Padre Pobre Padre Rico

Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería Campus Guanajuato

Humanidades V

Padre pobre padre rico Ensayo Corona Muñiz José Adrián

Año 2014 Silao, Guanajuato

Padre Pobre Padre rico Debido a la crítica situación actual, es demasiado riesgoso el pensar en graduarse para después tener un trabajo bien remunerado, en vez de ello sólo se encuentran reducciones de personal, ¿Qué hacer ante esta situación? Se puede actuar de forma conformista y dejar que las personas inteligentes controlen nuestros destinos, o formar parte de ese grupo de personas conocidas por el mundo como “ricos”. Edificar una riqueza no requiere ganar mucho dinero, se puede tener un mínimo de ingresos y con un poco de conocimientos financieros, lograr un retiro seguro a temprana edad. Saber de finanzas no debe ser un concepto complejo, sino al contrario debe ser lo más sencillo que se pueda, hablar de finanzas es hablar del flujo del dinero. Sin embargo no todos estamos listos para ser ricos, por un lado está el miedo, cuando se es pobre se cree que el dinero lo quita, y cuando se es rico el miedo a perderlo lleva a la locura y a la muerte. El ser humano no puede evitar sentir este tipo de emociones, saber cómo reaccionar es parte del saber controlar el poder del dinero, comenzar a trabajar sin paga es la primera lección. Los primeros conceptos a introducir en este proceso es el de un activo y un pasivo. En palabras sencillas los activos ponen dinero en los bolcillos, son por ejemplo acciones, bonos, letras o bienes raíces; y los pasivos son aquellos que extraen dinero de la bolsa, impuestos, alimentación, renta o diversión, entre otros. Según los hábitos de gastos permiten distinguir en la sociedad tres clases sociales: 1.-Los empleados (Pobres), aunque es la postura menos riesgosa, implica que alguien más alcance el éxito, trabajar de enero hasta mayo para pagar impuestos, pagar hipoteca y tarjetas de crédito. 2.-La clase media, aunque perciben un mejor salario que los anteriores, la ignorancia financiera lleva a este sector de la población a comprase una casa extremadamente grande o a fracasar al crear su compañía, ya que se convierten en auto empleados y después de 5 años pierden el interés y la compañía cierra. 3.-Los ricos, tienen en cambio una sólida columna financiera basada en negocios que no requieren de su presencia, fondos mutualistas, pagares, regalías por propiedad intelectual, acciones, etc. Cada vez que una persona intenta castigar al rico, éstos no se conforman si no que reaccionan, la idea de robarles para darles a los pobres, hoy en día se llama impuesto, y el gobierno lo ha convertido en una ley, el problema es que su apetito es tan grande que los impuestos han tenido que ampliarse a la clase media, mientras los ricos han creado corporaciones para proteger su riqueza y pagar ciertos gastos antes de ser pagados al interior de la organización. Así pues el camino a la independencia financiera está compuesto del conocimiento de cuatro áreas de experiencia: Contabilidad. Capacidad de leer y comprender estados financieros permite conocer las fortalezas y debilidades de cualquier negocio. Inversión. Crear estrategias para que el dinero produzca más dinero. Compresión de mercados. No invertir en lo que está de moda o lo que a la gente le guste más, el sentido de la inversión se mide con números y no con emociones. La ley. Tener el conocimiento de lagunas legales que le permitan ahorrarse impuestos y la protección contra demandas.

Para comenzar se ofrecen diez filosofías para desarrollar el genio financiero que todos tenemos dentro: 1.-El poder del espíritu. Una razón muy poderosa para superar los obstáculos y sacrificios. 2.-El poder de elegir. No desperdiciar tiempo en discutir es mejor escuchar e invertir en la educación. 3.-El poder de la asociación. No dejarse influenciar por los pesimistas amigos pobres. 4.-El poder de aprender rápidamente. Ser cuidadoso con lo que se estudia, y aprender de los cambios. 5.-El poder de la autodisciplina. Pagarse a uno mismo primero para tener una buena autoestima que permita nadar contracorriente ante cualquier pérdida. 6.-El poder del buen consejo. La verdadera habilidad es manejar y pagar bien a personas más inteligentes. 7.-El poder de obtener algo a cambio de nada. En cada inversión siempre tiene que haber un atractivo que se obtenga de manera gratuita. 8.-El poder del enfoque. Tener la fortaleza mental para no comprar los lujos antes de enfocarse en la columna de activos. 9.-El poder del mito. La copia o emulación de un héroe hacen que las cosas parezcan fáciles. 10.-El poder de dar. Si se da lo que se desea será devuelto en grandes cantidades. Así como algunos consejos que le funcionaron al autor del libro Robert T. Kiyosaki: Dejar de hacer lo que se esté haciendo pues el cambio no llega por si sólo es necesario cambiar continuamente de estrategia, buscar nuevas ideas o encontrar a alguien que ya haya hecho lo mismo. Hacer muchas ofertas, encontrar el negocio correcto y las personas indicadas requiere de ir al mercado a ofrecer, rechazar, negociar y aceptar los tratos sin dejarse llevar por las emociones que conllevan los remates pues el producto se remata porque en realidad ha perdido su valor. Buscar primero a las personas que quieran comprar y luego las que quieran vender de nada sirve crear un producto que nadie va a comprar. Lo más importante: actuar siempre es mejor que no actuar. Conclusión Es importante cuestionar al mundo, no conformarse con lo que popularmente se nos comunica, muchas veces son ideas que funcionaron hace tiempo pero hoy en día son obsoletas. El éxito profesional ya no se vincula con el éxito financiero, hay que aprender a ver la culminación de una licenciatura o posgrado como el principio y no como el final. En cada billete que llega a nuestras manos esta nuestro destino, si gastarlo tontamente y seguir siendo pobre o aprender a como adquirir activos para ser dueño de nuestro propio destino, no es algo complicado invertir en inteligencia financiera es un activo más poderoso que el mismo dinero. Bibliografia Padre rico Padre Pobre. Robert T. Kiyosaky con Sharon L. Lechter. Ed. Aguilar.