Palou, Pedro Ángel - en La Alcoba de Un Mundo

January 19, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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n la alcoba Una

vida

d e u n mundo

de Xavier Villaurrutia

Pedro Ángel Palou

DEB TE

Library

 

  n

la alcoba

de

un

mundo

 

Pedro

ngel Palau

E n la a l c o b a d e u n m u n d o Una vida de Xavier

illaurrutia

 

En la alcoba de un mundo

Primera edición: enero de 2003

©

1992, Pedró Ángel Palou

©

2003, Plaza

Janés México, S.A. de

C.V.

Homer o 544, Co Homero Col.l. Ch Chapultep apultepec ec Morale Morales, s, Del. Miguel Hidalgo, 11570 México, D. F

Av.

De la presente edición, Editorial Debate, O'Donnell, 19 28009 Madrid

S. A.

2003

Queda n rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita ddee los Quedan titulares del copyright bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidas la reprografía y el tratamiento infor mático y la distribución de ejemplares de ella, mediante alquiler o préstamo público. ISBN: 968-11-0588-5 Composición tipográfica: Dos puntos editores Impreso en México /

rinted in

Mexico

 

Indira a   ara Indir

por supuesto

para Victoria Victoria Enrique Enriq ue Juan Ignacio Ignacio Javier

 

A medida que q ue envejecemos envejecemos descubrimos que lo que en un un tiempo se nos antojaron interese interesess ocupaciones absorbentes que emprendimos abandonamos abandonamos eran en realidad apetitos o pasiones que se nos anegaron pasaron e alto hasta que l fin llegamos a ver que nuestra vida no tenía más más continuidad que l que tiene un charco c harco entre en tre las rocas rocas que la marea llena de espuma que vacía luego. Nada queda por último salvo l sedimento que este flujo v dejando; ámbar gris que sólo vale para quienes saben utilizarlo. YRIL

ONNOLY

 

Primera versión pe los hechos: 1903 1936 las cinco letras del deseo

 

 

 

 

,I . .

Los que tenemos unas manos que no nos pertenecen grotescas para l caricia inútiles para el el taller o l z da; largas y fláccidas como una flor privada de simiente ... Los que tenemos una un a mirada amarga amarga y culpable p r donde mira l muerte no lograda lograda del mu ndo ... Los que hemos rodado p r los siglos como una roca despre des prendid ndidaa del Génesis ... Los que vestimo vestimoss cuerpos cuerp os como trajes envejecidos. SALVADOR

ovo

 

 r•

 

l. De un cuaderno de viaje) ,t

.

New Haven, 29 de octubre, 1935 Hay que q ue perderse; es preciso hacer hacerlo lo para dar da r al fin con uno mismo. 1 Ni escribir, ni leer: un único viaje inmóvil alrededor de esta alcoba habitada por la sombra. Travesía sin nombre que se tornará búsqueda, indagación, pacto. Un preámbulo necesario. Ni un pensamiento, ni un movimiento. Renunciar incluso a la charla o a la comunicación epistolar y por una especie extraña de amor propio, ir entrando entr ando a una luc lucidez idez sól sólo o comparable con vida el sueño. Sin barreras, diferencias entre y muerte, entre elese yolugar y el nulificará otro que me persiguen, impidiéndome ser. Me rodea un silencio atroz que algo tiene de hermoso. Empiezo a acelerar mi respiración consciente de e l l o para vencer el miedo de estar solo. Oírme y de esa forma desprender mi cuerpo del otro ser vivo, cambiante que llevo dentro. Este insomnio desespera, vence. Y en la tumba del lecho sigo siendo una estatua; grito para n o sentirme vacío, pero esa voz ya no es mía y todo el ser huye de mí, mí, para p ara poseerse desde des de fuer fuera. a. El sueño enmudece. Aguzo el oído y escucho en el cuarto de al lado la ronquera acompasada de alguien alguien que se entrega al sueño despiadadamente, ¿liberándose? Los brazos del amante en la memoria son polvo, son mar; hieren la soledad de mis axilas sudorosas. El recuerdo de ese 5

 

Pedro Ángel Palou

despierta a esta desnuda noche - l a r g a y c r u e l  es noche. Junto a un cuerpo nunca más mío. Nada

cuerpo me que ya no

sino hueso hueco. Abro los ojos y la sombra es más dura más extraña. No puedo dejar d e moverme inmóvil inmóvil detenido sobre este mundo e n el que todo ha muerto. En el insomnio e n la noche en este terrible sil silenci encioo como decía Wilde el dolor s un instante inmenso. Sería mejor mu cho mejor y más hermoso viajar para n o llegar. Salimos d e Veracruz e n la tarde con un tierno tiempo bello que acentua b a l rojo diluido del horizonte. El barco patinaba en la are na azul de desierto/mar tranquilo hasta la desesperación: uniforme y desposeído sin olas. Salir d e México accede acc ederr a la travesía travesía al océano abrién dose absoluto distante único n o representó ninguna impre sión en mí. Ni siquiera se me quedaron grabadas imágenes concretas. Sólo el dolor es memorable. Sóloo se recuerda Sól recu erda la soledad. Con la llegada a Nueva York empezaron los problemas. Ésta n o es una ciudad sino una selva moderna me decía al atravesar un puente iluminado y ver los rascacielos alineán dose corno amantes sin consuelo. Formas fáciles solitarias. Todo esto acentuó una depresión que n o deja d e ser angus tia terror a lo desconocido a este viaje ya n o inmóvil sino real tangible. Nunca haber salido d e México optando mas bien por una estética J e lo estático y ahora aquí dispuesto a ser ser otro alejado de mí mismo d e todo 1 que s o y - sin li bros sin casa casa sin diversiones. Apenas algún amigo y RoJol fo~ que me acompafü1 y co:nparte este desencuentro atroz. Conseguimos un h0tel lindo cómodo ¡nada d e Wa1dorf   Una pequeña rnsa cnn menos de 20 habitaciones. La nuestra fue una buh rdilla pequeña pequeñ a íntima. Apenas cabían las las dos ca ca mas con una mes,1 de noche di: encino e n medio. Bajo la venta na una mesita y dos . mas. Encima una lámpara ort nouveau con una tulipa color turquesa e n medio; em u n ángel apoya16

 

En la alcoba de un mundo

do en un arbusto pequeño. El sueño nos venció rápidamente; recuerdo que conversamos sobre el viaje y luego Rodolfo cayó en los brazos de la noche antes que yo. Y es que me faltaba orden¡u un poco la mente. Esa que . . JI me perm pe rmit itee a veces vivir vivir que qu e se revuelve revuelca revolotea. En la mañana la primera frustración: el agua helada apenas permitió que nos bañáramos. Siempre recordaré ese hotelito mitad novela y mitad desolación; nunca se me olvidará el agua fría contrastando con la íntima recepción del ángel so pe queñass y naranjas naranjas.. Después   re la mesa y el tapiz de flores pequeña

de desayunar huevos que tampoco eran ape tecibles y un unos pa parr de café caféss con muyjamón cargad cargados os éstos sí excelentes un viejo Pac P acka kard rd azul nos llevó a la l Jniv Jniversi ersidad dad a Y Yal alee ese gótico tan mode moderno rno imitación perfecta preciosa sime simetría tría hermosísimos jardines. New Haven es apenas un pueblo si se lo compar com paraa con Nue Nueva va Yo York. rk. Sus casas casas son rojas rojas laterales en sueños; sus tejados también en línea. Poco más de un día en Estados Unidos y ya era otro; el inglés aprendido a fuerza en casa los textos leídos: innumerables innumer ables;; las conversaciones en eell tenis en Chapulte Chap ultepec pec me reco recordaba rdaban n la la facili facilidad dad con la que me movía en ese idioma ajeno pero extraño. Y después aquel cielo fá fácil cil despe despejado jado azu azul. l. Todo parecía pro promet meter er cos cosas as nue vas. Experiencias vidas textos acciones: el mund mundo o apenas nacido para pa ra m mí. í. Atrás que quedab daban an la lass envidias envidias pero también la lass tertulias tertu lias apasionadas los sábados sába dos en Sanborns Sanbor ns las largas par tidas de bridge. S Salva alvador dor Gilb Gilbert erto o Agustín; Agustín; 3 el estudio de las calle Donceles. México; mi México. Sin embargo esos primeros días fueron como la lectura: nada na da seguro nad nadaa real. real. El riesg riesgo o nos hizo ir y venir en busca de la mejor mejor posibilidad para habi habitar. tar. En contramos cerca de la universidad algo tranquilo solitario callado. Baño cocina y dos recámaras; lo justo. Claro que no necesitamos más el por

caballero y yo.insomnio Mientrasterrible esto estoy y aquí inten intentando tando última vezRodolfo vencer este en la haél duerme 17

 

Pedro Ángel Palou

hitación de l lado. No lograr conciliación con el sueño per mite al menos el viaje. Recuerdo que Gide le hace decir al Benjamín Benj amín que su hermano herm ano ha renunciado renunci ado a ser quien era por que él antes viaj viajero ero ha preferido pref erido quedars quedarsee par paraa así evitarle el viaje ahorrándole la salida. Ahí está la clave: regresar año rando el lugar del que primeramente se huyó es igual a que darse. O peor significa significa volver ince incesan santem temente ente a la herida: herida : abrirla hacerla sangrar sangrar.. Esto pu puede ede pasarme a mí ahor ahoraa qu quee en New Haven empiezo a despedirme del Xavier que era permitiéndome libertades antes nunca soñadas. Parece que ahora y no se se trata de ser ser una personalidad hacer una per sonalidad; sino sino tan ssólo ólo de ser ser exist existir: ir: apropiarse aprop iarse d e todo hacerlo exprimirlo. Es ademasiado que le pido a este viaje q uúnico i z á porque no va repetirselo y poco lo que le doyy pe do pero ro es todo: liberarm liberarme. e. Habría acaso una agravante en añorar ar New Haven sería el de l caso de regresar a México y añor haber hab er proscrito así así la vida que es el ento en torn rnoo lo rreal eal y coti diano que conforma a la persona y la ubica. En ese mundo de muerte muert e sólo quedaría quedarí a resignarse a ser un cad cadáver áver.. La capi

lla ardiente seguiría siendo la vida: un muerto continuamente expuesto a los ojos de todos. Hay algunos profesores excelentes en esta gótica Yale; en especial Mr. Mr. Nicoll un inglés qu quee dirige la facultad facu ltad y cuyo estilo es lúcido riguroso amable. Tengo además otras otr as as asigna igna turas: Dirección Vestuario Vestuario Iluminació Iluminaciónn de Escena. Le saco jugo a todo lo que lo tiene aunque aun que a vvece ecess encuent encu entro ro limo limo nes agrios o secos. Rodol Rodolfo fo y yo asistimos con regularidad al teatroo Schubert; sin embarg teatr embargoo cada quien hace su vida l mis mo tiempo tiempo indepe independient ndientee y propia íntima próxima próxi ma y com com partida. ¿Para qué escribir todos estos detalles cotidianos: bitáco ra de naufragio? N o sé si es necesario perderse en corredores accesorios. Queda además la angustia y su cuerpo de yeso. La sombra de la angustia: una ligera opresión e n el estóma go ganas enormes de dormir pero nulas expectativas de po18

 

En la alcoba de un mundo

der lograrlo. Sólo sigue el insomnio. Un consuelo: duermen los que n o pueden gozar.

Habrá entonces que aceptar el insomnio como un nece-

sario preámbulo preámb ulo del nauf naufragio ragio total total como aquel momento momento en el que el mar marino ino recoge sus ~p ~p~r ~rf~ f~ne nenc ncias ias impor important tantes es y las las ata para ver si así podrá salvar algo que le permita sobrevivir. El momento también en el que se tira al mar todo lo que sobra lo superflu superfluo o innecesario pero pe ro doloroso. Es un instante en el el que el insom insomnio nio desea cambiar de piel incluso recibe al otro: fantasma ángel ángel extermi ext erminad nador or que ssee apoderar apoderaráá del cuer cu erpo po llevándolo llevá ndolo a la la orilla a una isla isla desierta a la que ll lleegará exhausto exhau sto apenas mero estrago escupido esculpido por el mar. Y en ese trayecto traye cto en esa isla mie mientr ntras as el náufrago espera a que el sueño venga por él y lo regrese a su tierra éste tiene que hacerse de un mundo habitable no mero asidero sino casa casa lugar de acomodo de asi asiento ento:: innecesaria innecesaria alcoba solitaria. Nunca cuarto de reposo. El insomne no descansa: se obstina por salir y cae derrot der rotado ado y su ffatig atigaa será desal desalieniento suspiro. e tanto querer escapar al fin se liberará de sus cadenas cayendo al sueño es esaa otra forma de la la muerte que lo llevará a otr a tierra a otro mar ahí también naufragará ... Eterno Simbad de la noche: zarparé siempre aun sabiendo que el naufragio será absoluto. Ahora cierro los ojos. Es cierto: nada me sostiene y caigo en el vacío: abandonado ante la angustia angusti a solo solo.. Ayer soñé con Roberto. 4 Me odia odiaba ba ese sentimient sentimiento om mez ez--

quin o se quino se volv volvía ía pintura como todo en él lo que siente es co co-lor. Así que el cuadro era terrible yo aparecía como un ángel especie de fantasm fantasmaa adolorido adolor ido extrañamente extraña mente y no ahí aunque n o sea fácil de describir: en la ausencia: solo. Salvador me escribió una carta larga y detallada que leí varias veces: qué país el mío. mío. Curiosament Curiosamentee la lass cosas cosas que cuenta no me dan nostalgia nostalgia es como si de pronto pudiera verlas con tanta amplitud que sólo me causan una sonrisa. Hasta los que me 19

 

Pedro Ángel Palou

odian están lejos, pensé mientras leía esas amplias letras que escribe Salvador. Por eso me acordé de un texto suyo que, aunque escrito hace muchos años, no cambia su valor: "Sanborns, the house of tiles; se atesta de la misma gente. Hay displicencia en aburre abu rre uno. Se

los pedidos y en té las, mermelada actitudes. ¡Qué ¡Todas la lass tardes té, ¡Y niMéxico siquiera se puede hablar de algo nuevo que le haya sucedido a alguien gui en Fumar Fum ar ... Esta boquilla está esmaltada. Parece Parec e que las las Pavass Reale Pava Realess van a poner pon er en entre tre las las lámparas lámp aras ... ". Todo parece ser lo mismo, la vida sigue igual en su curso monótono, monocorde: compás millones de veces tocado, son de cuánto tiempo, ritmo pasado de moda, imperante por el absoluto anacronismo de todos. Y Estados Unidos es aún peor: más frívolo, infantil, ingenuo, ensayado. México un c onsue l otodavía sigue siendo humano. No es una máquina. Este cuerpo ya no es mío, la cama n o me pertenece: la comparto con algún ángel que se ha posado en ella. Ya no es el miedo a estar solo, es la duda. Ruidos y silencios. La noche como una larga calle por la que echamos a andar. Morir es despertarse, y entonces ¿quién es este viento que ha venido a posarse, a encontrarnos? ¿Por qué ya no se es más que un cuerpo va vací cíoo que ese otro ocupa? Esta piel desnuda, delgadísima que n o sabe si podrá soportar la travesía, si acaso no quedará anclada en el mar de la ansiedad, de su propia desesperación por llegar, cuando lo que importa es el camino, no la meta. El sabio opone su ser al del triunfador. El segundo ve sólo la meta, al primero es

es la búsqueda, el trayecto: camien lo que le impor le importa taLa no cambio en l que se enriquece. duda también es un aprendizaJe

La duda que como una prostituta cobra el haber ocupado el cuerpo y su precio es altísimo, irrespetuoso. Borra aquella seguridad cómoda, desprovista de miedos y la llena de sombras que n o conocen, que nada saben, que nada dicen.

2

 

En la alcoba de un mundo

El otro día, caminando, vi una mujer que empujaba empujaba un per perro ro pequeño, obstinado, que se g_uedaba oliendo el pasto. Cada jalón representaba una entr~/ cfésmedida. La mujer sudaba, su sombrero se movía y el vestido se doblaba. Luego seguía una minuciosa paravolvía recomponer su perro maltrecho estado. La mujer, operación sin embargo, a jalar al y a quedar desaliñada. Por fin, el animal pudo liberarse de un tirón y a h o r a sin oler más la h i e r b a salió corriendo despavorido. La mujer chillaba pitudísima llamándolo y desposeída de su elegancia y d e c o r o se lanzó a correr tras él igual de despavorida, con el rostro mismo de\ perro. Igual pasa con el insomne que ha estado demasiado tiempo persiguiendo el sueño: llega el momento en que gana. Su rostro será desfigurado rad o hasta convertirs convertirsee en el del soñad soñado o y así así,, so soñado ñadorr y soñ soñaado se confundirán en un mismo cuerpo que volverá a perder inevitablemente el rumbo. ¿No será éste también un sueño donde todo se escapa, todo nos huye, como si nuestra presencia fuera a privarle la vida, a no dejar que oliera el aroma de la hierba: hierba: natural, espontánea? ¿No ¿N o será la vid vidaa también un sueño sueñ o en el que estamos pri pri-sioneros? Me levanto. En la mesa tengo un vaso de agua. Tomo un poco y siento el alivio de pisar la tierra de nuevo, de volver a la realidad. Del farol a la habitación hay un largo trecho que no impide que este lado del cuarto tenga luz toda la noche. N o me molesta y no voy voy a po pone nerr una cortina más grues gruesa. a. Esa luz, cada vez que la veo al voltear, me recuerda que existo aún y que hay un mundo afuera de mí: tan fantasma, tan nada. Al volver a la cama siento que la piel húmeda de la espalda se pega demasiado a la tela. No había notado el sudor. Estoy empapado. Es quizá un símbolo de la lucha, en la que he salido vencido. Aparto todo. Intento ¿ s e r á posible? caer en mi sueño. 2

 

Pedro Ángel Palou

Nosotros conocimos a Xavier en el año 20, pero fue hasta el 25 cuando lo veíamos casi a diario, coincidíamos en el café Selecty, sí frente al hotel lturbide. Él tomaba té inglés con buns y mermelada de naranja, era bajito, muy delgado. Cuidaba exageradamente su aspecto: el traje casi siempre oscuro, de solapa delgada; los zapatos brillosos; además, poseía unas manos largas y las movía mucho al hablar, como si necesitara de esas manos expresivas, de aquellos ademanes para hacer verdaderas sus feo, frases. dos hombres siempre. era conLolosacompañaban ojos desorbitados. El señorcasi Cuesta, creo.Uno El otro acababa de llegar a la capital y era más tímido. Gilberto se llamaba. Los tres fueron poetas, ¿verdad? Lo que más impresionaba de Xavier eran sus ojos grandes, atentos, inteligentes. Nunca fuimos amigos, nosotros no estábamos en ninguna actividad cultural; simplemente era el Selecty el que nos reunía. Lo conocí en una galería de arte, en una exposición a la que me habían invitado por no sé qué razones. Bueno, a mí y a mi esposa, ve. Nosotros no éramos de ese medio, pero nos encantaba la vida social. Era la época en que el automóvil se ponía de moda. En el cine vimos Tra Travie viesa sa ju juve vent ntud ud Carn Carnaval aval La verdad de l vida. Bailábamos charleston. Empezaba el peinado a la Bob. No le cuento esto por mero afán costumbrista dice el hombre acariciando la mano de su m u j e r - sino para que se dé cuenta de lo importante que fue ese año. Además, de lo único que puedo hablar acerca de Xavier es de sus visitas al Selecty. No lo vi en otras ocasiones. Creo que él y su grupo de de escritores estaban en el salón México, un día del 29 en el que fuimos a dar de juerga, a bailar danzón, a emborracharnos y el anciano parece sonrojarse ante la mirada de desaprobación de su esposa que le sostiene unos ojos azules, fríos- a buscar pelea también, ¿usted sabe?, éramos jóvenes, despreocupados. Nos importábamos nosotros mismos. La ciudad era chica. ¡La gente iba de vacaciones vacaciones a Tlalpan, imagínese imagínese ¡Q ¡Qué ué va usted a poder imaginarlo , el ritmo de la vida era otro, a pesar de las noches de fin de semana en que caminábamos sus calles mojam e

das, tropezándonos con algún sereno cómplice de En nuestras parrandas. En la presidencia estaba el general Calles. el 26 empezó la persecución religiosa, claro que todavía sin armas, con el cierre de colegios, la ira de los obispos, el fanatismo que salía en defensa de la Iglesia. El pánico de los católicos. No sé 22

 

En la alcoba de un mundo para qué le cuento todo esto si usted ya lo habr á estudiado mejor; pero le insisto, era l mome nto ideal. ideal. Yo tenía 20 años y la

cabeza llena de ilusiones,

se alisa un poco el pelo b}1irkc5 que le queda, deja su mano en la frente, su esposa me hace una seña y comprendo que debo irme, que la nosta nostalgia lgia ha cansado a este homb hombre re q que ue corta de tajo su conversación, cierra los ojos y se estira un poco en el sillón.

Graci as , llee digo si Gracias sin n obte obtener ner respuesta mientras su m mujer ujer me acomp acompaña aña aamablemente mablemente hasta la puer puerta ta y musita un adió adióss casi imperceptible, apenas un silbido que sale de sus labios cerrados. Le hago un ademán con la mano y me alejo, también cansado.

- E l tema de la huida, del retorno, del naufragio. El hijo pró-

digo, e n lo que tiene de metafórico, es el tema nuestro: desarraigo, ausencia de tradición, rechazo. Se nos acusa de antinacionalistas por lo que nosotros creemos que es nuestra mayor virtud y nuestra mayor contribución al país; dotarlo de una cultura, de un trabajo, de una pasión. Modernizar su literatura ... - Y su modo de ser, de pensar - l e interrumpe el hombre. - S í también. En lo hondo ésa es la literatura que queremos. - U n a literatura que sustituya a la vida, Xavier. - C l a r o cualquiera con dos dedos de frente lo haría. Voltea a tu alrededor, intenta extasiarte en tu realidad y la verás vacía, hueca, pobre ... - ¿ P e r o no es eso una forma de evasión? - l e increpa nuevamente el hombre. - H a y acaso otra salida que tomar al arte como forma de vida - s i g u e Xavier como si no hiciera caso de la pregunta23

 

Pedro Ángel

alou

no como un sustituto de la realidad sino como la realidad. podr ía ser mi razón mi modo mi por porqué qué.. H e aquí lo que podría ¿ Q u é es lo que te desencanta en la vida? encan ta del arte: su su voluntad su naufragio L o que me encanta su sufrimiento. - Y en la vid vidaa en tus acto actoss ... sufro ro pero de un modo diferente. diferente. H e llorado También suf más por algunos personajes de la literatura que por seres de carne y hueso. Llámalo evasión evasión desencanto desen canto o como quieras. Y a lo veo r e s u m e aquel hombre compañ ero del co co legio legi o Francés casi casi cómplice de juego y ahora tan alejado tan diferente difer ente a Xavier Xavier molesto molest o por el encuent encuentro ro desesperado de esta conversación que era más bien un desencuentro. Todo empezó al preguntarle por qué los acusaban en los periódi cos de afeminados y traidores a la realidad. esto to es obra de la L o ves pero no estás seguro. En fin es pasión de la paciencia. Ya se verá si tenemos o no razón. Aho

ra

es sólo lo que creemos

N o s veremos pronto

por lo que escribimos.

l e dice el hombre despidiéndose.

quieras. Búscame cuando quieras.

En San San Rafael Rafael Xavier tenía una un a novia. novia. Noemí No Noemí emí Tobías Couto;5 salía todas las tardes de sus clases en la Preparatoria Nacional y se iba a verla verla acompañado aco mpañado de un muchac m uchac ho ... No no recuerdo su nombre; creo creo que ya estaban latentes sus inclinaciones inclinaci ones sexual sexuales es que aquel compañe comp añero ro de la escuela le agradaba a Xavier y por eso se hacía acompañar por él. Imagi n o los regresos al centro d o n d e nos encontrábamos co mo paseos lentos melancólicos melancólicos arduos. Y es es que en esos años de la adolescencia siempre son más las pregunta preg untass qu e la lass re res s puestas. Luego nos veíamos veíamos en eell Sanborns tomába tomábamos mos té inglés ing lés y planeábamos largas largas horas. Teníamos muchas lecturas le cturas comunes y es eso o nos daba da ba bastante bast ante conversación. Fue Fu e el el ti tiempo empo en que descubrimos q u é bella palabra para esa fascina24

 

En la alcoba de un mundo

c i ó n - a Gide, a Cocteau, James, Maeterlinck. Nuestros libros del Mercure de France esas ediciones amarillas que que-

ría imitar Cvltvra aquí. También nos leíamos nuestros poemas. Conversábamos más de lo 9ue asistíamos a clases. En esos años conocimos a López Vela;~e:' Vela;~e:' que nos inspiraba una gran admiración. Lo fuimos a visitar a sus clases y él, con su eterno jacquet interr interrumpía umpía para pa ra saludarnos, leer nuestros nuestros textos y comentarnos algunas cosas. No llegamos a ser amigos. No sé si por la timidez del poeta o por nuestra incapacidad de adolescentes. Lo que nos decía de nuestros poemas nos alentaba y por eso nos atrevimos a pedirle a María Luisa Ross, la musa de Urbina,   que nos publicara en l Unipersal Ilustrado. Xavier y yo, entonces, nos iniciamos juntos, el 4 de diciembre de 1919. Mi poema se llamaba "Parábola del hermano", muy influido por González Martínez, no recuerdo más que su título. Xavier entregó dos poemas pequeños; de uno me acuerdo que terminaba: aún en la noche n o ha nacido la luna y en los ojos se hielan las las ansias de llorar" llor ar" ¡Qué ¡Q ué fina finall Apenas empezaba Xavier a encontrarse con quien era, a sentirse rechazado, poco después ya se aceptó creo que casi completamente. Es más, Noemí fue su última mujer; si a ese noviazgo recatado puede calificársele como algo de importancia. El momento político era una un a locura, arrebatarse el poder entre caudillos y generales. El asesinato de Carranza. De la Huerta, Vasconce-

En un tiempo hasta se militarizó la Preparatoria. Pero los. creo no, que me equivoco, que eso fue antes. No sé. A veces pienso que me traiciona la memoria. Antes de dejar la pluma por un rato, olvidar estos recuerdos, tendré que apuntar el hallazgo de Xavier en una frase que nos uniría: "Hay que perderse para encontrarse, Salvador." Parece que lo estuviera oyendo al decírmelo. Sus labios gruesos abriéndose y su voz tenue, húmeda, fresca, de aquellos años que la nostalgia y la vejez empañan. En fin.

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Pedro Ángel

Paloo

Xavier está en su estudi estudio o de la call callee Donceles el número 11 cerca de la Prepar Preparatoria atoria.. Ahí están sus libros un escritorio pe pe-queño de cedro. Papeles revuelt revueltos os cuadros repro reproducci ducciones ones dibujos en las paredes. Un cuarto barroco. Hay un pequeño diván. div án. La tarde se vence lentamente; sin embargo el verano parece haber querido permanecer en la ciudad. El calor es apenas soportable. Xavier transpira y con su pañuelo enjuga el sudor de la frente amplia. Está apoyado sobre el alféizar de la ventana. Se lleva la mano al rostr rostro o detenie deteniendo ndo la barbilla con tres dedos doblados y aacaric caricia ia con los otros dos el cutis rasurado rasur ado limpio. Vis Viste te de traje azul azul marino. El saco está desabotonado y permite ver una camisa color crema. La corbata es de seda color granate y tiene unos pequeños puntos azules. Sus ojos extasiados contemplan el cielo. Valdría la pena decir: sus ojos atentos contemplan cualquier movimiento en el cielo. Esta descripción es más exacta. El pantalón holgado con valencianas cae en unos zapatos de punta delgada. Xavier lleva así unos 5 minutos. Desde que salió aquel joven irrespetuoso. e edad un poco menor que él. Desarreglado bajaba apenas escasos minutos las escaleras. Lo hacía velozmente y su rostro enfurecido podía explotar en cualquier momento. ¿De qué vale la pena decir que se llamaba Raúl Carpinteiro o Fidel Correa o cualquier otro nombre de alguno de su suss am amantes antes ocasio ocasionales nales torpes descui descuidados dados y deprimentes? Siempre después de sus escarceos inútiles Xavier se queda que daba ba con esa sensación de desasosiego de vacío vacío.. ¿Qué es la entrega si sólo satisface pero no llena? Es como aquella comida que el hambriento hambrient o devora hasta saciar su hambre para darse cuenta al fina finall cuan cuando do ssu u apetito ha sido satisfecho que era horribl horriblee sin sazó sazón n pastosa. Esto piensa Xavier mientras su mirada intenta perderse en el horizonte de ese cielo un poco más oscuro por una noche más que abarca la vida. Una más más se dice Xavier destrozado destrozado.. No es amor es tan sólo placer. Es animal es injusto. Y entonces recuerda cómo des-

pachó

al mucha muchacho cho aquel era apenas la segu segunda nda v vez ez

que se

26

 

En la alcoba de un mundo

veían. Él fu fuman mando do un cigarrillo mientr mientras as eell joven joven se vestía apresuradamente contra su voluntad refunfuñando mil cosas. Hasta que tomó de los hombros a Xavier y se inclinó a darle un beso lleno de rabia diciéRd l~ que al fin había encontra do un u n compañero compañ ero un ca cariño riño;; una ternura. Xavie Xavierr esta estalló lló ira ira cundo deshaciendo el el abrazo abrazo.. Empu Empujó jó al al hombre incre increpán pán dole: que entendiera los estrictos términos de la relación que habían tenido en ese par de entrevistas entrevistas que entend entendiera iera lloo fortuito del encuentro y que nunca podría haber una entrega sentimental sentim ental ent entre re dos homb hombres res tan diferentes con distintas versiones del mundo con opuestas nece necesidades. sidades. Entonces ¿era puro pu ro juego? juego? le pregu pregunta nta el muchacho y Xavie Xavierr le respon de que es mejor que se vaya y olvide todo lo ocurrido. Nada pasó entr e ntree nosotros sal salvo vo este este azaroso azaroso apagarse de dos vvel elas as parece oír el joven que le grita algunas groserías y azota la puerta pue rta para luego bajar corriendo iracundo una unass esc escale alera rass pequeñas peque ñas mal hechas irregulares que lo hacen trastabillar un poco. En ese momento en el quenoelver muchacho sale vier se vuelve hacia la ventana para el portazo queXa es un estruendo insoportable opacándolo todo. Luego se queda as asíí quieto quiet o casi sin sin pensar po porr más de 5 minutos apoyado en el alfé alféiz izar ar contemp con templan lando do el el ci cielo elo cal caluroso uroso de una tarde que obstinada fue vencida sin embargo por la noche. Lo demás es el silencio del cuarto y el ruido de la ciudad afuera. Mur mullos y pasos apenas perceptibles. Hasta que Xavier se vence y vuelve a pensar porque no tiene otra salida que enfrentarse ante esa actitud propia que llevaba un tiempo de considerar injusta desventajosa para l otro para el el que ofrece ofrece tan sól sóloo un cuerpo. ¿ ué le impide entregarse plenamente gozar de esa huida y abrirse al mundo que es el suyo el único acepta ble? Pudo Pudorr discreción recato se contesta Xavier mientras decide sentarse frente a su escritorio y jala la tela de unos pantalon pant alones es gruesos impropio impr opioss para el cal calor or que afortunada mente se empieza a desvanecer. uedan al descubierto unos calcetines azul marino con rombos grises y granate que com27

 

Pedro Ángel Palou

binan perfecto con su corbata. o es culpa se dice es temor desconocimiento tanteo. Pero la excusa no le parece válida. Se toma el rostro entre las las man manos os apresando apre apretand tandoo los los pliegues de su ppiel iel tersa apenas húmed húmedaa por la loción que acaba de aplicarse. Sus lágrimas y la pequeña llovizna declarada por l anterior boch bochorno orno em empiezan piezan parejas parejas logrando logran do una combinación hermosa.  

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II. De un cmv:l~q10 de viaje)

New Haven, noviembre 18, 1935 Estoy aquí, sentado, escribiendo. escribiendo. N o sé qué le pasa a mi pluma fuente: gotea, escurre, se deja ir Así estamos mi vida y yo en Chapel Street 1231, para mayor indicación. Hace unos minutos minu tos tuve clase clase de movimientos de escena. La clas clase, e, baste decirlo, fue sólo de recetas útiles. Práctica. Nada más. Apenas y ya está aquí la costumbre, los días que ya no son inhóspitos paisajes desconocidos, sino treguas entre el sueño. La tarde inmóvil, amarillenta, incrustada sobre un cielo desdibujado en pinceladas de colores. El otoño tiñe los árboles de tonos infinitos: nuevos y propios a la vez. Un otoño que permite caminar ent re hojas, entre hojas rrastrando ndo lo loss pies pies al dejar la estela de un solo sonido: el de, aarrastra nuestros pasos. Cuántas Cuá ntas veces veces platiqu pla tiquéé con mis amig amigos, os, en ese México pequeño, neto: andando por sus calles, recorriéndolo íntegro. Siempre quise ser el más coherente de todos los Ulises: el sedentario, peregrino inmóvil, viajero desde la silla y ahora, sin embargo, estoy aquí, sediento de cosas nuevas, abandonado a la experiencia. Náufrago. No sé. abría que decirlo: lo que impera en Yale es un dejo de academicismo: ideas estrechas, de manual. Útiles recetarios y estudiantes lentos y vacíos que enseguida enseñan el cobre. ¿Amigos?, muy pocos: Jim, un compañero de la facultad de Drama, nadie más de teatro; un historiador historiado r y un estudiante d e arquitectura. También un poeta que estuvo apenas ayer 29

 

Pedro Ángel

Palo1 1

leyendo conmigo una traducción de Nuevo Amor de Salvador: hablamos en francés y demuestra ser fino y culto. Cada quien cuenta su historia un poco en lo que platica y luego caímos en la cuenta de que aunque el cuer po aloje aloje l ser éste lo rebasa. Pocas caricias bastaron para una comunicación estrecha: puro goce sensual. Claro que no estoy dispuesto a comprometerme compro meterme afectivamente afectivamente con n nadie. adie. Lejo Lejoss asumo la lejanía. Me veo así New Haven es una pintura en la que estoy retratad retratado o pero ausente. ausente. Apenas puest puesto o aahí hí por descuido. Nada me ata y todo es nuevo. Sin Sin lazo lazoss sin ataduras. atadu ras. No hay amarre posible. Recib Re cibo o constantemente periódicos periódicos de Mé México xico aunqu aunquee huyo de amistades mexicanas. La impresión que tengo de mi país es que en él hay un gran gusto por los discursos. Se habla y vue vuelve lve a hablar sin parar. parar. No hay ninguna volu voluntad: ntad: só só-lo palabras dispersas dispersas caliente calientes. s. Pero como no entie entiendo ndo nad nadaa

de política mejor guardo guard o sil silencio encio sobre lo que sucede. Ve Veo o en cambio fotos de lo loss amigo amigoss recibiendo recibie ndo premi premio o o encabezando esporádica columna. Nada fuera de lo común. Vi Ímpetus de juventud juventu d una película películ a de S Silv ilvia ia Sid Sidney ney qu quee estáá basada en una bel est bellís lísima ima obra de teatro que se estrenó el año pasado: Accent on youth. Me gustó especialmente The Petri/ied Forest con un guión estupendo y algunas magníficas escenas. Hace unos días fuimos Rodolfo y yo a Boston. Es una ciudad débil. Cómica por seri seriaa le sucede lo que a es esos os políticos mexicanos que por aparen aparentar tar un ton tono o retórico so so-lemne y preocupado se vuelven grotescos simios. México en los 30 es una gran farsa de simios. Pero sigo: acostumbrados a los los dos teatritos de New Haven la vida noct urn urnaa de Boston nos desconcertó: cines cines numerosos teatros con varios estrenos. Hacía un frío terrible que nos obligó a entrar en un grillroom creo que se llama New Band. Hubo ahí un pleito de estudiantes. Todo empezó por una mujer má máss bien fea fea tímida que fumaba una boquilla negra larguísima y tenía un aire nostálgico de Pola Negri m u y risible vamp c l a r o que acentuaba su 30

 

En la alcoba de un mundo

aspecto siniestro. Como en una película: sillas, golpes, caídas tremendas. Se hicieron dos grupos de contrincantes bastante numerosos. La verdad es difícil saber si los muchachos distinguían a quién golpeaban; si a los suyos o a los otros. Quizá no era importante, o lo era ~tnRr e~tranje~izantes exquisitos afeminados. Traidores la patria. Xavier quería par paraa México la gran poesía de vanguardia del del mundo no la quería para sí. o r eso sus empres empresas as sus revista revistass sus impulsos. Recordar Reco rdar a Xavier es ineludibl ineludiblemente emente recor recordarme darme a mí mismo sumir sumirme me en depresiones depresio nes difí difícil ciles es en recuerdos ama amarrgos.. Me ccansa gos ansa me agota pen pensar sar en m míí mismo. Pon Pongo go pun punto to final fin al dondeq don dequie uiera ra qu quee esté Xavier le mando mand o un abrazo lo quiero quie ro lo admiro. Un Unaa parte par te de mí es suy suyaa y está intacta esperando el reencuentro.

La angustia es veneno el precio preci o que se paga por querer ser verdaderos. La noche cae como un telón de fondo. La Luna parece par ece un folla follaje je de escenografía barata. El aire corta mie mienntras un verano agitado se va escapando poco a poco en la certeza terrible de un otoño q que ue promete ser frío nostálgico. Una sinfonía d e claxons en la calle anuncia la ciudad que se mueve como un insecto inquieto. La ciudad y su piel brillosa y hú húme meda da como hoja de nav navaja aja.. Luego el sile silenci ncio: o: nada se oye.. Unos pa oye pasos sos quizá. Una mujer que se pelea con su amante y él que le susurra desconsoladamente pidiéndole perdón. Tal ve vezz un ladr la drid ido o opa opaco co un grito seco. Luego nada. Sólo la noche noc he de este teatro el de todos todo s lo loss días. días. Xavier Xavier no ha podidormir sigue en los cojines de su estu estudio dio con llas as manos tapándose los ojos. Los textos de Hughes esparcidos. El cuarto no parece un estudio sino sino un refugi refugio o un bunker contra la realidad. El fonógrafo deja escapar un tango meloso corto. La espera espe ra distrae sostiene juguetea. El dere derecho cho de la pereza de la entrega al tedio al sueño quizá el cue cuerpo rpo ssim im-plemente. plemen te. Ni un pensami pensamiento ento ni un movimiento movimiento.. Xavier piensa en Flaubert: basta ba sta pensar pensa r mucho tiempo en un mismo mismo do

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Pedro Ángel Palou

objeto para que éste se vuelva interesante. Luego recuerda a D Ors, sus frases cortas precisas puñales puñ ales certerísimos; certerí simos; sus largas larg as digresio digresiones nes netas netas clar claras: as: prescrib prescriboo llaa única medi medida da para par a la salvación: el tedio. Sin conversaciones ni caminatas fatigantes: gant es: silencio silencio y quietud quietud.. Ninguna Ningun a lectura reposo aba abandondono entrega. Cerrar Cerra r los los oojos jos e intent int entar ar esa entrega dormitar contemplando igual da abrir los ojos y quedarse aguafuerte en la pared chueco malcolgado. Una mancha un en la alfombra que adquier adquieree postura postur a posición movimiento: qu quee deja de ser mancha y se vuelve forma y se torna animada ágil ág il fel felina ina:: ssee po pone ne en pie mueve sus ext extrem remida idades des corre corr e salta juega se transforma: vuelve a ser mancha. Nada que sosten sostenga ga hundirse aband abandonado onado náufrago de su tedio. Desconciert Desco nciertoo de voces tipludas tiplu das en el pasillo quizá Xavier se distrae un poco pero no debe. Vuel Vuelve ve a ssuu estado habitual habitua l de letargo. letargo. Un cuerpo tendido una queja queja el acomodo de un brazo que se se detiene en un granito granit o de la ppiel iel juega con él lo aprieta lo ras rasca ca lo tortura tort ura hasta que el dolor dol or lo detiene. La lucidez empieza: empieza: un arma una entrega un olor un sonido. Xavierr dice cua Xavie cuarto rto y vvee una pared par ed blanca. Dice fuego y se detiene detie ne en lo loss cojin cojines es sobre lo loss que se ha acost acostado ado acaricia el terciopelo y como un adolescente que roza la mano d e su amadaa un temb amad temblor lor lo recorre de pie piess a ccabe abeza. za. Cierra entonces los párpados y aprieta con sus manos las circunferencias de sus sus ojo ojos. s. El negro empieza a adquirir adquir ir tonos hay fformas ormas que se mueven elásticas en la cárcel de esos ojos cerrados apretados sin piedad. Una mancha blanca en el centro da lugar a un cua cuadra drado do simétrico figur figuras as geométricas que se des-

lizan por la superfic superficie. ie. Aquí un dolor se se torna torn a luz un apretón se se vuelve vuelve pasión conocimie conocimiento nto imagen. Una línea que qu e quiere ser verdosa recorre la superficie del oj ojo. o. Hasta que los abre y con la visión borrosa se vuelve a apoderar de su espacio: pac io: la pared blanca enfrente. ¿Tienee algo ¿Tien algo de provecho estar tirado así sin hacer nada 6

 

En la alcoba de un mundo

jugando a sentir senti r tantas cosas cosas a variar la entrega de tantos sentimientos y de tantas sensaciones encontradas? Xavier no contestaa a su prop contest propia ia pregunta prefiere no pensar pensar poder pod er quequedarsee tod dars todoo el el tiempo tiem po inmóv inmóvil il como le le gustaría el mundo mun do a veces: quieto distante flojo pd dtente de un hilo. Como el caballo maligno en Cocteau entrega un mundo mund o mágico mágico pero un sueño del que Orfeo no volverá a salir ni cuando regrese del infierno infie rno ni cua cuando ndo le corte cortenn la la cabeza. Xavier vuelve vuelve a la al aguafuer pared aguafuerte te a la mancha. Junto, alguien azota una puerta y el muro se mueve vibra. ¿En este estado de tedio absoluto es posible generar una ira tal que cierre por sí misma la puerta pue rta sin moverse siquiera. Un enojo inmotivado salido del propio prop io cuerpo sin otra cacapacidad pac idad que q ue la de ser ser existir? No No:: las circunstan circunstancias cias el recuerdo puede también provocar la ira. El abandono no lo lograría. Ni un pensamiento: la dejación lo elimina. Entonces es positivo positi vo el tedio el letargo: dejarse llevar por una gama de excesos de reacciones de estímulos. Pone Po nerr en juego juego los sensentidos y escapar lúcidamente del mundo. Así la pereza se torna rescatable. El fonógrafo se paró ya hace tiempo sin cuerda. El silensilencio puede ser atroz. Cuando Agustín abre la puerta Xavier salta temeroso demasiado sensible sensible después de las las horas tumbado ahí. Él entra y se abrazan se besan apresuradamente. Xavier le acomoda el cabello que el aire ha dejado revuelto. La espera ha cesado Agustín Agustín trae sus sus cuartillas cuartillas y por ese amor o por un cariño cariñ o todavía más más grande lo saca saca de su abulia y se ponen a traducir La vid vid que te di de Luigi Pirandello. Su último hallazgo juntos es la prosa italiana. Los invade un gozo gozo adolescent adolescentee enfebrecido. enfebr ecido. Ambos se - m i n t i é n d o s e - que la entrega miran entre entr e los lo s ojos ojo s diciendo es absoluta posible íntegra. Lo Loss distrae una ventana que se abre; cristalino su sonido golpea contra el muro. La Luna sigue siendo falsa falsa y la noche burda burd a de tramoya tramoya corriente. 6

 

Pedro Ángel Palou

En el ridge la subasta es la fase del juego en la cual los juga dores van anunciando su fuerza mediante pujas o declaracio nes sucesivas; la declaración más elevada determina el con trato. Cada jugador tiene la facultad de anunciar anunc iar Paso o bien un número (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 seguid seguidoo del nombre nombr e de uno de los palos (trébol, diamante, corazón, pica) o de la expresión

Sin triunfo ;

por

ejemplo:

trébol, trébo l, 3 pica, 6 sin triunfo tri unfo,,

por la obligación etcétera. Esta facultad queda restringida que tiene cada jugador, en caso de pasar, de efectuar una de claración que supe supere re la última ((sin sin conta con tarr los Paso Pas o ), y queda ampliada por la posibilidad de decir Doblo Dobl o a la declara ción de uno de los medios del equipo adversario, que signifi ca no creo que puedas cumplir ese ese contr contrato ato Contra el Doblo un jugador del del equipo doblado puede pued e replicar Redoblo , que sign signific ificaa confianza confianza en que la marca anunciada será cumplida. La subasta termina cuando cuand o tres jugadores jugadores han dicho Pa so Si en la primera vuelta de declaraciones todos dicen Paso , se reparten de nuevo las cartas. El dador será quien repartiera en caso de que se hubiera jugado normalmente. Eso para no hablar de la plusvalía del valor de un palo ganado en la subasta y que hará su aparición al ganarse las bazas sucesivas.

Mi corazón duele, mis sentidos se embotan. ba creciendo entonces un penoso silencio que sus palabras rompían a sa cudidas, pero que después volvía a hacerse más profundo, mientras se oían atrás los acordes de una música tenue, sil bante casi. Xavier se divertía traduciendo. La noche era joven, los esperaba una revista en el Lírico, alguna caminata por la Alameda, paseos y más silencio. Ya sólo aguardaban la llega66

 

En la alcoba de un mundo

da de Salvador y Jorge. A pesar del aburrimiento, los esperaba una sensación de respiro. Relajar el cuerpo con un danzón, dejarse ir, sin importar ya nada. Si la ciudad estaba movién dose, ellos no podían quedarse quietos. ¿ C ó m o decías? pre g~t ií Agustín apoyando su mano afilada en el escritorio. N a d a ; me siento ansioso. La noche me cansa. ¿ P o r qué no puedes estar a gusto? N o puedo, de verdad. Nada me satisface, además. Luego el silencio, el vacío de nuevo. Nadie habla. Los dos escriben. Pasan minutos, tiempo que podía ser horas a juzgar por la presión del ambiente, por lo tenso de las cosas. Alguien dice dice:: Arréglate, no tardan en llegar llegar , y sorpr sorpresiva esiva-mente el mundo se recompone recompone.. ·

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IV. De un cuaderno de viaje) ,; . .

New Haven, 28 de marzo, 1936 Una laguna de silencio que n o es de sueño. Mis correspon saless se van reduciend sale red uciendo: o: Agustín, Salva Salvador dor,, Jorge Jorg e 3 - a u n q u e él no me ha escrito n a d a - ; algunos más quizá olvidados. H e ido a Boston dos veces en febrero para hablar de Yale, el 9 y luego el 26 para discutir sobre teatro norteamericano. El mismo insoportable insomnio me hace escribir hoy, aunque me había habí a faltado decisión para par a hace hacerlo. rlo. Si no escribo, la nos talgia tiñe los tonos de mi mente y tengo más vivas, más pre sentes a todas las personas que dejé, que quiero: imagino diá logos, paseos, juegos. Escribir estas líneas, fijar sus retratos, hacerlos imperfectos, mutilar mi sueño. También es un alivio secreto dejarse llevar por la letra que se desboca como un animal herido. En México se ha inaugu rado el rillon y por ahí nos dejaremos llegar en poco tiem po. Salvador me mandó su himno y una preciosa historia historia del cabaret. Además de un programa de mano de las primeras funciones. Estoy resfriado y dejé de fumar, lo cual en alguien que no tiene marca de cigarrillos es prueba de ser mal fumador. En cine The host Goes West, una buena impresión. En teatro rehusé ver Cyrano porque Rostand me revienta. En bridge nada, a pesar d e que en México mis amigos siguen practicándolo; deben estar hechos unas hachas. En poesía: algunos noctur

nos muy trabajados, intensos, lúcidos sin luz: son poemas noc69

 

Pedro Ángel Palou

támbulos, de tiniebla. En amor nada: unas cuantas aventuras sin importancia. La nostalgia sí va en serio. En lecturas Nature in English Literature un ensayo bueno con cierto dejo de academicismo, y mucho O Neill, una relectura de su marinero que me inspiró algún poema. Rodolfo está quieto, más a gusto que yo más contento. Duerme mejor, se siente mejor, gusta más de las clases que yo. Le ha servido enormidades este viaje. A mí también, no tengo por qué negarlo: el precio de estos insomnios es haber aprendido a dirigir y sentirme libre, maduro, sin esa excitación adolescente, forzada, que tenía en México. Si allá el tiempo era una sucesión lineal de acontecimientos, aquí se hace elástico, poético, propenso l sueño. Gide: me encontré, si no robusto todavía, capaz d e llegar a serlo: armonioso, sensual, casi bello. En medio de un silencio desierto como la calle antes del crimen, sin respirar siquiera para que nada turbe mi muerte en esta soledad sin paredes, en este cuarto sin fronteras, en esta alcoba de deja un mundo que aestá deshecho. Ende el una silencio que mi cuerpo ha venido posarse el llanto mujer -¿ab ajo arriba, al lado de este pequeño departamento cuyas lágrimas me miran. Hago que no la oigo para estar más tranquilo, pero no puedo: un instante basta para que sus gemidos se apoderen de mi cuerpo. La imagino bella, rubia, alta; la creo abandonada; se ha echado sobre la cama y estruja la almohada aniquilándola. Me la figuro sola, terriblemente sola. Su alma discute la prisión de un cuerpo que la encadena. Nada puede hacer. Una puerta se abre. Creo ver un abrazo, alguien ha entrado y la cobija con sus brazos que sueño fuertes, varoniles. El llanto cesa, creo en una mirada turbia que se oculta en el pecho del hombre. Él seguramente toma su rostro y la besa, sin amargura. La puerta se cierra. ¿Salen? Sí unas pisadas habitan la escalera y la luz de dos cuerpos unidos se apodera de la noche. Los imagino muy juntos, jugando por la calle, con frío pero con desvelo. Insólitos amantes reencontrados. 70

 

En la alcoba de un mundo

Lo demás sigue siendo el silencio. Todo yo me arrastro por la fuerza del deseo, de ese insomnio que me maltrata, luego me besa, se va, retorna: juega conmigo pensando que así de~e ser. ¿Por qué no? Le digo v- -t, .. que estoy harto. Responde con un claxon. La noche sigue siendo su espacio, el territorio, sí, el lugar de un insomnio que no está dispuesto a dejarme ganar. Pellicer: cómo hablar qu e eess d dee otro ot ro modo. La sombra es líqui líquida, da, en e este amor que ella me hun o pensa pensando ndo en mí y en los otros que q ue he amado: amado: veo sus rostros, ni siquiera una voz, entre ellos, que los defina. Y las sombras de las palabras le salen l paso a la noche. Quier en habitarla y n o lo logran. Memoria, temor, mar de sueño antiguo. Amargura, unos párpados, el mar que inunda mis oídos. La muerte, la noche habla de la muerte: NOCTURNO EN QUE H

BL

L

MUERTE

Si la muerte hubiera venido aquí, a New Haven, escondida en un hueco de mi ropa en la maleta,

en el bolsillo de uno de mis trajes, entre las páginas de un libro como la señal que ya no me recuerda nada; si mi muerte particular estuv estuviera iera esperando una fecha, un instante que sólo ella conoce pa para ra decirme: Aqu Aquíí es esto toy. y. Te he seguido como la sombra que no es posible dejar así nomás en casa; como un poco de aire cálido e invisible mezclado en el aire duro y frío que respiras; como el recuerdo de lo que más quieres; como el olvido, sí como el olvido que has dejado caer sobre las cosas que no quisieras recordar ahora. Y es inútil que vuelvas la cabeza en mi busca: estoy tan cerca que no puedes verme, estoy fuera de ti y a un tiempo dentro.

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Pedro Ángel Palou Nada es el mar que como a un dios quisiste ponerr entre pone entr e los dos; dos; nada es la tierra que los hombres miden y por la que matan mueren; ni el sueño en que quisieras creer que vives sin mí, cuando yo misma lo dibujo y lo borro; ni los días que cuentas una vez y otra vez a todas horas,

ni las horas que matas con orgullo sin pensar que renacen fuera de ti. Nada son estas cosas ni los innumerables lazos me tendiste, ni las que infantiles argucias con que has querido dejarme engañada, olvidada. Aquí estoy, ¿no me sientes? Abre los ojos; ciérralos, si quieres. Y me pregunto ahora, si nadie entró en la pieza contigua, ¿quién cerró cautelosamente l puerta? ¿Qué misterios misteriosaa fuerza de gravedad hizo caer la hoja de papel que estaba en la mesa? ¿Por qué se instala aquí, e pronto, y sin que yo la invite, la voz de una mujer que habla en la calle? Y l oprimir la pluma, algo como la sangre late y circula en ella, y siento que las letras desiguales que escribo ahora, más pequeñas, más trémulas, más débiles, y no son de mi mano solamente.

¿De dónde sale todo este río de palabras, cómo recuerdo el borrador que escribí hace dos días, y lo reconstruyo, lo rehago tan fácil, velozmente? Es real la frase: hay otra mano que me guía, hay otro ser dentro de mi que me consume. Éste es el insomnio: un deambular esquizofrénico en el que no se sabe quién sueña quién es es el soñ soñado ado por porqu quee los dos eesstán dentro de ti, te forman. Y el insomnio no impide el rigor, 72

 

En la alcoba de un mundo

la búsqueda del equilibrio entre la inteligencia y la sensuali dad. Íntimo, habitable, sincero, el poema se vuelve un terri torio de la persona de la personalidad-, un espacio de búsqueda, un ente que explorj Ji 1,ransición, el lazo que me dia el sueño y la vigilia, la noch/ y el día, la vida y la muerte. El insomnio es su catapulta. Viajar Via jar en el poema, nutri nut rirr la quietud, habitar habit ar la inmo inmovi vili li dad del viaje: un movimiento lento, corto, intenso. La poesía debe tener la forma de los objetos que describe, la forma de su pasión que ya es un viaje. Escribir sobre el insomnio es inevitablemente hacer que n o

el tenga la forma delainsomnio. así será verdade ro,poema sincero, íntimo. Aspiro una poesíaSólo íntima, de estado de ánimo ... .. . La nie nieve ve es silenciosa, silenciosa, escribir esc ribir sobre sob re ella es adquirir su forma, comunicar su silencio. La primavera la derrite, pero n o puede llevarse su mudez.

La noche es un agujero enorme. Rodolfo sigue en sus juegos de política, que si Cárdenas, que si Calles, que su amigo resucitado en la política, en el poder. México se mueve, al alejarme lo observo: es un reptil que se arrastra, que para evolucionar en el reino de las espe cies debe deb e hacer ha cer evolucionar a sus hombres: actual actualizarlo izarlos, s, po nerlos al día de este vertiginoso día que es el tiempo. Abrir la vida y abrirse a ella ella,, a pesar de todo Estas palabras están condenadas, además, a ser fragmen tarias, como la vida misma. Antenoche fuimos a cenar con unos amigos norteameri canos que estudian en Yale. La conversación era nutrida, es pectacular. ¿Cómo podía ser posible que en un mismo lugar se hablara hablar a de Mann, Mahler Mahler,, Nietzsche, Henr H enryy James, O Neill, pero lo peor: al mismo tiempo? Al poco rato dolía la cabeza; la cultura n o es una casa de citas. X dijo, Y le contestó, W piensa, Z comenta. El exceso de nombres conduce a la hipo cresía: ellos dicen, yo sólo comento coment o ... .. . En esencia es es un pro blema de educación,

de

índole pedagógica: en Estados Uni7

 

Pedro Ángel Palou

dos no se enseña a pensar sino a repetir. Yo opino pero como sé que otros lo hacen por mí y los uso sería el el resumen res umen de la conversación. Nada nuevo bajo el Sol. Rodolfo y yo decidimos cidim os caminar un rato dar vueltas vueltas por la calle antes de meternos a la casa. Caminar es un ejercicio mental: obliga a poner en orden. Rodolfo quería saber qué pensaba yo del viaje si no veía yo a México desde otra perspectiva; cuánto me había enriquecido; cuánto no. o podía darle a leer mis palabrass escritas en estos insomnios pero palabra pe ro las resumí menos objetivas empapadas por la nostalgia de una conversación con un amigo amigo en medio de la noche en una ciudad desierta. Algo nuevo que surgió en mí mientras al hablar ponía en orden ord en mis mis impresiones: todos llos os ataques ataque s que recibimos primero cuandoy éramos sólo extranjerizantes sólo luego afeminados por último al cierre de la revista revisytaexquisitos de Jorge Jorg e Cuesta Examen inmorales; todos esos ataques decía no iban contra nosotros solamente sino también contra todos los mismos prejuicios prejuic ios que encarnaba encar naba la la sociedad porfiriana con su esestratificación tratificac ión social social donde don de par paraa ser aceptado acep tado la receta era seseguir al pie de la letra el Manual de urbanidad su falso decoro su impostada hipo hipocresía. cresía. En llos os que nos nos atacaban estaban esta ban latentes todos los traumas y complejos que nos hacían lo peor para sus valores; por eso éramos objeto de sus burlas. La actitud provocativa de algunos terminó cuando por fin

salió el número 4 de Contemporáneos y se acabó la pesadilla que se había vuelto. Eran más las cosas que nos separaban ya; la revista revista dejó de tener cohesión no había un proyecto una línea que la consolidara como hubo con Ulises. Se había acabado el el periodo peri odo de de grupo empezaba el de la soledad la obra ob ra personal las largas horas silenciosas y solitarias las lecturass privadas. El tura El grup grupoo sin sin grupo como alguna ve vezz lo llamé se desunió se desperdigó: los los que no salieron en sus carreras diplomáticas se aislaron en sus puestos pues tos de burócratas; alguno hasta renegó de la revista y de ser escritor. El falso periodismo de l Universal y sus encuestas enconaron aún más 74

 

En l alcoba de un mundo

nuestras rivalidades. Se acabaron nuestras reuniones en la calle de Independencia y se terminó esa oficina destartalada, con sillas de petatillo, que eran una ruina, preferíamos sentarnos en el suelo. esa mesa enJP )ndelas nadie podía Sobria escribir;y las estanterías paraYalmacenar y llevar revistas. seca como nuestra amistad resquebrajada. Sólo las alianzas internas, lo loss pactos pac tos de sangre pre previos vios a l revista, ésos quedaron intactos. Rodolfo preguntó si estaba yo decepcionado entonces. No, porque nuestro trabajo en grupo dejó frutos, la generación que nos continúa y tiene su revista, o y la tuvo, y en ella a u n q u e a veces se nos contradiga se nos continúa. No todo fue en vano. Duele la ausencia de amigos. ¿Eran todos realmente amigos?

El insomnio se empieza a vencer, agraciadamente. El fantasma del sueño ronda en mis párpados y pesados, semicerrados. Nada hay que consuele esta existencia que el insomnio divide en dos, que petrifica, que separa. No es la falta de unión entre soñar y ser soñado, ser o no ser realidad. Es la duda, la melancólica avaricia de saberlo todo, de entenderlo todo. Es la incertidumbre, el miedo, la angustia: es la cólera, la ausencia, el frío. Recuerdo mal la forma del día, habito la noche. La luminosidad del Sol me empaña la visión, aplasta los colores. En las noches es más fácil la memoria. El negro lejos con el cielo, detrás de las capas de niebla, de frío. Denso, opaco, el halo de la noche cubre el mundo. Un cielo triste, que obliga a verlo en oleadas, chorros de agua. Trombas de luz desprendidas de la Luna. Silencio. Quietud. La noche cabe en la palma de mi mano. La tomo. La duda se vuelve una palpitación que conjunta la blancura de la noche con la negrura

de la Luna Lu na e ilumina el pulso acelerándolo. acelerándolo. Cada noche es un

mundo. Cada noche es diferente. Cada noche dura un tiemp o distinto. Cada noche tiene un sonido diferente: de ladrido 75

 

Pedro Ángel Palou

de perro, de llanto de mujer, de alegría de ebrio, de silencio de alma. Las noches se hablan, se contestan de estación a estación. Nunca se consumen: su tiempo y su espacio son el cuerpo de un hombre flaco, solitario, malhumorado: insomne, ojeroso. Un día la noche no será: estará En la noche no cabe ser mustio, mentiroso. El cielo todo lo sabe. La Luna conoce todos los sueños. La noche es cómplice del secreto de los cuerpos que se rozan, del amor que no se puede dejar en otro país y persigue, ata, envenena, acecha. El amor, la separación, la ausencia. El amor como algo demasiado nuevo, demasiado fuerte aún. El amor, demasiado terrible separarse. Cuerpo, alma. Eso es lo que veo, en el desierto de mi insomnio. Mi vida se aparece en trazos: amplia, dolorosa, viva viva ... .. . Mira, jovencito, ustedes son muy idealistas; a su edad yo lo era también, 4 pero con los años se da uno cuenta de que el mundo ya está hecho, las opciones creadas, los espacios cerrados. Ser jóvenes no es ningún consuelo: se los usa como carne de cañón, se les programa para incorporarse a un Estado que no cambia, aunque el poder pase de unas a otras manos. ¿Crees en tu país, en la Revolución, en el Progreso? Claro que sí, porque has sido educado para eso, pero estás metido dentro de una gran ilusión ¡Qué carajo le importas tú al país, a la Revolución, al Progreso o te culpo, cuando los de mi generación éramos jóvenes nos pasó igual: creímos para ser usados. La juventud es esencialmente contradictoria. El ser humano es una mierda plagada de contradicciones. Cuando envejeces te das cuenta, niñito, por fin, del abismo que separa tus sueños e juventud de tus realidades y miserias. Los jóvenes sufrieron, sufren y sufrirán. A tu edad interiorizamos las contradicciones de esta vida, aunque cualquier camino que se emprenda será finalmente arrebatado. Yo pertenecía, como me preguntas, un poco de forma marginal, al grupo de Contemporáneos, conocía a Xavier, publiqué con Jorge Cuesta en xamen y por culpa de mi novela Cariátide cerraron la revista, así que ya ves si tengo armas para hablar, no me faltan argumentos. Todos nosotros apostamos todas las cartas, ¿sabes?

76

 

En la

alcoba de un mundo

Quería mos ver sobre Queríamos s obre la tierra, sobre México, el el paraíso, paraíso, la realización de la cultura y el arte; queríamos transformar el mundo desde sus raíces. Defendíamos a capa y espada ese de recho: éramos jóvenes, qué carajo. Creo que fue a partir del cierre de Examen cuando nos di'frts,s-euenta, al fin, de nuestra vana ilusión. Jorge se suicidó 1 0 años después, cortándose los genitales. Fue monstruoso, pero quizá necesario. Él era el más lúcido de nosotros; no esperó a que la vejez lo venciera. Se Susabía dentro de uncambiarlo mundo desolo. muerte, equivocado, p o que no podría puede decirinjusto. que murió No se joven, él había envejecido mentalmente, era terriblemente in teligente, era un enemigo. Por eso lo criticaron tanto, lo cerce naron, lo castraron; no podían darse el lujo de aceptarlo. Nun ca estuvo con nadie; hablaba de la crisis crítica, de la muerte del arte, d e una sociedad que no n o lo nec necesita esitaba, ba, donde la poesía no era sagrada, sino más bien prescindible. Al menos que fuera para propaganda, entonces sí le era útil a la Revolución, al Progreso. ¿Entiendes, chingaos, chingaos, entiendes?

Su mirada es lacónica; su cuerpo envejecido se cierra so bre sí mismo como un caracol. Toma ron desaforadamente. Estamos en Cuautla, en un Encuentro Encuen tro de narradores don don de le ha mentado la madre al Presidente. Nada le importa ya, sigue siendo fiel a su afán provocativo; el mismo con l que construyó ariátide y se burló de una sociedad mojigata, reprimida. Así es jovencito, Xavier también terminó mal, harto del mun do, de su país; descontento de la vida, de todo. Yo creo que se suicidó. Eso fue ocho años después de que Jorge decidiera matarse. Ser poeta era un ejercicio de la voluntad; para ellos era también mantenerse fieles a sí mismos. La Libertad y la Salvación s i es que existen estaban en ellos mismos, no en l arte siquiera. Antes de que desvaríe, por la ni ense nos quesociedad a los viejos van las palabras, déjame decirte que por eso eran totalmente comprensibles las crisis de Xavier o el hecho de que el trabajo de Jorge nunca en su vida se haya reu nido en un libro, porque era fragmentario, dispar). En noso-

77

 

Pedro Ángel Palou tros, a diferencia de todos los convencidos de la Revolución el Progreso, se daba esa comprensión que da ser poetas y a l vez no querer serlo: negar l posibilidad, atacar de tajo el ho rror que es el desierto de una página en blanco. Luchábamos contra la poesía no por ir en contra de nosotros mismos, sino para evadir toda responsabilidad de situar la ausencia de sue ño, lo imposible de l vida, frente l rostro de los demás. Tam

bién ésa era la razón por la cual nos enfrentamos a un mundo supuestamente proletario, de salones de baile,
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