Nicolás Eyzaguirre, el “nuevo” refuerzo del neoliberalismo en educación - Félix Calderón- 28 de enero de 2014
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Nicolás Eyzaguirre, el “nuevo” refuerzo del neoliberalismo en educación
Nicolás Eyzaguirre, el “nuevo” refuerzo del neoliberalismo en educación Por Félix Calderón* El pasado viernes nos volvimos a encontrar con la planificación de un gabinete neoliberal para el futuro gobierno de la señora Bachelet. Muchas de esas carteras han generado el recelo de amplios sectores de la sociedad que se han sabido articular para contener al neoliberalismo; quizás el que más recelo ha causado, y con justa razón, es el futuro ministro de educación, Nicolás Eyzaguirre. Mientras hay sectores que valoran, dentro de todo, las destrezas dialogantes del nuevo encargado del MINEDUC, como el CRUCH y el Colegio de Profesores; hay otros sectores, sobre todo desde el movimiento estudiantil, que han vuelto a connotar la vocación empresarial del ex ministro de Lagos. Ninguna de las dos posiciones es extraña, mientras unos tienen que defender el programa de la Nueva “Mayoría”; otros deben colocar en su lugar el carácter tecnócrata del gobierno que asumirá el 11 de marzo, lo que me parece correcto. Pero, por otro lado, debemos preguntar ¿Cuál es la novedad? En los últimos cuatro años han pasado por la cartera empresarios de la educación, grandes gerentes formados para negocios internacionales y, hasta, un abogado de vasta experiencia asesorando empresas transnacionales. No hay nada nuevo bajo el sol, lo cual nos llama a poner atención a las particularidades de Eyzaguirre, quien se pretende como el hombre del timón que dirigirá la “Gran Reforma Educacional”, la cual, supuestamente, hará realidad todas las demandas del movimiento social por una nueva educación. No es menor detallar el buen curriculum del futuro ministro Eyzaguirre, el cual ha sido esbozado por todos los actores sociales de la educación en los últimos días. Quién fuera alguna vez defensor del gobierno de la Unidad Popular, vivió un rotundo viraje en sus planteamientos dentro de su estadía en la Universidad de Harvard mientras estudiaba Macroeconomía y Negocios. Desde los 80 no sólo comienza una gran carrera como asesor económico neoliberal, mientras las hacía de consultor del FMI, también es participe del nuevo rostro que tiene que mostrar el neoliberalismo en la CEPAL, en donde las hizo de defensor de las políticas de austeridad, basado en la reducción del gasto social y la ampliación de las garantías para el negociado de las transnacionales en Latinoamérica. Con esas medallas llega al Ministerio de Hacienda de Ricardo Lagos, desde el primer día de gobierno hasta el recambio para el primer periodo de Bachelet; Gobierno
caracterizado por las concesiones a conglomerados nacionales y transnacionales para políticas públicas. Aún recuerdo esas cuentas públicas del 21 de mayo en donde el ministro más aplaudido era Eyzaguirre, sobre todo por el empresariado nacional, por mantener las cuentas ordenadas y las buenas cifras de Superávit Fiscal, las cuales eran la expresión de una política seria para contener las repercusiones de la crisis asiática de finales del siglo XX. Pero esta “política seria” fue orientada, obviamente, desde la rigidez de los parámetros neoliberales: El aumento del tortuoso IVA que siempre fue en desmedro de los más necesitados; las concesiones a empresas para asumir políticas públicas y usufructuar de recursos del Estado como el Transantiago (planificado en ese gobierno), o el mismo caso de las carreteras; y el fatídico Credito con Aval del Estado, el cual es uno de los ejemplos más claros de que la ex Concertación fue y sigue siendo, un conglomerado político que sostiene y profundiza el neoliberalismo en Chile, ya que esta política acrecentó las deudas en las familias trabajadores y los bolsillos de los empresarios de la educación. No está demás incluir la política del financiamiento compartido, que ha profundizado la segregación de los estudiantes en el sistema educacional ubicándolos en colegios para ricos y colegios para pobres. Con estos grandes logros, terminado el gobierno de Lagos, Eyzaguirre vuelve a trabajar en el FMI como un genio de las finanzas para sostener economías neoliberales en crisis. Así hasta la vuelta a una empresa chilena, de la mano de Andronico Lucksic, en donde se mantuvo guardado hasta la convocatoria de Bachelet para tomar la cartera de Educación. ¡Qué flamante trayectoria!
Ahora, bien, no es p or nada que este hombre de negocios asuma el Ministerio más conflictivo de los últimos tres años. En su buen estudio sobre el neoliberalismo, David Harvey sabía bien que rol le cabe a los gobiernos en la implantación y continuidad del proyecto neoliberal. Nos decía que en el tenor de la desconfianza al juego democrático, a los gobiernos les cabe ser buenos intermediarios entre las demandas sociales y los intereses empresariales. El empresariado no sólo asume un rol activo para contener con sus medios a los actores sociales, también son importantes partícipes de la legislación y las políticas públicas, para lo cual necesitan una buena cara visible para asegurar sus negocios, en donde harta ayuda hace un gobierno a su servicio, mejor aún si da la imagen de “progresista” para no ser cuestionado. Es ahí donde Eyzaguirre puede demostrar mejor su faceta. Más que repudiada es la medida del CAE en el movimiento estudiantil, pero cuando fue implementada, no sólo fue aprobada (o por lo menos, solapada) por sectores gremiales con dirigencias concertacionistas. Cuando parte del movimiento estudiantil pasó a la denuncia de esta medida por las futuras consecuencias de alto endeudamiento, no sólo salía el MINEDUC a defender el CAE, sino que también lo hacía Eyzaguirre exaltando el rasgo de “política responsable” que era el CAE y las grandes oportunidades que daría a familias de bajos
recursos para poder estudiar. Eyzaguirre es una “cara amable”, un “hombre de diálogo”, un estadista dispuesto a conversar con todos. El asunto es que la Nueva “Mayoría” sabe que el MINEDUC no es cualquier ministerio, y tiene que dejar a un profesional del acuerdo para contener las demandas estudiantiles y ofrecer una gratuidad, pero como miles de justificaciones para cuando termine el gobierno, decir que “no se dieron las condiciones”, “no era el momento”, “Chile no está preparado”, entre otras frase que vienen a “sustentar” el inclumplimiento de la oferta. Afirmamos esto en la experiencia, la cual nos dice que estos mismos personajes que vuelven a tomar las riendas del neoliberalismo chileno no tienen respuestas favorables para los intereses de los trabajadores y pueblos de Chile; y el mejor facultado para responder con dulces palabras es Eyzaguirre, un hombre “ad hoc” para suavizar el diálogo entre el gobierno y los movimientos sociales. Para los que critican el hecho de que Eyzaguirre sea economista y no esté ligado a la educación, advertimos que si bien el ministro no es un profesional de la educación, sí lo serán sus asesores y la nueva planta del ministerio de educación. Recordemos que la concertación se ha surtido de muchos de estos profesionales en “ONG’s” como Educación 2020. Serán ellos los que acogerán las demandas por el cuestionamiento pedagógico a las políticas educacionales. Recordemos que la Reforma Educacional de 1990 en sus aspectos curriculares, y sus posteriores ajustes, ha contado con el condescendiente apoyo de las dirigencias del Colegio de Profesores, excluyendo a los profesores de base de la discusión pedagógica. Al movimiento estudiantil, com o el sector m ás activo en la lucha por l a educación estatal y gratuita, le cabe la tarea de saber proponer más que demandar. Los neoliberales retomarán la misma senda de cerrar la discusión ejecutiva por la educación gratuita y derivarla a un parlamento lleno de partidos que defienden esta educación mercantilizada. Entonces, nuestras demandas no pueden volver a diluirse en la tensión política con un ministro Eyzaguirre, bien formado para dialogar y desviar nuestras exigencias. Hoy a los estudiantes nos cabe la responsable tarea de proponer un Nuevo Proyecto Educativo, construido democráticamente por todos los actores de la educación, el cual consagre el 6% del PIB para garantizar la educación estatal y gratuita, dándole la seguridad laboral a los trabajadores de la educación, la profunda democratización de asuntos curriculares y la administración educativa, a través de Consejos Escolares Resolutivos en las escuelas y el Co Gobierno Triestamental Paritario en las universidades. Debemos saber construir este Proyecto Educativo fuera de las lógicas neoliberales, es la única garantía de llegar con firme propuesta a enfrentar la sonrisa del ministro y la profundización del neoliberalismo en educación.
*Félix Calderón, presidente de la Federación de Estudiantes del ex Instituto Pedagógico (FEP), actual UMCE
www.mir-chile.cl
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