Padre Ausente, Repercusiones A Nivel Psicológico

December 6, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Padre ausente, repercusiones a nivel psicológico Padre ausente y las repercusiones a nivel psicológico en el niño, según diversas perspectivas de análisis Informe realizado por Rodrigo Miguel R. y Eugenio Vargas R Universidad de Santiago, Chile

Indice

* Introducción. * Hijos de familias monoparentales o Definición o Magnitud del Problema o Evidencia Científica o Separación Y Divorcio o Hijos de Madres Solteras o Fallecimiento De Un Progenitor o Intervenciones o Recomendaciones o Puntos a destacar en relación a la monoparentalidad o Tabla 1. Situaciones de monoparentalidad o Tabla 2. Posibles repercusiones a nivel psicológico de las situaciones de monoparentalidad o Tabla 3. Factores de riesgo en las situaciones de monoparentalidad * Diversos autores y sus posiciones frente al tema de la monoparentalidad o John Bowlby o Melanie Klein. o Jacques Lacan

o L.S Vygotsky * Conclusiones o Discusión y reflexión * Bibliografía o Libros Consultados o Artículos consultados o Fuentes Estadísticas Consultadas

INTRODUCCIÓN.

Desde la antigüedad el pilar fundamental de la sociedad, es el concepto de familia, el cual, más allá de una definición específica, no ha estado exenta de las transformaciones sociales y culturales, mediada por los procesos socio-históricos en los cuales se ha visto inserta en los distintos escenarios de la humanidad.

La familia ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, en un inicio bajo un régimen netamente patriarcal, con los años, han cambiado la cantidad de hijos y los patrones de interacción al interior de esta, tanto así, que en la actualidad se encuentran familias con una conformación que en tiempos pasados, podría haber sido considerada anormal.

En el presente ha venido emergiendo una nueva forma de constitución familiar, las llamadas "familias monoparentales" "son aquellas compuestas por un solo miembro de la pareja progenitora y en las que de forma prolongada, se produce una pérdida del contacto afectivo y lúdico de los hijos no emancipados, con uno de los padres" (Buitrago & Vergeles, s/f). Es necesario tomar en cuenta que el surgimiento de esta nueva forma de constitución familiar, es un evento generalizado a escala mundial, y que de ninguna forma se reduce a un contexto social determinado.

A partir de esto, el presente trabajo pretende abordar a las familias monoparentales, dentro de las que destaca como característica general, la ausencia del padre, ausencia que puede ser considerada a la hora de entender el desarrollo de los hijos, como un elemento que dificulta la normalidad del desarrollo, pues aunque "la primera y fundamental relación de la vida, es la relación con la madre" (Klein, 1959) y "existe un apego primario por parte del niño en relación con su madre, la cual se adapta a los ritmos naturales del bebe" (Bowlby, 1980). Si bien la figura paterna es fundamental en la constitución del aparato psíquico, Lacán afirma que este

podría constituirse no obstante la ausencia del padre, mediante el discurso materno, la figura paterna, también adquiere una importancia considerable en la dinámica familiar y en el desarrollo del menor.

De este modo aunque la figura y el rol paterno ha sido asumido por la madre, el presente tiene por objeto, a la luz de distintos autores, comprender de que modo la ausencia paterna repercute en diversos aspectos del desarrollo del hijo, y como la figura materna adquiere un carácter mayor, que el que tendría en una familia en la cual los dos progenitores están presentes.

Con respecto al ¿por qué de las distintas perspectivas de análisis?, es decir ¿qué motivó a los autores del presente a considerar importante la inclusión de una serie de autores que se presentan como psicoanalistas, asumiendo el riesgo de perder profundidad y acertividad en el análisis del tema? Se podría resumir, en virtud de los conocimientos recopilados, que los hechos y transformaciones culturales han venido siendo incorporados por los distintos autores psicoanalíticos, lo que entregaría la posibilidad de realizar una lectura más amplia del tema que será expuesto. Y aunque están catalogados como psicoanalistas, presentan una amplia diversidad en sus postulados, así como la inclusión de quién plantea precisamente el hecho de que existe una interrelación y modificación constante de la diada "sociedad – individuo". Se hace referencia a Vygotsky, quién permite visualizar desde una óptica constructivista, los hechos e interrelaciones que se producen al interior de la dinámica familiar y el papel que juega la cultura en este fenómeno.

Además los autores del presente creen necesario considerar un contraste de los diversos planteamientos entregados por los autores que son presentados en este trabajo. Esto debido a que los autores presentan conceptos similares, matizados desde distintas ópticas que a simple vista pudieran parecer contradictorios o poco explícitos.

Por otro lado, a pesar de las diferencias encontradas en la exposición teórica de estos autores, existen ciertos puntos de complementariedad.

HIJOS DE FAMILIAS MONOPARENTALES

DEFINICIÓN

Las familias monoparentales son aquellas compuestas por un solo miembro de la pareja progenitora (varón o mujer) y en las que, de forma prolongada, se produce una pérdida del contacto afectivo y lúdico de los hijos no emancipados con uno de los padres. En esta definición se incluyen una gran variedad de situaciones (tabla 1), lo que dificulta la comparación de resultados entre diferentes estudios que exploran grupos de niños de madres solteras, separadas, divorciadas o viudas. Aunque la crianza de los niños puede quedar asignada al padre, el paradigma en los países de nuestro entorno es el de familias monoparentales con presencia de la madre (biológica o adoptiva). De hecho, entre un 80% y 90% de los hogares monoparentales tiene como responsable a una mujer.

En la bibliografía aparecen como sinónimos de familias monoparentales los términos "familias rotas", "familias disociadas" o "situaciones familiares inhabituales".

MAGNITUD DEL PROBLEMA

En España en 1986 había 9.010.292 mujeres casadas, 1.856.307 viudas, 50.651 divorciadas y 157.868 separadas, aunque desconocemos el número de hijos menores de edad de cada categoría. En 1991 había un 9,5% de familias monoparentales frente al 6% de 1981, lo que representa un incremento del 58% en ese periodo (Ministerio de Asuntos Sociales, 1991). En Estados Unidos, la tasa de nacimientos habidos fuera del matrimonio ha ascendido del 12% en 1980 al 30% en 1991 y continúa incrementándose en la actualidad. En Gran Bretaña, el 21% de las familias son monoparentales y en el 90% de ellas permanece "la mujer" como cabeza de familia. Así, este país tiene el mayor número de familias monoparentales de la Unión Europea, en la que el porcentaje de monoparentalidad viene a rondar el 10% del total de núcleos familiares. La viudedad explica el 6% de las familias monoparentales, mientras que el divorcio justifica el 52% y las madres solteras el 37%. Este último grupo es el de más rápido crecimiento, pasando de un 1% en 1971 al 7% del total de familias en 1992 (Roberts, 1995).

La mayoría de los estudios sobre familias monoparentales no distinguen entre los diferentes tipos de madres y sus características, lo que dificulta las comparaciones entre ellos. El mayor número de referencias bibliográficas es sobre los hijos de padres divorciados, tal vez porque ésta sea la situación más frecuente en Estados Unidos, donde se calcula que en el decenio de los noventa sólo el 59% de los niños norteamericanos vivirán con sus padres biológicos, mientras que un 30-40% de los niños nacidos en la década 1970-1980 vivirán el divorcio de sus padres antes de cumplir los 18 años (Wallerstein, 1990). Las mujeres separadas son ligeramente más jóvenes que las divorciadas, pero con características socioeconómicas similares.

Las familias monoparentales con madres solteras constituyen la segunda gran categoría. Las madres solteras aparecen, en los estudios descriptivos, como mujeres más jóvenes y con familias más pequeñas que las mujeres viudas y divorciadas, con un promedio de 1,4 hijos, de los que el 60% tienen menos de 5 años. Muchas de las madres solteras tuvieron sus embarazos en la adolescencia. Una de cada diez adolescentes de edades entre 15 y 19 años queda embarazada anualmente en los Estados Unidos, pero sólo el 54% de los embarazos acaban en nacimiento. El 75% de éstos, y prácticamente el total de los acaecidos en menores de 14 años, finaliza sin que exista matrimonio. El 16% de los embarazos de adolescentes no son deseados y el 32% del total de los embarazos no deseados ocurre en esa etapa de la vida. En España, un 1,8% de los partos atendidos en hospitales corresponden a adolescentes (Gómez de Terreros, 1991). A los riesgos de acabar en familias monoparentales, el embarazo en adolescentes añade los propios de esta situación, donde hasta el 10% de las mujeres menores de 18 años no recibe atención prenatal hasta el tercer trimestre, con mayores tasas de prematuridad y bajo peso en sus hijos, lo que puede predecir, a posterior, peores niveles de salud y de desarrollo.

*Esta información estadística, presenta un conocimiento global del tema de la monoparentalidad a nivel mundial; Para conocer estadísticas correspondientes a la realidad social chilena, remitirse a los anexos al final del presente trabajo.

EVIDENCIA CIENTÍFICA

Las definiciones no coincidentes de familias monoparentales en los diferentes estudios, dificulta la comparación de sus resultados, al agrupar tipos de familias heterogéneas con diferentes dinámicas naturales. Así, la heterogeneidad en estas familias no sólo proviene del camino que han seguido en su formación o del sexo del responsable, sino que presentan características diferentes respecto a su estatus económico, etnia y cultura, no sólo entre ellas, sino también comparadas con las familias tradicionales.

Los primeros trabajos, ya apuntaban que los niños nacidos "ilegítimos" tenían menor adaptación y rendimiento escolar que los nacidos en el seno de familias convencionales. Las niñas de familias monoparentales con padres ausentes asistían menos regularmente al colegio y los chicos de 11 años presentaban con mayor frecuencia enuresis nocturna (Roberts, 1995).

Además, los progenitores solos, que han de atender a las ansiedades y dificultades del desarrollo humano temprano, son más proclives a descompensaciones psicopatológicas, así como a proporcionar a sus hijos o a los niños a su cuidado, un tipo de trato inadecuado para su

desarrollo. Las familias monoparentales y el padre/madre no biológico son uno de los aspectos familiares señalados como indicadores asociados al maltrato físico o negligencia en el cuidado físico de los niños (Carrera, 1996).

La pérdida de uno de los cónyuges marca la evolución de la familia en el aspecto afectivo, educativo y económico, ya que, la ausencia del padre/madre supone que el superviviente tiene que asumir nuevos y distintos papeles, lo que origina un estrés añadido que no se encuentra en las familias biparentales. Esta situación puede facilitar la aparición de enfermedades psicosociales y condicionar un incremento del uso de los servicios de salud.

Desde un punto de vista demográfico, los hijos de familias monoparentales tienden estadísticamente a ser más pobres, a abandonar el colegio prematuramente, a estar desempleados y a involucrarse en actividades delictivas con más frecuencia que aquellos niños que, en la constitución de su vida familiar, conviven con los dos progenitores. SEPARACIÓN Y DIVORCIO

Con el extraordinario aumento de las cifras de divorcio en los últimos 20 años, no es de extrañar que los estudios más recientes se encaminen a investigar a los hijos de familias monoparentales surgidas de procesos de separación y divorcio.

Muchos trabajos han estudiado el impacto que sufren los niños de familias monoparentales en términos de desarrollo emocional, conductas, probabilidad de enfermedades psiquiátricas, identidad sexual, actitudes futuras hacia el matrimonio e intensidad de las transiciones psicosociales. Estos y otros estudios indican, en resumen, que los hijos de familias monoparentales tienen una mayor probabilidad de obtener peores resultados en una amplia gama de facetas (conductas antisociales, rendimientos en test de lenguaje, coordinación visual, motora, etc.) que los niños que viven con ambos padres.

Sin embargo, no existe una población divorciada homogénea, sino muchas y muchos subgrupos. La gente se divorcia por una gran variedad de razones, en diferentes momentos de la vida familiar, personal y de los hijos, y proviene de diferentes tradiciones e historias familiares. Además, el divorcio no es un evento simple, sino que engloba una serie compleja de cambios en las relaciones familiares que se inician con el fracaso de la relación conyugal, continúa a menudo con un período caótico de ruptura del matrimonio y sigue, en ocasiones durante años, con desequilibrios en el seno de la familia.

La expresión de los posibles conflictos derivados de la situación de monoparentalidad asociada a separación o divorcio de los padres es variable según la edad o momento evolutivo del niño. Pero no existe ningún trastorno o cuadro clínico específico de la situación de divorcio. La reacción o aparición de síntomas clínicos depende, en gran medida, de la personalidad subyacente del niño y del momento evolutivo de éste. Incluso las dificultades en el desarrollo están presentes varios años antes del divorcio de los padres, destacando la importancia de los conflictos previos a la consumación del mismo. Hoy sabemos que las tensiones, batallas y discordias constantes en el hogar, por un lado, y la continua presencia de la desdicha y amargura de los padres, por otro, son más perniciosas para los hijos que el mismo trauma de la ruptura. De manera que hasta los niños de familias intactas, con alto nivel de conflictos, obtienen peores resultados en valoraciones psicológicas que los niños de familias intactas o divorciadas con bajo nivel de conflicto (Block, 1986; Amato, 1991).

Otras variables asociadas a las dificultades encontradas por los hijos de familias monoparentales son los pobres recursos económicos de la madre, el estigma y baja expectativa social de sus hijos, la experiencia de conflictos en familias separadas o divorciadas, el estado psicológico de la madre, las características de la dinámica familiar en el hogar de la madre y la ausencia del padre.

Las consecuencias que aparecen en los niños dependen de su nivel de desarrollo. Así los preescolares tienden a manifestar "conductas regresivas": insomnio, crisis de rabietas, angustia de separación, pérdida del control de esfínteres, regresión en los hábitos de limpieza, estancamiento en las adquisiciones cognitivas, temores fóbicos y sentimientos de culpabilidad. Los escolares muestran su ira intensa contra uno o ambos padres y pueden desarrollar cuadros depresivos, lo que conlleva una disminución del rendimiento académico y deterioro en las relaciones con sus compañeros (Wallerstein 1980, 1987, 1991).

Los adolescentes son quienes más sufren a corto plazo inseguridad, soledad y depresión, las que pueden plasmarse en forma de fracaso escolar, conducta delictiva, consumo de drogas y vagancia. Los adolescentes y adultos jóvenes mantienen vivos los recuerdos a los 10 años del divorcio de sus padres, lo que les hace expresar angustia respecto a sus relaciones amorosas y a un posible fracaso matrimonial. Las repercusiones sobre los adolescentes también dependen de los factores de estrés psicosocial que pueden acompañar al divorcio y que, en orden decreciente de importancia psicológica, son (Wallerstein, 1991; Lasa, 1996; Weitzman, 1988; Kalter, 1994):

1) El continuo estado de discordia permanente (conflicto) en la relación de los padres. 2) La presencia de un padre emocionalmente angustiado (sobre todo el que tiene la custodia)

3) La pérdida de la relación con uno de los padres (típicamente el que no tiene la custodia) 4) Las nuevas relaciones que establecen los padres: (sobre todo el que tiene la custodia). 5) El posible nuevo matrimonio de los padres: (sobre todo del que tiene la custodia). 6) El descenso del nivel económico, que determina a menudo cambios de vivienda y menor disponibilidad de supervisión parental.

Hay también evidencia de que las consecuencias del divorcio sobre los niños han disminuido desde 1960, coincidiendo con la mayor aceptación social del divorcio. HIJOS DE MADRES SOLTERAS

En un porcentaje alto se trata de mujeres que han quedado embarazadas inesperadamente, no creando ningún vínculo con su compañero o padre del niño. Muchas de ellas están en el período de la adolescencia o temprana juventud y, a menudo, dependen de la familia de origen (abuelos) con la que suelen convivir. En estos casos se añaden, a medio y largo plazo, las dificultades para crear y desarrollar un vínculo madre-hijo suficientemente estable para asegurar la crianza. Pero las familias de origen, especialmente los abuelos, tienen un papel importante a la hora de integrar a la joven madre y de posibilitar la progresiva instauración del vínculo afectivo con su hijo.

También son cada vez más frecuentes las mujeres que deciden engendrar y criar un hijo en solitario de modo estable. Los niños de estas madres tendrán pocas vivencias de conflicto en el hogar y quizás otros factores sean más importantes, aunque se conoce relativamente poco sobre este subgrupo de familias, pequeño pero enormemente heterogéneo. De ahí la necesidad de seguir investigando sobre la salud mental en los niños que se ven sometidos a vivir y desarrollarse con esta situación de "problemática familiar". FALLECIMIENTO DE UN PROGENITOR

El fallecimiento de uno de los padres crea una disociación familiar que conlleva un proceso de duelo de elaboración psicológica, mental y emocional con una sucesión de reacciones: estado de aflicción, seguido de defensa, una fase de retracción de afecto y, finalmente, una fase de reanimación. La forma en que los niños viven la muerte de sus padres está en función de diversos factores: edad, personalidad, comportamiento de los presentes, sexo del progenitor fallecido y del hijo, etc. Existen datos que relacionan la muerte de un progenitor con posteriores dificultades en el adulto. La muerte, como otras pérdidas, hace que las crisis vitales posteriores sean experimentadas como nuevas pérdidas, lo que conlleva una pérdida o disminución de la autoestima y favorece la aparición de depresión.

En definitiva, las diferentes situaciones de monoparentalidad originan repercusiones psíquicas que están resumidas en la tabla 2, mientras que en la tabla 3 aparecen los factores de riesgo, más destacables que inciden en las dinámicas de las familias monoparentales.

INTERVENCIONES

La evolución a largo plazo de una experiencia traumática vivida en la infancia o adolescencia es especialmente difícil de predecir, pero gran parte de la patología mental y conductual y de los conflictos psicosociales crónicos pueden prevenirse en un grado u otro si se abordan con sentido común de forma precoz.

Durante la infancia todos los niños se benefician del contacto con un modelo paterno respetable, racional y benévolo, aunque éste no tiene que ser necesariamente el padre biológico. Pero en el caso del varón, la imagen del padre es especialmente importante a la hora de aprender a modular los impulsos agresivos, de formar el concepto de autoridad, de configurar la identidad masculina y de forjar el talante de padre futuro. De ahí que se insista en la importancia de la presencia de un varón y una mujer (sean o no padres biológicos) cerca del niño en las diferentes etapas de su evolución.

Ante los niños sin padre se alza un mundo colmado de retos y amenazas, aunque no por ello las mujeres que crían y educan solas a sus hijos estén destinadas a tener hijos con problemas. La mayoría disfrutan de hijos e hijas sanos, que llegan a convertirse en adultos competentes y empáticos, sobre todo los que disfrutaron de buenas relaciones de apoyo con la madre. La razón es que la imagen paterna se construye en la mente de los niños, no sólo de rasgos del progenitor, sino también de atributos de otros hombres importantes de su infancia y de cualidades paternales idealizadas que las criaturas captan de los ídolos de su tiempo. Resulta evidente que aunque las madres pueden elegir no tener un compañero, los niños nunca pueden elegir no tener un padre, que en todo caso siempre existirá en su fantasía.

El Psicologo debe mantener una postura de escucha y comprensión, que permita percibir la vivencia y sufrimiento del niño (y a menudo de sus padres) frente a la situación de monoparentalidad creada y los acontecimientos dolorosos que la acompañan. La intervención fundamental consiste en detectar cuántos factores de riesgo (tabla 3) o acontecimientos traumáticos están acumulando los niños en su situación familiar, cuál será su vulnerabilidad o capacidad para hacerles frente y cuáles serán las eventuales secuelas psicológicas o

psicopatológicas actuales y futuras. El psicologo ha de tener conocimientos y sensibilidad psicosocial, habilidades para la entrevista clínica y relación asistencial, mejorando la capacidad de ofrecer ayuda psicológica desde las consultas que se realizaran a nivel de la atención primaria, para así poder abordar de mejor modo, la problemática del niño.

RECOMENDACIONES

Realizar una entrevista familiar para explicar la importancia del "rol" masculino y femenino en el desarrollo del niño, así como para facilitar o recomendar la búsqueda de una figura de apoyo para el progenitor solo. La primera entrevista ha de procurarse que sea lo más próxima posible al evento que desencadenó la monoparentalidad. La periodicidad de las entrevistas puede ajustarse a los controles del subprograma infantil y a la detección de los factores de riesgo (tabla 3) en la consulta a demanda.

Especial atención merece el seguimiento del embarazo de la adolescente que puede terminar en familia monoparental. Una buena relación entre ella y sus propios padres, especialmente su madre, parece protectora y favorecedora de las capacidades personales de la adolescente. Posteriormente convendrá asegurar la existencia de una figura de apoyo continuado para la joven madre. En el caso de no existir padre que conviva con ella, ha de recomendarse la relación continuada del niño con varones a lo largo de su desarrollo.

En el caso de divorcio o separación existe controversia en cuanto a la inclusión del padre que no tiene la custodia en las entrevistas familiares o en el tratamiento. Desde algunas opciones teóricas se considera como deseable, aunque en la práctica plantea numerosas dificultades. Incluso se duda que la tendencia actual, que alterna la custodia del niño con cada uno de los padres, sea una medida adecuada en la mayoría de los casos, ya que no respetaría la dinámica de continuidad necesaria para el niño, primando ciertos aspectos de desculpabilización de los padres.

PUNTOS A DESTACAR EN RELACIÓN A LA MONOPARENTALIDAD

1. Familias monoparentales son las compuestas por un solo miembro de la pareja progenitora y en las que, de forma prolongada, se produce una pérdida del contacto afectivo y lúdico de los hijos no emancipados con uno de los padres.

2. En la bibliografía aparecen como sinónimos de familias monoparentales los términos "familias rotas", "familias disociadas" o "situaciones familiares inhabituales". 3. El divorcio es la principal causa de familias monoparentales (52% de los casos), seguido de las madres solteras (37%) y de la viudedad (6%). El grupo de las madres solteras es el de más rápido crecimiento. 4. Las definiciones no coincidentes de familias monoparentales en los diferentes estudios dificulta la comparabilidad de sus resultados, al agrupar tipos de familias heterogéneas con diferentes dinámicas naturales. 5. La pérdida de uno de los cónyuges marca la evolución de la familia en el aspecto afectivo, educativo y económico, ya que la ausencia del padre/madre obliga al superviviente a asumir nuevos y distintos papeles. 6. Los hijos de familias monoparentales, en comparación con los de familias convencionales, tienen mayor probabilidad de ser más pobres, de abandonar prematuramente el colegio, de estar desempleados y de involucrarse en actividades antisociales. 7. La aparición de síntomas clínicos depende, en gran medida, de la personalidad subyacente del niño y de su momento evolutivo. Incluso las dificultades en el desarrollo están presentes varios años antes del divorcio de los padres. 8. Los niños de familias convencionales, con alto nivel de conflictos, obtienen peores resultados en valoraciones psicológicas que los niños de familias intactas o divorciadas con bajo nivel de conflicto. 9. .Es importante la presencia de un varón y una mujer (sean o no padres biológicos) cerca del niño en las diferentes etapas de su evolución. 10. El Psicologo, debe mantener una postura de escucha y comprensión, que permita percibir la vivencia y sufrimiento del niño (y a menudo de sus padres) frente a la situación de monoparentalidad creada. 11. El embarazo de una adolescente puede terminar en familia monoparental y requiere un seguimiento especial, facilitando una buena relación entre ella y sus propios padres, especialmente su madre.

Tabla 1. Situaciones de monoparentalidad

1. Madres solteras 2. Separación conyugal o divorcio

3. Fallecimiento de un progenitor

4. Adopción por personas solteras

5. Ausencia permanente o prolongada de un progenitor: - Enfermedades y hospitalización - Motivos laborales. Emigración - Encarcelación - Exilio y guerras

Tabla 2. Posibles repercusiones a nivel psicológico de las situaciones de monoparentalidad

0-3 años de edad

- Trastornos del comportamiento - Regresión y estancamiento en hábitos adquiridos - Estancamiento en las adquisiciones cognitivas - Síntomas de expresión corporal (somatofuncionales) 3-5 años de edad

- Ansiedad e inestabilidad - Temores fóbicos - Fantasías de abandono y muerte de los progenitores - Manifestaciones de autopunición y culpabilidad - Inadaptación escolar - Tristeza A partir de los 6 años de edad

- Sentimientos depresivos - Sentimientos de abandono y carencia afectiva - Manifestaciones de agresividad e ira - Dificultades en el rendimiento escolar - Dificultades en sus relaciones sociales - Comportamiento hipermaduro. Ausencia de quejas - Responsabilidad y brillantez en el ámbito escolar Periodo de la pubertad y adolescencia

- Sentimientos de inseguridad, depresión y malestar narcisista - Quejas somáticas múltiples - Trastornos del comportamiento - Actitudes de pasividad y desinterés - Tendencia al autosabotaje y al fracaso - Conductas delictivas - Consumo de tóxicos - Tendencias auto y heteroagresivas A largo plazo: En la juventud y periodo adulto

- Mayores sentimientos de inseguridad - Ansiedad en las relaciones interpersonales - Miedo al fracaso en las relaciones de pareja - Intensa lucha interna por no repetir las situaciones familiares de su infancia - Frecuentes conductas impulsivas en las relaciones de pareja - Mayor tendencia a repetir algunas situaciones como el divorcio Tabla 3. Factores de riesgo en las situaciones de monoparentalidad

- Disputas judiciales continuas e intensas por la custodia de los hijos tras la separación - Situaciones de violencia verbal o física hacia el niño - Aislamiento y pérdida de apoyos sociales de los progenitores - Dificultades de elaboración del duelo de un progenitor fallecido, por parte del que sigue vivo - Mantenimiento de la ocultación o el secreto en relación con la muerte del padre o circunstancias de ésta, por parte del resto de la familia - Madre soltera adolescente con escasos apoyos de su familia o importantes conflictos con ésta - Situaciones socioeconómicas muy desfavorables

Diversos autores y sus posiciones frente al tema de la monoparentalidad John Bowlby

Es reconocido por la formulación de su "teoría del apego". En sus conceptos, "apego" significa una disposición a mantener proximidad y contacto (lazo de afecto) con una figura de carácter protector, denominada "figura de apego". Esta disposición, presente en todos los individuos, con variaciones de acuerdo a la edad, es producto de la selección natural darwiniana. En la medida que el apego contribuyó a la supervivencia de la especie (protección contra el hambre, el frío, los depredadores, etc.) fue seleccionada naturalmente. La disposición al apego no es equivalente a un instinto, sino a una preprogramación, una "tendencia a", que requiere del ambiente y de las experiencias para organizarse. El apego estaría parcialmente preprogramado, lo que lo aleja del instintivismo (todo está preprogramado) tanto como del aprendizaje totalista (todo es aprendido). La inclinación al apego es una predisposición compartida con otros mamíferos, y los evolucionistas actuales consideran que sin esta conducta de apego el ser humano no habría podido evolucionar del modo en que lo ha hecho (Bowlby, 1980).

El contexto científico de John Bowlby estuvo determinado más por la biología que por la física. Las ideas evolucionistas impregnan su pensamiento, adhiriendo a la hipótesis darwiniana de las presiones selectivas, de las cuales la predisposición al apego es una muestra. Sus relaciones con Julian Huxley, Robert Hinde y, especialmente, con Konrad Lorenz, lo acercaron a la etología, donde intentó reunir comprobaciones de los lazos que unen a una madre con sus crías, verificando la existencia del vínculo de apego en los animales superiores. Postularía que entre las motivaciones que unen a un hijo con su madre se encuentran no sólo el sexo y la nutrición, estudiados por Freud, sino también el apego, el cuál puede organizarse en tres pautas: Apego seguro, que se ve facilitado por padres con actitud de accesibilidad y sensibilidad frente a las señales del hijo, cuando este se encuentra triste o angustiado. El

Apego ansioso sería producto de conductas contradictorias por parte de los padres, aceptaciones y rechazos, el cuál se manifiesta por temores a la perdida de la figura de apego y propensión al aferramiento. El desapego, sería el resultado de rechazos constantes al hijo y se caracteriza por el deseo de vivir sin el amor o apoyo de otras personas. Dada la índole protectora del apego, adquiere importancia en su teoría la angustia de separación, o sea el temor a la pérdida o alejamiento de una figura de apego. Bowlby pudo comprobar en el triste laboratorio natural de la Inglaterra de posguerra, los efectos nocivos de la separación de los hijos de sus padres.

Así como en la época de Freud predominó la noción de "energía", el clima de mediados de este siglo y de las décadas siguientes estuvo dominado por la idea de "información". Bowlby incorporaría al psicoanálisis las ideas de procesamiento inconsciente de información, aplicándolas a las relaciones entre el niño y sus figuras de apego. Redefiniría la función del psiquismo como el procesamiento de información para el sostenimiento de un lazo de apego (paradigma de supervivencia) y no lo consideraría un instrumento para el control y descarga de estímulos (paradigma económico). Bowlby presenta su teoría como una alternativa a la metapsicología tradicional del psicoanálisis (Bowlby, 1988).

Bowlby entiende el término empatía de dos formas: a) como un poderoso sostén emocional entre las personas y b) como parte de un método terapéutico. Veamos, en esta reflexión el punto a) donde la empatía en las relaciones "padres- hijos" se articula - con la futura disposición del sujeto a adoptar una actitud de conflicto o una de cooperación. John Bowlby sostiene que una madre de sensibilidad corriente se adapta rápidamente a los ritmos naturales de su hijo y al prestar atención a los detalles de la conducta del bebé va descubriendo lo que a este lo satisface. Al hacerlo, dice Bowlby, no solo lo contenta, sino que también obtiene su cooperación. Esta descripción de Bowlby se refiere a períodos iniciales del bebé, preverbales. Para el autor, si bien en ese período es rudimentaria la capacidad de adaptación del bebé, si se le permite crecer a su propio ritmo pronto su conducta mostrará los resultados de la actitud de los cuidadores.

La empatía materna influye en el desarrollo del niño, estimulando su cooperación. Como conclusión de estas ideas sobre el cuidado materno Bowlby afirma: "...los bebés humanos, al igual que los de otras especies, están preparados para desarrollarse de manera socialmente cooperativa; que lo hagan o no, depende en gran medida de cómo son tratados" (Bowlby, 1980). Para el autor, inicialmente existiría en el bebé una predisposición a desarrollarse cooperativamente. Que esto sea así estará en función del trato paterno. Padres empáticos favorecerán el desarrollo de hijos cooperativos. La ausencia crónica de empatía estimulará, en un futuro próximo, una tendencia hacia la hostilidad y el conflicto. Para Bowlby, existiría en los padres una "disposición a brindar cuidados" que los inclinaría hacia la atención del bebé.

Si el curso de los acontecimientos es normal, el progenitor experimenta deseos de cuidado: abrazar al niño, consolarlo, protegerlo, alimentarlo. Esta disposición puede verse interferida por las experiencias infantiles de los padres. Los malos tratos o frustraciones sufridas cuando niño predisponen a brindar un maltrato al hijo o a alterar la conducta de cuidados.

Recapitulando, digamos que Bowlby contempla tanto una predisposición social cooperativa del bebé como una complementaria tendencia de los padres a brindar cuidados al hijo.

Bowlby sostiene la presencia de un apego primario, como una necesidad primaria el cual nunca desaparece por completo, pues permanece a lo largo de toda la vida del sujeto (lazos amorosos) - lazo de afecto- no reductible al sexo o la nutrición (Bowlby, 1980).

Bowlby le otorga un mayor peso en la etiología de los síntomas a los sucesos de la infancia. Participa de lo que podría denominarse "paradigma ambiental", entendiendo por "ambiental" el valor que los autores le otorgan a las experiencias infantiles con las figuras significativas. Sucesos de la infancia, como la ausencia crónica de empatía paterna, las separaciones y pérdidas sufridas por el niño, los abusos y los maltratos, contienen un potencial psicopatológico al alterar la base afectiva que éste necesita sentir segura.

Además se puede decir que el apego tiene dos funciones básicas:

a)Protección: El niño se siente protegido por las figuras de apego y del mismo modo, comienza a aprender conductas de autocuidado.

b)Socialización: En el proceso de apego poco a poco van surgiendo nuevas figuras para el individuo, aunque siempre la madre va a seguir cumpliendo un rol fundamental. (Primera figura), pues el individuo si tiene una madre apropiada sabe que siempre puede volver y será bien recibido por ella.

En relación con el apego ansioso o desapego, estos pueden producir cuatro tipos de conductas en el individuo:

1. El individuo tiende a crear una confianza compulsiva en si mismo pues, debe construirse como modelo autosuficiente; es muy difícil que realice lazos afectivos y de intimidad debido a la constante repulsa de los padres, por lo que no lograron sentirse acogidos. 2. El individuo tiende a un cuidado compulsivo, poniendo prioridad al cuidado de los otros (niños parentalizados), los que deben cumplir una función de protección en relación con otros (madre, hermanos menores, etc.). 3. Búsqueda de cuidado compulsivo: Esta caracterizado por un apego ansioso. Son altamente dependientes de la figura de apego, necesitan de un cuidado intensivo, pues en la infancia no recibieron un apego consistente. 4. De retirada con enfado: Reacciona violentamente ante la falta de disponibilidad de la figura de apego, eligen abandonar con rencor, producto de una inconsistencia en su infancia ( Madre Chantageadora).

A partir de los conceptos expuestos en relación con la teoría del apego, se procederá a analizar la problemática central de este trabajo que hace relación con el padre ausente y los efectos psicológicos que esto produce en el niño.

Aunque es indiscutible que la primera y esencial figura de apego para todo niño es la madre, debido a la relación que se establece entre la madre y el bebe en el período de embarazo y los primeros meses de vida debido a la protección, cariño, confort y nutrición que la madre le entrega a este, es importante hacer referencia a otras figuras de apego que, aunque no tengan la misma relevancia que la primera, de todas formas son de importancia para el buen desarrollo del niño.

Dentro de las diversas figuras de apego que el individuo va acumulando en su historia de vida como lo son los amigos, hermano, parejas, etc., destaca por su posición y cercanía familiar la figura del Padre como una figura protectora que al igual que la madre, supuestamente, acompañará a su hijo en el desarrollo.

Ahora bien el siguiente análisis, está enfocado precisamente a la ausencia del padre en la constitución familiar, lo que se da a grandes rasgos por una serie de situaciones de monoparentalidad como lo son: Madres solteras, separación conyugal, Fallecimiento de un progenitor y la ausencia prolongada de un progenitor.

1. Madres Solteras: Hoy en día la dinámica familiar que se desarrolla en estos casos es muy común y a la vez bastante compleja pues la madre, por un lado debe realizar su rol de madre y a la vez debe realizar el rol de padre tanto en lo afectivo como en lo de sustentador pues, debe

trabajar por un lado para sustentar a su familia y por otro lado, por su justo y merecido desarrollo personal, social y profesional. En estos casos la figura de apego central y primordial es la madre, pues es la persona que vive con el niño, lo protege y le entrega cariño y confianza. Por esta razón, surge y se desarrolla un estrecho vínculo y lazo afectivo al interior de la dualidad madre/hijo, por lo que se establece un lazo de apego bastante fuerte. El niño en este caso encuentra la protección y la socialización primera en la figura materna, por lo que es posible que la relación se fortalezca bastante, creando incluso una fuerte dependencia entre ambos. En estos casos es bastante probable que emerjan otras figuras de apego para reemplazar al padre ausente como lo son principalmente los abuelos maternos en los cuales el niño encuentra, especialmente en el abuelo, una figura masculina que pasa a reemplazar la ausencia del padre. De este modo es altamente probable que esta nueva figura sea de gran relevancia para el desarrollo posterior del menor, pues el niño encontrará en su abuelo el cariño, protección y socialización de parte de una nueva figura complementaria a la de la madre. En esta dinámica familiar es importante que la madre se conforme como una figura central de apego y que a la vez sea una madre apropiada, para así poder fomentar el comportamiento autónomo posterior. De todos modos es importante mencionar que el niño siempre va a tener un miedo a la separación, una angustia de separación que se verá proyectada principalmente hacia la figura materna, pues al ser esta la figura primordial de protección el niño, temerá perderla pues quedará desvalido. Por esta razón es fundamental realizar un apego seguro, pues de lo contrario el niño puede desarrollar problemas de afectividad en lo que hace referencia a la relación con otros, ansiedad y socialización.

2. Separación o Divorcio: En estos casos la ausencia del padre provoca en el niño una fuerte ansiedad de separación, pues pierde a una de sus figuras de apego centrales. Esto, entendiendo que antes de la separación el niño encontraba la protección y cariño en ambas personas presentes, lo que al alejarse el padre de la dinámica familiar deja un vacío en el niño. Por esta razón las crisis matrimoniales producen una angustia de separación en el niño sobre todo si este proceso es mal manejado. Las consecuencias que puede tener en el niño este proceso, aparte de la angustia de separación que provoca el alejamiento del padre es un posible apego inseguro, ya que el niño puede percibir una carencia de amor e incluso una ambigüedad en el discurso de los padres. En este aspecto el niño puede caer en un modelo de cuidado compulsivo, pasando a convertirse en el hombre de la familia, preocupándose en las necesidades del otro y cuidando a su madre, especialmente si esta tiene un carácter depresivo, y a los posibles hermanos menores. De este modo el niño tiende a cumplir la función de protección.

3. Fallecimiento del padre: Es bien sabido que cualquier pérdida al interior de la familia produce una serie de trastornos en la dinámica familiar y en las relaciones que se producen al interior de esta. El fallecimiento del padre conlleva la pérdida definitiva de una importante figura de apego para el niño por lo que se hace primordial que este viva el proceso de duelo que le significa la pérdida de un ser querido, lo que le provocará entre otras cosas angustia. (cita) Además se hace fundamental en este caso, que la figura materna le demuestre al niño cariño, comprensión y apego incondicional, pues al perder la figura del padre el niño se sentirá más desprotegido que cuando contaba con sus dos progenitores. En este caso, la madre debe transformar su dinámica familiar pues debe pasar a cumplir su rol de madre, de padre en lo que a nivel afectivo se refiere y además debe convertirse en la sostenedora de la familia. Es importante que en este período de pérdida se fortalezca el lazo de apego existente entre madre e hijo, con la finalidad de que el niño se sienta seguro y desarrolle la confianza en su madre.

4. Ausencia del Padre: Dentro de este aspecto podemos nombrar las enfermedades y hospitalizaciones, motivos laborales, encarcelamiento u otros similares. Todos estos tópicos tienen en común el alejamiento del padre del núcleo familiar lo que producirá una ansiedad de separación en el niño, que debe alejarse de su padre, que es una figura importante para su desarrollo. Al igual que en los casos anteriores es importante que el niño no se sienta desprotegido ante el alejamiento temporal de su padre y que en ese transcurso de tiempo logre encontrar en su madre. Una madre apropiada que le proporcione atención, cariño y seguridad, para que de este modo se pueda suplir temporalmente la ausencia afectiva que le produce al niño el alejamiento del padre.

Melanie Klein.

Para examinar la conducta humana en su contexto social desde el punto de vista psicoanalítico, es necesario investigar la forma en que el individuo evoluciona desde la infancia hasta la madurez. "La comprensión de la vida social, es la comprensión de la personalidad del grupo" ( Klein, 1959).

Al explorar el desarrollo individual, el psicoanalista retrocede por etapas graduales, hacia la infancia; por lo tanto me detendré primero "en las tendencias fundamentales del niño pequeño". … "Con el transcurso del tiempo los hallazgos de Freud, nos han ayudado a comprender la complejidad de las emociones infantiles y han revelado que los niños atraviesan por serios conflictos. Ello permite lograr una mejor comprensión de la mente infantil y su relación con los procesos mentales del adulto." (Op.cit)

"La comprensión retrospectiva esta basada en uno de los hallazgos esenciales de Freud: La situación transferencial. Esta designa en psicoanálisis, "el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y de un modo especial dentro de la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad" (Laplanche, 1996). Es decir, es el hecho de que el paciente reciba en su análisis y en su relación con el analista, situaciones y emociones tempranas, incluso muy tempranas.

Por esto, la relación con el analista exhibe a veces, aún en los adultos, rasgos muy infantiles, tales como excesiva dependencia y la necesidad de una guía, junto con una desconfianza por completo irracional." (Klein, 1959).

"De este modo, gracias a la cuidadosa atención prestada a la transferencia, en la técnica del juego, se puede lograr una comprensión más profunda de las formas en que la vida mental – en el niño y más tarde en el adulto- sufre la influencia de las más tempranas emociones y fantasías inconscientes, las cuales están siempre presentes y siempre activas en todo individuo."(Op.cit)

En lo que a esto se refiere, es importante señalar, "que el crear fantasías es una función del Yo, en donde la concepción de fantasía como expresión mental de los instintos, por mediación del Yo supone mayor grado de organización yoica, del que postula Freud. Este supone que desde el nacimiento el Yo es capaz de establecer relaciones objetales primitivas en la fantasía y en la realidad" (Klein en Segal, 1984).

Por este motivo Klein propone la hipótesis "de que el niño recién nacido experimenta, tanto en el proceso del nacimiento como en la adaptación postnatal, una ansiedad de naturaleza persecutoria. (Op.cit). … "es característico de las emociones del niño muy pequeño, ser extremas y poderosas. El objeto frustrador (malo) es sentido como un perseguidor terrible; el pecho bueno tiende a transformarse en el pecho "ideal" que saciaría el deseo voraz de gratificación ilimitada, inmediata e incesante. Como el pecho alucinado es inagotable, la voracidad queda momentáneamente satisfecha, (pero la sensación de hambre, tarde o temprano vuelve al bebé al mundo externo y entonces la frustración, juntamente con todas las emociones que origina, es nuevamente vivenciada)" (Klein, Heimann y Riviere, 1971).

Lo anterior se traduce en el bebé, en "negación en su forma extrema – tal como la hallamos en la gratificación alucinatoria – lleva hasta el aniquilamiento de cualquier objeto o situación

frustradores y está ligada al fuerte sentimiento de omnipotencia que prevalece en los primeros estadios de la vida" (Op.cit).

Esta dinámica de carácter inconsciente, en donde se mezclan tanto elementos internos como externos, ha sido denominada por la autora como la "posición esquizo-paranoide", la cual comienza con el nacimiento y culmina alrededor de los tres o cuatro meses de vida del menor.

Para esta autora, tanto la capacidad de amar como el sentimiento de persecución tienen profundas raíces en los primeros procesos mentales del bebe y ambos están dirigidos en primer lugar hacia la madre. Los impulsos destructivos y sus concomitantes - resentimiento por la frustración, el odio que esta despierta, la incapacidad que esta genera, la incapacidad de reconciliarse y la envidia hacia el objeto todopoderoso, la madre, de quién depende su vida y su bienestar – son emociones diversas que despiertan la ansiedad persecutoria en el bebé.

Klein afirma que el yo "existe y opera desde el nacimiento y que además tiene a su cargo la importante tarea de defenderse contra la ansiedad provocada por el conflicto interno y por las influencias del exterior." (Klein, 1959)

"A la luz de mi labor analítica con niños, llegué a la conclusión de que la introyección y la proyección funcionan desde el comienzo de la vida postnatal como dos de las primeras actividades del yo, el cual según mi criterio actúa a partir del nacimiento" (Op. Cit).

Considerada desde este ángulo, la introyección significa que el mundo exterior y su impacto, las situaciones vividas por el bebé y los objetos que este encuentra, no solo se experimentan como externos, sino que se introducen en el si- mismo y llegan a formar parte de la vida interior. Es imposible evaluar, incluso en el adulto, sin estos agregados a la personalidad derivados de la introyección continua. La proyección, que tiene lugar de manera simultanea, implica la existencia en el niño de una capacidad para atribuir a quienes lo rodean sentimientos de diversa clase, entre los que predominan el amor y el odio" (Klein, Op. Cit).

"He llegado a la conclusión de que el amor y el odio hacia la madre están ligados a la capacidad del bebé muy pequeño de proyectar en ella todas sus emociones, transformándola así en un objeto bueno y a la vez peligroso." ( Op.cit)

"… Algunas de las conclusiones de Freud implican que el yo se desarrolla mediante la introyección de objetos. En lo que concierne a la fase más temprana, el pecho bueno,

introyectado en situaciones de gratificación y felicidad llega a ser a mi entender, parte vital del yo y fortalece la capacidad de amar del bebe" (Klein, Heimann y Riviere, 1971).

" Si el bebé introyecta a la madre en su mundo interior como un objeto bueno y seguro, se suma al yo un elemento de fuerza, pues considero que el yo se desarrolla en gran parte en torno de ese objeto bueno y que la identificación con las características buenas de la madre se convierte en la base para ulteriores identificaciones beneficiosas. La identificación con el objeto bueno tiene manifestación en el niño que copia las actividades y actitudes de la madre; es factible observarla en el juego y, muchas veces, en su conducta frente a niños más pequeños. Una fuerte identificación con la madre buena facilita la identificación con un padre bueno y, más tarde, con otras figuras amistosas." (Op.cit)

" Resulta evidente que la buena relación entre los padres y entre estos el niño, y una feliz atmósfera en el hogar, desempeñan un papel vital para el éxito de este proceso.

Ahora bien, esta autora plantea como hipótesis la existencia de un complejo de Edipo temprano, entendiendo por tal la relación edípica tal como la experimenta el bebé al comienzo de la posición depresiva (según planteara la autora… "en el quinto o sexto mes después del nacimiento, el bebé comienza a temer el daño que sus impulsos destructivos y su avidez podrían causar – o haber causado- a sus objetos amados…" (Klein, 1959)

"… experimenta ( el/la niño) sentimientos de culpa y el anhelo de proteger esos objetos y de repararlos por el daño causado" (Op.cit), vale decir, la experimenta en términos pregenitales antes de alcanzar la genitalidad. Esto significa que el bebé, en un comienzo, define su relación con sus padres en términos orales, así como también fantasea que sus padres intercambian entre sí gratificaciones que al principio son orales, pero que bien pronto comienzan a ser también anales, uretrales, etc., (está proyectando sus impulsos pregenitales), hasta que finalmente desemboca en el complejo de Edipo propiamente dicho, fundado ya en la genitalidad." (Klein en Segal, 1984).

Según lo señalase esta autora, la relación con los padres supone una importante influencia en el desarrollo del menor, pero al encontrarse este siendo miembro de una familia de carácter monoparental desde el momento de su llegada al mundo y teniendo esta a la figura paterna como la ausente en dicha familia, significaría que el menor desde su nacimiento introyectaría de su medio sólo la relación que ha establecido con su madre (y por ende, a ella como objeto primario), eso mientras halla sido la madre quien hubiese permanecido junto al bebé desde sus primeros días. Sin embargo al tener en cuenta el hecho que es una familia de carácter monoparental con padre ausente, la revisión llevada a cabo, permite sostener que en Chile, es

precisamente la madre quién debe ser la sostenedora de ese hogar, en cifras "uno de cada cuatro hogares (25,3%), en 1992, tenía jefa de hogar mujer" (MIDEPLAN, 1992), hecho que a la luz de los antecedentes teóricos anteriormente expuestos, tendrían una importante repercusión en el desarrollo del menor. Ya que al estar la madre ausente por motivos laborales, la introyección y posterior proyección que el menor realiza en relación al objeto primario que es su madre, se vería afectada, debido a que el menor permanecería gran parte del día con una sustituta materna (en el mejor de los casos).

" He propuesto la hipótesis de que el niño recién nacido experimenta tanto en el proceso de nacimiento como en la adaptación a la situación postnatal, una ansiedad de naturaleza persecutoria. La explicación es que el bebé, sin poder captarlo intelectualmente, vive de modo inconsciente cada molestia como si le fuera infringida por fuerzas hostiles. Si se le brinda consuelo sin tardanza, la forma amorosa en que se lo sostiene y la gratificación de recibir alimento, surgen emociones más felices. El bebé siente que tal consuelo proviene de fuerzas bondadosas y, según mi opinión, ello hace posible la primera relación amorosa del niño, con una persona o, como diría un analista, con un objeto. Mi hipótesis es que el bebé posee una percepción inconsciente innata de la existencia de la madre" (Klein, 1959).

"Sin embargo, el bebé no solo espera alimento de la madre, sino que también desea amor y comprensión, tomando en cuenta que además existe una cierta unicidad inconsciente, basada en el hecho de que el inconsciente de la madre y el niño están en estrecha interrelación."(Op.cit)

Basándose en lo anterior, existen algunos aspectos a considerar en el caso particular de las familias monoparentales. Primeramente el niño de un modo inconsciente es capaz de percibir que su madre no se encuentra a su lado, por lo que desarrollará una ansiedad de carácter persecutorio. Lo anterior debido a que si bien las necesidades de cuidado y alimento pueden ser suministradas por "esta madre sustituta"(nana), la misma no podrá brindar al menor el mismo cariño y consuelo que el niño percibiría de la relación dual que tendría con su madre. Este consuelo dificultosamente podría ser considerado por el infante como proveniente de fuerzas bondadosas, ya que si el menor llora porque tiene hambre, tal vez se le provea de alimento. Pero si lo hace debido a que está carente de afecto materno (pecho bueno), el cuidado que pueda suministrar esa madre sustituta, no aplacará la necesidad de contacto físico y psíquico que solo la madre verdadera puede entregar, lo que será interpretado por el menor como una fuerza externa de carácter persecutorio.

Tal y como se expresara anteriormente, en el proceso de introyección, los elementos del mundo externo pasarían a conjugarse con los de naturaleza interna ampliando el contacto con la realidad, tanto física como psíquica. … "La proyección, que tiene lugar de manera simultánea, implica la existencia en el niño de una capacidad para atribuir a quienes lo rodean

sentimientos de diversa clase, entre los que predominan el amor y el odio" (Klein.1959). Entonces se está en condiciones de afirmar, que si la introyección se ve afectada negativamente, la proyección lo será de igual forma.

Para Melanie Klein, tienen una gran importancia entonces las raíces tempranas de la constelación edípica y podemos decir entonces que el complejo de Edipo va desarrollándose desde una primitiva relación oral hasta la situación genital tal como fuera descripta por Freud, entre los 3 y los 5 años de edad.

"Tanto para el varón como para la niña el primer objeto de deseos es el pecho de la madre y al padre se lo percibe primero como rival. Pero ante las ansiedades persecutorias y depresivas experienciadas en relación con la madre y su pecho, el pene del padre se convierte rápidamente, para ambos sexos, en un objeto alternativo de deseo oral hacia el que la criatura se puede dirigir apartándose del pecho" (Klein en Segal, 1984).

"Para la niña, esta primera aproximación oral al pene es un paso hacia la heterosexualidad, que prepara el terreno para la situación genital y al deseo de incorporar al pene en su vagina. Pero al mismo tiempo contribuye a sus tendencias homosexuales en la medida en que, en ese estadio del desarrollo, el deseo oral se vincula con la incorporación y la identificación y el deseo de ser alimentada por el pene se acompaña del deseo de poseer un pene propio" (Op.cit).

"Para el varón este volverse hacia el pene de su padre como alternativa del pecho de su madre, es primeramente un movimiento hacia la homosexualidad pasiva, pero al mismo tiempo la incorporación del pene de su padre lo ayuda a identificarse con él y de este modo fortifica su heterosexualidad." (Op.cit)

"A medida que avanza el desarrollo va predominando el fin genital, y con su predominio fluctúa cada vez menos la elección entre ambos padres. Se hace una elección más definida y duradera del progenitor del sexo opuesto como objeto de deseos libidinales, a la vez que aumenta la rivalidad y la identificación con el progenitor del mismo sexo. El creciente sentido de la realidad trae consigo la percepción del propio sexo y ayuda al niño a renunciar parcialmente de sus deseos homosexuales y a aceptar el propio sexo. De este modo se prepara gradualmente el escenario para el complejo de Edipo clásico en términos genitales" (Op.cit).

"Las fantasías del varón se centran alrededor del coito con la madre y los temores de castración; las de la niña en el coito con el padre y la ansiedad de que la madre ataque" (Op.cit).

"Un ejemplo interesante de la influencia de las primeras actitudes a lo largo de toda la vida, es el hecho de que la relación con las primeras figuras sigue reapareciendo y que los problemas infantiles no resueltos se reviven, aunque en forma modificada. Por ejemplo, la actitud hacia un subordinado o un superior repite, hasta cierto punto, la relación con un hermano o con uno de los progenitores.

Si conocemos a una persona amistosa y servicial, revivimos de modo inconsciente la relación con un progenitor o un abuelo amado; mientras que un individuo mayor altanero y desagradable vuelve a provocar las actitudes rebeldes del niño hacia sus padres. No es necesario que esas personas sean físicas o mentalmente parecidas a las figuras originales, o siquiera que tengan parecida edad real; Basta algo en común en su actitud. Normalmente la revivencia de situaciones tempranas está limitada y rectificada por el juicio objetivo. Es decir, todos podemos sufrir la influencia de factores irracionales, pero en la vida normal estos no nos dominan" ( Klein, 1959). Jacques Lacan

En lo que hace referencia al "Espejo", este se divide a grandes rasgos en tres etapas: En una primera instancia, el niño al ver su imagen en el espejo, reacciona como si esta fuese una realidad o al menos la imagen de otro. En un segundo momento, el niño ya no considera la imagen como real, ya no intentará apropiarse de esta y en una tercera instancia, el niño reconoce en la imagen, su propio cuerpo, lo que permite realizar un proceso de identificación, en donde, el niño comienza a formar su propia identidad. Además hay que hacer notar que esta tercera etapa del espejo se corresponde con la primera etapa del Edipo.

El niño al franquear exitosamente esta etapa, al integrar su imagen a su propio cuerpo es decisivo para la conformación del sujeto.

Es importante mencionar que por una parte el estadio del espejo constituye el advenimiento de una unidad, de una subjetividad cenestésica, permitiendo una primera experiencia de localización del cuerpo y por otra parte determina una alienación, una sujección del niño a su imagen, a sus semejantes, al deseo de la Madre

Por otra parte en lo que hace referencia al complejo de Edipo, este es fundamental para el acceso del sujeto, al orden simbólico, al orden social, al igual que el espejo, este se divide en tres etapas.

Jacques Lacan adoptará mas bien un punto de vista estructuralista en relación al complejo de Edipo. Si bien no refiere un complejo de Edipo temprano y sitúa el Edipo más adelante en el tiempo, en la fase fálica, tal como lo había hecho Freud, tiende a ver en Edipo una estructura donde todos los elementos, al interactuar, van determinándose mutuamente.

Estos elementos son padre, madre, hijo, pero estos tres elementos no son suficientes para crear los 3 lugares o roles paterno, materno y del hijo, sino que es preciso un cuarto elemento, el falo, que permita articular los tres primeros, posicionando uno en relación al otro. Para decirlo en otras palabras, se requieren cuatro elementos para constituir tres lugares, siendo el falo ante todo un símbolo, el símbolo de una ausencia.

¿Cómo llega a constituirse la estructura edípica a partir de esta falta?, ¿Cómo el niño o la niña van atravesando estas vicisitudes? Lacan hará una descripción del proceso en tres etapas o momentos, que son más lógicos que cronológicos en el sentido de que un momento presupone el anterior, más allá que ellos puedan darse simultáneamente o no.

En un primer momento del complejo de Edipo se plantea una relación dual: madre-hijo. Se trata de un vínculo que es afectivamente muy fuerte, en cuanto están unidos ya desde esta primera etapa por una ausencia, es decir, cada uno de ellos tiene una carencia que busca llenar en el vínculo con el otro. El niño necesita vitalmente alimento, afecto, cuidado, protección, y estas necesidades y demandas pueden ser satisfechas por su madre. Por su parte, la madre necesita del hijo para su completamiento narcisista: teniendo un hijo se siente ahora completa, lo que le permite de alguna manera recuperar lo perdido en la castración que, desde un punto de vista real es el pene como órgano sexual y desde un punto de vista simbólico es el falo, entendido este como lo que simboliza la ausencia de aquello que permite la completud.

Cabe pensar que el niño necesita contar siempre con la madre para subvenir a sus necesidades y demandas y la forma que encuentra de hacerlo es identificándose con aquello que la madre más desea, que era, como dijimos, el falo. Es como si el niño dijese, para explicarlo de alguna forma: "si soy aquello que mi madre más desea, entonces ella nunca me abandonará", con lo cual este primer tiempo alcanza su culminación cuando el niño queda identificado con el falo de la madre. "El deseo del niño es el deseo de la madre", y desde entonces el deseo tendrá esta estructura: "el deseo es el deseo del otro".

El primer tiempo del Edipo queda entonces configurado como una estructura deseante: es el encuentro de dos deseos que buscarán la mutua satisfacción en el vínculo.

En un segundo tiempo irrumpe en la escena idílica madre-hijo la figura paterna. Aparece aquí un padre que busca cortar esta relación, privando a la madre de su falo-hijo (castración simbólica) y al hijo de su madre. Bajo amenaza de castración, el padre impone al hijo una desexualización de su relación con la madre. Aparece entonces el padre funcionando como la Ley de la prohibición del incesto, es decir como Padre simbólico. El "soy el falo de mi madre" ya no tiene la seguridad del primer tiempo y el niño ingresa en la dialéctica típica de este segundo momento: "ser o no ser el falo de mi madre", es decir, "ser o no ser" directamente, porque ese ha identificado total e íntegramente con esa carencia de la madre. Podríamos decir que la amenaza de castración es una amenaza a su propia identidad, proceso doloroso pero necesario para que el niño pueda acceder luego a su propia subjetividad, ya que hasta entonces su identificación con el falo materno no mantenía indiscernible de ella, del mismo modo que un pene forma parte del cuerpo.

En el tercer tiempo aparece en escena un padre que ha resaltado su posición: mantiene la prohibición, pero ofrece al niño una salida, una posibilidad de vinculación con un otro fuera de la familia. La ley de la prohibición del incesto prohibe la endogamia, pero permite la exogamia. Como esta es la salida que el mismo padre había elegido al elegir a su madre, el niño hará 'como el padre': podrá tener un falo como el de él, que podrá usar con otras mujeres fuera de la familia (el falo, aquí, pasa a representar no aquello que a la madre le falta sino al pene del padre). Se establece así una nueva identificación, del niño con su padre y entonces de 'ser' el falo (primer momento) pasará ahora a 'tener un falo' como el de papá. Esta identificación secundaria le permitirá al niño acceder a una nueva identidad que lo recortará nítidamente de los otros y podrá acceder a su propia subjetividad.

En esta tercera etapa se realiza la identificación con el Padre, en donde se ingresa al orden simbólico, al orden del lenguaje y al orden social, en donde el Padre significa la ley y es preciso además, que la madre reconozca en el padre la ley, mediante lo cuál el niño podrá reconocer la ley del padre. La resolución del Edipo permite al niño participar de la ordenación del mundo, de las cosas y de los seres.

Dentro de la temática de la monoparentalidad, bajo la óptica de este autor, es importante señalar una serie de elementos que se hacen fundamentales para entender esta dinámica de constitución familiar, que se resume en la ausencia del Padre.

En la sucesión del Edipo en el estadio del espejo, se requiere que la madre reconozca al padre como autor de la ley, suceso por el cuál el niño logra reconocer el nombre del padre, lo que determina una serie de problemas si la madre reniega la función del padre y el niño no acepta la ley, este queda inmerso en lo imaginario, esto es, la sujección del niño a la madre. Esto queda claramente expresado en las situaciones que las madres solteras reniegan y descalifican (Con justa razón a juicio de los autores), la figura paterna, con apreciaciones como: "Tu padre no tuvo el valor y nos abandonó", privando al menor de la posibilidad de acceder a una figura paterna real, que constantemente es rechazada o ignorada por la madre, debido a la situación de abandono que desarrolla tanto ella como su hijo.

Situación similar ocurre en la dinámica de las separaciones matrimoniales, en las cuales, la mayoría de las veces la madre, que es la poseedora de la tuición de los menores (como lo es en el caso de chile, a menos que esta se encuentre impedida de cumplir esta disposición según puntuales factores legales), reniega y descalifica la imagen paterna, que cada vez se distancia más de la imagen ideal del padre, sin contar el paulatino alejamiento físico y afectivo entre Padre e Hijo. De este modo, el niño no logra acceder a la ley del padre, pues la madre lo dificulta con su discurso negatorio.

Por el contrario si la madre y el niño aceptan la ley del padre, como suele ocurrir en caso de fallecimiento o alejamiento temporal del Padre por situaciones determinadas, el niño logrará identificarse con este, pues aunque el padre real este ausente físicamente, este seguirá presente en el discurso materno como autor de la ley, desarrollándose de este modo una castración simbólica, donde el padre castra al niño diferenciándolo y separándolo de la madre, para así permitir que el menor acceda a lo simbólico, superando de este modo el complejo de Edipo y permitiendo así un desarrollo normal de la psiquis del menor.

En este momento el niño se incorpora a la triada familiar, trascendiendo a la relación dual con la madre, incorporándose al mundo de la cultura y el lenguaje.

De esta manera en el deseo inicial del niño hacia la madre, este tendrá que experimentar su ausencia, ya que esta con el padre al interferir su ley, dándose de este modo una crisis en la identificación con la madre, que se establece a un nivel imaginario. El final y resolución de esto, implica la capacidad del niño de nombrar la causa de la ausencia de la madre y de nombrar al padre e integrar su ley incorporándose al lenguaje, donde es totalmente dominado por el orden simbólico.

De todos modos, se hace fundamental mencionar que el padre en el niño existe en este antes de un contacto físico con él, lo que puede darse en las diversas dinámicas de

monoparentalidad, ya que la imagen paterna pre- existe en su hijo por medio del discurso de la madre (a menos que esta lo niegue) de esta manera el niño va quedando sujeto al orden de lo imaginario y busca directamente a su padre y al no encontrarlo en su madre, le da así una doble ausencia del padre: Por un lado por la negación de la madre y por otro por la negación que el padre hace de su hijo incluso antes de su presencia. Situación que suele ocurrir en el caso de las madres solteras, en donde los padres no han querido reconocer su condición de paternalidad.

El hecho de encontrarse aún en el orden de lo imaginario impediría alcanzar la subjetivación, lo que a su vez influiría negativamente (cuando el niño sea adulto y debido a su permanencia en lo imaginario) en aspectos de su vida personal tales como, la capacidad para establecer en el futuro una adecuada relación de pareja o su futura paternalidad, pues al permanecer en lo imaginario nunca será capaz de concretar aquellos aspectos que tengan que ver con sus intereses personales, y con su desarrollo como individuo.

Es fundamental que el niño logre el reconocimiento de su padre, sea cual sea su condición familiar, para así lograr transcender del plano imaginario para ingresar a lo simbólico al incorporar la ley del padre estableciendo la clave para la conformación del yo del menor y de su subjetividad, convirtiéndolo así en un sujeto inmerso en una articulación cultural.

Es importante destacar que si bien el niño puede no vivir el afecto y el reconocimiento de su padre, situación muy común en la dinámica de las madres solteras, si puede lograr identificarse con él a través del ideal de padre, que, aunque se diferencie radicalmente del Padre real, le permitirá al menor constituir en su interior una imagen paterna adecuada para su desarrollo.

La no-superación del Edipo en el estadio del espejo afecta la formación del yo y de la subjetividad de un individuo negándole su acceso al desarrollo como ser en lo simbólico. En los casos de monoparentalidad, se hace fundamental la presencia de la madre( y la presencia del padre a través de su discurso), para así de este modo lograr la identificación con el padre, lo que permitirá la conformación de la triada familiar que incorpora al sujeto en su marco Socialcultural.

L.S Vygotsky

El desarrollo de la psicología Rusa está caracterizada por la intensa relación que establece con los acontecimientos socio políticos acaecidos tras la revolución de 1917. Otra característica la

constituye la estrecha relación entre las posiciones tanto ideológicas como filosóficas marxistas que reflejaron una predominancia de esta teoría mucho mayor de la que se le es otorgada comúnmente.

La investigación psicológica constituye uno de los instrumentos básicos al servicio del estado para transformar la conciencia de los seres humanos, con vista a una sociedad socialista.

En este contexto social Vygotsky se incorpora activamente en el proyecto de hacer una sociedad nueva, se hace conocedor en profundidad de los trabajos de Marx, Engels y Hegel, toma el marxismo y la dialéctica como una herramienta de pensamiento propio, pero sin adscribirse personalmente al marxismo. No obstante lo anterior este autor realiza una síntesis entre la psicología y los postulados de estos autores.

En base al materialismo histórico, considera al ser humano como un individuo definido en términos de praxis, es decir como ser productor, transformador y creador, esta esencia la concibe a su vez como dada efectivamente en su vida real, es decir en su propia existencia social- histórica.

Sus categorías y principios teóricos persiguen un triple objetivo:

1. Alejarse de todo reduccionismo y de cualquier forma de idealismo; 2. Tender a explicar los fenómenos basándose en el modelo de las ciencias de la naturaleza y no contentarse con descripciones; y 3. Adoptar una perspectiva genética (o dialéctica) buscando la explicación en la historia y en el desarrollo (Martí, E. 1991).

Vygotsky postula que el ser humano está determinado y a la vez determina a través de la interacción con el medio, lo que le otorga el carácter interactivo al ser humano, como transformador de la realidad. Se valoriza el carácter cognitivo. Desde el momento del nacimiento el ser humano cuenta con un sustrato biológico, lo que le permite establecer contacto con el otro y desarrollar las características secundarias, como son las entregadas por su medio social.

Para Vigotsky el desarrollo humano no puede ser comprendido sin considerar la forma en que los cambios histórico- sociales afectan al comportamiento y al desarrollo.

La conducta es considerada social, creada por la sociedad y transmitida al individuo, los principales cambios culturales pueden alterar nuestra visión del mundo, clasificarla y organizar nuestra conciencia interna.

Vygotsky estaba convencido de que la asimilación de las actividades sociales y culturales eran la clave del desarrollo humano y que era la asimilación el aspecto que distinguía a los hombres de los animales.

La teoría socio- histórica de Vygotsky contempla el desarrollo en función de la actividad y de la interacción social. El contexto social del niño canaliza el desarrollo, de forma que el desarrollo cognitivo se convierte en un proceso de adquirir cultura.

El pensamiento se desarrolla a raíz de la experiencia en la actividad estructurada socialmente, a medida que el niño va asimilando el proceso y prácticas que le ofrece la sociedad y sus miembros. Lo antes expuesto es esencial para entender los procesos mentales, en los escenarios donde actúan los niños.

Los adelantos en el desarrollo suceden cuando los niños, en el proceso de asimilación de lo que han practicado en las interacciones sociales; reconstruyen o transforman el proceso o la actividad. Cuando los niños reconstruyen un proceso, pasan por una serie de etapas espirales, pasando por el mismo punto en cada nueva reconstrucción, pero en un nivel superior. En cada nuevo nivel ganan un mayor control sobre su comportamiento.

Al conjunto de actividades que el niño es capaz de realizar con la ayuda, colaboración o guía de otra(s) persona(s), Vygotsky le llama "nivel de desarrollo potencial", diferenciándolo del nivel de desarrollo actual, que es aquel que corresponde a ciclos evolutivos llevados a cabo y que se define operacionalmente por el conjunto de actividades que el niño es capaz de realizar por el mismo, sin la ayuda de otras personas.

La zona de desarrollo potencial sería entonces, la distancia entre el nivel actual de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz (Riviere, A. 1983).

"… es el área en que los niños, con la ayuda de un adulto o de otro niño más capacitado, resuelven los problemas que nunca podrían solucionar por si solos. Cuando trabaja en esta zona, la persona experimentada tiene que tener alguna comprensión acerca de las necesidades del niño y funcionar como sistema de apoyo, alentando al niño a que aprenda y se motive. Esta ayuda le capacita para asimilar el conocimiento y por lo tanto ser capaz de controlar un sistema o función nueva. Es aquí donde aparece la zona de desarrollo próximo, para describir el papel crítico que juegan las influencias sociales en el desarrollo cognitivo.

El concepto de "zona de desarrollo potencial" sintetiza la concepción del desarrollo como apropiación e internalización de instrumentos proporcionados por agentes culturales de interacción; posibilita una definición prospectiva del mismo, por lo que la importancia práctica es mucho mayor.

Además, la noción de desarrollo potencial es decisiva para analizar el papel de la imitación y el juego en el desarrollo del niño. Podemos decir que aquello permite la transformación del desarrollo potencial en actual, mientras que el juego crea una zona de desarrollo próximo en el niño" (Martí, E. 1991).

La humanización se realiza en contextos interactivos en los cuales las personas que rodean al niño no son objetos pasivos o simples jueces de su desarrollo, sino compañeros activos que guían, planifican, regulan, etc., las conductas del niño; son agentes del desarrollo.

Este autor plantea dentro de su teoría dos tesis centrales:

* Tesis de la génesis social: el pensamiento y la conciencia, están determinados por las actividades realizadas con otras personas, en un entorno social determinado. Así como por ejemplo la familia funciona en relación al medio social, la cultura en que esta se encuentra inserta, influye directamente el proceso de desarrollo que el niño va a experimentar.

* Tesis de la mediación: la cooperación social se realiza mediante instrumentos (herramientas y signos) y mediante la interiorización progresiva de estos se constituye el pensamiento consciente, que regula las otras funciones psíquicas.

Es posible entender el desarrollo, como un proceso de crisis y revoluciones, en que períodos de crecimiento estable son seguidos de cambios bruscos, lo que caracteriza a los momentos de transición y a la vez, son nuevas formas de mediación.

Vygotsky concibe el desarrollo humano como la síntesis de dos órdenes genéticos: la maduración orgánica (evolución de la especie, reflejado en el desarrollo madurativo) y la historia cultural. Ambos inciden en el desarrollo psicológico del niño.

Otro aspecto importante a destacar en la teoría de Vygotsky, es la existencia de fenómenos fosilizados. Estos procesos sólo retienen algunos aspectos de la historia del individuo, siendo formas de conducta que se encuentran en los procesos automatizados, que a fuerza de repetirse se han vuelto automáticos. Es este carácter automático el que plantea grandes dificultades al análisis psicológico, pues la apariencia externa de los fenómenos, no nos dice nada acerca de la naturaleza interna (Vygotsky, 1979).

La concepción de desarrollo de Vygotsky incluye al pensamiento y la conciencia, como determinados por las actividades realizadas con otras personas en un entorno social determinado; no son la emanación de características estructurales o funcionales internas.

Por otro lado la cooperación social se realiza mediante instrumentos y es a través de la interiorización progresiva de estos instrumentos de cooperación, como se construye el pensamiento consciente que regula entonces las otras funciones

Lo que caracteriza estos momentos de transición son precisamente nuevas formas de mediación. Esta ocupa un lugar central en la teoría de Vygotsky y es considerada por muchos autores como su aportación más importante a la psicología.

El análisis de la mediación debe hacerse desde la actividad, entendiendo esta como un sistema de transformación del medio con ayuda de instrumentos. Estos instrumentos pueden ser materiales o psicológicos, como los signos. Estos últimos permiten regular y controlar la conducta junto con el lenguaje. Ambos (herramientas y signos) son sistemas artificiales y, por lo tanto, sociales. La significación es precisamente para Vygotsky, la creación y el uso de signos (Martí, E. 1991). Los grandes cambios en el desarrollo coinciden, pues, con la aparición de nuevas formas de mediación.

Destaca en esta teoría la importancia que juegan "los otros" en un entorno social determinado y la cooperación social (mediada por el lenguaje) en la naturaleza de la cognición y conciencia.

"El desarrollo no es aprendizaje, sino despliegue de posibilidades endógenas del sujeto; el desarrollo es condición del aprendizaje, que constituye un proceso externo de incorporación al medio, pero el aprendizaje no es condición fundamental del desarrollo" (Riviere, A. 1983)

"En este sentido Vygotsky planteaba que el desarrollo del niño es un proceso dialéctico complejo caracterizado por la periodicidad, la irregularidad en el desarrollo de las distintas funciones, la metamorfosis o la transformación cualitativa de una forma a otra, junto a la interrelación de factores internos y externos y los procesos adaptativos que se superan y vencen los obstáculos con los que se encuentra el pequeño" (Riviere, A. 1983).

"El aprendizaje humano presupone una naturaleza social específica y un proceso mediante el cual los niños acceden a la vida cultural de aquellos que los rodean. La maduración por si sola no sería capaz de producir las funciones psicológicas que implican uso de signos y símbolos, que son originalmente instrumentos de interacción, cuya apropiación exige, inevitablemente, el concurso y la presencia de otros" (Riviere, A. 1983).

En relación con lo anteriormente expuesto, los planteamientos de este autor, pueden constituirse en una buena base de análisis para la problemática central del presente, que hace referencia al padre ausente y a los efectos que esto produce en el desarrollo del niño.

Primeramente, bajo la óptica de Vygotsky, se puede desprender a manera muy general que el desarrollo del niño, esta en estrecha ínter relación con la presencia, apoyo y colaboración de los otros, especialmente si le son significativos. A partir de esto, se entiende que la relación que el menor posea con su familia va a ser trascendental a la hora de analizar su desarrollo.

La familia como primera institución protectora y educativa para el niño, cobra una posición primordial especialmente en los primeros años de vida del menor, pues la cercanía de sus progenitores (especialmente la figura materna), permiten que el menor comience a insertarse en un universo social y cultural. Para que se realice la interacción que se produzca al interior de la dinámica familiar, debe ser el sustento para que el niño comience su proceso de desarrollo, que además jamás termina pues implica una evolución y avance constante, tomando en cuenta que cada individuo es un agente de cambio y transformación por lo que jamás dejara de desarrollarse, pues siempre está adquiriendo nuevos elementos y herramientas provenientes de la sociedad.

La constitución familiar, desde cierto punto de vista, establece el modo de realizar las interacciones al interior de la misma, por lo que, la pauta de interacción variará según la

familia y según los procesos internos que esta desarrolle. De este modo se puede concluir que en las familias que presentan una condición de monoparentalidad, se desarrollará una dinámica de interacción determinada por las condiciones en que esta familia se vea inserta.

Madres solteras: En estos casos se entiende que la convivencia que el niño realiza, desde su nacimiento ha estado en relación con la madre, que se ha convertido en la figura socializadora central para el menor. Además se hacen presentes otros mediadores en el desarrollo del menor, como lo son generalmente los abuelos maternos (especialmente), el abuelo que en algunos casos pasa a convertirse en la figura paterna de socialización que el niño posee, por lo que es el encargado de hacerle presente al menor, un modo masculino de interpretación de la realidad.

En estos casos, existe la implicancia del sustento familiar, el cuál debe realizar la madre, por lo que se ve obligada a dejar al niño una gran parte del tiempo al cuidado de otros que comenzaran a realizar la interacción con el menor. Esta interacción y la cantidad de contacto con la sociedad que el niño pueda tener estarían en directa relación con las cualidades socioculturales que posean quienes rodeen al niño.

Fallecimiento del Padre: Toda perdida al interior del núcleo familiar, provoca sin duda, una transformación en la interacción que se realiza al interior de la familia. De este modo el fallecimiento del Padre, provocará en el menor, la perdida de una de las figuras más importantes para su desarrollo. Entendiendo que mientras el Padre estuvo presente, constantemente realizó una interacción con el niño (cumpliendo su rol de mediador), ayudándolo en la inserción al mundo social en el que se desenvuelve.

De este modo se puede plantear que el niño verá afectado su proceso de desarrollo, en una primera instancia, pues habrá perdido una de las figuras que estimulaban su desarrollo. No obstante esta situación, será temporal debido a que la perdida sufrida por el niño, en un comienzo será reemplazada por la figura materna (en la medida de lo posible), ya que el niño en su proceso de adaptación, deberá entrar en contacto con otras personas. Esto puede desembocar en el encuentro de nuevos mediadores.

A pesar que la dinámica familiar debe modificarse, lo que implica un cambio en los roles al interior de la familia, como lo es que la madre pase a ser la única sostenedora de esta, ella seguirá cumpliendo, a pesar de las dificultades que esto implica, su función socializadora entregándole al menor las herramientas que este internalizará para su desarrollo ( en la medida que la situación y el contexto lo permitan).

Ausencia temporal del Padre: Estos casos de monoparentalidad, son de carácter momentáneo, por lo que la dinámica familiar y las relaciones que el menor tiene con su padre, no se verán tan perjudicadas como en los casos anteriores. El niño con una buena interacción con la figura de la madre, que le permita desarrollarse de buen modo, mientras el padre se encuentre ausente, podrá continuar con el proceso de internalización de herramientas.

En todos estos casos el elemento que se ve afectado es la zona de desarrollo próximo, pues al existir una ausencia de una de las figuras centrales en la socialización del menor, se le dificultará en menor o mayor grado pasar de su estado de desarrollo real a su estado de desarrollo potencial. Esto debido a que, para que el menor realice el paso de un estado a otro, el cual es un proceso constante, necesita de la cooperación de otra persona más experimentada, que en este caso son sus progenitores para así desarrollar de buen modo sus potencialidades. Ya que por una parte el niño no tendrá presente la figura de su padre como agente socializador, y por otro lado, probablemente disminuirá el tiempo de interacción en relación a su madre, pues esta se verá obligada a dejar al menor al cuidado de otros para así poder realizar el sustento del hogar. Conclusiones

Tras la revisión bibliográfica expuesta en las páginas precedentes es posible afirmar, a juicio de los autores, que al considerar los distintos enfoques teóricos presentados, existe más allá de las diferencias individuales postuladas en cada una de las teorías, una importante complementariedad teórica. Esta proporciona una visión más acabada a la hora de abordar el tema de las familias monoparentales, pues los diferentes postulados expuestos se enmarcan en realidades socioculturales distintas, por lo que entregan elementos y aportes que ayudan a contextualizar el tema tratado, de manera más cabal.

Los diversos aportes históricos que plantean estos autores pueden convertirse en argumentos de análisis, tal vez con un afán integrador, ya que se entiende que ninguno de los autores presentados logra plasmar en su teoría, un análisis acabado de la problemática que constituye la monoparentalidad en el desarrollo del niño.

Es posible entonces, concluir, que si bien la monoparentalidad significa una alteración en el "normal" desarrollo de los elementos psíquicos, físicos y sociales del menor, no implica necesariamente que esto se transforme en una limitante en el posterior desarrollo del individuo.

Con esto no se pretende de ninguna forma restar importancia a la influencia que tiene la figura paterna durante el comienzo de la vida, sino más bien, destacar que este evento (ausencia del padre), trae consigo una serie de alteraciones como las expuestas en la tabla 2.

Del mismo modo en la evolución de la dinámica familiar, ante la ausencia del padre y los efectos que esto produce, resalta la figura de la madre que en condiciones ideales pasaría a ser el mediador principal y la figura de apego que el niño necesita para satisfacer sus necesidades de seguridad, afecto, protección, alimentación e inserción en el marco socio- cultural.

Las diversas problemáticas con las que se encuentra el niño varían según la condición de monoparentalidad a la cuales se hayan visto expuestos.

Discusión y reflexión

"Hablamos de familias, como si todos nosotros supiéramos que son. Damos el nombre de tales a grupos de personas que viven juntas durante determinados períodos y se hallan vinculadas entre si por el matrimonio o el parentesco de sangre. Cuanto más estudiamos la dinámica de la familia, más difícil nos resulta distinguir en que se asemeja y en que se diferencia de la dinámica de otros grupos que no reciben el nombre de familias, incluso si dejamos de lado las diferencias entre si." (Laing, 1986).

La cita anteriormente expuesta tiene como finalidad última, entrar de lleno en la discusión respecto a la familia, más específicamente en las nuevas estructuras que esta, (así como las repercusiones que estas modificaciones producen en sus integrantes), ha venido adoptando en el último tiempo, y que a su vez reformulan día a día la concepción de la misma.

¿cómo entendemos la familia? Es la representación social de la misma la que se ha venido modificando, entendiendo esta "como un producto cognitivo y simbólico, acerca de algún objeto social, creado por un grupo y usado para permitir la comunicación entre los miembros del mismo"(Moscovici en Winkler, 1996), partiendo de esta base, la concepción de familia "tradicional" que, la mayoría(¿?) de las personas posee ha quedado obsoleta, o cuando menos, se ha modificado substancialmente.

Según los autores, dentro de las causas que han producido este cambio, en la representación social de la familia, se debe considerar la perdida de influencia de la visión conservadora, respecto de los fenómenos sociales.

Los datos estadísticos, arrojan que tanto en Chile, como en el resto del mundo, la institución familiar está adoptando, con cada vez más fuerza, una nueva modalidad, esta es la de "familias monoparentales", en donde destaca mayoritariamente la ausencia paterna.

En lo que a Chile respecta, un 25,3%, (1992), de las familias monoparentales, tenían como jefa de hogar a una mujer. Si el porcentaje refleja que la cuarta parte de las familias existentes en Chile, poseen este "nuevo tipo" de constitución familiar, con un solo progenitor, cabría esperar a juicio de los autores, que la legislación familiar, considerara, este elemento de la realidad, en una serie de aspectos, entre los que cabría mencionar: laborales, médicos y sociales. A fin de permitir una efectiva integración de los miembros de este tipo de familias, en igualdad de condiciones, en asuntos tan concretos como, permisos laborales y velar por la salud tanto física como psicológica de los miembros de estas familias.

De la revisión bibliográfica, anteriormente expuesta, se desprenden una serie de consecuencias, que van en directo desmedro de la integridad psíquica del o la menor, como también del progenitor a cargo, razón por la cual, no se puede obviar esta nueva forma de construir familia.

BIBLIOGRAFÍA Libros Consultados

* Biblioteca de Psicoanálisis. Obras Completas de Melanie Klein. En www.psicoanalisis.com * Bowlby, J. (1980).La perdida afectiva. Paidos: Buenos Aires * Bowlby, J.(1988). Una base segura. Paidos: Buenos Aires * Klein, M. Heimann, P. & Riviere, J. (1971). Desarrollos en psicoanálisis. Hormé S.A.E: Buenos Aires * Lacan, J.(1978). La Familia. Argonauta: Barcelona * Laing, R.D. (1986). El cuestionamiento de la familia. Paidos: Barcelona * Laplanche, J & Pontalis, J. (1996). Diccionario de psicoanálisis. Paidos: Barcelona * Lasa A& González F. (1996) El niño en la familia monoparental. FMC. : Madrid * Martí, E, J. (1991). Psicología Evolutiva: teorías y ámbitos de investigación. Madrid: Antropos.

* Riviere, A. (1983). La psicología de Vygotski: Sobre la larga proyección de una corta biografía. Madrid: McGraw-Hill. * Segal, H. (1984). Introducción a la obra de Melanie Klein. Paidos: Barcelona * Vygotski, L.S (1979). Pensamiento y lenguaje. Buenos Aires: La Pléyade * Winkler, M. I. (1996). Representaciones sociales de prácticas mágico-religiosas en una comuna urbana. Tesis; Pontificia Universidad Católica de Chile.

Artículos consultados

* Alberdi I. Informe sobre la situación de la familia en España. Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid, 1995. * Alberdi I. Aspectos sociodemográficos de la familia. Infancia y Sociedad 1995; 29: 5-26. * Castellanos Delgado JL, Fernández Quintanilla J. Familias monoparentales. Cuadernos de Acción Social 1989; 8: 24-29. * Gómez de Terreros I, Gómez de Terreros M, Torres Navarro C, Serrano Santamaría M. Hijos de familias disociadas. An Esp. Pediatr. 1991; 35: 10-12. * Juri, L. & Ferrari, L.(2000). ¿Rivalidad Edipica o cooperación intergeneracional? Del Edipo de Freud al Ulises de Kohut. * Juri, L. (2000). Un sueño y dos paradigmas: De Freud a Bowlby * Roberts J. Lone mothers and their children. Br J Psychiatry 1995; 167: 159-162. * Rojas Marcos L. Hogares sin padre. Infancia y Sociedad 1995; 30: 193-206. * Weitzman M, Adair R. Divorcio e hijos. Clínicas Pediátricas de Norteamérica, 1988: 6: 14511464.

Fuentes Estadísticas Consultadas

* "Censo de población y vivienda, Chile 1992" I.N.E 1992; pág. 668. Ed. Alborada, S.A * "Los números de la diferencia: estadísticas de género" Servicio nacional de la mujer, I.N.E 1999. * "Mujeres Chilenas, estadísticas para el nuevo siglo" I.N.E 2001; pág. 72. Ed. La Nación S.A.

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