Descripción: Un libro que recoge los mejores artículos de cine de Carlos Serrano de los últimos diez años. Artículos que...
CARLOS SERRANO GALÁN
NO RECOMENDADO PARA MENORES (ARTÍCULOS DE CINE) 1
INDICE Prólogo, página 3 Los Límites del Cine, pag. 4 Películas de Culto del Nuevo Milenio (2000-2010), pag. 17 El Resplandor: Analizando un Clásico, pag. 27 Dark Water: El Ramke Oriental Más Raro, pg. 36 Descensus Ad Inferos: Reivindicando “La Escalera de Jacob”, pag. 39 Cine de Terror U.S.A. 2000-2009, pag. 45 Hard Candy: Alicia en el Lado Oscuro, pag. 63 Productoras y Distribuidoras Míticas de los 80’s, pag. 73 Universo Psicosis: Las Secuelas, pag. 78 Orígenes y Evolución del Cine de Terror, pag. 89 Cine de Terror Moderno, pag. 93 Frágiles: Una Reinterpretación, pag. 98
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PRÓLOGO Aquí os presento un resumen de más de diez años escribiendo sobre cine y pelis. Diez años publicando en blogs, webs y en mis propios fanzines y opúsculos. He hablado de todo lo que me interesaba (cine de terror, ultragore, Ozores, John Hughes, actrices de culto, géneros perdidos, etc) e investigado los que pocos se atrevían (el cine porno más cerdo, los documentales mondo más brutales). Libritos míos como 372 Films de Culto, Mondo Porno o Brutal Mondo han conseguido una cierta popularidad inesperada. Ahora tocaba recopilar mis artículos más profundos y mejores. Muchos de ellos publicados en los últimos años en Revista Fantastique, ahora revisados, corregidos y por primera vez editados en libro. Desde los límites morales del cine hasta los orígenes del género de terror, desde reivindicar y analizar films de culto hasta rescatar pelis olvidadas. Una docena de artículos extensos sobre temas o pelis que me interesaban y que me hacían investigar cosas que a los demás se les pasaba por alto. No intento ser mejor ni peor que nadie, simplemente diferente. Así artículos como Hard Candy: Alicia en el Lado Oscuro o Frágiles. Una Reinterpretación sólo los podía haber escrito yo. Nadie va a ver el cine como yo lo veo ni como yo lo interpreto. En fin, no quiero aburriros más, simplemente desear que disfrutéis de la lectura y si descubrís algo que no sabíais u os encontráis con un placer inesperado yo me daré por satisfecho. Para cualquier duda o comentario de los lectores podéis poneros en contacto conmigo en la siguiente dirección de correo electrónico:
[email protected]
Quiero agradecer a viejos colegas como Javier Ludeña Fernández y Manel Juanico Iveldie su apoyo y su inspiración en todos estos años de cinefilia y cinefagia compulsiva. Esperemos que nos queden muchos años escribiendo y disfrutando del cine…a nuestra manera.
Carlos Serrano Galán. Marzo 2016
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LOS liMITES DEL CINE "Al prohibir a la gente cosas que le gustan o que tal vez podrían disfrutar, no se consigue más que crear una ansia mayor por esas cosas." Gore Vidal.
UNA INTRODUCCIÓN MORAL Las palabras de Gore Vidal (mucho más brillante como ensayista que como novelista, guionista o actor) son evidentes. Y la Moral (a partir de ahora siempre me referiré a la moral occidental) suele acabar más bien prohibiendo cosas que en el fondo forman parte de nuestros instintos naturales. Quizá por eso los filósofos a través de la historia han llegado a conclusiones muy similares sobre la naturaleza de la Moral Humana (otra cuestión sería el uso que creen debemos darle). David Hume (influido por lecturas de su compatriota Hutchenson y la influencia de su gran amigo Adam Smith, autor de "La Riqueza de las Naciones" y economista de fama universal) llegó a la conclusión de que la Moral (y los sistemas morales) sólo son un invento humano (consultar nota 1). No existe en la Naturaleza nada parecido a una Moral. Los animales, los planetas, el Sol, el universo entero son impasibles, indiferentes, al crimen y la maldad. De hecho, el Mal (como algo esotérico y mítico) tampoco existe. Existe el egoísmo personal, el afán de satisfacer nuestros deseos. Hume en su "Investigación sobre el Conocimiento Humano" deja claro que nuestra moral se basa en nuestras pasiones, es decir: lo que nos da placer está Bien y lo que nos desagrada está Mal. Ver como un hombre le pega una paliza a un anciano nos desagrada, por eso está mal. Dar un beso a un hijo nos agrada por tanto, está bien. Claro que no existe una sola moral y que al final casi toda moral acaba siendo relativa y habrá siempre gente a la que pegar a un anciano le excite (y lo vea bien) y quien no daría un beso a su hijo porque le resulta una cursilería (y no está bien mimar a los niños). También, rizando el rizo, estará el que creyendo que algo está mal sin embargo no puede evitar sentir placer haciéndolo. Le pego a un viejo porque eso me la pone dura pero luego por la noche no puedo dormir por los remordimientos... Thomas Hobbes (el autor de la muy influyente biblia política "Leviatán") ya decía que "el hombre es un lobo para el hombre" (más conocida es su versión latina: homo hominis lupus), que el hombre es un ser antisocial por naturaleza que está dispuesto siempre a la guerra y a la pelea por defender su territorio o poseer el ajeno y que por ello había que protegerlo (y protegerse) construyendo un estado fuerte y absolutista que nos impusiera la disciplina que necesitamos para no descarriarnos, matar al prójimo y vivir en paz (porque en el fondo eso es lo que queremos todos, curiosamente). Así pues, el ser humano es un peligro para sí mismo y debe ser tutelado por un estado fuerte y totalitario. También apuntaba que la Moral es un invento humano, necesario pero inventado. Sin embargo, Hobbes no era el primero que abogaba por la represión y la disciplina para tenernos controlados. Mucho antes San Agustín en su obra magna "La Ciudad de Dios" sentenciaba con eso de: "La paz es la tranquilidad del orden." Sentencia que un Hitler podría, seguro, compartir e incluso ejercer. No en vano creo que San Agustín mucho
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antes que Hobbes o Nieztsche inspiró los totalitarismos europeos y los fascismos ideológicos. Estas parrafadas que os suelto de introducción es para demostrar que el hombre desde que es hombre ha necesitado la Moral y los límites legales para intentar vivir en paz y no autodestruirse (aunque a veces toda precaución ha servido de poco) y que siempre se ha preguntado por la necesidad de esos límites y lo molestos que son. El cine (que como decía Eugenio Trías, filósofo español y cinéfilo empedernido, es el arte que engloba a todos los demás artes, he ahí su poderosa atracción) es el mayor exponente moral del arte actual y toda polémica y escándalo en torno a él general unas oleadas mediáticas y unas tormentas (en un vaso de agua) que son interesantes de analizar. El cine hoy es, pretende, ser un retrato de la realidad, pero un retrato maquillado, disimulado, hipócrita. Porque tiene miedo a retratarnos como somos en realidad...y cuando lo hace se censura, prohíbe y escandaliza.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------Nota 1: Francis Hutchenson, David Hume y Adam Smith se enfrentaron al problema del "cinismo" de su época que creía en disposiciones morales innatas benevolentes y solidarias entre las personas. Estos filósofos morales debían investigar si semejantes cualidades podían surgir en una sociedad expuesta a las tentaciones que traen consigo la opulencia material y si la sociabilidad, la virtud y la justicia eran naturales a la humanidad, o sin embargo construcciones artificiales de individuos interesados. 5
EL CINE COMO TRANSGRESIÓN Si tuviera que elegir una película como la más importante de la historia del cine elegiría El Exorcista (1973), no solo ya por su extraordinaria calidad cinematográfica, sino porque la considero el inicio del cine moderno de terror (y lo siento por los que piensan que ese inicio empieza con Psicosis de Hitchcock) y junto con El Padrino (1971) el inicio del cine moderno (frente al clásico y al antiguo sistema de estudios) en general. Además, es un film que trata todos los tabúes posibles y desafió a la moral y la decencia de la época. De hecho, aún me asombra que se pudiera estrenar (y encima con espectacular éxito) mientras en el nuevo milenio algo tan inofensivo como Hounddog (2007) no pudo estrenarse en salas comerciales y acabó enterrada en el moribundo mercado del DVD tras el boicot de grupos cristianos y asociaciones de padres preocupados ante el supuesto contenido de pornografía infantil del film.
La tremenda escena de El Exorcista donde la niña se masturba con el crucifijo...
El Exorcista mezclaba violencia, sexo y religión (la santísima trinidad de los tabúes morales) y encima con una niña protagonista de por medio. De golpe y porrazo La Naranja Mecánica (1971) parecía un cuento de la Disney y el gore que hasta entonces se arrastraba por las catacumbas de la serie B, Z y los autocines de mala muerte se veía reivindicado con dignidad artística. Aquí en España tuvimos que esperar hasta su 6
reestreno con nuevo metraje para por fin disfrutar de un doblaje no censurado. Yo el film lo vi con 12 años en familia (gracias a aquel entrañable invento ochentero del video comunitario) y aunque nos reímos de lo lindo viendo la peli (ya sabéis, aquello de "¿Has visto lo que ha hecho la guarra de tu hija?" y demás momentos entre delirantes e inquietantes) estuve varias noches sin poder dormir. Es una peli que me traumatizó. Una peli tan enfermiza que es genial. Y que me confirmaba que si bien había dejado de creer en Dios aún creía en el Diablo. Más que nada porque su obra es más evidente entre nosotros ¿no? Siempre he pensado, a riesgo de ser tomado por reaccionario, que lo correcto hubiera sido prohibir un film así, pero es que es tan delicioso que acabas disfrutando de lo que se suele llamar "placeres culpables." Pero El Exorcista y las escenas más escandalosas de su metraje no eran más que el comienzo de una carrera (a veces de fondo, a veces trepidante) por intentar transgredir más y más los límites morales del cine (y por extensión de la sociedad en general). Si en los 70's los documentales mondo usaban el sensacionalismo más cruel para saciar nuestra sed de morbo y sensaciones fuertes el cine supuestamente más artístico también se apuntaba a las ganas de escandalizar. Maladolescenza (1977) era la increíble respuesta infantil a Emmanuelle (1974). Si Emmanuelle se convertía en icono del nuevo erotismo de calidad Maladolescenza hacía lo propio pero protagonizada por niños. Evidentemente el film solo pudo estrenarse en tres países (Alemania, Italia y nuestra querida España) siendo prohibido en el resto del planeta (pocas pelis han conseguido algo así en la historia). Y en el centro de la polémica de Maladolescenza estaba Eva Ionesco, la niña rubia protagonista centro de un escándalo aún mayor ya que su madre, prestigiosa fotógrafa artística, la había utilizado como modelo erótico desde los ocho años (por ahí circula aún su photobook "Retrato de una Lolita de 8 años") haciéndola posar sola o con adultos hasta la edad de 12 años y dejando que protagonizara Maladolescenza (aunque un año antes, la niña, ya había participado en el film erótico Spérmula). Ni que decir tiene que lo más suave que le dijeron a la madre desde la prensa sensacionalista es que prostituía a su hija. Algo que no estaba muy lejos de la realidad.
Eva Ionesco en la portada de una revista sensacionalista de la época
Pero si los 70's fue una época de ingenua, aparentemente, pasión por transgredir, los 80's (y hasta la actualidad) iba a ser un imparable sprint por ver quién rodaba la burrada más grande y lograba el escándalo más sonoro con el fin de recaudar más dinero o hacerse con un nombre. De eso estuvo lleno el cine gore de finales de los 70's y principios de los 80's. Porque, aunque en los 70's el cine 7
de exploitation (y el recientemente legalizado, en occidente, cine porno) ya había saqueado temas aberrantes (orgias sexuales en campos de concentración nazis, conventos porno, sexo psicodélico, zoofilia softcore) en los 80's quedaba ahondar en lo descubierto y simplemente ir siempre un paso más allá desafiando la moral y la Ley.
LA TRANSGRESIÓN EN JAPÓN (COMO EJEMPLO DE LÍMITES QUE NO EXISTEN) Japón siempre ha estado a la cabeza de la transgresión (al menos para la mentalidad occidental) y nos ha dado mucho para ver y hablar (y escandalizar, claro). La historia del cine japonés ya es original desde sus inicios, pero cuando en 1979 aparece Star Of Dave (orgía gore y sexual de padre e hijo que torturan, violan y matan a todo lo que se mueve, aunque preferentemente colegialas) dirigida por Noribumi Suzuki empieza de verdad la carrera por el no va más. En los 80's es Hisayasu Sato el rey del escándalo combinando historias de incesto, pederastia, violaciones y sadomasoquismo en títulos como "Lolita: Vibrator Torture", "Wife Collector", "Abnormal: Ugly Abuse" o "Promiscuous Wife: Disgraceful Torture" dentro de una extensa filmografía.
Claro que la pornografía japonesa se llevaría la palma con cosas como All Women Are Whores (1985) de la productora Nikkatsu mientras su directa rival, Cinemagic, le tomaría ventaja en los 90's con productos como "SM Torture Freaks" 1 y 2 (1992-93) cuya escena culmen es la paliza real a puñetazos a una chica hasta que esta defeca. Claro que aquí en España nos contentábamos, por entonces, con pillar alguna copia infecta de alguna entrega de la serie Guinea Pig, Guts Of A Virgin (1985) o las pelis de importación de los sex-shops que a veces nos regalaban barbaridades de la serie Bushido (especializada en sadismo,... vamos, básicamente maltratar a mujeres, sin interacción sexual, para verlas sangrar y amoratarse) Mientras en Japón se lo pasaban en grande aquí nos escandalizábamos (e intentaban prohibir y perseguir) con tonterías (en comparación) como los dos Nekromantik, The Burning Moon, Black Past y todo el delirante ultragore alemán. 8
LOS AÑOS 90's: NORMALIZANDO LO ANORMAL Los 90's fue la época de la normalización del concepto freak ("friki "por nuestra tierra) y del gore y el porno (con el fenómeno "gonzo" a la cabeza) más salvaje. Ya no era tan escandaloso el cine transgresor (al menos para el aficionado que empezaba a tener callos en el estómago o en la mano) y se normalizaba (o insensibilizaba) el espectador que consumía estos productos (y a los demás: padres de familia-amas de casa incautasjubilados aburridos, se les empezaba a habituar en los videoclubs con el amontonamiento de pelis de mal gusto en las estanterías, que en España se logró gracias a Manga Films y sus filiales de Gorgon Video, Made In Hong Kong, etc). "Sick: The Life & Death Of Bob Flanagan Supermasochist" era el documental firmado por Kirby Dick en 1997 que retrataba la vida y la agonía de un masoca como Bob que, enfermo ya terminal, decidía hacer sus últimos y más brutales experimentos con el dolor, cuyo colofón fue clavarse el pene a una tabla. Y nos acabó por hacernos más gracia que otra cosa. De ahí la última frontera (o al menos eso creían algunos) eran los vídeos de modificación corporal como los de la colección BME, subproductos difundidos por internet donde la gente compartía sus vídeos caseros de autocastraciones, penes seccionados y divididos en dos, amputación de dedos con un cincel y delirios inclasificables de personas cuyo objetivo en la vida era dejar de ser...humanos normales y convencionales, no querían ser parte de la manada que siempre hace lo que se le ordena. Lo cual tiene su mérito, lo admito.
EL NUEVO MILENIO Solo hay que comparar cuando en los 70's se estrenaban cosas como "Holocausto Caníbal" o "Adiós África" provocando un lógico escándalo y revolviéndote el estómago (a poco que fueras sensible al dolor ajeno) y en el nuevo milenio cositas inofensivas como Saw VI, A Serbian Film, 9 Songs o Nymphomaniac acaban con los propios cinéfilos y autoridades competentes poniendo el grito en el cielo y participando en absurdos debates y polémicas. En el Nuevo Milenio si alguna vez hubo límites morales en el cine deberían estar ya superados, pero hemos entrado (quizá porque olvidamos fácilmente el pasado y por eso nos condenamos a repetirlo, que es la famosa consigna que nos legó el filósofo Santayana) en una nueva era de hipocresía, censura (y autocensura) y ganas de ser políticamente correcto. Pero siempre habrá cineastas que quieran jugar a ser transgresores (con transgresiones infantiles, porque ya está todo muy visto y experimentado) y espectadores que se quieran sentir muy ofendidos o impactados (las nuevas generaciones de cinéfilos y cinéfagos aún les queda mucho que aprender sobre los límites del cine, si es que creen que A Serbian Film es el colmo de la brutalidad cinematográfica... de nuevo el desconocer el pasado nos hace creer ingenuamente que las nuevas propuestas son más crudas de lo que son en realidad, nos (les) faltaba perspectiva histórica...)
EL CINE Y LOS NIÑOS En el tema de los menores (o mejor dicho de los niños) en el cine yo siempre he sido muy tajante y radical: si es ilegal e inhumano hacer trabajar a los menores de 16 años pues 9
respetemos al menos eso. Pero en la hipócrita sociedad capitalista a los niños aún se les hace trabajar (luego nos quejamos del tercer mundo) en el cine, la televisión y la publicidad (por no hablar del mundo de la moda y derivados). No se salvan ni los bebés para los que se inventó (en el cine y la televisión) el truco de contratarlos por parejas y gemelos para así tener siempre uno disponible para filmar o grabar (todo esto que parece tan normal en el mundo laboral a mí me parece poco menos que una aberración). Sin embargo ¿a quién no le gusta ver niños en pantalla con lo monos y entrañables que son? ¿Qué harían emporios como la Disney si no pudieran explotar a los menores a su antojo (para que luego acaben en despojos tipo Demi Lovato o Miley Cyrus)?
Brooke Shields, el mito lolitesco de los 70’s
Pero dejemos el tema laboral y centrémonos en la pura utilización perversa, que es lo que más ha escandalizado en la Sociedad. Léolo (donde unos críos aparecían violando un gato o manteniendo relaciones sexuales con prostitutas), La Pequeña (con Brooke Shields ejerciendo de prostituta de 12 años y realizando desnudos integrales en formato erótico), Lolita (la versión de Adrian Lyne que fue tachada de pornografía infantil y tuvo problemas para estrenarse en USA), For A Lost Soldier (film holandés y autobiográfico, basado en una historia real, donde un niño de 12 años se enamora de un soldado americano en plena Segunda Guerra Mundial que le inicia en el sexo anal, y que se ha convertido en icono para ciertas asociaciones de pedófilos que reivindican sus derechos), Misterious Skin (film sobre las secuelas de los abusos a menores cuyo director tuvo que salir en rueda de prensa asegurando que las escenas de sexo pedófilo fueron rodadas con los niños por un lado y los adultos por otro, como si eso nos inquietase menos) o Kick-Ass (cuya polémica se centraba más en la desaforada violencia de hit-girl, interpretada por una Chloë Grace Moretz de 11 añitos). Esos solo son algunos de los ejemplos de films que supuestamente (y a veces sin el supuestamente) se pasaron de la raya. Aunque a mi parecer creo que casi son más tóxicas las series de Disney Channel que hacen apología de los estereotipos sociales (los gorditos son graciosos, los que llevan gafas son empollones, los "maricas" peluqueros o modistos) y nos regalan un mundo pretendidamente aséptico y seguro donde no existe el sexo, el racismo ni ninguna clase de bajas pasiones humanas. A mí me divierten las primeras temporadas de "Hannah Montana" y "Sunny Entre Estrellas" pero jamás se las pondría a mi sobrina de 4 añitos, más que nada porque deforman la realidad y acabarían confundiéndola y adoctrinándola con una filosofía hipócrita, machista, consumista y de roles estereotipados que me parece 10
más perjudicial que un desnudo a destiempo. (Como anécdota añadir que el bebé que sale en "Los Zombis Paletos" de la Troma empapado en sangre y vísceras falsas parece que tampoco escandalizó mucho, bueno a mí me escandalizo un poco, para qué engañaros). Y es evidente que el tema de las colegialas da mucho juego, tanto que incluso en una remota época (los 70's) fue motivo de una moda europea y mucho escándalo, un solo ejemplo: la alemana "Confesiones de una Chica de Sexto Grado", dirigida por Ernst Hofbauer en 1970 explotaba el morbo por las colegialas y el fetichismo hacia ellas. Así mezclando escenas eróticas con actores y entrevistas reales con menores contando sus primeras experiencias (si, casi al estilo documental mondo) tuvo un éxito tan provechoso que su productor, Wolf C. Hartwig, no perdió el tiempo y rodó más de una docena de secuelas explotando la fórmula bajo títulos tan evidentes como "Los Juegos de las Colegialas", "Los Secretos de las Dulces Quinceañeras" o "14 y Menores."
ESA PALABRA TAN FEA: PORNOGRAFÍA A veces las polémicas no tienen mucho sentido. Cuando se estrenan cosas como 9 Songs (2004) o The Brown Bunny (2003) parece que nunca hubiéramos visto una mamada en pantalla. Entiendo que esas pelis puedan escandalizar porque alguien vea un supuesto mensaje machista en ellas (sobre todo en The Brown Bunny con toda una Chloë Sevigny haciéndole una felación real a Vicent Gallo en primer plano, por entonces su pareja así que casi es hacer trampa, mientras éste la trataba poco menos como a una puta) o simple pornografía recaudatoria pero no tiene sentido ofenderse por el sexo natural y real entre seres humanos. Otra cosa es el debate entre pornografía y erotismo. Pero lo dicho, son debates estéticos que a mí por lo menos me parecen de muy poco interés. Y recuerdo que mucho antes de que las actrices anglosajonas intentaran escandalizar haciendo felaciones reales en pantalla nuestra Lina Romay ya lo hizo en Rolls Royce Baby, film de 1975, (de hecho, una estupenda felación real que no venía a cuento) y nadie puso el grito en el cielo.
EL CASO MAX HARDCORE Cuando un día voy y me entero que a Max Hardcore lo han metido en la cárcel por un delito de obscenidad lo primero que pensé es "Pues sí que han tardado." Porque si alguien, dentro del más que tolerante mundo del porno mainstream, ha flirteado con el escándalo y el mal gusto ese es Max (en el pasado también conocido como Max Steiner). Desde su 11
saga Cherry Poppers en los 90's (donde simulaba iniciar en el sexo a colegialas con pinta de tener 14 años, de hecho solía usar actrices asiáticas porque aparentaba mejor ser menores) tan exitosa como provocadora (uno veía las carátulas y dudaba si aquello no era porno con menores de verdad) acabó por rodar ya en el nuevo milenio vídeos cada vez más salvajes en una frenética competición por la brutalidad con su alter ego europeo Rocco Siffredi. Ambos, Hardcore y Siffredi, eran los iconos del porno machista (el de más éxito a tenor de las ventas) que ya no se conformaban con practicar el sexo de todas las formas posibles, sino que para superarse a sí mismos debían alcanzar nuevos niveles de brutalidad y humillación sexual. Lo de empezar a escupir a las mujeres en la cara mientras eran sodomizadas o pegarles de verdad porque sí no lo inventaron ellos, pero si lo popularizaron (mientras en los festivales especializados les regalaban premios a diestro y siniestro). Llevaron muchas de las prácticas del porno más sórdido y underground al mainstream para uso y disfrute de los padres de familia que podían así desahogar sus más bajos instintos (es decir, con Max Hardcore saciar la posible fantasía de follar con preadolescentes, con Siffredi tratar a las mujeres como si fueran una mierda, cosa que también procuraba con ahínco Max Hardcore)
La actriz porno Lil Candy y su físico de adolescente. El “porno teen” siempre coqueteando con el morbo de las menores
Pero Max cometió un terrible error. Si en el pasado se había jactado de vestir a sus chicas como niñas de colegio religioso, simular desvirgamientos e iniciar en los vicios de la vida a las chiquillas (muy habitual era hacerlas fumar, maquillarse o ponerse la ropa de sus mamás mientras fornicaban) y nadie parecía indignarse por ello cuando hizo que una de sus actrices dijera ante la cámara que tenía 12 años (que evidentemente era falso) entonces la Ley vio la ocasión de por fin pillarlo y empapelarlo. El resultado dos años en la cárcel y su web cerrada por el FBI. Eso sí, Max se lo tomó con buen humor y organizó una fiesta el día antes de su encierro invitando a grupos de rock y actrices porno para celebrar la alegría de vivir (impagable la imagen que se difundió de la fiesta con Max en un escenario guitarra eléctrica en mano junto a una chica desnuda).
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¿Qué podemos pensar del caso Max Hardcore? Yo la verdad es que no tengo ni idea de qué pensar...sinceramente.
REPRESIÓN, AUTOCENSURA E HIPOCRESÍA (ESTAMOS HABLANDO DE U.S.A., CLARO, NUESTRO PADRE CULTURAL ACTUAL) Y es que la represión en los USA (y la autocensura) es el pan de cada día, y no solo ahora. ¿Es que nadie se dio cuenta de lo absurdo que era que un asesino de niños como Freddy Krueger no asesinara a ningún niño en todas las pelis que protagonizó? A veces detalles como esos son más enfermizos que los supuestos contenidos irreverentes del cine gore y de terror. Supongo que nos toman por tontos, a los espectadores digo. Y es que Sade tenía razón cuando escribía aberraciones no solo para escandalizar a la sociedad represora y bienpensante sino como expresión de libertad. Solo mi Deseo es la ley, sentenciaba cada vez que podía el Divino Marqués. A finales del siglo XIX estaban muy de moda los Dandys, el Simbolismo y toda una revolución cultural que en parte reivindicaba la rebeldía, el Mal frente al Bien burgués e hipócrita. Había que elegir el Mal, en palabras de Luís Antonio de Villena, para no acabar asfixiado por la represión religiosa, social y pseudoliberal. El Malo era libre frente al buen ciudadano aburrido pero que era más peligroso ya que sustentaba una sociedad materialista, consumista y enjaulada en las buenas costumbres y la hipócrita moral cristiana. A veces el cine más impactante solo tiene un objetivo: sacudir las mentes y despertarlas de su sueño dogmático (al estilo Kant). Hacernos dudar sobre lo que está Bien y Mal, y de que hay algo más allá de nuestras estrechas limitaciones morales, políticas y sociales. Y es que como decía Jesús Palacios en el que quizá sea su único artículo interesante: hay artistas, como Clive Barker por ejemplo, que acabaron teniendo miedo de dar miedo. De traspasar ciertas normas no escritas (pero también las escritas) y perderse ellos y quedarse fuera del pastel comercial del mundo real (que al fin y al cabo todo se hace por dinero, el arte siempre es lo primero que se sacrifica). Siguiendo con el ejemplo de Barker, el buen hombre acabó facturando novelitas de fantasía inofensiva que casi parecen escupir a la cara de los antaño míticos "Libros de Sangre". De sus pelis puede decirse lo mismo. Miedo a dar miedo. Miedo a transgredir "demasiado" la moral imperante... Rimbaud y Verlaine (que acabaron fornicando e intentándose matar) escribieron un "Soneto Al Ojo del Culo" para reírse de la sociedad hipócrita de su época. Pocos poemas han sido tan nauseabundos y necesarios. Porque hasta los poetas tienen la necesidad de decir que el mundo es algo más que flores y bellos sueños. Los cineastas también tienen esa necesidad, aunque casi siempre con el objetivo de amasar dinero no de decir algo que realmente necesiten expresar.
LA MODA/EL FENÓMENO/LA LEYENDA SNUFF (MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES) Tesis (1996), la peli de Amenábar, puso de moda entre los jóvenes españoles el fenómeno de las pelis snuff, aunque justo un año antes ya había iniciado la moda "Historias del Kronen" (1995) con aquel personaje interpretado por Jordi Mollá que se sentía fascinado y ansioso por conseguir alguna peli que mostrara la tortura, violación y 13
asesinato de una mujer o niño (yo, en esa época, conocí a más de un chaval pensando lo mismo, encontrar y visionar una peli snuff al precio que sea). No tardó en reflejarse también el fenómeno en USA con su más claro exponente: "Asesinato en 8mm". Ni que decir que todas, con relación al tema snuff, eran pelis inofensivas pero puso sobre la mesa el debate (o mejor dicho el morbo) por un fenómeno que aunque se ha intentado maquillar (incluso por una supuesta autoridad como Román Gubern que a pesar de los propios datos que aporta en su libro "La Imagen Pornográfica Y Otras Perversiones Ópticas" sigue manteniendo que el cine snuff es una leyenda urbana...) ha acabado influyendo en el cine moderno, para bien o para mal, en pelis recientes como las de la saga Hostel o Train (ésta protagonizada por la tetuda de Thora Birch, que ha acabado, con el futuro prometedor que tenía, protagonizando subproductos de esta calaña) que en sus hipócritas propuestas acaban retratando la Europa del Este como único caldo de cultivo de las más aberrantes prácticas cinematográficas. En realidad, el fenómeno snuff es mundial, universal, y muy antiguo (desde los inicios del siglo XX, casi con la invención del propio cinematógrafo) pero queda siempre mejor cuando el horror está fuera de nuestras fronteras. Siempre que me preguntan por lo más fuerte que he visto en cine siempre respondo lo mismo: no lo más fuerte (de eso jamás voy a escribir) pero lo que más me impactó fue una peli porno de zoofilia rumana que me encontré en un viejo sex-shop. Alquilé la cinta por pura curiosidad (un VHS de importación, era finales de los 90's) y quedé impresionado por lo que pude ver. Mujeres masturbándose con cabezas de pollos muertos (con el añadido, mira que sanas, de poner preservativos a las cabezas de los cadáveres) o esas mismas mujeres sujetando a un lechón (cría de cerdo) para que un paleto de campo lo sodomizara mientras el animalillo chillaba como un condenado. Después de eso pensé que no podía haber nada más desagradable para contemplar en una pantalla. Por supuesto me equivocaba (el ser humano siempre está dispuesto a ir más allá, es pura necesidad existencial) pero sigo recordando aquella sórdida cinta rumana como lo más desagradable e incomprensible (sobre todo esto es lo que me inquietaba, lo poco lógico de la propuesta sexual...) que ha pasado por mis sentidos.
CONCLUSIÓN (EL CAMINO DEL EXCESO CONDUCE A LA SABIDURÍA...O A LA AUTODESTRUCCIÓN) Después de este viaje por los límites (morales, legales, sociales) del cine acabo concluyendo que El Exorcista sigue siendo la película más transgresora de todas. No ha sido superada (¡) y todo lo que vino después creo que resultó hasta redundante. ¿Se puede superar la imagen de una niña de doce años intentando masturbarse con un crucifijo ensangrentado? Lo dudo, el nivel de transgresión (sexual, violento, religioso) es tan profundo que el espectador medio apenas puede asimilarlo y por ello, a veces, tiene menos efecto del esperado (también, a día de hoy, el espectador medio está más insensibilizado, como la mayoría de la humanidad habituada a ver cosas atroces cada día en los medios... pero solo preocupados por llegar a fin de mes no si en Gaza han muerto diez niños en una nueva masacre) pero a poco que me paro a reflexionar el horror mítico y ancestral del film, sus implicaciones metafísicas, la lectura psico-sexual (algunos lo describían como una metáfora del despertar sexual de una pre-adolescente!), las provocaciones religiosas, la interpretación social (madre divorciada cría a hija sola...para algunos eso aún está mal visto, el hogar sano es aquel con padre y madre y buena relación conyugal y filial) y la 14
fascinación por el Mal puro (en contraposición del Bien puro de una niña inocente). Cuando visiono El Exorcista los delirios japoneses, el ultragore alemán, las pelis de erotismo infantil europeas y el porno más salvaje dejan de tener importancia. El miedo que me provoca aún el film, la sorpresa que aún me depara cada escena impactante, lo transgresora que es la obra en sí y los múltiples análisis que resiste aun me fascina. Y es una fascinación que me dura desde los 12 años, cuando la vi por primera vez. Así, pues, en estos últimos 40 años de cine, al menos para mí, casi no ha pasado nada de relevancia. Si, muchas polémicas, muchos escándalos, ríos de tinta, análisis sesudos, libros a favor y en contra del cine transgresor, tirones de pelos entre críticos de cine, cineastas, intelectuales y hasta políticos, casos flagrantes de censura, conflictos judiciales, niños explotados en el cine, padres indignados...pero todo eso ya estaba en El Exorcista y su estreno (y su época). No hay mucho de nuevo en todo lo acontecido en estos 40 años. Si, ha habido pelis más burras menos sutiles, intentos de desagradar y hacer que apartemos la vista de la pantalla. Pero eso también estaba en El Exorcista. ¿Qué ha aportado el cine de transgresión en estos 40 años que no lo hiciera ya en su día El Exorcista? La teoría que voy a aportar no es nueva, es decir; la historia se mueve de forma cíclica, el mundo y las personas parecen condenados a no salir de cierto círculo vicioso. Todo cambia un poco (o eso parece) para seguir igual. No hay un infinito de posibilidades para el ser humano (aunque en su arrogancia lo crea). Thomas Hobbes quizá lo explicaba muy bien: "Cuando decimos que algo es infinito, lo único que queremos decir es que no somos capaces de concebir la terminación y los límites de las cosas que nombramos. No tenemos concepción de esas cosas, sino de nuestra propia incapacidad." Nuestra mente es finita y por eso nos repetimos. La historia del cine, como la del mundo, es cíclica, se repiten errores y aciertos. La neofilia (pasión por la novedad) se impone, pero olvidando lo viejo acabamos por reinventarlo o redescubrirlo (o peor aún: repetirlo) bajo supuestas nuevas formas. Todo está inventado, solo queda darle apariencia de novedad. Los jóvenes cinéfilos se aburren de los veteranos y viejos cinéfilos. De las viejas costumbres y legados pero sus nuevos inventos, sus nuevas sensaciones se basan en viejos vicios. No salimos del círculo vicioso. Pueden, a veces, cambiar las reglas (y las leyes) pero no así los instintos y deseos básicos del ser humano. Como las crisis económicas y los revivals en el mundo del arte y la moda, el cine está condenado a repetirse, a reciclar, a remakear hasta el infinito. Hay falta de ideas, se lamentan algunos, Hobbes ya dijo que nuestra mente es finita, que no nos hagamos ilusiones. Borges, añadió, que la eternidad solo duraría lo que la raza humana durara reproduciéndose. No hay infinito posible. No hay 15
infinitas posibilidades para el ser humano. Aunque soñamos con que la Voluntad humana (y la imaginación, claro) no tiene límites. Y quizá todo tiene una base capitalista, que es la religión que nos tiene hipnotizados, que ha hecho del mundo algo aún más cíclico, estático. Así cabe recordar lo que Vattimo dijo en su libro "El Fin de la Modernidad. Nihilismo y Hermenéutica en la cultura posmoderna": "Ahora en la sociedad de consumo, la renovación continua (de la vestimenta, de los utensilios, de los edificios), está fisiológicamente exigida para asegurar la pura y simple supervivencia del sistema. La novedad no tiene nada de revolucionario, ni de perturbador, sino que es aquello que permite que las cosas marchen de la misma forma." El cine tiene límites, sí, al final hemos llegado a atisbarlos. No hay un infinito más allá. Pero aun así existen más limitaciones que las materiales o de la imaginación. La limitación moral. Algunos cineastas (y no cineastas) han intentado romper esos límites para llegar al más allá (quizá con la única intención de saciar la muy natural curiosidad humana). Pero fuera de la moral, como ya advertía Hobbes, solo hay anarquía y horror, y peor aún: autodestrucción. Más allá del cine solo está el fenómeno snuff...y más allá del snuff no hay nada. Absolutamente nada. SELECCIÓN DE BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA: The Incredible Strange Film Book de Jonathan Ross (Simon & Schuster, 1993) Deathtripping. The Cinema Of Transgression de Jack Sargeant (Creation Books, 1995) Incredible Strange Films de Vicky Vale y Andrea Juno (1986) Inmoral Tales. Sex And Horror Cinema In Europe 1956-1984 de Pete Tombs y Cathal Tohill (Titan Books, 1995) La Noche de los Sexos Violentos de Álex Zinéfilo (Glénat, 1999) Nuestro Lado Oscuro. Una Historia de los Perversos de Élizabeth Roudinesco (Anagrama, 2009) La Imagen Pornográfica y Otras Perversiones Ópticas de Román Gubern (Anagrama, Edición Revisada y Ampliada, 1989/2005) La Ceremonia del Porno de Andrés Barba y Javier Montes (Anagrama, 2007) El Libro de las Perversiones de Luís Antonio de Villena (Planeta, 1992)
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PELÍCULAS DE CULTO Y DEL NUEVO MILENIO (2000-2010) Durante toda mi vida me he dedicado a explorar (y escarbar) en la filmografía del cine de terror y fantástico de las décadas de los 70's, 80's y 90's. (a través de mis fanzines, blogs y colaborando en fanzines y webs ajenas) Así que en el aburrido 2014 no se me ocurrió nada mejor que revisar todo el cine de género comprendido entre el 2000 y el 2010 repasando mis pelis favoritas, dando una segunda oportunidad a pelis que en su momento no me acabaron de convencer e incluso dignándome a visionar pelis que había descartado por siempre ver en su momento. Así que buceando en mis archivos (algo más de 5.000 pelis de todos los géneros, recopiladas en los últimos diez años prácticamente, número final mermado por sucesivas mudanzas que acabaron con mi colección completa de VHS y parte de la de DVD's) me dediqué en exclusiva a ello una buena temporada. El resultado de este ejercicio de revisión lo tenéis a continuación: Que mejor que empezar este repaso con Cherry Falls (2000) como uno de los últimos coletazos del revival del slasher de los 90's (ya sabéis, el éxito de Scream y sus derivados) que nos traía un simpático artefacto a veces delirante y otras sugestivo que en su día fue Nº1 de la taquilla USA y hoy parece que pocos quieren acordarse del film, lo cual no tiene mucho sentido porque a pesar de que no es una obra maestra a cualquier fan del slasher (y del cine de terror juvenil en general) debería tener siempre en cuenta, al menos si hablamos de la filmografía de este milenio. No en vano una peli de psicópata estrafalario protagonizada por una morbosa y bella Brittany Murphy y un mítico Michael Biehn (sí, chicos, el guaperas de Terminator) ya debe pasar a la historia pero si a eso añadimos sexo fetichista (la escena de la Murphy con su noviete y sus piececitos desnudos), atisbos de incesto (ese Biehn algo más que encantado con su preciosa hijita) y el delirante psicópata de turno (tan ridículo que hasta llega a fascinar) tenemos un slasher que aunque rodado al calor de la moda imperante vuelve a dar una nueva vuelta de tuerca al asunto del desmadrado sexo adolescente (aquí los jovenzuelos organizan una fiesta para perder la virginidad todo el instituto entero ya que el psicópata del film se dedica a matar vírgenes...) aunque como casi siempre acaba en coitus interruptus... Más retorcida, y mejor, resulta The Hole (2001) peli de falso sabor británico (aunque rodada en UK mimetiza el cine americano por completo) protagonizada por otra morbosa, en este caso Thora Birch (sí, la tetuda de American Beauty), y con un guión con el típico giro sorprendente a mitad de metraje (muy influido por "La Dos Caras de la Verdad"). La cosa va de cuatro jóvenes que desaparecen de un instituto pijo británico y solo aparece la 17
Birch hecha unos zorros y contando una extraña historia en la que los jovenzuelos se encierran por voluntad propia en un olvidado sótano en medio del campo (?) mientras en sus vidas se ocultan secretas pasiones y tensiones sexuales sin resolver. Un film donde tenemos a una rubia Keira Knightley dando la réplica a la Birch y cuyo DVD es imprescindible al incluir un final alternativo mucho mejor que el finalmente estrenado. The Necrofiles 2: Lust Never Dies (2003) es en cambio una serie Z hecha a medias entre Ron Carlo (que se encarga de la dirección, los FX y la fotografía) y Todd Tjersland (que escribe el guión y produce y que en sus ratos libres escribe libros sobre cine chungo) que intenta mezclar porno y gore pero claro el porno es pseudoporno (pollas de látex, falsas eyaculaciones con gel de baño) y el gore unas veces está currado y otras veces se nota el ketchup de bote. Aun así puro delirio demencial muy disfrutable porque el argumento (un tipo orina y vomita sobre una tumba y así hace revivir a un zombi en perpetuo estado de excitación sexual, de ahí el subtítulo del film, que se pasea con un pene enorme violando y devorando a toda chica que se cruza en su camino) no tiene desperdicio llegando a esa escena impagable en que el zombi protagonista entra en una casa, sorprende a una pareja practicando el sexo y le arranca al chico el pene para con él violar a la chica. Ya digo, pocas pelis más estrafalarias y divertidas nos trajo el nuevo milenio, sobre todo si hablamos del cine más underground. Lo curioso del asunto es que la Edición Especial en DVD (yo tengo una rara edición holandesa que me facilitó en su día mi buen amigo Rob Garcia), incluye algo más de media hora de Escenas Eliminadas que incluyen momentos de sexo y sangre mucho mejores que los del film (???), de haberse incluido esas escenas la peli hubiera quedado infinitamente mejor. Desde luego prefiero este film de falso porno-gore a engendros como Porn of The Dead (porno de verdad, pero escaso de imaginación y diversión). Aunque, claro, nada superará Hardgore (AKA GoreWhore) de 1974, film porno setentero con delirantes toques gore (pasó a la historia por esa escena donde un tipo sodomiza a una chica tumbada en una guillotina y cuando decapita a la chavala el tipo eyacula sobre ella en un orgasmo puramente psicodélico, cosas de la época) They (Ellos), de 2002, es sin embargo terror duro, serio, ambicioso. Es una pena que nadie reivindique este film (dirigido por Robert Harmon, hoy dedicado a la tele, y escrito por Brendan Hood, prácticamente desaparecido del mapa) que yo, y no exagero, pondría en mi lista de favoritos históricos justo detrás de la Santa Trinidad del terror duro (o sea: El Exorcista, El Ente y Al Final de la Escalera). Uno de los alicientes del film, aparte de su fascinante guión, sus buenos FX y ese final inesperado, es Laura Regan, su rubia protagonista. Es curioso porque es una actriz que no ha destacado nunca (su breve aparición en Silencio Desde El Mal es quizá lo mejorcito que ha hecho después de They) y sin embargo aquí lo da todo y le da un toque erótico-entrañable a la historia (algo así como la hermana dulce de la Sara Paxton de The Inkeepers, por hablar de rubias con el pelo corto protagonizando pelis de terror...). They es uno de esos films que es mejor ver que explicar, porque se disfruta todo el metraje por completo (y si puedes píllate el DVD con el final alternativo ¡que no tiene desperdicio!) Innocence (2004), con este film solo se me ocurren teorías enfermizas y bizarras. Vereis, la peli empieza con una niña asiática de 7 años metida en un ataud en braguitas. Unas niñas con uniforme escolar abren el ataud y la sacan de allí. Es una de las recien llegadas a un extraño colegio donde un montón de niñas se dedican más que nada a aprender ballet, y no parece que hagan otra cosa. Bueno, si, preguntárse qué hacen allí a merced de un par de profesoras (una de ellas coja) que tampoco aclaran mucho las cosas. Además, las niñas 18
mayorcitas pasan algunas noches bailando para "clientela selecta" que paga por verlas (???). Si además a esto añadimos los lazos de colores que clasifican a las niñas por edades...en fin, mucho esteticismo fetichista (los uniformes, las trenzas, los lazos), unas niñas que actuan muy naturalmente (como es habitual en el cine francés) y una Marion Cotillard en un escueto papel antes de hacerse famosa... Eso sí, la escena cumbre es cuando Bianca (la niña mayor y protagonista del tercio final) se tumba en su cama una noche (tras una de las misteriosas actuaciones en el teatro para "clientela selecta") y se pone un guante que ha encontrado en el teatro. Acto seguido mira un hombre desnudo dibujado en un papel y se acaricia los muslos... No menos enigmático es el final con las niñas mayores saliendo del colegio a través de un misterioso tren de metro y llegan a una plaza con fuentes donde Bianca se baña medio desnuda y allí sonríe a un chico que se encuentra por ahí... Vamos, el film recuerda por momentos a otras pelis como El Despertar del Amor (con este film comparte muchos detalles) o Cracks, solo que aquí el argumento se me escapa...eso sí, fascinante la experiencia de visionado, sobre todo porque consigue algo que el arte cinematográfico pocas veces nos da: imaginar el argumento y darle nuestro propio significado a lo que vemos. ¡Igual esa era la intención! La cosa es que Innocence es uno de los films más enigmáticos del nuevo milenio, inclasificable y lo mejor de todo: abierto a todo tipo de interpretaciones. Si algún día lo veis ya me contaréis que habéis sacado en claro...
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Reencarnación (2004), del elogiado por Sexy Beast Jonathan Glazer, es uno de esos films que de vez en cuando me sorprenden casi sin esperarlo. Protagonizada por una guapa Nicole Kidman, con el pelo a lo garçon, el argumento ya dice mucho: una mujer que hace diez años perdió a su prometido al ser asesinado en un parque mientras hacía deporte y que ahora se va a casar con otro ve su vida patas arriba cuando aparece un niño de diez años en su casa que dice ser su esposo (reencarnado, claro) y lo demuestra..., a partir de ahí inquietantes dudas, sospechas, momentos incómodos y/o sobrenaturales y un ambiente lleno de deliciosa fría fascinación (el film tiene una estética muy a lo Kubrick, que unido a que la Kidman fue la prota de su film póstumo...). Además, tiene uno de los finales más logrados que he visto jamás y en fin, no todos los días podemos ver a la Kidman flirteando y morreándose con un niño de diez años. (también debería añadir aquí Invasión, la nueva versión de La Invasión de los Ultracuerpos con la Kidman ya de melena corta rubia con David Craig al lado y el pequeño papel-homenaje a Veronica Cartwright, que apareciera en la versión de finales de los 70's con Donald Sutherland, cuyo polémico estreno se vio seguido de una avalancha de malas críticas y de inevitable fracaso comercial. Bien, a pesar del decepcionante final feliz a mí me hizo disfrutar de lo lindo) The Messengers (2006) es un film que tuve que ver dos veces para apreciar su valía. La primera vez me dejó algo frío (quizá porque la visioné con enormes prejuicios precisamente por estar protagonizada por Kristen Stewart, la prota de la ridícula y bochornosa Crepúsculo) pero la segunda y tercera vez la disfruté a tope: ese estupendo prólogo en blanco y negro (que insinúa cosas que luego no son lo que parecen), la magnífica banda sonora de Joseph LoDuca, esa escena de la Stewart con su hermanito en brazos en el pasillo en medio de la oscuridad, la inquietante presencia de William B. Davis ("el fumador "de Expediente X)...en fin, quizá el mejor de los films de la productora de Sam Raimi y Rob Tapert (Ghost House) y que a pesar de las deudas evidentes en el argumento con "Terror en Amityville" y del éxito inesperado en taquilla, debe contentar a todo degustador de historias de terror clásico y de toda la vida (y la ausencia de sangre y sexo por primera vez no supone para mí un gran problema). Lo mejor es que su secuela, The Messengers 2: The Scarecrow (2008) también me gustó (incluso por momentos más que la primera) si bien la historia poco o nada tiene que ver (aparte de la presencia de cuervos y de ambientarse en una granja con maizales) con la primera peli (aquí es otra familia con otros problemas) pero al menos gana algo más en originalidad: el padre de familia agobiado por deudas y mala suerte coloca un espantapájaros de lo más siniestro en su maizal (azuzado por un inquietante vecino misterioso) y a partir de ese momento su suerte cambia (a costa de la muerte de otros, claro) y todo parece ser debido a los "poderes ocultos" del espantapájaros con el que pareciera que hubiera hecho un pacto diabólico por el cual el éxito solo tenía que tener como contrapartida la muerte de todo el que se interponga en el camino del protagonista...Si, ya sé que hay muchas pelis de espantapájaros siniestros (empezando por la mítica Zona Restringida de los 80's, que siempre pondré de ejemplo como joyita de culto imprescindible) pero este pequeño film de serie B tiene su encanto y resulta aún más clásico que el film inicial y encima le han añadido toques de sexo y sangre, toques insuficientes a mi modo de ver pero que se agradecen. La estupenda Banda Sonora corrió de nuevo a cargo de Jospeh LoDuca. The Secret (2007) es en cambio una extraña producción de la EuropaCorp de Luc Besson, encima fue la segunda peli como director de Vincent Perez (muy olvidado en el cine USA desde su intervención en la saga The Crow) y se trata del remake de un film titulado "Himitsu" de un tal Yojiro Takita (basado a su vez en una novela de Keigo 20
Higashino), peli que no he visto. El argumento es de lo más atractivo: David Duchovny es oculista y está casado con Lili Taylor que es fotógrafa. Tienen una hija de 16 años y en un accidente de tráfico la madre muere y su espíritu acaba en el cuerpo de su hija...vamos, algo así como la versión siniestra de "Freaky Friday" de la Disney (la primera versión protagonizada por una adolescente Jodie Foster, la segunda por Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan y titulada aquí "Ponte en mi Lugar"). Lo mejor del asunto es explorar la incestuosa relación que se plantea entre el marido y su no tan difunta esposa convertida ahora, a efectos oficiales y legales, en su hija de 16 años (en la peli ella dice ser el sueño de todo hombre "una mujer madura en el cuerpo de una chica de 16 años")...y aunque el film en ese asunto (que es el gran asunto en realidad de la historia), no se atreve a ir más allá de lo Políticamente Correcto (que es el término que se inventaron los medios para denominar a la censura cuando "censura" se convirtió en una palabra anticuada, incómoda y poco moderna). Una pena la poca valentía de los responsables del film porque quitando el elemento incestuoso la historia se queda en nada. Es la típica peli que ves esperando que te sorprendan (en este caso con agudos debates psico-morales) y luego te decepciona profundamente. Aun así, una de esas pelis dignas de verse que siempre lamentaremos que no se convirtieran en auténticas joyas de calidad. Juego Demoníaco (2007) cuyo título original mola más: "Dead Mary" es otra de esas pelis que suelen pasar desapercibidas por el mercado del DVD y que muchos ya tacharían de bodrio sin darle una oportunidad. El film está protagonizado por Dominique Swain (o sea, la Lolita de la versión de Adrian Lyne) que es el reclamo publicitario (pero salvo la fetichista escena inicial, ¿quizá un homenaje inconsciente a Lolita?, la Swain no enseña nada) pero la peli va de un grupo de amigos que van a pasar un fin de semana de diversión en una cabaña (lo sé, no es muy original ¿verdad?) y acaban jugando a un juego, "dead mary", en el que deben convocar a oscuras frente a un espejo y una vela a la tal mary, bruja de leyenda. Como no podía ser de otra manera lo que empezó como una broma acaba como el rosario de la Aurora (o más bien como otro derivado de Posesión Infernal) ya que empiezan a ser poseídos uno por uno los jovenzuelos y a morir de forma horrorosa...Y bien, algunos ya pensarán el por qué destaco un film que parece otro plagio rutinario de la mítica peli de Sam Raimi...Pues bien, lo hago porque la primera parte del 21
film está llena de diálogos...y no, por una vez no son diálogos de relleno y tienen mucho sentido (y hasta interés) lo cual lo convierte en una rareza dentro del género (habituado al relleno coloquial y a aburrirnos con charlas intrascendentes entre post-adolescentes a la espera de ser descuartizados...) y merece un halago ¿no? En cualquier caso también es una pena que la preciosa Swain acabará protagonizando pelis que seguro que solo hace para llegar a fin de mes...
Nicole Kidman en "Reencarnación" tomándose un baño con el niño que dice ser su marido reencarnado 22
The Alphabet Killer, una peli incomprendida a la que debo un mayor análisis: Más que El Silencio de los Corderos (1991) fue Seven (1995) la culpable de una horda de pelis donde parecían que sólo se buscaba al psicópata asesino más retorcido y aberrante. Seven así fue como la Pulp Fiction del psychothriller (rimbombante palabro para designar un género harto manido) y salieron copias como churros. El delirio a finales de los 90's llegó hasta Resurrection (1999) engendro de lo más simpático, protagonizado por el cara de palo de Christopher Lambert, donde el psicópata de turno quería reconstruir el cuerpo de Cristo con pedazos de cadáveres (!!!) Cuando ya en el nuevo milenio parecía que esto de los psicópatas rebuscados (y los polis obsesionados) había pasado de moda (o solo se podía encontrar en los fantasmales videoclubs de la era del pirateo digital) unas cuantas pelis nos recordaron que el género podía estar muerto pero no enterrado. Entre los films que nos llegaron (o no llegaron) estaban cosas como Anamorph (2007), protagonizado por un Willem Dafoe alcohólico y maniático de la limpieza a la caza de un psicópata con aspiraciones artísticas (en cuanto a la escultura gore, claro) o WAZ, donde la guapísima Melissa George perseguía a un psicópata por Nueva York que mataba a base de ecuaciones matemáticas (???) Así llegamos al 2008 donde se estrena The Alphabet Killer dirigida por Rob Schmidt, escrita por Tom Malloy (odiado por muchos fans del fantástico por su guión para The Attic, supuesto engendro para el mercado del vídeo, ya que yo no lo he visto ni tengo prisa en hacerlo) y protagonizada por la preciosa Eliza Dushku (que ya había trabajado con Schmidt en esa pieza de culto titulada Wrong Turn y traducida aquí, con muy poca imaginación, como KM. 666) The Alphabet Killer es la historia de una bonita investigadora (la Dushku, claro) que se obsesiona con el crimen de una niña violada y asesinada. Tanto se obsesiona la Dushku que acaba sufriendo una esquizofrenia galopante que la obliga a dejar su trabajo y su vida...un par de años después (mientras la Dushku se limita a trabajar degradada entre papeleo burocrático) otra niña aparece violada y asesinada y la Dushku acaba de nuevo involucrada en el caso (después de años de terapia que supuestamente la sacaron del manicomio) y perdiendo la razón una vez más...pero claro esta vez averiguará algo más antes de acabar como una puta cabra amarrada de nuevo a una cama del psiquiátrico más cercano...
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The Alphabet Killer se estrenó en España en la Semana de Terror de San Sebastian y tras llevarse una buena somanta de palos jamás se ha vuelto a ver el film por nuestro país (yo la copia que tengo es con subtítulos en castellano) y no tengo noticia de que jamás se haya visto más allá de aquel festival hispano en nuestro territorio. Yo la peli la vi en su día sin saber nada de ella y me encantó. Ahora pasados los años volví a revisarla y me sigue encantando. Sin embargo, a la amplia mayoría de fans del fantástico mundial el film les parece una basura infumable. Y eso no lo entiendo. Los 98 minutos de metraje no solo están condimentados con la hermosa presencia de la Dushku sino con una historia que a pesar de los tópicos del género es original en el sentido de que nuestra investigadora maciza está más loca que el psicópata de turno (que en realidad más que psicópata es un simple pederasta que de vez en cuando da rienda suelta a sus instintos) y de hecho ella sola se inventa el caso, pues la realidad es mucho más simple que sus retorcidas teorías (cosa que aprovechará el asesino de niñas), lo cual tiene su gracia, ya que no estamos ante un malo malísimo ingenioso e inquietante sino más bien ante un desgraciao miserable y torpón perseguido por una tia buenorra que está muy mal de la cabeza... Así podemos admirar a Eliza Dushku con elegantes trajes pantalón y uniformes de poli dando rienda suelta a nuestro fetichismo sexual más enfermizo. Y es que la Dushku está realmente preciosa en este film y solo por ello la peli ya adquiere categoría de culto absoluto. Pero además la interpretación de la Dushku (impagables sus idas de olla) es espléndida (nunca una chica tan guapa había estado tan loca...y sexy). Aparte de la Dushku contamos con unos actores peculiares: Michael Ironside como eterno antipático y duro del cine, Timothy Hutton en otro de sus papeles intrascendentes que compensa con su envidiable carisma y Martin Donovan en una especie de cameo catatónico...y Tom Noonan con su familiar calvorota. Me encanta este film porque la Dushku se pasa todo el metraje dando palos de ciego, imaginando teorías dignas del mejor y retorcido psychothriller y siendo visitada por niñas muertas...Y lo más cachondo es que el film está inspirado en crímenes reales jamás resueltos (algo así como Zodiac pero con niñas y en plan modesto) lo que hace más inquietante el final del film (maravilloso el plano y contraplano donde el asesino de niñas sonrie a una niña para que ésta le sonría mientras comulga en la iglesia y acto seguido se pone muy serio dejando a la pobre niña algo más que perpleja...) La Dushku casi haría una parodia de este papel cuando interpretara en la serie The Big Bang Theory a una agente del FBI que daba por saco a Sheldon y compañía y es que a esta chica lo de ser una agente de la autoridad la pone aún más guapa. Y es que The Alphabet Killer también podría verse como una irónica comedia donde el torpe asesino de la historia se ve superado en torpeza por la guapa policía protagonista. ¡Y luego dicen que este film es una mierda! Pero ¡si es una obra maestra de las interpretaciones contradictorias! En fin, quien no haya visto la película está viviendo en pecado. Más que nada porque es un buen film para pasar el rato y tocarse impuramente ante la esplendorosa belleza de la Dushku. Pocas actrices son tan guapas y actúan tan bien, más en un papel difícil como este donde uno nunca sabe dónde acaba la brillantez y empieza el ridículo...
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La gente ha ignorado esta peli durante estos años pero yo la reivindico. Es una joyita en mi colección, como lo era Wrong Turn. Por cierto, Tom Malloy (guionista, productor y actor en el film) aprovechó su condición de guionista para hacer que la Dushku lo morrearse en una escena sin venir a cuento. Así yo también quiero ser guionista de Hollywood! ¿Pelis que en su día no quise ver y que ahora he dado una oportunidad? Una de esas es The Daisy Chain de 2008 (que creo que no ha llegado a estrenarse en España) protagonizada por Samantha Morton (a la que muchos descubrimos en Minority Report) que aquí aparece preñada hasta las trancas y huye del ruidoso Londres con su marido para tener al hijo en una apartada casa de un pueblecito en el culo del mundo (vamos, donde Cristo perdió el mechero). Allí la Morton conocerá a una enigmática niña autista, la tal Daisy, que algunos paletos locales temen porque dicen que es una "hija de las hadas" (algo relacionado con leyendas locales), y eso quiere decir que la niña a veces le da por hacer ciertas cabronadas donde la gente acaba quemada viva o ahogada en el mar. ¿Será cierto?¿O los paletos del lugar fuman crack? La verdad es que el film es agradable de ver a pesar de la sosería habitual del paisaje costero de las islas británicas, entre otras cosas porque la Morton es una gran actriz y porque la niña cabrona borda su papel. Dirigida por una tal Aisling Walsh la peli pasó sin pena ni gloria por el saturado mercado del DVD de género. Sin embargo, pasé un buen rato con esta extraña historia de supuestas hadas malvadas. Para mí desde ya un pequeño clásico de culto. Y para terminar Altitude (2010), un film modesto que ocurre casi por completo en el interior de una avioneta que lleva a un grupo de jóvenes amigos a un fin de semana genial...hasta que se cruza con una extraña tormenta (al estilo de "El Final de la Cuenta Atrás") y empiezan a ocurrir cosas imprevistas (entre ellas enfrentarse a una especie de monstruo lovecraftiano que apenas se ve). El encanto del film son sus modestas pretensiones y lo logrado que está el ambiente sofocante y agobiante de los protas en un espacio tan reducido. Bien es cierto que el metraje es excesivo (90 largos minutos) y que con algún recorte hubiera quedado aún mejor. Ideal para ver en doble sesión con The Frozen (2012), aquella peli de grupo de jóvenes atrapados en un telesilla en medio de la nieve y que las pasan canutas para sobrevivir... En fin, queridos lectores, en este repaso me dejo en el tintero pelis como la francesa El Internado (2004), un par de pelis estupendas de la Dark Castle (13 Fantasmas y La Casa de Cera), el pseudo-remake de El Día de los Muertos (Day Of The Dead de 2008 protagonizado por Mena Suvari y dirigido por el mito viviente de Steve Miner), la sorpresa ingeniosa de El Efecto Mariposa 3 (2009), casi tan buena como la original, y golosinas muy americanas como El Enviado o El Escondite (ambas con Robert De Niro de por medio) por no hablar de fetiches mitómanos como Dark Corners (con un doble papel de rubia/morena para Thora Birch) o In A Dark Place, ambas de 2006, (enésima versión de "Otra Vuelta de Tuerca" de Henry James pero ahora protagonizada por una morbosa y lésbica Leelee Sobieski). También es injusto no hablar de la curiosa Zombies de 2006 (con una Chloë Grace Moretz aún muy niña), La Huérfana (2009), Deadgirl (2009) o el remake Cuando Llama Un Extraño de 2006 (a mí me encanta su ambiente, aunque la recta final sea mediocre y decepcionante...pero comparado con Una Noche Para Morir, remake de la mítica Prom Night, es casi una obra maestra)...Pero entonces ¡este artículo no se acabaría nunca!
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Posdata: No quiero dejar esto así sin reivindicar Supernova: El Fin del Universo (1999) que técnicamente no pertenece al nuevo milenio pero como si lo fuera. Y es que descubrir este film, que iba para blockbuster, en un videoclub de la época y preguntarme qué hacía algo así de repente allí sin haber tenido noticia de ello antes me intrigó. Luego cuando descubrí que era un film dirigido por Walter Hill pero que se había desentendido de él firmando con otro nombre, creo que Thomas Lee, y los problemas que atravesó la peli entendí mejor porque me encontraba con una cinta hecha con dinero pero que había pasado silenciosamente por el mercado...a mí sin embargo el film me encanta (si, ya sé que tiene mucho de Solaris pero es que Solaris, la historia, ¡mola mucho!) no ya por el siempre inquietante James Spader o la belleza (por fin se desnuda en pantalla) de Robin Tunney (prota de "Jóvenes y Brujas", aquella peli hoy muy olvidada pero que junto con Scream revitalizó el cine de terror juvenil) sino por los FX, la apasionante historia y su logrado ambiente (aunque es verdad que el montaje a veces canta y se pasa de una escena a otra teniendo la sensación de que falta metraje de por medio). En fin, quería aprovechar el momento para reivindicar esta peli que creo que nadie a reivindicado lo suficiente...
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EL RESPLANDOR ANALIZANDO UN CLASICO Soy un gran fan de Kubrick y, sin duda, es mi director favorito de todos los tiempos! Técnicamente no tenía (ni tiene) rival y deja en pañales a los James Cameron, Ridley Scott o el sobrevalorado David Fincher de la actualidad. Kubrick es el Hombre! De Kubrick sobre todo destacan sus films posteriores a Lolita (no estoy diciendo que Senderos de Gloria o Espartaco sean films menores, ni mucho menos, pero no son tan fascinantes como sus films posteriores, mucho más personales y excéntricos). Desde 2001 hasta Eyes Wide Shut no hizo otra cosa que apabullarnos con sus impactantes y retorcidas historias y su fascinante estética visual. En su filmografía hay dos pelis que realmente me parecen la cima del misterio y la fascinación; una es 2001 de la que ha corrido ríos de tinta (como ha pasado con casi todas sus pelis) y otra es El Resplandor. 2001 ya ha sido analizada de mil y un formas y estoy hasta un poco aburrido de hablar de ella porque ya se ha dicho prácticamente todo, pero de El Resplandor siempre he encontrado menos información, aparte que aún no la había analizado en profundidad como espectador. Mientras que 2001 la había visto una y mil veces intentando descifrar todos sus significados ocultos El Resplandor siempre fue un film que vi de forma pasional sin querer analizar demasiado racionalmente lo que veía. Era un film de horror así que prima la emoción sobre la razón. Sin embargo, ahora ha llegado el momento de visionar un par de veces más el film, de analizar cada segundo de metraje, de comparar las distintas versiones del film y de profundizar un poco en su gestación y su significado. Un film como este sobre el horror puro y duro merece un extenso artículo que intente descifrar las claves, los orígenes y los posibles significados de una historia que forma ya parte del consciente colectivo de la masa cinéfila. ¡Os invito a explorar los horrores y los misterios de un film mítico y legendario!
EL RESPLANDOR: ORIGENES & RODAJE "Stanley Kubrick es una mierda con talento".- Kirk Douglas. En 1966 Kubrick ya había confesado su deseo de hacer la película más terrorífica del mundo. Diez años después, tras el fracaso comercial de Barry Lyndon (también en los Oscars), Kubrick buscaba un nuevo proyecto y se le metió en la cabeza hacer un film sobre gente muerta que regresa del más allá...o algo así. Un dato curioso es que el fracaso de Barry Lyndon habia coincidido con el mega-éxito de Tiburón (un film de horror al fin y al cabo), quizá ahí se le encendió la lucecita a Kubrick para encarrilar su próximo proyecto. Un ejecutivo de la Warner, John Calley, fue el que le pasó una copia de la novela El Resplandor de Stephen King (que aún no se había publicado) y la historia pareció 27
convencer a Kubrick para usarse como base para el film de horror que deseaba realizar. La Warner había firmado ya un contrato con King, tras el éxito de Carrie, y éste tenía que escribir el primer borrador del guión. Así lo hizo.
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En 1977 fue seleccionado el reparto pero aún quedaban 12 meses de espera porque 12 meses tardaron en diseñarse y crearse los decorados (!!!). En el reparto estaba Jack Nicholson (al que Kubrick eligió sobre todo por Alguien Voló Sobre El Nido Del Cuco) y Shelley Duvall (a la que había visto en varias películas de Robert Allman). Danny Lloyd, el niño del film, fue elegido entre miles de candidatos...aunque en un principio se meditó el elegir a Cary Guffey, el niño protagonista de Encuentros en la Tercera Fase. En cuanto al guión enseguida se vio que los puntos de vista entre Kubrick y Stephen King eran totalmente diferentes. Para King la historia iba de un hotel encantado, para Kubrick el Mal provenía de la propia humanidad, es más el mal provenía de dentro de la familia. King se dio cuenta que Kubrick quería convertir aquello en un drama doméstico con toques de horror y se desentendió del asunto. Kubrick acabó llamando a Diane Johnson, una novelista que enseñaba Novela Gótica en la Universidad de Berkeley y cuya novela The Shadows Knows había gustado a Kubrick. De hecho, esa novela y El Hotel Azul de Stephen Crane fueron grandes influencias a la hora de tratar la historia. Diane estuvo escribiendo el guión con Kubrick durante tres largos meses de 1978. Ambos coincidían en que el libro de King no era un gran libro pero sí que daba miedo. Por supuesto aprovecharon la historia y la reformaron a su gusto. Según Diane las escenas más escabrosas fueron idea de Kubrick (los desnudos, los esqueletos, la escena del hombre disfrazado haciendo una mamada) y el final original del film fue idea de ella.
El rodaje, como no podía ser menos tratándose de Kubrick, fue un infierno para más de uno. Kubrick se dedicaba a putear a Shelley Duvall para ponerla tan histérica como su personaje necesitaba, el plan de trabajo era brutal (todos los días se re-escribía el guión y se hacían miles de tomas de cualquier cosa), el rodaje se alargó durante dos años y por su parte Jack Nicholson estuvo de juergas y fiestas, incluso se hartaba de cocaína "para tratar" sus dolores de espalda aunque eso nunca afecto a su profesionalidad (se decía que las fiestas, las drogas y los últimos fracasos del actor habían trastocado su lucidez mental). De hecho el rodaje se retrasó tanto que hasta afectó al rodaje de En Busca del Arca Perdida de Spielberg (que debía rodarse en los mismos estudios, los Elstreet Studios, que El Resplandor) con el que Kubrick tuvo algún desencuentro (sobre todo a raíz de 29
una denuncia de la hija de Kubrick sobre que en el rodaje de la peli de Indiana Jones se maltrataba a serpientes...). Cuando por fin acabó el rodaje aún quedaba un largo periodo de montaje con la Warner presionando (diplomáticamente, porque era Kubrick) para estrenarla en verano de1980. Hasta el día de antes del estreno en USA Kubrick estuvo montando el film. El montaje original duraba unos 146 minutos. El estreno escalonado que tuvo el film (es decir: se estrenó en unos pocos cines para ir aumentando las salas semana a semana) afectó a la recaudación (más en una época donde ya se había instalado el sistema de estrenar a bombo y platillo y en miles de salas las superproducciones de turno). Así tras la segunda semana de proyección Kubrick decidió cortar el final original del film así como una escena de la pediatra que atiende a Danny (las escenas de la pediatra quedarían eliminadas de la versión europea del film) Precisamente el final del film era el mayor punto de disputa con Stephen King que enseguida se puso a criticar la peli de Kubrick día y noche. Kubrick declaró que el final del libro se cambió primero porque lo de la explosión del Hotel (la destrucción del origen del mal) estaba ya muy visto en el cine de terror y segundo porque había que ofrecer a la gente algo distinto, inesperado. Si les dabas el final del libro que ya se había publicado no había sorpresa. Kubrick buscó un final que nadie pudiera prever.
Algunas claves del film ¿Qué simboliza la pelota amarilla de tenis? Aparece por primera vez cuando Nicholson juega con ella en el gran salón porque no puede escribir, luego es lanzada desde la habitación 237 hacia Danny y en el final original eliminado del film el señor Ullman le lanza la dichosa pelotita a Danny. ¿Es la pelotita algo así como el cubo de Hellraiser? Kubrick era un cachondo y en sus films parece que el sexo está asociado al Mal. Aquí todo el sexo viene del Mal. La mujer desnuda que luego se convierte en una vieja podrida, la escena de felación que presencia Wendy cuando el hotel muestra todos sus horrores. Las obsesiones sexuales de Kubrick siempre parecen acompañadas de fatales consecuencias. No hay más que ver Eyes Wide Shut, su último film.
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Una de las grandes virtudes del film es que nos transmite muy bien la sensación de soledad, vacío y aislamiento del hotel. Los planos largos, los ruidos de la Banda Sonora, los personajes deambulando solitarios mientras deliran...realmente el hotel vacío se apodera de todo el film y la sensación de horror viene de ahí más que de las escenas espectaculares. De hecho en el film solo hay un asesinato y apenas hay sangre, sustos y los típicos trucos del cine de género. La escena en la habitación de Halloran nos muestra, en impresionantes zooms, un par de grandes fotos de negras tetudas con peinados afro. Yo siempre he pensado que esta secuencia es un homenaje al cine de Blaxploitation. Recordemos que Scatman Crothers, el actor negro que interpreta a Halloran, era cantante e intervino como actor en muchos clásicos de la Blaxploitation. Es la interpretación que le doy a este cachondo momento del film. Curiosidades del film: Garret Brown, el inventor de la steady-cam, solo iba a colaborar durante unos días con Kubrick, sobre todo para formar a un operador que rodara la película...pero al ver las intenciones de Kubrick de utilizar la steady-cam como nunca antes se había hecho (hasta ese momento la steady-cam se usaba puntualmente, no a lo largo de todo un film) decidió aprovechar esa oportunidad única y ser él mismo el operador.
El final original eliminado era una secuencia que ocurría en el hospital cuando el señor Ullman visita a Wendy que reposa en la cama mientras Danny juega en la sala de espera. Ullman le informa a Wendy que no han podido encontrar el cadáver de su marido y la invita a vivir en su propia casa (???), la casa de Ullman. Ullman finalmente se va de allí pero antes le lanza a Danny una pelota amarilla (la misma del hotel) y se va sonriendo. 31
Una de las curiosidades del rodaje es que se tardó todo un día en rodar el bote de la pelota para que quedara como Kubrick quería (¡!!). Esta escena final duraba 2 minutos. La idea de Diane Johnson, autora de la escena, es que el señor Ullman estaba al tanto de todo y era en realidad otro personaje controlado por el mal. La foto que aparece en el último plano del film era real, menos Nicholson que fue incluido con un montaje. Kubrick realizó 17 cortes para la versión europea. Kubrick le dio a su hija Vivian una cámara Aaton de 16 mm para rodar un documental sobre el rodaje pero Kubrick tenía que aprobar el montaje. Vivian rodó mucho material y tras arduas sesiones de montaje logró alrededor de una hora de documental que Kubrick examinó y del que borró varios fragmentos (sobre todo las escenas de gente tomando cocaína y algunos de sus enfrentamientos con Shelley Duvall), y al final se quedó en 33 minutos de duración. Los dueños del Hotel donde se rodó los exteriores del film le pidieron a Kubrick que no utilizará el número de habitación 217 tal como reza la novela, así que Kubrick utilizó el número 237, la razón es muy sencilla: el hotel tenía una habitación 217 y no quería que la gente le tomara miedo. Sin embargo no tenían habitación 237. Shelley Duvall llegó a repetir una escena más de 120 veces. Dicen que Kubrick pensó en Robert De Niro y Robin Williams (???) para el papel de Jack Torrance. Curiosamente Stephen King luchó para que Jack Nicholson no fuera el prota. Preferia a un actor como Jon Voight. Aunque en un principio había imaginado a Jack Palance como protagonista. The Shining, el resplandor, según Stephen King es un título que le vino de la canción de John Lennon y Yoko Ono titulada Instant Karma donde cantaban eso de: "We All Shine On". Lo de Jack Nicholson jugando con la pelota amarilla en el hotel fue idea del propio Nicholson, no estaba en el guión. Vivian Kubrick hace un cameo en la fiesta que aparece en el film. Scatman Crothers era amigo de Jack Nicholson y éste fue el que le metió en el film. Para el papel del camarero Lloyd habia sido elegido Harry Dean Stanton pero al estar rodando Alien fue sustituido. Una de las secuencias que más tomas necesito fue la de la habitación de Halloran con los zooms sobre las negras tetudas de peinado afro.
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VERSIONES EN DVD En la primera edición en DVD del film (2001), con el film restaurado y remasterizado, ya venía acompañado por un extra muy curioso y bastante conocido porque fue emitido por las televisiones en su día como promoción de El Resplandor:
ASI SE HIZO EL RESPLANDOR BY VIVIAN KUBRICK 33 minutos de interesantísimo documental que nació del hecho de que Kubrick le diera a su hija Vivian una cámara para que se entretuviera por el rodaje. Así podemos ser testigos de las bromas de Nicholson, las lágrimas de felicidad de Scatman Crothers y lo jodida que estaba la Duvall. Aparece también la madre de Kubrick (Kubrick siempre tuvo fama de ser muy familiar y rodearse de los suyos). Por supuesto la cosa podía haber dado para más (para mucho más) pero estos escasos 33 minutos son un documento histórico único y sirve para hacerse un poco a la idea de cómo eran los rodajes de Kubrick...a la vez que uno puede atisbar algo de la política de trabajo del genio. EL RESPLANDOR. EDICIÓN ESPECIAL (2007) En la edición en DVD de 2007 nos sorprendieron con un doble DVD lleno de extras. Aparte de nuevos audiocomentarios y del Asi Se Hizo de Vivian Kubrick en el segundo DVD de la edición incluyeron un puñado de nuevos documentales: Vista General: Creando El Resplandor Las Visiones de Stanley Kubrick Wendy Carlos, Compositor Estos tres documentales donde participan gente como Jack Nicholson, George Lucas, Steven Spielberg, Garrett Brown (el inventor de la steady-cam) o William Friedkin (el director de El Exorcista) aparte de varios expertos en la obra de Kubrick (y muchos otros técnicos del film como diseñadores, la guionista, etc) son muy interesantes y aportan mucha información sobre el rodaje y se analiza cómo se hicieron muchas escenas y tomas. Detalles técnicos que apreciaran los más cinéfilos. Un material extra que se agradece ya que hasta hace poco era difícil localizar este tipo de documentales sobre las pelis de Kubrick. LA BANDA SONORA El compositor de música electrónica Walter Carlos (actualmente Wendy Carlos tras su operación de cambio de sexo) colaboró con Kubrick en El Resplandor (igual que había hecho en La Naranja Mecánica). Carlos escribió música para todo el film pero como pasaba con Kubrick al final solo utilizó algunos temas descartando el resto. Así el Soundtrack del film viene conformado por algunos de los temas con sintetizador de Carlos (bastante siniestros y tan populares como el del inicio del film) más algunas piezas realmente delirantes del compositor clásico Krzysztof Penderecki, piezas sueltas de Bela Bartok y Gyorgy Ligeti (todos compositores de principios del siglo XX) y algunas canciones, también del principios del siglo XX, interpretadas por orquestas populares, que suenan durante la fiesta en el Salón Dorado o en el plano final del film (el de la foto 33
de 1921). Así que como podéis comprobar Kubrick quiso utilizar música de la época donde se sitúa algunos inquietantes recuerdos del Hotel y sólo la música de Walter Carlos es inédita y actual. Para lo más curiosos e investigadores decir que los temas descartados por Kubrick de los que hizo Walter Carlos para el film se pueden escuchar en Recovering Lost Scores Vol. 1 y Vol. 2 donde recopiló y editó temas suyos compuestos para películas como La Naranja Mecánica, Tron o la propia El Resplandor que nunca fueron utilizados. En realidad, la mayoría de temas de ambos volúmenes corresponden a los temas descartados de El Resplandor que son bastantes numerosos.
EL RESPLANDOR (VERSION USA) VS EL RESPLANDOR (VERSION EUROPEA) Es curioso, pero desde que descubrí hace tiempo que existían dos versiones oficiales del film El Resplandor de Kubrick he removido cielo y tierra para poder pillarme la versión USA que nunca había visto. La historia de las dos versiones es la siguiente: The Shining (El Resplandor) se estrenó en USA el 13 de Mayo de 1980 con un metraje oficial de 146 minutos. Una semana después Kubrick eliminó del montaje el final original de la película reduciendo el metraje a 144 minutos. Tras los resultados de taquilla en USA (recaudó 44 millones y costó 19) de nuevo Kubrick le mete mano al film y decide eliminar 30 minutos de metraje. Así nace la versión europea del film (también conocida como versión internacional) con 114 minutos de duración. Hasta el día de hoy se ha mantenido la diferencia entre USA y el resto del mundo. Sí, incluso en la edición en Bluray en USA se comercializa la versión original y aquí en Europa la versión recortada. Por deseo expreso de Kubrick que no quería que fuera de otra forma (otra cosa seía el saber por qué insistía en eso). Y hasta ahora para conseguir de forma oficial ambas versiones es necesario recurrir a las tiendas de importación o Internet. De hecho nunca se ha estrenado la versión corta del film en USA ni la de USA en el resto del mundo (aunque no hace mucho el festival de cine de SITGES si estrenó la versión USA contra los deseos del ya difunto Kubrick). A pesar del remontaje del film en su versión europea sorprendentemente Kubrick no repara el error de la secuencia aérea donde vemos por primera vez el coche del matrimonio protagonista y ahí sigue la sombra del helicóptero (que lleva la cámara) apareciendo en la esquina inferior derecha (sorprendente en un director tan quisquilloso y perfeccionista). Ahora paso a comentar todas las diferencias de la versión USA con respecto a la Europea de El Resplandor: - Conversación en la cocina entre Wendy (la Madre) y Danny (el Hijo) más extensa que la versión europea. - Entrevista de trabajo de Jack Torrance más extensa que en la versión europea.
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-Tras la escena de la sangre en el ascensor hay una secuencia donde una médico examina al niño y le pregunta por su "amigo imaginario". Luego la médico habla con la madre Wendy (toda esta secuencia fue eliminada de la versión europea) - La escena donde el matrimonio Torrance llega al hotel y habla con el encargado es un poco más extensa en la versión USA. Así también es más extensa la escena donde el encargado les enseña sus habitaciones. - Escenas adicionales de la visita al hotel con el encargado (que no aparecen en la versión europea) - Escena de presentación de Halloran (eliminada de la versión europea) - La escena del recorrido por la cocina con el Halloran es un poco más extensa en la versión USA - La conversación entre Halloran y el niño es más extensa en la versión USA - Escena de Wendy llevando el desayuno a su marido en un carrito (eliminada de la versión europea) - Conversación de Wendy con su marido mientras éste desayuna es más extensa en la versión USA - Escena de Wendy cocinando mientras ve la televisión antes de la escena del triciclo y la habitación 237 (eliminada de la versión europea) - Antes de la escena donde Wendy y Danny corren por la nieve aparece un letrero con la palabra THURSDAY (JUEVES), en la versión europea ese letrero no aparece aunque luego si sale el letrero de SATURDAY (SÁBADO) ¿imagen eliminada o fallo? - Escena donde Wendy y Danny hablan mientras ven la televisión (eliminada de la versión europea) - Conversación entre Jack Torrance y el barman más extensa que la versión europea (además Nicholson toma dos copas, no una) - Después de la conversación de Jack Torrance con el camarero en los servicios hay una escena de Wendy que descubre a su hijo gritando "REDRUM" en su habitación. Resulta que el niño está poseído por su "amigo imaginario", Wendy habla con él y trata de despertarlo pero él contesta: "Danny se ha ido muy lejos, señora Torrance" (Esta escena no aparece en la versión europea) - Segunda llamada de Halloran a los guardias preocupándose por los Torrance (Esta escena no aparece en la versión europea) - Letrero de "8 AM" antes de ver a Halloran en el avión. (No aparece en la versión europea) - Escena de Halloran en el avión más extensa (que la versión europea) - Escena de Jack Torrance escribiendo a solas y el avión de Halloran aterrizando. Luego vemos a Halloran llamando por una cabina en el aeropuerto (esta secuencia se eliminó de la versión europea) - Curiosidad: en la escena donde Halloran llama por teléfono habla con un mecánico llamado Larry Durkin interpretado por el actor Tony Burton conocido por ser Duke, el entrenador de Apollo Creek, y luego de Rocky, en la saga de Rocky Balboa. - Escena donde Wendy sigue conversando con su hijo Danny, que aún sigue poseído por el "amigo imaginario", mientras el niño desayuna (Eliminada de la versión europea) - Escena donde Wendy, mientras Jack Torrance y su hijo andan por el laberinto, deambula por el hotel y entra en una sala llena de telarañas y esqueletos vestidos con ropa de fiesta (Escena eliminada de la versión europea)
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DARK WATER EL REMAKE ORIENTAL maS raro “Creo que un film siempre debe haber algo incompleto, algo que no se exprese completamente, y que el espectador pueda interpretar”. Walter Salles. Yo, que odié con todas mis fuerzas la moda del cine de terror oriental y aún más el delirio de los remakes americanos de esas pelis, sin embargo, me llevé alguna sorpresa con algunas de esas pelis hechas al calor del momento. El remake USA de The Ring (2002) me entretuvo sobre todo por contemplar la belleza nórdica de Naomi Watts pero Dark Waters (con otra belleza, Jennifer Connelly, aunque de estética más mediterránea, más latina) era sin duda el film con más calidad que surgió de esa época. Dark Waters estaba llena de sorpresas, para empezar la dirigía Walter Salles (Estación Central de Brasil, Diarios de Motocicleta). Luego, al visionarla, te quedabas fascinado por su estética y porque en realidad no era un film de terror al uso…de hecho el 90% del metraje no tiene mucho que ver con las pelis de sustos fáciles orientales. Dark Water era una rareza en sí misma porque ni seguía al pie de la letra el film original ni seguía la corriente imperante del terror procedente de Japón. De hecho se dice que la peli original de Nakata era la más occidental de sus films. En realidad aquí el productor americano Bill Mechanic (al que no le molaba mucho el género de terror pero se sentía fascinado por pelis como Amenaza en la Sombra o El Resplandor) tenía un interesante guión firmado por Rafael Yglesias y buscó al improbable Walter Salles para dirigir el proyecto. En esencia todo el mundo iba a hacer un remake de un film de terror pero ninguno sentía pasión por el género y querían hacer algo distinto…eso hizo de Dark Water un film diferente...(y quizá también explica su decepcionante taquilla lo que a su vez explica también lo olvidada que ha quedado). UNA CUESTIÓN SOCIAL Que la trama gire en torno a un matrimonio en trámites de divorcio, con una niña pequeña de por medio, con esa madre coraje mudándose a la Isla de Roosevelt (zona deprimente y pobre justo al lado de la opulenta Manhattan) y soportando a gentuza antipática y una vivienda muy mejorable mientras piensa en cómo su idílico entorno familiar se ha ido al traste es más propio de una peli de Mike Leigh que de un remake de terror oriental. Pero 36
precisamente ahí está la gracia del film, el de usar esos elementos cotidíanos y domésticos para crear la perfecta atmósfera de angustia y malrrollo que destilan las imágenes de la peli de Walter Salles. Aunque era su guionista el que sentía fascinación por la Isla de Roosevelt y quien pensó que sería ideal para ambientar la historia: una historia oscura en un lugar oscuro en el corazón de la ciudad más espléndida de Occidente. El mensaje social del film va implícito. Es sólo uno de los muchos matices de Dark Water.
UNA CUESTIÓN ESTÉTICA El director de fotografía Affonso Beato, viejo conocido de Salles, aporta un estilo simplemente fascinante con esos verdes acuáticos. El film que aprovecha toda la estética deprimente de la Isla de Roosevelt, y el ambiente lluvioso (muy al estilo del Seven de Fincher) para recalcar ese elemento, el agua, que parece impregnar todo el metraje, es una película que rezuma líquido por sus poros, que oxida las emociones y enmohece cada rincón del alma. Casi podemos oír como chapotean los pensamientos grises de los personajes a lo largo de una historia en que el agua turbia (ya decía el filósofo que a algunos les gusta enturbiar el agua para que parezca más profunda, metáfora sobre las ideas pomposas que en realidad están huecas…) es metáfora de la cruda realidad que nos toca vivir cuando las cosas en nuestra vida se tuercen. Una madre con un trabajo mediocre, en medio de un triste y frío divorcio, sacando adelante a una niña pequeña que es la única alegría en un mundo lleno de personajes oscuros e hipócritas, donde la solidaridad y la tolerancia brillan por su ausencia y en que el personaje de Jennifer Connelly se siente aislado, lejos del arco iris en el que había vivido en la babilónica Manhattan. Affonso Beato, con su estética, hace que el film funcione como una pecera podrida tenebrosamente iluminada en que los personajes avanzan como pueden sobre el lodo y el fango del fondo triste y amargo que les ha tocado cruzar…
UNA OBRA MAESTRA A REIVINDICAR La fascinante fotografía verdosa, los siniestros teleféricos de la Isla de Roosevelt, ese personaje tangencial y extraño de Tim Roth (aquí como abogado del divorcio de la Connelly), el casero ludópata, el malencarado encargado del edificio donde viven la madre e hija protagonistas…todo resulta ajeno y frío, de una humedad que cala los 37
huesos. Jennifer Connelly se tiene que enfrentar a los personajes como puede (incluidos esos adolescentes gamberros que no parecen tener respeto por nadie en el destartalado edificio de apartamentos) y sobre todo a un ex-marido del que no puede esperar mucha ayuda ni comprensión. El terror es la vida cotidiana cuando se pone cuesta arriba. El terror es tu hija a la que parece afectarle el divorcio, ese casero que no te hace caso, el encargado que no resuelve los problemas de tu apartamento, tu propio apartamento cutre, los chavales gamberros que no dejan de molestarte…El infierno son los demás (¿lo dijo Rimbaud o Sartre…o Camus?) y la vida que aquí más que áspera y cruel es óxido que lo va royendo todo. La angustia es provocada en apariencia por esos problemas cotidianos que tiene la gente normal…pero aquí eso se confunde con un horror que viene del más allá, una historia cotidiana que ha rebasado dimensiones y que en el cuarto de hora final del film aparecerá con más fuerza que nunca para dejar claro que esto es una historia de horror y fantasmas y no el amargo ensueño de los problemas de una mujer de clase media (camino de la clase baja) con una hija a la que tiene que proteger a toda costa no ya de la vida despiadada y urbana sino de los fantasmas que no entienden ya los sentimientos humanos. Dark Water es toda una rareza, un viaje fascinante y difícil al corazón del horror más humano: el de la soledad ante un peligro horrible. Dark Water era una película destinada a no triunfar. Es demasiado profunda y extrañamente hermosa para ser devorada por lo que Valle-Inclán llamaba “la plebe canallesca.“ Dark Water, en mi opinión, es un ejemplar film de horror con un equipo técnico y creativo sublime que consiguieron esa rara alquimia que se consigue en las obras maestras. Y Jennifer Connelly demostró que no había que enseñar ni un centímetro de piel para resultar la más bella de las madres y regalarnos una actuación ejemplar sin tics ni exageraciones ni dramatismos de método. En Dark Water todo encaja. Rara vez un film consigue apasionarme así y llevarme a territorios que parecen inexplorados. Qué pena que este tipo de cine escasee tanto, sobre todo en el género del horror.
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DESCENSUS AD INFEROS REIVINDICANDO LA ESCALERA DE JACOB Recuerdo un pase televisivo de madrugada hace algunos lustros (¿quizá fue en el entrañable programa Alucine de TVE?) y descubrir este film del que no sabía absolutamente nada. Ni que decir tiene que en cuanto visioné esta película quedé impactado (aún más al tratarse de un film protagonizado por Tim Robbins, al que nunca he soportado, y encima estar dirigida por Adrian Lyne, al que nunca asociaría con el cine de calidad y menos aún con el de terror) y enseguida empezó mi reivindicación de La Escalera de Jacob (1990) ante la indiferencia de los demás (amigotes, fanzineros, blogueros). Ante mi sorpresa me di cuenta de que nadie parecía apreciar ni mucho menos reivindicar una pieza maestra tan exquisita y rara como esta. ¿Qué tenía La Escalera de Jacob para provocar la indiferencia de fans del género y de críticos de cine? No sé cuáles son las razones, pero yo siempre he tenido muy claro que La Escalera de Jacob es una obra maestra de los 90's (aunque realmente es un proyecto ochentero y hasta su estética lo delata) y que no me cansaré de reivindicarla. No ya porque me recuerde al mejor cine de Cronenberg (La Escalera de Jacob no desentonaría en una sesión triple junto a Videodrome o Inseparables) sino porque el guion y la estética del film resultan fascinantes y de una profundidad que pocas veces se da en el cine de género. Además el film me sirvió para descubrir a una actriz de culto como Elizabeth Peña (que ya había destacado antes con la popular La Bamba) que encima de ser una gran actriz era bellísima (por desgracia no hace mucho que falleció) y en este film es quizá donde más pudimos contemplar su exquisita figura.
UNA HISTORIA DIGNA DE CONTARSE La acción se inicia en otoño de 1971 en el Delta del Mekong. Jacob (nuestro prota) forma parte de una unidad americana en la guerra del Vietnam y en un momento de tranquilidad sufren un confuso ataque en el que ya nos empiezan a dar algunas dosis de gore (el soldado con la pierna hecha pedazos y que arrastra por el suelo colgando) y dónde nuestro prota acaba ensartado por una bayoneta...en ese momento Jacob (interpretado por Tim Robbins) se despierta en un vagón de metro con una ejemplar de "El Extranjero" de Camus en la mano (no en vano es licenciado en filosofía aunque ahora se gana la vida como cartero). A partir de ese momento nuestro prota empieza a notar cosas raras a su 39
alrededor (una mujer mayor que no le hace caso al interrogarla por una estación, un vagabundo tumbado en un asiento al que parece temblarle un raro apéndice carnoso, como salido de una peli de Cronenberg, bajo la ropa)...al final se queda atrapado en los túneles del metro y casi acaba arrollado por un tren que parece ocupado por gente muy rara... Llega a casa con su pareja Jezebel (Elizabeth Peña en un papel muy sensual, de hecho no para de regalarnos su hermosa desnudez una y otra vez) y se meten en la ducha...para más tarde seguir con los recuerdos (¿o sueños?) de Vietnam... la actual situación de nuestro prota es la de un divorciado con dos niños (de nombres bíblicos, como muchos de los personajes del film), su ex-mujer Sarah (atención a los nombres de los protagonistas, todos de resonancias bíblicas) y su actual pareja que es una compañera de la oficina de correos...y un hijo muerto llamado Gabe que falleció mientras estaba en la guerra.
Nuestro prota suele cantar y tararear la popular nana "Sonny Boy" y visita frecuentemente a su quiropráctico (interpretado por Danny Aiello) para resolver sus problemas de espalda y de paso le cuneta como su vida ha empezado a ser una colección de flashes, visiones, alucinaciones, pesadillas y situaciones kafkianas. Algo raro le está pasando pero no sabe qué. Uno de los momentos críticos es en plena fiesta a la que acude con Jezabel en que una serie de acontecimientos (encuentra una cabeza de animal despellejada en la nevera, una pitonisa aficionada le lee la mano y le dice que está muerto, ve tipos raros por el lugar) y acaba contemplando a su chica bailando lascivamente con lo que parece un monstruo al estilo Cronenberg (si, de nuevo él) que le roza con su cola los muslos y acaba empalándola...cuando Jacob sufre un ataque de fiebre y su chica acaba metiéndolo en la bañera con hielo por consejo médico (y ayudada por los vecinos) para que no muera... así de nuevo nuestro prota despierta (ahora en su cama) junto a su mujer Sarah y sus tres hijos, sí, porque Gabe está vivo e incluso acude a su padre porque no puede dormir (con 40
un juguete que repite la melodía de Sonny Boy) y Jacob lo acuesta y lo arropa en el dormitorio de los niños tras cantarle Sonny Boy. Luego vuelve a despertar al lado de Jezabel como si todo hubiera sido producto de la fiebre ante su horror mudo. Jacob recibe la llamada de un excompañero del Vietnam y se reúnen. También éste ve visiones y lo que llama "demonios" que lo vigilan y persigue. Cuando este ex-compañero muere al explotar su coche se reúnen los supervivientes de la unidad de Vietnam donde sirvió Jacob y descubren que a todos les pasa lo mismo. Intenta hablar con un abogado para que les ayude a descubrir qué les ha hecho el ejército pero al final Jacob ve que tanto el abogado como sus compañeros acaban abandonando sus ganas de investigar y pedir explicaciones por lo que les sucede. Jacob sufre el ataque de unos desconocidos y acaba con sus huesos en la calle (tras ser robado por un tipo vestido de Papa Noel y que juraría que es el propio Tim Robbins!) y de ahí pasa a un hospital donde le dan un sórdido paseo en camilla por estancias destartaladas llenas de personas con amputaciones, caras grotescas, una mujer dando el pecho a una muñeca, locos en camisa de fuerza, trozos de carne y salpicaduras de sangre por el suelo hasta que le dejan en un quirófano sucio en que un médico sin ojos (?) le pone una inyección en la frente... Mientras reposa en esa especie de manicomio kafkiano (¿o debería decir cronenbergiano?) acude a su rescate su quiropráctico, que se lo lleva de allí enfrentándose al personal sanitario y acaban relajados y tranquilos en la consulta del quiropráctico mientras le da un masaje. Jacob le habla a su amigo de lo que le pasa y éste le empieza a hablar del Maestro Eckhart (místico del siglo XIII) y la visión que tenía éste del infierno, le da unos consejos que al final Jacob comprenderá. En los momentos finales (mientras a lo largo del film hemos visto distintos flashes de cómo en Vietnam evacuaban a Jacob con su herida de bayoneta en un helicóptero) Jacob toma un taxi, vuelve a casa (la de su mujer Sarah y sus hijos) y mientras se queda sentado en soledad en aquel hogar vacío aparece por las escaleras su hijo Gabe, con su juguete con la melodía de Sonny Boy. Jacob acude junto a su hijo, llora, se abrazan y el niño le coge de la mano llevándolo arriba, hacia una luz blanca y cegadora mientras Jacob recuerda las palabras de su quiropráctico sobre el místico Eckhart... Acto seguido nos encontramos de repente en un quirófano de campaña en Vietnam con un médico dictaminando la muerte de Jacob. Todo el metraje del film nos ha mostrado las visiones infernales de un hombre que agonizaba y cuya mente parecía prepararse para la Muerte.
LA PELÍCULA Producida por la Carolco de Mario Kassar y Andrew Vajna (que por supuesto aparecen como productores ejecutivos) el film estaba dirigido por Adrian Lyne (cuya carrera no tenía desperdicio con pelis ya míticas como Zorras, Flashdance, Nueve Semanas Y 41
Media, Atracción Fatal... todas con el morbo sexual como aliciente principal), escrito por Bruce Joel Rubin (que aparece también como productor ejecutivo y que alcanzaría la gloria paralelamente con el guion de Ghost, sí, la peli con Demi Moore y Patrick Swayze... sin embargo el bueno de Rubin no lograría destacar en el resto de sus proyectos tras La Escalera de Jacob, una pena) y producido por Alan Marshall (El Expreso de Medianoche, Fama, El Corazón del Ángel). Destacando así también la labor de Maurice Jarre en la delicada banda sonora original (el tema central de piano es exquisito), el montaje de Tom Rolf (montador en Taxi Driver, Hardcore: Un Mundo Oculto y que ya había colaborado con Lyne en Nueve Semanas y Media), el diseño de producción de Brian Morris (El Ansia, El Corazón del Ángel) y la fotografía de Jeffrey Kimball (que aquí hizo su mejor trabajo en una carrera de lo más mediocre). Entre el casting tenemos a futuras estrellas televisivas como Jason Alexander (el mítico George Constanza de la serie Seinfeld) en el papel del abogado y Eriq La Salle (popular por su papel de cirujano antipático en la serie Urgencias) como uno de los ex-compañeros del Vietnam, aparte también de un entonces desconocido Ving Rhames. Y ya en el colmo de la anécdota el papel del hijo muerto de Jacob, Gabe, estaba interpretado por Macaulay Culkin antes de convertirse en la mayor (y mejor pagada) estrella infantil de la historia del cine.
ADRIAN LYNE Sin duda La Escalera de Jacob fue un punto de inflexión en la carrera de Lyne. Tras sus pasados éxitos morbosos su cambio de registro a un cine más adulto, oscuro y trascendental se resolvió con una decepcionante taquilla (aunque al menos recuperó la inversión del film antes de llegar al mercado del vídeo). Lyne regresaría inmediatamente al cine que le dio éxito y fama (en 1993 con Una Proposición Indecente, una de las pelis más tontas y babosamente morbosas del Hollywood mainstream) pero de nuevo con resultados decepcionantes en taquilla e intentó ir aún más allá del morbo comercial que le dio la fama y meterse en el fango de una nueva adaptación de Lolita (que fue otro fracaso de taquilla muy perjudicado por los problemas de distribución que tuvo el film en USA a cuenta del tema que trataba pero que sin duda hizo bastante ruido como para que Lyne siguiera siendo noticia y en 2002 acometiera el rodaje de Infiel, con Richard Gere
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y Diane Lane de protas, de nuevo morbo sexual por un tubo, que sí funciono mejor en taquilla que todas sus pelis de los 90's juntas)
RAREZAS DEL FILM -Una de las grandes rarezas del film es que no se añadieron FX en el período de postproducción. Por ejemplo, el efecto de las cabezas que tiemblan se hizo rodando a los actores girando al cabeza filmándolos a 4fps para luego proyectarlo en los 24fps standard. -La peli se inspiraba en la leyenda urbana (o no tan urbana) de que el ejército USA usó una droga sintética llamada BZ en algunas unidades en combate durante la guerra de Vietnam. La droga existe pero se ha negado, por supuesto, su uso en unidades del ejército USA. -Lyne rechazó dirigir La Hoguera de las Vanidades para dedicarse a La Escalera de Jacob. -Rubin, el guionista, se inspiró para su guion en numerosas fuentes desde El Libro de los Muertos Tibetano hasta relatos de Ambrose Bierce.. -El film era un proyecto de la Paramount (Ridley Scott fue uno de los directores que estuvo a punto de hacerse con él) pero un cambio de ejecutivos dio al traste con el proyecto, entre otras cosas porque Lyne y su guionista se negaron a cambiar el final del film. Mientras el proyecto se pudría abandonado acudieron al rescate Mario Kassar y Andrew Vajna inyectando 25 millones de presupuesto al proyecto y convirtiendo al film en una producción de la entrañable, mítica y desaparecida Carolco. -Julia Roberts, Demi Moore, Madonna y Jennifer López hicieron una audición para el papel de Jezabel pero al final se lo quedó la primera actriz que hizo una audición para el papel: Elizabeth Peña.
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-El guion original de Rubin fue muy cambiado por Lyne que eliminó muchas de las referencias bíblicas que inundaban la historia y dio, por ejemplo, un toque más realista a los "demonios" que Rubin había imaginado con cuernos y otros detalles estéticos trillados. -Después de las pruebas con la audiencia Lyne (que tenía el control creativo absoluto del film) eliminó más de 20 minutos de metraje. Es una pena que a España jamás llegara las ediciones especiales del film en DVD con todo el metraje eliminado que incluía escenas realmente interesantes (algunas con sexo y gore que finalmente no vimos). La mayoría de ese material pertenecía al tercio final del film. -Lyne utilizó material pictórico de William Blake, H.R. Giger y Francis Bacon para inspirarse en la estética del film. -La canción My Thang de James Brown (que oímos en la escena del baile cuando Elizabeth Peña es empalada por un monstruo amorfo) estaba incluida en un disco suyo de 1974 titulado precisamente "Hell".
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CINE DE TERROR U.S.A. (2000-2009) A mediados de los años 90's resucitó el cine de terror juvenil. La culpa la tuvieron básicamente dos films estrenados el mismo año: Jóvenes y Brujas (1996) y Scream (1996), ambas con Neve Campbell de protagonista (más curioso es ver como una actriz con tan explosivo comienzo en el cine, antes prácticamente solo había hecho televisión, a día de hoy casi esté olvidada). Y en concreto Scream no sólo volvió a llevar a los chavales al cine en masa sino que reavivó un género más que muerto como era el slasher (que desde los tiempos dorados de Freddy Krueger, o sea, más o menos hasta la quinta entrega de sus andanzas, había ido arrastrándose por la taquilla, no digamos ya si hablamos de resultados artísticos), resucitando a su vez a Wes Craven y descubriéndonos a Kevin Williamson como refrescante prometedora estrella, en su oficio de guionista, que al final, como casi siempre, se quedó en poca cosa (un par de pelis y la serie Dawson Crece en concreto). El cine de terror USA a finales de los 90's, pues, estaría impregnado y empapado de cine de "terror teen", una nueva oleada de slasher de todos los colores (y en realidad el de toda la vida), con docenas de nuevas y jóvenes estrellas propias (Neve Campbell, Jennifer Love Hewitt, Sarah Michelle Gellar) y la resaca de la moda por el thriller policíaco con psicópata intelectual-histriónico-retorcido (algo así como si Oscar Wilde se hubiera metido a asesino en serie) que iniciaron pelis como El Cabo del Miedo (1991) y El Silencio de los Corderos (1991) y consolidaron obras de arte minucioso y obsesivo como Seven (1995) hasta degenerar en bodrios tipo El Coleccionista de Huesos (1999). Así el panorama para el Nuevo Milenio pintaba bastante aburrido con secuelas y refritos de los éxitos de los 90's, slashers que se amontonaban en las estanterías de los videoclubs con psychos cada vez más surrealistas y policías también cada vez más pintorescos (en realidad un panorama muy parecido al saturado final de los 80's con enésimas secuelas de Viernes 13, Pesadilla en Elm Street o Aullidos). Pero sin embargo ya se habían plantado las semillas para que germinaran nuevas modas en la primera década del 2000.
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1999: EL AÑO CLAVE El Sexto Sentido (1999) y El Proyecto de la Bruja de Blair (1999) supusieron no sólo un soplo de aire fresco sino toda una revolución en temáticas, estéticas y hasta en forma de creación, promoción y distribución de un film. Si a eso le añadimos el éxito sorpresa en occidente del film japonés The Ring (1998), que entonces no podíamos predecir su impacto a largo plazo, tenemos las raíces de lo que se nos vendría encima en el periodo entre 2000 y 2009, una década marcada por las pelis de found footage, cámara en mano, finales sorpresa brutales y horror oriental remakeado por no hablar del revival de subgéneros clásicos que creíamos enterrados para siempre como los vampiros, los hombres-lobo y los zombis. Se imponía el terror para adolescentes y jovenzuelos y sólo teníamos a Shyamalan y su megalomanía a lo Spielberg como referente de un cine más adulto (El Sexto Sentido, El Protegido, El Bosque) y el intento de James Wan con Saw (que al final también acabó por ser una saga para jovencitos palomiteros) de ser el nuevo Fincher del género (no existiría Saw sin el Seven de Fincher por mucho que la compararan con Cube de Vincenzo Natali). Ya que tanto Cronenberg (tras su decepcionante Existenz de 1999 dejó aparcado el género fantástico) como Kubrick (Eyes Wide Shut sigue teniendo algunos de los momentos más inquietantes del final del milenio pasado) estaban fuera de juego (Kubrick definitivamente, claro), y ellos eran los máximos representantes del cine adulto mundial (sólo ellos podrían haber filmado cosas como Videodrome, El Resplandor, Inseparables o La Chaqueta Metálica desde un punto de vista tan adulto e intelectual). El cine, para quien no lo sepa, es mayoritariamente un producto para la juventud, y así se nos fabrica y vende. No están las taquillas para reventar con productos adultos y maduros. También en géneros hermanos como la Sci-Fi y la Fantasía varias pelis influirían en el mercado general del cine. Así Matrix (1999) o X-Men (2000) revolucionarían a su manera esos géneros y su influencia aún la estamos sufriendo y alguien tan poco sospechoso como Gus Van Sant predecía el delirio por los remakes americanos con su fotocopia morbosa y en color del clásico de Hitchcock, ahora titulada en nuestro país Psycho (1998)...y que conste que a mí me mola el remake más vilipendiado de la historia! Si a finales de los 80's la New Line era la productora estrella hecha a sí misma desde la más profunda y sabrosa Serie B (para luego ser vendida al mejor postor, claro) ahora le tocaba el turno a la Dimension Films (Mimic, Halloween H20, The Faculty... por no hablar de la saga Scream), filial de Miramax, el mini-imperio de los hermanos Weinstein. Los videoclubs se llenaron de sus productos (estrenados en cine o directos a las cloacas del vídeo, incluso con subsellos como Dimension Extreme para sus pelis más brutales, al más puro estilo de nuestra Manga Films y sus filiales) y las secuelas llenaron 46
de nuevo las estanterías del consumidor. Si en los 90's no habíamos tenido bastante ahora no sólo tendríamos secuelas de los éxitos sino también secuelas de las parodias de los éxitos (Scary Movie, 2000, y Scary Movie 2, 2001, también eran idea de la Dimension Films en un alarde de cómo exprimir al máximo la gallina de los huevos de oro de la saga Scream y sus productos de referencia como Sé Lo Que Hicisteis El Último Verano o Leyenda Urbana). Otras productoras-distribuidoras se la unirían pronto (Lionsgate, Millenium Films). Pero el nuevo milenio empezó tranquilamente. El slasher juvenil seguía mandando con films como Cherry Falls (2000), Leyenda Urbana 2 (2000), protagonizada por Jennifer Morrison y con la presencia de una jovencita y desconocida Eva Mendes, Corten (2001), con la presencia legendaria de Molly Ringwald (la mítica pelirroja prota de las mejores pelis de John Hughes en los 80's) o Un San Valentín de Muerte (2001), además de secuelas absurdas como Jason X (2001), El Cuervo: Salvación (2000), Abierto Hasta El Amanecer 3 (2000) o El Libro De Las Sombras (2001, o sea, la secuela innecesaria pero hasta entretenida de El Proyecto de la Bruja de Blair). Mientras que el thriller policiaco de psicópatas también seguía dando guerra con La Hora de la Araña (2001) y la esperada secuela de El Silencio de los Corderos, titulada Hannibal (2001). Mientras que Lo que la Verdad Esconde (2000) de Robert Zemeckis (qué lejos sus tiempos de gloria!) no sólo era un cúmulo de plagios de Hitchcock sino de las primeras consecuencias del éxito de El Sexto Sentido (otra consecuencia sería Los Otros de Amenábar, que por mucho que se empeñe el director español de que su guion era anterior al estreno del film de Shyamalan no por ello dejó de parecernos una exploitation descomunal de una moda). Jeepers Creepers (2001) fue el mini-Scream del Nuevo Milenio (se exageró mucho el impacto de este film en su momento así como sus presuntas cualidades cinematográficas, algunos sólo nos llamaba la atención la vida personal de Victor Salva, su director, al que le gustaba bastante la carne pre-adolescente y que sin embargo Coppola le dio esta oportunidad para sacarlo de su ostracismo tras el escándalo sexual de su primer film protagonizado por un niño que acabó siendo "molestado" por su director) mientras que Ed Gein (2000) de Chuck Parello quería dar otro aire (más serio y crudo, se supone) al cine de psicópatas casi en paralelo a American Psycho (2000) de Mary Harron (que ya tenía en su haber una obra maestra como Yo Disparé a Andy Warhol) que adaptaba la impactante novela que tantos ríos de tinta hizo correr (por desgracia la peli era casi un producto de la Disney comparado con el libro pero al menos nos alegraba la vista con guapas actrices que luego hicieron mucho ruido como Chloe Sevigny y Reese Witherspoon). El Hombre Sin Sombra (2000) mezclaría Sci-Fi y Terror a partes iguales (una de las pocas pelis con algo que decir dentro del género fantástico, ni que decir que gracias a Paul Verhoeven que estaba a los mandos) y Poseídos (2000), del magnífico director de fotografía Janusz Kaminski, intentaba revivir el género satánico con un film tan estético como aburrido (pobrecita la prota Winona Ryder en el inicio de su bajada a los infiernos de verdad en la vida real). Claro que también teníamos que aguantar a mamporreros del slasher como Joe Charbanic con su Juego Asesino (2000) que incluía al omnipresente Marco Beltrami en la banda sonora y la agradecida presencia de Marisa Tomei (menos da un piedra), Wes Craven ejerciendo de nefasto padrino de Drácula 2001 (2000) cuyo título era Drácula 2000 pero el retraso de la producción por diferentes problemas hizo tambalear el nombre numérico del producto. La Bendición (2000) de Chuck Russell era un film sobre una niña con poderes que era asediada por una secta que quería hacerse con los mismos...un punto de partida que sólo hizo degenerar la cosa en un film aburrido, cobarde y tedioso que ni la inquietante presencia de Angela Bettis (actriz de culto del momento) podía mejorar. Carpenter seguía su amorfa filmografía 47
con Fantasmas de Marte (demostrando que ya se había prejubilado hacía tiempo) y sólo Ginger Snaps (2000) nos regalaba una deliciosa sorpresa en el muy sobado subgénero de los licántropos (esta co-producción entre USA y Canadá protagonizada por dos hermanas adolescentes en la que una de ellas se ve infectada por un licántropo sorprendió a propios y extraños por su originalidad y calidad, los títulos de crédito iniciales del film aún no han sido superados: puro morbo inquietante por los aficionados al suicidio! No perderse tampoco la delirante y refrescante secuela!). Y para pasar el rato llegaban a los videoclubs bazofias como Los Malditos. Vampiros del Desierto (2001).
Caso aparte es una delicia como May (2000) inquietante, sangriento y sórdido film de culto dirigido por Lucky McKee y protagonizado por una Angela Bettis en estado de gracia interpretando a una chica fea y solitaria, inadaptada a todos los niveles, que busca a toda costa el amor (o la amistad o lo que sea) ya sea en algún chico que acabe idolatrando (y aprovechándose de ella) o en una compañera de trabajo de inclinaciones lésbicas (morbosísima en este papel de lesbiana oscura la sorprendente Anna Faris que deja a una lado su bis cómica y rubia para hacer de morena y atrevida pareja sexual de la Bettis) Y no olvidemos que, como suele pasar muchas veces, la reciente década del 2000 ya había empezado antes con pelis como Destino Final (1999) de James Wong o House On The Haunted Hill (1999) de la recién estrenada Dark Castle de Robert Zemeckis y Joel Silver.
CINE DE TERROR USA (2000-2005) En la primera mitad de la década del 2000 seguíamos soportando la onda expansiva del slasher noventero ya fuera con delirantes secuelas influidas por los reality shows y llenas de cámaras de vídeo (mucho antes de Paranormal Activity) como Halloween: Resurrection (2002) o crossovers imposibles como la divertida pero quizá algo espesa Freddy Vs. Jason (2003) de Ronny Yu, aunque la tónica general empezaba a ser los remakes, desde la exitosa La Matanza de Texas (2004) producida por Michael Bay para su recién bautizada productora Platinum Dunes hasta serie B apetitosa como La 48
Masacre de Toolbox (2003), remake de la setentera The Toolbox Murders, de un Tobe Hooper intentando recuperarse de una vez por todas y protagonizada por Angela Bettis (la prota de May y toda una figura de culto a estas alturas como ya he mencionado antes). Pero el slasher estaba ya de capa caída. La Semilla de Chucky (2004), con guion y dirección del creador de la saga Don Mancini, o DTox (2002), bodrio supino con el bueno de Stallone demostraban que había fórmulas que ya no daban más de sí. Mientras que Ted Bundy (2002) de Mathew Bright insistía en la senda iluminada por el film Ed Gein, y Rob Zombie conseguía increíbles buenas críticas con su refrito de La Matanza de Texas; la desquiciada La Casa de los 1000 Cadaveres (2003). Sólo Victor Salva, quién lo diría, conseguía estrenar un divertimento de toda la vida simpático y sin grandes pretensiones como Jeepers Creepers 2 (2003), maravilloso ejercicio de terror ochentero básicamente sin salir del autobús escolar en que se centra la acción (en una carretera perdida rodeada de maizales, como manda la tradición). El Dragón Rojo (2002) seguía las aventuras de Hannibal Lecter en una aburrida secuela-precuela y la serie B agonizaba con productos como Malevolence (2004) film de apenas 2 millones de dólares de presupuesto y guión y dirección del debutante Stevan Mena, dominicano que nos regala un slasher de lo más ramplón. Otro género que parecía languidecer era el de los vampiros. Blade (2002) supuso cierta novedad y un éxito comercial pese al aburrido Stephen Norrington pero ahí se quedó la cosa ya que Vampiros. Los Muertos (2002), secuela del Vampiros de Carpenter (que ya era soso y aburrido de por sí), producido por el propio Carpenter y su inseparable, por entonces, Sandy King dejaba en manos de su viejo discípulo Tommy Lee Wallace el guion y la dirección en un bodrio insoportable que sólo pretendía sacar un fajo de billetes en los videoclubs. Peor sería las pretensiones de La Reina de los Condenados (2002), tardía continuación de la saga de Anne Rice y film que fusionaba las novelas "Lestat, El Vampiro" y "La Reina de los Condenados" para ofrecernos un remix indigesto con un Stuart Townsend insoportable: desde luego una de las peores pelis de vampiros que se pueden paladear. No tardarían en llegar Blade II (2002) y Blade Trinity (2004) y confirmar que lo de la primera peli era solo una casualidad. Sin embargo el género de zombis irónicamente resurgiría de sus cenizas tras mucho tiempo enterrado con dos producciones con capital americano y británico: Resident Evil (2002) y 28 Días Después (2002) consiguieron poner de moda ellas solitas al muerto viviente. Resident Evil era un proyecto original de Romero para su regreso por la puerta grande (que sería unos años después con La Tierra de los Muertos Vivientes de 2005, para mi gusto una nueva obra maestra de Romero) pero su guion no gustó nada a los 49
padrinos del videojuego en que se basaba (curiosamente el videojuego se basaba a su vez en la estética y ambiente de las pelis de Romero, he ahí que fuera el primer director consultado para el proyecto) y acabó en manos de Paul W. S. Anderson que tras la magnífica Horizonte Final (de pobres resultados comerciales) por fin encontraba un filón al que aferrarse y chupar del bote. 28 Días Después, sin embargo, logró inculcar cierta estética presuntamente novedosa (sus movimientos de cámara tan comentados estaban plagiados de series televisivas de los 90's como "Policías de Nueva York", pero claro hay gente que sólo ve pelis de zombis y todo le parece novedoso) y crear polémica entre los fans con eso de mostrar a los zombis que corren (otra falsa novedad, en los 80's ya había pelis con zombis esprintando como en "La Divertida Noche de los Zombies"). La nueva moda zombi se confirmó con Amanecer de los Muertos (2004) que era el remake del Zombi de Romero ejecutado por Zack Snyder (y James Gunn en el guion). Todo un éxito de taquilla que cambió la reflexión filosófica-social por más acción, algo así como cuando James Cameron cogió la saga Alien y cambió el terror pausado de Ridley Scott y lo llenó todo de soldados y tiros. En este caso Sarah Polley nos confundía (¿no parecía la hermana gemela de Anna Faris?) y dio paso a una moda zombi que tardó bastante en saciarse y agotarse. De ahí que engendros como House Of The Dead (2003) del pronto mítico freak Uwe Boll vieran la luz con toda desfachatez al calor no sólo del cine zombi sino de la fiebre por adaptar videojuegos al cine (como si no tuviéramos bastante con los cómics!). Y es que los remakes iban a asolar la faz de la tierra, no ya en la lógica de que el mercado USA pudiera digerir el exitoso terror oriental de moda: ahí llegaba La Señal (The Ring) en 2002 con todo un Gore Verbinski en los mandos y la guapetona Naomi Watts de prota además de El Grito (2003) remake de The Crudge y con otra guapetona como Sarah Michelle Gellar aunque aquí la curiosidad irónica es que su director Takashu Shimizu ya había dirigido el telefilm The Crudge, la peli para cines japoneses The Crudge y ahora lo volvía a intentar con el remake americano (!) todo un hito del jornalerismo cinematográfico. No tardaría en hacer lo propio Hideo Nakata a los mandos de The Ring 2 (La Señal 2) de 2005 sustituyendo a Verbinski. Y mientras Spider-man (2002) asentaba por su lado el furor por las pelis comiqueras el cine de terror en cambio dependía, para refrescarse, más que nunca de personalidades antes que de modas o remakes. Desde Eli Roth con su Cabin Fever (2002), refrito de Posesión Infernal hasta Reencarnación (2004) de Jonathan Glazer pasando por El Efecto Mariposa (2004), retorcida variante de Destino Final, y Saw (2004) de James Wan los directores se convertirían en las estrellas (¿efecto noventero de Tarantino y 50
Robert Rodriguez que pusieron de moda que el director fuera poco menos que una estrella pop, cosa de la que tomó nota el mismísimo Guillermo del Toro, simpático con la prensa como cualquier Pop-Star adolescente a lo Britney Spears?) También salían como hongos nuevas productoras desde la Dark Castle de Robert Zemeckis y Joel Silver que seguía afianzando sus planes con 13 Fantasmas (2001) y la deliciosa Ghost Ship (2002), pasando por la Platinum Dunes de Michael Bay y su política de remakear rentables clásicos y llegando a la Ghost House de Sam Raimi y su compinche Robert Tapert. Sin duda a mi modo de ver la Dark Castle resultó la más entrañable y con mejores resultados creativos (algunos de ellos a cargo de nuestro Jaume Collet-Serra y sus suculentas La Casa de Cera y La Huérfana pero también con algunos bodrios bochornosos como Gothika, 2003, con una Halle Berry perdidísima). Un caso aparte es They (Ellos) de 2002, apadrinada por Wes Craven y regalándonos uno de los films más fascinantes y terroríficos del nuevo milenio con Laura Regan de prota (y su encanto de universitaria frágil y rubia) y Robert Harmon en la dirección. Un film olvidado que sin embargo siempre reivindico como el clásico de culto que es en realidad. Pese a quien pese. El Efecto Mariposa (2004) iniciaba una nueva saga, igual que lo había hecho Destino Final. Mike Figgis lo intentaba fracasando miserablemente con La Casa (2003), extraña mezcla de Deliverance y La Mano Que Mece La Cuna con una Kristen Stewart desconocida de 13 añitos y un Stephen Dorff en su salsa de supermacho paleto. Luego a veces el cine es como las cerezas cuyas casualidades vienen de dos en dos. Así teníamos a Leelee Sobieski que se dio a conocer haciendo de morbosa lolita en Eyes Wide Shut de Kubrick y protagonizó pelis como Nunca Juegues Con Extraños (2001) y Última Sospecha (2001), la primera un pseudo-slasher de carretera que inició toda una saga y la segunda como adolescente acogida por una nueva y misteriosa familia que vive en una extraña casa de cristal. Ambas convertidas hoy en films de culto y no sólo por la presencia de la pechugona Sobieski. Robert De Niro también se apuntaría al cine inquietante con El Escondite (2003) y El Enviado (2004), ambas pelis con niños como protagonistas. En la primera De Niro es el padre de Dakota Fanning (estrellón infantil en pelis como Yo Soy Sam, el remake de La Guerra de los Mundos y Niñera a la Fuerza) que hace de cría que parece que está más loca que una cabra; el segundo film va sobre los peligros de la clonación (más si son dos padres que intentan revivir a su retoño muerto con una fotocopia del mismo, hecha por el "mad doctor" de De Niro...casi nada). También estaba el actor infantil Matthew O'Leary como nexo de unión de films como Escalofrío (inquietante film con el que sorprendió en la dirección el mini-mito de Bill Paxton, colega de correrías de James Cameron) y Falsa Identidad (donde su padre era John Travolta y se las tenía que ver con un padrastro nuevo y psicópata, claro). Si hablamos de mozas de buen ver una jovencísima Scarlett Johansson adornaba la simpática y blanda Arac Attack (2002) mientras que Erika Christensen (otro yogurín de la época) protagonizaba Fanática (2002) como si fuera un remake adolescente de Atracción Fatal. Si hablamos de mozos "Asesinato... 1-2-3" (2002) juntaba a dos yogurines como Michael Pitt y Ryan Gosling listos para hacer furor entre las nenas, aunque aquí lo hacían con una policía con el rostro (y el cuerpazo) de Sandra Bullock. La repelente y fallida La Desaparición de Embry (2002) en cambio unía en el mismo
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metraje como amigas íntimas a Katie Holmes y Zooey Deschanel, otra de esas pelis con final sorpresa al estilo de El Sexto Sentido. Films de francotiradores de prestigio serían La Habitación del Pánico (2002) de Fincher trazando un clásico de "invasión del hogar" (que deja en ridículo bodrios postreros como Los Extraños o Tú Eres El Siguiente) con Jodie Foster y Kristen Stewart bordando sus papeles de madre-hija (Kristen Stewart consigue un hito en su interpretación...es la primera niña de 12 años que no sonríe ni una sola vez en los más de cien minutos de metraje!) cuando en un principio iban a ser Nicole Kidman y Hayden Panettiere las protas. Mothman, La Última Profecía (2002) de Mark Pellington (responsable de otro título de culto como "Arlington Road, Temerás a tu Vecino") supone la vuelta de tuerca definitiva a los casos tipo Expediente X con un enigma al servicio de unos estupendos Richard Gere y Laura Linney (de nuevo juntos tras protagonizar Las Dos Caras de la Verdad) que nos acojonan con el hombre-polilla que atormenta una población...uno de los films más sugerentes e inquietantes de la década sin duda. Jane Campion por su lado lo intenta con En Carne Viva (2003) donde Meg Ryan es acosada por un psycho y aprovecha para liarse con el detective interpretado por Mark Ruffalo regalándonos, por fin, desnudos a granel y morbo guarrindongo que no habíamos visto desde Instinto Básico. Pero aquí la ambientación oscura y la psicodelia emocional (!) hacen de este film fallido una rara avis (y no solo por ver a Meg Ryan zorreando en pelotas de lo lindo con el policía supermacho). Brad Anderson hará lo propio con El Maquinista (2004) con algo de capital español y otro final sorpresa de la moda iniciada por El Sexto Sentido, y Chris Kentins sorprenderá a todos con un presupuesto de 120.000 dólares y formato digital en su agobiante Open Water (2003), donde cuenta el horror de unos náufragos bobalicones abandonados en medio del océano a su suerte y rodeados de tiburones... Muy distinto es el caso de Stephen Carpenter (director de culto por films ochenteros como La Mansión Ensangrentada y Trans-Gen, Los Genes de la Muerte) que quiso volver a lo grande al género que ama con Escapando de la Oscuridad (2001) aprovechando la moda del "horror teen" y sembrando el film de caras atractivas (como la preciosa Eliza Dushku) aunque usando un guion retorcido con muchas deudas a esa peli de culto que es La Escalera de Jacob (1990) de Adrian Lyne pero que acaba siendo un bodrio insoportable y amorfo. Aunque no más insoportable que Van Helsing (2004) de la Universal, auténtico despropósito que no lo salvaba ni el carismático Hugh Jackman como prota. Y para bodrios de la época el Constantine (2005) de Keanu Reeves como exorcista fantástico, Madhouse (2004), co-producción USA-UK de William Butler sobre 52
fantasmas en el sótano de un manicomio, La Mansión Encantada (2003), peli Disney explotando otra atracción de sus parques temáticos y con Eddie Murphy asentado ya definitivamente en lo políticamente correcto y baboso (aunque yo no creo que el film fuera tan tan tan malo como decían) y delirios explotativos como Anacondas: La Cacería por la Orquídea Salvaje (2004) cuyo título es más creativo que su guion (y ahí estaba en la dirección el entrañable e inútil director ochentero Dwight H. Little) aunque no mucho mejor era el film original Anaconda (1997) del que sale esta delirante secuela. Sin embargo el imperio de los despropósitos quizá sea el gran fiasco de la primera mitad de los años 2000 la muy anunciada y promocionada El Exorcista: El Comienzo (2004) que acabó convertida en dos pelis (la original rodada por Paul Schrader y el refrito perpetrado por Renny Harlin cuando fue contratado para rehacer lo montado y rodado por Schrader y lo cachondo es que las dos versiones son igual de malas e insultantes, eso sí al menos la Warner intentó recuperar todo el dinero perdido vendiéndonos la moto con el DVD de la versión original como "la versión prohibida", para quien aún crea que los estudios de Hollywood no tienen más cara que espalda!) Paul W. S. Anderson nos abría los ojos con Alien Vs Predator (sí, estaban también de moda los crossovers) y nos aclaraba que no era la gran promesa del fantástico que auguraba (al final todo se ha quedado en su fascinante Horizonte Final, que a estas alturas empezamos a sospechar que no era cosecha suya) y Marc Evans nos prometía mucho y siempre se estrellaba con bodrios como My Little Eye (2002) y Trauma (2004), ambas con rubias llenas de morbo (la primera con Laura Regan, la segunda con Mena Suvari). Shyamalan empezaba a flojear con El Bosque (2004) y sin embargo su maestro Spielberg apabullaba con su remake (y de Cruise) de La Guerra de los Mundos (2005) que acabó siendo una de las pelis que más miedo me han dado nunca (esa demoledora aparición de los alienígenas en sus brutales cacharros con sonido surround en el cine me puso el vello de punta!). Aunque algo que definió esta primera mitad de década y que supuso el fin del sueño de la Dimension Films (al menos para todo producto que no viniera firmado por la pandilla de Tarantino) y muchas de sus estrellas fue sin duda el descalabro monumental de La Maldición (Cursed) mega-bodrio firmado por Wes Craven y Kevin Williamson que junto con el equipo técnico estrella de la casa (KNB group a los FX, Marco Beltrami en la Banda Sonora) estrenaron una basura infecta que ni daba miedo ni inquietaba ni entretenía siquiera. Los problemas de producción, las re-escrituras de guion y la presión del estudio por eliminar el gore para obtener una buena calificación por edades fueron las excusas para justificar semejante despropósito pero a mí me parece que el tema de la licantropía no daba para mucho y que Christina Ricci es veneno para la taquilla (a pesar del morbazo que ha tenido siempre la chica) y que en definitiva como han demostrado Scream 3 y 4 el tándem Craven-Williamson sólo tuvieron la suerte de hacer un par de chistes graciosos en su momento y el chicle no ha podido ser estirado más. Solo hay que ver la carrera de los dos personajes para darse cuenta de que los altibajos y la falta de continuidad son el pan de cada día de sus vidas creativas. Aunque una bonita sorpresa de videoclub sería Dead End: Atajo Al Infierno (2003) debut en la dirección del tándem Jean-Baptiste Andrea y Fabrice Caneda que al calor del nuevo cine de terror y gore francés (hablo de cosas como A L'Intérieur y El Internado) nos ofrecía, con capital USA, una historia de familia en coche, camino de una cena de Nochebuena con los abuelos, que toma un atajo por una carretera secundaria y
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cruzan un infierno de fantasmas y cosas raras con final sorpresa una vez más al estilo El Sexto Sentido. Una bonita golosina de culto sin pretensiones y por ello más cautivadora. CINE USA DE TERROR 2005-2009 Durante la segunda mitad de la década del 2000 el slasher pasó a remakear ya sin vergüenza. Así nos endiñaron el remake de Cuando Llama Un Extraño (2006), la secuela del remake La Matanza de Texas: El Origen (2006), Negra Navidad (2006), remake del mítico Black Christmas de Bob Clark (cosecha de 1974) que al menos incluía bellezas femeninas como Mary Elizabeth Winstead y sobre todo Michelle Trachtenberg. Mientras la WWE de lucha libre nos endosaba Los Ojos del Mal (2006), slasher rutinario con la estrella del wrestling Kane matando jovencitos con distribución de Lionsgate (pequeño estudio que acabaría convirtiéndose en una major más a efectos prácticos). Las precuelas estaban al orden del día y Hannibal: El Origen del Mal (2007) arrastraba por el fango el mito de Lecter. Reeker (2005) había mezclado el slasher con el género zombi y sólo Cry Wolf (2005) parecía querer aportar novedades (aunque fuera una película fallida con el único atractivo a día de hoy de estar protagonizada por la morbosísima pelirroja Lindy Booth, a la que ya habíamos visto en Wrong Turn). Aullidos (The Breed) no era un remake del film de Joe Dante sino un film producido por Wes Craven con jovencitos asediados por perros víctimas de experimentos oscuros resultando un aburrido slasher sin sangre ni sexo protagonizado por una recatada Michelle Rodriguez. El género de los licántropos había rejuvenecido con Ginger Snaps y Underworld (que mezclaba hombreslobo con vampiros adelantándose a la saga Crepúsculo) y regresó con Underworld Evolution (2006) donde el tándem Len Wiseman y Kate Beckinsale imitaba al de Paul S. W. Anderson y Milla Jovovich en la saga Resident Evil (romance entre actriz y director incluido). De hecho, los productores de Underworld insistieron con La Marca del Lobo (2007) dirigido por Katia Von Garnier en una serie B baratísima de hombres lobo algo más tradicionales. La adaptación de videojuegos también era otra moda en plena fiebre con las secuelas de Resident Evil (Apocalipsis de 2004 y Extinction de 2007), el bodrio de Alone In The Dark (2005) y Silent Hill (2006) que curiosamente a pesar de las apariencias no había usado capital USA y era una coproducción extranjera en tierras americanas. La etiqueta GorNo o Torture Porn (igual de idiotas ambas) empezó a ser usada a raíz del Hostel (2005) de Eli Roth y ahí se encajaron las secuelas de Saw (Saw III de 2006), 54
Hostel 2 (2007) con una Heather Matarazzo musa del cine indie aquí desangrada vilmente para morbo de erotómanos retorcidos y con el engendro de Turistas (2007) que realmente no puede encasillarse dentro del GorNo pero sí en la moda de occidentales en apuros en una país inferior económica y socialmente. Así Turistas parecía un Hostel en Brasil, en realidad era producto de la cultura arrogante anglosajona que cree que todo país del segundo o tercer mundo no merece si quiera que se gane la vida con el turismo (industria que no produce futuro a sus nuevas generaciones sino servidumbre). Eso sí, Turistas nos ofrece la jugosa presencia de dos bellezones como Melissa George (muy presente en el cine de género de la época) y Olivia Wilde (la maciza Trece de la serie House). El terror oriental sigue dejando su influjo en USA con mil y un remakes: El Grito 2 (2006) protagonizada por Amber Tamblyn (que ya salía en el prólogo de The Ring americana pero a la que redescubrimos muchos en la séptima temporada de la serie House) y de nuevo dirigida por Takashi Shimizu y Pulse (2006), remake del film Kairo (2001) y co-escrito por Wes Craven, eran tan entretenidas como banales. Algo mejor, para mi gusto, fue Dark Water (2005), el remake del film japonés con Jennifer Connelly de prota y el inesperado Walter Salles en la dirección. Mennan Yapo dirigía Premonition: Siete Días (2007) ahondando en el género de moda de la narración no lineal (iniciada por el Memento de Nolan) y nos regalaba a una angustiada Sandra Bullock en un film tan disfrutable como Identidad (clásico de culto a estas alturas). Joel Schumacher seguía arrastrándose por el lodo con El Número 23 (2007), film que también juega al despiste con el espectador y al servicio de un Jim Carrey que más o menos siempre tiene el mismo corte de pelo (como le pasa a Matt Damon) y que protagoniza uno de los peores bodrios de la década. Lo Que No Se Ve (Invisible) de 2007 es un remake de un film sueco ejecutado por David S. Goyer sobre un chico que tras una paliza queda en coma y su espíritu busca ayuda para que encuentren su cuerpo y lo salven...no solo de remakes orientales vive la industria USA. Cocodrilo, Un Asesino en Serie (2007) ahondaba en el subgénero de los animalespsicópatas (o slasher zoológico) con Michael Katleman a los mandos y Carretera al Infierno (2007) era otro remake totalmente anodino e innecesario. Tarantino y Robert Rodriguez unen sus megalómanos cerebros con la Dimension Films e "inventan" el proyecto GrindHouse con sus dos pelis unidas (Planet Terror-Death Proof) más un puñado de trailers falsos de sus colegas (ya sabéis, Eli Roth y demás mamporreros) e intentan vendernos la moto. Resultado: muchos fans (y críticos aburridos) del cine de género quedan embobados, literalmente, con la propuesta y durante un tiempo debemos asumir que la moda "grindhouse" nos va a dar un tiempo la lata (sobre todo en el mercado DVD con recopilaciones de trailers reales de pelis de serie B y Z). Pero sigamos con los remakes que es sin duda la moda que más furor hace, sobre todo entre las mentes creativas de la industria USA (usease, Hollywood). Así nos llegan Terror En La Niebla, el remake de La Niebla de Carpenter con Debra Hill en la producción, Las Colinas Tienen Ojos (2006), remake del clásico de Wes Craven producido por él mismo y con Alexandre Aja en la dirección (un film infumable solo alegrado por la juvenil presencia de Emilie de Ravin, la post-adolescente preñada de la serie Perdidos), el remake de La Profecía (2006) protagonizada por una Julia Stiles que perdía a marchas forzadas la frescura de su deliciosa juventud (uno de esos casos en que una actriz envejece a velocidad de vértigo), Invasión (2007) remake innecesario (y film 55
con mil y un problemas de producción) de La Invasión de los Ultracuerpos pero que a mí por lo menos me encantó (Nicole Kidman estaba magnífica) por más que el final feliz fuera harto decepcionante. Wicker Man (2006) era otro remake de film de culto de los 70's perpetrado por sorpresa por Neil LaBute (aunque no era tanta sorpresa si tenemos en cuenta el tufillo machista del cine de este hombre) protagonizado por un Nicolas Cage cada día más perdido en el mundo del cine (y sobre todo de eso que se llama la interpretación) pero con agradecidas presencias de Kate Beahan (bellezón muy desaprovechado en el cine actual) y Leelee Sobieski. La Dark Castle seguía dando guerra con La Cosecha (2006), decepcionante film protagonizado por la siempre fascinante Hilary Swank, dirigido por el veterano y entrañable Stephen Kopkins y con la presencia de AnnaSophia Robb, actriz infantil de moda, como niña inquietante. Pero la peli fue otra de esas decepciones monumentales. La Ghost House de Sam Raimi nos regalaba el terror clásico en The Messengers (2006) con Kristen Stewart como morbosa prota y aunque el film fue fusilado en su momento a mí me parece un mini-clásico de la época y hasta dio para una secuela aún superior (!). La Dimension Films alcanzaría la gloria de nuevo con 1408 (2007), adaptación de un relato de Stephen King con John Cusack y Samuel L. Jackson de protas en papeles ya casi habituales en ellos, y con Scary Movie 4, nueva entrega de sus parodias sobre el cine de género. Maleficio (2005) era una peli de fantasmas del siglo XIX con buenas intenciones y resultados aburridos. Serpientes en el Avión (2006) un éxito sorpresa dirigido por David R. Ellis (el mismo que insufló nueva vida a la saga Destino Final), y las primeras entregas de Piratas del Caribe también podrían encuadrarse en el género de terror y adelantaban el furor por las franquicias (anunciado por El Señor de los Anillos de Peter Jackson) que toda major quería. Stay Alive (2006) era un film sobre videojuegos malditos y uno de los peores bodrios del momento. Roland Joffé se perdía en una producción USA-Rusia titulada Captivity (2007) con algunas pretensiones y burdos resultados, Kevin Costner daba la sorpresa con Mr. Brooks (2007) protagonizando una de las mejores pelis sobre psicópatas de toda la historia del cine (!!) y con un William Hurt impagable (como amigo imaginario del psycho) y la deliciosa presencia de Danielle Panabaker (pronto chica solicitada en pelis de género como el remake de The Crazies). Disturbia (2007) llevaba aún más lejos el tema de los remakes (es una versión extendida y "mejorada" de La ventana Indiscreta de Hitchcock) y el truño de White Noise: Más 56
Allá (2005) daba hasta para una secuela aún más aburrida: White Noise 2: La Luz (2007). Renny Harlin seguía destruyendo el poco prestigio (si es que aún le quedaba) que tenía con otro bodrio como La Alianza del Mal (2006) sobre un brujo muy malote mientras pelis como El Hijo del Mal (2007) con una Vera Farmiga estupenda como madre agobiada por su hijo anormal sentenciaba en el género del horror doméstico e infantil (pocas pelis tan desasosegantes como este ejercicio de derribo y demolición de la felicidad familiar). La Caverna Maldita (2005) no era más que un refrito de The Descent de Neil Marshal. Destino Final 3 (2006) nos ofrecía a la prota más guapa de la saga, la entonces muy solicitada Mary Elizabeth Winstead, Hard Candy (2005) apabullaba con la historia de una adolescente que torturaba a un supuesto pederasta y Tránsito (2005) nos traían a los guapetones Ryan Gosling y Naomi Watts en una rareza sobre el tránsito o paso de la vida a la muerte, de nuevo dentro del género de narración no lineal. El Retorno de los Malditos (2007) era el absurdo título español a la secuela del remake de Las Colinas Tienen Ojos, de nuevo con Wes Craven en la producción. Mientras Saw III (2006) nos traía a Shawnee Smith (popular mucho antes por la mítica telecomedia "Becker" de Ted Danson y cantante además de un grupo pseudopunk) con melena corta y camiseta ajustada (que casi no podía ocultar un par de dones que la naturaleza le dio). En la recta final de la década aparecería el fenómeno de las cámaras de vídeo caseras (Paranormal Activity, la anti-cinematográfica Monstruoso de Matt Reeves... incluso Romero se apuntó a la moda) que a mí personalmente me pareció insufrible. Paranormal Activity (y algunas de sus secuelas) la verdad es que me entretuvieron sorprendentemente (supongo que me atraía el morbo voyeurístico del asunto) pero Monstruoso (2008) y demás fenómenos de feria me aburrieron soberanamente. Por supuesto hubo imitaciones y refritos y esa ¿nueva? etiqueta del "found footage" que en realidad se remontaba a Holocausto Caníbal (1978) de Deodato y si hablamos de cámaras y morbo a La Muerte En Directo (1979). Siguiendo el linaje del cine sobre cámaras subjetivas y/o de vídeo ahí teníamos Henry, Retrato de un Asesino (1986), Ocurrió Cerca de Su Casa (1992), Asesinos Natos (1994), nuestra Tesis (1996) y finalmente El Proyecto de la Bruja De Blair (1999). Por lo demás la Ghost House crecía con algo como 30 Días de Oscuridad (2007) con la guapa Melissa George de por medio y una escena final magnífica (aunque en realidad la Ghost House nos traería un film mucho mejor, de culto instantáneo, como era The Children de 2008 dirigido por Tom Shanklan y que nos sorprendía con su ambiente e inquietante historia plagada de niños extraños...), Melissa George seguiría en el género con WAZ (2007) dirigida por el mismo tipo de The Children, y era un curioso y fallido slasher con ecuaciones matemáticas de por medio y Rise: Cazadora de Sangre (2007) aprovecharía el resurgir de los vampiros para una historia con más morbo sexual que otra cosa (Lucy Liu y Carla Gugino animaban al personal en un film por otra parte mediocre). Parking 2 (2007) daba la sorpresa en taquilla (yo la disfruté en su momento pero jamás me sometería de nuevo a este film con dos personajes que no parecen querer salir de un parking) mientras Rob Zombie (mimado por la crítica, no sé por qué) destrozaba la magia oscura de un personaje mítico con el remake de La Noche de Halloween, aquí titulada Halloween: El Origen (2007) que resultaba un remake con precuela incluida y todo apadrinada por la Dimension y con un Malcom McDowell que daba pena. Un film aupado por crítica y público y que a mí como fan añejo del slasher de
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la era dorada solo me provocaba dolor de estómago ante la insufrible cool-tura cinéfaga de Zombie. Alien Vs. Predator 2 (2007) destruía también la magia de ambas sagas de la Fox mientras que los Weinstein, vendida la Miramax de sus amores, resurgían con The Weinstein Company y nos regalaban un film tan curioso como Despierto (2007) donde Hayden Christensen (camino del olvido como le pasó a Mark Hamill) es un chico que cuando debería estar anestesiado sigue despierto y consciente pero no puede hacer nada (al estilo Johnny Cogió su Fusil) mientras los demás parecen querer joder su vida, incluida una perversa y buenorra Jessica Alba. Y la Alba también protagonizaría el remake americano de The Eye (2008) dirigido por los franceses David Moreau y Xavier Palaus (oh, vil metal!) y resultando un aburrimiento (por ahí también estaba una desconocida aún Chloë Grace Moretz, futura Hit-Girl, como niña cancerosa y pelona) sólo soportable por la belleza de Jessica Alba. Llamada Perdida (2008) también era otro remake aburrido más (esta vez de un film de Takeshi Miike, tan prolífico como sobrevalorado) y Retratos del Más Allá (2008) hacía lo propio con Shutter (2004) protagonizado por el insufrible Joshua Jackson... Mientras, Al Pacino protagonizaba un raro slasher policial como 88 Minutos (2007) dirigido por Jon Avnet y con scream-queens de la época como Alicia Witt o Leelee Sobieski, por no hablar de la guapísima Amy Brenneman (que desde que la echaron de la mítica serie Policías de Nueva York aún trata de encontrar su sitio en el mundo de los vivos). Las Ruinas (2008) parecía la nueva sorpresa de género...que acabó aburriendo a las ovejas y Frank Darabont se arrastraba con La Niebla (2007) adaptación de otra historia de su adorado Stephen King y financiado por la Dimension que consiguió un apoyo crítico inexplicable para ser a día de hoy olvidada por la humanidad. Y los remakes no cesaban: el peor de todos el de Prom Night que no se aclaraba si era remake o secuela (o ambas cosas) y que aquí llegó con el título de Una Noche Para Morir (2008) resultando uno de los más aburridos slashers de la historia del cine, no sólo por su ausencia de sangre o sexo sino porque al asesino lo conocemos enseguida y en fin, no hay un solo minuto de entretenimiento...y eso que estaba protagonizada por la guapa Brittany Snow que tras la mala impresión que me dio aquí sí demostró en otras pelis su talento (Hairspray y Dando La Nota demuestra lo bien que canta y actúa esta chica) Shyamalan iba cuesta abajo y sin frenos (las comparaciones con nuestro Amenábar eran inevitables) y lo reafirmó con El Incidente (2008) pastel ecologista-inquietante que robando ideas ajenas y con un plantel actoral de pena (hasta Zooey Deschanel aburre!) nos quería endosar un misterio a lo Perdidos pero para pre-escolares. En fin, una pena penita pena que Shyamalan sentenciara su carrera con este film patrocinado por Greenpeace...es una broma, claro. Las pelis hechas al calor de Hostel tampoco cesaban. La única que me digné ver era Train (2008), dirigida y escrita por un tal Gideon Raff que ahondaba en que Europa del Este era sencillamente el paraíso de los indeseables más retorcidos y en el que un equipo de jovencitos dedicados a la lucha libre perecen de la forma más horrible. Este subproducto infrahumano sólo tuvo algo de repercusión por estar protagonizado por toda una Thora Birch (la tetuda de American Beauty y única razón personal para visionarla) que tenía claro que su carrera iba ya directa a la cloaca (igual que la gravedad tiraba de sus enormes glándulas mamarias). 58
El muy británico Neil Marshal, el director de films de culto como Dog Soldier (2000) y The Descent (2002) se aventuraba con Doomsday: El Día del Juicio Final (2008) en el mercado americano de verdad y a pesar de las ganas de su protagonista, Rhona Mitra, el tortazo fue de aúpa. Aún se está recuperando Marshall de la imagen que dio dirigiendo ese bodrio. Pero no más vergonzoso era el remake de Haneke (niño mimado de la prensa europea, al estilo de Von Trier) de su propia Funny Games (2007). Lo único destacable de su versión USA era la presencia de la siempre fascinante Naomi Watts. Pero para delirio X-FILES: Creer es la Clave (2008) y sí, mucho hay que tirar de la fe para tragarse que este engendro era responsabilidad de los mismos de la mítica serie televisiva. Hellion, El Ángel Caído (2007) ahondaba en el ya saturado tema de niños diabólicos y Los Extraños (2008) ponía de moda de nuevo el subgénero de "invasiones del hogar" con una propuesta tan aburrida y sosa (igual que Liv Tyler, que aún me pregunto que tiene esta actriz cuya carrera es tan inexplicable como la de nuestra Penélope Cruz) que al final de la proyección intentabas recuperar tu dinero ante el evidente fraude que habías sufrido. Surveillance (2008) era una curiosa golosina a la que se le perdonaba sus defectos por sus deliciosos aciertos (una peli que ni es buena ni mala sino todo lo contrario) segunda película en la dirección de Jennifer Lynch, hija de otro mito sobrevalorado e idiotizado por la cultura como David Lynch. Alexander Aja nos decepcionaba con Reflejos (2008) protagonizado por el de nuevo de moda Kiefer Sutherland y saqueando momentos inquietantes con los espejos de un film olvidado y despreciado (pero por mi admirado) como Fenómenos Extraños III (o sea, la tercera entrega de la saga Poltergeist, donde los espejos daban, y mucho, la lata de forma harto imaginativa). Saw V (2008 seguía ganando pasta para la Lionsgate mientras la Summit, tamb ién propiedad de Lionsgate, encontraba por fin su franquicia (a lo New Line con El Señor de los Anillos) con Crepúsculo (2008), adaptación de la saga literaria de adolescente enamorada de vampiro lechoso y con algunos hombres-lobo pululando por ahí también. Por desgracia a pesar de contar con una hipermorbosa Kristen Stewart (que dentro del cine menos comercial lograba hacer pelis tan deliciosas como Adventureland) el producto era intragable a todos los niveles...en realidad no era una peli de vampiros sino 59
más bien un culebrón de amores post-adolescentes con tanta represión sexual (Semen Retemtum Venenum Est) que Edward debía estar tan blanco de retener tantos fluidos seminales...en fin, aberrante para quien como yo era ya un treintañero escéptico y amargado...
2009: LA RECTA FINAL En el último año de la década abundarían los bodrios insufribles como Jennifer's Body (2009) con las macizas Amanda Seyfried y Mega Fox (y la guionista-estrella Diablo Cody queriendo ser la nueva Kevin Williamson) o Expediente 39 (2009) rodada en 2006 y que ahora le daban salida dejando una peste increíble por cualquier cine que incautamente la proyectara. Exorcismo en Connecticut (2009) nos vino con cierto aura de prestigio (sobre todo por culpa de Ángel Sala, siempre augurando que tal o cual peli, sin verla, iba a ser el no va más) y los remakes seguirían arreciando con La Última Casa a la Izquierda (2009), con Craven en la producción, o San Valentín Sangriento 3D (2009) que no aportaban nada de nada (salvo bostezos). Sam Raimi fuera de la franquicia de Spider-man demostraba que los años 80's quedaban muy lejos con su inesperada Arrastrame Al Infierno (2009) cuya protagonista inicial iba a ser la maravillosa Ellen Page (Hard Candy, Juno) pero que finalmente abandonó al proyecto en cuanto tuvo algo mejor que hacer (que fue Roller Girls, el sorprendente, delirante y delicioso debut en la dirección de Drew Barrymore...hizo bien la muchacha en dejar plantado a Sam Raimi cuya versión B sería Kevin Smith). Saw VI animaba el panorama por aquí al ser calificada como X por su extrema violencia y abriendo una polémica que resurgiría con A Serbian Film (2010). Por un lado estaban los que no tienen moral alguna y por el otro los que sólo entienden el mundo como algo moral. Yo en medio de esos bandos pensaba que romperse la camisa (como Camarón) por pelis tan malas e intrascendentes era un desprestigio para cualquier cinéfilo que se precie de serlo. Pero así son las polémicas morales, sacan lo peor de cada uno. El Destino Final 3D (2009) cerraba (aunque hubo al final otra entrega) brillantemente la saga por el momento (brutales las escenas de choque de coches), llegaba a España el sleeper de Paranormal Activity (2007), Jaume Collet-Serra apabullaba con La Huérfana (2009), nuevo film para la Dark Castle y sin duda uno de los mejores films de niña malvada de la historia. Crepúsculo entregaba otro ladrillo bajo el título de Luna Nueva (recuerdo ir al cine a verla con mi hermano y encontrarnos con Macarena Gómez en la cola con su madre, iban a ver "Amelia" el biopic de la aviadora protagonizada por Hilary Swank,...y mi hermano se puso a hablar con ella mientras yo la ignoraba vilmente...nunca me gustó alimentar el ego de los demás...ya tengo bastante con el mío!). Dentro de los remakes el más insultante era Hermandad de Sangre (2009), remake de Siete Mujeres Atrapadas (1983) con chicas guapas y tan aburridas como el espectador en un film sin sangre ni ni sexo ni alma ni ná. Nuestros Alex y David Pastor lograban rodar Infectados (Carriers) con capital americano pero el resultado era tan decepcionante como para calificarlo de "españolada" siendo crueles, claro. Aunque más insultante resultaba Pandorum (2009), dirigida por Christian Alvart, producida por el ubicuo Paul W. S. Anderson y que en realidad no era más que un refrito de Alien. Una de las peores sesiones que he pasado en un cine (junto con la interminable proyección de Watchmen!) 60
El toque lúdico (eran los tiempos en que todo el mundo hablaba de Zombies Party, peli que no he visto sólo porque todo el mundo parece haberla visto y yo me resisto, a veces, al borreguismo) nos llegaba con Bienvenidos A Zombieland (2009) comedia zombi con Woody Harrelson ya encasillado en cierto tipo de papeles y la morbosa Emma Stone alegrándonos la vista. Eso sí, el film se creía mucho más gracioso de lo que en realidad era.
CONCLUSIÓN Así pues, para mí la primera década del Nuevo Milenio se vio en principio muy marcada por las pelis El Sexto Sentido y El Proyecto de la Bruja de Blair, ambas de 1999. La primera inició una moda de finales sorpresa tremendos (Los Otros, El Club de la Lucha, El Maquinista, La Desaparición de Embry, Dead End, A L'Interieur... incluso El Protegido y El Bosque donde Shyamalan se plagiaba a sí mismo) pero la segunda incluso cambió la forma de promocionar las pelis y aún hoy notamos todo lo que acarreó aquello (¿Alguien se imagina promocionar un film sin videos virales y demás parafernalia de trucos de la Red actual?). Luego llegó el furor por los remakes, secuelas e intentos de franquicia. La resucitación de géneros añejos (vampiros, hombres-lobo, zombis) y para colmo el invento de nuevas etiquetas (GorNo, Torture Porn, Found Footage...que jamás usamos la plebe cuando hablamos de una peli a la salida de un cine, son términos sólo para los juntaletras de la crítica oficial y no oficial) para intentar refrescar el vocabulario a la hora de describir la same old shit. Se calificó de gore a La Pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson (cuando el gore dejó de ser algo transgresor y peligroso) y algunos asumimos que estaba ya todo inventado y que salvo los francotiradores valientes e inspirados (Lucky McKee, Robert Harmon) no podíamos contar con las modas habituales ni con los fenómenos encumbrados por crítica o los cada vez más influyentes (usease, donde se movía el vil metal) festivales y convenciones (Sundance, Comic-Con de San Diego) donde lo que importa no es el cine sino el negocio (añadamos Cannes, por supuesto, al ser el mercado
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de ganado cinematográfico más importante del planeta) y vender derechos para recuperar inversiones económicas. Los films clave de la década podrían ser Saw, Paranormal Activity, el remake de La Matanza de Texas, Hostel, el remake de The Ring y poco más (films clave teniendo en cuenta su repercusión e influencia en el género no su calidad como obras cinematográficas). Pero resumiendo esta década no se diferencia demasiado de las anteriores. Cambian quizá los métodos de distribución y propaganda (internet lo ha globalizado todo y eso significa también uniformidad y mediocridad a partes iguales), como en los 70's El Padrino cambió las distribución cinematográfica o Tiburón dio paso al fenómeno de los blockbusters veraniegos pero en lo que nos importa, las pelis, todo sigue igual: unos renovando el género, otros haciendo refritos, saqueando ideas ajenas, otros ahondando en lo truculento, actrices y actores de moda, pequeñas series B deliciosas, grandes producciones que fracasan, fenómenos sorpresa, sleepers y lo mismo de siempre. Sólo cambia el envoltorio y yo a mis cuarenta años recién cumplidos, obviamente, siento más cariño por los 70's y los 80's pero intento no engañarme. En esto del cine de terror ya está todo inventado (los conceptos no varían, si ahora la gente habla de Saw es porque antes hubo un Seven, si se habla de El Proyecto de la Bruja de Blair es porque antes hubo un Holocausto Caníbal) y sólo nos queda darle nuevas apariencias y disfrutar del engaño. Al fin y al cabo ¿no se trata de eso? ¿de que las pelis de terror consigan engañarnos y hacernos felices?
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HARD CANDY ALICIA EN EL LADO OSCURO "La crueldad tiene corazón humano." William Blake ("Canciones de Inocencia y Experiencia") Cuando Gore Vidal decía que aún no habíamos alcanzado la civilización entre otras cosas se refería a cómo es posible que haya gente que les parezca bien la Pena Muerte (o sea: que el estado pueda mantener un tiempo a un ser humano encerrado como un animal a la espera de ser ejecutado fría y administrativamente). Y algunos defensores de la pena capital (o simplemente del ojo por ojo) suelen poner ese ejemplo de ¿Y si se tratara de un violador y asesino de niños? ¿No sería mejor ejecutarlo para que pague de verdad por lo que ha hecho? Obviamente tanto yo como la sociedad en realidad no sabemos qué hacer con una persona así. ¿Qué debería hacerse en el caso de José Bretón que asesinó a sangre fría y de forma premeditada a sus dos hijos pequeños? ¿Soluciona algo tenerlo encerrado como a un animal el resto de sus días? ¿Nos sentiríamos mejor ejecutándole en público para gozo nuestro y escarmiento y advertencia a los potenciales asesinos de niños? ¿Nos debemos romper la cabeza ideando una forma de rehabilitar a este hombre? y sobre todo ¿realmente tenemos ganas de perder el tiempo en arreglar la vida de personas como José Bretón? No tenemos soluciones a lo que consideramos aberraciones del ser humano. Y lo curioso (o irónico) es que el Hombre desde que es hombre ha matado, violado y robado y seguirá haciéndolo por los siglos de los siglos y no hay sistema judicial, Estado o psiquiatría que arregle eso ni lo prevenga. Admitamos de una vez que en nuestra naturaleza está el instinto salvaje natural de cualquier animal que pisa la Tierra (ya lo dijo Mark Twain, no se puede ser nada peor que ser humano) y desde ahí trabajemos en alcanzar la civilización. No lo digo yo ahora, ya lo decía Vidal en su día. HARD CANDY: UN GUIÓN INCÓMODO Cuando el trío formado por David W. Higgins (productor), Brian Nelson (guionista) y David Slade (director) empezaron a hacer circular el guion de Hard Candy (2005) por Hollywood se encontraron con que ningún estudio importante iba a dejarles filmar la 63
película como querían así que se decidieron por realizar una producción independiente en pos de la libertad creativa, un paso valiente ya que evidentemente tenían una historia potente e impactante entre manos que cualquier estudio podía ver como un posible éxito sorpresa de taquilla. Y es que el argumento que gira en torno a una adolescente de 14 años que monta una trampa a un hombre de 32, aficionado a las menores (y del que ella está segura violó y asesinó a otra menor) para secuestrarlo, torturarlo y castrarlo en su propia casa no puede pasar desapercibido para cualquiera que esté metido en la industria del cine. Desde luego el asunto daba mucho juego, el problema del guion de Hard Candy (para los grandes estudios) es que lejos de ser una historia maniquea del ojo por ojo que saciara los más bajos instintos justicieros de la plebe (esa plebe, y yo siempre me he considerado un vulgar plebeyo, que en los 80's consumía con pasión las míticas pelis de Charles Bronson y Chuck Norris) resultaba un texto lleno de matices, dudas y ambigüedades que dejaban al espectador sumido en dudas, interrogaciones y reflexiones (vamos, que le hacía -con perdón- pensar)... Y provocar dolores de cabeza morales al espectador no era sinónimo de taquillazo. ¿Alguien realmente piensa que a los multicines van chavales a preguntarse por las dudas existenciales mientras devoran palomitas, se sacian con Coca-Cola y tienen un ojo pendiente de su móvil para controlar lo que se dice en Twitter o Facebook? Obviamente Hard Candy era carne del mercado indie (festivales y lugares de compra-venta de ganado indie o presuntamente indie), de libertad creativa y de riesgo (y también, por qué no decirlo, de conseguir muchos premios en festivales, acumular prestigio y entonces cobrar buenos sueldos en un gran estudio haciendo cine palomitero y comprarte una buena choza en Berverly Hills...de hecho el director David Slade se dedicó luego a filmar 30 Días de Oscuridad y seguidamente una entrega de la saga Crepúsculo, ni qué decir tiene que el hombre agarró la pasta y se olvidó de volver a meterse en el berenjenal del cine complejo de calidad...actualmente el director se gana las habichuelas en la tele). Pero que quede claro que todo empezó porque "algunos hombres buenos" se encabezonaron en hacer cierta película de cierta manera. A eso que se le llama personalidad (o dicho en plata y con acento machista: cojones) hay que recompensarla en una industria a la que le gusta tanto mangonear a la gente (y al público). Por una vez nos querían vender una película que no nos mangoneara o al menos que no lo hiciera burdamente.
HARD CANDY: OBRA MAESTRA DE LA TENSIÓN Y LA EXPECTACIÓN En los primeros 20 minutos del film tenemos a Hayley una chica de (supuestamente) 14 años que ha quedado en una cafetería con un fotógrafo de 32 que ha conocido en un chat 64
y ella se muestra dulce y seductora. Al llegar a casa del fotógrafo (para unas fotos, of course) se toman unas copas, ponen algo de música y vaya... el fotógrafo cae redondo y despierta atado y dándose cuenta de que ha caído en una trampa. La dulce adolescente de 14 años ahora es una especie de Charles Bronson pero en versión aún más fría y retorcida. Empieza una sesión de tortura infernal para el fotógrafo...que empieza a ser acusado de todo tipo de atrocidades... ¿Es culpable este hombre? El film que adelanta el giro inesperado en 20 minutos con respecto a un clásico revolucionario de género como Psicosis (matar a la prota a mitad de metraje!), se convierte en un intenso interrogatorio donde la protagonista adolescente, con una notable superioridad moral y en posesión de la verdad absoluta (o al menos eso cree ella), empieza una serie de lecciones morales que parece deseosa de aplicar al fotógrafo aficionado a las menores. Como si de un juicio popular se tratara, aunque con grandes dosis de tensión, intriga y misterio, la pequeña Hayley empieza a desollar moral y emocionalmente (y lentamente) a nuestro fotógrafo que en un principio no sabe muy bien si lo de que una adolescente le ate debe preocuparle o excitarle. Pero Hayley lo tiene muy claro: ante sí tiene a poco menos que un pedófilo asqueroso mientras él trata de demostrar que no es un pederasta (ni qué decir tiene que los términos pedófilo y pederasta están mal usados, pero no vamos a entrar ahora en eso, en la cultura popular pedófilo es igual a violador de niños y punto, y todo el que roce a una persona menor de edad es pederasta, al menos sobre todo en la cultura USA). Así el grueso del film es el duelo (interpretativo también, por supuesto) entre la adolescente y el adulto por ver quién tiene razón, quién se equivoca y cómo demonios acabará la cosa... Hayley lo tiene claro y Jeff, el fotógrafo de ninfas, también. Lo que convierte la parte central del metraje en un delicioso thriller de acción sin salir de casa (esas dinámicas imágenes de Hayley registrando la casa) en pos de investigar y demostrar que Jeff es poco menos que el nuevo Mengele.
Una vez se descubre el pastel (esa caja fuerte que la, a estas alturas, inteligentísima Hayley ha logrado abrir y sacar las pruebas definitivas contra Jeff) pasamos a la tortura redentora de verdad: Hayley se empeña en castrar al fotógrafo enemigo de los hímenes adolescentes. Toda esa secuencia de la castración es la parte más dura del film, donde el fotógrafo pervertido se muestra más humano (aunque en realidad nunca se baja del burro del todo porque no es capaz de admitir toda la verdad de sus actos) mientras Hayley entra 65
directamente en la galería de psicópatas irónicos definitivos (impagable el momento en que la adolescente mete los presuntos testículos extirpados en la trituradora de la cocina y comenta "No, no eran de metal.") y a estas alturas podría protagonizar ella solita "Henry, Retrato de una Asesino". En la recta final (cuando Jeff descubre que lo de la castración ha sido un simulacro) el film tiene sus momentos inevitables de corre-que-te-pillo entre los dos protagonistas (donde ya se confunde quién persigue a quién) pero al final es Hayley la absoluta vencedora de este aberrante duelo cuando Jeff acaba suicidándose de forma voluntaria (tras un último diálogo entre los protas devastador y brillante) y la pequeña y resuelta adolescente se marcha por donde vino con media sonrisa bajo la capucha roja, cual Caperucita Roja Feroz (sin que sepamos, y esto es lo mejor, quién puñetas es, de dónde ha salido, qué le motivaba de verdad y ni siquiera si realmente tenía 14 años...). Uno de los grandes aciertos del film (y más concretamente del guion) es que siempre mantiene la tensión y la expectación sobre qué diablos pasará a continuación. Cosa harto difícil si tenemos en cuenta que casi toda la intriga del film está en primer lugar en descubrir si realmente el personaje de Jeff es tan culpable como lo pinta la adolescente (o simplemente al hombre le va la carne fresca y mira pero no toca). Si Kubrick en su Lolita le preocupaba sobremanera mantener el interés del espectador una vez que en su film Humbert se hubiera acostado con la niña (Kubrick tenía muy claro que la gene iría a ver el film por ese morboso motivo principalmente), aquí el guionista debía conseguir que la historia se sobrepusiera al gran descubrimiento que se hace abriendo la caja fuerte del fotógrafo y buscar nuevas maneras de que el espectador siga en tensión. Para ello las distintas subtramas (el castigo de la castración, las preguntas sobre Norma Mauer, la proposición de suicidio como fin del infierno, implicar a la ex-pareja de Jeff) logran perfectamente su función de mantener la tensión hasta el final y casi no nos hemos recuperado del desenlace cuando ya tenemos en pantalla los créditos finales. Por supuesto con un guion tan complejo y rico en matices (pero muy claro en su exposición, nunca hay momentos de gran confusión) hay muchas lecturas que podemos hacer. Desde la división del mundo en Buenos, Malos y los que No Se Enteran (el personaje de Sandra Oh encarna desde luego a las personas que no se enteran de qué va la cosa en este mundo) hasta el enfrentamiento de la perspectiva adolescente (en la adolescencia nos gustan las cosas esenciales, fundamentales, las grandes verdades, vemos el mundo dividido en blanco y negro sin apenas matices de gris) con la adulta (la madurez nos hace ver que el mundo lejos de ser idealista y simplista como creíamos en la adolescencia, es complejo y plural, sobre todo moralmente, y aprendemos de la experiencia que los valores absolutos no son aplicables, sobre todo a las personas). Pero además la historia y los temas tratados dan para un debate infinito que cada cual hará bien en desarrollar y explorar... ANTES LA ESTÉTICA QUE LA ÉTICA Hard Candy fue una de las pioneras en destacar en los créditos iniciales el oficio de colorista digital, en este caso de Jean-Clement Soret que se hacía cargo de la impactante estética del color en el film. Si las grandes producciones de Hollywood llenaban sus pelis de pantallas verdes y efectos espectaculares por ordenador en este pequeño film independiente (se rodó sólo en 18 días) los FX serían los que darían a la película una gama de tonos y colores alterados digitalmente para intensificar momentos y emociones. 66
Así en muchas conversaciones clave entre el personaje de Ellen Page y Patrick Wilson el tono de piel de ella cambia ya sea del rosado normal a un gris inquietante o pasando por diferentes tonalidades que muestren emociones palpables como frialdad, crueldad, etc. También el uso de los trucos digitales se usó para realzar y cambiar colores (por ejemplo, ese rojo chillón muy presente) y dar sobre todo a la casa del personaje de Jeff un toque de fascinación estética acorde con el hogar de un fotógrafo que al fin y al cabo debe ser una persona con una sensibilidad estética especial. En los formatos DVD y Bluray el film brilla en todo su esplendor y el uso de la coloración digital es simplemente espectacular (unido a un montaje y una puesta en escena brillantes). Un ejercicio sorprendente para una peli de presupuesto muy limitado.
ELLEN PAGE: SIN ELLA NO HAY PELÍCULA Cuando los responsables del proyecto se decidieron a buscar a la protagonista femenina de Hard Candy estaban sin duda ante el momento más delicado de la producción: buscar a una actriz que interpretara un papel tan complejo y difícil y que aparentara, encima, tener unos ingenuos 14 años para dar el pego. La suerte es que se encontraron con Ellen Page, actriz canadiense que todo lo que tenía de bajita y menuda lo tenía de talentosa y de valiente (en su anterior film Mouth To Mouth se había rapado la cabeza al cero ¿qué actriz quinceañera se rapa su larga y querida cabellera por una peli alternativa que no va a ver nadie? Estaba claro que la Page era una chica comprometida y audaz, justo lo que necesitaba Hard Candy). De hecho cuando el director David Slade vio la prueba de vídeo que mandó Ellen Page se quedó impactado, no sólo por su talento sino que con aquella cabeza rapada parecía un niño de doce años (lo cual la perjudicaba para el papel, director y productor llegaron a dudar ante una chica con la cabeza rapada que parecía un chico) pero no hubo muchas dudas, en cuanto Ellen Page leyó su texto de prueba estaba claro que tenían ya a Hayley, la cría aparentemente dulce e ingenua que luego se volvía poco menos que en una refinada psicópata que haría temblar a todo un Gilles de Rais. Ellen Page es para mi gusto no solo la mejor actriz de su generación o del Nuevo Milenio sino la mejor de las actrices norteamericanas de las últimas décadas (en reñida competencia con Michelle Williams. Si incluimos a las británicas debería mencionar a Carey Mulligan). De hecho no se me ocurren muchas actrices norteamericanas que como ella se puedan comparar con los grandes talentos franceses (Juliette Binoche, Marion Cotillard, Adèle Exarchopoulos)...y es que la escuela naturalista francesa no tiene mucha competencia ¿verdad? 67
Canadiense de apenas metro y medio de estatura, Ellen Philpotts-Page, fue una actriz infantil que empezó a participar en películas cada vez más comprometidas. Así desde la muy noña e infantil I Downloaded A Ghost (2002) hasta la muy alternativa Mouth To Mouth (donde se rapó la cabeza) fue pasando por distintos papelitos dramáticos (Marion Bridge, Wilby Wonderful) y series televisivas de culto (Trailer Park Boys, ReGenesis). A partir de su demostración de poder en Hard Candy su vida laboral dio un vuelco y el mismísimo Bryan Singer tuvo que ir a su casa a convencerla para participar en X-Men 3 (lógico que la chica se negara en principio a un papel tan amorfo y poco interesante). Y sin dejar de lado el cine más indie y experimental (The Tracey Fragments, Peacock, Super y el bombazo sorpresa de Juno, nominación al Oscar incluida) se aventuró en el cine de alto presupuesto (Origen, X-Men: Dias del Futuro Pasado) hasta llegar a Woody Allen (A Roma Con Amor) que le escribió un papel a su medida. A día de hoy Ellen Page parece sin embargo muy alejada del cine más comercial y parece más cómoda en el cine indie intentando encontrar proyectos de calidad (como ese film que ha rodado con Julianne Moore sobre una policía lesbiana), aunque uno de esos proyectos fuera la decepcionante The East (2013), donde sorprende su interpretación fría e insípida. Sin embargo ya ha compilado una filmografía realmente potente con títulos de culto desde las ya muy conocidas Hard Candy y Juno hasta derroches de su talento plural en cosas como An American Crime (donde era una adolescente encerrada y torturada en un sótano...de hecho Ellen Page dejó de comer durante el rodaje para sentirse como la protagonista...cosa que no le hizo mucha gracia al director del film), Super (donde se convertía en la heroína de tebeo más cutre, salida y cachonda del cine), Peacock (auténtico film de culto instantáneo dando una vuelta de tuerca a una trama a lo Psicosis de Hitchcock), Roller Girls (donde interpretaba a una adolescente que se volvía loca por las carreras femeninas sobre patines donde se reparten hostias. Fue el debut en la dirección de Drew Barrymore) o Gente Inteligente (en la que interpretaba a una adolescente republicana y puritana que se enamoraba del hermanastro de su padre). Esperemos que al talento de Ellen Page le sigan llegando papeles arriesgados e interesantes (supongo que, ya a estas alturas, no le ofrecerán más papeles de adolescente!) y nos regale actuaciones tan espectaculares como en el pasado. Y es que estoy seguro que si Ellen Page tuviera las tetas y el culo de Jennifer Lawrence ya tendría al menos dos Oscars.
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A VUELTAS CON LA ESTÉTICA Es curioso (y de Hard Candy se podrían analizar detalles curiosos hasta el fin de nuestros días) que algunas de las imágenes icónicas del film hayan sido producto de la casualidad (como muchas veces pasa). El aspecto andrógino de Ellen Page (que la hace aparentar mejor los 14 años del papel, ella tenía los 17 ya cumplidos) sólo era debido a raparse la cabeza en su anterior film. Y la tan traída capucha roja que luce Ellen Page (como metáfora de Caperucita Roja en la historia) fue producto de otra casualidad...pero mucho más enrevesada. Uno de las manías más curiosas de Ellen Page (manía fetichista) es su fascinación por las chaquetas deportivas y los abrigos con capuchas. En todos sus anteriores films luce distintas capuchas (en I Downloaded A Ghost salía con una marrón y con un chaleco con capucha también marrón, en Marion Bridge lucía hasta tres tipos de chaquetas deportivas con capucha, una negra y otras dos azules, y en Wilby Wonderful aparece con la famosa capucha roja que luego se vería en Hard Candy también). Ahora bien el misterio se complica, en torno al asunto de las capuchas, cuando en IMDB.COM podemos leer que Ellen Page asegura que la chaqueta con capucha de Hard Candy era naranja y que le cambiaron el color en el film y en el famoso poster de la película digitalmente. No sé de dónde sale esta información, sólo sé que en Wilby Wonderful la actriz ya lucía una capucha exactamente igual a la de Hard Candy de color rojo y que en los audiocomentarios de Hard Candy comenta su afición a las capuchas. Cuando tenga tiempo habrá que investigarlo (!). Otro detalle, igual de fetichista para la actriz, es el asunto de los cinturones. En Hard Candy el curioso cinturón que luce lo sacó de un chaleco salvavidas (!), es el cinturón con que te ajustas el chaleco salvavidas; en su anterior film, Marion Brigde, en cambio, luce ostentosamente en sus vaqueros un cordel bastante burdo a modo de cinturón con un lazo de lo más infantil. Quien quiera seguir con el asunto que revise la filmografía de la Page y cuente las capuchas y cinturones raros con los que suele aparecer (después de convencer a los atónitos directores de turno). Por cierto, que la actriz Sandra Oh (la única estrella de Hard Candy) participara en el film también se debe a Ellen Page, ella la atrajo al proyecto pues se hicieron muy amigas en el rodaje de Wilby Wonderful donde ambas participaron (aunque no compartieron plano en ingún momento) e incluso participó en la promoción de la película. LEWIS CARROLL Y HARD CANDY Lewis Carroll (Charles Dogson en la vida real) se convirtió en mito de la cultura occidental con su libro "Alicia en el País de las Maravillas" (la obra más influyente y citada de Occidente después de la Biblia y las obras de Shakespeare). Pero Carroll (18321898) no sólo fue un escritor de cuentos infantiles sino también un religioso (a punto estuvo de ser sacerdote), un matemático (publicó libros importantes sobre álgebra y lógica) y uno de los fotógrafos más reputados de su época, especialmente si hablamos de retratos infantiles (en una época en que la fotografía era una actividad muy compleja reservada a especialistas y que, entre otras cosas, había que conseguir la suficiente paciencia para que los retratados estuvieran quietos durante todo el tiempo que necesitaba una foto para realizarse, por eso era más complicado retratar niños). De hecho, se calcula que más de la mitad de su obra fotográfica está dedicada a las niñas y entre ellas llegó a acumular una importante colección de fotografías de niñas desnudas que tuvo la precaución de destruir (y en algunos casos devolver a las familias de las niñas, pues eran fotografías que él mismo había hecho) antes de su muerte (sólo han sobrevivido seis de esas fotografías, aunque se supone que existen más en colecciones privadas que a día de 69
hoy no se han hecho públicas). Así que tenemos a un hombre de treinta años que una gloriosa tarde paseando en barca con su amiga la niña Alicia Lidell le cuenta un cuento nuevo (que acabaría convirtiéndose en Alicia en el País de las Maravillas) y ese hombre es un empedernido solterón cuya vida social se centraba en cultivar la amistad con las niñas (a las que incluso llegaba a invitar a cenar a su casa a solas) y que resultaba que una de sus pasiones era fotografiar niñas (con o sin ropa). ¿Os suena de algo un personaje así? Sí, claro, el Jeff treintañero, fotógrafo y apasionado de las ninfas menores de Hard Candy no deja de recordarnos al enigmático y genial escritor británico. Y sin embargo aún no he podido leer ningún artículo de cine o reseña (supongo que la habrá, no creo ser el único que ha visto los paralelismos) que haya señalado o analizado esta evidente referencia (quizá porque casi todo el mundo ha visto más fácil empecinarse con el cuento de la Caperucita Roja, a propósito de la explotación por parte del departamento de marketing del film de utilizar la capucha de Ellen Page como símbolo iconográfico). Sin embargo las reflexiones sobre la fotografía de Jeff, las paredes llenas de fotos de adolescentes, las fotos más delicadas guardadas en la caja fuerte (Carroll también tenía sus fotos de niñas desnudas lejos de la vista de cualquiera, celoso y a la vez temeroso de que alguien pudiera malinterpretarlas) y esa vida dedicada a "captar" menores (Carroll se dedicaba a conocer familias con niñas para acabar haciéndose amigo de las niñas y establecer relaciones de amistad exclusiva que luego refería en sus diarios íntimos, diarios llenos de listas con nombres de niñas que en algunos casos alcanzaban más del centenar de nombres... y también llenos de referencias a un pecado horrible que le atormentaba y que le hacía rogar perdón a Dios... en esos diarios jamás confiesa Carroll a qué pecado se refiere, pero claro es que además, después de su muerte, la familia arrancó varias páginas de sus diarios, y se supone que eran las más comprometedoras...) no puede recordar más al mítico escritor infantil. De hecho, Hard Candy incluye una escena reveladora, esa del parking donde el personaje de Jeff se postra ante la adolescente Hayley y diciéndole "A sus pies mi AmaNiña" le besa los pies desnudos enfundados en sus chanclas. Lewis Carroll, admirador de la belleza infantil como lo era su también famoso compatriota John Ruskin (que también pretendió a Alicia Lidell siendo aún niña), comentaba en algunas de sus cartas a colegas fotógrafos su fascinación por los pies de las niñas y gustaba de compartir ese gusto especial con otros fetichistas del asunto. La fotografía más famosa que le hizo a Alicia Lidell ("Alicia Lidell caracterizada como mendiga") y a la que guardaba un especial cariño era en la que la niña aparecía ligera de ropa y descalza. En Hard Candy la escena de adoración de Jeff en el parking resulta, sin duda, para cualquiera bastante babosa e incluso provoca vergüenza ajena en el personaje de Hayley, pero estamos viendo un ejemplo de lo que haría el propio Carroll ante una de sus ninfas favoritas. Curiosamente en el resto del film (y como señalan Ellen Page y Patrick Wilson en los audiocomentarios del DVD) Hayley y Jeff casi ni se tocan y apenas hay tensión sexual entre ellos (Jeff toca a Hayley al principio del metraje y al final y sólo en una conversación cuando Jeff está atado hay una leve ambigüedad en el acercamiento de Hayley a su rehén, pero señalemos que al inicio del film en la cita de la cafetería mientras el personaje de Hayley toma más la iniciativa en la conversación el personaje de Jeff se dedica más bien a contemplarla fascinado en una pose casi de adoración platónica... y es que ya decía Platón que la belleza está para admirarla en la distancia no para manosearla). En los relatos que las niñas amigas de Carroll ya adultas (entre ellas, claro, la propia Alicia Lidell) contaron a los curiosos y estudiosos del escritor siempre declararon que Carroll tuvo con ellas un trato exquisito y que jamás notaron nada raro ni se sintieron incómodas ni mucho menos hubo algún comportamiento inapropiado. Pero quién sabe si, como el personaje de Jeff, el torturado Carroll no escondía en alguna caja fuerte algo que no podía 70
permitir dejar ver a nadie, ni siquiera a sus más queridas amigas que fueron la alegría de su solitaria vida de soltero... (La vida de Carroll resulta tan enigmática y misteriosa que hasta han circulado teorías de que el popular escritor era en realidad Jack El Destripador! Vamos, que el personaje de Jeff sigue imitando la vida de Carroll cuando Hayley le acusa de actividades atroces...)
Vladimir Nabokov (admirador de Carroll y del pintor Balthus, otro adorador de niñas que las retrató muchas veces desnudas o en provocativas poses y cuyo algunos de sus cuadros han estado censurados durante décadas) ya explotaba en Lolita el fetichismo por los pies infantiles (y recordemos que años antes había ya escrito "El Hechicero", novela corta con el mismo argumento que Lolita, que obviamente le obligó a pasarse toda la vida negando ante los persistentes periodistas que le gustaran las niñas) cosa que llevó al extremo en el film de Kubrick, cuyo plano inicial es James Mason pintando las uñas de los pies de Lolita en lo que era una metáfora del adulto sometido a los caprichos de la nínfula, prueba de la pasión admirativa de Humbert por su objeto de deseo (en la versión de Lolita de Adrian Lyne ese fetichismo por los pies de Lolita era aún más exacerbado, con un Jeremy Irons siempre hipnotizado por ellos). No creo que la escena en el parking de Hard Candy sea producto de la casualidad creativa. El guionista de Hard Candy, Brian Nelson, investigó a fondo el tema del que trataban y aportó muchos matices y referencias que en ocasiones son más evidentes que en otras (a todo esto, fue el productor David W. Higgins el que se inspiró para hacer el film en varios casos en Japón de colegialas que planearon emboscadas a hombres adultos...). CONCLUYENDO Hard Candy es un film para ver varias veces bajo nuevas perspectivas y sacarle todo el jugo. Un guion tan rico en matices y una estética tan depurada no son habituales en el cine (a mí me ha hecho recordar siempre a la filmografía de Kubrick, cuyas pelis, por más que pase el tiempo, siempre están abiertas a nuevas revisiones e interpretaciones). No abundan pelis que además de su calidad cinematográfica nos plateen tal cantidad de dilemas morales, sexuales y filosóficos. Y que lo hagan con una inteligencia especial y una sensibilidad cuidada y encima tenga la suerte de contar con un director en estado de 71
gracia y unos actores incluso por encima de las exigencias (sobre todo en el caso de Ellen Page que a sus 17 años da una lección de interpretación de la que una Meryl Streep debería tomar nota, ella tan aficionada a los acentos imposibles). En realidad, me cuesta creer que exista un film como éste vista el encefalograma plano habitual en Hollywood (ya sea el Hollywood comercial o el pretendidamente indie) y del territorio USA en general. Sin hablar de la estrechez de miras y lo difícil que es plantear ciertos temas o simplemente dar distintas opiniones de igual intensidad sobre cualquier asunto moral. Y bueno, aunque escasean sí que ha habido pelis inteligentes, valientes y arriesgadas que podríamos recomendar en una sesión continua junto a Hard Candy. Ahí está El Leñador (The Woodsman, 2004), un film que se estrenó poco antes de Hard Candy que cuenta la historia de un pederasta que sale de la cárcel e intenta reinsertarse en la sociedad, protagonizado por un excelente Kevin Bacon que se tomó el proyecto como algo muy personal y que embarcó en el mismo a su esposa Kyra Sedgwick que acabó siendo la coprotagonista del film. Curiosamente la peli también explotaba la iconografía de Caperucita Roja (en el título, en la niña con el capuchón rojo en el parque que se acaba relacionando con el personaje de Bacon) y tenía un guion valiente y lleno de matices y reflexiones interesantes. También tenemos Trust (2010), otro film valiente sobre una chica de 13 años víctima de un depredador sexual de Internet que acaba seducida en un hotel con un adulto y que es el inicio de un infierno personal que se intensifica en la posterior y difícil relación de la chica con su padre que no sabe afrontar adecuadamente la terrible experiencia de su hija (el film dirigido por sorpresa por David Schwimmer, más conocido por ser el famoso Ross de la serie Friends, fue toda una revelación en su momento y nos descubrió a Liana Liberato una actriz que nos impactó con sus trece años y un talento desbordante cuyo duelo interpretativo con Clive Owen, su padre en la ficción, fue poco menos que antológico). Y actualmente se habla mucho de uno de los últimos films de Atom Egoyan, Cautivos (The Captive), que provoca cierta polémica al tratar el tema del secuestro de una niña, de redes de pederastia y de la reacción de los padres... un tema más de moda que nunca, escabroso y que desde luego inspira a un tipo de cine que cuando es valiente nos asoma a los abismos del más profundo horror humano. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA: -"CHASING LOLITA: How Popular Culture Corrupted Nabokov's Little Girl All Over Again" de Graham Vickers (Graham Vickers Publisher, 2008) -"Lewis Carroll" de Morton N. Cohen (Anagrama, 1998) -"Historia de la Sexualidad" de Michel Foucault (3 Volúmenes, Biblioteca Nueva, 2012) -"Alicia en el Lado Oscuro" de Pablo Santiago (Imagine Press Ediciones, 2004) -"Ensayos (1952-2001)" de Gore Vidal (Edhasa, 2007) -"Stanley Kubrick. Biografía" de John Baxter (T& B Editores, 2012) -"Aquí Kubrick" de Raphael Frederic (Mondadori, 1999)
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PRODUCTORAS Y DISTRIBUIDORAS MITICAS DE LOS 80’s Una adivinanza: ¿qué es lo primero que vemos de una película cuando empieza? Respuesta: el logo de la compañía distribuidora. Otra adivinanza: ¿qué pueden tener en común a menudo películas que nos gustan pero que no están hechas por los mismos técnicos o intérpretes? Respuesta: la distribuidora también. Su familiaridad, dada por la repetición, las han terminado convirtiendo en algo más que meras empresas y en algunos casos empujándolas directas al campo generador de fascinaciones mitómanas, con sus emblemas, sus cortinillas de presentación y las evocaciones que provocan en el espectador experimentado...
Para un fan fetichista y coleccionista como yo (ambas cosas, coleccionismo y fetichismo, suelen ir unidas) siempre ha sido motivo de fascinación esto de las productoras de cine y sus logos... Además, como rata de videoclub, mi fetichismo enfermizo también se recrea en los estuches, carátulas y demás artwork que traían las pelis y las cintas de video (hablo de los tiempos del VHS, claro). Una vez más os tengo que dar la paliza con los años 80, porque en esa década, en la que yo era un niño que se tragaba pelis a granel, quedé sumido en la fascinación más absoluta ante los logos de productoras y/o distribuidoras como Izaro Films, Vestron Video, Lightning Video o la Orion Pictures. El catálogo de todas esas productoras y distribuidoras, mayormente independientes, es hoy objeto de coleccionistas. Yo mismo he llegado al orgasmo cuando he podido localizar en un videoclub, que esté liquidando pelis, films como Terrorvision (1986, de Ted Nicolau, producida por la Empire de los hermanos Band) que aún conserven su estuche original de la Vestron Video!!!! Sí, me puedo pasar un día entero acariciando aquel logo en relieve que hay dentro del estuche. Entonces había detalles tan cuidados como ése, eran los míticos tiempos del VHS ochentero. Otro de mis fetiches favoritos eran las etiquetas de las cintas VHS. Recuerdo que me encantaban las de CBS/FOX porque venían muchos detalles como la duración de la cinta o la fecha...y yo era un fanático de los datos y todo eso me ponía muy cachondo. También me molaban mucho las etiquetas de Lightning Video, que distribuía algunas pelis de la Empire también, con ese logo de los relámpagos al más puro estilo Metallica. Hace poco 73
volví a ver un film distribuido por Lightning Video y el logo no solo salía antes de la peli sino también después de los créditos finales...¡Qué entrañable! ¿Os acordáis de las pegatinas con hologramas? Mmmmmm...Qué delicia. Aquellas pegatinas con hologramas de la Warner, por ejemplo. O esa pegatina rectangular llena de números. Me quedaba embobado con esas chorradas. Por no hablar ya de las carátulas, el diseño...aquellos estuches enormes que luego cayeron en el olvido pero que molaban un huevo. Más aun cuando ponían carátulas tridimensionales como la de la mítica “Exploradores” (Explorers, 1985, de Joe Dante) !!!! Qué tiempos!!!
En fin, uno recuerda hoy en día todas esas empresas que nos atrajeron a la magia del cine. Aunque me doy cuenta de que ya llevo unos párrafos haciéndolo, merece la pena hacerles un pequeño repaso nostálgico: New Line Cinema fue de las independientes más míticas de los 80. Se fundó en 1967 gracias a Robert Shaye y Michael Lynne, y empezaron a especializarse en cine de género. No fue hasta los años 80 cuando empezaron de verdad a darse a conocer y hacer pelis interesantes. Primero con cosas como “Solos en la Oscuridad” (Alone in the Dark, 1982, de Jack Sholder) o “Polyester” (1981) de John Waters, y luego pegando el pelotazo con la saga Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, la primera en 1984 y dirigida por Wes Craven). También nos regalaron la saga Critters (la primera en 1986 y de Stephen Herek) o películas que hoy son clásicos como Hidden: Lo oculto (Hidden, 1987, de Jack Sholder) o Phenomena (1985) de Dario Argento. Aunque hoy en día sigue en activo, en 1993 New Line fue comprada por Ted Turner por 505 millones de dólares y pasó a formar parte del imperio Time Warner, por lo que ya ni es independiente ni sus películas son lo mismo. Vestron Video es uno de los grandes mitos de los fanáticos del video. Propiedad de Austin Furs, pionero del mercado del vídeo, logró reunir en su Vestron Inc. distintas divisiones como Vestron Pictures, Vestron International Group o Vestron Video International. Pero todos recordamos la Vestron Video, la pionera de la distribución en VHS de peliculas de serie B. Fue también la primera en lanzar videos de National Geographic y sus tentáculos llegaban a todo el planeta. En su época de esplendor llegó a manejar el diez por ciento del mercado de video de USA compitiendo de igual a igual con las grandes multinacionales. Por desgracia (y como pasó con otras distribuidoras), se metieron a financiar sus propias películas (entre ellas la deliciosa Acero Azul (Blue Steel, 1990, de Kathryn Bigelow) con Jamie Lee Curtis) y se arruinaron...una pena. Pero ahí quedan la ristra de pelis que nos trajeron: Re-Animator (1985, de Stuart Gordon), Resonator (From Beyond, 1986, de Stuart Gordon también), la saga Ghoulies (1985, de Luca Bercovici), La Puerta (The Gate, 1987, de Tibor Takács), The Majorettes (1986, de S. William Hinzman), Robot Holocaust (1986, de Tim Kincaid), Muntant Hunt (1987, de Tim Kincaid también), El Día de los Inocentes (April Fool’s Day, 1986, de 74
Fred Walton), Casa de Papel (Paperhouse, 1988, de Bernard Rose), CHUD II (CHUD II: Bud the Chud, 1989, de David Irving), El Vengador Tóxico 3 (The Toxic Avenger Part III: The Last Temptation of Toxie, 1989, de Michael Herz / Lloyd Kaufman), etc…muchos de esos títulos en coalición con Lightning Video, otro mito.
Lightning Video era otra distribuidora más modesta, a pesar de lo cual consiguieron distribuir sus films internacionalmente (muchas veces de la mano de la más poderosa Vestron Video), en nuestro país por ejemplo, y viceversa, películas europeas en los Estados Unidos. Venia ya de los 70’s y dejó de existir a finales de los 80’s. Gracias a Lightning Video muchos americanos pudieron ver films como Macabro (Macabre, 1980) de Lamberto Bava, Manhattan Baby (1982) de Fulci o la española y ultra cutre Serpiente de Mar (1984) de Amando de Ossorio. Pero también sacaron a la luz del video mucha serie B y Z como El Vengador Tóxico (The Toxic Avenger, 1985, de Michael Herz / Lloyd Kaufman), Zombiethon (1986, de Ken Dixon), TerrorVision (1986, de Ted Nicolaou) o Street Trash (1987, de J. Michael Muro), además de miles de gores italianos de la más baja estofa. Carolco Pictures fue otra productora mítica de los 80, fundada por Mario Kassar y Andrew Vajna (al más puro estilo de la Cannon Group) se centró en las pelis de acción y ultraviolencia ochentera. Sin ir más lejos la productora se estrenó con El Acorralado (First Blood, 1982, de Ted Kotcheff), fundando el mito y la saga de Rambo, casi nada. Siguieron trabajando con Sylvester Stallone en pelis como Encerrado (Lock Up, 1989, de John Flynn), Máximo Riesgo (Cliffhanger, 1993, de Renny Harlin) o las secuelas de “El Acorralado” (Rambo, 1985, de George P. Cosmatos; Rambo III, 1988, de Peter MacDonald) y por supuesto también financiaron a Schwarzenegger en Desafio Total (Total Recall, 1990, de Paul Verhoeven), Danko: Calor Rojo (Red Heat, 1988, de Walter Hill) y Terminator 2 (1991, de James Cameron). Aparte hicieron films como las secuelas de Aguila de Acero (la primera Iron Eagle fue de 1986, de Sidney J. Furie, puro mito de videoclub), Profundidad 6 (DeepStar Six, 1989, de Sean Sean S. Cunningham), La Escalera de Jacob (Jacob’s Ladder, 1990, de Adrian Lyne), Johnny el Guapo (Johnny Handsome, 1989, de Walter Hill), Shocker (1989, de Wes Craven), Reposeida (Repossessed, 1990, de Bob Logan) y exitazos como Instinto Básico (Basic Instinct, 1992, de Paul Verhoeven), la ya mencionada “Terminator 2” o Soldado Universal (Universal Soldier, 1992, de Roland Emmerich). Con el nuevo mega-éxito de Stargate (1994, de nuevo Roland Emmerich) parecían imparables ya (el cáncer de las independientes; tener éxito y crecer demasiado)... pero dos mega-fracasos seguidos como Showgirls (1995, de Paul Verhoeven) y La Isla de las Cabezas Cortadas (Cutthroat Island, 1995, de Renny Harlin) arruinaron a la compañía y se declaró en bancarrota. Game Over. Orion Pictures fue otra productora y distribuidora de imborrable recuerdo (ese logo con la constelación en el espacio…). Fundada en enero de 1978 por el mítico Arthur Krim 75
y otros colegas que abandonaron la United Artist para hacer lo que les saliera de las pelotas. Fueron estrenado pelis como El Despertar (The Awakening, 1980, de Mike Newell), Excalibur (1981, de John Boorman)... así como algunos films de Woody Allen hasta llegar su gran bombazo: Robocop en 1987 (de Paul Verhoeven). No hacían ascos a ningún género, pero a los fans del Fantástico nos dio no solo la saga de “Robocop”, sino también Atracción Diabólica (Monkey Shines, 1988) de George A. Romero o incluso La familia Addams (The Adams Family, 1991, de Barry Sonnenfeld). En el campo de la distribución, Orion sí se metió más en el cine de terror, y así Vestida para Matar (Dressed to Kill, 1980, de Brian de Palma), Lobos Humanos (Wolfen, 1981, de Michael Wadleigh) o las secuelas de Terror en Amityville fueron distribuidas con su logo. Por no hablar de Terminator (1984, de James Cameron), El Regreso de los Muertos Vivientes (Return of the Living Dead, 1985, de Dan O’Bannon) o Los Creyentes (The Belivers, 1987, de John Schlesinger), que también distribuyeron al mundo mundial.
Aparte de todo esto ahí estaban la Troma, Cannon Group o la Empire como productoras míticas de los 80 que nos hicieron babear de gusto a los fans. Bueno, a mí la Troma nunca me hizo mucha gracia (salvo un par de films como “El Vengador Tóxico” o “Mutantes en la Universidad”) pero está claro que marcaron época con sus guarrerías delirantes. De la Cannon y de la Empire no hablaré más porque merecerían sendos artículos dedicados a cada una, de tan enormes como fueron. Creo que lo lógico es acabar hablando de la Dimesion Films que, aunque en realidad no es una independiente (pues siempre dependió en última instancia de la Disney aunque los hermanos Weinstein hacian lo que les daba la gana) sí que ha creado todo un catálogo de cine fantástico interesante y ha marcado el camino durante finales de los años 90 y en el nuevo milenio. Dimesion Films nació como una división de Miramax (la reina de las indies en su momento) que estaba dirigida por Bob Weinstein y se iba a centrar en el cine de género fantaterrorífico. Se estrenó con dos films como Hellraiser III: Infierno en la Tierra (Hellraiser III: Hell on Earth, de Anthony Hickox) y Los Chicos del Maiz II: Cosecha Urbana (Children of the Corn II: The Final Sacrifice, de David Price), ambas de 1992. La primera recaudó 12 millones y la segunda 7 millones, nada mal para pelis 76
independientes y de bajo presupuesto. Así, la Dimension se dedicaba indistintamente a la producción y a la distribución según le conviniera con cada proyecto que podía adquirir de este corte. Solo un año después consiguieron su primer bombazo con El Cuervo (The Crow, 1993, de Alex Proyas), recaudando más de 50 millones de dólares, y después de eso fue encadenando éxitos incluso hasta hacer sombra a la propia Miramax. Y es que Dimension en los 90 estrenó cosas como Abierto Hasta el Amanecer (From Dusk Till Dawn, 1996, de Robert Rodriguez), Scream (1996, de Wes Craven), Mimic (1997, de Guillermo del Toro), Halloween H20 (1998, de Steve Miner), Phantoms (1998, de Joe Chappelle), The Faculty (1998, de Robert Rodriguez) y secuelas mil (o sea, entregas de sagas como “Hellraiser”, “Scream”, “Los Chicos del Maiz”, etc) (1) También nos ha dado pelis de culto como Ángeles y Demonios (The Prophecy, 1995, de Gregory Widen), Regreso Inesperado (Mother’s Boy, 1994, de Yves Simoneau con Jamie Lee Curtis haciendo de mala) o Existenz (1999) de Cronenberg, así como distribuyeron en USA films europeos como The Hole (2001, de Nick Hamm), Los Sin Nombre, Darkness (1999 y 2002, respectivamente, ambas de Jaume Balagueró) o Los Otros (2001) de Amenábar. Como decía, Dimension Films, nunca fue una independiente de verdad, pero actuó como si lo fuera aunque con la pasta de una major. En ese sentido Dimension logró el sueño que no habían alcanzado gente como los hermanos Band o Lloyd Kaufman: hacer las pelis que le daban la gana sin preocuparse de presupuestos. Pero la vida no siempre es de color de rosa, claro. A veces sueño con que volverán las cintas VHS de la CBS/FOX con sus entrañables pegatinas a las estanterías de los videoclubs... pero oh, mierda, estamos en el 2007 y toda la magia se ha esfumado... para siempre. Aquellas productoras míticas ya no existen, ni saldrán nuevas (¿Acaso el anzuelo lleno de cebo de mentirijilla de la Fantastic Factory ha conseguido que alguien pique cual barbo despistado?) Quizá esa falta de riesgo, de iniciativa y de productores alocados es lo que ha vuelto tan aburrido el actual cine de terror. Notas 1. Dimension Films es tan rentable, que cuando en 2005 los hermanos Bob y Harvey Weinsteins abandonan Miramax (la compañía que ellos han hecho tan fuerte como es hoy) por diferencias irreconciliables con la casa propietaria Disney, en sus condiciones de salida "amitosa" firman que se llevan Dimension como "finiquito". Hoy en día Dimension forma parte de la nueva productora The Weinstein Company. Y es que este tipo de cine tal vez no da el prestigio de oscarizadas como "Las Horas" (The Hours, 2002, de Stephen Daldry) o "Shakespeare in Love" (1998, de John Madden), pero hacen feliz a mucha gente.
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UNIVERSO PSICOSIS LAS SECUELAS Antes de nada confesar que soy un fan de Norman Bates, lo que me convierte automáticamente en fan de Anthony Perkins y de todas las pelis relacionadas con la saga. Evidentemente hablar una vez más de Psicosis (la obra maestra de Hitchcock) me da una pereza tremenda (además ya se ha dicho todo sobre ella!), por eso me parece más divertido e interesante hablaros de las casi siempre vilipendiadas secuelas oficiales del film original que a mi modo de ver son ricas en detalles y placeres cinéfilos. Pocos críticos se han molestado en analizar y comentar estas pelis, en profundizar en su historia y desarrollo, por culpa de prejuicios. Pero como veréis en los siguientes párrafos el tema da para un profundo estudio, porque entre otras cosas cuando hablamos de las secuelas de Psicosis también hablamos de la vida de todo un mito del cine del siglo XX: Anthony Perkins.
PSICOSIS II. EL REGRESO DE NORMAN (1983): LA “MADRE” DE TODAS LAS SECUELAS Las secuelas, por el simple hecho de ser secuelas, ya tienen una connotación negativa, despectiva. Pocas veces se puede creer que una secuela pueda ser un ejercicio fascinante de profundizar en una historia o personaje. Y una secuela se suele hacer por el éxito de un film anterior, aunque no todos los films de éxito atesoran una historia lo bastante compleja y profunda como para que sea interesante una secuela que permita explorar caminos alternativos o partes de una historia que desconocemos. O simplemente el desarrollo futuro o pasado de unos personajes. Psicosis II, El Regreso de Norman parte de la interesantísima premisa argumental de ver qué ha pasado con Norman 22 años después de los hechos acaecidos en el clásico de Hitchcock, cuando el mítico psicópata se ha curado e intenta reinsertarse en la sociedad. Anthony Perkins se hizo inmortal al protagonizar Psicosis (1960) pero con el éxito llegó la maldición y el encasillamiento, encasillamiento (solo le ofrecían papeles de psicópata, de malo, que él descartaba uno tras otro) que Perkins no tuvo la gana de soportar y por eso emprendió una larga etapa en el cine francés donde pudo explorar otro tipo de personajes. Las inquietudes como actor de Perkins le hicieron un actor tan honesto como invisible para el público general. ¿Qué había pasado con el intérprete de Norman Bates? Trabajó con Claude Chabrol, con su admirado Orson Welles (en Francia) y con otros directores americanos como Curtis Hanson y Mike Nichols. Su regreso definitivo al cine anglosajón se fraguó a mediados de los 70's con films como Asesinato en el Orient Express, Les Miserables o Rescate en el Mar del Norte. Pero eso no bastó para que a 78
principios de los 80's Perkins tuviera dificultades para sobrevivir en una época que ya no parecía ser la suya. Un futuro muy gris se cernía sobre el actor (felizmente casado y con hijos, pero con más de cincuenta años cumplidos y una vida privada que daría para varios libros y películas!) hasta que le llegó la oferta de la Universal de volver a interpretar a Norman Bates. Quizá diez años antes hubiera dicho rotundamente que no, ahora era sin duda una gran oportunidad para volver a estar de actualidad. Hilton A. Green fue el productor que levantó el proyecto de una secuela de Psicosis con la bendición de la Universal, claro. Y quien mejor que él que no solo había sido el ayudante de dirección en Psicosis sino además estrecho colaborador del propio Hitchcock entre finales de los 50's y principios de los 60's (Green inauguró así su carrera ochentera como productor que aparte de las siguientes entregas de la saga de Norman Bates también estaría involucrado en la exitosa Dieciseis Velas de John Hughes...curiosamente también sería productor, ya en los 90's, de Solo En Casa 3, cuyo guión venía firmado, como no, por el propio Hughes, autor de la saga iniciada por Macaulay Culkin). El guión de la esperadísima secuela (la expectación en la época fue tremenda, tanto por los fans que la esperaban con ansias y curiosidad como por los críticos que afilaban sus cuchillos para destrozarla) lo acabaría escribiendo Tom Holland (que no tardaría en destacar en el cine fantástico dirigiendo y guionizando pelis como Noche de Miedo o Muñeco Diabólico) que tras trabajar en un telefilm había firmado los guiones de Con La Bestia Dentro y Curso 1984 (dos pelis míticas de los 80's, sobre todo a nivel de videoclub). Holland no defraudó y entregó una historia tan fascinante como retorcida. Para la dirección del film Hilton fichó al australiano Richard Franklin (director perteneciente a la misma generación que otros cineastas australianos que fueron fichados por Hollywood por aquella época como Peter Weir, George Miller o Phillipe Mora) que ya había destacado con sus dos últimos films, Patrick (1978) y Roadgames (1981), 79
en el terreno del thriller y el terror (curiosamente cuando Franklin pasó una temporada en la Universidad del Sur de California, USC,a finales de los 60’s llegó a conocer al propio Hitchcock y éste le invitó al set de Topaz,1969, que estaba rodando en ese momento). Al equipo técnico se unirían el mítico Dean Cundey (el director de fotografía de las obras maestras de Carpenter) y el compositor Jerry Goldsmith (otro mito que venía de escribir los scores de Alien, Star Trek y Poltergeist), ambos hicieron una labor excelente, a destacar la preciosa Banda Sonora con ese tema central tan nostálgico y triste. En el casting junto a Anthony Perkins se recuperó a Vera Miles del film original de Hitchcock haciendo de nuevo el papel de hermana de Marion Crane. Mientras que entre las nuevas caras destacarían Meg Tilly como co-protagonista al lado de Perkins, el veterano Robert Loggia (como el psiquiatra que ha curado a Bates) o un desconocido Dennis Franz (muy popular años después por la serie Policías de Nueva York) en un papel a su medida: el de sórdido gerente del motel (dedicado al sexo y las drogas principalmente).
Para el rodaje se utilizó de nuevo la casa original de Psicosis que se conservaba en el parque temático de la Universal por lo que solo se tuvo que reconstruir el motel que ya no existía. Tan minuciosa fue la reconstrucción que podemos compararlo con el motel que aparece en el film de Hitchcock y ver que es casi exacto, podéis fijaos en un detalle: en el film original en la recepción, bajo el cuadro de llaves de las habitaciones, hay un interruptor de la luz con tres botones, pues bien en Psicosis II aparece de nuevo ese interruptor con los mismos tres botones, tres! Aunque el rodaje se hizo con un equipo técnico envidiable, un grupo de actores de nivel y no faltó el dinero no tardaron en aparecer los problemas. El más grave la tensión que se produjo entre los dos protas del film: Anthony Perkins y Meg Tilly. La Tilly (hermana de la más conocida ahora Jennifer Tilly) no era entonces nadie en el mundo del cine. Su profesión y vocación original era la de bailarina (lo que le valió su breve presencia en Fama, el popular film de Alan Parker) pero tras unos papelitos en la tele y un film de terror (One Dark Night) de culto hoy en día Psicosis II era su gran oportunidad de ganar popularidad. Sin embargo la Tilly se sentía celosa porque todo el protagonismo se lo 80
estaba llevando Perkins en los medios con su regreso al personaje que le hizo popular (cosa lógica), cuando Perkins escuchó de boca de la Tilly algún comentario sobre lo injusto que era que Perkins recibiera toda la atención del film éste intentó que la Tilly fuera sustituida por otra actriz pero el rodaje ya había comenzado y era imposible. El resultado es que a lo largo del rodaje ninguno de los dos se dirigió la palabra.
Una vez finalizado el film el resultado fue brillante. Cosa que no vio la mayoría de la crítica seria que esperaba, como decía, con los cuchillos bien afilados. Las críticas más abundantes hablaban de un guión lioso pero también de que Franklin se había limitado a copiar sin vergüenza alguna los planos “típicos” de Hitchcock. Un refrito, una copia, una infamia en definitiva. Los palos que se llevó el film no influyeron en la taquilla ya que fue un éxito comercial en su estreno en verano de 1983. Anthony Perkins era de nuevo una estrella (leyendo los Diarios de Andy Warhol pude comprobar como el propio Warhol se encontró a un alegre y exultante Perkins en una fiesta en honor de su nuevo film) y lo que dijera la crítica quedó olvidado tan pronto como los billetes fueron entrando en las arcas de la Universal. A mi modo de ver Psicosis II es una secuela ejemplar. Sí, hay planos "de homenaje" a Hitchcock pero a mí eso no me parece malo, al contrario, lo veo lo más normal del mundo. Anthony Perkins hace un magnífico papel (reconocido incluso por algunos críticos a los que el film no les gustó), el guión es tan ingenioso como retorcido, Meg Tilly aporta toda su cándida belleza y su frescura juvenil como necesario contrapunto a Perkins (La Tilly luego seguiría demostrando su talento en pelis míticas de los 80’s como Reencuentro o Agnes de Dios, por la que fue nominada al Oscar), hay buenos toques de gore (esa Vera Miles con la boca ensartada por un cuchillo!) y el metraje rezuma detalles para satisfacer a los fans más hardcore (por ejemplo: alrededor del minuto 24 del film, versión DVD, cuando Perkins y Tilly entran por primera vez en el dormitorio de la "Madre" de Bates se puede ver la silueta de Hitchcock reflejada como una sombra sobre el armario de la derecha de la pantalla procedente de la ventana, es un detalle que se puede ver claramente porque los protagonistas tardan en encender la luz para iluminar la habitación). Otro detalle para fans es la brevísima aparición de un Norman Bates de niño, interpretado por Oz Perkins, evidentemente hijo en la vida real de Anthony Perkins. Y 81
no olvidemos los cameos de rigor (el director Richard Franklin aparece jugando a un videojuego la primera vez que Perkins entra en la cafetería para trabajar, Tom Holland, el guionista, hace de ayudante del sheriff) dentro de un film hecho con mimo y respeto para con el legado de Alfred Hitchcock. Para los que somos fan de la saga volver a contemplar la mansión de estilo góticocaliforniano es siempre un placer fetichista (aunque en esta ocasión aparezca gris y deteriorada por el tiempo, lógico) y a lo largo del metraje vamos a conocer prácticamente cada rincón de tan legendaria casa. Algunos críticos precisamente se lamentaban de esto aludiendo a que en el film original apenas se mostraba la mansión por dentro con lo que provocaba más misterio. Bueno, yo pienso que eso en el film original era una virtud pero como fan a mi me fascina por fin conocer como era aquella casa por dentro, y además creo que si gran parte de la historia se centra en los recuerdos del pasado de Norman Bates era obligatorio pasearnos por los rincones oscuros de la casa donde creció, vivió y perdió la razón. Por supuesto Franklin aprovecha cada recoveco arquitectónico para colocar la cámara y ofrecernos el más Hitchcoriano plano posible. A mí eso me encanta. En esta secuela no podía faltar una escena de ducha, y ahí tenemos a Meg Tilly dándose una luciendo su lozano cuerpo desnudo (bueno, en realidad en el plano donde aparece un desnudo visto desde atrás no es Meg Tilly la que aparece sino una doble, se puede comprobar fácilmente que no es ella por el brazo derecho, en el plano siguiente Meg Tilly aparece con su rostro y podemos ver un lunar bastante visible en ese brazo, lunar que no aparece en el desnudo anterior). Pero en la relación de Norman Bates con la chica joven que acaba en su casa no hay nada erótico. La relación se muestra fraternal como muestra una de las escenas más conmovedoras del film donde Bates, abrazado a la chica en plena noche, le cuenta cómo los médicos se llevaron todos los recuerdos de su vida, excepto el olor de los bocadillos de queso caliente de su madre... Los más críticos con el film acusan al guión de ser demasiado retorcido, lioso y confuso. No comparto esa opinión. A mí me parece un texto magnífico, quizá el problema que ven algunos está en la recta final, en ese epílogo con la aparición del "personaje sorpresa" (impagable el plano del personaje subiendo las escaleras acercándose a la mansión de Bates en mitad de la noche) y la reacción de Bates (hablo de la escena de la pala, claro). Yo creo que ese giro final es sublime y siempre me ha encantado. De hecho es una de mis partes favoritas del metraje, sobre todo con el plano final donde de nuevo en mitad de la noche tormentosa Bates se detiene frente a las escaleras, observando el cielo y con su "madre" de nuevo en la ventana (plano que se utilizó como base para el cartel original del film en salas de cine). Bates ha regresado definitivamente!
PSICOSIS III (1986): MÁS SANGRE, MÁS SEXO, MÁS PERKINS A pesar del éxito de Psicosis II y la popularidad recuperada Anthony Perkins no encontró su lugar en la industria de Hollywood en plenos años 80. En 1984 estrenaría esa joyita de culto de Ken Russell titulada La Pasión de China Blue (producida por la New World Pictures) donde Perkins interpretaba a un falso sacerdote psicópata y drogadicto (un papel tan histriónico que dejaba a Norman Bates como un personaje de la Disney) que en realidad tenía mucho que ver con su vida privada. Las malas lenguas no hacían 82
más que hablar del estilo de vida de Perkins por aquel entonces (una orgia de drogas y sexo bisexual, pese a su en teoría feliz vida matrimonial con hijos) pero fue la mismísima Kathleen Turner (la prota del film de Russell) la que comentó tiempo después que Perkins no solo se pasó todo el rodaje drogándose como un tarado (algo que ayudó en su delirante papel, de hecho se sabe que Perkins convenció al guionista de turno para cambiar su personaje como le dio la real gana, en principio su personaje ni siquiera era un falso reverendo) sino que intentaba convencer a la Turner para que también se drogara. La Pasión de China Blue se estrenó a finales de 1984 y fue un fracaso comercial. Con Perkins perdido en lo personal y sin perspectivas de mejorar su status en Hollywood no le quedó más remedio que ponerse en manos de la Universal y regresar al papel que le hizo famoso (para rematar la situación los rumores apuntan que en la época de Psicosis III es cuando Anthony Perkins contrajo el SIDA que lo llevaría a la muerte años después). Psicosis III recaudó la mitad que Psicosis II a pesar de estrenarse en el mismo número de salas y de seguir fielmente las reglas de las secuelas del cine de terror en los años 80's: más sangre y más sexo (que la peli anterior). Automáticamente Psicosis III fue machacada sin piedad ni remordimientos por la crítica (que si ya le tenían ganas a Psicosis II con esta se pusieron las botas!). Pero para el fan de la saga Psicosis III era un ejercicio de sano disfrute sin complejos. Teníamos a un Bates más loco que nunca, un montón de escenas de asesinato y sobre todo más sexo, cosa que ya se echaba mucho de menos. El gran problema de esta segunda secuela es que ya no estaba el magnífico equipo de la primera. Aunque el nuevo director de fotografía era ni más ni menos que Bruce Surtees (por entonces habitual de las pelis de Clint Eastwood, suya es la magnífica fotografía de El Jinete Pálido, peli estrenada un año antes de Psicosis III) y la Banda Sonora firmada por Carter Burwell aunque pegadiza no tenía la belleza, ni mucho menos, de la firmada tres años antes por el mítico Jerry Goldsmith. Pero el detalle más negativo a priori es que el propio Anthony Perkins se encargara de dirigir el film sin haber tenido ninguna experiencia en ese terreno anteriormente (y luego solo repetiría una vez en esos menesteres). 83
La preparación y el rodaje del film no estuvo exento de problemas, al contrario. Perkins quería rodar el film en blanco y negro (¡!) como homenaje a Hitchcock y la Universal se negó. El primer guión presentaba al personaje de Duane (interpretado por el luego actor de culto Jeff Fahey, actualmente lo podemos ver en la serie Perdidos) como un psicópata asesino que emulaba a Bates, pero eso se cambió (el guionista era Charles Edward Pogue, un novato que provenía de la televisión que ese mismo año firmaría también el guión del remake de La Mosca dirigido por Cronenberg). Y el estreno previsto para el 14 de Febrero, dia de los Enamorados, se cambió para Junio (hablamos de 1986, por supuesto) entre otras razones porque una vez terminado el rodaje la Universal obligó a Perkins a rodar un nuevo final sorpresa. Pero si queréis más anécdotas cachondas contar que Perkins no pudo convencer a Jeff Fahey para aparecer completamente desnudo en la escena donde contempla a una chica en su cama, Perkins (bisexual empedernido) quería que Fahey (guaperas de ojazos azules) mostrara en pantalla todo lo que la naturaleza le dio, Fahey incómodo al final rodó la escena desnudo pero tapando ingeniosamente sus verguenzas con…un par de lámparas en la mano! Demasiado bien, a mi modo de ver, acabó Psicosis III después de tanto cambio y tantas imposiciones de la Universal (por no hablar de la poca experiencia como director de Perkins). A pesar de todo ello el film puede ser de lo más disfrutable para el fan de la saga. Que la historia gire alrededor de una monja suicida (interpretada por una sobreactuada Diana Scarwid, cuyo gran mérito en el cine era haber hecho de yonqui en La Ley de la Calle de Coppola) cuyo aspecto e iniciales del nombre recuerden a Marion Crane y acabe enamorada de Bates (y éste de ella) es un buen punto de partida (algunos críticos decían que se podía haber exprimido mejor esta interesante idea), si a eso le añadimos una periodista (especialista en psicópatas) que investiga a Bates y a un aspirante a cantante que le hace la vida imposible a Bates tenemos un cóctel apetitoso condimentado con unas buenas dosis de sangre y sexo. Quien simplifique el film describiéndolo como delirante y psicotrónico creo que no se ha detenido a visionarlo con más calma. Perkins apunta nuevos e interesantes detalles sobre Norman Bates y su locura (esa escena donde se unta mantequilla de cacahuete con la misma cuchara con la que rellena de serrín los pájaros que diseca) mostrándolo como un auténtico psychokiller que vive en su mundo ajeno a la "normalidad" exterior. La historia del film continua donde acabó el anterior, en el guión apenas ha pasado un mes desde los hechos relatados en el anterior film (aunque a Perkins se le ve más cascado, no en vano han pasado tres años en la vida real y Perkins ya contaba con 54 años y una vida totalmente disoluta) y se mantienen algunos personajes secundarios (el Sheriff, el dueño de la cafetería). Es de agradecer el amor por el detalle que vemos en el film: ese prólogo de la monja en lo alto del campanario recordando al Vértigo de Hitchcock, el libro In The Belly Of The Beast tirado y destrozado en el jardín (recordemos que era el mismo libro que leía en su habitación en la mansión Bates la joven Meg Tilly en el anterior film), las señales de los dedos de una víctima del anterior film aun presentes en la ventana del sótano...aunque si nos fijamos bien la cafetería donde trabajó Bates ahora es un poco diferente (en vez de dos recreativas tiene solo una y las mesas y la barra están colocadas de forma diferente). Perkins se esfuerza en presentarnos un film más sórdido y sucio que los anteriores, un claro ejemplo es la escena donde Bates y Duane se enfrentan a causa de la momia de la madre de Bates. La escena ocurre en la oscura y sucia habitación de un depravado Duane sudoroso (tiene la habitación llena de collages hechos con fotos de chicas desnudas, 84
reminiscencia del antiguo guión que lo caracterizaba de psicópata sexual) que no duda en chantajear a Bates con el único propósito de ganar algo de pasta. Claro que Bates no se queda atrás cuando en otra escena se dedica a besar el cadáver de una chica bajo la lluvia de una noche cerrada (escena tan escabrosa como gratuita). Toda esta suciedad y delirio (otra escena sorprendente es cuando una chica le propone a Norman hacer un trío sexual…y éste casi lo acepta…) muchos la achacaron a su colaboración con Ken Russell dos años atrás pensando que Perkins se había empapado del estilo del polémico director británico. Pero yo lo veo más como una necesidad comercial, como ya he comentado una secuela ochentera tenía que cumplir una serie de normas no escritas pero fijadas ya por la taquilla. Claro que Perkins también sabe aportar soluciones visuales brillantes como ese plano surrealista en el que se funde la habitación del hospital (donde ha sido ingresada la ex-monja suicida) con la habitación de la madre de Bates (es decir: Bates pasa de un lugar a otro como si se tratara de un sueño, reflejo de la locura extrema en la que vive aprisionado).
Después de muchas tetas y muertes creativas el final del film, tal como se ideó en principio, no puede ser más brillante: se descubren los asesinatos y la vuelta a la locura de Bates y, mientras Norman está en el coche policial esposado, el Sheriff le dice: "Te encerrarán para siempre", a lo que Norman contesta: "Pero seré libre. Por fin seré libre". Refiriéndose a que por fin a dejado atrás a su Madre (en una escena anterior destroza la momia con su famoso cuchillo de cocina). Este era el final original y de haber quedado tal como estaba hubiera gustado a muchos más críticos...pero la Universal exigió un giro sorpresa más (y de paso dejar abierta una puerta abierta a futuras secuelas) y por eso después de la conversación descrita entre Norman y el Sheriff vemos ese plano final de Norman dentro del coche sacando la mano momificada de su madre que ocultaba en su ropa y sonriendo maléficamente a la pantalla mientras la oscuridad se cierne a sus espaldas. Obviamente este plano resulta ilógico e incoherente con lo que habíamos visto un par de segundos antes con un Norman "liberado". Y es normal que tras este sinsentido muchos tomaran el film como una broma, otra tontería gore más de la época. Pero si nos fijamos un poco más y tratamos de profundizar nos daremos cuenta que quitando todas las tonterías que impuso la Universal, detrás de todo, había una buena historia y unas buenas intenciones. 85
Un par de detalles para fans: Michael Westmore, habitual de las pelis de Stallone, se encargó de los FX de maquillaje y el prestigioso saxofonista David Saborn (colaborador de grandes del rock como Bowie, Springsteen, Clapton, etc) colaboró en la banda sonora incluso componiendo parte del tema central.
PSICOSIS IV. EL COMIENZO (1990): LA INNECESARIA PRECUELA-SECUELA DEFINITIVA Después de la decepción de Psicosis III (tanto en la taquilla como entre la crítica) hubo un capítulo más en la historia de Norman Bates y si eres un fan adicto y has llegado hasta aquí no te quedaba más remedio que ver Psicosis IV. Aunque esta vez se trataba de un producto exclusivo para la televisión por cable, y aun así la Universal no reparó en toda clase de lujos para el acontecimiento (hasta la mismísima Janet Leigh acabaría presentando el film en la pequeña pantalla, e informándonos de que se habían rodado varios finales para el film con la intención de ocultar el verdadero y que fuera una verdadera sorpresa!), empezando porque fue el primer film que se rodó en sus nuevos estudios situados en Florida. Psicosis IV, esta vez sin ninguna duda, si es un film fallido y decepcionante, y aun así nos ofrece detalles que se pueden disfrutar plenamente. Para empezar Joseph Stefano (el guionista original del clásico de Hitchcock!) retomaba la historia y firmaba esta secuelaprecuela (porque nos cuenta tanto nuevas aventuras de Norman como, y esto es lo más morboso, sus años de infancia y adolescencia con su madre). Stefano no sería lo único que nos recordaría al film de Hitchcock puesto que al contrarío que anteriores secuelas se recupera el tema central musical original de Bernard Herrman para el Psicosis de Hitchcock que podemos escuchar en los títulos de crédito iniciales y finales de este Psycho IV (aunque luego, claro, el score esté firmando por un tal Graeme Revell que entonces no era nadie pero que luego fue haciéndose un nombre en pelis como El Cuervo, Jóvenes y Brujas o Abierto Hasta El Amanecer). Esta vez Perkins se limitaría a la actuación y la dirección correría a cargo de Mick Garris (mediocre director procedente de la televisión y que se especializaría en adaptaciones de su colega Stephen King), lo cual unido a un casting erróneo (¿Henry Thomas, el que fuera niño protagonista de E.T., como Norman de joven?) y un guión desastroso (¿Por qué Norman anda en libertad condicional solo cuatro años después de sus últimos crímenes? ¿Qué clase de mujer se casa y quiere tener un hijo de un psicópata?...por no hablar de esa recta final amorfa) dio como resultado un lamentable producto televisivo. Y para los más fans de la saga además se comete una especie de sacrilegio cuando en el diseño de decorados se altera el dormitorio de la madre de Norman Bates añadiendo un cuarto de baño y un armario empotrado que no estaban en anteriores películas (de hecho el cuarto de baño está situado en un espacio que corresponde a la fachada lateral y por lo tanto…nunca podría haber estado ahí…en medio del vacío), es más dicho armario empotrado se usa a lo largo del metraje porque allí guarda el famoso cuchillo de cocina nuestro querido Norman escondido bajo una tabla del suelo. Tanto en Psicosis II como en Psicosis III este armario y el baño no estaban, con lo cual suponemos que es un invento arbitrario de Joseph Stefano…el cual no participó en ninguna de las anteriores secuelas. 86
Pero sin duda es una traición al mimo con el que se hicieron las anteriores películas de la saga. Pero bueno, vayamos a lo positivo: los flashbacks contando la historia del joven Norman y cómo llegó al extremo de asesinar a su madre y su amante tendrá su interés para los fans que lo quieran saber todo y como buen film de la saga está lleno de detalles para los más observadores. Por ejemplo aquí Norman cuando habla por la radio se hace llamar Ed (algunos lo ven como guiño al mítico psychokiller Ed Gein, que inspiró la novela de Robert Bloch en la que se basó el film de Hitchcock), el psiquiatra de la radio se apellida Richmond (el mismo apellido que tenía el psiquiatra que acompañaba a Bates en Psicosis II, interpretado por Robert Loggia), la acción se sitúa en el cumpleaños de Norman (aunque no sabemos cuántos cumple) y ya si nos ponemos frívolos descubrimos que la madre de Norman tiene unas tetas impresionantes (Si, la señora Bates sale en pelotas!). Añado además la sorpresa de que uno de los papeles secundarios está interpretado por un torpe e inesperado John Landis.
En esta cuarta parte todo gira en torno a que Norman tiene de nuevo ganas de matar, matar a su esposa por la razón de que se ha quedado embarazada a pesar de que él no quería hijos porque piensa que su locura es genética y estarían engendrando a un monstruo (¿?). A lo largo del metraje, mientras Norman llama a un programa de radio para contar su vida y sus nuevas inquietudes, asistimos a la nueva locura de Norman que sin embargo se curará por arte de magia cuando acabe por pegarle fuego a su vieja mansión matriarcal (todo eso justo después de desistir en su intención de asesinar a su esposa preñada!) y exclame eso de “Soy libre” que ya nos sonaba del final de Psicosis III. Aunque cuando llega el fundido en negro final escuchamos el llanto de un bebé recién nacido (justo antes de los créditos finales) que evidentemente deja la puerta abierta a una futura película protagonizada por…¿El hijo de Norman Bates…que ha heredado su locura? Con la muerte de Anthony Perkins en 1992 (debido a una neumonía derivada de padecer 87
el SIDA) se cerraba definitivamente la posibilidad de continuar la historia de Norman, en teoría, tampoco, desde entonces, ha habido más intentos de continuar la saga familiar contando la historia de ese hijo cinematográfico de Bates. Solo concluir, para dejarlo claro, que aunque Robert Bloch llegó a escribir dos continuaciones en forma de novela de las andanzas de Norman Bates (publicadas en 1982 y 1990, respectivamente) ninguna de ellas tuvo nada que ver con las secuelas cinematográficas. Epílogo: Si de verdad queremos ser completistas con la saga de Norman Bates deberíamos hablar del remake de Psicosis rodado por Gus Vant Sant en 1998 (de nuevo otro film masacrado por la crítica que, de nuevo, esperaba con los cuchillos afilados, aunque a mí, como fan de la saga, me hizo disfrutar de lo lindo) o del telefilm Bates Motel rodado en 1987 (y escrito y dirigido por Richard Rothstein) que curiosamente se ambientaba en el famoso Motel Bates después de la muerte de Norman y donde llega un compañero de manicomio obsesionado con el propio Bates. Motel Bates era un primer paso para crear una serie televisiva pero los pobres resultados de audiencia en su estreno cancelaron definitivamente los planes de Universal TV. Lo curioso es que el telefilm usa la misma mansión y el motel de las pelis oficiales (aunque en realidad no tenga nada que ver con ellas en cuanto a la línea argumental), incluso aparece Norman Bates en el prólogo (interpretado por un desconocido Kurt Paul). Pero eso ya será en otra ocasión, amigos.
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OriGENES Y EVOLUCioN DEL CINE DE TERROR Comentaba en mi libro Slasher USA que concretar los orígenes de un género era harto difícil, para ello habría que ser arqueólogo y encima tener poderes sobrenaturales como para recuperar las miles de pelis perdidas en los albores del propio invento (el del cine), asi pues nunca podremos saber concretamente cuando nació el cine de terror ni cual fue la primera película o corto. Pero al menos nos podremos acercar ¿no? En Francia se inventó el cine, fueron los pioneros (esos hermanos Lumiere!), y si hablamos de cine fantástico explotaron el surrealismo mientras en alemania seria el expresionismo el que campara a sus anchas. El Golem (1915), Alaraune (1918) (una especie de version femenina de Frankenstein) de Eugene Illes, El Gabinete del Doctor Caligari (1919), La Cabeza de Jano (1920), el Doctor Mabuse (1922)...
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Sin embargo en 1908 ya se habían rodado en USA dos versiones de Doctor Jekyll And Mr Hyde (la primera de Sidney Olcott, la segunda de Ottis Turner), otra versión de la historia, titulada I Tre Fiaschi Di Cretinneti de Andre Deed, se rodaría en 1910 en Italia, pero volviendo a USA ya se había rodado en el mismo año, 1910, la primera versión de Frankenstein dirigida por Searle Dawley y producida por el mítico Thomas Edison (para algunos el auténtico pionero del documental mondo con Electrocuting An Elephant de 1903) The Werewolf, de 1913 y también procedente de USA, dirigida por Henry MacRae, se convirtió en la auténtica pionera del cine de Hombres-lobo. En ella una india perdía a su marido y transmitía a su hija todo el odio que sentía hacia un hombre de raza blanca responsable del suceso. Y la hija se convirtiría en un horroroso monstruo! Por desgracia este cortometraje de 18 minutos se perdió en un lamentable incendio hace décadas. Nosferatu (1922) de Murnau, El Fantasma de la Ópera (1925) de Rupert Julian y El Legado Tenebroso (1927) de Paul Leni serían tres joyitas que demostrarían las posibilidades del horror en cine. Obras clave para el posterior desarrollo del género. Meliès fue pionero en los Mad Doctors con Chirugien Americain de 1897 y Les Rayons X de 1898, aunque años más tarde fuera la Universal la que explotaría a destajo esos entrañables personajes del fantástico en general (y delimitando el estereotipo). De hecho la Universal tiene el mérito (aunque solo sea por casualidad) de poner de moda el cine de terror con el exitazo del Drácula (1931) de Tod Browning. Hasta entonces el cine de terror era solo un subgénero más. La Universal explotaría a destajo los mitos clásicos de la novela gótica, aunque tampoco hay que olvidar el Teatro de Gran Guignol tanto británico como francés de principios de siglo como gran influencia del cine de terror de la época.
El Doctor Frankenstein (1931), Doble Asesinato en la Calle Morgue (1932), La Momia (1932), El Caserón de las Sombras (1932), El Hombre Invisible (1933), Satanás (1934), El Cuervo (1935), El Lobo Humano (1935), La Novia de Frankenstein (1935) y El Hombre Lobo (1941) constituirían la etapa dorada de la Universal. Aparte de films menores y secuelas mil. Aunque no solo la Universal hizo cine de terror, claro está, el éxito de Drácula hizo que los demás estudios se pusieran las pilas y estrenaran cosas como El Hombre y el Monstruo (Paramount), El Malvado Zardoff (RKO), La Parada de los Monstruos 90
(MGM) del propio Browning o La Legión de los Hombres Sin Alma (United Artists) todas ellas de 1932 (justo un año después de Drácula) Entre finales de los años 50's y principios de los 60's seria la Hammer británica la que revisaría los mitos clásicos aportando colorido y algo más de impacto. Los pioneros del cine de zombis serían Victor Halperin con La Legión de los Hombres Sin Alma (1932) y Jacques Tourner con Yo Anduve con un Zombi (1943), aunque de 1932 también existe un film titulado Chalta Purza rodado en la India por un tal Balwant Bhatt que se conoce en occidente como The Zombie. Habría que investigarlo! Gu Wu Jiang Shi (1959) de Wen Yi sería otra aportación, esta vez procedente de Hong Kong, al tema zombi y conocida en occidente como Zombie in a Haunted House. Si Eugène Lourie puso de moda el cine de monstruos con El Monstruo de los Tiempos Remotos (1953) al año siguiente serían los japoneses que con Japón Bajo El Terror del Monstruo (1954) no solo copiaran el invento, sino que descubrirían su propio subgénero de monstruos (tipos con traje de plástico) bautizado como Kaiju-Eiga.
Una serie de películas (Psicosis, El Fotografo del Pánico, La Noche de los Muertos Vivientes, El Estrangulador de Boston, La Matanza de Texas) descubrirían un nuevo cine de terror, el cine de terror moderno. Centrado, en su mayoría, en el ser humano como causa de sus propios horrores o en el terror realista en contraposición del terror fantástico y romántico del ya antiguo cine de la Universal. El terror gótico o fantástico frente al terror materialista y realista. Ahí radicaba la gran diferencia entre el cine clásico y el cine moderno. Que no solo era una novedad argumental sino también, y sobre todo, una revolución estética (del romanticismo fantasioso clásico al feísmo de mal rollo moderno). Si el cine de terror moderno ya nació en los albores de los años 60's (Psicosis, Los Pájaros, La Noche de los Muertos Vivientes, La Semilla del Diablo) en la década de los 70's se observaría su reinado en todo su esplendor. Tres films marcarían definitivamente los 70's, sobre todo de cara a la taquilla: El Exorcista (1973), Tiburón (1975) y La Profecía (1976) provocando secuelas, plagios e imitaciones a granel. El Diablo Sobre Ruedas (1971), La Última Casa a la Izquierda (1971), La Matanza de Texas (1974), Estoy Vivo (1974), Carrie (1976), Suspiria (1977), La Invasión de los Ultracuerpos (1978), Zombie (1978), Halloween (1978), Phantasma (1979), Alien, El Octavo Pasajero (1979)... Todos estos films marcan el futuro del género. Llegando a la década más explotativa, la de los 80's, y aquí paz y después gloria. 91
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CINE DE TERROR MODERNO Imaginaos un film donde todo se inicia con una operación de lobotomía y cuyo desarrollo se centra en un cirujano intentando descifrar un misterio morboso entre una viuda incestuosa y una histérica chica que no quiere recordar un hecho horroroso...todo eso adornado por manicomios y mansiones con gigantescos y exóticos jardines y finalizado con una escena de canibalismo. No, no se trata del último film de Cronenberg o Balagueró sino del clásico De Repente El Último Verano (1959) de Joseph L. Mankiewicz con un guión basado en una obra de teatro de Tenesse Williams adaptado por el propio Williams y el también escritor Gore Vidal. Y por si fuera poco extensa la lista de mitos ahí estaban Katherine Hepburn, Monty Clift y Liz Taylor para dar cuerpo a uno de los films de horror más deliciosos de la historia del cine. Pese a quien pese. La demostración de que el cine clásico estaba muerto y el futuro del cine de terror moderno estaba en el film de Mankiewicz es que justo después aparecería Hitchcock con Psicosis (1960) para confirmar que los actorcillos disfrazados de Drácula y los jodidos Frankensteins estaban más que superados y solo eran un triste anacronismo de un género ahogado en sus propias autolimitaciones. Entre el film de Mankiewicz y el de Hitchcock apenas hay 6 meses de diferencia (entre un estreno y otro), y ambos films están basados en material literario (el del morboso por antonomasia Williams y el del discípulo Lovecraftiano de Bloch) alejado del clasicismo rancio de las adaptaciones de Bram Stoker y la novela gótica que tanto había sido utilizada para el horror en el cine. En De Repente El Último Verano no hay ni una gota de sangre ni escenas de impacto brutal, de hecho el film está rodado en un brillantísimo blanco y negro que se aleja a todas luces (nunca mejor dicho) de los estereotipos trillados de los géneros dedicados a la explotación del terror. Todo se basa en los diálogos y los 93
personajes (como buena obra de teatro en la que se inspira) que solo con sus palabras y gestos son capaces de insinuar el horror, el misterio y el enigma así como hechos que les resultan repugnantes y demasiado extremos para ser confesados...al menos momentáneamente. El gran logro histórico del cine de terror es el poder abandonar el lastre del folclorismo europeo (cuentos para niños, al fin y al cabo) y de los mitos de la novela gótica para demostrar que no hay horror más extremo que el que ejerce el propio ser humano. Los vampiros, hombres-lobo y demás monstruos utilizados y re-utilizados por el cine clásico de terror (Universal, Hammer, etc) dejan de dar miedo para pasar al verdadero engendro del diablo: El Ser Humano. Ya era extraño que en un mundo donde el ser humano llevaba miles de años matando, violando y torturando el público tuviese miedo de aquellas pelis de la Universal que hoy han quedado tan ridículas y desfasadas. Más en una sociedad que había vivido los horrores de las guerras mundiales, que veníamos de la Santa Inquisición, de la colonización, de la esclavitud...es por ello difícilmente explicable el por qué aquel público de principios del siglo XX era tan sensible a las historias de monstruos y fantasmas para niños. Afortunadamente el cine de terror maduró para dar un salto hacia el verdadero cine de horror y mal rollo, aquel que inquieta y angustia. Un cine que por lógica dejó al cine clásico en muy mal lugar y olvidado de las nuevas generaciones ávidas de sensaciones fuertes. Escritores como Poe o Lovecraft habían logrado fascinar a los lectores de la literatura de horror. Poe era el genio para los lectores cultos, Lovecraft el loco de la serie B literaria. Admiro a los dos pero es evidente que siento una simpatía especial por el creador del horror cósmico y los delirios de Dioses venidos de otras dimensiones. Lovecraft resultaba más moderno que la elegante y poética prosa de Poe. Porque en realidad Lovecraft si daba miedo. De sus párrafos anárquicos y oscuros surge un horror primigenio que toca la fibra sensible de todo amante del horror puro y duro. Por desgracia la forma de entender el horror según Lovecraft tardó mucho en llegar al cine...es más, de hecho aún no ha sido asimilada totalmente. Mientras que Poe ha sido fielmente adaptado, digerido y triturado. El clasicismo de Poe siempre será más fácil de llevar al cine que el abstracto horror de Lovecraft. Poe no daba miedo, Lovecraft sí. Así en el cine de terror siempre ha sido mucho más difícil encontrar un film que dé auténtico miedo, porque lo que abunda es el efectismo, el truco barato, el susto, la repugnancia, el gore... ¿Cuantas pelis de terror dan miedo de verdad? Esta es la pregunta que más se ha hecho entre los aficionados, ávidos de encontrar pelis que de verdad les asuste lejos del jolgorio gore o de los trucos baratos y anticuados de la Universal. De Repente El Último Verano o Psicosis fueron un gran paso hacia ese cine de horror total. El ambiente malsano ya no era cosa de poner un castillo en Transilvania o llenarlo todo de murciélagos. El adulto, superados los miedos infantiles a la oscuridad y los 94
monstruos imposibles necesita una dosis más potente para sentir el horror en sus huesos. Esa dosis extra de horror llegaría en parte con el cine gore (lo repugnante, al fin y al cabo, también es horror) pero sobre todo con el horror practicado por el hombre y sus miedos más ancestrales y poderosos, miedos en su mayoría irracionales. Psicosis explotaba la locura, El Exorcista los miedos de la tradición cristiana al mal en estado puro (pero común a toda religión), La Matanza de Texas era una ampliación extrema del tema de Psicosis, Al Final de la Escalera una vuelta de tuerca al tema parasicológico de los fantasmas y los lugares malditos, Alien El Octavo Pasajero el miedo a lo desconocido... El cine de horror más hardcore no tenía porque estar ligado al cine gore ¿Cuánto de gore hay en Psicosis, La Matanza de Texas o Al Final de la Escalera? El miedo es algo más profundo que un chorreón de sangre o una mutilación. El miedo es un estado de ánimo y para llegar a él hay que crearlo. El horror puro y duro tiene una fácil receta: Insinuación, Ambiente e Impacto. De Repente El Último Verano, Psicosis, La Matanza de Texas, Al Final de la Escalera, Alien...todas tienen ese esquema donde todo empieza con una Insinuación para crear un Ambiente y llegar al Impacto. Cuanto más tarde el impacto en llegar más horror se transmitirá. En De Repente El Último Verano el impacto llegará al final tras un largo ejercicio de insinuaciones, mal rollo (el ambiente) y misterio. Psicosis es otra cadena de insinuaciones y ambiente (siniestro en este caso) que llegará al impacto de la mítica escena de la ducha. El Exorcista empezará con varias insinuaciones casi inocentes para crear un ambiente de mal rollo hasta el primer impacto con la niña pegando botes en la cama. La Matanza de Texas hace otro ejercicio de insinuación (esos chicos y su furgoneta encontrándose con el tarado) para crear ambiente hasta el impacto de la aparición brutal de Cara de Cuero. Alien es pura insinuación hasta llegar al ambiente frio e inquietante de un planeta aislado donde algo misterioso está pasando...el impacto doble de la primera parte del film (el ataque del huevo de alien y el nacimiento del Alien saliendo del pecho de Kane) es horror puro y duro que Ridley Scott logra superar gracias a la metamorfosis del monstruo y sus apariciones sorpresa que poco a poco irán desvelando su inquietante físico. La evolución
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del monstruo es un rasgo muy moderno en contraposición de los aburridos y prototípicos Vampiros, Dráculas y Frankensteins del pasado. Casi siempre tras el momento de impacto los films decaen bastante. Y es que la gracia del misterio, del enigma es mantenerlo. Al resolverse se pierde algo, sobre todo interés. Un misterio resuelto carece totalmente de interés, sobre todo en el cine de terror. Ese interés por el misterio alimenta Psicosis o De Repente El Último Verano...mientras que Alien o El Exorcista, una vez desvelados los misterios y los primeros impactos, se ven obligados a ofrecer más (mucho más) para mantener el interés y la tensión. El saber hasta dónde llegará la niña endemoniada o quien sobrevivirá al jodido alien será la forma de estirar la tensión de la historia. Una vez superado el impacto de la revelación del misterio solo queda recrearse en él. Porque tanto en El Exorcista como en Alien (o como La Matanza de Texas) aunque descubrimos quien es el causante del horror aún no sabemos de dónde viene ni porque lo hace. Aún quedan misterios por resolver (algunos nunca se resuelven, lo que le da más encanto, como ese mítico final de La Matanza de Texas) ¿Por qué el demonio posee a una niña? ¿Por qué una familia de tarados les da por comer carne humana? ¿De dónde viene y cuál es el propósito del alien? Si he dicho que el cine moderno de terror se alimentaba del horror provocado por el propio ser humano habría que explicar que tiene entonces de moderno El Exorcista. De hecho, El Exorcista basa su historia en viejos mitos y creencias de la cultura judeocristiana. Lo que la hace moderna no es el tema sino, por supuesto, la forma. El estilo casi documental de Friedkin, el pretendido realismo, la serie de pruebas que el Padre Karras realiza para averiguar si es un fraude o no, la eterna duda de si es una posesión o una simple enfermedad mental...el film avanza sin darnos pistas claras, jugando siempre con la ambigüedad de si es cierto o no lo que vemos, trata de confundirnos para que nosotros, desde nuestros miedos más ancestrales e irracionales demos la respuesta. Al final de la película ¿Sabemos lo que ocurrió en realidad? ¿Fue el demonio o solo una gigantesca histeria? Alien El Octavo Pasajero juega con el miedo a lo desconocido, al enigma del cosmos. Cuando algo no tiene explicación, cuando no conocemos la causa del miedo más poder tiene sobre nosotros. De ahí que cuanto más se oculta el monstruo más horror despierta. Ni siquiera haría falta sus ataques brutales y gore. El horror viene de la oscuridad y de lo 96
desconocido. De otra forma de vida que ni comprendemos ni queremos comprender. Pero al final, como toda buena peli de horror moderno, el verdadero causante del horror es el ser humano. Al fin y al cabo es el ser humano el que los lleva allí para atrapar al alien y convertirlo en un arma biológica. Una vez más el tema de fondo es la maldad del propio ser humano, creador de todos los horrores de este mundo. El alien solo sigue su instinto. El cine de terror moderno lo es porque muestra que el miedo es un enemigo que está en casa, en nuestra mente, lejos de vampiros, castillos exóticos y hombres-lobo.
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FraGILES UNA REINTERPRETACioN
( Desde El Exorcista (1973) hasta La Huérfana (2009) pasando por clásicos como El Ente (1982) el cine de terror ha sabido utilizar (con o sin sutilidad) esa mezcla de horror, perversidad, niños, sexo y transgresión. Frágiles, en el sendero de la sutileza, alcanza una curiosa aleación enmarcada en una clásica historia de horror llena de topicazos y lugares comunes. Ahora que se cumplen diez años de su estreno creo que es interesante una reinterpretación realmente necesaria de este film con múltiples y fascinantes lecturas (y que no a todos les ha parecido percibir). Cuando en los extras del DVD Jaume Balagueró (director del film) habla de la actriz infantil Jasmine Murphy (que interpreta el personaje clave de Maggie) la describe como una explosiva mezcla de belleza e inteligencia perversa con cierta tristeza en la mirada (Julio Fernández, el productor, mucho más limitado en su vocabulario y con su estética ostentosa de traje y reloj caro, apenas farfulla en el mismo documental que el film es ideal para forofos del cine de terror, supongo que para él los forofos del cine es como los forofos del fútbol, simple ganado listo para ser exprimido en taquilla). 98
Balagueró ya nos da sus propias claves para una interpretación del film que gira alrededor de una niña hermosa, triste pero también perversa en su inteligencia casi impropia de su edad. El mito lolitesco, una vez más, aletea por ahí. Aunque Frágiles haya sido interpretada como una película de terror más vamos a buscar las claves de que no es sólo eso. Esconde una historia más vieja que la humanidad.
AMORES RAROS Y PROHIBIDOS: UNAS BREVES REFERENCIAS CULTURALES En uno de los primeros diálogos de Platón, el llamado Lisis, el filósofo nos habla del hermoso Lisis, un chiquillo de rubios cabellos que tiene enamorado a Hipólates, un adolescente compañero de estudios. Es en el contexto del diálogo (a las puertas de lo que hoy llamaríamos un colegio) donde aparece Sócrates e intenta hablar al joven Lisis (que para los historiadores, según sus cálculos, debería tener entre 12 y 14 años) del Amor y de la Amistad. Dicho diálogo platónico es poco conocido por ser primerizo y porque otro posterior, El Banquete, ha resultado para los estudiosos más maduro, brillante y al final más popular. Sin embargo la fascinación pederástica de Sócrates (es decir, de Platón) es mucho más evidente en este Lisis que en cualquier otro escrito posterior. El ser humano maduro fascinado por la juventud ya hacía estragos en aquella época.
Pierre Louÿs (1870-1925), escritor del orbe simbolista francés, amigo de adolescencia del futuro premio Nobel André Gide (ambos con gustos pederásticos aunque dirigidos a distintos sexos) aportaría en su novela Afrodita una pequeña historia, lejos del argumento de la novela, protagonizada por una Cleopatra aún niña que seduce y humilla a un gran esclavo negro, adelantándose con mucho a los mitos lolitescos creados por Nabokov en sus novelas El Hechicero y Lolita (ambas con idéntico argumento). Louÿs, niño rico 99
dedicado a la literatura por placer, se sintió fascinado tanto por el orbe griego como por el lesbianismo (se hizo famoso con sus Canciones de Bilitis, décadas después el conocido fotógrafo obsesionado con adolescentes y preadolescentes desnudas David Hamilton debutaría como director de cine con el mítico film erótico Bilitis, de 1977, sus posteriores films, Tiernas Primas y Primeros Deseos, ahondarían en su obsesión por las adolescentes) y prefirió al estilo Gide recorrer tierras del norte de áfrica en busca de tiernas adolescentes musulmanas (mientras Gide lo hacía pero con chicos, esa diferencia marcaría el distanciamiento personal de ambos escritores en el futuro). Como otros tantos escritores simbolistas creyó en una revolución sexual y libre, en un mundo mejor y distinto teniendo como guía la antigua civilización griega y la lejana oriental. Rachilde, apodo de la escritora Marguerite Eymery (1860-1953), fue la rara entre raras de la literatura francesa y del orbe Simbolista. Sus polémicas y escandalosas novelas tocaban todo tipo de amores prohibidos y morbosos (desde los hermafroditas a los pedófilos) y vestía como un hombre sin tener, que se sepa, inclinaciones lésbicas. Suyo es el brillante aforismo sobre el amor que dice: “El amor deprava a los seres honestos pero también introduce orden en las vidas desordenadas. Su mismo absurdo es la garantía de su sinceridad”. Siguiendo ese brillante aforismo en el film Frágiles el amor de la enfermera Charlotte por su niña enferma (interpretada por Ivana Baquero, la niña de El Laberinto del Fauno y la posterior La Nueva Hija) acaba depravándola…igual que el amor de otra enfermera, Amy (interpretada por Calista Flockhart en la cima de su belleza madura, tras ese delicioso film Cosas Que Diría Con Sólo Mirarla donde hacía un papel de lesbiana que cuidaba a su amante enferma de cáncer) , por otra niña, Maggie, introduce orden en su desordenada vida (por hechos anteriores a los relatados en la película y que nos hablan de una negligencia con una ¿niña?). Vidas paralelas, amores paralelos, historias de pasión-horror. Lo que en principio era una película más de almas malditas y sórdidas historias de hospitales antiguos se convierte en una metáfora de los amores prohibidos, raros o simplemente incomprendidos. También muy al estilo del mencionado Pierre Louÿs.
FRÁGILES, LA PELÍCULA Estrenada en 2005 en el Festival de Venecia (antes que en Sitges), coproducción entre la Filmax y la Future Films británica, dirigida por Jaume Balagueró que venía de la fallida Darkness y co-escrita con el dramaturgo catalán Jordi Galcerán (el mismo de El Método) Frágiles es, en apariencia, otro film de terror del llamado nuevo cine español, y más en concreto de ese filón de subvenciones que era la Filmax, lleno de tópicos por todos lados, ya que Frágiles nos cuenta una historia ambientada en la muy británica Isla de Wight, con el hospital infantil Mercy Falls de por medio, con niños que ven fantasmas, enfermeras asustadas, personajes de raza negra bondadosos (al estilo Halloran de El Resplandor), historias morbosas y escabrosas de enfermedades raras (uno no puede evitar pensar en otro clásico del terror de niños enfermos olvidados: Al Final de la Escalera), giros argumentales sorpresa, noches lluviosas, médiums ancianas, sacerdotes, escenas en archivadores buscando información vital del misterioso pasado del hospital, jefaza incrédula que no cree nada de sus empleados histéricos, prota con problemas personales y medicada hasta las trancas, esa Elena Anaya haciendo el papel de típica española trabajando en tierras extranjeras, flirteo rutinario entre protas (Calista y el médico), en fin…en una primer vistazo el film no parece que ofrezca nada del otro mundo. 100
Pero en cuanto la niña protagonista habla con su enfermera, Amy, sobre el Príncipe enamorado (de Blancanieves) y que los besos de amor son en los labios (y que el film finaliza con un beso de lo más ambiguo, en los labios, entre la niña y su enfermera) ya empezamos a sospechar que no se trata de otra historia más de fantasmas.
¿Dos mujeres peleándose por el amor de una niña? ¿Una enfermera, Susan, que también estaba fascinada por la niña? ¿Otra enfermera, española, que no soporta a la niña quizá porque la niña le ha dado calabazas? Si, parece una de esas raras historias de Rachilde o de Pierre Louÿs donde la ambigüedad deja paso a especular de qué tipo de amor hablamos mientras lo femenino se impone a lo masculino y lo inquietante a lo convencional. Porque esto va de enfermeras obsesionadas con sus niñas. Balagueró ya tocaba en su debut en largo Los Sin Nombre (peli para mi gusto fallida pero basada en un material literario muy interesante) eso de las niñas que son pervertidas por el Mal absoluto. Frágiles sería una versión sutil y mucho más estética a un tema parecido. Si Amy, la enfermera, oculta un secreto pasado (ese teléfono que susurra “sabemos lo que hiciste”) que intenta superar a golpe de pastillas y rechaza la insinuación romántica del médico atractivo que intenta ayudarla es porque si hay algo que le importa ahora en la vida es la pequeña y extraña Maggie, niña que juega con una enfermera fantasma, que le gusta hacer rabiar a la señorita Pérez (la guapa y lozana Anaya) y que gusta de charlar sobre el amor con su nueva amiga Amy tras la huida de Susan (la anterior enfermera objeto del cariño de la cría). Balagueró hablaba de la inteligencia perversa de la niña, esa inteligencia rebelde (recordemos la escena del baño, cuando desafía a la enfermera Pérez), obsesiva y de mirada triste que busca el cariño y el amor que ha perdido por una enfermedad (fibrosis quística) y la ausencia de padres (también la enfermera Amy es huérfana, como le confiesa en otra escena a la niña). Así los paralelismos entre la relación intensa entre Charlotte y su niña enferma (de osteogénesis imperfecta) y la de Amy con su niña con fibrosis quística son más que evidentes. Una representaría el lado oscuro de tal relación de amor y la otra la luminosidad de un amor puro. La recta final del 101
film con Amy salvando a su niña de las pretensiones de Charlotte, con la niña devolviéndole el favor con un beso en los labios y finalmente con la niña, ya muerta, haciendo de ángel de la guarda de una recuperada (en el hospital) Amy (porque como dicen las médiums: uno se queda siempre junto a lo que más quería) describe un amor equívoco, ambiguo, muy al estilo del Simbolismo francés (de nuevo mencionar a Pierre Louÿs y la Rachilde) donde todo parece ser y no ser, donde el amor tiene muchos nombres y el arte, que debe ser siempre ambiguo e interpretable, es el medio de comunicación, metafórico o no, de esas historias difíciles de contar porque son difíciles de definir (más si acaban siendo expuestas ante lo que Valle-Inclán llamaba la plebe canallesca).
Los que vieron un típico film de sustos no están equivocados. Los que hemos visto unas historias entrecruzadas de amores imposibles, sórdidos, prohibidos, puros y apasionados tampoco. Decía un artista que las obras de arte se componen de dos factores: lo que ha creado el autor y lo que ha interpretado el espectador. Por ello las obras de arte crecen y se enriquecen con el tiempo, la perspectiva y los puntos de vista que las contemplan. Frágiles, al menos para mí, es una obra de arte, en cuanto se deja interpretar de múltiples formas porque nos regala claves para que así sea. Balagueró (que siempre adoleció de pretenciosidad y cierta pedantería que le quedaba muy grande), luego, ya no volvería a sorprendernos jamás. Una pena.
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