NUEVA CRONOLOGÍA

March 15, 2019 | Author: Rimadef | Category: Jacob, Abraham, Ishmael, Mesopotamia, Pharaoh
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NUEVA CRONOLOGÍA

PARTE 1: PRÓLOGO Quienes estén interesados en el tema, sabrán que la cronología que se suele emplear para la historia del Antiguo Egipto es muy insegura y por tanto no es posible saber cómo encaja con la historia bíblica. La mayoría de los historiadores, por ejemplo, creen que Ramsés II es el faraón del Éxodo, lo cual no coincide con los detalles del relato bíblico. El historiador David Rohl ha propuesto una nueva cronología para Egipto y el Oriente Próximo que encaja muchísimo mejor con la cronología bíblica. Aunque no coincide a la perfección y también presenta algunos problemas, me pareció interesante compartir algunas de sus hipótesis, y lo haré siguiendo el orden cronológico de los personajes. Hay que tener en cuenta, de todos modos, que sus hipótesis en general tienen evidencias menos claras cuanto más atrás en el tiempo. Así que a medida que avancemos iremos encontrando cosas más interesantes.

PARTE 2: NIMROD Y BABEL

Basándose en datos astronómicos, David Rohl se remonta hacia atrás hasta el año 2.350 A.C. aproximadamente; más atrás en el tiempo, entra en conjeturas que no coinciden con la cronología bíblica. De todos modos, llega a hipótesis muy interesantes sobre la época justo después del Diluvio. Hay un documento mesopotámico llamado Lista Real Sumeria que Sumeria que como su nombre indica, es una lista de reyes (claro), desde los primeros tiempos hasta aproximadamente las conquistas de Hammurabi. Se considera que la lista es más mitológica que histórica, entre otras cosas porque dice que los reyes en cuestión vivían miles y miles de años (y cuesta creer que sus súbditos les aguantaran tanto tiempo). No obstante, algunos especulan que si a aquellos reyes se les atribuyen edades más verosímiles, el Diluvio podría situarse hacia el año 2.500 A.C. aproximadamente. En Génesis 10:8-11 leemos lo siguiente: Y Cus llegó a ser padre de Nemrod. Él dio comienzo a lo de hacerse un poderoso en la tierra. Se exhibió como un poderoso cazador en oposición a  Jehová. Por eso hay un dicho: “ Como Como Nemrod, poderoso cazador en oposición a Jehová”. Y el principio de su rein o llegó a ser Babel y Erec y Acad y Calné, en la tierra de Sinar. De aquella tierra salió  para Asiria y se puso a edificar a Nínive Nínive y a Rehobot-Ir y a Cálah y a Resen entre Nínive y Cálah: esta es la gran ciudad. ¿Hay algún indicio fuera de la Biblia sobre Cus y su hijo Nemrod? Según el profesor Rohl, hay dos reyes de la lista sumeria que pueden encajar: un rey-sacerdote de la ciudad de Enana con el bonito nombre de Mesh-Ki-Ang-Kasher quien sería Cus (la Cus (la parte de su nombre, “Kash”, sería el correspondiente al “Cus” de la Biblia). Y el hijo de este, el rey -sacerdote Enmerkar sería Enmerkar sería Nemrod. Nemrod. ¿Qué coincidencias hay entre Enmerkar y Nemrod, para poder plantearse esta posible identificación? En primer lugar, la terminación terminación “-k “-kar” ar” podría significar “cazador “ cazador”, ”, de modo que este rey sería “Enmer, el cazador”. Como hemos leído, Nemrod también era conocido como cazador.

En cuanto al nombre “Enmer”, está formado por las consonantes “ Nmr” Nmr” (los nombres en aquellos idiomas antiguos, como en el hebreo, se basaban en las consonantes). Según David Rohl, la letra “d” al final la añadió el escritor del Génesis para hacer un  juego de palabras con un verbo hebreo que significa “rebelarse”; vam os, que le pareció que “Nmrd” (“Rebelde (“ Rebelde””) era un nombre más apropiado para el rey que se rebeló contra Dios. Cabe mencionar que el profesor Rolf Furuli (en su libro La cronología persa y la duración del exilio judío en Babilonia [2008], pp. 48-50) plantea que un mismo nombre sumerio podría haber dado lugar al pasar al acadio al nombre “ Marduk”, Marduk”, mientras que al pasar al hebreo originó el nombre “Nemrod”; aunque las etimologías son muy inseguras, esta posibilidad tampoco excluye que Enmerkar pueda ser el personaje real que la Biblia llama Nemrod y que además diera lugar a Marduk, el dios fundador de Eridu y de Babilonia.

Representación de Uruk  Pero hay más. Se considera a Enmerkar fundador y rey de Uruk fue también rey de la prestigiosa Eridu. Uruk es Uruk es el nombre acadio de la ciudad que la Biblia llama Erec, Erec, así que la cosa coincide (dicho sea de paso, Enmerkar fue el abuelo del famoso rey Gilgamés). En cuanto a Eridu, Eridu, era una ciudad con gran prestigio religioso; se decía que la realeza descendió del cielo hasta Eridu, y que la ciudad había sido fundada por el dios Marduk, hijo del dios Ea. Y David Rohl plantea que Babel, Babel, en este pasaje de Génesis en realidad era Eridu y no Babilonia. ¿Qué base tiene esta conjetura?

Dos representaciones de Eridu Por un lado, en Eridu se han encontrado restos de un templo  templo  construido sobre una plataforma enorme, enorme, una especie de zigurat inacabado. inacabado. Ya es curioso que no se terminara la construcción, pero además parece ser que dicho templo sería más antiguo y más grande que todos los templos mesopotámicos conocidos.

Por otro lado, Babilonia y Eridu tenían el mismo nombre, o sus nombres se consideraban intercambiables; las mitologías mesopotámicas consideraban a ambas ciudades una sola  sola  (véase, por ejemplo, A. R. George [1992], Babylonian topograhical texts pp. texts pp. 251-53; o si no quieres, no lo veas). Tanto es así, que el profesor Rohl, que no es creyente, supone que el escritor del Génesis confundió ambas ciudades y por eso puso “Babel” en su relato en vez de “Eridu”. Sin embargo, si ambas ciudades estaban tan interrelacionadas, ¿no es posible que el nombre Babel pudiera atribuirse a Eridu también?; por otra parte, la Biblia tampoco dice directamente que Babel y Babilonia sean lo mismo. Desde luego, lo que plantea David Rohl es muy curioso. Aunque, también es cierto por otra parte, que hay un texto de un rey de Acad de los tiempos de los patriarcas (Sharkalisharri, le llamaron sus padres), el cual menciona que restauró una torre-templo en Babilonia, con lo que da a entender que tal edificio existía ya antes de su reinado. En cualquier caso, los extensos territorios que dominaba Enmerkar abarcaban también la región de Acad, Acad, lo cual indica que dominaba los mismos territorios que la Biblia atribuye al inicio de Nemrod: Babel, sea la que sea, Erec y Acad; Calné no se sabe seguro qué ciudad era, pero quedaba dentro de la misma zona. Sin duda, hay paralelismos muy interesantes entre Enmerkar, rey de Uruk y Eridu, y Nemrod. Pero aún hay más detalles fascinantes: existe un relato sobre este rey titulado “Enmerkar y el señor de Arata”; aquí se relata el enfrentamiento de este belicoso rey con una ciudad que se encontraba muy lejos  lejos  de Uruk, lo que coincide con el expansionismo que expansionismo que la Biblia parece atribuirle a Nemrod. Pero aún hay más: en este mismo relato se incluye una plegaria de Enmerkar a la diosa Inana pidiendo que restaure otra vez la perdida unidad de lenguaje . ¡Esto sí que es una coincidencia llamativa! Otro detalle al menos curioso es que se dice que el padre de Enmerkar, Mesh-Ki-Ang-Kasher, desapareció en el mar; esto se atribuye a las migraciones que migraciones que hubo tras el incidente de la torre de Babel, y David Rohl cree que este rey, el Cus bíblico, se trasladó a Egipto junto con algunos de sus hermanos. Mientras tanto, su hijo Enmerkar, seguiría con guerras, pues cuando la Biblia habla de su extensión por la región de Asiria, está hablando de una invasión de territorio semita (Asiria fue fundada por Asur, hijo de Sem). Así que era cazador, pero no solo de animales...

Se cree que este retrato de un rey-sacerdote de Uruk podría representar a Enmerkar. No deja de ser fascinante la idea de que podría ser que estuviéramos ante un retrato del mismísimo Nemrod, ¿verdad?

PARTE 3: ÉBER

En Ebla había quien se dedicaba a hacer cosas como esta Parece un león con la cara de un señor barbudo de mal humor  Entre el Diluvio y la época de Abraham, según la cronología bíblica, transcurren unos cuatro siglos. En esa época sucedieron muchas cosas: la población aumenta rápidamente; se crean las primeras ciudades conocidas; se construye la torre de Babel; tras la confusión de los idiomas se inician grandes migraciones de grupos humanos; en el sur de Mesopotamia florece la cultura sumeria (a la que por lo visto debemos la invención de la rueda y de la escritura), seguida por el imperio acadio y un resurgimiento sumerio al parecer ya en tiempos de Abraham; mientras en Egipto surge una sociedad compleja gobernada por reyes (años después llamados “faraones”) cuyo legado más llamativo son las pirámides; incluso en el valle del Indo surge una cultura urbana con puntos en común con Mesopotamia. En fin, muchas cosas. Y la verdad es que la mayoría de los expertos, que no incluyen el testimonio de la Biblia entre los factores a tener en cuenta, atribuyen a esta época un período de tiempo mucho más largo. De todos modos, aunque aceptar el testimonio bíblico implique comprimir mucho el tiempo, cuatro siglos son muchos años (sí, eso es: 400 años; veo que prestas atención). Es el tiempo que ha transcurrido desde la época de Cervantes o Shakespeare hasta hoy. Desde la época de Galileo Galilei, de la Guerra de los Treinta Años, de la Francia del cardenal Richelieu, etc. Sin duda en estos años han sucedido muchísimas cosas, ha cambiado la cultura, la sociedad, la situación política, la economía, la tecnología… El mundo es muy distinto hoy que hace 400 años. ¿O acaso nos imaginamos a los tres mosqueteros en moto o a los lectores entrando al facebook de Cervantes para felicitarlo? Así que no es inverosímil pensar que en aquellos cuatro primeros siglos postdiluvianos sucedieran muchas cosas, aunque la Biblia apenas les dedique un par de capitulillos. ¿Qué detalles interesantes encontramos en esta época que puedan encajar con los relatos bíblicos? En el artículo anterior ya mencioné datos interesantes especialmente sobre Nemrod y sobre Babel. De esta época, la Biblia también nos habla de alguien llamado Éber. Sem, que fue el hermano mayor de Jafet, también tuvo hijos. Todos los hijos de Éber fueron descendientes de Sem. Los hijos de Sem fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. Arfaxad fue el padre de Sélah, y Sélah fue el padre de Éber. Después Éber tuvo dos hijos: uno de ellos se llamaba Péleg, porque en su tiempo la gente de la tierra se dividió; y el hermano de Péleg se llamaba Joctán. (Génesis 10: 21, 22, 24 y 25). Este Éber debía de tener cierta importancia, al hablarse específicamente de “los hijos de Éber”. Se cree que el nombre del clan de Éber , los eberitas, es de donde procede el nombre “ hebreo” (o “ivrit”). De modo que, al decirse que Abraham era hebreo, se le identificaría como miembro de este clan, como se puede leer en otros versículos de este capítulo 10 y del 11 de Génesis, Éber fue antepasado de Abraham. ¿Hay alguna confirmación histórica de la existencia de este Éber? En realidad, no. ...Pero como este artículo iba a quedar demasiado corto, hablaré de cierto personaje histórico con algunas coincidencias interesantes.

Cerca de la parte alta del río Éufrates vemos en este mapa la antigua ciudad de Ebla. En 1.975, en las excavaciones que se estaban haciendo aquí, se descubrió la hoy famosa biblioteca de Ebla, compuesta por unas 20.000 tablillas de arcilla de aproximadamente el año 2.500 antes de nuestra era (es que todavía no se había inventado el formato pdf). Las tablillas están escritas en el tipo de escritura más antiguo que se conoce, la escritura cuneiforme, pero el idioma no es sumerio (qué sorpresa, ¿eh? Seguro que pensabas que era sumerio), sino una forma muy antigua de lengua semítica. Se considera que está muy cerca del proto-semítico, el idioma hipotético del que derivan el hebreo y los demás idiomas semíticos. El eblaíta es tan antiguo como el acadio, pero parece que está más directamente emparentado con el hebreo que este.

El gobernante más importante de la historia de esta ciudad fue un tal Eberu o Ibrium. Parece ser que no era rey, sino “ lugal ”. Aunque en otras partes de Mesopotamia el “ lugal ” era el equivalente a un rey. En Ebla existía un rey y un “ lugal ”, que era una especie de gran visir, o sea, el " lugal -teniente". Este Eberu es contemporáneo del rey Sargón de Acad (el primero que se sepa que conquistó un gran imperio con la noble intención de gobernar sobre el mundo entero). Las cosas no están muy claras, pero parece que Sargón atacó Ebla y más tarde Eberu fue nombrado lugal y liberó la ciudad. Lo cierto es que la época de este gobernante es la edad dorada de la ciudad, cuando se creó el famoso archivo (por cierto, en ese archivo también había relatos de la creación y del Diluvio más o menos en la línea de los del Génesis). La ciudad llegó a ser muy grande, de unos 250.000 habitantes y tenía lazos comerciales por todo el mundo. Se cree que el cargo de lugal   era electivo, y que ocupaban el cargo siete años, pero Eberu, que debía de ser un padrazo, hizo este cargo hereditario, y fue sucedido por uno de sus hijos. Otra cosa interesante es que entre los dioses que se adoraban en esta ciudad se encuen tra “El ”, que en hebreo significa “Dios” y en la Biblia se usa para referirse al Dios Todopoderoso. Y también se encuentra Ea. El historiador David Rohl piensa que el nombre del Dios Jehová (o más bien su forma abreviada Jah o Yah) está relacionado con el de Ea. Vamos, que uno procede del otro.

¿Sería este Eberu el mismo que el Éber de la Biblia? Bueno, no necesariamente. Siempre puede haber dos personas con el mismo nombre, ¿no? Pero no deja de ser curiosa la coincidencia, pues los dos vivieron en la misma época, en un tiempo en que la población del mundo era bajísima comparada con la de hoy, los dos parecen ser personajes de relevancia, los dos son semitas, los dos hablarían el mismo idioma y los dos adoraban a un Dios llamado Yah o algo parecido (o sea, Ea). Además, cerca de Ebla y bajo su dominio estaba la ciudad de Harán  (en el mapa de arriba queda justo encima de la palabra “Euphrates”), el lugar al que viajó Abraham con Taré antes de ir a Canaán y el lugar donde Abraham e Isaac buscaron esposa para sus respectivos hijos, pues buscaban a alguna que adorase al Dios Yah. O sea, que no hay nada muy definitivo, pero este Eberu tiene unas cuantas papeletas para ser nuestro amigo Éber. Aparte de esto, los archivos de Ebla también han dado lugar a comentarios y chismes interesantes relacionados con la Biblia, que mencionaré para concluir. En cuanto se empezaron a descifrar las primeras tablillas, allá por 1.976, una revista de arqueología enseguida captó la atención de todo el mundo al decir que en una tablilla parece ser que es posible que a lo mejor se enumeraban las cinco ciudades de Génesis 14:2, y encima en el mismo orden: Sodoma, Gomorra, Admá, Zeboyim y Zóar . También dijo que en otras tablillas parece ser que es posible que a lo mejor se mencionaban lugares como Hazor o la mismísima Jerusalén, y que se hablaba de tipos que ya en aquellos años tempranos llevaban nombres tan bíblicos como Adán, Abram, Esaú, Israel, Miguel, Daniel, etc. Por supuesto, mucha gente interpretó que en vez de “parece ser que es posible que a lo mejor”, querían decir “es totalmente seguro más allá de toda duda”. De hecho, esta información todavía circula por Internet, pese a que solo unos meses después, los investigadores la negaron. Más o menos vinieron a decir que los únicos nombres seguros de las cinco ciudades de marras eran los de Sodoma y Gomorra, o incluso solo Sodoma. ¿A qué vino ese cambio? Según unos, a que los investigadores o la revista de arqueología se habían precipitado, dando información antes de tener tiempo de analizarla bien, y luego tuvieron que rectificar y ponerse a silbar mirando para otro lado. Según otros, es que el gobierno de Siria se alarmó porque aquella información podía dar argumentos a los israelíes para quitarles más territorios y presionó a los investigadores para que se retractaran en plan “película de espías”. El caso es que los investigadores decidieron analizar los textos con más calma antes de decir nada, y ya llevamos unos 35 años de calma… Ya basta por hoy, pero aviso que la parte 4 y sobre todo la 5 se ponen ya muy interesantes...

PARTE 4(A): ABRAHÁM, UR Y EGIPTO

 Zigurat de Ur 

Procesión del dios Sin en Ur Según la "nueva cronología", Abram (que así se llamaba Abraham antes de llamarse Abraham) habría nacido en tiempos del rey Ur-Nammu, de una ciudad mesopotámica llamada Ur (se trata del primer rey de la tercera dinastía de Ur, por si algún curioso se lo estaba preguntando). Este dato tiene su importancia para situarnos por lo que dice Génesis 11: 27 y 28: Éstos son los descendientes de Téraj: Téraj engendró a Abram, a Najor y a Harán. Harán engendró a Lot. Harán murió en vida de su padre Téraj, en su país natal, Ur de los caldeos. Así que uno de los hermanos de Abram (posiblemente el mayor de los tres) había nacido en Ur y murió en Ur, ya casado y con al menos un hijo. O sea, que estaban asentados allí por muchos años. El profesor David Rohl plantea que Abram era un “amurru”, refiriéndose a un pueblo semita procedente al parecer del norte de la región siria (la zona donde estaba Ebla, de la que hablamos en la parte tres). Pero aunque su familia proviniese de aquella zona, el caso es que según el Génesis, estaba asentada en Ur desde hacía años. En parte por eso es interesante ver qué pasaba en Ur por aquellas fechas. Eso sí, esta cronología de David Rohl atribuye a Abram una edad más corta que la Biblia. Si le atribuimos la edad que le atribuye la Biblia y suponiendo que la guerra de los cuatro reyes de la que hablaré luego sea la fecha eje, Abram habría nacido unos dieciocho años antes del ascenso de la tercera dinastía de Ur, en la época del rey Puzurili de Uruk IV y Larlaganda de Kish (creo que habría que felicitar el civismo de sus súbditos por respetar a unos reyes con esos nombres…). El caso es que este rey, Ur-Nammu, sea que empezara a gobernar cuando Abram era un bebé (o un joven de 18 años), tuvo su importancia porque llegaron a pagarle tributo incluso desde Ebla y Biblos, que quedaban bastante lejos, al nordeste (por la zona de la ciudad llamada Harán). Además, por lo visto el rey Ur-Nammu combatió el bandidaje; suponemos que para que los bandidos no le robasen el dinero, que había extorsionado honradamente. No puede uno evitar preguntarse si sus esfuerzos por hacer más seguro el trayecto hacia el nordeste les vendrían bien a la familia de Abram para el viaje que harían unos años después, según Génesis 11:31: Téraj tomó a su hijo Abram, a su nieto Lot, el hijo de Harán, y a su nuera Saray, la mujer de su hijo  Abram, y salieron juntos de Ur de los caldeos, para dirigirse a Canaán. Llegados a Jarán, se establecieron allí.  (Esta cita es de la Biblia de Jerusalén; aquí se llama Jarán a la ciudad que la mayoría de traducciones llaman Harán).

El viaje de Abrán y Taré, según el ilustrador Tom Lovell.

Josué 24:2 dice que Téraj (o Taré) adoraba a otros dioses; quizá al dios favorito de Ur, el dios Sin (el dios Luna). En Hechos 7:2-4 se dice que Dios se apareció a Abram cuando todavía estaba en Ur y le mandó irse de allí a otro lugar. El hecho de que el viaje se atribuya a Téraj quizá sea porque era el patriarca del clan, pero lo mismo es un indicio de que también decidió adorar al Dios de su hijo (Ea, según David Rohl, que sería la versión mesopotámica de Yah, o sea, Yahweh o Jehová).

Vista completa de la ilustración de antes En cualquier caso, Abram emigraría de Ur en tiempos del segundo rey de la tercera dinastía de Ur, Shulgi. En esta época Ur alcanzó gran prosperidad, lo que puede hacernos pensar que la familia de Abram debió de dejar atrás un mundo de comodidades en la ciudad más importante del mundo en su día, para irse a Harán y, cuando murió Téraj, para irse a Canaán a vivir en tiendas.

Una casa de Ur: eran espaciosas y con todo tipo de comodidades

De todos modos, muchos expertos creen que Abram no era simplemente el patriarca de un grupo de pastores nómadas, como los beduinos de hoy día, sino un comandante militar al que los diversos pueblos con los que coincidió consideraban un personaje importante. Lo cierto es que el rey Shulgi pacificó el norte (incluyendo la región de Harán... o Jarán... o Karán...). Pero hay otro detalle de la vida de este rey que resulta interesante si lo comparamos con el relato bíblico, y es que lanzó un ataque sobre algunas ciudades cananeas que se negaron a pagar tributo. Tal vez esto tenga que ver con Génesis 14:1 y 2, pero eso lo veremos después. Para seguir el orden de acontecimientos, vamos antes a considerar algo que sucedió no mucho después de llegar Abram a Canaán. Copio el relato (Génesis 12:10-20, según la Traducción en Lenguaje Actual ): “En aquel tiempo llegó a faltar comida en toda la región de Canaán. Era tan grave la falta de alimentos que Abram se fue a vivir a Egipto, porque allá sí había alimentos. Cuando ya estaban cerca de Egipto, Abram le dijo a Saray: « ¡No hay duda de que eres muy hermosa! Cuando los egipcios te vean, y sepan que eres mi esposa, a mí me matarán y a ti te dejarán con vida. Por eso, cuando te pregunten, diles que eres mi hermana.  Así me tratarán bien, y mi vida no correrá peligro ». Tan pronto como Abram llegó a Egipto, los egipcios vieron que Saray era muy hermosa. Entonces los asistentes del rey fueron a contarle lo hermosa que era. Enseguida el rey ordenó que Saray fuera llevada a su palacio. Para quedar bien con Abram, el rey le regaló ovejas, vacas, burros, burras, sirvientes, sirvientas y camellos. Todo esto no le agradó a Dios, y por eso mandó graves enfermedades [la palabra original puede referirse a enfermedades o a cualquier otro tipo de castigo infligido] sobre el rey y su familia. De inmediato, el rey mandó llamar a Abram, y le dijo: « ¡Mira lo que me has hecho! ¿Por qué no me dijiste que era tu esposa? ¿Por qué dijiste que era tu hermana? ¡Imagínate si la hubiera tomado por esposa! ¡Anda, toma a tu mujer, y lárgate de aquí!» Enseguida el rey dio órdenes a sus soldados de que sacaran a Abram de Egipto. Y ellos lo expulsaron junto con s u esposa y todo lo que tenía.”  Para empezar, vemos que el propio faraón de Egipto recibe a Abram, como si fuese un dignatario importante y no el simple cabecilla de un grupo de pastores. Por otra parte, hay que señalar que Abram no pide a su mujer que mienta, porque ellos eran hermanos del mismo padre; solo le pide que oculte que además era su esposa. Se nos hace raro eso de que se casen dos hermanos, aunque solo lo sean de padre, pero ya se sabe que la gente de clase alta a veces es un poco excéntrica. Resulta que una colección de tablillas encontrada en la ciudad mesopotámica de Nuzi indica que la costumbre de casarse dentro de la propia familia era corriente en aquellos tiempos al menos entre la alta sociedad hurrita. Otro detalle interesante es que el miedo de Abram no era infundado. El biblista y arqueólogo Harold G. Stigers, en su comentario sobre el Génesis, pág. 141 incluye esta nota: “Cierto papiro declara que  el faraón hizo matar a un marido para quedarse con su bella esposa” . Así que el relato, dentro de su época, es real como la vida misma. Si alguien estaba descontento porque su mujer era muy fea, al menos podía ver el lado bueno: podía visitar Egipto sin miedo. ¿Y qué faraón sería este? La Biblia no da el nombre, pero según la cronología de Rohl, sería Nebkaure Jeti VII, de la 10ª dinastía. Esta dinastía reinaba desde la ciudad de Heracleópolis Magna (Henen-Nisut, en egipcio), en la región de El Fayum, al norte de Egipto; así que no le quedaba demasiado lejos a Abram (al mismo tiempo, en Tebas, más al sur, reinaba la 11ª dinastía, así que Egipto estaba dividido en dos).

Heracleópolis Magna hoy en día Hay un texto de la época, titulado Enseñanzas o Instrucciones para Merikare, en que el faraón dejaba instrucciones a su hijo, y en cierto punto decía lo siguiente: "Mira, un acontecimiento vergonzoso sucedió en mi tiempo: el nomo [provincia] de Tinis sufrió estragos. Aunque aquello pasó por acción mía, no lo supe hasta después de que todo acabó. Mira, las consecuencias exceden lo que yo había hecho, porque lo que está dañado, está arruinado, y no hay beneficio para el que restaura lo que él mismo ha arruinado, para quien demuele lo que ha construido y embellece lo que ha estropeado; ¡cuidado con eso! Un golpe se paga con otro golpe, y para toda acción hay una respuesta”. ¿Sería esto una alusión a las plagas de Jehová por haber tomado a Saray?

Papiro con las Instrucciones para Merikare. No es que Merikare no cuidara las cosas de su padre, es qu e han pasado 4.000 años, hombre Ahora volvemos a Ur, al rey Shulgi, que había declarado la guerra a algunas ciudades cananeas que se negaron a pagar tributo, pero al parecer, se murió antes y fue sucedido por su hijo Amarsin. Tal vez a esto alude Génesis 14:1, 2: "En aquel tiempo,  Amrafel era rey de Sinar, Arioc era rey de Elasar, Quedorlaómer era rey de Elam, y Tidal era rey de Goím. Estos hicieron guerra contra Bera, rey de Sodoma, contra Birsá, rey de Gomorra, contra Sinab, rey de Admá, contra Seméber, rey de Seboím, y contra el rey de Bela, pueblo que también se llama Sóar." Según esta teoría, el que encabezaba el ejército sería el hijo del rey Shulgi, el rey Amarsin. Pero, ¿no dice Génesis que se llamaba "Amrafel"? ¿En qué quedamos, Amarsin, o Amrafel? Pues lo que nos explica el profesor Rohl es que “Amar -” significa “becerro”; "-sin" es el nombre del dios luna, el dios de Ur. O sea, que Amarsin significaría algo así como "Becerro del dios Sin" (a este tipo le llamaban becerro y no se lo tomaba a mal, y en cambio declaraba la guerra a la gente por no pagarle tributo; ¿alguna reflexión?). Por otra parte, “-pal” (terminación frecuente en algunos reyes asirios, por cierto); significa “hijo”; ¿y a qué dios se aludía con eso? Pues a Sin, que era hijo del dios Enlil. De modo que Amarpal sería otra variante de Amarsin, y daría en hebreo Amrafel. ¿Lo has entendido? Porque no lo voy a repetir.

El rey Amar-Sin (supuestamente Amrafel) echando una mano en construir un templo (supuestamente, también; sospecho que no echaría muchas horas en la obra...).

En el relato de Génesis se menciona a un tal Quedorlaómer, rey de Elam. Pues resulta que en tiempos de Shulgi, Elam era un reino vasallo de Ur. Kugur-Laghamar, Kudur-Lagmur, Kutir-Lagamares son posibles nombres elamitas de los que Kedorlaomer sería la versión hebrea; este sería al principio rey vasallo de Shulgi. Arioc de Elasar podría ser Eri-Aku de Larsa (significa "siervo de Aku", otro nombre de Sin; muchos gobernantes elamitas de Larsa eran conocidos como el "siervo de Sin”). También podría ser Zariku o Zariqum, gobernador de Asur bajo Amarsin. Tidal de Goyim quizá sea Tud-Ghula, mencionado como aliado de los elamitas, Tishadal de Urkish o la abreviación del nombre hititia Tudkhalia, o una variante de Tudia y primer rey de la lista de reyes asirios. Goyim también puede significar “pueblos”. Un año o dos después de rebelarse los de Sodoma y compañía, leemos en Génesis 14:5-11 la campaña de Amrafel y los demás, pero esta vez se menciona a Quedorlaómer, rey de Elam, en primer lugar. ¿Por qué? Durante el reinado de Amarsin de Ur, perdieron a los sirios y a los elamitas como tributarios. Quizá ya antes de la muerte de Shulgi los elamitas se impusieron dentro de la alianza, y por eso en Génesis 14:5 y 9 se le menciona en primer lugar. También puede ser simplemente que Kedorlaomer, gobernador de Elam, fuese el encargado de aquella campaña militar, en nombre del rey Amarsin/Amrafel… Esto se ha alargado más de lo esperado, así que dejaré algunas notas sobre Abraham y sus descendientes para la próxima entrada. PARTE 4(B): ABRAHAM, ISAAC Y JACOB No ha terminado la parte 4, me quedaron algunos detalles en el tintero (¿en el tintero?... ¿en el teclado?). En la parte 4(A) mencioné las tablillas de Nuzi, que nos ayudan a conocer detalles sobre usos y costumbres de la época que nos ocupa. Pues bien, en ellas se menciona cierta ley que estipula que si alguien no tenía hijos podía adoptar uno, que mientras viviera su padre sería su siervo, pero que a la muerte del padre heredaba sus bienes … a no ser que al padre le naciera un hijo biológico. Con esto, es más fácil comprender Génesis 15:2 y 3: “Y dijo Abram: Jehová, Señor, qué me darás a mí, cuando ando sin hijo, y el heredero d e mi casa es este damasceno Eliezer? Dijo además Abram: He aquí, no me has dado descendencia, y he aquí que un siervo mío me va a heredar.” 

Dichas tablillas mencionan también una costumbre de la época que hoy día nos resulta chocante: si la esposa no tenía hijos, debía ofrecer a su marido otra mujer de entre las esclavas para tener descendencia. Aunque, eso sí, si después tenía algún hijo la primera esposa, ese era el heredero. Esto también ayuda a entender lo que dice Génesis 16:2: “Dijo Saray a Abram : "Mira, Yahvé me ha hecho estéril. Llégate, pues, te ruego, a mi esclava. Quizá podré tener hijos de ella."  Y así fue, Abram tuvo a su hijo Ismael. Por otro lado, también podemos entender mejor la situación tan tensa cuando, tras varios años frotándose las manos, la esclava madre de Ismael se llevara el chasco de ver a su ama Saray embarazada.

En el libro Pharaoh's and Kings de David Rohl se menciona también, respecto al relato del sacrificio de Isaac, que hay evidencias arqueológicas de que ya en aquella época en Canaán se preocupaban de mantener tradiciones como la de sacrificar a los hijos primogénitos a los dioses. Hoy día no ser el hijo mayor tiene desventajas, como que heredas la ropa usada de tu hermano, pero en aquellos entonces lo malo era ser el mayor... De modo que para Abraham (sí, sí, para entonces ya se llamaba Abraham) la idea de sacrificar al primogénito, aunque fuese dolorosa, no le resultaría algo insólito y extraño.

Volviendo a las tablillas de Nuzi: entre los muchos usos y costumbres de la época que nos cuentan, también indican que para acordar un matrimonio había que tratar con el guardián legal de la joven, a menudo el hermano, a quien se le pagaba la dote. Esto ilustra también el relato de Génesis 24, en que el mayordomo de Abraham (que ya se había quedado sin la herencia, el pobre) gestiona el matrimonio de Isaac con el hermano de Rebeca. Ahora, damos un pequeño salto en el tiempo, a pocos años después de morir Abraham, ya en vida de sus nietos mellizos, Esaú y Jacob, y de nuevo acudimos a las tablillas de Nuzi ("Nuzi" qué haríamos sin ellas). En las tablillas en cuestión se incluye el registro de cierta venta que hizo un tal Tupkitilla (parece que en Nuzi en vez de sacrificar al primogénito se conformaban con ponerle un nombre espantoso). Este Tupkitilla, según el documento, vende a su hermano Kurpazah (y eso que este no era el mayor...) sus derechos de herencia de una arboleda a cambio de tres ovejas. Esto nos recuerda mucho el relato en que Esaú desprecia su primogenitura, en Génesis 25:29-34: "Un día en que Jacob estaba cocinando, Esaú regresó muy cansado del campo y le dijo: – Por  favor, dame un poco de ese guiso rojo que tienes ahí, porque me muero de hambre (...) – Primero dame a cambio tu primogenitura – contestó Jacob. Entonces Esaú dijo: – Como puedes ver, me estoy muriendo de hambre, de manera que la primogenitura no me sirve de nada. –  Júramelo ahora mismo – insistió Jacob. Esaú se lo juró, y así cedió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y guisado de lentejas. Cuando Esaú terminó de comer y beber, se levantó y se fue, sin dar importancia alguna a su  primogenitura."  Lo que notamos es que esta situación se desarrolló en un contexto en el que tal práctica de vender la primogenitura no era desconocida. En el capítulo 27 de Génesis se relata cómo consiguió Jacob que su padre Isaac le diera su bendición a él en vez de dársela a su hijo favorito, Esaú. En vez de tratar de convencerle de que Dios le había elegido a él, y de que Esaú le había vendido a él la primogenitura, a Jacob le pareció más conveniente hacerse pasar por su hermano... Aparte de que Jacob parezca más bien miedosillo, en este relato se nota que se daba una gran importancia a esa bendición oral del padre, la cual no podía anularse una vez dada. Pues bien, eso también refleja fielmente las costumbres de la época, como vemos otra vez en las tablillas de Nuzi. Entre ellas aparece el registro de un pleito en el que un tal Tarmiya ganó frente a dos hermanos suyos, que querían impedirle que tomara como esposa a una mujer llamada Zululishtar. Los jueces fallaron a su favor al establecer que su padre Huya se la había otorgado formalmente en una declaración oral solemne, o sea, que los testamentos orales eran tenidos por válidos y vinculantes. ¿Y qué había pasado en el mundo por entonces? En Egipto dominaba la dinastía XII sobre todo el país unificado, aunque los nomarcas (líderes de regiones pequeñas en Egipto) tenían tanto o más poder que el propio faraón. Veremos qué sucedió al respecto en la parte 5, que será una de las más interesantes. En cuanto a Mesopotamia, según esta cronología, varias décadas antes había caído la tercera dinastía de Ur; el último rey estaba cada vez más presionado por los amurru (semitas emparentados con Abraham) y por los elamitas, hasta que estos terminaron saqueando la ciudad.

Uno de los funcionarios de este rey creó su propio reino en la ciudad de Isín, y dominó parte de lo que había sido el imperio de Ur, impidiendo que aquello fuese un caos total. Parece ser que en el norte de Mesopotamia dominó a las bandas de bandidos nómadas (amurru, sospecho; parece que Abraham era la “oveja blanca” de la familia…). Ya para la época en que Jacob se muda a Harán, al norte de Mesopotamia, cerca del Éufrates alto, quien empieza a “cortar el bacalo” en Mesopotamia es un amurru: Gungunum, rey de la ciudad de Larsa (o Elasar, según Génesis 14:1). Volviendo al relato bíblico, Jacob en Harán se casó con su amada Raquel y con su hermana, que venía con el lote, según el suegro. Y es que Jacob quiso casarse con alguna mujer que adorase a su mismo Dios, p ero parece que aquella familia adoraba a Jehová "a su manera"... Entre sus dos mujeres y otras dos esclavas tuvo unos cuantos hijos, y decidió marcharse para que su suegro dejara de explotarle descaradamente. Génesis 31:19-23, 26, 30-35 dice: “Mientras Labán estaba en otra parte, trasquilando sus ovejas, Raquel le robó los ídolos familiares. Así fue como Jacob engañó a Labán el arameo, no diciéndole que se iba. Escapó con todo lo que tenía. Muy pronto cruzó el río Éufrates, y siguió adelante hacia los montes de Galaad. Tres días después, Labán supo que  Jacob se había escapado. Entonces, acompañado de sus parientes, salió a perseguirle, y siete días después le alcanzó en los montes de Galaad. Y reclamó a Jacob: – ¿Qué has hecho? ¿Por qué me engañaste? ¡Has traído a mis hijas como si fueran  prisioneras de guerra! Pero si tanto deseabas regresar a la casa de tu padre, y por eso te fuiste, ¿por qué me robaste mis dioses? Entonces Jacob contestó a Labán: – Es que tuve miedo. Pensé que tal vez me ibas a quitar a tus hijas por la fuerza. Pero si alguno de los que aquí se encuentran tiene tus dioses, ¡que muera! Nuestros parientes son testigos: dime si yo tengo algo tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel había robado los ídolos. Labán entró en la tienda de campaña de Jacob, luego en la de Lía, y también en la de las dos esclavas, pero no encontró los ídolos. Cuando salió de la tienda de campaña de Lía y entró en la de Raquel, esta tomó los ídolos, los metió entre la montura de un camello, y se sentó sobre ellos. Labán anduvo buscando por toda la tienda, pero no los encontró. Entonces Raquel le dijo: – Padre, no te enojes si no me levanto delante de ti, pero es que hoy tengo mi periodo de menstruación.” 

Este relato se entiende mejor cuando tenemos en cuenta otra ley hallada en las tablillas de Nuzi, según la cual, la posesión de los ídolos domésticos por parte del yerno conllevaba que éste debía ser el heredero de las posesiones del suegro. Ahora sí que entendemos la preocupación tan grande de aquel rufián, que después de haber explotado a Jacob durante 14 años temía que Jacob se quedara con el fruto de su propio trabajo. El caso es que al analizar los restos arqueológicos y documentales de la época vemos hasta qué punto las narraciones de esta parte de la Biblia se ajustan en todos los detalles culturales y sociales al marco general de aquel período. Esto es un fuerte indicio de que estos relatos se pusieron por escrito muy cerca de los acontecimientos, y no muchos siglos después, como algunos pretenden.

PARTE 5(A): JOSÉ EN EGIPTO

En la parte 4 dejamos al bueno de Jacob de vuelta en Canaán con su familia numerosa, su servidumbre y su ganado (que lo había "ganado" trabajando). El relato nos cuenta que Jacob regaló a José, el hijo mayor de Raquel -su esposa favorita- una túnica de colores, lo cual ofendió a sus demás hermanos. ¿Por qué? ¿Porque querían ir a la última moda? No, según algunos comentaristas , esa túnica podría ser una señal de que Jacob le ensalzaba entre sus hermanos, quizá incluso nombrándolo su primogénito o heredero principal (José no era el hijo mayor de Jacob, solo era el mayor tenido con su esposa amada; pero en aquellos tiempos elegían primogénito a quien les daba la gana, faltaría más).

Reconstrucción del patrón de colores de una túnica de una estatua encontrada en Egipto (de la que hablaremos en la parte 5b) En fin, el caso es que cuando se trata de herencias ya se sabe que hay relaciones familiares que se estropean. Algunos hermanos dejan de hablarse; los hermanos de José eran más prácticos y aparte de dejar de hablarle, le vendieron como esclavo a unos mercaderes que iban a Egipto (y a su padre le enseñaron la dichosa túnica manchada con sangre de cabra para que creyera que le había matado alguna fiera). Para abreviar, diremos que al cabo de unos años, Dios ayudó a José a interpretar los sueños de las vacas gordas y las vacas flacas del Faraón (anunciando 7 años de abundancia y 7 de escasez), y terminó siendo nombrado gran visir de Egipto. ¿Cuándo sucedió todo esto? ¿Hay alguna evidencia histórica? Bueno, cómo no, hay unos pocos críticos que piensan que es una historia muy posterior, escrita en la época persa, casi un mil enio y medio después de cuando se supone que existió José. Otros más generosos creen que la historia se la inventaron los israelitas en la época de la monarquía para justificar que la tribu de José tuviera más prominencia. Otros creen que sí existió José, y que llegó a visir de Egipto en la época en que Egipto estaba dominado por los hicsos. Pero resulta que no hay ningún indicio histórico de que existiera José. ¿A qué se deberá eso? Según el egiptólogo David Rohl, se debe a que se buscan evidencias en la época equivocada; él plantea que la historia de José no sucedió en época de los hicsos, sino mucho antes, bajo el reinado del faraón

Amenemhat III, de la 12ª dinastía (el cual sería coregente con Sesostris III desde el vigésimo primer año del reinado de este). No sé si tendrá razón o no, pero el caso es que hay bastantes detalles que armonizan bien con esta hipótesis, como relataré a continuación.

 Amenemhat III. ¿El faraón ante quien compareció José?  Quizá sepáis que la agricultura en Egipto dependía de las crecidas del Nilo: cada año, el río se desbordaba e inundaba los campos, fertilizando lo que llamaban la "tierra negra" de las orillas, y al retirarse las aguas se labraba y sembraba.

Bien, pues en el siglo XIX, el egiptólogo Karl Richard Lepsius se aburría y decidió investigar las crecidas del Nilo durante el reinado de Amenemhat III. ¿Qué datos recopiló? El promedio de la crecida era de unos 12 metros sobre el nivel normal del río; sin embargo, hacia el 12º año del reinado y durante unos 7 u 8 años, el nivel de la crecida estuvo en unos 17 metros. De eso se deduce que aquellos años aumentó el limo depositado en el delta del Nilo y produciría años de cosechas más abundantes. La gente estaría muy contenta con el "dios" Nilo, pero el problema es que el Nilo se creció demasiado, y nunca mejor dicho; porque a continuación se registran varias impresionantes crecidas de unos 21 metros. El problema es que unas crecidas tan grandes ya no son tan buenas, pues para cuando se terminaran de retirar las aguas ya sería demasiado tarde para sembrar el grano; por tanto, durante el reinado de este faraón hubo varios años de abundancia seguidos por varios de hambre.

Crecida del Nilo

De momento encaja, ¿verdad? Además, el grano que se producía en Egipto se exportaba a las tierras de Canaán y vecinas, de modo que estos años de hambre se notarían en esos países, sobre todo entre quienes no se dedicasen directamente a la agricultura (porque algo me dice que los que sí cultivasen grano preferirían comérselo ellos mismos antes que venderlo y morir ricos). O sea, si la familia de Jacob se dedicaba al pastoreo, el grano normalmente tendrían que comprarlo; pero malas cosechas en Egipto habrían supuesto escasez de grano también para ellos en Canaán. Ya lo dice Génesis 42:5: "Así que vinieron los hijos de Israel con los otros que venían a comprar, porque existía el hambre en la tierra de Canaán." 

Otro indicio que podría añadirse a los argumentos de Rohl lo encontramos retrocediendo al momento en que José se presenta ante el faraón, a lo que dice Génesis 41:14: "El faraón mandó llamar a José y lo sacaron del calabozo con premura, se afeitó y mudó de vestido y compareció ante el faraón."   Es significativo el hecho de que José se afeitase antes de presentarse ante el faraón; si el faraón fuese un hicso, como algunos sostienen, posiblemente habría llevado barba él mismo, y no requeriría que nadie se afeitase y se purificase para entrar en su presencia. Pero Amenemhat era un egipcio de pura cepa, de los que odiaban el pelo de todo el cuerpo.

Un egipcio de pura cepa afeitándose

Esta lámina refleja los utensilios auténticos Otro detalle significativo es que el faraón honrase a José haciéndole yerno de Potifera, que era sacerdote de Heliópolis. Por un lado, el nombre Potifera (al igual que el nombre de su anterior amo, Potifar) incluye el nombre del dios Ra. Y por otro lado Heliópolis era la ciudad donde se adoraba a este mismo Dios. ¿Y qué importancia tiene esto? Ya voy, impaciente. Lo que pasa es que Ra era adorado de forma prominente en el Imperio Antiguo y Medio, no en el período de los hicsos, que adoraban a Set como deidad principal.

¿Jalearían a este dios gritando: "¡Ra, Ra, Ra!"?

Otro detalle interesante es que antes del faraón Amenemhat III y durante los inicios de su largo reinado, el poder de los faraones estaba amenazado por el poder de varios jefes locales o nomarcas, que controlaban grandes zonas de Egipto. ¿Y esto por qué es importante? Pues esta vez tendrás que esperar un poco más, porque antes de mencionar la idea principal, voy a desviarme un poco para contar otra cosa también interesante. Estos nomarcas eran tan ricos que podían permitirse tumbas muy elaboradas. Una de esas tumbas, tallada en la roca, y de unos 20 años antes de Amenemhat III, era de un jefe llamado Jnumhotep (o Khnumhotep) II; incluía una escena de un grupo de comerciantes asiáticos de una región montañosa que llegaban a Egipto, lo que recuerda a los madianitas que vendieron a José (Génesis 37:25-28). Según la inscripción, el jefe de la región montañosa se llamaba Abisai, un nombre que parece hebreo. Y además, estos caravaneros llevan ropas muy coloridas, lo que recuerda la prenda de José (Génesis 37:31 y 32).

El detalle era curioso, valía la pena desviarse, ¿no? Bien, pues ahora retomo la idea de por qué esos nomarcas tan poderosos pueden tener relación con la historia de José. Lo interesante de esto es que durante el reinado de Amenemhat III, estos jefes locales dejaron de construir tumbas, lo que indica que habían perdido su gran poder; al mismo tiempo, Amenemhat III llegó a ser uno de los faraones más poderosos de la 12ª dinastía. ¿Cómo sucedió esto? No lo sé, pero esto encaja muy bien con lo que leemos en Génesis 47:13-21: "En ninguna parte del país había trigo, y el hambre aumentaba más y más. Tanto en Egipto como en Canaán la gente se moría de hambre. José recogió todo el dinero que los de Egipto y los de Canaán le habían pagado por el trigo comprado, y lo guardó en el palacio del faraón. Cuando ya no quedaba dinero ni en Egipto ni en Canaán, los egipcios fueron a decirle a José: – ¡Danos comida! No es justo que nos dejes morir de hambre, solo porque ya no tenemos dinero. José les respondió: – Si ya no tenéis dinero, traed vuestros animales y os los cambiaré por trigo. Los egipcios llevaron sus caballos, ovejas, vacas y asnos a José, y a cambio de ello José les dio trigo durante todo aquel año. Pero pasó el año, y al siguiente fueron a decirle a José: –  No podemos negarte que ya no tenemos dinero; además, nuestros animales ya son tuyos. No tenemos otra cosa que darte, a no ser nuestras tierras y nuestros propios cuerpos. Cómpranos a nosotros mismos y a nuestras tierras a cambio de trigo. Seremos esclavos del faraón y trabajaremos nuestras tierras para él, con tal de que nos des semilla para que podamos vivir y para que la tierra no se eche a perder. ¿Por qué has de dejarnos morir junto con nuestras tierras? Entonces José compró todas las tierras de Egipto para el faraón, pues los egipcios vendieron sus terrenos, obligados por el hambre. Así la tierra pasó a poder del faraón, y los egipcios fueron hechos esclavos en todo el país de Egipto."  Desde luego, este relato encaja con el gran poder que cobró el faraón Amenemhat III, que de ser casi un pelele se convirtió en el centro de aquella sociedad, y eso de que José tuviera que almacenar tanto grano para distribuirlo y que tuviera que guardar tanto dinero, nos lleva a un rasgo muy llamativo del reinado de este faraón. Bajo su reinado se construyó uno de los edificios más impresionantes del mundo antiguo. ¿Una pirámide? No, algo más original: el Laberinto. Tan importante era este edificio que el faraón incluso construyó su tumba-pirámide junto a él (sí, al final no aguantó la tentación de construir una pirámide él también...).

Aquel edificio no se conserva, pero en el siglo V A. C., el historiador griego Heródoto escribió: "He visto [el laberinto]  personalmente y, desde luego, excede toda ponderación. En efecto, si se sacara la cuenta de las construcciones y obras de art e realizadas por los griegos, claramente se vería que han supuesto menos esfuerzo y costo que este laberinto". Y añadió: "El laberinto supera, incluso, a las pirámides". Cuatro siglos después, Estrabón, otro historiador griego, dijo que era "una obra que igualaba a las pirámides", aunque para entonces estaba muy deteriorado. Tenía miles de almacenes y se utilizaba como centro administrativo. Según la cronología de Rohl, este edificio sería el centro administrativo que usaría José para organizar la distribución del grano durante el hambre. Precisamente se empezó a construir en el año 15 del faraón, lo que encajaría con los primeros años de "vacas gordas". Es interesante que José se adelantara a los cretenses con eso del laberinto. Se me ocurre que el diseño tan intrincado podría servir para evitar robos y para facilitar el orden de los que acudiesen allí, pues necesitaban un guía para moverse por el edificio. Y si entras a robar no conviene perderse con los sacos de trigo al hombro y tener que preguntar a un guardia por dónde se sale... Desde luego, no es extraño que el faraón colocase su tumba junto al edificio que le había proporcionado su gran poder, ¿no?

Restos del laberinto; a la izquierda se ve un canal del que pasamos a hablar  Otro detalle curioso es que el laberinto está cerca de lago Moeris (en la actualidad llamado Birkat Qarun; no sé por qué, con lo bien que sonaba "lago Moeris"), al oeste del río Nilo. Junto al laberinto hay un impresionante canal construido también bajo el reinado de este faraón, que canaliza el exceso de agua de la crecida del Nilo y la lleva a la zona del lago, reduciendo así la inundación en el delta. Seguramente vendría bien para reducir los daños de fu turos desbordamientos del Nilo, y curiosamente, el nombre moderno de este canal es Bahr Yussef (el canal de José).

La mancha verde de la derecha, donde pone "Fayum", es la región del lago Moe ris; cerca de allí estaba el Laberinto

El "canal de José"  Pero esto no acaba aquí. Todavía hay más cosas interesantes sobre José. Quizá la más impactante de todas las implicaciones de la "nueva cronología" de David Rohl...

PARTE 5(B): LA FAMILIA DE JOSÉ EN EGPTO

Antes de seguir en orden con la cronología del relato de José, podemos incluir un par de detalles de interés. Tal vez alguien haya leído alguna vez la "acusación" de que el relato de José y la esposa de Potifar es una copia de un cuento egipcio. Claro, claro, si dos historias se parecen en algo automáticamente es que la Biblia ha copiado. "Es que me tienen manía", diría la Biblia. Según el relato bíblico, cuando José llegó a ser el mayordomo del jefe de la guardia personal del faraón, Potifar (o Putifar), la mujer de su amo se sintió tan atraída por él que varias veces trató de convencerlo para que se acostara con ella, pero él se negó. Ella, despechada, decidió acusarle ante su marido de haber intentado violarla, así que el marido le mandó a la cárcel. En cuanto al cuento egipcio, trata de un señor que vivía con su mujer y su hermano pequeño. La mujer se insinuó al cuñado un día que se quedaron solos, pero el cuñado la rechazó, así que la mujer le acusó de haber tratado de violarla. El marido agarró un cuchillo para solucionar el problema como personas civilizadas, matando al hermano, pero este prefirió huir. Por suerte para el hermano pequeño, el dios Ra hizo aparecer un lago lleno de cocodrilos para que el del cuchillo no le alcanzara. Luego, más tranquilos, el hermano pequeño le contó la verdad al mayor, y este le creyó, de modo que se volvió a su casa a matar a su esposa, que no quería zanjar el asunto sin cargarse a alguien. Después de aquello, el pequeño decidió arrancarse el corazón y dejarlo encima de una flor para que si acaso se moría, el hermano recogiese el corazón para poderle resucitar... Pero eso es ya otra historia. El parecido entre ambos relatos se limita a una mujer que se insinúa a otro, este la rechaza y ella le acusa de intentar violarla. Tampoco parece un argumento tan raro como para que haya que hablar de copia. De hecho, aparecen argumentos parecidos en la mitología griega (Fedra e Hipólito, Estenobea y Belerofonte).

Pero aparte de que el parecido sea demasiado leve como para suponer que haya copia, el manuscrito más antiguo que se conserva del cuento de los dos hermanos es de la época de la dinastía XIXª, varios siglos después de la dinastía XIIª, que es donde la cronología de David Rohl sitúa la vida de José. Incluso la redacción del libro de Génesis, donde se relata la vida de José, sería muy anterior al cuento en cuestión. Pero vamos a ser generosos y vamos a suponer que el cuento no es una copia de la historia de José; como mucho, la historia de aquel importante visir que dominó sobre todo Egipto quedaría en el imaginario común de lo s egipcios y es normal que se reflejase en algún cuento... Otro detalle curioso tiene que ver con la interpretación de los sueños. Recordemos que Dios permitió a José interpretar los sueños de dos compañeros de prisión, lo cual llevó a que terminara ante el mismísimo faraón para interpretarle los sueños de las vacas gordas y las vacas flacas. Bien, parece ser que aunque la interpretación de los sueños sí era algo habitual en Mesopotamia, en Egipto no lo fue hasta aproximadamente el Imperio Medio, o sea, la época de José. De ser correcta esta cronología, parece ser que José sería quien puso de moda en Egipto eso de interpretar sueños.

Faraón Amenemhat III

Y dicho esto, volvamos al relato. Nos quedamos en que José fue nombrado visir de Egipto y supuestamente construyó el legendario Laberinto para almacenar el cereal durante los años de "vacas gordas", además de construir un canal para tratar de mitigar los efectos de las crecidas excesivas del Nilo. Vimos también que en los años de "vacas flacas" la Biblia indica que el faraón acumuló un poder total sobre todo Egipto, lo que coincide con lo que sucedió en el reinado de Amenemhat III. Y vimos que aquella escasez de grano repercutiría también en Canaán, especialmente en los grupos dedicados al pastoreo, como la familia de Jacob. Bien, pues precisamente durante esos años de hambre, la Biblia relata el traslado de la f amilia de Jacob (unas 70 personas) a Egipto, a la tierra de Gosén (en el delta del Nilo). Según Génesis 47:6, el propio faraón le dijo a José: "La tierra de Egipto está a su disposición. Dales la región de Gosén, que es lo mejor del país, para que se queden a vivir allí."   Y el versículo 27 cuenta: "Los israelitas se quedaron a vivir en Egipto. Tomaron posesión de la región de Gosén, y allí llegaron a ser muy numerosos”. ¿Hay algún indicio en la época del faraón Amenemhat III que pueda coincidir con esto y apoyar esta hipotética cronología? Sí, lo hay. Las excavaciones en la ciudad de Avaris, en Gosén, han descubierto un pequeño pueblo de esta época, sobre una serie de altozanos, para evitar las inundaciones anuales del Nilo.

Sí, de acuerdo, que hayan descubierto un pueblo no significa nada, pero es que todavía no he terminado. Los arqueólogos se pusieron a analizar sus restos humanos (los del pueblo, no los de los arqueólogos) y han llegado a la conclusión de que la población masculina del pueblo provenía de fuera de Egipto, probablemente de Siria o de Canaán. ¿A que ahora sí encaja? Por cierto, la población femenina de aquel pueblo sí parece ser que era autóctona del delta del Nilo; o sea, que si estos restos humanos son los de Jacob y los suyos, parece ser que andaban escasos de mujeres y que se casarían con egipcias de la zona. En ese mismo pueblo se encontró un palacio, pero de época más tardía; ya hablaremos de él después, lo que ahora nos interesa es que bajo ese palacio había un edificio de la época a la que nos estamos refiriendo. El edificio es más grande que las demás casas, aunque no demasiado, y lo que es más interesante aún: no es de estilo egipcio, sino sirio o cananeo. Por si fuera poco, en el  jardín había varias tumbas que contenían muchos objetos provenientes provenientes de la zona de Canaán. Así que todo esto no solo confirma que los primeros habitantes del poblado en vez de ser egipcios venían de Canaán, sino que además indica que en el poblado viv ía alguien de cierta importancia. Si la cronología que propone el profesor Rohl es correcta, esta podría ser nada menos que la casa de Jacob en Egipto, el padre del gran visir.

En la casa grande de Avaris es tal vez donde se desarrollan los capítulos 48 y 49 del Génesis.

Tras la muerte de Jacob, Génesis 50:22 indica, según la Nueva Biblia de Jerusalén de  Jerusalén:: "José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre". Estas padre".  Estas palabras podrían interpretarse como que su hijo José se fue a vivir con la familia de su padre. Si esto fuese así, cabría esperar que siendo (o habiendo sido) la persona más importante de Egipto tras el faraón, viviese en un gran palacio. Bien, pues justo encima de la supuesta casa de Jacob se construyó el palacio que antes mencioné. Es un palacio de estilo egipcio, de la XIIIª dinastía, con muchas habitaciones y un gran jardín. jardín.

En el jardín se descubrió una tumba de estilo egipcio; pero la tumba estaba abierta y casi vacía. Sí, esto no es nada raro, a nda que no ha habido saqueadores de tumbas en Egipto, pero es que en este caso no solo se llevaron los bienes de la tumba, sino el propio cuerpo del difunto, lo cual ya no es tan habitual. Esto encaja con Génesis 50:25 y 26: "Entonces hizo que los hijos de Israel le juraran, y les dijo: “En verdad, Dios vendrá a ayudaros. Cuando eso suceda, har  éis llevar de aquí mis restos. José murió en Egipto a la edad de ciento diez años, y su cuerpo fue embalsamado y puesto en un ataúd."   Y con Éxodo 13:19: "Moisés se llevó consigo los restos de José, pues José había hecho que los hijos de Israel le prometieran hacerlo así." 

Sin embargo, en la tumba se dejaron una estatua. Una representación del dueño del palacio y de la tumba, de tamaño doble del natural (a ver quién iba a cargar con eso en el Éxodo, con los egipcios persiguiendo). La estatua está bastante deteriorada, sobre todo la cara, llena de golpes, y hay señales de que alguien trató de partir la cabeza.

Aun así, los que entienden de estas cosas afirman que la figura es siro-cananea. Los restos de pintura indican que su piel era más clara que la de los egipcios y su cabello castaño o rojizo, y con un peinado que no es egipcio. En el hombro derecho lleva un arma arrojadiza que simboliza autoridad. Y además, ¡lleva un manto de colores! De ser cierta la cronología, esta estatua sería una representación del mismísimo José, quien se hizo representar con la túnica que le regaló su padre de niño. Y el susodicho ataque contra la estatua israelita podría haber sido cosa de unos egipcios enrabietados contra los israelitas, tras la humillante derrota de los egipcios en el Éxodo. Precisamente, tras ese ataque, la ciudad quedó abandonada por unos 50 ó 70 años y luego fue repoblada por los invasores hicsos, que establecieron allí una base tras subyugar Egipto. Pero de todo esto hablaremos más adelante. Por ahora, quedémonos mirando embobados esta reconstrucción de la estatua que bien podría ser el propio José y su famosa túnica...

PARTE 6: LA ESCLAVITUD EN EGIPTO

"No hay ni una sola evidencia de que los israelitas estuviesen en Egipto. No hay pistas, ni arqueológicas ni históricas, que prueben que construyeron monumentos de ninguna clase allí".  Estas palabras del arqueólogo Israel Finkelstein reflejan una idea muy repetida en medios de divulgación en las últimas décadas: no hay ningún indicio que apoye el relato del Éxodo de los israelit as de Egipto. En cambio el egiptólogo David Rohl tiene una respuesta muy sencilla: esto se debe a que están buscando en la época equivocada. Y no, que nadie piense que este hombre es el típico religioso fundamentalista que ve pruebas de la Biblia por todas partes. Como diría un señor con el que hablé hace poco, él es "abstemio" (es decir, que no es creyente). Y ahora vamos con una breve explicación del lío. Tradicionalmente se había considerado que el Éxodo había tenido lugar hacia los siglos XV o XVI antes de nuestra era, de acuerdo con la propia cronología interna de la Biblia. Pero en el siglo XX se generalizó la idea de que en realidad había sucedido en el siglo XIII, en época del faraón Ramsés II (como se refleja en cualquier película sobre la vida de Moisés). ¿Y eso por qué?

Pues por una forma de interpretar Éxodo 1:11: "Por eso los egipcios pusieron capataces encargados de someter a los israelitas a trabajos muy duros. Les hicieron construir las ciudades de Pitón y Ramsés, que el faraón, rey de Egipto, utilizaba para almacenar  provisiones" . La versión Dios Habla Hoy   y otras muchas usan el nombre "Ramsés", mientras que otras, coincidiendo con el diccionario bíblico Strong  usan la forma "Raamsés" o "Ramesés". Bien, pues como el nombre se parece al del famoso faraón Ramsés II, algunos han llegado a la conclusión de que esta ciudad es "Per-Ramsés", la capital del susodicho faraón, que además fue edificada con mano de obra esclava. Además de esto, otra evidencia de que el faraón del Éxodo era Ramsés II es que... Ah, no, creo que ya no hay más evidencias. Sin embargo, sí que hay algunas evidencias de que el faraón del Éxodo NO fue Ramsés II. Por ejemplo, que vivió varios cientos de años después de la época que la propia Biblia atribuye al Éxodo. O que su ciudad, Per-Ramsés, era la capital de su reino, mientras que la Raamsés que construyeron los esclavos hebreos era una ciudad de depósito, como dice el propio versículo (¿o qué pasa, que solo hacemos caso de una parte del versículo y de la otra no?). O que Per-Ramsés la hizo construir el propio Ramsés II, mientras que la Raamsés que construyeron los hebreos empezó a construirse antes de nacer Moisés, quien en el tiempo del Éxodo tenía ya 80 años. Y no solo eso: muchos años antes, en tiempos de José, ya se empleaba ese nombre para referirse a una región (según Génesis 47:11), de modo que parece tratarse de un nombre relativamente común, que significa "Ra lo ha engendrado", y por tanto no hay razón para relacionar el nombre necesariamente con Ramsés II. No obstante, David Rohl plantea que incluso el nombre podría ser una adaptación de un editor posterior, que alude a un lugar antiguo por el nombre que era conocido en su época. Aun así, si algún lector desea atacar la exactitud histórica de la Biblia, es mejor que acepte Éxodo 1:11 (o mejor solo una parte) y que acepte la interpretación de que corresponde a Ramsés II. Porque así podrá decir que no existe ninguna prueba histórica del Éxodo. Pero si hacemos lo que propone David Rohl, buscar varios siglos atrás, ¿qué indicios vemos que sí encajan con el relato bíblico?

En primer lugar, para situarnos un poco, la época en que se esclaviza a los hebreos descendientes de Jacob -alias Israel- sería el segundo período intermedio de Egipto, ya en la dinastía XIII (que, dicho sea de paso, coincidiría según esta cronología con la época del famoso rey de Babilonia, Hammurabi). Quizá fuese el faraón Sebekhotep III (en la foto) o algún antecesor quien decidiera esclavizar a los israelitas. (Ah, por cierto; el nombre de trono de este faraón es Sejemra Seuaditauy, que significa Poderoso es Ra, que hace florecer las Dos Tierras; o sea que incluir al dios sol Ra en los nombres no era raro, como podría pasar con Raamsés). Aquellos eran tiempos más difíciles para un faraón que los tiempos de Amenhemhat III, el faraón que tan poderoso se había hecho en vida de José. Los faraones de esta dinastía eran más débiles, lo que explicaría (pero no justificaría, claro) que el faraón fuese tan paranoico como para hacer lo que dice Éxodo 1:8-14: "Más tarde hubo un nuevo rey en Egipto, que no había cono cido a José y que dijo a su pueblo: “Mirad, el pueblo israelita es más numeroso y más poderoso que nosotros; así que debemos hacer algo para impedir que sigan aumentando, porque podría suceder que, en caso de guerra, se pusieran de parte de nuestros enemigos para pelear contra nosot ros, y se fueran de este país.” Por eso los egipcios pusieron capataces encargados de someter a los israelitas a trabajos muy duros. Les hicieron construir las ciudades de Pitón y Ramsés, que el faraón, rey de Egipto, utilizaba para almacenar provisiones. Pero cuanto más los maltrataban, más aumentaban. Así que los egipcios les tenían mucho miedo. Los egipcios esclavizaron cruelmente a los israelitas. Les amargaron la vida sometiéndolos a rudos trabajos:  preparar barro y hacer adobes, y atender a todos los trabajos del campo. En todo esto los israelitas eran tratados con crueldad."

¿Hay algún indicio arqueológico de todo esto? Pues sí, resulta que en esta época, la gente que habitaba la zona de Gosén, en el delta del Nilo (la zona habitada por los hebreos según la Biblia) no era egipcia, sino proveniente de Palestina o Siria; se ha encontrado gran cantidad de restos de cerámica originaria de la tierra de Canaán. Además, hay restos de gran cantidad de ovejas asiáticas de pelo largo, lo que muestra que eran pastores, c omo los israelitas del Génesis, y gran cantidad de armas en las tumbas de varones, lo que indica que era un pueblo guerrero. Este último dato podría coincidir con detalles como el del capítulo 14 de Génesis, en el que los hebreos bajo el mando de Abrahán atacaron a un ejército mesopotámico para liberar a sus compatriotas prisioneros. Y podría también explicar el temor de lo s egipcios.

Las tumbas de esta zona y esta época aportan más detalles significativos, así que volveré luego a ellas. Antes, quiero mencionar cierto papiro.

Al papiro en cuestión le han dado el poético y exótico nombre de papiro Brooklyn 35:1446, y es de unos 10 ó 15 años antes de nacer Moisés, según la cronología de Rohl. Este papiro recoge un decreto del faraón Sobekhotep III para una transferencia de esclavos. La mitad de los 95 nombres de esclavos son nombres semitas (como Menahem, Isacar, Aser, Sifrá) y aparecen registrados en idioma semita junto con un nombre egipcio que se le había asignado a cada uno. Todo esto podría corroborar que en la región del delta (Gosén) la población israelita era muy numerosa, y que muchos de ellos, si no todos, habían sido esclavizados. Lo curioso es que en esta época no hubo ninguna campaña militar en la zona de Canaán; ¿de dónde salen tantos esclavos asiáticos? Pero volvamos a las tumbas (como le diría el Dr. Frankenstein a su ayudante). Lo normal en aquella época es que entre el 20 y el 30% de enterramientos fuesen niños menores de 18 meses. Pero en este caso, en aquella región del delta del Nilo poblada por semitas y en aquella época en particular, la cantidad de niños muertos se dispara nada menos que al 65%. ¿A qué se puede deber? La verdad es que no lo sabemos, pero sin duda, este dato encaja muy bien con el relato de Éxodo 1:22: "El faraón, por su  parte, ord enó a todo su pueblo: “Echad al río a todos los niños hebreos que nazcan; solo a las niñas dejadlas vivir" . Desde luego, esto podría explicar que en aquella comunidad semita de aquella época se muriera una cantidad tan grande de bebés varones y no de niñas. De todos modos, también es cierto que en el papiro mencionado antes, la cantidad de esclavas de la lista supera a la de esclavos por tres a uno. Poniéndonos a conjeturar, esto podría indicar que aquel genocidio de varones israelitas no habría sido el primero... En este contexto, llegamos al nacimiento de Moisés, un bebé que se salva de la matanza. Pero de este personaje y del éxodo israelita hablaremos en la parte 7.

PARTE 7: MOISÉS Y EL ÉXODO

Por lo que hemos visto últimamente, el asentamiento de población asiática en Avaris (Tell el-Daba, en Gosén, al lado oriental del delta), fundado en tiempos del faraón Amenemhat III, sería el asentamiento de Jacob y toda su familia y servidumbre, según propone la cronología que nos ocupa. Años más tarde, esta población asiática pasó a un estado de servidumbre. El relato bíblico de la opresión hebrea en Egipto sería el recuerdo de esta migración asiática bien documentada durante la última parte del Imperio Medio y principios del Segundo Período Intermedio, concretamente finales de la dinastía número 12 y la 13. Los esclavos domésticos documentados, por cierto, solían tener en esta época nombres hebreos. Como vimos en la parte anterior, hubo una gran mortandad de bebés varones entre estos esclavos semitas asentados en Gosén, lo que coincide con el capítulo 1 de Éxodo. Y hecho este repasito, mencionaré que al parecer, el faraón que reinaba cuando nació Moisés y por tanto uno de los infanticidas, sería Neferhotep I.

Según el relato del Éxodo, la madre de Moisés logró esconder al bebé durante tres meses, pero viendo que ya no podía seguir ocultándolo, lo metió en un cesto sellado para que no le entrara agua y... ¿lo soltó río abajo? ¡Noooo! Ese es uno de los típicos errores que casi todo el mundo comete. Lo que hizo la madre es algo más realista: "Luego puso al niño en el canastillo, y lo dejó entre los juncos, a la orilla del río Nilo. Además dijo a una hermana del niño que se quedara a cierta distancia, y que estuviera al tanto de lo que pasara con él." (Éxodo 2:3, 4). La madre debía de ser más lista que el hambre, porque no parece que dejara al bebé en un lugar cualquiera de la orilla, en vista de quién se solía bañar allí: "Más tarde, la hija del faraón bajó a bañarse al río y, mientras sus sirvientas paseaban por la orilla, vio el canastillo entre los juncos. Entonces mandó a una de sus esclavas que se lo trajera. Al abrir el canastillo y ver que dentro había un niño llorando, la hija del faraón sintió compasión de él y dijo: – Este es un niño hebreo". El caso es que la hija del faraón adoptó al bebé como hijo suyo y lo llamó Moisés.

Ahora vamos con algo interesante que apoya e incluso a mplía el relato bíblico. El historiador Eusebio cita de una obra perdida del historiador Artapanus, del siglo III antes de nuestra era, según la cual cierto faraón (que tal vez fuese este Neferhotep I) persiguió a los israelitas, pero su hija Merris adoptó a un niño hebreo, el príncipe Mousos. Merris se casó con el faraón Jenefres (es decir, Sebekhotep IV, que por cierto era hermano del fallecido Neferhotep I), bajo quien el príncipe Mousos llegó a administrar el país.

Mousos llegó a dirigir una campaña militar al sur, contra los etíopes que estaban invadiendo Egipto. El historiador judío Flavio Josefo, en Antigüedades de los judíos, también menciona una guerra de Moisés contra los etíopes o cusitas; el joven Moisés dirigió al ejército egipcio por el valle del Nilo hasta más allá de la tercera catarata, adentrándose en Cus.

Sebekhotep IV  Existe una estela en el Museo Británico (EA 1060) que al parecer narra la campaña del faraón Sebekhotep IV en la región de Cus; es el único faraón de la dinastía 13 que se sepa que ha realizado una campaña contra los etíopes. En Kerma, al norte del actual Sudán, se ha encontrado un edificio oficial egipcio, junto al cual se encontró una estatua de Sebekhotep IV; está a cientos de kilómetros al sur de las fronteras conocidas de la dinastía 13, y pudo haberse construido para asegurar los intereses egipcios en la zona tras la victoria militar supuestamente de Moisés. Estos datos coinciden con el relato bíblico, según el cual Moisés se crió como un príncipe de la casa real egipcia y aprendió todo el saber egipcio (lo que sin duda incluiría ese "bonito" arte de la guerra). Y, como decía antes, además de coincidir con el relato bíblico, lo amplía con el dato de la campaña contra Etiopía, de la que no habla la Biblia. Volviendo a lo que decía Artapanus, el faraón se puso celoso de la popularidad del príncipe Mousos y este tuvo que terminar huyendo del país, aunque más tarde volvió y liberó a los esclavos. Eso sí, David Rohl sitúa la huida de Moisés de Egipto cuando tenía 20 años; si hubiera huido hacia los cuarenta años, como indica la Biblia, según esta cronología Moisés podría haber huido a principios del reinado del faraón Ay I o Merneferra. Entonces, ¿con qué faraón se encaró Moisés a su regreso? ¿Quién fue quien se negó a liberar a los hebreos y sufrió las diez plagas? (Y n o las siete plagas, como cree mucha gente erróneamente; ya les habría gustado a los egipcios que fueran menos de diez...). En este caso, David Rohl sí concuerda con la edad de 80 años que el libro del Éxodo atribuye a Moisés a su regreso, y según su modelo cronológico, para entonces gobernaba Egipto el faraón Dedumes (o Dudimose), el último o uno de los últimos faraones de la dinastía XIII. En realidad, de este faraón se sabe muy poco. De hecho, ni siquiera tengo ninguna estatua, de modo que tan solo puedo ofrecer este retrato robot:

Pero de entre lo poco que se sabe de este faraón hay una estela bastante significativa. En ella se retrata a un oficial militar del faraón que además era su hijo, Jonsuemwaset. Creo que esta estela es interesante al menos por dos razones. Una, porque el faraón Dedumes murió sin heredero. ¿Cómo es posible, si tenía un hijo ya crecidito y en condiciones de sucederle? ¿Tendrá algo que ver aquella décima plaga, la muerte de todos los primogénitos de las familias que no se sometieron a Jehová? "Y aconteció que a la media noche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono, hasta el primogénito del cautivo que estaba en el calabozo; y todo primogénito de bestia."  (Éxodo 12:29) Según el relato bíblico, el faraón dejó ir a los israelitas, pero un rato después cambió de opinión por enésima vez, e hizo algo que puede llamar mucho la atención de los historiadores: "Cuando anunciaron al rey de Egipto que el pueblo había huido, el faraón y sus servidores cambiaron de parecer sobre el pueblo y dijeron: "¿Qué es lo que hemos hecho? Hemos dejado marchar a Israel de nuestra servidumbre." El faraón hizo enganchar su carro y tomó consigo sus tropas. Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, montados por sus combatientes. Yahvé hizo que se obstinara el faraón, rey de Egipto, y persiguiera a los israelitas".  (Éxodo 14:5-8). Digo que esto llama la atención de los historiadores porque menciona un elemento que supuestamente descarta que el éxodo sucediera en la época de la que estamos hablando: los egipcios tienen carros y caballos. Los historiadores suponen que fueron los hicsos los que introdujeron en Egipto el carro y el caballo, y la época de los hicsos empieza justo después del faraón Dedumes, de modo que parece que la cronología no encaja. Vaya, hombre, con todo lo que llevo escrito... Pero, ¿por qué exactamente se cree que los egipcios no tenían carros ni caballos (ni tiovivos, supongo)? Más que nada porque no se conserva ningún indicio de que los hubiera (lo cual no quiere decir necesariamente que no los hubiera). No había indicios, al menos hasta hace poco. Porque ahora vuelve a entrar en juego la estela que mencionaba antes del hijo del faraón. Ya creías que me había olvidado de ella, ¿a que sí? Pues bien, en la estela en cuestión, Jonsuemwaset aparece con unos guantes. ¿Y para qué quería guantes? ¿Para los fríos inviernos de Egipto? Pues no precisamente. En la tumba de un faraón muy posterior que tenía nombre de quejido, Ay, hay (valga la redundancia) un relieve en que aparece con el mismo tipo de guantes indicando que era el comandante de la caballería. Y en la tumba de Tutankhamon aparecen unos guantes de ese mismo estilo, que son guantes para carros.

Guantes de Tutankhamon para subir en carro. Así que parece ser que en tiempos del faraón Dedumes sí empezaba a haber carros y caballos en Egipto. Al fin y al cabo es lógico que si en la zona de Canaán ya tenían esta novedosa arma, los egipcios se interesaran en tenerla ellos también, ¿no? Pero eso sí, poco les duraron, pues todos conocemos el relato en el que el mar Rojo se termina tragando a todo el ejército egipcio, como dice Éxodo 14:28: "Las aguas retornaron y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del faraón, que había entrado en el mar  para perseguirlos; no escapó ni uno siquiera". Aunque como en las películas el faraón es Ramsés II, y sabemos que Ramsés II murió ya muy viejo, en las películas el faraón sí se salva. Pero el Salmo 136:15 dice: "Hundió en el mar Rojo al faraón y su ejército".

¿Cómo se quedaría Egipto después de aquello? Está claro que las diez plagas y la catástrofe del ejército en el mar Rojo supondrían un durísimo golpe a la economía del país, a su religión, a su moral, a su seguridad nacional... Esto parece encajar con el fin del reinado de Dedumes o Dudimose, pues a su muerte, y sin heredero, el país se sumió en el caos. Manetón, según Josefo escribió: “T utimeos (Dedumes). Durante su reinado, por razones que ignoro, cayó la cólera del Señor sobre nosotros. Unos hombres de estirpe desconocida llegados de Oriente, repentinamente, se puso en marcha contra nuestro país en la seguridad de la victoria. Con solo su superioridad en número y apenas sin lucha, se apoderaron fácilmente de nuestras tierras. Y suponiendo la resistencia del país, arrasó despiadadamente nuestras ciudades, destruyó los templos de los dioses y desplegó su crueldad contra los habitantes, matando a unos, y reduciendo a la esclavitud a las mujeres y niños de otros. Finalmente eligieron rey a uno de los suyos llamado Salitis. Éste estableció su capital en Menfis, exigiendo tributos al Alto y Bajo Egipto, dejando por todas partes tras él guarnici ones en los lugares más favorables...”. Parece bastante verosímil que al estar tan debilitado, Egipto fuese presa fácil para algún otro pueblo que supiera aprovechar la ocasión. ¿Y qué pueblo (o pueblos) sería ese (o esos)? ¿Tienen alguna relación con la Biblia? ¿Encaja algún otro detalle de esta época con el relato bíblico? ¿Bajará algún día el precio de la gasolina? Estas preguntas, menos la última, las trataremos en la parte 8 de este repaso, con detalles bastante curiosos. PARTE 8: LOS HICSOS Y LOS ISRAELITAS

En la parte 7 nos quedamos en el momento de la muerte del faraón Dedumes, suponiendo que es el faraón que murió en el mar Rojo cuando los israelitas escaparon de Egipto.

Nombre del faraón Dedumes en jeroglífico Se cuenta (lo cuenta Flavio Josefo citando a Manetón) que en esa época Egipto fue invadido por gentes provenientes del este, que saquearon el país y luego terminaron creando un reino que dominó casi todo Egipto durante un par de siglos. Manetón los llama "hicsos", que significa... bueno, hay diversidad de teorías, pero las traducciones más oídas son "reyes pastores" (que es la traducción que dio Josefo) y "gobernantes extranjeros" (que es la más aceptada hoy día). Se sabe poco de los hicsos, casi tan poco como a qué huelen las nubes, pero hoy se considera que los hicsos propiamente dichos eran una élite militar apoyada por huestes de nómadas semitas, o beduinos. ¿Cómo es posible que un grupo de nómadas semitas del desierto irrumpieran en Egipto y lo saquearan de arriba a abajo? La cronología de David Rohl sitúa las primeras oleadas de estos pueblos justo después del éxodo de los israelitas de Egipto. Es decir, justo después de que las diez plagas habían quebrado la economía, la religión y la moral del país, y justo después de la destrucción de gran parte del ejército, incluidos todos sus carros, y de la muerte del faraón sin heredero. En un contexto tan terrible, hasta los latin kings podrían haber invadido Egipto. Como diría un cirujano, haremos aquí un pequeño inciso. Querría al menos mencionar un texto egipcio antiguo llamado "Las admoniciones de Ipuwer" (o de "Ipuur"); este texto habla de un caos social, hambre, muertos, ricos empobrecidos y pobres enriquecidos... Lo menciono aquí porque algunos lo relacionan con las plagas; si es así, podría encajar quizá con este momento inmediatamente posterior a las diez plagas y con las incursiones de los primeros hicsos. Pero en realidad no se sabe de qué época es el texto, y en los miles de años de historia de Egipto ha podido haber varios momentos de crisis grave. Vamos, que podría referirse a este momento, o no. Aquí pongo un enlace con el texto traducido al español por si alguien tiene ganas de leerlo para formarse su propia opinión: http://www.egiptomania.com/literatura/ipuwer.htm´

Por cierto, en entregas anteriores hemos hablado del asentamiento semita en Avaris, en el delta del Nilo, que encaja muy bien con la entrada de la familia de Jacob y el asentamiento de los israelitas. Pues bien, por estas fechas la arqueología indica que el lugar quedó abandonado. La arqueología no dice adónde se fueron esos habitantes semitas con nombres hebreos, pero los egipcios debieron de ponerse furiosos con su marcha porque, como dijimos en el capítulo correspondiente, la estatua que David Rohl cree que es la de José la dejaron destrozada... Pero volviendo a la invasión de los hicsos, ¿hay algún indicio en la Biblia de dicha invasión? Indirectamente, sí. Si asumimos esta nueva cronología, claro. Cuando los israelitas empezaron su andadura por el desierto tras salir de Egipto, aparte de quejarse por todo, se enfrentaron a un peligro quizá inesperado. Se presentó ante ellos un sanguinario pueblo nómada aficionado al saqueo, especie de piratas del desierto: los amalecitas (o amalequitas, según la versión). "Los amalecitas se dirigieron a Refidim para  pelear contra los israelitas. Entonces Moisés dijo a Josué: – Escoge algunos hombres y sal a pelear contra los amalecitas. Yo estaré mañana en lo alto del monte, con el bastón de Dios en la mano. Josué hizo lo que Moisés le ordenó, y salió a pelear contra los amalecitas. (...)Y Josué derrotó al ejército amalecita a filo de espada." (Éxodo 17:8-10, 13, Dios Habla Hoy ). ¿Adónde se dirigirían esos amalecitas cuando se cruzaron con los israelitas en Sinaí? Pues a Egipto, por lo visto. La Biblia no lo específica, pero la cosa encaja bastante bien. Y al parecer, siempre según esta teoría, allí se pusieron las botas a saquear. Ya un tal Velikovsky propuso que los hicsos eran en realidad los que la Biblia llama amalecitas. El profesor Rohl tiene una teoría que matiza un poco esto, pues los amalecitas según él, entraron a saquear en una primera oleada, pero no serían los hicsos propiamente dichos, sino un pueblo beduino, a los que los egipcios llamaban "soshu" (o "sashu").

Pero la siguiente oleada, varios años después, sería un pueblo no semita sino indoeuropeo, originario de Anatolia (en la moderna Turquía), concretamente de un lugar llamado Anaku. Un pueblo más fuerte militarmente, con carros (recordemos que los Egipcios ya se habían quedado sin aquella novedad, mientras que estos indoeuropeos serían expertos en su uso). Este pueblo era dirigido por el rey Sheshai, o Sheshi en egipcio. (Luego Rohl habla de otra tercera oleada, pero esa queda más allá de las fechas que estamos ahora abarcando). Este pueblo sería esa élite, los hicsos propiamente dichos, apoyados en hordas de semitas nómadas. Según David Rohl, la palabra "hicsos" no provendría de "gobernantes extranjeros" (Heka-Jasut), sino de "gobernantes de los soshu" (Heka soshu). O sea, que la traducción de Josefo sería más acertada, al fin y al cabo. Y el sentido de esta traducción es que aquellos invasores procedentes de Anaku dominaron a los soshu (amalequitas) que habían invadido todo años antes y formaron un gobierno en el norte de Egipto. ¿Y hay alguna conexión entre esta segunda oleada -los hicsos indoeuropeos- y la Biblia? Puede que sí. Después de vencer a los amalecitas y seguir quejándose, los israelitas mandaron a un grupo de espías a la tierra de Canaán, su tierra prometida. Cuando volvieron, aquellos antecesores del Mossad no parecían muy convencidos: "Pues que subieron por la tierra del Mediodía, y llegaron a Hebrón, en donde estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac. (...) Y le contaron a Moisés, diciendo: Llegamos a la tierra adonde nos enviaste, la cual ciertamente mana leche y miel; y este es el  fruto de ella. Empero es fuerte el pueblo que habita en aquella tierra; y las ciudades están fortificadas y son muy grandes. Y también a los hijos de Anac hemos visto allí. (...) Y trajeron a los hijos de Israel noticia infamatoria contra la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde hemos pasado para explorarla es tierra que consume a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en ella son hombres de grande estatura. También vimos allí a los gigantes, hijos de Anac, de la raza de los gigantes: y éramos nosotros a nuestros propios ojos como langostas; y así también éramos a los ojos de ellos." (Números 13:22, 27, 28, 32, 33, Versión Moderna) Como habrá adivinado el avispado lector, según esta teoría, los hijos de Anac no serían hijos de un señor llamado Anac, sino de la región anatolia de Anaku. Lo que es más, ese Sesai que se menciona sería uno de los caudillos, que se habían asentado en Hebrón y que años más tarde invadirían Egipto. Al parecer, los antiguos egipcios medían un promedio de 1,60 mts. (y los israelitas seguramente igual). Si es cierto que los hijos de Anac eran indoeuropeos, hay que tener en cuenta que los guerreros indoeuropeos de la época podían medir más de 1,85 (en el caso de restos encontrados en Europa central de guerreros de esta época). Así que es comprensible que aquellos tipos les parecieran gigantones a aquellos pusilánimes israelitas. Aunque un pelín exagerados sí que eran... (¿¿Cómo langostas o saltamontes a su lado?? Hay que ver lo que hace el miedo). Por cierto, dicho sea de paso, parece ser que los israelitas solían tener el cabello marrón, mientras que esta rama de indoeuropeos lo solían tener negro. El caso es que como los israelitas en conjunto se asustaron ante estos mocetones enormes de cabellos negros como la noche en vez de confiar en Dios, Jehová los condenó a quedarse 40 años en el desierto hasta que muriera aquella generación, antes de conquistar Canaán. Así que no fue que los israelitas se perdieran en el desierto y se pasaran 40 años buscando la Tierra Prometida, como dicen muchos. Es cierto que hay mucha gente incompetente y despistada, pero todo tie ne un límite...

Una hicsa y su hicsito

Por esos años, quizá durante esos 40 años o muy poco después, fueron estos hicsos los que entraron en Egipto como segunda oleada y dirigieron de forma más organizada la invasión, asentando su capital en Avaris. Como antes dije, según la arqueología la ciudad había sido abandonada varios años o décadas antes por sus habitantes semitas, pero la arqueología también indica que volvió a ser habitada poco después, cuando llegaron los hicsos. Desde luego, con esta cronología se dan muchas casualidades q ue encajan bastante bien, como piezas de un puzzle, y que dan la razón a la historicidad de las narraciones bíblicas. En la parte 9 veremos que en los tiempos de Josué también hay muchas de estas "casualidades". PARTE 9: BALAAM Y JERICÓ

Tras los cuarenta años en el desierto, los israelitas tuvieron que dar un rodeo y llegaron a la orilla oriental del río Jordán, muy cerca de Jericó. El rey de una región limítrofe, Moab, se asustó y tomó la siguiente medida, según Números 22:5 y 6: "Envió mensajeros a buscar a Balaán, hijo de Beor, a Petor del Río, en tierra de los hijos de Amav, para decirle: "He aquí que un pueblo que ha salido de Egipto ha cubierto la superficie del territorio y se ha establecido frente a mí. Ven, pues, por favor, maldíceme a ese pueblo, pues es más fuerte que yo, a ver si puedo vencerle y lo arrojo del país. Pues sé que el que tú bendices queda bendito y el que maldices, maldito."

Parte de la inscripción de Balaam Por supuesto, aquella petición la acompañó de dinero, para resultar más convincente, pues el profeta Balaam, aunque afirmaba adorar a Yahvé, también adoraba el oro y la plata. El resto de la historia se relata en los capítulos 22 a 24 de Números (e incluso indirectamente el 25). Pero, ¿existió realmente este tal Balaam hijo de Beor? Bueno, para algunos la Biblia es culpable de mentir mientras no se demuestre lo contrario. Así que, en unas excavaciones de aquella zona, la antigua Moab, se estaban examinando en 1967 restos de un santuario que se cree que se desplomó en el terremoto que hubo cerca del año 800 antes de nuestra era

(mencionado, por ejemplo en Amós 1:1) cuando se hizo un hallazgo impactante. Allí se encontraron restos de una inscripción en arameo pintada en las paredes. El título de la inscripción decía así: " Inscripción de Balaam el hijo de Beor, el hombre que es adivino de los dioses." A dioses."  A continuación se relataban unas visiones de este profeta. Así que sí, hay evidencias fuera de la Biblia e incluso fuera de Israel de que existió un tal Balaam hijo de Beor que era adivino o profeta.

Restos de Jericó (vistos de norte a sur) Pero estamos hablando de cronología. Y la llegada de los israelitas a Canaán suele datarse, según la cronología tradicional, en la edad del hierro. Y es un fastidio, porque los famosos restos de Jericó que se sabe que sufrieron un destrozo similar al que l a Biblia cuenta son de la edad del bronce, mucho antes. Bien, el caso es que con el ajuste de dos o tres siglos que propone el egiptólogo que nos ocupa, David Rohl, Jericó habría caído en la edad del bronce (concretamente en la edad del bronce media IIB, por si nos está leyendo algún empollón). Esto además lo corroboran restos de sellos de la época del reinado del faraón hicso Sheshi.

Según esta hipótesis, los restos de cerámica de Canaán de la edad del bronce media IIB pueden interpretarse que tienen evoluciones rápidas durante unos cincuenta años, por contactos comerciales intensos con el Egipto de los hicsos, y que después se estanca. Esto querría decir que, mientras los israelitas vagaban por el Sinaí, los cananeos tenían un contacto muy estrecho con Egipto, y eso hacía que los artistas que hacían y decoraban objetos de cerámica copiaran y desarrollaran muchas ideas. Pero, ¿por qué luego se detienen esos cambios y se estanca la cosa? Según esta cronología, sería debido a la invasión israelita. Pero antes de dar detalles sobre la conquista en general, vamos a centrarnos en Jericó en particular. En esa época, la edad del bronce, Jericó fue destruida. Según la cronología tradicional, esta destrucción fue muy anterior a la llegada de los israelitas y por tanto no encaja. Pero con la nueva cronología, una vez más, una narración bíblica tenida por muchos como una leyenda coincide precisamente con indicios arqueológicos. Vamos a verlo en detalle. ¿En qué época cruzaron los israelitas el Jordán para asediar Jericó? Josué 3:14-16 lo indica: "Los israelitas salieron de sus tiendas de campaña para cruzar el río, y delante de ellos iban los sacerdotes que llevaban el arca del pacto. Pero en cuanto los sacerdotes entraron en el río y sus pies se mojaron con el agua de la orilla (durante el tiempo de la cosecha el Jordán se desborda), el agua que venía de arriba dejó de correr y se detuvo como  formando un embalse, em balse, bastante lejos, en Adam, la ciudad que está junto a la fortaleza de Saretán. Y el agua que bajaba hacia el

Mar Muerto siguió corriendo hasta que se terminó. Así se dividió el agua del río, y los israelitas lo cruzaron frente a la ciudad de  Jericó." 

Para los de ciudad, la época de la cosecha viene a ser la época de las alergias, más o menos. ¿Hay algún indicio de que Jericó fuese destruida en esa época del año? Bien, pues en los restos de la Jericó destruida en la edad del bronce se ha encontrado gran cantidad de grano almacenado (como el que vemos en la foto), lo que sugiere a los arqueólogos que la ciudad estaba sufriendo un asedio en la época de la cosecha, cuando fue destruida al parecer por un terremoto.

Jericó estaba en lo alto de un promontorio rodeado de un muro, y otro muro rodeaba el promontorio por su base, cercando los barrios más humildes. Y este otro muro estaba a su vez rodeado por un foso. Esa E sa era la ciudad, pequeña pero imponente, que los israelitas fueron rodeando amenazadoramente durante siete días. Volviendo a los hallazgos de los arqueólogos, mientras la ciudad de la edad del bronce estaba siendo sitiada, sus muros se desplomaron aparentemente por un terremoto. Bueno, la ciudad real estaba siendo asediada cuando ocurrió el terremoto, pero el relato de la Biblia solo habla de siete días. ¿Hay alguna manera de confirmar esto? Evidentemente, no con tanto detalle, pero los recipientes de grano encontrados en los restos estaban muy llenos, lo que indica que llevaban pocos días de asedio cuando ocurrió la catástrofe. Josué 6:20 dice: "Entonces el pueblo gritó, cuando ellos procedieron a tocar los cuernos. Y aconteció que, tan pronto como el pueblo oyó el sonido del cuerno y el pueblo se puso a lanzar un fuerte grito de guerra, entonces el muro empezó a desplomarse. Después de eso el pueblo subió a la ciudad, cada uno directamente hacia delante de sí, y tomaron la ciudad."   Esto Esto coincide con los hallazgos arqueológicos. Los escombros llenaron el foso, lo que permitiría a los atacantes entrar fácilmente y, como dice la Biblia, "subir". Josué 6:21 y 24 dice: "Consagraron al anatema todo lo que había en la ciudad, hombres

y mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y asnos, a filo de espada. (...) Prendieron fuego a la ciudad con todo lo que contenía." Los restos efectivamente muestran que un ejército invasor, en vez de saquear la ciudad y su grano, como era lo normal, hizo algo anómalo: la destruyó completamente y le prendió fuego.

Otra cosa curiosa que muestran los restos de Jericó es que no se desplomó el muro completo, sino que quedó en pie una pequeña sección del lado norte del muro exterior (el que rodeaba la zona humilde de la ciudad). Esto encaja con Josué 6:22, 23: "Josué dijo a los dos espías que habían explorado la tierra: "Id a casa de la prostituta y sacadla de allí con todos los suyos, tal como se lo habíais prometido." Ellos entraron, y sacaron a Rahab, junto con su padre, su madre, sus hermanos y todos sus  parientes, y los llevaron a un lugar seguro fuera del campamento de Israel."  ¿Y Israel."  ¿Y dónde estaba la casa de aquella prostituta que se salvó? Josué 2:15 lo especifica: "Como Rahab vivía en una casa construida sobre la muralla misma de la ciudad, con una soga los hizo bajar por la ventana."  Así ventana."  Así que si Rahab vivía en la misma muralla y su casa siguió en pie, se deduce que una sección de la muralla de la Jericó bíblica no se derrumbó. Justo lo que muestran los restos... Luego, Josué 6:26 dice: "En aquel tiempo Josué  pronunció este juramento: ¡Maldito sea delante de Yahvé el hombre que se levante y reconstruya esta ciudad (de Jericó)! ¡Al  precio de su primogénito echará su cimiento y al de su benjamín colocará las puertas!"  En puertas!"  En armonía con esto, la Biblia indica que, aunque hubo algunos asentamientos en la zona, la ciudad como tal estuvo unos quinientos años sin ser reconstruida. Y efectivamente, los restos arqueológicos también indican que la ciudad no fue reconstruida poco después del supuesto terremoto, sino que quedó desolada durante varios siglos. Recapitulando: por un lado, la Biblia dice que en la época de la cosecha, los israelitas empezaron a asediar Jericó, pero el asedio duró poco porque al séptimo día se derrumbaron sus murallas; pero no todas, quedó una parte en pie, donde vivía Rahab; entonces los israelitas subieron para destruir y quemar la ciudad, que no fue reconstruida en mucho tiempo. Y por otro lado, los arqueólogos han descubierto unos restos de Jericó cuyos indicios muestran que sufrió un asedio durante la época de la cosecha, pero que el asedio duró poco porque los muros se derrumbaron, salvo una pequeña sección de la zona norte, tras lo cual los enemigos subieron y, en vez de saquear, destruyeron y quemaron la ciudad para no reconstruirla en varios siglos. Pero muchos arqueólogos dicen que cualquier parecido entre el relato bíblico y los restos es pura coincidencia, porque no encajan las fechas que les atribuyen a cada cosa. Bien, pues al ajustar David Rohl la cronología egipcia, resulta que también encaja la época de la llegada de Israel a Canaán con la de la destrucción de Jericó. Daré algunos detalles más sobre la conquista y el periodo de los  jueces en la siguiente parte. Y la parte 11 se vuelve a poner realmente interesante. PARTE 10: LA CONQUISTA

En la parte 9 de este repaso cronológico nos quedamos en la conquista de Jericó, la primera ciudad cananea al oeste del Jordán que cayó ante los israelitas (y eso de que cayó fue literal...). En la edad del hierro, cuando llegaron los israelitas según la cronología tradicional, no pasó nada significativo según los restos arqueológicos; pero vimos que más atrás, en la edad del bronce media, Jericó sí sufrió una destrucción que encaja al detalle con el relato bíblico. En cuanto a las demás ciudades que dice el libro de Josué que fueron conquistadas, sucede lo mismo. En Josué 12:9-24 viene una lista de 31 ciudades conquistadas. Bien pues las excavaciones muestran que el 80% de ellas fueron efectivamente destruidas por fuego en la edad del bronce media, incluidas Betel, Lakís, Hazor, Debir, Arad y Hebrón. ¿Casualidad? En los restos de una de ellas, Hazor, hubo en el año 1992 una expedición hispano-israelí que descubrió algo muy interesante. Se trata de una tablilla de la edad del bronce, en la que se mencionaba al rey de la ciudad, llamado Jabín.

Ahora vamos a leer Josué 11:1: "Y aconteció que Jabín rey de Hazor, cuando oyó todo esto, envió mensajeros a Jobab rey de Madón, y al rey de Simrón, y al rey de Acsaf."  De poco le sirvió reunir a sus amigotes, porque perdieron la guerra. Así que la arqueología ha descubierto que había reyes de Hazor en la edad del bronce -no en la del hierro- que se llamaban Jabín (algunos creen que es un nombre dinástico). Y la Biblia dice que había un tal Jabín, rey de Hazor, bajo cuyo mandato la ciudad fue destruida por los israelitas. De modo que la Biblia refleja con exactitud la realidad de la edad del bronce cuando habla de la conquista de Canaán. Pero el egiptólogo David Rohl va más lejos, pues cree que este rey Jabín corresponde en el tiempo con la época de la destrucción de Jericó y de la propia Hazor. De modo que sería un rey de Hazor llamado Jabín bajo cuyo reinado muchas ciudades cananeas incluida la suya fueron destruidas. La cosa encajaría con el relato bíblico como un guante. Sigamos. Josué 11:21 y 22 dice algo sobre los anaquim (llamados "anaquitas" o "anaceos" en otras traducciones): "Además, en aquel tiempo en particular Josué fue y cortó a los anaquim de la región montañosa, de Hebrón, de Debir, de Anab y de toda la región montañosa de Judá y de toda la región montañosa de Israel. Josué los dio por entero a la destrucción junto con sus ciudades. No quedaron anaquim en la tierra de los hijos de Israel. Fue solo en Gaza, en Gat y en Asdod donde quedaron."   Así que Josué vence a los temibles anaquim y destruye sus ciudades, aunque algunos permanecen en las ciudades de los filisteos, bien porque estuvieran emparentados, como algunos creen, bien porque fueran aliados (suponiendo que ya hubiese filisteos en aquellas ciudades, pues la Biblia no lo dice). En la parte 8 vimos que Rohl teoriza que estos anaquim eran un pueblo indoeuropeo de elevada estatura procedente de Anaku (en Anatolia, moderna Turquía) dirigidos por un tal Sheshai o Sheshi. Los filisteos, por cierto, también eran un pueblo indoeuropeo.

Hebrón

Sin embargo, comparando algunos pasajes bíblicos parece que los anaquitas volvieron a establecerse en la zona de Hebrón, quizá mientras Josué y su ejército seguían con la conquista de la zona norte de Canaán (sí, la zona donde estaba Hazor y el rey Jabín, ¿tan pronto se te había olvidado?), pues un amigote de Josué llamado Caleb se vio obligado a reconquistar el territorio. Fíjate en uno de los nombres de Josué 15:14: "Caleb echó de allí a tres descendientes de Anac, llamados Sesai, Ahimán y Talmai." 

Sello de Sheshi El relato paralelo, en Jueces 1:10 también menciona estos nombres. Bien, pues en Jericó y otras ciudades cananeas de esta época se han encontrado sellos de cierto rey anakita llamado Sheshai. ¿Casualidad? Según David Rohl, los anaquitas fueron derrotados por Josué pero probablemente no murieron, sino que pervivieron en el norte de Egipto como la segunda oleada de los llamados "hiksos". Puede que llegaran a Egipto un poco antes de la conquista de Josué y al ser derrotados en Canaán se centraran exclusivamente en Egipto, o puede que entraran en Egipto a raíz de su derrota en Canaán. El caso es que hubo un gobernante hikso llamado Sheshi que al parecer gobernó unos 30 ó 40 años desde el delta del Nilo. Para refrescar la memoria, según esta hipótesis "hiksos" significaría "gobernantes de los soshu"; es decir que dominaron a los soshu o nómadas amalequitas que habían invadido Egipto aprovechando que las plagas y la catástrofe del mar Rojo habían dejado el país totalmente vulnerable. Por cierto, los arqueobotánicos y los paleozoólogos también tienen su corazoncito, así que vamos a acudir a ellos aunque sea por una vez, porque tienen algo interesante que decirnos. Examinando muestras de polen en el terreno, los arqueobotánicos afirman que la región montañosa al norte de Jerusalén sufrió una rápida deforestación entre 1400 y 1100 antes de nuestra era, más o menos. Esto encaja bien con la idea de que un nuevo pueblo irrumpiera en aquel territorio por aquellas fechas. Incluso en la Biblia podría haber una alusión directa a este hallazgo: "Josué respondió: "Si eres un pueblo tan numeroso sube a los bosques y tala árboles  para ti en la región de los perizitas y de los refaítas, pues la montaña de Efraín es demasiado estrecha para ti. (...) Eres un pueblo grande y tienes mucha fuerza; no tendrás sólo un lote, sino que tendrás también la montaña; está cubierta de bosques, pero tú la talarás y será tuya esa región; y expulsarás al cananeo, aunque tiene carros de hierro y es muy fuerte." (Josué 17:15, 17, 18; Biblia de Jerusalén).

Al mismo tiempo, también se detecta una gran extinción de los grandes ungulados, como hipopótamos y unos grandes toros llamados uros, aproximadamente entre 1300 y 800 antes de nuestra era. Ambos datos indican la llegada de un grupo humano grande no autóctono (claro, si llegó es que no era autóctono), precisamente en las fechas en que la Biblia y la "nueva cronología" ubican la llegada y la conquista de los israelitas. Como vemos, ajustando las fechas un par de siglos todo parece encajar con una facilidad pasmosa. De todos modos, también hay que reconocer que hay otras ciudades cananeas de la época de las que no se han encontrado -al menos de momento- indicios de que fuesen destruidas en esta época de la edad del bronce. Sin embargo, en esa etapa, según el arqueólogo Finkelstein, se fundaron Siló y Siquem como centros de culto, lo que parece coincidir también con

la llegada de los israelitas. Josué 18:1, según la Traducción en Lenguaje Actual  dice: "Cuando los israelitas terminaron de conquistar la tierra, se reunieron todos en Siló. Allí levantaron el santuario, donde se reunían con Dios."

Siló, explanada donde se cree que estaba el Tabernáculo Curiosamente, Finkelstein concluyó que Siló era un lugar sagrado de los cananeos y que los israelitas lo adoptaron como tal. ¿Por qué? Porque encontró abundantes restos de cerámica y de animales justo fuera de la muralla, que supone que eran restos de sacrificios regulares, pero las fechas eran anteriores a la llegada de los israelitas según la cronología tradicional. Pero mira por donde, sí coincide con la llegada de los israelitas según la nueva cronología que propone David Rohl entre otros. Así que aceptando esta cronología revisada, nos encontramos con que en las fechas en que la Biblia dice que los israelitas pusieron el Tabernáculo en Siló, hay evidencias arqueológicas de que allí se empezaron a realizar sacrificios animales regularmente. Es increíble; muchos arqueólogos modernos venga a decir que no hay indicios de que los relatos bíblicos sean históricos, y simplemente ajustando las fechas un par de siglos empiezan a aparecer indicios hasta debajo de las piedras (y nunca mejor dicho...).

Piedra sagrada en Siquem De esta época data una piedra sagrada que está hoy día expuesta en Siquem. Curiosamente, esto coincide según la nueva cronología con este comentario de la Biblia en Josué 24: 25-27: "Así fue como aquel día Josué y el pueblo reafirmaron en Siquem su pacto con Dios. En ese pacto se insistió una vez más en las leyes y mandamientos que el pueblo debía obedecer. Josué las escribió en el libro de la Ley de Dios. Luego tomó una gran piedra y la colocó debajo del roble que está junto al santuario de Dios. Le dijo a todo el pueblo: "Esta piedra que ven aquí, es testigo de todo lo que nuestro Dios nos ha dicho. La pongo aquí para recordarles que deben ser fieles a nuestro Dios."   Esto nos lleva al final de la conquista y al inicio del período de los jueces. Pero para no alargarlo demasiado, dedicaré otro artículo a esta parte, antes de entrar en la parte 12 que es cuando volverá a ponerse realmente interesante...

PARTE 11: LA ÉPOCA DE LOS JUECES

Un juez conminó al acusado a confesar diciendo que tenía diez testigos que le habían visto cometer el robo. El acusado, sonriendo, respondió que él tenía cien testigos que no le ha bían visto cometerlo... En la Biblia también hay jueces, pero no exactamente de estos, sino más bien libertadores que tras una gran victoria juzgaban al pueblo en los tiempos en que aún no había reyes. Y en esta serie de artículos vemos que al ajustar la cronología encontramos muchos "testigos" de que los relatos bíblicos tienen una base histórica, aunque, como en el chiste, quien se fije en el periodo equivocado encontrará muchos "testigos" de que los relatos bíblicos nunca sucedieron. De todos modos, este artículo en particular se centrará más en ver qué se supone que sucedía en el mundo en esta época de los  jueces y cómo encaja bien la situación con lo que nos cuenta la Biblia. Y ya que vamos a hablar sobre esta época, no está de más aclarar algo sobre el orden cronológico del libro de Jueces. En realidad, los últimos capítulos del libro son una especie de apéndice: -el relato de los capítulos 17 y 18 sucede antes de la muerte de Josué, -la introducción general del libro, desde el inicio hasta Jueces 3:6, relata diversos acontecimientos de poco antes y poco después de la muerte de Josué, mientras que el relato de los capítulos 19, 20 y 21 sucede al parecer poco después de morir Josué.

Ehúd y el rey Eglón Y ahora nos centramos en el grueso del libro. Y no me refiero al rey Eglón, que según Jueces 3:17 era más bien gordito. Me refiero a la porción del libro que va de Jueces 3:7 hasta el final del capítulo 16, pues aquí es donde se relata la historia de 12  jueces, que salvan a los israelitas de la opresión extranjera y sirven como jueces después durante cierto número de años. Una cosa que hay que tener en cuenta es que si sumamos todos los años de opresión seguidos por los años de actuación de cada  juez, la cifra resulta demasiado alta y no encaja con la cronología bíblica. De lo que se deduce que no todos los relatos son necesariamente consecutivos; probablemente la opresión de algún pueblo enemigo solo aplicaba a los israelitas de alguna zona determinada, y el juez de turno ejerció solo sobre esa zona. O eso, o que los israelitas no sabían sumar (esta será la opción preferida de más de un ateo).

Según la teoría de David Rohl, unos cien años después de que los primeros hicsos (amalecitas y anakim) invadieran Egipto, es decir, durante la época de los jueces, llegó a Egipto otra oleada de invasores hicsos, conocida como los "grandes hicsos". Se trata de un nuevo grupo que llegó al delta del Nilo procedente de la región de Fenicia (actual Líbano) y más allá, tanto por tierra como por mar. Por aire no, que se sepa... No eran asiáticos, sino indoeuropeos, e incluían elementos hurritas. Además, tenían fuertes vínculos con pueblos del mar Egeo, los minoicos (de Creta) y micénicos (de la Argólida). Se convirtieron en una élite que dominaba la región del delta y que explotaba las riquezas de Egipto gracias a sus bien establecidas rutas comerciales por mar y tierra (no, por aire no). Según Rohl, estos grandes hicsos eran probablemente de origen pelasgo (o sea, primitivos habitantes de Grecia y las islas del Egeo, como Creta), y sus descendientes llegarían a ser los gobernantes de las ciudades filisteas de la época de Amarna, de la que hablaré dentro de poco. Así que la historia de los primeros cinco jueces (Otniel, Ehud, Samgar, Barak y Gedeón) sucedería, según la Nueva Cronología, al mismo tiempo que la dominación de los hicsos en Egipto. Durante los años en que Gedeón fue juez en Israel, el rey (faraón) de Tebas Ahmose conquistó Avaris, la capital de los hicsos, algunos de los cuales al parecer se refugiaron en Saruhén, una ciudad del Néguev que pertenecía a la tribu israelita de Simeón (Josué 19:1, 6). Pero Ahmose, para evitarse problemas, atacó y destruyó Saruhén, aunque quedara fuera de su territorio. "Muerto el perro, se acabó la rabia", debió de pensar. Con este Ahmose se instauró la dinastía XVIII de faraones, quizá la más famosa.

David Rohl cree que muchos de estos grandes hicsos de origen indoeuropeo huyeron de Egipto por mar hacia la Argólida, dando lugar a la leyenda de Dánao. La Argólida es la región de Grecia donde se daba la cultura micénica, en el este de la península del Peloponeso. Y este Dánao también huyó por mar de Egipto (de hecho, parece que los griegos llamaban así al país porque en tiempos de esta leyenda era gobernado por Aegyptos) y fundó en Argos la dinastía micénica que años más tarde culminaría en la guerra de Troya.

Reconstrucción de pinturas minoicas en un palacio hicso Por cierto, en un palacio de Avaris se han descubierto recientemente frescos de época tardía que parecen minoicos (de Creta), lo que puede mostrar que los hicsos pertenecían culturalmente a ese mundo minoico, tan aficionado al toreo.

Y hablando de pinturas minoicas, en la isla de Tera (actual Santorini), en la llamada Casa Occidental, hay una serie de frescos sobre barcos. Y al decir frescos, no me refiero a que los navegantes llevaran poca ropa, es que se llaman así las pinturas hechas en la pared (hoy las llamamos grafitti y son más feas...). Bien, pues el profesor Rohl cree que esas pinturas podrían representar precisamente la travesía de los hicsos desde Avaris hasta Tera y más allá, hacia el resto del Egeo y el Peloponeso. Debajo, una reconstrucción de dichas pinturas.

En fin, todo esto poco tiene que ver con la Biblia, pero es tan interesante que no aguanté la tentación de mencionarlo. En cuanto a la expulsión de los hicsos por tierra, nos llevaría a hablar de los filisteos, que según la Biblia eran originarios de la isla de Creta, como muchos de estos hicsos según la teoría de Rohl. O sea, que al final sí que tenía alguna relación con la Biblia todo esto de Creta y el Egeo. Por lo que se nos cuenta en Génesis o por su mención en Éxodo 13:17, parece que desde hacía mucho

tiempo había habido una vinculación de los filisteos con la zona costera del sur de Canaán, y ahora se asentarían allí de forma más considerable, a partir de la época del juez Gedeón.

Soldados filisteos El faraón Ahmose solo afirmó haber saqueado Saruhén, y ningún otro faraón de la dinastía XVIII afirma haber atacado ninguna ciudad al sur de Meguidó. Así que parece probable que los gobernantes hicsos-filisteos de cada ciudad simplemente aceptasen la hegemonía egipcia tras la caída de Saruhén.

Por cierto, por respetar el orden cronológico, no puedo dejar de mencionar en este momento que en Siquem se han encontrado restos de un templo que se cree que puede ser el mencionado en Jueces 9:46-49, en tiempos del hijo de Gedeón.

Después vendrían los jueces Tolá y Jaír, mientras en Egipto la dinastía XVIII llega a su apogeo militar con Tutmosis III. Este rey le agarró el gusto a eso de la guerra preventiva, como había hecho Ahmose con Saruhén, y se dedicó a hacer vasallos a todos los pueblos de la franja costera desde Egipto hasta casi Anatolia. Según esta teoría, los filisteos empezarían a actuar como representantes de Egipto en la zona de Canaán. Precisamente por estas fechas es cuando en el relato bíblico los filisteos se empiezan a convertir en una amenaza importante para las tribus israelitas. Así lo cuenta Jueces 10:6-8 (según la Reina-Valera):

Pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos; y dejaron a Jehová, y no le sirvieron. Y se encendió la ira de Jehová contra Israel, y los entregó en mano de los filisteos, y en mano de los hijos de Amón; los cuales oprimieron y quebrantaron a los hijos de Israel en aquel tiempo dieciocho años, a todos los hijos de Israel que estaban al otro lado del Jordán en la tierra del amorreo, que está en Galaad.

Esta primera gran incursión de los filisteos (aliados con el pueblo de Ammón) tendría lugar a principios del reinado del faraón Tutmosis III. Y la victoria del juez Jefté sobre esta alianza coincidiría con el tiempo de la batalla de Meguidó, en que el faraón venció a varios pueblos sirios que se negaban a pagarle el tributo (me pregunto si, de ser correcta esta cronología, los israelitas sí que pagarían tributo a Egipto). Entre los pueblos a los que derrotó este faraón no estaban los filisteos, lo cual encaja con la teoría de que eran aliados de Egipto. Aunque por otra parte, Tutmosis no les ayudó ante Jefté. A lo mejor se excusó porque estaba muy ocupado dominando a todos los pueblos que podía hasta llegar al Éufrates como para preocuparse por unos montañeses raros que adoraban a un solo dios. Otras campañas importantes de Tutmosis y de Amenhotep II tendrían lugar en la época de los jueces Ibzán, Elón y Abdón, una época de la que la Biblia prácticamente no habla. Y la segunda gran incursión filistea, la de tiempos del famoso juez Sansón, tendría lugar a finales del reinado del faraón Amenhotep II. Por cierto, esta sería también la época de la niñez y juventud del célebre profeta Samuel. Y, para enlazar un poco con lo que sucedía en otras partes del mundo, esta también sería la época de los inicios del nuevo reino hitita. Esto requiere al menos una breve explicación. La Biblia dice que uno de los pueblos que habitaban Canaán eran los hititas; en el siglo XIX se descubrió en el sudeste de Anatolia (Turquía) una civilización desconocida con un nombre muy parecido, de modo que la mayoría concluyeron que se trataba de los hititas bíblicos. La pega es que esta gente del imperio hitita eran indoeuropeos, mientras que los hititas de la Biblia eran camitas. La solución que propone David Rohl se podría resumir así: los hititas bíblicos estaban dispersos por toda la costa, desde el sur de Anatolia hasta Canaán, y los hititas de Anatolia fueron conquistados por un pueblo indoeuropeo que adquirió su nombre. De modo que en la época de la conquista y de los jueces, los hititas son cananeos, mientras que ya en época de Salomón, cuando la Biblia habla de hititas probablemente se refiera a este reino hitita que rivalizó con el imperio nuevo egipcio.

La cronología de Rohl también cree posible que esta fuese la época del mítico rey Perseo, hijo del rey de Argos, fundador de

Micenas, y protagonista de la(s) película(s) "Furia de Titanes". Esto es interesante porque algunas de sus aventuras es posib le que tuvieran lugar en la región de los filisteos.

Un detalle más que curioso tiene que ver con otro faraón de la época, Amenhotep III. Este faraón, aparte de construir estatuas gigantes de sí mismo (los colosos de Menón), construyó un templo en Nubia, el templo de Soleb. En las columnas de una de las salas registró los pueblos a los que supuestamente había vencido, por medio de representar a un prisionero con los brazos atados a la espalda y un escudo donde se dice en jeroglífico el nombre del pueblo o del lugar. Hay varios a los que se llama "shosu" o "shasu"; como ya se explicó en la parte 8, así llamaban los egipcios a diversos pueblos nómadas desde el Sinaí hasta Canaán, incluidos los amalecitas (y "shosu" daría lugar al término "hicso"). Concretamente hay uno cuya inscripción podría traducirse algo así como "los shosu de Yhw". Algunos creen que Yhw sería una trasliteración al jeroglífico del nombre de Dios en hebreo (cuyas consonantes son Yhwh, dando lugar con el tiempo en español a "Jehová" y a "Yahvé"). Si esto es así, se trata de la más antigua aparición conocida del nombre personal de Dios. Pero no está totalmente claro que sea así, ojo. La teoría de que los filisteos fuesen aliados y representantes de Egipto en la zona encaja bien con lo crecidos que estaban por estos años. Supuestamente sería durante el reinado de este faraón Amenhotep III (conocido también como Amenofis III) cuando los filisteos arrebataron a los israelitas el Arca del Pacto y la devolvieron después, tras sufrir una epidemia de almorranas que atribuyeron al poder del Arca. Y la batalla de Mizpé, en que Samuel llevó a los israelitas a la victoria sobre los filisteos (según 1 Samuel 7) sucedería al inicio del reinado de Amenhotep IV, en corregencia con su padre. Este Amenhotep IV sería más conocido tiempo después como Akenatón. Lo cual nos lleva a las famosas cartas de Amarna y a uno de los períodos más apasionantes dentro de esta teoría cronológica. Pero será más adelante... Nueva cronología (parte 12): Saúl

Leer cartas ajenas está más bien feo, ¿verdad? Claro que, si los autores y destinatarios de las cartas llevan tres milenios criando malvas, supongo que tenemos permiso para cotillear...

Amenhotep III, destinatario de las cartas (Si es que tenía tiempo de leerlas entre las diversiones de la corte.) En la capital del faraón Akenatón, Tell el-Amarna, se descubrieron más de trescientas tablillas que eran cartas de gobernantes extranjeros dirigidas al faraón (a Amenhotep III o a su hijo Amenhotep IV alias Akenatón). Estaban escritas en acadio cuneiforme, y se supone que estaban ahí para ser traducidas en frágiles papiros al idioma egipcio jeroglífico. Egipto era una potencia relativamente débil en aquellas fechas, y su dominio sobre la región de Canaán parece simplemente nominal, y ejercido a través de sus vasallos. Esto facilitaría el esplendor de otros pueblos, como el propio Israel. Según el marco cronológico de David Rohl, al reducir un par de siglos la cronología del antiguo Egipto, la época de estas cartas coincidiría con la de Saúl y David, los de la Biblia. Y desde luego que el panorama que se refleja en las cartas coincide bastante bien con esa época del libro 1 de Samuel. Algunos ejemplos: * En la época de las cartas de Amarna, las llanuras costeras estaban ocupadas no por turistas como hoy , sino por un pueblo cuyos reyes tenían nombres indoeuropeos en vez de semitas. Y en la época de Samuel, Saúl y David, las llanuras costeras estaban ocupadas por los filisteos, que eran indoeuropeos. De momento encaja. * La ciudad de Guézer, al oeste de Jerusalén, es una ciudad cananea según las cartas (su rey tiene nombre semítico), lo cual también encaja con Jueces 1:29: "Los de la tribu de Efraín tampoco pudieron echar de Gézer a los cananeos que allí vivían, de modo que los cananeos siguieron viviendo entre ellos."

2 Samuel 5:25 especifica que en época de David estaba bajo el poder de los filisteos, aunque 1 Reyes 9:16 muestra que al principio del reinado de Salomón todavía seguía siendo habitada por los cananeos.  Muchos reyes de la zona se quejan al faraón de los ataques de unos gamberros errantes llamados “habirú”, que son contratados como mercenarios por distintos reyes. El autor de esta cronología cree que alguno de estos grupos podría ser el que encabezaba David en sus años de fugitivo. 1 Sam 22:1, 2 dice:

"Partió de allí David y se refugió en la cueva de Adulán. Se enteraron sus hermanos y toda la casa de su padre y bajaron allí, junto a él. Todo el que se encontraba en apuros, todos los entrampados y desesperados se unieron a él y fue jefe de ellos. Había con él unos cuatrocientos hombres."

* En las cartas, la ciudad de Jerusalén está habitada por jebuseos. Eso también encaja bien con lo que dice la Biblia; por ejemplo, Jueces 1:21: "Los hijos de Benjamín no expulsaron a los jebuseos que habitaban en Jerusalén; por eso los jebuseos siguen habitando en Jerusalén con los hijos de Benjamín, hasta el día de hoy." 2 Samuel 5 indica que fue bajo el reinado de David cuando se arrebató esta ciudad a los jebuseos. Los siguientes capítulos narran las correrías de David y su grupo de hombres, que no dejaba de aumentar, y que eran según Rohl esos habirú tan molestos para los reyes cananeos y filisteos.

León asiático (labaya) Vistos estos ejemplos, nos centramos ahora en el rey Saúl. Según estas cartas, la zona montañosa al norte de Jerusalén estaba dominada por un rey que al parecer respetaba poco al faraón, llamado Labaya o Labayu. Ese nombre significa “León de (¿?)” (faltaría el nombre del Dios correspondiente); algunos creen que podría ser Labayahu, “león de Jehová”. Bien, pues según la teoría del profesor Rohl, este Labaya no sería otro que el rey Saúl. Cierto, Labaya y Saúl no se parecen mucho, pero según él, el nombre Saúl (que signif ica algo así como “solicitado") sería un nombre inventado por el redactor final del libro de Samuel; otra posibilidad sería que Saúl fuese un nombre adoptado al ser "solicitado" como rey, igual que hacen hoy día los papas, que se cambian el nombre (algo que seguro que les encantaría al 80% de las mujeres, que no están contentas con el nombre que les pusieron sus padres). En fin, el caso es que si efectivamente Saúl era ese Labaya o "León de Yahvé", sería significativo que David, al referirse en el Salmo 57 a Saúl y sus hombres, que le iban persiguiendo como a un criminal, diga en el verso 4:

“Mi alma está en medio de leones ( labayim); no puedo menos que acostarme entre devoradores, aun los hijos de los hombres, cuyos dientes son lanzas y flechas.” También en el Salmo 22 alude a leones. ¿Le vendrían estas metáforas a la mente porque el rey que le perseguía injustamente se llamaba "León"? Si es así, le vino bien para dar dramatismo a sus salmos; mira que si se hubiera llamado "Mariposa" o algo así...

Y ya que hemos identificado al tal Labaya de las cartas de Amarna, aunque sea hipotéticamente, vamos ahora a repasar algunos detalles de algunas de estas cartas:

EA 252, en el Museo Británico EA252 (EA significa El Amarna): Esta es una carta de Labaya al faraón, seguramente Amenhotep III. Envía esta carta para responder a acusaciones de otros reyes (¿filisteos?). Reconoce haber conquistado una ciudad (o dos, no está claro), pero dice que le pertenecía anteriormente. David Rohl cree que podría referirse a Gueba y Micmash. Aquí hay algún comentario que hacer, pues las cartas parecen pertenecer a los últimos años del reinado de Saúl, mientras que lo de Gueba y Micmash sucedió al principio de su reinado; para David Rohl no tiene mayor problema, porque cree que Saúl reinó solo dos años. De todos modos, dos años parece poquísimo tiempo para todo lo que relata la Biblia, y el apóstol Pablo le asignó cuarenta años; David Rohl ad mite la posibilidad de que su reinado se extendiera más años (22 concretamente). Si es así, esta carta aludiría a algún incidente de los últimos años de su reinado que no se especifica en la Biblia. Siguiendo con la carta, el rey Labaya se atreve a reclamar su derecho a atacar la ciudad o ciudades en cuestión diciendo que hasta una hormiga al ser aplastada muerde la mano que la aplasta. Un detalle curioso es que el protocolo de la época exigía dirigirse al faraón con la expresión “soy el polvo bajo tus pies”, per o Labaya en esta carta no utiliza esta expresión. O bien era un palurdo que no sabía mucho de protocolo, o no aceptaba rebajarse tanto ante el faraón de Egipto. Otra cosa: el arqueólogo William Albright analizó esta carta en 1943 y concluyó que se había escrito originalmente en hebreo y luego traducido al acadio. El profesor Richard S. Hess, aparte de confirmar que esta carta utiliza gramática y sintaxis semíticas, dice que si Labaya tenía algún grado de vasallaje respecto al faraón, debía de tener bastante libertad para hablarle con tantas ínfulas. EA244: Carta de Biridiya, rey de Meguidó. (Biridiya es un nombre indoeuropeo; menos mal que los indoeuropeos actuales hemos modernizado el asunto de los nombres...) Le dice al faraón que es el polvo bajo sus pies, y se queja de que Labaya pretende capturar Meguidó e impide a la gente trabajar en los campos. Según la teoría de Rohl, este Biridiya sería filisteo y como tal actuaría a modo de representante del faraón en su zona. EA243: Otra carta de Biridiya de Meguidó. Dice que los enfrentamientos de los habirú en el país son severos. No sé si se referiría al grupo de forajidos encabezados por David, a otro grupo que actuase más al norte, o a los israelitas bajo Saúl; al fin y al cabo, parece que lo de habirú lo podían usar a modo de insulto. EA253: Otra carta de Labaya. Aquí sí se acuerda de denominarse polvo bajo los pies del rey de Egipto. Le dice al faraón que las acusaciones de que había atacado la ciudad cananea de Guézer son infundadas. Admite haber entrado en la ciudad, pero de forma pacífica (¿para firmar algún tratado, quizá?), y que respeta al faraón igual que su padre y abuelo. Esto último quizá chirría un poco teniendo en cuenta que el padre y el abuelo de Saúl no fueron reyes; pero si realmente Labaya es Saúl, quizá hablaba en sentido genérico: que sus antepasados habían respetado al f araón. EA254: Otra carta de Labaya. Al menos esta carta se fecha probablemente en el año 32 del faraón Amenhotep III (y las anteriores no deben ser muy anteriores). Dice que él no es nadie para que el faraón tema perder tierras por su culpa. Insiste otra vez en que no atacó Guézer, pero sugiere que el rey de Guézer podría tener malas intenciones (quizá que no pagaba su tributo). Dice algo curioso: que no sabía que su hijo se había unido a los habirú. ¿Aludiría esto a Jonatán, hijo de Saúl, y su amistad con David? ¿Se referiría al propio David, que era hijo político de Saúl? Ta mbién dice la carta que se lo envía al faraón o, según otras traducciones, que no se lo puede enviar al faraón. Con la vehemencia oriental dice que es tan fiel al faraón que si le pidiera que le

enviara a su esposa o que se clavara una espada, lo haría. Es una exageración, claro, pero es curioso que al depresivo Saúl le vinieran estos ejemplos a la cabeza, sobre todo recordando cómo murió...

Todavía vamos a repasar algunas cartas más, pero ya no de Labaya. Aunque antes, algunos comentarios sobre las cartas de Labaya, o Labayu. Las cartas están en acadio, como todas, pues parece que era el idioma de la diplomacia. Pero concretamente las cartas de Labaya son difíciles de entender e incluyen muchas palabras hebreas. Esto indica que Labaya era semita de orígenes humildes y que sus escribas estaban poco versados en el idioma diplomático internacional porque su rey era nuevo en ese juego. Todo esto encaja con lo que dijo el propio Saúl cuando le anunciaron que Dios le había elegido para ser el primer rey, en 1 Sam 9:21: "Saúl respondió:".  –¡Pero si yo soy de la tribu de Benjamín, la más pequeña de las tribus de Israel! Además, mi familia es la más insignificante de todas las familias de la tribu de Benjamín. ¿Por qué me dices todo eso?" Además, la obra Inscribed in Clay (2004) de Yuval Goren, Israel Finkelstein and Nadav Na'aman, en que se analizan petrográficamente las cartas, dice que el material concretamente de las cartas de Labaya es de la formación Moza, con arena dolomítica de la formación Amminadav y que puede provenir de Jebel Kebir (a unos 5 km. al nordesde de Siquem) o también de lugares más al sur, como Siló la región al oeste de Jerusalén o incluso Mizpá, en territorio de Benjamín. Y ahora seguimos con el repaso de algunas otras cartas relevantes para el tema que nos ocupa. Dan detalles muy interesantes sobre la muerte de Labaya y los años posteriores:

EA 245 EA245: Otra carta de Birdiya de Meguidó. Dice que fue a la batalla contra Labaya con otros aliados, pero no pudo participar porque mataron a su caballo. Dice que tenía la intención de capturar vivo a Labaya (se supone que para darle una muerte ritual en Egipto). Lo siguiente se puede interpretar como que Labaya murió en la batalla, cerca de Jezreel, o que fue derrotado y capturado; el rey de la ciudad de Acco se quedó con Labaya (¿o con su cadáver?) y después lo soltó por un rescate. Curiosamente, 1 Samuel 29:1-4 muestra que la última batalla de Saúl fue contra una confederación de reyes filisteos, y que tuvo lugar cerca de Jezreel. Y el capítulo 31, a partir del versículo 8, muestra que el hallazgo del cadáver de Saúl tuvo su importancia. EA256: Otra carta de Birdiya de Meguidó. A este hombre no le quedaría tiempo para gobernar Meguidó, con tanto escribir cartas. Menciona a los dos hijos de Labaya. Según David Rohl, estos dos hijos de Labaya serían Is-bóset (hijo de Saúl) y David (hijo político), los cuales se disputaron el trono a la muerte de Saúl.

EA280: Carta de Shuwardata (rey de alguna ciudad filistea, quizá Gat; anda que los nombres indoeuropeos se las traían) se queja de los ataques del rey jebuseo de Urusalén, Abdi-Heba, quien dice que quiere conquistar ciudades igual que hizo Labaya en vida. Es interesante por dos razones: muestra que inmediatamente después de la muerte de Labaya, Jerusalén era aún una ciudad  jebusea, lo mismo que dice la Biblia tras la muerte de Saúl; y muestra que Labaya, al igual que Saúl, fue un rey guerrero. EA289: Carta de Abdi-Heba, el jebuseo rey de Urusalén (o Jerusalén). Menciona que los hombres de Gat, (o sea, filisteos) tienen una guarnición en Bet-seán. Precisamente, el pasaje antes mencionado de 1 Samuel 31 indica que en tiempos de Saúl y al principio del reinado de David Bet-seán pertenecía a los filisteos (por lo visto la había conquistado el faraón Tutmosis III en época de los jueces, y quizá luego se la habría pasado a sus representantes en la zona, los filisteos). También se menciona en la carta que Labaya había dado porciones en torno a Siquem a sus soldados, de modo que Siquem quedaba dentro de las fronteras de este rey (y según la Biblia, Siquem siempre había pertenecido a los israelitas desde la época de la conquista bajo Josué). EA250: Carta de Balu-Ur.Sag, de algún lugar de la llanura costera norte (probablemente Rehob). Dice que los dos hijos de Labaya y el rey Milkilu de Guézer le incitan a unirse a rebelión. Afirma que la gente de Qena (o En-ganim, ciudad tomada por Labaya, al pie del monte Guilboa) mató a Labaya. Dice de pasada que Labaya había conquistado Sunem y otras ciudades de la zona, y Gatrimón; precisamente es la zona donde se desarrolló la última guerra de Saúl con los filisteos. EA 366: Carta del rey de Gat. Dice que él mató al habirú (refiriéndose a Labaya, según algunos expertos). Esto indicaría que los responsables de su muerte serían una coalición de reyes, no solo los de En-ganim. Y ahora, entresacando lo que dicen las cartas sobre la muerte de Labaya y lo que dice la Biblia sobre la muerte de Saúl, David Rohl tiene una hipótesis de cómo fue la última batalla de Saúl. Aquí una foto del escenario:

Lo que Labaya-Saúl pretendería era subir en retirada desde Jezreel al monte Guilboa para tener así ventaja sobre los carros filisteos. La ladera del Guilboa es suave desde En-ganim (fuera de la foto, hacia la derecha) y abrupta en los demás puntos (como se ve en la foto), de modo que si los de En-ganim debían cubrir su retaguardia y le traicionaron, eso habría permitido que los arqueros filisteos subieran al monte por ese lado y vencieran a Saúl. Para evitar ser capturado y enviado a Egipto para recibir una muerte ritual, Saúl se suicidó. Se ve que no le apetecía visitar el nuevo templo de Luxor en calidad de sacrificio.

Aquí podemos mencionar un detalle al margen de las cartas. En 1993 se descubrió en Bet -seán un fragmento de un cilindro-sello, de los que se usaban para comunicaciones rápidas entre comandantes aliados en una batalla y que solían llevar un cordel para colgárselos al cuello. El fragmento dice: “A Labaya, mi señor; mensaje de Tagu *gobernador de En -ganim, ciudad tomada por Labaya al pie del monte Guilboa+: “Al rey (faraón), mi señor: he escuchado cuidadosamente tu mensaje para mí...” Falta el resto. Pero si esta hipótesis es cierta, aquí tenemos un mensaje enviado por el supuesto traidor. En este mensaje, conservado en el Museo de Israel, estaría informando a Labaya de un mensaje recibido del faraón, y probablemente se lo envió a Labaya justo antes de la batalla del monte Guilboa. ¿Y cómo llegó este cilindro-mensaje hasta Bet-seán y se quedó allí perdido? Pues habría llegado colgado del cuello del cadáver de Labaya/Saúl y cayó al suelo cuando hicieron con el cadáver lo que dice 1 Samuel 31:9, 10: "Y procedieron a cortarle la cabeza y a despojarlo de su armadura y a enviar a la tierra de los filisteos todo en derredor para dar informe a las casas de sus ídolos y al pueblo. Al fin pusieron la armadura de él en la casa de las imágenes de Astoret, y su cadáver lo fijaron en el muro de Bet-san." A modo anecdótico, según esta cronología, se plantea como una posibilidad que Saúl fuese también contemporáneo de los legendarios reyes griegos Erecteo de Atenas y Perseo de Micenas; este Perseo, por cierto, se casó con Andrómeda, hija de unos reyes de la región de los filisteos, lo que encaja con la idea de David Rohl de que los filisteos eran descendientes de los grandes hicsos y estaban emparentados con los micénicos y minoicos. En el futuro ya hablaremos un poco de qué pasó más tarde con los hijos de Labayu y con el rey jebuseo de Jerusalén. De momento ya tenemos bastante con haber repasado cartas tal vez escritas por un personaje bíblico de la importancia de Saúl, y con haber reconstruido las circunstancias de su derrota y muerte con fuentes extrabíblicas. Nueva cronología (parte 13): David, rey de Judá

En la parte 12 de esta serie nos centramos en la figura del rey Saúl quien, según la teoría cronológica de David Rohl, es el tal Labaya de las cartas de Amarna. De ese modo, nos encontramos nada menos que con cartas del mismísimo primer rey de Israel. Incluso, uniendo como piezas de un puzle el relato bíblico, las cartas de Amarna y ci erto hallazgo arqueológico, fuimos capaces de reconstruir hipotéticamente la última batalla y la muerte de Saúl-Labaya.

Bien, pues durante el reinado de Saúl recordemos que su hijo político, David, llegó a ser un guerrero muy aclamado. Hasta el rey le aclamaba, porque le intentó matar varias veces por pura envidia, y la envidia en el fondo no deja de ser una forma de elogiar a alguien. El caso es que a David no le debía gustar que le encomiaran tirándole lanzas y prefirió escaparse y vivir como un fugitivo. La Biblia dice que se le fueron uniendo hombres descontentos hasta llegar a tener todo un ejército de varios cientos de hombres que, según la nueva cronología, conformaban uno de los grupos de apiru  que tanto inquietaban a los cananeos y filisteos. Sin embargo, el rey filisteo de Gat estuvo de enhorabuena, pues consiguió contratar a David y sus hombres como mercenarios; David había matado de una pedrada a su feroz Goliat años atrás, pero parece que el rey de Gat no le guardaba ningún rencor, siempre y cuando le tuviera de su parte. Eso sí, el buen David no quiso unirse a aquella batalla en que Saúl-Labaya fue derrotado y muerto. Antes de volver con las cartas de Amarna, vamos a hacer un breve repaso de la situación en el mundo a la muerte de Labaya. Veamos sobre todo qué estaba sucediendo en la “Tierra Negra”; y no me refiero al “Señor de los anillos”, es que así llamaban los antiguos egipcios a su país ( Kemet  ), en alusión al fértil limo negro que quedaba tras la inundación del Nilo.

El faraón Amenhotep III acababa de morir, y Egipto estaba escandalizado por las reformas religiosas de su hijo, que rechazó el nombre de Amenhotep IV (porque no le caía muy simpático el dios Amón que aparecía en su nombre) y adoptó el nombre de Akenatón (porque el dios Atón le caía mejor). Parece ser que su padre ya estaba algo cansado del gran poder que habían

adquirido los sacerdotes del dios de las victorias, Amón, en la época de los faraones guerreros y optó por irlos marginando a favor de dioses más tradicionales, como el dios solar Atón. Pero el hijo fue más lejos y desde su nueva capital, El Amarna, llevó a cabo toda una reforma para convertir a Atón en el dios nacional de los egipcios, cuyo único intermediario era el propio faraón  junto con su esposa N efertiti, sin sacerdotes. Vamos, que se anticipó un par de milenios a Mahoma diciendo algo así como “Atón es el único Dios y el faraón es su profeta”.

Akenatón

Nefertiti

Los faraones andaban tan ensimismados en sus cosas, que en política exterior Egipto ya no tenía la importancia de años atrás. Lo mejor que puede decirse es que su diplomacia conseguía mantener la situación sin grandes cambios; su control sobre la franja costera se limitaba a reinos vasallos con mucha libertad, como los filisteos o el reino de Amurru.

Precisamente el mismo año en que muere Saúl-Labayu, mucho más al norte empezó a reinar un tal Aziru sobre el reino de Amurru, un reino fronterizo con Mitanni. De este Aziru hablaremos en la parte 14, que tendrá su importancia en nuestra historia. En cuanto a Mitanni, era otra potencia con la que Egipto estaba aliado, aunque la presión de Hatti, otro reino más al noroest e (ya en Anatolia) iba debilitando a ese reino cada vez más. Por cierto, de ese reino de Hatti y su supuesta relación con los hititas bíblicos ya hablaremos más tarde también, quizá cuando lleguemos a Salomón. De momento nos quedamos solo con este panorama general, en el que se situaría el relato bíblico. Poco después de morir Saúl y de que David le compusiera una cancioncilla, sucedió lo que nos cuenta 2 Samuel 2:3,4: "David se llevó también a sus soldados con sus familias, y todos ellos vivieron en los pueblos cercanos a Hebrón.Entonces la gente de Judá fue a donde estaba David y le derramó aceite perfumado sobre la cabeza. Así lo declararon rey de Judá." Y

2

Samuel

5:5

añade

el

siguiente

dato:

"David tenía treinta años cuando empezó a reinar. En Hebrón fue rey de Judá durante siete años y medio."

Así que la tribu de Judá, a la que pertenecía el propio David, enseguida reconoció como rey al hijo político de Saúl, el famoso poeta-guerrero y cabecilla de todo un ejército de descontentos, aliado con el rey de Gat. Total, para tenerle por ahí merodeando con sus hombres, mejor nombrarle rey.

Mientras

tanto,

el

general

del

fallecido

rey

Saúl,

Abner,

hizo

lo

siguiente

(según

2

Samuel

2:8-10):

"Mientras tanto Abner, que era hijo de Ner y había sido jefe del ejército de Saúl, se llevó a Is-bóset al pueblo de Mahanaim. Como Is-bóset era hijo de Saúl, allí lo declaró rey de todo Israel. Así fue como Is-bóset reinó sobre Galaad, Gesuri, Jezreel, Efraín y Benjamín. Is-bóset tenía cuarenta años de edad cuando comenzó a reinar, pero sólo reinó dos años. "Los únicos que reconocieron a David como rey fueron los de Judá." Así que el general de Saúl se llevó al único hijo superviviente de Saúl, Is-bóset (llamado Es-baal en otras partes de la Biblia, como 1 Crónicas 9:39), al otro lado del río Jordán a Mahanaim y allí le hizo nombrar rey sobre las demás tribus israelitas. Esos dos años de reinado sucedieron durante los siete en que David reinó en Hebrón, aunque no está claro si sucede poco o mucho después de la muerte de Saúl; David Rohl plantea que fue coronado cinco años después de morir Labaya-Saúl, pero quizá parezca lógico suponer que su coronación fue mucho antes. El caso es que había guerra entre Esbaal y David, y a lo mejor los filisteos estaban contentos con tener a David como rey, considerando que era menos peligroso que Saúl. Y también estarían contentos de que estuviera entretenido en su guerra con Esbaal y así no diera guerra a nadie más. Bueno, todo esto está en la Biblia, así que no hace falta dar más detalles. De lo que se trata aquí es de volver a cotillear en las cartas de Amarna. Y al hacerlo, nos encontramos con una muy curiosa, que proviene de la zona del Jordán, precisamente por donde andaba Esbaal. Va dirigida a un representante del faraón y dice así:

Una carta de Amarna

EA 256 "A mi señor Yanhamu: Mutbaal es tu servidor a tus pies. Como ya te dije, y así es, Ayab ha huido en secreto, como también había hecho previamente el rey de Pela ante los representantes del rey su señor. ¿Está Ayab ahora en Pela? Tan cierto como que vive el señor rey, tan cierto como que vive. Lleva allí dos meses. Mira, Benenima, Dadua yYishuya son testigos; pregúntales si ha huido de Shadi-Marduk, de Astarti."

Vamos a fijarnos en primer lugar en el remitente: Mutbaal. ¿Qué significa este nombre en acadio, el idioma en que se escribían estas cartas al faraón? Significa "hombre de Baal" (o bien "hombre del Señor", lo que puede referirse a Baal, a Yahvé o a cualquier divinidad). ¿Y cómo se dice "hombre de Baal" en hebreo? Ish-baal (que las biblias en español traducen como Esbaal). Curiosamente, este Mutbaal de las cartas de Amarna era hijo de Labaya; y pese a que su padre fue rey en el lado occidental del río Jordán, él era rey en el lado oriental. Del mismo modo, el Esbaal de la Biblia era hijo de Saúl; y pese a que su padre fue rey en el lado occidental del río Jordán, él era rey en el lado oriental. La cosa encaja bastante bien, ¿no?

Richard Gere como rey David (un truco descarado para atraer lectoras a este blog)

Pero el siguiente nombre en el que nos fijaremos en esta carta no es otro que ese tal Dadua. Según el experto J.J. Stamm, el nombre hebreo de David sería el equivalente exacto del acadio Dadu o Dadua. De modo que, según la cronología de David Rohl, ¡en esta carta tendríamos una mención directa nada más y nada menos que del bíblico rey David! Dicho sea de paso, según el erudito alemán Martin Noth, el nombre Dadua/David (que significa “amado” o “favorito”) sería una abreviatura, de la que se ha eliminado el nombre de la divinidad, de modo que el nombre completo sería Dudiyah (o Dudías, castellanizado): el favorito de Jehová.

Curiosamente, en 1993 se descubrió una inscripción en Tel-Dan, del siglo XI, en que un rey arameo se jactaba de haber vencido al rey de Israel y al rey de "la casa (o dinastía) de David". Aunque algunos minimalistas decían que lo de David era un invento posterior al exilio babilónico (casi quinientos años después), esta estela demostró que casi cuatrocientos años antes del regreso del exilio, hasta los enemigos extranjeros reconocían que el fundador de la dinastía de reyes de Jerusalén fue un tal David. Pero si la cronología de David Rohl es correcta, esta carta sería tan importante o más, porque no alude a la dinastía de Davi d, sino a David mismo.

Por cierto, en la carta se menciona también a un tal Yishuya, quien según Rohl sería Jesé, el padre de David. Y en cuanto al otro nombre, Benenima, lo trataremos en la parte 14.

¿Y quién sería ese Ayab cuyo paradero tanto preocupaba al representante del faraón? Pues por lo visto ese nombre es la versión en acadio de Joab. A los que estén familiarizados con el relato bíblico les resultará conocido este nombre. A los que no, se lo aclararé copiando lo que dice 2 Samuel 8:16: "El

jefe

del

ejército

era

Joab,

hijo

de

Seruiá."

Seruiá era por lo visto hermana de David. Así que es lógico que Esbaal remita a David para preguntar por Joab: Joab era el mismísimo general de David y era además su sobrino. ¿Encaja o no encaja?

Durante los dos años en que estuvieron en guerra los dos hijos de Saúl-Labaya, parece que a los filisteos era otro personaje el que les preocupaba. En la fortaleza de Urusalem (Jerusalén) gobernaba cierto monarca cananeo llamado Abdi-Heba. En una de las cartas, este gobernante se quejaba de los ataques de los hijos de Labaya y de que el rey cananeo de Guézer les apoyaba (EA287). Sin embargo, los gobernantes de las ciudades filisteas le acusaban a él de actuar traicioneramente contra el faraón. Shuwardata (quien David Rohl cree que probablemente era el rey de Gat) le acusa de ser un “nuevo Labaya”, lo que da a entender que aprovecharía la muerte de Labaya y la guerra entre sus dos hijos para apropiarse de algunos territorios. ¿Qué pasaría con ese Abdi-Heba? ¿Quién le pararía los pies? ¿Y qué chasco se iban a llevar los filisteos? Los que conocen el relato ya se lo imaginarán, pero dejaroemos los detalles para la parte siguiente de esta serie. Nueva cronología (parte 14): David, conquistador de Jerusalén

En la parte anterior dejamos a David en guerra con Esbaal, con la idea de que, según la Nueva Cronología, ambos son Mutbaal y Dadua, los hijos de Labaya mencionados en las cartas de Amarna. Y mientras tanto, en la fortaleza de Urusalem (Jerusalén) gobernaba cierto monarca cananeo llamado Abdi-Heba que, aunque se quejaba de los ataques de los hijos de Labaya, los gobernantes de las ciudades filisteas le acusaban a él de actuar traicioneramente contra el faraón y de ser un “nuevo Labaya” , es decir, de aprovechar la muerte de Labaya y la guerra entre sus dos hijos para apropiarse de territorios. Pero la guerra de David/Dadua y Mutbaal/Esbaal solo duraría un par de años. Y en el final de la guerra tuvo mucho que ver otro personaje también mencionado en una de las cartas de Amarna. En la EA256, mencionada en la parte anterior, vimos que se citaba a personajes que supuestamente son los nombres acadios de Esbaal, David, Jesé y Joab (recordemos que las cartas están escritas en acadio, el idioma de la diplomacia internacional). Pero Mutbaal también mencionaba a otro individuo, un tal Benenima. ¿Quién será? Pues supuestamente, cierto personaje muy próximo a Esbaal y con un nombre muy parecido. Según 2 Samuel 4:2: "Estaban con Isbaal, hijo de Saúl, dos hombres, jefes de banda, uno llamado Baaná y el otro Recab." El historiador y arqueólogo Benajim Mazar pensaba que el nombre de este Baaná debía interpretarse como "hijo del dios Ana" (Ben-aná). En el caso de que en acadio usaran el plural mayestático del nombre del dios, encajaría muy bien con la forma "Benenima". En los versículos 5 y 6 del mismo capítulo cuenta la ocurrencia que tuvo este tipo junto con su hermano: "Se pusieron en camino Recab y Baaná, hijos de Rimón de Beerot, y llegaron a casa de Isbaal con el calor del día, cuando dormía la siesta. Entraron en la casa, llevando trigo, Recab y su hermano Baaná, que le hirieron en el vientre y huyeron. Cuando entraron en la casa, estaba acostado en su lecho, en su dormitorio; le hirieron y lo mataron; luego le cortaron la cabeza y, tomándola, caminaron toda la noche por la ruta de la Arabá." Así que así acabó la guerra: este personaje bíblico que también podría tener base histórica mata a traición a su rey y le lleva la cabeza a David, quien por cierto mandaría matarle a él por traidor. Según la cronología de Rohl, en el quinto año de David murió el polémico faraón Akenatón y subió al trono un niño, probablemente hijo de Akenatón, llamado Tutankatón. Pero claro, los que mandaban realmente en Egipto eran los mayores: Ay administraba el país y Horemheb controlaba el ejército. Pese a que este pequeño faraón pintaba menos en Egipto que un lápiz de color blanco, unos 3000 años después se haría muy famoso al descubrirse su pequeña tumba completamente intacta. Por si alguien no lo ha identificado aún, a los tres años de reinado se cambió el nombre (o se lo cambiaron) a Tutankamón. Por aquellas fechas, tal y como se menciona en 2 Samuel 5:1-3, las demás tribus de Israel se lo pensaron mejor y decidieron reconocer a David como su rey, de modo que ya pasó a ser rey de las 12 tribus de Israel.

Filisteo Volviendo a las cartas de Amarna, por esa época revelan una nueva oleada de tensiones en la región de Judá, esta vez instigadas por Dadua y sus habiru, aparentemente con el respaldo de los filisteos. El rey de Urusalem, como ya leímos en anteriores artículos, se queja de los ataques, mientras que el rey Shuwardata le acusa ante el faraón de traidor. Bien, pues según esta teoría, Shuwardata también sería un personaje mencionado en la Biblia con otro nombre. ¿Cuál? Shuwardata es un nombre indoeuropeo (como al parecer eran los filisteos) que significa "Dado por el Sol", o "El Sol lo ha dado". En hurrita, siguiendo una sugerencia de Corney, esto se diría algo así como "Akishimige", o "Akís", para los amigos (omitiendo el nombre de la deidad, como parece que no era raro en la época). En la Biblia se habla de un Akís que vivió en esta época. Años atrás, cuando David tuvo que huír de Saúl, sucedió lo que dice 1 Samuel 21:10: "Entonces David se levantó y continuó huyendo aquel día a causa de Saúl, y por fin llegó a donde Akís el rey de Gat. " ¿Era de la ciudad de Gat este Shuwardata de las cartas de Amarna? Pues al estudiar en la Universidad de Tel Aviv el tipo de barro con el que están hechas las cartas de este rey, parece probable que fueran precisamente de Tell es-Safi, la antigua ciudad de Gat. En aquella ocasión, los filisteos sopecharon de David y él decidió hacerse el loco para que le dejaran ir. Más adelante (capítulo 27 de 1 Samuel), volvió a encontrarse con Akís/Shuwardata, pero esta vez tenía ya un respetable grupo de 600 guerreros más sus familias, de modo que Akís les permitió refugiarse y vivir en una ciudad de su territorio durante más de un año; en ese tiempo Akís creía que David y sus habiru hacían incursiones de saqueo contra la tribu de Judá, pero lo cierto es que saqueaban a otros pueblos. Tan engañado estaba Akís/Shuwardata que hasta nombró a David/Dadua y a sus hombres su guardia personal cuando preparaban su ataque final contra Saúl/Labaya, pero los otros reyes filisteos no se fiaban y David finalmente no participó en la batalla. De modo que si sincronizamos la época de Amarna con la de Saúl y Da vid tenemos base histórica para otro personaje bíblico más. Y van ya... No sé, ya he perdido la cuenta.

Urusalem desde el helicóptero de David. El caso es que el rey de Gat consideraba a David un aliado y al rey cananeo de Urusalem un peligro, de modo que no movió un dedo cuando David, una vez nombrado rey de todo Israel, empezó a acosar al cananeo. El destino de Abdiheba estaba sellado una vez que quedó aislado y que David le echó el ojo a su fortaleza como un lugar excelente para crear su nueva capital de todo Israel, en territorio neutral. Las cartas de Amarna muestran que al rey de Urusalem ya se le habían bajado los humos; se queja al faraón de que, como siga sin mandarle tropas va a perder todas las posesiones del faraón en la zona (es que se considera un representante de faraón a quien dice deber su trono); pero al faraón -o a los que mandaban en Egipto, que el faraón era un críono parece interesarle mucho el asunto. El desesperado jebuseo hasta se conforma con que le mande una escolta para poder escapar de la ciudad antes de que caiga en poder de los habiru. El peligro parece generalizado e inminente, pero el registro de las cartas no nos cuenta cómo acabó la situación. Sin embargo, si el paralelismo de David Rohl es correcto, la Biblia sí nos lo cuenta. Por ejemplo, 2 Samuel 5:6-9 dice: "Después de esto, el rey y sus soldados fueron a atacar a los jebuseos que vivían en Jerusalén. Los jebuseos estaban seguros de que David no podría conquistar la ciudad, así que le dijeron en son de burla: «A esta ciudad no entrarás. Nos bastan los ciegos y los cojos para impedírtelo». Pero David les dijo a sus hombres: «¡Ataquen a los jebuseos! ¡Entren por el canal del agua y maten a mis enemigos! ¡Se creen protegidos por los ciegos y los cojos, a quienes odio con toda mi alma!» De ahí viene el dicho: «Ni los ciegos ni los cojos podrán entrar al templo». Luego de haber conquistado la fortaleza de Sión, David se quedó a vivir en Jerusalén y la llamó «Ciudad de David». Más tarde construyó alrededor de la ciudad una muralla, la cual iba desde la rampa hasta el palacio."

Urusalem, o Sión, o la ciudad de David...

Comparando esto con el relato paralelo de 1 Crónicas y con el registro arqueológico, algunos expertos creen que Joab, el general de David (supuestamente mencionado también en las cartas de Amarna como vimos en la parte 13) y sus hombres escalaron el pozo que bajaba al canal de agua que venía del estanque de Guihón y atacaron por sorpresa la fortaleza de Sión, o Urusalem.

Otro detalle más que curioso de las cartas es que a continuación, el rey cananeo de Guézer, a poco más de 20 km. de Sión, y muy cerca de los filisteos, también pide ayuda desesperada al faraón, quejándose de los habiru que tenían ahora su base en un lugar llamado Tianna. Tiana es la forma acadia; en hebreo es Tsiyón, y en español... Sí, muy bien: Sión. Qué casualidad, ¿no?

Según David Rohl, los filisteos enseguida se dieron cuenta de que habían cometido un serio error de cálculo al permitir a Dadua/David conquistar Sión (Jerusalén) y hacerse fuerte en la región. David es más fuerte que el anterior rey de Jerusalén y no era tan fiel a los filisteos como había creído el rey de Gat. Lo cierto es que la situación encaja bien con lo que sucedió a continuación según 2 Samuel 15:17-25: "Cuando los filisteos supieron que David ya era rey de todo Israel, se unieron para atacarlo y fue ron al valle de Refaim. Pero David se enteró y se fue a uno de sus refugios. Allí consultó a Dios [a YHWH en el original, es decir, a Jehová o Yahvé]: «Si salgo a pelear contra los filisteos, ¿me ayudarás a vencerlos?» Y Dios le contestó: «Claro que sí. Yo te ayudaré a vencerlos». Entonces David salió a Baal-perasim, y allí venció a los filisteos. Los filisteos huyeron y dejaron tirados sus ídolos, así que David y sus hombres los recogieron. A ese lugar David lo llamó Baal-perasim, pues dijo: «Dios es fuerte como la corriente de un río, pues me abrió el camino para vencer a mis enemigos». Pero los filisteos volvieron a atacar a David y ocuparon todo el valle de Refaim. David volvió a consultar a Dios, y Dios le respondió: «No los ataques de frente; rodéalos y atácalos por detrás. Cuando llegues a donde están los árboles de bálsamo, oirás mis pasos en la punta de los árboles. Esa será la señal para que te lances al ataque. Ahí me verás ir delante de ti, y destruir al ejército filisteo». Así lo hizo David, y ese día venció a los filisteos desde Gueba hasta Guézer." Es interesante que al final se mencione Guézer como ciudad filistea: parece que finalmente la ciudad cayó en sus manos. El caso es que aquí se muestra que los filisteos reaccionan rápidamente a la nueva amenaza que suponía la reunificación de las tribus israelitas bajo un rey guerrero incluso más peligroso que Saúl. Pero esta vez son derrotados, y dos veces seguidas. Las cartas de Amarna muestran en este momento a los reyes de Guézer, Gat y otras ciudades de la llanura costera temiendo por sus vidas ahora que los que consideraban sus vasallos se habían convertido en peligrosos enemigos. Igual que había pasado antes con Abdiheba, ruegan repetidas veces que les manden ayuda desde Egipto, pero en vano. Se había creado un nuevo orden en la región: los israelitas bajo David eran ahora militarmente los amos y señores de la zona, y Egipto no se encontraba en condiciones de tratar de restaurar el viejo orden. Un creyente pensará que esa debilidad de Egipto podría ser obra de Dios para ayudar a Israel; un no creyente podría pensar que Israel llegó a cobrar importancia gracias a la debilidad de Egipto en aquella época, pero unos y otros tendrán que reconocer que situando la narración bíblica más atrás de lo tradicional, los relatos bíblicos y los hallazgos históricos y arqueológicos encajan casi como piezas de "Tetris". Aún hay más, pero lo dejaremos para más adelante. Nueva cronología (parte 15): el esplendor de David

Desde que se descubrió la inscripción de Tel Dan, los que suelen negar casi todo lo que diga la Biblia, ya no niegan que existiese David. Pero como la estela no dice nada de él personalmente, aparte de su nombre y del hecho de que fundara una dinastía, sí niegan que David fuese un personaje tan importante como la Biblia le describe. Vienen a decir que era un simple jefe de un puñado de pastores montañeses que vivían aislados. Sin embargo, cuando situamos los relatos bíblicos en el marco de la "Nueva Cronología", vemos que de pronto cobran una nueva vida. En partes anteriores hemos visto ya muchos personajes de los relatos bíblicos que hipotéticamente aparecen en otras fuentes históricas. Pero aún quedan más. Vamos a ver a continuación otro "chorreo" de situaciones y de personajes bíblicos, la mayoría personajes menores y rebuscados, que sin embargo parecen tener una confirmación histórica cuando ajustamos la cronología. Nos encontramos en el séptimo año de David, justo tras conquistar Jerusalén y vencer por dos veces a los filisteos. Se había creado un nuevo orden en la región: los israelitas bajo David eran ahora militarmente los amos y señores de la zona, y Egipto no se encontraba en condiciones de tratar de restaurar el viejo orden. Esta situación que transmite la Biblia también encaja con la Historia si situamos a David al final de la época de las cartas de Amarna. De hecho, el profesor Edward F. Campbell decía que los sucesores de Labayu consiguieron imponer su hegemonía en las tierras montañosas centrales. Aunque este profesor se basaba en la cronología tradicional, su afirmación encaja con la descripción bíblica si la situamos en esta época, en que el faraón Tutankamón no se sentía muy inclinado a implicarse en asuntos del extranjero.

Tutankamón

Algunos de los que niegan todo lo que pueden de la Biblia, dicen que no hay ninguna evidencia arqueológica que confirme que David destruyó las ciudades filisteas. Sin embargo, a no ser que al leer la Biblia se me haya pegado alguna página y me la haya saltado, yo diría que en mi Biblia no dice que David destruyera ninguna ciudad filistea. Dice que les derrotó varias veces, pero no ocupó sus ciudades ni las destruyó. De hecho, algunos biblistas han hecho sus elucubraciones sobre por qué David no terminó de machacar a los filisteos. Por ejemplo, G.E. Wright concluye que las tierras filisteas estaban bajo dominación egipcia y que David no querría conquistar Guézer ni ninguna ciudad filistea para no enfrentarse con Egipto si podía evitarlo. En cuanto a personajes que menciona la Biblia y que dentro de la Nueva Cronología encajan con personajes históricos, vamos esta vez con 2 Samuel 8 y 9. En

2

Samuel

8:3

se

habla

de

cierto

rey:

"David venció también a Hadad-ézer, hijo de Rehob, que era rey de Sobá, cuando este iba a recuperar su dominio sobre la región del río Éufrates." Sobá o Zobá, suele creerse que era una región relativamente próxima a Damasco porque los de Damasco acudieron en ayuda de Hadadézer tras su derrota. La tradición judía lo sitúa más al norte, en torno a Aleppo, y el orientalista judeo-francés Josheph Halévy la identificó con la región de Calcis, también cerca de Aleppo. ¿Hay algún rey histórico de esta época que encaje con el rey Hadad-ézer de Sobá? Pues el nombre "Hadad-ézer" significa "Hadad (un dios sirio) es ayudante". En acadio, el idioma de las cartas de Amarna, se diría "Hadad-aziru" (pues "ayudante", según el erudito William Lambert Moran se dice "aziru"). Como ya hemos comentado en partes anteriores, en las cartas de Amarna es muy frecuente que los nombres teofóricos -los que incluyen el nombre de una divinidad-

se escriban omitiendo el nombre de la divinidad (con lo cual dejan de ser teofóricos, ¿no?). De modo que si Hadad-ézer apareciese en las cartas de Amarna, aparecería como "Aziru". Y ahora la pregunta es: ¿aparece algún rey Aziru en las cartas de Amarna? Pues sí, y tanto que aparece, es un personaje bastante conocido. Quiero decir que le conocen los que estudian las cartas de Amarna y su periodo histórico; probablemente el panadero de mi barrio no lo conozca. Aziru era el rey de un reino llamado Amurru. El reino de Amurru, vasallo de Egipto, ocupaba una posición estratégica al hacer frontera con los importantes reinos de Mitanni y Hatti (también llamado "imperio hitita"), precisamente por la zona de Aleppo, y muy cerca de la región del río Éufrates, como puede verse en el mapa.

Este rey aparece en muchas cartas y también en documentación de Hatti y de Ugarit. Precisamente, al analizar el barro del que están hechas sus cartas (según el libro  Inscribed in Clay , de Goren, Finkelstein y Na'aman) resulta que corresponde con la región del Antilíbano, en el corazón del reino de Zobá. Era un rey oportunista, que cambiaba de bando según le conviniera, que atacaba ciudades-estado cada dos por tres, y que bien podría haber tratado de dominar la región del Éufrates. Por otra parte, el relato dice que los sirios de Damasco apoyaban a Hadadézer, y la historia dice que Aziru estuvo en Damasco conferenciando con varios reyes. Si es cierta esta identificación, parece que Aziru encontró en David la horma de su zapato (¿o debería decir de su sandalia?), aunque la zona que dominaba David tampoco entraría dentro de sus prioridades.

Pero el esplendor del reinado de David no se debía solo a sus victorias, sino también a sus alianzas. Leamos, por ejemplo 2 de Samuel 8:9 y 10: "Tou, rey de Jamat, supo que David había derrotado a todas las fuerzas de Hadadézer, y envió a su hijo Jorán al rey David para saludarle y felicitarle por haber atacado y vencido a Hadadézer, ya que Tou estaba en guerra con Hadadézer. Traía Hadorán vas os de plata, oro y bronce." ¿Hay algún personaje histórico de esta época que encaje con este Tou? Para que nadie diga que nos andamos con roñoserías no tenemos uno sino dos candidatos. Según P. Kyle McCarter y Samuel Alfred Browne Mercer, expertos en estas cosas, el nombre Tou (o Toi en otras versiones) es la variante hebrea del acadio Tehu (o Tehi). Bien, pues hay otra carta (EA 58) que menciona a un tal Tehuteshub (Tehu para los amigos), gobernante de algún lugar de Siria. ¿No podría ser este? Y hay otra carta, EA 193, de un tal Teuwatti. Analizando el tipo de barro usado en su carta, parece que puede ser del norte del valle de la Becá (entre las cordilleras del Líbano y el Antilíbano) o de la región del río Orontes; justito donde estaba la antigua Hamat o Jamat donde gobernaba este aliado de David. Entre guerra y guerra, David tuvo tiempo también de honrar la memoria de sus amigos. Leamos 2 Samuel 9:5-7: "El rey mandó traer a Mefi-bóset, y cuando Mefi-bóset llegó al palacio, se inclinó delante de David en señal de respeto. Entonces David exclamó: —¡Mefi-bóset! —¡Para servir a Su Majestad! —respondió. David le dijo: —No tengas miedo, en memoria de tu padre Jonatán, voy a cuidar de ti. Voy a devolverte todas las tierras de tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante comerás en mi mesa. Mefi-bóset volvió a inclinarse delante de David, y dijo: —¿A qué se debe que Su Majestad me trate así? ¡Un perro muerto y yo somos la misma cosa!" "Mepiboshet " significa en hebreo "(de la) boca de vergüenza", y se cree que era un eufemismo para no decir Mepibaal, porque aunque "baal" significaba "amo" y podía referirse a cualquier Dios, recordaba demasiado al dios Baal. Bien, pues hay tres cartas de amarna (EA 314, 315 y 316) del gobernante de una ciudad llamada Yurtsa el cual se llamaba Pubalu, que en acadio significa "(de la) boca de Baal". Vamos, que es la versión acadia de Mefibaal, que es probablemente el verdadero nombre de Mefibóset. No se sabe dónde estaba Yurtsa, pero se cree que estaba en la zona central u oriental de Canaán y probablemente dentro del territorio que había pertenecido a Labaya-Saúl. Vamos, puede ser que hubiera varias personas con el mismo nombre, esto no es muy definitivo (de hecho, en la Biblia aparecen dos personas con este nombre); de todos modos, el lenguaje que usa este Pubalu es curioso: sus cartas hablan de envíos de productos para el faraón, y usa expresiones como "caigo a los pies del rey mi señor (...) siete veces y siete veces. (...) ¿Quién sería el perro que desatendiera el mandato del rey ?". Seguramente esta forma de dirigirse a un rey era común en la época, pero es interesante el parecido en la forma de actuar y hablar de estos dos "Pibaales". Mientras Aziru-Hadadézer seguía con sus peripecias en Siria, David venció a los moabitas (al este del mar Muerto) y entabló guerra con los ammonitas (al este del río Jordán). Y de esta guerra con los ammonitas se dice otra cosa que nos interesa. Los sirios aprovecharon la ocasión para de nuevo apoyar a los enemigos de David, pero de nuevo fueron derrotados, según nos cuentan los relatos paralelos de 2 Samuel 10 y 1 Crónicas 19. Y entonces, el relato de 1 Crónicas 19:16-18 nos cuenta: "Sin embargo, al ver los sirios que los israelitas los habían derrotado, les pidieron ayuda a los sirios que estaban del otro lado del Éufrates. Y cuando estos llegaron, se pusieron bajo las órdenes de Sofac, jefe del ejército de Hadad-ézer. Cuando David supo esto, reunió a todo el ejército de Israel, cruzó el río Jordán y llegó a donde estaban los sirios. David puso a su ejército frente a los sirios en posición de ataque, y empezó la batalla. David mató a siete mil soldados que guiaban los carros de combate, y a cuarenta mil soldados de a pie. También mató a Sofac, jefe del ejército. Entonces los sirios huyeron de los israelitas."

Carros hititas, semejantes a los de Sofac. Las cartas de Amarna (EA 170, concretamente) mencionan a cierto oficial que comandaba las tropas de Hatti, las cuales por entonces incluían soldados de Aziru. El nombre acadio de ese comandante era Lupakku. Al parecer, "Lu" significa "hombre", y "Pakku" no se sabe; así que lo dejamos en "hombre de Pakku". Por otro lado, "Sofac", o "Shophak" puede que incluya la palabra acadia "Shu", que significa "él", con lo que se sugiere que el nombre significaría "él, (que es) de Pakku". Vamos, que serían dos variantes del mismo nombre porque supuestamente sería la misma persona: otra persona mencionada en la Biblia y confirmada por registros históricos. Por cierto, el año en que moriría Sofac según esta cronología, coincidiría también con la muerte de Aziru en Amurru y también con la muerte de Tutankamón y el acceso al trono del anciano Ay, el nuevo faraón. Además, David Rohl plantea que en la lejana y primitiva Atenas empezaría a reinar el mítico Erecteo (que daría nombre al Erecteion de la Acrópolis). Pero lo que más interesará a nuestros lectores, es que también llega a su fin el período de las cartas de Amarna. Así que si ya estabas hasta el gorro de las cartas de Amarna, puedes alegrarte.

El que no se alegraría mucho sería David, pues aunque en aquellos años Egipto empezó a enzarzarse en peleas con la nueva potencia emergente (el imperio hitita bajo Shuppiluliuma) y él aprovechó para conseguir más victorias sobre ammonitas y edomitas, por entonces fue cuando anduvo metido en líos de faldas y sangre y con graves problemas con sus hijos. La Biblia relata que después, un hijo de David llamado Absalón fue exiliado, pocos años después se le permitió volver, luego fue perdonado, más tarde organizó una guerra civil para quedarse él con la corona, que pensaba que le sentaba mejor que a su padre, perdió la guerra y murió durante la misma. Para situarnos en el mundo, según la Nueva Cronología, durante estos años murió el rey Shuppiluliuma (¿eres capaz de pronunciar este nombre en voz alta?) y fue sucedido por su hijo Arnuwanda, que murió por una epidemia y fue sucedido por su hermano Mursili, quien dejó por un tiempo de pegarse con Egipto para pegarse con otra gente de Anatolia. En Egipto, a la muerte del faraón Ay quedó el militar Horemheb como único faraón, el cual, además de edificar más templos todavía para asegurar el turismo miles de años después, reformó el ejército y fue preparando el país para volver a ser una potencia digna de tenerse en cuenta. La nueva cronología situaría por estos años en Damasco el inicio del largo reinado de Rezón, personaje que había estado al servicio de Hadadézer-Aziru, y que es mencionado en 1 Reyes 11:23-25 (tendría importancia en el relato de la vida de Salomón).

Según esta cronología, solo un par de años después de esa guerra civil en Israel sucedió la epidemia que se menciona en 2 Samuel 24:15 y que terminó con la compra del terreno para construir el Templo, y sería tres años después de eso cuando sube al trono en Tiro el rey Hiram, otro aliado de David. No sé en qué se basa la Nueva Cronología para situar tan tarde a Hiram, pero la mención que se hace de él en 2 Samuel 5:11 parece dar a entender que Hiram era ya rey cuando David conquistó Jerusalén. En fin, tras estas últimas pinceladas para quien guste de tener una visión general, concluimos este artículo, no sin antes recapitular algunas cosas. Y es que, como antes dijimos, aunque la arqueología pone ya muy difícil negar la existencia de David (hay más indicios arqueológicos que no hemos mencionado), hay muchos que niegan que los relatos bíblicos sobre David sean históricos. Sin embargo, situando a David dentro del marco de la Nueva Cronología hemos sido capaces de identificar (aunque no sea con total certeza) ¿a cuántos personajes relacionados con la vida de David? Desde la parte 12 en adelante, hemos identificado históricamente a trece personas (si no me he olvidado de ninguna). Estos son sus nombres hebreos en la Biblia y los nombres de personajes históricos en acadio con los que encajan bien: Saúl: el Labaya de las cartas de Amarna. Jonatán: alusión de Labaya a la simpatía de su hijo por los apiru, que serían los forajidos de David. Is-bóset o Esbaal, hijo de Saúl: El rey jebuseo de Jerusalén: Joab, general de David: David: Jesé:

Mutbaal de las cartas de Amarna. Abdi-heba.

Ayab.

Dadua. Yishuya.

Akís, rey de Gat:

Shuwardata.

Baaná, el traidor que mató a Esbaal: Hadad-ézer: Tou: Sofac:

Benenima.

Aziru.

Tehuteshub o bien Teuwatti. Lupakku.

Mefibóset:

Pubalu.

Pero no solo es que los nombres de diversos personajes se parezcan o signifiquen lo mismo en cada idioma, sino que toda la situación histórica de esta época en particular encaja muy bien con los relatos bíblicos. Tal vez esta Nueva Cronología todavía no esté totalmente demostrada, pero encaja muchísimo mejor que la tradicional con las narraciones bíblicas, y deja sin argumentos a quienes alegan que las historias de la Biblia no son más que mitos porque no hay apoyo histórico ni arqueológico. Nueva cronología (parte 16): Salomón

Yadin se puso muy contento en los años 60 cuando excavaba en los restos de Meguidó. No, no era un perro que encontró un hueso, pero casi: era el arqueólgo Yigael Yadin y halló que la estructura de las puertas de la edad del hierro era muy similar a las de las ciudades de Hazor y Guézer, lo que le llevó a concluir que había encontrado restos de construcciones de Salomón (porque 1 Reyes 9:15 dice que Salomón hizo construcciones en estas tres ciudades). Pero uno de los tres tipos que están excavando Meguidó en la actualidad, Israel Finkelstein, ha decidido asumir el papel de aguafiestas y dice que este estrato de la ciudad (concretamente Meguidó VA y IVB, o 5a y 4b para quien no sepa latín...) no puede ser de los tiempos de Salomón, sino muy posterior. Cree que los restos corresponden más bien con la época de Samaria I y II (o sea, 1 y 2) y con los restos de Jezreel. En definitiva, lo sitúa en la primera mitad del siglo IX, más de un siglo después de Salomón, en la época del rey Acab. (El siglo IX es el 9, pero ya no abuses más y a ver si aprendes latín). En cambio, los restos de un siglo y pico antes (principios de la edad del hierro) no incluyen ninguna gran construcción. De hecho, es una época bastante pobre en cuanto a construcciones y estructuras, comparada con la edad anterior, la del bronce. Por tanto, algunos concluyen que Salomón no existió.

Sin

embargo,

¿no

sería

más

razonable

concluir

que

Salomón

no

existió

...en

la

edad

del

hierro?

De nuevo, si ajustamos la cronología según la teoría de egiptólogo David Rohl, empezamos a encontrar coincidencias. Recordemos que este marco cronológico retrasa la historia de Egipto y repercute también en la historia de Israel. En este caso, el rey Salomón no correspondería con la edad del hierro, sino con la edad del bronce, una época más rica y avanzada, anterior a la del hierro.

Y

vamos

a

ir

repasando

algunos

hechos

de

su

reinado.

Empecemos con un breve comentario sobre su nombre. 2 Samuel 12:25 dice que al nacer, el profeta Natán le llamó Jedidías ("Amado por Yah"), y David Rohl plantea que ese era su verdadero nombre, mientras que Salomón (que probablemente significa algo así como "Paz" o "Pacífico") sería su nombre de trono; pues ya en esa época existía la costumbre que tienen hoy día los papas de Roma, de adoptar un nombre al ser "coronados".

Otro detalle relacionado con nombres, pero en este caso de un pueblo: los hititas. Rohl piensa que los hititas eran un pueblo cananeo extendido por toda la costa, desde Canaán hasta tan al norte como Anatolia. Pero cree que los hititas de Anatolia llegaron a ser dominados por un pueblo indoeuropeo que formó lo que solemos llamar el imperio hitita (¿te acuerdas de Suppiluliuma?). De modo que cuando la Biblia menciona a los hititas en la época de la conquista y de los jueces, se refiere al pueblo cananeo, pero ya en tiempos de Salomón se refiere probablemente al imperio hitita, la gran superpotencia que rivalizaba con Egipto.

Y entrando propiamente en el reinado de Salomón, una de las primeras cosas que se mencionan de él es lo que dice 1 Reyes 3:1 (según la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy ):

"Entonces Salomón se emparentó con Faraón, rey de Egipto, pues tomó  por esposa a la hija de Faraón y la trajo a la ciudad de David mientras acababa de edificar su casa, la casa del S EÑOR y la muralla alrededor de Jerusalén."

(Muchas traducciones usan a veces la palabra "SEÑOR" en mayúsculas para señalar que en el texto original viene el nombre personal de Dios, Jehová o Yahvé, que ellos han decidido omitir y reemplazar por el título "Señor").

Horemheb

Este versículo plantea un problema, porque a los faraones no les gustaba rebajarse casando a la hija de un dios (el faraón) con un extranjero. Por ejemplo, años antes, el rey de Mitanni había pedido casarse con una hija del faraón Amenhotep II para sellar una alianza, pero el faraón dijo que qué horror, por favor, casar a su nenita con un palurdo, vamos, o sea, que ni hablar. Sin embargo, según la Nueva Cronología, el faraón que gobernaba en los primeros años de Salomón era ya el sucesor de Ay: Horemheb. Y si hay una época en la historia de Egipto en que la hija de un faraón podría haber sido ofrecida a un gobernante extranjero, fue durante el reinado de Horemheb. ¿Por qué? David Rohl ofrece cinco razones en su libro "Pharaohs and Kings":

1. Horemheb no descendía directamente del linaje real (la familia guay de los Amenhotep, Akenatón, Tutankamón y compañía) y por tanto no se sentiría tan obligado a mantener la pureza dinástica. 2. Horemheb había hecho su carrera en el ejército, y había sido durante muchos años el comandante en jefe del ejército egipcio; era un hombre pragmático.

3. Egipto no era ya lo bastante fuerte militarmente como para recobrar la región del Levante por la fuerza, así que le convenía ligar a los gobernantes más poderosos de la región con el trono egipcio mediante alianzas matrimoniales, tal vez para establecer acuerdos comerciales beneficiosos para ambas partes. 4. Precisamente hubo una dama de la corte llamada Sharelli, que probablemente era una princesa, y que por aquellas mismas fechas se casó con uno de los gobernantes más poderosos de una ciudad-estado de Asia occidental, así que el caso de Salomón no sería único.

Horemheb con sus caballos; precisamente llegó a un acuerdo para venderle caballos a un precio fijo para que comerciara con hititas y sirios (1 Re 10:28,29).

Luego volveremos con esta princesa egipcia esposa de Salomón, ahora vamos a seguir con el reinado.

con

Salomón

Como no tengo ningún retrato de la princesa, pongo a esta chica disfrazada...

Como decíamos, según esta teoría cronológica, la edad del bronce final sería más r eciente de lo que se suele considerar, e incluso coincidiría durante un tiempo con los inicios de la edad del hierro, y sería en esta época cuando Salomón reinó. En esta época había más prosperidad que en la siguiente edad, pero hay una peculiaridad: cada asentamiento de Israel tenía sus propias zonas sagradas (templos y "lugares altos" al aire libre). La cronología tradicional cree que eran lugares sagrados de los cananeos, y que desaparecieron en la siguiente época debido a la invasión de los israelitas. Pero en la nueva cronología, esta sería la época de Salomón, no de los cananeos. ¿Qué explicación puede tener entonces que haya tanto lugar sagrado? En primer lugar, es interesante lo que dice 1 Reyes 3:2 (según la Nueva Versión Internacional , en este caso):

"Como aún no se había construido un templo en honor del S EÑOR, el pueblo seguía ofreciendo sacrificios en los santuarios paganos."

O sea, que los israelitas usaban "lugares altos" o "santuarios paganos" para adorar a Jeho... digoo, al "SEÑOR". Además, al final de su reinado, el mismísimo Salomón dejó de ser tan devoto y se lió a construir lugares sagrados para otros dioses (1 Reyes 11:7,8), así que no creo que se opusiera a que la gente hiciera lo mismo.

En cambio, luego, en la edad del hierro apenas hay este tipo de lugares altos. La cronología tradicional lo atribuye a la llegada de los israelitas, pero la nueva cronología lo atribuye a diversas campañas contra la idolatría que menciona la Biblia en la época del reino dividido (si la Biblia dice que destruían lugares altos, es señal de que los habría antes...).

Pero volviendo a los inicios del reinado de Salomón, la construcción más famosa de Salomón fue el Templo de Jerusalén, que se describe con bastante detalle en la Biblia. Sin embargo, no se han encontrado restos arqueológicos de este grandioso templo, por lo tanto Salomón no existió. Fin.

...Aunque, ahora que lo pienso, la Biblia también dice que varios siglos después, el Templo fue completamente arrasado por los babilonios. Y, por otra parte, la zona donde estuvo el Templo es hoy día un lugar sagrado del Islam donde no está permitido excavar. Así que a lo mejor el hecho de no haber encontrado restos del Templo no demuestra nada.

Una curiosidad al respecto del Templo: en los años 80, los arqueólogos encontraron al norte de Alepo, cerca ya de Anatolia (sí, donde los hititas), un antiguo templo de la edad del hierro: el templo de 'Ain Dara. Este templo tiene bastantes puntos en común con el de Salomón, y suele datarse de una época anterior a Salomón, así que algunos concluyen rápidamente que Salomón se copió. Bueno, primero habría que ver cuáles son esos parecidos.

Se parece en la estructura básica: - Un pórtico con dos columnas que conduce a una pequeña antecámara, que conduce a su vez a la sala principal del templo. - Al fondo de esa sala principal hay un espacio más pequeño y más sagrado; en el caso del templo de 'Ain Dara es una plataforma con el suelo un poco más alto que el resto de la sala; en el caso del templo de Salomón es una sala cúbica aparte de la sala principal (donde se guardaba la famosa Arca de la Alianza). - Otro parecido es que ambos templos tenían algunos corredores por tres de sus lados, fuera de la estructura del templo propiamente dicho. - Y otro parecido, es que ambos tenían un patio delante (aunque el de Salomón parece que era mucho más grande).

Hombre, hasta ahí no parece que las semejanzas sean tan grandes como para hablar de que se copió. Más bien parece que Salomón construyó un templo que respondía a la estructura básica de lo que era un templo en su época y zona geográfica. Si hubiera querido ser original y hubiese construido un edificio con varios niveles llenos de columnas y unidos por rampas, tal vez los israelitas hubieran pensado que aquello era un parking... Pero si alguien insiste en que Salomón se copió y que eso está muy mal, tal vez le interese saber que según la Nueva Cronología, el templo hitita de 'Ain Dara sería muy posterior a Salomón...

Bueno, después de construir el Templo, Salomón empezó a construir palacios y otros edificios oficiales. Y aquí es donde volvemos con la hija del faraón, una de sus muchas mujeres, pues 2 Crónicas 8:11 dice (según la Reina-Valera 1995):

"Salomón hizo subir a la hija de Faraón desde la Ciudad de David a la casa que había edificado para ella; pues se decía: «No debe habitar mujer mía en la casa de David, rey de Israel; porque los lugares donde ha estado el arca de Yahveh son sagrados.»"

Bien, pues resulta que, según nos cuenta el arqueólogo Gabriel Barkay (en el artículo "What's an Egyptian Temple Doing in Jerusalem?"), en 1975 se hizo un descubrimiento en una colina al norte de Jerusalén, cerca de la llamada "Tumba del Jardín". Se trata de un fragmento de una inscripción en jeroglífico egipcio, dos vasijas egipcias de alabastro, una mesa de ofrendas, fragmentos de elementos arquitectónicos y una estatuilla de estilo egipcio, de un mineral llamado serpentina. Se cree que los restos corresponden probablemente con un pequeño templo o con una tumba que se encontraba en la residencia de un egipcio de alto rango, y son ¿de qué época? De finales de la edad del bronce; qué casualidad.

El hecho de que esta construcción estuviese en una colina desde la que se domina Jerusalén tiene su importancia. ¿Por qué? Porque en el versículo que antes leímos, dice que "Salomón hizo SUBIR a la hija de Faraón desde la Ciudad de David a la casa". Y desde la Ciudad de David hasta la colina donde estaba esta construcción egipcia efectivamente hay que subir. Así que tenemos un edificio egipcio, único en la región, que corresponde con la época y el lugar correctos. Una coincidencia muy interesante.

Por cierto, a ver si aciertas si la estatuilla que se encontró allí representa a un hombre o de una mujer. ¡Muy bien! Representa a una mujer sentada. Mira que se dan casualidades, ¿eh? Cualquiera diría que a finales de la edad del bronce hubo una princesa egipcia viviendo en una colina más elevada que la Ciudad de David...

De acuerdo, sí tenía un retrato de la mujer de Salomón, pero está tan desmejorada...

Prosigamos. ¿Qué se puso a hacer Salomón después? Veamos lo que nos cuenta 1 Reyes 9:24 según, por ejemplo, La Biblia de las  Américas:

"Tan pronto como la hija de Faraón subió de la ciudad de David a la casa que le había construido Salomón , entonces él edificó el Milo."

¿Y

qué

es

eso

del

Milo?

La

versión Dios

Habla

Hoy traduce

este

mismo

versículo

así:

"La hija del faraón se trasladó de la Ciudad de David al palacio que Salomón había edificado para ella. Entonces él construyó el terraplén."

La Nueva Versión Internacional  dice "los terraplenes". Y la Traducción en Lenguaje Actual , que muchas veces da una explicación, más que una traducción, dice que "el rey rellenó de tierra el lado este de la ciudad".

No se sabe qué significa Miló en hebreo, pero al parecer se deriva de " milui ", que significa rellenar. Vamos a ver: nos situamos en finales de la edad del bronce y principios de la del hierro, en Jerusalén, que por entonces solo se extendía por lo que denominamos la "ciudad de David" o monte Sión (no confundir con lo que suele llamarse "Sión" hoy día, que es otro monte), y buscamos alguna construcción a modo de terraplén relleno de algo... Parece mucho pedir, ¿no? Pues buscando nos encontramos con esto:

Se trata de lo que se ha dado en llamar la "estructura de piedra escalonada", un sistema de terrazas enorme, en la ladera nordeste de la Ciudad de David, con una altura como la de un edificio de 12 plantas. El arqueólogo Macalister fue el primero en excavar esta zona en los años 20 del siglo XX, y lo consideró restos de una muralla de la edad del bronce. La arqueóloga Mazar ha realizado nuevas excavaciones desde el año 2005 y ha descubierto que eran más bien muros de contención rellenos (sí, sí, rellenos) de escombros, para crear una superficie más amplia, unos 6000 metros cuadrados, en esa zona norte de la Ciudad de David, sobre la cual se construyó una "gran estructura de piedra" que Mazar cree que era el palacio de David (aunque habría s itio para construir viviendas también). La Estructura de Piedra Escalonada suele datarse o bien en la edad del hierro o bien, según la arqueóloga Jane Cahill, en la transición entre la del bronce y la del hierro; esta última teoría encaja perfectamente con la cronología de David Rohl. Así que, de nuevo en el lugar exacto y la época exacta nos encontramos con una enorme estructura que encaja con la descripción bíblica. La Estructura de Piedra Escalonada podría perfectamente ser ese "Milo" que construyó Salomón, aunque Rohl no descarta que pueda ser obra de David, como cree Mazar (al fin y al cabo, 2 Samuel 5:9 y 1 Crónicas 11:8 mencionan el Milo en tiempos de David, así que tal vez Salomón lo amplió o lo reforzó de algún modo).

Dejemos

ahora

la

capital,

Jerusalén,

y

leamos

1

Reyes

9:15

(según

la

Reina-Valera

1995):

"Esta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová y su propia casa, Milo y el muro de Jerusalén, Hazor, Meguido y Gezer."

Así que Salomón reconstruyó tres ciudades importantes: Hazor, Meguidó y Guézer. Sí, sé lo que estás pensando: en la edad del bronce estas tres ciudades tenían templos, por tanto no podrían ser de época de Salomón. ¿A que era eso lo que estabas pensando? Pues de acuerdo con la Nueva Cronología te has pasado de listo/a. Según David Rohl, se trataba de ciudades recién incorporadas al reino de Salomón (de hecho, Guézer fue un regalo de bodas de su suegro el faraón) y la mayoría de su población sería pagana, de modo que al parecer Salomón permitiría esos templos para uso de los paganos. Otro detalle interesante: El estrato de Hazor que coincide c on Meguidó VIII sería el XIV. Ese estrato refleja una cierta prosperidad y estabilidad, mientras que el declive empieza en el estrato siguiente, que coincidiría con el inicio de la presión siria en los límites septentrionales del reino.

¿Y qué tal si ahora nos centramos en Meguidó? Así queda más bonito el artículo, porque parece que el círculo se cierra al acabar con lo mismo que empezamos. Y por si fuera poco, tengo una sorpresa guardada para el final.

Vamos

allá:

Algunos arqueólogos ponen en duda la realidad del relato bíblico de Salomón porque los restos de la edad del hierro son bastante modestos comparados con los edificios cananeos que había antes de la conquista de los israelitas (en las capas VIII y VII). Incluso el "aguafiestas" de Finkelstein dice que la puerta real y el palacio desenterrados pertenecen a la capa Meguidó VII. Pero, ¿por qué creen que son edificios cananeos? Porque son de finales de la edad del bronce, y según la cronología tradicional, es la época de los cananeos. Pero resulta que según la Nueva Cronología, el final de la edad del bronce (y por tanto Meguidó VIII y VII) sería la época de Salomón. Así que, según esta teoría cronológica, a finales de la edad del bronce debería haber construcciones importantes en Meguidó coincidiendo con el reinado de Salomón, ...y eso es lo que hay.

En cuanto a la sorpresa guardada para el final, este este relieve de marfil hallado en Meguidó, en la capa VIII:

¿Qué pasa? ¿No te gusta? Pero fíjate en la importancia que puede tener si esta cronología es correcta: se trata de un rey en Meguidó, en la época de Salomón. Vamos a analizarlo más despacio; aquí va un dibujo del relieve un poco más completo:

Se nota una fuerte influencia egipcia, sin duda. A la derecha, fuera del dibujo, se vería al rey llegando en un carro tirado por caballos, con lo que comerciaba Salomón. Pero aquí le vemos sentado en un trono. Su mujer le ofrece una flor de loto, como si fuese egipcia. Detrás, un músico toca la lira, el típico instrumento con que se cantaban los salmos. Detrás del trono hay cortesanos atendiendo al rey. Y alrededor del trono hay palomas, símbolo de la paz. Y decíamos que Salomón posiblemente significa "pacífico". ¿Entiendes ya la importancia de este relieve? El historiador y arqueólogo Peter James plantea que podría ser el mismísimo Salomón. Y lo mismo cree David Rohl. Sí, de acuerdo, según la Biblia, el trono de Salomón estaba en lo alto de seis escalones, con un león a cada lado de cada peldaño: doce leones en total. Pero bueno, esta "foto" se la pudo haber hecho antes de construirse ese trono, ¿no? O mejor aún, quizá este era el trono que tenía en palacio de Meguidó. Vamos, que no tenemos ninguna certeza, pero es casi escalofriante pensar que podemos estar mirando un retrato del mismísimo Salomón.

(P.D. No hemos hablado de la proverbial sabiduría de Salomón, pero en este mismo blog hay un artículo titulado "Salomón fue más sabio que los egipcios" que habla de un detalle al respecto.)

Nueva cronología (parte 17): El faraón Sisac

A la muerte de Salomón, regresó de Egipto un exiliado llamado Jeroboam, que enseguida encabezó una delegación de representantes de las tribus de Israel para pedir a Roboam, hijo y sucesor de Salomón, que no explotara tanto a los israelitas como su padre. La respuesta del rey fue que no les iba a explotar tanto como su padre sino más que su padre, de modo que diez de las doce tribus, en vez de dejarse explotar por el rey como buenos patriotas, decidieron secesionarse y formar su propio r eino, eligiendo a Jeroboam como rey para que les explotase él, que había más confianza.

El reino de esas 10 tribus del norte se conoció como Israel, y el del sur, con capital en Jerusalén, se llamaba Judá

Este Jeroboán, mientras estuvo exiliado en Egipto, había estado con el faraón de turno, al que la Biblia llama Sisac (1 Reyes 11:40). Y este faraón vuelve a entrar en escena cinco años después: "Y por haberse rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam, subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén, con mil doscientos carros y sesenta mil hombres de a caballo; pero el pueblo que venía con él de Egipto, esto es, libios, suquienos y etíopes, era innumerable. Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén. "El profeta Semaías vino ante Roboam y los príncipes de Judá que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: " –Así ha dicho Jehová: “Vosotros me habéis dejado, y por eso yo también os he dejado en manos de Sisac”. "Entonces los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: " –¡Justo es Jehová! "Cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: «Se han humillado, no los destruiré, sino que los salvaré en breve y no se derramará mi ira c ontra Jerusalén por mano de Sisac. Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reyes de las naciones». "Subió, pues, Sisac, rey de Egipto, a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová y los tesoros de la casa del rey; todo se lo llevó; también los escudos de oro que Salomón había hecho. (...) "Así pues, por haberse humillado, la ira de Jehová se apartó de él y no lo destruyó del todo, ya que aún en Judá había cosas buenas." (2 Crónicas 12:2-9, 11, Reina-Valera). ¿Quién

era

este

Sisac?

Viajemos unos cuantos siglos hacia adelante, al año 1828. El egiptólogo Champollion, famoso por haber descifrado los jeroglíficos egipcios con la Piedra Rosetta (gracias a que por entonces no existían los sudoku), se puso a descifrar una inscripción de cierto faraón de la dinastía XXII. El nombre completo del faraón parece una sarta de insultos: Hedyjeperra Setepenra Sheshonq Meryamón, así que todo el mundo le conoce simplemente como Sheshonq I.

Creo que en jeroglífico la dinastía XXII se escribía así... En la inscripción se enumeran ciudades supuestamente conquistadas por Sheshonq, y Champollion interpretó que una de las líneas significaba "Judá el reino", y llegó a la conclusión de que Sheshonq no era otro que el faraón Sisac de la Biblia. De hecho, esta identificación es la que sirvió como base para calcular toda la cronología del antiguo Egipto que aún hoy sigue imperando (la "vieja" cronología). En 1888 se estableció que en realidad aquella línea no decía "Judá el reino" sino "monumento del rey", y que se refería a un lugar bastante más al norte de Judá. Pese a ello, se mantuvo la idea de que Sheshonq y Sisac son el mismo, así como toda la cronología egipcia. Pero esta serie de artículos no trata sobre la vieja cronología sino sobre la nueva, así que vamos con ella. El faraón Hedyjeperra... perdón, Sheshonq pertenece a un período de la historia de Egipto llamado Tercer período intermedio, que abarca desde la dinastía XXI hasta la XXV. Antes se creía (por culpa de un tal Manetón) que todas las dinastías habían sido consecutivas, y se atribuyó a este período una duración de más de 400 años. Después se descubrió que algunas dinastías habían coincidido en el tiempo, gobernando unas en una zona de Egipto y otras en otra. Bien, pues el egiptólogo David Rohl, entre ot ros, cree que diversos hallazgos indican que hubo más reyes simultáneos de lo que se suele creer. Por ejemplo, dice que se han encontrado momias de la dinastía XXI con vendas fabricadas bajo el reinado de Sheshonq I que, como dijimos, es de la dinastía XXII ( A Test of Time: The Bible -from Myth to History , p. 76). La consecuencia de esto es que el Tercer periodo intermedio habría durado unos 200 años menos de lo que se le atribuye. Precisamente este es el "meollo" de esta cronología: al reajustar en 200 años toda la historia anterior de Egipto empezó a ver que había muchísimas cosas que encajaban con los relatos bíblicos, como hemos ido viendo en esta serie de artículos. Pero, como diría una hormiga, vamos al grano: ¿quién era el faraón Sisac según la Nueva Cronología? Sería ese faraón conocido por algunos como Osimandias, y por la mayoría como Ramsés II, posiblemente el faraón más famoso de la historia.

Ramsés II de joven

¿Y encaja lo que sabemos sobre este faraón con lo que sabemos sobre el Sisac de la Biblia? Si te parece, querido/a lector/a (y si no te parece, también) haremos un breve repaso de la situación internacional en las décadas previas hasta llegar al reinado de Ramsés, a ver qué tal encajan las cosas. Más de un siglo antes, en la época que según esta cronología equivale a la de los jueces en Israel, el gran enemigo de Egipto era Mitani, un reino al norte de Siria. Pero hacia el final del período, como en la época de Sansón, empezó a surgir un reino peleón  justo al lado de Mitani, Hatti (al que llamamos hoy "reino hitita"), así que Mitani pensó que para poderse pelear con ellos m ás cómodamente era mejor hacer las paces con Egipto. Se trazó en el norte de Siria una línea delimitando el área de influencia de cada reino y desde entonces los faraones, más tranquilos, se dedicaron más que nada a disfrutar de sus riquezas sin dar mucha importancia al ejército ni hacer mucho caso a la región de Siria y Canaán. Fue en este contexto en el que nació el reino de Israel bajo Saúl y luego bajo David. Pero también surgió otro reino en el norte de Siria, bajo el rey Aziru (que supuestamente sería el Hadadézer de la Biblia) que aunque era en teoría vasallo de Egipto, empezó a jugar un doble juego hasta que terminó pasándose a los hititas. Como ves, era un político sinvergüenza solo comparable a... bueno, a casi todos los políticos. El caso es que los hititas arrasaron Mitani y se apropiaron de varios territorios del norte de Siria que pertenecían a la zona de influencia Egipcia. Con este panorama, por primera vez en mucho tiempo, el nuevo faraón era un general: Horemheb, con cuya hija supuestamente se casó el rey Salomón y con quien tenía unas fuertes alianzas comerciales. Dicho sea de paso, David Rohl cree que cuando la Biblia habla de los hititas en esta época ya no se refiere al pueblo cananeo sino a los del reino hitita de Anatolia, que podrían estar relacionados. Por ejemplo, 1 Reyes 10:28-11:1 ( Dios habla hoy ): "Los caballos para Salomón eran llevados de Muzri y de Cilicia, pues los comerciantes de la corte los compraban allí. Un carro importado de Egipto valía seiscientas monedas de plata, y un caballo, ciento cincuenta. Y todos los reyes hititas y sirios los compraban por medio de los agentes de Salomón. "Además de la hija del faraón, el rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas." Hacia el final del reinado de Salomón, el faraón Seti ya empezó a organizar algunos pequeños ataques contra Hatti, pero cuando murió, los hititas empezaron a lanzar diversas escaramuzas en las fronteras, quizá pensando que el nuevo faraón sería inexperto y débil. Pero no, lo que pasa es que el nuevo faraón, Ramsés II, estaba ocupado venciendo a los piratas shirdana.

Shirdana en un relieve de Ramsés II Voy a hacer un pequeño comentario sobre estos shirdana (sí, me estoy yendo por las ramas y al final no sabré ni de qué estoy escribiendo). La expansión del imperio hitita alteró la situación internacional, sobre todo en Anatolia. Por ejemplo, poco antes, el rey de Hatti había hecho un tratado con el rey Alaksandu de la ciudad de Wilusa; el nombre Alaksandu es el que daría lugar más tarde al nombre más familiar de Alejandro, y se cree que Wilusa era la ciudad de Ilión, hoy más conocida como Troya, de la que

volveremos a hablar. Y... este... ¿en qué rama estaba yo? Ah, sí, los shirdana. Al parecer eran un pueblo de Anatolia occidental, algunos creen que de la región de Sardis, de donde procede su nombre, y esta presión de los hititas y estos juegos de alianzas hicieron que este pueblo pasara a dedicarse al noble arte de la piratería. Cuando murió el faraón Seti se les ocurrió atacar las costas egipcias, pero fueron derrotados por el nuevo faraón, con lo que demostró que era un faraón guerrero, dispuesto a lanzarse a por la gloria militar. En el tercer año de Ramsés sería, según esta teoría, cuando a la muerte de Salomón regresa Jeroboán y se divide el reino de Israel. Uno no puede evitar preguntarse si Ramsés no tendría algo que ver, si no estaría tratando de debilitar a un reino que podría ser un estorbo para sus planes.

Ramsés en Qadesh

"venciendo"

En el quinto año de Ramsés (que sería el segundo de Roboam, el hijo de Salomón), el faraón reunió un gran ejército formado por egipcios pero también por libios, etíopes y shirdana (a algunos prisioneros piratas los convirtió en un cuerpo de élite de su ejército) más varios miles de carros, unos 2000 según algunos expertos. Fue al norte de Siria a enfrentarse a esos "afeminados" de los hititas (así los llamaba porque solían llevar pelo largo), en la famosa batalla de Qadesh. En monumentos de Ramsés se jacta de la gloriosa victoria que logró en Qadesh, pero los historiadores creen que en realidad Ramsés fue derrotado, o como mucho la cosa acabó en tablas ( vaya, parece que era un farsante solo comparable a... bueno a cas i cualquier gobernante). De hecho, tras la susodicha batalla, muchas ciudades de Siria y Canaán empezaron a rebelarse contra el faraón. Mientras tanto, los profetas habían aconsejado a Roboam no entrar en guerra con sus hermanos israelitas, de modo que se limitó a reforzar muchas de sus ciudades por si las moscas. Pero tal vez Ramsés creyó que aquellas obras eran para rebelarse contra el faraón y unirse a los hititas. Lo cierto es que en el octavo año de Ramsés, realizó una campaña para bajar los humos a las ciudades sirias y cananeas que se habían rebelado. ¿Y qué ciudad está incluida en la lista de las ciudades a las que atacó? Una tal "Salem", es decir, Jerusalén. ¿Y con qué año del rey Roboam coincide el octavo año de Ramsés? Con el quinto.

Ruinas

del

primer

pilono

del

Ramesseum,

donde

se

dice

que en el octavo año de Ramsés, conquistó una ciudad llamada Shalem.

Así que si releemos el pasaje de 2 Crónicas de más arriba nos pueden llamar la atención las coincidencias. Llevaba 1200 carros, una cantidad no muy distinta a la que calculan que pudo llevar a la batalla de Qadesh. En su ejército había libios, etíopes y suquienos; ¿serían esos misteriosos suquienos los piratas shirdana? El faraón tomó las ciudades que Roboam había estado fortificando, y en Jerusalén se limitó a quedarse con una gran cantidad de oro; seguro que no le venía mal, con el dineral que se estaba gastando en batallas. Algunos piensan que esta campaña contra Judá sería para debilitar a este reino y que no atacara a Israel, que era un estado parachoques frente al imperio hitita. Trece años después, Ramsés hizo un acuerdo de paz con los hititas, de modo que ya por entonces no encajaría esta situación. Sí, quizá estés pensando que el nombre de Ramsés no es que se parezca mucho a Sisac, precisamente. Bien, es cierto, pero Rohl indica que hay registros egipcios e hititas que muestran que a Ramsés se le conocía, sobre todo en la zona de Siria y Canaán, con el sobrenombre de Sysw, el cual al parecer se puede transcribir como "Sisa". Y el sonido "q" al final puede tener dos explicaciones. Una, que en el alfabeto de la época, la letra "w" y la letra "q" eran muy parecidas y pueden confundirse. Y otra, que el escritor recurrió a uno de los típicos juegos de palabras de la Biblia, pues añadiendo la letra al final nos queda "sisaq", que en hebreo significa precisamente... "saqueador".

Nueva cronología (parte 18): Zérah el etíope

En esta parte no habrá hallazgos deslumbrantes que, al situarlos en una época diferente a la tradicional, corroboren algún relato bíblico. Pero para quien se incline a dar algún crédito a la Nueva Cronología le resultará fascinante asomarse al mundo de aq uella época y ver qué sucedía al mismo tiempo que en Israel se desarrollaban los primeros años del reino dividido. Durante el reinado de Abías, hijo de Roboam y nieto de Salomón, Egipto estaba en paz con Hatti gracias a un tratado entre Hattusil III y Ramsés II. Así que los hititas por esas fechas tenían otras preocupaciones.

Una de ellas era un noble guerrero que se rebeló contra ellos en la zona oeste de Anatolia (en la actual Turquía). Se trata de un tal Piyamaradu. Se cree que su nombre significa algo así como "ofrenda del devoto" (en el idioma de aquella gente, vaya usted a saber por qué, la palabra "piyama" no se refiere a ropa para dormir, sino que significa "ofrenda"); aunque alguno ha propuesto que el nombre significa "devoto del botín", y sería un sobrenombre puesto por los hititas debido a sus ataques y saqueos. Se cree que era un noble de la región de Éfeso que al privarle del trono y echarle de allí se refugió en el reino de los ahhiyawa, concretamente en Milawata. Se suele creer que los ahhiyawa eran los aqueos, los de la Grecia micénica, y Milawata era Mileto, la única ciudad aquea en la Anatolia de la época. Durante el reinado de los reyes hititas antecesores de Hattusil, Piyamaradu había hecho diversas conquistas por la zona, pero los hititas no lo consideraban un vasallo sino un rebelde. Conquistó Wilusa (Troya) y fue rey allí hasta que los hititas le hicieron huir de nuevo a Mileto y después a Grecia. Como fue rey de Troya por un tiempo, algunos le relacionan con Príamo, el rey de Troya en la Ilíada, cuyo nombre se parece un poco. Pero según la cronología que nos ocupa, Piyamaradu es anterior a la guerra de Troya y en realidad sería nada menos que el personaje al que los griegos llamaban Heracles y los romanos Hércules. Al igual que Piyamaradu, Heracles era un aventurero que atacó y saqueó Troya, y que se enfrentó en Anatolia con las fieras amazonas, que en realidad no serían sino los hititas, esos guerreros de cabellos largos como mujeres.

Tawagalawa y Piyamaradu ante Wilusa parlamentando con un enviado del rey de Hatti y con Alaksandu rey de Wilusa (lámina de Giuseppe Rava).

Para ver más nombres familiares en esta época, existe una carta que envió el rey hitita a un rey de los aqueos, pidiéndole que deje de dar asilo a Piyamaradu y se lo envíe (tal vez para invitarle a tomar un refresco y charlar como buenos amigos...). A modo de inciso, diré que en la carta se dice que hititas y aqueos habían llegado a un acuerdo sobre Wilusa (Troya) por la que habían tenido alguna guerra en el pasado; o sea, que el control de aquella ciudad parecía tener su importancia estratégica. En la carta se menciona al hermano del rey aqueo, un tal Tawagalawa. De hecho, esta carta suele llamarse "carta de Tawagalawa"; ¿y por qué se da tanta importancia a este Tawagalawa? Porque se cree que es como los hititas llamaban a Eteocles, un personaje bien conocido en la mitología griega, y que por tanto el rey aqueo al que iba dirigida la carta sería Polinices. Eteocles y Polinices habrían hecho las delicias de los programas de chismorreos si hubieran existido por entonces; por lo visto eran hijos y a la vez hermanos de Edipo, rey de Tebas, y como buenos hermanos se pelearon por el trono de Tebas hasta la muerte, de modo que aparecen en muchas tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides (a falta de chismorreo, buenas son tragedias). Así que, según la Nueva Cronología, durante el reinado de Abías en Jerusalén, tuvo lugar la caída y saqueo de Tebas (la griega, no la egipcia, con el famoso episodio de "los siete contra Tebas"), mientras el célebre Teseo era rey de Atenas, Catreo de Knossos, Euristeo de Micenas y Laomedonte de Troya. Doy estos nombres por si me lee algún aficionado de los mitos y leyendas griegos, porque son nombre conocidos. Por ejemplo, ese Euristeo es el que mandaría poco después sus famosos trabajos a Heracles. Al mismo tiempo, por el otro extremo de los dominios de las amazonas, digo de los hititas, los asirios iban creciéndose poco a poco desde que el reino hitita empezó a declinar gradualmente tras la batalla de Qadés. Así que, como vemos, a los hititas les vino bien estar en paz con el Egipto de Ramsés II. Mientras tanto, en Judá, el rey Abías es sucedido por su hijo Asá. Por las mismas fechas, en Israel, el rey Jeroboam es sucedido por su hijo Nadab, quien poco después es quitado de en medio por Baasá, un nuevo rey que inició su reinado matando a toda la familia de Jeroboam, no sea que alguno tuviera la fea ocurrencia de arrebatarle el trono. En el reinado de Asá sucedió lo siguiente:

"Salió contra ellos Zéraj el etíope, con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros, y llegó hasta Maresá. Salió Asá contra él y se pusieron en orden de batalla en el valle de Sefatá, junto a Maresá. Asá invocó a Yahvé su Dios, y dijo: "¡Oh Yahvé, sólo tú puedes ayudar entre el poderoso y el desvalido! ¡Ayúdanos, pues, Yahvé, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre marchamos contra esta inmensa muchedumbre! ¡Yahvé, tú eres nuestro Dios! ¡No prevalezca contra ti hombre alguno!" (2 Crónicas 14:8-10)

Alguno presentan la objeción de que esto no encaja con la Nueva Cronología, porque se supone que estamos todavía bajo el largo reinado de Ramsés II, mientras que aquí se habla del faraón Zéraj (o Zera, o Zérah) el etíope, y no hubo ningún faraón etíope o Nubio por entonces. A lo que los defensores de la Nueva Cronología responden que quién ha dicho que Zérah fuese faraón. Según esta cronología, Ramsés era ya un anciano de unos 70 años con artrosis (y no, artrosis no es el nombre de algún príncipe egipcio, aunque lo parezca). De modo que parece normal que el faraón mandase a otro a comandar el ejército. La magnitud del ejército, mil millares, parece tan descomunal que se han preparado diversas explicaciones. Algunos creen que se trata de una confusión entre diversas acepciones de palabras hebreas y que la cifra podría ser diez o cien veces menor (véase el artículo sobre las cifras hebreas). Otros creen que la cifra se la inventó el escritor de Crónicas. Otros han planteado que quizá la cifra no incluía solo a los soldados, sino a todas las personas que acompañaban la expedición, incluso mercaderes y prostitutas, y que tal vez siguieran una ruta costera para ir recibiendo provisiones desde barcos provenientes del Nilo. Para los curiosos, la historia terminó así: "Yahvé derrotó (2 Crónicas 14:11).

a

los

etíopes

ante

Asá

y

Judá;

y

los

etíopes

se

pusieron

en

fuga."

Por esas fechas empezaría a reinar un tal Príamo en Troya, y en Micenas un tal Attarisiya, que sería Atreo (aunque hay quien propone que Attarisiya no sería Atreo sino su hijo, Agamenón el "atreida"). Pero esto lo dejaremos para la próxima parte... Nueva cronología (parte 19): la estela de Israel

Si

te

aburre

leer

una

lista

de

nombres,

sáltate

este

párrafo:

Empezamos este capítulo de la Nueva Cronología cuando supuestamente Asá era rey de Judá, Baasá de Israel, Ittobaal I de Tiro, un tal Ben-hadad de Damasco, Ramsés II de Egipto (¡todavía!), Tudhaliya IV de Hatti, Teseo de Atenas, Deucalión de Creta, Atreo en Micenas, Príamo en Troya y Tukulti-Ninurta II en Asiria. Sí, hay nombres raritos, pero algunos son familiares para los lectores de la Biblia y para los aficionados a las leyendas griegas. Y aunque no tiene relación directa con las narraciones bíblicas, empezamos con un acontecimiento internacional: el bloqueo hitita a los asirios y a los aqueos. Se cree que un paso hacia los problemas que darían lugar a los "pueblos del mar" (de los que ya hablaremos) fue que la Grecia micénica, -los aqueos, principalmente- sufrieron un fuerte declive económico que entre otras cosas les haría interesarse por el romántico negocio de la piratería (a diferencia de nuestros tiempos, en que cuando hay crisis económica solo se dedican a la piratería los banqueros). Bien, pues la Nueva Cronología puede explicar ese declive de la civilización micénica.

Los micénicos comerciaban con Chipre, pero no hay evidencias de que comerciaran con otros puertos del oriente mediterráneo, que estaban todos bajo control de Hatti o de Egipto. Chipre, en cambio, era independiente y comerciaba libremente con quien le daba la gana, así que a los aqueos les bastaba con aquello. Por entonces, el rey de Hatti, Tudhaliya IV, tuvo la ocurrencia de organizar un bloqueo económico contra su nuevo enemigo: Asiria. En un tratado con un rey sirio dice que los barcos de los Ahhiwaya (aqueos) no debían comerciar con el enemigo, Asiria. Al mismo tiempo, crea otros tratados con pueblos del oeste de Anatolia complicando aún más el comercio de los aqueos en aquella región. En definitiva, se encargó de que nadie los ajuntara. La cronología tradicional cree que este bloqueo de asirios y aqueos fue breve y fracasó. Pero según la Nueva Cronología, este bloqueo pudo durar hasta dos o tres décadas, nada menos. En ese tiempo, este rey hitita conquistó Chipre; no se sabe por qué, pero dentro de este esquema de la Nueva Cronología, sería parte del bloqueo comercial contra sus dos enemigos: los asirios y los griegos micénicos, arrebatándoles su principal punto de contacto comercial. De este modo, el largo y duro bloqueo impidió a los asirios comprar metales de los aqueos e impidió a los aqueos mantener su nivel de ingresos anterior, llevándolos a una situación insostenible. Esta sería la situación cuando en Atenas muere Teseo y es reemplazado por Menesteo, en Creta Idomeneo pasa a ser el nuevo rey, en Asiria empieza a reinar Asurnasirpal II, en Micenas Atreo es asesinado y le sucede poco después su famoso hijo Agamenón, mientras su hermano Menelao pasa a ser rey de Esparta. También por entonces sería cuando la reina de Esparta, una tal Helena, es raptada o se fuga con un príncipe de Wilusa (Troya) que le gustaba más que Menelao (tal vez te saltaste el primer párrafo, pero esta vez te has tragado todos los nombrecitos raros, ¿eh?). Mientras tanto, en Hatti, ya bajo el reinado de Shuppiluliuma II, surge una hambruna. Y claro, entre los bloqueos económicos y ahora encima el hambre la gente andaba inquieta y hubo bastantes movimientos de población. ¿Y qué pasaba mientras por las regiones bíblicas? Hay que recordar que la Nueva Cronología, aunque encaja mucho mejor que la tradicional con la cronología bíblica, tampoco encaja a la perfección. En cualquier caso, según esta cronología, por entonces Asá seguía siendo rey de Judá y en Israel Omrí hacía poco que se había impuesto y había creado una nueva dinastía. Mientras, en Egipto seguía vivo Ramsés II (Sisaq), aunque ya debía de parecer una momia viviente, y reinaría como corregente su decimotercer hijo, Merneptah. Este Merneptah vendió un gran cargamento de grano a Hatti para paliar el hambre, porque por entonces no

existía U2 Lo que me lleva a una pequeña duda:

para

dar

conciertos

benéficos.

Como decía, se supone que por entonces era Omrí quien reinaba en Israel, pero al hablar del hambre que hubo en Hatti no puedo evitar recordar los años de hambre que hubo según la Biblia en Israel en los tiempos del rey Acab (hijo de Omrí) y el profeta Elías: "Elías, el tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: "Vive Yahvé, Dios de Israel, ante qu ien sirvo, que no habrá en estos años rocío ni lluvia si no es por la palabra de mi boca."" (1 Reyes 17:1) "Pasado mucho tiempo, llegó la palabra de Yahvé a Elías, al tercer año, diciendo: "Vete, déjate ver a Ajab, pues voy a conceder lluvia sobre la superficie de la tierra."" (1 Reyes 18:1)

¿Será la misma hambruna que afectó gravemente a Hatti, haciendo un ajuste de solo unos pocos años? ¿O será que, como plantean algunos, hubo cambios climáticos en la época que afectaron a hititas y aqueos, pero que también tendrían su reflejo en Israel aunque fuera unos años después? No sé, ahí lo dejo.

La estela de Merneptah. Como no he encontrado ninguna foto, he creado esta con Photoshop. Por cierto, este faraón Merneptah es famoso, sobre todo para los aficionados a la historia bíblica, por su estela. La estela de Merneptah es una estela de granito que conmemora las victorias del faraón (de él mismo o quizá de su padre). Las últimas dos líneas de la inscripción dicen: “Saqueado está Canaán con todos l os males; deportada Ascalón; conquistada Gézer, Yanoam es como lo que no existe; Israel ha sido devastado, su semilla ya no es.” (Lo de la semilla puede ser literal -que destruyeran sus reservas de grano-, o simbólico -afirmando exageradamente que los habían exterminado). Esta es la primera mención directa de "Israel" en textos egipcios; por eso, a esta estela se la llama también la "estela de Israel". Dicen los expertos que el determinativo que lleva el nombre "Israel", a diferencia de los demás, indica que se trata de todo un pueblo y no solo una ciudad. Esto demuestra que para entonces existía un pueblo llamado Israel, y que el faraón de Egipto incluso consideró que merecía la pena alardear de haberlo derrotado. Hay quien, por escepticismo religioso o por cuestiones políticas, pone en duda hasta que haya existido ningún estado israelita; pero esta estela es una de las evidencias que tienen que ignorar para seguir afirmando cosas así...

Ah, mira, sí tenía foto de la estela. Está marcada la mención de Israel, que aparece ampliada al principio de este artículo.

Además de cananeos e israelitas, el faraón Merneptah también tuvo que lidiar con sus vecinos, los libios (o sea, que tuvo que "libiar" (de acuerdo, el chiste es muy malo, ya lo borro)), los cuales pelearon con ayuda de ciertos aliados venidos del otro lado del mar: -sherden (los mismos que habían luchado antes del lado de Ramsés II, y que tal vez provenían de Sardis en Jonia, al oeste de Anatolia), -lukka (de Licia, al suroeste de Anatolia), -teresh (o tirrenos, también del oeste de Anatolia), -ekwesh (los aqueos o griegos micénicos) y -shekelesh (de Pisidia, al sur de Anatolia, según creen algunos). Está claro que en la zona de Anatolia y Grecia las cosas no iban muy bien y muchos pueblos preferían vivir en sus barcos y lanzarse adonde hubiera alguna posibilidad de botín.

Se habla de esos pueblos que "vivían en sus barcos", como se decían por entonces, en ciertas cartas halladas en Ugarit y de las que copio unas porciones para cotillear un poco. Del rey de Chipre al rey de Ugarit: "Los 20 barcos que había dejado el enemigo en las partes montañosas no permanecieron allí, sino que se fueron repentinamente, y ahora no sabemos dónde buscarlas. Escribo para informarte y para ponerte en guardia." Otra del rey de Chipre al de Ugarit: "Me escribes que se ha divisado en el mar al enemigo navegando. Incluso si es cierto que se han visto embarcaciones enemigas, mantente firme. Tus tropas, tus carros, ¿dónde se encuentran situados?, ¿los tienes a mano?, ¿quién te presiona tras el enemigo? Fortifica tus ciudadelas, sitúa ante ellas tus huestes y carros y aguarda al enemigo con pie firme."

Del rey de Ugarit al rey de Chipre (carta que nunca se llegó a enviar...): "Los barcos enemigos ya están aquí. Han incendiado mis ciudades y han causado muchos daños en el territorio. (...) ¿No sabías que todas mis tropas estaban estacionadas en el país de Hatti y que todos mis barcos siguen en Licia y no han regresado, de modo que el país está abandonado a su suerte? (...) Hay siete barcos enemigos que han llegado y han causado estragos. Si hay más barcos enemigos házmelo saber para que pueda decidir qué hacer (o saber lo peor)".

Pues lo peor es que estos pueblos del mar arrasaron Chipre y borraron Ugarit del mapa (¿por eso no se ve Ugarit en el mapa de más arriba?). Pero no solo eso: varios pueblos de Anatolia con la ayuda de los asirios se atrevieron con Hatti, la capital del imperio hitita y acabaron con el imperio. Sí, tantos años hablando del imperio hitita y se acabó. Hasta tal punto que cuando unos señores descubrieron sus restos en el siglo XIX no sabían ni qué era aquello. Según la nueva cronología, por entonces, en pleno colapso de la edad del bronce, empezó a reinar Acab. Pero dejamos para más adelante lo que pasó una vez destruido el imperio hitita y con los piratas campando a sus anchas, y qué reflejo pudo tener aquello en los relatos de la Biblia. Nueva cronología (parte 20): Jezabel y la guerra de Troya

Dejamos el capítulo anterior en una situación más caótica que un cuadro del Bosco: hambre, inestabilidad económica, pueblos dedicados a la piratería y arrasando ciudades, y sobre todo, el repentino hundimiento del imperio hitita.

Este sello real, de una tal "YZBL", muchos creen que perteneció a Jezabel. Los que sí salieron beneficiados de todo aquello fueron los cananeos de Tiro y Sidón (a los que los griegos llamarían fenicios). Por cierto, en Sidón reinaba un tal Etbaal, un sacerdote de Astarté que altruistamente mató al anterior rey porque estaba convencido de que él lo podía hacer mejor; y este rey tenía una hija llamada Jezabel que se casó con el rey Acab de Israel y que aparece en la Biblia como una cruel promotora del culto a Baal a sangre y fuego (¿es que su padre no le enseñó que no hay que matar a la gente? Ah... no...). Durante el reinado de Omrí y sobre todo en el de su hijo Acab, las guerras con los vecinos del norte, los sirios o arameos, eran constantes. Dos versículos a modo de ejemplo: "Ben-hadad, rey de Siria, reunió a todo su ejército y a treinta y dos reyes aliados con su caballería y sus carros de combate, y fue a la ciudad de Samaria, la rodeó y la atacó."

"Luego Ben-hadad le dijo:  –Te devolveré las ciudades que mi padre quitó al tuyo, y tú puedes hacer negocios en Damasco, como mi padre los hacía en Samaria.  –Yo, por mi parte, me comprometo a dejarte ir  –contestó Ahab." (1 Reyes 20:1, 34) Esto puede encajar bien con el ambiente de inestabilidad internacional que, según la Nueva Cronología, caracterizaba aquella época del final de la edad del bronce y el principio de la del hierro; el imperio hitita ya no existía y Egipto estaba centrado en sus propios problemas internos, así que gente como los sirios, cual niños cuando el profesor sale a hacer un recado, se sentían libres de tratar de aprovecharse de la situación.

Pero hay otra cosa que encaja más directamente: Hay una ciudad al norte de Israel llamada Hazor. Si se interpretan los restos según la cronología tradicional, la cosa no encaja con el relato bíblico, pues el estrato XIV (que coincide con Meguidó VIII) se supone que pertenece a la época anterior al reino unificado de Saúl y David, y refleja una cierta prosperidad y estabilidad, mientras que en el estrato siguiente, que supuestamente coincidiría con el glorioso reinado de Salomón, lo que se ve en cambio es má s bien un declive de la ciudad y varios ataques. Claro, para los que no creen en la Biblia esto es suficiente para decir que la Biblia se equivoca. Pero de nuevo, cuando se interpretan los restos según la Nueva Cronología, las piezas encajan casi a la perfección, pues ese estrato en que se percibe un declive coincidiría precisamente con esta época de la presión siria en los límites septentrionales del reino. Y hablando de arqueología, ¿recordamos que en la edad del bronce media, siglos atrás, Jericó había sido destruida por ciertos conquistadores que entraron cuando se desplomaron sus muros precisamente mientras la a sediaban? Bien, pues la ciudad quedó deshabitada durante todo aquel tiempo (de hecho, pesaba una maldición contra quien se atreviera a reconstruirla, según la Biblia). Pero en la edad del hierro I, curiosamente, aparece un pequeño asentamiento en la ubicación de la antigua Jericó. ¿No nos recuerda eso a lo que dice 1 Reyes 16:34?: "En tiempos de Acab, Hiel, el de Bet-el, reedificó a Jericó. Al precio de la vida de Abiram, su primogénito, echó el cimiento, y al precio de la vida de Segub, su hijo menor, puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová le había anunciado por medio de Josué hijo de Nun." En estos tiempos, en Judá (adonde pertenecía Jericó) reinaba el rey Jehosafat, recordado como uno de los mejores reyes de Judá.

Por entonces reinaban en Egipto Seti II y Amenmesse, quienes según la Nueva Cronología reinaron a la vez en distintas regiones de Egipto, pues por allí estaba el ambiente más caldeado que el Sáhara a mediodía y no es raro que hubiera varios faraones rivales.

Y por aquellas mismas fechas, más al norte, estalló la guerra de Troya. Quizá es que Troya cobraba por usar su puerto cuando el viento no dejaba cruzar el estrecho, y los empobrecidos micénicos no se lo podían permitir; o quizá es que con lo tenso que estaba el ambiente también en Grecia, los belicosos micénicos necesitaban unirse ante un enemigo común. El caso es que el rey aqueo Agamenón, para tener buena suerte en la guerra, en vez de tocar madera sacrificó a su hija, como hacían los cananeos y los israelitas por entonces (los israelitas que no adoraban a Yahvé, c laro).

Paremos a hacer una breve reflexión: hay que ver qué poquita ética tenían los héroes aqueos. Aquiles es un bruto caprichoso y egoísta, que según la Ilíada trata indignamente el cadáver del príncipe troyano Héctor, que le daba cien vueltas (y Aquiles solo le dio tres vueltas... alrededor de las murallas). El jactancioso Áyax es admirado por ser un mostrenco enorme que no sabe más que dar porrazos al enemigo, y si no le dan el reconocimiento que cree merecer intenta matar también a sus compatriotas. Odiseo (Ulises) es un tramposo y un mentiroso, pero sus chanchullos le salen bien, que es lo que cuenta para los antiguos griegos.

Claro que los dioses no se quedan atrás. Parece que los pelasgos (los primeros habitantes de las regiones griegas) creían en dioses de los ríos, lagos, árboles, agricultura, Gea, Cronos, las nereidas, los titanes... y los conquistadores aqueos trajeron sus dioses del Olimpo: violentos, mentirosos, mujeriegos, incestuosos, tramposos, violadores... Algunos sugieren que sus narracio nes tal vez provengan de las historias de los ángeles materializados antes del Diluvio y sus hijos, los nefilim. Sea como sea, a nuestra mentalidad moderna le resulta algo extraño que se considerases héroes y dioses a esa gente sin referentes morales, lo que supone un gran contraste con las narraciones de la Biblia. Eso sí, los aqueos trajeron algo que influiría profundamente en la Biblia: del idioma de los aqueos derivaría entre otros el dialecto ático, del cual proviene el griego koiné, que es la variante del griego en que se escribiría la parte de la Biblia comúnmente conocida como Nuevo Testamento. Tras la guerra, diversas leyendas griegas nos hablan de Mopso y Anfíloco viajando o conquistando regiones de Anatolia, Menelao llegando hasta Egipto, Odiseo vagando por mares e islas hasta cerca de Italia, los tirrenos o tirsenos al norte de la península itálica... Estas leyendas supuestamente serían el reflejo de las correrías de los pueblos del mar por aquellas fechas. Pero aquellas correrías no durarían para siempre, y el desarrollo de estos acontecimientos también tiene un cierto reflejo en los relatos bíblicos, como veremos en la parte 21, porque ya se me está gastando latinta del boli y no puedo seguir escribiendo mucho más... Nueva cronología (parte 21): Ramsés III y los filisteos

En nuestro repaso de la Nueva Cronología estamos en un periodo que no tiene hallazgos tan espectaculares como la estatua de José o el relieve de Salomón; pero para compensar, se relaciona con una época muy interesante internacionalmente.

Al parecer los pueblos del mar adoptaron una serie de armas nuevas -sobre todo la espada larga y la jabalina- que les dieron ventaja sobre el arma por excelencia de las aristocracias que gobernaban las ciudades-estados: el carro con arqueros. Por cierto, en las narraciones de la Biblia que corresponderían a esta época según la Nueva Cronología siguen apareciendo los carros de guerra durante unos años y después prácticamente se deja de hablar de ellos (el asirio Rabsaqué los mencionaría un siglo y medio más tarde pero de forma despectiva; por entonces los caballos se solían usar directamente con jinetes, no para tirar de carros). Además, se cree que con la crisis del comercio de aquellas fechas tan turbulentas escaseó el estaño (necesario para crear bro nce) y los pueblos del mar empezaron a emplear hierro. La verdad es que el hierro se conocía desde hacía mucho, en la Biblia se menciona el hierro ya desde el Génesis, pero se empleaba poco porque no se terminaba de dominar la técnica para hacerlo lo bastante resistente, y además era carísimo (¿cuál era el arma más cara? Ya lo dice el título de aquella película: "La más cara de hierro").

Pese a ello, quizá porque la escasez de bronce obligó, el caso es que los pueblos del mar desarrollaron técnicas que les permitieron crear armas de hierro muy duras y eficaces. Dicho sea de paso, los filisteos se aliaron con los pueblos del mar -de hecho, se les considera uno de estos pueblos- y parece ser que eran ellos los que mejor dominaban la técnica. Por eso, por estas fechas se va pasando de la edad del bronce a la del hierro.

Ramsés III

En la parte 20 hablamos de la guerra de Troya, que según la Nueva Cronología terminó, mientras Jehosafat era rey de Judá y Acab rey de Israel, y meses después fue entronizado el faraón Ramsés III, un gran fan de Ramsés II, por eso se puso ese nombre a sí mismo. Bien, pues cuenta la leyenda griega que un tal Mopso vagó por la península anatolia tras la destrucción de Troya y acabó

fundando colonias griegas en Panfilia y Cilicia (al sur de Anatolia). Lo cierto es que en un documento hitita (el imperio despareció, pero siguió habiendo algunos pequeños reinos hititas) se habla de un tal Mukshush que también aparece en una inscripción en Karatepe (Cilicia), y se dice que este tipo fundó Aspendus, Faselis y Mopsuestia. De acuerdo, esto no tiene nada que ver con la Biblia, pero es otra pequeña evidencia que da cohesión a todos estos relatos. En el octavo año de Ramsés III, una alianza de pueblos del mar se atrevieron con Egipto, que estaba destinada a ser la siguiente superpotencia en caer, tras el imperio hitita. Casualmente, en la Odisea se dice que el rey aqueo Menelao, antes de volver a casa tras la guerra de Troya hizo una "visita" a Egipto; lo mismo tiene algo que ver. Pero Egipto no cayó: Ramsés movilizó al país entero, combatió con ellos en la desembocadura del Nilo y aprovechó bien la ventaja de conocer la zona mejor que el enemigo, de modo que los derrotó a base de bien. Aunque los barcos de los pueblos del mar eran mejores, parece que los egipcios escondieron sus barcos y les atrajeron hacia la entrada del río o a algún canal; una vez allí los barcos egipcios les sorprendieron por detrás y les empujaban hacia las orillas, donde los arqueros les enviaban sus "regalos" (con la esperanza que todos tenemos de que los regalos lleguen al corazón...).

Después de la victoria, parece ser que permitió a los filisteos (a los que quedaran vivos, se entiende) volver a su territorio en la tierra del sur de Canaán, mientras que al parecer asentó a los tjeker (pueblo emparentado con los filisteos) un poco más al norte,

en

la

ciudad

costera

de

Dor.

Un detalle curioso: al volver Agamenón de Troya, su mujer y su primo le mataron y su primo Egisto se puso a gobernar. No sé si será casualidad, pero el caso es que unos ocho años después, precisamente poco después de la derrota contra Egipto, uno de los hijos de Agamenón regresó a Micenas y se cargó a su madre y a su tío (estos aqueos, qué gente tan familiar). La leyenda dice que había estado oculto, pero es tentador suponer que volvía de la guerra de Egipto, pues las fechas parecen coincidir. Pero más interesante es lo de los filisteos. Parece que en tiempos de Jehosafat habían estado sometidos al reino de Judá, pues le llevaban regalos y tributo: "Los filisteos traían (2 Crónicas 17:11; Reina Valera).

presentes

y

tributos

de

plata

a

Josafat"

Pero tras la derrota en Egipto, como dijimos, el faraón fue clemente y les permitió volver a Canaán, y encima con refuerzos, con los tjeker . Casualmente, si ajustamos esta Nueva Cronología con los relatos bíblicos, la Biblia nos dice que durante el reinado del siguiente rey de Judá, su hijo Jehoram, los filisteos hicieron lo siguiente: "Excitó Yahvé contra Jorán el espíritu de los filisteos y de los árabes, vecinos de los etíopes, que subieron contra Judá y lo invadieron llevándose todas las riquezas que hallaron en la casa del rey, y también a sus hijos y a sus mujeres, no dejándole otro hijo que Ocozías, el menor." (2 Crónicas 21:16, 17; Biblia de Jerusalén). Es curioso lo "creciditos" que están de repente, ¿no? Creo que la situación encaja más o menos bien con la época en que supuestamente sucedió según este ajuste cronológico. La batalla de Ramsés III fue como un gran estornudo de Egipto que desperdigó por todo el Mediterráneo a los pueblos del mar. Ya veremos en la parte 22 qué pasó con ellos, pero antes no resistiré la tentación de mencionar un detalle que aunque no tiene que ver directamente con la Nueva Cronología se sitúa en esta época que estamos tocando:

Jehoram.

Y

Por aquellas mismas fechas, en el reino de Israel empezó a reinar el hijo de Acab, dice el relato:

"Y Joram hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel, en Samaria, en el año diez y ocho de Josafat rey de Judá; y reinó doce años. E hizo lo que era malo a los ojos de Jehová; mas no como su padre y su madre: porque quitó las estatuas de Baal que había hecho su padre; bien que se adhirió a los pecados de Jeroboam hijo de Nabat que hizo pecar a Israel: nunca se apartó de ellos. Y Mesa, rey de Moab, era ganadero, y pagaba de tributo al rey de Israel cien mil corderos, y cien mil carneros, con la lana; pero sucedió que, muerto Acab, rebelóse el rey de Moab contra el rey de Israel." (2 Reyes 3:1-5; Versión Moderna).

Precisamente se ha encontrado una estela propagandística del rey Mesá de Moab conmemorando este alzamiento contra Israel. El idioma es muy parecido al hebreo antiguo y curiosamente menciona el nombre de Jehová, el Dios de los israelitas. Incluso muchos expertos creen que se menciona también la dinastía de David, lo que supondría la primera mención conocida de David aparte de la Biblia (y aparte de las cartas de Amarna, si la teoría de David Rohl fuese cierta).

Ahí está el nombre de Dios

La Piedra Moabita también hace referencia a muchos topónimos (o sea, nombres de lugares, no nombres de topos) mencionados en la Biblia, como Atarot, Nebo (Números 32:34, 38), el Arnón, Aroer, Medebá, Dibón (Josué 13:9), Bamot-baal, Bet-baal-meón, Jáhaz, Quiryataim (Josué 13:17-19), Bézer (Josué 20:8), Horonaim (Isaías 15:5), Bet-diblataim y Queriyot (Jeremías 48:22, 24). Así que queda demostrada la historicidad de todos estos lugares. Lo que se le olvidó mencionar al rey Mesa en su estela es su derrota y el sacrificio de su hijo. O a lo mejor es que ya no les cabía. Nueva cronología (parte 22): Ulises y Jehú

Empezamos retrocediendo unos pocos años, justo después de la caída de Troya. Como sabemos, la Odisea cuenta que el rey aqueo Odiseo (Ulises) anduvo vagando por el Mediterráneo tras la guerra. Entre otras aventuras tuvo una "aventura" con una tal Circe, y Hesíodo en su Teogonía cuenta que tuvieron un hijo llamado Latino (luego a su mujer, Penélope, le iría con el cuento de que Circe en realidad era una hechicera y le había embrujado...). Aunque Homero habla de una isla en el mar como el lugar donde convivieron Odiseo y Circe, Hesíodo parece pensar en Italia, porque menciona a cierto pueblo itálico en relación con el relato. En la próxima parte de esta serie veremos qué pueblo es ese y qué tiene que ver con Latino, para crear algo de expectación...

El caso es que tras la derrota de los pueblos del mar a manos de Ramsés III parece acabar el período de saqueos de estos pueblos: Los peleset o filisteos tuvieron libertad para centrarse en sus territorios cananeos, junto al reino de Judá, así como los tjeker , que se asentaron un poco más al norte. Los aqueos, según Tucídides, vivían una época muy convulsa en sus tierras griegas (ya hablaremos de los dorios en el próximo artículo, por aquello de la expectación...). Los sherden o shardana se cree que emigraron a la isla de Cerdeña, que tomaría de ellos su nombre, así como losshekelesh supuestamente emigraron a (y dieron nombre a) Sicilia y dieron lugar al pueblo de los sículos. Por otra parte, los teresh podrían ser los tirrenos o tirsenos, más conocidos co mo etruscos, que se asentaron en el noroeste de la península itálica.

Y explicado esto, vamos con un detalle interesante en cuanto a cómo encajan diversas piezas de este rompecabezas. Al principio de la edad del hierro nos encontramos con que el imperio hitita ya no existe, y Egipto no está en sus mejores momentos. En la zona mediterránea los pueblos del mar, tras varios años de piratería terminan desperdigándose, mientras que en la zona oriental la nueva situación lleva a que empiece a crecer poco a poco una nueva potencia: Asiria. ¿Qué sucedía en tierras bíblicas en estos tiempos, según esta cronología? Damasco (Siria): "Hazael tomó una manta, y luego de empaparla en agua se la puso al rey sobre la cara, y el rey murió. Después de esto, Hazael reinó en su lugar." (2 Re 8:15) Jerusalén (Judá): "En el año doce del reinado de Joram, hijo de Ahab, en Israel, Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá, comenzó a reinar." (2 Reyes 8:25)

Ramot y Jezreel (Israel): "Ocozías se alió con Joram, hijo de Ahab, para pelear en Ramot de Galaad contra Hazael, rey de Siria. Pero los sirios hirieron a Joram, y éste regresó a Jezreel para curarse de las heridas que le habían causado los sirios en Ramot durante el combate contra Hazael, rey de Siria. Entonces, como Joram estaba enfermo, Ocozías fue a Jezreel a visitarle." (2 Reyes 8:28, 29)

"Jehú se levantó y entró en la casa y el discípulo derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: "Así habla Yahvé, Dios de Israel: Te unjo rey del pueblo de Yahvé, de Israel." (2 Reyes 9:6)

"Cuando Jorán vio a Jehú, preguntó: "¿En son de paz, Jehú?" Respondió: "¿Qué paz puede haber mientras continúen las prostituciones de tu madre Jezabel y sus muchas hechicerías?" Jorán volvió riendas y huyó gritando a Ocozías: "¡Traición!, Ocozías." Pero Jehú tensó el arco en su mano y alcanzó a Jorán entre los hombros; la flecha le atravesó el corazón y se desplomó en su carro." (2 Reyes 9:22-24)

"Al ver esto, Ocozías, rey de Judá, huyó por el camino de Bet Hagán. Jehú partió en su persecución diciendo: "¡También a él! ¡Tiradle!" Y le tiraron en su carro en la cuesta de Gur, cerca de Yibleán. Se refugió en Meguidó y allí murió." (2 Reyes 9:27) Jerusalén (Judá): "Cuando Atalía, la madre de Ocozías, se enteró de que su hijo había muerto, ordenó matar a toda la familia del rey. Pero Joseba hija del rey Joram y hermana de Ocozías, tomó a Joás, que era uno de los hijos de Ocozías, y lo escondió con su niñera en el dormitorio. Así escapó Joás de la muerte, y estuvo escondido con su niñera en el templo de Dios durante seis años. Mientras tanto, Atalía reinaba en el país."(2 Reyes 11:1-3)

Es decir, según la Nueva Cronología, unos 15 años después de la victoria de Ramsés III, en Damasco reinaba Hazael, un rey que aparece en 2 Reyes 8 y 9 como acérrimo enemigo de Israel, el reino del norte. En Israel, tras la muerte del rey Joram, hijo d e Acab y Jezabel, empezó a reinar un militar llamado Jehú. Y más al sur, en Judá, empezó a reinar Atalía, también hija de Acab y Jezabel y

madre del rey Ocozías, que acababa de morir. Y todo esto coincidiría con el fin de los ataques de los pueblos del mar y el ascenso de Asiria.

Bien, pues aunque la Biblia no habla de los asirios en estas fechas, se ha encontrado un famoso monumento, el Obelisco negro de Salmanasar III, en el que se dice que cierto rey llamado Jehú pagaba tributo a dicho rey asirio. Incluso aparece una representación de Jehú, o probablemente de un emisario suyo, postrado ante el rey Salmanasar. En el obelisco, al reino de Israel se le llama el país de Omrí, que era el padre de Acab. De modo que el Obelisco negro confirma la historicidad al menos de dos personajes bíblicos: los reyes Omrí y Jehú.

Por otra parte, aunque en la Biblia no se menciona todavía a los asirios en este período, este monumento hace que encajen muy bien también en esta época la Biblia y la Nueva Cronología, pues según esta Jehú vivió en el tiempo en que Egipto había perdido su esplendor de antaño y Asiria cobraba importancia como potencia.

Jehú o su emisario ante el rey asirio

Y de aquellas fechas es otro descubrimiento: la estela de Tel Dan. En ella, un rey de Damasco cuyo nombre no aparece (supongo que estaría en los trozos que faltan) dice en arameo que el rey Hada d le nombró rey y luego se murió; de la manta no dice nada... Luego se jacta de sus ataques contra los israelitas, y además dice que mató al rey Ocozías, de la dinastía de David, y al rey Joram de Israel (según la Biblia, él solo hirió a Joram, en realidad fue Jehú quien mató a a mbos reyes). Aunque no aparece el nombre del rey sirio en cuestión, es evidente que se trata de Hazael. De modo que esta inscripción apoya la existencia histórica del rey David como fundador de una dinastía, del rey Ocozías, del rey Jehoram y de algunos hechos mencionados en la Biblia sobre el rey Hazael de Damasco. Aun con evidencias como estas, todavía queda quien dice que las narraciones de la Biblia solo son mitos sin base histórica. Es como si Sherlock Holmes visitara la escena del crimen y, tras encontrar todo lleno de huellas que coinciden con Mario Micida, una nota junto al cadáver firmada por Mario Micida diciendo que él es el asesino y una foto de Mario Micida cometiendo el crimen mientras saluda a la cámara, concluyese que no hay ninguna prueba contra nadie, y que seguramente fuese un suicidio.

Nueva Cronología (parte 23): Jehoás, los dorios, Dido y Eneas

Unas tres décadas después de acabar la guerra de Troya y unas dos décadas después de la victoria de Ramsés III sobre los pueblos del mar, según la Nueva Cronología, empezó a reinar Johás en Jerusalén. Es una historia curiosa: recordemos que su abuela Atalía, hija de Acab y Jezabel y esposa de un rey de la dinastía de David (Joram), se convirtió en la gobernante del país tras la muerte de su esposo y de su hijo y tras matar ella misma al resto de la familia por si acaso. Excepto a un bebé, al que el sumo sacerdote ocultó durante seis años y pico. Ese bebé llegó a ser el rey Johás, tras ordenarse la ejecución de Atalía.

Como dato curioso, aquel mismo año se dio en Egipto la primera huelga conocida de la historia, entre los trabajadores de las tumbas reales. No se sabe cómo acabaron las huelgas, pero curiosamente por aquellas fechas le perdieron el miedo a lo de profanar tumbas y empezó a haber robos en las mismas. Y unos tres años después murió el rey de muerte natural: al analizar su momia, en 2012 se publicó que había muerto degollado (o sea que muerte natural, porque si le cortaron la garganta es natural que muriera...). Poco después de aquello, estalló la guerra civil y el caos en Egipto, con más faraones que súbditos, casi.

Por aquellas mismas fechas sería cuando en la ciudad cananea (o fenicia, para los griegos) de Tiro gobernaba un tal Pigmalión. De este hombre nos hablan sobre todo Virgilio en su famosa Eneida y también Josefo. Por lo visto, tenía tantas ganas de echarle la zarpa al tesoro que tenía escondido el sacerdote del semidiós Melkart, que hizo que su hermana Dido se casara con él y luego le dijo que averiguara dónde tenía el tesoro. Pero a ella le sentó tan mal que la utilizara de aquella manera que mintió a su hermano sobre la ubicación del tesoro; Pigmalión, que no se andaba con chiquitas, cumplió el deseo de más de uno de matar a su cuñado y se puso a buscar donde no era. Mientras, Dido se agenciaba el tesoro para ella misma y huía en barco con toda la servidumbre que pudo reunir. Finalmente, llegó a las costas del norte de África, donde pidió hospitalidad a un rey beréber, e l cual le concedió un terreno para instalarse con su séquito. Este asentamiento llegaría a ser la famosa "Ciudad Nueva", o Cartago. Mientras tanto, ¿qué sucedía en Grecia? La invasión doria. Desde hace varias décadas hay cierto debate entre los historiadores sobre si fue una verdadera invasión o tan solo una migración (o incluso una revuelta social de un pueblo que ya estaba allí). El caso es que este pueblo llega probablemente desde el norte de Grecia, equipado con armas de hierro, pues dominan muy bien la técnica del hierro, y se c onvierten en la etnia dominante en casi toda Grecia continental y en islas como Creta; pero no en la región de Atenas, donde resistieron al invasor (¿o al inmigrante?) e incluso se pusieron a colonizar las islas jónicas. La Nueva Cronología explica esta invasión debido la crisis económica que se había creado entre los aqueos con aquel bloqueo comercial que les hicieron los hititas y todos los problemas que surgieron a raíz de aquello; los dorios tan solo darían el golpe de gracia a una sociedad aquea que estaba ya en las últimas.

Los propios dorios justificaron su invasión-migración con la leyenda de "el retorno de los heráclidas". Parece ser que Heracles había dejado mucho hijo por Grecia, y parece ser que habían heredado el carácter más bien brutote del padre, de modo que el

rey de Micenas mandó a un buen número de soldados a acabar con ellos. El trato era que si los heráclidas vencían, se quedarían con el trono de Micenas, y si perdían se irían de Grecia y no volverían hasta dos o tres generaciones después. Y perdieron. Bien, pues los dorios al parecer se acogieron a esta leyenda para hacer ver que ellos descendían de Heracles y que no venían a conquistar sino a reclamar sus derechos. Y lo cierto es que también eran más bien brutotes; no hay más que pensar en cómo eran los habitantes de una de sus principales ciudades: Esparta. Y aunque hablaban una variante de griego, despreciaban la cultura micénica y minoica, de modo que el mundo griego entró en un profundo retroceso cultural y artístico, que Hesíodo denominó la "edad del hierro", y los historiadores hoy suelen llamar Edad Media Griega o también Época Oscura. La llaman así porque de repente, se sabe muy poco sobre la historia del mundo griego. Sin embargo, veremos más adelante que la Nueva Cronología supuestamente arroja algo de luz sobre este período. El caso es que es un período más pobre, atrasado e inseguro, y quizá por eso mismo es cuando empezaron los primeros movimientos colonizadores griegos.

Si seguimos enlazando historias según este marco cronológico, pocos años después de empezar la invasión o migración dórica, Eneas salió de Troya. Eneas era un príncipe troyano, protagonista de La Eneida, que empieza a hacerse famoso cuando huye de Troya (cuenta la leyenda que llevando a su anciano padre a caballito). Pero, según David Rohl, este troyano no huyó durante la famosa destrucción de la ciudad, sino que quedó con sus hombres habitando lo poco que quedara de la ciudad hasta que más de treinta años después la situación se hizo insostenible (quizá por los griegos que llegaban huyendo de los dorios) y se fueron con la música a otra parte. Según La Eneida, hicieron escala en Cartago, donde Eneas tuvo una aventurilla con la reina Dido; pero finalmente, siguiendo el rastro de tantos otros pueblos de la zona, Eneas y los suyos emigraron al oeste, al centro de la península Itálica, muy cerca de los tirsenos o etruscos, que según diversas teorías eran un pueblo muy cercano a los troyanos. Según el profesor Rohl, el rey tirseno al que conoció Eneas fue Latino, el hijo de Odiseo (Ulises) y la bruja Circe. El hecho de que Latino, según Hesíodo, fuese rey de los tirsenos, apoya la idea de que Circe no vivía en una isla perdida, sino en la península Itálica. Para más inri, Estrabón (Geografía, libro V, capítulo 3, sección 6) dice que Circe vivía en el monte Circeum, en el sur de la región que luego se llamaría Latium (o Lacio, en español). No sé si Latino se llamó así por vivir en el Latium o el Latium se llamó así por ser el reino de Latino. El caso es que, sea porque se hicieran amiguetes (culturalmente eran muy próximos, y quizá incluso hablaban el mismo idioma, el luvio) o porque los hombres de Eneas vencieron a los de Latino, al final Eneas se casó con la hija de Latino. Si la Nueva Cronología es correcta, Eneas debía de ser mucho más viejo que la hija de Latino; pero al fin y al cabo se trataba con toda probabilidad de un matrimonio político para sellar una alianza. Aunque también podría ser un matrimonio por amor, pues todo el mundo sabe que el amor no tiene edad, y que hay personas jóvenes que se enamoran de personas mucho más viejas y adineradas que ellas...

De modo que en la región del río Tíber, por donde años

más tarde se asentaría la ciudad de Roma, encontramos conviviendo en diversas aldeas a pueblos como los sabinos (los pobladores autóctonos), y los latinos, que básicamente serían de cultura etrusca (según esta teoría, un pueblo formado por troyanos, si acaso con algunos elementos autóctonos y aqueos). Por cierto, los latinos llegarían a tener lazos tan estrechos con los sabinos que acabarían adoptando su idioma y dándole ellos el nombre de latino o latín. Apenas hemos hablado de la Biblia esta vez. En el próximo artículo veremos qué estaba sucediendo en tierras bíblicas en estos mismos años. Pero, para que no se diga que este artículo no tiene nada que ver con la Biblia, diremos que como los dorios no invadieron Atenas, su dialecto se conservó, y daría lugar siglos después a la variante de griego en que se escribiría el Nuevo Testamento. Y el pueblo que se asentó en aldeas a orillas del Tíber, mezcla de población itálica y supuestamente troyana, es el que tras vencer a Cartago, crearía siglos después el Imperio Romano, que permitiría la rápida difusión del cristianismo. Nueva Cronología (parte 24): Hazael y el salvador de Israel

En la parte anterior de esta serie vimos lo que, según la Nueva Cronología, sucedía en el mundo durante el reinado de Jehoás en Jerusalén: el asesinato de Ramsés III y la guerra civil en Egipto, la fundación de Cartago, la invasión dórica de Grecia, el viaje de Eneas de Troya al Lacio... Pero dijimos que habíamos hablado poco de la Biblia, así que empezaremos citando algo que sucedió durante el reinado de Jehoás, poco después de que este se encargara de las obras de restauración del Templo de Salomón: "En el año veintitrés de Joás hijo de Ocozías, rey de Judá [el reino de israelitas del sur], comenzó a reinar sobre Israel [el reino de israelitas del norte] en Samaria Joacaz hijo de Jehú. Reinó diecisiete años, pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, pues siguió en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; y no se apartó de ellos. Por lo tanto se encendió el furor de Jehová contra Israel, y por largo tiempo los entregó en manos de Hazael, rey de Siria, y en manos de Ben-adad hijo de Hazael. "Pero Joacaz oró en presencia de Jehová, y Jehová lo escuchó, porque había visto la aflicción de Israel, pues el rey de Siria los afligía. (Y dio Jehová un salvador a Israel que los sacó del poder de los sirios, y habitaron los hijos de Israel en sus tiendas, como antes. Con todo, no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, el que hizo pecar a Israel; en ellos anduvieron, y también la imagen de Asera permaneció en Samaria.)" (2 Reyes 13:1-6; Reina-Valera)

Así que Hazael, rey de Siria, con ayuda de su hijo Ben-Adad, se dedicaba a saquear Israel, como había anunciado el profeta Eliseo. En aquellos tiempos para saquear usaban soldados, y no banqueros y legisladores como en la actualidad. Hasta que un salvador libró a los israelitas de su acoso. ¿Quién fue ese misterioso salvador? Si la cronología de David Rohl es correcta, la arqueología puede darnos una respuesta.

Pero antes de esto, es interesante notar otro dato que nos ofrece la arqueología. Parece ser que a principios de la eda d del hierro se da un aumento en la población de la región montañosa de Israel, con nuevos asentamientos. Como, según la cronología tradicional, esto coincide con la época de la conquista israelita de Canaán, muchos plantean que este aumento de población se debe a la conquista. Sin embargo, algunos arqueólogos como William G. Dever han señalado que en realidad los habitantes de esos nuevos asentamientos eran nativos de aquella misma región, que tan solo se trasladan de zona, con lo cual creen que la arqueología contradice la Biblia. Vamos, que de repente se puso de moda hacerse una casita en los montes para respirar aire puro. Sin embargo, según la nueva cronología, ese aumento de asentamientos coincide con la época que ahora nos ocupa, de Eliseo, Jehú, o su hijo Joacaz. De modo que David Rohl plantea que esos nuevos asentamientos serían campos de refugiados para los israelitas que huían de los ataques sirios al otro lado del Jordán. Estos israelitas se asentarían en el corazón del territorio de Israel buscando protección. De modo que, según esta hipótesis, los arqueólogos que contradicen la Biblia tendrían razón en que son habitantes nativos y darían la razón a la Biblia. Qué cosas. En cuanto al salvador que ayudó a los israelitas a librarse de los sirios, antes debo hacer un pequeño preámbulo. Una de las claves de la cronología egipcia tradicional se basa en la idea de que el faraón Sheshonq I es el faraón que la Biblia llama Sisac. Pero recordemos que David Rohl considera que dicha identificación es un error, y que el faraón Sisac en realidad es Ramsés II, un faraón muy anterior. Una de las principales bases de la cronología de Rohl es que, en el período tumultuoso que siguió a la muerte de Ramsés III hubo diversas dinastías egipcias que reinaban al mismo tiempo en lugares diferentes. Como resultado, el "Tercer Período Intermedio" habría durando un par de siglos menos de lo que se suele creer (justo lo contrario de lo que suele pasar con los motoristas jactanciosos, que el viaje del que te hablan suele haber durado más de lo que cuentan). Debido a ese desfase, toda la historia egipcia anterior sería más reciente de lo que cree la cronología tradicional. Como hemos ido viendo en toda esta serie, al hacer este ajuste, hay muchas evidencias históricas y arqueológicas que encajan bastante bien con personajes, lugares y acontecimientos mencionados en la Biblia. Pero al hacer ese ajuste en la cronología de Egipto, también se arrastra la cronología de otras naciones relacionadas con Egipto, como la del imperio Hitita o la de la Grecia de la "edad heroica".

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