no contribuyendo de ninguna otra manera para los gastos públicos; y que habiendo tomado parte en la sedición que comenzó en Santa Rosa, y habiendo asesinado a su gobernador y a la esposa de éste, no han comparecido ni entregado a los cabecillas y autores del bárbaro hecho, indicando con esta conducta que se hallan pertineces en la rebelión".^" Este decreto, que finalizaba ordenando el traslado de la población de Jumay a otro lugar, fue duramente atacado por José Barrundia, calificándolo como una de las tantas arbitrariedades del Elstado gahista;^^ sin embargo, parece que el traslado no se efectuó realmente."^ .

Las autoridades federales tampoco pudieron hacer mayor cosa para salvar al régimen gahista. Como lo hizo Napoleón en una oportunidad al final de su carrera, Morazán también podía asegurar entonces que seguía conservando las mismas cualidades militares que lo habían llevado al poder en

En

especialmente seguidores; así lo demuestra el levantamiento de los Sargentos ocurrido en ciudad Guatemala a principios de 1838; el cual, tratando de darle soporte militar al tambaleante gobierno galvista, se puso directamente bsyo las órdenes de Morazán.^^^ Si por un lado era cierto que Morazán seguía conservando las mismas cualidades militares, por el otro también era innegable que la escena política centroamericana había sufrido cambios de consideración entre 1829 y 1838. 1829.

las filas castrenses tenía

JULIO CESAR PINTO SORIA

220

En 1829 Morazán encabezó un movimiento ascendente de fuerzas jóvenes que al fragor de la guerra civil había llegado a constituir un bloque político, en cuya unidad se vislumbraba capacidad de gobernar. Encabezado por Morazán, este bloque contaba con estadistas capaces cuya actuación política y popularidad trascendía a uno o más Elstados, como sucedía con el jefe de Estado salvadoreño Mariano Prado que logró unificar contra Arce oposición con "carácter de nacionalidad";**' o con el hondureno Dionisio Herrera, cuyo papel relevante en los acontecimientos políticos de 1826 a 1829 lo mantendría después como pacificador y hombre de Estado en Nicaragua*^ Los hermanos Juan y José Francisco Barrundia, Pedro Molina y el Doctor Mariano Gálvez, originarios de la provincia de Guatemala, eran otros hombres de significación en el bando liberal. Este último sería la figura más descollante; Gálvez ya había sobresalido en los acontecimientos de 1821,*** y a partir de entonces mantendría un pai>el central en la política centroamericana. En esos años ocupó el difícil cargo de la Secretaría de Hacienda en la Federación; de 1831 a 1838 fungiría como Jefe de Elstado de Guatemala, época en que intentó implantar un profundo programa de reformas.

La guerra

de 1826-1829 había demostrado a los cosas; entre otras, que el proyecto estatal federal contaba con enemigos poderosos. La derrota del gobierno liberal guatemalteco en 1826 había sido precedida por un intento casi exitoso de implantar un sistema político de corte centralista, tal y como lo advirtió el Ck)ngreso Federairen una de sus últimas sesiones antes de ser disuelto por Arce: .todo será trastornado y el sistema cambiado en central si la nación no concurre a salvarlo**.^^ El intento centralista encabezado por el grupo oligarca guatemalteco no tuvo éxito, pero eso había costado dos largos años de guerra civil, los cuales destruyeron fuerzas productivas y profundizaron rencores localistas. Una de las metas del movimiento oligarca había sido abolir la constitución federal,^^^ que trataba de mantener equilibrio político concediendo a los Estados cuota de autonomía en el ejercicio del poder, prerrogativa que se vio seriamente amenazada y le dio a los grupos locales derecho "legítimo" ha hacerle la guerra al poder central encabezado por Arce.^^® civil

políticos liberales

**.

.

muchas

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

Con

221

precedente, el año de 1829 replanteaba como en 1823, la necesidad de un proyecto reformista que minara las bases de viejos sectores oligarcas, medida que se completaría con la expulsión de sus dirigentes más señalados —Manuel José Arce, expresidente federal; Mariano Aycinena, exjefe de Estado guatemalteco; el arzobispo Casaus y Torres, numerosos miembros de órdenes religiosas, etc.—** así como de otros españolistas que la proclamación 'pacífica'* de 1821 había permitido permanecer en el país: *?lunca habiendo cometido Centroamérica acto de hostilidad alguno contra la España, su revolución se efectuó de modo pacífico; y bqjo los auspicios de las autoridades realistas; de esto provino que abrigaba en su seno varios enemigos de la independencia, que su último sacudimiento ha arrojado y reducido".*^ tal

En esa forma

joven república reiniciaría el difícil sistema federal de gobierno permitiría ese reinicio a través de la modernización de la sociedad y sus instituciones; pero para ello debía crearse unidad en una sociedad profundamente dividida no sólo por concepciones políticas antagónicas —liberales/conservadores— sino por razones de mayor envergadura que tenían sus raíces en una matriz socioeconómica con fuertes ft^acturas, lo cual tampoco lograría borrar la década siguiente.

camino de

la

la descolonización efectiva El

Ck)mo producto de continuas guerras intestinas, y de un proceso de fragmentación de la sociedad centroamericana que se tornaría incontrolable, el bloque político que asumió el mando en 1829 había vivido un intenso período de deterioro y en tanto grupo era casi inexistente hacia 1838. Dirigentes políticos de importancia, como Mariano Prado o Dionisio Herrera, habían sufrido al final desgaste en su liderazgo. En 1830 Dionisio Herrera es llamado "el Iris de la paz"; tres años después su Jefactura política cae en entredicho y es calificado

como

origen de la disolución social" nicaragüense.**^ Similar cosa sucedía en Guatemala, donde la división cundió en las filas liberales, enfrentando a sus líderes más significativos, como lo eran Mariano Gálvez, José Barrundia, Pedro Molina, y otros. "el

Al contrario de fortalecer vínculos de unidad —que había sido la meta—, en esa época los intereses localistas se

JUUO CESAR PINTO SORIA

222

encontraban prácticamente entronizados; la mayor de las veces usurpando atribuciones propias del poder central, las administraciones locales habían legislado en los últimos años en favor de un enclaustramiento para sus respectivas economías. Así sucedió, por ejemplo, con los decretos que gravaban el comercio interestatal,*** o con los que usurpaban a la Federación el cobro de la alcabala marítima.*^ El control sobre la emisión de moneda era otra de las atribuciones del gobierno federal; sin embargo, la transición independentista produjo aquí también trastornos, los 400,000 pesos que constituían el fondo de rescates de la casa de la moneda se había agotado en tiempos de la anexión a México y los metales, ante la incapacidad del nuevo Elstado en absorberlos, se extraían ilegalmente fuera del país a través de Belice: ". .y desde entonces la casa fue en una precipitada decadencia, reducida a acuñar la plata vsgilla y una u otra barra de minerales, pues faltando los caudales para el rescate, se han extraído al mercado de Belice, sin obstar la prohibición de la ley.*^ Además, entre Guatemala y la Federación existía disputa por la propiedad sobre la antigua casa de la moneda,*** factores todos que le impedían a la Federación cumplir a cabalidad con su función nacional de emitir moneda y que dio motivo a que la usurparan los Estados en más de una .

"^^

oportunidad.***

Lo anterior no era más que un fiel reflejo de la creciente individualización en las economías locales. En la medida que lo permite

la

guerra

civil

—tal como

lo

destacó un funcionario

.ha pesar de las repetidas convulsiones que hemos sufrido, nuestros frutos de exportación se han aumentado federal:

**.

.

considerablemente. ."—247

sector de las economías locales tomado muchas veces, a través del contrabando, contactos directos con el mercado exterior, lo cual profundizaría el proceso de parcelación en Centroamérica. La grana en Guatemala; el añil en El Salvador; el café en Costa Rica; metales, ganado, maderas preciosas; etc., en los otros Estados, esos productos llevarían el proceso de división hacia adelante. Grupos locales vinculados con estas economías —terratenientes, comerciantes, ganaderos, mineros, etc.—, cuentan con las asambleas, municipalidades,**® ejércitos, y toda una administración que se ha fortalecido al amparo y a la vez en contra de la constitución federal; con .

se había fortalecido y

^j^

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

223

aparatos de dominación que no sólo les permiten imponer internamente su hegemonía, sino también defenderla contra un poder central que se vuelve cada vez más "molesto".

En otras palabras: independientemente de las diferencias o afinidades en relación al orden político apropiado para Centroamérica —lo cual constituía piedra de toque en las acerbas disputas de entonces— se habían formado grupos locales que no sólo le encuentran sabor a un mando incuestionado, sino también encuentran medios para perpetuarse en él. Un ejemplo puede ser Braulio Carrillo en Costa Rica, o el propio Gálvez que —a través de elecciones manipuladas y por otros medios— logra reelegirse dos veces. En esas condiciones, el conflicto poder central/poder local parecía estar decidido de ntemano a favor de los Estados: "Una mayor concentración del poder nacional, reduciría las erogaciones de los gobiernos particulares: daría unidad a la fuerza; haría más regular la administración; y la seguridad formaría por sí sola la felicidad de los pueblos, de los que se retira por las turbulencias. Pero ¿cómo lo persuadiríamos a los que han gozado y gozan de los alhagos del poder local? ¿En qué lugar colocaríamos el centro de la administración nacional para que no inspirase celos? La elección de cualquiera de los extremos mencionados es sumamente difícil: debe ser obra del tiempo, que es el único que recoge las opiniones y que da lugar a la meditación. Pero este tiempo si se deja pasar puede ser que haga producir la disolución, porque multiplicados los pronuiíciamientos [separatistas] como es de temer desaparecerá el gobierno central, y los males entonces trascenderán a la seguridad y crédito exterior de la República".^*® ,

Esos fueron, sin duda, fenómenos que profundizarían el localismo centroamericano. La causa final radicó, sin embargo, en que no pudo formarse —ni hubo tiempo para ello— una economía que trascendiera las fronteras internas de los Estados y sirviera de base al poder federal nacional. La política tributaria contribuyó a estrangular un proceso semejante; pues, la penuria fiscal presionó a gravar productos que se intercambiaban de un Estado a otro; política que también practicaron las autoridades federales, no sólo con respecto al intercambio interno, sino también con el externo.^*^

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224

A

medida que

se fortalecen los grupos locales, sin que

alrededor del poder central hubiese un proceso similar que le sirva de contrapeso, las autoridades federales van volviéndose "molestas", al extremo de que se niega la necesidad de su existencia. Sobran motivos para cuestionarla; lo que se esgrime con más frecuencia es que los poderes nacionales resultan caros, pues su administración es demasiado grande; por consiguiente debe ser recortada: "El mal es bien conocido, y la voz de la nación es muy clara y perceptible en este particular. La falta de caudales en el erario general, y de los Estados, demandan imperiosamente que la administración pública se reduzca a un plan menos dispendioso: ¿por qué pues no cede el Congreso a los Estados la administración de todas las rentas? ¿por qué no fya para cada dos slt^ el período de las reuniones de los diputados y senacrores, acordando al mismo tiempo que no lleven dietas en el tiempo de receso?. ¿por qué no deja que las asambleas reformen sus constituciones particulares sin detenerse en las trabas reglamentarias que impone la constitución federal?".^*^ Pero en realidad, lo que se buscaba era socabar la autoridad federal, cuyo poder descansaba a la fecha más que todo en una red administrativa de alguna extensión, y no en bases nacionales amplias que pudiera haber aportado una economía con cierto .

.

grado de integración a lo largo del Istmo. En este forcejeo por el poder, la conclusión final a que se llega es que "Son libres, independientes y soberanos los Estados, y ellos no han dejado a la Federación si no poderes limitados".^^^

Para dar legitimidad a la anterior argumentación, se recurrió incluso a la deformación histórica; se aseguraba, por ejemplo, que el Reyno de Guatemala nunca había constituido unidad en el orden económico, político o administrativo; que ya antes de 1821 las provincias existían como partes prácticamente independientes entre sí. Las Diputaciones provinciales, creadas a partir de 1812 con las Cortes de Cádiz, le habrían dado definitivamente a las secciones del Reyno de Guatemala soberanía e independencia.^^^ Luego se ha dicho —basándose en el carácter irregular del movimiento independentista en Centroamérica— que las provincias en forma separada se habían hecho independientes; es decir, que ya tenían existencia política propia cuando se instaló la Asamblea Nacional Constituyente de 1823, la que había

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225

decretado adoptar el sistema federal como forma de gobierno: Tero por el simple relato abreviado de nuestra historia se está lo que decimos que las provincias fueron las que se hicieron independientes; que siéndolo entraron más tarde o más temprano luego en la excitativa de Guatemala para

viendo claro

formar el pacto en los términos de su recíproca unión, o se quedaron como Chiapas, de la cual hablando la constitución dice; que será Estado de Centroamérica cuando libremente se una. Luego las otras provincias lo fueron porque se unieron libremente. Luego las provincias libres formaron la Asamblea Nacional y ésta no fue la que las formó a ellas, o les dio el ser y libertad".^^

En realidad, con la argumentación citada simplemente se retorcían hechos y vicisitudes especiales del proceso independentista, los que se habían dado también en otras regiones de la antigua América española, por ejemplo en México;^** pero sin que por ello se dedujera el tipo de consecuencias pretendidas para Centroamérica. El 2 de julio de 1823 la Asamblea Nacional Constituyente emitió un decreto donde se resalta claramente el carácter de los diputados centroamericanos como representantes populares, ". .de los pueblos nuestros comitentes";^** es decir no portavoces de intereses particulares de tal o cual provincia. En el mismo decreto se .

subrayaba que la soberanía residía incuestionablemente en la Asamblea Constituyente.^*^ Esto no niega el reinante separatismo y la presencia de pronunciadas tendencias autonomistas, que la Asamblea de 1823 trató de frenar a tiempo.^*® Otro motivo —pretexto de crítica—, lo constituyó la cuestión del Distrito o capital federal de la nueva república, cuya ubicación definitiva la constitución federal había dejado para resolverlo posteriormente.^** Mientras las autoridades federales tuvieron su asiento en ciudad Guatemala ésto despertó celos y desconfianzas, pues se les vinculaba fácilmente a un Estado de supuestas tendencias hegemónicas. Su mayoría en el Congreso —de un total de 42 representantes había acaparado 19 en 1824— ^•^ y su calidad de principal sostén económico de la Federación hacían temer que llegara a controlar las autoridades nacionales; animosidad que los guatemaltecos consideraban injusta y denunciaron en más de una oportunidad: ". .notan sin embargo, que con

liberales

.

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226

harta

ii\justicia, ingratitud,

e impolítica se les atribuye

una

animosidad culpable, una predominación de influjo y de pretendida superioridad contra los hyos del Salvador, y aún contra todos los demás Estados. La desgraciada residencia en Guatemala de los Gobiernos opresores de esta República desde el tiempo del régimen español, ha producido necesariamente una odiosidad contra sus providencias y de preocupación contra todo lo que emane de la Capital; y aún contra los hyos de ella, que con más empeño han promovido en todas épocas los derechos y libertades de los demás Estados. .''.^•^ .

En 1834 el Distrito federal fue trasladado a San Salvador, con ubicación equidistante a los otros Estados, lo cual había constituido una de las tantas reclamaciones de ese entonces.^®^ Entre Guatemala y la Federación parecían reinar las mejores relaciones; los funcionarios federales fueron acompañados por los locales cerca de una legua, haciendo votos porque el traslado aportara los mejores resultados para la causa nacional;^'^ efectivamente, el traslado aportó ventíyas: pudo neutralizarse el clima de guerra civil predominante en El Salvador desde 1832 y las autoridades federales encontrarían también más adhesión nacional. Sin embargo, como lo señalábamos. El Salvador había sido golpeado por los conflictos bélicos, y la Federación no pudo encontrar aquí mayor apoyo económico.

Con Estados

conflictivos prácticamente independientes

frente a un poder central sumido en continuo proceso de deterioro, se llegó a los años difíciles en que se produce la caída de Gálvez. esa fecha concluía el período constitucional de las supremas autoridades federales, pero el clima de guerra civil ya no permitió la realización de nuevas elecciones. La primera institución en desaparecer fue el senado federal. En forma desesperada, todavía se trató de salvar la situación; el congreso convocó a elecciones para una convención nacional que debía ocuparse en promulgar reformas que fortalecieran

A

de nuevo

el

pacto federativo.^*^

La medida anterior sería inútil; la guerra civil vivía momentos agudos, y una de sus tendencias más marcadas era precisamente la que buscaba el rompimiento del pacto federath^o. El 30 de mayo de 1838 el congreso federal había ya

.

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227

emitido su famoso decreto permitiendo a los Estados organizarse como mejor les pareciere, con la condición de que debían mantener la forma federal de gobierno: "Considerando que la experiencia ha acreditado que la diversa localidad y circunstancias de cada uno de los Estados de la Unión, exige que tengan mayor amplitud para su organización interior, limitados únicamente por la forma popular representativa, y con las restricciones indispensables para mantener la unión federal, dándole fuerza y respetabilidad en lo exterior y haciéndola útil a los Estados mismos para su conservación, paz y defensa. complaciéndose el Ck)ngreso en procurar por este medio la conservación del orden y la felicidad pública, por unanimidad de votos a venido a decretar y decreta: lo. Son libres los Estados para constituirse del modo que tengan por conveniente, conservando la forma republicana popular representativa y división de poderes. .'^•* .

.

Con la promulgación del decreto anterior, cuyos efectos disolventes se buscó atenuar con otro de 9 de junio del mismo año,^®* se abrieron las puertas a la separación definitiva que venían buscando los Estados. En la elaboración del decreto tuvo participación decisiva el astuto político Juan José de Aycinena, hombre de la oligarquía que había combatido insistentemente la forma federativa de gobierno en artículos polémicos que circularon a lo largo del Istmo bgjo el nombre del "toro amarillo**.^*^ Por los años de 1833 Aycinena fue el promotor intelectual del cuestionamiento que le hacen los Estados al poder federal, en 1834 había proclamado abiertamente: "Centroamericanos: cuando desaparezca el poder que hoy os oprime con nombre de gobierno federal, habréis dado el primer paso para dejar de ser miserables: cuando hubiereis recobrado la soberanía que corresponde a cada Estado, seréis libres**.^'* Como diputado guatemalteco formó parte del último congreso federal y, según García Granados, Morazán le habría pedido a Aycinena impedir la promulgación de cualquier decreto que diera lugar a la disolución federal: ". .procuró éste hacerle ver que si se llevaba a cabo esa idea y se disolvía el pacto federal, sería muy difícil, y quizá imposible, volverlo a reconstruir. .".^•* A pesar de las promesas ofrecidas a Morazán, en el congreso la actitud de Aycinena fue otra: ". .pues que de ellos resultaba que don Juan José de Aycinena, lejos de oponerse a que se diese el decreto disolviendo el pacto .

.

.

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228

federal, según se lo había ofrecido el día que se despidió de él, ya en San Salvador se unió a los promotores de la medida, los capitaneó, y aún, según entiendo, redactó el dictamen de la comisión que dictaminó en la proposición que al efecto se hizo**.^^^ En los últimos meses de 1838 los Estados de Honduras, Nicaragua y Costa Rica entran en rebelión abierta frente al poder central; ocupan sus rentas*^^ y los dos primeros vuelven sus armas contra El Salvador, último reducto de la Federación.

En 1838

la crisis

centroamericana

llegó

a una etapa en

que, por lo regular, los conflictos sólo encuentran solución final a través del uso de las armas; cerrados todos los caminos de negociación, Morazán trató de resolver la situación recurriendo a ese último recurso. Pero aquí Morazán se enfrei^aria también a nuevos obstáculos que ya no podría solucionar.

"En diez años de guerras Morazán nunca había sido derrotado. .^^^^ Aunque la afirmación de Stephens era cierta, y el caudillo liberal como militar no sufriría ninguna c|errota trascendental —a no ser la que vivió a principios de 1840 en ciudad Guatemala y que lo precipitaría al exilio— sin .

embargo, con el levantamiento de la Montaña, Morazán se enfrentó a un nuevo tipo de guerra que ya no era la regular, donde él había obtenido sus mejores laureles. Se trató de una guerra muy particular: ligados al campo y la montaña, los hombres que la sostienen combinan actividades militarers con faenas productivas; fue así un enemigo sumamente móvil y escurridizo, con capacidad de volver a levantarse después de

cada derrota: **La facción ha contaminado las masas del donde apareció, y los hombres que aparecen dedicados al trabajo, en la misma noche se incorporan a una partida que roba y asesina, la cual si es perseguida se disuelve porque los dispersos están en sus casas fingiéndose moradores pacíficos. Las fuerzas del orden no tienen el menor aviso de los movimientos de los bandidos porque no hay quien quiera, ni quien se atreva a darlos. La inmoralidad cunde; el terrot de los sublevados arrastra a los hombres de bien a obrar por miedo como si fueran cómplices de aquéllos; no hay funcionario alguno en las poblaciones porque serlo es causa de muerte, y no puede ponerse una división de tropa en cada territorio

lugar^273

.

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229

Compuesto de población laboral repentinamente arrinconada a tomar el camino de las armas, el levantamiento montañez no cuenta al principio con eficiencia militar, y sufi^e derrota tras derrota, como lo destacó García Granados, entonces oficial del ejército federal: "Pero es de advertir que. estaban todavía tan reclutas y poco aguerridos, que 100 hombres de los nuestros, vencían casi siempre a 400 ó 500 de ellos; y a esta supuesta superioridad de nuestra tropa debíamos las victorias fi:-ecuentes que obteníamos. .".^^* .

.

Esa situación no durará mucho. La profundización de la más un Estado que pierde rápidamente su capacidad

crisis,

represiva

—abandono

harán que

el

del

campo a

los insurgentes,

movimiento pase pronto a

etc.— ^''^

la ofensiva.

La

geografía escabrosa y el tipo de asentamiento le fue también favorable; dispersa en condiciones de suma miseria en Valles, aldeas o rancherías, la población del oriente es levantisca y apoya con rapidez la formación de fuerzas irregulares;^^® a la vez, en momentos adversos, la geografía le permite escurrirse fácilmente al control del ejército enemigo. Frente a su adversario posee varias ventajas, porque sostiene una guerra popular y sus simpatizantes pueden encontrarse en las áreas rurales más lejanas, pero también en las cercanías o en el propio Valle de la ciudad capital, lugar de asiento de extensos ingenios azucareros, labores de trigo y haciendas de ganado, donde mozos jornaleros llevan una vida de opresión y miseria. Este hecho dificulta la derrota del movimiento, pues cada campesino o mozo jornalero puede ser simpatizante, colaborador o guerrillero montañez.^^^

Otra ventsya del movimiento montañez es que puede autoabastecerse a través del pillaje o de la propia labor productiva; Rafael Carrera, su líder —el mismo en otros tiempos peón de hacienda— conoce bien la región y las costumbres de su población campesina, y procura continuar la guerra sin menoscabar las actividades agrícolas.^^® A no ser las penurias que se resuelven con la improvisación de armamento —utilizando masivamente la lanza— y las que se le arrebatan al enemigo,^^® es un ejército que soluciona sus problemas de aprovisionamiento con relativa facilidad. El ejército federal, por lo contrario, debe ser sostenido con medios regulares en tiempos que el grupo pudiente vuélvese

JUUO CESAR PINTO SORIA

230

reacio a la contribución; por ello es un ejército mal pagado que en condiciones adversas puede ser víctima fácil del desaUento.2«o

La caída del régimen gahista se produjo en medio de una sumamente aguda, en la cual participaron factores de

crisis

diversa índole: cuestionamientos del orden social, rupturas en la élite, sustitución de formas de mando, etc.; todo ello en un lapso relativamente corto, que abarcó desde mediados de 1837 a principios de 1840, en un clima de extrema violencia. El principal actor de esos acontecimientos lo fue el movimiento montañez, pues introdujo en el seno de la clase dominante guatemalteca todo tipo de alianzas y rupturas que minarían rápidamente su capacidad de mando. Finalmente es en Guatemala, con el triunfo del levantamiento montañez —instrumentalizado por la fracción oligarca— donde la crisis centroamericana debía encontrar su solución definitiva.

En

realidad, la sociedad centroamericana era entonces distintas partes; con profundas grietas en tanto formación socioeconómica, tal y como lo vino a demostrar su posterior fragmentación estatal.

un cuerpo todavía mal ajustado en sus

A ésto se debió que por momentos la agudización de la lucha de clases parecía desarticular totalmente esa sociedad. crisis, sociedad e instituciones llegaron a encontrarse "disueltas**; el principio de autoridad completamente "desprestigiado**, "desvirtuado** según juicio de Mariano Rivera Paz, aquel hombresumamente hábil que con el apoyo valioso de Rafael Carrera —catalizador del movimiento campesino— le prestaría grandes servicios a la oligarquía guatemalteca en sus momentos más difíciles. El grupo que surgiera triunfante de la crisis tendría la difícil tarea de reorganizar la sociedad, para darle de nuevo "prestigio** a la autoridad, según sus propios intereses de clase.

Sumidas en plena

se encontraría al implantar un gobierno "un ejecutivo enérgico y expedito** —como lo exigió Rivera Paz— ^•^ el cual tendría por base viejas instituciones que demostraron su efectividad a lo largo de trescientos años

La solución

dictatorial,

de dominación colonial: ". .os recomiendo que adoptéis, con las modificaciones indispensables, la antigua división del .

territorio,

a que estaban acostumbrados

los pueblos, y,

en

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

231

cuanto fuese adaptable, la forma que establecían las leyes Elspañolas para el Gobierno político. Estos son los deseos que oigo por todas partes, y que son en mi concepto justos. ¿qué podemos hacer, sino buscar bsgo la forma antigua la paz y seguridad que eUa nos daba".*** La Iglesia, institución que durante el período galvista había perdido parte de su función gubernativa, debía recobrar también de nuevo toda su antigua influencia en este terreno: *Tnío hay ejemplo ni en la antigüedad, ni en los tiempos modernos, de un pueblo sin religión. Ella es en las naciones civilizadas un manantial de consuelos; el fundamento de la moral y las costumbres; el objeto del amor y veneración del pueblo, y del respeto de los Gobiernos. Nosotros sentimos hoy más que nunca la necesidad de mantenerla intacta. Declarad, pues, solemnemente, que el Gobierno del Estado, profesa y respeta la religión católica, que es la de todos sus habitantes, y que protege su culto".**^ El control directo a nivel local se restablecería implantando corregidores al estilo colonial.**^ E&tas y otras medidas, además del apoyo de un ejército considerablemente fortalecido en la última contienda,*** se encargarían de darle al nuevo régimen político estabilidad y "prestigio^ .

.

Deterioro de instituciones estatales, "desprestigio" sufrido por el principio de autoridad, etc., todo ello se manifestó en forma simultánea con la aversión general hacia ciudad Guatemala; lugar de residencia para una élite terrateniente, y centro emisor de leyes agrarias que habían contrariado los ánimos: "La Capital, como residencia del Gobierno, había venido a ser, por mil equivocaciones, objeto del odio de los Por ello, una Pueblos", se lamentaría después Rivera Paz.**® de las metas del movimiento sería ocupar la ciudad, lo que se llevaría a cabo a principios de 1838. Entonando la Salve como

himno de guerra,**^ una enorme masa campesina, acompañada de ". .dos o tres mil mujeres con sacos y alforjas para llevar los productos del saqueo prometido", y armados con .

.mosquetes oxidados, viejas pistolas, escopetas, algunas con gato y otras sin él, palos en forma de fusil atados", se hizo entonces dueña de la ciudad sembrando el pavor entre sus

".

.

habitantes.***

/

'

A no ser un botín de ocasión, la supresión de guardas encargados de recaudar impuestos, y la obtención de armas

JULIO CESAR PINTO SORIA

232

las que se combatiría después ai Gobierno federal,^^ el acto no tendría posteriormente mayor significación para la causa campesina; sin embargo, con la ocupación de la ciudad el levantamiento campesino alcanzó su punto culminante, donde saldrian a relucir sus metas reivindicativas con toda claridad. García Granados, como otros que vivieron la ocupación de la ciudad, así lo destacó cuando cita las palabras de Mangandí, uno de los líderes del levantamiento: "que recordásemos que la presente guerra había comenzado por lo del veneno, y porque el Gobierno y los nobles querían tener contrincadas a las pleves; que ahora que las pleves habían triunfado no debían quedarse las cosas como antes estaban, y los enemigos sin castigo: que lo que ellos querían era que se

con

hiciese

guerra,

un saqueyo ordenado a .

los ricos

que

les hicieron la

.".^

Si para el movimiento campesino la ocupación de la ciudad no tuvo mayor significación política, para el grupo oligarca sucedería lo contrario; con ello se presentó finalmente la oportunidad para desalojar al adversario del poder y revocar una a una todas las reformas que amenazaban un status de privilegios, que cuidadosamente se venía construyendo desde tres siglos atrás. Sin embargo, la situación no era fácil de manejar; si bien es cierto la oligarquía se aprovecharía de sus frutos, el levantamiento no había sido obra suya, sino respuesta espontánea a la explotación secular agudizada en los últimos años. Antes de tener el movimiento totalmente bajo su control, la élite vivió momentos de verdadero pavor, en que las "masas salvsyes", con "la hacha de los bárbaros", amenazaba barrer con todo.^®^ Fue en ese trance difícil donde empezó a destacar la figura de Rafael Carrera como posible hombre de la oligarquía, quien no sólo podía mediar en el levantamiento, sino brindaba también la posibilidad de poder encauzarlo a favor de los propios intereses oligarcas: ". .y que causó tanto más admiración, cuanta que no siendo sus tropas regularizadas sólo una grande autoridad sobre ellas pudo reducirlas a olvidar los odios que había producido una lucha sangrienta. La paz quedó en el acto restablecida; los pueblos deponiendo las armas a la voz del caudillo".^®^ .

Sin base programática propia —mas bien formando parte crisis general donde prevalecieron intereses de las

de una

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

233

fracciones dominantes en pugna— el levantamiento de la Montaña caería rápidamente bgjo la influencia del grupo oligarca. Si al inicio el levantamiento había sido alimentado por los sectores más pobres del campo, poco tiempo después se le unirían propietarios medianos acomodados —también afectados por la política tributaria de Gálvez— que contribuyeron a mediatizarlo. En las Memorias de Carrera se mencionan varios de estos propietarios en la dirección del levantamiento, lo que provocó pugnas con el ala radical encabezada por Mangandí y el indígena Zapeta.^*^ El factor religioso fue otro elemento que contribuyó a mediatizar el

movimiento campesino; curas sumamente beligerantes, en el fondo enemigos de la causa campesina —los Padres Lobo, Duran y Aqueche— lo utilizaron astutamente para darle al conflicto un cariz religioso,^*^ política practicada ya con éxito por el grupo conservador en los años de la anexión a México v en la caída del gobierno liberal de Juan Barrundia en 1826. El proceso de mediatización lo vino a completar la participación directa de la élite de ciudad Guatemala en el levantamiento.^** Es así como al lado de reivindicaciones netamente populares y agraristas —abolición de la política agraria liberal, fin de las arbitrariedades del Estado galvista, etc.— fueron apareciendo otras de contenido político-religioso que eran propias del grupo oligarca: retorno del viejo arzobispo Casaus y Torres, revocación de los nuevos códigos liberales, "y demás leyes que atacan la moralidad pública", destitución inmediata de Gálvez, retorno de los exilados en 1829, celebración de nuevas elecciones, etc.^*^ En dos palabras: guerra abierta a las instituciones políticas y al proyecto reformista implantado a partir de 1823. Ahora bien, si las verdaderas raíces del movimiento se encontraban antes de 1837, era ilógico que perdiera su contenido agrarista de la noche a la mañana; en realidad —aunque deformados o confundidos en luchas interoligárquicas de aquella época— los levantamientos campesinos se repetirían de forma intermitente en las próximas dos décadas, y en 1848 expulsarían temporalmente del poder al propio Carrera.^** ^^r^-, ^ ,

papel político de Carrera ha habido bastante discusión; por ejemplo un autor luchó desesperadamente por demostrar su descendencia blanco-española, y logró la "proeza" de detectar un 72% de sangre española, un 1 7 /j*^» de

Sobre

el

^

JULIO CESAR PINTO SORIA

234

negra y un 10 V 2% de indígena; todo esto, para poder negar la humUde procedencia mestiza de Carrera: "¡Y pensar que le amargaron la vida llamándole constantemente indio! ¡el indio ."™

Carrera!.

.

Como

otros caudillos de la América Latina de entonces, Rafael Carrera fue el producto de una sociedad agraria convulsionada en sus cimientos por las guerras civiles de la época. A los quince años había participado ya, sirviendo el tambor de uno de los batallones de Mariano Aycinena, en la contienda de los años de 1826 a 1829. Entre los otros cabecillas destacó de inmediato por su tenacidad y capacidad militar, lo cual le valió las simpatías del campesinado insurgente porque le dio al movimiento perspectivas de triunfo. Al

que otros caudillos de esos años, compartió con sus hombres los mismos peligros y sinsabores de una lucha sostenida en la desventaja, la adhesión de las masas campesinas se la ganó prometiendo y concediendo el pillaje,^^^ sobre todo, porque prometía poner fin a una situación de oprobio exacerbada por la política tributaria y las medidas agrarias de igual

Gálvez, Pero, en realidad, Carrera sólo vino a ser la cabeza militar de un movimiento agrarista preparado ya de antemano por líderes infatigables, como el indígena Zapeta^°^

Como

dyimos, Carrera había sido, al igual que muchos peón de hacienda, pero ese origen humilde que sin duda lo Úevó a encabezar el levantamiento y que lo hubiera convertido en verdadero portavoz de reivindicaciones populares, fue opacado rápidamente por un espíritu dominado de ansias de poder, al que el clima de desorden y guerra civil predominante ofreció repentinas oportunidades Cuando se produce el levantamiento de la Montaña destaca este rasgo especial en la personalidad de Carrera, evidente ya en un matrimonio ventajoso que le había hecho ascender en la escala social.^^^ El transcurso de los acontecimientos se encargaría también en demostrar que Carrera había encabezado el movimiento no por acendradas convicciones agrarlstas, sino por un arribismo desmedido, como se io reprocharían en 1848 cuando un levantamiento campesino de Oriente le arrojó del poder: "Cuando éstos en 1847 se alzaron contra la Administración del General Carrera, fue debido al tratamiento que sufrían los habitantes de Falencia y de otros ntestizos pobres, simple

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

235

pueblos acreedores a mejor suerte. Ck)ncentrado el General Carrera en la Capital, ocupado en los negocios de Gobierno muy particularmente, de los suyos personales, olvidó la causay de los Pueblos qu^ diez años antes lo habían proclamado su caudiUo".^ ^i,j'. £.1 r,fü,', ¿¿ 5f .,

^

Arribismo desmedido, don de mando y habilidades militares de caudiüo, junto a su fanatismo religioso, éstas serían las "cualidades" determinantes de Carrera que lo convertirían en el hombre de la oligarquía guatemalteca por tres largas décadas. Las formas injustas en la tenencia de la tierra, que el

movimiento campesino había pretendido cambiar, se manal final intactas, como se reconocería abiertamente diez años más tarde: "Que las principales causas que impelen a

tendrían

la guerra a los habitantes de los Distritos de Jutiapa, Jalapa y Santa Rosa y algunos de este Departamento: son la falta o escasez de los terrenos que necesitan para sus labranzas o ganados, pues los reduce a la condición siempre triste de colonos o arrendatarios. .".^^ Rafael Carrera, como burla a las aspiraciones campesinas de cambio, sería después el mejor .

garante del statu quo. El pavor que vivió la élite en los años treinta se justificaba, porque el fantasma de un movimiento reivindicativo popular le había preocupado ya hondamente en tiempos coloniales, y cobró especial fuerza en años de las luchas independentistas. Esto explica también la forma desesperada como se aferra a Carrera y crea en torno suyo una dictadura que lo sobreviviría hasta 1871. Desde inicios del levantamiento, Carrera mostró —al igual que Mariano Rivera Paz— condiciones para jugar un papel decisivo en que la cuestión del poder se resíolviera a favor del grupo oligarca. Así, como lo señalábamos. Carrera cayó de inmediato bsyo control de curas enemigos de la causa campesina, que utilizaron astutamente el fanatismo religioso como arma política. El fanatismo religioso sería también uno de los elementos fundamentales en el tipo de dictadura que encabezó por tres décadas. Incapaz de vislumbrar una solución en la redistribución de tierras, como ya lo habían planteado caudillos agraristas americanos desde los años de 1810 —Hidalgo y Morelos en México, Artigas en el Uruguay—, vio siempre en el embrutecimiento religioso el único paliativo posible de las ingentes necesidades populares: "El amor de la

JUUO CESAR PINTO SORIA

236

generalidad de los habitantes de los campos a nuestra santa religión, y el respeto que profesan a sus n\inistros, no se limita a que no se les perturbe en sus creencias, sino que los hace desear que el Gobierno que los representa sea, como ellos, religioso. Deseo natural y justo, si se examina la condición de la masa del pueblo, que debe sólo a Dios lo poco que goza, y en El encuentra protección contra las injusticias que hacen frecuentemente d^ su posición las clases más cultas y ele-

vadas"^*

De esa forma, apartado

movimiento campesino de sus metas originales. Carrera perdió rápidamente —frente a los ojos de una atemorizada oligarquía— la "ferocidad" de ser representante de masas campesinas humiUadas y explotadas secularmente; masas dispuestas a cobrarse justicia por propia mano en el primer momento. Carrera se '*olvidariV totalmente de las banderas agraristas que lo habían llevado al poder. Una buena dosis de fanatismo religioso; admiración servil hacia: ". .el corto número de los que por sus luces, por su mejor educación y demás ventajas sociales, están llamados a gobernar", lo convertirían en lacayo ideal de la oligarquía guatemalteca: "Pero, si bien sentía yo mi corta capacidad, me haUaba penetrado de la misión que había recibido, conocí las causas de la insurrección, los sentimientos de los pueblos, y recibí de la mano poderosa y oculta que los protege, la fuerza suficiente para calmar aquella gran conmoción, y restablecer el

.

la

autoridad pública, volviendo la sociedad a sus quicios; obra,

que según recordaréis, parecía entonces superior a todo poder humano".^°'

«**,*;*.

tz'

^n

NOTAS DEL CAPITULO IV Ese fue el nombre que recibieron las antiguas provincias del Reyno de Guatemala con el decreto del prmiero de julio de 1823 que proclamaba la independencia en forma definitiva. Posteriormente, con la promulgación de la Constitución Federal de 1824, recibió la denominación oficial de RepúbUca Federal de Centro América. En otros documentos de esos primeros años él nuevo Estado es simplemente denominado Estados Federados de Centro América. F. O. 264/1, Fols. 114-116. El decreto del primero de julio puede consultarse también en: Marure, A.: 1960,

Tomo

I,

p.

345.

Sin embargo, la incorporación de Chiapas a México, a finales de 1824, no fue un acto voluntario de la provincia, sino producto de presiones y medidas arbitrarias de Vicente Filísola, general mexicano que había sido delegado por Iturbide a Centroamérica para consumar la anexión. íbid, pp. 155 y siguientes. "4o. Que pueda desde luego Hjar en las Islas [de Roatán y Guansya] el destacamento que propone de un oficial y 25 soldados con el pabellón nacional. 5o. Que active la compra y equipo de los buques de guerra decretados por el Congreso, sin cuyo auxilio no podrá aumentarse ni sostenerse dicha guarnición". Orden federal del 17 de octubre de 1826, F O. 264/1,

Fols. 232-234.

Ibid.

Que pueda el Gobierno enviar a la Costa de Mosquitos una comisión compuesta de uno o dos militares de carácter, con instrucciones detalladas, dirigidas a establecer relaciones con aquellos habitantes y su gobierno. .". Ibid. "lo.

.

El expansionismo inglés desde Belice lo trataron de frenar los liberales con el proyecto de colonización de la Verapaz con población extranjera. Volveremos sobre esta problemática.

7

JUUO CESAR PINTO SORIA

238 7

Las consecuencias trágicas de la proclan\ ación de la independencia como un acto manipulado, al que debía proseguir la anexión, se mostraron ya el 30 de noviembre de 1821, cuando fueron asesinados por fuerzas gubernamentales anexionistas los patriotas Mariano Bedoya y Remigio Maida. Marure, A.: 1960, Tomo I, pp. 71 y siguientes.

8

Ibid, p. 354,

9

Exposición presen tada por Juan Francisco de Sosa al Congreso Federal al comenzar la sesión ordinaria del año de 1826. Guatemala, 1 de marzo de 1826. F. O. 254/3, Fols. 4-19.

10

Marure,

11

A

A.:

1960,

Tomo

I,

pp. 171-175.

la instalación de la Asamblea de 1823 concurrieron las mismas autoridades y representaciones de 1 82 1 la Diputación :

Provincial, la Audiencia territorial, el Ayuntamiento, Jefes militares, etc. F. O. 254/1, Fols. 64-68.

12

Los casos de México y Hamnett, Brian R.: 1978.

13

".

el

Perú han sido estudiados por:

.teniendo presente: que el sistema de gobierno adoptado en esta república, en nada se distinguiría del antiguo peninsular, si desde luego no se desarrollan los principios de igualdad, .

considerando también que sería muy un gobierno liberal, no volver los ojos hacia la porción de hombres que yacen en la esclavitud, ni procurarles el restablecimiento de su dignidad natural. .". Del decreto del 17 de abril de 1824 que abolía la esclavitud en Centroamérica. F. O. 254/1, Fols. 131-132. libertad, justicia.

.

.,

ofensivo a la rectitud de

.

14

Decreto del 23 de julio de 1823, Ibid,

15

Decreto del 11 de agosto de 1823, Ibid,

16

Decreto del 2 de julio de 1823, Ibid, Fol

1

Fols. 89/90.

71.

Constitución de la República Federal de Cen tro América dada por la Asamblea Nacional Constituyente en 22 de noviembre de 1824. Impresa en Guatemala de orden del Supremo Poder E^jecutivo

18

Fol. 81.

de

la República,

Imprenta Nueva, Año de 1824.

Decreto del 22 de enero de 1824.

F. O.

254/1, Fols. 121-123.

1

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

239

19

Por decretos del 10 y 6 de febrero de 1824 se habilitaron los puertos de Iztapa o de la Independencia en Guatemala y el de La Libertad en El Salvador. Se habilitaron iguabnente otros puertos, por ejemplo el de San Carlos en el Golfo de Conchagua el 13 de juüo de 1824. Ibid, Fols. 198-201.

20

"Ratificamos y confirmamos el acuerdo de 1 5 de septiembre de 1821 que dispuso se continuase observando la constitución, decretos y leyes de la antigua España, en todo lo que no sean opuestos a la independencia y übertad de los pueblos nuestros comitentes...". Decreto del 2 de julio de 1823. F.O. 254/1,

Fol

70.

2

Decreto del 5 de diciembre de 1823. Ibid,

22

"La parte judicial del ejército ninguna variación ha tenido. Rige aún la ordenanza española en todo lo compatible con la Constitución. Se conoce muy bien la necesidad de reformarla y de ponerla en consonancia con nuestro sistema, pero por otra parte se teme y con sobrados motivos, que cualquiera variación que se haga relsye los resortes de la disciplina tan necesaria en el Ejército. Memoria que el Secretario General del Despacho, Carlos Salazar, presenta a la novena Legislatura del Estado, leída el 12 de febrero de 1826. Guatemala, Imprenta de la Nueva Academia de Ciencias.

23

Decreto del 23 de julio de 1823.

24

como se intenta el comercio de Panamá tendría Costa Rica, como antes lo hacía, que surtirse de efectos comprados en León, a cuyos comerciantes venden los guatemaltecos con regular ganancia y haciendo la misma aquellos con el agregado de los transportes de doscientas leguas de tierra, se hacía un sacrificio con los Cartagineses; y así se veía con el mayor horror que un corte de alto que en Guatemala vale cuando más dos pesos, aquí se vendía por seis u ocho; la gerga comprada allí a real la vara, acá se vende por seis, y así todo lo demás. .". Peticiones de los comerciantes y ayuntamientos de Costa Rica para que se permita el comercio de esta provincia con la de Panamá, prohibido por el Capitán General de Guatemala. Año de 1813. Acuña, V. H./Herrera Blanco, H.: 1980,

Fol. 114.

/" F. O.

264/1, Fols. 81-82

"Prohibido

.

p.

339.

25

Méndez y Cordero,

26

Dictamen de la comisión especial nombrada por la Asamblea Legislativa del Estado del Salvador para examinar los docu-

J. M.:

1971, pp. 50-51.

JULIO CESAR PINTO SORIA

240

mentos remitidos por el Supremo Gobierno de la Federación

al

del Estado, relativos a la posición peligrosa de la República en cuanto al orden interior y exterior de ella. San Salvador, 21 de octubre de 1826, íraprenta del Estado.

27

Para que los reos detenidos en San Francisco sean juzgados fuera de Guatemala, exposición de la Asamblea guatemalteca al Congreso Federal. Boletín Oficial, año de 1832, pp. 182-187.

28

"Dicho reglamento dispuso que las 1 2 Provincias de Guatemala, Chimaltenango, Quezaltenango, Ciudad Real de Chiapas, Verapaz, San Salvador, San Miguel, Chiquimula de la Sierra, Sonsonate, León de Nicaragua, Costa Rica y Comayagua eligiesen un Diputado a Cortes cada una, y los cuatro suplentes,

Guatemala, Ciudad Real, León y Comayagua: estableció sólo dos Diputaciones Provinciales, una en León y otra en Guatemala, haciendo venir a una y otra capital a sus Diputados Provinciales a 200 y 150 leguas de distancia, y a los Electores de Partido lo mismo, y por caminos fragosos, transitando montañas, sierras y caudalosos ríos que en invierno son de difícil tránsito por la abundancia de sus aguas. .". Méndez y Cordero, .

J. M.:

29

1971, p. 50.

Gabino Gaínza, Guatemala, 3 de juüo de 1821. AGI/AG, Leg 500.

30

Lbs provincias de la antigua capitanía general de Guatemala formaron la Asamblea Nacional Constituyente. LaAN.C no dio existencia nueva a estas provincias. Boletín Oficial No. 35. Guatemala, 26 de mayo de 1833.

31

Marure,

32

Decreto del 5 de mayo de 1824.

33

La institucionalización de los intereses locales de los años veinte la utilizarían después los Estados en su lucha contra la Federación: "Llegó el tiempo feliz de los pronunciamientos de independencia, y cada diputación celebró su acta en los términos que creyó debía hacerlos. Chiapas se anticipó a Guatemala: proclamó la independencia suya; y convidó a las demás provincias. La del Salvador siguió el grito sagrado. En León se invocó la independencia absoluta de la capitanía general de Guatemala, y la de España durante los Nublados. Sin formarse el Congreso cuya reunión exitó la diputación de

A.:

1960,

Tomo

I.,

p.

154 y siguientes. F. O.

254/1, FoL 143.

Guatemala, unas provincias no adhirieron a ella, por

las

malas

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

241

sugestiones en favor del imperio de Iturbide, y otras persistieron en ponerse de acuerdo para un congreso de los que hoy

somos centroamericanos". Del mismo Volveremos sobre

34

la

escrito de problemática más adelante.

La comisión de Hacienda de

la

nota 30.

Asamblea Nacional Consti-

la

tuyente. Guatemala, 20 de abril de

1

824.

K 0. 254/2, Fols. 16-18.

35

Córdova,

36

Memoria presentada por el Secretario de Estado y del Despacho de relaciones interiores y exteriores, justicia y negocios eclesiásticos, a la Legislatura del año de 1832. Pedro Molina. Guatemala, 26 de marzo de 1832.

37

que por su notoria honradez y aptitud merecían confianza, se han destinado al servicio de algunos empleos civiles dentro y fuera de la Corte con el mismo sueldo militar que disfrutaban por su grado,. se han suprimido muchas plazas entre oficiales, sargentos, y cabos que excedían el número que debía existir, y a los primeros se les ha designado medio sueldo Ínterin se colocan en algunos destinos civiles de los que crea la nueva ley de hacienda que se está planteando, porque siendo individuos que prestaron sus servicios en la campaña, después de ella, era muy incivil despedirlos del todo. .". Memoria que presentó al Congreso federal de Centro América el Secretario de Botado y del Despacho de hacienda del

J. F.:

1824, p. 11.

'^Varios oficiales

.

.

.

Supremo Gobierno de la República el 26 de marzo de 1831 en la Legislatura ordinaria del mismo año. Pedro José Valenzuela. Guatemala, Imprenta Nueva. '*:.

38

39

Real Tribunal de Cuen tas, An tonio M. de Rivas. Guatemala, 9 de iunio de ISIS. AGI/AG. Leg 498. Boletín Oficial No. 67. Guatemala, 13 de noviembre de 1835. Ver el Boletín No. 27 del lo. de octubre de 1837.

también

316

40

Decreto federal del 5 de febrero de 1833

41

Mensaje del Presidente de la República leído en la apertura de la misma sesión. Francisco Morazán. San Salvador, 21 de marzo de 1836. Imprenta Mayor.

42

Informe sobre las diferentes ramas de la administración pública presentado al excelentísimo Señor Presidente, por el Licenciado Manuel Francisco Pavón, al dejar la Secretaría

F. O.

254/1, Fol.

JULIO CESAR PINTO SORIA

242

General del Despacho. Guatemala, 3 de diciembre de 1844. Imprenta de la Paz.

43

"La Asamblea Nacional Constituyente. considerando ser necesario proveer los medios a los habitantes de este Estado libre, para que puedan ordenadamente cumplir con el deber que la calidad de ciudadanos les impone de defender su libertad política y civil; ha tenido a bien adoptar por ahora el reglamento español de milicia nacional, con las modificaciones que exigen las circunstancias de estos pueblos. .". Decreto de 18 de agosto de 1823. F. O. 254/1, Fols. 84-88. .

.

.

44

.y en el día es constante que ni han podido reemplazarse los cuerpos incompletos de milicias, ni ha tenido efecto en la mayor parte de los pueblos la ley que mandó crear la fuerza cívica". Córdova, J. F.: 1824, p. 20.

45

Acuerdo del Supremo Poder Ejecutivo del 2 de septiembre de

".

.

F

1823,

O. 254/1, Fols. 202-206.

46

Decreto federal del 22 de agosto de 1829 citado en: Montúfar y Coronado, M.: 1963, Tomo II, pp. 258.

47

Ibid,

48

Ibid

49

Real Tribunal de Cuentas, Antonio M. de Rivas. Guatemala, 9 de junio de 1818. AGI/AG, Leg 498.

50

Los gastos militares venían tomando incremento ya desde principios del siglo: "Los gastos de ciertos ramos han sido mayores que en otros períodos; ya por la misma causa de la guerra marítima, que ha obligado a tener en pie respetable las guarniciones de las costas; ya por el establecimiento de las milicias disciplinadas con plazas veteranas. .". Extracto de las

Tomo

I,

p. 55.

.

Providencias dadas por el actual Presidente de Guatemala, Teniente General D. Antonio González Saravia, en lo relativo a la Real Hacienda, ya los ramos conexos de su administración y Gobierno. Guatemala, 14 de julio de 1810. AGI/AG. Leg 453.

C: 1983, pp. 126 y siguientes.

51

Pinto,

52

Descripción de toda la Costa Norte; y parte de la del Sur, de la Capitanía General de este Reyno de Guatemala, que hizo el Ingeniero ordinario Don Luis Diez Navarro. Guatemala, 20 de septiembre áellAA. AGI/AG. Leg 872B.

J.

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL 53

243

que defiende que por el Río no suban embarcaciones para Nicaragua; tiene muy buena artillería de bronce, y está muy bien pertrechado, de todas municiones, la guarnición se compone de 100 plazas, Castellano, Teniente. hay regularmente 25 desterrados para los trabajos, y algunos esclavos, y esclavas negras, para lo mismo. .". Ibid ".

.

.el

la Laguna de

.

.

.

54

Las guarniciones militares de la Costa de Mosquitos recibieron hasta finales del siglo XVIII un situado anual de aproximadamente 200,000 pesos, que fue reducido a 90,000 pesos a principios del siglo siguiente a través de ahorros. El Presidente de Guatemala, Antonio González Saravia. Guatemala, 30 de agosto de 1810. AGI/AG. Leg. 453.

55

Real Tribunal de Cuentas, Antonio M. de Rivas. Guatemala, 9 de junio de 1818. AGI/AG. Leg. 498. El dato sobre las tropas acantonadas en Nicaragua en 1812: Informe de Real Hacienda. Nueva Guatemala, 3 de mayo de 1813. AGI/AG. Leg 743.

56

Marure,

57

Montúfar y Coronado,

58

Exposición que al comenzar la actual Legislatura ordinaria hizo al Congreso Federal de esta República, el Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda, sobre los negocios de su respectivo cargo: leída por partes en las sesiones de los días 20 y 23 de abril y 4 de mayo del corriente año de 1830, Mariano

1960,

A.:

Tomo

Gátvez. Guatemala,

I,

pp. 96-102.

M.: 1963,

Tomo

I,

p. 56.

Imprenta Nueva No. 18 del 15 de julio de 1832.

59

Suplemento

60

Así lo destaca también el famoso decreto federal del 22 de agosto de 1829: "Artículo lo. Se declara injusta la guerra que el

al Boletín Oficial

Gobierno de la Federación hizo a los Estados que la componen, desde fines de 1826 hasta principios de 1829; y legítimo el uso que los mismos Estados hicieron del derecho inherente a los pueblos libres, de resistencia a la opresión". F. O. 254/1, Fol.284.

61

De la

62

Marure,

63

Memoria presentada al Congreso Federal de Centro América al comenzar sus sesiones ordinarias del año de 1832 por el

exposición citada en la nota 58. A.:

1960,

Tomo

II,

pp. 592-593.

244

JULIO CESAR PINTO SORIA Secretario provisional de Estado y del Despacho de guerra y marina, Pedro José VaienzueJa Guatemala, 15 de mayo de 1832.

64

Decreto federal del 24 de septiembre de 1829, FoL290,

65

Como en los tiempos de la anexión a México, El Salvador se convirtió en los años de 1826 a 1829 en el centro de oposición a la política restauradora encabezada por Arce y la oligarquía guatemalteca Maniré, A.: 1960, Tomo II, pp. 465 y siguientes.

66

**A los jefes y oñciales, que bien sea en los mismos Estados, o bien en el EJjército Aliado hubiesen servido en defensa de la ley y del orden constitucional, durante la última guerra, el Supremo Gobierno les dará colocación en el ejército federal teniendo presentes sus aptitudes y el mérito que hayan contraído en aquella causa .". Del mismo decreto citado en la nota 64.

F. O,

264/1,

.

67

Szasdi, A.: 1958.

68

Mensaje presentado al Congreso Federal al abrir las sesiones ordinarias el 12 de abril del año de 1830 por el Senador Presidente de la República, José Barrundia Guatemala, Imprenta Nueva

69

"Fueron simultáneos y consiguientes a todos estos movimientos que se hacían en el Estado del Salvador,. el haber roto el pacto federativo, desconociéndole, y substrayéndose de sus leyes y principios; haberse eregido en Nación Soberana e independiente; y haber declarado la guerra a los poderes legítimos de la Federación. .". De la misma /neTnoria citada en la nota 63. los

.

.

.

70

Ibid

71

Ibid.

72

Montúfar y Coronado,

73

Ibid.

74

supremo federal sólo se le ha permitido una fuerza de línea de 2,000 hombres, porque hay sistema en que no sea más fuerte que los Estados, que sobre este punto tienen un gran celo y una grande ambición de armas". Ibid., Tomo I, p. 56.

75

Hill,

M.: 1963,

"Al gobierno

Christopher: 1983.

Tomo

II,

p. 286.

1

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

245

76

A Montesquieu se le considera el padre intelectual de la concejxrión tripartita del poder, que fue completada por Rousseau con la introducción del pensamiento de la soberanía popular. Markow, W/Soboul, A.: 1977, pp. 64 y siguientes.

77

Mensj^ie presentado al Congreso federal al abrir las sesiones ordinarias el 12 de abril del año de 1830 por el Senador Presidente de la República^ José Bamindia Guatemala, 12 de abril de 1830. Imprenta Nueva.

78

cuerpos legislativos se han apropiado una libertad sin prácticamente han violado los principios más sagrados; no han conocido restricción alguna, y últimamente han puesto a todos en el caso de anhelar con justísimos motivos por una reforma radical de innumerables abusos, no sólo opresivos, sino destructores de la estabilidad social". Se trata de un artículo publicado en Guatemala el 25 de julio de 1837 y redactado probablemente por Juan José de Aycinena. El objeto del artículo era desprestigiar la política liberal y sus instituciones; sin embargo, la concepción que se sostiene sobre los cuerpos parlamentarios se encontraba bastante extendida entonces, ver también: Montúfar y Coronado, M.: 1963, pp. 288 y *'Los

límites;

siguientes.

79

además dos medidas que deben desarrollarse en la Constitución, esenciales para asegurar la libertad pública, para garantizar a los funcionarios del pueblo, para enfrenar- el Poder, lo. Que nadie deba prestar obediencia al Ejecutivo ni a sus agentes cuando intente atacar las primeras autoridades que tienen garantías especiales por la Constitución". Del Menss^e citado en la nota 68.

80

Ibid.

8

Para 1826 ver: Manifiesto de la Municipalidad de la Capital de Guatemala al pueblo que la eligió. Guatemala, 24 de octubre de 1826. F. 0. 254/2, Fols. 21-22. Las municipalidades de Granada, Managua y Masaya presentan un ejemplo similar para el año de 1833. Boletín Oficial No. 36. Guatemala, 22 de junio de 1833.

82

Decreto federal del primero de septiembre de 1 834, F 0. 254/1, Fols. 329-330. Aunque en vano, en 1838 se recurría de nuevo a este mecanismo para tratar de salvar a la tambaleante Federación centroamericana: como sean las circunstancias tan extraordinarias también ha tenido a bien este alto cuerpo, autorizar extraordinariamente al Ejecutivo, descansando en

''Pienso

T

JULIO CESAR PINTO SORIA

246

que su prudencia no abusará jamás de tales facultades, sino que las sabrá emplear en solo bien y salud de la República". Discurso del Presidente del Congreso Federal Diputado J. Basilio Porras pronunciado al cerrar sus sesiones ordinarias aquel cuerpo el 20 de julio de 1838. BAGG, No. 3. Guatemala, abríl de 1938, p. 452. 83

Mensaje que el Presidente del Consejo encargado del Poder Ejecutivo José Núñez presenta a la Asamblea Legislativa al abrir sus sesiones. León, 11 de noviembre de 1834. Imprenta Libre.

84 85

Ibid.

Boletín Oficial No. 36. Guatemala, 22 de junio de 1833. Sobre la

guerra

Tomo

civil

II,

en Nicaragua ver también Stephens,

J. L,:

1982,

pp. 23-24.

86

Levantamientos de esta clase se dieron principalmente en El Salvador en los años de 1833 y 1837; el movimiento de la Montaña de Guatemala se inscribe también en esta tendencia, lo trataremos más adelante.

87

Memoria que leyó en la Cámara del Senado el Señor Secretario* del Despacho de Haciendaj Licenciado Francisco Castellón. Managua, 13 de mayo de 1847.

88 89

Ver

la

memoria que citamos en

la

nota 63.

Mensaje del Presidente de la República, leído en la apertura de San Salvador, 2 1 de marzo de 1836. Imprenta Mayor. la misma sesión, Francisco Morazán.

90

Después de 1829, en momentos de conflicto armado, Morazán encontró en el ejército guatemalteco siempre apoyo, la institución contaba también con eficientes cuadros militares: los generales Carlos Salazar, Juan Prem, Agustín Guzmán y Juan José Gorriz. Sobre cantidad de efectivos y organización del ejército guatemalteco en 1836 ver la memoria que citamos en la nota 22.

91

Montúfar y Coronado,

92

Sobre la disciplina federal militar informó Stephens: "Por primera vez vi algo que podía llamarse disciplina entre la tropa". Stephens,

J. L.:

M.: 1963,

Tomo

1982,. Tomo

II,

II,

p. 286.

p. 77.

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL 93

Ibid

94

La Diputación

247

Provincial de León de Nicaragua y Costa Rica, Miguel González Saravia. León de Nicaragua, 4 de noviembre de 1820.

AGI/AG. Leg

861.

96

Ver

de Calvez que citamos en

96

Decreto de 9 de enero de 1 823 de la Junta Nacional Instituyente del Imperio mexicano. Pineda de Mont, M.: 1871, Tomo II, p.632.

97

"Durante los dieciocho meses que duró la infausta agregación al imperio, aún los más obstinados se convencieron, de que en el falso supuesto de no tener Guatemala elementos para ser nación, México, en vez de dárselos, le quitaría los pocos que tuviera. En efecto, contribuciones, aranceles bárbaros, papel moneda, donativos, préstamos, gastos considerables en las pomposas juras del emperador, muy exorbitantes en las dos expediciones contra los salvadoreños y el sostenimiento de la división protectora, que vino a desmoralizar y a empobrecerlo, consumiendo los fondos de comunidad, de propios, de casa de moneda de depósitos, y casi todos los productos de las rentas comunes. .". Maniré, A.: 1960, Tomo I, p. 115.

la exposición

la

nota 58.

.

98

De

99

En su menssue de 1830 José Francisco Barrundia proporcionó

la

exposición citada en la nota 58.

información similar a la de Gálvez: "La guerra civil rompió el lazo federal, disolvió el pacto, y obligó a los Estados a levantarse contra el Poder central que holló la ley. Cada Estado reasumió las facultades que estaban delegadas a la Unión, confundió precisamente todos los ramos de la administración pública en una sola mano. Guatemala, presa de los usurpadores, mezcló también los suyos con el espectro de Federación que apareció en la Capital; y de aquí es que cuando se reinstalaron los poderes constitucionales estaban sobre un caos de intereses, de facultades administrativas y de poderes constitucionales, mezclado y sembrado todo de ruinas sangrientas". Del mensaye citado en la nota 77.

100

De

101

"Sea por descuido de los gobernantes de aquel tiempo, después de la institución entre nosotros del gobierno republicano, o sea por otras causas,. el hecho es que el ejercicio del tribunal de la

la

exposición de la nota 58.

.

.

JULIO CESAR PINTO SORIA

248

contaduría mayor, no correspondía al objeto de su creación". Pineda de Mont, M.: 1871, Tomo II, p. 633. 102

"Aquella Asamblea [la A. N. C. ] pues, restableció entre nosotros dicho tribunal y contaduría mayor de cuentas, y a su ejemplo también se establecieron en los otros Estados de la antigua Federación al organizar su régimen interior". Ibid

1 03

"Supuesta la necesidad de que subsistan las rentas establecidas es innegable que dirigidas por un sistema uniforme, y gobernadas desde un punto de autoridad, su administración tendrá más energía, más conexión y celeridad; habrá más precisión y regularidad, en sus operaciones; y serán tan productivas como lo eran antes de su desorganización. Será también su organización más económica, si hay una sola autoridad que sea como la clave de todo el sistema administrativo, y tenga a su cargo la inmediata dirección del ramo". La Comisión de Hacienda déla Asamblea Nacional Constituyente. Guatemala, 20 de abril de

,

1824. F. O. 254/2, Fols. 16-18.

104

De la memoria que citamos en

105

"Esta sola renta en los términos indicados, y la alcabala marítima bien administrada, darían, sino el todo, al menos la mayor parte de los gastos que necesita la Federación para existir.

106

De

107

Ibid.

108

De

109

Ibid.

110

".

la

la

.

.".

la

nota 37.

Ibid.

exposición que citamos en la nota 58.

memoria citada en

la

nota 37.

.y sin columbrar la más leve esperanza de que los Estados cubran el valor de los cupos que les asigna la ley. .". Mensaje del Presidente de ¡a República, leído en la apertura de la misma sesión, Francisco Morazán. San Salvador, 21 de marzo de 1836, Imprenta Mayor. .

.

memoria citada en

nota 37.

111

El dato en la

112

Federación había evolucionado a partir de 1821 de la siguiente manera: hasta el 15 de septiembre de dicho año ascendía a 3,138,451 pesos; a la fecha de la insta-

La deuda interna de

la

la

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

249

lación de la Asamblea Nacional Constituyente, el 24 de junio de 1823, la deuda había aumentado en 445,125 pesos; a finales de febrero de 1831 había suñ-ido de nuevo un aumento de 1,165,389 pesos, haciendo un total de 4,748,965 pesos. Estado

que manifíesta la deuda nacional en las tres épocas a que se Contaduría Mayor de Cuentas de la Federación. Guatemala, 22 de marzo de 1831. F. O. 254/4, Fols. 79-80. refiere,

113

Refiriéndose a los gastos que ocasiona la guerra civil informó Morazán en 1836: ". .acabó de agotar los recursos con que contaba para cubrir en parte los gastos de la administración. Reducido únicamente a la alcabala marítima y las pequeñas rentas del Distrito, cuyos productos no bastan a satisfacer las más precisas erogaciones; gravados como se hallan estos fondos, y con una crecida deuda que cada día sube en proporción al aumento de nuevos e indispensables empeños, agotados los recursos extraordinarios que en los años anteriores han proporcionado al Ejecutivo considerables sumas. .". Del mismo mensaje de la nota 110. .

.

114

Decretos como el siguiente fueron frecuentes en la década morazánica: "Considerando que la ocupación de las rentas nacionales por los Estados es un atentado al pacto federativo, y no puede hacerse sino con la mira de disolverlo. .". Luego se decretaba nulos todos aquellos decretos o leyes de los Estados que tuvieran por fin apropiarse rentas federales. Decreto .

federal del 15 de

115

"Que

la

mitad de

mayo de los

1833. F. O. 254/1, Fol.

248

productos líquidos del tabaco, quede a los De la exposición de la

Estados, y la otra a la Federación".

nota 58.

.

*'^^

116

De

la

117

De

la exposición

118

Así

119

FO.

120

"Esta ha sido siempre la primera de las rentas en Centro América por su mayor importancia". De la memoria de la nota

memoria de

lo

la

de

nota 37. la

nota 58.

informó Morazán en 1836, ver nota 110.

254/1, Fols. 388-392

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121

Pinto, J.

C: 1982,

p. 73.

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JUUO CESAR PINTO SORIA

250 122

De

123

.pero si las medidas que he indicado se ponen exactamente en práctica, contando con la inteligencia y honradez de los funcionarios; yo aseguro al Congreso que el año entrante los derechos de aduanas no bajarán de 400,000 pesos. .". De la exposición de la nota 58. ".

la /ne/noria citada

en

la

nota

37.

.

.

124

aumenta un b% a los derechos de importación de alcabala marítima, y este aumento será pagado en dinero". Decreto federal del 25 de febrero de 1833. F. O. 254/1, Fol. 318.

125

el decreto federal del 13 de mayo de 1836, por ejemplo, se abrieron nuevamente los puertos centroamericanos al comercio español. F. O. 254/1, Fols. 371-372.

126

"Se deroga la ley de 6 de septiembre de 1824, en cuanto a la absoluta exención de derechos concedida a los frutos y efectos

"Se

Con

que exporten y reporten los buques construidos en el territorio de la República en su primer viaje". Decreto federal del 14 de febrero de 1833 F O. 254/1, Fol. 31 7. 127

"Con este mismo objeto se hallan recorriendo las costas del Sur y del Norte los buques destinados exclusivamente a velar las introducciones y extracciones que intentaren evadir la vigilancia del funcionario. De la memoria citada en la nota 37. .

1 28

.".

Mensaje del Vice Presiden te de la República leído en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de este año. Gaceta del Gobierno Federal. San Sajador, 8 de mayo de 1835. F 0. 254/1, Fols. 388-392,

lt>/;

129

Gabino Gaínza al Comandante Superintendente del ¡atablecimiento de Belice. Guatemala, 24 de octubre de 1821. Public Record Office, Colonial Office (PRO/CO), 123/30.

130

De

131

Del menssye de la nota 128.

132

Menss^e presentado al Congreso Federal al abrir sus sesiones ordinarias el 12 de abril de 1830 por el Senador Presidente déla República, José Barrundia. Guatemala, 12 de abril de 1830. Imprenta Nueva. «.^tó

290

García Granados, M.: 1 952, Tomo IV, p. 477. Una de las argucias utilizadas para crear distanciamiento y conflicto entre el gobierno gahista y el campesinado pobre, fue propagar que las autoridades liberales encargadas de combatir el cólera habían envenenado las aguas de los ríos con el fin de exterminar a la gente pobre del campo. Sobre esto, Ibid., p. 433.

CENTROAMERICA, DE LA CXDLONIA AL ESTADO NACIONAL

291

271

"Una revolución, mucho más desastrosa que todas las que habían precedido: una revolución en que habían tomado una parte directa las masas salvajes, tenía al pueblo de Guatemala en la posición más difícil en que pudiera hallarse un pueblo culto, y amenazaba con sus extensos resultados a toda la República. Levantada sobre la capital la hacha de los bárbaros, combatida en su seno por la discordia, agotados sus fondos públicos, agobiados sus moradores con el peso de las contribuciones forzosas, desvirtuadas sus autoridades y divergentes entre sí, Guatemala iba a parecer y a envolver, acaso, en sus desastres a los demás pueblos de Centro América". El Pueblo de la Capital de Guatemala a sus hermanos los demás pueblos de Centro América. Guatemala, 23 de julio de 1838, firman como Presidente Antonio Larrazábal y Manuel González y Alejandro

Marure como Secretarios. Imprenta de

la

Nueva Academia de

Estudios.

292

Del informe de Rivera Paz citado en la nota 284.

293

Carrera, R.. 1979, pp. 56 57. Carrera se refiere en varias oportunidades a propietarios acomodados en las filas del movimiento, por ejemplo. Ibid., p. 39.

294

y Carrera para estimular más las masas levantadas, ya porque así lo sintiera o porque le convenía, los estimulaba con la Religión. Celebraba constantemente funciones de Iglesia en cuantos Pueblos podía, respetaba mucho a los Curas y ordenó que todas las tropas a su mando cantaran la Salve por la noche y a la madrugada; costumbre que quedó establecida y que todos cumplieron con el más vivo entusiasmo^ Carrera, R.: 1979, pp.

^ÍS

"...

47-48.

295

El aspecto religioso se reflejó también en la denominación que recibieron los componentes del levantamiento campesino:

"cachurecos", término guatemalteco que significa apego exagerado a las prácticas religiosas católicas que entonces se hacía extensivo a miembros y simpatizantes del grupo conservador. Sobre esto ver: García Granados, M.: 1952, Tomo IV., p. 448.

296

la élite de ciudad Guatemala y el Montaña es destacado por varios documentos; "Sin reparo empezaron a ir y venir, a vista de todos, los emisarios y directores de la facción. El Padre Lobo pasó a Guatemala el P e.n Arellano hizo repetidos viíges a Mataques

Las vinculaciones entre

movimiento de

la

anciano Enrique Alvarez de Toledo y Santiago pliegos de los conspiellos lo pusieron en radores para el caudiUo del desorden. correspondencia con Perrera; ellos le trazaban los movimientos cuintla, y el

übado fueron vanas veces conduciendo

.

.

1

JULIO CESAR PINTO SORIA

272

que debiera ejecutar, y ellos íe excitaban despiadados a continuar su misión de sangre y exterminio. Pareciera cosa increíble a la posteridad, el que hombres colocados en las alturas sociales, que disfrutaban de la pública estimación, hayan disimulado por tanto tiempo pasiones tan rencorosas y abrigado un plan tan inhumano cuyos desastrosos resultados no podían ocultárseles". El Jefe provisorio del Estado de Guatemala a sus comitentes y a los pueblos de toda la República. Carlos Salazar. Quezaltenango, 19 de mayo de 1839. Reimpreso en San Salvador, Imprenta Mayor. .

297

.

De la proclama firmada por Carrera que citamos en la nota 1 87. Este es el documento que probablemente mejor ilustra la forma rápida como el grupo oligarca pasa a controlar miento campesino de la Montaña.

298

el

levanta-

Los movimientos campesinos son un tema todavía no estudiados por la historiografía guatemalteca, información interesante en: Tobar Cruz, P.: 1971; también puede verse: Woodward, R.L.:1982.

299

Cobos Batres,

300

Sobre la población de Jalapa dicen las Memorias de Carrera: "Fueron saqueadas varias casas y tiendas de ropa, porque haciéndose Carrera desentendido dejó robar a sus soldados en una población que consideraba como enemiga". Ibid. pp. 44-45.

30

"Mientras todo esto pasaba un indígena de Mataquescuintla, de bastante vivesa y actividad, llamado José María Zapeta, había recorrido los pueblos de Santa Rosa, Jumaytepeque, Jalpatagua, Moyuta y Conguaco y había preparado ya la rebelión, aunque ésta permaneció secreta, hasta el 20 de junio que fueron dos comisionados de Santa Rosa a Mataquescuintla a invitar a aquella Municipalidad para que los auxiliase, pues todos aquellos Pueblos estaban ya listos para levantarse". Ibid.,

M.: 1965, p. 18.

p. 17.

302

303

social favorable de Carrera se desprende también de las Memorias. Ibid., p. 16. Sobre los orígenes de Carrera ver: García Granados, M.: 1952, Tomo IV, pp. 435-436.

La posición

De un documento firmado por Vicente Cruz. Guatemala, 21 de diciembre de 1848.

F. O.

254/2, Fols. 307-308.

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

304

273

De un decreto del gobierno guatenialteco del 3 de septiembre de 1848. F. O. 254/3, Fols. 323-326.

305

Del informe de Carrera citado en la nota 285.

306

I^id.

307

Ibid.

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A MANERA DE EPILOGO

Con la caída del régimen galvista y el consiguiente colapso cuhninó un período trascendental de la historia centroamericana. Con sus causas más cercanas en los inicios del siglo, dicho período tuvo un momento decisivo en los años de 1811 a 1814, cuando las luchas populares prepararon la proclamación independentista de 1821-1823. A partir de entonces la meta fue construir un nuevo tipo de sociedad y de orden político, lo cual se lograría haciendo reformas profundas que no sólo harían irreversible el paso independentista, sino también colocarían al antiguo territorio colonial a la par de las naciones modernas que en esa época parecían marcar las líneas de desarrollo que debía seguir el nuevo Estado. Esto, sin embargo, no iba a ser una tarea fácil, pues en esos años se inició una etapa tumultosa en la historia centroamericana; situaciones conflictivas con raíces anteriores a 1800 saldrían a la superficie y, buscando su propia solución, iban a convertirse en escollo para la implantación del proyecto. El legado colonial, como punto de partida, presentaba hacia 1800 profundos desniveles en lo económico e institucional; su grieta más pronunciada lo era una clase dominante dispersa y conflictiva que el proceso independentista no logró aglutinar en un solo fi-ente, y por ello constituiría a lo largo del período uno de los principales déficits del proyecto estatal liberal-reformista. federal,

El intento por mantener la antigua unidad colonial a través de una nueva organización política tuvo su etapa más significativa en la década de 1829 a 1839; pero la guerra chól

JUUO CESAR PINTO SORIA

276

de 1826 a 1829 profundizó ciertas situaciones conflictivas que se extienden peligrosamente a todo el cuerpo social, acentuando la fragmentación local. Es decir, en esa etapa convulsiva, al amparo del sistema federal de gobierno y dentro de un creciente proceso de distanciamiento frente al poder central, los intereses locales consolidan definitivamente

su posición construyendo sus propios aparatos estatales y sus cuerpos militares.

Con la cochinilla, el café y otros artículos agrícolas, se empieza a sentar bases para un despegue económico, pero sólo producen efectos a nivel local, para los cuales el poder central no cuenta con medios apropiados de encauzarlos a su favor. En tales condiciones, el poder central fue siempre pobre, con aparato estatal insuficiente para enfrentar las tendencias autonomistas de unos Estados que ven cada vez más en la Federación —la cual trató de sobreponerse a una soberanía local que se defiende hasta con la fuerza de las armas— un poder extraño y "molesto", que al final resultaba innecesario. Aunque a lo largo de esos años se mantiene la unidad, esto se debe más que todo a la ascendencia militar del caudillo unionista Francisco Morazán y además porque Guatemala —que era en ese tiempo el Estado más poderoso de la Federación— logra siete años de estabilidad política que repercuten a favor del mantenimiento de la hegemonía federal.

El proyecto reformista —columna vertebral del proceso federal— iniciado en 1823 e interrumpido de 1826 a 1829; se reinicia con nuevo vigor en ese último año, teniendo como principal escenario al Estado de Guatemala. Este era el Estado con mayor potencial económico, pero al mismo tiempo —según los liberales— uno de los territorios más atrasados de la nueva república federal, esto debido a la presencia de una oligarquía ultraconservadora, la influencia del clero, y al peso numérico de la población indígena. Para superar dicha situación contradictoria, era necesario implantar reformas profundas que llevaran rápidamente a una modernización de la sociedad y sus instituciones.

sin

Calificado de "utópico** por la historiografía tradicional, el proyecto liberal fue bastante realista, y el

embargo,

CENTROAMERICA, DE LA COLONIA AL ESTADO NACIONAL

277

propio Gálvez cosecharía ya algunos frutos de su labor reformista. El cultivo de la grana, por ejemplo, se fomentó en forma rápida a través de la exención de impuestos y otros incentivos, y Gálvez pudo obtener así una base de sustentación

para su régimen. Gálvez fue también político sumamente hábil; en un peligroso clima de guerra civil, sin detener la implantación de su proyecto reformista, logró neutralizar por siete años consecutivos la beligerante oligarquía derrotada en 1829. Aunque el liberalismo guatemalteco no estuvo exento de tendencias localistas —enfermedad que finalmente acabaría con la unidad—, empero, en momentos de crisis el poder central encontró, por lo regular, en el régimen gahdsta apoyo seguro.

Como estadista, Gálvez contribuyó a llevar a cabo un intenso proceso renovador por todo lo largo del ámbito de la nueva república; una de sus principales preocupaciones fue el ramo hacendarlo, no sólo porque éste sufrió fuertes trastornos en el transcurso de la guerra civil, sino porque se le consideraba, con razón, una de las bases imprescindibles del Estado. Por ello, Gálvez llegó a ocupar uno de los cargos más difíciles de la Federación centroamericana, como lo era la Secretaría de Hacienda. En realidad, él fue uno de los precursores del Estado moderno en Guatemala y Centroamérica; se esforzó especialmente por crear un sistema jurídico apropiado a la nueva época y, efectivamente, el aparato estatal creció y se modernizó considerablemente durante su gestión administrativa Su capacidad y visión de estadista se comprueba con el simple hecho de que muchas de sus reformas —en ese momento utilizadas para provocar su caída— no fueron anuladas totalmente. La ley orgánica de hacienda emitida a mediados de 1832, por ejemplo, seguía vigente a más de un cuarto de siglo después de ser promulgada: "Pero entró a gobernar el Estado de Guatemala, el año de 1831 un abogado inteligente y laborioso (Doctor Gálvez) y deseando sacar a la hacienda de la postración y oscuridad en que se hallaba, usando de las omnímodas facultades que el cuerpo legislativo le había concedido, expidió varias leyes sobre arreglo de la hacienda pública, y en especial la orgánica de lo. de agosto de 1832 tan sabia y metódica, que es la que hasta el día sirve a todos los funcionarios del ramo, y la cual

JULIO CESAR PINTO SORIA

278

quedó vigente por la de 12 de agosto de 1839".* Como a la oligarquía que tomó el poder con Rafael Carrera le interesaba proseguir un proceso que debía cimentar su propia dominación —sobre todo a nivel del Estado que constituía una de las metas inmediatas de la América española recién emancipada— sólo se eliminarían aquellas reformas que se consideraron demasiado modernizantes, principalmente las que daban lugar a una igualdad social considerada peligrosa por una élite fuertemente apegada a los viejos privilegios coloniales.

:^

El proyecto reformista de la década del treinta se impondría definitivamente después de 1 87 1 bajo la égida dictatorial ,

de Justo Rufino Barrios, pero sin las bases democráticas que en cierta forma trató de implantar el período galvista. Como en todo proceso de naturaleza capitalista, el proyecto modernizador iniciado por Gálvez tenía que mostrar frente a las masas populares sus lados negativos; fue eso lo que motivó el levantamiento de la Montaña, originalmente dirigido contra la política tributaria y la legislación agraria de Gálvez, pero que se convertiría, finalmente, en factor de primer orden en el rompimiento de la Federación centroamericana.

Aunque

resultados no fueron los esperados, Centroamérica había vivido de 1821 a 1840 años epopéyicos en que se luchó tesoneramente por mantener la unidad; se al final los

buscaron también caminos para la modernización que produademás de bonanza económica, una sociedad más democrática y justa, al estilo de los Estados Unidos de América, Francia o Inglaterra, como antítesis al sistema español, y como ejemplos vivientes a seguirse en Centroamérica. Si los resultados fueron otros; si la desigualdad social y la pobreza sólo se profundizarían, esto tampoco pudieron evitarlo aquellos dirigentes que miraban en el sistema burgués de dominación política, el régimen más apropiado para encauzar la vida del nuevo Estado. En las personalidades de Gálvez, Morazán y de otros dirigentes políticos, Centroamérica produjo en esos años estadistas capaces y de espíritu heroico; primero sucumbirían en su empresa antes que abandonar la meta unionista. Pero aquel período también produjo otro tipo

jera,

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Las masas campesinas guatemaltecas desempeñaron un papel contradictorio en la solución final de la crisis centroamericana. Por primera vez desde las luchas independentistas, esas masas aparecieron en escena política con la dimensión de agentes revolucionarios de cambio. En una sociedad agraria y patriarcal, donde el cura y el hacendado formaban los pilares centrales de dominación, la escasa base organizativa de los campesinos y su débil conciencia política les impediría imponer sus reivindicaciones, pues sólo fueron utilizadas para el derrocamiento del adversario liberal considerado peligroso. No obstante esas limitaciones, aquel levantamiento campesino pasaría a enriquecer el acervo de las gestas populares centroamericanas.

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".

Añil, exportación: 12, 13, 26, 27,

83,84,93,115,119,153,199, 201, 202 Añil, hacendados: 14, 16, 16, 17, 25,27,41,91,138 Añil, monocultivo: 14, 20, 27, 92 Aqueche, el padre: 233 Aquino, Anastasio: 40, 78, 79 Arbenz Guzmán, Jacobo: 59

m

índice analítico

Arce, Bernardo: 150

Arce, Manuel José: 52, 53, 67, 68, ni

69, 70, 104, 186, 191, 206, 208,

220,221,244,258,263 Acasaguastlán: 268 África: 2. 126 Aguilar, José de:

50 Aguüar. Miguel: 148 Aguüar, Nicolás: 148 Ahuachapán: 79

Arechavala, Joaquín de: 149 Argentina: 207 Arriaga, Clemente 168

1

Arrivillaga, ^^' ^'^
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