Palabra Secreta de Kim Pritekel

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Sexo: Ok, necesitamos tener una pequeña charla. Pues bien, sexo es un término relativo, en esta historia en particular el sexo no es sólo relativo, es bastante explícito. Por lo tanto, disfruten pero mantengan algunas toallitas prácticas a mano. Nota: Esta es sólo una historia corta, dulce para el día de San Valentín, y la esperanza de amor y aceptación. Espero que la disfruten. Si desean decirme lo maravillosa que soy como escritora o que apesto espléndidamente, no duden en: [email protected] Vengan a visitarme en: www.coloradobardsplace.com

o con mi editor en:

www.pdpublishing.com

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Descargo de edición: Original de Kim Pritekel y traducción de MarisG que, muy amablemente me entregó para que se los pasara como buena Amazona que es. Esto va gratis, señoras, así que no me hagan enojar borrándole algo, atribuyéndose su traducción o cosas por el estilo. Disfruten, que bastante enviciadas que están. Nos vemos. Julieta “Meltryth”.

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Palabra Secreta Safe Word Kim Pritekel Traducido por MarisG (2017), editado por Julieta “Meltryth”

Alison estaba sentada en el asiento del pasajero. Echó un vistazo a la casa oscura con tan sólo una lámpara encendida en la ventana- por quinta vez. Su amiga suspiró. "¿Quieres hacer esto o no, Al? Si no es así, dímelo ahora y te llevo de vuelta a casa." 1

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La rubia tragó, y luego miró a la pelirroja detrás del volante. Sacudiendo la cabeza, tomó una decisión. "No, quiero hacerlo. Creo." Sharon rodó los ojos, comenzando a desesperarse. "Alison, no voy a obligarte a nada. Dijiste que querías hacer esto, así que te traje conmigo. ¿Eso ha cambiado?" "No." "Está bien. Entonces, vamos. No quiero que los buenos se marchen." El coche repentinamente fue inundado de luz cuando abrió la puerta. La rubia miró contra la avalancha inesperada, luego abrió su propia puerta. "Recuerdas la palabra secreta, ¿verdad?" Alison asintió, asegurándose de que la puerta estaba cerrada con llave. Una docena de coches se alineaban en la calle y caminaron hasta la entrada de la casa. Era una casa pequeña, de dos pisos. Parecía como si hubiera sido construida hace unos sesenta o setenta años. Alison estaba detrás de su amiga Sharon. En cuestión de segundos se abrió la puerta, con un hombre alto sonriendo en señal de bienvenida. Sharon y él intercambiaron un rápido abrazo, a continuación, a las dos mujeres se les permitió entrar. Cuanto más atrás iba en la casa, más profunda era la sombra. Los muebles habían sido empujados a las paredes, el piso vacío, dejando espacio para hablar, bailar... y lo que fuera. Había unas figuras oscuras sentadas en los sofás y sillas, otros estaban de pie, charlando o simplemente echando un vistazo a los recién llegados. Era algo surrealista, como todo el mundo estaba vestido de negro, al igual que Alison y Sharon lo estaban. Reglas de la casa. "Siento como si estuviera en un funeral", la rubia le susurró a su amiga, sin dejar de lado a la pelirroja. Sharon se rió, pero no dijo nada. Al cabo de unos momentos, un negro alto se acercó a ellas, sus ojos en Sharon. La pelirroja se volvió hacia su amiga. "¿Vas a estar bien?" Alison asintió. "Sí." Ella vio cómo se llevaron a su amiga y luego volvió la mirada de nuevo a la habitación de antes. Ojos curiosos se reunieron con su mirada reticente. 2

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Unos pocos hombres y una mujer le sonrieron, pero ella no les hizo caso. Sabía que tenía que hacer esto, lo necesitaba para finalmente dejar de lado el daño que Troy le había hecho. Habían pasado más de tres años y era hora de que ella se relajara. Sharon tuvo la idea de que tal vez una fiesta de sexo, sin ningún compromiso, sin enredos emocionales, sería la manera perfecta. Alison no estaba tan segura ahora, mientras se sentía como un pedazo de carne en una subasta de ganado. Se acercó un poco más a la habitación, tratando de ver a través de las sombras, observando algunos de los cuadros colgados, pero su lectura fue interrumpida cuando sintió el calor corporal de alguien justo detrás de ella. Ella se congeló, grandes manos agarraron sus caderas, tirando suavemente de la rubia hacia un cuerpo sólido. "¿Quieres esto?", un suave susurro preguntó, rozando la oreja al otro lado de Alison. Tragó por un momento, tratando de decidir si de hecho, lo quería. Decidiendo que esto era por qué estaba allí, ella asintió con la cabeza, entonces se quedó sin aliento cuando la sensación de esas manos salieron de su cadera y poco a poco se abrieron camino por su costado hasta que cubrieron sus pechos vestidos de algodón. "¿Sabes la palabra secreta?", la persona susurró y Alison asintió. Sin más preámbulos, la rubia se empujó suavemente hacia la cocina, donde las sombras eran aún más espesas. Ella no pudo evitar sentir una pequeña sensación miedo a pesar de que sabía que estaba completamente segura. Estaba rodeada de gente y ante el primer sonido de angustia, ella estaría bien. Aun así, no conocía a esta persona y no podía creer que estaba permitiendo que un perfecto desconocido que la tocara. Finalmente, Alison se dio la vuelta, siendo capaz de mirar al desconocido, no es que pudiera verlo claramente. La cocina estaba tan llena de sombras, lo único que podía ver era una silueta. Se dio cuenta de que era alto y eso fue todo. Sintió las manos del desconocido dejar su cuerpo, sólo para reaparecer tomando su rostro.

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"Eres hermosa", dijo en un susurro, justo antes de inclinarse y tomar el aliento de Alison en el más profundo y sensual beso que jamás había tenido, de la boca más suave que jamás había sentido. Quedando un poco mareada, se dio cuenta de que en algún lugar durante ese beso, ella había apoyado su mano sobre un delicado hombro. Quedó sin aliento cuando la agarró por la cintura y la depositó suavemente en lo que sentía era un tablero de la mesa. El extraño presionó las rodillas contra Alison hasta que abrió sus muslos formando una “V”. La cabeza de Alison cayó hacia atrás y suaves labios encontraron su cuello. Cerrando los ojos, se permitió absorber el contacto humano y afecto, incluso si era al estar en manos de un extraño. Sentía la suavidad de la piel cálida como su falda fue empujada hacia arriba, una palma suave recorriendo su muslo. Mechones de cabello largo haciendo suaves cosquillas en la cara de Alison como el desconocido se puso de pie. Ella sintió el aliento caliente contra su frente justo antes que un suave beso fuera colocado allí. Los ojos verdes se cerraron mientras las lágrimas tenazmente surgieron ante la ternura que este extraño le estaba mostrando. "Quiero estar dentro de ti," dijo el extraño, susurrando suavemente. Un gemido suave una voz femenina. Los ojos de Alison se abrieron mientras jadeaba, con sus manos buscando descansar contra un vientre plano a punto de empujar. Sus manos fueron capturadas por los de la mujer que seguía en pie entre sus piernas. Ella sintió el cabello suave rozar su cara otra vez como suaves labios rozaron su oreja. "Shh. Relájate. Vive la experiencia. Déjate llevar." Alison sentía las palabras claras hasta el fondo de su alma, haciendo eco en su cabeza y cuerpo. Cerrando los ojos una vez más, dejó escapar un suspiro tembloroso y asintió. "Bien." Ella sintió la sonrisa de la mujer contra su mejilla, liberando una de sus manos como la mano de la mujer bajaba entre sus cuerpos, con sus dedos encontrando la ropa interior húmeda de Alison.

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Alison se quedó sin aliento, sus piernas involuntariamente abriéndose al contacto. Su boca estaba envuelta en un acalorado beso, su sexo siendo acariciado a través de la cubierta de satén. Su mano salió al encuentro de una dura entrepierna vestida de algodón. Podía sentir el contorno de algo largo y rígido. Ella gimió con confusión antes de alejarse del beso. "¿Quieres esto?", preguntó la mujer, apretando los dedos de Alison alrededor de la longitud del consolador. Alison miró la entrepierna de la desconocida, por supuesto, no podía ver nada, pero podía imaginar el pene de un hombre, lo podía ver por la sensación y el largo. Se sorprendió al llegar arriba, curvando su mano alrededor de la parte posterior del cuello de la mujer y tirando de ella hacia abajo por otro beso ardiente. Los sonidos del jean siendo desabrochado y descomprimido llenaron el aire junto con la pesada respiración. Alison gimió en el beso al sentir su ropa interior hacerse a un lado, entonces el látex caliente del consolador cayó en sus profundidades. Ella se apartó suavemente de la mesa, dejó la boca de la rubia dejando un rastro caliente de besos a través de la garganta, pellizcando la piel con los dientes. Se desabrochó rápidamente con los dedos el sujetador, exponiendo sus pechos. Alison movió sus caderas con la desconocida, su cabeza cayó hacia un lado mientras era penetrada nuevamente y nuevamente, el constante ritmo de la mujer casi perezoso, era salvaje. Su cabeza se arqueó hacia atrás cuando un pezón fue absorbido por el calor casi abrasador, aunque el material del sujetador. "Oh, Dios," respiró ella, su mano ahuecando la parte posterior de la cabeza de la mujer. Su mente y toda la duda persistente comenzaron a desvanecerse cuando el placer se hizo cargo. Podía sentir todo su cuerpo moverse con el aumento de las embestidas de la mujer dentro de ella, la mesa debajo crujía en protesta. No podía creer las cosas increíbles que esta mujer le estaba haciendo a su cuerpo, lo amable que era sin embargo, era totalmente estimulante al mismo tiempo. Alison no estaba segura de qué pensar cuando de repente levantaron sus piernas, la mujer se agachó lo suficiente para que sus rodillas encajaran muy bien sobre los 5

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hombros. La rubia se quedó sin aliento ante el aumento de la profundidad de su penetración, sus manos volando hacia abajo para agarrar el borde de la mesa. Aunque no podía ver su rostro, la rubia sabía que estaba siendo vigilada. Se quedó mirando a la oscuridad al rostro de la mujer apasionada, por un pequeño momento deseando poder ver su rostro. Ese pensamiento fue barrido rápidamente lejos por conveniencia, ya que sabía que sólo haría el encuentro más real. Todo pensamiento dejó la cabeza de la rubia de nuevo cuando sintió un fuego lento surgir de sus entrañas, desentrañar rápidamente hasta que quemó su interior disparado entre sus piernas. Su pareja se apoderó de sus caderas, agarrando con fuerza mientras embestía a la rubia, la mesa golpeando la pared con cada golpe. "Oh, mierda", dijo la mujer con los dientes apretados. Tomó los muslos de Alison en sus manos, sacándolos de sus hombros y abriéndolos de par en par. Alison sintió el duro cambio de posición, arqueando su espalda en la madera dura, trozos de madera raspada debajo de las uñas con la intensidad de su agarre. Ambas mujeres se detuvieron, la desconocida enterrada profundamente en el interior del núcleo de Alison durante un largo rato antes de que ella se relajara, retirándose suavemente. La rubia se quedó sin aliento suavemente mientras sentía la pérdida y luego, de repente, se sintió extremadamente vulnerable. Como si sintiera esto, la mujer con respeto puso su ropa interior en su lugar y luego le bajó la falda. Alison fue ayudada a ir una posición sentada, al verse envuelta en un cálido abrazo. La mujer apoyó la barbilla sobre su cabeza por un momento. Alison se dio cuenta de que podía oler un suave y sutil perfume en la ropa de la mujer mientras ella apoyaba la mejilla en la parte superior del pecho. Con un beso y un suave "Gracias", la mujer se había ido. Alison trató de recuperar su sentido del equilibrio y la hora, preguntándose cuánto tiempo había estado tumbada y sentada en esa mesa dura. Sus piernas temblaban mientras se ponía de pie, agarrándose a la mesa una vez más para no perder el equilibrio. Pasando una mano por su cabello, ella tomó una respiración profunda. El mundo comenzó a volver en foco, un leve parpadeo de luz en las otras 6

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habitaciones entintaban siluetas de cuerpos en las paredes, haciendo su salida de la cocina, podía oír los murmullos de la pasión, así como gemidos no tan murmurados gritos de placer. De repente queriendo sentirse... bien... de nuevo, Alison se dirigió a la puerta principal, decidida a esperar a Sharon en el coche. Maldiciendo en voz baja cuando ella lo encontró cerrado, la rubia saltó sobre el capó, subiendo sus piernas y abrazando éstas sobre su pecho. Ella trató de despejar su mente por completo del pensamiento, sin querer pensar en lo que acaba de hacer y con quien lo había hecho. Una cosa que la rubia recordaba era el suave toque de la mujer, su ternura, la había hecho sentirse más segura con el sexo que con el que había pasado en tres años. Por supuesto, esto provocó pensamientos sobre Troy. Alison se sacudió mentalmente, no quería pensar en él, pero no podía evitarlo. Su abuso mental y físico la había sacudido hasta la médula y dejado insegura en todo lo relacionado con ella misma… especialmente acerca de su identidad como un ser sexual. Se estremeció al recordar su cruel rechazo sobre sus pequeños pechos. Qué era demasiado baja, que demasiada delgada. Qué no se recortaba el vello púbico de la manera adecuada. Que debería teñirse el cabello marrón para que no se viera como una puta. Alison levantó la mano, limpiando una la lágrima que había logrado escapar de un ojo. Ella había vivido con él durante cuatro largos años, sin saber nada más. Era casi como si Troy y su padre habían leído la misma guía sobre cómo tratar a las mujeres. Había visto a su madre sufrir durante años, al igual que su hermana mayor, Lindy, con su primer marido. Había sido la hermana menor de Alison, Robin quien finalmente la había convencido para dejarlo. Por supuesto, Alison había estado en una cama de hospital en ese momento. Había perdido su primer embarazo cuando Troy la había golpeado con una sartén. Esa noche, entre tanto llanto y abrazos, Robin le había hecho prometer a la rubia que finalmente dejaría a Troy, de verdad y para siempre, y a través de las lágrimas y el dolor, Alison había dicho que sí.

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Tres años más tarde, Alison estaba sentada sobre el capó del coche de su compañera de trabajo, mirando hacia el cielo de otoño, viendo como la luna jugaba a las escondidas con las nubes, sintiéndose muy vacía y muy sola. Se había curado físicamente en todo ese tiempo, por supuesto. Una nueva ciudad, un nuevo trabajo, un nuevo sentido de independencia, pero las cicatrices aún estaban allí. En el fondo. Esta noche, su encuentro con la mujer sin rostro fue la primera vez que había tenido relaciones sexuales desde Troy. Había sido la primera vez que había sido tocada sin que fuera un abrazo amistoso o una palmada en el brazo, ninguno de los cuales se lo permitía a cualquiera. La única que tenía derechos exclusivos para un abrazo en cualquier momento era Robin. Alison sonrió, preguntándose qué pensaría su hermana pequeña sobre lo que acababa de hacer. La pequeña cascarrabias pelirroja ya sea la aplaudiría o rodaría los ojos color avellana. "Oye." Alison casi saltó de su piel con el toque en su rodilla. Sharon se encontraba de pie junto al coche, una expresión de desconcierto en su rostro. "Hola." "¿Estás bien? ¿Has estado aquí mucho tiempo?" La rubia negó con la cabeza. "No. Unos diez minutos más o menos. ¿Cómo van las cosas?" Sharon suspiró con una amplia sonrisa, apoyada en el guardabarros al lado de su amiga. "Maravillosa. Ese hombre ha conseguido moverme..." se humedeció los labios, Alison hizo una mueca y Sharon se rió entre dientes. "¿Y tú? ¿Saliste corriendo a la noche, gritando como un alma en pena?" Alison negó con la cabeza, mirando a otro lado con timidez. "No." Sharon se sorprendió. Ella realmente pensaba que era exactamente lo que sucedería. Se movió para poder ver la cara de su amiga, encontrando dos ojos verdes, sin embargo, las mejillas estaban profundamente enrojecidas. "Oh. ¿Quieres hablar de ello?" 8

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"No, todavía no. Tengo que asimilarlo en primer lugar," Alison explicó en voz baja. "Está bien. Puedo entender eso. Bueno," ella se apartó del coche. "Vamos. Estoy hambrienta."

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Alison se sentó en su escritorio, con la mirada perdida en el correo electrónico que acababa de abrir. Ella no había leído una sola palabra, ni había escuchado a su jefe llamarla tres minutos antes. Barbilla apoyada en

mano, se quedó fuera en sus

propios pensamientos, maravillándose de la dirección en la que iban. No podía recordar el último pensamiento sexual al azar que había tenido. Ahora que lo pensaba, no estaba segura de haber tenido algún pensamiento sexual al azar. "¿Alison?" Levantó la cabeza para ver a un irritado señor King, de pie junto a su cubículo, la rubia se ruborizó profundamente, mirando a otro lado antes de darle su más profesional expresión de interés. "¿Sí, señor?" "Te he estado llamando durante los últimos cinco minutos. ¿No me has oído?" "Oh, uh, no. Lo siento, señor King. ¿Qué necesita?" "Necesito esas estadísticas en mi escritorio. Ahora." "Sí, señor." Alison gimió por dentro, enterrando el rostro entre las manos. Se sentía como si hubiera sido sorprendida haciendo algo mal, o como si su jefe hubiese sido capaz de leer su mente o sentir el calor que había comenzado a eliminar a través de su cuerpo. Había pasado una semana y media desde su encuentro, que era como ella prefería pensar que fue, y había hecho lo que podía para borrarlo de su mente. Más su cuerpo no podía. "¡Alison, ahora!"

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"Mierda." Alison reunió apresuradamente la información necesaria para su jefe y corrió a su oficina. Alison se miró en el espejo, tratando de decidir si estaba satisfecha con el traje que había elegido. Dando un paso atrás de él, se volvió hacia su derecha, mirándose a sí misma con los ojos críticos. Se pasó una mano hacia abajo sobre un vientre plano, sintiendo la suave tela de su camisa y la falda que cubría su cuerpo. Se sentía... atractiva. Mirando a su otro lado y luego el trasero, Alison decidió que era tan bueno como podía, luego recogió su abrigo y las llaves.

*

Alison y Sharon fueron recibidas con una cálida sonrisa de una mujer que la rubia no recordaba haber visto durante su última visita, hace dos semanas. Sharon había estado trabajando con ella durante la última semana, tratando de convencer a Alison para acompañarla una vez más. Después de noches agónicas de tanto pensar y tratando de no pensar, Alison decidió volver una vez más. Quizás esta vez acabaría de pie a un lado y observaría. Alison tenía que reír para sí misma mientras entraba en la casa. Ella y Robin había hablado por teléfono antes, y su pequeña hermana había preguntado cuáles eran sus planes para el viernes a la noche. La rubia ni en sueños quería decirle a Robin que ella había planeado un segundo encuentro en una fiesta de sexo. En cambio, le dijo a Robin que ella y Sharon verían una película. La casa estaba como lo había estado hace dos semanas, los muebles cubrían las paredes y algunos ya habían empezado a emparejarse. Los ojos verdes subrepticiamente examinaban la habitación, sin mirar nada en particular. O como ella admitiría, de todos modos. No pasó mucho tiempo antes de que Sharon hubiera hecho su camino hacia la noche, Alison se apoyó contra una pared, con los brazos cruzados sobre su pecho. Rechazando a unos supuestos admiradores, sus ojos continuaban escaneando la 10

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habitación. Algo en la esquina le llamó la atención, una figura oscura de pie cerca de la puerta de la cocina. Alison no podía ver ningún detalle de la persona, pero el endurecimiento en su estómago le dijo lo que no podían sus ojos. Como si no tuviese el control de sus propias acciones, Alison se apartó de la pared y se dirigió a la cocina, inmediatamente fue tomada por las caderas y pegada más o menos contra un cuerpo musculado. Su boca fue tomada, aunque ya no estaba la ternura de su encuentro anterior. La mujer fue bastante voraz mientras guiaba Alison hacia atrás en la cocina y luego le dio la vuelta, con la espalda contra la parte delantera de la mujer. "Te podría comer viva con esa falda," fue susurrada en su oído. Alison se quedó sin aliento como una mano se extendió hacia abajo, deslizándose por debajo de la prenda en cuestión. La mujer suspiró al oído cuando sintió la humedad de la rubia y nada más. "Vienes lista para mí." Alison no pudo decir nada, sintiendo como si hubiera perdido el control total de la situación. Aun así, no pudo resistir, su cuerpo no le permitía empujar lejos a la extraña o parar lo que le estaba ocurriendo. Antes de que se diera cuenta, ella estaba apoyada en el mostrador de la cocina, su falda fue levantada por la espalda. Ella gimió, arqueando la cabeza hacia atrás en el tacto de las manos calientes retorciéndose hasta la parte delantera de su camisa, sus pechos desnudos cubiertos. “Tienes un cuerpo tan maravilloso," murmuró la mujer con vehemencia en su oído, sus caricias rápidas y apasionadas. Alison no podía responder, su cuerpo abrumado de las sensaciones que parecían provenir de todas las terminaciones nerviosas que tenía. Ella se estiró hacia atrás, agarrando un culo apretado y vestido de cuero, fomentando el contacto de la mujer. Para sorpresa de Alison, no pasó mucho tiempo y ella sintió que su cuerpo se convulsionaba, su sexo apretando alrededor del consolador. La mujer se detuvo, presionando en Alison, sosteniéndose aún dentro de ella. Alison se dio cuenta, para su mortificación, que estaba llorando, presa de una tempestad de emociones, muchas de las cuales no podía identificar. 11

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"Hey," dijo la suave voz de la mujer. Alison se dio la vuelta y se reunió en unos brazos fuertes. "¿Te lastimé?" La rubia sacudió la cabeza, aferrándose a la mujer. Ella sintió una oleada de pasión, vergüenza y viejas heridas, todos compitiendo por la atención a la vez. "Lo siento," Alison trató de apartarse, pero la desconocida no lo permitió. "Shh," dijo la mujer, colocando un suave beso en la sien de la rubia. "¿Qué pasó?" Alison se sorbió los mocos, sintiéndose estúpida. Ella sacudió su cabeza. "Sólo algunos recuerdos volvieron, supongo. Lo siento." "Está bien. ¿Puedo hacer algo? ¿Quieres hablar de ello?" "No." Alison logró soltarse. Ella miró a la cara de la desconocida, apenas capaz de ver parte de su perfil desde la pálida luz de la luna que brillaba en la ventana. "Yo debería irme." La mujer asintió, inclinándose hacia delante para colocar un suave beso en los labios de Alison. "Bueno." Alison ajustó la falda y la camisa, se pasó una mano por el cabello. La mujer se quedó apoyada en otro mostrador, mirando. "Adiós", la rubia dijo en voz baja, y luego se dirigió a la salida. Para su sorpresa, Sharon la estaba esperando en ese momento. "¿Tuviste suerte?" preguntó la pelirroja. A medida que su amiga se acercaba, pudo ver la sorpresa en el rostro de la rubia. "¿Al? ¿Estás bien?" "Sí. Es una estupidez." Sharon dio un paso adelante, una mano apoyada en el hombro de su amiga. Ella la miró a los ojos. "¿Estás bien? No te lastimó, ¿verdad? Quiero decir, si así lo fuera podemos volver allí y hablar con Aaron…" "No, no. Nada de eso." Alison agitó a su amiga fuera, no quería preocuparla. "Está bien", dijo la pelirroja arrastrando las palabras, aunque por la forma en que ella estaba mirando a Alison, la rubia se dio cuenta de que no estaba completamente convencida. "Bueno, vamos. Estoy deprimida. Ni siquiera conseguí un maldito beso."

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Alison estaba en la cama, con un brazo escondido debajo de su cabeza. Ella se quedó mirando el techo oscuro, dormir era nuevamente difícil de alcanzar. Dándose la vuelta, Alison pensó en la última semana. Había tratado desesperadamente de no pensar en la segunda fiesta de sexo, pero no podía pensar en otra cosa. Le sorprendió su reacción a la pasión de la mujer. Imágenes de Troy y sus abusos habían llegado espontáneamente a su mente, aunque sabía muy bien que la mujer no le haría daño y que no era su juego. Era extraño, realmente… no conocía nada de esa mujer, ni siquiera sabía su nombre o el aspecto que tenía, pero ella lo sentía. Estaba a salvo con ella, no necesitaba una palabra secreta. El viernes próximo sería la siguiente fiesta, y la rubia había tratado de decidir si quería ir o no. Una parte de ella no quería porque sabía que si lo hacía, sin duda, buscaría a su amante oscura. ¿Por qué no? Era la fantasía perfecta, ¿verdad? Un oscuro y tórrido encuentro con alguien a quien no conoces, nunca se sabe, era alguien que no le hará daño al final. Las emociones no tenían por qué involucrarse en absoluto. Limpio y ordenado. Sus ojos verdes se cerraron cuando Alison se echó sobre su espalda, su cuerpo comenzó a cobrar vida y abrirse como los pétalos de una flor al pensar en el toque de la mujer. No podía creer la forma en que la hacía sentir. La piel de Alison se había sensibilizado en una manera que nunca sabía que podía. Esto por supuesto, la trajo de vuelta a los pensamientos de su ex marido. El toque de Troy había sido exigente, áspero y a veces, doloroso. Él había sido su primera vez y ella pensó que nunca anhelaría el toque de alguien más, o incluso querer ser tocada de nuevo. Sin embargo, allí estaba, su cuerpo comenzó a sentir un hormigueo, sangre a fuego lento. Alison exploró con los dedos entre sus piernas, debajo de la cintura de los pantalones de pijama. Podía sentir el calor de inmediato sin siquiera tocar la 13

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entrepierna cubierta de satén. Instintivamente sabía que estaba mojada y le daba miedo. Tirando de su mano libre, Alison tomó varias respiraciones profundas y decidió dormir. Todo esto era simplemente demasiado: demasiado para pensar, demasiado para tratar de ordenar. Dormir, necesitaba un buen y profundo sueño.

*

Alison se dirigió hacia la cocina, sabiendo que su oscura extraña estaría allí. No fue decepcionada. Parada estaba la sombra familiar, para su sorpresa la rubia llegó de forma automática, llevando las manos y rodeando el cuello de la mujer buscando tomar sus labios en un beso suave, apacible y de exploración. Sin aliento y con su corazón palpitante, Alison apoyó la frente contra el hombro de la mujer una vez que el beso se rompió. "Alguien se nos adelantó en la cocina", dijo la mujer en voz baja al oído. "Ven conmigo." La mano de Alison fue tomada en una más grande y caliente, sin preguntar ni una palabra la rubia la siguió. Fue llevada a través de la cocina, donde, por supuesto, se escucharon los gemidos apasionados de otra pareja. Ella fue conducida a la completa oscuridad, instruida para no desviarse a su derecha o izquierda, o se encontraría con cualquier cosa. El corazón de Alison latía con ligero temor arrastrándose por la espalda mientras se adentraban aún más en la casa y, finalmente, por un conjunto de escaleras. Tenía la sensación de que se dirigían hacia el sótano como sus pisadas resonaban en las escaleras de madera. La temperatura ambiente se enfrió un poco, pero después se calentó tan pronto pasaron de caminar sobre el cemento de la alfombra. La mano de Alison no fue puesta en libertad, pero la mujer se detuvo, el sonido de una puerta que se cerraba con suavidad sorprendió ligeramente a la rubia. Entonces

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sintió a la mujer cerca de nuevo, soltó su mano y las dos manos se colocaron en ambos lados de su cara. "Shh, relájate. Solo estamos en mi habitación", explicó suavemente, su voz ya no era un susurro. Alison pensó que tenía una hermosa voz: suave y rica. Se preguntó si el resto de ella era así de hermosa. Ese pensamiento fue interrumpido cuando, una vez más, sus labios se acariciaron con lo que Alison sabía que serían los labios más suaves que alguna vez volvería a besar. Ella le devolvió el beso, lo que le permitió profundizar cuando la lengua de la mujer rozó el labio inferior. Invitándola a entrar Alison suspiró en el beso, sintiendo su cuerpo siendo sujetado más cerca, cálidos brazos abrigándola, pechos blandos y firmes fueron presionados contra los suyos. Le hizo darse cuenta de una vez que realmente estaba a punto de tener relaciones sexuales con una mujer. De nuevo. La mujer rompió el beso, ambas respirando con dificultad mientras descansaban sus frentes juntas. "¿Estás bien?" preguntó, un poco sin aliento. Alison tenía la clara sensación de que sabía lo que la mujer estaba pidiendo. Ella asintió con la cabeza, pensando por última vez, sintiéndose tonta. "Sí." "Quiero...", la mujer se interrumpió cuando pensó por un momento, sus manos sin dejar nunca la cara de Alison. Su pulgar acariciando suavemente el lado de su cuello. "¿Qué? ¿Qué quieres?" Alison le preguntó, sus manos comenzando a jugar en el suave grosor del cabello de la mujer. "No sé lo que te pasó, pero quiero hacerte olvidar. Aunque sea por un rato." El primer pensamiento de Alison fue que ella debería haberse molestado por los ideales de presunción de esta extraña mujer, que no tenía idea de lo que le había pasado. Pero, de alguna manera, no podía. Sentía la profunda sinceridad de la mujer y se confortó por ella. "Yo también lo quiero," dijo, con nada significando tanto en toda su vida. Alison suspiró cuando sintió los labios suaves que exploraron su cuello, su pelo rubio

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cayendo por su espalda en olas cuando arqueó su cabeza hacia atrás, lo que permitió a la mujer el acceso a cada pulgada de su cuello y garganta. "Quiero explorar cada rincón esta noche," murmuró la mujer, pellizcando la piel justo debajo de la oreja izquierda de Alison. La rubia podía sentir su ritmo cardíaco acelerarse. "Quiero tocarte, quiero probarte..." Alison se empujó suavemente hacia atrás. Finalmente la parte posterior de sus rodillas se detuvieron en algo. Tocando de nuevo, se dio cuenta de que era una cama. Dejándose caer se sentó en el borde, la mujer la siguió empujando hasta apoyarla sobre su espalda. Alison gimió en voz alta ante la maravillosa sensación de sentir a la mujer recostada encima de ella. Era maravilloso. Hábiles dedos comenzaron a trabajar los botones de su camisa, la carne recién expuesta de la parte superior de su pecho, rozándola con besos delicados. Ella elevó sus manos, enterrándolas en el largo cabello de la mujer, cerrando los ojos mientras se permitía perderse en las sensaciones. "Eres tan hermosa," dijo la mujer, extendiendo lentamente los extremos de la camisa abierta, una vez que la tuvo completamente desabrochada. Alison podía sentir los ojos en ella, a pesar de que sabía que la mujer probablemente no podía ver más de lo que ella podía. Las siguientes palabras de la desconocida lo confirmaron. "Me gustaría poder verte así." Ella se inclinó hacia abajo, su cabello cepillado la piel de Alison, haciendo jadear a la rubia ligeramente, un temblor corriendo a través de ella. Al cabo de sólo un momento Alison lo decidió, entonces ella tomó a la mujer por la barbilla. "Hazlo," ella respiró con el corazón palpitante, pero su curiosidad la estaba matando. "Enciende una luz". Sintió subir a la mujer hasta que se detuvo sobre la rubia. "¿Estás segura? En cierto modo estaremos perdiendo el anonimato." Alison podía oír la leve burla en la voz de la mujer. Sonrió a pesar de la situación. Ella asintió, y luego se dio cuenta de que la mujer no podía verla. "Sí. Estoy segura. Seguiremos siendo capaces de gritar, 'Oh, sí, cualquiera que sea tu nombre'." Ella 16

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sonrió a la risa pura y simple de la mujer por encima de ella, y se alegró por el sonido. Se sorprendió con el comentario, pero luego se sorprendió de lo cómoda que se sentía con la desconocida. La cama se movió y de repente, Alison sentía muy frío como la mujer se movió de la cama. Oyó un ligero fruncido, a continuación una pequeña luz se encendió. Una luz de noche estaba escondida en un rincón de la habitación, que fue arrojada a la sombra extraña por la pequeña luz. Alison se dio cuenta de una habitación típica, la cama muy grande, una cómoda y unas cuantas cajas dispersas aún sin desempacar. Luego sus ojos se encontraron con la mujer, que se movía hacia la cama. Su respiración fue robada, las palmas le comenzaron a sudar y el corazón a latir con fuerza. De pie junto a la cama estaba la mujer más hermosa que jamás había visto… su largo cabello oscuro colgaba de sus hombros, salvaje y despeinado de lo que ya habían hecho. Su cara estaba medio echada en la sombra todavía, pero por lo que la rubia pudo ver, las características eran la perfección fuerte y absoluta. Las oscuras cejas se arquearon sobre los ojos de color claro, aunque la luz tenue de oro no permitió ver el color de los ojos. De verdad era alta, pero su cuerpo estaba muy bien proporcionado y delgado. Llevaba pantalones de cuero negro y una camiseta sin mangas acanaladas que se adhería a su vientre plano y los pechos llenos. Alison no podía dejar de mirar, de repente la atrapó la duda, una criatura de tal perfección no podría tener nada que ver con ella, ahora que podía ver lo que ella percibía como la sencillez de su propia apariencia. La mujer se sentó de nuevo a la cama, sin dejar de mirar la cara de Alison o a su cuerpo. Se estiró al lado de la rubia, apoyando una mano suave sobre su lado, arrastrándose hacia arriba hasta que llegó al lado de su cuello. Su mirada se encontró con los ojos verdes cautelosos. La mujer sonrió, haciendo su belleza casi dolorosa. "Hermosa." Alison sentía la declaración de su alma, casi un bálsamo. Sus ojos se cerraron cuando la mujer se movió sobre ella otra vez, sus bocas se reunieron. Ella enterró sus 17

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dedos en el cabello sedoso, tirando de la morena más cerca. Suspiró en el beso mientras sus cuerpos se reunieron una vez más, la piel sensible de la parte superior de su pecho y el estómago expuesto registraron la sensación de los músculos de la mujer. Se sorprendió al darse cuenta de que quería sacarle la camisa, quería sentir la piel de la mujer contra la suya. Alison se agachó, tirando del dobladillo de la camisa. La mujer captó rápidamente la idea. Se empujó hasta las rodillas, tirando de la camisa por encima de su cabeza, la arrojó a un lado, entonces detrás de ella, desabrochó su sujetador. Alison observaba fascinada, la prenda deslizándose por los fuertes brazos de la mujer y luego siendo arrojada hacia las sombras. Miró sus magníficos pechos llenos. Incorporándose, Alison permitió sacar su propia camisa por encima de los hombros y brazos. No podía dejar de mirar con timidez a la morena. Troy siempre se había quejado de que sus pechos eran demasiado pequeños. Nadie los había visto. La mujer llevó sus manos a ahuecar la carne suave, cerrando los ojos verdes con placer. Después de un rato, Troy se negaba incluso a tocarlos, sin importar lo mucho que lo pidiera. Sus pechos eran increíblemente sensibles y una zona erógena total de su cuerpo. Su rechazo la había hecho dudar de su propia sensualidad como mujer. Alison fue empujada de nuevo en la cama, lo siguiente fue la sensación de sus pechos presionando juntos, haciendo gemir a la rubia en una nueva ola de cálida humedad fluyendo entre sus piernas. Envolvió sus brazos alrededor de la mujer que empezaba a besarla. Dejo que sus manos exploraran, sintiendo la plana y cálida suavidad de la espalda, los pulgares deslizándose hacia la columna vertebral de la mujer y luego envolviendo sus manos alrededor de los hombros, llevándola aún más cerca. La mujer dejó la boca de Alison, besando y chupando el cuello, los hombros y las clavículas. Alison se permitió relajarse, suspirando ante el contacto exquisito. La morena no se perdió un centímetro de piel en su exploración de la parte superior del pecho de la rubia. Las piernas de Alison se abrieron, mientras la mujer se acoplaba a

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sí misma entre ellos, moviendo suavemente el bulto entre sus piernas calentando aún más el centro de la rubia. Alison gimió en voz alta cuando su pecho izquierdo fue cubierto por una mano suave, pero grito cuando cortado por el amamantado en una boca ardiente. La mujer succionó, golpeando el pezón con la lengua. El cuerpo de Alison perdió el control mientras retorcía sus caderas empujándose hacia arriba, buscando contacto con el cuerpo de la mujer. Nunca había sentido algo tan maravilloso en toda su vida y casi podía sentir acercarse el orgasmo. Como si percibiera esto, la morena le dio una última succión al pezón y luego lo dejó ir con un pop rotundo. Levantándose a sí misma sobre sus brazos, la mujer miró a los ojos verdes. Alison se encontró con su mirada, la mirada fija en el rostro más bello que ni siquiera podía imaginar. Mirando a los ojos de la mujer, vio la profundidad de ellos, una piscina sin fin de comprensión y amabilidad. Acercándose acarició la mejilla de la mujer, cerrando los ojos color del cielo apoyándose en el tacto. De repente, a Alison se le ocurrió que esta mujer necesitaba de su toque tanto como la rubia necesita a la morena. El pensamiento le daba miedo de una manera y la excitaba al mismo tiempo. Con un suave beso, la mujer se apartó de Alison nuevamente, pasando rápidamente más abajo de la cama mientras desabrochaba los jeans de Alison, tirando suavemente de ellos mientras la rubia levantaba las caderas deslizando el pantalón, le siguieron los zapatos, la mujer hizo un trabajo rápido con sus medias y ropa interior. Desnuda y acostada en la cama de una extraña, en una casa extraña, Alison se sorprendió de no sentirse incómoda o vulnerable. Ella sólo... sentía la comodidad, era una sensación cálida y maravillosa. La mujer se levantó de la cama, quitándose sus propias botas, seguido de sus pantalones de cuero siendo deslizados por sus largas y musculosas piernas. Alison estaba mirando fijamente una vez más. Sus ojos se centraron en el arnés unido a las caderas de la mujer, el consolador estaba orgulloso y erecto. Ella no podía apartar los

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ojos, sabiendo que la mujer que lo poseía podría crear sentimientos increíbles y placer dentro de su cuerpo una vez más, a diferencia de Troy. La morena se subió de nuevo a la cama en toda su gloria. Alison la aceptó con los brazos abiertos, gimiendo al sentir el eje del consolador tocar su clítoris hinchado. La morena la besó profundamente y luego reanudó su exploración del cuello y del pecho de Alison con su boca y manos. Poco a poco, se abrió camino hacia abajo hasta ajustar sus hombros entre las piernas de la rubia. Alison miró a lo largo de su propio cuerpo, mirando a los ojos centelleantes. "¿Qué estás haciendo?", preguntó Alison, ya que nunca había tenido a nadie tan cerca de sus partes más privadas antes. La mujer dejó un rastro caliente de besos a lo largo de su cara interna del muslo antes de contestar. "Voy a probarte." Una idea se formó, pero la rubia estaba todavía llena de nerviosa curiosidad. Observó como la mujer bajó la cabeza, colocando un suave beso en el vello púbico de Alison. Ella contuvo el aliento, su cabeza fue hacia atrás a la almohada como una lengua larga, húmeda corría a lo largo de su sexo, empujando a través de los pliegues de la humedad abundante, que continuaba fluyendo desde el núcleo de Alison como lava. "Oh, mi Dios," gimió ella, con los dedos de los pies encrespados en el exquisito tacto, sus manos alcanzaron

el cabello grueso de la cabeza de la morena como su

boca comenzó a hacer maravillas en el sexo de la rubia. Ni siquiera podía pensar con claridad mientras ella se perdía en la bruma de placer, su cuerpo parecía actuar de la misma forma que sus caderas en sintonía, arqueando la espalda, los dedos amasando el cuero cabelludo y los hombros de la morena. Nunca se había sentido tan felizmente fuera de control. La morena sostuvo el cuerpo de Alison cuando explotó, su voz grito en el pequeño cuarto. La rubia trató de orientarse, pero el placer continuaba mientras la mujer continuaba lamiendo todo lo que tenía que ofrecer. Por último, la mujer comenzó a besar su camino de vuelta por el cuerpo de la rubia, besando, lamiendo y mordiendo. 20

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Ella rindió un adecuado homenaje a los pechos de Alison durante un largo rato antes de encontrar la boca de la rubia. Alison acarició la espalda de la mujer con timidez, arrastrándose hasta su trasero y sintiendo la piel suave. La morena levantó la cabeza, mirando hacia abajo el rubor de una cara saciada. "¿Te importa si me quito esto?" preguntó ella, girando sus caderas. Alison gimió ante la sensación, pero negó con la cabeza. Ella tenía curiosidad acerca de qué otra cosa podían hacer dos mujeres sin el dildo. La mujer se apartó, desabrochándose rápidamente a sí misma y tirando el arnés y el consolador en su mesita de noche. Alison miraba, con los ojos clavados de nuevo en el espectacular cuerpo de la mujer. Sentía que la morena debería estar en la portada de alguna revista, no teniendo relaciones sexuales con ella en una habitación del sótano. La mujer se tendió hacia abajo encima de la rubia, situándose entre las piernas de la rubia de nuevo. "Quiero sentirte contra mí", dijo en voz baja, moviendo las caderas hasta que sus sexos se presionaron entre sí. Alison gimió ante la nueva sensación. Sus manos automáticamente se alzaron para presionar a la mujer más profundamente en ella. "Quiero que separes las piernas amplias para mí, bebé," la morena respiraba, su voz temblaba por su creciente excitación. Alison no estaba segura de cómo ella había sido capaz de mantenerse bajo control con todo lo que le había hecho a la rubia. Alison hizo lo que le pidió, cerrando los ojos cuando su clítoris quedó totalmente expuesto, los labios del sexo de la otra mujer le enviaron una sacudida a través de su cuerpo. La morena metió la mano entre sus cuerpos abriendo los dedos como una 'V' ensanchada. Ella se apoyó de nuevo sobre el sexo de Alison, ambas gimieron ante el contacto. Alison se sentía mareada, apenas capaz de respirar cuando la mujer comenzó lentamente, muy lentamente a mover las caderas, apenas frotando sus clítoris juntos. Quedó impresionada con la cantidad de control que tenía. La morena se apoyó en los antebrazos, inclinándose para colocar besos suaves sobre la cara de la rubia antes de encontrar sus labios. Los besos eran tan suaves y 21

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dulces como el movimiento de las caderas de la morena. Alison se sentía cada vez más húmeda con cada embestida, con el cuerpo lleno de un líquido caliente que nunca había conocido antes. La ternura de su acoplamiento fue más allá de su comprensión y experiencia. ¿Cómo era posible que algo tan hermoso y correcto le hiciera sentir tanto miedo? Una vez más sintió sus emociones en aumento, la tristeza brotó de su interior. ¿Qué mal había hecho para que Troy no pudiera darle este tipo de delicado amor? ¿Qué le había hecho para merecer tanta crueldad de él? Ella sintió que su ira surgía nuevamente a través de sus lágrimas, escapándose de sus ojos hacia abajo, a su cabello. "Hey..." la mujer

detuvo todo movimiento, llevando una mano para quitar

algunas de las lágrimas. "No

te

detengas.

Por

favor,

no

lo

hagas".

Alison

rogó,

necesitaba

desesperadamente sentirse viva y la mujer parecía llenarla de ella. La pasión suave, el toque cuidadoso. Si Alison no lo supiera mejor, podría pensar que estaban haciendo el amor, que la mujer encima de ella le estaba mostrando su corazón a través de sus movimientos. ¿No se suponía que así debería ser? La morena comenzó sus movimientos, una vez más, aunque los había ralentizado, casi como si estuviera acariciando todo el cuerpo de Alison con el suyo. Acariciando la mejilla de la rubia con el dorso de sus dedos antes de inclinarse y besarla. Alison siguió llorando mientras le devolvía el beso, abriendo la boca para invitar a la mujer en el interior. El beso pronto llegó a su fin, ambas mujeres respiraban demasiado duro. Descansando su frente contra la de Alison, la morena incrementó el ritmo de sus caderas, su cuerpo comenzó a temblar por el esfuerzo. Uno, dos, tres golpes y ella gritó, con su cuerpo rígido, situándose hasta tomar el culo de la rubia, sosteniendo sus cuerpos juntos con fuerza moviéndose muy lentamente. Eso es todo lo que Alison necesitó para llevarla al borde una vez más.

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Las lágrimas de Alison se secaron mientras su cuerpo trató de calmar la conmoción de su encuentro. Había sido la cosa más increíble que jamás había experimentado, abrazó a la morena en agradecimiento. La mujer se quedó con ella, ambas tratando de respirar de nuevo y mantener sus cuerpos bajo control. Después de un largo rato, Alison oyó movimiento por encima de ellas, las tablas del suelo chirriaba como las personas caminaban. Suspirando colocó un último beso en el cuello de la morena. "Debo irme." La morena se apartó de ella y se puso de pie, reuniendo rápidamente la ropa de Alison. Se vistieron en silencio, la rubia sin saber qué decir o cómo actuar. Se sintió un poco mejor una vez que estaba vestida y desde luego, una vez que se vistió la mujer. Al menos podía contener su deseo por ella. La morena le mostró el camino de vuelta arriba, así Alison no se estrellaría contra nada, entonces con un suave beso y un "Gracias", se había ido.

*

"¡Estoy tan contenta de que estés aquí!" Alison abrazó a su hermana menor fuerza, las dos hermanas deleitándose en el abrazo. Dado que la rubia había dejado su ciudad natal Oakland detrás, sólo fueron capaces de verse entre sí una o dos veces al año. Alison trataba valientemente de hablar con Robin en el movimiento. "Es bueno estar aquí." Las hermanas caminaron hacia el coche de Alison después de recoger el equipaje de Robin, luego arrancaron el coche para ir a casa. Alison logró hacer una pequeña charla durante el viaje, pero su mente seguía volviendo acerca de lo que quería hablar Robin. No le había contado a nadie acerca de su amante anónima, ni siquiera a Sharon, aunque su amiga le había pedido en varias ocasiones como habían sido sus tres encuentros. La casa de Alison era pequeña, dos dormitorios con un pasillo, una cocina y una lavandería del tamaño de un armario. Instaló a Robin en la segunda habitación luego 23

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la rubia se detuvo en un largo y apretado abrazo. Apoyó la cabeza en el hombro de su hermana, sintiendo el tipo de confort que sólo una persona había sido capaz de dárselo. "Te he echado de menos, Al," murmuró la pelirroja en voz casi infantil. "Te he echado de menos, Robby". Sonrió a su hermana menor colocando un rápido beso en la mejilla. "Vamos. Déjame hacerte la cena. Sé que no comiste antes de volar, aunque yo nunca voy a entender por qué." Robin siguió a su hermana a través de la pequeña casa a la cocina donde ella se dejó caer en una silla, mirando como Alison rápidamente preparaba una cacerola de lasaña. Ella sabía que la rubia le encantaba cocinar, y nada más lejos de ella para interrumpir la rutina. Siempre se preguntaba cómo alguien de 25 años de edad quedó así de pequeña. Ladeando la cabeza hacia un lado, Robin levantó las cejas. "¿Todavía sigues cocinando viviendo sola?" Alison le dio una sonrisa tímida. "Aún lo hago" "¿Cómo es humanamente posible? Siempre estabas probando nuevas recetas para mí y mi culo." "Sí, bueno ahora las personas del trabajo tienen oportunidad de probarlas por mí." "Ya veo." Robin se mordió el labio inferior, preguntándose si había llegado el momento para hacer aparecer el verdadero motivo de su visita. Bueno, aparte de visitar a su mejor amiga, claro. "Hey, ¿Al?" "¿Sí?" La rubia se volvió hacia su hermana después de colocar el molde cuadrado de vidrio en el horno. Ella se dejó caer en la silla frente a la pelirroja. "Tengo algo que necesito hablar contigo." "Bueno." Las cejas de Alison se elevaron cuando se dio cuenta de que su hermana se negaba a encontrarse con su mirada. Llegando a través de la mesa, tomó una pequeña mano fresca en entre las suyas "Hey, ¿Qué pasa?" Finalmente ojos color avellana se reunieron con los verdes.

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"Al," Robin tragó, levantando la mano de su hermana para estudiar el anillo de oro sencillo que llevaba en el meñique derecho. Ella tiró de él y empezó a probarlo en sus propios dedos. "He conocido a alguien." "Bueno…" "Y, bueno uh," Robin dio Alison una breve mirada antes de volver su atención hacia el anillo. "Está bien, bueno, su nombre es Brenda. Hemos estado saliendo durante unos seis meses." Alison tiró de su mano golpeándola, su hermana la miró con ojos asustados, preocupados. "¡¿Has estado saliendo con esta chica durante seis meses enteros y nunca te molestaste en decirme?!" "Bueno, Al, pensé... yo... lo siento. Tenía miedo." Robin colocó el anillo de oro sobre la mesa, empujándolo suavemente hacia su propietario con el movimiento de su dedo. Ella no podía cumplir con los ojos verdes de ira dirigidos a ella. "¿Miedo? ¿De qué? Robby, Jesucristo, ¿qué tienes que temer conmigo?" "Lo sé. Lo siento. Oye," ella dijo, una sonrisa de medio lado arqueando los labios. "Al menos vine a decírtelo en persona, ¿verdad?" Alison miró, pero como había sido desde que su hermana dos años menor había nacido, no podía negarle nada, ni podía seguir enojada con ella. "La única cosa que salvó tu trasero. En serio, ¿por qué tenías miedo? Cariño ¿no sabes que no hay nada que me haga enojar o avergonzarme de ti?" "Lo sé." Se encontró con los ojos verdes heridos. "Lo sé, Al. En algún lugar, en el fondo lo sabía. Creo que me preocupaba que tal vez las creencias de papá... podrían entrar en juego." Alison dejó escapar un resoplido. "Difícilmente". Era su turno para inquietarse. Ella agarró el anillo rosado de oro y empezó a jugar con él. "Uh oh..." Robin esperó, sintiendo que estaba a punto de escuchar algo grande. Estudió a su hermana mayor, esperando. "Tengo que decirte algo, Robby, pero…" Alison rió, pensando que estaba siendo hipócrita. Contaba que su hermana confiara en ella, sin embargo, se sentía ansiosa 25

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de contarle a Robin acerca de las fiestas. "Mi amiga del trabajo, Sharon, me invitó a ir a una fiesta con ella hace un par de meses." Ella levantó la vista, al ver que efectivamente, tenía toda la atención de su hermana. "Fui. No sabía si quería, pero sentí que Sharon tenía buenas intenciones conmigo." Se aclaró la garganta, para explicar qué tipo de fiesta era esta. Arrojaría la parte graciosa un poco más tarde. "Esta fiesta es la que llaman una fiesta de sexo. Básicamente un montón de extraños llevan pruebas que están limpios y luego participan libremente de sexo anónimo." Robin se sentó, con la boca abierta. Trató de cerrarla, pero la abrió de nuevo. Su hermana, tan piadosa y pura había ido a una, a una... ¿fiesta de sexo? "Lo sé", dijo Alison, ni siquiera se molestó en mirar hacia arriba. El silencio de su hermana dijo mucho más que sus palabras jamás podría. "Hay más. Conocí a alguien, un desconocido, y tuve el mejor sexo de mi vida. Tres veces. Es decir, en tres ocasiones distintas. En tres fiestas de las mismas, pero tres viernes por la noche diferentes." Esta vez hecho solo un vistazo y rápidamente desvió la mirada. La divertida expresión de asombro en Robin la estaba poniendo incómoda. "Mi amante anónimo era una mujer." Robin renunció a tratar de mantener su mandíbula articulada. "¿Qué?" Alison hizo una mueca. "Lo sé. Estuve casada con un predicador una vez. Confía en mí, estaba aturdida también." "Pero, espera," Robin se inclinó hacia delante en su silla, con ganas de conocer todos los detalles jugosos. "¿Tu sabías que era una mujer? Quiero decir, ¿la viste allí de pie contra la pared y le preguntaste si quería tener sexo o qué?" "¡No, Robby!" "Bien…" "Ella vino a mí. Yo no tenía idea de que era una mujer. Siempre estaba muy oscuro dentro de la casa. Tenía uno de esos consoladores atados a su cuerpo. Quería alejarla cuando descubrí que era una mujer, pero ella me dijo que me relajara y que permitiera la experiencia. Y entonces…" se encogió de hombros. "Dije sí". "Tres veces." 26

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"Sí. Tres veces." "¿Y?" Robin tenía curiosidad por la expresión en la cara de su hermana. Una parte era vergüenza, otra parte emoción, y una parte no estaba segura, podría ser temor. "Y, no sé, Robby". Alison negó con la cabeza, todavía sin comprender plenamente todo lo sucedido, incluso una semana y media después de ese increíble encuentro en la cama de la morena. "Troy fue el único hombre, la única persona con la que he estado. Perdí mi virginidad con él cuando tenía 17 años, Robby, pensé que era lo que se suponía que era el sexo. Doloroso, humillante y verdaderamente horrible." "Oh, Al. Lo siento mucho." Robin quería llorar, sabiendo lo que la rubia había pasado con ese hombre malo. Un hombre de Dios, se llamaba a sí mismo... el Anticristo me gusta más. "Está bien, Robin." Alison sonrió. "Él está en el pasado. Pero cuando estaba con esta mujer, no sé. Me mostró que hay mucho más en esto. No tenía ni idea del mucho placer que el cuerpo humano era capaz de dar y recibir." Robin sonrió. "Podría besar a la mujer por lo que ha hecho por ti." Alison lo soltó. "Lo recomiendo sumamente. Ella es buena en eso." "Está bien, no necesito saber". Robin rodó los ojos en la sonrisa lasciva en la cara de su hermana. "Entonces. Háblame de tu novia." Alison estaba casi envidiosa de la forma en que se iluminó la cara de Robin ante la mera mención de la chica. "Bueno, Brenda y yo nos conocimos durante mi último año en la universidad. Fuimos amigas durante mucho tiempo, pero..." Robin sonrió y se encogió de hombros. "No sé. Un día me desperté y me di cuenta que me había enamorado de ella. Creo que es grave, Al. Está en su último año de estudios, y luego uh…" tímidos ojos color avellana miraron hacia Alison. "¿Cómo te sentirías si tuvieras un par de lesbianas como vecinas?" Los ojos verdes se abrieron, el corazón de Alison casi explotaba de su pecho. Antes de que Robin pudiera prepararse a sí misma, ella tenía una hermana mayor emocionada sobre eso. 27

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*

Robin fue una gran distracción para Alison durante los próximos dos días mientras el viernes se acercaba. Sharon había llamado la noche anterior, queriendo saber si la rubia iría con ella o no. Alison se excusó utilizando la visita de su hermana pequeña como su motivo. La verdad era que tenía miedo. Esa noche en el dormitorio de la mujer había sido increíble, más de lo que Alison podría haber soñado o fantaseado. Pero cuando llegó el momento, no se sentía cómoda con la idea de no apegarse a cualquiera de la situación y circunstancias, o a la morena a sí misma. Alison era una extremista, era todo o nada. Ella decidió elegir el camino racional de nada. Ella y Robin se sentaron en el sofá, un enorme plato de palomitas entre ellas. Habían estado viendo un maratón de Loco Por Ti en LifeTime, le encantaba el simple placer de la vida idílica de Buckman. A veces se preguntaba si ella podría haber sido Jamie Buckman, conociendo a su Paul. Su hermana puso voz a sus cuestiones internas. "Entonces, si conocieras a alguien como Paul Reiser en la vida real, ¿te gustaría salir con él?" La pelirroja arrojó unas palomitas de maíz en su boca mientras miraba a su hermana. "Mmm," Alison reflexionó bebiendo de su Coca-Cola dietética. "No sé. Estaba pensando en eso. Su vida parece fantástica, pero no es realista. Simplemente me parece que no importa lo buena que parezca una relación, es dudoso saber si va a ser tan fácil o tan buena." "No sé. Mi relación con Brenda es algo así como eso." Ella se encogió de hombros. "No hay relación fácil, independientemente de qué tipo: hermanas, amigas, amantes, lo que sea. Pero, ahí está el truco, Al," se dio la vuelta en el sofá enfrentando a su hermana. "Se trata de encontrar a la persona adecuada. Si ellos tienen razón, debes

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estar dispuesta a pasar por alto toda su basura, al igual que Jamie y Paul, porque si conoces sus buenas cualidades, las cosas que te atan a ellos, son más dignos que eso." Alison estudió a su hermana y toda su sabiduría. La rubia se sintió muy pequeña e insuficiente. Ella apartó la mirada, fingiendo mirar el tazón de palomitas de maíz. "No sé, Robby. He oído lo que estás diciendo, pero en muchos aspectos, suena como griego para mí." "Lo sé, Al." Robin cubrió la mano de su hermana con la suya "Tengo la clara sensación de que lo entenderás algún día. Tendrás tu propio Paul Reiser." La pelirroja sonrió. "Aunque creo que prefiero tener mi propio Lisa." Alison se rió, especialmente cuando el personaje de Ann Ramsay bailaba en la pantalla. Siguieron viendo, Robin sin soltar la mano de Alison. La rubia estaba contenta, necesitaba la conexión. La extraña mujer le había mostrado una vez más el maravilloso afecto físico, o que simplemente ser tocada lo era, y ahora ella lo ansiaba, incluso en sus formas más simples. Alison tiró de su camisa del pijama por la cabeza, levantando el pelo de los confines del cuello cuando sonó el teléfono. Corriendo hacia la mesita de noche lo agarro antes de que se despertara Robin, lo presentó a su oído. "¿Hola?" "Hola. No te desperté, ¿verdad?" "Hola, Sharon. No. Subí bastante tarde, así que ahora estoy preparándome para ir a la cama. ¿Cómo ha ido esta noche?" Alison se sentó en el borde de la cama, tratando de forzar pensamientos de la mujer de su mente. "Bueno, ciertamente te echaba de menos, pero lo hice mucho mejor esta vez." La rubia podía oír la sonrisa en la voz de su amiga. "Y tengo algo para ti." "¿Tienes algo para mí? ¿Qué es?" cejas rubias oscuras se elevaron. "Cuando ya me iba, la mujer más hermosa que he visto en mi vida se me acercó al coche. Ella preguntó por ti." Alison sintió caer su estómago, la respiración de repente desapareció. "Ya veo." "Me dio un trozo de papel con un nombre y un número de teléfono en él, me pidió que te lo diera". 29

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"¿Cómo es ella?" Alison le preguntó, con los ojos cerrados. Sabía instintivamente quién era, pero aún necesitaba saber. "Uh, alta. Tenía el pelo largo y oscuro y los putos ojos más hermosos que he visto nunca. Del color del cielo. ¿La conoces?" "Eso creo." Sharon se quedó en silencio por un momento. "Alison, ¿es ella quien has estado viendo aquí? ¿Esta mujer?" Alison tragó. "Sí." Sharon se quedó en silencio por un momento, tratando de procesando lo que acababa de escuchar. Ella silbó suavemente. "Guau. Bueno, ella te estaba buscando esta noche. ¿Quieres que te pase a dejar este papel o simplemente te lo leo?" Alison lo pensó por un momento, sin saber si aceptar o no la información. Había una parte de ella que gritaba por saber, sus ojos ya barrían su habitación en busca lapicera y papel. Ella sabía que si permitía que Sharon llegara a dejárselo, su amiga desearía quedarse y hablar, sin duda queriendo una explicación. "Vamos, ¿qué tal si me lo lees?", dijo al fin, tomando un bolígrafo de su tocador, abriendo la palma de la mano cuando no vio ningún papel a la mano. "Está bien. Su nombre es Tarin." Sharon deletreo lo escrito por ella y luego le dio el número de teléfono de siete dígitos. "Te dejo. ¡Estoy agotada!" Alison se rió entre dientes. "No quiero saber. Gracias por esto, sin embargo." "En cualquier momento. ¿Y, Al?" "¿Sí?" "Quiero detalles próxima vez que te vea." "Por supuesto que sí. Buenas noches, pervertida." Alison sonrió cuando escuchó a su amiga reír mientras cortaba la llamada. Mirando su palma, Alison se mordió el labio inferior, con los ojos como dardos en el teléfono de nuevo. Cerrando la mano en un puño, ella tomó una respiración profunda.

* 30

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Alison trató de mantener sus emociones bajo control mientras observaba a su hermana dirigirse hacia la línea de seguridad. La pelirroja miró por encima del hombro dos veces, saludando con una sonrisa triste en ambas ocasiones. Finalmente fue su turno y ella desapareció en la seguridad del aeropuerto. Con un profundo suspiro, Alison dio la vuelta y se dirigió a su coche. Echaba de menos los días en los que realmente podía caminar con alguien a su puerta. Había sido una visita maravillosa, y desde ya echaba de menos desesperadamente a su hermana. Sin embargo, en esta ocasión estaba llena de esperanza, cuando Robin le dijo que tan pronto llegara a su casa, ella y Megan podrían empezar a trabajar en los preparativos. Con un poco de suerte, las dos mujeres estarían de vuelta en la ciudad con sus cosas en el remolque en un par de meses. Alison llegó a casa sin siquiera molestarse en encender la radio. Necesitaba paz, con la mente llena de pensamientos, preocupaciones y dudas. Como siempre. Tan nerviosa como era, por otra parte tenía miedo de poner sus esperanzas demasiado en alto, preocupada de que pudieran derrumbarse en sus pies. Ella y Robin estaban tan unidas, eran las mejores amigas, algo así como hermanas y Alison haría cualquier cosa por tener esa comodidad cerca de ella. Haría todo lo posible para ayudar. Pero ¿y si algo salía mal, y su hermana no era capaz de mudarse? Ella había aprendido en la vida a esperar la decepción, y si había algo bueno que en realidad sucedía, era una ventaja, casi como ganar la lotería de vez en cuando. La casa estaba en silencio, por supuesto, pero parecía particularmente vacía cuando la rubia entró, dejando caer las llaves sobre la mesa al lado de la puerta. Encerrándose se dirigió a la cocina para prepararse algo de comer cuando algo le llamó la atención. En el tablero de notas un número de teléfono escrito en marcador verde. Lo estudió durante un momento y luego a sí misma sin darse la oportunidad de pensar, tomó el teléfono. Un ring. Dos. Tres. Alison estaba a punto de colgar cuando el teléfono fue contestado. "¿Hola?" 31

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La voz de un hombre la sorprendió. Tal vez no era la mujer. "Uh, hola. ¿Con Tarin, por favor?" "Sí, espera." El corazón de la rubia comenzó a latir fuertemente mientras esperaba. Ella tiró un taburete de debajo de la barra de desayuno, sentada en gran medida en él. "¿Hola?" La rubia reconoció la voz de inmediato: suave y rica. Era ella. Se aclaró la garganta, Alison habló. "Hola. Tengo tu nota," dijo en voz baja. Hubo un momento de pausa. "Qué bueno que la recibiste. Te eché de menos la semana pasada." "Yo también te eche de menos." Alison se sorprendió al ver lo mucho que eso significaba, aunque ciertamente no había querido decirlo. "Mi hermana estaba en la ciudad de visita así que..." Ella se dio una palmada en la frente. No tenía que explicarse. "Oh, genial. Me alegro de que viniera a verte." Tarin se detuvo. Entonces, "Escucha, um, ¿puedo preguntarte tu nombre? Me imagino que es justo ya que no sólo tienes mi nombre ahora, mi número de teléfono también." La rubia sonrió. "Es cierto. Alison." "Alison," repitió Tarin. "Te queda de alguna manera. Bueno, Alison, la semana pasada iba a preguntarte si estarías interesada en salir a tomar un café o algo así. Conmigo." La rubia se sorprendió de lo suave que era la voz de la mujer, casi tímida. La hacía sentir mejor, como tal vez esta situación era tan extraña para ella. "Oh, uh, está bien." Una vez más, Alison se pegaba en la frente, sin saber por qué había aceptado la invitación. "Grandioso. Creo que podemos trabajar en los detalles un poco más tarde. Entonces, Alison, ¿tú y tu hermana se divirtieron?"

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La rubia sonrió, pensando en su hermana pequeña. "Sabes, Robin es divertida, es dos años más joven que yo, desde el primer día en que mis padres la llevaron a casa, ella fue mi mejor amiga. Somos muy unidas." "Soy de la misma manera con mi hermano." Alison jugó con una pluma situada en el mostrador. Iba en una expedición de pesca. "Entonces, ¿él fue quien respondió el teléfono?" "Sí. Thomas. Es dueño de la casa donde, bueno, las fiestas se llevan a cabo." "Oh. Ya veo por qué tienes un dormitorio ahí..." "Exactamente." "Robin me contó en esta visita que ella y su novia están planeando venir a vivir aquí. No podría estar más emocionada." Alison se empujó fuera del taburete y se dirigió a la cocina. "¿Qué estás haciendo? Puedo oír algo de ruido por allá ", preguntó Tarin con una sonrisa en su voz. Alison la devolvió. "Estoy haciendo un poco de té caliente. Acabo de llenar la tetera y la puse en la hornalla. ¿Te gusta el té caliente?" "Nah. Soy una chica de café. Aunque no solía serlo. La verdad odiaba la cosa esa." "Ya veo, ¿qué te hizo cambiar de idea?" "La Fuerza Aérea." Alison tenía de repente una imagen de Tarin con el uniforme completo. Ella sacudió la cabeza, no necesitaba ningún elemento visual para ir con una situación ya extraña. "Ya veo. Así, que estaban buscando unas cuantas buenas personas bebedoras de café, ¿no es así?" "¡Sí! Precisamente. Verás, cuando fui a la oficina del reclutador hace nueve años, la primera pregunta en la solicitud era si yo era una bebedora de café, sí o no." Alison se rió. "¿Qué habría ocurrido si hubieras puesto no?" preguntó, apoyándose contra el mostrador. "Flexiones extra".

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"Oh, ya veo." Alison no podía evitarlo, quedó más que encantada. Amaba sus bromas sencillas, y una vez más sintió la comodidad con esta mujer que tuvo la última noche en su dormitorio. De repente, y para su gran sorpresa, quería ver a Tarin durante el día, al igual que dos personas que comparten la compañía del otro, y no dos desconocidas, compartiendo sus cuerpos en las sombras oscuras. "¿Qué estás haciendo ahora?" Ella sabía que la pregunta fue repentina, pero la pausa de la morena le hizo sentir estúpida por preguntar, como si se hubiera roto algún tabú desconocido. "Lo sien..." "¿Dónde puedo reunirme contigo?" fue la respuesta súbita. Podía oír la excitación nerviosa en la voz de Tarin. "¿Conoces Jack Place?"

*

La pequeña cafetería estaba ocupada, pero Alison logró encontrar una pequeña mesa cerca de la puerta. Ella deseaba una mesa en la parte trasera, pero fue tomada por una pareja de adolescentes. Ella dio un golpecito con nerviosismo en la mesa cubierta de vinilo, su taza de té caliente estaba sin tocar. Echaba un vistazo por las grandes ventanas cada pocos segundos, en busca de la alta figura familiar. No pasó mucho tiempo. Alison se quedó sin aliento cuando vio a Tarin. Sharon tenía razón, la morena era impresionante. Se dirigía con pasos decididos hacia el edificio, piernas largas vestían jeans descoloridos que terminaban en botas de color marrón. Sus pechos se abrazaron a la perfección del material de color amarillo claro de la camisa. Su cabello estaba suelto y soplaba suavemente alrededor de su cabeza mientras caminaba. Gafas de sol oscuras finalizaban el look. "Mi Dios", la rubia respiraba incapaz de creer que una vez más, tal perfección la había considerado digna de compartir el placer. Alison luchó por no mirar abajo a si misma sus propios pantalones de jean simples y manga larga. Se sentía monótona y 34

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simplemente... bueno, normal, al lado de Tarin. Tragó varias veces, ella contuvo el impulso de irse y quedarse. La puerta de cristal de la cafetería se abrió y entró Tarin, cada cabeza en el lugar volteó a mirarla. No notó lo fácil que la morena encontró la mesa de Alison. Con una gran sonrisa de invitación, se acercó a ella. "Hola", dijo la belleza oscura, deslizándose en el asiento de enfrente de Alison. "Hola." De repente la rubia se sintió insoportablemente tímida. Cuando Tarin levantó sus gafas de sol, colocándolas en su cabello, Alison estaba aún más incómoda. "¿Estás bien?" Tarin preguntó, preocupada por la repentina palidez de la rubia. Vio a Alison inclinar la cabeza, ojos verdes apenas se encontraban con los suyos. "Sí. Es sólo un poco extraño, reunidas a la luz del día," Alison mintió, aunque no era completamente falso. Vio dos cejas oscuras contraerse. "Puedo irme". "¡No!" Espontáneamente, la mano de Alison se inclinó sobre la mesa y descansó sobre un antebrazo suave y cálido. Al darse cuenta de lo que había hecho, la quitó rápidamente, como si se hubiera quemado. "No, estoy feliz de que estés aquí. Estoy... tratando de adaptarme." Tarin asintió. "Entiendo. Probablemente te preguntarás por qué le di a tu amiga mi número, ¿verdad?" Alison sonrió, tímida. "Un poco." Antes de que Tarin pudiera hablar, una camarera había aparecido, preguntando por su orden. Pronto fue enviada en su camino por café y un rollo de canela. Llamativos ojos azules se volvieron de nuevo a la rubia, una suave sonrisa de disculpa en los labios. "Me gustas, Alison. Sé que parece una locura, teniendo en cuenta que no sabemos nada una de la otra, y desde luego no tenemos ninguna referencia, pero lo hago. No lo sé," ella jugó nerviosamente con una cuchara. Alison observó sus dedos con interés. "Tal vez estoy loca, pero sentí una conexión contigo."

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Alison se reunió con la mirada tímida y sintió su aliento dejar su cuerpo. Todo lo que pudo hacer fue asentir. Finalmente su voz regresó. "Lo sentí, también." "Bueno," Tarin apagó, su sonrisa contagiosa. Ella sonrió con dulzura cuando su orden fue entregada, luego volvió de inmediato su atención a Alison. Ella esperó hasta que estuvieran solas para continuar. "Por mucho que me encantó estar contigo, que fue bastante, quiero conocerte fuera de la habitación, Alison. Creo que eres impresionante y quiero llegar a conocer tu interior también." Alison se sentó allí, aturdida. Sólo podía mirar a la mujer sentada frente a ella, estudiando su cara, en busca de cualquier indicio de una mentira o una cruel broma. "Te lo agradezco." Miró hacia abajo, agitando un poco el azúcar del té. No tenía idea de qué decir a la sincera petición de Tarin. Una vez más, lo único que pudo hacer fue asentir. Estaba sorprendida de lo que esta mujer simplemente podía hacer al abrir la boca, y con unas pocas palabras robar totalmente habilidades de Alison para hablar o pensar. Tomó un sorbo de su té, quemándose la lengua olvidándose de enfriar el líquido. "Mierda", murmuró, el estrépito de la taza sonó en la mesa. Suaves manos tocaron sus dedos, Tarin consiguió la atención de la rubia. "Relájate", dijo en voz baja, desvío la mirada de Alison y ayudó a limpiar el té desparramado. Alison asintió, sintiéndose como una idiota. Ella respiró hondo varias veces, tratando de calmar su acelerado corazón. "¿Qué te gustaría saber?", preguntó al fin. "¿Bien, cuántos años tienes?" Tarin preparó su café- dos de azúcar y media taza de crema. "Tengo 25. Me revelé a mediados de los veinte y no estoy feliz por ello." "¿Por qué no?" Tarin rió, revolviendo su taza. "Porque… ya no puedo decir que estoy en mis veinte años. Pronto llegaré a los treinta, y luego..." "¿Y luego?" la morena pinchó, totalmente divertida. "¡Treinta!" Alison susurró. Su compañera echó la cabeza hacia atrás y rió. 36

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"Oh, Alison. Eres demasiado adorable. Estoy a dos años de distancia de los treinta, muchas gracias. Estoy tratando de encontrar la paz en ese hecho." La rubia rió contenta de saber que su propia curiosidad fue respondida perfectamente. "Es extraño, supongo. Mi hermana, que hoy se fue tiene solamente 23. Ella piensa que estoy loca." "Ella está a sólo dos años de distancia de alcanzar a su hermana mayor " bromeó Tarin. "Sí, muchas gracias. Agradezco el voto de confianza, y estoy segura de que Robby también lo haría." Tarin se rió. "Dime más. ¿Qué te trajo aquí? A Oregon, es decir." La morena salió a buscar su rollo de canela y empujó el plato hasta el borde de la mesa. Alison miró su taza de té, su mano envuelta alrededor. Ella estaba masticando su labio inferior, tratando de decidir qué decir, cuánto revelar. Su atención fue tomada por la suave voz que decía su nombre. Miró hacia arriba, observando a los comprensivos ojos azules. "Esto tiene algo que ver con... con tu tristeza, ¿no? Hey, ¿por qué lloras?," Tarin se levantó de la silla, arrodillándose al lado de la rubia, que parecía avergonzada, suaves dedos levantaron la barbilla hasta que se vio obligada. Alison suavemente miro a los ojos azules que la cuidaban. "Por favor, no te avergüences, Alison. Tu corazón es hermoso, así que no intentes ocultarlo detrás de la vergüenza". Alison asintió, tomando una respiración profunda. Ella levantó una cara roja a su compañera. Sentía que le debía una explicación a Tarin, teniendo en cuenta toda la bondad de la morena, sin hacer preguntas. "¿Podemos ir a dar un paseo?" "Por supuesto." Tarin se puso de pie, tomando su billetera de la mesa y lanzando algunos billetes a la camarera. Ella esperó que Alison agarrara su bolso y luego se dirigieron hacia el fresco día de otoño. Mientras caminaban por el parque, Tarin escuchó en silencio, mientras que Alison le contaba su historia. La rubia no podía mirar a su compañera, la vergüenza seguía ardiendo profundamente dentro de ella lo que le permitió a Troy hacer con ella. 37

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Tarin se quedó en silencio durante mucho tiempo después que Alison había terminado su historia. Tenía las manos metidas en los bolsillos, los músculos de la mandíbula abriendo y cerrando. La rubia la miró, preguntándose qué estaba pasando por la cabeza de la morena. "Honestamente, no puedo poner mis pensamientos lo suficientemente claros para expresar lo que pienso", dijo Tarin. Miró hacia abajo, y luego sobre a su acompañante. "Quiero decirte cuánto lo siento, pero no creo que ni siquiera se acerca a lo que estoy pensando. Creo que sólo desearía poder haber hecho algo, algo para evitar todo esto que te ocurrió". Alison fue tocada por sus palabras y el ardor detrás de ellas. Ella sonrió. "Gracias, Tarin. Eso acabó. Estoy viviendo mi propia vida ahora." "Pero ¿a qué precio?" La morena se detuvo, con la mirada perdida en el parque antes de volver a la rubia. "Esa noche, la segunda vez juntas, cuando lloraste. Te asusté, ¿verdad?" Alison podía ver el dolor en el rostro de la mujer, y ella quería quitárselo. Ella sonrió suavemente, alzando una mano para poner un toque delicado en la mejilla de la morena. "Sólo estaba lidiando con un poco de viejo equipaje, Tarin. Tú no hiciste nada malo." Tarin asintió, aunque suspiró profundamente. "Bueno, ciertamente me gustaría darle a tu hermana Robin un gran abrazo. ¿Finalmente cómo te convenció de irte?" Alison apartó la mirada. La pérdida de ese bebé había sido la cosa más dolorosa que jamás había sentido. Ella sobreviviría tres infancias más con su padre o tres matrimonios más con Troy antes de que pudiera sobrevivir a otra pérdida de esa manera. "Escucha, si tu no quieres..." "No, te voy a contar. Ven sentémonos." La rubia se la llevó a un banco de piedra y se sentó, con las piernas juntas, las manos apoyadas en el regazo. "Durante mi matrimonio con Troy, durante toda mi relación de cuatro años, él sólo hizo una cosa bien." Observó algunos patos nadando en el estanque frente a ellas. Se impedía tener 38

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que mirar a su compañera, no podría manejar la bondad que sabía que iba a ver allí. Sería hacerla llorar. "Yo ya estaba embarazada de dos meses cuando lo descubrí." Alison sonrió, recordando bien el día. "Fue un día muy feliz para mí. Quería hijos, siempre tuve esa ilusión, aún la tengo", agregó en voz baja. "De todos modos, al principio Troy estaba feliz, también. Dijo que en su congregación estarían encantados de saber que habría otra pequeña feligresa en la iglesia." Ella resopló ante eso. "Bueno, finalmente pasó la novedad de ser padre y él simplemente no se preocupó. Eso no me molestó, personalmente, prefería tratar con ello yo sola de todos modos. Pero después él se dio cuenta que era algo que podría utilizar contra mí, para hacerme daño. Y lo hizo". Lo último lo susurró en voz tan bajo que Tarin tuvo que concentrarse para escucharlo. La morena estudió el perfil de Alison, tomando nota de la forma en que la luz del sol jugaba en su cabello haciendo el brillo de oro, y cómo el verde alrededor de ellos hizo que sus ojos se volvieran esmeralda. Alison continuó. "Yo estaba en el hospital, tratando de recuperarme de lo que había logrado hacer con una sartén cuando Robin vino a verme. No tenía nada en ese punto… no tenía más a mi bebé, ni siquiera mi orgullo. Estaba más o menos hecha añicos”. Alison se rió recordando. "Fue toda una aventura. Ella llegó volando, sosteniendo mi mano todo el tiempo, tomó los trámites para presentar cargos contra Troy y luego los papeles del divorcio." "Sí, definitivamente le daré a tu hermana un beso enorme si alguna vez da la casualidad de encontrarme con ella." La rubia sonrió. "Bueno, de alguna manera no creo que le importe." Tarin sonrió y luego se puso seria. "Y ¿crees que a tu hermana le importaría?" Alison se reunió la intensa mirada azul, su estómago volteando ligeramente a medida que su temperatura corporal subió una muesca. "¿Si le importaría que le dieras un gran beso?" Tarin rió. "Eso, ¿y crees que a su hermana también le gustaría un gran beso?"

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Alison se sorprendió por lo que Tarin parecía preguntar. Ella era tan audaz y confiada en sus citas de medianoche. No estaba segura de qué hacer con la mujer casi tímida delante de ella ahora. Estaba totalmente encantada. Sacudiendo la cabeza lentamente, le respondió. "No, a ella no le importaría recibir un gran beso, y sí, a ella le importaría". La morena sonrió, llevando una mano para acariciar suavemente el lado de la cara de Alison. "Siento mucho lo que te pasó Alison. Troy es un idiota. Cualquier persona lo sería al dejarte ir." Los ojos verdes cayeron, Alison respiró profundo, aunque sintió profundamente las palabras de Tarin, había esa parte en ella, la pesimista de tanta decepción en su corta vida, que no quería oír, y ciertamente no quería creerlo. ¿Cuánto podrían significar estas cosas para Tarin, si apenas se conocían entre sí? Sabían muy poco de la otra, personalmente, no importa lo bien que se conozcan el cuerpo de la otra. Incluso eso era limitado. Volviéndose a la morena, puso voz a sus dudas. "¿Cómo puedes decir cosas tan agradables para mí, Tarin? ¿Cómo puedes ser tan agradable? Ni siquiera me conoces de verdad." No era una acusación, sino genuino desconcierto. La morena se sentó en el banco, suspirando suavemente mientras miraba a los patos. Sacudiendo la cabeza volvió a mirar a la rubia. "Para ser honesta, no lo sé. Confía en mí, yo me estoy preguntando todas estas cosas también. La parte más divertida es que la noche de la fiesta no tenía ninguna intención o el deseo de participar. En realidad, estaba por ir a un bar por un buen trago, entonces fue cuando te vi entrar. En ese momento supe que tenía que tenerte o al menos intentarlo. Por supuesto, en ese momento era simplemente una atracción física aguda. Ahora...", sus palabras se desvanecieron, dejando a Alison rellenar los parpadeos por su cuenta. La morena continuó después de un momento. "No sé lo que me pasa contigo Alison, pero siento esta profunda necesidad de protegerte, de estar contigo. Y no sólo físicamente,

aunque

tengo

que

admitir…",

ella

sonrió

con

desenfado,

"Definitivamente disfruto de esa parte, también". 40

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Alison se sonrojó, sonriendo hacia abajo a sus manos inquietas. "Yo también." Ella suspiró. "Todo esto me asusta. Mucho." "Alison, si quieres que me aleje y me vaya, de alguna manera creo que dolerá, pero lo haré. Sólo debes pedírmelo". La rubia asintió, apreciando la salida. "Si estás diciendo lo que creo que estás diciendo, es posible que desees volver a pensar en todo esto Tarin. Vengo llevando un equipaje increíble. Y a veces creo que nunca voy a ser capaz de deshacerme de él." "Vamos a tomar las cosas con calma, ¿de acuerdo? Veamos a donde nos conduce y lo que podemos hacer", dijo Tarin con sus ojos azules escondidos detrás de sus gafas de sol. Alison deseaba que fueran descubiertos. A ella le encantaría ver cómo el azul se asomaba a la luz del día. Alison asintió, apoyándose en el tacto de la caricia de Tarin. "Realmente me gustaría darte ese gran beso ahora." Una vez más la rubia asintió, el corazón parecía explotarle cuando Tarin se inclinó. El beso fue tan suave, la rubia casi no fue capaz de registrar el tacto. Abriendo los ojos, la rubia encontró su propio reflejo que le devolvía la mirada. Con dedos cuidadosos, levantó las gafas de sol de Tarin, empujándolas en el pelo de la morena. Los ojos más azules que había visto le devolvieron la mirada, ahogándose en una piscina de deseo y necesidad. Alison no quería apartar la mirada, pero a medida que Tarin se inclinaba nuevamente sus ojos se cerraron, el beso un poco más firme, haciendo una pregunta a los labios de la rubia que felizmente respondieron al tiempo que abría la boca, invitando a la morena. Llevando las manos arriba, Alison las enterró en el cabello de Tarin, acercándola más. Ella sintió dedos suaves contra la parte baja de la espalda cuando la morena le acarició. Después de un largo momento, el beso se rompió. Tarin suspiró, descansando su frente contra la de Alison. "Creo que soy adicta a eso." Alison sonrió, tirando hacia atrás lo suficiente como para mirar a la cara de la morena. "Eso me gusta."

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Tarin devolvió la sonrisa. "Quiero hacer esto bien," dijo ella, cepillando algunos mechones de cabello rubio de los ojos de Alison. "Déjame invitarte a salir, salir de verdad." "Tarin, ¿me estás pidiendo una cita?" "Lo hago." "Acepto." La sonrisa de Tarin se amplió. "¿Es demasiado pronto esta noche?"

Fin

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