February 19, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
1ª Edición: Agosto 2016 © L S. Bustamante, 2016 © Dirección editorial: Centro Nacional del Libro. Torre Norte, Centro Simón Bolívar, Piso 20. El Silencio. Caracas – Venezuela. Página web: www.cenal.gob.ve Diseño y Diagramación: Ing. Marlly Carvajal Corrección: Licda. Wendy Escalante Carrero Impreso en Megasoft Publicidad y Comunicaciones Impreso en Venezuela – Printed in Venezuela Depósito legal: If07620168001083 Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total y parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.
ÍNDICE
Dedicatoria
Capítulo 14
Sinopsis
Capítulo 15
Capítulo 1
Capítulo 16
Capítulo 2
Capítulo 17
Capítulo 3
Capítulo 18
Capítulo 4
Capítulo 19
Capítulo 5
Capítulo 20
Capítulo 6
Capítulo 21
Capítulo 7
Capítulo 22
Capítulo 8
Capítulo 23
Capítulo 9
Capítulo 24
Capítulo 10
Escena Extra
Capítulo 11
Próximo Libro
Capítulo 12
Canciones
Capítulo 13
Sobre El Autor
Próximamente no dejes de leer “Desborde de Pasión”, porque cuando el amor es verdadero, luchar por él no es un sacrificio es la mejor recompensa de tu vida.
Dedicatoria A Dios Todo Poderoso por darme salud y sabiduría para emprender este sueño que
hoy está iniciando en mi vida. Dedico estas líneas a todas las personas que se tomen su tiempo para leerme, espero les guste esta bonita historia y la disfruten. Mi Familia que tanto me ha apoyado en este viaje, va dedicado a ellos de todo corazón. Mi hermana Johanna Bustamante que me ayudó a perfeccionar mi libro. A mi querida amiga Wendy Escalante, Lic. En Castellano y Literatura que se encargó de las correcciones finales. Fueron de gran ayuda para mí. A todas mis amigas del extranjero que siempre me apoyaron cuando sólo esto era un pensamiento. Las llevo en mi corazón y hoy puedo decirles que ustedes fueron las primeras que me animaron a crear esta historia y hacerla posible. También va dedicado a ustedes amigas. MarllyCarvajal de Ciudad Bolívar, mi amiga querida, esto te lo dedico por darme tantos ánimos y ayudarme con el diseño de mi libro. Eres la mejor
Sinopsis Hilary a sus 21 años ha tenido una vida de soledad, no hay ninguna emoción en ella, es inocente y desde que perdió a su madre sólo ha pensado en trabajar para salir adelante. Con su mejor amiga Heily ha estado agradecida, ella ha sido su compañera y confidente por dos años. Al perder su empleo sabe que tiene que salir en busca de otro, lo que no sabe es que su ex jefa la pone en contacto con un Millonario que hace que su mundo cambie drásticamente. Reinaldo González un empresario rodeado de éxitos, calculador y muy sexy lleva una vida muy ocupada. A sus 43 años ha logrado conseguir todo lo que se propone, tiene dos hijos, una esposa, más dinero del cual podría desear, pero no tiene esa felicidad que necesita como hombre. Desde que perdió a su primera esposa la madre de sus hijos, no logró volver a sentir esa misma pasión que lo llenaba por completo, hasta que una linda joven aparece en la puerta de su casa para ser su empleada. ¿Podrá la inocencia de Hilary mantener alejado a este hombre ardiendo en deseo? ¿Tendrá la fuerza y coraje de decir NO a un hombre casado? ¿O será que Reinaldo saca todas sus cartas para conseguirla a como de lugar? Pasión Prohibida, #1
Capítulo 1 —Hilary levanta tu trasero ahora mismo, es hora de ponernos bellas y hermosas— grita Heily. —Abre la puerta ya… Dios mío no puede ser tengo la amiga más obstinada de la tierra.
—Heily por favor dame media hora. ¿Cómo pretendes despertarme a las 6:00 am un sábado? —Mira Hilary o te levantas o derribo la puerta —me dice. —Ya la inscripción del gym está cancelada, así que tenemos tres horas de rutina para nuestro trasero y piernas, así que deja tu pereza y a levantarse señorita, iré a terminar de vestirme, en 15 min te quiero aquí afuera. No sé como fui a meterme en este paquete, sé que mi mejor amiga me adora y quiere lo mejor para mí; aunque eso sea ponerme divina para que los tipos quieran meterse bajo mi falda y echarme un polvo de muerte, lo cual no ocurrirá ni en mil años. Puede que Heily tenga la mente muy abierta y todo lo que le guste se lo coma pero yo no soy nada parecida; pero si con 21 años aún sigo conservando mi himen intacto a pesar de que tuve mi novio por tres años. Andrés es un chico increíble al cual quise mucho pero simplemente no pude entregarme por completo a él, no sé, creo que al final no lo sentía como el indicado. Claro que sí, hubo cantidad de besos y me tocó en partes que no creía permitirle que lo hiciera, pero sino se hubiera ido a estudiar al otro lado del mundo creo que las cosas hubiesen sido diferentes; aunque ya han pasado dos años desde que se marchó y no lo volví a ver, siento que fue una persona muy importante para mí, al menos estuvo conmigo siempre que lo necesité y cuando mi madre murió. —Heily aquí me tienes. ¿Ahora si dime que es lo que está tramando esa cabecita loca?—Pregunto. —Hil… — ¿por qué siempre piensas que tengo planes macabros para ti? Ok, sé que hemos vivido juntas por dos años desde que te viste obligada a salir de casa de tu malvada tía Antonia y de aquel convento que te lavó el cerebro, pero desde ese tiempo sólo trabajas y trabajas y aún nada de cuchi, cuchi, ni de novio y he querido ayudar a que te diviertas y pases buenos momentos ¡pero mujer! Esta vez sólo pague por ir los fines de semana al gym, eso no tiene nada de malo. ¿Cuchi, cuchi? Me parto de risa cuando Heily le dice al sexo cuchi, cuchi; pero así es ella, ya me acostumbre a sus diminutivos. —Está bien linda mujercita, iremos al gym como tú lo llamas pero te advierto, nada de querer juntarme con ningún chico por muy guapo que esté. —Siiiii sor Hilary, I promise… —me dice levantando su mano derecha. De camino al gym pienso en como mi vida ha cambiado en los últimos años, desde tan niña me tocó cuidar de mi mami y su enfermedad, sufría tanto al oírla gritar de dolor. El Cáncer Pancreático acabó con ella, recuerdo sus palabras como si fuera ayer: Hilary hija sé que te dejaré sola y que se vienen cosas muy difíciles para ti; pero tú eres una mujer muy fuerte, te supe criar y a valerte por ti misma. Sé que no te dejarás de nadie, que lucharás por lo que quieres, sé que suena cruel lo que te voy a decir, pero ya no voy a estar para impedirte salir adelante. Ve donde tu tía Antonia, ella podrá ayudarte Hilary hasta que cumplas la mayoría de edad, ella puede llegar a ser muy difícil pero aguanta mi princesa. Mamá no quiero que me dejes solita, te voy a extrañar demasiado; pero mami tú sufres mucho aquí en la tierra.
Papá Dios te dará tranquilidad, te amo mucho y algún día seré la mujer que tú siempre quisiste que fuera. Te amo.
Veo por la ventana del auto de mi mejor amiga y siento una lágrima que cae por mi mejilla, jamás olvidaré a la mujer que me dio la vida. Laura Rodríguez mi madre de cabello castaño y ojos color miel, la más hermosa del mundo. — ¿Hilary que sucede por qué lloras? —Pregunta Heily. —Nada Heily, sólo recordando a mi mamá, la extraño tanto ¿sabes? Ahora que la recuerdo, siento que al verme en el espejo veo su imagen. Mi tía me decía muchas veces que yo me parecía mucho a ella y que era muy bueno eso, ya que no saque nada del desgraciado que nos abandonó, bueno excepto sus ojos verdes. —Sí linda no conocí a tu madre; pero si era como tú, definitivamente era muy hermosa, claro que con tu cabello rubio le sacas mucho más partido a tus ojos. Eres toda una belleza Hilary y no dejes que nadie te diga nunca lo contrario. Me gusta mucho que me hayas hecho caso de teñirte el cabello en rubio, te queda mucho mejor. —Amiga te quiero tanto que sería de mí sin ti ¡Eyy! Pero tú no te quedas atrás. Tengo a la amiga más sexy del mundo, todo una Kardashian—le digo y sonrío. —Hilary de la Consolación… —grita. —Te he dicho que no me compares con esas mujeres todas plásticas, yo soy una sexy mujer de 23 años muy natural, mis curvas me las he ganado con mucho esfuerzo, eso es lo que hace el gym querida —me dice. —Ok chica sexy y natural… donde me vuelvas a llamar Hilary de la consolación te dejaré sin nalgas —la reprendo. Todo con Heily es risas y comentarios con doble sentido, tengo una amiga que llama la atención de todos, lo cual es increíble para mí ya que nadie se molesta en mirarme y comerme con los ojos; aunque Heily muchas veces me diga que soy hermosa y espectacular con un sexy cuerpo, no le creo mucho, sé que lo dice porque me quiere y soy su mejor amiga, pero si esta mujer me metió en su casa hace dos años sin conocerme siquiera. Un día en el trabajo donde le iba a hacer la suplencia en la franquicia ya me estaba preguntando: — ¿Dónde vives? —Estoy alquilando una habitación por si te interesa, con todo un mes gratis para que pruebes si te gusta la convivencia conmigo. Puedo llegar a ser un poco alegre por las mañanas pero nada de que preocuparse —sonríe y me guiña el ojo. — ¡Es única esta mujer! Gracias a Dios lo preguntó porque estaba loca por salir de ese infierno de casa de mi Tía y quería trabajar para pagarme un alquiler, el que las
hermanas del convento me estuvieran dando asilo por unos meses me hacía pensar que estaba abusando de ellas, no quería sentirme una mantenida por más tiempo. Pues mi mejor amiga me llevó a su lado y con un mes de renta sin pagar. ¿No es la mejor de todas? —Llegamos mi rubia preferida —me dice. —Prepárate Hilary porque se viene lo bueno. —Heilyyy… —le grito. Ya que entró como si el gym fuera suyo, ni siquiera me esperó, ya veo que está loca por ejercitarse. — ¿A qué te refieres con se viene lo bueno? —Pregunto. Apenas termino la pregunta y mi boca se convierte en una O ¿pero qué es esto? Ahora si sé la prisa que tenía esta mujer por venir. Hombres musculosos por todas partes. —Hilary cierra la maldita boca que te va a entrar una mosca. ¿Bueno vas a seguir mirando a los hombres o te vienes conmigo a poner dura esa colita? —Pregunta. —Vamos sí, ejercitémonos mejor—respondo. Llegamos a casa al final de la mañana, puedo decir que lo del gym pasó la prueba; aunque Heily me dice que no cante victoria, que luego me va a empezar a doler todo; pero por lo pronto estoy como una uva. Mañana nos espera otro día de ejercicio, iremos a caminar. No soy buena caminando, nunca me ha gustado caminar, ni los ejercicios pero a esta mujer nunca se le puede decir que no. Tengo una risita boba en mi cara al recordar como se puso nerviosa y roja como un tomate cuando un chico muy simpático se le acercó en el gym. Jamás la había visto nerviosa y mucho menos apenada, ese es mi papel en la vida, no el de Heily, ese chico debe gustarle mucho, se miraban muy provocativamente, tendré que preguntarle qué significa para ella. Me pregunto si algún día un hombre me hará sentir de esa forma. — ¡Hilary de la Consolación! —Pon en práctica esas dotes culinarias que Dios te dio y haz un almuerzo de esos de muerte que te salen tan bien. Puedes hacer una pasta a la boloñesa, simplemente la amo y lo otro si elígelo tú. — ¡Ojooo! Nada de frituras —me dice y me guiña. —Te dije que no me llames así, que feo suena mi bello nombre ligado con ese. Si sigues no te cocinaré más nunca en la vida —le digo y le saco la lengua. —Ok cocinera estrella, no te vuelvo a llamar así pero mueve tu trasero a la cocina, estoy mareada del hambre. Yo hago la cena lo prometo —me dice.
—Está bien Sra. Exigente ya te hago comida; pero antes déjame ir a ducharme —le digo. Heily es pésima cocinera, prefiero hacerlo yo, al menos así comemos delicioso. No es por presumir pero hago unas exquisiteces, mi mami me enseñó muy bien pero no voy a menospreciar ese curso que terminé hace unos meses de chef, simplemente amo cocinar. —Hil… que me responderías si te digo que hoy un buen amigo me invitó a la Disco y que él irá con un amigo. ¿Te animarías a acompañarnos? —Pregunta. —No Heily ni hablar, sabes que eso no es lo mío, así que no inventes —respondo. —Pero por fis… —susurra. Hazlo por mí ¿sí? —Ese hombre me gusta mucho. Hilary tu también necesitas distraerte, nunca sales y menos a disfrutar del baile y unos ricos cocteles. Tienes que acompañarme, anda sólo hoy y no vuelvo a molestarte con fiestas ¿sí? —Me mira y me hace ojitos de gato. ¿Y cómo decirle no a eso? —Bueno Heily está bien, pero sólo iremos un rato, sino me siento cómoda me vengo contigo o sin ti —le advierto. — ¡Graciasss! Hil eres la mejor. A las 8:00 pm nos buscan así que a ponernos divinas —me dice. Son apenas las 6:00 pm y ya Heily está haciendo de las suyas conmigo, parezco su muñeca, me está maquillando y peinando, soy su proyecto de la noche, espero no me saque un ojo con esa cosa, labial rojo, no… ella me quiere convertir en una perra en busca de macho y no soy de esas. Y sin nombrar el diminuto vestido negro con escote que tengo sobre mi cama, definitivo quiere que esta noche me violen. —Heily basta… —le grito. —No saldré así de esta casa, mírame ni parezco yo y eso que ni siquiera me he puesto ese vestidito. —Deja de ser monja Hilary, el que hayas convivido con ellas no te hace una. Es sólo maquillaje y vamos a la Disco, no a la iglesia. —Quédate quieta que aún me falta tu cabello —me reprende. No puedo con ella Dios; pero la dejaré sino se quedará aquí conmigo toda la noche.
—Bueno Hil ya estás, colócate el vestido y esos hermosos zapatos que te traje, vamos a ver si valió la pena ese maquillaje y peinado —me dice entusiasmada. Que tortura, con estos zapatos no llegaré ni a la esquina, no me gustan los tacones y menos tan altos; pero creo que ella tiene razón cuando dice que para ser bella hay que ver estrellas, bueno iremos a la disco supongo que esto encaja con la fiesta. —Guau —maldición Hilary sólo un día en el gym y ya te ves como una bomba sexy. ¿Cómo es posible? —Te ves increíble volverás locos a los hombres de la Disco — me dice. — ¡Ahh no! —Heily ni lo pienses, nada de volver loco a nadie, no voy a buscar hombres, voy es por hacerte un favor a ti —le digo. No puedo creer que a mis 21 años no haya entrado a uno de estos sitios, no está tan mal, es elegante, tiene bonitos muebles; pero la música está a reventar, pobre de mis tímpanos. El chico de Heily es el mismo del gym, ya veo porque estaba tan animada en que fuéramos a hacer ejercicios. Es guapo pero la mira como un depredador hambriento; por otro lado Carlos su amigo es un chico más tranquilo, al menos no ha tratado de acercarse mucho a mí y es muy educado. Punto a mi favor —lo escucho decir: —ven Hilary vamos a sentarnos, ya Santiago encontró un lugar —lo sigo. — ¿Sabes? eres una mujer muy bonita, debes tener novio o ¿me equivoco? — Pregunta. —Sí Carlos te equivocas soy una chica soltera y así estaré por un buen rato — respondo. —Eres muy radical Hilary ¿Tan segura estás de eso? Y sigue con su interrogatorio. ¿Dime a qué te dedicas? ¿Qué edad tienes? Siempre las mismas preguntas, que poco original —pienso. —Sí estoy muy segura —le digo. —Estoy trabajando en una franquicia y no te han dicho que a las mujeres no se les pregunta la edad. —Cierto belleza, discúlpame. Lo adivinaré debes estar por los 20 años —me dice. —Sí estoy por los 20 ¿Y tu Carlos qué haces en tu día, día? —Pregunto.
—Soy piloto, trabajo mucho la verdad, la vida de viaje en viaje es difícil te quita mucho tiempo; pero conoces muchas partes del mundo, así que esa es la ventaja y me gusta lo que hago. — ¡Excelente! —No te ves como un piloto la verdad —le digo. — ¿Entonces cómo me veo Hilary? —Pregunta. —Más como un abogado, pero digamos que lo de Piloto también te va; aunque te ves joven y siempre me he imaginado a los pilotos como señores. —Suelta una carcajada y responde: —Pues no señorita, existen pilotos jóvenes y sexys aún ¿Quieres bailar? —Pregunta. —Está bien bailemos; pero mantén esas manos de piloto sexy lejos de mí —le guiño un ojo. Me gusta bailar creo que soy buena en eso, de muy niña siempre soñaba con ser una gran bailarina, jugaba a que era la mejor bailarina de todas, me movía por toda la casa y bailaba con mi mami, ella bailaba toda clase de música, me enseño bien. A pesar de mi timidez siento que tengo sabor en mis venas, lo puedo sentir. Carlos me acerca a él; pero me alejo un poco no quiero que piense que le estoy dando luz verde. Nos empezamos a mover, esta canción es muy bonita y tiene mucho sabor, así que muevo mis caderas y mis brazos, siento su mirada por todo mi cuerpo y a pesar de que me siento sexy no me gusta lo que veo en sus ojos. Lleva su mano a mis caderas, me pega hacia él, puedo sentir su dureza en mi trasero y no me gusta nada, me alejo, me doy la vuelta y le digo enojada: —no te me acerques más. Salgo de ahí directo a donde está Heily y Santiago hablando, bueno hablando no es la palabra exacta porque creo que ese par piensa que están solos en un cuarto de hotel. Tienen sus lenguas entrelazadas y él toca uno de sus muslos, no puedo creer esto, creo que si no interrumpo lo van a hacer ahí mismo. —Disculpen chicos yo me voy, estoy cansada, y mañana tengo que salir a hacer unas compras —les digo. —Hil tú no te vas de aquí sin mí; pero aún es temprano. ¿Qué sucedió? —Pregunta Heily.
—No sucedió nada Heily. Sólo quiero irme ya a casa —respondo. —Está bien vamos, llévanos Santiago —dice Heily. Carlos se acerca y me dice al oído: chica linda discúlpame, no fue mi intención. Volteo y le doy una de mis miradas matadoras, luego lo dejo ahí mirándome con cara de no fue a propósito. Y enseguida nos vamos a casa. Miro el techo de mi pequeña habitación tratando de conciliar el sueño. Tendré que ponerme a contar ovejas a ver si así logro dormir; pero ni eso ayuda. Los años están pasando muy rápido ya me estoy convirtiendo en todo una mujer pero aún sin un hombre a mi lado que me ame mucho, no sé si llegue el indicado pero supongo que lo voy a reconocer, no voy a morir virgen; aunque sí que he sabido cuidar mi virginidad. Ahora que lo pienso mi mami no va a estar para conocerlo, ni conocer a sus nietos, eso me pone triste pero sé que ella desde el cielo me cuida. Siempre he soñado con tener hijos, deseo tenerlos, consentirlos mucho, jugar con ellos, que me tengan siempre para ellos, que pueda verlos crecer y ser profesionales. —Bueno Hilary a poner los pies en la tierra que aún no hay novio y tienes que trabajar mucho para lograr sobrevivir —pienso. Luego habrá tiempo de pensar en hijos y en el príncipe azul, mejor trataré de dormir.
Capítulo 2 Abro mis ojos y escucho mucho ruido en la cocina ¿pero qué sucede? Por supuesto, ya está mi querida amiga inspirándose en la cocina con toda la música en alto, escuchando a su morenazo Romeo Santos ¿qué será lo que le ve a ese hombre? Bueno está lindo; pero no es para nada mi gusto de hombre y de música, aunque cuando se trata de él tengo que dejar escuchar todas las canciones habidas y por haber, ya he aprendido a tolerarlo. Me pongo mi ropa deportiva ya que en la mañana saldremos a caminar. —Por favor Heily bájale una rayita al volumen, es demasiado escándalo ¿no crees? Además por estar cantando y meneando esa caderita al ritmo de la bachata no estás viendo que se te queman las tostadas —le digo. —Hil, pero como vas a interrumpir mi inspiración de cada domingo —me sermonea. —Tú sabes que bailar con la música de mi moreno preferido es como mi ritual mañanero del fin de semana. Claro cuando no estoy echando un buen polvo con uno de mis amores —me dice. — ¡Cállateee! No seas descarada, al menos si vas a hacer tu ritual debes estar pendiente del desayuno o si no, nos comeremos todo quemado —la reprendo. — ¡Ya mamá como digas! Bailar y estar pendiente del desayuno, ya lo entendí. Bueno te veo muy deportiva esta mañana a desayunar y a caminar señorita. ¿Preparada? —Pregunta. —La verdad no mucho, sabes que odio caminar y hacer ejercicio; pero digamos que debo hacerlo, esto es sano. Hoy en la tarde no estaré Heily, voy a comprar las cosas de la comida y averiguar algo —le digo. —Yo tampoco voy a estar, tendré una cita con mi galán, creo que hoy es el día de tener sexo. ¡Que emoción! —Me mira, sonríe y hace su baile de menear las caderas como si se fuera a desarmar.
¿Cómo puede ser tan fácil para Heily tener sexo y yo lo pienso tanto? No es como que abrir las piernas a uno y otro sea lo correcto o más sensato, debe ser que no todas las personas pensamos igual. Nunca podría ver el sexo como Heily, ir entregándome a uno y otro como si fuera algo que se le regala a cualquiera, debe ser especial, al menos eso creo; aunque mejor no le doy tantas vueltas a eso, ni siquiera he visto un pene en vivo y directo. Caminamos por dos horas y la verdad no estuvo tan mal, primera vez que voy con Heily y no parece un perico parlanchín, se la pasó escuchando su música y caminando en silencio, lo mismo hice yo; aunque ya veo que el caminar te hace pensar en tantas cosas, como que esta semana me espera un día de trabajo muy movido y debo ser paciente con esos clientes groseros que a veces me sacan de quicio. Mi trabajo me gusta mucho, desde que lo empecé siempre me sentí cómoda, bueno el vender donas, servir cafés y mantener todo limpio y en su lugar no es que sea la gran cosa; pero cuando llega mucha gente si se pone pesadito. No debo quejarme de él y tengo que agradecer, sin mi trabajo no sé que sería de mí. Gracias a Dios Heily fue muy buena y me lo dejó, no volvió más, pero no es como si ella estuviera muy necesitada, su padre es un gran abogado y aunque casi nunca está, siempre le deposita mucho dinero para sus gastos. Mi baño no es la gran cosa pero es el momento que mas disfruto en el día; aunque no esté en mi habitación y me toque salir casi desnuda por toda la casa, no es como si fuera tan incomodo, con Heily nos conocemos desde hace mucho, tenemos la confianza, pero esta vez al salir de la ducha está en la sala con su amado hombre de ojos oscuros, Santiago. Siento que mi cara arde, esto me pasa por no traerme mi ropa al baño, estoy en mi diminuta toalla en frente de ambos. —Santiago hola que vergüenza que yo los reciba así, pensé que llegarían más tarde —les digo. —Tranquila Hilary son solo piernas. Tu amiguita no quiso quedarse a dormir y no pude convencerla, dice que mañana tiene que madrugar —responde. —Ok chicos ustedes sigan en lo suyo, yo iré a mi habitación a ponerme algo. Adiós —les digo con una media sonrisa. ¿Madrugar? Pero si Heily no madruga mañana, ella no está trabajando por los
momentos, se levanta muy tarde, algo aquí me parece raro, tengo que hacer que suelte la lengua. Sería una lástima que ya Santiago no le guste, se ve que es un chico bueno, les daré media hora para que se despidan tranquilamente, de todos modos tengo que salir a preparar la cena. —Por fin se fue. ¿Heily que ocurre? ¿Por qué no quisiste pasar la noche con él? — Pregunto. —Hil las cosas pueden salir mal entre nosotros —me dice. —Ven aquí siéntate conmigo, necesito una mente como la tuya, sensata que me aconseje. Sabes como he sido con mi vida sexual estos últimos años, tú eres mi confidente y lo sabes todo de mí; pero amiga esta vez creo que las cosas se me pueden salir de las manos —me dice y puedo ver la tristeza en sus ojos. — ¿A qué te refieres con salir de las manos? ¿Qué es lo que tanto te mortifica Heily? —Pregunto. —Tú sabes que con otros hombres sólo ha sido sexo. Salimos, disfrutamos, lo hacemos, la pasamos rico pero ya, luego cada quien a su casa, nada de hacer cucharita, nada que implique lo sentimental, es más casi no los besaba porque un beso es algo muy intimo. Siempre he estado clara con la vida que quería hasta que apareció Santiago —me dice. —Entiendo, tienes miedo de enamorarte y sufrir ¿es eso verdad? —Pregunto. —Sí Hil es eso, me da miedo entregarme por completo a él y que luego algo suceda y se aleje de mí. Hoy fue algo muy diferente, me hizo el amor, no tuve sexo, fue tan cariñoso y sus besos hacen que me dé vueltas todo, me hizo tener tres orgasmos, lo cual nunca había sucedido antes y fue algo que no puedo describir. —Amiga sabes que no tengo nada de experiencia, que aún a mi vida no llega ese hombre que me haga sentir como lo describes; pero por lo que escucho y veo en tu mirada es maravilloso, disfrútalo Heily, no lo pienses tanto, en esta vida hay que aprender a tomar riesgos, puede que Santiago sea tu gran amor. Dale una oportunidad —le digo. —Gracias amiga linda, eres de gran ayuda, lo haré, siento que esto es real, creo que me voy a arriesgar, no pierdo nada con intentar. Ahora ya dejémonos de sentimentalismo y
vamos a preparar unas ricas hamburguesas caseras —me dice entusiasmada. El sonido de la alarma, es el sonido más tedioso del mundo, no quiero levantarme, mi camita está más rica que nunca esta mañana, no me dejes levantarme por favor. Tengo que levantarme o llegaré tarde y no me conocen por ser una persona impuntual, jamás he llegado tarde a mi trabajo. Voy al baño a atender mis necesidades fisiológicas, me cepillo los dientes, miro mi rostro en el espejo y veo un granito ¡No lo que me faltaba! Ya pronto llega mi periodo. Siento unos calambres en las piernas, ya están empezando a hacer efecto los ejercicios, Heily me advirtió y hoy tendré que estar de pie casi todo el día. —Bravo Hilary sigue haciéndole caso a tu buena amiga y vas a terminar en una silla de ruedas —pienso. —Buenos días a todos —digo en voz alta. ¿Cómo amanecen esta mañana? — Pregunto. Ya va ¿Por qué está esto tan solo? Nunca llego de primera, Andrea y Martha son las primeras en abrir—grito más fuerte ¿chicas dónde están? Escucho a Andrea en la bodega —aquí estamos Hilary ven —me dice. — ¿Qué tienes Martha? ¿Por qué lloras? ¿Estás enferma? —Pregunto preocupada. —Andre ya le diste una pastilla ¿quieres una pastilla Martita? — Vuelvo a preguntar. — ¡Cálmate Hilary! —Martha no está enferma, tenemos que decirte algo amiga — dice Andrea. — ¿Dime Andre que ocurre? —Me están asustando chicas.— ¿No me digas que estás embarazada Martha? —Pregunto sorprendida. —No Hil no estoy embarazada; pero si estoy sin trabajo y con tantas deudas que tengo —responde Martha. — ¿Cómo que estás sin trabajo martha? ¿Te despidió la Jefa? —Tranquila… Andre y yo hablaremos con ella —le digo.
—No Hil ni tú, ni yo podemos hablar con la jefa —me dice Andrea. —Las tres estamos sin trabajo. La jefa habló con nosotras por teléfono, nos dijo que ya es definitivo, cerrará la franquicia porque ya no obtiene beneficios de ella, que se va a mudar a España con su nuevo marido, allá tiene muchas más oportunidades y su esposo es de ese país así que eso le facilita más las cosas, nos dijo lo siento mucho chicas y colgó. — ¿Cómo? ¿Así sólo así? Lo siento mucho chicas y colgó. —Si sabía que se iba ¿por qué no nos dijo con tiempo? Así podíamos buscar otro trabajo con anticipación —les digo indignada. —Dijo que nos daría la liquidación mañana en la mañana que pasemos por su casa —dice Andrea. —Pero de todas formas ¿eso para qué nos va a alcanzar? Si acaso para unas semanas y ¿luego? Y tan difícil que está conseguir trabajo aquí en Venezuela —dice Martha. — ¡Cálmate Martha! saldremos adelante ya verás —le digo. —Pero Hil ¿quién me pagará la Universidad? Tendré que dejarla ¿Y mi alquiler, la comida? Dios mío que desastre. ¿Andrea tú que vas a hacer? —Pregunta Martha. —Me va a tocar hacer lo que siempre he hecho, de niñera o buscar en una tienda —responde Andrea. —Mañana mismo tenemos que ponernos a buscar un nuevo empleo no nos queda de otra —les digo. —Vamos chicas cerremos esto, mañana nos vemos en casa de Isabela para buscar nuestro dinero —dice Andrea. Voy camino a casa y pienso en mis días en la franquicia, las risas, tantos momentos, ya no estaremos más ahí. La vida te sorprende de un momento a otro; aunque no sea para bien, debo buscar otro trabajo, sé que Heily me dirá que ella cancela el alquiler; pero no puedo permitirlo ya ha hecho mucho por mí, además necesito dinero para la comida y mis cosas personales, tengo que conseguir algo a como de lugar y de lo que sea. Llegar a casa con la cabeza agachada es terrible, no tengo trabajo, estoy en cero otra vez, que bueno que estoy sola, tengo sentimiento y no puedo evitar ponerme a llorar y pensar en mi madre, que sería de mí si ella estuviera a mi lado dándome palabras de apoyo, abrazándome fuerte, y besando mi cabeza. —Mamá sé que aún no soy esa hija con la que soñaste siempre, una triunfadora; pero te prometo que algún día lo seré —pienso.
Pienso en mi tía Antonia, debo hacerle una visita ya que no tendré nada que hacer estos días, así aprovecho en compartir un rato con mis primos. Viví desde los 14 años con ella; a pesar de todo lo que sucedió cuando viví ahí, tengo que estar agradecida, fue quien me dio un techo cuando más lo necesitaba. Me ducho y me siento a ver algún programa interesante que estén transmitiendo, tenía mucho sin ver la televisión, ya ni tiempo me quedaba. Suena la puerta y sé que es Heily la que llegó. — ¡Hilaryyyy! —Soy la mujer más feliz del mundo. Tengo novio y nos queremos muchooo ¡Ey! Ya va mi rubia preferida ¿qué estás haciendo en casa a esta hora? ¿Estás enferma Hil? —Pregunta. —No Heily, estoy sin trabajo, Isabela cerró la franquicia porque se va a España. Me alegra mucho que al menos haya aquí una persona feliz. Que bueno que sí se dieron las cosas entre ustedes —le digo. —Hil no lo puedo creer, que mal plan de verdad, ella debió avisarles con tiempo. Tranquila sabes que cuentas conmigo, papá envía suficiente para las dos —me dice. —No Heily, como se te ocurre que tú me vas a mantener con lo que te envía tu papá. Mañana mismo voy a buscar trabajo cuando salga de casa de Isabela, con las chicas tenemos que ir a buscar el dinero. —Me duele verte así Hil, toda preocupada, sabes que aquí me tienes y cuentas conmigo siempre, ahora ven para darte un abrazo de oso de esos que te ponen feliz —abre sus brazos y me sonríe. —Eres la mejor amiga que la vida me pudo mandar —le digo. —Te quiero loquita y cuéntame ¿cómo te fue con tu amorcito? —Pregunto. —De maravilla Hilary, si supieras me hace unas cosas con su boca que ¡Dios! jamás ningún otro había logrado. Es increíble nuestro sexo, rudo cuando quiere y tierno otras veces, nos la llevamos muy bien, cocina, me hace reír mucho, estoy fascinada, Santiago es increíble. Amiga como me gustaría que tú tuvieras uno así para que disfrutes mucho y seas tan feliz como lo soy yo en estos momentos —me dice.
—Pues sí… pero no todas tenemos la misma suerte, yo nací para estar solita. Esperemos a ver si más adelante me llega mi príncipe azul o no importa que color sea; pero que si sea príncipe —ambas nos echamos a reír. Me encuentro con Andre y Martha a las 8:00 am para buscar nuestro dinero donde Isabel, es una casa muy grande ubicada en una residencia muy lujosa en la parte alta de la ciudad, hay muchas mansiones con bellos jardines. Nos invita a pasar un hombre de traje —señoritas adelante, la señora Isabel las espera en el despacho, síganme. Isabel siempre fue una mujer impecable y hasta en su casa lo sigue siendo, es espectacular, muy alta y delgada, tiene 45 años pero parece de 30. —Hola chicas… ¿cómo están? Sé que esta pregunta es un poco dura por lo que ha pasado con la franquicia y sus trabajos; pero como ven la vida sigue. Les arregle la liquidación de manera que ustedes estén satisfechas y yo igual, les di un bono porque sé que estuvo mal no avisarles con tiempo; pero de verdad chicas que está decisión la tomé de un día para otro. Las tres miramos nuestro cheque y nos volteamos a ver, es una cantidad que no me imagine, está bien como para sobrevivir unos meses; pero como todo está tan costoso de igual forma no durará. —Gracias señora Isabel —dice Martha y Andrea. Me miran para ver si me voy con ellas. —Ya voy chicas —les digo. —Sra. Isabel, gracias fue un gusto trabajar para usted, en estos dos años nunca tuve quejas y se portó de muy buena manera, espero le vaya muy bien en España y encuentre lo que busca. —Hilary me gustaría hablar contigo en privado. ¿Me regalas 10 minutos? — Pregunta. —Claro Sra. Isabel. —Chicas si quieren nos vemos en otro momento, luego las
llamo —les digo. Les doy un abrazo y se van. —Mira Hilary quería hablarte de una muy buena oportunidad para ti, sé que no tienes trabajo y que quieres conseguir uno. Anoche me llamó un buen amigo mío que por cierto vive en ésta misma residencia, él necesita con urgencia una chica para que cuide de su hijo menor y sea su cocinera. Recordé que una vez me dijiste de un curso de chef que estabas haciendo y eres una mujer muy puntual y paciente, podrías cuidar de su hijo. Te podría recomendar con él porque sé lo responsable que eres. —Sra. Isabel muchas gracias, si me encantaría empezar a trabajar, necesito el trabajo, si me pone en contacto le agradecería mucho —le digo. —Está bien Hilary lo llamaré; aunque es un hecho querida, su anterior empleada tuvo que viajar de emergencia, su papá está enfermo, me dijo que si sabía de alguien preparada la pusiera en contacto. Espero ayudarte Hilary, lo mereces —me dice. —Gracias, de verdad muchas gracias Sra. Isabel y feliz viaje —le digo con una gran sonrisa en mi rostro. No me lo puedo creer, puedo tener un trabajo ya mismo. ¡Que emoción! Espero que el señor me llame, esta gente se ve que tiene mucho dinero, podrían pagarme muy bien. Voy camino a casa, hoy prepararé una rica cena y compraré algo para beber y celebrar. Algo me dice que ese trabajo es todo lo que he esperado en este tiempo, podría estudiar, pagar clases de baile, de piano, todo lo que he soñado hacer. Estoy muy feliz ¿cómo se puede pasar de la miseria a ser feliz en un instante? Pues yo lo he vivido. Pongo a cargar mi celular y le subo todo el volumen no quiero perderme esa llamada por nada. ¿Dónde estará Heily? —Me pregunto. Bueno debe estar con su amor — pienso. Estoy en la cocina tomándome un vaso de jugo de naranja y empiezo a escuchar gemidos fuertes que provienen de la habitación de Heily, este par de tortolitos están teniendo sexo aquí en casa, claro pensaron que llegaría luego ya que le dije a Heily que buscaría trabajo. La debe estar matando ¿qué forma de gemir es esa? Pobre de mi amiga no sé si lo disfruta o estará sufriendo. ¡Que barbaros!
Me voy a mi habitación y me pongo mis audífonos, no quiero seguir escuchando ese concierto de gemidos. ¡No gracias! Prefiero escuchar a mis chicas increíbles “Ha Ash”. Pasan 30 minutos y me quito mis audífonos, al no escuchar nada ya puedo asegurar que se acabo el sexo. Me dirijo a la cocina para hacer algo de almuerzo cuando escucho unos pasos que vienen hacia mí. —Hilary hola… ¿Hace cuánto tiempo estás por aquí? —Pregunta Santiago. —El suficiente para escuchar el concierto de gemidos de mi querida amiga ¿Dime que ella se encuentra bien? No la mataste ¿Verdad? —Pregunto. —Suelta una carcajada —si tú le llamas matar a que la hice venirse varias veces, me temo que si la maté. Tranquila Hilary sólo está muerta pero de cansancio —me sonríe. Me pongo roja, que locura no voy a opinar referente a eso porque creo que mi experiencia sexual es muy limitada. —Aquí viene a la que mataron de cansancio —les digo. La veo muy bien, ya veo que tener sexo te pone un brillo especial en la cara — pienso. —Amor ya deja en paz a Hilary, ella es pura y casta —dice Heily. —Si querida eso es lo que sucede cuando tienes a un buen hombre que sabe como satisfacer todos tus apetitos sexuales —ambos se miran con picardía y sonríen. ¿Cuéntame linda cómo te fue? ¿Por qué llegaste tan pronto a casa? —Pregunta. Paso de sus comentarios sexuales. —Me fue muy bien Heily, fui a buscar el cheque y me canceló una muy buena cantidad pero eso no es todo, me va a poner en contacto con un señor que es amigo suyo para trabajar. Estoy muy emocionada porque es en una residencia espectacular y el trabajo sería para cocinar y cuidar a un niño. —Pero Hil tú nunca has cuidado a un niño en tu vida. Lo de cocinar si te sale muy bien, pero ¿el niño? —Pregunta. —Pues no sé Heily, es cuestión de intentarlo a mí me gustan los niños, siento que este trabajo es para mí.
— ¿Cuándo empiezas? ¿Me vas a dejar solita otra vez? —Me mira y luego hace pucheros como bebé. —Madura Heily, deja de hacerme pucheritos como bebé ¿no te da pena con tu novio? —Pregunto. —No sé cuando voy a empezar, Isabel quedó en decirle al señor y me imagino que él me llamará, ella tiene mi número y se lo dará —le digo. —No me da pena hacer pucheritos de bebé, Santiago los ama ¿verdad amor? — Pregunta. —Claro nena todo de ti me encanta —responde Santiago. Ella lo mira y le guiña un ojo. Heily voltea hacia mí y me desea buena suerte en mi nuevo empleo. Suena mi teléfono a las 4:00 pm ¡Pego un salto! Llevo todo el día esperando la llamada y es un número desconocido, tomo mi celular y Contesto. —Si hola —le digo. —Srta. Hilary —me dice una voz muy fuerte pero muy sexy. —Sí—respondo. ¿Con quién tengo el gusto? —Pregunto. —Srta. Hilary le habla el señor Reinaldo es para el trabajo de cocinera y niñera de mi hijo menor —me dice. —Sí señor estoy muy interesada en el trabajo. Le agradezco mucho si me da la oportunidad. —Está bien Srta. Hilary. Sí estoy muy interesado en sus servicios, la necesito lo antes posible. Me encanta como suena mi nombre con esa voz tan gruesa y sexy. Será normal que una simple voz por teléfono te erice la piel y te ponga a temblar. —Me gustaría que viniera a entrevistarse conmigo mañana a las 9:00 am en mi casa, Isabel me dijo que tú ya sabes donde vivo, quiero decir en la residencia que vivo. Le
enviaré por un mensaje los últimos detalles para que llegue a mi casa. —Perfecto señor ahí estaré —le digo. El celular se queda en silencio por unos segundos, sólo se escuchan nuestras respiraciones y luego lo escucho susurrarme: —Hasta mañana Srta. Hilary… Pero que me ocurre, nunca antes nadie me había puesto tan nerviosa, parece un hombre con mucha autoridad, muy masculino. —Guau… ¡que sexy! No entiendo porque pienso todo esto si va a ser sólo mi jefe, tengo nervios, ojalá todo salga muy bien. Voy al baño, al mirarme en el espejo veo mi rostro muy rojo, no sé que me sucede, pero me intimida mucho y eso que sólo fue por teléfono, no me quiero imaginar que será personalmente. Siento una puntada en mi vientre y ya sé que debo tomarme una pastilla antes de que tenga un fuerte dolor menstrual.
Capitulo 3
¿Qué puedo ponerme para una entrevista de trabajo que es en una casa donde voy a
trabajar de niñera y cocinera? No tengo la más mínima idea que colocarme, estoy en apuros. Nunca molesto a Heily por ropa; pero esta vez creo que necesito de ella. Voy a su cuarto y toco varias veces la puerta pero nadie responde, yo sé que tiene el sueño muy pesado, pero tanto así como para no escuchar mis golpes a la puerta. No me queda de otra y abro, como está sin seguro entro ¡No puede ser! Santiago pasó la noche aquí que vergüenza acabo de verlos abrazados durmiendo. Bueno Heily es la que duerme porque Santiago ya se despertó. —Lo siento Santiago no quise entrar, pero es que de verdad necesito a mi amiga en estos momentos —le digo en voz baja para no despertar a Heily. —No te preocupes Hilary, es que hemos dormido muy poco, por eso teníamos el sueño tan pesado, déjame y levanto a la bella durmiente —me dice. —No Santiago, déjala dormir no importa, ya me acordé que hacer con mi problema. Adiós —le digo dando media vuelta para retirarme. Cierro la puerta y voy a mi cuarto, que pena interrumpir de esa forma, pensé que estaba sola. Bueno ya pasó vamos a ver que tengo en mi guarda ropa que me haga lucir relajada, se supone que no es en una oficina para ir tan elegante. Me pongo mí mejor Jean que me queda muy bien y una blusita rosada que es mi preferida últimamente, tiene un poco de escote, me aplico maquillaje lo más suave posible, me echo mi pestañina, brillo labial y ya estoy lista. Estoy frente a mi espejo, me gusta lo que veo, me siento segura conmigo misma, el rosado me queda muy bien, luce con mi cabello rubio. Puedo decir que me veo sexy pero mejor voy a alejar esos pensamientos, no necesito estar sexy sino ser profesional para conseguir el trabajo. Me pongo mis zapatillas de bailarina y ya estoy lista para ir a casa del Sr. Reinaldo. Le doy dos golpecitos a la puerta y enseguida sale un señor canoso como de unos 56 años a recibirme. —Buenos días ¿usted es la Srta. Hilary?—Pregunta.
—Sí señor, soy yo —le digo y luego le dedico una media sonrisa. —Adelante señorita, el Sr. Reinaldo la espera en su oficina —le indico el camino, me dice. —Gracias señor. Me quedo mirándolo esperando que me dé su nombre. —Soy Augusto señorita, al parecer vamos a vernos mucho por aquí, voy a estar a sus órdenes —me sonríe. —De nuevo gracias señor —le digo y le devuelvo la sonrisa. —Sólo abra la puerta y pase, ya el Sr. Reinaldo la está esperando —me dice. —Permiso —digo en voz alta. Me detengo para observar todo lo que me rodea. Ésta es la oficina más grande que he visto nunca, tiene grandes ventanas del suelo al techo, hay muchos libros, parece una gran biblioteca, muebles negros de cuero y veo muchas otras cosas pero lo que más llama mi atención es ese enorme escritorio donde está sentado el señor más espectacular que jamás haya visto. Me lo imaginaba de otra manera, de más edad, pero definitivamente no ese hombre que está sentado frente a mí. Mis piernas tiemblan por unos segundos, ojos color café muy intensos me observan de arriba abajo, eso me hace sentir insegura de inmediato. Está estudiándome, veo su rostro, tiene unas facciones muy masculinas, nariz perfecta, boca exageradamente sexy y en su quijada puedo ver que se marca suavemente una rayita, es encantador, pelo negro corto, no puedo evitar pensar en cómo se sentirían mis dedos jugando con él, puedo observar unas pocas canas. Se levanta de su asiento para saludarme con una media sonrisa y puedo ver que en sus mejillas se marcan unos hoyitos encantadores, no puedo evitar sonrojarme. Es tan alto muy alto debe medir más de 1.80 y ese traje se marca en todas partes, le queda muy ajustado, debe hacer mucho ejercicio para mantenerse en esa forma ¿Cómo es que un hombre mayor puede parecer un jovencito? Y ni hablar de su olor, me embriaga. —Basta Hilary estás en una entrevista de trabajo no puedes comerte al jefe con los ojos, eso es inapropiado niña —me reprendo. —Srta. Hilary siga adelante tome asiento por favor —me dice.
¡Madre de Dios! Esa voz es mucho mejor en persona que por teléfono. Me acerco a él y me llega de nuevo ese exquisito olor ¿qué me está pasando? Se me eriza la piel, siento que me tiemblan las piernas al caminar hacia su escritorio ¡cálmate! ¡Respira profundo! No puedes perder esta oportunidad. Me siento frente a él y pongo mi espalda recta, esto me debería hacer ver segura y entrelazo mis dedos. —Sr. Reinaldo muy buenos días, aquí tiene mi Curriculum —le digo. —No Srta. Hilary no necesito su Curriculum, sólo su certificado del curso que hizo como Chef profesional. También necesito que me respondas varias preguntas. —Si claro Sr. Reinaldo aquí está —lo pongo sobre su escritorio. —Hice un Curso por un año, créame que me siento preparada para el puesto —le digo. ¿Si señor usted dirá? —Pregunto mirándolo fijamente. —Como puedes ver estoy muy necesitado en conseguir a una persona capacitada para los trabajos que ya te dije, necesito saber si tienes disponibilidad de tiempo al menos de lunes a viernes todo el día y la noche —me dice. —Perdón Sr. Reinaldo pero no entiendo a que se refiere cuando dice la noche. Explíquese mejor por favor. —Le voy a pedir Srta. Hilary que si se queda con el trabajo deje de llamarme Sr. Reinaldo sólo llámeme por mi nombre y puede tutearme si así lo desea. Le explico, como ya sabes vas a tener que cuidar a mi hijo de 6 años y yo no estoy siempre aquí en la casa, estoy en mis oficinas o de viaje. Mi hijo necesita quien se quede con él por las noches y también me gustaría que vigilara a mi hija de 14 años, no me gusta dejarla sola ya es todo una señorita y a esa edad son un poco rebeldes. Te pido que te quedes también porque en la mañana a las 7:00 am me estoy levantando y quiero mi desayuno, debes levantar a mi hijo para la escuela y encargarte de él. Lo más cómodo es que te quedes la semana aquí; por supuesto te pagaré muy bien y vas a tener una habitación con todas las comodidades para ti. En serio me está pidiendo que viva aquí la semana, es tanta responsabilidad, pensé que sólo era el niño y ahora también es su hija. Lo de la cocina no me molesta porque me encanta cocinar pero el dormir en una casa que no es la mía es extraño; pero seguro me van a pagar muy bien, podría intentarlo y ver como me va, si me adapto. Voy a extrañar mucho a Heily pero ella ya está muy ocupada con su amor y la voy a ver los fines de
semana. —Está bien Reinaldo acepto el trabajo y si te voy a llamar por tu nombre espero también me llames por el mío, nada de señorita —le sonrío. —Perfecto Hilary necesito que te incorpores a mas tardar el lunes, esta semana ya lo tengo todo arreglado ¿Te parece bien? —Pregunta. —Si me parece muy bien. Reinaldo me gustaría conocer a los niños ¿se podría o tengo que esperar hasta el lunes? —Pregunto. —Hilary eso no va a ser posible, su madre se los llevó esta semana pero el lunes los conocerás, tranquila que mis hijos son adorables. Lo que sí te puedo mostrar es la casa, la habitación donde vas a dormir y a los demás miembros del personal. —Me parece perfecto Reinaldo, después de ti… Se levanta de su silla, luego lo hago yo, él pasa por delante de mí para guiarme, es malditamente hermoso, un señor muy atractivo, no puedo evitar ver su trasero al caminar y que grandes nalgas tiene ¿cómo puede un hombre tener más nalgas que una mujer? Ese pensamiento me hace sonreír. ¡Diablos! Voy a estar metida en esta casa día y noche ¿cómo voy a evitar mirar al señor nalgón? Pues de alguna manera debo mantener mi vista alejada de eso —él irrumpe mis pensamientos. —Hilary ésta va a ser tu habitación, espero que te guste, si algo te desagrada solo dímelo y lo cambiamos. Reinaldo abre la puerta y entramos, esto es más bello de lo que pensaba, grandes ventanas que dan a un bello jardín. Bueno ver esas hermosas rosas al levantarme no está mal y de noche podré ver la luna, la cama está de muerte, es muy grande, podríamos dormir cuatro ahí sin problema, tiene un bonito mueble, el closet es enorme mi ropa ni se va a ver ahí, el baño me deja con la boca abierta, es muy grande, muy cómodo y tiene una enorme bañera que parece una mini piscina, ni de cerca es como la bañera que tiene Heily en su baño. —Reinaldo esto está increíble, me gusta mucho este cuarto es perfecto así como está. Nunca me he metido a uno de esos y señalo la mini piscina —él me mira y sonríe. De nuevo vuelven a aparecer esos hoyitos en sus mejillas —guau… ¡pero que bello es!
—Es un jacuzzi Hilary, ahora es tuyo, bueno a partir del lunes vas a poder disfrutarlo. Que bueno que te guste tu cuarto, este va a ser tu espacio personal por un largo tiempo. Sonrío y lo miro a los ojos, él también me está mirando, esos ojos marrones tan intensos son la perdición, tiene una boca tan sexy, labios gruesos y dientes perfectos, se pasa la lengua por sus labios y juro que sentí algo “ahí abajo”, creo que fue un bajón de mi periodo, sigue observándome y siento un ardor extraño en mi vagina que nunca antes había sentido ¿qué está pasando? ¿Qué es lo que él me hace? —Bueno Reiii, Reinaldo —tartamudeo. —Vamos, ya sé donde voy a dormir, te sigo, vamos a conocer a los demás miembros de tu personal —le digo. Me pone tan nerviosa este hombre que ya ni las palabras me quieren salir, debo relajarme; pero su presencia no me ayuda. Se da la vuelta de nuevo para observarme y me dice algo que me deja inquieta: —Hilary nunca contrato chicas jóvenes para que trabajen conmigo, ésta es la primera vez. Isabel me dijo que tienes 21 años, puede que le esté dando mucha responsabilidad a una niña; pero tendré fe que harás bien tu trabajo. He sido una persona calculadora la mayor parte de mi vida Hilary, lo tengo todo controlado, si te contraté a ti que eres joven es porque estoy muy necesitado de una empleada. Mi anterior empleada se tuvo que ir de emergencia y me dejó con un gran paquete. Te digo esto Hilary porque quiero que quede claro que no estamos acostumbrados en esta casa a tratar con empleados jóvenes y puede que el trato te asuste un poco y más de parte de Regina, pero lo voy a hablar con ella, vamos a tratar de tener un poco de paciencia contigo hasta que te adaptes bien, mira que no puedes quedarle mal a Isabel ella te recomendó y habló maravillas de ti. —Este viejo prematuro —pienso indignada. ¿Acaso me dijo que soy una niña? Niña mis calzones. He vivido más cosas en esta vida que una mujer de 30 años —respiro profundo para calmarme, lo menos que puedo hacer es salirle con alguna grosería. —No se preocupe Sr. Reinaldo usted no va a tener ni una queja de mí, soy una persona eficiente, el que tenga 21 años no significa que sea irresponsable, sé a que vine y le voy a demostrar que sí puedo, no se va a arrepentir de haberme contratado. Y otra cosa no soy una niña, ya soy una mujer, créame me siento como de 30 años la mayor parte del tiempo. —Discúlpame si te molesté Hilary no fue mi intención sólo quería ser claro contigo.
Ahora deja el mal humor y vuelve a llamarme por mi nombre y te dije que podías tutearme. Veo que eres de carácter fuerte niña, eso es bueno —mira mi boca, luego mis ojos y me guiña. —Y volvió a decirme niña, viejo obstinante. —Bueno seeeñooorrr digo Reinaldo guíame a conocer a tu personal o me vas a seguir dando instrucciones y llamando niña — le digo. —Por ahora no te diré más niña me gusta más verte sonriendo no con esa marca en tu frente —me dice. ¿Está coqueteando conmigo este vejete? ¡Iuuu! Bueno a quien engaño no está tan ¡iiiuuu! Realmente está ¡mmm ricoteee! ¡Yummy, yummy! Qué cosas se me ocurren, Heily es la culpable, se me han pegado todos sus malos hábitos —pienso. Me presenta a las señoras que hacen la limpieza de toda la casa, la Sra. Carmen es menudita; pero muy sonriente y la Sra. Josefina, es alta, gordita y muy seria —mucho gusto, nos veremos mucho por aquí —les digo. —Ambas me sonríen. Al Sr. Augusto ya lo conocí al llegar, él mismo se presentó, y el chofer que se encargará de mí y los niños se llama Esteban es un hombre muy moreno, gordo y usa unas gafas negras. —Bienvenida Srta. Hilary estaré a sus órdenes —me dice. No he ni empezado y ya me siento de la realeza que dirá Heily cuando le cuente. —Bueno Hilary vamos a mi oficina un momento necesito darte los últimos detalles — me dice Reinaldo. Entramos a su despacho.—Como te decía, vas a trabajar para mí cinco días a la semana, todo el día y la noche, ésta es la cantidad de dinero que te pagaré por tu trabajo. Está anotando en un papel blanco una cantidad, me la pasa y nos rozamos, siento que mi piel se eriza otra vez, es una electricidad extraña, nadie antes había conseguido estás atenciones de mi cuerpo, miro el papel y me quedo boca abierta. ¡Dios mío esta cantidad es ridícula! —Reinaldo de verdad piensas pagarme todo esto por mi trabajo ¿no es demasiado dinero? —Pregunto. —Hilary créeme cuando empieces con tu trabajo vas a saber porqué vas a ganar lo que te pienso pagar —me dice.
—Está bien, me imagino que esta cantidad cubre todo mi trabajo para con tus hijos y cocinarles. Estoy muy agradecida con usted, digo contigo. —Exactamente… es una cantidad razonable, créeme, además 50 mil al mes no es nada para mí, la joven anterior ganaba un poco más; pero era porque ella ya estaba muy familiarizada con todo. A ti te tendré en un periodo de prueba de un mes y si haces todo bien te subiré el sueldo ¿Te parece bien? —Pregunta. —Sí Reinaldo me parece perfecto ¿algo más? —Si algo más, mi esposa es otro miembro de esta familia sólo viene aquí algunas veces, es una mujer muy ocupada como yo, ella puede llegar a ser difícil al principio; pero cumple con tu trabajo y te la ganarás. —Otra vez su esposa —pienso. La palabra esposa sale de su boca como un cuchillo a mi estómago, claro era muy bonito para ser cierto, este hermoso hombre no podía estar soltero, debo mantener estás cosas que me hace sentir lejos de su alcance; aunque sé que yo no provoco nada en él así que no creo que esto sea un problema. Trago saliva para responderle, de repente sentí un nudo en mi garganta, soy una tonta, poniendo mis ojos en algo imposible, este príncipe no es para mí. Sí, es malditamente hermoso pero es un engreído y me dijo niña como si fuera una mocosa de 13 años. Mejor que tenga esposa así se mantendrá alejado de mí. —Está bien Sr. Reinaldo no tendré ningún problema con su esposa, lo prometo. Haré mi trabajo sin molestarlos, muchas gracias y Hasta el lunes —le digo. Me doy la vuelta para salir pero él me llama. —Hilary bienvenida a bordo y me guiña un ojo. Siento que me pongo roja como un tomate —le sonrío. —Gracias… —le digo. Le extiendo mi mano y me la toma muy firmemente y ahí está otra vez ese escalofrío por todo mi cuerpo, esa electricidad, le voy a soltar la mano; pero aún no me deja ir, lo miro y me está mirando fijamente, muerde su labio de manera provocativa y vuelvo a sentir ese bajón de hace rato, esta vez no culpo a mi periodo, esta vez sé que es este hombre el que me hace sentir todas estas cosas, revoluciona mis hormonas, antes de él estaban dormidas, creo que han despertado por el señor “bombón asesino”…
Capítulo 4
¡Heily! ¡Heily! ¡Heily! —Saca tu trasero del cuarto ahora mismo tengo que contarte lo que me espera a partir del lunes. No puedo creer que estos dos estén aún encerrados teniendo sexo, eso ya no es normal, parecen dos conejos, es como si tuvieran un imán en sus partes intimas que los atrae ¿será tan bueno como dicen? Mejor saco esos pensamientos de mi mente, me temo que aún mi cosita permanecerá con candado por un largo rato ¡Ayyy! Pero en qué cosas pienso, creo que mi cuerpo aún está hirviendo por el “señor nalgón”. Suena mi teléfono ¿quién podrá ser? —Hola… Yo aquí ¿quién allá? —Hola mi rubia preferida es tu mejor amiga en el mundo, suenas como muy animada, me imagino que es por lo del nuevo empleo. —Santi y yo salimos a comer, te llamaba para preguntarte si te llevo algo. —Siii… —por fis tráeme arroz chino con muchos camarones creo que tengo un antojo —le digo. —Está bien… ahí nos vemos en un rato Hil. —Cambio y fuera —me dice. Me siento en el sofá y respiro profundo, puedo decir que aún sigo oliendo a ese hermoso hombre, me miró de forma tan intensa, sus manos son tan grandes ¿por qué sentiría todas estas cosas al estar cerca de él? No es como si antes me haya sucedido. Está casado Hilary debes sacar todos tus pensamientos calenturientos acerca del “bombón asesino” no es para ti, ya tiene dueña ¡céntrate mujer! Sólo será algo profesional, nada de querer mezclar sentimientos, no sé nada del amor y menos de sexo, así que lo mejor es mantenerme al margen, no quiero complicarme la vida. ¿Una ducha? Si una ducha me caería muy bien para despejar mi mente, aquí no pasó nada —pienso. Pongo mi música para cantar a todo pulmón, de todas formas estoy sola en casa. —A ver ¿qué ponemos? ¡Sí, está es perfecta!…
No hace falta que me quites la mirada para que entienda que ya no queda nada Aquella luna que antes nos bailaba se ha cansado y ahora nos da la espalda
¿Dónde está el amor del que tanto hablan? ¿Por qué no nos sorprende y rompe nuestra calma? Déjame que vuelva a acariciar tu pelo déjame que funda tu pecho en mi pecho volveré a pintar de colores el cielo haré que olvides de una vez el mundo entero Déjame tan sólo que hoy roce tu boca déjame que voy a detener las horas volveré a pintar de azul el universo haré que todo esto sólo sea un sueño
Amo esa canción es tan perfecta, ese acento Español de Pablo Alborán me encanta, claro y todo él también. Bueno me gusta toda clase de música la verdad, pero mis preferidas en el mundo son “Ha Ash”, siempre es lo primero en mi repertorio. Salgo de la ducha, me seco y me pongo una toallita, esto de tener el periodo es muy fastidioso, sólo las mujeres pasamos por las cosas más duras, periodo, embarazo, depilación con cera, tacones, planchar el cabello. Todo nosotras; pero bueno podemos con eso y más. Voy a mi cuarto para ponerme mi ropa de estar en casa, un short muy cómodo y mi franelilla de algodón, nunca la uso con un sostén; pero como Heily tal vez venga con Santiago opto por ponerme uno. Me pongo mis babuchas de conejita que Heily me regaló en navidad y me dirijo a la sala a ver la TV mientras llegan los tortolitos. Esta mujer no sale ni a la esquina en fachas, ya veo cuando dice que “antes muerta que sencilla”, tiene una mini falda roja y una franelilla blanca que hace que sus tetas casi se salgan, tacones de plataforma que hacen a sus piernas más largas de lo que por sí ya son, definitivamente yo no podría ni caminar una cuadra con eso; pero bueno así es Heily, una chica sexy. —Hola conejita aquí me tienes enterita, te traje tu antojo. Ahora dime ¿primero comes o me vas a contar cómo te fue? —Pregunta. — ¿Y Santiago? —Pregunto. —Primero voy a comer piernas largas porque muero de hambre —le digo. —Mi amorcito se fue a trabajar tienen unos inconvenientes en la Constructora de su padre y tiene que estar presente; pero creo que viene en la noche, eso espero. Quiero más ¡cuchi, cuchi! —Me dice. — ¡Heily basta! Me haces sonrojar con tus comentarios sexosos. —A ver… trae acá
mis camarones. —Espera Hil… cuando te den mucho amor a ti vas a saber de lo que hablo, no vas a querer bajarte de “ahí” jamás. Cuando dice “ahí” señala con su dedo índice su vagina y me sonríe. —Descarada… —le grito. ¿Cómo me dices eso? Aunque sabes creo que ya viene siendo hora que me des unas clases de sexo, siento que soy muy inexperta —le digo. — ¡Queeee! —Sor Hilary quiere que yo le dé clases de sexo. Se va a acabar el mundo… ¿qué sucede? Me matas de risa; pero si querida ya viene siendo hora de esa charla de chicas —me dice. —Deja de gritar tanto Heily que los vecinos se van a enterar. No seas tan exagerada. Sé que nunca hablamos de sexo y que te mueres por volverme una experta pero baja la maldita voz. — ¡Eyy chica! —No maldigas que si te escuchan esas monjitas decir eso te encierran otra vez en el convento—luego pega una de esas carcajadas que se escuchan a media cuadra. Dame paciencia señor, ya he convivido dos años con este ser de otro planeta, espero que unos añitos más no me hagan ningún daño. Como en silencio mientras mi mejor amiga no para de verme con cara de: aquí algo sucede. Bueno no es que algo suceda; pero si tengo unas cuantas preguntas que hacerle, tengo que contarle lo que pasó hoy y que me aconseje, ella tiene más experiencia, tal vez tenga una solución para mí. Termino mi almuerzo —ven vamos al sofá a sentarnos así te lo cuento todo —le digo. Me fue muy bien amiga el trabajo suena muy bien y la cantidad de dinero que va a pagarme no me la esperaba, no puedo perder esta oportunidad. La cosa es que no viviré más aquí contigo, no al menos la semana, sólo vendré los fines de semana. La veo abrir la boca —déjame hablar Heily, no me interrumpas hasta que termine. Todo esto me parece bien, él me mostró mi habitación y es hermosísima, también me presentó a los demás miembros de su personal y todos son muy agradables, no pude conocer a sus hijos porque están con su madre. Empiezo el lunes. —Hil… pero todo eso suena muy bien; aunque lo que no me gusta es que me dejas sola
toda la semana, voy a extrañarte mucho ¡ahoraaa! —Esas ricas comidas que me preparas ¿quién me las va a hacer? Cochina gente millonaria, me han robado a mi cocinera estrella. Hilary… ¿quién me va a escuchar cantar? ¿Quién va a bailar bachata conmigo? Lo peor ¿quién me va a controlar cuando enloquezca? Que es a menudo por cierto. Esto no es justo Hilary yo te conocí primero, a la mierda esa gente —me dice cruzándose de brazos indignada. —Lo sé Heily, yo también voy a echarte de menos; pero es algo que debo hacer, al menos intentarlo. Tú vas a estar muy bien con tu amor y nosotras nos volveremos a ver el fin de semana. También estaremos en contacto, además me dijiste que Santiago cocina muy bien, no deberías tener problemas con la cocina y te he enseñado a preparar muchas cosas. Ya es tiempo de que te las arregles sola, eres toda una mujer, nos vamos a ver los fines de semana y prometo compensártelo —ven acá tonta, ahora seré yo quien te de un gran abrazo de oso —le digo abrazándola fuerte. —Hil… —me dejas sin oxigeno—me dice. No puedo evitar reírme. —Sí, tienes toda la razón nos volveremos a ver el fin de semana y te llamaré mucho. Santiago seguramente me va a mantener muy ocupada. ¿Eso es todo Hil? ¿No me ibas a contar otra cosa? — Pregunta. —Aquí viene lo complicado amiga que mi jefe no es cualquier jefe, es un señor que no parece señor, es el hombre más interesante, sexy e intimidante que jamás haya visto. Su olor y su contacto me hicieron unas cosas que no sabría cómo explicarte, sin decirte que esa mirada hace que me derrita. Tiene los ojos marrones más bellos del mundo y su boca es un pecado, es tan sexy como el infierno. Me tapo la cara porque siento mucha vergüenza con lo que voy a decirte a continuación: se chupó el labio, luego lo mordió y sentí algo “ahí abajo” Heily, sentí que mi vagina respondió a él, esto es loco nunca antes me había sucedido. Cuando me despedí nos tomamos de la mano y esa electricidad volvió a aparecer. Creo que voy a enloquecer al trabajar con el “señor nalgón” ¡Ahhhh! Porque esa es otra, tiene las nalgas más increíbles que haya visto, todo su cuerpo es de un modelo ¿Heily, cómo es posible que un señor pueda parecer un jovencito? —Pregunto. — ¡Bingo! —Hilary ese hombre te gustó así de simple por eso es que sentiste esas cosas con él, no todo el tiempo te sucede, es algo así como tu alma gemela, pasa sólo una vez en la vida, pero si él te miraba de esa forma y jugó con su boca para provocarte es porque no le eres indiferente. —Mi querida Hilary Isabella Rodríguez déjame decirte que en este siglo XXI hay muchos hombres mayores que parecen jovencitos buscan verse así para conquistar jovencitas veinteañeras. Eso ya no es un secreto para nadie —me dice. —Por Dios Heily pero si es un hombre casado ¿cómo crees que teniendo a su esposa va
a querer algo conmigo? — ¿Sabes? Creo que si me gusta, desde que llegué aquí no he dejado de pensar en él y todo lo que sucedió esta mañana ¿qué voy hacer amiga? Tengo que mantenerme al margen, debo cuidar este trabajo, lo necesito y me va a pagar 50 mil al mes —le digo. — ¡Queeee! ¿50 mil al mes? —Pregunta sorprendida. —Mujer creo que ahí te está pagando de una vez las folladas que te va a echar. — ¡Cállate loquita! No digas eso. Jamás me meteré con un hombre casado por mucho que me guste. Voy a ser profesional sólo iré por trabajo —le digo. —Bueno tu puede que te comportes ¿pero si el señor nalgón no te lo deja fácil? Yo pienso que la vida es una sola Hil debes disfrutar y pasarla bien con mucha responsabilidad, eso sí. Que sea casado no es tanto problema si te está provocando ha de ser porque su mujer no lo llena del todo ¡Piénsalo! Si fuera yo y él me gustara lo haría y más aún si él está provocándome. —Claro Heily, pero yo no soy tú, sabes lo inocente que soy, que aún conservo mi virginidad y no pienso dársela a un hombre casado, soy mucho más que eso —le digo. —Bueno Hil ya te dije lo que pienso, ya la decisión es tuya. —Voy a dormir conejita de cabellos dorados mi hombre me hizo desvelarme. Te quiero muchooo… —si me necesitas aquí estaré siempre —me dice. Voy a mi cuarto a tomar una siesta, quiero dormir y olvidarme de todo, ya no pensar en Reinaldo creo que esto de que alguien te guste es agotador. Abro mis ojos y todo está oscuro ¿qué hora es? Las 7:00 pm pasé de largo. Escucho ruido afuera debe ser Santiago y Heily cocinando. No tengo hambre mejor me quedo aquí con mi soledad viendo una peli. Increíble están pasando el “Diario de una Pasión”, me encanta; pero me hace llorar, lo admito soy una sentimental a la hora de ver películas románticas. Es un amor tan maravilloso hasta viejitos, más allá de la muerte, limpio mis lágrimas, salgo a la cocina a buscar un vaso de leche y a la camita de nuevo.
Capítulo 5 Estoy cerca de casa de mi tía Antonia, hay un día hermoso, puedo sentir el sol calentando mis huesos. Ha pasado ya un largo tiempo desde que salí de su casa. Debía hacerlo no sólo por lo estricta que era conmigo sino porque me tenía que labrar un camino yo sola. Desde que empecé a trabajar en la franquicia me lo pasaba ocupada y cuando la llamaba nunca contestó, me supuse que no quería saber de mí, ya tiene dos hijos por los que preocuparse. Estoy frente a la casa y recuerdo como si fuera ayer mis días aquí. Toco varias veces y escucho los pasos de alguien que viene a abrir. Sale tía Antonia a recibirme. La veo muy diferente a lo que era años atrás, tiene ojeras, está con más peso que antes, y no se arregla de la forma que solía hacerlo. Es verdad cuando dicen que “los años no pasan en vano”, ella me mira con los ojos muy abiertos y recorre mi cuerpo, finge una media sonrisa y me invita a pasar. —Querida tanto tiempo sin verte ¿qué te trae por aquí? —Pregunta. —Pensé que te habías olvidado de nosotros después de haberte dado un techo en el cual vivir, te veo bien Hilary has crecido, si antes te parecías a tu madre, ahora te pareces aún más —me dice. —Tía, llamé varias veces y no obtuve respuesta, he estado trabajando mucho, lo siento sé que ustedes me dieron un techo para vivir parte de mi infancia; pero de verdad he
estado muy ocupada. Me quedé sin trabajo tía y tengo unos días libres antes de empezar el otro, quise aprovechar en venir a saludarte, ver cómo estás y como están mis primos —le digo. —Estoy bien, bueno así como me ves, ya no soy la misma de hace años, han pasado cosas aquí Hilary. Los muchachos están en la universidad, ambos están muy bien, felices, están de novios, puedes creer que ya tengo nueras —me dice con una sonrisa en su rostro. —Que bien eso me alegra mucho. Tía sé que no quieres hablar de lo que sucedió años atrás; pero sabes me gustaría discutirlo, quiero cerrar ese capítulo, a veces pienso en lo que pasó y no me hace sentir nada bien, a veces tengo pesadillas referentes a eso y creo que si lo hablamos y pasamos página ya todo terminará. —Hilary sabes que lo que pasó hace años quedó enterrado para mí, él se fue y no volvió más. No te he contado pero violó a dos jovencitas, ahora está en la cárcel —me dice. — ¡No puede ser! Que horrible tía pero gracias a Dios ya no está por aquí, no soportaba lo que te hacía y nos hacía —le digo con voz entrecortada. Vienen esos recuerdos horribles a mi mente: Gritos de tía Antonia —no por favor, no me golpees más, sabes que no me gusta que tomes tanto Alberto. Me acerco a mis primos y los tres no paramos de temblar. —Está golpeando otra vez a mamá —dice Juan. —Si eso hace es mejor que nos quedemos aquí —dice Paul temblando de pavor. —Ustedes vayan a la habitación pongan seguro a la puerta voy a tratar de ayudar a tía Antonia —les digo. —No Hilary regresa, sabes que él te puede dar una paliza es mejor que mamá lo controle —me dice Paul. —No, si no hacemos algo puede matarla —vayan adentro por favor, les digo. Abro la puerta con cuidado y aquel hombre tiene a mi tía agarrada por el cuello —no ya déjala, vas a matarla Alberto —le digo. — ¿Déjala? —Pregunta gruñendo de coraje. —Niña tú no me dices que tengo que hacer. Él suelta a mi tía, veo que se saca la correa y viene hacia mí, siento el primer ardor en mis piernas, luego otro en mi espalda. Mi tía está casi inconsciente, veo que no podrá ayudarme. El hombre me acorrala al borde de la cama y se presiona sobre mí. — ¿Esto es lo qué quieres perra? —Pregunta susurrándome al oído. — ¿Quieres qué te marque? ¿Eso quieres? —Vuelve a preguntar. —Grito tan fuerte que me duele la garganta —no por favor no me toques aléjate de mí —le digo. —Te la voy a meter niñita eso es para que aprendas a no meterte en problemas de dos —me dice jadeando por la excitación. Siento su peso más firme sobre mi cuerpo, cuando escucho que algo se rompe. Tía Antonia le quebró un jarrón de vidrio en la cabeza. —Ya mi niña, ya pasó —me dice abrazándome fuerte.
Ahora que estoy aquí sentada frente a ella los recuerdos me invaden y siento una lágrima rodar por mi mejilla. Fueron momentos duros y debo admitir que parte de esto me hizo más fuerte, tuve que dejarlos, esta casa me traía recuerdos muy tristes.
—Hilary ya no pienses más en eso, déjalo en el pasado, ya eres todo una mujer, tu vida es otra ahora. Créeme yo ya lo superé y quiero pedirte disculpas si en algún momento fui muy dura contigo, sé que te regañaba mucho; pero era para hacerte una mujer fuerte, estuve acostumbrada a criar dos varones y siempre les exigí mucho para que fueran los hombres que son hoy, te quería igual a ellos. —Lo sé tía creo que el que fueras estricta conmigo ayudó mucho —no podemos evitar sonreírnos. Estar donde tía Antonia me hizo bien tengo que hacer una nota mental, visitar más seguido a mi tía. No pude ver a mis primos; pero ya mi tía me dio sus números, tendré que llamarlos en algún momento, quedar para cenar y conocer a sus novias.
Me dirijo a una tienda de ropa, necesito comprarme unos vestiditos sencillos para estar trabajando en casa de Reinaldo, suena extraño no llamarle señor; pero él mismo me lo prohibió. Compro cinco de diferentes colores, esto debe servir por ahora. Voy a comprar lencería ya que me quedan muy pocas, veo cantidad de diminutas prendas de ropa interior ¿cómo es posible que esto tenga tan poca tela? Aún así elijo tres, luego tomo un conjunto muy bonito color perla, este servirá y otro azul cielo, se ven muy cómodos y tienen encaje así que debo estar bien con esto. Llegó el fin de semana y mis ánimos están mejor que nunca, abro mi pequeña ventana para que entre un poco de aire a mi habitación. Hace un poco de frío hoy; pero eso es normal en una ciudad donde la mayoría de los días son lluviosos. Amo las montañas y no cambiaría el lugar donde vivo por nada, a pesar de no haber tantos lugares que visitar es una ciudad pacífica y la gente es muy cordial, San Cristóbal la ciudad que me vio nacer. La casa está en silencio lo cual es raro, ya que Heily se levanta temprano los fines de semana para ir al gym y poner a todo volumen a su morenazo Romeo. Me dirijo a su habitación para ver si se encuentra ahí, toco varias veces. —Voy Hil
estoy en el baño, ya salgo —me grita. Bueno al menos ya sé que está en casa. Hoy volvemos a la rutina del gym y lo bueno es que ya se fue mi periodo. Preparo café, no puedo empezar mi día sin una tacita de café, a veces puedo parecer adicta; pero no puedo evitarlo, me activa enseguida. Enciendo la radio y está sonando una canción que parece una Ranchera pero no estoy segura, la canta una mujer y no suena nada mal. Le presto atención a la letra: Usted señor es el que me tiene locamente enamorada desde que lo vi la vida no me importa nada yo ya no hago si no pensar en usted señor por usted señor es que yo tampoco he vuelto a ser la misma y también he descuidado un poco a mi familia por mantenerme más pendiente de usted señor Y es que me tiene enamorada con su risa, con su boca, con sus ojos y con su forma de hablar yo no sé lo que tiene su cuerpo y sus manos que cuando me abraza siento que me voy a desmayar por usted señor Por usted señor es con el que todas las noches mi mente sueña y me da miedo que de pronto tenga dueña por eso no quiero ilusionarme con su amor por usted señor es que yo tampoco he vuelto a ser la misma y también he descuidado un poco a mi familia por mantenerme más pendiente de usted señor Y es que me tiene enamorada con su risa, con su boca con sus ojos y con su forma de hablar yo no sé lo que tiene su cuerpo y sus manos que cuando me abraza siento que me voy a desmayar por usted señor.
Que curioso no dejé de pensar en el “bombón asesino” desde que empezó la canción,
“usted señor” sí, definitivamente es una letra que me va. Tengo que buscar por google quién la canta, suena bien su voz y puede que tenga otras que me gusten. Sonrío porque sé que si Heily me descubre escuchando esto me daría un golpe en la cabeza para que reaccione, ella odia esta clase de música. Que bueno que mi repertorio sea variado. —Buenos días alegríaaaa… —grita fuerte. —Me ha parecido o escuchabas música de viejos “Doña Hilary de la consolación” —me dice. —Heily primero deja de gritar, ya sé que estás feliz y enamorada; pero mis pobres tímpanos no tienen la culpa de eso. No, no estaba escuchando música de viejos, era una canción de una chica que por cierto canta muy bien y la letra está bonita —le digo. —Bueno nada de chicas, mejor escuchemos a mi morenazo, ese sí que vale la pena — me dice. Heily todas las mañanas se levanta gritando, no sé porque lo hace; pero siento que tiene un cable suelto, menos mal ya estoy acostumbrada a sus locuras, si no diría que necesita terapia. Se dirige al equipo de sonido y pone su CD, ya sé que es lo que va a sonar a todo volumen “Romeo Santos - Propuesta Indecente”. Me toma de la mano y me empieza a guiar para que la siga en su baile de bachata, no es que sea tan difícil, le agarro el paso rápido, dos pasos a la derecha y muevo mi cadera izquierda como dando un golpecito. Es divertido pero ella sí que es una experta. —Mi rubia preferida tienes el sabor sólo es cuestión de práctica y de tener un buen bailarín a tu lado que te guíe, me pregunto si tu señor baila bachata, él podría enseñarte. —Sobre todo Reinaldo bailando bachata, lo dudo mucho, es más dudo que escuche ese tipo de música —le digo. —Sí, debe escuchar música Cristiana seguramente. Se burla de mí la muy malvada. —No digas eso Heily, que feo. La música Cristiana trae paz, a mí me gustan algunas canciones, te las voy a enseñar un día de estos ya vas a ver que te gustará tanto o más que tu Romeo. — ¿Señorita al levantarte de la cama te golpeaste la cabeza? —Pregunta. —Nada supera a mi lindo Romeo Santos. Y otra cosita hoy no habrá gym porque me duele todo mi hermoso cuerpo, ya hice el suficiente ejercicio con Santiago —me dice con picardía.
—Entonces saldré a caminar, eso me gustó más que el gym. Voy a comer pastelitos de pizza así que no me esperes para desayunar. —Salgo, pero no antes sin escuchar a Heily gritar: tráeme tres por fis. Mi paseo estuvo entretenido hoy, habían varias personas caminando y muchos de ellos con sus perritos, que belleza esas cositas peluditas, algún día tendré el mío para comérmelo a besos y jugar con él, le llamaría Terry o tal vez Spike; pero si es niña le pondré Coqueta porque le compraré vestiditos y le pondré lacitos para que se vea hermosa. Eso será en un futuro lejano porque mi nuevo jefe jamás me dejaría tener un perrito en su casa y para dejarlo aquí solito con Heily ¡no gracias! No sé quien sufriría más si Heily o el perrito —eso me causa risa y suelto una carcajada. — ¿Hilary ahora te ríes sola, no me digas que mi amorcito te está pegando su locura? —Pregunta Santiago. —Santiagooo… escuche eso —grita Heily. —Yo no estoy loca bueno sólo un poco; pero por ti amor —le dice. —Chicos ustedes dos me empalagan con tanto amor. —Y no, no estoy loca sólo recordé algo que me causó gracia —les digo. —A bueno Hil… Tenemos que comentarte algo, hoy mi amorcito quiere que salgamos a cenar y él invitó a un buen amigo que trabaja con él en la Constructora ¡Vamosss siii! — Insiste. —Está bien, hoy estoy de ánimos y bueno ya el lunes empiezo una nueva rutina así que distraerme hoy me hará bien —respondo. — ¿Amiga estás segura que me veo bien así? Llevo preguntándole esto a Heily desde que salimos de casa, sé que ya está harta porque me grita ¡siiii Hilary estás perfecta! —Pego un salto. —Amor no grites, casi choco —le dice Santiago. Que bueno que el amigo de Santiago llega al lugar más tarde si no que pena me hubiese hecho pasar. —Eres una gritona de lo peor Heily, no te vuelvo a preguntar nada —le digo. Está bien sé que muchas veces soy insegura pero mi amiga a veces me pone de malas con su carácter obstinado.
Llegamos al lugar, es un mirador, hay varios restaurantes muy lujosos, veo que Santiago se estaciona frente a uno de ellos que se llama “Delirious”, nos bajamos del auto y entramos al lugar. Este sitio es realmente hermoso, que bueno que Heily y yo decidimos traer vestidos. Tengo un vestido rojo de straple hasta la rodilla, me queda muy apretado, Heily me dijo que se me veía un gran trasero con él y que se ven todas mis curvas a la perfección y como no es raro en ella, me dio una nalgada luego de decirme “eres una perra sexy”. Me siento sexy esta noche así que hoy si puedo decir que le creo a mi amiga, tengo mi largo cabello rubio en hondas, mi maquillaje es suave; pero hoy si deje que Heily me aplicara el labial rojo, sólo porque así combinaría con mi vestido, no podía creer a la mujer que vi en el espejo. Ya veo que tengo que empezar a sacarme partido. Nos recibe una chica muy simpática. —Buenas noches sean bienvenidos si gustan seguirme. Nos ubica en una mesa en la terraza, se ve la ciudad, también se ve la luna, es muy hermosa la vista —señorita estamos esperando a otra persona, por lo pronto sólo traiga unas bebidas —dice Santiago. Pedimos dos Cosmopolitan para nosotras y él pide un Whisky. Mientras estamos en la mesa Santiago recibe una llamada, Heily y yo prestamos atención. —Hola Mauricio te estamos esperando, si en “Delirious”, está bien sube estamos en la terraza —le dice. Luego cuelga la llamada. — ¡Aquí viene mi hermanazo! —Dice Santiago. Me doy la vuelta para saber de quién se trata, claro es su amigo Mauricio, es un hombre de estatura normal pero muy musculoso, tiene una camisa de vestir manga larga que le queda muy bien, combina con sus ojos azules y su sonrisa es perfecta. Últimamente he conocido hombres muy simpáticos esta no es la excepción, él recorre la mesa y toma asiento frente a mí. —Buenas noches, amigo preséntame a estas hermosas damas y disculpen si llegué después de ustedes, es que tenía que atender otro asunto —nos dice. —Bueno Mauricio te presento a mi encantadora novia, Heily y ella es su mejor amiga Hilary. Se queda observándome fijamente, extiende su mano, se la tomo, no me la suelta de inmediato; pero a diferencia de Reinaldo, él no me hace sentir nada, aparto mi mano. Se acerca la joven que nos atendió ¿qué van a ordenar señores? —Pregunta. Hay una cantidad de platos que se ven divinos pero opto por el “Cordon Bleu”, ya que tengo tiempo sin comerme uno. Mauricio pide su comida y otro whisky. Cenamos tranquilamente, todo estaba delicioso, ninguno dejó nada, le pedimos dos Cosmopolitan más a la mesera y enseguida nos lo trae. Mauricio y Santiago empiezan a
contar sus historias de vida, el cómo fue que se conocieron y la vez que Santiago se emborrachó en una de las fiestas de la Constructora y terminó desnudándose y lanzándose a la piscina —Heily lo mira con la boca abierta, yo no puedo evitar reír. Llevamos una hora conversando y la brisa corre más fuerte; pero se siente muy bien en mi piel. Siento la mirada de alguien sobre mí y volteo para ver quién me está observando. ¡No puede ser! Es el “bombón asesino” mirándome fijamente, siento que mi cara empieza a arder, siento un millón de mariposas en mi estómago, bebo todo mi Cosmopolitan para sentirme más segura pero al parecer el alcohol no hace ningún efecto con mis nervios ¿por qué de todos los lugares preciso tengo que encontrármelo aquí? —Me pregunto. Y tengo mis labios rojos como todo una felina, seguro va a pensar que una mujerzuela va a cuidar de su hijo. ¡Trágame tierra! —Heily, mira quién está aquí y no ha dejado de observarme, tengo los nervios destrozados —le digo con voz entrecortada. — ¿Qué sucede Hil? ¿Ya se te subió el cosmo? ¿Quién dices que te observa? — Pregunta. —Reinaldo, el “señor nalgón”, mi nuevo jefe, está en la mesa del fondo y no ha dejado de mirarme, me siento vigilada y eso me cohíbe —le digo. — ¡Amigaaaa! ¿Ese hombre es el señor del que tanto hablas? —Pregunta sorprendida. —Ya veo porque tienes esas hormonas alborotadas, está para comérselo, ve a saludarlo Hilary es tu oportunidad de ligar, no están en el trabajo y no veo a ninguna mujer ahí — me dice. —No Heily estás loca, no tiene porque importarme sólo es mi jefe, bueno hoy no es mi jefe porque empiezo a trabajar con él, el lunes pero me quedaré aquí sentada —le digo. —Hil, estás poniéndote pálida — ¡Madre del Divino Dios! Se dirige hacia nosotros, creo que vas a tener que respirar amiga, si no te va a dar un colapso aquí mismo. Mis manos empiezan a sudar, casi no puedo respirar ¿por qué tiene que venir? No es como si fuéramos íntimos amigos, siento que mi estómago hace un baile, no debe ser normal que una persona te ponga tan jodidamente nerviosa, me intimida, es tan interesante, se ve tan imponente, ese traje le queda increíble, apretado en las partes
correctas, esos brazos ¿algún día me sostendrá con ellos? —Basta Hilary ya está aquí, respira y cálmate, pongo mi mejor sonrisa y lo miro a la cara. —Buenas noches, Hilary dicen por ahí “que si la montaña no viene a mí, tengo que ir a ella”. — ¿Cómo te va? Te veo muy elegante esta noche —me dice con una sonrisa en su rostro. —Hola Reinaldo, estoy muy bien gracias ¿tú cómo estás? Por cierto te presento a mis amigos, ella es Heily mi mejor amiga, su novio Santiago y él es Mauricio. —Un gusto en conocerlos chicos ¿me permiten un momento con Hilary? —Pregunta. —No se las robaré por mucho tiempo —dice mirando fijamente a Mauricio. Me da la mano para ayudarme a levantar de la silla, me guía hasta llegar a una parte de la terraza que está vacía. Huele mejor que nunca ya echaba de menos ese rico aroma irresistible, se me acerca y doy un paso atrás quedando presionada a la terraza que da a toda la vista de la ciudad, me toma del brazo ejerciendo presión; pero no tan fuerte como para hacerme daño, trato de soltarme pero me toma más fuerte, lo escucho respirar profundamente. — ¿Ese tipo es tu novio? —Respóndeme. — Perdón… — ¿acaso eso importa? —Pregunto. —Sí, a mí me importa Hilary porque tú vas a vivir en mi casa y vas a cuidar a mi hijo, no quiero ver hombres merodeando por ahí, no quiero que estés dando espectáculos delante de mis hijos —me dice. —No sé tú por quién me tomas Sr. Reinaldo y no él no es mi novio, lo acabo de conocer —si para eso me trajo aquí ya puede quedarse tranquilo. Me muevo para salir de su paso pero él me regresa, me vuelve a presionar contra la terraza. —No niña aún no he terminado. Su voz suena sexy, necesitada, no sé como describirla, hace que me tiemble todo mi cuerpo. —Mira Hilary desde que te vi en mi casa trate de
mantener mis pensamientos a raya porque es lo correcto; pero hoy me la pones muy difícil, te ves sexy como el infierno —me dice. ¿Cómo pretendes que pases desapercibida ante mí? —Pregunta. Toma mi cuello y siento que la piel se me eriza, creo que va a besarme ya que no quita la mirada de mi boca. —Tienes la boca más sensual que haya visto, esos labios llenos y rojos invitan a pecar, te das cuenta que quiero mantener la distancia pero no me ayudas. Quita su mano de mi cuello y la baja a mi cadera apretándola fuertemente, se me escapa un gemido suave que sé que no le es indiferente ya que sonríe. —Tu cuerpo responde a mí Hilary y créeme estoy tratando con todas mis fuerzas de controlarme para no cometer una locura que complique las cosas entre nosotros, moriría por recostarte en ese sofá de ahí y follarte hasta dejarte sin sentido. ¿Qué acaba de decir? Siento que mi ropa interior quedo empapada por completo. No consigo palabras, me ha dejado muda, toma con su otra mano mi cara, la acaricia y baja hasta mi boca tocando con su pulgar mi labio. —Deseo probar estos labios; pero me temo que ya te quité mucho tiempo, lo dejaremos para otro momento. Se separa de mí y da media vuelta pero antes logro decirle: —Ni lo sueñe señor —él me sonríe con esos hoyitos encantadores y me guiña un ojo. Sí, definitivo tendré que empezar a llevar en mi cartera varios cambios de ropa interior. Maldito hombre, vino me provocó y ahora estoy más caliente que nunca ¿por qué mi cuerpo tiene que reaccionar a su tacto? Tengo que ser fuerte, él no podrá conmigo, jamás estaría con un hombre que ya tiene mujer, no debería insinuarse, debería mantener la distancia, voy a trabajar para él, acaso no comprende la magnitud de las cosas. Uno de los dos tenemos que tener la cabeza fría para no caer en ninguna tentación y creo que esa seré yo.
Capítulo 6 Lunes, 27 de octubre de 2014 Llegó el día tan esperado, hoy empiezo a trabajar en casa del “bombón asesino” no sé que me espera; pero debo mantenerme serena para dar lo mejor de mí, sólo espero llevarme bien con los niños eso sería de gran ayuda, claro que también espero que la señora Regina me trate bien, no puedo darle motivos para que no sea así. Ya tengo todo preparado para irme, en mi maleta metí lo esencial, de todas formas el fin de semana regreso. Llamo el taxi con media hora de anticipación, no quiero llegar tarde a mi primer día de trabajo.
—Señor buen día, por favor lléveme a la parte alta de la ciudad, específicamente a la “Garden House Residencial“. —Si señorita enseguida —me dice el chofer. En el camino a la residencia siento que mis nervios van creciendo poco a poco, espero verme bien para mi trabajo. Llevo puesto uno de los vestidos que compré la semana pasada, es de flores, con cuello V, entallado en la cintura y acampanado, me queda un poco más arriba de la rodilla, mis sandalias bajitas muy cómodas, mi cabello lo recogí en una media cola con risos en las puntas. Aprovecho que el señor se detuvo en un semáforo para verme en el espejo y aplicarme un poco de brillo labial, mis ojos verdes hoy se ven más grandes, no sé por qué, tal vez sea la misma ansiedad y lo asustada que estoy. —Señorita, llegamos… Necesita decirle al vigilante hacia donde se dirige —me dice el chofer. —Sí, buenos días señor me dirijo a casa del Sr. Reinaldo González —le digo. —La familia González, perfecto señorita, siga la están esperando —responde. Esta residencia es maravillosa, una casa más grande que la otra, bueno casa no debería decirle porque son mansiones en realidad, todo por aquí es lujoso y ni hablar de los autos que aparcan frente a cada una de las casas. —Señorita, ya estamos aquí, son 150 bsf —me dice. —Gracias señor que tenga un buen día —le digo y me bajo. Respiro profundo, luego tomo mi maleta para rodarla hasta la gran puerta de madera que está frente a mí y recuerdo que todo en esta casa es puro lujo. Es una casa de estilo italiano, con una enorme sala, escaleras hechas con mármol, 7 habitaciones, 10 baños, una cocina increíble hecha con mármol ¡ahí si me voy a sentir en las nubes cocinando! Tiene una piscina enorme en la parte de atrás de la casa, un bar, chimenea, una terraza, jardines hermosos, un sótano, sala de juegos, un gimnasio y la verdad no recuerdo que más pude observar la primera vez que estuve aquí. Supongo que debo acostumbrarme a esta vida de ricos.
—Srta. Hilary ¿cómo está? Siga adelante la están esperando en la sala. Permítame su equipaje, yo me encargo de él —me dice Augusto. —Sr. Augusto, estoy muy bien gracias espero que usted también lo esté —si vamos, le digo. Voy camino a la sala y puedo escuchar varias voces conversar pero en particular escucho una que dice: —Reinaldo como se te ocurre contratar a una niña de 21 años para cuidar a Jeremy ¿por qué no me lo dijiste antes? A esa edad y con suerte sabrá cuidarse sola —dice Regina. —Permiso —disculpe señora pude escuchar lo que decía y no tiene de que preocuparse, he aprendido a cuidarme sola desde muy niña, así que voy a cuidar muy bien de su hijo —le digo. Ella me mira de arriba abajo detenidamente, está estudiándome, sé que no le gusta lo que ve porque al mirarme fijamente ni sonríe, está seria o más bien diría que acabó de chuparse un limón porque su rostro es muy amargo, a simple vista se ve que es una mujer amargada y pretenciosa. Está vestida de los pies a la cabeza impecable con ropa de marca y es más plástica que una barbie, pero si su boca parece la de un pato, su cabello parece un cerro encendido casi me quedo ciega al verla, un rojo muy llamativo, ojos azules, no es muy alta, está usando unos tacones como de unos 15 cm, su piel está muy bronceada. —Señorita, siga y tome asiento —me dice. Me siento en uno de los sofás lujosos de cuero blanco y de fina madera tallada, la verdad son muy cómodos, lo que no es para nada cómodo es tener a estás cuatro personas observándome como si fuera un bicho raro, miro a Reinaldo y está serio, no encuentro ninguna expresión en su rostro, sigo observando y veo dos niños sentados uno al lado del otro. El niño es digno hijo de su padre, es hermoso, tiene la misma rayita en la quijada que su papá, lo que no puedo ver es si tiene esos hoyitos en las mejillas, ya que no lo he visto sonreír. La niña, que no le diría niña porque es enorme, no se parece mucho a Reinaldo y tampoco a Regina ¿será adoptada? Tiene el cabello castaño oscuro hasta los hombros, sus ojos son de un color impresionante, no puedo creer que existan ojos así, son de un amarillo intenso, muy hermosos, es delgada y su piel se ve un poco bronceada por el sol,
tiene la nariz respingada y la mueve de una forma que me hace recordar a “hechizada”, es muy bella. —Hola Hilary, días sin verte me alegro que te hayas presentado —me dice Reinaldo con una media sonrisa en su rostro.
—Gracias Sr. Reinaldo; por supuesto no quiero perderme está oportunidad, además soy responsable, le di mi palabra y aquí me tiene —le digo con seguridad. —Así se habla señorita —me dice. —Ahora si a lo que vino Hilary, te presento a Jeremy, mi hijo de 6 años, de él es de quién te vas a hacer cargo y ésta es mi hija Reina Anthonella, ella tiene 14 años, como te dije a Reina sólo la vas a vigilar, ella ya puede encargarse sola de sus cosas. —Papá quiero a Bárbara de nuevo en casa ya estábamos acostumbrados a ella, nuevo personal no me gusta, es como empezar de cero otra vez — dice Reina indignada. —Reina, tú ya sabes que Bárbara se tuvo que ir de emergencia para su pueblo y no puede volver hasta que su padre se recupere. No pueden quedarse solos y lo sabes, Hilary ya está contratada, ella cuidara de ustedes y ya está decidido —la reprende Reinaldo. — ¿Yo no tengo voz, ni voto aquí? —Pregunta Regina. —Reinaldo sigo insistiendo la veo muy joven para toda está responsabilidad, recuerda que no estaremos mucho en casa y es ella quién cuidara de los niños y los alimentará, pero a sus 21 años ¿qué puede saber cocinar esta niña? —Sra. Regina deje de hablar como si yo no estuviera aquí. Estoy preparada para ambos trabajos, sino no me hubiese presentado, sólo deme una oportunidad para demostrárselo, además el Sr. Reinaldo me dio un periodo de prueba de un mes. —Bueno Hilary está bien vas a tener tu oportunidad pero cualquier error y te vas — me dice Regina. Reina se levanta del sofá y sale de la sala a paso firme, tiene su carácter la niña ¿en dónde me he metido? —Pienso. —Hilary lo siento por su comportamiento, pero es de entender, Reina se llevaba muy bien con Bárbara, la extraña, sé que tú te la vas a ganar a ella y a mi hijo —dice Reinaldo. El niño es tan tranquilo que no sé si lo disimula porque están aquí sus padres o porque de verdad es un angelito, no ha dicho ni una palabra desde que llegué; pero me imagino que luego lo hará.
—Hilary vamos a mi despacho necesito darte algunos detalles —dice Reinaldo. —Voy a ducharme cielo en 40 minutos estaré lista para irnos —le dice Regina. — Hilary bienvenida pero ya sabes te voy a estar vigilando —me dice. —Si Sra. Regina, ya lo sé —le respondo. —Vamos Sr. Reinaldo deme los últimos detalles para empezar con mi trabajo aquí —le digo. Cierra la puerta de su despacho detrás de mí, luego me pide que tome asiento. —Hilary hoy vas a tener el día entero para que convivas con los niños, hoy no van a ir al colegio, se incorporan a partir de mañana. —Quiero explicarte que Jeremy no habla mucho lo hemos llevado a varios Psicólogos pero dicen que esa es su personalidad, que a medida que vaya creciendo irá cambiando. —Bárbara tampoco pudo hacer que cambiara su forma de ser, debes tenerle mucho cuidado y contarle su cuento cada noche, no lo puedes olvidar. —Reina es diferente es una niña explosiva, extrovertida, le gusta traer a sus amigas a casa, hacer pijamadas, bañarse en la piscina con ellas y puedes llegarte a estresar en ese momento porque piden muchas cosas para comer. Sé que vas a estar a la altura de las circunstancias porque tienes las ganas —me dice mirándome fijamente. —Si Sr. Reinaldo no se preocupe por lo de Reina, sabré manejar la situación y referente a Jeremy voy a estar muy pendiente de él —le digo. —Volviste a llamarme señor y creo que te dije que quería que sólo me llamaras por mi nombre. —Si lo sé Reinaldo, pero no podía hacerlo delante de tu esposa, ella podía mal interpretar las cosas. —No te preocupes por ella. Ella sabe que me gusta que mi personal se sienta en confianza, me gusta que todos me traten como su igual, no me gusta que me teman, se supone que todos vivimos bajo el mismo techo. —Perfecto Reinaldo así te llamaré de ahora en adelante ¿algo más? ¿Me puedo retirar a mi habitación? Me gustaría arreglar mis cosas antes de empezar mi trabajo —le digo.
—Otra cosa, Augusto ya se encargó de ir al supermercado, compró todo lo de la lista que Bárbara había dejado, si tú necesitas algo más no dudes en pedírselo a él —me dice. —Así lo haré —le sonrío. Me levanto de la silla para salir del despacho; pero siento un cuerpo aproximándose a mí. —Espera Hilary —me susurra al oído. ¡No otra vez! Por favor no quiero que me siga provocando como la otra noche, no en su casa, no con su esposa en el piso de arriba —no Reinaldo por favor aquí no —le digo. — ¿No qué Hilary? —Pregunta. —Sabes a que me refiero, no quiero que me sigas provocando —lo digo en serio Reinaldo. —No quiero seguirte provocando Hilary. Sólo quiero terminar lo que empecé —me dice jadeando. ¡Madre de Dios! — ¿Acaso me dijo eso? ¿Cómo es posible que me tenga con sólo unas pocas palabras? él quiere terminar lo que empezó en aquel restaurante pero esta vez estamos aquí en su casa y esto es una locura. Jadeo ya que mi respiración es dificultosa en estos momentos, él sigue con su tortura. —Estás agitada Hilary sólo mira como te pongo, tú lo deseas lo sé, deseas que te toque, deseas que bese cada centímetro de esa piel perfecta, deseas que te posea ¿no es así? — Pregunta. Si lo que dijo antes me sorprendió, esto me dejó hiperventilando, mis manos sudan, siento demasiado calor, sé que mi cara debe estar roja porque me arde, mis rodillas se debilitan, sino es porque él me sostiene creo que ya estuviera en el piso, mi boca se hace agua y como no es raro me siento empapada “ahí abajo”. —Noo, noo, no Reinaldo —tartamudeo. —Y si así fuera de todas formas esto no está bien —le digo. —No está bien… no es suficiente para mí —me dice. Me toma del cuello con su mano izquierda, luego con la derecha toma mi mentón y levanta mi rostro, aquí viene lo que me temí que sucedería. Pone sus labios sobre los míos muy suavemente, pero luego ejerce un poco más de presión, chupa mi labio inferior y lo muerde, siento que me voy a desmayar, todo me da vueltas. Heily tenía razón cuando decía que se sentía mareada al besar a Santiago, él sigue comiéndome la boca despacio pero después el beso cambia, mete su lengua dentro de mi boca, me siento invadida; pero me gusta lo que hace, se la chupo por instinto y lo escucho gemir, quita su mano de mi cuello, toma fuerte mi cadera, pongo mis manos en su cuello y lo acerco a mí,
entrelazamos nuestras lenguas, nuestra respiración es muy agitada, siento que la mano que puso en la cadera la mueve a mi nalga y la aprieta para pegarme hacia él y así sentir aún más su grande erección. Me asusto no puedo seguir con esto, interrumpo el beso. —Lo siento Reinaldo, esto no tenía que pasar —le digo. Salgo rápido de ahí, cierro la puerta y me dirijo enseguida a mi habitación, veo mi maleta a un lado de la puerta, la tomo y luego entro. Me acuesto en mi cama mirando el techo, mi pecho sube y baja sin parar, estoy muy excitada, llevo mi mano a mis labios y los acaricio, no debí dejar que esto sucediera, pero a quien engaño fue el mejor beso de mi vida.
Capítulo 7 Salgo a la cocina por un vaso de agua y para inspeccionar más a fondo lo que va a ser mi área de trabajo, estando aquí moviéndome con mayor naturalidad me doy cuenta que es mucho más grande y cómoda de lo que me imagine —Guau esta nevera parece de
otra galaxia tiene cuatro puertas y es digitalizada ¿cómo diablos funcionará esto? Abro las dos primeras puertas de la parte superior y está completamente llena, al menos no tendré que preocuparme porque algo me falte para cocinar. Tomo una jarra con jugo de naranja ya que no vi agua. Suenan unos pasos que se dirigen hacia acá. —Hilary muero de hambre —me dice Reina con un tono de prepotencia. —Quiero tocino, huevos batidos, mi yogurt dietético, mis tostadas con mermelada y no se te olvide mi capuchino de vainilla con crema de leche —me lo llevas afuera a la terraza. —Si señorita, con gusto, enseguida lo preparo. —Y se dice por favor, mocosa maleducada —pienso. Llevo su desayuno, lo pongo sobre la mesa y veo que se me queda mirando ¿será que tengo monos en la cara? — ¿Pretendes quedarte toda la mañana viéndome comer? —Pregunta. —Mejor ve al cuarto de mi hermano de seguro te necesita. —Si claro señorita, con permiso y buen provecho —le digo. Es insoportable y tan maleducada, pareciera que no tuviera educación o tal vez se comporte así porque no está acostumbrada a personas que no conoce en su casa. Espero cambie su actitud en los días por venir —pienso. Llamo a la puerta de Jeremy varias veces, pero no obtengo respuestas y sin pensarlo mucho entro a la habitación. Es la típica habitación de un niño rico, juguetes regados por todas partes, hay un largo y hermoso tren al lado de su cama, tiene una laptop, video juegos, me acerco a su cama, es grande de madera, es curiosa ya que tiene forma de un auto, específicamente es una cama de un Ferrari —guau… se mueve para observarme, no quita su mirada de mí, puedo ver que se siente incomodo con mi presencia. —Ven Jeremy a levantarse de la camita, por cierto que linda cama tienes, vamos cielo —le digo. — ¿Puedo preguntarte algo? —me dice. —Claro cariño lo que tú quieras —le acaricio su cabello para que se sienta seguro. — ¿Por qué pareces un Ángel? ¿Acaso papá Dios te mando a cuidarme? Pero ¿Por qué Bárbara me dejó? Ella me dijo que jamás se iría ¿tú te irás también? —Pregunta. —No cielito, no me iré, aquí me tendrás para cuidarte siempre —lo apapacho fuerte. ¿Sabes? Tengo una amiga que le gustan mucho mis abrazos de oso ¿quieres uno? — Pregunto. —Sí, por favor —me responde con una sonrisa. Bajamos a la cocina para darle de comer a mi nuevo “príncipe azul de Ferrari rojo”. Es un amor de niño, él ha hablado conmigo, siento que ya tiene más confianza, al menos ya no se ve nervioso. Pienso que lo de su problema es la falta de cariño, sus papás casi nunca están y su hermana casi no lo toma en cuenta, pero desde ahora me tendrá a mí para
divertirnos, lo haré un niño más feliz y seguro de sí mismo. ¡Prometido! Son las 2:00 pm y aún es temprano, me siento un rato en la terraza para leer ya que tengo un descanso, Jeremy se acabó de dormir. Este libro “Fallen Too Far – Abbi Glines” que me prestó Heily es una historia de romance, me gusta pero está un poco fuerte, me dijo que son 9 o más libros de esta saga, que cada vez se ponen más interesantes, ya me estoy sonrojando con este, no me puedo imaginar que será con los otros, estoy mirando para todas partes como si alguien pudiera ver lo que leo ¡que paranoica! Escucho un grito ¡Hilaryyyy! —A ti te pagan para que trabajes no para que estés leyendo —me dice Reina. —Voy a estar en la piscina con mis amigas Valentina y Julieta, así que debes estar pendiente por si queremos algo. —Si Srta. Reina estaré al tanto de lo que necesiten —le digo. Mocosa malvada ya me tiene obstinada con sus formas. Cuando me saque de mis casillas va a saber quién soy, no puede seguir tratándome así —pienso. Toda la tarde me la he pasado en el área de la piscina con estás señoritas, se ríen, tienen sus charlas de chicas, casi toda su conversación es acerca de un chico llamado Juan David, todas deben estar loquitas por él. Escucho una vocecita soñolienta detrás de mí. —Aquí estás niño guapo ¿cómo dormiste cariño? —Pregunto. —Bien Hilary, soñé con carros de carrera —me sonríe y hace el sonido del auto con su linda voz ¡runnn, runnn! —Hil… ¿puedo meterme en la piscina? Tengo mucho calor —pregunta. —Claro cielito vamos a nadar un rato, vamos a ponernos los bañadores —me detiene una voz chillona. — ¿Tú piensas meterte a la piscina con Jeremy? —Pregunta Reina. —Jeremy sabe nadar y Bárbara lo dejaba entrar solo a la piscina —me dice cruzándose de brazos. —Bárbara ya no está aquí Reina —le digo. —Ahora estoy yo y tengo calor, también quiero nadar ¿Jeremy tú no quieres que entre a la piscina contigo? —Pregunto. —Si Hil, sí quiero que nades conmigo por favor —me susurra. —Lo siento Reina, sí vamos a nadar —le digo dedicándole una sonrisa hipócrita. ¡Muajaja… gané! Voy con Jeremy a mi cuarto en busca de mi traje de baño de dos piezas azul turquesa, luego nos dirigimos a la habitación de Jeremy para cambiarlo y buscar su toalla y accesorios de bucear, bueno sus lentes de ver bajo el agua y el respirador, le digo que me espere unos segundos para entrar al baño y cambiarme. Nos dirigimos a la piscina y las “chicas súperpoderosas” se levantan de la mesa para
retirarse a la habitación ¡mucho mejor! —Cariño tenemos la piscina toda para nosotros —aplaudo y le sonrío. — ¡Yupiiiii! Ven Hil vamos entrar —mira como consigo el mejor clavado de todos —me dice. ¡Mi amor! Su clavado me pone un poco nerviosa, pero cuando veo que es un nadador experto dejo de preocuparme. Entro a la piscina con él, jugamos, nadamos, hacemos competencias de respiración bajo el agua. Me provoca nadar como una sirena, esta piscina es enorme así que lo haré. Cuando llego a las escaleras para salir escucho a Jeremy decir: —papi, papi le gané a Hil en todos los juegos. ¡Ups! Que vergüenza y yo con está pinta. Estoy subiendo las escaleras de la piscina mojada de la cabeza a los pies, me siento tan expuesta, lo observo y sé que me está comiendo con la mirada, puedo sentir sus ojos sobre todo mi cuerpo, me dirijo a la mesa y enseguida me envuelvo en la toalla. — Con que mi hijo te ganó nadando —me sonríe con esa dentadura perfecta y los hoyitos se le marcan más que nunca. —Si Reinaldo tu hijo es muy buen nadador, espero no haya problema en que me metiera en la piscina. Por cierto pensé que llegarías más tarde —le digo. —No hay problema, mientras cuides a mi hijo y lo hagas sonreír como ahora, está perfecto. —Son las 6:00 pm Hilary, ya veo que la pasaron muy bien que hasta se les olvidó el tiempo —me dice. —Papi… sí, estuvo muy divertido, mi ángel es muy divertida —dice Jeremy. — Hil… me suenan mis tripitas estoy hambriento — se toca su pancita. —Voy a prepararte algo delicioso cielito, bueno prepararles —les digo. —Escucho a Reinaldo decirle a Jeremy ¿cómo es eso de ángel? —Bueno mejor luego me lo explicas hijo. —Hilary hoy sólo cenaremos cuatro, Regina va a trabajar hasta tarde —me dice. Después que ya todos cenamos, subo a la habitación con Jeremy para ponerle un rato su programa favorito. Mientras voy a ducharme, me pongo mi pijama de pantalón y camisa para estar más fresca, peino mi cabello mojado, luego me dirijo a la habitación de Jeremy para contarle su cuento. —Cariño ¿qué quieres que te lea? —Pregunto. —Pone su mano en la quijada para pensar — ¿Qué tal si por hoy inventas un cuento? —Pregunta. —Bárbara solía hacerlo —me dice. —Mi niño creo que no soy buena con eso, pero voy a improvisar —le digo y sonrío. Bueno aquí voy: Érase una vez un piloto de carreras que tenía la pasión de ser el mejor corredor de todos. Él imaginó siempre que cuando estuviera en competencia toda la gente gritara su nombre ¡Jeremy el Mejor! ¡Siiiii! Amaba el sonido de los
motores a toda potencia, la adrenalina que sentía al correr jamás lo hacía detenerse y siempre iba hacia la meta. Este chico Jeremy soñó que si tenía toda la disciplina y coraje, podría conseguir ser el mejor del mundo y es así como el valiente hombre pudo conseguir su sueño; por supuesto no puede faltar la linda chica que siempre estuvo esperándolo en la meta. ¡Fin!
—Hilary me encantó esa historia y ese chico tiene mi nombre. Quiero ser ese Jeremy y ser el mejor de todos —me dice con entusiasmo. —Si cariño así va a ser —beso su cabeza y salgo de su cuarto. Una mano me toma del brazo y me aprieta hacia él, pero que caraj… no puedo terminar la frase porque siento unos labios sobre los míos, unos hambrientos labios, me acorrala contra la pared, me besa con toda la pasión con la que jamás me han besado, nuestras lenguas van a su encuentro, nos succionamos, nos mordemos, trato de separarlo para poder respirar pero no me deja, gimo en su boca porque no encuentro otra forma para respirar, cuando siente que si no se detiene me asfixia “literal” se separa de mí. —Hilary me tienes encantado, fascinando, pude escuchar lo que le decías a mi hijo, eso fue una buena historia —me guiña un ojo y le sonrío. Vuelve a tomar mi cara, me da un beso corto, baja a mi cuello, pasa su lengua y me chupa —jadeo. —Reinaldo detente nos pueden ver —le susurro. —Me importa un carajo si nos ven, Hilary —quiero tenerte. —Estás loco… tu hija está al otro lado del pasillo. Imagínate que salga Jeremy o peor aún que nos vea Regina —le digo. —Ella llega tarde preciosa, sólo déjame hacerte sentir bien, déjame hacerte venir, desde que te vi en la piscina me tienes duro, he tenido que disimular está erección en la cena delante de mis hijos ¿qué es lo que me haces? —Pregunta. No puedo ser tan débil, tengo que alejarme, ésta es su casa, es donde vive con su familia, no puedo ser tan mala persona, él me pregunta lo mismo que me he estado preguntando yo todo este tiempo ¿qué es lo que me hace? Son la misma incógnita sin ninguna respuesta, esto se nos puede salir de las manos. Me suelto de sus brazos y camino rápido a mi cuarto antes que pueda arrepentirme de algo. Abro la puerta, logro entrar pero él la empuja, es mucho más fuerte que yo así que no puedo detenerlo. —Ven acá cosita rica, de mí no te vas a escapar, entre más huyas más atraes mi atención —me dice. Me pega contra la pared, me toma una pierna y la envuelve en su cintura, gimo al sentir su erección en todo mi centro, me besa con lujuria y se presiona aún más sobre mí, no puedo evitar gemir fuerte, siento un ardor muy fuerte en mi vagina —lo sé mi amor, sé lo que necesitas justo ahora y yo te lo voy a dar —me susurra. Siento que mueve mi pijama, separa mi ropa interior, mete un dedo y acaricia los pliegues, siento que presiona mi clítoris —por favor Reinaldo, por favor… —es lo único que logra salir de mi boca. ¡Shh, shh! —tranquila preciosa todo a su tiempo, quiero hacer algo que he querido hacer
desde que te vi —me dice. Sube mi camisa, toma mis dos pezones con sus manos y los aprieta, pego un grito pero no de dolor sino de deseo, mete un pezón en su boca y lo chupa, luego hace lo mismo con el otro. —Vas a matarme, son perfectas, tienes unas tetas hermosas y me divertiré mucho con ellas, pero eso lo disfrutaremos luego, tengo muchas ganas de probarte —me dice inhalando fuerte. ¡Madre del Divino Dios! Está arrodillado frente a mí, baja mi pantalón, luego mi ropa interior y me hace salir de ellos, lo escucho decir: —Tu olor me embriaga, me domina, me vuelve loco. No me da chance de contestar porque toma mi pierna derecha la sube a su hombro y entierra su cara en mi vagina. Puedo sentir su lengua devorándome, esto debe ser el cielo, gimo tan fuerte que creo que los niños escucharon. —Amor haz silencio o nos van a descubrir —me dice. Sigue con su tortura, succiona otra vez mi clítoris y siento calambres en mis piernas, ya no podré estar más de pie —Reinaldo voy a caerme —le digo. —Jamás te dejaré caer, quiero verte venir en mi boca Hilary, quiero probar toda tu crema ¡dámela! — Me dice. —Sii por favor siii, no pares Reinaldo por favor no te detengas —le digo pegándolo aún más a mi centro. Mete un dedo dentro de mí y siento algo que nunca había sentido antes, puedo sentir que se lo estoy succionando, me aprieto contra su mano para encontrar más alivio, él chupa más fuerte y ejerce más presión con su lengua para estimular mi clítoris. Y ahí está, exploto contra él, puedo sentir espasmos en mi centro, siento que algo me baja, es una gran cantidad de liquido, luego lo escucho tragar. — Delicioso —me dice lamiendo sus labios. Se levanta, me sonríe y me da un beso. — ¿tú vas a quedarte con eso así? —Le pregunto señalando su entrepierna, me sonríe de nuevo. —Hoy se trató de ti cosita rica, él que tú acabaras me dejó ya satisfecho, iré a echarme un baño y dormir, además Regina no debe en tardar en llegar, me besa y se va. Eres una estúpida Hilary, claro después que vino a tocarme y hacerme venir con su boca, como si nada va a su habitación a tener sexo con su esposa ¡Desgraciado! Pero más tonta soy yo que se lo permito. Esto no va a volver a pasar, no va a venir a hacer conmigo lo que quiere y desecharme. Voy a dormir, mañana será otro día, espero que mucho mejor que el de hoy ¡Eso espero!
Capítulo 8 La claridad de la mañana hace que abra mis ojos, ya es hora de levantarme, los recuerdos de anoche vienen a mí, ¿lo soñaría? No que va, fue tan real como que aún siento mi cuerpo un poco débil ¿cómo pudimos llegar a tanto? No sé con qué cara lo voy a ver esta mañana después de haber tenido su rostro entre mis piernas, me sonrojo de inmediato. Tengo que hablar con Heily, contarle lo que ha pasado, seguro que me hará sentir mejor. Al verme en el espejo del baño me veo con un brillo diferente en los ojos, debe ser por las atenciones que me dio el “señor nalgón”. —Jeremy cariño a levantarse hoy tienes colegio —le digo. —Por favor Hilary, no quiero ir al colegio, es muy temprano apenas son las 6:30 am dame otros 10 minutos ¿sí? Por favor. —Además no me gustan esos niños, se meten conmigo y gritan demasiado —me dice tapando su carita con la almohada. —No cariño se nos hace tarde y Esteban nos espera. —Levántate perezosito, ¿se meten contigo? —Pregunto. —Bueno cuando lo vuelvan a hacer me avisas e iré a rescatarte, les enseñaré que no deben meterse con mi niño —le hago cosquillas y suelta carcajadas. Puedo observar los mismos hoyitos de su padre. Escucho cuando se abre la puerta y es Regina. — ¿Acaso no tienen otro momento para jugar? —Pregunta. —Jeremy a levantarse ¡yaaa! —Grita y ambos pegamos un salto. —Y tú ve a prepararnos el desayuno que se nos hace tarde —me señala con su dedo índice de manicure perfecta. —Si señora Regina, enseguida —respondo. Ella y su hija no serán parecidas físicamente, pero sí que se cargan un geniecito de lo peor —pienso. Voy camino a la cocina cuando alguien llama mi atención, es el “experto en placer” leyendo el periódico, se ve más hermoso que nunca con ese traje y desde aquí puedo oler su delicioso aroma. —Basta Hilary es el mismo hombre que anoche te hizo cosas locas con la boca y luego te dejó para irse con su esposa —pienso. ¡Aléjateee! —Buenos días Hilary ¿cómo amaneces está mañana? —Pregunta. —Dime si ya está
listo el desayuno para pasar al comedor. —Buenos días Reinaldo, estoy excelente gracias. En cinco minutos puede pasar al comedor —le digo. Están los cuatro en la mesa desayunando en silencio, veo a Jeremy de la misma forma que lo vi ayer cuando llegué, se ve asustado, no sé porque conmigo es tan hablador, tan alegre como debe ser un niño de su edad y ahora está tan cohibido, tan nervioso. En algún momento lo hablaré con él. Reinaldo no para de mirarme, no sé en qué piensa pero me pone nerviosa. Su esposa está a su lado y Regina no es tonta ella se va a dar cuenta de que algo ocurre, no quiero problemas, apenas empecé este trabajo como para quedarme sin él. —Amor lo de anoche me sorprendió mucho, eres el mejor —le dice Regina. Puedo observar como ella lleva su mano bajo la mesa y lo acaricia, seguido de una mirada de odio que me dedica —siento nauseas. Esto se está complicando tengo que hablar con Reinaldo para que sea más prudente en la manera como me mira y para que no se me acerque nunca más. Me retiro a la cocina para poder respirar, estaba aguantando la respiración allá afuera. Reinaldo me toma por detrás de la cintura —lo siento Hilary, Regina no debió decir eso, estuvo fuera de lugar, créeme no es lo que parece —me dice. —Mira Reinaldo tú a mí no tienes que darme ninguna explicación, lo que pase entre tu esposa y tú en la habitación no es asunto mío. Te agradezco que te mantengas alejado de mí, sólo quiero un trato profesional contigo, deja de confundirme y de jugar conmigo, no seré la típica mujer que acepta ser la segunda opción ¡déjame en paz! —Con eso me doy la vuelta para llevar a los niños al colegio con Esteban. Llega el viernes, estoy feliz, por fin iré a casa a ver a la loquita de mi amiga, sé que exagero porque han pasado sólo unas días desde que me mude a la mansión de Reinaldo, pero realmente extraño mi casita, mi cama, mi hogar; aunque sé que me espera el escándalo de Heily, pero está vez valdrá la pena aguantármela. Esteban me lleva a casa a las 8:00 pm, le doy las gracias a este buen hombre, ya le
estoy empezando a tomar cariño. Me despido de él dándole un abrazo —adiós Esteban, cuídate mucho nos vemos el lunes temprano —me sonríe y se vuelve a meter a la camioneta. Al entrar en casa me encuentro con Heily y Santiago cenando pizza en la cocina. Heily pega un salto que casi la hace llegar al techo. —“Mi rubia preferida en el mundo” —me dice lanzándose sobre mi dejándome sin respiración. —Heily Andreina Andrade — la reprendo. —Me acabas de fracturar un hueso y me dejas sin oxígeno —le digo. — ¡Ahh no señorita! Tengo una semana sin verte, no te vas a librar de mi abrazo de oso “Revolution” —me parto de la risa. Sí, definitivamente ya extrañaba a este ser.
Capítulo 9
Me levanto tarde esta mañana del sábado, hace un día frío, está nublado, así no vamos a ir a hacer ejercicios, veo mi teléfono y tengo un mensaje de texto del “señor nalgón” que dice:
—No señor, con eso no me vas a comprar —pienso. Voy a la cocina a hacer café, tenía la esperanza de que Heily se levantara antes que yo, pero a quien voy a engañar, “no se le puede pedir peras al olmo”. Voy hacia la despensa a buscar lo necesario para hacer el café y unos panqueques —escucho una voz soñolienta. —Buenos días cocinera estrella —me dice Heily al mismo tiempo que bosteza. — Ya extrañaba que me consintieras con ricos desayunos ¿qué haces? —Pregunta.
—Estoy haciendo unos panqueques americanos, los que tanto te gustan, pero señorita primero ve al baño puedo oler desde aquí tu aliento. ¡Asquito! —Le digo arrugando mi nariz. Se viene detrás de mí y pego una carrera. ¡Aléjate de mí! —Le grito y suelta su típica carcajada. —Si señora perfección, seguramente a ti no te huele la boca por las mañanas ¿acaso vienes de otro planeta? —Pregunta. —Sé que todo el mundo tiene mal aliento por las mañanas Heily; pero también sé que todo el mundo antes de salir a conversar con alguien se cepilla los dientes —la reprendo. — ¡Uyyy! Hilary, sé que no tengo mamá pero tú la reemplazas perfectamente. Está bien ya vengo y mi café con dos de azúcar por favor —pone la palma de su mano en su boca y me lanza un beso, luego me guiña. —Te vas a arrugar jovencita —me dice y cierra la puerta. Estamos desayunando en silencio ya que Heily sabe que la hora de la comida se respeta, no puede empezar con sus alborotos en este momento, desde que llegue a vivir aquí con ella eso es lo único que ha sabido respetar y se lo agradezco. Al terminar nuestro ritual en paz y tranquilidad, lleva los platos al fregadero, los lava, los seca, luego los ordena, no puedo evitar sonreír, verla así tan eficiente es tan raro en ella. —Heily ven aquí, ahora si podemos hablar y tengo algo importante que contarte — le digo. —Si me dices que ya el “señor nalgón” te lo hizo, me va a dar un infarto ¡cuenta ya! —Dice emocionada. —No Heily, aún no pasa nada de eso —cierra la boca o te pongo cinta adhesiva — aquí voy: —Desde lo que pasó aquella noche en el restaurante, Reinaldo me tiene en sus manos, bueno a quien engaño, me tiene desde que lo vi por primera vez en la entrevista y ¿cómo evitar no corresponderle? Eso es imposible, bueno tú ya lo viste. Heily me observa y asiente. El lunes se salieron las cosas de control, cubro mi rostro porque como es costumbre me puse más roja que la camisa que está usando Heily, estaba saliendo del
cuarto de Jeremy, que es el niño que cuido y me tomó a la fuerza, me acorraló, no pude hacer nada, no pude decirle que no, me beso tan desesperado, llegó un momento donde apretó mi nalga y me asuste, jamás nadie me había tocado así y lo empuje para que se apartara. — ¡Dios Santo! ¿Te fuiste así como si nada? —Pregunta. Si me fui a mi habitación pero ¿qué crees? me detuvo, entró a mi habitación, cerró la puerta, siguió besándome, pero esta vez tocó mis senos, se los metió a la boca Heily, no sé cómo explicarte lo que sentí “ahí abajo”, era como un dolor extraño, como si mi cuerpo hubiera querido liberarse de algo, él lo sabía porque enseguida bajo a mi vagina. No amiga ya no puedo seguir contándote muero de vergüenza, pero ya te lo imaginarás. — ¡Guauu! Tuviste tu primer orgasmo Hilary, te lo dio nada más y nada menos que el “señor nalgón” ¡que éxito! Linda no debes sentir vergüenza, eso es maravilloso ¿o me vas a decir que no lo disfrutaste? Esa sería la mentira más grande —me dice. —Si Heily, eso es lo que me asusta más, que me gustó mucho. Luego fue con su esposa para que lo ayudara con su erección —le digo indignada. — ¿Tú cómo sabes eso? — ¡Ash! Ya me cae mal esa vieja —me dice arrugando su frente. —Porque a la mañana siguiente ella le dijo en el comedor que lo de anoche le había sorprendido, después lo acarició. Bueno el caso es que él vino a la cocina detrás de mí cuando salí huyendo y me dijo que eso no era lo que yo pensaba, le dejé las cosas claras Heily, le dije que lo que haga él con su mujer a mí no me importa. No quiero tener nada con él, sólo un trato profesional, nada más, esta mañana me envió un mensaje de texto pero no le pienso responder, eso sería como aceptar que sigamos con esto que no tiene, ni pies, ni cabeza. —Muy bien Hil, así se habla amiga y te apoyo con eso, es verdad, está con esa señora y tú eres muy linda para aceptar algo así. Además es un viejo, te lleva muchos años, mejor a buscar un chico sexy de tu edad. Hoy es el día perfecto porque vamos a salir de fiesta con Santiago y sus amigos —me dice entusiasmada. —Me anoto, voy a llamar a Andrea y a Martha a ver si se animan, quiero verlas —le digo con una sonrisa en mi rostro. La noche es fría, hoy no podemos ponernos tan sexys porque el frío está insoportable, todas llevamos abrigos; pero eso no nos va a aguar la fiesta. “The View” es
una disco increíble, nos escoltan hacia un ascensor que nos sube a una especie de penthouse, es lujoso, ya se encuentra lleno, un mesero se acerca, nos guía hacia la zona vip. Somos 7 personas, Santiago, Mauricio, Carlos, Heily, Martha, Andrea y mi persona. Pedimos unos mojitos y los chicos piden whisky a las rocas. La noche va muy bien, todos hablamos, nos reímos, las chicas nos dirigimos a bailar y fuimos la sensación en la pista de baile, al regresar a la mesa reviso mi cartera y que casualidad, llamada entrante de Reinaldo, me pongo inquieta ¿ahora qué quiere? —Me pregunto. No pienso contestarle, les digo a las chicas que si alguna necesita ir al baño, Heily me dice que ella va a ir conmigo. — ¿Qué te pasa Hilary? Estabas muy feliz ¿por qué ahora tienes esa cara de amargura? —Pregunta. —Me está llamando Reinaldo, no sé que está buscando debería dejarme en paz, ya se lo dejé claro. —Sólo mira ya me han entrado cinco llamadas de “el intenso”. —Hil, aprende que cuando tú le dices que no a un hombre, es como si le dijeras: — sí, voy a abrirte mis piernas, vas a poder hacer conmigo lo que quieras. —Ellos lo entienden todo al revés cuando de mujeres se trata, lo que pasa es que no lo admiten para no arruinar su ego de hombre. Contesta a ver que quiere —me dice. —No Heily, ya te dije que no pienso darle oportunidad. — ¡Chócalas! Así se habla mi H-Y —me dice levantando su mano. — ¿H-Y? —La miro sin entender que significa eso. —Si tonta ¿acaso nunca te has dado cuenta que nuestro nombre empieza y termina con las mismas letras? “H-Y”. No puedo evitar reírme y darle un abrazo de oso. —Y tú de tonta no tienes un pelo —le digo. Chica audaz mejor salgamos de aquí, nos esperan nuestros mojitos, el “señor nalgón” que se quede con su señora “boca de pato” —ambas reímos a carcajadas.
Capítulo 10
Heily está terminando de arreglar su bolsa de viaje, se va con Santiago a pasar unos días en Mérida. Que rico sería ir a Mérida así en plan de novios con tu amor, me alegra tanto por ella —pienso. —Heily te vas sólo un par de días, pareciera que te vas a mudar, recuerda que en Mérida hace mucho frío no vas a la tierra del sol amada, ni a la playa, mejor guarda unas bufandas y abrigos, esas faldas y vestidos cortos creo que no te van a servir mucho allá — le digo. —Mira querida, tú sabes que antes muerta que sencilla, así haga el frío de la vida no me pienso ver como una abuelita con esas cosas todas tapadas, así no le voy a provocar ni un mal pensamiento a mi hombre —me dice. —Está bien Heily como tú quieras, lo digo por tu bien, cuando llegues con malestar
de gripe, que sea tu novio quien te aguante la peste. —Ya deja de sermonearme y porque no lo piensas mejor y te vienes con nosotros, seguro Reinaldo te da dos días de permiso. —No gracias, sólo llevo una semana trabajando en la casa de Reinaldo, no quiero empezar a faltar, además Jeremy no tendría quien lo cuide. Vayan ustedes, pásenla muy bien, no me gusta ser mal tercio de todas formas —le digo. Estoy aprovechando que estoy sola en la casa para hacer los oficios, lavo mi ropa, arreglo todo mi cuarto, limpio la sala, pasillo, baños, cocina. No puedo creer que disfrute esto, tengo la música de Ha Ash a todo volumen y canto como si mi vida dependiera de ello. Soy de esas personas que sin música no puedo limpiar, canto mi parte favorita de la canción: Te idealicé a mi lado en mis noches y días, Y me aferré a la idea que tú eras el amor de mi vida… Hoy te pido perdón, perdón, perdón, Por haberte confiado sin dudar mi corazón, Entregar mi alma a tus brazos Por confiar mi cuerpo en tus manos… Perdón, perdón, perdón Por crearme esta falsa historia de amor, Y te pido perdón Por haber esperado demasiado, De un perdedor…
Golpes en la puerta llaman mi atención ¿ahora qué se le pudo a ver olvidado a Heily? —Me pregunto. Pero ella tiene sus llaves, me dirijo a la puerta para ver de quien se trata. ¡Esto no es posible! Frente a mi puerta se encuentra Reinaldo González y yo con estas fachas, parezco la cenicienta antes de convertirse en princesa, mi cabello en un moño, sin una gota de maquillaje en mi rostro, una bata súper corta y la estoy usando sin un sostén, se marcan mis pezones sobre la tela y lo que faltaba estoy descalza. Me está observando de los pies a la cabeza, pongo mis brazos sobre mis senos no quiero que se dé cuenta como mis pezones están duros por él.
—Reinaldo ¿qué haces aquí? ¿Cómo sabes donde vivo? —Pregunto. —Estoy aquí porque anoche fuiste muy grosera, no me contestaste el mensaje de la mañana, tampoco me contestaste las llamadas de anoche, quería verte, me preocupe. — Tengo formas de averiguar eso Hilary, y más si alguien me gusta tanto como me gustas tú —me dice. Empieza de nuevo ese mareo que me da cuando ese hombre dice cosas como esas, pero recuerdo que debo mantenerme firme en mi decisión, respiro profundo para tranquilizarme. —Lo siento Reinaldo, no tienes porque llamarme en horas que no sean laborables, no sé qué pretendes con venir a mi casa, pero te recuerdo que tienes una bella familia con la que debes estar, no aquí conmigo —me observa por unos segundos, luego me dedica una media sonrisa. —Hilary si estoy aquí, es porque no hay otro sitio donde desee estar que aquí a tu lado. Puedo llegar a ser muy insistente cuando alguien me fascina ¿vas a invitarme a pasar? —Pregunta. —Sí adelante, esto no es como tu mansión; pero puedes sentirte como si estuvieras en casa —le digo y le sonrío. Toma asiento en el sofá, me hace señas para que me siente a su lado, esta vez está tomándose las cosas con calma, tal vez es porque sabe que puedo correrlo de aquí si se sobrepasa. —Me encanta como te queda ese moño amor, se ven todos tus rasgos a la perfección, esos ojos, mis preferidos últimamente son cada vez más hermosos ¿cómo puede ser una mujer tan perfecta sin una gota de maquillaje? —Pregunta. — ¿Amor? me dijo amor. —Debe ser porque estás acostumbrado cada mañana a levantarte con la “señora boca de pato” —le digo. —“Señora boca de pato” —Suelta una carcajada nada normal, si aún dormía algún vecino, sin duda Reinaldo lo despertó. —Hilary eres maravillosa, tenía tiempo que una mujer no me hacía reír de esta forma —me dice.
Nos quedamos en silencio por unos segundos, la tensión podría cortarse con un cuchillo, me toma del cuello, me acerca a su cara —déjame hacerte el amor por favor, te deseo muchísimo —me dice. Esto no puede ser posible, me está pidiendo que hagamos el amor aquí en mi casa, bueno estamos solos, pero no puedo, soy virgen, como se lo voy a decir, seguro piensa que soy una chica experimentada, la mayoría de las mujeres de mi edad, lo son. —Reinaldo, esto no puede ocurrir entre nosotros, las cosas se complicarían aún más, no quiero sentir cosas fuertes por ti, sé que voy a salir herida. —Vete por favor, le digo. —No vine hasta aquí para obtener un no como respuesta, además esos senos piden a gritos mis atenciones, puede que tu mente me diga que no; pero tu cuerpo ruega que le haga el amor —me dice. Me levanto del sofá como puedo, no quiero que me toque porque sé que voy a decir que sí a todo lo que me pida, me toma del brazo para impedir que escape, caigo sobre su cuerpo, me toma de la cintura para acomodarme sobre él, luego con sus piernas abre las mías de modo que tengo las piernas a cada lado de su cadera, mi centro queda justo sobre su dura erección, nos miramos por muchos segundos, siento que me está adorando, primero besa mi frente, mis mejillas, mi nariz, muerde mi mentón y luego me besa con mucho cariño, es tan delicado en este momento, hace el mismo procedimiento de las veces que me ha besado, chupa, muerde, entrelazamos nuestras lenguas, jugamos con nuestras bocas, pero se detiene, su respiración es muy agitada, como si hubiera corrido un maratón. —Dime ¿vas a dejar qué te haga el amor? me tienes muy mal preciosa, muy mal — me dice. —Reinaldo hay algo que aún no sabes y tal vez después de esto no vas a querer nada conmigo. Arruga su frente como si no entendiera lo que acabo de decirle. —Soy virgen —le digo y siento que dejo de respirar por unos segundos. Su rostro es inexpresivo, me toma en sus brazos para bajarme de él, estamos de pie ahora, pero él empieza a caminar, está pensando, se detiene mirándome fijamente. — ¿Quieres que sea tu primer hombre? —Pregunta. —Si tú lo deseas tanto como
yo, dímelo. Vas a ser mi mujer, solo mía, nunca otro hombre te va a tocar, lo que es mío lo cuido bien Hilary, respóndeme… —me dice. Deseo demasiado a este hombre, sé que esto no es lo correcto; pero es al único que he deseado en mi vida, es el único que puede hacerme sentir segura, mi cuerpo sólo ha reaccionado a él. Le diré que sí, no importa lo que venga después, somos dos adultos, ambos lo deseamos, respiro profundo para darle una respuesta. —Sí Reinaldo hazme tuya, pero sólo te pido una cosa, no me hagas daño, no rompas mi corazón, lo que menos quiero es sufrir. Otra cosa por favor, pase lo que pase hoy será nuestro secreto, debes prometerme que en tu casa vas a mantener la distancia, no quiero que Regina sospeche nada de esto, se me caería la cara de vergüenza. —No te preocupes por nada cosita rica, sólo disfrutemos de nosotros, eso es lo único que debe importar en este momento —me dice. Me toma en sus brazos y pego un grito, me sorprendió que hiciera eso ¿qué haces? —Pregunto. —No pienso quitarte tu virginidad en ese sofá. —Necesitamos una cama para estar más cómodos para lo que pienso hacer contigo —me dice besando mi frente. Mi cama no es muy grande; pero está bien para los dos. Reinaldo me deja en el suelo al lado de la cama, besa mi cuello, lo muerde, lleva una mano a uno de mis senos y lo acaricia, suelto un gemido. Tengo que ir al baño he estado toda la mañana limpiando, no va a hacerme el amor de esta forma, quiero que sea divino. —Reinaldo detente, necesito ir al baño. Antes que suceda quiero ducharme, me la he pasado toda la mañana limpiando la casa —le digo. —Piensas que te vas a librar de mí en este momento, ni lo sueñes, ya te tengo en mis manos amor de aquí no te escapas —responde. No le doy tiempo de nada cuando salgo rápido del cuarto y me dirijo al baño, cierro, me quito rápido la bata que apenas cubre mi cuerpo, abro la llave, cuando escucho un golpe en la puerta.
—Hilary es mejor que abras la puerta ¡ahora mismo! Si no la abres te juro que la echaré abajo. No juegues con la paciencia de un hombre excitado, te doy cinco segundos —me dice. Empieza la cuenta regresiva, tres, dos, uno. Abro rápido la puerta antes de que la eche abajo, pero antes conseguí taparme con la toalla, lo que no me sirve de nada porque Reinaldo me la arranca de las manos, me mira como un león hambriento. Gracias Dios por mandarme ésta hermosura de mujer y toda para mí —se dice a él mismo. —Ven acá amor, no trates de esconderte de mí que ya vi todo lo que tenía que ver, ya no hay vuelta atrás —me dice. —Debo ducharme Reinaldo, dame cinco minutos por favor —insisto. — ¿Qué te dé cinco minutos? —Pregunta. —Ni lo sueñes señorita, si tanto quieres entrar en esa ducha, será conmigo, yo te lavaré —me dice. Esto no puede estar sucediendo, se desnuda, cuando va a quitarse el bóxer me quedo fijamente mirando su gran erección, es muy grande, grueso y sus pelotas se ven muy llenas ¿cómo va a entrar eso en mí? —Me pregunto. Siento nervios al pensar en eso, él se da cuenta y viene hacia mí, me abraza y besa mi cara. —Si amor soy un hombre grande, pero no te preocupes por eso me encargaré de ti para que no duela tanto, te vas a ir dilatando, luego voy a poder estar completo dentro de ti —me dice para tranquilizarme. Sus palabras hacen que mi cuerpo despierte para él, tengo los pezones más duros que hace rato, siento en mi estómago esas mariposas revoloteando, y mi entrepierna ya está húmeda. Reinaldo se mete conmigo a la ducha, me besa los hombros, el cuello, me toma el mentón, levanta mi rostro y besa mis labios, me encanta su sabor, me encanta como se siente su lengua enredada con la mía, me encanta el sonido del agua cayendo sobre nosotros y el sonido que hacemos al besarnos. —Voy a lavarte, no te cohíbas conmigo Hilary, ya he visto tu cuerpo totalmente desnudo, eres perfecta, hermosa, tus caderas, cintura y senos pueden enloquecer a cualquiera.
Después del baño me siento mucho más segura con Reinaldo, estamos acostados en la cama completamente desnudos, la sábana nos cubre sólo hasta la rodilla, lleva su mano a mi cara, me acaricia con su pulgar, me mira como si nunca antes lo hubiera hecho, esa mirada es maravillosa. Quiero sentirme valiente, hacerle saber que ya estoy lista para hacer el amor, pongo mi mano sobre la suya, tomo el pulgar con el que me acaricia, se lo beso, luego lo meto en mi boca, lo chupo y paso mi lengua en círculos, puedo escuchar su respiración más profunda, cuando sacó el pulgar de mi boca, lo sigo bajando por mi cuerpo, mi cuello, pezones, abdomen, todo esto lo hago mirándolo fijamente a los ojos, mi corazón salta como si quisiera salirse de mi pecho, sigo bajando su mano y la dejo sobre mi vagina, esta es la invitación clara de que ya puede hacerme suya. Reinaldo me besa todo el cuerpo, desde mi frente hasta mis pies, metiendo mis pulgares en su boca, lo que hace que me den escalofríos por todo el cuerpo, vuelve a mis senos y los sigue adorando y acariciando, luego chupa uno pasando su lengua alrededor del pezón, hace lo mismo con mi otro seno, empiezo a sentir lo excitada que estoy, mi centro ya empieza a palpitar pidiendo ser lamido. —Por favor Reinaldo no puedo soportarlo, hazme tuya, quiero sentirte —le suplico jadeando. —Eres impaciente preciosa, debes esperar, tengo que prepararte más amor para que no duela tanto —me dice. Se separa de mí agarrando mis piernas, las dobla de modo que las tengo pegadas a mi pecho. —Amor sujeta tus piernas, no las bajes hasta que te diga —me dice. —Esta es la jodida vista más espectacular que he tenido en años —lame sus labios. —Tengo mucha hambre de ti Hilary —me dice observándome como un depredador hambriento. Con esas palabras entierra su rostro en mi centro, pasa su lengua por mis labios vaginales, sube a mi clítoris y presiona fuerte, puedo sentir que ya algo se empieza a construir en mí, lo tomo del cabello, lo presiono aún más y muevo mis caderas, mete su dedo índice por mi abertura y siento que algo extraño me invade, pero no me duele ya que él al mismo tiempo sigue chupando mi clítoris para estimularme, sigo moviendo mis caderas hasta que siento los espasmos de mi orgasmo. ¡Reiiinaaallldooo! —Digo su nombre con un fuerte gemido. — ¡Esa fue la cosa más sexy que jamás haya visto! —Hilary estás tan estrecha, prometo ser rápido para que así no te duela tanto —me dice.
—No Reinaldo prefiero que lo hagas lento, no quiero que me hagas daño —le digo con voz entrecortada. —Amor, sé de lo que hablo, tengo que penetrarte de una sola vez, será sólo un dolor. Te prometo que luego te va a gustar —me dice. Abre mis piernas, me mira a los ojos, asiento para hacerle saber que ya estoy lista, pone la punta de su pene en mi abertura, pero no lo introduce, primero lo presiona en mi clítoris, masajeándolo, estimulándolo, lo pasa por mi centro y vuelve hacer el mismo procedimiento. Toma un preservativo de su pantalón, se lo pone, se acomoda sobre mí y me penetra duro, sin ninguna piedad. ¡Ahhhh! —Me duele Reinaldo, duele —le digo. —Ya pasó amor, ya estoy todo dentro de ti, sólo respira, mírame Hilary, voy a moverme, no puedo estar así por más tiempo, necesito moverme, estás muy apretada, te sientes tan increíble, eres tan caliente, no puedo más —suelta un gruñido que me eriza la piel. Se presiona más sobre mí, empieza a moverse de adelante hacia atrás, puedo sentir un poco de molestia, pero a medida que sigue moviéndose el dolor se transforma en otra cosa, me siento llena, resbaladiza, con cada estocada toca un punto dentro de mí que me hace gemir de gusto. —Siii por favorrr siii… ya se siente mucho mejor Reinaldo por favor no te detengas —le suplico. —Jamás hermosa, quisiera permanecer enterrado en ti toda la vida, eres exquisita — me dice. Me besa, lo beso, tomo su cabello, lo enredo en mis dedos, nos observamos mientras él sigue penetrándome, mi corazón está acelerado, me besa la frente, puedo ver dos gotas de sudor en su frente, luego presiona sus labios de nuevo con los míos. —Me vengooo amor, me vengooo ¡ahhhh carajo! Esta es la cosa más increíble que haya experimentado jamás, sentir como ese
hombre se corrió fue la cosa más satisfactoria de todas, nunca espere sentirme de esta forma, estoy feliz, me siento diferente, ya completamente una mujer. Estamos abrazados en mi cama después de que Reinaldo fue al baño a limpiarse, me besa, me abraza, juega con mis senos, yo lo hago darse la vuelta para poder ver esas nalgas increíbles, se las aprieto, es algo que siempre había querido hacer. Pasamos toda la tarde riendo, hice de comer porque Reinaldo estaba hambriento, hablamos de mi pasado. Le conté acerca de mi madre y su enfermedad, que a mis 14 años me mude a casa de mi tía Antonia pero ignoré los detalles más escalofriantes no quería recordar ese feo momento en el que Alberto nos maltrataba. Le conté sobre las monjitas del convento que me recibieron a los 18 años cuando me fui de casa de tía Antonia y le hablé de mi trabajo en la franquicia y como llegó Heily a mi vida. Reinaldo me contó acerca de sus negocios, es dueño de varios Supermercados, aquí están los principales; pero que tiene varias sucursales en otros estados, me dijo que posee varias fincas, que debe viajar mucho para estar al pendiente de todo. Y así finalizó nuestro día, me hizo su mujer, no me arrepiento ni por un segundo de ello, nos besamos mucho antes de irse, tanto así que al cerrar la puerta volvió a tocar para darme otro beso, luego fue a casa de su madre Daniela porque tenía una cena y allá estaban los niños y por supuesto también Regina esperándolo.
Capítulo 11 Lunes, 3 de noviembre de 2014 Esteban está aparcado frente a mi casa en la camioneta, son las 6:00 am, tengo que regresar a la rutina de la semana. —Buenos días señorita Hilary ¿cómo amanece? —Pregunta. —Permítame su equipaje —me dice dedicándome una sonrisa. —Hola Esteban buen día. Muy bien… ¿tú? —Pregunto. —Excelente señorita —me sonríe y abre la puerta de la 4Runner para que tome asiento.
Después de saludar al Sr. Augusto que me recibe muy sonriente, me dirijo a la habitación de mi príncipe “Jeremy”. — ¿Dónde está el niño a quien extrañe tanto? —Pregunto. —Cariño a levantarse — le digo tocando su linda carita. Esta vez no pone objeción alguna, se levanta con todas las energías y viene hacía mí y me abraza fuerte. —Hilary volviste, te extrañe mucho “ángel” —me dice con alegría. —Quiero que la semana pase muy lenta para que no te vayas —me dice y no puedo evitar reírme, es tan hermoso mi niño. Voy a la cocina a preparar el desayuno de todos los miembros de la familia, estoy muy animada esta mañana así que hago un desayuno divino para todos. Pisca Andina con el toque de Laura Rodríguez mi madre. Empiezo preparando el caldo que está hecho a base de papas picadas en cuadritos, huevo, leche líquida, cebollín picadito, cilantro, pan blanco en trocitos, cebolla picada en cuadritos pequeños, pimentón finamente picado, dientes de ajo machacados, queso blanco fresco picado en cuadritos, sal al gusto, luego hago unas arepas con aguacate y queso rallado. — ¿Qué huele tan exquisito en esta cocina? —Pregunta Reinaldo. ¿Acaso es lo que preparas? —Vuelve a preguntar. —No creo que no, esto es lo que huele delicioso —me dice acercándose a mi cuello. Está Reinaldo detrás de mí abrazándome por la cintura, tiene su nariz pegada a mi cuello e inhala mi aroma. —Reinaldo —lo reprendo. ¿En qué quedamos? —Regina puede aparecer por aquí en cualquier momento y vernos —le digo mirando hacia todas partes. —De aquí no me voy hasta que me des mi beso de buenos días —me dice. Con su dedo índice se toca sus labios. —Estoy esperando mi beso Hilary —me sonríe. Le doy un beso corto para que salga rápido de la cocina, pero enseguida me toma
fuerte de la cintura. —No vas a engañarme con ese beso tan chiquito. Lo quiero así: Me toma por el cuello y me estrella a sus labios, nos besamos con mucha pasión, empiezo a sentir que nuestra respiración se acelera y ya sé que si no lo detengo esto se nos va a salir de las manos. —Detente Reinaldo, este no es el momento para besarnos, puede entrar alguien y descubrirnos —le digo. —Está bien amor, pero es que tengo que salir de viaje por tres días a Valencia, no te voy a ver y muero por hacerte el amor. Quería al menos tener un beso que me dure hasta el jueves —me guiña, luego aprieta mi trasero. —Hermosa espero no estés tan dolorida, te voy a dejar descansar de tu cosita unos pocos días, así que prepárate para cuando regrese —me dice. Este hombre es un descarado, como hace esto aquí mismo a unos pasos del comedor, si sigue así un día de estos nos van a descubrir y me echarán de patitas a la calle. No puedo evitar ponerme un poco triste porque Reinaldo se va unos días, pero bueno es un hombre muy ocupado tiene que trabajar. Los niños ya están en casa en la tarde, van a ser las 2:00 pm. Reina debe ir a su curso de inglés en el “Alpha” subo a su habitación, pero no me da tiempo de tocar, ella ya va saliendo. — ¿Se te perdió algo Hilary? —Pregunta cruzándose de brazos. —Reina no sé qué te he hecho para que te comportes así conmigo, sólo venía a recordarte del curso de inglés —le digo. —Tengo memoria propia Hilary, de todos modos gracias por tu amabilidad —me dice.
Al parecer jamás me ganaré a esta niñita, no voy a volver a recordarle nada nunca más, que se las arregle solita. Mi campeón está durmiendo su siesta, almorzó y cayó como una piedra, también el madrugar tan temprano al colegio lo agota, luego lo tengo que levantar para hacer las tareas, también quiero jugar un rato con él en el cuarto de juegos. Me siento en el sofá donde está el área de la chimenea, hay un televisor enorme, lo enciendo, empiezo a pasar todos los canales que son demasiados por cierto, se me olvidaba que los millonarios tienen lo mejor de lo mejor, esta cosa no sé manejarla, hundo varios botones a la vez en mi desesperación de no encontrar como cambiar al canal que quiero ¡Madre de Dios! Lo que veo a continuación hace que se me caiga el control de las manos, canal pornográfico, mujeres y hombres todos revueltos unos con otros ¿qué cochinada es ésta? Como puedo vuelvo a tomar el control y marco otros botones, nada pasa, no me queda de otra que apagarlo. Mi corazón casi se sale de mi pecho del susto, alguien pudo haber entrado y descubrirme viendo esto, que vergüenza. Me dirijo a la terraza; pero antes voy a la cocina por mi celular que está cargando. Tengo varios mensajes y llamadas del “señor intenso” es que no le basta con enviar un sólo mensaje, tiene que enviar 10 y las llamadas ni se diga, tengo 15 llamadas perdidas todas de él. — — — — — — — —
— —
Está loco, mi celular casi echa humo ¿qué le sucede? Sólo pasaron unas horas, estaba ocupada, no recordaba que mi celular estaba cargando y en silencio. —
Enseguida me entra una llamada; por supuesto es Reinaldo. —Amor me tenias muy preocupado, no quiero que dejes el celular en silencio nunca más —me dice. —No exageres Reinaldo, sólo pasaron unas horas desde que te fuiste, estaba ocupada, aquí todo está bien —respondo. —Bueno ya sabes para la próxima, no me gusta sentirme así ¿qué haces? ¿Cómo está mi cosita rica? —Pregunta. Cuando me pregunta eso siento que mi cara empieza a arder, sé que estoy roja, que puedo responderle a eso. —Estoy bien Reinaldo, no me duele nada, mi cosita está muy bien, creo que también te echa de menos —le digo. ¿Acabo de decirle eso? Pongo mis manos sobre mi boca, no sé porque me da tanta vergüenza si ya ese hombre me vio y me comió toda. —Espero hacer todo rápido aquí amor para regresar. Tengo que dejarte, ya sabes no dejes en silencio tu celular, estaré en contacto. Besos. Cuelga, pongo mi celular sobre mi corazón por instinto, me gusta tanto, él me encanta, mi corazón se quiere salir de mi pecho, respiro profundo, espero que esto no me haga ningún daño. Contemplo el paisaje y recuerdo que se viene el cumpleaños de mi
mejor amiga Heily, tengo que comprarle un regalo, no me ha llamado desde que se fue a Mérida con Santiago, debe ser que están en su propia burbuja de amor, mañana la llamaré. Estoy jugando con Jeremy en el cuarto de juegos, esto es muy divertido, estar sentada en una moto de agua con una pantalla al frente que nos guía hacia donde tenemos que voltear, me tiene encantada, acelero todo lo que puedo, Jeremy no ha parado de reírse de mí porque cuando voy a dar la vuelta la moto cae hacia un lado y siempre pego un grito pensando que voy a caerme. —Hilary acelera, no te dejes ganar por mí de nuevo, no puedo ser el mejor en todo —me dice Jeremy. —No soy buena en esto campeón, tú eres el mejor en todo, es injusto. —Ambos reímos y seguimos jugando, hasta que un sonido fuerte nos distrae. ¡Ups! Es Regina. —Hilary sígueme, vamos al despacho, necesito hablar contigo —me dice Regina. Me invita a tomar asiento. —Mira Hilary voy a ser lo más clara posible contigo, sé que casi nunca estoy en casa, pero mi instinto nunca me miente, no me tomes por tonta niñita, sé como tú y mi marido se miran —me dice y voy a interrumpirla pero ella me detiene. —Déjame hablar, no quiero que me interrumpas. Soy una mujer adulta, tú sólo una niña, créeme Reinaldo conmigo tiene ya su vida hecha, no vas a arruinar lo nuestro, sé lo que él puede ver en ti, tu juventud, tu cuerpo y cara lo podrán hechizar, pero que te quede claro que si confirmo mi teoría, te voy a echar de mi casa y me encargaré que no consigas otro trabajo, tengo mucho poder Hilary, tú no me conoces, así que te quiero lejos de mi marido —me dice y puedo percibir su ira. Se levanta para dejarme sola, pero antes me señala con su dedo índice —es a mí a la que desea, es a mí a la que le hace el amor con locura, es conmigo con quien duerme en las noches, que te quede claro. Salgo corriendo a mi habitación, pongo el seguro, lloro como hace tiempo no lo hacía, lo sabía, sabía que esto iba a pasar que me iba a enamorar de él y sufrir, todo es mi culpa por ser tan débil, tan tonta, tan ingenua, sólo quería tener sexo conmigo, es con su esposa con la que hace el amor. Entro a la ducha, paso el tiempo en el jacuzzi hasta que mi piel se arruga, sigo llorando; pero al cabo de unos segundos limpio mi rostro —ya basta Hilary, nada de llorar por un hombre, eres más que eso, esa señora “boca de pato” que lo aproveche, conmigo ya no conseguirá nada —pienso. Desde mi baño escucho sonar mi celular, sé que es él, suena una, dos, tres, cuatro veces, salgo del baño, voy a mi cama, tomo mi celular y empieza a repicar de nuevo, lo arrojo hacia la otra esquina, deja un
mensaje de voz y me acerco para recogerlo, quiero escuchar lo que tiene para decirme. —
Es un mentiroso, dice que me extraña; pero le hace el amor a su esposa, disfruta con ella, bueno y como no, si es su mujer. No quiero seguir dándole vueltas a esto, así que salgo de mi habitación, voy a preparar una rica cena para mi campeón, él es el único que vale la pena para estar en esta casa.
Capítulo 12
Es jueves, hace un hermoso día, hoy tal vez podamos meternos a la piscina, sólo espero que Reina no empiece con su prepotencia de nuevo. Estoy sola en casa, los niños estudian en la mañana, sólo está Esteban y Augusto pero nunca los veo por la casa, que raro ¿dónde se meterán estos dos? —Me pregunto. Deben tener su propio espacio personal al igual que yo. Aprovecho mi soledad para escuchar música, quisiera poner algo que me anime un poco para no pensar en todo lo que ha sucedido esta semana, el lunes fue un día terrible, el que la señora Regina me dejará las cosas claras con respecto a Reinaldo me tiene avergonzada. No he sabido de Reinaldo en estos días, no porque no se haya puesto en contacto conmigo, sino porque no he querido contestar sus llamadas, ni mensajes. Lo único que he escuchado por boca de Reina es que su papá regresa hoy, eso me inquieta un poco. Le marco a Heily para saber cómo está pero no obtengo respuesta, opto por enviarle
un mensaje de texto. —
En la tarde estoy en la casa con Jeremy y Reina, escucho una camioneta detenerse afuera, me asomo por la ventana. Sí, sin duda llego Reinaldo en su Hummer, veo a un hombre enorme que baja a abrirle la puerta, debe ser su chofer. Corro a la cocina no quiero que me vea espiándolo, escucho a Reina y Jeremy salir corriendo ¡ya llegaste papi! —Grita Jeremy. Escucho a Reinaldo reír —niños… ¿Hilary dónde está? —Pregunta. A lo que Reina responde —ni idea papá. Jeremy por el contrario le dice que hace unos minutos estaba con él. —Papi debe estar en la terraza, ve a buscarla ahí —le dice. Mi niño sabe que me gusta ver la vista, pero esta vez no estoy ahí. Parezco una niña tonta jugando a las escondidas, pero es que no quiero tenerlo a mi lado, puedo ser muy débil cuando lo siento cerca. Logro ocultarme de Reinaldo al parecer fue a su habitación, debe estar cansado, me dirijo a la habitación de Jeremy, la tarde está soleada, me gustaría nadar con él. —Sí por favor Hil, vamos a nadar y a competir de nuevo —dice Jeremy emocionado. —Claro mi príncipe azul de Ferrari rojo —lo levanto y le doy vueltas en el aire, ambos caemos en su cama riendo a carcajadas. — ¡Pero que tenemos aquí! Dice una voz gruesa y sexy ¡Madre de Dios! Verle sin camisa me hace agua la boca. Tiene puesto un short color azul, unas botas Nike y una toalla sobre su hombro. —No sé quién es más niño en este momento Hilary, si tú o mi hijo —me dice —Reinaldo deberías aprender a nosotros y algunas veces sacar tu lado niño, créeme
ayuda mucho al corazón. — ¡ahhhsi! —Pues vengan para acá. Nos levanta a los dos al mismo tiempo, uno en cada brazo y nos da vueltas, no podemos evitar reírnos los tres. Reinaldo fue a ejercitarse en su gimnasio, Jeremy y yo estamos en el área de la piscina nadando, jugando, conversando, aprovecho el momento que estamos solos, le pregunto ¿cielito por qué siempre que estás reunido con toda tu familia en el comedor u otro lugar, cambias tu actitud? Jeremy no me responde de inmediato, se sumerge en el agua y nada hasta las escaleras, voy detrás de él. —Cariño… ¿Cuéntame que sucede? —Pregunto. Sabes que yo no te voy a juzgar, al contrario estoy aquí para apoyarte ¿Qué sucede? —Le vuelvo a preguntar. —Pone sus manitas unidas pensando que decir. —Hil, me da miedo decirte, nunca lo he dicho antes, ni a Bárbara. —Sabes que te quiero mucho Jeremy y haría lo que fuera porque siempre seas un niño feliz, no me gusta verte cohibido, confía en mi cariño, será nuestro secreto —le digo. Levanto mi meñique para hacer nuestro juramento y él envuelve su dedo con el mío. —Es algo que paso una vez con Regina, mi mamá Regina. En varias ocasiones vi gritándole a papá, le decía cosas feas, papá siempre se iba y la dejaba sola después de esas peleas. Quise hablar con ella para que no tratara más a mi papi de esa forma, pero ella me dijo que yo no podía meterme en sus discusiones con papá, que yo era sólo un pequeño niño, dijo que si seguía metiendo mi nariz donde no me llamaban hablaría con papá para que me metiera a un internado toda la semana, que sólo iba a poder verlo los fines de semana. Luego de eso me encerró en mi cuarto por tres horas. — ¿Mi niño esa bruja malvada te hizo eso? —Ven aquí, le digo abrazándolo fuerte y él llora sobre mi hombro. ¡Bruja malvada! Es una horrible madre. —Sí Hil, es por esto que cuando está ella, no hablo, ni me muevo, me da miedo que me haga daño. —Cariño tranquilo yo estoy aquí, no te hará daño, debes decirle a tu padre Jeremy, eso no puede quedarse así —le digo.
—No Hilary por favor, me prometiste que sería nuestro secreto, no quiero que me encierre otra vez —me abraza fuerte, limpio sus lágrimas y le digo que todo va a estar bien. Cuando salgo de la piscina Jeremy me espera afuera, está más calmado y comiendo uno de los ricos sándwiches que preparé para merendar. Reinaldo se dirige hacia él —hijo no te los acabes todos quiero probar esa maravilla y me mira lamiéndose los labios. Sé que me está provocando, pero esta vez no se saldrá con la suya, no será el provocador, va a ser el provocado. Salgo de la piscina de la forma más sexy que puedo, camino hasta donde está mi toalla, sé que me está observando, subo una pierna a la silla, empiezo a secarla, luego subo la otra, seco mi abdomen, mi pecho, cuello, cabello, no puedo evitar sonreír, su boca está abierta, mueve su mano a su entrepierna, se acomoda ese gran bulto que se asoma de manera evidente, eso me hace sentir caliente. Me doy media vuelta —Jeremy cariño nos vemos en un rato, voy a cambiarme —le digo. Reinaldo viene detrás de mí, pero lo detengo poniendo mi mano abierta frente a él —no des otro paso más señor, si no te importa respetar a tu esposa al menos respeta a tu hijo que nos observa. Con eso me alejo. Hoy ha sido un día de revelaciones, nunca me imaginé que al subir al cuarto de Jeremy un fuerte llanto me detuviera, al seguir el sonido llego a la habitación de Reina ¿qué le sucederá? —Me pregunto. Llamo a la puerta, pero nadie me responde, sólo sigo escuchando más sollozos, no me detengo y abro. Reina está sentada en uno de los sofás blancos de su habitación, voltea a verme y enseguida me pregunta: ¿qué haces aquí? — Vete, me grita. Sin importarme su respuesta me acerco a ella, pongo una mano sobre su espalda —desahógate Reina, eso es lo mejor que puede hacer una persona cuando se siente mal —le digo. Pasan unos minutos, pensé que me terminaría echando a patadas pero no, ella se lanza sobre mí, me abraza fuerte y sigue llorando —Hilary la extraño mucho, la extraño —me dice. — ¿A quién extrañas mi niña? —Pregunto. —Extraño mucho a mi mamá, quiero volverla a ver, quiero que me abrace fuerte, que sea otra vez mi madre, dile que me la devuelva por favor —dice sollozando. No entiendo absolutamente nada de lo que me dice ¿extraña a Regina? Pero si ella
no se ha ido. —Reina, pero Regina sigue aquí, no irá a ninguna parte —le digo. —No Hilary, no entiendes, ella no es nuestra madre, quiero ver de nuevo es a mi mamá Sophia, quiero que regrese. ¿Sophia? Pero esto es una broma ¿dónde está ella? Es la madre de Jeremy y Reina ¿a dónde se fue? Entonces Reinaldo es divorciado y se volvió a casar —pienso. —Reina disculpa que te pregunte, pero ¿A dónde fue tu madre? —Hilary mi madre está muerta —suelta otro sollozo y vuelve a abrazarme. Ya veo que desde que llegué se hizo la fuerte conmigo, pero la verdad es que por dentro es como una esponjita absorbente de lindos sentimientos. Entiendo por lo que pasa al igual que ella también perdí a mi madre. —Lo siento mucho cariño, en verdad lo siento y sé por lo que estás pasando yo también aún lloro la muerte de mi mami, siempre la recuerdo, también quisiera que estuviera aquí conmigo, es difícil que la mujer que te dio la vida y te cuidó por años te sea arrebatada, también quede vacía, algo dentro de mí se rompió y nunca he vuelto a ser la misma, pero Reina las cosas suceden por una razón de ser. Diosito sabe porque hace las cosas, mamá sufría mucho, él quería aliviar su dolor, piensa que ella desde donde está te cuida y ve cada paso que das. —Hilary no puede ser, también te quedaste sin tu madre, si es muy duro, pero lo de tu mamá fue por una enfermedad, mi mami murió por culpa de un imbécil ebrio que no vio su carro. Hubieras visto a mi papá, quedo devastado, hasta hace unos días aún la lloraba, eran los mejores del mundo juntos. ¿Te digo algo? Siento que es miserable con Regina, nunca lo he visto con ella como lo era con mamá —me dice. Pobre de Reinaldo, ha sufrido mucho, perdió al amor de su vida, la madre de sus hijos, aún debe de llevarla en su corazón, no me explico que hace con Regina, tampoco le he visto feliz con ella. —Reina que fuerte lo que me cuentas, si morir de esa forma debe ser terrible, de verdad lo siento mucho linda, mucho —le digo. La tomo de las manos para darle mi
apoyo, es tan dulce en este momento, pero se ve tan perdida. —Mejor hablemos de otra cosa, cuéntame algo lindo, lo que sea, luego yo te diré algo mío ¿quieres? —Pregunto con una sonrisa. —Está bien, si ya basta de tanto sentimiento por hoy, que vas a pensar de mí que soy una niña llorona —me dice. Seca sus lágrimas y me sonríe. —Cumplo mis 15 años el 10 de febrero, pero quiero mi fiesta el día de los enamorados el 14 de febrero, es una gran fecha para mi fiesta y quiero bailar con Juan David pero ¡shhh! No se lo digas a nadie, papá podría enloquecer. Ahora tú dime algo lindo. —Cumplo años el 2 de abril; pero no creo que haga fiesta, la verdad no me gusta mucho cantar el cumpleaños, un año más, un año menos. —Bueno esto no es para nada lindo —le sonrío. —Tengo una amiga llamada Heily, está loquita; pero es muy única y especial, espero la conozcas algún día, no pararíamos de reír en todo el día —le digo. —Eso suena bien, invítala a la casa en algún momento. Voy a invitarla a mi fiesta de 15 años para que nos ayude a animarla —ambas nos reímos de su comentario. A la mañana siguiente recuerdo que hoy vienen la Sra. Carmen y la Sra. Josefina a limpiar la casa, llegan en silencio, sólo dicen buenos días y se van a empezar con su trabajo. La casa está en total silencio, no me gusta, recuerdo que yo no puedo limpiar sin algo de música y les pregunto ¿señoras les gustaría escuchar música mientras hacen la limpieza? Carmen me responde —señorita creo que no, si llegan los jefes podríamos meternos en problemas. —Siempre estoy sola en la mañana, no se preocupen —les digo. Además no pondré tanto volumen —ambas asienten. Voy directo al equipo de sonido, meto mi pendrive y dejo la primera canción que suena, últimamente todas las letras van conmigo y el “señor nalgón”. Se te nota cuando me hablas se te nota en la mirada sé que aún me amas Sé porque al verme tiemblas sé que viajo entre tus venas sé que soy tu mayor tentación Sé que mueres por mí y que no eres feliz
si no es junto a mí si no me tienes a mí sé que nadie lograra borrarme de ti Yo soy con quien tu sueñas y por quien te desvelas aferrado a tu almohada extrañándome yo soy la que deseas soy tu luz y tiniebla y lo sé porque a mí me haces falta también
Termino de cantar esa parte de la canción cuando dos brazos fuertes me levantan y me llevan hacia el despacho, no puedo evitar patalear —bájame Reinaldo ¿acaso te volviste loco? Las señoras de la limpieza se dieron cuenta. —Cálmate Hilary, les pago para que limpien no para que vayan contando lo que ven en mi casa —me dice. Perooo… no puedo terminar la frase, ya que me besa, pongo resistencia, lo empujo, pero me atrapa contra su escritorio. —Deja de resistirte amor, dale a tu cuerpo lo que pide —me dice. Es un descarado cree que me tiene. Pues no, aún sigo molesta —lo empujo fuerte con mis dos manos y me alejo de él. — ¿Qué pasa Hilary? Estás rara conmigo desde ayer, tampoco contestaste mi mensaje ¿ocurre algo? —Pregunta. —Sí, ocurre que tu amada esposa me reclamó por lo descarados que somos al mirarnos, ella lo sospecha, dijo que si lo confirmaba me echaría de patitas a la calle y yo necesito este trabajo Reinaldo. Esto entre los dos no puede seguir —le digo. — ¡Jodida mujer! Susurra. —No Hilary, esto que sentimos no va a terminar, esto hasta ahora empieza, no me importa lo que diga Regina, el único que tiene derecho de despedir a alguien soy yo. —Eres importante para mí —grita. ¿Qué no lo entiendes? Eres fascinante, trabajadora, amas a mi hijo como si fuera tuyo, sé que me deseas, lo puedo notar, estabas cantando una canción cuando llegué, créeme la escuché, esas palabras, cada una jodida palabra de ellas es cierto, eres mi mayor tentación, muero por ti, nada ni nadie va a lograr borrarte de mi mente, sueño contigo, me desvelo por ti. Te. Deseo. Mucho — me dice puntualizando cada palabra.
Ahora soy yo quien lo besa ¿cómo puede decir esas cosas tan bonitas sin que me provoque comérmelo a besos? Nuestros dientes chocan por un segundo, luego cogemos el ritmo, somos todo lenguas enredadas, gemidos, toma mi camisa, la rasga y salen volando todos los botones, con una sola mano desabrocha mi sostén como todo un experto, le quito la camisa, bajo a su cinturón, lo suelto, abro su bragueta, los bajo y sale de ellos, está sólo en bóxer, ya está tan duro, tan erecto que me acerco a su bulto y lo beso por encima de la tela, lo chupo, suelta un gemido sexy que me eriza la piel, me encanta hacerle sentir todas estas cosas a este hombre. —Detente Hilary, necesito estar dentro de ti ahora mismo, no aguanto más —me dice jadeando. Quita mi pantalón y ropa interior en cuestión de segundos, me sube una pierna a su silla para que me abra más, ya sé lo que va a venir, esa anticipación me pone a temblar, pasa su lengua por mi abertura, la introduce, gimo por la rica sensación que me produce, luego chupa mi clítoris e introduce un dedo en mí, siento que mis piernas empiezan a temblar, él ya sabe que estoy cerca. —No vas a llegar en mi boca amor, quiero estar dentro de ti cuando acabes. Ven, te quiero sobre mí, móntame —me dice. Primera vez que voy a hacer esto, me siento un poco insegura, pero sólo ver a este hombre extendido en su silla con esa gran erección me quita todas las inseguridades, voy hacia él, me subo a horcajadas, agarro su pene, lo aprieto un poco, Reinaldo suelta un suspiro y luego lo llevo a mi entrada, lo introduzco, entra poco a poco, no puedo evitar gemir, me siento tan llena de él. —Mueve tus caderas amor, cabálgame, sube y baja sobre mi dura polla, busca tu propio placer, soy todo tuyo, has conmigo lo que desees —me dice. Empiezo a subir y bajar, me gusta la sensación de sentirme poderosa, lo monto como toda una experta, creo que nací para esto, sigo cabalgándolo, mis senos rebotan, los introduce en su boca, succiona uno, luego el otro, eso hace que me dé un espasmo “ahí abajo” estoy totalmente excitada por este hombre espectacular, estoy cerca, puedo sentirlo, Reinaldo hace presión en mi clítoris con su pulgar y ambos explotamos en un orgasmo devastador, siento como succiono su pene, las palpitaciones de mi vagina duran unos segundos más, ambos nos quedamos abrazados, esperando volver a la tierra. Me levanta, nos vestimos, me besa todo el rostro, no paramos de sonreírnos como dos tontos.
—Vamos a mi habitación te quiero en mi cama —me dice besando mi frente. —No Reinaldo, ahí duermes con tu esposa ¿cómo me pides eso? —Ella no duerme conmigo Hilary —responde. ¿Qué? Entonces ¿dónde duerme? Pero que sucede con la vida de las personas casadas en estos tiempos —pienso. — ¿Cómo que no duermes con ella? ¿Por qué? —Pregunto —Luego te lo contaré amor, dame tiempo. ¿Qué significa eso? —Me pregunto. — Vamos cosita rica, quiero pasar otra hora enterrado en ti —me dice. Con eso nos dirigimos a su habitación para hacer el amor como un par de enamorados.
Capítulo 13 12 Días Después… Sábado, 15 de noviembre de 2014 – 12:00 pm El sonido de unos Mariachis me despierta de un maravilloso sueño con mi “señor nalgón” ¿Qué quinceañera estará de cumple hoy? —Me pregunto. Pego un salto de mi cama, estamos a 15 de noviembre, hoy es el cumpleaños de Heily, que bueno que le compré su regalo con anticipación, lo saco de debajo de mi cama y voy hacia la sala, seguramente esa serenata es para ella ¡Que romántico! —Hil, ven mira Santiago me trajo serenata ¿acaso no es lo más romántico del
mundo? —Me dice emocionada. —Sí, de verdad lo pensó bien, que lindo tu novio. —Ahora déjame darte tu regalo y un abrazoteee de feliz cumpleaños —le sonrío y abro mis brazos. —Me compraste el kit que tanto quería de “Victoria Secret” ¡ahhhh! Que maravilla, gracias Hil… —me dice abrazándome fuerte y con eso ya sé que le gustó mucho mi obsequio. Salimos a la calle para recibir a Santiago y para escuchar los mariachis, algunos vecinos salen. Empieza un sonido muy diferente a una ranchera, enseguida distingo cual es, es un ritmo de bachata, esto es tan extraño que los mariachis toquen este género, supongo que el dinero lo compra todo —pienso. — ¡Hilaryyy escucha! Es una bachata de mi Romeo Santos, bueno de Aventura pero es lo mismo —me dice. —Amor te amo —le dice a Santiago que la toma en sus brazos para bailar. Es la canción de “solo por un beso” me gusta la letra, viene a mi mente sin duda Reinaldo.
Un beso significa Amistad, sexo y amor En cualquier parte del mundo No importa la religión Por un beso de su boca Voy al cielo, hablo con Dios Alcanzo las estrellas de emoción. Su boca es tan sensual Me cautiva y me excita No me canso de besar Su lengua es mi debilidad Ella sabe los truquitos Díganme si hay alguien más.
Terminó la fiesta en la calle y volvemos adentro. Voy a mi habitación para dejar a los tortolitos disfrutar de su intimidad, hoy me espera una noche de otros sonidos, no preciso los de “mariachi”—pienso con sarcasmo.
Estoy terminando de arreglarme, hoy decidimos hacer una reunión en casa con todas nuestras amistades. Me veo bien con lo que me he puesto, tengo un vestido verde esmeralda, corto, tiene un lindo escote, siento mi cuerpo diferente, me siento sexy al verme al espejo, mi cabello está liso, brillante y muy sedoso, hasta en eso ha ayudado el sexo. Heily se ve espectacular hoy y como no si es la anfitriona, un hermoso vestido blanco, la hace lucir tan natural, parece un ángel en vez de la diablita que siempre es. —Hilary ¿ya está todo listo? —No tardan en llegar todos —me dice. —Sí, ya tengo todo bajo control, ya está todo en su lugar. A disfrutar de tu día — ambas chocamos nuestras manos. Llegan todos a la fiesta de Heily, el departamento no es tan pequeño, pero el tener tanta gente hoy aquí lo hace ver miniatura. Muchos se quejan porque no encontraban nuestra dirección. Sí, es que vivir en el “Polígono de Tiro” a veces puede llegar a ser un problema con respecto a las direcciones. Cuando veo llegar a Martha y Andrea corro a abrazarlas, tenía días sin verlas. —Chicas ¿cómo están? ¿Cómo van en sus trabajos? —Pregunto. — Bueno al menos hoy estaremos libres para divertirnos —les digo con una sonrisa en mi rostro. —A mí me va de maravilla Hil, estoy trabajando en una oficina de recepcionista, me gusta y es tranquilo —dice Andrea. Por el contrario Martha responde: —a mí no me va tan bien, encontré un trabajo de cajera, es muy agotador, las personas te gritan, los jefes te tratan como sirvienta y el sueldo no alcanza para nada. —Y a ti Hil ¿cómo te va en la mansión? ¿Te tratan bien? —Pregunta Martha. Si supieran lo bien que me tratan y más mi jefe. Alejo ese pensamiento de inmediato. Nunca podría hablarles de Reinaldo, van a pensar mal de mí, es mi jefe, pensarán que me va bien porque me estoy acostando con él.
—André me alegra por ti y Martha porque no tratas de buscar otras opciones. Yo no me quejo con mi trabajo me va muy bien y me van a pagar una buena cantidad —les digo. Seguimos nuestra conversación, hasta que Mauricio y Carlos se acercan, Carlos empieza a acercarse a mí, me dice lo hermosa que estoy, esa es la señal para salir rápido de ahí, los dejo solos a los cuatro. Busco a Heily por todas partes pero no la veo, debe estar en su habitación. Recuerdo que dejé mi celular en mi habitación y voy a buscarlo a ver si tengo algún mensaje del “señor intenso”. Como era de esperarse tengo varias llamadas de él y dos mensajes. — —
Hace 10 minutos fue ese último mensaje, ya tiene que estar aquí afuera, me asomo por la ventana y lo veo, ahí está la Hummer estacionada y junto a ella está el chofer. Abro la puerta y salgo rápido antes que quiera entrar, nadie puede saber que estoy teniendo un amorío con mi jefe. —Reinaldo es fin de semana ¿qué haces aquí? Deberías estar en casa con tu familia —le digo. — ¿Vas a seguir con lo mismo? —Pregunta. Estoy aquí porque quiero, quería verte y darte algo que te compré —me dice. —Reinaldo este no es un buen momento, además ayer nos vimos, no es como si tuviéramos tiempo sin vernos —le digo cruzando mis brazos. — ¿Me estás diciendo con eso que tú no me extrañas? —Pregunta. Se le arruga la frente, con eso sé que no está contento con mi respuesta. —Mira Hilary de aquí no pienso moverme, quiero que veas lo que te traje y me lo agradezcas como sólo tú sabes hacerlo —me dice. Me toma de la cintura y me acerca a su pecho, subo la mirada, me besa de una manera muy dulce que hace que todo empiece a dar vueltas, se separa unos segundos. — ¿No piensas invitarme a pasar? —Pregunta.
—Reinaldo como te dije, este no es un buen momento. La puerta se abre, sale Carlos y nos observa —Hilary la fiesta es aquí adentro, ven conmigo —me dice. ¿Quién es ese señor? —Pregunta mirando a Reinaldo. El rostro de Reinaldo está inexpresivo, pero luego algo cambia en él. —Soy el señor que te va a dar una paliza sino te mantienes alejado de mi mujer —le dice lleno de furia. —Hilary ¿cómo es eso que eres su mujer? —Pregunta Carlos mirándome con sorpresa. —Ya basta a los dos —grito. Yo no soy mujer de nadie, hasta donde yo sé soy una chica soltera y si me permiten ustedes dos pueden seguir su discusión en otro lado, yo tengo una fiesta que celebrar con mi mejor amiga —les digo y empiezo a caminar a la casa, cuando escucho: —Hilary —me reprende Reinaldo. —Ni se te ocurra dejarme aquí solo. — ¿O qué? —Le digo. Pongo mis manos en la cadera como si estuviera retándolo. ¿Qué piensas hacer? —Pregunto. Me dedica media sonrisa, se abalanza sobre mí sin darme tiempo de echarme a correr, me levanta en sus brazos a la fuerza y me lleva hasta la Hummer — suéltame Reinaldo —le grito y pataleo, pero es imposible, no lo va a hacer. —Martín, por favor da una vuelta por los alrededores, te avisaré cuando te detengas —le dice a su chofer. —Reinaldo… ¿estás loco? No puedes sacarme de mi casa de esta forma. Heily tiene su fiesta de cumpleaños, tengo que regresar —le digo indignada. —Sí estoy loco, pero por ti. Te voy a regresar a tu casa Hilary, sólo déjame darte lo que compré para ti y quiero besarte por un rato, prometo que voy a portarme bien —me dice levantando su mano derecha. Es tan lindo cuando quiere, nunca puedo decirle que no, esto no es justo. —Bueno dame mi regalo, quiero saber que es —le digo. Me pasa una bolsa de regalo brillante, tiene muchos corazones flechados, lo miro y le sonrío. Abro la bolsa y lo primero que veo es una cajita cuadrada negra, al abrirla me encuentro con un collar de plata, tiene un corazón violeta rodeado de diamantes, es tan
hermoso que no puedo evitar tapar mi boca de la impresión, eso no es todo, al abrir el corazón están nuestras iníciales R-H y un infinito, es maravilloso, tomo su cara, le doy un beso, no es cualquier beso, sino el beso de su vida, jadeamos, nuestros pechos suben y bajan al mismo ritmo. —Gracias Reinaldo, es perfecto —le digo. —Abre ahora el sobre amor, seguro que ese te va a gustar más —tiene una sonrisa de complicidad en su rostro. Le hago caso de inmediato y abro el sobre ¿qué rayos es esto? Una tarjeta de crédito ¿por qué me da esto? —Me pregunto. —Reinaldo ¿esto qué significa? —Pregunto confundida.
—Es para ti amor, quiero que tengas todo lo que desees, que te compres todo lo que quieras, no tiene límite así que puedes comprar con toda tranquilidad. —Su sonrisa es aún más amplia. —No quiero esto Reinaldo, se la regreso, no voy a aceptar una tarjeta de crédito. Ya me pagas lo suficiente por mi trabajo, no necesito nada más —mi rostro es serio, quiero que sepa que estoy hablando totalmente enserio. —Amor esto no tiene nada de malo, eres mía, vas a seguir siendo mía, sólo quiero que tengas las mejores cosas —insiste. —El hecho que haga el amor contigo no significa que tienes que sentirte en la obligación de pagarme. No entiendes que me haces sentir como tu puta —le digo. — ¡Nooo Hilary! jamás te llames así, eres algo muy bello para mí, no pienses nunca que te veo de esa forma. Sólo te considero algo mío amor, quiero cuidarte, quiero consentirte, quiero mimarte, darte lo mejor, créeme puedo permitírmelo —me dice. —Lo siento Reinaldo a veces me confundes, esto va muy rápido, hablemos de esto en otro momento por favor. —Quiero ir a casa, llévame a mi casa, no quiero que te sientas con autoridad sobre mí, tú ya tienes una vida, tienes a tu esposa. Simplemente esto no me hace sentir mejor con respecto a nosotros, no soy una mujer interesada Reinaldo, no te equivoques conmigo —le digo con voz entrecortada. —Martín a casa de la señorita —le dice al chofer. —No quiero que estés enojada conmigo Hilary, no te veo de esa forma, eres importante para mí, amor. No sé porqué no me crees, pero te lo voy a demostrar cada jodido día a partir de ahora —me dice con seguridad. Llegamos a mi casa, puedo observar que la fiesta sigue muy prendida, el chofer me abre la puerta y me bajo, Reinaldo se baja por el otro lado y me alcanza en la acera, me toma la cara con su mano derecha y con la izquierda me tiene de la cintura. —Dime que estamos bien por favor. No quiero irme a casa pensando que estás enojada conmigo —susurra.
—Estamos bien Reinaldo —es más un susurro lo que sale de mí. No sé pero me siento triste, lo peor es que no sé en sí porque razón. Tendré que meditarlo con mi almohada cuando esté sola, le doy un beso corto, luego me dirijo hacia la entrada, me doy la vuelta y me está observando, tiene tristeza en su rostro puedo notarlo, levanto mi mano y me despido. Ha pasado tan poco desde que conozco a Reinaldo; pero en este poco tiempo hemos vivido tantas cosas, alegrías, decepciones, peleas, momentos divertidos con los niños, pero aún sigo sintiéndome insegura respecto a nosotros y la razón la sé perfectamente. Estoy con un hombre que no es mío, no podemos gritarle al mundo que nos queremos, estamos ocultos hasta de sus propios hijos. No sé hasta cuándo vamos a seguir así, hay quien dice que las cosas tarde o temprano se descubren y nosotros no es como si fuéramos muy cuidadosos con lo nuestro, cada vez más nos estamos haciendo notar, pero no es nuestra culpa, no lo hacemos a propósito, cuando se quiere a alguien, simplemente se te nota. Quisiera tomarme un tiempo para mí, pensar bien las cosas, pero voy a tener que verlo todos los días en la mansión, al menos que salga de viaje. Bueno vamos a ver qué sucede estos días, tendré que tomar una decisión que nos beneficie a todos y debe ser la mejor decisión.
Capítulo 14
Miércoles, 19 de noviembre de 2014 —
Este es el último mensaje que me llega de Reinaldo cuando estoy en la cocina preparándome algo para desayunar. Todos los miembros de esta familia desayunan a las 7:00 am antes de salir a sus obligaciones. Yo no puedo desayunar tan temprano; es por esto que desayuno cuando estoy sola. No quiero responderle porque sé que con dos o tres palabras lindas que me diga voy a caer, es mejor darnos un poco de tiempo. Hoy Regina antes de irse me dijo que tiene cosas importantes que hacer y que hoy no vendrá a casa, me advirtió que me mantuviera lejos de su esposo, lo cual debería hacer. Se siente tanta paz en esta casa cuando ella no está, sólo sentir su presencia me da grima, no me siento ni un poquito cómoda, ojala no venga en días para no tener que ver su cara y esa “boca de pato” horrible. Pasan unas horas, ya los niños deben venir en camino con Esteban, deben estar hambrientos por eso prepare comida como para un batallón, sé que Reinaldo no viene hoy a almorzar porque ayer escuche cuando decía que tenía un almuerzo de negocios hoy, de todos modos lo de su almuerzo se lo puedo calentar para que coma en la cena, sólo tendría que hacerle la pechuga parmesana. A pesar que quiero mantenerlo a distancia, no quiero que pase hambre, quiero alimentarlo bien para que esté sano, fuerte y divino como hasta ahora; aunque le he visto ojeroso, y un poco más delgado, no quiero que se le vayan a ir esas nalgas tan increíbles que tiene, no me gustaría dejar de decirle el “señor nalgón” ese pensamiento me hace sonreír. Llaman a la puerta, escucho a Augusto salir a recibir a la visita. —Buenas tardes Sr. Rafael, siga adelante, pero no va a conseguir a nadie esta mañana, el Sr. Reinaldo está en un almuerzo de negocios y la Sra. Regina tuvo que salir a un viaje importante —le dice. Salgo a ver de quien se trata, es un hombre como de unos 45 años, pelo canoso, alto, con buen cuerpo.
—Permiso —dice Rafael. ¿Quién es está señorita tan encantadora? —Pregunta. Me mira como si quisiera devorarme, se ve que es todo un Casanova. —Es la Srta. Hilary, la encargada de cuidar a Jeremy y de cocinar —responde Augusto. —Que bien —dice Rafael. Me sonríe y se acerca para estrechar mi mano. —Todo un gusto preciosa —me dice. —Augusto tengo que entregarle este sobre a Reinaldo, como ya veo que no está, se lo dejaré contigo, es de suma importancia que lo vea, dile que me llame por una respuesta. —Hasta luego señorita —me dice y se marcha. ¿Qué tendrá ese sobre? —Me pregunto. Espero nada que tenga que hacer que Reinaldo se vaya por un largo tiempo. Escucho unas risas que provienen de la entrada, es Esteban con Jeremy y Reina ¿por qué ríen tanto? —Hilaryyy… Tengo que contarte lo que sucedió a la salida del colegio —me dice Jeremy con emoción en su rostro y viene corriendo hacia mí. — ¿Qué sucedió cariño? —Pregunto. —Reina mejor cuéntale tú —responde Jeremy. —Hil ¿qué crees? Que este muchachito salió de clase porque un niño más grande se estaba metiendo con él, le decía cosas muy feas, lo bueno es que salí en ese momento porque ese chico ya estaba casi encima de Jeremy. Le grité: —deja a mi hermanito en paz y me puse frente a su cara, luego le dije busca molestar a alguien de tu tamaño y el muy cobarde me dijo: ¿a ti? mostrándome sus puños “es una nenita” así que le solté una bofetada y aún me arde la mano, Esteban tuvo que llegar hacia nosotros para sacarnos de ahí. En la camioneta veníamos recordándolo y no paramos de reír, pero Hilary es que se lo merecía, es el mismo chico que molestó el otro día a Valen y Julieta ya me tenía harta. No iba a permitir que se metiera con mi hermanito. —Hil, es que tuviste que ver su cara de niña asustada, creo que se orinó en sus calzones —dice Jeremy soltando una carcajada. —Jeremy no exageres tanto si le quedaron mis dedos marcados pero de ahí no pasó, fue divertido, todo mundo se quedó con la boca abierta —dice Reina.
—Niños no se han puesto a pensar que seguramente llamen a su padre para que vaya al colegio. No vuelvan a hacer eso ustedes dos. —Para la próxima me lo dejan a mí, doblo mi brazo para que vean lo fuerte que soy —todos soltamos una carcajada. Reina se fue a estudiar a casa de su amiga Valentina, me dijo que tenía exámenes por venir y querían adelantar, que se quedaría ahí, le dije que llamara a su padre para ponerlo al tanto, me dio un fuerte abrazo y se fue. Mi niño ha pasado la tarde durmiendo, cuando se levante lo hará con mucha hambre, debo prepararle algo para merendar. Escucho sonar mi celular y voy a ver quién es. Número desconocido. —Si bueno… ¿con quién hablo? —Pregunto. Nadie responde. — ¿Con quién tengo el gusto? —Repito. Una voz muy calmada me responde: — ¿Es Hilary Rodríguez? —Pregunta. Escucho una respiración agitada. —Si señor ¿quién es usted? —Hilary hija, soy tu papá, por favor no me vayas a colgar, déjame al menos decirte lo que deseo. ¿Mi papá? —Me pregunto, Pero si tengo sin ver a mi padre desde que tengo uso de razón, él nos abandonó. —No señor, usted está equivocado, yo no tengo padre. Voy a colgar cuando su voz me detiene. —Hija soy tu papá, soy Ignacio, escúchame por favor, te he estado buscando desde hace años, pero no te encontraba, cuando fui a casa de tu madre ya no estaban ustedes ahí, una señora me dijo que Laura falleció y que no sabía que pasó contigo. Hija perdóname por favor, sé que fui una mala persona pero no podía estar con ustedes, no tenía trabajo, tu mamá nos mantenía, bebía mucho, quise huir a buscar otra vida para conseguir dinero para ustedes, pero no fue fácil mi niña, estoy arrepentido, perdóname. Hilary ¿podríamos encontrarnos en algún lugar para conversar? —Pregunta.
Estoy en shock, el hombre que nos abandonó hace años vuelve y quiere que hablemos como si nada hubiese pasado, luché con mi madre yo sola, él nunca estuvo para nosotras. —Usted no merece nada de mí señor, olvídese que tiene una hija, así como hace años olvidó que tenía una esposa, fui yo quien luchó por mi madre, fui yo quien la cuidó, fui yo quien la vio morir y la que lloró su muerte. No vuelva a llamarme —le digo y cuelgo. Estoy respirando con dificultad, cuando veo que Jeremy se dirige hacia mí, viene y me abraza fuerte. — ¿Te pasa algo ángel? —Pregunta y acaricia mi rostro, es un amor este niño. —No cielito, no ocurre nada. Pongo mi mejor sonrisa. ¿Cómo estuvo tu siesta? — Pregunto. —Dormí como un bebé —sonríe y se le marcan los hoyitos. Lo abrazo, lo levanto para colocarlo en mi caderay le doy vueltas —vamos acompáñame a la cocina voy a prepararte la merienda —le digo. Ya estoy acostada en mi cama, cuando llegan las palabras de aquel hombre, soy tu padre Ignacio, me tapo la cara, no quiero recordarlo, me hace daño ¿por qué tuvo que volver a aparecer? Empiezo a llorar, no puedo evitarlo desde que llamó tengo un nudo en la garganta, debo desahogarme. Sollozos salen de mí, trato de taparme con la almohada para que nadie me escuche; pero ni eso puede evitar el sonido de mi dolor. Alguien toca la puerta una, dos, tres veces ¿quién es? —Pregunto. —Amor ábreme, te escuché llorando ¿qué sucede Hilary? Ábreme o le pediré las llaves a Augusto —me dice. Voy hacia la puerta para abrirle, no quiero que moleste a esta hora al personal. Está parado frente a mí, tengo mi cara llena de lágrimas, me abraza fuerte y besa mi rostro húmedo.
— ¿Qué sucede preciosa? ¿Por qué lloras de esa forma? ¿Quién te hizo daño? — Dímelo Hilary. —No quiero hablar de eso Reinaldo, por favor sólo abrázame —le pido. Me abraza por unos minutos, me separa de él, besa mis labios, no quiero que sigas evitándome amor, sea lo que sea que te este sucediendo aquí me tienes. Si es por tu madre ¡shhh! pongo mi dedo índice en sus labios para silenciarlo, no es por mi madre, te lo diré cuando me sienta mejor respecto a esto. ¿Puedo desnudarte? —Pregunta. —Quisiera meterme a la cama contigo, prometo portarme bien, sólo quiero hacer cucharita, sentir tu piel con la mía —me dice. Lo miro y asiento. Se toma su tiempo para desnudarme, luego lo hago yo. Ya el estar desnudos es tan natural, no siento la más mínima vergüenza, este hombre se conoce mi cuerpo mejor que yo. —Reinaldo los niños se pueden dar cuenta que no estás en tu habitación. —Tranquila amor que Reina me llamó y le di permiso para quedarse donde su amiguita y antes de venir aquí vi a Jeremy, está dormido —me dice. — ¡ahhhsiii! Señor controlador, lo tenías ya todo planeado para venir a hacerme el amor —le digo sonriendo. —Lo tenía todo controlado hasta que escuché tu llanto. Me asuste mucho, pensé que estabas enferma —me dice. Estaba preocupado por mí ¿no es hermoso? Estamos en la cama abrazados, entrelazados, tiene mi pierna enredada con la de él y como de costumbre juega con mis pezones, nos miramos por segundos, minutos, no sé cuánto tiempo ha pasado, pero sé que algo se empieza a construir en mi vientre y sé que estoy excitada, pero no puedo evitarlo, tengo la dureza de Reinaldo cerca de mi centro, no sé cómo llegó hasta ahí, bueno creo que ya mi “gladiador” busca solito su camino a la felicidad. Pensar eso me hace reír y Reinaldo me pregunta: ¿por qué te ríes? Le cuento y suelta una carcajada “gladiador” así le llamas a mi pene. No podemos evitar reír ¡shh! ¡Shh! Hagamos silencio —le digo. ¿Silencio? —Pregunta confundido. —Espera que te penetre con mi “gladiador” para que
veas el silencio que vas a hacer —me dice con sarcasmo. Con eso me calla y me hace suya toda la noche. Siento unos besos calientes en mi espalda, sube hasta mi cuello, luego detrás de mi oreja —amor estoy duro de nuevo tu “gladiador” necesita atenciones de esa “cosita rica” —me susurra. Por todos los cielos apenas he dormido dos horas, ya lo hicimos cuatro veces y me está pidiendo más —cariño vas a acabar conmigo —me quejo. — ¿Acaso acabas de decirme cariño? —Pregunta. —Siempre me llamas por mi nombre y la primera vez que me llamas de una forma diferente me dices como le dices a mi hijo “cariño” pues no lo acepto, quiero que me digas amor, porque eso soy tu amor y tú eres mi amor también —me dice comiéndome la boca. No puedo evitar sonreír —está bien amor de mi vida ¿así suena mejor? —Pregunto. Se pega a mi espalda, estamos haciendo la cucharita. —Así suena perfecto amor, me encanta —me dice. Siento su mano deslizarse por mis senos, sé lo que viene a continuación, me los masajea, aprieta mis pezones, mete el dedo índice y medio en mi boca, me dice que se los chupe y lo hago enseguida, vuelve a mis pezones y los moja con mi propia saliva, vuelve a meter los dedos a mi boca, pero esta vez baja hasta mi entrada, me empieza a masturbar con los mismos dos dedos que metió en mi boca, no puedo evitar gemir, es tan delicioso todo lo que me hace. —Amor ábrete para mí —me susurra al oído. Levanto mi pierna, luego la doblo, él me la toma por el muslo para que no la baje y se acomoda detrás de mí —Hilary tómalo e introdúcelo en ti, quiero ver como tú misma te penetras —me dice. Sus palabras me ponen caliente, siento que mi piel arde, no lo pienso tanto y tomo su duro pene en mi mano, lo pongo en mi entrada, pero primero estimulo mi clítoris del mismo modo que él lo hace, suelta un gemido, sé que le gustó eso, vuelvo a mi abertura y lo introduzco poco a poco ¡ohhhsii amor! Lo escucho decir, tan apretada siempre. Sujeta más mi pierna, luego empieza a moverse duro, lo saca y lo mete tan fuerte que lo siento en mi vientre, me causa un poco de incomodidad al principio pero cuando cogemos el ritmo se siente rico, tiene su otra mano debajo de mí, me tiene abrazada, pero sigue acariciando
mi seno —Amor tengo mis dos manos ocupadas, lleva tu mano a tu clítoris, quiero que te toques —me dice. No lo hago de inmediato porque no lo he hecho antes y siento un poco de vergüenza pero él me sigue animando —hazlo como lo he hecho yo amor, aplica un poco de presión y masajéalo, te va a gustar más así te lo aseguro —me dice. Hago caso a lo que me pide y llevo mi mano hasta mi vagina, con mis dedos índice y medio lo masajeo, Reinaldo sigue penetrándome al mismo tiempo, estoy tan cerca ¡esto es tan bueno! —Amor estoy cerca —le digo. —Yo también preciosa —me dice excitado. Saca su grande erección de mí y me quejo por el abandono —no lo saques amor, no quiero que lo saques por favor —le digo. Da unos pequeños golpes con su pene en mi clítoris, lo repite varias veces, eso hace que mi centro palpite aún más, estoy sudando, ambos sudamos, es una entrega maravillosa, vuelve a penetrarme, una, dos, tres, cuatro, cinco veces, gemimos, sin importarnos quien pueda escucharnos ¡ahhhh Hilary ¡Ahhhh! ¡Carajooo! —Gime y yo lo sigo. —Siiiii ¡Reiiinaallldooo! ¡Oohh si amor! Nos quedamos abrazados, él besando mi cuello, luego el sueño me gana, lo último que escucho es cuando me dice. ¡Duerme Amor!
Capítulo 15
Viernes, 21 de noviembre de 2014 Me pongo mi ropa deportiva, mis botas, busco mi ipot y mi termo con agua, voy a aprovechar que estoy sola esta mañana y saldré a caminar por la residencia. —Buenos días Srta. Hilary ¿a dónde se dirige esta mañana? Esteban no se encuentra en este momento para acompañarla, debe esperarlo —me dice Augusto. —Buenos días —le sonrío. —No te preocupes Augusto sólo voy a caminar por los alrededores, no saldré de la residencia. —Señorita me temo que no va a poder salir sola, el Sr. Reinaldo dejó instrucciones claras que usted no saliera sola de esta casa.
—Lo siento Augusto pero Reinaldo no puede prohibirme salir a caminar. Los niños no están en estos momentos, estoy aburrida y quiero ir a explorar los alrededores y así aprovecho de hacer ejercicio. —Yo sólo cumplo con mi trabajo señorita, es mejor que no salga sola —dice Augusto. Pero el “señor nalgón” que se cree que me va a dar órdenes, sé que trabajo para él pero no puede impedirme que salga a dar un paseo, además estoy sola no tengo trabajo que hacer. Pienso ir y punto —me digo. —Lo siento Augusto voy a salir con o sin autorización de él —le digo. Salgo corriendo para evitar que me detenga. Me siento tan bien cuando camino, como es que no me gustaba antes, me relaja, me hace pensar y analizar cosas, escuchar mi música, sentir el viento en mi cara es maravilloso, me siento viva, revitalizada. Me detengo frente a una casa espectacular, es hermosa, tiene flores de todo tipo, veo unos girasoles, me encantan y me acerco para olerlos. Cuando escucho a alguien decir: —Buenos días linda dama. No sé quien de las dos es más bonita, si tú o ese girasol. —Me quedo contigo —me dice. Tengo frente a mí a un chico alto, es delgado pero musculoso, cabello rubio un poco largo, sus ojos son de un azul fuerte, es muy impresionante, no debe tener más de 30 años. A su lado está un perro muy grande, es un Rottweiler, me asusta un poco. —Buenos días, disculpe sólo me detuve a observar estos maravillosos girasoles, ya me voy, que tenga un buen día —le digo. —Son míos, espera voy a cortar unos para ti, no te preocupes por Rambo es inofensivo, lo tengo entrenado. ¿Cuéntame vives aquí? —Pregunta. —Nunca te había visto —me dice. —Trabajo para la familia González, el Sr. Reinaldo González. Cuido a su hijo y cocino para ellos. El perro se me acerca y me quedo quieta, me da miedo que me ataque, he escuchado cosas horribles de estos perros, pero lo que hace es poner su cabeza en mi
mano derecha y la mueve esperando que lo acaricie, eso me hace sonreír, en este momento sólo parece un lindo cachorrito, lo acaricio y le hablo —hola Rambo eres un perrito muy lindo, mueve la cola como si comprendiera mis palabras. —Le gustas, se comporta así cuando alguien le agrada y puedo ver lo que ve en ti, eres muy bella, disculpa mi atrevimiento, pero es que nunca había visto algo tan bonito por las mañanas —me dice. Enseguida me sonrojo. —Entonces trabajas para el “señor gruñón” nunca saluda a nadie, es bastante frío, espero no te esté dando muchos problemas trabajar para él, si es así sólo dime, podría darte trabajo en mi casa. ¿Cómo te llamas? — Pregunta. —Estoy bien con ellos, no tengo quejas hasta el momento, son muy considerados, adoro a sus hijos. —Mucho gusto soy Hilary Rodríguez —lo miro con picardía y no sé por qué lo he hecho, este chico me hace sentir sexy. —Todo un placer Hilary, soy Sergio Prada. Me gustaría volver a verte, podríamos caminar juntos —me dice con una sonrisa en su rostro. Cuando voy a contestarle que me parece bien, veo una Hummer acercarse a nosotros. Ya llegó el “señor intenso” no puede ser, estaba trabajando, son apenas las 10:00 am ¿qué hace aquí? Seguro Augusto lo llamó ¡quechismosito! —Sergio me tengo que ir, fue un gusto hablar contigo, lo de caminar suena bien. — Rambo adiós te veo luego amiguito. Voy caminando de vuelta a casa cuando escucho que Reinaldo se baja de la camioneta ¡ohh no! Se dirige hacia Sergio. —Mira niñito de mami y papi. Aléjate de Hilary, no te quiero cerca de ella, ya estás advertido —le dice Reinaldo señalándolo con su dedo índice. — ¿Quién eres tú para impedirme eso? —Pregunta. —Ella ya acepto seguir caminando conmigo y es su decisión, no te metas —le dice Sergio. Noto que Rambo se pone inquieto, va a atacarlo si sigue ahí, me acerco a ellos. — ¡Basta ya! Si Reinaldo, yo soy quien tomo mis propias decisiones. No eres nadie para impedirme nada, sólo eres mi jefe —le digo.
—Eres mía Hilary, te dije que lo que es mío otro no lo toca, eres mi empleada y debes estar en mi casa, no aquí en la residencia coqueteando con tipos como éste. Tiene una mala reputación Hilary, no quiero que te haga daño —me dice. — ¿No quieres que me haga daño? —Pregunto cruzándome de brazos. —Tú eres el único que me hace daño y lo sabes —le grito. —Señor no hables de mí como si yo no estuviera, tú no me conoces y si quiero seguir viendo a Hilary lo haré, siempre y cuando ella así lo quiera —le dice Sergio. —Sobre mi cadáver ustedes se van a volver a ver —me dedica una mirada de muerte que yo también le devuelvo. —Adiós Sergio, te veo pronto —le guiño un ojo. Sé que con esto lo deje picado, eso me da gusto por hacerme pasar pena frente a este chico. Esto debe acabarse, el que Reinaldo me siga prohibiendo que hacer ¿acaso yo le prohíbo que no vea a Regina? “Lo que es igual no es trampa”, así de sencillo. Voy camino a la residencia a paso firme, estoy que echo humo, este hombre me saca de mis casillas muchas veces, nunca me había sentido de esta forma antes, me provoca tomar algo y lanzárselo por la cabeza. Escucho sus gritos a la distancia ¡Hilary detente! No se subió a la camioneta, viene detrás de mí caminando con su traje carísimo, se ve tan gracioso, me provoca reír y lo hago. Al entrar a casa estoy riendo sin parar, lo sé parezco una loca; pero es que no puedo evitarlo. —Señorita ¿qué le sucede? —Pregunta Augusto. —Ya vas a ver lo que me sucede, va a entrar por esa puerta. — ¡Ahhh! Por cierto Augusto, estoy molesta contigo, no debiste llamarlo —le saco la lengua ¡chismosito! Me dirijo a la cocina quiero un vaso de agua fría. ¿Dónde está Hilary? —Reinaldo le pregunta a Augusto y lo escucho responder. —Señor en la cocina. —Augusto traidor — pienso.
Pongo los girasoles en agua, al rato los llevaré a mi habitación, son tan bonitos y huelen muy bien. —Aquí estás ¿por qué te comportas de esa forma Hilary? No puedes salir a caminar por ahí y coquetear con cualquiera que se te pase por el frente —me dice indignado. Ahora si este viejo prematuro me va a escuchar, estoy tan enojada que estoy que le arrojo este vaso de agua por la cara. Trato de calmarme, respiro profundo. —Primero que nada yo no estaba coqueteando con nadie, salí a caminar, me detuve en esa casa porque me encantaron los girasoles, Sergio se acercó, me saludó, me regaló los girasoles y entablamos una conversación, eso no tiene nada de malo. Y segundo si me da la gana de coquetear con él u otro tengo todo el derecho de hacerlo, soy una mujer soltera. — ¿Sergio? ¡Haaa! pero si ya hasta sus nombres se dieron. —No vas a seguir viéndote con él, no me da la gana y punto —grita. —Y esos girasoles los tiras a la basura o los tiro yo. —Aquí el único que va a regalarte girasoles soy yo —entendido, me dice. —Te estás pasando Reinaldo, te estás comportando como un loco. Esos girasoles van a mi habitación, me encantan y no vas a botarlos —le grito. ÉL grita aún más fuerte. — ¡Maldición! —Dame acá esos girasoles a tu habitación no llevas nada que ese imbécil te haya dado. Los pongo detrás de mi espalda porque viene súper decidido a tirarlos a la basura, veo en sus ojos, su rabia. Mete sus manos detrás de mí, lo esquivo pero es muy fuerte, no puedo hacer nada, si sigo peleando con él se van a maltratar. —Me rindo —le grito. — Tómalas y haz lo que quieras con ellas, se las tiro por la cara y caen al suelo. —Eres un imbécil Reinaldo, aquí se supone que la que tiene 21 años soy yo. Te comportas como un niño —le grito. Con eso salgo corriendo a mi habitación. Veo a Augusto observándome, lo que faltaba nos escuchó, ya sabe lo que este hombre y yo tenemos. A la hora del almuerzo me siento mal, aún estoy de muy mal humor; pero debo
trabajar y poner mi mejor cara. Reinaldo y los niños están en la mesa esperando por su almuerzo, les sirvo, todos estamos en silencio cuando una voz interrumpe. —Hola familia he llegado. Hilary voy a almorzar —me dice Regina. —Se dice por favor Regina —la reprende Reinaldo. Lo que me faltaba que llegara esta señora preciso en este momento, voy a la cocina, tengo que llevarle su almuerzo, mi mal humor empeora, voy hacia ella para servirle, sin querer se me caen los cubiertos. —Eres tan torpe —me grita. Respiro profundo para evitar tirarle la pasta por ese cabello rojo como un cerro encendido; aunque ahora que lo pienso le ayudaría con ese feo color. La escucho decir: —Cielo tengo que hablar contigo en tu despacho, terminemos aquí, me urge hablar contigo, se muerde el labio y eso me da ¡asquito! —Está bien Regina en un momento te acompaño —le responde Reinaldo. Siento celos, no puedo evitarlo. Al escuchar que se dirigen al despacho me asomo para ver si la puerta está cerrada o abierta, pero la dejaron entre abierta, no quisiera ser chismosa, pero quiero saber lo que sucede entre ellos, me dijo que no duermen juntos, me gustaría escuchar que tiene para decirle, tal vez discuta con él como me dijo Jeremy que siempre lo hacía. Al asomarme lo que menos veo es una discusión, Regina está tomándolo de la cara y lo besa con mucha pasión, veo que él no la toca pero no trata de separarla. Ya esta es “la gota que derramó el vaso”, me iré de aquí si no voy a enloquecer. Antes tenía una vida más tranquila, lo siento tanto por mi niño, pero no puedo seguir aquí, esto me mata, me duele mucho. Pienso hablar con Reinaldo en la tarde cuando regrese del trabajo. ¡Hasta aquí llegue yo! Voy al cuarto de Jeremy, debo decirle que me voy, pero no puedo decirle la verdad, tengo que mentirle. —Cariño tengo que hablar contigo. Tengo que dejarte cielito, no puedo trabajar más aquí, los quiero mucho a ti y a Reina, pero no me siento bien, tengo que ir al Doctor a hacerme unos exámenes. Te prometo que si me siento bien después voy a venir a visitarte. —No Hil, no puedes dejarme, me abraza con toda su fuerza y llora en mi hombro. Lo consuelo, la decisión ya está tomada.
Estoy terminando de empacar todo cuando tocan a mi puerta. —Amor necesito hablar contigo por favor, necesito que me perdones por lo que pasó esta mañana, te prometo no ser tan posesivo contigo ¿me perdonas? Abro la puerta y veo que tiene en sus manos un ramo de girasoles, es tan grande que casi no puedo verlo ¿qué significa esa maleta en tu cama? —Pregunta confundido. —Dime que es sólo porque hoy es viernes y vas a tu casa. —No Reinaldo te estaba esperando, tengo que hablar contigo. Me da los girasoles, los pongo sobre mi mesa de noche. —Gracias —le dedico una media sonrisa. Voy a renunciar Reinaldo ya no quiero estar más aquí, no es sólo lo nuestro que es un imposible sino que ya mi vida no es la misma, no tengo la misma tranquilidad que tenía antes. Me duele dejar a Jeremy, pero es lo mejor, quiero retirarme ahora antes que sea demasiado tarde. Se acerca a mí y me toma de las manos. —Por favor Hilary no te vayas, no me dejes aquí solo, tú me has devuelto la alegría, me das paz y tranquilidad, sin ti mi vida volvería a ser miserable, por favor no te vayas, me abraza fuerte, mete su cara en mi cuello e inhala mi aroma. —No me digas esas cosas Reinaldo, sé que no son verdad. Esta tarde te vi con Regina, ambos se besaban, no tienes porque darme explicaciones, pero lo vi y eso me hizo estar segura de esta decisión que estoy tomando, me doy la vuelta para tomar mi maleta, pero él me toma de la cintura tan fuerte que siento que me asfixia. —Nooo por favor eso no significó nada —me dice. —Para mi significó mucho Reinaldo, me dijiste que dormían en cuartos separados, eso no es verdad, te besó y le correspondiste, esto me duele, me hace daño, te dije que no me hicieras sufrir, te lo dije. Cae una lágrima por mi cara, él me abraza aún más fuerte y me besa, no puedo evitar no corresponderle ya que será nuestro último beso. —Adiós Reinaldo —le digo. Cuando camino hacia la puerta para salir de mi habitación, lo escucho decir: —Hilary me tiene chantajeado, Regina me tiene en sus manos, puedo perderlo todo sino hago lo que ella me dice, por ahora tengo que estar bien con ella, sino perderé todo lo que he ganado en la vida. Me detengo, Dios mío eso es horrible, sabía que esa mujer estaba loca, pero como
para arruinar a su esposo de esa manera, no. —Reinaldo lo siento mucho, sabía que era una mala mujer, podía verlo ¿por qué no haces algo? Y ¿por qué te casaste con ella? —Pregunto. —No puedo hacer nada amor, nada… Contraté a un detective para que la espiara porque estoy seguro que me es infiel, si logro confirmar esto, podría librarme de ella. — Me casé con ella porque me gustaba mucho, al principio de novios todo fue felicidad, buen sexo, pero ella fingía estar conmigo, sólo quería que nos casáramos por mi dinero, al año de novios le pedí matrimonio, todo cambio desde que me casé con ella, entró a trabajar en mi empresa, se hizo muy amiga de mi socio y ambos ahora quieren quedarse con toda mi fortuna. El miércoles recibí un sobre de Rafael, me pedían una suma de dinero exorbitante para que dejarán todo como está y Regina me da el divorcio, pero si les doy esa cantidad me quedaría en la ruina y tengo dos hijos que mantener y una novia que quiero que lo tenga todo. Voy hacia él, lo abrazo fuerte, perdóname amor no sabía lo que vivías, es una bruja malvada la señora “boca de pato” él me sonríe, le toco los labios con mi pulgar ¡asquito! Amor ella te besó, besó lo que es mío, esos labios sólo deben besarme a mí. Prométeme que no te dejarás besar más por ella. —Prometido amor —responde con su mano derecha con la señal del juramento. Nos abrazamos por un largo rato. —Voy a buscar una jarra para los girasoles, que exagerado debiste haber comprado todos los girasoles que tenían —le digo. —Para ti siempre lo mejor amor —responde. Con esto le doy un besotee que le duré hasta el lunes.
Capítulo 16
Domingo, 23 de noviembre de 2014 Estoy en mi casa descansando, es fin de semana, estoy sola, Heily ayer no vino en todo el día, ni la noche, espero venga hoy, quisiera hablar con ella de todo lo que ha pasado. Voy a ducharme hace un calor insoportable y de nuevo tengo mi periodo, me duele el vientre, quiero tomarme una pastilla y meterme a la cama, desde ayer no hablo con Reinaldo, está de viaje. Cuando salgo de mi cuarto ya lista para prepararme un té y tomar mi pastilla, suena mi celular, enseguida me pongo feliz, debe ser mi amor. Al ver la pantalla de mi celular veo que es un número desconocido. —Hola ¿quién es? —Pregunto con voz entrecortada. — ¿Hablo con Hilary? —Me dice una mujer. —Sí, con ella habla ¿qué necesita? —Pregunto. —Hilary me llamo Francia, necesito que me escuches por favor, soy la esposa de Ignacio tu padre, quisiera reunirme contigo, tengo algo importante que decirte. — ¿Por qué ese empeño en buscarme? ¿Por qué simplemente no me dejan en paz? Así he estado bien desde que él desapareció de mi vida —le digo. —Hilary, sé que esto es una sorpresa para ti, sé que pasaste una vida difícil con tu madre, pero necesito conversar contigo. Tienes un hermano linda, me gustaría que hablemos de él y de todo esto por favor —me dice. Tengo un hermano ¿cómo es posible? Bueno se volvió a casar mi padre; por supuesto que pudo tener otro hijo. Siempre había querido tener un hermano, pero no en estas circunstancias, creo que voy a permitirle hablar conmigo, de todas formas no voy a perder nada con eso. —Está bien Sra. Francia vamos a vernos. No me siento bien para salir a algún lugar,
anote mi dirección, venga a mi casa —le digo Pasan 20 minutos cuando escucho que llaman a la puerta, voy a abrir, frente a mi tengo a una señora no muy alta, debe medir 1.60, es morena, viste de manera humilde, un jean, camisa de botones y unas sandalias de plataforma. —Siga adelante Sra. Francia, tome asiento, le gustaría tomarse un café o prefiere un jugo —le digo. —Llámame Francia por favor. No así estoy bien Hilary, ven siéntate conmigo, quiero que hablemos. —Me toma de la mano para empezar a hablar. —Quiero que sepas que estoy al tanto de lo que sucedió con Ignacio y ustedes hace años. Me lo contó todo, créeme Hilary está tan arrepentido y vive cada día con remordimiento. Puedo sentir tu indignación mi niña, no es para menos, pero comprende cielo tu padre era un hombre irresponsable hace años, quiso irse para probar suerte en otro lugar y regresar por ustedes, te ama mucho Hilary. Lo conocí hace 10 años en Barquisimeto, nos enamoramos a primera vista, no lo pudimos evitar, él siempre me fue sincero desde el principio, me dijo que su sueño era regresar y verte otra vez. Sabes tienes un hermano se llama Ismael, tiene tus mismos ojos querida, muere por conocerte, dale la oportunidad por favor. Los rencores se deben dejar atrás, eso no te lleva a nada. Piénsalo Hilary sé que en el fondo tienes un corazón muy grande. En este momento estamos viviendo aquí, me gustaría volverte a ver; aunque preferiría que fuera con Ignacio y mi hijo presentes. Sólo te pido que pienses en lo que hablamos, te dejaré mi número anotado, llama cuando te sientas lista. —Me da un fuerte abrazo y se va. Al llegar Heily, me consigue llorando en el sofá. Se apresura hacia mí. — ¿Qué ocurre Hil? ¿Por qué lloras? —Pregunta preocupada. —No me digas que ese vejete te hizo algo porque se las va a ver conmigo —me dice enojada. —No Heily, no tiene nada que ver con Reinaldo. Es sobre mi padre Ignacio, volvió y quiere recuperar el tiempo perdido, su esposa Francia estuvo aquí hace unas horas
tratando de convencerme para que le dé una oportunidad. Puedes creer que tengo un hermano, se llama Ismael ¿qué debo hacer amiga? Me dijo que lo piense y la llame. —Guau Hil, tu vida parece la de una novela. Linda yo pienso que es una bonita oportunidad para que vuelvas a tener una familia, sabes que me tienes a mí; pero me refiero a una verdadera familia. Yo te diría que con intentarlo no pierdes nada, escucha a tu padre, conoce a tu hermano, comparte con ellos, si no te gusta simplemente te alejas y ya, no pueden obligarte a nada —me dice. —Tienes razón Heily voy a llamarla pronto, cuando me sienta lista —le digo. —Me alegra saber eso linda. —Y cuéntame ¿cómo te va con el señor nalgón? — Pregunta y le sonrío. Apenas escucho de él y mi sonrisa no me cabe en la cara. —Estamos bien, pero el viernes hablamos, me contó cosas horribles de Regina ¿sabes? Me iba a ir de la casa, discutimos, cuando estaba a punto de irme me detuvo y me contó porque está casado con esa bruja, tienen dos años de casados. — ¿Por qué está con ella? Cuéntamelo todo, este chisme está buenísimo Hil —me dice. Cambia de posición en el sofá para ponerse más cómoda, cruza sus piernas como si estuviera haciendo yoga, siempre que le voy a contar algo importante lo hace. —Me contó que ella lo tiene chantajeado con cosas de la empresa, que si él no hace lo que ella dice puede perderlo todo, es una bruja malvada amiga, sólo se casó con él por interés y todo lo tiene planeado con Rafael un socio de Reinaldo. Lo conocí una vez que fue a dejarle un sobre en la mansión, en su cara vi maldad —le digo. —Que fuerte Hil, pobre hombre debe estar desesperado por no perderlo todo. Si te quiere a ti, debes apoyarlo amiga, seguro tú le das esa paz que necesita para no terminar de enloquecer. —Si eso me dice, que le doy tranquilidad, que soy la que lo calma y le da paz, pero eso no es todo, no te he contado que estuvo casado antes con Sophia la madre de Jeremy y Reina, no he hablado de eso con él porque no sé como va a reaccionar, eso me lo contó Reina, pobre estaba muy mal. Me dijo que ellos se amaban mucho, que ve a su padre miserable con Regina.
—Hilary que cosas me cuentas. Los millonarios también sufren, que fuerte de verdad ¿cómo murió? —Pregunta. —Tuvo un accidente. Bueno un tipo ebrio la chocó y murió al instante. He pensado que Reinaldo tuvo que sufrir mucho, quedó solo cuidando de sus hijos y con tanto trabajo que tiene, con razón contrató niñera para su hijo, no le queda tiempo de nada; aunque hemos estado haciendo el amor varias veces, es tan insaciable ese hombre —le digo y me sonrojo. — ¡Ahhh! Cierto que ya no eres sor Hilary, ya eres la reina de los orgasmos — suelta una de sus carcajadas. —Si Heily ya me hizo suya “lo que es del cura va para la iglesia” tenía que ser él quien me quitara mi virginidad, no había de otra, sólo verlo me hacía desearlo más y más —le digo. Y ¿cómo te va con Santiago? —Pregunto. —Hemos estado discutiendo, pero siempre lo solucionamos, es que su papá quiere mandarlo a Panamá a encargarse de la constructora y él quiere ir porque es una buena oportunidad para él, lo cual me pone sumamente triste, me ha pedido que me vaya con él pero no quiero Hil, no quiero dejar esto, voy a convencerlo que tenemos que quedarnos aquí —me dice. —Espero lo solucionen amiga, ustedes se quieren. —Voy a ir a acostarme, me duele el vientre —le digo. —Haré la cena Hil, descansa un poco, te llamo cuando este lista —me dice. No tengo mensajes de Reinaldo, lo cual es muy raro, tengo que escribirle, tal vez algo sucedió.
Espero 5 minutos, 10 minutos y no responde. Voy a llamarlo, no me importa si está con Regina. Repica pero se va al buzón de voz, cuando vea mi llamada, tendrá que devolverla. Llega un mensaje a los 20 minutos. —
Ese mensaje no suena bien, espero que esa señora no esté presionándolo, pobre de Reinaldo tanto estrés puede enfermarlo y todo por culpa de esa bruja interesada. Espero su llamada pero me rindo, Heily me llama para comer, lo hacemos en silencio, hoy veo a Heily un poco triste, es raro verla así, debe ser por lo de Santiago, no le pregunto porque
no quiero recordárselo. Cada quien vuelve a su habitación. Me estoy quedando dormida cuando siento mi celular vibrar. Es Reinaldo ¡gracias a Dios! —Hola amor, estaba muy ocupado, no podía hablar bien, estaba con mi abogado tratando lo de mi empresa, tratamos de idear algún plan; pero ellos tienen las de ganar. El que la mitad de todo lo que tengo le quede a Regina no me ayuda mucho. Le hable de ti Hilary, quiero estar contigo, pero me dijo que tenía que tener mucho cuidado porque si nos descubre y tiene pruebas será más fácil de dejarme en la ruina. —Es tan difícil por todo lo que pasas amor, si entiendo perfectamente, sé que ahora más que nunca debemos cuidarnos de esa malvada bruja. Quiero verte, pero ya será mañana, no quiero que ella llegue a tu casa y no te encuentre ahí —le digo. —Aún voy camino a mi casa, podría desviarme unos minutos. ¿Quieres? — Pregunta. —Claro que quiero. ¡Ven yaaa! —Le digo emocionada. Estoy en pijama pero no me importa, ya me ha visto peor así que lo espero tal cual estoy, con mi moño, mi pijama de short y mis babuchas de conejita. Cuando lo veo saliendo de la Hummer salgo corriendo hacia él, envuelvo mis piernas en su cintura, mis manos están en su cuello acariciando su pelo, lo beso por un rato, me voy a separar de él pero no me deja y con gusto me quedo ahí junto a sus labios. Al separarnos Martín nos observa, me pongo roja como un tomate, que vergüenza su chofer vio nuestro espectáculo de lenguas. Reinaldo me observa y sonríe —Tranquila amor, Martín sabe lo que significas para mí —me dice. Con eso seguimos por unos minutos más comiéndonos la boca hasta que nuestros labios están hinchados. —Chao amor cuídate mucho, mañana nos vemos. Me acerco para decirle un secreto, ya que Martín nos puede oír. —Mi cosita te extraña, quiere a su “gladiador”, “ahí abajo”. —Suelta una carcajada y vuelve a besarme. —Basta Hilary si no de aquí no me iré nunca. —También deseo estar dentro de esa cosita rica pero todo a su tiempo, recuerda tenemos que ser prudentes, te quiero conmigo
amor y para estar juntos tenemos que ser pacientes y cuidadosos. Nos despedimos con más besos, ya no siento mi boca, pero esta noche me iré a dormir con una sonrisa boba en mi cara.
Capítulo 17
Un mes Después… Ya estamos en diciembre uno de mis meses favoritos, me gusta la navidad, poner el arbolito, adornar la casa, ver los fuegos artificiales, la gente festejando con sus familias. Desde que mi mamá murió las navidades no volvieron a ser las mismas, pero siempre me dijo que cuando llegara este mes la imaginara a mi lado y siempre la siento tan cerquita de mí. Recuerdo nuestros intercambios de regalos, las risas, tantos momentos hermosos, espero algún día formar mi propia familia para poder celebrar con ellos, levantar a mi hijo o hija para que ponga la estrella en el árbol, es mi sueño. Heily se tuvo que ir a pasar navidad con su padre Ernesto Andrade en la Capital, me insistió mucho para que fuera con ella, pero no podía faltar a mi último día de trabajo, tenía que despedirme de Jeremy, Reina y Reinaldo que se fueron a pasar navidad y año nuevo con su familia, su abuela Daniela y bisabuela Marbella, claro que la bruja de Regina
también fue pero Reinaldo me dijo que iba porque también tiene familia en Caracas y debía visitarlos. Ayer fue dura la despedida, Jeremy lloró mucho porque no me va a ver por varios días, en este último mes estuvimos inseparables, tanto así que me dijo que quería que yo fuera su mamá y no Regina. Reina me abrazo fuerte, me dio un bello regalo que no me lo esperaba, despedirme de Reinaldo fue lo más duro, ya que ahí estaba Regina, no podíamos ser evidentes, sólo nos dimos la mano. Claro que la noche anterior me hizo el amor una cantidad de veces, nos dijimos cuanto nos íbamos a extrañar. Y sí que me extraña, hoy ya es 24 de diciembre, mi celular está lleno de mensajes de él, me ha llamado cuatro veces para decirme que no quiere que la pase sola, que se siente muy mal por no poder estar aquí conmigo. Lo quiero tanto, hemos vivido muchas cosas, me consiente mucho y a pesar de que tenemos que ser cuidadosos y estar ocultos, ha sabido como ganarse mi amor, es todo un romántico; aunque otras veces es un hombre de las cavernas, discutimos por lo posesivo que es. ¿Cómo no enojarme? Sergio se acercó hace unos días a la casa sólo para saludarme y llevó a Rambo, verlos me dio mucha alegría, pero no duró ni tres minutos frente a la casa cuando ya Reinaldo lo estaba echando, que vergüenza, discutimos y le corte los servicios por dos días para que aprenda a comportarse. Recordar eso me hace reír, como me suplicaba para que lo dejara hacerme el amor, casi caigo pero fui fuerte, ya había tomado la decisión. ¡Aprende o aprende! Hoy se escucha mucha alegría en la calle, los vecinos tienen la música a todo volumen, los niños juegan en la calle, me gusta no sentirme tan sola; aunque en realidad lo esté. Me asomo por la ventana y los observo por un rato, se siente el frío de la navidad y escuchar las gaitas me eriza la piel, simplemente es maravilloso. Mi celular suena, voy y lo busco, es mi tía Antonia. —Hola Hilary ¿cómo estás? Te llamaba para saber que planes tienes para hoy. Me gustaría que vinieras a pasar la noche buena con nosotros, tus primos quieren verte —me dice entusiasmada. —Tía eso suena increíble, sí allá estaré con ustedes. Gracias por invitarme. ¿Qué puedo llevar? —Pregunto. —Te esperamos linda. No tienes que traer nada, ya todo está arreglado —no te
preocupes, me dice. Que emoción al final no la pasaré sola, voy a volver a ver a mis primos, ya deben ser todos unos hombres. Mis pensamientos son interrumpidos por golpes en la puerta. — ¿Quién es? Nadie responde. —No abriré si no me dice quién es. —Hilary soy yo, Andrés… ¿Andrés? No puede ser pero si Andrés se fue de aquí a estudiar a Toronto. Abro la puerta y ahí está él, todo un hombre de 24 años. Como ha pasado el tiempo. Desde mis 18 años que no lo veía, está más alto, acuerpado, debe ir al gym, su cabello lo tiene amarrado en una cola y tiene barba, se ve diferente, muy diferente pero está guapo, eso no lo voy a negar. —Hola Andrés pasa adelante ¿qué te trae por aquí? Te hacía en Toronto —Pregunto confundida. —Hola Hilary, te ves hermosísima, tan bella como siempre. Sólo estoy de visita por las navidades, llegué ayer en la noche, quise venir pero ya era un poco tarde. Disculpa que me presente de esta forma, mi madre habló con tu tía Antonia, ella me dijo donde encontrarte. —Cuéntame ¿cómo te ha ido por allá? ¿Te casaste? —Pregunto y suelta una carcajada. — ¿Casarme? Para nada bella, creo que aún espero por ti —me sonríe. —Me va muy bien Hilary, estudiando inglés y trabajando, Canadá es increíble, deberías venir algún día conmigo, yo te compro los pasajes —me dice. —Andrés las cosas no son tan fáciles, además estoy trabajando, no puedo viajar, de todos modos gracias por la invitación —le digo, y pienso que diría Reinaldo de esta propuesta, enloquecería. — ¿Qué planes tienes para hoy Hilary? —Pregunta. —Mi mamá quiere verte ¿por qué no vienes esta noche a mi casa?
—Sería todo un placer Andrés, pero ya me comprometí con mi tía Antonia —no puedo, le digo. — ¿Volviste a la casa de tu tía? —Pregunta indignado. —Después de que huiste de ahí porque ese desgraciado los maltrataba —me dice enojado. —Las cosas cambiaron, ya no vive ahí, está preso y por un largo rato. —Andrés son mi familia, no podía abandonar a las personas que una vez me dieron un hogar; aunque no fuera el mejor, pero al menos tenía un techo —le digo. —Bueno Hil, tú sabes lo que haces —me abraza y me da un beso en la cabeza. — Voy a estar por aquí hasta año nuevo, quiero volver a verte. Con eso se despide y se va. Reinaldo vuelve a llamarme y le cuento que ya tengo planes para cenar donde mi tía, así se queda más tranquilo al saber que no la pasaré sola. Me dijo que todo está bien en casa de su madre, que su abuela no ha parado de hacerlo reír con sus ocurrencias, que le gustaría que en algún momento las conociera. También me gustaría eso. Me envió muchos besos a mí y a mi “cosita rica”; por supuesto yo también le envié besitos a él pero muchos más para mi “gladiador”. La noche en casa de mi tía es muy divertida, todos reímos con historias del pasado. Mi tía ha sacado un álbum de fotos de todos nosotros, hemos cambiado tanto. Juan y Paul no han dejado de burlarse de mí y los vestidos que usaba, mi cabello castaño me hacía ver muy diferente de como me veo ahora con mi cabello rubio. También me burlo de ellos, eran tan flacos, feos, con granos en la cara. Hay unas fotos de ellos de chiquitos bañándose desnudos, ambos se sonrojan, no puedo parar de reír, mi tía también se ríe de ellos, dice que gracias a Dios cambiaron al crecer porque de verdad eran feos. Todos soltamos una carcajada. —Hilary sabes que tu tía Luisa me llamó en estos días, quiere que vayamos a Apure para las “ferias de Elorza” que son en marzo, todos ya lo hemos hablado, sé que es pronto, pero quisiéramos que solicitaras con tiempo unos días para que vengas con nosotros,
Natasha y Sandra también van a ir, mis nueras son unas bochincheras. — ¿En serio tía? Sí, me apunto quiero ir a visitarla, tengo muchos años sin verla y Heily me contó que se presentan muchos cantantes de música Venezolana en vivo, me gustaría ver a Reinaldo Armas y Jorge Guerrero son maravillosos. Ella siempre logra sacarse fotos con todos ellos, podríamos invitarla también. —Claro Hilary dile a tu amiga, de todas formas hay tiempo para llamar a Luisa, así le hacemos saber los que vamos a ir. —Si suena muy bien, sólo espero que me den permiso en el trabajo porque no sé quien podría cuidar a Jeremy, pero sí cuenten conmigo. La noche termina repartiendo los regalos, cenamos delicioso, las hallacas, ensalada y pernil de mi tía están muy ricas. Me como todo y estoy que exploto de lo llena que quedé. Terminamos la noche, como no me dejan ir a dormir en mi casa, me quedo en la casa de mi tía y es muy buena idea ya que mañana van a hacer un almuerzo porque vienen las novias de mis primos. Reinaldo me llamó a media noche para desearme una feliz navidad y me pasó a Jeremy que casi me deja sin tímpano al gritar que le regalaron su mini Ferrari de carreras, me dijo que moría porque yo lo viera montado en él y acelerando. Que bueno que mi príncipe la pasó muy bien, eso me alegra mucho. Mi amor me dijo que me tenía un regalo, me lo va a dar cuando regrese. Yo no sé que regalarle, tengo que pensarlo, igual regresa después de año nuevo, aún hay tiempo. Al día siguiente ayudo a mi tía con el almuerzo, bueno a adobar la carne, chorizo y la pechuga. También hacemos una rica ensalada, yuca, papa y preparo una crema de aguacate. Los hombres de la casa son los que se van a encargar de hacer la parrilla, nos vamos al patio trasero y ponemos música. Estamos esperando a Natasha y Sandra que no tardan en llegar, pero antes me entra una llamada de mi “señor intenso”. — ¿Amor que estás haciendo? Te extraño, aquí estamos tomándonos unos tragos, vamos a comer Paella, estoy con mi hermano Gustavo, pronto lo vas a conocer, le hable de ti, está feliz por mí, él sabe todo referente a lo de Regina —me dice.
—Que rico amor, disfruta mucho con tu familia. Yo me quedé aquí en casa de mi tía, vamos a hacer una parrilla y estamos esperando a las novias de mis primos. También te extraño, saludos a mi cuñadito —lo escucho reír y decir Gustavo Hilary te manda saludos. Eso me hace sonrojar de inmediato. ¡Que vergüenza! —Bueno amor de mi vida te llamo más tarde para ver cómo va todo, besos preciosa —me dice. —Adiós amor, besitos… ninguno cuelga. —Chaooo cuelga tú —le digo con autoridad. —Si como usted mande señorita —responde. —Me río y sé que él también lo hace. Luego ambos colgamos al mismo tiempo. La tarde pasa súper rápido, no sabía que Natasha y Sandra fueran personas tan encantadoras, muy sencillas, muy habladoras, todo sonrisas, ya veo porque estos dos están tan enamorados de sus novias, son muy lindas, una muy diferente a la otra, pero hermosas a su manera, una es morena, la otra es rubia, una es alta y la otra es pequeñita. —Gracias familia de verdad estoy muy agradecida por haberme tomado en cuenta para pasar estos días de navidad con ustedes —les digo. —Hija para eso somos la familia para estar unida en estos días tan importantes. Aquí estaremos para ti Hilary, vuelve cuando quieras. Ya sabes que tenemos planes para marzo —me dice con una sonrisa en su rostro. —Sí tía, prometo venir más seguido a visitarlos. Claro que sí cuenten conmigo para ir a Apure. —Natasha, Sandra fue un placer conocerlas, son maravillosas. Primos cuídenlas mucho, no consigues dos tesoros como estos todos los días. Los abrazo a todos y me voy a mi casa. Fueron dos días muy movidos, tenía tiempo que no disfrutaba tanto en familia. Extraño a Heily, pero ya hablamos para darnos una feliz navidad, está aburrida y no es para menos pasar la navidad con su padre rodeado de puros abogados debe ser obstinante.
Voy directo a mi cama, estoy muy agotada, cierro los ojos y enseguida me duermo. Sueño con Jeremy persiguiendo a una niña de un año y medio, es tan hermosa y ambos se ríen con tanta felicidad. Puede ser una señal divina de que vienen tiempos buenos. ¡Eso espero!…
Capítulo 18
Viernes, 26 de diciembre de 2014 Me levanto tarde, dos días de festejo me dejó agotada, son la 1:00 pm y aún tengo sueño, pero que perezosita me he vuelto. Me levanto, me arreglo un poco, me pongo un short de jean muy corto, un top rosado, estoy enseñando mi ombligo y tengo puestas mis babuchas súper cómodas. Voy a estar sola por días así que estoy perfecta para estar en casa. Me preparo un rico almuerzo, tengo demasiada hambre, pollo relleno con salsa de almendras, papitas fritas, ensalada de pollo y mis tostones con queso que tanto me gustan. Llaman a la puerta ¿será que voy a poder estar un día tranquila en mi casa? ¿Quién podrá ser? —Me pregunto. Estoy pensando no abrir para comer con tranquilidad, pero siguen insistiendo. — ¿Quién es? —Pregunto. —Soy Andrés, ayer vine pero no estabas, te llamé pero no me respondiste. —Si adelante Andrés, no estuve en casa desde el miércoles, estaba con mi tía Antonia y con mis primos. No escuché mi celular, lo siento —le digo. —Que bueno ¿cómo la pasaste? —Pregunta. Se detiene para observarme de pies a cabeza y recuerdo que prácticamente estoy desnuda, bueno pero estoy en mi casa, no sabía que tendría visita.
— ¡Increíble! Fueron unos días maravillosos con mi familia, me gustó mucho haber ido. Ven a la cocina conmigo por favor muero de hambre, tengo suficiente ¿quieres? — Pregunto. —Que bueno que me lo preguntas Hilary, ya te iba a decir que me invitaras de eso que huele tan delicioso. Ya veo que aún no has perdido tu gusto por la cocina —me dice y le sonrío. —No Andrés, amo cocinar, me encanta. Mi trabajo en este momento es de cocinera para una familia adinerada y también soy la niñera de su hijo de 6 años. Estoy feliz me ha ido muy bien. —Guau Hil, sí que me he perdido de muchas cosas por aquí, te ves diferente, siempre has sido madura, pero ahora lo eres aún más y tu cuerpo ha cambiado —me observa como si quisiera arrancarme el top, eso me pone nerviosa. Le cambio el tema. — ¿Cómo es Toronto? —Pregunto y me sonríe ya que sabe que me intimida. Mientras almorzamos, me cuenta que hace mucho frío, pero que es otro mundo, me habla sobre sus amistades y los sitios que ha visitado, todo esto lo hace mientras voy comiendo, le presto atención por no ser grosera; pero ya me está aburriendo un poco. Tocan de nuevo la puerta y estoy salvada por la campana. Seguro es Heily que no quiso seguir aburrida con su padre y los abogados, me quiere dar una sorpresa. ¡Ohh! ¡Ohh! La sorpresa me la llevo yo cuando abro la puerta muy animada. Heiii… —No amor no soy Heily, soy el hombre que te extrañaba como un demente —me dice la voz de Reinaldo. Mira mi atuendo bastante descarado y respira profundo. —Ya quiero poner mis manos sobre ti preciosa —me dice. ¡Madre Santa! Andrés está escuchando todo esto ¿qué hago? ¡Trágame tierra! —Amor me vas a tener todo el día aquí parado en la puerta, mira que vine lo más rápido que pude para pasar todos estos días contigo y con mi “cosita rica”. Pongo mi mano en su boca para que no siga, no vaya a ser que le de una escena pornográfica de nosotros a Andrés. —Reinaldo, no me encuentro sola en este momento, tengo una visita inesperada —
le digo. Empuja aún más la puerta para pasar. De esto no va a salir nada bueno, lo sé. — ¿Quién es este tipo Hilary? ¿Qué hace comiendo aquí contigo? —Pregunta. Está lleno de furia, lo puedo ver en sus ojos. ¿Por qué estás vestida así con este tipo en tu casa? —Grita. Esas son tantas preguntas ¡ashh! Por qué tuve que vestirme así preciso hoy. —Amor él es Andrés. ¿Andrés? —Pregunta, pero antes de responderle, él mismo responde a su pregunta. —Andrés tu ex novio. Asiento para hacerle saber que si es ese Andrés. Veo que Andrés se dirige hacia nosotros ¡no Dios mío! Lo que faltaba, otra pelea. —Nena ¿quién es este? —Pregunta. Enseguida Reinaldo se le para al frente. — ¿Nena? Para ti es Hilary y soy su novio, tú no tienes nada que hacer aquí, así que te puedes largar ya —le grita. Yo pego un salto. Volvió el “señor intenso”. —Reinaldo no seas grosero, Andrés sólo vino de visita, teníamos mucho tiempo sin vernos, ya que él vive en Toronto. No voy a permitir que lo corras de mi casa. Puedo ver la sonrisa de victoria en la cara de Andrés; por otra parte la cara de Reinaldo es de enojo, nunca lo había visto así. — ¿Estás prefiriéndolo a él? —Pregunta indignado. Mira muchachito o te vas o te saco yo mismo —le dice. Pero ¿qué le pasa? —Crees que te tengo miedo ¡hazlooo! —lo reta Andrés. Si este par se piensa agarrar a golpes como unos cavernícolas van a tener que hacerlo fuera de mi casa. Me les meto en medio. —Si ustedes dos se van a comportar de esta forma les agradezco que se vayan a pelear afuera —les digo. Ambos voltean a verme. Reinaldo me toma de un brazo, Andrés del otro —suéltala pedazo de imbécil —le dice Reinaldo. Esto va peor de lo que me esperé. — ¡Yaaa! —les grito. Se me van de mi casa ahora mismo, los dos. Pongo mis manos en las caderas, ambos me observan muy serios. Andrés se disculpa —lo siento Hilary, tú no mereces que nos comportemos de esta forma, te dejo con él, tú y yo nos vemos después, me abraza, me besa la mejilla y sale de mi casa.
— ¡Agggg! Imbécil, ahora quedó como el bueno de la película —dice Reinaldo. —Eres tan inmaduro, no puedo creer que un hombre mayor se comporte de esta forma, me decepcionas algunas veces Reinaldo. ¡Vete! —Le grito. —No quiero verte en este momento —le digo. Reinaldo me abraza fuerte para que no me escape de él. ¡Suéltame! ¡Vete! Ya te dije que no te quiero aquí. Empiezo a llorar, no puedo evitarlo, salgo corriendo a mi habitación, pero antes le digo: Eres muy posesivo y eso me asusta, cierra la puerta al salir por favor. —Heily amiga te quiero aquí ¿cuándo vienes? —Pregunto. —Reinaldo me tiene harta amiga, es muy posesivo, no sabes cómo se comportó cuando vio a Andrés aquí. —Hilary estabas sola en la casa con Andrés y llegó Reinaldo —se ríe la muy malvada. —No es para menos que haya reaccionado de esa forma, imagínate lo que pudo pensar —me dice. —No Heily, él tiene que confiar en mí, no puede golpear a todo el que me salude y mucho menos echar a alguien de mi casa eso me corresponde a mí y ahora estoy triste porque se vino desde Caracas a pasar estos días conmigo y yo lo eche como un perro. —Si te sientes mal pues llámalo y dile que regrese. —No lo haré Heily, él tiene que aprender de algún modo. Cambiemos de tema mejor ¿cómo te va con Santiago? —Pregunto. —Esa es otra Hil, no estamos muy bien, desde que me vine a pasar navidades aquí no nos vemos y no ha hecho nada por verme, casi ni me escribe, siempre lo hago yo y se tarda en responder. Creo que se acaba la emoción de nuestra relación —me dice con voz entrecortada. —No digas eso Heily, de seguro algo le sucede, espera que regreses ya vas a ver que todo vuelve a la normalidad. Bueno linda ánimos, estamos en contacto, voy a echarme un baño y a dormir —le digo. —Está bien mi “rubia preferida” nos vemos pronto, te extraño muchooo… —Y yo a ti —le digo.
Voy saliendo de la ducha cuando escucho golpes en la puerta ¿otra vez? Pero cuántas veces va a sonar la puerta hoy. ¡Voyyy! —Grito. ¿Quién es? —Pregunto. —Amor ábreme por favor, sé que me comporte como un idiota, pero no puedo estar un segundo sin ti. Me quedo unos segundos en silencio. —Por favor amor no me dejes aquí afuera, si no voy a dormir aquí hasta que te dignes a perdonar a este hombre cascarrabias que te cela porque quiere cuidar lo que es suyo. No puedes culparme por eso amor —me dice. —Además tengo un enorme regalo aquí para ti, quiero dártelo por favor. ¡Abre la puerta! Lo quiero muchísimo, no puedo dejarlo ahí afuera, sé que se quedaría ahí en el suelo, además no quisiera dormir solita. Abro la puerta y lo primero que veo es un oso de peluche como de mi tamaño, es hermoso color blanco, tiene un lazo rojo y viene con unas rosas rojas muy hermosas en un arreglo en forma de corazón, son muchísimas. Es un divino mi amor ¿cómo no querer a este hombre? Recibo el peluche, es tan enorme, podría dormir sobre él, huele a su colonia ¡no puedo con tanto!… lo dejo a un lado del sofá, él pone el arreglo de rosas sobre la mesa, me abre sus brazos para que haga lo que tanto le gusta, corro a sus brazos y pego un salto, entrelazo mis piernas alrededor de él y empieza nuestra competencia de lenguas que trata sobre quien aguanta más los besos sin tomar distancia para respirar. Nos besamos por un largo rato parece que ninguno quiere rendirse, pero ya no siento mi lengua, somos unos exagerados o será que toda la gente enamorada les pasa como a nosotros que no pueden dejar de besarse una vez que los labios se conectan. Me rindo —amor vas a dejarme sin labios, no quiero quedarme como la bruja de Regina con “boca de pato” —le digo. Reinaldo suelta una de esas carcajadas que me fascinan porque sé que está súper feliz. — ¿Habitación? o ¿sofá? —Pregunta. Ya sé por dónde va esto, así que saco mi lado “Gatúbela” me desnudo frente a él, me recuesto en el sofá de modo que mi espalda y cabeza está sobre mi oso de peluche, lo observo, con mis manos empiezo a masajear mis senos y aprieto mis pezones como él siempre lo hace, mi espalda se arquea por la sensación de tocarme, y ver a Reinaldo con una enorme erección frente a mí me pone aún más caliente. —Amor aquí me tienes, quiero primero en el sofá, luego sobre esa mesa, luego en la cocina, luego en mi habitación y los otros lugares los dejo a tu imaginación — le guiño y lo escucho gemir fuerte. —Me enloqueces preciosa, prepárate porque hoy será aquí en tu casa, pero todos los demás días será en la mía y hay muchos más lugares para hacerlo, se desnuda con una velocidad sorprendente. Empieza a besarme por todas partes, besa, lame, succiona, disfruto de cada sensación que me proporciona, se acerca a mi oído y me susurra —Quiero ver ese
hermoso trasero todo expuesto para mí, arrodíllate e inclina tu cabeza en el sofá, quiero ver como entra toda mi polla en ti cuando te penetre, quiero hacerte gemir y suplicar que te dé duro. Se acomoda detrás de mí, abro mis piernas, pienso que me va a penetrar pero no lo hace, con sus dedos acaricia mi centro, acerca su rostro a mi vagina y mete su lengua, jadeo fuerte, que me haga eso me fascina, chupa mi clítoris haciendo varios movimientos circulares con su lengua, siento que mis piernas empiezan a temblar —por favorrrr amor penétrame, ya te quiero sentir, por favor —le suplico. —Así me gusta cosita rica que me supliques, no sabes lo divina que te ves toda abierta para mí, esto ya pide que la penetre —pasa la mano por mi centro y gimo. —Siii hazlo ya —le digo. —Estás hinchada amor, me encantas, esto va a ser increíble, avísame si te duele, no quiero hacerte daño —me dice. Pone su pene en mi entrada, lo mete, lo saca y hace esto varias veces, hasta que ya me acostumbro a la sensación, lo empuja mucho más fuerte y ya no tiene piedad conmigo, me penetra una y otra vez, ambos gemimos tan fuerte que creo que despertamos a la mayoría de personas de por aquí. Es una sensación tan única, que el hombre que quieres te haga el amor, enseguida me tiene, me penetra cuatro veces más, siento sus pelotas como golpean contra mí, al contraer mi abdomen y sentir mis palpitaciones sé lo que viene, exploto en él, mis espasmos succionan su pene, aún estoy en el cielo, lo escucho gemir y se viene en el condón. Cae sobre mi espalda y me besa. —Te quiero tanto amor. Odio tener que usar esto, quiero sentirte piel con piel, debes ir al ginecólogo pronto —me dice. Los días pasan, estos días hemos estado en las nubes, la familia de Reinaldo sigue en Caracas, la bruja también, no quiero que tenga problemas, pero a quien engaño me encanta tenerlo aquí conmigo. Hemos estado en la mansión haciendo el amor como conejos, recuerdo que criticaba a Heily por tener tanto sexo, ahora que ya sé lo que es esto la entiendo perfectamente, me siento tan dolorida, hemos estado en todos los rincones de esta casa, piscina, terraza, chimenea, escaleras, sofás, cocina, sala, hasta en el cuarto de juegos sobre la moto de agua, ese estuvo muy bueno. Somos un par de sexosos enamorados, una pasión prohibida pero fascinante. Esta mañana del domingo vamos a salir de paseo, Reinaldo no quiere llevar la camioneta, así que saca el descapotable color azul oscuro, es tan perfecto, me recojo mi
cabello en un moño, enciende el auto y salimos. Tiene su mano en mi pierna, le correspondo y pongo mi mano sobre la de él, me mira, luego me da un beso de lengüita, nos separamos porque si no lo hacemos vamos a chocar. Enciende la radio y está sonando una canción de Eros Ramazzotti que me gusta mucho. Empieza a cantarme: Como comenzamos, yo no lo sé la historia que no tiene fin ni como llegaste a ser la mujer que toda la vida pedí…. Cosa más bella que tú cosa más linda que tú única como eres inmensa cuando quieres gracias por existir. No es un mal cantante, no se sabía la canción completa, pero con eso me conformo, me cantó las mejores partes de la canción, que en sí es el coro —sonrío. Nos detenemos en el camino a almorzar en un restaurant campestre, es bonito, me siento cómoda aquí, a veces tanto lujo te cohíbe, comemos muy tranquilos, me toma de la mano en algunas ocasiones, me la besa, también besa mis labios. Sí, a esto se le puede llamar una relación de novios. Antes de ir a la casa de Reinaldo nos detenemos en un mirador, hace frío por lo que me tiene abrazada, besa mi cuello y enseguida siento mi piel ponerse grifa, me da la vuelta para quedar frente a él. —Hilary quiero decirte que eres muy importante para mí, sé que aún estoy casado, pero ya sabes las circunstancias, no es porque quiero estarlo, pero por ahora tiene que ser así, con el tiempo voy a librarme de Regina. ¡Shhh! Pongo mi dedo índice en su boca para callarlo. —Amor sé por lo que pasas y ya te dije que estoy aquí para ti, siempre seré tuya, también quiero que seas todo mío, supongo que en algún momento va a ser así —le digo. Nos quedamos viendo el atardecer, es tan hermoso y más estando abrazada del hombre que quiero. Quiero que esto nos dure por mucho tiempo. —Amor vamos a la casa, tenerte aquí es increíble; pero más increíble es tenerte en mi cama para mi solito —me dice. Ambos nos sonreímos, me levanta, me da varias vueltas en el aire, seguimos riendo y
nos subimos a su auto. ¡Vámonos!
Capítulo 19
Jueves, 01 de enero de 2015 Se supone que aún estoy en mis días libres, pero como hoy es el cumpleaños de mi príncipe Jeremy tengo que ir a la mansión para ayudarlos con los preparativos. Hoy voy a conocer a la familia de Reinaldo, su madre, abuela y hermano. Estoy un poco nerviosa por eso, también va a estar Regina así que eso me inquieta aún más. Reinaldo y yo debemos ser más cuidadosos, hoy más que nunca nadie puede sospechar de lo que sucede entre nosotros. Hago una pequeña maleta para dos días, hoy y mañana me voy a quedar en la mansión para pasarla con mi niño, desde antes de noche buena que no nos vemos, me llamó hace unos minutos diciéndome que me extraña mucho, que ya me quería en su casa, también me dijo que hoy voy a conocer a su primera niñera Bárbara que va a asistir a su cumpleaños. Reinaldo y yo fuimos hace días a comprarle unos regalos, no tenía la más mínima idea de qué regalarle, Jeremy lo tiene todo, Reinaldo quería comprarle un celular más sofisticado que el que tiene pero no lo dejé, Jeremy es sólo un niño como para tener un iPhone. Le compró una moto porque ya el auto lo tenía, claro de esas motos de cuatro ruedas que son más seguras. Mi regalo es insignificante a comparación con el de Reinaldo,
sólo mande a enmarcar una fotografía de nosotros dos que dijera “tu ángel y mi príncipe de Ferrari rojo”. Contrataron a mucho personal para hoy, veo gente caminando de un lado para otro, están instalando en el jardín varios inflables, en el área de la piscina hay minitecas con enormes cornetas de sonido, ni hablar de todo lo que me encuentro en la cocina, todo tipo de aperitivos y por supuesto un enorme pastel de Ferrari. Ya mi niño cumple 7 años, está creciendo muy rápido. —Hil ¿cómo me veo? Jeremy está frente a mí posando como todo un modelo. —Cielito te ves encantador, todo un príncipe de cuentos. —Sí mi ángel, tu príncipe de cuentos —me dice. Viene hacia mí y lo abrazo fuerte. Te quiero mucho mi príncipe, disfruta mucho con tus amiguitos y me cuentas qué tal te pareció mi regalo. Reinaldo me llama a la distancia para que me acerque a saludar a su familia que ya está instalada en la mesa del jardín. —Hilary te presento a mi madre Daniela, su esposo Vladimir Villalobos, mi abuela Marbella y mi hermano Gustavo el pediatra de la familia. Veo a Regina que me observa con furia en sus ojos, me quiere lejos de aquí lo sé. —Hola a todos es un placer conocerlos —les digo. Veo a una señora como de unos 40 años al lado de Regina es de cabello corto color negro, es un poco gordita, pero lo que viste le va bien, lleva un vestido negro hasta la rodilla, la observo por unos segundos y Reinaldo enseguida me la presenta. —Hilary ella es Bárbara la primera niñera de mis hijos —me dice. Pensé que era alguien más joven, ahora entiendo cuando Reinaldo me dijo que todo su personal lo elegía con experiencia y personas mayores. —Hola Bárbara he escuchado mucho de ti. Mucho gusto —extiendo mi mano y ella la toma. —Mucho gusto Hilary, espero estés cuidando muy bien de Jeremy — me dice y luego sonríe. Le devuelvo la sonrisa. —Si me disculpan tengo que hacer una llamada —les digo. Tenía que inventar algo para salir de ahí, tener la mirada de todos puesta en ti no es
muy agradable. Cuando empiezo a caminar la madre de Reinaldo me detiene —querida sólo siéntate un momento con nosotros, la llamada puede esperar, quiero conocer a la mujer que cuida a mi nieto —me dice. Lo que me faltaba ahora voy a tener que sentarme y conversar con todos, tengo a Regina frente a mí, lo cual es peor aún. Empieza la conversación, poco a poco voy soltándome más, me voy sintiendo más en confianza, bueno es que la madre de Reinaldo y su abuela son muy conversadoras, me preguntan mi edad, me dicen que soy muy hermosa, que es increíble que con tan poca edad sea tan eficiente, hablamos de su vida en Caracas, quieren que algún día vaya y los visite, pero también me dice que a veces están en su Penthouse de aquí, que puedo ir a visitarlos cuando quiera. Por lo visto hoy soy el centro de atención, el hermano de Reinaldo también me hace una serie de preguntas, es tan competente, se ve que es un hombre tan inteligente. Reinaldo empieza a verme raro cuando sigo conversando gratamente con su hermano, sé que está celoso, pero de su hermano, eso es ridículo. Regina se levanta de la mesa. —Con permiso, me retiro, tengo algo que hacer, vendré más tarde cuando terminen de hablar tonterías con la empleada —dice con un tono de prepotencia. Toda la mesa se queda en silencio, luego la abuela de Reinaldo le dice: —Eres tan desagradable Regina, es la mujer que cuida a tu hijo, no puedes ser un poco mas considerada —la reprende. —Si abuela Marbella la mujer que cuida de mi hijo y de mi marido —responde indignada. No puedo respirar ¿en serio dijo eso? Escucho decir a Reinaldo: —basta Regina, si te quieres ir vete pero no nos arruines el día del cumpleaños de Jeremy y te agradezco que respetes a Hilary —le grita. —Lo que faltaba ahora defiendes a tu amante —le responde Regina. Toda la mesa está en shock por todo lo que está diciendo esta mujer. —Si me disculpan voy a retirarme, no quiero ocasionar más problemas —les digo. —No Hilary tú no has ocasionado nada, Regina es la que está delirando y la única que tiene que irse es ella —responde Reinaldo. —Bien amorcito me iré pero cuidado con lo que haces — Regina le responde guiñándole un ojo y se va. Todos me observan y la abuela responde: a mí la verdad me hubiese gustado más esta chica para ti Reinaldo y no esa bruja, jamás me ha dado buena espina. La tensión queda atrás con ese comentario ya que todos empiezan a reír por el comentario de la abuela Marbella. Me sonrojo porque sé que todo lo que dijo Regina es cierto, Reinaldo me
observa y me guiña. Cuando voy a la cocina por un vaso de agua, suena mi celular, es Heily. Por fin esta mujer se acuerda que tiene una amiga. —Hil ¿cómo está todo? ¿Por qué se escucha tanto ruido? ¡Ajaaa! Señorita ¿dónde estás? —Pregunta. —Heily respira, siempre tienes que hacer tantas preguntas. Estoy en la fiesta de cumpleaños de Jeremy. —Que bueno amiga, ya estoy aquí en la casa, estoy aburrida Hil ¿sabes? Santiago no me responde, voy a tener que buscarlo en su casa. —Linda te diría que vengas pero tú sabes que esta fiesta, ni esta casa son mías, regreso el sábado, tenemos que pasar un fin de semana solas tú y yo. Vamos a salir o hacer algo Heily. Hemos estado muy pendientes de nuestros hombres y dejamos nuestra amistad a un lado ¿te parece? —Pregunto. —Y sí, ve a ver a Santiago, pídele una explicación —le digo. —Guau Hil, jamás me imagine que serías tú la que me invitara de fiesta. Siempre te he rogado para que salgas conmigo —me dice. —Si lo sé Heily, pero quiero nuestro fin de semana de chicas. Bueno amiga tengo que dejarte, voy a jugar con mi niño un rato y ver si Reina está por ahí no he podido hablar con ella, está con las “chicas superpoderosas” —le digo y ambas reímos. —Bueno Hil, guarda chucherías en un bolso por faaa y me traes —empieza a reír. —Dale loquita lo haré cuando no haya tanta gente observando. Adiós. Es fin de semana, me siento libre, feliz, hoy es noche de chicas, vamos a salir Heily, Andrea, Martha y mi persona. Heily no está muy feliz porque su relación con Santiago no va muy bien, cuando fue a casa de él no se encontraba ahí, ella cree que tiene otra mujer pero tiene que averiguarlo antes de decidir dejarlo. Nos encontramos las cuatro en mi casa, estamos arreglándonos, tenemos que vernos
divinas, prácticamente todas somos solteras, nadie nos prohíbe que hacer esta noche. Hasta que una llamada interrumpe mi pensamiento. —Hola amor ¿estás en tu casa? —Pregunta Reinaldo. —Quiero ir a buscarte, vamos a cenar y luego quiero que te quedes conmigo —me dice. ¡Ahhh NO! Reinaldo no va a estropear mis planes con las chicas. —Amor… si estoy en la casa, pero hoy tenemos noche de chicas, no puedo verte esta noche, lo siento —le digo. —Noche de chicas ¿qué significa eso? Se van a quedar ahí como en una especie de pijamada. —Me río y le respondo: —Reinaldo no somos unas niñitas para hacer pijamadas, vamos a salir a festejar, vamos a una Disco esta noche. — ¡Queeee! Ni lo pienses. ¿Van a ir solas? —Pregunta. —Siiii Reinaldo vamos a ir solas y no empieces —lo reprendo. —Que vayan ellas, tú no me vas. Quédate ahí que voy para allá —me dice. —Si crees que me voy a quedar aquí estás muy equivocado, fui yo la que planeo todo esto, no tengo mucho tiempo para estar con mis amigas. No me lo vas a prohibir. Adiós amor y deja de ser cascarrabias, te vas a arrugar, no te quiero tan viejito —me río y cuelgo. Que mala me he vuelto. — ¿Chicasss ya están listas? —Les grito. Porque ya se están pasando con la hora. — ¡Guau!… Todas estamos espectaculares… vestido, jean, falda, capri, para todos los gustos. Estamos muy hermosas, creo que voy un poco descarada esta noche, esta culi falda como la llama Heily es muy corta, si no tengo cuidado se me va a ver todo. Estamos esperando que Heily saque el auto del garaje, Martha y Andre se suben en la parte de atrás, yo voy a ir adelante con Heily. Cuando voy a subirme escucho unos pasos corriendo hacia mí, me doy cuenta que es Reinaldo cuando me toma de la cintura para sacarme del auto. ¿Quién me mando a meterme con un loco? —Me pregunto. —Ya se te está haciendo costumbre hacerme pasar vergüenza delante de la gente — Le grito. Mi respiración es rápida estoy muy enojada.
—Si tú crees que vas a ir a la Disco estás muy equivocada y menos de la forma en que estás vestida. Se te ve todo Hilary —me grita. —Soy una chica de 21 años Reinaldo así nos vestimos, esta es la moda, no soy una señora, lo siento —le digo. —Sé perfectamente la edad que tienes Hilary, pero con esto pareces una mujerzuela —me grita. ¡Ahhh NO! Esto sí que no se lo permito. Le suelto una bofetada que se escucha hasta el final de la cuadra. —A mi me respetas no soy ninguna mujerzuela —le grito más fuerte. — ¿Acabas de abofetearme? —Ven acá. Me toma de la cintura tan fuerte que creo que me va a partir en dos, me besa tan fuerte que me duelen los labios, lo empujo pero me tiene agarrada de la cabeza, no me deja ir, con mis dos manos lo empujo de nuevo. —Reinaldo ya basta ¿Qué te pasa? Voy a salir con mis amigas, con o sin tu permiso. ¡VETE! —Le digo. —Tú eres lo que me pasa, como me vas a hacer esto, eres mía y prefieres irte casi desnuda a una discoteca sola con tus amigas ¿Acaso estoy pintado en la pared? Sé lo primero que van a hacer los tipos al verte, te van a comer con la mirada, van a querer lo que es mío. Voy contigo o no vas —me dice. — ¡HilaryyyIsabella! —Me grita Heily. —Se nos hace tarde, deja que tu “señor intenso” nos acompañe. Tal vez con su edad se queda dormido temprano —todas las chicas sueltan una carcajada. —Si muy graciosas —les digo. — ¡Vamos! Espero te comportes Reinaldo no quiero pasar penas en la Discoteca — le digo. —Prometido amor —me dice. —Ahora me das un beso aquí. Se toca la mejilla donde lo abofetee con su dedo índice. Voy hacia él y beso su mejilla, luego le doy un besito corto en sus labios. —Discúlpame amor, es que te pasas, estás loquito —le digo.
—Si estoy loco pero por ti “cosita rica” —me dice. Luego me abraza y me guía hacia su Hummer. Primera vez que estoy en una Discoteca con Reinaldo, pensé que el molesto sería él; pero por el contrario la celosa soy yo. Todas las mujeres botan la baba por él, no dejan de comérselo con los ojos, una mesonera que tiene unos senos gigantescos casi se los pone en la cara, descarada cree que no me doy cuenta que quiere a mi hombre. Nos llevan a una mesa ubicada en la zona vip, pedimos nuestros mojitos y Reinaldo pide un Whisky a las rocas, la mesonera vuelve para traer nuestro pedido y vuelve a coquetearle, ni porque tenga la mano de Reinaldo entrelazada con la mía está descarada respeta. Reinaldo me observa —amor ¿qué te sucede? —Pregunta. —Esa descarada que te está comiendo con los ojos, si yo no estuviera aquí ya te hubiese tocado. ¿Acaso no te das cuenta? —Pregunto. —Amor tú crees que yo teniéndote a ti voy a voltear a ver a otra mujer, tú eres la más hermosa —me dice tocando mi rostro. Lo beso por un rato porque me encantó su respuesta, claro y también para que todas las resbalosas de este lugar sepan que es todo mío. —Hilary vamos a bailar ¿vienes? —Pregunta Martha. Por eso es que quería venir sola para poder divertirme con mis amigas, con Reinaldo aquí no voy a poder. —No amigas vayan ustedes, voy a quedarme aquí con Reinaldo —les digo. —Amor si quieres ve con tus amigas yo te observo —me dice Reinaldo. —No amor quiero quedarme aquí contigo, si voy a bailar quiero que sea contigo, además si te dejo solo esas mujeres van a venir como buitres hambrientas por ti. Reinaldo me sonríe — ¿ahora entiendes por qué me comporto así contigo? —Pregunta. La verdad si lo entiendo, esto de que alguien quiera tener lo que es tuyo se siente horrible, me hace sentir molesta con ganas de asesinarlas a todas, bueno tal vez no tanto así; pero si quiero mantenerlas alejadas de mi amor. Suena una canción de NickyJam muy sexy, me empiezo a mover en el asiento, Reinaldo enseguida se pone de pie para invitarme a bailar, sin pensarlo le tomo la mano y nos dirigimos a la pista de baile.
Empiezo a moverme con él, ambos le agarramos el ritmo a la canción rápidamente, tiene sus manos en mis caderas, yo tengo las mías en su cuello, me pego más a él quiero sentirlo, esto de bailar con mi amor me pone muy caliente, me doy la vuelta quiero bailarle de espalda, al acercarme a él, siento que algo grande y duro choca con mi trasero, él se inclina un poco para que pueda sentirlo mejor, suelta la respiración en mi oído, sigue con sus manos en mis caderas, muevo mi trasero como si mi vida dependiera de ello. —Me estás matando Hilary —me dice. Baja su mano derecha hasta la parte delantera de mi falda, la sube un poco e introduce su mano, pego un salto porque me rosa por encima de la ropa interior y esto me excita de inmediato. —Reinaldo no podemos hacer esto aquí, estamos rodeados de personas —le digo. — ¡Shhh! Sólo quiero que disfrutes amor nadie se va a dar cuenta todo está oscuro, ven sígueme —me dice tomándome de la mano. Voy detrás de él y me pega a una pared, hay poca gente alrededor, aquí está todo mucho más oscuro, empezamos a movernos de nuevo disimuladamente. Vuelve a lo que estaba haciéndome antes, mete su mano derecha debajo de mi falda, mueve mi ropa interior a un lado, mete su dedo del medio en mis pliegues ya empapados por la excitación. —Siii amor, estás chorreando por mí, está “cosita rica” pide a gritos que la hagan venirse y eso pienso hacer —me dice. Gimo cuando siento su dedo frotar mi clítoris — ¡ohhsiii! Reiiinaalldo por favor, hazme venir en tu mano, te deseo —le digo. —Lo haré preciosa pero ten paciencia — responde. Sigue con su castigo, me hace sufrir, estoy muy excitada, jamás había sentido esto, el estar rodeada de personas que en cualquier momento podrían ver lo que hacemos me enciende aún más. Mete dos dedos dentro de mí y con su pulgar masajea mi clítoris, estoy a punto de llegar al orgasmo, pero lo saca de mí y me siento vacía. Reinaldo mete los dos dedos que tenía hace segundos dentro de mí en su boca y los chupa. —El sabor más delicioso de todos, me fascinas amor —me dice. —Reinaldo, no puedes dejarme así, me duele, me arde “ahí abajo” necesito liberarme de esto que siento entre mis piernas. Me mira y me sonríe. —Te vas a venir amor, pero quiero que tengas mi polla metida muy adentro de tus profundidades y me la succiones —me dice. Y con ese comentario casi me vengo ahí mismo en el suelo de la Disco con toda esta gente alrededor. Me toma de la cintura y me guía por un pasillo. — ¿Qué haces? —Pregunto.
—No aguanto más amor necesito tenerlo dentro de ti ahora mismo o mis pantalones se van a convertir en un desastre, en este baño no está entrando gente. Esto va a ser rápido. Abre la puerta y le pone el seguro, inclínate amor, pon tus manos en la pared, esto no nos va a tomar mucho tiempo, sube mi falda hasta mi cintura, escucho cuando baja el cierre de su pantalón, luego libera su enorme erección. —No puede ser deje la caja de condones en la camioneta —me dice. —Amor entonces vamos a dejar esto para después, así no podemos estar —le digo. —Nada va a impedir que me entierre en ti amor, ni siquiera que no tenga condones, te aseguro que estoy limpio, me hago exámenes constantemente —me dice. No me deja responder, ya tiene la punta de su pene en mi entrada, me acaricia el clítoris con ella, luego me penetra duro y grito, me siento tan llena, pero esto alivia mi dolor, es increíble, cada estocada hace que mi centro palpite, mis piernas tiemblan, si él no me sujetara de la cintura ya estaría en el suelo, me penetra tres veces más y ambos acabamos al mismo tiempo, nuestros fluidos se mezclan, no nos cuidamos, no usó preservativo, me siento más empapada que nunca, luego algo baja por mis piernas, es su semen, toma papel higiénico y me limpia. —Amor sentirte de esta forma fue increíble, te quiero tanto Hilary, no sé cómo voy hacer para controlarme ahora, tienes que cuidarte amor ya no quiero penetrarte nunca más con un condón. —Reinaldo me acabaste adentro, no me preocupa una enfermedad porque te creo que estás sano, pero si me preocupa un embarazo —le digo. —Tranquila amor ahorita de camino a tu casa pasamos por una farmacia, venden pastillas para estas emergencias, te prometo que no volverá a ocurrir de esta forma, vas a ir al ginecólogo, necesito que uses un anticonceptivo —me dice. Me abraza fuerte, besa mi cabeza, las chicas nos esperan en la mesa, pero estoy agotada, la fiesta acabó para mí, nos despedimos porque ellas sí que están muy animadas todavía. Me deja en la puerta de mi casa, pero no quiero que se vaya.
—Amor quédate conmigo. Me dijiste que los niños están con tu madre y Regina salió de viaje ¡Andaaa! —Le pido. —No tienes que pedírmelo, pensaba quedarme, quiero tenerte toda la noche —me dice. Con esto me toma en sus brazos y me lleva hasta la habitación.
Capítulo 20
Sábado, 24 de enero de 2015 Sonlas ferias en mi linda ciudad, la verdad a mí no es que me gusten mucho, hay demasiada gente en las calles, mucho ruido por todas partes, mucho desorden, lo cual no me gusta para nada, pero respeto a todas aquellas personas que les gusta las ferias como por ejemplo mi mejor amiga Heily que las ama y desde que empiezan la segunda semana de enero va a disfrutarlas. Hoy a pesar de no gustarme estas actividades, ni ir a ver como maltratan a los pobres animalitos en el coleo, tengo que ir, ya que hoy toda la familia González va a asistir a la exposición de ganado, bueno el ganado de Reinaldo y su hermano Gustavo. Lo bueno de todo esto es que Heily va a ir conmigo, el que Regina también esté con nosotros no me gusta, va a estar junto a Reinaldo y eso me molesta, pero con mi amiga ahí al menos voy a distraerme un poco. — ¿Listos familia? —pregunta Reinaldo. Todos ya estamos listos para irnos a la feria, vamos en las dos camionetas, la Hummer y la 4Runner, excepto Gustavo que va en su vehículo. Jeremy se sienta en medio de Heily y de mí, Reinaldo maneja la Hummer, se ve tan sexy con ese sombrero de ganadero que me provoca comérmelo a besos pero es imposible hacerlo ya que la bruja va sentada a su lado. —Hilary viste ese hombre tan bello que va en el auto de adelante ¿quién es? — Pregunta Heily. —Es el hermano de Reinaldo, se llama Gustavo y es Doctor, bueno es pediatra —le respondo. —Guau Hil, tienes que presentármelo está para comérselo —me dice.
—Heily por favor tú tienes a Santiago, no me dijiste que ya hablaron y están arreglando las cosas —le digo confundida. —Si Hilary, pero no tiene nada de malo que tenga un amigo ¿verdad? —Me dice. — Estás loquita Heily, ni se te ocurra, es el hermano de Reinaldo no quiero problemas —le digo. Jeremy nos interrumpe. —Hil… ¿qué significa eso de está para comérselo? Y ¿por qué hablan de mi tío Gustavo? —Pregunta. Miro a Heily y le hago señas, todo por culpa de esa boca que no puede dejar quieta. —Cielito no es nada, es que Heily tiene hambre ¿verdad Heily? —Pregunto. — ¡Uyyy! sí mucho Hil —responde y se muerde el labio. Como puedo acerco mi mano a su cabello y le doy un jalón y pega un grito ¡Hilary! Me ha dolido. Y como ya es costumbre una horrible voz de bruja interrumpe. — ¿Qué pasa ahí atrás? Pueden dejar el escándalo, detesto tanto ruido —grita Regina. Veo a Heily abrir la boca y aquí va mi amiga la “boca suelta”. —Señora entonces usted ¿a qué va a ir a la feria? El ruido es mil veces peor que este ahí afuera, sino le gusta debería regresar a su casa. Le meto otro jalón de cabello —Heily ¡cállateee! —le digo. —Mira niñita voy porque me da la gana, además no pienso dejar solo a mi esposo, hay muchas arpías por ahí que me lo quieren quitar, voy a apoyarlo en su exposición, quien más que yo que soy su mujer —dice Regina con prepotencia. Su comentario me hace querer meterle el jalón de cabello a ella, pero no lo hago por evitar perder mi empleo. —Pues si señora cuide bien a su esposo, con su edad puede voltear a ver muy fácilmente a jovencitas, pero le digo algo, si usted está segura de él no debería cuidarlo, debería confiar en él —le suelta Heily. Esta vez no la reprendo porque me encantó su comentario. —Basta de discusiones por favor —nos reprende Reinaldo. —Llegamos, la idea aquí es disfrutar de un día de ferias no quiero peleas —nos dice. Todos estamos vestidos de manera muy informal y muy cómoda, Reinaldo dijo que
no podíamos venir a un sitio como este con ropa elegante porque llamaríamos la atención, lo cual es cierto. Pero la señora “boca de pato” no entendió el mensaje, está usando un vestido vinotinto más arriba de la rodilla y unos tacones de 15 cm que donde se suelte del brazo de Reinaldo va a ir a parar al suelo. Jeremy, Reina, Valentina y Julieta se vienen con Heily y conmigo a dar un pequeño paseo y observar el ganado. Puedo observar a Daniela con su esposo muy felices, se ven tan enamorados, así es como debe verse una pareja. Gustavo ayuda a su abuelita Marbella que la verdad no sé porque vino a un sitio como este, ya está muy abuelita y sé que no le gusta mucho lo que ve. Todos nos damos la vuelta al escuchar la voz de Regina que no está hablando sino gritando. —Llévame a la casa Reinaldo, no soporto estar ni un minuto más aquí, esto huele horrible y mis tacones se van a doblar ¿por qué me trajiste a este sitio? Mira a tu abuela que tampoco se siente bien ¡Vámonos! —Le dice. —Si quieres te vas con Esteban pero yo de aquí no pienso moverme, es mi exposición, tengo que estar aquí, te agradecería si te llevas a mi abuela, es verdad no debió venir —responde Reinaldo. —Mira Reinaldo tú te vienes conmigo, no pienso dejarte aquí solo para que te quedes con esa niñita —le dice y con su dedo índice me señala. —Basta —grita Reinaldo. —Deja en paz de una vez por todas a Hilary, me estás cansando Regina, yo de aquí no me muevo, tú ves si te vas o te aguantas aquí de pie toda la tarde —le dice. ¡Ashhh! —Grita Regina. Se da la vuelta y se va, Esteban la sigue con la abuela Marbella. La tarde mejora una vez que se ha ido la bruja, todos disfrutamos de la exposición, Jeremy disfruta del segundo algodón de azúcar del día, Reina y sus amiguitas se la han pasado muy bien, quisieron montar un rato a caballo, con Heily no he parado de reír, siempre sale con alguna de sus cosas que me parten de risa, ya tiene confianza con Gustavo, ella fue la que se acercó a él para sacarle conversación. Reinaldo se la ha pasado ocupado con sus amistades y de vez en cuando me dedica miradas de amor. Estoy con Jeremy en mis brazos porque dice que le duelen sus piernitas, cuando Reinaldo ve esto se acerca a nosotros,y al tomarlo de mis brazos mi príncipe nos abraza a los dos y nos dice que nos quiere ¿no es adorable mi príncipe azul de Ferrari rojo? Cuando termina la tarde y todos estamos agotados y hambrientos, Gustavo se ofrece a que vayamos a su casa para cenar, enseguida Heily se me acerca para hacerme saber lo
emocionada que está —Amiga ojalá no sea un hombre casado —me dice. Sólo la observo, le volteo los ojos y sigo caminando. Pensé que era muy feliz con Santiago y ya veo que no. Reinaldo viene hacia mí —Quiero que se vengantú y tu amiga conmigo en la camioneta, deja que Jeremy se vaya con mi madre y Reina —me dice. Asiento y seguimos caminando hasta donde dejaron los autos aparcados. Me abre la puerta y me ayuda a subir, Heily se queda afuera esperando que también la ayude, eso me causa un poco de gracia, Reinaldo también abre su puerta y la ayuda. Cuando élse sube a su lado del asiento me toma del cuello, me acerca a él y me da un largo beso que es interrumpido por Gustavo que está pitándole para que siga adelante. — He deseado todo el día poder besar a mi novia y viene mi hermano y me quita esa dicha — dice Reinaldo, frustrado. Me volteo a ver a Heily y ambas sonreímos. —Que bueno que Gustavo los interrumpa porque no me siento bien siendo mal tercio, ustedes están comiendo pan en frente de los pobres y eso no es justo —nos dice. Todos empezamos a reír. —Heily, si quieres te vas con mi hermano porque en cada semáforo que me detenga voy a besar a tu amiga —dice Reinaldo. —Con gusto cuñadito me voy con ese bombón —responde. ¿Le dijo cuñadito? No sé si lo dijo por mí o porque quiere con su hermano. — ¿Me acabas de decir cuñado, Heily? —Pregunta. —Siii cuñadito, te digo así porque Hil, es como mi hermana de modo que tú vienes siendo mi “cuñadito” —le dice. —Sabes Heily eso suena muy bien desde hoy serás mi cuñada —responde Reinaldo con una sonrisa en su rostro. Ya son íntimos amigos estos dos. Cuando Reinaldo sepa con quien se está juntando va a arrepentirse —le sonrío a ambos. —Sigan adelante familia —nos dice Gustavo. —Este es mi humilde hogar. ¿Humilde? Esto no tiene nada de humilde, es igual de grande que la casa de Reinaldo y muy lujosa. Bueno no es para menos es Doctor debe ganar muy bien.
Todos nos sentamos en un hermoso comedor para cenar, se aproximan dos señoritas a servir la cena y se siente bien esta vez no ser yo la que sirva. Reinaldo me mira y sé que sabe lo que estoy pensando, como está a mi lado aprieta mi mano que está oculta bajo la mesa. Heily se sentó al lado de Gustavo y ambos conversan como si se conocieran de toda la vida. Todos cenamos en silencio y después Gustavo nos invita al área social de su casa. Estamos escuchando música, bueno el gusto musical de Gustavo y Reinaldo que supongo que ya por ser unos hombres adultos escuchan música venezolana; aunque esto de la edad no tiene nada que ver, a mí también me gusta esta clase de música, hay que apoyar nuestro Folklore venezolano. —Gustavo quiero que pongas una canción en particular de Luis Silva por favor —dice Reinaldo. Me encanta Luis Silva —pienso.
Si en mi mente haya existido algún motivo, tan especial para hacer una canción eres tú y a grito abierto lo digo y si lo dudas pregúntale al corazón (bis) Como no voy a decir que me gustas como no voy a decir que eres el centro de atracción si por primera vez cuando aquel día te mire mi alma tranquila tuvo un síntoma de amor (biS). Hoy un ángel se ha cruzado en mi camino tú tan bonita de figura escultural muy juvenil de mejillas sonrojadas y de castigo una carita angelical (bis). Tomado de AlbumCancionYLetra.com Como no voy a decir que me gustas como no voy a decir que a tu lado quiero estar dame una primicia a mi ser enamorado si entre mis brazos quieres dormir y soñar (bis) si entre mis brazos quieres dormir y soñar si entre mis brazos quieres dormir y soñaaaar.
—Guau… Es maravillosa, la cantó toda y mirándome en algunas ocasiones, no puede ser tan evidente aquí está su familia y se lo agradezco. Estamos todos tomándonos unos cocteles, bueno las mujeres cocteles y los hombres whisky. Daniela se levanta del
sofá para despedirse, está cansada y su esposo Vladimir también, no es un hombre muy sociable ha hablado muy poco desde que lo conozco, pero se ve que se quieren mucho. Daniela se lleva a todos los niños, y sólo quedamos Gustavo, Heily, Reinaldo y yo. —Ya ustedes escucharon su música de viejos.Gustavo compláceme ahora a mí — dice Heily mirándolo con picardía. No puedo creer que esta mujer haya dicho eso “su música de viejos” de verdad que siempre dice lo que piensa. — ¿Qué quieres escuchar? —Pregunta Gustavo. No por favor que no diga Romeo Santos, estos hombres seguro no conocen de bachata. —Romeo Santos… —le dice. ¡Ashhh! Acaba de decirlo, presto atención para ver qué cara van a poner y ninguno da su opinión, luego Gustavo responde: —Si por aquí tengo un CD de Romeo Santos ¿cuál quieres en particular Heily? —Pregunta. —Tienes un CD de mi morenazo, ahora si me enamoré —le dice. Se pone de pie y se dirige hacia Gustavo y lo abraza, luego besa su mejilla. —Es un placer Heily ¿qué te pongo? —Pregunta. —Quiero escuchar “Mi Santa” —responde. Bueno al menos escogió una de las pocas canciones que me gustan de él. Gustavo se dirige hacia el equipo de sonido y al instante empieza a sonar la canción. Reinaldo me acerca más a él para abrazarme y veo que Gustavo invita a bailar bachata a Heily. Si esto me lo cuentan no lo creo, un Pediatra bailando bachata con la experta de mi amiga.
Soy capaz de lo incapaz por ti mi cielo hago un pacto con el diablo y le ofrezco mi alma entera sin pensar en mi futuro si ha de ser por no perder tu amor te regalo tú a mi sangre y mi fortuna, me hago astronauta pa’llevarte a la luna cuando sea, como sea, si deseas por ti nado un mar profundo enciendo una velita en mi armario y luego rezo una oración porque eres mi santa y solamente creo en Dios
y en ti mi amor Eres mi santa… mi santa Pongo en ti toda mi fe me arrodillo a tu merced y aunque hablen nunca me arrepiento mi sacramento fue en tu cama, bautizándome en tus aguas, por ti ayuno y no me importa el tiempo en cualquier momento… momento… momento…
Que maravilloso momento hemos pasado, Reinaldo quedó encantado con esa canción y la hizo repetir para dedicármela, también bailamos, no tan bien como Gustavo y Heily. Pero casi, casi… Mi amor y yo dimos un paseo por la casa, le dijo a Gustavo que yo quería explorar los alrededores pero es un mentiroso, no me dejó ver nada porque en cada paso que dimos no paraba de besarme y tocarme por todas partes. Ya no puede mantener sus manos lejos de mí. He aprendido con él que nuestros momentos son de calidad más no de cantidad, porque como aún tenemos que ocultarnos, no siempre podemos estar juntos, pero sé que pronto seremos felices, algo muy en el fondo de mi corazón me lo dice. Por ahora tenemos que vivir el día a día y esperar que el Universo Conspire a nuestro favor como dice el maravilloso “Paulo Coelho”.
Capítulo 21 Sábado, 14 de febrero de 2015 Los preparativos de la fiesta de 15 años de Reina han surgido como lo esperamos, todo ya está preparado en la mansión. Reina no quiso que se alquilara un lugar para su fiesta, prefirió que fuera aquí en su casa, y ahora que lo pienso fue la mejor decisión de
todas, los jardines se ven impresionantes con ese decorado color plata con violeta, todo es de cuento de hadas, luces, espejos, vamos a tener muchos espectáculos esta noche. Todos los invitados están empezando a llegar, no soy yo la quinceañera pero me siento un poco nerviosa, tanta gente importante hoy reunida en esta casa, no sé si me veo bien esta noche, cada vez llegan más y más personas muy elegantes, este vestido que me regaló Reinaldo con las joyas que tengo puestas me hacen ver presentable para la ocasión pero como siempre aún sigo siendo insegura. Siento unas manos en mis caderas y un beso en mi cuello —Te ves perfecta amor, eres la más bella esta noche —me tranquiliza Reinaldo. Luego se aleja de mí para atender a sus amistades que están llegando. Regina se ve muy bien no voy a negarlo; aunque como siempre está muy bien arreglada, no veo mucho diferencia en ella. Está conversando con Rafael el socio de Reinaldo, esté es el colmo no sé que hace aquí, estos dos están robando a Reinaldo y tienen el descaro de estar juntos esta noche. Ambos me observan de muy mala manera, con asco en sus rostros, asco me dan ellos a mí —pienso. Se me acerca Daniela y la abuelita Marbella, ambas se ven encantadoras, son mujeres muy elegantes, veo al esposo de Daniela conversando con dos hombres, por fin lo veo conversando con alguien que no sea su esposa. —Querida te ves fabulosa —me dice la abuela Marbella. —Si Hilary, hoy te ves muy bella, ese vestido plateado te hace brillar, te queda increíble y esas joyas —Guau muy bonitas —dice Daniela. Si supiera que todo esto me lo regalo su hijo —pienso. —Gracias señoras ustedes también se ven muy bien. A disfrutar la noche con Reina —les digo y sonríen. —Si falta muy poco para ver a la princesa, estoy emocionada —responde Daniela. Escucho una vocecita detrás de mí, ya llegó mi caballero de grande armadura a mi rescate. Se ve tan hermoso con su mini traje de corbata, me provoca comérmelo a besos, Jeremy es tan dulce, tiene una hermosa rosa blanca en su mano, la acerca a mí —esto es para mi ángel, la más bonita de esta fiesta —me dice. —Ven aquí mi príncipe, te mereces un beso de tu ángel —le digo. Pongo una rodilla en el suelo para que estemos del mismo tamaño y sin dudarlo me abraza fuerte y pone su boquita en mi mejilla ¡mmm! Que besito tan rico —le digo y sonríe. Miro hacia al frente y Reinaldo nos está observando, tiene un
brillo en sus ojos tan especial, sé que le gusta verme jugar con Jeremy pero también sé que está muy feliz porque hoy su hija cumple quince años. Llega mi mejor amiga con su galán Santiago, por lo que veo las cosas han mejorado de unos días para acá. Se ven muy bien juntos, muy elegantes, ese traje le quede muy bien a Santiago y Heily ni se diga, siempre tan espectacular con su cabello liso, negro hasta su trasero, una mini cintura y esos grandes senos que la caracterizan, definitivamente cuando le digo que parece una Kardashian no miento, podría unirse a esa familia y pasaría desapercibida. Gustavo la observa, puedo ver que Heily le gusta, eso se nota, no ha dejado de verla desde que entró por esa puerta, veo que no le importa que esté acompañada porque se acerca a nosotros para saludarla. —Hola hermosas damas, están muy elegantes esta noche. —Heily te ves preciosa, espero hoy tengamos otro baile de bachata —dice Gustavo sonriendo. —Hola Gustavo. Gracias, mira te presento a mi novio Santiago —responde. Ambos se observan y se retan con la mirada. —Mucho gusto, bueno chicos diviértanse —responde Gustavo y se va. Pobre, me da un poco de pena por él seguro pensaba que Heily estaba soltera. Reinaldo se acerca a nosotros para saludar a Heily y a Santiago, ambos se saludan diciéndose “cuñados” y les volteo los ojos, cuando estos dos se juntan se vuelven insoportables. Escuchamos los fuegos artificiales que confirman la llegada de Reina y todos salimos a recibirla. —Guau, Guau, Guau… Esto es increíble, es una carroza impresionante, brilla mucho, es del mismo decorado de la fiesta, plateado con violeta, se ve maravillosa, dos caballos blancos jalan del carruaje, esto sí que parece de cuento de hadas. Su vestido es impresionante, un corset bordado con pedrería fina color plateado y un faldón liso en tela brillante color violeta. Jamás pensé que una quinceañera pudiera verse tan espectacular, pues sí… Reina lo consiguió. El Vals de la quinceañera empieza, ella quiso que tocaran la música en vivo, hay unos violinistas profesionales encargados de esto. —Y doble Guau… lo que hace el dinero, así debe sonar el coro de los ángeles, se me eriza la piel y me entra la melancolía, me bajan unas lágrimas, que bueno que Reina viva su sueño de fiesta de quince años. Yo nunca lo tuve, aún lloraba la muerte de mi mami a mis 15 años, lo único que conseguí ese
día en la casa de mi tía fue un pastel hecho por mí misma. Aparto esos pensamientos, este es un día feliz, debe haber alegría no llanto. Todos los hombres bailan con la quinceañera, cuando Juan David se acerca a Reina veo su sonrisa aún más amplia, estos niños se gustan. Bailan por más tiempo del necesario, cuando mi “señor celoso” la aparta del niño. Termina el vals, Reina se dirige a la casa y cuando regresa ha cambiado su vestido largo por una falda plisada también de color violeta, el corset sigue siendo el mismo. Tiene muy buen gusto, todo lo que usa le queda hermoso. Al transcurrir la noche la gente se anima cada vez más, bailan, cantan… Reina, amigas y amigos empiezan a cantar en el Karaoke, todos reímos porque son muy pocos los que logran el ritmo de la canción. Reina le grita a su papá que se suba al escenario a cantar, ella sabe que mi amor tiene bonita voz, así que lo hace subir para cantar en el karaoke. Él no lo piensa tanto, se pone frente al micrófono y me mira —está canción va dedicada para una persona muy especial —dice Reinaldo. Espero no diga mi nombre, ya tiene unos traguitos encima, Regina le dedica una mirada de odio porque sabe que él me está mirando a mí. No quiero problemas esta noche. —Que suene la canción, tú y yo por siempre —dice Reinaldo. Empieza a sonar una canción muy bella que ya había escuchado antes, se me llenan los ojos de lágrimas y lo escucho cantarme:
Hoy le pido a mis sueños, que te quiten la ropa que conviertan en besos todos mis intentos de morderte la boca y aunque entiendo que tú tu siempre tienes la última palabra en esto del amor Y hoy le pido a tu ángel de la guarda, que comparta que me dé valor y arrojo en la batalla pa ganarla y es que yo no quiero pasar por tu vida como las modas no se asuste señorita nadie le a hablado de boda yo tan sólo quiero ser las cuatro patas de tu cama tu perro todas las noches, tu tregua cada mañana quiero ser tu medicina, tus silencios y tus gritos tu ladrón, tu policía, tu jardín con enanitos quiero ser la escoba que en tu vida barra la tristeza quiero ser tu incertidumbre y sobretodo tu certeza Y es que yo quiero ser el que nunca olvida tu cumpleaños quiero que seas mi rosa y mi espina aunque me hagas daño
quiero ser tu carnaval, tus principios y tus finales quiero ser el mar donde puedas ahogar todos tus males quiero que seas mi tango de Gardel, mis octavillas mi media luna de miel, mi blus, mi octava maravilla el baile de mi salón, la cremallera y los botones quiero que lleves tu falda y también mis pantalones Tu astronauta, el primer hombre que pise tu luna clavando una bandera de locura para pintar tu vida de color, de pasión, de sabor, de emoción y ternura sepa usted que yo ya no tengo cura sin tu amor.
Esto es lo más bello que me ha pasado en mucho tiempo, la canción de Melendi cantada por Reinaldo mirándome a los ojos, fue tan romántico y su voz es tan sexy, lo quiero mucho y me provoca subir corriendo ahí, sin importarme que estén todas estas personas incluyendo a Regina y darle el beso de su vida. Pero aquí la realidad es otra tengo que quedarme aquí quieta disimulando como si nada hubiese sucedido. Heily se me acerca para darme un abrazo, sabe por lo que estoy pasando en este momento pero cuando me abraza fuerte algo pasa con ella, la veo muy pálida —Hil todo da vueltas por favor no me sueltes —me dice. —Heily ¿qué tienes? —Pregunto. Ya es tarde porque cae desmayada en mis brazos, Santiago, Gustavo y Reinaldo corren hacia nosotras. —Llévenla al sofá —dice Gustavo. Gustavo la revisa, manda a pedir alcohol, a los pocos minutos reacciona. —Me has asustado Heily —le digo. Me siento junto a ella para abrazarla. —Amor ¿quieres irte ya? —Pregunta Santiago. —No ya me siento mejor vamos a quedarnos otro rato, después nos vamos. Aún estoy temblando por el susto que me hizo pasar Heily, seguro la Champagne le cayó mal. Escucho que Regina viene hacia nosotros. —Reinaldo amor te necesito, ven conmigo, tenemos que hablar en privado —le dice. De nuevo se lo lleva y él tiene que hacerle caso, no sé porque simplemente no le dice que no y punto. Claro porque ella lo tiene dominado, lo tiene chantajeado, hace unos minutos me estaba cantando y ahora se fue con su esposa quien sabe a dónde. Tengo que calmarme no puedo pensar mal de Reinaldo, él confió en mí al contarme la verdad, pero de todas formas no confío en esa mujer.
Gustavo se acerca a Heily para saber cómo se siente pero la mirada que le dedica Santiago hace que se ponga de pie y se retire. Heily discute con él porque esas no son formas de tratar a una persona que acabó de ayudarla. Santiago sale de la sala echando humo porque Heily defendió a Gustavo. Ha pasado una hora desde que Reinaldo se fue con Regina y mil cosas pasan por mi cabeza. Heily trata de calmarme pero no puedo, algo no está bien puedo presentirlo, imágenes de ellos encerrados teniendo sexo vienen a mi mente, empiezo a sentir malestar en el estómago y salgo corriendo al baño, Heily viene detrás de mí. Llego justo a tiempo al inodoro para expulsar lo poco que tengo en mi estómago, Heily sujeta mi cabello, me da palmaditas en la espalda. No puedo parar de llorar, sigo pensando en esa bruja, tocándolo, besándolo, montándolo, siento que muero, mi mejor amiga me abraza fuerte. —Hil, hoy estamos hechas un desastre y me sonríe. —No pienses lo peor seguro sólo están conversando acerca del chantaje —me dice. —Heily, se conversa en 20 minutos, en una hora se hacen otras cosas —le digo. Salimos del baño, aún mi rostro está manchado por mis lágrimas. Y lo que faltaba Rafael se dirige hacia nosotras. —Qué bonita noche señoritas. Necesito entregarle este sobre a Reinaldo, pero al ir a su despacho a buscarlo la puerta estaba con seguro y por los gemidos que salían de ahí no quise interrumpir nada. —Hilary puedes ser tan amable de entregarle esto a Reinaldo si lo ves más tarde —dice Rafael. Heily aprieta mi mano fuerte y le responde: —No señor, nosotras ya nos vamos, Augusto debe estar en algún lugar, entrégueselo a él. Las nauseas vuelven a mí pero respiro profundo para no vomitar, me duele mucho la cabeza y mi corazón se rompe en dos. Me siento muy mal, triste, dolida. No lo creí capaz de hacerme esto, me prometió que nunca la tocaría y lo hizo. Buscamos a Santiago para que nos lleve a la casa.
La sala de nuestra casa se siente muy fría, mi mejor amiga me prepara una taza de té, no he parado de llorar, diría que puede ser mentira todo esto pero Reinaldo aún no me ha llamado y descarto la posibilidad. —Heily, lo amo tanto, me enamoré de Reinaldo, me prometió que en un futuro estaríamos juntos, ahora está con su esposa, la mujer que lo chantajea, le está haciendo el amor a ella. Me duele tanto amiga, tanto —le digo sin poder controlar mis sollozos. —Aquí estoy para ti Hil, llora todo lo que quieras, desahógate linda. Siempre me tendrás a mí —me consuela mi mejor amiga. Con esto lloro en brazos de mi amiga, hasta que el sueño se apodera de mí.
Capítulo 22
Lunes, 16 de febrero de 2015 A pesar de mí fin de semana lleno de tristeza la vida sigue, tengo que volver a la residencia a trabajar, mi niño me espera. He pensado desde anoche si responderle o no los mensajes que me envió Reinaldo, suenan sinceros pero aún no estoy tan segura, enciendo mi celular para volver a leerlos. —
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Una lágrima cae por mi mejilla, la limpio y respiro profundo para responderle: —
A los pocos minutos suena mi celular y no sé si contestar, repica varias veces y opto por tomar la llamada, quiero saber que tiene para decirme. — ¡Gracias a Dios! Amor creí que no me ibas a responder, he estado muy preocupado por eso, anoche no pude dormir, no fui a tu casa porque sé que Heily está contigo y no quería que hiciéramos una escena delante de ella —me dice con voz agitada. —Bueno Reinaldo ya estás hablando conmigo en este momento ¿qué tienes para decirme? —Pregunto. —Primero que te quiero muchísimo amor, nunca lo dudes. Segundo que lo que te dije es cierto, ella me encerró, lo tenía todo planeado amor, eso de Rafael confirma mi teoría, sabes que ellos son cómplices, buscan dejarme sin nada, están confabulados y piensan hacer cualquier cosa para que pierda la cabeza y les facilite las cosas. —Quiero creerte y esta vez voy a darte el beneficio de la duda. Necesito que me digas la verdad, no quiero que me veas la cara de tonta, ya hemos vivido muchas cosas Reinaldo si algo sucede en realidad entre ustedes debes decírmelo. También pasé una mala noche, te extraño pero ya casi viene Esteban por mí para ir a tu casa, nos vemos allá. —Amor no nos vamos a poder ver, voy saliendo a un viaje importante en Colombia eso me va a tomar unos días, por mucho hasta el viernes. Quiero tener contacto contigo, que me contestes, necesito sentirte cerca de mí así sea a la distancia. —Está bien amor nos vemos pronto. Te voy a extrañar, cuídate mucho, besos…
—Besos preciosa, para ti y mi cosita. Cuando vuelva prometo hacer hasta lo imposible para librarme de Regina. Ya es justo, algo voy a idear pero la dejaré amor, la dejaré. Te quiero a ti en mi vida. Gritarle al mundo cuanto te quiero. —Te voy a estar esperando con los brazos abiertos. Te quiero amor. Adiós. Cuando llego a la casa de Reinaldo, voy al cuarto de mi príncipe, es lo primero que hago al llegar, tengo que levantarlo para ir a la escuela, luego que todos están en el comedor les sirvo su desayuno, esta vez por suerte sólo están los niños, aún no he visto a la bruja, espero no se encuentre en la casa. Estoy sola en la casa, hoy me provoca hacer un postre, mí preferido, amo el dulce de leche, aprovecho para prepararlo, el olor siempre me hace agua la boca pero esta vez algo ocurre, no me gusta el olor, se me revuelve el estómago, me dan nauseas y corro al baño, me vienen arcadas y boto el poco desayuno que me comí, mis ojos están llenos de lagrimas, que horrible se siente vomitar, me echo agua en la cara y me dirijo a la terraza para recibir aire. Algo no anda bien, mi periodo tenía que bajar el 22 de enero y no me vino. Me quedé tranquila porque Heily me dijo que cuando te tomas la pastilla del día después tu periodo se descontrola, pero ya va a pasar un mes y nada que me viene, tampoco he sentido dolor menstrual. Bueno debe ser tanto estrés que he tenido últimamente. No he podido empezar las pastillas anticonceptivas hasta que no me baje mi periodo. Hago el almuerzo para la familia, la mañana ha pasado volando, tengo sueño, tal vez en la tarde tome una siesta con Jeremy, no he dormido casi estos días. Reina y Jeremy almuerzan y van directo a su habitación, se ven agotados mis niños. Por el contrario Regina aún sigue sentada en el comedor mirándome como una leona a punto de atacar. Me doy la vuelta para irme pero ella me detiene. — ¿A dónde crees que vas? —Me dice. Me detengo para ver qué es lo que tiene que decirme, se siente fuerte porque sabe que Reinaldo no está aquí en este momento, pero no pienso flaquear, voy a defenderme de esta bruja, no me importa lo que pase. —Vete Augusto necesito hablar a solas con ella y me señala con su dedo índice. Augusto sale pero veo que se queda detrás de la puerta, creo que sospecha que algo puede
ocurrir. —Mira muchachita me vas a escuchar. Te quiero fuera de esta casa, te quiero lejos de mi maridoy no te quiero cerca de mis hijos —me dice, pero la detengo. —Mire señora Regina, usted no me va a decir que hacer, primero porque aquí el que me contrató fue Reinaldo. No pienso irme hasta que sea el mismo Reinaldo que me despida. Suelta una carcajada de bruja malvada de esos cuentos de terror. —Mira quita maridos, sé muy bien lo que tienes con Reinaldo, los he visto en varias ocasiones, no me creas estúpida, te alejas por las buenas o por las malas. Se acerca a mí y me toma del brazo muy fuerte. —Suéltame —le digo. —Regina ya lo sé todo tú eres una oportunista, eres una interesada, sólo te casaste con Reinaldo por su dinero, quieres dejarlo en la ruina. Eres una bruja malvada la que debería irse de aquí eres tú —le grito. — ¿Eso te dijo Reinaldo? —Que ilusa eres niñita, te lo crees todo porque estás enamorada de él, tu amor hacia él te tiene ciega. Todo eso es una mentira, sólo te dijo eso para poder meterse entre tus piernas ¿acaso no te das cuenta? ¿Quieres saber lo que hicimos el sábado? —Pregunta con una sonrisa malvada en su rostro. Siento un nudo en la garganta, no puede ser verdad todo lo que ella me dice, Reinaldo me prometió que lucharía por lo nuestro. —Si Regina sé lo que sucedió el sábado él me lo conto todo y eres una desquiciada, encerrarlo y amenazarlo con una pistola no es de una mujer sensata —le digo. — ¡Ahhhsi! Mira lo chantajeado que estaba. Tira en la mesa un sobre, lo abro, encuentro un CD y enseguida pongo la mano en mi boca. ¿Qué es esto? —Pregunto. —Tienes que verlo por ti misma Hilary. Quiso que nos grabáramos. Siempre le fascina grabarnos cuando tenemos sexo, vamos sígueme, vamos a ver lo que contiene ese video para que abras los ojos y te alejes de lo que es mío. No puedo creer que esto sea verdad, todo pasa en cámara lenta, ruego a Dios que lo que haya en este video sea una broma de Regina, que no sea nada de lo que pasa por mi cabeza.
El video empieza a reproducirse pero no veo nada, luego suenan unos tacones y empiezo a ver una mujer de espalda totalmente desnuda y por el cabello rojo sé que se trata de Regina —Amor sí, espérame ahí sentado, voy por ti a montar tu polla como tanto te gusta —le dice. Veo a Reinaldo sentado, tiene la camisa, pero su pantalón y bóxer está hasta sus rodillas, puedo ver su pene, pero aún no lo tiene erecto; aunque de todas formas se ve grande estando de esa forma. Se me empieza a dificultar la respiración, lágrimas de rabia y asco caen por mis mejillas. La veo acercarse a él, se mete su pene en la boca y empieza a succionarlo, él agarra su cabeza y dice algo que no se logra distinguir, tiene su cabeza hacia atrás, ella lo monta y empieza a gemir de forma exagerada —Sii amor cógeme asii como tanto nos gusta, soy yo a la única que deseas —dice Regina. —Eres mi cosita rica, te quiero tanto, este “gladiador” es tuyo amor —dice Reinaldo. Pongo mi mano en mi boca, no puedo controlar mis lágrimas, creo que voy a morir en este preciso momento. Mi enojo me hace ver rojo, quiero ahorcarla, pero sé que ambos son culpables. Como es posible que Reinaldo la llame como me llama a mí y ¿por qué le dijo como llamo a su pene? Es un desgraciado, ambos lo son. —Ustedes son unas horribles personas y si bruja me voy, te dejo el camino libre con Reinaldo, ambos hacen una pareja perfecta, ambos son unos desgraciados. Y las cosas que se hacen aquí en la tierra, aquí se pegan —le digo. —Tú fuiste la que se metió en los pantalones de mi esposo, ahora paga las consecuencias “Perra” —me dice. Esto sí que no se lo pienso permitir, me acerco a ella y le doy una bofetada tan fuerte que mi mano empieza a palpitar. —Eres una estúpida ¡lárgate ya! —Me dice. Salgo corriendo a mi habitación, veo a Augusto en la sala, está pálido no sabe qué hacer. Tomo mi maleta, guardo lo poco que tengo aquí, mis lágrimas siguen cayendo. Vuelven las ganas de vomitar corro al baño y nada sale de mi estomago, vuelvo a lavar mi rostro. ¿Jeremy? ¿Cómo me despido de mi príncipe? Eso me hace llorar aún más. Es mejor que no sepa nada, no podría soportar despedirme de él, dejaré una nota, tal vez venga aquí y la lea. —
La pongo sobre la almohada y salgo de la casa, me despido de Augusto. —Por favor Esteban llévame a mi casa —le digo. En el camino pienso en todos mis momentos lindos con Reinaldo pero enseguida las imágenes de ese video vienen a mí y vuelve mi furia. Limpio mis lágrimas, tengo que ser fuerte, tengo que empezar de cero, la vida continua, jamás voy a rendirme.
Capítulo 23
Hace un día frío esta mañana del martes, me siento tal cual está el cielo, gris y tormentoso. Me duele la garganta de tanto llorar, sé que tengo los ojos hinchados ¿cómo una persona puede soportar tanto dolor? Quisiera estar dopada y no poder sentir esto que desgarra mi pecho. —Hil, por favor levántate a desayunar, te preparé un rico desayuno y te hice tu café de las mañanas —me dice Heily. —No quiero moverme de aquí, amiga por favor déjame dormir, quiero olvidar esta pesadilla —le digo. —No… mi rubia preferida es fuerte y puede con todo, te necesito aquí afuera ¡Yaaa! Tú siempre has estado para mí Hilary, ahora quiero ser yo quien te consienta, afuera la tristeza. ¿Quieres que ponga la canción de Paquita la del Barrio? —Pregunta. —Esa que dice rata de dos patas. No puedo evitar soltar una carcajada con ese comentario. —Está bien Heily, ya me convenciste. Dame unos minutos —le digo. Me dirijo al baño, quiero ducharme para sentirme un poco relajada, Heily tiene razón soy una mujer fuerte, tengo que seguir adelante, con llorar no voy a ganar nada.
—Aquí me tienes, la verdad no tengo mucha hambre pero no voy a despreciarte, casi nunca cocinas, voy a aprovechar esta ocasión para probar lo que hiciste ¡eyyy! No se ve nada mal. Son unas tortitas con sirope, jamón y queso, algunas frutas picadas y mi café. Tan bella mi amiga a esto le llamo ser consentida. GraciasssHeily, se ve todo muy rico — le digo. —No es nada linda, para eso estamos las amigas —Ahora coloca tu trasero en esa silla y a comerse todo señorita —me dice. Todo está delicioso pero cuando llevo la taza de café a mis labios el olor me revuelve el estómago, enseguida siento náuseas y me siento mareada, sé que no voy a llegar al baño así que opto por vomitar en la cesta del aseo que está en la cocina. No paro de vomitar, las arcadas siguen, mi frente se llena de sudor, esto se siente horrible. —Hil ¿te estás enfermando otra vez? Debes tener un virus estomacal, no es normal que vomites tanto —me dice. Pone un paño húmedo en mi frente, me recuesto en el sofá y la miro por unos segundos. —Heily, he vomitado varias veces, he sentido mareos, no ha bajado mi periodo aún. La escucho jadear y abre sus ojos con sorpresa. — ¡Madre Santa! Hil, estás diciendo que tal vez me vas a hacer tía ¿crees qué estás embarazada? —Pregunta. —Hilary, la pastilla del día después es segura ¿qué pudo haber sucedido? —Si Heily, creo que podría estar embarazada. No puedo detener mis sollozos. Preciso en este momento —le digo. —Me la tome al tercer día y leí en internet que pocas veces falla ¡ohhh no! Heily, te imaginas que la pastilla no haya hecho efecto por habérmela tomado tarde, estaba ovulando esos días, amiga puede que si lo esté —le digo alterada por mis nervios. —No llores linda, no llores. Aún no es seguro, puede que tu periodo esté retrasado por la pastilla que te tomaste y esto de los mareos y vomito sea porque has estado pasando por cosas horribles o tal vez estés enferma. —Vamos a hacer algo. Tengo que ir a casa de Santiago por unas cosas, voy a pasar
por la farmacia y te comparé una prueba de embarazo para salir de dudas, ve a la habitación y duerme un poco, estaré aquí pronto —besa mi cabeza y se va. Estar acostada me pone peor, todo da vueltas, me siento débil, vuelven las ganas de vomitar y me levanto rápido antes que haga un desastre en mi habitación. Voy a la cocina por un vaso de jugo de naranja y esto me alivia un poco. Me siento en el sofá. Tengo mi celular apagado desde ayer, lo tomo de la mesa y lo enciendo, tengo miedo de lo que me encuentre ahí o peor aún que no haya nada. Recibo varios mensajes de Reinaldo: —
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Todos estos mensajes me hacen llorar más de lo que por sí ya he llorado. ¿Cómo es posible que no tenga la más mínima idea de lo que sucede? Veo que tengo varias llamadas perdidas de él. Respondo sus mensajes: —
Le doy enviar. Espero que me deje tranquila no quiero verlo nunca más, lo que me hizo no tiene perdón. Mi celular empieza a sonar pero no contesto, empieza a sonar de nuevo con mi canción favorita de Ha Ash “Lo aprendí de ti” dejo que siga sonando. Enseguida me llega un mensaje de texto: —
No respondo su mensaje, pasan 10 minutos y me llega otro: —
Es un necio este hombre, no puede venir, simplemente no quiero verlo, aún me duele haber visto ese horrible video, no puede dejar tirado su trabajo por mí. Además estoy enferma necesito saber qué es lo que me pasa. —le contesto: —
Me responde al instante: —< ¿Un video? Nunca grabamos un video. ¡Maldita mujer! Amor me drogó me ofreció un vaso de whisky y estaba tan estresado que me lo bebí. Jamás pensé que me hubiera echado algo en la bebida, con razón cuando desperté me dolía mucho la cabeza y no recordaba nada. Amor no dejes que ella acabe con lo nuestro. Por favor fue una trampa>
¿Puede llegar a ser tan depravada esta mujer y haberlo drogado? La verdad sí, de ella me espero cualquier cosa, Reinaldo se veía un poco ido, se veía extraño pero no pensé que ella fuera capaz de hacerle esto. De todas maneras no puedo verlo, ese video me ha impactado mucho, aún lo tengo grabado en mi mente. Jamás creí que ver al hombre que amas con otra mujer doliera tanto, siento tanto asco, decepción, así no sea culpable pero no puedo borrar esto de mí. —
No pienso responderle más. Vamos a seguir en lo mismo y necesito tiempo para mí. Llegan tres mensajes más pero los dejo en leídos. —
—
—
Bajan varias lágrimas por mis mejillas, las limpio, no quiero seguir llorando, estoy tan agotada, no sé de donde siguen saliendo, pero lo hacen. Voy a recostarme un rato, ya empiezo a sentirme mejor. La puerta se abre con un golpe fuerte y me despierta. —Dios mío Heily ¿qué te pasa? ¿Por qué lloras de esa forma? —Pregunto. —Hil, el imbécil de Santiago me engaña, fui a su casa para buscar mi laptop y había un auto plateado aparcado junto al de él. Recordé que tenía una copia de la llave, así que abrí, no había nadie en los alrededores, subí a la habitación para buscar mi portátil y empecé a oír sonidos, eran sus gemidos, estaban cogiendo en la misma cama que me hizo el amor muchas veces. —Sé que tú también te sientes mal amiga, pero no puedo, ver esto en vivo fue horrible —me dice sollozando. —Ven aquí Heily… ¿qué es lo que sucede en el mundo? ¿Por qué los hombres se comportan de esta forma? Si quieren tener sexo con una y con otra ¿por qué no se quedan solteros? Creí a Santiago un buen tipo y ya veo que no. —SiiiHil, si ya no me quería ¿por qué simplemente no me dejó? Le di todo de mí y mira como me paga. Lo peor de todo es que no hizo nada por venir detrás de mí, prefirió quedarse con ella. No quiero verlo jamás —me dice. —Al menos nos tenemos la una a la otra. Vamos a poder con todo esto Heily, vamos a salir adelante, siempre juntas para vencer todo los obstáculos, ellos no merecen nuestras lágrimas —le digo. —Tienes toda la razón Hil, no le voy a dar el gusto —me dice. Seca sus lágrimas y respira profundo, luego mete la mano en su bolso y me da la prueba de embarazo. — Bueno señorita esto es más importante, ve al baño y hazte la prueba, necesito saber si voy a ser tía —me dice y sonríe. Estoy muy nerviosa, no puedo estar embarazada, no sé si sería buena madre ¿qué voy hacer no tengo trabajo? ¿Cómo lo voy a mantener? Mi vida va a cambiar completamente. Diosito que sólo sea un simple malestar estomacal por favor —pienso. La prueba de embarazo está en el baño, estoy caminando de un lado a otro, creo que si sigo haré un hueco en el suelo, estoy tan nerviosa. Heily cuenta los minutos, quiere correr al baño a ver qué resultado arrojó la prueba.
—Hil, ya pasaron los cinco minutos ¿vas a ir conmigo a ver? O ¿veo el resultado por ti? —Pregunta. —No puedo verla Heily. Ve tú por mí y dime que no estoy embarazada por favor — le digo. Heily viene caminando hacia mí con la prueba de embarazo en sus manos, me mira con una gran sonrisa en su rostro, no sé si sonríe porque la noticia que me va a dar es que no estoy embarazada o porque si lo estoy. Viene corriendo hacia mí y me abraza fuerte. —Felicidades a la futura madre. ¡Ahhhh! ¡Qué emoción! voy a ser tía —me dice. Estoy en shock, no puedo respirar, tengo un bebé, mío y de Reinaldo creciendo en mi vientre, esto no parece verdad. ¿Qué voy a hacer? Abrazo más fuerte a Heily y empiezo a llorar. Ambas nos sentamos en el sofá, pongo mis manos en mi vientre, Heily también lo hace. Hay una nueva vida creciendo dentro de mí, mi bebé no tiene la culpa de nada. Pienso salir adelante sola con él, de todas formas no voy a ser ni la primera, ni la última madre soltera. Con esto Heily y yo nos quedamos como tontas hablándole a un bebé diminuto.
Capítulo 24
Jueves, 19 de febrero de 2015 — ¿Cómo amanece esta mañana la embarazada más sexy de todas? —pregunta Heily. Está más feliz de lo que la he visto jamás, parece que mi embarazo la hizo borrar de su mente el incidente con Santiago, lo cual es muy bueno, no soporto verla llorar.
—Muy bien pero aún tengo nauseas ¿cuándo irá a parar todo esto? —Pregunto. —No lo sé Hil, pero hoy vamos a averiguarlo con el Doctor en tu cita, hoy puedes preguntar todas tus dudas —me dice. —No sé porque programaste una cita con un Doctor. Me va a dar vergüenza que me vea. Hubiese preferido una Doctora —le digo. — ¡Ayyysi! Cuidado nunca te han visto “ahí abajo” además es un Doctor Hilary, es un ginecólogo, está acostumbrado a ver vaginas, es algo normal para él. Me han dicho que es bueno así que andando señorita, vamos a conocer a mi pequeño mini “señor nalgón”. — Nos reímos. — ¿Cómo estás tan segura que va a ser niño? y si es niña —le digo. —No sé tengo el presentimiento que será niño pero si es niña pues va a ser mi pequeña “rubia preferida” —me dice. Esa es mi amiga que tiene respuestas para todo —le sonrío y nos dirigimos al ginecólogo. El doctor es un señor mayor, se llama Juan Pablo García, me indica que me acueste en la camilla para practicarme la ecografía, pero como dice que estoy de pocas semanas tiene que hacerme un eco transvaginal. Veo que pone lubricante en una especie de aparato largo parecido a un micrófono ¡Madre de Dios! Va a meter eso en mí. Heily me observa con una sonrisa en su rostro, creo que se está burlando porque sabe que esa cosa va a penetrar mi vagina. Siento algo extraño “ahí abajo” me incomoda, el Doctor nos dice que observemos la pantalla, que ahí está mi bebé, veo todo muy borroso, casi no se distingue pero puedo escuchar los latidos de su diminuto corazón, se me llenan los ojos de lágrimas, esto es maravilloso, esto es real, es mi bebé, me dice que estoy de muy pocas semanas, tengo apenas 6 semanas de gestación. Imprime las fotos y me las da, es tan pequeñito pero ahí está mi bebé y me dice que todo va muy bien que debo tomar las vitaminas y concertar otra cita dentro de un mes. —Que felicidad Hil, ya es seguro que tienes un lindo bebé creciendo en tu pancita. Quiero que pase el tiempo volando para consentirlo —me dice.
—Si Heily, esto es maravilloso y pensar que no quería tenerlo, me siento tan feliz, nada ni nadie va a poder quitarme esta sonrisa de mis labios amiga, este es el mejor regalo que me dio la vida. Seremos él y yo contra el mundo o ella y yo —sonrío. —Te equivocas Hil, vamos a ser tres contra el mundo yo voy a estar con ustedes siempre —me dice. Todo es felicidad en nuestra casa, cantamos, cocinamos, vemos películas en el sofá, nos contamos historias que aún nos faltaban por contar, hablamos de sexo y no paramos de reír al recordar mi cara cuando el Doctor metió esa cosa larga en mi vagina. Voy hacer la cena cuando escuchamos golpes en la puerta. —Hilary ábreme, sé que estás ahí. Amor la espera está matándome. Abre por favor —dice Reinaldo. Se me cae el plato que tengo en las manos. No puede estar aquí, se suponía que estaba de viaje. —Heily —le hago señas para que Reinaldo no me escuche. —Voy a encerrarme en mi habitación, tú dile que yo me fui, que no te dije donde estoy —le digo. Reinaldo sigue tocando la puerta como si quisiera derribarla, esto me hace temblar y pegar una carrera a mi habitación. Escucho a Reinaldo decir: —Hola Heily ¿cómo estás? Necesito ver a Hilary y sé que se encuentra aquí. Dile que salga por favor —le dice. —Hola todo muy bien por aquí Reinaldo. No Hilary se fue a donde su tía ayer, lo siento de verdad pero no sé donde vive. Dijo que volvería pronto —responde Heily. —La escuché Heily, las escuché conversar por favor no me la niegues. — ¡Hilaryyy! Sal por favor —grita. —Reinaldo déjala, ha estado muy mal, sólo déjala superar lo que vivió, tal vez después vuelva a ti —le dice Heily.
—Ni lo pienses Heily —responde. Escucho pasos que vienen hacia mi habitación, sé que es Reinaldo. —Amor sé que estás ahí, ábreme por favor. Hablemos —me dice. —Reinaldo por favor vete, ya te dije todo lo que tenía que decirte, respeta mi decisión, lo mejor es que te vayas —le digo. —De aquí no pienso moverme hasta que me abras la puerta Hilary —responde. Escucho a Heily decir: —Por favor vete déjala tranquila ella no está para pasar por esto ahorita Reinaldo, mejor ven después. —No me iré… vas a abrirme Hilary o tendré que echar abajo la puerta. —Suéltame Heily no te metas en esto por favor —grita. — ¡Bastaaa! Aquí me tienes, sólo dime lo que tengas para decirme y ¡lárgate! —Le digo. —Heily por favor déjanos solos voy a estar bien. Se acerca a mí, me toma de la cara para besarme pero volteo mi rostro hacia el otro lado, pongo mis manos sobre las de él —No intentes besarme de nuevo —le digo. Lo alejo de mí pero vuelve a tomarme del cuello. —No puedes alejarte de mí Hilary, no me gusta que me prohíbas lo que es mío, ya te explique que todo ha sido una trampa, no puedo hacer nada para borrar esas imágenes de tu cabeza, pero déjame hacerte el amor y demostrarte que a la única que deseo y anhelo es a ti —me dice. Bueno mi ropa interior volvió a quedar empapada, he estado excitada estos días, me imagino que es por las hormonas del embarazo, pero no puedo dejar que me toque, creo que caería a sus pies con lo caliente que me siento en este momento. —No me digas esas cosas Reinaldo, no puedes decirme esas cosas, no en este momento, te dije que no quiero verte y no respetaste mi decisión, estoy más furiosa que antes. Quiero que te vayas —le digo con determinación. —Mírame a los ojos Hilary. Dime que no me quieres —me ordena.
Pienso en mí y en mi bebé, y lo mejor es que Reinaldo se vaya, necesito estar tranquila, todo el paquete que viene con Reinaldo implica dolor y pérdida, no quiero seguir sufriendo, mi bebé tiene que estar bien. Lo miro a los ojos. —No te quiero Reinaldo —respondo. ¡Vete!. Veo que se da la vuelta para salir pero se retracta, cierra la puerta con seguro. Se acerca a mí. —No me jodas Hilary, no intentes hacerme creer que no me quieres, no te lo creo en lo más mínimo. Eres mía, toda tú, mi vida. Tus labios, tus hermosos senos, tu rica y húmeda vagina me pertenecen, tu cuerpo grita que me desea, que sólo quiere que sea yo quien lo toque. No puedo parar de jadear, siento que mi piel se eriza, mi cabeza da vueltas, siento esas mil mariposas revoloteando en mi estómago y sin duda estoy chorreando. —Apuesto que si te quito estás de aquí abajo ya están empapadas. Te conozco amor, no trates de alejarte de mí, nunca te dejaré —me dice. Mete su mano bajo mi vestido para tocarme, me siento impotente, no poder decirle que no me frustra, siempre gana cuando me toca, siento sus dedos explorando mi zona vaginal, acaricia mis pliegues y sale de su boca un gruñido que termina de excitarme, me encanta cuando lo pongo de esta forma. —Adoro esto Hilary, esto que tanto me ha hecho feliz lo adoro, te quiero completica… —me dice. Me besa y le correspondo como la sumisa que soy, gimo en su boca porque me está torturando con sus dedos, mete dos en mi abertura y me retuerzo —más por favor más — le pido. Mete aún más los dedos en mi interior, esto se siente delicioso, se los succiono con mi vagina y gimo, tomo su mano y hago más presión necesito venirme en su mano ¡Ahora! —Eso es… Amor, eso es. Dámelo todo, empapa mis dedos, quiero chuparla y probarte, probar lo que es mío, probar lo que siempre va a ser mío —me dice. Y con eso llega mi orgasmo, gimo tan fuerte que sé que Heily me escucho, aún mis piernas tiemblan. Empiezo a llorar ¿cómo puedo ser tan débil? Siempre puede conmigo, esto no está bien, tengo que proteger a mi bebé. Salgo corriendo a la sala, al menos ya es un sitio neutral, aquí sé que no va a seguir tocándome. Viene a abrazarme pero lo detengo.
—Noooo Reinaldo, ya no más, no te me acerques más. Quiero que te vayas —le grito. —Tú no quieres eso amor, sé que no lo quieres. Déjame estar contigo todo esto va a solucionarse —me dice. —Te dije que necesito tiempo, aún te veo a ti y a ella revolcándose ¿Acaso no lo entiendes? Necesito tiempo para superar esto Reinaldo, déjame sola por un tiempo por favor. —Reinaldo no la alteres más. Quiero que te vayas de mi casa ¡Yaaaa! —Dice Heily muy enojada. —Te dije que no te metas Heily. Ella es mi mujer y no voy a irme hasta que estemos bien —grita Reinaldo. — ¿Por qué me haces esto Reinaldo? Me duele, no quiero verte, tu presencia hace que me duela el pecho, lo que vi no fue cualquier cosa, ha marcado mi vida, necesito olvidar. ¡Déjame olvidar! —Grito. Siento un pequeño mareo y me aferro a la mesa. —Ves lo que haces Reinaldo. Hilary en su estado no puede estar pasando por esto —grita Heily. Todo se queda en silencio, mi corazón se va a salir del pecho, esto no puede ser posible, Reinaldo se va a enterar que estoy esperando un hijo de él, no quiero que se entere. — ¿Qué dijiste Heily? ¿En qué estado está Hilary? —Pregunta. Las dos nos quedamos en silencio, veo en el rostro de Heily su vergüenza por haberme delatado delante de Reinaldo, pero no la culpo, está preocupada. ¡Ayyyynooo! Mi eco está sobre la mesa, recuerdo habérselo dado a Heily para que lo detallara mejor, ya que dijo que en el consultorio del Doctor no vio nada. Lo ha dejado ahí, que descuido tan grande. Ruego porque Reinaldo no mire a su derecha si no estaré perdida. —Van a responderme ¿sí o no? —Hilary dime que sucede contigo ¿qué es lo que tienes? —Pregunta.
Viene hacia mí para abrazarme, lo único que se me ocurre es mentirle, no quiero que sepa sobre el bebé, seguro va a querer que lo aborte, va a pensar que lo hice a propósito y que soy una interesada como Regina, no voy a poder soportar sus malas palabras y esto podría hacerle daño a mi hijo. —Estoy enferma Reinaldo —susurro. —No es nada grave pero tengo que tener reposo, con el tratamiento me voy a poner bien —le digo. —No te creo Hilary dime la verdad. Tú te ves muy sana como para estar enferma, tienes tan solo 21 años, te veo perfectamente ¿Qué demonios sucede aquí? —Pregunta. Lo que me temía empieza a ocurrir como en cámara lenta. Reinaldo empieza a tocar su cuello, lo mueve de un lado a otro, se ve estresado, inquieto, cuando voltea a su derecha se queda fijamente mirando algo que llama su atención. “Mi eco”. — ¿Esto es lo que me querías ocultar? Estás embarazada y me querías ocultar a mi hijo —me grita. —No es tu hijo, es solo mío —le grito. Las lágrimas vuelven a inundar mis ojos. —Es nuestro Hilary, nuestro —grita más fuerte. — ¡Largateeee! —Grito. No quiero verte Reinaldo ¡Vete! Ya me has alterado lo suficiente, podría perder a mi bebé si sigues aquí. —Hilary, amor déjame estar en la vida de ustedes por favor. Quiero cuidarte, quiero cuidarlos, protegerlos. Dame esa oportunidad —me dice. Se acerca a mí y se arrodilla, pone sus manos en mi abdomen, son míos amor, míos. No quiero que me apartes de ustedes. —Es tu hijo Reinaldo, vas a saber de él pero te pido que me des el tiempo que te estoy pidiendo para pensar las cosas. Contigo aquí no puedo pensar, sólo te pido eso, dame tiempo, necesito estar un tiempo tranquila, olvidar lo que vi —le digo. Besa mi abdomen y se pone de pie. —Hilary y yo nos vamos mañana para Caracas Reinaldo, las dos
necesitamos unos días lejos de aquí, tengo la casa de mi padre allá, así que estaremos bien —dice Heily. Me quedo mirándola porque no sabía nada de sus planes. Reinaldo le da un golpe a la mesa ¡Gruñe! —No quiero que te alejes, no me jodas Heily, no puedes llevártela. Por favor quédate aquí, prometo no venir hasta que me digas que puedo verte. No te vayas, te lo pido —me dice. —Ya está decidido Reinaldo me voy a la Capital con Heily. Veo caer una lágrima por su mejilla, jamás había visto a un hombre llorar, eso me parte el alma pero tengo que ser fuerte, ya tome mi decisión, tengo que pensar las cosas por mi bien. Por nuestro bien. Reinaldo cierra la puerta y caigo al suelo de rodillas, Heily viene hacia mí y me abraza fuerte. —Ya Hil, este viaje va a sanarnos, vamos a buscar nuestra tranquilidad, piensa en el bebé, tienes que mantenerte sana para que mi bebito crezca sano y fuerte — me dice. Tienes toda la razón, necesito distanciarme por nuestro bien, pongo la mano en mi panza y la acaricio. Hijo te prometo ser la mejor madre del mundo, siempre soñé con tenerte, no esperé que llegaras tan pronto a mi vida pero con las decisiones de Dios nadie puede. Nos vamos a alejar de tu papá hijo pero tal vez en algún momento seamos felices y puedas llamarle papi, jugar con él, agarrar su mano para dejar que te guíe, conocer a tus hermanitos Jeremy y Reina, vivir felices con tu mami y tu papi. “Nuestra bella familia. Mi sueño hecho Realidad”…
FIN
Escena Extra
Reinaldo González Viernes, 20 de febrero de 2015 Despertar con un terrible dolor de cabeza es la cosa más jodida del mundo, pero no es para menos después de la cantidad de licor que ingerí. Esta resaca va a matarme, me dirijo al baño para tomar una ducha helada, se siente bien sobre mi piel caliente. Enseguida vienen a mi mente los recuerdos de ayer en la habitación de Hilary, tocarla, besarla, meter mis dedos en esa cosita tan apretada me tenía al borde, la forma en que succionó mis dedos cuando se vino en mi mano fue fascinante, toda ella es perfecta hasta la forma en que llega al orgasmo, esos gemidos sexys me enloquecen. Muy bien Reinaldo ahora por pensar en Hilary tienes una gran erección de la cual vas a tener que encargarte tu solo —pienso. Esto que siento en mi pecho tenía tiempo sin sentirlo, es dolor, impotencia, enojo, amor, deseo ¿cómo se pueden sentir tantas cosas al mismo tiempo? La vida me volvió a dar mil razones para sonreír pero por segunda vez me lo quita todo.
Cuando perdí a mi primera esposa Sophia no pensé que podría superarlo, me la arrebataron de manera tan imprevista que todo parecía mentira, ver su cuerpo sin vida después de haberle hecho el amor esa mañana y prometernos permanecer el resto de nuestra vida juntos fue tan difícil, tan jodidamente difícil, nuestro amor era como el de pocos, real, sincero, nuestra confianza, nuestros momentos, vivir una vida en familia con nuestros dos hijos fue maravilloso. Ya han pasado cuatro años de su muerte y aún la recuerdo, siempre va a estar en mi corazón. No sé cómo pude meterme con una mujer tan despreciable como Regina, supongo que estaba aún dolido por la muerte de Sophia y ella fue una distracción, ahora me arrepiento tanto de la decisión que tome al pedirle matrimonio. Estoy sentado frente a la chimenea, mirando el fuego, observando la alfombra donde tuve hace poco a mi amor desnuda suplicándome que la hiciera mía. Puedo sentir la pérdida de alguien que quiero con mi vida entera, Hilary volteó mi mundo patas a arriba, su dulzura, su forma de tratar a mis hijos como si fueran los suyos, me hizo quererla aún más, ahora lleva en su vientre a nuestro hijo y no puedo estar con ella para cuidarla, protegerla y consentirla como ella se merece. ¡Maldita mujer! Regina lo jodió todo, había hecho cosas crueles las cuales pase por alto en varias ocasiones pero ya esto no tiene perdón y va a saber quién soy. —Papi, papi… ¿Qué haces tan solito aquí? —Pregunta Jeremy. —Hola mi campeón, sólo estaba pensando hijo, hoy no tienes colegio, pensé que ibas a dormir hasta más tarde. —Si papi pero soñé con “mi ángel” sentí sus manos en mi carita, Hilary siempre lo hacía al despertarme y pensé que había regresado, pero al no verla ya no pude dormir. Papi por favor habla con ella quiero que vuelva —me dice. —Hijo ya fui a hablar con ella, se fue por un tiempo de viaje con su amiga Heily, dijo que volvería pronto. Ella también quiere verte. —Pero papi si quiere verme ¿por qué se fue? La extraño mucho —me abraza fuerte. —Si lo sé campeón, pero ella volverá pronto te lo prometo. Ahora ve a cambiarte y dile a tu hermana que se levante, vamos a ir a comer en el Club con tu tío.
— ¡Siiii! Tío Gustavo —grita. Ahora mismo voy papi. —Me da un fuerte abrazo y se va súper feliz. La mañana en el club pasa volando, mi hijo está jugando con otros niños y Reina está jugando tenis con sus amigas del colegio mientras estoy con Gustavo conversando sobre todo lo que ha sucedido. Es un hombre muy sensato así que puede darme cualquier tipo de soluciones. A pesar de ser un hombre soltero tiene mucha experiencia en las relaciones de pareja. —La quiero demasiado Hermano, siento que me voy a volver loco sin ella, se fue, Regina se metió en su cabeza, le mostró un video que ni siquiera he visto aún no sé que contiene, la mujer está desquiciada me drogó Gustavo —le digo. — ¡Guau! —Reinaldo, pero que locura, si hombre si te vi el día que fueron a mi casa, me di cuenta de lo enamorado que estás, eso se te nota. Debes luchar por ella, no la dejes ir si de verdad la quieres. Lo de Regina puede solucionarse, algo vamos a hacer, cuenta conmigo, no va a salirse con la suya, necesitas divorciarte de ella hermano —me dice. —Si Gustavo, eso es lo que pienso hacer. Hilary me pidió tiempo, quiso distanciarse, no puede borrar esas imágenes de su mente, pobre de mi amor, si pudiera hacer algo para que todo esto cambie, lo haría. Te cuento hermano vas a ser tío por tercera vez, la dejé embarazada —le digo. — ¡Queeee! No puede ser hermanazo, ven aquí para felicitar al futuro padre. Qué buena noticia en medio de tantas cosas malas. ¿Cuántos meses tiene? —Pregunta. —Aún no lo sé, no me ha dicho, ayer que me enteré todo fue muy rápido, quiso que me fuera de su casa y por el bien de ella y de mi hijo me retiré. Pero supongo que está de pocas semanas. Es mi hijo Gustavo, nuestro hijo, muero por verla con la barriguita hinchada como una pelota, hablarle a mi bebé, no pienso dejarla sola en esto. Son míos ambos —le digo. —Si Reinaldo lucha por tu nueva familia, todos merecen ser felices, cuando todo mejore voy a ser el primero en celebrarlo contigo hermano. —Ven aquí otro abrazo, felicidades —me dice.
—Papá ¿por qué el tío Gustavo te felicita? —Pregunta Reina. Ambos nos miramos, no podemos decirle la verdad todavía, no lo entendería. —Hija porque me aprobaron un nuevo proyecto, estamos muy felices por eso, es una gran oportunidad. ¿Ya se quieren ir niñas? —Les pregunto. —Si papá llévanos ya a la casa, queremos meternos en la piscina un rato —me dice. Nos despedimos de Gustavo y vamos a la casa. Llamo a Hilary varias veces pero no responde a mis llamadas, esto es jodido, no poder saber de ella y mi hijo no me gusta nada. La quiero aquí conmigo no allá tan lejos donde algún imbécil pueda llenarle la cabeza de cosas y separarme de ella. Eso no va a ocurrir. —
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En la tarde me preparo para hacer lo que ya era hora que hiciera desde hace tiempo. Enfrentarme a Regina, no pienso seguir con esto, ni con sus chantajes, se pasó de la raya y eso no se lo pienso permitir. Voy con Martín camino a la empresa, sé que ella está ahí porque llamé y me lo confirmaron. Me subo al ascensor para llegar al último piso, aprieto mis puños, estoy muy enojado por todo lo que me hizo, va a escucharme. Todo está muy silencioso hoy por aquí, no hay mucho movimiento y veo poco personal, me dirijo hacia la oficina de Regina, escucho voces, están ella y Rafael conversando, abro la puerta con mucho cuidado, ninguno se da cuenta. Rafael está sentado en la silla de Regina, ella está apoyada en la mesa frente a él. Hablan un poco más fuerte y escucho que me nombran, meto la mano en el bolsillo de mi pantalón para sacar mi celular, esto me puede servir para hundirla. —Claro que lo drogué de otro modo no hubiese podido tener sexo con él, nos grabé para tener la prueba y enseñársela a esa niñita insulsa. Hubieses visto su cara viendo el
video fue lo mejor de todo —dice Regina riéndose. —Eres lo máximo mi vida sabía que ibas a lograr alejar a esa intrusa que quiere quitarnos la fortuna que nos pertenece. Por eso me fascinas porque eres pura maldad, me gustan malas como tú —dice Rafael tomándola de las nalgas con fuerza. —Lo sé amorcito, sé cuanto te gusta lo que te hago. Creo que una cosa muy grande necesita de mi atención en este momento —responde Regina tocando la entrepierna de Rafael. —Si Regina mucho, te quiero de rodillas, mete mi polla en tu boca, quiero llenártela de semen, que te lo tragues todo —dice Rafael. Esto era lo único que necesitaba para acabar con este par de desgraciados, me la van a pagar. Me quedo unos segundos más para lograr conseguir la prueba que tanto va a ayudarme. Regina está de rodillas frente a él, empieza a soltarle el pantalón, baja su bóxer, lo toma en sus manos y empieza a masturbarlo, lo mete en su boca succionándolo, luego le echa su saliva por toda su polla y sigue masturbándolo. Esto me da asco y no lo pienso dos veces en interrumpir. — ¡Bravooo! Así quería encontrarlos, no saben el gusto que me da haber presenciado esto —mi sonrisa casi no cabe en mi cara. — ¡Ohhh! Reinaldo esto no es lo que parece —dice Regina. — ¡Cállateee! —Le grito. Eres una perra desquiciada, me importa un carajo lo que hagas o dejes de hacer con este tipo. Ya tengo todo lo necesario para deshacerme de ti. Ambos se van a arrepentir, van a verse con mi abogado, quiero el divorcio Regina, se van a ir de mi empresa y no los quiero volver a ver, prometo no presentar cargos si me lo ponen todo más fácil, pero sino aténganse a las consecuencias porque tú Regina por drogarme vas a ir a la cárcel y tú también Rafael por ser su cómplice. Ambos me miran con la boca abierta, no tienen nada que decir, me doy la vuelta para marcharme del lugar.
La luz de la luna baña mi habitación, salgo al balcón para detallarla mejor, mi amor tiene que estar viendo la luna, a ella le encanta observarla, tomo mi celular para enviarle un mensaje: —
No obtengo respuestas, no puedo creer que ella no piense en mí, que no me extrañe, me pidió tiempo y se lo voy a dar pero no quiero que pase mucho, no pienso estar lejos de mi hijo. Cuando llega la noche es cuando más me duele la distancia, no puedo dejar de pensarla, de desearla aquí en mi cama junto a mí, abrazarla hasta que se duerma en mis brazos, despertarla en la madrugada porque su “gladiador” como llama a mi polla, tiene apetito de ella. Esto es jodidamente difícil. Me dirijo al mini bar para servirme un vaso con Whisky, esto me ayuda a adormecer el dolor así que lo preparo y me lo bebo a fondo blanco, luego vuelvo a llenarlo, me dirijo hasta mi equipo de sonido, quiero poner música y recordarla. Opto por poner a Marco Antonio Solís.
Te juro que nadie más te amara como yo más hoy, por ti mi pecho arde porque me duele decirte que a ti he llegado tarde. Aunque no te vuelva a ver quiero que sepas que haré por ti, mi viaje sin boleto y en la distancia siempre serás mi eterno amor secreto “Porque entre nosotros no hay distancia, Ni tiempo, ni espacio Será siempre eterno nuestro amor.”
Amor de mi vida lucharé por lo nuestro así sea lo último que haga, vas a ser mi mujer, la madre de mis hijos, la mujer con la que siempre he soñado. Hoy la vida nos pone esta prueba tan difícil pero sé que más temprano que tarde te tendré de vuelta en mis
brazos. “El lugar al que perteneces”…
Próximamente
Hilary Rodríguez y Reinaldo González han disfrutado de su amor oculto en “Pasión Prohibida” a pesar de las dificultades ambos intentaron salir adelante; no obstante la maldad de una mujer despechada logra separarlos pero sus planes no salen como los tenía previstos. Un hombre con ganas de venganza logra su cometido, Reinaldo González moverá montañas por su nueva familia, luchará por el amor de Hilary y su hijo. ¿Hilary aceptará volver al lado de su verdadero amor? ¿Podrá borrar de su mente aquellas imágenes que la atormentan? Descubre lo que sucederá en “Desborde de Pasión” porque cuando el amor es verdadero luchar por él no es un sacrificio es la mejor recompensa de tu vida. Desborde de Pasión, # 2
CANCIONES “Dónde Está El Amor” - Pablo Alborán - Jesse&Joy
“Usted Señor” – Francy “Perdón, Perdón” – Ha Ash “Tú Mayor Tentación” – Yaire “Solo Por Un Beso” – Aventura “La Cosa Más Bella” – Eros Ramazzotti “Como No Voy A Decir” – Luis Silva “Mi Santa” – Romeo Santos “Tu Jardín Con Enanitos” – Melendi “Mi Eterno Amor Secreto” – Marco Antonio Solis
Sobre El Autor
Lesly Stefania Bustamante (L S. Bustamante) Vive en la ciudad de San Cristóbal - Venezuela. Tiene 25 años, es una mujer espontánea, extrovertida, cariñosa, amante de toda la música. Es Administradora de Servicios de Salud graduada en el Instituto Universitario Gran Colombia (I.U.G.C). Ama leer, piensa que si todas las personas leyeran tendríamos un mundo mejor. Encontró su pasión en la escritura al leer maravillosas historias de diferentes autoras a las cuales admira. El crear historias y saber que otras personas se pierdan en ellas es satisfactorio. “Mi sueño hecho realidad”.
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