OMI - 1.13 Cartilla Estudiante
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PRIMEROS AUXILIOS BÁSICOS Curso Modelo OMI 1.13
Guía para desarrollar el Curso Técnicas de Supervivencia Personal de acuerdo con los parámetros de la Organización Marítima Internacional – OMI. 1
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Primeros auxilios Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier. Frecuentemente y en cualquiera de las actividades de la vida diaria nos exponemos a condiciones inseguras, que pueden acarrearnos accidentes de gravedad impredecible. La asistencia médica en tales situaciones, por más que queramos, no siempre es lograda dentro de los términos de tiempo que requiere la gravedad de la situación, por lo que se ha concientizado la necesidad de difundir el conocimiento básico de la medicina de emergencia al público, que permita implementar medidas salvadoras de urgencia, determinantes para salvar la vida de las víctimas. Cada vez son más frecuentes los casos en los que la aplicación de técnicas de primeros auxilios, han logrado salvar víctimas, así como disminuir el número de muertes o lesionados. Incluso, el conocimiento de la técnica no sólo sirve para ayudar a los demás, sino que el principal beneficiado es quien la conoce, pues tiene conciencia de la seguridad, por lo que es menos propenso a lesionarse. Podemos definirlos como la asistencia prestada de modo inmediato por personal médico o no a un accidentado, lesionado o enfermo, con el propósito de estabilizar, atenuar, aliviar y/o mejorar al afectado, hasta tanto se pueda contar con asistencia médica definitiva. Al mismo tiempo, se tiene el efecto favorable que experimenta la víctima al percibir que está siendo auxiliada. Objetivos Cuando se imparten primeros auxilios a una víctima, los objetivos que debemos lograr son: Reconocer la gravedad de la (s) lesión (es) y sus complicaciones. Impedir lesiones adicionales mediante medidas adecuadas. Suprimir los estados amenazantes de la vida agudos, tales como hemorragia, asfixia, paro cardíaco y/o respiratorio y shock. Calmar el dolor. Prevenir infecciones con la desinfección pertinente de las heridas. Proporcionar la mayor comodidad posible a la (s) víctimas (s). Transportar adecuada y oportunamente a la (s) víctimas (s) hasta donde pueda recibir la debida atención médica (sólo cuando exista peligro de que ocurran nuevas lesiones si permanece donde está). La persona que prodigue los primeros auxilios deberá enfrentarse con toda la situación: lesiones y víctimas. Debe controlarse y tratar de calmar a los que se encuentren a su alrededor, evitando aglomeraciones de gente a su alrededor. Deberá tener conciencia de lo que se debe o no hacer, evitará manipular demasiado las partes lesionadas y limitará sus esfuerzos a lo necesario, ya que al hacer esfuerzos sobrehumanos se tienden a cometer mayores errores. Plan general de actuación: Mantenga acostada a la víctima, con la cabeza al mismo nivel del cuerpo; trate de tranquilizarla y libérela de todo aquello que pueda causarle incomodidad: corbata, correa, faja, etc. Observe las reacciones de la víctima y préstele atención a lo que refiere acerca del suceso y sus lesiones. Examine a la víctima detalladamente a fin de localizar las lesiones: Cerciórese de la ubicación de las lesiones o si presenta síntomas de shock. Si observa hemorragia, descubra la fuente de la misma.
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Inicie RCP si es necesario y contenga la hemorragia (si la hay). Si se requiere movilizar a la víctima, hágalo cuidadosamente sólo cuando exista peligro de que ocurran nuevas lesiones si permanece donde está. Si la víctima está inconsciente y la exploración inicial no indica un estado amenazante, colóquela en posición lateral, a fin de evitar la aspiración en caso de vómito o de hemorragia en nariz o boca. Retire también las prótesis dentales móviles. Actúe con prontitud aunque sin precipitaciones. Decida lo que hará y hágalo. Solicite ayuda especializada, bien la presencia de un médico y/o una ambulancia. Una vez recibida la ayuda, informe las características del accidente y los auxilios practicados. Nunca debe: Suministrar líquidos por la boca a una víctima inconsciente. Intentar reanimar a una víctima inconsciente con sacudidas bruscas. Levantar por la cintura a una persona accidentada. Mostrarse comunicativo con los curiosos acerca de las lesiones que usted haya observado. Permitir a la víctima ver sus lesiones o percatarse de la gravedad de su estado. Última actualización: Enero 24, 2003 BIBLIOGRAFÍA: • González Cisneros, José: Medicina de emergencia pre hospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974.
Qué hacer en caso de emergencia Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier Una emergencia es una situación imprevista que puede afectar a una o más personas y causar un daño. Puede ocurrir en la vida diaria o durante un desastre o catástrofe. La clave para minimizar el daño que puede causar una emergencia es estar preparado para enfrentarla, saber cómo actuar y conservar ante todo, la calma. Si bien las sociedades modernas se han organizado para enfrentar las emergencias a través de cuerpos especializados como Bomberos, Defensa Civil, Grupos de rescate, etc. tanto a través de la prevención como de la acción, la mayor parte de las veces podemos ser nosotros mismos quienes nos veamos obligados a hacer frente a la situación, mientras llega la ayuda; de la forma que actuemos en esos primeros momentos puede depender, incluso, la vida o la muerte. Específicamente, una emergencia médica es cualquier situación que se presenta en forma imprevista y súbita, que de una u otra forma pone en peligro la vida del hombre y requiere atención médica inmediata. ¿Qué es un desastre? Un desastre es un acontecimiento repentino en el cual una sociedad o comunidad, sobrelleva severos peligros e incurre en tal pérdida de sus miembros, que interrumpe el normal desenvolvimiento de la población, física o emocionalmente. Un desastre puede ocurrirle a un grupo pequeño a una comunidad, a una nación o al mundo entero. Los desastres difieren en muchos aspectos tales como en el grado de su posibilidad de ser pronosticado o no, en su probabilidad y en su modo de control, en la naturaleza de su origen, en su rapidez de sucesión (instantáneos
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y progresivos) en su objetivo (enfocados, difundidos) y en sus acciones destructivas sobre personas y objetos materiales. En general los desastres se pueden agrupar en Naturales y Artificiales: Desastres Naturales: Huracanes, tornados, tormentas. Inundaciones. Derrumbes o deslizamientos. Terremotos, erupciones volcánicas. Maremotos. Sequías y Olas de Calor. Desastres Artificiales: Incendios. Explosiones. Acciones vandálicas y delictivas (Terrorismo, Saqueos). Accidentes Aéreos. Contaminación tóxica. Sin embargo, muchas emergencias, sin llegar a ser catalogadas como desastre, pueden afectar de manera terrible y severa nuestras vidas, que también debemos estar preparados para enfrentarlas: Accidentes en el hogar. Accidentes de tránsito. Accidentes laborales. Accidentes vacacionales. Normas básicas de conducta frente a una emergencia: Evitar el pánico. Actuar con rapidez y aplicar las medidas pertinentes según sea el caso. Solicitar ayuda a otras personas. Si las condiciones lo permiten, alejar a las personas afectadas de la causa del daño o emergencia. Recuerde que un herido de gravedad debe ser movilizado sólo por personal capacitado para ello. Administrar los primeros auxilios de ser necesario. Se debe dar aviso al organismo que tenga la función de atender la situación, con la mayor urgencia, por cualquier medio posible, llamando o enviando a alguien en solicitud de ayuda. Se debe especificar el lugar donde está ocurriendo la emergencia, dar la descripción de lo que ocurre, el número de las personas afectadas, la gravedad de la situación, etc. Mientras llega la ayuda especializada, no debe poner su vida o la de los demás en peligro, haciendo más de
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lo que puede o sabe. Si se tiene el conocimiento y se dispone de los equipos adecuados, junto a las otras personas presentes durante la emergencia, se debe enfrentar la situación y poner a salvo a las personas que lo necesiten. Niveles de atención de las emergencias médicas. La atención de las emergencias médicas puede ser extra hospitalaria e intrahospitalaria. La primera es la que se da en el lugar del accidente o catástrofe, así como durante el traslado del o de los pacientes al centro asistencial, por personal médico o paramédico. La atención extra hospitalaria, también llamada pre hospitalaria, se puede realizar en 3 niveles que son: Primer nivel: Se realiza en el propio lugar de los acontecimientos, así como durante el traslado al centro asistencial, por personal paramédico, técnicos en medicina de emergencia y/o enfermeras profesionales, asistidos por un médico a través de un sistema de comunicación. Segundo nivel: La atención es practicada por un médico general con adiestramiento en las diferencias disciplinas de la emergencia, con equipos y materiales adecuados. Tercer nivel: La atención es practicada en el lugar del suceso por un médico especialista con los equipos de soporte de vida adecuados. Última actualización: Enero 23, 2003 BIBLIOGRAFÍA: • González Cisneros, José: Medicina de emergencia pre hospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • ¿Que hacer en caso de una Emergencia?: http://www.bomberoscaracas.gov.ve/emergencia.html • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974. •
Reanimación Cardio -‐ Pulmonar Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquine.
Miles de personas mueren anualmente en todo el mundo por enfermedades cardiovasculares, muchas de ellas antes de que puedan llegar a un centro hospitalario. Gran parte de esas muertes pueden prevenirse con la aplicación de las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP). El concepto de reanimación o resucitación cardiopulmonar engloba una serie de medidas terapéuticas, orientadas a reconocer prontamente y prevenir situaciones de paro cardio-‐respiratorio o si éste ya se ha presentado, a mantener externamente la circulación y la respiración de la víctima. Comprenderemos por medidas básicas de RCP, al conjunto de maniobras encaminadas a mantener una vía aérea permeable, así como un soporte respiratorio y circulatorio adecuado, sin el uso de ningún equipo especial, adicional al entrenamiento del rescatador. Si bien una gran parte de las situaciones de paro cardíaco son causadas por cardiopatía isquémica (infarto agudo del miocardio), también pueden ser producto de otras causas tales como: Crisis asmáticas severas, accidentes por inmersión, electrocución, intoxicación con drogas, traumatismos, entre los más frecuentes. La sobrevida de estos pacientes es escasa y su muerte ocurre antes de ingresar a un centro hospitalario, a menos que: • •
El evento sea presenciado por alguien con entrenamiento en RCP. Las maniobras se inicien en los primeros 4 minutos del paro.
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Se cuente con medidas avanzadas para mantener una oxigenación adecuada antes de haber transcurrido 10 minutos del evento.
De esta manera, la aplicación correcta de las medidas de RCP en el momento oportuno, tenderá a impedir que se produzcan lesiones orgánicas irreversibles en las víctimas, capaces incluso de llevarlas a la muerte. La correcta aplicación de las maniobras pudiera mantener con vida al afectado hasta por una hora, aunque la probabilidad de éxito disminuye progresivamente, reduciéndose sustancialmente luego de la primera ½ hora. Los accidentes por inmersión en agua fría, así como por intoxicación por algunas drogas narcóticas o sedantes pudieran ser excepciones a lo mencionado anteriormente. Es importante destacar que tiene sentido la ejecución de estas maniobras, en la medida que pudiera lograrse el restablecimiento de las funciones vitales del afectado, siempre y cuando la situación de paro no sea por un proceso incurable. Por todo esto, las medidas básicas de RCP deben ser del conocimiento y dominio de la población general, a la que está orientado este trabajo. EL ABC DE LA REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR. PROCEDIMIENTO PARA LA RCP EN ADULTOS. Última actualización: Abril 16, 2001 BIBLIOGRAFÍA: • López Nouel, Roberto: Medidas básicas de reanimación cardio-‐pulmonar. Centro Médico Docente La Trinidad. Fondo Editorial Interfundaciones. • Tintinalli, Judith: Emergency Medicine. A Comprehensive Study Guide. Mc.Graw Hill. Fourth edition. International edition. 1996. • González Cisneros, José: Medicina de emergencia pre hospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1990. • Netter, Frank: Colección Ciba de ilustraciones médicas. Tomo V. Corazón. Salvat. 1983. • CPR IN THREE SIMPLE STEPS: http://depts.washington.edu/learncpr/quickcpr.html
Contusiones. Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier. Contusión (del lat. contusio, -‐onis): Lesión traumática producida en los tejidos vivos por el choque violento con un cuerpo obtuso, por lo regular sin perdida de continuidad en la piel (contusión simple) o con ella, (herida por contusión). Puede también ocultar lesiones internas. Pueden ser clasificadas en: Contusión simple: es su mínima expresión y sólo se observa un enrojecimiento de la piel, sin otras complicaciones, como consecuencia del traumatismo: una bofetada. Primer grado: Se caracteriza por equimosis (del gr. ekchýmosis), por extravasación de la sangre en el interior de la dermis, debido a la rotura de pequeños vasos por el traumatismo. Segundo grado: Se caracteriza por la presencia de hematoma (del gr. hemato; de haíma, -‐atos, sangre y el suf. -‐oma, tumor): la sangre, extravasada en mayor cantidad, se acumula en el tejido celular subcutáneo (chichón). Herida por contusión.
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Primeros auxilios en caso de contusiones: Aplicar frío local mediante compresas de agua fría o hielo (envuelto en un paño). No pincharlos. Evaluación médica. Última actualización: Abril 16, 2001 BIBLIOGRAFÍA: • DE GOWIN: Examen y diagnóstico clínicos. La Prensa Médica Mexicana. 1.982. • González Cisneros, José: Medicina de emergencia pre hospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974.
Esguinces. Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier.
Un esguince, es una lesión articular caracterizada por daño a los ligamentos que le dan estabilidad a la articulación afectada, sin luxación y que puede llegar a su ruptura. Es causado por una elongación brusca del ligamento comprometido, como consecuencia de la exageración de los movimientos normales de dicha articulación. En el mismo también puede ocurrir daño de la cápsula articular. Se caracteriza clínicamente por dolor, cuya intensidad dependerá de la severidad de la lesión, tumefacción rápida e impotencia funcional de la articulación. En los esguinces, generalmente el dolor es difuso, ya que se distribuye en el área de proyección del ligamento y la limitación funcional irá en proporción al daño ocasionado. Característicamente, no hay deformidades ni fragmentos óseos palpables. El aumento de volumen puede ser mayor que en las fracturas, aunque es más laxo y acompañado generalmente de equimosis en el área declive cercana al ligamento. Podemos clasificar los esguinces en: Primer grado: Estiramiento del ligamento afectado. Segundo grado: Desgarro del ligamento afectado. Tercer grado: Ruptura del ligamento afectado. Si la lesión ligamentaria no se cura, se pueden producir esguinces recidivantes, a consecuencia de traumas menores.
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Primeros auxilios ante un esguince: Inmovilice el área lesionada, preferiblemente con dos objetos rígidos, de tal forma que uno quede por el lado interno y otro por el lado externo. Puede usar la pierna contraria como medio de inmovilización
Aplique hielo local. Luego de inmovilizar, verifique la presencia de pulso por debajo del área lesionada. Utilice almohadas, cojines, ropa de abrigo o mantas para la inmovilización de las extremidades. No de masajes ni aplique pomadas o cremas en el área lesionada. Traslade al afectado rápidamente (sin apoyar el miembro afectado, en el caso de lesiones de miembros inferiores), aunque de manera cuidadosa y lo más cómodo posible, a un centro de asistencia médica. Última actualización: Abril 18, 2001 BIBLIOGRAFÍA: • GONZÁLEZ CISNEROS, J.: Medicina de emergencia pre hospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974. • NETTER, F.: Atlas of human anatomy. Ciba-‐Geigy Corp. 1.989.
Luxaciones o dislocaciones. Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier Una luxación (del lat. luxatio, -‐onis), es un tipo de lesión articular, caracterizada por la pérdida de la relación de los extremos de los huesos o de las superficies articulares, que participan en una articulación. Para que se produzca, debe desgarrarse por completo la cápsula articular, que es una membrana fibrosa que recubre y estabiliza las articulaciones. Se produce a consecuencia de un traumatismo considerable de la articulación, pudiendo quedar luego de su curación, un cierto grado de rigidez articular, por la cicatrización subsiguiente a la lesión de los tejidos blandos. Puede también producirse una luxación patológica, cuando las estructuras articulares se han destruído como consecuencia de procesos diferentes a los traumáticos: infecciones u otras causas. Al examen clínico, además de la deformación local, la palpación pone en evidencia la incongruencia de las carillas articulares. En aquellas articulaciones donde la cavidad articular es poco profunda, la laxitud capsular residual, posterior a una luxación,
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puede ocasionar que la articulación sea inestable, o bien que recidive la misma, como sucede con la articulación del hombro. Muy importante, pueden estar acompañadas de fracturas. Primeros auxilios ante una luxación: Verifique los signos vitales del lesionado y los pulsos por debajo de la lesión. No mover al lesionado hasta que no esté inmovilizada el área. Inmovilice el área lesionada TAL COMO ESTÁ, preferiblemente con dos objetos rígidos, de tal forma que uno quede por el lado interno y otro por el lado externo. No trate de llevar a su sitio el hueso luxado, ya que puede causar más daño. Luego de inmovilizar, verifique la presencia de pulso por debajo del área lesionada. Utilice almohadas, cojines, ropa de abrigo o mantas para la inmovilización de las extremidades. No de masajes ni aplique pomadas o cremas en el área fracturada. Traslade al afectado rápidamente, aunque de manera cuidadosa y lo más cómodo posible, a un centro de asistencia médica. Última actualización: Abril 18, 2001 BIBLIOGRAFÍA: • González Cisneros, José: Medicina de emergencia pre hospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974.
Fracturas. Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier. Una fractura (del lat. fractura), es una solución de continuidad o ruptura en un hueso, producida como consecuencia de un traumatismo o de un proceso patológico debilitante de su estructura normal. Clínicamente debe sospecharse si el paciente, habitualmente luego de sufrir un traumatismo, aunque puede no haberlo (fractura espontánea o patológica), presenta dolor intenso localizado a nivel de una región ósea. Por lo general se desarrolla rápidamente una gran tumefacción local, hematoma, deformación, movilidad anormal, crepitación entre los extremos óseos e impotencia funcional de todo el miembro afectado, en el caso de ser en una extremidad. Aunque no todos los síntomas y signos estarán presentes, la presencia de varios de ellos nos deben hacer suponer su presencia. En resumen, los síntomas y signos de una fractura son: Dolor severo: Se localiza en el lugar de la lesión y mejora sensiblemente con la inmovilización del área. Edema o hinchazón: Habitualmente se presenta de inmediato como consecuencia de la fractura. Hematoma: Pueden ocurrir de inmediato si se presenta hemorragia local, bien originada del hueso fracturado o de estructuras vasculares (arterias o venas) rotas durante el evento o secundariamente por las esquirlas óseas. También puede presentarse más tarde como consecuencia de la ruptura del periostio Deformidad y pérdida de la anatomía normal: La mayoría de las veces, como consecuencia d e la pérdida de la alineación de los extremos del hueso roto, así como por el desplazamiento de los fragmentos, que pueden originar el acortamiento del miembro. Movilidad anormal: El área fracturada va a comportarse como una nueva "articulación" y se observa
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movimiento donde habitualmente no lo hay. Crepitación: Es una sensación que se presenta cuando se examina a un lesionado, por el roce que producen los extremos del hueso fracturado. Impotencia funcional: Es la incapacidad para utilizar todo o parte del miembro afectado por una fractura. Podemos clasificar las fracturas en: No complicadas o simples Complicadas:
»» Abiertas
»» Desplazadas
»» Con lesión de estructuras vasculares: arterias o venas
»» Con lesión de nervios
»» Con lesión órganos adyacentes
También, de acuerdo a si la piel está rota y de acuerdo a si el hueso está expuesto: Cerradas Abiertas O de acuerdo al trazo de fractura: Incompletas »» Fisura: »» En tallo verde: Completas »» Transversales: »» Oblicuas: »» Espiroideas: »» Conminutas:
La línea de fractura no alcanza de extremo a extremo del hueso. A semejanza de los arbustos; se ve en niños.
El trazo de fractura es perpendicular al eje diafisario (eje mayor del hueso). El trazo de fractura es diagonal al eje diafisario. Producidas por un mecanismo de torción sobre el eje diafisario. Es una fractura con múltiples fragmentos.
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Fractura transversal Fractura espiroidea Fractura conminuta Pueden ser clasificadas también por su localización: Epifisaria, metafisaria y diafisaria, así como por su etiología: Traumática, espontánea, patológica y por fatiga. Primeros auxilios ante una posible fractura: Verifique los signos vitales del lesionado y los pulsos por debajo de la lesión. No mover al lesionado hasta que no esté inmovilizada la fractura. En fracturas complicadas, controle la hemorragia y cubra el área con material estéril. Inmovilice el área lesionada TAL COMO ESTÁ, preferiblemente con dos objetos rígidos, de tal forma que uno quede por el lado interno y otro por el lado externo y además abarquen las articulaciones por arriba y por debajo de la fractura. No amarre sobre el sitio de la fractura. No trate de llevar a su sitio los huesos fracturados, ya que puede causar más daño al romper vasos sanguíneos, nervios u órganos adyacentes. Luego de inmovilizar, verifique la presencia de pulso por debajo del área lesionada. Utilice almohadas, cojines, ropa de abrigo o mantas para la inmovilización de las extremidades. No de masajes ni aplique pomadas o cremas en el área fracturada. Traslade al afectado rápidamente, aunque de manera cuidadosa y lo más cómodo posible, a un centro de asistencia médica.
Última actualización: Abril 18, 2001. BIBLIOGRAFÍA: • González Cisneros, José: Medicina de emergencia pre hospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • RODRIGUEZ, C. de y BERNAL, P.: Primeros auxilios. Editorial Concepto y Producto. • SMITH, T.: Atlas del cuerpo humano. Ed. Grijalbo. 1.995. • MACÍAS, H.: Manual de primeros auxilios. Editorial Planeta. 1.992. • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974.
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La piel. Dr. Rigoberto J. Marcano Es el órgano en forma de membrana gruesa, resistente y flexible, que recubre todo el cuerpo y que a nivel de los orificios naturales, se continúa con las mucosas. Está compuesta por dos capas superpuestas, epidermis y dermis, separadas entre sí por una membrana basal y de la fascia o tejidos más profundos, por el tejido celular o conjuntivo subcutáneo. En la dermis se encuentran los vasos sanguíneos, nervios y terminaciones nerviosas, las glándulas sudoríparas y sebáceas, así como los folículos pilosos. LAS CAPAS Y ESTRUCTURAS DE LA PIEL
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Epidermis
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Dermis
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Glándula sudorípara
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Folículo piloso
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Vasos sanguíneos: Venas y arterias.
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Nervios y terminaciones nerviosas
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Glándula sebacea
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Tejido celular subcutáneo
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Capa muscular (no pertenece a la piel)
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Músculo piloerector (piel de gallina)
Sus funciones son múltiples y de gran importancia: Principal barrera de defensa contra gérmenes y otros factores externos. Control de la temperatura corporal. Tacto y sensibilidad. La piel puede resultar lesionada por múltiples causas, entre las que destacan: Heridas. Contusiones. Quemaduras. Última actualización: Abril 12, 2001 BIBLIOGRAFÍA: • •
SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974. SMITH, T.: Atlas del cuerpo humano. Ed. Grijalbo. 1.995.
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Heridas. Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier. Es toda pérdida de continuidad (ruptura) en la piel, ocasionada por factores externos o internos. Como consecuencia de la agresión de este tejido existe riesgo de infección y posibilidad de lesiones en órganos o tejidos adyacentes: Las heridas pueden ser clasificadas dependiendo de: El agente causal. La forma de los bordes. Sus características. Según sus complicaciones. Según el agente causal, éstas pueden ser: Heridas cortantes: Se producen por el deslizamiento de un objeto filoso sobre la superficie de la piel; en ellas predomina su longitud. Su profundidad dependerá de la presión que haga el objeto sobre nuestro cuerpo y su largo dependerá del recorrido del mismo en la piel. Habitualmente tienen bordes muy bien definidos. Heridas punzantes: Son producidas por objetos puntiagudos que atraviesan la piel. Superficialmente pueden ser pequeñas, pero profundas e incluso pueden tener mayor profundidad que el largo del objeto causante, por efecto acordeón de la piel y los tejidos subyacentes en el momento de la penetración. Por ningún motivo debe intentarse extraer el objeto causante de la herida, cuando éste haya penetrado profundamente en nuestro cuerpo. Heridas contusas o por contusión: Se deben por lo general a golpes con objetos contundentes y a aplastamiento de la piel y todas aquellas estructuras debajo de ella, entre el objeto y algún hueso de nuestro esqueleto que se le contraponga. Por lo general se presenta hematoma en la piel y atricción de la misma, con bordes anfractuosos o incluso sin bordes, por lo que son difíciles de suturar. Heridas por arma de fuego: No son más que heridas contusas muy particulares (contuso-‐perforantes), debidas a la acción de los proyectiles. En algunos casos pueden recordar el de las heridas punzantes, cuando son causadas por proyectiles puntiagudos de pequeño calibre de gran fuerza móvil. En otros casos pueden tener la apariencia de heridas cortantes, como cuando son producidas por esquirlas. También pueden causar heridas en semicanal, en fondo ciego, traspasantes y por explosión. Heridas por mecanismo combinado:
»» Heridas contuso-‐cortantes.
»» Heridas punzo-‐cortantes.
Según la forma de los bordes, las podemos clasificar en: De bordes regulares. De bordes iregulares.
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Según las características de la herida, las podemos clasificar en: Abiertas: • Incisa o cortante. • Punzante. • Lacerante (desgarro). • Abrasión. Cerradas: Contusiones Según sus complicaciones, las podemos clasificar en: No complicadas. Complicadas: • Con fractura. • Con perforación de cavidades: Cráneo, tórax o abdomen. (Penetrante) • Con lesión de órganos o estructuras adyacentes: vísceras, tendones, músculos, nervios articulaciones. • Con sección de vasos sanguíneos: Arterias o venas. • Contaminadas o infectadas. • Asociadas a trastornos de la coagulación sanguínea. • Heridas por arma de fuego. Las heridas pueden ser graves en función de una o varias de estas características: Profundidad. Extensión. Localización. Lesión de órganos o estructuras adyacentes. Contaminación, presencia de cuerpos extraños o signos de infección. Primeros auxilios en caso de heridas: Evaluar la situación. Detener la hemorragia en lo posible y prevenir la aparición del shock. Primeros auxilios en caso de heridas superficiales: Limpieza de la herida y la zona circunvecina con agua y jabón. Lavado de la herida con solución desinfectante (Povidine o Betadine si no es alérgico al Yodo). Enjuagar la herida con solución fisiológica. Secar con gasa estéril, desde el centro hacia la periferia. Cubrir con gasa estéril y fijar con adhesivo.
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No debe olvidarse: Desinfección previa de las manos del socorrista. NO UTILIZAR directamente sobre la herida: alcohol, algodón, yodo, polvos o pomadas con antibióticos. Administrar el toxoide tetánico, si tiene más de 10 años de su vacunación previa. Primeros auxilios en caso de heridas profundas cortantes: Detener la hemorragia. Limpieza de la herida y la zona circunvecina. Colocar una cura compresiva sobre la herida. Trasladar urgente a un centro asistencial. Primeros auxilios en caso de heridas graves: Detener la hemorragia. Cubrir la herida con un apósito estéril y procurar el traslado en la posición adecuada, controlando los signos vitales. NO extraer cuerpos extraños incrustados. Fijarlos para evitar que se muevan durante el traslado y causen nuevos daños en el interior del cuerpo. Colocar si es posible, una cura compresiva sobre la herida. Entablille la zona si hay fractura, antes de movilizar a la víctima. Traslade urgente a un centro asistencial. Qué NO debe hacerse en caso de heridas: Colocar substancias inapropiadas para intentar detener la hemorragia, tales como: kerosene, café, tela de araña, barro, pólvora, tabaco o cualquier otra que contamine la herida. Explorarla. Retirar cuerpos extraños incrustados. Última actualización: Enero 23, 2003 BIBLIOGRAFÍA: • Tintinalli, Judith: Emergency Medicine. A Comprehensive Study Guide. Mc.Graw Hill. Fourth edition. International edition. 1.996. • RODRIGUEZ, C. de y BERNAL, P.: Primeros auxilios. Editorial Concepto y Producto. • González Cisneros, José: Medicina de emergencia prehospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • Giugni, Humberto. Lecciones de medicina legal. Vadel Hermanos Editores. 1988. • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974.
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Hemorragias. Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier. La hemorragia (del lat. haemorrhagia, y éste del gr. haimorrhaguía; de haíma, sangre y regnýai, reventar) es la salida de sangre de los vasos sanguíneos como consecuencia de la rotura de los mismos. Las hemorragias se clasifican:
• • •
Según su naturaleza: Internas. Externas. Provenientes de orificios naturales.
Según su procedencia: • • •
Arteriales: color rojo vivo, con flujo intermitente y gran presión. Venosas: color rojo oscuro, con flujo continuo. Capilares: flujo a partir de puntos microscópicos que confluyen.
La gravedad de un paciente con hemorragia dependerá de: • • •
La velocidad con que se pierde la sangre. El volumen sanguíneo perdido. La condición previa del paciente: Edad, enfermedades concurrentes, medicamentos que utiliza, etc.
Primeros auxilios en caso de hemorragias: En todos los casos y particularmente en los de hemorragia interna, se deberá evaluar respiración y circulación, valorar la presencia de síntomas de shock, así como asegurar la permeabilidad de las vías aéreas. Es recomendable acostar a la víctima para prevenir lipotimias o desmayos, así como su traslado urgente a un centro asistencial. Cuando la fuente de la hemorragia está ubicada en la cabeza de la víctima, no se le debe acostar con la misma más baja que el resto del cuerpo, porque aumentaría el sangramiento. Dependiendo del tipo de hemorragia que se trate, variarán las restantes medidas: Primeros auxilios en caso de hemorragias internas: Las hemorragias internas son difíciles de evidenciar, pero se puede suponer su presencia cuando existen traumatismos considerables corporales o cuando se presentan heridas por arma blanca y más aún por arma de fuego y la víctima se presenta con palidez, sudoración, mareos y pulso débil y rápido. Acueste a la víctima en posición completamente horizontal y eleve sus extremidades inferiores, con algún objeto colocado debajo de estas, para que queden sobre la altura de la cabeza.
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No administre líquidos ni medicamentos por vía oral (boca). Cubra al lesionado para evitar enfriamiento del cuerpo. Traslade al afectado inmediatamente al centro asistencial más cercano. Primeros auxilios en caso de hemorragias externas: Presión directa en la herida con apósitos estériles o tela limpia.
Compresión sobre la herida
Apósito sobre la herida
Hemorragia contenida
Elevación del miembro afectado por encima del nivel del corazón. Si la hemorragia no cesa, hacer compresión arterial. Como medida extrema, aplicar un torniquete. Si la zona herida no lo permite, presione fuertemente con sus dedos, la arteria responsable de la hemorragia.
El torniquete se aplicará en un nivel entre la herida y el corazón. No debe emplearse, a ser posible, cuerda, alambre u otros objetos finos que puedan "cortar" al comprimir; lo usual es utilizar un pañuelo plegado o algo similar con suficiente anchura (5 cm. aproximadamente). Su uso implica un riesgo severo: la necrosis del área afectada, lo que es lo mismo que la muerte de dicho tejido por falta de riego sanguíneo. Después de colocar el torniquete y hasta que la víctima sea atendida en un centro asistencial, el mismo deberá aflojarse un poco, para permitir el riego sanguíneo del resto del miembro afectado, por lo menos cada 15 a 20 minutos, volviendo a apretarlo nuevamente. Es muy importante reflejar en un lugar visible de la víctima, la hora y la localización del torniquete y debe procurarse mantenerlo a la vista de todos, sin ocultarlo con ropa u otros objetos.
Elevación del miembro Colocación del torniquete
Traslade al afectado inmediatamente al centro asistencial más cercano. Primeros auxilios en caso de hemorragias por orificios naturales: Otorragia (de oto-‐, forma prefija del gr. oûs, otós, oído y regnýai, reventar): hemorragia por el oído. Epixtaxis (del gr. epistaxis; de epi, sobre y stadsein, fluir gota a gota): hemorragia por las fosas nasales (nariz) Hemoptisis (del gr. haimóptysis; de haíma, sangre y ptýein, escupir): hemorragia por la boca procedente del aparato respiratorio; tos, sangre roja mezclada con esputo.
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Hematemesis (del gr. hemato; de haíma, -‐atos, sangre y emesis, de emein, vomitar): hemorragia por la boca procedente del aparato digestivo; vómitos de sangre, que puede ser roja o negra (digerida, similar a la borra de café), dependiendo de su origen. Melena (del gr. mélaina, negra): Expulsión de sangre digerida por el ano, como petróleo, sola o con heces, extremadamente maloliente, consecutiva a una hemorragia digestiva superior. Para su aparición es suficiente con 50 a 60 cc de sangre, que puede ser ingerida, secundaria a hemoptisis o epistaxis o procedente de esófago, estómago o intestino delgado. Hematuria (del gr. hemato; de haíma, -‐atos, sangre y oûron, orina): Emisión por la uretra de sangre pura o mezclada con la orina. Última actualización: Abril 18, 2001 BIBLIOGRAFÍA: • DE GOWIN: Examen y diagnóstico clínicos. La Prensa Médica Mexicana. 1.982. • RODRIGUEZ, C. de y BERNAL, P.: Primeros auxilios. Editorial Concepto y Producto. • González Cisneros, José: Medicina de emergencia prehospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974.
Hemorragias. Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier. El torniquete: El torniquete es una maniobra encaminada a detener temporalmente una hemorragia aguda, que no puede ser contenida por el sistema convencional, mediante la compresión de todos los vasos sanguíneos en una zona circular próxima.
Es útil en amputaciones traumáticas de las extremidades o partes de estas, aplastamientos o hemorragias cuantiosas, cuando han fracasado las medidas convencionales para su control, pero implica un riesgo severo: la necrosis del área afectada, lo que es lo mismo que la muerte de dicho tejido por falta de riego sanguíneo. El torniquete ha de aplicarse entre la herida y el corazón. No debe emplearse, a ser posible, cuerda, alambre u
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otros objetos finos que puedan "cortar" al comprimir; lo usual es utilizar un pañuelo plegado o algo similar con suficiente anchura (5 cm. aproximadamente). Después de colocar el torniquete y hasta que la víctima sea atendida en un centro asistencial, el mismo deberá aflojarse un poco, para permitir el riego sanguíneo del resto del miembro afectado, por lo menos cada 15 a 20 minutos, volviendo a apretarlo nuevamente. Es muy importante reflejar en un lugar visible de la víctima, la hora y la localización del torniquete y debe procurarse mantenerlo a la vista de todos, sin ocultarlo con ropa u otros objetos. Traslade al afectado inmediatamente al centro asistencial más cercano.
Última actualización: Abril 18, 2001 BIBLIOGRAFÍA: • DE GOWIN: Examen y diagnóstico clínicos. La Prensa Médica Mexicana. 1.982. • RODRIGUEZ, C. de y BERNAL, P.: Primeros auxilios. Editorial Concepto y Producto. • González Cisneros, José: Medicina de emergencia prehospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974.
Quemaduras. Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier. Son lesiones producidas en los tejidos, por la acción de diferentes agentes (físicos, químicos o biológicos) y no sólo por calor, en las que se causa alteración de los mismos, desde un simple enrojecimiento local, hasta la destrucción total del área afectada. Por lo tanto, tendremos quemaduras provocadas por calor, frío, radiaciones, electricidad, agentes químicos, etc. sobre la piel o sobre otros tejidos como las mucosas. ETIOLOGÍA. Los agentes causales de quemaduras, son muy variados, sin embargo, pueden clasificarse en tres grandes grupos: Agentes físicos Térmicos: (Calor o frío): Sólidos, líquidos, vapores y fuego directo.
Eléctricos: Electricidad doméstica, atmosférica o industrial.
Radiantes: Sol, energía atómica, Rayos X.
Agentes químicos Ácidos
Álcalis
Agentes biológicos Seres vivos: Insectos, medusas, sapos, siete cueros, Los factores que determinan la gravedad de una quemadura son: • • •
Profundidad: condiciona la cicatrización. Extensión: el peligro de muerte es directamente proporcional a la superficie quemada. Localización: cara, cuello, mamas, manos, pies, orificios naturales, genitales, pliegues. Estas son llamadas áreas críticas.
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Edad: niños y ancianos. Riesgos de infección: se produce siempre por la pérdida de la piel.
DIAGNÓSTICO DE LA PROFUNDIDAD: Según la profundidad se clasifican en tres grados:
Primer grado o eritema: es el enrojecimiento de la piel. Afecta a la epidermis.
Segundo grado: afecta a la epidermis y dermis. Aparecen ampollas que contienen plasma en su interior. Tercer grado: afecta a todas las capas de la piel así como también, pueden afectar a músculos, nervios, vasos sanguíneos, etc. Se caracteriza por una lesión de color negruzco o castaño oscuro. No son dolorosas, por la destrucción de las terminaciones nerviosas del dolor.
DIAGNÓSTICO DE LA EXTENSIÓN: Consiste en la determinación del porcentaje del área corporal que ha sido quemada, para lo que podemos utilizar varios métodos; quizás el más práctico y de más fácil recordatorio es la Regla de los Nueves, en el que en el adulto, a cada una de las regiones corporales, se le asigna un porcentaje que es 9 ó un múltiplo de nueve, con excepción del área genital, que equivale a un 1%
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Esquema de la regla de los nueve en adultos y niños Porcentajes de las diversas zonas en los niños: Niño
Edad en años 0
1
5
10
A = CABEZA
9 1/2
8 1/2
6 1/2
5 1/2
B = MUSLO
2 3/4
3 1/4
4
4 1/4
C = PIERNA
9 1/2
9 1/2
2 3/4
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DIAGNÓSTICO DE LA GRAVEDAD: Equivale al pronóstico y se establece mediante la correlación de la profundidad y la extensión, tomando en cuenta también la localización de las lesiones, edad del paciente, lesiones asociadas a la quemadura, así como su estado de salud previo al evento. Clasificación de gravedad de las quemaduras Grado
Leves
Moderadas
Graves
II
< 15%
15 -‐ 30%
> 30%
III
< 2%
2 -‐ 10%
> 10%
Áreas críticas
No
No
Si
Edad
< 2a y > 60a
Infecciones,
Enfermedades previas
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cardiopatías,
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diabetes, etc. Lesiones asociadas
Fracturas, hemorragias, etc.
Primeros auxilios en caso de quemaduras: • Extinguir las llamas. Si la persona está ardiendo, impedir que corra. Apagar las llamas cubriéndola con una manta o similar, o haciéndola rodar en el suelo. • Valorar el estado general de la víctima (evaluación inicial) y asegurar los signos vitales. Examinar la boca y eliminar posibles cuerpos extraños. • Enfriar la quemadura inmediatamente, poniendo la zona afectada bajo un chorro de agua fría, por lo menos durante 10 minutos ó incluso más, si no desaparece el dolor. (Sólo en quemaduras hasta de 2do grado de menos del 15% de extensión). En caso de quemaduras químicas, ampliar el intervalo a 15 ó 20 minutos bajo el chorro de agua abundante. • Cubrir la zona afectada con apósitos estériles o en su defecto muy limpios (sábanas, fundas de almohadas, etc.) y humedecidos. • NO aplicar cremas, pomadas o cualquier otro medicamento o producto, especialmente crema dental, mantequilla, etc. • NO quitar, como norma general, la ropa a la víctima, sobre todo si está adherida a la piel. Solamente quitaremos la ropa en caso de que esté impregnada en productos químicos cáusticos o hirvientes. • NO dar nada de beber en pacientes quemados graves. Si tiene sed, humedecer sus labios. • NO pinchar ni romper las ampollas. • Retirar los anillos, relojes, pulseras, cadenas, etc. o cualquier otro cuerpo extraño con cuidado y rápidamente, ya que con el edema (hinchazón) del área afectada, se puede comprometer la circulación de sangre local y causar un daño adicional. • Trasladar a la víctima a un centro especializado cuanto antes. Allí se valorará, entre otras cosas la administración de líquidos. Última actualización: Abril 18, 2001 BIBLIOGRAFÍA: Tintinalli, Judith: Emergency Medicine. A Comprehensive Study Guide. Mc.Graw Hill. Fourth edition. International edition. 1.996.
Lesiones producidas por electricidad. Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier. La electricidad provoca quemaduras en nuestro cuerpo, pero también suele producir graves lesiones en el corazón y el sistema nervioso, pudiendo causar la parada cardíaca y respiratoria. Al tener contacto simultáneo con un conductor eléctrico y con la tierra, nos convertimos en un conductor para la corriente y con el paso de ella a través de nuestro cuerpo se lesionan, tanto el sitio donde tenemos contacto con el conductor de la corriente, el sitio donde tenemos contacto con tierra, por donde sale la electricidad, así como todo el trayecto dentro de nuestro cuerpo por donde pasó la corriente. Es importante conocer si se trata de alta o baja tensión: en el caso de baja (denominada también de uso doméstico con voltajes entre 110 y 220 V) es necesario que la víctima toque el conductor para hacer el contacto causante del daño, mientra que en el caso de alta tensión (más de 1000V), no se necesita un contacto directo ya que antes de que llegue a tocarlo, salta espontáneamente un arco eléctrico y establece el contacto. Esta tensión está presente en las columnas y torres metálicas que cruzan nuestros campos y ciudades, por todos conocidas, cuyas tensiones van desde 12.000 hasta más de 142.000V); en el interior de aparatos con tubos de
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imagen -‐televisores, monitores, etc.-‐ podemos encontrar tensiones entre 4.000 y 17.000V, aún después de desconectarlos, así como en los anuncios luminosos de neón. También está presente en las vallas electrificadas que guardan el ganado (si no cumplen los requisitos del Reglamento de Baja Tensión puede ser mortal) y en los tendidos eléctricos de trenes, tranvías, trolebuses, etc. Las tensiones peligrosas en corriente continua las encontramos sólo en usos industriales. Para manipular un conductor con alta tensión es necesario establecer unas medidas muy altas de seguridad. Debe hacerlo un técnico, utilizando pértiga aislante, guantes especiales no conductores o resistentes a la tensión del arco y una banqueta o plancha de material aislante que nos separe del suelo. En baja tensión, extremar también las precauciones, cortar la corriente y utilizar un palo seco o algo aislante para retirar el cable. Como norma general, seguiremos estas pautas: • Desconectar la corriente antes de tocar a la víctima. • Si esto no es posible, aislarnos con palos, cuerdas, etc. sin tocar a la víctima directamente. • Comprobar las constantes vitales e iniciar RCP. Si es necesario. • Cubrir la zona afectada con material preferiblemente esterilizado. (los sitios de entrada y salida de la electricidad en nuestro cuerpo). • Trasladar a un centro de atención médica, aunque las lesiones sean mínimas: pueden aparecer alteraciones tardías. Última actualización: Abril 16, 2001 BIBLIOGRAFÍA: • Tintinalli, Judith: Emergency Medicine. A Comprehensive Study Guide. Mc.Graw Hill. Fourth edition. International edition. 1.996. • González Cisneros, José: Medicina de emergencia prehospitalaria. Fundación Post-‐grado de medicina de emergencia. 1.990. • SALVAT: DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. Undécima Edición. 1.974. •
ANEXO I Rescate de víctimas
En todos los casos las tareas de rescate siguen un orden inverso a los de la atención médica. Es decir, durante las tareas de rescate se debe dar prioridad a los supervivientes leves o ilesos que abandonarán con prontitud el aparato y que presentan las máximas expectativas de supervivencia. Durante el rescate se debe intentar salvar al máximo numéro de personas, y de estas a las que mas posibilidades tienen de supervivencia. Por lo tanto la evacuación se realizará respetanto su orden natural, en el que todos los supervivientes que puedan caminar abandonarán el aparato en primer lugar. Los supervivientes que no puedan abandonar el aparato por sus propios medios, deberán ser rescatados tras terminar la evacuación espontánea. Los supervivientes atrapados que requieran para su liberación de la participación de gran numero de recursos serán rescatados en último lugar. Los fallecidos no serán inicialmente rescatados, a no ser que obstruyan la evacuación de otras víctimas vivas o corran el riesgo de ser destruidos completamente por el fuego. En este ultimo supuesto, es posible proteger parcialmente la conservación de los cadáveres cubriéndolos con una manta de amianto. Durante las tareas de rescate, el equipo de emergencia necesitará diferenciar entre fallecidos y supervivientes. Tarea que en la mayor parte de las ocasiones es sumamente sencilla, ya que las víctimas se quejan, piden ayuda
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o sencillamente respiran ruidosamente. Sin embargo, hay ocasiones en que la apreciación de alguno de los signos vitales es una tarea mas sutil, que va a requerir la realización de una rápida valoración. Si las condiciones del momento fueran adversas (Humo, Oscuridad, etc) o existiera un riesgo inminente para rescatadores y víctimas, el rescate se realizará de manera rápida, respetando en la medida de lo posible la constatación de supervivencia y el mantenimiento del control cervical y vertebral. Los trabajos de rescate en el interior de un avión siniestrado se deben realizar por equipos de tres bomberos dotados de E.R.A. y lanzas Fogfighter. Estos equipos se encargarán de ir transportando a las víctimas hasta la salida al exterior del aparato, en que transferirán al herido al equipo de camilleros que se encuentra en exterior de la aeronave, comenzando inmediatamente un nuevo rescate. Este hecho, evita la innecesaria perdida de tiempo en el acceso/salida del aparato siniestrado del equipo de rescate, así como que este pueda conocer con exactitud la parte del aparato que ya ha sido revisada. Dada la pronta fatiga de los componentes de los equipos de rescate, debe contemplarse su relevo periódico. El rescate de víctimas del interior de la aeronave conlleva las siguientes fases: 1.-‐ Pre-‐clasificación. Con demasiada frecuencia los equipos de salvamento ocupan largos periodos de tiempo en el rescate de víctimas fallecidas, debido en buena medida a las prisas con se realiza el rescate y a las malas condiciones de supervivencia y visibilidad del interior de los espacios cerrados de donde deben ser rescatadas. Este tiempo empleado en el rescate de una víctima por la que ya nada podemos hacer, puede ser valiosísimo para otra que se encuentra en situación crítica. Estos hechos hacen que los equipos de bomberos que se afanan en las tareas de rescate del interior de una aeronave siniestrada deban comprobar la supervivencia de la víctima antes de proceder a su rescate. Esta comprobación se realiza de la manera más sencilla posible comprobando, en primer lugar, si la víctima nos contesta, y en caso negativo si respira o tiene pulso. 2.-‐ Zonificación de la aeronave. Esta faceta contempla el trabajo coordinado de uno o más equipos de bomberos que trabajan en el interior del avión siniestrado, en condiciones adversas (obscuridad, humo, obstáculos, premura por los riesgos evolutivos mal controlados, etc.). Con este sentido los equipos de rescate formados por dos bomberos dotados de equipo de respiración autónoma y lanza fogfighter actuarán coordinadamente para no tener que pre-‐clasificar a aquellas víctimas que ya han sido valoradas por ellos o por otro equipo de rescate con anterioridad. Las posibilidades de zonificación de una aeronave durante las tareas de rescate dependen fundamentalmente del número de equipos que participan en el rescate y en las vías de acceso/evacuación empleadas. De manera básica distinguimos son las siguientes 2.1.-‐ Rescate por un solo equipo. Este es el caso más sencillo de zonificación de la aeronave, debiendo comenzar las tareas de pre-‐clasificación por la fila más próxima a la puerta de acceso/evacuación. Tan pronto como se localice una víctima viva se procederá a su rescate, tras el cual se proseguirá desde la fila y butaca donde se encontraba la víctima rescatada. 2.2.-‐ Rescate por dos equipos que utilizan la misma vía de acceso/evacuación o dos accesos enfrentados. -‐ En este caso en las aeronaves con pasillo central lo más sencillo es que cada equipo se encargue de un lado del aparato, sin que de esta forma se interfieran entre ellos y actuando en su lado como si de un solo equipo se tratara. Para el caso de aeronaves con mas de un pasillo central, se zonificará el aparato en tres o más secciones, procediendo al rescate de dos de ellas en tanto solo existan dos equipos. Cuando se concluya los trabajos de rescate en una de estas secciones, se comenzarán las tareas de rescate de la sección intermedia, si antes no se ha incorporado a estas tareas un tercer equipo.
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2.3.-‐ Rescate por dos equipos que utilizan dos vías de acceso/evacuación alejadas entre sí. -‐ En este caso se hace preciso la coordinación entre los equipos, de tal forma que cada equipo trabaje desde su acceso como si tratara de un solo equipo, con la condición de que cuando se llegue a la mitad del aparato (será necesario establecer previamente el número de la fila central) deberá coordinarse en su actuación con el otro equipo. El trabajo en dos secciones, a ambos lados del pasillo central, tiene el inconveniente en este caso de los equipos precisarán cruzarse en el estrecho pasillo interior. 2.4.-‐ Mas de dos equipos involucrados en las tareas de rescate. -‐ En este caso se hace necesario que los diferentes equipos trabajen coordinadamente, de tal forma que cuando se crucen en el interior del avión el equipo saliente comunique al entrante la fila y el lado en el que han efectuado el último rescate. 3.-‐ Técnicas de Rescate y Movilización de Politraumatizados 3.1.-‐ Víctima sentada en su butaca -‐ Esta debe ser la forma mas frecuente en que vayamos a encontrar a las víctimas graves en un accidente aéreo. En este caso existen dos alternativas básicas de rescate. La primera de ellas, en la que existe una clara amenaza sobre la víctima y el propio rescatador. En este caso se impone un rescate rápido mediante la maniobra de Rautek, que es la mas apropiada para poder ser usada en el estrecho pasillo de una aeronave siniestrada . En el segundo caso, en que el escenario resulta seguro, los rescatadores tienen tiempo para colocar un collar cervical y poner a la víctima sobre un tablero espinal. En última instancia puede ser preciso, incluso la utilización de un chaleco espinal, ante la sospecha de lesión de la columna vertebral. L a camilla tipo cuchara es poco práctica en el interior de un avión, pues no existe él suficiente espacio para poderla abrir y no permite el deslizamiento de la víctima sobre la misma. 3.2.-‐ Víctima tumbada -‐ Es difícil que una víctima de un accidente aéreo aparezca inicialmente tumbada dentro de la aeronave, ya que por un lado se encuentra sujeta por el cinturón de seguridad y por otro la cabina de pasajeros presenta escasos lugares que permitan el decúbito. Por este motivo, lo más probable es que este tipo de víctimas se encuentre ya en el exterior de la aeronave o en el pasillo interior. En el primer caso, colocaremos a la víctima sobre un tablero espinal mediante la maniobra de rodadura o de elevación plana. También esta indicado la utilización de una camilla cuchara, que permite colocar a la víctima sobre la camilla con una mínima movilización. Si el rescate se debe realizar en el pasillo del interior de la aeronave solo podremos utilizar un tablero espinal, tirando de los ropajes de la víctima (a la altura de sus hombros) y deslizando a la víctima sobre él. En todos los casos, si disponemos de tiempo, debemos colocar previamente un collar cervical. 3.3.-‐ Víctima atrapada o enmarañada. -‐ Dado el gran aprovechamiento de espacio que existe en el interior de la cabina de pasajeros de un avión comercial, resulta fácilmente comprensible que una o varias víctimas puedan quedar atrapadas entre dos filas de asientos o entre su butaca y estructuras desmontables de la cabina (como el compartimento para los equipajes de mano). De esta misma forma, la víctima puede quedar enredada entre las estructuras metálicas, plásticas y textiles del interior de la aeronave. Todas estas víctimas serán las últimas en ser rescatadas, atendiendo al principio de rescatar al mayor número de víctimas en el menor tiempo posible, respetando eso sí los requisitos para la movilización de heridos (Control Cervical, Aseguramiento de la Vía Aérea e Inmovilizaciones de las extremidades lesionadas)
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INSTITUCIÓN EDUCATIVA ENTREMAR MANUAL DEL ALUMNO Evacuación y segundo triage
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1.-‐ Segundo triage: La palabra Triage procede de un vocablo francés que quiere decir "elegir o clasificar" y que se ha aceptado universalmente para definir las tareas de clasificación de heridos. Desde hace algún tiempo se incluye dentro del concepto de Triage algunas pautas de atención médica: Mantenimiento de la Vía Aérea y Control de Hemorragias Externas. El concepto de 2º Triage que tiene diferentes acepciones según los disdtintos autores, escuelas o países. Las dos acepciones que con mas frecuencia se dan al Segundo Triage son: 1) Lugar relativamente distante del lugar del accidente, al que deben ser trasladados los heridos para poder dispensarles algún tipo de atención médica. Normalmente se trata de un lugar protegido de las inclemencias del tiempo y dotado de luz artificial, calefacción y suministro de agua. Este concepto de 2º triage tiene interés en catástrofes con un gran número de heridos o en circunstancias en que las inclemencias del tiempo y otros factores ambientales impiden la dispensación de una primera asistencia en lugar. 2) La otra acepción de 2º triage que se utiliza con una cierta asiduidad, es la de la valoración que se realiza de cada herido una vez estabilizado y dispuesto para su traslado, y que va a permitir establecer el orden de evacuación, así como el destino de cada herido. Esta es la acepción que nosotros hemos utilizado en el presente artículo. Diferencias entre el Primer y el Segundo Triage La clasificación de las víctimas de una catástrofe o accidente con múltiples víctimas es un proceso continuo, puesto que las víctimas mejoran o empeoran con el transcurso del tiempo y la aplicación de medidas terapéuticas. En cualquier caso, existen dos momentos críticos en que la clasificación de los heridos obedece a finalidades distintas. Se trata del 1º y 2º Triage o lo que es lo mismo la clasificación en función de la necesidad de tratamiento médico inmediato (1º Triage) y la clasificación de los heridos una vez estabilizados en función de la urgencia de evacuación a un centro hospitalario para que reciban cuidados especializados. Esta mera distinción, conlleva profundas diferencias en los sistemas utilizados para su realización. Así el primer triage debe ser rápido y sencillo. A cambio no va a ser excesivamente preciso, permitiendo clasificaciones por exceso (aumento de la gravedad), pero nunca por defecto (disminución de la gravedad). Debe permitir que los heridos más graves, que morirán en los próximos minutos (problemas de la vía aérea, hemorragias, dificultades respiratorias, etc.), sean rápidamente atendidos. Se trata de métodos funcionales, que solo tienen en cuenta las funciones vitales (Respiración, Pulso y Conciencia básicamente), sin considerar las lesiones. Se debe realizar ya en zona segura, a la entrada de la zona de atención sanitaria. Es mejor alejar pronto a la víctima de la zona del siniestro unas cuantas decenas de metros, poniendo a salvo tanto a la víctima como al propio equipo de camilleros que poner en riesgo a la propia víctima, a los camilleros y al clasificador, interfiriendo muchas veces el trabajo de los equipos de salvamento y extinción de incendios. CUADRO DE DIFERENCIAS ENTRE EL 1º Y EL 2º TRIAGE
PRIMER TRIAGE
Objetivo
Orden Médica
de
SEGUNDO TRIAGE Atención Orden de Evacuación
Fundamento Funcional
Lesional o Mixto
Complejidad Sencillo
Complejo
Tiempo
> 1 Minuto
< 1 Minuto
Responsable Personal Adiestrado
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Médico
INSTITUCIÓN EDUCATIVA ENTREMAR MANUAL DEL ALUMNO Precisión
Falla por Exceso
Lugar
Entrada al Atención
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Gran Precisión
Área
de Salida del Área de Atención
En cambio el segundo triage mucho más complejo, intenta estimar el pronóstico y la necesidad inmediata de cuidados hospitalarios (tratamiento del Shock, evacuación de Hematomas Intracraneales, víctimas inestables, etc.). En este caso el método es lesional o mixto, valorando las lesiones que tiene la víctima, sus posibilidades de supervivencia y la necesidad imperiosa de tratamiento hospitalario. Se realiza en una zona intermedia entre la zona de atención sanitaria y el lugar de acceso de las ambulancias. Por último, esta clasificación debe ser realizada por médicos y si es posible por médicos adiestrados en estos métodos. Para la realización del primer triage nosotros nos decantamos por la utilización del Método Rápido de Clasificación en Catástrofes (Goitia, Zurita y Millán; 1997) por parte de Bomberos y personal adiestrado, utilizando el Trauma Score (revisiado). para la valoración de los heridos antes de su evacuación (2ºtriage). Trauma Score y revised trauma score El Trauma Score (TS) fue diseñado por Champion y otros autores en 1981 para la clasificación de heridos. Se trata de un método que requiere de formación médica para su aplicación, siendo más complejo y laborioso de realizar que los anteriores. El Método fue parcialmente simplificado y corregido por los mismos autores en 1989 (R.T.S.). Se trata de un método funcional, que basa su funcionamiento en la valoración de cinco parámetros relacionados con las constantes vitales: la Frecuencia Respiratoria, la Expansión Torácica, la Tensión Arterial, el Relleno Capilar y la Escala de Coma de Glasgow, que ha sido descrito en el apartado destinado a la Clasificación de Heridos. Su importancia de este método radica en su poder predictivo sobre la mortalidad de las víctimas. De esta forma, y según recogen sus propios autores, la probabilidad de supervivencia de un herido varía desde el 0% para valoraciones de 1-‐2 puntos, hasta el 99% para valoraciones de 16 puntos. El Revised Trauma Score por sus características pronosticas y por la complejidad de su aplicación, permite su utilización en las tareas de evacuación de heridos por parte de personal médico. 2.-‐ Evacuación de heridos: La evacuación de heridos desde el área del accidente a cada uno de los centros hospitalarios se debe hacer respetando la necesidad inmediata de tratamiento quirúrgico. Para ello es imprescindible que el Responsable de la toma de estas decisiones conozca, por un lado, las lesiones de cada uno de los heridos que esperan para ser evacuados. Y por otro, las posibilidades quirúrgicas de los centros hospitalarios. Este último punto es mas fácil de conseguir con la ayuda de una Central de Emergencias que es quién realmente está en contacto con los hospitales, estableciéndose la conexión desde el lugar del accidente con esta Central de Emergencias vía radio o mejor aún mediante telefonía móvil. De esta forma, este reasponsable recibirá paulatinamente los informes de las víctimas que tras su estabilización están a la espera de ser trasladados. La priorización de la evacuación atenderá en primer lugar a aquellas víctimas inestables que requieren cirugía (hemorragias internas que siguen sangrando, problemas ventilatorios solo parcialmente resueltos, etc.), o aquellos cuadros presumiblemente evolutivos que van a precisar igualmente del concurso de la cirugía (problemas expansivos intracraneales, etc.). El puntual conocimiento por parte de la Central de Emergencia de las especialidades quirúrgicas de cada centro hospitalario, así como su disposición en cada momento, permitirá seleccionar adecuadamente el destino de cada herido, evitando traslados secundarios de alto coste personal y material en estas circunstancias. Las especialidades quirúrgicas especiales (Neurocirugía, cirugía torácica, etc) deben ser bien administradas desde el comienzo de la emergencia. Son también importantes la disposición de Unidades de Grandes Quemados y Unidades de Vigilancia Intensiva. Hay que evitar ante todo el traslado indiscriminado, evitando que heridos con lesiones menores puedan bloquear las camas quirúrgicas de un hospital, en tanto pacientes en situación crítica no puedan acceder a quirófanos adecuados.
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