Pessoa, Fernando - [ES] El primer fausto - Todavía más allá de otro océano (FCE)

February 14, 2017 | Author: Édgar Castelán | Category: N/A
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El primer Fausto Todavía más allá del otro océano Fernando Pessoa Traducción Francisco Cervantes

Primera edición (Cuadernos de la Gaceta), 1984 Segunda edición (Colección Centzontle), 2010 Primera edición electrónica, 2011 Título original: O Primeiro Fausto/Para além do outro oceano D. R. © 1984, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F. Empresa certificada ISO 9001:2008

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Acerca del autor Fernando Pessoa (1888-1935). Poeta portugués. Nació el 13 de junio de 1888 en Lisboa (Portugal). Cinco años más tarde muere su padre, de tuberculosis, y poco después su madre contrae matrimonio con el comandante Joao Miguel Rosa. Durante su infancia viajó a Durban, en Suráfrica, donde su padrastro era cónsul. Su primer poema, tituladoÀ miña Querida Mamã, data de 1895. Estudió en la Universidad de Capetow (Africa del Sur) y en la de Lisboa. Creó una imprenta, entre otros negocios, todos fracasados e intenta comenzar una carrera como bibliotecario, pero no es admitido. Aprendió inglés, lo que le dio la oportunidad de trabajar como traductor técnico; publicó sus primeros poemas en inglés. Fue uno de los creadores del movimiento literario Orfeu, introductor del Futurismo en Portugal. Entre sus teorías estéticas hay que destacar: «sensacionalismo», «paulismo», eccionismo». Colaboró y fue miembro fundador de las revistas: Centauro, Portugal Futurista, Contemporânea, Presença, Descobrimento. Pessoa recibió influencias de filósofos como Schopenhauer y Nietzsche, y también del simbolismo francés. Publicó poesía en portugués un año antes de morir, cuando apareció una colección de poemas firmados con diferentes nombres, como si fueran distintos alter egos. Tras su muerte han aparecido sus Obras Completas publicadas con diferentes nombres. Poesías I, 1942, de Fernando Pessoa; II-Poesías, 1944, de Alvaro de Campos; III-Poemas, 1946, de Alberto Caeiro; IV-Odas, 1946, de Ricardo Reis; V-Mensajes, 1945; VI-Poemas dramáticos; y VII y VIII-Poesías inéditas. Además es de

destacar El libro del desasosiego (1982), que inició el poeta en 1912 y que se compone de aforismos, divagaciones y fragmentos de su diario. Su última frase la escribió en inglés: I know not what tomorrow will bring. Falleció el día 30 de noviembre de 1935.

Fausto con Mefistófeles dentro Prólogo a El primer Fausto de Fernando Pessoa

Al traducir por primera vez El primer Fausto, el poema dramático de Fernando Pessoa, se cubre una considerable laguna en la lectura del poeta lusitano. Gran parte de su obra adquiere otro sentido u otros sentidos y podemos acaso distinguir mejor los Lisbon Revisited, a l Guardador de rebaños o embarcarnos en la Oda marítima no con tranquilidad, que la poesía única, la que es poesía no puede ser tranquila ni hombro para llorar y dar consuelo ya que «no existes y por eso consuelas», según Álvaro de Campos. Con el Fausto, va Todavía más allá del otro océano de Coelho Pacheco, de quien dice Pessoa es más un personaje que un heterónimo. El sentido enfático del título, que no se da abiertamente en portugués: Para além do outro oceano se explica cuando se comprende su filiación abiertamente surrealista, excepcional caso en la creación del «Supra Camões» como él mismo se podía haber visto. Sus obsesiones y carencias, sus temores e imaginaciones, frustraciones y alturas líricas en un lenguaje tan transoceánico de lo humano, en Todavía más allá del otro océano vienen a deshacerse a nuestros pies de lectores de su poesía para dejarnos en la arena la ansiedad que sólo lo auténtico puede despertar con tanto

desconsuelo. Sobre la vida y obra de Pessoa, sus datos históricos, será bueno despertar una apetencia que sólo la biografía Vida y obra de Fernando Pessoa[1] de João Gaspar Simões puede satisfacer. Entre este Fausto y el de Goethe hay un abismo, que puede multiplicarse. Pero es claro que es más punto de unión la fatiga del conocimiento, la noción de su inutilidad: Ya están exhaustos en mí, Dejándome transido de terror, Todas las formas de pensar […] El enigma del universo. Ya lo llegué A concebir como refinamiento extremo De la exhausta inteligencia, que era Dios…

El titanismo de Goethe, que lo llevó a sacrificar alguna de su gente, disfrazándose constantemente para afrontar a los poderosos, es comparado por João Gaspar Simões con la creación de los heterónimos —el Drama en gente— de Fernando Pessoa. La grandeza de ambos, la que hoy se proyecta sobre su lectura, parece semejante. Están contra dicho parecido las épocas distintas y que Pessoa parte de Goethe, en cambio Goethe… Entre el alemán y el portugués existe verdadera distancia humana, pero ¿fueron humanos poetas tales? Uno disfrutó de los placeres de la vida en enormes proporciones, el otro en enormes proporciones careció de placeres y satisfacciones, anheló hasta el hartazgo y la inexistencia todo y nunca le fue dado tener, ni por asomo, un momento de reposo en la necesidad llenada, de comunicación amorosa, amistosa. La lucidez, la culminación en Goethe se dan, casi diría naturalmente, como conclusio de un demorado y preciso ejercicio de lo físico que involucra lo racional. El «mierda, estoy lúcido» del ingeniero naval Álvaro de Campos —a quien debemos rescatar del aislante cerco heteronímico para darle su lugar de Me stófeles de ese Fausto que es Pessoa. Recordemos que cuando se distanciaba de Ofelia de Queirós, único intento suyo de amor, era porque De Campos intervenía, además de que

la inteligencia en su mayor claridad y su más prolongado desarrollo en la obra del múltiple poeta siempre tuvo los tintes de —Álvaro de Campos— es de origen opuesto y, como se ve por exclamaciones semejantes, involuntario. La conciencia en la vida y la creación de Fernando Pessoa son conciencia del aislamiento, no del hartazgo en las satisfacciones. El poder, la fuerza, el dominio que tendría Goethe sobre la existencia, la inteligencia de plenitud nunca le fueron permitidos a Pessoa. Distante del amor materno, extranjero siempre para todos, aunque él fuera capaz de las mayores muestras de cariño para sus amigos adultos e infantiles, a su madre y aun para Ofelia de Queirós, sólo por la inteligencia tenía conocimiento de lo que asienta al ser humano y, simplemente, al ser. ¿Será verdad que Goethe y Pessoa llegan casi a lo mismo en sus respectivos Faustos, si bien el lenguaje, el estilo, son distintos? No. Goethe ve a Fausto desde una distancia teatral y lírica que Pessoa no tiene y parece no buscar ni interesarle, al menos en esa medida de pura obra de creación. Si Goethe fue Fausto cuando escribe —por lo menos en la segunda parte— lo hace con memoria lejana. Los dolores, las pasiones quedaron bajo una campana de cristal. Pessoa e s Fausto todavía. Y su Mefistófeles —Álvaro de Campos— jamás presente en el poema, porque permanece dentro de Fausto, no triunfa sobre él, porque es su igual. No mejor, pero sí alguien de fuerzas y expresiones paralelas. Y son tales que el uno y el otro se confunden, ese es El misterio del mundo. Vendrá después El horror de conocer, la Quiebra del placer, hasta El temor de la muerte. ¡Ah, no poder dormir (yo no sé cómo, [Ni] en verdad lo quiero) eternamente, Acabar, no conmigo ni con esto, Sino con todo: causa, efecto, ser… Ideas [vanas] que la imaginación Vacía de un momento Genera sin ilusión, como el niño Que se embriaga indolentemente Con el olor transitorio de una flor.

El mito que representa lo Humano en Goethe se vuelve sólo un Hombre, el poeta. Pero no El Poeta como prototipo, sino Fernando Pessoa, individual creador de una multitud de poetas. «Quiero cincuenta cosas al mismo tiempo» ha dicho Álvaro de Campos. Y las quiere porque no ha tenido ninguna, se dispersa porque le faltan algunos y básicos elementos para concentrarse. En estas debilidades está la grandeza en germen en Pessoa. Que no se hubiera quedado en germen fáustico. Y ese ser que se dio a su gente en gestos de extraña y gentil bondad, en contados y precisos sacrificios realizando por los demás —por ejemplo por Sá-Carneiro— esfuerzos que por él y para él mismo no hubiera podido hacer. Que no encontró respuesta a su generosidad, aun cuando algunos seres con certeza que hubieran querido corresponderle, porque no la podía haber, a tal grado era ingente la extrañeza y amplitud de la personalidad y potencialidad de Pessoa. Esto fue para él El horror de conocer, aunque sólo fuera una pequeña medida de tal horror. Pero ¿la Quiebra del placer y del amor? Aquel poema que es casi un reproche a su madre por haberle mezquinado su cercanía, su cariño, que lo hizo recorrer la existencia siempre desposeída, ronda todavía: ¡Tan joven, qué joven era! (¿Ahora, qué edad tendrá?) Hijo único, su madre le diera Un nombre y lo mantuviera: «El niñito de su mamá».

Éste es el placer y el amor que estuvieron siempre en quiebra, desde que, a los cinco años, su madre, contrayendo nupcias por segunda vez, lo alejó de sí. Y el último tema, El horror de la muerte, que le es tan ajeno a Pessoa sólo se explica: El animal teme la muerte porque vive, El hombre también, porque no la conoce;

Sólo a mí me es dado con horror Temerla, por conocerla en su completa Extensión y misterio, por medir El [infinito] suyo de oscuridad.

Él, a través de su Mefistófeles, se siente orgullosamente superior y se dice (pero no en el Fausto, sino en un poema de Álvaro de Campos): ¿De qué te sirve tu mundo interior que desconoces? Tal vez matándote lo conozcas finalmente… Tal vez acabando, comiences…

Quizás la demorada travesía de Fernando Pessoa por bares y cafés, hasta su muerte en noviembre de 1935, sea una forma de obediencia a las urgencias de un espíritu en las sombras y la soledad. Y en ese caso, Mefistófeles Álvaro de Campos creería haber quedado dueño del territorio mientras que nosotros, sus lectores, al repasar su obra, le devolvemos el sentido a su lucha y aun reivindicamos la grandeza del propio Mefistófeles-De Campos. Al final, Temprano aprendí a dudar de todo Por dudar de mí sin quererlo, Sin razón de quererlo o pensarlo…

vuelve a recordar su truncado amor materno este Fausto que es Pessoa, no puede evitarlo. La poesía parece vivirse y escribirse sola. La escribe el hado a través de uno, los hados son esos «maestros que no olvidan ni perdonan» y a quienes hay que entregar, concluida, la obra, según explica Pessoa en su carta de ruptura a Ofelia de Queirós, razón de su existencia y de la existencia de todo verdadero poeta. Francisco Cervantes

[1]

João Gaspar Simões, Vida y obra de Fernando Pessoa: historia de una generación, FCE, México, 1987.

EL PRIMER FAUSTO

Primer tema El misterio del mundo*

I Quiero huir del misterio ¿Hacia dónde huiré? Él es la vida y la muerte, ¡Oh dolor!, ¿a dónde me iré?

II El misterio de todo Se acerca tanto a mi ser, Alcanza a los ojos de mi alma tan de cerca, Que me disuelvo en tinieblas y universo… En tinieblas me espanto oscuramente.

III El misterio perenne que atraviesa Como un suspiro cielos y corazones…

IV El misterio royó sobre mi alma Y la soterró… ¡Muero consciente!

V Despierto, ¡aquí está el misterio junto a ti! Y pensando así me río amargamente, ¡Para mí río como si estuviera llorando!

VI ¡Ah, todo es símbolo y analogía! El viento que pasa, la noche que enfría, Son otra cosa que la noche y el viento;

Sombras de la vida y del pensamiento. Todo lo que vemos es otra cosa. La marea vasta, la marea ansiosa, Es el hueco de otra marea que está Donde está el mundo real que hay. Todo lo que tenemos es olvido. La noche fría, el paso del viento ido, Son sombras de manos, cuyos gestos son La ilusión madre de esta ilusión.

VII Mundo, me contraes al existir. Te tengo horror porque te siento ser Y comprendo que te siento ser Hasta las heces de la comprensión. Bebí la copa […] del pensamiento Hasta el fin; ya que la reconocí Vacía y me dio horror. Pero la bebí. Razoné hasta encontrar la verdad, La encontré y no la entiendo. Se desvanece ya En este deseo de comprensión,

Inalterablemente, En este lidiar con seres y absolutos, Lo que en mí, por sentido, me une a la vida Y me hace hombre por el pensamiento. .................................................................. .................................................................. ................................. Y en este orgullo cierto Cerrado más todavía y enajenado Me voy, del limitado y relativo Mundo en que arrastro la cruz de mi pensamiento.

VIII Ciudades, con sus comercios… Todo es permanentemente extraño, igualmente Descomunal en el pensamiento hondo; Todo es misterio, todo es trascendente En su enorme complejidad: Un razonamiento visionado y exterior, Una ordenada misteriosidad; Silencio interior lleno de sonido.

IX

Ya están exhaustas en mí Dejándome transido de terror, Todas las formas de pensar […] El enigma del universo. Ya lo llegué A concebir, como refinamiento extremo De la exhausta inteligencia, que era Dios… .................................................................. Ya llegué a aceptar como verdad Lo que nos dan por ella y a admitir Una realidad no real Sino soñada, [como el] Dios Cristiano. ................................................................. … Fracasados pensamientos y sistemas Que, porque fracasaron, sólo más negro vuelven El horror so poder que los trasciende A todos, [sí], a todos. ¡Oh, horror! ¡Oh misterio! ¡Oh existencia! .................................................................

X El secreto de la Búsqueda es lo que no se encuentra, Mundos eternos infinitamente, Unos dentro de los otros, sin cesar recorren Inútiles: Soles, Dioses, Dios de los Dioses

Intercalados en ellos y perdidos Ni a nosotros mismos nos encontramos en lo infinito. Todo es siempre diferente y siempre adelante De [Dios] y Dioses: ésa, la luz incierta De la suprema verdad.

XI En los vastos cielos estrellados Que están más allá de la razón, Bajo la regencia de los hados Que nadie sabe lo que son, Hay sistemas infinitos, Soles centros de mundos suyos, Y cada sol es un Dios. Eternamente excluidos Uno de los otros, cada uno Es el universo.

XII

En un aturdimiento y confusión Me arde el alma, siento en mis ojos Un extraño fuego de comprensión E incomprensión urdido, enorme Agonía y ansia de existencia, Horror y dolor, [agonía] sin fin!

XIII Fantasmas sin lugar, que mi mente Figura en lo visible, sombras mías Del diálogo conmigo.

XIV No, no os lo dije… La esencia inalcanzable De la profusión de las cosas, la sustancia Se hurta hasta a sí misma. Si entendiste De este o de aquel modo lo que os dije No lo entendiste, que le falta el modo Para entenderlo.

XV Del eterno error en el viaje eterno, Lo que más se [explica] en el alma que se atreve Es siempre nombre, siempre lenguaje, El velo y capa de alguna otra cosa. No que conozcas de frente a Dios Ni que lo eterno te dé la mano, Ve la verdad, rompe los velos, Encuentra más camino que la soledad. Todos los astros, aun los que brillan En el cielo sin fondo del mundo interno, Son los caminos que falsos trillan Eternos pasos del error eterno. Vuelve a mi seno, que no conoce los dioses porque no los ve. Vuelve a mis brazos, mejor olvida que todo sólo fingir es.

XVI

Olas de aspiración […] Sin siquiera el corazón y el alma por alcanzar De vuestro sentimiento; olas de llanto No os puedo llorar, en mí subís, Marea inmensa, numerosa y sorda, Para morir de la playa en el límite Que la vida impone al Ser, olas saudosas De alguna altamar donde la playa sea Un sueño inútil, o de alguna tierra Más desconocida que el eterno [amor] De eterno sufrimiento y a donde las formas De los ojos del alma no imaginadas Bogan esenciales […] Olvidadas de aquello que llamamos Suspiros, lágrimas, desolación; [Olas] en las cuales no puedo adivinar Ni dentro de mí, en sueños [barco] o isla, Ni esperanza transitoria, ni Ilusión nada de desilusión; Oh, olas sin blancuras ni asperezas, Pero redondas, como aceites y silentes En vuestro no término, y total rumor; Oh, olas de las almas, decaed en lago O levantad ásperas y blancas Como el susurro ácido de la esperanza… ¡Elevad en tempestades mi alma! ................................................................ ....................................... No habrá

Más allá de la muerte y de la inconformidad, ¿Alguna cosa mayor? Ah, debe de haber Más allá de la vida y de la muerte ser, no ser, Un innominable supertrascendente, Eterno incógnito e inconoscible? ¿Dios? Asco. ¿Cielo, infierno? Asco, asco, ¿Para qué pensar, si ha de acabar aquí El corto vuelo del entendimiento? ¿Más más allá? ¡Pensamiento, más más allá!

XVII Me detengo a orillas de mí y me asomo… Abismo… Y en ese abismo el Universo. Con su tiempo y su espacio, es un astro y en ese Algunos hay, otros universos, otras Formas del Ser con otros tiempos, espacios Y otras vidas diferentes de esta vida… El espíritu es otra estrella… El Dios pensable Es un sol… y hay más Dioses, más espíritus De otras esencias de la Realidad… Y yo me precipito en el abismo y quedo

En mí… Y nunca desciendo… Y cierro los ojos Y sueño; y despierto para la Naturaleza… Así yo vuelvo a mí y a la Vida… ...................................... Dios a sí mismo no se comprende, Su origen es más divino que Él, Y Él no tiene más origen que el que las palabras; Piensan que harán pensar… ...................................... El abstracto Ser [en su] abstracta idea Se apagó y yo me quedé en la noche eterna. Yo y el misterio, cara a cara…

XVIII En mi abismo temeroso Se despeña calladamente La catarata del sueño Del mundo eterno y presente. Formas e ideas yo bebo, y el misterio y el horror del mundo Silentemente recibo En mi abismo profundo. El Ser en sí mismo es el nombre

De mi ser inenarrable; En mi mudo Maëlstrom El gran mundo inestable Como un suspiro se apaga y un silencio más que interminado Acoge el ayudar de lo vago Que en mí se va desvaneciendo. Por más que el Ser, que trasciende Creatura y Creador, Si a ese Ser nadie lo entiende Él a mí y a mi horror Menos. Vida, pensamiento, Todo lo que ni se adivina Todo es como un momento En una eternidad mía. ........................................................

XIX ..................................... Me abre el sueño Hacia la locura la tenebrosa puerta. Que las tinieblas son menos negras que esta luz. El horror me desvaría, el terror

De sentirme vivir y tener el mundo Soñando con lazos de comprensión En mi alma helada.

XX De algún modo toda oscuridad Yo la soy supremo. Soy el Cristo negro. El que no cree ni ama; el que sólo sabe El misterio convertido en carne. Hay un orgullo tenebroso que me dice Que soy Dios haciéndome inconsciente Para lo humano; soy más real que el mundo Por eso odio su existencia enorme, Su amontonamiento de cosas vistas, Como un santo devoto Odio el mundo, porque lo que yo soy y que no sé sentir que lo soy, lo conoce Por no real y no de allí. Por eso lo odio; ¡Sea yo el destructor! ¡Sea yo el Dios ira!

XXI Soy la conciencia que odia al inconsciente, Soy un símbolo encarnado en dolor y odio, Fragmento de alma del posible Dios Arrojado al mundo Con la saudade pávida de la patria… ................................................................ Oh sistema mentido del universo, Estrellas nadas, soles irreales ¡Oh, con qué odio carnal y aturdiente Os odia mi ser de desterrado! Yo soy el infierno. Soy el Cristo negro Clavado en la cruz ardiente de mí mismo. Soy el saber que ignora, Soy el insomnio del dolor y del pensamiento. ................................................................

XXII ¡Ah, no poder arrancar de mí los ojos, Los ojos de mi alma […] (De eso a lo que yo llamo alma) Sólo de dos cosas sé, absorto en ellas Profundamente: el universo y yo,

El universo y el misterio y yo sintiendo El universo y el misterio, apagados Humanidad, vida, amor, riqueza. ¡Oh vulgar, oh infeliz! ¿Quién sueña más Tú o yo? Tú que vives inconsciente, Ignorando este horror que es existir, Ser, frente al [profundo] pensamiento Que no lo soluciona en compensación, tú O yo, que analizando y discurriendo Y penetrando […] en las esencias, Cada vez siento más desordenado Mi pensamiento loco y caído, Cada vez siento más cómo soy yo, Soñando menos, conciencia alerta Fuera sólo soñando más profundo… .............................................................

XXIII ............ Ah, qué diferencia, Y todo siendo. El misterio del mundo, El íntimo, horroroso, desolado, Verdadero misterio de la existencia, Consiste en que no existe ese misterio. .................................................................

XXIV Esta simplicidad de alma Poseída no sólo por los inocentes Sino por los viciosos y los criminales… ................................................................ ................................. esa simplicidad La perdí y sólo me queda un vacío inmenso Que ocupa fríamente el pensamiento.

XXV Tiemblo de miedo: He ahí abierto el secreto. Más allá de ti Nada hay de seguro, Ni puede haber Más allá de ti. Que [sólo] tienes esencia No tienes existencia Y te llamas […] Ser.

XXVI Más que la existencia Lo que es un misterio es existir, ser, tener Un ser, una existencia, un existir; Uno cualquiera, que no éste, por ser éste, Éste es el problema que me perturba más. ¿Qué es existir —no nosotros o el mundo— Sino existir en sí?

XXVII No es el dolor de ya no poder creer El que me oprime, ni el de no saberlo, Sino sólo [y más] completamente el horror De haber visto el misterio frente a frente, De haberlo visto y comprendido en toda Su infinitud de misterio. ¿Es esto lo que me enajena, que me [trae] Siempre mostrando en mí como un terror, El mayor terror que hay?

XXVIII

Para mí ser es admirarme de estar siendo.

XXIX Entre lo real y yo hay un velo Impenetrable a la propia concepción. No me imagino amando, combatiendo, Viviendo con los demás. Hay en mí Una imposibilidad de existir De la que [abdiqué] viviendo.

XXX Volví mi alma exterior a mí.

XXXI ¡Tarde! No poder Adivinar tu secreto y tu misterio no lúcido. Ignorar

Esta emoción, Vaga desesperanza casi amarga, De sensación que das. ........................................................

XXXII .............................................................. ¿Qué importa? Todo es lo mismo. A mí qué me importa que sea Mañana todavía de rocío levantada. Día ligero al sol, pesado de nubes, La tarde, La noche misteriosa, Todo, si en ello pienso, sólo me amarga Y me angustia. ..............................................................

XXXIII Despertado, abro los ojos. ¡Vivo! ¡Estoy vivo todavía! Me vuelvo a verte, Pálida luz, silente luz de la tarde,

¡Que ahora me [llenas] de un cálido horror! ¿Dónde estoy? ¿Dónde estuve? Hierve en mí, En un aquietamiento indefinido, Un eco de tumultos y de sombras Y una cohorte casi de fantasmas [Gritantes]. Y luces, cantos, gritos, Deseos, lágrimas, llamas y cuerpos, En un rehervir [tumultuoso] y mezclado, En una desvaída confusión nocturna, Como sintiendo piedad por dejarme, Siento pasar por mí, algo como visiones. Ni con esfuerzo me puedo acordar Si son fantasmas o vagos recuerdos; No me acuerdo de ninguna vida mía Y ni el esfuerzo necesario, deseado Para acordarme lo puedo tener. .............................................................. Acabar. Ni lo deseo ni lo espero Ni temo, en la apatía de mi ser. ¿Para qué vivir pues? Quiero la muerte, Y al sentir sus pasos Alegre y apagadamente Lentamente me volveré hacia su lado En fin, dejando caer sobre mi brazo Mi cabeza, cerrados los ojos, caliente Del vago llanto ya medio olvidado. Pero ¿dónde estoy? ¿Qué casa es ésta? Cuarto Rústico, simple —no sé, no tengo fuerzas

Para observar— un cuarto lleno de luz Oscura y demorada, que en la tarde En otra época yo… Mas ¿qué importa? La luz lo es todo. Yo la conozco.

XXXIV Basta que sea breve y transitoria la vida. Para que sea sueño. A mí, como a quien sueña, Y oscuramente le pasa cierta amargura De tener que despertar; a mí la muerte, Casi el horror de que me quiten el sueño y tener que darme a la realidad, me asusta, Casi como la muerte. ¡Cuántas veces [cuántas], En sueños vacíos conscientemente Inmerso, no me pesa tener que ver La realidad y el día! Sí, este mundo con su cielo y tierra, Con sus mares y ríos y montañas, Con sus árboles, aves, bestias, hombres, Con el que el hombre, con arte figurado De alguna construcción divina, hizo Casas, ciudades, cosas, modas […], Este mundo, que [nunca] reconozco,

Como sueño lo amo, y como es sueño lo [quiero] O [tengo] que dejarlo y ver la verdad, Me toma la garganta, con horror por lo negro, El pensamiento de la hora inevitable, Y la verdad de la muerte me angustia. Pudiera yo, sí, pudiera eternamente Ajeno al verdadero ser del mundo, ¡Vivir siempre este sueño que es la vida! Expulsado ya de la divina esencia, Ficción fingida, vana mentira eterna, Alma sueño, ¡que nunca yo me despertara! Suave me es el sueño, y la vida […] es sueño. Temo a la verdad y a la vida verdadera. ¡Cuántas veces, pasada la vida, busco En el seno maternal de la noche y del error, El alivio de soñar, durmiendo; y el sueño, Una perfecta vida me parece; […] …, y por acaso Porque pasa de prisa. Y así es la vida.

XXXV Y el sentimiento de que la vida pasa Y el sentirla pasar

Adquiere en mí tal intensidad, De desolado y angustioso horror, Que a ese mismo horror, horror le tengo De poder sentirlo Y por sentirlo como tal.

XXXVI Me aburro con la posibilidad De la vida eterna; el tedio De vivir siempre debe ser inmenso. Tal vez eso sea el infinito… Ya el tedio de pensarlo es horroroso.

* Los puntos suspensivos entre corchetes y las líneas punteadas indican que faltan partes en el original.

Segundo tema El horror de conocer

I EL INEXPLICABLE horror De saber que esta vida es verdadera, Que es algo real, que es [casi] un ser En todo su misterio […] Realmente real.

II Del horror del misterio son, tal vez guerreros Símbolos esos horrendos Gorgona y Demogorgon fabulosos, Fatales uno por su aspecto, el otro por su nombre. En ellos se ve la ávida ansiedad De tener, en una concepción que torturara De terror, eso que de vago y extraño

Atravesando como una oposición Del pensamiento la soledad, íntegra De luz parcial […] la negra lucidez Del misterio supremo. Es conocer El levantarse de esos ídolos de horror, La existencia de aquello que, pensando A fondo, remolina el pensamiento Por locos vanos [rincones], delirios de la locura, Despeñaderos [arduos], confusos, Torturas, y algo más que la angustia Y pavor que no se explica sin que fracase En la misma concepción de concebirlo.

III ¿Por qué pues buscar Sistemas vanos de vanas filosofías, Religiones, sectas, [voz de pensadores], Si el error es condición de nuestra vida, La única seguridad de la existencia? Así llegué a esto: todo es error, De la verdad hay sólo una idea A la que no corresponde la realidad. Creer es morir, pensar es dudar, La creencia es el sueño y el sueño del intelecto

Cansado, exhausto, que soñando obtiene Efectos lúcidos de equívoco fácil Que antepuso a sí mismo, más sentido, Más [visto] que lo usual de su pensar. La fe es esto: el pensamiento Queriendo engañarse eternamente Débil en el engaño [y así], en el desengaño; Ya sea en la ilusión o en la desilusión.

IV Cuanto más hondamente pienso, más Profundamente no me comprendo. El saber es la inconsciencia de ignorar.

V Sólo la inocencia y la ignorancia son Felices, pero no lo saben. ¿Lo son o no? ¿Qué es ser sin saberlo? Ser, como la piedra, Un lugar nada más.

VI Cuando a veces pienso en mi futuro Se me abre de repente [un amplio] abismo Ante el cual se me cambia el ser. Y me pongo sobre los ojos las manos del alma Para ocultar aquello que no veo. —Oh, ¡lúgubres gracejos de expresión!

VII A veces pasan Por mí relámpagos de pensamiento Intuitivo y profundizante, Que me revelan angustiosamente Momentos de un misterio que asusta; Dudosos, no olvidados, me angustian De terror, que entontece el pensamiento Y vagamente pasa, y mi ser regresa A la oscuridad y al menor horror.

VIII

.............................. ¿Por qué la locura es Más sana que la carencia de ella?… .............................................................. .................................. ¿Cuál es la íntima razón De que la creencia y el sueño sean necesarios Y todo lo demás funesto?… .............................................................. Ironía suprema de saber: Sólo conozco eso que no entiendo, Sólo entiendo lo que entender no [puedo]! .............................................................. .................................... Y yo cambio Por las vías oscuras de la locura Ojos vagos de susto, por el [horror] De que haya realidad y de que exista el ser, De que exista el hecho de la realidad. .............................................................. ...............................Tiemblo y de repente Una sombra de la noche pavorosa Me inunda el helado pensamiento .............................................................. .................................. Voy cayendo En un precipicio cuyo horror no conozco Ni a mí mismo me [logro] imaginar, Que sólo calculo cuando estoy en él.

IX Soñando yo vencí mundos, Mi vida fue un sueño. Cierra tus ojos profundos Hacia la verdad que duele. La ilusión es la madre de la vida: Fui loco, y todo por Dios Sólo la locura incomprendida Va adelante hacia los cielos. ......................................

X Del fondo de la inconsciencia Del alma sobriamente loca Arrojé la poesía y la ciencia, ¡Y no poca Maravilla del inconsciente! En sueños, sueños cree. Y el mundo atónito siente Cuán bello es lo que le di.

XI ¡Sólo es grande la locura! ¡Y sólo ella es feliz!

XII Montañas, soledades […], desiertos todos [Aun]que así yo deba de morir Reveladme vuestra alma, eso que hace Que se me hiele la mente al advertir Que realmente existís y que, en verdad, Que son hechos, existencia, cosas, seres, .............................................................. Desespero al oírme decir Eso que tengo en el alma. Lo siento, lo siento, Y sólo hablando no me entiendo. .............................................................. ¡Sentir esto es el horror que no tiene nombre! ¡Pero sentirlo sintiendo íntimamente No con ansias o suspiros del alma Sino con el pavor supremo, con el helado Inerte horror de la desesperación!

XIII No tengo, no, ya duda o alegría; Pero no regreso más a esa duda Ni a esa alegría regresaría, Si me fuera posible; tengo el orgullo De haber llegado aquí, donde nadie, Ni las alas del loco pensamiento Ni las alas de la loca fantasía Llegaron. Y aquí me quedo. Consolado En este perenne desconsuelo. .............................................................. .................................................. Esta Diferencia contra la diferencia Entre el vacío escepticismo antiguo Mundo adivinador, que no comprende Toda la fuerza de lo que adivinó; Entre esto y mi pensamiento: Llegué hasta aquí. No quiero salir de aquí, ni querría Aquí llegar. Pero aquí llegué y aquí me quedo.

XIV ¡Horror supremo! ¡Y no poder gritar

A Dios —no lo hay— pidiendo alivio! El alma en mí ironiza sólo de pensar En eso de pedir ridícula vanidad… .............................................................. ...................................... Tengo en mí La verdad sentida e incomprendida Pero cerrada en sí misma, de tal modo Que no puedo ni pensarla (Nadie puede sentirla). .............................................................. Cómo desearía yo cerrar bien Los ojos —sin morir, sin descansar, No sé cómo— al misterio y a la verdad Y a mí mismo, y no dejar de ser. Morir tal vez, morir si en la muerte Me encontrara el misterio cara a cara. .............................................................. Me siento enajenado por el pensamiento, Por la comprensión y por la incomprensión. Camino como entre sueños. Constreñido Por el terror de la muerte inevitable Y por el mal de la vida, que me hace Sentir, por existir, aquel horror, Atormentado siempre. Objetos mudos Que parecéis sonreír horrendamente Sólo de existir y estar allí; Os odio con horror. Yo querría… ¡Ah! pudiera ya decirlo —no lo sé—

Ni vivir ni morir […] Ni sentir, ni quedarme sin sentir… .............................................................. No puedo más, no puedo soportar más Esta tortura intensa, el interregno De las existencias que me cercan… Vamos, Abramos la ventana… Tarde, tarde… Es tarde… y en otro tiempo amaba la tarde Con su silencio suave e incompleto Sentido más allá De la base consciente de mi ser… Hoy… no más, no más me volverán Las inocencias e ignorancias suaves Que me vuelven el alma transparente. Nunca más, nunca más yo te veré Como te vi, del sol de la tarde, nunca Ni tú, monte solemne de verdor, Ni los colores del poniente desmayado En una respiración callada… Y que yo no pueda Llorar la pérdida vuestra [porque yo os perdí] [Ni siquiera] las lágrimas podrían encontrar— Por amargas que fueran— lo que en otros tiempos Yo me acordaba que os dejaría. .............................................................. ............................. ¡Oh, alma amarga mía Llena de hiel y que yo no pueda llorar! Quien siente llora, pero quien piensa no. Yo, cuyo amor y desventura

Me viene de pensar, ¿a dónde iré a buscar lágrimas Si ellas no fueron dadas para pensar? Ya ni siquiera os puedo decir: ¡Venid, Lágrimas, Venid! ¡Ni siquiera pensar Que llegaré aún a lloraros!

XV Ya oigo el impetuoso Ruido circular como arrastrando hojas, Y, en un vago abrir de ojos, siento en la luz Las amarilleces y palideces [Apenas] el Otoño sopla [nuevamente] Dejadlo que así sea, ¿qué me importa? Como un fresco pañuelo yo querría Pasar la sombra y el silencio sobre mí Y dormir —¡Ah, dormir!— en un deslizamiento Suave y blando hacia la inconsciencia, En un apagamiento sentido dulcemente.

XVI No sé de qué manera la sucesión

De los días ha encontrado este mi ser Que a sí mismo se tiene [desconocido]. No sé qué tiempo vago atravesé En los breves días de febril ausencia De parte de mi ser. Ahora No sé que es lo que hay en mí, que sobrenada La ignorada cosa que perdí. .............................................................. Siento pavor, pero ya no es el mismo Pavor, ni es la misma soledad De otros tiempos, la soledad en la que siento. Quemé libros, papeles, Destruí todo por quedar muy solo, Porque no [sé] no saberlo deseo. Me queda sólo un deseo desierto De amar y de sentir […] .............................................................. ¡Pesado el fardo de la grandeza! ¡Amor! No a los reyes ni a príncipes les pesa Y el ánimo responsable […] Como a mí la existencia. .............................................................. En este aturdimiento nace en mí Algo negro y extraño y nuevo Que presiento con miedo […] Aureoleado de mí dentro de mi alma. .............................................................. Como la línea negra [en el horizonte]

Se levanta en negra nube y ennegrece Y crece levantándose y [oscurece] El firmamento siento despuntar Anuncios de Tormenta y confusión En un silencio que existe dentro de mí.

XVII Cuanto más claro Veo en mí, más oscuro es lo que veo. Cuanto más comprendo Menos me siento comprendido. Oh horror […] paradójico de este pensar…

XVIII El transcurrir de los días Y todo el subjetivo y objetivo Envejecer de todo, no me duele Por sentido, sino por no ponderado; Ni ponderado duele, pero asusta. Todo tiene sus [razones] en la tiniebla Del misterio y yo estoy de eso siempre

Atento a lo sustancial de vivir Y a la [conciencia] del misterio en todo. Cada cosa para mí es puerta abierta Hacia donde veo la misma oscuridad; Y en cuanto más miro, más comprendo yo Cuán oscura es aquella oscuridad; Y en cuanto más lo comprendo, más Me siento oscuro al comprenderlo, Desde que desperté a la conciencia Del abismo de la noche que me cerca, No reí ni lloré más, porque pasé A la monstruosidad del sufrimiento Mucho más allá de la locura, de la que se ríe Y de la que se llora monstruosamente Consciente de todo y de la conciencia Que de todo tengo horrorosamente. Todas las máscaras que el alma humana Para sí misma usa, yo las arranqué; La misma duda, temblando, Yo me arranqué de mí y todavía después Una máscara más […] Pero lo que entonces vi; esa desnudez De la conciencia en mí, como relámpago Que tuviera una voz y una expresión, Me heló para siempre en otro ser […] .............................................................. Sólo comprendí Que no hay forma de pensar o de creer,

De imaginar, soñar o de sentir, Ni rasgo de […] locura Que se atreva a poner el alma humana frente a frente Con eso que una vez visto y sentido Me [cambió], como si al universo el sol Le faltara de súbito, sin duración En su fin […] .............................................................. ¡Oh horror! ¡Oh horror! Siento otra vez Esa frialdad precursora en el alma De la suprema intuición. ¡Ah, no poder Fuera del ser y del sentir, esconderme! ¡Ah, no poder gritar, pedir, dejarme! ¡Oh algo más que una luz Voy sintiendo que va a rayar pronto!… ¡Muerte! ¡Tiniebla! […] ¡a mí! ¡a mí!

XIX ¡Ah, no poder dormir (yo no sé como, [Ni] en verdad lo quiero) eternamente, Acabar, no conmigo ni con esto, Sino con todo: causa, efecto, ser… Ideas [vanas] que la imaginación Vacía de un momento

Genera sin ilusión, como el niño Que se embriaga indolentemente Con el olor transitorio de una flor.

XX ¡Ah, que algo Sueño o soñar, sin doler aísle Mi ya aislado corazón, Que las palabras que yo diga nunca pueden Llevar hacia los otros más que el sentido Que tienen esas palabras, y [existe] Por fuera de lo que digo, oculto en él Algo así como el esqueleto en esta mi carne Invisible estructura de lo visible Diferencia esencial… ¡Cae sobre de mí, apagarse mío! ¡Querer querer, inútil piedra al mar! Saco para atrapar el viento, cesto de agua, Cazador que sólo oye aullar de lejos a los lobos…

XXI

No es el vicio Ni la experiencia la que desflora al alma, Es sólo el pensamiento. Hay inocencia En Nerón mismo y en Tiberio loco Porque hay inconsciencia. El sólo pensar Desflora hasta lo íntimo del ser. Ese perpetuo analizarlo todo, Este buscar una desnudez suprema Razonada coherentemente Es la que desplaza a la inocencia verdadera Por la suprema conciencia honda De sí, del mundo […] .............................................................. ¡Pensar, pensar es no poder vivir! Pensar, siempre pensar, perennemente, Sin poder echar mano de él. ¡Ah, yo me sonrío Cuando [a] veces noto la inconsciente Risa vacía del bandido Rindiéndose a la inocencia! Si él supiera Lo que es perder toda la inocencia… .............................................................. ¡El tedio! ¡El tedio, quién me permitiera tenerlo!

XXII

Todo lo que adquiere forma o ilusión De forma, en las palabras, no consigue Darme siquiera, encerrado en mí la mirada Del [pensamiento], la ilusión de ser Una expresión de eso que no se explica, Ni por decir que no se explica. Vida Idea, Esencia, Trascendencia, Ser, Todo de cuanto vago y [sombra] Pueda sucederle al sueño del pensar, Aunque hondamente concebido, Ni por el horror de ese imposible deja Transvasar sombra o recuerdo de lo que es. ¡Con cuánta realidad el mundo es sueño! ¡Con qué ironía más que nada amarga No me constriñe, fría y negramente, Esta inquieta pretensión de ser!

Tercer tema Quiebra del placer y del amor

I Beber la vida de un trago, y en ese trago Todas las sensaciones que la vida da En todas sus formas […] .............................................................. Antes querría yo Embeberme en los árboles, en las flores, Soñar en las rocas, mares, soledades, Hoy no, huyo de esa loca idea: Todo lo que me acerca al misterio Me angustia de horror. Hoy sólo quiero Sensaciones, muchas, muchas sensaciones, De todo, de todo en este mundo; humanas, No otras de delirio panteistas Pero sí perpetuos shocks de placer Cambiando siempre, Cuidando fuerte la personalidad Para sintetizarla en un sentimiento.

Quiero Ahogar en bullicio, en luz, en voces, —Tumultuosas [cosas] usuales— El sentimiento de la desolación Que me llena y avasalla. Me holgaría De llenar en un día […], en un trago, La medida de los vicios, aunque Fuera condenado eternamente — ¡Locura!— al tal infierno, A un infierno real.

II Alegres campesinos, alegres muchachas y dichosas, ¡Cómo amarga a mi alma esa alegría! .............................................................. Ni de criaturita, ser predestinado, Yo era así de alegre; en mis juegos, En mis ilusiones de la infancia yo ponía El mal de mi predestinación. .............................................................. ¡Acabemos así con esta vida! ¡Acabemos! ¡La forma poco importa! Ya no puedo sufrir más. Ya veré— Yo, Fausto— a aquellos que apenas sienten

Toda la extensión de la felicidad, ¿Gozarla? .............................................................. Hierve la revuelta en mí Contra la causa de la vida que me hizo Como soy. Y moriré y dejaré En este mundo sólo esto: una vida Sólo placer y sólo gozo, sólo amor, Sólo inconsciencia en pensamiento estéril Y desprecio […] Pero ¿cómo entraré yo en aquella vida? Yo no nací para ella.

III Melodía vaga Hacia ti se eleva Y, llorando, lleva A tu corazón, Ya de dolor exhausto, Y soñando, lo apaga. Tus ojos, Fausto, No llorarán más.

IV Ya no tengo alma. La di a la luz y al ruido, Sólo siento un inmenso vacío donde tuve alma… Soy sólo una cosa exterior apenas, Consciente sólo de que no es nada… Pertenezco a la liviandad y a la crápula de la noche Soy sólo de ellas, me encuentro disperso Por cada grito ebrio, por cada Tono de la luz en la gran barriga de las botellas. Participo de la niebla luminosa De la orgía y de la mentira del placer. Y una fiebre y un vacío que hay en mí Me confiesa ya muerto… Me palpo Alrededor del alma, los fragmentos de mi ser Con el hábito inmortal de sondearme.

V Perdido En el laberinto de mí mismo, ya No sé cuál es el camino que me lleva De él a la realidad humana y clara Llena de luz […] Por eso no concibo alegremente

Sino con profunda pesadez de mí Esta alegría, esta felicidad, Que odio y que me hiere […] .......................................................... Como un insulto siento esta alegría, Toda alegría. Casi siento Que reír es reír; no de mí, sino tal vez De mi ser.

VI Toda alegría me congela, me produce odio. Me aburre toda la tristeza ajena, Absorto en la mía, mucho mayor que otras […] .............................................................. Siento para mí que mi alma no tolera Que alguien sea más feliz que ella; La risa me insulta porque existe; Que yo siento que no quiero que haya alguien que ría Mientras que yo no puedo. Si intento Sentir, querer, sólo quiero incoherencias De indefinida aspiración inmensa, Que aún en mis sueños son desmedidas.

VII Su alegre inconsciencia es una ofensa Para mí. ¡Su risa me abofetea! ¡Su alegría me escupe la cara! Oh, con qué odio carnal y espiritual Me escupe sobre lo que en el alma humana Hace fiestas y bailes y cantos… .............................................................. ¡Con qué alegría mía caería Un rayo entre ellas! ¡Con qué prontitud Crearía torturas para ellas Sólo porque la vida se me ríe en la cara Y me arrojaron a mi pálida faz Su gozo de vivir, su polvadera; que arda En mis ojos; los de sus huecos momentos De infancia adulta y todo en la alegría! .............................................................. ¡Oh odio, alégrame siquiera tú Hazme ver a la muerte royéndolos a todos, Pon ante mi vista a los gusanos trabajando Aquellos cuerpos! […]

VIII

¡Triste horror del alma, evoco ya Con grata saudade, tristemente, Estos recuerdos de juventud! Ya no siento saudades como hace poco Todavía las sentía. Se me va embotando A fuerza de pensar, continuo y árido, Todo el verdor y flor del pensamiento. Ahora al recordar sólo siento Como un cansancio de haber vivido sólo Desconsolado y mudo sentimiento De haber dejado atrás parte de mí, Y saudade de no tener saudade, Saudades de los tiempos en que las tenía. Si ahora evoco mi infancia, veo —¡Qué extraño!— como alguna otra criatura Que me era amiga, en una vaga Objetividad subjetividad. Ahora la infancia me recuerda, como en un sueño, Ahora a una distancia sin medida En el tiempo, deshaciéndome de espanto; y la sensación que siento al advertir Que voy pasando, ya tiene más de horror Que de tristeza […] Y nada evoca, a no ser el misterio Que el tiempo tiene encerrado en su mano. ¡Pero el dolor es más grande!

IX ¡Oh vestidas razones! Dolor que es vergüenza Y por vergüenza de sí mismo calla A sí misma su nexo! ¡Oh vil y baja Puerca animalidad de lo animal, Que se dice metafísica por miedo A saberse únicamente baja… .............................................................. ¡Oh horror metafísico de ti! ¡Sentido por el instinto, no en la mente! Vil metafísica del horror de la carne, Miedo del amor… Entre tu cuerpo y mi deseo de él Está el abismo de ser consciente; ¡Si te pudiera amar sin que existieras Y poseerte sin que estuvieras allí! ¡Ah, qué hábito recluso de pensar Tanto destierra al animal que atreverme no me atrevo Lo que la [bestia más vil] del mundo vil Opera por maquinismo! Tanto encerré bajo llave, a los ojos de los otros, Cuanto es instinto en mí, que no sé Con qué gestos o modos revelar

Un sólo instinto mío a los ojos de quienes lo miren… .............................................................. Dios personal, dios gente, de los que creen, ¡Existe para que yo te pueda odiar! Quiero alguien a quien pueda la maldición Lanzar de mi alma que morí, Y no al vacío solo de la noche muda Que no me oye.

X ¡El horror metafísico de los otros! ¡El pavor de una conciencia ajena Como un dios me espía! ¡Quién me diera Ser la única [cosa] animal, Para no tener miradas sobre mí!

XI ................................ Siento horror A lo que la significación de los ojos humanos Contiene…

..............................................................

XII Siento necesario Ocultar mi intimidad a las miradas y a los sondeos que muestran las miradas; No quiero que nadie sepa lo que siento, Más allá de lo que no puedo decir a nadie…

XIII Con qué gesto del alma Doy el paso de mí hasta la posesión Del cuerpo de otros, horrorosamente Vivo, consciente, atento a mí, tan él Como yo soy yo.

XIV No me concibo amando, ni diciendo

A alguien «yo te amo», sin que me conciba Con alguna otra alma que no sea la mía Toda la expansión y transfusión de vida Me horroriza, como al avaro la idea De gastar y gastar inútilmente: Aunque de gastar se [obtenga] gozo.

XV Cuando se adoran, vividos, Dos seres juveniles y naturales Parece que se derraman armonías Como perfumes por la tierra en flor. Pero yo, al concebirme amando, siento Como que una carcajada horrorosa y honda Lanza la existencia en mí, como de lo ridículo Y desusado en lo que es natural. Nunca, sino al pensar en el amor, Me siento tan lejano y desplazado, Tan lleno de odio contra mi destino; De rabia contra la esencia del vivir.

XVI Viendo pasar a los amantes No propiamente envidia u odio siento, Sino un rencor y una aversión inmensos Al universo entero, por cubrirlos.

XVII Me causa horror el amor, es abandono, Intimidad… … No sé ser consciente Y tengo para todo […] La conciencia, el pensamiento abierto Volviéndolo imposible. Y yo tengo la timidez del alto orgullo Y siento horror a abrirle mi ser a alguien, A confiar en alguien. Yo siento horror A que me interrogue alguien, poco O nada, algunos rincones de mi ser. Abandonarme en brazos bellos y desnudos (Aunque el amor viniera de ellos) En el concebir de todo me horroriza;

Sería violar mi ser profundo, Acercarse demasiado a los otros hombres. Una desnudez cualquiera —espiritual o corporal— Me horroriza: pronto me acostumbré En los desnudamientos de mi ser A fijar los ojos púdicos, conscientes De lo demás. Pensar en decir «te amo», Y «te amo» sólo, sólo esto me angustia…

XVIII […] yo mismo Siento ese frío corazón en mí, Admirado de ser mi corazón, Está tan frío.

XIX Sería dulce amar, ceñir a mí Un cuerpo de mujer, pero frío y grave Y hecho a todo trascendentalmente. En sensaciones al mío, algún otro cuerpo.

Por el terror de tener cerca y [junto] En sensaciones al mío, algún otro cuerpo. Helada mano misteriosa cae Sobre la imaginación […]

XX ¿Esto es el amor? ¿Sólo esto? […] .............................................................. Siento ansias, deseos, Pero no con todo mi ser. Algo En lo íntimo mío, algo allí —Frío, pesado, mudo— permanece. [Para] esto dejé yo la vida antigua Que ya no entiendo bien, pareciéndome Vaga ya. Ya no siento la honda y muda agonía Sino otra, menos honda y dolorosa, [Mucho] más terrible rabia […] De íntimos movimientos, deseos Que son parecidos a rencores. Un cansancio violento y desmedido De existir y sentirme aquí, y un odio Nacido de esto, vago y horroroso

A todo y todos…

XXI —Amo como el amor ama. No conozco razón para amarte sino amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, Si lo que quiero decirte es que te amo? .............................................................. Cuando te hablo, me duele que respondas A lo que te digo y no a mi amor. .............................................................. ¡Ah! no preguntes nada; antes háblame De tal manera que, si yo fuera sorda, Te oyera todo con el corazón. Si te veo, no sé quién soy: yo amo. Si me faltas […] ... Pero tú haces, amor, por faltarme Igual cuando conmigo estás, pues preguntas, Cuando es amar lo que debes. Si no amas, Muéstrate indiferente, y no me quieras, Pero tú eres como nunca nadie fue, Ya que buscas el amor para no amar, Y si me buscas es como si yo sólo fuera Alguien para hablarte de quien amas.

.............................................................. Cuando te vi te amé ya desde muy antes. Te volví a encontrar cuando te encontré. Nací para ti antes de que existiera el mundo. No hay cosa feliz u hora alegre Que yo haya tenido fuera de la vida Que no lo fuera porque te preveía, Porque en ella dormía tu futuro. .............................................................. Y yo lo supe sólo después, cuando te vi, Y tuve para mí mejor sentido, Y mi pasado fue como un camino Iluminado por el frente, cuando El carro con luces vuelve la curva Del camino y ya la noche es humana toda. .............................................................. Cuando yo era pequeña, siento que yo Te amaba desde tan lejos, más que lejos… .............................................................. Amor, ¡dime algo para que yo te sienta! —¡Te comprendo tanto que no siento, Oh, corazón exterior al mío! ¡Fatalidad, hija del destino Y de las leyes que existen en el fondo de este mundo! ¿Qué eres tú para mí que yo comprenda hasta el punto De sentirlo?… ..............................................................

XXII ¿Para qué hablarte? Nadie hermana Mis pensamientos en comprensión. Existo sólo por ser superior, y todo en mí Es más grande.

XXIII ¡Reza por mí! Además no me enternezco. Sólo para mí mismo me sé enternecer, Con la ilusión de amar y de sentir En la que forzosamente me detuve. ¡Reza por mí, por mí! Hasta ahí llega Mi tentativa [de] querer amar.

Cuarto tema El temor de la muerte

I Que la muerte me desmembre en otro, y yo quede O la nada de la nada o el todo Y acabe en mí esta conciencia hueca Que de existir me resta. Siento un tropel silbante y caliente De intencionadas sombras, y de impulsos Desbordando la copa de la conciencia Más arriba de la vida…

II … Y sólo un sentimiento De desear eterna quietud, Ambición vaga de cerrar los ojos

Y vaga esperanza de no abrirlos más. Cansada ansia de no vivir más; Mi desvaído cerebro no lamenta Ni sabe lamentar. Tumultuarias Ideas, mezcla de mi antiguo ser Y de éste, surgen y desaparecen Sin dejarle rastros a la comprensión. ................................................................... Ya deslumbradas, vanas, incoherentes, Amargas [vagas], desorganizaciones Que no dejan sufrir. ¡Ven, Oh muerte, ya! ¡Siento tus pasos! ¡Te siento! Tu seno Debe de ser suave y oírsete el corazón Como una melodía extraña y vaga Que eleva hasta el sueño y pasa el sueño. Nada. Ya nada [pasa]; nada, nada… ¡Vete Vida!

III ¡Ah, el horror de morir! Y encontrarse el misterio frente a frente Sin poder evitarlo, sin poder…

IV Me hiela la idea de que la muerte sea Encontrarse el misterio cara a cara Y conocerlo. Por más que apenas sea La vida el misterio de vivirla Y la ignorancia en la que el alma vive, la vida. Peor me [relampaguea] en el alma La idea de que al fin todo será Conocido y claro. ................................................................... Pudiera yo tener por cierto que en la muerte Me acabaría, me volvería nada, y avanzaría hasta la muerte, pávido Pero firme de su nada.

V … Me hiela sólo, mudo La presencia de la muerte que triplica El sentimiento del misterio en mí.

VI

¡Vete misterio, me aplastas! ¡Ah, partir Esta cabeza contra aquel muro Y caer muerto! Pero la muerte, la muerte ¡Ah, cómo la temo! ¿Hacia dónde huir? Ni en la vida ni en la muerte tengo abrigo. Maldita sea… ¿Quién? ¡Quién hace el mal Que yo siento! Ah, pero [ni] ya puedo Maldecir…

VII No es el horror a la muerte, porque raye En ella el misterio de mí, ni con ella venga El acabarme o el sentirme… ................................................................... No. No es en mi alma donde los campaneros Rebaten miedos por lo que ha de ser. Es mi carne que en mi alma grita Horror a la muerte, carnalmente lo grita, Lo grita sin conciencia y sin propósito, Lo grita sin más miedo que el mismo miedo. Un pavor con cuerpo, un pavor frío Como una niebla, un pavor todo suyo Subiendo el tono intelectual dentro de mí.

VIII El animal teme la muerte porque vive, El hombre también, porque no la conoce; Sólo a mí me es dado con horror Temerla, por conocerla en su completa Extensión y misterio, por medir El [infinito] suyo de oscuridad. ................................................................... Dolor que trasciende el verbo y el sentimiento Creando un sentimiento para sí mismo Del cual el Horror es sólo la apariencia Pensable y sensible de lo exterior. ................................................................... Algunos tienen —y es sufrimiento— la duda: ¿Existe o no existe Dios? ¿Hay alma o no? Yo no dudo, ignoro. Y si el horror De dudar es grande, el de ignorar No tiene nombre ni entre los pensamientos.

IX Miedo de la muerte, no; horror de la muerte. Horror por lo que ella es, porque es Y por lo inevitable.

X … Al condenado Aunque en su horror la luz al menos Una sombra desesperada de esperanza; Aun el horror que espera no es aquel Horror de la muerte, nada tiene el intenso Arrastrarse de la inmovilidad Que la muerte sí tiene. A mí ni esperanza Ni sospecha de sombra de esperanza Me acude, sino el horror completo y negro. Eso es lo que le parece aquel rescate ¡Es lo que temo!

XI Ah, no me ofendas con palabras vanas El horror del pensamiento. Nadie Como yo tuvo este horror. Ni podrá En las venas y en el alma de su sangre Tenerlo tan íntimo […] Tan hecho para conmigo. ...................................................................

Las figuras del sueño no conocen El sueño […] del que son figuras, Porque el mundo no sólo [ya] fue soñado Sino que es un sueño dentro de otro sueño, un sueño real, En el que los soñados tienen soñadores También. ................................................................... No poder concluir esta tortura; No poder desprenderme de este Ser; No poder olvidarme de esta vida…

XII

Sólo una cosa me espanta En esta hora, a toda hora: Es que veré la muerte frente a frente Inevitablemente. ¡Ah, cómo poder expresar este horror! No poder huirle. No poderlo olvidar. Y en esa hora en que yo y la Muerte Nos hemos de encontrar ¿Qué es lo que veré? ¿Qué es lo que sabré? ¡Horror! La vida es mala y es mala la muerte

Pero quisiera vivir eternamente Sin saber nunca […] eso que la muerte trae […] ................................................................... ¡Que cese el tiempo! ¡Que pare y quede para siempre este momento! ¡Que nunca yo me acerque a ese Horror que mata el pensamiento!

Envuélveme, enciérrame dentro de ti Y que yo no muera nunca.

Dos diálogos

I Fausto: ¡Fiebre! ¡Fiebre! Estoy trémulo de fiebre y de delirio […] ................................................................ Anciano, ¿no puedes tú Prepararme un remedio para la vida? Quiero vivirla sin saber que la vivo Como vives tú. ................................................................ Aturdirme con esto toda el alma, Toda, hasta adentro, muy dentro ¿viejo? Viejo: No te [entiendo], pero si es olvidar Lo que quieres, bebe… Fausto: —Quiero, quiero, vamos… Olvidémonos. ¿No tienes algo más fuerte [Para] algo más que olvidar? De prisa, habla… Viejo: Apenas te comprendo, pero no tengo. ................................................................

(Fausto bebe apresuradamente) ................................................................ ¡Extraña y horrible creatura! ................................................................ No es vicio Ni crimen ni tristeza, ni pavor Propiamente pavor, lo que oscurece Como una oscuridad desde adentro del alma Toda la vida y la expresión de su cara. y esas palabras que usó: «olvidar La vida», «más que olvidar», «en mí». ¿Qué significan? No lo sé, pero siento Que condice, secreta e íntimamente, Con ese ser íntimo que yo no conozco; Cualquiera que sea esa desgracia, extraño, Duerme y olvida o suceda en ti Eso que semejante al olvido Desordenadamente me dijiste (Desear en tu íntimo)… Duerme y que el filtro trabaje en el silencio De tu alma obra interior de paz y que cuando abrieras para mí los ojos Yo les vea la expresión ya transmutada Hacia la comprensible y humana Expresión de un humano sentimiento. Que te adormezca la existencia íntimamente Y también al oscuro deseo que tienes. (Se va a levantar, pero se detiene)

No. Duerme donde caíste […] ................................................................ Fausto: Yo soy distinto a los hombres, oh, anciano, Tu filtro de paz y olvido No me hizo olvidar, es sólo la sombra De una paz posible que me entró en el alma. Para la paz que yo quería, esto que tengo Es como una antorcha para la luz del sol Interiormente nada pasó. Paralizaste en mí el engranaje De pensamiento y sentimiento antiguos. ................................................................ No volvería, yo lo siento, a sentir Lo que antiguamente sentía. Se fue No sé cómo lo interno de mi ser Con sus intuiciones, pero no se fue La memoria terrible del horror De la antigua vida […] ................................................................ ............................. No digas más. Yo voy… (poniéndose en pie) Yo voy no sé a dónde… Cómo […] tiembla, Con qué debilidad y Sentimiento De estar [cambiando] el cuerpo todo. Viejo, Adiós; quisiera haber encontrado en ti Lo que en ti no podía haber encontrado. Todos los remedios no valen nada. Yo Debería al pedírtelo, saberlo;

Pero… Dime, ¿no tienes otro?… Tú, que filtras [sueños] ¿no tienes venenos más sutiles Contra la existencia? ................................................................ Viejo: —Hay un filtro Diferente al que tomaste; Diferente en la intención con la obra en el alma, Pero parecido en hacer olvidar. Fausto: ¿Cómo diferente en la intención? Viejo: —En lugar De apagar [extinguir], adormecer, Hace —una terrible excitación de vida— Nacer en el alma un conflicto de deseos Un deseo de poseerlo todo, De ser todo, de verlo todo, de amar, Gozar, odiar, querer y no querer, Reúne vicios y virtudes, todo Como si en el ansia férvida de un trago De la copa de la existencia. ................................................................ Fausto: Véndemelo tú… Ah, no, que yo no tengo nada Ni sé si tuve o tendré tener. Dámelo, viejo, de nada te servirá, De nada […] ......... ¿Quién lo hizo. ¿Por qué lo hizo? ¿Dónde lo tienes? Repite otra vez Lo que me has dicho de sus efectos… ................................................................

Que me decida o no a beber de él, Ese filtro [a ti] de nada te sirve. Dámelo pues. Viejo: —No te lo doy. Fausto: —El filtro, viejo. No me [enfurezcas, ve], ¡El filtro! Viejo: —No te lo doy. Fausto: —¡El filtro! Viejo: —No te lo puedo dar. Fausto: —¡El filtro! Viejo: —¿Para qué avanzas? ¿Qué mal te hice yo? Fausto: —El filtro, dame el filtro. Viejo: —Pero no puedo. Fausto: Viejo, repara en mí ¡Hay en mi alma Una ira calma y fría! Evita que ella En la acción te muestre quien es. Viejo: —No puedo dártelo. En verdad te digo que el filtro. Yo Te hice el bien que pude; ¿por qué entonces Avanzas así calmado hacia mí En el horror de alguna [otra] intención? Te veo igual que siempre. Evítame eso Terrible que hay en ti y que no traes En movimiento o en vaga intimidad De la mirada… Piedad… piedad… ¡Piedad, señor! Yo te doy el filtro. Ya te doy el filtro. Piedad, te doy… (Fausto lo estrangula […])

(Tras matarlo) No siento horror ni miedo, dolor o ansias, Ni alguna [forma] de extrañeza siento Por lo que hice, por más que intente Sentir […] ................................................................ Es un alma muerta ante un cuerpo muerto. Comprendo bien lo que debo sentir Pero no consigo ni siquiera imaginarme Sintiéndolo […] ................ Cuánto hay de horror En la muerte, en un ser muerto, y el misterio De todo esto. Sí, le siento el misterio Pero este sentimiento del misterio No se junta con un sentimiento Que [una] ese cuerpo conmigo, que hice Que el misterio estuviera allí. Tiemblo al sentir cuánto misterio hay en la muerte. ................................................................ Busquemos el filtro […] ................................................................

II Fausto: —Reza por mí, María, y yo sentiré Una calma de amor […] sobre mi ser,

Como la luz de la luna sobre un lago estancado… ................................................................ Dice: haced felices a quienes amo, ................................................................ Cuyos ojos no lloran por no tener En el alma ya lágrimas que llorar; Que habiéndose elevado a la cumbre su pensamiento Del humano pensar… No, no importa, No digas nada, reza y que tu alma, Compadeciéndose de mí encuentre Los términos, las palabras que en la oración Murmurará… ¿Lloras? ¿Te hice llorar? María: —Sí… No… Yo lloro sólo de verte Triste […], sin que comprenda Tu tristeza, amor mío. Viene en ella Algún dolor; ¡Oh, decidme! Comparte Conmigo tu dolor, que yo he de darte Mi amor, porque yo te amo tanto… Fausto: —¿Me amas tú, me amas tú, María? María: —Ah, ¿dudas tú? ¿Dudas, amor mío? ................................................................ ................ Sí te amo ¿por qué has de Dudar de mí? Ah, si las palabras Pudieran llevar el alma con ellas, Fausto; Si el amor, este amor como yo lo siento Pudiera expresarse sin dudar de él; Si lo que yo siento en [mi] alma si te veo, [Si] siento tu pavor, cuando pienso

En ti, amor, en ti; si miradas, besos, Pueden mostrar el amor, todo el amor! Cree que mis palabras, mis besos, Mi mirada tienen ese amor. ................................................................ No sé decir más; no aprendí Cómo hablar de amor, no […] aprendí Porque no habla el amor, [y] no puedo Decirte todo, si no no sería Amor […] ................................................................ ¡Pero yo te amo, Fausto! ¡Ah, cuánto te amo! Fausto: (aparte) —Aquello es amor… yo ya no amaré ................................................................ ............................ No puedo Elevar en mí un sentimiento Que le dé las manos a aquél. Y que sin que pueda, Yo me siento más frío, más pesado En el alma, en mi desolación. Cuán falso me siento, falso para mí […] Falso para la existencia, falso para la vida, para el amor (alto) ¡Perdón amor! (aparte) ¡Amor! ¡Cómo me amarga De tan vacía que es en mi ser esta palabra!

¡Cómo por ello así me encolerizo! (alto) ¡Perdóname, amor mío! Temprano aprendí a dudar de todo Por dudar de mí sin quererlo, Sin razón de quererlo o de pensarlo ................................................................ ............... Pero yo creo en ti, María, Yo creo en ti… ¡Qué bella eres! No, no llores, Quiero hablarte con ternura y no sé. ................................................................

TODAVÍA MÁS ALLÁ DEL OTRO OCÉANO de Coelho Pacheco (¿1917?)

En un sentimiento de fiebre de existir todavía más allá del otro océano Hubo posiciones de un vivir más claro y más límpido Y apariencias de una ciudad de seres No irreales sino lívidos por las imposibilidades, consagrados en pureza y en la desnudez Fui pórtico de esta visión irritada y los sentimientos eran sólo el deseo de tenerlos La noción de las cosas fuera de sí, las tenía cada una adentro Todos vivían en la vida de los demás Y la forma de sentir estaba en el modo de vivir para sí Pero la forma de aquellos rostros tenía la placidez del rocío La desnudez era el silencio de formas sin modo de ser Y hubo pasmos de que toda la realidad fuera esto sólo Pero la vida era la vida y sólo era la vida Mi pensamiento trabaja silenciosamente muchas veces Con la misma dulzura de una máquina aceitada que se mueve sin hacer ruido Me siento bien cuando marcha así y me pongo inmóvil Para no deshacer el equilibrio que me hace tenerlo de ese modo Presiento que es durante esos momentos cuando mi pensamiento es claro Pero yo no escucho y silencioso trabaja él siempre tranquilo Como una máquina aceitada movida por una correa

Y no puedo oír sino el deslizamiento sereno de las piezas que trabajan A veces yo me acuerdo de que todas las demás personas deben sentir esto como yo Pero dicen que les duele la cabeza o se sienten tontas Este recuerdo me vino como puede venirme algún otro Como por ejemplo el de que ellos no sienten ese deslizamiento Y no piensan en lo que no sienten En este salón antiguo en el que las panoplias de armas cenicientas Son la forma de un esqueleto en el que hay señales de otras eras Paseo mi mirada materializada y pongo de relieve lo que hay de escondido en las armaduras Aquel secreto del alma que es la causa de que viva Si veo en la panoplia la mortificada mirada en la que hay deseos de no ver Toda la estructura férrea de ese esqueleto que yo presiento y no sé por qué Se apodera en mí sentirla como un relámpago de lucidez Hay un sonido en que sean iguales dos yelmos que me escuchan La sombra de las lanzas tiene que tener muy clara marca la indecisión de las palabras Dísticos de inseguridad danzan incesantemente sobre mí Oigo ya las coronaciones de héroes que no han de celebrarme Y sobre este vicio de sentirme me encuentro en los mismos espasmos De la misma polvareda cenicienta de las armas en la que hay señales de otras épocas Cuando entro en una sala grande y desnuda a la hora del crepúsculo Y todo es silencio tiene para mí la estructura de un alma Es vaga y polvorienta y mis pasos tienen ecos extraños Como los que hacen eco en mi alma cuando ando Por sus tristes ventanas entra la luz adormecida de allá afuera Y proyecta en la pared oscura en frente las sombras y las penumbras Una sala grande y vacía es un alma silenciosa

Y las corrientes de aire que levantan polvo son los pensamientos Un rebaño de ovejas es algo triste Porque no las debemos poder asociar a otras ideas que no sean tristes Y porque es así sólo porque es así y porque es verdad Que debemos asociar las ideas tristes con un rebaño de ovejas Porque esta razón es sólo por que esta razón es que las ovejas son realmente tristes Yo robo por placer cuando me dan un objeto de valor Y yo doy a cambio unos pedazos de metal. Esta idea no es común ni banal Pero yo la encaro de modo diferente y no hay relación entre un metal y otro objeto Si yo fuera a comprar latón y les diera alcachofas Me gustaría escuchar a alguien exponer y explicar La manera en que se puede dejar de pensar en que se piensa que se hace una cosa Y así perdería el recelo que tengo de que un día venga a saber Que el hecho de que yo piense en algo y que pensar no pasa de ser algo material y perfecto La posición de un cuerpo no le es indiferente a su equilibrio Y la esfera no es un cuerpo porque no tiene forma Si es así y si todos oímos un sonido en cualquier posición Infiero que ella no debe ser un cuerpo Pero los que saben por intuición que el sonido no es un cuerpo No seguirán mi razonamiento y esa noción así no les sirve para nada Cuando recuerdo que hay personas que juegan con las palabras para volverse espirituales Y se ríen de eso y cuentan historias personales de la vida de cada uno

Para así deshastiarse y les encuentran gracia a los payasos del circo Y se molestan porque les cae una mancha de aceite en el traje nuevo Me siento feliz porque existen tantas cosas que no entiendo En el arte de cada obrero veo toda una generación debatiéndose Y por eso no comprendo ningún arte y veo a esa generación El obrero no ve en su arte nada de una generación Y por eso es obrero y conoce su arte Mi físico muchas veces es causa de que me amargue Yo sé que soy algo y porque no soy diferente de algo cualquiera Sé que las otras cosas serán como yo y deben de pensar que yo soy algo común Si en tanto así es que yo no pienso pero creo que pienso Y esta manera de acondicionarme es buena y me alivia Yo amo las alamedas de árboles sombríos y curvados Y al caminar por alamedas extensas es cuando mi mirada las altera Alamedas que mi mirada altera sin que yo sepa cómo Ellas son puertas que se abren en mi ser incoherente Y son siempre alamedas que yo siento cuando el pasmo de ser así me distingue Muchas veces me oculto sensaciones y gustos Y entonces cambian y están de acuerdo con las de los demás Pero yo no los siento y tampoco sé si me equivoco Sentir la poesía es la forma figurada de vivirse Yo no siento la poesía no porque no sepa lo que es ella Sino porque no puedo vivir figuradamente Y si lo consiguiera tendría que seguir de otro modo acondicionándome La condición de la poesía es ignorar cómo se puede sentirla

Hay cosas bellas que son bellas en sí Pero la belleza íntima de los sentimientos se derrama en las cosas Y si son bellas nosotros no las sentimos En la secuencia de los pasos no podemos ver más que la secuencia de los pasos Y ellos siguen como si yo realmente los viera que siguen De hecho ellos son tan iguales a sí mismos Que si no existe una secuencia de los pasos que no lo sea Es por lo que yo veo la necesidad de que nosotros no nos hagamos cargo del sentido claro de las cosas Así deberíamos de creer que un cuerpo inanimado siente y ve de manera distinta que nosotros Y esta noción puede ser admisible demasiado sería incómoda y fútil Si cuando pensamos podemos dejar de hacer movimientos y hablar Porque es necesario suponer que las cosas no piensan Si esta manera de ver las cosas es incoherente y fácil al espíritu Debemos suponer y este es el camino verdadero Que nosotros pensamos por el hecho de que lo podemos hacer sin movernos ni hablar Como lo hacen las cosas inanimadas Cuando me siento aislado la necesidad de ser alguna persona surge Y se arremolina en torno a mí en espirales oscilantes Esta manera de decirlo no es figurada Y yo sé que ella se arremolina en torno a mí como una mariposa alrededor de una luz Le veo los síntomas de cansancio y me horrorizo cuando creo que se va a caer Pero porque nunca sucede eso sucede que yo estoy aislado a veces

Hay personas a las que impresiona el arañar en las paredes Y otras que no se impresionan Pero el arañar en las paredes es siempre igual Y la diferencia parte de las personas. Pero si hay diferencia entre este sentimiento Habrá diferencia personal en el sentimiento de las demás cosas Y cuando todos piensen igual sobre las cosas será porque son diferentes para cada uno La memoria es la facultad de saber que habremos de vivir Por lo tanto los amnésicos no pueden saber que viven Pero ellos son como yo infelices y yo sé que estoy viviendo y he de vivir Un objeto que se alcanza un susto que se tiene Son todas maneras de vivirse para los otros Yo desearía vivir o ser para mí como viven o son los espacios Después de comer muchas personas se sientan en una mecedora Se acomodan almohadas cierran los ojos y se dejan vivir No hay lucha entre vivir y la voluntad de no vivir O entonces —y esto es horroroso para mí— si hay realmente esa lucha Se matan con un tiro de pistola habiendo escrito cartas primero Dejar de vivir es absurdo como hablar en secreto Los artistas de circo son superiores a mí Porque saben dar saltos y saltos mortales a caballo Y dan saltos sólo por darlos Y si yo diera un salto tendría que saber por qué lo daba Y no darlos me entristecería Ellos no pueden decirnos cómo es que los dan Pero saltan como sólo ellos saben saltar Y nunca se preguntan a sí mismos si realmente saltan Porque yo cuando veo algo No sé si se da o no ni puedo saberlo

Sólo sé que para mí es como si sucediera porque lo veo Pero no puedo saber si veo algo que no sucede Y si lo viera tampoco podría suponer que sucedía Un ave es bella siempre porque es un ave Y las aves son bellas siempre Pero un ave sin plumas es repugnante como un sapo Y un montón de plumas no es bello De este hecho tan desnudo en sí no sé concluir nada Y siento que debe haber en él alguna gran verdad Lo que pienso una vez no puede ser igual a lo que pienso otra vez Y de este modo yo vivo para que los otros sepan que viven A veces junto a un muro veo a un pedrero trabajar Y su manera de existir y de poder ser visto es siempre diferente de lo que yo creo Él trabaja y hay una incitación dirigida a que mueva los brazos ¿Cómo es que puede suceder que él se encuentre trabajando por la voluntad que pone en ello Y yo no me encuentre trabajando ni tenga voluntad de ello Y no pueda comprender esa posibilidad? Él no sabe nada de estas verdades pero no es más feliz que yo con seguridad En áreas de otros parques pisando las hojas secas A veces sueño que soy para mí y que tengo que vivir Pero nunca pasa este verme de ilusión Porque al final me veo en las áreas de ese parque Pisando las hojas secas que me escuchan Si pudiera al menos oír tronar las hojas secas

Sin que yo las pisara o sin que ellas me vieran Pero las hojas secas se arremolinan y yo tengo que pisarlas Si al menos en esta travesía yo tuviera un otro como toda la gente Una obra maestra no pasa de ser una obra cualquiera Y por lo tanto una obra cualquiera es una maestra Si este razonamiento es falso no es falsa la voluntad Que yo tengo de que sea cierto de hecho Y para los usos de mi pensamiento me es suficiente Qué importa que una idea sea oscura si es una idea Y una idea no puede ser menos bella que otra Porque no puede haber diferencia entre dos ideas Y esto es así porque yo veo que esto tiene que ser así Un cerebro soñando es lo mismo que piensa Y los sueños no pueden ser incoherentes porque no pasan de ser pensamientos Como otros cualquiera. Si veo a alguien mirándome Comienzo sin querer a pensar como toda la gente Y es tan doloroso eso como si me señalaran el alma con hierros candentes Si un hierro candente es una idea que yo no comprendo El descarrío que llevan mis virtudes me conmueve Me obliga a sentir que puedo notar si quiero las faltas de ellas A mí me gustaba tener mis virtudes gustosas de que se llenaran Pero sólo para poder gozar y poseerlas y que fueran mías esas virtudes Hay personas que dicen sentir el corazón despedazado Pero no adivinan siquiera lo bueno que sería Sentir que nos despedazan el corazón Eso es algo que no se siente nunca

Pero la razón es ésa por la que sería una desgracia sentir el corazón despedazado En un salón de noble penumbra donde hay azulejos En el que hay azulejos azules coloreando las paredes Y en el que el suelo es oscuro y está pintado y con esteras de yute Doy acceso a veces coherente por demás Soy en aquel salón como cualquier persona Pero la superficie es cóncava y las puertas no ajustan La tristeza de las banderas crucificadas en los vanos de las puertas Es una tristeza hecha de silencio desnivelada Por las ventanas reticuladas cuando es de día Que entorpece los vidrios de las banderas y recoge en los rincones montones de oscuridad Corren a veces fríos ventosos por los extensos corredores Pero hay un olor a barnices viejos y tronados en los rincones de los salones Y todo es doloroso en este solar de vejestorios Me alegra a veces pasajeramente pensar que he de morir Y seré encerrado en un cajón de palo oliendo a resina Mi cuerpo se ha de derretir en espantosos líquidos Las facciones se me desharán en diferentes podredumbres coloridas E irá apareciendo la calavera ridícula abajo Muy sucia y muy cansada pestañeando.

Contenido Portada Preliminares Acerca del autor Fausto con Mefistófeles dentro, por Francisco Cervantes El primer Fausto Primer tema. El misterio del mundo Segundo tema. El horror de conocer Tercer tema. Quiebra del placer y del amor Cuarto tema. El temor de la muerte Dos diálogos Todavía más allá del otro océano Contraportada

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