Osy La Nutria
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Descripción: ACES plan lector...
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Osy, la nutria
Kenneth C. Crawford Titulo del original: Ossie the otter, Autumn House Publishing, divisi é n de Review and
Herald Publ. Assn., Hagerstown, MD, E . U . A . , 2009. Direcci é n: Jael Jerez
Traducci é n: Claudia Blath
/ a n/ no recuerdo, em In primera born de nan gloriosa mahana de domin¿o esti va!, y yo tenia diez ahos. ii padre estaba en la cocina de leha preparando panqueques de trigo negro, de una receta de muchas generaciones de as ’ de Jo ndo, un coro entonaba himnos en la radio. Yo tig uedad, estaba parado at !ado de mi papé, haciéndome un séndwich de manteca de want y ante!, homo parte de mi preparacién para un dia de andar solo por e! bosque. Viviamos en un pequeho pueblo a! horde de un gran Iago rodeado de tierra virget, y or pndre Yes habia enseéndo n sus Wjos pue eI bospue no entraiiaba ningun temor, so!o expectativa. —Ahora recuerda, h ijo —rue dijo con en acostumbrada tranqui!idad—, tienes e! Iago de! lado sur, el atTO]ItO Dewcast!e at este, !as viejas vias de! Jerrocarril a! oeste, y nue t‹a casa esté a! sur. A veces, tal vez te siestas perdido, pero estarés bien rnientras te mantengas dentro de esos Granites. Al bosque es tuyo, te to dio n uestro Creador, ve y dis Jruta !o. Lstaré ansioso por saber to que aprendiste hoy. Dt3diCo é5tC! libro a ese recuerdo de rn i podre, porque simbo !iza !as generaciones anteriores a mi, que también
Dise fio: Romina Genski llustraciones: Shutterstock Libro de edicion argentina IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina Primera edicion Primera reimpresion MMXIII — 13M Es propiedad. Copyright de la edici é n original en inglés © 2009 Review and Herald Publ. Assn. Todos los derechos reservados. © 2012 Asociaci én Casa Editora Sudamericana. La edici é n en castellano se publica con permiso de los due fi os del Copyright. Queda hecho el deposito que marca la ley 11.723. ISBN 978-987-567-961-0 e ' enneth C . Crawford I Dirigido por Jael Jerez. - 1 º ed. 1 ° reimp. - Florida : Asociacion Casa Osy la nuena ’ Editora Sudamericana, 2013. 62 p . ; il. ; 21 x 14 cm. Traducido por: Claudia Blath
ISBN 976-987-567-961-0 1. Literatura infantil y juvenil estadounidense. l . Jerez, Jael, dir. II. Blath, Claudia, trad. Ill. Titulo. CDD 813.928 2
Se termino de imprimir el 14 de junio de 2013 en talleres propios (Av. San Martin 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).
Prohibida la reproduccion total o parcial de esta publicaci é n (texto, imagenes y dise fi o), su manipulacion informatica y transmision ya sea electré nica, mecanica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.
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I breve verano alaskeno habia pasado, y el olor p enetrante del orono se sentia en el aire. Los majesruosos alerces, en los valles inferiores 5e habian vuelro de un dorado brilla n re; un llamarivo conrraste con el rojo intenso de las p raderas al p inas su periores. En las laderas inferiores, junto a un Iago rré mulo, los alamos maj esruosos retiraban la savia hacia sus ra!ces, en preparacion para un largo y frio inv ierno. Esra parre del interior de Alaska es un vasro terrirorio virgen, donde la p resen cia del hombre es ran rara que pasan las estaciones, y los animates v iv en y mueren por generaciones sin p resenciar ninguna huella humana ni el sonido de un hacha. En to alro de un acanrilado un aguila adulro se encaramaba cerca de su nido V6ciO. Hacia poco, un polluelo habia salido del cascaron de un huevo, en esre nido. El aguila miraba hacia su companera, que surcaba las corrientes de aire p or enCl lT\ a. P ronto p arririan en un lar-
go vi aje hac ! a ! a costa sudeste, y la c ria de b ia practical sus habi ! idades de vu e! o para fo rta !ecer sus alas. Pero e ! macho desca n saba, conte mp l a n do la tierra hacia abajo como un ley en su trono. Debajo del nu evo limite de Jas ni eves p erp eruas, l a5 J H term iH db !es l ad eras s e habian VUt3 lto C 8r m esi, po r las hoj as y los fr utos de los e!evados ar bustos de arandanos. Al gi ra r su cabeza regia, diviso e l
movimiento o ri du ! ante de un pe l aje castano, a la dista riCia. Osos pardos gigantes vagaban po r ! as ! aderas, despoj ando de sus frutos a los arbustos de zarzamo ras. Err la base de la montana, una eno rm e CO ! um ria de vapor subia del Iago Ku rupa, un remoto y estrecho espejo de agua de unos 36 ki l ometros de largo y 3,5 ki l ometros de ancho. El aire estaba mas trio que el agua, de modo que los lagos y los a rroyos continuarian evapo randose hasta congel arse. El agua del Iago era crista l ina, salvo por un l eve tinte verde en la zona al ta, donde un arroyo ancho desembocaba en el Iago, al imentado por u ri inmenso g ! aciar en ! a distancia. La o ri ll a no rte del Iago Ku rupa descendia suavemente hasta Jas amp ! ias p l ayas de gravi ! la, donde l o5 animates iban a beber. Pero, del otro lado, u o a eno rme mu ra!! a vertica! esca l aba la imponente Cadena Montanosa 8 roo l‹s donde ! as agui ! as tenian su nido. La mayo ria de estas pe ndientes de! sur estaban despoj adas de arbo l es po r ! as avaJ anchas primaveral es que baj aban dep risa por sus frentes Cada ano. Err e l extremo oeste, el Iago desembocaba en un rio ancho y lento. dna gran ! agu ri a Cerca del Iago tambi én desembocaba en el no; u ri a fami l ia de castores habia fabricado la l agu ria construyendo un eno ime dique a to ancho de un arroyito cerca del Iago. En ese dia en especial, los agudos ojos del agui la también captaron las consecuencias de una avalancha reciente de barro y rocas. Rocas tremendas, algunas mas grandes que una casa, yacian en mon tones formados at azar a to largo de la costa sur del Iago, como st una mano invisible las hubiese arrojado all i. Grandes masas de arboles arrancados de rafz estaban tendidos en el agua, desgarrados a to largo de la
montana por el movimiento repentino de !a tierra mojada. Y mas alla de !a marana de rocas y arbo !es caidos desparramados por el horde de la playa, e! agui la espiaba una pequena criatura que nadaba sofa en las aguas Claras del Iago.
arios meses antes, at una nutria de rio a sit companero, n eJ subacuatico debajo de b resa! ia en la laguna de ! os a la laguna bandadas de gansos y y chapoteaban, Kayla po r a rn pJi a r el antiguo tu ri eJ, mo una cu rva ascendente en mad riguera en st po r encima del baj o de la sup erfi cie de ! a tierra. l ba y venia po r el llevando barro y materia l es antennas trabajaba. dna vez que la mad riguera estuvo terminada, reCogio pasto y hojas suaves a to largo de la o ri lla, y las exten dio en e! piso de la mad riguera. Con el tiempo se secaran un poco, formando una cama suave y perfumando e! aide con eJ o lo r a moho del pasto en descomposici é› n. Kayla estaba preii ada, y como mad re p rimeriza estaba preocupada po r su mad riguera. Cuando la termino a su gusto, se acu rruco en la cama a esperar e! momento del nacimiento. A veces, se despertaba con el sonido de los ratones que correteaban po r sus tuneJes, q uitando !e peq uenos pedacitos de pasto de su cama, y l uego regresaban a construi r sus propios nidos. Durance la noche
huDo un gimoteo difere nte, y Kay ! a girc› ! a cabeza para ! am er a los dos cacho rros de nutria reci éo nacidos que estaban j unto a e!l a. I.as n utrias beb és se !l amd F1 Cfi8S O C8ChOfFOS, y son nde-
fensas a! nacer. Osy fue e! primogénito, y midio 3 2,5 centim etros desde la pu n ta de! hOC l CO FI PQFO h 8St3 éJ 8FF8FlQ Ut2 de ! a
COl a. Como primogén to, se ! o !! ama peFfo CaChorro. Su pe!aje era quis, y suave como la seda, muy parecido a u n “diente de !ec›”. TodOS Jos CaChO rrOs de nutria GdCen ci egos y sin di entes, y gim en como un bebito cuando ti enen hambre.
Tig fue e! 5egundo en nacer; era rnas peq u efio, pero igual de hambri ento. Kayla se pasaba la mayor parte de! ti empo acurrucada a!rededor de sus nuevas crias, a b n de que pudi eran hocicar en su suave pelaje para en contrar su fuente de !ech e y asi manten er e! ca! or. De tanto en tanto, c uando Osy y Tig estaban ! l enos de !e ch e y do r m ian conte ntos, Kayla s e i b 3 Si I lo5 8lTle n f£? para en cont ra r a l im e nto para e!! a. Era ma exp ert 3 C 8Za-
dora, y pod ia atrapa r ! as t ruchas ba rr igonas de la ! aguna. La mayo t parte de! ti empo l l evaba su comida hasta la orilla, lejos de la en r rada de su madriguera, y luego la devoraba rép idamente mientras p ermanecia parcialmen re en la laguna. Siem p re esraba aren ra a cual q uier sonido de peligro para sus peq uenue l os. Enronces, con su pan cira llena y con su reabastecimiento de leche, regresaba nada n do at tun el subterran eo y subia a la acogedo ra mad f ! gu ef d 6 é S LBf CO FI S HS C fl 6 S.
Osy y Tig ten ian a!rededor de un rues cuando sus ojos ce!esres b nal m ente se despegaron y pud !eron espia r a su mama y el n uevo mundo. A ! os dos meses, ! os cachorros estaban l istos para dejar la madriguera; pero, como todas
las crias de nutria, tenian miedo de mererse en el agua. Des p ués de trarar sin éxiro de persuadirlos a entrar en el agua, Kayla h nalmente cavo un hoyo hacia arriba a rravés del reCho de la madriguera y subio a sus bebés hasta tierra Orme. Lo habia p lanificado bien, y cuando saco a Osy y a Tig fuera de ! a madr!guera, habia un gran espacio cubierto de pasto donde el los podian jugar segu ros. Cuando en e! bosque se encuentra un J uga r espacJO5O COmo este, cast 5cgu ro que hay una madriguera de nutrias cerca. Los b ebé s de nut r ias c rece n con rapid éZ, / US éH CdG ta exp ! o rar el espacio fuera de ! a mad ri gu era. Al poco ti e mpo, cuando Osy y Tig eran bastante grandes para co rretear po r el pasto, aparecio otra nutria adulta. Era su padre, harga. S e hab ia ause ntado du rante el nacimi erito y mi entras las c rias eran muy peq ue nas, pe ro habia regresado para ayudar a c r iar a las dos nutr! as j ove n es. A! p r inc i pio !e ten ian mi edo, p ero rapidam e nte se gano su co rifl anza j uga n do con ell os fren te a la mad riguera. Yes char! aba y los perseguia, se dej aba atrapar y jugaban a ! a ! ucha. P ronto, ambos cacho rros to segu ian a todas pa rtes. A m ed i da que J os cacho rros madu taban, los !!evaba a exp ! o rar a ! o largo de la o r i J! a de ! a laguna, y hasta se aventu raban e ntre ! a ma!eza. H unca se quedaba con el! os en ! a madrigu era, sino que se qu edaba a do rm ir solo, en a ! gun ! uga r junto at ! ago. Cuando Osy y Tig fueron ! l evados po r primera vez Pasta ! a o ril l a de la ! aguna, no Yes gustaba e ! agua; ni siqui era ! os p eces ni J as otras cosas que Kay ! a y harga Yes trafa n para CO lTlér. So ! o Yes gustaba p res i ona r con sus patas e ! estomago suave y tibio de su mama y tomar ! a rica l ech e ca leri tita que Yes daba. Pero Kayla era paci en te, y cada
dia traia a l go interesante para ! os cacho rros, un p edazo de pescado m ed i o ma5tiCado o las sobras de un sapo, y con el ti e mpo adqui ri eron e l gusto po r los dé!l C l OSOS bocados. Pronto ! os h er manos se p eleaban en b roma, y desrrozaban los p edazos y se perseguian jugando at “no te acerques” con los pedacitos de came. Antes de no lT1 UCho, l!egaron a ama r e ! o J or del pescado o de cua lqui er ot ra cr atu ra pequ ena de ! a laguna. Pero, todavia te nian mi edo at agua, asi que Kayla y harga hacian que len tam ente los cacho rros de nutria se aCostUmb raran a la sensacion de trio. Cada uno de los padres p et mitia que un cacho rro se subi era sob re su ! omo, y l u ego to l levaba a nadar po r la ! aguna. Cuando C'l CaCho rro se se ntia comodo montado sob re el l omo de su progenitor, e ! adu l to sama de debajo del cachorro. Al comi e nzo, los cacho rros de nutria batian e l agua fre n éticam e nte para mante n erse a Pote, y ! a mama o e! papa vo lvian a pon erse deba] o, para sosten er! o5 y hacerlos se nti r segu ros. Las nutrias son padres d ed l Cados, que pacientemenre les ensenan a sus crias a nadar y a cazar para conseguir alimenro. Fron ro Osy y Tig fl otaban libremente, y ap rendieron 6 Cha porear p or si solos. Cuando pasaron los meses de verano, los cachorros se convirrieron en exitosos nadadores, y ahora les encantaba esrar en el agua mas que jugar en rierra Orme. LO cachorro5 a menudo jugaban cerca de la guarida, sobre una roCa proxima a la lagU D0, \ su acriv idad preferida era em p ujarse uno at otro at agua p rofunda. Cua n do Osy y Tig ten ian tres m eses, p esaban unos tres kilos. Una nurria adulra, en p romedio, p esa entre 26
si ete y once ki ! os. Es posib l e que en otros cinco o se is m eses las j ove n es nutt ias se cuiden solas, pero ! as fare i! ias de nutrias, po r to general, perman eCe n juntas Pasta el nacimi en to de una nueva camada, a J anO 5 iguiente. Las nutrias j oven es, gen era! m e nte, dej an e l hogar cuando ri e n e n entre doce y trece m eses. A m edida que pasaba e! verano, Kayla y harga sacaban a pasear a ! os cacho rros cada vez mas !ej os de su casa. A fines de agosto, cast cinco m eses después del nacirnlento de los cacho rros, harga dej o a la familia para pon erse a buscar un lugar donde pasar e l invi er no. Kayla decidio !!evar a los cacho rros en u n a excursion exp l o rado ra po r e ! Iago: fu e el primer v i aje i mpo r tante dt2 ! OS C 8ChO ffOS
lej os de ! a laguna donde naci eron. Era u n a caminata sin p risa, aun q ue emocionante para ! O5 ffes: exp l o raban arroyos, atrapaban truchas y j ugaban en gigantes ava ! a richas de l odo, en un campo de j uegos exteo so y si !v estre. Sir embargo, el vi aj e teoia un p roposito, puesto que Kyl a q u eria e nsena r a Osy y a Tig a pescar y a cuida rse so ! os. dna cali da noch e de verano, una b r isa fuerte e nc respaba las olas en ! a costa sur del ! ago. Osy y Tig j ugaban en el agua jun ro a una gran p i l a de rocas, luchando y persiguiéndose en rre 5l mienrra5 K6yla IOS Observaba desde una roca en la orilla. Los rres habian acabado con una comida dé ¶‹3SCado que ella habia arra pado, y los cacho rro5 jugaban desp reocu padamenre. Como pensaba que Tig to persegu ia, Osy se zambullo de cabeza en las aguas p rofundas lej os de la orilla rocosa, nadando cada vez mas p rofundo en el agua. De re p en re su mundo exp ! otc›. Unas enormes olas subaCU érlC6S hU P dieron a la pequena nurria en las frias y oscuras p rofundidades del Iago. Osy
IuChaba para nadar hasta la su perfi cie, mientras una ola tras otra to empujaba despiadadamente haCia el centro del Iago; todo su mundo habia cambiado. Fuerres lluvias habian Caido durante varios dias, ablan dando el terreno del lado de la montana. El viento habia iniciado una enorme avalancha de lodo y rocas, y las rocas enormes se des p rendian y se desp lomaban por la montana, esrrellandose contra el lugar donde Osy habia estado con su familia. Aun q ue chaporeaba en la su perficie, grandes olas de agua barrosa corrian por el Iago, aranandolo mientras se alejaba de la montana y del peligro que alli habia. Nadé hasta que quedé exhausto; y enronces descanso, confundido y desamparado, en la superfi cie picada del agua. Llamo a su mama y a su hermano, pero no hubo respuesta. Esraba perdido... y solo.
fete cn cE yara?r•
ra un raro y perfecto dia alaskeno, el aire esraba en calma y la su perficie del Iago resplandecia como un espejo. Ni una sofa onda rom pia la quietud de estas aguas general mente agitadas, y el cielo aziil y los arbo!es de la montana se reflejaban perfectamente en la superficie del Iago. Desde su posicion privilegiada por encima del Iago, la magnifica aguila vigilaba la costa sur, y esraba pendiente de las diminutas ondas formadas por las truchas en la superficie del Iago. Observd una onda en forma de V Cada vez mas amplia no lejos de la costa donde habia rocas esparcidas. Una criaturira nadaba lenramenre en la superflcie, dejando tras de si una esrela delarora. La onda desaparecia cuando el animaliro se zambullia debajo del agua; luego reaparecia cuando la criatura volvia a la su perficie y continuaba nadando lenramente a to largo de la orilla del agua. El aguila observaba fljamente, pero no se movia de su lugar. Si hubiese tenido hambre, se habria zambullido desde su p unral y habria sacado at animalito del agua por la fuerza. La ondulacion era Causada p or Osy. En silencio y muy deprisa, el bebé nurria se deslizaba por el agua tan suavemen re que casi no parecia que se estuviese moviendo. En tonces, p resionando sus patinas co rtas y reQo fdetas contra el CUerpo, el cacho rro se zambu !! o, reto rciendo el cuerpo po r el agua como ci na serpiente. Lina exp l o-
nal m en te, su panCita gruno n a to h zo regresar a la ! aguna. Para cuando 5alio de la mad riguera y nado hasta la superfl cie de ! a laguna, los débi !es rayos de! so! de !a primera manana ya habia n convertido t2J C ie! o en un viv do rosado. dna ga rza azu l y go rdinPona, parada en u ria pata en la parte playa, grazno en p rotesta cuando la casa pe! uda de
brillanre y esp eso pelaje exrerno. Las nu rrias rienen dos capas de pe!o; la C8Qa i ntern8 ésté compuesta de pe! o suave y !anudo, mi en tras que !a capa externa es de pe! o ! argo y éspero, que debe manten erse ! acio y limp o. EStd C8Qa ex-
terna protege la capa in terna de !a hum edad, y debe mante nerse ap ! astada contra el cuerpo cuando la nutria nada. La mama de Osy hab!a en5enado a sus h ijo5 8 lTl ari terier ! imp ia ! a capa externa, y Osy era minucioso en segui r su ejemp ! o
Fina l m ente, se d es ! izo de! tronco y nado de u n lado a! otro de la d ese mbocadu ra del no. Sali o a toda p r! sa hasf3 Id OF l !6 C Ll bi er ta de hi er ba, y carer no a t ravé s del pasto
a ! to Pasta una gran ! aguna no !ej os de! Iago. Se sum ergio en e l agua icanqui ! a y c! ara, para nadar en to hondo. I—labia grand es truchas O5CUfas que Fl3daban po r todas partes p eces que pod ian atraparse faci ! m e nte—; pero, aunque Osy renia mucha hambre, la p equena nurria iba en busca de su familia. En silenCio, satu a la su perfl cie y vol vic› a zambu l lirse, para exp l o rar !a parte socavada de !a marge n. Gi ro con una rapida torsion de ! a co ! a y se ti ro de cabeza en un agujero subacuatico ocu l to de la orilla. El turret hacia un reco do y cambiaba de di teccion, antes de formar u n a cu rva e ingresar en la latga y angosta entrada de ! a madrigcera familiar. Osy trepo po r ! a entrada acuosa hasta la oscu ridad, n egra como e ! carbon, de ! a amp !i a mad r! guera a !reada,
y de la leche de su reared. Llori q ueo de ansiedad, y luego cayo en un sueno inrermiten re cargado de ilusiones. Durance la noche, el hambre desperro at cachorro exhausto, pero era reacio a abandonar su cama calen ri ra. Fi -
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y dando ese peculiar silbidito gorjeador. A las nurrias les encanra Cazar, vivir y jugar juntas; hay pocas criaruras, aparre de ellas, que tengan un amor por la vida ran en tusiasra, y que hagan cosas solo por diversion. Desde el borde de la laguna, la busqueda de comida to ll evé› cada vez mas cerca del gran dique de los casto res, at final de la laguna. Al l evantar la vista, vio las diminutas patas pal meadas y los cuerpos regordetes de los pantos que fl otaban en ! a superfl cie, y las patas ! argui ruChas de la garza azu l que pescaba cerca de ! a orilla. M ientras nadaba en e l fondo de la laguna, e l agua se vo lvio tu rbia po r el barro que estaba agitando. De repente percibio u n una no Las nu a son n
cha n
c sa oc s, y s
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a do s na nda u a o da. n nu a adu a p udaunachadhasacnosd largo, moviéndose furti vamente hasra a 45 centimetros de la confi ada rrucha. Arq uea el lomo y lanza su CUerpo en direcci é n at pez, y se apodera de él mientras esre, sorprendido, rrara de alejarse nadando. Una nutria adulra rara vez falla, pero Osy todavia era un cachorro. Con un rep entino estallido de energia se lanzé tras la enorme rrucha. El gran pez se escabullo a gran velocidad, pero Osy iba rras ella; ran cerca que casi podia roCarle la cola con el hocico. Zigzagueando a través de la laguna, el pez rraro de eludir a la hambrienra nurria mienrras desesperadamente buscaba un refugio. LaS nutrias muChas veces rratan de atrapar truchas en un rincon donde los peces no pueden escapar, asi que Osy continué llevando a la trucha a to largo de la orilla. En pocos meses mls, hubiese podido atrapar a esre pez rapida y b
faci l mente, pero su madre todavia habia estado ensenando a sus cachorros a Cazar cuando oCUrFio la avalancha de !odo. Ella atrapaba un pez y ! o mordia ! o sub ci ente como para que perdiera vel ocidad, y asi sus CaChorros pudieran persegui r! o y atrapar! o. Esto mejoro sus habilidades de caza, mienrras ap rendian a sobrevivir por si solos. Finalmen re, el predador y la presa llegaron at fondo de la laguna donde habia una enorme casa de CaSrores. La gran casa de barro y troncos habia sido construida y mejorada por muchas generaciones de familias de castores. Los pa! os to rcidos que sobresal ian del barro a! azar forrn aban un escondi re natural para los peces. Con un gol pecito de cola, la trucha se zambull é en el laberinro, forzando las aleras para afuera a fin de derenerse rap idamenre. Osy aranaba los palos para llegar hasra el pez, pero este estaba a salvo, a pocos cen rimetros fuera de su alcance. Dio contra los palos p or un rato, tratando de enCon trar la forma de llegar a su comida a través de ellos, pero fi nalmenre se q uedo sin aire y nado hasra la su perfl cie para respirar. No solo estaba desanimado, sino rambién habia usado una enorme cantidad de energia en la persecucidn, debilitando aun mas su cuerpo. Alejandose lentamente, paso nadando fren re at dique de los casrores hacia el extremo poco profundo de la laguna. Si su madre hubiese esrado alli, él habria estado comiendo pescado fresco en ese momento. En lugar de eso, Osy exploro la cosra en busca de otra Cosa para comer. Atrapo a l gunas sanguijuel as y a l gunos gusanos mas y luego, exhausro, regreso a la madriguera. Al acercarse a la madriguera, percibio el Conocido olor de su familia y acelero el paso. Lloriqueando y llamando,
nadaba por el fondo de la laguna enturbiada. Habia salido de la enrrada del tunel segundos antes de que las enormes ramas surcaran el agua y se hincaran en el fondo blando y barroso; por poco quedaba a p lastado. Finalmente, subio a la superflcie para respirar en la seguridad del agua mas p rofunda, en el Cen rro de la laguna. Cuando observo por sobre la superficie picada, Ie perecio que su mundo se habia vuelto loco. Una terrible rormenta del norte estaba azotando la su perfi cie de la laguna y formaba olas, con cresta b ! anCa de espuma; pero ! a espuma era marron, po r el lodo revue! to del fondo de la laguna. /\/\ ientras nadaba lenramente en circulos rratando de orientarse, Osy vio banCOS de lodo exp uesros a to largo de la ori l! a de la !aguna mientras el agua fl uia. Las pequenas criaturas de la laguna nadaban apabu lladas a su alrededor, pero él estaba demasiado asustado COmo para atrapar a una de ellas y comérsela. Instintivamente, nadé hasta su madriguera para evaluar la escena. El enorme alamo que proregia su madriguera habia caido durante la tem pestad y habia abierto un enorme agujero en el dique de los castores. Ahora, la preciosa agua corria a rravés del hueco. Los paros, los cisnes, los gansos y hasta la garza azul habian abandonado la seguridad del Iago. Aturdido y confundido, se acerco nadando hasra donde habia estado el dique. Normalmente, Kayla y sus cachorros habrian permaneCido escondidos en la madriguera duran re las rormen ras peligrosas. Pero, cuando Osy se acerco at viejo arbol, de repente fue arrastrado por la poderosa corrienre de agua que salia a raudales por el Se vo lvio a zambu ll i r, tratando de volver nadando hasta el centro de la laguna. Pero la corrie nte era demasia-
debaj o de! agua. Osy forcejeé para liberarse, retorciendo todo su largo cuerpo hasta que h nalmenre se solto. Rebotando de rama en rama, rrato de atravesar el resro del barroso laberinto. Fero, sumergido y sinriéndose imporente para luchar contra la corriente, fue arrastrado rapidamente a rravés del enorme agujero, junto con las ramas quebradas y orros restos que saruraban el rio. Mientras la enfurecida corrienre desagotaba en el rio que fiuia desde el exrremo bajo del Iago, Osy nadaba inurilmente. La corriente rapida to alejo del torren re que todavia se p reci p i raba por el cen rro del dique hasta la expansié n del ancho rio, que fl uia rran q uilamenre. Alli, la Corriente to llevo lentamen re no abajo hasta que, fi nalmente, to deposito en un remolino sereno y p roregido de una zona estancada. /V\agullado y agotado, el cachorro de nutria fl otaba sobre su lomo en la su peFfl Cie silenciosa; COP su cuerpt?Cito maltrarado, con una neces idad im periosa
l osam ente at borde del rio, m ientras permitia que la suave COfriente to arrastrara. M antenia la cabeza baj o e! agua la mayor parte de! ti empo, aguardando peCéCi ros o cual qui er otra fue nte de comida que pudiera desCUb ri r. EA débil so l que Ie entibiaba el lomo era agradab l e, de modo que dejo que la corriente ! enta to Il evara cada vez mas l ejos rio abajo, a to largo de la ori !l a. De reperi te, po r encima se Ie apa recio una enorme sombra. Sob resal tado, y como percibiendo e l pellgro, l evanto la Cabeza para ol er el aire y ver si todo estaba bien. Err ese mom ento, u ri as garras fil osas Ie apunal aro ri el ! omo y q u edaron atrapadas en su came. Las poderosas alas del ave cayeron sobre am bos l ados de sU CUt2fQO, y Osy sintio que ! o l evantaban de! agua.
G ritando y reto rci éndose de susto y de dolor, se revo lvia, tratando de ti tarse at agua para escapar de ! as garras que to ten ian tan fu ertem ente agarrado. Las eno rmes a ! as de un agui ! a to sub ian aun cuando él fo rcej eaba para nadar y po nerse a sa!vo. Las en érgicas ga rras se cJava ro n en ski came mientras se retorcia desesperadamente po r u l tima vez y se zambu Jl ia en e! agua, arrastrando a ! a poderosa aguila con éJ . E! ave, tota l mente empapada, aho ra l uchaba por su vida. Y Osy sintio que Ie aPojaba sus garras cuando agito las alas, en un intento desesperado po r sal i r del agua. Trabados en u ri abrazo mortal, aguila y nutria de reperi te se dieron cuenta de que habian sido arrastrados at medio del rio. Al l i la corrie nte fuerte los estaba llevando rapidamente rio abajo. Con un gi ro desesperado del cuerpo y una gran bocanada de aire, Osy volvio a zambu!! i rse, arrastrando con él at ave empapada. Fina! mente se l ibro, y huyo rapida-
meo te, nadando con deSespé8Cion no abajo para escapar de la terrible bataIIa. Herido y asustado, inmediatamente tuvo que l uChar contra otra fuerza poderosa. Ml entras era barrido no abajo, oyo el estruendo enso rdecedor de los rapidos que veniam mas adel ante; pero estaba demasiado débil como para resisti r la co rriente. El rio enfu recido lanzo at cachorro de nutria po r un cation angosto, ll eno de rocas maci zas. AI dar vuel tas y vuel tas en eI agua sucia, Osy l uchaba para permanecer cerca de la superfl cie para poder respirar. El bramido enso rdecedo r del agua ahogaba todos los de mas sonidos, y la co rriente rapida to llevo a través de su l ocu ra hasta que, b na l mente, el rio se vo l vio mas ! ento y pudo fl otar en un espacio abierto. Le salia sangre de! lomo desga rrado y sus patas estaban demasiado dé biles para continual l uchando contra la co rrle n te, asi que dejo que el rio ! o l!evara donde fuere. E! pa ! ido so! de ! a primera manana se asomaba po r las montanas del este, y el rio crecido acarreo a Osy hasta un lugar desconocido. M i e ntras iba a ! a deriva sobre ! a sup erfl ci e sere na de un remanso, fue ll evado po r la corriente hasta una inmensa roca p l ana, debaj o de un terrap lé n que sob resa l ia. Sa l io de a llf abajo cansado, y se dejo caer sobre una piedra cubierta de a lgas. VenCido por el cansancio, perdio el sen tido de pe l igro, cerro los ojos y cayo en un 5ueno agitado. Du rmio de a ratos du ran te la noche, con el cuerpo adolorido y sus suenos llenos de amenazas. Finalmenre, se desperro cuando la luna ponienre enviaba sus brillan tes rayos, que rozaban el agua y se refl ejaban sobre la roca donde estaba acostado durmiendo. Con el cuerpo
entumecido y do lo rido, tratéi en vano de levanta rse y esti rarse. Pero, todavia exhausto, vo lvio a acostarse y se du rmio otra vez. Al b nal de la tarde, vo lvio a despe riarse, esta vez po r e! calo r del so l que Cara SOb re su pel aje apelmazado. Las moSCaS zumbaban alrededor de la san gre seca que cubria las heridas en su lomo, asi que se deslizé desde la roca hasta la corriente apacible. El agua fria reconforté sus musculos doloridos y to energizo. Al senrirse un poCO mejor, fl oté a to largo de la corriente mansa, y rapidamente enCon rré multitUdes de insectos
la madriguera, pero se acurruco to mas que pudo en un ri nCon, y se q Uédo dormido.
y sanguijuelas que eran barridos rio abajo por la inundacion. El caChorri ro, muerro de hambre, engullia rodo to
que podia a l canzar. Los dias siguien res fueron calidos y soleados, asi que Osy exploro el lugar y comi é de la abundance provision d‹3 COmida que fl otaba en el rio. Su cuerpo, que normal mente era agil, todavia esraba muy adolorido, y se Ie hacia dificil avanzar con rapidez o nadar a rodos lados, asi que permaneCia Cerca de la orilla en el agua rranquila, atento a cualquier cosa que pudiera lasrimarlo. Al cuarto dia después de haber sido llevado rio abajo por en rre los rapidos, se percaté de la entrada a una madriguera mientras nadaba lentamente a to largo de la orill 6 CUbierta de hierba. Estaba escondida en medio de algunos sauCes que sobresalian por encima de la orilla, y aunque capré el olor almizcleno de otro animal, su necesidad de refugio era tan fuerre que se lanzo bajo el agua y nado caurelosamente hasra el tunel. El largo tunel terminaba en una gran madriguera revesrida de correzas de arbol saCadas de los sauces, y el piso estaba CUbierto de pasto seco. ln ruyo que el otro animal estaba alli, en
'
Los Castores son nocturnos, to que signifi ca que generalmente duermen duranre el dia y esran mas acti vos de noche. Asi que, cuando Sage regreso a la madriguera at amanecer, Osy ya habia dormido y esraba listo para Comenzar su dia. La pequena nutria dedicé los dias siguien res a exp lorar a to largo de la cosra, y a enconrrar mas sanguijuelas y ranas para comer. Un dia frio y de viento fuerte, cuan do Osy estaba investigando la zona, se zambullo hasra el fondo para senrir la suave corrien re subterranea junto a las hendiduras de la orilla. Nadé rio abajo cada vez mas, hasra que el agua helada de repente se volvié ribia. Al salir a la su perficie, min a su alrededor y descubrié que habia un pequeno arroyiro que desembocaba en el rio. Basrante rfo arriba , habia aguas rermales que bullian de la tierra
y se elevaban grandes co l umnas de vapor, en forma de serpentlrias, en el aire helado. Cuando las aguas cal idas del manantial Cal iente se unian at rio, el agua Puia dentro de u ria ensenada rocosa y se bl traba, por eri tre las rocas, en la corriente. Osy subio a duras penas sobre las rocas y chapaleo en las Cal idas aguas terma !es del pequefl o estanq ue. El agua tibia era tan reConfo rtante para sus heridas que perman ecio mucho tiempo en ! a ensenada rocosa, hasta e! atardt3Ct2r. Entonces, cuando se des ! izo sobre e! borde para regresar a! rfo, diviso un enorme cardum en de truchas que se arremo l inaba en ! a ensenada rocosa. I.as truchas se j untaban agm a fin de esperar que ! os insectos y otros al imentos se b! traran po r entre las rocas hacia el rio. Con un gi ro de su co ! a, Osy se sum ergio para atrapar una de el ! as; pero todavia no ten ia sufi ci ente fu erza n i ve! ocidad
para atrapar esos peces gordos. Di3Cepcionado, volvi é nadando a su madriguera y subi é por la entrada. Sage habia dormido todo el dia, y cuando Osy la olfareé, se di3sperto y Ie grun é. FareCi6 COnten ra de que él hubiese regresado, pero p ron ro abandon é la cueva para pasar la noche busCando COmida para sus propias necesidades. Esto rapidamente se convirtio en una rutina diaria. Osy se despertaba cada manana at escuchar a Sage cuando entraba en la madriguera, y ella, generalmente, to aCariciaba con la nariz antes de echarse a dormir. A veces, si él se despertaba tem prano, esperaba que ella entrara an tes de salir de la madriguera. Los dos huerfanitos habian formado una amistad inverosimil, pero estrecha. Osy se pasaba casi rodos los dias en el manantial caliente, alimentandose junro a la orilla y rratando de hacer to mejor de su parte para atrapar las truchas veloces que frecuentaban la ensenada rocosa. Farecia intuir que el agua rermal ayudaba a sanar sus heridas. Fero, aunque el agua esraba sanando las heridas fisicas, no podia llegar hasra los anhelos mas inrimos de su corazon. Exrranaba a su madre y a su hermano; extranaba la compania de la familia. Instintivamenre, supo que debia comenzar su viaje de regreso; aunque el mismo insrinro Ie deCia que debia esperar hasra reCobrar fuerzas. No obstanre, los dias oronales se estaban volviendo cada vez mas frios, y cada vez mas COrtos, también. El sol, que se iba debilitando, habia perdido gran parte de su tibieza y estaba cada vez mas abajo en el horizon re meridional, cada dia que pasaba. El campo de nieve esti val y el agua de deshielo p roveniente del glacial que ali mentaba el Iago disminuyeron, y el nive l del agua del rio
comenzo a descended. La nieve fresca, provocada por el trio del invierno que se ap roximaba, cub ria las superfi cies sucias de ! as mo e tanas y los g! aCiares, cubi ertas de po lvo marron, como una man ra lim p ia y blanca. Las familiar de cisne5 habian esrado p racricando sus vuelos de formacion dia tras dia, y sus llamados de aliento a los cisnes jovenes resonaban desde las colinas; en tonces, un dia partieron. Era como si el Creador hubiese dado una senal oculta a todos los cisnes simultaneamen re. En una fanfarria bulliciosa de llamado5 Sonoros y alas que se agitaban, despegaron del rio y se alejaron volando hasta algun diB Srino que solo ellos COnoCen. Focos dias después, los paros comenzaron a llegar del norre, de la tundra artica. El rio, el hogar veraniego de un sinnumero d‹3 aves exériCas hasra hacia poco, se con virrié en el lugar de descanso de miles mas, que migraban hacia el sur. Los zarapi ros playeros y los cho rl itos do rados acud ian a! rio,
y los aguj as colipintas se deten lan para un u l timo descanso antes de su viaj e sin paradas de doce mi! ki ! om etros, desde el a rtico hasta las costas de Nueva Zelanda. Una manana, cuando Osy satu de la madriguera, Sage estaba ocupada p reparando una provision de comida baj o e ! agua para cuando el rio se congel ara. El industrioso castor habia arrastrado ramas de alamo hasta e! agua, y las estaba enterrando en e l barro del fondo. E! p roximo verano ella trata ria de extender un dique desde la orilla, para apuntaJa r el agua que avanzaba Jentam ente. Osy se estaba sintiendo lTl UCho m ejor po r aho ra, y se Fabia despertado con ganas de j ugar, as que se zambullo en el agua poco p rofunda y nado de baj o de! agua hasta donde estaba Sage. A las nutrias les encanta jugar a
cia ade! ante y 5e lanzo at agua para ponerse a salvo, y a J mismo ti empo trato de dar un co letazo sobre e l agua. Pero, at l evantar su potente cola, Osy vo l o po r el aire po r sobre la cabeza de ella, y chapoteo en el agua frente a e!l a j usto cuando e !! a se sum ergio. Sage choco de cabeza contra él, po r supuesto, y to dejo sin aide. En su p ri 5d, el casto rcito nunca se detuvo para ver qu ién era su ataCan te: so ! o nado con todas sus fu erzas hasta la parte mas p rofunda del rio. Cuando por fin Osy reCU Qero el al iento, min at otro lado del rio, so ! o para ver que Sage to mi raba echando fuego por los ojos, como si dijera: “¿Qué clase de truco tonto fue ese? ;Casi me sal go de mi p ropia pie! de! susto que me pegaste!”.
to mi entras el pescado r experto tomo una trucha go rda y se vo lvio a deslizar hasta la superb cie. Sin pensarl o, Osy se lanzo detras de él y apretujo la pa ri za go rda del pato con e! hocl co j usto cuando este ll egaba a la superficie. So rp rendido, el pato sal io dispa rando del agua como coh ete, p erdi endo el control de la truCha. Osy se apod ero de ! a trucha y desCe ndio rapidamente a ! as p rofundidades de! rio. Nadando to mas rapido posib le, avanzo a to largo de la o ril la hasta una roCa p l ana y, en tonces, e m erg ! o. Con ci erta di fl cu ! tad, saco a rrastrando su comida robada y com e nzo a despedaza rl a con satisfaccion. La serreta dejo escapar un graznido malt umo rado, y volvio a pescar para su nidada. Pronto, el hielo invernal se espeso j unto a las marge nes del rio, y el ll amado inquietante de los gansos canadierises que migraban resonaba a través del agua. Los gansos llegaron para descansar después de que los cisnes se marcharon, y a veces sus si l uetas pod ian verse a la l uz de la Juna, mientras flotaban con toda seguridad en el agua, lej os de la orilla. Cada manana la familia de serretas emprendia vuel o, despegando desde e! no para Racer ! argas expedi ciones alrededor de la cadena montanosa, y ademas fortalecer ! as a! as de los pichones. Los co ! imbos alzaban vue! o hacia ! ugares desconoci dos de! sur. She embargo, Osy todavia se quedaba rern oja n dose en ! a piscina terma l, y recuperaba fuerzas. Cada dia, pasaba varias ho ras inmerso en e! agua ca !ie nte, y aunque e ! aide estaba fresco y Crispado con las p rimeras rafagas del trio de! invierno, sentia que su cuerpo se estaba sanando. Sin embargo, a b n de sobrevivir at invi erno, tenia que estar sufi cientemeri te fuerte para atrapar pe-
ces. Todos los dras, se desl izaba por la ensenada rocosa y trataba de atrapar alguna trucha escurridiza que merodeaba alrededor de !a desembocadu ra del agua temp l ada. Un dia, persiguiendo sin rregua a uno de los peces gordin fl ones, dio un viraje haCia un lado, a tiem po para atraparlo. Todos los dias, después de esro, se las arreglaba para arrapar at menos un pez; ahora p odria sobrevivir el invi erno po r su cuenta. Sage estaba bastante contenta con su nuevo hogar, y se mantenia ocupada at preparar un deposito de comida para el invierno ta!ando vari os alamos. Los arboles caidos atraj eron !a atencion de un enorme al ce adu l to, que decidio estab! ecerse en !a despensa natura! de Sage. Era temporada de apareamiento, y e! al ce pasaba mucho tiempo revol can dose en las ramas de los arboles caidos para l impiar y fortalecer sus enormes astas, en preparacion para la batal la. De noche, sus bramidos resonaban a través del valle, y su habito de pisotear con fuerza sobre la madriguera hacian que Sage y Osy se pusieran nerviosos. El gran al ce parecia tener real genio, y a veces tanto la nutria como el castor mi raban con ,in q ui etud desde ! a seguridad de! agua, mientras el alce desmantelaba arbo l es eno rmes y los hacia pedazos. Esta simu l acion de l ucha ayudaba at alce a evaluar la fortal eza y la extension de sus cuernos, y ie daba pract ca para las proximas batal! as po r una hembra. A medida que pasaban los dras, Sage se po riia Cada vez mas nerviosa, porq ue e! alce habia del imitado su territo rio j usto en e! Centro de su al ameda. dna noChe, el ! a y Osy estaban en el no observando a su veci ri o, apareri temerite en l oquecido,. en u ri o de sus destrozos. Osy nado con cautel a a to largo de la orilla del rio, pero Sage, ansiosa por
ponerse a trabajar, satu de! agua a rastras y se fue hasta el grupo de arboles donde habia estado trabajando. II a!ce rodavfa esraba dan dO pisorones en la arboleda, y ella no querfa desencaden ar uno de sus arrebaros de real genio. Bordeando el R io del Claro para permanecer alejada del alCe, se acerco en puntillas hasta un alamo en el que habia estado trabajando durante varias noches, se afi rmé con su cola fuerte y plana y comenzo a roer la base. I—Iabia roldo la ma or arre del r FO Flco d uranre las noches en que el alce no estaba, ¿ eJ arbol estaba cast Jisto para caerse. Su plan era derribar eI arbol en eJ agua y luego usarlo para sostener las orras ramas debajo del agua, y asi tener comida du ran te el invierno. I ncre!b dad de inruir coin O Caen un arbol y djusrar la direccién de la caida con sus dienres. lv\ ienrras Osy nadaba cerca de la orilla para o bservar, YOU que la p resen Cia de Sage parecia hacer enojar a! alce. Sin embar eso, y termino su trabajo de mo‹d 15 Q Uea r ei tronco del arbol. Cuand o el inmenso a rbol crujio, el alce, enojado, pensd escuchar a un alce rival que enrraba en territoFiO. EA SU furia, el alce atacd at castorcito cuando el arbol Comenzo a incl ina rse en di reccion at agua. Sa e retr OCt2dio del arbol para ver céimo cara, y estaba en el cla ro cuando eJ aJce la ataco. EJ dJCé 5e enSObre sus patas traseras, dejandose caer sobre sus patas dela ri teras y enterrando Jas pezu fias; pero Sage salio como dis parada justo a tiempo. El volvié a embesti r con pegadas a la cabeza y e! pelo de punta en la parte del cogote. Justo cuando paiecia que no habia escapatoria para su tuna, eJ alamo 5e vino abajo. Las ramas
del arbol atraparon las astas maCizas del alCe y to arrojaron at piso, retorciéndole iBl CUello para un lado e inmovilizandolo en el piso del claro. El confundido alce se quedo allf, ti rado, por un momento y luego comenzo a sacudirse para todos lados desesperadamente, en un intento por salir de debajo del arbol. Sage paso cerca del alce para ponerse a salvo en el rio y pegé con fuerza con su cola contra el agua at zambullirse. El alce, fi nalmente, se libro del enredo de las ramas y procedid a desahogar su rabia contra el arbol. Rapidamente, peld las ramas con sus astas y luego las pisoreo con fuerza contra el piso, mientras busCaba a la criatura que ie habia acarreado tan ra miseria. Se volvi é a parar sobre sus paras traseras y gol peé el suelo con sus pezunas delanreras, pero el suelo Cédi é y las patas se abrieron paso hasra la madriguera de Sage y Osy. Sus patas se hundieron en la tierra hasta las rodillas, to que to hizo enojar au mas. En apenas unos segundos, el enérgico alce desrruyo el hogar de ellos y traro de salir del agujero que habia hecho en la rierra. Finalmente, se liberd y satu a las esram p idas, lleno de furia.
grandes co pos de nieve, suaves y esponjosos, que se arremolinaban y g›raban en ei vienro. Pronro la rierra se cubrio con un b lanco man to de ni eve. Osy nu n ca antes habia visro nieve, asi que lentamenre nado no arriba y luego dio No q ueria dejar esre lugar familiar, pero el Ilamado del hogar era tan fuerte que, fl nalmenre, nado no arriba dejando arras la madriguera que habia compartido con Sage. Al seguir la curva d i3I FIO, ¶ FObO el agua en no enconrro nada. Hasta recordaba esta parre del rio porque habia quedado muy lasrimado el dfa que foe barrido po r ! O5 f8pidos; pero el instinto ! o an ! maba a segu r sl emp re adel ante. Mayo la noche, pero sigui é nadando hasta que la corrien re se hlZO d élT\9SIadO fuerté. Ahora, el rio parecia
haberse VU €'!LO €'D SU CO D tra, y aunque su cuer p ecito no podla comp etir con ei to rren te de agua de !O5 fB p i dos, IUC b O Conr ra la corrienre h 65r6 que quedo exhausro. Al
encontrar u n terra p l é n con hierba, la pequena nutria, m tle fta d C' Ca H 5 8 nc i o, saJ O d C'J 8gL13 Qa ra d e5cansa r. O J-
fateé en la nieve, hasra § U i3 deSCubri o un hueco debajo de un arbusro de aliso colgante, se merio debajo y se durmio. Cuando fi nalmenre débilmenre a rravés de la nieve, que rodavia segu ia « nemolinandose mientras Osy se desp erLaba y se esriraba I en Lamenre. Se q uedc› q uieto p or largo riem p o, conrem p ! ando el agua que cada 5obfe las rocas. Parecla extender que no p odria vainer a n«d«F €'D CO NLFa de su fuerza implacable, asi que q uedc› alli adonde esraba, es perando y
descansando. Fi nalm ente, decidio continual su viaje, asi que dejo su ! ugar de desCanso y correteo a ! o larQo de ! a margen emp nada y cub ierta de nieve. L8 5iguio to mejor que pUdo, ttatando de perman ecer ! o sub ci entemente cerca como para oir e! bramido del agua. Corri endo a grandes zancadas con sus partas cortas y anchas, viajo po r varias horas antes de !legar a un bosqueci l! o de a! amos de Virginia y descended por una co ! i ria empinada hasta uri banco de grava en e! rio. Aqui, la inundacion habia dejado u na serie de charcas, donde los pececi ll os recorrian el agua clara a gran velocidad. Sal io disparado tras ellos, y atrapo subcientes para deterred los grunidos de su estomago vacio. to obstante, no se quedo por mucho tiempo, porque era vulnerable a !os p redadores cuando no permanecia en el agua. E! so l po n i ente, palido, detras de las distastes montanas del sur, proyectaba déb iles rayo5 de ! uz delante de ! a pequena nutria mi eritras co ri tinuaba co rri eri do a to largo de !a margen del no. Por fin, exhausto, Se 8Cu rruco debajo de ! a raiz de un gran arbo! y se quedo conte mplando este extrano mundo n evado. Luego, cerro los ojos y se quedo do rm ido. A! gun tie mpo después, se desperto po r e ! sonido de un animal que rota algo. Pe nsando en su am lga, Sage, escucho en silencio. Por el rabi ! lo del ojo, v ! o a un gran con ej o que p e! aba la co rteza de ! as raices del ar bo! baj o el cual él se escondia. El p elaje del conejo renia manchas marron es y blancas po rq u e estaba cambiando de color: de! marron de! verano at blanco del i rivi er no. El co nej o pa recia d3r5e cu enta de ! a p resencia de Osy, aunque ie p resto poCa ate ncion. Pero actuaba como n ervioso, y
cada pocos minutos, se erguia y go ! peaba los pies contra un exrrano olor a h umed»d, que se hacia cada vez ITi aS fuerte. El conejo rambié n to non, y CO lTlt2 GZO 3 QO lQea r, hlstérlco, ! as patas rrase ras. De la oscu -
ridad, apareCio un gran carcayu gloton. Los carcayues son primos de las nutrias, d é tamano ma5 grande; pero son animates malos, que maran y comen casi de rodo. Hasra los osos ¶brdOS i3Vi ran a los carcayues adultos. Este carcayu en particular habia estado sigu ien do el con sci agudo St2o tido del o ! fato, y ahora acerco a so presa. Como no q ueria ser el bocadi llo nocturno del carcayu, el con ejo sa !i o a JO5 Sa l tos como una fl echa de abajo de las raices con ejos pueden dejar arras a la rn ayo ‹›a de los p redadoYes, pero solo po r un co rto periodo. EI ca rcayu conej o por un tato, y ! u ego perdio el interés. Regreso rran q ci i ! am ente hasta el arbol, y enronces se deruvo menre para olfarear el rerreno. Corrio a roda p rlsa hasta eJ rastro de Osy Pasta el arbol. habia q uedado ¶‹Brfectamen re quieto hasra en tonces, €'5Qerando no ser descubierto; pero cuando a!canzo a percibi r de nuevo e! fuerte o ! o r de! carcayé, supo que esLaba en peligro. El ca rcayu todavia sentia hambre, j ren ia in renciones de que Osy fue5e Su proxlm a comida. /V\ i en una flecha de debajo del arbol, y co rrio po r su vida. Los carcay6es no ven bien, pero esre divisd a la nutria que huia y co rrio tras eIJa.
A! mi rar por encima de! homb ro, Osy vio que los di en tes b l ancos del carcayu rel ucian m ientras to persegu ia. El carcayu era grande y fuerte, y mucho mas rap ido que e! cacho rro de nutria, y rapidamente ! a d istancia entre el ! os se iba aco rtando. Osy esquivaba arbol es y evadia arbustos m ientras co rria, pero el carcayu estaba empenado en atrapa r esta comida. F— inal mente, sin al i e nto y sin poder continual mas con esta carrera loCa, Osy diviso j usto adel ante una co l ina empinada cubi erta de hi erba y de una trna capa de nieve. Desesperado, se a rrojo de panza como po r un tobogan por el borde de la co l ina, con !as garras escondidas para poder des!izarse mas rapido. E! Carcayu co rria tras él, pero no pudo continual cuando Osy descendio por ! a col ina como un rayo. Osy rio tenia idea de donde terminaria la colina, porq ue la ni eve se pu lv erizaba en sus ojos mi entras se des! izaba. Solo sabia que debia escapa r. El carcayu se abrio paso tras él, sigu iendo la ondu ! acion del sendero en la ni eve. Perdi o de vista a Osy po r u n instance, pero continuo baj ando a zancadas la ab rupta inc! inacion, tras la nutria que hu ia. Al pie de ! a colina habia un re manso barroso formado po r ! as inundaCion es. Se habia formado una de lgada capa de b i el o j unto a ! a o ri !l a y se exte ndia po r va r ios metros sobre el agua. O5y i ba ran rapido cuando l!ego a! pie dt2 !8 COli n a que paso como un si l bido po r e l hielo, y se sumergio en e l agua helada. El carcayu se estrel l o contra e ! hi el o, pero su cuerpo, mas pesado, paso at otro lado y com enzo a move rse agitadam ente para todos lados, buscando desesperadam ente a su presa. Era un nadador excelen te y, b na! mente, zanj o e! resto del hi elo hasta e ! lugar donde Osy habia desapa reci do. lado en circu l os,
esperando que su presa saliera a la su perfl cie. Fero, Osy sabia que no debfa salir de inmediaro. Nado bajo el agua, pegado at fondo, hasra que sus pulmones estuvieron a punto de exp lotar. En un terrap lén donde circulaba agua y no habia hielo en la orilla, con cautela sacé el hociCo a la superflcie para tomar aire y volvié a zambullirse. Los latidos de su corazoncito disminuyeron... Se hundié en el fondo y esperd. /V\ojado y enojado, el carcayu chaporeé en el rio un largo rato, antes de que b na! mente volviera a subi rse at hielo y hciyera en busca de otra pre5a.
po una, la Comi é Con deleite y luego volvio a la ribera.
La experiencia Ie habia ensenado a permanecer alejado del agua torrentosa hasta haber pasado los rapidos, y el instinto ie decla en q ué diF‹3cCion viajar, para llegar a Casa. El vien ro fi nalmente se calmo, y solo algunos co pos de nieve se amontonaban perezosamenre en el aire gél ido. Bien en to also, la luna proyecraba sombras a to ancho del terreno blanCo y nevado. Osy corria en paralelo con el estruendo de los rapidos, tratando de permanecer to mas cerca posible de! agua. to Ie impo rtaba dej ar un
rastro sinuoso en la nieve, que cualq uier predador podna segui r: so l amente continuo su viaje de regreso. Co rrfa ho ra tras ho ra, y a veces hasta resbal aba por el terreno barroso. Cierta vez, cayo en un extrafi o pantano lleno de h i erba, llamado tu rbera, y solo logro salir mitad nadando y mitad co rriendo. Sin parar corrio du rante la noche, hasta que el monotono aman ecer proyectaba grises rayos de l uz congel ados a través de los arbo les casi sin frutos. No pudo encontrar u ri lugar para esconderse y descansar, as l que siguio adel ante hasta que por u l timo pudo ver la l uz tenue del no a la distanCia. Las nutria5 Se 5ienten mas a gusto en eJ agua que en tierra flrme. Tienen tendencia a correr Con una joroba en el lomo, y se cansan rn uy rapido, po r sus patas cortas. Osy estaba comp ! etamente agotado, pero impu ! sado po r el miedo a to desconoCido so ! o pensaba en !! egar a la seguridad y la comodidad de! agua tran q ui la. El so l b ri llaba débi ! mente sobre él para cuando fl nal m ente se zambullo en e! no, a una distancia segu ra mas a!! a de los rapidos. Al Potar sobre e! a ! mohadon suave y del icado del agua, Osy dejo que su cansado cuerpo se re! ajara. Au
no esraba a salvo, pero se sentia aliviado de estar orra vez en el agua. Una vez mas el hambre to im p ulsé a buscar comida, pero no se encontraba ningun pez. Exp loré el borde del rio y comio rodas las criaturi ras que pudo encon rrar. /V\ ientras divagaba, encontré refugio debajo de una roca baja que sobresalia, asi que se acurruco alli, abajo, y durmio el resto del dia. Los colores vividos del hermoso atardeCer alaskeno perduraban en el horizonte cuando, fi nalmente, se aven turo a salir de debajo de la roca y nado a to largo de la orilla, en direccion at Iago. Fronto llego hasta la desem bocadura del arroyo que desaguaba en el rio desde el dique de los casrores, y to sigui é todo el tiempo hasra donde habia verrido sus aguas a rravés del enorme agujero en el dique de los casrores. El enorme alamo de Virginia todavia esraba arravesado de un lado at otro en la aberrura irregular, y las ramas sobre el agua ondulaban con la brisa. Usando el arbol caido COmo un ancla sé lida, la familia de castores habia construido un nuevo dique, mas fuerte. Esre nuevo dique habia elevado el nivel del agua de la laguna a una altura mayor de la que tenia originalmenre; pero a Osy no Ie impo rto: estaba contento de vo l ver a ver su antiguo hogar. Corriendo a toda p risa a to largo del dique, se deslizo en la laguna. ; Era maravilloso estar de v uelta en su lagu na! /V\ uy feliz exploro la orilla, y encontro una vieja madriguera almiZClera abandonada, junto a la orilla. Agorado po r e! largo viaj e, se arrastro para e n trar, se acu rruco y cayo en un sueno p rofundo; aunque e l olor de las a l mizc !eras todavia era muy fuerte.
A ! a manana siguiente, se habia formado u ri a Capa de hielo en e l borde de la laguna. Cada manana, la capa de hielo se extendia un poco mas lejos de la ribera, reduciendo e! area de agua abierta en el centro. A Osy no ie importo, y continuo descarisando y pesca ri do en las p rofundidades de la !aguna. Tenia mas edad; era mas fuerte y mas sabio que cuando habia sido arrastrado an teriormente, du rante e! otono. Estaba contento de pasar el invierno aqui. Pero, esto demostraba su fal ta de exp erie ri cia, po rque no se dio cuenta de que no pod ria ab ri r un agujero en el hielo para e n trar y sa! i r del agua. Las nutrias, general meri te, se reu ri en en u ri arroyo torrentoso du rante el i rivierri o, para tener aguas abiertas donde atrapar peces. Osy se quedo all i, descansando y pescando, por varios d fas mas; pero, estaba en gran peligro. La temperatu ra continuaba decayendo, y el trio glacial de! invierno p ronto co rigel a ria la laguna y la cerraria como una trampa. A medida que el invierno desCend fa sobre la laguna, las voces del pantano se si l enciaban, y las ranas se enterraban en el barro para invernar. Un trio dia, a Osy ie dieron ganas de exp l o rar el viejo tronCo donde su familia habia pasado tanto tiempo junta. Al salir de la madriguera de las ratas almizcleras, pan n é y se deslizé a rravés de la orilla congelada, y se escurri é a través del rreCho de rierra que separaba la laguna del Iago. Fatinando a rravés del tramo final del hielo de la orilla, se zambull é en el agua fria y clara del Iago, y nadé hasta el lugar donde el inmenso tronco del arbol muerto todavia sobresalia en la su perfl cie del agua. Corrid depri sa hasta el final del arbol, y se acosté. El calor del palido sol acariciaba su pelaje mojado, y se quedo dormido.
Cuando despertd, ‹3 l Cielo era de un color carmesi profundo, pero palido. /V\as alia de las montanas hacia el sudoéste, el sol poniente proyeCtaba suaves rayos de luz a rravés del Iago en Calma. Era una hermosa vista. Fero, Ie trajo marcados recuerdos del primer dia en que habia llegado aqui solo. Su corazoncito estaba embargado de una gran anoranza por su familia, y de com panerismo. Habia esrado sobreviviendo en solitario por casi dos meses. Mienrras estaba alli, aCostado en el exrremo del rronco, con remplando a través de las aguas tranquilas, de repente levanro la cabeza y se quedo observando algo en el Iago, con un interés cada vez mayor. Una ondira en forma de V avanzaba en diri3CCi én a él desde la desembocadura del Iago, bordeando el hielo a to largo de la orilla. La onda desaparecid por un momenro, y volvio a aparecer un poco mas cerca. Osy observé arenramenre, mienrras la criarura que causaba la onda, lentamente, se acercaba cada vez mas. De re pente Osy se lanzé de un salto del viejo rronco, corri é por el hielo y se sumergio en el agua helada. En vez de alejarse nadando para esca par de la criatura que venia hacia él, se zambull é en to profundo y nadd en dlFi3Ccidn hacia ella. /V\ irandola desde abajo, pudo ver Claramen re la forma que estaba encima de él. La Criatu ra se sumergid de re p ente y fue direcramente haCia él; en vez de salir dis parando, Osy Continué nadando en direcci é n hacia ella. Cuando se encon rraron, trabaron sus patas delanteras y juntos giraron en remolinos bajo el agua, en un espiral apretado. Su danza exuberance formaba esp uma en el agua en circulos concénrricos cuando, fi nalmente, irrumpieron en la superfi cie.
La otra criarura era una $rande y hermosa nutria adu !ta. Era Karga, su padre, que habia venido a Casa a pasar el invierno Con su familia. Osy esraba a salvo y su viaje, largo y peligroso, habia terminado. Los ultimos rayos del sol, a penas p ercepribles, brillaban sobre el Iago mientras dos ondas en forma de V avanzaban len ramente junto a la orilla. Dos nutrias, padre e hijo, se dirigian hacia el esre a to largo de la orilla, en direccion a la cabecera del Iago en busca del resro d t? 5U pequena familia, Con la esp eranza de rener una es p léndi da reuni é n con la madre y el hermano mellizo.
ra u n raro y p erfec ro dia alaskeno, e ! aire estaba en ca ! ma y la suD er-
espejo. Pero Osy, u n bebé oe nutria
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con el rio agi tado y oesDordado, lucha con un Aguila h 6fTl DFien ra y se hace
amigo de un castor llamado Sage; y, at mismo tiem po, a p rende a sobrevivir en la naruraleza alaskena. Ken Crawforo se cri o en una fa-
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