Paul Evdokimov: El sacerdocio conyugal. Ensayo de teología ortodoxa del matrimonio (VVAA-El Matrimonio, Mensajero, 1969, pp. 91-161)
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Descripción: Paul Evdokimov, nacido el lero de agosto de 1901 en San Petersburgo, discípulo de Serge Bulgakov, y represe...
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Rom 16, 5.
.. Hom. 20 sobre Efesios¡ PG 62, 143.
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El m11trimo11io
en la Cruz: «Del costado atravesado salió sangre y agua», figura de la esencia sacramental de la Iglesia. Ahora bien, aparece la misma imagen en el rito caldeo del matrimonio: «El esposo es semejante al árbol de vida en la Iglesia; la esposa es semejante a una copa de oro fino desbordante de leche y salpicada de gotas de sangre. Que la Santa Trinidad resida para siempre en su mirada nupcial». El mismo vínculo sagrado que une el milagro de Caná, la Cruz y el Cáliz eucarístico, les hace converger hacia la copa única que beben los esposos en el momento del sacramento. En Caná, Jesús «manifiesta su gloria ~ en el recinto de una ecclesia doméstica. De hecho, esas bodas son las bodas de los esposos con Jesús, el único Esposo, Amándose el uno al otro, los esposos aman a Dios. Cada instante de su vida brota como doxología real, en canto y en oración litúrgica incesantes. La fórmula clásica del Balsamon: el.as dos personas unidas en un solo ser», es la respuesta exacta de la naturaleza de la Iglesia: «Pluralidad de personas unidas en un solo cuerpo•. Si el ser conyugal en su relación a Dios, es imagen y semejanza de la Trinidad, en su relación con la Iglesia existen más de una similitud. No se trata solamente de ser semejante a la Iglesia: en su realidad de gracia, la comunidad de los esposos es parte orgánica, célula de la comunidad eclesial. Este es el sentido que se puede encontrar en la magnífica definición de San Juan Crisóstomo: «si el ser conyugal es un icono vivo de
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PAt1L EVDOIDKOY
El sacmiocio conyugal
Dios, es porque ante todo es un icono misterioso de
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La caltidad y la a1ce1i1 conyugal.
El hombre es un espíritu encamado. La naturaleza cósmica y su propio cuerpo le brindan la materia para su creación artística. San Gregario Palamas ve en ello la primacía del hombre sobre los ángeles, espíritus puros. Enseña que los pecados de espíritu son infinitamente más graves que los de la carne. La caída depende de lo espiritual, y el orgullo sle opone a la gracia de modo más pernicioso, más conscientemente, que toda concupiscencia de la carne. Esta es más normal, porque expresa una exageración descompuesta de la naturaleza, mientras que el orgullo es la rebeldía contra la naturaleza, la negación demoníaca de Dios. «Los impúdicos no entrarán en el Reino». Es una cierta actitud para con el prójimo la que se evidencia somo impúdica, y designa sobre todo a les ricos. En el Evangelio se da un contraste muy marcado entre la indulgencia para con la naturaleza y la extrema severidad con las faltas del espíritu. Según la tradición patrística, Rom 5, 12, enseña la transmisión no de la falta sino de la mortalidad. Todo el esfuerzo grandioso de la ascesis está encauzado hacia la dominación sobre la muerte. En engendrar para la muerte no es de ninguna manera por wlpa de la sexualidad, sino que es algo i.riherentc a "
Hom. 12 sobre Colosenses; PG 62, 387.
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El matrimonio
Ja naturaleza hecha mortal. Desde entonces, existe la renuncia monástica de propagar el elemento mortal y la santificación de las especies humanas en el matrimonio y la penetración en ellas de los poderes del Resucitado. Cuanto más es el matrimonio el lugar donde se proyectan la unión de Cristo y de la Iglesia, tanto es mayor su testimonio de la victoria sobre la muerte y del poder de inmortalización inherente al amor. El amo1 bebe en un manantial más profundo que el cuerpo. Lo dice San Máximo: «En el hombre se juntan el principio carnal y espiritual... de forma que el mismo cuerpo se vuelve una expresión del espíritu». Es la dialéctica genial de la interiorización de los grandes espirituales. «El que no es espiritual hasta en su carne, se hace carnal hasta en su espíritu» dice San Agustín, y añade: «La virginidad de la carne pertenece a un número pequeño, la virginidad del corazón debe ser el hecho de todos» 61 • La dialéctica paulina de la «circuncisión de la carne» fa interioriza hasta el «corazón circunciso» y se aplica por el mismo título exactamente a la interiorización de la castidad. Orígenes habla de la «castidad del alma» 11J que se llamará entre los padres del desierto la «purificación del corazón». A esta pubertad espiritual llegan también aquellos monjes que en otro tiempo fueron casados. En ello se da ya una trascendencia del estado psicológico solo. La casti61
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Enarr. in ps., 147. PG 12, 728 C.
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El sacerdocio conyugal
dad lo rebasa y expresa la estructura casta total; incorpora el espíritu humano. El amor casto está magnetizado por el corazón que permanece virgen por encima de toda actuación corporal. Según la Biblia, es el «conocimiento» total de dos seres, una conversación de espíritu a espíritu, en donde el cuerpo aparece de manera prodigiosa como vehículo de lo espiritual. Por eso: «Usad del 70 cuerpo con santidad y respeto» • Como materia pura, apta para su empleo litúrgico, el hombre casto todo entero -alma y cuerpo-- es materia del sacramento del matrimonio con su santificación cúltica
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