Download PABLO DEIROS LA IGLESIA DEL NUEVO MILENIO...
La Iglesia del
NUEVO MILENIO
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Serie Formación Ministerial Esta Serie de materiales para la formación ministerial de pastores, evangelistas, misioneros Y líderes cristianos en el mundo de habla castellana ha sido creada y es dirigida por el Dr. Pablo A. Deiros, quien es el autor de la mayor parte de los libros de la serie. Estos libros se han escrito y publicado en respuesta a la urgente necesidad de materiales para la formación del liderazgo cristiano en las iglesias emergentes a lo largo y a lo ancho del continente latinoamericano. Los libros son el resultado de la vasta experiencia apostólica y docente del Dr. Deiros, y procuran ofrecer una interpretación y aplicación latinoamericana a los problemas fundamentales de la labor ministerial, con una perspectiva misiono lógica y carismática. La Serie Formación Ministerial se publica a través de Ediciones Certeza Argentina, cuyo fin es publicar libros y otros materiales orientados a la formación ministerial de cristianos que sirven a Dios y al prójimo en el mundo de habla castellana. Estos materiales están orientados a iluminar la mente, nutrir el espíritu, desafiar la conciencia, y sobre todo, "capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo" (Efesios 4.12, NVI). Títulos de la Serie 1. Los dones del Espíritu Santo. 2. La iglesia del nuevo milenio. 3. La oración de poder. Otros títulos 1. Historia del cristianismo: los primeros 500 años. 2. Historia del cristianismo: los mil años de incertidumbre. 3. Historia del cristianismo: las reformas de la Iglesia. 4. Historia del cristianismo: el cristianismo denominacional.
Para mayor información acerca de éstos y otros títulos. dirigirse ji: Pablo A. Deiros. delro.Chlon.com
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SERIE: FORMACiÓN MINISTERIAL
La Iglesia del
NUEVO MILENIO
Una eclesiología para el nuevo siglo
Dr. PabloA. Deiros
EDICIONES CERTEZA ARGENTINA Buenos Aires 2006
Deiros , Pablo Alberto. La iglesia del nuevo milenio: una eclesiología para el nuevo siglo. - 1a ed. - Buenos Aires: Certeza Argentina. 2006 255 p. ; 22x15 cm. (Formación Ministerial) ISBN 987-22449-0-1 1. Eclesiología. 1. Título CDD 262
(C) 2006 Pablo A. Deiros deiros@sion .com Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
cualquier medio, fotocopias, U'I~"C''''''_IP'' previo y escrito leyes 11.723 y 25
Edición: Martha L. Diseño: Luis Adonis Ediciones Certeza Argentina es la casa editorial de la Asociación B{blica Universitaria Argentina (ABUA), un encuentro de estudiantes. profesionales y amigos de distintas iglesias evangélicas que confiesan a Jesucristo como Señor. y que se han comprometido a ejercer un testimonio vivo en las universidades del país. Informaciones en : Bernardo de Irigoyen 654. (cl072aan) Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina.
Contactos: Ministerio a universitarios y secundarios: (54 11) 4331-5421
[email protected] I www.abua.com.ar Librerías y distribuidora: (54 11) 4331-5630, 4334-8278. 4345-5931. Argentina:
[email protected] Exterior:
[email protected] Editorial : (54 11) 4331-6651
[email protected] '-O ~
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www.certezajoven.com.ar Impreso en Argentina. Printed in Argentina.
CONTENIDO
Abreviaturas Uso de este libro Presentación
10 11 13
INTRODUCCiÓN GENERAL
17
UNIDAD 1 - La naturaleza de la Iglesia
23
Capítulo 1: Concepto
25
Una definición Una distinción
Capítulo 2: Caracter
¿Cuál es la naturaleza de la Iglesia? La Iglesia como comunidad La Iglesia es una comunidad de personas La Iglesia es una comunidad unida
Capítulo 3: Componentes
¿Quiénes pueden integrar una Iglesia cristiana? ¿Quién es la cabeza de la Iglesia cristiana? Cristo es el fundamento de la Iglesia Capítulo 4: Características
La Iglesia es una comunidad polifacética La Iglesia es esencialmente una comunidad espiritual
26 31
45 46
48 56 57 67 68 71
76 81
81 84
La Iglesia del nueVO milenio, una eclesiología para el nuevo siglo UNIDAD 2 - La misión de la Iglesia
99
Capítulo 5: Propósito Dar a conocer la verdad de Dios Ofrecer adoración a Dios Desarrollar ser seres humanos maduros Observar las ordenanzas o sacramentos Ser testigo de su reino Proclamar su señorío
101 101 105 108 112 115 117
Capítulo 6: Misión El carácter de la misión Los pasos de la misión Los resultados de la misión
121 121 124 131
Capítulo 7: Acción El escenario de la acción: la ciudad La motivación de la acción: fe, amor y esperanza El desafio de la acción: misión en la ciudad La necesidad de la acción: compromiso en la ciudad
137 138 142 146 150
Capítulo 8: Recursos El recurso del Espíritu Los recursos carismáticos Los recursos espirituales Los recursos estratégicos Los recursos humanos
157 157
UNIDAD 3 - La función de la Iglesia
179
Capítulo 9: Una comunidad funcional Funciones ministeriales de la Iglesia en la sociedad Un modelo de una comunidad cristiana funcional: Antioquía Una comunidad modelo
181
Capítulo 10: Una comunidad dinámica Modelos orgánicos Modelos estructurales Modelos relacionales Modelos personales
197 197 203
Capítulo 11: Una comunidad neumática La Iglesia es una comunidad creada por el Espíritu La Iglesia es una comunidad renovada por el Espíritu La Iglesia es una comunidad ungida por el Espíritu La Iglesia es una comunidad guiada por el Espíritu
213 214 215 217 218
160 164 166
172
182
187 192
206
210
Contenido La Iglesia es una comunidad dotada por el Espíritu La Iglesia es una comunidad enseñada por el Espíritu La Iglesia es una comunidad unida por el Espíritu
Capítulo 12: Una comunidad solidaria Una comunidad integral Una comunidad contextualizada Una comunidad solidaria Una comunidad transformacional
220 224 225
229 230 232 234
239
TAREAS PARA EL HOGAR
243
BIBLIOGRAFíA
251
La Iglesia del nuevo milenio, una ecIesiología para el nuevo siglo
ABREVIATURAS
En el presente libro se utiliza la Nueva Versión Internacional de la Soci~dad Bíblica Internacional (NVI) para todas las citas bíblicas, En otros casos, se sigue el texto griego
o se citan otfas '4efsiones de la Biblia, iMicándOlo fwat;:\iar.te las ~\as cm~eS?OMientes. Las abreviaturas utilizadas son las siguientes: BJ Gr. RVR RV95 BA VP
Biblia de Jerusalén. The Greek New Testament. :3ra. ed. United Bible Societies. Santa Biblia, versión Reina-Valera, revisión 1960. Santa Biblia, versión Reina-Valera, revisión 1995. Biblia de las Américas. Días habla hoy, versión popLllar.
Libros de la Biblia Antiguo Testamento Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces Rut 1Samuel 2Samuel 1 Reyes 2 Reyes 1 Crónicas
Gn. Éx. Lv.
r--.m Ot. Jos. Jue.
At. 1 S. 25. lA. 2R. lCr.
2 Crónicas Esdras Nehem(as Ester Job Salmos Proverbios Eclesiastés Cantares Isafas Jeremfas LamentacioneS Ezequiel
2Cr. Esd.
Neh. Es!. Job
Sal. Pr. Ec. Cn!. Is. Jer. Lm. Ez.
Daniel Oseas Joel Amós Abdias Jonás Miqueas Nahum Habacuc Sofonfas Hageo lacarías Malaquías
Hag. lac. Mal.
Hebreos Santiago 1 Pedro 2 Pedro 1 Juan 2 Juan 3 Juan Judas Apocalipsis
He. Stg. 1 P. 2P. 1 Jn. 2 Jn. 3 Jn. Jud. Ap.
On. Os. JI.
Am. Abd. Jon. Mi. Nah. Hab.
Soto
Nuevo Testamento
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Mateo Marcos Lucas Juan Hechos Romanos 1 Corintios 2 Corintios Gálatas
MI. Iv'r. Le. Jn.
Hch. ~.
1 CO. 2Co. Gá.
Efesios Filipenses Colosenses 1 Tesalonicenses 2 Tesalonicenses 1 Timoteo 2 Timoteo Tito Filemón
Ef.
Fíl. Col. 1 Ts. 2Ts. Hi. 2 Ti. Tit.
FIm.
USO DE ESTE LIBRO
Este libro ha sido diseñado y escrito por primera vez, especialmente para cumplir con los requisitos y orientaciones del programa de formación ministerial pastoral, misionera y evangelizadora de la Escuela Interdenominacional de Misión de la Iglesia del Centro, Buenos Aires, Argentina. Originalmente consistía en un bosquejo desarrollado del programa de trabajo propuesto al discípulo, como medio para alcanzar los objetivos del curso La iglesia del nuevo milenio. En el caso de que el lector esté matriculado en la Escuela de Misión o en algún otro programa de capacitación que utilice este libro como libro de texto, el discípulo será responsable de la lectura cuidadosa del texto y los pasajes bíblicos indicados. Los ejercicios preferentemente no deberán ser hechos en el estudio personal, sino que se completarán en clase, bajo la guía del instructor. El discípulo sí es responsable por el cumplimiento de las tareas para el hogar que figuran al final del libro, y que el maestro o tutor asignará a lo largo del curso. El cumplimiento adecuado de las lecturas, los ejercicios y las tareas del hogar podrán ser usados como elementos para la obtención de créditos académicos. El lector notará que con frecuencia se citan a diversos autores que han escrito sobre el tema de la doctrina cristiana de la iglesia. Las citas transcriptas son el resultado de una cuidadosa selección de materiales, hecha con el propósito de dar oportunidad al discípulo de tomar contacto con la literatura que yo mismo he utilizado para mi estudio personal del tema. De este modo, estas citas pueden ser útiles para ilustrar, ampliar, aclarar y fundamentar los conceptos desarrollados en este libro de texto. A su vez, las fuentes están indicadas como notas al pie de página, para que el lector pueda referirse a ellas en caso de tener interés en profundizar el tema. Al final del libro se incluye una bibliografía, que no es exhaustiva pero presenta los materiales publicados más importantes especialmente en lengua castellana. El maestro o tutor actuará en clase como moderador en el repaso del contenido del libro, la realización de los ejercicios, y la asignación de las tareas para el hogar. Se sugiere que el maestro o tutor no dicte clases a la manera tradicional, sino que procure cumplir el papel de dinamizador de la discusión y el diálogo alrededor de los contenidos del libro. Para ello, deberá estar preparado para responder a las preguntas de los discípulos, especialmente para aplicar a las situaciones concretas, propias de cada contexto, los contenidos que se discutan.
La Iglesia del nuevo milenio, una eclesiología para el nuevo siglo El maestro o tutor podrá asignar lecturas complementarias utilizando los materiales de la bibliografía sugerida, siempre y cuando los mismos sean accesibles a los discípulos. La evaluación del discípulo se hará en función de su asistencia a clase, su nivel de participación en la dinámica de la misma, el completamiento de todos los ejercicios del libro, el cumplimiento satisfactorio de las tareas para el hogar, y la realización de las lecturas que eventualmente le asigne el maestro o tutor. El maestro o tutor podrá establecer algún otro requisito conforme con las circunstancias propias de cada curso, el nivel académico con que se trabaje y el lugar en que se enseñe. En todo el proceso de enseñanza-aprendizaje deberá tenerse muy presente que el propósito de este curso no es impartir o recoger información sobre el tema que trata, sino producir cambios de conducta significativos tanto en el maestro o tutor como en el discípulo, a fin de ajustar la vida y el servicio cristianos en términos del significado y el valor de la comunidad de fe para la extensión del reino de Dios. Si después de estudiar estas páginas unos y otros aprenden a vivir y servir mejor como ciudadanos del reino de Dios y miembros de su iglesia local, este materíal habrá cumplído su propósito fundamental.
PRESENTACION
No es posible discutir la naturaleza, misión y función de la iglesia sin comenzar de algún modo con un diagnóstico general del presente. La mayor parte de las comunidades de fe en América Latina, algunas de ellas con muchos años de testimonio honroso, tienen sobrados motivos para dar gracias al Señor por su misericordia y acción poderosa. Pero la dilatada experiencia histórica de las iglesias en el continente nos ayuda también a ver, con mayor claridad, aquellos elementos negativos en nuestro desempeño como pueblo de Dios. De igual modo, el reconocimiento de lo mucho que el Señor nos ha dado en estos últimos años, nos hace todavía más responsables por lo mucho que no hemos sabido recibir de él o lo mucho que ha quedado por hacer o que hemos hecho mal. La toma de conciencia de estos puntos negativos es fundamental para corregirnos y encarar con mayor decisión y compromiso lo nuevo que el Señor nos propone. Al evaluar el desarrollo de las iglesias y su compromiso con la misión, cabe subrayar algunos elementos negativos, que demandan una atención inmediata y una acción concreta. En la medida en que a la reflexión crítica se le sume una acción efectiva, seremos capaces de confrontar de manera más adecuada los enormes desafíos y extraordinarias oportunidades que el nuevo siglo nos ofrece. Uno de los elementos negativos a tomar en cuenta es la fijación de la renovación. Dios nos ha permitido vivir tiempos maravillosos de renovación en estos últimos años, a lo largo y a lo ancho del continente. No obstante, el propósito de la renovación no es que nos quedemos fijados en ella, sino capacitarnos para el avivamiento. Necesitamos pasar de la renovación al avivamiento. Otro elemento negativo ha sido un cierto repliegue hacia adentro o una concentración excesiva en la vida interna de la comunidad de fe. No hemos sabido expresar la profundidad y riqueza de muchas de las experiencias vividas en un testimonio cristiano al mundo. Nos hemos concentrado en un programa eclesiástico interno y hemos descuidado nuestra presencia activa externa. Necesitamos pasar de una iglesia de puertas adentro a una iglesia en el mundo, una iglesia extramuros. Un tercer elemento a tomar en cuenta es la carencia de relevancia. Hemos desarrollado muchas actividades evangelizadoras y de servicio social, pero no hemos transformado a las personas y a la sociedad de manera concreta y efectiva.
La Iglesia del nuevo milenio. una eclesiología para el nuevo siglo
No hemos sabido mostrar al mundo una comunidad diferente, en la que los valores del reino se encarnan y en la que no haya hermanos con carencias. Necesitamos pasar de una iglesia en el salero a una iglesia que sale la tierra. En cuarto lugar, hemos padecido de cierta falta de sentido de pertenencia. No hemos sido capaces de desarrollar un fuerte sentido de pertenencia en las personas vinculadas con nuestras comunidades de fe. Las más de las veces, las relaciones son muy impersonales y el compromiso con la comunidad es muy volátil. El nivel de participación de un alto porcentaje de los miembros de las iglesias es muy bajo. Necesitamos pasar de una iglesia movimiento a una comunidad con un fuerte sentido de pertenencia. Por todas partes se percibe una sensación colectiva de desatención. Nunca como hoy, las iglesias latinoamericanas brindan mayores oportunidades de atención personal en consejería pastoral, sanidad interior y liberación. Sin embargo, la sensación de muchos es que no son cuidados como desean y necesitan. La falta de una red de contención ha producido el alejamiento de un importante número de hermanos. Necesitamos pasar de una iglesia de pastoreo profesional y vertical, a una iglesia con una red de cuidado colectivo y horizontal. La obra del Señor en América Latina ha vivido tiempos de crecimiento explosivo, particularmente a lo largo de la década de 1990. Pero hoy hay indicios de estancamiento del crecimiento, por lo menos en términos reales. Habiendo experimentado tasas de crecimiento récord en el pasado (como en Chile, Guatemala, El Salvador, Brasil), se percibe una meseta en el crecimiento de la iglesia en tiempos recientes. Algunos de los elementos arriba mencionados ayudan a entender esta situación. Necesitamos pasar de una iglesia que crece al ritmo de la renovación a una iglesia que crece al ritmo del avivamiento. Ligado a la cuestión del crecimiento está el hecho de que, en muchos casos, el crecimiento numérico de las iglesias ha sido por adición y no por duplicación, cuando lo ideal es que sea por multiplicación. En el primer caso, las personas se agregan de a una al cuerpo de creyentes. En el segundo caso, las congregaciones se duplican, como en el sistema orgánico celular, en otras congregaciones. Sin embargo, en el crecimiento por multiplicación el desarrollo es exponencial y el número de creyentes y congregaciones adquiere un nivel de verdadera explosión. En América Latina este tipo de crecimiento sigue siendo excepcional y los casos en que se da se cuentan con los dedos de las manos. Por eso, necesitamos pasar de una iglesia que crece por adición a una iglesia que crece por multiplicación. Otro elemento negativo a tomar en cuenta es la institucionalización del liderazgo. Con el correr del tiempo, el liderazgo de las iglesias parece haber sufrido un proceso de institucionalización y burocratización, más orientado al desarrollo interno de cada ministerio, que al cumplimiento externo de su vocación. Esto ha provocado, entre otras cosas, un generalizado estado de agotamiento y cansancio, que fácilmente genera estados de frustración y desencanto. Necesitamos pasar de un liderazgo institucionalizado a un liderazgo carismático y relacional.
~compañando a todo esto, es posible detectar el agotamiento del liderazgo. Son Innumerables los pastores y líderes en América Latina que están a punto de
Presentación
tirar la toalla. Después de varios años de servicio, muchos de los líderes de las iglesias se encuentran cansados y faltos de estímulo. En buena medida, esto se debe a la concentración de todo el ministerio de las iglesias en muy pocas manos, el desgaste en un sinnúmero de actividades y la pérdida de la vocación personal a causa del proceso de institucionalización. Necesitamos pasar de un liderazgo concentrado y centrado en sí mismo a un liderazgo más participativo y abierto. También en el área del liderazgo, una y otra vez se hacen patentes los conflictos de roles en el liderazgo. Las últimas dos razones mencionadas han hecho que el liderazgo asuma roles no asignados originalmente, pero necesarios para la vida y el funcionamiento de las iglesias, y que respondan mejor a su llamamiento personal y a su propio desarrollo ministerial. De este modo, en algunos casos, los pastores de las iglesias se ven involucrados en el despliegue de dones apostólicos, mientras que los líderes congregacionales se involucran cada vez más en el cumplimiento de funciones pastorales. Al asumir estos roles quedan descuidadas las responsabilidades originales. Necesitamos pasar de un liderazgo que responde a una estructura eclesiástica a un liderazgo que responda al llamamiento de Dios y exprese los dones recibidos. Finalmente, un último elemento a mencionar es la excesiva complejidad de la estructura eclesiástica. Con el correr del tiempo, hemos llegado a desarrollar estructuras "dinosáuricas:' confundiendo el carácter integral de la misión con la dispersión ad infinitum de los ministerios. Los resultados han sido una fuerte atomización de los esfuerzos, un desgaste y duplicación de energías, y una pérdida de eficiencia. Necesitamos pasar de iglesias complejas a iglesias simples, de estructuras organizativas jerarquizadas a redes de trabajo operativas y orgánicas. Todo lo señalado subraya la urgencia y necesidad de una nueva visión y comprensión eclesiológica. Una iglesia que no se renueva corre el riesgo de estancarse y morir. La única manera de mantener la frescura del primer amor y de la vocación con que hemos sido llamados a servir al Señor en el mundo, es permitir al Espíritu Santo renovarnos de manera permanente. Esto es tanto más urgente y vital cuanto más crece en nosotros la conciencia de estar viviendo en los últimos tiempos. Ser la iglesia de Jesucristo hoyes algo diferente de otros tiempos, en razón de que estamos transitando tiempos escatológicos. En tiempos como éstos, la lectura de la realidad no se hace tanto en función de la experiencia adquirida en el pasado, como en función de lo que se espera ocurra en el futuro. Es la convicción en cuanto al inminente e inmediato retorno de Cristo la que impone la implementación de una visión nueva, bajo la guía del Espíritu Santo. Sólo él puede ayudarnos a ser la iglesia del fin de los tiempos, la iglesia que reciba al Señor victorioso en su retorno glorioso. Este libro fue escrito precisamente para responder a la necesidad de abordar el estudio de la eclesiología de una manera diferente de las formas tradicionales. Es por esto que el énfasis no cae en cuestiones dogmáticas, como el análisis teológico de la iglesia como una, santa, católica y apostólica; o en cuestiones más pragmáticas como las formas de gobierno de la iglesia (episcopal, congregacional, presbiteriana, etc.); o en cuestiones más litúrgicas como ~I significado y uso de los sacramentos u ordenanzas. La aproximación al estudio
La Iglesia del nuevo milenio, una eclesiología para el nuevo siglo de la iglesia es más bien funcional y orgánica. Tiene que ver con cuestiones praxiológicas y sobre todo con la misión que el Señor le ha confiado a la iglesia. Este libro se propone no tanto hacer la apología de una determinada comprensión teológica, doctrinal o dogmática, y mucho menos de una práctica denominacional establecida, como tratar de entender a la iglesia a la luz del Nuevo Testamento y sobre todo en función de su misión en el mundo. Esto no significa un desprecio de la tradición heredada ni desvalorizar la experiencia histórica recogida en dos mil años de testimonio cristiano. Pero hoy la iglesia de Jesucristo en todo el mundo tiene la enorme responsabilidad de completar la misión que le fue asignada. Somos los siervos de la última hora (Mt. 20.1-16) Y el Señor está a las puertas. En esta última vigilia de la noche (Mr. 13.32-37) debemos terminar la tarea que se nos ha ordenado llevar a cabo. Para ello, necesitamos una nueva comprensión de nuestra naturaleza, misión y función como iglesia. Es mi oración que este libro nos ayude a introducirnos en esta nueva comprensión y que así podamos de veras ser la iglesia que el Señor espera que seamos en el siglo XXI.
Introducción 1
genera
la simple pregunta: "¿Qué es la iglesia y para qué está en el mundo?" dispara un diluvio de respuestas de las más variadas y contradictorias que uno pueda imaginar. Hace más de dos mil años que los cristianos venimos bregando con este interrogante y parece que todavía no le hemos encontrado una respuesta satisfactoria. En realidad, es probable que, como ocurre con otras cuestiones fundamentales de la fe y práctica cristianas, cada generación en cada contexto tenga que empeñar lo mejor de sí para replantear el tema y elaborar su propia respuesta. No se puede desarrollar una adecuada teología pastoral y una misionología pertinente para nuestros días simplemente a partir de la tarea pastoral o de la práctica de la misión, como si éstas se llevaran a cabo en un vacío. La tendencia en muchos seminarios y centros de entrenamiento ministerial a lo largo de la segunda mitad del siglo XX ha sido, precisamente, esta confusión artificial y perniciosa. Con gran ingenuidad se ha sacralizado aquello que da resultado (especialmente en términos de crecimiento numérico), sin hacer una seria reflexión sobre la praxis, y a partir de principios más permanentes que
La Iglesia del nuevo milenio, una eclesiologia para el nuevo siglo
el mero fluir de los acontecimientos. Una suerte de funcionalismo, a veces exitista, ha caracterizado la comprensión de muchos en cuanto a la acción pastoral y el cumplimiento de la misión en América Latina. Es sorprendente que se hayan logrado resultados extraordinarios en las últimas décadas, a pesar de esta falta de un marco teórico adecuado para la acción. La multiplicación y el crecimiento de las iglesias en el continente han tenido rasgos de un verdadero fenómeno explosivo. Buena parte de este proceso ha sido el fruto de la improvisación, una alta dosis de ingenio y creatividad, y por sobre todo, la misericordiosa gracia del Señor que es capaz de utilizar vasos de barro como somos todos nosotros. Pero así también se han cometido numerosos errores, errores que pueden evitarse si se coloca la acción pastoral y el completamiento de la misión en el marco eclesiológico adecuado. por otro lado, la actitud opuesta ha sido también nociva para el desarrollo saludable y dinámico de las iglesias. Se trata de la idea de muchos evangélicos en el continente que sostiene que un probado fundamento bíblico y teológico puede por sí solo garantizar el crecimiento y madurez de la iglesia. Esta falacia de pensar que lo que se considera como "la sana doctrina" es sinónimo de integridad y efectividad ha demostrado ser inútil. No sólo que la interpretación prevaleciente de lo que es "sana doctrina" en el Nuevo Testamento generalmente está equivocada o es parcial, sino que su aplicación ha sido un recurso hipócrita para justificar la inacción de la iglesia. Insistir en el viejo eslogan: "Aquí las cosas se han hecho siempre así" o "Nosotros somos fieles a la herencia que hemos recibido" puede resultar en la liquidación de la iglesia y en la frustración de todas sus posibilidades. Suponer que porque se tiene una teoría de la iglesia más o menos bíblica y algo coherente en materia teológica, se tiene garantizada la salud y efectividad de la iglesia, es arriesgar su presente y su futuro. Así como la imposición de lo práctico sobre lo teórico genera corrupción, la imposición de lo teórico sobre lo práctico resulta en fosilización. La iglesia hoy necesita de un marco adecuado para completar su misión de alcanzar con el evangelio del reino a ''toda criatura." Este cuadrante de referencia no puede ser otro que una adecuada eclesiología, que combine teología y misión, teoría y práctica, reflexión y acción. La tarea pastoral y la práctica de la misión se inscriben por necesidad en el contexto más amplio de una eclesiología dinámica, creativa y puesta al servicio del proyecto redentor de Dios, tal como se ha dado a conocer a través de Cristo Jesús. Si hay un elemento deficitario en el desarrollo del reino en América Latina, seguramente éste está ligado a la falta de una adecuada reflexión y praxis eclesiológica. Es probable que el capítulo eclesiológico sea el factor faltante en la rica gama de producciones del pueblo cristiano en nuestro continente. Y esta ausencia se nota de múltiples maneras, y es necesario hacer algo para subsanarla. Para desarrollar una teología pastoral y una misionología sanas y efectivas es necesario tener en cuenta que la misión cristiana se lleva a cabo desde dentro del contexto de la iglesia cristiana.
Introducción general
Stephen C. Neill: "Lo que necesitamos es una verdadera teología de la iglesia. Todas nuestras eclesiologías son inadecuadas y están fuera de fecha .... El único propósito central por el cual la Iglesia ha sido llamada a existir es que ... ella debe predicar el evangelio a toda criatura. Todo lo demás-ministerio, sacramentos, doctrina. adoración-es auxiliar a esto.'" La comprensión que uno tenga de la iglesia va a tener un impacto profundo en la manera en que uno concibe la misión-y, sin dudas, el entendimiento que tengamos de la misión conformará la comprensión operativa de qué significa la iglesia para nosotros. No es extraño, pues, que desde hace ya varios años éste sea el punto central de la mayor parte de las discusiones que se han desarrollado en nuestro continente en las agrupaciones cristianas de los más variados colores. Más allá de la carátula que cada uno quiera ponerle al debate, la realidad de fondo es que, de manera directa o indirecta, las cuestiones sobre la mesa de discusión giran en torno a lo eclesiológico.
Donald McGavran: "Cualquier teología de la misión verdaderamente evangélica debe establecer una alta doctrina de la iglesia: el cuerpo de Cristo. Porque por su presencia, testimonio y crecimiento, la iglesia es un componente central del plan redentor de Dios."2 Es esencial, entonces, tener bien en claro qué es la iglesia a fin de elaborar una adecuada teología pastoral y misionología, que nos ayuden a confrontar los desafíos de esta hora. En razón de que la iglesia juega un papel clave en la acción redentora de Dios, es importante para nosotros comprender para qué existe la iglesia y cómo quiere Dios que funcione. Hay mucha confusión en cuanto a la respuesta a la pregunta: "¿Qué es la iglesia?" Parece mentira que así sea, porque quien más o quien menos vive de manera casi cotidiana la experiencia de algo que llamamos "iglesia:' Sin embargo, un repaso rápido a la variedad de respuestas que el interrogante despierta pone en evidencia, por lo menos, la sospecha de que la respuesta no es tan clara y categórica, como algunos suponen. Debemos recordar que la iglesia no es un edificio o local destinado a fines religiosos, si bien éste es el uso más popular y difundido del vocablo. La iglesia no es una gran institución social, organización o denominación religiosa. Con la crisis institucional y denominacional generalizada que prevalece en estos días, muchos ansiosos por afirmar su identidad denominacional violan sus propios principios denominacionales al confundir su particular facción religiosa con la iglesia. La iglesia tampoco es el clero que sirve como líderes o mediadores religiosos institucionalizados. Desde los días de Cipriano de Cartago (muerto en 258), quien enseñó por primera vez que el obispo es la iglesia y que allí donde está el obispo está la iglesia, no faltan quienes manifiestan la misma confusión. La iglesia no es una línea teológica determinada (Reformada, Evangélica, Pentecostal), ni una indicación de una territorialidad específica (Iglesia Romana,
• Stephen C. Neill. Creative Tensión (Londres: Edinburgh Press. 1959). 112. , Arthur F. Glasser y Donald McGavran. Contemporary Theologies of Mission (Grand Rapids. Mich.: Baker. 1983). 104.
La Iglesia del nuevo milenio, una ecle¡;iologia para el nuevo siglo Iglesia Anglicana, Iglesia de Escocia). En el fondo, estas distorsiones del concepto de iglesia están muy ligadas a los compromisos constantinianos, que a lo largo de muchos siglos han corrompido el concepto neotestamentario de la iglesia. En definitiva, la iglesia tampoco es un sector (leterminado de la humanidad: los pobres y oprimidos, o el pueblo de Dios, como en décadas recientes han enseñado los promotores de la teología de la liberación y quienes simpatizan con su pobre eclesiología. La Biblia nos enseña el carácter de la iglesia cristiana. En su primera epístola, el apóstol Juan nos ofrece precisiones claras en cuanto a este particular (1.1-4). Sus palabras son ricas en contenido y elocuentes al describir en lenguaje claro el carácter de la iglesia. Según Juan, la iglesia es una experiencia compartida. Se trata de una experiencia colectiva alrededor de "lo que hemos visto y oído" (v. 3a). Juan enfatiza el carácter concreto y experiencial de lo que los cristianos comparten en esa experiencia que denominamos "iglesia." $e trata nada menos que de "lo que hemos oído, lo que hemos visto con nue6tros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos" (v. 1). Nótese la repetición enfática del elemento experiencial, personal y colectivo. Además, Juan indica que la iglesia es unIJ comunión compartida, puesto que tiene que ver con la comunión unos con otros. En el v. 3b, dice: "para que también ustedes tengan comunión (koinonía) con nosotros." El elemento de la comunión es uno de los más enfatizados en el Nuevo Testamento en relación con la vida de la comunidad de fe. La vivencia profunda del ágape divino creaba entre los creyentes una química muy especial, que resultaba en relaciones fraternales singulares. En tercer lugar, Juan señala que la iglesia es una misión compartida. Es la misión que compartimos "con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (v. 3c). Queda claro, a la luz del Nuevo Testamento, que la iglesia está en el mundo para cumplir con una misión. Esta misión no es otra que la misión de Dios el Padre, tal como se ha dado a conocer a través de la vida y ministerio de su Hijo, Jesucristo. Pero es también la misión de Cristo, quien se hizo carne para cargar en la cruz con el pecado del mundo y levantarse victorioso de la tumba. Y es la misión de cada creyente, que ha recibido el mandato (le Cristo de ir hasta lo último de la tierra con este mensaje, lleno del Espíritu Slimto. La iglesia, finalmente, es un gozo compartido. En el v. 4, expresa: "Para que nuestra alegría sea completa." Cuando la iglesia es lo que es, es decir, cuando la comunidad de creyentes es verdaderamente la iglesia, el resultado es gozo. Pero este gozo tiene un perfil particular: se trata de un gozo compartido. Es la alegría y satisfacción que resulta de ser lo que uno es, y de hacer lo que se supone hay que hacer. Cuando la iglesia es la iglesia y cumple con su misión, la alegría es completa. Hay gozo en los cielos '1 también en la tierra.
o N
En definitiva, la iglesia es una comunidad de creyentes que reconocen a Cristo como Salvador y le sirven como Señor, y que se han unido entre sí para un gran fin y misión. Charles Van Engen, querido amigo y compañero en la Escuela de .Est~dios lnterculturales en el SemiMrio Teológico Fuller (Pasadena, California), ha escrito con acierto: "Las congregaciones locales de todo el mundo g~~arán ~ueva vida y vitalidad a medida que entiendan el propósito mlslonológlco singular por el cual existen, la cultura, el pueblo y las necesidades
Introducción general
particulares de su contexto, y la acción misionera a través de las cuales solamente ellas pueden descubrir su propia naturaleza como pueblo de Dios en el mundo de Dios."3 No podemos tener una misionología sana sin considerar la naturaleza de la iglesia, del mismo modo que no pOdemos entender a la iglesia sin mirar a su misión.
J. E. Leslie Newbigin: "Así como debemos insistir en que una Iglesia que ha cesado de ser una misión ha perdido el carácter esencial de una Iglesia, así debemos decir también que una misión que no es al mismo tiempo verdaderamente una Iglesia no es una expresión auténtica del apostolado divino. Una misión no eclesiástica es una monstruosidad tanto como una iglesia no misionera."4 En las páginas que siguen, intentaremos ganar una comprensión más profunda de la naturaleza de la iglesia, su misión y función, especialmente a la luz del Nuevo Testamento. Este ejercicio nos va a ayudar a discernir mejor una pastoral y una misionología más efectiva para los tiempos que corren.
Charles Van Engen. God·s Missionary People (Grand Rapids. Mich., Baker. '993). ~o. Hay traducción castellana de este libro, El pueblo misionero de Dios (Grand Rapids, Libros Desafio. ~oo4)· • J. E. Leslie Newbigin. The Household ofGod, Lectures on the Nature of the Church (Nueva York, Friendship. '954). 164- 16 5. 3
UNIDAD 1
La naturaleza de la
Iglesia INTRODUCCiÓN El primer interrogante sobre cualquier cuestión que nos interese conocer es siempre: "¿qué?" Este pronombre interrogativo apunta a la naturaleza esencial de las cosas. Agrupado o no con un nombre sustantivo, "qué" inquiere o pondera la naturaleza, cantidad, intensidad u otra condición de algo. Aplicado a la iglesia, el interrogativo nos ayuda a enfocarnos en su naturaleza, a fin de procurar entenderla. Cuando levantamos la pregunta "¿qué es la iglesia?" la respuesta que sigue es que la iglesia es esencialmente una comunidad de personas. Sobre el particular, Louis Berkhof señala que, según la comprensión de los reformadores, "la esencia de la Iglesia no se encuentra en la organización externa de la Iglesia, sino en la Iglesia como la communio sanctorum." Y agrega: ''Tanto para Lutero como para Calvino la Iglesia era simplemente la comunidad de los santos, esto es, la comunidad de aquellos que creen y son santificados en Cristo, y que están unidos a Él como su Cabeza."1 Esencialmente, pues, la
, Louis Berkhof. Systematic Theology (Grand Rapids. Mich.: Eerdmans. 196~). 564.
La Iglesia del nuevo milenio, una eclesiología para el nuevo siglo iglesia es una comunidad de personas que confiesan a Jesucristo como Señor y viven para servirle en el mundo haciendo su voluntad. Considerar a la iglesia como una comunidad de personas plantea algunas preguntas, que espero poder responder en esta unidad. Estos interrogantes no pueden ser eludidos, si uno de veras desea llegar a una comprensión cristiana de la naturaleza de la iglesia. Estas preguntas son: ¿qué entendemos por una iglesia cristiana? ¿para qué constituyó Jesús a la iglesia cristiana? ¿quiénes pueden ser miembros de una iglesia cristiana? ¿quién es la cabe~a de la iglesia cristiana? ¿cuáles son las características de la iglesia cristiana?
Capítulo 1
Concepto "¿Qué es la iglesia? Esta pregunta constituye el problema no resuelto del Protestantismo," dice Emil Brunner, escribiendo por primera vez sobre la doctrina de la iglesia en un libro bastante provocativo. "Desde los días de la Reforma hasta nuestros propios tiempos:' señala el destacado teólogo suizo, "jamás ha estado claro de qué manera la iglesia en el sentido de la fe y la vida espiritualla comunión de Jesucristo-se relaciona con las instituciones convencionalmente llamadas iglesias."2 En su libro, Brunner se propone descubrir la razón de esta cuestión, y argumenta que la identificación de la iglesia institucionalizada de hoy con la ekklesia del Nuevo Testamento es un error conceptual. La verdadera ekkesia es la comunidad de personas en Cristo-una comunidad personal y no una comunidad organizada externamente. Si bien ninguna de las iglesias o denominaciones existentes puede pretender ser la ekkesia de los tiempos apostólicos, ninguna carece de ciertos elementos esenciales a la ekkesia, que faltan en otras agrupaciones religiosas. La manera de encontrar verdadera unidad espiritual entre estas iglesias y denominaciones no es, sin embargo, a través de una unidad organizativa de sus estructuras institucionales. Lo que más necesitamos hoyes la operación del Espíritu Santo para liberarnos de las falsas lealtades eclesiásticas e institucionales, que no nos permiten constituirnos como una verdadera comunidad cristiana. Ahora, mirar a la iglesia como una comunidad de personas plantea varias preguntas. Debemos procurar responder a estos interrogantes a la luz de las enseñanzas bíblicas y lo que hemos aprendido de la reflexión cristiana a lo largo de los siglos. En este capítulo levantaremos un primer interrogante, que es fundamental para poder contestar otras cuestiones también importantes. Nuestra pregunta tiene que ver con el concepto de la iglesia cristiana. ¿Qué entendemos por iglesia cristiana? Este interrogante ha sido planteado decenas de miles de veces a lo largo de los siglos del testimonio cristiano. Es probable que las respuestas al mismo hayan sido tan numerosas y variadas, como las veces que la pregunta ha sido
, Emil Brunner. The MiBunderstanding ol/he Church (Filadelfia. Pa., The Westminster Pres8. 1953).5.
La Iglesia del nuevo milenio, una eclesiologia para el nuevo siglo
formulada con seriedad en procura de una conclusión satisfactoria. No está mal que volvamos a levantar la cuestión, por más trillada que nos parezca. Al fin y al cabo, cada generación de cristianos en cada lugar debe asumir la responsabilidad de procurar una respuesta fresca al viejo interrogante. Sin embargo, me parece que para responder a esta pregunta son necesarias dos cosas: primero, una definición; y, segundo, una distinción.
UNA DEFINICION
A fin de responder a la pregunta sobre cuál es nuestra comprensión de la iglesia cristiana, es necesario definir el concepto de iglesia. Tal definición no es tan obvia como parece, si bien para algunos puede parecer algo simple. El propio Martín Lutero, en los Artículos de ~smalcalda, decía con cierta holgura: "Gracias a Dios, un niño de siete años sabe qué es la iglesia, es decir, los santos creyentes y 'el rebaño que escucha la voz de su pastor' (Jn. 10.3). En efecto, los niños rezan de este modo: 'Yo creo en una santa iglesia cristiana.' Esta santidad ... consiste ... en la palabra de Dios y en la verdadera fe:'3 No es que Lutero se haya equivocado en su apreciación, pero él mismo sufrió las consecuencias del fiero debate eclesiológico de sus días en torno al concepto de iglesia, debate que terminó en la fractura de la cristiandad occidental. Uno podría definir la iglesia en términos bien sencillos, como hace Hendrik Kraemer, cuando escribe: "Allí donde hay un grupo de cristianos bautizados, allí está la Iglesia."4 Pero la cosa no parece ser tan simple. En medios evangélicos, la respuesta inmediata, cuando de definir la iglesia se trata, es citar algunos versículos bíblicos y darles una interpretación más o menos estandarizada. Sin embargo, el Nuevo Testamento no nos da una definición formal de la iglesia o, por lo menos, no encontramos en sus páginas una formula explícita que nos ayude a definir el concepto. No hay en todo el Nuevo Testamento elementos suficientes para elaborar una definición proposicional, que sea suficiente para mostrarnos la naturaleza, estructura, propósito, destino o misión de la iglesia.
EJERCICIO 1
Formar grupos de seis discípulos y redactar una definición de "iglesia." Discutir las definiciones en plenariO y procurar redactar una definición provisoria.
3 Martín Lutero. Obras de Martín Lutero, vol. 5, trad. Por Carlos Witthaus y Manuel Vallejo Díaz (Buenos Aires, Editorial Paidós, '97'), '9~, '93.
• Citado en International Missionary Council. The Missionary Obligation oI the Church (Londres, Edinburgh Press. '95~). 40.
La naturaleza de la Iglesia: Concepto
Más allá del valor relativo y limitado de los manuales de eclesiología tradicionales, especialmente de factura denominacional debemos admitir con Alvin Lindgren que "definir la naturaleza y propósito de la 'Iglesia es una cuestión intensamente personal para el ministro, dado que el concepto del ministerio emerge directamente del concepto de la iglesia."5 Según este autor, entonces, la respuesta a nuestro interrogante fundamental es indispensable para definir el ministerio que debemos llevar a cabo en obediencia al llamado del Señor. De allí la urgencia de procurar un concepto operativo y funcional a la pregunta qué es la iglesia. Alvin J. Lindgren: "Que quede claro que nuestro interés es con una definición de lo que la iglesia debería ser, su naturaleza esencial y propósito, más bien que una descripción de lo que ella es ahora, o lo que es lo mismo, lo que la iglesia ha sido, ya sea en la historia eclesiástica o incluso en el Nuevo Testamento. . .. La Iglesia debe ser todo lo que Dios quiere que sea, y escudriñamos las Escrituras para descubrir la intención de Dios para la Iglesia:'6 Precisamente, esto es lo que queremos hacer ahora, y lo vamos a hacer con la actitud que Lindgren sugiere. Para ello, nos puede ser de ayuda repasar rápidamente el significado de algunos de los vocablos utilizados en la Biblia para referirse a la comunidad de creyentes.
_Iglesia en el Antiguo Testamento Por un lado, veamos el uso de la palabra "iglesia" en el Antiguo Testamento. El vocablo hebreo es qahal, "reunión." Entre otros textos, la palabra se utiliza en Levítico 4.13, donde correctamente la NVI la traduce como "comunidad" y "asamblea." La palabra hebrea para "asamblea," que la versión griega o Septuaginta (LXX) traduce como ekklesia, significa llamar o congregar, y se usa no solamente aplicándola al hecho de llamar, sino también con relación a la asamblea de los llamados. El vocablo significa con frecuencia la asamblea del pueblo de Dios reunido, en su totalidad o en parte, para un fin religioso. Así, en Deuteronomio 31.30 se nos refiere que Moisés recitó su famoso cántico "en presencia de toda la asamblea de Israel." En otros casos, el pueblo fue convocado en asamblea para resolver cuestiones comunes (Jue. 20.2), o participar de actos religiosos solemnes (1 R. 8.14). En más de una ocasión, en esta "asamblea" el qohelet o predicador dirigía su mensaje en nombre de Dios. Otras veces, el término es traducido como sunagoge (sinagoga), vocablo de significación más amplia que ekklesia puesto que equivale a diversos términos hebreos de significación variada. Por esta razón, el segundo término no se emplea nunca para designar la reunión de los paganos. Así, pues, el término ekklesia en
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Lindgren. Foundations for Purposeful Church Administration (Nashville. renn., Ahingdon.
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La Iglesia del nuevo milenio. una eclesiología para el nuevo siglo el Antiguo Testamento connota una relación de pacto con Dios, que ha escogido para sí al pueblo de Israel. Por eso la Septuaginta usa el término griego ekklesia con clara intencionalidad, para mostrar el significado del mismo en el sentido del plan de salvación establecido por Dios con el pueblo elegido. Así la usó Esteban en su defensa ante el Sanedrín. cuando señaló: "Este mismo Moisés estuvo en la asamblea en el desierto" (Hch. 7.38). Los cristianos tomaron el término griego de la LXX, y lo proyectaron hacia su propia comprensión de la comunidad cristiana, como el nuevo Israel comprometido en un pacto de salvación con Dios. En este sentido, Israel es llamado "iglesia," una asamblea, porque el pueblo escogido por Dios fue llamado de entre las naciones para ser un pueblo santo al servicio de Dios en su proyecto redentor. En este contexto mesiánico, la palabra significa una asamblea de personas que han sido convocadas por alguien para determinados fines. Al convocar al pueblo de Israel para ser su pueblo escogido, Dios tenía un propósito redentor en mente, que alcanzaba a todas las naciones.
EJERCICIO 2 Colocar los pasajes bíblicos que correspondan en cada afirmación: El profeta Isaías (NVI) se refiere a la iglesia destacando proféticamente varios asuntos: 1. La iglesia es objeto del cuidado divino: 2. La iglesia será prosperada y se llenará de alegría: 3. La iglesia ha sido redimida por el Señor: 4. La iglesia es protegida por Dios mismo: ~:
Is. 60.4-6; Is. 43.1. 3; Is. 27.3; Is. 4.5.
_ Iglesia en el Nuevo Testamento
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Por otro lado, veamos el uso de la palabra "iglesia" en el Nuevo Testamento. Aquí el término griego es ekklesia (Mt. 16.18). Los escritores del Nuevo Testamento tomaron este vocablo con la misma significación con que se utiliza en la LXX, sólo que aclararon más todavía su sentido soteriológico (relativo a la salvación). El verdadero significado e idea de la iglesia se deriva originalmente y casi exclusivamente del Nuevo Testamento. En este caso, siempre se trata de una comunidad o grupo de personas que mantienen entre sí relaciones primarias de alto rango. El Nuevo Testamento usa la palabra ekklesia por lo menos 114 veces. e invariablemente su significado involucra la idea de una asamblea-ya sea con referencia a la reunión de personas o los individuos reunidos con un fin determinado.
La naturaleza de la Iglesia: Concepto
El término griego básicamente significa "llamar afuera" (con la idea de "convocar," "reunir") y era usado comúnmente en la antigüedad para indicar una asamblea de ciudadanos de una ciudad griega. En el griego clásico la palabra designa la asamblea o reunión del pueblo, convocada dentro de una constitución democrática, para deliberar jurídicamente sobre asuntos públicos. Un ejemplo en este sentido lo encontramos en Hechos 19.32, 39, donde se nos refiere, en relación con el disturbio en Éfeso provocado por la prédica de Pablo, que "había confusión en la asamb/ea." Y el texto agrega: "Cada uno gritaba una cosa distinta, y la mayoría ni siquiera sabía para qué se habían reunido." Finalmente, el secretario del concejo municipal sugirió: "Si tienen alguna otra demanda, que se resuelva en legítima asamblea:' Como sólo tenían derecho a participar de la asamblea los ciudadanos, esto indica cierta idea de elección y, a la vez, de responsabilidad, puesto que eran convocados para ejercer una parte de sus derechos. Si bien en este uso el sentido religioso está ausente, tampoco se excluye. A la luz de estos usos y significados, Hendrikus Berkhof concluye: "La palabra se deriva de ek y ka/ea y (habla de) la asamblea de ciudadanos libres en las ciudades-estado griegas quienes a través de un heraldo eran 'llamados fuera' de sus hogares al mercado. En su uso ordinario la palabra denota 'el pueblo reunido,' 'la reunión pública' ."7 En este sentido, a Juan Calvino le gustaba utilizar un concepto militar aplicándolo a la iglesia y la llamaba una "compañía" (compagnie des fidé/es). Y sabemos que toda compañía de soldados se reúne en formación obedeciendo una orden superior, pero no por el mero acuerdo de sus componentes. Karl Barth: "Imagine a los ciudadanos llamados por la trompeta y corriendo de todas partes. Están presentes, forman una compañía, la compañía de los fieles, de aquellos que, llamados por la fidelidad de Dios, han respondido con su fidelidad. Es Dios Quien los ha convocado. Es importante notar que la iglesia no se forma por una reunión humana de personas que tienen las mismas opiniones, sino por una convocación divina que la constituye en un cuerpo de individuos hasta ese momento esparcidos a merced de sus opiniones."s
Jesús utilizó el término en relación con la compañía de sus seguidores. Él habló de esta comunidad como "mi iglesia;' y prometió que él mismo la iba a edificar (Mt. 16.18). Aparentemente, Jesús también habló de "la iglesia" (Mt. 18.17) refiriéndose a una comunidad local de aquellos que se reunirían en su nombre. Pero es claro que Jesús no inventó el vocablo, sino que siguió la tradición de Israel en el uso del mismo, en relación con el pueblo escogido por Dios para cumplir su misión en el mundo. En este sentido más bien técnico del término, se percibe un significado estrictamente mesiánico y, por lo tanto, soteriológico. Los integrantes de la "iglesia" están separados de los gentiles y de los judíos, para participar de las promesas hechas a Israel. De este modo, la iglesia es parte del
Hendrikus Berkhof. ChrislLan Faith, An lntroduction to ¡he Study of Failh (Grand Rapids. Mich., Eerdmans, 1979), 343. ft Karl Barth, The Failh of Ihe Church, A Commentary on The Apostle Creed According lO Calvin Calechism (Cleveland y Nueva York, The World Publishing Ca., 1965)' 136.
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La Iglesia del nuevo milenio, una eclesiologia para el nuevo siglo plan divino de salvación. Por eso se la llama "iglesia de Dios," porque tiene su origen en el Dios Padre que envía, en el Dios Hijo que es enviado, y en el po~er del Dios Espíritu Santo (Hch. 20.28; 1 Co. 1.2; 10.32; 11.22; 15.9; ele.) Como bien indica John Stot!: "La iglesia está en el centro del plan de salvación:,g
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EJERCICIO 3
Copiar los siguientes versículos de la versión bíblica de su preferencia:
La iglesia fue instituida por Dios: Mateo 16.18: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Efesios 2.20: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
1 Tesalonicenses 1.1: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
1 Timoteo 3.15: _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Cuando los primeros cristianos se concibieron como constituyendo una iglesia, se percibieron como llamados afuera por Dios en Jesucristo para un propósito especial. Esta idea está clara en el apóstol Pablo, quien en Efesios 2.19 afirma: "Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios:' Esto involucra a los cristianos en la participación mutua de una posición privilegiada en Cristo Jesús y los hace miembros de una comunidad de relaciones especiales. Parece claro que, a la luz de la evidencia bíblica, el término "iglesia" es usado en el Nuevo Testamento en relación con una congregación local de cristianos llamados afuera del mundo. Y esto indica su autoconciencia como la continuación de lo que Dios había comenzado en el desierto con la nación de Israel. Los seguidores de Cristo son llamados a reunirse por y para la proclamación del evangelio, con el propósito de pertenecer a Dios a través de
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John Stott. Señales de una iglesia viva (Buenos Aires, Ediciones Certeza. 1997).
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La naturaleza de la Iglesia: Concepto
Cristo y por el poder del Espíritu Santo. Por eso la iglesia cristiana es una realidad del Nuevo Testamento, que comienza en Pentecostés y termina con la segunda venida de Cristo, una comunidad que, mientras tanto, tiene una misión que cumplir en el mundo. Marcelino Legido López: "Los creyentes, que se reúnen en la iglesia, son 'los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo' (1 Cor 1. 2). Se constituyen en comunidad en cuanto están sometidos al mismo Cristo y Señor, para recibir y compartir su obra escatológica, que inaugura los últimos tíempos."10
UNA DISTINCiÓN
Además de una definición, para r~esponder a la pregunta sobre qué entendemos por iglesia cristiana es necesario hacer una distinción en el concepto de iglesia. Esta distinción es necesaria porque, en buena medida, la mayor parte del debate eclesiológico contemporáneo gira alrededor de la confusión de estos conceptos. Además, si bien a lo largo de los siglos ha habido un enriquecimiento notable en la comprensión de la naturaleza de la iglesia, todavía hay lugar para seguir madurando en este proceso. Hay entendimientos que se han perdido y es necesario recuperar, y otros que necesitan ser reafirmados y actualizados a fin de que la iglesia esté en mejores condiciones para completar su misión.
_ Una iglesia local y la iglesia universal Por un lado, debemos distinguir entre una iglesia local y la iglesia universal. Esta distinción ha sido bastante frecuente a lo largo del tiempo y generalmente ha recibido una atención cuidadosa. No obstante, conviene repasar sus puntos más importantes. La iglesia local es una iglesia particular y localizada, que se desarrolla en un tiempo determinado y está identificada con un espacio definido. Es un cuerpo de creyentes bautizados, voluntariamente unidos para rendir a Dios adoración y servicio, y que busca incorporar a otros para transformarlos en seguidores de Cristo. La iglesia universal es la iglesia que se encuentra en todas partes y en todos los tiempos. Esta iglesia supera las barreras de la temporalidad y la localidad. Es el cuerpo de Cristo formado por todos aquellos que habiendo puesto su fe en él, le han aceptado como Salvador y Señor de sus vidas. En 1 Corintios 1.2 encontramos un interesante texto en el que el apóstol Pablo ilustra ambos conceptos de iglesia. "Pablo ... a la iglesia de Dios que está
.0 Marcelino Legido López, Fraternidad en el mundo, un estudio de eelesiología paulina (Salamanca, Ediciones Sígueme, 198~), 159.
La Iglesia del nuevo milenio. una eclesiología para el nuevo siglo
en Corinto (iglesia loca~, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo (iglesia universa~, Señor de ellos y de nosotros." Charles Van Engen: "La congregación local deriva su naturaleza esencial solamente en la medida en que auténticamente exhibe la naturaleza y características de la iglesia universal. Y, la iglesia universal es experimentada por mujeres y homb~es, testigos al mundo que dan una forma observable a la iglesia sólo en la medida en que ella se manifieste en iglesias 10cales."11
_ Una iglesia visible y la iglesia invisible Por otro lado, es necesario hacer una distinción entre una iglesia visible y la iglesia invisible. Esta distinción no se encuentra en el Nuevo Testamento de manera explícita, pero fue propuesta en los primeros siglos de la vida de la iglesia, como una manera de explicar la realidad de la iglesia como una mezcla de santidad y pecaminosidad. Los Padres de la Iglesia hicieron esta distinción con frecuencia, ilustrándola con la parábola de la cizaña (Mt. 13.24-30, 36-46). Juan Calvino, cuando se refiere a la iglesia, generalmente tiene en mente la ecclesia invisibilis. La iglesia visible, por el contrario, es relegada por él a la categoría dudosa de externum subsidium 'idei, o sea, un "medio externo de salvación." Emil Brunner elabora una crítica de esta distinción, señalando: "La idea de la Iglesia invisible es foránea al Nuevo Testamento, mientras que la interpretación de la Iglesia visible y real como un mero medio externo de salvación no sólo es foránea al mismo sino completamente imposible. Jamás se le ocurrió a un apóstol que la Ecclesis, la comunidad de los creyentes cristianos, el verdadero pueblo de Dios del Nuevo Pacto, pudiese ser considerado simplemente como un medio para un fin, e incluso en esto como un medio puramente 'externo' :'12 Salvando las objeciones a esta distinción que hace Brunner, y tratando de entender la manera en que popularmente en el protestantismo se han entendido estos términos, puede decirse que la iglesia visible se compone de todos aquellos cuyos nombres figuran en la lista de miembros de la comunidad y asisten a sus cultos. A estas personas las conocemos por sus nombres; sabemos dónde viven y tenemos información más o menos detallada sobre sus vidas. Estamos en contacto bastante directo con ellas y mantenemos una relación primaria, que se expresa fundamentalmente en la reunión regular y el amor fraternal. Karl Barth considera que esta iglesia visible es la verdadera iglesia, ya que el Credo Apostólico no se refiere a una corporación invisible, sino a una reunión muy visible que tuvo sus comienzos con los doce apóstoles. Según él: "La iglesia
" Charles Van Engen. "Perspectives on the Church and Classical Church Growth Theory." Ponencia presentada a la American Society of Classical Church Growth. Saq Francisco. Calif.• Noviembre 11-14. 1998.p.~1.
" Brunner. The Misunderstanding of the Church . 9.
10.
La naturaleza de la Iglesia: Concepto
primitiva era un grupo visible que promovió una agitación o tumulto visible y público. Si la Iglesia carece de dicha 'visibilidad,' entonces no es la Iglesia. Al decir Iglesia me refiero, en primer lugar, ala forma concreta de la congregación en un lugar determinado:'13 La iglesia invisible, por el contrario, se compone de todos aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero (Ap. 21.27; cf. Éx. 32.33; Dn. 12.1; Le. 10.20; Ap. 3.5; 20.12; 22.19) Y no necesariamente los vemos en el culto en el día del Señor. A estas personas no las conocemos. Su identidad está perdida en el tiempo y en el espacio. Son todos aquellos hombres y mujeres que han respondido al llamado de Dios, para seguirle en el cumplimiento de su eterno propósito redentor. Esta distinción tiene un cierto valor en que nos ayuda a clarificar conceptos que tienen sus raíces en el propio texto bíblico y en el uso tradicional. Pero quizás debe recordarse que hay una sola iglesia y no dos. Manuel GutiérrezMarín describe la tensión que hay que mantener entre estas dos realidades de la naturaleza de la iglesia, cuando dice: "Por una parte, puede ella [la iglesia] ser objeto de examen histórico. Pero, al mismo tiempo, es objeto de la fe en Cristo y es actuante por medio del Espíritu Santo. Sin este conocimiento de la Iglesia, conocimiento puramente emanado de la fe, no será posible llegar a entender verdaderamente la historicidad terrenal de la Iglesia de Cristo."14 Hendrikus Berkhof nos ayuda a entender esto, cuando afirma: "La única iglesia, en su naturaleza esencial y en sus formas externas por igual, es siempre al mismo tiempo visible e invisible:'15 Giovanni Miegge: "La Iglesia invisible es un misterio divino que se cumple en la iglesia visible, y que se desvanece cuando ésta se disuelve. No podemos aislar la Iglesia invisible, sino sólo creer en ella, presumirla pura de toda contaminación humana. Sería un error, por ejemplo, pensar que los males que afligen a la Iglesia son propios solamente de su 'cuerpo,' de su materialidad histórica y visible, y que el alma de la Iglesia es una, pura, cuando la gravedad del escándalo, y la dificultad del problema que plantea, es que, precisamente es el alma de la Iglesia la que está dividida, que la división está en las determinaciones espirituales más decisivas, en la conciencia misma de los creyentes en cuanto creyentes:'16 _ Una iglesia humana y la iglesia divina
Además, conviene hacer una distinción entre una iglesia humana (actual) y una iglesia divina (ideal). Esta distinción es sumamente importante. No hacerla genera más conflicto que claridad, y con frecuencia resulta en escándalo y frustración. Debemos tener bien presente que la iglesia es tanto imperfecta como perfecta, real tanto como ideal.
" Karl Barth. Bosquejo de dogmática (Buenos Aires, Editorial La Aurora. 1954). ~