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ei permaneció a mi lado todo el día, tal y como me había dicho. Llamó a su madre y sin grandes rodeos le dijo que me acompañaría al hospital. «Afortunadamente solo ha sido un nuevo apósito y nada de puntos» comentó sentándose en la mesa frente a mí. «No es nada» me rocé la frente con los dedos «El hematoma se reabsorberá pronto y además el corte ya no se ve» concluí feliz por tenerla delante. «De todas maneras, nos has preocupado» intervino en ese momento mi madre poniendo delante té y galletas. «No es mi culpa» resoplé. «Siempre has sido imprudente desde pequeña» insistió ella. «¡Eso no es verdad! Siempre he sido algo… vivaz. Solo eso» Rei rió , después me dirigió una tierna mirada. «De acuerdo, muchachita vivaz» exclamó mi madre «¿Qué te parece si esta noche comemos todas juntas? Tu padre como de costumbre saldrá con sus amigos» se encogió de hombros. «Me parece una idea genial» asintió Rei con una extraña sonrisa. La miré atentamente: como de costumbre no dejaba ver ninguna particular emoción, pero estaba segura de que tenía algo en mente… «¿No quieres decirme qué tienes intención de hacer?» le pregunté, sentándome junto a ella en el banco del jardín. El sol estival de media tarde nos acariciaba el rostro. «¿Quieres estropearte la sorpresa?» rió. «Te lo estás tomando muy a la ligera» le reclamé «No estoy convencida de que nuestras madres comprendan la situación» «Puede ser, pero tengo intención de luchar» cambió su expresión y sus ojos adquirieron una enorme profundidad «No retrocederé» «Tampoco yo» me acerqué a ella «Estoy feliz de que estés aquí» dije en un suspiro. «¡Qué escenita romántica!» exclamó una vocecita sarcástica, haciéndome sobresaltar. «Fujiwara-san…» se puso seria Rei al ver a Misato al otro lado de la cancela de casa con una terrible expresión dibujada en el rostro. 344
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«He venido a ver cómo estabas, Miyuki, pero quizás hubiera sido mejor llamarte» me lanzó una mirada atravesada. «Gracias por la visita» me dirigí hacia ella, seguida de cerca por Rei «Me he hecho todos los controles esta mañana. Los doctores han confirmado que no es nada grave» respondí fingiendo que no pasaba nada. «Me alegro» dijo ella con una comedida sonrisa. «Por favor, entra» le abrí la cancela «Te ofrezco algo de beber» «No, gracias» me miró primero a mí y después a Rei «Así que, ¿las cosas están así?» preguntó sin rodeos. «Te lo dije» le respondí sintiéndome atrapada «Tú me gustas mucho, pero…» «Estás enamorada de ella» terminó la frase girándose hacia Rei «Y…¿qué piensa Asakawa?» se le acercó amenazadora. «Cálmate, te lo ruego» me interpuse. «También yo la quiero» se le enfrentó en ese momento Rei, poniéndose a mi lado con elegancia. «Pero, ¿de verdad?» le burló, cruzando los brazos Misato. «Sí, es así, aunque no me creas, aunque no tengas un resquicio de respeto hacia mí» «Absolutamente. Sabes qué pienso de ti, no merece la pena que añada nada más» Rei se quedó en silencio. «De todas maneras, si Miyuki te ha elegido a ti, espero que sepas cómo merecértela» concluyó mientras nos lanzaba una ultima torva mirada. Hizo amago de marcharse, pero yo la bloqueé. «Por favor, no quiero que se acabe de este modo…» la agarré por un brazo. «Necesito tiempo» dijo con una sonrisa triste «Te deseo lo mejor» concluyó con voz temblorosa, después se alejó sin darse la vuelta. Miré a Misato marcharse mientras en mi pecho se insinuaba un sutil dolor: lo que me había dado había sido bello e importante, nunca lo olvidaría. Quizás, un día, podríamos volver a tener una buena relación. Lo esperaba con todo mi corazón. 346
Rei comprendió perfectamente mi estado de ánimo. Me atrajo hacia ella dulcemente y me consoló. «Coraje…todo se arreglará» me dio un beso en la cabeza «El día es aún largo, ¿lo sabes, verdad?» «Sí, tienes razón» me armé de valor. La muchacha que amaba tenía toda la razón: la prueba más dura y pesada aún tenía que comenzar… *** Aquella noche preparamos una pequeña cena deliciosa. Rei me echó una mano en la cocina, mientras mi madre se ocupaba del postre. Para la ocasión hizo una tarta de nata y fresas. A pesar de todo, era evidente que echaba de menos a Ritsuko. «¡Han tocado, voy yo!» corrió hacia la entrada traicionando su excitación. Rei y yo intercambiamos una rápida mirada. «Ven aquí» me aferró la cintura atrayéndome hacia ella «Necesito un empujoncito de aliento» «Todo irá bien» le di un suave beso en los labios «Ahora estamos juntas» «Tienes razón» inspiró profundamente y finalmente sonrió. Ritsuko y mi madre entraron con una expresión feliz y relajada dibujada en el rostro. «Miyuki-chan» vino hacia mí la madre de Rei «¿Cómo estás?» preguntó aprensiva inclinándose hacia mi herida. «Oh, no es nada. Pasará pronto» retrocedí. «Ciertas cosas no deberían pasar en el instituto» frunció el ceño «Podrías haberte hecho daño de verdad. Pero, ¿qué les enseñan a los jóvenes? ¡Es inaceptable!» exclamó resentida. «No es nada grave, relájate» intervino mi madre intentando tranquilizarla. «No deberías tomártelo tan a la ligera. Yo podría una denuncia» «¡Exagerada!» desdramatizó mi madre mientras ponía los platos en la mesa. «Estoy segura de que aquella chica ya ha pagado por lo que ha hecho, ¿no es así?» preguntó dirigiéndose a mí. 347
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«Bueno, sí…ha sido descalificada y, a pesar de esto, ganamos el partido» Ritsuko no parecía haberse quedado muy satisfecha con la respuesta, pero dejó de lado el discurso. Comenzamos a comer y la noche pasó de forma agradable, sin embargo Rei y yo estábamos nerviosas, indecisas sobre cuándo y cómo entablar la conversación sobre nosotras. Sin embargo, cuando llegó el postre, mi móvil comenzó a sonar y tuve que ausentarme un momento para responder. «Hola Yukino-chan» me encerré en el saloncito adyacente a la cocina. «¿Cómo estás?» «Mucho mejor, créeme. Sabes que tengo la cabeza dura» reí. «Menos mal» comentó con voz extraña. «Hey, ¿qué sucede?» «Bueno… te llamo también por otra cosa» titubeó. «Dime ya» me preocupé. «Pues… hoy por la tarde estaba yendo a tu casa, pero durante el trayecto me crucé con Fujiwara… estaba llorando» hizo una pausa «Cuando me vio, intentó recomponerse, pero…se derrumbó de nuevo, así que la llevé al parque. Hice que se desahogara, después tomamos algo en el bar» «¿Ahora está mejor?» «No lo sé. La llamaré más tarde. Miyuki-chan…¿estás realmente segura de la elección que has hecho?» «Sí. Rei y yo hemos aclarada las cosas» «Oh, pues si es así…» dijo con cierta desilusión. «Yukino-chan, Misato es una espléndida persona, se merece a alguien que la ame totalmente» «Eso lo sé, sin embargo…» tomó aire «Siento verla así, es un tomento» «No creas que para mí ha sido fácil» me sentí culpable «De todas maneras, ha sido una suerte que os encontrarais» «Una pena que no sea yo la persona por la que quiere ser consolada» replicó. «No digas eso. Si se ha desahogado contigo, significa que te considera una verdadera amiga y eso es importante» «Si lo miras por ese lado, tienes razón» pareció tranquilizarse. 349
«Gracias, Yukino-chan» «¿Por qué cosa me das las gracias?» «Eres única» le dije sincera. Cuando colgué, estaba mucho más serena. Saber que Misato podía contar con Yukino me hacía sentir, de algún modo, menos culpable por lo que había pasado. «Perdonad la espera» volví a entrar en la cocina donde la atmosfera se había hecho pesada «¿Qué ocurre?» pregunté volviéndome a sentar al lado de Rei. «Te estábamos esperando para el postre» me lanzó una torva mirada Ritsuko «Y también para saber qué estáis tramando tú y mi hija. Solo me ha dicho que teníais que hablarnos de una cosa importante» «¿Miyuki?» continuó mi madre preocupada. Rei me apretó la mano y tomó la palabra. «Muyki y yo nos hemos enamorado» Mi corazón dio un salto. Me giré un momento hacia ella, fascinada por su penetrante y segura mirada, aunque tenía que estar enfrentándose a mis mismos temores y su mano temblase. «¿Lo estás diciendo en serio?» me miró incrédula mi madre mientras Ritsuko se había quedado en silencio mirando a su hija. «Sí, es la verdad» admití sosteniendo la mirada de ambas. «¡Esto es una estupidez!» soltó la madre de Rei «¿Qué es esto? ¿Una pique hacia mí y tu padre?» «En absoluto» la miró su hija sin dejarse atemorizar. «¡No es posible!» se alteró Ritsuko «¡Es una equivocación!» nos hirió. «¿Precisamente tú te permites decir eso?» rebatió Rei alterándose. «¡Soy tu madre! ¿Quién más debería ponerte al corriente de la estupidez que estás haciendo?» «Sería una estupidez continuar imitándote y destruirme con relaciones débiles y sin amor» escupió Rei con desprecio «¡Sé lo que sientes… la verdad es que me tienes envidia, porque tengo el valor que a ti te faltó para ser feliz con Eriko-san!» le escupió como un río desbocado. Ritsuko se levantó y le asestó a Rei una bofetada, haciéndome saltar enseguida. 350
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«¡Basta!» me metí en medio de ellas, dispuesta a defender a mi novia. Mi madre hizo lo mismo agarrando a Ritsuko por los hombros. «¿Te he hecho más daño yo, verdad?» sonrió de manera siniestra Rei mientras de su labio corría ya un hilillo de sangre. «¡Estúpida! Solo me das pena» dijo en un suspiro Ritsuko «Sufrirás tanto que habrán días en que rezarás para que pronto llegue el final» soltó dejándonos a todas turbadas, después esquivó a mi madre y sus ojos adquirieron un matiz brillante e impaciente. Rei se quedó paralizada de pie a mi lado. «Quizás es mejor que ahora os marchéis a tu cuarto» me alentó mi madre intentando tomar las riendas de la situación. «¡No! Tengo algo que preguntarte, Miyuki» se recobró Ritsuko, mirándome amenazadoramente «¿Harás como ella?» señaló con la mirada a mi madre «¿Dejarás caer a mi hija en un agujero sin fondo?» «Haré exactamente lo contrario» me puse frente a aquella mujer desesperada, comprendiendo finalmente sus sentimientos. «¿Incluso cuando desees hijos?» «Cuando llegue el momento, los tendremos juntas» intenté tranquilizarla, mientras la máscara de Ritsuko se resquebrajaba definitivamente ante los ojos de todas nosotras. «¿Por qué has dejado a tu novia?» «Porque, aunque Misato es una persona maravillosa, estoy enamorada de tu hija y, cuando se ama de esta manera, no hay atajos o vías de huida. Tú lo sabes bien» Ritsuko pareció tocada con mis palabras. Su rostro se relajó y en ese momento le dirigió una mirada cómplice a Rei que comprendí al vuelo. La agarré de la mano y subimos a la habitación, dejando, finalmente, a nuestras madres solas para que, de una vez por todas, aclarasen las cosas. *** «¿Te duele?» taponé el labio de Rei con un poco de algodón impregnado en desinfectante. 352
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«Un poco» apretó los ojos «Nunca me había levantado la mano. Me ha sorprendido» «Esa bofetada no era para ti» le dije acariciándole los cabellos. «Lo sé» tomó aire «¿Qué ha pasado de verdad?» «Creo que entre ellas hay demasiados malentendidos y, al final, las cosas se han precipitado» sentí que me invadía la tristeza «No es culpa solo de tu madre, también la mía ha hecho de las suyas para arruinar las cosas, créeme» intenté tranquilizarla. «Si no te hubiera hablado con sinceridad… quizás también nos habría pasado a nosotras» se entristeció Rei. «Lo hemos superado» le agarré la cara ente mis manos «Y quizás, antes o después… ellas también lo logren» la atraje hacia mí con delicadeza. Rei se aferró a mí como una niña pequeña y nos quedamos así hasta que se hizo bastante de noche, cuando Ritsuko vino a decirle que se iban a casa. Nos despedimos sin realmente quererlo, sabiendo, sin embargo, que al día siguiente nos veríamos en clase. «¿Cómo estás?» se me acercó mi madre tras haber cerrado la puerta de la entrada. «Trastornada…¿y tú?» la escruté intentando comprender cómo se sentía. «Turbada» se pasó una mano por los cabellos «¿Te apetece un té de medianoche?» Nos sentamos a la mesa donde pocas horas antes había saltado todo por los aires y finalmente también nosotras aclaramos las cosas. «Ha sido un shock» dijo mi madre «Ritsuko lo había comprendido rápidamente, pero yo…pensaba que de verdad estabas interesada en tu senpai» me miró con reproche «Deberías haberme avisado» «Rei y yo teníamos primero que resolver algunas cosas» «Comprendo, pero…» «¿Qué ha pasado con Ritsuko?» la interrumpí, devolviéndole la pregunta. «Nosotras…no logramos ir más allá de las elecciones que hicimos en el pasado» bajó la mirada, sufriendo «Quizás…no somos lo bastante fuertes» murmuró con voz quebrada. 354
«¿Te has arrepentido?» «No me arrepiento de haberte tenido a ti» alzó la mirada, cruzándose con la mía. «Mamá… basta con escapar» «Tienes razón… Tú y Rei-chan nos habéis dado una bella lección» suspiró ruidosamente. «¿Qué pensáis hacer ahora?» «No lo sé» giró la taza humeante entre las manos. «No podéis continuar así» «No, tienes perfectamente razón» concluyó desviando la mirada, perdida en su mundo. *** Desde aquella noche las cosas cambiaron radicalmente. Nuestra relación fue, de cierta manera, aceptada por ambas familias. Por muy increíble que pudiera parecer, el padre de Rei fue el que menos se entrometió de todos en el asunto. A pesar de la aparente rigidez, el señor Asakawa adoraba a su hija y nunca habría querido su infelicidad. Lo mismo pasó con mi padre. Probablemente ambos estaban convencidos de que nuestra historia era una fase de paso, o un capricho, pero ciertamente en aquel momento las atenciones de ambos, más que en nosotras, estaban dirigidas a las otras dos mujeres de la familia. Mi madre y Ritsuko dejaron por enésima vez de verse. Rei y yo asistimos a su desgarradora caída: una, cada vez más delgada y depresiva; la otra distraída e incapaz de trabajar incluso en la cosas más sencillas. Fue terrible verlas desaparecer poco a poco, un día de finales de verano, Rei me reveló algo increíble e inesperado. Nos habíamos refugiado, como de costumbre, en el tejado del instituto y mi novia estaba super excitada contándome el pequeño secreto. «¿Tu madre ha comprado dos billetes para París?» me sobresalté. «Sí. Tiene intención de pedirle a Eriko-san que se vaya con ella el próximo fin de semana» 355
«¡Esta sí que es una noticia impactante!» «¿Sabes? Desde que nos enfrentamos aquella noche, mi madre y yo hemos comenzado a hablar» me miró con dulzura «Todo es mérito tuyo» «Eso no es verdad» le tomé una mano entre las mías. «¿Crees que tu madre aceptará?» preguntó insegura. «Espero que sí… no aguanto verla así» suspiré «La otra noche la escuché discutir con mi padre, ya es una situación que no tiene salida» «¿Cómo lo llevas?» Rei me miró preocupada. «Lo he aceptado. Es decir, mi padre siempre ha tenido amantes y escapaditas, pero esta parece ser algo más serio. Y desde que hemos llegado aquí se comporta de una manera extraña, quizás ya había otra y… mi madre siempre ha estado enamorada de tu madre… en fin, es inútil que continúen haciéndose daño de ese modo, ¿no crees?» «Sí, tienes toda la razón» se me acercó «Pero ahora basta de hablar de nuestros padres, ¿de acuerdo?» «Ok, entonces… ¿qué te parece que hablemos de las próximas vacaciones?» exclamé. Rei me besó de sorpresa los labios y el corazón se me subió inmediatamente a la garganta: aquella sensación nunca cambiaría, era consciente de eso. «¡Basta de hablar!» me empujó hacia atrás, haciendo que mi espalda chocara con el pavimento. Me dejé ir y en un momento me vi envuelta con su perfume: mis ojos se llenaron de ella. «¿Nos saltamos la próxima clase?» jadeé sintiendo sus manos insinuarse bajo la falda de pliegues. «¿Te apetece?» preguntó con voz seductora. «Sí…» suspiré sobre sus labios antes de conducir mis manos también yo bajo su uniforme. «No es justo, he empezado yo» intentó revelarse Rei continuando con las caricias. «¿Hay algún problema si lo hacemos juntas?» la atraje hacia mí. «No, claro que no» finalmente se rindió a mis caricias. 356
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«Miyuki… te lo ruego…» gimió despacio provocándome otra violenta sacudida que recorrió todo mi cuerpo. Contuve la respiración. Me gustaba cuando Rei repetía mi nombre, cuando sus labios se entrecerraban por el placer, cuando sus cabellos caían sobre mi rostro mientras me hacía suya. Era una sensación tan fuerte, tan llena de pasión, o tan dulce y tierna, profunda como el azul de sus ojos. «Te quiero…» susurré sobre su boca. Rei arqueó la espalda sobre mí gimiendo más fuerte, yo la seguí en su éxtasis, después recaí a su lado, vencida por el placer. «Nunca olvidaré esta terraza» me sonrió aún jadeante. «Ni yo» le acaricié una mejilla. El cielo sobre nuestras cabezas era de un azul intenso y por un momento me sentí capturada por aquellas nubes blancas que parecían suaves como nata montada. «Esta tarde haré un sabroso dulce y mañana te lo traeré. Así lo comeremos juntas en el almuerzo, ¿te apetece?» «Sí, como de costumbre, tienes grandes ideas» ronroneó Rei apretándose contra mi pecho «Uno de sus fabulosos dulces de crema de naranja. Ya se me hace la boca agua» inspiró profundamente «Soy tan afortunada por haberme enamorado de una gran cocinera como tú. Serás una esposa maravillosa» «¿Me estás pidiendo veladamente que nos casemos?» reí. «No era un pedido velado, era explícito» me besó, embistiéndome con sus maravillosos ojos, después nuestros párpados se hicieron pesados y, sin darnos cuenta, acabamos por quedarnos dormidas una en los brazos de la otra. *** En esa época, Rei y yo teníamos poco más de diecisiete años. Después de todo lo que habíamos pasado, nada nos asustaba ya. Estábamos listas para desafiar a cualquiera que se entrometiese entre nosotras. Los años de instituto son descritos por todo el mundo como un paréntesis rosa, una 359
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ventana hacia el prado lozano de la adolescencia. El tiempo nos cambiaría, nos haría comprender cuán pesado sería enfrentar el ingreso en la sociedad y las responsabilidades que planearían en el futuro sobre nuestra relación… ¿Cuántas veces hemos escuchado repetir esa cantinela aburrida? «Miyuki, ¿qué estás haciendo aún con ese cuaderno?» Mi bolígrafo se detiene, levanto la mirada hacia mi madre que se estaba acercando jadeante. Cierro mi viejo diario y voy hacia ella. «¡Aquí están, han llegado!» dice impaciente y su rostro se ilumina mientras corre a abrir la puerta de la pastelería. Yo la observo divertida. Ya han pasado diez años desde que terminé el instituto y efectivamente las cosas han cambiado mucho. «¡Abuelita!» la voz de Hikari e Hana irrumpen en la estancia. Los clientes se giran hacia mis dos ángeles. Me acerco y tras mi madre, es mi turno de abrazarlas. «Entonces, ¿os ha ido bien en la escuela?» me inclino hacia ellas. Hikari me enseña el dibujo de una bella casa en medio del verde que recuerda mucho a la nuestra, mientras Hana me recita la poesía que ha aprendido hace poco. Las escucho y las estrecho contra mí hasta que escucho el timbre de la puerta sonar de nuevo. «Perdona el retraso, pero he pillado mucho tráfico» veo una figura acercase a contraluz. De repente, su perfume dulce me envuelve, su persuasiva voz me habla, nuestras miradas se cruzan y mi corazón se salta un latido como siempre hace desde que la conozco. «Tengo el coche aquí delante, subo las maletas y nos vamos enseguida, ¿de acuerdo?» «Claro» me acerco a ella y le doy un beso en los labios, ignorando a la gente que nos rodea. «Hey, ¿qué te pasa?» me sonríe Rei mientras sus mejillas se sonrojan. «Te he echado de menos» «Yo también» se acerca lo bastante como para hacerme subir la sangre a la cabeza, con su traje chaqueta azul oscuro tan sexy. «En fin, vosotras dos, ¡todos esos melindres delante de las niñas!» se metió en medio Ritsuko, aparecida quién sabe de dónde «¡Venga, marchaos!» 361
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Rei y yo reímos. Nuestras niñas están acostumbradas, saben que sus mamás se aman y que son felices, pero repetírselo cada vez a mi suegra es cansino, así que decido no replicar. «Volvemos a finales de la semana, pero por si cualquier cosa…» «¡Tenemos vuestros números de teléfono, lo sabemos!» Ritsuko interrumpe a Rei y yo sonrío. Es hermoso que las cosas se hayan arreglado de esta manera: nuestras madres que se soportan mientras yo saco adelante la pastelería y mi dulce mitad, el empresa de la familia… es una maravillosa mujer de negocios. Pero ahora es tarde. Rei me mira impaciente. Un último abrazo a nuestras hijas y nos metemos en el coche. Mi amada mete la marcha y sale conduciendo nuestro 4x4. «Creía que estas vacaciones no llegarían nunca» suspira apretándome la mano, llevándosela a los labios. «Ha sido un año de bastante trabajo, con Hana y Hikari además comenzando la escuela» tomo aire «Necesitamos de verdad una pausa y un poco de tiempo para nosotras. Sin embargo, podrías haberte cambiado…» reí al verla conduciendo aún con sus zapatos de tacón «Queda mucho camino, ¿quieres que conduzca yo?» «No, relájate todo lo que puedas, tesoro… Cuando lleguemos a nuestro sitio mágico, necesitaras tus energías» me lanza una mirada maliciosa, la misma que me hizo enamorarme de ella tantos años atrás. «Oh, no veo la hora. Siempre que vamos al spa es una aventura» me acerco rozándole la oreja con los labios. El rostro de Rei se inflama y sin añadir nada más para el coche en un sitio apartado, tomándose su pequeña venganza: me besa atrayéndome hacia ella con ardor, insinuando sus dedos alargados entre mis cabellos, apretándome delicadamente tras la nuca. Mi corazón y mi cuerpo se encienden, todo lo que nos rodea desaparece de golpe y sé ya que aquella noche no habrá ni tiempo para comer.
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Orange Cream
escrito por Scarlett Bell con los dibujos de Aeryn Sun *** Traducción: Natalia Trujillo Rodríguez www.fanfiction.net/u/5685127/franchiulla ***
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