Obras Completas de Onésimo Redondo
February 14, 2017 | Author: Paralelo_40 | Category: N/A
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PRÓLOGO Para un escuadrista de Onésimo Redondo, estudiante en Valladolid cuando la voz anunciadora se extendía por los campos de Castilla, constituye un honor, pero también constituye un riesgo, el atreverse a prologar un libro en el que, por primera vez, va a proyectarse la colosal figura del Caudillo de Castilla en toda su dimensión histórica. Como si Onésimo – en tantas cosas iluminado – presintiera que su vida, como vida de precursor, iba a ser corta, no escribió todo lo que la fecundidad de su mente dictaba, pero escribió apretado. Sus textos son quintaesencias de una amplísima doctrina política vigente para siglos. Sin embargo, a pesar de la cortedad física de sus escritos, no falta en ellos ni la menor alusión a la organización, al funcionamiento y al espíritu del Nuevo Estado hasta en los matices más modestos, siempre que se trate de matices interesantes. Nada sobra o nada falta en estas obras maestras del estilo castellano de ser, pensar y de escribir. Onésimo no tuvo tiempo, porque le atropellaba la densidad de sus ideas y la clarividencia del espíritu y de la fisiología del Estado Nuevo, para las imágenes literarias, para la metáfora, para la retórica y la poética. Y no porque despreciara estas versiones del espíritu que admiraba en quienes se lanzaban por su pendiente, sino porque tenía sus horas contadas y parecía saber que su pluma tenía un número determinado de palabras que había que aprovechar. A él le tocó en la Revolución el caudillaje de las ideas netamente políticas y cumplió con su deber sobriamente, sin descomponer su andadura con ninguna desviación literaria. Sin embargo, es fácil advertir la enorme vena literaria contenida en los escritos de Onésimo, que reprime en cada línea y aguanta el corcel de una inspiración poética piafante detrás de las formulaciones secas y transparentes. También en su trato Onésimo era un hombre contenido. Su volcán interior entraba en erupción cuando hablaba de la Patria. Entonces se le veía físicamente, detrás de una mirada aparentemente quieta y brillante, cómo le hervía en el alma una pasión delirante por la áspera y maternal tierra de España, hablando de la cual a veces casi sollozaba. Como buen castellano, Onésimo tenía pasión por el Derecho. Esta pasión, que parece que informa el carácter castellano desde los albores de la romanización hasta nuestros días, le llevó a montar su doctrina política para el Estado Nuevo sobre una estructura jurídica tan clásica y tan perfecta que llega
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a constituir un breviario, un verdadero Código al que hay que acudir constantemente porque en él –como ya he indicado- se hallan apuntadas con toda transparencia, todas las particularidades de una política de uso universal, en un esquema perfecto, de una belleza jurídica impresionante. Más impresionante al cabo de veinte años de su formulación. Impresiona, en efecto, ver ahora, aun habiendo asistido a su nacimiento, la frescura de las ideas de Onésimo, su tersa y permanente juventud. Se diría que, como los cuerpos de esas vírgenes cuya santidad y cuya pureza las ha preservado de la corrupción, las ideas virginales, puras y santas de Onésimo conservan una fragancia permanente y casi milagrosa. Los castellanos son poco dados a la malignaría y casi no hay memoria en la tierra de Castilla de fenómenos de histeria colectiva ni de desmesuradas latrías. Solamente santidades tan patentes como la de Teresa de Jesús estallan con pausas de siglos. Pero los que tuvimos la suerte de ser aleccionados por Onésimo y de conocer la pureza de su paso y de su mente y las heroicas virtudes de su espíritu, sabemos que, evidentemente, por aquel camino se iba a la santidad. Dejamos con humildad, a los altos designios de Dios, el determinar si, al atravesar los umbrales de la muerte en las eras de un pueblo de labriegos, Onésimo atravesó también otros umbrales, tras los cuales las almas se ungen con carismas de excepción. La pasión española de Onésimo era el “leit motiv “ de su política y de su doctrina. Toda ella estaba funcionada en lo español, pero con la universalidad en los conceptos que la doctrina de Onésimo vale para cualquier otro país con sólo sustituir la adjetivación nacional. En virtud de esa universalidad, en toda la obra de Onésimo no se encuentra una sola superstición política ni siquiera por la vía política, por la que es tan fácil aventurarse hacia la selva de lo ininteligible. En Onésimo todo era inteligible, claro como un teorema matemático, armónico como un templo clásico. Nadie será capaz de encontrar en toda su obra una sola desviación barroca, una sola voluta a destiempo. Y, sin embargo, nada más lejos de la aridez que aquella jugosa palabra suya, sobria sin sequedad, dulce sin melosidad, alegre sin jaranería, propensa a las síntesis, pero a unas síntesis calientes y humanas que entendían los letrados y los labriegos y que tenían una insinuante penetración hasta el mismo tuétano de las almas. En una sola línea decía Onésimo cosas tremendas que en otra mente hubieran necesitado la cancha de un libro. Así, cuando dice sin más: “Menéndez Pelayo es el padre del nacionalismo español revolucionario”, formula todo un principio al pasar y no pierde el tiempo: ahí está la obra del insigne polígrafo y quien quiera aprender a ser revolucionario, que la lea. Y cuando dice en su llamamiento a la juventud el 18 de Julio de 1.932, cuatro años justos antes del Movimiento, “abandonad por el tiempo que la Patria lo pida vuestro confiado vivir”, define magistralmente el deber de la juventud cuando según frase suya, también perfecta, “el Estado traiciona a la Nación”. 6
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La clarividencia de Onésimo llegó hasta precaverse contra futuras desviaciones a las que ya preveía él que la imitación pudiera conducir en ciertos espíritus perezosos y apresurados, impacientes por rematar lo formal y externo sin haber estructurado el esquema mental sobre que toda manifestación formal debe estar asentada. “Nada de introducir y copiar-decía-; lo que ocurre fuera es bueno para aprender y malo para importar.” Hasta el lema heráldico de la Revolución es de Onésimo. No era él amigo de símbolos ni de frases ni jamás tuvo un gesto o un ademán teatral. Censuraba estas “nimiedades de títulos y emblemas” y apartaba de sí a los amigos de la bambalina. Pero cuando, al final del 18 de Julio precursor ( el de 1.932 ), “por España libre, grande y única respondamos con el arma en la mano a la provocación de los que preconizan el crimen”, creaba el lema por el que habían de morir legiones de jóvenes españoles cuatro años más tarde. Nos extenderíamos fuera de los límites de un prólogo repentizado si continuáramos la glosa de las ideas políticas de Onésimo que en este libro, por otra parte, están magistralmente proyectadas. Nuestra misión de antiguos combatientes de Onésimo, que a sus órdenes penetramos en la Falange y, obedeciéndole, arrancamos para la más bella aventura de nuestro tiempo, consiste en renovar obediencia a su doctrina con cualquier ocasión y con cualquier motivo. Y, sobre todo, consiste en mirarnos en el espejo de su vida y de su muerte. Onésimo, Caudillo de Castilla, estaba cortado por el mismo patrón y de la misma veta que sus predecesores en la historia del pequeño condado que un día acabó por asombrar al Universo y enseñorearle. Onésimo no era un cualquiera: tenía algo de huracán y algo de arcángel. Cuando hablaba a los estudiantes o a los campesinos se agrandaba su figura hasta agigantarse. Y entonces parecía como si por él hablaran las generaciones y la tierra y los montes y los sotos y los ejércitos y los rebaños y las naves y los Fundadores y los Santos: los del pasado, los del presente y los del futuro, igual que si el alma inextinguible de una raza eternamente joven se hubiera subido a aquellos labios, a aquella voz, y a aquel aliento que resonaba y azotaban por Castilla, rebotando en los muros de los castillos feudales y en los ábsides de los templos y en las cunas de los niños y en los pechos de los mozos y en el seno de las mujeres, y levantaban, como una profecía, millares de almas que se ponían en pie ante sus consignas. Castilla parecía muerta y él era de los pocos que sabían que estaba viva. Había aplicado a su corazón su fino oído con pasión filial, y él había percibido desde el fondo de los siglos el latido de las estirpes que empujaban bajo la escombrera de las derrotas y los renunciamientos y pugnaban por estallar de nuevo y por florecer bajo el sol inimitable de la altiplanicie. Y aquella vena roja que saltó, como un “géiser” salvador, en toda Castilla, a los cuatro años del llamamiento a la juventud, saltó por la palabra y por el espíritu de Onésimo Redondo. Murió como un Obras Completas
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Caudillo antiguo: al frente de su pequeño ejército, apenas una escuadra. Murió como lo que ya era; Conde de Castilla, que es cuanto más se puede ganar con la muerte en España. Franco le ha reconocido esta difícil jerarquía que él había ganado en las eras de Labajos, en Castilla la Vieja. Aun había allí trigo para el pan de cada día, empapado con sangre de Onésimo. Su ejemplo presida nuestras jornadas. Si fuéramos infieles a él, seríamos infieles a la Patria que él amó hasta la inmolación. ¡Arriba España!. José Antonio Girón de Velasco
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NUESTRO SALUDO A LA PRENSA “Nuestra Prensa está podrida” hasta la raíz. El Periodismo en nuestro país, es peor que la prostitución. Se rodea con un manto de moralidad y da amor al bien, actuando como intérprete de la opinión de lo mejor de Francia, cuando no es sino expresión de una pérfida y codiciosa minoría de especuladores.” (Jaurés) ¡LA Prensa! He aquí un valor mayúsculo por excelencia entre todos los que hoy ejercen potencia en el mundo político. La política absorbe las máximas atenciones del Ciudadano; nunca como después de la Revolución abrileña estuvo todo tan pendiente de la Política: se respira un ambiente sofocante de revisión, en el que las mayores audacias tienen eco. El pueblo, como leemos a diario, se ha echado a la calle, sediento de revolución según la Prensa. Ella es la que ha creado este cuadro de turbulencia en el que unos pocos son actores tan violentos como irresponsables, mientras que el verdadero, el gran pueblo, murmura atónito esperando entre confiado y temeroso la solución de sus problemas concretos. En este período, en que todo está por constituir, política y socialmente, he aquí que la Prensa ejerce y monopoliza. un supremo magisterio, sobre la única realidad que podemos llamar constituida, sobre lo único con fuerza eficiente para dejar oír su voz en los ámbitos de gobierno: el público efervescente de los grandes núcleos de población, persuadido por la embriaguez agresiva, que le comunican los diarios de que es necesario derribar mucho para vivir bien; obsesionado por la idea de hecatombe, tras de la cual los órganos de la política catastrófica aseguran con brutal fanatismo hallarse la felicidad del pueblo. A la nación le conviene estar alerta ante todo contra esa invasión de la barbarie forjada en las rotativas, que es el auténtico peligro para la República. Y es a la vez el más delicado inconveniente de que ésta ha venido íntimamente acompañada. Porque así como es evidente que la revolución de abril la han realizado las mayorías proletariorepublicanas de las capitales de provincia, no debe perderse de vista que el fermento propio de esa revolución se cultivó en las columnas de la Prensa demoledora. Ellas dirigen con disimulo o con descaro, según convenga, los primeros tiros de artillería contra lo que ha de ir cayendo: ellas van enfocando a las mesnadas revolucionarias en dirección de lo que ha de sucumbir: debilitan al adversario, que siempre lo es para los literatos revolucionarios el que está en alto; presiden el crecimiento de la marejada oposicionista, dan oportunamente el grito de ataque, y toman a su cargo sin escrúpulos el repugnante papel de rematar moribundos y ensañarse con los cadáveres. Ese es su oficio, y no hay Obras Completas
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porqué pensar que cesen en su tarea destructora por el simple suceso de que una Monarquía caduca cediera el paso a una república, “conservadora”, según creen los espíritus dormidos, que pretenden tranquilizar sus cobardes sobresaltos cerrando los ojos. LIBERTAD no quiere sumarse al coro infame de sus colegas que hacen de la guerra de los espíritus una pingüe granjería. Por el contrario: en la hora de las responsabilidades, si es que ha llegado, queremos señalar como las más graves y contumaces las de la Prensa, ya que en todos los momentos tristes de nuestras últimas etapas históricas, tan condenadas por esos órganos que se erigen en inmaculados fiscales, han jugado ellos los papeles más abominables: ¿Quién estuvo más cerca de todos los políticos fracasados que el periódico a quien cada uno de ellos daba calor? ¿Quién ha disculpado más errores, ha encubierto con mayor desvergüenza todos los abusos y ha patrocinado con mayor hipocresía todos los planes de mal gobierno que los periódicos a sueldo de la política vieja? La Prensa ha intervenido como actor principal en todos los desastres nacionales, diferenciándose sólo de los demás coautores en que al final de la tragedia, enterrando con desfachatez en sus archivos mil pruebas acusadoras de sus propias columnas, aparecía en el ápice de la irresponsabilidad, escurriendo el bulto y lanzando al pueblo cada día a una nueva confusión... LIBERTAD, con todo el coraje que le presta el ardor juvenil de que viene revestido, protesta, en aras de la honra y de la paz entre los españoles, de la inicua pujanza, del insolente privilegio de clase que disfruta un gremio de ciudadanos profesionales de la discordia, y eternos obstructores de la reconciliación de los espíritus. No pedimos más sino que la moral presida eficazmente el derecho de escribir. Que se destierre para siempre, a costa de los únicos que se atreven a defenderla, los periodistas, la monstruosa presunción de que lo que tiene valor en una sociedad civilizada es discutible y de que hasta la VERDAD, y la honra ajena, se hallan expuestas impunemente a las sórdidas apetencias de escándalo de cualquier delincuente armado de una pluma. El código penal debe regir para todos, hasta para los periodistas. Pedimos la extirpación sumaria de la delincuencia periodística. Trabajaremos por persuadir: a nuestros lectores de que los enemigos de la libertad, y de la paz y grandeza de España no se encuentran en uno u otro grupo ni en tal o cual ideología de las que diferencian a los españoles, sino en la Prensa abonada al escándalo, en los profesionales de la calumnia, la insidia y la agresión impune, en los periodistas libertinos. En estas circunstancias, cuando todos los españoles que trabajan honradamente ven aproximarse las consecuencias de tanta veleidad revolucionaria. el deber nos impulsa a gritar a la faz de todos: “La Prensa, he ahí el culpable, el enemigo.” (Libertad. núm. 1, 13 de junio de 1931.) Nos parece bien el ardor combativo y el anhelo hispánico de “La Conquista del Estado”. Pero echamos de menos la actividad antisemita que ese movimiento precisa para ser eficaz y certero. No nos cansaremos de repetírselo (*). (*) Reproducido en Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla, Valladolid, 1937, pág. 9. 10
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LOS PROPAGANDISTAS JOVENES Y SUS ENEMIGOS COMPAÑEROS nuestros, jóvenes que se disponen a actuar en todos los terrenos, dentro de la ley, para defender los principios que han de salvar nuestra civilización de la barbarie comunista y anarcosindicalista, son los que integran la vanguardia de esa agrupación ocasional denominada Acción Nacional, cuyo objetivo es unir a los elementos de orden para que voten conscientemente en las elecciones del 28. No está LIBERTAD identificada con Acción Nacional, pues entendemos que su finalidad transitoria dista mucho de cumplir plenamente las necesidades de defensa a que Castilla necesita; nosotros propugnamos una acción constante, reforzada precisamente más allá de las Cortes, porque no será de ningún modo definitiva la Constitución que en ellas si llega a ser posible se apruebe, ni ésta resolverá todos los problemas. Sin embargo, entusiastas como somos de la acción pertinaz y, sobre todo, de la valentía para acometer de cara a los provocadores que. quieren adueñarse de todo por el terror, aplaudimos a nuestros bravos compañeros, asegurándoles que el porvenir es suyo si son, por lo menos, tan tercos en usar de su derecho como el adversario lo es en la intransigencia. Fiemos mucho, camaradas, del valor cierto de las masas campesinas: en Castilla es axiomático que ningún hombre merece más ni puede más que cada uno, desde el momento en que la lucha surge. La minoría de provocadores será, por tanto, la que nos dé el triunfo, porque a continuación del reto brota en todos los labriegos el amor propio que les pone en actividad, y desde ese momento son indomables. Sin contradicción no hay vida. Para nosotros la pugna es la victoria. (Anónimo. Libertad. núm. 1, 13 de junio de 193l.- Se reproducen fragmentos en Onésimo Redondo, págs. 9.10).
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LA EXPORTACIÓN DE CAPITALES CON una frase puede resumirse y expresarse exactamente en qué consiste la exportación de capitales: se trata de un traslado al extranjero de parte de la fortuna nacional. No es, pues, una pérdida neta para la nación equivalente al valor. de los bienes trasladados. Solamente se pierden las cantidades que los nacionales consumen en el extranjero y los gastos efectuados en el traslado, en la administración y en una probable futura reintegración al bloque de los bienes nacionales radiantes en España. A algunos lectores puede parecerles ociosa esta explicación, que no es ni más ni menos que el desarrollo o explicación de la frase “exportación de capitales”; pero a otros, y para ellos escribimos, les hará concebir con mayor exactitud el alcance y consecuencias del drenaje de capitales al exterior, que algunos creen, sin pararse a profundizar y guiados del lenguaje de alarma que se emplea para comentar estas maniobras, que es un desmembramiento definitivo e importante del acervo nacional. En estos momentos somos unos acreedores del extranjero en tanta cantidad cuanto importan los capitales enviados y el activo español, modificado por la transformación de algunas partidas, suma exactamente igual que antes de haber hecho los traslados de fondos a que han dado lugar los temores de sucesos políticos. Bien están las medidas restrictivas y persecutorias que se han tomado. No pueden ellas impedir totalmente las sutiles infiltraciones del dinero, porque éste, judío indudablemente por su ascendencia y por sus cualidades y en manos principalmente de judíos, los eternos detentadores de la riqueza, será batido, castigado y acorralado, pero no vencido, pues preferirá huir profiriendo silenciosas quejas y buscará ambiente tranquilo donde multiplicarse absorbiendo la eficacia creadora del trabajo. Pero no huirá en masa, sino fraccionada y lentamente. Francia, nación de una suficiente agilidad de recursos estatales, bloqueó al dinero en época de Herriot. Amenazó, castigó, coaccionó los capitales, y no pudo, sin embargo, vencerlos. Pasaban el Canal de la Mancha, volaban a América, invadían centro Europa, tomando posiciones en los robustos y graves edificios bancarios berlineses... El dinero olfateaba los designios radicales, sectarios, populacheros de Herriot..., hacía la maleta y se situaba lejos para presenciar los resultados de la aplicación de teorías propugnadas por la Prensa y las mesnadas políticas del caudillo radical. Después, Poincaré consiguió repatriarlo. ¿Fue cuestión de abrir o de cerrar las fronteras financieras y bancarias? Indudablemente, no. Poincaré suprimió de un tajo las 12
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enmarañadas trabas que a fuerza de decretos se habían tejido. Abrió una cañada real para que salieran libremente los capitales y amnistió a los que habían huido..., pero simultáneamente elaboró con su poderoso cerebro un vasto plan de gobierno. Abarcó las múltiples y complejas necesidades nacionales y formuló y estructuró sabios remedios. No tuvo tiempo, es verdad, de continuar manteniendo en el ambiente las pomposas disquisiciones -que tan magníficamente airean nuestros Ateneos- acerca de libertad, reacción, opresión..., pero acelero el ritmo de la producción nacional, proveyó a la seguridad de cocinas y despensas, legisló para toda la nación y la nación volvió a compenetrarse alrededor de un ideal patrio de reconstrucción y de trabajo. Ahora gobierna el centro y, sin embargo, el Banco de Francia cede el dinero al 2 por 100; las mercancías están más al alcance de todas las fortunas porque vienen desde entonces descendiendo los precios. Los gobiernos Tardieu, Laval, a pesar de ser conservadores, sieguen empujando a más bajos costes las mercancías. Lo que en 1928 costaba 100 francos, sólo cuesta ahora 82. Volvamos a España. La emigración de capitales es un episodio que hará aprender a nuestros gobernantes... y a nuestros gobernados. Se restablecerán las normas sanas de gobierno verdadero y, a despecho de 145 ateneístas de Madrid, se legislará para toda la nación y, después de crisis y sobresaltos, volverá la tranquilidad y volverán a cruzar incesantemente debajo de los arquitos dorados de las ventanillas de los Bancos nuestros billetes estampados con las glorias de nuestro siglo XVI. (Libertad, núm. 1, 13 de junio de 1931.)
A la gran Prensa no le interesa la paz, el trabajo ordenado, la producción floreciente, que es lo que a la nación y al obrero conviene. Lo que interesa a los periódicos es el escándalo. Y como el escándalo se produce lanzando a unos ciudadanos contra otros a hermanos contra hermanos, la Prensa fomenta la guerra civil por su propio provecho.
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CASTILLA DESAMPARADA EL TRIGO. LAS ESTADISTICAS CASTILLA NO EXISTE NO queremos unir nuestra voz a la de las plañideras castellanas, que son casi todos los hombres de levita y casino, tenidos comúnmente por padres de la región. Estamos hartos de oír los clamores fúnebres de los impotentes, llorando ver a Castilla como la región más despreciada por el Estado nodriza, por los Gobiernos despenseros del presupuesto. Abominemos de una vez para siempre de esos papás menguados que atribuyen la decadencia de Castilla al desamparo en que Madrid nos tiene y la prosperidad de Cataluña al mimo del Arancel exclusivamente. Uno y otro hecho, que no negamos, serán, cuando más, el reflejo oficial de otro más importante Del único pecado a que los hombres jóvenes, con ansias creadoras y alma realmente revolucionaria, deben atender, y es éste: Castilla está desamparada, ante todo, de sus propios hijos. Castilla languidece porque empieza por no existir para los mismos que la, habitan. Una región no puede llamarse tal solamente por haber heredado del pasado su nombre, aunque suene tan recio e imperial como el del suelo que nos vio nacer; ni porque estén encerrados sus anchos, pardos y monótonos valles por altas cordilleras que la separan del resto de la Península; ni porque haya parido algunos poetas que la ensalcen... Todo esto lo tiene Castilla, y, sin embargo, no existirá corno región mientras sus hijos no la creen con un esfuerzo vigoroso de la inteligencia y un rabioso tesón en las afirmaciones. Lo primero para que nuestra región surja entre los países hispánicos que se preparan a hacer afirmación de su personalidad es que conozcamos los castellanos su figura. Y como es menester dejarse en estos momentos de juegos florales y demás lirismos sin contenido práctico, afirmamos que conocer a Castilla es conocer a fondo sus problemas vitales. Que es lo que nunca han procurado los papás de levita y casino, los cacicones, cacicoides, señoritos influyentes y clérigos poltrones que, para desprestigio del país, ocupan en el ámbito de las 11 provincias campesinas el patronazgo de la política y la cultura. EL PROBLEMA DEL TRIGO Ahí tenemos el auténtico problema regional de la crisis triguera: dos años llevamos gimiendo sobre la ruina de los precios, lanzando imprecaciones a 14
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Madrid y saetas a Cataluña por las presuntas importaciones, y todavía no sabemos a ciencia cierta ni el trigo que la región produce, ni el que exporta un año y otro y se reserva para su consumo. NO HAY ESTADÍSTICAS Vamos a dejar a un lado, porque mejor es no hablar de ello, el admirable esfuerzo tipográfico del viejo diario local que cada año dedica un pesado número al trigo y a las parvas. El hecho, innegable, de que tan abominable engendro estadístico llame la atención en España da la medida de nuestra raquítica cultura regionalista. Esas estadísticas falsas era cien veces mejor para los intereses agrarios que no se publicaran (1), y, por el contrario, una estadística veraz, es la primera 1919: Cosecha estimada en el número triguero del conocido periódico, 20,3 millones de quintales. En el mismo año la estadística oficial da ¡35,1! 1928: Según un gráfico, el valor de la cosecha en este año es de 820 millones. Ya es sabido que el valor promedio de la cosecha española de trigo asciende a 2.000 millones de pesetas. Claro es que en el mismo número del periódico, para la misma cosecha se señala el valor de 1.348 millones ¿A qué nos atenemos? Una estadística donde abundan hasta las contradicciones de despacho, aparte de las enormidades de información, y donde nos quieren hacer creer que un año se cogen 20 y al siguiente 10 en toda España, y donde las discrepancias con los datos oficiales -que no reputamos más de fiar- son hasta el 80 por 100, no es estadística. Es un desenfadado negocio periodístico. condición para que el pavoroso problema triguero deje alguna vez y para siempre de serlo. Los grandes males, grandes remedios exigen. ¿ Estamos convencidos de que la ruina del mercado triguero es el más grave problema que tiene planteada la economía castellana, de tal modo que depende la vida misma de los labradores de ese asunto...? Pues si es ésa la formidable realidad, pongámonos a estudiarla sin descanso, no regateando medios para conocer el mal y todas sus raíces, porque la primera condición para recetar es diagnosticar con acierto. Hay que llegar a conocer con exactitud, por los dedos de la mano, dónde va -o dónde se queda- cada fanega que Castilla produce; basta de estadísticas burdas, entretejidas con el mayor aburrimiento e irresponsabilidad por un secretario facilitón o por un periodista sin escrúpulos. Debe ponerse mano sabia y mano dura en la confección de estadísticas. Y deben producirse por diversos métodos hasta conseguir un control perfecto y poder imponer sanciones fuertes a los que hubieren faltado a la verdad o hubiesen cumplido con negligencia su cometido.
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ES PRIMORDIAL LA ESTADÍSTICA DEL COMERCIO Nosotros proponemos que, ante todo, se ponga especial cuidado por los organismos oficiales en confeccionar la estadística completa del comercio de trigo EN CADA PUEBLO. De un año a otro debe saberse al detalle el movimiento total de lo producido en cada término municipal: Qué numero de cargas van al molino, cuántas al acaparador o corredor, cuántas al rentista forastero y cuántas quedan en las paneras. Nosotros proponemos que se llegue incluso a establecer guía obligatoria para el movimiento de cereales. Consumada con rigor esta verdadera contabilidad. en la que hay una cuenta para cada municipio, conseguiremos inspeccionar de cierto las estadísticas que cada verano se hubiesen hecho de la producción y moralizaríamos - que es lo primero - la confección de éstas, imponiendo duras sanciones a los que fuesen responsables de su falseamiento. Tendríamos la base principal - completada con el conocimiento del comercio de harinas - para formalizar una verdadera estadística del consumo. *** Como vamos a seguir ocupándonos, metódica y progresivamente, del problema triguero, hacemos punto final a este trabajo. Recalcamos solamente antes de terminar la importancia primaria, urgentísima y permanente de la buena estadística. Para resolver un asunto de comercio es la estadística lo que la calidad del suelo para saber lo que en él hay que sembrar. Crean nuestros agricultores que el problema del trigo, así como no es de hoy, no se acabará en un día con un par de decretos. No se puede hacer fuerza sobre ningún Gobierno. ni aun disponiendo de la “Gaceta” puede resolverse con acierto el problema, si no tenemos por delante su planteamiento claro y ordenado, iluminado por los números. Un buen estudio vale más que muchos mítines. LIBERTAD se propone acometer ampliamente el estudio a fondo del problema triguero. Llama a sus columnas a cualquiera que sepa algo que interese saber a todos, aunque no sea más que el número verdadero de las fanegas que se cogen en su pueblo. (Anónimo. Libertad, núm. 1, 13 de junio de 1931.)
____________________________________________________________ (1) Enemigos de eufemismos y frases engoladas, nos gusta la verdad franca y duramente declarada. De ahí nuestras palabras para comentar como se merece la clásica estadística triguera de un diario, de Valladolid. Pero como no queremos jamás, por nuestro honor de periódico no contaminado de los vicios corrientes entre colegas, acusar sin las pruebas por delante, transcribimos aquí algunos de los disparates que justifican nuestro desfavorable juicio para que el lector sepa a qué atenerse:
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(*) Reproducido en Onésimo Redondo, págs. 8-9.
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¡A LOS JÓVENES! Desaparecidas las formas de dictadura patriarcal que han sido el régimen habitual del estado en los últimos años, se han entregado a la ciudadanía los destinos de la nación. En esta hora, la actuación corresponde a los jóvenes por derecho propio, ya que la política de hoy es, ante todo, una milicia cívica. Al ataque violento hay que responder con serenidad y valentía. Ningún hombre menor de cuarenta años puede permanecer con dignidad en la penumbra ni dar a la política menos de lo que la defensa ardiente de las propias convicciones exija, aun la vida. Libertad es de jóvenes y a los jóvenes se consagra preferentemente, no nos importa contar o no con una mayoría borreguil junto a las urnas, y repudiamos el concurso de las multitudes embriagadas de desorden por las calles. Disciplina y audacia es nuestro lema. Las naciones pertenecen siempre a las minorías con fe y organización. Dándolo todo al ideal antes de comenzar, a nadie tememos. ¡ ¡ ¡Por España grande, por España verdaderamente libre, a la lucha! ! !... (Anónimo. Libertad. Núm. 2, 20 de junio de 1931.- Reproducido en el mismo semanario. Núm. 87. 11 de junio de 1931, y en Onésimo Redondo. Págs. 10-11.)
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LA REVOLUCIÓN SOCIAL DICEN los sindicalistas: La Revolución política está hecha; falta la Revolución social. En pugna con ellos, dicen, no obstante, lo mismo muchos socialistas y otros elementos, que para halagar a las masas se les aproximan como esos feroces parlantes de hace unas noches en la plaza de toros. Dicen los comunistas: Negamos que la revolución política esté hecha. Esta y la revolución social sólo puede hacerla el Soviet. Y unos y otros piden el desarme de la Policía y, por el contrario, el pertrecho de sus respectivos correligionarios, a quienes, todos de acuerdo, llaman “el Pueblo”, para hacer con toda prisa la revolución social, aplastando la libertad de los demás, que deben permanecer desarmados. De este procedimiento es también partidario algún ministro. Nosotros somos asimismo entusiastas de la revolución social. Lo queremos declarar desde el principio. Estamos conforme con que hay que revolver muchas instituciones: volcar cabeza abajo en el campo de lo social innumerables abusos. Y estamos enamorados de cierta saludable violencia, por el convencimiento de que en otra forma se escurrirán siempre los espectadores y acabarán al final de cada prueba flotando sobre sus oprimidos con el nombre trocado y la casaca siempre nueva. Hay que acabar, sí, con esos hijos y nietos favorecidos de la desamortización que no han tenido tiempo ni de recorrer sus inacabables fincas, mientras en el municipio donde radican otros pasan hambre. Hay que ahogar la cruel tiranía del propietario sobre el colono cuando aquél no hace otra cosa que chupar la sangre vertida sobre la tierra trabajada por éste, que paga cada vez mayores rentas y gana menos. Debemos acorralar con un genuino movimiento revolucionario todas las formas de usura, incluso esa moderna que consiste en pagar al labrador por sus productos un mínimo bastante para que no muera y siga trabajando, pero insuficiente para que sostenga decorosamente a los hijos que da a la Patria y condenado a no mudar nunca de suerte. El campo debe echarse encima de los acaparadores Que hacen grandes fortunas con solo estudiar sobre la mesa del café el modo de tiranizar a los productores con la especulación: de los azucareros que ganan el 100 por 100 y zurcen el rostro del remolachero con desprecios inhumanos...: de los “trust” que gravitan con sus tarifas implacables sobre las rentas, cada vez más escuálidas, de los consumidores no acogidos a monopolio alguno... Hay que redimir, en fin, al que trabaja y revolver violentamente si es preciso, como lo será, a la burguesía encastillada en sus numerosos feudos económicos. Obras Completas
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Pedimos, pues, la revolución social para que todo hombre apto encuentre trabajo dignamente remunerado y para que nadie se vea privado de la posibilidad cierta de elevar su condición según sus méritos y para que el campo - que es España - sacuda las cadenas de la hegemonía burguesa. Pero si la revolución social es una necesidad y un grito de justicia, hay que defender ese movimiento sano y juvenil de las corrupciones traidoras que proceden de la democracia judaizante superburguesa, como de las máquinas internacionales con sello marxista, que descaracterizarían la genuina revolución hispánica para hacernos siervos de Moscú. Revolución social, enérgica, urgente, a cargo de la juventud española, eso sí. Pero con estas condiciones: 1ª Que no sirva para sustituir la hegemonía burguesa por la tiranía de una clase o un Sindicato. Es un crimen de lesa patria agitar la nación para mudar de despotismo. 2ª Que intervenga eficazmente el campo, porque sin la voz de la agricultura todo movimiento colectivo es una agresión al verdadero pueblo. 3ª Que presida esa obra de justicia social un superior anhelo hispánico, una idea nacional de unidad, como garantía de que la gran España sigue una ruta de encumbramiento y no es víctima de los tenebrosos proyectos que las fuerzas ocultas internacionales incuban para hundir a las naciones en la miseria consecuente a la lucha de clases. (Anónimo. Libertad, núm. 2, 20 de Junio de 1031. Reproducido en Onésimo Redondo, págs. 11-14.)
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EL IMPERIO DE LA CALUMNIA - HAY QUE ACABAR CON ESTA NUEVA DICTADURA “ La línea de demarcación entre la ley del pueblo y la ley del populacho es incierta.” (GANDHI.) HAY Un engaño pueril y, sin embargo, muy generalizado. Consiste en aceptar que la opresión, o sea el ataque a los derechos del individuo por una fuerza superior, que le coloca en la triste situación del hombre irredento, es un vicio peculiar del Poder Público. Con arreglo a la carcomida mentalidad democrataliberal que el judaísmo internacional suministra mediante su Prensa a las naciones decadentes, ese mito revolucionario es la oración matutina y vespertina del público contagiado por el engaño: ¡Libradnos, ¡oh revolución!, de la tiranía de los que mandan!... Nosotros, que queremos poner toda nuestra energía en la tarea de arrumbar los mitos hipócritas con que la superburguesía masónica atormenta los cerebros débiles, señalamos como uno de los más funestos ese de contraponer pueblo y Gobierno, autoridad y libertad, haciendo girar la vida política y los problemas de justicia perpetuamente en torno de tales conceptos y a medida que la nación se hunde. No pretendemos esclarecer ahora cuánta es la distancia entre esta senil febrilidad que agita a las falsas democracias, como la nuestra, y las ideas jóvenes vigentes en el mundo para regenerar las naciones y rehabilitar a algunas razas en el cumplimiento de su histórico destino. De este pensamiento, que nos es favorito, trataremos con amplitud en los números sucesivos de LIBERTAD. Por hoy queremos solamente protestar de ese inicuo engaño, de esas gastadas monsergas liberales que soliviantan a las masas inocentes, desviando sus ímpetus de justicia del conocimiento de los verdaderos culpables. Hay opresión del individuo por un poder ilegítimo o irritante, sí : la violación de los derechos individuales es un hecho corriente e impune, por desgracia, y puede afirmarse que, a medida que avanzan los días, la libertad y seguridad de los ciudadanos está más ignominiosamente entregada a los Poderes arbitrarios. Pero no se trata de lo que comúnmente se entiende por Poder, del Gobierno constituido, que a menudo no es tal Gobierno. que padece de una debilidad semejante a la del furioso atleta mitológico encadenado por fuerzas invisibles. Estas fuerzas son las que ejercen la tiranía sobre los ciudadanos y sobre el mismo Gobierno. Si en España no hay, como efectivamente sucede, libertad jurídicamente garantizada, es porque la impiden a diario los que disponen del arma suprema para dominar hoy sobre el país y aun sobre los gobernantes: la calumnia, prodigiosamente difundida y maravillosamente rodeada de impunidad.
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Ahí tenemos el caso del ciudadano Don Pedro Segura Sáenz, Cardenal Primado de las Españas. Se trata del hijo de un maestro de escuela, que vivió con el pueblo y le sirvió que trabajó con espíritu francamente democrático, y sin cuidarse de que los periódicos cacareasen sus virtudes, en la regeneración de las Hurdes... No ha hecho uso de las armas, ni conspiró contra tal o cual régimen de gobierno, ni podría encontrarse español alguno que patentizase un agravio delictivo cometido por el patriota don Pedro Segura. Pero ha bastado que la calumnia despliegue sobre él sus fuerzas facciosas, que la espada Uránica de los periodistas irresponsables le señale con ira feudal, para que ese ciudadano no pueda tener un palmo de tierra donde pisar en una nación que hasta ahora se llamaba civilizada. Hoy es un Cardenal; ayer, algunos exministros o expersonajes; mañana, uno, varios o millares de ciudadanos, a los que la calumnia, difundida, señale con sus voces cobardes; en veinticuatro horas la Prensa puede impunemente trocar a un ciudadano pacífico en un facineroso presidiable o en un corruptor repugnante a los ojos del populacho. Desde ese momento la víctima ha perdido la calidad de ciudadano, sin que nada ni nadie le ampare. Las pruebas son innecesarias: el juicio está hecho al pie de cada quiosco de periódicos y la sentencia pronunciada por la boca de los lectores epilépticos. ¿Gobierno..? Nada puede hacer el que debe su existencia precisamente al imperio de la calumnia. ¿Ley? Sí; la del embudo; la única vigente cuando el Poder legislativo lo ejerce de hecho la Prensa de escándalo. ¿Tribunales?... Desgraciadamente, su augusta protección llega a ser inválida ante las turbas acusatorias desde el instante en que caducaron para muchos españoles los principios de que “ningún español ni extranjero podrá ser detenido sino en los casos y en la forma que las leyes prescriban”, y de que “no será castigado ningún delito ni falta con pena que no se halle establecida por ley anterior a su perpetración”. Hubo una o dos dictaduras que molestaban sobre todo a los periodistas del escándalo, porque no las ejercían ellos. Aquéllas bien caídas están por haberse alejado del mandato del país y usurpado con indebida prolongación sus funciones. Pero quienes condenamos toda suplantación de las normas objetivas de justicia que garantizan el vivir pacífico de los ciudadanos tenemos que hacer un llamamiento al pueblo no manchado por el morbo incivil que fluye de las redacciones de los periódicos. Hay que instaurar, contra la despótica voluntad de los calumniadores de oficio, la dignidad propia de los países que viven en régimen de derecho. Hay que acabar con la dictadura de la publicidad, Que es la más degradada y la menos responsable. (Libertad. núm. 2, 20 de junio de 1931.)
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EL PRECIO DEL TRIGO SOLAMENTE merced a la calamidad de la sequía que padecemos, y como consecuencia también de las heladas, ha podido reponerse algo el precio del trigo, que se hallaba estancado en términos ruinosos para el agricultor. Poco, pues, puede consolarnos que, ya en las postrimerías del año triguero - cuando venden los ricos -, se entonen los precios coincidiendo con la dura realidad de una merma en la próxima cosecha. Ya, salvo alguno que otro pedrisco, no tendrán los labradores ninguna mayor calamidad hasta septiembre. Pero el problema de los precios con su complejidad sigue acechando. Examinémosle someramente, como cumple a la brevedad de un trabajo periodístico. Desde 1910 se distinguen en el mercado del trigo cinco períodos de diferentes características, tres de ellos normales o favorables para el agro en cuanto los precios suben casi siempre a partir de septiembre, se mueven entre límites remuneradores o de beneficio y las importaciones no exceden de las cantidades necesarias para hacer la soldadura de las cosechas. Otros dos períodos son de derrumbamiento, y en ambos la tremenda crisis sufrida se debe, principal y casi únicamente, a los excesos cometidos en la importación del cereal. Hasta el año 1914 los precios se mueven sin oscilaciones agudas y generalmente con un alza, que empieza a raíz de la recolección. Las importaciones son moderadas y se atienen con cierta normalidad a las necesidades del consumo. Durante la Gran Guerra y hasta el año 1920 los precios suben agudamente desde 50 reales fanega hasta 120. Se trata de un período excepcional, en que tan altos precios se deben a las necesidades el consumo de los beligerantes, que estimulan la formación de sus acopios pagándolos con gran esplendidez. Sobre el punto culminante de esta curva empieza un nuevo periodo, que se distingue por un continuo descenso del precio del cereal, que dura dos campañas. Se produce un derrumbamiento tal por exceso de importaciones, que da lugar a un Decreto de 1922 prohibiendo las entradas de trigo mientras éste se cotice a un precio inferior a 91 reales fanega. El cuarto período se desarrolla durante la Dictadura y en él se inicia el régimen de tasas que ha regido con eficacia hasta 1929. Por fin se pueden señalar los dos últimos años, tan anormales en su régimen de precios como los de 1921 y 1922, y por la misma causa: exceso de importaciones. La ruina del mercado es tal, que los más altos precios registrados se hacen después de la recolección, y a medida que va el consumo mermando las existencias, baja el precio, contra toda razón.
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Ya está en la conciencia de todos que es preciso reaccionar, y reaccionar vigorosamente, contra una torpe política, que deja en ocasiones el campo al borde de la ruina y que no acude con remedios hasta que no es extremada la angustia del agricultor. Razonablemente, la crisis actual debe terminar este año, y para el siguiente deben prepararse los términos de una justa normalidad, que consista en unos precios remuneradores graduados por el juego de los derechos arancelarios y por el auxilio económico en dinero fácil y barato a los campesinos. Y para más adelante, preparando la supresión de tasas, que sólo debe subsistir con carácter transitorio, deben estimularse oficialmente los mejores métodos de cultivo y la utilización de semillas de trigos seleccionados que sitúen nuestros costes de trigo más cerca de los precios mundiales, descargando lo posible al consumidor y alentando así la capacidad de ahorro del agricultor. Ese es el camino de que la clase más numerosa de la nación y la más sana se estabilice económicamente, que es la manera de estabilizar la vida nacional. (Anónimo, Libertad, núm. 2, 20 de junio de 1931.)
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COMO VIVE UN LABRADOR AHÍ va, camaradas socialistas, a vosotros, que tanto os conmueven las cuestiones de estómago, una cuenta de gastos y productos confeccionada por un auténtico labrador. Presentádsela a vuestros obreros del campo y decidles a la vista de esas 2.973 pesetas que son toda la vida de un agricultor para un año: “El patrono es vuestro enemigo; hay que acabar con los patronos que nos explotan.”Pero ya que vuestros oyentes del traje de pana son tan buenos que se las tragan como puños, hacedles la justicia siquiera de no mandar a predicar a ningún obrero de taller que cobre tres duros por ocho horas, ni a quien gana más que ese patrono de las 2.973 pesetas de ingreso. ¿Os quedaría entonces un solo propagandista? Coste de la producción del trigo en Castilla, tomando como base la labranza de dos pares de mulas, término medio de labranzas. Este cálculo está hecho sobre la base de Tierra de Campos, pueblo de Villalón, terreno cerealista por, excelencia. CAPITAL INMOBILIARIO
Pesetas
Sesenta y ocho hectáreas en ambas hojas, a 1.800
122.400
Una era para las mieses
3.000
Una casa de labranza con sus dependencias
10.000
Valor propiedad GANADOS, ÚTILES Y MAQUINARIAS Cuatro mulas regulares a 1.500 pesetas 6.000
135.000
Una burra
100
Dos carros de labranza
2.500
Un carro chico para arados
600
Una máquina de segar
1.500
Una máquina de limpiar
900
Una máquina de sembrar
1.000
Trillos, arados, arreos, herramientas
2.400
Total
15.000
RESUMEN CAPITAL Obras Completas
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En propiedad inmueble
135.000
En ganados y aperos
15.000
En dinero efectivo para su explotación
10.000
Total
160.000
GASTOS DE EXPLOTACIÓN
Pesetas
Simientes para 30 hectáreas, 90 fanegas de trigo, 20 pesetas
1.800
Simiente para 3 hectáreas, 9 fanegas de cebada, a l0 pesetas
90
Simiente para 1 hectárea, 3 fanegas de avena, a 7 pesetas
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Un mozo a jornal durante todo el año, menos en verano, 42 840 semanas, a 20 pesetas Un mozo a jornal todo el año, menos invierno y verano, 32 376 semanas, a 18 pesetas Cuatro mozos en verano a 325 pesetas uno con otro
1.300
Manutención de los 4 mozos durante 70 días que dura el 1.280 verano, a 4,50 pesetas Cuatro apañilas para la máquina segadora, a 5 pesetas de 300 jornal, 15 días Manutención de las mismas, a 4 pesetas cada una
240
Metedoras de paja
100
Escardadoras, 50 jornales a 2 pesetas
100
Herrajes y veterinario
120
Contribución de 68 hectáreas, a 10 pesetas
680
Repuestos de máquinas y rejas
200
Cuenta de herrero
50
Cuenta de guarnicionero
75
Cuenta de carretero
75
Diez por 100 deterioro máquinas y útiles, ganados y riesgo 1.500 de muerte de éstos, sobre las 15.000 pesetas Imprevistos Total gastos 9.627 PRODUCCION
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300 Pesetas
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Treinta hectáreas de trigo, término medio de cosecha en los diez años últimos en el referido pueblo, 21 fanegas por hectárea, son 630 fanegas, a 20 pesetas 12.600 Las tres hectáreas de cebada y la hectárea de avena, viniendo buenas, apenas producen para mantener el ganado por cuyo motivo no hay necesidad de especificar sus cosechas. RESUMEN Producción de 30 hectáreas de trigo
12.800
Gastos de explotación
9.827
Utilidad líquida
2.973
Capital invertido en la explotación
160.000
Interés prudencial que debiera obtener este 8.000 capital al 5 por ciento Utilidad obtenida
2.973
Pérdida total en el negocio
5.027
Nota.- En esta pérdida no va incluido el trabajo de administración, ni el sacrificio que supone para la familia del labrador hacer las comidas de los obreros, que bien podrían valer ambas cosas 1.000 pesetas anuales. El precio de venta del trigo lo calculo a 20 pesetas, y la verdad es que no hay quien pague actualmente a este precio (Anónimo. Libertad, núm. 2, 20 de junio de 1931.)
LIBERTAD aspira a ser un periódico popular. Lo es ya por el vigor y sinceridad de sus afirmaciones, por el realismo de su fervor hispánico. LIBERTAD ha de vivir de su propio público. Lectores de LIBERTAD, preparaos a consolidar vuestro periódico. Enviad vuestra cooperación.
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LOS ENEMIGOS DE ESPAÑA LA subsistencia de España como nación se halla amenazada gravemente por la Prensa enemiga, publicada en el territorio de la República. Una invasión de papel impreso, organizada, sin duda, por los enemigos de la Sociedad hispana, se ocupa, cada día con mayor ardor, en corromper las bases de nuestra subsistencia racial: las publicaciones de tipo judío se reparten la tarea, dividiéndola en dos actividades: Una tiende a encender la guerra civil con sus campañas de odio político extremado. La otra quiere destruir a la juventud, haciéndola víctima del opio pornográfico. La región castellana está llamada a levantarse en nombre de la Patria, contra esta invasión de tipo moderno, organizada clandestinamente con dinero enemigo. Basta de guerra indigna entre españoles. Basta de complacencia senil con la obra traidora de los generados. Ya que el Gobierno no defiende a la nación, debe hacerlo la Sociedad, hoy con su repulsa y mañana con la creación del nuevo Estado hispánico. Hay que impedir con nuestras vidas o con las de los traidores que se consume la labor infame de destrucción emprendida por la Prensa enemiga. (Anónimo. Libertad. núm. 3. 27 de junio de 1931.)
Los salvajes linchamientos de Santa Olalla (Toledo) han confirmado con trágica elocuencia la tesis de “El regreso a la barbarie” sostenida en estas columnas. Por el honor del Pueblo pedimos una política de alta significación nacional que restablezca el imperio del respeto a la vida ajena. Deben dar fin -antes que nada- todas las explosiones de odio cometidas por el populacho impunemente.
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LA OLIGARQUÍA DE LOS DEGENERADOS “La intangibilidad del pensador, o del pretendido tal, ha desencadenado así sobre la sociedad una nube de envenenadores y destructores inaccesibles al castigo que hicieron de su impunidad un dogma más.” (DAUDET.) EN el número anterior (*) nos referimos, para combatible, a uno de los errores que dañan el vigor de la opinión pública en las falsas democracias: el de simplificar, con mentalidad decimonónica, las cuestiones políticas, suponiendo que el problema de hoy como el de hace ciento cuarenta años es liberar a la ciudadanía del supuesto absolutismo del poder. Hoy vamos a comentar otra de las trágicas tonterías con que los pueblos alejados del conocimiento trascendental de sí mismos socavan - presos de la misma imbecilidad democrática - los elementos de su posible grandeza: Es el respeto a la llamada “opinión pública”, cuyo reflejo, y a la vez fuente, se dice ser la Prensa. He aquí la gran mentira, en cuyo cultivo pone su más voluptuoso amor, la casta beneficiada por el equívoco: ¡que los periodistas reflejan la opinión pública!... La trama no podía estar mejor urdida. (1) Dice la religión democrática: -”No hay más poder que el del Pueblo; su voz es soberana”... Y ¿quién es “el Pueblo”? ¿Sin duda el que consigue una mayoría de mandatos para las Cortes?...- Según: Los doctores de la ley democrática -los escribas del periodismo- contestan o no afirmativamente, a juego con la conveniencia de sus planes. ¿Hay que echar abajo a un dictador que disgusta al gremio de las rotativas?... Pues digamos al Pueblo que la única soberanía legítima, la de las Cortes, está suplantada ‘por la tiranía personal; hay que reconquistar la soberanía, y para ello, el pueblo, agitado, alucinado por los doctores de la contradicción diaria, debe seguirles, actuando en la calle. Ya tenemos alcanzada la libertad; no hay más que leer la Premisa, donde se dibujan con sagrada cólera los horrores del pasado, y con ungida emoción las bienandanzas del porvenir, para convencieres de que la Nación, por fin, será feliz; toda “la opinión pública” es parlamentaria... Las sibilas de la Prensa están acordes. Pero... puede suceder que el Parlamento se haya elegido de modo que no estén satisfechos los oligarcas de la pluma; o que los magnates ocultos de la 1
Véanse págs. 29, 32 de esta edición.
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Prensa capitalista no hayan sacado bastante ración en la revuelta... o, simplemente, que los vividores del escándalo se cansen de ver a la Nación demasiado pacífica. Hay que volver, entonces, las cerbatanas contra el Congreso; hay que sabotear la “representación nacional”, que -ahora- resultará no representar “al pueblo”; que fue elegida impuramente, o que se aleja con la mayor contumacia de los imperativos de aquél... Lo dicen los doctores con la misma solemne indignación, con idéntico gesto sibilítico que sirvió antes para decir lo contrario. Y así, la Crítica Omnipotente, el poder superior de los que más chillan derriba legislaturas parlamentarias... o llega a entronizar un nuevo dictador, en pueblos tan profundamente extra - parlamentarios y con públicos tan viciosamente entregados a la voz de los escándalos, como son los nuestros. De igual manera, las oligarquías de la pluma pueden mantener entre un remanso de alabanzas -y esto acaso lo veamos- una representación adulterada, que ejerza verdadera tiranía de partido... o que en sí misma subvierta su mandato para convertirse en instrumento traidor del populacho agitado en la calle... No hay, pues, ni Constitución, ni Parlamento, ni Pueblo, donde, en realidad, se mueve la vida del Estado a compás del escándalo o de la insidia, cultivados profesionalmente por un grupo de desconocidos, puestos en la cumbre de la llamada “opinión pública”. El país suele encontrarse en situaciones tales, diferenciado en dos estratos de muy diferente valor y, fatalmente, de inversa influencia en la marcha del Estado, a lo que corresponde por su respectivo volumen y dignidad. De un lado, el estrato inferior, el que sustenta la Nación con su trabajo constante y pacífico, alejado de revueltas políticas porque harto tiene con trabajar todo el día para sostener familias y hacer Patria: Con éste, que es el verdadero Pueblo, no hace falta contar. Su nombre y sus funciones las usurpa el estrato superior, constituido por una masa minoritaria, alojada, de ordinario, en las ciudades, que, dócil a los dictados de la Prensa, enamorada del jaleo, se agita sin cesar en persecución de nuevas fórmulas y hostigada por diferentes apetitos: Este es el llamado falsamente, pero comúnmente “Pueblo”, que se revuelve sin tregua, atacando cada día a un fantasma con el brío, de un toro enfurecido por el griterío del circo, y tropezando a cada acometida con un nuevo engaño... Tal es la oligarquía de los periodistas. Difícil es prever a qué profundidad caerá la reputación y la entereza de un país encadenado por tan férrea conjuración de la hipocresía industrializada. Desvariada la actividad de los ciudadanos por frenéticos odios políticos, y minada la juventud por el veneno pornográfico, por el criminal barreno de un nihilismo materialista, es obligada la marcha regresiva de la Sociedad. Cancelado, por otra parte, todo pensamiento nacional unitario, es claro que no se puede proyectar empresa alguna de grandeza entre el conjunto de las
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naciones: por esto se dice con tanta razón que la actitud de los oligarcas degenerados está inspirada por ocultos enemigos de la Patria. (2) Ningún español desprovisto de la mentecatez a que tiene condenados la Prensa farisaica a la mayoría de sus lectores, osará calificar de exclusivamente sombrío el cuadro anterior. La inminente realidad se irá encargando de sacar a las embobadas gentes de orden de su incomprensible optimismo pancesco. No hay otro dilema: o la Nación se libra de la Prensa morbosa, o ésta consigue hundir para la vida de algunas generaciones el honor de España A la juventud sana le corresponde contener con una disciplinada acción hispánica, esa oleada de degeneración. Es urgente sacudir con intrépida severidad la maraña envenenada de los planes judaicos, aplastando sin compasión la Prensa antihispánica. Es preciso purificar el ambiente público y devolver al pueblo hispano su magnífica soberanía, miserablemente regentada por los degenerados. (Libertad, núm. 3, 27 de junio de 1931.)
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Cuando Abd-el-Krim asesinaba millares de Españoles, cuando los mutilaba vivos y muertos, algún periódico publicó sus retratos y ensalzaba su figura.
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A LOS SIN TRABAJO. ES bochornoso que mientras el Ministro de Hacienda se alaba de suspender las obras en construcción, deambulen por las calles los obreros parados en busca de una limosna. La suspensión de trabajos públicos hecha por un Ministro socialista es una burla para las masas obreras. ¡Trabajadores! Aprended que el problema del paro forzoso es una consecuencia de la socialdemocracia. El socialismo en el Poder, lo mismo en España que en Alemania o Inglaterra, comienza por traicionar su programa de socia1ización y desarticula el funcionamiento combinado de todas las fuerzas económicas por dar satisfacciones políticas, más que sociales, a sus afiliados. Esta es la causa de la paralización de negocios. La llamada política de economías, que se traduce por “no más ferrocarriles, no más canales, no más puertos”, es un reflejo de la pereza y del egoísmo burgués. Deben reanudarse, sin demora, todas las obras públicas comenzadas... La solución definitiva de esa extranjera enfermedad del paro forzoso, introducida en España por las exigencias de una caduca política demoliberal, sólo puede darla un régimen de fuerza, genuinamente popular, que eleve a la máxima expresión el desarrollo de todas las fuerzas económicas, presididas por el Estado. Pedimos un régimen de enérgica justicia social. Queremos un Estado auténticamente español, concebido e impuesto por la España joven, sin inspiraciones estancadas del siglo XVIII, y libre de todo compromiso internacional marxista o judío... Anónimo. Libertad. núm. 3, 27 de junio de 1931.)
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LA DESAPARICIÓN DE LAS CONFEDERACIONES HIDROGRAFICAS YA están suprimidas, legalmente, las Confederaciones. Sin aguardar a las consecuencias prácticas de la radical reforma, que muy pronto serán visibles, ni siquiera tenemos ya el nombre: se ha escogido sin dificultad otro que si no dice lo que eran, tampoco da idea de lo que son los organismos subsistentes: ahora se llamarán “Mancomunidades hidrográficas”. Esa comisión gestora, que el decreto del día 24 pone por encima de la Junta de Gobierno de cada Confederación, bien pudiera llamarse “Comisión liquidadora” del organismo en que tantas esperanzas de reconstrucción puso el campo de las diversas cuencas hidrográficas. Son líneas esenciales de la reforma: 1º La sustitución terminante de la función de las Confederaciones encaminada antes a estudiar, planear y construir, por lo que marca el artículo 4º del decreto comentado, que consiste precisamente en estudiar el modo de suprimir todas las obras posibles. 2º El retorno, para la ejecución de nuevas obras, al procedimiento y requisitos de la ley de 7 de julio de 1911, que es cabalmente lo mismo que privar de autonomía y sustancia propia a las Mancomunidades. 3º La imposibilidad práctica de que las Confederaciones emitan empréstitos, ya que les priva del aval del Estado. 4º La renovación de personas en el gobierno de los organismos, según reglas que no aparecen en ese decreto, pero acentuando la intervención del Gobierno en su designación. No es nuestra intención entrar a la defensa de las extintas Confederaciones. Una vez aclarado el verdadero alcance que tiene este decreto, dejamos su comentario a los elementos interesados: regantes, contribuyentes y obreros parados... A nosotros sólo nos interesa hoy, aprovechando la importante ocasión que presenta esta supresión real de las Confederaciones, hacer constar nuestro criterio sobre el problema, vitalísimo para la agricultura castellana, de las obras de riego. Somos partidarios de una política integral de reconstrucción, y entendemos que ésta se compone de dos partes igualmente indispensables: 1ª Fomento de construcciones hidráulicas. 2ª Impulsión nacional de la riqueza que con ellas ha de crearse. Para lo primero, bien estaban las Confederaciones, aunque fuesen susceptibles de mejora y de no pocas depuraciones administrativas. El segundo punto no fue abordado por la Dictadura en forma apropiada al incremento de riqueza que las grandes construcciones en curso podían producir. Obras Completas
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Y es que esta segunda parte del gran programa de Reconstrucción nacional, sólo puede acometerse poseyendo una política económica de alta envergadura, superior con muchos grados a las entecas rutinas burocráticas conocidas. Mientras se construyen pantanos y se abren acequias, debe darse cima, por una labor coordinada, por una superior actuación del Estado al cúmulo de problemas complementarios de la obra de fomento, que servirán para hacer útil ésta. Problemas agronómicos en primer término, consistentes en la determinación exacta de los cultivos que más convienen a cada cuenca, y aún a cada comarca, de las conquistadas para el regadío Es indispensable resolver oficialmente al labrador las incógnitas que en el orden técnico lleva consigo la introducción de nuevos cultivos: adaptación según las clases de terreno, conocimiento del ciclo vegetativo, selección de semillas con vistas a las condiciones del clima y exigencias del mercado, dificultades esenciales de recolección, etc.... Estos y otros muchos puntos son otros tantos tropiezos que los labradores animosos han encontrado al intentar el cultivo industrial de las plantas que constituyen el porvenir de los regadíos castellanos: lino, tabaco, maíz... En segundo lugar, no puede esperarse rendimiento de las grandes inversiones hechas en obras hidráulicas, si no se habilitan medios para financiar las actividades progresivas del agricu1tor. Si es verdad que el paso de la economía cerealista a la de tipo intensivo, propia del regadío, multiplica por 3 o por 5 la capacidad productiva de una comarca, no es menos cierto que la misma multiplicación deben experimentar previamente las disponibilidad económicas, el crédito del agricultor, y, supuesta la adaptación técnica de los nuevos cultivos, y superadas las necesidades de crédito, hay que enfrentar en las vegas de riego, a los senos matrices del pantano, las naves acogedoras de las fábricas que beneficien o transformen las plantas industriales o los productos de la ganadería. Por último y -esto es quizá el requisito cumbre, el más dificultoso para el aprovechamiento de los nuevos regadíos- necesitamos una política arancelaria acompasada sabiamente a la progresiva necesidad de situar los productos que deben exportarse, o de defender con tino cada industria agrícola que - como hoy la azucarera - merezca vivir al amparo del arancel. He aquí indicados someramente, y sin pretensiones de suficiencia, los diversos capítulos de la política económica que debe ejecutarse con entera decisión, si la gran obra de Reconstrucción comenzada por las Confederaciones había de tener un Sentido integral. Lamentamos que hasta ahora ningún atisbo pueda hallarse en planes y actos del Gobierno provisional, que autorice a suponerle apto para pagar esta atrasada deuda de los Gobiernos para la Agricultura, del Estado para con la Nación... Las Confederaciones eran, por lo menos, un paso hacia adelante; su suspensión, un paso atrás. (Libertad. núm. 3, 27 de junio de 1931.)
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TIRANÍA DEMAGÓGICA QUEREMOS llamar enérgicamente la atención de nuestros, jóvenes sobre la tiranía socialista, que pretende ahogar la libertad del verdadero pueblo. Allí donde las urnas no han dado pleno triunfo a las ansias de dominio de la minoría que domina a los obreros y quiere sojuzgar a las provincias, se ha recurrido a la algarada y a las amenazas de opresión para violentar el resultado o para tener amedrentados en lo sucesivo a los adversarios. En Salamanca se han asaltado los locales del «Bloque agrario”, se ha intentado matar a los diputados elegidos por el pueblo y un repugnante intelectual derrotado ha querido lanzar a los infelices obreros contra los conventos para satisfacer su degenerado despecho. El mismo Gobernador Civil, que tomó parte activa en la contienda, ha publicado luego sus insidias contra el pueblo que votó a los agrarios. Esto mismo ha sucedido también en Palencia. Todo ello muestra que las elecciones no han podido realizarse con una libertad que la coacción de las masas socialistas hizo imposible, y hubiera hecho inútil el terror demagógico que no pueda sufrir una derrota serenamente. Pongámonos en guardia contra tan insolentes pretensiones de absorción. Los que tengan la dignidad y el valor suficientes para no dejarse hacer esclavos de la tiranía de los internacionales deben defender, con mayor tesón cuanto más atrevida sea la provocación, la libertad de sus convicciones y el honor de la región. (Anónimo. Libertad. núm. 4. 4 de julio de 1931.)
Hay que acabar con la delincuencia del populacho. Hay que extirpar la Prensa patibularia. Es la primera labor de Gobierno.
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PARA EL MINISTRO DE HACIENDA INDALECIO Prieto ha excomulgado a las Vascongadas. El gran pancista, el genio de la socialdemocracia, encuentra insufrible que quede en la Península un foco de espiritualidad. Le parece, sin duda, que el partido socialista, aliado con la burguesía comecuras, ha trabajado lo bastante para aborregar a los españoles en torno a un Parlamento tipo francés. Ni la prensa masónica ni el tirano socialista permitirán que en España haya quien todavía crea que tiene alma. Hay, si señor, que renunciar a salvarse, porque para eso ha renunciado ya la mayoría de los españoles, según a Prieto le parece bien demostrado por lo que cantan las urnas. ¿Qué es eso de votar “por Dios y por los fueros”? ¿Por la religión y la tradición? ¿Para eso son las elecciones? Aquí no hay más Dios -dirá Prieto con su masculina energía- que el sufragio universal. Y puesto que la mayoría de los españoles lo quiere, hay que expulsar de los goces de la democracia a los vascos: no gozarán de la libertad que para todos los burgueses que no creen en Dios y para todos los socialistas que divinizan la materia ha tratado la República. Bien que Cataluña se descuelgue de Madrid, porque aquello será una república de izquierdas. Pero ¿un territorio reservado tranquilamente para los que temen a Dios? ¡Eso no! La campaña de calumnias debe ser reforzada. Seguramente los descendientes de Aitor no han visto nunca una caricatura de fraile gordo ni han probado esas mentiras que a los socialdemócratas de otras partes les curvan las uñas en cuanto ven a un cura por la calle. Suponemos, por tanto, que la masonería dará orden de que se traduzcan al vascuence “La Traca” y “El Cencerro”. Habrá que inundar las Vascongadas de sapos periodísticos sacados de las redacciones de Madrid, Valencia... de donde los haya. En Vasconia, como en todas partes, hay que hacer posibles los linchamientos de clérigos y el asalto de iglesias al primer rumor “alarmante” que se apodere de las turbas. Mientras tanto, ni España adorará con la sumisión que a D. Indalecio le gusta los mitos parlamentarios franceses ni habrá renunciado a toda ilusión de grandeza, como tiene decretado la masonería. Por eso para Prieto, que ya debe estar cocido y escocido con el lío de la Hacienda y de los cambios, los problemas esenciales de la nación son renunciar a Marruecos y descristianizar las Vascongadas. (Anónimo. Libertad, núm. 4, 4 de julio de 1931.)
Casi todas las plumas periodísticas son plumas mercenarias: envenenadores a sueldo con las espaldas resguardadas 36
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LA INEPTITUD BURGUESA “Gracias a ustedes los españoles, que los atraen, nos hemos quedado sin aventureros que nos perturbaban la existencia. Tienen ustedes ahora en España, por lo menos, doscientos cincuenta rusos, repartidos entre Barcelona, Andalucía y Marruecos, con instrucciones concretas sobre lo que deben hacer.” (Palabras de un jefe de Policía francés.)
UNIENDO, en esto, nuestra voz a la de los comunistas y anarcosindicalistas, no vacilamos en declararnos enemigos del orden burgués, con sus vicios peculiares. Sólo que nosotros no necesitamos para acreditar nuestra repulsa, recurrir a las cobardes mentiras que el materialismo revolucionario acumula sobre la sociedad burguesa, no por ser burguesa, sino por ser cristiana. En el fondo de todo caudillo de la revolución materialista, vendida al espíritu judío de Marx y Lenin, lo que hay no es un liberador, sino un monstruo burgués. Los que tienden a revolcar la civilización cristiana en nombre del pregonado dolor de los obreros y campesinos, aspiran exclusivamente a sustituir la tiranía que a otros cuelgan aunque no la vean, por la suya propia. No destruirán palacios, sino que los ocuparán ellos. Seguirán corriendo automóviles y sirviéndose banquetes, sólo que en lugar de participar del lujo las masas de la blusa azul, lo usufructuará la casta dominante al amparo de un terror cobarde e hipócrita... El juego está claro: desarmando a la Guardia Civil, los intelectuales del terror armarían a sus propios amigos para tener verdugo bien pagados y sin obstáculos; instituyendo al decantado “Tribunal del Pueblo” –“el pueblo”, en lenguaje revolucionario, ya se sabe que es el propio partido-, legalizarían sus crímenes. Aplastando a la Iglesia, se quitaría por un lado el serio estorbo de una acusación altiva y ejemplar y embrutecerían a las gentes para mejor dominarlas: sígase a esto el patrocinio esmerado de todo medio de perversión sexual, la destrucción de la familia cristiana..., y ya tenemos a un pueblo reducido a la demencia bárbara y a la decrepitud. Sobre él, los intelectuales menores de edad y los asesinos encumbrados ejercen sin remilgo la dictadura de un patológico fanatismo socialista: esa es “la dictadura del proletariado”, el paraíso comunista. Lo demás, “toma de la tierra sin indemnización”, “incautación de fábricas”, “traspaso al pueblo de los bienes de la Iglesia”, “resolución de los conflictos financieros con imaginados sueldos de obispos”..., son ofertas como las del bandido que prometía granjas a sus encubridores; promesas con dinero ajeno para encadenar ignorantes al yugo del partido. Luego vendría la miseria, acrecentada por la catástrofe política; el hambre se haría general; nadie disfrutaría de la tierra, porque el desbarajuste de los Obras Completas
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tiranos haría imposible toda producción reposada..., y entonces, las quejas se ahogarían en sangre..., a la vez que los escasos frutos de la tierra o la industria serían totalmente incautados en provecho de la inepta oligarquía gobernante... ¿Que por qué entonces somos nosotros antiburgueses? Pues sencillamente porque al régimen burgués le consideramos incapaz de evitar esa vecina hecatombe. Ni supo durante la Monarquía instaurar una justicia social que quitase todo pretexto revolucionario a los salvajes expendedores de la mercancía moscovita, ni acertará ahora a conjurar la invasión creciente. Nosotros denunciamos con la entereza a que nuestro patriotismo nos obliga, que el peligro comunista es real y próximo. Y denunciamos a la burguesía dominante, como incapaz de evitar a la nación la inmensa deshonra de caer en la sima comunista. A la democracia falsa que la Prensa nos ha impuesto, seduciendo al país, todo se le vuelve negar la posibilidad natural de que el comunismo triunfe. ¿Para qué molestarse con combatirle? Basta con recordar el “temperamento individualista” de la raza; comparar el número de votos de Bullejos con los de Lerroux y echarse a dormir con la puerta del cuarto a cargo de la Guardia Civil... Y es que nuestra burguesía mercantil, que representa la opinión media, es de por sí floja de ánimo; tan cobarde, que niega el peligro para no morir de susto, y tan egoísta, que rehúsa toda actuación viril... La Prensa, por otra parte, como vive bien en todos los aires con sólo adular a los que engaña, no tiene por qué temer al comunismo: le servirá gustosa tan pronto como la pague. Y la socialdemocracia, ni tiene seguras a sus masas, ni puede declarar la guerra a su hermano menor... Burguesía ciega, Prensa venal y socialismo aburguesado, son el mejor caldo para el fermento comunista. No hay más que ver el alegre desahogo con que aumentan en número y en tirada las publicaciones hechas con dinero de Rusia, para convenir en que nuestra flamante democracia es el mejor de los mundos para los aventureros que sirven a Stalin. Por eso, repudiamos el régimen burgués; condenamos la farsa parlamentaria y la libertad de propaganda contra la Sociedad y la Patria; declaramos a los comunistas traidores a ésta, pidiendo la inmediata extirpación de las excitaciones públicas al robo y a la guerra social, y pedimos, al mismo tiempo, la realización, por parte del Estado hispánico, de una justicia social que, cercenando abusos, redima a los campesinos y a los trabajadores preteridos. Tierra a los campesinos, sí: pero no con asaltos a las órdenes de Stalin; revolución social, sí: pero respetando la familia y la producción legítima y, ante todo, desarmar no a la Guardia Civil, sino a los malhechores de la pluma y la palabra: a los traidores a la Patria y a los enemigos de la Sociedad... (Libertad, núm. 4, 4 de julio de 1931. Se reproducen fragmentos en Onésimo Redondo, págs. 16.17).
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EL TÓPICO CASTELLANO FRENTE al tópico de Castilla atrasada hay que afirmar reciamente que Castilla es culta y progresiva con una insistencia tal que elevemos este concepto a la categoría de tópico. No se puede hablar del atraso de una región (las 11 provincias castellanoleonesas) que presenta un porcentaje de 21 analfabetos frente a 51, 38 y 25 de Andalucía, Galicia y Cataluña3. No pueden llamarse atrasadas culturalmente provincias que, como la de Santander, ocupa el primer lugar con un 12 por 100 de analfabetos, Palencia, con 15. Burgos, con 17, frente a 60, 42 y 41 de Jaén, Coruña y Valencia. Y si llegamos a los partidos judiciales, veremos que los de menor número de analfabetos son: Santander, Riaño y Murias de Paredes, con 7, 9 y 10 por 100. Respecto a las ciudades, tenemos a Santander y Valladolid, con un 4 y 8 por 100, frente a Barcelona, Vigo y Málaga, con un 11, 25 y 42 por 100. Si limitamos estas observaciones sólo a los reclutas, vemos que Castilla la Vieja y León están a la cabeza, con un porcentaje de 8,6, frente a 11,1 de las Vascongadas, 20,6 de Cataluña y 38 de Galicia. Estos datos abarcan a tres millones de hombres, que son los menos escuchados en España, por otras regiones que pretenden pasear una bandera separatista envuelta en el tópico de la superioridad de cultura. La región castellanoleonesa, que ocupa la quinta parte del territorio patrio, no tiene estepas como Aragón, Levante, Andalucía y La Mancha. Más de la tercera parte de la superficie forestal española la posee nuestra región, en tanto que algunos de sus hijos gimen histéricamente por la aridez de la meseta norte. Pero si agrícolamente no sólo los cereales y el vino la hacen rica, ¿será pobre en su subsuelo? Sin afirmar que sea Castilla un país minero, no por eso hemos de olvidar que, después de Asturias, la cuenca carbonífera León - Palencia es la más rica de España; que las minas de Santander, hoy explotadas, y las de Burgos, Soria y León, sin explotar aún, aseguran a nuestra región un porvenir minero estimable. Nuestra región es llanura en gran parte, pero es también vega en el Esla, Órbigo, Duero, Pisuerga, Eresma, Carrión, etc., y es montaña en Gredos, Urbión, y Picos de Europa. Pero ¿acaso, a pesar de nuestra cultura y de nuestra riqueza, seremos indolentes? Tampoco. Más de la cuarta parte de las carreteras españolas se hallan situadas en nuestra región, y de los habitantes incomunicados por falta de vías de comunicación en España, sólo nos corresponde un 5 por 100.
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Sin contar los menores de siete años. Obras Completas
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Podríamos, y con el tiempo hemos, de hacerlo, repetir ejemplos que demostrarán cómo por pereza mental muchos castellanos se conforman con aceptar las ideas de los extraños, sin preocuparse de contrastarlas con la realidad visible. Acaso nada sea más necesario entre nosotros que una institución encargada de conocer a Castilla y de enseñarles a sus hijos cómo es y cómo debe de ser con el esfuerzo de todos. LIBERTAD, que para afirmar la idea de España cree preciso izar el pabellón carmesí de los comuneros, ha de intentar, en cuanto le sea posible, iniciar esta labor educadora y revalorizadora de nuestro caudal común. (Anónimo. Libertad, núm. 4, 4 de julio de 1931.) La Redacción de LIBERTAD quiere responder a los alientos que de sus lectores continuamente recibe. Estamos preparando Una transformación de nuestro semanario que facilite la difusión a que LIBERTAD aspira. Queremos aumentar el número de páginas, incluir información que aumente su amenidad y publicarle en la tarde del lunes, en vez de los sábados. Para ello esperamos contar con la colaboración de nuestros simpatizantes. Los tiempos son de solidaridad entre elementos afines. Es deber cívico ineludible ayudar a la Prensa amiga.
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QUIEN TIENE LA PRENSA, TIENE EL PODER AL MARGEN DE LAS CORTES Si Unamuno no estuviera, por su mal y por su vanidad, colocado mansamente al lado de los vencedores seguiría hoy lanzando sus altaneras quejas contra la estrechez espiritual del momento. La misma mezquindad de horizontes domina hoy en la política que cuando el rumbo patrio estaba puesto hacia el ocaso conservador: hoy seguimos mirando al ocaso, aunque nos llamemos radicales. No importa que los moderados hayan cedido el paso a los progresistas. Seguiremos representando la misma función a cargo de distinta compañía: La intransigencia, culto al partido, baja preocupación de aniquilar al adversario, sed de venganza, farsa liberal... Todavía no se han reunido los constituyentes y ya relinchan los apetitos de la mayoría, ávida de arrancar todo recuerdo de la etapa enemiga. Es una ilusión muy del siglo XIX pensar que eso es revolución. Precisamente este mezquino anhelo de revancha es lo más antirrevolucionario, la verdadera contrarrevolución. Como siempre, mientras la principal preocupación de los vencedores sea afligir a los que dominaron con distinto signo político, no presenciará España más que un relevo en el disfrute del Poder. Nada de revolución, sino persecución a las instituciones que no nos gustan, por esa sola razón: parcialidades antidemocráticas y cambio de personal administrativo. Toda la pequeñez inveterada de nuestro ritmo político seguirá igual, y eso aunque se impongan leyes más o menos radicales, que podrán aprovechar a los amigos, en daño de los adversarios, pero que no orientarán al pueblo para alcanzar una positiva elevación nacional. España no necesita política de izquierdas ni política de derechas, sino política nacional, impulsada por un ideal superior a las tendencias. “Se ha pronunciado España por la izquierda -dicen los triunfadores- y hay que dar satisfacción a la voluntad nacional...” Es verdad que se ha inclinado a la izquierda el espíritu de los españoles: la influencia de los enemigos de la Iglesia Católica ha llegado a preponderar a medida que el espíritu evangélico y las costumbres cristianas se perdían, sobre todo en el proletariado de las poblaciones grandes Y este resbalamiento hacia la izquierda, en lo moral, ha ganado la batalla aprovechando grandes oportunidades políticas. Fracasado con el fracaso de la Dictadura el predominio de la tradición -acompañada de la fuerza- que actuó en nombre del bien objetivo, hubo de ganar popularidad el predominio de la revolución -asistida de la difamaciónque se pronunciaba en nombre de la libertad. Esto ha sido la victoria de las izquierdas. Obras Completas
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No es que la gran mayoría del pueblo se pronuncie por soluciones de izquierda, sino que la sed de paz, la fatal necesidad de ver pacificados los espíritus, ha impulsado el cuerpo social a caer paulatinamente al lado de los que mantenían el ataque con resolución implacable. No se podía vivir más así, después de fracasado el último experimento de las derechas. Estas perdieron su crédito con el desgaste de su dictadura, y el pueblo se volvió, con esperanza ciega, a confiar en los acusadores. “Que gobiernen los que no dejan gobernar”, se ha dicho una vez más. Pero la oposición secular entre los dos sectores sigue latente. Por eso nada atentará más a la consolidación de un régimen, el que sea, a que un radicalismo político a lo siglo XIX. Con él ocuparán las facciones políticas el turno de su hegemonía provisional, pero no encontrará su camino España, que es lo que importa. Este no puede estar más que en la concordia superior de los espíritus, prendida al hallazgo de un ideal fuerte, indiscutible dentro de las fronteras. Mientras el pueblo no experimente este hallazgo, no hará la Revolución que España necesita para trabajar pacífica y fecundamente en la ruta de su grandeza. Sólo entonces se habría abierto verdadera era constituyente. Esta se caracterizará no por ser de derecha ni de izquierda, sino por ser, por primera vez, España. Y será radical no contra un sector de españoles, sino contra los enemigos de la España secular y la España nueva, que sólo habrán acertado la ruta nacional cuando acierten a unirse. (Anónimo. Libertad, núm. 5, 12 de julio de 1931.)
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LA DESERCIÓN DE LOS PERIODISTAS EN estas columnas hemos hecho constar el grave inconveniente que para la Revolución republicana suponía el haber sido tramada y dirigida principalmente por periodistas. Hoy se descubre ya, al contacto con las realidades de gobierno y con los problemas positivos, la verdad de aquella observación. Donde quiera que incumbe a los periodistas de profesión, de los que con tanto ingenio y poder supieron destruir un régimen, edificar lo que ha de servir para sustituirle, se evidencian la incapacidad y la deserción. En vano buscarán hoy los ciudadanos que todo lo esperaban de la Revolución las vigorosas soluciones a todos los problemas, que prometía la Prensa destructora para después del triunfo. Lea cada uno su periódico favorito, y busque en él los proyectos aplicables del estadista, el esfuerzo constructivo de los técnicos, la respuesta capaz de los personal es de la situación a los inaplazables problemas de cada día... Nada de esto se ve, sino política, política y política, de la primera página a la última: hoy, como ayer, el escándalo y la farsa lo abarcan todo. Aspavientos de indignación hipócrita para los actos del adversario, e infladas adulaciones a los méritos del correligionario y del cómplice. Cada periódico se ocupa de alimentar su venta y cada nuevo personajillo de acortar el camino de su ascensión política. El régimen demoliberal hace innecesaria toda fatiga honrada en persecución de grandes ideales o de prestigiosos conocimientos ofrecidos al buen público. ¿Para qué trabajar seriamente si el pueblo encumbra a los que más vocean y prefiere a los que ve capaces de mayores insolencias? El negocio está en el escándalo, con sólo darle el nombre de revolución. De ahí la admirable fecundidad de la fauna radical. Por todas partes, campeonatos de atrevimiento y competencias de barbarie: desde los comunistas campesinos, afiliados a las aburguesadas Casas del Pueblo de las capitales, hasta la delincuencia práctica del sindicalismo y la agitación profética de los comunistas, todos comercian con “los crímenes” de la Guardia Civil, de las Ordenes Religiosas y del capital privado. A sabiendas de que el progreso se detiene, de que la producción se descoyunta y la nación retrocede con los negocios revolucionarios que paralizan todos los demás, se consiente entregar la vida del país a las desvariadas tentativas de la propaganda radical. Protestamos de esas absurdas debilidades democráticas del régimen, y de las insolencias criminales de los revolucionarios de hoy, no porque nos asusten las afirmaciones radicales y los gestos fuertes para actuar en política, sino porque negamos que haya ni sinceridad revolucionaria ni ímpetu alguno constructivo en esa bulla anticlerical y farisaica: no hay más que apetito de Obras Completas
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alzarse sobre ruinas y mercantilismo periodístico. Tal es el vicio-clave de los que hoy todavía quieren revolución, y tal es la traición de los que ayer la quisieron y hoy la disfrutan. *** Nada más elocuente para alumbrar esta verdad, que el gesto cobarde de esos varios ministros que forcejean por escapar del puesto de peligro donde les colocó la aventura revolucionaria tan alegremente emprendida cuando eran periodistas y conspiradores: Prieto, director de un periódico en Bilbao; Albornoz, colaborador de “La Voz”; Nicolau, periodista catalán..., son otros tantos ejemplos de revolucionarios tan exentos de solvencia constructiva como hinchados de ferocidad. La Revolución les puso al frente de los ministerios donde hay que mostrar a diario la patriótica capacidad del gobernante que no cosecha aplausos hablando, sino obrando y obrando bien. Ahora ya no se trata, señores periodistas-ministros, de destruir complaciendo al populacho que embriagamos de odio para que nos empinase a título de vengadores; se trata de sufrir calladamente, de sudar soluciones para los amargos problemas concretos... La crisis del cambio; el conflicto entre la Hacienda, las obras públicas y el paro forzoso; la paralización industrial, la defensa arancelaria de los productores, la angustia de la Agricultura... Estas cuestiones ni han experimentado mejora, ni se ve en los periódicos mentores de la Revolución, cómo han de resolverse: creemos que no será con más libertad, más griterío periodístico, mayor humillación de la Iglesia católica y concesiones más adecuadas a la masonería dominante. Tampoco puede esperarse, salvo que perdamos la memoria y el conocimiento de los hombres, que lo arreglen esas Constituyentes elegidas bajo el imperio del terror “conjuncionista”, llenas de señoritos madrileños y de gesticulantes de prensa y mitin. ¿Qué vamos a esperar cuando ni aun el Gobierno ha sido capaz de ponerse de acuerdo para proyectar la Constitución? Discursos y líos: el tiempo lo dirá. *** Y es que no se puede entregar impunemente la trascendental incógnita de una Revolución a las mesnadas irresponsables del periodismo: Para que una revolución sea fecunda, no los periodistas de tramoya y los que comercian con la sátira, sino los hombres de acción positiva y los alimentados con grandes ideas unitivas, deben figurar al frente. Lo primero para inspirar la revolución hispánica creadora, es derogar la farsa demoliberal y apartar del caudillaje a los traidores ávidos de destruir en la oposición y seguros desertores en la hora de las responsabilidades constructivas. (Libertad, num. 5, 12 de julio de 1931.)
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AGRESIÓN SOCIALISTA A LA AGRICULTURA AHORA, como antes, la Agricultura es “la lección que no se da” en el programa gobernante. Y no es porque no se hable de la agricultura, del campo, del problema de la tierra, etc. ¿Cómo no iba a hablarse si los tiempos eran de elecciones?.. Hasta reconocemos que se ha legislado como pocas veces -en cantidad- acerca del campo. Sobre laboreo de tierras, sobre arriendos colectivos, jornada legal, descanso dominical, jurados mixtos, colocación de trabajadores... Muestras todas del desvelo que el Ministerio del Trabajo socialista siente por agradar a sus votantes, los obreros campesinos. Esta parece ser la característica principal de esa nube de disposiciones que atienden al problema social del campo o que le crean donde no existe; es una legislación electora. Parecen propuestas de la casa del Pueblo llevadas a la “Gaceta” por un camarada. No vamos a tratar ahora del célebre decreto sobre cultivo de tierras por los jueces municipales. No sabemos de ningún sitio donde haya comenzado a aplicarse: confiamos todavía que no arraigue en la práctica, porque ello sería lo mismo que poner la hacienda de unos vecinos a la disposición de los que tuvieran al juez municipal -nombrado por elección- de su parte. Una bonita manera de que esas tremendas sociedades comunistas “ de oficios varios”, que van brotando en las aldeas al soplo de las Casas del Pueblo, iniciasen su amenazadora intromisión en la propiedad de las tierras. No vacilamos en calificar esta clase de disposiciones como una legislación persecutoria para el patrono agrícola. Este apresuramiento con que, sin aguardar a las Cortes, se agarrota por decreto al desmedrado labrador, poniéndole frente a frente de una legislación social acoplada a las condiciones de la industria, es la mayor agresión conocida de tantas como los Gobiernos han infligido a la Agricultura. La situación del labrador ya no es sólo difícil, es pavorosa. Hasta ahora luchaba con la preterición oficial; en adelante será víctima de una saña parecida a la que sufren el Ejército, la Iglesia. Suponemos que no se le hará objeto del mismo trato por creerle rodeado de los “privilegios” atribuidos a aquellos Institutos... No negamos que el obrero agrícola merezca una protección celosa de los Poderes públicos. Pero otorgársela, no beneficiando a la Agricultura toda sino a costa del labrador, es desnudar a un pobre para asistir a otro. Y es - todavía
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algo peor- dificultar, arruinar la producción de tal modo que a la vuelta de poco el desnudado y el vestido no tengan qué ponerse. Nos hacemos eco, pues, de la congoja de nuestros paisanos, que comienzan a soportar con su conocida mansedumbre -de la que tan inicuamente se abusaesa ciega insurrección que en todas las aldeas se padece hoy al amparo de unas disposiciones dictatoriales hechas a espaldas de la realidad y con un espíritu de partido tan flagrante. Ya lo hemos dicho repetidas veces en estas columnas: el socialismo será la muerte de la Agricultura. La lucha de clases en las aldeas de Castilla es un crimen contra los intereses del labrador y del obrero mismo. El problema del campo castellano no está tanto en corregir abusos de los propietarios como en estimular la producción y favorecer la venta de lo producido. Si era verdad, que la política olvidó la agricultura en tiempos de la Monarquía y amargó la vida de los pueblos fomentando entre sus habitantes las discordias, señalamos la nueva política de las Casas del Pueblo como la más funesta que podía caer contra el campo. A todos los vicios de la política vieja añadirá ésta la “virtud” de destrozar la producción, porque cambia las ganas de trabajar por las de hacer política en el bracero y por la de abandonar las tierras en los propietarios acometidos. La vagancia, el absentismo. He ahí los frutos del desatentado socialismo del campo. (Anónimo. Libertad, núm. 5, 12 de julio de 1931.)
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DOS DISCURSOS EL de Alcalá Zamora en la “epifanía” constitucional de la República. El de Azaña, el Sanguinario, ante sus queridos comensales políticos del Hotel Nacional. ¡Pobre Nación!... ¡Cuántos discursos te esperan!... Serán símbolo de la revolución estas dos oraciones tan diferentes y tan semejantes? Mucho nos lo tememos. Si así fuera, la esterilidad sería el único fruto de nuestras anacrónicas Cortes Constituyentes. Porque sólo un producto híbrido, estéril, se consigue cuando se une la oratoria florida con el rugido jacobino de los llamados radicales dé u1traizquierda. La sonora oración del Presidente ha debido decepcionar a los más infantiles señorones del poder creador y renovador del Parlamento. Ningún momento más adecuado que la apertura de la nueva Era legislativa para pagar en buena moneda de estadista a la Nación el generoso esfuerzo de una Revolución tras la que tanto se le prometía. El soberano jefe del movimiento debió concentrar en aquella hora toda la virtud transformadora del nuevo Régimen: insustituible e irrenunciable coyuntura aquélla para pintar el panorama de la Gobernación del Estado de modo que hasta los niños pudieran saber lo que la revolución significaba, no para las abstracciones de justicia y libertad, que ya sabemos lo que son en boca de políticos, sino para el pan de muchos españoles y para la prosperidad general. Es una de tantas deserciones, como nos viene revelando la realidad revolucionaria, y una de las más graves, la patentizada por el glorioso orador Alcalá Zamora en su discurso. Seguimos sin hombres, aunque abunden los oradores tan momentáneamente gloriosos como el futuro-probable presidente de la república, o tan tremendos como Azaña. Este es un vicio característico de las democracias trasnochadas; en ellas se encumbran por ley política de flotación los que menos ideas tienen en la cabeza y de mayores o más armoniosos gritos son capaces. Cuando la Nación espera con mayor apremio y mejor derecho la luz de los cerebros machos proyectada sobre los problemas que diariamente afligen al pueblo, los triunfadores sobre ruinas, los doctores de la falsa democracia, contestan con bonitos discursos. Lo mismo mirando las bellas abstracciones del Presidente que a la sórdida apetencia de destrucción declarada por el ministro de la Guerra, comprobamos que es consecuencia del fanatismo demoliberal. Ya lo ha declarado el segundo: “Caiga el pueblo en la pobreza con tal que se conserve la libertad.” Que es lo mismo que hace cien años dijo Riego: “Sálvense los principios, aunque perezca la Nación.” Mas como los principios Obras Completas
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son siempre discutibles y la libertad es de ordinario una farsa, nos quedamos sin pan y sin principios, sin libertad y sin nación. Sólo los oradores altisonantes ni padecen hambre ni mueren al compás que la nación: su sino es encumbrarse sobre la tristeza nacional y pagar con palabras la confianza que la pobre democracia les otorga. (Anónimo. Libertad, núm. 6, 20 de julio de 1931.)
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LA TRAICIÓN DE LA PRENSA BURGUESA En las Asambleas de huelguistas de la C. N. de T se ha acordado protestar de la inexplicable hostilidad mostrada por cierto sector de la Prensa. (De las noticias de estos días.)
LOS periodistas burgueses que hicieron la revolución van revelando cada vez con más desairada evidencia la clandestina hipocresía, el inmoral apetito de ganancia con que se dedicaron unánimemente al barato negocio de la agitación. No hay en esa falange de publicaciones consagradas a la especulación crítica, ni un solo ejemplo de consecuencia, ni una excepción de honradez objetiva. Enarbolando el lema de libertad y legalidad bloquearon el Poder público, y pactaban a diario con todas las rebeldías. Cada acto de los gobernantes de entonces era torpe e inicuo. Los gastos públicos, despilfarros, con exiguas excepciones; los empréstitos, punibles francachelas; los monopolios, inconfesables repartos de la soberanía y los negocios públicos; la oposición el desorden, una organización de asesinatos legales. Hoy sigue administrándose sin ley, se contratan empréstitos con el extranjero por la sola firma la de un ministro, se usufructúan los mismos monopolios con personal renovado en lo posible-, “se ametralla al pueblo” en la calle, como decimos en lenguaje libertario, y la burguesía, en fin, de brazo del Estado, disfruta de idéntica primacía... Ni ley, ni responsabilidades, ni acallamiento de las discordias entre el llamado pueblo y la autoridad. Sólo ha cambiado, pues, la actitud de los antiguos magistrados de la justicia popular, que, si bien siguen -porque el instinto y el negocio les obligan a mantener la farsa-, goteando veneno sobre el cuerpo exánime del poder derribado, amparan ahora lo mismo que antes les servía de contradicción farisaica. Si el Poder ejecutivo dispone hoy de libertades y residencias, encarcelando y desterrando a los ciudadanos que no le son simpáticos, es que “consolida la República”. Una ley superior de salud, justifica a los ojos de los periodistas venales las violencias antes condenables porque les molestaban a ellos. Hoy oímos hablar en la prensa, que fue revolucionaria, de “demasiadas huelgas”. Ahora no es como antes “el pueblo”, el que se echa a la calle “dejando siempre víctimas de la libertad a su paso”. son exaltados irreducibles para los que bien está la metralla. No importa que sean los mismos que, en la calle, con idénticos movimientos y manteniendo las mismas causas, sirvieron para auparnos al poder. Precisamente porque ahora Obras Completas
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estamos arriba, debe terminar la etapa de huelgas y sofocarse con desconocida crueldad toda tentativa de insurrección. El criminal impudor está patente. Cualquiera que contemple -al margen de la embriaguez política que ha sumido en el idiotismo a mucho ciudadanos de nuestra infantil “democracia”-, esa prostibularia desfachatez de los periodistas traidores, sentirá asco y rabia de ver entregada la noble España al magisterio de tan extraños bichos. Y no cabe duda que siguen ellos siendo los más altos entre los ciudadanos; los únicos árbitros de la suerte nacional, porque, disponiendo con casi unánime despotismo de la facultad de juzgar en público, son dueños de conducir caprichosamente las veleidades de la multitud, que es la que manda. No esperamos grandes remedios a esa profunda subversión de las virtudes públicas, mientras un escarmiento, tan fuerte que esté integrado por calamidades reiteradas, no abra los turbados ojos de tantas víctimas mentales de la Prensa. Ese pobre pueblo -niño que acoge con idolátrico respeto las contrahechas informaciones y sonoras campañas de su periódico- debe llegar a saber -y no lo aprenderá sino con la experiencia del dolor- que la incompatibilidad entre sus intereses y los de la Prensa agitadora que hizo la Revolución, es fatal. “Jugar con palabras, es jugar con fuego”, acaba de decir Unamuno. Y no se puede jugar impunemente al escándalo, a la Revolución, por mera palabrería, que es como negocia y triunfa la Prensa traidora. Se puede poner fuego y dignidad sentida, en la defensa de un ideal o de un sistema que permanentemente ocupa nuestra mente y mueve nuestro sentir. Respeto, aunque no paz, nos merecen bajo ese aspecto, aun los mismos que profesan sinceramente una idea política y se adhieren firmes a una profecía social, aunque sean tan opuestos a nuestras convicciones como el anarquismo o el comunismo. Pero los que juegan con palabras -esto es, con la propaganda escandalosa, con las poderosas palancas de la publicidad- para fabricar Revoluciones que tienen por único objeto relevar al adversario en el disfrute del Poder, son traidores contra los cuales la salud patria reclama urgentes purificaciones. Una Revolución cuesta a un pueblo, si no sangre, al menos hambre y malestar extraordinarios, porque las fuentes de producción sufren trastorno y la depresión se adueña del crédito nacional. Y cuesta a una raza y a una Historia Patria el compromiso de una verdadera renovación, que de no realizarse, se paga con deshonra perpetua. Cuesta, en fin, a varias generaciones, el riesgo de una experiencia desgraciada, tras de la cual el espíritu público puede sumirse en un pesimismo que prolongue la decadencia. Por eso, los que a tan elevado precio juegan a la Revolución sin ideal de verdad revolucionario, llevados del odio y del apetito de mando, desprovistos de contenido renovador, merecen una cruenta extirpación porque su subsistencia sólo se paga con la ruina. Este es el caso de la Prensa burguesa que fue revolucionaria. Esta es la verdadera y máxima responsabilidad, y de la que menos se oye hablar en la 50
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escandalosa conjura de acusaciones hipócritas que sigue turbando el sosiego nacional. (Libertad, núm. 6, 20 de julio de 1931.) El Ministro de Fomento ha decretado el abandono de los ferrocarriles de MadridBurgos, Cuenca-Utiel, Soria-Castejón... Y otros 14. Ha paralizado las obras de las Confederaciones. Alega el Gobierno que la construcción de esas obras se opone a la Ley de Contabilidad. Y el mismo Gobierno SE OPONE a la Ley de Contabilidad contratando un Empréstito con Francia, sacando 300 millones de pesetas, en oro, del territorio de la República; adjudicando sin subasta ni concurso la venta de petróleos a Rusia. Para privar de trabajo a los obreros, rige la Ley de Contabilidad. Y para empeñar la Hacienda y la dignidad en manos de Potencias extranjeras no hay ley que rija. ¿Cómo explicaremos esa política?
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AL LADO DE UN DIPUTADO SALMANTINO Ha sido LIBERTAD el periódico que más enérgicamente, y en la primera ocasión que tuvo -número del 27 de junio-, dio la voz de alarma contra el decreto del día 24, por el que se suprimen las Confederaciones Hidrográficas a pretexto de reorganizarlas. Nuestra voz de principiantes, desconectada, como es natural, de todo ámbito de resonancia oficial no ha sido coreada por los más obligados, en la provincia, a salir en defensa de tan vital organismo, poniéndose, si necesario fuera, frente al Gobierno, como se ha hecho en Zaragoza. Más ocupada está la Comisión Gestora de la Diputación en... no hacer nada, como no sea preparar sus ilustres miembros a dar algún saltito político sirviendo el interés de los respectivos grupos, muy republicanos, sí, pero nada castellanos. Más ocupado el Ayuntamiento también en suspender por su parte cuantas obras pueda y lucir teóricos ingenios en bagatelas regionalistas. Mas ocupada la Cámara Agrícola en prolongar el sopor casinero, tan proverbial en casi todos sus componentes. Ignoramos si los diputados agrarios vallisoletanos habrán hecho algo en Madrid. Desde luego, nuestro flamante Partido Nacional Agrario tiene bastante con facilitar a su nuevo tutor viejos desahogos políticos en esa extensa hoja, que sirve también para ventilar las diferencias personales de los jefes. La Cámara de Comercio, los Sindicatos, sus Federaciones, ¿ qué han hecho para defender la Confederación ? O no han leído el Decreto, o no le entienden, o no representan a nadie en Castilla, ya que lo que no podemos aceptar es que Castilla aguante con imbécil resignación el corte brutal de las obras que podían transformarla. Nos unimos al llamamiento del diputado agrario por Salamanca, señor Lamamié de Clairac, que seguramente va seguido en su actitud por los valientes compañeros, también diputados, del Bloque Agrario de aquella provincia. Creemos que alguna entidad, sea el Ayuntamiento u otra de las que arriba hemos aludido, o mejor los diputados vall1so1etanos, deben tomar la iniciativa de representar enérgicamente ante los Poderes Públicos el clamor de Castilla, que no debe ceder en fuerza al de Aragón. Aunque la confederación del Duero sea susceptible y esté necesitada de importantes depuraciones, es PRECISO Y ES URGENTE conservar su figura autonómica y cortar la paralización de todas sus obras. El porvenir de la región, la prosperidad del labrador de nuestras vegas y -ante todo- el trabajo del obrero penden de ello. (Anónimo. Libertad, núm. 6, 20 de julio de 1931.)
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EL MAYOR PELIGRO PARA EL CAMPO NEGAMOS que las sociedades de resistencia fundadas en nuestras aldeas por los electores de las Casas del Pueblo sean agrupaciones socialistas. Todo el que conozca de cerca la osadía y ferocidad que brotan en los obreros encargados de mangonearlas sabe que son núcleos comunistas. Su principal programa es la ilusión de que las tierras cambien de dueño, haciendo pasar los propietarios de hoy a la condición de obreros, y a la inversa. Representan la grosera aspiración social de dar la vuelta a la tortilla, o sea alternar en la regencia de las desigualdades sociales. Son de ordinario gobernadas por individuos que carecen de la condición de trabajadores, por la sencilla razón de que no trabajan. De este modo se encumbran los personajes más indeseables de cada municipio al socaire de un programa de justicia social que no sienten. Se aterroriza al campo con las brutales pretensiones de un socialismo primitivo, haciendo padecer a Castilla la bárbara inseguridad en personas y bienes, característica de los tiempos negros de la lucha de clases. Hay que acabar con esa mancha internacional y masónica, que viene a multiplicar las angustias, ya insoportables, del labrador. Para ello propugnarnos, como medidas inmediatas: 1º Que se persigan tenazmente por la ley las excrecencias criminosas de esos núcleos en defensa de la libertad de trabajo. 2º La unión de los obreros no contaminados por el morbo internacionalista y de los labradores acometidos, de cerca o de lejos, para ponerse en pie de guerra si es preciso. 3º La realización rápida y franca de una justicia social, que debe llegar a la total emancipación económica del que trabaja la tierra. Como mínimo, el salario familiar. En las grandes explotaciones, la participación en las ganancias. Y en todas partes, la ascensión a propietarios del mayor número de braceros. (Anónimo. Libertad núm. 6, 20 de julio de 1931.) ¡¡Obreros!! Asociaos, pero rechazad a los inmorales internacionalistas, que destrozarán la agricultura, llegando a conquistar como fruto la miseria de todos. ¡¡Labradores!! Apresuraos a uniros en bloque contra los nuevos esclavizadores del campo, que buscan votos regalando en cambio la discordia y la rebeldía.
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EL DOLOR DE ESPAÑA TOMAMOS la pluma en este día vibrando de indignación. España pasa unas horas -que muy posiblemente sean sólo las primeras- de bochornosa y catastrófica agitación. Seguirá nuestro nombre sirviendo al extranjero de pintoresca ocasión para sus cómodas burlas: “guerrilleros en los tejados, cañones en las calles...”. El maldiciente deseo de nuestros enemigos exteriores abultará, como de costumbre, los sucesos -harto escandalosos esta vez para necesitar la ampliación malévola del adversario- y las noticias de España servirán por mucho tiempo de despiadada diversión. El mundo interrogará asombrado cómo es posible que hoy, cuando la gigantesca fatalidad de los desastres económicos obliga a las naciones a matizar todas las posibilidades de paz interior y de concordia internacional, sólo un pueblo europeo se ha creado problemas que no tenía, suscita en su seno oposiciones de primitiva agresividad y se obstina torpemente en caminar de espaldas a su brillante destino. La política -no la República ni la Monarquía- acabará con la Nación si una fuerte conmoción espiritual del instinto de conservación hispánico no pone coto a las criminales orgías de libertad que darán con el pueblo en la servidumbre moral y en la miseria económica. Nosotros nos levantamos, en presencia de los actuales conflictos, por encima de la pugna ocasional de dos organizaciones obreras, que es su causa inmediata. No nos interesa principalmente ni la victoria de una sobre otra ni el registrar esa insospechada maravilla de que la artillería pueda más que las pistolas. Remontamos nuestra acongojada visión hacia las causas superiores de estas vergonzosas luchas fratricidas que manchan y mancharán, por mucho tiempo quizá, el suelo y la Historia patrios. Y renegando de la simpleza y ramplonería -muchas veces cubierta de felonía- con que la Prensa se contenta señalando como culpables a Va11ina. Pestaña o... Fuentes Pila.... ponemos una vez más el dedo en dirección de los verdaderos culpables: los gremios políticos y la Prensa. España no tiene esos problemas fatales a que la claudicante o villana mentalidad de los oligarcas y periodistas dominantes atribuye los conflictos: crisis financiera endémica y paro “forzoso”. Ni el Presupuesto tiene déficit ni una nación, no más pobre que otras prosperas, pero con la tercera parte de densidad que ellas, necesita tener desocupados a sus trabajadores y socorrerlos con limosnas o expoliaciones. 54
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España padece durante toda una Edad, apenas interrumpida, las consecuencias de una progresiva especulación contra la conveniencia del pueblo, ejercitada por los gremios de la política y la publicidad: la nación no es más que un teatro infeliz de la lucha de diversas pandillas que se lucran del mando y del Presupuesto, haciendo danzar macabramente a la raza al son de sus querellas. Esta es la explicación de la profunda guerra que divide a los espíritus y es la causa de que las mediocridades más escandalosas y desaprensivas sean las más propicias a encaramarse sobre todos. Es una necedad pensar que el cambio de régimen ha solucionado en lo más mínimo ese problema, que es el único de España. No ha hecho más que aumentar el botín de las facciones con la eliminación de una magistratura hereditaria y ensanchar el campo de las apetencias al otorgar mayores libertades. Por eso, poco importa en realidad la solución del presente episodio. Nada apenas gana la nación con que momentáneamente una facción elimine a la otra y los periodistas “de la situación” se libren de lo que hoy es un estorbo y ayer fue un trampolín. Lo que importa es purificar radical e históricamente el estadio político con un gesto de honradez hispana, llegando a extirpar cruentamente, si hace falta, a ]os eternos merodeadores de la farsa trágica, profesionales del negocio de la Libertad, que imposibilitan con sus interesadas mentiras la convivencia patriótica de todos los españoles. (Anónimo. Libertad. núm. 7, 27 de julio de 1931.)
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LA REVOLUCIÓN HISPÁNICA ES una falsedad denigrante proclamar que la raza hispánica ha hecho su revolución. La revolución de España no puede parar, a no ser que decretemos su muerte ignominiosa, en el caos que nos deprime. Un parlamento de charlatanes mediocres. El paro forzoso, precipitando en la miseria a una nación que podía ser rica. Cerca de 500 millones de pesetas, en oro, empeñados en poder de la rival Francia. La agricultura, agobiada por el desamparo del Estado socialista, y los labradores, atemorizados ante la salvaje actitud de los núcleos comunistas anidados en las aldeas. Los puertos de Barcelona y Palma de Mallorca, aislados casi totalmente del tráfico mundial por las indefinidas huelgas de sus muelles. Cataluña, a punto de exigir una real desmembración del Estado español; las Vascongadas, en el mismo camino, y Andalucía, encendida en furor anarquista. Ni es la revolución hispánica esta República burguesa, ni lo es la barbarie que pugna por sucederla, esperando sólo pasar por encima de la Guardia Civil, que tanto estorba para los negros designios de Moscú. NO. La revolución hispánica, que no ha comenzado, que es urgente, que es necesaria para la salvación de todos, tiene que correr a cargo de una promoción juvenil inflamada de anhelo de engrandecer a España, dispuesta a morir por restituir la Nación a su honor ancestral. Nuestra revolución, que incorporará de verdad al mando del Estado los anhelos de grandeza y los viejos hábitos de justicia cristiana impresos en la fibra de la raza, será impulsada por la doble palanca de TRADICION y RENOVACION. Tradición, para seguir el surco imperial de nuestra Historia. Renovación, para emancipar socialmente a todos los trabajadores, abrazando un radicalismo que imponga rápidamente la justicia en el uso de la riqueza. Y renovación también para estructurar el armazón político de España sin servil sujeción a los mandatos de las Internacionales marxistas y para derogar el inhábil sistema parlamentario francés, que va a consumar las fatídicas etapas del, desgobierno. (Anónimo. Libertad, núm. 7. 27 de julio de 1931.- Reproducido, con algunas variaciones, en el mismo semanario, núm. 120, 4 de Febrero de 1935.)
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MUNDO PERIODÍSTICO LA “Conquista del Estado” ha sido recogida otra vez. Da triste idea de la libertad que disfrutamos esta persecución sistemática de que se hace objeto al valiente órgano del hispanismo y a su director. Las gentes se preguntarán asombradas qué tiene que hacer un periódico en estos tiempos para que el Gobierno o el fiscal defiendan el orden o la moral pública contra sus campañas. Pregunta ingenua. Ni el Gobierno ni el Fiscal ponen cuidado serio en defender al Orden, a la Moral, a la nación o a los ciudadanos dignos contra las procacidades periodísticas: por eso vemos este pobre país infectado de insolencias y groserías no permitidas en pueblo alguno civilizado. Pero que no se toque -¡por la República!- el buen nombre del mismo Gobierno o de sus angélicos acólitos, como el que sirve en la Dirección de Seguridad; entonces se acabó la libertad y el dejar pasar... Salvo que el Poder público no se atreva, que también se dan casos. Reiteramos nuestra protesta, como verdaderos partidarios de la buena libertad de Prensa, y dirigimos nuestro saludo al director del semanario perseguido, Ledesma Ramos, y... nuestros recuerdos a esos periódicos infames vendidos a todo explotador de las injusticias, que no se acuerdan ahora de salir por los fueros de la libertad de Prensa. (Anónimo. Libertad, núm. 7, 27 de julio de 1931.)
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LA PRENSA COMUNISTA Trotsky ha dicho recientemente que los comunistas españoles deben dirigirse rápidamente a conquistar los obreros, campesinos y soldados. Opina que España será la segunda república soviética de Europa.
EN una semana, hemos visto llegar a nuestra ciudad tres nuevos periódicos inspirados por servidores de Stalin. Son cuatro ya los que se vocean con ademán amenazador, y gritos bien ensayados, por nuestras calles. Es intolerable esta introducción impune de la Prensa enemiga, en el territorio patrio, y debiera llegarse a la unión de fuerzas y partidos para expulsar a los amigos de Rusia que han implantado en todas las regiones de España el infame negocio de la revolución moscovita. No nos extrañará que esta revolución triunfe. Nosotros somos de los que aceptan categóricamente la fuerte posibilidad de que una gran parte, inmensa parte, del proletariado campesino e industrial, sea ganada rápidamente por el comunismo, y sea capaz de intentar un asalto guerrero en el que perezca el orden cristiano ante las tropas proletarias a las órdenes de Rusia. Todo, hoy, es cuestión de propaganda. La propaganda revolucionaria, es decir, la técnica de engañar a los ignorantes y a los que pasan hambre, se esgrime por los comunistas con una maestría superior en mucho a la de sus competidores en la conducción de las masas obreras. Con la propaganda cayó una monarquía mediocre, y con ella caerá mucho antes una República cien veces más débil que la Monarquía, porque bajo su dominio de hambre avanza con paso gigantesco. Todo se confabula al triunfo final del despotismo comunista: la desarticulación del ejército monárquico, sin sustituirle por otro más eficiente; el fuego de guerrillas y la desautorización frecuente que padecen los cuerpos de policía; la lucha de las diversas facciones que dirigen al proletariado; la criminal desorientación de la obra de gobierno dirigida, ante todo, contra la educación religiosa; la obra envilecedora de la inmensa mayoría de la Prensa... Por otra parte, el atontamiento de la burguesía, sumida aún en sus pequeñeces vecinales, en diversas pugnillas políticas y en el desmesurado egoísmo mercantil que va acompañado de una infamante cobardía para defender sus intereses. En este caos político gubernamental, dominado por la rebeldía y la inmoralidad creciente, se entromete, para allanar los caminos del comunismo, el fantasma hasta ahora desconocido en tal magnitud, del paro forzoso. Cada parado, por su doble condición de ocioso y malhumorado hambriento, se convierte fatalmente en un soldado del comunismo. 58
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El paro forzoso, par tanto, decretado por el Gobierno al decretar la cesación de los trabajos públicos, es el mayor delito de la situación y la mejor concesión otorgada a Stalin. Después de lo descrito, todo es cuestión de propaganda, repetimos. Para ello, los comunistas tienen dinero, valor y habilidad como ningún partido. Es curioso ver que todos los órganos comunistas representan idénticas farsas, ocultas para los desgraciados que las leen, y evidenciadoras de una superior dirección secreta. Listas de suscripción con humildes cuotas, para ocultar la influencia del dinero ruso. Solapado interés por los problemas de cuartel, a fin de despertar la simpatía del soldado. Hipócrita alarde de “purificar” el sentimiento revolucionario de la U. G. T. y la Confederación N. del Trabajo, tendiendo a debilitar aquella y a adueñarse de ésta. Mentiras des1umbradoras sobre la situación rusa, calumnias sistemáticas contra la Guardia Civil, invención de riquezas eclesiásticas, asistencia a todo movimiento de desorden que perjudique la producción... La mano de Moscú se ve clara, y, por otra parte, ellas no se recatan de descubrir con gran habilidad tan experta tutela. ¿Dónde está el remedio? En el pueblo: así, en el pueblo todavía, pero en el verdadero pueblo español, no en las cuadrillas de los que se imponen por tener como única moral la del trabuco, ni en las masas infelizmente entregadas a la férula marxista. Busquemos el remedio en el pueblo no conforme todavía en que para servir a una bandera política sea necesario odiar la de España; en la clase llana de la producción agrícola e industrial no enrolada al servicio de los traficantes en revoluciones de tipo extranjero. La nación necesita un esfuerzo definitivo para salvarse, extrayendo de su seno hombres, ideas y coraje netamente hispánicos. La hora de la nueva lucha por la Independencia patria ha llegado. La revolución hispánica para aplastar, no a los restos de la España tradicional, sino a los enemigos de la nación que trabajan su ruina en la prensa, no puede aplazarse. (Libertad, núm. 7, 27 de julio de 1931.)
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LA REFORMA AGRARIA INCONSCIENCIA BURGUESA LA comisión jurídica, engendro de D. Fernando de los Ríos, ha dado a luz -en bastante menos del tiempo reglamentario- un proyecto de reforma agraria y un estudio sobre los recursos económicos necesarios a tal proyecto. Ambos representan un verdadero expolio de las clases burguesas, de las clases conservadoras; por eso nosotros, los redactores de LIBERTAD, que profesamos como norma de actuación aquellas frases del insigne Eduardo Drumond, dirigidas a la juventud francesa, en circunstancias análogas a las actuales: “Sobre todo, no creáis jamás a los conservadores. Nada se puede hacer con ellos”, nosotros estamos curiosamente contemplando la capacidad de la humillación de la burguesía española y su total impotencia para una viril organización. Esta burguesía ha probado ya su incapacidad para la defensa de valores espirituales en los que dice creer; el 11 de mayo cedía la defensa de la religión a sus enemigos, el 12 de abril abandonaba el viejo barco canovista para implorar protección de Alcalá Zamora y engrosar ese partido, en el que encontramos los dos adjetivos más desprestigiados de la política española: derecha y liberal. Y hoy, hoy que su misma vida como clase social independiente se encuentra amenazada; que las dos columnas, base de su existencia -Familia y Propiedad-, se cuartean, su único síntoma vital ante el “Así lo quiero, así lo mando”, imperioso de la jauría izquierdista, es arrodillarse, plañir y gimotear abrazados a las rodillas de Lerroux, ese otro burgués que sueña en dictaduras, para exclamar acongojados: “Esperamos en Ti, Señor...” UN POSIBLE ATROPELLO A veces pensamos si ciertamente tenía algún objeto el reunir las Cortes Constituyentes. El Gobierno provisional, erigido en dictadura, ha realizado y piensa seguir realizando, a lo que parece, toda la labor que a aquéllas correspondía, legislando por decreto con arreglo al criterio o al capricho de cada uno de sus miembros. A las Cortes sólo les está encomendada la misión de revisar la obra realizada, y que, seguramente por ese fetichismo natural hacia lo ya establecido, no será variada en lo más mínimo. Ahora se pretende realizar también por decreto algo tan importante como la reforma agraria, y esto se hará con el deseo expreso de Fernando de los Ríos, el hombre que más veces, descontando a Ossorio Gallardo, ha pronunciado en España la palabra legalidad y espíritu jurídico, sin que aquélla ni éste le impidieran tomar posesión, con la conciencia tranquila, de su cátedra en la Universidad de Madrid. 60
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Esperamos que la noticia comentada no llegue a ser una realidad, por ello no insistimos más en este asunto. Sería un insulto a los diputados, y no decimos al pueblo español por entender que no está representado en estas cortes Constituyentes hechas a la medida. (Anónimo. Libertad. núm. 7, 27 de julio de 1931.)
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¡OBREROS! HABÉIS traído la República con el anhelo de poseer más libertad: bien. Habéis votado al Socialismo porque representa un movimiento de reivindicación para la clase: bien. Pero no olvidéis que la república y el socialismo o son para vuestra libertad y bienestar o no son nada. No consintáis que sirvan de trampolín para nuevos explotadores. Rebelaos, pues, contra los jefes que por seguir sus caprichos políticos dejan sin pan a vosotros o vuestros compañeros, hundiéndoos en la sima del paro forzoso con la paralización de las obras públicas. Los que mandan suspender las obras de pantanos y ferrocarriles por “economías”, sirven a la burguesía y no al proletariado: Son unos traidores a la causa obrera. Exigid a vuestros ministros y a vuestro partido la máxima libertad para desenvolver vuestra actividad de hombres en la educación de vuestros hijos. Ni el Estado ni nadie tiene derecho a la educación de los hijos por encima de la familia. Los que quieren privar al hijo del obrero de educación religiosa son fanáticos inquisidores de conciencias, traidores a la causa de la Libertad, siervos de la masonería. Ningún hombre puede obligar a otro a aborrecer a Cristo. (Anónimo. Libertad, núm. 7, 27 de julio de 1931.)
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DE LA JUNTA CASTELLANA DE ACTUACIÓN HISPÁNICA A LAS J. O. N. S. AGOSTO A DICIEMBRE DE 1931 CONTRA LA HIPOCRESÍA COMUNISTA RUSIA quiere extender a España su dictadura. Los ultracapitalistas judíos, que hacen del comunismo una gran industria para explotar al proletariado de países punteros, clavan sus garras en nuestra Patria. Algunas docenas de hispanos traidores, asalariados por los déspotas de Moscú, se mueven con la agilidad que presta el oro ruso, al amparo de una libertad que no encuentran en país alguno de Europa. Su misión está clara: Crean conflictos a diario al Poder público para debilitarle. Obligando a nuestra absurda democracia a usar a cada momento los rigores de una represión cruenta, se proporcionan con la sangre de los obreros tema de escándalo para soliviantar a las masas. Reducen de intento todos los problemas nacionales a los incidentes que ellos van provocando, desvariando así la mente del obrero y agrandando siempre los conflictos. Ellos son los principales culpables de la crisis económica, que procuran agravar para encender la desesperación en el obrero y producir el desconcierto de los Gobiernos y de la sociedad entera. Cumpliendo las órdenes enemigas transmitidas por Rusia, pintan con colores de paraíso la situación de este desdichado país, a la vez que labran la desgracia del nuestro. Se puede conceder libertad a las ideas extremas pero la salud nacional y el honrado derecho del obrero no permiten que se difunda sistemáticamente una mentira seductora para los ignorantes, y que se emplee el dinero extranjero en disolver la Patria para ponerla al pie de unos déspotas atemperados a la barbarie rusa. Debe ponerse silencio con violenta decisión a los que se empeñan en hundir al trabajador en la indigencia y a la sociedad en la indefensión para presentarnos como única, solución la grosera perspectiva del fracaso soviético. ¡Jóvenes hispanos! Desplacemos del mando a la burguesía demo-liberal Que alimenta en su seno la serpiente comunista, negándose a reconocer el peligro para no temblar. Pongámonos en pie de guerra para implantar urgentemente una política genuinamente hispánica, un radical antagonismo contra el secreto manejo de los grandes capitalistas judaicos. España debe afirmar su espiritualidad racial v salvar al mundo, en vez de sucumbir en unos años al empuje clandestino de un pueblo inferior. Obras Completas
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¡¡Por España libre!! ¡¡Contra la dictadura de los mercenarios de Rusia!! (Anónimo. Libertad. núm. 8, 3 de agosto de 1931,) Van a venir dos socialistas franceses a dirigir nuestra política económica. ¿Es que somos una colonia del socialismo francés?
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LA MISIÓN DE CASTILLA HACE luengos años que Castilla dejó las armas, cansada. Las imperiales empresas exteriores concluyeron con su ímpetu guerrero cuando llegó la hora histórica de su cancelación. ¿Habrá de tomar Castilla otra vez sus armas? El discurso de Maura a los dos días de constituirse la primera Asamblea legislativa de la segunda República ha revelado la encarnación histórica de una nueva etapa - triste etapa- en la carrera de debilitación geográfica inaugurada para España hace siglo y medio con la pérdida del primer territorio ultramarino. Ahora es, mejor dicho, no debilitación, sino desmoronamiento. Cataluña, miembro especial de la figura de España, reniega del Estado español: presenta coactivamente un Estatuto no sólo separatista, sino vejatorio. Separatista, sí: es una candidez demasiado liberal y una ingenuidad excesivamente republicana aceptar que las hermosas expresiones de afecto fraternal usadas por los caudillos de allende el Ebro sean cosa más apreciable que las hueras amabilidades de una diplomacia extranjera. Triste amor el que requiere tan cotidianas declaraciones. Separatista, también, el Estatuto, porque para “primer paso” son abrumadores los privilegios que contiene: cesión total de las principales fuentes de ingresos -y no de las principales cargas-; una situación preeminente de la lengua catalana; otra superioridad manifiesta de los hijos de madres Catalanas para el servicio de la guerra; enseñanza, orden publico, tribunales... Otorgando todo esto, como parece inevitable, según Maura, ya podemos saber por la experiencia masónica lo que vendrá después: rozamientos y acritudes, que no faltará dentro y fuera de España quien fomente. Y entonces, con un poder central claudicante, como queda con el Estatuto, ¿no vendrán nuevas concesiones? Observemos las circunstancias de insospechado oprobio para España en que hoy tanto concedemos: La región semisoberana impone a unas Constituyentes tan hinchadas con su presunta plenitud de soberanía el “todo o nada”, que es la primera rebeldía de Cataluña contra lo pactado -secretamente- hace un año. Y junto a esta rebeldía política, que hace claudicar a las cortes, se presenta la rebeldía social, ante la que ya había claudicado el Gobierno. Cataluña está, pues, encaminada a la independencia. Y es terminante que esto no puede consumarse sin que sucumba España. Por eso creemos que Castilla, la única región que nada pide a España, porque es la que verdaderamente siente la responsabilidad del vivir hispánico, se verá obligada a tomar las armas. Pero no contra los catalanes, que eso sería una funesta desorientación, sino contra los políticos de acá y de allá que hacen posible el crimen histórico; Obras Completas
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no contra los pobres votantes de un sufragio universal que nos llevará a la ruina, sino contra los que han preparado ese sufragio y a su sombra despedazan a España. Castilla tiene la misión de salvar a España y de ahogar a todos los traidores, sean periodistas, sean diputados, sean reyes, sean ministros. (Anónimo. Libertad, núm. 8, 3 de agosto de 1931.)
El Ministro de Hacienda ha declarado que el Comunismo no es peligro en España ¡Españoles! En guardia, pues, contra el Comunismo. No olvidéis la situación de la moneda, el empréstito francés, el paro forzoso, el desorden público. Todo ha salido al revés de como prometía el Ministro de Hacienda. ¿Hasta cuándo creerá España en los charlatanes que la pierden?
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LAS PUBLICACIONES INFRAHUMANAS La masonería ha jurado desarraigar la Moral en el pueblo español: No haciendo mártires, sino corrompiendo sus costumbres: “Es preciso, ha dicho, que se respire inmoralidad por los cinco sentidos.” LLEGAMOS en nuestra contristada marcha a través de la corrupción periodística, al coto infecto de esas publicaciones para las que no encontramos calificación ni epíteto bastante expresivo. Se agotaría contra ellas todo el repertorio vedado a las personas decentes, y no habríamos llegado a inferir a tales producciones la más mínima injuria, ni siquiera a calificarlas con rigor. Estos libelos que en forma de semanarios ven la luz, son, por su lenguaje, más que chabacanos, bárbaros. No les cuadra el vocablo de canallescos porque, además del tono y del ingenio que justificarían ese apóstrofe, usan sus redactores de una escandalosa malicia, de un singular placer por pervertir, que no es común en los canallas pervertidos. Son también publicaciones pornográficas por afición y por cálculo, pero exceden en bajeza a los libelos de ese género, porque cultivan, ante todo, el escándalo político, dedicándose con carnal complacencia al ultraje de toda jerarquía, a rebajar todo posible valor de selección, buscando codiciosamente que el pueblo no crea en ninguna virtud ni reverencie moral alguna. Este infernal arte de divertir pervirtiendo, aplicado a un género de prensa pornográfico-político, no tiene clasificación posible en el orden de los desvaríos o las inmoralidades de un ser espiritual: son menesteres indignos del hombre, publicaciones “infrahumanas”. Si no estuviera harto desacreditado el funesto sistema “iluso-liberal” que pretende ahora hacer la felicidad de los españoles deshaciendo física y moralmente a España, nos bastaría para recusarle el contemplar con qué alborozada incontinencia se han adueñado de la calle las publicaciones infrahumanas No es ya la conciencia católica o el rostro de Cristo lo que resulta escupido con esa profusión desconocida de semanarios destinados a rapar del temple de la raza todo rastro de espiritualidad y todo hábito de nobleza. Nosotros no hablamos del daño ocasionado a los fieles de la Iglesia, porque ésta es la encargada de su guarda, y responderá en no pequeña parte de que tan corruptora campaña se extienda con facilidad en un pueblo tenido por católico. A nosotros nos incumbe particularmente señalar con dolor y condenar con coraje cómo impunemente se permite atrofiar las energías salvadoras del pueblo, envenenar los espíritus de los ciudadanos incultos, pero destinados a Obras Completas
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cumplir una elevada misión política, consintiendo que los más degenerados ocupen el encumbrado magisterio que hoy supone toda la prensa periodística. Condenamos al régimen imperante, a los entecos caudillos del Estado socialista-liberal, por permitir -que es tanto como fomentar- que la Prensa inmunda se imprima y se propague con amplio desahogo. Los que hacen industria de la corrupción de menores, son eliminados del concierto cívico por la legislación penal de todos los países que mantienen en su legislación el más elemental instinto ético de la defensa en favor de la sociedad. Y los que se dedican habitualmente, por gusto o por ganancia, a debilitar la contextura moral del pueblo, a abolir el sentido de pudor social y el respeto a los valores jerárquicos y de selección, deben ser perseguidos como enemigos del bien público. Esos seres invertidos descalifican el civismo de España, y sus periódicos son una grave deshonra para la República. La nueva política hispánica, que cada día se va sintiendo con más perentoria necesidad, tratará como reos de lesa patria a los que intenten semejante delito contra la fortaleza y el honor de la raza. Es de desear que pase pronto este menguado régimen político que se hace cómplice de tamaña deshonra. La violencia es mil veces preferible -para curar o para matar- , que este cínico y cobarde ensañamiento de los periodistas de ínfima escala, con el cuerpo social desamparado por una democracia claudicante. Los católicos ya se ve cómo dejan pastar libremente por las calles a la bestia inmunda que enturbia el reflejo de los templos de Cristo. Los designios agudos de la masonería que teje entre sombras, se van cumpliendo con apocalíptica seguridad. Ninguna fuerza espiritual sale a su paso con el denuedo que pide la santa causa y rápida agravación del mal. Sólo en las Vascongadas se percibe y se conjura con superior comprensión el tremendo problema, seguramente el mayor de todos. Nosotros hacemos un llamamiento a la parte sana del pueblo joven: les invitamos a recoger nuestro grito de guerra contra los enemigos de la figura espiritual de España y de las glorias reservadas para el porvenir a una raza que aún es robusta. hay que defender sagazmente al pueblo de sus enemigos ocultos, dignificando la Prensa y extirpando radicalmente las injerencias extrañas a la conveniencia nacional. Hay que superar y desplazar la traidora política demoliberal que conduce blanda y rápidamente el país a la impotencia. (Libertad, núm. 8, 3 de Agosto de 1931.)
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EL NUEVO PLAN DE FOMENTO EL señor Albornoz da la impresión de ser el ministro por sorpresa; cuando entra y sale en el Ministerio parece espantado ante la enormidad de cifras que hay que leer antes de echar una firmita. Por eso un día, desgraciado para él, dijo que llevaba al Consejo, para dar un avance a los demás ministros, un plan de obras públicas que “no conocía”, pero que era muy interesante. De sus manifestaciones se desprende claramente que está capacitado igualmente para desempeñar el cargo de ministro que el de general de brigada; no necesita conocer una cosa para explicarla. Y el plan aprobado por el Consejo es la inversión de 289 millones de pesetas en caminos vecinales, 71 millones para puertos y 63 para obras hidráulicas, sólo para las provincias del Sur. El propósito de deshacer las Confederaciones Hidrográficas aparece cada vez más claro. El desordenado plan se ha hecho sin contar con las Mancomunidades del Guadiana y del Segura. Los caminos se van a sembrar a voleo, sin mirar si se van a hacer en tierras áridas y donde los gastos de entretenimiento lleguen a superar la utilidad de la vía, o si tierras que van a transformarse en regadíos tendrán un sistema vial que permita la salida económica de sus productos. Las mismas obras hidráulicas no se encargan sólo a las Mancomunidades, intervienen también las divisiones hidrológicas. Claro que la mayor parte de lo presupuestado para obras hidráulicas corresponde a las obras en ejecución por las Confederaciones y que, a pesar de la reducción presupuestaria, continúan. En tanto que se van a invertir millones en algunos puertos del sur de España, de una importancia muy escasa, quedan abandonados los del Norte, que son, quizá, los más necesitados de protección. Más útiles para España son los puertos de Coruña, Vigo y Santander que los del Puerto de Santa María, Motril y Algeciras. Con pena hemos de ver cómo la nación gasta el dinero alegremente en hacer callar a los que gritan. La vieja filosofía liberaldemocrática de laissez faire, laissez passer, continúa entronizada en las altas esferas republicanas. El señor Albornoz se limita a ir tirando. (Anónimo. Libertad, núm. 8, 3 de agosto de 1931.)
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PRODUCTORES Y CONSUMIDORES ESPAÑOLES MIENTRAS el mundo entero, saturado de productos y con millones de obreros sin trabajo, dificulta la entrada de los productos extranjeros; mientras con pretextos diversos se cierran las puertas a nuestros productos: vinos, frutas, pieles, etc., los españoles siguen consumiendo, sin necesidad, productos extranjeros, o por ignorancia o por desprecio de lo español. Cada peseta invertida en comprar un producto extranjero es una peseta robada a los obreros españoles, a la industria española, a la economía española, a ESPAÑA. El que sin necesidad compra artículos extranjeros es un traidor a la causa de España. ¡Para ayudar a resolver el problema del paro! ¡Para que nuestra economía se desenvuelva mejor!. ¡Para que España sea más rica! ¡¡¡No hay que comprar productos extranjeros!!! (Anónimo. Libertad, núm. 8, 3 de agosto de 1931.)
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¡CASTILLA SALVA A ESPAÑA! SEA éste el grito de la nueva revolución. ¡Castellanos!. ¿No veis a España en la pendiente de su ruina? La política, ese arte infame de odiar con pasión al que sustenta opuestas opiniones y de escalar el mando triturando al adversario con el pretexto de salvar a la Nación, ha acechado siempre la vida de España, ha paralizado sus energías y está a punto hoy de dar fin de la Patria. Nunca como en esta hora se agravaron todos los males nacionales, porque nunca los políticos y periodistas alcanzaron tan desaforado albedrío. La instauración plena del régimen socialista parlamentario hace posible la flotación de los más bajos fondos, el encumbramiento de las ideas y los hombres más insensatos. Esto explica que por todas partes, al son de grandes voces de libertad y justicia, se respire disolución y muerte: la autoridad se mide difícilmente con la insurrección; las regiones escupen contra el Estado el insulto de la tiranía; el signo monetario representa la quiebra de un régimen recién ensayado; las actividades productoras se retraen, el patriotismo aparece excluido en la opinión pública y los peores instintos han encontrado su época... ¡Castellanos! Traidores son los que todavía quitan importancia a tan catastrófico período: el que no sienta alarmado todo su ser es indigno hijo de España. No se puede permanecer entregado fríamente a los intereses propios, mientras el interés de todos, que es la defensa del Estado y la conservación de nuestra Sociedad, amenazan derrumbarse... Castilla, por fortuna, ni siente el despego suicida de los rebeldes países litorales, ni está enloquecida por el ansia de justicia social que consume a la España del Sur. Sólo aquí el pueblo siente la responsabilidad del vivir nacional, como víctima que fue siempre, y no responsable, del desgobierno, y como región que concibió e hizo la España grande. El momento histórico, jóvenes paisanos, nos obligará a tomar las armas. Sepamos usarlas en defensa de lo nuestro y no al servicio de los políticos. Salga de Castilla la voz de la sensatez racial que se imponga sobre el magno desconcierto del momento: use de su fuerza unificadora para establecer la justicia y el orden en la nueva España. (Anónimo. Libertad, núm. 9, 10 de agosto de 1931.-Reproducido en Onésimo Redondo, págs. 20-21.) Se han suprimido los capellanes de las Cárceles y Cementerios. Se ha suprimido la ofrenda al Apóstol Santiago. Se van a suprimir los maceros del Congreso. La libra está a 56,50. Nueve millones de libras esterlinas están empeñadas en el extranjero. Son cientos de miles los obreros sin trabajo.
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EL PELIGRO COMUNISTA NUNCA ha sido virtud de nuestros Gobiernos la previsión: no esperemos que lo sea ahora, cuando todavía el nivel de aptitudes ministeriales - parecía imposible- ha descendido. Las declaraciones de Prieto -el que contrató el petróleo ruso- negando el peligro comunista ponen en guardia a todo español conocedor del comunismo y conocedor del ministro. Ya es proverbial la falta de tino de este señor: tan hábil se ha mostrado para alborotar en discursos “atrevidos”, hasta escalar, aun sin pensarlo, el puesto que ocupa, como inexperto y alocado en sus predicciones y en su conducta ministerial: es el hombre de quien pudiera decirse que todo lo vio al revés y todo lo dijo inoportunamente. Tenemos, por tanto, con su opinión, un voto de calidad en favor de la contraria. Pero aunque Prieto no hubiese hablado, la marcha de las cosas harto enseña, y nosotros queremos hincar una y otra vez la pluma en las leales advertencias sobre el próximo riesgo de una cruenta dictadura obrera. Planteamos a los que por miedo senil o por amor propio republicano cierran los ojos al peligro la siguiente pregunta: ¿qué esperáis para después del fracaso del actual régimen?.. Ni la restauración monárquica, que el pueblo no pide, ni la dictadura burguesa, que el proletariado, tarde o temprano, torpedearía con estruendo. Hoy el problema es la incorporación del proletariado al mando del Estado: la demanda irrenunciable de poder que los obreros de todos los países tienen presentada y mantenida en la calle. La nación que acierte a dar satisfacción a esta demanda, conservando, no obstante, las funciones de las otras clases sociales, se habrá salvado del comunismo. La que no, caerá en el soviet ruso o en el soviet de tipo nacional, pero caerá, sin duda, en manos del proletariado: éste es el camino de España. No ignoramos que muchos -la mayoría hoy: los infinitos republicanos “de orden”- niegan nuestro supuesto del fracaso de este régimen parlamentario y social-burgués. Alabemos su fe, no exenta, sin duda, de interés republicano. Nosotros contemplamos, junto al enfurecido descontento de un gran sector de trabajadores, el empeño del régimen por complicar todos los problemas, aparte de su falta de capacidad para resolverlos. Hay que decirlo claramente: A este régimen de masones no le interesa dar satisfacción a los obreros, sino perseguir a Cristo: la revolución hecha no es más que la guerra, contra los frailes y los templos. 72
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Y así -está claro- le falta a la república burguesa, de un lado, la colaboración de la aristocracia y la clase media católica, y de otra parte, la gratitud y asistencia del proletariado, que se irá enrareciendo a medida que el desgobierno aumenta el hambre. La persecución religiosa y el hambre son las dos márgenes del torrente que se precipita en la sima bolchevique. (Anónimo. Libertad, núm. 9, 10 de Agosto de 1931.)
Muchos dicen que en España no, es posible el Comunismo. Pero es posible, y acaso inminente, la dictadura del proletariado. Es cuestión de nombre: ¡Defendamos la nación contra esta dictadura!...
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LA CUESTIÓN DE LA TASA ANTE la indiferencia de la Cámara, en las sesiones del martes y jueves ha sido planteada por los diputados castellanos don Pedro Martín y Lamamié de Clairac la cuestión clave de toda la economía castellana: el precio del trigo. El discurso del señor Martín, amplio, contundente, sencillo, en hombre que sabe lo que dice y dice lo que sabe, tuvo la virtud de airear el ambiente parlamentario con la exposición de un verdadero problema de España; el del señor Lamamié de Clairac, tras una defensa indirecta de las Confederaciones: vino a ser una refutación de las torpes y obligadas rectificaciones ministeriales, de las que sólo se desprendía la congénita ignorancia del señor d'Olwer en asuntos económicos. ¿Cuál es el problema triguero español? España no es ni debe ser país importador de trigo; su producción basta para su consumo. Tampoco es un país exportador; por un conjunto de circunstancias, entre las cuales la decisiva es el costo de producción, España ante países como Canadá, Estados Unidos, Argentina, no deja de ser un pigmeo triguero. La política triguera española ha de ser, pues, una política intervencionista, sí, pero de carácter comercial; que mantenga una estabilidad de precios, que impida crisis como la presente, y cuyo régimen de tasa sea, al mismo tiempo que defensor del consumidor, lo suficientemente elevado para que el productor encuentre el necesario beneficio La legislación española actual mantiene una tasa máxima de 53 pesetas quintal métrico y una tasa mínima de 46 pesetas ese mismo quintal; teóricamente, el trigo español debería tener su precio, fijo entre esos dos topes. Sin embargo, la historia económica española registra el hecho del incumplimiento de esas tasas De la máxima, puesto que todos los Gobiernos han autorizado la entrada de trigos exóticos, sin pago de derechos arancelarios; derechos necesarios de todo punto para compensar el menor costo de producción de los mismos; público y notorio es que el precio de 53 pesetas los 100 kilogramos hace años que se ignora en los mercados castellanos. En cuanto a la tasa mínima, las denuncias de ambos señores en la Cámara han demostrado su incumplimiento. Y, además, en buena doctrina económica, el fin de toda tasa mínima no puede ser otro que la defensa del productor; la tasa mínima ha de impedir que el productor 'necesitado, ante el exceso de concurrencia, venda a un precio inferior al costo de producción; en una palabra, su fin ha de ser el impedir el “dumping”. La fijación de la tasa mínima debería ir precedida necesariamente de complejos estudios estadísticos que diesen a conocer el costo de producción tope necesario de dicha tasa. 74
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Luego si ésta se fijó para la cosecha de 1930 y el costo de producción de la de 1931 se vio elevada por la depreciación monetaria, ¿cómo continuamos aún con la misma tasa mínima?. Además, el señor Ministro de Economía Nacional, con esa ingenuidad infantil que le caracteriza, tras de declarar que el trigo en el extranjero ha sufrido enorme baja, lo cual es de todos conocido, rectifica al señor Clairac diciendo que el costo de producción es de 48 pesetas los 100 kilogramos, con lo cual daba la razón a su interpelante, pues si el costo es 48 y la tasa 46, todo labrador pierde al menos dos pesetas en quintal, lo cual justifica absolutamente la necesaria elevación de la tasa mínima. Y si para decidirse a actuar necesita ejemplos extranjeros, hojee el “Journal Officiel” francés, estudie allí la llamada “loi du cadenas” y, sobre todo, admire los esfuerzos de ese gran político, André Tardieu, hoy ministro de Agricultura, para conjurar en su país la crisis de precio. (Anónimo. Libertad, núm. 9, 10 de agosto de 1931.)
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LA ESTADÍSTICA DEL TRIGO ESTAMOS seguros de que casi ningún labrador se ha enterado del decreto a que hacíamos alusión breve en nuestro anterior número: el que interviene la venta del trigo hasta exigir guía obligatoria para su circulación. Es de esas disposiciones que pasan desapercibidas al promulgarse porque probablemente no se han de cumplir. Nosotros habíamos pedido en el número de LIBERTAD del 13 de junio eso mismo que se ha decretado, y, por consiguiente, no hemos de regatear nuestro aplauso. Repetimos nuestro criterio primordial sobre este asunto. PARA RESOLVER EL PROBLEMA TRIGUERO HACE FALTA, ANTE TODO, CONTAR CON VERDADERAS ESTADISTICAS. Véase cómo el diputado salmantino Lamamié de Clairac ha explanado el mismo criterio en la Cámara: “Yo ruego, por tanto, al señor ministro de Economía que, como medida más eficaz para remediar esto, busque el medio de que se haga una estadística de verdad de dos cosas; por una parte, del trigo, siguiéndole en todos sus movimientos. Ya he visto algo de eso en su último decreto, que a mí me parece bien; pero, además, creo que sería interesantísimo que al Ministerio de economía fuera una estadística de la industria harinera española...” Bien encaminado, por tanto, el decreto; pero encargadas las “nonnatas” Comisiones de Policía Rural de llevar por su cuenta el asunto, tememos que también quede en embrión este decreto, aunque figure en la “Gaceta”. Y es que para hacer estas cosas bien no basta legislarlas: hace falta en el Poder público una energía sabia y una virtud de disciplina en todas las jerarquías oficiales que mal pueden esperarse de la anarquía actual. (Anónimo. Libertad, núm. 9, 10 de agosto de 1931.) ¡ ¡ ¡ LABRADORES ! ! ! CUANDO vuestros diputados pedían en la Cámara medios para libraros de la ruina aumentando en unos reales el precio de la fanega de trigo, la mayoría de los parlamentarios -a muchos de los cuales habéis dado vuestro voto- se aburrían y se iban, demostrando que no les interesa vuestra angustia. Y un periódico vendido a la política, “La Libertad”, se ha permitido injuriar con bajos insultos a los diputados agrarios: Guardad este dato y guardad este nombre. Antes de que Madrid y sus políticos y periodistas hayan terminado de arruinar a la Agricultura, tendréis que ir a purificar por el fuego aquella charca de inmoralidad: Ya sabéis una dirección para poner la primera tea. (Anónimo. Libertad, núm. 9, 10 de Agosto de 1931.)
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UN SUCIO NEGOCIO MASÓNICO YA se ha manchado con la servidumbre antiespañola el proyecto de Constitución. Prisa tenían los masones por arrojar sobre una ley fundamental española la baba de su rabia inhumana contra la Iglesia. Se disuelven las órdenes religiosas y el Estado se queda con sus bienes, dice el proyecto. No se enseñará religión en las escuelas del Estado y queda prohibido levantar otras, añade. No se podía dar muestra de más repugnante sumisión a los decretos masónicos, ni se podía escarnecer el buen nombre de España con mayor saña. Se quiere arrojar de las escuelas privadas, para embrutecer al pueblo español, a cientos de millares de niños. Un ministro socialista ha trasladado alegremente a Francia 150 millones de pesetas oro, que no volverán y para tapar el agujero abierto en las Arcas públicas, sus compañeros de partido proponen un atraco legal al patrimonio de las Congregaciones españolas. No hay derecho a embaucar al pueblo despojando a ciudadanos indefensos para escamotear la responsabilidad de haber empeñado en cuatro meses al Tesoro público y de haber entregado a los rusos el monopolio del suministro petrolífero. La hora de la justicia no es la de arrebatar sus colegios y conventos a los religiosos, que en manos del Estado nada valdrían. Lo que importa es saber qué se ha hecho con el oro emigrado de España, ya que la moneda sólo ha experimentado un catastrófico descenso. Es una burla para la Nación que, mientras en pocas semanas la política triunfante ha herido con perjuicio incurable de varios cientos de millones a la Economía patria, se arroje el Fisco sobre unos bienes destinados legítimamente a la instrucción delos hijos del Pueblo y al albergue de ciudadanos que no han vendido a España como los políticos. Puede haber en todo esto una conspiración en favor de sectarismos y negocios fomentados desde el extranjero. Hay que evitar una traición a la Patria en favor de los masones. Debemos vigilar a los internacionales y exigir la rápida restitución del oro empeñado en Francia. (Anónimo. Libertad, núm. 10, 17 de agosto de 1931.) Burgueses: Hoy no es honrado preocuparse sólo de aumentar las ganancias. Para defender la producción, y con ella al país, es necesario exponer dinero y tranquilidad frente a la siniestra acción de clase emprendida por los marxistas. Hay que actuar enérgicamente en defensa de España. Obras Completas
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RESPONSABILIDADES SE ha descorrido de nuevo el telón de la farsa. La gran mentira de la Revolución de periodistas, que ha erigido, ¡al fin!, en jueces a los que necesitaban encumbrarse con el pie forzado de las responsabilidades, se ve obligada a sostener su prestigio falaz. Hay que ir adelante, pues, con el tema de las responsabilidades. He aquí un caso más en que el lucro político lleva a prescindir de la conveniencia nacional - voceando en nombre de ella, como es natural- y a atropellar el derecho pidiendo justicia. Contra la conveniencia nacional va el proyecto de responsabilidades, porque España no necesita que unos grupos políticos persigan a otros, sino disciplinarlos a todos. No aprovecha a la Nación que se consumen venganzas, ahondando así los rencores que tienen extenuado al país, sino que una concordia superior eleve el ánimo de los hispanos a la construcción de una España grande, para todos. Las Cortes Constituyentes no tienen su tiempo para consumirlo negativamente en expedientes persecutorios: su deber es rearticular el Estado por si es posible salvar la producción para salvar al Pueblo del hambre que se avecina. Con el proyecto de responsabilidades se ve, como siempre, que los diputados, después de elegidos, se olvidan de los intereses del productor, sea empresario u obrero, porque su cuidado les aburre: lo que gusta a los parlamentarios, como a los periodistas, es el escándalo: no sienten el impulso de beneficiar al país, sino el placer de las venganzas. ¿Se habla de obras públicas o se discute la tan del trigo? el Parlamento desierto; los diputados traicionan a sus electores. Pero si se trata de afligir con la injuria o con la cárcel al enemigo político, no faltará un diputado de su escaño. El pobre Pueblo, que otra vez tuvo que confiar en el sufragio universal, se convencerá, como antes lo estaba, de que el sufragio elige por lo general a los peores españoles; es decir, a los que tienen la desvergüenza de prometer lo que saben que no han de dar: el parlamentarismo es una estafa al país como la que comete con los incautos el logrero que a fuerza de palabras consigue sacarles los cuartos para negocios fantásticos y se alza luego con el capital. Es misión de España disciplinar a su Parlamento o acabar con él antes que él acabe con la Nación. Las responsabilidades deben exigirlas los Tribunales, y si no las hay o no se encuentran, vivan libres los de antes como viven los de ahora, que no han hecho menores fechorías que aquellos. Es una farsa indigna de un pueblo libre hacerle tragar que a partir de cierta fecha todos los políticos son irresponsables y cualquier desmán es permitido: si antes un empréstito ministerial era una malversación, lo será también ahora. 78
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Y si el empréstito supone la pérdida de muchos millones de oro dados en prenda, deben restituirlos los personalmente responsables, ¿no?... Pues ése es el caso del empréstito Prieto. Pero lo que el Parlamento intenta -puesto que fue elegido para restablecer la ley- es que ya no rija ninguna para los políticos. Los de antes deben caer en el presidio o en el confinamiento; aunque la ley los librase, porque para eso son enemigos de los que mandan. Y los que mandan deben estar respaldados de impunidad, aunque deshagan la Patria y empeñen sus caudales. Nunca acabaremos de saber el grado de bajeza moral y de subversión de la Justicia a que un Parlamento de charlatanes puede arrastrar el prestigio de una Nación. (Anónimo. Libertad, núm. 10, 17 de agosto de 1931.)
En épocas malditas para ellos, los revolucionarios que hoy tienen la sartén por el mango llevaron la cabo las más bajas maniobras para hundir la moneda nacional, con tal de arrastrar con ella al Gobierno. Se falsificaron fotografías para dar la impresión en el extranjero de que España entera no era más que una barricada; se declaró la guerra más indigna a las Exposiciones de Sevilla y Barcelona para impedir la afluencia de visitantes; se mintió descaradamente en declaraciones y artículos publicados en periódicos no españoles. A pesar de todo ello, nunca estuvo la libra a la altura alcanzada en época de democracia y con un ministro socialista.
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LA FALTA DE HOMBRES II MISIÓN MÁS TRASCENDENTAL DE LA UNIVERSIDAD Así como no se dará un pueblo en que no ejerza un hombre, una oligarquía o una representación el dominio, tampoco hay un país donde no se ejercite un magisterio por una minoría, que, en definitiva, es la que arrastra la colectividad a su grandeza o a su perdición. El signo de los pueblos civilizados está en ser dirigidos por una selección de personas provistas de una cultura superior, difundida. El vivero organizado de esa selección es la Universidad, y no puede ser otro. Por ella la civilización es un valor progresivo y los pueblos que poseen Universidad están dotados de una grandeza permanente, libres en el fondo de su existencia histórica de la veleidad fatal a que los pueblos inferiores están sometidos, entregados al acaso de la marca política. La Universidad, o no es tal, sino una fábrica mercantilizada de burócratas, como en España, o está destinada a formar hombres que constituyan la suprema garantía por la grandeza nacional. En la Universidad debe aprenderse, en primer término, una fe inviolable ante la misión colectiva de la raza, una adhesión crítica, pero invencible, a las glorias propias, y una percepción del ideal nacional, sin el cual un Estado sólo puede arrastrar vida precaria. En la Universidad deben adquirirse también las normas fundamentales de la convivencia general. Sus hombres han de salir imbuidos de una moral básica, que prevenga a la sociedad contra los apetitos disolventes, y de un concepto del Estado inmune frente a la locura de los que comercian con las masas para gastar la Nación en revoluciones. Si la Universidad cumple ésta, que es su misión más trascendental, engendrará una “aristocracia patriótica”, como decíamos en el artículo anterior, de la cual, desde luego, saldrán casi siempre los buenos gobernantes, pero sin que sea ese el único ni acaso el mayor bien que proporcione a la colectividad. EL AMBIENTE DE SENSATEZ Nosotros creemos que la sensatez -que es la suma de las virtudes patrióticasno se asegura en un pueblo por la posesión de unos cuantos gobernantes afortunados: es necesario, sobre todo, un ambiente de sensatez, convertido de algún modo en permanente. Desgraciadas las naciones que hayan de temblar por la muerte de algún político a cuyas virtudes tuvieran unida su suerte. Y ese ambiente, del que sólo gozan los pueblos actualmente grandes, y que es el secreto de la estabilidad de su grandeza, no hay que buscarle en la raza, en la 80
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temperatura de la sangre o en la presión del aire, como hacen tantos mentecatos al comparar a España, por ejemplo, con Inglaterra. Procede, sobre todo, de su aristocracia universitaria, y la perdurabilidad de sus verdaderas Universidades es la que hace hereditaria esa virtud de la sensatez. USURPACIÓN DEL MAGISTERIO ¿Qué ocurre, por el contrario, en un pueblo desprovisto de Universidad como el nuestro? Que el magisterio de las multitudes no aparece, desde luego, vacante. Pero lo detentan clases inferiores, las más ínfimas espiritualmente quizá, que suplen con pedantería la verdadera ciencia, que hacen un ideal nacional de su conveniencia propia, que embarcan al pueblo en las preocupaciones miserables que a ellos les agitan, rebajan sin cesar todos los niveles espirituales a tenor con el suyo y hacen a la nación campo de batalla de sus peculiares pasiones: esos son los periodistas. Allí donde una nación se halle de continuo revuelta por el choque de los apetitos políticos, haciendo de su existencia una guerra incesante de grupos y de ideas, sin acabar de encontrar su postura y teniendo cada día todos sus valores puestos a la carta del azar político, tened por seguro que no hay Universidad: Se trata de un pueblo sin “Alma Mater”, y la hegemonía la ejercen los periodistas. Por eso tales pueblos presentan, desde su degradante inferioridad a la vista de los más civilizados» el fenómeno de perdición que es característico de España: Carecen de ideas unitivas, de valores espirituales profesados y amados por todos los nacionales. En sustitución de esos valores, que son el maná de los grandes pueblos, las muchedumbres se mueven ciegamente en torno a un charlatán que desde la Prensa simplifica con ingenio o con espectáculo los más grandes problemas: se da el triste caso de que los pueblos más expertos pierden así toda la cordura que su propia historia debía infundirles, y comprometen sus mayores energías en favor de quien les brinda palabras más sonoras. En el próximo artículo hablaremos del reclutamiento de esos pseudomaestros y de su categoría moral e ideológica. (Libertad, núm. 10, 17 de agosto de 1931.)
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¿QUÉ ES LO QUE SE INTENTA? LA CAMARA DEL COMERCIO DE VALLADOLID PROPONE QUE SE SUBA LA CONTRIBUCION A LAS TIERRAS Y NO A LA INDUSTRIA
No lo hubiéramos creído. Pero en la sesión extraordinaria de la Comisión gestora de la Diputación así se ha hecho público. Tratando del decreto que autoriza a elevar una décima en las contribuciones, el presidente se ha referido al escrito de la Cámara de Comercio que propone se eleve la contribución territorial y no la industrial y de comercio. Decididamente, la burguesía industrial no tiene cura y merece que todas las calamidades imaginables pesen sobre ella. Hablamos en el supuesto de que esa enormidad propuesta por la Cámara responda al deseo de los industriales. Pero nos resistimos a admitirlo. Una propuesta semejante arroja sobre una clase la mancha de una infamia. No hay derecho ya, después de tantas lecciones como las clases posidentes vienen experimentando de la dura realidad, a dar tan feroz muestra de egoísmo. Estos momentos, señores de la Cámara, son de solidaridad sagrada entre todas las clases productoras. Pretender resolver hoy las dificultades “hurtando el bulto”, haciendo que caiga el chubasco sobre el vecino, es una señal de incapacidad rayana en la demencia. No insistamos en la falta de decoro que supone el atreverse públicamente a proponer eso: hablemos sólo de la insensatez que esto significa. Hoy el campo se halla como siempre- más contrariado y agraviado que el comercio. Si es doloroso hablar a la Industria de aumentar las contribuciones, tratándose de la Agricultura es inicuo. No sabemos si los que han hecho esa propuesta participan de la pobre idea que tantos tienen, distinguiendo al hablar del campo la situación de los que poseen de la situación de los que trabajan. La de todos es mala, porque, por lo general, las rentas de la propiedad rústica ni son de gran rendimiento para el propietario ni pueden serlo. Pero, en cuanto al caso que nos ocupa, no se olvide que cualquier recargo de la contribución sobre la tierra repercute del todo o en su mayor parte en el que cultiva, suponiendo que sea persona distinta del propietario. Los aumentos de dicha contribución son, por consiguiente, nuevas cargas para el labrador. Y ¿quién se atreve hoy a intentar semejante enormidad? El Gobierno, desde luego; no nos extraía. Pero lo admirable es que lo apoye una Cámara de Comercio siguiendo la grosera tendencia de “cargar a otro con el mochuelo”. Siquiera por propio interés, comprenda ese organismo que toda estrechez del labrador se deja sentir inmediatamente en las cajas registradoras del Comercio.
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Lo importante y lo decoroso no es arrojar la carga sobre otra clase, sino afrontar la situación para rechazar el intento, si se puede -en unión la Industria y el Comercio con la Agricultura-, o para repartirse por igual el gravamen si no hay otro remedio. Puesto que el Comercio ya ha hablado, nosotros nos dirigimos a los agricultores para que rechacen también la tentativa. Este Gobierno menos que ninguno puede imponer aumento en las contribuciones. Es sarcástico y colma ya el vaso de la paciencia ciudadana que, mientras vuelven las carreteras a convertirse en caminos y cuando las obras hidráulicas se detienen, destrozándose las Confederaciones..., se aumenten todavía los tributos. Pero ¿quién se lo lleva?... (Anónimo. Libertad. núm. 10, 17 de agosto de 1931.)
Al mes de decretar la suspensión de todas las obras de ferrocarriles “por razón de economías”, se vuelve a decretar su reanudación-Y se tiene la frescura de declarar en la Nota Ministerial que “ya se han obtenido las economías.” Como se ve, las cosas de Fomento están en manos de chiquillos o de idiotas. Es una burla demasiado sangrienta para la Nación. Hay que preguntarse si de verdad son españoles esos acólitos de la masonería que ocupan algunos Ministerios. Hay que llegar a la unión de todos los labradores castellanos. Castilla debe afirmar su personalidad y sus deseos: contra los internacionales marxistas, contra la hegemonía burguesa, contra la dictadura atolondrada de Madrid. ¡Labradores! Aprendamos de Cataluña y Vasconia.
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EL “AFFAIRE” SEGURA Es un engaño infantil, que como todos los grandes e infantiles engaños tiene dominada a una inmensa masa, pensar que España posee un Gobierno. No es tal el llamado provisional, sino un Comité revolucionario. La nación toda está por la fuerza comprometida en un “affaire”, en un negocio revolucionario presidido por los jefes de ciertos grupos que se dedicaron a deshacer una forma de gobierno y entienden que su misión es seguir deshaciendo. Esa monstruosa mutación de las funciones de gobierno es la que proporciona a España la situación bárbara que a los buenos patriotas sonroja y que sublevará a la juventud hispana dispuesta a salvar a su patria de una anarquía imbécilmente cultivada desde el Poder. Para la mayoría de esos cabecillas revolucionarios con cartera, que llamamos Gobierno, la función de éste es sobre todo política; pero “política”, en el peor sentido, o sea de acción personal e ideología parcial, apasionada, encaminada a proteger a los amigos y negar vida legal no sólo a ideas y hombres que representen alguna solidaridad con el régimen vencido, sino a todo lo que pueda ser freno para los planes traidores de servidumbre masónica que son el secreto de la política del ministerio. Esto explica la incapacidad escandalosa y la irritante desaplicación de cada ministro para servir las cosas de su departamento, en vivo contraste con la tenacidad y el entusiasmo que todos ponen en esgrimir las armas del 1uchador político: son malos gobernantes, pero siguen siendo buenos oposicionistas. Y ahora la “oposición” se dirige desde el Poder- contra la Iglesia. Por todo ello, la persecución a la primera figura del catolicismo jerárquico es, para las pandillas que disfrutan del mando, un buen negocio. Siempre ha sido una habilidad de la estrategia masónica explotar la persecución a los clérigos para distraer a las masas revolucionarias. Tomar por blanco a un arzobispo o a una congregación -Nozaleda, jesuítas, Segura- y enviscar al proletariado contra las sotanas es un buen negocio que proporciona votos obreros sin sacrificar a la burguesía. El pueblo vota más por una calumnia bien explotada que por todo un plan de obras públicas. Y, por otra parte, la Iglesia no tiene pistolas que corten los planes clandestinos de la calumnia organizada: con esta arma, nada más fácil que empujar al pueblo español a que odie a la Iglesia. Esas son las razones del “affaire” Segura, de las iniquidades periodísticas y ministeriales contra ese pobre obispo, a quien se aleja cuidadosamente de los
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Tribunales, ya que la verdad judicial derrumbaría los tenebrosos planes judaicos. De los Ríos dirige el impúdico asunto, mientras el “hermano” señor Domingo ultraja la ignorancia popular inspirando la Prensa soez y el mito absurdo de la Escuela única. Considérese el repugnante papel de España en este negocio explotado por el Cóctel revolucionario. (Anónimo. Libertad, núm. 11, 24 de agosto de 1932.)
En 1927, con las multas extralegales, España dejó de ser un Estado de Derecho. En 1931, con las detenciones gubernativas, la impune quema de conventos, el pistolerismo, los salvajes atropellos al vencido, la servidumbre económica, hemos descendido al nivel de Hotentocia o Cafrería ¿Cuándo habrá dignidad civil en España?
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ENTRONIZANDO LA ANARQUÍA SE reducen a la cuarta parte las cárceles de partido. No nos oponemos a que desaparezcan todas, si es conveniente. Pero debe señalarse con alarma, como muestra de que el Gobierno colabora por su parte con la anarquía reinante, ESE AFAN HUMANITARIO Y ANTIPENAL QUE SE RESPIRA OFICIALMENTE. Hay una mujer encargada de las prisiones españolas, como si las prisiones hubieran de ser hospicios. Se han prodigado los indultos y amnistías; se han vaciado violentamente las cárceles. LOS TRIBUNALES Y EL CODIGO PENAL SE ENCUENTRAN EN VACACION PERMANENTE. Y todo ello mientras aumentaba la criminalidad hasta hacerse inaccesible su control al poder de las estadísticas. Siempre los períodos de humanitarismo imbécil coinciden con la mayor carencia de humanidad en las costumbres. Somos, sin duda, hoy, el pueblo de mayor criminalidad de todos los llamados civilizados, porque vivimos en un estado de criminal guerra civil que oficialmente se ha reconocido respecto a una región extensa de Andalucía. En estas circunstancias, es pintoresco, por no decir salvaje, que una señora se determine, en nombre del Estado, a suprimir cárceles por innecesarias. ¿Es que el Gobierno se resuelve a dar por buenos los crímenes sociales y la lucha política como uno de los bienes que nos ha traído la revolución parlamentaria y marxista? Lo que sobran no son prisiones, sino cobardías y complicidades en las alturas con los numerosos elementos que debían poblarlas. Hay que alejar de ese puesto a la ridícula directora humanitaria, como hay que arrojar de todos los mandos a una política que claudica con la inhumanidad desarrollada impunemente. Lo primero, muy por encima de la República demagógica que los españoles honrados padecen, es LA JUSTICIA Y EL HONOR DE PUEBLO CIVILIZADO QUE VAMOS PERDIENDO. Déjese la nación a otro régimen de mayor hombría y de más verdadero amor a España, ya que el actual, a fuerza de querer “hacer justicia” a sus enemigos, no se atreve a hacerla con los que a diario reconquistan para España el nombre de pueblo bárbaro. Pedimos no tanto responsabilidades como vida de Derecho. NO IMPORTA AL PAIS QUE LA REPUBLICA SE VENGUE DE LA MONARQUIA, sino que se entronice de nuevo, por quien sea, el orden, . el respeta a la propiedad y la inviolabilidad de la vida de los españoles, garantizados por el Estado español. (Anónimo. Libertad, núm. 11, 24 de agosto de 1931.)
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LA PRÓXIMA QUEMA DE CONVENTOS Nos decía hace poco un amigo nuestro, que debía ya prepararse una defensa adecuada por si se renuevan los vandalismos que en mayo presidió el Gobierno Provisional. Que no se trata sólo de defender, por religiosos, los conventos e iglesias. Sin ser católico, sólo por respeto a España y aun por amor al Propio patrimonio, se deben evitar, a tiros si es preciso, actos semejantes. Estábamos conformes, nosotros y el amigo, en que obran como traidores a la Patria los gobernantes que consienten se transforme una ciudad -como Málaga- en campo de acción para los enemigos de la raza y del Estado que valiéndose de unas bandas de desdichados hambrientos entran a saco en relicarios de arte sublime, reducen a escombros veintitantos edificios, muchos de ellos artísticos o de gran mérito histórico y hasta Universidades. Hoy podemos darle a nuestro amigo y a quienes sientan la misma preocupación, un consejo que se nos ha ocurrido para la mejor estrategia en defensas de esa índole. Esperamos, desde luego, que se repetirá el caso. Se están encargando de prepararlo, envenenando a los ignorantes con miserables calumnias contra los religiosos, personajes de bastante altura que protegen las Artes de La Traca, El Cencerro y otras muchas que las siguen y no queremos nombrar para... no vomitar. Por eso, proponemos que, en la defensa, se dirijan los tiros a la cabeza de los verdaderos responsables, de esos tíos que fundan, con dinero judío, ¡y quién sabe si del mismo Estado español! esas publicaciones: entre ellos se encuentra la famosa vieja que tenemos de Ministro de Bellas Artes. He aquí, por tanto, una pequeña lista de esos ilustres salvajes: Marcelino Domingo. Eduardo Zamacois. Luis de Tapia. José Francés. ¡Cuándo se tomará España justicia de los traidores!... (Anónimo. Libertad, núm. 11. 24 de agosto de 1931.)
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LA CASTA PERIODÍSTICA Los inadaptables a un régimen de vida disciplinada, los que fracasaron en sus estudios, generalmente porque en ellos la soberbia superó siempre a la voluntad, buscan el asidero del periodismo, gran tapadera y a la vez gran pavés de incapacidades presuntuosas, camino hábil para doctorar con un título de superioridad innominado a tantos que sólo pueden mostrar inteligencia deslumbrando con apariencias tipográficas al pueblo bobalicón que busca sensaciones y no ilustración, sucesos en lugar de ideas. Recientemente me comunicaba un amigo la sorpresa indignante que experimentó al tratar de cerca, al ver “de carne y hueso” a unos cuantos periodistas madrileños bastante célebres, y, más aún, leídos. Guiado por un compañero suyo, penetró en un café poco conocido de la prestigiosa villa. Hicieron tertulia con una media docena de individuos, de diversas edades, que al fondo del establecimiento bebían y reían. Uno o dos de ellos, por la congestión subida de su rostro y lo dificultoso de la respiración, denotaban estar repletos de cerveza. Otros dos disputaban entre ingeniosidades nerviosillas y esfuerzos cariñosos -para los que maldito las energías que mostraban- por la posesión del rincón grasiento y comodón del diván. Los compañeros les animaban en la infantil pelea, derivada de que el sentado aprovechó un descuido de su compañero para birlarle el asiento. Se puso fin al conflicto sentenciando en favor del usurpador, ya que todos celebraron su frescura para adueñarse también de una cachimba del compañero y pegarle dos sorbos definitivos en su copa grande de coñac... A mi amigo le causó pronto empacho la compañía de aquellos tipos y hervía de curiosidad por saber de qué clase social serían: entre la diferencia de edades y vestimenta, y aunque disputaban con femenil encono, le pareció ver idénticos rasgos de carácter y una misma conformación moral. Su conversación, mordaz y frívola, enderezada contra todo lo existente, era presidida, al parecer, por uno de los congestionados súbditos de Gambrinus, y se salpicaba constantemente con ocurrencias obscenas. El más apto y constante para éstas era otro, sentado junto al que presidía, pálido como la cera, diminuto de cuerpo y cara, que presumía de abstemio porque sólo bebía “cock-tail”. Tenía una cabellera larga que parece melena, cejas recortadas, voz algo chillona y temblorosa... Se ocupaban mucho de cosas políticas, dándose por enterado de todo, sin probar que nada supiesen a fondo, sino muchos chistes a propósito para sabrosas murmuraciones. Hablaban de materias más distanciadas con gran desenvoltura y admirables errores: eran de facundia verbosa, propensión irascible, desmadejados de cuerpo, carnosos o 88
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enclenques... Tres horas llevaban casi todos a la mesa del café. Mi amigo aprovechó la primera oportunidad para marcharse cortésmente. Y su compañero aplacóle la curiosidad. -Es la redacción en pleno de “La N.” Son gente muy célebre: el más celebrado es el redactor jefe. Aquel pálido de los chistes verdes es el dibujante político; hace también unas “charlas” estupendas. El que bebió el otro coñac es el reportero de ministerios, y el otro es Félix Lamaza, ese tan célebre que hace crónicas de todo. Te advierto que llevará diez días durmiendo donde le pilla la noche, por no ir a su casa. -¿Y el director? -Es el único que faltaba. Viene menos a la tertulia desde la República. Está metido en varios negocios y ahora creo le van a dar un buen cargo... Hasta aquí el amigo. ¿Cuántos cientos de miles de lectores, a los que un miserable de esa catadura sirve de gran doctor, acompañarían a aquél en su indignada sorpresa? Conviene mucho que la Nación -así, La Nación- medite quiénes la sirven de Pontífices. Nosotros sostenemos que la soberanía nacional, extraída de las entrañas del caciquismo viejo, está puesta en manos de los que crean inmoralmente una inmoral opinión pública desde las columnas de los periódicos. Para nadie es un secreto que, ante el pueblo, el periodismo supera hoy todas las jerarquías intelectuales, porque privan y dominan las ideas y las promesas que son difundidas con mayor densidad y bulla, no las más excelentes. Los periódicos son capaces de derribar un régimen como lo han sido y lo serían de llevarnos a una guerra torpemente y a muchas derrotas con guerra y sin ella. Y son suficientes, en pleno régimen de libertad para degenerados y forajidos de la pluma, de rapar las creencias altas y los hábitos nobles de la raza. Por salud pública, por compasión a favor de España, hay que despojar a los degenerados audaces de su hipócrita sacerdocio sobre el pueblo. (Libertad, núm. 11, 24 de agosto de 1931.)
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LERROUX EN VALLADOLID EL ACTO DE AYER EN LA PLAZA DE TOROS GLOSA EL discurso de Lerroux nos ha parecido el de un regular patriota, regular hombre de Estado, buen masón y republicano honrado. Que a los pobres hay que darles de comer y a los ricos no asustarlos; que haya tierra y trabajo para todos, libertad para todos, justicia para todos... son palabras, promesas y programas de todos los tiempos y de casi todos los partidos. Ninguna novedad, e interés pequeño, tuvo en estas cosas el discurso. Vióse lo que todos hace tiempo hemos reconocido en Lerroux: una especie de mandato republicano, fielmente desempeñado, para la busca y captura de burgueses monárquicos. Alabemos francamente esa inteligencia táctica en lo que tiene de patriótica: Lerroux quiere de verdad ahorrar problemas a la República y disgustos a España, no está mal. Brota, incluso, la confianza de que este hombre pueda reparar algunas deshonras de la República, darle una ley y llevarla por caminos de consolidación, inspirándose totalmente y modestamente en el precedente que, con un siglo de delantera, le presenta Francia. ¿Tendrá talento para ello? La mano tendida a los viejísimos Alba y Melquiades anubla un poco esa esperanza. *** Lo importante de la tarde fueron las declaraciones sobre el problema religioso: aquí otro mandato, el masónico, inspira a Lerroux una cazurrería característica, que promete a las logias óptimos frutos, en hábil alianza con las procaces salvajadas de sus compañeros de hermandad y ministerio Ríos y Domingo. Lerroux somete la Iglesia a las Cortes, pero deja escapar la palabra “convenio”; quiere la escuela única y no la nombra; la impondrá laica y tampoco emplea la palabra..., intervendrá en los seminarios, aspira a laicizar hasta los templos... Pero reconoce que España es católica y habla de oportunidad para “plantear el problema”. Ya entendemos: hay que aguardar a que la República, que no pierde tiempo en esto, descatolice un poco más a la generación que entrará pronto en la vida pública. Pura estrategia masónica. Buen tutor se han echado, pues, los benditos católicos que sueñan con no verse obligados a luchar tampoco por esta vez. Si han de seguir nuestro consejo, sepan que es el siguiente: con Lerroux mucha “cordialidad” y hasta gratitud. Pero ni un solo diputado, ni un solo voto. (Anónimo. Libertad. núm. 11, 24 de agosto de 1931.)
LABRADORES: Unamos a Castilla contra el marxismo.
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LA REPÚBLICA EN PELIGRO HE aquí el comodín de la impunidad. Nos referimos a la impunidad política con que los gobernantes de hoy licencian a cada momento el concepto de libertad, que les valió para ser lo que afanosamente en la oposición procuraban. Que “la República está en peligro” es una expresión monologada, sin juicio contradictorio: el Gobierno se lo dice cuando quiere y en el mismo acto salta todas las leyes para poner sobre ellas su capricho. Ese es el triste paradero de las ilusiones liberales de muchos que votan, pero no mandan. Bien lo saben quienes, con la deshonrada bandera de la Libertad, se proponen disfrutar una democracia desde lo alto del Poder. Su empeño, su necesidad única, es fabricarse una Cámara propicia, y en este arte de atrapar votos se progresa mucho todos los días. Así como nuestros clásicos caciques se valían del distrito histórico, del dinero y de la Guardia Civil, la demagogia utiliza la calumnia, el griterío, las grandes promesas -sobre todo de Libertad-, la coacción del motín y los censos preparados por decreto. Se trata de cazar votos, de domesticar ciudadanos, Y ya se sabe que en uno Y otro arte son utilizables el cebo, el veneno, el lazo, la estaca y aun la pólvora sola. Lo importante es no tener escrúpulos, sino afición, y seguir sin desmayo la presa de la mayoría, que al fin se alcanza. Una vez arriba, Y con una mayoría de cazadores de votos triunfantes en la Cámara, el arte, como es natural, está en escamotear todas las promesas Y en ir soslayando todos los bellos compromisos, cargando al adversario con la culpa de no cumplirlos. Hay también numerosos trucos en el régimen de demagogia, para salir triunfantes en este deporte político del escamoteo. Las reglas fundamentales del arte son: 1ª Invertir el orden de los problemas, desorientar al llamado pueblo, haciendo que pequeños escándalos con aspecto favorable a los dominadores, Y a menudo suscitados por éstos, ocupen el lugar que la opinión debiera prestar a los grandes fracasos en que los gobernantes resultarían cogidos. 2ª Que la Nación resista mucho, porque inevitablemente su descomposición acarrea la estrepitosa caída de los farsantes. Por esto los demagogos prosperan más tiempo cuando suceden a un régimen que dejó una Hacienda saneada, por ejemplo. Discurrir amagos de guerra civil Y achacar a los mismos, después de inventados, la baja de la peseta es un truco capaz de sostener ante una mayoría
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de camaradas cinegéticos hasta el prestigio de un ministro que ha visto perder a la moneda en cuatro meses el 26 por 100 de su valor. Llamar “herencia” del régimen precedente a todas las dificultades que la propia ineptitud no puede acometer es otro truco que mantiene meses enteros en la categoría de ministro de Fomento a un periodista mediocre como Albornoz. Y así, entre alegaciones calumniosas, alarmas “democráticas”, imprecaciones farisaicas o rasgamiento de vestiduras, se pueblan de enemigos políticos las cárceles desalojadas de criminales, se secuestra la Hacienda de una clase de personas, se ponen en prenda los tesoros del Banco Nacional y se implanta, sin decirlo, el régimen comunista para la Prensa. “La República está en peligro”, arguye el Gobierno “liberal”, y eso basta. (Anónimo. Libertad, núm. 12, 31 de agosto de 1931.)
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¡TRABAJADORES CONTRA EL MARXISMO! EN esta hora de histórica elocuencia para toda, Europa: cuando Alemania se constituye en dictadura para corregir las orgías ruinosas del marxismo y el primer socialista del mundo, Mac Donald, renuncia a su partido para salvar a Inglaterra, España se revuelve también con el arpón venenoso del socialismo clavado en sus carnes. Con sólo un trimestre de gobierno socialista, LA PRODUCCION SE HA DETENIDO EN PROPORCIONES TRAGICAS Y CIENTOS DE MILES DE OBREROS SE HAN QUEDADO SIN TRABAJO. La fortuna de todos los españoles ha sufrido una tremenda quita y el hambre ha penetrado en muchos hogares. A un ministro socialista le ha correspondido la honra de trasladar a Francia seis millones de libras de oro -325 millones de pesetas-. ¿VOLVERAN?. Con ellos podían haberse sustentado un año, a 3.000 pesetas, LAS FAMILIAS DE CIENTO SIETE MIL OBREROS ESPAÑOLES, QUEDANDO EN LA NACION EL PRODUCTO DE SU TRABAJO. ¿Qué trabajador español no se subleva ante estas pérdidas del patrimonio nacional, ante ese río de millones que la política de los internacionales ha arrebatado a la producción y al trabajo? El resultado de haberse implantado el alocado criterio de los que discurren al dictado de voces extranjeras será poner la economía española en trance de muerte. Y voceando con descarada hipocresía su remedio SE ACERCAN A ESPAÑA LOS CHACALES COMUNISTAS, que huelen la presa de un Estado en descomposición, fácil de ser dominado. ES MENTIRA QUE EL COMUNISMO ACABE CON LA BURGUESIA: lo que hace es reducir a la condición de proletarios a los que hoy no lo son, mientras mueren de hambre los obreros actuales ante la parálisis súbita de la producción. En presencia de esta tragedia, el comunismo crea UNA NUEVA CASTA BURGUESA, casta cerrada, compuesta por los bárbaros caciques del partido, que se adueñan de palacios y riquezas, ahogando en sangre las protestas de la masa traicionada. ¡OBREROS ESPAÑOLES! Vayamos, sí, a modificar la injusta estructura de la corrompida sociedad burguesa, pero rechacemos con fiereza la miserable invitación de los que quieren imponernos una dictadura a las órdenes de Rusia. La dignidad de vuestras inteligencias, el respeto que merecen los compañeros que pueden caer engañados en la trampa dictatorial judía, exigen que PERSIGAMOS COMO A LOS MAYORES ENEMIGOS DEL
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PROLETARIADO a los asalariados de MOSCÚ que vienen a embaucarnos con mentiras. MENTIRA ES QUE EL COMUNISMO REPARTA TIERRAS NI REBAJE IMPUESTOS: Lo que hace es suprimir la propiedad para concedérsela a algunos privilegiados, a los nuevos oligarcas del Estado y a los “trusts” extranjeros. Los frutos de vuestro trabajo no bastarían para mantener a los holgazanes del partido empleados en tiranizar al pueblo. MENTIRA ES QUE SE SUPRIMAN EL EJER CITO Y LA POLICIA, que se multiplicarían para amparar el miedo al pueblo de los tiranos. MENTIRA, EN FIN, QUE EL COMUNISUO LI BERTE A LOS OBREROS: Quedarán privados de familia y hogar y convertidos en esclavos sujetos a forzados trabajos públicos, como en Rusia. EN GUARDIA, PROLETARIOS, CONTRA EL COMUNISUO. Implantemos una justicia social enérgica, pero hispana, nacional, sin servir a ocultos intereses del extranjero. (Anónimo. Libertad, núm. 12, 3l de agosto de 1931.) El comunismo es un instrumento del capitalismo internacional judío para descomponer a los Estados y después dominarlos. ¡Proletarios! Uníos contra la burguesía comunista. Abofetead a los indecentes monaguillos de Stalin
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UN CRIMEN MASÓNICO LOS LIBELOS Y LA RELIGIÓN SIGUEN apareciendo nuevos engendros infrahumanos. Cada semana, una nueva publicación a cargo de dibujantes espléndidamente pagados, sin duda, se lanza a la calle con el exclusivo objeto de abatir los sentimientos religiosos y el pudor en las personas indefensas: contra los desarmados por su incultura se dirige ese complot, con la característica cobardía de todos los calumniadores y la confianza en el estado de anarquía que España soporta. Podemos dejar la Religión a un lado para juzgar, tan acerbamente como todo varón hecho debe hacerlo, la campaña satírica de los enemigos de la civilización española. Nosotros entendemos que si los encargados por Cristo de mantener y extender la ley moral y su Evangelio entre las muchedumbres cumplen su cometido con ardor, la sagacidad y los medios que su apostolado al mismo tiempo exige y contiene, poco pueden temer las conciencias de los humildes muchos de los cuales visten elegantemente- quienes el ingenio de los degenerados puede dañar. No puede dudarse de que en el Evangelio -en la verdad- haya poder suficiente para disolver en la inocuidad el veneno de la difamación, y de que una y muchas vidas de verdad virtuosas pueden de sobra embotar los efectos de la calumnia. Por eso no nos preocupamos en LIBERTAD, que no es un periódico religioso, de lo que a las actividades de esta índole les corresponde: curas no faltan; católicos que así se llaman, tampoco. Cuiden, por consiguiente, ellos, y cuídenlo como Cristo mande, de hacer frente desde Jerusalén a las tenebrosas salidas de los ciudadanos de Babilonia: el que mejor luche triunfará sin duda. LOS LIBELOS Y LA IDEA DEL IMPERIO Lo que nos importa desde este periódico, que tiene asentado su corazón en el nervio de la España viva, o sea de la España que no se resigna a la infame negación que la imponen los ingenios vendidos al poder masónico es combatir esas bajezas desde el punto de vista nacional. Nosotros creemos en el poder imperial de nuestra gran cultura. Y para que los que se atemorizan o sonríen ante este gran concepto imperial, alejen la creencia de que decir “imperio” es decir conquista de tierras y naciones por medio de la guerra física, aprovechemos esta ocasión para fijar algo el valor vigente y macizo de esa palabra. Imperio es, desde luego, dominación o, al menos, superioridad ejercida en un conjunto de pueblos. Obras Completas
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Pero la importancia y hasta la utilidad del imperio es positiva y múltiple: Significa, desde luego, una grata hegemonía, una gloriosa sensación de poder que beneficia y encumbra ante los demás a la raza que lo ejerce. Es también -y aquí está, sin duda, su mayor y verdadera utilidad política- un vivero de generosas apetencias nacionales, y el supremo motor de las grandes energías latentes en cada raza: es el ideal máximo para un pueblo, y, por lo mismo, el más grande estimulante para las individualidades desatacadas, acicate y plataforma al mismo tiempo, para que los grandes hombres surjan y ejerzan su influjo benéfico. Constituye, asimismo, el vehículo más poderoso de las ideas nacionales, generador de grandes influencias y pabellón seguro para afianzar y extender el poder económico, de este modo el Imperio es, también, instrumento de vida económica, que viene a ser lo primero y lo último para el mundo industrial todavía vigente. Se trata de un objetivo, de un anhelo, precisa y característicamente mediato, condicionado, que requiere grandeza nacional y fortaleza económica y espiritual del propio Estado, de la comunidad matriz. Es como la aspiración a ser millonarios que, sin duda, aguijonea a diario a todo el que tras de esa aspiración se redime económicamente con su trabajo. Y el imperio, así entendido, no supone, no es una empresa exterior, que necesite la consagración de energías harto precisas para vivir en paz y prosperidad dentro de casa. Este es el tosco engaño de los temperamentos caseros, y además de caseros, primitivos y por lo mismo torpes e indigentes. Seguiremos en otra ocasión con más amplitud sobre este jugoso tema, el más importante, porque con él se contribuye, en pro de España, al hallazgo de la gran palanca del resurgimiento: el ideal nacional. Pero hoy nos interesa sólo anudar el hilo de la condenación y la protesta contra esa densa campaña, admirable por el poder de sus medios, emprendida en nuestro suelo contra lo espiritual. Y es que así como la posesión de valores espirituales facilita el alcance de una aspiración unitiva con valor de ideal nacional, una aspiración de “imperio”, la depravación del espíritu hunde en la mezquindad y disocia las voluntades al encender, con la sátira, el odio y la persecución. Por eso los libros infrahumanos son, según nuestra tesis, una campaña sugerida y sostenida por los enemigos del pueblo y de la raza. Aunque en ellos figuren las firmas de, “ilustres” periodistas y políticos y hasta de algún ministro. (Libertad, núm. 12, 31 de agosto de 1931.)
Granada, San Salvador, Trípoli, San Quintín: sitios de IMPERIO. Villalar, Bailén: gestas de independencia. ¡Viva la España histórica, viva la Raza!
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REPOBLACIÓN FORESTAL DIJO Alcalá Zamora en unas declaraciones que, con cierta reforma, nos parece que se refería a la agraria, quedaba cumplido en la “Gaceta”. Claro todo el programa socialista, a excepción de la Repoblación forestal, “que, por otra parte, no es de un partido, sino de todos”. Con lo que reconocía que se queda para el final lo que no es política de partido, sino política nacional. La Repoblación forestal en el programa socialista es siempre el renglón que se pone a la cola ¡Ah, si los árboles tuvieran voto!. Ya sería otra cosa. Pero no es nuestro interés en este lugar fustigar al socialismo: lo que queremos es que aquel gran capítulo del programa de reconstrucción nacional se acometa pronto y a fondo. Tímida y formulariamente se contiene un recuerdo a ese olvidadísimo tema en el escrito dirigido “a los labradores vallisoletanos” por dos diputados gestores en nombre de la Diputación. Sin más ambición, por esta vez, que la de conseguir que dichos labradores “pidan que se repueble”. ¿Hace falta pedirlo? Desde la maldita desamortización, civil y eclesiástica, tardía y curiosamente condenada por los biznietos políticos del judío Mendizábal, que inició de veras el crimen, España ha sido talada más que con un siglo de devastación sarracena. No es mala oportunidad la permanente de cubrir calderas y arenales para que nuestra Comisión gestora acredite que puede y sabe hacer algo por la provincia. Es función muy propia de una Diputación provincial y no menos de un socialismo que contenga algo de más sustancia que el antimonarquismo y el anticlericalismo, ya bien probados. Si las fuerzas socialistas aprovechasen el tiempo de sus vacas gordas, de su preponderancia en el Estado y las provincias, para repoblar a España en la mitad de lo que se puede y se necesita, hasta los monárquicos deberían levantarlas un monumento en la Nación, dado caso que haya Nación y monárquicos cuando los socialistas hayan estado en el Poder hasta recobrar lo que decimos. (Anónimo. Libertad, núm. 12, 31 de agosto de 1931.)
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EL TRIGO MANITOBA MIENTRAS el trigo candeal se vende penosamente alrededor de las 20 pesetas fanega, el “manitoba” se busca por los fabricantes rebasando las 25. Sólo esto bastaría para que el Estado cuidase de posibilitar a todos, absolutamente a todos los labradores, y sobre todo a los humildes, la adquisición de semilla de origen. El Instituto de Cerealicultura se ha ocupado de ello y concede un plazo hasta el l0 de septiembre para las peticiones. De los precios señalados -71 pesetas los 100 kilogramos, con portes por cargo del comprador- es excesivo y hará, como tantas veces, estéril o poco menos el intento. Nos parece que en esto siquiera podía rescatar -valga la palabrejaalgunos miles de duros en favor del campo el Consejo de ministros, tan pródigo en créditos extraordinarios. Subvencionar la adquisición de los buenos trigos de fuerza para semilla es, por lo menos, un auxilio tan justo y tan beneficioso como lanzar millones a voleo para el nuevo plan de obras públicas sin plan. (Anónimo. Libertad, núm. 12, 31, de agosto de 1931.)
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LOS MISTERIOS DE LA COMPLICIDAD DIJO Jiménez Asúa, como presidente de la Comisión autora del proyecto de Constitución, que, aunque éste no era plenamente socialista, constituía un avance de esa idea y que el socialismo dirá lo que ha de ser la Constitución futura. Y en el proyecto hay un artículo que da a la sociedad privada carácter de institución provisional que el Estado puede ir socializando, además de otros muchos, y aun títulos enteros reveladores de la concepción materialista que en el todo campea. Todo ello prueba que en el fondo de los mentores de la política presente hay una complaciente inclinación al socialismo totalitario, al comunismo. Pero no es ésa la mayor señal, ni el detalle que principalmente nos mueve a dar nuestro patriótico alerta. Nosotros denunciamos ante España que hay un empeño oculto en precipitarla en el pozo negro del comunismo, porque vemos en las esferas de gobierno y en la Prensa impulsora de la actual República una resolución balbuciente y, a veces, contradictoria, pero innegable ya, de entregar la próxima etapa de España a una bárbara dictadura de tipo soviético. Harto sabe el que quiere ver con sus propios ojos que en nuestra gran Prensa la versatilidad es su deporte favorito; la hipocresía, una industria, y la traición, el desenlace de casi todas sus actitudes: nadie puede saber a ciencia cierta cómo opinará, qué defenderá y contra quién dirigirá sus habituales calumnias mañana un periódico que hoy aparezca como liberal, dictatorial, republicano o reaccionario. Cambia mucho más de casaca un periódico que un político, por lo mismo que en los entresijos de empresa y redacción se puede jugar con los negocios, el odio y la justicia las carambolas más atrevidas. La experiencia de esa típica inmoralidad de los periódicos nos autoriza a dar por lo más probable que el próximo viraje de la Prensa dominante será hacia el comunismo, y es que tenemos la certeza de que la inmensa mayoría de los cuadrilleros de la pluma tiene ya colocadas sus degeneradas aficiones en una vesánica tiranía contra la nación, que sólo puede desenvolverse francamente con los modos bolcheviques. Nada más convincente en este orden que el régimen presente, llamado provisional, aunque funcionan las Cortes, prolongado de intento con ausencia de garantías individuales, y burladas a diario las que el Comité revolucionario ofreció a la Nación en el Estatuto que a sí mismo se dió. Hoy la libertad y seguridad de los ciudadanos están, como en época de franca dictadura, a merced de un Gobierno que actúa sin ley o, lo que es peor, de la
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mayoría matemática de unos diputados que proceden en cada sesión de espaldas a lo que prometieron para llegar al Congreso. Y es por demás alarmante comprobar que esta dictadura se ejerce sistemáticamente -con pequeñas excepciones, que por lo falaces la hacen más peligrosa contra aquellos sectores de la Nación que son los únicos eternamente refractarios, por su ideología y su concepto de la Patria, a pactar con el sovietismo. La supresión, más que suspensión, de los periódicos por docenas, la interdicción del derecho de reunión pacífica, la coacción inmune a cargo de las minorías criminosas y la calumnia difundida por la Prensa y los personajes adictos a esta dictadura dan a la misma todos los aires de una secreta complicidad con el sistema soviético. (Anónimo. Libertad, núm. 13, 7 de septiembre de 1931.)
El comunismo transforma la nación en un gran presidio. Mirad a Rusia, de donde nadie puede salir, más que los carceleros comunistas. ¿No tiene España dignidad para rechazar a los moscovizados como aplastó en otro tiempo a los afrancesados?
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HUELGA REVOLUCIONARIA TIENEN las huelgas revolucionarias del Único una finalidad anarquista que es precisamente la antítesis de nuestro credo político, en el que defendemos un régimen popular, sí, pero de enérgica disciplina. Son derivación, por otra parte, de un concepto idolátrico y despótico de la clase, opuesto por lo mismo a nuestra afirmación de convivencia armónica entre los elementos que concurren a la producción. El entusiasmo por LOS PRINCIPIOS DE DISCIPLINA Y COOPERACION NOS COLOCA, PUES, EN OPOSICION AL MOVIMIENTO ANARQUICOREVOLUCIONARIO Y AL LADO DEL GOBIERNO. Pero nosotros, que ni reconocemos compromisos políticos ni vendemos a ninguna cobardía la sinceridad que a España se debe, nos vemos impulsados a señalar y condenar, con la misma energía que la huelga revolucionaria de los anarquistas, las de todos los que inciden en igual desafuero. No son los obreros sindicalistas los declarados en huelga revolucionaria; es ésta la dolencia moderna que corroe el cuerpo nacional por numerosos órganos y en todas las esferas. LA REVOLUCION ES LA OBSESION DE LOS LUCRADORES DE LA POLITICA, QUE TIENEN MARTIRIZADO EL CUERPO DE ESPAÑA, y cada cual la realiza en su provecho, poniendo en huelga los respetos que le sirven de obstáculo. *** Hace tiempo que la Prensa hace revolución con la violencia de la calumnia y huelgan para ella las leyes punitivas que defienden la honra de los ciudadanos y de la Patria: NINGUNA LEY RIGE PARA LOS CALUMNIADORES Y CORRUPTORES DE LA PLUMA. Huelga también la decencia política, la tolerancia y la actividad patriótica para hacer frente a los principales problemas, en UNA. CAMARA DEDICADA CASI EXCLUSIVAMENTE A LOS ESPECTACULOS DE ODIO, a la tiranía contra los grupos reducidos. Huelga, en fin, en el Gobierno de la Nación, la legalidad, el respeto a la libertad igual de los ciudadanos y la capacidad necesaria en los titulares de los ministerios. En la Prensa, en la Cámara y en el Gobierno todo se subordina a la Revolución, que es lo único que interesa; pero no a una revolución de viejos vicios, de caducas instituciones, como la parlamentaria, y de ominosas extralimitaciones de poder. Esta revolución es la que necesitaba España, la Obras Completas
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que esperó conseguir de la República y la que ve trocada en trágica burla. SE HACE UNA REVOLUCION DE VENGANZAS PERSONALES, DE ENCONOS PARTIDISTAS; SE PONE PARA ELLO EN HUELGA TODA LEY IMPARCIAL, Y LA DILIGENCIA PARA ADMINISTRAR BIEN SE VE SUPLIDA POR DISCURSOS Y DECLARACIONES. Así es como la anarquía de arriba encuentra abajo sus ecos catastróficos y la huelga de legalidad, de autoridad recta y de administración sabia en las esferas superiores rebota en los frecuentes paros revolucionarios. Si los que gobiernan desertan de sus deberes de justicia por el gusto de perseguir a los adversarios, recurriendo a la insidia como medio de justificación, también los obreros encuentran justificada con su filosofía anarquista la huelga general para derribar todo poder... CONDENAMOS, PUES, LOS EXCESOS ANARQUISTAS, PERO DECIMOS A LA FAZ DE ESPAÑA QUE ESTAN FOMENTADOS POR LA HUELGA DE JUSTICIA y por la carencia de una ley igual para todos. Basta de persecución. Cese, por España, la huelga de deberes, que es la más revolucionaria. (Anónimo. Libertad, núm. 13, 7 de Septiembre de 1931.)
Protestamos contra el régimen comunista en que vive la Prensa, sometida sin ley a los caprichos del Gobierno. ¡Abajo la tiranía bolchevique!
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LA JORNADA DEL 2 DE SEPTIEMBRE EL PORVENIR POLÍTICO NUNCA como hoy ha sido difícil pronosticar el porvenir que espera a España. Nadie se atreve ya a asegurar que, tras de este ensayo de República parlamentaria de predominio socialista y con el ambiente sitiado por la amenaza anarco-comunista, desemboque el país en una era de normalidad regido por leyes liberales y justas. Por inminente que parezca la aprobación y promulgación de una nueva Constitución, es difícil poseer la ilusión de que ese estado constitucional impere de verdad en la turbulenta política española. Vivimos, no por fortuna precisamente, un período constituyente, pero más amplio y profundamente constituyente de lo que quieren representar las Cortes actuales. Y unos momentos revolucionarios que no son los acotados por esta revolución chiquita y anticlerical del Gobierno provisional y de las Cortes que son su hechura. De un lado, el Gobierno y su Asamblea se encuentran boicoteados, prácticamente desobedecidos, por las imponentes falanges obreras del sindicalismo y por los avances provocativos de Moscú. De otra parte, todas estas hostilidades extremas, a una con el Gobierno mismo y sus Cortes, se ocupan sin tregua de perseguir y disgustar al sector nacional de la derecha, con lo que aumenta la inestabilidad del régimen. Mediante estas luchas, tan trascendentales como innecesarias y tan entusiastas como perjudiciales, el período revolucionarlo se ensancha, las soluciones se alejan y las hipótesis más extremas van tomando cuerpo de realidad: nadie sabe lo que será del mañana político. Nosotros esperamos o una dictadura de tipo proletariado, que instaure una mezcla de comunismo y anarquía prolija en persecuciones, presidida por el desorden, la crueldad y el hambre, o una recomposición de la figura histórica de España, implantada por un movimiento de genuino sabor nacional, sacado del pueblo, y decidido fuertemente a encaminar a la Patria por nuevas veredas de grandeza: Aplastaría para siempre al monstruo comunista, daría al traste con las medidas demoliberales que envenenan al pueblo y desplazaría toda inquietud marxista del horizonte social. No creemos en la llamada estabilidad o consolidaci6n de un régimen de puras esencias democráticas, desautorizado ya en España, prendido débilmente en la zona del ocaso y por si fuera poco, lastimado alevosa y repetidamente por nuestra “república democrática”.
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LA FELONÍA PERIODÍSTICA DEL DÍA 2 Uno de los golpes más definitivos asestados contra la hipocresía liberal ha estado a cargo de las minoría radical-socialista y socialista en la memorable sesión de la Asamblea del día 2. ¿Quién creerá ya en la farsa de la libertad de Prensa? Los elementos que arrastraron al país detrás de este mito han renegado de él sin el más leve escrúpulo en cuanto ha constituido un peligro para sus planes de persecución. La traición de los diputados-periodistas pertenecientes a los grupos demagógicos, votando contra la prensa adversa, es un acto de inmoralidad al que inútilmente se buscaría precedente ni parangón en el cuadro de costumbres de la execrada vieja política. Las zancadillas, combinaciones ocultas, teatralidad y chanchullos de aquellos tiempos quedan oscurecidos al lado de la “granujada” cometida por los periodistas liberales en esta ocasión. Conviene analizarla, para que el país sepa a qué clase de gente otorga su credulidad y sus votos: hay que convenir en que son leves los males que España padece para los que merecíamos por el monstruoso desatino de elegir entre todos los españoles casualmente a los capaces de mayores canalladas, poniendo en sus manos nada menos que la soberanía. No hay clase social donde no puedan encontrarse tipos aptos para incurrir en el más bajo escalón de la criminalidad: la traición. Pero la alevosía colectiva y pública no se da sino en los periodistas. El caso del amigo que saca a otro con pretextos halagadores o que reclama un auxilio apelando a la nobleza del hermano para asesinarle y despojarle, unido a otros traidores, en despoblado, no es de 1os crímenes más frecuentes, pero ocupa de año en año el ámbito de alguna Audiencia, sobre todo en las provincias más atrasadas. Lo que no podía sospecharse por los pobres electores que pusieron sus cándidas ilusiones en los periodistas revolucionarios, es que un crimen como los que atraen sin remedio la pena de garrote e inspiran en la calle las más patéticas coplas para execración y horror de esos mismos electores, se pudiera cometer tan en serio en el Congreso. Si no hay sangre en este crimen es porque, directamente, no se acaba con la vida del amigo, sino con su libertad. Pero la malicia de la intención, la premeditación, el lujo escandaloso de complicados -que cubre el banco azul en pleno-, la sangre fría con que se ha representado la farsa y el ensañamiento de injurias y difamación dirigido por los capitanes, y coreado por la cuadrilla, equipara con agravantes a los más repugnantes hechos de sangre, el crimen consumado por los periodistasdiputados contra quince periódicos. Mala jornada para la libertad de Prensa, pero no sólo por lo que padecen hoy los que de ella son víctimas, sino por lo que aprendemos para el por-venir los que quieran llevar a España a una política estable.
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No se puede repetir la confianza que el pueblo ha otorgado a los que prometían libertad y en la primera ocasión han cumplido con una granujada. (Libertad, núm. 13, 7 de septiembre de 1931.)
En 1909 las tropas de Barcelona marchan a África; poco después, la Semana trágica. En 1931 las tropas de Barcelona marchan a Navarra; al poco tiempo, huelga general revolucionaria. Hoy, como ayer, ineptitud gubernamental y cobardía anarquista.
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UNA CARTA PERDIDA EN estas columnas hemos venido sosteniendo la falsedad de los episodios revolucionarios -para la Historia no serán otra cosa- del 12 de abril y, sobre todo, del 28 de junio. Hemos explicado, proclamado y repetido hasta la machaconería que todo ello no ha sido sino una falaz revolución de periodistas, tramada por éstos, apoyada por el añejo resentimiento de todas las minorías políticas de izquierda, que van a una revancha anticlerical, y servida por espectaculares convulsiones de la Monarquía, hábilmente explotadas con la calumnia científica. El pueblo se encontró de repente sin camino; tenía que pronunciarse forzosamente, y dio su voto de buena fe, pero sin ilusión honda, ajeno a toda esperanza firme, a los que más alto chillaban, no porque poseyeran méritos ni soluciones proporcionadas al aliento que una verdadera Revolución requiere, sino por la vulgar y casi meramente física ventaja de no haber estado en el poder hasta entonces. Gastados de verdad todos los discos de la Monarquía parlamentaria y de la dictatorial, el país hubo de ensayar, “para ver que tal”, el inédito de la República, también parlamentaria, que con tan descomunales voces se ofrecía a arreglarlo todo: la furiosa campaña de Prensa, tanto más fuerte cuanto más inmoral hizo el milagro en pocos meses de atraer el voto, aunque no la fe, en pro de los caudillos demagógicos. Aunque esto haya tenido grandes apariencias de revolución, no ha sido sino el ensayo, al azar, de un registro intacto, una papeleta más en la rifa de las soluciones políticas. Esa es la más profunda intermediación, la dada por el País, al “salga lo que saliere” que se pronunció -y no lo censuramos- como símbolo de pureza electoral. Pues bien: han pasado varios meses a partir de los días en que la Nación tomó su billete en la ruleta parlamentario-socialista, y ya se pregunta, apremiante, qué se ha hecho de tantas promesas, cómo llevan el Estado los primeros hombres de la segunda República. Nosotros, que, como no tenemos compromiso con nadie, podemos decir sin remilgos la verdad a cualquiera hora, proclamamos, si no con excesiva prudencia, con la mayor claridad, que esto está fracasado. Y no lo afirmamos por el parcial afán de hacer campaña: nos hacemos honradamente eco del clamor general. Repetimos, sin novedad, aunque sea más rotundamente, la conclusión que ya no recata la Prensa extranjera y los pocos talentos independientes que sirven a la República de cerca -Unamuno, Ortega y Gasset-. Léase el “ Aldabonazo” de éste. Después de habérsenos ido en la jugada algunos miles de millones, por la depresión, la desbandada y el desorden en lo social y económico, el pueblo ve 106
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cada vez más claramente que los problemas se agrandan y se achica la capacidad de los órganos y los hombres de esta primera situación de la segunda República. Ahora nos disponemos a jugar otra carta al azar Parlamentario, la solución Lerroux. Dejemos -puesto que otra cosa por hoy no se ofrece mejor- correr a la Nación tras de esta nueva ilusión, fría, porque lleva dentro el obstáculo del Parlamento, que al pueblo español nunca ha convencido, ni mucho menos satisfecho. Y entre tanto, alejados de toda restauración monárquica, que carecería tanto de eficacia como de originalidad, prepárese la juventud a dar a España un régimen fuerte, sacado de la entraña del país y no de la mentirosa bulla periodística, reñido para siempre con la farsa parlamentaria y con la funesta convulsión de los odios de clase. (Anónimo. Libertad, núm. 14, 14 de septiembre de 1931.)
El régimen social y político que no sea capaz de hacer frente al paro forzoso debe desaparecer. Pedimos una política de sinceridad y de disciplina. queremos que manden los mejores en la acción y los más imperiales en la idea.
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EL DESASTRE PARLAMENTARIO LA España que, empobrecida de patriotismo y aturdida por el escándalo hipócrita de la Prensa, llegó a encomendar la salvación del país a una revolución parlamentaria, comienza a soportar los trallazos del desengaño. DOS SON LAS MAS PREGONADAS ESENCIAS DEL PARLAMENTO. PUREZA DEMOCRATICA Y AUSTERIDAD FINANCIERA. ¿Qué bienes de una y otra ha reportado a la nación esta Cámara? Nunca como en los meses de Parlamento constituyente la arbitrariedad ha dominado el ejercicio de las libertades ciudadanas. Hemos cambiado la dictadura franca de la espada por la tiranía encubierta de los discursos. Los derechos individuales están en manos del director de Seguridad; los gobernadores son sucesores directos -a veces sin mudar las personas de los dictadorzuelos de Unión Patriótica; las provincias se administran por delegados gubernativos y TODAS ESTAS EXTRALIMITACIONES LAS CONFIRMA Y ALIMENTA CON APLAUSO SERVIL UNA CAMARA DEMOCRATICA. Peor va todavía, y no menos entregada al capricho personal, sin fiscalización, la gerencia de los caudales públicos. Continúa el juego antiguo de los Monopolios con concesiones otorgadas al margen de toda ley. se ha contratado Deuda exterior previo empeño en el extranjero de su importe; se han autorizado 300 millones de pesetas para obras públicas sin plan, y en pocos meses el Gobierno ha cambiado un superávit de 50 millones en un déficit considerable. FRENTE A ESTE DESASTRE, LA CAMARA HA CELEBRADO EN TARDES REPETIDAS EL INGENIO VERDADERAMENTE MACABRO DE INDALECIO PRIETO, que corteja con ocurrencias festivas su confesada muerte como ministro, a consecuencia de los grandes fracasos. Más importancia tiene en nuestras cortes la interrupción virulenta o festiva de un diputado de la mayoría que un proyecto de obras públicas por cientos de millones. La Cámara HACE INJURIA DIARIAMENTE A SU ORIGEN DEMOCRATICO Y TRAICIONA EL MANDATO DEL PUEBLO. No sirve alegar que esta Asamblea se ha elegido sólo para fines constituyentes. Aparte de que en este aspecto da, igualmente, muestras alarmantes de su frivolidad y lentitud, no se puede desprender un Parlamento de su función eficazmente fiscalizadora. Las libertades ofrecidas por la revolución parlamentaria deben estar bajo la salvaguardia de la Cámara; y la Administración de la Hacienda, la suerte de la moneda, no pueden quedar 108
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sustraídas a la austeridad legal que dé a la España republicana la sensación de ser gobernada como lo aviso al votar la República. Todo lo demás es fraude, traición; el pueblo aprenderá de nuevo LA VIEJA VERDAD, TRISTEMENTE OLVIDADA, DE QUE SUS MAYORES MALES PROVIENEN DE LA INMORALIDAD DE LOS PARTIDOS, culminante en una Cámara irresponsable integrada por los negociantes electoreros, que eternamente prometen lo que no tienen intención de cumplir. HAY QUE SUPERAR EL ORGANISMO PARLAMENTARIO, DECADENTE EN EL MUNDO, desplazado en realidad de la vida dirigente por todos los Estados que han conquistado una nueva época y por los que han tenido que salvar las profundas, crisis que anuncian el tránsito hacia una civilización postliberal. Pretender anclar el destino de España en la mentirosa democracia de un Parlamento demagógico es acallar con miras de partido la voz de mando del momento histórico y condenar a nuestra cultura a vivir de los despojos podridos de las otras. BASTA YA DE MENTIRAS LUCRATIVAS. La Nación necesita y pide con angustia una gerencia viril de sus negocios públicos, liberada de las charlatanerías burdas y anacrónicas de quienes compran votos con promesas de libertad y formalidad que luego no se disfrutan por parte alguna. La nueva ruta del porvenir de España, si no queremos inutilizar otro siglo y arrastrar a la nación a mayor envilecimiento, debe ser presidida por UN REGIMEN DE SILENCIO Y EFICACIA GRANDIOSOS, INCOMPATIBLE CON LA ESTERIL VOCINGLERIA DE UN PARLAMENTO A LA FRANCESA. No queremos dictaduras oligárquicas, ni militan res, ni parlamentarias. Pero pedimos un Poder fuerte, libre y responsable: representante no de las promesas insinceras y los aplausos gregarios del régimen de demagogia, sino de los pueblos hispánicos orgánicamente concebidos y de los intereses sociales y económicos combinados para la construcción de una España grande. El desastre progresivo del Parlamento constituyente hará eco a nuestra voz, de verdad revolucionaria y al mismo tiempo tradicional. (Anónimo. Libertad, núm. 14, 14 de Septiembre de 1931.)
La juventud hispana no puede resignarse a ver morir nuestra gran Nación a los pies dela farsa parlamentaria. ¡Estad en guardia, jóvenes hispanos! Pronto tendremos que acudir a detener la Patria en su caída. ¡Abajo el contubernio inmoral de periodistas parlamentarios !Demos a España una política nacional y decente.
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IDEAS DE REFORMA AGRARIA I DIVULGACIÓN NECESARIA En el número anterior procuramos divulgar de modo breve y ordenado lo que se quiere sea la Reforma Agraria sometida a las Cortes. Vamos a seguir con esa labor divulgadora, que entendemos es uno de los mejores servicios que todo periódico puede prestar a su público. Se va a cambiar el régimen de propiedad rústica, van a entregarse por fin tierras a los campesinos, y toda España debe poner su atención vigilante en esta transformación social y económica, que puede iniciar una etapa de verdadera reconstrucción o abrir un período de trastornos y una coyuntura de grave depresión. La ciudad permanece perpetuamente alejada de las cosas del campo, y un periódico que quiera, traducir las aspiraciones íntegras de una región y servir a la Agricultura debe contribuir a romper ese alejamiento. Tal es el objeto de nuestra Página Castellana. LA REFORMA. AGRARIA Y NUESTRO IDEARIO Trabajamos por suscitar un movimiento de genuino contenido hispánico y atemperado a las corrientes juveniles que poseen en Europa la clave del porvenir. Nuestras campañas se inspiran en estas directrices: 1ª Afirmación de la pura nacionalidad hispana y de las posibilidades imperiales de la Raza. 2ª Revolución social para sustituir el caduco edificio liberal-burgués por las nuevas formas de un corporativismo de amplitud nacional. 3ª Eliminación de las mentiras parlamentario democráticas y del materialismo judío marxista como fundamento de civilización. Para nuestro concepto de revolución social, no aniquiladora, sino creadora y eminentemente positiva, la entrega de tierra a los campesinos es un postulado irrenunciable. El mundo ha dado ya de baja a la feroz escuela del liberalismo individualista que, inflando los principios. de igualdad natural en los derechos de cada hombre y con la mentira de una armonía suave y segura en las relaciones económicas, no hizo más que adaptar los inhumanos desniveles sociales del feudalismo a las nuevas formas industriales. Ha pasado también para toda nación que se resuelva a subsistir con libertad y espíritu, el canibalesco dogma marxista de la clase: frente al conato judío de convertir a todos los ciudadanos en proletarios valiéndose de la social democracia, del comunismo o el anarquismo, sostenemos la extirpación de la idea de clase, sustituida por una 110
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convivencia forzosa de los factores de producción bajo la disciplina del Estado. Para cancelar el liberalismo histórico, para terminar con los privilegios feudales y para arrojar de la nación al esquilmo marxista somos partidarios de la Reforma Agraria. Nuestra posición ante el proyecto es, por tanto, de complacencia en principio. Hacemos la observación -que a cualquiera se le alcanza- de que aquél no es sino un capítulo de la obra total: el que se refiere al latifundio. En sucesivos artículos (4) haremos la divulgación de nuestro criterio respecto de éste y los demás aspectos de una completa Reforma Agraria. (Anónimo. Libertad, núm. 14, 14 de septiembre de 1931.)
Se ha pisoteado en Cataluña la bandera de la República, como hace justamente ocho años se ultrajó la bandera de la Monarquía. ¿A dónde va Cataluña?
La nota divulgatoria, a que se refiere el autor apareció en el núm. 12, pág. 6, de Libertad (31 de agosto de 1931), con el título de La Reforma Agraria. Extracto de las bases del proyecto- En el núm. 13 del mismo semanario vio luz también otra nota divulgatoria titulada La Agricultura y la República Prontuario de disposiciones. 4
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PARA DESPUÉS DEL FRACASO CADA día que pasa cunde más el desaliento a la vista del espectáculo republicano: todos van comprendiendo de buena fe que los políticos adueñados del Poder llamado provisional y los que salieron de las urnas para dar una Constitución que iba a hacernos definitivamente felices han burlado las esperanzas del pueblo. No pudiendo volver la vista a la reposición monárquica, ya que un pueblo no juega por meses o estaciones a las formas de gobierno, los desesperanzados y los que nunca esperaron interrogan el porvenir poniendo los ojos en el cuadro parcial de la fronda revolucionaria. Y la mayoría, la ingente masa burguesa, hecha a esperar perezosamente -cobardemente, según la sinonimia de Unamuno-, pone toda su ilusión en el salvador de las derechas, que un tiempo fue su escándalo y terror. Quédense para los cobardes de ánimo y perezosos de entendimiento las ilusiones hoy clavadas en Lerroux, que ayer mereció don Niceto; anteayer, Berenguer; el día antes, Primo, y cien veces más, en otros tiempos, Antonio Maura u otro Mesías. Lerroux caerá también aprisionado en las mismas mallas. Se sentirá sitiado por el vaporoso panorama del hambre, por la quiebra próxima de los Presupuestos públicos: cohibido por la farsante necesidad del Parlamento, desvanecido en brazos de las descompuestas y cobardes clases liberoconservadoras, y acosado desde afuera por el marxismo cerril de todos los grados, que no admite llamamientos patrióticos, sino que provoca los conflictos. El fracaso es inminente: la ruina, grande y estrepitosa: confían en la solución Lerroux los blandos corazones de la espesa burguesía que camina siempre a la deriva, con las manos y los ojos suplicantes ante su dinero. Pero los que no participen del cansancio de los años, quienes sepan mirar al porvenir con la decisión dé nuevos creadores, prestos a abrir a España un camino propio con su propio esfuerzo, miren compasivos a la burguesía que camina a tientas y recojan de paso la sabrosa lección del primer fracaso parlamentario-socialista. No hay más que dos caminos para después del segundo o tercero, pero en todo caso próximo y último, fracaso: o la imposición brutal de una clase -la del proletariado-, que el hambre va haciendo cada día más brava y numerosa, o la superación sabia y popular de la guerra de clases: o la envilecedora sumisión a los internacionales, fugitivos mentales del fracaso ruso, o la gloriosa independencia del genio hispano que aplaste con un acto de verdad revolucionario el morbo marxista, causa de nuestros mayores males: la rebeldía antinacional, el hambre.
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Esta es la senda de la salvación, ésta es verdadera ruta de triunfo, pero viril ruta y política heroica que debe comenzar por la conquista de la calle, por la imposición de la libertad igual de todos, cueste lo que cueste, frente al despótico privilegio de la barbarie marxista. (Anónimo. Libertad, núm. 15, 21 de septiembre de 1931.) El sistema parlamentario-socialista acredita de día en día su ineptitud. Todos los españoles tienen hoy en la boca la misma pregunta: ¿Qué nos ha traído esta revolución falsificada ? Ni libertad, ni paz, ni pan.
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LA RECONSTRUCCIÓN DE ESPAÑA No hablamos ahora de la reconstrucción que consiste en multiplicar la capacidad productiva del suelo, en potenciar con medidas extraordinarias la riqueza de todo orden y en acelerar el progreso. Con ser esa reconstrucción un programa de gran elevación y de actualidad todavía renovada después de haberse paralizado insensatamente, otro problema, también de reconstrucción, supera en gravedad y urgencia al económico: ES LA NECESIDAD DE RECONSTRUIR ESPIRITUALMENTE A ESPAÑA. Rechazamos absolutamente que nuestra Nación tenga necesidad, ni permanente ni momentánea, de padecer las enconadas disensiones que hoy la descoyuntan, los bárbaros odios que pudren su existencia. Hay que estirpar, por traidores y artificiosos productos de una industria política que tiende a encumbrar a los que viven de ella, LOS TRES ANA CRONICOS Y BESTIALES MITOS DE LA ESCLA VITUD REGIONAL, DE LA ESCLAVITUD RELI GIOSA Y DE LA ESCLAVITUD DE CLASE. El primero da nacimiento a la fiebre federal o separatista; el segundo, a la imbécil obsesión anticlerical, y el tercero, a la inculta lucha de clases, brotada en cerebros extranjeros e importada para enloquecer al proletariado y arruinar a España. No negarnos que la constitución unitaria de la monarquía borbónica haya suscitado el derecho no fenecido de algunas regiones a restaurar su personalidad para contribuir con más vigor a la grandeza nacional. Ni desconocemos que la descatolización práctica operada en considerables sectores durante los últimos lustros aconseja una mayor neutralidad del Estado en lo religioso. Tampoco debe nadie ya rechazar que la justicia social y el curso de la civilización imponen una. franca emancipación del trabajador, una disciplina del capital que ponga coto al desenfreno individualista. Pero el trocar cada hecho imperfecto del momento histórico, cada problema interior de solución pacífica -el autonomista, el civil-eclesiástico, el social EN LUCHA PRIMITIVA CON ALIENTOS DE EXTERMINIO, ES UN CRIMEN CONTRA ESPAÑA Y UNA LOCURA CONTRA LOS MISMOS QUE TAN CRIMINALMENTE PELEAN. Ese primitivismo de las querellas, el celebrado ímpetu radical al que casi todos los diputados deben el acta, ES UN INFAME NEGOCIO de los que 114
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comercian con el odio, buscando en la superstición de las masas su a8censión política, y al final, su enriquecimiento sobre la miseria creciente de los que les votan. Se impone una acción viril de unificación hispana: hay que cortar, si España ha de salvarse, la francachela indecente y cavernaria de la demagogia: debe defenderse al pueblo de la mentira interesada con que los libertarios de todo orden embaucan a los ignorantes, haciendo de cada clase, región o partido político una tribu que luche contra las otras. ¡Abajo todos los mitos libertarios! Obreros rápidamente POR LA RECONSTRUCCION ESPIRITUAL, POR LA CONCORDIA DE LAS REGIONES, DE LAS CONCIENCIAS, DE LAS CLASES. No hay irredentismo, ni lucha de clase, ni clericalismo. Estas palabras nos pierden: de ellas se lucran los mercaderes de la política, mientras aumenta la miseria, crece la guerra entre los hermanos y la Nación perece. ¡¡¡Por la unidad hispana, por la reconciliación económica, por la paz ideal entre los hispanos!!! (Anónimo. Libertad, núm. 15, 21 de septiembre de 1931.)
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LA NUEVA AURORA DE LA VIEJA POLÍTICA No creemos haya corrido desde la revolución abrileña una semana de más valor político que la última: claro es que no nos esperan muchas que la aventajen. En el estadio de las cosas y los gestos políticos, nada tan trascendental como el Parlamento, eje único de nuestra etapa constituyente o, lo que es igual, anárquica. Lo que sea el Parlamento será, sin duda, la República. Y si en el Parlamento reparasen los vicios de la política vieja de la Monarquía, habríamos perdido, entre otras cosas, la Revolución. Por eso nos parece de tanta significación la semana parlamentaria coincidente -¡oh, capricho del destino!- con el aniversario de aquel papirotazo militar y Popular que recibió la vieja política en el año 23 para retoñar con otra vestimenta y hasta en otro suelo político a los ocho años. De todo han tenido las sesiones últimas, para no envidiar a las presididas, bajo el signo real, de Romero Robledo hasta Melquiades Álvarez. Solemne interpelación de un antiguo interpelado al interpelador de antaño. La misma teatralidad preparatoria en Prensa y pasillos; idéntica tonalidad en el diputado del escaño para mantener, sin descubrir, un previo y secreto armisticio con el adversario del banco azul... Y la misma salida, huyendo triunfador, del ministro fiscalizado que elocuentemente responde sin contestar: así empezó la semana. Sigue luego el discreteo subterráneo sobre la enmienda alcalázamorista, que no puede esperar el triunfo ni resistir el fracaso, muere en la forma... y se aplaza en el fondo. Se prodigan las declaraciones ministeriales encentando la rueda de los pronósticos, rompiendo fuego de bengala para la conquista del porvenir por el propio partido. Las futuras izquierdas quieren subsistir con esta Cámara y lo defienden con potísimas razones; no menos potísimas son las que las futuras derechas ponen para preconizar su pronta disolución. Prieto, su camarada Largo, Albornoz y Azaña, de un bando; Martínez Barrios; por Lerroux, Nicolau y no sabemos si Maura, del otro bando. Hasta aquí tentativas, escarceos, ensayos alrededor de la pista, y, por fin, sangrientas escenas en el centro del hemiciclo. La izquierda se pelea duramente con la derecha para poner nombre -¡sacrílego atrevimiento!- a España. Vence aquélla, y los vencidos se abalanzan, y no diremos que sin ingenio superrápido, a conquistar una victoria, semejante en la misma tarde, que aunque otra cosa pareció, victoria fue por fin. Se anuló el triunfo de los “bautistas” al siguiente día, y la República prosigue su camino, gloriosamente compacta. 116
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Pero la pródiga semana no quiso despedirse sin, regalar, a duchos y novatos, un brillante número de lo más selecto del repertorio viejo - parlamentario: el pugilato entre caudillos, un cuerpo a cuerpo de dos “ases” de la escena parlamentaria. En honor de Alba digamos que, a nuestro ver, esta vez -¡quién sabe si la primera!- no preparó artificiosamente el encuentro. Su reto, si lo hubo, fue tan sincero y leal, que triunfó con las palabras del contrario, mientras el verdadero triunfador -paradojas parlamentaria- será derrotado. Más viejo político, por tanto, ¡oh dolor republicano!, fue en este caso -más que el mismo Alba, cúspide y símbolo del pasado régimen la luminosa cuanto elocuente cima del nuevo. Don Niceto recogió, sin derramar una sola, en aras de su muy confesada humildad, todas las reticencias, todos los reproches, leves o graves, que pudiera contener el discurso del diputado zamorano, retransformado así en rival del crecido exministro monárquico del banco azul. Se derrochó elocuencia, se cruzaron felices y remozadas las habilidades de primera línea: España tuvo de nuevo, por una tarde, dos hombres grandes. Lástima de hombres que no aciertan a suministrar al país más grandeza que la parlamentaria. El desenlace, desgraciadamente, tampoco fue original: Se ve que, aunque la soberanía ya no procede de Dios, sino del pueblo, y aunque las Cortes obren “en función” de su soberanía, siguen dócilmente, sumisamente, los caprichos o designios del hado o de la Providencia, de algo que -si quedamos, como quedamos en que la Cámara es soberana hemos de llamar supersoberano, puesto que se burla ágilmente de la voluntad incluso unánime de los constituyentes. Porque a la vez que aplaudían, con la energía que les caracteriza, aquello de “se ha borrado el tópico de un Gobierno ponente, guía absoluta de una Cámara dócil”... toda la Cámara -menos los situados en zonas lindantes con el pasado extremaba su docilidad absoluta, aparatosa, “tópica”, a los pies del jefe del Gobierno, verdadero amo entonces de la Cámara. Y esa docilidad, si no para legislar, era para algo más viejo-parlamentario; para consagrar maliciosas réplicas del caudillo, para vitorear con fruición en el amo, lo mismo que se protestaba en el rival. ¡Pura docilidad y pura vieja política!... (Libertad, núm. 15, 21 de Septiembre de 1931.)
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IDEAS DE REFORMA AGRARIA II ¿TIERRA PARA LOS CAMPESINOS? RECORDEMOS nuestra opinión, en el número anterior proclamada, favorable en principio a la entrega de tierra a los campesinos: Somos partidarios de transformar a los obreros agrícolas en cultivadores propietarios, atendiendo o básicamente a dos razones, que son otras tantas características de nuestro ideario. POR JUSTICIA SOCIAL Es hora de derribar los privilegios feudales aun subsistentes. No puede admitirse que millares y aun millones de campesinos vivan una existencia servil, pasen hambre y desconozcan hasta la ambición de redimirse, mientras haya grandes extensiones de propiedad estática. La tierra ni ningún otro orden de propiedades deben poseerse estáticamente; esto es, estériles o con métodos de producción estancados en el mínimum, mientras existan masas de familias que padecen hambre. Preferimos la dinámica productiva de los particulares a la del Estado, que debe desembarazarse en cuanto pueda de actividades industriales: rechazamos las insinceras afirmaciones socializadoras del marxismo. Pero atribuimos al Estado la misión superior de garantizar el bienestar de las clases trabajadoras, demoliendo revolucionariamente los privilegios hereditarios de la holganza. Por justicia, defensores de la expropiación social, lo somos, pues, del latifundio en beneficio de la masa desposeída, que es la mayoría de la población agrícola. Entiéndase que esto no nos asimila, ni mucho menos, a ninguno de los grados del marxismo encargados ilógicamente de predicar el reparto. Es curioso, pero nada inexplicable, que todas las ramas del socialismo acudan al campo prometiendo tierra a los obreros. ¿Pues no habíamos dicho que socialismo es colectivismo? ¿Es que nació Marx para predicar como vosotros la propiedad privada?.. A nada de esto responderán los hipócritas creyentes del paraíso materialista: lo que importa son los votos, que no la doctrina. Desde los socialistas de blanca camisa, como nuestro beatífico De los Ríos, hasta los energúmenos que se sustentan del oro ruso, todos viven para el Poder político y no para la idea: ésta se estira, encoge o disimula a tono con la atmósfera de los hambrientos, mientras se les habla, y de la conveniencia del partido, mientras se gobierna. Por eso todo socialismo promete tierras en propiedad a los campesinos.
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EL AUMENTO DE PRODUCCIÓN No, puede entenderse comprendida en el complejo de facultades que integran el derecho de propiedad la facultad de producir poco: La independencia nacional y, sobre todo, la liberación económica a que tienen derecho todos los súbditos del Estado exige el aprovechamiento máximo de todas las posibilidades naturales del suelo. Al Estado le incumbe presidir esa función de intensidad productiva. Sus poderes deben extenderse no sólo a incrementar las construcciones públicas de Fomento, sino a modificar las relaciones de propiedad, encaminándolas, según las circunstancias, al mejor aprovechamiento de las riquezas naturales o de las obras ejecutadas. Estas consideraciones no sólo fundamentan aquella parte de la llamada “Reforma Agraria” que consiste en otorgar tierra a los campesinos, sino que la condicionan: El reparto de tierras que, en lugar de ocasionar aumento de producción agrícola, la perjudica, pierde no sólo su conveniencia, sino su legitimidad. (Anónimo. Libertad, núm. 15, 21 de 5eptiembre de 1931.)
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FRAGMENTOS DE LAS ORDENANZAS DE LAS JUNTAS CASTELLANAS DE ACTUACIÓN HISPANICA (5) ART. 1º Se constituye en... la JUNTA CASTELLANA DE ACTUACION HISPANICA. Art. 2º Son principios fundamentales de actuación: NACIÓN 1º La afirmación de España como nación una e imperial, obligada por su Historia y la capacidad de su cultura a ser fuerte entre los demás pueblos, dando al Estado una estructura y una pureza hispana. Proclama la Junta su veneración por las grandiosas tradiciones patrias y la comunidad de raza y destino con las naciones ibéricas de ultramar. JUSTICIA SOCIAL 2º Los problemas sociales que la moderna organización del Estado presenta, y particularmente la elevación intelectual, económica y moral del proletariado, deben resolverse por la intervención sistemática del Estado, para evitar la explotación del hombre por el hombre. Rechaza la Junta la teoría de la lucha de clases. Todos los elementos que intervienen naturalmente en la producción deben vivir en una armonía presidida por la justicia. Se declara la preferencia de la organización sindical corporativa, protegida y regulada por el Estado, como sistema obligado de relación entre el trabajo y el capital y de uno y otro con los intereses nacionales de la producción. Se proscribe la intervención de organismos internacionales extraños al Gobierno de la Nación, como impulsores o directores del movimiento obrero español. REGIÓN 3º La reconstrucción de las provincias de Castilla y León. Se entiende por reconstrucción: la mejora rápida de las condiciones de cultura y rendimiento de la producción agrícola, la repoblación de los terrenos yermos o roturados en los que sea posible la repoblación forestal y la dignificación de la vida rural para el fortalecimiento autonómico de los Municipios. la urbanización de las aldeas y villas y la creación de instituciones de beneficencia y cultura.
Estas Ordenanzas, que no hemos podido encontrar en su integridad, constaban de 16 artícu1os. Se escribieron en el otoño de 1931. 5
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Art.3º Fines de cultura: a) En el orden cultural: Promover y practicar estudios e informaciones para la defensa de las ideas e intereses que constituyen los principios de la Junta. También cuidará de proporcionar a sus miembros educación ciudadana y cultura física para ser útiles a la Nación en servicio de os mismos principios. b) En el orden social: Actuar mediante la propaganda y la creación de instituciones adecuadas para que el trabajador español encamine sus actividades solidarias con independencia de las organizaciones de disciplina internacional. c) En el orden político: Intervenir, ya como partido, ya como organización impulsora, en movimientos de propaganda, actuación política y petición ante los poderes públicos, con la inspiración marcada por los aludidos principios del artículo 2º. Art.4º Esta Junta se dirigirá por un triunvirato. (Onésimo Redondo, págs. 22-24.)
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LAS INIQUIDADES Y EL HAMBRE No hace falta ser estadista, y ni siquiera diputado, para advertir que la nación, hoy, como pudiera haber sucedido en un año de la Edad Media o a raíz de perder una guerra, está amenazada por el deshonroso fantasma del hambre. Los primeros zarpazos ya se han sentido, y prueba de ello son las bandas de parados que inquietan la vida de las ciudades, la efervescencia de los campos meridionales y el feroz movimiento huelguístico, que ya es epidemia en las aldeas castellanas. “Mal invierno se avecina”, es la profecía que a diario se oye en labios de todos los españoles. Y los “técnicos” se apresuran sin gran esfuerzo a declarar las causas de la ominosa crisis de pan y trabajo, coincidiendo con el diagnóstico. paralización industrial por la abstención del capital, cese de trabajos públicos, depresión monetaria, conflictos sociales... Está bien: todos de acuerdo, y nosotros añadimos, ¿tienen estas causas económicas y, por tanto, EL HAMBRE, que es su efecto, algo que ver con las iniquidades cometidas durante los últimos meses? Llamamos iniquidades, como la palabra lo pide, a los hechos que constituyen una grande injusticia cometida por espíritu de maldad, y decimos “los últimos meses” para aludir a las que el populacho, y aun el pueblo, y más aún el Gobierno, han tenido el gusto de consumar aprovechando la revolución. Las calumnias sistemáticas, la libre injuria, la traición y la promesa engañosa han marcado la apertura de esta evoca de iniquidades políticas: sus héroes fueron los periodista y los políticos que buscaban, y consiguieron, en periódicos y tribunas, conquistas personales sobre las cenizas del régimen o instituciones combatidas. Llegado el triunfo. las medidas y los actos inicuos no han conocido apenas barrera ni frenos legales: las turbas han cometido crímenes contra la libertad, las propiedades y las personas de quienes ha placido a la revolución elegir por víctimas, para solaz infame de los bajos fondos del pueblo: La impunidad ha aureolado a los criminales y la Prensa revolucionaria ha quemado incienso en su honor. El Gobierno, por su parte, se ha, complacido en perseguir con declaraciones ofensivas y con la coacción irresponsable, despótica, a sectores y hombres libres de delito contra ley alguna, mientras se ha dado patente, no sabemos si temporal o definitiva, de impunidad y aun de protección a elementos dedicados a pervertir al pueblo y a minar los mismos fundamentos del Estado. Recuérdense el secuestro y supresión de periódicos españoles con absoluto desprecio de la ética, las prisiones gubernativas por el capricho enfermizo del director de Seguridad, las disposiciones expoliatorias de propiedades y derechos legítimos... 122
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Mientras tanto, el comunismo y la anarquía barruntan alborozadamente un paraíso en España, se dedican como por deporte al crimen y los delincuentes de la pluma producen una riada de torpezas bestiales, inspiradas amorosamente por personajes conspicuos del régimen. Esta es una pintura somera de iniquidades tan íntimamente vinculadas a los hombres de la revolución parlamentario - socialista. El capital, a compás de esto, se esconde o huye; las rebeldías trastornan el ritmo de la producción, España pierde su crédito exterior y EL HAMBRE surge. Prieto ha confesado que la peseta apresuró su envilecimiento al encenderse las hogueras de los conventos. ¿Tendrán algo que ver las iniquidades con el hambre? (Anónimo. Libertad. núm. 16, 28 de septiembre de 1931.)
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EL PACTO DE SAN SEBASTIÁN SI no fuera porque la víctima es España, podríamos alegrarnos, con estricta justicia, del atolladero en que los parlamentarios se encuentran atascados con el pleito catalán. Han caído en sus propias redes, se ahogan en los conflictos que ellos han creado; tengamos piedad para España, pero odiemos al régimen que provoca tamaños problemas, y preparemos a la juventud para arrojar violentamente de sus puestos y perseguir hasta el ostracismo perpetuo a estos hombres de la farsa democrática. La demagogia ha sacado el problema de Cataluña de sus justos términos. Necesitaba envenenar este asunto para que las multitudes, enardecidas por el mito libertario, aupasen a los vividores de la industria sufragista, y he ahí transformado en odiosa espina de nacionalismo un razonable problema autonomista. El pacto clandestino de San Sebastián no es, como falsamente se predica, la alanza de dos zonas populares de opinión, la transacción de un antiguo pleito. Fue, simplemente, el trazado de un plan de agitación, con el designio de repartirse los frutos demagógicos, Los demagogos saben que las multitudes, propensas siempre a otorgar su aplauso a las desmesuradas promesas, encumbran a los que más sombríamente pintan el presente, situando la clave de la felicidad en un imaginado horizonte de libertad, que supone, por de pronto, la elevación política de los charlatanes. De este modo cada fracción política confió en San Sebastián en todas las que estaban dispuestas a servir sin escrúpulos un monstruoso plan de agitación, y se dio alegre acogida a los separatistas catalanes. Estos han fomentado con la propaganda en su región la suicida opinión antiespañola que ve la felicidad de Cataluña en una infantil ilusión de independencia. El problema, pues, en su espinosa situación actual, no es anterior, sino posterior al pacto de San Sebastián. Consiste en la pugna que los políticos no pueden menos de sentir entre su compromiso, su necesidad de satisfacer a la opinión libertaria que ha producido más de 30 diputados en Cataluña y su miedo a despedazar España. Uno u otro hecho producirá el desprestigio fulminante de los partidos dominantes. Este es el atolladero, típicamente parlamentario, en que se encuentran encerrados por su gusto de ayer y su dolor de hoy nuestros constituyentes. España espera vigilante: cuando el fracaso se haya consumado, intervendrá con mano viril, puesto el pensamiento en la Historia y el porvenir patrios para 124
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anular la mentirosa y pasajera ilusión libertaria de Cataluña y purificar la nación para siempre de demagogos y marxistas antinacionales. (Anónimo. Libertad, núm. 16, 28 de septiembre de 1931.) Con la misma elocuencia parlamentaria que hoy emplea A. Zamora para defender el nacionalismo catalán, combatió hace años un proyecto de autonomía. ¿ Es que es decente mudar de opinión como los abogados, que defienden y cobran? ¿Se puede jugar así con España
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LA LECCIÓN INGLESA
UNA CIVILIZACIÓN DECAE LA juvenil afirmación, repetidamente proclamada en este semanario, de que España es una reserva con vida propia, un depósito de originalidad cultural con vigor nuevo, frente al desgaste irremediable de los pueblos europeos traspirenaicos, ha venido a cobrar fulgor de actualidad con el gravísimo suceso inglés. No es necesario divulgar, porque ya ha llegado a todos esta reflexión, que la crisis financiera de la Gran Bretaña rebasa con mucho por su origen y por sus efectos el campo de lo económico. Sólo atendiendo al efecto que para Inglaterra supone situar su glorioso hegemónico “terling” al nivel de las divisas de los pueblos más libres, ya se puede hablar por ahora de una grave derrota. Pero la interpretación dilata y las consecuencias desfavorables para el poder inglés y aun para la civilización europea se multiplican, si consideramos siquiera someramente las causas fundamentales de este grandioso crujido en el monumento imperial más encumbrado del mundo después de la declinación hispana. Podemos reducir dichas causas a tres: la progresiva decadencia imperial por la suplantación de mercancías inglesas en los mercados mundiales; la ventaja monetaria de la Banca de otros países sobre la City, conseguida paulatinamente en los últimos años por Holanda, Francia y Norteamérica, especialmente, y, por último, la gestión socialista en el Gobierno de la Gran Bretaña. Esto quiere decir que la hegemonía mundial inglesa declina definitivamente: muere porque pueblos numerosos -continentes completos- nacen a una nueva suficiencia, salen de una esclavitud económica que precisamente era la clave del imperio inglés. Suramérica y Asia rechazan pacíficamente, por la voz de sus Aduanas, la tutela universal británica que parecía eterna. Y frente a este crecimiento de las naciones jóvenes o rejuvenecidas, Inglaterra presenta en sus alturas la ineptitud de una madurez materialista: el socialismo en el Poder. Esta es la fuerza encargada de asestar el golpe de gracia a la civilización europea, racionalista e industrial. LA MISIÓN DEL SOCIALISMO El socialismo significa, fatalmente, la ascensión a la cumbre de una nación de lo más ilustre de sus mediocridades, y la elevación de unas simples hipótesis tan pueriles como malignas a la categoría de normas de gobierno. El liberalismo afligió a Europa en lo económico hasta provocar el marxismo, por la creación de una inmensa legión de desamparados, y en lo político, 126
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creando una guerra interior perpetua, por la elevación amañada de una mayoría electoral al despotismo del Estado. El socialismo conserva este abuso permanente de poder de las mayorías y sustituye la despiadada postergación del trabajo por la despiadada persecución al capital. Es la cumbre de la civilización materialista, vinculada al interesado afán sufragista de amaestrar a las masas con la predicación de derechos, con la bulla de las libertades y reivindicaciones. Nacido del liberalismo y conservando todas las enormidades del farisaico credo demo-liberal, significa un paso más en la insensata y alegre emancipación del concepto humano de los deberes familiares y políticos: por eso su ocaso es tan próximo a su aurora y mediodía, que bastará un cuarto de generación, diez años de vida, para ser testigos de su fugacidad. No esperamos que el escarmiento sea tan rápido como el fracaso: todas las naciones acogidas al credo racionalista, a la divinización de la vida industrial, están condenadas necesariamente a pasar por el doloroso invierno de la experiencia marxista si han de purgar el curso de sus ya seculares aberraciones, cuya última etapa desemboca en la sima comunista.
LA POSICIÓN DE ESPAÑA Sólo España, entre los pueblos occidentales con cultura propia, aparecía, en el fondo de la totalidad de su pueblo, al margen del desenfreno progresista, que, incorporado hace siglo y medio a las costumbres de gobierno, ha sido el secreto de ese divorcio permanente entre el régimen y la nación, entre los políticos y el interés de la Patria. La realización de la Revolución abrileña. tomada por tantos, de buena fe, como histórica realización para encontrar el propio camino, el gobierno genuinamente español, ha sido, tristemente, la mayor victoria hasta aquí conseguida de la perversión parlamentario-socialista sobre el pueblo engañado por la calumnia científicamente explotada y por la extremación de las promesas irrealizables. Por eso su triunfo ha sido rápido y casi total, pero su fracaso es fulminante, como se va viendo. Celebremos, por España, el trágico paso del socialismo por el Poder: conviene, aunque resulte doloroso, que así nos adelantemos al escarmiento mundial, para recoger en breve tiempo la lección y reanudar el curso de nuestra Historia, acudiendo a las reservas propias de nuestra cultura imperial, ni racionalista, ni atea, ni mucho menos socialista. (Libertad, núm. 16, 28 de septiembre de 1931.)
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LA RAZON DEL PODER MARXISTA LA difamación, la calumnia. Estas son las fuentes mayores del poder marxista. No les iguala en influencia demagógica ni siquiera la superstición del bienestar material con que seducen los hipócritas o ilusos predicadores del marxismo la desdichada ignorancia de sus públicos. El obrero vive una vida de resentimiento: está por debajo de la sociedad. Levanta las cargas del bienestar burgués y no conoce otro horizonte que el de la humilde correlación diaria de su trabajo o con su alimento, expuestos, además, al azar del libre mercado del trabajo. La existencia dolorida del asalariado crea en él su ánimo resentido: vive una vida de agravio perpetuo. Sus enemigos son todos los que no padecen como él. Tal es la situación espiritual del obrero animalizado, del hombre a quien la sociedad explota y el racionalismo descristianiza. Para conquistar esas almas resentidas no hay arma como la difamación. Nada tan fecundo para arrancar el aplauso del trabajador como alegrar su odio con la sátira impía de toda la sociedad no proletaria: el que quiera seducir al obrerismo, hará bien en esmerarse por fustigar, con algo de verdad y mucho de calumnia, a enemigos reales o a enemigos supuestos del obrero, da lo mismo. Cuando un hombre -generalmente jóven-, sea burgués o sea obrero, que eso poco importa, quiere lanzarse a la conquista de los votos o las milicias del proletariado, lo primero que hace es dejar tras la puerta de su habitación los escrúpulos que al hombre honrado le hacen distinguir, con responsabilidad moral, la verdad de la mentira. Más que de doctrina, más que de competencia y mucho más que de convencimiento, ha de salir pertrechado de mentiras, aficionado al lenguaje injurioso, hábil en la difamación. Sabe bien que su público es lerdo, desganado (porque su vida sólo es física) de discernir sobre razones espirituales y, sobre todo, resentido, anheloso de venganza centra todo y contra todos. No hay que enseñarle principios de justicia objetiva, y menos justicia religiosa, sino hablarle de su justicia. de su revancha. No le interesan las verdades, sino las soluciones, y más aún que las soluciones, el castigo de los que sienta -o se le presenten- como responsables de su situación. Tal, repetimos, es la táctica -en verdad criminal- de la acción marxista en todos los países. Y ese hecho psicológico del resentimiento explica a la vez dos hechos, cada día más evidentes y en apariencia misteriosos, del marxismo: Que sostengan sus corifeos el prestigio entre las masas, no obstante sus cotidianas traiciones. Que los obreros se entusiasmen, sin escarmentar nunca, con el que cada día ofrece un nuevo radicalismo difamatorio.
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En el fondo de la acción marxista no hay, pues, propósitos de redención, sino odio, compartid, o entre los auditorios y el tribuno, los lectores y el periodista. Ni mueve a los militantes tanto la esperanza en el porvenir como la desesperación contra el presente. Por eso el marxismo es negativo como norma de convivencia, estéril como teoría económica, destructor en lo político y en lo espiritual y social, un eco atávico del salvajismo primitivo. (Anónimo. Libertad, núm. 17, 5 de octubre de 1931.)
El pacifismo lerrouxista no es apto para librar a la nación del socialismo. Contiene la servidumbre al mito parlamentario, que empobrecerá necesariamente a España. La pobreza y el liberalismo son los caldos del fermento bolchevique que en unos años lo invade todo. ¡Guerra nacional contra el Parlamento! Los profesionales del escándalo esperan con morbosa deleitación sadista la semana en que se va la discutir el problema religioso. Mientras los jabalíes afilan sus colmillos y el tenor prepara su romanza, los obreros se mueren de hambre y la industria nacional se paraliza. No puede seguir ni un momento más esta farsa indignante.
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POLITICOCRACIA EL ESCLAVISMO DEMOCRÁTICO COMO no tenemos fe en la superstición del sufragio universal, rechazamos la intervención de la mujer en los comicios. El “un hombre, un voto”, extendido hoy a “una persona, un voto”, como fórmula de salud pública, es el resumen de un turbión de hipotéticas falsedades y supuestos infantiles: es la raíz de la llamada democracia liberal, negación de la verdadera democracia. A los que sienten aptitud, ambición y probabilidad de conquistar posiciones políticas, seduciendo a la muchedumbre de ignorantes, les conviene reducir la vida política -y aun toda la vida- del ser humano a este supuesto antinatural: “el individuo es libre y es igual bajo el Estado”. Única libertad, la del individuo. Única soberanía, la del individuo, también, pero delegada en el Estado -o sea en los políticos- por medio del voto. El voto engendra la plena soberanía; frente al Poder, conquistado por la suma mayoría de votos sueltos, ya no hay más libertades que las que consienta el partido dominante. El absolutismo parlamentario, construido así con la mecánica falaz de las papeletas electorales, domina en toda la dilatada existencia social situada entre el votante -que desfloró su soberanía en la urna- y el Estado Todopoderoso. La Familia, la Escuela, la Propiedad, el Trabajo. la Asociación libre, todas las libertades y formas de convivencia quedan de rodillas ante el Poder, que dispone de cárceles y ametralladoras. Esta es la traza exacta de la llamada “democracia liberal”, que es, de hecho, una “politicocracia absolutista”. Sus principios o, más exactamente, sus supuestos -emisión libre y consciente del voto, poder constituyente de la mayoría de los individuos-, después de ser un tejido burdo de arbitrariedades mentales, contienen una lógica tan brutal, que autorizan las intromisiones más despóticas de la clase dominadora en la vida y voluntad de los dominados: es el fatalismo esclavista, elevado a principio de civilización. La humanidad, bajo el mito del sufragio universal, resulta prisionera moral de ese mito y sierva físicamente de sus consecuencias. Porque a nadie le es posible sustraerse al dogma de la soberanía se puede votar en contra del candidato popular adverso, mas el voto contra el sistema, que es lo que importa, no tiene alcance práctico. ¿Qué derechos tiene el elector que no quiere a ningún candidato porque todos le parecen funestos? La papeleta en blanco, que es la sumisión, con manos atadas, a los mismos que detesta. Aunque la mayoría de los electores deteste a todos los elegidos -como viene a suceder en la España de hoy-, es forzoso aguantar la soberanía de los repudiados. No hay razón de bien público que abone el despotismo de los 130
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partidos dominantes, pero no importa. Basta que el dogma del sufragio, casado con la farsa electoral -trama caciquil y música demagógica, les hayan hecho soberanos. Su “poder constituyente” lo puede todo. Creemos que hasta hacer de los hombres mujeres y de las mujeres hombres... ESPAÑA, HOY Triste es que España, autora de pueblos y sembradora de rutas originales de grandeza, Se encuentre dominada, “colonizada”, a estas alturas del mundo, por la invasión anacrónica de esos supuestos dogmáticos precisamente en los momentos en que una crisis universal sacude a las naciones con el estertor de una agonía que dará a luz nuevas formas. Reconocemos que el ambiente público, sugestionado en la “postdictadura” por la esperanza redentora de la acción popular, es propicio provisionalmente al sufragio universal. No se hará esperar mucho el escarmiento. Si en la antigua etapa monárquica vio España fracasar algunas docenas de legislaturas antes de consentir, alborozada, en la supresión del Parlamento, la nueva etapa republicana con su vorágine demagógica gastará mucho más pronto la ilusión demoliberal y veremos al Parlamento, inepto para toda labor útil, caer estrepitosamente ante la temprana repugnancia, pública. Prepárese la juventud para sustituirle con formas de autoridad viril y democracia también viril que destierre definitivamente, a un tiempo, la autocracia personalista y la corrupción populachera del sufragio individualista. Nuestra fecunda historia, empalmada con las jóvenes experiencias de la economía corporativa. nos dará la solución de un régimen de sinceridad eficacia de imperio. (Libertad, núm. 17, 5 de octubre de 1931.)
La coeducación o emparejamiento escolar es un crimen ministerial contra las mujeres decentes. Es un capítulo de la acción judía contra las naciones libres. Un delito contra la salud del pueblo, que deben penar con su cabeza los traidores responsables ¡ OBREROS ! La prensa marxista os engaña. Estáis haciendo un juego indigno a los enchufistas inmorales, que os desorientan a diario con mentiras libertarias. El socialismo es una burocracia burguesa y antinacional, que a todos arruina, menos a los que ocupan los buenos cargos.
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LA SOLUCIÓN CUANDO en la confusión de una catástrofe de tierra o mar el pasaje, alocado por la tragedia, se pregunta qué solución cabe en medio de ella, no es inverosímil que el motor del vehículo, aunque averiado, continúe su ritmo impertinente, inútil, como una nota de sarcasmo puesta en medio de la angustia general. Tal sucede hoy en el cuadro de las tristezas españolas. El motor del Estado, con su Parlamento impertinente, su ritmo ministerial rutinario y enfermizo y su coro: de prensa servil y aun de “malditos”, reclutados entre el pueblo, se esfuerzan en mantener una sarcástica apariencia de normalidad. No nos engañemos: la catástrofe es real y a todos alcanza. El daño causado al pueblo por la hipócrita voracidad parlamentario-socialista es tan cuantioso que afecta a todos los componentes de la economía y a todos los prestigios de civilización. Y es tan rápido que, por vestir el negro color de la tradición, clama contra los culpables la pronta ejemplaridad de un castigo sangriento. Es necio que el espíritu generoso ciudadano conceda nueva confianza al sistema desbaratador de nuestro patrimonio de civilización y riqueza, como sería imbécil conceder plazo o tolerancia a los malhechores adueñados de la propia finca. Hay que preguntarse, como lo hace en realidad el país, volviendo la espalda con asco a los traidores, ¿cuál es la solución?.. De ninguna manera una reincidencia perenne en el parlamentarismo. No podemos confiar en el sufragio universal, como institución perpetua, porque es el origen de los males, que no se eliminarán mientras subsista el fracasado sistema liberal: el sufragio es la alegre viña del escándalo, donde el más despreocupado hace mejor negocio, cambiando votos por meras palabras. En este campo, abonado para todas las traiciones, prospera la hidra marxista, que sin el barullo de las elecciones muere por asfixia. La desgracia, el enemigo nacional, es el marxismo. Y de éste no se libra el país sino por extirpación voluntariosa, desalojando del país, por traidores y disolventes, sus propagandas: la solución está, pues, en una dictadura antimarxista. No es extraño que a muchos sorprenda y decepcione esta palabra, tomándola, como hasta aquí se ha hecho, por un recurso desesperado, por una militarada en la que el remedio se encomienda, cobardemente, a la taumaturgia imposible de un general. No es eso: nada de dictaduras autocráticas, personales, y mucho menos de clase, ni obrera ni burguesa. Hablamos de una dictadura popular, del pueblo. Un gobierno fuerte, ganado en la calle por la lucha franca, impuesto férreamente por el arte de los patriotas y por la adhesión del pueblo, y poseedor no de unas fórmulas mediocres de paz y buena voluntad, sino de un 132
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querer histórico y total para encaminar a la raza por nuevos rumbos de grandeza; poseedor también de una concepción económica radical que cancele el problema de las clases, reforzando desde el primer momento la producción, sin necesidad de una hecatombe previa, como necesita el marxismo. Este movimiento no se trama en camarillas ni en cuartos de banderas: no se implanta por resorte, sin previa noticia ciudadana. Tampoco es necesariamente estéril como las dictaduras de ese tipo. Se gana en la calle como decimos, arrojando, cueste lo que cueste, la máscara de la cobardía que nos tiene ignominiosamente sujetos a la procaz dictadura marxista, marchando abiertamente a liberar al pueblo de la engañosa disciplina con que las fuerzas internacionales -antinacionales explotan su ingenua fe y entretienen su miseria creciente. ¡Queremos una dictadura nacional, de origen popular, que liquide el mito histórico del parlamentarismo y extirpe del suelo patrio la traición marxista! (Anónimo. Libertad, núm. 18, 12 de octubre de 1931.)
En el día de hoy, 12 de octubre, Fiesta de la Raza, enviamos un saludo a los pueblos hispanos de América.
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NUESTRO SALUDO TERMINADAS SUS vacaciones veraniegas, bien explicables, “La Conquista del Estado” sale con reforzados bríos al palenque periodístico, en el que este inteligente y lealísimo colega “nacional-sindicalista” hace grupo aparte porque sólo él enarbola la única bandera de la salvación nacional: la lucha marcial contra la traición y la podredumbre marxista. Nos unimos a los camaradas de “La Conquista” en su acción de fidelidad hispana y antimarxista. Como verá el lector, honraremos a menudo las columnas de LIBERTAD coadyuvando a la extensión del frente nacional de salvación por la difusión del pensamiento nacional-sindicalista, demasiado poco conocido. (Anónimo. Libertad, núm. 18, 12 de octubre de 1931.-Reproducido en Onésimo Redondo, págs. 25.26, Y por Narciso Sánchez, Onésimo Redondo, Madrid, 1953, págs. 14-15.)
El arma principal del socialismo es el hambre: fabrica su poder sobre la exasperación de los desvalidos. Por eso, desde la calle, destruye con huelgas la producción, y desde el Poder malbarata las finanzas y persigue al capital. Los políticos marxistas gozan con el malestar popular, que es la base de sus triunfos
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LA CRISIS No se puede interpretar certeramente la primera crisis ministerial de la República, si se comete todavía la tozuda imbecilidad de confiar en el Parlamento. Leyendo -las mentiras interesadas, las cursis falacias de la prensa liberal, se figura el infeliz prosélito a su querida república parlamentaria -que tantos millones cuesta a España- cada vez más “consolidada”. “La República encontrará en todo momento el hombre que necesite”, dice con letras gordas el mismo periódico que profetizó 150.000 votos a Cossío hace nada más que once días. Esta petulancia afrancesada no deja de ser grata a los oídos de los tercos o aprovechados confesores de las excelencias -no sabemos si serán las excelencias de la dinamita- que se atribuyen a la democracia liberal. Indudablemente se sabe poca historia y se finge saber menos. Parece como si fuera ésta la primera crisis parlamentaria resuelta. con tal algazara entre los parciales que. en realidad, denota su redoblado entusiasmo por el cargo y las dietas y, en apariencia, un avance de “consolidación”. Muy corriente ha sido en los anales del Parlamento liberal esa alegría endomingada del traje nuevo ministerial, la paleta satisfacción del ¡”Ahorra”! con que se celebra un imaginado, acierto al encajar una mesa coja que..., indefectiblemente, a los pocos segundos continúa con su desesperante meneo. Estamos perdiendo en grado tan trágico la sensibilidad política, el sentido de la medida, a fuerza de tanta hipocresía periodística, que hasta hemos dado por gran indicio de energía saludable el femenil engallamiento con que Azaña lanza sus plagiarios gritos de amenaza a unas inofensivas falanges de religiosos y religiosas atribulados, y a una región tan provista de noble bravura como buen gusto v de sentido finamente conservador. Enfréntese el arcángel exterminador de la exterminadora farsa parlamentaria con las anchas grietas del presupuesto, con la vergonzosa paralización del comercio interior y exterior, el paro forzoso -o más propiamente quizá, paro republicanosocialista- con la anarquía campesina y el albedrío del sindicalismo frente al Estado. *** Damos, sin reparo, por vencido al clericalismo. No dudamos ni un momento que la gloriosa república de los masones ha puesto el mingo de la calumnia a tal altura, que todos los desgraciados proletarios y la parte más atrasada de la burguesía se han tragado con bélica indignación toda la maraña de trasnochadas y vulgarotas especies contra “la gente de sotana”. Como Obras Completas
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sabemos que ésta era la Única misión de la revolución de abril, abrimos nuestra boca, al compás de las fauces republicano-socialistas, para proclamar que ha conseguido aquélla su fin, y no vacilamos en reconocer, por lo mucho que se sabe de Azaña, que esta República ha acertado a poner la figura más apropiada a la cabeza de su triunfo. Lo que ya no resulta tan claro es que el feroz triturador de Guerra resulte, en compañía de los ministros de tan probada competencia que le acompañan, el consolidador ideal. Volvamos la vista a otros parecidos optimismo y adivinaremos el desenlace. Es el espectáculo tantas veces presenciado en las cortes monárquicas, cuando se clamaba a diario por “la hora de las izquierdas”, a medida Que el régimen se iba deshaciendo y la Nación apresuraba su ruina. Nadie negará que este Parlamento no se deja aventajar por aquellos en facultades de “consolidación”. (Anónimo. Libertad, núm. 19, 19 de octubre de 1931.)
El escudo de la inmoralidad socialista es el cinismo. Lanzan en cara a los demás sus propias lacras para despistar a las crédulas masas trabajadoras. Por lo que llamen a sus adversarios conoceremos lo que se les debe llamar a ellos.
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GUERRA AL FRAUDE PARLAMENTARIO ¡VIVA NUESTRA CONSTITUCIÓN! ¡VIVA LA INDEPENDENCIA DEL OBRERO! EL pueblo español, el pueblo verdadero, que no se compone sólo ni en su máxima parte de obreros marxistas, contempla, con repugnante tristeza la labor traidora de los constituyentes. LLEVADO DE SU NOBLEZA INGENITA, DE SU ANTIGUA COSTUMBRE DE CREER EN LA HONRADEZ DE LAS PALABRAS, confió su suerte política a unos estafadores que, con el engaño de una propaganda, de libertad y justicia, se erigieron en tiranos de la conciencia hispana” en dilapidadores del Patrimonio nacional, al servicio de fuerzas secretas antinacionales. Con este servilismo, denunciado por A. Zamora, a los decretos de las logias masónicas, como estas mismas han confesado, se hace LO QUE VA A SER LLAMADO CONSTITUCION ESPAÑOLA, DE ESPALDAS A LOS INTERESES Y ANGUSTIOSAS NECESIDADES DE LA PATRIA. Declaramos a esta constitución FUERA DE LEY. No cabe atribuir la legitimidad del legislador a los que han burlado la confianza de sus electores, después de amañar un decreto electoral a su gusto para transformar en mayoría aparente lo que en el país es minoría. La suprema y primera ley es la fidelidad nacional y la decencia cristiana. Como España no aceptó la Constitución amañada por Bonaparte en Boyaban, TAMPOCO PODEMOS ACEPTAR LA DE LOS CORRELIGIONARIOS DEL JUDAISMO, siervos de las logias, que arrancaron el voto de millares de compatriotas vistiéndose hipócritamente de ciudadanos. O hay fidelidad o no hay ley. El pueblo español no es un atajo de borregos que puede ser conducido contra su voluntad a fuerza de fraudes. ¡Viva la independencia hispana! ¡Viva NUESTRA Constitución! ¡VIVA ESPAÑA! ¡OBRERO! Tus periódicos te desorientan y tus directores marxistas llenan la barriga a costa de tu credulidad. Mientras ellos suben, tu situación empeora rápidamente. Quieren calmar tu hambre con mentiras contra los curas y frailes. Todas las cifras que te dan vara irritarte SON INVENCIONES FABRICADAS EN SUS REUNIONES SECRETAS. Están al servicio del capitalismo judío, el más feroz y explotador de la tierra. ¿No notas cómo la
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persecución contra los clérigos entretiene demasiado tiempo tus justas ansias de mejoramiento económico? Es natural que quien vive echando el lazo busque un escondite para mayor comodidad. LA ALGARABIA CONTRA CURAS Y FRAILES NO ES MAS QUE EL ESCONDITE MARXISTA PARA CAZAR VOTOS TRABAJADORES Y RETENER EL PODER Y LOS BUENOS CARGOS. Como tus mangoneadores del socialismo tienen pocas soluciones y son burgueses encubiertos, disimulan su fracaso arremetiendo contra las sotanas. ¿No ves clara la traición? ¡Obrero! Pide a tus directivos pan y justicia. Basta ya de cuestiones de Iglesia y de novelas anticlericales. (Anónimo. Libertad, núm. 19, 19 de octubre de 1931.-Reproducido parcialmente en el mismo semanario, núm, 87, 11 de junio de 1934.)
No debe confundirse pueblo con proletariado. Ni la dictadura del proletariado sería la dictadura del pueblo. Queremos una dictadura popular, nacional, pero no una dictadura de clases. Ni capitalista, ni obrera.
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EL MONOPOLIO DE LA VIOLENCIA HAY una violencia física, ejecutada en la calle, dirigida contra las personas, los edificios o los símbolos que se odian. Entre nosotros la violencia física sólo la ponen en práctica los tumultuarios secuaces de la lucha de clases y los enemigos fanáticos de la Religión católica, emborrachados con centenares de fábulas incultas. Hay también la violencia de la palabra y la de la pluma. El primer lugar en una y otra lo ocupan los ogros alquilados para ello por Moscú. La violencia del lenguaje, como la de la acción, cuando se esgrime en la política, va enderezada no tanto a la defensa propia ni al castigo vindicatorio contra el adversario, como a la agitación: al propósito de producir en el ánimo público un movimiento de ventaja, ya por la excitación favorable de las opiniones, por el escándalo o por la intimidación. Y como quiera que las masas llamadas populares por antonomasia, las menos cultas, son más propicias a operar con arreglo a los estímulos de la palabra violenta, los partidos llamados populares, que quiere decir -aunque no debiera ser asídemagógicos, son los que cultivan la violencia del discurso, del apóstrofe, con mayor éxito. Las fuerzas secretas conocen los resortes para influir tácticamente en la llamada opinión pública, y que, además, utilizan esos resortes prescindiendo de todo escrúpulo moral, yendo por caminos tortuosos o descubiertos, según les convenga, a conseguir el lucro revolucionario, son las maestras en el arte de la violencia demagógica. Por eso los periódicos masónicos, los judíos y los marxistas se caracterizan por su destreza y entusiasmo en el ejercicio de la violencia. A fuerza de grandes titulares, rumores abultados, gritos catastróficos y alardes, ya de glorificación, ya de bravura, deshacen planes de gobierno, sepultan en la ruina o el desdén prestigios o personas, derriban instituciones, congregan masas fanatizadas y ganan elecciones viciadas por la verdadera coacción de la palabra calumniosa, amenazadora, apocalíptica o simplemente estridente: por la violencia. Conocen bien el poder de este ariete de la opinión, y quisieran monopolizar su uso. Saben que ellas mismas sólo con idénticas armas pueden ser vencidas. Su lema es tratar despiadadamente y, si se puede, calumniosamente al adversario, sacando escandaloso partido de sus culpas o errores o inventándolos si no los hallan. Y como pueden ellas, esas fuerzas ocultas y los partidos que son su hechura, morir de la misma muerte, prohíben con avidez y sin escrúpulos el uso de parecidas armas, cohibiendo la violencia contraria, aun la circunscrita a normas lícitas. Esa es la dictadura de las izquierdas. (Anónimo. Libertad, núm. 20, 26 de octubre de 1931.)
“El primer deber de todo Gobierno es durar”, dice el dictador Mussolini. Por eso nos parece bien la ley de Defensa de la República para que el Gobierno dure. Obras Completas
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EL “CONTROL” OBRERO EN LA INDUSTRIA EL proyecto de ley sobre la intervención obrero en las industrias, presentado por el señor Largo Caballero, ha desatado las lenguas y todos se han apresurado a tomar posición -en favor o en contra-, llevados más por el sentimiento que no por el estudio del mismo. Aunque Castilla sea la región española menos afectada por tal proyecto, pues no alcanza a la agricultura, y en la industria tan sólo a empresas de más de 50 obreros, sin embargo su trascendencia para la economía española es tal que merece ser estudiado con todo detenimiento. Para el principio, todo nuestro aplauso; a mayor dignificación social del obrero, a mayor intervención del mismo en la vida de la empresa, responderá o debe responder lógicamente una mayor armonía entre capital y trabajo; los avances de la Democracia Social son no sólo mirados benévolamente, sino favorecidos y alentados por la Sociología católica. Es de todo punto necesario que ese aspecto de contrato de sociedad que tiene el contrato de trabajo sea acentuado cada vez más, y para ello nada tan oportuno como un aumento de la colaboración obrera en la dirección de la empresa. Puede alegarse el fracaso de tal institución en Alemania, cuyos consejos de fábrica han desaparecido desde 1922; pero, en cambio, tenemos el ejemplo de los patronos católicos del Norte de Francia y gran parte de la industria belga, en la cual triunfa el principio de colaboración, y, sin necesidad de accionariado obrero alguno, intervienen y colaboran con el empresario en la dirección de la fábrica. Lo único que puede deducirse del primer ejemplo es que tal reforma ha de ser implantada con espíritu religioso y no obedeciendo a sentimientos revanchistas, como ocurrió en Alemania. El propio ministro del Trabajo reconoce noblemente en la exposición de motivos de su proyecto la decidida actuación de los católicos en pro de la intervención obrera en las industrias, y bastaría para nosotros, aparte de los documentos pontificios, el nombre de Leon Harmel, el insigne católico francés, que a raíz de la Encíclica “Rerurm Novarum” logró implantar en sus fábricas la intervención obrera veinte años antes de que apareciese tal principio en la constitución alemana. Nuestra actitud de decidida adhesión al principio nos autoriza a expresar nuestra disconformidad en cuestiones de detalle; sea la primera la, inoportunidad. Máxima conocida es que las reformas deben verificarse en épocas deprosperidad, y hoy, ante la crisis funcional de la economía española, ante las dificultades de la industria, que la Bolsa en su fina sensibilidad registra, no debiera cohibirse al medroso capital español con la promulgación de tal ley, y otra inoportunidad mayor aún es la especial idiosincrasia de gran parte del obrerismo español, encariñado con la violencia por la violencia, actuando, más o menos conscientemente, al margen de la ley, y que vería en tal medida tan 140
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sólo una posibilidad más de arruinar las empresas y producir un definitivo desastre. Por lo que toca al articulado de la ley, las principales observaciones que nos sugiere son: el intento de monopolizar el trabajo, atentado a la libertad del mismo, ya que los vocales obreros han de ser forzosamente miembros de asociaciones proletarias, lo cual ahoga al productor libre, y la falta de fijeza de la Ley en las facultades de fiscalización, defectos que pueden implicar graves perjuicios a las empresas, al divulgarse secretos industriales que podrían ser vendidos a productores rivales. La forma de implantación de la Ley debería ser corregida; ¿por qué no empezar por aquellas grandes empresas que constituyen casi servicios públicos, como los ferrocarriles, y seguir adelante cuando ya hubiese triunfado el principio en éstos? Consideramos, finalmente, como un acierto el someter a información pública un proyecto de tal envergadura, a fin de quitarle ese matiz de misterio y sorpresa, tan dañosos a toda reforma trascendental, y esperamos que de esa información surjan las correcciones que hagan viable el proyecto, que posibiliten su transformación en ley, y que sea ésta un nuevo triunfo en el camino de concordia y armonía entre capital y trabajo. (Anónimo. Libertad, núm. 20, 26 de octubre de 1931.) ¡TRABAJADOR! ¿ Ignoras que en Alemania el sesenta por ciento de los obreros son enemigos valerosos del socialismo y del comunismo? Es que allí ya han tenido tiempo de desengañarse.
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LA MENTIRA COMO ARMA POLITICA SI quisiéramos dar una definición del verdadero demócrata, adaptada a lo que la experiencia va acrisolando a medida que la democracia agoniza en el mundo, diríamos: “Demócrata es el que teme al pueblo”. La democracia, virtud más corrompida cuando más voceada, es, como principio ilusorio, “el amor” al pueblo para servirle con espíritu de igualdad. Como realidad, en las repúblicas donde se concentran los posos ya putrefactos de la falsa democracia decimonónica, ésta no es más que un miedo interesado al pueblo: se le engaña científicamente con apariencia de amor, para vivir de él en la política. Por lo mismo que el demócrata vive del pueblo sin amarle, su afán constante, su necesidad, es mantenerle perfectamente alejado del conocimiento directo de los asuntos públicos, sustraído a la verdad de la vida, que por sí misma enseña, aún a los más lerdos. Antes, el problema del miedo al pueblo se resolvía por la fuerza y el llamado oscurantismo o ignorancia de las masas. Ahora, cuando la misma gárrula doctrina democrática se ha obligado a desplazar los regímenes declarados de fuerza, a ésta la sustituye el fraude, la mentira. El desenvolvimiento de los medios de difusión, la prensa, creada para asentar en el pueblo la dominación demo-liberal, agudiza a un tiempo la necesidad y la posibilidad de la mentira como instrumento político. Es el nuevo oscurantismo, el del fraude, que ha sucedido al de la fuerza. No son raros los casos en que mentira y absolutismo, fraude y fuerza, se combinan inmoralmente para vivir del pueblo. *** No es fácil descubrir, por su enormidad, los daños que a una nación causa este inicuo recurso de la democracia, esgrimido con ritmo diario, sempiterno, por periodistas y políticos. Como se hace depender el régimen del Estado, la suerte toda de la Nación, de la “ opinión pública”, y ésta se crea y se conduce con la hipocresía como bandera, la falacia como verbo y la mentira como dato, resulta que el pueblo, o la parte de él que haga su oficio en el tinglado de la farsa demo-liberal, empujará infaliblemente la cosa pública por el camino inverso al que al pueblo conviene. Este es el secreto de la clásica ineptitud de los españoles para gobernarse bien; la razón específica de que en sus cambios políticos casi nunca acierten. Como la picardía, que es el arte de engañar con éxito, ha alcanzado entre nosotros en todo tiempo una perfección inigualada, la nación ha vivido 142
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siempre fustigada y enferma por sus efectos. Cuando, con la erección de la democracia liberal a la categoría de única forma posible de gobierno, la picardía, la mentira como arma política, ha alcanzado sus prerrogativas mayúsculas, puede calcular la magnitud de las consecuencias todo el que sepa discurrir. Por eso es visible que una parte considerable del país con entusiasmo, y su totalidad con una gama de tristes complicidades, ha metido a la nación en una situación tan extraña al pensamiento nacional, y tan extraviada de las rutas de lo conveniente, que todos sentimos, en escaso plazo, la desazón del desengaño. Decimos todos, como Ortega y Gasset, poco sospechoso de parcial: “NO ES ESO; NO ES ESO.” Tal es el himno nacional de la democracia liberal: la voz del pueblo eternamente engañado, extraviado conscientemente por los vividores demócratas de las rutas de su conveniencia. Las responsabilid3des de los autores del fraude popular, de los que, cada día se cuidan de engañar al pueblo porque le temen y viven de él, sólo una revolución de verdad, ejecutada bajo la enseña de la fidelidad nacional en favor del pueblo y en contra de la democracia corrompida, podía sancionarlas con rápido y durísimo proceder. Caerían no sólo los señalados a diario como máximos responsables, que a menudo son víctimas en medio de su aparente triunfo -los jefes ineptos-, sino también, y principalmente, los impenitentes embaucadores anónimos, los reptiles del periodismo, calentados a todos los sones del vaivén político, adaptados con dúctil inconsecuencia a las múltiples contradicciones a que el azar opinionista, por ellos provocado, les obliga. Son los sujetos de las grandes pequeñas responsabilidades. *** Concretamente, en el suceso de Burgos, aunque insignificante, muy acomodado para comprobar las reflexiones de este artículo, porque se ha hecho jugar en él la actitud del “pueblo”, podemos ver con toda claridad el mecanismo de la mentira como arma política. He aquí algunas de las que la prensa masónica -doctora de la falsa democracias-, o simplemente la prensa liberal, ha usado hábilmente para embaucar en la información del incidente: Que las voces de quienes vendían LIBERTAD fuesen molestas para los partidarios del régimen. Que “el público”, o sea una callejera, indistinta representación de la ciudad burgalesa, se sintió provocado: La verdad es que una turba de fanatizados, preparados de antemano, promovieron el alboroto. Que dicho público -la ciudad- arrebató los ejemplares y los quemó con cantos libertarios. No hubo tal secuestro de periódicos ni actuaba el público. Obras Completas
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Que “un oficial de artillería” se pusiera al frente de los llamados “provocadores” contra los provocados, y empuñando una pistola. Falso en todas sus partes. Que el periódico sea monárquico y... que los jesuitas tengan la participación que las turbas conducidas, con tan ridículo afán les atribuyen siempre. La mentira ha lanzado, pues, su democrática proyección sobre el asunto, y “el pueblo” liberal se ha quedado tan indignado y tan civil como de costumbre. (Libertad, núm. 20, 26 de octubre de 1931) La nueva ley de Defensa de la República es temerosa por su imprecisión. Apenas se concreta en ella otra cosa que la prohibición de alabar el régimen monárquico. Otras aclaraciones son precisas, si la libertad legítima. no ha de quedar en manos de la arbitrariedad; los ciudadanos debemos saber cuál es lícito y cuál es vedado en el orden de las opiniones políticas. Por ejemplo: ¿ESTA FUERA DE LA LEY EL ANTIMARXISMO?
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LA TÁCTICA DEL HAMBRE PARA tranquilizarse a sí propios los burgueses, en su cobardía, y los cómplices, en lo íntimo de su remordimiento o su satisfacción oculta, se contentan con decir tantos votos –pocos- han sacado los candidatos comunistas o tantos lectores tiene su prensa. No hay peligro. Esto es insensato, aunque lo hagan, más por interesada malicia que por torpeza, los insignes pontífices del organismo parlamentario. Todos sabemos que las masas para entregarse a una nueva iracundia revolucionaria no necesitan inscribirse en un partido ni actuar sujetas a una disciplina reglamentaria. Les basta con acumular desesperación y odio contra lo existente y tener su alma, aunque no sus nombres, enfilados en una misma trayectoria de demolición. La candidez pazguata del pensamiento liberal conduce a otorgar al comunismo honores de sistema constructivo, categoría de régimen racional con sus principios morrales, sus conclusiones honorables, su estatuto de derechos y deberes y su dosis de lealtad mutua, como cualquiera otro de los sistemas sabios o absurdos que forman el contenido de la mentalidad civilizada universal. No, ese comunismo no existe; es decir, un “comunismo” que sea o se parezca a lo que la palabra denota ni ha existido nunca en Rusia, ni menos se pretende o se profesa en España u otra nación de las amenazadas por el virus rojo revolucionario. No hay más que saludar, con los ojos de un entendimiento sereno, cualquiera de los periódicos editados con dinero de Moscú para caer en la cuenta -si todavía no se tenía ciencia de ello- de lo que es en realidad el llamado comunismo: la aspiración feroz a encender la guerra de miseria en una sociedad, para destruirla y encumbrar sobre las ruinas una dictadura amoral, con la sangre como argumento y la arbitrariedad del conciliábulo como única ley. Los llamados a hacer la revolución roja, los hambrientos, no entienden de ella sino las voces que reproducen con más impiedad su resentimiento, el ansia de protesta, la necesidad urgente de remediarse, el gusto de la venganza. Esas voces las esculpe todas en sus consignas el comunismo, con monstruosa precipitación ilógica, con la sola unidad del más extremado radicalismo. Por eso el peligro comunista no lo nutren sólo ni ante todo las listas aparentemente exiguas de los partidos ligados a Moscú, sino todos los hambrientos iluminados con el resplandor torvo de las predicaciones de rebeldía, aunque éstas salgan de las aburguesadas Casas del Pueblo. Y la propaganda, verdaderamente sabia, intensa y amplia, del servicio comunista de Moscú no es la principal ni la más continua, sino la que hace un
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régimen y una administración dando entrada a la vergüenza medieval del hambre. Conseguir un invierno de miseria y estrangular desde el Poder toda propaganda cívica contra el comunismo es realizar lo más grato a Moscú, hacerle su revolución con la insuperable táctica del hambre. (Anónimo. Libertad, núm. 21, 2 de noviembre de 1931.)
¿Queremos librar a la nación de la esquilmante tiranía de los marxistas? Organicemos milicias vigorosas de oposición. Libremos al obrero, con la propaganda y la lucha, del oscurantismo socialista.
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DE ESPALDAS AL PUEBLO NI los más convencidos de la insinceridad parlamentaria y de la íntima incompatibilidad de tal régimen con la decencia y la eficacia podíamos esperar tan escandaloso y rápido divorcio de las Cortes con el pueblo. La semana última -cada semana progresa agigantadamente el descrédito de la institución-, ha marcado los más elevados jalones de esa pugna trágica, antigua en España, del Parlamento con el pueblo. Se eligieron estas Cortes con la ilusa esperanza, torpemente aceptada de nuevo por el país, en un régimen de libertad sincera y democracia fiel, confiada al Parlamento. Y la única preocupación -como se ha visto- de los grupos revolucionarios, particularmente del socialista, que más alardea de popular, ha sido condenar a la nación, AL PUEBLO, a la imposibilidad de intervenir eficazmente en la purificación de la vida pública. Eso explica la inmoral hostilidad a la institución del “referéndum”, estrangulado con hipocresía. El miedo al pueblo es la razón de esa fórmula chusca, encontrada en una tertulia de los cabecillas socialistas, para elegir Jefe del Estado sin temor a la sinceridad plebiscitaria. La caciquil máquina de los “compromisarios” favorecerá a los violentos muñidores socialistas, que sólo confían en la superioridad de sus artes de embaucar. Y para asegurar mejor las tuercas con que los usurpadores de la opinión quieren aherrojara, la Constitución viene a declararse prácticamente irreformable. Claramente quedan así condenados a los ojos de todo el país los frutos espurios de estas cortes que vuelven la espalda a la voluntad del pueblo, al que ellas mismas no cesan de llamar “soberano”. Ningún régimen puede consolidarse sobre la inmoralidad sistemática, ni alcanzará reválida de legitimidad el que se oponga cínicamente a sus propias consignas. Por eso, para consolidar la República, precisamente para conquistar la República de honrada convivencia hispana, de normas morales y eficientes de progreso, es preciso acabar con la Constitución de la deslealtad. Y es preciso que el pueblo no vuelva a caer en la trampa de las promesas demoliberales, trocadas después de cada elección, fatalmente, en artimañas para birlar a los electores sus esperanzas bobas. La institución parlamentaria gobernará siempre a espaldas del pueblo. El negocio político del marxismo prospera con el parlamentarismo por ser éste el medio más seguro de que el país venda a los peores su soberanía y sus deseos. (Anónimo. Libertad, núm. 21, 2 de noviembre de 1931.)
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EL FRENTE ÚNICO URGE constituir o, por lo menos, propulsar por todos un frente único antimarxista. Debe acabar pronto la vergüenza de tener las libertades cívicas, la riqueza acumulada por el trabajo nacional y el porvenir de nuestra propia civilización entregado todo a las bárbaras furias socialcomunistas. Hay que conquistar el derecho de todos a usar por igual de la calle y a exponer libremente el pensamiento nacional. La complicidad gubernamental con los desafueros marxistas sólo puede vencerse por una actuación ciudadana valiente en que desaparezca al mismo tiempo el miedo a los marxistas y el miedo a las arbitrariedades gubernamentales. Algunos han de ser víctimas, ¡eso es inevitable!, para reconquistar la libertad y la decencia. Empecemos pronto y todos a una. No es más hombre el que se siente con más aptitudes para el crimen. La defensa digna apaga muchas arrogancias. (Anónimo. Libertad, núm. 21, 2 de noviembre de 1931.)
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MIRANDO A EUROPA LA AGONIA DEL SOCIALISMO EN España ya habíamos quedado en que el socialismo es el porvenir fatal de todas las naciones. Nuestros profesores internacionalistas, a la cabeza de las gentes que no piensan y para ahorrarse el trabajo de pensar adivinan, llegaron a convencer no sólo al proletariado candoroso y bárbaro, sino a la burguesía de los grandes ocios, tipo “pueblo de Madrid”. Ninguna frase tan generalizada y tan “profunda” como ésta: “No cabe duda. El mundo va derecho al socialismo. La socialización es la fórmula”. Por eso nuestros revolucionarios de himno de Riego y ¡abajo los frailes!, tan generosos para abrir sus progresivas mentes a todos los prodigios de la moda extranjera, como sus bolsillos a las nóminas acumuladas, se apresuran a estampar en la Constitución los mayores “adelantos” del socialismo, llevados de esa feroz autoridad “postcavernícola” que tanto les adorna. Pero llegan las elecciones inglesas... La nación maestra de ciudadanía pronuncia su veredicto de arrolladora certeza, proclamada por el desnivel inesperado superfluo de los sufragios: 560 diputados nacionales contra 55 internacionales. El socialismo es condenado por Inglaterra, previa experiencia de su contenido. Ya no puede decirse que “el socialismo es el porvenir del mundo” ¿A qué tópico recurrirán ahorra los profesores internacionalistas cara embaucar a los que no piensan? Alemania sujeta su hinchada social-democracia a la humillante colaboración dictatorial y capitalista, con la mano de hierro de un general y de un canciller católico, y sus socialistas se ven obligados a aguantar en silencio el ostracismo para no despertar vertiginosamente al país, mientras el nacionalismo de Hitler conquista a las masas. Francia vive rica y envidiada. gracias a haberse librado siempre de las vandálicas experiencias societarias. Italia ha abolido oficialmente hasta el pensamiento marxista para poder vivir, y emprende al mismo tiempo una ruta de imperio, admirable para su capacidad territorial. Austria se refugia también, como Alemania, en la dictadura del equilibrio, aplazando, forzosa e indefinidamente, las demandas del marxismo. Bélgica se gobierna por católicos. Las naciones escandinavas escancian apenas el vino socialista y van huyendo de la prueba... ¿Qué le queda al socialismo en Europa? Rusia y España. Dos usurpaciones fraudulentas del Poder. Dos dictaduras amargas, en que se esquilma espiritual y económicamente a las naciones víctimas, con el calenturiento fanatismo de los secuaces espoleados por el egoísmo y no por el amor, por la soberbia en el lugar del convencimiento. La nación eslava, ganada por la rapiña del judaísmo Obras Completas
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vengativo, con el pretexto criminal de la religión marxista, y la nación hispana, engañada en la confusa sorpresa de un momento constituyente, creado entre el barullo y las amenazas de los demagogos. UN PARTIDO REACCIONARIO La experiencia inglesa marca un nuevo período en la evolución de la política moderna, mucho más fecunda en hechos que en doctrinas: Los sucesos se siguen con mayor rapidez que las concepciones del ingenio político, de tal modo que los resultados pisan los talones a los pronósticos y aun les cobran delantera. Así podemos hoy decir con sobra de argumento, tomado de la historia, que el socialismo es una idea reaccionaria. Más razón tenemos en este provinciano semanario que nuestros pedantes profesores Besteiro, Ríos, Asúa, trasnochados profetas de una revolución social rabiosilla y anticlerical, a la cabeza de la cual figuran sus ilustres y. bien situadas personas, calentadas por el Presupuesto público. Al comentar el “crac” financiero inglés, decíamos del socialismo: “... su ocaso es tan próximo a su aurora y mediodía, que bastará un cuarto de generación, diez años de vida, para ser testigos de su fugacidad”. El socialismo, por fortuna para la civilización, ha pasado rápidamente en los pueblos cultos a la categoría de ensayo histórico fracasado. Nuevas fórmulas de estructura económica que modifiquen y aun trastornen la decrepitud burguesa, que sancionen el fracaso de la avaricia capitalista, están llamadas a aparecer con el nombre de corporativismo, sindicalismo de Estado, intervencionismo, y otros aun no inventados, cuyo contenido es la proscripción, a un tiempo, del individualismo desigualitario que produjo la injusticia feudal en el régimen de la riqueza, y del marxismo candoroso y brutal que aspira a hacer iguales a todos, forzándolos a la máxima pobreza. A todos menos a los intelectuales encaramados para presidir sin conciencia la miseria general, desde las alturas de un Estado esquilmador, de una burocracia monstruosa. (Libertad, núm. 21, 2 de noviembre de 1931.)
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LA VORÁGINE SOCIALIZADORA DIFICÍLMENTE podrán registrarse en la breve y densa historia de la República efemérides tan graves como las más notables de la semana última: las arrogantes declaraciones socialistas de los ministros de Trabajo y de Hacienda. Contra la voluntad nacional antimarxista, el uno. Contra la vida de la institución bancaria principal, centro del crédito y matriz de la producción, el otro. Largo y Prieto han usado los dos de1 mismo estilo conminatorio, de idéntica fanfarronería chulesca: por las buenas o por las malas, España tiene que tragar los “proyectos” socialistas. Esto ya no es voz republicana, ni menos voz popular. Es la declaración de hostilidades hecha por modo dictatorial y con la pretensión de amarrar al que se resista, contra la misma República si les fuere adversa, contra España. Muy de lamentar es que el Gobierno entero, los representantes, en apariencia de ideales o intereses substantivamente diversos del marxismo, se hayan hecho solidarios -con solidaridad esclava- de la avasalladora prepotencia de aquél. A nosotros, desde luego, no nos sorprende- De la política parlamentaria sabemos que no pueden esperarse rasgos importantes de consecuencia civil, de formalidad representativa. Un Parlamento hecho tal por las artes de la propaganda falaz, por “una especie de propaganda política”, como acaba de decir Sainz Rodríguez, bien de acuerdo con nuestro conocido lenguaje pierde al día siguiente de elegido su valor de representación y camina por la fuerza de los compromisos o de las pasiones ocultadas por los grupos, de espaldas a lo prometido, y con prolijas contradicciones del carácter aparentado durante la elección. La agresión de los ministros socialistas, en nombre de su partido. a la voluntad del país y a un núcleo importantísimo del patrimonio nacional, al núcleo cordial de toda la riqueza, no debe extrañar. Tan enemigo de la propiedad privada -de la ajena, se entiende-, el socialismo es ávido de la propiedad pública. Y entiende por tal no sólo la de los valores económicos, sino la de las libertades sociales de los demás, la familia y los hijos: todo les pertenece en cuerpo y en espíritu. De ellos es la desvergonzada frase : “La República es de nosotros”, lanzada por un hombre como Jiménez Asúa. El pensamiento “socialización”, engañoso e hipócrita, como todos los vocablos favoritos de la masonería, significa mas bien “apropiación”. Todas las llamadas leyes socializadoras, si bien se examinan, son disposiciones hechas a la medida para poner en manos del partido socialista todo lo poco que quede después de producida la miseria general: la escuela en medio del analfabetismo -consecuencia de la penuria pública-. la Banca, después de triunfar el crédito y la moneda; la familia, una vez deshecha por el divorcio; los Obras Completas
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medios de producción, tras de diezmar ésta por el terror, y -en fin y desde el principio- la jugosa burocracia propia del régimen, que es lo único florido en un buen paraíso socialista. Sus directivos, colocados con buenos sueldos, serían los únicos que comiesen. (Anónimo, Libertad, núm. 22, 9 de noviembre de 1931.)
Se prepara otro atraco a la voluntad del país: la prórroga funcional de los constituyentes. No les basta a nuestros “representantes” con haber adulterado el mandato recibido en las urnas, muy diferente en su contenido constituyente.
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LA DICTADURA DEL CRIMEN CADA vez se extiende más entre los agredidos el pensamiento de la obligada defensa violenta. Los agredidos son todos los españoles que no someten su conciencia a las oligarquías dominantes del marxismo disolvente y de la masonería con designios ocultos. El odio de clases y el despecho histórico, socialismo y judaísmo han acertado a instalar en España sus ensayos feroces como en Rusia y Méjico. Los dos monstruos internacionales, las dos fuerzas sin moral y sin Patria, tienen un solo pensamiento y un mismo método: SOJUZGAR LA BRAVA INDEPENDENCIA ESPIRITUAL HISPANA, PASANDO POR ENCIMA DE LA PECULIAR VOLUNTAD NACIONAL. Quieren dominar a toda costa y ponen en práctica el método infalible de debilitación y desconcierto: EL HAMBRE. La masa obrera sirve de instrumento: sus demandas de justicia social son un pretexto sarcástico, saboteado siempre, siempre. De igual modo se pretextan y se falsifican de continuo las esencias democráticas. Nunca se habló más en España de justicia social y nunca pasó el proletariado más hambre. Jamás se atormentó tanto la vida nacional en nombre de la libertad ni hubo, al mismo tiempo, tan vergonzosos atropellos de los derechos individuales, con música de democracia. Esta táctica inmoral, desconocida en las sociedades cristianas, de ESCARNECER HABILMENTE LOS MISMOS MITOS QUE SIRVEN PARA DOMINAR, es el puro sello judío de la situación. La contradicción subleva los espíritus: la noble civilidad nacional se encuentra sobrecogida por un sentimiento imponente de rebeldía; pero es inútil : Pesa sobre la masa popular, sobre la España verdadera que trabaja y siente en español, la dictadura del crimen. contemplad cuál es la situación de innumerables Municipios españoles; ved dónde ha parado la libertad de trabajo en todas partes, el ejercicio de los derechos individuales. Domina por doquier la INCIVILIZADA FEROCIDAD DE LOS IGNORANTES, FANATIZADOS CON PROMESAS, dispuestos a imponer sus agresivos decretos clasistas por medio del crimen. No hay obrero honrado que no sienta sobre sí la coacción africana del núcleo marxista, ni hay propiedad o libertad legítima que no se hallen amenazadas por la furia destructora del socialismo o la anarquía. NO SE PUEDE VIVIR ASI, ya que las fuerzas internacionales, que tiranizan de ese modo el cuerpo nacional PARA IMPONERLE FORZOSAMENTE LA MISERIA COMO SOLUCION, se hallan en visible situación de privilegio oficial. Hay que salvar el honor de España y evitar la vergüenza del hambre, cueste lo que cueste: no se trata de ir, porque sí, contra la República, Obras Completas
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ni de correr una vez más tras de mitos políticos que desgastan y dividen estérilmente. EL DERECHO A LA VIDA Y LA INDEPENDENCIA NACIONAL SON LAS VOCES QUE NOSMANDAN. La actividad hispánica no debe demorares contra la dictadura del crimen, la saludable violencia por la libertad; contra los designios antiespañoles, la afirmación vigorosa de la brava independencia hispana. ¡ABAJO EL MARXISMO! ¡VIVA LA INDEPENDENCIA DEL OBRERO! ¡VIVA ESPAÑA LIBRE! (Anónimo. Libertad, núm. 22. 9 de noviembre de 1931.)
¡OBRERO! ¿Por qué te quejas del hambre que avanza? Es el precio de tu revolución, de la revolución social. Sin hambre no hay revolucionarios. Por eso los socialistas y comunistas fomentan el hambre, que para ellos es un negocio: el de la revolución.
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LA GENTUZA SE MOVILIZA CONOCIDA es nuestra aversión al socialismo. Con las frases más duras empleadas siempre, -eso sí, como comentario concreto a hechos conocidos, que no como insultos- estamos habitualmente combatiendo la obra antinacional del marxismo. Sin embargo, hemos de hacer constar en este caso, que ni a los mismos socialistas les creemos capaces de producir un espectáculo como el que las fuerzas secretas, atacadas, sin duda, en su triste hegemonía, han decretado para Palencia, con motivo del mitin revisionista. Imponer una huelga ridícula al comercio, so pena de romper lunas; anunciar pomposamente un paro ferroviario, y poner en la calle la chusma criminal, es -todavía- algo explicable en la táctica marxista para lograr una mejora económica. Pero que todo eso se haga por la molestia de que hablen unos señores en favor de sus opiniones políticas, es algo que rebasa los modos del salvajismo marxista, aun del español. A nadie podemos atribuir esa puerca movilización de unos centenares de gente malsana, sino al gobernador de Palencia, o lo que es lo mismo, a su hombruco de confianza, Cardo, el presunto “delegado del Trabajo” que, por supuesto, no trabaja, y es el especialista de aquel ponciato, en trastornar el trabajo de los demás... Desdichado espectáculo el de la noble ciudad de Palencia, sometida cobardemente - digámoslo claro- a la trama canallesca de unos cuantos personajes rabiosos, validos del gobernador, que han echado a la calle algunas mujeres dudosas y unos grupos de idiotas voceadores ¡armados de piedras! Hace ya quince o veinte años que se ha dejado de ver en las aldeas más atrasadas el espectáculo de recibir forasteros a pedradas: hoy se ve, por obra de los republicanos masones, en ciudades tan hidalgas como Palencia. Mucho tenemos que hacer los patriotas para barrer a la gentuza que deshonra nuestras ciudades, y a las fuerzas secretas, empeñadas en retornar la figura histórica de España a la de una mancha geográfica de tribus africanas. Muy valientes los camaradas de Valladolid, que han batido a la chusma cobarde, escondida tras de los postes y portales, produciendo algún respeto, que las autoridades, revestidas para más ignominia de gran aparato de fuerzas, no han querido imponer. Nada gana la República con consentir el desarrollo de esos métodos clandestinos y sucios de represión: si aquélla triunfa con éstos, será, como es lógico, una República sucia, influida en todas las esferas por la gentuza. España perdería en dignidad y cultura lo que pierdan en sus libertades los ciudadanos decentes agredidos; y si, por el contrario, para bien de España, la ciudadanía decente es la que vence a la gentuza, algo tendrá que temer la Obras Completas
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República que tanto cariño puso en situar violentamente fuera de ella a tantos buenos españoles. No vale decir que es “el pueblo” o que son “los republicanos”, heridos en esto y provocados por lo otro. Ni tampoco pretender que la, autoridad no es poderosa para prevenir esas explosiones de infrahumanidad política, cuando tan diligente se muestra en cometer atropellos contra ideales que le son antipáticos. Ahí tenemos la famosa Ley de Defensa, prohibiendo las huelgas políticas. ¿Se ha acordado de ella el Gobierno en el caso de Palencia? ¿O es “constitucional” en España que ya todas las leyes sean embudos? A nuestros lectores repetimos el requerimiento constante de nuestras campañas a emprender una firme actuación de defensa -u ofensiva- nacional para reconquistar la libertad y decoro perdidos en la calle en manos de la chusma protegida. Hay que formar unidades heroicas de combate que tengan este solo objeto: asegurar la libre propaganda de las ideas antimarxistas y antimasónicas en todo el ámbito y rincones de la Península. (Libertad, núm. 22, 9 de noviembre de 1931.)
Hay que acabar con el monopolio de la violencia, -el de la palabra y el de la accióndetentado por la chusma musulmana de los socialcomunistas. Hay que restablecer la decencia hispana a toda costa.
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UN ASPECTO DE LOS “COMPLOTS” Es muy significativo que cuando surge o se pretexta uno de esos supuestos “complots” contra el régimen, como aquel llamado “del Norte”, que dio origen a la suspensión de periódicos y al envío de medio ejército, la prensa comunista es la que mayor escándalo aparenta, la que más provecho quiere sacar a fuerza de grandes titulares, descomunales voces y hasta edición de extraordinarios “contra la reacción monárquica y clerical” Lo mismo ahora. Mucho significa esto. Nosotros acostumbramos, según se sabe, a dar la mayor importancia a los movimientos de los representantes de Moscú, a observar la táctica y desarrollo de su fuerza creciente No cometemos la burguesa imbecilidad de quitar importancia a ese enemigo de la nación, que sabemos es el definitivo; mucho mayor aún que }a pésima demagogia socializante de hoy En la aventajada algarabía de los elementos comunistas frente a los presuntos “complots” de las derechas se ve por de pronto que los explotadores del malestar obrero, a las órdenes de Rusia, nada temen tanto como un posible advenimiento de lo nacional puro, de lo que no tiene ni leves concomitancias con el judaísmo ni posibles compromisos secretos con movimientos internacionales Chillan los comunistas al más mínimo barrunto real o inventado de reacción “monárquicoclerical”, como chillarán si adivinan un rumbo republicano antimasónico, de gobierno fuerte contra la voracidad disolvente del marxismo y la “parlamentocracia” Por aquí sacamos dónde se fabrica el caldo favorito al fermento comunista, y tenemos probada nuestra tesis de que el régimen parlamentario-soclalista actual es lindamente a propósito para el desarrollo del monstruo comunista Este vive del desorden social y de la catástrofe moral que implantan los diputados masones, y crece como la espuma en medio del hambre, que es consecuencia de las veleidades demagógicas de nuestros jacobinos Pero, por si es poco esa evidente correlación de los viajantes de la miseria rusa con los actuales rumbos de la República, observemos también que ese exaltado celo republicano con que la Prensa comunista muestra vibrar de rabia cuando imaginan un peligro monárquico no puede menos de enternecer a políticos que conocidamente ponen siempre al régimen por encima de la Nación: el paritarismo republicano, de que tanto se precia la situación ahora dominante, no puede menos de obligarla a mirar con complaciente camaradería las tropas de confianza alistadas en el comunismo, que, como Obras Completas
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ningún otro partido, se halla dispuesto a oponerse hasta por el asesinato y el incendio a quien pretendiera tocar al régimen En pago de esos repugnantes servicios, se comprende -y se ves que el fanatismo superrepublicano guarde tantos mimos al movimiento comunista, que está- seguro de ser el sucesor La complicidad es, por tanto, manifiesta, y nosotros repetimos nuestro alerta y nuestra protesta. (Anónimo Libertad, núm 23, 16 de noviembre de 1931)
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FUERZAS SECRETAS SOSPECHAMOS que hay todavía pocos republicanos de buena fe percatados de la gravedad que encierra la sumisión completa de todos los grupos ministeriales de la Cámara y de los ministros no socialistas, al rumbo que éstos van dando precipitadamente a la República ¿Qué ha sucedido para que los grupos burgueses deserten de manera tan insospechada y poco formal de sus compromisos con la opinión que los eligió? La semisocialización del Banco de España, la disparatada reforma agraria, el control obrero en forma de apetito socializador y tantas acciones y omisiones como van entregando la economía y las conciencias al marxismo pasan en la Cámara ANTE LA VERGONZOSA ADULACION DE LAS MINORIAS, OBLIGADAS A FRENAR EL ANSIA ABSORBENTE DE AQUEL Es ingenuo creer que esa claudicación es mera condescendencia para consolidar pacíficamente la República en bien de todos los españoles, ni tampoco una derrota forzosa, pero digna, ante la superioridad de fuerzas parlamentarias No; la absorción y el despotismo de los internacionales sobrepasa con mucho los linderos de la transacción sensata, y, por otra parte, no puede creerse en una superioridad que ni está claramente atestiguada por la composición de la Cámara ni los otros grupos pueden alentar con su propio aplauso, como vemos que sucede Es que la sumisión al socialismo, más que un hecho de hoy, constituye un pacto de ayer Hay pactos más secretos que el de San Sebastián HAY FUERZAS QUE TIENEN YA MARCADA -desde mucho antes de producirse- LA TRAYECTORIA A SEGUIR POR UNA REVOLUCION QUE EL PUEBLO TOMO INGENUAMENTE POR COSA DISTINTA DE LO QUE VA SIENDO; fuerzas secretas, ni socialistas propiamente, ni propiamente liberales, ni siquiera republicanas en sí, tienen ganada la voluntad de revolucionarios españoles de todas las tendencias, que obedecen ciegamente una misma disciplina y un solo designio El designio es deshacer España, la España nuestra, por el delito de tener creencias, por conservar una contextura moral con la que en su Historia causó las mayores derrotas al sectarismo materialista que esa secreta conjura internacional presenta HAY QUE ACABAR CON ESTA ESPAÑA
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EL MEJOR METODO ES EL SOCIALISMO, QUE ARRUINA LA PRODUCCION, DILAPIDA LAS RIQUEZAS ACUMULADAS POR MUCHOS AÑOS DE TRABAJO, manda a Francia el oro español, deshace la familia y es capaz, además, de ejercer una dictadura inmoral, sin educación cívica y sin escrúpulos de patriotismo Tal es la clave del, en otra forma inexplicable, servilismo de radicales, Acción Republicana y otros grupos de apariencia burguesa, a los mandatos del socialismo Los compromisos secretos son, sin duda, los móv11es de la “solidarizac1ón” de los demás, con las torpezas y las provocaciones de los jefes marxistas, y aclaran esa rara relegación a la sombra de la oposición republicana antisocialista, que tantas esperanzas hizo concebir al público ingenuo y estafado Se salva, pues, el socialismo y se hunde la nación Mientras tanto, vivimos muy republicanamente indignados contra jesuitas y monárquicos (Anónimo Libertad, núm 23, 16 de noviembre de 1931)
A la dictadura de la espada ha sucedido la dictadura del morrillo Hoy sólo pueden hablar los que cuentan con gentuza dispuesta a descalabrar tumultuosamente al adversario ¿Es ésta la virtud de la democracia socialista ?
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LAS IZQUIERDAS, INCAPACITADAS POR QUÉ SOMOS DE LAS LLAMADAS DERECHAS NO nos recatamos en declarar que la posición de LIBERTAD se funde en muchos puntos con la de las llamadas derechas, ni nos repugna el calificativo de ultraderechista que a nuestro semanario se aplica. Somos de derechas en cuanto odiamos y acusamos la complicidad y, más aún, la servidumbre de las llamadas izquierdas a las organizaciones y planes extranacionales y antinacionales como son la francmasonería -llamada con frecuencia “democracia internacional”- y toda clase de empresas internacionales dedicadas a explotar el negocio político del hambre obrera. Somos de derecha porque proclamamos la grandeza de la espiritualidad católica para conservar las naciones en perpetua juventud, ordenar el bienestar y el amor más cumplido en el seno de las familias y salvar a la Humanidad del miserable materialismo de invertidos y canallas que quieren socializar las conciencias y hundir al occidente en una anacrónica barbarie amarilla al dictado del judaísmo. También somos de derechas porque afirmamos el honor histórico de España y su capacidad imperial para darse rutas propias de resurgimiento sin contar con los mermadillos afrancesados de todos los siglos que llevan su ignorancia hasta gruñir, como Albornoz, que nada hay en España que conservar, o como Azaña, que “España ha dejado de ser católica”. Por todo eso, la izquierda española -desprovista en sus múltiples grados y bajo cualquier caudillaje de sustancia nacional, con todos sus capitostes enrolados en las logias, a cuyo dictado pasean su inmoralidad- nos es francamente repulsiva. La juventud no parasitaria ni borreguil ha de estar por fuerza frente a los compromisos secretos de subastar a España entre los internacionales y contra la ignorancia de los que aborrecen nuestra historia porque no han sabido leerla. Pero, por si fueran poco estas consideraciones de gran fuste, esa grosería de principios que deja deshonradas a las izquierdas, añádase, y nos basta, la experiencia que la nación va sacando de esta etapa de franco desenfreno izquierdista. LA TRAICIÓN DE LAS IZQUIERDAS La connivencia de todas las izquierdas, en grado proporcional a su extremismo, con los criminales de la calle es patente. Y la informalidad Obras Completas
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política, tan parecida a la traición, que supone ese sangriento degüello de la libertad a manos de los que se visten el manto de sacerdotes de la misma es de las más impresionantes lecciones históricas que tendrán en cuenta las venideras etapas políticas para sancionar férreamente la separación de las izquierdas - su abolición quizá - como pena defensiva y vindicatoria, por el desastre tanto económico como moral que en pocos meses han ocasionado. Si Laval o Hoover, como ejemplo de demócratas, al gusto de nuestros liberales de boquilla, consagraran un buen día al Papa una Inquisición en favor de la fe católica, obligando esas democracias a imposibilitar la vida política de toda idea u organización hostil al dogma de la Iglesia romana, nadie negaría que habían perecido definitivamente los partidos o jefes incursos en tan peregrina defección de sus principios. Lo mismo sucedería si Mussolini convocase elecciones parlamentarias o viéramos en Polonia a Pildsuski de jefe de una minoría liberal. La defección más que gastar a los hombres o partidos, los inhabilita; la traición los proscribe. Pues lo que no es verosímil en esas naciones, ni puede cometerse en el mundo civilizado sin que los prestigios de una lógica política elemental veden para siempre el camino del mando a hombres y partidos, lo experimentamos en España con nuestras izquierdas, entregadas, sin el menor recato, a una dictadura zafia y brutal, inmediatamente después de hacer una revolución en nombre de la pureza constitucional y de los derechos del hombre. EL PODER CONTRA LA NACIÓN Es poco probable -aunque posible- que los liberales se resuelvan a asesinar las libertades por sí mismos, sin conocimiento de los riesgos que eso trae aparejado en su contra. El procedimiento indica bien a las claras que cada día viven con la obsesión de quien juega la última carta de su disfrute en el Poder, que es para ellos mucho más importante que sus promesas, sus “principios” aparentes y aun la vida de la Nación. “Ya que estamos arriba, aprovechemos el Poder para no ser derribados. Lo primero es sostenerse.” Esa es la cantinela oculta, la única norma de vivir frente al pueblo, que pertenece a todos los poderes personales y a todas las oligarquías antipopulares. El sistema tiene el inconveniente de ser una jugada con dos soluciones, una aventura del Poder contra la Nación, que la experiencia demuestra resolverse de ordinario a favor de ésta. El estrago que a una situación tan violenta ha de seguir, puede calcularse por la irritación que el cuerpo nacional va almacenando, viéndose burlado y, además, oprimido. Y cuando sobre la delincuencia impune, brota una era de justicia cierta, ésta, necesariamente, ha de ser rigurosa. Cuando a la extralegalidad o a la legalidad unilateral o falsificada sucede una época de normas objetivas, es preciso por eso mismo barrer con urgencia los obstáculos anteriores. Mal camino llevan
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las izquierdas imponiendo a mayorías o minorías, que no sean de su agrado, la ley del hierro, con el exclusivo objeto de mantenerse arriba. Es de mal cariz esa prisa por conservarse apelando a la fuerza, y señal de que hay mucho que ocultar, cuando tanto se teme a la libertad. Ni ésta, ni la República, resultan servidas y garantizadas atacando a la ciudadanía en sus fueros, tantas veces pregonados por los agresores de hoy. Si una dictadura en medio de la abundancia no consigue hacerse permanente, ¿cómo va a prevalecer en medio del hambre? (Libertad, núm. 23, 16 de noviembre de 1931).
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INCAPACIDAD LAS peripecias de este curioso período histórico de dominación socialista, tan pintorescamente parecido al de dominación musulmana, que cabalmente duró tantos siglos como meses llevamos metidos en éste, presenta cada día nuevas notas inesperadas y peregrinas. Ya nos vamos acostumbrando a todos los absurdos viendo que la actualidad marxista se muestra tan fecunda en producirlos. Nos da muchas veces la sensación imaginaria de una buena finca asaltada por un escuadrón de muchachos que, “haciendo novillos”, se la encontrasen deshabitada, vencieran al guarda y se pusieran tan serios a repartirse los diversos oficios de una gran casa de familia, no olvidándose, como es natural -y desde el primer momento-, de tomar posesión de la despensa. Fijémonos en Prieto, ¡Ministro de Hacienda!, y no digamos más. Véase a Largo sustrayendo a las Cortes la facultad de repartir 250 cargos de 8.000 pesetas o cosa así, y a Ríos repartiendo tierras, aperos y títulos de la Deuda..., sin olvidar a Albornoz echando millones a voleo, y a Domingo sacando -¿de dónde?- 100 millones para escuelas laicas Ahora es llegado el solemne momento de repartirse después de haber repartido tantos el pote del futuro Poder. Los socialistas se han lanzado muy serios a opinar “en nombre de la Opinión”, y hasta Cordero ha dado la suya. Entiende, modestamente, el expanadero enriquecido que los socialistas no están capacitados para gobernar. Concordando este parecer con el de tantos españoles que en él le acompañan, con lo dicho por otros correligionarios de la misma opinión y con lo sabido por todos, de que tampoco consentirán que gobiernen sus adversarios, se saca en consecuencia: Que los socialistas no están capacitados para gobernar, pero lo están -y muy dispuestos- para impedir que otros gobiernen. También, según tenemos comprobado, tienen capacidad para aceptar cargos retribuidos y sin responsabilidad. La actitud, como se ve, no puede ser ni más patriótica ni más provechosa para el pueblo. Añade el ilustre preopinante que ellos tienen la misión de educar al pueblo suponemos que enseñándole a tirar piedras y que la democracia socialista es “más amplia” que la burguesa. Como “el pueblo” no está educado para esta democracia “AMPLIA”, requisito previo de un gobierno socialista, ellos quieren dedicarse a instruirle. He aquí, sin duda, una de las finalidades de esos centenares de Delegados del 164
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Trabajo, bien pagados con el dinero de la democracia burguesa y amaestrados por los socialistas incapacitados. A través de las declaraciones, magníficamente hueras, del que preside la Comisión de Responsabilidades descubrimos este precioso panorama: El partido socialista no quiere la responsabilidad del Poder, porque sabe que no sirve, y teme, con razón, fracasar para siempre. Quiere, sin embargo, disfrutar del mando, teniéndolo a su disposición en manos de otros hombres que sean los que fracasen, y gozando los suyos, no obstante, de las delicias del Presupuesto. Y quiere el mando, como nos dice la experiencia y Cordero deja traslucir, en dictadura. Con la dictadura y con los cargos “prepararían” al pueblo para la AMPLIA democracia socialista, y luego - cuando hayan acabado de arruinar a la nación y hayan conseguido educarnos- a gobernar. Da gusto oír opinar en serio de alta política a un expanadero enriquecido. (Anónimo. Libertad, núm. 24, 23 de noviembre de 1931.)
No queremos un gobierno, y menos una dictadura, de castas. En todas partes la gente de la llamada “Casa del Pueblo” está en minoría y, sin embargo, es la que domina. Es intolerable esta tiranía de la casta socialista contra el pueblo: éste es el que debe darse su gobierno y no los burgueses disfrazados del partido socialista.
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UN LLAMAMIENTO SON ya muchos los meses -y antes los años- de experiencia que nuestro pueblo, y sobre todo la juventud, va soportando, sacando en consecuencia la incapacidad del régimen de partidos para interpretar el anhelo nacional de poseer una política honrada y hombres dispuestos a llevar a la raza por las rutas de la grandeza a que tiene derecho por su pasado imperial, su vigor juvenil presente y su específica capacidad de siempre. La región castellana singularmente requiere con firmeza garantías de honradez y grandeza en las costumbres políticas, y debe disponerse a imponer esas cualidades con una enérgica intervención de su juventud, extraída de lo vivo del pueblo, según es su querer espontáneo y libre. La invasión extranjeriza de los traidores demoliberales y marxistas, que han acaparado la República en daño del pueblo, hace más urgente esta intervención. No han de ser las nuestras nuevas discrepancias retóricas al modo de las conocidas querellas de partido, ni tampoco tratamos de una lírica ilusión de patriotismo, que tanto papel ha emborronado y gastado las energías de innumerables mediocridades. Nos ha de mover una terminante fe en la capacidad voluntaria de la Raza, fe nacida, ante todo, de nuestro propio querer e iluminada en lo alto por el conocimiento de lo que España supo ser. Y nos ha de lanzar pronto a la lucha, en todos los terrenos en que los enemigos la hagan precisa, la contemplación de una nación que se descompone y de un pueblo que se envilece por las determinaciones traidoras y fariseamente tiránicas de las camarillas políticas que la luz pública no puede saber a quién sirven. A actuar por España, y desde el día de la decisión ya no habrá trabas, ni legales ni ilegales. que puedan oponerse a nuestro rumbo. La independencia efectiva de España para darse a sí propia rutas de salvación está por encima de las leyes transitorias de quien detente en determinado momento los resortes del Poder al servicio de intereses extraños a la Patria. No habrá leyes prohibitivas que puedan con nuestras campañas. Actuaremos a la luz del día, sin ir contra la República ni ponerla tampoco por encima de España. Y haremos frente, para garantizar nuestra libertad de servir a la Nación, a todas las hipocresías y falsos escándalos de los explotadores de mayorías amañadas y a las criminales actitudes de los que manchan la calle con sus violencias. Caiga quien caiga y caigamos los que caigamos, así ha de ser. Por la independencia de España, por la salud del pueblo. (Anónimo. Libertad, núm. 24, 23 de noviembre de 1931.)
Nos parece muy bien que se garantice la soberanía nacional sobre los privilegios del Banco de España. Lo que no nos parece tan bien es que toda esa soberanía venga a parar en mandar al de Francia el oro del Banco de España. 166
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OTRA JORNADA DE LIBERACIÓN MÁS DERROTAS ELECTORALES NO hace aun un mes que toda Inglaterra, puesta en pie, daba al marxismo la formidable repulsa de todos conocida, reduciendo a menos de la cuarta parte su representación parlamentaria. Que en Alemania es igualmente arrolladora la corriente nacional de defensa contra los internacionales, es un hecho que ni los más ciegos pueden negarse a ver, y que tendrá su máxima revelación quizá en el corto plazo de algunos meses. Bastaría un nuevo llamamiento al electorado para dar al Reichstag una composición acomodada al ritmo actual de la opinión, y la victoria racista se manifestaría tan imponente, que señalaría una nueva época en la historia política de Alemania, como se abrió para Italia en el año 22 con la eliminación radical del socialcomunismo, para salvar a la Nación. No es necesario ponderar la repercusiones de este vecino y ya inevitable suceso, en el panorama social y político del resto del mundo. El resultado de las elecciones camerales en el estado de Hesse -Capital Darmstadt- ha revelado, como otras muchas, esa evolución a grandes marchas de la opinión pública y, sobre todo, de la juventud. De 1927 hasta la fecha, el cambio ha sido tan favorable al antimarxismo, que un 70 por 100 de los electores nuevos en Hesse ha dado sus votos a los representantes de Hitler: el partido socialdemócrata (socialista) pierde 40 mil votos sobre 200.000 desde 1930, y aunque el comunismo gana votos por su parte, pierde el marxismo cuatro puestos, quedando con 25 entre los dos en una Dieta de 70, frente a veintisiete del joven partido racista, que sólo alcanzó un mandato en 1927. Teniendo presente lo que en todas partes ocurre, que el socialismo remite a sus afiliados del sindicato -o Casa del Pueblo- a las urnas, haciendo de la sujeción profesional del gremio un instrumento electoral que quita espontaneidad y verdad a sus votos, calcúlese el valor del avance nacionalista.
FRENTE A FRENTE La situación se dibuja en Alemania en dirección -con distancia apresuradamente abreviada- hacia un choque definitivo entre el internacionalismo de los socialcomunistas y el nacionalismo combativo de los que siguen a Hitler. Es la lucha entre el fanatismo materialista, de los creyentes de Marx, destructor de naciones, y otro fanatismo novísimamente enarbolado y mantenido, como el marxista, en la calle y en las urnas, que reafirma el valor espiritual de la propia raza y su voluntad tradicional de proseguir con grandeza las rutas nacionales de civilización. En la organización del Estado, la antagonía Obras Completas
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significa la exclusión viril por el nacionalsocialismo de las utopías demagógicas del marxismo. Llega aquél hasta a utilizar también los resortes demagógicos para apoderarse de las masas, pero no les entrega como el socialcomunismo el botín preparado de una economía y unas instituciones existentes, sino que promete una fuerte disciplina de Estado para conservar el acervo de riqueza y valores morales, sujetando las clases, sin embargo, a una convivencia más justa y señalando a todas obligatoriamente ideales nacionales de construcción. Es, en resumen, la victoria racista, la cancelación popular, no autocráticas de la lucha de clases, entregando a la historia el pesado estorbo de las alucinaciones fatalistas del socialismo. Este dice: “llegará el día -el Gran Día- en que los hombres borrarán las fronteras territoriales y la desigualdad en la posesión de las riquezas. El proletariado internacional hará su revolución sobre la actual sociedad burguesa, aboliendo el capital y haciendo a todos los ciudadanos iguales con la supresión, asimismo, del Estado”. El camino es el apoderamiento del Estado pacíficamente -socialdemocracia- o violentamente -socialcomunismo- por los obreros, para sujetar la sociedad al cumplimiento de esas profecías por la fuerza: dictadura socialista.
EL ESCARMIENTO RUSO Ninguna nación ha llegado al fin. Rusia, hallándose próxima a él, (como aquél que ya casi estaba acostumbrado a no comer, y murió sin concluir el ensayo), se anuncia en estos días abocada a una bancarrota... de puro tipo capitalista. Después, y a pesar, de haber retrocedido en diversas etapas desde el comunismo primerizo y radical inmediato a la revolución, hasta permitir comercio libre, las concesiones a grandes empresas y la desigualdad de salarios acomodada al mérito del asalariado. El experimento de trece años, pueril e inútil, ha costado, sin embargo, la vida de media generación, martirizada por el hambre o la persecución; se ha disuelto un Estado histórico, deshaciendo desde la familia y la religión hasta las joyas de la nobleza y la riqueza artística de los Museos, y se tiene en constante zozobra al mundo entero, forzando a un pueblo para que produzca en su miseria dinero destinado a corromper los demás, y al lujoso sostenimiento de la burocracia judía. Contra el judaísmo y contra el comunismo, emparentados como padre e hijo en esos designios criminales, nace la reacción de las naciones, más profundamente acusada que en ninguna otra, en la filosófica Alemania. Esperamos que todas llevarán el mismo camino si tienen voluntad de salvarse. La vanguardia corresponde a las que han tenido la desgracia de encumbrar a la barbarie marxista que agota los pueblos en beneficio de su burocracia voraz, y en satisfacción de sus odios groseros. En este caso se encuentra España. (Libertad, núm. 24, 23 de noviembre de 1931.)
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EL CAMINO DE RECONSTRUCCIÓN IDEAS SOBRE UN NUEVO CULTIVO Es de esperar que pase pronto la etapa de destrucción económica que atravesamos. A la fiebre de “repartir”, que en uno u otro grado hoy late en las alturas de gobierno y entre las huestes que sirven precariamente de apoyo a este régimen de demagogia, debe suceder en breve plazo la fiebre -o voluntadde “producción”. Aplicadas a la producción todas las energías que hoy se pierden en hacer política de “reparto” -reparto de Poder, de riquezas, de Privilegios y... de cargos presupuestarios-, daríamos tanta satisfacción al país como disgustos ahora está llevando. Y con que una pequeña parte de tanto como se ha perdido por la depresión económica, que es consecuencia del desbarajuste político, se hubiera invertido en obras productivas, nos habría bastado para evitar el paro forzoso y proseguir -que empezada estaba- la obra de reconstrucción agrícola de nuestras provincias. En la confianza de que al fin llegue esa venturosa sucesión del caos presente, entretendremos en el breve espacio de una columna la atención de los lectores de LIBERTAD, tratando las posibilidades del lino en Castilla. Esta planta textil es de cultivo antiguo en nuestra tierra. No hay pueblo en las numerosas vegas de la meseta que no conserve el recuerdo de los tejidos caseros de lino, de las plantaciones de éste en las tierras más frescas y hasta el nombre, heredado de una medida superficial, “linar”, que se refiere a las parcelas de prado dedicadas por los vecinos a ese cultivo. La aparición de los nuevos modos industriales, del empleo invasor del algodón y de la mecánica textil para éste y el lino ahogó las caseras explotaciones de lino, que vinieron a hacerse antieconómicas y aun innecesarias. El labrador arrojó su espadadera y la campesina su carda, su rueca y su huso. Y he aquí que el olvidado cultivo llama de nuevo, y con urgente prestancia, a las puertas de la economía de la región, aunque no en la arcaica forma descrita, al modo que Gandhi predica su cultivo y manipulación para salvar a la India, sino como gran cultivo moderno, susceptible de dar nacimiento a una nueva -nueva para nosotros- gran industria: la de la transformación del lino en tejidos finos, aprestados o crudos, y de saquerío. El lino es, pues, uno de los “cultivos-porvenir” que se presenta en la perspectiva de un programa de reconstrucción castellana. “Reconstruir” es restituir -que de esto en cierto modo se trata- a Castilla-León una capacidad económica y cultural atemperada a su fisonomía, tanto geográfica como psicológica. Hacer suficiente al suelo para mantener con Obras Completas
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holgura una población triple, por lo menos, a la actual y dotar a la región de una categoría cultural como la de las comarcas modelo -que las hay- de España, eso es la síntesis de la idea y el programa de reconstrucción. Los nuevos cultivos que pueden dar a nuestras vegas la potencialidad adecuada a ese fin son uno de los capítulos de ese programa, y de él, una de las lecciones es el lino. En sucesivos artículos seguiremos ocupándonos de este tema. (Anónimo. Libertad, núm. 24, 23 de noviembre de 1931.)
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CRISIS MUNDIAL
“La República española no tiene la culpa de que se arruinen Inglaterra, Alemania y Estados Unidos.” (I. PRIETO.) CON aplausos y risas, que es la forma más común de apoteosis otorgada en esta Cámara jovial e indocta, fue premiado el anterior latiguillo -toda la ciencia de Prieto se vierte en latiguillos- con que el Ministro de Hacienda terminaba una de sus cínicas réplicas. Prieto quiso decir, sin duda, que, aunque España se arruinara, no es por culpa de la República, de Prieto y sus comparsas. Razón: que también hay otras grandes naciones con síntomas de quiebra, sin tener la Cámara, el ministro y los demás responsables del desastre español. Que es una traducción cinicoparlamentaria del “mal de muchos, consuelo de todos”, o de tontos. Es decir, el Ministro de Hacienda de la República parlamentario-socialista, sin dejar por eso de serlo, viene a reconocer o a no negar el hecho de nuestra ruina, y como respuesta a la opinión, aconseja, entre el aplauso de los corresponsables, que nos consolemos viendo a otras grandes naciones por el mismo camino. Pero ¿era ésta la respuesta que el mismo sujeto daba a la opinión electoral en sus días de oposición, en las campañas de asalto verboso, a través de toda España? Entonces señalaba responsables, acusaba culpas, apuntaba soluciones y respondía con cuanta seguridad se pidiere de que él con los suyos salvarían a España de la ruina precisamente; darían cima a todos los problemas, situarían -¡oh amplio optimismo de la oposición!- las graves incógnitas del déficit, el cambio y la crisis industrial en rápidas vías de triunfal arreglo. ¿Quién, casualmente, más optimista y facilitón antes, que Indalecio Prieto? Pues ahí tenemos en qué ha parado el optimismo prometedor de los embaucadores del pueblo. En un “consuélate” viendo a los demás en parecida desgracia. Que es como decir: “carga con las culpas de una guerra perdida –Alemania-.” Como si nosotros hubiéramos sido los vencidos. O, como Inglaterra, con la resultante de habérsenos cerrado mercados que nunca hemos abierto, y de haber padecido, como esa nación por su parte, varios años de dominio socialista. O con las consecuencias -Estados Unidos- de una crisis de crecimiento, de la que estamos harto distantes. No. Aun dando por verdadero que el estado de esas naciones sea tan catastrófico como el que pocos meses de política socialista nos ha deparado, en España no podemos consolarnos con correr la misma suerte de naciones que arrastran el peso de desventuras o errores específicos. Ni un demagogo tan caracterizado como Prieto, a los pocos meses de encumbrado por la Obras Completas
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opinión, inflamada en sus promesas, tiene derecho a escudar en la crisis mundial y con el cínico desparpajo de una reída ocurrencia su fracaso y el de su partido. Tome nota el pueblo defraudado de esta salida inmoral de tan conocido “responsabilista”. Ni él ni su partido abandonan su mando y sus prebendas: Al contrario, se ocupan de estrechar la dictadura contra el país. Y si preguntamos por el resultado de las promesas antiguas, aunque bien poco lejanas, dicen, con tanta ignorancia como despreocupación: “la crisis mundial”. No puede estar más terminante la confesión de impotencia, ni más demostrada la falta de patriotismo, ni la traición más patente. Y la Cámara ríe y aplaude. (Anónimo. Libertad, núm. 25, 30 de noviembre de 1931.)
¿Es que el socialismo va a convertir España en una colonia? Ahora se habla de dar los Monopolios de tabacos y cerillas a Compañías extranjeras. Todas cobrarán sus favores en jirones de nuestra independencia.
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POR BUENAS O POR MALAS PREDOMINA en la Prensa un ambiente de cobardía burguesa, y son tan fáciles a la traición y a la claudicante adulación todos los políticos y periódicos de la conjura demoliberal, que ya se han aceptado como “explicaciones” bastantes las de Largo Caballero en su última gatada. Ya puede la República burguesa vivir tranquila. Nos han perdonado los proletarianos una rabiosa guerra incivil y se comprometen por boca de uno de los capitanes de cuadrilla a respetar por ahora vida y haciendas... Para la minoría, todavía exigua, de todos los ciudadanos que saben interpretar sin compasión ni cobardía la total indigencia de escrúpulos morales y de respetos patrióticos de la gente internacional, NINGÚN VALOR DIRECTO TIENE LA PIRUETA O GATADA DEL JEFE ANTIESPAÑOL. La intención del Partido que tiraniza a la Nación no puede estar más clara, y se confirma durante los últimos días en multitud de procacidades y retos lanzados por las columnas de su prensa. Siguiendo su táctica traidora y sus miras de enjundioso mando, HUIRÁ SIEMPRE DE ACEPTAR UNA LUCHA FRANCA ANTE LA OPINIÓN: lo que hace es aprovechar la corriente que domine en cada trance y pueda entregarles por el halago o la amenaza jirones de soberanía. El doble juego es para ellos facilísimo por la disciplinada doblez que saben utilizar sus aburguesados jefes. Por eso el provocador, guerrero de hoy, fue un día contacto o enchufe general del partido con la Dictadura que entonces tenía el poder y el presupuesto. Socavado y vendido por el partido el poder de Primo de Rivera, se dedicaron sin escrúpulos -y sin morderse entre sí los jefes que habían ocupado posiciones al parecer inconciliables- a cultivar el mito republicano PARA HIPOTECAR DESDE SUS COMIENZOS AL FUTURO REGIMEN QUE HABIAN DE TRAER “POR LAS BUENAS O POR LAS MALAS”. A partir de abril no desperdician discurso adulatorio ni ocasión de coaccionar vara asegurar, con combinado juego de sirena cantora y león rampante, la hegemonía en el disfrute de España. Llegan desde los ridículos homenajes de palmas y vivas, que vencen la pueril vanidad de Alcalá Zamora, hasta la mutilación forzosa de una obra de Benavente o el amparo de motines sangrientos desde el Poder para ahogar todo brote de españolismo auténtico. Cuando advierten que la necia burguesía se dejará tomar de grado lo que por el momento no podían sacar por fuerza, envían sirenas como Fernando de los Ríos, vara bendecir a las multitudes con el hipócrita aliento de reflexiones “erasmistas” y reconocimientos conciliadores.
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Y cuando llega el momento de sonar la lata dinamitera, encuentran siempre su Fierabrás dispuesto a sacar las uñas que aseguren al partido la parte del león. Este es el gesto preferido frente al próximo discernimiento del mando republicano. Hasta el órgano local del enchufismo tiene el descaro de recordar a España QUE PUEDEN UNIRSE CON SINDICALISTAS Y COMUNISTAS -OBJETO CONSTANTE DE SU PERSECUCION- PARA PRIVAR EN TODO CASO DE LIBERTAD AL PAIS. Aprenda éste, por tanto, dónde están los traidores. Y vea el obrero español en la feroz firmeza con que los directivos marxistas defienden sus buenos cargos que no les importa la democracia socialista, sino el dominio; no tienen interés ni sienten compromiso por respetar a la opinión. Lo que les importa es estrujar a la nación como dominadores bárbaros, haciendo del obrero nacional instrumento y juguete de su tiranía. (Anónimo. Libertad, núm. 25. 30 de noviembre de 1931.)
Los préstamos del Banco de Francia, además de sacarnos el oro del Banco Nacional, han servido para obligar a España a aceptar el catastrófico “convenio de la chatarra”. TRESCIENTOS millones de pesetas cuesta al comercio español el convenio. ¿y a eso llaman “soberanía Nacional” los traidores de la farsa democrática? Debe decirse quién mueve los hilos de esa política antinacional.
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HACIA UNA POLÍTICA NUEVA EL FRACASO DE LA LIBERTAD YA hemos hecho constar más de una vez en estas columnas que de las varias experiencias pollitas a que da obligado lugar esta vertiginosa sucesión de torpezas de que somos testigos, ninguna más trascendental que la del fracaso de la libertad. “La libertad muere a manos de los liberales”: ese es el nombre de la nueva experiencia. Hablamos, como fácilmente puede comprenderse por nuestra significación, no de la muerte de la libertad selecta, sino de la muerte de la libertad liberal. La primera es el derecho a ser libre para practicar y propagar lo que es honesto y bueno, supuesta la confianza en que las leyes que regulan la libertad son todavía capaces de discernir entre lo que merece ser autorizado y prohibido. Esta libertad, desde luego, está en derrota desde el primer día del triunfo demagógico: en cuanto “la calle” se echó sobre el Poder y mantuvo la coacción sobre él, que seguimos padeciendo, la libertad selecta ha sido precisamente suplantada por la libertad de la canalla que es la única en plena vigencia, si bien lo miramos. Las consecuencias del último decreto sobre recogida de armas no dejan ya la más mínima duda sobre ello. Pero hablando, como en este artículo es nuestro intento, de la libertad en su sentido moderno-histórico, como fórmula de progreso político, condensada en los divinizados derechos del hombre, es como decimos que la libertad muere a manos de los liberales. Porque si alguna revolución se ha hecho puramente -al parecer- en nombre de la libertad liberal, esa es la española del 12 de abril. No cabe duda que al pueblo se le hizo creer, y creyó, que con sus votos daba entrada a una era de alegre y verdadera libertad política, con lo que bastaba para reencontrar un bienestar que tan perdido le pintaban. De bienestar hallado no hablemos... Pero ¿y, siquiera, la libertad? Bien claro está que sus lucradores y partidarios, los que subieron al mando en nombre de ella, viven sobrecogidos de miedo a la misma. Todos son leyes y recursos “de excepción”, para evitar que respire. Pocas veces los “derechos del hombre” fueron tan temidos, y por consiguiente, violados, desde el Poder, como ahora. Eso no importa, claro es, para que se redoble el cinismo -véase Albornoz-, proclamando por doquier que la libertad liberal vive floreciente y triunfadora. No lo negamos, si por tal se entiende la posibilidad, jamás como ahora disfrutada, de que algunas ignorancias eminentes destrocen, en lo que pueden, al País desde su respectivo Departamento. Obras Completas
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CONSECUENCIAS EN PERSPECTIVA Los que paladinamente proclamamos la inhabilitación definitiva de las fórmulas demoliberales, no podemos menos de celebrar con el mayor regocijo este triunfo que nos dan nuestros enemigos: “La libertad liberal ha muerto a manos de ellos”. Cuando hayan terminado sus estragos sobre la nación, de tal modo que la nación los arroje para dar entrada a una política eliminadora de la farsa hoy vigente» habrán preparado con exceso una justificación a las medidas “antiliberales”, de que no puede prescindirse para sanear el ambiente público e instaurar una era de rectitud. Si los que lucraron la soberanía en la calle con mentiras liberales se han apresurado inmoralmente a desdecirlas, ¿qué no podrán hacer contra el demoliberalismo, y en defensa de la Patria, los que lleguen a su gobierno predicando la cancelación de aquellas mentiras? Más que otra ninguna, puede despedirse de todo derecho a subsistir la libertad liberal de la Prensa. Tan admirable es la insensata prostitución de su aparente decoro, acreditada diariamente por los periódicos liberales, que ellos mismos se están labrando, concienzudamente, su desaparición como tales. Cada vez aparece más cierta la imposibilidad de regir eficazmente la vida, y menos el resurgimiento de un Estado, teniendo siempre frente al Poder responsable de la acción, el irresponsable de la crítica libre. Cada día es más, evidente que en naciones infeccionadas de picardía y arribismo, como España, la coexistencia de los dos Poderes se resuelve en breve plazo en la dictadura de uno u otro. O dicta el Gobierno, o dictan los periodistas. Si aquél no lo hace, la picardía oposicionista, los incontables recursos de la maledicencia periodística imponen en poco tiempo su ley, remontando a la opinión por encima del Gobierno, en alas del escándalo libre de la publicidad. Por eso, aun los gobiernos liberales confiesan con hechos su incompatibilidad real con la libertad de Prensa, y coaccionan, como pueden, a los órganos que no les son gratos. Cuando la política que esto hace es precisamente una política antinacional, inspirada desde fuera para entregar la nación a la esclavitud de los mitos que son la razón de los partidos hoy dominantes, la coacción, además de traidora, es ilegal. Pero cuando el fracaso de las libertades liberales lo sancione sin rodeos una política de auténtica estirpe española, que arribe llena de valores jóvenes y con soluciones nuevas de convivencia y libertad sensata, la muerte de aquéllas responderá a las conveniencias del pueblo y habrá cobrado en las traiciones de hoy un sello imborrable de legitimidad. (Libertad. núm. 25, 30 de noviembre de 1931-Reproducido en Onésimo Redondo, El Estado Nacional. Valladolid, 1938, página 15-18, con el título de “Para una política nueva” y con la adición del primer epígrafe.)
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LA CUESTIÓN FERROVIARIA LA Unión General de Trabajadores se ha enfrentado por vez primera con el Gobierno de “su” República. La conclusión que resume el congreso ferroviario celebrado últimamente -o nacionalización o huelga general- es un grito de guerra bastante claro para no dejar lugar a dudas sobre la ruptura de hostilidades entre la organización y el Gobierno, y demasiado terminante para que creamos en su consistencia. Ya veremos cómo no hay nacionalización ni huelga general a pesar del plazo perentorio de quince días puesto como ultimátum por la U. G. T. al poder. ¿Nos recataremos en mostrar simpatía a ese gesto de los trabajadores? Es la primera gallardía que contemplamos en la organización marxista para responder a su bandera de clase en forma neta y apolítica. Aplaudimos en este caso sin regateos la entereza del sindicato reunido bajo la presidencia de nuestro paisano Trifón Gómez. Esto no significa conformidad completa con el fondo de las conclusiones. Sin que intentemos abordar aquí la discusión del pleito ferroviario, vaya por delante nuestro parecer de que no son los obreros de ferrocarriles quienes más derecho tienen a plantear un conflicto urgente y grave a la economía nacional con la bandera del hambre. Centenares de miles de compañeros suyos sin trabajo y millones con él requieren para sí la atención y el sacrificio de todos con mucha más justicia que el obrero ferroviario, aunque no nos figuramos a éste nadando en la abundancia. Desgraciadamente, la República no permite el “lujo” de los jornales desahogados, contra lo que esperaba el proletariado, inflado de promesas. No será poco si consigue aplacar el hambre de los que, cada día en aumento, quedan en la calle. Pero las organizaciones socialistas suscitaron con virulencia el pleito ferroviario en tiempos de más abundancia y se ven obligadas por su masa a seguirle en los mismos términos antaño planteados, después de siete meses de meritoria paciencia republicana, exigida por los jefes marxistas a sus sol, dados rasos. Las dificultades que en el anterior régimen imposibilitaban los aumentos de salarios las multiplica el régimen político-socialista implantado. Lógico es, pues, siguiendo la clásica obcecación de “los males de A se curan con A”, pida más socialismo - nacionalización ferroviaria- para salir del callejón político, cuyos muros son la ineptitud gubernamental, la crisis económica que es su consecuencia y los compromisos con la masa.
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He ahí, pues, una posición netamente socialista, una demanda valiente de cincuenta mil proletarios que ofrecen solución propia a un grande y concreto problema económico. Como ninguna simpatía tenemos por los fracasados Consejos de las múltiples compañías y por los vicios innúmeros de la administración ferroviaria, cuyo capital ha mostrado de sobra su ineptitud, no nos repugna la nacionalización ni como tesis económica ni como pena. Aquí tiene el socialismo ocasión de mostrar sus excelencias sin mezclar a los jesuitas con los problemas obreros. (Anónimo. Libertad. núm. 26, 7 de diciembre de 1931.)
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¿CORTES FACCIOSAS? NINGÚN régimen como el llamado “de libertad” para violentar la libre voluntad del pueblo y gobernar alegremente contra la corriente popular. El mecanismo dictatorial de un régimen de libertad como el que ha conquistado España - gracias a las abnegadas luchas de tantos mártires de izquierda - es muy sencillo: Consiste en ESTAFAR PARA ADQUIRIR Y RETENER LUEGO POR LA VIOLENCIA LO QUE SE ADQUIRIO CON EL ENGAÑO: el arte de dominar tiránicamente llamándose liberales radica, pues, en saber estafar a tiempo y gritar luego a grandes voces que lo defraudado es propiedad legítima. Para el fraude están las elecciones; para gritar, la prensa; para retener violentamente, la Policía y la chusma adiestrada en el vandalismo. *** Ahora se quiere obligar al país a soportar la prolongación de la Dictadura “hasta que todas las leyes complementarias estén aprobadas, porque mientras tanto no hay Constitución”. Y COMO NO ESTA REGULADO EL EJERCICIO DE LAS LIBERTADES, ESTA CLARO QUE SOLO DEBE DISFRUTARLAS EL GOBIERNO, SUS AMIGOS... y los bandoleros del comunismo, con los que el Gobierno no se atreve. Así se desprende de lo que vamos viendo y de lo que propone un sector bien colocado junto al Presupuesto, de periodistas y políticos madrileños. La inmoralidad no puede ser más descarada ni la estafa de la voluntad nacional más flagrante, si el propósito dictatorial se cumple. LAS PRIMERAS CORTES REPUBLICANAS SE CONVERTIRAN EN FACCIOSAS y podrían legítimamente ser disueltas por un golpe de fuerza que restituyese al cuerpo electoral el derecho primario a pronunciarse libremente. Una disolución violenta en tal caso no iría contra el Régimen, ni contra la misma Constitución que acaba de ser hecha. No puede admitirse que las cortes se coloquen fuera de la Constitución al día siguiente de votarla. Es un sofisma grosero, propio sólo de las tragaderas socialistas en materia de lógica y formalidad, afirmar, como Largo Caballero, que el decreto de convocatoria la sea la autoridad suprema vara discernir lo que deben hacer las “cortes Constituyentes” .HAN DE DURAR O DISOLVERSE SEGÚN LO QUE EL PUEBLO QUISO Y SIGUE QUERIENDO DE ELLAS; no lo que a uno o varios personajes con autoridad, siempre delegada, siempre Obras Completas
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inferior a la voluntad general, se les antojase marcar en una página de la “Gaceta”. Y el compromiso contraído, la consigna de funcionamiento y la razón de existencia de las Constituyentes es HACER LA CONSTITUCION Y NADA MAS. Son inútiles los sofismas y habilidades de la casta de enchufistas y dominadores: ellos están donde se ven porque prometieron al pueblo pronta y fácil instauración de un régimen de libertad. Para ello basta la Constitución y una ley electoral, en el caso más extremo, con la cual la Nación vuelva a hablar de modo que la Constitución votada viva -o muera- según a España convenga. Esta es la única conclusión decente que los dominadores de hoy pueden sacar de su misma significación, de lo que dijeron al país en todo momento antes de escalar la tiranía y de lo que la misma Constitución manda por LA VOZ SOBERANA DE LAS CORTES ELEGIDAS. Lo contrario es matar a la Constitución con argucias de partido: es ir contra la República, que es régimen de libertad y de decencia; es restaurar con agravantes el despotismo achacado a sistemas anteriores, y apresar a la opinión toda en las mallas de un caciquismo de cuño republicano. Una contradicción de ese género es una burla sangrienta hecha a la nación, demostrando que el régimen masónico juega con España como con un pueblo de esclavos. El movimiento de independencia nacional no debe hacerse esperar en tal caso. (Anónimo. Libertad. núm. 26. 7 de diciembre de 1931.)
Es falso que este régimen socialista sea un término medio entre dos extremismos. Sus obras, al paso que lleva, serán únicamente el hambre y la persecución de todo el que produce. Detrás de ello, es inevitable una dictadura soviética, cuya preparación el Gobierno conoce y no cuida de evitar. ¡Alerta con los traidores!...
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HACIA UNA NUEVA POLITICA ¿UNIÓN DE DERECHAS? NOSOTROS diríamos mejor “creación” de derechas. Es difícil unir lo que no existe. Y en los varios años que venimos oyendo, con machacona persistencia, con unción sacerdotal, las exhortaciones para la “unión de las derechas”, ha podido afirmarse que éstas NO existían: no era posible unirlas. De ahí los fracasos de todas las tentativas de unión, y la razón de que cuantos llamamientos han hecho los periódicos derechistas a un frente Único de estos elementos, hayan caído en el vacío. Como no había fuerzas organizadas con ideario vivo, y masas adictas, sino camarillas y figurones desprendidos del pueblo, la pequeñez de entusiasmos y la sobra de egoísmos de las presuntas personalidades representativas, ahogaban en las primeras entrevistas toda posibilidad de hermanarse. Hay que crear nuevas derechas como trámite previo a la finalidad de unirlas o -lo que sería más perfecto- de absorberlas. Porque atribuir hoy categoría de existentes, reconocer vigencia a los ancianos caudillajes y grupitos que en las diversas provincias tenían tono conservador, es cometer una candidez excesivamente “derechista”, que se pagaría otra vez tan cara como se han pagado hasta aquí todos los vicios de atomización y bandería, tan característicos en los grupos políticos llamados conservadores.
UNA NUEVA POLÍTICA Para crear esa nueva derecha, debe darse nacimiento a una nueva política no menos radicalmente distanciada de los grupos y doctrinas adversas, que de las antiguas mezquindades de la derecha burguesa. Y no es tan esencial que surjan y vivan unidas orgánicamente, bajo un solo jefe, un mismo nombre e idénticos postulados, las fuerzas nacientes, como que existan uno o dos principios de negación -antimarxismo, antiparlamentarismo- y otros de construcción -fe hispánica, justicia social, orden político cristiano- que cobijen un ancho frente de resurgimiento nacional y proyecten armonía en la diversidad. No demos tanta importancia por hoy a la unidad, como a la intensidad. Así como no puede pretenderse que un caudal en su nacimiento atraiga todas las corrientes que fluyen por modo natural en una cuenca, ni que fecunde sólo a la extensa superficie de ella, sería contra la naturaleza de las cosas que en el período de iniciación, la imponente masa capaz de sentir a España fielmente discurre por un solo cauce.
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ES ÚTIL LA VARIEDAD Con ideales seriamente sentidos, la diversidad de métodos o de grados no empece la actuación conjunta, y en cambio, proporciona la inestimable ventaja de ensanchar el frente de las fuerzas simpáticas, de “posibilitar” una máxima’ movilización de los elementos sanos. Es impolítico, violento y estéril pretender, por ejemplo, que todos los antimarxistas españoles se organicen poniendo por delante el lema de Religión. Y a esta misma le es perjudicial que por causa de un ambiente exclusivista, excomulgatorio políticamente, creado en derredor de su figura por los que ardientemente sientan lo religioso dentro de lo político, se crean los tibios obligados a escoger, sin remedio, entre un partido de ostentosa confesionalidad o uno de los muchos enemigos de la Iglesia. La variedad sentida, la que no obedece a un tachable afán de formar corro aparte para ser más fácilmente cabeza, es una variedad fecunda y es, sin duda, inevitable, pero, además, deseable en periodo de iniciación como hemos dicho. Busque cada cual espontáneamente su propio partido: haya varios en el frente de resurgimiento nacional, que puedan acoger, con la alegría de la casa propia, los diversos temperamentos de ciudadanos fieles a España y a la decencia cristiana. Y trabaje cada cual preocupándose más de su propia intensidad que de la labor pura o menos pura del grupo vecino. El mosaico ejemplar de la todavía vigente conjunción republicano-socialista, es sobre esto que tratamos una elevada lección experimental de táctica política. ¿Hubieran desarrollado la intensidad ya conocida, se habrían encaramado en las crestas de la victoria y hasta les sería posible su propia subsistencia sin la extensión tremenda que proviene de su variedad? Lo importante» repetimos, es movilizar, extensa e intensamente, a nuevas masas con nueva política. El tiempo se encargará de hacer más fuerte al que más valga. La unión será mucho más fácil entre organismos robustos que entre seres entecos. Y unas veces por absorción, la “unión de las derechas”, material o formal, será un hecho no sólo fácil, sino ineludible. Hagamos primero derechas. Esto puede ser rápido queriendo. Y rápida será también, después, la unión. (Libertad, núm. 26, 7 de diciembre de 1931.-Reproducido en El Estado Nacional, págs. 18.21).
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EL HUEVO DE COLON LA caída de D. Alfonso se presentó al pueblo como la fórmula colombina para resolver todos los grandes problemas, matar el hambre e implantar un régimen de plena justicia y plena libertad. Hoy, que tan exaltado vemos al más florido orador de las cortes “colombinas”, hemos de recordar con inefable regocijo las maravillosas pinturas que el señor Alcalá trazó a los atónitos oyentes y votantes de la facilidad con que serían felices siguiéndole a él. Cuando hizo su defensa en el Supremo de Guerra se presentó elocuente, con templada franqueza» como el hombre que la Providencia nos regalaba para poner derecho el huevo de Co1ón de nuestras patrias desventuras. Por entonces ya consideraba suficientemente amaestrados a los públicos -representación teatral de los pueblos- poseídos de los fervores mesianistas que los apóstoles del futuro régimen iban difundiendo. Quien quería República burguesa, burguesa la tenía con obispos y creemos que hasta con jesuitas (Alcalá-Maura). Quien la prefería burguesa, pero con curas fritos, bastaba con que adorase, siguiera y votase a Lerroux» que -después- se dignó perdonar en amplios discursos, la mar de caballerosos, según se ha visto, la vida a la Iglesia toda. otros querían “república social” y la encontraban con sólo aplaudir a la lucida gama de revolucionarios detonantes desde Alvarito, “el Veterinario” (?), hasta Cordero, tan “social” él, como se ha demostrado. Vaya con Dios D. Alfonso y no vuelva, que nosotros ya tenemos bastante. El huevo de Colón está en pie, y llevamos ocho meses contemplándole. Es decir, viendo a la Nación en su nueva postura, desprovista, creemos, de conflictos y de políticos... En la punta no cascada del huevo contemplamos, sin corona, un jefe equilibrado, un Presidente. Y a su vera, bien subidos en la pequeña altura a que un huevo de gallina puede dar lugar, los magos colaterales de la operación revolucionaria, todos con sus respectivos problemas ministeriales en posición perfectamente vertical, esto es, resueltos. El de la libertad, con la mágica ley de Defensa, aventajada sucesión de todas las formas anteriores de tiranía. El de Hacienda, de sobra superado por Prieto, “el mejor ministro del ramo”, según se sabe. El de Comercio, como indica el último tratado con Francia... El de Trabajo, con la europea aparición de las legiones de hombres que no encuentran qué hacer, y “el de” los veterinarios, haciéndoles ingenieros y dotándoles de un nuevo Ministerio o poco menos. Ni hay tapias en los cementerios ni apenas personas decentes que no tengan fácil ingreso en las cárceles, vacías de delincuentes.
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El huevo de Colón está en pie, pero parece que el pueblo, objeto cariñoso de la taumaturgia colombina, que aspiraba a vivir de pie a costa de la contera monárquica del cascarón español, vivía descuidado por la parte del chasquido, y, como siempre, le ha pillado debajo el artilugio político. El contenido se derrama: los magos se apresuran a recoger la yema para alimentarse a sí y a su clientela, y ya nadie cree en el milagro del “huevo de Colón”. (Anónimo. Libertad. núm. 27, 14 de diciembre de 1931.)
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LA REPÚBLICA CONTRA LA NACIÓN EN su corta vida de medio año, LIBERTAD ha mostrado tranquila conformidad con el régimen republicano que encontró instaurado al venir a luz y asco irresistible contra el sistema parlamentario-socialista que padecemos. Consideramos a esta clase de sistema como una cosa impuesta, no popular; adquirida mediante el fraude y la coacción por bandas voraces de jabalíes, tenores y cucos aprovechados al servicio de designios extranacionales, que alucinando sobre todo a la masa trabajadora con retumbantes mentiras, han encontrado el modo de deshacer España, dándose el desmesurado gustazo de mandar, y realizando grandes negocios presupuestarios con malos discursos y parodias jacobinas. Frente a esa conjura del nuevo caciquismo, nutrido de una demagogia remozada, que es otra sangría abierta en el cuerpo infeliz de la Patria, colapsado por la borrachera demoliberal de siglo y medio de sandeces progresistas, opondremos nuestra consigna ESPAÑA SOBRE TODO!, que es grito de guerra y anhelo popular de resurgimiento. “España sobre todo” es precisamente la voz nacional que ha de ligar en el entusiasmo cientos de miles de voluntades jóvenes, dispuestas a libertar a España de la esclavitud de tanto mito constitucional, republicanista y responsabilista, cuyo fin único es alimentar a los partidos a costa de la Nación. El mito republicanista va hoy acaparando las gigantescas apetencias de los grupos, que se han propuesto perpetuar su vida al rescoldo del Presupuesto hasta acabar con lo que a España -juguete de las sectas internaciona1es- le queda todavía de nación libre. *** La explotación política es la única e inmoral razón de esa tremenda blasfemia contra la Constitución y la libertad que consiste en llamar “constitucional” a la Ley de Defensa de la República, haciendo consustancial a este régimen con la tiranía. Nosotros decimos: Si esta Constitución la quiere de verdad el pueblo, no necesitamos -¡es evidente!- leyes anticonstitucionales para protegerla. Y si ella y la República a que sirve de base requieren esas leyes, se tratará de una dictadura, que hoy en España, por la sucesión revolucionaria de las situaciones políticas, es TODO LO CONTRARIO DE CONSTITUCION Y DE REPUBLICA. Se ha incurrido en una monstruosa contradicción, que pone en vilipendio ante el pueblo a sus responsables. Repetiremos mil veces que los que adquirieron votos con promesas de libertad nunca podrán ni decente ni legítimamente Obras Completas
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apoyarse en modos dictatoriales, que, según su lógica, son de opresión y, según su conducta, son de escándalo. La defensa de la República es el mito industrial que agitan, ante el país sometido, los tiranos para ocultar un hecho inconfesable, pero evidente; que confunden al Régimen consigo mismo y que no aceptan otra República sino la que esté gobernada por ellos y para su gente: La mixtificación perjudica al Régimen, y como la ley de Uranía, no es otra cosa que un freno puesto a la voluntad soberana de la Nación, cometen el delito de enfrentar a ésta con la República, como si fuera algo que a los españoles se nos impone por la fuerza. “España sobre todo”, repetimos, y denunciamos con enérgica protesta la inmoral jugada hecha a la Nación por los partidos, que se adueñan del mando y el Presupuesto, cohibiendo a súbditos y contribuyentes con una ley contraria a todas las promesas. (Anónimo. Libertad. núm. 27. 14 de diciembre de 1931.)
Otra vez se ha apoderado de la Nación la odiada gresca de los partidos políticos. Votan leyes para asegurar su permanencia. postergando todos los intereses y derechos del pueblo a su propia defensa. Este es el resultado sarcástico de tantos meses de algarabía y “conquistas” demoliberales: QUE NO TENEMOS CONSTITUCION, PERO TENEMOS PARTIDOS.
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HACIA UNA NUEVA POLITICA CONTRA LA ESCLAVITUD DEL DOGMA PARLAMENTARIO EN España hay que acabar con el sufragio universal como expresión única de soberanía. El mito de la soberanía del Parlamento es bastante por sí solo para proveer permanentemente los mandos nacionales con la gente más incivil, la más despegada de la honradez común de los españoles. Amarrado el Estado a la desdichada supremacía de los grupos parlamentarios, el arribismo se apodera de la política, la pequeñez y el derrotismo turban la visión de toda idea nacional, la anarquía es como un canon de buen gusto para vivir en todas las profesiones, la chabacanería domina las costumbres, y la rutina progresiva del Tesoro es reflejo y causa de la suerte que arrastran las actividades económicas de todo el país. Y es que ninguna fórmula como la de soberanía sufragista para profanar con la irresponsabilidad y la trampa las sagradas alturas del Poder político, y entronizar la esterilidad como presupuesto de las actividades de Gobierno. Grave fue el error de gran parte del pueblo queriendo curar la zozobra dictatorial del ejército con el bálsamo parlamentario. Los pueblos, siempre niños; cometen la festiva candidez de creer siempre mejor a quien más habla y de ponerse en manos de todo el que mucho promete, otorgando contra prudencia tanto más confianza cuanto más abundosas y fáciles se le presentan las soluciones... Este vicioso instinto de las masas amorfas, es la raíz irracional del crédito popular que disfruta el régimen parlamentario, y es la explicación, al mismo tiempo, de su subsistencia y de sus grandes crímenes. Lo absurdo y depresivo está, pues, en que toda una colectividad de veintitantos millones acepte como verdad divina el principio de la soberanía, nacida en las urnas electorales. Se produce así el tragicómico accidente, bien conocido acá, de ver a un pueblo como el español odiar siempre al Parlamento y no osar librarse definitivamente de la pesadilla de su “constitucionalidad”. La política nueva lo será en el mayor grado y ofrecerá solamente seguridades de eficacia total para cambiar el agónico rumbo de las últimas generaciones, si se decide a dar al traste con el ídolo parlamentario, hollando de una vez, y si es preciso con sangre, el mentido templo de la soberanía farisaica. No quiere eso significar que las Cortes, o reunión de representantes electivos que de algún modo sean copartícipes del poder, se declaren desterradas en los usos y costumbres de la España política futura. Ni siquiera -quizá- que se prive a la comunidad amorfa de los individuos de la función electoral,
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totalmente. Cortes y Asambleas, reflejo del estado de voluntad general y encarnación del conjunto de los intereses gremiales, es preciso que haya. Tan impura es la aberración mítica de la soberanía parlamentaria como la confianza mesiánica en un dictador. Y tan propenso al abuso es el Poder sin fiscalización de un hombre o un grupo, como la omnipotencia de los partidos organizados con arreglo a la farsa parlamentaria. La soberanía debe organizarse en forma compartida; la separación de poderes, ha de tener alguna realidad formal, y, sobre todo, la independencia del Judicial ser un hecho firme. Todo ello son capítulos, en gran parte nada originales, de un derecho político que en las naciones más jóvenes va privando, y no es el fin de nuestro artículo reseñarles. Solamente queríamos dar por sentado en esta serie de reflexiones sobre “nueva política” esa afirmación en la que insistiremos con ánimo de batalla y fe decidida : la caducidad del mito parlamentario, la urgencia. que España debe sentir por desbaratar la fórmula demoliberal, causante de un extravío nacional de siglo y medio y culpable de las grandes traiciones contra la fidelidad hispana a través de todas las generaciones que han presenciado nuestra ruina como Nación con ideales propios. (Libertad, núm. 27, 14 de diciembre de 1931. - Reproducido en El Estado Nacional, págs. 22-24.)
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EN RESPUESTA A un amigo que ha comentado el artículo del pasado número “Hacia una nueva política”, en un periódico local, contestamos brevemente: Que leyendo bien nuestras observaciones, podrá advertir el impugnador que no negábamos la existencia de opinión derechista, de grandes masas con ese carácter. Nosotros hablábamos de la inexistencia o invalidez de agrupaciones que pretendan representar esa gran masa desprovista de timón político seguro y vigoroso. Por eso preferimos hablar -y obrar- de creación que de unión. De paso, haremos una vez mas constar nuestra extrañeza, porque este amigo de buena fe, lo mismo que otros no amigos han hecho con inofensiva malicia, nos haga órgano de “ Acción Nacional”. ¿Es posible que esta entidad o nosotros demos motivo suficiente para que se nos confunda? . (Libertad. núm. 27, 14 de diciembre de 1931.)
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VIEJA CRISIS Y VIEJO GOBIERNO NADA como el discurso de Azaña al presentarse en el congreso para probar la calidad de esta primera sucesión “constitucional” de los poderes republicanos. Gesto cansino, palabra torpe y contenido ramplón, no poseía otra gravedad la oración presidencial que la del mal humor, la ira fisiológica que, no sabemos por qué, domina a ese señor desde hace días. ¿Quién conocía en este Azaña agotado, visiblemente disminuido por el desconcierto y el disgusto, a quien por sus discursos terribles y sus bravatas trituradoras fue tenido por el hombre napoleónico de nuestra segunda República?. Puede ésta estar cierta de que ni las más desairadas crisis del viejo, viejísimo régimen monárquico-parlamentario conocieron una declaración ministerial tan decaída en fervor y forma, ni un declarante tan mediocre y desanimado. Y es que todo el desarrollo de esta rara crisis, llamada de fondo, ha estado presidido por el cansancio. Dominaba por encima de todas las apariencias del nuevo régimen el pobrísimo impulso de la rutina. Se diría que la República parlamentario-socialista estaba gastada y que los republicanos no saben qué hacer con ella. Si no fuera por el probado tesón de los grupos en el reparto de carteras -elocuente permanencia de las minorías en sesión continua-, diríamos incluso que ni sentían verdadera apetencia del Poder. Y es que nuestros amos verbalistas, los afamados tenores y jabalíes que se reparten España, después de haberla invadido con mentiras y amenazas, como no tienen absolutamente ningún entusiasmo patriótico ni fe en el porvenir de la nación entre sus manos, carecen de planes positivos felices. Lejos de poseer la alegría y fertilidad de los hombres que construyen, se ven vencidos por la íntima acritud y los desmayos característicos del hombre disipado y maligno. Están hados de hacer daño, diríamos para resumir con una expresión su conducta y su estado de ánimo. Llegan ya, como si dijéramos, al amanecer de una noche de orgía; les pilla la mañana desgreñados, sucios y con ganas de dormir. Y al ponerse en marcha toman sus vestimentas con la prisa y atolondramiento del juerguista, colocándose los gabanes y sombreros de cualquier modo y hasta cambiándolos ciegamente de dueño. Eso significa el caprichoso trasiego y mutación de carteras... Nada digamos del tranquilo alarde de omnisapiencia con que personajes tan incultos como Alvarito, el señor Prieto y el señor Domingo se trasladan de Ministerio o crean uno nuevo a su gusto. Prueba ello 190
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bien claro lo que venimos sosteniendo aquí con una insistencia que ya no debiera ser necesaria: Que ese género de político y partidos toman a juego la gobernación de España y se ríen con el más cínico desprecio de las necesidades nacionales. (Anónimo. Libertad, núm. 28, de 21 de diciembre de 1931.)
En muchos hogares españoles, obreros y de clase media, la escasez o el hambre ahuyentarán toda satisfacción en estos días. LIBERTAD quiere que ninguno de sus lectores olvide la cristiana obligación de socorrer a su prójimo, sin mirar ahora más consideraciones que la caridad. Caridad cuantiosa ejercida en silencio.
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HACIA UNA NUEVA POLÍTICA JUSTIFICACIÓN DE LA VIOLENCIA LA aparición de toda violencia ilícita debe combatirse adecuadamente hasta vencerla. Esta regla jurídica y principio de defensa, sin cuya rigurosa observancia es necio admitir que haya civilización. Y el uso de la violencia en las luchas políticas, por iniciativa de una facción, da derecho a los demás a defenderse o prevenirse adecuadamente para mantener su libertad política frente al agresor. Es un derecho de conservación, una norma de libertad que obliga a todos, aun al Poder público. Para reprimir la violencia lícita; para garantizar las legítimas libertades de las opiniones sanas actuantes en política, está el Poder. La ley es la antítesis de la violencia o, mejor, una coacción legítima que suprime toda violencia entre ciudadanos. Por eso, en ausencia de la ley, o en la medida que decaiga la eficacia defensiva de la ley, es lícito a los ciudadanos usar de la violencia contra la violencia. Y no puede negarse que en este caso estamos, y que la necesidad de defenderse con la propia fuerza aumenta por momentos. *** La lucha de clases ha introducido la violencia como método de actuación política. La ideología materialista suelta las amarras de la moralidad en los prosélitos: borra en ellos la idea de lo lícito y lo ilícito, derivando la proclamación de sus reivindicaciones hasta una permanente declaración de guerra y transformando sus derechos políticos en bandera de conquista. Este fenómeno produce en cada nación un movimiento interno de evasión, equipado con todos los medios posibles de destrucción: La palabra violenta, la difamación y la amenaza como método de propaganda, es original de la táctica marxista y común a todos los explotadores del hambre obrera. La huelga agresiva como resorte principal de acción, y el crimen terrorista como instrumento accesorio, también son propios a todas las ramas del socialcomunismo. Tienen una misma aspiración opresora: encerrar la riqueza y las libertades de todos en unas vías revolucionarias que conducen a su pretendido paraíso materialista. Conquistado el Poder usarían de la crueldad precisa para dominarlo todo, y, entre tanto, procuran debilitar y destruir con la táctica aludida a la sociedad que se les opone. Es ingenuo, y además inútil, pretender la contención del movimiento agresor prescindiendo de la violencia necesaria. Como máximum, puede concederse a los invasores el mentecato derecho liberal dé propagar sus llamadas ideas sin estorbar a los demás el ejercicio de un derecho paralelo. Pero allí donde aparezca la coacción 192
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socialcomunista contra la libertad ajena, debe aparecer -¡es evidente!- la violencia opuesta; y si el Poder es incapaz o tardo para machacar la uña de los agresores, deben encargarse de ello milicias ciudadanas que con el agrado o desagrado del gobierno cumplan la misión abandonada por éste. Lo expuesto, ni es la única justificación de la violencia antimarxista, ni tampoco la sola finalidad de esa violencia que queremos ver organizada. Pero basta para lo que por el momento nos proponemos con este artículo: afirmar que toda organización de las llamadas “de derechas”, puede y debe aceptar la urgencia de preparar una posible actuación física de los militantes, que coadyuve y ampare la actividad espiritual de la propaganda; todo movimiento derechista que repudie el inmediato ejercicio de la violencia necesaria, merece nuestro amable desprecio. ¿Es que estamos todavía en la hora de los sueños mesiánicos, confiando nuestra salvación a un militar o a un orador de circo? ¿O es que nos resignamos a dejar nuestras familias, dignidad y libertades a los pies de la bestia socialcomunista? No hay otro camino que el de la propia acción, ni otra actitud que la de una virilidad insuperada ni otro recurso defensivo que el de la propia violencia. Contra esta necesidad patente, ya no puede haber más argumento que el de la cobardía. (Libertad, núm. 28, 21 de diciembre de 1931.-Reproducido en El Estado Nacional, págs. 2426-)
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DERECHA, CENTRO, IZQUIERDA CONSIDERAMOS a Angel Herrera como el hombre público más discreto con que España cuenta desde que desapareció Maura, siendo similar a aquel gran orador y estadista en la pureza de su sentimiento patriótico y en la grave honradez con que administra sus dotes de talento y cultura, en beneficio exclusivo de la comunidad. Su discurso del día 22 en Valencia es seguramente el más importante documento de sabiduría política de todos cuantos discursos han trascendido a la opinión nacional en los varios meses que llevamos de República. Aunque no alcance la altura del de Ortega y Gasset en belleza exterior, en la superior atracción literaria que engrandecía la conferencia famosa del Cine de la opera, ni tampoco quizá en el ingenio con que allí se hacía la crítica del gobierno republicano, el discurso de Herrera queda muy por encima de la disertación del filósofo en valor positivo. Sabe convencer, con la excepcional elocuencia que poseen los juicios profundamente serenos, del valor actualísimo que tienen las enseñanzas de la Silla apostólica aplicadas a la realidad práctica en la vida española: acatamiento al Régimen, pero libertad de juicio y conducta frente a la legislación... Lo más sustancioso del discurso es, sin duda, la descripción que, a modo de vaticinio, y con la expresión simultánea de un deseo, hace del porvenir político inmediato: de un lado, la izquierda masónica, nutrida, sobre todo, por los elementos marxistas en sus varios grados. Frente a ella, una derecha de ideales, una verdadera derecha católica, representada por un centenar, al menos, de diputados, conseguidos por las distintas organizaciones que en las provincias van surgiendo, además de la Acción Nacional, y unidas todas por la semejanza de lemas y programa. En el centro, como fuerza gubernamental conservadora, pero no católica, la representación de la burguesía republicana y de ]os monárquicos o exmonárquicos que se pueden calificar como “derecha de intereses”, amiga del orden y defensora de la propiedad. A esta pintura queremos poner nuestros reparos. Por lo que tenga de profecía, desmintiéndola en nuestro sentir. Y por lo que tenga de anhelo, mostrando nuestra discrepancia. No habla, en efecto, el insigne periodista del lugar que debe ocupar, que ocupará la derecha nacionalista, derecha más extrema que todas las analizadas por aquél, ya que como ninguna propugnará la hostilidad contra los planes masónicos y extremará la crudeza en los procedimientos de combate. Entendemos y pronosticamos, por nuestra parte, que no faltará en el próximo porvenir político una fuerza que con la consigna “España sobre todo” realice en la arena política la tarea de resucitar el culto a la Patria, como respuesta 194
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airada y ambiciosa contra la criminal negación de todas las izquierdas y contra la tibieza antipatriótica o la mezquindad derrotista de varias derechas. Nunca es tarde para suscitar, propagar e imponer ansias históricas de engrandecimiento, creencia irreductible y remozada en la capacidad del pueblo para servir un ideal nacional de gran calibre, ni puede verse con la sosegada conformidad de Angel Herrera esa especie de renunciamiento a la conquista de la masa neutra, condenada a colaborar con los partidos antinacionales o a sumirse en el mortífero sopor de una derecha de intereses. Si sagrado es despertar y reasumir las máximas energías para situar a los católicos en la defensa de las libertades religiosas, no lo es menos la tarea de vigorizar tantas mentes dormidas de católicos o indiferentes en la fe patriótica y poner en marcha las voluntades de todos para el servicio de España. Esto sólo puede hacerlo un Movimiento impregnado de frenesí españolista, movido por la juventud y dedicado a combatir en todos los terrenos tanto a la marrullería burguesa que escatima sus deberes como al desenfreno de la ola materialista. Esa es “la extrema derecha” que falta en el cuadro pintado por Herrera. Se avecinan tiempos de duras luchas y urge tener pertrechado un instrumento nacional de choque contra las embestidas de la barbarie soviética. Necesita España correr radicalmente a la derecha sus posiciones de defensa. (Anónimo. Libertad, núm. 29, 28 de diciembre de 1931.)
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LAS VERDADERAS RESPONSABILIDADES LA ley llamada de Responsabilidades se agregó a la Constitución con esa familiaridad que los parlamentarios tienen acreditada en el abuso del contrasentido, la hipérbole farisaica y los trucos legalistas. “En nombre de la Nación” es, por lo visto, del mayor interés, de importancia “constitucional” afligir con penas legales a una docena de militares que cometieron el delito de privarnos de las delicias parlamentarias, retrasando el acceso al mando de los que hoy, en sustitución de aquellos, nos tiranizan. Va a ventilarse también, en virtud de esa ley constitucional, la sinrazón gravísimo de que gobiernos anteriores acabasen en Barcelona con el pistolerismo, hoy gloriosamente restablecido. Se va a averiguar de igual modo por qué osaron jueces y autoridades aplicar la ley a unos insurrectos que si lo hubieran sido contra la situación hoy dominante habrían tenido aproximadamente el mismo pago. Y, por último, se quiere sentenciar a los culpables del desastre marroquí, erigiendo en juez al organismo parlamentario, el gran responsable precisamente de aquél y todos los demás desastres que se van sucediendo en la vida de España. Mientras la farsa responsabilista se desarrolla por los histriones bien retribuidos, que incuban fracasos más espléndidos Que todos los conocidos, LEGIONES DE HAMBRIENTOS ASOMAN A LA CALLE EL ROSTRO MENDICANTE QUE PIDE NO UNA LIMOSNA, SINO UN JORNAL. Piden el trabajo que el régimen “responsabilista” les ha arrebatado con una desatentada política de odio, encaminada exclusivamente a destruir el bienestar anterior sólo porque era obra de los adversarios políticos. Hay que proclamarlo clara y llanamente: En España antes no faltaba trabajo ni carecían cientos de miles de familias obreras del elemental amparo del salario. Tuvieron que venir los charlatanes jurídicos v los explotadores del hambre obrera a “exigir responsabilidades” para que el fantasma del paro forzoso hiciera su aparición. La angustia de los parados, privados de llevar a sus hogares el sustento a que todo ser tiene derecho, es el precio del encumbramiento de los nuevos responsables. ¿Qué mayor moralidad, justicia o eficacia advierte el pueblo en el Gobierno del Estado? La voracidad de los partidos más ha agravado que atenuado los males de siempre: incuria administrativa, despilfarro burocrático sistema parlamentario de discursos, zancadillas y abstención en problemas fundamentales. 196
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Con nada vemos compensado el hambre que es consecuencia del régimen parlamentario-marxista. Es urgente preparar su sustitución y apuntar una nueva campaña de mayores responsabilidades. (Anónimo. Libertad, núm. 29, 28 de diciembre de 1931.)
Los políticos socialistas van renunciando a su política obrerista, que ahora juzgan imposible. Está demostrado que nada tenían que hacer en España, sino el daño necesario para elevarse y sostenerse en el Poder. Ambiciosos de ayer, traidores de hoy.
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HACIA UNA NUEVA POLÍTICA ¿REACCIONARIOS O REVOLUCIONARIOS?
LA RUPTURA CON EL PASADO NO es posible asentar sobre base popular una política que no sea, en algún modo, revolucionaria, o más exactamente, reformista. Si bien se mira, todas las actitudes políticas que prenden entusiasmo en el pueblo van animadas de un espíritu de protesta; y tanto más se aproximan al triunfo cuanto mayor energía ponen en la crítica y acreditan más certeramente su contenido reformador: la raíz política más fecunda en el sentimiento de las masas es el descontento. De una manera o de otra, el partido que aspira a una popularidad genuina, ya sea con la suprema aspiración de convertirse en nacional, o al menos con la de poseer fuerza combativa eficaz, ha de proclamar una incompatibilidad con el pasado, el lanzamiento de algún lastre histórico de los que el pueblo abomina o recela. Sabedores los hombres de la demagogia liberal del provecho que en la política rinde la explotación verbalista del descontento popular, cultivan, ante todo, y aun exclusivamente, la protesta contra lo existente o lo antiguo. Colocan sistemáticamente la felicidad del pueblo -regentado por ellos naturalmente- en un porvenir fantástico que por lo mismo que es desconocido nada cuenta pintar, con los mejores colores. La dialéctica revolucionaria, bien se sabe que no es otra cosa sino “una polémica con el pasado”, como decía cierto popularísimo hombre de derechas hace pocos días hablando de la constitución que nos han hecho los masones. Es de ver la iluminada fruición, el fanático coraje con que las clases que llamadas desheredadas acogen ese enfado verboso de los revolucionarios al uso marxista o liberalesco, para juzgar el pasado. A todas las mentes inferiores les va bien el regalo gratuito de los paraísos imaginarios y aplauden por eso a quien dibuja y promete sin ambages una Edad de oro, mucho mejor si es venidera que pasada. Llegar en la ruptura con el pasado hasta abominar de toda la Historia, es una bárbara fechoría y una blasfemia que sólo cabe defender poseyendo el inefable cretinismo de ese ministro de Fomento, que dijo: “Nada hay que conservar”.
HAY QUE CONSERVAR Y RESTAURAR Hay, sí, que conservar, y sobre todo hay que restaurar. Tenemos que conservar, fomentándole, el sentimiento de la unidad hispánica, el respeto sagrado a la integridad familiar, el patrimonio -harto disminuido, es cierto- de sentimiento religioso y honradez social, no menos que la fortaleza económica 198
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de pueblo independiente, todavía real a despecho de las acometidas criminales consumadas por la furia parlamentario-socialista. Y tenemos que restaurar la fe en el destino grandioso histórico de la raza, las concepciones autóctonas de la cultura española, las costumbres cristiano-españolas para regir la administración y cumplir los deberes sociales, así como el afán de crear y la aptitud para el heroísmo, sustituidos en los últimos tiempos por la cobardía europeizante y el derrotismo individualista.
CONTENIDO REVOLUCIONARIO Con ese credo conservador y restaurador ya tiene la nueva política un magnífico contenido revolucionario. Poseerá la más brillante capacidad de proselitismo presentando ante el pueblo la viva protesta contra las deserciones antipatrióticas y la dilapidación traidora de energías materiales y valores espirituales en que incurre la ineptitud gobernante. No menos tajante habrá de ser la protesta contra la tozudez del capitalismo burgués, cerrado a toda transigencia voluntaria con la ya ineludible victoria de una nueva estructura económico-social, La invalidez de las formas capitalistas para llenar el derecho a un bienestar medio de todos los ciudadanos del Estado y equipar a la Nación para conquistas de grandeza, no puede suplirse con remiendos tacaños y tímidas concesiones. Hay que llegar a una nueva fase económica, con el predominio sindicalista (resurrección gran industrialista de los gremios) que cierre el camino a la ciega irrupción del bolchevique, con soluciones radicales de tipo nacional. Por otra parte, urge, como decimos, movilizar las fuerzas y las personas todas para reconstruir la Nación e imponer el seguimiento de veredas de grandeza colectiva: todo esto es un programa revolucionario más sincero que el demoliberal o el marxista. (Libertad, núm. 29, 28 de diciembre de 1931.-Reproducido en el mismo semanario, núm. 126, 18 de marzo de 1935, y en El Estado Nacional, págs. 27-29.)
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PRONÓSTICO POLÍTICO PARA 1932 No quiera el lector buscar por el título en este trabajo una pretenciosa profecía de la suerte que correrán España o la República, juntas o separadas, en el año que comienza. Ni sería fácil encajar la profecía en un artículo ni podemos arriesgarnos a sellar con el distintivo de “probable” a tan extremas soluciones o complicaciones como son “posibles” en la República española de trabajadores de todas clases, incluso trabajadores de pistola. *** Sólo un aspecto, corto, si bien sustancioso, queremos desenvolver, y no tanto en forma de pronóstico como de protesta. No vaticinamos, sino que anhelamos, y trabajaremos, eso sí, porque nuestro anhelo de enero sea una realidad en diciembre. Nos referimos a la constitución en este año de milicias regulares anticomunistas. Todo nuestro fervor por la salud de España y la emoción con que celebramos la inauguración del nuevo año pensando en Ella queremos resumirlo con esta reflexión: Que no salvaremos la nación de la barbarie soviética, sin organizar una falange extensa de españoles de todas clases dispuestos a defender con sus personas la vida civilizada de España. Lamentamos, una vez más, que la frívola burguesía, lo mismo de presidentes que de obreros aburguesados; dedicada en las ciudades a la cómoda rotación diaria de trabajo cansino, comida, taberna o café y cine, viva obstinada en su cobarde negación del peligro. ¿Para qué emplear un exaltado clamor en reforzar el grito natural de alarma? Basta con mirar y ver. *** Nuestra nación es la más trabajada de todas por el fermento del sovietismo, que quiere extender a ella su imperio rojo. Ve éste el hambre y la desolación moral proyectarse sobre el deshecho campamento de la joven República y acude a recoger la presa fácil, preparada por la traición gobernante. No olvidemos con cuánta facilidad esas propagandas de apropiación gratuita prenden y fanatizan las mentes de los hambrientos y, por añadidura, traicionados obreros y campesinos. Y no deje de meditarse el poder narcótico de las lecturas materialistas, sensuales, exaltadas y hasta románticas que, como nuevos libros de caballería, entumecen y trastornan el cerebro de la gente indocta, sobre todo de los jóvenes desprovistos de ideales nobles. La 200
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consecuencia es la rápida excitación de millares de voluntades que se disponen a batirse por conquistar el paraíso soviético, deshaciéndose en cuanto sea preciso por la violencia de todos los obstáculos. Es cándido, y de tan admirable inconsciencia como la misma negación del peligro, pensar que de éste nos librarán los gobernantes liberales-burgueses, estilo Lerroux, ni aun tipo Miguel Maura. Bien está lo bueno de cada cual como acaban de decir nada menos que los obispos-. Pero de la legislación liberal y de los usos democráticos no cabe esperar defensa segura y ni siquiera fortaleza recíproca, estando los enemigos bien armados y consentidos, y pertrechados, sobre todo, los cerebros de poderosas ilusiones agresivas, mientras del lado opuesto no surja una ideología tan feroz, por lo menos, en la defensa como es la contraria en el ataque, equipándonos con medios de lucha que superen a los del enemigo. Hay que formar milicias civiles de España. Haciendo frente, en primer término, con sagacidad y legalidad, hasta donde sea posible, a la franca o solapada oposición gubernativa. Y supliendo con la energía y la rapidez de ahora el camino que los adversarios nos llevan ganado. Lo principal es la propaganda. Si para 1932 propugnamos la creación de las milicias, dicho se está que mucho más queremos y esperamos de la creación y difusión de periódicos y folletos que preparen el ambiente. (Anónimo. Libertad, núm. 30, 4 de enero de 1932. Reproducido parcialmente en Onésimo Redondo, páginas, 40.42.)
La propaganda bolchevique va convirtiendo algunas provincias españolas en regiones de cafrerías. Para evitar el regreso de España al salvajismo, frente a las hordas sanguinarias y capitaneadas por los invasores rojos, no hay más que un camino: la guerra. ¡VIVA LA GUERRA!
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NO HAY GOBIERNO POR si parecen exageradas, “extremistas”, como se dice, nuestras campañas de execración contra la salvaje divisa del ambiente socialista dominante, léanse los periódicos del viernes, que relatan la sangrienta imposición de las turbas en dos pueblos de Badajoz. No vamos a comentar la conducta y maneras de la infeliz masa de criminales tumultuarios. ¿Qué saben ellos lo que hacen?. Son víctimas, los desdichados, de todas las deformaciones sociales de ayer y de hoy; la miseria irredenta de muchos de los campesinos andaluces y extremeños y del proletariado humilde de toda España consecuencia es en su máxima parte DEL EGOISMO ANTISOCIAL, DE LA IMBECIL CERRAZÓN CARACTERISTICA DE NUESTRA DIVERTIDA BURGUESÍA, bien ajena todavía a la conciencia de sus crímenes y a la responsabilidad que en la progresiva corrupción de la masa obrera le incumbe. Sobre esta masa, desamparada y con frecuencia Odiada, perdida también en su máxima parte para el catolicismo, se precipitan con el materialismo como bandera y la mentira como resorte de propaganda todos los buitres de la ambición política regresiva, vergüenza de la Humanidad occidental. El pobre obrero, más apto para las revoluciones cuanto más pobre, sirve excelentemente de instrumento para aupar todo proyecto de destrucción nacional, sirviendo a los que mayor brutalidad pregonan contra la disciplina social y el orden cristiano. Van desfilando así, en triunfo sucesivo, ante la triste disposición para el fanatismo de las muchedumbres menesterosas, la boba murga del radicalismo burgués primero, las traidoras promesas del socialismo “evolutivo” luego, y después -ahora- las bestiales sugestiones del comunismo rojo; a cada adhesión o sumisión entusiasta del proletariado sucede, casi infaliblemente, es cierto, una victoria: y A CADA VICTORIA CON MAYOR RAPIDEZ Y MAS CERTEZA SUCEDE EL DESENGANO, LA TRAICION Y SE EXTIENDE EL REINADO DEL HAMBRE... Entre tanto, las incapacidades más locuaces de cada nación se encumbran y se imponen; los valores morales y todas las esencias de espiritualidad sufren la enemiga eficaz del socialcomunismo, y como único resultado se va sacando el envilecimiento del pueblo y la desaparición de la cultura. ***
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Estas huelgas revolucionarias de Badajoz son EPISODIOS PERFECTAMENTE TRAMITADOS, LARGAMENTE PREVISTOS Y ORGANIZADOS, DE ESE PLAN INVASOR Y ASCENDENTE HACIA LA CONQUISTA DEL PAIS POR EL BOLCHEVISMO. No nos extraña; tanto como nos indigna la mentecata confianza burguesa, que se esfuerza todavía, en desconocer la existencia del plan, con la fuerte colaboración que las torpezas del régimen le prestan. Fijémonos en que era solo una provincia o parte De ella el objeto del presente movimiento y calculemos la importancia de él por los resultados. Adviértase, además que estamos en los comienzos y júzguese la posible trascendencia de otra intentona que ya no sea una escaramuza más, sino un golpe final extendido a todo el territorio el día en que se juzgue llegada la madurez. La complicidad efectiva del Gobierno no puede ser mayor si han de salvarse las apariencias de identificación que, por ahora, le conviene a aquel disimular. NOSOTROS CREEMOS FIRMEMENTE EN UNA PRÁCTICA CONNIVENCIA DE LA TRAIDORA INTELECTUALIDAD GOBERNANTE CON LOS DESIGNIOS DE MOSCÚ SOBRE ESPAÑA. ignoramos hasta qué extremo pueden llegar el servilismo y condiciones de los planes existentes, pero no poco puede juzgarse por los hechos. El célebre espectáculo oficial de la recogida de armas ha sido una burla que el temor a ser perseguidos nos impide calificar con exactitud. Bien claro está que todos los criminales han sido cuidadosamente respetados, a la vez que se condenaba a la indefensión a los hombres honrados. ¿ Cabe mayor prueba de complicidad? La actividad propagandística del comunismo, subvencionado, como bien se sabe, con grandes caudales del dinero ruso o judío, disfruta de tan amable protección gubernamental como es desvergonzada la opresión que padecemos los órganos y movimientos de significado nacional y cristiano. LA LEY DE DEFENSA DE LA REPUBLICA ES PRACTICAMENTE UNA LEY DE DEFENSA AL COMUNISMO. La sangre de esos seis heroicos guardadores del orden, símbolo glorioso de la España civilizada que perece, cae sobre más altos responsables que los infelices autores materiales de los crímenes. (Anónimo. Libertad, núm. 30, 4 de enero de 1932.)
A la misma hora en que el Parlamento francés conocía al dedillo la tramitación del “modus vivendi” con España, nuestras Cortes solo han sabido de él... que se había firmado. ¿qué nueva democracia es ésta?
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HACIA EL SOVIETISMO ESPERAMOS en Lerroux. He aquí la menguada reflexión de la burguesía, tan llena de culpas como limpia de escarmiento, frente a la tormenta que estos días sopla con el rigor más agudo. “Una República de orden” es la fórmula simplona de todos los que por hábito de no trabajar no pueden tampoco tomarse la grave molestia de discurrir. Y de tantos como hay que, sobrecogidos por el miedo, se resisten, con testarudez ovina, a contemplar el peligro que los cerca. Conste que no fustigamos la fórmula “República de orden” pensando en la Monarquía; no nos interesa ahora ésta, como no nos emociona tampoco la República, puesto el pensamiento en lo real y no en lo mitológico. en la nación, olvidando como se debe la insustancial disputa de la forma de gobierno. Lo que nos repugna no es, por tanto, la “República de orden”, sino la egoísta inacción con que la burguesía, al pronunciar ese anhelo, hace como siempre, la ignorante y pasiva entrega de sus destinos a una rápida fórmula que no exija trabajo ni gasto. Por eso cada día escógese a bulto, con la perezosa traza de quien elige un dulce de una bandeja llena, el nombre y ocasión de un salvador. Primero, Primo de Rivera; después, la fórmula republicana; luego, en pocos meses y alternando, Alcalá, Azaña, Azaña-Lerroux, y ahora éste solo, por la única razón de que no ha tenido aún tiempo de demostrar que es también inútil. Vamos con Lerroux... *** Mientras tanto, en la orilla opuesta a la de “los que tienen algo que perder” se trabaja con afán popular y sagacidad revolucionaria la ruina de la infeliz y avara burguesía. En el fondo de la conjura alientan llenos de ciencia conquistadora y de dinero para la propaganda y las armas los mercenarios del bolchevismo ruso. Sólo ellos conocen de cierto el fin de este caos y son aptos para salir de él ganando. Los demás elementos que contribuyen a batir a los burgueses confiados y a destrozar lo que queda en España de pueblo libre y organizado, o son comparsas del progreso soviético, o taimados colaboradores que llevan al pueblo, escalón tras escalón, por el caracol descendente de la trampa. Entre éstos contamos nosotros a la mayoría de los parlamentarios y a las dos terceras partes de la prensa madrileña.
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Es bien conocido en estas columnas ese criterio que los acontecimientos -a menudo fulgurantes como el estampido de pistolas y fusiles combinado con la sangre que cae en la calle- van acreditando, cada día mejor: que la República parlamentario-socialista tiene por único fin sumirnos en el pozo negro del socialismo rojo, donde no hay otra norma que el “soviet”. Ese es el paraíso de tantos intelectuales degenerados, todos ellos con hábitos y traza de una mórbida feminidad, que viven a maravilla de las arruinadas ubres del Tesoro, mientras solfean cánticos revolucionarios a los oídos del pueblo hambriento. ¡Viva el hambre!... de los demás, gritan -y con razón- en su interior todos los traficantes de la “revolución progresiva”. Con el hambre aumenta la revolución; con ésta aumenta el hambre; ellos juegan con ambas cartas, y como tienen en su mano la baraja política, son los únicos que sacan triunfos. Para ellos el bolchevismo progresivo es un negocio y se entenderán admirablemente en el camino de llevarnos a él, aunque la simple apariencia nos los presente en los periódicos como profundamente distanciados. (Anónimo. Libertad. núm. 31, 11 de enero de 1932.)
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NUESTRA VERSIÓN DE ARNEDO TAMBIÉN nosotros tenemos nuestra “versión”. Sabemos dar a la espeluznante jornada de la villa riojana una interpretación que creemos precisamente la más autorizada. Se equivoca quien quiera buscar en las páginas de LIBERTAD, junto a la execración vibrante de los asesinatos de Castilblanco, una maligna frialdad, un aliento de satisfacción frente a la carnicería de Arnedo. No; para nosotros claman justicia los guardias muertos y mutilados en el pueblo de Badajoz, pero también entendemos que la piden esas treinta y tantas personas heridas o muertas por balas de fusil en Arnedo. Sólo que no culpamos principalmente de la sangre ni a los desgraciados bárbaros que así deshonraron a España en Castilblanco ni a los guardias que dispararon a la multitud en el otro punto. Por detrás de los tumultos hay siempre una mano secreta que los provoca y que los aprovecha. Guardias y paisanos, policía y pueblo son actores, pero son también víctimas de esa afrentosa guerra civil encendida en España por personas, partidos y periódicos bien conocidos, que trafican con la sangre de los compatriotas de uno y otro bando.
ESOS SON LOS CULPABLES. ¿Hay algo más terriblemente revelador de los criminales manejos políticos que las circunstancias en que se ha producido el choque de Arnedo? Las mujeres y los niños iban delante del tumulto, llevados por sus directores deliberadamente al sacrificio. Ellos no estaban presentes -no lo están nuncaen la calle. Hacían política con la huelga, después de haber echado la masa a las calles con consignas de provocación, dando orden de que las . mujeres y los pequeños se pusieran en primer término. A esos criminales, que aturden a gente infeliz con salvajes arengas, les convenía la sangre de seres indefensos para mantener levantada su interesada bandera contra la Guardia Civil. No les con, venía que quedase mucho tiempo flotando en el ambiente la impresionante ejecutoria de los mártires de Castilblanco. Había que contrarrestar este suceso, que inclinaba la opinión en favor de los guardias, en grado harto desventajoso para los partidos interesados en desprestigiarlos; para ello nada más eficaz que preparar ante la opinión la apariencia de una venganza de los guardias; obligar a éstos a defender sus armas y su vida, haciendo que a la vez mujeres y niños fueran las víctimas de la amañada “represalia”. ¿Qué puede significar, si no, esa manifestación subversiva, previa la celebración de un mitin, cuando precisamente estaba arreglado el conflicto? ¿A qué fin se dispara y se hiere a un cabo por algún traidor que, a sabiendas 206
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del peligro para los indefensos, dispara su pistola desde el fondo de la multitud? *** Ya tienen los mercaderes políticos del crimen su negocio consumado. Pueden ya los colaboradores pagados de Moscú, y los que conscientemente o con brutal ceguera les hacen el juego en periódicos y Parlamento, levantar bandera de triunfo sobre la sangre de los infelices hijos del pueblo muertos en Arnedo. No nos interesa la responsabilidad de los guardias, ni tampoco la de las masas, que hacen de muñecos ciegos en estas tragedias de la calle. Pedimos la responsabilidad capital de los infames políticos, actuantes entre bastidores, que nada tienen que ver con el hambre o con la sed de justicia de las multitudes. Todos viven lujosamente con múltiples sueldos del Estado, con el negocio de la Prensa de escándalo o con dinero ruso empleado en la conquista de España. (Anónimo. Libertad,- núm. 31, 11 de enero de 1932.)
A la memoria de los mártires de la provincia de Badajoz caídos en defensa de la Sociedad y de un Gobierno que les deja inermes con sus debilidades. La muerte de esos españoles debe vengarse en la cabeza de los inductores que organizan a los criminales.
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LA OFENSIVA DE LOS AFEMINADOS LA mentira ha circulado con billete de primera clase en los días últimos. Cada periódico, de los muchos que con la mentira prosperan, ha podido sacar espléndido partido de la calumnia escrita y aun de la calumnia gráfica, esta vez a costa de la Guardia Civil, que, constituyendo uno de los valores sustantivos de España, naturalmente debe ser destrozado en la tarea de deshacer a la Nación emprendida ávidamente por los numerosos delincuentes de la pluma. LA NELKEN La calumnia va capitaneada en los ámbitos de la gran opinión por esa señora, o lo que sea, de calidad extranjera que el partido de los grandes traidores ha admitido en su seno por si ellos eran pocos para afrentarnos. Dicha “señora” antigua enchufista de los tiempos de Primo de Rivera, según uno de los periódicos madrileños republicanos tiene la fortuna de atrapar una colocación en España, cobrar del presupuesto doce mil pesetas, viajar gratis en los expresos y disfrutar de los demás gajes propios de parlamentarios y enchufistas, para propagar en pago de ello que la Guardia Civil es un Cuerpo de asesinos. No le parecen mal los delincuentes del pueblo extremeño: la Asamblea de la República sirve de elogioso amplificador a la extranjera camarada de los criminales, y los grandes diarios no ocultan tampoco su simpatía, mientras padece ignominia en congreso y periódicos el Cuerpo heroico que ha sido uno de los instrumentos más eficaces de civilización en los últimos setenta años. Es el retorno a las cavernas, patrocinado por la Asamblea legislativa y los periodistas de la segunda República. Ningún heraldo más adecuado podía encontrar, en verdad, tal campaña, que esa persona a sueldo del Estado, extranjera y mujer. FENÓMENOS DE INVERSIÓN Conviene insistir en la curiosa singularidad de que en una acción pública y cuasi-oficial en favor de sicarios, forajidos y vampiros y en contra de la fuerza organizada que representa el sagrado poder del Derecho y la Justicia, destaque en los primeros términos una mujer extranjera. Son tiempos éstos de acentuada inversión de todo lo humano. Se erigen monumentos a los anarquistas, y se han pisoteado imágenes de Jesucristo. Con las galas del homenaje soberano-parlamentario, se han celebrado, repetidas veces, las hazañas de gentes que murieron ajusticiadas con arreglo a la ley, oprimiendo, por el contrario, al margen de la Justicia y los Tribunales, a personas honradas, muchas de ellas perseguidas por “el delito” de haber sido fieles a sus ideales lícitos. Mientras las llamas consumían bibliotecas, escuelas y templos, se 208
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patrocinaba por personas revestidas de autoridad el funcionamiento de casas de pistoleros, llegando a repartirse armas para el crimen en la Alcaldía de Barcelona. Algún ministro y muchos diputados colaboran, como se sabe, en revistas pornográficas. Son otros tantos fenómenos de inversión, de ese vicio tan característico de épocas de decadencia, espiritual que -como es natural- son presididas por los que aman y practican ese orden de fenómenos... No es raro, pues, que seamos muy pronto gobernados por mujeres, que éstas se incorporen por encima de los hombres para flagelar el cuerpo social invirtiendo cínicamente el concepto de las virtudes y de los derechos. Y como el patológico trastorno de ideas y actividades clava en el corazón de la existencia nacional, se corona la lógica de estos desvaríos con este triste hecho: que además de mujer, sea extranjera la persona que hoy simboliza la inversión. Nos referimos a la inverosímil realidad de que los órganos de la legislación y gobierno del Estado se inclinen casi de un modo franco en favor de la actividad delincuente, pugnando celosamente por tratar como criminal a la Policía que obra en nombre y obediencia de ese mismo Estado... ARMAS DE MUJER Quizá es porque la Guardia Civil, ejército de varones calificados, es incompatible con la feminidad creciente de las costumbres políticas. Esa traza de elevada masculinidad que integra constantemente la figura y la conducta de soldados tan españoles no puede subsistir en la España oficial de hoy. Y se la combate “con las armas propias de la mujer, que son la lengua”, según inmortal expresión del gran Hidalgo, espejo de esos caballeros hispanos supervivientes. La lengua, la difamación y la mentira son el material de combate puesto en juego por las mujeres de la política y el periodismo en su singular batalla con los hombres de la ejemplar orden del tricornio. Sabrás, diputado socialista, abre debate sobre Arnedo cuidando de situar en el plano de la opinión nacional una versión mentirosa de los sucesos: que los guardias comenzaron a disparar sin motivo, que persiguieron niños por el gusto de matar... “Ahora”, periódico de negocio y nada más que de negocio, retrata cuadros escenificados, no reales, presentándolos como si fueran hechos acaecidos. El complejo cuadro del barullo y el cinismo parlamentario y periodístico, extiende, complica, naturaliza y difunde las mentiras, los gritos histéricos de alarma, las voces hipócritas de socorro: es la batalla de los afeminados... (Libertad, núm. 31, 11 de enero de 1932.)
Queremos una política de paz, previa una política de guerra. Guerra para conquistar la libertad de España y eliminar a los traidores. Esa es nuestra consigna.
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LOS CACIQUES Y LA CHUSMA SIEMPRE se atribuyen la representación exclusiva del pueblo los que no reúnen otro mérito que el de halagarle con promesas hueras de libertad y con audacias de revolución anárquica. Para ellos, todos los que no predican el asesinato de la Policía y el saqueo de la propiedad ajena son enemigos del pueblo. Los caciques oportunistas y traidores de toda laya, que en el retablo político hacen juego por conveniencia a los pistoleros insolentes del anarco-marxismo, ésos son tenidos por “buenos republicanos” . Todos los demás, quienes por deber o convicción se oponen legalmente a los planes de barbarie de los farsantes y a las agresiones de la canalla fanatizada, son tachados de inquisidores, de alimañas políticas indignas de vivir y de gozar la “libertad” republicana. Por supuesto que para los embaucadores terroristas del bajo pueblo, éste, el “pueblo”, lo componen exclusivamente los desarrapados o varios ambiciosos que se embriagan con sus palabrotas revolucionarias. No importa que los miles de ciudadanos decentes y liberales, amigos del orden y partidarios de respetar las ideas ajenas, sean una inmensa mayoría que demuestra su número y su pujanza, aun en forma de “masa”, haciendo acto de presencia colectiva en asambleas, mítines y manifestaciones. Es tanta la desvergüenza ideológica de los embaucadores y tan segura su confianza en la ceguera de los embaucados, que sostendrán ser el pueblo todo, en una ciudad de cien mil almas donde apenas un millar entre caciques y gentuza les secunde. Y ha de reconocerse que en un régimen y con un ambiente como el parlamentario-socialista que en España padecemos, la farsa libertaria disfruta de privilegiado eco oficial y se hace temer en el ámbito de la burguesía cobarde. Ayuda mucho para ello el que la minoría de los peores se sienta animada por sus grandes aptitudes para el crimen. Las pistolas de los forajidos pueden mucho en el ánimo de unas autoridades. perplejas por no saber a qué opinión representan, flacas y desprestigiadas por haber pactado frecuentemente con el desorden. Por otra parte, siempre ha sido norma de vida para el caciquismo ampararse contra la ciudadanía en las bravuconerías de los delincuentes políticos. Así como los caciques de la Monarquía tenían sus chulos de distrito, los de la República -que muchas veces son los mismos, con ropaje republicano se valen de las bravatas del pistolerismo social-comunista, y hasta toman oficialmente su voz, pronunciando grandes amenazas contra la libertad de los ciudadanos que no se les someten. *** 210
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La colectividad es objeto de la agresión bien combinada de esos elementos parásitos: Hay un consorcio inmoral de los que viven aprovechándose del mando, sin otro servicio que el de dañar a todos con su mal gobierno, y los que alientan con la ilusión de conquistar ese mando para gobernar peor. Los de hoy son los republicano-socialistas que quieren arrogarse la exclusiva del republicanismo. Los de mañana son los alistados en la nómina parásita de un posible sovietismo. El deber de los españoles que trabajan y no comen de la Política, y de todos los que conservan la honrada repugnancia contra todo intento de absorción roja, es atacar valientemente, ferozmente si es preciso, las agresiones combinadas de los caciques y la chusma incivil. Hay que romper la farsa de quienes se atribuyen la exclusiva de los derechos populares. Urge acreditar que el pueblo, alejado ordinariamente de la calle y de la bulla política por la necesidad de trabajar, sabe imponerse también en la calle, mantener su propia libertad -la única libertad propiamente republicanafrente a la insolencia de las infames bandas de alborotadores. Es falso que los obreros, la masa honrada de trabajadores manuales, esté al lado de sus caciques, ni mucho menos en unión de la gentuza que deshonra la libertad republicana. Sabe mucho la gente trabajadora de desengaños políticos y conoce bastante con qué arbitraria facilidad se toma su nombre con el solo objeto de defender los privilegios de enchufistas y niños bien. (Anónimo. Libertad, núm. 32, 18 de enero de l932.)
Los gobernadores ahogan dictatorialmente la propaganda EN DEFENSA DE ESPAÑA, mientras se ampara mimosamente la de los comunistas. A nosotros se nos niega la libertad de propaganda como enemigos de la República. Los servidores de Moscú son tenidos, en cambio, por buenos amigos. ¿Está clara la complicidad y la traición de los caciques?
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ANTE LA REFORMA AGRARIA UN nuevo proyecto gubernamental aparece en la escena política; el Ministro de Economía, perdón, de Agricultura, Industria y Comercio ha de presentar su proyecto de reforma agraria. En contra de él, y sin conocer aún su pensamiento, se levantan los proyectos del partido radical (dictamen Hidalgo) y del partido progresista (dictamen Díaz del Moral). La actualidad del tema es, pues, evidente; la oportunidad para tratar de él en una serie de artículos, notoria. ¿QUÉ ES LA REFORMA AGRARIA?. Antes de entrar en el estudio de lo que sea la reforma agraria española conviene definir qué se entiende por reforma agraria. De las muchas definiciones dadas, tomemos la del señor Martín-Sánchez: la reforma agraria no es otra cosa que el conjunto de leyes o instituciones que procuran o favorecen la transformación de un régimen territorial. La reforma agraria consiste en un conjunto de leyes e instituciones, porque no bastan sólo para verificarla disposiciones legislativas. No sale la reforma agraria de las páginas de la Gaceta de Madrid, sino que es preciso crear un conjunto de organismos que sirvan como de instrumentos a esa reforma. Se dice que procuran o favorecen, porque la reforma agraria puede verificarse de dos maneras: bien directamente por el Estado, encargándose él por sí solo de realizarla, o bien impulsando y favoreciendo las iniciativas que aisladas surgen en la sociedad, haciendo que sea ella y no él la que verifique la reforma. CAUSAS DE LA REFORMA Si la reforma agraria, hemos dicho al definirla, tiende a modificar un régimen territorial, será que dicho régimen es inadecuado a las circunstancias actuales, y la causa de toda reforma agraria radica precisamente en la inadecuación de la economía agraria a las circunstancias del momento. La causa principal de inadecuación no es otra que el transcurso del tiempo; por el simple transcurso del tiempo se verifica el aumento de población, lo que origina forzosamente mayores necesidades sociales; se produce una ambición de mayores beneficios, y a partir de la guerra europea hay un desarrollo del nacionalismo económico que hace que todas las naciones quieran bastarse a sí mismas, etc., etc. SÍNTOMAS DE LA REFORMA Los síntomas de la necesidad de una reforma agraria suelen ser, principalmente, dos: movimiento de carácter intelectual, en que la “élite” se preocupa de los problemas agrarios y, además, agitaciones campesinas. Parece 212
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natural que las agitaciones campesinas fueran las primeras en surgir y que a consecuencia de ellas las clases directoras se preocupasen de la situación del campo; sin embargo, las investigaciones, los trabajos de orden intelectual preceden casi siempre a las agitaciones campesinas. ¿Cuál puede ser la razón de esto? La razón de semejante anomalía puede encontrarse en aquella frase de Letamendi, quien dice que: “Los pueblos y los niños siempre se quejan con razón, aunque muchas veces ignoren la razón por la cual se quejan.” Es necesario que los elementos intelectualmente superiores expliquen al pueblo la causa de sus sufrimientos para que éste actúe y entonces surgen las agitaciones campesinas y agrarias. La historia económica moderna nos suministra abundantes pruebas de que la evolución agraria es casi igual en los diversos países. Así, en Italia, en 1899, se verifica la encuesta Facini, verdadero monumento y modelo en el género de las encuestas agrarias, y veinte años después se producen las agitaciones campesinas con las ocupaciones violentas de las tierras en 1919 y en 1920. En Rumania, el proceso de la reforma se desenvuelve con caracteres análogos; a fines del siglo pasado, los estudiantes rumanos en París elegían para sus tesis doctorales temas de economía agraria, primera manifestación de los elementos intelectuales sobre el problema, y años después, en 1907, se producen las agitaciones campesinas, bárbaramente reprimidas. Un insigne novelista rumano Panait Istratis ha relatado en una de sus novelas, “Los cardos del Baragan”, la destrucción por el general Averescu de aldeas enteras de “jalomitseans”, de habitantes de la rica comarca del Jalomitza, junto a Galatz y Braila. En España, las agitaciones campesinas tuvieron un carácter anarquista en el siglo pasado -la famosa Mano Negras, como prueba de la actividad intelectual sobre el problema agrario se puede citar la memoria del ingeniero Rodrigáñez, en 1900, y han vuelto a reproducirse las agitaciones campesinas en 1919 y 1920, y diez años después, con los sucesos tan actuales y tan de sobra conocidos. (Anónimo. Libertad, núm. 32, 18 de enero de 1932.)
Los socialistas, atacados por razón de los enchufes, exclaman: “¡Pruebas, pruebas!” Varios meses hace que diversos diputados tienen pedida la lista de los que disfrutan más de un sueldo del Estado. Besteiro y el Presidente del Gobierno la prometieron. Pasan las semanas y no llega. ¿queréis más pruebas? Hay que imposibilitar la vida en la Universidad española a los traidorzuelos que pactan con los pistoleros del comunismo. La dignidad universitaria debe estar muy alejada de esa baja política.
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DICTADURA FASCISTA Y DICTADURA PARLAMENTARIA COMENCEMOS este artículo advirtiendo que nos es imposible hablar con un mínimo de claridad y entereza, porque la coacción de un hombre, del Ministro de la Gobernación, pesa sobre todas las plumas y todas las bocas con el máximo rigor. Esta aparente libertad de escribir, por la que el caciquismo republicano nos permite decir una parte de lo que quisiéramos, con el hipócrita pretexto de defender a la República, es mil veces más enojosa que la censura previa. Aquí hay despotismo contra el pensamiento, y a la vez hay el sarcasmo, la injuriosa farsa de un alarde de liberalismo por parte de los déspotas. *** La dictadura republicana, que, más que de la República, es de los grupos que la acaparan contra la voluntad de los españoles, es sin duda un régimen agradable a los caciques que, con garras y colmillos, se han apretado contra la figura del Régimen y sobre el cuerpo de la Nación, decididos a no soltar uno y otra hasta que humillados se les rindan o hasta abandonarlos inermes y moribundos en manos de la barbarie soviética. El estribillo de los usurpadores es bien fácil: un argumento simplón y testarudo. “Que la República peligra, y que ante todo y contra todos es preciso salvar a la República..” Los caciques se reservan -¡desde luego!- señalar quiénes son los enemigos de la República, éstos deben ser privados, sin más apelación, de todo derecho y opinión de crítica y aun perseguidos en su persona y sus bienes en favor de las oligarquías dominantes. De esa forma la libertad de todos está a merced del Gobierno, y éste, como no puede me- nos, a la orden de periodistas y caciques. El sistema, como se ve, es de una pureza democrática y de una “dignidad” definitivamente gloriosas. Estas conquistas de la libertad bien merecen una revolución y un “colapso” económico. Los que hayan perdido la mitad de su fortuna o toda ella, los que se hayan quedado sin trabajo y la nación que ha visto el vandalismo y la anarquía disfrutar de los más excepcionales fueros, deben comprender que todo está bien empleado, porque -¡al fin!- a tan poco precio hemos alcanzado la libertad igual de que tantos siglos de despotismo nos habían despojado. ***
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Ignoramos si será bueno para salvar o asegurar a la República cubrirla de ignominia absolutista. A nuestros despreocupados gobernantes les alecciona y entusiasma el ejemplo de Méjico y Rusia; para sostenerse no es necesario servir al país, sino someterle; a la opinión contraria no se trata de rebatirla, sino de prohibirla. Que es el camino del fascismo, pero con fines diametralmente contrarios. El fascismo se asienta en un propósito nacional de construcción y sirve una idea espiritual y ética: el engrandecimiento nacional y el respeto a las libertades y derechos fundamentales de la vida privada propiedad, familia, religión-. El despotismo mejicano, ruso y el de la España caciquil de hoy tiende, por el contrario, a esclavizar al pueblo en servicio de planes concebidos y decretados por entes internacionales; deshace la nación en beneficio de sus dominadores y de la rapacidad extranjera, y persigue al individuo en sus derechos y prerrogativas sustanciales, tendiendo al exterminio de la Religión, la propiedad y la familia. Aquél - el fascismo- es un recurso de fuerza para salvar a la civilización. Este -el parlamentarismo marxista-, erigido en dictaduras es un artificio despótico inventado para precipitarla en la anarquía o en la dictadura roja. El fascismo, además, se presenta desde el primer momento como una idea que venera la fuerza, que erige la dictadura nacional en régimen de salud; la opinión que se le agrega sabe lo que aplaude y lo que vota. Sube éste al Poder con un título de veracidad que le hace legítimo y respetable. La dictadura del Par1amento y el socialismo, en cambio, alcanza el método con gritos de libertad y promesas de amplia tolerancia; tiene su razón de poder en la democracia. Cuando, una vez arriba, se convierte en despotismo, realiza una estafa contra el pueblo que convierte en ilegítima su dictadura y autoriza la expulsión violenta de los usurpadores, aunque el pretexto alegado para el despotismo sea la salvación de la República. (Anónimo. Libertad, núm. 33, 25 de enero de 1932.)
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“MIL VECES ANTES EL COMUNISMO...” ¿Antes que quién? El ministro judaizante lanzó airadas palabras, frente a las de un diputado tradicionalista. Ese ministro sabe bien y reconoce lo que es el comunismo. Acudió a Rusia a contemplar de cerca los primeros pasos de su de3-envolvimiento. Vio y describió al pueblo de aquella bárbara nación consumirse de hambre y limpiar míseramente sus llagas bajo el despiadado despotismo de un régimen de policía brutal. Él, Fernando de los Ríos, es quien nos ha pintado, entre otras, las humillantes escenas del mercado de los harapientos en Moscú. Bien es verdad que el disimulado sefardita, ministro de Instrucción en España, pone en sus impresiones sobre Rusia apenas la tibia repugnancia del artista indiferente, sintiendo seguramente en el fondo la voluptuosa delectación de quien experimenta en cuerpo ajeno el poder histórico de su raza favorita -la judíadedicada a atormentar a un pueblo. Por eso, colocado en el banco del Poder del Estado español, sabiendo que cuenta para sus planes sobre España con multitudes ciegas de infelices trabajadores marxistas y con la avarienta colaboración de políticos y periodistas traidores, dicta sobre España la sentencia de odio conocida: “ Antes el comunismo que vosotros.” No nos extrañará que la obtusa mentalidad del tipo medio liberal que domina entre los que leen Prensa y hablan de política haya pasado por encima de esa frase con la acostumbrada indiferencia que vamos adoptando para asimilar las novedades más absurdas y violentas. Quizá nos ha tranquilizado saber que el ministro judío-socialista antepone el comunismo solamente a la docena de diputados vascos con quienes se encaraba. “ ¿Qué tenemos que ver con ellos ni qué esperar de los tradicionalistas?”, dirá el burgués y, desde luego, el obrero. Bien está, pues, la exclamación del hebreo: “Primero los comunistas que los católicos...” *** No se necesita, sin embargo, ser ni sabio ni malicioso para leer el deseo y la fría intención de quien ha franqueado las puertas de su latente pensamiento político. Ni cuesta gran trabajo agrupar en esto al intelectual granadino con el otro capitán marxista -Prieto-, que, según algunos periódicos, pronunció la misma frase, y, en general, con toda la política republicano-socialista que domina y acapara la institución parlamentaria. Esa intención conjunta y bien patente de los que ahora oprimen dictatorialmente al país quiere decir: “Antes que un Gobierno de derechas auténticas, representativo de la esencia tradicional de España, de la honradez cristiana en las costumbres y de la 216
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libertad propia de los pueblos civilizados..., EL COMUNISMO,” La colérica interrupción del prohombre judío al diputado vasco no es un grito aislado de espontaneidad irresponsable, ni mucho menos desligado de toda la conducta del régimen parlamentario-socialista. Es, precisamente, el resumen de las finalidades de este régimen: La expresión cruda de adónde se nos lleva; al comunismo, o sea a la negra fosa soviética que De los Ríos visitó en 1920, por la obsesión gubernamental de alejar de España a las derechas, de cortar brutalmente la tradición, de desespañolizar a la nación en venganza de las derrotas que nuestra Historia ha infligido al judaísmo y al erasmismo, superviviente en Fernando de los Ríos. A los lectores asiduos de LIBERTAD les basta recordar la tenaz alarma con que venimos hablando de la complicidad bolchevizante de los políticos y la prensa para extraer todo el peligroso significado del célebre anatema gubernamental. (Anónimo. Libertad, núm. 33, 25 de enero de 1932. Reproducido en Onésimo Redondo, pág. 46) Hay más de cien millonarios en Valladolid. Entre todos no son capaces de crear -no digamos “sostener”, porque no haría falta- un diario que informe al público con honradez y le oriente con patriotismo. ¿Qué puede esperar la nación de esa burguesía? Para salvarse es necesario destruirla
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ANTE LA REFORMA AGRARIA II EXPUESTA ya, en el primer artículo, una definición de la reforma agraria, sus causas y sus síntomas, trataremos hoy de las clases de reforma agraria como precedente para el estudio de la futura reforma española.
CLASES DE REFORMA AGRARIA A dos tipos o clases pueden reducirse, sustancialmente, las diversas reformas que en el mundo han sido. Estos dos tipos pueden ser denominados: radical y evolutivo. Veamos, pues, los principales caracteres de ambos. TIPO RADICAL Las reformas agrarias de tipo radical tienen como rasgo típico el que el Estado expropia con carácter general, y sin que haya petición alguna por parte de los propietarios. Para llevar a cabo semejante expropiación suele seguir un criterio que podemos llamar geométrico, al decir, por ejemplo. Todas las fincas de extensión superior a cien hectáreas son expropiadas. Es decir, el Estado prescinde en absoluto de todo criterio técnico y económico y se preocupa -tan sólo- de parcelar la tierra. Otras notas características de las reformas de tipo radical suelen ser: un fin nacionalista marcadísimo, fácil de apreciar en la casi totalidad de las reformas europeas, y, además, una escasa escrupulosidad en el pago de las indemnizaciones debidas a los propietarios. Veamos ahora, en un somero análisis de las reformas agrarias europeas, cómo se dan en casi todas ellas las notas y características que acabamos de exponer. CHECOSLOVAQUIA Las leyes de reforma de Checoslovaquia proceden de los años 1919 y 1920. El fin nacionalista de las mismas bien claro está: tratábase de desposeer a la nobleza austríaca y entregar sus tierras al campesino checo. Fueron expropiadas todas las fincas superiores a 150 hectáreas. Por lo que toca al pago, las indemnizaciones fueron abonadas en títulos, lo cual no es buena forma de pago, como expondremos detenidamente al tratar de Rumania. Las propiedades de la casa imperial, de los Habsburgos, fueron expropiados sin indemnización alguna. ESTADOS BÁLTICOS En Estonia se expropiaron por el Estado todas las tierras, el territorio de la nación entera; se respetaron, no obstante, los bienes comunales y eclesiásticos y las propiedades pequeñas, los minifundios. En Letonia se expropiaron las fincas no explotadas directamente por sus dueños; la indemnización fue nula
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en muchos casos. En Lituania se expropió cuanto excediese de 25 hectáreas. No hubo pago alguno para los bienes del Zar y de los aristócratas.
POLONIA La reforma agraria polaca ha sido, juntamente con la rumana, la reforma radical más perfecta, salvo que Rusia la llevó a cabo en su totalidad y Polonia, por un cúmulo de circunstancias, no; es por lo tanto, una reforma frustrada. Por lo mismo que es una reforma muy radical y muy izquierdista, véanse en ella las palabras duras con un cuidado escrupuloso, y así no se habla para nada de expropiación, sino de compra forzosa de aquellas tierras, cuyos dueños son malos cultivadores. En realidad, a los terratenientes se les compran forzosamente todas las fincas que exceden de 80 a 180 hectáreas, según los cultivos. En cambio, en Alta Silesia y Posnania sólo son expropiadas las fincas superiores a 400 hectáreas. Desigualdad que se explica como agradecimiento del Estado a todos los polacos que tanto habían luchado y sufrido bajo el yugo alemán. ¡Bien probado queda con esto el fin nacionalista!. Los bosques son expropiados en su totalidad, pertenezcan a quien pertenezcan, y se abona por ellos el 50 por 100 de su valor. Expoliación que se justifica por el principio de la utilidad nacional. Un detalle característico de la reforma polaca es el fin que tal reforma se propone, según consta en el artículo 1º de la Ley de 10 de julio de 1919. “El régimen agrario de la república polaca -dice la ley- debe apoyarse sobre las explotaciones agrícolas que tienen por base el principio de la propiedad privada... La acción que debe desarrollarse en ese sentido comprende la formación de nuevas haciendas agrarias mediante la colonización y la ampliación de las actuales hasta llegar a conseguir el funcionamiento perfecto de una unidad agraria.” Es decir, el criterio puramente político aparece supeditado a un concepto de mucha más importancia: el criterio técnico y agronómico, que por primera vez surge. A igual sentimiento responde el fomento de las fuertes y pequeñas propiedades de regadío junto a las ciudades. (Anónimo. Libertad, núm. 33, 25 de enero de 1932.)
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LÓGICA MASÓNICA EL RÉGIMEN DE LIBERTAD EL pecado típico de un régimen de absolutismo consiste en despreciar, en negar los bienes de libertad a los “súbditos”. El régimen de absolutismo reconoce, cuando más, la posesión y disfrute de los bienes económicos, de las riquezas. Pero el soberano coarta o secuestra los bienes de libertad, o sea el derecho a vivir y a relacionarse cada uno según las lícitas inclinaciones de su espíritu. Es un régimen indigno, de esclavitud. Por el contrario el régimen a que funda el poder en la democracia y pone al pueblo como base de sustentación tiene opuesta consideración de los bienes de libertad, que son anteriores y superiores al poder del Estado. Nada puede éste contra el derecho a opinar, a asociarse y reunirse, a residir individual y colectivamente, escribir y enseñar... Por eso la forma republicana de Gobierno es tan amada de todos los españoles libres y enemigos de la cerrilidad absolutista de los cavernícolas: porque la República supone el reconocimiento sagrado e inviolable de esos grandes bienes de libertad o derechos del hombre. Todos los sacrificios, todas las persecuciones, todas las mentiras y todas las estafas políticas que han producido el a1umbramiento del régimen de libertad, nada son al lado de lo que España ha conseguido: una existencia digna. Secuestro de bienes particulares, prohibición de periódicos nacionales, multas a voleo, confinamientos en lugares inhabitables, disolución de Asociaciones y supresión de escuelas, violación del derecho a reunirse contra muchedumbre de cientos de miles -sin duda de millones- de españoles, son capítulos magnos de la breve historia del régimen de libertad, tan pacífica como gloriosamente conquistado por la sin par ciudadanía española. El Gobierno actúa democráticamente como simple representación de las cortes, y éstas como mandatarias del pueblo soberano, que es el que participa de los bienes descritos, por haber sabido elegir, en una memorable jornada de civilidad, los hombres que a costa de tantos sacrificios y renunciamientos mantienen enhiesta en las Constituyentes la virtud republicana por excelencia: la democracia. Pero no basta hasta aquí la obra del Estado, que, como decíamos, es mero traslado al Poder dignificado de los valores democráticos del pueblo. Este se encarga de completar la obra oficial en la callada y profunda elaboración cotidiana de la República viva, de la República lograda. Los motines sangrientos, las huelgas ilegales, el asalto a los cortijos y el robo de la aceituna son otros tantos ejemplos, entre muchos, de que la ciudadanía se incorpora a la elaboración rápida y firme de una superior existencia política. ***
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Quien habiendo leído lo anterior aprecie una intención satírica en nuestras alabanzas, una significación invertida en nuestras afirmaciones, es que no sabe leer en la nueva realidad de la lógica masónico-liberal. Hablamos en serio, como habla toda la prensa que diariamente hace la apología de la nueva España. El régimen de democracia ha sido logrado y la satisfacción de gozar los bienes de libertad, tantos siglos ausentes, nos circunda. Los millones de españoles que otra cosa vean, crean y lamenten son cerebros anquilosados, residuos supervivientes de un pasado indigno. No tienen derecho a opinar ni a vivir. Para ellos bien está la persecución. (Anónimo. Libertad, núm. 34, 1 de febrero de 1932.)
Las maniobras de los monárquicos, el supuesto ataque a la República, no existen: todo el mundo lo sabe. Pero el caciquismo dominante necesita pretextos para prolongar su dictadura, argumentos para oprimir a los que odia y ocasiones para despistar a la opinión. Las maniobras monárquicas son la pantalla para ocultar el juego inmoral de los nuevos caciques. Ellos son los que “maniobran”.
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EN LA RIBERA DEL DUERO En la ribera del Duero, entre Valladolid y Peñafiel, en Quintanilla de Abajo, nació Onésimo. Su pueblo natal no es distinto v es igual a todos los pueblos de Castilla, pero con la diferencia de verse mojado por las aguas de un río con buen nombre y mejor fama. Una bendición de río, que fertiliza los surcos de Quintanilla, y una razón quizá para que Onésimo tome cariño a los árboles y pueda comparar el secano al saber distinguir los cultivos. Quintanilla de Abajo es un pueblo cercano a Vega Sicilia -¿quién no oyó la excelencia de tal vino?- y a unos veinte kilómetros de Peñafiel, que tiene un castillo fundado por don Sancho García, con torre de treinta y cuatro metros y alguna semejanza de nave cuando le da la luz de media tarde; un pueblo nada grande, con unos cuatrocientos vecinos, casas de adobe y unas eras donde aparvar la moledura de los trillos, la mies quebrantada a fuerza de trabajar en redondo recibiendo el sol de justicia. Quintanilla, que es de Abajo, se parece a Quintanilla de Arriba y a Sardón de Duero, y los cuatro, con Peñafiel, nos conduzcan a Roa y a Aranda, a Burgo de Osma y a Soria. Un pueblo de Castilla ya se sabe lo que es: Casas sin lujo, trigo en la panera, poca. gente, tierra repartida y un templo de oración con la torre bien alta, y por cima la cruz que a todos guía; clima seco, con sol abrasador durante el estío, y nueve meses de invierno, con la peor helada entre abril y mayo; campo muy abierto y anchura de corazón en los hombres; austeridad en todo, en las costumbres y en el trabajo, en el trato y en la conversación; la fe muy arraigada y el pensamiento muy español. Así es Quintanilla de Abajo -hoy Quintanilla de Onésimo-, que está a unos treinta y cinco kilómetros de Valladolid y es la tierra que vio nacer a nuestro hombre el 16 de febrero de 1905. Sus padres son de raíz castellana, gente labradora. sencillos. humildes y laboriosos. de firmes creencias católicas; en su hogar se rinde tributo a Dios y se conoce el valor fundamental de la familia. El rosario y los sacramentos son practicas que se frecuentan, y el fervor de todos responde con respeto y obediencia al mando del padre, que dirige la nave por los cauces de sobriedad, cordura, amor y buena formación de conciencias. Tres hombres y tres mujeres constituyen la descendencia de don Buenaventura Redondo y doña Juana Ortega. El matrimonio, feliz, preside la felicidad de todos los que viven amparados bajo su techo, y el tiempo se encarga de acusar la personalidad de Obras Completas
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Onésimo, quien muy pronto destaca en inteligencia y actividad, fiel al servicio de Dios y de la Patria, de la unidad y del campo, en favor del credo y del hombre, de la sinceridad y de la justicia, en servicio de una inquietud social que cree en la jerarquía de los valores y se constituye en baluarte de los débiles, que siente una rebeldía al ver a España en la pendiente de la ruina. Los aires de la ribera del Duero, la brisa que azota las ramas de los olmos, parece como si le limpiasen el alma y le curtiesen el cuerpo. Con un signo castellano, a las orillas de un río que envía su mensaje imperial y sus aguas calientes hacia el Océano, Onésimo comienza su vida, y con ella la empresa para un porvenir español. En el hogar de los padres, Onésimo recoge unos firmísimos principios religiosos, que le hacen sentirse como ejemplar cristiano; por el lugar de su nacimiento toma ese perfil castellano de lealtad constante al campo español. En la paramera de Castilla no existen accidentes geográficos que entorpezcan el horizonte, que salgan al paso de la vista; allí. el hombre tiene dominio de la tierra y su vista alcanza casi, podríamos decir, que hasta el infinito; en el ancho campo que él visita con frecuencia no hay recovecos, se está a la intemperie y sin baluartes de naturaleza, no es posible el engaño; se pisa firme y se pulsa el viento, pero se tiene clarísima idea del Cielo, y esto hace que el hombre se sienta siervo de Dios con orgullo. Y en ese medio ambiente, al mismo tiempo que va saturándose su niñez de las angustias y el trabajo en el campo, su inteligencia comienza a despertarse con las primeras letras. ONÉSIMO, ESTUDIANTE Se acerca el momento de trasladarse a la ciudad. Los padres de Onésimo ven satisfechos que su hijo debe continuar los estudios iniciándose en los de Segunda Enseñanza; hablan consultándose y por fin deciden, aun a costa de sacrificios, que salga de Quintanilla para acercarse a Valladolid. Llega con la ilusión de niño, pero también con enorme propósito de no desaprovechar la ocasión ni perder tiempo; tiene prisa en saber, en prepararse, y al poco tiempo se distingue entre los alumnos del Colegio de Nuestra Señora de Lourdes, regido por los Hermanos de San Juan Bautista de Lasalle. Los años transcurren, y así pasa insensiblemente de la niñez a la adolescencia con un excelente aprovechamiento de la enseñanza. La nueva vida de estudiante no empañó el signo de su personalidad, y del mismo modo que el estudio de las primeras letras fue compatible con su entrañable amor al campo, ahora, cuando Onésimo reside en la ciudad, los hechos nos demuestran que en él no anidan pujos de señoritismo ni el vergonzoso espectáculo de una deserción de la tierra. Sabe bien a lo que aspira y en sus objetivos no puede haber interferencias; necesita prepararse para alcanzar la capacidad y el conocimiento, para dar la prueba de su leal condición campesina. Saliendo por la verdad de una redención de la tierra y del esfuerzo de los hombres que la trabajan.
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SALAMANCA Y ALEMANIA Su origen humilde y la ambición de llegar pronto no le permiten disfrutar del excesivo descanso, y mucho menos vivir en la ociosidad. Buen estudiante y mejor hijo, sabe que sus dieciséis años y el título de Bachiller le obligan a mayores deberes, a no sacrificar económicamente a sus padres y a conseguir la posibilidad de que unos ingresos le permitan vivir por sus propios medios. Con tal intención acude a unas oposiciones del Estado, y en seguida le vemos de funcionario técnico de Hacienda en Salamanca. Ya es un pequeño hombre que ha de habérselas con la vida y con la sociedad, expuesto a las tentaciones al verse libre; mas Onésimo, aun con sus pocos años y lejos del hogar de sus padres, no tuerce su camino, y en la ciudad de fray Luis de León alterna sus deberes administrativos con estudios en la Facultad de Derecho, hasta que obtiene la licenciatura en Leyes. Su vida discurre sencilla y ejemplar, y esto señala otra prueba más de que su idea de capacitarse persiste deliberadamente, para entregarse a fines tan elevados como ambiciosos. En la Universidad ejercita su despierta inteligencia y llega al final de los estudios con la misma rapidez que aprovechamiento. Soldado de Artillería, sus horas en Valladolid van acusando en Onésimo ese amor a Castilla, con el convencimiento de que hasta no enderezar a esa región, paridora de pueblos, España ha de continuar adormecida, sujeta a la balanza fraudulenta de los partidos de turno. Sigue estudiando, y en ocasiones ocupa la tribuna en centros de ambiente universitario. De pronto, Onésimo, con sus veintitrés años, da un salto y parte hacia Alemania. Esta salida al extranjero no es el capricho alocado de un joven con la pretensión de recrearse, ni mucho menos de vivir la bohemia. Sabemos que no dispone de bienes que disipar; como siempre, su voluntad se mueve por deseos de una mayor preparación, de adquirir nuevos conocimientos. Esa es la razón de presentársenos desde la Universidad de Manheim como lector español. Durante el año que permanece allí enseña y aprende, alecciona y estudia, escucha y observa. Es el mismo, pero con unos años más, con una experiencia consciente y con una vocación para remediar los males de su Patria. En Alemania aprovecha los días y respira en la contemplación del campo y de los bosques, al recorrer los de Baviera y las montañas de la Selva Negra. Piensa y admira las tierras del Rhin, llenas de poesía nibelunga y amorosamente cuidadas; bosques magníficos, que dan sombra y trabajo en las veladas invernales. Onésimo compara aquel espectáculo con el escenario que ofrecen los campos castellanos y se afirma en el inquebrantable y generoso propósito de repoblar Castilla de árboles que cobijen bajo sus copas a una España prolífica y proletaria. AL FRENTE DE UN SINDICATO Y a está de regreso, y viene poseído de adelantarse en sus aspiraciones de siempre: defender al campo. Poco tiempo para iniciar el plan. el suficiente para reunir alrededor suyo a unos cuantos hombres que viven en constante Obras Completas
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brega con la madre Naturaleza, y comienza su labor sindicalista. Como hijo del Duero, dirige su actividad a fijar en Castilla una línea de fines concretos y de gran eficacia. Ante aquel grupo inicial de campesinos emprende una campaña de proselitismo y de grandes esfuerzos: al fin da vida y vigor al Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla la Vieja, que pronto se constituye en una de las entidades más poderosas y mejor dirigidas. He aquí una obra que define la condición y la capacidad de un hombre, que señala el profundo ardor, tan arraigado en el corazón y en la inteligencia, en la voluntad del Caudillo de Castilla ¿QUIEN ERA ONÉSIMO REDONDO? Hasta ahora solamente se ha trazado una pincelada biográfica de los primeros años, un apunte incompleto, como fuerte indicativo de sus grandes cualidades. De aquí en adelante, la paleta se verá usada con intensidad, porque los cinco años restantes son los definitivos. De 1931 a 1936 vivió Onésimo entregado a la actividad política. Años de turbulencia y de fundación, de proselitismo y de milicia, de sacrifico y de persecución, años de clandestinidad y de encarcelamiento, de ilusión, de esfuerzo, de esperanza y anuncio de la muerte. La creación del Sindicato Remolachero y la coligación como abogado nos dicen ya un ordenamiento de apuntalarse en Valladolid, cuartel general del futuro de sus actividades. Es joven, dinámico e inteligente, y entre el despacho y los frecuentes desplazamientos a los pueblos, con sus veintiséis años, da comienzo a la más importante empresa que le ha de conceder la inmortalidad. Onésimo, para los políticos de blandenguería, acomodaticios, sin el peso de la conciencia por lo que sucedió y sin vuelo en el pensamiento para lo que se acerca, para ésos, Onésimo es un cerebro enfermizo y un loco de ambiciones inconfesables; para los otros, para quienes se ven sujetos a sectas internacionales y obedecen órdenes extrañas que hipotecan la independencia. empequeñecen el decoro nacional y fomentan la dislocación de las tierras, de los hombres y de las clases de España, Onésimo es un joven peligroso, un enemigo cierto. Para sus camaradas es el fundador de una doctrina salvadora, el español práctico, el ejemplar falangista, que hace de su vida estilo y norma y es la síntesis más acabada del concepto y de la expresión. Para España, el monumento elevado en el pueblo de Labajos, la losa que definitivamente cubre sus restos en el cementerio de Valladolid, el calvario que se levanta entre los riscos del Guadarrama y la Laureada del escudo de aquella ciudad son las mejores razones para decir quién fue Onésimo Redondo. Más bien alto, de complexión fuerte, de pelo rebelde, tan rebelde como las nuevas ideas que aportaba; de mirada penetrante y firme, con ojos de iluminado campesino; ágil de pensamiento, rígido de costumbres, fuerte en el mando, fácil de pluma, valiente y decidido. Este era Onésimo, el hombre ideal para despertar a Castilla de su letargo. Si fuese posible definir a los hombres
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por uno solo de sus conceptos, la definición de Onésimo estaría reflejada en esta frase lapidaria: Si Castilla muere, España muere. Mientras Castilla esté dormida, dormirá España. A quien analice sinceramente a través de este pensamiento el espíritu y la ambición nacionales del jefe castellano no le será permitido atribuir a Onésimo una visión localista, estrechez mental o pedantería provinciana, sin ojos para mirar la anchura que la Unidad de la Patria exige en todo propósito grande y libérrimo. Tal intento seria vano e inútil y bueno para ofender el sentimiento del que tuvo motivo, intuición y coraje para crear y dar aliento de alma a un movimiento de juventud. En su amor a España no había fijado límites, y solamente por convencimiento histórico y genio español sabía que Castilla se levantaría en algún momento por la gran responsabilidad que le estaba señalada en el resurgimiento nacional. De tal manera proclamaba esta gran verdad, que por ello -sin menosprecio para ningún otro lugar de Españareiteraba la afirmación: Si Castilla muere, España muere. Mientras Castilla esté dormida, dormirá España. Convendría precisar, no obstante, el concepto de Castilla según lo entendería Onésimo. Cuando él escribía de tal modo se refería a «Castilla pura, la que no es más que Castilla, la de siempre. Aquella que puede ser una sucesión de valles tenues y páramos nivelados, cortejando al Duero por las dos vertientes. La conexión suave y hermana de varias tierras muy parecidas entre sí: Tierra de Campos, tierra de Salamanca, tierra de Medina, tierra de Burgos, de Soria, de Segovia, de Zamora, etc; es decir, los 90.000 kilómetros de territorio central, con sus dos millones o pocos más habitantes que holgadamente la pueblan.» No por capricho circunscribía Onésimo de este modo a Castilla, porque él tenía completo conocimiento de lo castellano en España y sabía muy bien que «es condición de Castilla el ensancharse saliendo al mar por Santander y teniendo a sus hijos y sentimientos esparcidos por muchas ciudades del litoral y, lo que históricamente es de mucha mayor importancia, fundiéndose insensiblemente con Aragón, consorte perpetuo de Castilla». Onésimo hablaba de Castilla en España “en el sentido de contrastar su relación con el letargo de la Raza, su actividad durante la llamada decadencia y su postura cuando, sin posible aplazamiento, afirmaba él que se venía ventilando la nación española el rotundo dilema de volver a ser o resignarse a la ruina”. «Obsérvese cómo en esa Castilla pura, o sea la España castellana y rural, resulta ser un hecho la Unidad admirable. Lo mismo que es sensiblemente uniforme su altitud terrenal es uno también el temperamento, una la creencia y una la tradición. Saliendo de nuestras extensiones, nadie sabe ni puede recordar diferencias entre el hombre de Soria y el de Salamanca, entre el campesino y el «charro», el burgalés o el segoviano. De la tierra del Cid -continuaba diciendo Onésimo- se va sin transición notable a la de Isabel la Obras Completas
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Grande- Felipe II contempló en su niñez horizontes bien parecidos a los que profetizaba Fray Luis; desde Almazán se baja a las tierras charras sin que la curiosidad de lo vario distraiga al caminante. Los mismos alimentos, idénticas labores, canciones semejantes y espíritu gemelo. Nada se encuentra en extensión y en intensidad que sea tan uno como la meseta castellana, ni en fraternidad de suelo, necesidades, creencias y filosofía colectiva. Y a esta cordial y concentrada unidad se junta la condición y también el camino de esa voluntad unitiva. Sólo Castilla quiso siempre y supo unir. Y unir a través de millares de lenguas y por encima de los mares y de las cordilleras. “Por fortuna, en lo que se llamó europeización de España, Castilla permaneció incontaminada en su retiro. No perdió el equilibrio; pero su sopor de dos siglos es lo que explica la persistencia de los males españoles. La renuncia, la apatía pertinaz de Castilla ha sido la dolencia radicular del árbol español”. Se ha recogido este pensamiento porque latía en su corazón generoso, afectivo e intransigente, con el intento de perfilar una semblanza y recoger después las pruebas que desde las páginas de Libertad le acreditan el calificativo de «Caudillo de Castilla». *** Onésimo no se conforma con haber iniciado su etapa sindicalista, no le basta con haber despertado entre la gente labradora un espíritu de solidaridad económica y social. Presiente que lo principal de su acción ha de moverse en otro campo de actividades de mayor trascendencia y es ahora cuando debe iniciar esa empresa que libere a España de la quebradura territorial, de la disociación de sus hombres y de la hostilidad de sus clases. Esta labor política es la que pretendemos poner ante la consideración del lector; pero sirva el anticipo de que, por temperamento y sentido ideológico, no ha de ajustarse a las estrechas miras de cualquier parlamentario. En este fondo de rebelión es donde está el germen de su tarea y la base de su doctrina política. Nos hallamos ya ante la triste realidad de la segunda República española. El régimen fraguado en las logias masónicas ha descorrido el trasfondo de sus torpes intenciones y acusa su línea antinacional y marxista. Muy pocos días fueron suficientes para que apareciese la verdad de un pensamiento desalmado en aquella provisionalidad de Gobierno que hizo posible la humeante jornada del 11 de mayo, para escarnio de la fe y para mejor ejemplo de la anarquía y de la incivilidad, en aquella provisionalidad de Gobierno que se precipitó a la legislación más desordenada y hostil. hiriendo tradiciones y sentimientos. Han transcurrido solamente dos meses y Onésimo comienza los escarceos entre la juventud con la publicación del semanario Libertad. Estamos exactamente en el 13 de junio de 1931 cuando aquel pasquín volandero aparece como un reto y una esperanza, como un clarín de llamada y un principio de algo nuevo y renovador. Su título confunde a todos. A los unos, 228
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porque piensan que Libertad no puede titularse así otra cosa que no sea vehículo de un libertinaje; a los otros, porque tras la palabra encuentran textos de una vibración desconocida, con un lenguaje seco y fiscal. ¿Es un periódico de la reacción? ¿Es una publicación izquierdista? Ni lo uno ni lo otro; Onésimo se desentiende de los dos polos y busca la Libertad de España, aunque el título desconcertante sirva para inutilizar uno de los tres mitos de la antipatria. Ahí está el valor y el acierto: enarbolar un título que penetre en los oídos de todos y envuelva una consigna fundamental para la revolución que aspira. Libertad es de jóvenes, y a los jóvenes se consagra preferentemente. No nos importa contar o no con una mayoría borreguil ante las urnas y repudiamos el concurso de las multitudes embragadas de desorden por las calles. Disciplina y audacia es nuestro lema. Las naciones pertenecen siempre a las minorías con fe y organización. Dándolo todo al ideal antes de comenzar, a nadie tememos. «¡Por España grande, por España verdaderamente libre, a la lucha!» En junio de 1931, dos de los tres gritos que hoy firman en el escudo de España se daban como consigna desde las páginas del naciente semanario de Onésimo. Y en ese mismo número, como anuncio de un arranque transformador, un ligero artículo, titulado «La revolución social», del cual son los siguientes párrafos: “Dicen los sindicalistas: La revolución política está hecha; falta la revolución social. En pugna con ellos, dicen, no obstante, lo mismo muchos socialistas y otros elementos que para halagar a las masas se aproximan, como esos feroces parlantes de hace unas noches en la plaza de toros”. “Dicen los comunistas: Negamos que la revolución política esté hecha. Esta y la revolución social sólo puede hacerla el soviet. Nosotros somos asimismo entusiastas de la revolución social. Lo queremos declarar desde el principio. Estamos conformes con que hay que resolver muchas instituciones, volcar cabeza abajo en el campo de lo social innumerables abusos. Estamos enamorados de cierta saludable violencia, por el convencimiento de que en otra forma se escurrirán siempre los explotadores y acabarán al final de cada prueba flotando sobre sus oprimidos, con el nombre trocado y la casaca siempre nueva. Hay que acabar, sí, con esos hijos y nietos de la desamortización, que no han tenido tiempo de recorrer sus inacabables fincas, mientras en el municipio donde radican otros pasan hambre...” “Debemos acorralar con un genuino movimiento revolucionario todas las formas de usura, incluso esa moderna, que consiste en pagar al labrador un mínimo bastante para que no muera y siga trabajando, pero insuficiente para que sostenga los hijos que da a la Patria... Hay que redimir, en fin, al que trabaja y resolver violentamente, si es preciso, como lo será, a la burguesía, encastillada en sus numerosos fondos económicos. Pedimos, pues, la revolución social para que todo hombre apto encuentre trabajo dignamente remunerado y para que nadie se vea privado de la posibilidad cierta de elevar su condición según sus medios y para que el campo -que es España- sacuda las cadenas de la hegemonía burguesa. Pero si la revolución social es una necesidad y un grito de justicia, hay que defender. Ese movimiento sano y juvenil de las corrupciones traidoras que proceden de la democracia judaizante Obras Completas
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superburguesa, como de las máximas internacionales con sello marxista, que descaracterizaría la genuina revolución hispánica para hacernos siervos de Moscú. Revolución social, enérgica y urgente, a cargo de la juventud española”. En esas líneas, con frases desgarradas y valientes, se afirma una posición de avanzada social que enfada a las “gentes de orden” y confunde al griterío socialista. Originales modos de exponer un pensamiento, si se sitúa uno en aquellas lejanas fechas de 1931, apenas llegados al Poder los que pedían el desarme de la Policía y el pertrecho de sus respectivos correligionarios. Antes acusó recibo a Lo Conquista del Estado con palabras de bienvenida y comunidad de estilo, y a continuación lanzaba sus alertas a los campesinos de la siguiente manera: “Fiemos mucho, camaradas, del valor cierto de las masas campesinas: en Castilla es axiomático que ningún hombre merece más ni puede mas que cada uno desde el momento en que la lucha surge. La minoría de provocadores será, por tanto, la que nos dé el tiempo, porque a continuación del reto brota en todos los labriegos el amor propio que los pone en actividad, y desde ese momento son indomables. Sin contradicción no hay vida. Para nosotros, la pugna es la victoria. Salimos al mundo con gesto de auténtica autoridad”. Ya busca Onésimo, desde la fundación de Libertad. que sus colaboradores universitarios sientan inclinación al campo y a sus problemas. “Castilla desamparada”, clama también el 13 de junio, y su pluma lo argumenta así: “No queremos unir nuestra voz a la de las plañideras castellanas, que son casi todos los hombres de levita y de casino, tenidos comúnmente por padres de la región. Estamos hartos de oír los clamores fúnebres de los importantes, llorando ver a Castilla como la región más despreciada por el Estado nodriza, por los Gobiernos defensores del presupuesto. Abominemos de esos menguados que atribuyen la decadencia de Castilla al desamparo en que Madrid nos tiene. Uno y otro hecho, que no negamos serán, cuando más, el reflejo oficial de otro más importante. Del único pecado a que los hombres jóvenes con ansias creadoras y alma realmente revolucionaria deben atender es ésta: Castilla languidece porque empieza por no existir para los mismos que la habitan”. Con ese estilo tan preciso, con esas frases tajantes y seguras, ausentes de lírica, pero con afirmaciones de puño y acusadoras, de ahora en adelante martilleará, todos los lunes, en la conciencia de la juventud, a la cual, desde un principio se dirige. No puede prolongarse por más tiempo el precipicio a donde caerá la generación española, que tiene asignada una tarea con rotundas afirmaciones de valores positivos. Son hombres útiles para la acción de la antipolítica y urge rescatarlos de la política mezquina al uso, que observe las máximas atenciones; antes de que puedan contaminarse más en la ponzoña y en el odio, en la materialización y en la ausencia del sentimiento español, es preciso ganarles para que formen en las filas avanzadas de un camino nacionalmente revolucionario. La prosa de Onésimo -como se ve y como se verá- huye del adorno y va derecho a lo que interesa; está llena de protestas, mas hay en ella una emoción española con fuerza bastante para penetrar en los ilusionados corazones de la juventud que busca la auténtica transformación de los modos y de las personas en lo que responde a la denominación política. El molde de 230
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Libertad ha roto con lo viejo y caduco y nada quiere con lo que, apareciendo como nuevo, no es sino un fraude más con ropaje demo-marxista y orientación extranjerizante y masónica. España está ausente de aquel triunfo inesperado y turbio que entrega el Poder a los hombres del desgraciado Pacto de San Sebastián, y el naciente portavoz de Castilla habla duramente de grandeza y revolución nacional, de justicia y de imperio, de unidad y de lucha, de libertad, audacia y disciplina. Es un lenguaje que confunde, sugestivo y directo, valiente y que desconcierta, el de este hombre que ha fundado el semanario Libertad como anuncio y pregón de un genuino movimiento de juventud y de revolución. Y hemos visto cómo en junio de 1931 emprende una captación de voluntades aireando consignas que en aquellos tiempos pocos pudiesen sospechar que constituyesen augurio de realidad cuando llegase el mes de madurar el grano, en el verano del 1936. Desea hombres útiles, corazones vírgenes, para la acción de esa antipolítica que España necesita y la juventud espera. Sabe el punto de apoyo que tiene en su periódico -aunque sea solamente un semanario-, porque “la prensa -escribe Onésimo- ha intervenido como actor principal en ese desastre; ella es un valor mayúsculo entre todos los que ejercen poder en el mundo político; ella es la que ha creado este cuadro de turbulencias, aunque al final de la tragedia entierre con desfachatez en sus archivos mil pruebas acusadoras de sus propias columnas”. Generalmente –continúa escribiendo-, la mayoría de los periódicos no han tenido la moral que presidiera eficazmente el derecho de escribir. Gran parte de las rotativas han estado ausentes del interés nacional, sirvieron únicamente de caza para el mejor lucro de sus empresas, aunque la empresa de España quedara sometida a la infecundidad de los profesionales de la discordia”. Por eso, por la significación de la prensa como arma poderosa, tuvo prisa en desahogar su ímpetu de eficiencia y funda Libertad con el más sincero espíritu revolucionario, que a la vez sea conciliador de su fe católica. “La verdad no puede ser discutible, y España, que es la primera verdad nacional, no puede quedar impunemente puesta a las sórdidas apetencias de escándalo de cualquier delincuente de la pluma”. “Los que a un elevado precio juegan a la Revolución sin ideal de verdad revolucionario, llevados del odio y del apetito de cuando, desprovistos de un contenido renovador, merecen una extirpación, porque su subsistencia sólo se paga con la ruina. Este es el caso de la prensa burguesa que fue revolucionaria. Burguesía ciega, prensa venal y socialismo aburguesado son el mejor caldo para el fermento comunista.» El recuerdo de estas afirmaciones pueden ser consideradas como pasadas de moda, pero no se olvide que en estos momentos se trata de perfilar históricamente la labor de Onésimo. Él no ha fundado Libertad con la sola intención de fijar ideas sobre la altiva misión de la prensa, sino que trabaja constantemente en proyectar el único camino que él tiene concebido para la decisión futura de España. Un joven zamorano se levantó desde Madrid sobre el problema de su tiempo con el propósito ambicioso de restaurar un anhelo colectivo de expansión en el ánimo del pueblo y con una bandera desplegada nacionalmente para la Obras Completas
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conquista del proletariado, como instrumento también de grandeza española. Y para que sus ideas recorran los ámbitos de la Patria y arrebaten la acción y el pensamiento de los más jóvenes. Ramiro Ledesma Ramos– he aquí el jóven zamorano- alumbró el primer periódico del sindicalismo nacional bajo el título de La Conquista del Estado. Onésimo coincide con la comezón interna de Ramiro, con la necesidad de salir por unos postulados fundamentales que aprovechen la oportunidad histórica más ambiciosa y gigantesca y ha fundado Libertad, el gran periódico que, desde Valladolid, ampara el entusiasmo por la salud de la Patria y la transformación social. LAS JUNTAS CASTELLANAS DE ACTUACION HISPANICA Los veintiséis años del director de Libertad, su inteligencia, su capacidad de trabajo y su dinamismo le empujan a efectuar con la práctica lo que semanalmente proclama desde las páginas del periódico. Junto a sus pocos colaboradores perfilará un movimiento forjado en la disciplina y mantenido por la sana conducta de sus hombres. El vivero de la selección de camaradas ha de ser desde un principio la Universidad, puesto que los pueblos que la poseen están dotados de una grandeza permanente. «La Universidad -dice-, o no es tal Universidad, sino una fábrica mercantilizada de burócratas, o está destinada a formar los hombres que constituyen la suprema garantía para la grandeza nacional. Nada significarían las fórmulas, los programas que son en sí meras obras sin cuerpos, si no hay hombres que las practiquen y las sostengan con el mejor ejemplo de su bondad nacional: la masa es esencialmente movible y en todas las latitudes de cada época se mueve según es conducida. La responsabilidad de los caminos de un pueblo es siempre, siempre, de los conductores.» Por eso mismo él, que reunía todas las virtudes para ser un aristócrata del patriotismo, buscó en la Universidad una falange de hombres, de futuros maestros, para derivar toda la actividad constructiva de un pueblo hacia la grandeza colectiva, de hombres dispuestos para hacer Patria, sintiéndola con selecta claridad. Al poco tiempo de la primera salida de Libertad, este pasquín que desorientó tanto al principio, domina ya en el ambiente universitario. No hay tiempo que perder, pues esos hombres, mejor aún la voluntad de esos jóvenes y la de otros más, ajenos a la Universidad, hay que encuadrarla debidamente para la reconquista nacional, y entonces crea las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica. En sus ordenanzas se habla de «España como nación una e imperial, obligada por su historia y la capacidad de su cultura a ser fuerte entre los demás pueblos, dando al Estado una estructura y pureza hispana. Proclama la Junta su veneración por las grandiosas tradiciones patrias y la comunidad de raza y destino con las naciones ibéricas de ultramar. En el apartado que destina a Justicia Social afirma que los problemas sociales que la moderna organización del Estado presenta, y particularmente la elevación intelectual, económica y moral del proletariado, deben resolverse 232
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por la intervención del Estado, para evitar la explotación del hombre por el hombre. Rechaza la teoría de la lucha de clases. Abogan por una reconstrucción con mejora rápida de las condiciones de cultura y rendimiento de la producción agrícola, la repoblación forestal, la dignificación, de la vida rural, y apunta unos últimos fines de cultura que han de desarrollarse en cuanto al orden cultural y físico, al orden social y al orden político. Respecto al pensamiento político, las evidentes pruebas de persecución exigían que las ordenanzas disimulasen- el rigor de los postulados, para no tropezar con el inconveniente de la desaprobación en el Gobierno Civil. Por la primera denominación de Juntas podemos interpretar el sentido de unido que Onésimo lleva consigo. “La unidad constituye el lema más audaz y revolucionario que enarbola el nuevo movimiento. La unidad pertenece, de una manera constante, a nuestro ideal. La unidad es nuestro signo, y dormidos o despiertos debemos pensar en restablecer la unidad de España, la unidad social de todas las clases por medio de la juventud que no tiene todavía que reprochar y lanzar a un hombre contra otro”. En cuanto a la “actuación” de sus Juntas, él mismo exponía que estaba el punto revolucionario y la razón, por tanto, de su existencia. “Hay que transformar a la juventud; hay que formar con la juventud una milicia dispuesta a servir a España; hay que hacer la revolución, y para ello hay que transformar a los españoles hasta entrar en sus raíces. Pero hay que hacerlo realizando en su espíritu, en el alma de los maestros, una transformación grande, honda y aparatos de esa situación del espíritu español actual, perdido y escéptico” Y en otra ocasión decía: “Somos revolucionarios, no en el vulgar concepto marxista de dinamiteros, sino en su verdadero significado de transformación. Emprendiendo esta transformación es cuando comenzaremos a recuperar la España en ruinas que nos dejaron nuestros padres; quizá no comprendan nunca nuestra rebelión de hijos, aun cuando les digamos que vamos a ser mejores que ellos. Y tened en cuenta que para alcanzarlo será necesario infiltrar en la totalidad de nuestra juventud primero el espíritu de esa rebelión, que comienza transformándonos a nosotros mismos. Venimos a revalorizar el factor humano, la confianza en el hombre frente a la servidumbre de las fórmulas. Por eso lo importante, lo sustancial, lo salvador y lo revolucionario no son los credos, ni las palabras, ni los programas, sino los hombres. Si la fe sin obras es vana, las palabras sin conducta que las confirma parecen hipocresía. Actitudes y actos convincentes, frente a la retórica y a la teoría formularia”. Las reuniones de las Juntas se hicieron en un principio en la periferia de la ciudad. Lo imponían las circunstancias, y las circunstancias se producían en una estrecha vigilancia a los pasos de Onésimo y un cerco perseguidor de la extensión y amplitud del movimiento juvenil. A pesar de todo, la propaganda iba siendo eficiente, y, aun al aire libre, el proselitismo se manifestaba alentador con la incorporación de nuevos afiliados. Puente el Sol, Cuesta de la Marquesa, Cuevas del Tomilla y campo de San Isidro son lugares que sirvieron de escenario para el comienzo
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del banderín que más tarde había de cristalizarse con las J. O. N. S. de Ledesma Ramos, y a los dos años, con la Falange de José Antonio. LAS J. O. N. S. Cuando comienza el mes de octubre, Onésimo entra satisfecho en el nuevo curso. En cuatro meses su labor ha cristalizado ya en algo tangible, en algo que tiene vida y va tomando cuerpo, no sólo en Valladolid, sino por la provincia. Libertad se ha abierto camino y su doctrina va calando en los miles de lectores con que cuenta. No importa que su aparición durante los lunes esté perseguida gubernamentalmente y que el odio marxista aceche provocador la venta del semanario. En pocos meses se ha impuesto, y el clarinazo de Libertad ha conseguido llevar tras de si a grupos de juventud. El primer objetivo estaba cumplido y Castilla comenzaba a despertar de su letargo. La F. U. E. tiene va muy poco que hacer en los claustros universitarios, donde el espíritu del semanario ha penetrado hasta tomar raíces multiplicadas y profundas. Pero hay que continuar en la brecha y abrir nuevos horizontes, y es por aquellos días cuando Onésimo toma un decisivo contacto con los que desde Madrid defienden ideales semejantes, escribiendo en las columnas de Libertad lo siguiente: “NUESTRO SALUDO” “Terminadas las vacaciones veraniegas, bien explicables, La Conquista del Estado sale con reforzados bríos al palenque periodístico, en el que este inteligente lealísimo colega “Nacionalsindicalista” hace grupo aparte porque sólo él enarbola netamente la única bandera de salvación nacional: la lucha marcial contra la traición y la podredumbre marxista”. “Nos unimos a los camaradas de La Conquista del Estado en su acción de fidelidad hispana y antimarxista. Como verá el lector, honraremos a menudo las páginas de Libertad coadyuvando a la extensión del frente nacional de salvación por la difusión del pensamiento Nacionalsindicalista”. Al mismo tiempo que se escribía esto se decidía una comunión más estrecha. Con cierta frecuencia Onésimo tenía que trasladarse a Madrid con asuntos del Sindicato Remolachero, y varias veces aprovechó la oportunidad para entrevistarse con Ramiro. El diálogo, naturalmente, que se entretenía en el desarrollo de la política y en el discurso por la nueva doctrina salvadora. Desde un principio estaban de acuerdo, pero hasta el mes de noviembre no se legalizó el convenio -permítase la frase- entre Onésimo y Ramiro, entre los de Libertad y los de La Conquista del Estado. Acordaron redactar un manifiesto político, que estaba presidido por el Yugo y las Flechas, como emblema de las J. O. N. S, naciente, idea de Juan Aparicio, que recordó la ocasión de una clase de Derecho Político en Granada. Onésimo regresó entusiasmado a Valladolid. Otro paso definitivo se había dado, otra confianza más, otro estímulo nuevo para seguir en vanguardia. Con el nacimiento de las J. O. N. S. se fundaba un movimiento de demisión nacional con la palabra Junta a la cabeza del Sindicalismo 234
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Nacional. El resto del mes de junio ya encontraba un camino más perfilado, un quehacer más concreto y una concepción más amplia: desde aquel momento Libertad se constituía en órgano de las J. O. N. S., y los camaradas reunidos en la clandestinidad contaban con una bandera que defender y unos puntos fundamentales que propagar; estaban encuadrados en la milicia civil de las J. O. N. S. El frío de la meseta, en diciembre, tuvo como contraste el calor con que se acogía la nueva receta política para la Revolución. No es posible transcribir el manifiesto político. Basta saber que las Juntas de Ofensiva Nacionalsindicalista nacían para ponerse al frente de los núcleos sanos de nuestro pueblo, para propagar con pulso y coraje la orden general de ¡Servicio a la Patria!, en virtud de que no existía en el panorama político fuerza alguna que garantizase la defensa de los ideales hispanos. ”No nos resignamos a que perezcan sin lucha los alientos de España ni a que se den los mandos nacionales a hombres y grupos educados en el derrotismo y en la negación”. SEIS MESES DE 1932 La actividad de Onésimo en 1932 fue posible nada más que durante los primeros seis meses, pero en ese tiempo se multiplica para la causa que concibió y para el movimiento definido en los finales del año anterior. Durante ese medio año, la conjura demoliberal, el terror republicanosocialista, no pudo acorralar la vitalidad de las J. O. N. S. en Castilla, porque el ardor creciente tomaba proporciones de realidad peligrosa. Cierto que en las filas jonsistas solamente formaba gente de pocos años y de mucha pasión española- Los padres no podían comprender aquella «santa insensatez» de los hijos, que, a pesar de las broncas paternas, no hacían deserción de las escuadras. Tuvo que ser aprovechado el 10 de agosto para emprender una persecución personal contra Onésimo, que trajo como consecuencia el destierro forzoso del jefe castellano en tierras de Portugal, pues formaba en la lista de deportados a Villa Cisneros. Pero bueno es señalar los acontecimientos y la acción de Onésimo en esos meses primeros de 1932. “No vaticinamos, sino que anhelamos y trabajamos, eso sí, porque nuestro anhelo de enero sea una realidad en diciembre”, apunta en su pronóstico político para 1932, y se refiere a la constitución de las milicias regulares anticomunistas. Todo nuestro fervor por la salud de España y la emoción con que celebramos la inauguración del nuevo año pensando en ella, querremos resumirlo en esta reflexión: “Que no salvaremos a la Nación de la barbarie soviética sin organizar una falange extensa de españoles de todas clases dispuestos a defender con sus personas la vida civilizada de España”. Emprende el nuevo año con la misma decisión que tuvo par a la publicación de Libertad, con el mismo entusiasmo que puso en la organización de sus Juntas, con idéntica ilusión que le llevó al nacimiento de las J. O. N. S. Estaba comprometido en preparar la Revolución Nacional y nada puede entorpecer a Obras Completas
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sus propósitos, ni la hostilidad abierta desde el Poder, ni la presencia amenazadora del enemigo, ni las actitudes asustadizas de la reacción. Él sigue en su línea, junto a sus camaradas; él continúa abriendo brecha y dando contenido al movimiento juvenil desde su semanario; pronuncia charlas con fines preparatorios, orienta a los que con él colaboran, anima a todos a permanecer en el campo de la lucha y del honor nacional. Una obsesión parece que le entretiene por aquella época: la constitución de la milicia entre los suyos, la preparación física de grupos que hagan posible la violencia frente a la violencia. “Hay que formar milicias civiles de España. Haciendo frente en primer término con sagacidad y legalidad, hasta donde sea posible, a la franca y solapada oposición gubernativa. Y supliendo con la energía y la rapidez de ahora el camino que los adversarios nos llevan ganado. No cabe esperar defensa de la legislación y de los usos democráticos, ni siquiera fortaleza recíproca, estando los enemigos bien armados y consentidos y pertrechados, mientras del lado opuesto no surja una ideológica tan feroz por lo menos en la defensa como lo es la contraria en el ataque, equipándonos con medios de lucha que superen al enemigo”. Por aquellas fechas, la persecución contra las J. O. N. S. arrecia y el enemigo vigila todos los movimientos, porque entiende que la actividad de la juventud disciplinada va adquiriendo penetración, prosélitos y eficacia. Onésimo actúa revolviéndose contra el error y la violencia marxistas, y padece la multiplicación de denuncias, que cada una se traduce en un proceso, para sumar entre todos bastantes años de cárcel. Este sistema tan amenazador no inquieta para nada a quien vive completamente decidido a entronizar la doctrina jonsista. Al fin se ha encontrado un local p ara residencia del periódico y domicilio del movimiento. El primer piso que sirvió para reunir a los camaradas no presenta ninguna comodidad. Pocos muebles, pero mucho espíritu hay en aquellas habitaciones de la calle Alonso Pesquera. La celebración de charlas semanales que sirven para la formación política de los camaradas, hasta que se presenta una ocasión de hacer acto de presencia con la organización de un mitin, que resulta ser el «primer mitin suspendido», a instancia de todos los partidos gubernamentales, que acudieron a solicitarlo del gobernador civil por considerarlo como «una fuerte provocación». Libertad replicaba con estas frases: “Celebraremos, por Dios y por España, muchos - muchos mítines. Diremos la verdad alta y claramente, sin miedo a la supuesta ferocidad de ese enjambre ficticio de partidos, juventudes, federaciones y demás timos republicanosocialistas”. Al poco tiempo le sorprende el intento gubernamental de quebrar arteramente la unidad española amparándose en el “hecho diferencial” de un negocio separatista convenido en el famoso Pacto de San Sebastián, y agita la conciencia con protestas y artículos que rubrican las frases del “Cataluña no es de Maciá, ni de la Esquerra, ni de los catalanes; Cataluña es de España. España no sería tal sin Cataluña, como no lo sería sin Castilla o sin Andalucía. Esta afirmación de inseguridad hispana es lo que importa y lo que todos debemos sostener, ofreciendo para ello nuestras vidas”. Es la hora de la primera 236
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manifestación formal de las J. O. N. S. y los camaradas se lanzan por las calles de Valladolid con el grito de “¡Viva la unidad española!”. Se suspenden las clases en la Universidad y demás centros docentes, se cierran muchos comercios, y la gente, el pueblo, se suma a los manifestantes jonsistas en un acto impresionante de españolismo, por la cantidad y por la calidad, por la ingente muchedumbre y por el espíritu que se respira. Los partidos del Poder están coléricos; el gobernador civil echa lumbre y ordena que la fuerza pública disuelva aquella imponente manifestación que invade todo el centro de la ciudad. La sangre de un joven obrero - Cipriano Luis Zarzuelo -, vertida en la Plaza Mayor, fue el compromiso por la unidad española. Las informaciones llegan a Madrid, y desde allí se mira con cierto temor el alcance de la tarea que se ha impuesto, desde Valladolid, Onésimo con el intento de fundir entre las masas el sentido nacional que les falta. Aquel 11 de mayo fue una ejemplar réplica, desde la ciudad castellana, a aquel otro anterior, incendiario, de 1931. “¡Muera el Estatuto catalán!” “¡España una!” “Felicitamos a la juventud - escribe -, a nuestra juventud, por la muestra heroica de españolismo sano que ha dado estos días en la calle. Ya veis, jóvenes, cuánto preocupa vuestro gesto patriótico, que inmediatamente se lanza contra vosotros bandas de hombres armados de pistolas... Vuestro gesto es, evidentemente, noble y redentor. Es la única esperanza que queda de una España decente. No hay que retroceder ni decaer, camaradas. A las balas del Poder tiránico sabremos oponer, en unos casos, nuestra astucia; en otros nuestro coraje, y siempre, nuestra firmeza y nuestro tesón ideal. Hasta desalojar a los opresores, basta alcanzar para España un régimen digno, tan grande como los alientos de nuestros pechos. ¡Viva España única! ¡Viva España grande! ¡Viva España libre!” Cerca de veinte procesos llegaron a pesar sobre Libertad. Las multas y recogidas policiales del semanario menudearon hasta que fue suspendido por el Gobierno en agosto de 1932. ONÉSIMO, EN PORTUGAL Ya se ha dicho que las circunstancias adversas obligaban a Onésimo a salir de España. Portugal es su residencia forzada desde agosto de 1932 a octubre de 1933. Desde las tierras vecinas no cesa de orientar y dirigir. Es ya muy amplio el brote de las ideas germinadas; son muchos los camaradas enrolados en servicio de la nueva causa nacional. Desde aquí escribe. La correspondencia es el único procedimiento posible para no desconectarse de Valladolid y de sus hombres, para que no se vea malograda una empresa que ya estaba en cauces eficientes. Desde Portugal sigue dictando consignas y ordena la publicación de su segundo semanario que venga a sustituir a Libertad, con el título de Igualdad. Con el curso nuevo -noviembre de 1933-, algunos camaradas más jóvenes que intervinieron en la redacción de Libertad crean el nuevo semanario de combate Nacionalsindicalista. Onésimo, desde Portugal, envía su colaboración dirigida principalmente a fijar puntos doctrinales. La colección de aquellos artículos tienen singular Obras Completas
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trascendencia y un gran valor por constituir una síntesis teórica del Movimiento. Su publicación en este apunte sobre Onésimo es imposible, pero digamos que con el título general de «Hacia una nueva política», escribió los siguientes: El Estado Nacional. (Del siglo XVIII al 28 de junio. De Napoleón a Herriot.España libre y sus enemigos.) La pérdida del Estado Nacional. (Los antiguos y modernos «pactos de familias.) Señales del Estado Nacional. (Una enumeración.) La restauración del Estado Nacional.(Distintivo de la nueva política.) Signos del nuevo Movimiento. (Contra los partidos políticos.)El mito sagrado de la Unidad. (El vértigo de la discordia.)Rehabiltación del patriotismo. (Primer principio unitivo.)La tradición y el pueblo. (La nueva táctica.)¿Monarquía o República? (La rutina y la estrategia.)El Estado del porvenir. (No podemos importar soluciones.) De nuevo sobre el Estado del porvenir.(Las fórmulas y la elección de los peores.) Lo conquista del Estado. (Las milicias nacionales.)El nuevo Estado. (Necesidad, de un pensamiento propio.)Y otra serie titulada: No ha habido revolución social. CANDIDATO DEL PUEBLO Con la convocatoria de nuevas elecciones, en octubre de 1933, regresa Onésimo a Valladolid. Desde tierras , de Portugal desarrolló una actividad fecunda para estar unido al Movimiento político, a sus hombres y no permitir que el cansancio y el abandono se apoderase de los camaradas. Con frecuentes cartas v a través de algunas visitas, Onésimo está al corriente de todo y fomenta la acción y el entusiasmo. Por ello, las J. O. N. S. han tenido continuidad en su quehacer y el desánimo no ha quebrado las filas. Vuelve Onésimo y aprovecha la oportunidad de aquellas elecciones para emprender una agitación de los pueblos. Sacrificando su tranquilidad, se presenta como candidato entre derecha e izquierda, completamente solo, para extender la doctrina. Reúne a sus camaradas y organiza un plan de actos públicos, valiéndose a la vez de los semanarios Igualdad y Libertad, que reaparece con su regreso. El miedo de su candidatura se extiende entre las derechas y comienzan a inculparle del posible triunfo izquierdista. Un miedo, claro está, que no meditó antes, al formar la candidatura, en verse privado de la asistencia de Onésimo. Todo estaba calculado y la exclusión del nombre de Onésimo se hizo conscientemente. Pero la generosidad de Onésimo y su amor a España era tanto, que ante el temor de contribuir quizá al triunfo de algún marxista, decidió retirar su candidatura, sin que ello significase abandono de la campaña de propaganda. El anuncio de su decisión se publicó en Igualdad, diciendo así: «Retiramos nuestra candidatura popular. Sabemos sacrificarnos una vez más. No queremos que nadie nos lo agradezca. Somos la «única» fuerza eficazmente antimarxista y en todas las ocasiones lo demostramos.» Y siguió celebrando por los pueblos los actos de afirmación Nacionalsindicalistas. Sorprendente y original campaña aquélla en la que en medio de la turbia 238
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agitación electoral un manojo de jóvenes iban hablando contra derechas e izquierdas, predicando la doctrina del porvenir. “Derechas e izquierdas”. He aquí los dos polos, y ahora más que nunca se evidencia la impresión y la vaguedad de ese absurdo encasillado político. Si por derechas se entiende espiritualidad, nosotros somos derechas, y presentamos historial de catolicismo práctico. Si por derechas se entiende táctica, diferencia del capital o burgués, reducto de ambiciones, nosotros somos izquierdas, revolución.» ONÉSIMO EN LA UNIDAD DE FALANGE ESPAÑOLA DE LAS J. O. N. S. Desde octubre de 1933 actuaba en la vida pública española una organización nacida en el histórico acto del teatro de la Comedia, bajo la dirección política de José Antonio Primo de Rivera. Hombre culto, muy preparado, gran orador y con unas dotes de mando extraordinario, supo aprovechar el escaño de las Cortes para acuñar una personalidad excepcional y destacarse como fundador de unos principios políticos sobre la base de una España auténtica, vigorosa, social y justa. Hasta octubre de 1933, su voz se desenvolvía en una lucha personal, pero desde aquella mañana quedó proclamado el nacimiento de un nuevo Movimiento, la presencia de Falange Española. El acto de la Comedia encontró el eco natural entre la juventud nacional, no solo por la figura de su jefe y organizador, sino por la gran calidad de sus conceptos y la fiel línea de su discurso, que ha pasado a la historia cómo perfil doctrinario de la auténtica revolución española. Las consecuencias no se hicieron esperar y pronto comenzó a crecer y extenderse por toda España, a recibir adhesiones y a organizarse en provincias y pueblos la Falange Española. Este hecho sirvió para que las J.O.N.S analizasen la realidad y sintiesen la misma preocupación e inquietud que F.E. No era lógico que existiesen dos organizaciones similares y que cada cual buscase fines idénticos por distinto camino. Si uno y otro marcaban el principio de la Unidad como fundamental, no sería difícil llegar a un entendimiento y juntos emprender la tarea común. Por otra parte, en ningún lado existía un propósito individual de ambición; por eso no tardó mucho en iniciarse las conversaciones, para intentar algo más que un acercamiento, y, en efecto, a mediados del mes de febrero se decidió la unidad de las dos organizaciones en una sola, que respondía con la denominación de Falange Española de las J. O. N. S. Nosotros, en este trabajo, habremos de referimos a lo que más directamente tiene relación con Onésimo, y desde ahora, la acción que el jefe castellano desarrolló bajo a bandera de la Falange. No hay que decir lo entusiasmado que Onésimo regresó de Madrid, después de haber asistido y deseado la unidad. No habían transcurrido tres años desde aquel día de junio, primero de Libertad, y los acontecimientos habían hecho posible esta vitalidad y anchura que respondía a Falange Española de las J.O.N.S. Un hecho que se hacía necesario festejarle solemnemente; un hito Obras Completas
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histórico de gran sentido político que pedía la más pública proclamación y el acto de mayor trascendencia. Se eligió a Valladolid como escenario, y Onésimo regresaba henchido de satisfacción con tan honrosa misiva. Se había dado el paso principal hacia la unidad, recibida con júbilo unánime por todos los que soñaban con la nueva España. El impulso de Falange Española de las J.O.N.S. se consiguió no sólo por lo más alto y noble, sino por la emoción más aún que por la inteligencia. Por eso era preciso encontrar 1m motivo de resonancia en el que pudiesen lanzarse consignas claras. Y se eligió el día 4 de marzo para el acto monstruo del teatro Calderón en Valladolid. La preparación del mitin tuvo el cuidado de organizarse con intensidad y audacia y la propaganda prácticamente se hizo sola entre el entusiasmo de las J.O.N.S. de la provincia y el gran espíritu de los camaradas de la ciudad. Cuanto más próxima estaba la fecha, más nerviosismo se pulsaba en el enemigo y más claro aún sus propósitos. Frente a la actividad pesimista del rumor provocativo y el terrorismo de trágicos acontecimientos, la postura arrogante y entera de los camaradas de la Falange, dispuestos a la celebración del acto como primer paso de reconquista de la Patria. Amaneció un día lleno de sol. Las calles de la ciudad, en las primeras horas de la mañana, no recibieron más que la presencia de universitarios y campesinos y la de camaradas de Madrid, Salamanca, Zamora, Palencia, León y Bilbao; Asturias, Santander y Burgos acudieron con representaciones. Nadie más por la ciudad. Ni la conjura del marxismo ni la prudencia del otro sector se dejaron ver antes de comenzar el acto. El teatro Calderón, lleno, rebosante. Ni en pasillos ni en palcos podía encontrarse un lugar vacío para acomodarse. Entusiasmo y juventud, coraje y disciplina fueron las notas mejores de aquella solemnidad política. Cuatro importantes discursos, a cargo de los cuatro fundadores, que nunca más coincidieron en acto alguno. Onésimo, Ruiz de Alda, Ramiro y José Antonio. Cada uno en distinto estilo y los cuatro con sobriedad y doctrina. Aquella jornada tiene ya un arraigo en la conciencia nacional y cada año se conmemora, como rito obligado, el primer acto de Falange Española de las J.O.N.S., en el que la oratoria de José Antonio dictó la mejor y más auténtica definición de Castilla. Al abrir las puertas del teatro se inició la primera lucha con su enemigo más declarado, con la furia roja, y la sangre de un joven estudiante fue vertida en holocausto de la unidad política que allí se proclamó. Desde entonces, la Falange, y Onésimo con ella, “multiplica sus actividades incansables en el afán y en el esfuerzo por llevar a los campesinos el nuevo pensamiento y el nuevo estilo que se imponen”. Para burlar la persecución gubernativa, hace que las milicias funcionen con la apariencia de grupos deportivos, y desde entonces tiene más uso el campo de Puerta de Hierro, a orillas del Pisuerga, camino de la Rubia, donde ya se había preparado un terreno para campo de fútbol, atletismo, remo y natación. En Puerta de Hierro se practica diariamente el ejercicio físico y la instrucción militar, se 240
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celebran las reuniones más importantes y se consigue un seguro lugar donde guardar las armas. Aparte de esto, Onésimo organiza semanalmente unas marchas, calificadas oficialmente de deportivas, en las que cada domingo se congregaban los falangistas -Onésimo al frente- para marchar militarmente a los pueblos cercanos, aprovechando la jornada para reunirse con los camaradas campesinos y juntos escuchan la lección política en forma de charla. Cada lunes seguía publicándose Libertad. La Falange ya era potente y vivía permanente en contacto a través del semanario, del campo de Puerta de Hierro, de las marchas y de las charlas en el domicilio. Pero Onésimo no paraba en manifestarse activo y junto a esto aprovechaba cualquier ocasión para acometer nuevas tareas. Así sucedió con la protesta organizada contra la política antinacional seguida por el Gobierno de la República, proyectando una concentración de campesinos, estudiantes y obreros, en Castrillo de Duero, patria del Empecinado, donde al lado de José Antonio, en un Dos de Mayo, pretende que se alce la voz decidida de la juventud revolucionaria. Las medidas políticas de un gobierno traidor impidió la realización de estas idea. «En un homenaje -escribía en Libertad- al gran guerrillero de la Independencia y un grito de rebelión contra los antinacionales y los traidores, como el 2 de mayo de 1808. Queremos celebrar un acto campesino en un pueblo pobre y olvidado, como lo son la inmensa mayoría de los pueblos castellanos. La España que produce y trabaja, frente a la que explota y destroza las energías nacionales en la especulación, en la política, en la lucha de clases o partidos. ¿Qué es las J.O.N.S.? Una idea, una ilusión de libertad española y un horizonte de justicia y de imperio.» *** Pero la voz de José Antonio se escuchaba con frecuencia por los camaradas de Onésimo. Valladolid era un terreno abonadísimo por la Falange y cualquier día era bueno para asegurar el éxito falangista y mucho más aún tratándose de oír la voz del Jefe Nacional. Cuatro veces intervino José Antonio en actos de la ciudad castellana, y en todos ellos -como siempre- las grandes cualidades suyas, el tono, el estilo y el concepto, se hicieron patentes. Aparte del histórico 4 de marzo de 1934, el Jefe Nacional de la Falange habló ante los universitarios, en la fundación del S.E.U., por enero de 1935, en el cine Hispania. Al mes siguiente pronunció en el teatro Calderón una magnífica conferencia que él mismo tituló «España y la barbarie». que causó verdadera sensación y constituyó una pieza oratoria de certera exposición de doctrina. Y otra vez -enero de 1936- es testigo de la presencia y el discurso de José Antonio con ocasión de un acto de propaganda para presentar la candidatura «José Antonio Primo de Rivera y Onésimo Redondo», por Valladolid, candidatura que obtuvo más de seis mil votos, contando con que la mayoría Obras Completas
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falangista estaba constituida por jóvenes universitarios, campesinos y obreros Y, además, hay que sumar a las cuatro fechas otra celebrada en Peñafiel con intervención también de José Antonio. ONÉSIMO Y EL CAMPO En estas mismas páginas se ha repetido el gran amor que Onésimo tuvo para el campo. Desde su niñez hasta el día de su muerte, le obsesiona el bienestar de la redención campesina, le anima un decidido empeño de mejora y de transformación de los cultivos de la tierra. La llamada de la aldea no la desoyó nunca. Venía del campo, y para sus problemas fue su más leal devoción. En el campo, en la reconstrucción del suelo, estaban sus mejores deseos, su más firme tesón. Contemplaba con dolor y con lágrimas cómo el suelo de España es un suelo arrasado que ha padecido la incuria de siglos, martirizado sobre todo por la anarquía brutal y antinacional del siglo XIX. Quería remediar los males del campo, repoblar sus cerros, llenar de hombres loe pueblos abandonados. «Hay que rehacer estos pueblos de España -son frases suyas-, aunque sea ello una obra gigantesca y heroica. Esto será probablemente el descubrimiento de nuestras modernas Américas: el descubrir a España y sacarla de la esterilidad en que se encuentra. Para esto, vale la acción de un pueblo puesto en pie. Si no hay posibilidades económicas, con la movilización gratuita y obligatoria de todas las juventudes españolas. Hay que poblar todo el suelo estéril, regar toda la superficie y vertientes que van yéndose, poco a poco, hasta el no arrancando las entrañas a esta península y convirtiendo la patria española en una especie de apéndice del África desértica y severa.» Para conocer su verdadera vocación por el campo español, sería necesario escribir mucho. Todo un libro podría hacerse con lo que Onésimo dejó escrito en las viejas páginas de Libertad. Si esto no se hace, bien puede intentarse, al menos, una antología amplia de sus escritos y de sus discursos. Por otra parte, quien pida hechos concretos de ese cariño al campo, nada más tiene que acercarse a Valladolid y admirar la obra emprendida desde el Sindicato Remolachero de Castilla la Vieja. Hasta 1930 puede decirse que no existía en Castilla una zona remolachera, ni mucho menos la gran extensión de magnífico regadío que él impulsó. En un ambiente de rutina, de pobreza, el labrador carecía también del sentido de personalidad, y el castellano, en general no sabía apreciar la riqueza que en lo material y en lo espiritual encerraba Castilla. Hasta tal punto reconocía Onésimo la definitiva colaboración del campo en la empresa nacional, que, sin ellos, no podía llegarse al fin de sus ideales: «En estas tierras castellanas -decíaserán las manos rugosas y encallecidas de nuestros campesinos las que sostengan con más fuerza las conquistas del sindicalismo nacional. ***
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Es una semblanza, como lo quiere este intento biográfico no cabe todo el anecdotario que rodeó la gran actividad de Onésimo, y por fuerza hay que saltar situaciones, ignorar hechos y correr a vuela pluma lo que se entienda como sustancial. Sin haberlo previsto, el espacio se va ocupando y aún quedan por significar etapas de una vida que siempre estuvo ocupada en el sacrificio, en la abnegación y en el entusiasmo por España. Lo que resta de 1934 a 1936, bien debe resumirse refiriéndonos a lo de siempre y repetir que Onésimo seguía pregonando en la ciudad y en el campo sus consignas de siempre. El verano de 1934 no fue perdido, porque el vacío que proporciona la llegada del estío era aprovechado por él para ordenar la futura tarea que siempre estaba dirigida al proselitismo, y en cuanto comenzó el curso la traición roja de octubre tuvo la consecuente reacción de espíritu para reforzar los cuadros jonsistas y predicar la doctrina por los pueblos. Con eso, con la publicación de Libertad y con atender al incremento que adquirían las J.O.N.S., le encontró el nuevo año, que le procuraría labor para intervenir en actos públicos, al lado de José Antonio, en Murcia, Santander, Ávila, Zamora, Toro, Madrid, etc., etc. José Antonio, ya Jefe Nacional en la organización de mandos de Falange Española de las J.O.N.S., designó a Onésimo para el Consejo Nacional y miembro de la Junta Política, interviniendo en la confección de los Puntos programáticos de la Falange. En acto de servicio, terminó la publicación de Libertad. Durante cuatro anos había sido el grito constante y permanente de la nueva juventud nacional, de los nuevos ideales. Onésimo había triunfado en la tarea a que se comprometió en junio de 1931. Miles de camaradas, jóvenes estudiantes, obreros y campesinos, se sentían identificados con el clima creado por el semanario. Claro y rudo, rector de voluntades jóvenes, fue un excelente formador de espíritus en el amor de Dios y en el amor de la Patria. Fue el hombre ideal que arrebató a Castilla de su trágica inacción y la puso en pie de guerra. Nadie como él para recorrer de uno a otro lado, hasta el último rincón rural, agitando en sus hombres el orgullo y la necesidad nacionales, escarbando en su corazón el sentimiento generoso hacia España, de la que son ellos sus mejores fiadores. Sin miedo a la persecución, con la fe puesta en Dios, usó de la pluma y ahí están las últimas líneas de despedida al callarse Libertad, en acto de servicio: «Persecución gubernativa, multas, proceso, destierro obligado, todo es poco al lado de la estudiada conjura del silencio y de la batalla de difamación y ruindad desatada por esas gentes devotas y ricas a la vez. A éstos, de corazón les perdonamos cuanto daño nos han hecho, bastante menos de lo que han intentado. Sólo pedimos al Dios que tan a menudo invocan que no aprendan sus hijos la senda infeliz que en lo espiritual y patriótico siguen sus padres. Con nuestras solas fuerzas y con sólo la protección del Cielo, un puñado de jóvenes hemos atravesado sin decaer una época difícil. Que hayamos acertado servir a España y que la justicia, la verdad, sean nuestros deudores por la campaña terminada.». Obras Completas
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ENCARCELAMIENTOS Y CORRESPONDENCIA CON JOSE ANTONIO Tenía que ser. Adueñados del Poder los del Frente Popular, apenas pasaron las elecciones de febrero tenía que desatarse el odio marxista, y nunca mejor elegido su verdadero enemigo en la Falange porque no desconocía el valor, contenido y coraje, de este movimiento. Tras de José Antonio, y como tantos cientos de camaradas, Onésimo terminó en la cárcel. Otros queridos falangistas le acompañaron, primero en la de Valladolid, posteriormente en la Ávila. Creía el frente rojo que de esta manera apagaría el ardor y la expansión de la Falange, y no sabía que nadie puede apagar un fuego de corazones latiendo por unos ideales de espíritu y de revolución sana y patriótica. A pesar de las detenciones, la mies se multiplicaba y crecía vigorosa, porque también tenía que ser así. José Antonio procuró siempre un enlace con Onésimo. La mayoría de las veces, por conductos personales, pero, a la vez, la correspondencia se usaba en ocasiones. «Siento tu detención -le escribía desde la cárcel Modelo- y te acompaño en ella mentalmente con el espíritu dispuesto por la semejanza de mi situación. Creo, de acuerdo con los camaradas de la Junta Política de aquí, que debes conservar los hilos en la mano. Te aseguro que el estar en prisión no me mortifica nada personalmente, pero me inquieta por el alejamiento que, como a todos, me impone del puesto de deber en estas semanas en que creo Be está decidiendo la suerte de España. Gracias a Dios, la Falange se mantiene en la calle honrosamente. Sólo ella, en medio del achicamiento general, ha elevado el decoro público de los españoles. Sin su decisión combatiente la ola comunista hubiera sido mucho más rápida. Julio, Rafael, Raimundo, Barrado, Valdés y Salazar, reunidos en esta plácida galería de presos políticos, me dan recuerdos para ti. Recíbelos con un abrazo de tu amigo y camarada. José Antonio.» Y en otra le decía así: «Querido Onésimo: El artículo del Diario Regional me gustó mucho. Desde luego, sobre esa misma línea puedes mantener la polémica acerca del Estatuto sin previa aprobación, naturalmente, de cada trabajo. Lo mismo que puedes considerarte autorizado para mantener vivo el fuego del movimiento con toda la razonable holgura de iniciativa. José Antonio.» «Querido Onésimo: Al recibir tu carta, todos los que estamos aquí cambiamos impresiones del nuevo tema del Estatuto de Castilla. Creemos que tienes razón desde el punto de vista español y desde el punto de vista castellano. El propósito del nuevo Estatuto parece inspirado por el deseo de armar una pequeña política regional en la que descuellan ciertos valores que en la nacional fracasaron.
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El admitir para Castilla un destino de región, con su Estatuto, su remedo de parlamento y todo lo demás, es hacerla dimitir del otro destino, lleno de gloria tradicional, de ser el núcleo de España. Es posible que tú pudieras redactar un trabajo en el que se tratase de expresar nuestro punto de vista ante la propaganda de un Estatuto castellano. Si lo haces y me lo envías, te lo agradeceré. Te abraza tu amigo y camarada, José Antonio.» Y otras más que no es posible recoger en este trabajo tan limitado. *** La detención de Onésimo, como queda dicho, no entorpeció la marcha y el desarrollo de las J.O.N.S. Todos los días ingresaban en la cárcel nuevos camaradas detenidos, y a pesar de esto, la actividad era mejor y el espíritu se irradiaba por toda la provincia, con un control extraordinario. Las órdenes y consignas de Onésimo tenían cumplimiento con rapidez; la visita y el contacto con los pueblos era permanente. Así se hizo posible que en la noche del 17 de julio de 1936 una concentración estratégica de miles de camaradas tenían sitiada a la ciudad para volcarse en ella al recibir la última orden. En la madrugada del 25 de junio. Onésimo y dieciocho falangistas más fueron trasladados a la cárcel de Ávila, en vista de que la actividad falangista en Valladolid se imponía al terror marxista, contestando con mayor violencia a la violencia que el marxismo, protegido desde el Poder, presumía en las calles. Cacheos, agresiones y cárcel no eran suficientes para contener el coraje de la Falange de Castilla, contestando con represalias bien organizadas en la clandestinidad. Desde Ávila, Onésimo continuaba disponiendo la acción en el presente y la preparación para el futuro. Con los hilos del movimiento, pronto a estallar en rebeldía, supo hacer posible una entereza ejemplar y una amplitud asombrosa en el recluta’ miento. Organizó los mandos -renovados inmediatamente de ser entorpecidos por las detenciones-, ordenó la constitución de las escuadras del triunfo, inyectándoles una emoción y un espíritu ejemplares. Puede afirmarse que su gente estaba muy preparada para los acontecimientos que al fin se produjeron en las calles de la ciudad, en medio del estupor y del asombro de los marxistas, cuando en la tarde del 18 de julio se impidió que los guardias de Seguridad y de Asalto -todos ellos simpatizantes con la Falange- salieron con dirección a Madrid para reforzar los efectivos del Gobierno. Desde los mismos autocares preparados para la marcha salió el grito redentor de ¡Arriba España!, y desde entonces Castilla se puso en pie de guerra, con Valladolid a la cabeza. El Ejército y la Falange, unidos, ocuparon inmediatamente en pocas horas el Gobierno Civil, la Capitanía General, el Ayuntamiento y la emisora. Valladolid se había liberado y se puso a la vanguardia de la cruzada por la revolución salvadora. Obras Completas
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ONÉSIMO, EN LA GUERRA Onésimo está ya de regreso. Algo más de tres semanas ha pasado en las celdas de la cárcel de Ávila, junto con otros camaradas vallisoletanos, pero, al fin, la libertad le ha colocado al frente de la rebeldía heroica. De la prisión abulense salió en las primeras horas de la mañana del domingo 19 de julio, y nada más verse libre su voz se ha dejado escuchar en los oídos de los camaradas que le acompañaron en el encarcelamiento. Habla dirigiéndose a todos, y parece mentira que acabe de pasar por un período de cárcel, porque en sus palabras no hay ningún concepto de rencor, ninguna concesión a la revancha, sino que, por el contrario, le recuerda una vez más la elevada empresa que van a comenzar, dentro ya de una línea de fuego. España necesita ahora más que nunca la colaboración y el coraje, la generosidad y, acaso, el sacrificio de la misma vida; para eso estuvieron tras de las rejas carcelarias y para eso se les conserva a la hora de la liberación. No hay que decir que el entusiasmo y la emoción es colectiva y se contagia a los guardias civiles y a las pocas personas más que presencian esta escena del primer día de Cruzada. El himno resuena, y el ¡Viva España! cierra los gritos de rigor que a lo largo de los años tantas veces surgieron de sus gargantas. Lo primero que decide Onésimo es rendir homenaje a Dios, y militarmente encuadrados, acuden todos a la catedral de Ávila para dar gracias al Altísimo, oír misa y prepararse para el tránsito de esta vida, por si llegase la ocasión de morir. Después parten en caravanas hacia Valladolid, y en el puente de Mediana, entre Mojados y Olmedo, otra escena emotiva se sucede al encontrarse con los camaradas que acudían a liberarles. Abrazos, saludos y preguntas por ambas partes, júbilo en la caravana, y al momento, el recuerdo de que España inicia jornada de lucha para encontrar su salvación. Las canciones y los himnos resuenan por todos los coches, y como es natural, el contento y la explosión de los campesinos se pone de manifiesto al saber que Onésimo está entre ellos y es aquél a quien escoltan los coches. Al pasar por Mojados, Brecillo y Laguna, Onésimo está ya de regreso. Al llegar a Valladolid, la noticia adquiere expansión y proporciona alegría. De boca en boca ha corrida esta sola frase: «Ya está Onésimo aquí», y esto, que parece ser una información, significa el término de una inquietud y la seguridad en los ánimos: «Ya está Onésimo aquí». Su primera visita es para el general Saliquet, en la Capitanía General. Durante la conversación, el jefe castellano adquiere conocimiento de la realidad, y en seguida dispone, en su domicilio, una reunión con algunos camaradas para organizar la legión de camisas azules que invadían la ciudad, para preparar las centurias y fijar el plan de combate, para resolver el problema de alojamiento, el de los mandos, la intendencia, el transporte, la sanidad, y, en fin, todos los servicios que necesita un reclutamiento de hombres para la guerra. Alrededor de las diez de la noche acude a la emisora; unas breves palabras de un viejo 246
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camarada anuncian la presencia de Onésimo ante aquellos micrófonos, que inmediatamente van a hacer posible que la voz de Onésimo sea escuchada por todos. La ansiedad de los oyentes parece que se corta en el ambiente de todos los hogares, y Onésimo pronunció un magnífico discurso lleno de ideas claras, vibrante, pero presidido por la serenidad de quien sabe dominarse para transmitir la importancia de los acontecimientos, pero haciendo ver que era el resultado lógico de lo que venía aconteciendo en España por la maldad y el odio de un signo antinacional. Entre las muchas cosas que dijo está lo siguiente: «Los que me oís tenéis el ánimo suspenso ante el desarrollo del magnífico drama que hoy vive España. Dije el ánimo suspenso, no porque el resultado de la lucha sea dudoso, sino por la inquietud que quiere sembrar Madrid, a las órdenes todavía de lo que fue gobierno. Fácil es percatarse del valor de los infundios de aquella emisora con considerar que es una radio al servicio del marxismo. Y la profesión más constante del marxismo es la mentira. La mentira para los marxistas es como el agua al pez. Con falsedades han vivido y han dañado. El resultado de la lucha no puede ser incierto; es el Ejército el que la conduce y contra el Ejército nadie puede. Locura y necedad es pensar otra cosa. Y al lado del Ejército -¡anotadlo todos!, ¡anótenlo, sobre todo, los que alimenten la esperanza de resurgir!-, está Falange Española de las J.O.N.S. Estas camisas azules que se han ofrecido por millares albergan pechos que ya no se retirarán sino con el triunfo o con la muerte. Estamos entregados totalmente a la guerra y ya no habrá paz mientras el triunfo no sea completo. Para nosotros todo reparo y todo freno está desechado. Ya no hay parientes. Ya no hay hijos, ni esposas, ni padres: sólo está la Patria. Os invito a la reflexión, españoles, porque, sin duda, la emoción, la ansiedad y la alegría de los instantes no os han dado tiempo para las reflexiones políticas, que en la Falange son habituales y que nos acompañan con influjo de absoluta serenidad en estos momentos. Todo ha caído, todo ha sido rectificado y desdicho en el curso de los meses y años, igual derechas que izquierdas. ¡Sólo la Falange permanece invariable! Sólo las J.O.N.S., desde hace cinco años, como guiado su dedo por el de la Providencia, ha señalado justamente lo que eran, han sido, son y serán las cosas de España. Sabemos exactamente lo que la Patria quiere recobrar en estos instantes, que no es menos que recobrarse a sí misma... Ahora el Ejército ha salido por España, y del brazo de Falange en la lucha civil de estos días, alumbrados al ser una España nueva en la que habrá de nuevo paz, pan y alegría familiar y cristiana......La Falange lleva impregnada en su doctrina la preocupación más profunda y extensa: la de redimir al proletariado. Aquí sí que suena bien este concepto y esta gran frase que sirvió para tanta política, para tanto grande; redimir al proletariado.
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Pero redimirle es atraerle al ser íntimo de la Patria, del que se halla ausente. España se halla trágicamente dividida en dos mitades; ocupa una de modo casi total el inmenso ejército de los que sacan su pan cotidiano del trabajo físico de sus manos, y el proletariado, en gran parte, no quiere a España ni tiene alegría de formar parte de esta ilustre nación, la más grande por su historia y por sus destinos. Devolvamos a los obreros este patrimonio espiritual que perdieron conquistando para ellos, ante todo, la satisfacción y la seguridad del vivir diario: el pan...¡Arriba España!» Tras de esto, de lluevo en la brecha del mando y entregado a la labor tan agitada de aquellos días. Ordenes y consignas, disposición y capacidad, consultas y entrevistas. Aquella misma noche salieron para Benavente tres centurias de camaradas a contener a los mineros de Asturias que intentaban caer sobre Castilla. Unas pocas horas de descanso le ponen en condiciones de emprender la tarea al día siguiente. Desde la División y el Gobierno Civil supo el control de la situación de los pueblos de la provincia, y pronto resolvió acabar con los focos de resistencia que en algunos pueblos habían organizado los rojos, dominándose totalmente Tudela de Duero, entre otros lugares. Como Cuartel General de la Falange eligió la Academia de Caballería, y allí permaneció sin descanso hasta conseguir el acondicionamiento de todos y la seguridad de reinar una disciplina auténtica, fácil en sus centurias por el hábito que a lo largo de los cinco años había impuesto entre los más fieles camaradas. Desde allí dirigía todos los movimientos y despachaba con todos los mandos. Su autoridad, su dominio, su temperamento y su preparación resplandecían en todas sus decisiones. Él era el jefe, y nada estaba ausente de su gesto, de su mirada o de su palabra, porque él debía y sabía imponer la confianza y la fe en el triunfo a los demás. Y todo ello lo alternaba con las espontáneas intervenciones, con sus arengas en el cuartel, con sus proclamas, con sus discursos en cualquier lugar que las circunstancias lo exigiesen. La razón de tan acusada actividad hizo posible que, teniendo una información exacta del peligro que se cernía si las tropas rojas salidas de Madrid lograban el intento de descender a la llanura, una vez conseguidas las posiciones que dominaban en la Sierra. ordenó inmediatamente la incorporación de nuevos camaradas para organizarse como fuerza de choque y oponerse al enemigo en los primeros instantes, al tiempo que disponía que otros falangistas se pusieran a las órdenes de los mandos en el Regimiento de San Quintín. Unos y otros, formados en el patio del cuartel, escucharon la voz de Onésimo, que arengó de manera ardorosa y emocional. En aquel día quedó organizada la Bandera «Girón», que tan denodadamente recibió el bautismo de fuego en el Alto de los Leones, y tan elevada actuación guerrera conquistó para la Falange. Onésimo no tenía reposo. La pluma, el teléfono, la palabra, la acción constante; el consejo y la orden certeras, la consigna precisa y el cuidado por que todo estuviese a tiempo; la atención a los servicios y el saber que todo lo ordenado no había dejado de cumplirse. De todo llevaba el control aquel 248
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cuadernillo de notas que siempre llevaba consigo, en el despacho, en el cuartel, en la calle y en casa; cualquier sitio era bueno desde donde mandar y en cualquier sitio preguntaba por lo hecho a quien se lo encomendaba. Una retentiva prodigiosa y una intuición para dictar lo más necesario y lo más conveniente. Solamente marchaba a casa por la noche, y aun así continuaba el trabajo con la misma intensidad que por el día, sin olvidar los más pequeños detalles que significasen alguna eficacia para la movilización que estaba rigiendo. Una noche, la del 21, cuando regresaba a su casa, le sorprendió una gran manifestación popular estacionada ante su casa, en aquella plaza que hoy lleva su nombre, y le obligó a salir al balcón para satisfacer los anhelos de aquellos miles de personas. Estaban congregados allí para vitorearle entusiasmados, y querían escuchar de sus labios la palabra vibrante, confortadora y doctrinaria. A pesar de su afonía -tantas arengas y discursos en tan poco tiempo eran la causa-, hubo de improvisar un discurso que, como todos los suyos, estaba signado con la expresión oportuna y el ardor patriótico de siempre. La muchedumbre, más de seis mil personas, acogieron sus últimas palabras con vítores y la emoción del himno; el eco llegó quizá hasta los rincones más apartados en aquella noche silenciosa. No descuidó Onésimo la irradiación de sus proclamas, la propaganda del triunfo del Movimiento Nacional, y usó de todos los medios: prensa, radio, octavillas y una avioneta en constante vuelo para invadir a Castilla con la verdad del Movimiento. He aquí el texto de una de ellas: «A toda la tierra de Castilla y León: Valladolid, repleta de júbilo por su honrosa victoria sobre el Gobierno antinacional, saluda a las ciudades y demás poblaciones hermanas de esta región. Salimos al paso de unas necias especies lanzadas por la radio de Madrid sobre supuesto bombardeo de esta ciudad y rendición de la misma. Es increíble que todavía se juegue así con la credulidad de los pueblos. Quienes con tanta infamia mienten, dan hasta el final pruebas del desprecio que las inspira el país que tenían tiranizado. Valladolid se cree la primera ciudad de España en fe y en júbilo Nacionalsindicalista. Nuestras centurias han pacificado la provincia y se destacan animosas hacia Madrid y otras provincias castellanas. ¡Arriba España! J.O.N.S. de Valladolid, 22 de julio de 1936.» *** Quedan solamente dos días. Nadie lo presiente, pero así ha de suceder. Aquel hombre entregado durante cinco años a crear y a extender un movimiento de juventud, no sabe que la muerte le acecha en los albores del triunfo de su revolución.
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Veinticuatro horas de vida, solamente, cuando la presencia suya tanto significaba en aquellos días heroicos. No era posible que estuviese tan cercana la separación de quien tantos sacrificios tenía en su haber. Procesos, persecución, exilio, encarcelamiento, angustias. Por todo había pasado desde 1931 y todo lo había dado por bueno, con tal de que España saliese del atolladero humillante y se irguiese en el mundo siendo independiente, con grandeza de almas y libertad de espíritu; pero aún tenía que llegar el sacrificio de su vida para que su conducta alcanzase el cenit de la gloria, para que su sementera, al estar regada con su sangre, brotase con más fuerza en el corazón de los demás. Y hasta que aquella vida, que fue la vertical de Castilla, desapareciese, España le pedía nuevos desvelos que presidieron los de los demás en los días febriles, primeros de la Cruzada. Era ya la guerra, y a ella estaba consagrado en su totalidad. Consciente de su responsable misión, seguía siendo el ejemplo maravilloso de temple y de resistencia. Las noticias del mando militar le informaban que se había coronado el Alto del León y que los camaradas de la Falange se batían con denuedo, luchaban virilmente poseídos de un gran valor, y, lo que más vale aún, poseídos de una fe admirable. El comportamiento de tan leales falangistas significaba el resultado eficaz de una labor penosa, pero ejemplar. Onésimo se dedicó entonces a preparar otra expedición. Universitarios y campesinos, hombres y jóvenes, se adiestraban en el manejo de las armas muy rápidamente, porque los acontecimientos se precipitaban y las informaciones aseguraban que los rojos acudían en masa al otro lado de la cresta del Alto. Al fin, en pocas horas, salió otra columna del patio de la Academia de Caballería, en las primeras horas de la madrugada. ¡Esto es la guerra!, advirtió Onésimo, y le despidió en pleno campo, asegurándole: «¡Hasta mañana, que estaré con vosotros en el Alto del León!» Y así fue. Al día siguiente subió allí y estuvo al lado de sus combatientes. De nada sirvieron las amonestaciones ni los consejos. Él lo había prometido y no podía dejar de ir, pero, además, su genio no le permitía otra cosa, pues él siempre estuvo acostumbrado a ser el primero en el riesgo, a no defraudar a sus muchachos, a no rehuir el peligro. De nada valieron las reprensiones de los camaradas al decirle que también hay lugar fuera de las trincheras, que estaba obligado, por la condición de Jefe, a resolver los problemas desde un ángulo distinto al de la vanguardia combatiente. Allí mismo, en pleno campo de guerra, abierto a las balas del enemigo, entre el fuego de fusilería, la pasión de ánimo y el entusiasmo de todos, tuvo ocasión para seguir arengando a los suyos con un ardor envidiable y una elocuencia castrense. No era preciso tanto ejemplo de heroísmo ante sus camaradas por el convencimiento que todos tenían de la valía de Onésimo. Cuando subieron en el coche hizo su despedida, otra vez salió de su corazón -que era el que hablaba- el saludo último de ¡Hasta mañana, camaradas!
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La última noche fue semejante a las demás en el trabajo de organización y dirigir la incorporación, adiestramiento y envío de nuevas gentes de yugo y flechas, y aún tuvo tiempo para acudir a la emisora, ya conectada con Burgos, para hablar de nuevo ante España, de manera elocuente y con pensamiento de falangista. Ya estamos en ese 24 de julio, día de su descanso definitivo. Ha madrugado, porque el deber se lo impone, y su domicilio es un reguero de gente de la provincia. Cada uno lleva su pregunta y todos quieren recibir del jefe la orden y la consigna. Onésimo a todos orienta y dispone las cosas del modo que más conviene, y entre el ajetreo y la precipitación, aún tiene tiempo y posibilidad de escribir su última proclama en los siguientes términos: «¡A toda la tierra de Castilla y León! 24 de julio de 1936. La Patria resucita; como siempre, se crearon los imperios entre el ruido victorioso de las armas. Castilla asiste con júbilo frenético a esta explosión inesperada de grandeza y de justicia. Sentimos que el ser de España envejecida se renueva con su mejor estilo. España se hizo combatiendo y pisando a la barbarie, con Castilla como capitana. Esos puertos del Guadarrama, que se estremecen con el avance duro de los infantes y artilleros castellanos, lanzan sobre Madrid el aviso histórico de que su persecución y sus errores van a terminar. Redimiremos a Madrid de sus enemigos. De dentro, y a nuestra tierra, de una pesadilla antigua, Ya no será Madrid la ciudad incomprensiva y alejada de los intereses de Castilla. Labradores castellanos: en estos días se ventila y se asegura vuestro porvenir. El Ejército y la Falange luchan por vosotros. Asistidnos con vuestro tesón y vuestra fe, ¡Arriba España! J.O.N.S. de Valladolid.» Después se dirigió al cuartel general de Falange para seguir disponiendo soluciones, entrevistarse con los mandos y tener conocimiento de la marcha de los acontecimientos. Poco tiempo, pues quería acercarse de nuevo junto a sus camaradas del Alto del León. Una parada en el Cuartel de Caballería, y en seguida la orden de partida hacía la Sierra. Otra vez el aviso del peligro y la insinuación de que quizá no ofreciese garantía todo el camino. Mas Onésimo pensaba en la necesidad y conveniencia de presentarse ante sus combatientes y no admitía los reparos del peligro. En constante peligro había sostenido una lucha desde que apareció el primer número de Libertad hasta que abandonó las puertas de la cárcel abulense, y ahora, cuando los hechos cobraban más pujanza y adquirían una proporción bélica, no podía detenerse a considerar la medida del sacrificio, porque de la inmensidad de éste, de la realidad del servicio constante, llegaría el triunfo. ¿No morían camaradas en el Alto del León? ¿No existía una larga lista de camaradas caídos antes de la Cruzada? Y su vida, no se ofreció en aras de una España más grande, más justa, más social y más libre? ¿No había sido un constante peligro el desarrollo del Obras Completas
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sindicalismo nacional? Pues ahora estaba ya en la balanza la victoria de la Revolución Nacional y no podía escamotearse la asistencia. Adelante, pues. Hasta coronar la cima del Alto. No pudo cumplirse su deseo. Un camión de milicianos rojos le salió al paso en el pueblo segoviano de Labajos. Se trataba de una infiltración marxista por carreteras secundarias aún no controladas. No hubo tiempo para nada, porque en seguida comenzaron los disparos. Uno fue dirigido a él, obligándole a caer en tierra, quitándole la vida. Agustín Sastre, campesino de la vieja guardia, le acompañó en la muerte al igual que iba acompañándole como escolta en este último viaje por la tierra. En Labajos existe hoy un monumento levantado a la memoria de Onésimo Redondo, mártir de España y Caudillo de Castilla. La noticia traspasó los límites de Valladolid y salió fuera de Castilla y León. En sus camaradas se manifestó el dolor y en los españoles reinó la tristeza. No es posible describir con esta lejanía la verdadera impresión de aquellas horas inmediatas a su muerte ni las de aquella noche en vela y en rezo, ni tampoco las del día siguiente, durante el entierro. El duelo absoluto, total, presidía el ambiente de la ciudad castellana, y un silencio elocuente hablaba por todos. El cadáver de Onésimo llegó a Valladolid entre la escolta de combatientes del Alto del León; camaradas con rostros curtidos en la brega de una guerra, fatigados, con lágrimas en los ojos, pero alertas siempre para vigilar la continuidad de lo que había ordenado el jefe. Por la noche sus restos fueron trasladados. al salón principal del Ayuntamiento, convertido en capilla ardiente. Desde las primeras horas de la madrugada se celebraron -cada media- misas en sufragio de su alma, entre la vela y la guardia de camaradas. Por allí pasó todo el pueblo auténticamente hablando. Viejos y jóvenes, grandes y niños, hombres y mujeres rezaron también ante sus restos y lloraron la pérdida de un hombre tan ejemplarmente cristiano, combatiente y revolucionario. ¿Cuántos desfilaron ante su cadáver? Muchas centurias y miles de personas. Por todos los sitios el mismo dolor, la misma tristeza en los rostros y el llanto en los ojos. Miles y miles de personas presenciaron aquel lento espectáculo, y, como dato singular, rodilla en tierra la primera fila de espectador en ambos lados. Como final de entonces, un responso, un himno y un ¡Presente!
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Fundación de «Libertad» (1931 – Junio) Eran los tiempos turbios del triunfo republicano-socialista, La Monarquía había desaparecido con la rara facilidad de un ser agónico y carcomido, Las masas obreras y campesinas y la mayor parte de las juventudes universitarias estaban poseídas de la fe y del furor demo-liberal. Las gentes llamadas de orden desaparecían abrumadas por el peso de la catástrofe, El descontento y la cobardía gravitaban sobre los elementos reaccionarios y el entusiasmo provocativo inundaba a la coalición republicana, Y en esos instantes un abogado joven, hijo del pueblo, con sus 26 años, fija sus ojos fulgurantes y magnéticos sobre un grupo reducido de jóvenes amigos y les llama para la nueva España que él ve precisa y triunfadora en su imaginación viva y calenturienta. Mas bien alto, enjuto, moreno, de mirar brillante, rápido en el obrar, perfecto tipo de romano clásico, Onésimo Redondo en aquellos momentos de desorientación y de agitada convulsión tiene un pulso firme y un pensamiento claro. Ágil de pensamiento, fácil de pluma, con una palabra tersa y limpia, rígido de costumbres, firme en el mandar, lleno de tajante sinceridad, valiente y decidido, es el hombre ideal para llenar el puesto que él mimo se asignó: fundar y dirigir el primer periódico castellano de combate contra la España del 14 de abril y el primer periódico de afirmación nacionalista. El día 13 de Junio sale “Libertad” a la calle con un estilo tan propio que consigue desconcertar a las gentes, ¿ Es un periódico reaccionario? ¿ Es un periódico de izquierdas como su nombre da a entender ? Onésimo Redondo impuso el nombre porque pensaba que el primer paso de las nuevas juventudes debía ser inutilizar los mitos de la anti-Patria mediante un uso de ellos, por nuestra parte, escandaloso y abusivo. Todo el instrumental político, todo el léxico después tan peculiar en el movimiento nacional de juventud, todas las consignas, están ya presentes en los primeros números: la lucha contra las internacionales ocupa ya un amplio entrefilet en el que Onésimo, agudo y conciso, clama: ¡LABRADORES! ¡CASTELLANOS! “Estad alerta contra los tenebrosos proyectos de las Internacionales que quieren caer sobre nuestra tierra: La Internacional Masónica, la Internacional Socialista, la Internacional Comunista, Exigid que se sepan a la luz del día los
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planes extranjeros sobre España, Desenmascaremos a los hipócritas; aplastemos la influencia de todas las Internacionales”. Y ya en las primeras líneas que su pulso firme escribe no se olvida del judaísmo. Refiriéndose a “La Conquista del Estado”, el primer periódico de tipo fascista que en España apareció, y que hacen Ledesma Ramos y Giménez Caballero, dice exactamente: “Nos parece bien el ardor combativo y el anhelo de “La Conquista del Estado”, pero echamos de menos la actividad antisemita que ese movimiento precisa para ser eficaz y certero. No nos cansaremos de repetírselo”. No es novedoso en Falange Española de las JONS el uso de la palabra “camarada” que ha escandalizado a muchos timoratos y a algunos mal intencionados, En este primer número de “Libertad” (13 de junio de 1931) ya la emplea con certera seguridad el propio Onésimo Redondo en un pequeño suelto: “Fiemos mucho, CAMARADAS, del valor cierto de las masas campesinas: en Castilla es axiomático que ningún hombre merece más ni puede más que cada uno, desde el momento en que la lucha surge. La minoría de provocadores será por tanto la que nos dé el triunfo, porque a continuación del reto brota en todos los labriegos el amor propio que les pone en actividad, y desde ese momento son indomables. Sin contradicción no hay vida. Para nosotros la pugna es la victoria”. Toda la primera página del número segundo de “Libertad” es feliz preludio de las doctrinas básicas de nuestro movimiento y extraordinaria aparición de algunos gritos (¡España grande! ¡España libre¡) y de las consignas vitales de nuestro movimiento: exaltación de la violencia, desprecio de la política electoral, exigencia de una Revolución nuestra. Ahí está todo claramente previsto. ¡Lejanos días de junio de 1931 llenos de sol, y de asfixia constituyente!. Tu mano, Onésimo, rasguea presurosa: ¡A LOS JOVENES! “Desaparecidas las formas de dictadura patriarcal que han sido el régimen habitual en los últimos años, se han entregado a la ciudadanía los destinos de la Nación. En esta hora, la actuación corresponde a los jóvenes por derecho propio, ya que la política de hoy es ante todo una milicia cívica. Al ataque violento hay que responder con serenidad y valentía. Ningún hombre menor de cuarenta años puede permanecer con dignidad en la penumbra ni dar a la política menos de lo que la defensa ardiente de las propias convicciones exija, aun la vida. “Libertad” es de jóvenes, y a los jóvenes se consagra preferentemente, No nos importa contar o no con una mayoría borreguil junto a las urnas, y repudiamos el concurso de las multitudes embriagadas de desorden por las calles, DISCIPLINA Y AUDACIA es nuestro lema, Las naciones pertenecen
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siempre a las minorías con fe y organización. Dándolo todo al ideal antes de comenzar, a nadie tememos”. ¡¡¡Por España grande, por España verdaderamente libre, a la lucha!!! Y como artículo de fondo, sereno y hondo, aquel famoso por los comentarios que en su torno levantó y que aún hoy es de suma actualidad : LA REVOLUCION SOCIAL “Dicen los sindicalistas: la revolución política está hecha; falta la Revolución Social, En pugna con ellos, dicen no obstante lo mismo muchos socialistas y otros elementos que para halagar a las masas se aproxima, como esos feroces parlantes de hace unas noches en la Plaza de toros. Dicen los comunistas: negamos que la revolución política esté hecha, Esta y la revolución social sólo puede hacerla el soviet. Y unos y otros piden el desarme de la policía y por el contrario el pertrecho de sus respectivos correligionarios a quienes todos de acuerdo llaman “El pueblo”, para hacer con toda prisa la revolución social aplastando la libertad de los demás, que debe permanecer desarmada, De este procedimiento es también partidario algún ministro. NOSOTROS SOMOS ASIMISMO ENTUSIASTAS DE LA REVOLUCION SOCIAL, LO QUEREMOS DECLARAR DESDE EL PRINCIPIO, ESTAMOS CONFORMES CON QUE HAY QUE REVOLVER MUCHAS INSTITUCIONES: VOLCAR CABEZA ABAJO EN EL CAMPO DE LO SOCIAL INNUMERABLES ABUSOS, Y ESTAMOS ENAMORADOS DE CIERTA SALUDABLE VIOLENCIA, POR EL CONVENCIMIENTO DE QUE EN OTRA FORMA SE ESCURRIRAN SIEMPRE LOS EXPLOTADORES Y ACABARAN AL FINAL DE CADA PRUEBA FLOTANDO SOBRE SUS OPRIMIDOS, CON EL NOMBRE TROCADO Y LA CASACA SIEMPRE NUEVA. Hay que acabar, sí, con esos hijos y nietos favorecidos de la desamortización, que no han tenido tiempo ni de recorrer sus inacabables fincas, mientras, en el Municipio donde radican, otros pasan hambre, Hay que ahogar la cruel tiranía del propietario sobre el colono cuando aquél no hace otra cosa que chupar la sangre vertida sobre la tierra trabajada por éste, que paga cada vez mayores rentas y gana menos, Debemos acorralar CON UN GENUINO MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO todas las formas de usura, incluso esa moderna que consiste en pagar al labrador por sus productos un mínimum bastante para que no muera y siga trabajando, pero insuficiente para que sostenga decorosamente los hijos que da a la Patria, y condenado a no mudar nunca de suerte. El campo debe echarse encima de los acaparadores que hacen grandes fortunas con sólo estudiar sobre la mesa del café el modo de tiranizar a los productores con la especulación; de los azucareros que ganan el ciento por ciento y zurcen al rostro del remolachero con desprecios Obras Completas
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inhumanos...; de los “trust” que gravitan con sus tarifas implacables sobre las rentas cada vez más escuálidas de los consumidores no acogidos a monopolio alguno... Hay que redimir, en fin, al que trabaja y revolver violentamente si es preciso, como lo será, a la burguesía encastillada en sus numerosos feudos económicos. PEDIMOS, PUES, LA REVOLUCION SOCIAL, PARA QUE TODO HOMBRE APTO ENCUENTRE TRABAJO DIGNAMENTE REMUNERADO Y PARA QUE NADIE SE VEA PRIVADO DE LA POSIBILIDAD CIERTA DE ELEVAR SU CONDICION SEGÚN SUS MEDIOS Y PARA QUE EL CAMPO QUE ES ESPAÑA- SACUDA LAS CADENAS DE LA HEGEMONIA BURGUESA. Pero si la revolución social es una necesidad y un grito de justicia, hay que defender ese movimiento sano y juvenil de las corrupciones traidoras que proceden de la democracia judaizante superburguesa, como de las mas internacionales con sello marxista que descaracterizaría la genuina revolución hispánica para hacemos siervos de Moscú. Revolución social, enérgica, urgente, a cargo de la juventud española, eso sí. Pero con estas condiciones: 1º que no sirva para sustituir la hegemonía burguesa por la tiranía de una clase o un Sindicato. Es un crimen de lesa patria agitar la nación para mudar de despotismo. 2º que intervenga eficazmente el campo, porque sin la voz de la agricultura todo movimiento colectivo es una agresión al verdadero pueblo. 3º que presida esa obra de justicia social un superior anhelo hispánico, una idea nacional de unidad, como garantía de que la gran España sigue una ruta de encumbramiento y no es víctima de los tenebrosos proyectos que las fuerzas ocultas internacionales incuban para hundir a las naciones en la miseria consecuente a la lucha de clases”. Mientras las gentes llamadas de orden no saben que hacer ante las elecciones a diputados para los Cortes Constituyentes en medio del optimismo fragoroso de la coalición republicano-socialista, Onésimo Redondo sonríe seguro entre el grupo de camaradas jóvenes y selectos que le rodean. El tiene en su mente la solución completa y totalitaria del problema nacional, “Las elecciones no pueden resolvernos nada”, dice con escepticismo, Y ante la general desorientación escribe con precisa despreocupación esta consigna elemental y nueva: “Hay que votar contra los hijos de las Internacionales”. Y ante los primeros hombres de poca fe que empiezan a murmurar del periódico, Onésimo Redondo gasta su tiempo en traducir y llevarlos a las páginas de “Libertad” capítulos enteros de un hombre desconocido en España aquellos días que llaman Hitler. Con denuedo ataca “a la tiranía socialista” con adjetivos tan duros que aún hoy impone el leerlos, Comenta las elecciones Constituyentes con su ejemplar sinceridad y ataca sin miramientos los defectos burgueses. 256
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Hoy, ya realizadas las elecciones, insistimos en este concepto: han sido una función de teatro bien ensayada, La única dificultad, y ésta no ha sido vencida, era la de prestar a la farsa caracteres de realidad. A nosotros nos ha parecido la España del día 28 un gran cementerio en el que los muertos se levantaron a votar galvanizados por el mandato de su partido, Fue un día de triunfo para la burguesía demo-liberal, medrosa y claudicante que se unció en la carroza del triunfo para hacer méritos y si fuera posible confundirse con los vencedores. La mano repugnantemente cobarde del burgués dio unos golpecitos cariñosos en el lomo de la fiera revolucionaria. Pensará que ha conseguido su deseo; nosotros pensamos lo contrario. El tiempo dirá quién tiene razón”. Y en el mismo número del 4 de junio escribe, Onésimo Redondo, con viveza justa y con dominio del tema, un artículo titulado “LA INEPTITUD BURGUESA”, que causó no poca sensación; de dicho artículo son los siguientes párrafos: “Que por qué entonces, somos nosotros antiburgueses? Pues sencillamente porque el régimen burgués le consideramos incapaz de evitar esa vecina hecatombe. Ni supo durante la Monarquía instaurar la justicia social que quitase todo pretexto revolucionario a los salvajes expendedores de la mercancía moscovita, ni acertará ahora a conjurar la invasión creciente. Nosotros denunciamos con la entereza a que nuestro patriotismo nos obliga, que el peligro comunista es real y próximo. Y denunciamos a la burguesía dominante, como incapaz de evitar a la Nación la inmensa deshonra de caer en la sima comunista. A la democracia falsa que la Prensa nos ha impuesto seduciendo al país, todo se le vuelve negar la posibilidad natural de que el comunismo triunfe, ¿Para qué molestarse en combatirla? Basta con recordar el “temperamento individualista” de la raza; comparar el número de votos de Bullejos con los de Lerroux y echarse a dormir con la puerta del cuarto a cargo de la Guardia Civil”. Y es que nuestra burguesía mercantil, que representa la opinión media, es de por sí floja de ánimos tan cobarde que niega el peligro para no morir de susto y tan egoísta que rehúsa toda coacción viril... La Prensa, por otra parte, como vive bien en todos los aires con sólo adular a los que engaña, no tiene por qué temer al comunismo: Le servirá tan pronto como la pague. Y la social-democracia ni tiene seguras a sus masas, ni puede declarar la guerra a su hermano menor.” Burguesía ciega, Prensa venal y socialismo burguesal, son el mejor caldo para el fermento comunista. No hay más que ver el alegre desahogo con que aumentan en número y en tirada las publicaciones hechas con dinero de Rusia para convenir en que nuestra flamante democracia es el mejor de los mundos para los aventureros que sirven a Stalin. Por eso repudiamos el régimen burgués; condenamos la farsa parlamentaria y la libertad de propaganda contra la Sociedad y la Patria: declaramos a los Obras Completas
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comunistas traidores a ésta, pidiendo la inmediata extirpación de las excitaciones públicas al robo y a la guerra social y pedimos al mismo tiempo la realización por parte del Estado Hispánico de una justicia social que cercenando abusos redima a los campesinos y a los trabajadores preteridos. Tierra a los campesinos, sí; pero no con asaltos a las órdenes de Stalín: Revolución social, sí; pero respetando la familia y la producción legítima”. Con este estilo, con su estilo, funda Onésimo Redondo “Libertad”, Así sale “Libertad” a la calle rompiendo con todo lo viejo y caduco; sale “Libertad” como un grito juvenil, limpio y potente, lleno de protestas y pleno de emoción española. La prosa castiza y austera denuncia el genio castellano. Castilla tiene ya su portavoz auténtico. Ya hay un periódico de la nueva España que habla duramente de grandeza y revolución nacional, que habla, también, de Imperio. Onésimo Redondo ha fundado “Libertad” y en él, semana a semana, habla a las juventudes universitarias y campesinas un lenguaje nuevo y desconcertante. Castilla comienza a despertar”. De la Junta Castellana de Actuación Hispánica a las J.O.N.S. (Agosto a Diciembre 1931) En efecto, Castilla comenzaba a despertar sacudida ásperamente por los graves y recios alertas de Onésimo Redondo, A todos los pueblos iban llegando sus consignas y se iban formando apretados grupos de simpatizantes. Las cartas pueblerinas de adhesión, la inquebrantable fidelidad que notó bien pronto en sus jóvenes camaradas de redacción, los primeros anónimos amenazadores de las hienas socialistas, le indicaron que era el momento oportuno de recoger aquella agitación y de darla eficacia dentro de unos cuadros juveniles de lucha. Entonces es cuando perfila Onésimo Redondo la Junta Castellana de Actuación Hispánica y en la tarde del 9 de agosto (1931), en su misma casa, junto al balcón, sobre el Campo Grande, lleno de rojo el horizonte en una de esas largas puestas de sol de Castilla, escribe con fuego y arrojo la siguiente proclama publicada al otro día en “Libertad”’, número 9, y que es la primera llamada a las armas que se hace a las juventudes en España: ¡CASTILLA SALVA A ESPAÑA! SEA ESTE EL GRITO DE LA NUEVA REVOLUCIÓN ¡Castellanos! ¿No veis a España en la pendiente de la ruina?. La política, ese arte infame de odiar con pasión al que sustenta opuestas opiniones y de escalar el mando triturando al adversario, con el pretexto de salvar a la Nación, ha acechado siempre la vida de España, ha paralizado sus energías y está a punto hoy de dar fin de la Patria. Nunca como en esta hora se agravaron todos los males nacionales, porque nunca los políticos y periodistas alcanzaron tan desaforando albedrío. La instauración plena del régimen
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socialista parlamentario hace posible la flotación de los más bajos fondos, el encumbramiento de las ideas y los hombres más insensatos. Eso explica que por todas partes, al son de grandes voces de libertad y justicia, se respire disolución y muerte; la autoridad se mide difícilmente con la insurrección; las regiones escupen contra el Estado el insulto de la tiranía; el signo monetario representa la quiebra de un régimen recién ensayado; las actividades productoras se retraen, el patriotismo aparece excluido en la opinión pública y los peores instintos han encontrado su época”. ¡CASTELLANOS! Traidores son, los que todavía quitan importancia a tan catastrófico período: el que no sienta alarmado todo su ser es indigno hijo de España, NO SE PUEDE PERMANECER ENTREGADO FRIAMENTE A LOS INTERESES PROPIOS, mientras el interés de todos, que es la defensa del Estado y la conservación de nuestra sociedad, amenazan derrumbarse... Castilla, por fortuna, ni siente el despego suicida de los rebeldes países litorales, ni está enloquecida por el ansia de justicia social que consumen a la España del Sur. Sólo aquí el pueblo siente la responsabilidad del vivir nacional, como víctima que fue siempre, y no responsable, del desgobierno, y como región que confundió e hizo la España grande. El momento histórico, jóvenes paisanos, NOS OBLIGA A TOMAR LAS ARMAS. Sepamos usarlas en defensa de lo nuestro y no al servicio de los políticos, SALGA DE CASTILLA LA VOZ DE LA SENSATEZ RACIAL que se imponga sobre el magno desconcierto del momento: use de su fuerza unificadora para establecer la justicia y el orden en la nueva España. La proclama fue el toque de clarín que se requería e inmediatamente comenzaron los contactos y se procedió a la formación de grupos. A las afueras del Puente Mayor se compraron vergajos en cumplimiento exacto de nuestra fe permanente en la violencia, Ordenó Onésimo establecer relación con los que en Madrid hacían “La Conquista del Estado” y encargó a un camarada de redacción que escribiera en “ Libertad” un saludo de solidaridad; el suelto terminaba así: “¡Compañeros, hasta el Gran Día! ¡Viva el Imperio español!” Comenzó por estos días “ Libertad” a inquietar a los republicanossocialistas y Onésimo Redondo fue procesado dos veces con motivo de dos artículos denunciados por el Fiscal. Como los grupos aumentaban, Onésimo Redondo escribió a máquina, y se repartieron entre los jóvenes extremistas afectos, las ordenanzas de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, que constaban de 16 artículos; decían de este modo: Art. 1º Se constituye en... la JUNTA CASTELLANA DE ACTUACION HISPANICA. Art. 2º Son principios fundamentales de actuación: NACION 1º) La afirmación de España como nación una e imperial obligada por su historia, y la capacidad de su cultura, a ser fuerte entre los demás pueblos, dando al Estado una estructura y pureza hispana. Proclama la Junta su Obras Completas
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veneración por las grandiosas tradiciones patrias y la comunidad de raza y destino con las naciones ibéricas de ultramar. JUSTICIA SOCIAL 2º) Los problemas sociales que la moderna organización del Estado presenta, y particularmente la elevación intelectual, económica y moral del proletariado, deben resolverse por la intervención sistemática del Estado, para evitar la explotación del hombre por el hombre. Rechaza la Junta la teoría de la lucha de clases. Todos los elementos que intervienen naturalmente en la producción, deben vivir en una armonía presidida por la justicia. Se declara la preferencia de la organización sindical corporativa protegida y regulada por el Estado, como sistema obligado de relación entre el trabajo y el capital y de uno y otro con los internacionales de la producción. Se proscribe la intervención de organismos internacionales extraños al gobierno de la Nación, como impulsores o directores del movimiento obrero español. REGION 3º) La reconstrucción de las provincias de Castilla y León. Se entiende por reconstrucción: la mejora rápida de las condiciones de cultura y rendimiento de la producción agrícola; la repoblación de los terrenos yermos o roturados en los que sea posible la repoblación forestal; y la dignificación de la vida rural, para el fortalecimiento autonómico de los Municipios, la urbanización de las aldeas y villas, y la creación de instituciones de beneficencia y cultura. Art. 3º Fines de Cultura: a) En el orden cultural: Promover y practicar estudios e informaciones para la defensa de las ideas e intereses que constituyen los principios de la Junta, También cuidará de proporcionar a sus miembros educación ciudadana y cultura física para ser útiles a la Nación en servicio de los mismos principios. En el orden social: Actuar mediante la propaganda y la creación de instituciones adecuadas, para que el trabajador español encamine sus actividades solidarias con independencia de las organizaciones de disciplina internacional. En el orden político: Intervenir, ya como partido, ya como organización impulsora, en movimientos de propaganda, actuación política y petición ante los poderes públicos, con la inspiración marcada por los aludidos principios del artículo 2º. Art., 4º Esta Junta se dirigirá por un triunvirato.
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Desde luego el pensamiento político quedaba bastante velado por estar escrito con la intención de que las ordenanzas fueran aprobadas por los gobernadores civiles, cosa que no pudo conseguir. Ante la persecución gubernativa y ante la clandestinidad a que se nos sometía, Onésimo Redondo comenzó a reunirse con los primeros grupos que formaban la Junta Castellana de Valladolid en sitios poco frecuentados, donde les explicaba los puntos iniciales y les exponía las ambiciones de la nueva España. Algunos de los que este libro escribimos recordamos con intensa emoción aquellas primeras reuniones de Fuente el Sol, el alto de la Marquesa y las cuevas de El Tomillo. Precisamente en estas cuevas se exhibió con orgullo y con alegría la primera pistola que tuvo el grupo primero de seguidores de Onésimo. El 12 de octubre de 1931 “Libertad” publica un artículo de un camarada madrileño titulado: “Los 29.000 votos de Primo de Rivera”, y debajo un suelto, que fue acogido con alegría por los grupos minoritarios de jóvenes que seguían con fe plena los pasos de Onésimo Redondo, y que decía: NUESTRO SALUDO Terminadas las vacaciones veraniegas, bien explicables, “La Conquista del Estado” sale con reforzados bríos al palenque periodístico en el que este inteligente lealísimo colega “Nacional-Sindicalista”, hace grupo aparte porque sólo él enarbola netamente la única bandera de la salvación nacional: la lucha marcial contra la traición y la podredumbre marxista. Nos unimos a los camaradas de “La Conquista del Estado”, es su acción de fidelidad hispana y antimarxista. Como verá el lector, honraremos a menudo las columnas de “Libertad” coadyuvando a la extensión del frente nacional de salvación, por la difusión del pensamiento Nacional-Sidicalista, demasiado poco conocido. A la vez, Onésimo Redondo sabía gritar con audacia en las mismas columnas de “Libertad”. QUEREMOS LIBRAR A LA NACION DE LA ESQUILMANTE TIRANIA DE LOS MARXISTAS, ORGANICEMOS MILICIAS VIGOROSAS DE OPOSICION. LIBREMOS AL OBRERO CON LA PROPAGANDA Y LA LUCHA, DEL OSCURANTISMO SOCIALISTA. Y a era noviembre, cuando después de varias reuniones en Valladolid y en Madrid, Onésimo Redondo y el grupo directivo de “La Conquista del Estado” llegaron a un acuerdo definitivo, plasmado en un manifiesto político común. Fue Juan Aparicio el que aportó la idea del emblema nacionalista del yugo y las flechas. Onésimo Redondo impuso con exigencia el sentido castellano de las “Juntas”. Todo el manifiesto es exacto, magnífico y nuevo. Fue repartido con profusión, pero silenciado por la gran Prensa. Con sencilla modestia y con soberbia seguridad, nacieron así, las J.O.N.S, primera piedra de nuestro movimiento.
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Como final de este Capítulo conmovedor para los de “La Vieja Guardia” de Castilla, impresionante para los extraños por la grandiosidad desproporcionada de los que luchaban por la nueva idea, damos a continuación el
Manifiesto político de las J.O.N.S. POR QUE NACEN LAS JUNTAS “El hecho de advertir cómo día tras día cae nuestra Patria en un nuevo peligro, aceptando la ruta desleal que le ofrecen partidos políticos antinacionales, nos obliga hoy a hacer un llamamiento a los españoles vigorosos, a todos los que deseen colaborar de un modo eficaz en la tarea concretísima de organizar un frente de guerra contra los traidores. Invocamos esa reserva fiel de que todos los grandes pueblos disponen cuando se advierten roídos en su entraña misma por una acción disolvente y anárquica. Acontecen hoy en nuestro país cosas de tal índole, que sólo podría justificarse su vigencia después de un combate violento con minorías heroicas de patriotas. El hecho de que estas minorías no hayan surgido, nos hace sospechar que entre los núcleos sanos de nuestro pueblo nadie se ha ocupado hasta hoy de propagar con pulso y coraje la orden general de ¡Servicio a la Patria!. Las “Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista” nacen precisamente en virtud de esa sospecha nuestra de que no existe en el panorama político fuerza alguna que garantice la defensa de los ideales hispánicos. No nos resignamos a que perezcan sin lucha los alientos de España, ni a que se dé los mandos nacionales a hombres y grupos educados en el derrotismo y en la negación. LA PATRIA AMENAZADA Se impone, pues, organizar un bloque nacionalista que reconozca la urgencia de estos dos fines: Subvertir el actual régimen masónico, antiespañol, que ahoga la vitalidad de nuestro pueblo, hoy indefenso e inerme frente a la barbarie marxista, imponer por la violencia la más rigurosa fidelidad al espíritu de la Patria. Para que estos propósitos no sean meras palabras sino que alcancen eficacia ejecutiva, las Juntas consideran como su primer deber, la formación de un ejército civil, las Milicias nacional-sindicalistas, que de un modo técnico y regular, con entusiasmo y sacrificio, garanticen la victoria de los ideales nacionales. Nuestro partido aspira a constituir una barrera infranqueable contra los asaltos extranjerizantes del socialismo y contra la bobería mendaz del liberalismo demócrata. El empuje de las Juntas se nutrirá de afán nacionalista, con odio
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implacable contra los ideales y los grupos que han hecho de nuestro gran pueblo un pueblo ineficaz, sin alientos ni coraje para nada. ABAJO EL MARXISMO Las J.O.N.S, consideran como sus enemigos naturales e inmediatos a todos los grupos y organizaciones que se inspiran en el materialismo marxista. Esta lepra descastada, antinacional, que envenena al pueblo con ilusiones groseras, que destruye en el pueblo los gérmenes de fidelidad a la Patria, merece el exterminio radical, y las Milicias nacional-sindicalistas efectuarán ese castigo como una ejemplaridad contra los traidores. La teoría de la lucha de clases es uno de los mayores crímenes de la inteligencia judía. Su simplicidad ha hecho que la adopten con entusiasmo todos los cerebros limitados del mundo. Hay, pues, que restaurar entre nosotros el culto de los valores supremos, entre los cuales está el culto de la Patria, negado y atropellado por la peste marxista. LA UNIDAD INTANGIBLE DE ESPAÑA Somos intransigentes en la afirmación de la España una. Todo cuanto contribuya a despertar nacionalidades artificiosas e imposibles será considerado por nosotros como un delito de alta traición. Nos batiremos contra las tentativas de los separatismos y juramos que antes de conseguir estos desmenuzar la unidad de España habrá sangre de sacrificio, la nuestra, porque interceptaremos su camino con nuestro pecho de españoles. Nuestro emblema, un manojo de flechas cruzado por un yugo, recoge del escudo de los Reyes Católicos la emoción sagrada de unidad que presidió el genio histórico de estos monarcas. La acción de las Juntas tendrá por lo menos la eficacia de impedir en España estas dos victorias infamantes: el predominio socialista y el triunfo ramplón de los separatismos. LAS MILICIAS NACIONAL-SINDICALISTAS Ya aludimos antes al propósito de las J.O.N.S. de organizar un ejército civil de juventudes, las milicias nacional-sindicalistas. Es una de nuestras consignas permanentes la de cultivar el espíritu de una moral de violencia, de choque militar, aquí, donde todas las decrepitudes y todas las rutinas han despojado al español de su proverbial capacidad para el heroísmo. Aquí, donde se canta a los revolucionarios sin sangre y se apaciguan los conatos de pelea con el grito bobo de “ni vencedores ni vencidos.” “Las Juntas” cuidarán de cultivar los valores militares, fortaleciendo el vigor y el entusiasmo guerrero de los afiliados y simpatizantes. Las filas rojas se adiestran en el asalto y hay que prever jornadas violentas contra el enemigo socia1ista. Además, la acción del partido necesita estar vigorizada por la existencia, de una organización disciplinada y vigorosa, que se encargue cada día de demostrar al país la eficacia y la rotundidad de las “Juntas”. Nuestro desprecio por las actuaciones de tipo parlamentario equivale a preferir la táctica heroica que puedan desarrollar los grupos nacionales. Del seno de las “Juntas” debe movilizarse con facilidad un número suficiente de hombres militarizados, a quienes Obras Completas
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corresponda defender en todo momento el noble torso de la Patria contra las blasfemias miserables de los traidores. Varios camaradas nuestros, especializados en técnica militar, organizan a toda prisa las MILICIAS NACIONAL-SINDICALISTAS, en las que encuadraremos a todos los españoles que secunden nuestra acción. QUIENES DEBEN FORMAR PARTE DE LAS J.O.N.S. Naturalmente, las “Juntas” que estamos organizando no son incompatibles con la República. En nada impide esta forma de gobierno la articulación de un Estado eficaz y poderoso que garantice la máxima fidelidad de todos a los designios nacionales. Toda la juventud española que haya logrado evadirse del señoritismo demoliberal, con sus pequeños permisos y salidas al putrefacto jardín marxista y sienta vibrar con pasión la necesidad de reintegrarse al culto de la Patria. Todos los que adviertan el crujir de las estructuras sociales hoy vigentes y deseen colaborar a un régimen económico antiliberal, sindicalista o corporativo, en que la producción y en general la regulación toda de la riqueza, emprenda las rutas de eficacia nacional que el Estado, y sólo él, indique como favorables a los intereses del pueblo. Todos los que posean sensibilidad histórica suficiente para percibir la continuidad sagrada de los grandiosos valores hispánicos y se apresten a defender su vigencia hasta la muerte. Todos los que sufran el asco y la repugnancia de ver cerca de si la ola triunfal del marxismo, inundando groseramente los recintos de nuestra cultura. Todos los que logren situarse en nuestro siglo, liberados del liberalismo fracasado de nuestros abuelos. Todos los que sientan en sus venas sangre insurreccional, rebelde contra los traidores, generosa para una acción decisiva contra los que obstaculicen nuestra marcha. ¡¡Todos, en fin, los que amen el vigor, la fuerza y la felicidad del pueblo!! QUE PRETENDE EL NACIONAL-SINDICALISMO El nombre de “Juntas”, que damos a los organismos de la acción de nuestro partido, alude tan sólo a la estructura de éste. La palabra “Ofensiva” indica, como hemos advertido ya antes, el carácter de iniciativa que ha de predominar en su actuación. Ahora bien, ¿y el nacional-sindicalismo?. El carácter hispano, nacionalista de nuestro partido, es algo que advierte el más obtuso en cualquier párrafo de nuestro manifiesto. El motor primero de nuestro batallar político es, efectivamente, un ansia sobrehumana de revalorizar e hispanizar hasta el rincón más oculto de la Patria. Asistimos hoy a la ruina demo-liberal, al fracaso de las instituciones parlamentarias, a la catástrofe de un sistema económico que tiene sus raíces en el liberalismo político, estas verdades notorias, que sólo un cerebro imbécil no
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percibe, influyen naturalmente en la concepción política y económica que nos ha servido para edificar el programa de nuestro nacional-sindicalismo. La supuesta crisis del capitalismo es para nosotros más bien crisis de gerencia capitalista. De ahí nuestro empeño en robustecer las corporaciones, los sindicatos, como respuesta al fracaso de la economía liberal. Sólo polarizando la producción en torno a grandes entidades protegidas, esto es, sólo en un Estado sindicalista, que afirme como fines suyos las rutas económicas de las corporaciones, puede conseguirse una política fecunda. Esto no tiene nada que ver con el marxismo, doctrina que no afecta a la producción, a la eficacia creadora, sino tan sólo a vagas posibilidades de distribución. El nacional-sindicalismo postula el exterminio de los errores marxistas, suprimiendo esa mística proletaria que los informa, afirmando, en cambio, la sindicación social de productores y acogiendo a los portadores de trabajo bajo la especial protección del Estado. Ya tendremos ocasión de explicar en nuestras propagandas con claridad y detenimiento la eficacia social y económica del nacional-sindicalismo, única concepción capaz de atajar la crisis capitalista que se advierte. PROGRAMA DE LAS J.O.N.S. He aquí en síntesis los 16 puntos capitales para cuyo triunfo requerimos la colaboración de los españoles: 1º Afirmación rotunda de la unidad española. Lucha implacable contra los elementos regionales sospechosos de separatismo. 2º Vigorización nacional, imponiendo a las personas y a los grupos sociales el deber de subordinarse a los fines de la Patria. 3º Máximo respeto a la tradición católica de nuestra raza. La espiritualidad y la cultura de España van enlazadas al prestigio de los valores religiosos. 4º Expansión imperial de España. Reivindicación inmediata de Gibraltar. Reclamación de Tánger y aspiraciones al dominio en todo Marruecos y Argelia. Política de prestigio nacional en el extranjero. 5º Suplantación del actual régimen parlamentario, limitando las funciones del Parlamento a las que le señale e indique un Poder más alto. Este poder se basará en las Milicias nacional-sindicalistas y en el apoyo moral y material del pueblo. 6º Ordenación española de la Administración pública, como remedio contra el burocratismo extranjerizante. 7º Exterminio, disolución, de los partidos marxistas, antinacionales. Las Milicias suplantarán a este respecto a la inacción de los poderes que hoy rigen, quebrantando su iniciativa la fuerza de aquellas organizaciones. 8º Oponer la violencia nacionalista a la violencia roja. Acción directa al servicio de la Patria. 9º Sindicación obligatoria de productores. Declaración de ilegalidad de la lucha de clases. Los Sindicatos obreros vendrán obligados a colaborar en la economía nacional, para cuyo objeto el Estado nacional-sindicalista se reserva el control de su funcionamiento. Obras Completas
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10º Sometimiento de la riqueza a la disciplina que impongan las convenienci8s nacionales, esto es, la pujanza económica de España y la prosperidad del pueblo. 11º Las corporaciones económicas, los Sindicatos, serán organismos públicos, bajo la especial protección del Estado. 12º Impulso de la economía agrícola, incremento de la explotación comunal y familiar de la tierra. Lucha contra la propaganda anarquizante en el campo, destructora de las más sanas reservas de nuestro pueblo. 13º Propagación de la cultura hispánica entre las masas, facilitando la entrada en las Universidades a los hijos del pueblo. 14º Examen implacable de las influencias extranjeras en nuestro país y su extirpación radical. 15º Penas severísimas para todos aquellos que especulen con la miseria y la ignorancia del pueblo. Castigo riguroso para los políticos que hoy favorecen traidoramente la desmembración nacional. 16º El Estado nacional-sindicalista confiará los mandos políticos de más alta responsabilidad a la juventud de la Patria, es decir, a los españoles menores de cuarenta años. ¡AFILIAOS A LAS J.O.N.S! ¡Haced que se afilien vuestros amigos! Las J.O.N.S. eran con este manifiesto una realidad, Onésimo Redondo, aquí en Castilla, tremolaba la bandera rojinegra de la Revolución Nacional que él había anunciado y señalado a sus jóvenes campesinos. Castilla tenía no sólo Caudillo, sino, también, una meta política determinada. Diciembre con sus brumas velaba los horizontes. Pero había ya quien veía a través de muchas nieblas los días del Imperio venidero. ¡Por una España libre!
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La actuación revolucionaria de Onésimo Redondo bajo el terror republicano-socialista (Enero a Agosto 1932) Recibe el nuevo año, Onésimo Redondo, con el propósito firme y bien meditado de preparar y hacer posible por todos los medios a su alcance, la Revolución Nacional. En ningún momento le abruma la fuerza y la audacia del enemigo, ni cae, tampoco, en el cándido error de ver la salvación de España en fórmulas liberales más o menos atrevidas. Para que la revolución nacional fuera un día posible, era preciso hacer sentir su necesidad y su apremiante urgencia a las masas juveniles. El mito revolucionario explotado sistemáticamente por el marxismo, parecía en absoluto monopolizado por esta fuerza antiespañola y disolvente. Por otro lado, las fuerzas mas ligadas al sentimiento patriótico, se abrazaban con cerrazón a procedimientos legalistas y no comprendían, en su cobardía, el culto a la fuerza. Era, pues, en aquel ambiente, labor dificilísima y audaz, predicar la Revolución Nacional. Comienza, Onésimo Redondo, por preparar unos cuantos grupos aguerridos, de jóvenes, para la violencia. A este fin les somete a un entrenamiento físico, casi diario y les proporciona algunas, aunque pocas, armas de fuego. Las primeras pistolas se compran a precios fabulosos. Y son, precisamente, elementos destacados de la C.N.T. los que venden a la J.O.N.S, las armas, que su partido les proporcionó gratuitamente. A la vez, «Libertad” intensifica su campaña revolucionaria y en su artículo de fondo del 4 de enero, titulado “PRONOSTICO POLITICO PARA 1932”, el mismo Onésimo escribe tajante y previsor: “No vaticinamos, sino que anhelamos y trabajaremos, eso sí, porque nuestro anhelo de enero sea una realidad en diciembre”. “Nos referimos a la constitución, en este año, de MILICIAS REGULARES ANTICOMUNISTAS. Todo nuestro fervor por la salud de España, y la emoción con que celebramos la inauguración del Nuevo Año pensando en ella, queremos resumirlo en esta reflexión: QUE NO SALVAREMOS LA NACION DE LA BARBARIE SOVIETICA SIN ORGANIZAR UNA FALANGE EXTENSA DE ESPAÑOLES DE TODAS CLASES DISPUESTOS A DEFENDER CON SUS PERSONAS LA VIDA CIVILIZADA DE ESPAÑA”. “Nuestra nación es la más trabajada de todas por el fermento del sovietismo que quiere extender a ella su imperio rojo. Ve éste el hambre y la desolación moral proyectarse sobre el deshecho campamento de la joven República, y acude a recoger la presa fácil, preparada por la traición gobernante”. “No Obras Completas
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olvidemos con cuanta facilidad esas propagandas de apropiación gratuita prenden y fanatizan las mentes de los hambrientos, y por añadidura traicionados obreros y campesinos. Y no deje de meditarse el poder narcótico de las lecturas materialistas, sensuales, exaltadas y hasta románticas que como nuevos libros de caballerías entumecen y trastornan el cerebro de la gente indocta, sobre todo de los jóvenes desprovistos de ideales nobles”. La consecuencia es la rápida excitación de millares de voluntades que se disponen a batirse por conquistar el paraíso soviético, deshaciéndose en cuanto sea preciso por la violencia de todos los obstáculos”. “Es cándido y de tan admirable inconsciencia como la misma negación del peligro, pensar que de éste nos librarán los gobernantes liberales-burgueses estilo Lerroux, ni aun tipo Miguel Maura. Bien está lo bueno de cada cual -como acaban de decir nada menos que los obispos. “Pero de la legislación liberal y de los usos democráticos, no cabe esperar defensa segura y ni siquiera fortaleza recíproca, estando los enemigos bien armados y consentidos, y pertrechados, sobre todo, los cerebros de poderosas ilusiones agresivas, mientras del lado opuesto no surja una ideología tan feroz por lo menos en la defensa como lo es la contraria en el ataque, equipándonos con medios de lucha que superen a los del enemigo”. “Hay que formar las milicias civiles de España. Haciendo frente en primer término con sagacidad, legalidad, hasta donde sea posible, a la franca y solapada oposición gubernativa. Y supliendo con la energía y la rapidez de ahora el camino que los adversarios nos llevan ganado”. “Lo principal es la propaganda. Si para 1932 propugnamos la creación de las milicias, dicho se está que mucho más queremos y esperamos de la creación y difusión de periódicos y folletos que preparen el ambiente”. Mientras esto escribe, una persecución sañuda y bien premeditada se desata contra las J.O.N.S, y contra “Libertad”, amparada y dirigida desde el Poder. El enemigo ha visto con claridad la hondura y eficacia que tienen las palabras y consignas de Onésimo Redondo. Es el enemigo marxista el que valora en todo su volumen, la figura magnífica y revolucionaria de Onésimo, y procura atajarla por el error y la violencia. Denuncia sobre denuncia llega por esta época “Libertad” a la séptima; proceso tras proceso suman años de cárcel los que para Onésimo pide el fiscal. Pero Onésimo no se amilana sino que se crece ante el peligro, y en espléndida tensión es cada día más nítido su pensamiento, más aguda su palabra y más decidida su actuación subversiva. “Nuestra misión es, exclama, la de reconquistar España para el goce de la independencia espiritual y aun material de que la ficción revolucionaria de la masonería nos ha privado, preparando al mismo tiempo a la juventud para realizar una verdadera revolución con la transformación sindical como contenido de justicia social y el culto a la España civilizadora e imperial como anhelo unitivo de amplitud nacional”. El ambiente amenazador del marxismo cada vez más exasperado y criminal, se cierne cada momento en torno a los primeros camaradas de la J.O.N.S. Por esto mismo Onésimo Redondo anhela 268
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la ocasión favorable y el oportuno momento de desplegar en acción contundente a nuestros grupos de choque, pequeños, pero rápidos, duros y decisivos. De la Plaza de Santa Ana, donde “Libertad” tenía alquiladas algunas habitaciones para administración, y que servían muy bien de lugar clandestino de reunión, las J.O.N.S se trasladan por estos días a un pequeño pisito, cuya puerta se esconde al fondo de un amplio patio de viejo palacio, en la calle Alonso Pesquera. Las cuatro habitaciones reducidas tienen un no sé qué ambiente misterioso que impresiona y atrae a los camaradas de las primeras reuniones. Junto a la puerta de entrada, en la pared, hay un ventanillo enrejado tras el cual se establece, pistola en mano, la primera guardia, atenta y vigilante, emocionada y sugestiva, del naciente movimiento revolucionario de la juventud nacional. En la habitación del fondo una mesa de cocina recubierta con amplios y bastos faldones, detrás de la cual, en la pared, preside la primera bandera roja y negra con flechas y yugo. Allí, cada noche, uno a uno, acuden los primeros camaradas; allí se perfilan los grupos y todas las noches Onésimo Redondo arenga pleno de patetismo a los camaradas iluminados y heroicos; mientras habla, una ráfaga de locura ideal agita los corazones de los muchachos. Él, habla de combate y sacrificio, disciplina y revolución, de justicia y de Patria, y también habla de muerte. Por aquellos días, en Arnedo, el marxismo había asesinado a varios guardias civiles. En Valladolid se formó una manifestación popular de desagravio a la Guardia civil. La primera ocasión se presentaba a la J.O.N.S. Onésimo Redondo salió él mismo al frente de los grupos de choque a incorporarse a la manifestación. A las once y media se puso ésta en marcha desde la Plaza Mayor y ya en ella unos doscientos revoltosos socialcomunistas intentaron perturbar la manifestación con voces y actos de hostilidad a la retaguardia de la misma, que se repitieron en la Plaza de la Rinconada. Una parte de nuestros camaradas se volvió enérgicamente hacia ellos poniendo en dispersión a los perturbadores, algunos de los cuales resultaron apaleados. Desde el cuartel de la Guardia Civil, donde se vitoreó a los Jefes y oficiales y números de la misma que formados en el jardinillo recibían el homenaje, siguió la manifestación hacia el Gobierno. En la Plaza de San Pablo los marxistas se habían rehecho y reanudaron sus mueras y agresiones. Velozmente se desatacaron doscientos jóvenes camaradas que consiguieron poner en fuga a los contrarios. En la calle de León, a vergajazos, se arrinconó a varios comunistas, a los que se ocuparon pistolas. La lucha en pequeños grupos se extendió por diversas calles. Al día siguiente “Libertad”, a grandes titulares comentaba con alborozo: “Buen comienzo. -Se lucha victoriosamente contra la gentuza.- Bonito episodio de liberación antimarxista”, Onésimo Redondo, alegre y sonriente, comentaba aquella noche en el pequeño local jonsista de Alonso Pesquera el primer éxito combativo de aquella mañana; los muchachos, ante las palabras vibrantes de felicitación del Jefe, se sentían orgullosos y comenzaban a gustar del placer de todo lo difícil. En esa misma reunión Onésimo Redondo, animado y seguro, anunciaba el primer mitin del movimiento, bajo el lema EN DEFENSA DE Obras Completas
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ESPAÑA, organizado por «Libertad”. El mitin se había de realizar en el teatro Pradera. Y ante el anuncio de los camaradas que por la mañana habían luchado junto a Onésimo tan eficazmente, sintieron la seguridad de un porvenir próximo en el que masas inmensas caminarían jubilosas bajo la bandera roja y negra de a revolución nacional. Pero aquel mitin fue, también, “el primer mitin suspendido”, a instancia de todos los partidos gobernantes que fueron al Gobierno civil a decir que lo consideraban “como una provocación”, “Libertad” contestó airada e hizo una buena campaña de agitación en torno de la suspensión. Por cierto que terminaba proféticamente su protesta diciendo: “Celebraremos, por Dios y por España, muchos, muchos mítines. Diremos la verdad altamente y claramente, sin miedo a la supuesta ferocidad de ese enjambre ficticia de Partidos, Juventudes, Federaciones, Acciones y demás timos republicano-marxistas”. Desgraciadamente la ofensiva revolucionaria que iba comenzando a desatarse en Castilla merced a la enorme labor de Onésimo Redondo, cuyas palabras y cuyas hojas de propaganda llegaban a todos los pueblos, se veía entorpecida por la falta de medios materiales, Las gentes pudientes no veían las enormes posibilidades de nuestro movimiento. Onésimo Redondo coloca entonces, enérgico y sincero, en la primera plana de su periódico estos dos entrefilets acertados y justos, pero que causaron enorme disgusto entre las gentes mal llamadas “de orden”. Hay más de cien millonarios en Valladolid. Entre todos no son capaces de crear, -no digamos “sostener”, porque no haría falta- un diario que informe al público con honradez y le oriente con patriotismo, ¿Qué puede esperar la nación de esa burguesía? Para salvarse, es necesario destruirla. Y este otro: Luchar hoy para salvar a España, es luchar “por su independencia”. Los ricos deben ir delante en esta guerra patriótica. El sistema del porvenir será fatalmente obrerista o de justicia social. O comunismo antinacional y sanguinario o sindicalismo nacional y cristiano. Elija a tiempo la burguesía de qué lado le conviene caer. Rematados, poco tiempo después, con uno aún más rigurosamente evangélico y duro: Capitalistas: El dinero que os sobra y otros necesitan para pan, o para nutrir sus entendimientos de verdad, no es vuestro. El que os lo pida, lo demanda en justicia. Entregadlo antes de que os lo quiten.
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Los fariseos que se rasgaron de escándalo sus vestiduras en 1932 ante estas agudas consignas comprendieron tardíamente sus errores en julio de 1936 aclamando junto al pueblo, frenéticamente, al gran caudillo de Castilla, Onésimo Redondo. Fueron torpes las derechas y no quisieron ver en Onésimo Redondo lo que valía y significaba. Las izquierdas en cambio se dieron cuenta rápidamente de todas las calidades que ofrecía la figura de Onésimo Redondo y le opusieron, tenaces, cuantos obstáculos pudieron. A finales de febrero Casares Quiroga impuso a “Libertad” una multa de mil pesetas que para el reducido presupuesto del periódico era sumamente gravosa, “Libertad” abrió una suscripción para cubrir la multa pues si no el periódico debía ser suspendido. No hubo ningún rico desprendido que diera en aquellos días de cobardía y de miedo quinientas pesetas. Como decía el mismo periódico, “la mayor parte de los donantes eran de condición modesta y se ha llenado la suscripción no con “pocos muchos” sino con “muchos pocos”, es decir una verdadera suscripción popular, como lo es el periódico”. Por marzo se dedicó a la excitación violenta en la Universidad, y terminó el mes con la tristemente célebre F.U.E. bien machacada. En abril, ante la conmemoración próxima de la República, Onésimo Redondo escribe preciso y genial como siempre, desafiando las iras de las hordas republicano-marxistas, un artículo cuyo final es éste: “Llega la hora de las fiestas republicanas, que pretenderán correr a toda España ese regocijo artificial producido ahora en varias poblaciones para que el señor Alcalá Zamora las vea alegres. La prensa servil y los diputados bien servidos sienten, desde luego, la gloria del acontecimiento, y se esforzarán en persuadirnos de que somos felices”. “La farsa especuladora no puede estar más a la vista, en toda la alegría hipócrita de los gremios que explotan al país desde el mando. Y la deserción gubernamental ante el peligro rojo, o mejor dicho su colaboración amable y siniestra, es lo que más subleva al patriota así traicionado”. “Insistimos en nuestra afirmación reiterada de que el Gobierno hace a sabiendas el juego a los enemigos de España, porque odia cordialmente la civilización española, y es su misión más querida destruirla. De ahí, que cuide tanto de perseguir todo brote de espiritualidad, usando de medios dictatoriales en el grado que sus fuerzas se lo permiten, mientras que con el mayor esmero consiente y abre ancho campo a toda labor disolvente y a todos los agentes del embrutecimiento popular que laboran con el papel impreso o la palabra”. “Hundir en la miseria al proletariado con la agobiadora crisis de trabajo, que sirve de excelente plataforma a los graznidos de las bandas rojas; destrozar el Presupuesto público con el desbarajuste parlamentario y los atracos socialistas a cada ministerio; prodigar las leyes favorecedoras del crimen y de la pública inmoralidad jurado, divorcio, amnistías, régimen penitenciario” alejar la religión de toda enseñanza pública y asediar a la Iglesia por el hambre, son capítulos de una obra masónica completa para descivilizar a España”.
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“El plan está en marcha. La Nación está bien atada en manos de los enemigos. Es hora, todavía, de que la juventud sana y culta se distraiga en la vida de optimismo huero característico de nuestra burguesía?. Y es hora, aún, de que la burguesía católica apriete la bolsa y se reduzca a cobijarse en las iglesias como única muestra de actividad?” “DÍGASE SI NO ES LLEGADO EL MOMENTO DE LA GUERRA CIERTA, EN LA QUE SE MATA Y SE MUERE POR EL IDEAL”. como todavía hoy hay muchos insensatos, cuando no viles traficantes, que alardean de haber preparado ellos el actual movimiento de subversión, tenemos nosotros que insistir con pruebas terminantes, que sólo desde nuestras filas, desde nuestros periódicos y en nuestros mítines, fue pedida, preparada y exigida día a día, a través de varios años, la Revolución Nacional. Por esto mismo es un deber para nosotros insertar en este Capítulo un artículo más, entre los muchos, de Onésimo Redondo, en el que preconiza y profetiza, explica y prepara la guerra, en el día- ya lejano- 11 de abril de 1932, como única solución a la angustiosa crisis nacional. Los que quizás en estos momentos más han ganado con la solución violenta que en julio de este año se ha impuesto son los mismos que ante la lectura de este artículo le motejaron de “loco”. NUEVA POLITICA COMO SE REALIZA HOY LA GUERRA Repetimos una vez más que el porvenir de España es inevitablemente un porvenir de guerra. Se aproxima una situación de violencia absoluta, porque los fermentos de lucha social y los objetivos de revolución política cruenta ganan rápidamente terreno y conquistan día tras día la adhesión de una mayoría definitiva del proletariado español. Es inútil querer aliviar la visión de este panorama, con miradas dulces a Lerroux o llamando a la Guardia Civil en auxilio de nuestro miedo. Dígase de una vez si es o no cierto que las masas obreras se dejan ganar rápidamente por alguna de las ramas marxistas, y si está claro que fatalmente van pasando del socialismo al anarquismo o comunismo, aplaudiendo más a quien mayor crueldad en la lucha pregona y mayor botín de guerra ofrece. Dígase si es o no cierto que hasta ahora no existe movimiento alguno que arranque eficazmente la masa obrera, por docenas de millares como sería preciso, de los cuadros de la revolución roja, cuyo avance contra la sociedad y el Estado existentes, es paralelo. y aún armónico. En una palabra: EL PROLETARIADO ESPAÑOL, EN GENERAL, ESTA CONJURADO PARA ECHAR POR TIERRA LO QUE EXISTE, Y NO HAY NADA EFICAZ PREPARADO PARA RESISTIR. Es una locura propia exclusivamente de elementos tan mentecatos y cobardes como la sociedad burguesa y la opinión “liberal” española, pensar que a todo el proletariado del país o, sino se quiere esto, a millones de trabajadores alistados en el fanatismo bien alimentado de orientaciones destructoras se le 272
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puede contener con la oposición de la Policía, manteniendo 1m régimen político de complicidad revolucionaria de “kerenskis”, como es el actual, y unas costumbres burguesas confiadas y alegres como las que imperan entre nosotros. La guerra se avecina, pues; la situación de violencia es inevitable. No sirve que nos neguemos a aceptarla, porque nos la impondrán. Es necio rehuir la guerra cuando con toda seguridad nos la han de hacer, LO IMPORTANTE ES PREPARARLA, PARA VENCER, Y, PARA VENCER, SERA PRECISO INCLUSO TOMAR LA INICIATIVA EN EL ATAQUE. La sociedad amenazada, debe hacerse estas breves reflexiones: ¿Estamos amenazados de perder, y aun perdiendo ya, nación, religión, familia, tranquilidad y hacienda? ¿Merecen estos bienes que luchemos por defenderlos? ¿Conocemos al enemigo? Contestados todos estos interrogantes con rápida afirmación, no toca sino decidirse a la lucha. La lucha pide el sacrificio necesario para la victoria. Los elementos de la guerra, ya se saben, son dos: HOMBRES Y DINERO. Hay una parte de la lucha, la principal y la decisiva, afortunadamente, que no reclama sangre ni armas físicas. Es la guerra por la conquista de los entendimientos: la PROPAGANDA. Y hay otra, YA INDISPENSABLE, porque el comunismo y el anarquismo, como se sabe, no luchan sólo con frases y discursos: la lucha física, ¡LA GUERRA CIVIL!... Para una y otra, cada uno debe dar lo que tenga, y ponerlo sin reparo en manos de los suyos, EN LA GUERRA TODOS LOS COMPAÑEROS DE MILICIA SOMOS HERMANOS, TODO ES DE TODOS LOS QUE LUCHAN. Piense esto fijamente la burguesía, medítenlo quienes tienen capital, porque todo les va en ello. No es la guerra un sistema de propinas y “modestos óbolos”, es la cruzada por la Patria, la religión y el honor propio y de los hijos. ES NECESARIO DISPONER DE TODO, PARA LA GUERRA, Y DARLO PRONTO PARA QUE SEA MENOS COSTOSA LA LUCHA Y LA VICTORIA MAS SEGURA. ¡11 de abril de 1932! En mayo de este año llega al máximum, la actividad revolucionaria de Onésimo Redondo. Magníficas arengas en el local de las J.O.N.S, habían logrado poner al rojo vivo a toda la juventud valiente y nacional con motivo del oprobioso Estatuto Catalán. Onésimo Redondo, sabe esgrimir todos los resortes de su palabra fácil para levantar en rebeldía a toda la juventud contra la actuación claudicante del Gobierno frente al separatismo catalán. Y con la juventud bien manejada pone en vilo y en pié a toda la ciudad castellana: una Obras Completas
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desusada nerviosidad se pudo observar en la abundante policía que vigilaba el paseo nocturno de la Acera el día 3. También habían hecho acto de presencia en él los socialcomunistas en tono agresivo. En presencia de esta provocativa actitud los guardias esperaban de un momento a otro la pelea. El mismo Onésimo Redondo dio un viva a España Única seguido de otro a las J.O.N.S, y esto bastó para que la Guardia de Seguridad se lanzase a despejar en rápida carga. En este momento de numerosos balcones de la Acera arrojaron cientos de manifiestos, programas de las J.O.N.S, y los grupos jonsistas de choque estratégicamente colocados en todas las bocacalles que a la Plaza Mayor dan, gritaron con denuedo: ¡España una! ¡España una! ¡Muera el Estatuto catalán! y acorralando a los grupos marxistas se trabó pelea a puñetazos, pedradas y palos, pelea que se extendió al Corrillo y a la Plaza del Ochavo. En Fuente Dorada y Núñez de Arce, sonaron sucesivamente, varias descargas de pistola. El resultado en definitiva fue que por la Casa de Socorro pasaron unos veinte heridos marxistas y dos de la J.O.N.S. Fue creciendo en los días siguientes la agitación que llegó a tener caracteres violentísimos en la Universidad y en la Normal. La juventud nacional era dueña de la calle. Las autoridades republicano-socialistas trajeron policía de Asalto de Madrid. A pesar de ello el día 10, por la noche, nuestra juventud, nuestros camaradas, sin atender a la trágica amenaza que se cernía sobre sus vidas, después de uno de los mejores discursos de Onésimo Redondo en las J.O.N.S, se dirigió al Gobierno civil en decidida manifestación contra el Estatuto, y en protesta contra los grupos de la política de Asalto. El Gobernador ordenó despejar a la policía, pero nuestros camaradas bien prevenidos se refugiaron, dispuestos a hacerse fuertes, en las calles oscuras que rodean el edificio del Gobierno. El día 11 el Gobernador civil había denegado el permiso para una manifestación pacífica solicitada por la J.O.N.S, para protestar esta vez, de modo oficioso contra el Estatuto catalán. Formóse sin embargo, y precisamente como señal de rebeldía de la juventud herida en su fervor patriótico, otra espontánea manifestación que al regreso del Gobierno se dirigió a la Casa Consistorial contra los concejales antipopulares. Las fuerzas de Asalto dispararon sobre la masa y un joven obrero, tapicero, Cipriano Luis, cayó al suelo con la cabeza perforada por un balazo. La indignación popular corrió como un reguero de pólvora por la ciudad y mal lo hubieran pasado los de la Policía de Asalto si no hubiera sido por la intervención prudente y serena de la Guardia civil. Onésimo Redondo dio por terminados aquellos días de lucha con la siguiente proclama: Felicitamos a la Juventud, A NUESTRA JUVENTUD, por la heroica muestra de españolismo sano que ha dado estos días en la calle. Ya veis, jóvenes, cuánto preocupa vuestro gesto patriótico, que inmediatamente se lanza contra vosotros bandas de hombres armados de pistolas. Podéis por ello colegir cuánta inmoralidad se halla oculta, cuántas traiciones fraguadas, que ante 274
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vuestro gesto rebelde olfatean el peligro de ser descubiertas y recibir Duero castigo. Vuestro gesto es, evidentemente, noble y redentor. Es la única esperanza que queda de una España decente. No hay que retroceder ni decaer, camaradas. A las balas del poder tiránico sabremos oponer en unos casos nuestra astucia, en otros nuestro coraje y siempre nuestra firmeza y nuestro tesón ideal. Hasta desalojar a los opresores, hasta alcanzar para España un régimen digno, tan grande como los alientos de vuestros pechos. ¡VIVA ESPAÑA ÚNICA! ¡VIVA ESPAÑA GRANDE! ¡VIVA ESPAÑA LIBRE! ¡ABAJO EL MARXISMO! Del número de “Libertad” que hablaba de todos estos sucesos con palabras de protesta, fueron denunciados por el Fiscal siete sueltos periodísticos diferentes. A la vez la J.O.N.S, vio clausurado su domicilio social gubernativamente. Ante la persecución, la J.O.N.S, de Valladolid lanza a la calle manifiestos en el que Onésimo Redondo afirma entre otras cosas : “En estos momentos hemos de confirmar nuestra ciega fe en que LAS JUNTAS DE OFENSIVA NACIONAL-SINDICALISTA son el único movimiento de juventud capaz de recoger las reservas heroicas que la Patria conserva PARA MANTENERSE UNA, PARA HACERSE LIBRE Y PARA VOLVER A SER GRANDE”. En junio “Libertad” publica su primer extraordinario para celebrar su aniversario primero. Y en ese mismo número la redacción de “ Libertad” da la noticia: NUESTRO DIRECTOR HA SIDO CONDENADO, con el siguiente comentario: Nuestro Director Onésimo Redondo, ha sido condenado a doce meses y un día de arresto por el pretendido delito de injuria al escritor y colaborador de “Fray-Lazo”, Marcelino Domingo, accidentalmente Ministro de la República. La persecución, que anhela amordazar nuestra boca para que el noble y juvenil grito de Libertad no caiga, acusador, sobre tanta miseria, o rompa con ímpetu irresistible este confinamiento espiritual donde se asfixia la grandeza encadenada de la Patria, va poco a poco surtiendo efecto. Hoy le ha tocado al Capitán, mañana nos tocará a los soldados. Ni protesta ni exculpación. Aceptamos respetuosamente el fallo de un Tribunal de justicia, que la administran en nombre de la República según la Constitución preceptúa y no en nombre de España como nosotros quisiéramos. Por la ley de aquélla somos condenados; por la ley santa y eterna de España seremos glorificados. La Historia nos juzgará a todos, y acaso ella convertirá en acusado a los acusadores, y en MARTIRES a los que el Código marcó con el sello de la culpa. Nada ha pasado, el mismo camino sigue siendo guión de nuestra ruta. Y en esta hora que la persecución glorifica, un abrazo muy fuerte a nuestro Director que por marchar en vanguardia fue víctima de los primeros tiros. Un
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saludo cordial y la esperanza de tres gritos volando como águilas que acechan una presa segura: ¡Por España Una, Grande, Libre! ¡Adelante! Un golpe de Estado se preparaba en la penumbra. Su fracaso y la realidad de catorce años de cárcel que en peticiones del Fiscal por consecutivos procesos pesaban sobre Onésimo Redondo, habían de llevarle bien pronto al destierro. Pero antes, él, genial, profeta de la nueva España, adelantándose en el día y en la consigna cuatro años justos, el 18 de julio de 1932 escribe en “Libertad”: A LA GROSERA PROVOCACION DE LOS MARXISTAS, LA NACION DEBE RESPONDER CON UNA ACCION ARMADA. ¡VIVA ESPAÑA LIBRE! ¡MUERA EL MARXISMO! EL DEBER DE LA JUVENTUD ¡JOVENES ESPAROLES! Esta es la hora de acudir al arma, ABANDONAD POR EL TIEMPO QUE LA PATRIA LO PIDA VUESTRO CONFIADO VIVIR y alejaos rápidamente de la divertida e inconsciente sociedad que ha permitido esta abyección nacional, El país ha sido víctima del atraco traidor de los Marxistas. Nos tememos que la pobre y decadente sociedad burguesa acepte temblando el yugo de los miserables, Necesitamos una organización tenaz y atrevida, superior a los obstáculos de la tiranía. Busquemos todos una santa disciplina, una sujeción marcial que nos habilite para arrojar por la fuerza al enemigo que con la fuerza amenaza. Es hora de reconquistar por la fuerza, si la fuerza criminal del marxismo invasor se opone, la digna libertad de la España fiel y cristiana. No temáis a un enemigo que es tan cobarde como criminal, cuya fanfarronada es aún mayor que sus malos instintos. Cuando se trata de rechazar a una tiranía extraña y librar a la fuerte España de un yugo inmundo, no se debe mirar a las consecuencias. Los fanfarrones enchufistas, cucos degenerados y literatos chirles que dirigen las Casas del Pueblo, no cuentan con la voluntad del obrero español, engañado en parte y en parte sometido a una rutina libertaria que es fácil deshacer. Creed jóvenes, que el enemigo es pequeño: España es mucho más grande que el marxismo. Bastan en cada provincia unos centenares de jóvenes guerreros, disciplinados, idealistas, para dar en el polvo con ese sucio fantasma de la amenaza roja. Por España Libre, Grande, Unica, respondamos con el arma en la mano a la provocación de los que preconizan el crimen. Formemos los cuadros de la juventud patriótica y belicosa. ¡AMEMOS LA GUERRA Y ADELANTE!...
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En el destierro Agosto 1932 a Noviembre 1933Como la campaña de “Libertad” contra el régimen republicano-marxista había logrado una resonancia amplia y conseguido la formación de un movimiento Nacional-Sindicalista, sino extenso, sí sumamente eficaz y revolucionario, se buscó la ocasión del fracaso de la rebelión militar del 10 de agosto para inutilizar definitivamente a Onésimo Redondo. Comprobado el total y rotundo descalabro del golpe de Estado y avisado a tiempo por algunos agentes de policía de la maniobra inicua contra él preparada, Onésimo Redondo se alejó de Valladolid primero, refugiándose en una finca del monte Torozos, y ante la persecución desesperada que se desató en su busca se trasladó con unos amigos a Puebla de Sanabria, en cuyo pueblo, después de conseguir una cierta amistad con varios carabineros, un día se trasladaron a una fiesta popular que en Braganza había. En Braganza descubrió su personalidad a los atónitos carabineros y él se internó hacia Oporto. Al ver que no se daba con el paradero de Onésimo Redondo se detuvo arbitrariamente a dos miembros de una entidad puramente agraria de la que era Secretario. También se encarceló al Triunvirato local de las J.O.N.S. En el destierro vive con su familia Onésimo Redondo días relativamente tranquilos que él aprovecha para el estudio sereno y profundo de los arduos problemas nacionales. Completa su formación principalmente con estudios económicos e históricos, Llegado noviembre algunos camaradas más jóvenes que habían intervenido en la redacción de “Libertad”, crean otro semanario de combate Nacional-Sindicalista, llamado IGUALDAD. Pronto empieza Onésimo Redondo a enviar artículos a “Igualdad”, pero estos tienen la característica de ser esencialmente doctrinales. Hoy, los artículos aparecidos en “Igualdad” tienen un enorme valor porque constituyen una de las bases teóricas más firme del movimiento Nacional-Sindicalista. Onésimo Redondo escribe estos artículos en un ambiente de calma que le permite desarrollar sus teorías bien pensadas con extensión y conforme a un plan preconcebido. Estos artículos van a ser publicados en un folleto aparte, puesto que su volumen e importancia así lo exigen. Fueron publicados todos bajo el título general de “HACIA UNA NUEVA POLITICA” y llevan los siguientes títulos específicos: EL ESTADO NACIONAL Del siglo XVIII al 28 de Junio; de Napoleón a Berriot.- España libre y sus enemigos. LA PERDIDA DEL ESTADO NACIONAL Los antiguos y modernos “pactos de familia”. Obras Completas
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SEÑALES DEL ESTADO NACIONAL Una enumeración. LA RESTAURACION DEL ESTADO NACIONAL Distintivo de la nueva política. SIGNOS DEL NUEVO MOVIMIENTO Contra los partidos políticos. EL MITO SAGRADO DE LA UNIDAD El vértigo de la discordia. REHABILITACION DEL PATRIOTISMO Primer principio unitivo. LA TRADICION Y EL PUEBLO La nueva táctica. ¿MONARQUIA O REPUBLICA? La rutina y la estratégica. La segunda serie consta de tres artículos: EL ESTADO DEL PORVENIR No podemos importar soluciones. DE NUEVO SOBRE EL ESTADO DEL PORVENIR Las fórmulas y la elección de los peores. LA CONQUISTA DEL ESTADO Las milicias nacionales. A los que siguió otro interesantísimo sobre: EL ESTADO NUEVO Necesidad de un pensamiento propio.
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Hay otra serie titulada: NO HA HABIDO REVOLUCION SOCIAL Aparte de estos artículos puramente teóricos escribe desde el destierro otros magníficos de visión política internacional. Onésimo Redondo tenía un concepto claro del sentido de nuestra política exterior. Adelantádose, como siempre, a los acontecimientos, creía firmemente que España tenía como misión actual luchar en vanguardia contra el comunismo. Para realizar su tarea anticomunista España debía de caminar íntimamente unida al pueblo alemán. Interesantísimos resultan en esta hora dos admirables artículos, proféticos, penetrantes, exactos y escritos “contra corriente”. El primer artículo escrito el 6 de febrero de 1933 es: El ejemplo de Alemania, HITLER FRENTE AL PORVENIR Atmósfera mundial adversa.- La rutina agorera.- El nacionalsocialismo imprescindible. El otro artículo que reproducimos íntegro maravillará a gentes muy enteradas en cuestiones internacionales y que no podrán comprender cómo en el año 1933 (20 de Marzo) en un modesto semanario castellano de juventud hubiera escrito un hombre jóven una justificación tan precisa, un alegato tan contundente, un cuadro tan claro del sentido de la política que Alemania y España hablan de llevar a cabo en 1936. El despertar de Alemania EXALTACION CONTRA LA BARBARIE La misión de Hitler.- El Tercer Imperio.- Contra Moscú.- ¿y España? Hitler es el juramento del exterminio contra el Marxismo. “Dentro de diez años, dice, no habrá marxismo”. Y también: “La joven Alemania viene a salivar la civilización del bolchevismo”. La primera promesa esté en camino rápido de cumplirse: no cuesta gran trabajo vislumbrar el éxito, tras el triunfo impresionante del 5 de marzo. ¿Y la otra? ¿Habrá brotado en la Europa central el nuevo Carlomagno?. Porque no de otra gesta histórica se trata que de salvar, como el oscuro siglo VIII, el orden y la ética de las apetencias ciegas de grupos que renuncian a la vida civilizada; la jerarquía y el espíritu de entre el barro de la disolución moral y la exaltación de los peores; la responsabilidad personal y las ideas universales, de la servidumbre a un despotismo colectivo, a la degradación política del Estado-horda... Cristianismo frente a comunismo; civilización contra barbarie. ¿Habrá sonado la hora de la batalla definitiva? ¿Por qué no podemos esperar que el estampido de Berlín haga temblar hoy y derribe mañana las torres de Moscú?. Obras Completas
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Por de pronto la resolución germana que ha encontrado un Jefe, un Caudillo, servirá para rasgar con hierro -hierro militar con reciente temple de imperio y de fe- las nuevas MARCAS del Oriente. El Tercer Imperio de Centro-Europa detendrá en la raya bárbara del Oriente la ola de regresión que entre espumas de amenazas despiadadas e impías, avanzaba segura sobre una Europa minada por fermentos de ruina. Sí: Hitler, el otro Carlomagno, restaura la barrera secular que separa las dos partes de Eurasia. Quédese Moscú con sus tinieblas y su dolor. Renuncie a ganar Occidente, donde ya las armas cataláunicas relucen en la ribera de la Alemania y sobre las mesetas meridionales de la latinidad, (Italia, ayer, ¡ESPAÑA, MANANA!...). Pero... ¿es que para la Rusia ya se oyó la trompeta del fin? ¿Ninguna cruz volverá alzarse sobre las torres del Kremlin y de S Basili? ¿Nadie arrancará la blasfemia nihilista y la momia salvaje de la plaza roja?. Siempre la svástica, la cruz hacha, símbolo de prehistoria, abrió los caminos de la cruz latina. Y donde se consagró a la svástica como símbolo de pureza patriarcal, llenó luego la historia la cruz de Cristo, penetrando en las entrañas de la familia y de la tierra, abriendo allí surcos de siglos (Vasconia, raíz de Hispania; Baviera, nudo católico de Austria y Prusia”). ¿Se correrá en triunfo la epopeya germano-cristiana hacia el oriente bárbaro? Por primera vez, desde la rota del imperio de Carlos V, ya no se habla contra Roma desde Prusia, al invocar el cristianismo. Y esto es un gran augurio. Podrán estropear los hombres con su estrechez corriente de ideales lo que hoy representa una excepción de nobles imperios. Podrá malograrse el augurio; pero es lo cierto que después de Carlos V -mejor hoy que con Carlos V- por vez primera se reúne la histórica Europa Central bajo un solo centro, dispuesta a defenderse Y A DEFEN-DERNOS del Oriente. Entonces la “media luna” dio vista a Viena; hoy “la hoz” -que siega cumbres- y el martillo -que derriba cruces- se meten por las fisuras que la desesperación y el escepticismo abrieron en los caducos estados liberales de Occidente. HITLER ES LA CRUZ SWASTICA CONTRA LA HOZ, COMO CARLOS V, el sucesor de Carlomagno, ERA LA CRUZ DE CRISTO CONTRA LA MEDIA LUNA, Y LA FRANCIA MASONICA, COMO EL VENCIDO DE PAVIA, MAQUINA DE ALIANZAS CON EL NUEVO TURCO PARA OPONERSE AL IMPERIO. FRANCIA CULTIVA LA AMISTAD DE LOS CRIMINALES DE MOSCU. ¿Y España? ¿Nada tiene que hacer España en esta cruzada? Sepan nuestros jóvenes cuánto significa que quien ha sabido despertar una raza con la palabra, la organización y el combate, llegue a la cumbre invocando a Dios. “Venimos -dijo- a devolver al pueblo la fe en Dios que había perdido”. Y en su prensa, en el periódico que desde el principio habla por Hitler, veía yo hace pocos días un dibujo con esta leyenda: “Enséñale tú a amar a Dios. Yo le he enseñado a amar a su Patria”. Quien lo dice es un guerrero civil, la personificación de las milicias hitlerianas, que 280
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presenta un adolescente -la joven Alemania- y se lo muestra a un sacerdote. Y el sacerdote, hostil o receloso, se deja suplicar: Parece representar al “Centro católico”, mejor a la Iglesia católica (no a la luterana) constante y clamorosamente requerida por Hitler en los últimos meses para que se incorpore a la lucha nacional contra la barbarie ateista. ¿Se acercará el sacerdote católico a Hitler, ídolo hoy de tantos protestantes, pero católico él? ¿Se abrirá por acaso la luz verdadera más amplios caminos entre las tinieblas de Rusia?. ¿Y por qué no hemos de soñarlo? ¿y por qué no ha de ser posible?... Pero la epopeya nueva de cristianismo contra barbarie no interesa sólo a Prusia ni ahí puede encerrarse, TAMBIEN ESPAÑA, EL APICE BRILLANTE Y DEPURADO DE OCCIDENTE, PROYECTADO Y MULTIPLICADO MAS ALLA DE LOS MARES, SUFRE LA AMENAZA HUMILLANTE DE LA HOZ: TAMBIEN AQUI ENARBOLAREMOS LA CRUZ, PARA REDIMIR A UN PUEBLO EXPLOTADO PRIMERO Y ENGAÑADO DESPUES, que desciende hasta perder la fe en todo, hasta entregarse a la desesperación y al crimen como ideal. Y también aquí recordaremos a Carlos V, el campeón de la cruz, como no fue negado por los españoles como por los prusianos, derrama más genuina descendencia espiritual sobre esta parte en su imperio, donde sus huesos duermen con honra. Resucitemos, jóvenes, la bandera del emperador, DEMOS LA MANO CON SOBERBIO ALIENTO DE CASTELLANOS DE FE Y HAMBRIENTOS DE CONQUISTA, A LA OTRA MITAD SECULAR, DE LA CRISTIANDAD EUROPEA, ERGUIDA EN NUMERO DE MILLONES PARA LA GRAN CRUZADA. Además de esta fecundidad creadora en el campo teórico Onésimo Redondo desde su destierro desarrolla una enorme y polifacética actividad política: recibe diversas visitas de cierta trascendencia para la vida del movimiento nacional-sindicalista, dirige desde allí, por carta, de un modo sumamente detallista el desenvolvimiento de las J.O.N.S, de Castilla, colabora en la revista teórica que en Madrid edita el Triunvirato, establece contacto con personalidades extrañas a nuestro movimiento pero que después habían de sernos utilísimas y resuelve incluso algunas dificultades económicas del nacional-sindicalismo castellano. Prepara también, allí, numerosísimo material de estudio y de trabajo que después había de esgrimir con rara eficacia en las polémicas escritas u orales. Sigue perfectamente, gracias a sus numerosas relaciones, el complejo desarrollo, cada vez más agudo, de la política nacional. Él espera constantemente, y acecha con anhelo, la ocasión propicia para regresar a España y ponerse de nuevo al frente de sus jóvenes camaradas de Castilla. La orden gubernativa de detención que contra él se dio a raíz de los sucesos del 10 de agosto, está todavía en vigor, los tribunales de justicia le han declarado varias veces en rebeldía por no haberse presentado a las vistas de los numerosos procesos que sobre él pesaban por delitos de Prensa.
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Por eso en la segunda quincena de octubre de 1933, ante la convocatoria de nuevas elecciones, regresa más animoso que nunca, decidido a la lucha, Onésimo Redondo, de su destierro. Una sorda y repugnante oposición de los mal llamados partidos “de orden” le espera. Contra todo y contra todos, a costa de su tranquilidad, va a señalar, Onésimo Redondo, el camino limpio y nuevo a la juventud nacional. Ni izquierdas ni derechas; en las elecciones que vienen va a ser él candidato del Pueblo.
Ni derechas ni izquierdas Candidato del Pueblo Noviembre 1.932 Unos y otros. izquierdas y derechas se movilizaron con saña contra Onésimo Redondo. Pero si de las izquierdas cabía esperarlo todo ante aquellas elecciones que debían ser las que consolidaran el régimen republicanomarxista de las derechas en cambio, necesitadas de afirmar una ruta intransigentemente nacional podía haberse esperado otra actitud muy distinta con respecto a Onésimo Redondo y a todo lo que él significaba. Sin embargo, no bien supieron los elementos derechistas el regreso de Onésimo Redondo del destierro, conscientes, al fin, de su valer y de la popularidad que por sus campañas periodísticas y orales y por sus hechos decididos y revolucionarios tenía entre las masas, comenzaron a urdir la espesa trama que impidiera que el nombre juvenil y prometedor del auténtico caudillo figurase en la candidatura antimarxista. Para ello, prescindiendo de la fuerza propia que la personalidad de cada candidato podía ejercitar sobre los sectores, se atuvieron en las reuniones preelectorales al número de afiliados que en el fichero de cada partido figuraban como inscritos y con este argumento, como primer elemento polémico, fácil y sencillamente eliminaron a Onésimo Redondo, Olvidado en aquella hora todo lo que había hecho Onésimo Redondo por los agricultores castellanos creando un poderoso Sindicato de productores que les había reportado beneficios económicos incontables, y dejando a un lado, también, toda su magnífica acción política contra el marxismo en tiempos de cobardía general, quedaba confirmada, una vez más, la ineptitud, cuando no la mala fe, que las juventudes nacionales venían señalando constante y reiteradamente en los elementos derechistas. Quiso Onésimo Redondo, sacrificando su tranquilidad, hacer patente en aquellos momentos de confusionismo que las nuevas generaciones salvarían a España mediante una disciplina auténticamente popular y nacionalista alejada por igual de la gresca partidista, fuera de izquierdas y de derechas. Además de “Igualdad” reapareció en aquellos días “Libertad”. A base de los dos periódicos, arrebatados con afán de las manos de los vendedores por el 282
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público, se mantuvo una intensa campaña de prensa, originalmente dirigida. Se fijaron en las esquinas infinidad de pasquines como éstos: VOTAD A ONESIMO REDONDO, CANDIDATO DEL PUEBLO. Para estrangular el plan caciquil, para corresponder al pensamiento del primer luchador de la política nueva, votad en masa a ONÉSIMO REDONDO. Sólo la juventud salvará a España, votad a ONESIMO REDONDO. A la vez se inició una intensísima propaganda oral por los pueblos: Rosario Pereda, Víctor Gómez Ayllón, Marino Dávila, Javier M. de Bedoya, Mariano Tobalina, Emilio Gutiérrez Palma, Narciso García, Carlos Sanz, José Villanueva con Onésimo recorrían cada día muchos pueblos dando cada uno dos y tres mítines diarios Nacional-Sindicalistas. Era Onésimo Redondo, pues, el único candidato nacional-sindicalista que en Castilla se presentaba. En el resto de España solamente en Cáceres se presentó otro candidato afecto al movimiento. Se dedicaron entonces los elementos derechistas a propalar que por efecto de nuestra actitud iban a triunfar los marxistas. Movilizaron en esta tarea a elementos militares, religiosos y a las mujeres anticomunistas organizadas entonces en una poderosa Liga. Temeroso Onésimo Redondo de contribuir, quizá, al triunfo de algún marxista decidió retirar su candidatura después de haber dejado bien claro en aquella ocasión memorable que no éramos ni derechas ni izquierdas. En “Igualdad” apareció un entrefilet que decía: RETIRAMOS NUESTRA CANDIDATURA POPULAR, SABEMOS SACRFICARNOS UNA VEZ MAS, NO QUEREMOS QVE NADIE NOS LO AGRADEZCA, SOMOS LA “UNICA” FUERZA EFICAZ ANTIMARXISTA Y EN TODAS LAS OCASIONES LO DEMOSTRAMOS El artículo editorial de “ Igualdad” de aquel mismo día, decía: NUESTRO GESTO Derechas, Izquierdas. He aquí los polos, alrededor de los cuales gira la actividad electoral. Y ahora, más que nunca, se evidencia la impresión y vaguedad de ese absurdo encasillado político. ¿Hasta dónde llega la derecha? ¿Hasta dónde la izquierda?. ¿Dónde termina una y dónde comienza la otra? Frente a estos rígidos moldes de política decimonónica, la juventud nacional toma una postura de franca y legitima rebeldía: ni derechas, ni izquierdas. No queremos saber de eso. Si por derecha, se entiende espiritualidad, nosotros somos derechas. Y presentamos brillante historial de catolicismo auténtico, práctico, no rutinario, juvenil, enérgico y sentido, no topicista. Si por derechas se entiende, táctica diferencia del capital o burgués, reducto de ambiciones liberal conservadoras, baluarte de apetitos pequeño-burgueses, nosotros somos izquierda, nosotros somos revolución. Si por izquierdas, se entiende, beocia demagógica, motín
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populachero, destrucción y anarquía, nosotros somos derecha, propugnando un nuevo orden constructivo. Si por derechas se entiende, conservadurismo beato, sensiblería blandengue, derrotismo legalista, nosotros somos izquierda. Cae, pues, por su base, el tinglado de la actual política No nos vaciamos en sus viejos moldes. Ello explica, la actitud quizá agria, pero noblemente rebelde, que hemos adoptado ante la próxima batalla electoral. Nosotros, no podemos seguir siendo “los cuatro exaltados derechistas”, que pegan pasquines, escriben letreros en jornadas nocherniegas, y reciben las tortas que en la calle se pierden, mientras los “pacíficos” burgueses toman el aperitivo en el Casino, o cotillean en cualquier tertulia política. Se les ha acabado el juego. Desde ahora, marchamos solos, pocos o muchos, sin necesidad de andadores. Queremos emanciparnos, porque tenemos fe en nuestra idea. Ni derechas, ni izquierdas. Somos jonsistas. Al mismo tiempo lanzó Onésimo Redondo una proclama al pueblo de Valladolid castellano, de la que son estos párrafos: Hemos cumplido con el irrenunciable, aunque durísimo deber, de proclamar en momento estratégico de la lucha electoral la existencia sustancial de una fuerza que no es de derechas ni de izquierdas, que está solamente inspirada por el anhelo de una España nueva, purificada totalmente de las máculas de la vieja política. Este propósito de reafirmación del movimiento obrero y juvenil que nosotros alentamos, está logrado. Como con dolores de parto, entre la tenebrosa cólera de cuerpos políticos decrépitos, que no pueden comprender el derecho de los nuevos a romper lo caduco para buscar su propia vida, hemos nacido al ambiente de independencia total que necesitábamos. No podíamos desear mayor gozo, aunque en la operación se hayan quedado desviadas algunas colaboraciones y simpatías, que la acción purificadora del tiempo volverá a traer, si ellas lo merecen. ¿Qué nos toca ahora? Hemos recorrido el corazón de la provincia; hemos percibido el latir de los pueblos. Nos hemos acercado sistemáticamente a los elementos de opinión más interesados en la derrota del marxismo y más propicios a la colaboración con nuestro plan de construir de verdad una política anticaciquil. No está descartado, como muchos creen, el triunfo en minoría de algún candidato marxista. En estas circunstancias, nosotros, somos los auténticos y absolutos antimarxistas de Valladolid, que contra el marxismo hemos sufrido los mayores desgarrones, no haremos nada que pudiera facilitar su triunfo. Nuestro grito de independencia, condición estratégica de nuestra conservación, está dado. Ya saben los obreros, los jóvenes y las clases medias que nutren nuestras masas, que nada tenemos ni queremos con los viejos usos caciquiles de uno u otro lado, de uno u otro color. Siguió, a pesar de haber retirado la candidatura, la campaña de afirmación nacional-sindicalista por todos los pueblos de la provincia. Sorprendente y 284
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original campaña aquélla en la que en medio de la turbia agitación electoral un manojo de jóvenes, nuevos apóstoles, seguidores fieles del caudillo, iban hablando contra derechas e izquierdas, a la vez, predicando la nueva doctrina del porvenir. Ahí quedan sus frases, recogidas en “Igualdad”, como gavilla de tiernas promesas: “Venimos a comunicaros el aliento de una España renovada que vive en el pecho de la juventud como protesta contra la desviación, contra las traiciones y las ruinas consumadas por todos los políticos”. (Tobalina) “Cuando este Parlamento fracase, el comunismo, hoy sin importancia, tendrá una fuerza terrible, y enfrente sólo habrá una milicia nacional de juventud que ahora propugnamos y que será la que revolucionariamente llevará el triunfo a España”. (Bedoya), “Ha de ser un porvenir violento de donde ha de nacer una España nueva”. (Gómez Ayllón), “Por la razón o por la fuerza la juventud salvará a Castilla y Castilla salvará a España”, (Narciso García) “El próximo episodio electoral es muy poco en la gran tarea de incorporación de Castilla, de poner de una vez en pie a este pueblo, para la salud de España”, (resumía Onésimo Redondo), Y la consigna de aquella campaña oral idealista era ésta: Rodearemos la ciudad con un movimiento renovador de masas campesinas. El 13 de noviembre, seis días antes de las elecciones, en el último número que “Igualdad” publicó dejando paso definitivamente a “Libertad”, escribía Onésimo Redondo, siempre vidente, siempre seguro y certero, un artículo bajo el título ¿QUE PASARA?, cuyo párrafo final es el siguiente: “No interesa, pues, fundamentalmente lo que pasará en las inmediatas elecciones. Damos por descontado el triunfo de la reacción derechista, que es natural y viene rodeado de un alto prestigio justiciero. Pero damos también por descontado el fraccionamiento de esas derechas conservadoras a raíz de triunfar, la imposibilidad circunstancial de crear un orden nuevo, y su ineptitud para invalidar la impotencia detenida, más no desvirtuada, del marxismo sindical y revolucionario. Entonces -dentro de pocos meses- se verá más claro por muchos alegres confiados de hoy, que la reacción no basta, que las derechas conservadoras no sirven. Y volverá los ojos el pueblo a la juventud, que -sólo ella- posee contenido doctrinal, aptitud combativa y capacidad revolucionaria para invalidar al marxismo e instaurar con mano firme un orden nuevo, un Estado nacional”. Con el triunfo de los elementos conservadores el nacional-sindicaliamo tiene que cumplir la misión difícil de combatir en dos frentes peligrosos: frente al marxismo criminal y frente al conservadurismo gobernante. Onésimo Redondo salva este difícil período con dignidad y eficacia castellanas.
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Cómo nació Falange Española de las J.O.N.S. Enero a Octubre 1934 No habían pasado quince días después del triunfo electoral de las derechas, cuando ya éstas comenzaron a dar señales de debilidad y las izquierdas de procacidad, derrochando, en discursos y periódicos, demagogia terrorista. Las dos tendencias igualmente dañinas para los intereses nacionales se perfilaron enseguida. Frente a la audacia marxista Onésimo lanzó a las juventudes una vibrante proclama, amenazadora y segura, excitante y justa, que reprodujo “Libertad”, a toda plana, encabezada con el grito de ¡VIVA LA REVOLUCION SOCIAL! Están al orden del día, ¿cómo no?, las amenazas socialistas. No harán nada, como siempre, pero consiguen demostrar que su apetencia de hundir a la nación por la guerra civil, esclavizarla con el terror rojo, es monstruoso. Esa ansia de atormentar al pueblo es delito suficiente para negar al marxismo el derecho a vivir. ¡Jóvenes obreros que no estáis cegados por el opio marxista! ¡Jóvenes españoles de todas las clases que aguantáis con enojo, pero todavía con mansedumbre, las insolentes vociferaciones de los millonarios caciques marxistas! (Millonarios, sí, porque algunos lo son ya y todos aspiran a serlo), ¡PREPARAD LAS ARMAS, AFICIONAROS AL CHASQUDO DE LA PISTOLA, ACARICIAD EL PUÑAL, HACEROS INSEPARABLES DE LA ESTACA VINDICATIVA! La salud del pueblo va a necesitar de vuestro coraje. Las puercas pretensiones de los energúmenos del enchufe harán precisa una violentización purificadora. No lo dudéis que llegará. ¡Bendito ese día, si amanece pronto! El día de luchar en vanguardia contra los SUCIOS mentirosos, defraudadores y tragones que especulan con las sociedades obreras, que envenenan el aire nacional con salvajes supercherías y que no duermen con el apetito de desencadenar la guerra civil, como represalia de su derrota!”. La juventud debe ejercitarse en la lucha física, debe amar por sistema la violencia, debe armarse con lo que pueda y debe decidirse ya a acabar por cualquier medio con las pocas docenas de embaucadores marxistas que no nos dejan vivir y, si es necesario, con la chusma llena de vino que cobra de ellos para incendiar y matar. ¡Viva, sí, la Revolución social! Pero que la prueben en sus carnes los que creen a la juventud nacional incapaz de inducir un serio escarmiento a los provocadores.
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Y mirando hacia el otro lado, ponía también el dedo en la llaga, hasta hacerles perder el control y gritar como viejas histéricas a algunos jefecillos derechistas. Sin reparo alguno, libre de compromisos, pensando sólo en España, decía: Aseguramos que el Parlamento actual será incapaz, como todos los anteriores, para solventar este deber de defensa y sanidad española. Porque para desentrañar el problema y darle verdadero en no basta una severa ley de orden público ni importa las medidas policíacas de prevención y represión tanto como el abordaje espiritual del caso en toda su integridad. Es necesario ante todo SUPRIMIR CON LA JUSTICIA SOCIAL EL PRETEXTO O LA INCOMPLETA INJUSTIFICACION DE LA REBELDIA DE LAS MASAS. LA BURGUESIA SE HA RECOSTADO TRANQUILA EN EL FACIL, TRIUNFO PARLAMENTARIO PERO ¿Y LO DIFICIL?, LO HEROICO, LO DEFINITIVO DEBE DE HACERLO LA JUVENTUD FORMANDO LAS MILICIAS NACIONALES JONSISTAS. CONTRA LA BURGUESIA INDIFERENTE Y EGOISTA, CONTRA LA BARBARIE DE LOS INTERNACIONALISTAS! Por aquellos días las J.O.N.S, llegaron a su momento culminante en la propaganda y en la difusión de sus ideas, siempre teniendo en cuenta la persecución gubernativa, que a pesar de haber triunfado las derechas, continuaba. Aparecieron semanarios de las J.O.N.S, en diversos puntos de España: En Zaragoza “Revolución”, en Barcelona “El Debate”, en Santiago de Compostela “Unidad”, en Valencia “Patria Sindicalista”. En Madrid aparecía mensualmente la revista teórica “J.O.N.S”, de un gran estilo político. Precisamente en aquellos días define de un modo sencillamente revolucionario Onésimo Redondo lo que es la J.O.N.S, en acción. Donde haya un grupo antimarxista con la estaca, el puñal y la pistola o con instrumentos superiores hay una J.O.N.S. Nuestra razón de existencia no está en la defensa teórica del Estado corporativo ni en la afición práctica a los cargos y al escalafón. Eso se queda para los partidos parlamentarios. Nosotros creemos en el derecho de los españoles a una Patria grande, libre y unida. Nosotros sabemos que hay enemigos visibles de esa España que ambicionamos, a los que los primeros sirven de instrumento. Contra los que se empeñan en deshacernos la posibilidad de vivir una vida nacional digna, huelgan desde hace mucho tiempo las razones, por la sencilla razón de que ellos amenazan y ejecutan por el camino de la violencia, ¿La quieren? ¡Pues sea! La nuestra es justa y será santa, ya que se ejercita en servicio directo de España. La juventud, además, necesita el tónico de la lucha verdad, de la lucha física, sin la que toda energía creadora perece. La violencia nacional y juvenil es necesaria, es justa, es conveniente. José Antonio Primo de Rivera venía luchando solo, de modo incansable, contra los enemigos eternos de España. Desde los lejanos días de junio de Obras Completas
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1931 en los que había logrado en altiva independencia, contra todos, 29,000 votos, en Madrid, se agrupaban en torno a su figura grupos de españoles disconformes con la política decadente de España en aquella hora: grupos de gentes honradas que habían admirado la obra generosa y bien intencionada de su padre el Dictador y grupos de jóvenes que soñaban con una España amplia y generosa. Una zona extensa del Ejército le prestaba el calor de su fe. Obreros rebeldes a los manejos extranjerizantes veían ya en él al hombre decidido y generoso que había de conducirlos por caminos de justicia. Sus altas cualidades personales, su empuje, su palabra cálida iban despertando la unanimidad y la adhesión por donde pasaba. Pronto a estos grupos se añadieron algunos intelectuales; todos reunidos decidieron constituir la Falange Española. A tal fin, prepararon un mitin en el teatro de la Comedia, de Madrid, que se celebró el domingo 29 de octubre, interviniendo en él Valdecasas, Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera. Tuvo una gran resonancia en la Prensa y como consecuencia el movimiento F.E, comenzó a crecer y a extenderse por toda España. No dejó de preocupar a los dirigentes de ambos movimientos, las J.O.N.S, y F.E, lo absurdo que resultaban la existencia de dos organizaciones similares cuyos fines eran idénticos. Se pensaba que en Italia o en Alemania no había habido más que un movimiento mientras que en Francia, donde no ha triunfado ni quizá triunfe nunca el fascismo, sin embargo había y hay una infinidad de partidos y grupos fascistizantes. Como por otro lado ninguna ambición personal de medro o provecho político guiaba e impulsaba a los jefes de las J.O.N.S y de F.E, en seguida pusiéronse todos a laborar por una perfecta inteligencia. El Triunvirato ejecutivo central de las J.O.N.S, convocó al Consejo Nacional para los días 12 y 13 de febrero de aquel año. Los puntos a tratar en dicho Consejo eran: 1º Posición ante el movimiento F.E,: ¿Seguir distanciados o llegar a un acuerdo? ¿Cómo? ¿Mediante una federación? 2º Formación de las milicias. Manera de equiparlas. Medios de sostenerlas. Reglamentos. 3º Manera de orientar la propaganda para atraer a la clase media. El día señalado estaban en Madrid los quince consejeros: seis del mismo Madrid, dos de Valladolid, y uno, respectivamente, de Andalucía, Galicia, Cataluña, Levante, Extremadura, Vascongadas y Castilla la Nueva. Sin embargo, la Dirección general de Seguridad no concedió la debida autorización y montó un servicio especial de policía para impedirlo, en el domicilio social que las J.O.N.S tenían en la calle de Los Caños. Ante esta dificultad el Consejo Nacional hubo de reunirse clandestinamente en un magnífico salón-despacho que en un ático de la casa de la Editorial Calpe, en la Gran Vía, tenían los viejos camaradas de Valladolid y redactores de “Libertad”, hermanos Ercilla.
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Se reunió el Consejo por la mañana y cada consejero fue emitiendo su opinión respecto al primer punto a tratar. Antes de suspenderse la reunión para comer, se resumió el desarrollo del Consejo en aquellas horas, fijando bien las dos posiciones que se habían dibujado, una, de unión, previa la debida aceptación por parte de F.E, de algunas condiciones; otra, de colaboración dentro de una federación que permitiera a las J.O.N.S, realizar con más soltura la labor de captación proletaria; solamente el delegado gallego se opuso rotundamente a todo acercamiento a F.E. Onésimo Redondo, que pensaba haber actuado con ahínco en defensa de la unión, se redujo a dos intervenciones verdaderamente soberbias por lo sencillas y claras, ya que el ambiente del Consejo fue desde el primer momento favorable a la unidad de acción política de la juventud nacional. Hacia las seis de la tarde dos consejeros se dirigieron comisionados al domicilio de F.E, y al poco tiempo regresaron con Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera. Entonces el Triunviro Jefe, les informó de la opinión del Consejo Nacional de las J.O.N.S, respecto a la unión con F.E. Contestó por extenso José Antonio Primo de Rivera y se aprobó por unanimidad un voto de confianza plena al Triunvirato Ejecutivo para fijar los detalles de la unión. Al día siguiente se reunieron los representantes de F.E, y J.O.N.S, y rápidamente llegaron a un acuerdo concreto sobre las siguientes bases: 1ª Creación del movimiento político “Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista”. Lo funda F.E, y J.O.N.S, reunidas. 2ª Se considera imprescindible que el nuevo movimiento insista en forjarse una personalidad política que no se preste a confusionismos con los grupos derechistas. 3ª Encaje de las jerarquías de F.E, y J.O.N.S- Recusación en los mandos del nuevo movimiento de los camaradas mayores de 45 años. 4ª Afirmación nacional-sindicalista en un sentido de acción directa revolucionaria. 5ª El nuevo movimiento ha de ser organizado de modo preferente por los actuales mandos jonsistas en Galicia, Valladolid y Bilbao, y de acuerdo inmediato con las actuales organizaciones de F.E, en Valencia, Granada, Barcelona, Badajoz y sus zonas. 6ª El emblema del nuevo movimiento ha de ser el de las FLECHAS y el YUGO, jonsistas, y la bandera la actual de las J.O.N.S,: ROJA Y NEGRA. 7ª Elaboración de un programa concreto Nacional-Sindicalista donde aparezcan definidas y justificadas las bases fundamentales del nuevo movimiento: UNIDAD, ACCION DIRECTA, ANTIMARXISMO, Y UNA LINEA ECONOMICA REVOLUCIONARIA QUE ASEGURE LA REDENCION DE LA POBLACION OBRERA, CAMPESINA Y DE PEQUEÑOS INDUSTRIALES. Falange Española aportaba a la unión la personalidad excepcional de su jefe, José Antonio Primo de Rivera. Obras Completas
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Como veremos muy pronto, en momentos difíciles, iba a pasar definitivamente a ser el Jefe Nacional del movimiento nacional-sindicalista, Las J.O.N.S, gozosas, se agruparon alrededor de un Jefe auténtico. La noticia del acuerdo fue recibida con júbilo unánime por todos los que soñaban en aquellos días con la nueva España. Aumentaron inmediatamente las altas al movimiento en proporción extraordinaria. Se intensificaron los ofrecimientos de todas clases. También se creó un denso ambiente de expectación en torno a Falange Española de las J.O.N.S, y en torno a los Jefes. Ante esta realidad se decidió, como expresión palpable de la unidad de la juventud nacional y para responder a la ansiedad que se produjo por oír a las cabezas del movimiento, dar un mitin monstruo en Valladolid, centro de Castilla, muy trabajada para las nuevas ideas, y que había de tener el máximum de resonancia. Toda la organización de Valladolid se puso en tensión a fin de preparar este mitin, pilar de una nueva era para Falange. Se hizo una propaganda intensa y audaz. Se alquiló el teatro de mayor capacidad de Valladolid. Se preparó convenientemente a las milicias, se mandó bordar la primera bandera en raso y oro, que es la bandera más antigua del movimiento y la bandera de sangre puesto que hizo su primer aparición en la calle entre tiros, heridos y un muerto. El mitin se celebró el domingo 4 de marzo. Aquella mañana desde las nueve y media comenzó a notarse un inusitado movimiento por las calles de Valladolid. Veíanse muchas caras forasteras, principalmente campesinos. Habían llegado más de un millar de gentes de los pueblos, y otro número aproximado a ése, de capitales forasteras. En caravanas o grandes carruajes vinieron camaradas de Madrid, Bilbao, Salamanca. Por tren llegaron centenares procedentes de Zamora, de León, de Palencia, de Asturias, de Santander y de Burgos. La noche anterior habían llegado todos los Jefes de Madrid, acompañados de unos cincuenta hombres armados como escolta. Antes del mitin la animación se concentró por las calles de Teresa Gil, Fuente Dorada y Libertad. No se veía a aquella hora a ningún marxista agitado: ni siquiera berrearon la prensa roja como otros domingos, lo que se debía a estar todos acuartelados en la Casa del Pueblo. A las once en punto estaba rebosante el teatro. Acaso nunca se ha visto el teatro Calderón así; la concurrencia era, puede decirse, totalmente de hombres. Sólo en palcos y plateas veíase la figura arrogante y simpática de algunas de las más valientes mujeres de Valladolid. Los oradores y jefes se dirigieron a pie hasta Calderón. A su entrada en el teatro estalló una imponente ovación. Siguiendo al estandarte de F.E, de las J.O.N.S, hicieron su entrada en el escenario los oradores y jefes atravesando todo el pasillo central del patio de butacas, saludados por una doble fila de brazos levantados. Ocupó la presidencia Primo de Rivera, quien hubo de imponerse con energía para poder restablecer el silencio. 290
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No hay que decir que el acto transcurrió sin el más leve conato de incidente y que el entusiasmo fue arrebatador. Comenzó el acto Bedoya con un saludo de las juventudes de Castilla a los jefes. Hizo lo mismo Gutiérrez Palma, en nombre de los obreros rebeldes y patriotas. A continuación Ruiz de Alda, Onésimo Redondo, Ledesma Ramos y por último Primo de Rivera. Como el discurso denso de Onésimo Redondo no tuvo en aquellos días agitados la repercusión y difusión que merecía, reclama aquí su inclusión total y taquigráfica: Por primera vez en la historia turbia y ya larga de los movimientos políticos y populares que buscan la conquista del Poder, se presenta ante vosotros una fuerza que está inspirada, dirigida y casi exclusivamente integrada por jóvenes; y tan jóvenes, tan de verdad jóvenes, que si no fuera por el mérito que su apellido ilustre y sus dotes públicos prestan al que nos dirige, y si no fuera por la personalidad nimbada de heroísmo de otra de las primeras figuras de nuestro movimiento, que está aquí presente, nos trataríais a todos con el remoquete peligroso aunque no del todo injusto de chiquillos. Y, efectivamente, en Valladolid, donde este movimiento ha tenido un contacto más vivo, más frecuente, más cercano con el pueblo desde hace tres años, somos mirados por la generalidad de los señores, con la benevolencia que se otorga a los movimientos simpáticos de chicos atrevidos. Pues bien, si este acto tiene algo de extraordinario y si buscamos que tenga algo de trascendental, consiste ello principalmente en que estos chicos, en que estos jóvenes vienen a pedir a la faz de España entera el primer puesto entre los hombres. (Gran ovación). La situación de España, oyentes españoles, no nos hagamos ilusiones porque aquí hay mucho entusiasmo y nos sintamos muy unidos, la situación de España es convulsiva, es situación de guerra. Se siente el ánimo español, se siente el pueblo español solicitado de cerca por diversos precipicios que componen un solo abismo. Por ejemplo: la dictadura del proletariado. Una llamada dictadura del proletariado, una silueta de sangre, de odios y de hambre que pasa todos los días delante de nuestra vista, preconizada y anunciada por ese consejero de Estado en cesantía, Largo Caballero.” (Aplausos). Y por el ilustre millonario Prieto. (Mueras a Prieto), que se ha lanzado ahora a la furia soviética por el miedo justificado a que una España libre entregue a los tribunales de justicia sus enormes desafueros administrativos (Una gran ovación le impide terminar la frase), y sus sospechosas e incorregibles apetencias y aficiones político-financieras. Esa es la razón de su revolucionarismo. Esta llamada dictadura del proletariado, que no sería del proletariado sino de los asesinos de Casas Viejas, esta dictadura no vendrá, no tengáis miedo a ella. No vendrá, no porque nos prevengamos lo suficiente, sino porque sus mandarines no tienen sinceridad revolucionaria, ni alientos para tantas cosas como dicen que van a hacer y en cambio tienen suficiente miedo para pasar la Obras Completas
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frontera en un coche-cama mientras los obreros muerden la rabia de su desengaño delante de los fusiles de la policía que ellos mismos han creado para lanzarla contra aquellos a quienes incitan a la lucha. (Aplausos). No. Eso de la dictadura rusa, de la dictadura soviética, de Largo y Prieto, nada. Pero oigamos ahora con alguna mayor gravedad. España está expuesta de una manera próxima a una catástrofe anarcoseparatista. Está expuesta a caer en ella como consecuencia de una revuelta en la que intervengan masones rojos, separatistas y agitadores de toda laya unidos para una sola y triste idea: la de destrozar España. Este peligro es cierto. Este mal es inminente. Esta amenaza sí que es grave, pues en esa situación anarco-separatista se nos va España de las manos. Y yo veo, no en este teatro, sino en los pueblos, veo a los campesinos, al labrador, agobiado por la dura lucha de su vida y probablemente con razón, sí que es triste; con razón, porque no tiene tiempo para pensar, y entender, ni siquiera sentir, desconoce el peligro de España; ni siquiera le percibe. Id por esos campos y veréis cómo nadie piensa en lo que nos amenaza, porque esos campesinos tienen bastante con mirar por ellos mismos y por sus hijos. Veo al pequeño industrial y al pequeño comerciante agobiado por las cargas y contribuciones, también sometido a la dura ley de una vida agobiante y que le obliga a estar “retirado de toda política”, según dicen ellos, según dicen todos, como si esto fuera un mérito. Y veo a los obreros; a los obreros sumidos en el odio, en la desesperación, algunas veces justa, pero casi siempre con una gran inconsciencia y que se figuran que ante este peligro de que estoy hablando no tienen nada que perder. Todos, absolutamente todos tenemos mucho que perder con la dictadura rusa, porque con la Patria perdemos nuestro único patrimonio, perdemos las fuentes de trabajo y la posibilidad de una vida digna. ¿Qué nos toca hacer frente a ese peligro que nos amenaza?. Yo, que aunque enrolado en la política por culpa de la revolución, no soy ni quiero ser “un profesional de la política”, me siento desanimado, perplejo y hasta escéptico -os lo confío-. Hablando claramente y sin galas retóricas, yo no sé si esto tiene remedio ¿Qué hacer entonces? No tengo fe ninguna en los partidos políticos, no confío en las fórmulas de salud expendidas por los retóricos o por los charlatanes. Y sé que el pueblo español está también dominado por esta desconfianza con excepción de aquellas zonas dominadas por el fanatismo, por la ignorancia y por la oscuridad infeliz de su cerebro. No tengo fe en partido político ninguno: Ni en partido de derechas ni de izquierdas. Y conste que con esto no les igualo, son fatalmente e inexorablemente un conjunto de contradicciones y un abismo de distancia entre las palabras y los hechos, ante los problemas y ante la realidad. Esta es la verdad; esta es la experiencia triste del pueblo español hecha con su sangre. Son los partidos políticos también aluviones, formados por el huracán o por las aguas, de arenas movedizas que se llaman la opinión pública que fluctúa 292
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inconscientemente detrás de la varilla mágica de los periódicos y de los periodistas anónimos y venales que son los que forman la opinión. Aluviones de gente que vacila entre los entusiasmos rápidos y las decepciones inmediatas, entre los calores repentinos y el frío de la inconsciencia suicida. No hay formalidad, no hay decencia, no hay verdadera realización, ni verdaderos hechos detrás de un partido político. Nosotros no podemos ser eso. ¿Queréis una demostración? Pues aquí tenéis un hecho concreto, reciente, de estos días, acerca de la calidad y del número de los partidos políticos, y con este ejemplo veremos si tienen siquiera inteligencia elemental los hombres para aprender de la realidad. El ejemplo es el siguiente: Se produjo una crisis y se formó un Gobierno Lerroux, hace de esto dos meses, tres meses, no recuerdo cuánto. Se leyó una declaración ministerial en el Congreso, que era una maravilla, así sencillamente, una maravilla. Allí se proyectaba todo, se iba a hacer todo en seguida. Como había posibilidad de hacer leyes, había de todo; se iba a solucionar el paro obrero, se iba a pacificar los espíritus, se iba a opinar libremente, iba la amnistía, etc. A continuación han pasado semanas, meses y ¿ qué hizo? No se ha hecho nada. Esto no es seriedad; pero además es que esto es horrible, porque no hay derecho a que lleguen unos grandes hombres que han cosechado los aplausos de las multitudes, que han llenado las plazas de toros, que han asumido todas las responsabilidades, que han despertado por los pueblos todo el entusiasmo en derredor suyo y cuando llega el momento culminante y llegan al banco azul, o sea desde donde España se rige en virtud de su destino desgraciado o feliz, y dicen: Esto vamos a hacer, y a los dos meses resulta que ni lo han hecho, ni pueden, ni saben hacerlo; y esto sucede todos los días y no hacemos nada, y lo aguantamos, y está sucediendo todos los días; no cabe más que esta explicación del proceder de esos partidos y de esos gobiernos: Una de dos, o lo hacen de mala fe, con malicia, con perversión, o tienen una incapacidad que raya con la imbecilidad, y entonces decidme si ahora merecen los partidos políticos. (Una gran ovación le impide continuar). Pero esto no ocurre por una imperiosa, imprescindible y espontánea imposición de las circunstancias, como dicen ellos en las declaraciones a los periodistas, en el altavoz de las notas oficiosas, con el altavoz de los periodistas venales y serviles que van detrás de los políticos, no es porque las circunstancias lo impidan; es que lo que hay en la vida de los partidos políticos, es abyecto, pero es lo latente, lo verdadero, lo real, y es una conjura contra el ser de España. Todo eso es intencionado para destruirnos, para detenernos en nuestra vida y en nuestro progreso. Con este ejemplo concreto de la crisis actual, ¿es que no se ha visto germinar, es que no se ha visto a los vendedores de la traición, de la conjura, de la informalidad, en conspiración secreta y clandestina, extraña a los intereses de España, que ha invalidado la Obras Completas
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declaración ministerial, que ha invalidado las elecciones y que ha invalidado las buenas intenciones de los mejores? ¿No se percibe esto? Pues entonces, ¿qué hay sino conjura, qué hay sino propósito intencionado de destruirnos, de detenernos y desengañarnos para conducirnos a la desesperación y a la ruina?. Esa es la historia y esa es la culpa de los partidos políticos, (Muy bien), Entonces, señores, ¿qué vamos a hacer? ¿Copiar la fórmula fascista?. El fascismo es un hecho extranjero; no entraré ahora en su análisis y en el de sus doctrinas, pero aunque le admiremos, no podemos intentar introducir ese hecho en España, como una fórmula, igual que se han introducido el liberalismo, el marxismo, el enciclopedismo y otras idas, porque hasta ahora, fatalmente, bien por rutina, o por temperamento, para desgracia nuestra, nuestro pueblo ha estado sometido al triste hábito del mimetismo, si ahora copiamos también del extranjero cometeremos el delito de secar con pereza, rutina y cobardía las fuentes de inspiración del genio hispano y renegaríamos de hecho de nuestros sabios, de nuestros héroes, de nuestros capitanes y caudillos cuya elevada memoria nos pide una fidelidad tajante, firme, y aun a vista, a todo lo verdaderamente nacional, a todo lo hispano. Y además, vallisoletanos, castellanos que me oís aquí, en Valladolid, en estas tierras tan fecundas, fecundas en todo, aquí, donde acaso me escuchan salmantinos que todos los días ven las piedras que oyeron a Vitoria y a su discípulo Carlos V y a Fray Luis de León, aquí que me escuchan acaso santanderinos que tienen la inapreciable fortuna de ser paisanos del único genio clásico de la Edad contemporánea, Menéndez Pelayo, el restaurador... (Una gran ovación impide oír el final de la frase). Aquí donde me escuchan burgaleses que son los paisanos netos y verdaderos del Cid, aquí donde me escuchan vallisoletanos en cuya ciudad fue el matrimonio de los Reyes Católicos, en cuya ciudad nació Felipe II, cuya ciudad está en las proximidades de Cabezón donde nuestros mayores, nuestros antecesores, resistieron a los franceses en la guerra de la Independencia, aquí no se pueden imitar conceptos ni emplear palabras más que las neta y concretamente españolas. (Ovación indescriptible). Y entonces, señores, nosotros, ¿qué vamos a hacer?. Pues asegurarnos desde el primer momento por todas las vías, por todos los caminos y por todas las condiciones, que no seremos, de ninguna manera, un partido político henchido de promesas y falso en la realidad. Para eso, ¿ sabéis lo que es necesario?. Esto es si cabe más importante y lleva en sí mayor responsabilidad. Lo que es necesario, es hacer grandes cosas antes de llegar al Poder, que no vuelva a haber, para vosotros que me oís, que no vuelva a haber, un partido, ni izquierdista, ni fascista, ni de derechas, que no haga más que prometer. Aquí ha dicho un compañero, rompiendo la mesa al decirlo, que juraba que lo que aquí se promete se hará. Pues esto a mí no me basta. No me basta esa actitud; tenemos que pasarla, antes de llegar al Poder, y es precisamente, 294
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porque hay que mostrar que podemos hacerlo y decirlo antes de llegar al Poder pues precisamente estas cosas anteriores son las que forman la substancialidad de nuestro movimiento, son las que le dan vida propia y las que ponen en pie al movimiento nuestro que sin esto no sería nada por muchos méritos de que le queramos adornar, y llegaríamos a tener una dictadura soviética y a aguantarla. Lo que hay que hacer es lo siguiente: Hay que transformar antes de llegar al Poder, a la juventud; hay que formar con la juventud, una milicia dispuesta a servir a España; hay que hacer la revolución esa a que se refería Ruiz de Alda en su discurso, y para ello hay que transformar a los españoles hasta entrar en su raíz, y llegar al poder en el tiempo y hora precisos; pero hay que hacerlo realizando en el espíritu español, en el alma de los nuestros, una transformación grande, honda y apartarlos de esa situación del espíritu español actual, perdido, escéptico, derrotado, desengañado entre el cual nos movemos ahora. Hay que transformarle, hay que poner en pie ese espíritu con que pugna nuestra propia juventud. Hay que enrolarla detrás de unas filas, de una disciplina, que la obligue a poner su vida, pero de verdad, al servicio de España; y cuando hayamos conseguido eso, cuando hayamos conseguido ese gran triunfo de transformar a la juventud y formarla detrás de una disciplina y de un ideal de lucha por su pueblo, y de un ideal nacional, digamos al pueblo, que hemos capacitado y formado una juventud en la capacidad y en la necesidad de sentir ese ideal. (Muy bien. Grandes aplausos). Mirad que esto que nosotros estamos pretendiendo, no lo olvidéis, no es más que lanzar una voz de reconquista de aquella España tan grande, tan gloriosa, tan emotiva, que figura en nuestros fastos y en nuestros antecedentes raciales. Mirad que esto es un grito de independencia para recobrar la Patria también perdida, porque hoy no tenemos España. No tenemos a España; todos aquellos que se sienten libres, dignos de una Nación como corresponde a su historia, a la capacidad de su cultura; no tienen España, y ante ese espectáculo, decimos que hemos de oponernos a esta marcha, y para ello sacrificaremos si es preciso nuestras vidas, pues antes de que siga ese camino quedará reducido todo a un montón de escombros. Estamos en la posibilidad inmediata del destrozamiento territorial y de la invasión de las clases; es decir de una dictadura asiática o de una dictadura bárbara que caerá reduciendo todo a escombros. No tenemos Patria, no tenemos a España; vamos a reconquistarla, vamos a hacer fructífera la sangre de los mártires de la independencia que lucharon por una España tradicional, por una España egregia, como ellos la habían encontrado y conservado, pero que a pesar del esfuerzo de esas generaciones, se le fue a ese maldito siglo XIX de entre las manos. Vamos a luchar por esa España porque lucharon nuestros padres y nuestros abuelos con tal entusiasmo en la guerra de la Independencia. Por eso, no es cuestión de partidos políticos, es cuestión de milicias y de disciplina, es cuestión de poner Obras Completas
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en pie a las juventudes mirando no a la utilidad ni a la conveniencia, sino mirando al servicio de España. (Muy bien). Y si esta es nuestra voz, y si este es nuestro norte, vamos a tratar ahora de una cosa que vuela por la calle y llega a menudo a nuestros oídos, y es ésta del miedo, de la cobardía, esto de las coacciones extrañas y de las amenazas, y a eso os digo: yo no quiero saber cuántos somos; yo no quiero saber las armas que hay; yo no quiero pensar sí los demás tienen más; yo no quiero hacer apelaciones a la violencia porque está prohibido por el Gobierno, ni me hace falta hacerlas, y yo cierro estas preguntas pensando en la excelencia de nuestra causa, en la pureza de nuestro derecho, en su título, en que vamos a reconquistar a España, y entonces, si vamos a recobrar la Patria, ¿no tenemos derecho a conquistarlo todo, aun absolutamente todo, a imponernos a todo hasta que lo conquistemos? (Voces: Sí, sí), Entonces, ¿qué miedo puede haber, qué dudas, qué conversaciones antes de lanzarnos? Estamos lanzados, estamos lanzados como un enorme bloque cuesta abajo y hemos de llegar al fin por el propio peso de nuestros ideales y de nuestro derecho y de la justicia de nuestra causa. Y precisamente en estas tierras castellanas serán las manos rugosas y encallecidas de nuestros campesinos las que sostengan con más fuerza las conquistas del nacional-sindicalismo. (Enorme ovación). Nada ni nadie nos detendrá. He de hablar, puesto que estamos en Castilla y porque pertenece de una manera constante a nuestro ideal, de la unidad. La unidad, este es nuestro signo; esta es la palabra que se nos deshace en la boca de gusto. Esta es otra de las cosas, la primera en que debemos pensar dormidos y despiertos; restablecer la unidad de España: La unidad social abrazando a las clases por medio de la juventud incontaminada, sin odios, sin prejuicios; por medio de la juventud que no tiene todavía nada que reprochar y lanzar en una clase contra otra. Vamos a restablecer la unidad territorial, la unidad política que está en peligro, y ya veremos cómo pues no entraré ahora a tratar esta idea y esta cuestión, sino sólo decir que como estamos en Castilla, debe quedar aquí flotando por encima de las mentes y de las cabezas esta palabra como resumen de nuestro ideal: Unidad, porque Castilla es la fuente de toda unidad, porque Castilla ha sabido, acaso no por designio propio, sino porque estaba previsto desde el comienzo de los tiempos señalado por las manos del Eterno, ha sabido hacer una España; ha sabido hacer una España y un mundo en diversas latitudes, razas y Continentes, y esta Castilla sabe que precisamente la unidad es lo que nos falta. Ahora se precisa la unidad, porque a la vista están la certeza y la razón de nuestra angustia, pues de esta falta de unidad se derivan todas las discordias, odios y divisiones entre los españoles. Esta Castilla es la que pretendemos que alumbre nuestro ideal, que no es otro que la idea de la unidad pacífica, de la unidad grandiosa, de la unidad constructiva entre todos los españoles, y para ello Castilla tiene mejor derecho, porque Castilla es una región víctima. 296
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Dicen que Castilla es una región opresora, dominante, ¡qué cosa tan risible, y tan amarga! Pero no hay que negarlo, este es el lugar común de la política diaria. Pero ¿somos nosotros opresores, cuando si apenas sacamos para malvivir?. Pero ¿somos opresores de esas regiones, cuando lo que hemos hecho ha sido darlas medios para progresar, para engrandecerse y para poner a la cabeza, en muchos órdenes, del progreso de España? Esta región es la que dicen que domina, y lo cierto es que esta región es la que es víctima. Por eso a esos hermanos de las regiones en que alienta el separatismo, les hablaremos con la severidad del pobre, del desarrapado, del que menos tiene, hablando con el hermano mayor, diciéndole, que seguramente por esa riqueza que ha heredado de sus padres se han atrevido a alzarse contra España. Les diremos que somos los más pobres, pero que somos la región que comprende y cumple la unidad, no opresiva, sino la unidad constructiva de toda la Patria. Les diríamos también, severamente, que no pretendan alzarse con ningún derecho de dominio exclusivo sobre la región que posean, porque aquellas riquezas que allí hay, porque aquellas ciudades del norte, de oriente o de levante, porque aquellas vías que en gran número cruzan sus suelos, porque aquellas fábricas, porque aquellas ciudades soberbias, comparadas con las más grandes de Europa, se deben a nuestro esfuerzo, y se deben en gran parte a la comprensión y a la mansedumbre de los castellanos, que les han permitido para su uso, unos aranceles protectores, lo mismo para la metalurgia, que para las demás industrias. Por eso hay que sentirlo con cierta severidad, porque aunque hablemos mansamente y sin rencor de la idea de unidad armónica, tenemos también que pensar que es un derecho de reivindicación, que aquello es nuestro, que no digan que es suyo. Es de Castilla y del resto de España, de todos los que han contribuido con sus leyes, con su actividad, con el consumo de las mercancías de unas y otras regiones, a mantener los aranceles. Los que tenemos derecho a reivindicaciones somos nosotros. ¿No es cierto? Otro grito que va aquí detrás de todas estas consideraciones está aquí lanzado y es el que el nuevo Estado, el que el movimiento que representamos en este día, ha de ser sumamente castellano, pero también sumamente agrario y labrador, (Pensando en serio, casi habría que borrar esa palabra de agrario porque ya la tengo asco). (Aplausos). Ha de ser un movimiento campesino, porque ellos son los parias de España, son la única clase, el único sector, siempre víctima, en uno o en otro régimen, rija un Gobierno u otro. Ellos son los que trabajan, los que pagan, y a los cuales nunca se les da nada, y como nuestro movimiento es de indignación, de reconquista, para alzar a los oprimidos, los labradores han de ser los que lleven la bandera y el ardor a la pelea. (Aplausos), Voy a terminar, pero antes quisiera hacer un llamamiento, que no sé si les dejarán oírlo, a esos obreros de la Casa del Pueblo, a todos esos millares de cotizantes de las organizaciones obreras, y les digo: Obras Completas
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Oíd y enteraos, qué es eso de decirles, no leáis la prensa que no sea nuestra; qué es eso de decirles, no acudáis a los mítines que no sean de nuestra organización? ¿ qué derecho tienen a taparse los ojos y los oídos, y qué seguridad de la justicia de su causa, cuando así tratan a los obreros? Y qué concepto de la dignidad humana tienen los que así se atreven a oprimir lo más esencial y digno del espíritu humano, que es la libertad de entender, de ver y de observar lo que pasa a su alrededor?. Si tan seguros están de su causa, que nos escuchen, que nos atiendan, que lean nuestros periódicos, y después que hagan lo que les parezca. Ya veis que no me importa establecer una polémica con los que a ellos les predican; a mí no me importa. Tengo la absoluta seguridad de que si nos oyen, si nos escuchan, nos siguen porque nosotros no somos reaccionarios en nada, nosotros no somos defensores de la burguesía en el sentido que se da a esta palabra. Que nos escuchen y verían que nosotros estamos ilusionados por el ansia y por la convicción de que es necesaria una justicia social nueva; una justicia social que no requiera para ser realizada que se gasten los sesos inteligencias cumbres en tejer programas y grandes teorías, una justicia social que consiste en devolver a España las posibilidades de producir y de regirse pacíficamente, la posibilidad de vivir con orden, porque aquí vamos a decir una gran verdad que es contundente y que puede más que todas las teorías, y es: Si en España se vive bien y con orden, todos comen. Este es el primer capítulo de nuestra justicia social, que se viva con orden y paz, pero no con una paz burguesa, pero no con orden burgués, como dicen en su terminología los marxistas, sino con un orden nuevo, que nosotros llamamos nacional-sindicalista, que iríamos estudiando, que estamos pergeñando, que iríamos confeccionando al compás del tiempo, de la experiencia y del estudio, pero que consistirá así, en líneas generales, en que todos los hombres útiles tengan derecho a trabajar, y todo el que trabaje tenga derecho a comer, con sus padres, con su familia, con el producto de su trabajo. Esta es la base y el fundamento de nuestro programa social. Ahora no nos interesa descubrir las teorías de nuestro programa social, porque no es cosa de este momento, pero que sirva, que esté patente, este llamamiento que hacemos desde aquí a los obreros, para que sobre todos los obreros castellanos, los obreros de Valladolid conozcan que son víctimas de un gravísimo yerro, de un engaño, de una especulación y de una explotación que todos padecen en sus propios estómagos, y ello porque tienen solidaridad castellana, porque tienen solidaridad labradora, porque no ven que todas las clases y elementos de esta región que debían ir unidos por el mismo interés y por la misma idea, son víctimas de la conjura más grande y honda, de la conjura separatista, de la conjura marxista, de la conjura masónica, de la conjura de los altos políticos y de las altas finanzas que van a lo mismo y para recobrar nuestro suelo, nuestra libertad, nuestro pan, los obreros y patronos 298
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de todas clases deben unirse y marchar juntos por una España grande, por una España libre y por una España única. (Gran ovación que dura algunos minutos). José Antonio Primo de Rivera supo expresar en su discurso de aquel día todo lo que las J.O.N.S, de Castilla habían soñado. En su oratoria justa supo comprender a Castilla -y con esto sumar para siempre F.E, con las J.O.N.S.: “Esta tierra de Castilla, que es la tierra sin galas, sin adornos, la tierra absoluta, la tierra que no es el color local, ni es la característica, ni es el río, ni es el lindero, ni es el altozano. La tierra, que no es ni mucho menos los agregados de unas cuantas fincas, ni el exponente de unos intereses agrarios, para regatearlos en Asambleas, sino que es, la tierra. “La tierra: la tierra como depositario de esos valores eternos, la austeridad en la conducta, el sentido religioso de la vida y la alianza, la solidaridad entre los antepasados y la tradición. “Y sobre esta tierra absoluta, el cielo absoluto,. El cielo, tan azul, tan sin celajes, tan sin reflejos verdosos de frondas eternas, que se dijera que es casi blanco de puro azul. Y así Castilla, con la tierra absoluta y el cielo absoluto mirándose, no ha sabido nunca ser una comarca, ha tenido siempre que ser un imperio, Castilla, no ha podido entender lo local nunca, Castilla sólo ha podido entender lo universal, y por eso Castilla se niega a sí misma, no se fija en dónde concluye ni a lo ancho ni a lo alto, y Castilla, esta tierra llena de nombres maravillosos, como Tordesillas, Medina del Campo, Madrigal de las Altas Torres; esta tierra de Chancillería, de las ferias de Castilla -el decir todo esto, es decir tierra de la Justicia, de la Milicia y del Comercio- nos puede enseñar cómo fue aquella España que nosotros llevamos en el corazón con la nostalgia de su ausencia”. Todo el mitin transcurrió en fervorosa vibración nacional-sindicalista. Al terminar la gente gritaba entusiasmada nuestras consignas, El espectáculo de aquellas masas clamando dentro del teatro por una España nueva, era verdaderamente aleccionante y conmovedor. Como muy bien decía “Libertad” al siguiente día, con este mitin comienza la reconquista de la Patria; es el primer acto de la juventud nacional para la liberación de España. En ambiente de emoción y alegría nacionalista se inicia la salida. Abiertas las puertas del teatro, salieron los primeros camaradas, que por acaso fueron -en gran parte- los que habían concurrido de Bilbao. Grupos de marxistas apostados en la Plaza se lanzaron como lobos sobre los que trasponían las puertas, dando gritos diversos entre los que sobresalían el de “muera España”, los agredidos acometieron con coraje a los marxistas, haciéndoles replegarse y causándoles las primeras bajas. Se recogieron algunos heridos, y los rojos transportaban uno que parecía muerto, hacia donde estaban otros de los suyos que, con la vista en la víctima, se enfurecieron, arreciando, en la calle de las Angustias, Plaza de la Libertad con sus mueras a España, mientras arrojaban gran cantidad de piedras.
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La Guardia Civil y la de Asalto, hubo de hacer entonces diversos disparos al aire que dispersaron a los bolcheviques. También ordenó la policía, encañonando hacia el teatro, que fueran cerradas todas las puertas, como se hizo. En el interior hervía la gente en deseos de salir y fueron necesarias órdenes severísimas de Primo de Rivera, para contener a la multitud. Por la puerta del escenario la salida se efectuaba normalmente. Formados los grupos de choque mandados por Girón, Anselmo de la Iglesia, Salcedo y Luis Otero, abriéronse de nuevo las puertas principales y en un instante se llenó de gente la Plaza de las Angustias. Mientras los grupos de choque se iban directamente hacia los provocadores, Ruiz de Alda quiso formar a la gente en grupo compacto para evitar agresiones aisladas, y así se hizo en el primer momento bajo los arcos del teatro. Sin embargo, la policía impidió este propósito y obligó a caminar en grupos pequeños por diversas calles. Se produjeron entonces muchos incidentes. Uno en la subida de la calle de la Libertad, donde fue agredido a navaja un camarada de Valladolid. Sus compañeros se arrojaron con porras sobre el agresor, derribándole al suelo y propinándole una terrible paliza. En ese momento un guardia de Asalto hizo varios disparos al aire y dispersó al grupo. Entre las calles de Teresa Gil y Regalado, hubo también refriega, repartiéndose numerosos palos y sonando disparos en abundancia. Los guardias despejaron enérgicamente. También hubo disparos en la Plaza Mayor sin que, afortunadamente, causasen víctimas. En la Plaza de los Arces un grupo de marxistas, con una barra de hierro, mataron al estudiante de Medicina, Angel Abella. En la calle de Teresa Gil, Ruiz de Alda, el aviador Ansaldo, el Jefe del SEU, Valdés, y otros jefes locales, que obedeciendo a la policía iban disgregados en grupos de diez, dieron frente valentísimamente a un grupo de cincuenta socialistas. En plena refriega, cuando rodaban por el suelo, agarrados unos a otros, y a puñetazo limpio, llegaron los de Asalto, que a golpe de porra disolvieron a los contendientes. Al frente de un pequeño grupo, en el que iban Arredondo y Peláez, de Madrid, Bedoya, Narciso y otros. Primo de Rivera, pistola en mano, resistió impertérrito los gritos exasperados de la chusma en Fuente Dorada, y dando después la cara nuevamente a los marxistas que les hicieron objeto de una pedrea en la calle de Regalado. En Cánovas del Castillo, Girón, José María Gutiérrez, Palma y otros actuaron enérgicamente; Onésimo Redondo, Sánchez Mazas y Anselmo, recorrieron los sitios de peligro varias veces. Todos, desde los jefes hasta el último de los afiliados dieron prueba de serenidad, de valor y de entereza. Todos buscaron el peligro y emplearon con alegría la violencia. Como un anuncio entre tiros, sangre y muerte dio su primer paso en la vida pública FALANGE ESPAÑOLA DE LAS J.O.N.S, Onésimo Redondo aquel día, por la noche, comentaba alegre el resultado de la jornada. Parecía ver, allá a lo lejos, que otro día, de nuevo, él con sus camaradas jóvenes habría de 300
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empuñar las armas contra los marxistas bajo la misma bandera roja y negra que había presidido la decidida actuación de la juventud nacional aquella mañana inolvidable del 4 de marzo.
Contra la revolución socialista Febrero a Diciembre 1.934 Ya desde primeros de año venía Onésimo Redondo advirtiendo la preparación de un movimiento revolucionario de tipo marxista, pero las derechas, gobernantes entonces en alianza estrecha con el republicanismo radical, sonreían mientras tanto, en un alarde de incredulidad y con su gesto de “gente enterada” Tanto le preocupaba a Onésimo Redondo la preparación marxista para la revolución, que todas las actividades de su vida en este año de 1.934, giran indefectiblemente en torno a este hecho. Inicia, con este propósito una campaña dura contra la inconsciencia derechista a fin de hacerla reaccionar si posible fuera. Durante los meses de verano, esta campaña se agrava con la aportación de datos concretos, de denuncias ciertas sobre manejos marxistas. Pero además, siguiendo normas generales establecidas por el Triunvirato Ejecutivo de la Falange, intensifica en lo posible la preparación militar de los camaradas y extiende la formación de milicias a los campesinos con la intención de tenerles pertrechados para hacer frente al intento sedicioso marxista y quizá, si la coyuntura se presentaba favorable, para adelantarse por aquello de que “el que da primero, da dos veces”. Para salvar la persecución gubernativa, nuestras milicias se disfrazaron de grupos deportivos. A tal fin, se alquiló un campo de deportes en La Rubia, a la orilla del río Pisuerga, donde había un terreno preparado para campo de fútbol, atletismo, y donde se podía practicar remo y natación. Para dar forma legal a aquello, se constituyó el Club de Puerta de Hierro. En Puerta de Hierro los camaradas hacían diariamente ejercicio físico e instrucción militar, se celebraban las reuniones más importantes e incluso servía para lugar donde tener las armas. Aparte de los ejercicios que se realizaban en el campo de “ Puerta de Hierro”, Onésimo Redondo organizó las marchas, calificadas oficialmente de deportivas, en las que cada domingo se congregaban los camaradas a las afueras de la ciudad y formados con tambores y banderas iban a pueblos próximos, en los cuales se juntaban con otros grupos de camaradas campesinos y reunidos realizaban diversos ejercicios militares, oían charlas de Onésimo Redondo, siempre jugosísimas, en las que mezclaba lo teórico con lo táctico, lo formativo con lo vibrante. La eficacia de aquellas marchas ha sido bien probada después ante la Obras Completas
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unidad y rapidez de movilización de los camaradas de los pueblos que rodean a la ciudad. Es curioso leer ahora lo que Onésimo Redondo escribía el 16 de abril de 1.934 sobre las Marchas Deportivas con una terminología que evitaba el uso de palabras como “milicia”, “miliciano”, “grupos de choque”, etc.” que el celo gubernativo impedía usar: Crece el entusiasmo por las pequeñas excursiones que los grupos deportivos de la J.O.N.S organizan cada domingo. Son simples marchas de entrenamiento para excursiones de más importancia. Sirven para apresurar el fortalecimiento físico de los camaradas. Con ellas aprenden a conocerse todos y contar prácticamente con el valor de cada cual y la potencia colectiva. Además, proporcionan resistencia moral, indispensable para transformarse en hombres nuevos mediante el esfuerzo consciente y la disciplina. Sin estas marchas no hay espíritu nacional-sindicalista posible. Ni cabe soñar en hacer algo interesante por España ni mucho menos en vencer, mientras una Parte selecta de la juventud no se transforme en el sentido que los grupos deportivos de la J.O.N.S enseñan. Por otra parte, los camaradas de la ciudad se habitúan al contacto con los medios campesinos y con el ambiente de la auténtica vida española: la del campo y las aldeas. Los camaradas campesinos, en cambio, adquieren hermandad y confianza con el hato disciplinado de los camaradas estudiantes y obreros de la ciudad. Hay que hacer excursionistas en el sentido y modos que los grupos de las J.O.N.S enseñan, a muchos millares de jóvenes españoles. Se advierte que los hijos de familias muy acomodadas son los más reacios a la disciplina y al sacrificio. Es natural. Pero las J.O.N.S sabrán sacar las debidas consecuencias de ese hecho. El domingo, como de costumbre, a las siete de la mañana, habrá marcha, partiendo del lugar que se indicará, ese día será obligatoria la asistencia para todos los que aspiren a pertenecer a los grupos deportivos. Como ya se llevaban unas cuantas semanas de marchas deportivas aisladas, se proyectó que hubiera una concentración de milicias cada domingo en una comarca. Para la primera concentración se pensó en la comarca del Valle del Duero, eligiéndose el pueblecito de Castrillo de Duero, explotando el motivo de celebrar un homenaje a “El Empecinado”, célebre guerrillero, el día 2 de mayo, fiesta de la Independencia. Las milicias de Valladolid y pueblos del trayecto hasta Peñafiel, habrían de realizar el viaje en ferrocarril; los otros, llegarían a Peñafiel en carros o autobuses. Todos juntos deberían hacer, finalmente, una marcha imponente, por el número de camaradas, hasta Castrillo de Duero y allí, tras de unos discursos, entregar solemnemente las cartillas de milicianos. La concentración se anunció de la siguiente manera:
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F.E, DE LAS J.O.N.S. SIMBOLICA DEMOSTRACION ESPAÑOLA EL DIA 2 DE MAYO La organiza la J.O.N.S, de Valladolid, en Castillo de Duero, patria de “El Empecinado”. Acudirá, en forma regular y disciplinada, la juventud obrera y campesina de la comarca. Es un homenaje al gran guerrillero de la Independencia y un grito de rebelión contra los antinacionales, los separatistas y los traidores, como el 2 de Mayo de 1.808. Queremos celebrar un acto campesino en un pueblo pobre y olvidado, como lo son la inmensa mayoría de los pueblos castellanos. La España que produce y trabaja, frente a la que explota y destroza las energías nacionales en la especulación, en la política, en la lucha de clases o partidos. Os hablarán: Generoso López (campesino). Víctor Gómez Ayllón. Onésimo Redondo Ortega. José Antonio Primo de Rivera. ¡Arriba los campesinos oprimidos! ¡Un abrazo de fraternidad e independencia entre todos los castellanos que se sienten víctimas de la misma opresión! ¡Contra el marxismo, la masonería, el separatismo y el capital político financiero! ¡POR UNA ESPAÑA DE VERDAD CAMPESINA Y AUTENTICA! ¡POR UNA PATRIA GRANDE, LIBRE Y UNICA! Miles de campesinos, usando toda clase de medios de locomoción y muchos a pie, acudirán ese día a Castillo de Duero, en el partido de Peñafiel No importa que oficialmente sea día de labor el 2 de Mayo. Es la fecha de la Independencia Nacional, que una política traidora, ladrona y afrancesada, borró del calendario como hubiera borrado del mapa a la España unida. ¡Campesinos: La Independencia Nacional y vuestra redención bien se merecen un día. Sea ese el 2 de Mayo próximo! Con el pretexto del estado de alarma, el ministro de la Gobernación radical prohibió el acto de Castillo de Duero, mientras fue posible una manifestación antiespañola en Barcelona presidida por las autoridades y mientras se toleraron manifestaciones marxistas el 1 de Mayo. Además se suspendió otro mitin de Falange Española en Palencia y se suspendió nuestro semanario madrileño “F.E,”. Como si no fuera poco, fueron cerrados gubernativamente los locales de Falange con motivo de la huelga estudiantil, en la que nuestros camaradas de Madrid tuvieron que actuar con suma energía contra la “F.U.E” completamente controlada por los comunistas, que trataron de imponer el terror soviético en la Universidad. Ante la situación de cobardía derechista y de provocación marxista, Onésimo Redondo, firmemente convencido de cuál era la solución al problema Obras Completas
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nacional, instruía a los camaradas de Castilla en “Libertad”, de la siguiente manera: ¡MILICIAS, MILICIAS! Sólo la instrucción militar y la disciplina de los jóvenes puede redimir a los pueblos. Para salir del barro marxista es indispensable armarse. ¿ Qué es la J.O.N.S? Una idea, una ilusión de libertad española y un horizonte de Justicia y de Imperio. Pero es también, y antes que nada, una milicia española. Donde haya un puñado de cuatro hombres armados e instruidos, resueltos a defenderse del marxismo, hay una J.O.N.S. Para la defensa de nuestro pan, nuestra libertad y nuestro honor. Para salvaguardar la dignidad de nuestros hijos, la honradez de nuestras hermanas y la honestidad de nuestras mismas esposas, debemos detener, COMO SEA, la invasión creciente de la barbarie roja. Es hombre sin honor el joven español que por cobardía no se alista en las milicias nacionales. No puede haber trabajo tranquilo y libertad de vivir donde la criminalidad marxista domina. Y no se librará el pueblo de la criminalidad marxista si no la hace frente con una organización militar de jóvenes. En todos los pueblos debe haber, al menos, una escuadra de hombres decididos y serenos, agrupados militarmente. ¡ Camaradas campesinos antimarxistas! ; Haced instrucción! Mientras tanto comenzaban a caer con escandalosa frecuencia camaradas nuestros asesinados brutalmente por la espalda por los marxistas envalentonados por el impunismo que la cobardía de los partidos centro derechas gobernantes llevaban al ambiente social. El separatismo catalán volvía de nuevo a provocar situaciones de violencia en clara colaboración con el marxismo. Con motivo de la ley de cultivos los catalanes se colocaron en un plano de franca rebeldía. Los socialistas se dedicaban a organizar huelgas extralegales, al crimen, y al contrabando de armas. En aquel ambiente de desconcierto, de desmoralización, ante un ejército marxista de asesinos y ante los latigazos que en su miedo nos proporcionaba la burguesía política gobernante, asustadiza y suicida, Onésimo Redondo clamaba: ¡Sin milicias nacionales no hay salvación! Un pueblo con miedo es un pueblo esclavo. Si los separatistas quieren la guerra, ¡viva la guerra! La canalla roja, cobarde y protegida, quiere extenuar por el crimen el movimiento nacionalsindicalista. No lo conseguirán, pero están dando fundamento a nuestra implacable justicia del mañana. Más que los manejos rojos, cada día más claros, dirigidos a producir la revolución social en un plazo bien corto en alianza con los separatistas, preocupaba a la Falange la cerrazón de los que teniendo los resortes del Poder, sacrificaban una acción enérgica y decisiva a la comodidad de no crearse preocupaciones o la pequeñez de una táctica política temblorosa. Los 304
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elementos de orden ni se atrevían a hacer frente de un modo resuelto a la revolución marxista que se preparaba descaradamente a la vista de todos, ni permitían que la juventud nacional se organizara e impidiera con violencia y con audacia el estallido subversivo rojo. Contra todo y contra todos, sin embargo, nuestro movimiento crecía. Precisamente a primeros de septiembre Falange logró movilizar en Madrid a todos los obreros parados del ramo de la construcción, lanzándoles revolucionariamente a la conquista de un puesto en las obras. Por otro lado, durante todo el verano nuestros camaradas de los grupos de choque, habían logrado hacer frente a un grupo de “chíbiris” causándoles bastantes muertos. A finales de septiembre se reunió el Consejo Nacional de la Falange para fijar el programa doctrinal del movimiento nacional-sindicalista y a la vez para elegir Jefe nacional que sustituyera al sistema de triunvirato que hasta entonces venía funcionando. Precisamente estando reunido el Consejo Nacional, llegó la noticia de haberse producido la revolución marxista y el levantamiento separatista. En aquellos momentos trágicos y convulsos el Consejo Nacional eligió por unanimidad a José Antonio Primo de Rivera para Jefe del movimiento. Se acordó ponerse inmediatamente, sin reservas, a pesar de las enormes diferencias teóricas políticas y éticas que nos separaban, al lado del Gobierno que representaba en aquellos momentos la unidad nacional y la actitud antimarxista. Inmediatamente de ser aclamado por Jefe nacional del Movimiento José Antonio Primo de Rivera, se dio por terminado aquel primer Consejo Nacional de Falange Española de las J.O.N.S, Onésimo Redondo se reintegró a su puesto de Valladolid para cooperar desde aquí al aplastamiento de la revolución marxista. El, sin embargo, apreció rápidamente que la política centro-derecha era inapta para sacar las consecuencias que España precisaba. Con su valiente sinceridad en los primeros días postrevolucionarios (15 de octubre), en los que dominaba un fácil optimismo burgués, Onésimo Redondo escribía a toda plana en “Libertad”: ¿MALOGRARÁN LOS POLITICOS LA VICTORIA QUE HA CONSEGUIDO EL EJERCITO?. No nos extrañaría que la voz de “Libertad” resultase discordante en el conjunto de tantas opiniones satisfechas. Discordante viene resultando desde que el optimismo facilitón y económico de los que hablan mucho y meditan poco se obstina en dar por conjurados todos los graves peligros. Pero la realidad implacable viene a abrir, aunque tardíamente, los oídos de tantos seres confiados y a demostrar que “Libertad” acierta. Si también acertamos en adelante, no es nuestra la culpa. NO IBAN A TRIUNFAR El resultado de la revolución rojo-catalanista se juzga comúnmente como una victoria de España sobre sus enemigos. Sólo a medias compartimos esa opinión. Será victoria si se sabe proceder como vencedores. En otro caso, a la corta o a la larga sería una derrota de España como lo fue el fusilamiento de Obras Completas
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Ferrer, o la huelga del año 17 o la insurrección de Jaca. Con la diferencia de que ahora los fenómenos se suceden con mayor rapidez y de que esta nueva derrota, inversión de una victoria aparente, sería el fin de España. Entonces, no tendrían nuestros malaventurados políticos ni el pobre pueblo español ocasión de aprender una vez más. Todo hace prever que nos hallamos en la pendiente de la experiencia definitiva. La vida de España como país civilizado, el honor y la existencia libre de los españoles dependen de que la derrota de los revolucionarios de octubre no se cambie una más en victoria por culpa de los políticos. “Las revoluciones triunfan aunque resulten vencidas” ,decía ¡EN BARCELONA! no hace todavía un mes Jiménez Asúa. (El mismo que ya ha sido puesto en libertad, con su secretario, como si ninguna parte hubiera tenido en la rebeldía que siguió con pocas semanas de distancia a su discurso). Esa expresión del intelectual marxista nos parece, en presencia de lo ocurrido, la clave suprema de la revolución dominada. Revolución que se ha urdido -no seamos inocentes- a sabiendas de que iba a fracasar. Pecan de ingenuos, como siempre, los opinantes derechistas que rasgan su rostro con ancha sonrisa de paz augusta, gozando tranquilos ante “el descalabro izquierdista”. ¿Cuándo levantarán cabeza.? ¡Creían que iban a triunfar! La observación pasada de los sucesos y los hechos posteriores, demostrarán a toda vista mediana, mente perspicaz que los líderes marxistas no iban a triunfar. Iban a lo que han conseguido: dañar, perturbar, aterrorizar y preparar con el ensayo uno o más golpes hasta el definitivo, ¿No dice nada la entrega voluntaria de Largo Caballero en su domicilio?”. Salvo la bufonada catalanista, todo estaba previsto en las cabezas de Azaña, Largo, Prieto y el mismo Besteiro. Conocían la flojedad de sus flamantes milicias, el falso sentido de sus fanfarronadas, la inseguridad de sus ridículos mandos. Sabían que -aparte de Asturias y acaso Vizcaya- los demás núcleos socialistas son concentraciones pequeño-burguesas de obreros sin coraje revolucionario, confiados sólo en aprovechar la victoria que otros les logren. No puede ponerse en duda que Largo y Prieto presuponían la insignificancia del ataque madrileño, donde ni un solo puesto de policía ha sufrido apuro. Ni cabe imaginar que la marrullera y ancha experiencia de los magnates socialistas desconociese la importancia de su enemistad con la C.N.T. ¿Cómo iba a pretender triunfar un movimiento en el que Andalucía, Extremadura, Valencia, Zaragoza y la misma Barcelona permanecían quietas con las masas obreras de espaldas a la revolución?. POSTURA DE LAS IZQUIERDAS El partido socialista conocía de sobra, y de antemano, su derrota material y sin embargo fue a ella, ¿Acaso “para jugarse la última carta” como susurra la opinión confiada de los que nada saben de revoluciones.? ¡Inocente comentario!
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Incapaces quienes así juzguen de abrir con interés la historia de cualquiera tendencia revolucionaria en cualquier período de la historia humana, olvidan que los partidos consagrados a la revolución no tienen necesidad de vencer en una sola. En cambio tienen precisión de provocar cuantas puedan, so pena de extinguir su fuerza y licenciar sus gentes. Esa es la situación histórica de las izquierdas españolas en estos momentos. Ellas -o sea la masonería- y el socialismo en primer término, han comprendido, y comprendido bien, que por la vía electoral ordinaria no volverán al poder. Se saben en minoría. Tienen enfrente, por tanto, todo el aparato democrático del Estado que ellas mismas hipócritamente forjaron para usarle en su favor. Ya no habrá más elecciones favorables a las izquierdas. Ya no hay entrada constitucional en el poder. Estas observaciones -tan corrientes- , son indispensables para interpretar la revolución de octubre y saber tratar en consecuencia al enemigo. Pues es utilísimo percibir que no se da ni mucho menos por vencido; que no ha sufrido hasta ahora ni siquiera un grave trastorno en su plan. LOS VERDADEROS OBJETIVOS Contaba y cuenta la masonería y el socialismo, con la inocuidad y la demencia de los poderes parlamentarios. Calculan que la lineada y en definitiva el perdón (suplicado o exigido) serán -como el año 9, como el año 17-, el galardón de sus crímenes. Necesitaban sacudirse el prejuicio de gubernamentalismo y la memoria próxima de sus corruptelas desde el mando, borrar el estigma de enchufistas y acomodaticios que les manchaba ante los sectores obreros de verdad revolucionarios, sofocar el fantasma gubernativo de Casas Viejas, tonificarse con sangre y mezclar su nombre en jornadas épicas que impresionen a la multitud revolucionaria. Eso lo han conseguido, singularmente por los sucesos de Asturias. Les convenía demostrar de algún modo que son capaces de asesinar, incendiar y someter a la población aterrorizada: detalles indispensables para todo partido que escoge la vía de la revolución roja. Precisan un Estado inquieto y preocupado, un pueblo espantado y una economía ruinosa, quieren bienquistarse con las masas anarcosindicalistas o atraerías. Han buscado víctimas y posibles héroes para enfurecer los huracanes de su demagogia futura. Han querido ahondar el abismo entre las derechas llegadas a la gobernación del Estado y las filas proletarias de sus partidos, produciendo con el desequilibrio y la sucesiva propaganda una nueva grieta -por confusión, por sentimentalismo acaso- en la masa neutra fluctuante”. Táctica revolucionaria anterior y superior a Trotsky y de ningún modo improvisada para nuestras izquierdas, bien dirigidas por la masonería francesa. Este articulo causó escándalo y hasta indignación. Hubo gente que calificó, con motivo de las anteriores afirmaciones, a Onésimo Redondo de visionario y de derrotista. No veían los que así juzgaban de Onésimo Redondo que él había acertado siempre porque era más que un político profesional, porque Obras Completas
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sencillamente era nada menos que voz auténtica del pueblo castellano, que forjó la unidad de España y le dio un imperio. Esta desilusión ante la mediocridad de la política centro-derecha y ante su falta de visión nacional se extendió rápidamente sobre la juventud rebelde ante la pequeñez de la España partidista. La Falange por sus bocas autorizadas clamó una y otra vez contra la ineptitud de los gobernantes antiheróicos. Fue entonces cuando nuestro gran José Antonio escribió en el semanario de la Falange madrileña aquel maravilloso artículo acogido por los fariseos con desgarrones de vestiduras, que se titulaba “UNA VICTORIA SIN ALAS”; también de entonces es aquel otro artículo de José Antonio que apareció en “Libertad”, no reproducido en ningún otro periódico, en el que bajo el título de “UNA OCASION DE ESPAÑA”, se afirmaba: “Si la lucha hubiera surgido entre proletariado y burguesía, ésta podría invocar ahora, aunque nos doliera, el derecho del vencedor. Pero no han sido esos los términos en que se planteó la batalla; la batalla se planteó entre lo antinacional y lo nacional, entre la Antiespaña y el genio perenne de España. Este ha vencido; para él el triunfo; pero no para nadie -clase o partido- que ahora se lo quiera apropiar. Se ha vertido en estas fechas demasiada sangre española -sangre popular española-, de soldaditos estoicos y alegres, de guardias veteranos, y oficiales magníficos, de gentes ligadas a nuestras tierras por una permanencia de generaciones y generaciones, para que todo redunde en el restablecimiento de un orden burgués, con barbacanas de sindicatos obreros domesticados. No se ha combatido para eso. Nuestros soldados no han muerto por eso, que les es ajeno a los más; han muerto por lo que es de todos: por su España y por nuestra España; por romper esa costra de desaliento y cobardía y abyecta conformidad en que vegetábamos. No haya perdón para los que quieran malograr el triunfo. Todo un esfuerzo así reclama airadamente que se extraigan las últimas consecuencias. Otra cosa fuera estafar el caudal de sangre y de heroísmo recién descubierto. Si ha triunfado el genio de España hay que entregar el botín y el trofeo al genio de España. Hay que entregar a España a su propio genio, para que la posea con amor y dolor, para que la devuelva las eternas palabras enmudecidas, para que la fecunde, la temple y la alegre En la madrugada del 7 de octubre los cañones emplazados frente a la Generalidad llamaron otra vez -con su vieja voz conocida- al alma profunda de España. Ella respondió, trágica y heroicamente. No resulte ahora que fue invocada para una bagatela. No lo tolerarían las sombras de los muertos. Ni lo toleraríamos nosotros”. Respondiendo a esta desilusión de la Falange, que a la vuelta de año y medio iba a ser la desilusión de toda España, Onésimo Redondo, que escribía siempre para el pueblo, vulgarizaba las exigencias nacional-sindicalistas de justicia y revolución nacional en un suelto al alcance de todas las mentalidades, en el que con su prosa limpia, sencilla y castiza, hacía comprender nuestras razones oportunas y ambiciosas incluso a los olvidados campesinos de las más pequeñas aldeas. 308
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COMO HABRÍA OPERADO LA JUSTICIA NACIONALSINDICALISTA DESPUES DE VENCER A LA REVOLUCION. LOS TRES PRIMEROS DIAS: Muerte de horca para Azaña, Prieto, Largo, Teodomiro Menéndez y Companys. Cumplimiento inmediato de todas las sentencias de los Tribunales militares. Detención de todos los diputados y caciques socialistas y separatistas. Disolución del partido socialista. Intervención judicial de los fondos, de todas las organizaciones rojas. Supresión de la C.N.T, y del partido comunista. Plazo de ocho días para la entrega voluntaria de todos los fusiles, pistolas y explosivos de los revolucionarios. Pena de muerte a todo el que pasado ese plazo resultara complicado en la tenencia de cualquier arma o explosivo destinado a la revolución. Armamento de las milicias nacionales, colocándolas al servicio del Estado. Expulsión de los corresponsales de la prensa judía de todo el mundo. Incautación de la prensa antiespañola del interior. DESPUES: Campos de concentración en Extremadura, para los jefecillos catalanes. Trabajos forzados para todos los líderes marxistas que no hubieran caído bajo la acción de los Tribunales. Empleo en obras públicas y régimen de prisioneros, para todos los marxistas y separatistas detenidos con armas. Igual destino a los principales funcionarios públicos culpables de masonería, marxismo o separatismo. Llamamiento voluntario de los jóvenes de 18 a 25 años a fin de constituir definitivamente la Milicia nacional. Supresión del Parlamento de partidos. Organización nacional-sindicalista de todos los oficios. Inmediata colocación de los obreros parados, mediante el reajuste de profesiones y salarios, la intensificación de las obras públicas y el servicio general de trabajos forestales para la juventud. Control de ganancias en las grandes sociedades anónimas. Rebaja del interés del dinero y de los grandes sueldos. Como siempre los políticos no podían realizar estos afanes legítimos del pueblo y preocupados por sus pequeños intereses defraudaron a la comunidad nacional. Precisamente por esto Falange Española se preocupó muy bien de marcar las abismáticas diferencias que nos separaban de todos los elementos caducos de la vieja España, que al socaire de la represión antimarxista, intentaban poner a flote sus repugnantes designios. Onésimo Redondo fue de los que con más afán se lanzó a esta obra de distinción, apaleando continuamente las consignas y las tácticas seguidas por los gobernantes radicales, agrarios y de Acción Popular que maldirigían los destinos de España en aquellas horas turbias de octubre y noviembre de 1934. En aquellas horas de confusionismo precisamente vio la luz acribillado por la censura política, Obras Completas
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un manifiesto de José Antonio Primo de Rivera terso y claro en el que señalaba la ruta incontaminada que había de seguir la Falange y que hoy, frente al desenlace de otra revolución, tiene la máxima actualidad: A TODOS LOS AFILIADOS A F.E. DE LAS J.O.N.S Urge, que todos los afiliados a nuestro movimiento se apliquen desde ahora, con entusiasmo y diligencia máximos, a divulgar por todas partes la afirmación de las posiciones siguientes: 1ª CONTRA LA CONFUSION,- La victoria sobre un movimiento separatista puede llenar de jugo histórico y nacional un período de medio siglo. Pero ello necesita que las manos victoriosas sean capaces de extraer ese jugo y que la mente de los vencedores albergue, inequívoco, el sentido profundo de otra España. No confiamos en que eso ocurra. El estilo más que trasnochado de quienes gobiernan, el tono conservador, egoísta y antiheróico de los partidos hoy agrupados en el Poder, justifican el temor de que todo se desperdicie. La fecha del 7 de octubre, que pudo ser inaugural, se perderá en la espesa mezcolanza de otras fechas mediocres: Populistas, radicales, demócratas y agrarios se las ingeniarán para no deducir del instante ninguna consecuencia heroica. El tesoro del sentido español que encierra la victoria sobre el separatismo, se gastará en la calderilla de las “sesiones patrióticas”, de las acciones de gracias al Gobierno y de las alianzas de las gentes de orden. Nuestra juventud, terminantemente, se abstendrá de participar en tales mojigangas. En el altivo aislamiento de ayer y de siempre, guardará intacta la virtud espiritual de la reconquista para cuando llegue, ni mediatizada ni compartida, la total victoria. 2ª CONTRA “EL ORDEN”, -¡Aviso!- Ya se barrunta que la primera consecuencia apetecible de lo ocurrido es, para las gentes llamadas de derechas, “el restablecimiento del orden”. Ninguno de nuestros militantes, pasados los momentos de lucha, participará en semejante empresa. Nosotros queremos el orden, pero “otro orden”, diferente hasta la raíz. El régimen social imperante que es, por de pronto, lo que se ha salvado de la revolución, nos parece esencialmente injusto. 3ª CONTRA LA COMPONENDA.- Ya se barrunta (y ello no es sino nota específica dentro de la general tendencia a la confusión) que los sucesos revolucionarios van a carecer del final neto y escueto ineludible. Empiezan al mismo tiempo los preparativos de impunidad para los directores de la revolución, las seguridades de pervivencia para el Estatuto de Cataluña y las negociaciones de arreglo con los sindicatos socialistas, a los que el Gobierno confía en “amaestrar” gracias a la mediación del profesor Besteiro. Ni uno sólo de nuestros militantes se considerará exento del deber de hacer campaña contra tales cosas. Exigimos penas decisivas para los verdaderos jefes políticos del movimiento; hay cosas que sólo pueden terminar decorosamente en tragedia y que se ensucian y envilecen desenlazadas en pantomima. Exigimos la derogación total del Estatuto de Cataluña: una 310
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Cataluña purgada de propósitos separatistas podrá aspirar, como las otras regiones de España, a ciertas reformas descentralizadoras; pero la breve experiencia del Estatuto lo ha acreditado como estufa para el cultivo del separatismo; conservarlo después de semejante demostración sólo puede ser obra de traidores. Exigimos, por último, al mismo tiempo que una revolución completa en lo social y económico, la disección implacable de cuantos fondos turbios esconden la U.G.T y el partido socialista: nos parece indecente escamotear esa implacable fiscalización tras una contrata de la tranquilidad pública con los socialistas moderados,. 4ª CONTRA EL SACRIFICIO DE LAS FUERZAS ARMADAS.- Con mucha más unción de la que cabe en los “homenajes públicos” en ciernes, nosotros hemos de compartir en estos días la emoción orgullosa y silenciosa de nuestro Ejército, de nuestra Marina, de nuestra Guardia de Asalto, de nue8tros Carabineros, de nuestras fuerzas de Vigilancia y de Seguridad. Ellos han soportado las consecuencias de una necia política que permite formar tempestades para que descarguen al fin sobre los mismos hombros sufridos. Nuestras fuerzas armadas se han clareado de mártires en estos días Han sufrido, además, el espectáculo horrendo de sus mujeres y de sus hijos atormentados. Ni el terror, ni la debilidad, ni la indisciplina hallaron albergue, no obstante, bajo los uniformes. La sangre militar se ha derrochado en desagravio a España por las culpas y las traiciones de los otros. Las armas de España necesitan más que elogios verbales y ceremonias. Necesitan justicia. Ya los Tribunales de guerra vuelven, como siempre, su severidad contra los que flaquearon o traicionaron en las propias filas marciales. Ahora que no queden impunes los culpables verdaderos, los políticos, que por sustanciar sus despechos o lograr sus codicias desataron el caudal irreparable de tanta y tan buena sangre española. Sea la FALANGE ESPAROLA DE LAS J.O.N.S, la que con voz más recia y sincera supla, en demanda de justicia, la voz, enmudecida por el deber, de los Institutos armados. Así, bien señalado el camino, difícil y áspero, pronto se vio Falange envuelta en el odio de los políticos. A finales de noviembre era para Onésimo Redondo ya completamente inminente la derrota total y absoluta del equipo gobernante y señalaba, con tino y decisión, como principal responsable al partido de Acción Popular, cuyos errores remarcaba en un artículo titulado “EL BIEN POSIBLE, Y EL MAL EN AUMENTO”. No tenía Onésimo Redondo por qué callar el fracaso de las derechas puesto que la salvación de España había de estar, según el mismo había dicho muchas veces, por encima de las derechas y de las izquierdas. El año 1.935 no fue sino una plena confirmación de todos los vaticinios que Onésimo Redondo había hecho sobre la incapacidad de los grupos conservadores para salvar a nuestra Patria. Contra izquierdas y contra derechas hablaba Onésimo Redondo a Castilla, y todos los campesinos supieron comprender el sentido exacto y
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revolucionario de aquella arenga que al terminar el año hizo llegar Onésimo Redondo hasta los últimos rincones castellanos: CONTRA EL OPTIMISMO INTERESADO DE LOS POLITICOS. Afirmar hoy que la situación española ha mejorado arguye ceguedad o carencia de patriotismo. Ni se ha vencido a fondo al separatismo, ni se ha remediado el hambre, ni hemos hecho frente con realidades a la perversión marxista de las masas. La inmoralidad continúa haciendo estragos, la paralización de la vida industrial es mayor que nunca, la agricultura no ha salido de su miseria, las escuelas públicas continúan sin Dios, los niños no conocen a España. ¿A esto se llama mejorar de situación? El egoísmo de los ricos es el mismo; la superficialidad de las clases acomodadas, mayor; la insensatez de la llamada mujer cristiana es creciente y el desamparo moral de la juventud, por parte del Estado, total. ¿Dónde están los nuevos Presupuestos saneados? ¿qué camino lleva la redención del campesino? ¿qué se hace de repoblación forestal?. ¿Cuál es nuestro prestigio ante el mundo? ¿qué justicia española se prepara para los traidores a la Patria? ¿ Cómo “mejora” nuestro comercio exterior?. ¿ Cuáles son las reformas positivas en la podredumbre administrativa? ¿Dónde está el Ejército que España necesita?. Lo único que hay son bellas promesas y preciosos discursos parlamentarios. Pero eso lo ha habido siempre. La situación de España es lamentable y triste. La victoria de hace un año se ha empequeñecido como nunca pudo suponerse, la conseguida hace mes y medio se ha ahogado de intento en Madrid y la reacción españolista se ha estrellado ante la brutal incomprensión de los políticos. Esa es la verdad, desnuda de literatura y convencionalismos. Una vez más, jóvenes españoles: EL PARLAMENTARISMO ES LA AGONIA DE LA PATRIA, LA CONSTITUCION MASONICA UN GRILLETE PARA LAS ASPIRACIONES NACIONALES Y LOS PARTIDOS POLITICOS EL CANCER DEL PUEBLO, COMO LO FUERON SIEMPRE. Sólo UN EJERCITO de milicianos, dispuestos al sacrificio y a la guerra por hacer libre a España, puede permitir al pueblo labrarse su grandeza. Sólo los jóvenes agrupados en las J.O.N.S, restituirán con hechos y no con palabras el honor y la libertad a una nación víctima de la política. ¡Con el gesto erguido de los descubridores, que saludaban al sol! ¡Con las flechas y el yugo de la Unidad y el Poder imperiales de España! ¡Todos los jóvenes fuera de los partidos políticos! ¡Todos agrupados en la Falange Española! ¡Viva la Revolución nacional!
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En las puertas de una nueva edad Enero a Diciembre 1935 Con estas mismas palabras comenzaba su tarea en 1935 Onésimo Redondo, con estas palabras dichas de cara al porvenir grandioso de España en el mundo, formuladas sobre un hecho de tipo internacional, la reincorporación del Saar a Alemania. Como todo genio político, Onésimo Redondo, de un episodio de la política europea sacaba rápidas y contundentes consecuencias proféticas y levantaba todo un programa de política imperial. Empezamos, pues, este Capítulo con sus palabras iniciales de un año fecundo y que tienen además una significación especial como anuncio de una edad nueva proclamada en 1935 y que había de ser realidad a partir del 18 de julio de 1936. Avanza en el mundo la redención de los grandes pueblos oprimidos. En el plebiscito del Saar, Alemania se afirma como una raza resuelta a no perecer. La revolución nacional abrió a Alemania el camino de su liberación. La liberación de España vendrá también por la revolución nacional. Una Alemania unida es el comienzo de una fuerte alianza entre todos los países germanos. Y una España unida será el bastión de la Hispanidad resucitada. Así como la Alemania de Hitler ha recuperado el Sarre y tarde o temprano conquistará la voluntad de Austria, la España Nacional-Sindicalista restaurará el Imperio unido de todas las naciones que hablan español. Habrá llegado su hora entonces a la mentirosa y tiránica civilización judeomasónica que es el reino de la hipocresía y el interés, con la opresión perpetua de los continentes africano y asiático. España reanudará su afán histórico de redimir a los pueblos bárbaros y la alianza hispano-germana nos colocará a la cabeza del mundo. A principios de enero, también, tuvo lugar un acto de gran trascendencia para la J.O.N.S de Valladolid. Desde la creación de los primeros grupos nacionalsindicalistas en 1931, habían sido precisamente los estudiantes los que con más entusiasmo habían respondido y los que con más decisión habían luchado en todo momento. Quebrantada completamente la F.U.E en 1934 habían llegado nuestros camaradas estudiantes a ser el grupo político más importante en la vida universitaria. Falange, fiel a su espíritu combativo y a su manera sindicalista de entender la vida social había creado ya el S.E.U, (Sindicato Español Universitario), y fue la Asamblea de constitución del mismo en Valladolid con asistencia de más de mil estudiantes, hecho relevante en el desenvolvimiento de la Falange castellana y ocasión oportuna, en aquellos días en los que la propaganda era tan difícil, para dos magníficos discursos, uno de Obras Completas
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José Antonio Primo de Rivera y otro de Onésimo Redondo, que terminó con estas palabras: Somos revolucionarios, entendiéndose esta palabra no en el vulgar concepto marxista de dinamiteros, sino en su verdadero significado de transformación; emprendiendo esta transformación es cuando empezaremos a recuperar la España en ruinas que nos legaron nuestros padres; quizá no comprendan nunca nuestra rebelión de hijos aun cuando les digamos que vamos a ser mejores que ellos. Y tened en cuenta que para alcanzarlo será necesario infiltrar en la totalidad de nuestra juventud primero el espíritu de esa rebelión que comienza transformándonos a nosotros; sin eso no podremos romper con la barrera del formulismo que sujeta al siglo de nuestros antepasadas; pero sabed también que el día en que logremos transformar de esta manera a nuestro pueblo, habremos renovado una Patria como la nuestra España; y una raza como la nuestra, la Hispana. En febrero organizó Onésimo Redondo dos conferencias en el teatro Calderón, la primera de las cuajes corrió a cargo de Eugenio Montes, en la que desarrolló de un modo magnífico el ambicioso tema de “DESTINO DE ESPAÑA EN EL MUNDO”. Con motivo de esta conferencia expuso Onésimo, en pocas palabras, el juicio que le merecía Eugenio Montes, diciendo: “He aquí la más cumplida creación, hasta el día, del genio literario y filosófico de la España nueva. Comparte con Maeztu, Sáinz Rodríguez y Giménez Caballero, la supremacía del pensamiento nacional contemporáneo, en su zona polémica y actualista, pero es quizá el más rígidamente nacional de los tres y desde luego el más hondamente revolucionario. Eugenio Montes es nuestro. Nosotros le seguimos desde sus primeros pasos en el camino de la revolución nacional, a la que sirve, si no de principal definidor, sí del más elevado poeta. Día a día, situado en medio de una Europa vuelta de espalda a España, ha clavado en la médula del presente y del porvenir del mundo, la clarísima afirmación de nuestro universal destino. España, para Eugenio Montes, es la antítesis de un mundo que perece y por lo mismo, la ley de lo que ha de sucederle. No es sólo literatura, y literatura magnífica, tersa y de clásicas virtudes eruditas, lo que hay en los escritos filosóficos y en los reportajes de Eugenio Montes. Hay en todos una fe viva y demostrada. Tras de esa fe vamos: la de la unidad, la grandeza y la visión imperial de España. Eugenio Montes es nuestro. La segunda conferencia la dio nuestro Jefe Nacional, José Antonio Primo de Rivera, desarrollando magníficamente el tema de “ESPAÑA Y LA BARBARIE”, que causó verdadera sensación, sobre todo algunos párrafos verdaderamente novedosos y revolucionarios, como aquel en que hacía crítica del corporativismo diciendo, ante el asombro de muchos espectadores que creían que el nacional-sindicalismo era una solución corporativista, que el corporativismo no es más que una frase; preguntemos si no al primero que 314
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nos hable sobre esto: ¿Qué entiende usted por corporativismo Y ¿ Cómo funciona? ¿ Qué solución da, por ejemplo, a los problemas internacionales? Hasta ahora el mejor ensayo se ha hecho en Italia y allí no es más que una pieza adjunta a una perfecta maquinaria política. Existe algo, para procurar la armonía entre patronos y obreros, algo así como nuestros Jurados mixtos, agigantados: una confederación de patronos y otra de obreros, y, encima, una pieza de enlace. Hoy día el Estado corporativo ni existe, ni se sabe si es bueno. La ley de corporaciones en Italia es un punto de partida y no de llegada, como pretenden nuestros políticos que sea el corporativismo.” Un intento de desviación jonsista que se produjo en Madrid, a impulsos de un cierto radicalismo extremista, sirvió para poner a prueba y bien de manifiesto, la lealtad total y absoluta de Onésimo Redondo hacia nuestro Jefe Nacional José Antonio Primo de Rivera. De esta fidelidad al Jefe fueron expresión terminante aquellas palabras de Onésimo Redondo en el mitin campesino de Tordesillas: “Labradores de Castilla, reconozco vuestra decepción. Vosotros habíais venido a escuchar un gran mitin, que sin la presencia de nuestro Jefe Nacional se ha convertido en proyecto. José Antonio Primo de Rivera, en su duro afán de acudir al pueblo, en su áspero deseo de recoger a España, tenía comprometida esta fecha, y seguramente a estas horas se está celebrando un acto similar en Jaén. SIRVA ESTE MOMENTO COMO EL MEJOR TRIBUTO DE ESTAS COMARCAS JONSISTAS A SU PRIMERO Y MAS AUTENTICO REPRESENTANTE, JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA.” En abril, aprovechando las circunstancias políticas que lo permitían, se intensificó la propaganda del movimiento por toda España. Onésimo Redondo se lanzó también por los pueblos de Castilla consiguiendo despertar muchas conciencias juveniles para la nueva España y levantar contra sí el encono de los viejos enemigos de la Patria. En Zamora, después de haber hablado Rosario Pereda, Bravo y Mateo, fue suspendido el mitin por el Delegado gubernativo cuando iba a hablar Onésimo Redondo. En Toro pronunció uno de los discursos más exactos y profundos, en torno al problema agrario, de cuantos le hemos oído. Esta propaganda había de culminar en el grandioso acto que el día 19 de mayo tuvo lugar en el Cine Madrid, de la capital de España. A este acto asistieron muchos camaradas de Valladolid, que se trasladaron en autobuses. El total de las personas que oyeron a Onésimo Redondo, a Fernández Cuesta y a José Antonio Primo de Rivera, ascendió a doce mil, de los cuales más de la mitad vestían camisa azul, cosa verdaderamente inaudita y difícil en aquellos días. Doce mil hombres reunidos sin esfuerzo, sin dinero, sin propaganda siquiera, plenos de entusiasmo, poseídos de una increíble unanimidad y de una disciplina entera, dispuestos a todo, significaba ya la certeza del
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desencadenamiento próximo de la revolución nacional. En este acto el caudillo de Castilla, Onésimo Redondo, pronunció el siguiente discurso: LA FALANGE Y LA J.O.N.S. Falange Española de las J.O.N.S, con este acto comienza a escalar las cimas a que está llamada. Ya está aquí presente (la manera cómo las juventudes de Madrid y de España acuden a este acto lo demuestra) el impulso de todos los que sienten la impaciencia de hacer de nuestro pueblo un país rico y fuerte, capaz de continuar en el futuro el destino imperial propio de su pasado. Falange Española es ya un movimiento sintético nacional completo. La palabra “nacional” ya no es en nuestros labios un tópico; tiene un sentido profundo, definitivo, porque toda, puede decirse que toda la juventud redimida y emancipada y que tiene capacidad para levantar la cara al sol de España, está con nosotros. Yo hablo de parte de una de las ramas que fusionadas con otras en momento oportuno y para siempre, constituyeron esté movimiento de Falange Española de las J.O.N.S. Las Juntas ofensivas nacionales sindicalistas nacieron a la política revolucionaria hace cuatro años, en 1931, al calor de la protesta contra el fraude de la revolución demócrata marxista, y han trabajado y han luchado durante ese tiempo como se lo propusieron al principio, situando a gran distancia sus ideales de sus posibilidades y poniendo en esa distancia larga, que no estaba obstaculizada, que no estaba mediada por ninguna aprensión ni por apetitos de prebendas ni de recompensas, una ruta de sacrificio, que es la que seguimos todavía. Hoy se atribuyen muchos el monopolio, la exclusiva de lo que llaman reacción contra la vergüenza del bienio marxista. Nosotros, las J.O.N.S, nada nos atribuimos. No pedimos ninguna recompensa. Sólo sabemos que en los primeros tiempos, en el año 1931, cuando por exigencias de patriotismo figurábamos en alianza o en unión con fuerzas de mejor conformidad, según se ha visto después, ocupábamos la primera línea y después hemos permanecido en las trincheras de la España dolorida y combatiente, de las que no saldremos hasta que el país todo, y sus destinos, se entreguen a esta juventud, capaz de crear la España grande que anhelamos. EL CAMPO DE ESPAÑA Sin ningún título especial, solamente por devoción constante, y acaso por ser de Valladolid, voy a hablar aquí del famoso agrarismo y también de la política y de las consignas campesinas de nuestro partido, Falange Española de las J. O, N-S. Como sabéis, hay una devoción universal de los políticos hacia el agrarismo. Todo es agrarismo hoy. Y es que el clamor irreprimible del campo español, -que ha de conseguir su meta o España se destruye definitivamenteha sido aprovechado por los políticos para crear un caciquismo nuevo, para hacer una versión republicana de aquel artificio antiguo de los partidos eminentemente rurales en que había, como hay ahora, amos, caciques, 316
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diputados, personajes influyentes y clientela. (Muy bien). Ese es el dibujo, ese es el entramado del partido y del grupo que usufructúa el prestigio y el nombre de agrario. Nosotros ante esto ¿qué somos, qué respondemos? Porque no se olvide: la Falange Española de las J.O.N.S es un movimiento total, se preocupa de todo lo que es España y una parte, acaso la principal en muchos aspectos, de España es la masa campesina, y a ella la miramos, y tenemos nuestras consignas, nuestro credo, nuestras afirmaciones y nuestros deseos en ella. ¿Y qué decimos? que también nosotros colocamos el derecho del campo y de la agricultura como preocupación central de nuestra consigna económico-social y aún como capítulo sobresaliente de nuestro programa recreador y espiritual también; pero nosotros lo hacemos, no para fundar un nuevo partido, no para crear otro sistema de clientela, sino lealmente convencidos y poseídos de un ímpetu revolucionario, porque contemplamos a la masa del pueblo español, que en sus tres cuartas partes es campesina, padeciendo las angustias mayores y las consecuencias últimas de la decadencia y de la ruina de esta España que nos duele. Los partidos y el grupo agrario, con palabras, con proyectos incluso, con abundancia de soluciones verbales, parece que van a atender las aspiraciones del campo rápidamente, y así llueven decretos, y llueven leyes, y llueven reglamentos de las Cortes; pero estas soluciones y estos edificios exteriores se derrumban, día tras día, semana tras semana, al primer soplo de los grandes intereses creados por esos proyectos. Y es que el agrarismo no está, de ningún modo, redimido, no está, en manera alguna, independiente de la trama de los grandes intereses financieros confabulados con los políticos, porque los partidos de uno y otro nombre, de uno y otro estilo -y entre ellos también los agrarios- van del brazo de los grandes intereses establecidos porque la sed de justicia y la necesidad de redención del pueblo verdaderamente oprimido, que es el del campo, requiere una solución revolucionaria, una solución sin contemplaciones para los intereses seculares, y estos intereses seculares están todos conquistados en los partidos agrarios. Nuestra fe campesina y nuestros deberes ante España pensando en el campo, no son, como digo, un intento subalterno de fundar un nuevo grupo y de abrirse paso a codazos en los anhelos de disfrute del presupuesto; no, es una concentración de los grandes deberes, de las grandes preocupaciones del momento económico español y mundial. FRACASO DEL INDUSTRIALISMO Nos encontramos hoy, como se decía, oportunamente, en la conferencia memorable de nuestro jefe nacional, en una verdadera encrucijada en la historia del mundo, encrucijada en lo económico, en lo social y en lo espiritual. Esta encrucijada, cabalmente en lo económico, supone que llegamos a la sima del fracaso de industrialismo. Ya no es hoy, como hasta hace poco tiempo, idea en boga, venerada como panacea de todos nuestros males, la industrialización de España. No es esta la hora de crear y de proteger industrias artificiosas a costa, precisamente del cuerpo nacional, Avanzamos, Obras Completas
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por las presiones de la necesidad de defensa de cada pueblo, hacia una economía casi cerrada, en la que el primer imperativo precisamente es atender al campo, es atender al patrimonio nacional y cultivar el propio suelo y redimir a la clase que, típica, verdadera y secularmente, está oprimida: la de los obreros campesinos, la de los pequeños propietarios, la de los colonos. (Muy bien, Aplausos). Al avanzar Falange Española de las J.O.N.S, en su programa y principio sobre la tierra y sobre el agricultor, vamos a conseguir, por tanto, a la vez dos objetivos: el primero el de superar este ahogo asfixiante, ya irresistible, que no debe prolongar hasta la muerte la angustia del pueblo, la crisis económica de la que son responsables todos los políticos que han desfilado por el mundo y por la cual setecientos mil hombres que supone, probablemente, dos o tres millones de españoles no tienen a diario asegurado el pan que han de llevar a su boca y a la de sus hijos. (Aplausos). QUEREMOS UNA RAZA FUERTE Por otro lado, a la vez, que se redime y valora el material humano inmenso y mayoritario que radica y está aposentado en el campo, realizamos una parte decisiva de nuestro programa de valorización espiritual de la raza. No se olvide que a fuerza de golpes, de fracasos, de pesimismos y de desastres -que llevamos ya metidos en la sangre basta el punto de tenerla envenenadadurante dos siglos de desaciertos, nuestra raza esta empobrecida. Y no nos engañamos, Todavía el optimismo se muestra decaído, pobre, física y espiritualmente. Espiritualmente, también; pero, sobre todo pudiéramos declarar que físicamente -porque no penséis en los que aquí veis, en los que desolan por nuestros colegios y nos acompañan en la ciudad, sino en los que viven en el campo, y donde acaso no llegan las carreteras- nuestra raza está postrada. Y si queremos hacer obra imperial, -y la obra imperial es algo más que una palabra- hemos de coger la raza con nuestros brazos creadores, hemos de llevar al campo la savia de la redención. Y de allí es de donde hemos de sacar los verdaderos soldados de la España grande y futura, que ha de jugar un papel en el mundo tan importante como en lo antiguo. (Aplausos). ¿Es que hablamos aquí de nuestro sentir y de nuestros anhelos para seguir la moda? No. Falange Española de las J.O.N.S, en su historia no muy larga, pero densa como la de ningún movimiento, ha paseado, ante todo sus banderas por el campo. Ahí está la historia, ahí está la crónica de nuestros mítines y de nuestras luchas. Precisamente en el campo es donde se nos oye -lo digo porque lo he visto-, con una avidez más generosa, con una comprensión más íntima, y con una esperanza de mayor seguridad. En los campos también es donde nuestras fuerzas han sostenido el choque más ingrato, el choque más temible contra la barbarie de las Casas del Pueblo campesinas cayendo. Estos muertos recuerdan que en el campo, en los partidos judiciales y en los pueblos pequeños han sucumbido con el nombre de España y con la esperanza de nuestro porvenir en los labios. (Grandes aplausos).
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REPOBLACION GANADERA Y FORESTAL Tres facetas abarca, como puede verse por la mera lectura, la parte importante, extensa y suficiente de nuestro programa que se refiere al problema de la tierra y del campo. Pensad bien en ella, porque ahí está la esencia de nuestros deseos, porque los programas o no son nada, porque son un pedazo de papel al alcance de cualquiera que sepa escribir, o contienen el porvenir, las esperanzas y las ansias de un pueblo si el corazón impetuoso de una juventud se entrega a sus contenidos y a su postulado. La primera en este orden es la de la reconstrucción del suelo, la de la repoblación ganadera y forestal. Parece que estamos hablando aquí en tono de conferencia del Círculo Mercantil o cosa así; pero esto es muy importante que lo conozca y lo sienta el pueblo y principalmente la juventud, porque tiene que ser una obra viva y popular la que de aquí y de los postulados del programa salga. Al decir que queremos reconstruir el suelo, no hablamos de soluciones tibias de tanto menos cuanto, discutidas prolijamente bajo el regateo del ministerio de Hacienda en las Cortes; no tratamos de esa especie de fiesta del árbol de las minorías parlamentarias, que es lo único que se da como solución al más grave y difícil problema de la repoblación forestal. No; es que contemplamos con dolor y con lágrimas en el alma, que nuestra España es un suelo arrasado, es una nación que ha padecido la incuria de siglos, es un pueblo martirizado sobre todo por la anarquía brutal y antinacional del siglo XIX. Y nosotros, por nuestro honor de hijos de este suelo empobrecido, que resiste difícilmente la comparación con las demás naciones que figuran en el mundo civilizado, por nuestro honor de hijos de España y por nuestro deber frente al porvenir, tenemos que rehacer este suelo, aunque sea ello una obra gigantesca y heroica, (Grandes aplausos). Este será probablemente -y lo veremos en la realidad, porque la realidad la tendremos en la mano prontamente- el descubrimiento de nuestras modernas Américas: el descubrir a España y el sacarla de la barbarie y de la esterilidad en que ahora se encuentra. ¿Para esto valen los planes forestales de las minorías parlamentarias? ¿Para esto valen las soluciones de tanto menos cuánto con regateo de millones?. No; para esto vale la acción de un pueblo puesto en pie, unido por una idea, por una fe y por un dolor, que es lo que nos mueve en este asunto, y decidido cueste lo que cueste (si no hay posibilidades económicas, con la movilización gratuita, voluntaria y obligatoria de todas las juventudes españolas) a poblar todo el suelo estéril, a regar todas las superficies y vertientes que van yéndose poco a poco hasta el río arrancando las entrañas a esta península y convirtiendo la patria española en una especie de apéndice del Africa desértica y reseca. (Grandes aplausos). ENRIQUECIMIENTO DE LA AGRICULTURA Otro punto de nuestro programa, otra faceta, es el enriquecimiento de la agricultura, Esta palabra está expresada y reflexivamente expuesta en uno de los puntos; no sé si es el 19. Hay que enriquecer a la agricultura; hay que sacar, Obras Completas
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sí, de la pobreza, de la miseria, de ese pan de lágrimas que comen constantemente, a los labradores; pan negro, agua, cebolla, es el alimento ordinario y más cotidiano de ellos, Hay que sacarlos de esta pobreza; pero ¿cómo? ¿Haciendo partidos agrarios donde están presentes de diputados los mandones y explotadores del campo? (Aplausos), No; redimiendo, en primer lugar, al labrador de esa tierra de los aventureros, de los logreros, que con mil formas de usura, desde el suministro de semillas, abonos y maquinaria, hasta la compra de productos le sacan todo el jugo dejándole solamente el mínimo necesario para que siga trabajando y enriqueciéndole nuevamente. (Aplausos). JUSTICIA SOCIAL No quiero extenderme más. Sólo diré, respecto al tercer punto que quería tratar, o sea la justicia social sobre el campo, la reforma agraria, la redistribución de la tierra, que nosotros traemos soluciones vigorosas, resueltas e incontenibles, y sabemos adónde vamos y en qué punto nos encontramos, incluso frente a la ley de Dios, que no tenemos por qué transgredir. (Muy bien). Hemos de huir para ello a la vez de dos modos ya experimentados en parte o totalmente y acaso igualmente en descrédito: de la reforma social marxista y de la reforma social agraria de las derechas. La reforma agraria marxista es lo que más repugnancia produce de todos los crímenes cometidos por los marxistas porque es un conglomerado de hipocresía y de iniquidades tan grandes y un germen de desastre y de pobreza tan agobiador, que no merecen ni siquiera que se hable de ello. (Aplausos). Es esa ruina soez del revolucionarismo estilo siglo XIX, que se empeña en llevar el odio a la campiña, que se empeña en apacentar y en alimentar los apetitos de los supuestos transformadores a costa de lo poco que queda en el suelo nacional repartiéndolo gratuitamente u ofreciéndoselo gratuitamente a los pobres porque no es suyo. Y así como en el siglo XIX se acabó con los grandes bosques por medio de la desamortización en una especie de almoneda fantástica y criminal de los bienes que había y que debían ser transformados, ahora se ofrecen las dehesas a la roturación y se ofrecen los asentamientos, una familia acaso por cada diez funcionarios del Instituto de Reforma Agraria. (Muy bien). Y en cuanto al programa que se llama social-agrario de las derechas ¿qué diremos? que está probablemente lleno de buenas intenciones como quizá empedrado el infierno también, que es, sí, muy respetuoso y muy atento glosador de la Teología y de las verdades que en ella se contienen, pero que ni lleva a los últimos términos, ni acepta con sinceridad la rotundidez y el imperio de las verdades dichas sobre este asunto. (Aplausos). ¿ Qué dirían los que aparentan ser reformadores en este aspecto, si recordasen y quisieran llevar a la práctica crudamente aquella especie de precepto de uno de los filósofos más insignes de todos los siglos, la cabeza mejor organizada que ha producido España, según Menéndez Pelayo, de Luis Vives, que no será sospechoso para el credo ni para la fe, ni para la filosofía cristiana, y que 320
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preconizaba la renovación de la primitiva distribución de los bienes, que se ha ido adulterando por diversas cosas con el transcurso del tiempo, de la misma manera -fijáos si esto es revolucionario- que se renuevan las calzadas y los muros y las costumbres en las ciudades?. Esto tiene una sustancia revolucionaria, tradicional y verdadera en España, que nosotros hacemos nuestra. (Aplausos). POTENCIA DE ESPAÑA Y para acabar, pues ya es demasiado y no tengo derecho a emplear tanto vuestra atención, sobre todo estando impacientes por oír al Jefe nacional, resumiremos dos postulados o dos condiciones que aclaran nuestro derecho y avaloran nuestra posibilidad de hacer cuanto decimos en este orden y son: primero, que para redimir al campo es necesario tener un estado fuerte entre las naciones. Ya se sabe lo harto doloroso que es y las consecuencias que producen el ser la irrisión y la burla de las naciones, como lo somos ahora en el mundo, en el juego del comercio internacional; una especie de almoneda, una especie de muñeco del que cada cual hace lo que quiere. porque todos saben que nos vencen en todos los mercados, cerrándonos cuando les placen las fronteras con burla de los tratados, por parte de las naciones con menos escrúpulos y más poder. (Aplausos). Esta es una de las causas radicales de nuestra pobreza y esto es lo más triste y lo que enciende el alma de ansia revolucionaria, porque vemos el producto del trabajo de ese hombre español que no come y suda y muere joven, encorvado, porque no tiene con qué alimentarse, se filtra por las fronteras para engordar a los extraños, como si fuéramos una colonia. (Aplausos). Potencia militar, pues, como nosotros la iniciamos ofreciendo voluntariamente nuestras vidas, con nuestro uniforme, con nuestro pecho, con nuestro coraje de conquista y con nuestras ganas de combate y, por otra parte, abolición terminante de los partidos. Los partidos son la polilla, el cáncer, la gusanera que corroe el cuerpo español, como lo decía Maura. (Aplausos). Víctima predilecta y constante del juego de los partidos es el campo, porque el campo, sujeto pasivo siempre del juego de los partidos, es donde van a abrevar las pugnas de sus apetitos todos los que luchan por mandar y por encaramarse al presupuesto. Ellos son los que, con sus contribuciones, con su inocencia, con sus aplausos y con sus votos, pagan y soportan el desastre y la ruina de este régimen anti-español y totalmente irracional de la división por grupos o por supuestas ideas. (Aplausos). Acabando con los partidos, siendo una nación fuerte en el mundo, conseguiremos redimir al campo, levantar de verdad al agricultor, reconquistar el suelo español y hacer de España un pueblo digno de Dios. (Grandes aplausos).
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Al día siguiente de este mitin, “Libertad” daba por terminada su vida, cuajada de méritos y de persecuciones de éxitos y de profecías, con el siguiente artículo de Onésimo Redondo: DESPEDIDA CUATRO AÑOS Ha llegado el instante de decir adiós a nuestros lectores, aunque no a nuestros enemigos. Periódico de combate “Libertad”, pasa en esta hora a la reserva, porque su misión está cumplida y otros campos más nutridos y capaces ocupan con éxito las mismas posiciones que adoptamos al nacer. Son cuatro años -sólo tres semanas faltan para completarlos- los que sin tregua venimos batallando. Cuando los azares de la pelea impusieron forzosamente la mudez a nuestro semanario, otro órgano gemelo, “Igualdad”, ocupó su puesto. Cuatro años justos apuntando al mismo blanco, nos han dado como recompensa la seguridad de alcanzarle. Con esa seguridad termina “Libertad” su ciclo, voluntaria y satisfecha. Hoy que un movimiento nacional y de irreprimible potencia (Falange Española de las J.O.N.S) ha recogido y completado nuestras consignas, y sirve a España con nuestro mismo estilo, en alto grado desenvuelto, nos plegamos gustosos a su organización nacional. Y aceptamos como un deseo cumplido el descanso que nos brinda. LOS ENEMIGOS “Libertad” desaparece señalando, sin aplacarse, por enemigos absolutos de sus banderas a los mismos que apuntó al principio: EL MARXISMO, LA MASONERIA, EL SEPARATISMO, No nos hemos reconciliado lo más mínimo con ellos, ni mitigamos al cerrar la última de nuestras ediciones el odio de destrucción que nos inspiran. Sin perdonarlos, usaremos con mayor alcance las fuerzas juveniles que hemos creado, para acabar con esa trinidad del satanismo antiespañol. Fuimos los primeros que designamos con orden firme y con palabras propias la calidad y el número de los componentes de la antiespaña. Y seremos, aun desaparecido “Libertad”, los que acompañaremos en la primera línea a las falanges juveniles que clavarán en la Vela de nuestra Granada final los tres nombres que oponemos a los tres enemigos: UNIDAD, GRANDEZA Y LIBERTAD de España. Conscientes y seguros de haber triunfado, en el radio de nuestras posibilidades, y de haber extendido hacia más allá nuestra influencia, si mantenemos la guerra no hemos cosechado rencor ni se ha albergado para nada en nuestras almas el despecho, que uno y otro son incompatibles con el optimismo de ver a la juventud, y por tanto al porvenir de España, junto a nosotros.
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LOS DE CASA En las avanzadas de “Libertad” han trabajado los más favorecidos por la fortuna del talento, entre los universitarios de Valladolid aficionados en algún modo a las actividades políticas. Varios de ellos ocupan hoy merecidos puestos de altura, ganados con el esfuerzo de su inteligencia. Nos referimos sobre todo a Mariano Sebastián y Tomás Cerro. La frescura y la sinceridad de un obrero inteligente, Emilio Gutiérrez Palma, ha quedado impresa en nuestra colección la huella de sus propósitos de justicia social, que sabrá abrirse paso. Otros agentes más modestos, porque su tarea bullía en el anónimo (Narciso García, V. Gómez Ayllón, Mariano Tobalina, Paco Balón) desde el principio hasta el fin han permanecido trabajando. De Antonio M. Valentín, de Bedoya, de Jesús Ercilla, de Villanueva, de “Ito”, que han estrenado su juventud y sus aficiones en “Libertad”, cuidadosamente conservamos en la colección del periódico otras tantas muestras personales del sentir nuevo de una juventud nacida a la vida de España con y contra el fraude revolucionario del 31. Reclamados por sus profesiones o estudios, varios de ellos nos han dejado. Pero el espíritu y la firmeza de una doctrina curtida desde los primeros momentos en La lucha, les informa todavía y les llevará en tiempo oportuno sus aptitudes hacia una colaboración armónica por España. De nuestros malogrados amigos Francisco Ercilla y Carlos Soto conservamos la fidelidad del recuerdo y las primicias escritas de su ideal. LOS “PRUDENTES” Como en todas partes, también el gremio inorgánico pero duro e irreformable de los grandes egoístas, mostraba al principio grandes entusiasmos por “Libertad”. ¡De dinero, nada!. Hasta que se convencieron de que nuestra fe y nuestras miras no eran “la vanguardia de sus intereses”, como al principio creyeran, que si mostramos en los amargos tiempos del bienio una actitud de rebeldía contra los que a la vez destruían la riqueza moral y material del país no fue nunca simulada nuestra impaciencia esencial por llegar a un orden nuevo en lo económico. Persuadidos de que LIBERTAD no disculpa ni siquiera los egoísmos creados de unos y ni sirve los planes de partido de otros, hay una parte de personas bien halladas a la vez con las devociones, la fortuna y el politiqueo, que nos profesa un odio tan insaciable como subterráneo y farisaico. Mucho más hemos sufrido de parte de ellos que de parte de nuestros enemigos absolutos. Persecución gubernativa, multas, procesos, destierro obligado, todo es poco al lado de la estudiada conjura del silencio, y de la batalla de difamación y ruindad desatada por esas gentes devotas y ricas a la vez, como decimos. A éstos, de corazón les perdonamos cuanto daño nos han hecho, bastante menos de lo que han intentado. Solo pedimos al Dios que tan a menudo Obras Completas
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invocan que no aprendan sus hijos la senda infeliz que en lo espiritual y patriótico siguen sus padres. Con nuestras solas fuerzas y con sola la protección del cielo un puñado de jóvenes hemos atravesado sin decaer una época difícil. Que hayamos acertado a servir a España y que la Justicia y la Verdad sean nuestros deudores por la campaña terminada. LIBERTAD no era un semanario más que terminaba su vida de un modo vulgar, “Libertad” había sido el grito constante y permanente durante cuatro años de la nueva juventud nacional, de los nuevos ideales, socialmente revolucionarios, políticamente jerárquicos y patrióticos; “Libertad” era todo trozo de historia que algún día iba a leerse con emocionada veneración. “Libertad” era el órgano más antiguo del nacionalsindicalismo y en este día callaba, no por falta de medios ni por mengua de la devoción popular, sino sencillamente en acto de servicio. “Libertad” al terminar esta etapa mereció las siguientes líneas escritas por la máxima jerarquía de la Falange: EL ULTIMO NUMERO DE “LIBERTAD” Quienes entienden la vida como de sí propia, quieren, ante todo, vivir, afirmar la propia individualidad entre todas las individualidades, existir por encima de todo. Quienes entienden la existencia como servicio, como camino hacia una meta superior, tienen hecha siempre ofrenda de su vida, en tanto el sacrificio de la vida sirva al cumplimiento de un fin más alto. “Libertad” no nació por el gusto de afirmarse, de erigirse en centro vivo justificador de sí propio; nació para ser voz de una empresa abnegada. Cuando esa misma empresa, en una nueva etapa más extensa y más fuerte, exige que vuelva al silencio aquella voz, “Libertad” renuncia a la vida. Pudo resistirse a morir; pudo obstinarse en lanzar su grito y su nombre como un ángel rebelde. Entre nosotros no es esa la moral que rige. Cada uno de nosotros está dispuesto a callar y a renunciar para ocupar el puesto en que mejor sirva a la Falange Española de las J.O.N.S. Válganos a todos el caso de enseñanza. Y en las horas próximas del triunfo, como en las horas presentes del crecimiento, no olvidemos aquellos intentos de los primeros días -como esta “Libertad” que ahora se extingue, cumplido el deber- ni seamos desagradecidos para los que ocuparon el puesto de vanguardia en los tiempos duros.- José Antonio Primo de Rivera.
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Una campaña antiparlamentaria Enero a Febrero 1936 Comienza el año 1936 con una punzante inquietud política. El Gobierno que preside Portela obtiene el Decreto de disolución de las Cortes y dispone convocar unas elecciones generales para el 16 de febrero. Cuando esto sucede Onésimo Redondo se encuentra absorbido por una graves obligaciones profesionales. Su actividad como representante del más fuerte Sindicato de campesinos de la región castellana que se dedican al cultivo de la remolacha, le ha llevado a un importante cargo en la Comisión Arbitral que funciona en el Ministerio de Agricultura, lo cual exige que su residencia sea compartida entre Madrid y Valladolid. Nada de esto, sin embargo, le aparta de su actividad política. El afán que tiene por el pueblo trabajador, sufrido, le impide negarse en el servicio que él mismo eligió: la lucha por su liberación; su cariño a España, arrebatado y hondo, le obliga a participar en el trabajo de todos los días, la recuperación nacional. Así, pues, ordena desde Madrid que se organice un acto público para el día 12 de enero, en el que deben intervenir con él, Rosario Pereda, Julio Ruíz de Alda y José Antonio Primo de Rivera. El solo anuncio de este mitin produce sensación en Valladolid. Son los días agitados para los políticos que han de levantar una vez más la vieja y desacreditada tramoya electoral y jugarse alegremente los designios de España en el cubileteo de las urnas. Las gentes que saben que “tendrán” que votar a las derechas o a las izquierdas por la rutina en que se desenvuelve la vida política de España esperan, por contraste, con atención el acto de la Falange, donde los camisas azules han de fijar su postura discordante y nueva ante la contienda electoral. En el Teatro Calderón, ante más de cuatro mil asistentes, en un ambiente patético de hombres que sueñan con la muerte, la guerra y el Imperio, pronuncian sus discursos los Jefes de la Falange y allí Onésimo, como tantas veces, predica como única solución definitiva la Revolución Nacional, afirmando tajante que hay que prepararla como lo hace Falange Española de las J.O.N.S, “públicamente y por las claras, no de modo nocturno y simulado”, como en aquellos días intentaban algunos elementos reaccionados que en su miedo querían poner una vela a Dios y otra al diablo. He aquí el extracto de aquel discurso publicado por el semanario madrileño de la Falange “Arriba”: Vivimos, españoles, en una perpetua interinidad. Siempre atravesando una situación que aflige y con anhelo puesto en un porvenir diferente y mejor. Muchas cosas nos dividen y oponen y sólo en una estamos todos los españoles de acuerdo: en que esto no puede seguir así; ahora sitúan los ciudadanos todas sus esperanzas en un espectáculo de azar: Vamos a repetir la
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suerte del año 31 y 33. Cada partido se las promete muy felices y asegura que -“esta vez sí”- hará con su victoria un país definitivamente bien gobernado. Realmente nadie cree en la aptitud de las elecciones para salvar a España: ni las masas que van a votar más contra el peligro o al servicio de unos odios que en obsequio de una fe política, ni menos los políticos, que de sobra conocen la incapacidad substancial del sistema imperante para toda obra maciza de bienestar y de justicia. Nadie cree en las elecciones como medicina pero todos los partidos pregonan su propia victoria como única salvación pública. Sólo un grupo de gentes libremente asociadas al latido íntimo de los destinos de España, los jóvenes de la Falange, se vuelven a hablar en todo momento claro y alto: a derechas e izquierdas. Decimos la verdad porque no tenemos ninguna actuación indefendible que defender: porque no nos mueve la acritud envenenada del odio y porque no permitimos que escolte nuestro pensamiento el falsete de la contienda electoral. Resumen de los males políticos españoles: los de siempre, guerra civil e ineptitud de los gobernantes. Guerra civil: Hasta qué punto ha llegado el encono entre los bandos que luchan podéis verlo con la lectura diaria de la Prensa. Y aun sin leerla: con acercarnos a diez metros de distancia de esas enormes cabeceras de los periódicos que aumentan el tamaño de las titulares cuanto más amenazan con el exterminio de sus contrarios. Tanto ha desaparecido la civil armonía entre los españoles, que media España hoy llama asesina a la otra media. Y con el mote de asesinos dirigidos a sus adversarios van las derechas y las izquierdas a las elecciones. Para acabar con la guerra no se debe soñar con el armisticio. Jamás las fuerzas antinacionales -ni el marxismo, ni la masonería, ni el separatismo- rendirán sus armas por las buenas. Es una locura y una necedad impropia ya de los hombres experimentados y responsables, aspirar a un equilibrio de los partidos, a eso que se llama “pacificación de espíritus”, al turno imposible y a la convivencia imaginaria entre el bien y el mal, de la justicia y del pecado, de España y de la Antiespaña. Lo venimos diciendo hace cinco años. A los enemigos absolutos de España sólo se les disciplina aplastándolos. Creer hoy todavía en los derechos parlamentarios, creer en una posible realización democrática, con libertades constitucionales para los internacionales, separatistas, negociantes del agro y de la inmoralidad, es abusar de la inocencia popular y conducirnos de desastre en desastre. Perfecta e imperfecta, fácil o dura, la única solución es la victoria marcial y directa de la España joven y cristiana contra los que quieren la división civil o política, el soviet, el marxismo, la suciedad política; esa victoria marcial directa y total hay que buscarla, como la Falange lo hace, públicamente y por las claras, no de modo nocturno y simulado. Diciendo a los enemigos claramente que no nos interesa ni nos obliga su Constitución; que venimos a aplastarlos a 326
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ellos y a redimir a sus masas del yugo de la mentira y de la servidumbre del odio. Dura y fácil, perfecta o imperfecta, esa es la única solución. Piénsenlo todos a través y después de sus meditaciones sobre la experiencia de los dos bienios. Desde los presidentes del Consejo hasta los articulistas espontáneos de las páginas “agrarias” de los periódicos provincianos, nadie se perdonó sus declaracioncitas, su “solución personal”, su cuarto o espadas en el problema triguero. Por fin, el cuerpo político oficial de la nación, dio a luz un remedio, no diremos que equivocado ni justo: retirar el Estado el sobrante. Entonces, ya en la “Gaceta” la primera ley de Autorizaciones, desbordose la facundia de los políticos en torno a este problema: docenas de diputados se elevaron a las alturas de su elocuencia por esos castillos de la magna España, cuyos recursos -todos- oyeron asombrados cómo se hablaba del problema triguero al fin de las almenas. Pues ni con ese aparato de grandilocuencia, ni con esa muda colaboración de los gloriosos castillos llegasteis labradores, a vender el trigo a su tiempo y a su precio. ¿A quién se le ocurre decretar unas descansadas vacaciones parlamentarias de verano, irse cada diputado a su playa en agosto y en plan de salir de vacaciones la magra operación de retirar 400.000 toneladas de trigo?. Son memorables las irregularidades, los atropellos y burlas que padecieron los labradores en aquella época, que puede quedar en la historia del agrarismo con el mote de “etapa del gorgojo”. Hubo dos clases de gorgojo: una el legal y que la Historia clasifica. Otra el gorgojo político, con ribetes financieros. Resultado: que algunos políticos consiguieron con el trigo lo que buscaban, que algunos labradores, muchas veces no los más modestos, vendieran el trigo a 40 pesetas y que todo lo demás se puso por bajo de 40, sin haber quien lo quiera. Ese es el resultado del régimen y los modos parlamentarios en el mejor de los casos. Cuando hay para los labradores un gobierno agrario y abundan las buenas intenciones. Se ocupa después el orador del fracaso del Frente Nacional en manos de las derechas. Recuerda que la Falange, con visión anticipada, propuso el Frente Nacional. Critica la suciedad de algún gran periódico que ni siquiera ha sabido tener la hidalguía de albergar quince líneas de 18 Falange en sus numerosísimas páginas. Y arroja sobre los que todos los días hablan de Unión sin sentirla, sin quererla, la responsabilidad de que no la haya, porque ellos han querido un frente, sacrilegamente llamado Nacional, donde resulta que caben todos, los del estraperlo”, los de los crímenes barceloneses del año nueve, hasta los del once de mayo, menos los que sólo ponemos juventud, generosidad y fe regadas por la sangre de nuestros veinticuatro mártires. A continuación José Antonio Primo de Rivera pronunció un discurso, magnífico como suyo, que sirvió para situar a la Falange en el puesto preciso, difícil, grave y exigente que nos correspondía más allá de las derechas y de las izquierdas como auténticos defensores de la Patria, el Pan y la Justicia. Aquel discurso terminó con estas sencillas palabras: “Nos parece monstruoso que la Obras Completas
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suerte de España tenga que jugarse cada bienio al azar de las urnas. Que cada dos años entablemos la trágica partida en que a golpe de gritos, de sobornos, de necedades y de injurias se arriesga cuanto hay de permanente en España y se hiende la concordia de los españoles. Para una larga labor colectiva queremos el Frente Nacional. Para un domingo de elecciones, para la vanidad de unas actas, no. Esta coyuntura electoral no representa para nosotros sino una etapa. Confiamos en que, una vez vencida, no quedaremos solos en la empresa que estos renglones prefiguran. Pero, solos o acompañados, mientras Dios nos dé fuerzas, seguiremos, sin soberbia ni decaimiento, con el alma tranquila, en nuestro menester artesano y militante”. Pasados unos días las elecciones son preocupación absorbente de casi todos los españoles. En Valladolid se barajan muchas candidaturas; el día 17 Acción Popular lanza la suya, para confeccionarla no consultó con nadie y poseída de su confianza en la política electoral que la hacía gritar “a por los trescientos”, se adjudica tres de los cuatro puestos para la mayoría y amenaza cubrir el cuarto con un nombre de su organización en el caso de que por los demás no se hiciera con rapidez (este puesto fue cubierto por uno de Renovación Española). La eliminación de Falange Española en las candidaturas antimarxistas fue una medida general en toda España, las J.O.N.S no tuvieron puesto en ninguna provincia; ni siquiera en Valladolid. donde desde 1931 venían siendo el único enemigo eficaz del marxismo. En estas circunstancias Falange acuerda hacer una campaña antielectoral presentando candidato por once provincias, de las cuales una es Valladolid. El Jefe local, camarada Perdiguero, reúne en el domicilio social a los distintos jefes de servicio y les da cuenta de la determinación que toma Falange para luchar en la provincia contra el viejo sistema demo-liberal. Contra todos, sin prensa, sin dinero, con la juventud, comenzó Falange su tarea de recorrer España, roja de pasión electoral, para decirla una vez más que se equivocaba. El día 2 de febrero nuestro Jefe Nacional, José Antonio Primo de Rivera, habló en Madrid ante un público numerosísimo, gritando nuestra verdad: LO QUE NO ACATARA LA FALANGE Fueron sus últimas palabras llenas de sabor, de estilo, dichas trascendentalmente para los días que habían de venir. ¿Qué se creen que es la revolución, qué se creen que es el comunismo estos que dicen que acudimos todos a votar sus candidaturas para que el comunismo no pase? ¿Quién les ha dicho que la revolución se gana con candidaturas?. Aunque triunfaran en España todas las candidaturas socialistas, vosotros, padres españoles, a cuyas hijas van a decir que el pudor es un prejuicio burgués; vosotros, militares españoles, a quienes van a decir que la Patria no existe, que vais a ver a vuestros soldados en indisciplina; vosotros, religiosos, católicos españoles que vais a ver convertidas las iglesias en museos 328
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de los sin Dios; vosotros, ¿acataréis el resultado electoral?, pues la Falange tampoco; la Falange no acatará el resultado electoral. Votad sin temor; no os asustéis de esos augurios, Si el resultado de los escrutinios es contrario, peligrosamente contrario a los eternos destinos de España, la Falange relegará con sus fuerzas las actas de escrutinio al último lugar del menosprecio. Si después del escrutinio, triunfantes o vencidos, quieren otra vez los enemigos de España, los representantes de un sentido material que a España contradice, asaltar el poder, entonces otra vez la Falange, sin fanfarronadas, pero sin desmayo, estaría en su puesto como hace dos años, como hace un año, como ayer, como siempre. Aquí, diez días antes de las elecciones, Onésimo Redondo movilizó a todos los camaradas para recorrer la provincia y él intervino en treinta y cinco actos para las Falanges del campo. Interesantes y proféticas fueron todas las alocuciones suyas, mas por la actitud de la prensa local que las silenció no podemos guardar más que su recuerdo. Todos los días a eso de las once de la noche regresaba Onésimo a Valladolid y venía satisfecho porque había sentido de cerca el latido generoso de los hombres del campo: “Los mejores -nos decía- están situados junto a nuestros campamentos, no debemos descansar hasta que no marchen marcialmente en nuestras filas”. Con él se reunían camaradas que compartían el abrumador trabajo de aquellos momentos para trazar juntos el plan del nuevo día, allí Perdiguero, Velloso, Narciso García, Tobalina, Nieto, Carrascal, Anselmo de la Iglesia, Otero, Teodulfo, Román, José María Gutiérrez, Iglesias y otros muchos. Para dar más eficacia a la campaña antielectoral de la Falange, decidió Onésimo Redondo publicar de nuevo “Libertad”, pero desde el Gobierno civil se prohibió con disculpas legalistas. Sin embargo no pudieron impedir que como hojas sueltas publicáramos un periódico con fogonazos y tipos de letra como “Libertad”, en donde Onésimo escribía: Telegráficamente, porque las urgencias no permiten cosa más reposada, unas advertencias a lectores y electores. En la carta del Jefe provincial de las J.O.N.S va la justificación de nuestra conducta, ajustada a las órdenes del Jefe Nacional de Falange Española. El pueblo ha captado en seguida la legitimidad de nuestro gesto y saluda con incontenida alegría nuestra magnífica independencia. Por debajo de esa riada turbia e inocentemente feroz de la propaganda electoral de los “frentes” políticos, adivina el buen sentido de la masa española cuánto hay en ella de pasajero y ficticio. La imagen universal de las crecidas de este invierno sirve muy bien para conjeturar el alcance de la agitación electorera de enero y febrero. Saben que todo esto pasará dejando escaso y chamuscado rastro –papeletas muertas de candidatos, jirones pálidos de los femeninos cartelones- mientras el lecho del río sigue igual. Las mismas necesidades populares, los mismos problemas hondos, inabordables por la baratería parlamentaria. Obras Completas
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El pueblo ha perdido la fe en las elecciones y votará como sin ganas: por la obligación de mantener de algún modo el agrarismo. Siente España en cambio un apetito nuevo de sinceridad y de soluciones rápidas, nacionales y revolucionarias. Por eso aparta la vista de las urnas y la pone en las camisas y en los puños de nuestros muchachos. Ya es mucho que los españoles pongan la mirada en la Falange, aunque por ahora la tímida mano de los más sirva con las papeletas electorales las consignas del miedo. El camino se nos abre ancho y llano, quizá con demasiada llaneza y aun con una inclinación excesivamente rápida hacia lo fácil. Las cosas españolas suelen ser así, y nada tendría de extraño que éste que ahora empieza fuese el último bienio de los partidos y de la lucha civil. Al final de ese bienio, el yugo y las flechas en la bandera de la revolución española triunfante. Las elecciones vallisoletanas serán una sorpresa para los espíritus obstinados en no aprender jamás. Verán tardíamente, -siempre han visto tarde los conservadores en España- que debieron proceder de otro modo en las vísperas electorales: que las J.O.N.S no presumían vanamente de fuerza; que el pueblo nos quiere, nos llaman y nos aclama. Todavía serán muchos los que ateridos de miedo creerán poner en compromiso a su conciencia borrando un nombre o varios que de corazón les repugnan. Se ha llevado a tal extremo la docilidad y el pánico temperamental de las llamadas clases de orden, que hay muchos electores (en su mayoría mujeres, claro está) convencidos de que el 16 de febrero “se juega definitivamente todo” en la lucha electoral, como si desde el día 17 la Providencia se echase a dormir, relevada en su misericordiosa paternidad por los diputados triunfantes”. Los muchachos de la Falange se ríen de esos miedos histéricos, de esa desconfianza vituperable en los mismos valores que a todas horas se invocan. Ni Dios ni España se acaban con una primera o con una segunda vuelta electorales. Después del escrutinio de las Juntas del Censo seguirá luciendo el sol como antes. No vencerá la revolución antinacional en las urnas pero si venciera duraría su victoria algo menos que la del año 31. Porque entonces la juventud vivía junto a las banderas de los políticos que resultaron triunfantes, y hoy forma ejército contra esos políticos y contra todos los políticos. Y para quienes tan sólo en época de recolección electoral alardeaban con frases hechas de antimarxistas les clavaba dardos como éstos: DESDE 1931 Las J.O.N.S luchan en la calle frente a la revolución. DESDE 1933 Falange Española de las J.O.N.S agrupa a todas las juventudes universitarias e introduce la fe nacional entre las masas trabajadoras. UNICO partido totalmente nuevo, sin contacto con los causantes de ningún desastre antiguo ni moderno, LA FALANGE. 330
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UNICA preferida por las balas de los antinacionales, FALANGE ESPAÑOLA DE LAS J.O.N.S. Verdaderamente admirable por su concisión, por su exactitud y por su sorprendente visión profética del futuro, es la siguiente proclama: LA OBRA DE LOS POLITICOS Primer bienio.- Fango, sangre, lágrimas. Segundo bienio.- Inutilidad, Octubre sangriento, “straperlo”, ruina del trigo. Tercer bienio.- Parlamento ingobernable, caos. DESPUES Fin de los bienios y de los partidos, ESPAÑA, UNA, GRANDE Y LIBRE. El 16 de febrero amaneció de lluvia. El pánico de las gentes encajaba perfectamente en el gris, triste y pesado, del día. Las calles, hacia la una de la tarde, se vieron desoladas. Un miedo general gravitaba sobre la ciudad, de la que parecían ser únicos dueños los marxistas. Sólo nuestros camaradas dieron la cara prometiendo algunos incidentes, de los cuales salieron lesionados algunos marxistas. Las milicias nuestras habían sido ofrecidas a la primera autoridad civil para intervenir a su lado ante cualquier alteración de orden público que los marxistas intentaran. Para cumplir este compromiso dispuso Onésimo que desde las seis de la mañana quedaran concentrados en nuestro domicilio los camaradas de primera línea. Por la tarde Onésimo Redondo reunió en su casa a unos cuantos camaradas. La conversación recayó naturalmente, sobre las elecciones y la situación que el resultado de las mismas traería a España. Onésimo afirmaba seguro: “Estoy satisfecho porque el haber presentado mi candidatura supone la diferenciación de la Falange ante el pueblo de todos los partidos políticos; mi campaña entre los campesinos ha sido más profunda de lo que muchos creen; no he pedido sus votos sino su coraje y decisi6n para cuando llegue el momento de levantamos en armas”. Los interventores de Falange comienzan a llegar con actas; no traen muchos votos, pero han cumplido un servicio más y ante la rabia de unos y la indiferencia estúpida de otros, han vestido públicamente la camisa azul. Son tantos los camaradas que en estos momentos difíciles quieren mostrar su entusiasmo por la Falange y su fe inquebrantable en Onésimo, que su casa, abarrotada, no tiene cabida para más. Alguien dice que los milicianos continúan firme y en guardia en el domicilio y Onésimo marcha allá. Todas las habitaciones están llenas y Onésimo habla desde el salón de conferencias, lleno de energía y optimismo que contrastaban con el amargo derrotismo derechista: “Estas son las excelencias del régimen electoral, pero frente a esta realidad de hoy, pronto, marxismo, masonería y separatismo serán aplastados para siempre con el rigor de nuestras armas”. Obras Completas
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Los seis mil votos obtenidos por Onésimo en aquel ambiente confuso de intereses creados le llenaban de alegría porque significaban que aún quedaban algunos miles de personas con serenidad y sin miedo para luchar frente a los enemigos eternos de España y que unidos a los miles de camisas azules sin voto, jóvenes arriesgados y hechos al combate, la Falange estaba en condiciones en esta provincia de imponerse victoriosa sobre las hordas rojas.
La Revolución Nacional Caudillo y mártir 21 de Febrero a 24 de Julio 1936 Después de las elecciones de febrero se desató el odio marxista. Con motivos nimios organizaban manifestaciones de un tono provocador y violento: Precisamente en una de ellas fue herido (el 21 de febrero) el camarada José Pereda, hermano de la Jefe de la sección femenina en aquel entonces. Nuestro camarada después de haber sido herido por la espalda fue víctima de las masas rojas, que le arrastraron por el suelo y de mala manera le llevaron hasta la Comisaría pidiendo su linchamiento. Desde esa fecha se impuso el terror marxista, repitiéndose con harta frecuencia los cacheos efectuados por indeseables. La persecución en contra Falange fue durísima: El primer registro de nuestro domicilio social, después de las elecciones, se hizo el 22 de febrero; el Gobernador anunció que realizaría algunos mas y daría a conocer los resultados. Onésimo Redondo se dispuso a organizar la resistencia violenta que produjera como reacción la revolución nacional-sindicalista: Intensificó las charlas en el domicilio, aseguró la disciplina dura de las milicias y ordenó que se comenzaran las visitas a las familias pudientes para pedir dinero, arma de gran necesidad dado lo que se preparaba. Los estudiantes de la J.O.N.S, pertenecientes al S.E.U, organizaron varios actos el día 7 de marzo para honrar a su Patrón, entre ellos un banquete en el Hotel Castilla. Acudió a él Onésimo y, a los postres, ante unos doscientos camaradas jóvenes, tensos de entusiasmo, pronunció una arenga de gran visión política, animando al levantamiento nacional. He aquí sus palabras finales, recogidas lo mejor posible en un block por un camarada del Sindicato Español Universitario: “Oriente ha presentado su guerra a Occidente; Moscú se esfuerza en adueñarse de nuestra Patria. La juventud debe permanecer en constante guardia; Falange vigila al enemigo y marcará sin vacilación el momento decisivo. Fijaos bien, camaradas, en la importancia de cuanto digo. Pronto llegará el día de la batalla y entonces ni libros, ni norias, ni padres, ni hogar pueden ser lazos que nos aten o nos sujeten; cuando se trate de la recuperación de España sólo la guerra absorberá todos nuestros esfuerzos”. 332
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Terminada aquella reunión, Onésimo marchó a su trabajo, y no había pasado un cuarto de hora cuando la policía se presentó en el hotel ante la denuncia telefónica que había recibido de lo que allí se estaba haciendo. La agresión de que fueron víctimas dos camaradas universitarios fue motivo para que en Valladolid el SEU desatara una violentísima protesta que trajo como consecuencia la clausura de todos los centros de Falange de Valladolid y su provincia. El día 14 de marzo la Dirección general de Seguridad ordenó la clausura de todos los centros de Falange de España y la detención de los jefes máximos. Aquel día fueron detenidos en Madrid, Ruiz de Alda, Fernández Cuesta y nuestro Jefe nacional José Antonio Primo de Rivera. Este lanzó la siguiente proclama: Como anunció la Falange ante las elecciones, la lucha ya no está planteada entre derechas e izquierdas turnantes. Derechas e izquierdas son valores incompletos y estériles: la derecha a fuerza de querer ignorar la apremiante angustia económica planteada por los tiempos, acaba por privar de calor humano a sus invocaciones religiosas y patrióticas; la izquierda, a fuerza de cerrar las almas populares hacia lo espiritual y nacional, acaba por degradar la lucha económica a un encarnizamiento de fieras. Hoy están frente a frente dos concepciones TOTALES del mundo: cualquiera que venza interrumpirá definitivamente el turno acostumbrado: o vence la concepción espiritual, occidental, cristiana, española, de la existencia, con cuanto supone de servicio y sacrificio, pero con todo lo que concede de dignidad individual y de decoro patrio, o vence la concepción materialista, rusa, irreligiosa, de la existencia, que sobre someter a lo españoles al yugo feroz de un Ejército rojo y de una implacable policía, disgregará a España en Repúblicas locales -Cataluña, Vasconia, Galicia...- mediatizadas por Rusia. Rusia, al través del partido comunista que rige con sus consignas y con su oro, ha sido la verdadera promotora del Frente Popular español, RUSIA HA GANADO LAS ELECCIONES. Sus diputados son sólo quince, pero los gritos, los saludos, las manifestaciones callejeras, los colores y distintivos predominantes, son típicamente comunistas. Y el comunismo manda en la calle; en estos días los grupos comunistas de acción han incendiado en España centenares de casas, fábricas e iglesias, han asesinado a mansalva, han destituido y nombrado autoridades... sin que a los pobres pequeños burgueses que se imaginan ser ministros, les haya cabido más recurso que disimular todos esos desmanes bajo la censura de Prensa. El Gobierno pequeño burgués no ha hecho más que capitular en el mes escaso que lleva de vida. He aquí un breve saldo de su labor: 1º AMNISTIA. Quizá fuera conveniente. Era, desde luego, justa para los dirigidos y alucinados, sobre todo desde que los cabecillas habían logrado la impunidad. Pero el Gobierno no ha podido darla a su tiempo, por sus trámites, sino de cualquier manera, forzando los resortes y, sobre todo, cuando ya las turbas, en muchos sitios, se la habían tomado por su mano. Obras Completas
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2º EL ESTATUTO. También aprisa y corriendo. Completado el acuerdo de la Comisión Permanente con la sentencia presurosamente dictada por el dócil Tribunal de Garantías. Azaña quiere comprar a precio de la unidad de España la asistencia de los catalanes contra los marxistas. Pero a la hora del triunfo marxista, si llega, se encontrara , con que Cataluña, así como Galicia, Vasconia y Valencia - las cuatro regiones, nótese la casualidad, donde el socialismo es menos fuerte- se separarán de la quema nacional para constituirse en estados nacionalistas aparte. Ello será la desaparición de España y la muerte, por aislamiento, de sus tierras interiores3º AYUNTAMIENTOS Y DIPUTACIONES. No han sido REPUESTOS los del 12 de abril, sino nombrados libremente, en los más de los sitios, los que han querido designar comunistas y socialistas. Es decir, que en el día de hoy una parte grandísima de las autoridades locales, con el poder que ejercen sobre la fuerza pública, se pondrían EN CONTRA DEL ESTADO si los comunistas lo quisieran asaltar. 4º DESPIDO DE OBREROS. Miles y miles de obreros, legítimamente colocados según el orden jurídico nacional, han sido puestos en la calle para que les sustituyan los que, con arreglo a las leyes republicanas del primer bienio, perdieron sus puestos en octubre de 1934. A éstos, además, hay que indemnizarles como si hubieran sido víctimas de despido injusto, quebrarán con ello numerosas empresas y aumentará el paro. 5º VEJACIONES. Mientras tanto, el Gobierno, reincidiendo con torpeza increíble en los usos de la anterior etapa de Azaña, gasta a la policía en llevar la zozobra a las casas de los que supone políticamente desafectos: registros, intervención de correspondencias, detenciones arbitrarias, se multiplican. Hay quien lleva más de quince días incomunicado en los sótanos espeluznantes de la Dirección de Seguridad, comparables con las prisiones de la Edad Media. 6º DESASTRE ECONOMICO. En vez de buscar, a tono con los tiempos, una dirección estatal, integradora, de la economía, con respecto a la iniciativa individual en la base, se está protegiendo la dirección gran capitalista por arriba, mientras se alienta por abajo la perturbación socializadora y burocrática que los marxistas manejan. Es decir, en vez de sustituir un sistema económico -el capitalista- por otro igualmente completo, se está conservando arriscadamente el capitalismo, pero metiéndole chinas en los engranajes. 7º DESORDEN PUBLICO. Pese a la censura, nadie ignora ya lo que ha pasado en Alicante, en Granada, en Toledo, en Cádiz, en Vallecas, en el mismo corazón de Madrid, a un paso del Ministerio de la Gobernación. Muchos cientos de miles de españoles han visto las llamas de los incendios. Cientos de familias llevan luto por los asesinados. Y hasta en uniformes militares perdura la huella de ultrajes públicos. Innumerables pueblos y ciudades de España, incomunicados, han sido presa del pillaje en estos días. ¿Qué barajarán ante esto los español? ¿Esperar cobardemente a que desaparezca España? ¿Confiar en la intervención extranjera? ¡Nada de eso!
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Para evitar esta última disolución en la vergüenza tiene montadas todas sus guardias, firme como nunca, FALANGE ESPAÑOLA DE LAS J.O.N.S. MIENTRAS tantas hinchadas apariencias se hundieron al primer golpe de adversidad, la Falange, sin dinero y perseguida, es la única que mantiene en la calle su alegre fe en un resurgimiento de España y su duro frente contra asesinatos y tropelías. Más que a nadie vayan estas palabras a vosotros, camaradas de todos los rincones de España, cercados por el silencio de la Prensa intervenida, acometidos por la ferocidad de los bárbaros vencedores, vejados por la injusticia de grotescos gobernadores y alcaldes, ¡No desmayéis!; sabed que en sus focos antiguos la Falange se mantiene firme a la intemperie ¿qué más da que nos clausuren los centros?- y que en estas horas de abatimiento colectivo ella rehabilita, con su coraje combatiente, el decoro nacional de los españoles. En la propaganda electoral se dijo que la Falange no aceptaría, aunque pareciera sancionarlo el sufragio, el triunfo de lo que representa la destrucción de España. Ahora que eso ha triunfado, ahora que está el poder en las manos ineptas de unos cuantos enfermos capaces, por rencor, de entregar la Patria entera a la disolución y a las llamas, la Falange cumple su promesa y os convoca a todos -estudiantes, intelectuales, obreros, militares españoles- para una empresa peligrosa y gozosa de reconquista. ¡ARRIBA ESPAÑA! POR FALANGE ESPAÑOLA DE LAS J.O.N.S El Jefe Nacional. JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA En los sótanos de la Dirección general de Seguridad, a 14 de marzo de 1936. Todo el que quiera adherirse a Falange Española mientras persista la clausura de centros, puede decirlo de palabra o por escrito a cualquier afiliado. El afiliado que reciba una adhesión la comunicará sin perder momento a su jefe inmediato”. En Valladolid, se detuvo también a Onésimo Redondo, Carrascal y Román; pero tras de una comprobación de los libros y una extensa declaración fueron puestos en libertad. Sin embargo, el haber estallado un petardo en la Comisaría el día de San José fue el motivo buscado para detener ya definitivamente a Onésimo Redondo y con él a los camaradas Carrascal y Greciet. Cuando les llevaban del Gobierno a la Cárcel en un coche, los guardias de Asalto que les custodiaban les propusieron la huida para ganar la frontera. Por fin ese día los dirigentes marxistas creyeron descansar al ver metido en la cárcel a Onésimo Redondo, cuya figura cada vez más perfilada, más decididamente revolucionaria, les molestaba demasiado. Pero no pudieron ellos nunca sospechar que el espíritu del gran Jefe castellano estaba bien infiltrado en todos los miembros de la Falange de Valladolid y que ésta
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había de tenerles en línea de combate, en jaque permanente, hasta el día de su aplastamiento total. Los incidentes universitarios se centuplicaron en número y en intensidad. El 26 de marzo tuvieron tal volumen que las autoridades marxistas efectuaron la detención de cuarenta y un camaradas. Los presos, confortados con la presencia de Onésimo Redondo mantenían en la cárcel una posición de dignidad altiva. El 29 de marzo promovieron incidentes graves dentro de la cárcel para protestar ante el hecho de no poder oír misa los días festivos. Mientras los demás grupos políticos se recluían prudentemente en casa, Falange buscaba con ansia la calle. Para ello cualquier motivo era bueno: El 6 de abril algunos cientos de camaradas organizaron una manifestación tumultuosa en la Acera, produciéndose serios incidentes y algunas detenciones. Figura relevante y popular era Rosario Pereda, Jefe de nuestra Sección femenina, magnífica oradora, llena de empuje, guiada siempre por un profundo afán de justicia social, molestaba también a los marxistas que en varias ocasiones la habían amenazado de muerte. Por esta razón iba siempre convenientemente protegida. El 16 de abril la escolta de Rosario Pereda tuvo que hacer frente a una manifestación que apedreó la escuela de la cual ella era maestra. Bastó este acto de defensa para que inmediatamente fueran detenidos los camaradas que formaban dicha escolta y para que al día siguiente fuese detenida la misma Rosario. Falange, ante la persecución, se lanzó decidida a una guerra sin cuartel: Nuestros camaradas fabricaban bombas con facilidad manifiesta y atrevida, que se ponían en los sitios mas variados, así en la Comisaría, en la Casa del Pueblo, en casas particulares, domicilios de dirigentes del Frente Popular. Los estallidos frecuentes de estas bombas y petardos contenían la procacidad tumultuaria de los marxistas. A pesar del rigor gubernativo y del constante peligro en que se desenvolvía nuestra vida, el Movimiento Nacional-Sindicalista iba adquiriendo intensidad y volumen en Castilla. Cerrados nuestros centros, el salón rojo del café Cantábrico fue, en principio, el lugar donde nuestros camaradas jefes recibían las visitas y daban instrucciones a los enlaces de la ciudades y los pueblos. Todas las semanas desfilaban por el café los representantes de la provincia entera. El día 21 de abril varios estudiantes, dirigidos por Conejo, fueron a protestar ante el gobernador por las detenciones ilegales que estaba realizando; como el gobernador se negó rotundamente a recibirlos, se pusieron a cantar a pleno pulmón en el antedespacho el himno de la Falange. Inmediatamente se procedió a su detención. Aquel mismo día hubo diez y ocho detenciones más entre los camaradas de Pedrajas y Cogeces. Las visitas a los presos eran verdaderas manifestaciones, pues las hacían quinientos o seiscientos camaradas en bloque. Onésimo aprovechaba estas 336
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visitas para dar orientaciones y normas. Además por el locutorio de abogados recibía a algunos jefes y les proporcionaba instrucciones concretas. Los flechas se portaban admirablemente colocando bonos para los presos. A mediados de abril fue también detenido el Jefe local, camarada Perdiguero, así como en San Sebastián lo fueron, cuando iban a hacerse cargo de un alijo de armas, Tobalina, Luis Nieto y Girón. El 22 de abril limitaron las autoridades las visitas a los presos pero éstos protestaron de modo tan ruidoso y enérgico que tuvieron que intervenir los guardias de Asalto, ese mismo día los visitantes en número de seiscientos organizaron una manifestación de protesta: marcharon cantando el Himno hasta el mismo Gobierno civil. Nuestros camaradas rebeldes a la tiranía marxista continuaban actuando sin vacilación y sin miedo. El 23 de abril la policía hizo más detenciones con motivo de unos disparos cruzados en el Prado de la Magdalena. El día 2 de mayo Onésimo Redondo pronunció en el patio de la cárcel, hacia las cinco de la tarde, una charla magnífica y vibrante ante los camaradas compañeros de prisión, sobre la significación de ese día de la Independencia nacional. Onésimo Redondo hablaba casi todos los días en la cárcel a los numerosos camaradas presos. Este día, como otros, algunos marxistas desde las ventanas que dan al patio de la cárcel tenían costumbre de escuchar las charlas de Onésimo, pero en esta ocasión dieron algunos gritos ofensivos contra Falange y saludaron con el puño cerrado; entonces nuestros camaradas, venciendo todos los obstáculos, fueron a su busca y con gran rotura de puertas, ventanas y cristales les proporcionaron una tremenda paliza. Ante esta actuación violenta de nuestros camaradas, las autoridades respondieron metiéndoles a todos en el sótano. Allí, en la penumbra de aquel lugar de castigo aprendieron, y luego cantaron por vez primera el himno “Amanece para mí” cuya letra se debe al camarada Pradera, y que había de cantarse después, en julio, tantas veces camino del Alto de León. Mientras tanto, por consecuencia de las detenciones de los demás jefes, llevaban el peso de la dirección de la Falange José María Gutiérrez, Elías Iglesias, Teodoro Giménez, Clarencio Sanz y Pedro Rivas. Con ellos, el magnífico camarada Luis González Vicent, uno de nuestros jefes de milicias, recorrió la provincia preparando el movimiento revolucionario, hasta que un día en un café, por contestar airadamente a unos separatistas catalanes, fue detenido, ingresando en la cárcel de Valladolid con Souto, Anselmo de la Iglesia salió y entró en la cárcel varias veces en este período. En aquellos días estos camaradas, con los grupos disciplinados y audaces de nuestra Falange, tuvieron que resistir las incidencias de una huelga general marxista, desatada para protestar de los incidentes habidos en la cárcel el día 2 de mayo, La Falange no rehuyó la lucha en ningún momento, y a los dos días de la huelga contestó poniendo siete bombas en casas de marxistas señalados, Falange, a la vez que hizo frente a los marxistas en la calle, continuó preparando el movimiento subversivo, la Revolución Nacional. Las altas jerarquías habían establecido contacto en Madrid directamente con los militares, Onésimo Obras Completas
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Redondo nombró para “ enlace” a Elías Iglesias, que todas las semanas se desplazaba a Madrid para traer las consignas generales que allí se daban para la preparación concreta del alzamiento y llevar las cartas de Onésimo para José Antonio Primo de Rivera, cartas que después otro enlace introducía en la Cárcel Modelo o llevaba hasta Alicante, una vez que José Antonio fue trasladado a la cárcel de aquella ciudad. En Madrid era Fernando Primo de Rivera el que lleva personalmente todas las gestiones con el Ejército. Elías Iglesias recibió orden de no entenderse más que con Onésimo Redondo y con el Comandante Moyano, y recibir las demás órdenes directamente desde Madrid las cuales, a su vez, procedían de José Antonio o de sus hombres de confianza. En los últimos días de mayo a fuerza de protestar dentro y fuera de la cárcel nuestros camaradas estudiantes consiguieron salir a examinarse bien custodiados por policías. Así pudieron verse de nuevo con sus compañeros de estudios camaradas tan populares en la Universidad como Valverde, Emilio Iglesias y los hermanos Campuzano y otros muchos que aprovecharon su situación para hacer campaña de agitación. Al volver a la cárcel, llevaban impresiones del ambiente tenso de los medios universitarios que registraba la enorme presión de la turbia política marxista. Estas y otras noticias que llegaban en abundancia a la cárcel hacían que los camaradas presos se preparasen en todos los aspectos, con más ahínco, bajo la rígida dirección de Onésimo Redondo, para el día de la guerra: todas las mañanas hacían gimnasia e instrucción militar, estudiaban los 27 puntos explicados uno por uno por el mismo Onésimo, y hacían una vida espiritual cultivada. También en los pueblos Falange Española presentaba Combate. Constantemente eran interrumpidos los mítines comunistas por los camaradas de nuestras organizaciones locales. Los choques entre la Casa del Pueblo y la Falange eran casi diarios. En Geria, por tener nuestros camaradas anulados a los rojos, fueron, mediante una falsa denuncia, detenidos hasta 40 de nuestros mejores camaradas. En Olmedo, el 11 de junio, hubo una refriega y nuestros camaradas hicieron dos muertos a los socialistas, siendo detenidos once de Falange. En Alaejos, el 13 de junio, se detuvo a tres camaradas, después de un choque que tuvieron con los comunistas; pero la J.O.N.S, de allí respondió colocando una bomba. En Peñafiel, ante una provocación, un falangista mató a uno de los más destacados marxistas del pueblo. En Medina de Rioseco, otro camarada hirió al jefe de la guardia roja. Más adelante, en Bolaños del Campo, con motivo del reparto de unas hojas nacional-sindicalistas, algunos afiliados a la Casa del Pueblo intentaron romperlas, originándose una refriega, de la que resultaron heridos doce socialistas y dos de Falange, ingresando en la cárcel nueve de los nuestros. El 15 de junio comenzó en la cárcel la huelga del hambre de nuestros presos. Comenzaron por arrojar las viandas que tenían en las celdas a los pies de un inspector de Prisiones, nombrado especialmente desde Madrid para investigar 338
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los sucesos ocurridos en la cárcel de Valladolid. La huelga duró tres días y terminó el 18 de junio, a las cuatro de la tarde, siendo puestos el mismo día algunos de nuestros camaradas en libertad, entre ellos el directivo del S.E.U, Barrientos. Precisamente el día anterior fue herido un afiliado a nuestro Sindicato Español Universitario por los marxistas, cuando hacia el anochecer regresaba a su casa. El mismo 18 de junio, un grupo de camaradas de Falange organizó la represalia y en cantinas de marcado carácter marxista irrumpieron pistola en mano al grito de ¡Arriba España!. En una de ellas, en la calle de Zapico (donde se fraguó el asesinato de Abella el 4 de marzo de 1934) hicieron varias descargas, produciendo un muerto y varios heridos. En otra cantina del barrio de San Juan cayeron acribillados por nuestras balas varios destacados marxistas, y los camaradas que habían sido libertados de la cárcel a primera hora volvieron de nuevo a ella. Como consecuencia de todo esto los marxistas desencadenaron una huelga general violentísima, matando en el primer día de la misma a un pacífico ciudadano. El día 22 de junio, Onésimo escribía desde la cárcel unas hojas de ofensiva que fueron editadas clandestinamente y repartidas contra viento y marca por varios grupos de choque mandados por Rico, y en las que aseguraba que Falange muy pronto castigaría a los responsables marxistas de aquella huelga criminal. En la madrugada del 25 de junio Onésimo Redondo y diez y ocho camaradas fueron trasladados a la cárcel de Ávila. A las cuatro de la madrugada el oficial de servicio recorrió las celdas con una lista llamando a los que tenían que salir; Onésimo se negó rotundamente a abandonar la celda; por fin un cabo de Asalto le persuadió; salieron todos juntos cantando el himno y dando vivas y gritos. El traslado se verificó en una camioneta de guardias de Asalto A éstos se les dio la orden de que no había interés en que los presos llegaran a Ávila, pero los guardias de Asalto, todos ellos simpatizantes de Falange, se pusieron al lado de los presos, realizando un viaje en el que el buen humor y el elevado espíritu patriótico fueron comunes a guardianes y prisioneros. Llegaron, pues, sin novedad a Ávila ante la sorpresa del Director de aquella cárcel al que nada se había avisado de la llegada de un contingente tan numeroso de presos. Entre los diez y nueve camaradas distinguidos por la persecución y llevados con el Jefe castellano como castigo a Ávila, ostentaba el récord de tiempo en la cárcel el camarada Arturo Ramos. El 29 de junio trajeron a Girón de la cárcel de San Sebastián a la de Valladolid. Días antes de trasladar a Onésimo Redondo a Ávila fue detenido en Alcazarén el que venía haciendo de Jefe provincial, Teodoro Giménez. Precisamente desde la celda escribió la siguiente alocución, que fue, como todas, impresa clandestinamente y repartida con audacia por algunos de nuestros camaradas, de los cuales fueron detenidos cinco. “!Camaradas! ¡Vallisoletanos!” A las cinco de la mañana de hoy, nos han arrancado de la Prisión Provincial a nuestro JEFE ONESIMO REDONDO y a diecinueve camaradas más que con nosotros compartían las molestias y las vejaciones de unas detenciones Obras Completas
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arbitrarias e irritantes. El momento de la notificación y de la partida fue verdaderamente emocionante y cariñoso, REDONDO, el camarada que nos transmitía sus enseñanzas, con dotes de insuperable cultura y apostolado; el que difundía la fe Y el aliento necesario para sobrellevar las penalidades y la frialdad glacial de una cárcel exenta de espiritualidad y de virtudes; el que jugaba y reía con nosotros como un camarada más, salía de la celda radiante de resignación, con la frente alta, la figura arrogante, que contrastaba con la humillación, la lividez y la cobardía del traidor y culpable principal de esta separación que tanto nos apena y aflige. Voces de ARRIBA ESPAÑA atronaban la nave, como alaridos de despedida; que eran contestados por los camaradas que marchaban con el brazo en alto. El JEFE caminaba rodeado de su Estado Mayor, por los escogidos, por ese grupo de valientes cuyo delito no es otro que el haber arrostrado su vida multitud de veces por una idea que salvará la Patria y la redimirá de esta miseria, de esta gangrena que la atenaza y aniquila, gracias a las mesnadas de gente innoble y maleante que la manda y la dirige. Ya sus voces se apagan entre la distancia que nos separa y el grupo de guardias que les conducen al camión; la fuerza pública, que tanto afecto siente por los hombres que no se dejan comer la calle, que se rebelan contra las oligarquías marxistas acometiéndolas unas veces, y otras aniquilándolas, lleva el gesto indignado, la cabeza baja, la pesadumbre en su alma; comprende que este traslado es la consumación de un nuevo atropello, cometido por mandato de autoridades canallescas, rencorosas, de sentimientos mezquinos y raquíticos, que no saben actuar si no adulan, con servilismo y doblez a los cobardes dirigentes de la Casa del Pueblo. Pero no claudiquéis, camaradas y españoles; que no enerve vuestro temple ese lamentable episodio de la lucha. Afortunadamente España va reaccionando, la rebeldía se extiende por los pueblos como regueros de pólvora; la dignidad y el civismo de la Sociedad atropellada, dará al traste con este gobierno beligerante, con este Poncio beligerante también y cómico plagiario, que tiene la valentía de publicar en la Prensa una nota que ofende e irrita al enemigo cuando éste yace amordazado y prisionero. Nos llevaron a los camaradas y hermanos predilectos; pero nos quedan en espíritu, su ejemplo, su ga11ardía y su fe para proseguir sin desmayos y con hombría la obra de hacer de ESPAÑA, UNA, GRANDE, LIBRE, ¡ARRIBA ESPAÑA! Cárcel Provincial, 25-6-1936. Fue en estos momentos en los que alejaban al jefe castellano de Valladolid cuando se notó más la influencia de Merceditas, la mujer de Onésimo Redondo, en la organización. Ella alentaba, transmitía órdenes y ayudaba resueltamente a la preparación del movimiento. Semanalmente visitaba, acompañada de algún jefe, a Onésimo en su prisión de Ávila. Como allí le tenían sometido a una disciplina carcelaria muy rígida y restringían lo más 340
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posible las visitas. Elías Iglesias tuvo que figurar como pasante del bufete de Onésimo, a fin, gracias a esta estratagema, de poder recibir sus órdenes con más frecuencia. La organización tenía ya datos suficientes de cada pueblo sobre el número de vehículos aptos para una movilización repentina, número de milicianos con que se contaba, cantidad de armas, situación de los transformadores de luz eléctrica, familias que disponían de teléfono, etc, etc. Como los marxistas, dándose cuenta de lo que se les venía encima, trataban de eliminar el peligro suprimiendo mediante atentados a los jefes de nuestro movimiento, llegó un día, en estos primeros de julio, que varios camaradas destacados tuvieron que abandonar definitivamente sus casas y dormir cada día en sitios diferentes. De ellos, los más importantes se refugiaron en una modesta pensión sobre la Plaza Mayor; allí celebraban las reuniones más peligrosas, fabricaban bombas, repartían armas y de allí salió el 18 de julio la orden terminante de lanzarse a la calle secundando la acción de rebeldía que habían adoptado los guardias de Asalto. La mujer de Onésimo Redondo tuvo también que abandonar su domicilio. En Madrid, sucedía lo mismo con todos los jefes, que tenían que vivir desplazados de sus familias. Pilar Primo de Rivera no solamente tenía que estar fuera de su propia casa, sino que aun para hablar por teléfono con sus familiares se veía precisada a hacerlo con nombre falso, pues la persecución desatada en torno de ella era intensísima. Muchos jefes de provincias tenían que residir en otras, así el Jefe provincial de Santander, camarada Hedi11a, tuvo que salir de aquella zona, siendo utilizado para preparar el movimiento en Galicia. De igual manera algunos jefes madrileños se vieron obligados a abandonar la capital de España. Las consignas eran cada vez más concretas. Todos los antiguos camaradas son utilizados para recorrer incesantemente los pueblos y repartirles la orden: “Estad en pie de guerra”. Los pueblos responden muy bien y en casi todos ellos nuestros camaradas hacen instrucción militar y se acuestan cada día con la ilusión de que al siguiente llegue quizá la orden de marcha. Los enlaces con Madrid y la cárcel de Ávila funcionan a la perfección. El momento decisivo, el de coger las armas, el de la guerra, que Falange ha venido predicando y preparando durante años, se acerca al fin. El Ejército ha venido también preparándose durante loa últimos meses; sus cuadros de mando, sus guarniciones se han ido comprometiendo una a una; hay un plan y un orden de sublevación. Por la cúspide se han puesto de acuerdo Ejército y Falange, por la base no hacía falta: las jóvenes jerarquías del Ejército y las juventudes nacional-sindicalistas, tenían ya desde hace mucho tiempo el mismo espíritu y el mismo grito de España Una, Grande y Libre. En el último viaje que realiza el enlace de Onésimo Redondo, nuestro camarada Elías Iglesias, a Madrid, para recibir la orden suprema, fue ya presentado por Fernando Primo de Rivera al General Saliquet que era el señalado para ponerse al frente del movimiento en Valladolid y a Villegas que debía hacer lo mismo en Madrid. Obras Completas
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En todas las provincias Falange estaba en tensión y en lucha permanente. En Sevilla los golpes de mano y las represalias entre los comunistas y nuestros camaradas estaban a la orden del día. En Valencia los nuestros actuaban con desenvoltura y pocos días antes del movimiento subversivo, asaltaron la Radio y por el micrófono anunciaron el próximo triunfo de la revolución nacionalsindicalista. En Madrid, en la lucha diaria en la calle, tuvimos que lamentar bajas, pero las represalias fueron también efectivas y seguras; uno de los más destacados enemigos de Falange, el Teniente Castillo, cayó acribillado por nuestras balas justicieras. En todas las demás provincias, raro era el día en que la Falange no actuara en aquella guerra civil sorda, que sostenía, únicamente ella, contra todo un Estado que se había declarado beligerante frente al fascismo. El asesinato de Calvo Sotelo fue ya la nota aguda que señaló la imposibilidad material de todo compás de espera. El día 16 de julio nuestros camaradas de la vieja guardia recorrieron la provincia entera dando la orden a los camaradas campesinos de que abandonaran sus hogares y pueblos y que se concentraran, haciendo el viaje por la noche, en los puntos que se les había señalado anteriormente. Así lo hicieron y en la mañana del 17 aparecieron reunidos los de los partidos de Nava y Tordesillas en Geria, los de Villalón y Rioseco en el Monte de Torozos, los de Valoria en Cabezón, los de Peñafiel en Traspinedo, los de Medina en Viana y los de Olmedo en Mojados. Como Onésimo Redondo, en aquel verano de 1931 en su primera proclama a los hombres de Castilla, había concretamente ordenado, los campesinos estaban ya, ahora, en armas, y la consigna: “rodearemos la ciudad con un movimiento renovador de masas campesinas”, que había dado ante las elecciones de 1933, estaba cumplida: la ciudad sin saberlo tenía, en esta víspera de julio, un férreo cinturón nacionalsindicalista. Durante este día los campesinos esperaron como pudieron la orden de avanzar sobre la ciudad, que no terminaba de llegar; algunos de los concentrados en el Monte de Torozos, más impacientes se aventuraron a llegar, sin armas, hasta Valladolid, a fin de observar la situación y lo único que consiguieron fue verse detenidos. Advertido el Gobierno de lo que sucedía, ordenó por medio de las Casas del Pueblo, que se desencadenara la huelga revolucionaria que prendió fácilmente en algunos pueblos de la provincia. Aquella noche del 17 al 18 fue eterna para los que esperaban. Los camaradas jefes reunidos en la pensión en que viven, vieron caer una a una las horas hasta el amanecer, sin que llegara la orden de echarse a la calle. Al mediodía del día 18 los camaradas Elías Iglesias, José María Gutiérrez, Suárez Granda, Paulino Suárez con el capitán Silvela, Ayudante del general Saliquet, y representantes de la Guarnición, todos ellos jóvenes, estaban reunidos en casa del comandante Moyano, esperando al enlace de Burgos, que había de traer la esperada orden. En vista de que no llegaba acordaron que a las cuatro de la mañana se produciría el alzamiento. El Gobierno sostuvo una conferencia telefónica apremiante con el Gobernador civil de la provincia, que les informó que aquí estaba ya de antemano todo perdido y fue entonces 342
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cuando acordaron que los guardias de Asalto y Seguridad salieran para reforzar los efectivos del Gobierno hacia la capital de España, dejando el armamento aquí al objeto de ser entregado a los obreros de la Casa del Pueblo. Los guardias de Seguridad y Asalto, todos ellos simpatizantes con Falange Española, recibieron la orden con profundo disgusto. En esos momentos llegó a la pensión donde estaban los camaradas jefes de Falange el cabo Hernández a darles cuenta de lo que sucedía con los guardias de Asalto. Elías Iglesias y Pedro Rivas, ordenaron al cabo Hernández que sin dilación se fuera al cuartelillo de los guardias de Asalto y les animara a que no secundaran la orden de marcha y que en esa actitud de rebeldía contaran con los de Falange. Con esto y con las palabras de otros compañeros, los guardias de Asalto y los de Seguridad, se iban colocando en una posición de rebeldía pasiva. Cuando el comandante afecto al Gobierno había logrado, sin embargo, sacarles fuera del cuartel y formarles en la calle al pie de las camionetas dispuestas para su traslado, llegó el capitán Perelétegui, con un grupo de jóvenes, en su mayoría falangistas y animó a los guardias a no obedecer las órdenes de Madrid. Los guardias de Asalto y Seguridad vitorearon al Ejército y al grito de Arriba España secundaron la actitud del capitán de artillería. A todo esto, en una esquina próxima esperaban ya masas compactas de socialistas la salida de los guardias de Asalto y Seguridad, para apoderarse de su armamento. Al grupo proclamador de la rebeldía nacional se unieron los tenientes Fernández Sanz y Cuadra y juntos todos, unos en las camionetas preparadas y otros a pie, se lanzaron sobre las seis y media de la tarde hacia el centro de la población. Los grupos marxistas que rodeaban el cuartelillo de Asalto a la expectativa, corrieron en desbandada. Grupos de Falange tras del capitán Perelétegui, con algunos guardias, recorrieron la calle de Santiago al grito de Arriba España y Viva España. A las siete y media comenzaron los cacheos de elementos sospechosos de marxistas. Nuestros camaradas de primera línea concentrados en diversas casas, reciben la orden de salir hacia el cuartel de Infantería, donde fueron armados. Como sobre las nueve de la noche se oyó que la emisora local conectada con Madrid radiaba noticias alarmistas del Gobierno rojo, varios camaradas nuestros asaltaron la estación cortando la comunicación con Unión Radio y Suárez Granda acercándose al micrófono dijo: “El movimiento nacional ha triunfado, Arriba España”. Desde ese momento no dejó de funcionar la radio controlada por Falange y los llamamientos a nuestros campesinos concentrados y al resto de los camaradas de los pueblos fueron constantes. Nuestro camarada de enlace, Elías Iglesias, una vez ordenada la salida de los diferentes grupos para cubrir las primeras necesidades de aquellos momentos angustiosos, salió él personalmente con unos quince camaradas a unirse al general Saliquet, que con el capitán Silvela, el Teniente coronel Uzquiano y el Obras Completas
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señor Estafaría y algunos otros, habían de tomar el edificio de la 7ª División. Allí cayó herido de muerte el señor Estafaría. El tiroteo era general en los sitios neurálgicos de la Ciudad. A las tres de la mañana se oyeron al fin como garantía del triunfo las cornetas del Regimiento de Caballería de Farnesio que venía hacia la División a proclamar el estado de guerra. A las seis de la mañana una centuria de Falange, mandada por nuestro camarada capitán Gonzalo Ortíz, que después había de morir gloriosamente luchando en el frente como Jefe Territorial de nuestras milicias, tomó, en colaboración con un escuadrón de Farnesio, el edificio del Ayuntamiento. Poco después ondeaba allí, junto a la bandera de España, la bandera rojinegra de la Revolución nacional. Por el balcón principal nuestro camarada García Ganges y algunos más arrojaron el retrato de Azaña como símbolo de un régimen ignominioso que se venía abajo. La noche del 18 al 19 fue angustiosa en la cárcel de Ávila; elementos marxistas de aquella ciudad querían que se fusilase inmediatamente a los presos de Falange. Por fin, con el triunfo de los comprometidos en la sublevación, los presos fueron puestos en libertad. Antes de salir de la lóbrega prisión todos oyeron misa y comulgaron. Al trasponer la puesta de la cárcel Onésimo Redondo habló a sus camaradas una vez más animándoles a la lucha que iban a comenzar. Grupos de curiosos y un buen número de guardias civiles oían emocionados aquellas palabras de guerra y justicia; para ellos era un lenguaje nuevo. La escena era simbólica para toda España nuestras consignas nacionalsindicalistas tienen un tono original y novedoso, aún hoy, porque están sentidas y pensadas para un Pueblo y no para un partido político. Por la tarde una caravana de autos traía a su ciudad, a la ciudad de sus luchas, de sus profecías, de sus sacrificios, al Jefe castellano. Castilla tenía ya su juventud en pie de guerra: la guerra que en cinco años de lucha había predicado Onésimo Redondo mientras los políticos jugaban en el Parlamento. No volvía Onésimo Redondo exaltado por su prisión, ni deseoso de revancha. Cuando un hombre comprende a un pueblo y le sirve no reacciona como cualquier individuo vulgar. Él era jefe de la Falange de Castilla, y venía a luchar y a imponer un orden de justicia. Cuando llegó hacia las cinco de la tarde a Valladolid se extendió la noticia rápidamente de grupo en grupo, de casa en casa. La ciudad entera, preocupada en aquellos momentos difíciles por el resultado del levantamiento, respiró con profundidad y sintió confianza, “¡Onésimo Redondo está en Valladolid!” se repetía de boca en boca, y, Onésimo era un Jefe, era el que sabía del porvenir, de la ruta política, del tono impresionante, de la orden cierta. Directamente se dirigió a la División donde una vez que saludó al General Saliquet y jefes del Ejército se puso a trabajar febrilmente en la organización de centurias y dispuso el plan a seguir para su encuadramiento. A última hora de la tarde reunió en su casa a un grupo de fieles camaradas de la vieja guardia y distribuyó entre ellos las cargas de los más apremiantes servicios. Después 344
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de cenar marchó a la Radio, Valladolid y los doscientos cuarenta pueblos de la provincia esperaban con ansiedad mal reprimida oír la voz de Onésimo. Con serenidad del que ha visto tiempo atrás lo que ahora estaba sucediendo, con naturalidad dominadora del que encuentra lógicos los sucesos, pronunció un magnífico discurso que causó enorme sensación, sobre todo en aquellos que no habían querido oír por sectarismo partidista en otras ocasiones. Ante la falta de texto taquigráfico reproducimos un extracto periodístico de aquellos días: Los que me oís tenéis el ánimo suspenso ante el desarrollo del magnífico drama que hoy vive España. Digo el ánimo suspenso, no porque el resultado de la lucha sea dudoso, sino por la inquietud que quiere sembrar la radio de Madrid, a las órdenes todavía de lo que fue Gobierno. Fácil es percatarse del valor de los infundios de aquella emisora con considerar que es una radio al servicio del marxismo. Y la profesión más constante del marxismo es la mentira. La mentira para los marxistas es como el agua al pez, elemento necesario de vida. Con falsedades han vivido y han dañado; con falsedades mueren los que especulan con la ignorancia del pueblo. El resultado de la lucha no puede ser incierto, es el Ejército el que la conduce y contra el Ejército nadie puede. Locura y necedad es pensar otra cosa. Y al lado del Ejército -¡anotadlo todos!- anótenlo sobre todo los que alimentan la esperanza de resurgir, está Falange Española de las J.O.N.S. Estas camisas que se han ofrecido por millares, albergan pechos que ya no se retirarán sino con el triunfo o con la muerte. Estamos entregados totalmente a la guerra y ya no habrá paz mientras el triunfo no sea completo. Para nosotros todo reparo y todo freno está desechado. Ya no hay parientes. Ya no hay hijos, ni esposa, ni padres, sólo está la Patria. Os invito a la reflexión, españoles, porque sin duda la emoción, la ansiedad y la alegría de los instantes, no os ha dado tiempo para las reflexiones políticas, que en la Falange son habituales y que nos acompañan con influjo de absoluta serenidad en estos momentos. Todo ha caído, todo ha sido rectificado y desdicho en el curso de los meses y los años, igual derechas que izquierdas; sólo la Falange permanece invariable; sólo las J.O.N.S desde hace cinco años, como guiado su dedo por el de la Providencia, han señalado justamente lo que eran, han sido, son y serán las cosas de España. Sabemos exactamente lo que la Patria quiere recobrar en estos instantes: que no es menos que recobrarse a sí misma. Había dejado de existir España, y éramos una dependencia humillada de toda la escoria, de toda la secuela de ideologías fracasadas y groseras. Eramos una colonia de Rusia, que es como decir colonia de la barbarie organizada. La gran nación creada por Castilla era, al parecer, un espectáculo de ruinas y de fealdad. Ahora el Ejército ha salido por España, y del brazo de Falange, en la lucha civil de estos días, alumbramos al ser una España nueva en la que habrá de nuevo paz, pan y alegría familiar y cristiana.
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No es la inseguridad del triunfo la que debe ocupar nuestra mente sino la que esta tarde me manifestaba lleno de admirable gravedad un guardia civil: ¿SERA ESTO PARA SIEMPRE? He ahí el pensamiento que debe asistir a los que en estos días vivimos el gozo de una victoria segura; que dure para siempre. La Falange, curtida en el aire de todas las pruebas, espectadora inmóvil de tantos desengaños, se halla presente para que la victoria sea duradera, para conseguir la estabilidad absoluta del Estado nuevo. Para ello, lleva impregnada su doctrina y relleno su programa de la preocupación más profunda y extensa: la de redimir al proletariado. Aquí si que suena bien este concepto y esta gran frase que sirvió para tanta política, para tanto fraude; redimir al proletariado. Pero redimirle es atraerle al ser íntimo de la Patria, del que se halla ausente. España se halla trágicamente dividida en dos mitades y ocupa una de modo casi total el inmenso ejército de los que sacan su pan cotidiano del trabajo físico de sus manos, y el proletariado, en gran parte, no quiere a España; ni tiene alegría de formar parte de esta ilustre nación, la más grande por su Historia y por sus destinos. Devolvamos a los obreros este patrimonio espiritual que perdieron, conquistando para ellos ante todo la satisfacción y la seguridad del vivir diario: el pan. Volverán a ser españoles y producirán con ello la unidad cierta de la Patria y la estabilidad del Estado cuando tengan la alegría y la paz de un vivir digno, de una existencia familiar segura y numerosa. En este sentido España debe proletarizarse. Debe ser un pueblo de ancha prole, que se multiplique en honor de la raza y en cumplimiento de sus altos destinos. Serán traidores a la Patria, miembros indignos del Estado, los capitalistas, los ricos, que asistidos hoy de una euforia fácil que levantando acaso el brazo como si saludasen el advenimiento de la nueva era social se ocupen como hasta aquí con incorregible egoísmo, de su sólo interés sin volver la cabeza a los lados ni atrás para contemplar la estela de hambre, de escasez y de dolor que les sigue y los cerca. El nuevo Estado Nacional-Sindicalista, operará con rigor y acabará con las palabras vanas y las promesas nunca cumplidas. El pan para todos y la justicia para todos es nuestro lema y será pronto nuestra obra. España una; España grande; España libre; ¡ARRIBA ESPAÑA! Aquella noche salieron por orden de Onésimo Redondo tres centurias para Benavente mandadas por Vicént y Castro a contener a los mineros de Asturias que intentaban caer sobre Castilla. Al día siguiente Onésimo Redondo desde la División y el Gobierno civil controló la situación de los pueblos de la provincia enviando camaradas nuestros a sofocar la resistencia que en a1guno 346
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de ellos habían organizado los rojos, dominándose totalmente, entre otros, Tudela de Duero, Quintanilla de Abajo y Cigales; en Cigales resultaron muertos un guardia civil, el camarada jefe de milicias de Cabezón, Adolfo Vallejo, y herido Anselmo de la Iglesia. Aquel día se instaló nuestro cuartel general en la Academia de Caballería. Desde allí dirigía Onésimo Redondo con pulso firme la política social y militar de aquellas horas difíciles. Su opinión era requerida para todas las decisiones; él dirigía todo el movimiento de nuestras milicias; él resolvía de igual modo problemas de organización, de intendencia, de reclutamiento, como fijaba en sus discursos las normas políticas del futuro o arengaba a la muchedumbre excitándola al apoyo del levantamiento nacional o animaba a los soldados que marchaban al combate. Todo se resumía en él, y él tenía que imponer su confianza y su fe en el triunfo a todos los demás. El día 21 tenía ya Onésimo Redondo, por medio de los mandos militares, una información exacta del peligro que se cernía si las tropas rojas que habían salido de Madrid lograban su intento de descender a la llanura, una vez conseguidas las posiciones que dominaban la sierra. Por orden de Onésimo Redondo camaradas jefes de milicias salieron ese mismo día en toda clase de coches a buscar a los cientos y cientos de camaradas campesinos que en los pueblos se ofrecían para venir a luchar. El momento era decisivo, urgentísimo y necesario era disponer de unas fuerzas de choque organizadas que oponer al enemigo en los primeros instantes mientras se preparaba más cuidadosamente una movilización general. A las siete de la tarde se trasladó una centuria mandada por Girón, y como jefes de unidades inferiores, José Sáiz de Miera y Francisco Sabugo, al cuartel de San Quintín, a fin de salir con un Batallón del Regimiento de Infantería del mismo nombre, un grupo de Artillería al mando del heroico comandante Moyano, un escuadrón y una sección de ametralladoras de Farnesio para el Alto del León Al entrar nuestros camaradas perfectamente armados y disciplinados, la guardia del cuartel les rindió honores, recibiéndolos como a una fuerza militar. Formados ya todos dentro del cuartel Onésimo Redondo arengó a los soldados y a los falangistas de un modo efectivo y arrebatador. Plenos de entusiasmo y cantando el himno salieron a las doce de la noche en columna motorizada al mando del coronel Serrador hacia San Rafael. Al regresar a las nueve de la noche Onésimo Redondo a su casa, una imponente manifestación popular se formó por las calles de Valladolid detrás de la banda Unión Musical y fueron al domicilio del jefe castellano, delante del cual, congregadas unas 6.000 personas, vitoreaban con entusiasmo a Onésimo Redondo y cantaban el himno de la Falange, Onésimo Redondo tuvo que asomarse a uno de los balcones de su casa e improvisó un maravilloso discurso de gran sentido político que terminó afirmando que la salvación de la Patria estaba solamente en el nacionalsindicalismo que junto al Ejército estaba recobrando la gloria y el honor de España. Al terminar fue aclamado de nuevo Onésimo Redondo con entusiasmo indescriptible por la muchedumbre, igual que lo había sido aquella Obras Completas
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misma tarde cuando al frente de una centuria motorizada pasó por las calles céntricas de la ciudad. El día 22 Onésimo Redondo organizó la propaganda del triunfo del movimiento nacional por todas las tierras de Castilla y León, mediante millares y millares de octavillas que nuestras avionetas lanzaron desde el aire. Hizo el mismo Onésimo Redondo el texto de las octavillas que las gentes de tantos pueblos y ciudades leyeron ese día con avidez. Decía así: “A TODA LA TIERRA DE CASTILLA Y LEON Valladolid, repleta de júbilo por su honrosa victoria sobre el Gobierno antinacional, saluda a las ciudades y demás poblaciones hermanas de esta región. Salimos al paso de unas necias especies lanzadas por la Radio de Madrid, sobre supuesto bombardeo de esta ciudad y rendición de la misma. Es increíble que todavía se juegue así con la credulidad de los pueblos, quienes con tanta infamia mienten, dan hasta el final pruebas del desprecio que les inspira el país que tenían tiranizado. Valladolid se cree la primera ciudad de España en fe y en júbilo nacionalsindicalista. Nuestras centurias han pacificado la provincia, pasean en triunfo la capital y se destacan animosas hacia Madrid y otras provincias castellanas. ¡Arriba España! J.O.N.S. DE VALLADOLID. Valladolid, 22 de julio de 1936”. Después de comer, una centuria de campesinos llegada a Valladolid, rodeada también de gentes de la ciudad, organizaron de nuevo otra manifestación de entusiasmo y adhesión al jefe castellano de la Revolución nacional, Onésimo Redondo. Este, una vez más tuvo que dirigir al pueblo una de sus vibrantes alocuciones. Pronto tuvo noticias Onésimo Redondo de la magnífica actuación del Ejército y de los camaradas que habían salido la noche anterior: a la madrugada del día 22, en San Rafael habían recibido orden de avanzar hacia el Alto del León, donde se encontraba el enemigo; durante este avance el intenso fuego enemigo de Aviación, fusilería y ametralladoras hizo por un momento dudar a las fuerzas, pero el magnífico espíritu y coraje del camarada Girón, unido al de los otros jefes, hizo que las fuerzas avanzasen rápidamente, siendo él uno de los primeros en coronar el Alto del León, avanzando luego sobre la Loma, que se encuentra a la izquierda, coronándola. Toda la tarde la dedicó Onésimo Redondo a organizar febrilmente una nueva expedición, esta vez sólo de falangistas, que debían marchar a reforzar a los que en aquellos momentos estaban luchando en el Alto del León. A las doce de la noche salieron en camiones unos trescientos camaradas mandados por Vicént, y como jefes de centurias Clarencio Sanz y Greciet, y como jefes de falange, César Sanz, Leopoldo Castro, Santiago Vázquez, Felipe Martín, Eduardo Sanz, Cándido Saez y Carlos Salamanca. Antes de partir Onésimo Redondo, consciente de la responsabilidad que tenía en aquellos momentos y del 348
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importante papel que habían de jugar aquellos muchachos, les habló al corazón con firmeza y exactitud. Después les acompañó hasta Boecillo, donde se despidió nuevamente de ellos diciéndoles: “Hasta mañana, que estaré con vosotros en el Alto del León”. En la madrugada del 23 llegó la columna al Preventorio, siendo bombardeados por la Aviación, causando ocho muertos a la Guardia civil; a las tres de la tarde, se pusieron en marcha los camiones, subiendo al Alto del León, siendo intensamente bombardeada la columna, que sufrió bastantes bajas. Por orden del coronel Serrador repartiéronse las fuerzas de la siguiente forma: una Centuria y una Falange en las lomas de la derecha del Alto de León, una Falange en la loma izquierda y otra Falange en la loma que hoy se denomina del Copo, sosteniéndose el intensísimo tiroteo y bombardeo de la Aviación. Parte de la última fase de esta operación la presenció el propio Onésimo Redondo. Por la mañana supo las dificultades del ataque y conquista del Alto del León y allá se fue a confortar con su presencia a los que luchaban y a animarles con su palabra cálida y expresiva. Salió la mañana del 23 y regresó ese mismo día a las cuatro de la tarde. Estuvo en la línea de vanguardia dando un ejemplo elevadísimo de valor personal. La artillería y la aviación enemiga bombardeaban con furia, pero nuestro Ejército y nuestras Centurias habían ya desalojado las posiciones ventajosas de los rojos en un derroche de alto espíritu y de audacia, en el que murieron por docenas nuestros camaradas alegre y generosamente. Bajo el fuego constante del fusil y del cañón Onésimo arengó a todos, cambió impresiones con los Jefes y tuvo un elogio para cada héroe:, a la vez que predicaba con su conducta. Los mismos camaradas le reprendieron el que se pusiera tan en peligro y le recordaron que era necesario en el puesto difícil de mando, que no es precisamente el de la trinchera. Él, sin embargo, rápido y contundente les dijo que volvería porque amaba la guerra y porque en Falange los Jefes caminan delante. Entre el entusiasmo de todos, admirados de su gesto, abandonó Onésimo las alturas de la sierra, en las que ya ondeaban las banderas victoriosas, emocionado por la veneración y fidelidad que le profesaban los mejores camaradas que habían desafiado y vencido a la muerte. Todavía dedicó el final de la tarde al problema del reparto y distribución de armamento y a dar instrucciones para el envío de nuevas Centurias al frente. Llamado por las altas autoridades militares, que estaban emocionadas por el comportamiento de nuestros muchachos, fue informado de que conservando aún todas las ventajosas posiciones conquistadas con tanto arrojo y con tanto sacrificio en el Alto del León, y evitando en el crítico instante el intento de los rojos de bajar a la llanura castellana, se estaba, sin embargo, en una situación difícil por el constante bombardeo de la Aviación enemiga que trataba por este procedimiento, sobre todo, de desmoralizar a nuestra gente. Onésimo Redondo entendió generosamente que su deber, además de organizar el envío de más hombres, era ir él de nuevo a la mañana siguiente al Alto del León a
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sostener la moral de la juventud de Castilla que allí luchaba, con su palabra y su presencia ejemplar. Era él caudillo de Castilla y sabía mantener y arrastrar a sus gentes en las horas de peligro. Aquella noche, aunque agotado por el abrumador trabajo y esfuerzo del día, tuvo energías suficientes para hablar por Radio Valladolid, conectada con Radio Burgos, a fin de que sus palabras encontraran la máxima difusión posible en aquellos momentos, e improvisar una alocución de calidad buenísima, de tono confortador y seguro, en la que contó con emoción y poesía la conquista del Alto del León y la significación de las camisas azules en vigilia, señalando, implacables, con sus fusiles a Madrid, la ciudad confiada y perversa. El 24 de julio, último de su vida, primero de descanso en sus cinco años de lucha, fiel a su preocupación, se levantó pronto Onésimo Redondo. Antes, entre un sin fin de gente que en su casa entraba y salía a pedirle órdenes, escribió estas líneas postreras, dirigidas, como tantas en su vida a los labradores de Castilla y León: “A TODA LA TIERRA DE CASTILLA Y LEON”: 24 julio 1936. La Patria resucita, como siempre se crearon los Imperios: entre el ruido victorioso de las armas. Castilla asiste con júbilo frenético a esta explosión inesperada de grandeza y de justicia. Sentimos que el ser de la España envejecida se renueva con su mejor estilo: España se hizo combatiendo y pisando a la barbarie, con Castilla como región Capitana. Esos puertos del Guadarrama que se estremecen con el avance duro de los infantes y artilleros castellanos, lanzan sobre Madrid el aviso histórico de que su perversión y sus errores van a terminar. Redimiremos a Madrid de sus enemigos de dentro y a nuestra tierra de una pesadilla antigua. Ya no será Madrid la ciudad incomprensiva y alejada de los intereses de Castilla. LABRADORES CASTELLANOS, en estos días se ventila y se asegura vuestro porvenir. El Ejército y la Falange luchan por vosotros. Asistidnos con vuestro tesón y vuestra fe. ¡Arriba España! J.O.N.S, DE VALLADOLID”. Estuvo unos momentos en nuestro cuartel, otros en el cuartel de Caballería y salió rápido a donde su corazón le decía que era necesario. Alguien insinuó que quizá la carretera ofreciese peligro, pero él pensaba en los muchachos que resistían hora tras hora el bombardeo feroz de los aeroplanos rojos, él veía y valoraba como nadie la importancia de nuestras posiciones en el Alto del León, defensa y muro de contención de Castilla azul, y él, consciente de su deber, marchaba heroicamente, dejándolo todo atrás, hacia el peligro. Contra bajos rencores y calumnias había Onésimo triunfado porque tenía la verdad de España, pero su triunfo no era nada externo que se pudiera vender o comprar, 350
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su triunfo era el del sacrificio, el del servicio permanente y sin relevo. Los aplausos de las muchedumbres enfervorizadas, la admiración de todos, la fama, la vida agradable los dejaba Onésimo a sus espaldas mientras pensaba en los camaradas que morían y en el porvenir de España. ¿ Que había peligro? Pero ¿ Qué había sido su lucha de nacional sindicalista sino un continuo peligro? Su obsesión era llegar pronto al Alto del León; si el camino era aquel día estrecho y difícil a él no le importaba; en cinco años de sacrificios por España Una, Grande y Libre, había recorrido muchos caminos llenos de espinas. Él estaba hecho para la lucha; la dificultad y el peligro habían sido sus compañeros inseparables. Sólo ya le quedaba a Onésimo una cosa de entregar por España: su vida. Y su vida la iba a dar también, porque él era el mejor camarada, como garantía del triunfo de la Patria grande que él había tantas veces soñado y con tan tenaz heroísmo, en puesto primerísimo, ayudado a forjar. Al llegar al pueblo de Labajos se vio su coche detenido por un camión de milicianos al parecer de Falange, en realidad rojos, que habían llegado hasta Villacastín por carreteras secundarias todavía no controladas. Sin darles tiempo para maniobrar comenzaron a disparar sobre el coche. Onésimo se resguardó en el primer momento echándose detrás del asiento del conductor. Tres de los que le acompañaban salieron del coche poniéndose a salvo. Al intentar hacer lo mismo Onésimo Redondo y bajar del automóvil, una bala, dándole en la rodilla, le hizo caer en tierra. Una descarga cerrada sobre él le quitó la vida. Junto al cuerpo del Caudillo de Castilla, Onésimo Redondo, ya mártir de España, el cadáver de Agustín Sastre, campesino de la vieja guardia que iba de escolta, muerto en servicio y en estricta fidelidad al Jefe.
Supervivencia de Castilla Ancha y trágica se extendió la noticia por Castilla y llegó hasta las últimas fronteras del territorio libre de la Patria -más escaso entonces que nuestro optimismo- . Llegó a Valladolid el cadáver de Onésimo Redondo, y en la última presencia de aquella carne batida por todos los riesgos y al fin rendida en el mejor servicio, se congregó un dolor seco y austero. Nos quedan unas fotografías dramáticas, históricas, en las que se ven los rostros apretados, sinceros, de los viejos camisas, fieramente expresivos, en los que -sobre la angustia de la separación- se revela la voluntad de una fiel permanencia, la inteligencia de una última consigna hecha sangre, de una última orden hecha ejemplo. Por las escuadras adelantadas del Alto del León, por la retaguardia en carne viva, por el alma del pueblo, atravesó aquel día un llanto duro, exacto, indispensable; un llanto sin aplanamiento, rigurosamente levantado en Obras Completas
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afirmaciones de lucha. Y como sucede con todos los impares, con todos los héroes, fue entonces cuando -más agudamente que en los días de lucha y de esperanza- quedó desentrañada con segura evidencia, como la misma luz, su condición exacta de Caudillo. Porque sólo una prueba tan difícil como lograr en la muerte hacer conciencia colectiva de lo que fue su espíritu, puede dar estimado, con certeza y justicia, el valor de una vida. Al entrar con la guerra en el juego de la más decisiva coyuntura de España, vivía la Falange un momento absolutamente crítico. La breve y apretada minoría de los tiempos difíciles se hizo de pronto masa por la ley de la audacia, por razón de descubrimiento, por un -entre normal y milagrosofenómeno de potencia expansiva, Y al ensanchar la masa, por estricta correspondencia con el ensanche de la acción y de la misión, la Falange -que llenaba de himnos, de banderas y de sangre, aquel amanecer del movimientopasó a ser, con rotunda seguridad, la razón de ser, el futuro de la contienda. Y justamente en aquel tiempo en que se decidían los destinos, la Falange, crecida, se veía a sí misma descabezada, huérfana, separada por rejas y distancias de su jefe, de su verbo, del que aún nos sostiene con la esperanza cierta del regreso. Onésimo Redondo, que entregó un día a la unidad de la Falange, al mando del ausente, a las mejores minorías de Castilla -tensas de estilo militar, jugosas de savia aldeana-, encabezaba y conducía, en aquellos momentos de alta soledad, a todo un pueblo, fanatizado en las consignas de nuestra Falange -en las que vivía su voz- levantado en armas y hecho clave y guión de la guerra. Y erigido en Castilla, como puntal seguro, comenzaba ya a congregar esperanzas, comenzaba a cumplir un destino difícil, destino que nacía de toda su vida exaltada y austera, el destino de sostener con estrecha fidelidad el hueco de la ausencia, elevando lo provisional a categoría de acción segura y de obra fijamente dirigida; marchando sobre un tiempo arrebatadamente intenso, que no ofrecía treguas. Era el punto cimero entre las ocasiones de una vida; como muy poco, era el momento exacto de ver hecho verdad un anhelo de años; probablemente, era el momento decisivo de cumplir una misión tremenda, definitivamente generosa. Y en este camino, y en este punto de cercanía a la sazón es cuando Onésimo Redondo se vio trágicamente abatido en la encrucijada de la muerte. En el mejor instante, en el que una acción larga y recogida desembocaba al ejercicio de una misión anchísima. Murió entonces Onésimo, como cumpliendo el sino de los héroes -gloriosa y corta vida- ya conocido desde Aquiles. Y justamente en esa coyuntura es cuando había de calibrarse con rigor exacto, su verdadera condición. Había de saberse si la vida acabada merecía o no el cumplimiento de una obra permanente. Si aquel instante trágico quedaría clavado, sin vigor futuro, entre la apología fácil y el lamento oportuno que corresponde a todo malogrado, o si iba a ser, por el contrario, el punto de partida de una real supervivencia. Y se supo: 352
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Cuando los más cercanos al Caudillo y con ellos el pueblo, fueron a presenciar, bajo cipreses, el tremendo misterio de devolver a la tierra original lo que era otra vez tierra, el cuerpo abandonado por aquel hondo espíritu de Onésimo, hubo lágrimas duras y tiernas, rabiosas y piadosas. Las lágrimas clamaban -¡qué exasperadamente!- por el fin de una vida. Pero ya en aquel trance surgió la reacción de una inigualable fortaleza; un aire vigoroso, un aire desnudismo que era el seco mandato de toda Castilla, metió en las almas -como a golpe de dardo- la conciencia de que todo comenzaba entonces, de que nada era último en aquella tragedia. Parecía natural que aquí en Valladolid quedase todo huérfano, desconcertado y sin ruta, Pero no sucedió. Sobre aquella tierra que guardaba una forma rendida, crecieron y se esparcieron, anchos, los clamores de afirmación. Las consignas de la Falange -creadas o trasplantadas a aquel clima por el verbo incesante de Onésimo- se hicieron carne viva. Se sentía la fuerza. Las masas últimas y endebles sintieron que la sangre se les encadenaba para siempre al eslabón tremendo de aquella otra sangre derramada. El ejemplo dio mármol a la fe. Y las palabras, perdidas en el aire en los días de lucha, se internaron entre las almas, hechas conciencia popular, mandato inexcusable. Y, como nunca, Onésimo arrastraba a Castilla para entregarla de una vez para siempre a la unidad rotunda y altísima de Falange Española de las J.O.N.S. Nunca como aquellos días ha sido en la Falange y en España, tan exacta y rigurosa la gran verdad de la presencia del caído. Y así es, Onésimo Redondo, presente con presencia terrible, clamorosa, exigente; con presencia que afirma disciplina; con la presencia del que supo guiar, merecer y rendirse a su misma verdad. Y es en el pueblo, en la vida, en el mismo existir de la Falange, donde Onésimo permanece mejor que en este libro y mejor que en cualquier apología. Este libro es el índice indispensable de las consignas que su muerte ha hecho órdenes; de las profecías que su sangre ha dejado cumplidas, de las verdades que su equilibrio último hace inconmovibles. Pero no es el libro de su vida ni el de su exaltación. Dentro de la Falange - en la moral de nuestras filas - , se valoran la vida y la muerte del hombre, con su valor más puro y más sencillo, sin ponderaciones ni elogios; se valora la vida y la muerte como la exactísima serie de las anotaciones de una hoja de servicios. Y en este libro se dejan justamente encuadrados los servicios de un hombre que adivinó, anunció y gobernó a la Falange dos años antes de nacer en su actual disciplina; que levantó las tierras de Castilla -en fe de juventud- para dotarlas de potencia heroica. Que sirvió desde un puesto de mando -con generosidad, con silencio, con justicia y con fuerza- a la obra común. Que todo lo entregó y entre todo la vida sin reclamar en cambio otra cosa que la alegría de una conciencia alzada y satisfecha. Que después de vivir y morir continuó su obra de gobierno y servicio con la tremenda persistencia de quedarse sembrado -porque todo él era labriego- en las almas, de quedarse hecho ímpetu -porque todo él era Obras Completas
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soldado- en la lucha, de quedarse erigido -porque todo él era religioso- en la fe. Este es el parte militar que nos cuenta su vida. La Falange no teje sobre él arabescos ni flores porque ese no es su modo. Pero es que, además, jamás podría escribirse con exacto valor una vida de Onésimo Redondo. Porque él no es el teórico para cuyo exacto conocimiento basta la colección de obras completas; para reconocerle, los textos de Onésimo, no son más que un indicio. Y no es tampoco el hombre de aventuras que encuentre la justicia en una enumeración calurosa de anécdotas. El buen hombre de acción no se queda prendido en los detalles ni vive en los sucesos. El gran agitador, el fuerte demagogo de verdades que es Onésimo Redondo, perdura entre lo vivo, entre lo palpitante, no soporta la arqueología. Subsiste -¡y con qué fuerza!- en la honda conciencia provocada, en el surco trazado, en el temblor seguro de su paso. Y así toda Castilla -la que guarda la tierra de su muerte a cuya angustia y desamparo él consagró la vida, la que soportó el alegre peso de su cuna, la que miró el sudor, la esperanza, la ambición, la fatiga, la lucha, el triunfo del Caudillo- es libro suyo, memoria y ejemplo que nos dice de él lo que en tiempo y paisaje adquiere ya perfil de eternidad.
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