Nietzsche

May 4, 2019 | Author: Carolina Donnari | Category: Friedrich Nietzsche, Richard Wagner, Greek Tragedy, Metaphysics, Philosophical Science
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Nietzsche, El nacimiento de la tragedia Clase 1 a. Biografía y obra de Friedrich Nietzsche

Friedrich Nietzschc nació el 15 de octubre de 1844 en Rócken, cerca de Lützen. Proviene de una familia religiosa. Su padre, que era pastor, muere cuando Nietzsche era pequeño. Estudió filología clásica en Bonn y en Leipzig. En Bonn comenzó sus estudios de teología, ya que se esperaba que fuera pastor, pero luego se traslada a Leipzig para estudiar filología. En representación  de Schopenhauer, y esta Leipzig leyó  El mundo como voluntad y como representación lectura dejó una impronta decisiva en el pensamiento de Nietzsche. En 1869, cuando sólo contaba 24 años, Nietzsche fue llamado a ocupar la cátedra de filología clásica en la universidad de Basilea, sin rendir tesis doctoral ni de habilitación, ya que es requerido por la universidad debido a su prestigio académico. Allí entabló amistad con el famoso historiador Jakob Burckhardt. En este período se produce su encuentro con Richard  Wagner, que en aquella época vivía con Cósima von Bulow en Tríebschen. Nietzsche se convierte a la causa de Wagner, a quien siente como «su insigne precursor en el campo de  batalla», y colabora con él en en la organización del teatro de Bayreuth. Bayreuth. La labor docente de Nietzsche en Basilea se interrumpe cuando participa un par de meses como voluntario en la guerra franco-prusiana. En 1872 se publica  El nacimiento de la tragedia, editada gracias al influjo de Wagner. Esta obra sirve como la tesis doctoral que se  venía esperando de él. Este libro suscitó violentas polémicas y fue salvajemente salvaj emente atacado por  Wilamowitz, otro importante filólogo de la época. A partir de estas críticas, NT deja de ser considerada como una obra filológica. Entre 1873 y 1876 Nietzsche escribe las cuatro Consideraciones intempestivas. Mientras tanto, por motivos personales («Wagner es un histrión sediento de éxitos mundanos») y por razones teóricas («Wagner no es en absoluto un regenerador de la cultura») se produce la ruptura con Wagner. Así lo atestigua la obra Humano, demasiado humano (1878), donde también se toman distancias con respecto a Schopenhauer y su filosofía. f ilosofía.  Al año siguiente, en 1879, Nietzsche -por razones de salud pero también por motivos más profundos: la filología no era su destino- abandona la enseñanza y comienza su inquieto peregrinaje de pensión en pensión, entre Suiza y Italia y el sur de Francia. En 1881 publica  Aurora, donde ya se configuran las tesis fundamentales de Nietzsche.  La gaya ciencia  es de 1882. Escribe estos dos libros en Génova, donde tiene ocasión de escuchar Carmen, de Bizet, que provoca su entusiasmo («Aquí habla otra sensualidad, otra sensibilidad, otra serenidad. Esta música es serena [...), tiene sobre sí la fatalidad, su felicidad es breve, repentina, sin

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remisión [...]. Esta obra también redime [...], con ella uno se despide del húmedo Norte, de todos los vapores del ideal wagneriano»). En 1882 Nietzsche conoce a Lou Salomé, joven rusa de 24 años. Se enamora de ella y quiere contraer matrimonio. Pero Lou Salomé le rechaza y se une a Paul Rée, amigo y discípulo de Nietzsche. En 1883, concibe su obra maestra:  Así habló Zaratustra. Esta obra quedó terminada dos años después, entre Roma y Niza. En 1886 entrega a la imprenta  Más allá del bien y del mal . La Genealogía de la moral  es de 1887, y al año siguiente Nietzsche redacta  El ocaso de los ídolos,  El Anticristo y  Ecce homo. Al mismo período pertenece el escrito  Nietzsche contra Wagner. Lee a Dostoievski y le parece haber encontrado una vivienda

satisfactoria en Turín, «la ciudad que se ha revelado como mi ciudad». En Turín trabaja en su última obra, La voluntad de poder, que sin embargo no logra acabar. El 3 de enero de 1889 sufre un ataque de locura, fijándose al cuello de un caballo cuyo dueño estaba apaleando ante su residencia de Turín. Primero fue confiado a la custodia de su madre  y, al morir ésta, a la de su hermana. Murió en Weimar, envuelto en las tinieblas de la locura, el 25 de agosto de 1900, sin caer en la cuenta del éxito que estaban obteniendo sus libros, que habían editado a sus expensas. Períodos del pensamiento nietzscheano: 1844-1868: Niñez y juventud 1869-1879: Docente en Basilea (NT, Consideraciones intempestivas, Sobre verdad y mentira) 1879- 1888: Filósofo itinerante 1889-1900: Años del hundimiento psíquico. Publicación de los escritos póstumos: apuntes, obras inconclusas, resúmenes de otros

autores. Cuando Nietzsche pierde la conciencia en 1889, la hermana estaba en Paraguay con su esposo. Contar historia. En 1894 la hermana regresa a Alemania y se hace cargo de Nietzsche. Junto con Peter Gast, hace una primera selección de apuntes y lo publica bajo el título La voluntad de poder. Comentar problemas de esta edición. En 1930 se organiza un nuevo archivo, del cual participa Heidegger. Sin embargo, este se disuelve debido a la guerra antes de hacer ningún aporte significativo a la edición de la obra nietzscheana. Finalmente, recién se hace una edición de la obra completa en 1964, a cargo de los italianos Colli y Montinari. Estos realizan una edición crítica de la obra completa, primero en alemán  y después en italiano.

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 b. El nacimiento de la tragedia. Desarrollo.

Estructura de la obra: Ensayo de autocrítica (1886, ruptura con Wagner y Schopenhauer). Esto darlo al final. Prólogo a la primera edición (1872) Dedicado a Wagner. Capítulos 1-10: El nacimiento de la tragedia griega y la esencia del arte. Capítulos 11-15. La muerte de la tragedia. El arte y el conocimiento. Capítulos 16-25: El renacimiento de la tragedia. Cultura socrático-alejandrina vs. Cultura trágica.

Prólogo a la 1era edición (1872)- Dedicado a Wagner  Apunte: es un error pensar que la estética y el arte son accesorios, poco serios. El arte y la estética están imbricados en las cuestiones políticas y culturales de la época. El arte es la actividad propiamente metafísica (en HDH dice todo lo contrario). Fink: Comenzamos con El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música. Este escrito significa en primer lugar un homenaje a Ricardo Wagner: la interpretación de su drama musical como una obra de arte total, que corresponde en su categoría a la tragedia antigua. La concepción de Nietzsche acerca de la tragedia se basa en una visión radicalmente nueva de Grecia. Más tarde Nietzsche juzgó esta obra con dureza: le parecía estropeada por su «aplicación al wagnerismo», por la mezcla de su concepto de los griegos con el fenómeno  Wagner, que no es en modo alguno un «síntoma de ascensión», sino más bien lo contrario: un fenómeno de decadencia. La posterior corrección de Nietzsche a su primera obra es acertada; el tema fundamental del escrito queda ensombrecido por su propósito de homenaje, por el nimbo que pone en torno a la ópera de Wagner; queda degradado, por así decirlo, a ser sólo una reflexión preliminar. En el fenómeno de lo trágico ve él la verdadera naturaleza de la realidad; el tema estético adquiere para Nietzsche el rango de un principio ontológico fundamental; el arte, la poesía trágica se convierte para él en la llave que abre paso a la esencia del mundo. El arte se convierte en el organón de la filosofía; es considerado como el acceso más profundo, más propio, como la intelección más originaria, detrás de la cual viene luego a lo sumo el concepto; más aún, éste adquiere originariedad tan sólo cuando se confía a la visión más honda del arte; cuando re-piensa lo que el arte experimenta creadoramente. Nietzsche sigue las huellas de la concepción griega del ser, que concibe lo bello como un modo de éste, pero no llega, sin embargo, a una intelección ontológica, expresada en 3

conceptos, del fenómeno de lo estético. Ocurre más bien lo contrario: Nietzsche formula su intelección fundamental del ser con categorías estéticas. Esto es lo que da su carácter romántico a  El nacimiento de la tragedia,  obra de la que Nietzsche dice que es una «metafísica de artistas». El fenómeno del arte queda situado en el centro; en él y desde él se descifra el mundo. El arte no se considera aquí sólo, según Nietzsche dice, «como la auténtica actividad metafísica del hombre»; en él acontece sobre todo el esclarecimiento metafísico de lo existente en su totalidad. Únicamente con el ojo del arte puede el pensador penetrar en el corazón del mundo. Pero es esencialmente el arte trágico, la tragedia antigua, la que posee esta mirada profunda. La verdadera esencia del arte la reduce Nietzsche a lo trágico. El arte trágico conoce la esencia trágica del mundo. Lo trágico es la primera fórmula empleada por Nietzsche para expresar su experiencia del ser. Capítulo 1 Existen dos instintos de la naturaleza, dos fuerzas cosmológicas que expresan a la naturaleza: una de estas fuerzas busca la individuación espacio-temporal. En el hombre, esta fuerza se expresa en distintas formas de individuación: en el arte, la civilidad, etc. La divinidad que representa esta fuerza es Apolo, el vaticinador, el dios de la ley, de la mesura, de la medida. Apolo es el dios del sueño y de la apariencia. La otra fuerza busca la desindividuación, la autoalienación. En el hombre se identifica con el estado de la embriaguez, en el que el hombre se olvida a sí mismo, y se cristaliza en la música. Esta fuerza no busca la sociabilidad del hombre, sino que es una fuerza disgregante, que se identifica con Diónisos. Ambas fuerzas mantienen entre sí una relación de oposición y composición que acontece de modo fundamental en la tragedia ática. El principium individuationis es el fundamento de la división y particularización de todo lo que existe; las cosas están en el espacio y en el tiempo; están juntas aquí, pero justamente en la medida en que se hallan separadas unas de otras; donde una acaba, la otra empieza; el espacio y el tiempo juntan y separan a la vez. Lo que nosotros llamamos de ordinario las cosas o lo existente, es una pluralidad inabarcable de realidades distintas, separadas, pero, sin embargo, juntas y reunidas en la unidad de espacio y tiempo. Esta visión del mundo, que se refiere a la separación de lo existente, a su pluralidad y disgregación, se encuentra, sin saberlo, prisionera de una apariencia —así piensa Nietzsche, siguiendo en ello a Schopenhauer—; está engañada por el velo de Maya. Esta apariencia es el mundo de los fenómenos, que sólo sale a nuestro encuentro en las formas subjetivas del espacio y el tiempo. El mundo, en cuanto es verdaderamente, en cuanto es la «cosa en sí», no está disgregado en absoluto en la pluralidad; constituye una vida ininterrumpida, es una

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corriente única. La pluralidad de lo existente es apariencia, es mero fenómeno; en verdad, todo es uno. Capítulo 2 pp. 56-57 Los impulsos apolíneo y dionisíaco son potencias artísticas que brotan de la naturaleza misma; todo artista es en este sentido un “imitador”. Capítulo 3 Nietzsche considera que la tradición nos ha legado una imagen del mundo griego en la que éste se presenta como regido por las ideas de armonía, belleza, equilibrio, medida. Ésta es, según Nietzsche, una imagen que privilegia un cierto momento de la grecidad, la  Atenas del siglo V, y un cierto género de productos artísticos, fundamentalmente la arquitectura y la escultura. Pero Nietzsche señala que, junto a esta imagen tradicional de los griegos, podemos encontrar testimonios  de una concepción que permanece latente, como el subsuelo sobre el que se sostiene este ideal clásico. Tales testimonios se encuentran en la cultura popular griega, como por ejemplo en el axioma de Sileno, que dice que para la “estirpe miserable de un día, hija del azar y de la fatiga” de los hombres, lo mejor sería no

nacer, y una vez nacidos, morir pronto. Estos testimonios nos muestran, dice Nietzsche, que los griegos conocieron “los horrores y espantos de la existencia”, es decir, el eterno fluir sin sentido de la vida; y frente a estos horrores, tuvieron que valerse de los principios clásicos para poder tolerar la existencia. De esta manera, Diónisos expresa la serie titánica (Sileno, Edipo, Orestes), mientras que  Apolo expresa la serie olímpica de los dioses homéricos. Esta última es la que hace soportable la existencia, sustrayéndonos del estado de orfandad absoluta que constituye nuestra naturaleza. Sin embargo, el estado armónico de unidad con la naturaleza no es la instancia originaria del hombre: ésta es el horror, el dolor. La unidad sólo se conquista “matando monstruos”. En este capítulo encontramos una mención a Schiller y su obra “Poesía inge nua y poesía sentimental”, que postula la unidad originaria del hombre y la naturaleza, y que ve la cultura

como el quiebre de esa unidad armónica. Nietzsche critica esta idea de la armonía como el estado originario del hombre.

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Capítulo 4 El sueño es apariencia de la apariencia. El conocimiento tiene que ser limitado. Nietzsche critica el conocimiento de la ciencia, pero hay otro conocimiento más cercano al de Prometeo: ¿podemos soportar saber que vamos a morir? Ese es el conocimiento dionisíaco, que se contrapone al conocimiento apolíneo (la ciencia). Nietzsche critica el conocimiento apolíneo porque toma como absoluta una verdad parcial, histórica.

Nietzsche habla de un “curso agónico de configuración de lo apolíneo y lo dionisíaco”, que se

revela en los cinco grandes períodos del arte griego: 1. Edad de acero: titanomaquias, filosofía popular de Sileno, predominio del instinto dionisíaco. 2. Mundo homérico: mundo apolíneo de la belleza. 3. Invasiones bárbaras: revitalización de Diónisos. los mitos trágicos, por un lado, y la presencia de ritos orgiásticos provenientes de Asia, por el otro. 4. Arte dórico: presencia eminente de Apolo. Partenón, imagen privilegiada de la Grecia clásica. Orden, mesura. 5. Tragedia ática. Nietzsche nos ofrece una descripción del desarrollo de la cultura griega, que estuvo guiada por los grandes poderes estéticos. Lo apolíneo se opone a lo dionisíaco, y al revés. Hay una hostilidad entre estos dos poderes contrarios, que se expulsan y combaten mutuamente. Pero — y esto constituye una visión profunda de Nietzsche— no pueden existir el uno sin el otro; su lucha, su discordia es también una cierta concordia; están unidos igual que los que luchan; el mundo de la cultura apolínea de los griegos, su inclinación a la medida y al orden, descansan sobre la base viva, únicamente refrenada, de la desmesura titanesca. Lo dionisíaco es la base sobre la que se apoya el mundo luminoso. La montaña mágica del Olimpo hunde sus raíces en el Tártaro. Detrás del mundo de la bella apariencia está la Gorgona. «El griego conoció y sintió los horrores y espantos de la existencia: para poder vivir tuvo que colocar delante de ellos la resplandeciente criatura onírica de los Olímpicos». Pero Apolo no puede  vivir sin Dionisos.

Capítulo 7 pp. 73 y 77 y Capítulo 8

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El problema está en determinar el origen de la tragedia ática. El origen de la tragedia es el coro. Nietzsche define la tragedia como un coro dionisíaco que se descarga en un mundo apolíneo de imágenes. La tragedia es la objetivación del estado dionisíaco, del hombre haciéndose pedazos, individuándose y retornando a la unidad primordial. El efecto dionisíaco representa un olvido de la realidad civil, una autoalienación desubjetivante, un olvido de sí del individuo. El conocimiento dionisíaco sabe una verdad tremenda: que la existencia es absurda, que es un hecho más en una cadena de hechos que no está articulada por ninguna teleología. Esta conciencia del “en vano” de obrar tiene su fin en la náusea. La vuelta a la cotidianeidad es así, también, trágica y dramática, porque el conocimiento del “fondo de las cosas” paraliza

el obrar. El prototipo de hombre dionisíaco es Hamlet. Ahí es donde el arte ayuda a superar esa instancia paralizante. La tragedia ayuda a sublimar la parálisis a través del conocimiento metafísico, esto es: que a pesar del horror de la existencia, la vida se nos presenta poderosamente rica y placentera. En la visión trágica del mundo, vida y muerte, nacimiento y decadencia de lo finito se encuentran entrelazados. El pathos trágico no es un pesimismo vacío —éste es un descubrimiento que no deja descansar a Nietzsche y que le libera de su seguimiento de Schopenhauer. El sentimiento trágico de la vida es más bien una afirmación de ésta, un asentimiento jubiloso incluso a lo terrible y horrible, a la muerte y la ruina. Pero se ven las cosas equivocadamente cuando se lo quiere interpretar como una actitud heroica, como una  valentía inmotivada. La afirmación trágica incluso de la desaparición de la propia existencia tiene sus raíces hundidas en el conocimiento fundamental de que todas las figuras finitas son sólo olas momentáneas en la gran marea de la vida; de que el hundimiento del ente finito no significa la aniquilación total, sino la vuelta al fondo de la vida, del que ha surgido todo lo individualizado. El pathos trágico se alimenta del saber de que «todo es uno». Pero Nietzsche no se detiene en la relación contrapuesta de los dos principios del arte y del mundo que ha distinguido. No alude sólo a su entrelazamiento, por el cual cada uno reclama al otro, teniéndolo como presupuesto y a la vez como adversario. Nietzsche busca la suprema unificación y compenetración de lo dionisíaco y lo apolíneo y la encuentra en la tragedia antigua. Esta no es para él una forma de arte que se agota en la bella apariencia, sino que es —en una forma paradójica—  la representación apolínea de lo dionisíaco mismo. La apariencia de lo bello se encuentra aquí estremecida por la lancinante tensión de la profundidad que oculta; en la luz aparecen, como fantasmas, las sombras de la noche; la 7

«aparición» es, por así decirlo, transparente y deja ver la esencia que se encuentra tras ella; el fenómeno es conocido como tal, y esto quiere decir que es inmediatamente rebasado; detrás de la imagen bella se divisa la ola que la hunde hacia abajo. En la tragedia se encuentran entrelazadas ambas dimensiones: El abismo de lo Uno primordial, que sólo se revela en la música, y el luminoso mundo soñado de las figuras. Apolo y Dionisos forman una «alianza fraternal», como dice Nietzsche: «Dionisos habla el lenguaje de Apolo, pero al final  Apolo habla el lenguaje de Dionisos». La tragedia era música e imagen, sueño y embriaguez, figura y caos, luz y noche, fenómeno y esencia, o más exactamente: la aparición de la esencia del mundo.

Noción de verdad en NT es diferente de la de SVMSE. La verdad dionisíaca tiene que ver con la doctrina mistérica de la tragedia, que se expresa en el coro. Capítulo 9 Jovialidad griega=desatadura dialéctica=alegría que adviene cuando el nudo de las transgresiones (matar al padre, casarse con la madre) se desata. El nudo se desata cuando adviene el conocimiento/reconocimiento. Este es el conocimiento dionisíaco, el conocimiento desmesurado. Pero este conocimiento sólo se alcanza si previamente hay una transgresión de la naturaleza. Nietzsche compara al Prometeo de Esquilo con el pecado original. Prometeo está en la tapa de NT. Prometeo, a diferencia de Edipo, sabe que trasgrede. El conocimiento en Prometeo es una desmesura que no tiene límites (es Diónisos, no Apolo), y por eso es castigado. En cambio, a partir de Eurípides nos encontramos con otro tipo de jovialidad, la jovialidad “del esclavo” o “alejandrina”.

Capítulo 10 Historia de Diónisos: es el héroe sufriente, que experimenta la individuación. En la tragedia de Sófocles y Esquilo, se manifiesta un conocimiento básico de todo lo existente, en el que la individuación es vista como origen del mal. El arte tiene así que ver con la restauración de la unidad, el arte rompe el sortilegio de la individuación. La música es la salvación de Diónisos. Lessing, Lacoonte. Interpretar lo griego como el sosiego, la serenidad, la armonía, supone mirar desde una perspectiva sesgada. 8

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