!Nos Casamos! - Claude Heriard
Short Description
Descripción: !Nos Casamos! - Claude Heriard...
Description
2
3
10 encuentros de preparación al sacramento del Matrimonio
4
5
ÚLTIMOS TÍTULOS PUBLICADOS 17. La Biblia en las manos del pueblo. Lourengo Gauci. 18. Catequesis Prebautismal. Emeterio Sorazu. 19. Materiales para la clase de Religión en Primaria11. Miguel Ángel Torres / Gemma Villar. 20. Materiales para la clase de Religión en Primaria/2. Miguel Ángel Torres. 21. Materiales para la clase de Religión en Primaria/3. Miguel Ángel Torres. 22. Formación de jóvenes para la vida/1. AA.W. 23. Formación de jóvenes para la vida/2. AA.W. 24. Cristiano vivo. Cesáreo Fernández de las Cuevas. 25. Hasta darla vida. José Miguel Núñez. 26. Ejercicios Espirituales. José María Rueda, S.J. 27. Encuentros vocacionales con jóvenes. Secundino Movilla. 28. Materiales para la clase de Religión en Bachillerato. M.A.Torres / J.L.Méndez. 29. Catequesis del matrimonio. Eugenio Alburquerque. 30. Convivencias para Adviento y Cuaresma. Alvaro Ginel. 31. Hacia la Pascua. José Real Navarro. 32. De Getsemanía Pascua. Equipo Pasionista. 33. ¿Quién decís que soy yo? José Miguel Núñez. 34. Preparad el camino. José Real Navarro. 35. Convivencias con mujeres. María del Carmen Cirujano. 36. Encuentros sobre la Eucaristía. José Antonio Rivera.
6
37. Convivencias con grupos. Miguel Ángel Lucea. 38. Los cristianos en la Historia/l - Miguel Ángel Torres Merchán. 39. Mejoremos nuestras reuniones. Enzo Bianco. 40. Los cristianos en la Historia/2. Miguel Ángel Torres Merchán. 41. ¡La vida de Jesús en juegos! José María Escudero. 42. Claves de acción pastoral con los excluidos. Julio César Rioja. 43. Apuntes de pastoral gitana. Sergio Rodríguez. 44. Talleres de formación de evangelizadores jóvenes. Secundino Movilla. 45. Educar: un compromiso crist¡ano. José María Escudero. 46. Días mundiales. Almudena Colorado. 47. Descubrir el templo crist¡ano. Miguel Ángel Torres. 48. Un curso a ritmo de juego. José María Escudero. 49. La Educación de la Interior¡dad. Elena Andrés. 50. La Palabra de Dios, fuente de oración. Álvaro Ginel. 51. Catequesis con dibujos. Alvaro Ginel. 52. Celebraciones especiales para la catequesis de Primera Comunión. Álvaro Ginel. 53. Preparándonos para el amor conyugal. Movimiento Familiar Cristiano. 54. Gestos y dinámicas. José María Escudero. 55. Educar en el silencio yen la interior¡dad. Mario Piera. 56. Credos. Pedro Río. 57. ¡Nos casamos! Claude Hériard. RECURSOS DE PASTORAL
7
CLAUDE HÉRIARD
8
9
10 encuentros de preparación al sacramento del Matrimonio
10
11
UNA ALEGRÍA COMPARTIDA Sea cual sea vuestra condición social os decimos: «sed bienvenidos». No hay nada más hermoso que observar a dos personas que se aman y son felices en la vida. Este amor, que os ha acercado el uno al otro, os conduce cada vez más lejos. Ha pasado tiempo desde vuestro primer encuentro. De vez en cuando os hacéis preguntas, surgen temores: «¿por qué el deseo de casarnos?» «¿es una buena elección?» «¿por cuánto tiempo?» Respetando lo que cada uno es, este libro intenta guiaros y responder a vuestras preguntas. ¿Tenéis aún dudas respecto a vuestra convivencia y al compromiso del matrimonio? Estos temas, que deseamos den pie para compartir, os permitirán profundizar, ya sea individualmente, en pareja o en compañía de otros, en vuestras motivaciones, aclarando la búsqueda en unión de aquellos que, como vosotros, se encaminan hacia el matrimonio. Esta guía se ofrece a todos, sean creyentes o no creyentes. Se puede leer desde el comienzo, pero también recurriendo a los capítulos que más os interesen. Cada tema está organizado según una contextura idéntica. Nos ha parecido conveniente comenzar por propuestas libres, preguntas, palabras y testimonios que os permitan abordar cada tema, sin previo conocimiento religioso particular. Las personas menos acordes con la fe cristiana, podrán, también, profundizar en los temas, sin sentirse marginados. Podrán, incluso, sustituir la palabra «amor» o la palabra Dios. Este valor, centro de toda vida humana, ocupa el punto culminante de todo nuestro itinerario. Si al hacer este camino os encontráis con algunos comentarios de lo que la Biblia dice acerca del amor, cualquiera que sean vuestras condiciones personales, sabed que la línea roja de este libro no intenta haceros partícipes de nuestro modo de pensar: ¡la aventura de la apareja es una suerte! Esta propuesta es, también, un tiempo privilegiado para asentar vuestra decisión de compromiso, basado en una reflexión interior. Más allá de la loca pasión de los primeros momentos de este «sentimiento amoroso» que os ha reunido, llega el momento de una decisión voluntaria que os impulsará hacia un futuro hecho por los dos. Este libro tiene como finalidad ayudaros a resolver las eventuales dificultades mientras camináis hacia el matrimonio: añadir palabras sobre «las aún no dichas», esas pequeñas diferencias que no os atrevéis a comentar a diario por temor de decepcionar al otro, pero que, no obstante, permanecen dentro de vosotros y que es conveniente compartir. Para algunos, la relación que existe entre vuestro amor y el que Dios os tiene se hará 12
más evidente. Al final del camino, tendréis, quizá, ganas de dar un paso adelante y, por qué no, pensar en un matrimonio por la Iglesia. Por el sí pronunciado juntos en la Iglesia, os uniréis a los que ya han decidido prometer a Dios un amor para toda la vida... Esta elección es libre. Este libro desea acompañaros en vuestro caminar.
13
14
Cada uno tiene su historia. La vuestra os ha conducido a una certeza: vosotros estáis decididos a ir más allá. Sin embargo, a menudo, subsiste una duda. En esta capítulo podréis profundizar en lo que significa la palabra «amor». Escuchando lo que otras parejas manifiestan, si os dejáis sorprender, podréis definir conjuntamente, lo que cada uno oculta en su interior. Que eso os regocije o que descubráis diferencias, será una suerte para vosotros: la mejor de ellas, cambiar vuestras respectivas expectativas, vuestro deseo de amar y el conocimiento que os anima, tanto a uno como a otro. RESONANCIAS -
•«Queremos compartirlo todo, vivir siempre juntos». .«Tú eres mi otra mitad. Nos complementamos muy bien». •«Tú eres tan frágil... Tú me das seguridad». .«Todas las demás historias me parecen ya sin sentido». •«Hemos educado a nuestro hijo». •«No soporto la soledad. Tú tampoco». .«Cada vez que intentamos separarnos, volvemos a caer el uno en brazos del otro». •«Después de largos ensayos "virtuales" hemos pasado "a la verdadera vida", aunque no sin dificultades...». ¿Cómo reaccionáis ante estas frases? Sin diálogo no hay pareja El amor tiene múltiples facetas. Con la misma palabra no decimos las mismas cosas. Antes de cambiar de tema, es importante reflexionar, valiéndose de las siguientes 15
preguntas (sea individualmente o de dos en dos) sobre lo que yo quiero decirle al otro referente al amor. •¿Qué es lo importante para mí? •¿Cómo explicar mi elección por ti? •¿Por qué te prefiero a los demás? •¿Qué es lo que, en nuestra vida, nos impulsa a continuar? Unas palabras para dialogar... ¿Qué os dicen las siguientes palabras? Pasión, unión, seducción, amor, flechazo, mitad, concubinato, amistad, elección, selección, cambio, asimetría, crisis, reconciliación, soledad, complementariedad, razón, enfermedad, dificultades compartidas, seguridad, bienestar, reparto... Dejad que estas palabras resuenen durante unos momentos y en silencio en vuestra mente, después comentarlas en común y discutir sobre las tres o cuatro más importantes que haya seleccionado cada uno. Un camino Cada pareja es algo único. Más allá de las expectativas, de las necesidades y de las pasiones, el Amor, con «A» mayúscula, es perceptible en la vida de cada uno. Quizá, más allá del deseo de estar juntos, ¿tenéis un sentimiento más profundo que os mueve a seguir adelante? Esta fuerza interior constituye el fundamento de lo que vosotros vais a construir juntos. No obstante, permanecen ciertos interrogantes. Hay posibles fallos, dudas y temores. Tendréis, pues, que distinguir lo que, en vuestro deseo de unión, justifica un compromiso duradero. ¿Qué es lo que os mueve a seguir? Indagando lo que sostiene vuestra vida, vuestra voluntad de amar más allá de las crisis y dudas pasajeras, recordando los muchos momentos de felicidad y superando las indecisiones, buscad lo que ha fortalecido la esperanza, de que una vida en común es posible. Testimonios 16
«Cuando me casé con Ana, me dejé llevar del torbellino de la pasión amorosa. Ciertamente que aún era demasiado joven para darme cuenta de lo que realmente era el amor. Cuando he sido atraído por otras mujeres, es cuando me he dado cuenta de que amar es otra cosa. El deseo nos da alas, pero el amor va más allá». «Siendo célibe durante mucho tiempo, he sufrido la soledad. El encuentro con Bernardo me ha proporcionado muchas satisfacciones. He tomado conciencia de la inmensa felicidad de ser amada. Cuando Bernardo ha quedado en el paro, ya no era el mismo y comencé a desorientarme. No obstante, nuestra relación ha evolucionado. He comprendido que debíamos adaptarnos a las circunstancias». UN FILM DE REFERENCIA: TITANIC En la película Titanic, dos hombres se enamoran de una joven, Rosa. Uno busca el reconocimiento y el amor. Le ofrece una joya y le exige una recompensa. El otro se preocupa más de Rosa que de los que la cortejan. Llegará a dar la vida por salvar a Rosa de un naufragio... Esta película expresa bien el Amor con mayúscula. Tema del capítulo: «Amor» ¿Cómo definir el amor? La palabra es ambigua. Cuando un hombre o una mujer, por ejemplo, hace un regalo a su compañera o a su marido, ¿qué motivaciones tiene? Se pueden señalar tres: •Tanto el uno como la otra puede buscar un reconocimiento. Ofreciendo ese regalo, ambos esperan ser correspondidos: uno y otro desean ser amados. •Y al mismo tiempo, cada uno se siente satisfecho de ofrecerlo. Su actitud se vuelve entonces hacia el otro, porque la alegría de la amistad, unos regalos compartidos e intercambiados, les complace, les hace felices: uno y otro desean amar... •¿Es, sin embargo, un gesto gratuito? ¿Serán los dos capaces de esa cortesía el día en que el otro se encuentre menos dispuesto, desagradable o insoportable? ¿Será esto lo que se denomina amor, en el mejor sentido de la palabra, el amor gratuito...? Sería ilusorio creer, que una sola de estas tres facetas del amor se dé en vuestra relación. Comprendiendo que las tres coexisten y os impulsan a vivir lo mejor que os sea posible, escoged la que os haga crecer en el amor. Por el contrario, si dais demasiada importancia a una sola de estas facetas, puede 17
haber un desequilibrio y hasta un peligro para el futuro de la pareja. Conviene, pues, conjugar las tres... Escuchar la Biblia La Biblia habla del amor. Ella puede iluminar vuestra reflexión sobre el tema. Os proponemos que leáis el texto en silencio, tratando de situaros en el lugar de los hechos como si fueseis testigos presenciales: «Uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primer mandamiento de la ley?» Jesús respondió: "El primero es este [...1: El Señor es el único Señor. Amarás, pues, al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu mente, con todo tu espíritu y todas tus fuerzas. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos"» (Marcos 12,28-30). ¿En qué insiste Jesús? ¿Qué es lo importante de este texto? Damos algunas pistas: Jesús quiere revelar el sentido profundo del amor. Si insiste en estas frases es, sin duda, porque manifiestan su modo de vida... «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Pueden plantearse varias cuestiones sobre esta frase. ¿Quién es mi prójimo? Ya lo habéis constatado, al hablar de las tres facetas sobre el amor; el modo de responder a esta pregunta aclara vuestro modo de amar. Con frecuencia, uno se contenta con amar, ser amado o desear amar, ya que abrir su corazón a una verdadera gratuidad es difícil y hasta parece peligroso... Jesús, con esta frase y su modo de vida, nos impulsa, por tanto, hacia un amor cada vez más universal y más fuerte. Cuando Jesús establece el paralelismo entre el amor al prójimo y al amor a Dios, no lo hace retóricamente, sino que lo lleva hasta perdonar a los que lo han condenado. A este respecto, las palabras y la vida de Jesús nos pueden interpelar. ¿Amamos solo en función del provecho que podemos obtener de ese amor? Únicamente en el fondo de vuestro corazón podéis responder a la llamada expresada por Jesús. A eso os invita la lectura del Evangelio. QUÉ DICE LA IGLESIA La Iglesia acoge a todos en cualquier circunstancia en que se encuentren... Porque Dios es amor, acoge al hombre y a la mujer tal cuales son. San Pablo nos lo aclara mediante lo que él denomina amor verdadero o «ágape»: «El amor es paciente, el 18
amor no es envidioso, el amor no es arrogante, el amor no es orgulloso, el amor no es vengativo, el amor es desinteresado» (1 Corintios 13,4-5). Esta frase marca la dirección del amor, la del respeto al otro, y le atribuye un lugar como a una persona. Todo lo que la Iglesia afirma gira en torno a la atención al otro, único y distinto. Sin diálogo no hay pareja Al finalizar este capítulo podéis dedicar, otra vez, un tiempo para reflexionar (primero individualmente y luego en pareja) sobre el camino recorrido. Unas preguntas pueden serviros de ayuda para avanzar: •¿Cuáles son, en mi vida, las etapas más importantes que me han ayudado a hacer de mí lo que soy? •¿Qué es lo que me agrada de ti? ¿Cuál es la razón por la que yo te he preferido? •Cuando te ofrezco algún regalo, ¿es para comprar tu amor o es un regalo desinteresado? •¿A qué renuncio, qué es lo que dejo por ti? ¿Qué es lo que gano en ello? Las palabras que manifestéis en el grupo os ayudarán a entender que esta reflexión aumenta vuestra libertad de amar. ¿Cómo reaccionáis a esta primera etapa? ¿Qué os ha llamado más la atención para volver a comentar con otros: (amigos o terceras personas - sacerdote, diácono, parejas que os ayuden a avanzar)?
19
20
Vuestro encuentro se ha construido sobre una felicidad compartida. El intercambio del placer forma parte integrante de vuestra vida: el placer de estar juntos los dos o en compañía de otros. Conlleva, también, la unión corporal, lugar privilegiado a diferentes niveles. Con el paso del tiempo, desde el primer beso hasta la última caricia, cada pareja se fundamenta en una unidad particular, al encontrarse sus corazones y sus cuerpos. Discutir entre los dos sobre este punto permite verificar que, tanto uno como otro, estáis en onda y que no existen palabras no pronunciadas, ocultas. De este modo, la alegría de la pareja será mayor y más fecunda y, al mismo tiempo, fuente de apertura y de radiación. RESONANCIAS
•«Es necesario hablar sobre estos temas para poder comprender nuestras diferencias». •«Él solo piensa en el sexo...». •«Hemos elegido permanecer alejados físicamente. Esto no es siempre fácil». .«Queremos avanzar hacia el matrimonio porque nos sentimos bien, aún físicamente». •«Hemos convivido juntos rápidamente». •«Ella me rechaza con frecuencia. No comprendo por qué». ¿Cómo reaccionáis ante estas frases? Sin diálogo no hay pareja Al comienzo de una historia amorosa, se deja uno llevar por la atracción corporal y sentimental. El placer que se obtiene de ello es fuente de alegría y fundamento para la pareja. No obstante, se silencian palabras, frustraciones y sufrimientos. Reflexionando individualmente, o entre los dos, sobre estos puntos, es posible armonizar lo que a menudo se silencia. 21
•¿Qué es lo que quisiera decirte sobre nuestras relaciones, nuestros deseos (placer, deseo de tener hijos, realización personal, diálogo, escucha, camino hecho juntos)? •¿Cómo vivimos nuestra unión corporal...? •¿Hasta dónde la búsqueda de un placer compartido es un avance o un freno en nuestra vida? Unas palabras para dialogar En efecto, con frecuencia el diálogo se detiene cuando «hablan» los cuerpos. Las palabras que siguen pueden ayudaros, también, a recordar vuestras diferencias: Amor, hijos, placer, herencia, regalo, dulzura, nacimiento, embarazo, anticoncepción, aborto, ciclos, deseo, paciencia, fecundidad, impulso, rechazo, abstinencia, regulación, diálogo, imágenes, violencia, ternura, frustración... Hablar de la calidad de vuestros encuentros, incluidos también los sexuales, permite comprobar que lo que se construye en la pasión de los primeros días, continúa siendo fundamental. ¿Os atrevéis a manifestaros, por ejemplo, lo que «sí» y/o lo que «no» que os permite hacer de vuestras relaciones sexuales un lugar de comunicación? Un camino La relación amorosa conduce a una felicidad intensa. Permite disfrutar, con frecuencia, de un verdadero intercambio. Si la alegría de una intimidad compartida constituye el centro mismo de vuestros encuentros, podrá mejorarse con el tiempo. Ello permanece como lugar de maduración, de atención en que cada gesto y cada palabra están al servicio de una felicidad a la que el hombre y la mujer pueden llegar, a veces, mucho más allá de lo que imaginaban. La consolidación de la pareja no de acaba en la habitación. La sexualidad y la búsqueda de un placer recíproco son esenciales en la vida de la pareja. Permiten sellar, de manera única y especial, la armonía de la pareja. Es conveniente establecer la frecuencia de la misma para que no pierda su sentido. En efecto, estos tres elementos están unidos. ¿La unión íntima no es, al mismo tiempo, un camino hacia la felicidad común, hacia la construcción de la pareja y una apertura al otro, la acogida de un hijo...? Si la pareja reduce esta trilogía a uno solo de esos elementos negando sus deseos y sus implicaciones, corre el peligro de debilitar su importancia. Una unión que no es fuente de placer para cada uno de los esposos, no es un camino hacia la felicidad. El placer que intenta olvidar los problemas de la pareja, no es un camino duradero. Para 22
que el proyecto sea armónico, es conveniente tener en cuenta todos estos elementos. Testimonios «Entre nosotros, esto ha sido siempre un amor loco. Lo que más me llama la atención de Carlos, es su capacidad de darse cuenta de mis deseos, de mis necesidades, el estar atento a estas pequeñas cosas que hacen que yo esté dispuesta o, por el contrario, que no sea el momento. Respeta mi negativa, se acomoda a mis deseos. Por eso pienso que el uno está hecho para el otro». «Cuando di a luz, yo no era la misma. Daniel no se dio cuenta de ello. Pensaba que lo rechazaba. Sin embargo, yo seguía igual de afectuosa. El nacimiento de Elías me hizo descubrir otro mundo y es cierto que nuestras relaciones ya no tenían el mismo significado. Ser madre cambia las perspectivas. Tardé algún tiempo en recobrar mi deseo». Tema del capítulo: «Compartir» La armonía de una pareja no es posible, según los sexólogos, si no se tiene en cuenta el deseo, tanto el de uno como el del otro. ¿Cuál es vuestro parecer sobre este punto? Entre el deseo masculino y el femenino hay, probablemente, un camino intermedio que hay que hallar. La sexualidad puede ser un momento de placer y de felicidad, pero también de servidumbre, de violencia y/o de silencio. A veces es conveniente la mediación de un tercero (un asesor conyugal o un sexólogo), a fin de solucionar lo que, en la relación matrimonial, no es fuente de felicidad. En materia de sexualidad, los conceptos de intercambio y consentimiento son esenciales. Si la unión marital se convierte en un momento de alegría, de plenitud y de expansión para la pareja, y también para los otros, el proyecto de fundar un hogar adquiere, entonces, un sentido diverso. Un verdadero compartir y un equilibrio hecho por vosotros dos pueden crear un terreno fértil para vuestras relaciones, la energía que os proporcionará la fuerza para vivir, para caminar y para superar aquello que, en los acontecimientos (personales o extraños), es causa de sufrimientos y desalientos. Apoyándose en una sexualidad armónica, en la confianza y en el amor, la pareja se convierte en una fuente de amor para los que la rodean: sus hijos, sus amigos, sus vecinos y, en sentido amplio, para el prójimo. ¿AMOR O VIOLENCIA? La sexualidad puede ser un momento tanto de alegría como de violencia. ¿Cómo 23
interpela esta afirmación vuestro propio camino? ¿Se considera una virtud la espera del otro cuerpo, de su deseo, del contacto físico que deja un espacio para el diálogo y el descubrimiento del otro? Vuestros encuentros amorosos, ¿están siempre al servicio de una construcción que respeta vuestras diferencias? Para la mujer, la sexualidad es, a veces, una fuente de confusión; en cambio para el hombre, una necesidad aislada del resto... Es con un diálogo, centrado en estos puntos, con el que podréis aclarar los términos: violencia y ternura, amor, respeto y deseo. Escuchar la Biblia Para los cristianos, la sexualidad es un don de Dios. Puede ser la ocasión de reconocer el amor recibido, agradeciendo a Dios el don del otro. También la sexualidad es signo de este amor de Dios. En el placer compartido, amándose tiernamente, el hombre y la mujer proporcionan a la pareja esta extraña sensación de estar en armonía con todo el mundo. ¿No es así como la unión de dos cuerpos alcanza toda su magnitud? En la Biblia, el Cantar de los Cantares es un bello canto de amor que evoca la alegría de una vida en común: «¡Qué hermosa eres amada mía, qué hermosa eres! Tus ojos son como los de una paloma detrás de tu velo, tus cabellos, como un rebaño de cabras [...]. Tus labios son una cinta de púrpura y tu hablar melodioso; tus mejillas, dos mitades de granada [...1. Antes de que sople la brisa del día y huyan las sombras, iré a la montaña de la mirra, a la colina del incienso. Eres toda hermosa, amada mía, eres inmaculada. [...1 Me has robado el corazón, hermana mía, esposa mía, me has robado el corazón con una sola de tus miradas, con una vuelta de tu collar [...1. Eres un jardín cerrado, hermana y esposa mía; eres una fuente sellada; tus brotes son jardines de granados con frutos exquisitos [...1. ¡Tú eres la fuente del jardín, el pozo del agua viva que baja desde el Líbano! Y la esposa responde: ¡Despierta cierzo; acércate viento austral; orea mi jardín para que exhale sus perfumes! ¡Entra, amor mío, en tu jardín, a comer sus frutos exquisitos!» (Cantar de los Cantares 4,1-16). Este texto exalta la belleza del amor de un hombre y una mujer. Contemplando la obra de Dios, es la alegría del encuentro primero y el don de Dios después... Dios se deleita en la belleza de un amor que irradia alegrías compartidas... Haciendo de vuestros 24
encuentros momentos de celebración, de alegría y de amor, expresando los frutos de vuestra unión, participáis, además, en proyecto de Dios sobre el hombre. UNA ÓPERA: DONJUAN Don Juan seduce a todas las mujeres que encuentra. Si no logra ser feliz es porque, en lugar de intentar construir un amor duradero, corre siempre tras el placer de poseer. En la ópera de Mozart, esta obsesión le conduce a la muerte. El placer no tiene sentido a no ser que esté al servicio de un amor que sea permanente. Sin diálogo no hay pareja Algunas preguntas nos pueden ayudar a avanzar en esta reflexión: •¿Son nuestros encuentros unos espacios de placer compartido? •¿Hay gestos o palabras, en el otro, que me molestan? •¿Cuáles son los gestos o palabras que me impulsan a ir hacia ti y que permiten un encuentro feliz? •¿Hasta qué punto son una ayuda en la construcción de nuestra pareja? •¿Cómo transmitimos nuestra felicidad? ¿UN TIEMPO DE NOVIAZGO? La Iglesia recomienda un «tiempo de noviazgo», como un tiempo que favorece el conocimiento del otro. Este tiempo es importante porque, gracias al dominio de nuestros impulsos (abstinencia sexual elegida), sirve para probar nuestro deseo de amar gratuitamente, «por encima de todo». Permite construir un intercambio verdadero, serenarse mutuamente, aprender a considerar al otro como una persona, a hablar de un equilibrio entre sus deseos y sus necesidades. De este modo es posible construir un «nosotros», más allá del sentimiento amoroso. Cuando la pasión amorosa impulsa, a veces demasiado de prisa, hacia el otro, este distanciamiento acordado permite encontrar un espacio de libertad que refuerza la relación respetando lo que cada uno es, y establece, con serenidad, unas normas para el futuro. Es también una oportunidad para preparar y profundizar juntos y con otros los temas de vuestro compromiso. Para la Iglesia, los noviazgos, vividos según este espíritu, están al servicio de un amor permanente. 25
En el primer capítulo hemos recordado la primera Carta a los Corintios (véase p. 11). En ella Pablo se pregunta por el sentido del amor. Quizá, al finalizar este segundo capítulo, después de lo que habéis dialogado acerca del amor sexual, sea interesante oír de nuevo el eco del texto: «El amor es paciente, bondadoso, no es envidioso ni jactancioso, no es orgulloso, no hace mal a nadie, no es egoísta» (1 Corintios 13,4-5). ¿Qué es lo que os indica este texto sobre vuestros encuentros y compromisos sexuales? ¿A qué os invita? Una atenta lectura de este texto puede induciros a dialogar sobre la nobleza del amor. Estas observaciones marcan también un camino a construir entre los dos.
26
27
Vuestra pareja es frágil porque sigue siendo el lugar de un encuentro entre dos personas cuyas creencias y caminos son distintos, sin contar con la mezcla de experiencias, cada vez más frecuentes, donde el diálogo, ya de por sí difícil a causa de referencias diferentes (culturales, religiosas...), se hace indispensable. La experiencia demuestra que la elección entre compromiso y matrimonio, rara vez es una elección simultánea. Es importante hablar de esto y escuchar al otro sobre este punto a fin de llegar a un acuerdo o un compromiso, evitando dar demasiada importancia a las diversas presiones que pueden actuar a vuestro alrededor y que inducen, a veces, a tomar decisiones precipitadas. RESONANCIAS
•«Todos nuestros amigos piensan que el matrimonio es una locura. Nosotros creemos que somos más fuertes...». •«Es ella, sobre todo, la que desea casarse por la Iglesia». •«Radija es musulmana. Nosotros tenemos un concepto diferente sobre el matrimonio». •«Estoy aquí porque la amo». •«Mi abuela deseaba mucho que yo me casase por la Iglesia». •«Encima se da la circunstancia de que yo no soy creyente». •«Mi madre aprueba este matrimonio. Vamos a vivir cerca de ella». •«Hemos reflexionado mucho y estamos decididos a dar el paso». ¿Cómo reaccionáis ante estas frases? Sin diálogo no hay pareja La libertad pasa, a veces, tiempos de pausa en que uno se aleja respecto a esta vida estresante que nos arrastra. Antes de dialogar entre los dos, algunas cuestiones deben de 28
ser estudiadas personalmente y pueden ayudar a iniciar un diálogo sobre el tema: •¿En qué momento os habéis decidido a un compromiso? •¿Quién de los dos fue el primero en proponer una vida de unión matrimonial? •¿Cómo respondió el otro a esta proposición? •¿Qué presiones externas han influido en vuestra decisión? •¿Cómo os arreglaréis para liberaros de ellas? Unas palabras para dialogar... El matrimonio es, ante todo, un acto libre. Es también un acto de confianza en el otro. Por eso es liberador. ¿Por qué? ¿Está relacionado con el tema de la elección? Algunas palabras pueden ayudaros a un intercambio de ideas sobre este delicado tema: Salida, separarse, elección, escucha, libertad, cárcel, enlace, violencia, cercanía, distancia, unión, amor, matrimonio, paz, cohabitación, unión libre, divorcio, luto, abuelos, abuela, papá, hijos, embarazo, preferencia, tentación, otros amores, dividir, disponibilidad, cadena, ataduras, presión, liberación, pasión, deseo, cuerpo, diferencia, voluntad, alegría, comunicación, humor... Manteniendo unos momentos de silencio, dejad que estas palabras resuenen en vuestra mente y luego dialogad, entre los dos, sobre las palabras que más os han llamado la atención, explicándoos, mutuamente, lo que estas palabras os evocan. CUENTO BRASILEÑO: «LAS HUELLAS SOBRE LA PLAYA» «Un día, un hombre llegó al Paraíso y preguntó a Dios si podía contemplar su vida, tanto los momentos felices como los tristes. Y Dios se lo concedió. Le hizo ver toda su vida como si se hallase grabada a lo largo de una arenosa playa. Y él mismo, como un hombre, se paseaba a lo largo de esa playa. Y vio que, a lo largo del camino, había cuatro huellas sobre la arena, las suyas y las de Dios. Pero en los momentos difíciles, solo había dos. Muy sorprendido y entristecido, dijo a Dios: "Me doy cuenta de que, precisamente en los momentos difíciles, es cuando tú me has dejado solo...". "No, no, le respondió Dios. En los momentos difíciles, había solamente las señales de mis pasos, porque, en esos momentos, yo te llevaba en mis brazos..."» (Ademas 29
de Borros). Este cuento manifiesta que Dios nos acompaña en nuestro caminar. Cuando una obligación se hace demasiado difícil, Dios nos lleva, a menudo, discretamente. Él nos ayuda a seguir. No siempre le vemos. Sin embargo, está ahí, en el fondo de nuestras decisiones. Un camino El tiempo permite poner de manifiesto la fuerza de los lazos que os unen el uno al otro. Además favorece una toma de decisión libre. Pero, a veces, es difícil tomar una decisión libremente. ¿Cómo enfrentarse a las indecisiones, pasar de ellas, asumirlas? Para algunos, puede llevar a una reacción que se manifiesta corporalmente mediante unas reacciones físicas que el corazón no es capaz de expresar. Existen, también, los eternos indecisos que sueñan con un príncipe azul o una mujer ideal. Lo importante, más allá de estos callejones sin salida, es llegar a una lucidez sobre sí mismo y sobre el otro. A menudo se aconseja a los más indecisos tomar tiempo, poner distancia, alejarse uno del otro a fin de que su presencia no impida la elección. Vuestra historia es, a menudo, una sucesión de acontecimientos que se han ido encadenando sin haber sentido la necesidad de proponeros la cuestión del compromiso. A veces es conveniente detenerse y preguntarse: ¿las razones por las que os unís son compatibles con un compromiso para toda la vida? ¿Qué es lo que os permite comprobarlo? Sucede, en ocasiones, que uno no es capaz de ver que se halla en un callejón sin salida. Sin embargo, algunas señales lo manifiestan: crisis frecuentes, sentimiento de una duda permanente y de un malestar continuo. Engañar no es la solución. En última instancia, es caminar hacia el fracaso. Lo peor es encerrarse en la idea del matrimonio porque es más difícil romper que confesar que no se ama suficientemente... ¿No es conveniente, al llegar a este punto, dejar de lado la pregunta acerca de la importancia del proyecto? ¿Son libres vuestras decisiones? A veces, la decisión de separarse es un acto de valentía que manifiesta una verdadera libertad. El proceso del matrimonio puede madurar y necesitar un tiempo para uno o para los dos, si es que la indecisión no conduce a la pareja a unos atascos, unidos a la ausencia de un verdadero compromiso. UN PELÍCULA DE REFERENCIA: COME, REZA, AMA Al final de un largo camino de maduración, ¿qué es lo que permite al personaje Liz, 30
encamado en Julia Roberts, a dar el paso a una unión para toda la vida? ¿No es, acaso, como le sugiere el viejo Bali, un desequilibrio, lo que le permite encontrar el equilibrio? Es conveniente, a veces, encontrar en uno mismo esa fuerza del amor desconcertante y apostar por lo desconocido que sea mejor de construir. Como se ve, el tema de la libertad pone a la vista todos los hilos ocultos que han sido tejidos entre vosotros. Unos fuertes lazos contra los cuales no siempre podéis luchar. Una de las claves de lectura, que también constituye una sólida referencia, consiste en encontrar lo que os proporciona la paz. La alegría y la serenidad son unos indicadores positivos en una elección de vida. Si os sentís nerviosos frente a estas decisiones, es que no sois todavía libres. Por el contrario, cuando sentís paz interior en una decisión, entonces es cuando podéis avanzar sin temor. Testimonios «Todo marchaba bien. No obstante, transcurridos 15 días, he perdido el apetito, estoy nerviosa e insegura. ¿No será que se va demasiado deprisa? Al principio, yo era el motor. Desde hace bastante tiempo, el matrimonio era mi ilusión. Ahora que estoy muy cerca de la meta, me asaltan las dudas». «Es ella quien desea el matrimonio. En realidad, a mí no me convence. Si digo el "sí", es por ella. En mi interior, aún no me siento libre. Durante la preparación al matrimonio, nos han preguntado por qué nos queremos casar. Fue ella la que respondió. Me hubiera sentido demasiado incómodo diciendo la verdad. Ahora lo pienso. ¿Y si esto fuese un error? Mis amigos, Alicia y Pedro, se han separado hace 15 días. Las invitaciones ya estaban repartidas. Estaba claro que iban camino del fracaso... Han hecho una elección muy valiente». Tema del capítulo: «Sí» Hay un tiempo de ilusión y otro de realismo. La seducción del principio os ha traspuesto sobre una nube haciendo posible vuestro encuentro, ocultando algunos de vuestros caprichos. Pero hay que pisar tierra necesariamente y, a veces, brutalmente. La elección del «sí» da la sensación de un salto a lo desconocido y creer que, a pesar de las debilidades que veis, tanto en uno como en otro, el amor es posible. Decir «sí» es aceptar la elección del amor en el sentido más amplio, en el que uno compromete su vida, aun teniendo en cuenta las dificultades. Esta decisión no es fácil. Sin embargo, es liberadora. Cuando verdaderamente hayáis 31
dado el paso del «sí», cuando mostréis vuestra preferencia por el ser amado mediante un testimonio y entréis en una dinámica que os permita renovar esta ilusión día a día, seréis más fuertes contra todo lo que pudiera alejaros de ella. Este «sí» os hace libres a los dos, al permitiros emprender juntos un verdadero camino. El desafío consiste en elegir conscientemente esta aventura de un compromiso «para toda la vida». Escuchar la Biblia Incluso, si sois conscientes de vuestra fragilidad, os daréis cuenta de que una decisión es, también, una ocasión de clarificación. De ahí la importancia de ser libres al dar el «sí». Prefiriendo vuestro cónyuge a los demás, os liberáis de las indecisiones y las dudas. Por otra parte, este camino no es tan simple. Sobre la marcha, Dios puede daros la fuerza necesaria para avanzar. Porque el «sí» pronunciado es un acto de confianza en el otro, un «heme aquí». Es, pues, una respuesta que compromete. Este «sí» no lo debéis pronunciar una sola vez, sino de continuo, cuando otras voces pongan a prueba e interpelen vuestro amor. «DEJARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE» «Por eso el hombre abandonará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne» (Génesis 2,23). Lo mismo que la pareja que vuestros padres formaban está en el origen de vuestro deseo de vivir juntos (siguiendo su ejemplo o, por el contrario, lo que ellos no han podido realizar...), lo mismo el paso que dais hacia el matrimonio es un paso más, el de lograr una armonía en la que uno ya no depende de sí mismo, de su pasado, de su familia, sino que nos hace entrar en un movimiento, en un caminar juntos, donde el yo ya no es el centro. Llega un tiempo en que el hombre y la mujer deben de ponerse de acuerdo para construir su futuro. A menudo, el peligro está en el rechazo de una toma de decisión. Se deja su familia sin dejarla. La segunda parte del versículo 23 indica que ambos serán «una sola carne», cuya mejor traducción de esta palabra hebrea es tomarla como «relación» o «armonía». Hacer una sola carne con el otro no significa perderse en una nueva unión poco respetuosa con la forma de ser de cada uno, sino, al contrario, hallar una armonía donde todo lo que sois (cuerpo, alma y espíritu), se conjugue en la alegría y en la libertad.
32
Algunas veces tendréis, incluso, que volver a elegiros y, a cada nuevo «sí» pronunciado, vuestra libertad se comprometerá de nuevo. Para los cristianos, este «sí, yo quiero amar» es, en efecto, la repuesta a una llamada, la de Dios. Su acto creador puede compararse a un acto de amor, como una llamada que espera una respuesta. Nos invita a amar como Él ama. Esto es lo que se deduce, por ejemplo, en el texto que presenta el diálogo de Jesús con el joven rico: «"Maestro, ¿qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna?". Él le dijo: "¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno: si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". [...] Le dijo el joven: "He guardado todos esos mandamientos, ¿qué me queda aún?". Jesús le dijo: "Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que posees, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven y sígueme"» (Mateo 19,16-22). Daros el tiempo necesario para que este texto resuene en vosotros. Fijaos en la elección que se propone. Algunas pistas: las dos veces que Jesús dice «si tú quieres», insiste en que se trata de un «sí» libre. Si la llamada al amor es incondicional, cada vez que pronunciéis un «sí» que os compromete, avanzáis hacia una verdadera libertad, la que conduce al amor. Por supuesto que Jesús es consciente de las dificultades que conlleva el camino propuesto. Por eso, al final del episodio, subraya: «Esto es imposible para los hombres, pero para Dios todo es posible». Para algunos, pronunciar un «sí» definitivo pensando en las posibles dificultades, parece difícil de pronunciar. Pero también es ahí donde se percibe que Dios está presente para cargar con lo que tú solo no puedes soportar. La fe nace al constatar que, a veces, Dios nos toma en brazos cuando nos faltan las fuerzas para seguir. PACTO, MATRIMONIO CIVIL, MATRIMONIO RELIGIOSO... Ahora, con las diferentes formas de unión existentes, la elección es amplia. Cada una de ellas responde a un tipo de compromiso. Así, mientras el pacto es un contrato privado, el matrimonio civil conlleva cierta protección claramente jurídica y social para los contrayentes. Impone unas responsabilidades y compromete a los contrayentes ante la sociedad. Para los cristianos, el matrimonio religioso constituye un paso más en el compromiso. Es la señal de que vuestro amor procede de Dios, que habla de Él y de su manera de amar. Es un compromiso, una alianza acordada entre los esposos, ante Dios y con Dios. 33
Por eso para la Iglesia católica es un compromiso, además, indisoluble, es decir, que no se puede romper: esto constituye la columna vertebral del compromiso del matrimonio religioso. Es, igualmente, una apuesta arriesgada de confianza y de donación. Sin diálogo no hay pareja Al finalizar este tercer capítulo, es posible que las consecuencias de vuestra elección os parezcan temerarias y hasta os inquieten. Comprometerse nunca es algo fácil, sobre todo cuando es para toda la vida. Es bueno tomarse un tiempo de reflexión, personalmente primero y luego conjuntamente, sobre lo que esto suscita en vosotros. Algunas preguntas que os pueden ayudar en este caminar: •¿A qué renuncio? •¿A qué me comprometo? •¿En qué manera mi «sí» es un camino de liberación? •¿Qué lugar le dejo a Dios para que me ayude? La pregunta sobre la libertad es para la Iglesia una cuestión esencial. En el proceso de preparación al matrimonio se os pedirá que escribáis alguna cosa a este respecto, expresando vuestro proyecto de vida (declaración de intención): ¿qué conlleva la libertad? ¿Qué importancia tiene? Es conveniente que, al final de este recorrido, os toméis un tiempo para señalar de qué manera este caminar es, para cada uno, un paso de hombre y de mujer libres de toda presión. Escribir algunas palabras en una hoja os proporcionará la ocasión de ordenar vuestros pensamientos, de medir los puntos clave que os permitirán dar el «sí» el uno al otro con toda libertad y, por qué no, de daros cuenta de que caminado los dos juntos, sostenido el uno por el otro, podéis ser más fuertes.
34
35
Cualquiera que sea el camino a recorrer, vuestra andadura manifiesta el deseo de mirar hacia el futuro. Al final del camino, el matrimonio es un paso que se apoya en el deseo compartido de fundar una vida en común. Eso exige, como toda construcción, unas bases sólidas como el diálogo, la capacidad de hablar con rectitud, el perdonar, sin olvidar una dosis de alegría y de buen humor... Escuchemos lo que, sobre este asunto, dicen otras parejas. RESONANCIAS
•«Nosotros hemos sufrido crisis difíciles pero nos hemos enfrentado a ellas». •«Creemos que nuestro amor se ha fortalecido». •«El divorcio de nuestros padres nos ha servido de ejemplo... Queremos actuar de forma diferente». •«Yo estoy siempre preocupada». •«Convivimos juntos. Mediante el matrimonio, queremos fundar una familia». •«Nuestra vida de pareja no es asunto vuestro». •«El amor consiste en construir sobre roca firme». •«Sabemos que Dios nos va a ayudar a vivir nuestro compromiso». ¿Cómo reaccionáis ante estas frases? Sin diálogo no hay pareja El diálogo es el elemento esencial para el fundamento y la construcción de la pareja. El diálogo supone que la verdad se imponga, incluso cuando las crisis y las diferencias en puntos de opinión, se manifiesten y necesiten una mayor atención hacia el otro.
36
•¿Cómo hacer para construir sobre unas bases sanas? •¿Qué es lo que, en ti y en mí, debería cambiar para mejorar? •¿Hay temas tabús entre nosotros porque no sabemos cómo enfrentarlos o porque intuimos «un problema» entre nosotros (administración del dinero, historia/secretos de familia, vida sexual, adicción - alcohol, droga, trabajo, deporte, Internet, pornografía, juego...-, dependencia de los padres, etc.)? •¿Qué podemos hacer para volver a comenzar sobre una base sólida cuando esto se va a pique? •¿No sería mejor la opinión de un tercero (consejo conyugal...) que nos ayude a ver claro? Palabras para dialogar Imágenes, relatos o la lectura de libros o algunas películas os han inspirado en la búsqueda de lograr una armonía. Podéis dialogar sobre este tema utilizando cualquiera de estas palabras. A falta de otras palabras, estas pueden daros pistas para seguir avanzando: Diferencias, perdón, silencios, deseos, violencia, crisis, consejo conyugal, reparto de tareas, diálogo, orden, fatiga, trabajo, ocio, amigos, deporte, relajación, colocación, familia, hijos, escuela, elección, deseo, placer, revistas, películas, humildad, asimetría, saber, ignorancia, orgullo, Marte, Venus, jardín, regalo, ola, caverna... LEER LA BIBLIA Buscar lecturas bíblicas para vuestra boda os puede permitir descubrir el Evangelio. Leer, por ejemplo, un evangelio entero no es algo de todos los días. El de Marcos, el más corto, se lee fácilmente en una o dos tardes. Siguiendo el relato de la vida de Jesús, se da uno cuenta de lo que él ha aportado a la humanidad. La Iglesia os invita a esta lectura. Darse una vuelta por la palabra de Dios, es otra manera de abrirse a la debilidad de los otros y del mundo. Dejad que estas palabras resuenen un momento en vuestra mente, primero en silencio y después intentando comparar las palabras que cada uno haya seleccionado.
37
Un camino El diálogo nunca es sencillo. Con frecuencia, las impaciencias y las tensiones llegan a romper vuestras ilusiones. A quien habéis elegido no es la persona ideal, pero, sin duda, es la persona de «vuestra vida», incluso siendo siempre delicado el paso de la ilusión a la realidad. Una imagen os puede ayudar a comprender cómo funciona el diálogo de una pareja, cuáles son sus limitaciones y la sugerencia de algunas pistas para mejorarlo. Es lo que se denomina «diálogo de las torres» (diálogo de sordos...). Inconscientemente, el ser humano se encierra en una torre construida a base de conocimientos y deseos. ¡Ya lo habéis experimentado! Esta construcción es, al mismo tiempo, un lugar de retiro, de protección o de encerrarse en sí mismo. UNA COMUNIDAD ATENTA A los que desean casarse, se les propone reunirse varias veces, solos o en pareja, con unos testigos (pareja, acompañantes) o el celebrante (un sacerdote o un diácono). Es, a menudo, la oportunidad de un auténtico diálogo. Este encuentro permite abordar problemas que son poco tratados por la pareja: asuntos relacionados con la historia personal, con la vida sentimental o sexual o pesados fardos de culpabilidades del pasado... Puede ser, también, el momento de pedir el sacramento de la reconciliación (confesión). Porque a veces existen dificultades, antiguas o recientes, que impiden encontrar el camino del amor y la serenidad. Si entendéis al sacerdote como un padre que abre los brazos a su hijo (ver p. 32), sentiréis cómo el perdón mutuo abre un camino de vida. Entonces podréis «construir sobre roca». En el Evangelio, la roca es Jesús. Dejad resonar el aliento de las palabras, estad preparados al susurro de un tenue silencio, esto es, para los cristianos, construir sobre sólido. Los intentos de dialogar con el otro toman, entonces, la forma de contienda o lucha. Cada uno, desde lo alto de su torre fortificada, lanza flechas o flores, que vuelan sin alcanzar su diana. Fluyen las críticas, se hacen preguntas, pero la escucha no es posible. Está bloqueada por la distancia, por un caparazón interior. El «diálogo de las torres» se convierte en un diálogo de sordos. Es algo parecido al encuentro de los dos héroes en la 38
película de Avatar. No cesan de quejarse, hasta que un pequeño punto luminoso hace descubrir, en el mismo corazón del conflicto, una débil esperanza. En ese punto, ellos toman conciencia de que más allá de sus diferencias personales hay algo que les une. El reto para un verdadero encuentro exige «descender de la torre», realizar un camino interior para, al mismo tiempo, perder sus seguridades y descubrir lo que vibra en el otro. Así es posible ver, más allá de las apariencias, los sufrimientos y las esperanzas del otro, como algo que nos concierne. Al abandonar la propia torre, encontraréis un espacio más auténtico para vuestra pareja. Si intentáis realizar este ejercicio, podréis descubrir realmente que la escucha y la atención a los sufrimientos ocultos, tanto de uno como de otro, permiten tomar conciencia de la fragilidad de cualquier diálogo. Situarse más allá, en un lugar desacostumbrado, permite estar dispuesto para otra cosa, para el otro; permite llegar al lugar del «nosotros» que podemos construir, que no es ni el «yo» personal ni el «tú» imaginado por el otro. Testimonios «Disentimos continuamente. Acalorados, con frecuencia, hasta violentamente. Sin embargo, después de la discusión, nos arrepentimos. Al día siguiente de las discusiones, es cuando se pide perdón por los gritos, cuando se percibe algo verdadero entre nosotros. Desde ese momento, los intercambios son más intensos». «A veces, después de una película, o de una lectura, llegamos a conversar. Necesitamos de "un tercero" para que las conversaciones surjan. A veces, cuando unos amigos nos acompañan, es cuando insinuamos unos comentarios. Esto no siempre es pernicioso. Ayer, sin embargo, paseamos juntos, sin los dos hijos. Hemos hablado sobre asuntos que conciernen a nuestra pareja. Hacía buen tiempo y se estaba bien. Nunca habíamos llegado tan lejos en nuestro diálogo». PELÍCULA DE REFERENCIA: ORGULLO Y PREJUICIO En esta película, sacada de la novela de Jane Austen, la importancia de los prejuicios y las apariencias hace que los dos protagonistas, Elisabeth y Darcy, sean incapaces de hablarse con claridad y de reconocer sus sentimientos amorosos. Al final de un largo camino, hecho a base de sufrimientos y de perdón, es cuando se dan cuenta de cuán grande, profundo y duradero es el amor. El orgullo es el peor enemigo del amor. Tema del capítulo: «Perdón»
39
¿Cuál es la dificultad de este camino? La humildad y la atención recíprocas permiten llegar a un diálogo sincero. Podréis descubrir que, el hecho de descender y abandonar vuestras «torres» o encastillamientos os permite alcanzar vuestro objetivo. Construir vuestra pareja será algo posible. Darse tiempo para romper la rutina, haciendo un paréntesis para estar disponibles, os posibilita llegar a una escucha más amplia, a una atención al otro y también a una palabra más profunda y veraz. En este camino, el perdón aparece como la llave que nos abre hacia el otro. Si realmente llegáis a salir de vuestra «torre» y aceptáis reconocer vuestras fragilidades, si os ponéis en camino con humildad hacia el encuentro del otro, si le pedís perdón, entonces descubriréis que el diálogo es posible, que aunque no es nada fácil, os hace progresar, os libera y os llega al corazón... Escuchar la Biblia El refugio en «mi torre» nos lleva a pensar en la Torre de Babel, un suceso narrado en el capítulo 11 del Génesis. El hombre intentaba llegar a Dios y ver cómo reemplazarlo, construyendo una torre que llegase hasta el cielo, pero Dios le desvía de su sueño. Le invita a un camino más humilde, a un «descendimiento». Más allá de nuestras ideas, demasiado centradas en el otro, en nuestra pareja, Dios nos invita a abandonar nuestras certezas para alcanzar un lugar de reposo interior en el que la escucha respetuosa del otro, contando con sus diferencias, sea posible. Jesús critica este camino de iniciación mediante una parábola. Os proponemos un tiempo para meditar sobre este relato y reflexionar sobre este suceso: «Él añadió: "Un hombre tenía dos hijos". El más joven dijo a su padre: "Padre mío, dame la parte de mis bienes que debo heredar" [...]. Después de haberlo gastado todo, [...] comenzó a sentir necesidad [...]. Entonces, volviendo sobre sí mismo, dijo: [...] "Me levantaré e iré a mi padre y le diré: "padre, he pecado contra el cielo y contra ti, Ya no soy digno de llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros". Y levantándose se vino a donde estaba su padre. Cuando aún estaba lejos, viole el padre y, compadecido, corrió hacia él y se arrojó a su cuello y le cubrió de besos [...]. El padre dijo a sus servidores: "Pronto, traed la túnica más rica y vestídsela. Ponedle un anillo en su dedo [...] porque mi hijo que hace poco estaba muerto, ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado". Y se pusieron a celebrar la fiesta. El hijo mayor se hallaba en el campo y, cuando de vuelta, se acercaba a la casa, oyó la música y los cantos, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello [.. .1. Él se enojó y no quería entrar; pero su padre salió y le llamó. Él respondió a su padre: "Hace ya tantos años que te sirvo sin jamás haber traspasado tus mandatos, nunca me 40
diste un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos". [...1 Él le dijo: "Hijo tú estás siempre conmigo y todos mis bienes son tuyos; pero era necesario hacer fiesta y alegrarse, porque tu hermano, que estaba muerto ha vuelto a la vida"» (Lucas 15,11-32). Dejad que os hable dentro este texto... ¿Cuáles son las actitudes de cada personaje? Algunas pistas: las primeras reacciones, al leer el texto, nos llevan a confrontar el comportamiento de los dos hermanos, a la envidia del hermano mayor. Son dos modelos de «encasillamientos», cada uno en su torre. La postura del hermano mayor es expresiva y comprensible. En lugar de la envidia y la crítica, Jesús lleva al hombre a descubrir que la justicia del Padre no es una justicia común. Al mismo tiempo, Jesús desvela el inmenso amor del padre, como lo revela el don que hace de todos sus bienes y luego de su misericordia. Él da todo al mismo tiempo que invita a los dos a salir de su cerrazón; les acoge, consciente de sus diferencias. El proceso del primer hijo, el que «entra en sí mismo», y hace un camino interior, le conduce a este amor del Padre. Del mismo modo, en pareja, si abrís los brazos al otro, después de «entrar en vosotros mismos», podréis encontrar el camino del amor verdadero y humilde. Sin diálogo no hay pareja ¿Este trazado es un camino de vida para vosotros? Es importante dialogar entre los dos sobre estos cambios, sobre lo que ellos aportan en vuestro modo de actuar, de razonar, de vivir juntos. Se trata de romper con las rutinas. La vida frenética no es la apropiada para «salir de la torre fortificada». Quizá os convenga proponeros un encuentro, buscar un momento, fuera de lo cotidiano, en el que estéis dispuestos para dialogar: encontrarse en un restaurante, un fin de semana entero solos, participar en un retiro... son cosas que permite abordar problemas hasta ahora no comentados a causa de una verdadera falta de disposición. Antes de dialogar sobre estos puntos, puede ser conveniente pedirse perdón tomando o inventando fórmulas de este tipo: •Perdón por todas las veces que no te he escuchado... •Perdón por las veces que te he impuesto mi punto de vista... •Perdón por mi falta de humor, por mis crisis y por haber hablado demasiado... 41
•Perdón por... Un encuentro que sale del corazón permite a la pareja avanzar cada vez más lejos. Más allá de los ruidos de fondo de vuestras vidas, de las prisas, existe un lugar de encuentro, una frágil tienda de campaña donde podáis dialogar con verdad y sencillez. Cada vez que lleguéis a esta fase, vuestra pareja se afianzará. Esto necesita vigilancia, porque recluiros en «vuestra torre» os acechará siempre que os propongáis organizar «un verdadero encuentro».
42
43
Algunos de entre vosotros ya tienen hijos; otros piensan en ellos para muy pronto. Sean cuales sean vuestros proyectos, el hijo y la familia están, en su mayoría, en el fondo de vuestro deseo de fundar un hogar. Para algunos, esta realidad será quizá el centro de vuestras dificultades y sufrimientos, no obstante las alegrías y placeres compartidos. Como en los capítulos anteriores, es importante, antes de hacer una reflexión sobre el tema, escuchar las múltiples opiniones de otras parejas. Más que en otros temas, las divergencias sobre este punto, sin duda, os van a hacer dudar y también van a ayudaros a abordar el tema con serenidad y discernimiento. RESONANCIAS
•«Queremos vivir lo más posible: los hijos vendrán más tarde». •«¿Podré querer a Teo, el hijo de Julián, tanto como a los hijos que esperamos? De nuestros hijos». •«No solo los niños. Hay otras muchas cosas a las que atender y ser fecundos». •¡Cómo vamos a educar a nuestros hijos con las limitaciones que tenemos: trabajo, vivienda, ocio, deudas...?». •«Nos queremos casar porque deseamos tener hijos». •«Nosotros no hemos hablado jamás sobre este tema». •«Tengo miedo de que termine esta etapa». •«Yo he sido obligada a abortar...». •«Nuestros hijos nos preguntan por qué no estamos casados». ¿Cómo reaccionáis ante estas frases?
44
Sin diálogo no hay pareja Sin duda es conveniente escribir, cada uno por su parte, vuestro proyecto de familia y, después, comparar uno con otro. ¿Cuáles son las diferencias sobre las que convendría poneros de acuerdo, tomar el tiempo necesario para dialogar y quizá pedir consejo? Como añadidura, las siguientes preguntas pueden seros útiles. •¿Qué pienso sobre el tema de los hijos? •¿Cuáles son mis temores, mis deseos, mis angustias? •¿Qué es lo que me hace pensar que tú eres/serás un buen padre/una buena madre para nuestros hijos? •¿Cuáles son nuestros puntos de vista sobre la familia? •¿Qué opciones responsables anticonceptivas o de regulación familiar deseamos? •¿Cómo inciden estas decisiones en nuestro modo de vida, en nuestros placeres compartidos y en nuestro deseo de construir nuestra historia juntos? Unas palabras para dialogar Partiendo de las frases antes indicadas, quizá hayáis encontrado ya motivos para comentar. La serie de palabras que viene a continuación os proporcionará otros elementos para aclarar lo que falta sobre el tema: Amor, hijos, reparto, don, nacimiento, embarazo, anticoncepción, aborto, educación, maternidad, paternidad, matrimonio, fecundidad, oportunidad, apertura, desventaja, enfermedad, muerte, herencia, transmisión, regulación, responsabilidad, fertilidad, diálogo, procreación asistida, fotografías, madre, padre... El tema no se agota en una tarde. Hablar de los hijos será, probablemente, vuestra mayor preocupación durante los 20 o 30 próximos años (sin contar con vuestra tarea de futuros abuelos...). Dialogar sobre las palabras que os afectan, os puede permitir aclarar las grandes líneas sobre vuestra visión común acerca de este tema. Un camino El desear un hijo es común a los dos. Se basa en numerosos parámetros y tiene su origen en vuestros recuerdos infantiles. Este asunto pervive en vosotros. Constituye, también, 45
un peso por las historias que, sin daros cuenta, lleváis a cuestas. Son consecuencia de lo que vuestros padres y abuelos os han transmitido y que tenéis ganas de hacer realidad. Todo ello alimenta vuestros miedos y vuestra imaginación (separaciones, violencias, secretos, conductas impropias...), y pueden frenar vuestro sentiros bien. A consecuencia de todo esto, vuestro deseo de tener hijos puede ser diferente. Es el momento de abordar el tema, incluso, si resulta doloroso, sabiendo que, quizá, os convendrá volver a revisar estas cuestiones. Una certeza: en el fondo de vuestra unión anida el deseo de fundar algo que sea común a ambos. Este deseo tiene varias facetas: formar una sola carne, dar sentido a vuestra unión, hacerla fecunda más allá de lo que ya de por sí os proporciona. En cualquier caso, los hijos, los terceros, cambiando la rutina de vuestras vidas, no podrán sino ensanchar vuestro corazón. Testimonios «Ha llegado demasiado pronto. Al principio no me gustó. Francisca lo ha notado. Hasta quedó resentida. Cuando vi al niño moverse en la ecograf a, es cuando he sentido que algo me sobrepasaba. ¡Vamos a tener un hijo...!» «Grisel y Patrick no han podido tener hijos. Sin embargo, me da la sensación de que se deshacen en atenciones con los demás. Viéndoles siempre acogedores, cooperando en mil cosas, yo he entendido el verdadero sentido de la fecundidad». Tema del capítulo: «Vida» Los hijos, nacidos o por nacer, sobrepasan ya lo que sois. Ellos hacen que se abra la rosa del amor. Más allá de los temores y los deseos, el tema principal del capítulo es la «vida»... Vida recibida, compartida, donada, transmitida. Vida que proporciona esperanza, vida que crece y repercute... La aceptación de una vida, tanto en su novedad como en su aparición, proporciona a la pareja una tercera dimensión. Por el hijo, los hijos (concebidos o adoptados) o cualquier otra elección fecunda, consensuada y asumida en la pareja (social, asociativa, política...), la pareja se hace parte de una sociedad en construcción. Acogiendo la vida, os convertís en conductores de lo que sois, de lo que vivís y de lo que os preocupa. Ciertamente, la vida evoluciona. Viene de más allá, os ha sido dada y confiada... Por 46
tanto, cuando intentáis abriros a esta vida, os dais cuenta de cómo se enriquece el sentido mismo de vuestra unión. Escuchar la Biblia La vida fecunda, desbordante y gozosa es, para los cristianos, el centro del proyecto de Dios. Ya el libro del Génesis, en el capítulo 2 versículo 24, insiste en la importancia de abandonar al padre y a la madre «para ser los dos una sola carne». Eso no consiste, como hemos dicho anteriormente, en pasar de un hogar a otro hogar, de una fusión a otra fusión, sino, más bien, de abrirse a la vida. Es aceptar, en cierto modo, una muerte (a un pasado, el de la relación con sus padres) para alcanzar otra vida (la relación de la pareja, don de vida). LA VIDA Los primeros capítulos de la Biblia invitan a crecer y a multiplicarse (Génesis 3,1). La Iglesia propone al hombre una dinámica que no se basa solamente en la fecundidad «natural», sino sobre un equilibrio más amplio. Esta dinámica trata de hallar, mediante el diálogo, los medios para establecer una doble dimensión en la fecundidad, la camal y la espiritual. Esto sería, al mismo tiempo: •Un camino libre, una paternidad/maternidad responsable, donde la elección del número de hijos y su acogida se fundamental en el discernimiento de los esposos, en vistas a encontrar un equilibrio para cada uno de los miembros de la familia. •Unos lugares de apertura donde la pareja, basándose en un amor compartido, se convierte en transmisora de vida y de proyectos para toda la sociedad. Poniéndose al servicio de los demás, la pareja manifiesta su fecundidad y se hace signo del amor recibido de Dios y que la supera. En la mirada de un niño podéis comprender que la vida os supera y os envuelve. Os empuja a dar lo mejor de vosotros mismos. Y, quizá, a otras fertilidades. Un viejo texto de la Biblia habla de esta doble dimensión de la fecundidad: «El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, mientras estaba sentado a la puerta de la tienda porque arreciaba el calor. Alzó la vista y vio a tres hombres de pie frente a él. Al verlos corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y postrándose en tierra, dijo: "Señor, si he alcanzado tu favor no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies". [...1. 47
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: "Pronto, tres medidas de harina; amásalos y haz una hogaza". Después, Abrahán corrió hacia la vacada, y habiendo escogido un ternero cebado se lo dio a su criado para que lo guisase enseguida. Tomó requesón, leche, el ternero cebado y se lo sirvió; El les atendía bajo el árbol, mientras ellos comían. Ellos le dijeron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?" Él respondió: "Está ahí, en la tienda". Y él dijo: "Para cuando vuelva a visitarte, en esta misma época, he aquí que Sara, tu mujer, tendrá un hijo". Sara escuchó esas palabras desde la entrada de la tienda. Abrahán y Sara eran ya viejos y de avanzada edad y Sara ya no tenía sus periodos y se rió por lo bajo, pensando: "Vieja como soy, ¿voy a conocer aún el placer?". El Señor dijo a Abrahán: "¿Por qué se ha reído Sara diciendo: cómo voy a tener un hijo a mis años? ¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte por esta época, Sara habrá tenido un hijo [...1. Abrahán llegará a ser un pueblo grande y numeroso; por él serán benditos todos los pueblos de la tierra. Lo he escogido para que instruya a sus hijos, a su casa y a sus descendientes, a mantenerse en el camino del Señor, practicando la justicia y el derecho. Así cumplirá el Señor cuanto le ha prometido"». (Génesis 18). Tomad el tiempo necesario para leer este suceso y meditar sobre los comportamientos de los personajes. Algunas pistas: Abrahán es el que descubre a Dios y este descubrimiento es, al mismo tiempo, una promesa. PELÍCULA DE REFERENCIA: FAMILYMAN En esta película, Nicolas Cage cae en la cuenta de que su vida de banquero que él creía perfecta, no tiene sentido. Un joven le hace una propuesta. Mediante un truco de magia, vuelve a ser el esposo de aquella mujer que ha dejado hacía 12 años. De este modo, es el padre de dos niñas durante 15 días. Entonces verifica lo aburrida y solitaria que era la vida anterior... Al final de este «ensayo», hará todo lo posible para volver a crear lo que no ha podido sino entrever. A Sara le cuesta creer y, sin embargo, ambos harán una experiencia tratando de relacionar fecundidad y don de Dios. El plan de Dios sobre el hombre es una invitación a la vida, a la fecundidad en sentido amplio. Se trata de los hijos, pero es también una llamada a la responsabilidad del hombre, a quien Dios ha confiado la tierra y todo lo que ella contiene. Desde este punto de vista, es una invitación a acoger el regalo de Dios que es quien está detrás de todo ello. En el fondo de vuestra alegría, sentiréis, quizá, que la apertura a 48
la vida, en el mejor sentido, puede descubrir que el hijo y toda vida en general, no es únicamente un resultado de la voluntad humana. Al nacer un hijo, hay algo que supera a la pareja. Sin diálogo no hay pareja A menudo, en nuestras sociedades modernas, el hijo no tiene un lugar a su medida. Para la Iglesia, la acogida responsable de un hijo en el seno de una familia permite darse cuenta de hasta qué punto los hijos son un regalo de Dios, origen de nuestro amor. Y aún más, son fuente de vida para la sociedad. Abiertos a la vida, el hombre y la mujer participan en el misterio del don recibido de fuera. ¿Convertiros en transmisores de vida está en vuestro proyecto? Algunas preguntas os pueden ayudar para ir más allá en vuestra reflexión: •¿Cuál es nuestro proyecto y nuestro deseo, tanto el de uno como el del otro, respecto a la fecundidad? •¿Estamos dispuestos a compartir entre los dos las consecuencias? •¿Cómo lograr que el hijo no rompa nuestra armonía? •¿Qué lugar tiene/tendrá el padre y la madre en nuestra familia? •¿Cómo llegar a ser padres sin olvidar ser pareja? •¿Y si el hijo no llega? ¿Y si nace con una discapacidad? ¿Cómo vuestra pareja se abrirá a la vida? Para la Iglesia, la fecundidad en sentido amplio es uno de los cuatro pilares del matrimonio. Deberéis pronunciaros sobre este tema, en el marco de vuestra «declaración de intenciones». Al finalizar esta lectura, conviene tomar un tiempo de reflexión sobre estos puntos, primero personalmente y luego en pareja, para poner por escrito lo que es más importante para cada uno. Quizá sea este el momento oportuno para reflexionar sobre todo lo que vuestra vida es capaz de aportar a la sociedad: mediante vuestra presencia con los demás, en vuestro barrio, estando cerca de los que están necesitados...
49
50
51
La unión matrimonial se resume en la expresión una confianza mutua. Es interesante ahondar en lo que quiere significar esta afirmación de que una convivencia entre dos es posible. La confianza se fundamenta, ciertamente, en múltiples alegrías, pero también en las dificultades que, al encararlas juntos, os convierten en personas unidas y dispuestas a afrontar el futuro. Vuestra historia alimenta ya estas decisiones. Revisando el camino recorrido, ¿no percibís que las cualidades del otro, su temperamento y sus decisiones estimulan y enriquecen vuestra vida, incluso si estas no coinciden con las vuestras y os desconciertan en algunos momentos? RESONANCIAS
•«Tengo miedo al futuro. Tengo miedo de no saber responder'). •«Con ella he aprendido que esto era diferente». •«A veces, ella es muy habladora. Yo, en cambio, soy tímido. Dicho esto, ella me hace más sociable». •«Nuestro pasado es diferente, nuestras tradiciones familiares y culturales también, pero, a pesar de todo, me encuentro satisfecha con él». •«Él se fue pero regresó». •«Él tiene muchas iniciativas y proyectos. Es difícil seguirle, pero me gusta esta ebullición de vida». •«Para mí, Pablo es digno de confianza». •«Esto es evidente...». •«Durante nuestra larga separación hemos experimentado que podemos confiar el uno en el otro». ¿Cómo reaccionáis ante estas frases?
52
Sin diálogo no hay pareja La confianza que otorgáis al otro se funda en un convencimiento interior, que es importante actuar solo, en completa libertad. Esto no os impide, más allá de esta primera fase, recordar lo que sustentó vuestros convencimientos. •¿Qué es lo que en mi vida me permite mantener esta confianza? •¿En qué he dudado? ¿Cómo he resuelto esta duda? •¿Qué es lo que me tranquiliza y da seguridad de ti? •¿De qué tengo miedo? Palabras para dialogar... Vuestra certeza se basa en vuestra vida. El pasado, que ha decidido vuestro deseo de seguir adelante, está tejido de experiencias buenas y malas. Algunas son frágiles, otras merecen ser dialogadas porque, una vez más, es conveniente manifestar lo que fundamenta vuestro amor: Confianza, intercambio, transparencia, diferencias, conflictos, fuerza, verdad, amor, engaño, fe, compartir, apariencia, seducción, certeza, distancia, respeto, vacilación, miedo, dudas... Dejad que estas palabras resuenen un momento. Seleccionad las que os parezcan esenciales y luego tratad de compararlas con las que ha seleccionado el otro. ¿Cómo os ayudan a expresar lo que más cuenta para vosotros? Un camino Relacionado con la fidelidad, que en última instancia no es sino el resultado, el amor de un hombre y de una mujer se construye a base de una confianza recíproca. Y sin embargo, todo eso es frágil en la medida en que la transparencia de los primeros días deja paso a necesarios jardines secretos. La pareja debe encontrar una armonía, donde los deseos de cada uno sean respetados, a medio camino, entre una fusión peligrosa y un distanciamiento que puede conducir a la separación. La llave entre estos dos extremos hay que hallarla en la confianza mutua. Sin embargo, este no es un camino fácil. LA ALIANZA
53
El matrimonio es una alianza. Esta palabra describe la manera particular escogida por Dios para comunicarse con la humanidad. Al mismo tiempo indica la forma de vivir la relación. La alianza se caracteriza por un compromiso libre cara a cara, de quien no tiene otras razones de ser que «por ser quien eres». Esta relación no es, por tanto, un dar para que me des. En la alianza no hay nada determinado o establecido con anterioridad, ni tampoco es algo cerrado. La alianza bíblica está abierta, por otra parte, a otros. Es un lugar de comunión fecunda. Así, cuando os intercambiáis vuestros anillos, expresáis vuestro deseo de tomar parte en este movimiento en el que Dios y el hombre pactan para que el amor triunfe en el mundo. Porque la pareja no lo es todo en la vida. El equilibrio se construye cuando se tiene en cuenta aquello que permite al hombre y a la mujer vivir en sociedad: el trabajo, el ocio, los amigos, los hijos, la familia del uno y de la otra y, además, la vida interior, incluso la espiritual. En la vida conyugal, estas seis formas de convivencia tienen su sitio en el equilibrio de cada uno. Ambas están íntimamente entrelazadas. Si una de estas áreas se atrofia, el equilibrio puede peligrar. Así, por ejemplo, para un hombre, el deporte o la amistad son cosas importantes. Pero el tiempo dedicado a los amigos, sobre todo a los del otro sexo, puede entrar en conflicto con el tiempo que debe de dedicar a su pareja. Aún más, la vida profesional, los padres políticos, los cuidados familiares, conducen a unas tensiones a veces muy difíciles de soportar. Hay que encontrar un equilibrio en el seno de esta construcción, a fin de que la confianza se afiance, prestando particular atención a los momentos cotidianos de encuentro, de modo que la pareja pueda ser a la vez lugar de renacimiento, de esparcimiento y una fuente reconfortante... Testimonios «Al principio tenía miedo de dejar solo a Gregorio. Poco a poco, me he dado cuenta de que mi inquietud creaba una tensión en la pareja. Él no se sentía libre. Leyendo Los hombres vienen de Marte..., he descubierto la historia de "lo flexible". Cuanto más se tense una cosa, más peligro corre de romperse. Si se deja que se aleje, volverá. Esto no es tan sencillo, pero, con el tiempo, se aprende a confiar». «Yo aprecio, cada vez más, la confianza que Kim tiene en mí. A veces tengo el presentimiento de no estar a la altura de este amor. Sin embargo, según van pa sando los años, voy teniendo confianza de que su amor me hace crecer. Incluso, cuando no estamos juntos, siento su presencia, sé que ella piensa en mí y eso me 54
libera. Nuestra pareja afianza cada día esta armonía construida con el correr de los días y las noches, sea estando juntos o distanciados a causa de las exigencias del trabajo o de otras tareas...». «Lo que aún me cuesta es sus tiempos de ocio. No se da cuenta de que dejándome sola con los hijos, no ocupa el lugar que le corresponde como padre». El tema del capítulo: «Diálogo» ¿Cómo construir una relación duradera que se fundamente en las riquezas de uno y de otro, que conjugue las complementariedades y las diferencias y resista a las tentaciones egoístas? Hay un sutil equilibrio que hay que conseguir con el paso del tiempo entre la confianza concedida y la libertad. Para lograrlo, será conveniente encontrar las bases de una confianza probada. La decepción o los celos conducen a una rigidez que impide, tanto a uno como a otro, la respiración necesaria. La flexibilidad no se adquiere de golpe. Se construye con el tiempo, partiendo de la confianza establecida en la pareja. Con frecuencia, uno se enfurece como consecuencia del miedo a perder al otro, o por dificultad de vivir con confianza, por un malestar o por complejos. Sucede, también, que se crea un desequilibrio entre deseos recíprocos. Si este movimiento va de uno a otro, no es preocupante. Cada uno puede tener épocas buenas y épocas difíciles. El peligro está en que un desacuerdo dure demasiado tiempo. Uno se aprovecha de su libertad y el otro es el que siempre carga con todo (el tonto de turno). La pareja no es una unión de célibes. Un diálogo siempre renovado permitirá, tanto a uno como a otro, hallar el lugar adecuado, la confianza, la distancia correcta. La Iglesia usa, en este tema, la palabra «castidad», que caracteriza el equilibrio encontrado entre mis deseos. Una templanza en donde el otro es respetado y tomado en consideración. Este es el nudo central de un diálogo que ayuda a suavizar las asperezas cotidianas en la vida de la pareja. Escuchar la Biblia Después de la muerte de Cristo, María Magdalena busca a su Señor. Juan, narrando su primer encuentro con Jesús resucitado, nos describe con acierto este camino de «castidad»: «El día primero de la semana, María Magdalena vino muy de madrugada, cuando aún era de noche, al sepulcro y vio quitada la piedra del monumento. [...1. Ella estaba junto al sepulcro, fuera; llorando, se inclinó sobre la tumba; se dio la vuelta y vio a Jesús de pie, pero no le conoció. Jesús le dijo: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?". Ella, pensando que era el hortelano, le dice: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo". 55
Jesús le dice: "María". Ella se da la vuelta y le dice en hebreo: "¡Rabboni!", es decir "¡Maestro!" Jesús le dice: "No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete a mis hermanos y diles: Yo subo al Padre mío y Padre vuestro, a mi Dios y vuestro Dios". María Magdalena fue a anunciar a los apóstoles que había visto al Señor y que le había dicho estas cosas» (Juan 20,1-18). ¿Qué nos narra este texto? Observemos las actitudes de María... Algunas pistas: En un primer momento, María Magdalena, tiene la experiencia de la «tumba vacía», un tiempo que también nosotros hemos hallado, a veces, en las dudas y los temores. Después sucede la llamada de María por su nombre. Interpelada, sale de su tristeza, siente deseos de tocar a Jesús. Pero Jesús, con su «no me toques», la lleva hacia una castidad nueva, hacia una distancia prudente. Él confía en ella. Corresponde a ella anunciar la Buena Noticia de la resurrección. Se ve, por este juego de actitudes, la confianza que se establece entre ambos personajes. El objetivo es encontrar un equilibrio. A raíz de este texto, también nosotros somos invitados a buscar dicho equilibrio. Sabemos lo difícil que puede resultar el creer en el otro. Creer más allá de toda esperanza. Para los cristianos, es la fe que Dios tiene en nosotros la que nos mueve y anima a mantener nuestra confianza: «Fe», «confianza». La raíz de la palabra es la misma. De este modo, la palabra «noviazgo» significa confiar en el otro. Sin diálogo no hay pareja Al finalizar este capítulo, podéis preguntaros lo que vais a poner en marcha para que vuestro diálogo sea respetuoso con vuestras diferencias (culturales, familiares, religiosas): •¿Cuáles son los temas en los que tengo problemas para confiar en ti (familiar, profesional, centros de interés si estos son diferentes)? ¿Cómo avanzo en este punto? •¿Cómo mantener un diálogo mientras existan estas diferencias y asimetrías en la pareja que afectan tanto a uno como al otro (disponibilidad, compromiso, fe)? •¿Cómo hacer para que nuestros triunfos y nuestras diferencias sean una fuente de apertura...? UNA PELÍCULA DE REFERENCIA: AL OTRO LADO DEL MUNDO Después de un matrimonio demasiado rápido, Kitty se va con su marido Walter a 56
vivir a China. Muy pronto se decepcionan. Debe pasar tiempo para que ella descubra a su marido bajo otro aspecto y acabe por apreciar su amor por los enfermos. Esta película es una conversión interior en la que cada uno renueva una confianza rota, para llegar a un amor profundo y fructífero. La confianza es el fundamento de una pareja. Más allá del diario y necesario diálogo en el que se equilibran los deseos y las necesidades de uno y otro, estáis invitados a encontrar la forma de hacer fructificar vuestros talentos y a construir basándoos en esta armonía que teje entre vosotros unos lazos inquebrantables, donde el amor compartido llega a ser fuerte para vosotros e irradiación de luz para los que os rodean. Más aún, la fuerza de vuestro amor permitirá que el otro se abra, encuentre en sí mismo por la mirada amorosa el desarrollo pleno y entero de aquello que hace de él o de ella el ser con el que quieres vivir la aventura de una vida, y esto, a pesar de vuestras diferencias.
57
58
La felicidad permanente es vuestro compromiso más deseado. ¿Quién no sueña con una larga y tranquila vida juntos, hecha a base de confianza y transparencia? La felicidad se construye día a día. Podríamos contentarnos con reproducir aquí las afirmaciones de algunos sobre este tema, pero nos parece más útil, en este momento, recordar las crisis de los que tienen fracasos y frecuentes dificultades en su vida matrimonial. Es, probablemente, escuchándoles como vuestra decisión de seguir adelante podrá apoyarse sobre unas decisiones y promesas concretas. Estas elecciones de vida son vinculantes. Las que vosotros hagáis el día de vuestra boda, quizá sea interesante volverlas a leer a medida que vaya pasando el tiempo. Hacer un balance de vuestra fidelidad, frente a frente como cónyuges, como también frente a terceros, significa comprobar la calidad de vuestros comportamientos. RESONANCIAS
.«Se pasa el tiempo en el ordenador. Nuestra vida conyugal no es un lugar de comunión». .«Somos una pareja libre. Lo importanteson nuestros hijos». •«Él me ha engañado con una compañera...». «Yohe sido su amante, su marido, el padre de sus hijos. Ahora que ellos se han ido, yo quiero vivir en otra parte. Nuestra pareja no existe, no hay amon>. .«Cuando llegó a ser madre, dejó de interesarse por mí. Ya no somos pareja, sino padres». •«En un principio estábamos en las nubes, pero el éstres profesional permanente nos ha atrapado. La disponibilidad dejó de existir. La infidelidad comienza, quizá por esa razón». •«Él promete muchas cosas pero nunca cumple sus compromisos».
59
¿Cómo reaccionáis ante estas frases? Sin diálogo no hay pareja El El diálogo permite mantener la fidelidad conyugal. Esta se nutre compartiendo las alegrías de una vida en común. No excluye, sin embargo, una discusión, de un trabajo «ascesis interior», de la toma de conciencia de estos pequeños pasos paralelos que no cesan de alejaros de un verdadero encuentro con el otro. Volviendo a la imagen de las torres (encasillamiento) que hemos tratado anteriormente, (pp. 30 a 32), podéis, quizá, preparar un camino de perdón mutuo que vuelva a poner las cosas en su sitio. Algunas cuestiones que os pueden ayudar en este discernimiento: •A veces es necesario una tercera persona para poder avanzar en los momentos críticos. ¿En quién puedo abrirme para que me ayude a encontrar el camino que me lleve a una fidelidad constructiva...? •¿Qué puedo decir o hacer para ayudar a construir después de haber tomado conciencia de mis errores...? Más allá del examen personal, conviene tener en cuenta cómo compartir la responsabilidad. Si uno se aleja, el otro ya no será capaz de permanecer atento y amante. Sobre esta base, un encuentro es posible. Algunas preguntas os pueden ayudar a preparar este momento: •¿En qué te soy infiel? •¿Cuáles son las dificultades que he encontrado y de las que quiero hablar contigo? Palabras para dialogar... En la vida de una pareja, las dificultades abundan y la infidelidad no tiene su origen en un adulterio, sino que la causa son pequeñas crisis que crean una distancia mutua del proyecto inicial y deshacen los vínculos y los compromisos asumidos en un principio. Antes de reflexionar juntos sobre este punto, quizá convenga tomar un tiempo para posicionaros acerca de las palabras o temas siguientes: Trabajo, deporte, amigos(as) de otro sexo, relajación, ocio, hijos, relaciones íntimas, satisfacción, necesidad, tentaciones, impulsos, pornografías, solicitaciones, carteles, seducción, Internet, tiempo, disponibilidad, amor, diálogo, asimetría...
60
Tomarse el tiempo necesario para que estas palabras resuenen un momento sin deciros nada, es ciertamente esencial antes de tratar de compararlas con las que el otro ha seleccionado. Una actitud de humildad y de perdón os ayudará, probablemente, en este diálogo. ¿Cómo decir al otro lo que puede hacer crecer vuestra pareja? LA TRANSPARENCIA No todo se puede dialogar. ¿Debemos hacer al otro como un confidente de todas nuestras imaginaciones y tentaciones? Si la transparencia es una norma básica, hay asuntos demasiado engorrosos para ponerlos en común; es preferible guardarlos en nuestro interior, mientras se busca a alguien, ciertamente ajeno a la relación, que nos pueda ayudar. A veces sucede que el camino que conduce al perdón es demasiado difícil. Es ahí donde la intervención de un tercero (consejero conyugal, médico, sacerdote) es muy útil. En estas ocasiones, también se puede pedir ayuda a Dios para ver las cosas más claras. Un camino Con la edad y el tiempo, la pasión amorosa puede dar lugar a una forma de rutina y desgaste que se manifiesta en falta de interés por el otro, al mismo tiempo que en un alejamiento. Ya no estáis a la espera del menor gesto o pequeño detalle que os permitía conquistar al otro. Igualmente es posible que aparezcan desarmonías entre vosotros... Tanto uno como el otro podéis vivir de aficiones deportivas, profesionales, artísticas y, sin daros cuenta de ello o sin tenerlo en cuenta, permitir que el otro asuma, cada vez más, el cuidado de las tareas del hogar. La infidelidad suele ser también el resultado de una pérdida común de atenciones mutuas. ¿Debemos, pues, renunciar a todo? ¿Qué es posible hacer para mantener el calor de un amor duradero? En el día a día, ¿os dais tiempo para poner sobre la mesa en común las situaciones, los malos funcionamientos que se van establecido como habituales? ¿Qué ha sido del impulso que os empujaba, al principio, el uno hacia el otro? ¿Cómo cultivarlo? UNA PELÍCULA DE REFERENCIA: NUESTRO AMOR En Nuestro amor, Bruce Willis y Michelle Pfeiffer intentan reparar las desavenencias de su pareja. Algunas escenas de discusiones conyugales hacen que aparezcan, mediante efectos especiales, la presencia de dos suegros que complican más el problema al inclinarse cada uno de su lado. La herencia familiar se hace aquí visible y el diálogo se contamina con modelos o contra modelos familiares. ¿Cómo distanciaros para que la verdad os haga libres? Al final de la película una verdad estalla: más allá de los errores recíprocos, el amor es más fuerte... 61
Testimonios «A menudo, cuando me cruzo con una mujer algo diferente a Isabel, me siento muy turbado. Percibo que soy como un joven gallo, en sentido humorístico, intentando atraer su atención. En ese momento, un pestañeo se enciende en mi mente. Esta nueva energía trato de orientarla en beneficio de Isabel. Esto no es nada fácil, pero cuando lo hago de ese modo, tengo el sentimiento de ser fiel a mi compromiso...» «Santiago tiene, a veces, momentos de ensimismamiento, de preocupaciones. Me da la sensación que está en otra parte. Esto me preocupa mucho. Entonces intensifico mi atención hacia él. Porque yo sé que si no estoy más pendiente de él, podría alejarse. Sigo creyendo en un amor para siempre». El tema del capítulo: «Don» Al principio, la seducción forma parte del juego amoroso. Se hacen esfuerzos para estar a la altura. Este período privilegiado que permite limar asperezas y facilita la unión y la construcción del hogar, se erosiona con el tiempo. Así, por ejemplo, cuando nace el hijo, la joven madre, desde ese momento, se centra en atenderlo, creándose una asimetría dentro de la pareja. El arte de un amor compartido consiste en convertir esta atención en don; transformar lo excepcional no en rutina, sino en el arte de vivir juntos. Hay un lento trabajo que llevar a cabo para que todos estos pequeños gestos que hacéis al otro no sean ya signos de conquista o un simple juego de amor, sino más bien, el fruto de una atención que se fundamenta en lo que para vosotros es el centro mismo de vuestro amor. Un «yo te quiero amar», que suena auténtico. «No se casa uno porque ama, sino porque se desea amar». El «sí» del primer día, se manifiesta y se afianza con el tiempo. De este modo, el juego de la seducción se convierte en una entrega de sí mismo. Este es camino de conversión, de un estado amoroso a un amor verdadero. TENTACIONES Hay, en el Evangelio, numerosas advertencias que sirven para marcar el terreno, para distinguir lo que puede conducir al error y lo que enmascara el camino de la vida. Se podrá meditar el capítulo 5 de san Mateo a la luz de sus propias debilidades. «Todo hombre que abandona a su mujer la empuja hacia el adulterio [...]. Todo 62
hombre que mira a otra mujer deseándola, ya es un adúltero». Sin duda que estas afirmaciones os harán descubrir comportamientos que hay que corregir. En el mundo actual, lugar de encuentros y tentaciones múltiples, hay que mantener la fidelidad mediante una continua vigilancia. El «sí» pronunciado el día de la boda debe de ser manifestado y vivido cada día. Cuando el «sentimiento amoroso» del principio se ha debilitado es cuando nuestra voluntad de amar debe de empeñarse en transformar la pasión en amor verdadero, hecho de placer, pero también de entrega y, a veces, de renuncia... Escuchar la Biblia Más allá de la pareja ideal que vosotros queréis formar, estáis ahora enfrentados a todos estos distanciamientos que os impiden amar. La tentación, la duda, todas estas faltas de amor, ¿son inevitables? ¿A caso podemos librarnos de la naturaleza humana? Sobre estos puntos se pueden abrir varias pistas. La primera es la toma de conciencia del amor infinito de Dios. A pesar de las debilidades humanas, Dios no cesa de caminar junto al hombre para sostenerle y ayudarle a encontrar el camino del amor (cf., p. 32, Lc 15,11-32, en la historia del hijo pródigo). Cuando somos frágiles y estamos enfermos, es cuando nos damos cuenta, como indica el cuento citado en las páginas 20-21, de que Dios está presente ayudándonos en nuestro humano caminar... Este don de Dios, esta gracia «sobreabunda» cuando el hombre permanece marcado por su fragilidad... En efecto, para vencer los celos y la aversión que nace de la infidelidad, se necesita algo más que lo humano. Dios va por delante de vuestras enfermedades. Abrirse a esta fuerza de amor, proporciona el coraje de querer lo que no podéis amar: «El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; pero el mismo Espíritu implora por nosotros con gemidos inefables» (Romanos 8,26). ¿Qué nos dice Pablo? Algunas pistas: esta gracia otorgada es el modo que tiene Dios de manifestar su amor. Esto no es algo mágico, sino el fruto de «una alianza» de un Dios que no renuncia jamás a su compromiso y, al mismo tiempo, nos invita a seguir caminando... Un segundo texto completa esta pista. La Biblia, desde sus primeros escritos, nos revela la fidelidad de Dios a pesar de la infidelidad de su pueblo. Un ejemplo: Dios pide al profeta Oseas que tome por esposa a la prostituta Omer. Esta conti núa siéndole infiel. 63
Pero Dios pide a Oseas que la tome de nuevo por esposa. Esta imagen se fundamenta en su palabra: «Voy a seducir a mi esposa infiel, la voy a llevar hasta el desierto y le hablaré al corazón, le daré sus viñas y el valle de Acor será como una puerta de esperanza. Allí me responderá como en su juventud. Como cuando salió de Egipto [...1. Yo haré para ellos un pacto [...1; haré desaparecer del país el arco, la espada y la guerra y les haré descansar seguros. Me casaré contigo para siempre; ¡me casaré contigo! en la justicia y el derecho, en afecto y ternura; me casaré contigo en fidelidad y tú conocerás al Señor» (Oseas 2,16-22). Cuando parece que el amor se rompe, tal vez deberíamos escuchar la llamada del Dios del amor, que espera y aguarda esperanzado. Sin diálogo no hay pareja La fidelidad es una zona peligrosa para la pareja. Por eso, a menudo es necesaria la ayuda externar para discernir el modo de evitar los escollos. Al finalizar el capítulo, podéis daros cuenta de que, más que en otros temas, hay que encontrar un camino día tras día para permanecer en fidelidad. La palabra de Dios y también la ayuda de alguien ajeno a la pareja (¿consejo conyugal?) ayudan a avanzar en este sentido. Podéis volver a leer, personalmente o en pareja, el camino recorrido: •¿Qué es lo que yo te quiero decir para avanzar? .Perdón por... •Convendría... Aquí más que en otra parte, las preguntas preconcebidas no valen. Os hará falta encontrar entre los dos el camino que llegue a ser un camino de libertad. La fidelidad no es una verdad y una transparencia que conservar cueste lo que cueste en atención al otro. Es más bien una actitud interior que consiste en aclarar lo que uno quiere y lo que uno es en realidad. La verdad, por otra parte, no es jamás absoluta. Se la nombra, se la busca o se construye poco a poco en sí mismo y en el otro. Esto implica el descubrimiento de todas las falsas apariencias, de los silencios interiores que impiden ser auténtico consigo mismo y, en definitiva, con el otro. Sobre este punto, la escucha de la Escritura, como Palabra de Dios, puede trazar un camino de verdad y de libertad... Ella nos conduce a entender que la fe, la confianza y la fidelidad son fuentes de vida.
64
Al finalizar este capítulo, percibiréis que una vida de pareja, más allá del compromiso inicial, necesita permanecer en movimiento y hacer revisiones continuas para repasar y discernir lo que, en el compromiso inicial, vale la pena de ser revisado, verificado y mantenido.
65
66
Es posible que un matrimonio por la Iglesia os interese. ¿Cuál es su particularidad? ¿Por qué una decisión que os llevaría a la Iglesia puede llevar consigo «un plus» en relación a un matrimonio civil? En estos interrogantes hay algo más que una decisión respecto a la forma, el lugar y la apariencia. La decisión se apoya también en aquellos que queréis invitar para dar gracias por vuestro amor. Por tanto, cuando uno está decidido a casarse por la Iglesia, ¿qué acogida tendrá en el otro este deseo? He aquí algunas pistas para profundizar... RESONANCIAS
•«Casarse delante de Dios es la conclusión de nuestro encuentro». •«El matrimonio civil es triste. En la Iglesia hay cantos y música; es bonito». •«Queremos invitar a Dios a participar de nuestro amor». •«La Iglesia no es lo mío. Lo hago por ti». •«El matrimonio por la Iglesia es un momento sagrado, una protección para el futuro de nuestra pareja». •«Deseamos encontrar una pequeña iglesia rural en un rincón perdido, pero hermoso». •«La Iglesia es un lugar lúgubre y frío, pero mi novio la prefiere». ¿Cómo reaccionáis ante estas frases? Sin diálogo no hay pareja ¿Qué deseáis? Para algunos la celebración del matrimonio es una oportunidad para volver a Dios y hacerle partícipe de su felicidad. Podéis reflexionar, cada uno por su parte y después en común, sobre las frases antes expuestas, manifestando lo que cada uno piensa sobre el matrimonio por la Iglesia. Algunas preguntas os pueden ayudar para seguir avanzando: 67
•¿Qué es lo que queremos celebrar? •¿Por qué la Iglesia? •¿Qué lugar ocupa la Iglesia en nuestra vida? •¿Qué buscamos? ¿Un edificio cuya arquitectura es un lugar de espiritualidad? ¿Una comunidad que nos acoge y donde nos sentimos a gusto? ¿Un lugar romántico? •En lo de casarse por la Iglesia nuestra forma de pensar es diferente. •¿Somos sensibles a los deseos y temores de nuestro cónyuge en este punto? Unas palabras para dialogar... La decisión de «pasar» por la Iglesia no siempre es compartida. A veces, unas palabras o unas imágenes permiten expresar lo que se desea transmitir sobre la propia relación con Dios y el lugar que se le desea dar en la pareja. Algunas palabras para ayudar al diálogo: Tristeza, alegría, felicidad, fe, pasión, edificio, timidez, miedo, engorro, duración, canto, Dios, rechazo, sagrado, belleza, arquitectura, sentido, presencia, espiritual, marco, solemnidad, seriedad... Haciendo resonar estas palabras, primero individualmente y luego los dos juntos, podréis precisar vuestros puntos de vista y concluir con una decisión en la que uno y otro estéis de acuerdo. PRESENCIA Para los católicos, en la forma consagrada por el sacerdote, está presente Dios. La iglesia, como edificio, es también el lugar de una presencia, que se manifiesta mediante una pequeña luz roja que brilla junto al sagrario. Al mismo tiempo recuerda la presencia de Dios en el corazón de la Iglesia, pero, también, de todo don que se comparte y se celebra en este lugar. Un camino En el momento de decidiros a celebrar el matrimonio por la Iglesia, hay una fecha, una iglesia, unos testigos a los que queréis convidar para un día tan importante. Pero quizá os deis cuenta de que la celebración no tiene sentido si, más allá de la forma, entráis en comunión con lo que allí se celebra. 68
La boda es, sin duda, más que un tiempo privilegiado de vuestra vida. Se inserta en vuestra historia y da sentido a la misma. Durante la celebración, intercambiaréis vuestros anillos. ¿Pero qué simboliza ese acto? ¿De qué van a ser signo esos anillos? ¿Es simplemente un intercambio de regalos? Si todas las relaciones sociales se basan en el intercambio, los antropólogos han demostrado que la relación con el extranjero, sea de la cultura que sea, pasa por un intercambio de bienes. «Yo te hago un regalo y espero que tú me hagas otro.» Pero lo que se juega en el matrimonio no es, desde luego, un intercambio. Algunos ven en ese acto la manifestación de un pacto sellado entre dos personas, en presencia de los que os rodean. Puede significar, también, el signo de una alianza con Dios a quien deseáis confiar vuestra unión. En el fondo, ¿qué es lo que este intercambio simboliza? Testimonios «Yo fui a casarme al Ayuntamiento con poca convicción. Era una formalidad. Sin embargo, el teniente de alcalde hizo un discurso que me impresionó. En el intercambio de nuestros consentimientos me he dado cuenta de que se trataba de algo muy importante. Más allá de la apariencia administrativa, nuestro matrimonio me compromete». «Al principio deseábamos una boda en una capilla desconocida, pero hace tres meses nos han sugerido hacer una celebración más festiva y alegre. Muchos amigos acompañaban a los contrayentes. Ellos se encargaron de hacer una hermosa oración a partir de su compromiso. Esto ha cambiado la forma de ver las cosas. Nuestro matrimonio puede tener un sentido para todos los que nos rodean y que no creen en el amor». UNA PALABRA Una de las frases pronunciadas por los contrayentes puede ser esta: «Yo te recibo y me entrego a ti». ¿Qué significa «recibir» y qué es «dar»? A la luz de las tres facetas del amor (amar-amar, amar, ser amado y amar enteramente, cf. capítulo 1), os podéis tomar un tiempo de reflexión entre los dos sobre el tema. ¿Por qué la Iglesia nos invita a recibir antes de dar...? ¿No hay en esta primacía de «recibin> la toma de conciencia de que lo que se recibe a través del otro es el don de Dios, más inmenso que lo que nosotros podremos jamás dar? 69
El tema del capítulo: «Gracia» El intercambio que conduce a un «gracias» de palabra, podría quedarse en un cálculo semejante al trueque comentado anteriormente. ¿Es el resultado de un impulso espontáneo hacia el otro? En sí, el agradecimiento no siempre es natural. Requiere una atención particular, una toma de conciencia de que uno recibe algo de otro, más de lo que uno le da. Decir gracias puede ser una expresión sin contenido. Incluso en la pareja se tiende a tener en cuenta los esfuerzos recíprocos y detalles que uno hace por el otro, intentando buscar un equilibrio. «Yo he lavado dos veces la vajilla... y no me lo has agradecido.» Dar las gracias de verdad es otra cosa... El matrimonio cristiano se manifiesta, de modo especial, en el intercambio, al afirmar que queréis dar una parte de vosotros mismos aceptando el riesgo de no ser correspondido. Es ahí donde podéis daros cuenta del sentido profundo de la palabra «gracias». Es decir, gracias a la vida que os traído hasta este día, gracias al manantial de esta vida. Es también entrar en el «recibir», dándose cuenta de que más allá de lo que el otro os da, puede haber un don más grande. Significa abrirse a la gratuidad... Escuchar la Biblia En el origen de todo don hay, en efecto, para un cristiano, el don de Dios. Así, este ser que viene a compartir vuestra vida, el don que hace que seáis felices conviviendo, ¿no es un regalo de Dios? Más que una casualidad, ¿no os dais cuenta de que es un discreto regalo del Creador de todas las cosas? ¿Un regalo en que el donante queda oculto? Porque Dios da discretamente, sin exigir nada a cambio. Es además lo que revela el alumbramiento. Este niño, nacido o por nacer de vuestro amor, es más que un intercambio mutuo, es el fruto de un amor, carne de vuestra carne, pero también fuente viva venida de otra parte y que os sobrepasa... Esta comunidad de dones, reside en el centro mismo del matrimonio. Tomar conciencia de esto, da otro sentido a toda celebración. Más allá de las palabras y los gestos llevados a cabo en un edificio, se oculta una realidad más profunda. «Carísimos, amémonos unos a otros porque la caridad procede de Dios y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios [...1. Carísimos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto; si nosotros nos amamos mutuamente, Dios permanece en nosotros y su amor es perfecto en nosotros. [...1 Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor y el que vive en el amor permanece en 70
Dios y Dios en él» (1 Juan 4,7-16). LA EUCARISTÍA Para los cristianos, toda celebración es también una forma de hacer memoria de un don aún más grande, el del Hijo único: Cristo. Es para ellos el momento de hacer memoria de este gesto de Jesús quien, entregando su cuerpo en nombre del amor, se ofrece de nuevo, todo entero, bajo la forma de pan y vino, al mismo tiempo que nos invita a este intercambio. Es lo que ellos celebran en la Eucaristía. Hay, además, una relación profunda entre el don de los esposos y el amor del Hijo de Dios por la humanidad. Aquellos que deseen unir a la celebración de su matrimonio el rito de la Eucaristía, participan en este movimiento donde el don es compartido: don recibido de Dios, comunión de corazones, dones mutuos de los contrayentes que se corresponden, se nutren de un sutil intercambio. ¿Qué nos dice al apóstol sobre Dios? ¿Cómo reaccionamos nosotros? Algunas pistas: lo que está en juego es la celebración del Dios amor que vive en nosotros, nos llena de sus dones, comenzando por el don de aquel que viene a compartir nuestra vida, y siguiendo por esta comunidad que, reuniéndose en la Iglesia, se hace signo de este amor. Sin diálogo no hay pareja A la luz de lo que acabáis de leer, podéis volver a las preguntas presentadas anteriormente y ver si tenéis otras respuestas. Algunas preguntas suplementarias pueden ayudaros a cambiar vuestras prioridades: •¿Cómo deseamos celebrar nuestro amor? •¿Cómo hacer ver que nuestro amor está habitado por alguien? •¿Cómo hacer partícipes a aquellos a quienes invitamos lo que en realidad nos importa, que, más allá de nuestro amor, Dios está alhi, presente, fuente y dispensador de dones pasados y futuros para nuestra pareja? Profundizando en este tema, podéis preguntaros, también, sobre el lugar que ocupa 71
Dios en vuestra pareja. Cada uno mantiene una relación muy personal con Dios. Algunos no se atreven a nombrarlo y se contentan con la búsqueda del amor. Para el cristiano, Dios es amor. ¿Es eso lo que queréis celebrar? ¿Qué lugar tenéis reservado para Dios en vuestra celebración?
72
73
¡Boda un día, matrimonio para siempre! Después de la celebración matrimonial, comenzáis una vida juntos. ¿Cuál es el futuro de esta aventura? Depende, sin duda, de todo lo que os habéis podido comunicar a lo largo de los capítulos precedentes. Sin embargo, queda por abordar una dimensión complementaria. ¿Cómo vuestras decisiones, vuestros compromisos y todo lo que vais a hacer se compagina con el hecho de que el compromiso del matrimonio cristiano es una elección de por vida? ¿En qué se funda esta esperanza? ¿Qué significado puede tener para los demás? RESONANCIAS
•«Lucas ha tenido numerosas relaciones antes de encontrarnos. Cuando las recuerda, me preocupa. ¿Soy yo el amor de su vida?». .«Lo que me preocupa es qué pasará cuando lleguemos a viejos... ¿Tendremos el coraje permanecer juntos?». .«Son los hijos los que nos empujan a casamos... Cuando ellos se emancipen...». •«Antes, las personas se casaban para veinte o treinta años de vida en común. Ahora pueden alcanzar los sesenta años...». •«Yo me he comprometido, pero ahora tengo miedo...». •«Estoy dispuesto a un compromiso, pero no de por vida». ¿Cómo reaccionáis ante estas frases? Sin diálogo no hay pareja Vuestra decisión de vivir juntos de por vida se fundamenta en una seguridad interior. Antes de dialogar sobre este tema, quizá convenga tomar un tiempo de silencio 74
personalmente para reflexionar sobre lo que pensáis al respecto. Luego, juntos, podéis hablar sobre el futuro: •El matrimonio, ¿por cuánto tiempo? •¿Qué medios vais a elegir para que sea duradero? •¿Qué imágenes o modelos os ayudan u os inquietan de cara al futuro? ¿Cómo podéis prepararos para recorrer el futuro, lo desconocido? •¿Y si...? Unas palabras para dialogar Unas palabras que os permitan avanzar en este sentido: Juramento, compromiso, duración, desventaja, enfermedad, paro, felicidad, parejas ancianas, modelos, divorcio, separación, familias recompuestas, hijos, educación, dificultad, dolores, esfuerzo, facilidad, cansancio, rutina, profundización, interioridad... Dejad que estas palabras resuenen ampliamente en vosotros. En el corazón de los interrogantes y de las dudas, es donde puede brotar una seguridad. En torno a esta esperanza podéis intercambiar vuestra forma de pensar. UNA PELÍCULA DE REFERENCIA: EL ESTANQUE DORADO Katharine Hepbum y Henry Fonda esperan una hija en una vieja casa al borde del lago. Se enojan y discuten. Sin embargo, al final de la película, se dan cuenta de que el amor que les une es más profundo y más fuerte. Un camino Es importante que podáis calibrar si, tanto uno como otro, estáis preparados para dar el salto a lo desconocido. ¿Este camino del «por siempre» está grabado en los deseos de vuestro corazón cueste lo que cueste? ¿Es, en verdad, un compromiso para toda la vida lo que pretendéis? Antes de dar el paso os conviene tomar conciencia de esta importante determinación. A la luz de las preguntas y respuestas vistas anteriormente, al final de este proceso es interesante percibir a la vez las fragilidades destacadas y las ventajas que han podido descubrirse; todo esto gracias a la calidad de vuestros intercambios y a lo que percibís 75
fuera de vosotros. Os daréis cuenta de la magnitud del desafío del matrimonio y de la necesidad de estar acompañado y apoyado en este camino. El testimonio de los que os han precedido en este caminar será probablemente esclarecedor. Testimonios «Es la ternura de mis abuelos, después de sesenta años de vida en común, lo que me da fuerza y me hace pensar que el amor es posible. No son perfectos, ciertamente, pero algo hay en ellos que me alienta». «Hemos vivido juntos durante mucho tiempo antes de tomar la decisión. Hace dos años, Marcos se fue al extranjero por razones de trabajo durante seis meses. Esta separación ha sido dura. Por teléfono, no lográbamos comunicarnos como antes. Hemos pasado por una crisis. Pero este tiempo ha fortalecido, también, nuestra convicción. Vamos a hacer todo lo posible para que triunfe nuestro amor...» Tema del capítulo: «Testigos» «El mejor modo de ser padres, es ser una pareja que se ama.» ¿Qué es lo que motiva este modo de pensar? En efecto, no es el amor exagerado que dais a vuestros hijos lo que les hará libres en su vida. Amarrados por el amor, no podrán liberarse de él. Lo que les hará afectuosos y les proporcionará el placer de vivir y progresar es, probablemente, el testimonio de una pareja que se ama e irradia alegría amando a los demás... El verdadero amor se alimenta de una imitación, «queremos ser como». Tiene su consistencia en todas estas fuerzas recibidas de fuera que hacen vibrar los corazones y dan arrestos para seguir adelante y sobreponerse a las pequeñas tentaciones egoístas y triviales. ¿Cuáles pueden ser estas fuerzas? Sin intentar ser exhaustivo, indicamos como ayudas referenciales: las parejas que conocéis y que os ayudaron a progresar, los amigos que comparten vuestra vida o los consejeros conyugales, la Iglesia mediante sus sacerdotes o los laicos comprometidos que trabajan para ayudaros a preparar o vivir vuestro matrimonio y, sobre todo, Dios que, con su Palabra, orienta vuestra elección... Escuchar la Biblia Ya hemos visto que ante un compromiso de este tipo, uno puede sentirse frágil y 76
plantearse preguntas que apuntan a inquietudes profundas. Si Mateo nos dice que este «camino es imposible para el hombre», después de habernos puesto sobre aviso ante el adulterio, inmediatamente afirma que el hombre no se entrega de por vida valiéndose de sus propias fuerzas, sino que necesita la ayuda de Dios. Y añade que todo es posible para Dios. En efecto, si es normal la duda al comienzo de una elección que compromete para toda la vida, no debe de perderse la «mínima esperanza». Cuando uno se pregunta o se da cuenta de que todo eso parece difícil para el hombre, no se puede olvidar que Dios está ahí... Esta esperanza que se encuentra en Mateo 19,26, la encontramos descrita en un texto más antiguo del profeta Isaías: «Pero tú, Israel, eres mi siervo. Yo te elegí, Jacob, estirpe de Abrahán, mi amigo. Yo te traje de los confines de la tierra y te llamé de las regiones lejanas, diciéndote: "Tú eres mi siervo. Yo te elegí y no te he rechazado". No temas, que yo estoy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios; yo te fortaleceré y vendré en tu ayuda y con la diestra de mi justicia te sostendré. [...1 Porque yo, Yahvé, tu Dios, fortaleceré tu diestra, y te digo: "No temas, yo voy en tu ayuda"» (Isaías 41,8-13). Como ya hemos visto, al tratar de la fidelidad, os dais cuenta de que el amor que llega hasta el extremo no es de orden humano, sino que encuentra su fuente en el amor de Dios. Por eso es esencial abrir el corazón a este amor que viene de otra parte. Amar hasta el final no es posible si no se fundamenta uno en el «como». «Amaos los unos a los otros como yo os he amado»... De este modo, Jesús nos enseña el camino del amor que permanece hasta la muerte. La dinámica del matrimonio cristiano va en esta dirección. Esta apuesta es una locura. Es la apuesta del cristianismo... Un amor que parece no tener sentido: «Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para purificarla con el baño del agua y la palabra, y consagrarla para presentar una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e irreprochable. Así tienen que amar los maridos a sus mujeres, como a su propio cuerpo. Quien ama a su mujer se ama a sí mismo; nadie ha odiado jamás a su cuerpo, antes lo alimenta como Cristo a la Iglesia» (Efesios 5,25-29). «Como» Cristo amó a su Iglesia. Esta orientación que nos transmite el apóstol, es la del amor sin límites. Es la que caracteriza el amor cristiano. Al comienzo de una vida amorosa, esta dimensión del amor no parece estar incluida en el «contrato». Y sin embargo, aunque vuestros pasos sean frágiles, la esperanza, que es don de Dios, os permite creer que él está ahí para ayudaros a crecer en un amor más grande, un amor sin límites. Este camino es difícil para el hombre, pero es posible con la ayuda de Dios. Vosotros sois conscientes de que hay momentos en la pareja donde uno no puede actuar sin su 77
ayuda. Podéis superar lo imposible, convertiros en seres de amor y de perdón, reviviendo, con la ayuda de la oración y de los sacramentos, la corriente de amor nuevo. SACRAMENTO El amor que os manifestáis es signo, a su manera, de que el amor es posible. Cuando se ven parejas de ancianos que, al final de sus vidas transpiran aún una ternura particular, se percibe hasta qué punto el compromiso de vivir juntos es una fuente de esperanza. Para la Iglesia el matrimonio es un «signo». Así, una petición del sacramento del matrimonio consiste en estar convencidos de que vuestro amor quiere conjugar vuestros esfuerzos humanos y los dones recibidos de Dios, y convertiros así en signo del amor desbordante de Dios hacia el hombre y hacia el mundo. Sin diálogo no hay pareja Lo que vais a intercambiar sobre este tema es crucial. Al final de este camino, el compromiso que vais a tomar y que os permitirá dar un salto a lo desconocido de un «para siempre»; es la apuesta atrevida del matrimonio cristiano. Tomaros tiempo para reflexionar sobre lo que os lanza a ir en esta dirección. Como la libertad, la fidelidad, la fecundidad, este amor «para siempre», Como que se denomina indisolubilidad, es el cuarto pilar del matrimonio. La persona encargada de prepararos al matrimonio, pondrá una intención especial sobre este punto. Es conveniente preparar, primero individualmente y luego entre los dos, lo que os motiva para ir en esta dirección... A menudo el que os prepara os pedirá que redactéis alguna idea sobre este tema. Quizá sea útil tener preparadas ya algunas notas sobre este asunto Quizá, la experiencia que os provoca este libro, os lleve a desear ir más lejos, compartir con otros. La preparación del matrimonio comienza a menudo al encontrarse con otras parejas con las que, a semejanza de las palabras expuestas más arriba, podéis caminar juntos en la misma dirección e iluminaros con las opiniones recibidas de los otros. Si aún no os lo han propuesto, informaros sobre la existencia de «centros de 78
preparación al matrimonio, que os permitirá dar ese paso juntamente con otros... (véase Anexo). Esta dinámica no se acaba con el matrimonio. Después del día H, podréis mantener vuestro compromiso de encuentro con otras parejas, con movimientos eclesiales, con asociaciones que, interpelando vuestra vida en común, os proporcionarán los medios para mantener lo que aquí os habéis propuesto. Del mismo modo, puede resultar interesante volver a leer este libro más adelante, para examinar, en un verdadero diálogo, este tiempo fundamental de la vida en pareja.
79
80
Cuando se encuentra el amor, se desea difundirlo, hacerlo partícipe a los demás. Por eso puede ser gratificante, intercambiarlo con el mensaje que vosotros queréis transmitir, lo que constituye vuestra alegría. ¿Qué quiere decir festejar vuestro amor? ¿Cómo deseáis manifestarlo? ¿A qué público? Estas preguntas están en el centro mismo de vuestro compromiso. Para dar un sentido a vuestra fiesta, puede ser necesario un tiempo de espera. RESONANCIAS
•«Una fiesta del amor para que nuestros amigos sientan hasta qué punto esta elección es una elección de vida». •«Tenemos una casa, unos hijos... Nuestro matrimonio es como un ramillete de flores terminado». •«Es una ocasión única para que nuestras familias y nuestros amigos se reencuentren». •«Vamos a tirar la casa por la ventana para organizar el gran día». •«Terminada la etapa de estar los dos solitos, queremos celebrar nuestro amor con los amigos y asociarlos a nuestra alegría». •«Es un mensaje de alegría, de esperanza y de amor». •«Queremos que nuestro matrimonio transpire este amor que nos une». ¿Cómo reaccionáis ante estas frases? Sin diálogo no hay pareja Lo que motiva vuestro deseo de celebrar una fiesta puede ser diferente. Cada uno tiene su manera de expresar la alegría o de darle sentido. He aquí algunas preguntas: •¿Qué es lo que me hace feliz contigo? 81
•¿Cómo creo que puedo hacerte feliz? •¿Quién ha contribuido a que nuestra historia avance? •¿Por qué deseo dar gracias y a quién? Palabras para dialogar ¿Qué significa para vosotros «celebrar la fiesta»? ¿Cuáles son las palabras que más os impresionan?: Felicidad, alegría, placer, compartir, belleza, estética, perdón, dinero, diferencias, canción, amigos, familia, separación, amor, soledad, comunión, dar, recibir... Reflexionando, primero individualmente y luego los dos juntos, sobre estos términos podéis exponeros los que deseáis de todo corazón, las personas a las que queréis unir a vuestra alegría y la forma de hacerlo... Un camino Cada historia es diferente y, por tanto, cuando una pareja supera el período romántico, cuando toma conciencia de ello, más allá de vuestra primera pasión amorosa, cuando alcanza una verdadera armonía, aparece una certeza: «Habéis encontrado a la persona amada, la elegida de vuestro corazón». Este descubrimiento os llena de ganas de proclamarlo, de celebrar por ello una fiesta. ¿Qué es la fiesta? ¿Un tiempo único de alegría y de felicidad, un tiempo para compartir con vuestras familias y los diferentes amigos, vuestros compañeros, una manera de dar gracias a Dios por el regalo de vuestro cónyuge? Quizá en la combinación de estos tres deseos se encuentre la verdadera respuesta... Esta alegría no es solo de un solo día, sino que llega a convertirse en una actitud de apertura en el tiempo y en el espacio... Testimonios «Nicole y Olivier se han casado la semana pasada. Una gran boda. Lo que más me ha impresionado ha sido su atención a los invitados durante toda la jornada. Se daba uno cuenta de que su matrimonio era una alegría desbordante. Esto me ha hecho pensar en mi modo de vivir con Pablo».
82
«Lo que yo aprecio en Raúl es su buen humor. No quiero decir que esté siempre alegre, pero sí que tiene una extraña capacidad para recuperarse y hacer de cada instante un momento de felicidad. Es una de las cualidades que más admiro en él». LA DANZA Desde el principio de la historia del pueblo de Dios, el canto, la música y las danzas forman parte de la expresión de la alegría. Los salmos, las oraciones más antiguas de la Biblia, eran, inicialmente, unas canciones. Se encuentran en ellas indicaciones musicales, un ritmo y una poesía especial. La danza de Dios y del hombre es aquello a lo que tiende la revelación. El pintor Fray Angélico muestra también, en sus frescos, a los ángeles que danzan alrededor de Dios, manifestando la alegría de los bienaventurados. Tema del capítulo: «Alegría» ¿Cómo definir este sentimiento que os invade? Existe la felicidad que proviene de la sonrisa de un hijo, de un encuentro, de una fragancia o de un olor... No obstante, estos momentos son efímeros. Hay también sentimientos más intensos y duraderos a los que uno llama alegría y felicidad. Cuando tenéis el sentimiento de que no se trata de algo pasajero, sino de un estado recibido de fuera y que os lleva más allá de vosotros mismos. ¿La verdadera alegría podría ser la que se recibe de Dios? Pasar de la felicidad a la alegría sería percibir que vuestros actos tienen su origen en un proyecto más amplio, el de Dios respecto a su creación. Esta visión nos hace penetrar en la contemplación de este prodigioso proyecto de un Dios que ha creado el mundo para invitarlo a la danza... Celebrar la fiesta toma así una nueva dimensión, la celebración de los que saborean la alegría de los dones de Dios y desean hacer partícipes de ellos a quienes les rodean. De esta forma, se convierten en signos que irradian una profunda alegría. Escuchar la Biblia La alegría que sentís dentro es tan desbordante que deseáis que ella se expanda, que sea una esperanza para la humanidad. Este texto bíblico os invita a reflexionar en este sentido: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. Lo 83
descubre un hombre y lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, vende todas sus posesiones para comprar aquel campo. También: el reino de los cielos se asemeja a un mercader de perlas finas. Al descubrir una de gran valor, va, vende todas sus posesiones y la compra» (Mateo 13,44-46). La alegría desbordante ocupa el centro de la celebración de vuestro matrimonio. Más allá de la fiesta de un día, es, para los cristianos, un don de Dios, llamado a desbordar vuestro amor, a encarnarse en vuestros hijos y en el corazón de vuestros amigos que encontrarán en vosotros la fuerza de una nueva esperanza. En esto el amor de la pareja irradia la abundancia del amor de Dios. PARÁBOLA El Nuevo Testamento abunda en pequeños relatos que llamamos «parábolas». A menudo se trata de acontecimientos que ponen de manifiesto el sentido de lo que Jesús quiere decimos sobre Dios, sobre la alegría o sobre el Reino. El sentido etimológico de la palabra «parábola» es «algo de lo que deducimos otra cosa, ir adelante». La lectura de las parábolas del Nuevo Testamento, como la presentada anteriormente, nos invita a cambiar nuestro modo de ver, apartándonos de nuestro modo habitual de ver las cosas. ¿Qué significa la perla de la que habla Jesús? ¿Un tesoro material o la alegría inexplicable del amor? Sin diálogo no hay pareja Habéis venido con la alegría en vuestro corazón, una alegría que queréis compartir; sois conscientes de que la alegría es desbordante y de que deseáis que otros la compartan porque es lo mejor de vosotros mismos. Al final de este capítulo, ¿convendría encontrar en vuestro propio corazón la razón de vuestra alegría? Podéis continuar dialogando. Algunas preguntas os pueden ayudar. Reflexionar individualmente primero y después en común: •¿Cómo reaccionáis ante la lectura de este capítulo? •¿Cómo orientar vuestra fiesta para que esta sea aún más un momento en que el amor se haga radiante: alegría compartida? Al terminar este recorrido, podréis notar aquello que es posible intercambiar con otros. Podéis hablar de ello con los que os acompañan en el camino hacia el matrimonio: lo que os cuestiona. Lo que os interroga merece ser compartido y dialogado, a fin de que 84
nada detenga el camino emprendido. Posiblemente lo percibís: este camino del matrimonio por la Iglesia os interpela y os empuja a ir cada vez más lejos. Se os pide lo mejor de vosotros mismos. ¿Y no es esto acaso la apuesta por un amor que despierta en vosotros aquello que existe de bonito y digno de ser compartido?
85
86
«UN PROYECTO EXIGENTE» Quizá convenga hacer una pausa para examinar el camino recorrido y la riqueza de vuestras intervenciones. Más allá de las decisiones y las preguntas que suscita, el matrimonio es una fuente de apertura y de profunda alegría para la pareja y para cada uno en particular. Si os decidís a celebrar vuestro matrimonio por la Iglesia, quizá sea porque habéis descubierto, a lo largo del recorrido, un Dios que ama, que se siente interesado por vuestro amor, por vuestro compromiso y por vuestro deseo de fundar una familia. Si las dificultades de la vida, las carencias humanas o las preguntas que no dejan de surgir aquí y allá, hacen temer un tropiezo, la esperanza cristiana, don de Dios, os susurra, quizá al oído, que, por encima del temor, Dios está presente en vuestro caminar. En efecto, para los cristianos Dios está cerca de los hombres; nos perdona y nos invita a ser felices. ¡Os deseamos una bonita fiesta!
87
88
Sugerencias para seguir caminando... •La preparación al matrimonio religioso La preparación al matrimonio se suele hacer en unión de otras parejas con las que podréis intercambiar ideas. Informaros sobre los cursos prematrimoniales y las posibilidades de las que disponéis allí donde vivís. •En la Iglesia Más allá de la boda, en la Iglesia podéis encontrar grupos y personas con quienes reunirse y seguir profundizando lo que significa la vida matrimonial. Existen muchos grupos cuya información la podéis encontrar en las parroquias o en la diócesis. El camino del matrimonio para toda la vida, puede seguir siendo en la Iglesia. •Un «tercero» Se entiende siempre una persona que ayuda a la pareja en caso de dificultades. Es el caso de los gabinetes de consultorios conyugales o sexólogos, que suelen aconsejar que las parejas en crisis, cuanto más pronto acudan, más posibilidades tienen de encontrar una cierta serenidad y solución. Son importantes. •Parejas mixtas Prácticamente todas las diócesis tienen un servicio de atención y de orientación en caso de parejas mixtas. Es bueno consultar y ponerse en contacto con estos servicios.
89
90
Introducción. Una alegría compartida 1. Amor, ¿qué amor? 2. Un placer compartido 3. Libres para caminar 4. Construir sobre seguro 5. Nosotros y los hijos 6. Confiar en el otro 7. Fieles y auténticos 8. Celebrar nuestro amor 9. Matrimonio para toda la vida 10. Movidos por la alegría Conclusión. «Un proyecto exigente» Anexo
91
Index Introducción. Una alegría compartida 1. Amor, ¿qué amor? 2. Un placer compartido 3. Libres para caminar 4. Construir sobre seguro 5. Nosotros y los hijos 6. Confiar en el otro 7. Fieles y auténticos 8. Celebrar nuestro amor 9. Matrimonio para toda la vida 10. Movidos por la alegría Conclusión. «Un proyecto exigente» Anexo
92
10 13 19 26 34 42 49 57 65 72 79 85 87
View more...
Comments