Noche de Viernes-Sierra I Fabra Jordi

April 3, 2019 | Author: Nicole Garcia | Category: Ishmael, Hair, Love, Guitars, Truth
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NOCHE DE VIERNES Jordi Sierra i Fabra La razón de la violencia es la violencia de la razón. Primera parte VIERNES TARDE/VIERNES NOCHE 1 La voz de su padre, al otro lado del hilo telefónico, estaba revestida de tonos ocres.  —Mariano, lo siento, de veras. Créeme que me ha sido s ido imposible eludir el compromiso. Yo... El muchacho apartó los oos de la pared ! los centró en un lu"ar indeterminado del pasillo, sin poder discernir si sent#a m$s frustración que rabia, m$s resi"nación que indiferencia. %ntentó estar a la altura de las circunstancias sin conse"uirlo.  —&o importa —dio asépticamente.  —La pró'ima semana lo haremos todo, te lo prometo.  —(ale,  —(ale, vale.  —)!e, que lo siento !o m$s que t*, +eh -e sintió furioso, incómodo, i"ual que un cr#o al que se escamotea un premio. eseó col"ar cuanto antes, ! empezar a revisar la situación. &uevos planes, nuevas alternativas. -e enco"ió de hombros, convenciéndose a s# mismo de que no pasaba nada, ! quiz$s incluso fuese meor. -aldr#a con los ami"os. -#, mucho meor que con un padre cuando uno tiene casi dieciocho a/os. La fi"ura de su madre cruzó el pasillo. El vieo teléfono ne"ro, suspendido de la pared, semeaba una ara/a mu! especial, con una presa asida de uno de sus filamentos. +0or qué tendr#an que instalar antes los teléfonos en los peores lu"ares, sin intimidad, sin posibilidad de sentarse para hablar cómodamente La muer le diri"ió una fu"az mirada de sosla!o. La e'presión de su rostro fue sin embar"o reveladora.  —1endré  —1endré que hacer unas llamadas si quiero hacer al"o el fin de semana, pap$ —  interrumpió a su padre, que se"u#a hablando sin apartarse de sus culpables circunloquios.  —)h, por supuesto. Espero que... Los dos se ale"raron ale"rar on de cortar. Ya Ya no hab#a mucho m$s que decirse. d ecirse. 2ue Mariano el primero en despedirse.  —3diós, pap$.  —iviértete, hio. 1e 1e llamaré el lunes. Col"aron, ! como si ésta fuera la se/al convenida, su madre volvió a aparecer ante sus oos. La breve distancia se hizo mucho ma!or por el amar"o rictus de su mirada. 4na pro"resiva irritación inundó el $nimo del muchacho. En esta ocasión la muer no desapareció por la inercia de sus pasos. -e detuvo.  &o quer#a escucharla, pero no tuvo m$s remedio. Estaba atrapado en aquel pasillo lleno de  puertas que no conduc#an a nin"una parte. p arte.  —Me lo esperaba —dio ella.  —(amos,  —(amos, mam$ —protestó Mariano.

 —Y ser$ peor cuando esa la"artita dé a luz, !a lo ver$s. -iempre es i"ual. Le dio la espalda para diri"irse a su habitación. 2ue una huida. La voz de su madre le  persi"uió, acorral$ndole, hasta empuarle dentro den tro de las *nicas cuatro paredes que le  prote"#an en cierto modo del e'terior, aunque cada vez le pareciesen m$s las de una c$rcel de cristal en la que también sol#a aho"arse. 5ab#a demasiada amar"ura al otro lado.  —+6ué vas a hacer ahora, salir con tus ami"otes  —-upon"o que s#, no lo sé.  —Mariano... Cerró la puerta, deteniendo al otro lado las emociones. &o lo consi"uió del todo. 3l"unas  pasaron a través de la madera como si ésta fuese impermeable, o ellas mu! fuertes. 0rimero 0r imero apo!ó la espalda en su superficie, pero casi inmediatamente cubrió la distancia que le separaba de su aparato de alta fidelidad ! colocó en el compact el disco de C$rter The Unstoppable Sex Machine. Las paradi"m$ticas notas de The only living hoy in new cross empezaron a sacudir el denso aire de la habitación. -u madre no apareció por la puerta.  &o se sintió meor, ni a salvo, pero s# moment$neamente se"uro. %smael quiso abrazarla, retenerla por *ltima vez, pero Loli se apartó con ener"#a ! dio un  paso atr$s.Los oos de la muchacha sin embar"o e mbar"o no destilaron ira. -olo un sentimiento de cansancio, una soterrada descar"a en la que se vio envuelta la tristeza final.  —&o, %smael, basta !a, por favor.  —Es que no lo entiendo —protestó él—. &i tampoco te entiendo a ti. Loli movió la cabeza de un lado a otro. 0areció punto de echarse a llorar, pero lo"ró superar  ese punto de infle'ión con una ma!or fuerza ! convicción en sus "estos, sus palabras. 3pretó las mand#bulas ! los $n"ulos de su e'presivo rostro se acentuaron a*n m$s, d$ndole un aire de firme rotundidad.  —Las cosas son as#, ! no podemos hacer hac er nada —insistió. 7esistirse es est*pido. 1* te vas a la mili ! !o no quiero eercer un a/o de novia, 8port$ndome bien9. +6ué quieres, que te mienta &o es mi estilo ! lo sabes. 5emos tenido siempre las cosas claras, +o no  —0ero ahora, cuando peor me siento... s iento...  —:-é que te sientes mal; +Y cómo crees que me siento !o 5ubiera podido ser distinto, que m$s habr#a deseado, pero t* te vas ! !o me quedo. 0or lo tanto noha! nada de qué hablar.  —1e quiero —reveló él.  —0or favor, no te pon"as melodram$tico —suspiró con fastidio Loli—. 3 m# también me "ustas, pero nos equivocamos li$ndonos. Lo lamento. &o quiero cometer un se"undo error  para cubrir el primero. +0or qué no lo ves de esta forma< quedas libre, ! puedes pue des hacer lo que te dé la "ana  —:Yo no quiero hacer lo que me dé la "ana; :Lo *nico que deseo es tener al"o en lo que creer, saber que cuando acabe esta pesadilla...;  —-aber que cuando acabe esta pesadilla, pes adilla, como dices, me tendr$s aqu#, sumisita ! dispuesta a continuar donde lo deamos, +no es as# —le interrumpió ella—. :0or ios;, +pero en qué mundo vives Miles de t#os se van a la mili cada a/o sin montar tantos n*meros. :-#, !a sé que t* eres diferente, ! que odias todo ese rollo, pero !o no puedo hacer nada m$s; :1en"o diecinueve a/os ! quiero divertirme;  —1* lo haces todo peor de como lo esperaba —lamentó %smael— &o creo que lo resista.  —+6ué vas a hacer, pe"arte un tiro mientras haces "uardia :(amos, :(amos, hombre; :Como se te ocurra cometer una de esas "ilipolleces te uro que...; —Loli le apuntó con un dedo

iracundo— +0or qué no lo pensaste antes ! te hiciste obetor +-abes cu$l es tu problema 0ues que siempre esperas, esperas, ! las frustraciones acaban aho"$ndote. 3 lo meor es que te "usta estar as#.  —&o di"as tonter#as.  —Eras diferente cuando nos conocimos manifestó ella.  —La "ente no cambia tanto en siete meses.  —1* s#. 1odo 1odo eso de la mili te tiene como desquiciado. 0arece como si se fuera a acabar el mundo  —&o puedes entenderlo.  —Mu! bien, no lo entiendo, +qué m$s quieres que te di"a Lo m$s se"uro es que dentro de nueve meses, cuando vuelvas, esté aqu#, tal cual, ! volvamos a liarnos si re"resas de meor humor. 0arec#a una esperanza, una puerta abierta, pero no lo era. %smael sab#a que ella necesitaba compa/#a masculina, ! aunque no la hubiera necesitado, era demasiado hermosa como para esperar que nadie nad ie se le acercara en tanto tiempo. 6uer#a divertirse, salir, bailar.1a bailar.1all vez estuviese en su derecho.  —1e quiero tanto que... —empezó a decir.  —&adie quiere tanto como para hacer nada —suspiró —sus piró Loli—. -e ama ! punto. Lo dem$s son pasiones de pel#cula. ) ser$ que !o no so! nin"*n volc$n, mira, no sé. 0refiero pensar que lo hemos pasado bien ! punto. +Cu$ndo me has o#do hablar del futuro, o hacer planes a lar"o plazo 0ara m# lo m$s leos que lle"a todo es hasta el pró'imo verano. -o! as# ! me va bien. Creo en el amor, pero no pienso que sea lo m$s importante, al menos ahora.  —+Me escribir$s —pre"untó %smael. La muchacha cerró los oos. Cuando volvió a abrirlos miró a lo leos, m$s all$ del parque que les envolv#a. -e o#an risas de ni/os ! ni/as, u"ando en la vecina zona infantil, pero ellos estaban solos. El banco que ocupaban era el centro de su universo. Las casas que rodeaban el lu"ar no e'ist#an m$s que como decorado de sus propios sentimientos. 3cabó "irando la cabeza para enfrentarse a su compa/ero. El cabello, mu! lar"o aunque correctamente definido, llenaba de sombras el perfil del atractivo rostro, hundido en su amar"ura. Ella lamentaba m$s que nadie, salvo él mismo, que se viera obli"ado a marcharse.  —+6uieres que te di"a que s#, ! que no lo ha"a —susurró —susu rró ella—. +e qué servir$ que te escriba cont$ndote cosas -i te di"o que sal"o con uno te haré da/o, ! si te lo oculto te estaré mintiendo ! encima te llenar$s de falsas esperanzas. (amos, (amos, %smael, no es el fin, sólo un aplazamiento.  —-i sólo es un aplazamiento —trató de insistir él. Loli se puso en pie.  —Mira, !a no quiero se"uir hablando m$s del tema. &o lo soporto sopo rto —dio terminante colocando sus dos manos abiertas a modo de pantalla— 5a sido estupendo, me "ustas, t* te vas, !o me quedo. Eso es todo lo que ha! de momento. 3hora depende de ti, que teportes como un imbécil o que lo afrontes como un hombre. Espero que todo te sal"a bien, ! que vuelvas como te conoc#, +vale -e inclinó sobre él, inesperadamente, ! le dio un beso fu"az, mu! r$pido, en la comisura de los labios. -e enderezó antes de que %smael pudiera retenerla. es—pués dio media vuelta ! echó a andar, primero despacio, finalmente con viveza. %smael no se movió. La vio alearse sintiendo un nudo enorme en la boca del estóma"o, ! otro a*n m$s "i"antesco en la "ar"anta.

3 La moto, una imponente =a>asa?i @AA, carenada ! reluciente, de matr#cula reciente, entró en el taller atronando el ambiente con la potencia de su motor. El hombre que la conduc#a, vestido con un ele"ante trae "ris, impecable, zapatos de marca ! corbata pintada a mano,  paró el motor ! se quitó el casco de la cabeza. La a"itó para ali"erar una invisible presión ! descabal"ó. L$zaro le vio apro'imarse. &o hizo falta que consultara el relo. Lo hab#a hecho nada m$s apercibirse de la irrupción del recién lle"ado. Le recibió con una est$tica sonrisa. &o por conocerle deó de estudiar su ima"en de eecutivo a"resivo, de admirar el bronceado  primaveral de su rostro, de valorar la a"ilidad trenzada en el tenis o la "imnasia diaria. 1reinta a/os, no m$s.4n prototipo Y como todos los prototipos, di"no de su especie.  —L$zaro, chico —fue lo primero que le dio el visitante—, que no sé lo que le pasa a este trasto, mira.  —+e qué se trata, don 7amón —se interesó el mec$nico acentuando un poco m$s la curva de su sonrisa.  —Es que no lo sé —dio el aludido enco"iéndose de hombros—. Ya ves t*, le da por arrancar, parar, volver a arrancar. :0arece un caballo salvae;  —En todo caso una !e"ua —bromeó L$zaro.  —+0uedes echarle un vistazo &o me di"as que es al"o "rave porque...  —:5ombre, don 7amón, que !a es la hora de cerrar; —protestó el mec$nico vehemente—, Y adem$s ho! es viernes. -i hasta me parece mentira que no esté !a de uiquen. 6ue ten"amos que currar nosotros, los parias, vale, pero usted, +qué hace todav#a en la aula  —:0ara fin de semana esto! !o, que lo ten"o que pasar trabaando;  —(en"a, que ha! trabaos ! trabaos —L$zaro "iró la cabeza para mirar a su compa/ero, que trabaaba a unos cinco metros de él en otra moto. Le "ui/ó un oo cómplice—. (amos a ver de qué se trata, aunque !a le di"o que ahora no vo! a poder hacer nada. El lunes a  primera hora...  —:Co/o, no odas, t*;  —+Y qué quiere que le ha"a, don 7amón -e"uro que tampoco es nada que no pueda esperar.  &o le hac#a falta mirar la moto. -ab#a perfectamente de qué iba el tema. 0ero se aplicó a ello con absoluto sentido de la profesionalidad, al menos el sentido que un cliente como aquél esperaba de un mec$nico responsable ante una m$quina tan maravillosa como lasu!a. 1ardó un minuto en levantarse ! enfrentarse a la ansiedad del eecutivo.  —+Es "rave  —&o, hombre, que va. Brave no, aunque s# trabaoso. Le falta e'plosión. Las bu#as est$n en"rasadas.  —&o fastidies —se e'tra/ó el hombre.  —-i es que sólo la usa para la ciudad, +a que s# Cuando sale a carretera, el coche, :faltar#a m$s; Y pasa lo que pasa. En ciudad una m$quina como ésta se fastidia. emasiada potencia  para tan pocas posibilidades. -em$foros, arrancar, parar... Lo dicho< ha! que limpiar las  bu#as.  —Y no podr#as...  —6ue no, don 7amón, que no puedo, que es viernes !...

 —Es que me fastidia ir as#, ! como este fin de semana he de quedarme... )!e, cóbrame lo que quieras pero échame una mano, hombre.  —+Cómo vo! a cobrarle de m$s 4no tiene su corazoncito. -i lo ha"o es por la moto.  —Entonces...  —:Cachienl$; —rezon"ó L$zaro—. +0uede volver en media hora 0ero no m$s, +eh Mire que cierro ! no la reco"e hasta el lunes.  —Eres "rande, un t#o de verdad, o!e. Bracias. +Media hora (o! a hacer un recado ! vuelvo. 1e debo una. 1e vo! a dar una propina que... Me vo!, me vo!. -alió por la puerta con aire distin"uido. 1odav#a se ve#a su sombra cuando el compa/ero de L$zaro !a le estaba diciendo<  —3nda que no te lo montas t* con cara.  —-i es que te lo ponen a huevo —masculló el mec$nico !a sin sonrisa—. 0anda pieras de mierda. -e compran unas burras que no saben ni para qué sirven. 1uviera !o una moto as#, :oder; 0or lo menos que afloe la mosca, hombre.  —Cre# que ibas a salir a escape, como cada viernes.  —Es sólo media hora, ! necesito pasta. 1otal...  —+6ué plan tienes ho!  —Lo que sal"a, t#o. &ecesito al"o nuevo.  —+&o sal#as con una tal -onia  —+-onia —se estremeció mirando a su compa/ero como si éste fuera un marciano—. 0ero si eso fue hace dos semanas. )!e, +t* en que mundo vives, chaval 3 ver si espabilas, que me vas a resultar de los que cae con la primera que le trinca.  —Ya me "ustar#a a mi trincar una —suspiró el otro. L$zaro le dio la espalda. (olvió a sonre#r con suficiencia. ichoso don 7amón. :Y lo que les "ustaba que les llamasen as#, con tratamiento incluido; Limpiar#a las bu#as en menos de lo que costaba decirlo, ! dear#a una fuera para montarle el n*mero cuando lle"ara. Le vender#a un buen cuento. Cuanto m$s lo alimentara, m$s u"osa ser#a la propina, que era lo su!o, porque la cuenta, de todas formas, iba para el due/o del taller.  —El d#a que !o ten"a una burra as#... —dio poniéndose manos a la obra. Le pareció un sue/o, un hermoso sue/o. 4na idea eternamente fu"az que sol#a pasar a menudo por su mente hasta convertirse en obsesión. Esta vez, sin embar"o, le hizo da/o. a/o por asociación. El eecutivo ! él. os mundos separados por una lar"a distancia. Y supo que la propina que iba a recibir era un pobre pa"o por su di"nidad, aunque lo enmascarase con la habilidad de su in"enio. 4 -eraf#n se col"ó la "uitarra eléctrica del hombro, ! se situó frente al espeo de su habitación estudiando la meor de las posiciones. 4na cosa era la técnica, la calidad, ! otra mu! distinta la ima"en. 0ero en la m*sica actual, estaba se"uro de que ambas iban !a tan unidas, tan estrechamente li"adas, que una no pod#a subsistir sin la otra. 3ntes hab#a discos, en un tiempo que se le antoaba cada vez m$s remoto ! leano porque ni siquiera lo recordaba. 3hora hab#a v#deos. Los conceptos, las formas, cambiaban. Estudió aquella ima"en, sus facciones, ! se sintió tan perdido como una ballena en un acuario Era, simplemente, feo. -u cuerpo no difer#a del de muchos otros miles, puesto que parec#an fabricados en serie,

clónicos. 3lto chupado, enteco, vistiendo eternas camisetas ne"ras con nombres de "rupos de roc? duro ! pantalones austados, con el cabello e'tremadamente lar"o ca!éndole lacio a ambos lados del rostro, devor$ndoselo, ! poco m$s.ueno, s#, las facciones. 4na nariz enorme, demasiado "rande en mitad de aquella isla rodeada por pelo por todas partes, unos labios "ruesos ! unos oos tristes ca#dos, que daban una impresión de constante abatimiento. Ese era él. +%mportaba mucho que un d#a fuese un "ran "uitarra, un buen cantante, un e'celso autor  &i siquiera sab#a si lo lo"rar#a. 3l"o le dec#a que también se necesitaba valor para eso, mucho valor. +5ab#a al"*n "uitarra de primera, tipo Clapton o 5endri', que fuera t#mido o inse"uro 3doptó una repentina pose de m*sico en plena batalla. %ncluso tocó al"unos acordes. Lue"o se sintió rid#culo. -i no se tomaba en serio a s# mismo, aun ensa!ando a solas frente al espeo, +cómo pretend#a que le tomaran en serio los dem$s -i por lo menos tuviera el encanto de Mariano, ese $n"el que le permit#a caer siempre bienD no la eta de L$zaro, que era un li"ón ! ten#a las cosas claras en su cabezaD o la se"uridad ! a"resividad de osé Luis, que le facilitaba ir por delante siempre de los acontecimientos. %ncluso %smael, pese a sus traumas. 0ero él...  &o se trataba de que se sintiese acompleado.&o ten#a que ir a nin"*n psiquiatra para que le convenciese de lo contrario. -ólo se sent#a libre con los dem$s, pero a*n as#, se arropaba en su seno, sin atreverse a salir. ar#a lo que fuera por tener una chica. eó la "uitarra en la cama ! se tumbó a su lado, furioso. 1uvo deseos de "olpear el colchón con el pu/o cerrado. eseos de "ritar. eseos de hacer al"o, m$s all$ de su quieta represión, pero no hizo nada, absolutamente nada. -ólo mirar la "uitarra, muda a su lado. Era como una puerta cerrada. La cone'ión con el M$s 3ll$ dorado de la vida no se hallaba a su alcance. Y no le serv#a de nada odiar la derrota, u odiarse a s# mismo. Co"ió un cómic, intentando no pensar en todo aquello, que no por conocido le dol#a siempre i"ual, ! se encontró frente a los dibuos de su adorado Moebius.Le costó concentrarse, pero lo intentó, como medio de evasión. e todas formas no le!ó m$s que un  par de vi/etas, porque inesperadamente, ! sin previo aviso, la puerta de su habitación se abrió ! por ella apareció su madre.  —-eraf#n, hio, al teléfono —le dio la muer.  —Mam$, +por qué no llamas nunca antes de entrar —le recriminó él.  &o era la primera vez que se lo dec#a, ni ser#a la *ltima. -u madre tampoco fue nada ori"inal cuando respondió, enfadada<  —Mira, no me ven"as con tonter#as. 3bro ! !a est$. 6ué man#a te ha dado con eso —!  pasó al contraataque protestando por el orden de la habitación ! su actitud—< :2#ate como est$ todo otra vez; :eber#as vivir en una pocil"a; +Es que no sabes hacer otra cosa que estar tumbado en la cama le!endo sin hacer nada :es*s, Mar#a ! osé; -eraf#n resopló cansado. Era in*til. -u madre viv#a en otro mundo, su mundo. &o ten#a sentido discutir.  —+6uién es —quiso saber levant$ndose de la cama.  —Mariano —respondió la muer haciendo adem$n de entrar al salir él.  —Mam$, no —la detuvo su hio——< &o toques nada, +vale Es mi habitación. &o toques nada.  —Es que...  —+(ale, mam$

Ella se refu"ió en su herida di"nidad.  —:0ues que te coma la mierda, ! !a est$; —"ritó retrocediendo—, :&o pienso entrar m$s ah#, !a te apa/ar$s, vamos, hombre, faltar#a m$s; 1ampoco era la primera vez que dec#a eso, ! al d#a si"uiente volver#a a las andadas. -eraf#n !a no quiso responderla. -in mucha prisa caminó hasta el teléfono, donde esperaba su camarada. +Mariano Le hac#a con su padre, o tal vez no. Era viernes, el comienzo de la libertad. 5

osé Luis detuvo la motocicleta a la puerta de su casa ! apa"ó el contacto. &o entró directamente.3ntes quitó las fiaciones del malet#n adosado a la parte trasera. -e lo hab#an robado una vez, ! no estaba dispuesto a repetir la e'periencia, porque la empresa se lo hizo  pa"ar a él. Cualquier mensaero se hac#a car"o de al"o m$s que de la "asolina. Car"ó con el bulto mientras rezon"aba<  —)tra huel"a salvae, eso es lo que deber#amos hacer todos, :pero de verdad; El ascensor no funcionaba, como de costumbre. -ubió a pie sin dear de lamentarse ! se cruzó con uno de los vecinos de la se"unda planta. &o iba como era habitual, de roc?ero, con ropas ne"ras, de cuero, zapatos puntia"udos ! un par de mu/equeras en ambos brazos,  pero a*n as#, el hombre le diri"ió una atravesada mirada. osé Luis a"itó la cabeza haciendo ondear su leonina cabellera a modo de bandera. &i uno ni otro dio nada, ! sus pasos se  perdieron en direcciones contrarias. 3l entrar en su piso se encontró con su madre.  —3h, !a est$s aqu# —dio la muer a modo de salutación— ien, estupendo, porque !o !a me iba. +Cómo vienes tan pronto  —Es viernes.  —-#, claro. Ella co"ió el bolso, e'aminó su interior. 0arec#a aturdida, pero esa no era m$s que una de sus caracter#sticas constantes. 3turdida por los embites de lo cotidiano. osé Luis reanudó su marcha en dirección a su habitación.  —-i lle"a tu padre antes de que te va!as, dile que la cena est$ en...  —(amos, mam$ —se detuvo en mitad del pasillo—, para él también es viernes, o quiz$s sea meor decir que vive en un viernes constante. 3 esta hora !a debe estar bebiendo.  —:osé Luis; —le recriminó la muer—. 1u padre est$ buscando trabao, no lo olvides. -i después entra en un bar ! se toma un vaso de vino... Era in*til discutir con ella, as# que no lo hizo.-e metió en su habitación ! deó el malet#n de la empresa de mensaeros sobre la cama. &ecesitaba un ba/o. espués de un d#a entero tra"ando porquer#a ! llevando paquetes ! cartas de un lado para otro, necesitaba un buen  ba/o, ! prepararse para salir. En un viernes no hab#a nada m$s. El mundo entero sonre#a los viernes por la noche. -u madre apareció por detr$s de él.  —Mercedes tampoco ha lle"ado —le informó—. éale al"o para cenar por si re"resa tarde. Esta vez se calló. 0od#a decirle que su padre era un borracho, ! salvo un reproche, no  pasaba nada m$s.0ero la *ltima vez que le dio que su hermana era un pendón que se iba

con cualquiera, ella le cruzó la cara. :3 su edad; &o quer#a repetir la e'periencia. &o val#a la pena, ! menos por Mercedes.  —(as a lle"ar tarde al restaurante —dio él.  —-#, ser$ meor que me va!a —suspiró ella. 0ero no se movió de la puerta de la habitación, al contrario, se quedó mir$ndole, sin aparentar ver nada pero abarc$ndolo todo con unos oos llenos de aturdido e'trav#o. osé Luis se quitó la cazadora, ! también la camiseta, con un pu/o cerrado que suetaba un ra!o en el centro. Era musculoso, proporcionado, atlético. &o continuó desvistiéndose por la  presencia de su madre frente a él.  —+6ué pasa —pre"untó receloso. La muer dio un paso hacia él.  —&o, nada —dio. 0ero levantó su mano libre, la llevó hasta la altura del rostro de su hio, ! la depositó, tierna ! dulce, en su meilla. 2ue un contacto fu"az, apenas duradero, pero intenso.  —5asta ma/ana, osé Luis —se despidió—. Cu#date. La mano volvió a caer, ! lue"o ella dio media vuelta ! se fue. Ya no se detuvo hasta lle"ar a la puerta del piso. El muchacho o!ó como se abr#a ! cerraba. Casi diez se"undos después se"u#a i"ual, quieto, en mitad de su habitación, con el calor del contacto de aquella mano suspendido de todo su ser. 6  Ismael Mi nombre es %smael 0osadas. Mi padre se llama osé Mar#a ! mi madre 3"ustina. Fl trabaa en una sucursal bancaria, ! ella es 31-. 1en"o una hermana ma!or, G"ata, !a casada ! con hios, ! un hermano también ma!or ! que se llama %sidro. Mi hermano...  bueno, da i"ual, no creo que sea importante. Yo so! el *nico que vive en casa. 5e estado trabaando eventualmente como montador en una revista, aunque lo m#o es el dibuo. -iempre he querido ser ilustrador, hacer portadas de libros ! cómics, crear un par de  buenos personaes fios, tipo ohn ifool o al"o as#. Lo malo ahora mismo es que el servicio militar me ha partido por la mitad. 5e de incorporarme dentro de una semana, ! es un mal rollo. Esto! bastante deprimido por este motivo. En realidad esto! mu! deprimido por este motivo.  &o sé cómo e'plicarlo, pero ten"o miedo.Es como si hubiera un antes ! un ahora, pero no un después. Yo no creo que lo soporte, ! no me sirve nada no ser el *nico. )dio los uniformes, las órdenes, la violencia, las armas. eb# haberme hecho obetor de conciencia,  pero... Esto no dea de ser una sucia trampa, lo mires como lo mires ! ha"as lo que ha"as. Mi pen*ltimo fin de semana. 5e estudiado con Mariano ! -eraf#n, aunque mi ami"o, mi cole"a de verdad es este *ltimo.  &os complementamos bien, porque él es un fan de los cómics ! anda loco por ser m*sico, famoso, convertirse en una estrella del roc?. Mariano siempre ha sido el tercero, porque es  buen t#o, aunque siendo el m$s oven en ocasiones me he sentido aleado de él ! de su onda.  &o ten"o nada contra el hecho de que ten"a m$s pasta que nosotros, ni que lleve esa mariconada de pendiente en la orea, pero es de los que si"ue al resto, se apunta a lo que ha"a falta aun sin tomar iniciativas. e hecho ha sido siempre Mariano el que nos ha unido con L$zaro ! osé Luis. &i siquiera formamos una pandilla en el estricto sentido de la  palabra. Coincidimos, nada m$s.

espués de lo de Loli lo *nico que !o quer#a era salir ! pasarlo bien, sin saber e'actamente cómo. &unca hacemos planes, salvo que ha!a al"o concreto, ! no era el caso de este fin de semana. 7eunimos ! salir. 0unto. Mariano ten#a que pasarlo con su padre. 6uiero decir que no hab#a la menor predisposición para hacer al"o diferente aunque !o deseara reventar,  porque me sent#a muerto por dentro. 4n viernes m$s, sólo eso. Era absurdo ima"inar otra cosa. 7  Mariano-i mi padre no hubiera cambiado los planes a *ltima hora...  &o, no quiero decir que la culpa sea su!a. &i siquiera pienso que fuera culpa de nadie. El *nico profe que he tenido en la vida que me ha ca#do simp$tico, el se/or (elasco, un t#o sano que se notaba que hab#a vivido la vida, me dio una vez< 8Lo que pasa, pasa, ! no sirve de nada echarse a los leones9. 0ero ahora no deo de pensar en m# mismo, lo sucedido, la forma en que me met# en ello. e un fin de semana con pap$ a esto, va mucho. Me llamo Mariano 7om$n. Mi padre es Ernesto 7om$n, director de una empresa de e'portaciones. Yo vivo con mi madre, -a"rario, porque ellos est$n divorciados. &o es nada diferente a lo que les pasa a otros ! a otras, pero a m# me hicieron polvo cuando pasó todo. e noche a*n me despierto cre!éndoles o#r, pele$ndose, lanz$ndose sapos ! culebras el uno al otro. El psiquiatra que trató a mam$ me dio que lo superar#a, aunque matizó que ese era un mal tra"o para un adolescente. :es*s;, el que no lo ha pasado ni se lo ima"ina. Cuesta tanto creer que un d#a estuvieran colados el uno por el otro... Mi padre tiene una nueva t#a, se llama Cruz ! !a esperan un hio. icen que ser$ varón, as# que me caer$ un hermanastro. -o! hio *nico por lo tanto no es que me importe mucho o  poco tener ahora un hermano, pero mi madre dice que el d#a de ma/ana, todo ser$ para el otro. Claro que mi madre est$ amar"ada. 1odo lo m$s, lo est$ superando ahora, porque por lo menos sale con un tipo ! creo que !a se acuesta con él. Espero que funcione, ! no sólo  por ella, sino por m#, para que me dee en paz de una vez. Casi se volvió loca cuando supo que pap$ se hab#a enrollado con una chica oven. Creo que fue eso lo que la afectó realmente, que ella fuese una veintea/era. 7econozco que Cruz est$ mu! bien. Ya querr#a !o un !o"ur as#. El problema es que mam$ ha querido que !o odiara a pap$, ! a m#, mi padre, me cae bien, tiene estilo. Es un triunfador. -abe lo que quiere ! va a por ello. Y no lo di"o porque me dé m$s libertad que mi madre ! me suelte la pasta que le pido. e haber podido ele"ir, cuando se divorciaron me habr#a ido con él. Mam$ es una buena muer, pero un poco rollo, fuera de órbita. Le da demasiado al tarro, ! eso es porque no tiene nada m$s que hacer. 0iensa, !  piensa, ! piensa ! lue"o todo se le viene encima. -i"o estudiando, ! este a/o he empezado económicas. &o me parece una carrera meor ni  peor que otras, pero no me seduce meterme a currar como %smael. Mientras pueda mantener  la onda, la mantendré. 6uiero decir que se est$ mucho meor as#, que te lo montas como quieres, ! encima te lo pasas de puta madre en verano, ! también en &avidad o en las vacaciones de 0ascua. -iempre he ido con -eraf#n e %smael, pero a m# los que me han flipado al l#mite han sido L$zaro ! osé Luis. Ellos s# se lo saben montar como ios. Le echan cara a la vida, li"an, son independientes, ! si uno quiere alucinar de verdad un fin de semana ha de buscarse el rollo a su lado. 0or eso cuando estamos los cinco, ha! un equilibrio, ! pensaba que eso era lo bueno. Lo *nico que no me "usta de L$zaro ! osé Luis es que a veces se pasan. 0or

eemplo est$ esa chica, -ara. Yo le "usto, est$ enamorada de m#, se le nota, pero como sólo tiene dieciséis a/os, ! encima recién cumplidos, si me ven con ella me llaman infanticida, ! a ella la llaman destetada. &o es que !o ha!a perdido el culo por -ara, pero est$ bien, !  puesto que va detr$s de m#... bueno, quiero decir que a caballo re"alado no le mires el diente. &o ha! problema. 0refiero eso que no el frustre de %smael con su Loli. Menuda  p$ara. 1odo mu! bien hasta que ha lle"ado lo de la mili, ! entonces, puerta. -#, %smael estaba mu! odido, lo sé. 0or eso !o prefiero enrollarme con los cole"as. 3unque a veces sientas... en fin, una chica es una chica, ! sobre todo si es como -ara, un dulce. 1otal que cuando mi padre me deó tirado, llamé a -eraf#n, para arre"lar la noche. Y eso fue el principio. 4na noche m$s en un viernes m$s. 8  SerafínMariano me llamó por teléfono, ! como no lo esperaba, le die que a*n no hab#amos hecho planes, porque %smael andaba liado con Loli. e todas formas lo de hacer planes es una tonter#a, porque sales, vas a los lu"ares habituales, ! all# te vas encontrando a toda la  basca. Eso fue lo que le die, que estar#amos donde siempre. &o le noté nada raro en la voz. En cambio cuando me llamó %smael... ese s# estaba mal, hecho caldo. La mu! borde de Loli le hab#a dado puerta, ! usto una semana antes de irse a marcar el paso. 4na putada. Y la verdad es que no sé si realmente est$ colado por ella o m$s bien se trata de una necesidad. 5ombre, a cualquiera le va una t#a, ! marcarse un rollo con ella, pero en el caso de %smael, ! con lo de su hermano %sidro... 1ener un hermano homose'ual, ! que todo el mundo lo sepa, ha de resultar demencial. 0rimero eres 8el hermano del marica9, ! lue"o acabas siendo obeto de sospecha, porque la "ente piensa que si has dormido con él toda la vida, compartiendo la habitación, al"o habr$ pasado. %sidro se ha lar"ado a vivir con uno hace !a un a/o, pero en la escalera ! en el barrio si"ue lo mismo. %smael es mi meor ami"o, pero nunca he sabido si esa necesidad de ir con chicas era por s# mismo o para demostrar al"o a los dem$s. 0or eso la u"ada de Loli ha sido mu! fuerte. +Yo -#, mi nombre es -eraf#n Moreno. Mi padre se llama Carlos ! mi madre Matilde. -on como todos los vieos, aunque !o les veo peor, sin duda por lo que pasó hace a/os. -e les murió un hio, mi hermano aime. 1en#a tres a/os de edad ! no lo resistieron. 0ap$ se apa"ó como un flan, ! mam$... bueno, si"ue enferma de los nervios. Es una sufridora. (ive para sufrir ! lamentarlo todo, lo su!o ! lo de los dem$s. 3 veces es insoportable, porque ni vive ni dea vivir. &o tiene suficiente conmi"o, que so! el ma!or, ni con mis hermanas, 0epa ! Cari, que tienen quince ! doce a/os respectivamente. -iempre est$ pensando en aime. 1odav#a estudio, esto! repitiendo tercero de 40, pero en cuanto pueda me pondré a trabaar. -e"uramente después del pró'imo verano. 3 %smael le va bien, 7econozco que Mariano vive de co/a, pero a él le suelta toda la mosca que quiere ! m$s su padre, ! as# cualquiera. Yo necesito abrirme ! para eso hace falta toda la tela que se pueda conse"uir. Claro que lo que me "ustar#a es formar mi propio "rupo de roc?. La m*sica es lo meor del mundo.  &i siquiera sé si so! bueno. 5e tocado en un par de conuntos pero... nada. Componer se me da meor. -upon"o que las letras me salen tan fluidas porque so! introvertido. %smael dice que so! como un volc$n siempre a punto de e'plotar. -er$ eso. Fl me conoce bien. -i  pudiera salirme de todos los malos rollos cantando ! tocando... pero encima ten"o todav#a el mal viae de la mili, el pró'imo a/o. -er#a capaz de se"uir estudiando sólo para poder

 pedir una prórro"a. :La suerte que tiene el maldito L$zaro libr$ndose; %ncluso osé Luis, que dice que no ir$ ! no ir$. Los tiene cuadrados, porque tal ! como est$n las cosas,declararse insumiso puede salir fatal. -iempre he tenido miedo. 0or ello mi razón de ser son los ami"os, los cole"as, ! ese h$lito de libertad que comienza cada semana, el viernes, ! que se mantiene hasta el domin"o, hasta la antesala del nuevo aburrimiento, la esclavitud, la rutina.  &unca cre# que pudiera suceder nada malo.  &o éramos m$s que cinco t#os viviendo la noche.   LázaroMe "ustan las motos. 3mo las motos. esde que era ni/o supe m$s de ellas que de cualquier otra cosa. -o/aba con ser -ito 0ons, pero cuando naces ! creces en una ratonera, te quedas en nada. 5ubiera podido dar ca/a a cualquiera, pero tuve mala suerte. Me ca# en el peor momento ! en el d#a menos oportuno, ! ah# se terminó todo. 6uiz$s una primitiva me dé la pasta necesaria para la moto de mis sue/os. 6uiz$s. 1ambién puedo reventar pasado ma/ana ! entonces... Me llamo L$zaro Costa, ! so! el ma!or de todos. 0ara lo *nico que me ha servido crecer sin padre ha sido para saltarme la dichosa mili. 3l"o es al"o. Mi padre murió cuando !o ten#a doce a/os. -e llamaba 2rancisco ! trabaaba en una empresa de construcción. 4n buen oficial, dec#an. eó de serlo el d#a que se ca!ó por el hueco de un ascensor. 0uedo urar que aquella obra se constru#a con el culo, ! que el encar"ado era un in*til. Lo sé porque !o iba a verle a veces. 0ero dieron que hab#a sido una ne"li"encia por su parte, que el ascensor estaba debidamente se/alizado ! prote"ido. :Y una mierda; &os dieron cuatro duros ! en paz. e acuerdo, de acuerdo, no vo! a hablar de eso. Mi madre se llama 1eresa ! trabaa en un taller, esos que se dedican a lo de la econom#a sumer"ida. 1en"o una hermana de diez a/os, Luc#a. Es estupenda. &aturalmente a los quince deé de estudiar ! me busqué la vida. 5ace !a cuatro a/os que trabao en el taller del se/or 0ascual, ! me va bien. 3ll# conoc#, al  principio, a osé Luis, que es mi meor ami"o. esde lue"o est$ loco de remate, pero es sensacional. untos nos hemos corrido todas las uer"as que puedan ima"inarse, ! en el momento en que uno ha de corrérselas. Es un fanfarrón sano, aunque a veces se pasa. 0or eemplo con los pobres de %smael ! -eraf#n. %smael ha pasado una temporada hundido con eso de irse a la mili, ! -eraf#n es un acoonado que !a no vive pensando en la su!a, el a/o que viene. osé Luis dice que él pasa de milis, que les dir$ que no va, que se hace insumiso ! punto. Y se lo creen. La verdad la sé !o< le van a declarar in*til porque tiene un no—se—  qué en un pulmón. 0ero lo que le "usta es marcarse el rollo ! punto. Es capaz de matarme si se lo cuento a los otros. +La polic#a Mi *nico problema con la le! fue hace un par de a/os. -#, me detuvieron col"ado, +! qué -i metieran en la c$rcel a todos los que se han col"ado una vez no se cabr#a. 1uve un peque/o follón ! lue"o... a la calle. Eso no quiere decir que sea un delincuente. En cuanto a lo que pasó... 2ue un accidente, nada m$s. Esas cosas pasan, nadie puede evitarlas. -i hubiéramos estado osé Luis ! !o solos... 1!

Jo"# $%i"-uele suceder, cuando van cinco t#os untos. La noche es como una ami"a, una amante que te va seduciendo ! liando. &o sirve de nada decir que L$zaro lo complicó todo, o que los dem$s andaban metidos en rollos personales. La pelea con los s?ins heads tampoco fue especial quiero decir que te puedes tropezar con ellos en cualquier momento. -eraf#n es un chaval lleno de compleos, %smael iba traumado con lo de su mili ! la patada de su chica, Mariano es el t#pico malcriado, producto de una parea divorciada, ! L$zaro... ueno, L$zaro es mi cole"a, +vale Yo le entiendo. Mi padre es una mierda ! est$ vivo, mientras que el su!o, que era un t#o le"al, se mató. El que di"a que esas cosas no te marcan, no te ponen el coco del revés, miente. Claro que le "ustan las anfetas, fumar hierba, ! por supuesto que lo ha probado todo, +por qué no -iempre ha tenido mala suerte. Caerse el d#a de aquella carrera, con todo ios observ$ndole... Eso fue mu! fuerte. &adie deber#a u"arse el futuro a cara o cruz. 0or eso funcionamos bien, porque sabemos de qué va toda esa  porquer#a. -abemos de qué lado estamos.4n d#a, en el cole"io, en la clase de "imnasia, le die a la profesora que no quer#a quitarme el ch$ndal. Ya era primavera, ! hac#a mucho calor, as# que la t#a insistió.Estaba bastante buena, cachas macizas, ! se me puso borde. 3cabamos en el despacho del director, ! all# el pavo me ordenó quitarme el ch$ndal. :ios, !o ten#a las mand#bulas apretadas ! una cara de mala leche que me la pisaba; Le die una sola vez que no, ! él me amenazó con e'pulsarme. &o quer#a un mal rollo as# o sea que decid# tra"ar. 0or lo menos !a no est$bamos en mitad del patio, con los dem$s mir$ndome, me quité el ch$ndal ! al verme la espalda se quedaron m$s blancos que la cera. Mi padre sol#a darme con el cinturón, pero la noche anterior se hab#a pasado, ! utilizó el lado de la hebilla. Yo no pod#a verme, pero creo que en dos o tres lu"ares la cosa estaba en carne viva. -e or"anizó un buen follón. ieron que me a!udar#an. Y va!a si lo hicieron. (isitas, amenazas, reuniones, denuncias... Cuando acabó aquel circo mi padre volvió a atizarme, ! al terminar me dio que como volviera a meterle en problemas lo lamentar#a. Yo !a lo estaba lamentando. 0asé de ir al colé durante quince d#as, repet# curso ! al a/o si"uiente me e'pulsaron. La maciza !a no estaba. -e lió con un t#o mu! fino que ten#a un deportivo. -upon"o que cuando la "ente cree tener la conciencia tranquila, es feliz, o al menos eercen de felices. )tros aprenden.  &o, mi padre !a no me pe"a con el cinturón. &i puede ni se atreve. 1ampoco tiene fuerzas. -e llama imas ! lleva en el paro no sé cuanto tiempo. En los *ltimos dos a/os sólo le he visto sobrio media docena de veces. Mi madre se llama Eulalia ! es la que lleva el peso de la casa, porque lo que es mi hermana Mercedes... ah, tanto me da hablar de ella. %smael se aver"Henza de tener un hermano "a!, pero a m# me la trae al fresco que mi hermana sea una zorra. Es su vida. Mi madre trabaa en un restaurante, en las cocinas, lavando platos. Lle"a cada d#a a las tantas de la madru"ada. Yo le do! lo que puedo,aunque trabaando de mensaero...  &o sé si se le puede llamar novia a &oelia. Ella dice que s# lo es. En cualquier caso la ten"o mu! en su sitio, ! no se me pasa un pelo. Me "usta, es decir, es una t#a le"al, pero uno no  puede atarse a los diecinueve a/os. 0etra es diferente, porque sabe de qué va este rollo, se lo monta lo meor que puede ! sabe, ! no pide nada. ueno, todas acaban pidiendo al"o. 0recisamente a!er por la noche 0etra me montó el n*mero. ien mirado, deb# haberme quedado con ella. 0ero no iba a dear sólo a L$zaro. Los viernes por la noche son para los ami"os. 1e lo puedes montar con una t#a en cualquier

otro rato. +Mi nombre -#, osé Luis Barc#a. Benial, +no 11 Mariano no pod#a evitarlo< se sent#a deprimido. 6uiz$s por ello, al ver a su madre acical$ndose con esmero, como no recordaba haberla visto arre"larse desde hac#a mucho, se acercó a ella, impelido por un resorte que abrió su curiosidad. if#cilmente la ubicaba en su memoria sonriendo, o cantando. Las im$"enes que iban ! ven#an eran en todo momento dram$ticas,una suerte de puzzle lacrimó"eno que salpicaba la historia de los recientes tres a/os, especialmente los dos primeros !, !a en un tono decreciente, los meses iniciales del tercero. -u madre p$lida, oerosa, con quince ?ilos de menosD su madre histérica, con un pie en el alféizar de la ventana, anunciando que se tiraba a la calleD su madre hundida, atiborrada de p#ldoras, incapaz de levantarse por s# sola  para ir de la cama a una butaca o de la butaca a la camaD su madre "rit$ndole por cualquier motivoD su madre pele$ndose con su padre por teléfonoD su madre esper$ndole con los nervios destrozados cualquier domin"o que pasara con su padre ! re"resara cinco minutos tardeD su madre... 3hora le pareció "uapa, dentro de su edad, porque era la primera vez que la ve#a maquillada, con sombra de oos, los labios de un tenue color roizo, el cabello reco"ido hacia atr$s, zapatos de tacón alto, ropa ce/ida, escote "eneroso. Y hasta las vieas o!as que no se pon#a nunca, por miedo a que se las robaran.  &o esperó a que ella le pre"untara. -e lo dio abiertamente.  —Est$s mu! bien.  —Mu! amable, viniendo de tu parte. -us si"uientes palabras fueron m$s inesperadas.  —+(as en serio con ese tal oaqu#n La muer deó de observarse en el espeo. 3cusó una suerte de "olpe invisible, un "olpe sordo, profundo, que la inmovilizó por espacio de cinco se"undos. Miró a su hio sin "irar la cabeza, a través del espeo. En otras circunstancias le habr#a dado una respuesta evasiva, imprecisa. Esta vez comprendió que era el momento de decir la verdad. e pronto !a no hablaba a un ni/o, sino a un hombre, o al"uien en pro!ecto de serlo. Compart#an un ho"ar, ! estaban solos. Ella s# sab#a que estaban solos.  —&o lo sé —dio por fin—, pero es la primera persona con la que me siento a "usto ! no quiero echar a correr a los cinco minutos. Cuando estamos untos e'perimento una sensación de... +paz -upon"o que puede llamarse as#< paz. 5ablamos, ! ha! un v#nculo, una comunicación. e todas formas no sé si puede llamarse amor.  —+Est$ enamorado él de ti )tros cinco se"undos, ! una ma!or opresión en el pecho.  —-# —confesó—. Me lo ha dicho, ! aunque no lo hubiera hecho, lo habr#a notado i"ual. Es transparente.  —0ap$ dice que !a es hora de que vuelvas a vivir.  —Es mu! propio de él ser "eneroso, sobre todo en determinadas circunstancias.  —ice que deber#as tener otro hio. Esta vez "iró el cuerpo, ! le miró directamente. Mariano estaba apo!ado en el quicio de la  puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho. 0or un momentoella pareció enfadarse, no

 por sus palabras, sino por quién las hab#a formulado inicialmente. 3l encontrarse con los oos de su hio cambió de actitud.  —oaqu#n no tiene hios —manifestó—, ! me consta que lle"ado el momento querr#a ser  padre.  —3h —fue su lacónica respuesta. %ba a pre"untarle que opinaba él, si le importaba o no. &o pudo hacerlo. El timbre de la calle sonó, rompiendo la apacible concentración de su charla. 0or la razón que fuera, aunque Mariano la ima"inaba, oaqu#n todav#a no sub#a arriba. 3parcaba en doble fila, llamaba ! esperaba. 4na prudente actitud. Y él se sent#a como el uez inapelable de una causa vista para sentencia en la cual no quer#a tomar parte.  —5e de irme —suspiró la muer— +-aldr$s t*  —Claro —dio Mariano.  —Claro, es viernes —refle'ionó ella, ! al hablar, sin ocultar la soterrada car"a de desesperación que sus palabras encerraban, levantó los oos al cielo, pero nola cabeza. -u "esto fue harto si"nificativo.  —+6ué quieres que ha"a, quedarme en casa  —El pasado s$bado lle"aste cuando estaba amaneciendo.  —Mam$...  —&i mam$ ni porras —elevó el tono de voz—. &o entiendo qué diablos hacéis toda la noche por ah#, de bar en bar, :por ios;  —5ablamos —dio él—. )dio las discotecas.  —:Y bebéis, como esponas;  —(amos, mam$. Controlamos bien.  —+Controlar +6ué controlas t* Cuando uno bebe, bebe. -e le llame 8colocarse9, como dec#s vosotros, o se le llame sed. 1e uro que... El timbre volvió a sonar. &o era una se/al de apremio, sino m$s bien el reclamo de una respuesta. 0ero a ella le sirvió para incomodarse del todo. 0ronunció al"o en voz baa, lo coronó con un 8:impaciente;9 ! salió pisando fuerte en dirección a la cocina, donde estaba el interfono que comunicaba con el portal. Mariano no le dio una se"unda oportunidad. -e metió en su habitación, sabiendo que eso bastaba para cerrar la puerta a una reapertura del di$lo"o. Era la misma conversación que sosten#an, una ! otra vez, todos los fines de semana que no se iba con su padre. 1& %smael fue el *ltimo en sentarse a la mesa. -u padre ! su madre !a le estaban esperando. 1en#a mucha hambre pero no tocó el plato.  —3"ustina, da t* las "racias —indicó el hombre. aaron la cabeza los tres. -u padre ! su madre unieron las manos sobre la mesa. %smael las mantuvo fuera de su vista, sobre las piernas. Las palabras de ella sonaron pre/adas de emoción  —1e damos "racias, -e/or, por los alimentos que vamos a tomar, por las bendiciones que nos prodi"as, ! te pedimos que, all$ dónde estén, cuides a nuestros hios, G"ata e %sidro,  para que se sientan acompa/ados en esta hora como lo estamos nosotros.

%smael levantó la cabeza. -u madre miraba las dos sillas vac#as, siempre presentes en la mesa, como s#mbolo de una ausencia rota *nicamente en determinadas fechas se/aladas,  &avidad, al"*n cumplea/os... Cuando G"ata, su marido ! las ni/as estaban en la casa,la ale"r#a sol#a ser imparable. 3*n as#, la quinta silla, la de %sidro, continuaba siendo un testi"o mudo de su dolor, el mismo dolor que, cada d#a, a la hora de comer ! a la de cenar, inundaba los oos de su madre. %smael apenas si la recordaba oven. Comenzaron a cenar, ! su padre conectó de forma autom$tica el televisor con el mando a distancia. En la peque/a pantalla apareció un hombre hablando de los #ndices de desempleo, la tendencia para los pró'imos meses, ! las e'pectativas económicas m$s inmediatas.  —+1e han dicho !a si te "uardar$n el trabao mientras estés en la mili, hio —pre"untó su  padre. -ol#a hacerlo. Encadenaba temas con pre"untas propias. Era como si la televisión actuase de memoria, alertando la campanilla de sus problemas por asociación. %smael le miró con fastidio.  —0ap$, no hace falta pre"untar nada. Es un trabao eventual. -e habr#a terminado i"ualmente el mes pró'imo, antes de que tuvieran que hacerme fio. Esto es as#.  —&o esto! de acuerdo. El que vale, vale, ! se queda. Las empresas no son tan inconscientes como para dear escapar a un buen elemento.  —Est$ bien, entonces es que no sirvo ! me dan la patada, +conforme  —Yo sólo di"o que...  —:)h, pap$, por favor, no empieces;  —%smael, no levantes la voz en la mesa, +quieres —le recriminó su madre. Y diri"iéndose a su marido a"re"ó—< Y t* no di"as m$s tonter#as, que esto !a no escomo antes.  —La "ente que vale no sobra —insistió el hombre.  —En todas partes los que mandan van a lo su!o ! a "anar dinero. 0recisamente lo que sobra son chicos de dieciocho a/os. En cualquier caso —ella miró a su hio con amor—, sabes mu! bien que lo de maquetar no le "usta, ! desde el primer d#a quedamos en que era al"o provisional.  —-i no fuera por la mili —suspiró %smael.  —3 lo meor all# te quitan los p$aros de la cabeza —indicó su padre.  —Yo sólo di"o que deber#as estudiar ellas 3rtes cuando volvieras —manifestó su madre  —. -i de verdad quieres dibuar, es lo meor. 5o! en d#a para todo se necesitan estudios. La conversación, por repetitiva, se le antoó obsoleta. 0ero era viernes, ! optó por callar  para no provocar una pelea. e todas formas dentro de una semana tal vez incluso echase en falta al"o como aquello. 1rató de ima"inarse a s# mismo, vestido de uniforme, comiendo el rancho unto a miles de tipos m$s. La escena se le hizo mu! cuesta arriba. -encillamente no pod#a. La voz del televisor se apoderó de ellos. Ya no hablaba de econom#a, sino de una estad#stica. %smael ! su padre se dieron cuenta demasiado tarde del tema. Ya era in*til cambiar de canal. 5ubiera sido peor. Los dos se esforzaron por mantener una calma que !a no sent#an.  —... por lo que se calcula que, si"uiendo esta pro"resión, los casos de sida en Espa/a se habr$n multiplicado por veinte en un plazo no superior a cinco a/os. 4na vez m$s, las causas primordiales de este sin"ular avance, se centran en dos de los "rupos de m$s alto ries"o de nuestra sociedad, los homose'uales ! los dro"adictos, aunque hall$ndose en

franco retroceso el uso de dro"as in!ectables, la homose'ualidad ha pasado a ser... La silla vac#a se hizo m$s ! m$s omnipresente. Los oos de su madre estaban fios en ella. 0arec#an no ver nada, pero en su interior la batalla se desarrollaba tan violenta como sorda.  —1e has olvidado el pan —dio su marido con calculada discreción. Y ella se levantó, en silencio, para ir a la cocina obedeciendo el soterrado mensae de su esposo. III Cuando L$zaro abrió la puerta de su piso, escuchó con claridad el ruido de una silla rechinando en el suelo al ser desplazada con brusquedad, ! la voz de su madre protestando  por el susto. 3 continuación, un vendaval en forma de ni/a salió por la puerta de la sala,sonriendo, ! se echó en sus brazos.  —:Cu$nto has tardado;  —4n trabaito de *ltima hora —dio él—. 0ero me he acordado de ti, +ves  —+Me has tra#do el -uper 0op Lo e'trao de la bolsa que llevaba col"ada del hombro. Luc#a volvió a darle un beso, mientras brincaba ! co"#a la revista con las dos manos para ver la portada ! el habitual re"alo de cada n*mero. -us oos se dilataron de emoción al ver a su cantante favorito.  —+3 que es demasiado —suspiró enamorada.  —-i t* lo dices —sonrió L$zaro. 0ersonalmente odiaba a aquel pavo, su voz de trompeta, su pose, sus ropas, su ima"en de adolescente limpio, blanqueado con polvos de talco. 0ero su hermana, ! cien mil chicas m$s, le adoraban. 2ans. Entraron en el comedor. La mesa, el sof$, las butacas ! todas las sillas e'cepto las que ocupaban su madre ! su hermana, estaban llenas de caas con sobres ! felicitaciones. Ya hab#an pe"ado ! doblado estas *ltimas, pero a*n les quedaba unirlas a los sobres ! meterlo todo dentro de los pl$sticos, para hacer m$s f$cil su e'hibición en los puntos de venta. L$zaro vio -noop!s, -impsons ! 1intines con frases como 81odo lo haces con estilo9 en la  portada !, al abrir la cartulina, el colofón habitual< 8:5asta cumplir a/os;9. -u madre  parec#a una m$quina, perfectamente medida ! calculada en su trabao. &i siquiera deó de realizarlo al mismo ritmo al aparecer él.  —1e ha telefoneado osé Luis, har$ cosa de diez minutos —le informó.  —:Mira mam$, el -uper 0op; —cantó Luc#a.  —Ya lo mirar$s lue"o, hia, que hemos de terminar esta noche —le recordó la muer.  —&o pensaba leerlo ahora —protestó la ni/a ocupando de nuevo su silla aunque sin dear de lanzar encendidas miradas a su #dolo, feliz ! sonriente a todo color en la portada de la revista. L$zaro se diri"ió a su habitación.  —+Cenar$s —le interrumpió la voz de su madre.  —&o, !a tomaré al"o por ah#.  —0or ah#, como t* dices, sólo se come porquer#a.  —0ues la cobran a precio de marisco.  —Encima —rezon"ó ella.  —(o! a ponerme "uapo —bromeó él—. -e me ha hecho un poco tarde.  —+Buapo —su sarcasmo, lleno de contenida amar"ura, inundó la sala—. -i tu padre te

viera con esa facha.  —Mam$, no empieces.  —1e has quedado anticuada en modas, mam$ —le defendió Luc#a. L$zaro le "ui/ó un oo a su hermana.  —(estido de ne"ro, con esas cosas de metal, ! esas camisetas con calaveras ! nombres raros, sin olvidar los malditos pelos... +Eso es una moda &o me e'tra/a que la polic#a te  pare cada dos por tres para pedirte el documento nacional de identidad.  —Eso lo hacen con todos, mam$. Est$n zumbados. 0ronto habr$ que ir con la papela en la  boca.  —&o te entiendo, hio, lo siento —musitó la muer, perdiendo por primera vez el ritmo de su privada cadena de producción.  —:0ero si pap$ fue hipp! en los a/os JA, ! llevaba el pelo m$s lar"o que !o, no te fastidia;  —3quello era un ideal.  —:3nda !a, mam$; :Estabais pirados, como nosotros ahora; +%deales Lo *nico bueno que hicisteis fue aquello de 85az el amor ! no la "uerra9.  —1* no fuiste hipp!, +verdad, mam$ —pre"unto Luc#a.  —3 m# me metieron a trabaar a los catorce a/os. &o tuve tiempo de hacer tonter#as.  —+Y qué has conse"uido -i"ues trabaando. Y no lo di"o por nada. 1ambién curro !o desde los quince, +no 0ues entonces, a ver, +qué tiene de malo ir como uno quiera, !  pasarlo bien el fin de semana  —Cualquier d#a te meter$s en un l#o, como la otra vez.  —:Mam$, no seas "afe; :Y dea !a de recordar eso; :Es que vas a tenerlo metido aqu# toda la vida;—L$zaro se llevó las puntas de los cinco dedos de su mano derecha, unidos, a la frente—. Mira, si est$s de mal humor porque vas retrasada, es tu problema. &o la pa"ues conmi"o. Yo también he estado metido en el taller hasta hace media hora, a"uantando como el que m$s. (o! a cambiarme.  —&o te olvides de telefonear a osé Luis —insistió Luc#a. 3bandonó la sala, furioso, pero dispuesto a olvidarlo inmediatamente, para no empezar con mal pie el fin de semana. Lo *ltimo que escuchó a su espalda fue un prolon"ado suspiro, envolviendo dos *nicas palabras de desaho"o<  —-e/or, -e/or. 14 osé Luis llevaba unos quince minutos en su habitación, con la m*sica puesta, esperando la llamada de L$zaro. Cre#a estar solo, as# que se sorprendió cuando fue a la cocina por una cerveza ! se encontró de bruces con Mercedes, su hermana. %ba envuelta en una toalla, ! llevaba otra en la cabeza.  —+6ué haces aqu#  —+3 ti que te parece —le respondió ella $speramente, en un tono seco ! duro. Era atractiva, lo reconoc#a. Comprend#a que los t#os perdieran lo que perd#an por tenerla. 3lta, cabello ne"ro, oos ras"ados, labios mu! sensuales, mucho pecho ! un tipo de  primera. 3l ser ma!or que él, toda la vida, desde que ten#a uso de razón, la recordaba  perse"uida por unos ! otros, con visitantes inesperados, pelmas haciendo "uardia en la  puerta de la casa o llamadas telefónicas incesantes.  —Mam$ ha dicho...  —&o te molestes —le cortó Mercedes—. Ceno fuera.

-e sintió herido por la cortante distancia de sus palabras, la intención a"resiva !  provocadora. 3ntes de que ella acabara de pasar por su lado la suetó reteniéndola por una mu/eca. Mercedes se vio obli"ada a mantener la toalla en su sitio con la otra, para que ésta no ca!era al suelo de$ndola desnuda.  —)!e, a m# no me hables as#, +vale  —1e hablaré como me dé la "ana, ! haz el favor de soltarme. Me haces da/o.  —+6ué te pasa —dio él, sin hacerle caso—, +1u maromo no se divorcia de su muer o es que !a te ha dado puerta ! llevas el mono encima  —Eres un asqueroso —rezon"ó Mercedes con aversión.  —Est$ casado, no me ven"as ahora con leches, aunque eso t* !a lo sabes por e'periencia,  porque no es diferente a los otros. -i por lo menos cobraras.  —:4n d#a te uro que...; —hizo adem$n de pe"ar— le una bofetada, pero lo abortó, para no dear la toalla sin sueción. Empleó su renovada ener"#a para soltarse de su mano, dando un violento tirón que la liberó. 3l quedar separada de él no lo aprovechó para retirarse, al contrario. -us oos despidieron fue"o—. :Y no te ha"as el santo conmi"o, des"raciado; :3qu# el *nico que ue"a con la "ente eres t*, porque lo que es con tu novia...;:Lo que a"uanta esa pobre;  —&o metas a &oelia en esto.  —+Y esa 0etra que te llama a todas horas  —1en"o ami"os ! ami"as.  —:)h, claro; Esta noche ir$s con &oelia al cine, +verdad  —-abes que no la dean salir de noche, ! mucho menos re"resar a casa después de las once.  —0ero hasta las once estar$s con ella, +a que s# —insistió Mercedes con reticencia.  —+3 qué viene todo ese rollo —"ritó osé Luis— Los viernes por la noche son para los ami"os. Yo no ten"o nada de qué esconderme. )!e —dio un paso en dirección a su hermana, ! ésta retrocedió otro manteniendo la distancia—, +no habr$ ido &oelia a contarte al"*n cuento  —-i lo hubiera hecho le habr#a dicho un par de cosas, porque esa ni/a necesita que al"uien le abra los oos.  —:ea en paz a &oelia o...;  —+) qué :éame t* en paz a m#, chulo de mierda; Esta vez la a"arró, ella no pudo evitarlo. 2ue un arrebato, ! tras él, con su hermana dominada ! a su merced, la cabeza baa ! el miedo en el rostro por la inminencia del "olpe, se quedó con la mano derecha levantada, sin lle"ar a descar"arlo. astó una fracción de aquel lar"o se"undo para verse a s# mismo en idénticas circunstancias, siendo un ni/o, con su padre dispuesto a "olpearle con el cinturón, siempre el maldito cinturón. En aquellos tiempos, su hermana le abrazaba ! le consolaba. 0arec#a haber llovido mucho desde entonces. -e encontró con su mirada, que perd#a !a el miedo para reencontrarse con la ira ! al"o m$s fuerte< el odio. Entonces la soltó. Mercedes recuperó su compostura ! su di"nidad. 7eco"ió del suelo la toalla de la cabeza, ca#da en el breve altercado, ! alcanzó su habitación dando tres pasos que marcaron la esperanza de su salvación. esde all# volvió a hundir en su hermano aquella mirada car"ada de turbulencias.  —M$s te vale —masculló con los dientes apretados. Y cerró la puerta en el momento en que el timbre del teléfono empezó a sonar ! osé Luis

fue a co"erlo. -ab#a que era L$zaro. 15 -eraf#n esperó a que sus dos hermanas, 0epa ! Cari, acabaran de pasar por delante de él antes de se"uir hablando por teléfono. Cuando se sintió solo, ! se"uro, le hizo la pre"unta a %smael.  —+5as visto a Loli  —-# —dio su ami"o con voz $tona.  —+Y qué tal  —)!e, ahora no...  —+Est$n tus padres  —-#.  —3l menos dime como te ha ido.  —2atal.  —Lo siento.  —(ale, +qué hacemos —le apremió %smael.  —1al ! como se presenta la noche... —-eraf#n soltó un bufido de des$nimo—. Me ha llamado Mariano para ver donde estar#amos ! si hab#a al"*n plan. 3 él le ha deado col"ado su padre.  —Benial.  —+ónde quedamos, en el Loca’s 0odemos tomar la primera para ir enton$ndonos ! lue"o vamos a reunimos con la basca, +te mola  —e acuerdo. Media hora.  —Marchando —se despidió -eraf#n. Era un bar pró'imo a sus casas, a diez minutos de camino, as# que le sobraba tiempo. -in embar"o prefirió dar una vuelta, esperar a su ami"o, en lu"ar de matar veinte minutos en casa. Con su padre en ella, !a no pod#a tocar la "uitarra. Le molestaba la m*sica, ! m$s a*n sus pr$cticas. &o val#a la pena arries"ar un $tomo de paz en viernes. -e metió en su habitación para reco"er su cazadora. Cuando fue a dar media vuelta para salir, su madre !a estaba all#.  —+&o me di"as que !a te vas —le pre"untó la muer.  —5e quedado con %smael.  —+1ienes dinero  —-#.  —+Cu$nto llevas  —El suficiente, mam$.  —+1e ha dado tu abuela al"o 0orque mira que le ten"o dicho que no lo ha"a, que no quiero que lleves demasiado dinero encima. %r usto es malo, pero ir con m$s de la cuenta...  —Mam$, llevo la pa"a de la semana.  —+Entera  —0or si lue"o ten"o que tomar un ta'i. +&o querr$s que vuelva a pie  —0or favor, -eraf#n, no bebas. Lo esperaba. Era el colofón, la eterna puntilla. 1rató de abrirse paso, dearla atr$s, pero ella le persi"uió por el pasillo, insistiendo en sus reproches, habl$ndole de que no hab#a nada  peor que perder el control.

 —:Mam$, !a vale;, +no —acabó chillando sin poder evitarlo. La voz de su padre le lle"ó envuelta en su habitual monoton#a desde la sala.  —-eraf#n, no "rites a tu madre. 0epa ! Cari re#an en al"una parte. 6uer#a a todos, pero se sent#a solo. &adie era capaz de entenderle. La *nica libertad estaba en la calle, con los ami"os.Knicamente all# era él. -e pertenec#a a s# mismo. La andanada final le lle"ó en el instante de abrir la puerta del piso, a un paso de olvidarse  por unas horas de cuanto le atenazaba ! le perse"u#a. &o pod#a olvidarlo, era imposible, ! m$s con ella record$ndoselo a cada momento.  —0or favor, hio... Ya perd# a tu hermano ! no quiero... Le dio un beso en la frente, evitando que continuara hablando. &o quer#a verla llorar. &o lo soportaba. espués, m$s que salir de casa, hu!ó de ella, comoun solitario b*falo en una tensa estampida.  —3diós, mam$ —se despidió. 16  SerafínCreo que odio a mi hermano aime.  &o recuerdo nada de él, porque !o era un cr#o cuando sucedió, pero ha estado siempre tan  presente en nuestras vida, en casa, que ha terminado siendo una pesadilla, tan real como uno de nosotros, o m$s, !a que los fantasmas acaban apoder$ndose de ti hasta obli"arte a ser como ellos quieren, no como t* los viste. La memoria les idealiza,les eri"e en estatuas, una ima"en quieta ! perfecta en lo alto de un pedestal. 2ue un accidente, un lamentable accidente, pero mam$ a*n no se ha recuperado de él, ni creo !a que lo ha"a am$s. -upon"o que ha de ser mu! duro. 1rato de ima"in$rmelo pero no puedo. icen que aime era mu! travieso, as# que fue al"o mu! su!o que se soltara de la mano del abuelo ! echara a correr hasta la calzada. (isto ! no visto.3quel ta'i se lo llevó  por delante. Y el pobre abuelo se murió siete meses después, de tristeza. esde entonces... 3 veces no sé que es peor, si el constante silencio de pap$, eternamente callado, "ris, triste,sabiendo que el destino le destrozó la vida, o la contenida locura de mam$, pensando cosas como 8aime habr#a cumplido diez a/os ho!9 o8aime habr#a sido un estupendo futbolista con lo que le "ustaba darle patadas a todo9. 0epa, Cari ! !o no hemos podido siquiera competir,compensar esa dichosa pérdida. 3hora, el recuerdo de mi hermano es como un ritual constan—te en nuestras vidas, un ritual en el que mi madre eerce de sacerdotisa. +En qué me he convertido !o, en una "arant#a ios m#o, en cuanto me va!a a la dichosa mili, mam$ es capaz de venir tras de m# para decir leal sar"ento que no me trate mal. 2alta un a/o ! !a se est$ lamentando,que si cada vez ha! m$s soldados que se suicidan, que si cada vez ha! m$s accidentes en maniobras o simplemente porque un camión vuelca en la carretera... Cuando pienso que am$s vo! a poder liberarme de esto, me entran sudores. Estaré viviendo solo o con al"*n cole"a, ! mi madre me telefonear$ para ver si duermo con una manta. 1endré una chica, o me casaré, ! querr$ que si ten"o un hio le pon"a aime. ueno, no me fui de casa meor ni peor que otras veces, pero ten"o la va"a sensación de que, mientras baaba la escalera, me sent# cobarde. Cobarde por no atreverme a decir 8basta9, por no lar"arme de una vez para vivir mi vida, no la que ellos quieren que viva por s# mismos ! por mi hermano. e haber tenido el valor de L$zaro, o de osé Luis... +6ué puedo decir La culpa es de ellos, de mis padres. &o  puedo ir ! decirles esto a la cara, acusarles, pero es la verdad. 4no no es t#mido, o se siente

inse"uro, sólo por el hecho de nacer t#mido e inse"uro. +ónde le# que los cinco primeros a/os de la vida de una persona son los m$s cruciales, los que te marcan para siempre -i en esos a/os nadie te acaricia, vas a crecer anhelando caricias. -i en estos cinco a/os te asustan diciendo que en la oscuridad ha! un 8hombre malo9, crecer$s teniendo miedo de cualquier sombra. -i en estos cinco a/os te obli"an a comer fruta, odiar$s la fruta. ebe de ser cierto.-iento que me prote"ieron demasiado, ! me llenaron el cuerpo ! lamente de tab*es. 0or eso ahora me dan miedo las chicas. Las deseo,me enamoro de todas, pero me dan miedo. Cuando esto! con una, laque sea, me siento inferior, lleno de compleos. 0or esa razón quiero ser m*sico, para ser amado, admirado. En lo alto de un escenario eres un re!, ! todas te aman. 3l"*n d#a... Me olvidé de todo al lle"ar a la calle, s#. -ab#a que %smael estar#a mu! depre por lo de Loli, ! posiblemente también Mariano por lo de su padre, porque el t#o estaba bastante col"ado con los rescoldos del trauma del divorcio ! todo ese rollo. &i siquiera pensé en osé Luis ni en L$zaro, aunque siempre acab$bamos encontr$ndonos. Lo bueno del viernes, cuando sales de casa, es que sabes que por delante tienes diez horas de libertad, ! al re"resar a casa, te deas caer en la cama rendido, ! la sensación se prolon"a hasta la hora de volver a salir el s$bado por la noche. 0ero el viernes es mucho meor, es... total. Y la calle, mientras anochece, es tu ami"a. La aliada de todas tus emociones secretas. 17  &o supo e'actamente la razón por la que hizo aquello, ni siquiera fue consciente de sus actos. Lo cierto es que de pronto se vio a s# mismo, sentado en la silla de su habitación, frente a la mesa en la que le#a, estudiaba o hac#a sus trabaos, contemplando las foto"raf#as del pasado. G"ata, %sidro ! él. %smael no supo cómo e'presar lo que sent#a. G"ata era a"radable, no hermosa, pero s# vibrante ! llena de fuerza, colmada de ideales. Casarse con el memo de Esteban sin duda la hab#a estropeado. 3hora era una madre  perfecta, i"ualmente animosa ! feliz, pero ni de leos se parec#a a la chica que él recordaba. L$zaro sol#a decir que cada cual se encuentra con quien se merece. 3 lo peor llevaba su  parte de razón. 0udo haberse casado con otros, pero esco"ió al estirado de Esteban, con su aplomo, su se"uridad, sus 8ideas claras9. Menudo esperpento. 4na vida cómoda. +(al#a la pena En cuanto a %sidro... +cu$ndo hab#a sabido que era "a! e ni/o siempre le ve#a con ni/as, ! pensaba que era porque !a le "ustaban. Lue"o, a los catorce o quince a/os, las cambió por  ami"os, ! pensó que era lo ló"ico, el tiempo de las pandillas. +2ue a los dieciséis a/os, aquella noche de los "ritos ! la pelea -#, su padre le llamó 8invertido9, ! le cruzó la cara cuando entraba él, asustado. -u madre ! G"ata lloraban abrazadas. espués les separaron, les hicieron dormir en habitaciones aleadas la una de la otra. eó las foto"raf#as de G"ata e %sidro, ! se encontró con la de Loli. 3ll# estaba "uap#sima, meor que nunca. -e la hab#a tomado en la pla!a, el verano pasado, el d#a en que estrenó aquel bi?ini tan austado ! provocativo. Era tan perfecta, tan real, que le hizo da/o. Casi pod#a tocarla. Casi pod#a sentirla con sólo cerrar los oos.

-intió al"o m$s< una irrefrenable e'citación en su cuerpo, unida a un fuerte acceso de rabia ! desesperación. 1odo el mundo hablaba del primer amor, de lo fabuloso que era ! de lo doloroso que acababa resultando. 0ues bien, ah# estaba. 5ermoso mientras duró,! ahora se le antoaba como un sue/o, un espeismo. El dolor en cambio se presentaba como al"o eterno. -u padre a*n hablaba de su primera novia. 3l"o deb#a vivir todav#a en su conciencia cuando su madre arru"aba el ce/o ! se mosqueaba, ret$ndole a que la buscara. La sola idea de ima"inarse a Loli con otro le mareaba, le produc#a vérti"os, le deaba el cuerpo vac#o ! la mente convertida en una pasta blanda ! espesa. -e volv#a loco, ! no hab#a hecho m$s que empezar. Estuvo a punto de romper la foto"raf#a, pero no se sintió con fuerzas para ello, as# que acabó arro$ndolas al fondo del caón del que las hab#a sacado antes decerrarlo violentamente. Era temprano. 3un as# se levantó dispuesto a irse.  &ecesitaba caminar, pensar. espués, en cuanto se reuniera con -eraf#n primero ! con los otros m$s tarde, una docena de cervezas le a!udar#an a olvidar. Las *ltimas cervezas libres antes de que en la mili le cortaran el pelo ! le pusieran un fusil en las manos. 18  Ismael 0ara m#, ese rollo del servicio militar es... ni siquiera ten"o palabras para describirlo. -implemente me parece aberrante, un mal viae, un rollo in*til, la peor de las odiendas,  porque te meten mano en lo meor de la vida, cuando has perdido !a de vista toda esa historia de la adolescencia, ! te encuentras con la vida de cara, +me e'plico 1ienes un curro, una novia, ! sin venir a cuento te a"arran, te pe"an cuatro leches ! te dicen que eres un n*mero, nada m$s. Co/o, antes mandaba 2ranco, ! los militares detr$s, pero ahora... +qué democracia es ésta que obli"a a un t#o a hacer lo que no quiere, ! le parte la vida por la mitad 3dem$s, +no estamos en la )13& +0ara qué queremos un eército, por si nos invaden los moros -i ha! una "uerra se l#an a pepinos, o te sueltan una nuclear de ésas ! adiós. +6uiénes son para decirme a M que me oda por ELL)- 5ubiera matado a al"uien al salir de casa, s#, vale. Estaba... quemado. -i en ese momento al"uien me tose le do!. Lo cual era absurdo, porque nunca me he peleado con nadie, ni so! un tipo violento. osé Luis s# lo es, por eemplo. os semanas antes hab#a tenido un roce de nada con un coche. Lo t#pico. 3l lila se le caló el bu"a ! osé Luis, que estaba detr$s ! hab#a arrancado, se topó con él. Lo dicho, un roce. 0ero el conductor se baó, dando voces, "ritando que si le hab#a hecho al"o a su maravilloso cacharro... ! osé Luis le puso a dormir de un "olpe. Lo cuento como me lo contó él, ! le creo. L$zaro es i"ual. 0ero !o...  &unca me hab#a sentido i"ual. 3 medida que se hab#a acercado mi incorporación 8a la "uerra9, mi depre aumentó, pero si Loli me hubiera esperado, si aquella tarde me hubiese dicho que no pasaba nada, al menos me habr#a ido de otra forma. e pronto todo se hund#a a mis pies. &o sé, -eraf#n ! Mariano dicen que tiendo a ma"nificarlo todo, que le do! mucha transcendencia a las cosas, que lo convierto en una tra"edia "rie"a, pero me "ustar#a verles a ellos pasando por lo mismo que !o. Loli era mi absoluto ideal. 6uer#a odiarla, mucho, hasta el l#mite, por el da/o que me hac#a, pero lo cierto es que la

deseaba a*n m$s. 1anto como deseaba pasar de todo esa noche, emborracharme con los ami"os, desmadrarme. 4n cole"a nunca te traiciona. Ellos no son como las t#as. 4n cole"a es le"al. 1 L$zaro se echó un *ltimo vistazo en el espeo del recibidor, la camiseta de Metallica, las mu/equeras, la cazadora en la mano, ne"ra ! reluciente, con una docena de pe"atinas de tela de "rupos heav! cosidos por detr$s, ! por supuesto el cabello, recién lavado, lar"o hasta los hombros ! a*n m$s por la espalda. -e sintió complacido ! conclu!ó su e'amen "ui/$ndose un oo a s# mismo. -u madre ! su hermana continuaban trabaando en la sala. 1erminar#an tarde. Cuando abrió la puerta del piso un ramalazo de incomodidad le invadió, pero acabó venciéndolo record$ndose a s# mismo que cada cual ten#a lo su!o. )tro d#a, un lunes, un martes, un miércoles o un ueves, tal vez las habr#a a!udado. 0ero era viernes, ! e'ist#a un orden natural para todas las cosas. Cinco d#as en el taller, reparando las motos de los dem$s, conflu#an inevitablemente en la descar"a de adrenalina del viernes por la noche. 3l"o inviolable. Y m$s aquel viernes por la noche.  &ecesitaba toda la marcha que el mundo pudiera darle, ! que él pudiera darse a s# mismo. L$zaro cerró la puerta del piso sin hacer mucho ruido. Ya les hab#a dado un beso a las dos, especialmente a Luc#a. ios, cómo le adoraba aquella cr#a. -in duda la falta de un padre a quien amar le confer#a a él ese privile"iado papel, sin los inconvenientes de un padre,  porque am$s la re"a/aba ni la echaba la bronca por las tonter#as habituales por las que los  padres suelen echarlas. Luc#a ser#a una "ran chica. Era vital, abierta, intensa. Ya cuidar#a de que fuera as#. 3l lle"ar a la calle, se quedó mirando su viea moto, un puro cascao comprado de quinta mano al que por lo menos hab#a podido hacer unos apa/os adecuados en el taller, qued$ndose fuera de horas, por supuesto, ! pa"ando el material, porque bueno era el due/o. (aciló. 0or lo "eneral acababa de$ndola tirada en cualquier parte, !a que no todos los que se encontraba ten#an moto, ! lue"o deb#a recordar incluso dónde la hab#a deado e ir a  buscarla. 0ero si no co"#a la moto, si se iba en ta'i o a pie, lue"o tal vez la echase de menos. 3dem$s, un t#o en moto siempre era m$s que un t#o a pie, o en ta'i. 4n t#o en moto era al"uien, aunque fuese una porquer#a como aquella. -e"uro que osé Luis iba con la su!a, que era peor, ! si decid#an al"o diferente... -e subió a la moto, ! se sintió mucho meor all$ arriba, mirando el mundo desde otra  perspectiva, aunque ni siquiera la hubiese puesto en marcha, atronando el aire con su  petardeo insultante. M*sica ambiental. &o comprend#a por qué la "ente odiaba ese sonido. Comprobó la hora. Era temprano. 0od#a buscarse la vida antes de encontrarse con osé Luis. -e puso el casco, arrancó la m$quina ! dando una brusca acelerada, se aleó calle abao sorteando los primeros coches de su ruta. El ru"ido inesperado provocó que no menos de una docena de transe*ntes diri"iera hacia él sus miradas de reproche. 3l"*n d#a le mirar#an con al"o m$s< envidia.

El d#a que cabal"ando en su 5arle! avidson plateada lo mismo que un "i"ante urbano, se mereciera el *nico respeto que la ma!or#a de la "ente conoc#a, el de la fuerza. &!  Lázaro &ecesitaba al"o para empezar adecuadamente el fin de semana. &o sé mu! bien la razón, pero quer#a colocarme cuanto antes. Creo que lo del !uppie de mierda del taller me alteró las hormonas. Me dio la propina, s#, ! estuvo bien, pero en cuanto él se marchó con su @AA ! !o me quedé con el billete en la mano... 7a!os, truenos ! centellas, +vale Me sent# completamente frustrado. +Cu$nto tiempo de la vida de uno puede comprarse con un  billete Fl se iba, impecable, con su vir"uer#a de moto, ! !o me quedaba atr$s, sucio, lo mismo que un sirviente complacido tanto por la propina como por haber satisfecho al santo  patrón. Entonces me dieron "anas de salir tras él, co"erle ! hacerle tra"ar la pasta. &i siquiera me sent# feliz por haberle tomado el pelo, por lar"arle el rollo de que hab#a tenido que hacer esto ! lo otro ! lo de m$s all$ por su moto, para a!udarle. 3s# que me fui al bar de Bo!o, para buscar al 8La"arto9. Ese siempre lleva encima lo que ha"a falta, incluso anfetas por si no has pillado una farmacia abierta, aunque lo que !o quer#a era un poco de costo, para fumar. 0ero en el bar me dieron que no le hab#an visto en un par de d#as, ! ésa fue la primera mala se/al. -i un viernes por la noche, as#, de buenas a primeras, te falla tu proveedor, +en quién  puedes confiar -ab#a por donde sol#a andar el 8La"arto9, ! me fui all#. 0re"unté a un par de tipos que ten#a localizados ! los dos me dieron lo mismo, que al 8La"arto9 se lo hab#a tra"ado la tierra. Eso me escamó. 4n viernes el 8La"arto9 est$ donde ha de estar, que para al"o es su ne"ocio. 0or eso empecé a sospechar que lo hab#an trincado, mucho antes de que me lo confirmara uno que andaba en lo mismo, pero m$s limpio que una baldosa después de la  prueba del al"odón. El tipo me dio que el miércoles la pasma hab#a hecho una redada, ! adiós. 3l 8La"arto9 se lo llevaron con toda la mercanc#a, ! él no ten#a nada. Me dio que el fin de semana se presentaba chun"o. 4no puede tener un poco de sed, ! un poco de hambre, ! no pasar nada, hasta que sabe que todo est$ cerrado, ! entonces se te dispara la ansiedad, te da la sed ! el hambre de "olpe. &o sé como lo llamar$n los psiquiatras, ni me importa. Los malos presa"ios, sobre todo cuando se confirman, me sacan de quicio. &o ha! nada que me fastidie m$s que un mal rollo inadecuado. Es como esperar una cita que te vuelve loco ! al lle"ar el d#a ! el momento la titi te suelta que est$ roa. Creo que ese fue el principio. Empecé a dar vueltas con la moto, como un animal enaulado en la ciudad, ! cuanto m$s cerrado estaba el horizonte, m$s sub#a mi adrenalina. 1odo parec#a estar seco, asquerosamente seco.

&1 Mariano co"ió el pendiente, un peque/o aro de oro, sin nin"*n adorno, ! se lo llevó a la orea derecha. (aciló antes de ponérselo, ! detuvo su "esto por espacio de unos se"undos, cavilando los pros ! los contras. Le "ustaba llevarlo, pero L$zaro ! osé Luis se burlaban de él. Le dec#an que !a llevaba el pelo demasiado corto como para encima ponerse mariconadas, por m$s que les dec#a que no lo era, ! que los anticuados eran ellos, los dos se re#an m$s de él. 3 pesar de lo cual él les se"u#a cie"amente, siempre. -i no se pon#a el pendiente, parecer#a que le ten#an dominado, que hac#a lo que ellos quer#an. %smael ! -eraf#n, entonces, ser#an los que le dir#an de todo, por dearse influenciar,  por renunciar a su propia personalidad. 1odos sab#an que le "ustaba llevar un pendiente, ! m$s aquél, re"alo de su padre en el d#a de.su cumplea/os, para dis"usto de su madre. Mariano se sintió atrapado entre dos a"uas, como casi siempre. %smael ! -eraf#n eran sus cole"as, pero admiraba la fuerza, el desparpao ! el car$cter de L$zaro ! osé Luis. %nevitablemente acababan todos untos a lo lar"o de la noche. -e colocó el pendiente. -e sintió meor nada m$s hacerlo, como si hubiera recobrado parte de s# mismo con aquel "esto. +-e met#a él acaso con las mu/equeras de L$zaro, o con la melena de osé Luis 3 fin de cuentas, si no era por el pendiente ser#a por otra cosa. 1en#an una eta que se la  pisaban, e ima"inaba que esa era parte de su fascinación. Ellos s# los ten#an bien puestos. Y desde lue"o, cuando estaban los cinco, formaban un e'tra/o "rupo. 3brió el caón central de su mesa ! e'aminó el dinero que ten#a en él. oce mil pesetas. %smael ! -eraf#n no sol#an llevar m$s de tres o cuatro mil. L$zaro ! osé Luis depend#a del d#a, si era a comienzos de mes o a finales, si andaban floos o a flote. Fl era siempre el que m$s dinero aportaba. Y no le importaba invitar, o que L$zaro ! osé Luis le sablearan ! le soplaran lo que pod#an. Los ami"os son los ami"os, aunque a veces... -eraf#n le dio un d#a que L$zaro ! osé Luis le soportaban por el dinero, !a que pensaban que no era m$s que un pieras con suerte, por lo de los padres divorciados ! todo ese rollo.  &o quer#a creerlo. -eraf#n era un raro, siempre acompleado, inse"uro, e %smael otro tanto con el rollo de su servicio militar. L$zaro ! osé Luis en cambio representaban la realidad. Co"ió diez mil pesetas ! deó dos mil, como remanente para lo que pudiera pasar. &o las "uardó todas untas, sino que se puso cinco mil en la cartera,con el documento nacional de identidad, ! escondió las otras cinco mil en un bolsillo interior del pantalón, en la parte delantera, supuestamente adecuado para "uardar cerillas o al"o as#. Completada la operación se puso en pie ! se preparó para salir. 6uiz$s aquélla fuese una buena noche. &&  Mariano3l salir de casa, pensaba en mi padre, ! un poco también en mi madre. +Y si era cierto que con eso de tener un nuevo hio, ! consolidar de esta forma otra familia, acababa pasando de m# En parte es normal una distancia, porque !o !a no so! un cr#o,  pero ha! cosas ine'plicables, los lazos no se tensan ! destensan a capricho. 0ap$ ! !o, al menos as# lo creo, est$bamos unidos antes de lo del divorcio, ! m$s a*n después, porque con la "uerra que se montaron los dos, el que salió beneficiado a nivel meramente e"o#sta

fui !o. 1odos los padres que pierden un hio por una separación buscan la pro'imidad con detalles, re"alos, una ma!or libertad ! comprensión, al"o que no har#an estando todav#a en casa. 2rente a eso, la que pasa atener el papel de 8dura9 es la madre. 0or un lado est$ su situaciónD por otro la necesidad de tener las riendas suetas, ! cuanto m$s cortas meorD ! finalmente la tensión del miedo. urante tres a/os hab#a o#do, casi cada d#a, lo malo que era mi padre, lo cruel que hab#a sido, lo inusto de su proceder, lo s$dico de su comportamiento, la vileza de su en"a/o durante el tiempo en que se entendió con la otra mientras fin"#a que todo se"u#a i"ual. 3 mam$ le dol#a tanto haberle perdido por otra m$s oven como la ver"Henza de su situación. -e hab#a casado 8para siempre9, es decir, que para ella lo de 8toda la vida9 ten#a sentido. -aber que pap$, durante casi un par de a/os, se acostó con ella cuando ven#a de hacerlo con la otra, fue la clave de su locura. 3hora me costaba ima"inarla con otro hombre, con oaqu#n. Creo que los hios no nos ima"inamos a los padres haciendo el amor. Es superior a todo. 0ero encima tratar de ubicar a tu propia madre con un e'tra/o en la cama... Y si pensaba en casarse, lo ló"ico es que estuviese enrollada hasta ese punto. Esa noche me vi por primera vez con un padrastro en casa. Y no es que viera en Cruz a mi madrastra. Era "uapa, ! tan oven que a veces envidiaba a mi propio padre. 0ero en el caso de oaqu#n se"uro que iba a ser distinto. oaqu#n s# era un t#o ma!or, ! quiz$s se le ocurriese eercer de padre, se"uir el dictado de mam$ para que 8me metiera en cintura9 o al"o as#.  &o quer#a comerme el tarro, as# que pensé que cuanto antes encontrara a los dem$s, meor. &3 osé Luis se encontró con 0etra nada m$s salir del portal de su casa, ! evidentemente, no fue una casualidad. -e hab#a arre"lado, ! de primera. Era alta, proporcionada, de tez oscura ! aires morunos, cabello mu! ne"ro, oos penetrantes, nariz peque/a ! labios alar"ados, aunque sin duda lo meor ! m$s e'ótico de su rostro era la hendidura de la barbilla, un li"ero ses"o que equilibraba la firmeza del óvalo de su cara. Llevaba puestos unos pantalones mu! ce/idos,  probablemente sin nada m$s debao, ! una blusa liviana que resaltaba su busto medido. &o ten#a punto de comparación con &oelia. 0ero nadie, ni siquiera 0etra, lle"aba a rozar de leos la suave ma"ia de &oelia, el encanto que la hac#a diferente, la ternura de su ser.  —(a!a, que sorpresa —dio osé Luis deteniénose ante ella.  —5ola —le saludó 0etra.  —+5ace mucho que me esperas  &o respondió a su clara indirecta. -e limitó a sonre#r ! a darle un beso en los labios. -e hab#a puesto perfume con "enerosidad, aun cuando no le hicieran falta otros reclamos artificiales para afianzar sus propios recursos naturales. &o hubo m$s contacto entre los dos.  —+6ué haces —quiso saber la aparecida. osé Luis se enco"ió de hombros.  —&ada en especial.  —+5as quedado  —Es viernes, +no

 —+1an pronto  —&i siquiera sé la hora que es.  —+1e acompa/o Le "ustaba tenerla cerca, aunque e'hibirse con ella era demasiado peli"roso. &oelia no a"uantar#a otro desplante. Calculó también la alternativa de decirle que no, ! co"er su motocicleta, o decirle que s# ! verse obli"ado a dearla. &o pod#a llevar 8paquetes9 en su cacharro. )ptó por lo *ltimo. La moto no le serv#a de nada cuando se reun#a con los dem$s. L$zaro se"uramente tampoco la llevar#a. Y 0etra era toda una tentación, al"o irresistible cuando se la ten#a delante, como una abierta promesa o, meor a*n, un reto imposible de evadir.  —(amos —dio—. 1e invito a una cerveza. Le pasó un brazo por encima de los hombros, marcando su propiedad, ! ella le pasó el su!o  por la cintura, por debao de la cazadora. -us manos también eran mu! bonitas, dedos lar"os ! u/as cuidadas.  &oelia se las mord#a. Fl sólo se apo!ó, en cambio 0etra le atrao hacia s# con c$lida fuerza. 24

Jo"# $%i"0or un lado, bien, pero por el otro... me sent# al"o irritado. 3 cualquier t#o le "usta que una chica le persi"a, ! trat$ndose de una muer como 0etra, meor que meor. 0ero después de pelearme con mi hermana, ! llamarla lo que la llamé, por ir siempre con t#os casados ! tentar a la suerte, 0etra me recordó a mi hermana. Claro que era distinto. Lo de 0etra no era m$s que un rollo. Mi hermana en cambio estaba en casa, ! si se met#a en un l#o o le pasaba al"o, la que acabar#a prin"ando ser#a mi madre,como siempre. -i por al"o quiero "anar dinero, conse"uir lo que sea, ! pronto, es por mi madre. Con la mala vida que le ha dado siempre mi padre, las broncas de antes ! ahora lo del paro ! las  borracheras... se merece lo meor. 3*n no es una muer ma!or, pero trabaar todas las noches en un restaurante de los que no cierran a una hora decente, es un palo. -i a*n durmiera de d#a, hasta tarde, pero que !o recuerde la veo en pie por la ma/ana, por la tarde. ebe dormir tres o cuatro horas, si lle"a. Ella dice que es fuerte, ! probablemente sea verdad, pero pienso que todo acaba pasando factura. Me "ustar#a tener un restaurante, para que lo llevara ella, pero no desde la cocina, limpiando cacharros o haciendo de todo, sino desde la recepción, vestida con una ropa ele"ante. Mi madre era mu! "uapa de oven, ! a*n lo es, o lo ser#a, si se arre"lara decentemente. &o es e'tra/o que Mercedes también lo sea. 0etra ! !o nos besamos en la esquina. Lo que !o llamo un beso h*medo, as#, de buenas a  primeras. La mu!... sab#a cómo ponerme a tono, cómo hacerse un hueco en mi espacio, cómo mantener la onda. 0ensé que L$zaro !a dar#a conmi"o si no me encontraba donde hab#amos quedado inicialmente. 0refer#a dear a 0etra apartada de mis puntos habituales,  por simple precaución. 4no siempre ha de reservarse un *ltimo refu"io donde estar a salvo. La verdad es que ella estaba se"ura de poderme retener a su lado toda la noche. -ab#a cómo hacerlo. &5 L$zaro sólo hab#a estado en aquel tu"urio una vez, ! de casualidad. Le llevó un cole"a, un

 pirado del que no sab#a hac#a por lo menos seis meses, ! que ima"inaba en la trena. 0ero se le quedó "rabado en la memoria uno de sus comentarios, al se/alar a un tipo baito, achaparrado, con un solo oo. Le dio<  —+(es a ese 0ues si al"*n d#a quieres al"o, ! a buen precio, puede proporcion$rtelo. -iempre est$ aqu#. Lo intentó. Entró en el bar ! paseó una mirada por los parroquianos, abundantes !a a  primera hora de la noche o *ltima de la tarde, se"*n se mirara. &o vioal del oo solitario, as# que se acercó a la barra, donde se hizo un hueco a base de dar un par de codazos sin muchos problemas. El camarero tardó casi un minuto en acercarse hasta él.  —+Est$ por aqu# el tuerto  —+6uién  —4no que sólo tiene un oo. Estuve aqu# con el Loren ! me lo presentó, pero no recuerdo el nombre. io que se mov#a poco de este lu"ar. El camarero le estudió. Lle"ó a la conclusión de que su historia era cierta.  —+6ué vas a tomar  —Cerveza.  —Le aviso. Est$ en la parte de atr$s. (ete al fondo. Le dio la cerveza, ! esperó a que L$zaro se la pa"ara. Lue"o los dos se apartaron de su  punto de encuentro a ambos lados de la barra. El camarero desapareció por una puerta, a su izquierda, ! L$zaro le obedeció, reculando hasta una de las esquinas, donde quedaba una mesa libre. -e sentó en ella ! esperó.  &o por mucho tiempo. El tuerto apareció al minuto. 0arec#a m$s bao que la otra vez, ! m$s casti"ado por la vida, i"ual que si un peso invisible le doblara la espalda. Le diri"ió una mirada leana ! se apro'imó despacio, estudi$ndole. Cuando se sentó en la silla no abrió la boca. Esperó.  —Estuve aqu# con Loren.  —&o le recuerdo, +Loren dices  —a i"ual. Me dio que si necesitaba al"o, t* pod#as tenerlo. El hombre movió la cabeza en sentido horizontal.  —&ada.  —+Cómo  —6ue no ha! nada, chico. +En qué mundo vives +&o te has enterado de lo que hicieron  por aqu# hace un par de d#as Lo limpiaron todo.  —)!e, no fastidies.  —+6ue no fastidie udo mucho que encuentres al"o en nin"una parte.  —-ólo quiero hierba, no pido aco ni farla.  —&i para un colocón, salvo que te conformes con unas anfetas. uenas, eso s#.  —+3nfetas Eso es para maricas, t#o. eé de chupar p#ldoras hace a/os. El tuerto ni se movió. 5undió en él su *nico oo sano.  —1* ver$s —le dio sin amba"es. L$zaro se deó caer hacia atr$s. -ab#a que le dec#a la verdad, ! que as#, !a de buenas a  primeras, la noche comenzaba a torcerse. La ausencia de posibilidades le enfureció, ! le  puso m$s nervioso de lo que !a estaba, aun sin saber la razón. Cuando se enfrentó de nuevo a la frialdad de su interlocutor, al"o le dio quem$s val#a p$aro en mano que ciento volando.  —+6ué clase de anfetas son —quiso saber.  —e las buenas. &ada de pastillas para adel"azar ! esas tonter#as. -on como peque/os

cartuchos de dinamita roa. Con media docena casi es como si tetomaras un 8é'tasis9.  —Ya ser$ menos. El tuerto se puso en pie.  —+5ace —dio por terminada la conversación. L$zaro acabó asintiendo con la cabeza.  —5ace —afirmó rindiéndose a la evidencia. &6 -eraf#n levantó una mano al ver entrar a %smael por la puerta del Loca’s. El recién lle"ado tardó en localizarle, por la cantidad de "ente, la ma!or#a oven, que llenaba !a el local. 5izo un "esto de asentimiento e inició el lento avance hasta él, pasando por entre la abi"arrada variedad de p*blico, todav#a inclasificable a aquella hora. -eraf#n ocupaba una mesa, pero no en solitario. os de las sillas hab#an sido raptadas por los de la mesa conti"ua, una tercera ten#a como due/a a una parea, él de cara ! ella encima, aenos a lo que no fuera su rollo. 6uedaba una cuarta, vac#a, que fue la que co"ió, al lado de su ami"o. &ada m$s hacerlo pensó que, de camino, habr#a podido a"enciarse una cerveza. -eraf#n captó su "esto, ! le ofreció la su!a.  —esat$scate las ca/er#as —le invitó. %smael le dio un "eneroso tra"o a la arra. 3l dearla en la mesa se encontró con la e'pectación de su compa/ero.  —+Cómo lo llevas —quiso saber éste.  —ame un respiro, +vale —su tono no fue relaado, sino tenso—. 3dem$s, preferir#a que no me orobaras mi pen*ltimo fin de semana.  —Yo no te vo! a orobar nada. Como no te comas t* el coco...  —+6ué hacemos —pre"untó %smael dispuesto a cambiar de conversación.  —&o sé. 1odav#a es temprano. +5as cenado  —-#, en casa.  —Yo también, pero unas bravas, para hacer boca...  —+&os lar"amos al bar de 1om$s  —+ónde si no -eraf#n le "ui/ó un oo, ! se acabó la cerveza de la arra de un sorbo. 1ras ello emprendieron la retirada en dirección a la puerta.  &adie se fió en ellos, de la misma forma que ellos no se hab#an fiado en nadie de los que estaban alrededor. &7 Mariano cruzó la calle a ma!or velocidad de la normal al ech$rsele encima una moto de "ran potencia inesperadamente. El dardo metalizado pasó a un metro escaso de él, realizando una maniobra de cara a la "aler#a. unto al estruendo, se o!ó con claridad la voz del motorista, sin casco, diri"iéndole su inesperado desprecio<  —:1ortu"a imbécil; Mariano le respondió fulminante, sin palabras, elevando su mano derecha hasta la altura de los oos ! movilizando su dedo medio hacia arriba mientras los otros cuatro se ple"aban en torno a él. -ab#a que por el retrovisor, el motorista le hab#a visto.

-e olvidó de él. Entró en el bar ! buscó a -eraf#n ! a %smael. 0or se"unda vez en los *ltimos diez minutos, no les encontró ! se e'tra/ó de ello. 0or lo "eneral, los primeros puntos de encuentro eran aquellos. En cuanto a la hora... 6uiz$s fuese un poco m$s temprano que de costumbre. -e acercó a la barra. Conoc#a a Luc?!, el camarero. Le hizo una se/a ! el muchacho se apro'imó sol#cito, despreciando la llamada de otro cliente.  —+6ué ha!, t#o  —+5as visto por aqu# a %smael o a -eraf#n  —Esta noche, no. +1omas al"o Mariano rechazó la invitación con un "esto. -e apartó de la barra.  —-i aparecen, +les dir$s que les busco  —Claro, hombre. 5asta lue"o. 5asta lue"o. -ol#a ser as#. La ruta habitual colocaba el Esquina a mitad de la noche, que era cuando estaba m$s animado. -alió por la puerta ! antes de cruzar la calle miró a derecha e izquierda. En esta ocasión no hubo nin"*n peli"ro. &8 El Tornillito estaba animado, pero no era m$s que un local de mala muerte para vieos  u"adores de dominó ! aficionados al f*tbol los domin"os por la tarde, a la hora de Canal 0lus. L$zaro pasaba por delante cuando vio al padre de osé Luis dentro, bebiendo. Entonces se detuvo. E'actamente no supo la razón, pero lo hizo. &o cre#a que osé Luis estuviese all#, con él, as# que su actitud a*n le e'tra/ó m$s. Comprendió finalmente sus ocultos motivos al ver que el se/or imas estaba !a ebrio. Y la noche no hab#a hecho m$s que empezar.  &i siquiera se dio cuenta de que estaba inmóvil delante de la puerta. Caminaba pensando en su propio padre muerto, ! se encontraba con el de su meor cole"a borracho. El se/or imas levantaba un vaso de vino, oscuro, peleón, ! canturreaba al"o ininteli"ible desde el e'terior, pese a que la puerta estaba abierta. 3 su lado,otro tipo secundaba sus movimientos. Los dos ten#an los oos brillantes, la e'presión perdida, el rostro colorado por  el calor, ! se bamboleaban lo mismo que si all# dentro hubiese una corriente de aire meciéndoles. 7eanudó la marcha al lo"rar deshacerse de su estado hipnótico, ! salió del calleón para volver a co"er su moto. osé Luis sólo pod#a estar en un lu"ar, ! eso si"nificaba que no se hallaba solo. En su códi"o secreto ! no escrito, quedaba claro que si uno de los dos no quer#a ser localizado, no se le localizaba. 0ero era viernes, ! eso también si"nificaba al"o. L$zaro puso en marcha la moto, se colocó el casco tras liberarlo de su sueción, ! arrancó. e todas formas, ! a pesar de la fuerte velocidad que co"ió desde el primer momento, no  pudo apartar de su mente la ima"en del se/or imas borracho,mientras se pre"untaba qué har#a él caso de hallarse en la piel de su ami"o. -entirse desnudo ante ese sentimiento le hizo dar m$s ! m$s "as. -e saltó un sem$foro en roo.

& eb#a llevar entre tres ! cinco minutos con los oos cerrados, para saborear m$s el lar"o  beso con 0etra, que era la que dominaba la situación, acorral$ndole contra la pared. &i siquiera la abrazaba. -u mano derecha se apo!aba en la mesa que ocupaban, ! la izquierda, estirada horizontalmente, se"u#a la l#nea del respaldo de madera, como si se sostuviera en él. 0or contra, la izquierda de ella s# le rodeaba por la cintura, mientras que la derecha e'tendida le acariciaba la meilla. osé Luis tuvo un presentimiento. 3brió un oo, uno solo, ! se encontró con L$zaro frente a ellos, de pie, observ$ndoles con socarroner#a. -us brazos estaban cruzados sobre el pecho. (olvió a cerrar el oo, ! se concentró en el final del lar"o ! prolon"ado beso. &o fue una separación ni mucho menos r$pida, sino densa ! cadenciosa, apurando las mieles del contacto. Cuando 0etra lo notó, se apartó apenas unos cent#metros de él. Los suficientes  para mirarle, con e'presión de tierno deseo. 3l intentar una nueva pro'imidad, osé Luis la esquivó con aparente facilidad. 0etra si"uió la dirección de sus oos, "irando la cabeza. El rostro se le cubrió de cenizas al ver a L$zaro.  —Lo siento, t#o —dio osé Luis a modo de e'— cusa abriendo ambas manos hacia arriba en un claro "esto de impotencia.  —&o problem —respondió L$zaro—, +1e vienes 0etra se interpuso entre los dos, cortando su complicidad. 4na m$scara de furia atenazó la  belleza de sus facciones. -us pupilas destilaron chispas, inmersas en un fue"o tan violento como la erupción de un volc$n.  —&o vas a irte ahora —protestó.  —1e die que ten#a cosas que hacer.  — :0ero si acabamos de lle"ar;  —(amos, t#a —osé Luis refleó un s*bito cansancio. Ella no se dio por vencida.  —4na hora —propuso, ! le "ui/ó un cómplice oo tras el cual se escond#an todas las  promesas.  —0or una hora, después me pierdo la noche.  —0uedo llamar a Elisa, ! nos lo montamos los cuatro.  —+Elisa —bufó L$zaro—. +5an inventado al"*n moderno sistema de depilación o ha ido a Lourdes  —3nda, no seas plasta —dio osé Luis—, ea que me levante. 0or un momento pareció dispuesta a saltarle al cuello. ebió pens$rselo meor, conociéndole, porque era de los que no toleraban nada, ! menos en p*blico. La escena se mantuvo as#, con"elada, por espacio de cinco se"undos. espués, lentamente, se apartó de su lado. En el bar nadie les prestaba la menor atención, as# que se sintió menos aver"onzada.  —Eres un imbécil —le susurró a modo de despedida. osé Luis no se enfadó.  —&o lo estropees. 1e veo ma/ana por la tarde, +vale  —Claro, ! por la noche los ami"os, ! el domin"o tu novia, esa... eó de hablar al ver como él endurec#a su "esto.

Y aquello fue el fin de la pu"na, dialéctica ! an#mica. osé Luis se puso en pie, arre"l$ndose el pantalón. 7eco"ió la cazadora ! salió del reducido espacioque hab#a ocupado en uno de los $n"ulos del bar. &o deó de mirarla fiamente, manteniendo el tono de dureza en su e'presión, hasta que alcanzó a L$zaro.  —Chao, 0etra —dio éste levantando una mano amistosa, aunque su sonrisa de burla era todo lo contrario.  —%dos a la mierda, los dos —les deseó ella.  —+Lo ves —manifestó osé Luis—. 1e falta ese toque de distinción, esa peque/a "racia que da la clase. Y es una l$stima.  &o esperaron la reacción de 0etra. Le dieron la espalda ! la dearon atr$s. 0or lo menos no se rieron hasta salir del local. 3! -eraf#n le dio un puntapié a una lata de Cola vac#a. La pieza met$lica salió disparada calle abao, rebotando por entre los adoquines, llenando la noche de sonidos amorti"uados hasta que se detuvo muerta en su impulso al chocar con una bolsa de basura sobre la que !a merodeaban tres "atos asustados.  —0or lo menos ha sido decente —le dio a %smael al recuperar la normalidad de su paso.  —+3 qué llamas t* ser decente  —0udo haberte en"a/ado mientras estabas de caqui, o escribirte. Y eso s# hubiera sido una  putada ma!*scula. 1* all#, depre, ! ella solt$ndote el muerto. 5a tenido el valor de dec#rtelo a la cara.  —+(as a ponerte de su parte  —Yo sólo di"o que es una t#a le"al.  —:Ella sab#a que me lar"aba a la mili;  —Y t* sab#as como es Loli cuando te liaste.  —Cre#... —depuso su actitud iracunda. -e con— tentó con darle un manotazo en la espalda  —. :ah, !a te he dicho que no quer#a hablar de eso;  —5as sido t*, que conste —manifestó -eraf#n.  —-er$ que no quer#as conocer los detalles.  —3 m# me la trae al fresco, aunque pienso que es bueno soltar lo que se lleva dentro.  —Los psiquiatras opinan lo mismo, por eso "anan una pasta "ansa con la de bocazas que ha! ! lo mucho que les "usta que les compadezcan. 7ecuperaron el silencio de su entorno, sin dear de caminar a buen paso. %smael los oos fios en el suelo, debatiéndose en su privada "uerra interior. -eraf#n con"anas de encontrar a al"uien m$s, para que su ami"o levantara el vuelo ! superara la depresión en la que se debat#a. 1odav#a faltaban cinco minutos para lle"ar a su destino.  —Las t#as son un mal rollo —dio -eraf#n a modo de comentario "lobal—. 0ierdes el culo  por una ! acabas puteado, de una u otra forma. 1odas son i"uales. -e encontró con una mirada nada af#n por parte de %smael.  —+Y t* como lo sabes —rezon"ó éste—. -i te mueres de "anas por estar con una. 31  SerafínEso me dolió.

3l"o me estaba diciendo que con %smael as#, ! Mariano rebotado por lo de su padre, la noche no iba a ser lo que se dice maravillosa. 0ero una cosa es a"uantar las neuras de tu cole"a ! otra mu! distinta que por tenerlas te mee en la boca, +me e'plico  &o pude a"uantarme, as# que le die que era un des"raciado. (io que hab#a metido la pata,  pero no le deé hablar. Le solté los perros. La Loli era una calientabra"uetas ! él un infeliz. -i por hacérselo con una chica lue"o ha! que acabar hecho polvo... Me sent# mal, ! creo que !a no pude librarme de ese lastre en varias horas. Comprend# que en el fondo eso era lo que pensaban de m# todos, que era un reprimido con tantos compleos que era imposible que cambiara. 5asta estuve tentado de decirle que me lar"aba. 2ue una idea que me pasó por la cabeza. &o sé si me convenc# de que era una estupidez quedarme solo la meor noche de la semana o si me pasó como casi siempre. -uelo dear morir las iniciativas, las buenas ! las malas, por falta de decisión. Mi maldita inse"uridad. iscutimos el resto del camino hasta el bar de 1om$s, cediendo uno ! otro para no complicar m$s las cosas. Estar con una chica, en mi caso, !a no era una ansiedad, sino una obsesión. 3s# que usto al entrar en el bar pensé que oal$ Loli me hubiese deado a m#, porque eso habr#a si"nificado lo m$s importante, que la hab#a tenido antes. -iempre es meor que te duela por al"o que has hecho que no por al"o que no has hecho. 3&  MarianoMe e'tra/ó no encontrar a %smael ! a -eraf#n, tanto como no dar con L$zaro ! osé Luis. 5ab#a recorrido los tres bares donde sol#amos iniciar la noche, ! sólo me quedaba el de 1om$s, por lo de las patatas bravas. e camino, ! calibrando que al"o hubiera sucedido, pensé por primera vez en -ara. Y se me ocurrió que si no les localizaba, pod#a llamarla.  &o la deaban salir de noche, todav#a, pero tres semanas antes me demostró no *nicamente sus a"allas, sino también de lo que era capaz por m#. Y fue un miércoles. 5icimos untos el camino de re"reso a casa a la salida del instituto, ! cuando le conté que por la noche iba al cine, me pre"untó si pod#a acompa/arme. Le contesté que s#, pero que lo ve#a dif#cil dada su situación. Entonces me ase"uró que se escapar#a de casa. &o la cre#, pero lo hizo. %ncluso fui a buscarla para ver cómo lo hac#a. :2ue incre#ble; (ive en un primer piso, pero ha! un entresuelo entre él ! la calle, con lo cual la distancia es considerable. -alió por el balcón de su habitación, se descol"ó por él hasta el alféizar de las ventanas inferiores con la a!uda del canalón de desa"He, ! de ah# a mis brazos. Encima, como contaba con ponerse perdida, llevaba ropa de recambio en el bolso. 2ue una de las meores noches de mi vida, una absoluta "ozada. 0ara L$zaro ! osé Luis, -ara no es m$s que una cr#a, por lo de la edad, pero !a quisieran ellos tener a una muer as# a su lado, porque es una muer de verdad. -iempre he cre#do que los a/os no son lo m$s decisivo en una persona, sino lo que ha! en el tarro. Eso es lo que cuenta. 3dem$s, saber que al"uien te quiere... saber que le importas a una persona... 0uede parecer cursi, pero es como lo siento. 3*n no sé por qué me importan tanto las opiniones de los ami"os. M$s que mis sentimientos, si es que los ten"o. (i una cabina en la esquina, a menos de doscientos metros del bar de 1om$s. 0ensé que si no daba con al"uno de ellos all#, llamar#a a -ara, +por qué no -ab#a que volver#a a escaparse, aunque le costara un dis"usto. &o es lo mismo lar"arte de casa un d#a entre

semana, cuando todos duermen porque los padres se levantan temprano, que hacerlo un viernes, porque es mucho m$s f$cil que te descubran, si no sospechan antes de ti por decir que tienes sue/o ! te vas a dormir. Claro que a lo meor -ara no estaba en casa. 2ue sólo una idea. 1ampoco sé lo que habr#a sucedido, si eso habr#a cambiado las cosas o no. &ada m$s entrar en el bar vi a %smael ! -eraf#n. El camarero les estaba tomando el  pedido en ese instante. 0atatas bravas. 33 osé Luis bebió dos lar"os sorbos directamente de la botella de cerveza, echando la cabeza hacia atr$s ! apuntando con ella hacia la luna ! las estrellas. Lue"o se la pasó a L$zaro, mientras se secaba los labios con el dorso de la mano. -u compa/ero apuró el esto de un solitario ! lar"o tra"o. La litrona fue a parar a la alcantarilla, donde se rompió en cien pedazos, al"unos de los cuales quedaron en mitad de la calzada al rebotar en la parte superior del bordillo.  —+Est$s se"uro de que estas p#ldoras hacen al"o —pre"untó escéptico osé Luis.  —1e uro que como no me coloquen ma/ana vo! ! le saco el otro oo al tuerto ese —  ase"uró L$zaro imitando el secado labial de su ami"o—. +Cómo es posible que pasen esas cosas :0or ios, ni que estuviéramos en -oria; :4n viernes por la noche;  —La culpa es tu!a, por esperar a *ltima hora. -i quieres marcha empieza por buscarte la vida antes.  —&o me odas, t*. Esperaron unos se"undos, sin moverse del calleón, con las espaldas apo!adas en un muro de piedra. L$zaro ten#a los oos cerrados. osé Luis miraba al suelo. La noche era a"radable, ! los dos llevaban puestas sus cazadoras, como una marca de f$brica m$s, una se/al de identidad propia. e nuevo fue L$zaro el primero en hablar.  —&o siento nada. Esto es para cr#os de esos que esnifan cola. -i no hace efecto ni re"ado con cerveza...  —Lar"uémonos de aqu#. 3 lo meor son de efecto retardado.  —Y encima t*, mira que venirte sin moto. &unca nos ponemos de acuerdo.  —a i"ual, lue"o acabamos con toda la basca.  —&o da i"ual —lamentó L$zaro—, 4na noche perdida es una noche perdida. 5o! necesitaba al"o m$s, un buen trip.  —+6ué pasa conti"o  —+6ué va a pasar &ada. 0ero lo necesitaba.  —eber#as trabaar de mensaero, como !o —rezon"ó osé Luis— -e"uro que entonces lo necesitabas a diario.  —+Crees que el taller es meor  —0or lo menos no vas todo el santo d#a tra"ando el humo de los coches, los autobuses ! los camiones. Y si llueve, no te moas.  —3nda !a. 1* vas de un lado a otro, ves "ente, conoces a todas las recepcionistas de la ciudad. +) no te lo montas bien  —3 ti te "ustan las motos.  —Claro, ! a los caeros de los bancos el dinero, por eso se pasan el d#a contando el de los dem$s, :no te ode;

 —-# —osé Luis baó los oos al suelo—, en realidad son dos trabaos de mierda.  —(a, lar"uémonos —dio L$zaro poniéndose en marcha—. &o quiero hablar de trabao. 5emos de dar con al"o. &o puede ser que todo el mundo esté con lasmanos vac#as sólo  porque a la pasma le ha!a dado por hacer una limpieza "eneral.  —1e ha dado fuerte esta noche con lo de colocarte, +eh  —:3nda !a; —e'clamó L$zaro car"ando contra su ami"o con el hombro—. Esta es una noche para ver las estrellas. osé Luis resistió el ataque, car"ando contra él a su vez. Ya no dearon de empuarse mutuamente, hasta salir del calleón ! sumarse al ambiente marcado por las luces de varios locales dispersos en ambas direcciones, entre los cuales se mov#a un constante fluo. -e perdieron en él, como "otas sin identidad a la b*squeda de su propio espacio vital. 34

Jo"# $%i"Las anfetas no nos hicieron apenas nada, al mar"en de una leve euforia pasaera.  &o es que me importase demasiado, pero L$zaro es un t#o de ideas fias, ! a*n no sé por qué, quer#a salirse esa noche. 3 m# me daba lo mismo porque a veces lo meor es marcarse un buen rollo, ! el resto viene solo. -in embar"o él...  &o volvimos a hablar del trabao, de si ten#a problemas o no. Los viernes ! los s$bados por la noche, los problemas se aparcan. &o va a pasarse uno cinco d#as prin"ando para lue"o comerse el tarro con lo mismo. Lo del calleón fue tan sólo un inciso, comentarios. 0ero desde lue"o estaba nervioso, ! se le notaba. 3 m# en cambio el rato con 0etra me hab#a deado bien el cuerpo. &o paraba de pensar que entre ella ! &oelia pod#a hacerse la muer  perfecta.  &os tomamos otra litrona, mano a mano, pero los oos de L$zaro iban de un lado a otro,  buscando al"o. Yo sab#a qué era. Esa noche los camellos parec#an haber desaparecido. Y nunca meor dicho lo de que hab#an deado un desierto a su espalda. L$zaro, pese a todo, continuó pre"untando. -olamente uno del barrio llevaba al"o encima, ! nos dio que era para él, uso propio, ! que no lo vend#a por nada. e todas formas no llev$bamos mucha pasta, ni entre los dos. 3s# que el mal humor de L$zaro se fue acentuando. %ncluso lle"ué a pensar, por un momento, que m$s me hubiera valido quedarme con 0etra. +0or qué no 35 +5abéis o#do lo *ltimo de Guns’n Roses —pre"untó Mariano. %smael no respondió. -eraf#n s#.  —:asura; —dio.  —+Est$s loco —Mariano lle"ó a detenerse—. :Es lo m$s fuerte que se ha hecho;  —0uro truco ! artificio, cuatro tonter#as efectistas para cortos, fans ! t#os impresionables, como t*.  —0ero, +qué dices Es una descar"a.  —esde lue"o... —-eraf#n soltó un bufido de sarcasmo.  —+Cómo puedes no saltar cuando lo escuchas  —+1* has o#do a Led Zeppelin, o a Deep urple  —:Eso es a/os sesenta, !a estamos a vueltas con lo mismo;

 —0rimeros setenta, no confundas —le corri"ió -eraf#n.  —:)h, va!a, usted perdone; 0ara m# si"uen siendo le!endas del pasado, dinosaurios. —  Mientras esas le!endas si"an sonando meor que los "rupos de ahora, se"uir$n siendo los maestros. 3quello eran bandas auténticas, no esperpentos montados en el dólar ! mont$ndoselo de cara a la "aler#a como la ma!or#a de ahora, comenzando por Guns’n  Roses.  —: !xl Rose es...; —comenzó a decir Mariano.  —  !xl Rose es un pa!aso —le interrumpió -eraf#n—, ! Slash un tarado. En cuanto al resto... +qué resto &i siquiera son un "rupo. Mariano buscó el apo!o del silencioso %smael.  —+1* has o#do eso Le importaba un pito el tema, pero por lo menos sobre aquel punto en concreto ten#a un criterio.  —-eraf#n tiene razón —concedió—. 5a! t#os mucho m$s le"ales ! v$lidos. !xl Rose es un imbécil.  —:ah, sois dos muermos; —dio Mariano—. &o ha! nada peor que quedarse atr$s —  volvió a diri"irse a -eraf#n al a"re"ar—< 1* ve pensando as# ! !a ver$s a donde lle"as tocando la "uitarra. -i te dieran unos cuantos millones de dólares...  —) sea que est$s de acuerdo en que se venden por dinero —apostilló -eraf#n.  —:oder, mira que eres burro;  —(a, deadlo estar —protestó %smael—, -iempre que habl$is de m*sica acab$is i"ual.  —3l menos hablamos, porque lo que es t*, esta noche parece que va!as a un funeral —  sentenció a"resivo Mariano.  —Entremos aqu# a tomar una cerveza —dio -eraf#n cortando el conato de respuesta de %smael. Les empuó hacia el bar, tan lleno como los restantes de la zona. (ieron a media docena de ami"os ! a una docena de conocidos, pero no se acercaron a ellos. 3ntes de alcanzar la  barra un muchacho de tez oscura ! ras"os $rabes pasó cerca de donde se encontraban ! les sonrió. Lue"o a"itó una mano despidiéndose.Los tres se detuvieron observando su salida del bar.  —Fse s# que se lo monta de puta madre —manifestó convencido %smael—. Lo"ró marcharse de Marruecos, "ana cien veces lo que "anaba all#, ! es el re!, sin nadie que le di"a qué ha de hacer o cu$ndo.  —0ero el t#o trabaa como un cabrón —ase"uró -eraf#n—, Yo no sab#a que hace de todo, de alba/il, fontanero, lo que le echen. 5ace un par de meses le tuve en casa, a!udando a uno que vino a hacer una chapuza. :Y cómo se enrolla; 1iene una labia.  —6ué queréis que os di"a —dudó Mariano—, -er$ el amo ! lo que quer$is ! "anar$ mucha pasta para lo que es él, pero creo que vive en una chabola, en las afueras, sin a"ua ni luz. -i pens$is que eso es vida...  —+Y qué te crees que tiene en su pa#s Lo mismo, ! encima puteado.  —+0iensas que no lo est$ aqu# —dio Mariano.  —:6ué va; M#ralo. Es el amo. +-abes t* lo que li"a ese 3nda que no son refinados los moros con el se'o.  —Las t#as est$n locas.  —Estar$n, pero él se lo monta como los dioses. :Co/o, la novedad; (a!a t#o el Mohamed. 3hora el que "uardó silencio fue -eraf#n. Conoc#a la historia, pero o#rla le oprimió el  pecho. +6ué edad tendr#a Mohamed, dieciocho, diecinueve &o, tantos no, ! llevaba m$s

de un a/o en Espa/a. +7ealmente estaban locas las t#as por salir con él &o era m$s que un moro que no ten#a nada, ni donde caerse muerto. am$s hab#a tenido un pensamiento racista, ! ahora... 6uiz$s fuese al"o m$s que la novedad. 1ambién contaba su "esta, haber huido de Marruecos, su odisea en una patera, su escapada del cerco de los picoletes. Eso daba cierta aureola. 3l"unas chicas se sent#an impresionadas por esas cosas. Y viv#a solo. Mohamed hab#a tenido a"allas, valor. -in nada que perder. Con todo por "anar.  —+Eh, que ahora eres t* el que est$ en las nubes; —le "ritó Mariano d$ndole un "olpe en la espalda. %smael ten#a !a la litrona en la mano. 36  Ismael -i he de ser sincero, no estaba de buen humor para casi nada. &o pod#a apartarme a Loli de la cabeza, ni separar esa sensación de vac#o ! frustración del hecho de que me enfrentaba a mis *ltimos d#as de libertad. 5ubiera se"uido con Mariano ! -eraf#n, porque con ellos el rollo es m$s asequible, m$s dentro de nuestro estilo, pero Mariano estaba  buscando a los otros dos, a L$zaro ! a osé Luis, ! teniendo en cuenta que de todas formas #bamos a encontrarnos, no tuvo nada de e'tra/o que eso sucediera mu! poco después, al salir del bar. -on buenos t#os, buenos cole"as, pero... 3 veces se pasan, son peli"rosos, ! esa noche L$zaro estaba en esa onda, suficiente para que osé Luis, que es el m$s dado a las broncas, le apo!ase de todas, todas. -eraf#n tampoco estaba mu! animado. 2lotaba al"o. Mariano levantó una mano ! les llamó. L$zaro ! osé Luis caminaban unos metros por delante de nosotros, en la acera de enfrente. iscut#an, o al menos hablaban con vehemencia. Yo fui el *ltimo en atravesar la calzada para reunirme con ellos. -ea como fuere, a veces val#a la pena estar untos. El mundo parece ser mu! peque/o, ! estar al alcance de tu mano, cuando eso sucede. 37  LázaroEn mi interior, en ese momento, sent#a como si la noche estuviese empezando a  orobarse. )dio que las cosas sal"an mal. )dio que lo simple se vuelva complicado. )dio la inercia de al"unos que se limitan a se"uir, sin hacer nada por cambiar el destino. 0or eemplo, mi caso< !o quer#a fumar hierba, elevarme por encima de mi malestar, ! al no encontrarla ! lar"arme todo bicho viviente el mismo rollo sobre que la cosa estaba seca, me enfurec#. e acuerdo, no ha! nada. e acuerdo, la pasma ha hecho una redada. e acuerdo, es una putada. 3hora, ven"a, soluciones. 0or esa razón me cabrean %smael ! -eraf#n. -on  buenos t#os, pero se contentan, se resi"nan. Les faltan dos pares de buenas pelotas para  plantarle cara a la vida. -i"uen al resto. Y est$ bien que ha!a l#deres ! se"uidores, pero en una basca de cinco t#os... Mariano es distinto, es un entusiasta. 4n poco cr#o, un mucho "ilipollas, con ese pendiente en la orea, pero le sobra vitalidad, se apunta a un bombardeo, ! encima tiene la suerte de que siempre dispone de pasta para lo que sea, ! no la escaquea. En cuanto nos reunimos, vi el plan< %smael con una cara as# de lar"a, ! a*n no sab#a lo de la novia. Eso me lo sopló -eraf#n después, cuando me met# con él ! me previno para que no metiera la pata. En cuanto al mismo -eraf#n... &o entiendo a la "ente acompleada, ! menos

que un t#o oven sea un reprimido. 3s# que detecté el amuermamiento, ! eso me encabronó a*n m$s. 0ensé que si no trincaba un poco de costo la noche acabar#a estrope$ndose, ! terminar#amos todos como casi siempre, borrachos en al"una casa o tirados en el parque viendo salir el sol, *nicamente por no volver a casa. 6uiz$s mi ansiedad fuera por causa del !uppie de la @AA, la pirula que le coloqué para trincarle una buena propina, o quiz$s por el resquemor de irme deando a mi madre ! a mi hermana currando como dos benditas. 4no no siempre sabe por qué est$ cabreado. Y comenzamos a discutir sobre qué hacer, adonde ir. Lo de siempre. 38 +6ué hacemos —pre"untó Mariano.  —(amos al bar de Monchu —propuso osé Luis.  —+3l bar de Monchu —dio con cierto retint#n L$zaro—. 3quello est$ cada vez m$s amariconado. En cuanto un sitio se pone de moda, todos los buarras revolotean por él. Claro que si ahora te va eso... —le "ui/ó un oo a su ami"o.  —Yo lo dec#a por ti. +&o necesitas volar  —0ero no con alas de mariposa, t#o —! diri"iéndose al resto, propuso—< +6ué tal el 3"uión  —0refiero el &o —dio -eraf#n—. 3ll# al menos la m*sica es decente.  —-i quieres o#r m*sica te vas a una disco —protestó %smael—. Lue"o no se puede ni hablar.  —Las t#as pias van al 3"uión —insistió L$zaro.  —+esde cuando te molan las pias —se burló osé Luis.  —esde que te veo a ti con 0etra, so "uiri.  —+6ué quieres, li"arte un !o"ur perfumado —indicó Mariano.  —:ah, paso de vosotros; —L$zaro echó a andar calle abao— Me vo! al 3"uión. Los otros cuatro iniciaron la marcha tras él.  —Yo no sé por qué discutimos, si acabamos siempre haciendo la ronda ! !endo a los mismos sitios —refle'ionó -eraf#n.  —0ero el orden cuenta, chaval —osé Luis le dio un suave cachete en el cuello—. 1odo lo que empieza bien, acaba bien.  —+Crees que en el 3"uión encontrar$s al"o —pre"untó Mariano alcanzando a L$zaro ! situ$ndose a su lado.  —1al vez —se enco"ió éste de hombros, como si pasara del asunto—. La semana pasada me ofrecieron farlopa.  —&o sab#a que le dieras a eso —dio Mariano e'pectante.  —Y no le do!, pero de todas formas...  —La coca s# es una pier#a —manifestó osé Luis por detr$s—. 5a! que volver a las ra#ces. 4n petardo si"ue siendo un petardo, ! lo dem$s que se aparte.  —:um; —e'clamó %smael sonriendo por primera vez en mucho rato.  —+0or qué no tiene nin"uno de vosotros un maldito bu"a para moverse, oder —"ritó L$zaro.  —Estar#a aqu# si tuviera un coche —suspiró Mariano.  —1* calla que eres el m$s peque/o —se burló osé Luis.  —Claro que estar#as aqu#, tontolculo. +Con quién te lo montar#as meor, eh —dio L$zaro.

 —+Y de qué sirve un transporte si somos cinco —inquirió -eraf#n.  —+1e lo ima"inas con cinco titis ! nosotros —se deó llevar por un atisbo de enso/ación Mariano.  —:Mo"ollón; —cantó osé Luis.  —Ya est$ —dio L$zaro—, :-alidos, que sois unos salidos;  —Es verdad, siempre pensando en lo mismo —bromeó osé Luis.  —1* te callas que ho! !a has tenido tu ración —le cortó L$zaro.  —+3h, s# —se interesó Mariano.  —+6ué pasa —osé Luis alar"ó la 8ese9 de forma si"nificativa—. 4no, que es popular, ! se dea querer. -eraf#n miró a %smael. (olv#a a estar serio. Lo curioso fue que %smael también le diri"ió una fu"az mirada a él. Caminaban el uno al lado del otro, cerrando el "rupo, con osé Luis por delante ! los otros dos abriendo la marcha. Como siempre, Mariano era el m$s e'citado.  —+6uién era —quiso saber—, +&oelia o la otra —"iró la cabeza para ver a osé Luis.  —La pró'ima vez venderé entradas. &o te di"o lo que ha!.  —Lo que ha! es que a ése, con el pendiente, se le ve venir —dio L$zaro con toda intención.  —+Ya empezamos —protestó Mariano.  —-i es que nos das mala ima"en, t#o —e'presó osé Luis—, 0or eso L$zaro quiere ir al 3"uión.  —3nda ! no me calientes t* los cascos —masculló el aludido levantando su brazo derecho en un "esto despectivo.  —0ues el que quer#a ir al bar de Monchu eras t* —le recordó Mariano a osé Luis.  —3 ver si te ha"o tra"ar el pendiente, marica pla!a. osé Luis hizo adem$n de saltar sobre Mariano. 2ue suficiente para que éste acelerara el  paso, adelant$ndose al resto. L$zaro se quitó la cazadora ! se lacol"ó del hombro.  —o, mira que sois numereros —dio %smael.  &o hubo nin"una respuesta, porque en ese momento se escuchó la voz de -eraf#n, con di$fana claridad, e'clamando<  —:Ca"Henl$; :5e pisado una mierda; Se'%(da parte VIERNES NOCHE/S!ADO MADR"#ADA3 3 pesar de que el bar estaba casi lleno, ! por encima del bullicio la "ente parec#a estar  pas$ndolo bien, L$zaro e'teriorizó su descontento con una frase que resum#a su estado de $nimo.  —+0ero qué mal rollo flota esta noche +&o lo not$is 5a! una especie de muermo "eneral.  —%ma"inaciones tu!as —se enco"ió de hombros Mariano.  —6ue no, t#o, que no. 2#ate bien. Mira ésos, ! aquéllos, ! los del fondo. :0anda caretos tienen; -e/aló a una parea que beb#a en silencio, ella mirando a nin"una parte ! él mir$ndola a ella  pero sin verla, porque de lo contrario su cara de asco habr#a sido elocuentemente e'pl#cita. Lue"o a cuatro t#os mu! del"ados, casi secos, con el cabello lar"o, atentos a cualquier aparición femenina solitaria. Los del fondo eran un "rupo de chicos ! chicas, quincea/eros

! quincea/eras, hablando de al"o mu! serio porque ni uno se re#a. 1odos ! todas estaban fumando, as# que sus siluetas aparec#an difusas por la neblina, propia ! aena. 1ambién ellos cinco estaban fumando.  —Yo lo veo como siempre —dio %smael.  —ueno, un poco m$s apa"ado s# est$ —concedió osé Luis—. -iempre se nota cuando es fin de mes.  —0ero qué fin de mes ni que leches con vina"re, si estamos a d#a veinte —obetó L$zaro.  —(eintidós —rectificó -eraf#n.  —Los que sean —zanó el tema de la fecha L$zaro—. Yo sólo di"o que ha! d#as en los que es como si flotase un mal fario.  —5u!, un mal fario, mira t* cómo habla ese —se burló Mariano.  —Es que se me pe"a el rollo del cole"a que ten"o en el taller, que es andaluz —ustificó L$zaro antes de reparar en la intención de Mariano—. +Y t* por qué leches me sales al  paso  —ebe ser por el mal fario —se echó a re#r Mariano sin poderse contener.  —3qu# el *nico mal fario es el de éste —osé Luis se/aló a -eraf#n—. Yo dir#a que a*n huele.  —:3nda !a; —se defendió -eraf#n.  —Cantidad —afirmó L$zaro—. 0ero como dicen que eso trae suerte.  —0ero si !a ha pasado casi una hora —si"uió protestando -eraf#n. osé Luis le pasó la mano por la cabeza, alborotando su cabello.  —:5u!, que picaoso ! sensible es él, va!a por ios; —dio.  —:&o me despeines;  —+M$s cerveza —quiso saber %smael. 5ab#a catorce botellas en la mesa, medianas todas. Las miradas de los cinco conver"ieron en aquella especie de "ran cepillo blanco con las cerdas de color oscuro.  —Co/o, falta una —dio osé Luis al reparar en el detalle del n*mero.  —(en"a, lar"uémonos de aqu# —propuso L$zaro.  —+)tra vez 0ero si est$ visto que no vas a encontrar nada, t#o. Mira que eres plomo —  obetó -eraf#n.  —3ra"onés, por parte de madre —puntualizó L$zaro levantando el dedo #ndice de su mano derecha—. Y a mucha honra.  —(a!amos a buscar al tuerto ese —bromeó osé Luis—, %"ual tiene m$s anfetas de esas tan mila"rosas. La cara de L$zaro se transmutó.  —Como coa a ese tarado... —masculló con los dientes apretados.  —+)s queda al"una —pre"untó %smael.  —&in"una —L$zaro sonrió—. +6ué, necesitas un poco de cuel"ue, eh  —&o importa —dio %smael.  —La noche es oven —e'presó Mariano alzando la voz—. (amos a buscarnos la vida.  —3s# se dice —aprobó L$zaro levant$ndose el primero. 1odos le imitaron, hasta -eraf#n, que fue el *ltimo en ponerse en pie.  —+Cómo es posible que sólo ha!a catorce botellas —insistió osé Luis despidiéndose de su mesa al emprender el camino de la puerta. 4!

Ya no ten#an rumbo fio, pero instintivamente se acercaron a la plaza, el lu"ar m$s concurrido del barrio, con terrazas, bares ! zonas en las que, simplemente, apalancarse en el suelo, para ver ! contemplar con libertad el desfile de la noche. Lo *nico malo all# era la mezcla, la heterodo'a amal"ama de "entes ! escenas, tribus ! perfiles, desde el toque de distinción delas pareas de clase alta en busca de emociones fuertes en la intensidad del asfalto, hasta la posible presencia de "rupos de combate, dispuestos a reventar la noche. 1odo era posible, hasta el coche de los pitufos aparcado a una prudente distancia en misión de vi"ilancia. Los dos patrulleros de la "uardia urbana les miraron desapasionadamente al verles pasar.  —M#ralos —dio osé Luis— 5a! "ente con "anas.  —-on los menos malos de todos —comentó -eraf#n.  —Llevan un uniforme —sentenció L$zaro—, 1odo el que lleva uno tiene poder, o se cree que lo tiene, que para el caso es lo mismo. 1arde o temprano se les sube a la cabeza ! lo eercen.  —0ues bueno —aceptó indiferente -eraf#n.  —:o, pues s# que est$s t* bueno dando la razón a la primera de cambio; —se sorprendió L$zaro—. +6ué pasa conti"o -erafa  —&ada, que no me "usta discutir. Y no me llames -erafa.  —0ero si enrollarse bien con los cole"as es la sal de la vida, -erafa —insistió L$zaro.  —Cada vez que dos discuten, uno trata de imponer su razón al otro, ! viceversa. 3l final todo si"ue i"ual.  —&o di"as eso, -erafa. -e aprende. Yo te do! mis razones ! t* las tu!as. Es un intercambio le"al.  —+(as a se"uir llam$ndome -erafa toda la noche  —6ue no, -erafa, que !a sé que te molesta. (en"a, dime por qué te caen bien los pitufos.  —Yo no he dicho que me ca!eran bien. -ólo he dicho que son los menos malos, comparados con los maderos o los picoletos, +vale  —Eso se anima —L$zaro le dio un codazo a osé Luis—. Cre#a que os estabais quedando dormidos mientras and$bamos.  —Co/o, -erafa —dio éste reaccionando ante el codazo de su ami"o—. -iempre puedes hacerte pitufo si no te sale bien lo de la m*sica. &o le dar$s a la "uitarra pero s# a la "ente, en la cabeza ! con la porra.  —5ombre, pues si tuviéramos un ami"o ah#, se acabaron los problemas —consideró Mariano.  —6ué "anas ten"o de que trinques al"o —le dio -eraf#n a L$zaro—. Est$s meor colocado que sobrio.  —1#o, si es que no hace falta m$s que veros la cara, a ti ! a %sma. Lo vuestro es de alucine con el -on"o?u. eber#a haber una le! que prohibiera salir de casa a los muermos como vosotros.  —+3hora me toca a m# —rezon"ó %smael.  —1e queda una semana —ustificó L$zaro—. :0ues a vivir; &o sirve de nada calentarse el tarro. Mira, i"ual ma/ana se acaba el mundo.  —5aberlo pensado antes —intervino osé Luis—. 0udiste haber obetado, montar lo que fuera. Ya no sirve de nada lamentarse ahora.  —Es mu! f$cil decir eso, sobre todo cuanto t* no vas a ir —dio %smael.  —+Lo ves —L$zaro hizo entrechocar sus manos—. Matas a tu padre ! te libras. +Cómo lo ves

 —e paso mata también a tu nena —dio osé Luis. -eraf#n vio como %smael apretaba las mand#bulas. Los $n"ulos de su rostro se tensaron. Fl mismo se sintió traicionado.  —&o estar#a mal —convino L$zaro—. 3*n no sé que viste en ese boll!cao.  —6ueréis callaros los dos.  —-i es que est$s loco —no le hizo caso osé Luis—. 0ara m# que tienes tantas "anas de liarte...  —&o te vas a volver maricón como tu hermano, tranqui, que eso se nace —acabó diciendo L$zaro.  &o fue un comentario al azar, ni una casualidad. Lo dio con intención. 0or ello miró fiamente a %smael al terminar la frase, ! mantuvo inalterable su sonrisa de fuerza mientras Mariano romp#a la e'tra/a tensión acumulada e'clamando<  —:oder, como est$ la noche; 41  Ismael Me dolió tanto, que estuve a punto de echarme sobre él ! "olpearle. &o sé mu! bien si me detuvo el hecho de estar con los dem$s, o si fue la certeza de que, a la postre, el que acabar#a peor librado ser#a !o. Con L$zaro no ten#a la menor oportunidad, aunque le atizara  primero. Creo que le die que era un cerdo, no lo recuerdo con e'actitud. L$zaro puso cara de sorpresa. 7espondió que no quer#a cabrearme, aunque de todas formas... tampoco se retractó. 0ara él, un homose'ual es un homose'ual, ! no ha! m$s que hablar. Los t#os como él o osé Luis desprecian todo tipo de debilidad, porque van siempre de duros, alardeando de machos. urante esos se"undos la crispación fue evidente. El *nico que se mantuvo al mar"en fue -eraf#n, que es el m$s temeroso de la violencia. Mariano bromeó, para enfriar el ambiente, ! osé Luis fue m$s contemporizador. 3 m# me bastó mirar a L$zaro a los oos para saber que hablaba en serio, que pensaba realmente de m# lo que hab#a dado a entender, es decir, que !o buscaba una novia como fuera para no ser confundido con mi hermano o identificado con su comportamiento en material se'ual. Y por un momento, para ma!or frustración, supe que tal vez en el fondo L$zaro ten#a razón. +0or qué, si no, hab#a estado siempre so/ando con tener novia, con amar ! ser amado 3l mes de e'plotar la bomba de mi hermano !a me hab#a enamorado por primera vez. Comprend# que, por la razón que fuese, L$zaro estaba mu! nervioso. &o encontrar costo le hab#a puesto al l#mite. &unca le he recordado como esa noche. Mariano también se dio cuenta, ! fue él quien dio que no #bamos a parar hasta dar con al"o, lo que fuera. -e mostró optimista al ase"urar que la suerte favorece a quien la busca. espués tiró de L$zaro ! cuando nos pusimos de nuevo en movimiento tomó el mando de las 8operaciones9 durante un rato, diez o quince minutos, lo que tardamos en pre"untar por los alrededores de la plaza si al"uien estaba en condiciones de vender al"o, lo que fuera.

4&  Mariano &o encontramos nada. Era bastante frustrante. espués del incidente entre L$zaro e %smael, me di cuenta de la tensión que hab#a en el ambiente, por eso me esforcé en buscar hierba, aunque sólo fuera para liar un porro. %smael estaba realmente fastidiado, -eraf#n f*nebre, osé Luis siempre al l#mite, socarrón, provocador ! bromista, ! L$zaro mu! nervioso, e'cesivamente hiriente. En cuanto a m#... bueno, siempre procuro sacarle partido a lo que sea. Mi padre me hab#a fallado, de acuerdo, pero la noche era nuestra, as# que esto! se"uro de que era el m$s animado de los cinco, el que m$s "anas ten#a de pasarlo bien. 1al vez fuese un inconsciente, s#, pero no me di cuenta. Ya no pensaba en -ara. Estar con los ami"os siempre es al"o... distinto, mucho m$s estimulante. 4na chica es al"o dulce ! maravilloso, #ntimo, pero lle"a un momento en el que todo parece estar hecho, o dicho, ! entonces +qué -i -ara hubiera tenido !a dieciocho, o aunque sólo fuese diecisiete... 0re"untamos a varios, ! todos estaban i"ual. -i al"uno ten#a, era para él, ! la reservaba como oro en pa/o. 4n tal Buirlache, que a*n no sé si se llama as# de verdad o es un apodo, nos dio que el 0ototo ! su "rupo tal vez dispusieran de al"o para vender. uscamos a 0ototo. 0ero entretanto lle"amos a la plaza, que estaba !a en el comienzo de la efervescencia nocturna, con un "ran ambiente. osé Luis dio que quer#a otra cerveza ! nos metimos en el bar. Cecilia ! &ati estaban all#. 43 2ue L$zaro el que las vio, antes de lle"ar a la barra. 5izo que osé Luis mirara hacia all#.  —Eh, t#o, f#ate. osé Luis se percató de la intención de la se/a de su ami"o. Las dos chicas estaban solas, hablando animadamente, ! dado que la ma!or concentración de "ente se daba en la puerta,  por el lado e'terior, ! en la misma calle, frente a la plaza, hab#a varias mesas ! s illas vac#as en torno a ellas.  —+ónde vas —pre"untó osé Luis al ver que L$zaro se pon#a en marcha hacia all#.  —(amos, ven.  —)!e, si hubiera querido rollo me habr#a quedado con 0etra, +vale L$zaro no le hizo caso. Mariano fue el primero en se"uirle, -eraf#n e %smael a continuación. osé Luis lanzó un resoplido de cansancio, vaciló ! acabó d$ndoles la espalda para mantener su primera inclinación< beber otra cerveza.  —5ola, par de dos —dio L$zaro deteniéndose frente a las chicas. 3mbas dearon de hablar para mirarle. El rostro de Cecilia se mostró indiferente, el de &ati,  por el contrario, cambió al esbozar una sonrisa, llena de coqueter#a.  —Mira quien est$ aqu# —dio esta *ltima—, +1e has perdido  —5asta ahora no, pero podr#a hacerlo desde este momento —manifestó él sent$ndose al lado de Cecilia. La sonrisa de &ati se hizo menos intensa.  —&o te est$bamos esperando a ti, +sabes —aclaró Cecilia.  —Eso es lo bueno de la vida, las sorpresas que da —consideró L$zaro. Lue"o miró a -eraf#n, %smael ! Mariano ! a"re"ó—< +6ué, pens$is quedaros aqu# de pie  —Y encima todo el equipo —protestó Cecilia, aunque sin e'cesiva convicción—, +)s habéis estado entrenando para un campeonato de baloncesto

 —Eso mismo, ! estamos buscando masaistas.  —+1e conformas con animadoras —dio &ati. Mariano se sentó unto a ella. -eraf#n e %smael delante. osé Luis lle"aba !a con una cerveza en la mano. Los oos de las dos chicas se posaron en él.  —onita chupa —ponderó Cecilia.  —Eh, t#o, pod#as haberme tra#do una cerveza a m# —se queó L$zaro.  —5aberlo dicho, que para al"o tienes boca.  —-#, +verdad —miró a Cecilia ! frunció los labios, formando un punto.  —Mira que eres burro —dio ella.  —0ero te "usto.  —Y encima cre#do.  —)dia a Metallica —aclaró &ati apuntando con el dedo #ndice de su mano izquierda la camiseta de L$zaro.  —Me la quito ! en paz. -i es por eso...  —+1om$is al"o —se ofreció Mariano.  &ati reparó en él, "irando la cabeza. -e fió en el pendiente, ! en la ropa, cara, distinta del resto, al menos de la de L$zaro, osé Luis ! -eraf#n. espués centró sus oos en %smael.  —+1* eres el novio de Loli, verdad  —Eh, eh, prohibido hablar de rollos serios —aconseó L$zaro.  —+Conoces a Loli —quiso saber %smael.  —Mi hermana.  —ueno, +queréis tomar al"o o no —insistió Mariano.  —(amos, que invita Mario Conde —dio osé Luis.  —Bracias, estamos servidas —ne"ó Cecilia.  —&o somos esponas como vosotros —opinó &ati. -eraf#n sacó su paquete de tabaco, Luc?!. -e llevó uno a los labios ! entonces se encontró con los oos de Cecilia. Eran de un verde mu! intenso, "randes, a modo de la"os coralinos en un atolón de los Mares del -ur. -e sintió atravesado por aquella mirada, ! también desnudo.  —(a!a —suspiró ella—, un mortal que fuma mi marca.  &o reaccionó inmediatamente. (aciló uno o dos se"undos. 0or fin le tendió el paquete de tabaco. 3l co"erlo, Cecilia rozó su mano. E'trao un ci"arrillo ! le devolvió el paquete. L$zaro fue m$s r$pido que él a la hora de encendérselo. 44  Serafín &o las conoc#a bien, sólo de vista, as# que era la primera vez que las ten#a cerca, delante, ! fue como una conmoción. 0uede que influ!ese la hora, o lo raro que me sent#a, o el hecho de ser tan enamoradizo. Lo cierto es que me parecieron inmensas, sobre todo Cecilia. Creo que no encaaba en aquel ambiente, ! menos con L$zaro o osé Luis. Era la cl$sica chica de bandera, que puede ir a cualquier parte ! marcar las diferencias, un cruce de udit Mascó e %nés -astre, en rubio intenso. )tra cosa era su manera de e'presarse o su pose. -u f#sico era perfecto, no mu! alta, proporcionada, con el pecho e'acto ! unas manos tan suaves como plumas. 0ero lo meor era su cara, aquellos oos incre#bles, sus labios, los dientes perfectos ! blancos que asomaban cada vez que sonre#a, el cabello no mu! lar"o,  para aparentar un par de a/os m$s. 5ubiera dado lo que fuera por al"uien as#. ) simplemente por una noche.

 &ati en cambio era morena, "uapa pero de formas m$s toscas, nariz roma, labios del"ados, oos casta/os ! abundante pecho. Me fié en la forma en que miraba a L$zaro, antes ! después de que él despreciara el asiento conti"uo a ella para sentarse al lado de Cecilia. 3 falta de al"o meor, &ati tampoco hubiera estado mal.  &in"una estaba mal. Estuvimos con las dos unos diez minutos, no m$s, ! la conversación "iró en torno a lo mismo, invariable, un toma ! daca lleno de intenciones, puro ue"o, fue"os artificiales.  &aturalmente por parte de L$zaro, que llevaba la voz cantante. osé Luis habló poco, ! Mariano metió baza cuanto pudo, como si acabase de perder el culo por &ati. %smael !a no volvió a abrir la boca. L$zaro se insinuó descaradamente a Cecilia. Le pre"untó si no viv#a cerca de all#, ! ella respondió que s#, a un par de calles. Entonces él le pasó un brazo por los hombros. La chica se quedó mir$ndole de reoo, como esperando. L$zaro dio<  —0odr#amos ir un rato. Y Cecilia contestó<  —+6ué ha"o con mis padres L$zaro no se cre!ó lo de los padres. io que se iban cada fin de semana a la casa de campo, como todo bur"ués de pro, ! Cecilia se echó a re#r. Le aclaró que se quedaban  porque no se fiaban de ella. Y sin m$s, as# porque as#, L$zaro la besó. -ent# cómo se me enco"#a el estóma"o, porque ella pudo rechazarle, ! por el contrario...  bueno, no es que colaborara, pero tampoco hizo nada en nin"*n sentido. -implemente se deó besar, con los labios entreabiertos, los oos cerrados, en plan estatua. 2ueron tres o cuatro se"undos. 0ara m#, una eternidad. Le odié. eseé saltar sobre él, "olpearle, aplastarle la cara, arrancarle la len"ua. -% ella se hubiera enfurecido, si hubiera protestado o le hubiese apartado, no !a con brusquedad, sólo para quit$rselo de encima. 0ero no hizo nada, nada. 2r#a e indiferente. Cuando L$zaro se apartó, con los labios brillantes, sonriendo se"uro de s# mismo, lo *nico que dio Cecilia, sin moverse, fue un aburrido<  —&o te pases. Y !a no hubo m$s. 3ll# acabó todo. L$zaro le "ui/ó el oo, le dio que !a se ver#an, ! se levantó. &ati estaba seria, osé Luis aburrido ! Mariano divertido. %smael miraba en dirección a la puerta. El *nico imbécil sacudido por las emociones de aquel beso era !o.  &os abrimos ! las deamos tal cual. 45 Encontraron a 0ototo ! a su "rupo en el Marcha, no demasiado leos de la plaza. El local se llamaba as# porque en él hab#a m*sica en vivo, siempre "rupos desconocidos, locales. -eraf#n era el que m$s lo frecuentaba, esperando poder tocar al"*n d#a en el diminuto espacio destinado a tal fin, una tarima de unos tres metros de lar"o por otros tantos o menos de ancho.Cuando entraron no hab#a nadie ocup$ndola, aunque s# los instrumentos. -eraf#n se quedó perpleo al ver una -tratocaster en primera fila. El bao, la bater#a ! los teclados, eran m$s vul"ares, pero esa "uitarra...

Era auténtica. eseó acercarse para verla !, a poder ser, hablar con su due/o, para que se la dease tocar unos se"undos, e'perimentar la sensación de tenerla en las manos. 6uiz$s se sintiese como ios Clapton. -in embar"o nin"uno de los otros cuatro se acercó. 0ototo estaba en la barra. Era ma!or que ellos, dos a/os por lo menos. El nombre, desde lue"o, era un chiste de mal "usto, una estupidez. 0ototo no daba la impresión de ser un chiste, sino un tipo avezado, de vuelta de casi todo. 1en#a una chica al lado ! a varios de los su!os cerca, una pandilla compacta ! homo"énea, casi un clan o una tribu, bebiendo ! charlando con otras compa/#as femeninas.L$zaro ! osé Luis levantaron sus manos ! le saludaron al estilo americano, haciéndolas entrechocar con fuerza en lo alto. Mariano se quedó a medio "esto. %smael ! -eraf#n optaron por mantenerse detr$s, el primero mirando a la chica de 0ototo, el se"undo a la "uitarra.  —1roncos, +qué se os ha perdido por aqu#  —Est$ la noche un poco chun"a —dio L$zaro.  —-#, sé de que va —manifestó 0ototo asintiendo pesadamente con la cabeza. cabe za.  —0ensamos que por aqu# ser#a distinto —tanteó osé Luis.  —:3nda ése; —0ototo torció el "esto—. +6ué te crees, que esta zona zo na tiene privile"ios; 1odo el barrio est$ i"ual. +6ué di"o todo el barrio :La puta ciudad anda m$s seca que los de Etiop#a con el a"ua; Esta noche ha! que dedicarse a otras cosas —! atrao a su chica hacia s# para darle un e'pl#cito beso en la cabeza. Ella le sonrió a %smael.  —+Y a qué ha venido esto —pre"untó frustrado L$zaro.  —5ombre, t#o, una vez al a/o o as# han de ustificar el sueldo, ! mont$rselo mont$rs elo para salir en los papeles, para que la "ente vea que mueven el trasero. +6ué quieres Eso s#, les ha dado fuerte, porque no ha! quien saque la cabeza. 1odos los camellos est$n en sus a"ueros, en  parte porque no tienen nada, en parte par te porque est$n ca"aditos de miedo. Creo que trincaron un car"amento en el que hab#a de todo, ! tiraron del hilo hasta dar con un par de capos. 4na  buena movida.  —Yo sólo quer#a al"o para petardear.  —:1oma,  —:1oma, ! nosotros; —ru"ió 0ototo.  —e todas formas vamos a se"uir buscando busca ndo —insistió L$zaro.  —:3ll$ t*; Es tiempo perdido, te lo ase"uro. :3h, ! encima andad con co n cuidado;  —+0or qué &o me di"as que encima est$ la pasma de redada r edada "ratuita.  —+La pasma &o, no es eso —0ototo hizo un "esto de indiferencia—. indiferenc ia—. -on los calvorotas. 5an visto un "rupo bastante numeroso cerca de la avenida. 0robablemente también andar$n nerviosos. Malditos mierdas nazis. -eraf#n deó de mirar la "uitarra al o#r hablar de los cabezas rapadas. 0or la noche, especialmente a la hora de re"resar a casa, solo, era lo que m$s tem#a. -us dos encuentros con s?ins no se hab#an saldado e'cesivamente bien para él. En el primero fueron dos, ! se contentaron con empuarle, asustarle ! robarle lo poco que llevaba encima. En el se"undo la cosa fue peor. Eran tres ! le dieron al"unos buenos "olpes con los pu/os ! los pies antes de que pudiera escapar aprovechando que andaban bastante borrachos. El resultado, no obstante, resultó lamentable< un oo amoratado, una costilla lu'ada ! adiós a su meor chupa, porque la llevaba en la mano ! no lo"ró recuperarla en la huida. -e encontró con los oos de %smael, tan preocupados ahora como los su!os.  —+-?ins —rezon"ó osé Luis—, 5ac#a dos o tres semanas s emanas que no se deaban ver, ! a*n m$s que no incordiaban.

 —Lo que te di"o, t#o —insistió 0ototo—. 3ndar$n 3ndar$n quemados. +0or qué no os qued$is un rato aqu#  —+5ace un billar — propuso osé Luis. 0ototo deó inmediatamente a su chica.  —+La ronda ! quinientas al meor de diez Mariano se adelantó a osé Luis en la respuesta.  —(ale  —(ale —dio. Y tras darle un codazo a él le "ui/ó un oo. 46 El "rupo no era mu! bueno, ! la 2ender -tratocaster, no por ser una maravilla, sonaba meor en manos de su due/o, un chaval de cabello corto, ropas pias ! aspecto saludable. Eso s#, todos ten#an !a sus fans. Las mesas m$s pró'imas al escenario estaban ocupadas por  ellas. La novia o lo que fuera del "uitarrista, que adem$s era el cantante ! la estrella, se lo com#a con los oos, ! suspiraba cada vez que él hac#a un riff o cantaba al l#mite de su  paro'ismo "ratuito. -eraf#n acabó deando de d e mirarle para concentrarse en la ni/a, una un a auténtica monada. %smael contemplaba la partida de billar americano con cara de aburrido, a pesar de que Mariano ! osé Luis iban "anando !a por cuatro a dos. Mariano en"a/aba. Era mu! bueno d$ndole al taco. Cada vez que met#a las bolas en sus respectivas troneras, 0ototo ! el de su "rupo que hac#a parea con él, le echaban una mirada car"ada de suspicacias. 3l "anar la quinta partida, a un paso de la victoria final puesto que con seis ésta !a era un hecho, no ocultó su satisfacción ! dio un salto ! un "rito entusiastas.  —:ien; 0ototo ! su compa/ero endurecieron sus "estos.  —&o te pases —le susurró osé Luis al o#do al pasar por su lado.  —ueno, va!a potra —intentó rectificar Mariano. L$zaro sal#a en ese momento del lavabo. Miró a la mesa de billar, ! después en dirección al escenario. Localizó a -eraf#n cerca de él, equidistante a mitad de camino ! a un lado del mismo. El "rupo le pareció horrible, pero -eraf#n no estaba pendiente de la m*sica, sino de las chicas de delante. -onrió con sarcasmo. Y fue hacia él. El "uitarrista se empe/aba en ese mismo instante en hacer lo imposible, emular al meor Clapton de "onder#ul tonight . Era tan desastroso que -eraf#n volvió a mirarle con el rostro con"estionado por el espanto. L$zaro se detuvo a su lado.  —Menuda mierda —dio.  —Es m$s que eso —suspiró -eraf#n—. Es un asesinato. ase sinato. eber#an meter a la "ente en la c$rcel por ello.  —0ero !a ves, él aqu#, marc$ndose el rollo ! dando dand o el callo, ! t* aqu# abao.  —+Y qué quieres que le ha"a  —Mover el culo, -erafino, mover el culo —le cantó L$zaro al o#do—. (iéndolas venir no se hace nada. 2#ate en ésas.  —+6ué les pasa a ésas  —+3 titi que te parece Co"es una "uitarra, subes a un escenario, ! !a tienes a media docena do cena dispuestas a beber los vientos por ti. -i !o supiera darle a ese trasto como t*... :Eres un marica, -erafino;  —)!e, pasa de m#, +quieres —se queó -eraf#n.

El "rupo acabó "onder#ul tonight , con un alarde espectacular del "uitarrista que encendió los $nimos del reducido "rupo de fans. La ni/a que m$s apasionadamente le hab#a estado si"uiendo dio un brinco entusiasta, chillando, de pie. -u breve cuerpo se estremeció bao el efecto de la catarsis. 3penas si ten#a pecho, pero lo hizo notar con sus saltos.  —Mira, -erafino —se/aló L$zaro paciente—. +Lo ves 3 m# m# lo que me ode es que ese  pirado que no tiene ni puta idea se lo monte de primera, ! t* aqu# sin s in comerte una rosca. 1e lo montas mal. -eraf#n "iró el cuerpo ! se quedó de cara a él. -u primera reacción de furia murió casi en el momento de nacer, reprimida como tantas otras por su cobard#a natural. &o obstante, se enfrentó a su compa/ero con cierto "enio sazonado de rabia.  —+6uieres ser mi mana"er 0uede que conti"o co nti"o lo consi"uiera. +Es eso a lo que te refieres  —)!e, t#o, que !o sólo pretendo a!udar —se ustificó L$zaro mostrando cansancio e indiferencia—. -i es que hablas poco ! te enrollas peor. 0or m#, como si lo haces con la reina del sida. 1* ver$s.  —Entonces déame en paz, ! haz el favor de no n o cambiarme el nombre a cada momento. L$zaro le puso una mano en el pecho.  —+0or qué no vas ! le dices a ese ni/ato de mierda que es un imbécil Yo Yo so! tu cole"a, +vale-ubes, le co"es la "uitarra, ! le demuestras como se hace. Eso es lo que cuenta, no que te llame -erafa, -erafino o 2ino. El "uitarrista baaba del escenario. -u ni/a se le echó al cuello. Empezaron a besarse como si el mundo fuera a terminarse en cinco se"undos. -eraf#n no sostuvo m$s el peso de la escena, ni la mirada de L$zaro. Le apartó ! caminó en dirección a la mesa de billar del fondo, en la cual, en ese momento, Marino ! osé Luis acababan de "anar su se'ta partida, ! con ella la competición ! la apuesta. L$zaro emitió un "ru/ido de asco.  —:oder; —e'clamó en voz alta. 47 -eraf #n es un buen t#o, de verdad, le"al !  Lázaro &o es que me ca!ese mal, al contrario. -eraf#n todo eso. 0ero... maldita sea, +hace falta decirlo 5ab#a momentos en que me apetec#a darle de bofetadas, "ritarle, para que se abriera de una vez. -e puede tener compleos si eres coo, o meterte en neuras a los cuarenta, di"o !o. 0ero un t#o con menos de veinte... Lo que m$s odio es esa clase de "ente que, primero, tiene la san"re de horchata, ! se"undo, se lamentan interiormente hasta caer en la resi"nación. Los vieos no tienen m$s bemoles que resi"narse, nosotros no. 3dem$s, el rollo mental de -eraf#n es... bah, ni siquiera sé como decirlo, cómo demonios e'plicarlo. Y para m# es transparente, que conste. Le ves venir de leos. Es un t#o que no se aprecia a s# mismo, que se siente feo, ! que encima es t#mido. 1otal< 1otal< una calamidad. Y claro que me "usta meterme con él. Cuando vas de marcha ! la noche se pone "ris, la adrenalina est$ baa ! ha! que sacar rollos de donde sea. Yo estaba mu! cabreado, por eso cuando le vi all#, o!endo al tontolaba aquel de la "uitarra, ! ca!éndosele la baba por las nenas li"ht con las bra"as h*medas por ellos... -eraf#n es bueno con la "uitarra, va!a si lo es. 1oca de narices. ueno, quiero decir que no es un profesional, pero lo introvertido que resulta ! lo cerrado que parece, desaparece cuando se mete en su onda. Me "usta o#rle tocar. -iempre he dicho que el d#a menos pensado se meter$ en un "rupo, o formar$ el su!o  propio, para interpretar su material, ! entonces... :zum;, para arriba, toda una estrella es trella del

roc?. 0or eso ha! que darle las hostias ahora. Lue"o no seva a poder. El mu!... mu!... espués de nuestro 8intercambio9 de motivaciones nos lar"amos de all#. Mariano ! osé Luis hab#an apabullado al 0ototo ! no conven#a dearse ver m$s de la cuenta. 0ototo tiene mal perder, ! Mariano se pasó en su ale"r#a. 1ambién ha! que saber "anar. 0ara postre %smael continuaba con aquella cara de funeral, ! eso que el t#o tiene un "ancho callado  pero... La chica de 0ototo no le quitó oo de encima. )tro motivo m$s para abrirse. Entonces... 3h, s#, trincamos unas cervezas ! nos las metimos en el cuerpo como si fueran las primeras de la noche. 1odos 1odos menos -eraf#n, que !a quer#a controlar. Y en la primera esquina, Mariano echó la primera papilla. 3l"unos tienen poco a"uaite. 5a! que mear a conciencia, para limpiar. 48  Mariano &o recuerdo que hora era. er a. &o recuerdo nin"una hora. &o llevo relo r elo nunca para  pasar de mirarlo. )dio a los que est$n pendientes de si son ! cuarto o ! veinte, en punto o menos diez. +6ué importa eso La noche se acaba cuando clarea el d#a, ! el d#a termina cuando empieza a oscurecer.+6ué m$s se necesita (omité a los cinco minutos de salir del Marcha. La e'citación de la partida, "anarle a 0ototo, el calor del bar, la cerveza helada... -e desató una "uerra civil en mi estóma"o ! mi mente. Los dos se liaron a tiros, ! las bombas me salieron por la boca. 0or lo menos eso me limpió, ! me recuperé casi inmediatamente. -eraf#n llevaba !a un buen rato sin probar nada, controlando. Es de los que prefiere quedarse siempre a un paso del fin. &o sé de qué tiene miedo, aunque all$ cada cual con su rollo. En cambio %smael, L$zaro ! osé Luis... &o  paraban, ! a un ritmo de narices. &unca hab#a visto tra"ar tanto a %smael. edue que necesitaba olvidar sus problemas, la mili ! la Loli, 0ara darme tiempo a que me recuperara nos sentamos en el bordillo de la calle. ueno,entre él ! un coche, porque osé Luis se subió encima del capó. 2ue entonces cuando tuvimos aquella est*pida conversación 8trascendental9, o como se la quiera llamar. Eso s# lo recuerdo bien, porque fui el *nico que se puso del otro lado. 1odo empezó cuando vimos pasar a un t#o en un 0orsche, con una t#a de bandera... 4 0 edazo de cabrón —dio L$zaro. El 0orsche, el cl$sico, un NOO Carrera de color blanco con los adornos en ne"ro, se aleó solemne por su izquierda, frenó en el cruce, ! después "iró a la derecha. 3l contraluz, la espectacularidad de la cabellera de la muer fue como una fuente de finas hebras. -u ima"en quedó flotando en sus cabezas durante los si"uientes se"undos, la oscuridad de los oos, el roo de los labios, la piel desnuda hasta el escote, la insultante provocación del resto.  —+Y por qué ha de ser un cabrón —dio Mariano.  —0orque lo es.  —1e mueres de envidia, eso es todo. L$zaro le diri"ió una sonrisa irónica.  —Cuando lo ten"a !o, seré un t#o coonudo, pero en este momento él —se/aló el lu"ar por

el cual hab#a desaparecido el coche—, es un cabrón.  —1* nunca tendr$s un 0orsche —manifestó osé Luis.  —1odo depende de cu$ndo empiece a oder a los dem$s.  —&o seas bruto —inquirió %smael.  —0ero bueno, +os creéis que éste se ha li"ado el bu"a a plazos :3nda !a, compraros una  ba/era ! aho"aros; 1endr$ pasta, o la tendr$ su padre, que para el caso es lo mismo. 0or eso le defiendes t*, +verdad, Marian#n  —+6ué tiene que ver eso conmi"o  —1* padre tiene pasta, est$ montado en el dólar. Y como eres hio *nico, ! encima te lo da todo por lo de la separación...  —3 m# me da i"ual que sea un 0orsche —dio osé Luis—. Mientras te compre un tutut  ! nos lleves de paseo.  —Mira que sois bestias —se lamentó Mariano.  —)!e, paarito —dio L$zaro—, la "ente normal no va en 0orsche. La "ente normal tiene coches normales. El que tiene un porchata es porque quiere dos cosas< o que le vean o li"arse a una como la que le acompa/aba. Y probablemente también sean las dos cosas a la vez.  —&o has pensado que, a lo meor, pura ! simplemente, le "uste el coche.  —Ya, un caprichito de nada.  —&o tienes ni idea —bufó Mariano.  —3nda ese —e'clamó L$zaro—, +(osotros le o#s Me parece que adem$s de vomitar se te ha derretido el tarro.  —&o seas burro. Yo sólo he dicho que para tener un buen coche ha! muchos ar"umentos. Esa re"la de tres del t#o con pasta cerdo se"uro !a no vale —se defendió Mariano.  —-er$s un buen eecutivo, t* —indicó L$zaro, ! por su tono sus palabras m$s semearon un insulto.  —Como te ten"a de empleado, te lo recordaré.  —+3 m# 1e met#a !o todos los ordenadores de donde estés por el a"uero de atr$s.  —1odo ios va a lo mismo —dio -eraf#n—, a "anar pasta, ! cuanta m$s meor.  —Los m*sicos lo que quieren es li"ar —apuntó osé Luis—, La ma!or#a la verdad es que  pasan de la m*sica. 1#as primero, ! pasta para mantenerlas después. Claro que supon"o que me dir$s que t* eres una e'cepción.  —El -erafino es un roc?ero en potencia —apostilló L$zaro—. Cien por cien natural. 3unque eso que acaba de decir que todo el mundo va a trincar toda la pasta que puede ! cuanto antes, se acerca a la verdad.  —+Cu$l es la verdad absoluta —pre"untó %smael por primera vez entrando en la conversación.  —6ué adem$s de la pasta el é'ito completo se lo"ra fastidiando al vecino. :Ta$e no  prisoners;  —Eres un terrorista —sentenció Mariano.  —+3h, s# (eamos. 4na pre"unta sencillitaD +qué es meor, dar el callo ! tratar de "anar dinero desde !a mismo pero poco a poco, o pasarlo bien ahora que es cuando vale la pena -e admiten apuestas.  —0asarlo bien ahora —dio sin dudar osé Luis.  —3hora, pero sin perder de vista lo que quieres —refle'ionó Mariano.  —+Y si no sabes lo que quieres  — -iempre se sabe lo que uno quiere, o quisiera hacer o tener.

 —Y una leche, pero da i"ual. &o es ése el punto. +6ué dec#s vosotros —se diri"ió a %smael ! -eraf#n.  —5a! que pasarlo bien ahora, supon"o —manifestó sin mucha se"uridad -eraf#n—. 3l final es lo que cuenta, porque lue"o te enrollas, te l#as ! se"uro que todo se te pasa as# —  hizo chasquear los dedos—, como en un sue/o. Mi padre suele decirlo. Es de los que mira mucho hacia atr$s. 1odos miraron a %smael. El muchacho se enfrentó a ellos con una s*bita ira. 4na imparable e'plosión de amar"ura.  —:Y !o que co/o sé; :oder, qué noche me est$is dando; +Es que no sabéis hacer otra cosa que hablar de tonter#as +&o tenemos nada meor que estar aqu# filosofando osé Luis enarcó li"eramente las ceas. -eraf#n ! Mariano miraron a su ami"o heridos por su vehemencia. 0ero fue L$zaro el que habló, transcurridos unos pocos se"undos.  —La pasta —dio suavemente, entrecerrando los oos ! alzando la comisura de los labios con iron#a—. &o hace falta ni que "rites. ilo< la pasta. -i tuvieras pasta habr#as sobornado a al"uien para que te librara de la mili, te habr#as buscado la vida, ! encima tendr#as a tu nena en la palma de la mano. La pasta es lo que cuenta, ahora ! siempre. Esa es la diferencia. 1* est$s co"ido por las pelotas ! te vas a mamar una mili de lo m$s odida ! el del porchata se quedar$ aqu#, arramblando con todo. +Me si"ues, nene +(as pillando la onda 5!  Ismael 0ensé en irme, darles puerta a todos ! lar"arme. -in embar"o me quedé all#, atrapado  por la verdad de L$zaro ! por mis propios temores. -i me marchaba, acabar#a en mi casa, solo, abrumado, aho"ado por la an"ustia, o al"o peor< en la puerta de la casa de Loli, como un imbécil.  &o quer#a suplicar, por or"ullo, por... ! sin embar"o habr#a suplicado. 5o!, por primera vez, me pre"unto si en realidad lo habr#a hecho por amor o por necesidad. El amor no se suplica. 2ue Mariano el que salvó la situación. -e levantó, !a repuesto de su vomitona, o pasando de ella, ! le dio a L$zaro<  —%smael tiene razón plasta. +0iensas pasarte aqu# la noche filosofando sobre el bien ! el mal+Ya te has raado Cre#a que quer#as un trip a toda costa.  &os vino bien. 5asta !o me relaé. Claro que las palabras de L$zaro estaban !a en m#, masacr$ndome las entra/as. 0ero de momento les di la espalda. )tra cosa es que, a la menor oportunidad, volvieran ! me acabaran de hacer polvo. osé Luis baó del capó del coche ! me pasó un brazo por los hombros. 3l"o inusual en él. L$zaro habla mucho, pero osé Luis es el m$s a"resivo, el auténtico... no sé como decirlo, +inductor -#, supon"o que s#. En todo "rupo ha! un cerebro, un l#der, uno al que si"ue el resto, ! por supuesto un inductor. 1odo parec#a emanar de L$zaro, su ansiedad por conse"uir al"o que le hiciera volar, su desparpao, su forma de presionar, ahora a -eraf#n, ahora a Mariano, ahora a m#. 0ero osé Luis era el que miraba ! esperaba, se mov#a lo usto, actuaba lo m#nimo. osé Luis me dio que a una t#a no hab#a que suplicarle nunca. Me aconseó que le diera dos hostias a Loli.  —&o dees que crea que te ha odido —me dio. 51

Jo"# $%i"L$zaro ! !o hab#amos bebido bastante, lo reconozco, m$s que otras veces, pero lo llev$bamos bien. Mariano hab#a vomitado ! -eraf#n se hab#a raado. 5asta aqu#, todo normal. Lo de %smael era otra cosa. El t#o estaba verdaderamente mal por su rollo. Yo no  pod#a creérmelo. 0od#a entender lo de la mili, cómo no. Lo bien que me iba a m# librarme de ella por lo m#o. 0ero que un t#o sano, fuerte, normal, se enchochara tanto por una ni/a ! acabara hecho una mierda... -ab#a que no me har#a caso, pero le canté un par de cosas claras. Le die que al d#a si"uiente fuese a buscar a su chica !, en plan serio, sin "ilipolleces, le pusiera las peras a cuarto. -i ella se empe/aba en darle puerta, por lo menos que mantuviera su di"nidad a flote. 4n par de buenas tortas no matan a nadie. Y una de dos, o la Loli le odiaba por eso o volv#a con él m$s sumisita que una "ata maula. Lo malo es que, en el fondo, %smael a*n pensaba que cuando volviera de u"ar a la "uerra, ella re"resar#a también a su lado. -e aferraba a esta ilusión. -#, la palabra clave es ésa precisamente< iluso. -ólo un corto es capaz de vivir de sue/os, creer que el mundo es de color de rosa. 3*n en el caso de cumplirse, liarse la manta a la cabeza ! olvidar el pasado, +qué ha! de la di"nidad 0orque, a ver, +qué har#a Loli mientras él estaba fuera :0or supuesto que pas$rselo lo meor posible; :1odo ios va a lo mismo;  &o, no ha! nada de malo en ello. Las cosas se tuercen a veces, pero... 6uiero decir que la vida se supone que es un conunto de buenos ! malos rollos, +no, ! que lo pr$ctico es mantener los primeros ! hacer r$pidos los se"undos.  &osotros mismos, cinco t#os bien diferentes, cinco montaes distintos. En el fondo todos envidi$bamos al t#o del porchata. En el fondo...  &os metimos en el primer bar que encontramos, uno que no conoc#amos, o al menos no era de los nuestros. -e trataba de un tu"urio raro, oscuro, maloliente. 3h# vimos a Mohamed.  &o iba solo, desde lue"o. 5& Mariano ! L$zaro se acodaron en la barra, a la entrada del bar. 2ue osé Luis el que paseó una mirada distra#da por el local. Mohamed estaba en la parte opuesta, con una muchacha de cabello tirando a rubio, re"ordita pero e'uberante. La escasa iluminación permit#a vislumbrar sus formas a través de una blusa mu! ce/ida ! una minifalda austada al m$'imo. El $rabe la ten#a co"ida por el hombro con el brazo izquierdo ! le pasaba el derecho por la cintura. 0arec#an u"ar a besarse, porque sus labios apenas si se rozaban una ! otra vez. Los dos ten#an los oos abiertos, llen$ndose el uno del otro. -onre#an ! volv#an a  besarse. 3cabaron todos si"uiendo la dirección de la mirada de osé Luis.  —+La conocéis —pre"untó L$zaro.  —&o —dio Mariano.  —Est$ buena —ponderó -eraf#n.  —Mu! buena —corroboró %smael.  —Me pre"unto que ver$n las t#as en los ne"ros ! los moracos —rezon"ó con fastidio osé

Luis—, 0orque !o no me creo eso de que la ten"an m$s lar"a. Es un rollo que se han montado ! les funciona.  —0ero les sirve, !a lo ves —inquirió Mariano.  —Y encima, como tanto les da por delante que por detr$s... —aventuró -eraf#n.  —Fsa es otra —dio L$zaro sin precisar si hablaba de ello en un sentido fi"urado o apo!$ndolo. Los besos de Mohamed ! su chica dearon de ser un ue"o. -us labios se encontraron definitivamente ! se quedaron quietos un lar"o rato.  —-er$ hioputa —manifestó L$zaro.  —Es el *ltimo en lle"ar ! el primero en moar, +ves —%smael miró a -eraf#n al decirlo.  —Lo que se e'hibe ! lo que farda el maricón —dio Mariano.  —Lo hace para fastidiar —afirmó rotundo osé Luis. L$zaro abandonó la barra del bar. -e situó unto a osé Luis.  —Fse debe de saber donde ha! costo —dio.  —+0or qué ha de saberlo —se e'tra/ó su ami"o.  —0orque es un moro mierda de las narices. 1odos son traficantes, ! si no lo son, conocen al que se lo monta.  —+Mohamed —intervino -eraf#n—, &o seas burro, t#o.  —+6ué pasa conti"o +1e da por la amistad hispano—$rabe  —Yo sólo di"o que Mohamed es un currante. -i tuviera rollos de dro"a, aunque sólo fuera hach#s, no vivir#a como vive.  —:3nda ése; —se rió L$zaro—, %"ual te crees que es "ilipollas. Fsa es su coartada. 3dem$s, las pelas se"uro que las manda a Marruecos, a la familia, porque tendr$ veinte hermanos, que all$ no se ponen chubasquero para hacerlo. ) las tendr$ aqu#, hasta que se dé el piro.  —0ero si trabaa todo el d#a de sol a sol, ! va m$s puteado que las "allinas —insistió -eraf#n.  —Mira, -erafa, t* eres un lila —le despreció L$zaro.  —)!e, en lu"ar de hablar tanto, +por qué no vas ! le pre"untas —propuso osé Luis. Mohamed ! su chica se separaron, pero sin dear de mirarse a los oos. Ella se pasó la len"ua por los labios, como si los refrescara, o tal vez provoc$ndole para continuar. La mano que rodeaba su cintura subió hasta situarse por debao del seno.  —+6ué te crees, que me da corte molestar a 7omeo ! ulieta —conclu!ó L$zaro  poniéndose en marcha hacia ellos. 53  LázaroCaminé despacio hasta la mesa del Moama ! su nena, sabiendo que todos me estaban mirando. Cuando lle"ué hasta los dos, ni se dieron cuenta de que estaba all#. e cerca, la t#a me pareció menos e'plosiva, pero, qué cara!, estaba buena. 1en#a de todo, bien  puesto ! apretado. 0ara ponerse a tono. 0ara ponerse las botas una noche sobraba. 1uve que apo!arme en la mesa para hacerme notar. 0rimero fue la chica la que reparó en mi  presencia. El moraco tuvo que "irar la cabeza un poco para verme. &os conoc#amos de vista, como todos, as# que me diri"ió una sonrisa est*pida. 4na de esas sonrisas imprecisas que pone la "ente cuando no sabe que cara poner, medio interesada medio e'pectante. -in embar"o, al"o en ella también fue de descaro. Cualquier t#o que se lo est$ montando con una nena suele mirar con superioridad al compadre que ve solo.

7econozco que eso me molestó, aunque en ese momento no le di e'cesiva importancia. Ella me estaba mirando con otra clase de desaf#o. 5a! t#as discretas, que saben estar ! esperar, ! ha! t#as que provocan, estén donde estén ! con quién estén. Fsa era una de ellas. 4na vez repuesta de la sorpresa motivada por mi interrupción, clavó sus oos en m#, ! lue"o los fue baando, hasta detenerse en mi entrepierna. (olvió a subirlos ! sonrió. &o fue tan lento como para que durase mucho, pero tampoco fue tan r$pido como para que me pasara inadvertido. El Moama ni se dio cuenta. -e"u#a esperando. 3s# que pasé de la nena, aunque tuve muchas "anas de decirle al"o "rueso. 0ensé que a lo meor me la encontraba un d#a de estos, aunque después de pasar por las manos del moraco...  &o so! racista, pero... 1otal, que le pre"unté a él si ten#a hierba, ! el t#o abrió unos oos como platos, haciéndose el sorprendido. 0ura inocencia. Me dio que él no estaba en eso, ! que !o deb#a saberlo. Le contesté que no se me enrollara mal ! no me soltara piadas. Le die que sólo necesitaba  para colocarme un poco. Me repitió que él no estaba en Espa/a para eso. 5ice un *ltimo intento, si sab#a de al"uien, ! me endil"ó otra de evasivas, que no sab#a, que no esto ! que no lo otro. La t#a se"u#a mir$ndome, de arriba abao. Me sent# fastidiado ! creo que tras decir un taco les di la espalda ! volv# con los otros. e pronto la escena me pareció est*pida. El Moama, la calientabra"uetas ! !o. 4n tri$n"ulo de lo m$s absurdo. Y se"u#a i"ual, aunque ahora con la sensación de que aquel capullo me hab#a tomado el pelo. Eso fue lo peor, aquella maldita sensación. Les die a los dem$s que nos lar"$bamos ! nos lar"amos. 54 Caminaron sin rumbo, aunque no por mucho tiempo. 2ue osé Luis el que, de pronto, e'clamó<  —:0ero si es 7oque; Los otros cuatro no le conoc#an, pero si"uieron a osé Luis cuando éste levantó la mano ! cruzó la calzada para reunirse con él.  —0re"*ntale si tiene al"o —su"irió L$zaro.  —+7oque Fste es un o?upa que nunca tiene un clavo, t#o. +&o te he hablado nunca de ese  p$aro Es "enial. 7oque le esperaba sonriente en la acera. (est#a unos vaqueros rotos ! "astados ! una cazadora ne"ra sin man"as, llevaba el cabello lar"o, barba descuidada ! calzaba botas camperas. aba la impresión de ser una e'tra/a mezcla. -e fundió en un abrazo con osé Luis,! al separarse, tras haberse "olpeado las respectivas espaldas con calor, éste le  presentó a los otros cuatro. El intercambio de salutaciones fue ritual.  —:Co/o, t#o; +ónde te hab#as metido 5ac#a un a/o o m$s que no te ve#a.  —os.  —+os !a +Estabas en el trullo o qué  —:3nda !a; —7oque disparó los dedos #ndice ! me/ique de su mano derecha ! fin"ió tocar madera dando una serie de peque/os "olpecitos en la pared de su espalda—. 5e estado en Londres, t#o.  —&o me odas —e'clamó osé Luis.

 —3quello s# es la leche. 1e uro que lle"ué hace una semana ! esto... no sé, t#o, me parece el tercer mundo.  —Ya ser$ menos.  —6ue no, que all# lo hacen como ha de ser. inamita pura. La "ente va a lo que ha! que ir,  pero a la hora de montar el cirio, saben montarlo, se or"anizan, nadie va por su lado. %ncluso ha! una revista, %lass "ar , que aconsea como liar los disturbios, de qué manera atacar, prote"erse. Es una "ozada, si te va la marcha, claro. +-abes lo que es un ra&'  riding   —&o.  —4tilizar un coche robado para 8abrir9 una tienda o un supermercado o lo que te ven"a en "ana. Lo empotran contra el lu"ar ! listo. Compras "ratis.  —6ué fuerte.  —Estuve en unas protestas anti"ubernamentales, por impuestos ! ese rollo. &ada que ver con los disturbios de Los Gn"eles. :Los americanos est$n locos; +3 quién se le ocurre quemar las casas donde viven, teniendo cerca everl! 5ills En Londres esto es como ir de e'cursión, ! lo mismo en &e>castle, Leeds, Manchester... 1odos sonre#amos ! cant$bamos. 7evolución pura, ! orden. Mientras unos atacaban a los tontolabas de los bobbies, que por cierto, !a no se les llama as#, sino #ilth, que quiere decir chusma, los otros compraban hot—  do"s ! coca—colas. Lue"o, el relevo. :Les dimos una paliza a los polis; -e los llevaban en  bandadas. Mi "rupo se car"ó la cristalera de un banco. :Cre#an que #bamos a robarles, -anto Cielo; Lo *nico que quer#amos era un recuerdo de "uerra. :Yo me llevé una planta; —se echó a re#r—. 3qu# si que deber#amos publicar las %nstrucciones para montar un disturbio. Est$is muertos.  —ueno, !a sabes que esto es diferente, m$s li"ht. 3qu#, si no ha! un motivo...  —:Es lo malo; —protestó 7oque—. +Motivos, para qué En %n"laterra la misma izquierda  pro"re se empe/a en buscar motivos, una ustificación de la violencia. 0ero, +de qué van :5a! que ser "ilipollas; +6ué ustificación moral hace falta para a"redir a un poli Ellos est$n ah#, ! nosotros aqu#, eso es todo.  —Est$s t* mu! belicoso.  —Ya sabes que no, pero cuando te metes, te metes.  —+Y dónde paras ahora —quiso saber osé Luis.  —5emos ocupado una casa, en las afueras. -omos unos treinta, la ma!or#a de aqu#, aunque tenemos un par de holandeses, un "rie"o, un danés... 1#os ! t#as, claro.  —)!e, +no tendr$s al"o para fumar —pre"untó L$zaro.  —&o, que va —lamentó 7oque—, ! encima ten"o al"o de prisa. Me esperan —le "ui/ó un oo a osé Luis—, 0or si os interesa, he o#do decir que ha! una movida en casa de un tal Lucas. +Le conocéis  —-#, creo que s# —asintió L$zaro.  —1ened cuidado si pill$is é'tasis — aconseó 7o— que—, 5a! mucho rollo con eso de que no produce efectos, ! en Londres los primeros que se aficionaron !a la est$n palmando. 3 m# me dio fati"a, sue/o, trastornos ! una depre que cre# que me quedaba. Lo meor si"ue siendo un buen porro.  —3 eso vamos —dio osé Luis.  —(ale, t#os —7oque levantó una mano despidiéndose de los cinco en "eneral—. &os vemos, +eh  —1enemos que hablar, +vale — manifestó osé Luis.  —0ues claro, hasta pronto.

Los cinco le vieron marchar, ! no se movieron hasta que el o?upa desapareció de su vista. 55 Es un t#o mu! fuerte —dio osé Luis.  —+-iempre ha sido o?upa —se interesó Mariano.  —6ue !o recuerde, s#. 3 los doce o trece a/os su padre !a le echó de casa, o él se abrió, no lo recuerdo mu! bien. &o ten#a donde caerse muerto ! se metió en un piso vac#o con otros cuatro o cinco. 3h# empezó su e'periencia. Les echaron ! se metieron en otro piso, ! lue"o en una casa preciosa, abandonada. Y as#. 5a hecho cosas preciosas.  —Yo pensaba que los o?upas eran pac#ficos —apuntó -eraf#n.  —5abr$ de todo —dio L$zaro—, 0ero es lo que !o di"o< viaando se aprende.  —%ma"#nate. os a/os en Londres. Como ir a la universidad —convino osé Luis.  —Eh, +probamos lo de Lucas —se animó Mariano.  —0ues claro —dio L$zaro—. -i ha! una oportunidad, ha! que aprovecharla, aunque a esta hora, suponiendo que hubiese al"o, !a no va a quedar, se"uro.  —Yo paso de fiestas —rezon"ó %smael.  —&adie ha dicho que va!amos a una fiesta—manifestó osé Luis.  —(amos, vemos lo que ha!, pre"untamos ! listos —insistió Mariano. Y mirando a L$zaro a/adió—< +(erdad  —+3l"uien sabe dónde vive ése —se interesó -eraf#n.  —Yo ten"o una va"a idea. 0or lo menos sé la zona —dio L$zaro—. -upon"o que una vez orientado sabré encontrarlo.  —+Es leos L$zaro miró a %smael con cansancio.  —:o, t#o; —protestó— Est$s t* fino esta noche, +vale Leos, leos, :!o que co/o sé lo que  para ti es leos; Mira, m$s me duele a m#, que he salido de casa con la moto ! aqu# me tienes, pateando la calle por vuestra culpa.  —Llamas moto a esa bici con pedales —se burló osé Luis.  —:3nda t*, quién fue a hablar; +Lo dices por la mierda que tienes para el curro  —0or lo menos !o no la llamo moto.  —+6uieres bulla o qué —L$zaro se acercó desafiante a osé Luis—. Mira que cuando se meten con mi Mar"arita me enfado.  —+La llamas Mar"arita —se echó a re#r Mariano.  —1* calla, chaval —L$zaro le dio un capón en la cabeza ! si"uió avanzando sobre osé Luis, que empezó a cubrirse sin dear de re#r—. 4na moto es como una t#a, se lleva entre las piernas. 0or eso ha! que ponerle un nombre.  —+ónde lleva el a"uero del depósito de la "asolina —estalló en una carcaada osé Luis. L$zaro se le echó encima. Los dos intercambiaron una serie de "olpes, no precisamente floos. Mariano les animó. -eraf#n se deó arrastrar por el s*bito cambio en la monoton#a de la noche. 2inalmente, hasta %smael si"uió con cierta atención la inusitada pelea.  &o duró demasiado. L$zaro ! osé Luis acabaron riendo con todas sus fuerzas, abrazados, adeantes, apo!ados el uno en el otro hasta que se dearon caer al suelo ! all# recuperaron su estabilidad "radualmente. 1ras ello, L$zaro volvió a su idea fia<

 —(amos a ver si pillamos al"o en esa fiesta —dio. 56 -e alearon de su zona habitual ! del corazón del barrio, para enfilar hacia la parte alta ! orientarse meor desde ella. L$zaro miró varias veces a uno ! otro lado, reconociendo calles, buscando referencias. 3 los diez minutos su primer entusiasmo decreció hasta l#mites m#nimos.  —-i supieras al menos el nombre de la calle —dio osé Luis.  —-i supiera el nombre no estar#amos aqu#, +vale, t#o —se molestó L$zaro—. +Crees que llevo una a"enda con la dirección de todos los cole"as que conozco &i que fuera tu a"encia.  —5as sido t* el que ha dicho que sab#a donde viv#a Lucas.  —0ero todos le conocemos, +no (amos, haced memoria. -eraf#n movió la cabeza horizontalmente. %smael se enco"ió de hombros. Mariano frunció el ce/o. El silencio "eneral fue la evidencia de que andaban perdidos.  —:oder; —protestó L$zaro.  —Caminemos hacia all$ —optó por indicar osé Luis—. esde lue"o en estos calleones no nos orientaremos. 2ue el primero en caminar. L$zaro no se movió. Mariano e %smael le si"uieron por simple inercia. En ese momento -eraf#n se estaba baando la cremallera del pantalón.  —(o! a mear —dio. L$zaro echó a andar tras los pasos de los otros tres.  —Esperadme, +no —pidió -eraf#n.  —(en"a !a —barbotó este *ltimo—. +6uieres que te la veamos, so marica  &o pod#a m$s, as# que les deó ir. -e apo!ó en la pared ! cerró los oos. e pronto se hab#a sentido a punto de estallar, como si toda la cerveza estuviera rebosando por su cuerpo ! dispuesta a reventarle la vei"a. eó de o#r incluso los pasos de los otros cuatro. 0ensó que ahora estar#an corriendo, para darle esquinazo ! fin"ir que le hab#an perdido. Lue"o saltar#an encima de él como locos.  —:(en"a !a, t#os; —"ritó. El chorro continuó manando imparable, c$lido. 0ocas veces recordaba haber durado tanto, un minuto, dos. espués tendr#a que echar a correr.  —:-ois unos "uarros; —insistió. Escuchó un ruido a su espalda. ueno, por lo menos no se hab#an escondido, estaban ah#. 1uvo la sensación de que iban a saltar encima de él. Eso provocó que acelerara el fin de su acción, o que ésta se le cortara ante el ries"o de que su final fuese a"itado. 1uvo tiempo de esconder su miembro antes de "irar la cabeza.  —(ale, +qué... —empezó a decir mientras se sub#a la cremallera. -u "esto murió sin completarse. 2ue como si, repentinamente, la ener"#a desapareciese de su cuerpo, barrida por el viento del miedo ! la sorpresa. El impacto le taladró el cerebro. -e quedó sin voz, sin aliento, sin fuerzas.  —5ola, cerdo —le dio uno de los cuatro s?ins. 57

 Serafín2ue... brutal. Creo que nunca me he sentido peor, m$s aterrorizado en la vida. Las otras dos veces resultaron amar"as, ! la se"unda, adem$s, dolorosa. 0ero al"o me dio que esta vez ser#a mucho m$s violento, mucho m$s cruel. 0ara empezar, eran cuatro. 0ara continuar, !o estaba solo ! fuera de mi c#rculo. 0ara terminar, iban de caza. Y hab#an encontrado una presa. Llevaban sus uniformes, sus se/as de identidad, las cazadoras omber ! 5arrin"ton, las  botas oc Martens con las punteras reforzadas para hacer m$s da/o al dar puntapiés, ! por supuesto las cabezas rapadas. &o les conoc#a, ni falta que hac#a, pero desde lue"o eran de los peores, de los m$s radicales. astaba con ver sus s#mbolos nazis, la e'presión de fiereza de sus rostros, ! en este caso, también la de ale"r#a. Encontrar a un 8"uarro9, como nos llaman ellos, completamente solo, es el equivalente del oasis para el sediento del desierto.  &i siquiera sé como pude hablarles<  —Eh, t#os —les die—. &o quiero broncas, +vale -e miraron entre s#, porque les hice "racia. &o sab#a por donde me lle"ar#a el primer "olpe, as# que estaba envuelto en una especie de tensión tan fuerte que encima me sent#a  paralizado, -# al"uien cree que ha pasado miedo por al"una razón en la vida, que se enfrente a un "rupo de cabezas rapadas de noche ! en solitario. Fse es el auténtico miedo. 5ios de puta... 1odo se me hizo insoportable, el aire que respiraba, la noche, el calleón, mi an"ustia. 1uve una arcada. 0ensé vomitarles encima. Las ideas iban ! ven#an por mi cabeza mu! r$pidas.  &o, nada de vomitarles. Me dar#an una paliza i"ualmente, pero si encima les provocaba,  pod#an hacerme al"o m$s. 7ecuerdo que... s#, recuerdo que una vez le# un libro, ! al prota"onista, m*sico, le machacaban las manos. &o quer#a que me hicieran lo mismo. &o quer#a que me cortaran los huevos. Era una pesadilla. El resto fue al"o m$s, una alucinación. 58 El m$s alto llevaba una cadena col"ando de su mano derecha. El m$s "ordo un pu/o met$lico en la izquierda. e los otros dos, uno daba la impresión de ser el efe ! el otro un iniciado, porque era el m$s ovencito, apenas trece o catorce a/os. 1al vez por esa razón era el que parec#a m$s animado, m$s ansioso por entrar en combate.  —eber#amos cortarle las "re/as —dio precisamente él.  —+6uieres dearle al cero, como nosotros —pre"untó el efe. El ovencito meditó la cuestión. &o hab#a pensado en ello.  —(as a limpiar esa meada con la len"ua —amenazó el de la cadena.  —+&o sabes que es feo ensuciar las calles —dio el del pu/o met$lico.  —+Y desde cuando las nenas como t* mean de pie —continuó el efe— +) eres un travest# -eraf#n !a no pudo m$s. Lle"ó al punto cr#tico de su debilidad ! sus *ltimas fuerzas le traicionaron. -e le doblaran las rodillas ! ca!ó al suelo, patéticamente. Empezó a llorar.  —0or... favor... —"imió. Los cuatro s?ins se echaron a re#r, tan divertidos como complacidos.

 —5u!, mirad que devoto.  —Y est$ llorando, fiaos.  —-e me parte el corazón.  —&o lo resisto, no lo resisto...  —0or favor... —volvió a "emir -eraf#n—, os prometo que...  &o pudo terminar la frase. El del pu/o met$lico le co"ió por el cabello ! tiró de él, obli"$ndole a levantar la cabeza. esde aquella posición les vio m$s tenebrosamente, altos, convertidos en "i"antes oscuros, con la luz de la farola m$s cercana, en el cruce, ilumin$ndoles las cuatro cabezas rapadas.  —:Eres un mierda cobarde; —le insultó— (amos, :abre la boca; -eraf#n esperaba el primer "olpe, el pu/o de hierro en su cara. isfrutaban prolon"ando el fin. )bedeció la orden del s?in. 3brió la boca. esde arriba, el muchacho formó un escupitao en su boca. Lo col"ó de sus labios, dispuesto a dearlo caer.  —3 que no aciertas —dio uno de los otros tres. El escupitao inició su camino. -eraf#n lo vio lle"ar despacio, como si viaara a c$mara lenta. -u mente hab#a asimilado !a la idea del dolor, de la inminente paliza. 0ero no aquello.  &i siquiera supo qué le obli"ó a reaccionar. Era la primera vez en la vida que se rebelaba ante al"o.  —:::&oooo;;; —"ritó dando un alarido. Y saltó sobre el s?in, eludiendo el salivazo e incrust$ndole la cabeza en su des"uarnecido estóma"o. 5  Mariano &os hab#amos detenido a esperar a -eraf#n. &ada de echar a correr, escondernos o cosas de cr#os. Est$bamos en la si"uiente esquina, calle arriba, a unos veinte o treinta metros de donde él se hab#a quedado a orinar, aunque no le ve#amos. L$zaro protestó un par  de veces, osé Luis se apo!ó en la pared, %smael estaba sentado en el bordillo ! !o... s#, !o era el que estaba m$s cerca. 1ambién deb# de ser el primero en o#r el "rito, aunque no esto! mu! se"uro de lo que  pasódesde ese momento. esde lue"o, el que reaccionó antes, fue L$zaro. Echó a correr, pasó por mi lado como un hurac$n, ! lue"o lo hizo osé Luis. 3cabé siendo el *ltimo, a un par de metros de %smael. -eraf#n no volvió a "ritar. 6!  Lázaro2ui el primero en lle"ar. &o sé que diablos hab#a pasado antes, pero me bastó ver la escena para hacerme una idea. Lo e'traordinario es que -eraf#n continuara de una pieza. Estaba encima de uno de los calvorotas, mientras los otros tres se dispon#an a machacarle los huesos. 0arec#an sorprendidos. Fsa fue mi ventaa, porque evidentemente no me esperaban, ni a m# ni a los otros. 0ude haber saltado sobre los tres que estaban de pie, pero a esos cerdos no se les puede dar nin"una ventaa, as# que tuve tiempo de a"acharme, co"er una piedra, un adoqu#n con todas las de la le!, ! se lo aplasté al m$s alto, uno que llevaba una cadena, en toda su cabeza pelada. El cruido de los huesos fue pura m*sica. espués o# la voz de osé Luis, "ritando al"o as# como<

 —:::Yu—h;;; Y la pelea se hizo "eneralizada, pero con todas las ventaas de nuestro lado. Cinco contra cuatro ! la iniciativa. 61  Ismael L$zaro se hab#a deshecho !a de uno. Le vi caer al suelo, i"ual que un pelele, con la cabeza abierta ! manando san"re. osé Luis saltó sobre el se"undo, ! el tercero, recuperado de la sorpresa,atacó a L$zaro. En el suelo estaban -eraf#n ! otro de los s?ins, uno bastante "ordo. Me confié. Cre# que -eraf#n le ten#a controlado. El mu! cerdo no sé a*n como le empuó, se puso en pie ! arremetió como un toro herido contra m#, que era el que ten#a m$s cerca. %ntenté detenerle, parar su ataque, ! no conse"u# otra cosa que dearle la iniciativa a él. e  pronto lo vi todo roo ! supe que me hab#a dado en la cara con al"o mu! duro. El dolor lle"ó casi inmediatamente. Ca# al suelo sin ver nada, cie"o por completo. 6&

Jo"# $%i" &o fueron los s?ins quienes hu!eron. 2uimos nosotros. Cuatro s?in heads solos son tan sospechosos como un tanque perdido en mitad de una plaza. Esos nazis no salen de  patrulla, van siempre untos, todos. -u *nica se"uridad la obtienen de la fuerza ! del n*mero conque se mueven. %ma"iné que el resto andar#a por all#, lo suficientemente cerca como para darnos un dis"usto. El que le hab#a arreado a %smael con un pu/o de hierro se sacó un silbato de no sé dónde ! lo sopló con todas sus fuerzas. 3l menos se lo hice tra"ar de una patada. Eso nos alertó. L$zaro hab#a despachado a uno ! !a le machacaba la cara a otro, un cr#o de mierda que no ten#a ni media torta. Yo hab#a liquidado al tercero ! el cuarto bastante trabao ten#a con no aho"arse a causa del pito. 7espiraba asustado ! el cacharro se"u#a sonando en su "ar"anta. e todas formas le rematé con una patada entre las piernas. Ya no perdimos el tiempo. Mientras L$zaro ! !o reco"#amos a %smael, -eraf#n echó a correr. Mariano estaba quieto en la esquina, paralizado. -ólo se movió cuando pasamos por su lado ! le pe"ué un "rito.  &o paramos de correr hasta diez calles m$s abao, orient$ndonos para re"resar a nuestro territorio, a la plaza, el *nico lu"ar en el que, dado el cariz que hab#a tomado la noche,  pod#amos consideramos casi se"uros. 63 -e detuvieron al faltarles el resuello, ! a consecuencia de la se"unda ca#da de %smael, que corr#a todav#a sueto por L$zaro ! osé Luis, doblado sobre s# mismo, con las manos en la cara ! "imiendo. Estaban relativamente cerca de su destino, pero todav#a en tierra de nadie,  porque por all# no se ve#a nin"*n bar ! las calleuelas presentaban sus desiertas e'tensiones frente a sus oos. 0ara no quedarse en la calle ! a plena vista de cualquier curioso o lo que fuera, se metieron en lo que parec#a ser una casa en ruinas, o abandonada, a punto de derribo. L$zaro venció la *ltima resistencia, una herrumbrosa puerta, de una violenta  patada. 4na vez dentro, se echaron al suelo entre cascotes. 4na rata salió zumbando al ver amenazada su paz. El silencio sólo fue roto, una vez m$s, por los "emidos de %smael.  —Mierda... me duele... &o puedo ver nada.

 —:6uita las manos, co/o; —ordenó osé Luis. Le obedeció. La *nica luz proven#a de la calle, ! no era buena, una solitaria bombilla col"ada a unos metros de donde se encontraban ellos. 1uvo que a!udarse del encendedor  para comprobar los da/os en la cara de %smael. Los dem$s se interesaron también por su estado.  —&o es nada —dio L$zaro—, 1e ha alcanzado en pleno oo ! !a est$.  —+Cómo que no es nada —protestó %smael— :Esto! cie"o;  —:0ues abre el otro oo, oder; —"ritó L$zaro—. 1ienes un corte en el derecho, ! por supuesto se te va a poner morado, pero el izquierdo est$ bien.  —+Y si ten"o al"o por dentro —vaciló %smael.  —&o seas lila, t#o —dio osé Luis— &o me di"as que es la primera vez que te cierran un oo de un mamporro.  —Le ha dado con un pu/o met$lico —manifestó -eraf#n.  —Eso, t* an#male —bufó L$zaro.  —+4n pu/o met$lico —repitió %smael.  —:6ue no tiene nada, hombre; —insistió osé Luis—, 1e duele porque te han atizado ! !a est$ —miró al resto ! pre"untó—< +Y los dem$s que tal +3l"una baa -e miraron los unos a los otros. -eraf#n ten#a una raspadura en el brazo izquierdo de la cual sal#a un poco de san"re. El mismo osé Luis e'aminó su mano derecha, ma"ullada después de descar"arla en la cara de un s?in. L$zaro se palpó el estóma"o, dolorido de un "olpe.  —esde lue"o, tienen la calva dura esos hios de puta —e'clamó osé Luis abriendo ! cerrando su mano para comprobar que no ten#a nada roto. Lue"o sonrió ! a"re"ó—< 0ero ha sido una buena pelea, +no  —3l que le he dado la pedrada no le va a volver a crecer el pelo en la vida —ase"uró L$zaro. %smael "imió por enésima vez, sin dear de palparse la zona herida, que se hinchaba r$pidamente. 3penas si le hab#a salido san"re. 3l darse cuenta de ello,volvió a asustarse.  —&o san"ra —dio—. Eso quiere decir que es al"o interior.  —+6uieres que te llevemos a un hospital —rezon"ó L$zaro—. Y cuando te pre"unten como te lo has hecho les dices que t* solo, en el ba/o de tu casa, mientras buscabas la toalla. %smael no se dio por vencido. E'teriorizó su amar"ura diri"iendo su oo sano hacia -eraf#n.  —Menudo l#o has or"anizado, t#o —dio.  —+Yo —el asombro de -eraf#n no tuvo l#mites—, :-i me hubierais esperado esos mamones no se habr#an atrevido a salir; :-i me han atacado ha sido porque me han pillado solo;  —Es in*til lamentarse, hombre —inquirió osé Luis— 5a pasado ! !a est$.  —5as estado mu! bien, t#o —L$zaro le dio un "olpe en la espalda a -eraf#n—. 7ebotarte contra cuatro s?ins... tiene su mi"a. Mu! bien, s# se/or. -eraf#n ni siquiera abrió la boca, pero sonrió sin poder evitar un sentimiento de or"ullo. Era la primera vez que le llamaban valiente. El fantasma de sus l$"rimas, cuando ca!ó de rodillas ante los cabezas rapadas, no amorti"uó este hecho. En cualquier caso era su secreto. Y desde lue"o se hab#a rebotado contra ellos. 3*n no pod#a entender cómo lo hizo, qué le obli"ó a saltar, por qué...  —+1* en cambio que co/o hac#as ah#, mirando sin hacer nada, eh —le dio de pronto L$zaro a Mariano.

Mariano se puso roo. -u intento de defensa fue débil.  —0ero si !a estabais... bueno, quiero decir que les ten#ais... controlados, +no uscó apo!o en los otros. -ólo lo encontró en -eraf#n. 0recisamente él.  —1odo ha sido mu! r$pido —dio su ami"o—. Lo importante es que les hemos dado una  buena.  —:5a sido "enial; —cantó L$zaro.  —3unque nos ha costado un oo de la cara —bromeó -eraf#n, feliz, pasando un brazo por encima de los hombros de %smael. El herido le apartó bruscamente.  —%dos a la mierda —dio. osé Luis se puso en pie. 3!udó a levantarse a L$zaro ! a -eraf#n. Mariano continuó con su e'presión perdida, incómodo. %smael doblado sobre s# mismo.  —(en"a, vamos a curarte ese oo —le tranquilizó el primero que se hab#a levantado—. -o! el que vive m$s cerca, ! en casa no habr$ nadie, aunque nos tenemos que lar"ar antes de las cuatro, que es cuando aparece mi madre. &o quiero que vea el cuadro. (olvieron a ponerse en marcha. 64 -e movieron con precaución, por si los cabezas rapadas se hab#an movilizado para dar con ellos, or"anizando una batida con el "rupo al completo. &o se aventuraron lo m$s m#nimo. 3ctuaron como un comando. osé Luis iba delante, abriendo camino ! "ui$ndoles en dirección a su casa. Le se"u#a Mariano, -eraf#n unto a %smael, ! cerraba la comitiva L$zaro cubriendo la reta"uardia. -e tranquilizaron al encontrar m$s "ente, pasar cerca de los  primeros bares ! al sentirse prote"idos por el calor del barrio, aunque un "rupo de s?ins numeroso ! enloquecido por lo que acababa de suceder, mu! bien pod#a entrar all# a san"re ! fue"o. &o ser#a la primera vez.  —+Cómo est$s —le pre"untó -eraf#n a %smael al sentirse realmente a salvo.  —-i al menos me ahorrara la mili —intentó bromear el herido.  —0uedo sac$rtelo —se ofreció -eraf#n.  —(a!a, te noto contento.  —espués de mis dos anteriores encuentros con los rapados... Esto al menos es "loria. 1endr#as que haberles visto a los cuatro en el suelo, retorciéndose ! san"rando como cerdos.  —1endr#amos que haberles roto las pelotas antes de irnos —o!eron la voz de L$zaro !a a su lado, deando la reta"uardia el "rupo—. Esos cabrones de mierda no se merecen otra cosa. Est$n locos. 5abr#a sido por todos los que ellos han co"ido a solas.  —Yo habr#a sido uno, si no lle"$is a re"resar.  —0ara eso son los cole"as, -erafa —dio L$zaro, ! al ver que -eraf#n le miraba r$pidamente, le "ui/ó un oo. Esta vez, -eraf#n se rió con él.  —+2alta mucho —pre"untó %smael—. )s di"o que vo! cie"o. Ya lle"amos, tranqui le tranquilizó osé Luis. L$zaro cambió la dirección de su mirada. La centró en Mariano. -e sintió nuevamente incómodo al recordar su pasividad en la pelea. 0or ello no se mordió la len"ua.  —:Eh, t*; —"ritó—. :Mar ! 3no; —lo pronunció deliberadamente separado—, +1e pesa demasiado el pedruscop ese de la orea ! por eso vas con la cabeza baa o qué pasa

 —(ete a la mierda, +quieres éame en paz.  —)!e, des"raciado, +a quién llamas t*... 0udo haber sido el comienzo de una pelea, pero deó de serlo por dos razones inmediatas ! fulminantes. La primera que osé Luis anunció<  —Ya hemos lle"ado. Y la se"unda que en el portal del edificio, hecho un "ui/apo maloliente, encontraron a su  padre. 65

Jo"# $%i"Estaba borracho, sólo eso, pero... Lamenté encontr$rmelo, no !a por el hecho en s#, sino también por los dem$s, 4no se sabe sus cosas, ! aunque el resto las conozca... bueno, si"uen siendo su!as. 3s# que me sent# fatal, como una mierda. Encima, el cuadro no era a"radable de ver. El t#o hab#a vomitado ! se hab#a meado encima. El pestazo era de primera entre el alcohol, la papilla ! el or#n. 3quello daba asco. 1odo lo animado que me quedé con la pelea se me vino abao ante aquel n*mero. 1raté de hacerme el duro.  —0asad de él. (amos a dearle aqu#. 6ue se oda. -#, quise dearle tirado. Entonces L$zaro, precisa— mente él, me dio que no fuese bestia, que #bamos a reco"erle, ! de pronto comprend# que, pese a todo, siempre ser#a mi padre, al fin ! al cabo. 1ambién pensé que si lo de$bamos tal vez la que se lo encontrase lue"o ser#a mi madre, al re"resar reventada ! a"otada del restaurante, ! ella s# que no podr#a subirlo arriba, aunque otras veces probablemente !a lo habr#a hecho. Mi madre era fuerte, o sacaba las fuerzas de donde !a apenas si le quedaban. Me pre"unté cuantas noches se habr#a encontrado mam$ a mi padre as#. El ascensor no funcionaba, eso !a lo he dicho, +verdad Co"imos a mi padre entre L$zaro ! !o, uno por los brazos ! el otro por las piernas, ! subimos arriba, despacio, por la an"ostura de la escalera. 3l moverle la peste se hizo m$s intensa, domin$ndolo todo. Yo le llevaba por  las piernas, as# que le ve#a de cara, inconsciente, desvalido, débil ! perdido. -in embar"o esa ima"en no borraba otras, las peores. -iempre le recuerdo con el cinturón en la mano, aquella cara de e'asperación, la rabia inund$ndole los oos, la boca deformada por una mueca que trataba de ser una sonrisa. Y siempre le oiré insult$ndome, llam$ndome de todo. Y mi madre llorando... Me arrepent# de haberles llevado a todos a mi casa. Lamenté que hubieran visto eso. Y me enfurec# a*n m$s conmi"o mismo por sentirme culpable. +Culpable de qué -i en ese momento me encuentro a un s?in cara a cara, creo que no descanso hasta machacarle, convertirle en pulpa. Me puse rabioso, aunque !a era tarde para lamentarlo. Lle"amos arriba, abr# la puerta, me ase"uré de que mi madre no estuviese por al"*n raro azar, ! metimos a mi padre en el cuarto de ba/o. &o quise que nadie me a!udara después. Me tocaba a m#. Le desnudé, venciendo el asco que sent#a, ! finalmente le tomé en brazos ! le llevé a la cama. 3penas pesaba. Es curioso, de ni/o mi padre me hab#a parecido siempre enorme. -ólo una piel reseca cubr#a los huesos. -u se'o era un conunto de tres bolsas peque/as ! oscuras. Ya no era un hombre, sino un despoo, ! eso me produo un malestar superior al anterior. Lo *nico que no hice fue lavarle. Le deé en la cama ! re"resé al cuarto de ba/o  para asearme !o. Met# su ropa en el cesto de la ropa sucia ! fui a mi habitación para

cambiarme. &o oculté nada. &o hac#a falta. Mam$ sab#a perfectamente de qué iba la  pel#cula. Y cuanto antes se enfrentara a ella, antes tomar#a al"una decisión, si se atrev#a. +0or qué las t#as a"uantan tanto ! tanto ! tanto (olv# con los dem$s, llevando una camiseta limpia para L$zaro, que se hab#a prin"ado, ! les encontré cur$ndole el oo al pupas de %smael. 66  Lázaro &o so! un rom$ntico, nunca lo he sido. Es m$s< odio las cursiladas. 0ero cuando encontramos al padre de osé Luis borracho en la misma entrada de la escalera, sent# al"o mu! e'tra/o, una emoción imposible de e'plicar, ! tan fuerte que hasta me pareció rid#cula. &o vo! de duro, de verdad. Me ha"o respetar ! punto, ! para eso tienes que sacar el "enio en ocasiones, ! repartir al"una que otra hostia, eso es todo. 3quel hombre, sin embar"o... me "olpeó la conciencia. Estaba ah#, tirado, desvalido, convertido en un pelele, un maniqu# roto. 3 veces veo por televisión reportaes de "uerras ! conflictos armados, ! siempre aparece al"*n cad$ver en mitad de la calle, un rostro anónimo. La "ente deambula alrededor de él, ! el c$mara que toma la escena, por fuerza ha de pasar de otro rollo que no sea el de cumplir con su trabao. Es sólo un cad$ver. La c$mara suele ofrecer su e'presión, oos medio cerrados, san"re en la comisura de los labios, la postura casi siempre rid#cula con la que le sorprendió la muerte. &o sé si me e'plico. Le ves ! !a est$, adiós. El padre de osé Luis me dio la misma impresión, sólo que ni estaba muerto ni es tan f$cil cerrar los oos. &o se le puede decir adiós a tu propia realidad. 0or eso le reco"#. osé Luis le hubiera deado ah#. Yo sólo pensé que, bueno o malo, era un hombre acorralado. El d#a que al"uien me encuentre borracho, quiero que también me recoa, que no me dee tirado al alcance de un perro o de las ratas. Y adem$s, era su padre. 7eco"er a tu propio padre borracho siempre es meor que no tenerlo. (olv# a sentirme furioso inmediatamente después. 4na rabia sorda ! tan espesa como un  buen chocolate me invadió el cerebro. 0or ello desee, m$s que nunca, pe"arme un buen chute, evadirme, sumer"ir mi mente en humo ! volar, para escapar de esa mierda. 67  SerafínEl padre de osé Luis me hizo pensar.  &unca hab#a visto a al"uien pró'imo tan borracho ! tan mal como lo estaba ese hombre. aba pena. Me fié en la cara de todos. La de osé Luis era un mar de contradicciones, desde la furia hasta el odio, desde el cansancio repentino hasta la frustración. La de L$zaro no puedo siquiera definirla, porque se puso p$lido, mu! serio. 2ue el primero en a"acharse  para ver si respiraba, ! el primero en co"erle. Me pre"unto si tendr$ al"o que ver con que él no ten"a padre. 0or contra, la cara de Mariano era de asco, sólo eso. %smael bastante ten#a con su maldito oo. Yo pensé en mi propio padre. 0or primera vez, la ver"Henza que sent#a de mi padre ! por mi padre, se vio convertida en respeto. Me quedé tan sorprendido que ni siquiera reaccioné debidamente. L$zaro ! osé Luis reco"ieron al hombre, Mariano les si"uió ! !o me quedé a a!udar a %smael, pero subimos la escalera sin hablar, en silencio, ! tampoco abr# la boca hasta que empezamos a curar el oo de %smael. Estaba atrapado en un mar de confusiones, como si de pronto me hubieran vuelto del revés.

Mi padre era un ser apocado, nada hablador, "ris, discreto, sin relevancia al"una. &o era un héroe, aunque... +para qué hace falta un héroe &i tan sólo esto! se"uro de si es as# por la muerte de mi hermano, de la misma forma que mi madre es una muer sufridora ! an"ustiada por ello. +Cómo era pap$ de oven &o ten"o ni idea. -#, en casa ha! fotos, ! se le ve sonriendo, del"ado, como todos los que nacieron en los a/os PA ! @A, pero nada m$s. +6ué hac#a +2ue feliz +Le robó al"uien la vitalidad si es que la tuvo al"una vez +2ue por  lo de mi hermano +Y nosotros -e"u#amos estando 0epa, Cari ! !o. Mi padre se sienta ! mira, nada m$s. Cuando dice al"o es porque no tiene m$s remedio. Y sin embar"o sé que nos quiere. 3unque saber no sea lo mismo que entender. 0or ello en ese momento entend# a mi padre, ! pensé en nosotros, en todos nosotros, ! en la diferencia que hab#a entre osé Luis ! !o, o entre L$zaro ! !o. %ncluso entre Mariano ! !o, que viv#a a caballo de dos mundos, el de su padre ! el de su madre. Los héroes anónimos son tan discretos... Me olvidé de todo eso cuando %smael se puso a dar "ritos al lavarle la herida con alcohol. 68 L$zaro se levantó del sof$, estiró los brazos ! las piernas, ! tras echarle una oeada a %smael, que se"u#a con el oo cerrado mientras miraba la tele con el otro, caminó sin rumbo  por el comedor hasta que salió al pasillo ! se metió en el cuarto de ba/o. &o cerró la puerta, as# que los dem$s escucharon la intensidad de su chorro al chocar contra el a"ua del retrete. Cuando re"resó, coloc$ndose bien el paquete con ostentosos movimientos, se detuvo unto a una mesita en la que, adem$s de un cenicero, una estatuilla barata ! un recuerdo de ios sab#a dónde porque el nombre !a era ile"ible, hab#a dos portarretratos. Co"ió el m$s  peque/o, un marco de plata nada reluciente.  —+1u hermana a*n es tan estirada —le pre"untó a osé Luis.  —0odr#a llam$rsele as#.  —Co/o, est$ buena —ponderó L$zaro.  —Eso opina la ma!or#a.  —Me "ustar#a enroll$rmela. 0odr#amos ser cu/ados. osé Luis mostró su sarcasmo.  —Es lo que m$s deseo. L$zaro no continuó. eó el portarretratos en la mesita ! deambuló de nuevo por el comedor. Mariano, que era el que sosten#a el mando a distancia, hizo un r$pido zappin" por  el resto de canales. (olvió al que estaban mirando. 4na pel#cula mal llamada erótica,  pésima ! aburrida.  —ea de dar el co/azo, +quieres —le recriminó osé Luis.  —-i es que esto es un muermo, t#os —lamentó Mariano. L$zaro se colocó delante de %smael.  —:Eh, t*, soldado desconocido;, +cómo lo llevas El herido levantó su oo sano, sin decir nada.  —+3*n te duele —se interesó -eraf#n.  —-#.  —0ues mira, t#o, te va a doler aqu# i"ual que en otra parte, as# que abr$monos de una vez, +vale —protestó L$zaro—. Llevamos aqu# una eternidad.  —3l"o m$s de media hora —dio -eraf#n.

 —Como si son cinco minutos, :oder; —se enfadó L$zaro—. Es una eternidad. La noche del viernes no se ha hecho para pasarla en una casa.  —0ues nos #bamos a una —le recordó %smael.  —Eso era distinto. 3qu# estamos amuermados, :! ni siquiera ha! cerveza en la nevera;  —5aber comprado antes —indicó osé Luis poniéndose en pie—, 0ero desde lue"o es meor irnos. Mi madre no tardar$ demasiado ! no quiero dar e'plicaciones.  —ueno, !a era hora —suspiró L$zaro—, :Marchando;  —+ónde vamos —pre"untó Mariano.  —e momento a pillar birras —dio L$zaro, ! r$pidamente subió de tono, molesto por la  pre"unta—. +ónde vamos, dónde vamos :Y !o qué co/o sé; ueno, s# lo sé< a co"er una mierda como un piano. Es lo menos si no puedo trincar un petardo en esta maldita noche, :ha! que ver; (en"a, :moveos; Menuda panda maricas est$is hechos. -e movieron, incluso %smael. 6 El bar de las estaba cerrando, pese a lo cual no se les impidió la entrada. entro, apenas si quedaban media docena de clientes. Los cinco mostraron su sorpresa por la doble circunstancia, la ausencia de clientes ! el cierre, a una hora en la que, por lo "eneral, la noche se mov#a en su punto m$s $l"ido.  —:Eh, las; +6ué pasa aqu# —se interesó osé Luis.  —+6ué quieres que pase —el hombre, un cincuentón de rostro picado por la viruela con una enorme nariz de bo'eador, aplastada sobre ambos lados de la cara, le mostró su dis"usto—. 0roblemas.  —Ya. 5an descubierto que le echas a"ua al vino ! que sirves la peor cerveza del barrio.  —Mira, no ven"as t* ahora a tocarme las pelotas, +vale, chaval +e dónde sal#s vosotros  —e por ah#, +por qué  —0ues ha habido movida, ! de la buena —dio las—, Los s?ins de las narices se han liado a bofetadas con un "rupo, ! al correr la voz, otros han ido a por ellos. 5a sido bastante r$pido, la verdad. (isto ! no visto, pero se han arreado lo su!o. Lue"o ha venido la pasma...  —o, pues s# que ha sido fuerte —dio L$zaro.  —Lo bastante para que la "ente se marchara en cuanto ha podido. Y por si acaso, para lo que ha!, cierro ! adiós. +6ueréis al"o  —4n par de birras —pidió osé Luis.  —+0eque/as  —:3nda !a; :Brandes;  —0on tres, para acabar de entonarnos —dio L$zaro.  —&os hemos perdido una buena —lamentó osé Luis—. 0or lo menos esas movidas valen la pena.  —Los s?ins deb#an estar mu! cabreados —opinó -eraf#n.  —Cre#a que vosotros los hipp!s erais pacifistas —manifestó las poniendo tres litronas sobre el mostrador.  —+3 quién llamas t* hipp! —rezon"ó L$zaro.  —:3h, no sé; Cre#a que todos los que llev$is esos pelos...  —Est$s t* al d#a, +vale, t#o —se burló osé Luis.  —0or m#, como si os la machac$is —e'clamó indiferente el due/o del bar— (en"a, soltadme un verde.

L$zaro pasó la mano por delante del resto. 1odos depositaron en ella cuarenta duros. Entre"ó las monedas a las.  —Lo siento, no tenemos un verde, pero esto es lo mismo, ! as# tienes cambio.  —Cómo te pasas —se queó osé Luis co"iendo una de las botellas.  —+0asarme :Encima; —las fue a retirar las otras dos, pero L$zaro fue m$s r$pido—. :3 estas horas !a sabéis que nadie os vende litronas, monadas, porque no salen a cuenta; Y si fuera un pedazo de cabrón como otros, os las cobrar#a a cuatrocientas, +estamos  —(ale, hombre, no te enfades, que te va a dar un infarto.  —-i es que...  —1u muer contenta porque cierras antes. M#ralo por este lado.  —Lar"aos !a, ! que os folle un pez —se despidió el hombre con una sonrisa— +6ueréis que despierte ahora a la foca, con lo tranquila que est$ cuando duerme -alieron a la calle, aunque desde la puerta, todav#a, osé Luis le diri"ió una *ltima andanada.  —&o me e'tra/a que ten"as vac#o el local, +sabes, t#o Eres un mal hablado.  —:La madre que os...; Echaron a correr, por si las cumpl#a su amenazante "esto de salir de detr$s del mostrador. 7! -eraf#n le pasó la botella a %smael, para que éste diera el *ltimo tra"o.  —3c$batela —dio. %smael contempló el cristal, con su *nico oo abierto en estado i"ualmente vidrioso. espués lo paseó por el resto, como si esperara al"una obeción que no lle"ó.  —(amos, est$s herido —insistió -eraf#n— -e me cansa el brazo. Le obedeció, se llevó el "ollete a los labios ! vació el interior de un solo tra"o. 3l recuperar  la vertical, hipó ! eructó, casi al mismo tiempo. Lue"o deó la botella a un lado, en el  bordillo, ! se apo!ó en el coche que ten#a a su espalda.  &adie habló por espacio de un lar"o minuto.  —Como aparezcan los calvorotas ahora —e'haló -eraf#n arrastrando las palabras.  —&o estamos tan borrachos —dio osé Luis.  —1* no sé, pero !o...  —-i es que no tenéis a"uante.  —)s lo di"o siempre, ha! que mear m$s —ustificó L$zaro.  —&o se lo di"as al -erafa —deó caer Mariano fin"iendo que hablaba a sus espaldas— Cada vez que mea se mete en un l#o.  —1* c$llate que no has dado ni una hostia —protestó -eraf#n. -u ami"o acusó el "olpe. Le diri"ió una mirada acerada ! no respondió. %mitó el eemplo de %smael, apo!ando la espalda en el otro coche aparcado unto a ellos. Esta vez el silencio fue menos denso.  —El pró'imo fin de semana habr$ rollo en casa de &éstor —anunció osé Luis inesperadamente.  —+6uién  —&éstor, el de la ferreter#a. &oelia me dio que era su cumplea/os o al"o as#.  —+(amos a ir a un 8"uateque9 —se burló L$zaro.  —&o seas burro. 1iene una casa enorme, con ard#n, ! habr$ marcha, se"uro. Yo estuve en la del a/o pasado ! fue total —les informó Mariano.

 —+Y eso cuando ser$, el viernes, el s$bado o el domin"o —quiso saber -eraf#n.  —El domin"o, creo.  —3h, bueno —-eraf#n hizo una mueca indiferente—. El viernes ! el s$bado ha! que montarle al"o "rande a éste —puso su mano derecha en el hombro de %smael.  —Como no sea un entierro —masculló osé Luis.  —Mu! "racioso —e'clamó el aludido.  —1* diles que te peleaste con dos malos patriotas, insumisos, ! que por eso tienes el oo as#. %"ual te hacen caso de buenas a primeras ! de dan una medalla. L$zaro le dio un "olpe a Mariano, con las puntas de los dedos, a modo de llamada de atención o tal vez para obli"arle a despertarse ! mirarle.  —)!e, t* p#dele al"o m$s de pasta a tu padre —le dio—. Yo a*n no habré cobrado ! nos har$ falta.  —-er$s... —inició un conato de protesta Mariano—, 3dem$s, el pró'imo fin de semana no estaré aqu#. -i no me he ido éste con mi padre, querr$ que lo ha"a el que viene.  —(a, t#o, ni que fueras un bebé —profirió L$zaro—. Es incre#ble.  —+6ué quieres 1odav#a no puedo escaquearme cuando me place, ! m$s tal como est$n las cosas.  —0ues se"uro que a tu padre, en el fondo, le odes un huevo. +&o tiene un coneo oven Lo que quiere es estar solo. 1e buscas una e'cusa ! tra"a, pero antes le trincas la pasta. Mariano miró a -eraf#n ! a %smael. 3hora los dos volv#an a formar parte del mundo de los vivos, ! estaban pendientes de él. -e sintió al"o m$s que herido. -e sintió violento.  —Eres un animal —dio con todo el peso de su desprecio apo!ado en cada palabra.  —+3 quién llamas t* animal, eh  —éame en paz. L$zaro se acercó a él. Cerró su pu/o frente a la cara de Mariano.  —+6ué pasa conti"o, t#o +(as de traumado, de hio de divorciados o qué +5as ido al  psiquiatra 0orque eso es "rave, +lo sabes -e empieza a dar vueltas al tarro ! se fastidian los fusibles.  —:0ara !a; —"ritó Mariano apart$ndole el pu/o de un manotazo.  —+6uieres marcha, eh —L$zaro se arrodilló delante de él ! empezó a darle "olpecitos con las manos abiertas en las dos meillas—. (en"a, ven"a, muévete, +por qué no demuestras que tienes pelotitas —llamó la atención de los otros, aunque no era necesario  —. 2iaos, Marian#n va a darme un pu/etazo. +) te pesa demasiado el pendiente osé Luis contemplaba la escena indiferente. -eraf#n e %smael no. Mariano se lanzó sobre L$zaro. 0ero ni siquiera fue una pelea. 7odaron por el suelo un par de veces, L$zaro riendo ! Mariano pu"nando por dominarle. Eso fue todo. astó con que -eraf#n, puesto s*bitamente en pie, "ritara<  —:La pasma; 71  Serafín-e levantaron m$s r$pido que si hubiera aparecido Michelle 0feiffer entre nosotros.  &i siquiera pre"untaron. %smael también reaccionó de inmediato. esde lue"o est$bamos  bebidos, pero no borrachos,porque si no nin"uno habr#a corrido tanto como corrió. Era un coche de los pitufos, no de la poli de verdad, pero para el caso es lo mismo. 1ampoco sé si nos vieron o no. En primer lu"ar nos vino bien para que L$zaro ! Mariano

dearan de pelear, porque no sé !o como habr#a acabado la cosa. Cuando dos t#os a las tantas de la madru"ada ! bebidos se dan unas tortas, por amistosas que sean, siempre cabe la posibilidad de que a uno se le escape la mano. Y desde lue"o Mariano estaba mu! quemado por lo de los s?ins. En se"undo lu"ar, eso nos puso en movimiento, porque si no habr#amos acabado por dormirnos all# mismo. -i en una noche de viernes, ha! bronca, como la de los s?ins, es meor no estar en medio cuando aparecen los maderos, los picoletas o los pitufos. Esos no diferencian a nadie. 1e sueltan el palo ! tarar# que te vi. Encima, estaba lo del oo de %smael. Cualquiera le dice a uno que te pare que es un orzuelo. Cuando nos detuvimos, una burrada de calles m$s arriba, e'haustos pero a*n riendo, !o vomité por se"unda vez. 7& :6 ué asco; —e'clamó L$zaro apart$ndose de -eraf#n—. +0or qué no me$is m$s a menudo Mira que os lo ten"o dicho< ha! que mear.  —C$llate de una vez, +quieres —le dio %smael— &o haces m$s que hablar ! hablar. L$zaro se acercó a él, amenazador.  —+3 quién le dices t* que se calle  —:3 ti, plasta;  —+6ué te crees, que porque sólo tienes un oo no vo! a zumbarte Las arcadas de -eraf#n lle"aban hasta ellos desde la breve distancia que les separaba. Lo que sacaba de dentro no era m$s que bilis mezclada con la sobredosis de cerveza final. e  pronto fue Mariano el que se dobló sobre s# mismo ! sacó las tripas.  — :5ala, el otro; —"ru/ó L$zaro olvid$ndose de %smael.  —1en#a que haberme quedado con 0etra —dio una vez m$s osé Luis.  —&o seas burro, t#o —le increpó L$zaro—. En una noche de viernes eso es como tomarse un helado< dura media hora. En cuanto estos acaben de echar la primera papilla buscamos al"o abierto. osé Luis miró a su alrededor.  —+0or qué &i siquiera sé donde estamos.  —0ues lo buscamos. Yo hasta que no encuentre costo no paro.  —6ue palizas est$s con eso —volvió a recriminarle %smael. Esta vez L$zaro le suetó por un brazo.  —+6ué te ue"as a que lo consi"o  —:0ero si son m$s de las cinco de la ma/ana;  —+1* que te ue"as, va —insistió L$zaro. -eraf#n deó de vomitar, se apartó un poco del lu"ar ! ca!ó al suelo de rodillas, mareado  por el esfuerzo. 1odav#a tuvo otra arcada al ver la vomitona de Mariano, pero !a no ten#a nada dentro.  —3ll# ha! una fuente —indicó osé Luis se/alando un e'tremo de la calle—. (amos a remoarnos un poco. La calle era ascendente, reptaba con pereza hacia la breve altura de su elevación urbana. 3 medida que se acercaron a la fuente, volvieron a ubicarse, reconociendo el terreno que  pisaban. Esta vez, sin embar"o, nin"uno habló hasta lle"ar a su destino. 0arec#an los restos de un destacamento re"resando a sus puestos tras una lar"a marcha por el desierto. -eraf#n

fue el primero en meter la cabeza bao el chorro de a"ua, sin importarle que se le moara la ropa. Mariano lo hizo en se"undo lu"ar, pero quit$ndose la cazadora.  —+6ué le pasa a tu chupa, enco"e —se burló L$zaro.  &adie le respondió. Mariano acabó de echarse a"ua en la nuca, inmóvil, deando que le corriera por la cabeza ! la cara, ! se apartó para dear paso al si"uiente, que fue %smael. Este sólo se refrescó la cara. Lo mismo hicieron osé Luis ! L$zaro.  —:Menudo marrón; —suspiró Mariano. -e quedaron los cinco de pie, alrededor de la fuente, en silencio una vez m$s, mir$ndose sin saber qué hacer, hasta que L$zaro desvió sus oos, los paseó por la calle, que se"u#a subiendo de nivel lentamente, ! entonces dibuó una sonrisa en sus labios.  —Eh —dio—, !o conozco esto. 0or aqu# vive el Moama.

%$Jo"# $%i"2ué L$zaro, s#. Yo creo que nos habr#amos ido !a, de vuelta a casa, porque... bueno, la noche no hab#a sido lo que se dice espectacular. 3 veces funciona, ha! un buen rollo, conversación, pasamos horas en un mismo bar charlando de muchos temas, pero otras... simplemente ha! un brea?. -upon"o que %smael con sus problemas, Mariano con su frustre, L$zaro con su enco/amiento en buscar hierba, o incluso !o mismo, que no estaba fino... no sé... La bronca con los s?ins... 0ero L$zaro cambió la suerte final, tan simple como eso. 74 Ese tendr$ al"o, se"uro —dio.  —+Est$s loco —protestó %smael.  —1e di"o que ese tiene costo en su chabola —insistió L$zaro—, +Crees que me chupo el dedo 6ue no me ven"a con chorradas el mu! cabrón.  —Ya es mu! tarde —obetó -eraf#n.  —&unca es tarde, +entiendes -erafino Eso es lo malo de la "ente. 4nos dicen que es tarde ! no hacen nada, ! otros dicen que es pronto ! ni empiezan. El mundo est$ lleno de ca"ados que se quedan atr$s. 3hora dime, +quieres quedarte atr$s 4n t#o que se rebota con cuatro s?ins es que los tiene bien puestos, +o no  —-#, pero...  —Entonces vamos —ordenó L$zaro. osé Luis fue el primero en se"uirle.  —+Y si est$ con aquella prima —pre"untó Mariano.  —:Y a m# que m$s me da con quién esté; —"ritó L$zaro—. :-ólo quiero fliparme; +Crees que la tocar#a después de haber estado con ese moromierda &i aunque me lo pidiera de rodillas.  —ueno, +ven#s o qué —pre"untó osé Luis "irando el cuerpo pero sin dear de caminar. Mariano se puso en movimiento.  —e todas formas me ir#a bien un buen cuel"ue —dio.  —Y a m# —reconoció %smael secund$ndole—. 3s# me olvidar#a del maldito oo. Me duele. -eraf#n fue el *ltimo.  —:La noche se mueve; —volvió a "ritar L$zaro.  —:3mén; —hizo lo propio osé Luis riendo.

 —0or cierto... —L$zaro aminoró la marcha hasta que Mariano lle"ó a su lado—. Llevar$s  pasta de reserva, +no  —+Encima ten"o que pa"ar !o —profirió éste.  —Eres el banquero, t#o. ime, +llevas o no  —+Y si no llevara nada  —3nda !a, no te enrolles mal. -iempre te metes un billete aqu# —apuntó directamente al  bolsillito del pantalón—. Eres un t#o listo.  —Y t* un eta —le recriminó Mariano.  —:5e!, cole"ui; —quiso bromear L$zaro.  —1oda la noche has estado buscando mierda sin llevar pasta encima.  —&o seas cutre, t#o.  —1ienes un morro que te lo pisas —se ne"ó a callar Mariano. e pronto, fue osé Luis el que se detuvo, ! le co"ió por la solapa de la cazadora. %smael ! -eraf#n se encontraron de cara con la escena. El rostro de osé Luis estaba atravesado por una sombra de ira recién despertada, como si llevara ah#, en su interior, dormida, mucho tiempo. Mariano !a hab#a quedado absorbido por ella.  —)!e —el tono de osé Luis fue seco—, +llevas dinero o no  —-# —afirmó Mariano.  —Entonces !a vale, +de acuerdo Esta vez asintió con la cabeza. La mano que le suetaba la solapa afloó su presión. 4na sonrisa car"ada de se"uridad ! al"o m$s, superioridad, afloró en el rostro de osé Luis. 3 un metro de ambos, L$zaro también sonre#a, sólo que m$s abiertamente.  —:Eh, Moama; —"ritó de nuevo este *ltimo, levantando la cabeza al aire—, :3h# venimos; 75  Ismael Me dol#a el oo otra vez. Y quer#a pe"ar a osé Luis, o a L$zaro, o a los dos. Es todo lo que recuerdo. 76  Mariano2ue un momento especial, porque me sent# como un est*pido, un completo "ilipollas.e pronto me pre"unté a m# mismo qué estaba haciendo all#, con ellos. Y sin embar"o, les se"u#. 77  Serafín5ab#a una especie de inercia. &o puedo e'plicarlo de otra forma. L$zaro ! osé Luis.  &o entiendo por qué les se"u#amos, pero nin"uno de nosotros abrió la boca. Creo que en el fondo depend#amos los uno de los otros, es decir... +Me e'plico 3l"o nos un#a de una manera especial. 5abr#amos estado a tiempo de cambiar las cosas. Y no lo hicimos. ios m#o... 78  LázaroLa casa de Mohamed apareció un minuto después, al dear atr$s los *ltimos

edificios. 7

Jo"# $%i" &o somos violentos. 8! La chabola de Mohamed era una simple construcción de tablas ! cartones, placas de uralita ! pl$sticos, aunque la base era de obra, como si el $rabe la hubiese levantado sobre los restos de una viea edificación derruida. -e alzaba sobre el comienzo de la ladera de la  peque/a elevación que por aquel lado romp#a el paisae urbano, enfrent$ndolo al desierto vac#o de una nada, rota sólo por los tendidos eléctricos salpicando los descampados llenos de basuras que a*n no hab#an sido devorados por la pro"resión de la ciudad. El paisae, bao la noche, era desan"elado, ! eminentemente fr#o. La luna ! las escasas luces diseminadas en al"unos puntos no bastaban para hacerlo a"radable. aba la impresión de ser el trasero del mundo. -ucio ! olvidado.  —+Cómo puede vivir al"uien aqu# —e'clamó osé Luis.  —0orque no son personas, son animales —dio L$zaro.  —3qu# no ha! nadie —rezon"ó %smael.  —:Eh, moraco; —"ritó osé Luis.  —:oder; —suspiró -eraf#n—, 1* ve "ritando as# ! tendremos a los pitufos en menos que canta un "allo.  —Esos sólo vi"ilan lo que les interesa —ase"uró L$zaro.  —Lar"uémonos !a —pidió Mariano.  —+6ué pasa, quieres ahorrarte la pasta —la— mentó osé Luis—. &o seas mierda, t#o —! volviendo a diri"irse a la chabola "ritó a*n m$s fuerte—< :Moama, ven"a, mueve el culo; L$zaro se a"achó para co"er una piedra del suelo. &o lle"ó a cerrar la mano sobre ella. La  puerta de la barraca se abrió ! por el hueco apareció Mohamed, en calzoncillos. El blanco de su *nica prenda de vestir contrastaba con el tono oscuro de su piel. La bombilla m$s cercana estaba a unos veinte metros de donde se encontraban, as# que la escena acabó teniendo un aire fantasmal.  —Menos mal, hombre —formuló Mariano.  —+(eis como s# estaba ustificó osé Luis. El $rabe, arrancado bruscamente del sue/o, les miró de uno en uno, sin dar muestras de comprender nada.  —+6ué queréis —quiso saber.  —(en"a !a, lo sabes de sobra —manifestó L$zaro—, +6ué pasa, no somos ami"os  —&os conformamos con un porro, t#o —osé Luis dio un par de pasos m$s hacia él—. +6ué m$s quieres 4n porro para cinco. 1enemos tela.  —Yo no ten"o nada de eso, os lo die antes —insistió Mohamed con un ras"o de pesar en sus facciones.  —Corta el rollo, va —pidió L$zaro.  —%dos.  —+1ienes ah# dentro a la nena —osé Luis lle"ó hasta la misma entrada de la chabola—. +Es eso lo que te preocupa  —(en"a, Moama, no te enrolles mal —dio L$zaro avanzando i"ualmente sobre él.  —:&o ten"o dro"as, ami"os, os lo uro;

osé Luis le puso una mano en el cuello.  —&o somos tus ami"os. -omos clientes.  —5ablas bien el cristiano —des"ranó despacio L$zaro deteniéndose unto a ambos—. L$stima que tu mollera si"a siendo dura. +6ué tienes en la cabeza, arena del desierto Mohamed empezó a ponerse l#vido. -us oos iban de los dos que ten#a encima a los otros tres, que también se apro'imaban a la puerta.  —0or favor... —suplicó.  —:0or favor, si/ores, no ha"$is da/o al pobre Moama; —se burló osé Luis.  —(amos a ver dónde la "uarda —dio L$zaro. 2ue el primero en entrar. -e encontró con la oscuridad interior. La voz de Mohamed le lle"ó aho"ada por la presión de la mano de osé Luis.  —&o...  —+&o tienes luz aqu#, so animal —"ru/ó L$zaro.  —+Cómo va a tener luz Esto es una chabola —dio Mariano por detr$s. L$zaro tropezó con al"o. &i siquiera pudo ver bien de qué se trataba. &o fue un "olpe e'cesivo, pero s# suficiente para que le diera una patada a lo que fuera. 7esultó ser una especie de mesa formada por dos latas apiladas una encima de la otra ! con una madera encima. Las latas salieron despedidas poblando de acentos met$licos el lu"ar. Mohamed lo aprovechó para desasirse de la presión de osé Luis. %ntentó detener a L$zaro ech$ndose sobre él.  —:Es mi casa; :Marchaos de aqu#; 2ue un intento vano, ! especialmente in*til. L$zaro se revolvió frenando su desarbolado #mpetu, ! le empuó de nuevo hacia atr$s. osé Luis, !a dentro de la chabola, recibió el cuerpo, fle'ionó ambas manos ! lo empuó a su vez hacia un lado. %smael, desprevenido, se encontró con el $rabe encima. 0ero eso no fue lo peor. La mano de Mohamed, en su esfuerzo por a"arrarse a al"o, chocó con el oo herido de éste. -e escuchó un "rito.  —:5ioputa...; espués un "olpe, furioso, duro. L$zaro sacó su mechero. La primera lumbre les permitió ver una escena fantasmal, por el simple foco luminoso tanto como por las sombras que ellos mismos pro!ectaban. Mohamed estaba a los pies de %smael, tratando de ponerse en pie. -eraf#n ! Mariano también estaban dentro de la chabola.  —(amos a buscarlo —ordenó osé Luis. -e puso a re"istrar la *nica estancia, con el m#nimo cuidado para los escasos obetos que conten#a. Levantó el colchón del suelo, un vieo ! sucio colchón reco"ido en al"*n vertedero. Lo echó a un lado con cara de asco. -u si"uiente obetivo fue un mueble de madera sin puertas, con al"unos estantes llenos de obetos in*tiles. 7ompió un par de vasos ! una arra.  —+0or qué +0or qué —"imió Mohamed.  —&o me e'tra/a que no trai"as aqu# a tu nena —masculló osé Luis—. :Esto es una  pocil"a; :Cre#a que a los moros no os "usta el cerdo; La llama del encendedor de L$zaro se apa"ó unos se"undos. (olvió a reaparecer sin que nadie, salvo osé Luis, se hubiese movido. Mohamed lo"ró ponerse en pie.  —3h# ha! una caa —se/aló Mariano. L$zaro acercó la débil luz. osé Luis se a"achó para reco"erla. Era de madera, bastante "ruesa, de unos cuarenta cent#metros de lar"o por veinte de ancho ! unos quince de alto.

Mohamed saltó hacia ella. -e encontró con la amenazadora fi"ura de L$zaro interponiéndose. La llamita confirió a su rostro un cruzado de sombras amenazadoras.  —+6ué ha! aqu# —pre"untó osé Luis al ver que estaba cerrada con llave.  —:&ada;  —1ienes aqu# la mierda, +no  —:Eso es para mi familia; :1* no puedes...;  —+(as a decirme que ahorras, pedazo de cabrón :ame la llave;  —:La lleva en el cuello;, +no lo ves —manifestó Mariano.  —Me vuelve a san"rar el oo, maldita sea —"imió %smael. osé Luis hizo un intento de arrancar la llave del cuello de Mohamed. Era una peque/a  pieza de latón o al"o parecido, de apenas dos cent#metros. La llevaba sueta de una cadenita, tan corta que casi se le clavaba en el cuello. El $rabe lo"ró echarse hacia atr$s.  —:Ladrones; —"ritó—, :Es todo lo que ten"o; :Ladrones;  —La llave —pidió osé Luis.  —:&o; Mohamed dio otro paso hacia atr$s. -e encontró con %smael ! Mariano. Biró la cabeza  primero, el cuerpo después. &o se detuvo en esa posición m$s all$ de un se"undo. (olvió a la primitiva, frente a L$zaro ! osé Luis. -eraf#n, en la entrada, era el *nico que no  participaba directamente en la escena.  —:-uetadle; —ordenó osé Luis.  &o lo consi"uieron. Mohamed fue mucho m$s $"il ! r$pido. -u salto incluso sorprendió a L$zaro. La luz de su encendedor se apa"ó por se"unda vez. -obrevino un peque/o revuelo, una a"itación salpicada de adeos e imprecaciones.  —:6ue no escape;  —:3cabemos con esto de una vez, maldita sea;  —:Enciende, t#o; La llamita reapareció. 0ero la escena hab#a cambiado !a sustancialmente. Mohamed sosten#a en su mano derecha un cuchillo de "randes proporciones, con una hoa de veinte cent#metros. 81  Ismael  &os quedamos como hipnotizados mirando esa hoa centelleante. 0arec#a brillar m$s que la propia llama del mechero de L$zaro. 3l"o imposible de describir. Mohamed nos "ritó que nos fuéramos, que le de$ramos en paz, que no ten#a dro"a. Cre!ó que nos hab#a dominado, as# que nos insultó. Yo... bueno, mis manos estaban llenas de san"re, del manotazo que me hab#a dado en el oo, ! eso me mareó. La mili, Loli, los s?ins... Mierda, ! ahora ese pobre diablo con el cuchillo. 3l"o hizo 8:2ffff;9 en mi cabeza. &2

Jo"# $%i"Ya no era un infeliz, sino un tipo armado con un cuchillo. Lo vi claro. 3 pesar de todo dir#a que mantuve la calma. Creo que fue L$zaro el que le dio<  —Con que ésas tenemos, +eh Y Mohamed nos "ritó que est$bamos locos.

Movió su cuchillo. Estaba pendiente de L$zaro ! de m#, pero sin perder de vista a %smael ! a Mariano. &o sé si no vio a -eraf#n o si cre!ó que se hab#a ido. 1al vez, simplemente, se despistó, por los nervios. En realidad todo sucedió tan r$pido... 1an incre#blemente r$pido. 83  Lázaro4n par de se"undos, tres, no m$s, aunque se nos hizo eterno. ueno, quién sabe si incluso lle"aron a ser cinco, +qué importa eso Cuando un t#o saca un arma, del tipo que sea, cualquiera sabe lo que va a pasar. Es le! de vida o muerte. -e lle"a a un l#mite ! !a es imposible echarse atr$s. Mohamed no se iba a contentar con que nos fuéramos. -ab#a que volver#amos. Estaba dispuesto a usarla. Lo vi en sus oos. 1ambién vi a -eraf#n, detr$s de él, blanco como la cera, o tal vez fuese un efecto de la luz de mi encendedor. 84  Mariano3l"uien "ritó<  —:5azlo, hazlo; Y lue"o<  —:3hora; Me parece que fue L$zaro. 1odos mir$bamos a -eraf#n. Mohamed empezó a "irar la cabeza ! entonces él saltó. 85  Serafín &o puedo recordar todo, me es imposible. 5a! una nebulosa en mi cabeza. M$s  bien dir#a que se trata de una pel#cula que he visto en al"una parte, en el cine. 4na pel#cula en la que !o mismo so! el prota"onista. 1en#a miedo. 0ero estaban pendientes de m#, L$zaro, osé Luis, Mariano, %smael. Y todav#a era el héroe de la noche, el t#o que se hab#a rebotado contra cuatro s?ins heads.. 0or primera vez hab#a visto respeto en las miradas de mis ami"os. Creo que de no haber sido por eso, no lo hubiera hecho.-altar. Mohamed se dio cuenta de que al"o suced#a detr$s de él, por las miradas de los dem$s. 7eaccionó r$pido, pero para cuando lo hizo !o !a estaba sobre él, atenaz$ndole por la espalda. :ios m#o, est$bamos temblando, los dos; Y de pronto nos quedamos a oscuras. 86  LázaroMe estaba quemando los dedos. El dichoso encendedor se hab#a apa"ado dos veces,  pero esta vez se puso al roo, no sé qué le pasó. 1uve que soltarlo.  &o vi dónde ca!ó. &$ 

Jo"# $%i"La oscuridad sólo duró un momento. 3l contraluz débil de la puerta de la chabola vimos a -eraf#n ! a Mohamed luchando, pero antes de que se produera una reacción por  parte de al"uno de nosotros, una llama roa brotó del suelo, casi a mis pies. 1ambién o# al"o

 parecido a un suspiro, o un "olpe de aliento voraz. Entonces no comprend# que era la voz del fue"o dando su primer zarpazo. Era el colchón de Mohamed. 88  Ismael -é que no tiene sentido, pero fue como si ese colchón estuviese relleno de "asolina. -e prendió tan r$pido que... Y a pesar de ello, de lo dantesca que pasó a ser la escena, todos se"uimos pendientes de -eraf#n ! de Mohamed. Los dos ca!eron al suelo mu! untos. Ya no vimos el cuchillo. 8  Mariano &o ten"o ni idea de lo que pasar#a por la cabeza de los dem$s. Yo quise escapar, huir de aquella repentina pesadilla. Me aparté de las llamaradas que empezaron a devorar el colchón pero no pude alcanzar la puerta. -eraf#n ! Mohamed rodaron sobre s# mismos hasta ella, obstru!éndola. 1ampoco pude "ritar. 0or favor... esto! mareado, +he de continuar !  SerafínLos m*sculos de Mohamed se afloaron. 2ue un efecto... incre#ble, como cuando est$s en el a"ua con neum$tico ! de pronto se te  pincha, perdiendo consistencia. 0ensé que !a no pod#a m$s, que se rend#a, que le hab#a vencido. -ent# una oleada de alivio,  pero a*n as#, impulsado m$s por mi miedo que por otra cosa, le di un "olpe. Mi intención era apartarme de él cuanto antes, levantarme. -#, le di un "olpe en el pecho. Yo no sab#a que ten#a el cuchillo en mi mano, :no lo sab#a; 5ab#amos forceeado, nada m$s. %"noraba el momento en que pude arrebat$rselo. ) tal vez él lo perdió ! !o lo co"#. :&o lo recuerdo, lo uro; 0ude verle la cara, iluminada por un lado por el fue"o ! por el otro por el resplandor que  proven#a del e'terior. Me miró con oos de sorpresa, pero mi e'presión deb#a ser de m$s sorpresa todav#a. +Cómo podré olvidar esa mirada 1 La mano de -eraf#n se levantó forzada por la crispación final. El cuchillo !a no brilló en el aire, ni diseminó refleos plateados alrededor. 3hora estaba h*medo, cubierto por una  p$tina parda ! oscura. 7oa. 1anto como las llamas que crepitaban voraces dando al conunto un aire apocal#ptico. Mohamed hizo un *ltimo intento de levantarse, la mirada perdida, el rostro e'traviado, las fuerzas men"uadas.  —:(a a levantarse; —"ritó L$zaro. Y osé Luis<  —:ale, dale !a; Y Mariano<  —:uro con él; E %smael<

 —:(amos, t#o; La mano de -eraf#n no tembló. -us oos no se cerraron. 3l abatirla, fue como si todos iniciaran un lar"o, mu! lar"o viae por un m$s all$ acotado ! pró'imo. 0udieron sentir el viento cortando sus alientos, la fuerza impulsando sus m*sculos, el vérti"o sacudiendo sus conciencias. 1odos estaban ah#. 1odos empuaron al mismo tiempo.  —:3caba con ese hio de puta; L$zaro<  —:3hora; %smael<  —:Es tu!o; Mariano<  —:Ya; La mano lle"ó a su destino. 3penas si encontró resistencia. La hoa penetró en la piel, se hundió en la carne, buscó el *ltimo latido del corazón a"onizante bao ella, lo atravesó. Mohamed sólo se estremeció una vez. Miró a -eraf#n, primero con alucinada intensidad, después !a sin fuerza, finalmente sin vida. 1odo se quedó mu! quieto, e'cepto las llamas, que !a buscaban nuevos obetivos en torno al colchón. Los dedos de la mano perdieron presión, se separaron despacio de la empu/adura del cuchillo, se apartaron de él, de$ndolo all#, enterrado en el cuerpo a*n caliente. La piel oscura empezaba !a a poblarse de r#os san"rantes. El fue"o los convirtió en lava volc$nica. Emanando de un volc$n muerto. Los oos de los cinco prota"onistas se encontraron en el centro de s# mismos. &  Ismael Entonces... despertamos. 3  Lázaro2ue una catarsis colectiva, al"o ine'plicable. &o creo que nin"uno fuera consciente de nada. -alvo de que Mohamed estaba all#, tendido sin vida. 4  MarianoEl fue"o nos hizo reaccionar. e pronto fue como si todo estallase. El lu"ar era peque/o, las llamas devoradoras, ! el humo sofocante. 3l"uien "ritó ! en ese instante se produo una e'plosión. &o sé lo que tendr#a Mohamed all#, pero lo cierto es que todo se convirtió en un infierno. 0od#amos haber muerto abrasados. Y sin embar"o era mu! dif#cil moverse. 5ab#a que pasar por encima del cuerpo de Mohamed para salir de esa pesadilla. 5

Jo"# $%i"ios... lo hab#a hecho, :lo hab#a hecho; :Y precisamente... él;

 &o sé lo que sent#. &i siquiera sé lo que siento ahora. La pel#cula !a no estaba en la  pantalla, sino delante de nuestros oos. El cine se hab#a convertido en realidad. 1odo era real. 6  Serafín2ue un accidente. 2ue un... 7 :Mierda;  —:Est$ muerto, t#o; :Est$ muerto;  —:1e lo has car"ado;  —:ios...; -eraf#n movió la mano derecha. La levantó mu! despacio, llev$ndola hacia arriba, crispada, con los dedos apuntando al techo. -us oos dearon de mirarles a ellos, de abarcarles con su desesperación. Los centró en esa e'tremidad. 1ambién estaba roa.  —Yo... —balbuceó. -u aliento se perdió, barrido por el fue"o devastador, que se e'tendió por dos de las cuatro  paredes, subió por su superficie, ! lamió el techo arremolin$ndose en peque/os bucles dorados. Mil o m$s peque/as len"uas que devoraron cuanto encontraban a su paso.  —:($monos; —"ritó L$zaro.  —:5a! que lar"arse de aqu#; —"ritó osé Luis. -eraf#n continuó inmóvil.  —:&o; —chilló. %smael empuó a Mariano. L$zaro !a se encontraba frente a los ca#dos. osé Luis se prote"#a la cabeza con las manos. -us siluetas se dibuaron entrecortadas, a"itadas por la presión candente de su entorno. El humo se hizo espeso, cerrado.  —:Esto est$ a punto de caerse; —e'clamó osé Luis. 2ue L$zaro el que empuó a -eraf#n. &i siquiera le a!udó a levantarse. Le empuó hacia fuera, con todas sus fuerzas. El muchacho ca!ó de lado. %smael ! Mariano saltaron por encima de él. L$zaro incluso chocó con osé Luis, que car"ó contra su cuerpo por detr$s, cie"o. 1uvieron que tirar de -eraf#n, apart$ndole de la entrada de la chabola. En un se"undo las llamas alcanzaron la fachada. Y la puerta se convirtió en la boca del horror.  —:5a! que sacarle de ah#; —"ritó -eraf#n. 0u"nó por volver sobre sus pasos, por lanzarse de cabeza hacia las llamas v#ctima de su repentina locura. L$zaro lo evitó.  —:Est$ muerto, déale ah#; -eraf#n se enfrentó a lo que ve#an sus oos. 0areció dispuesto a todo, a llorar, a pelear, a chillar. 2ue osé Luis el que acabó de cerrarle el paso, ! el que le dio dos bofetadas, secas, contundentes, para cortar el camino de la histeria.  —:El fue"o destruir$ las huellas; +Es que no lo entiendes —manifestó.  —:&o era m$s que un emi"rante, probablemente ile"al; —le apo!ó L$zaro—. :5a! que desaparecer cuanto antes;  —:Es nuestra *nica oportunidad; —insistió osé Luis. uscaron a %smael ! a Mariano, a un metro escaso de ellos. El primero estaba colapsado. El

se"undo se puso a mover la cabeza de arriba abao espasmódicamente.  —:&adie nos ha visto; +e acuerdo —pre"untó L$zaro.  —e acuerdo, de acuerdo, s#, de acuerdo —repitió Mariano. La chabola se hundió por la izquierda. El estruendo no fue e'cesivo. M$s ruido produc#an las llamas en su pu"na por acabar cuanto antes con su trabao. 3 continuación se desplomó el techo. El cad$ver de Mohamed, a*n visible desde su posición, desapareció en"ullido por el fue"o ! el hundimiento del entorno. 4n olor de carne quemada impactó en sus pituitarias. osé Luis miró hacia los edificios m$s pró'imos. 1odav#a no se ve#a a nadie.  —:Corred; —"ritó L$zaro—, :Corred ! no paréis hasta vuestras casas;  —:(amos, vamos; :Ma/ana nos veremos; —ordenó osé Luis. Mariano fue el primero en obedecer. osé Luis empuó a %smael, una vez, dos, hasta conse"uir que deara de mirar a la chabola, la bola ardiente que se consum#a tan cerca de ellos que era como si formasen parte de ella. L$zaro obli"ó a -eraf#n a dar también el  primer paso.  —&o pienses en ello, no pienses. Ma/ana lo ver$s de otra forma. :(en"a, chico; Y echaron a correr. %ncluso -eraf#n, que fue el *ltimo en darle la espalda a todo. )er*era parte  S!ADO8  Ismael  &o sé cu$ndo ni cómo lle"ué a casa, pero s# sé que lo hice e'hausto, porque no paré de correr en todo el tra!ecto. Y es curioso, no pensaba en Mohamed, sino en Loli. 6uer#a llamarla, verla, que me abrazara mu! fuerte, sentirla. %ntenté dormir, pero no pude. Me met# en la cama, temblando, ! entonces s#, cada vez que cerraba los oos, ve#a la bola de fue"o en que se hab#a convertido la chabola de Mohamed. Y le ve#a a él ardiendo a*n vivo, con los oos abiertos, mientras me tend#a una mano. 3maneció mu! poco después, ! la luz del d#a reemplazó a la de mi habitación. Me quedé en la cama, boca arriba, con una suerte de huidizos pensamientos acos$ndome, hasta que me enfrenté a la familia. &o ten#a otra solución, por mi oo. Me bastó mirarme en un espeo  para comprender que su aspecto era tumefacto. 1ener una madre que trabaa de 31- a veces es *til. 7esist# la bronca, di e'plicaciones, hablé de un borracho en un bar, ! no les convenc#. 0ero lo capeé. 3 mediod#a me telefoneó Mariano, ! no quise ponerme. Mi madre le dio que a*n dorm#a. -e e'tra/ó. 0or primera vez deseé estar en la mili. Leos de esta pesadilla.   Mariano2ui all# otra vez.  &o sé la razón, i"noro que clase de fuerza me impulsó, sólo sé que de pronto me vi a m# mismo unto a dos docenas de personas frente a los restos de la chabola de Mohamed. La polic#a todav#a estaba removiendo los escombros. 3 él !a se lo hab#an llevado. Eso debió de ser a media ma/ana, cuando me levanté de la cama sin poder pe"ar oo,

nervioso. Mi madre quiso hablarme de oaqu#n pero la elud#. &o era el momento adecuado  para hablar de al"o as#. Le die que me iba, se e'tra/ó, ! una vez en la calle mis pasos se  perdieron, o no,hasta lle"ar al lu"ar de los hechos. Comprend# que hab#a sido una estupidez, ! bastó que un par de mueres me miraran sospechosamente para que volviera a irme. 1em#a que al"uien me se/alara con el dedo. 3cabé re"resando a casa ! llamé por teléfono a %smael. Me dieron que dorm#a ! le envidié. +Cómo pod#a dormir después de... Lue"o telefoneé a -eraf#n. 2ue una conversación forada a base de silencios. &o est$bamos solos en nuestras respectivas casas, as# que no era cosa de hablar de nada. &os diimos que est$bamos bien ! los dos supimos que ment#amos. Eso es todo. 3l col"ar pensé que am$s volver#a a ver a osé Luis ! a L$zaro. Cre# que con eso ser#a suficiente. 0ero no pude masticar mi miedo, ! mucho menos tra"arlo. 1!!  LázaroMe dorm#. +&o es incre#ble &i !o mismo entiendo cómo pude echarme sobre mi cama ! quedarme frito, vestido, aunque no fue un sue/o pl$cido, lo reconozco. (i a Mohamed, el cuchillo, el fue"o, a los dem$s, en una especie de danza fant$stica. 4na auténtica pesadilla. Y me desperté sudoroso ! a"itado, !a mu! tarde, casia la hora de comer. Me met# en el cuarto de ba/o ! pasé quince minutos bao la ducha, repitiéndome< que hab#a sido una  pesadilla, que nada de lo sucedido la noche anterior pasó en realidad. Me dol#a la cabeza,  pero m$s me dol#a el vac#o de mi estóma"o. 3l salir, la normalidad de mi casa me arropó un  poco. Mi madre !endo de aqu# para all$, mi hermana Luc#a u"ando incansable. Lo peor fue enfrentarme a la foto"raf#a de mi padre.  &o lo entiendo. Me miraba desde la distancia, al otro lado de la Eternidad. Era la misma foto de cada d#a, la que llevaba all#, encima del aparador, desde su muerte a/os atr$s. Y sin embar"o esta vez sus oos parec#an distintos, ! su e'presión otra. Creo que por esta razón me fui, con la e'cusa de reco"er la moto, ! cuando la hube recuperado no re"resé a casa. 2ui a la de osé Luis, para hablar con él. En realidad estaba empezando a tener miedo, por los dem$s, por -eraf#n, Mariano e %smael. 3noche las cosas hab#an ocurrido mu! r$pido. 7econozco que intenté que todo me pareciese habitual, pero no lo conse"u#. 1!1

Jo"# $%i"Cuando lle"ó L$zaro, !o sal#a de casa. -ab#a que las osas no iban a quedarse as#, que la polic#a remover#a cielo ! tierra para descubrir la verdad. Y estaba se"uro de que no ser#a por Mohamed, sino por la opinión  p*blica, por el dichoso tema del racismo ! esas cosas. La "ente es as#. 4n montón de or"anizaciones se pondr#an en pie de "uerra. 6uer#a ver a &oelia, ! pedirle que me respaldara en caso de... bueno, en caso de necesitar una coartada. Ella lo har#a, por m#, estaba se"uro. Lo malo era que no se trataba de m# solo. L$zaro también lo ve#a as#. 5ab#a demasiados nervios, ! los otros tres pod#an derrumbarse. 3unque tan malo era ir a verles, reunimos ! que nos vieran untos, como mantener la

distancia ! el silencio. 1odo hab#a sido un mal sue/o, maldita sea. 3 veces las cosas pasan !... bueno, nadie tiene la culpa, aunque... 2ue una odida noche de perros. 1!&  Serafín &unca he tenido tanto miedo en la vida. Estuve llorando. +6ué puedo decir Lloré, asustado, perdido, ! sintiéndome peor de lo que nunca me hab#a sentido antes. Me pre"unté por qué un centenar de veces ! no obtuve nin"una respuesta. &i siquiera recordaba nada. +Cómo lle"ó el cuchillo a mis manos +0or qué di aquel "olpe en el pecho de Mohamed +6ué clase de sensaciones... En cambio s# recuerdo los "ritos de los dem$s, ! el fue"o. Los oos de Mohamed. -e hizo de d#a ! continué en mi habitación, hasta que el mismo miedo me empuó a salir de ella, para reconocer que el mundo continuaba moviéndose, ! que en casa me rodeaban los rostros de siempre, mi padre, mi madre, mis dos hermanas. 2ue un alivio verles, tenerles tan cerca. +Cu$nto hac#a que no les daba un beso a 0epa ! a Cari Mi madre se queó, como siempre, porque hab#a pasado casi toda la noche fuera, ! también quise darle un beso, abrazarla, pero no pude. Cuando me telefoneó Mariano, la pesadilla se hizo de nuevo presente. Estaba se"uro de que cada vez que les viera, ser#a as#, ! eso me dolió, me deó desnudo. Las sensaciones iban ! ven#an, se arremolinaban, entraban ! sal#an de mi cabeza. 5ubo momentos en que quise "ritar, ! otros en que pensé en irme, leos, escapar de casa. Marcharme all$ donde nadie me reconociera ! nadie me recordara lo sucedido. El... accidente.  &o com# nada. Mi madre empezó de nuevo con lo su!o. 3l terminar me fui a mi habitación ! me puse a tocar la "uitarra. Eso me serenó, es curioso. Me calmó lo suficiente como para lle"ar a escribir una canción. Mi interior era un caos pero mis manos se aliaron con una e'tra/a sensación de calma, tal vez la misma m*sica. Lo cierto es queme convert# en un iceber" de paz flotando dentro de una "ran "uerra. Lle"ué a completar la canción antes de que aparecieran ustedes. (er$, inspector, lo m$s probable es que me hubiese entre"ado, por la presión, +entiende  &o creo que al"uien pueda vivir con al"o as# en la conciencia. 1iene que creerme. Lo lamento todo tanto por mi madre, ella... ios m#o... lo siento, lo siento... se lo uro... lo siento... 1!3 -eraf#n hundió su rostro entre las manos, ! lloró de una forma densa, aho"ada, como si soltara toda la presión interior de una vez. El inspector de polic#a llenó sus pulmones de aire ! le observó fiamente por espacio de unos se"undos, lue"o apartó los oos de él para centrarlos en uno de los dos a"entes que a"uardaban en la puerta. Le hizo una se/a.  —Llévenselo — dio. El a"ente dio dos pasos ! se colocó al lado de -eraf#n. 2ue a levantarle pero el propio inspector le hizo una se"unda se/a, de calma. Movió la mano hacia abao ! llevó a cabo un si"nificativo "esto con los labios. El polic#a cambió de actitud. epositó su mano derecha en el hombro del detenido. El muchacho se estremeció, levantó la cabeza ! les miró a todos, con e'presión perdida.

-u ima"en era la del desaliento.  —(amos —pidió el a"ente. Le a!udó a ponerse en pie. 1uvo que suetarle para que no ca!era al suelo al fallarle las rodillas. El se"undo a"ente salió de su inmovilidad para echarle una mano. -eraf#n parec#a mu! peque/o entre los dos. El pelo lar"o apenas si le deaba una frana de rostro a la vista, ! su e'presión era mu! triste. espués, los tres dieron media vuelta ! echaron a andar. -alieron del despacho en silencio. EP+$O,O 3 l cerrarse la puerta, el inspector de polic#a diri"ió una mirada a su a!udante. Este, un hombre relativamente oven, de unos treinta a/os, rostro despeado ! aspecto sano, vestido con e'quisita corrección en contraste con el aamiento de su superior, cerró el quinto ! el *ltimo de los plie"os de papel !, una vez alineados todos, se los pasó a él. Los cinco e'pedientes quedaron ubicados en el centro de la abarrotada mesa, formando una  peque/a monta/a de dos o tres cent#metros de alto.  —Caso cerrado —dio el a!udante. El inspector volvió a mirarle, apartando sus oos de los cinco le"aos que por un momento hab#an captado su atención.  —+Est$ se"uro, Bonz$lez —subra!ó. 2ue una refle'ión, no un interro"ante, pero el aludido se lo tomó as#.  —4no le mató. Los dem$s le empuaron —manifestó conclu!ente.  —Le mataron todos —dio el inspector—, aunque probablemente el uez lo vea de otra forma. Y no me refiero solamente a esos cinco chicos.  —&o le entiendo.  —+Cree que son unos asesinos  —&o, claro, pero...  —-# lo son, puesto que ha habido un muerto —observó el inspector—. -in embar"o, ! aunque sea al"o manido, lo cierto es que esos muchachos no son meores ni peores que otros. -e trata de una mutación "eneral.  —La sociedad, como siempre —puntualizó el a!udante.  —-on un resultado de ella, es evidente. Creamos productos sociales, ! éste es uno de ellos.  —+Y el factor racismo —quiso saber Bonz$lez.  —Lo inclu!o, por supuesto, pero sin ma"nificarlo en este caso. Esos chicos no son racistas,  porque no se sienten racistas. 1odav#a hemos de mirarnos bastante en el espeo de nuestras conciencias para admitir al"o as#. Los racistas a*n son los estadounidenses, porque ése es el eemplo que nos tranquiliza ! bao el que nos salva"uardamos. Y se lo repito< éste no es un caso de racismo, aunque los periódicos puedan desbordarlo por ah#. 6ue el muerto sea $rabe ha sido una circunstancia m$s. Lo esencial es lo que est$ aqu# —puso un dedo sobre los informes con las declaraciones de -eraf#n, %smael, Mariano, osé Luis ! L$zaro— Cuando en %n"laterra cientos de óvenes se emborrachan los fines de semana, ! lue"o causan disturbios, quemando casas o enfrent$ndose a la polic#a, o cuando aqu#, en Espa/a, la violencia soterrada sale de las catacumbas en las que fin"imos i"norarlas, es que al"o est$ sucediendo, ! lo que es peor< es que al"o suceder$.  —+4n aviso +)tra revolución m$s

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