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orbert Elias John L. Scotson
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Traducción de Víctor Altamirano
Primera edición en inglés, l 96S Primera edición en inglés, Sage (con introducción y apéndices), 1994 Primera edición en español (con base en la anterior), 2016 Elias, Norbert, y John Scotson Establecidos y marginados Una investigacón sociológica sobre problemas comunitarios/ Norbert Elas ohn Scotson; pról de Tatia na Saoia Landini trad Víctor Altamirano - México : FC 016 293 p 21x14 cm - (Sección de Obras de Sociología) ítulo srcinal: he Established and the Outsiders A Sociologi ca Enquiry into ommunity Problems SBN 978607162S73 1. Suburbios - Grn Bretaña - Estudio de casos 2 Grupos so ciaes - Gran Bretaña - Estudio de casos 3 Marginación 4. Sociolo gía Scotson, John, coaut II. Savoia andini Taa, pról III Alta mirao, Víctor tr V SerV t
Dewe 0S E46e
LC HN385 Distribución mundial
Diseño de portada: Paola larez Baldit R © l 96S Norbert Elias y ohn L Scotson Título srcinal: e Established and the Outsiders. A Sociological Enquiry into Community Problems, publicado en 1994 por Sage Publications Ltd, Londres
© 1994, Norbert Elias oundation
The Established and the Outsiders A Sociologcal Enquiry into Community Problems e publicado srcinalmente en l 96S por Frank ass & Co td,
Londres © l 96S, Norbert Elias y ohn L Scotson "Ensayo teórico sobre las relaciones entre establecidos y marginados e publicado srcinalmente en la edición holandesa del libro como "De gevestigden en de butenstanders' por Het Spectrum, Utrecht y Antwerp, 1976 © 1976 Norbert lias D R© 2016, ondo de Cultura Económica arretera PicachoAjusco, 227; 14378 México, D F Empresa certifcada SO 9001 :2008 omentarios: editorial@ndodeculturaeconomicacom ndodeculturaeconomicacom el (SS) S2274672 Se prohíbe la reproducción tota o parcia de esta obra, sea cual ere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos IBN ---5-
mreso en éxico Printed in Mexico •
nuestros amigos en el Departamento de Sociología de la Universidad de Leicester, quienes nos proporcionaron mucha ayuda y grandes estímulos.
A
Sumario
Prólogo, por Tatiana Savoia Landini Presentación, por Stephen Mennell Prefacio Introducción: Ensayo teórico sobre las relaciones en tre establec idos y ma rginados
11 21 23 27
l . Consideraciones sobr e el método 11 Relaciones vecinales en construcció n
73 87
II I. Imagen g enera l de la zona i y la zona 2 I Las fmilias matr océntr icas de la zon a 2 V Asociaciones loc ales y la «red de vi ejas fmilias» V I . Imagen gen eral d e l a zon a 3 VI I. Observacion es sobr e el chisme VIII. Jóvenes en Winston Par va IX. Conclusiones
99 119 128 149 168 186 230
Apéndices Bibliogfía seleccionada
261 279
Índice Índiceanalítico generl
287 293
Prólogo
Etblecidos y marginados1 es el esultado de un estudio llevado abo po Nobet Elias y John L . S cotson a fn ales de la década 5 0 e ini cios de 1 960 y publica do en 1 96 5 . El text o oigi mente escito en inglés estudia una pequeña comunidad siada en el áea cental de I nglatea. En un pinc ipio la inv esti ón tenía como tema de inte és la de lincuencia John Scotson abajaba allí como poeso y lo s habitantes de l a ciudad llamaron su atenció n aceca del hecho de que el nivel de delincu encia
ra mayo en un o de los baios . L a pequeña comunidad estuada una zona indust ial en ex pansión a la que los autoes dem nao n aqu í como Winston Pav a estaba mada po tes arrios distintos La zona 1 ea consid eada com o la «mejo pa, n baio de clase media. Las zonas 2 (la «aldea») y 3 (la Urbanización) ean áeas obeas sin mucha dieencia ente as en tém inos de enta tipos de ocupaci ón poesional y cla scial Si se toma como base la teoía sociológica heg emónica a época que veía en la clase económica el pincipal cto de renciación social seía de espea que las zonas 2 y 3 tuvieran muc ho en co mún y que la di eencia m ás n otable ea ente as y la zona l. ' El término eliasiano Outsiders ha sido traducido de varias maneras: marginados, años, raseros, incuso se ha optado por dejar sin traducción este término Hemos ido traduciro como marginados, por raarse de a traducción que cuenta con un uso ás extendido en a comunidad eliasiana, con a advertencia de que este término iclue todos estos matices, pues se refere a «os que no son del lugar», los ajenos, por o, etaos para a comunidad establecida, o que, fnalmente, os vuelve margios [E.] 11
PRÓLOGO
No obstante, el sociólogo es un destructor de mitos al que toca domesticar la realidad. Y en es te caso la realidad encontra da e muy dierente de la esperada: tanto los habitantes de la zona 1 como los de la zon a 2 co nsideraban qu e tenían un estatus superior a os de la zona 3 A partir de esa compro bació n, el interés de a investigación se trasladó de la delincuencia hacia el problema más general de la relación entre dierentes grupos de una mi sma comunidad. Elias es un crítico de la sociología marxista En El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, su obra magna, no son pocas las críticas que hace a esa línea teórica. En Establecidos no es dierente. Los dierenciales de poder, dice, no son producto solamen te de la posesión monopo lista de objetos no humanos (armas o medios de producción), sino que deben ser considerados los aspectos fguracionales de los dierenciales de po der. La zona 2 era un barrio obrero antiguo, habitado por milias que la región desde tiempo atrás creían rmar La parte de vivían un lugarenque, desde su punto de vista, lesypertenecía. zona 3 era un barrio nuevo, con habita ntes recién llegad os , visto s como raste ros. Fu e en esa relaci ón entre lo antigu o y lo nuevo que No rbert Elias vio un pro blema sociológico que valía la pen a ser estudiad o. La relación entre lo antiguo y lo nuevo aparece en conf guraciones recur rentes, no sólo en nción de la urbanización y la industrialización, sino también de guerras y revoluciones. Estudios sobre grupos de las clases alta y media muchas veces hacen alusiones a la cuestión de la antigüedad de las milias y a los nuevos ricos. Restaba, por tanto, estudiar esa cuestión en la relación entre grupos de la clase trabajadora. La so ciología, desd e el punt o de vista de Elias, trata los problema s de la so ciedad, y la sociedad no es otra co sa que la conf guraci ón rmada por los individuos. El término confguración se utiliza aquí como contrapunto a la noción de hoo clausus, la cual, en su entendimiento, predominaba en la sociología de f nales del siglo x1x y principios del xx. La crítica de Elias está 3
2
Norbert Elias, ntrdufo a sociología, Edi¡es 70, Lisboa i970.
' Idem. 12
PRÓLOGO
a da hacia el etedimieto de que idividuo y sociedad ría como etes sepaados dode el idividuo es u se i a do y completam ete au tóomo e elació c o lo s ocial. A tiiza e l cocepto de cofguació lias quea cota rse a esa dualidad. La cofguació expesa la image del mao como pesoalidad abieta que posee autooma va e elació co ot as pesoa s p eo dametalmete rea hacia ellas y de elas es depediete. Puede defise a «Composició de uos sees humaos oietados aea ecpoca y mutuamete depedietes».4 La cues de a itedepedecia es po tato cetal e a defició fgació objeto de la sociologa. De esa ma o se d estdia la cofguació solamete a pati de sus ele s, sio que lo que el sociólogo debe a tede es las relacioes de ied epedecia madas po l os idiv iduos.5 E pode tal como lias lo compede o algo que ua rsna det eta u a cosa sio u a caactes tica estuctu al de asa rea cio estiee está pesete e los todapades e lació . l iño el bebé pode sobe ( humaa obviamete des e éstos le atibuy e valo).6 La elació ete es clavo y se r es ambié ua elació de pode po cieto muy desigual. mismo la elació ete amigos v eci os pae jas as como a aó ete stados ete gupos copoativos y ete patis plticos. sus obas lias habla de equilibrio de poder y mbios en la balanza de pode y ace túa o sólo el caácte e al sio tambié el pocesual implcito. E estudio codcido e Wisto Pava es p o tato u estu de las elacioes establecidas ete los idividuos y ete los eretes gupos lo que sigifca ecesaiamete el estudio de y
Norbert lias, Te Ciilizing Prcess Sociogenetic and psychogenetic inestigation Bckwell, Massachusetts, 2000, p 482. [d en español: El proceso de la ciiliza ción. Ivstigaciones sociogenéticas y psicogenéticas 3ª ed, pre de Gina Zabludovsky,
trad de Ramón García Cotarelo, PCE, México, 009, 674 pp] ' Norbertlias, Introduo a sociología, op cit , pp 7879 " Norbert lias, «Te civi lizing o parents», en Johan Goudsbl om y Stephen Mennell (es.), Te Norbert Elias Reader. A biographical selection, Blacwel, Oxfrd, Reino Unido 1998 Ed en español: La ciiliza ción de los padres y otros en sayos, Norma, San ta Fe de
Bogotá, 1998.] 13
PRÓLOGO
las relaciones de pod er. Allí, los dierenciales de grado de cohesión interna y de control comunito tenían gran importancia en la relación de erzas entre los grupos. Sólo gracias al potencial de cohesión y a la activació de ese potencial por medio del control social, lo s antiguos residentes conseguían reservar cargos importantes para su propio grupo y excluir de ellos a los residentes de otr a área. El chisme era una de las principales « armas» utizadas por el grupo establecido para excluir y estigmatizar a los otros grupos . La relación entre individuo y sociedad, sociogénesis y psicogénesis, pasan do por la discusión sobre habitus o segunda aturaleza, es una de las discu siones caras a Elias y permea sus obras más importantes, desde el inicio hasta el f de su vida. La etnograa realizada en Winston Parva o sea, la mirada dirigida a las relaciones concretas, a las expr esiones de los miembros de la comundad y de sus dierentes zonas residenciales, e suma, el nivel micro permite comprender mejor algunas afrmaciones de Elias en obras de carácter más general, como El proceso de la psicogenéticas o Los civilización.En Investigaciones sociogenéticas alemanes. su obra semi nal, Elias habla sobre la rmac ión del habitus y de la rmación del ego y el superego por medio de la coacción externa a la autocoerción. En Establecidos, los autores muestran cómo, más que una cuestió n de cohesión interna, que permitía monopolizar los cargos más importates, los habitantes de la zona 3 «no podían contraatacar porque, hasta cierto punto, su conciencia estaba de l lado de sus detrac tores ». 7 Al plantear la cuestión de la rmación del habitus en esos términos, asocada a la relación entre los individos y entre los grupos, percibimos una vez más l a distancia entre la sociología eliasiana y la marxista. L os chismes e intrigas hechos en cotra de las per sonas de la nueva urbaniza ción ejercían poder s obre éstas pues, por más amantes del orden que eran, concordaban con esa opinión que tenían los antiguos habitantes de Winston Parva respecto del nuevo barrio. Se avergonzaban cuando se les acu saba de echorías o de cualidades negativas que sólo se encontraban eectivam ente en la «minor ía de los peores» . 7 Véase 14
infr, p . 181.
PRÓLOGO
Como ejemplo de El pceso de la civ ilización paa el que as escibió ua ueva itoducció e 1968, que pasó a ite a las tuas edicioes y taduccioes d el libo ceca de ñ s después de la pimea publi cació de Establecidos, Elias es ió u esayo iquísimo, titulado «Esayo teóico sobe las acioes establecidosmagiados», que apaece como itoció e esta edici ó. E ese e sayo, Elias etiza y desaolla ás a do la cuestió ya plateada e el texto oigial, e el que iede la elació establecidos magiados como u tema huno universal. No es ao que miembos de gupos más podes os que otos gu pos itedepedie tes se ve a a sí mi smos (s e oep esete) co mo humaamete supeioes. Wi sto Paa pasa a e, po tato, u laboatoio, u «paadigma empíi . Las elacio es aciales, éticas, de géeo, e te eligio es, re países, de edad, de clase social, e su ma, las elacioes que pique gades desigualdades e la balaza de pode, pue n se ilumiadas a pati de ese estudio. El poscio la edició alemaa, pocooates de su ete, e 1 990a, sigu e la misma líea escito del peci eeido e el ra ateio: ua elex ió ace c a del alcace de l a elació sablecidos magiados . Auque este tex to o est é icluido e la sete edició, vale deci alg uas palabas e specto a él. E es e , Elias poe ésis e ua cuestió muy discutida e El oceso de la civiliz ación , peo que tal vez pued e pasa i advetid a Establecidos y marginados: la elació co la etapa e el desarollo soc ial de la o gaizació de la vi olecia si ca. Este tema ne al caso al compa a las cofguacioes establecidos manados e Wisto Pava y e Maycomb , comu ida d etatada n el libo Matar un ruiseñor de Hape Lee. E el caso de la vela, la relació es ete blacos y egos, e el su de los E s ados Uidos, e la é poca de og aizacioe s acistas del tip o del KluxKla, cuado los egos i siquiea podía ecota otecció legal e asutos de violecia cometida po blacos. n Wisto Pava, la elació ete establecidos y magiados sá libe de v iolecia sca, e tato que e Mayco mb todos lo s embos del establishment, todos los hombes bla cos, tiee aeso a amas de ego, lo que ea egado a los egos. 15
PRÓLOGO
Así, lo que tenemos es j ustamente la discusió n respecto de la universalidad de la relación establecidos marginados, pero co nsiderando las especifcidades de la confguración estudiada. En el caso, la pri ncipal di erencia es relativa al monopolio de la violencia y de los impuestos y, por tanto, a la etapa en el proc eso de la civilización. Deci r que la relación establecidos marginados es un tema humano universal no signifca, por tanto, aplicar ese conc epto acríticamente. Recordemos que el ob jetivo de la soci ología es comprender procesos relaciones, y no la mera clasifca ción. La regu larida d de las confgu raciones estab lecidosmarginados puede ser resumid a de la siguiente rma: la excl usión de un grupo por otro de las oportunidades de poder y de estatus, exclusión que puede variar en mod o y grado, ser total o p arcial, más erte o más débil. La relación establecidosmarginados se muestra uct íera para iluminar procesos relaciones que redun den, por ejemplo, en actit udes racistas o machistas , y entonces se requiere la investigación empírica para aclarar las especifcidades cada un ametodológica de esas relaciones. Ladediscusión del primer capítulo del libro ayuda en la tarea de comprender cómo «poner en práctica» la sociología eliasiana, o sea, cómo proceder a una investigación empírica que tenga como orientación teórica la sociología fguracional o procesual. Las reexiones sobre metodología son poco usuales en libros y textos escritos por Elias. Al comprende r que los métodos y la metodología deben servir a la teoría, y no lo opuesto,' Elias y Scot son utilizaron una vari edad de métod os de investigación, tales como la etnograa, la observación participante, entrevistas, análisis espacial de las zonas y barrios de Winston Parva, análisis documental, estadísticas criminales y encuestas. Los datos cuantitat ivos eron utilizado s para v erifcar s i las variables generalmente relacionadas a dierencias estructurales (d ierencias prosionales o de renta, po r ejemplo) eran sufcie n Nina Baur y Stenie Ernst, «Towa rds a processoriented methodology: modern social science research methods and Norbert Elias's fgurational sociology» en Norman Gabriel y Stephen Mennell (coords.) Norbert Elias and Figurational Research: Processua l 7inking in So ciology, Wiley Blackwell Oxrd 2011, p. 119. 6
PRÓLOGO
paa explica las dieencias de estatus ente los dos baios eos ( zonas 2 3 ) , paa conclui que a mbos ean mu simila Elias entiende el estigma como algo que caacteiza cietas aciones mismas que man confguaciones. Al se los conpos de confguación poceso ndantes de la sociología asiana se hace nec esaio utiliza también técnicas cualitativa s n e fn de pocede a la discusión ndamental aceca de la ación ente indiv iduos ente gu po s. El estigma po tanto sólo puede se entendido a pati del do de una deteminada confguación en este caso la peña comunidad de Winston Pava. La etnogaa la obseva n paticipante son métodos de investigación que esponden uy bien a p blemas soc iológicos planteados en esos témi nos o que la necesidad es compende la popia inteacción aa estos fnes «la anea e n que los individuo s s e adhieen el mo el poqué man ente sí esta confgu ación paticula o ómo el poqué las confguaciones que man cambian algunos casos se llan» .9el análisis de los enunciados La ealización dedesao entevistas s entev istados se hic ieon con base en dos conceptos nd anales de su so ciología conf guación poceso lo cu al aclaa a lación ente teoía e investigación empíica. Po ejemplo al u i sobe la cohesión la ausencia de oce ente los m iemr de la zona 2 la «aldea» lias afma que la e xpesión anca piniones s e impedía po un contol muuo de los vecinos que rmiaba la adhesión a la ceencia colec tiva en el alto va lo de la a dea» como comunidad de su estilo de v ida. n otos té mi el popio habla de los ente vistados es analizado con vistas a mpende su mación su caácte ela cional esas pala ra no se toman como algo a je no a la dinámica de la fgua ción a que se inse an. En la visión de E lias el análisis de los datos cuantitativos la eio investigación cualitativa son complementaios el uno oo. En sus popias palabas « si no s e utilizan palabas como umentos de investigación las cias no hablan p sí mis ' Véase
infra, p. 82. 17
PRÓLOGO
mas» . 10 Además de que la etnogra ía y la observación participante permiten comprender mejor las relaciones entre los habitantes, también le dan a Elias la posibilidad de comprender la dimensión históric a; o mejor, para utilizar pala bras más aectas a la socio logía eliasiana, la dimensión procesual, el proceso del hacerse, el proceso de cambio. En la concepción de Elias, la comprensió n de la relación establecidosmarginados llenó un vacío en términos conceptuales e hizo pos ible percibir y explica r la unidad estructu ral común y las variacio nes de ese tipo de relación. La sociología es una disciplina multiparadigmática. Teorías y linajes teóricos luchan por obtener r econo cimiento y legitimi dad; el marxismo, el interaccionismo simbólic o, la teor ía de sistemas, la teoría ucaultiana, la bourdiesiana, son sólo algunas entre ellas. La teoría eliasiana n o es d ierente. Lindemann 1 1 distingue a l menos tr es tipos de teorías: i aque las teorías sociales que contienen conceptos generales respecto a qué es la so ciedad, cuál es conceptos s on centrales para el aná li sis, cuál es la n aturaleza de la realidad 2)y teorías las presuposicio que deben moviizarse para comprenderla; de alcancenes medio que se conce ntran en un campo temáti co espec ífco, u n periodo histórico y una región geográfca. É stas defnen el modelo del proceso social restringido a ese cont exto sociohist órico; 3 teorías de la sociedad que intentan caracterizar sociedades al integrar resultados de varios estudios en un retrato teórico más amplio. En términos de teoría soc ial, Elias utiliza una so ciología fguracional y procesual. Figuración y proceso son los dos términos ndacionales de la sociología eliasiana,2 su modo de mirar la sociedad e interpretarla. La relación entre establecidos y marginados puede ser entendida como u na teoría de alcance medio, la cual debe ser desarrollada a partir de una investigación empírica, 10
Véase infr, p 84 " Gesa Lidema, eoriekostruktio ud empirische Forschug, e Herbert Kaltho, Ste Hirschauer y Gesa Lindeman (eds.) 1eoretische Empirie Zur Relevanz qualitativer Forschung Suhrkamp, Frácfrt del Meo, pp 6587 28 citado e Nia Baur y Stenie Erst, op. cit, pp 222 3 2 Tatiaa Savoia Ladii, «Mai Pricipes o Elias's Sociology», e Fra;ois Depelteau y Tatiaa Savoia Landii (coords), Norbert Elias and Social 1eory, Palgrave Macmilla, Nueva York, 2013 18
PRÓLOGO
bada en situaciones div ersas. n texto s como Hacia una teorí e los proc esos so cia les, escrito hacia el fnal de su vida lias de establecer una teora de la socie dad al plantear en un n i d abstracci ón mayor discusiones iniciadas en El proceso e la ilización. n la Sinopsis del Pceso, lias ya haba hecho una mra tentativa de establece r una teora de la soc iedad proyecto rató de ndamentar y que persigui durane toda su vida. a relación entre los tres niveles teóricos defnidos antes es trdependencia: investigaciones empricas alimentan a di s n s obre la teo ra más amplia de la sociedad y ésta utilizada telón de ndo ayuda a situar y a ampliar e alcance de usiones más puntuales. Establecidos y marginados e escri más de 20 años después de El proceso e la civilización y se fgura como una importante contribución para complemen aspectos q ue toda va no haban sido incluidos en es ta teora a sociedad. A despecho de defnir la «disminución de conts y el aument o de l a vari edad» co mo un a de las direcciones p oceso de civilización la dist cusión p oder y djo esiguald ad davía se haca de rma muy mida sobre en aquel traba se minal. lació n establecidos marginados entendida por tanto como ma humano universal permite a quienes estudian a Nor lias volv er al Proceso y repensar algunas cuestiones visuaa al gunas atas y llenar vacos . Asimi smo tener como telón de nd o El proceso d e la civilizació ayuda a comprender que Establecidos y marginados es mu más que una etnograa que se encie rra en s misma. Al me es cuestiones centrales a l a teora del proceso de civili zación se menuzan en ese traba jo etnográfco la relación entre el pro de civ ilización y e l monopolio de l a violencia y de los imstos; la relación entre rmación del stado y cambios en la ctura de la person alidad y el proceso de rm ación del a bitu- misma s que all se analizan de rma más amplia y cabal. En suma si el tema del libro l o hace tan actua l el estigma y la clusión su importanc ia también es respecto a la comp rensn de la sociologa eliasiana y a cómo «ponerla en práctica» o a, cmo realizar una investigación orientada por la sociologa acional o procesual. Las relaciones de poder la confguración 19
PRÓLOGO
la relación entre lo social y lo individual, la democracia fncional, son todos temas importantes de la sociol ogía eliasiana mov ilizados en este libro y que indican la densidad de su s ociología. TAIANA AVA ANDNI niversidade Federal de o Paulo, Brasil julio de 2014 Traducción de M AR LN MA RQU S D ÜLI VIRA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Baur, in a, y tenie Ern st, «Towards a process-oriented met hodolo gy: modern social science research methods and orbert Elias's gurational sociology», en orman Gabriel y tephen Mennell (coords.), Norbert Elias and Figutional Research: Processual Tink ing in Sociology,WileyBlackwell, Oxrd, 2011 Elias, orbert, «Para a ndamentao de ua teoria dos processos sociais», Federico eiburg y eopoldo Waizbort (coords.), Escritos & Ensaios, 1, Estado, processo, opinio pública, Jorg e Zahar Ed., ío de Janeiro, 2006 [Ed. en español: «Hacia una teoría de los procesos sociales», en La civilización de los padres y otros ensayos orma, anta Fe de Bogotá, 1998] Elias, orbert, Te Civilizing Process. Sociogenetic and psychogenetic investigations, Black well, Massachusetts, 2000. [Ed. en español: El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicoge néticas, 3 ª ed., pref. de Gina Zabludovsky, trad. de amón García otarelo, C, México, 2009] Elias, orbert , «e civilizing of parents», en Johan Goudsblom y te phen Mennell, Te Norbet Elias Reade A biogphical selection, Blackwel, Oxrd, eino nido, 1998 [Ed. en español: La civiliza ción de los padres yots ensayos orma, anta Fe de Bogotá, 1998] Elias, or bert, Intodw;o a sociología, Edi6es 70 isboa, 1970 andini, Tatiana avoia, «Main Principes of Eliass ociology», en Franois épelteau y Tatiana avoia andini (coords.), Nobert Elias and Social Teory, Palgrave Macmillan, ueva York, 201 3 20
Presentación STEPHEN MENNELL
Etblecidos marginados se publicó po pimea v ez e 1965 y s el desaollo de u estudio ealizado po Joh Scotso maesto local iteesado e la delicuecia juveil sobe a omuidad cecaa a Leiceste a fales de la década de e iici os de l a de 1960 . Si embago No bet lias eelar este estudio loc al co el f de ilumia p oce sos so ciales mpotacia geeal paa las sociedades humaas; ete s, la maea e que u gupo de pesoas puede moopo ar las opotuidades de pode y ut ilizalas paa ex clui y esmaiza a miembos de oto gupo muy simila ( mediate r jemplo el podeoso me dio del chisme) y cómo se ex pe i a esto e las imágees colectivas del osotos e ambos rp os. D ez años después las dictó u a lag a y ueva itoduc iglés paa la taducció al eeladés del libo. ste « sayo teóico sobe las elacioes ete establecidos y magias» detallaba la maea e que esta teoía podía aplicase a na amplia gama de patoes cambiates de desigualdad hua las elacioes ee gupos étnicos yaa: nizadoes hombes y clases mujees pades e hi jocoloizados s homosexua-
s y heteosexua les. Po muchos años se ceyó que algua s pates l texto e iglés de ese impotate esayo se había rdo peo e 199 4 salieo a la luz ; así Saskia V isse y yo e mos la vesió fal. ste esay o se publica po pme a vez pesete volume exactamete como Elas lo dicó con slo alguos cambios editoiales meoes. Poc anes de su 21
PRESENTACIÓN
muert e en 1 990 , Elias añadió un breve a péndice sobre Matar a un ruiseñor de Harper Lee para la edición alemana del libro, el cual no s e incl uye aquí. Universit College, Dublín May de 1994
Prefacio oRBERT uAs JoHN L. ScoTsoN
Etblecidos marginados es un estudio sobre una pequeña co dad con un a sentamiento relat ivamente viejo en su núcleo y os do s más recientes que se haba n rmado a su alrededor . vest igación comenzó, como muchas otr as, gracias a que los o s llama ron nuestra atenció n sobre el hecho de que el ndic e ivo de u no de lo s vecindar ios era con sistentemente m ayor e os otros. En la localidad se consideraba a ese vecindario en ular como un área delict iva con mala reputación. Conr omen zamos a son dear la evidencia real y a buscar explicas, nuestro interés pasó de los dierenciales delictivos a las encias en el carácter de los vecindarios y a las relaciones en os. Du rante una inv estigación bastante intensa de l micro smos de Winston Parva con sus tres vecindarios, llegamos a e r sufcientemente bien el lugar y a algunos de sus miem s La scinación que sus prob lemas despertaba en nosotros ía de manera establ e; más aún conrme nos dábamos cuenta e algunos de ellos tenan un carácter paradigmá tico : ilum i agunos prob lemas que suel en encontra rse en una escala
o mayorel en la soci en edad general. Al fnal, cambio el en interés de la investigación de un ema delictivo al problema más amplio de la relación entre ees vecindarios de una comunidad evitó lo que podra sido un es erzo perdido. En el terce r año de la inv estiga pácticamente se e smaron los d ierenciales delictivos en s dos veci darios m ás grandes ( que respaldab an a idea lo que uno de elos era u área delictiva). Si embargo, a 23
PREFACIO
image que los vecidarios más viejos teía del más uevo, que había teido u ídice delictivo mayor, o se disipó. Los vecidarios más viejos persistiero e estigmatizar al más ue vo como u vecidario dode la delicuec ia era icotrolab le. La pregu ta sobre la razó por la cual las opii oes sobre este hecho se matuviero, a pesar de que los hechos mismos había cambiado , e u a de las cuestioes e que se hizo hi capié durate la i vestigació, auque o os hubiéramos plateado explorarla. Otra preguta era por qué los hechos mismos había cambiado: por qué el dierecial delictivo etre los dos vecida rios prácticamete hab ía desaparecido. Por lo tat o, el estudio que ahora presetamos o se plaeó como tal desde u iicio. Cotiu amete seguimos pistas y co sideramos uevos prob lemas que apareciero co rm e se desarrollaba la ivestigació, y, e ua o dos ocasioes, lo que descubr imos e su curso cambió su direcció pricipal. Ua ivest igació que está a cargo de sólo dos pers oas, quie es orestrigidas tiee máspor resposabilidad que preestablecidas co ellos mismos está la s estipulacioes queys oue le impicar el recibir u a beca de ivestigació, p ued e llevarse a cabo de maer a relati vamete lexible si la ece sidad de ceñ irse a u problema prescrito o a u caledario establecido. La oportuidad de seguir las pistas corme se os presetaba y de cambiar el curso pricipal de la ivestigació si éstas parecía prometedora s e geeral resultó veta josa . Nos ayudó a cotra rresta r la rigurosidad de cualquier idea establecida que tuviéramos sobre lo que importaba e el est udio de ua comuidad ; os per mitió echar ua m irada al horizote e busc a de eómeo s i advertidos que pudiera teer ua importacia iesperada . Así , esta experimetación, e apariecia disa, al fal os codujo a una image bastate cocisa y competa de os aspectos de ua comuidad que puede cosiderarse centrales; sobre todo , de las reacioes de poder y estatus y de las tesiones que impli ca. Buscamos ecotrar las razoes por las que e Wisto Parva alguos grupos teía mayor poder que otros, y lo que descubrimos explicaba e cierta medida esas dierencias. E a es cala ma yor, la iv estigació ilumi ó los méritos y las limi 24
PREFACIO
s de los estudios microsociológicos intnsivos. Conrme vábamos a cabo , nosotros mismo s nos sorprndimos ant la ncia con que las confguraciones y reguaridades descu as n l microcosmos de Winston Parva sugerían hipótesis podrían rsultar útiles como guías, incluso para inv stigacio macrosociológicas. n su conjunto, la investigación indicó los problemas a pquña scala n e dsarrollo de una coidad y los problemas a gran escala en el desarrollo de un s son inseparables ; estudiar los desarrollos comunitarios como cdieran en un vacío socioógico car c de sentid o. En líneas genrales, nuestra intnción era m antener un equ io ntre la presentación áctica simple y las consideraciones cas. n niguna medida estamos seguros de nuestro éxito; bstante, intentamos que nuestros intereses teóricos no se pusieran a nuestros intereses en la vida social de las perso s d Winston Parva. Una investigación como ésta hubiera resultado imposible cn a amistosa ayudadyWinston la coope Parva, ración de otros.convirieron stamos en las deu las personas quienes vstas en una tarea tan agra dabl como iluminadora. L a inión en su s cas as nunca les produ jo animadv rsión, y muchos os s e interesaron de manera jovia l y aentadora en a inves acón. Los ncionarios y os mimbros de organiz acione s narias en Winston Parva nos prstaron una gran ayuda. Tnmos una duda especial con e Servicio de Libertad Provinal del condado y con el ofcial en jee de liberad provisio Sobre todo, stamos en deuda con el doctor Bryan W ilson , sor adjunto d sociología n Oxrd, quin en las últimas pas leyó con cuidado todo el manuscrito, que debe mucho a su sabia ayuda ilustrado co nsjo, así como a su pode r pr sua si mismo qu a mnudo e ncsario para convncrnos d las mjoras qu sugería. Febrero de i 964
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Introducción
Ensayo teórico sobre las relaciones entre establecidos y mar g inados NüRBERT
ELIS*
cuento de una comunidad suburbana incluido en el presente o muestra una división ta jante en su interior entre un grupo alcido hace mucho tiempo y un grupo más nuevo de resis, a cuyos miembros el grupo establecido trataba como a ginad os . Este grupo cer ró sus flas en contra de ellos y , por geral, ponía sobre ellos el estigma de personas de menor a umano ; s e consideraba que carecían de la virtud humana rior el carisma caracte rístico del grupo que el grupo minante se atribuía a sí mismo. Por consiguie nte, en la pequeña comunidad de Winston Par a posible encontrar, como en miniatura, un tema humano vrsal. Es posible observar, una y otra vez, cómo los grupos n términos de poder son más ertes que otros grupos indpendientes se consideran sí mi smos mejores que los otros rminos de humanidad. El signifcado literal de «aristocr acia» d servir como e jemplo. É ste e el nombre que un a clase alta ense de guerreros propietarios de esclavos utiliza ba para el de re lación de poder que permitía a su grupo co nservar la ióndegobernant e enHasta Ate nas; pero sudías, signifcado literalnoble es «goo los mej ores». nuestros el término con va su doble signifcado : un alto rango social y una actitud huaa de alta estimación, como en «Un gesto noble»; lo mismo d con «villano», un término utilizado para designar a un ' Ey en gran deuda cn Ca Wuer y Br am van Slk. Dicu ir cn ells pr de radcción al neerlandés me ayud a mejrar el text; y fern ell quiene rne ciarn a escribir este ensayo 27
INTRODUCCIÓN
grupo so cia de ba ja posición y , po r o tanto, de ba jo vaor humano, y que aún conserva su signifcado en este último sentido; una expresión utiizada para caifcar a una persona con una mora ba ja . No es complicado encontrar o tros e jempo s. É sta es a imagen norma del yo en grupos qu e, en térmios de su índice de pode r, oc upan con frmeza un ugar superior en reación con otros grupos interdependientes . Sin importar si son cuadros sociaes, como o s señores eudales en reación con os vianos, os «bancos» en reación con los «negros» , os gentiles en reación con os judío s, os protesta ntes con os catóicos y vice versa, os hombres con as mu jeres (en e pasado), nacionesEs tado gran des y poderosas en relaci ón co n otras que so n de enor tam año y reativamente impotentes o, como en e cas o de Winston Parva, un grupo de case obrera estabecido hace mucho e relación con os miembr os d e un nuevo asenta mien to d e case obrera en su vecindario; en todos los casos, os grupos más poderosos se consideran a sí mismos «mejores», como si estuviera dota dos de un tipo desus carisma grupa,y de virtud específca que comparten todos miembros de una la que carecen os demás. Lo que es más, en todos estos casos, las personas «superiores» pued en hacer qu e aque as men os po derosa s sien tan que care cen de virtud: que son iner iores en términos hum anos. ¿C ómo sucede esto? ¿ Cómo es que os miemb ros de un grupo so stienen a creencia de que no sólo son más p oderosos sino tambié n mejores seres humanos q ue los de otro? ¿Qué eemen tos utiizan para imponer a creencia en su superioridad humana sobr e os menos poderosos ? E estudio de Winst on Parva tr ata con agunos de esto s pro bemas y con otros reaciona dos; aq uí se dis cuten en re erenci a a dierentes agrupaciones dentro de una pequeña comunidad vecina. Tan pronto como uno hababa con sus habitantes, se enentaba a hecho de qu e os resident es de área donde v ivían a s «viejas miias» se consideraban «mejores», superiores en tér minos humanos a quienes viví an en a parte v ecina m ás nueva de a comunidad. Rehuan cuaquier case de cont acto socia con eos más aá de que sus ocupaciones exigan; os agrupaban a todos omo personas de una esirpe menor. En pocas paabras, 28
·
INTRODUCCIÓN
ban a todos los ecién llegados como pesonas que «no pete cía n», como «asteos». Después de cieto tiempo, los miss ecién llegados paecan acepta con u na cie ta esignación peja que petenecan a un gupo de meno vitud y espeta dad, lo que, a pati de su condu cta eal, sólo paeca justifse en el caso de una pequeña minoa. Po consiguiente, en pequeña comunidad se encontaba lo que paeca se una laidad univesal de cualquie confguación ente estableds y maginados: el gupo establecido atibua a sus miem s caactesticas humanas supeioes, exclua a todos los mbos del oto gup o de cualquie tipo de contacto so cial no al con sus miembos; el tabú de estos contactos se mante con vida a tavés de contoles sociales como el chisme eloso paa quienes lo cumpla n y la amenaza de l chisme eci aoio conta los supuestos inacto es. E estudio de aspectos de una confguación univesal den del pemeto de una comunidad pequeña impone cietas lintes l obvias sobe investigación, también tiene sus jas. uso de unalapequeña unidadpeo social como el núcleo una investigación sobe poblemas que pueden encontase en na gan vaiedad de unidades sociales más gandes y dieciadas posibilita la exploación de estos poblemas con gan e, como en un m icoscopio, po decilo de alg una manea. Es posible constui un mo delo a pequeña escala de la confgua n que uno considea unives al; un modelo listo paa ponese pru eba, ampliase y , de s e nece saio, evisas e a pati de invesciones sobe confguaciones elacionadas de mayo escala. En este sentido, el mo delo de una confguación ente esta blecidos y marginados que esulte de una investigación sobe una pequeña munidad como Winston Pava puede sevi como un tipo de p aadigma empico». Su aplicación como paámeto paa ras confguaciones más complejas de este tipo puede hace psible un mejo entendimiento de las caactesticas estuctu es que compa ten y de las azones po las que, en condicio nes sintas, ncionan y se desaollan ba jo l neas dieentes. Al camina po las calles de las dos secciones de Winston rva, un visitante casual poda sopendese al descubi que 29
INTRODUCCIÓN
los habitantes de una pate se consideaban inmensamente supeioes a los de la ota . En c uanto a los estándaes de v ivienda, las dieencias ente ambas pates no esultaban especialmente evidentes. Incluso s i la cuestión se c onsideaba con mayo detenimiento, en un inicio esulta ba sopendente que los habitan tes de un á ea sin tiean la neces idad y ean capaces de tata a los de la ota como s i ean i nei oes a ellos y , en cieta medida, pudiean hacelos sentirse ineioes. No existan dieencia s de nacionali dad, de ascendencia étnica, de «colo» o « aza» 'SUS ente los esidentes de ambas áeas; tampoco dieían en ocupaciones, en sus ingesos ni en su nivel educativo; es deci, en su clase social. Ambas ean áeas de clase obea. La única dieencia ente ellas ea la ya mencionad a: un gupo estaba mado po viejos esidentes, quienes llevaban más de tes ge neraciones establecidos en el vecindaio, y el oto e a un gupo de ecién lle gados. Entonces, ¿ qué indu jo a quien es conma ban el pime o de estos grupos a establece se comodesees humanos de un oden elevado y mejor? ¿Qué ecusos pode les pemitieon af-más ma su superioidad e insulta a los ot os como si e an pesonas de una estirpe ineio? Nomalente este tipo de confguación se relaciona con dieencias étnicas, nacionales y gupales de ota índole que ya se han menc ionado y, en es e caso, algu nas de sus caactesticas pominentes tienden a escapa a nuesta atención. Sin embago, en Winston Pava e l asena l completo de supe ioidad y desp ecio gupales s e moviliz aba en las elaciones ente dos gupos cuya única di eencia ea la duación de su esidencia en el luga. All ea posible obseva que la «v ejez» de la asoci ación, con todas sus implicaciones, ea capaz de cea po s misma el gado de cohesión gupal, la identifcación colectiva, el caácte compa tido de las nomas, que pueden induci la gatifcant e euia que se elaciona con la conciencia de petenece a un gu po con un valo más elevado y con el despecio complementa io hacia otos gupos. Al mismo tiempo, allí ea posible obseva las limitaciones de cualquie teo ía que sólo explique los di eenciales de pode a pati de una posesión monopólica de objetos no huanos, 30
INTRODUCCIÓN
mo armas o medios de producción, y q ue ignore los aspe ctos racionales de los di erenciales de pod er que sólo se deban a otrastes e el grado de orga nización de lo s seres human os lucrados. Era posible darse cuenta gradualmente de que en ston Parva estos di erenciales, en espec ial en el grado de c o ó interna y control comuitario, podían desempeñar un pl decisivo en el índice de poder de un grupo en relación co otro; como, si duda, se puede observar en muchos otros s. En esa pequeña comuidad la superioridad del poder del j grupo establecido era en buena medida de est e tipo; se basa el grado elev ado de cohesión de las milias que se habían ocido por más de dos o tres geeraciones, en comparación los re cién llegados, que era extra ños no sólo e relación con iejos residentes sino entre ellos mismos. Fue gracias a ese ncal más elevado para la cohesión y a su activación por io d el contro l s ocial que los viejo s resid etes eron capaces eservar para perso as de su ipo pu estos directivos en orga cioes lo cales, como Con que cejo,vivía la Iglesia los clubes, exr frmemente a las per elsonas en laootra parte yyque, mo grupo, carecían de cohesión. La exclusión y la estigmatió de los marginados a manos del grupo establecido eron, lo tanto, armas poderosas que este úlimo utilizó para conar su identidad, afrmar su superioridad y matener a los s frmemente e s u lugar. Allí se podía encontrar, en una rma particularmente pura, ente de diereciales de poder entre grupos iterrelacioos que tambié desempeña u pape l en m uchos otros c onos sociales, aunque en éstos, a los ojos de un observador, estar revestida de otras caracterísicas distintivas de los pos inv olucra dos, como el color de la piel o la clase soc ial E n spección más cercaa suele descubrirse que también e os casos, como en Winston Parva, un grupo tiee u índice cohesión más elevado que el otro y que este dierencial de gración contribuye sustancialmente al excedente de poder primero. Este mayor grado de cohesión p ermite a ese grupo srv ar para sus miembros posiciones s ociales con un potencial pder elevado de un ipo dierente, con lo que reerza su 31
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cohesión, y le permite excluir de ellas a miembros de otros gru pos, lo que, en esencia, es a lo que uno se refere cuando habla de una confguración entre esta blecidos y marginados. Sin embargo, aunque la naturale za de los recurso s de po der sobre los que se ndan cualquier superio ridad soci al y el senti miento de superioridad humana de un grupo establecido en relación con un grupo marginado puede variar considera blemente, por sí mis ma la confguració n entr e establecid os y marginados muestra, en muchos contextos distintos, características comunes y regularidades. Era po sible observarlas en el pequeño c ontexto de Winston Parva, y una vez descubiertas, se volvieron más obvia s en otr os conte xtos. Por lo tanto , s e hizo evide nte que e l con cepto de una relación entre establecidos y marginados llenaba un hueco en nuestro aparat o conceptual que nos impedía perci bir tanto la unidad estructural común como las variaciones de este tipo de relación y, por lo tanto, no nos permit ía explicarlas. Un ejemplo de las reg ularidades estru cturales de las rela cio y marginados puede ayudar a los lectores nes entre estab lecidos a descubrir, sobre la marcha, otras por su cuenta. Como indica el estudio de Winsto n Parva, un grupo establecido tiende a atribuir a su grupo marginado, como un todo, las características «malas» de la «peor» sección del grupo : de su minoría anóm ica. En comparación, la imagen que el grupo establecido tiene de sí tiende a modelarse sobre su sección ejemplar, la más «nómica» o normativa; sobre la minoría de sus «mejores» miembros. Esta distorsión pars pro toto en direcciones opuestas permite a un grupo establecido probarse su pun to a sí mismo y a otr os; si empre existirá cierta evidencia que muestre que un grupo es «bueno» y que el otro es «malo» . Las con diciones que permiten a u n grupo insultar a ot ro, la dinámica social de la estigmatización, merece que se le preste cier ta atenc ión en este co ntexto. Era posible desc ubrir el problema en cuanto se hablaba con personas de las partes más viejas de Winston Parva Todos estaban de acuerdo en que «allá», en la parte má nueva, la gente pertenecía a una estirpe menor. Era imposible no darse cuenta de que la tendencia de un grupo a e stigmatizar al otro, la cual desempeña un papel tan importante 32
INTRODUCCIÓN
as elaciones ente die entes gu pos en todo el mundo, po enconta se tambi én aquí, en esta pequeñ a comunidad: e n la a ción ente dos gupos que, en téminos de nacionalidad y se, ean muy similaes, y ya que uno podía obsevala aquí, r decilo de alguna ma, en un micocosmos social, paecía s manejable. Resultaba ácil obseva en este contexto que la iidad de un gupo paa colga la etiqueta de ineioidad mana sobe oto y fjala ea una nción de una conf guación cífca que los dos gupos maban ente sí. En otas palaras, su investigación equie e de un acecamiento f guacional. almente ex iste la tendencia a discu ti el poblema d e la es ma tización social com o si e a simp lemente una cuestión d e rsonas que muestan una avesión ponunciada de manea ividual hacia otas pesonas como individuos. Una ma co a de conceptualiza esta obsevación es clasifcala como rjui cio; sin embago, eso implica pecibi a un nivel s olament e ividual a lgo que no se puede entende si no se pecibe al mis iempoene a un estigma nivel gupal. suele ses imposible ingui tizacióActualmente n gupal y pejuicio in dividuales, omo elacionalos. En Winston Pava, como en cualquie r uga, ea posible enconta a miembos de un gupo que aban a os de oto, no a causa d e sus cualidades como peas individuales, sino poque maban pate de un gupo al consideaban colectivamente dieente del suyo e ineio. r consiguiente, se piede la clave de un poblema que suele utise baj o epít etos como «pe juicio social» , s i es que se busca amente en la estuctua de la pesonalidad de individ uos; cla qe sólo es posible enconta si se considea la confguación rmada po los dos (o más) gupos inv olucados, o, en otas p a ras, la natualez a de su intedependencia. La pieza cental de esa confguación es un equilibio des al de pode y las ensi ones que le son inh eentes ; también lo a condición deci siva de cualquie est igmatizació n eectiva de rupo maginado po pate de un gupo establecido. Un gu po ede esigmatiza eectivamene a oto sólo mientas esé establecido en las p osicio nes de po de de las qu e se exc luye rupo estigmatizado. Mientas suceda así, e esigma de des 33
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honra colectiva que se fja a los marginados puede mantenerse. El desp reci o total y la esti gmat izac ión unilateral y sin enmie nda posible de los marginados, as como la estigmatización de los intocables a manos de las castas más elevadas en India o la de los esclav os aicanos o sus descendientes en los Estados Unidos, indica un equilibrio muy desigual de poder. Colgar la etiqueta de «me nor val or humano» a otro grupo es una de las armas que los grupos « superiores» utiliz an en las luc has de poder como un medio para mant ener la super iorida d social. En dicha situación, la oensa so cial qu e un grupo má s po deroso lanza sobr e uno menos poderoso suele incorporarse a la imagen propia de este último y, por lo tanto, lo debilita y desarma. Por consiguiente, el poder de estigmatización disminuye o incluso se revierte cuando un grup o ya no es cap az de manten er su monopolización de los recursos principales de poder que están disponibles en una sociedad, ni de excluir a otros grupos interdependientes los antiguos m arginados de su par ticipa ción de dich os recur sos. En cuantola disminuyen las eldisparidades o,, los en antiguos otras palabras, desigualdad en equilibriode de poder poder grupos marginados, por s u parte, suelen contraat acar. Recurren a a contraesti gmatización, como hacen lo s negros en los Estados Unid os o los pueblos a icanos que antes estaban sujetos a la dominación europea, o como l a antig ua clase sometida, los trabajadore s industriales, hac e en Euro pa. Quiz á esto baste para indi car brev emente la razón po r la que el tipo de estigmatización de «p rejuic io» so cial entr e grupos que se enc ontró en el contexto miniatura de Winston Parva demandaba una investigación sobre la estructura general de l a relación entre los dos gru pos princi pales que do taba a uno de pode r y marginaba al otro. En otras palabras, requera, como primer paso, un gra do de desa pego de dista nciam ient o hacia a mbos grupos. E problema que tena que examinarse no era cuál bando tena la razón y cu ál estaba equivoca do; m ás bien, el pro blema era qué caractersticas estructurales de a comunidad en desarrol lo d e Win ston Parva vincula ban a l os do s grupos entre sí de manera tal q ue los miembros de uno de elos se sentan i ncitados a trata r y tenan sufcientes recursos de po der para ha 34
INTRODUCCIÓN
ceri o- a los miembros del otro grupo de manera colect iva con
desprecio como si eran personas de una estirpe meor y, lo tato de menor valor humano en comparación co el mis mos.
t e prob lema se presenta ba en Winsto Parva con ua erz a ticular p orque la ma yoría de las exp licac iones actuales s o s dierenci ales de po der o tenía n cabi da ahí . C omo ya se , s do s grupos o se di ereciaba en clase social n acion a , ascendencia ética o racia l denominación re ligiosa o ni ucativo. La principal dierencia entre ambos era precisae ésta: uo de los grupos estaba conrmado por viejos tes etablecidos en el vecindario por dos o tres generas y el otro era uo de recién llegados. La importancia so gica de este hecho er a una di erenci a marcada en la cohe e ambos grup os. Uno estaba estrecha mete inte grado y el tro no. Los diereciales de cohesión e integración como as de los di ereciales de poder probablemet e o han recia atención que merecen. En WinstondeParva mo ua ente de las desigualdades podersus importane mostraba muy laramente. Ua vez que se descubría ahí era cil evocar casos de dierenciales de cohesión como entes de die les de poder. maera e que ncioaba e Winsto Parva era bas obvia. El gru po de viejo s residentes milias c uyos miem se cono cían desde hacía más de una generació había n es do un m odo de vid a común para ellos y u conjunto d e . Cumplían con ciertos estádares y estaban orgullosos . P or esta razón la alue ncia de recién llegad os a s u vecin e el libro de A va Datzig Normaal is niet gewoon (De Bezige Bij, Ámsterdam, 1974, pp 21 y ss) El autor describe as rtnas de grupo conrmado por 452 persoas que pasaro todas sus vidas e una pequeña comuidad adeana eerladesa hasta que e ovembre de 1944 se les desarraigó y evió como grupo ª u campo de cocetració. Por rega geera, matuviero su obediecia a as or mas de la atiga adea, i. e trabajaro co la misma erza que ates, tomaban des casos que consideraban jstifcados, mostraron su indignació sobre varios aspectos de a vida e el campo, etc. E pocas palabras, mateerse jutos les impidi ó comportarse de ua maera que a opiió púbica de la adea hubiera desaprobado E cotro recí proco automático de os adeaos o les permitió ajustar sus estádares de coducta a as condicioes competamete dierentes de a vida en campo de cocentració Sóo 32 de eos regresaro a Putte, dode muriero tres más Por supuesto, resulta imposible asegurar que su ídice de sobrevivecia hubiera sido mayor si o se les hu biera eviado como grupo razoablemete itegrado; si embargo o que sí podemos afrmar es qe este hecho que se es eviara a u campo de cocetración como un grupo (que e otras ocasiones see cosiderarse un ctor de sobrevive cia pos iti vo) e ste caso cotribuyó a que s u ídice de sobrevive cia era ta bajo E pocas paabras como dce el autor: «Muchos habitates de Putte ero icapaces de liberarse de as leyes que por tato tiempo había determiado e curso de sus vidas y la estructura de su comidad» Va Dantzig acierta cuado dice que «e psicoanálisis y a sociología podrían haberse econtrado aq E caso qe describe de manera ta gráfca muestra m caramete a ecesidad de cosiderar e conjnto e idea de osotros jto co e idea de yo como partes de a estrctura de a personaidad. 62
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s poderosos taes como aqueos grupos nacionaes que en su gran estatus de poder y se hunde n en as fas de es ta ientos de segundo o tercer nive muestra nuevamente e cho víncuo entre os índices de poder de los grupos y l a gen de nosotros de sus miembros Sacar estos víncuos a u z no impica que rmen parte inmutable de a naturaleza na. De hecho, entre más grande sea a conciencia de a ción emotiva de un gran poder con un gran vaor humano, más elevadas serán as oportunidades de una estimación crítica cmbio. Los grupos destacados de naciones, o de cases so y otros agrupamientos de seres humanos, son propensos e e punto más ágido de su poder a ideas de gra ndeza. La d de automejorarse de un índice de poder eevado adul e or propio coectivo , mis mo que también es a recompe nsa p or sumisión a normas grupaes específcas, a patrones de con ectivo car acterísticos de ese gru po y que s e creen ausentes e n s grupos menos poderosos, «ineriores», de marginados y pri. Por ls rmas
consiguiente, os patrones tradicionaes contro, de conducta que distinguen a un grupodesuperior, en voverse ágies o incuso quebrarse cuando e amor o que recompensa, a creencia en e carisma espec ia de un que aguna vez e poderoso, aque a con a disminución de su gran superioridad de poder. S in embarg o, como ya se di jo, u n oce so de este tipo oma tie mpo. Puede transcu rrir un argo do antes de que e choqu e de reaidad s e asimie. a creenci ratifcante en a virtud especia, a grac ia o a misión de un puede proteger durante generaciones a os miembros de grupo estabecido del competo entendimiento emociona de cmbio en su posició n, de a comprensión de qu e os dio ses lado, de que e grupo no ha mante nido a e en eos Puede n onocer e cambi o como un hecho, mientr as que su creencia e n e crisma esp ecia de grupo y sus acitudes, a estrategia de rtamient o que o acompaña, s e mantienen como un escudo de asía que evita que sientan e cambio y, por o tanto, que s e a n capaces d e aju starse a las condic ione s trans frmadas d e su men y su e strategia d e grupo. Por o tant o, ya que la adapta realista es una c ondici ón sin a cua l no p ueden alcan zar,
INTRODUCCIÓN
como un grupo con recurso s de poder reducidos, nada que pue da probar su valor humao para sí mismos y para los otros, la negación emocional del cambio, la preservación tácita de su amada imagen carismática g rupal resulta contraproducente. Tarde o temprano se produce un choque de realidad, y su llegada suele ser traumática. Es posible observar grupos (en nuest ra época, principalment e grupos nacionales) cuyos mi embros, en su mayoría sin saberlo, parecieran mantenerse en una condici ón de duelo por la grandeza perdid a. Es como si dijeran: si no podemos cumplir con la imagen del nosotros que teníamos en el momento de nuestra grandeza, entonces no tiene sen tido hacer nada. Con la ayuda de esta reerencia a los casos en que los cambios en la posición que mantiene u n grupo en relación con otros incrementan los aspectos irreales de la imagen y el ideal colecti vos, puede resultar más sencillo entender el ncionamiento de la image n del nosot ros y e l ideal del nosotros de u n grupo est ablecido el siguiente estudio. ese caso grupo deeneste tipo mientras aúnEnconse rva encontramos por completoasuunposi ció n superior e n relaci ón co n los marginados. L a exist encia misma de los marginados interdependientes que no comparten ni el ndo de los recuerdos colectivos ni, así pareciera, las mismas normas de respetabilidad del grupo establecido actúa como un ctor irritante; los miembros de este último lo perciben como un ataque contra su imagen y su ideal del nosotros. El rechazo tajante y la estigmatización de los marginados son el contraataque. El grupo establecido se siente obligado a rechazar lo que ellos experimentan como una amenaza a la superioridad de su poder (en términ os de su co hesión y monopolización de las ofcin as y s ervicios local es) y a su superiori dad humana, a su c arisma grupal, mediante un contraataque, el rechazo continuo y la humillación del otro grupo. La circulación de los chismes recriminatorios y su mancha sobre la imagen de los marginados se pueden considerar carac terísticas permanentes de este tipo de confguración. En otros casos se vuelven rutin a y pueden mant enerse durante siglos. Entre las caracte rísticas más reve lad oras de las estrategias de los grupos
INTRODUCCIÓN
e cidos está imptar a los marginados, c omo amonestación , ns de ss propias actitudes com nes, qe e s caso sel en n les alabanzas. Por lo tanto, en na aldea india, los intoca eben qitarse los zapatos mientras pas an por las calles de t hindú, pes calzar zapa tos eq ivale a « nrronear» ; en gares, los descastados no tenían permitido sar bigotes con ntas eleva das porqe éstos implicaban presnción . 13 De la misma manera, n escrit or esta dni dens e, qe n o c a e relacione s con la c las e dirige nte, 14 dijo con absolta ino qe los intelectales negros «tenían sed de poder», sin en centa e l so perdrable q e los estadnidenses blan icieron de s propia sperioridad como n medio par a ex d los descendientes de esclavos de la participación en los o s de poder qe habían monopoliza do. Uno de los aspect os más sorprendentes de la manera de en c r en actalid ad la s relaciones entre establecidos y margnados n onnotaci ones « raciales» es s amplia dis csión como n pro de qe aqí y no ahora. excl sióncon del lo proceso grpal de larga ción debe La conndirse qe llamamos ria- del estdio de este tipo de relación entre estab lecidos y mar o tiende a distorsionar el problema. Al disc tir los pr oble ciales se tiene la propensón a vender la leche antes de or eña la vaca. Comúnmente, se argye qe las personas per cib os otros como si pertenecieran a otro grpo po rqe el color d s u piel es dierente. Sería más pntal preguntarse cómo s d i ó q e en es te mndo s e haya caído en el hábito de percibir a l a s eon as con n color de piel distinto como si pertenecieran r grpo. Este problema pone inmediatamente de mani festo el go proceso d rante el cal los grpos hm anos evol cion ao en dierentes partes de la Tierr a, se adaptaron a distinta s con ne sicas y le go, tras largos periodos de aislamiento, en t r n en contacto entre sí co mo conqistadores y conqistados y pr o tanto, dentr o de na misma soc iedad, como establecidos 1
orte del Comité Elayaperumal 1960 apud. Dili Hiro, e Untouchab/es of
India, orte núm 26 Minori Rights Group Londres, 1975, . 9. 1 Vs Eric Hofer, e Temper of our Time, Perennial Library Nueva York, 69, . 6 4
INTRODUCCIÓN
marginados. Fe como restado de este argo proceso de entremezca, en e qe grpos con dierentes características sicas se vovieron interdependientes como amos y escavos, o en otras pos ici one s con grandes di erenc iaes de poder, qe as dierencias en a apariencia sica se convirtieron en señ aes de a pertenencia a grpos c on distintos índic es de poder, estat s y normas dieren tes. Una vez más se nos rece rda a necesidad de recon stiti r e carácter tempora de o s gr pos y ss reaciones como procesos en a se cenc ia tempora si se desea entender as onteras qe as perso nas estabecen a distingir entre n grpo a qe se referen como nosotros y otro a qe se referen como ellos. E desarroo de a confgración india castasdescastados pede ngir como ejempo. Es no de os proceso s grpaes de s tipo más argos de os qe tenemos agna evidencia doc menta escrita, misma qe data de segundo mienio antes de nestra era. Dicimente se peden entender y expicar as mchas capas de as reaciones entre estabecidos y marginados en y
Indiaata co mo n a actuaidad, v an de asso castas atas a oste desc dos,son sinehacer reerenciaqe a arg o proce grpa dran e ca s confgración acanzó s rma acta. E pnto de partida e a sjeción grada de os primeros habitantes de a India a manos de os invasores de norte qe os conqistaron Aparentemente, estos egaron de as estepas de sr de Rsia a través de Irán, hababan na enga indoeropea y, en agnos docm entos, s e reerían a sí mi smos com o arios de tez car a, cimente distingibes por s apariencia sica de as tribs de pie oscra a as qe vovieron sjetas de s mandato. Entre esto s arios, en compa ración con as ramas de a misma estirpe qe conocemos como as tribs heénicas y germanas, a cha primordia entre gerreros y sace rdotes había restado en a victoria de os útimos . Lo anterior, anado a hecho de qe, en tér mino s nmér icos, os grpos conqis tadore s eran probab ement e mcho más redcidos qe a pobación controada y, además , qe qizá no incían mchas mjeres, evó a na poítica sistemática de cierre y excsión por parte de grpo estabecido en s reación con el pebo controado; aparte de as reaciones de os conqistadores con as mjeres controladas, qe con e paso de 66
INTRODUCCIÓN
la neraciones resultó en una disminución continua de las di-
nc as sc as, de las presuntas di erencias raciales, sin qu e esto c ara una mengua en la exc lusión. Solidifcada en una trad i sta política resultó una condición en la que cada grupo ce r ó s flas en relación con cualquier otr o al que considerara en osició n in erio r. Todos l os grupo s que se distinguían de lo s por su rango y sus nciones sociales se convirtieron en os hereditarios que, en principio, si bien no siempre en la ;J ca, resulta ban inaccesibles para todos aquellos qu e no na n en elos. o r consig uiente, conrm e la so cedad in di a se di erencia a vez más, asumía el caácter de una jerarquía de castas itarias y , en su s niveles más ba jos, de desc astad os heredita a rigidez d e esta tradición de exc lusión grupa pued e ha ebido, en primera instancia, al miedo de los invasores de lara y en es pecial de sus sace rdotes d e pe rder su identdad y su osición privilegiada. Por lo tanto, los conquistadores r n al puebo conquistado a vvr en en las el exterior de sus aldeas. Lo cluyeron de la particpación ceremonias religiosas, cri fcio s y las ora cones a los dio ses y, po r consiguiente, de las ni ciones que conrían a sus participant es. Al negarles la ipación del carisma de su grupo y de sus n ormas, rzar on a conq uistados a la posici ón de un pueblo que era, a sus pro ojos, anómco y , al mismo ti empo, los despreciaba n po r no cer las normas qu e ellos mismos observa ban. La clase sa otal dirigente, los brahmanes, usaron de manera sistem ática su onopoio de los m edios de orientación y de contro l de lo s s invisibles como u n inst rumento de gobierno y u n arma clusión. La tradición de las relaciones entre establecidos Y inados que en un inicio se relac ionaba con la política de o nquistadores hacia los conqui stados y que , con el paso de o impregnó la jerarquía cada vez más di erenciada de cas t a s ta los descastados, que se encontrab an en el ndo de la e soci al, asumió una rigidez especial en el caso de l a In e bido a que la clas e dirigent e de lo s sace rdot es la asentó nera frme en un molde de creenc ias religiosas y prácticas c s
INTRODUCCIÓN
En comparación con la polític a tradicional de clases dirigen tes religiosas como el cristianismo y e islam, que se encaban en a conversión y asimilación de los marginados, los brahma nes se habituaro n desde un inici o a una política de exc usión; su política se dirigía hacia la segregación estricta y jerárquica de grupos, como una condición de su propio índice de poder ele vado Igual que en los primeros días, los pueblos no arios con trolados quedaron rígidamente ex cludos de la participación en los ri tos y las oraci ones de los grupo s gobernantes, de tal manera que después todas las divisiones ncionales de la sociedad india, desde los s acerdotes hasta os barrender os, se concibieron a partir de una exclusión sancionada religiosamente, de una jerarquía de divisiones so ciales hereditarias entre las castas altas y la s bajas Las diferencias se explican a partir de acciones « buena s» o «malas» cometidas en una vida previa Por lo tanto, de acuerdo con Hiro, uno de los libros sagra dos, las Leyes de Manu, estab lece: «Como consecuenca de muchos actos malos cometdos con su cuerpo un hombre se converte, en su próxma vda, en algo n anmado; como consecuenca de los malos actos cometdos con el habla, en un ave o una besta; como con secu enc a de pecados men tales, renace en una casta nrior». Por lo tanto, la clase drgent e brahmánca mponía sobre las castas nferores la aceptacón de su poscón en la vda sn cuestonarlo, y el recordatoro de que s seguían el dharma (i. e deber) que se les había asgnado en esta vda podían ser recompensados con un mejor estatus en la sguente.15
Uno de los principales recur sos d e una clase dirigente q ue se encuentra bajo presión es rerzar las restricciones que sus miembros imponen sobre ellos mismos , así c omo sobre el grup o más amplio al que gobiernan, y la observancia de estas restric ciones puede usar se nueva mente como un símbolo tanto del ca risma de su grupo como de la deshonra de os marginados En algún momento entre el año 1 00 a C. y el 1 00 d C la clase diri 15
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Dilip Hiro, Te Untou chables . , op cit., p. 5.
INTRODUCCIÓN
b rahmánica se v io presionada por misioneros budistas ri que habían aumentado desde los tiempos del emperador a Aoka Fue durante este periodo que los brahmanes rec ron a la ingesta de carne, que la población de las castas nzó a abstene rse de comer res y que las v acas asumieron el s completo de símbolos de una deidad y, por lo tanto, no n matarse. Como en Japón, los grupos o cupacionales cu yo o se con sidera ba sucio y, po r consiguient e, contaminaban a ociedad, habían existido antes; el frtalecimiento del tabú a comer y matar animales co ncretó su estatus como de scas Los carnicero s, los ta labart eros, lo s pesc adores, los v erdu os peenadores y otros grupos con ocupaciones similares nsideraban humanos cuyo contacto contaminaba. Durante o e trató a sus miembros como descastados hereditarios, o parias . ara alguien que ve en una sociedad industrial relativa rica, imaginarse el modo de ex istenc ia y el sentir de seres nos en estaejercicio situación ejercicio imaginativo; sin rgo, es un queimplica vale launpena realizar. Durante este o periodo la i magen manchada del nosotros de una p ersona nó y dio color a su imagen del y o; opacó su imagen como vduo, de una manera a la que ya no se puede acceder en so des donde la s creencias domina ntes ya no sancionan el se n eno de polución por marginados sociales. Este mundo de dilla de una imagen manchada del nosotros cilm ente pue recer ajeno; no obstante, algunos de los niños que crecían e n callejón de la rata de Winston Parva (como lo lamaba el po establecido) probablemente suían de una imagen man del nosotros similar, y su desvío era una respuesta a esto E n o nde sea que existan relaciones entre establec idos y margi estos sentimientos no estarán del todo ausentes El pro o desasosiego que despierta el contacto con miembros de o marginados puede resultar menos intenso pero, aun sin nciones religiosas, tiene caract erísticas similares En su raíz s e centra e l miedo producido por el contacto con un grupo nte nuestros o jos, así como ante los de nuestros compañe s anómico Sus miembros rompen las reglas que uno está
INTRODUCCIÓN
obligado a observar, de cya obediencia depende tanto nestr· respeto propio como el respeto por nestros compañeros. D ella depende también la part icipaci ón de la graci a y la virtd es peciales, de l carisma de nuestro grpo. An en conte xtos tan peqeños como Winston Parva, es po sible observar a lgnas de estas características. Parece útil permi tir que el microcosmos de na comnidad peqeña ilmine e macrocosm os de as s ociedades a gran es cala y vicev ersa. Ésta es la lógica detrás del so de n escenario peqeño como paradig ma empírico de las relaciones entre establecidos y marginados qe sele n existir en otros lgares a na escala dif erente. Es po ': sible ve r ahí algnos detalles con má s claridad qe en n estdi o de las relaciones correspondientes en contextos más amplios; otras reslt an más clara s en estos últimos . En conjnto peden aydar al mejo r entendim iento de la dinámica so cial de las relaciones entre estab leci dos y marginad os. Debido a qe n estdio de este tipo coloca dentr o de n mismo ma rco concepta tipos de relaciones qe tradicionalmente sólo se perciben como poem os encontrar qe tod as resaltan de manera más diferentes, vívid a. Se pede ve r, por ejemplo , de maner a más clara el papel qe desempeñan las diferencias en normas y, especialmente, en es tándares de atocontrol en las relaciones entre establecidos y marginados. El grpo establecido tiende a experimentar estas diferencias como algo molesto, en parte debido a qe s propia observancia de as normas se vincla con s amor propio, las creencias carismáticas de s grpo; en parte porqe el incmpli miento de ss normas por parte de otros pede debili tar s de fensa contra ss propios dese os de romper con la no rm a prescri ta. Por lo tant o, el grpo e stable cido percibe como na amenaza para s propia posició n, s virt d y gracia especiales a los mar ginados interdependientes, qienes son más indlgentes, o de qienes simplemente se sospecha qe lo son, en la observancia de aqel las restricciones cyo carácter estricto mantiene s po sición entre sus igales. É sta e un a de las raz one s por as qe los establecidos respondieron de manera tan tajante en e caso de Winston Parva. Correcta o incorrectamente, como mchos otros grpos establecidos, s e sintieron expesto s a n tripe ata 70
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ntra su s recursos de poder monopoliza dos, contr a el ca contra sus propias normas. Rechazaron lo que on como un ataque al cerrar sus flas contra los margina d o s ediante su exclusión y humil lación. Por s parte, los mar diícilmente tenían intenciones de atacar a los vie jo s re pero se les colocó en una posición desartunada y amente humillante. Ambas partes representaron el dra m a co si eran marionetas que penden de un hilo. q u e : co ri s m a grupal y
A1s tam, marz o de 96
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l . Consieraciones
sobre el método
9 y 1 96 0, Winsto n Parva * rmaba par te de un desarro llo rbano en las aeras de una ciudad industrial grande y era en el área central de Inglaterra. Una línea de tren lo rba de ot ras partes con un crecimiento suburbano en expan ; n puente que cruza ba esta línea era su único víncul o con on Magna y con el resto de Winst on . Tenía m enos de 5 ooo nes , quienes rmaban un a comunidad bastante compa c n bricas, escuelas, iglesias, tiendas y clubes propios. Así En
o con divisiones propias. saba rmada p or tres vecindarios di erentes , mismos que bitant es conocían y reconocían como di erent es La zona 1 o que suele llamarse un área residencial de clase media. La oría de sus habitantes la consideraban como tal Las z onas 2 3 ern áreas de clase obrera y una de ellas, la zona 2 albergaba yoría de las bricas locales En cuanto a ran go de ingr eso s, de ocupaciones y «clase s ocial» , los habitan tes de la zon a 2 Y de zona 3 no parecían marcadamente distintos . Un obse rva costumbrado a evaluar la estructura s ocial de un grupo v e onas solament e a partir de tuvieran estos términos podr ía esperar de clase obrera mucho en común, queqususe las ntes se consideraran más o menos iguales y que la princi í nea divisoria en la vida comunitaria de Winston Parva, en o a la clasifcación mutua de los habitantes y las barreras s relaciones soc iales y las comunicaciones, se encontrara ' E l presente estudio se cambiaron todos los nombres susceptibles d rconoci i ento. 73
CONSIDERACIONES SOBRE EL MÉTODO
entre la zona de clase media por una parte y las dos zonas d clase obrera, por la otra. En los hechos, la confguración que uno encontrab a era di erente. Un sondeo prelimi nar sugiri ó que no sólo los habitante de clase media de l a zona 1 , sino también los habitantes de clas obrera de la zona 2 co nsideraban que su e status y el de su v eci n dario era superior al de quienes vivían en la zona 3, y que las barreras sociales que dividían a los dos vecindarios de clas obrera eran cuando menos igual de grandes si no mayores que las qu e dividí an las relaciones s oci ales y las comu nicacione s entre los v ecinda rios de clase obrera y e l vecindario de clase media en esta área Los mismos residentes de la zona 3 parecía aceptar el estatus de in erioridad a cordado de manera lo cal par su vecindario en comparación con la zona 2 aunque a regañadientes y con cie rto rencor. Resultaba impos ible no preguntars por qué accedían. ¿Cómo es que los habitantes de la zona 2 lograron afrmar y mantener su estatus de superioridad? ¿Cuáles eron los recursos de poderentre que les hacerlo? ¿Acaso las dierencis de ocupación los permitieron habitantes de los dos distrts de clase brera eran mayores de lo que parecían y eron responsables de las dierencias en el estatus que se asignaba cda vecindario? ¿Existían dierencias marcadas en los niveles de ingreso entre los dos grupos o en el tamaño y el alquiler d sus casa s? D e no ser así, ¿qué ot ros ctores podrían ex plicar las dierencia s de estatus con todo lo que conllevan en términos d relaciones hum anas? No e dicil encontrar una respuesta pro visional . La zona 2 era un distrito de clase obrera viejo, mientras que la zona 3 era nuevo. En su mayoría , los habitantes de la zona 2 eran miembros de milias que habían vivido en ese vecindario por un iempo consid erable, uienes se habían establecido ahí como vi ejo s residente s y sentían que pe rtenecí an ahí y que ese lugar les perenecía. Los habitantes de la zona 3 eran recién llegados que habían vivido en Winston Parva por un tiem po relativamente corto y se mantenían como marginados en relación con sus viejos habi tantes. A nuestro parecer, valía la pena analiza r una re lació n de este tipo. Nuevas urbanizaciones suelen surgir en viejos vecin 74
CONSDERACIONES SOBRE EL MÉTODO
d r ios
anado a a moviidad migrato ria so cia qe es e con nte norma de a rbanización e idstriaización cre en todo e mndo, as gerras y as revociones evan o t ra vez ejércitos de migrant es como p osib es coonizado re s a ecin darios conrmados por viejas cm idades. C o observación casa, e hecho de e e periodo de rey cia peda ser n ctor en a casifcación de as miias gup os e ago conocido. En partica r, en estd ios s obre grpos e ata y media, as asiones a mii as viejas y nevas o a vijs riqezas y nevos ricos no son extraas, y a existencia de ciedad con n núceo rmado por na red de viejas es bien conocido no sóo en e nive naciona, sino en e ca , como n cto r poderos o de a estratifca ción so cia y de a c ra socia de mchas comnidades. l echo de qe distinciones de este tipo también pedan eñar n pape en as reaciones entre grpos de case r qizá sea menos conocido. Además, n caso de este tipo y,
propiado manera má s s:competa e pro t genera bl ma qepara n emitigar a todos de estos enómeno e probem a de é, ba jo ciertas condic iones, a «v ejez » de n grpo se cony a «novedad» no qe r amonestación. Podría esperarse qe os grpos de case eran menos pro pens os a este tip o de casi fcación por qu n otras cases se e asociarse con a «Vejez» o «n ovedad» de l i ueza ; no obstante, expresiones como «viejo distrito de case r» aparecen en a bibiogra a pertinente, anq e sament antienen a nive de a observación casa de n ego sin c ulos con a teoría socioógica. Resta bastante caro qe os os «viejo » y «nevo>>, en s apicació n a rmaciones socia es, n dierenc ias en a antigüedad de resid enci a o en e tiempo d ur ante e qe as miias y ss miembros se han conocido. Q reste menos evidente qe estos términos indican die c as específcas en a estrctra de grpos y qe este tipo de e ncias estrc traes desempeña n pape en a casifcaci ón. Una comnidad peqeña como Winston Parva parecía oec r na bena oportnidad para aprender n poco más sobre e t probemas. La cestión era si -y en q é medida na i d a un ctor qe otorga prestigio
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CONSIDERACIONES SOBRE EL MÉTODO
investigaci ón más sistemáti ca confr maría la impresió n s obre las relaciones entre las tres zonas de Winston Parva, si era posibl iluminar las razones de esta confguración y rmar un modelo fguracional provisional para este tipo de relación que pudier servir como guía, y probarse, en estudios de problemas similare s o relacionados. Junto co n proble mas de nd o co mo éste, un o se enentab con problemas de método. Winston Parva era una comunida relativamente pequeña. Uno de los autores había trabajado ahí por cierto número d e años y la cono cía gracias a la experiencia personal cercana. Condujo entrevistas con miembros de cada trigé sima casa en el regisr o electoral de cada una de las tres zonas. Entrevistó a los líderes de las asociaciones voluntarias locales y analizó las listas de afliación . Durante cierto tiempo organizó un club juvenil local y enseñó en una escuela de la zona. Los autores tambié n pudieron utili zar las ta rjetas de registro que mostraban la ocupación y el lugar de residencia de tod os los padres con hijo sLas en entrevistas edad escol yarlas en tarjetas WinstondeParva. registro permitieron reunir datos cuantit ativos y presentar algunos de ell os en rma de tablas estadís ticas; sin embargo, los datos cuantitat ivos recolectados de esta manera sólo se pueden considerar una parte de la evidencia necesaria para estudios sobre prob lemas de este tipo. Pueden ayudar a determinar si dierencias «estructurales», del ipo que suele tenerse en mente si se utiliza el término «estructura» en este contexto, como dierencias en ocupaciones o ingresos, eran lo sufcentemente grandes como para explicar las dierencas de estatus entre los dos vecindarios de clase obrera cuya existencia se aseveraba de manera local, o las dierentes imágenes que los vecindarios tenían de sí mi smos , o la exclusi vidad relativamente elevada de los miembros del vecindario «Superior » en contraste con aquello s de l «i nerior» . El resultado e que dichas aseveraciones, dichas imágenes, dichas barreras para la comunicación social no po dían explica rse solamente en términos de tal o cual ctor cuantifcable. No podían explicarse mediante métodos que buscaran medir «ctores» o «varia bles» como si cada uno existiera o pudiera variar inde
CONSIDERACIONES SOBRE EL MÉTODO
i entemente de toda la confguración s ocial; en p ocas palabras, edio de métodos basad os en el supuesto tácito de que los enos s ociales eran combinacion es de variables que se pueden rar con las combinaciones de partculas atómicas que sirve n a cientfcos naturales como uno de sus modelos principales. Tpoc o pod an exp licarse med iante el supuesto usualmen lícito en el uso actual de los métodos estadsticos de que ] citudes y las creencia s individuale s que se encontraron, por o, durante las entrev istas se rm aron por lo s individuos vi stados, en primer lugar, de manera independiente de otros viduos, p or as d ecirlo, en la tranquilidad de su torre de mar y aban entrado en contacto con las de otros sólo de rma ndaria. Aú n menos ctible en este contex to era otro de esos stos tácitos que subyacen a muchas investigaciones esta cs sobre actitu des y opi niones: el supuesto de que e l poder b distribuido de manera tan unirme entre los individuos cda u no de ellos era capaz de dar sus opiniones de manera end el pensamiento deen loscompleta otros. consonancia con Tdosiente est osdsupuestos estaban odo que confnaba sus usos a un concepto de la s so cied a cmo una diversidad o conjunto de personas, como una «bción estadstica» , y que al ejaba su atención de confgura especfcas que las personas rma ban entre ells, de es cras sociales especfcas rnto se volvió evidente que en Winston Parva las respues ecibidas en la s entrevistas o en otros contextos, en especial s que trataban sobre confguraciones dentro de los varios darios y entre ellos, no eran expresiones de ideas que, en er ugar, cad a individuo se ubiera rmado de maner a indeente. Las respuestas individuales rmaban parte integral creencias y actitudes compartidas y ndamentadas en va mas de presión y contro l so cial, en particular en la zon a 2 e a cohesión social era relativamente alta, y en la presión situación común, partic ularmente en la zona 3, donde la in era men or. En otras palabras, representa ban variacio ividuaes de cree ncia s y actitudes comune s y vigentes en vecindarios. 7
CONSIDERACIONES SOBRE EL MÉTODO
Bien podía ser qe algnas de las personas entrevistadas tvieran opiniones individales qe divergí an de las idea s y creencia comnes en ss vecind arios pe ro las entr evistas de tipo conv encional son métodos brdos anqe eectivos de reafrmar la actitdes y las opiniones de las personas. Rara vez hacen má qe arañar la sperfcie. En comnidades como éstas se podía esperar qe en entrevistas con relativos extraños las persona prodjeran de manera más inmediata las ideas comnes dominantes antes q e calquier opinión rmada de manera individal qe s e desviara de estos est ándares. Resltaba bastan te claro qe en na comnidad unida como la zona 2, las person as estaba deseosas de presentar n ente común y generar la mejor impresión posible en n extraño Incl so los marginados dentro de la zona 2 (a quienes era pos ible reconoce r si no tenía más qe n contacto gaz con la zona) prodcían generalmente las respestas qe eran comnes en el vecindario en ese momento Si se trabajaba en Winston Parva dra nte cierto tiempo no qedaba algna sobr e estassmamente ideas co mnes. Ni siqiera necesariadda na técnica estadística elaborada p ara era determinarlas Siempre y cando la mirada del observador no estviera obstrida po r dogmas preconcebi dos la ide a de qe las normas de na comnidad eran abstracciones o generalizaciones de na colección de opin iones individales pronto se disi paba en este contexto social. Las opiniones de na persona sobre s vecindario y sobre otros relaci onado s con él en este context o social como en mchos otros no las rmaba primero cada individo por s centa; se rmaban en relación con n intercambio contino de opiniones en la comnidad drante el cal los individos ejercían presión considerable entre sí para ajstar se a la image n comú n de la comnidad tanto en s disc rso como en s comportamiento Bajo este patrón de control vecinal as redes de las milias más respetadas mantenían na posición clave: siempre y cando tvieran sfciente poder actaban como gardianes de la imagen de la comnidad y de as opiniones y actitdes aprobadas. Inclso sin contar cabeza s se pod ía obten er n alto grado de certid mbre sobre la imagen normativa de comnidad qe los miembros de la zona 2
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rtían entre sí, porqe se mencionaba ecentemente en v rsaciones, de manera directa o indirecta, como algo qe í t o d s daban por sentado. Qizá hbie ra creado n gran re\'1 elo e na persona qe pereneciera a esta zona no la acep t r; i n embargo, hasa donde se pede deerminar, eso nnca scedido. El carácter nirme de la opinión a ese r espe cto cilmente era menor qe e de la lenga qe hablaban las o ns. En n contexto como éste, era posible obtener n alo g r o d certidmbre sobre as creencias y las actides comni t ri d las personas sin qe era necesari o tomar la tradicio l reba aleatoria de opiniones, anqe, en nombre de la ra n cieramente e eso lo q e se hizo en este caso. Oros aspectos de a inestigación también indicaron qe conexto social las in erencias del análisis estadístico de nreistas tan sólo enían n alor redcido sin el conocinto adquirido mediante na inestig ación ssemática a cargo e n obserador participane entrenado. He aqí n ejemplo. n términos habitantes las res zonas de Won Para segeneraes, eían a sí los mismos y a losdeotros en términos ne conencionales. Veían a la zona como n «área de mejor clase» o n «área residencial», a las zonas 2 y 3 como «áeas d case obrera», anqe los habantes de la zona 2 se sí m ismo s como na zon a infnit amente sperio r. Anque no mi raba co n deenimient o, pron o aprendía qe cada z o n a enía n grpo minoriario propi o. La zona 1 tenía na hi a d cabañas habiada por rabajadores manales y en alg las casas de clase media iían milias de clase obrera ue bían adqirido s casa en la zona i con la ayda de na cción de gerra ahorrada o de las ganancias combinadas lo cónyges. Usalmente, consideraban residir en la zona c o n símbolo de ascenso social y éxito. La zona 2 tenía n o grpo de residente s de clase media; la z ona 3 na pe minoría de «milias problemáticas» particlarmente g a n des y conictias qe en parte, pero no por completo, iva n d la mano de obra no especialzada. L a s estadísticas laborales podrían haber aydado a hcer 1á ítido el tosco contorno de esta confgración; sin embar 79
CONSIDERACIONES SOBRE EL MÉTODO
go, el papel específco que desempeñaban en las imágenes y e las relaciones de las tres zonas no podría haberse determinado solamente mediante inerencias del análisis estadístico. La minoría de la zona 1 no desempeñaba ningún papel en l a image de la zona; nunca se le mencio nó en conversaciones o entrevi stas en relación con la reputación o el estatus de la zona. Los habitantes de la zona 2 en ocasiones mencionaron a su minoría y siempre con un orgullo evidente; ésta reaf rmaba su aseveración de que tenían un estatus más elevado que sus vecinos de la zona 3 E n contras te, l a minoría relat ivamente pequeña de «milias problemáticas» aectaba en gran medida la im agen y la reputación de la zona 3 La pizca d e milias «o cialment e mejores» mejoraba la reputación de los «establecidos», mientras que la reputación de los «marginados» se veía frmemente inuida por las acvdades de la sección «más ba ja» . Por lo tanto, en este peque ño co ntexto era posible encontrar y, hasta cierta medida, aprender a entender una ilusión óptica característica de sociales la conrmación de imágenes iales en otros contextos mucho más amplos: soc la imagen quemuchos los «estable cidos» , que las secciones poderosas de una sociedad, tienen de ellos mismos y comunican a otros tiende a modelarse a partir de la « minoría de los mejores» , se inclina hacia la idea lización; la imagen de los « marginados» , de los grupos que en relac ión con las secciones «establecidas» tenen relativamente poco po der, tiende a modelarse a partir de la «m inoría de los peores », se inclina hacia la denigració n. Fue posible probar est e modelo hipotético de una confgur a ción específca conrme ésta surgía en observaciones preliminares mediante entrevistas y una observación más sistemática; sin embargo, acordar entrevistas y el enque de las observa con es que hicieron posible dicha prueba presuponía la presencia in situ de un observador entrenado para percibir confguraciones de este tipo; n o solamente entrena do para el análisis estadístico, sino también para el análisis y la sinopsis fguracion ales. Si bien los sociólogos practican ampliamente estos últimos, los méto dos sociol ógicos suelen conceptualizar se como si el único método científcamente c onfable y legíti mo era el primero Suele sen So
CONSIDERACION ES SOBRE EL MÉTODO
que sólo un análisis estadístico es capaz de proporcion ar la u mbre imperso nal que se esp era de una investiga ción so cio Aqueas aserciones que no s e basan en medid as de propie cuantifc ables suel en descalifcarse como «impresionistas », «simplemente descriptivas» o «subjetivas». Investigadores s deben haberse sentido aligidos por la inefciencia de u na nceptualización que implicara que cualquier declaración que no tuviera una re erencia di recta a datos estadís ticos c esariamen te poco fable, imprecisa y científca mente sos sa , qu e las únic as certidum bres posibles sobre enómenos es son aquellas que se basan en aserciones que indiquen más hay, o hubo, del enómeno a que del enómeno b. N bstante, as aserciones de este tipo no suelen resultar muy nadoras si no se combinan con otras aserciones sobre el mo relación entre a y b, a menos q ue los métodos que busquen umbre acerca de las cantidades se enriquezcan con méto que busquen certidumbre acerca de las confguraciones. t i rs e
realidadparte , estos métodos, análisisinv y integr al de elmuchas ales,rman
la sinopsis fgura cioó-estigaciones soc io Po r ejemplo, desempeñan un papel en la construcció n de os en la es cala más gra nde y en la más peque ña: modelos urocracias, así como de aldeas; de sistemas de balance de r así como de milias; e s pos ible encon trarl os en c ualqu ier n el desarrolo, creación y revisión de hipótesis y teorías ógi cas. D esempeñan un papel , pero aún se conceptua lizan nera insuf ciente como métodos característicos de una ci en cuya tarea central es el estudio de individuos como grupos, n fguraciones de individuos en cuanto tales. La idea de qu e ndividuos deben estudiarse primero de manera aislada y qu las confguraciones que rman los individuos entre sí se vn de lo que son sin dichas confguraciones, es una idea x a que connde prondamente las investigaciones sobre confguraciones. E empobrecimiento científco de la so gía que ha resultado de la evauación predominante de los os socioló gicos, del supues to de que basta con usa r méto stadísticos si se buscan respuestas confables a problemas ógicos, es bastant e obvio: ha llevado a un estado de las co 81
CO NSI DERACIONES SOBRE
EL M ÉTOD O
sas en el que gran des áreas de pro blem as s oci ológicos relev ante se dejan sin explorac ión o, si se les ep lr a, sólo un gran nombr (como sucede con b uena parte de l t rab aj o empírico de M We ber ) puede proteg erlas d el insulo d e s er « simplement e descrip tivas» (porque no son estadísticas ), de o contrario se empr en den como investigaciones no estadísticas simplemente porque parecen prov echosa s, sin reexiones ex lícitas sobre la naturale za del método que las hace así . Por consigui ente, el uso de estos mé odo s, del anális is y la si nopsis fguracionales, aún está confado en buena medida a lo accidentes de dones individuales. Aún n rma par te inegral de entrenamiento de los sociólogos aprender a observar y a concep tuaizar de manera sistemática la maera en que los individuos se adhieren, el cómo y el porqué rman enre sí esta confguración particular, o el cómo y el porqué las confguraciones que esable cen cambian y, en algunos casos, se desarrollan No obsante, sólo es pos ible superar estas limitantes de las investigaciones so ciológi cas que se centran en los métodos estadísicos si los investig adores entrenados para percibir y manipular cores o variables indivi duales unen erzas con - o están a su vez califcad os para actuar como- investigadores entrenados para percibi r y, al menos de manera conceptual, manipular confguracio nes de este tipo, entre nados para lle var a cabo anto sinop sis como análisis preciso s. Los modelos de confguraciones, de patrones o estructuras sociales no pueden ser menos precisos y confables que los re sulados de la medida cuantitati va de ctores o variable s aislad os Aquello de lo que carecen es de esa i rrevocabiidad engañosa de las inerencias basadas solamente en el análisis cuantitativo y que y las suele conndirse con precisión. Al igual que las hipótesis teorías en general, representan extensiones, avances o mejoras de un ndo de conocimiento existente, pero no pueden pretender ser un fnal absoluto en la búsqueda de conocimiento que, al igual que la piedra flosol, no exis e Los model os de confgu raciones, los resultados de investigaciones fguracionales, r man part e del proc eso de un campo cr eciente de inv estigac iones y, a la luz de su desarrollo, ellas mismas están abiertas a revisio nes, críticas y mejoras: los utos de investigaciones tur as. 82
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parente irre vocabilidd de cada inv estigción estd ístic J a p ert ura , el caráct er rmat ivo, de las investig cion es fgr� les co mo eslabones en na cadena se relcionn de manera n con cierts dierencis básics entre el tipo de pens o nec esario pra n análisis prmente estdístico y qel rio para no sociológico En ambos csos el anáisis im encar a tención en n elemento de n confgración a l a : «ctor» , «vrible» , «spect o» , o como sea qe se l e llam e. S bargo, en n nális is pramente estadístico el anáisis ais de di chos elementos se trata como la ta rea primaria y, con ete, como la principal; los «ctores » o «variables» y ss iedades cantit ativas se tratan como si en realidad no depen n de s gar y s nción dentro de esa confgración, y a orrelacione s estdístics, incidas la s correlaciones estadís de las relciones, nnca dejan de ser correlaciones de eleo islados. El análisis sociológ ico se basa en el spesto de cd eemento de na confgración y ss propieddes sóo o que son poresescso, posición y s onción dentrode deelementos dicha ració n. En el análisis la separación ás q e n pso pro vision en na opera ción inv estig tiva e requiere compementarse con otro, con la integración o la is de elementos, de la misma manera qe este útimo ree que el primero lo complemente; aquí el movimiento diético entre el análisis y a sinopsis no tiene principio ni fn. Con bas e en los spestos qe sb yacen en las rmas trad i les de análisis estadístico, se hbiera jstifcad o l a idea de bstaba con determinar e l tamño nmérico otras propie s cantittivs de cada n de ls tres zonas de Winston y, entre ells, de os grpos minoritrios y mayoritrios, e fn de expicar los dierentes ppeles qe las min orí as des e an en ls tres zons y ss respectivas imágenes Los pro s con lo s qe no se enentba l llev ar cabo el anái sis y o sis fgracional es ern tales qe el descbrimiento aisldo d e ciones c ntitativas, sin importr cán precis s hbieran no hbier condcido a n respest decd Estos P e ms se centraban en confgraciones como «minorí de obrer en área residencil de clase medi », «mino rí de a
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se media en vi eja área de clase obrera» «milias problem átia en área de clase obrera n eva» «red de milias antigas en rla ción con recién lleg ados» «élites d e poder estab lecidas en relacó con marginados »; sin importar cántas corr elaciones estadístia se pdieran est ablecer, po r sí mi sma s no hbier an llevado a n la ro entendimiento de la manera en qe confgraciones de ete tipo ncionan o aectan a las personas qe allí viven. Hbir resltado imposible iner ir de n simple análisi s canti tativ o o ejemplo, qe para las personas de n área de clase media, ara su estilo de vida, pa ra las imágenes qe tenían de s zo na y de otrs, la existencia en ss zonas de na minoría de clase obrera no teía importan cia; mientras qe para las condiciones de vida, as í coo para las imágenes de la nueva área de clase obrera, s minora tenía na impor tancia gra ndísima . En algnos ca sos, las di ere cias y las relaciones cantitat ivas resltaban extremad amente ú iles como índices socia les. El hecho de qe e l alqiler era meno r en la zona 3 q e en l a zona 2 y en la 2 qe en la 1, sin dda era sgerente; la confgración la compleja relación adeca entre da estas zonaspero , no podí a expresars ereal, o expli carse de manera en símbolos qe no eran verbales. Si no se tilizan palabras como instrmentos de investigación, las cias no hablan por sí mism as. Los die rentes papeles qe las minorías desempe ñan en confgraciones distintas son n ejemplo. En el contexto de vecindar io com o la zona 3, na minoría específc desempeñaba n papel completamente desproporcionado en relación con s magnitd nmérica. El so actual de las estadísticas pareciera implicar qe entre más grande s e la magnitd numér ica, mayo r será la impo rtanci a. En el caso de las mino ría s de Winston Parva , así como en mchos otros casos, la importancia socológca n o Lo era de ningna manera idéntica a la importancia estadística. anterior señaló n hecho conocido gracias a otras investigacio nes, en el qe qizá no se ponga s fciente a tención: q e los datos socials peden tener na importancia soc iológica sn tener n a importancia estadística, y qe estos datos pueden tener na im portancia estadística sin tener na importanc ia s ociológica. El hecho de qe los problemas soci ológicos dicilmente pe den enmarcarse de manera adecada s i parecen tratar excl siva
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e enómenos sociales en un punto y tiempo especfcos � n estructuras que, po r usar el lenguaje mico, tienen la rma n «togra ma» reerza la necesi dad de esta distinción. en mayor cercana con lo que s e puede observar y condu cir a lcacione s más com pletas, sólo si se conciben como proble e enómenos con rma de procesos qu e participan en un iento en el tiempo. El papel que desempeñan la «vejez» y l a vedad» relativas de un vecindario es un ejemplo. Esto im que los enómenos estudiados tenan una dimensión c a y que el descubrimient o de ndic es cuantitativos, incluso nclua «antigüedad de residencia», de ninguna manera par a obtener acces o a las dierencias fguracionales, estru cle a las q e se reeran etiquetas como «viejo» y
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