Nietzsche-Tercera Consideración Intempestiva (Schopenhauer como educador)

May 11, 2018 | Author: javipascua | Category: Friedrich Nietzsche, Arthur Schopenhauer, Homo Sapiens, Morality, Truth
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Descripción: Si así están las cosas en nuestra época, entonces la dignidad de la filosofía está por los suelos: parece ...

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CONSIDERACIONES INTEMPESTIVAS III

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trarse amanerado; pero es sublime y superior a todos cuando se inflama^^» Y con las llamas de este fuego alemán los elegantes tienen todos los motivos para andar con ojo, no vaya a ser que un día los devore, junto con todas sus muñecas y todos sus ído los de cera. — Por supuesto, a esa tendencia predominante en Alemania hacia la «be lla forma» también se la podría derivar de una manera diferente y más profunda: pro cedería de esa prisa, de ese sofocante aferrarse al momento, de esa precipitación que arranca de la rama todas las cosas cuando aún están demasiado verdes, de esa carrera y esa cacería que ahora graban arrugas en el rostro de los seres humanos y estampan su tatuaje, por así decirlo, en todo lo que hacen. Como si actuara en ellos el efecto de un bebedizo que ya no los dejara respirar con sosiego, se lanzan precipitadamente en indecorosa preocupación, como los atormentados esclavos de las tres emes, del mo mento, las opiniones {Meinungen) y   las modas: así que, como es obvio, la falta de dignidad y de decencia salta a los ojos de manera demasiado penosa, y de nuevo se hace necesaria ahora una elegancia mendaz con la que se debe enmascarar la enfer medad de la prisa desprovista de toda dignidad. Pues así es como la avidez que está de moda por la bella forma guarda relación con el feo contenido del ser humano ac tual: aquélla debe ocultar, éste debe quedar oculto. Ser una persona que tiene forma ción significa ahora: no dejar que a uno se le note lo miserable y malo que es, lo pa recido a un animal de rapiña en el afán, lo insaciable en la acumulación, lo egoísta y desvergonzado en el goce. Varias veces, cuando yo le hacía ver a alguien la ausencia de una cultura alemana, se me ha objetado: «pero si esa ausencia es enteramente na tural, pues hasta ahora los alemanes han sido demasiado pobres y modestos. Deje usted que nuestros compati'iotas se hagan ricos y conscientes de sí mismos, que en tonces ¡tendrán también una cultura!» Aunque la fe pueda otorgar bienaventuranza, esta especie de fe a mí me llena de desventura, porque siento que esa cultura alemana en cuyo futuro se tiene aquí fe —la de la riqueza, el pulimento y la simulación ama nerada— es la más hostil contraimagen de la cultura alemana en la que yo creo. Es cierto que quien ha de vivir entre alemanes sufre mucho por la tristemente célebre atmósfera gris de su vida y sus sentidos, por la falta de forma, la estupidez y la apatía,  por la grosería en el trato más delicado, pero todavía sufre más por la envidia y por una cierta doblez y suciedad del carácter; a él le duele y le ofende el arraigado gusto  por lo falso e inauténtico, por lo mal imitado, por la traducción de lo extranjero bueno en algo nativo malo: pero ahora, cuando a todo ello aún hay que añadirle ese febril desasosiego, esa búsqueda de éxito y de ganancia, esa sobrevaloración del momento como el peor de los sufrimientos, entonces llena por completo de indignación pensar que todas estas enfermedades y debilidades no podrán nunca curarse a fondo, sino que solamente podrán maquillarse — ¡gracias a semejante «cultura de la forma inte resante!» ¡Y esto en un pueblo que ha producido a Schopenhauer  y a Wagneñ ¡Y que todavía ha de producir en muchas otras ocasiones! ¿O nos equivocamos de la manera más lamentable? ¿Acaso los dos mencionados ya no ofrecen ninguna garantía de que todavía están efectivamente presentes en el espíritu y el sentido de los alemanes fuer zas tales como las suyas? ¿Habrían de ser ellos mismos una excepción, algo así como los últimos vástagos y los últimos representantes de cualidades que en otro tiempo se tenían por alemanas? No sé cómo podría resolver este asunto y, por ello, vuelvo a la senda de mi consideración general, de la que dudas llenas de preocupaciones me Wagner, R., Üher das Dirigiren, Gesammelte Schríften undDichtungen.Lúpzig,   1871-1873, 8, p. 387.

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