Niños y adolescentes dificiles FIORENZA

May 4, 2017 | Author: Alejandro Arquillos Álvarez | Category: N/A
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Biblioteca para Padres y Educadores

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Andrea Fiorenza NIÑOS Y ADOLESCENTES

DIFÍCILES Soluciones a problemas de conducta y de crecimiento mediante la terapia breve.

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La familia, como sistema complejo de interacciones entre padres e hijos, es una orga­ nización dinámica en continua evolución, y quienes se ocupan de estudiar la problemática y la forma idónea de intervención deberían, antes que nada, tener en cuenta esta carac­ terística. Esto, por desgracia, no ocurre a menudo, de hecho, si se consulta la bibliografía sobre el tema, raramente se hallan trabajos como el de Andrea Fiorenia, quien comienza desde la observación empírica de ‘cómo" padres e hijos pueden "construir* problemas mediante sus interacciones, para después poner a punto soluciones eficaces. Habitualmente, por el contrario, sobre estos argumentos se encuentran testimonios llenos de consejos "moralistas e ideológicos“ o bien indicaciones que se refieren a estudios sobre las condiciones de las relaciones familiares propias del pasado; o que se refieren a realidades de otros países, donde la estructura familiar es muy distinta de la italiana. Por lo tanto, el gran mérito del autor es. justamente, el de haber realizado una obra decididamente actual, en cuanto propone modelos de intervención construidos ad hoc para la solución de los problemas más recurrentes que se destacan en la relación entre padres e hijos.

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Es para mí un gran placer, además, redactar el prólogo de un libro de Andrea Fiorenza, ya que él, además de ser un terapeuta e investigador de excepción, es uno de los alumnos del Centro de Terapia Estratégica de Arezzo. que ha sabido superar este papel para con­ vertirse en un estudioso y un colaborador que propone avances e innovaciones reates al modelo terapéutico aprendido. En efecto, en el transcurso de un decenio ha sabido aplicar con éxito este modelo de intervención, primero en los contextos educativos y después en la relación entre padres e hijos. Concluyo este breve prólogo para no privar al lector del placer de la lectura, con la afirmación de que pienso que este libro es una contribución importante tanto para el es­ pecialista como para el público en general, por su brillante estilo y su claridad ejemplar.

Giorgio Nardone Arezzo. Italia

£.1 antropólogo Gregory Bateson describe que, en la naturaleza, una pareja de animales como los erizos, al alojarse en una cueva tienen que buscar una adaptación reciproca para evitar pincharse. El macho espera a que su pareja se instale para colocarse en consecuencia. La hembra se reinstala mejor con relación a la posición del compañero y asi sucesivamente. Al final, los dos llegan a poder estar juntos, calentarse uno ai otro, y dormir. *

De manera análoga, el recorrido de un hombre y una mujer que deciden casarse y tener hijos, presenta diferentes fases de ajuste y no siempre exentas de problemas. La pareja deberá -al menos al principio* madurar una adaptación reciproca en un vasto contexto de pequeñas costumbres en apariencia banales, pero vitales: irse a la cama y levantarse más o menos a la misma hora, preparar juntos tas comidas, repartirse el cuarto de baño, salir e ir a lugares de interés común. Pequeñas cosas que forman una red invisible de demandas que regulan muchas situaciones de la pareja. Además, ¡a pareja deberá afrontar el deber de la separación de sus respectivas familias y negociar una nueva relación con éstas y con los otros familiares. Se impone romper con el pasado porque el interés primordial con­ cierne al matrimonio, y esta situación aebera ser aceptaos y mantenida por las respectivas familias. Para muchas parejas, este asunto se convierte en un verdadero tabú. También la organización del trabajo, el entretenimiento, las obligaciones y todo lo que guarda relación en general con la vida de pareja deberá ser regulado e* novo. Cada uno de los integrantes deberá coincidir con amigos del otro y relacionarse con ellos, juntos deberán escoger amigos comunes, y muchas veces esto significará perder el contacto con los viejos amigos. Son muchas las parejas que. en este proceso de asimilación y adaptaciencentran en crisis y deciden separarse. El placer y la responsabilidad viajan por caminos muy diferentes, y el amor más grande puede ser herido de muerte por los golpes cotidianos de los deberes. i

Para aquellas parejas que, por el contrario, consiguen superar esta fase natural, tas cosas pueden complicarse con la llegada de un hijo: un acontecimiento que marca un cambio radical para la organización de la pareja. El cuidado del pequeño impone una diferenciación en las respectivas funciones de tos cónyuges, para adaptarse a las nece­ sidades del niño. Esto implica, de manera necesaria, ser capaz de volver a negociar tas reglas de la relación. En general, en el pasado esto sucedía de un modo natural. Hoy, debido a una serie veloz de cambios sociales y culturales, ser padres se ha convertido en un "oficio" mucho más difícil, comprometedor y, a menudo, fuente de frustraciones. Y si en el pasado, la falta de información obligaba a los padres a tener que "despabilarse ellos solos“, hoy parece haber cambiado todo programas de televisión sobre el tema, estantes

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de librerías llenos de libros para uso y consumo de los padres, sitios en internet; aunque no ha cambiado mucho en realidad, ya que e1 exceso de información da como resultado a menudo el reajuste del conocimiento. Los "nuevos" padres leen mucho sobre el tema, siguen diversos programas de televisión y navegan en internet, pero -de manera sustancialcontinúan teniendo que "despabilarse ellos sotos** con la educación y los problemas de sus hijos. Esto es y será siempre asi. aunque cada día un educador diferente explica a los padres noveles cómo comportarse con la prole: si deben ser autoritarios o permisivos, y en general qué tipo de padres deben ser El presente trabajo ha nacido con diferentes intenciones. Ante todo, evitar ofrecer recetas destinadas al uso y consumo de "pobres padres incapaces"; también, evitar discutir sobre los grandes sistemas teóricos de la educación: finalmente, y no la menos importante, evitar la moda siempre actual de la culpabilización de los padres atacados “en primera página** incluso cuando son victimas de sus hijos (robados por hijos drogodependientes. golpeados, y hasta muertos por sus bienes). .•» «>

El texto, por el contrario, intenta ofrecer indicaciones para resolver los problemas habituales, observados mediante la investigación empírica en la evolución de la familia y el crecimiento de los hijos. El texto ha sido redactado en un estilo accesible también al lector no especialista. Sin embargo, esto no debe inducir a juzgar de forma simple los contenidos, ya que son el fruto de una teoría compleja y de laboriosas formas de inves­ tigación dedicadas a poner a punto eficaces y, al mismo tiempo, "sencillas" (en apariencia . sencillas) soluciones para problemas complicados. De hecho, las formulaciones y tas estrategias propuestas no se deben a personales elucubraciones nocturnas de quien escribe, sino que pertenecen a un modelo reconocido a nivel internacional, sobre el que se profundizará en el transcurso de la obra.

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CAPÍTULO 1 ft

De la idea de enfermedad a la de problema

«El mundo es una representación mía: una verdad válida para cada ser viviente y pensante.» ARTHUR SCHOPENHAUER. El mundo como voluntad y representación.

lì A menudo la teoria es el problema

Consideremos el caso siguiente: Un niño de once años comienza a dormir hasta muy tarde y a llegar con retraso al colegio. La madre, cansada de tener que empujarlo para levantarse y convencida de que no debe ser ella quien ha de sacarlo de la cama para ir al colegio, lo exhorta a comportarse como una persona responsable. Esta demanda deriva de la idea de la madre según la cual su hijo debería querer ir al colegió para construir su propio futuro. Para demostrar esto y su importancia, (a mujer presenta una serie de ejemplos que según ella deberían persuadirlo: Tu padre y yo nos despertábamos con rapidez todas las mañanas para ir at colegio, no teníamos todo el material necesario y cuando volvíamos a casa debíamos hacer trabajos y encargos que nos quitaban mucho tiempo de estudio". Según la mujer, estas exhortaciones y explicaciones deberían lograr convencer al hijo El hijo se encuentra ante la necesidad de elegir aceptar las sugerencias de Id madre e ír al colegio, o bien continuar negándose y permanecer en (a cama. Si decide ir al colegio, será únicamente no porque él así lo quiere sino como respuesta a la petición de la madre y. por lo tanto, su relación con ella tendrá que definirse como en posición inferior, secundaria respecto a la de la madre, que asumira la primaría, o superior. A menudo esto no se verifica: el niño continúa aún más reacio y rebelde, definiendo el vinculo con la madre como una relación simétrica (basada en ta igualdad y en el rechazo de la posición superior del otro) En el segundo caso, ta madre podría continuar "estando más encima11, una reacción que no haría más que aumentar la tensión entre los dos. Los profesores, también incapaces de motivar al niño y preocupados por sus faltas, telefonean a U familia para comunicar su contrariedad y preocupación, y crean una presión todavía mayor. Cuando la tensión alcanza niveles elevados, la mujer solicita la intervención del marido, quien basándose en su propia idea del problema le dice a su mujer que deje en paz al niño porque de esta forma empeorará las cosas. Asegura que comprende al niño porque de pequeño fue agobiado por sus padres, que en lugar de motivarlo lo volvían más reacio y rebelde. Correctas o equivocadas, las afirmaciones del mando sacan a la luz (a escisión latente en ta pareja: por una parte, una actitud directa y autoritaria, la de la madre; por otra, una laxa y permisiva, la del padre. Uno de los dos está menos irritado y es más protector, el otro está más enfadado y es más sancionador. Los dos, según sus respectivas posiciones, adoptarán soluciones y tentativas en sincronía con aquello que

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respectivamente piensan acerca del problema y del modo de resolverlo, pero por completo diferentes el uno del otro. Sin embargo, es importante notar que el enfrentamiento de los padres no pone en conflicto sus problemas personales, ya que ellos están en desacuerdo sólo por el problema del niño: en esto no hay nada, por lo menos aún no. de patológico. Es una transacción familiar dentro de la cual se manifiestan dos posiciones enfrentadas, dos actitudes distintas, con dos modos diferentes de intentar resolver el problema En una espiral creciente, al intensificar sus posiciones, los padres pueden, sin embargo, acabar por gritar y entrar en una fase de rabia insatisfecha. El hijo, dándose vuelta, se vuelve a dormir consiguiendo asi su objetivo: no ir al colegio. Desde el punto de vista de cada uno de los padres, sus reacciones son lógicas y apro­ piadas. Según cada uno, el método propio es funcional y todos los comportamientos son intentos de frenar los excesos destructivos del otro. La madre, por ejemplo, piensa que si insiste, su hijo irá al colegio, pero piensa también que su marido -no diciendo nada y perseverando en su conducta- legitima ai hijo a continuar comportándose del mode en que lo está haciendo y a no asistir al colegio. El padre piensa que el hijo iría al colegio si su mujer dejara de agobiarlo y que la mu|er -no dándose cuenta y perseverando en su conducta- empuja al hijo a persistir en su actitud La lucha entre ellos y el juego relacional que se ha instaurado están orientados a convencer al otro de (a ineficacia de su posición y de las soluciones puestas en funcionamiento. De manera habitual, el problema se resuelve si los padres consiguen superar sus diferencias y formar un frente único. Si ambos, utilizando posiciones cercanas y en forma continuada, sin que ninguno de los dos afloje, lograran decir al hijo: "Vete al colegio y basta de caprichos“, o bien: Haz lo que quieras, es tu vida, elige tú y asume la responsabilidad", (a situación podría modificarse. Sin embargo, muchas veces esto no se verifica, porque las posiciones de tos dos padres son tan discordantes y rígidas que contribuyen a exacerbar una dificultad hasta convertirla en un problema com­ plejo y permanente, que requiere la intervención de un psicólogo o de un psiquiatra. Intervención que agravará posteriormente la situación, a ca.isa del diagnóstico psicopatológico (este aspecto se trata más adelante en este libro, al hablar de los tests) m

que se construye sobre elm niño. "Una dificultad inicial se transforma en un problema, como consecuencia de aquello que se intenta hacer para resolverla“ (Watzlawick y cois., 1974: Nardone, Watzlawick. 1990: Fiorenza, Nardone. 1995). El niño, gracias a los beneficios que le proporciona la situación, y encontrándose entre

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dos frentes en desacuerdo, podrá intensificar el propio comportamiento de rebeldía añadiendo -algunas veces de modo totalmente inconsciente, otras de modo más consciente y deseado* síntomas. Por ejemplo, comenzará a desarrollar ataques de náuseas y vómitos por la mañana, que naturalmente le impedirán ir al colegio. Los padres cada vez más preocupados podrán intensificar sus esfuerzos discutiendo todavía sobre si debe ir al colegio o si debe quedarse en casa, Lo que ocurre a‘menudo en estos casos, es que el niño se queda en casa Imagínese por un momento tener que intervenir sobre el problema expuesto: podría tratarse de un profesor o de un pedagogo llamado por el colegio, o incluso de un psicólogo consultado por los padres. De cualquier manera, resulta evidente que hay un problema y que es necesario intervenir. Entonces, la primera cuestión que se plantea es; ¿cuál es la situación? ¿delante de qué tipo de problema estamos? Se podría empezar por intentar descubrir las causas, con el fin de atribuir la responsabilidad y la culpa. Razonar sobre por qué el niño no acepta ir al colegio y llegar a la conclusión de que quizás está "enfermo*, o bien sencillamente es malo". O aún más. con simpleza preguntarse cuál de ios dos padres se equivoca. ¿La madre o el padre? ¿La madre es demasiado dura y severa, o bien el padre es permisivo y débil? Para buscar (as culpas o el porqué un problema existe, se utiliza ta lógica causal tradicional' que intenta resolver un problema partiendo de la clarificación de sus causas. Pero proceder de acuerdo con tal lógica resulta ser, (a mayoría de las veces, una desviación en el intento de construir soluciones en cuanto que. como ahora bien se sabe, y la moderna epistemología constructivista ha evidenciado desde hace tiempo (Heisemberg, 1958: Rosenthal y Jacobson. 1968: Watzlawick. 1981; Von Foerster, 1987: Arcuri. 1994}. el modo en que cada uno define tos problemas está estrechamente conectado a su percepción de la realidad, a su teoría de* referencia, y a su modo de comunicar ta percepción y la teoría. En otras palabras, cada ser humano, filtrando la realidad que lo circunda a través de una lente propia, subjetiva e interpretativa, ofrecerá su versión de las cosas que ta mayoría de las veces será distinta y estará en claro contraste con ta versión de tos demás. De manera normal, este asunto de base no se toma en consideración en el campo de la psicoterapia. A menudo el terapeuta se desvía por la propia teoría de referencia, teoría que se convierte en la clave interpretativa de la realidad, hasta llevarlo a creer que la realidad que é! está observando es la sola y única realidad "real”. t. P»r* profundizar, véase Nafdone. Waniawick. 1990; Nardone, 1991.1993; Watilawick. 1976,1980. i?5B.

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clarificar mejor este pasaje se puede reflexionar sobre una antigua historia. Cuatro un« Sí encontraban sentadas sobre un tronco que flotaba en la orilla de un río. De pronto, el tronco fue llevado por la corriente que con lentitud, empezó a arrastrarlo. Las ranas, sorprendidas por lo que estaba sucediendo, observaban interesadas el movimiento del tronco y al cabo de un rato la primera, tomando la palabra, dijo: "Este tronco se mueve como si estuviese vivo, como si tuviera algo dentro que lo empujara a moverse“ La segupda, mirando con contrariedad a la primera y dirigiéndose a tas otras, dijo: “No, queridas amigas y compañeras de viaje, este tronco no se mueve, es el rio que lo transporta y que lo hace mover" La tercera rana añadió: ‘ No se mueven ni el tronco ni el rio. queridas, son nuestras mentes las que se mueven y nos hacen ver el movimiento !. Las tres ranas en este punto comenzaron a discutir sobre qué era lo que en verdad se estaba moviendo; sin embargo, no lograban ponerse de acuerdo. Se dirigieron por ello a la cuarta rana, que hasta aquel momento había escuchado en silencio, y le pidieron su opinión. Y la cuarta rana dijo: Se mueven el tronco, el rio y el pensamiento de ustedes. Ninguna se ha equivocado, todas tienen razón'. Entonces las tres ranas se encolerizaron, porque ninguna quería admitir que la suya no fuese la verdad completa y que las otras no se hubieran equivocado Sucedió que las tres ranas, todas a la vez, tiraron al agua a la cuarta. Esta antigua historia muestra cómo de la misma realidad se pueden tener per­ cepciones y opiniones muy diferentes. A menudo, uno cree que la propia realidad es la “real" y que la realidad de los otros está equivocada. En relación con el caso expuesto en la presentación, es interesante observar que según el modo de interpretar la realidad y, por lo tanto, el problema, se deriva una reacción diferente de cada una de las personas que intervienen en el mismo problema. La madre tiene una interpretación propia que se contrapone a la del padre; el padre sigue y reacciona a una interpretación del problema distinta de la de la madre, pero la conclusión es muy preocupante: en la gran mayoría de las familias se dan posiciones diferentes respecto a la intervención de los padres sobre sus hijos. El aspecto más relevante es el modo en que estas teorías son defendidas por las personas que las sostienen, a pesar de que la persistencia de (os problemas demuestra la ineficacia de las intervenciones y, en definitiva, de la teoría que ha producido la solución intentada. *

Segunda cuestión: ¿Qué hacer? ¿Cómo intervenir? Las alternativas son muchas. Se podría tomar en consideración la eventualidad de intervenir sobre el niño con cualquier "cura” (fármacos o psicoterapia) si se considera que está "enfermo“, o bien liquidar el caso como "sin esperanza y convencer a los padres de que se resignen a la idea de que tienen a “un

malvado en casa". También se podría aconsejar psicoterapia a los padres para sus conflictos no resueltos y atribuirles la causa del problema: o incluso, intentar persuadir * la pareja de que seria oportuno que el hijo se alejara de la familia (quizas enviándolo con los abuelos), con el fin de detener desde el origen un conflicto generacional que podría llegar a ser incontrolable. Si se esta más cerca del modo de pensar y actuar constructivista y estratégico, se podría, por el contrario, trabajar sobre las tentativas y los esfuerzos realizados hasta el momento para intentar encontrar algo diferente y más eficaz, antes de pasar a soluciones más fuertes y drásticas. La mayoría de los problemas que se constatan en (a infanciá y en la adolescencia, según el enfoque estratégico (Watzlawjck y cois.. 1974: Nardone. Watzlawick. 7990; Watzlawick, Nardone. 1997; Fiorenza. Nardone. 1995) son problemas creados y perpetuados por soluciones disfuncionales. Pero antes de pasar al análisis del punto de vista constructivista-estratégico sobre la formación y solución de problemas, quizás sería oportuno detenerse brevemente sobre algunas teorías y modelos psicoterapéuticos basados en la lógica de la culpa y de la bús­ queda del porque un problema existe, antes que del cómo un problema se puede resolver. U Téónai que crean problemas

Según la teoría orgánica, que proviene de una tradición de la psiquiatría europea del siglo XIX. en los niños que presentan anomalías en el comportamiento existiría un trastorno, orgánico o genético, que actuaría de causa. El énfasis en la determinación genética y también en la idea de que exista cualquier tipo de determinación biológica en los comportamientos definidos como 'excéntricos', ha tenido consecuencias significativas en el tratamiento de muchos problemas en la edad evolutiva. A menudo ha determinado la institucionalización de muchos niños y |óvenes difíciles, y ha incrementado la utilización de medicamentos, más específicamente de psicofármacos, con todos sus efectos colaterales bien conocidos (Haley. 1976; Nardone. 1999). Además los efectos de la medicación y de la teoría del terapeuta que cree que el trastorno -que forma parte del

individuo- no puede ser curado del todo, contribuyen en la fase terapéutica a impedir *

cualquier tipo de cambio, por el simple hecho de que la persona en tratamiento se en­ cuentra frente a un especialista que intenta curarla, pero que sostiene una teoría según la cual el individuo, trastornado genéticamente, es incurable; una contradicción que induce, de manera a menudo inconsciente, al terapeuta a enviar al paciente un mensaje de tipo

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paradójico: Te curo porque debo curarte y lo hago con fármacos, pero fundamental­ mente creo que tú no puedes cambiar". Con frecuencia tal afirmación provoca en el paciente un comportamiento, en apariencia de inexplicable excentricidad y una notable dosis de resistencia a cada tentativa y a bromear sobre ei problema. La madre habia comprendido cómo intervenir eficazmente. Nos pidió qué podía hacer para mantener tos resultados obtenidos y estabilizarlos. Le contestamos qué podía hacer si quisiera echarlo todo a perder. La madre sonrió, dijo que lo sabia perfectamente y que lo tendría 20 Pira prot'undiur en !u tecmeas y estratagema utilixahles en los trastornos alimentarios, vea&e Nardone. Veritr Milanes*. 1999.

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en cuenta Además, le aconsejamos que pensara en cómo podía comportarse de ahora en adelante como si el problema nunca hubiese existido y que de todas las cosas que se le ocurriesen escogiese una y la pusiese en práctica cada día. Fijamos una ultima cita para un mes después. En la entrevista siguiente, los resultados no soto se habían estabilizado, sino que habían evolucionado. La hija había vuelto a comer con normalidad, habia dejado de estar obsesi­ vamente centrada en su propio cuerpo y sobre todo en aquellas partes que antes la obsesionaban. La relación entre madre e hija volvía a ser como antes del problema y, en un arrebato de afectividad, la hija también le habia dicho que si un día le ocurriese el mismo problema a su hermana, ella sabría cómo comportarse y qué hacer. Después de seis meses, la señora telefoneó para informar que las cosas continuaban bien y que no había habido ninguna recaída.

Primero los bofetones y después los besos Un caso de timidez y fobia social

Luca tiene quince años y una timidez acentuada Lo acompaña su madre, quien dice que desea hacer cualquier cosa para ayudar a su hijo en lo que, según ella, es un problema que le impide estudiar, obtener buenos resultados y ser sociable. En realidad, sobre ta 21. La característica esencial de ta íobta joctal es un mtede acubado y penitente «f«T# a las sociales o »elacwnalev, pueden c»ear rnalntar, l*$ pepenas con tTOtomo vuelen presentar, ¿demav hiper«n*ibilidad a La crítica, a ta valoración negativa, o ai rechazo, dificultad en ser asertivos, y baja autoestima o sentimientos de inferioridad la exposición del individuo a las situaciones temidas provoca casi Siempre una respuesta ansiosa inmediata, ton frecuencia La persona intenta evitarlas, si bwn a veces las soporta con temor. También se puede manifestar una acusad* ansiedad anticipada mucho antes de las situaciones sociales o publicas prevista! Kítd» instaurarse asi un .circulo vicioso con la ansiedad anticipada, que determina una actitud temerosa y smtom** • -*

ansiosos en relación con ta situación temida, b que lleva a una prestación realmente insuficiente o percibida como tal, lo que determina turbación > aumento de la ansiedad anticipada por las situaciones tertudiv y 41* Sucesivamente U fobia social surge típicamente en la adolescencia, con una distribución equilibrada entre los dos «*o%

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base de una buena definición del problema, se pone de manifiesto que Luca no se siente u que se siente un apasionado por los motores

Un ocho en palabrotas Un caso de provocación

La joven madre de un niño de nueve años, separada de su marido desde hacia dn> solicitó una consulta por un problema del hijo, que desde hacia un año ponía a prueb« su paciencia. El hijo, afirmó ta mujer.en todos los contextos y con cualquiera, pronunciaba palabrotas e insultos muy fuertes en el trato con su madre. Palabrotas y alusiones de carácter pornográfico que sorprendían y desorientaban a los presentes y. en los ultimo* tiempos, la trastornaban a ella misma hasta tal punto que no conseguía intervenir sino evitando tas situaciones públicas y. en el contexto familiar, iba at cuarto de baño a llorar La mujer dijo haber crecido en un estilo educativo "como Dios manda, ser una mujer "de otra época", con ciertas reglas morales y absolutamente incapaz de decir la más mínima palabrota, pero sí de quedarse tan turbada al oírlas que evitaba y escogía sus amistades en base a este criterio. El hecho de que justamente su propio hijo las utilizara de manera tan fuerte y exasperante, la colocaba en una situación de ansiedad y de pánico que le hacia sentir la necesidad de pedir ayuda. Dijo estar dispuesta a traer a su hijo, incluso por la fuerza si fuese necesario. Con el fin de hacernos una idea más exacta del problema, le pedimos si podíamos . saber a qué tipo de palabrotas y alusiones recurría su hijo y obviamente respondió que nunca conseguiría repetirlas. Admitió que quizás el problema estaba justamente en esto Estuvo de acuerdo en trabajar sobre sí misma y sobre sus soluciones intentadas, y el te* -- rapeuta procedió a construir la estrategia. Le preguntamos a ella su disponibilidad en seguir una prescripción muy particular y

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un poco extravagante. Tenia que buscar entre sus amistades alguien muy experto o experta en palabrotas y tenia que ser alguien con quien ella tuviese mucha confianza y féeling, porque tenia que hacerse ayudar en una tarea nada fácil, que consistía en recibir leccio­ nes de palabrotas. La mujer se sorprendió mucho y pidió más explicaciones. Le dijimos que tenia que salir y encontrar por lo menos, un par de estas personas y que tenia que preguntar, hasta aprenderlas, las más diversas y variadas palabrotas, anécdotas y aforismos pornográficos. Después, en la intimidad de su casa, tenia que transcribirlas todas a una libreta y traerla a la próxima entrevista. Nos pusimos de acuerdo para otra entrevista en dos semanas. La mujer llegó muy puntual, con su cuadernillo bastante lleno y sin que tuviéramos que pedírselo dos veces, lo abrió y empezó a leer todo lo que contenía. No hubo ni siquiera una pequeña reacción emotiva, ningún rubor, ningún síntoma, sino más bien una divertida complacencia por haber conseguido hacer algo que antes le parecía imposible. Al final de la lectura, le prescribimos que cada vez que su hijo le dirigiese una palabrota cualquiera, ella tenía que especificársela mejor, añadir otras, pedirle explicaciones, valorar la diferencia, buscar los matices, evidenciar las redundancias, o sea darle una sofisticada lección lingüistica y de significado de las palabrotas. En la siguiente entrevista, después de unas tres semanas, la muier -muy divertida- explicó las reacciones de su hijo, que en forma muy concisa y sin tantas palabras fueron: "Durante estas tres semanas, el que ha ido a llorar al cuarto de baño ha sido él" Contó que la primera vez se habia asustado tanto al oír que su madre hablaba como un trabajador del puerto, que se fue corriendo al cuarto de baño y sólo salió cuando ella se hubo callado Las otras veces, que fueron pocas, cuando por casualidad e involuntariamente se le escapaba alguna palabrota, pedía disculpas enseguida y saltaba sobre su madre para taparle (a boca. La mujer se marchó contenta por lo que habia sucedido, por cómo ahora las relaciones con su hijo eran menos tensas y más serenas, y por cómo ahora ella misma se sentía algo más desinhibida respecto al tabú que llevaba dentro. De hecho, pensaba conservar el cuadernillo donde habia anotado las palabrotas y, de manera divertida y coqueta, preguntó al terapeuta si habia sido una buena alumna. El terapeuta, en una especie de valoración escolar de un aprendizaje tan extravagante, le dijo que se merecía un ocho en palabrotas. La mujer dijo que volvería a llamar en el caso de que hubiese una recaída. Va han pasado tres años y no hemos vuelto a tener noticias.

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Las notas del viernes Un caso de rechazo escolar

"Las notas del viernes" es un caso que se resolvió en un tiempo muy breve (tres sesiones) de un problema que persistid desde hacia tiempo y relativo a un rechaio obstinado al estudio por parte de una adolescente de dieciséis años, con el añadido de una actitud victimista cada vez que tenía que hacer deberes, pequeñas tareas domésticas, o responsabilidades varias Hija de padres separados, pero que mantenían una relación familiar con visitas, vaca* ciones y fines de semana (os tres juntos, habia aprendido con el tiempo a manipular a ambos padres con promesas que luego no mantenía. Prometía estudiar y esforzarse en hacer los deberes y obtener un buen rendimiento escolar, y pedia como premio la posibi* lidad de salir con las amigas, ir a divertirse, recibir regalos y otras compensaciones, como vestidos o viajes. El jueguito te salía bastante bien, en cuanto que las demandas se satisfacían enseguida y, en cambio, las promesas se olvidaban y no se cumptiaa Además, gracias a una serie de maniobras seductoras que la muchacha practicaba, la relación entre los padres se basaba en descalificaciones recíprocas y continuas. La madre acusaba at padre de ser demasiado intransigente porque ta hija, conforme a to prometido, se estaba esforzando; et padre acusaba a la mujer de ser demasiado tolerante y de dejarse tomar el pelo por la hija, y ambos se exasperaban llegando a pelearse cada vez que habia que tomar alguna decisión sobre qué hacer. En todo este caos de relación, la hija continuaba recibiendo sin dar nada a cambio. En un primer análisis de la situación, lo que veíamos muy claro era que faltaba una valoración de ta situación real in ¡tiñere de ta marcha escolar y de comportamiento de ta joven, que la forzase a respetar las obligaciones adquiridas. En segundo lugar, faltaba una correcta y estable interacción unitaria entre los padres, que los llevase a mostrarse firmes y decididos sobre los objetivos prefijados. Basándonos en esto construimos ta intervención. Enseñamos a los padres cómo se formaba y se alimentaba et problema, y les hicimos saber el tipo de actitud, comportamiento y peticiones que debían, desde aquel momento, poner en práctica. Les dijimos que todos tos viernes, después de haberlo comunicado a su hija, se terfian que encontrar y, depen­ diendo de cómo la hija se hubiese comportado respecto a sus quejas, a su victirmsmo. a los deberes escotares y a to demás, cada uno de ellos le daría una calificación, una valo­ ración en términos numéricos, que les iba a permitir -gracias al promedio de las dos cifras*

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verificar sí aquel fin de semana podía obtener recompensas, es decir, volver a casa más tarde al salir con las amigas o recibir una paga para permitirse diversiones el fin de semana: y además, la calificación semanal se sumaria a los puntos mensuales, lo que serviría para acceder a premios y recompensas más elevados, hasta llegar al habitual premio final, et viaje de verano al extranjero. Los padres tenían que aclarar que ese año, a diferencia de los anteriores, todo se iba a desarrollar de acuerdo con este criterio. En ta siguiente entrevista, después de dos semanas, los padres declararon satisfechos que. después de cuatro días de berrinches y escenas histéricas por parte de su hija, las cosas habían cambiado por completo, había empezado a dedicar más tiempo at estudio, a hacer las tareas familiares de tas que antes no quería saber nada, y a mostrarse menos quejosa y menos agresiva frente a sus padres. Esperaba el viernes con interés y diversión y aceptaba la valoración de (os padres, fuese o no suficiente. * Los padres, por su parte, dijeron que se habían peleado menos. En la entrevista siguiente tas cosas continuaban yendo bien, redefinimos entonces los resultados y mantuvimos ta prescripción, fijando otra cita para unos días antes de fina­ lizar el curso escolar. En la última, estando presente solamente la madre ya que el padre tenía asuntos de trabajo fuera de la ciudad, la mujer explicó que habia estado en el colegio y que habia sabido por los profesores de su hija que en los últimos meses se habia esforzado hasta recuperar todos los insuficientes y aprobar la promoción, destacán­ dose netamente det grupo de amigas que, por el contrario, habían seguido por el mismo camino y serian reprobadas. Una maniobra en apariencia sencilla, basada en una'calificación diaria y semanal que servia para llegar a formar valoraciones más amplias, había permitido mantener bajo presión a una muchacha antes dispersa, que obtenía de toda£ formas, gracias a un método desordenado y poco valorativo, beneficios y refuerzos a veces muy consistentes Por otra parte, un tipo de relación poco unitaria y desorganizada de los padres se habia organizado en fundón de un sencillo y pragmático instrumento valorativo que evitaba a los padres discusiones y descalificaciones reciprocas.

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CONCLUSIONES

La mejor manera para comenzar bien una terapia es construir y ofrecer al paciente una historia, una metáfora que pueda encerrar los aspectos principales y las múltiples caras del problema presentado. Una manera igualmente eficaz para terminar la terapia es resumir las etapas y el éxito final mediante otra representación metafórica La primera sirve para hacer comprender a quien trae el problema que hemos compren­ dido su estructura; que hemos logrado 'entrar“ en su personal narración de si mismo, en sus dificultades, en sus objetivos y en sus deseos. *

La segunda, la metáfora de la última entrevista, cierra un recorrido resumiéndolo. Coloca un marco sugestivo a una pintura terminada; marco no siempre fácil de elegir. Si en rea­ lidad iniciar algo; un viaje, una amistad, un amor o una terapia es más fácil que acabarlo, del mismo modo concluir un libro y. por lo tanto, cerrarlo escogiendo la mejor forma para representar su final, se convierte en una empresa no siempre inmediata y desenvuelta. Pienso que la bellísima historia de John Fowles representa la mejor conclusión a este libro, porque mejor que cualquier otra cosa coloca el marco y "puede hacer sentir al lector aquello que quizás ninguna conclusión lógica y racional conseguiría hacer sentir'.

Érase una vez un joven principe que creía en todas las cosas con excepción de tres. No creía en las princesas, no creía en las islas y no creía en Dios. Su padre, el rey, le decía que estas cosas no existían. Y como sea que en los dominios paternos no habia princesas, ni islas, ni ninguna señal de Dios, el principe le creía a su padre. Pero un buen día, el príncipe dejó el palacio real y se fue al país vecino. Y. maravillado vio islas en algunos puntos de la costa y. en estas islas, unas extrañas e inquietantes criaturas a las que no se arriesgó a dar un nombre. Estaba buscando una barca, cuando en la playa se le acercó un hombre vestido con un traje de noche de gran gala.** — ¿Aquellas son islas de verdad? —preguntó el joven príncipe. — Ciertamente, son islas de verdad —respondió el hombre del traje de noche, — ¿Y quiénes son aquellas extrañas e inquietantes criaturas? — Todas son auténticas y genuinas princesas, — Pero, entonces, ¿también Dios existe? —le gritó el principe. — Dios soy yo —respondió el hombre del traje de noche, con una reverencia.

El joven principe regresó a su casa rápidamente. — Asi pues, has regresado —dijo el rey. su padre. — He visto las islas, he visto tas princesas, he visto a Dios —dijo el principe, en tono de reproche El rey permaneció impasible. — No existen ni islas verdaderas, ni princesas de verdad, ni un Dios verdadero. — Pero, ¿y to que yo he visto? — Dime, ¿cómo iba vestido Dios? — Dios vestía un traje de noche, de gala. -* ¿Llevaba las mangas de ta chaqueta arremangadas? Et principe recordó que las llevaba arremangadas. El rey se rió. — Es el uniforme de un mago. Has sido engajado. Tras esta respuesta, el principe volvió al país vecino y se dirigió a la misma playa donde se encontró nuevamente con el hombre del traje de noche. — Mi padre, el rey. me ha dicho quién eres —dijo el principe indignado—. La vez anterior me engañaste, pero ahora no podrás. Ahora sé que aquellas no son islas de m

verdad, ni hay princesas de verdad, porque tú eres un mago. El hombre de ta playa sonrió. — Eres tú el que se engaña, amigo mió. En el reino de tu padre hay muchas istas y muchas princesas. Pero tú estás bajo el hechizo de tu padre y no tas puedes ver. El príncipe regresó a su casa pensativo. Cuando vio a su padre, lo miró a los ojos. — Padre, ¿es verdad que tú no eres el verdadero rey, sino solamente un mago? El rey sonrió y se arremangó ta chaqueta. — Sí, hijo mío. soy sólo un mago. — Entonces, el hombre de la playa era Dios. — El hombre de ta ptaya era otro mago. — Debo saber ta verdad, la verdad que hay detrás de la magia. — No hay ninguna verdad detrás de la magia —dijo el rey. El principe se entristeció y dijo: — Me mataré El rey. por arte de magia, hizo comparecer a la muerte. Desde (a puerta, la muerte hizo una señal al principe. Éste se estremeció. Recordó las bellas islas, aunque irreales, y tas bellas aunque irreales princesas.

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Bien —dijo—, me arriesgaré a soportado. Ves. hijo mío —dijo el rey—, ahora también tú te has convertido en un mago



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PRÓLOGO INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1 - De la ¡dea de enfermedad a lo de problema 1.1 A menudo la teoría es el problema

1 .2 Teorías que crean problemas 1.3 Resolver las problemas interrumpiendo las soluciones CAPÍTULO 2 - Cómo hijos y padres construyen sus problemas 2.1 De la dificultad a los problemas 2.2 De los problemas (familiares y educativos) tradicionales a los modernos

2.3 La familia y las principales soluciones intentadas CAPÍTULO 3 - Cómo guiar a hijos y padres para resolver sus problemas Sin más palabras - Un caso de mutismo selectivo Los monstruos - El caso de una niña con trastorno obsesivo Toma los caramelos - El caso de la niña agresiva Te queremos desobediente - Un caso de agresividad No nos queda más que llorar - Un caso de presunta fobia escotar No ponga la mesa para su hija * El caso de una presunta anoréxica Primero los bofetones y después los besos - Un caso de timidez y fobia social Como si fueses simpática y extrovertida * Un caso de trastorno de aislamiento Quédate afuera a mirar lo luna * Un caso de transgresión y oposición

O duermes empapada o lavas la ropa * Un caso de enuresis nocturna El esputador olímpico - Un caso de agresividad y provocación Sopla a los fantasmas - Un caso de fobio de la infancia El presunto homosexual - Un caso de fijaciones y obsesiones Gracias por hacerte el tonto - Un caso de agresividad y provocación Un ocho en palabrotas • Un caso de provocación Las notas del viernes - Un caso de rechazo escotar

CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA

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