No volveré a ser joven
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No volveré a ser joven Que la vida iba en serio Uno lo empieza a comprender más tarde -como todos los jóvenes , yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quería Y marcharme entre aplausos - envejecer, morir, eran tan solo las dimensiones del teatro. Pero ha pasado el tiempo Y la verdad desagradable asoma Envejecer, morir Es el único argumento de la obra Jaime Gil de Biedma (Poemas Póstumos)
El poema “No volveré a ser joven” pertenece al autor Jaime Gil de Biedma, principal representante de la concepción de la poesía como experiencia o conocimiento (Grupo de los 50) El grupo de los 50 incluye a poetas nacidos entre 1924 y 1938 que publicaron sus primeras obras en los años 50, en la órbita de la poesía social. Como su obra se consolida en la década siguiente, se conocen también como Promoción de los 60. Como reacción a la poesía anterior, en los años sesenta del siglo XX se consolida una lírica concebida como medio de conocimiento o como forma de ahondar en la propia experiencia. A pesar de las peculiaridades de los autores que conforman la promoción de los años 60, se pueden apreciar en ellos una serie de tendencias comunes. El grupo de poetas reacciona contra la concepción instrumental de la poesía anterior. Sin dejar los temas sociales, buscan una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo colectivo a lo personal. Entienden el poema como un medio de conocimiento (frente a la noción de poesía como comunicación) y como una forma de indagar en la experiencia personal: el poeta recrea sus emociones, lo que le ayuda a comprenderlas en profundidad. Mediante el acto creador, el poeta indaga en la realidad y descubre lo “encubierto”. El lector participa del proceso porque el poema, caracterizado por su indeterminación, adquiere su significado en le acto de la lectura. Los temas que se tratan en la poesía del grupo de los 50 son:
El tiempo: el fluir del tiempo, que muestra la fugacidad de la vida y sus efectos destructores, carga de tristeza algunos poemas. Como contrapunto, se evoca con nostalgia el paraíso perdido de la infancia y la adolescencia. Sin embargo, estos temas se tratan desde una perspectiva que rechaza voluntariamente el patetismo. El amor: las relaciones amorosas dan cauce a la expresión del erotismo, en poemas intimistas que reflejan experiencias individuales. En relación con lo personal, se encuentra la amistad, sentimiento que unió a muchos de sus integrantes. La creación poética: aunque circunstancialmente, en algunos de estos autores aparece la reflexión sobre la poesía, es decir, la metapoesía. La ambientación urbana es el telón de fondo de muchos de sus poemas y es frecuente la mirada crítica e irónica de algunos autores hacia su origen burgués. En general, los poemas son de carácter meditativo o reflexivo y se reduce el tono solemne y sentencioso. El lenguaje busca la naturalidad, por ello es un lenguaje coloquial. Combina la preocupación estilística con un tono conversacional y se expresa a menudo mediante el verso libre. La poesía acude con frecuencia a la ironía y el humor como distanciamiento respecto de la realidad. Mediante esto, se manifiesta su sentimiento de inseguridad ante la vida, al tiempo que constituye un modo de combatirlo. La lírica de estos autores se abre hacia la literatura extranjera, aunque vuelve su mirada hacia el barroco español o hacia algunos de los poetas del 27. Su poesía marcará, sobre todo, la década siguiente en que tales autores alcanzan su plena madurez creadora, coincidente con el agotamiento del realismo social. Jaime Gil de Biedma es el autor que mejor ilustra el cambio poético de los años 60. Su poesía se basa en experiencias personales evocadas desde la distancia que impone el paso del tiempo. Los poemas de Gil de Biedma incorporan su vida cotidiana y privada, pero desde la mirada escéptica de un yo observador en una combinación de aspectos emotivos y analíticos. El escepticismo que impregna los versos proviene de su visión del ser humano, cuya finalidad es la derrota. Frente a ello, solo cabe el valor de la cultura. De ahí que sus lecturas se conviertan en experiencias vitales y las incorpora como evocaciones en sus composiciones, en ellas, la intertextualidad se convierte en un recurso habitual.
Sus poemas tienen frecuentemente un tono confesional y narrativo en el que se combina el lenguaje conversacional con la experiencia poética. La obra de Gil de Biedma está recogida en el libro Las personas del verbo en el que agrupó tres libros: Compañeros de Viaje (1959), Moralidades (1966) y Poemas Póstumos (1968). El poema No volveré a ser Joven pertenece a Poemas Póstumos. En él, como indica su título, se hace patente la angustia por el paso del tiempo y la fugacidad de la vida: la vejez, antesala de la muerte, es signo del deterioro frente al recuerdo de una juventud de vida y expectativas. En cuanto a la estructura se pueden distinguir dos planos: uno interno y otro externo. De acuerdo con el plano externo, se trata de un poema que se compone de 12 versos agrupados en 3 estrofas de 4 versos cada una. El poema se caracteriza por la versificación libre. Los versos no tienen un número regular de sílabas ya que se alternan de forma irregular versos heptasílabos y endecasílabos y un verso eneasílabo (el verso 8). El poema sólo presenta rima asonante en los versos 2-4 y 10-12. Por lo tanto, el poema presenta el siguiente esquema métrico: 7- 11 A 11- 11 A ; 7- 711- 9-; 7- 11 A 7- 11 A; el cual no se corresponde con ningún tipo de estrofa específico. En relación a la estructura interna, es decir, de contenido, el poema se podría dividir en tres partes según se alternan los tiempos verbales de presente y de pasado. La primera parte se compone de los dos primeros versos en los que se incluye el presente y el pasado como expresión del paso del tiempo. La segunda parte comprende del verso 3 al 8 en los que se habla en pasado para recordar la juventud. La tercera parte se reduce a los cuatro últimos versos en los que se vuelve a retomar el presente como expresión de que no hay vuelta atrás. En cuanto al lenguaje literario cabe destacar los recursos utilizados para expresar el paso del tiempo y la fugacidad de la vida: •
La reiteración de palabras como vida, jóvenes, envejecer, morir y tiempo.
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Alternancia de tiempos verbales en presente y pasado: iba, empieza, vine, quería...
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Paralelismo o construcción sintáctica similar en los dos últimos versos de las estrofas segunda y tercera en los que se reitera de nuevo el tema del fluir del tiempo. En estos versos además se destaca el tópico teatrum mundi (vida como teatro).
Se aprecia claramente hipérbaton o alteración del orden lógico de las palabras en las estrofas primera y segunda. Se utiliza también un símil o comparación mediante el uso de una oración subordinada adverbial comparativa en el verso tres, como manera de intensificar el contraste entre el pasado y la experiencia presente. Se puede observar también el uso de un quiasmo, se trata de un paralelismo en que los elementos de la oración se intercambian o cruzan entre sí; en este caso se trata de la estructura verbo + sustantivo; sustantivo + verbo: “ha pasado el tiempo, la verdad desagradable asoma” (versos 9 y 10). Debido al contraste que el autor hace con relación al paso del tiempo, se presenta también una continua antitesis a lo largo del poema mediante la utilización de palabras como: venir y marcharse; jóvenes y envejecer, vida y morir. Se observan también ciertas expresiones que pueden considerarse una exageración y por tanto da lugar a una hipérbole: “llevarse la vida por delante”, “marcharme entre aplausos”. Hay que destacar la atribución de cualidades propias del ser humano a seres inanimados, lo que se conoce con el nombre de personificación: “la vida iba en serio”, “la verdad desagradable asoma”. Finalmente se puede considerar como metáfora la identificación de la vida como un teatro en los versos 7-8 y 11-12. Todos estos recursos se consiguen mediante el uso de un lenguaje coloquial en un tono claramente conversacional. Como conclusión se puede afirmar que este poema de Jaime Gil de Biedma representa claramente la concepción de la poesía como experiencia, reflejando del tema principal de reflexión de la promoción de los 60, que es el paso del tiempo. Este tema es ilustrado mediante una serie de recursos y reiteraciones que ponen de manifiesto su preocupación por la fugacidad de la vida y la nostalgia y el recuerdo de una época pasada llena de ilusiones y expectativas.
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