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April 19, 2019 | Author: Rocio Jimenez Carcamo | Category: Depression (Mood), Mind, Brain, Autism, Tobacco Smoking
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MYC...

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Septiembre / Octubre 2017 · N.º 86 · 6,90 € · menteycerebro.es

Mente&Cerebro TRABAJO

Claves para conciliar la vida laboral y familiar

El arte de fluir

Los beneficios de sumergirse en el aquí y el ahora Capacidad cognitiva Cómo funciona el cerebro de los matemáticos

Nuevas tecnologías Psicoterapia a través del móvil, ¿es posible? Traumatismo craneal por maltrato

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Neuropediatría

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N.º 86 - 2017

Mente&Cerebro

Revista de psicología y neurociencias

Monografías con nuestros mejores artículos sobre temas clave

ALIMENTACIÓN

AMOR, PAREJA Y SEXUALIDAD

LA VISIÓN

Alimentos que favorecen las capacidades cognitivas • Productos «sin», ¿sensibilidad alimentaria o moda? • Estructura cerebral de las personas con obesidad • Los ácidos grasos y la salud

Ventajas evolutivas de la monogamia • El continuo de la homosexualidad • Los centros del placer sexual en el cerebro • El orgasmo femenino • Disfunción sexual

Mecanismos neuronales de la percepción visual • Factores que determinan la sensibilidad estética • La visión de los colores en los primates • Ciegos con visión

DEPRESIÓN

EN BUSCA DE LA CONSCIENCIA

EL DOLOR

Trastorno depresivo en el trabajo • Depresión en el hombre y en la mujer • Electrodos cerebrales para la depresión resistente • El éxito de la terapia cognitivo-conductual

Avances en el diagnóstico del estado vegetativo • El claustro como sede de la consciencia • Límites del reduccionismo neurobiológico • Pérdida y recuperación de la consciencia

Combatir el dolor crónico • Causas de la migraña • La psique como calmante • ¿Funciona la acupuntura?

www.investigacionyciencia.es/revistas/cuadernos

Sigue el desarrollo de la psicología y las neurociencias

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MENTE Y CEREBRO n.o 84

MENTE Y CEREBRO n.o 83

Con ojos de bebé • El sentimiento de apego de los perros • La comprensión del tiempo • Psicólogos en zona de guerra • Entrevista a Álvaro Pascual Leone, pionero en estimulación cerebral

Conspiraciones • Inteligencia artificial • Privación del sueño para la depresión • Los medios digitales en las aulas • Historia del autismo

Altamente sensible • Pensamientos disfuncionales en el trabajo • Efectos del sobrepeso en el cerebro • Abuso de somníferos • Minicerebros de laboratorio

MENTE Y CEREBRO n.o 82

MENTE Y CEREBRO n.o 81

MENTE Y CEREBRO n.o 80

El poder del poder • Las ventajas de la fantasía para aprender • Psicología del deporte y alto rendimiento • Neurocirugía por ultrasonido • Consecuencias neurocognitivas de la inanición

Pensamiento sin rumbo • Facebook, ¿un laboratorio para los psicólogos? • Diferencias entre niños y niñas autistas • Trucos para mejorar la atención en clase • En busca de fármacos contra el alzhéimer

El hambre en el cerebro • Miopía, una epidemia del siglo xxi • La influencia de los genes en el desgaste profesional • ¿Por qué algunas mujeres no sienten el orgasmo? • Neuroimágenes para predecir el destino

www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro Para más información y efectuar tu pedido:

Tlf. 934 143 344 | [email protected]

EN ESTE NÚMERO Nuevas tecnologías

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Psiquiatras de bolsillo

Cada vez son más numerosas las aplicaciones para teléfonos móviles inteligentes destinadas a las personas con problemas de salud mental. Sin embargo, pocas se han analizado bajo lupa. Por Emily Anthes Síndrome del niño zarandeado

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¿Sacudida ­mortal?

10

Desde su descripción hace más de cuarenta años, el síndrome del niño zarandeado ha podido ser ­motivo de sentencias judiciales erróneas: detrás de un caso de supuesto maltrato infantil puede esconderse un accidente trágico. Por Josephina Maier

22 

«Los menores de un año son los más afectados por este tipo de maltrato»

Entrevistamos a Ana Curcoy, pediatra de urgencias del hospital San Juan de Dios, de Barcelona, quien ha investigado las lesiones craneales que puede causar el zarandeo. Por Yvonne Buchholz

Transferencia positiva

24 

Conciliar trabajo y familia

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¿El ámbito laboral y el familiar son ­compatibles? Las influencias bidireccionales positivas entre el trabajo y la vida personal ocupan un área de investigación incipiente. Por Alfredo Rodríguez Muñoz Ritmos circadianos

52 

Relojes internos desajustados

Todas las células del organismo disponen de un temporizador que, a su vez, se halla gobernado por un reloj cerebral central. Muchas personas presentan alteraciones en este refinado mecanismo, circunstancia que perjudica su salud, sueño y bienestar. Por Henrik Oster

Cognición

60 

En el cerebro de un matemático

24

Las neuroimágenes revelan que el cerebro de un matemático profesional se enfrenta a los cálculos de manera diferente que una persona ajena a esta disciplina. ¿Pueden predecir también esta habilidad? Por Janosch Deeg Serie: Inteligencia artificial (III)

66 

Conversar con un robot

Los sistemas cognitivos de Google y otros programas de inteligencia artificial deducen el significado del lenguaje humano a partir de métodos estadísticos y redes neuronales artificiales. Pero todavía deben aprender a entender y contar historias. Por Christiane Gelitz Homúnculo visual

74 

Un retratista en el cerebro

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La capacidad para reconocer las caras se la debemos a un mapa topológico situado en la ­corteza visual, el cual parece organizado a semejanza de un rostro. Por Sabrina Schröder

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Encefaloscopio 

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Inteligencia / Psicología infantil / Psicología social / Masculinidad / Adicción / Trastorno depresivo / Teoría de la conspiración / Psiquiatría infantil / Autoimagen Cartas de los lectores  Avances 

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Síntomas psicológicos sutiles pueden preceder al alzhéimer. Por Luis F. Agüera Ortiz y Jorge López Álvarez Modulación de la actividad glial para tratar la esclerosis múltiple. Por Marta Pulido Salgado La genética influye en la codificación del habla. Por Carles Escera Sinopsis40

La glía, mucho más que un ­armazón. Por Ulrich Pontes

ISTOCK / GHISLAIN & MARIE DAVID DE LOSSY

Instantánea65

Más de 3000 cerebros en el sótano Syllabus78

Ataque de locura homicida. Por Britta Bannenberg Ilusiones84

Aprender a fluir

Engaños en el c­ ampo de batalla. Por Stephen L. Macknik y Susana Martinez-Conde

Psicología

Retrospectiva 

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Absortos en el instante

Todos conocemos la agradable sensación de estar inmersos en una actividad. Sin embargo, no siempre sucede. Existen métodos para que esos momentos productivos surjan más a menudo. Por Corinna Peifer, Gina Wolters y Nora Hein

Los hallazgos de la ­psicología del trabajo. Por Simone Kauffeld y Amelie Güntner Libros 

Un cirujano para la eternidad. Por Tilli Tansey

Entrevista

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«De la percepción a la acción»

Los estados de consciencia «particulares» son uno de los temas ­favoritos del neurocientífico Arne Dietrich. Según afirma, ­experimentamos la sensación de fluidez siempre que la instancia de control más importante de la mente afloja sus riendas. Por Steve Ayan

Naturaleza humana. Por Luis Alonso

IMAGEN DE PORTADA: ISTOCK / FILADENDRON

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ISTOCK / GLAFLAMME

ENCEFALOSC OPIO

Inteligencia

Influencia de la fruta en la evolución del cerebro

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ué impulsó el desarrollo de la inteligencia humana? Desde los años noventa del siglo xx, numerosos antropólogos han apoyado la teoría del cerebro social. Según esta, las relaciones complejas entre los primates constituyeron el factor principal para el incremento de la inteligencia. Pero tres investigadores de la Universidad de Nueva York han aportado resultados que hacen tambalear este modelo. Su explicación alternativa se basa en la fruta. Según Alex DeCasien, Scott Williams y James Higham, el tamaño del cerebro de los monos se debe a la alimentación. En concreto, estos animales presentan un encéfalo mayor cuanto más frutas y menos hojas incluyen en su dieta. Los autores analizaron más de 140 especies de primates, el triple que las examinadas en el estudio más amplio efectuado hasta la fecha. Con el fin de evitar sesgos, compararon el cerebro, la alimentación y el comportamiento social de cada uno de los linajes.

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De este modo, en vez de correlacionar el volumen cerebral con el tamaño del grupo, como demanda la teoría del cerebro social, lo asociaron con el consumo alimentario: a más fruta, mayor cerebro. Pero ¿por qué? Cognitivamente resulta más exigente hallar fruta madura que hojas, ya que esa solo se encuentra disponible en épocas del año concretas y lugares determinados, indican los investigadores. Esta exigencia habría impulsado el desarrollo del cerebro. No obstante, el novedoso trabajo, a semejanza de los estudios anteriores, no abarca de forma directa las habilidades mentales ni la complejidad social de los primates; antes bien, lo hace indirectamente a través de la medición del tamaño cerebral y del grupo de individuos. En conclusión, por ahora no se ha podido confirmar una relación estrecha entre dichos parámetros y las capacidades que presumiblemente miden. Nature Ecology & Evolution 10.1038/s41559-017-0112, 2017

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Psicología infantil

La falta de sueño debilita el desarrollo mental

ISTOCK / LISA5201

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os niños de entre tres y siete años que duermen menos de las horas necesarias pueden presentar problemas cognitivos y de conducta social. Elsie Taveras, del Hospital General Infantil de Massachusetts, junto con otros investigadores, ha constatado estos efectos negativos del sueño escaso durante la infancia a partir de la exploración de 1046 niños. Para el estudio, las madres de los pequeños informaban periódicamente a los científicos acerca de las horas que dormían sus respectivos hijos. Cuando los niños cumplieron siete años, los investigadores pidieron a los progenitores y profesores que valorasen sus capacidades cognitivas y sociales. Se registraron habilidades como la manera de planificar y organizarse, el control de las emociones, el respeto hacia los demás o las dificultades para interaccionar con compañeros de la misma edad. También se analizó si presentaban hiperactividad, fobias o depresión. Los niños de entre tres y siete años que habían dormido menos de lo recomendable puntuaban peor en las capacidades cognitivas y la conducta social que los que presentaban unos hábitos de sueño adecuados. Aunque no se halló esta relación en los sujetos menores de dos años, los resultados apuntan a que el patrón de sueño alterado suele mantenerse a lo largo del tiempo. Por ese motivo, es importante asegurarse de que

los niños experimenten un descanso saludable ya desde la primera infancia. Se recomienda que, desde los seis meses y hasta los dos años de edad, los niños duerman al menos doce horas por la noche; entre los tres y cuatro años, el descanso nocturno debe abarcar unas once horas, y entre los cinco y siete años, al menos diez. Por otra parte, estudios previos han revelado que existe una relación entre la falta de sueño infantil y la tendencia a la obesidad. Taveras y su equipo estiman que podría haber una asociación entre sus resultados y estos hallazgos: los niños que duermen poco pueden manifestar problemas para frenar el apetito debido a un menor autocontrol. Academic Pediatrics 10.1016/j.acap.2017.02.001, 2017

Psicología social

Las historias que conocemos nos resultan más atractivas

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referimos escuchar el relato de una historia que ya conocemos que poner atención en una narración que nos viene de nuevas. El psicólogo Daniel Gilbert, de la Universidad Harvard, y sus colaboradores distribuyeron una serie de participantes en grupos de tres. Una de las personas de cada trío visionaba una filmación cuyo contenido debía explicar a continuación al resto de compañeros. Un detalle: algunos de estos habían visto el vídeo previamente. Y fueron precisamente estos sujetos los que disfrutaron más con la narración. El fenómeno no solo sorprendió a los investigadores, sino también a los propios probandos, quienes daban por hecho que les resultaría más entretenido

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escuchar un relato nuevo y que oír el ya sabido les resultaría aburrido. Los investigadores concluyen, a partir de los resultados de este y otros experimentos, que las personas que conocen la historia que se les cuenta son capaces de completar la información por sí mismas mientras escuchan el relato. «Los humanos somos bastante mediocres a la hora de explicar historias, porque omitimos muchos datos relevantes», argumenta Gilbert. Y agrega: «Probablemente, nuestros amigos disfrutarían mucho si les contáramos la historia de un libro que no han leído de manera ordenada; sin embargo, la mayoría de nosotros no lo logramos». Psychological Science 10.1177/0956797616685870, 2017

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Masculinidad

Los «machos» padecen más trastornos mentales acompañaba de una tasa más elevada de trastornos psicológicos, también, y en la misma medida, comportaba a los sujetos un mayor bienestar. Los investigadores con­ sideran que el hecho de no temer los contratiempos aumenta la posibilidad de disfrutar de experiencias que resulten excitantes. Por último, una gran dedicación al trabajo no parece influir en la salud psíquica de este tipo de varones. Ello podría deberse a que la carrera profesional dota de sentido la propia existencia y compensa los efectos negativos que ocasiona el estrés laboral. ISTOCK / ZONECREATIVE

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esde hace tiempo se sabe que los hombres que cultivan la imagen tradicional de masculinidad presentan problemas psicológicos con mayor frecuencia y solicitan menos ayuda terapéutica. Con el objetivo de ahondar en este fenómeno, Joel Wong, de la Universidad de Indiana Bloomington, y otros científicos examinaron 78 artículos sobre el tema ya publicados. El análisis de los datos de más de 19.000 sujetos reveló que los varones que muestran características masculinas «clásicas» (el deseo de ganar siempre y la aspiración a un estatus social elevado, entre otras) padecen más trastornos mentales y se sienten más aislados. Pero son sobre todo los «machos», es decir, los hombres que controlan de manera férrea sus emociones, que realzan su independencia, que buscan dominar a las mujeres y que se comportan como donjuanes los que presentan un peor diagnóstico en lo que a enfermedades mentales se refiere. También manifiestan una menor autoconfianza y se sienten menos satisfechos con su vida. Estos resultados no se observaron en relación con otras características típicas de masculinidad, como la predisposición al riesgo. Si bien dicha tendencia se

Journal of Counseling Psychology, vol. 64, págs. 80-93, 2017

Adicción

Los cigarrillos electrónicos promueven el tabaquismo comprobar si la introducción en el mercado del cigarrillo electrónico en 2007 había contribuido a ello. El análisis global de los datos de la encuesta no reflejó ningún efecto (ni un aumento ni un descenso del tabaquismo en la población juvenil). Mas, cuando el equipo de Glantz analizó los factores de ries-

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os cigarrillos electrónicos invitan a fumar a los jóvenes que en otras circunstancias no hubieran empezado con ese vicio. A esta conclusión han llegado Stanton Glantz, de la Universidad de California en San Francisco, y su equipo tras analizar los datos de la Encuesta Nacional sobre Tabaquismo en la Población Juvenil llevada a cabo por los estadounidenses Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. En dicho informe se encuestó a unos 140.000 escolares entre los años 2004 y 2014. A tenor de las estadísticas, el número de jóvenes fumadores en Estados Unidos va en progresivo descenso desde hace años. La intención de los investigadores era

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go psicosocial, descubrieron que los jóvenes que presentaban un mínimo riesgo de comenzar a fumar se iniciaban en ese hábito a través de la versión electrónica del pitillo. Los científicos afirman que los cigarrillos electrónicos no disminuyen el consumo de nicotina entre la población juvenil, como se supuso en un principio. Por el contrario, amplían el mercado para los productos de tabaco, presumiblemente, atrayendo a los jóvenes que de otra manera no estarían en peligro de consumir. Aunque estudios previos ya habían advertido de este efecto, no está claro cómo encaja con los datos que revelan que existe una disminución progresiva de fumadores. Pediatrics, 10.1542/peds.2016-2450, 2017

ENCEFALOSC OPIO

Trastorno depresivo

Asocian el nivel profesional con el grado de respuesta al tratamiento por depresión

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as personas con profesiones de alto rango responden peor a la terapia con fármacos antidepresivos. Un equipo internacional dirigido por la psiquiatra Laura Mandelli, de la Universidad de Bolonia, analizó los datos de 654 pacientes con de­ presión mayor y en activo que recibían tratamiento farmacológico. Constataron que los sujetos que trabajaban como abogados, gerentes o científicos presentaban una menor respuesta a la terapia que los que se dedicaban a una actividad laboral de rango medio o bajo. El número de individuos resistentes a la terapia (se sometían por segunda vez a un tratamiento, pero sin éxito) era también más notable entre el primer grupo. En concreto, los afectados que desempeñaban actividades de menor prestigio (vigilantes, personal de

limpieza o camareros) mostraron una buena recuperación. Pero el mayor éxito terapéutico se registró entre las personas con un rango laboral intermedio (agentes de seguros, programadores y periodistas). Los autores solo pueden especular sobre las causas de estos resultados. Según indican, con frecuencia las profesiones más prestigiosas resultan más estresantes, lo cual supone un factor de riesgo en la depresión. Este hallazgo contradice estudios anteriores que sostienen que la depresión suele prolongarse y que su tratamiento resulta menos eficaz en pacientes con un nivel socioeconómico bajo. Por lo general, estas investigaciones analizan solo los ingresos de los afectados, sin tener en cuenta el tipo de actividad laboral que desarrollan, critican Mandelli y sus colegas. European Neuropsychopharmacology, vol. 26, págs. 1320-1326, 2016

Teoría de la conspiración

La exclusión social lleva a creer en las ideas conspirativas

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estos se mostraban más propensos a creer tales afirmaciones. Los científicos constataron un fenómeno similar en un segundo experimiento, en el que explicaban a una parte de los sujetos que otro probando no quería trabajar en el mismo equipo que ellos. Graeupner y Coman sugieren que se trata de un círculo vicioso: cuando una persona que se considera marginada cree en teorías de la conspiración, se la aparta todavía más de la sociedad. Pero el hecho de encontrar individuos que comparten ideas afines consolida sus convicciones. «Romper este círculo vicioso sería la mejor opción para acabar con las teorías conspirativas», propone Coman. Ello sería posible, por ejemplo, si se reinsertara a estas personas en la vida social.

GETT Y IMAGES / IMAGE SOURCE

l aislamiento social favorece la creencia en las fabulaciones. Damaris Graeupner y Alin Coman, de la Universidad Princeton, solicitaron a 119 personas que escribieran sobre un suceso social desagradable. A continuación les preguntaron sobre su estado anímico y les pidieron que indicasen, a partir de una escala del uno («en absoluto») al siete («totalmente»), la credibilidad que les merecían tres teorías conspirativas [véase «Teoría de la conspiración», por Roland Imhoff y Pia Lamberty; Mente y ­Cerebro n.o 84, 2017]. Entre otras cuestiones, les plantearon cuán factible consideraban la posibilidad de que el Gobierno tratase de manipular a los ciudadanos mediante mensajes subliminales. Si el recuerdo desagradable había despertado sentimientos de exclusión en los probandos,

Journal of Experimental Social Psychology, vol. 69, págs. 218-222, 2017

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ENCEFALOSC OPIO

Psiquiatría infantil

¿Existe una relación entre el herpes y el autismo?

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as madres de niños con un trastorno del espectro autista (TEA) presentan en la sangre el anticuerpo del virus del herpes simple de tipo 2 (VHS-2), según se ha constatado a partir de una amplio estudio llevado a cabo entre la población noruega. Un equipo dirigido por Milada Mahic, de la Universidad Columbia en Nueva York, comparó los historiales clínicos de 442 mujeres, cuyos hijos nacidos entre 1999 y 2008 estaban diagnosticados de TEA, con los de 464 madres de niños sin autismo y que habían nacido también en esos años. Los investigadores examinaron los análisis de sangre que se habían realizado a esas mujeres durante el embarazo y el parto con el objetivo de registrar los virus potencialmente dañinos para el feto, entre ellos, el herpes, la rubéola o el parásito causante de la toxoplasmosis. Las concentraciones elevadas de anticuerpos del VHS-2 (dato que revela una infección vírica reciente) se relacionaron con un riesgo dos veces mayor de que el hijo presentara TEA. No se pudieron establecer resultados concluyentes en el caso de las niñas, puesto

que la muestra de afectadas resultaba muy reducida, indican los autores. Tampoco encontraron correlación alguna respecto al resto de patógenos analizados. El equipo presume que las madres, probablemente condicionadas genéticamente, presentan una reacción aguda ante la infección por determinados virus, entre ellos, el VHS-2. La reacción inflamatoria y los anticuerpos podrían influir en el desarrollo cerebral del hijo. Ian Lipkin, médico de la Universidad de Columbia y uno de los autores del estudio, subraya que la investigación no establece que el VHS-2 infecte al cerebro fetal y cause autismo, sino que sugiere que este podría ser uno de los diversos factores que aumentan el riesgo de padecer el trastorno. Algunos científicos, no obstante, se muestran escépticos sobre la contribución de este tipo de infecciones en el TEA. Los estudios revelan que durante los dos primeros años de vida, en el cerebro de estos niños acontecen cambios considerables antes de que comiencen a manifestarse los síntomas. mSphere 10.1128/mSphere.00016-17, 2017

Autoimagen

Problemas con la imagen corporal infravalorados

ISTOCK / VIK AVALTER

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s probable que los profesionales de la medicina cosmética subestimen el número de pacientes que acuden a ellos y que padecen un trastorno dismórfico corporal, indica una encuesta efectuada por Theo Bouman, de la Universidad de Groninga. Estas personas consideran que alguna parte de su físico (la piel o la nariz, por ejemplo) es excepcionalmente fea, lo que les provoca un gran sufrimiento. Bouman y sus colaboradores encuestaron a 173 cirujanos plásticos, dermatólogos y esteticistas de los Países Bajos. La mayoría aseguraba que estaba familiarizado con el cuadro del trastorno; sin embargo, solo el 7 por ciento abordaba con sus pacientes los problemas con la propia imagen corporal. Dos tercios de los encuestados lo hacían de vez en cuando. Por otro lado, casi un tercio nunca había rechazado una intervención por la sospecha de un problema psicológico. La mayoría afirmó que había tratado entre dos y cinco personas con trastorno dismórfico corporal durante el último año, cifra que correspondería a un máximo del 1 por ciento del total de pacientes. Estudios anteriores han demostrado, en cambio, que casi el 10 por ciento de los clientes de cirujanos plásticos presentan signos del trastorno. Las señales de alarma que advierten del problema son, entre otras, las expectativas irrealistas de quien solicita este tipo de intervención quirúrgica. En conclusión, el trastorno dismórfico corporal debe considerarse un criterio de exclusión para los procedimientos invasivos. Más que una intervención estética, los afectados precisan un asesoramiento o tratamiento psicológico. Plastic and Reconstructive Surgery, vol. 139, págs. 336-342, 2017

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CARTAS DE LOS LECTORES Publicado en:

Una pareja de aspecto distinto Jaromir Konecny, Múnich: Experimentos como el que se menciona en la noticia «Preferencia por las caras diferentes» [Mente y Cerebro n.o 85] ya se han realizado en más de una ocasión. Los resultados parecen lógicos, aunque, sorprendentemente, contra­ dicen muchas observaciones obtenidas en el ámbito de la investigación conductual relacionada con la psicología evolutiva. Según esta, buscamos una pareja que se parezca a nuestra madre o a nuestro padre. Quizás, en este caso, la evolución biológica se enfren­ ta a la social.

El mecano de las conspiraciones Thomas Fakoussa: Como antiguo capitán de vuelo de la compañía aérea Lufthansa, me resulta fácil comprender cómo puede llegarse a las suposiciones sobre las estelas químicas (chemtrails) que se comentan en el artículo «Teoría de la conspiración» [por Roland Imhoff y Pia Lamberty; Mente y Cerebro n.o 84]. Las estelas resultan visibles, aunque no siempre. Este fenómeno es normal, ya que todos los aviones utilizan el mismo combustible, por lo que la visibilidad de estas estelas depende solo de la masa de aire por la que se vuela. Igual de normales son los experimentos en los que se esparcen productos químicos para, por ejemplo, evitar los daños que puede originar el granizo masivo y que, de manera artificial, provocan una precipitación menor. También pueden esparcirse productos químicos para una demostración de vuelo militar en un día soleado. Si combino ambos procesos, obtengo un nuevo punto de vista, pero falso.

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su vez, se encuentran «conectados» entre sí de forma piramidal. ¿Para qué necesito entonces una conspi­ ración? Está claro que ningún lobo muerde a otro; de ser así, el sistema se derrumbaría.

Consecuencias del daño cerebral Natalia López, Valladolid: Me resultó muy interesante leer el artículo «Daño hepático tras un traumatismo cerebral» [por Sonia Villapol; Mente y Cerebro n.o 85]. Desconocía por completo que una lesión craneoencefá­ lica puede producir una inflamación en el hígado. La información me pareció sumamente reveladora y fácil de entender, tanto por el texto como por la gráfica. Realmente, el cuerpo humano es una fuente intermina­ ble de investigación. Mi admiración y aliento al gremio de científicos.

Una conspiración mundial se construye de una forma así de sencilla. Los políticos solo pueden ofrecer al pueblo algo por sus impuestos si los ciudadanos trabajan y ganan dinero. Consecuen­ temente, los políticos deben dar facilidades a la economía para que facilite los puestos de trabajo que permitan cumplir dicho objetivo. Esta economía funciona tan solo si la materia que se ha comprado vuelve a desaparecer; de lo contrario, la producción debe parar. Es decir, necesito una sociedad consu­ mista. La misma explicación puede aplicarse para la industria armamentística, por lo que necesito guerras. Estas, a semejanza de las empresas, necesi­ tan financiarse, momento en el que los bancos entran en juego. Todos, empezando por los políticos, requieren prestamos bancarios, ya que nuestro sistema está montado de esta manera. Los bancos, a

MENTE Y CEREBRO

MyC 84/2017

Cartas de los lectores

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Mente y Cerebro agradece la opinión de los lectores. Te animamos a enviar tus comentarios a: PRENSA CIENTÍFICA, S.A. Muntaner 339, pral. 1.a, 08021 BARCELONA o a la dirección de correo electrónico [email protected] La longitud de las cartas no deberá exceder los 1500 caracteres, espacios incluidos. Mente y Cerebro se reserva el derecho a resumirlas por cuestiones de espacio o claridad. No se garantiza la respuesta a todas las cartas publicadas.

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PSIC OTERAPIA Cada vez son más numerosas las aplicaciones para teléfonos móviles inteligentes destinadas a las personas con problemas de salud mental. Sin embargo, pocas se han analizado bajo lupa NUEVAS TECNOLOGÍAS

Psiquiatras de bolsillo E M I LY A N T H E S

S

i teclea la palabra «depresión» en la Tienda App de Apple de un teléfono móvil inteligente o en una tableta digital, la pantalla le mostrará una lista de al menos cien programas. Aparecerán unas aplicaciones destinadas al diagnóstico, otras que realizan un seguimiento del estado de ánimo, y otras más que ayudan a pensar en positivo. Tampoco falta la que se promociona como «la número 1 entre las aplicaciones de hipnosis para la depresión» o «el método más sencillo y efectivo para reprogramar su cerebro cada día en tan solo cinco minutos», entre varias docenas de propuestas más. Todo ello solo para la depresión. Existen también aplicaciones para la ansiedad, la esquizofrenia, el síndrome de estrés postraumático, los trastornos de conducta alimentaria y las adicciones. Probablemente, esta industria floreciente responde a una necesidad importante: según se calcula, en torno a un 29 por ciento de la población sufrirá algún trastorno mental durante su vida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que muchas de estas personas (un

L A AU TO R A

Emily Antheses periodista científica.

MENTE Y CEREBRO

85 por ciento en los países en desarrollo y hasta un 55 por ciento en los industrializados) no reciben el tratamiento que precisan. Las aplicaciones de telefonía móvil diseñadas para el cuidado de la salud podrían reducir dicha carencia. La ubicuidad de los teléfonos inteligentes lleva a pensar que podrían servir de «salvavidas», sobre todo para los habitantes de áreas rurales o empobrecidas. Todos dispondrían de un terapeuta portátil en su bolsillo. «Ahora es posible llegar a personas que hasta hace poco eran totalmente inaccesibles», explica Dror Ben-Zeev, director de un programa de salud mental en el Centro de Investigación Psiquiátrica del Colegio Dartmouth en Lebanon, Estados Unidos. Organizaciones de sanidad pública han aceptado este concepto; al menos en parte. Incluso la OMS recomienda en su Plan de Acción para la Salud Mental 2013-2020 «promover el autocuidado con la ayuda, por ejemplo, de medios electrónicos y de la telefonía móvil». El Servicio Nacional de Sanidad británico, por su parte, ofrece en su página web una pequeña lista de recursos en línea para la salud mental, entre ellos, dos o tres aplicaciones que cuentan con respaldo oficial. Pero la tecnología se mueve a mayor velocidad que la ciencia. Aunque existen estudios que confirman que algunas aplicaciones cuentan con un buen diseño y pueden mejorar el estado de algunos pacientes, la mayoría de ellas deben analizarse todavía. Tal vez sean efectivas, o tal vez no; incluso es posible que algunas resulten perniciosas. Aunque los científicos y las autoridades sanitarias empiezan a investigar de manera detallada los posi-

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ISTOCK / FRANCKREPORTER

Múltiples aplicaciones para teléfonos móviles inteligentes ofrecen la posibilidad de tratar problemas psicológicos. En muchos casos, su efectividad resulta dudosa.

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PSIC OTER APIA / NUEVAS TECNOLO GÍAS

En síntesis:Solución con lagunas

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En la actualidad existen numerosas aplicaciones para teléfonos móviles inteligentes con fines médicos. Casi una tercera parte están destinados a los trastornos psíquicos.

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No obstante, la mayoría de estos programas carecen de una evaluación científica, por lo que su efectividad resulta cuestionable. Algunas pueden ser incluso perjudiciales.

bles beneficios y errores de estos programas, falta mucho por averiguar. Por otro lado, apenas se ofrece orientación a los usuarios. «Cuando buscas “depresión” en el teléfono móvil, resulta difícil saber si las aplicaciones que aparecen son de calidad y eficaces o si entrañan riesgos», advierte John Torous, psiquiatra en la Escuela de Medicina de Harvard y presidente de la Comisión para la Evaluación de Aplicaciones de Telefonía Móvil de la Asociación Americana de Psiquiatría. Y añade: «En este momento parece que estamos en el Salvaje Oeste de la sanidad».

Ayuda flexible

Las intervenciones electrónicas no surgen ahora como una novedad en el ámbito de la psicología. Existe abundante bibliografía que demuestra que la terapia cognitivoconductual (tratamiento dirigido a modificar las conductas y los pensamientos problemáticos) a través de Internet puede ayudar a tratar la depresión, la ansiedad y los trastornos de la conducta alimentaria. Sin embargo, muchos de estos programas terapéuticos en línea requieren que el paciente invierta largas sesiones sentado frente a la pantalla de un ordenador [véase «La psicoterapia a distancia, más consolidada», por Robert Epstein; Mente y Cerebro n.o 51, 2011]. Las aplicaciones para teléfonos inteligentes presentan la ventaja de que pueden utilizarse a cualquier hora y en cualquier lugar. «Ofrecen el acceso flexible a un tratamiento flexible y acorde con el estilo de vida de cada uno. Además, resuelven el problema del estigma social. Si el usuario no se encuentra preparado para acudir al médico, puede suponer un primer paso para buscar ayuda», indica Jen Martin, director de programas en MindTech, centro que desarrolla y evalúa nuevas tecnologías dedicadas a la salud mental para el Instituto Nacional de Investigación Sanitaria del Reino Unido. Una de las aplicaciones públicas más populares se diseñó con el objetivo de atender a ese deseo de flexibilidad. En 2010, los psicólogos del Gobierno estadounidense percibieron que los militares veteranos con trastorno por estrés postraumático (TEPT) necesitaban algo que les ayudara en el momento en que sentían que los síntomas empeoraban. «Requerían una herramienta que pudiesen utilizar cuando aumentaba su estado de ansiedad, incluso si se encontraban en la cola del supermercado», explica Eric Kuhn, psicólogo clínico y director del Centro

MENTE Y CEREBRO

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Aunque este tipo de aplicaciones podría facilitar el tratamiento de las personas con dificultades para acceder al sistema sanitario, tal supuesto constituye, hoy por hoy, una mera teoría.

Nacional para TEPT del Departamento para Asuntos de los Veteranos de Estados Unidos. Este departamento se unió con el de Defensa para desarrollar PTSD Coach («Asesor para el TEPT»), una aplicación gratuita para móviles. Desde su presentación a principios de 2011, el programa ofrece a los usuarios información sobre el TEPT y sus síntomas, así como una red de apoyo de amigos y familiares. También aconseja estrategias para afrontar emociones abrumadoras (por ejemplo, para reducir un estado de ansiedad sugiere al afectado que se distraiga buscando un vídeo divertido en YouTube o le propone ejercicios de visualización). Durante los tres primeros años de funcionamiento, la aplicación registró más de 150.000 descargas repartidas por 86 países. Varios estudios a pequeña escala han demostrado su utilidad. En 2014, el equipo de Kuhn comprobó a partir de una encuesta entre 45 veteranos de guerra con TEPT que más del 80 por ciento consideraba que la aplicación les había ayudado a identificar y gestionar los síntomas del trastorno y a encontrar soluciones prácticas para sus problemas. En una investigación publicada este año, el mismo grupo ha demostrado que dicha aplicación mejora notablemente los síntomas de los usuarios con TEPT. Los autores concluyen que se trata de una intervención de salud pública adecuada para las personas con ese trastorno que no reciben atención sanitaria. Las aplicaciones para móviles también interactúan proactivamente con el usuario: con un tono para avisarle de que mire la pantalla, le preguntan sobre su estado anímico, sus pensamientos o el bienestar general. El programa FOCUS, creado por Ben-Zeev, está diseñado para pacientes con esquizofrenia. Varias veces al día plantea al usuario preguntas del tipo: «¿Qué tal has descansado esta noche?», «¿Has tenido un buen día?». Si responde que ha dormido mal o que ha sentido ansiedad, la aplicación le propone estrategias para afrontar el problema; en este caso, reducir la ingesta de cafeína o efectuar ejercicios de respiración profunda. Algunos software facilitan que el paciente esté en contacto con médicos y terapeutas. ClinTouch, creada por investigadores de la Universidad de Manchester, analiza las respuestas de los usuarios para comprobar la posibilidad de una recaída; incluso puede notificar la situación a un equipo de atención clínica. Los estudios de factibilidad, concebidos para determinar si una intervención resulta práctica a pequeña

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Salud mental móvil

escala, revelan que los pacientes aceptan el uso de estas dos aplicaciones. En 2014, se observó que los sujetos que utilizaron FOCUS durante un mes mostraban una reducción en los síntomas psicóticos y de depresión. En la actualidad se están llevando a cabo estudios aleatorizados y controlados de FOCUS y ClinTouch. Algunos investigadores ven una oportunidad para conocer el estado psicológico de los afectados en los datos que los teléfonos móviles recopilan sobre sus pautas de movimiento o de comunicación. «El teléfono es un diario de su vida muy interesante», indica Anmol Madan, cofundador y director jefe de Ginger.io, una compañía en línea dedicada a la salud mental con sede en San Francisco. Ciertos patrones de uso del teléfono móvil pueden advertir de alteraciones psíquicas, confirmó en 2016 un grupo dirigido por Till Beiwinkel, de la Universidad Leuphana en Luneburgo. Si un paciente de repente envía menos mensajes de texto, puede que sus síntomas de depresión se hayan agravado. La aplicación Ginger.io, todavía en fase de desarrollo beta (estado preliminar), supervisa cambios psicológicos de este tipo y alerta al psicólogo sobre alteraciones conductuales preocupantes.

LAS APLICACIONES DE SALUD MENTAL PARA TELÉFONOS MÓVILES INTELIGENTES PODRÍAN DAR SERVICIO A LAS PERSONAS SIN ACCESO AL SISTEMA SANITARIO. Prevalencia de trastornos mentales en todo el mundo

29 % Muchas personas sufren enfermedades mentales y no tienen ayuda a su alcance. Países desarrollados

Porcentaje de la población con trastornos mentales graves no tratado en 2016.

35-50 %

76-85 %

Numerosas causas explican esta deficiencia. La escasez de profesionales con formación en salud mental es una de ellas, sobre todo, en países de bajos ingresos.

Falta de pruebas científicas

En las regiones en desarrollo, los servicios psiquiátricos son escasos, no sucede igual con los teléfonos móviles. Tasa de penetración mundial de los móviles inteligentes (%) Países desarrollados

59 %

65 %

69 %

30 %

40%

46%

56 %

75 %

60 %

5394

76 %

63%

5808

4937

22 %

Número mundial de conexiones móviles (millones) 436

51 %

32 %

8%

74 %

52 % 42 %

19 %

Países en desarrollo 5%

72 %

4428

13 %

3869 3258 2618 1874

1212 746 Previsiones

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018

África subsahariana

Oriente Próximo y África del Norte

Europa

Norteamérica

Latinoamérica

Federación Rusa

2019

Según una encuesta de 2015, existen unas 15.000 aplicaciones de móvil dedicadas a la salud; de estos casi una tercera parte se ocupa de problemas mentales.

29 % Aplicaciones centradas en la salud mental

2020

Región de Asia y el Pacífico

NATURE, SEGÚN: OMS / «THE GLOBAL PREVALENCE OF COMMON MENTAL DISORDERS: A SYSTEMATIC REVIEW AND METAANALYSIS 1980-2013». Z. STEEL ET AL. EN INTERNATIONAL JOURNAL OF EPIDEMIOLOGY, VOL. 43, PÁGS. 476-493, 2014 / GSMA / INSTITUTO IMS DE INFORMÁTICA DE LA SALUD

Aunque se van acumulando cada vez más indicios que respaldan el uso de estas aplicaciones, queda mucho por avanzar. En gran parte, la investigación se ha limitado a estudios piloto: los ensayos aleatorizados suelen ser de pequeño tamaño y no se replican. Además, muchos de ellos los han realizado los propios creadores de las aplicaciones, no investigadores independientes. Los ensayos controlados con placebo son excepcionales, de manera que plantean la posibilidad de que los resultados positivos que se han documentado se deban a un «efecto placebo digital», explica Torous. «Se sabe que las personas crean fuertes vínculos con su teléfono inteligente. La recepción de mensajes y consejos mediante un dispositivo personal, que es, por así decirlo, como de la familia, puede bastar para que algunas personas se sientan mejor.» Con todo, la mayoría de las aplicaciones no se han evaluado. En 2013, Borja Martínez-Pérez, de la Universidad de Valladolid, comprobó junto con otros científicos que existían más de 1500 programas relacionados con la depresión, pero solo 32 artículos trataban este tema. Ese mismo año, investigadores dirigidos por Tara Donker, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sydney, aplicaron criterios más estrictos y obtuvieron resultados más llamativos: en su revisión de evaluaciones científicas sobre los efectos de las aplicaciones comerciales en los síntomas y trastornos psicológicos hallaron solo ocho artículos que se referían a cinco aplicaciones. También en 2013, el Servicio Nacional de Sanidad británico (NHS, por sus siglas en inglés) publicó una biblioteca de aplicaciones móviles «sin riesgo y verificadas» para la salud, entre ellas, 14 destinadas a la depresión

Países en desarrollo

o la ansiedad. En 2015, Simon Leigh, economista de la salud, y Steve Flatt, psicoterapeuta, examinaron el escenario más a fondo: descubrieron que solo cuatro de los programas cumplían criterios científicos. El hallazgo no sorprende a Leigh. En su opinión, los desarrolladores de aplicaciones prefieren invertir el dinero en mercadotecnia para promocionar el producto antes que en costosos estudios de eficacia. La protección de datos, asimismo, deja mucho que desear. Un análisis efectuado por investigadores a cargo de Christopher Huckvale, del Colegio Imperial de Londres, reveló en 2013 que 35 de las aplicaciones para móviles que inicialmente citaba el NHS transmitían por Internet datos sobre la identidad de los usuarios (dirección de correo electrónico, nombre o fecha de nacimiento, entre otros), y dos terceras partes de ellas lo hacían sin encriptación. En 2015, el NHS retiró de Internet esta biblioteca de aplicaciones y publicó en línea una colección más reducida de servicios recomendados para la salud mental. La entidad pública no concedió entrevistas ni respondió a las preguntas que se mandaron por correo electrónico sobre el asunto. En su lugar, emitió un comunicado: «Estamos trabajando para actualizar la biblioteca de aplicaciones para la salud que se lanzó en 2013 como página piloto. Revisamos y recomendamos aplicaciones ceñidas a un conjunto definido de criterios, entre ellos, la protección de datos», informaba. La regulación de programas de salud mental para móviles resulta opaca. Algunos, concebidos para uso clínico, podrían considerarse dispositivos médicos y, de esta manera, propiciar que la institución responsable de cada país se encargara de regularlas. Las fronteras se antojan, sin embargo, difusas. En general, es probable que las aplicaciones que afirman prevenir, diagnosticar o tratar alguna enfermedad concreta sean consideradas de carácter médico y atraigan sobre sí el escrutinio de la normativa, mientras que las que prometen «mejorar el estado de ánimo» o proporcionar «orientación o consejo» puedan eludirlo. La Agencia Federal de Fármacos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos ha declarado que solo va a regular aquellas aplicaciones para temas de salud que comporten un mayor riesgo para el paciente en caso de que funcionen de manera incorrecta. De esta manera, las que se consideren dispositivos médicos pueden carecer de regulación si la FDA estima que no comportan un gran peligro. Pero los riesgos potenciales no se conocen bien. «En el caso menos grave, los usuarios podrían perder su dinero y tiempo», indica Martin. «Y en el peor de los supuestos, las aplicaciones, sobre todo las dedicadas a salud mental, podrían resultar lesivas, ofrecer consejos peligrosos e, incluso, disuadir al paciente de buscar tratamiento profesional». Un equipo australiano revisó 82 aplicaciones orientadas al trastorno bipolar y disponibles en el mercado.

MENTE Y CEREBRO

Algunas de ellas contenían «informaciones falsas», advirtieron los autores. Una en concreto, iBipolar, aconsejaba a quienes se hallasen en mitad de un episodio maníaco que bebieran algún licor fuerte que les ayudara a dormir. Otra, llamada What is Bipolar Disorder («Qué es el trastorno bipolar»), sugería que esta psicopatología podía ser contagiosa. Al parecer, ninguna de las dos sigue disponible. Martin explica que, al menos en Europa, las aplicaciones tienden a encuadrarse en dos variantes: las que se crean con fines comerciales y sin apenas pruebas ni evaluaciones que demuestren su utilidad, y las que surgen respaldadas por organizaciones académicas o gubernativas y en las que se ha aplicado un enfoque más riguroso. El problema estriba, sin embargo, en que las primeras resultan por lo general más atractivas para los usuarios, mientras que las segundas tardan tanto en llegar al mercado que, en ese caso (si llegan a conseguirlo), ya parecen obsoletas.

Consecuencias no deseadas

Incluso las aplicaciones mejor intencionadas pueden producir resultados impredecibles. Promillekoll, un programa creado por una empresa de licores del Gobierno de Suecia, se diseñó con el objetivo de frenar el abuso del alcohol entre la población. Estén en un bar o en una fiesta, los usuarios introducen en la aplicación cada copa que consumen, de manera que se les informa de la concentración de alcohol en sangre. En 2014, investigadores suecos dirigidos por Mikael Gajecki, del Instituto Karolinska, evaluaron la utilidad de la aplicación en universitarios de ambos sexos distribuidos de manera aleatoria. Observaron que los varones que usaban la aplicación bebían con mayor frecuencia que antes del experimento, si bien no aumentaba su consumo alcohólico total. «Solo podemos conjeturar que los probandos masculinos confiaban en que la aplicación limitaría los efectos negativos de la bebida, por lo que creían que podían beber más a menudo», escriben los autores. También cabe la posibilidad de que el programa propiciara que los estudiantes vieran el consumo de alcohol como un juego, señala el equipo. «Pienso que estas aplicaciones son una especie de juguete», comenta Anne Berman, una de las autoras del estudio. Existen otros peligros. En los primeros ensayos de ClinTouch se observó que empeoraba los síntomas de algunos pacientes con trastornos psicóticos, explica John Ainsworth, de la Universidad de Manchester y quien contribuyó a desarrollar el programa. «Debemos gestionar con mucho cuidado las fases iniciales de quienes recurren a esta tecnología y cerciorarnos de que están debidamente supervisados», agrega. A principios de 2016 se publicó un ensayo piloto sobre la aplicación PTSD Coach con 20 excombatientes con trastorno por estrés postraumático. Diez de ellos, aleatoriamente elegidos, podían usarla a voluntad durante

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PSIC OTER APIA / NUEVAS TECNOLO GÍAS

ocho semanas, mientras que otros tantos debían utilizarla con asesoramiento y orientación de personal de atención primaria. Al término del experimento, siete de los diez probandos que contaron con apoyo profesional mostraron una reducción de síntomas frente a los tres de diez que habían usado el programa por su cuenta. Pero si las aplicaciones requieren supervisión médica, la idea de que sean un método fácil y económico de atención a poblaciones numerosas pierde sustento. Helen Christensen, directora del Instituto Black Dog de la Universidad de Nueva Gales del Sur, señala: «Se piensa que existe una aplicación para todo. Pero, en realidad, se trata de cómo construir sistemas en torno a las aplicaciones para que las personas dispongan de servicios sanitarios». La distribución de aplicaciones de salud mental en los países en desarrollo plantea más problemas. Aunque Internet y la telefonía móvil experimentan una rápida extensión, son muchas las personas que no tienen acceso a estos servicios o que no se los pueden permitir. Además, los contenidos de los programas han de formularse en la lengua local y reflejar su cultura. «No es muy realista pensar que puede tomarse una intervención y lanzarla sin más en una región cuyos habitantes ni siquiera usan la misma terminología de salud mental que nosotros», explica Ben-Zeev. «Lo que en Estados Unidos describiríamos como “oigo voces” podría ser algo así como “me comunico con los antepasados” en una región diferente, y dependerá de cómo exprese la cultura local ese fenómeno.» En este punto, la idea de que las aplicaciones puedan proporcionar atención sanitaria de calidad en regiones económicamente deprimidas no pasa de una consideración teórica. «En general, esa es la situación en el campo de la salud mental: una promesa de posible eficacia», describe Natalie Leon, del Consejo de Investigación Médica en Ciudad del Cabo.

para móviles. El programa enseña una variedad de estrategias, con base empírica, para afrontar el insomnio. Entre ellas, técnicas para gestionar pensamientos intrusivos o angustiosos, métodos que facilitan la relajación y consejos para crear ambientes y establecer rutinas para dormir. Antes de someter Sleepio a prueba, Espie insistió en crear una versión placebo de la aplicación, en apariencia igual, pero que proponía una serie de ejercicios de visualización sin valor clínico conocido. En un estudio aleatorizado, publicado en 2012, los investigadores descubrieron que los sujetos que habían utilizado la aplicación dormían mejor en comparación con el grupo de control; también se encontraban más descansados al día siguiente. En 2014, un artículo de seguimiento informaba que Sleepio reducía los pensamientos intrusivos que a menudo dificultan el sueño. En la actualidad, el equipo de Sleepio está reclutando participantes para un ensayo internacional de gran escala. Investigadores independientes también evaluarán la aplicación. «Consideramos que así es como hay que avanzar en la salud digital», apunta Espie. En su opinión, los tratamientos basados en telefonía móvil deberían testarse y valorarse de la misma forma que cualquier otra intervención. «No deberíamos ser menos respetuosos con la salud de las personas porque el tratamiento sea a través de una aplicación móvil», concluye. H Artículo original publicado en Nature, vol. 532, págs. 20-23, 2016 Traducido con el permiso de Macmillan Publishers Ltd. © 2017

PA R A S A B E R M Á S

Preliminary evaluation of PTSD coach, a smartphone app for post-traumatic stress symptoms. E. Kuhn et al. en Military Medicine, vol. 179, págs. 12-18, 2014.

Buena práctica

La mayoría de las aplicaciones deben demostrar que cumplen sus promesas. Con todo, entre 2013 y 2015 se Feasibility, acceptability, and preliminary efficacy of a smartha más que duplicado el número de estudios sobre las phone intervention for schizophrenia. D. Ben-Zeev et al. en aplicaciones para móviles dedicadas a temas de la salud Schizophrenia Bulletin, vol. 40 n.o 6, págs. 1244-1253, 2014. registrados en el banco de datos ClinicalTrials.gov, del estadounidense Instituto Nacional de la Salud. En con- Mobile phone brief intervention applications for risky alcohol use among university students: A randomized controlled study. creto, pasaron de 135 a 300. El número de investigaciones M. Gajecki et al. en Addiction Science & Clinical Practice, vol. 9, enfocadas específicamente a la salud mental y al compág. 11, 2014. portamiento aumentó en un 32 por ciento, según un App-based psychological interventions: Friend or foe? informe del estadounidense Instituto de Informática de S. Leigh y S. Flatt en Evidence-Based Mental Health, vol. 18, Salud, con sede en Parsipanny. págs. 97-99, 2015. Una empresa del sector digital de la salud que ha re- Using smartphones to monitor bipolar disorder symptoms: A cibido elogios por parte de expertos es Big Health, co- pilot study. Till Beiwinkel et al. en Journal of Medical Internet fundadada por Colin Espie, de la Universidad de Oxford, Research Mental Health, vol. 3, n.o 1, e2, 2016. y por el emprendedor Peter Hames. Sleepio, el primer A randomized controlled trial of a smartphone app for postproducto de esta compañía, consiste en un tratamiento traumatic stress disorder symptoms. E. Kuhn et al en Journal of para el insomnio accesible por Internet o como aplicación Consulting and Clinical Psychology, vol. 85, n.o 2, marzo de 2017.

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PEDIATRÍA Desde su descripción hace más de cuarenta años, el síndrome del niño zarandeado ha podido ser ­ otivo de sentencias judiciales erróneas: detrás de un caso de supuesto m maltrato infantil puede esconderse un accidente trágico SÍNDROME DEL NIÑO ZARANDEADO

¿Sacudida ­mortal? JOSEPHINA MAIER

L A AU TO R A

Josephina Maieres médica y periodista científica.

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ISTOCK / BARNABY CHAMBERS

El intento de calmar a un niño que llora zarandeándolo puede llevarlo, en casos extremos, a la muerte.

En síntesis:¿Accidente u homicidio?

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Cuando se zarandea con brusquedad a un niño, su cerebro puede sufrir lesiones graves que en ocasiones llegan a provocar la muerte.

2

En los años setenta del siglo xx se identificaron tres síntomas específicos del síndrome del niño zarandeado: hematomas subdurales, hemorragias retinianas y daños en el tejido cerebral. Se consideró una forma penalizable de maltrato infantil.

E

n 2015, el neurocirujano pediátrico Norman Guthkelch, junto con otros 36 especialistas, publicó una carta cuyo contenido podía resultar extraño: informaban del mal uso que se estaba haciendo del diagnóstico del síndrome del niño zarandeado (shaken baby syndrome), una combinación de lesiones cerebrales que ponen en peligro la vida del bebé y que pueden originarse cuando un adulto agita bruscamente al niño. Años antes, en 1971, Guthkelch había descrito por primera vez el mecanismo por el cual el zarandeo puede originar la muerte del lactante. Su artículo despertó la atención de médicos forenses y jueces, pues proponía una forma de maltrato infantil desconocida hasta entonces. El texto contribuyó a que los autores de tales acciones se vieran sometidos a procesos judiciales. Sin embargo, 44 años después, el propio Guthkelch reconoció en una carta abierta que este diagnóstico pediátrico había tenido unas consecuencias que él nunca había pretendido: «En muchos países del mundo se ha inculpado por error a padres y cuidadores de haber lesionado al bebé o de haberle provocado la muerte. Se les acusa de maltrato infantil con resultado de muerte por negligencia o incluso intencionada». Guthkelch temía que los médicos pudieran establecer el diagnóstico sin considerar otras razones que explicasen el estado del niño. Esta posibilidad ponía en peligro la intención original del investigador: informar a los padres de las graves consecuencias que comporta zarandear al niño. Su objetivo era contribuir a la prevención de tales casos. La carta supone el culmen de un arduo debate todavía no resuelto por los especialistas, entre estos, pediatras, médicos forenses y juristas, pero también biomecánicos, psicólogos y otros científicos. Algunos expertos incluso señalan que hoy parece menos claro que hace unos años qué sucede en el cerebro del lactante cuando se le agita. No obstante, esta cuestión puede ser decisiva en un proceso judicial. Ya en el siglo xix, el médico forense francés Ambroise Tardieu (1818-1879) encontró hematomas subdurales en lactantes que habían fallecido, pero no se imaginó que estas lesiones fueran consecuencia de un zarandeo del niño. En la actualidad, estas hemorragias por debajo de la duramadre se consideran uno de los tres síntomas

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Desde entonces se han registrado numerosos datos que apuntan a que estas lesiones pueden producirse también por caídas u otros accidentes. Ello sugiere la posibilidad de que se dicten sentencias equivocadas en los procesos penales.

cardinales del síndrome. El radiólogo estadounidense John Caffey (1895-1978), quien describió casos de niños que, además de fracturas de brazos o piernas, presentaban hematomas subdurales, tampoco se planteó esa posibilidad. Caffey interpretó las lesiones como una consecuencia de caídas o accidentes que habían pasado desapercibidos a las personas del entorno del niño.

Tríada de síntomas

Probablemente, ni Tardieu y ni Caffey llegaron a la conclusión correcta porque el maltrato infantil no fue reconocido como un hecho con consecuencias medico-legales hasta los años sesenta del siglo pasado, cuando el pediatra estadounidense Henry Kempe (1922-1984) describió los síntomas del niño maltratado. O tal vez no se reconocieron las auténticas causas de las lesiones porque el zarandeo de un lactante a veces no deja ninguna huella: no existen fracturas de cráneo, ni heridas locales, ni hematomas oculares. El hecho de que finalmente en 1971 Guthkelch describiera la relación decisiva entre el hematoma subdural y los síntomas se debe a dos casualidades. Por una parte, se enteró de que un colega había sufrido un hematoma subdural por un frenazo brusco mientras conducía por la autopista. Por otra, el zarandeo se consideraba una medida de castigo relativamente leve en la Gran Bretaña de los años setenta. Por ese motivo, los padres de algunos lactantes a los que Guthkelch investigaba no mostraron ningún recato a la hora de contarle que habían sacudido a su hijo. Guthkelch fue el primero en publicar un artículo científico sobre el movimiento en látigo que experimenta el cráneo cuando se zarandea al niño: un ciclo de movimientos rápidos seguidos en cada ocasión de una detención súbita. El cerebro se encuentra sumergido en un líquido que llena un espacio cerrado, por esa razón reacciona con lentitud a los movimientos. En otras palabras, el cerebro no sigue al cráneo ante un cambio brusco de dirección; literalmente, sufre un vaivén constante. De ese modo se produce una fuerza de cizallamiento que en ocasiones resulta tan potente que rompe los vasos sanguíneos que se alojan debajo de la duramadre, con lo que se origina un hematoma subdural. Cuando Guthkelch identificó el mecanismo que explica las súbitas hemorragias cerebrales en lactantes y

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Huesos craneales Duramadre

El médico forense Jan Sperhake considera que los casos basados solo en la tríada sintomática son una excepción. En el Instituto de Medicina Legal del Hospital Universitario de Hamburgo-Eppendorf, Sperhake investigó a algunos lactantes y niños pequeños que habían sufrido zarandeos. Encontró que muchos de los niños presentaban también otras lesiones. «Si se les explora detenidamente, es frecuente encontrar fracturas de costillas o de los huesos largos de los miembros, algunas antiguas deficientemente cicatrizadas como las que ya describió Caffey en 1946.» Este fue el caso de Tayler, un niño de 13 meses que en diciembre de 2015 falleció en Hamburgo presumiblemente por un trauma debido a zarandeo: seis meses antes había sufrido una fractura de clavícula. Según Sperhake: «Una fractura de este tipo en un niño de esa edad despierta sospechas, sobre todo cuando los padres no aportan una explicación convincente». De hecho, algunos autores incluyen como criterio diagnóstico adicional que las personas al cuidado del niño relatan una historia difícilmente compatible con la gravedad de las lesiones.

MAREN HÖTTEN

Lesión cerebral

Cuando se zarandea a un lactante, su delicado cerebro se mueve en un vaivén en el interior de un espacio craneal lleno de líquido. La fuerza de cizallamiento que se genera rompe los vasos sanguíneos situados por debajo de la duramadre. El choque del cerebro contra los huesos craneales puede provocar más hemorragias y edemas, en ocasiones mortales.

La complicada búsqueda de la verdad

niños pequeños, los hechos transcurrieron muy rápidamente. Caffey leyó el artículo de Guthkelch y lo relacionó con sus casos. En el curso de tres años completó dos nuevos síntomas típicos de los niños zarandeados: hemorragias en la retícula del ojo (hematoma retiniano) y una lesión del cerebro (encefalopatía). Con ello quedó establecida la tríada sintomática relacionada con el síndrome del niño zarandeo: hematoma subdural, hemorragia retiniana y encefalopatía. Pocos años después acontecieron los primeros procesos judiciales y juicios por sacudir a niños. Se declaró culpables a padres y cuidadores. En algún momento, ocurrió algo que los críticos del diagnóstico de Guthkelch hoy consideran un error fundamental: dado que la mayoría de los bebés afectados presentaban los tres síntomas, los médicos forenses concluyeron que habían sido zaran­ deados aunque no manifestaran ninguna señal externa que demostrase el uso de violencia. Peritos médicos utilizaron tal argumento: la acusación de los presuntos maltratadores se basaba solo en la tríada sintomática. Según Guthkelch y los especialistas que habían suscrito la carta abierta, de este modo se cae en un círculo vicioso que hasta ahora ha llevado a falsas implicaciones y a veredictos erróneos.

MENTE Y CEREBRO

Desde el punto de vista de Sperhake, la interpretación científica del trauma por zarandeo ha cambiado en los últimos 20 años. En un principio, imperaba el convencimiento de que uno de los síntomas cardinales, la hemorragia subdural, no solo era un signo típico del síndrome del niño zarandeado, sino que, además, era causa de una elevada mortalidad en los niños afectados, los cuales, según algunos cálculos, llegaba al 20 por ciento. Sperhake asegura: «Hoy sabemos que los hematomas subdurales debidos al zarandeo de los niños no se corresponden con las graves hemorragias que conocemos en los adultos». Y detalla: «En los lactantes, el hematoma es solo una fina capa de sangre que no ejerce ninguna presión sobre el cerebro y que, por sí mismo, probablemente no suponga ninguna amenaza vital». En la actualidad, los médicos forenses atribuyen la alta mortalidad del trauma de los niños zarandeados, en primer lugar, a un importante edema cerebral. Entre los especialistas existe también una fuerte discusión sobre su causa. Durante un tiempo se mantuvo la hipótesis de que agitar al bebé daba lugar de forma inmediata a una lesión de las inmaduras vías nerviosas en el cerebro infantil, que en casos graves podrían llegar a desgarrarse. En 2001, las investigaciones de la neuropatóloga británica Jennian Geddes lo ponían en duda. Geddes y otros científicos llevaron a cabo la autopsia de 37 lactantes de edades inferiores a nueve meses que habían muerto a consecuencia de lesiones cefálicas por violencia; algunos habían sufrido zarandeos. Los neuropatólogos solo encontraron en dos de ellos lesiones ­directas de vías nerviosas consideradas hasta entonces típicas del síndrome. Precisamente esos dos niños presentaban, además, lesiones cefálicas graves con diversas fracturas

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En los años ochenta, el médico forense Werner Weber dejó caer desde la altura de un cambiador de pañales a cadáveres de lactantes para averiguar si estas caídas pueden originar fracturas craneales craneales, es decir, no habían fallecido porque se les había sacudido. La lesión cerebral que se encontró con mayor frecuencia fue inesperada: una lesión tisular difusa debida a la falta de oxígeno y al déficit de riego sanguíneo. Ello coincide con el hecho de que, según las historias clínicas, antes de su fallecimiento, tres cuartas partes de los bebés habían padecido una insuficiencia respiratoria y 11 de los 37 niños presentaban lesiones en los nervios craneales y en el tronco encefálico, región de tránsito entre el cráneo y la columna cervical donde se alojan los centros reguladores de la respiración y la circulación sanguínea.

Maniquíes zarandeados

Ante estos hallazgos, Geddes concluyó que, a diferencia de lo que se había creído hasta entonces, la grave hinchazón del cerebro que se observaba en los niños zarandeados no se debía a una lesión directa de las vías nerviosas, sino a una falta de oxígeno. La causa de esta hipoxia podría ser una lesión en centros de importancia vital alojados en el tronco cerebral. Sin embargo, también cabía la posibilidad de que otros fenómenos causaran las lesiones cerebrales, entre ellos, la apnea que acontece en la muerte súbita del lactante. A lo largo de los años se ha comprobado que cada uno de los síntomas cardinales puede deberse a mecanismos diferentes al trauma por sacudida. Las hemorragias retinianas pueden originarse por trastornos congénitos de la coagulación de la sangre. Según algunos expertos, los hematomas subdurales pueden aparecer cuando una lesión obstétrica previa en el cráneo del niño empieza a sangrar de nuevo como consecuencia de una caída desde la cuna o del cambiador de pañales. En 1987, la neurocirujana infantil estadounidense Ann-Christine Duhaime zarandeó a muñecos con aspecto de bebé para medir las fuerzas que se producen en el cráneo como consecuencia de los movimientos bruscos

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de aceleración y frenado. Los resultados fueron sorprendentes: según sus cálculos, las fuerzas por la sacudida no son suficientes para originar las típicas lesiones del síndrome del niño zarandeado. De hecho, los investigadores registraron la mayor fuerza cuando arrojaron a los maniquíes al suelo. Duhaime opina que, a pesar de que las sacudidas pueden formar parte del proceso, es más probable que los niños afectados hayan sufrido un golpe seco en la cabeza. «La situación más frecuente podría ser la del niño que ha sido zarandeado y luego arrojado a la cuna o contra otra superficie con la que se ha golpeado la parte posterior de la cabeza y que, de esta forma, experimenta un contundente y breve movimiento de frenado.» Aunque los resultados de Duhaime siguen discutiéndose, han logrado que el síndrome de niño zarandeado pase a denominarse síndrome por impacto del zarandeo (shaken impact syndrome). El aspecto más importante de este cambio de terminología radica en que las lesiones originadas por un impacto en la cabeza no pueden diferenciarse claramente de las que pueden acontecer por una caída casual. En el año 2012, la familia de Kristian Aspelin, de San Francisco, vivió una situación semejante. En un momento de descuido, el hijo de dos años empezó a vaciar la nevera. El padre intentó poner orden en el caos mientras sostenía en sus brazos a su otro hijo Johan, de tres meses. De repente, el pequeño le resbaló de los brazos, y a pesar de que llamó de inmediato a una ambulancia, Johan murió al cabo de cinco días en la clínica. En la autopsia, el médico forense encontró supuestos indicios de que el pequeño había sido zarandeado. Se acusó al padre y se le prohibió que volviera a ver a su familia. Gracias a que disponía de suficiente dinero para reunir a todo un equipo de especialistas le fue posible evitar la condena. Seis expertos en medicina y un biomecánico corroboraron que el niño podía haber sufrido las lesiones mortales al caer sobre el suelo de la cocina. El tribunal decidió sobreseer la acusación. En Alemania, donde se estima que al año suceden de 100 a 200 casos del síndrome del niño zarandeado en bebés de entre cuatro y cinco meses, el debate no se plantea de forma tan acérrima como en Estados Unidos. Probablemente porque el cuadro clínico no existe como diagnóstico, sino que se incluye en el término genérico de «abuso corporal». Sin embargo, los expertos alemanes se muestran en desacuerdo en algunos puntos, como quedó patente en el proceso de Dortmund en relación con el caso del bebé Nils, quien falleció en 2010. La fiscalía acusó a la madre de haber sacudido al niño, por entonces de siete meses de edad, que habría caído después y se habría golpeado la cabeza contra un objeto duro. La madre admitió que su hijo había caído de la cuna, de 45 centímetros de altura, sobre el suelo de laminado: había sido un accidente. En la autopsia, los médicos forenses encontraron hemorragias en la retina del bebé, lesiones difusas en el tejido cerebral y un hematoma subdural leve.

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PEDIATRÍA / SÍNDROME DEL NIÑO Z AR ANDEAD O

Además, el niño presentaba una fractura craneal, así como un gran hematoma epidural (hemorragia entre el cráneo y la duramadre). No hallaron ningún hematoma subdural. La lesión provocó una presión sobre el cerebro de Nils, circunstancia que posiblemente causó su muerte, pero no se trataba de una típica lesión del síndrome del niño zarandeado. Más de diez especialistas valoraron el caso durante el proceso. El espectro de opiniones abarcaba desde la firme convicción de que el niño había sufrido fuertes sacudidas hasta la afirmación de que esa posibilidad debía descartarse. A pesar de que presentaba la clásica tríada sintomática, varios médicos forenses con décadas de experiencia creyeron posible que la caída y los prolongados intentos de reanimación en el hospital podían haber provocado todas las lesiones. Ante esta disyuntiva, no sorprende que la descripción del cuadro clínico de síndrome del niño zarandeado se haya enturbiado en los últimos años. Se han propuesto otras posibilidades terminológicas, como traumatismo craneal por abuso o traumatismo craneal no accidental. Sperhake puntualiza: «Por desgracia, en algunos aspectos todavía seguimos pescando en aguas turbias». Recuerda un proceso en el que dos radiólogos mantuvieron un duro debate sobre cómo interpretar una determinada imagen. «Incluso cuando tenemos imágenes en blanco sobre negro ante nuestros ojos no existe la verdad absoluta. Como perito médico forense se tiene una gran responsabilidad, que incluye indicar al tribunal cuando el terreno científico se torna movedizo.»

Casos difíciles de determinar

No es casual que, desde el punto de vista científico, el síndrome del niño zarandeado siga sin estar claro. La investigación del fenómeno todavía representa un reto metodológico. Experimentos como los que llevó a cabo el neurocirujano pakistaní Ayub Ommaya (1930-2008) con animales en los años sesenta para investigar los efectos del frenado súbito en el cerebro resultan hoy en

día impensables. Ommaya anestesió a macacos Rhesus, los colocó sobre un raíl y los precipitó contra una pared. En los años ochenta, el médico forense de Aquisgrán Werner Weber dejó caer cadáveres de lactantes desde la altura de un cambiador de pañales sobre un suelo de azulejos o bien sobre una alfombra para averiguar si estas caídas podían provocar fracturas craneales. Por muy despiadado que parezca este estudio, el caso de Nils demuestra que la cuestión de fondo continúa abierta. Y aunque los ensayos con maniquíes como los de Duhaime resultan desde un punto de vista ético innocuos, sus resultados no se pueden trasladar sin más a los bebés vivos. Es probable que a corto plazo no exista una certeza absoluta sobre el modus operandi en los supuestos casos del síndrome del niño zarandeado. En consecuencia, es posible que se acuse a algunos padres o cuidadores inocentes, o bien que otros que sí han cometido maltrato salgan indemnes. Con todo, el principal objetivo es la seguridad y el bienestar del niño. Gran parte de la discusión académica se ha centrado hasta ahora en los casos de lactantes zarandeados que han fallecido. Pero posiblemente la atención debería concentrarse en el grupo de supervivientes. Aproximadamente cuatro de cada cinco niños que han sufrido lesiones por zarandeo sobreviven, aunque algunos de ellos padecen graves consecuencias corporales y psíquicas. Hasta el presente apenas existen estudios sobre la evolución a largo plazo de estos niños y sobre cómo se desarrollan aquellos que presentan lesiones cerebrales de escasa gravedad. Tales datos siguen formando parte de la cifra oscura de la criminalidad. «Estoy plenamente convencido de que existen muchos supervivientes con daños leves que nunca llegan al conocimiento de los médicos forenses», afirma Sperhake. Tal vez algunos de estos niños llamen la atención años después por ser poco hábiles o porque presentan problemas de aprendizaje. Pero entonces nadie pensará más en un traumatismo por zarandeo. H

PA R A S A B E R M Á S

Multiple fractures in the long bones of infants suffering from chronic subdural hematoma. J. Caffey en American Journal of Roentgennology, vol. 56, págs 163-173, 1946. Infantile subdural haematoma and its relationship to whiplash injuries. A. N. Guthkelch en British Medical Journey, vol. 2, págs. 430-431, 1971. Das Schütteltrauma-Syndrom: Eine häufige Form des nicht akzidentellen Schädel-Hirn-Traumas im Säuglings- und ­Kleinkindesalter. J. Matschke et al. en Deutsches Ärtzeblatt, vol. 106, págs. 211-217, 2009. Open letter on shaken baby syndrome and courts: A false and flawed premise. L. Wrennall et al. en Argument & Critique. Special Edition: On ‘Shaken Baby Syndrome’, 2015. EN NUESTRO ARCHIVO

Neurobiología del maltrato en la infancia. Martin H. Teicher en IyC, mayo de 2002.

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ENTREVISTA

«Los menores de un año son los más afectados por este tipo de maltrato» La carencia de una prueba ­específica para el traumatismo craneal no accidental dificulta su ­­diagnóstico. ANA CURCOY, pediatra de ­urgencias del hospital San Juan de Dios, de Barcelona, ha investigado este tipo de lesión craneal ­causada por el zarandeo

¿Se dan muchos casos de síndrome

por zarandeo en España? No existen registros centralizados que recojan la incidencia real del síndrome del niño zarandeado, pero se estima que la tasa anual de incidencia mundial se encuentra entre 11 y 24 casos por cada 100.000 niños menores de un año. A nosotros nos llegan entre dos y tres al año.

desarrollo; es más delicado y sus vasos sanguíneos son también más sensibles. Cualquier movimiento provoca que las estructuras cerebrales se golpeen con los huesos del cráneo y se pueda producir un hematoma.

De todos modos, para causar ese daño hay que sacudir al niño con mucha fuerza. Si no existen una fuerza y una intensidad importantes, el ¿Todos estos casos pueden asociarse a un maltrato? traumatismo craneal no se produce. Por ejemplo, un niño Sí. De hecho, el término del diagnóstico ha pasado de que se cae de un sofá o de la cama, por lo general, no denominarse síndrome del niño zarandeado a describir- presentará este tipo de lesión. Nosotros hemos analizado se como traumatismo craneal no accidental o traumatis- muchos traumatismos craneales accidentales; los más mo craneal por abuso. Las lesiones cerebrales que se frecuentes son en niños de menos de dos años que se producen en este trastorno pueden deberse también a caen de una altura superior a 90 centímetros. Un ejemplo causas distintas a la sacudida, como golpear la cabeza del típico es la caída desde el cambiador. niño contra la pared o con un objeto. ¿Y en el caso de un traumatismo craneal no accidental? ¿Todos los niños tienen el riesgo de padecer este tras- Normalmente, los padres o cuidadores que zarandean al torno si se les zarandea bruscamente? niño son personas que tienen poco control sobre sus En un principio se registran casos hasta la edad de cinco impulsos. Si el niño llora mucho, reaccionan sacudiénaños, pero este diagnóstico se presenta básicamente en dolo para que se calle. Quizá con una sacudida no pasa niños menores de un año. A esa edad, este trastorno nada, pero si se hace repetidamente, al final se produce resulta más frecuente. un hematoma en su cerebro por golpearse repetidas veces contra el cráneo. Por otra parte, es posible que algunos ¿Por qué? padres no se planteen que sacudir tan fuerte a su hijo Existen tres motivos principales. En primer lugar, la cabe- puede provocar consecuencias graves. za de los bebés, en proporción, es más grande que la de los adultos. Segundo, los músculos del cuello a esa edad ¿Cómo se llega al diagnóstico? son más débiles. La musculatura cervical de un adulto es No existe una prueba de laboratorio específica que defuerte y puede aguantar el impacto de una sacudida brus- muestre que el niño ha sufrido un traumatismo craneal ca. En los niños menores de cinco años y, en especial, en no accidental. Es una suma de factores. Normalmente, los los de menos de uno, esos músculos no se encuentran tan niños llegan a urgencias pediátricas con síntomas inespedesarrollados, por lo que no tienen tanta fuerza. La terce- cíficos, como son somnolencia, vómitos y disminución de ra razón es que el cerebro del niño se halla en proceso de la ingesta. Esta es la clínica más típica. Son síntomas de

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padres pueden venir a urgencias porque el niño ha vomitado una vez. Si no presenta más síntomas, la primera sospecha es que se trate de un virus y se establece un control clínico. Pero si con los días los síntomas aumentan y el niño sufre, por ejemplo, somnolencia o deterioro de la consciencia, puede sospecharse que existe un traumatismo craneal no accidental. También si se observa que presenta hematomas por el cuerpo.

CORTESÍA DE ANA CURCOY

¿Este trastorno deja secuelas? Según el grado de las lesiones, el niño puede incluso morir. Pero lo más habitual es que conlleve secuelas neurológicas, como retraso psicomotor. También pueden existir secuelas visuales.

ANA CURC OY En 1997 se licenció en medicina y cirugía en la Universidad Autónoma de Barcelona. En 2002 se especializó en pediatría y en 2009 obtuvo el doctorado con un estudio sobre diagnóstico diferencial en los malos tratos. Actualmente trabaja en el servicio de urgencias de pediatría del Hospital San Juan de Dios, en Barcelona, donde también forma parte del equipo de investigación Influencia del Entorno en el Bienestar del Niño y del Adolescente. Asimismo, imparte clases de pediatría en la Universidad de Barcelona y participa en el grupo de trabajo Malos Tratos y Situaciones de Riesgo de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas.

Usted centró su tesis doctoral, cuyos resultados se han publicado en varias revistas especializadas, en el estudio diferencial del maltrato infantil a partir de las hemorragias retinianas. ¿Por qué? La hemorragia retiniana en los lactantes se ha considerado durante mucho tiempo uno de los signos de maltrato prácticamente patonogmónico, es decir, una señal casi inequívoca de que ha habido maltrato. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una fuerte controversia en torno a esta afirmación. Algunos estudios apuntan a otras posibles causas. Ello contribuye a que cuando solo se dispone de dicho dato objetivo resulte difícil probar un maltrato. Por esta razón es importante descartar otros posibles diagnósticos. Con ese objetivo centré mi investigación en las enfermedades que pueden producir hemorragias retinianas, como las convulsiones.

¿Cuál era su hipótesis? Según afirman algunos estudios, cuando existe una presión dentro del cerebro a causa de una convulsión también puede producirse una hemorragia retiniana, pues acontece afectación del sistema nervioso central. Pero las pruebas una sacudida similar a la que sucede en el síndrome del niño que se realizan según el estado general que presenta el niño zarandeado. Mi objetivo era demostrar que una convulsión aportan más pistas. Cuando se observa una alteración de por sí sola no produce una hemorragia retiniana. Hay que la consciencia, se le realiza un TAC. Sobre todo las imáge- buscar más síntomas para establecer el diagnóstico correcto. nes cerebrales de hematomas en el cerebro son las que orientan el diagnóstico. No obstante, para asegurarse ¿Lo demostró? ayuda averiguar si existen hemorragias retinianas. Para Sí. Durante tres años examinamos en todos los niños que ello se efectúa una exploración llamada fondo de ojo; esta ingresaban en el hospital a causa de una convulsión si prela debe realizar un oftalmólogo infantil. Un hematoma sentaban una hemorragia retiniana. De los 354 que llegaron subdural y una hemorragia retiniana prácticamente ase- a nosotros por ese motivo, solo dos presentaban una hemoguran el diagnóstico. Son lesiones que no se producen en rragia retiniana. En ambos casos acabamos descubriendo un traumatismo craneal accidental. Aun así, la hemorragia que habían sido víctima de malos tratos.  H retiniana puede desaparecer al cabo de tres o cuatro días. Entrevista realizada por Yvonne Buchholz, redactora de Mente

y Cerebro. ¿En una primera visita ya se detecta el problema? No siempre. En algunos casos no se diagnostica el trastorno la primera vez que el niño llega a urgencias. Debes examinarlo en varias ocasiones para determinar la causa EN NUESTRO ARCHIVO de sus síntomas. Además, la familia no te ayuda. A veces acude a nosotros después de unos días del suceso. Los ¿Sacudida ­mortal? Josephina Maier en MyC n.o 86, 2017.

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PSIC OLO GÍA DEL TRABAJO ¿El ámbito laboral y el familiar son ­compatibles? ¿Es posible que la participación en ambas esferas genere efectos beneficiosos en las personas? Las influencias bidireccionales positivas entre el trabajo y la vida personal se han convertido en un área de investigación incipiente TRANSFERENCIA POSITIVA

Conciliar trabajo y familia ALFREDO RODRÍGUEZ MUÑOZ

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a interacción entre el ámbito laboral y personal o familiar ha cambiado de manera notable en las últimas dos décadas. La incorporación creciente de los dos miembros de la pareja al mercado de trabajo, la extensión de los horarios laborales y la distancia cada vez mayor del hogar al lugar de trabajo están provocando una conciliación defectuosa entre la vida laboral y familiar. A esto se añaden los avances técnicos (teléfonos móviles, ordenadores portátiles, tabletas, etcétera) que han desdibujado los límites tradicionales entre ambas esferas y modificado el concepto de «estar fuera del trabajo». Se nos exige una conectividad permanente, de casi 24 horas al día, lo que interfiere con nuestra vida personal. Un estudio llevado a cabo por la Organización Internacional del Trabajo y la consultora Gallup en 2016 a partir de la entrevista de cerca de 150.000 personas de 142 países y regiones reveló que una de las principales preocupaciones en las

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economías desarrolladas es el equilibrio entre el trabajo y la familia. Desde un inicio, la investigación de las relaciones entre trabajo y familia se ha centrado sobre todo en las incompatibilidades existentes entre ambas esferas. La mayoría de los investigadores comenzaron utilizando el término «conflicto trabajo-familia», el cual hace referencia a la incompatibilidad entre las demandas laborales y las presiones familiares. En este sentido, existen dos tipos de conflicto. Por un lado, el que ocurre cuando las actividades relacionadas con el trabajo dificultan el desempeño de las responsabilidades familiares (por ejemplo, se pasa menos tiempo con la familia porque se ha llevado trabajo a casa). Por otro, ocurre cuando las responsabilidades familiares impiden que el trabajo se lleve a cabo correctamente (se cancela una reunión importante porque el hijo está enfermo). Los límites entre ambas esferas parecen asimétricamente permeables, es decir, con frecuencia dejamos que los problemas laborales afecten a nuestra

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La vida laboral y la familiar pueden beneficiarse mutuamente. Se ha comprobado que los directivos con hijas muestran una mayor responsabilidad social a la hora de dirigir la empresa y exhíben más empatía hacia sus trabajadores.

En síntesis:Beneficios a dos bandas

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Desde un inicio, el estudio de la conciliación laboral y familiar se ha llevado a cabo desde una perspectiva de conflicto e incompatibilidad entre ambas esferas de la vida.

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La psicología positiva ha propiciado que las influencias bidireccionales positivas entre el trabajo y la familia se hayan convertido en un ámbito de investigación incipiente.

vida familiar. En cambio, cuando tenemos un problema relacionado con la vida privada hacemos todo lo posible por dejarlo a un lado para que no interfiera en nuestras responsabilidades profesionales. En la actualidad existen una serie de mitos e ideas distorsionadas en torno al tema de la conciliación de la vida laboral y la personal que necesitan desmentirse (véase el recuadro «Seis mitos sobre la relación entre la vida laboral y la familiar»). Incluso muchas personas consideran un mito la conciliación en sí misma.

Más allá de la compatibilidad

Según el enfoque tradicional, una persona dispone de una cantidad limitada de tiempo y energía para los dos roles, de tal forma que una mayor exigencia en uno de ellos (familia o trabajo) disminuye la capacidad para desempeñar el otro. No obstante, estas esferas pueden complementarse y proporcionar beneficios, tanto físicos como psicológicos y sociales, a las personas que se desenvuelven en ellas. Así, la multiplicidad de roles puede producir resultados positivos, de modo que el buen desempeño de uno, ya sea en el trabajo o en la familia, puede generar más energía y mejor estado de ánimo para otros roles. Esta vivencia positiva se conoce como «enriquecimiento trabajo-familia». Dicho concepto va más allá de la mera conciliación. El enriquecimiento puede ocurrir cuando los recursos (habilidades interpersonales) que se han obtenido en un rol mejoran de manera directa el rendimiento en otro (enriquecimiento por ruta instrumental) o, indirectamente, a través de su influencia en el afecto positivo (enriquecimiento por ruta afectiva). Veamos un ejemplo de cada. Un empleado que utiliza con frecuencia las habilidades interpersonales en el trabajo utiliza esas mismas aptitudes para ser paciente o empático con su pareja o hijos (ruta instru-

E L AU TO R

Alfredo Rodríguez Muñozes profesor en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. Está especializado en psicología de las organizaciones y en seguridad y salud en el trabajo.

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El ámbito laboral y familiar pueden beneficiarse mutuamente. La satisfacción en el trabajo puede contribuir a una vida en familia más confortable, y viceversa.

mental). Del mismo modo puede ocurrir que una persona que vuelve a casa contenta y satisfecha por el trabajo realizado muestra un estado de ánimo más positivo en casa (ruta afectiva). Esta interrelación trabajo-familia es bidireccional: el rol familiar afecta al laboral, y viceversa. Por un lado, ser organizado en el ámbito personal puede favorecer la organización en las tareas laborales. Por otro, los eventos positivos que han ocurrido en el ámbito profesional se comparten con la pareja. Ello aumenta los valores de afecto positivo y la satisfacción laboral. Este enfoque de bidireccionalidad positiva entre el trabajo y la vida personal ha ganado aceptación en los últimos años, en parte, gracias al auge de la llamada psicología positiva. Diversos estudios apoyan la idea de que el trabajo contribuye al bienestar y a la felicidad de los empleados. En 2008, Andrew Clark, de la Escuela de Economía de París, y sus colaboradores hallaron que el desempleo disminuye el bienestar de las personas, el cual recuperan solo cuando encuentran un nuevo trabajo [véase «Psicología del paro», por Alois Warker; Mente y Cerebro n.o 21, 2006]. Por otro lado, la transferencia de eventos positivos del trabajo a la familia reduce los niveles de depresión más que la transferencia negativa (conflicto trabajo-familia). Asimismo, Leslie Hammer y su equipo de la Universidad de Portland han demostrado que la transferencia positiva también resulta más potente que la negativa.

Un efecto en el entorno

Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿afectan las experiencias laborales (positivas y negativas) del trabajador a las personas con las que se convive (pareja e hijos)? Se ha comprobado que así es. Este fenómeno de transmisión es bidireccional y se conoce con el nombre de contagio (crossover). De manera recíproca se transmiten emociones, estados anímicos y disposiciones entre las personas que interactúan con regularidad. En concreto, junto con Ana Isabel Sanz Vergel, de la Universidad de Anglia del Este, comprobamos que las experiencias de disfrute en el trabajo se contagian a la pareja (efecto que también sucede con las sensaciones de bienestar y felicidad). Asimismo, se contagian la satisfacción laboral y la desconexión psicológica del trabajo. Menos numerosos son los estudios que examinan las relaciones de transferencia entre las experiencias labora-

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Seis mitos sobre la relación entre la vida laboral y la familiar Una de las dificultades de integrar la conciliación de la vida laboral y la familiar en España son las ideas ­preconcebidas sobre esta medida. Todas ellas pueden desmentirse. MITO

DESMENTIDO

La conciliación es un asunto de padres y madres con hijos pequeños.

La conciliación debe facilitar la vida a los empleados en general para que puedan dedicar tiempo a la familia, a practicar deporte o a sus aficiones. Todos los trabajadores tienen el derecho y la necesidad de tener vida más allá del trabajo.

La conciliación es un tema particular de cada trabajador, del modo en que organiza su trabajo.

Las empresas desempeñan un papel clave a la hora de fomentar la conciliación entre sus trabajadores mediante distintas estrategias (por ejemplo, la jornada intensiva).

Si la empresa tiene políticas de conciliación, los trabajadores interesados las utilizan.

El apoyo del jefe directo es fundamental para que los trabajadores hagan uso de esas políticas. Si perciben que su carrera puede verse perjudicada por utilizarlas, no se acogerán a ellas.

La conciliación no es uno de los temas sociales estratégicos, existen otros de mayor relevancia.

España presenta la tasa de natalidad más baja de toda Europa y el mayor índice de longevidad. En el año 2050, puede convertirse en el país más envejecido del mundo, con el 40 por ciento de la población por encima de los 60 años. Las políticas orientadas a la conciliación pueden contribuir a incrementar la natalidad y, por tanto, a asegurar la estabilidad del sistema de pensiones.

Las medidas de conciliación en España son adecuadas.

La realidad demuestra que aún existe un gran margen de mejora. Tomando como ejemplo la baja maternal en España (de 16 semanas) se encuentra entre las menores de Europa y muy alejada del permiso medio europeo (28 semanas).

Los servicios de centros educativos infantiles (guarderías) en el trabajo mejoran la conciliación.

Se trata de una idea distorsionada de lo que es el equilibrio entre el trabajo y la familia. Dejar a los niños 10 horas en una escuela infantil no es conciliación. Conciliar es permitir que los primeros meses y años de vida del bebé los pase con sus padres, aspecto fundamental para el bienestar del menor.

les de los padres y los hijos. Lyndall Strazdins, de la Universidad Nacional de Australia, y otros científicos encontraron que los hijos cuyos padres presentaban una conciliación del trabajo y la familia adecuada gozaban de mejor salud mental. Otro estudio, esta vez de Katie Lawson, de la Universidad Estatal Ball, en el que se examinó a diario la relación entre las madres trabajadoras y sus hijos se halló que las experiencias laborales positivas mejoraban el estado de ánimo de estas mujeres cuando estaban en casa. Ello, a su vez, favorecía el estado de ánimo de los hijos, además de mejorar su bienestar físico y la duración y calidad del sueño. También entre los compañeros de trabajo se han observado dinámicas de contagio. Arnold Bakker, de la Universidad Erasmo de Róterdam, y Despoina Xanthopoulou, de la Universidad Aristóteles de Salónica, comprobaron que los niveles de compromiso se contagiaban entre empleados que interactuaban habitualmente. Según estos investigadores, este concepto se refiere a «un estado mental positivo de realización dentro del ámbito del trabajo, que se caracteriza por vigor, dedicación y absor-

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ción». Un trabajador que se siente realizado y comprometido con su labor profesional facilita que sus compañeros desarrollen una actitud similar. En resumen, los datos demuestran que los ámbitos laboral y personal son altamente permeables y que las consecuencias de las vivencias en cada una de las esferas no son meramente individuales, sino que pueden afectar al resto de la familia. Pero ¿cómo sucede esta transferencia? Se han propuesto tres mecanismos. En primer lugar, una transferencia directa, mediante la cual las experiencias y el estado de ánimo se transmiten a través de la empatía. Este contagio emocional puede ocurrir de diversas maneras. Por un lado, existe la tendencia de que las personas sincronicen e imiten expresiones faciales, movimientos y posturas de aquellos con quienes interactúan. De igual manera, podemos copiar el lenguaje y el tono de voz de otros, llegando incluso a experimentar el mismo estado afectivo [véase «Camaleones sociales», por Arnd Florack y Oliver Genschow; Mente y Cerebro n.o 48, 2011]. Se trata, en general,

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Según los autores, una persona tiene un 15 por ciento más de probabilidades de ser feliz si se encuentra directamente conectada con una persona feliz. La conexión con otros afecta distintos aspectos de nuestra vida cotidiana.

La influencia de la familia en el trabajo

Otra incipiente línea de investigación en este ámbito examina el proceso inverso, es decir, el modo en que ciertas vivencias y características familiares pueden mejorar el desempeño laboral. Apenas existen datos empíricos al respecto, pero los pocos estudios publicados aportan resultados muy interesantes. Según se ha comprobado, diversas vivencias en el ámbito personal, como el hecho de ser padre o madre, mejoran las habilidades en el trabajo. ISTOCK / KERKEZ

de un proceso rápido y del que, en ocasiones, no somos plenamente conscientes. Con todo, este tipo de contagio resulta más probable entre personas que mantienen vínculos afectivos, por lo que se ha estudiado más en parejas sentimentales. La segunda vía posible es indirecta y tiene lugar a través de variables intermedias, como son el apoyo de la pareja y la calidad de comunicación en casa, entre otras. El tercer tipo de transferencia consiste en compartir algunos factores estresantes, por ejemplo, dificultades económicas, que pueden conducir a efectos psicológicos similares en las personas con las que se convive (sensación de ansiedad e insatisfacción). Sin embargo, en este caso la transferencia más que real es espuria, porque los individuos simplemente se hallan expuestos a experiencias comunes. En el libro Conectados: El sorprendente poder de las redes sociales y cómo nos afectan (Taurus, 2010), Nicholas A. Christiakis, de la Universidad Harvard, y James H. Fowler, de la de California, arrojan más luz sobre este proceso. Su obra analiza los procesos de transferencia y contagio dentro de los grupos sociales y plantea la norma de los tres grados o pasos de influencia: podemos influir y ser influidos directamente por nuestros amigos (primer grado), por los amigos de nuestros amigos (segundo grado) y por los amigos de los amigos de nuestros amigos (tercer grado). De esta manera, nuestra conducta puede verse afectada por sujetos que ni siquiera conocemos.

Con el fin de respetar el tiempo de descanso y vacacional de los empleados, en Francia se aprobó el año pasado el derecho de los trabajadores de desconectar el teléfono móvil fuera del horario laboral.

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EN BREVE: M E DI DAS DE C ONC I L IAC IÓN E N E L Á M B I TO L A B OR A L Establecer la jornada continua y la flexibilidad horaria cuando sea posible. Fomentar el trabajo por objetivos, ya que, entre otras ventajas, disminuye el presentismo laboral.  Favorecer el teletrabajo para todos los empleados, no solo para los que tengan hijos.  Reducir el número de reuniones y marcar una hora de inicio y final (antes de las cuatro de la tarde).  Crear «bancos de horas» que permitan al trabajador disponer de días libres a cambio de las horas acumuladas.  Conceder permisos de corta duración para resolver contingencias familiares imprevistas y extraordinarias.  Fomentar estrategias de gestión del estrés y del manejo del tiempo de trabajo, así como establecer estrategias de recuperación.  

Henrik Cronqvist, de la Universidad de Miami, investigó el efecto de tener hijos cuando se ocupa un alto cargo directivo. Halló que los ejecutivos con hijas mostraban una mayor responsabilidad social a la hora de dirigir las empresas; también eran más empáticos y optaban con más frecuencia por soluciones alternativas para afrontar un problema. En este sentido, la paternidad de una hija propiciaba que los directivos cambiaran de perspectiva y tuvieran más en cuenta los aspectos sociales cuando tomaban una decisión. Otras investigaciones han revelado que las mujeres se sienten más responsables por el bienestar ajeno y que manifiestan una mayor sensibilidad por los aspectos sociales de los problemas que los hombres. Otra prueba de que la vida familiar influye de manera positiva en la laboral la aportaron científicos dirigidos por Lieke L. ten Brummelhuis, actualmente en la Universidad Simon Fraser, en Canadá. Hallaron que proporcionar cuidados en casa y tener una pareja facilitan las habilidades (entre ellas, las comunicativas) que contribuirán a aumentar las conductas de colaboración en el trabajo. Dicho con pocas palabras, las vivencias personales producen un efecto positivo o enriquecedor en el rol laboral. Por otra parte, Matthias Krapf, de la Universidad de Basilea, y sus colaboradores constataron que las mujeres son más productivas a lo largo de su carrera profesional si tienen hijos. Si bien el rendimiento laboral de las participantes del estudio (todas eran académicas) disminuía cuando los hijos eran pequeños, las habilidades que estas habían adquirido durante la crianza de su bebé (la capacidad de organización, entre otras) parecían trasladarse al ámbito profesional: sus índices de productividad ­aumentaban de forma notable. En fecha reciente se ha confirmado también que una vida matrimonial satisfactoria influye de manera positiva en la capacidad creativa en el trabajo. Una de las variables que más se ha relacionado con el ámbito familiar es el liderazgo. Tracy L. Dumas, de la Universidad Estatal de Ohio, y Taryn L. Stanko, de la Politécnica de California, han señalado que los directivos casados y con hijos son percibidos por los empleados

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como mejores líderes. Al parecer, tener que lidiar con esta multitud de roles facilita que los trabajadores califiquen a su superior de más competente y le atribuyan un mayor número de habilidades. En otro estudio se encontró que la conciliación entre la familia y el trabajo de los líderes incrementaba su grado de compromiso con el trabajo, lo que, a su vez, mejoraba el grado de compromiso de los empleados. Con todo, apenas se ha estudiado el impacto de las experiencias familiares en el trabajo, por lo que queda un amplio campo de investigación por desarrollar.

¿Cómo conseguir el enriquecimiento mutuo?

Para lograr una adecuada conciliación entre el ámbito laboral y el familiar existen dos vías principales: una, las intervenciones desde la empresa; otra, el fomento de las habilidades o estrategias individuales. Sin embargo, la investigación revela una estrategia concreta: la conciliación debe empezar en la oficina. Es decir, la empresa debe implementar políticas apropiadas para cumplir ese objetivo. En este contexto, una de las medidas más necesarias es cambiar la cultura empresarial vigente allí donde todavía perviven ideas y costumbres contrarias a la conciliación. «Hay hombres que trabajan como si fueran a vivir eternamente», afirmaba Demócrito. Esta idea parece estar presente en la sociedad española, donde las largas jornadas laborales son un escenario común en numerosas empresas. Según datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el año 2015, en España se trabajan de media 1691 horas al año. Esta cifra se sitúa por encima de la de las economías europeas más punteras, entre ellas, Alemania y Holanda. Ello destierra la idea de que más horas dedicadas al trabajo significa más productividad. Las jornadas laborales interminables y las partidas que incluyen una pausa generosa para comer impiden alcanzar un equilibrio razonable entre el trabajo y la vida personal. No es posible que un empleado que permanece nueve o diez horas en la oficina esté rindiendo todo ese tiempo. No trabaja, simplemente está en el trabajo. Esta cultura del presentismo constituye el principal obs-

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Las experiencias laborales positivas mejoran el estado de ánimo de las mujeres trabajadoras cuando están en casa, lo que a su vez favorece el humor de los hijos.

táculo para obtener un mínimo de calidad de vida personal. Sin embargo, se trata de un planteamiento difícil de modificar entre los directivos que llevan décadas funcionando de la misma manera y que se resisten al cambio por miedo a perder el control sobre los empleados. Además de una creencia arraigada en el tejido empresarial español, se trata de una gestión disfuncional. No es razonable que se pongan reuniones a las cinco o seis de la tarde, ni que quien sale del despacho a las cinco y media tenga que escuchar: «Pero ¿ya te vas a casa?». Según indican diversas investigaciones, el camino más adecuado para mejorar la situación laboral es establecer la jornada intensiva. Trabajar de manera más concentrada y disponer de más horas libres aporta ventajas a corto y largo plazo: los trabajadores se sienten más comprometidos con la empresa, se consigue la misma productividad con menos horas y se reduce el absentismo. Sin olvidar el ahorro en costes empresariales que supone y el incremento de reputación corporativa que comporta. En España, la compañía eléctrica Iberdrola sirve de ejemplo en la práctica de la conciliación, estrategia que puso en marcha en diciembre de 2008. Entre las medidas que contempla se encuentra la reducción flexible de la jornada (por maternidad o paternidad) a cinco horas diarias y sin reducción salarial hasta que el niño cumpla un año. Además, Iberdrola fue la primera empresa del Ibex 35 en implantar la jornada continuada con 45 minutos de flexibilidad en la hora de entrada o salida para todos los días del año. Aunque se han sugerido otras

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muchas acciones de conciliación, entre ellas, el teletrabajo o los servicios de apoyo (guarderías, por ejemplo), debe enfatizarse que todas estas políticas no serían necesarias si los trabajadores pudiesen concentrar su trabajo en una jornada intensiva. Otra medida destacable se llevó a cabo en Francia con la llamada ley El Khomri sobre el derecho de los empleados de desconectar el móvil fuera del trabajo. La iniciativa surgió a partir de la investigación que la empresa de telefonía Orange llevó a cabo en relación con la ola de suicidios que protagonizaron sus empleados en 2009. La ley establece un derecho para los trabajadores y una obligación para las grandes empresas: regula el uso de las tecnologías de la comunicación (mensajerías y correos electrónicos o teléfonos móviles) fuera del horario laboral para garantizar el respeto del tiempo de descanso y de las vacaciones. En Alemania, Volkswagen decidió fijar un horario (entre las 18:15 y las 7:00 horas), en el que sus empleados no podían utilizar los dispositivos móviles del trabajo, a no ser que fuera por causas mayores. Hasta aquí algunas de las medidas que pueden ofrecer las empresas para llegar a la conciliación entre trabajo y vida personal. Desde una perspectiva del propio trabajador cabe mencionar las estrategias de recuperación al estrés. A grandes rasgos, se trata de seguir la máxima propuesta por el escritor estadounidense John Steinbeck: «El arte del descanso es una parte del arte de trabajar». Bajo recuperación al estrés se entiende un proceso general mediante el cual las personas dejan de enfrentarse a

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una situación demandante con el fin de recobrar energía para continuar y renovar los recursos invertidos, tanto a nivel psicológico como fisiológico. La recuperación puede ocurrir en el contexto laboral (recuperación interna) o fuera de este ámbito (recuperación externa).

Estrategias individuales

Aunque existen distintas actividades que pueden ayudar a recuperarse (practicar deporte, dormir, salir con amigos, etcétera) la clave reside en la experiencia subyacente de desconexión psicológica. Una persona puede elegir un pasatiempo pasivo (ir al cine), mientras que otra prefiere uno activo (montar en bicicleta), pero ambas se sentirán recuperadas si esa actividad les permite relajarse y desconectar del trabajo. En ese distanciamiento psicológico se alejan los pensamientos relacionados con la actividad laboral. No se trata tan solo de estar físicamente fuera del entorno profesional, sino de desconectar mentalmente del mismo. Sabine Sonnentag, de la Universidad de Mannheim, y otros autores han demostrado que establecer una barrera mental entre el trabajo y la vida personal mejora el humor y aumenta los niveles de energía al final del día. Una máxima del mundo empresarial indica que el mercado no premia el esfuerzo, sino el valor añadido. Aplicando esta lógica puede afirmarse que una empresa puede comprar el tiempo de los empleados, pero no su pasión. Para ello debe ofrecer un valor añadido. Permitir que los trabajadores tengan tiempo y calidad de vida personal. H

SciLogs La mayor red de blogs de investigadores científicos Power-ups La conexión entre los juegos y el aprendizaje Ruth S. Contreras Espinosa Universidad Politécnica de Cataluña

Neurociencia computacional Inteligencia artificial para la psicología y la neurociencia Carlos Pelta Universidad Complutense de Madrid

De ratones y humanos Neurociencia imperfecta Carmen Agustín Pavón Universidad Jaume I de Castellón

En las entrañas de la mente El cerebro y la inteligencia humana Ignacio Morgado Universidad Autónoma de Barcelona

PA R A S A B E R M Á S

Stress and strain crossover. M. Westman en Human Relations, vol. 54, n.o 6, págs. 717-751, 2001.

El arte de las Musas Neurociencia cognitiva de la música Noelia Martínez Molina Universidad de Barcelona

The spillover-crossover model. A. B. Bakker y E. Demerouti en New frontiers in work and family research, coordinado por J. Grzywacz y E. Demerouti, págs. 54-70. Psychology Press, Hove Sussex, 2013. La conciliación de la vida laboral y la familiar. A. I. Sanz-Vergel, E. Demerouti y M. Gálvez en Salud laboral: riesgos laborales psicosociales y bienestar laboral, coordinado por B. Moreno Jiménez y E. Garrosa. Pirámide, Madrid, 2013.

Las mariposas del alma Nuevas ideas en psicología Antonio Crego Universidad a Distancia de Madrid

Engaged at work and happy at home: A spillover-crossover model. A. Rodríguez-Muñoz et al. en Journal of Happiness Studies, vol. 15, n.o 2, págs. 271-283, 2014.

Y mucho más...

Too tired to inspire or be inspired: Sleep deprivation and charismatic leadership. C. M. Barnes et al. en Journal of Applied Psychology, vol. 101, n.o 8, págs. 1191-1199, 2016.

www.scilogs.es

EN NUESTRO ARCHIVO

La felicidad en el trabajo. Alfredo Rodríguez Muñoz y Ana Isabel Sanz Vergel en MyC n.o 50, 2011.

MENTE Y CEREBRO

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N.O 86 - 2017

AVANCES Demencias

Síntomas psicológicos sutiles pueden preceder al alzhéimer Las alteraciones emocionales y de la conducta en personas mayores pueden advertir de una futura demencia Luis F. Agüera Ortiz y Jorge López Álvarez

P

or lo general, las demencias, entre ellas la enferme­ dad de Alzheimer, se relacionan sobre todo con la aparición de problemas de memoria y de otras funciones intelectuales que comienzan, precisamente, con olvidos y despistes. Sin embargo, esta concepción se encuentra lejos de la realidad. La progresiva degeneración y muerte de las neuronas que acontece en las demencias afecta a gran parte de las funciones cerebrales, no solo al rendimiento intelectual. Dos grandes grupos sintomatológicos conforman las dos caras de una misma moneda: los síntomas intelec­ tuales o cognitivos (alteración de la memoria, la orien­ tación y el lenguaje, entre otros) y los síntomas psicoló­ gicos y conductuales (delirios, alucinaciones, depresión o agitación). Estas alteraciones pueden ayudar a la de­ tección precoz del trastorno si se cuenta con una herra­ mienta de diagnóstico adecuada, según hemos publicado en Alzheimer’s & Dementia. Estos síntomas psicológicos y conductuales influyen de forma destacada en la calidad de vida del paciente y producen una mayor sobrecarga emocional y económica en los cuidadores a medida que la enfermedad avanza. Aunque el alzhéimer es la forma de demencia más frecuente (dos terceras partes del total de afectados), su origen y mecanismos de desarrollo continúan, en buena parte, sin conocerse. Con todo, las técnicas de neuroima­ gen han revelado que los cambios cerebrales comienzan alrededor de dos décadas antes de que aparezcan las primeras manifestaciones de la patología. Ello ha permi­ tido dividir el desarrollo de la patología en diversas fases. En la primera, denominada estadio prodrómico, se inician los cambios cerebrales, aunque el paciente no presenta

L O S AU TO R E S

Luis F. Agüera Ortiz y Jorge López Álvareztrabajan en el servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Doce de Octubre de Madrid.

MENTE Y CEREBRO

ningún síntoma. La segunda fase, de deterioro leve, se caracteriza por ligeras alteraciones cognitivas y conduc­ tuales que, si bien pueden detectarse, no afectan el fun­ cionamiento global de la persona (necesita pequeñas ayudas para llevar a cabo sus labores cotidianas). Final­ mente, se registra la demencia propiamente dicha: las capacidades funcionales del sujeto se van deteriorando, por lo que cada vez necesita más supervisión y asistencia.

En busca de la detección precoz

Dada la ausencia de tratamientos efectivos contra el al­ zhéimer, en la actualidad los estudios se están desarrollando desde dos perspectivas principales: la detección del trastorno en fases asintomáticas y los potenciales trata­ mientos aplicables en fases cada vez más tempranas. Si bien la investigación reciente ha aportado biomar­ cadores de la enfermedad que pueden utilizarse para la detección temprana, su utilidad resulta hoy por hoy controvertida: su uso es muy caro e inaccesible para muchos pacientes; además, aún distan de ser perfectos. Por ello, los médicos actuales solo disponen de la explo­ ración de la sintomatología del paciente para detectar el trastorno. En este contexto, el estudio de los síntomas cogniti­ vos sutiles previos a la fase de la demencia ha contri­ buido de forma notable al diagnóstico temprano del alzhéimer. Y continúa haciéndolo. Fue Ronald C. Pe­ tersen, de la estadounidense Clínica Mayo, quien a fi­ nales de los años noventa del siglo pasado describió estas alteraciones bajo el concepto de deterioro cogni­ tivo leve (DCL). Según se estima, la presencia de DCL incrementa el riesgo de demencia en un 25 por ciento por cada año que pasa. Con el fin de refinar las herramientas de detección precoz de la demencia, nuestro grupo ha desarrollado paralelamente al DCL el concepto de deterioro compor­ tamental leve (DCoL). Se basa en la siguiente idea: existen pacientes que presentan síntomas iniciales de tipo psicológico o conductual, junto con los síntomas de

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N.O 86 - 2017

ISTOCK / K ATARZYNABIALASIEWICZ

Síntomas psicológicos o de la conducta, como la depresión, la apatía, la falta de control de los impulsos o la ansiedad, pueden ayudar en la detección precoz de una demencia.

deterioro cognitivo leve, e incluso en ausencia de estos de la Enfermedad de Alzheimer (ISTAART) de la Aso­ últimos. Se trata de personas que sufren depresión o ciación de Alzheimer y del que formamos parte, ha tra­ desánimo, apatía, ansiedad, que muestran cambios en su bajado en este sentido. El año pasado consensuamos los manera de ser, en sus intereses o motivaciones y que criterios para el DCoL. Se determinaron cinco áreas manifiestan problemas para adecuarse a las situaciones psicológicas principales en las que los síntomas sutiles sociales o para controlar sus impulsos. También pueden pueden indicar un proceso neurodegenerativo incipien­ experimentar percepciones sensoriales extrañas o apoyar te: motivación, afecto, control de impulsos, adecuación creencias con excesiva firmeza. La presencia de estos social y percepciones o contenido del pensamiento alte­ síntomas puede ser la primera manifestación clínica de rados. Como los síntomas psiquiátricos pueden preceder demencia; incluso puede conferir un mayor riesgo de a los cognitivos, el paciente no tiene por qué presentar desarrollar la enfermedad que el DCL. De hecho, se sabe necesariamente un DCL. que padecer uno o varios episodios depresivos en la vida, Para medir el DCoL, el grupo de ISTAART ha desarro­ especialmente durante la senectud, incrementa el riesgo llado un Cuestionario de Deterioro Comportamental Leve de demencia, puesto que la depresión ejerce un efecto (MBI-C, por sus siglas en inglés). En un inicio se diseña­ neurotóxico sobre estructuras cerebrales clave para la ron numerosos ítems que cubrían todos los posibles memoria (el hipocampo, entre ellas). problemas que debían explorarse, pero, finalmente, se llegó al consenso de un total de 34. Estas preguntas abar­ El desarrollo del concepto can los síntomas más relevantes del DCoL, con lo que Si bien existen intentos previos al nuestro de conceptua­ ayudan a detectar el riesgo de demencia. lizar el deterioro comportamental leve, como la iniciati­ va desarrollada por el psiquiatra argentino Fernando Perspectivas futuras Taragano, del Hospital Centro de Educación Médica e El trabajo ya ha dado sus primeros frutos. El interés que Investigaciones Clínicas (CEMIC) de Buenos Aires, o la ha generado el cuestionario para el DCoL entre la comu­ del neurólogo español David Pérez, del Hospital Doce nidad científica ha provocado que, en un plazo muy de Octubre, hasta ahora se carecía de un consenso global. breve de tiempo, se hayan desarrollado versiones en más Un grupo internacional de expertos en demencia creado de 10 idiomas, incluido el chino. Nuestro equipo se ha por la Sociedad Internacional para el Estudio y Tratamiento ocupado de la adaptación de la escala al español (dispo­

MENTE Y CEREBRO

33

N.O 86 - 2017

nible en la página web www.mbitest.org), la cual facilita­ PA R A S A B E R M Á S rá la investigación del DCoL en los países de habla his­ pana. De hecho, ya se han iniciado varios proyectos Aging, memory, and mild cognitive impairment. R. C. Petersen et al. en International Psychogeriatrics, vol. 9, supl. 1, alrededor del mismo (entre ellos, estudios de validación págs. 65-69, 1997. y posible uso telefónico del cuestionario). En conclusión, la aplicación de los criterios de DCoL The diagnosis of dementia due to Alzheimer’s disease: Recom­ y el empleo de la escala MBI-C podrá contribuir a resol­ mendations from the National Institute on Aging-Alzheimer’s Association workgroups on diagnostic guidelines for Alzhei­ ver todo un conjunto de interrogantes en torno a los mer’s disease. G. M. McKhann et al. en Alzheimer’s & Demensíntomas psicológicos previos a la demencia, entre ellos, tia, vol. 7, n.o 3, págs. 263-269, 2011. su frecuencia y la posibilidad de que ayuden a distinguir Neuropsychiatric symptoms as early manifestations of emer­ desde una fase temprana distintos tipos de patología gent dementia: Provisional diagnostic criteria for mild beha­ (enfermedad de Alzheimer, demencia frontotemporal o vioral impairment. Z. Ismail et al. en Alzheimer’s & Dementia, vol. 12, n.o 2, págs. 195-202, 2016. de cuerpos de Lewy). También la correlación entre los síntomas de DCoL y los biomarcadores abre un prome­ Página web del Cuestionario de Deterioro tedor campo de investigación, así como la cuestión de si Comportamental Leve: www.mbitest.org el tratamiento de un determinado síntoma psicológico EN NUESTRO ARCHIVO puede disminuir o enlentecer el curso de la demencia. De esta manera, es de esperar que la difusión de los cri­ Marcadores conductuales y biológicos para el diagnóstico terios de ISTAART y su escala de medición permitan a temprano del alzhéimer. Lydia Jiménez Llort médicos e investigadores incrementar la detección de en MyC n.o 74, 2015. casos, categorizarlos de manera adecuada y orientar Efectos psicológicos y conductuales del alzhéimer. José María mejor a los pacientes hacia tratamientos existentes o García-Alberca en MyC n.o 79, 2016. futuros. H

Biomedicina

Modulación de la actividad glial para tratar la esclerosis múltiple La inhibición de una proteína que regula la respuesta inflamatoria de la microglía podría resultar neuroprotectora en esta enfermedad Marta Pulido Salgado

E

n el sistema nervioso central, el daño y la muerte celular, así como la presencia de patógenos, indu­ cen la activación de la glía. En concreto, las células gliales encargadas de esta respuesta son la microglía y, en menor medida, los astrocitos. Su misión radica en man­ tener la homeostasis (estabilidad del tejido cerebral). Sin embargo, durante la activación glial coexisten elementos protectores y tóxicos. Estos últimos pueden contribuir a la pérdida de la función neuronal si su concentración resulta elevada y su presencia se cronifica. En la esclero­ sis múltiple, la activación de las células microgliales constituye un elemento clave del proceso degenerativo. Desde hace unos años, los esfuerzos de los científicos se centran en descubrir la manera de modular la activa­ ción de la glía con el fin de atenuar sus efectos tóxicos.

MENTE Y CEREBRO

Sin embargo, múltiples genes contribuyen a esta respues­ ta nociva, por lo que la inhibición de uno solo puede resultar insuficiente para evitar el daño neuronal. Por su parte, los factores de transcripción son proteínas que regulan la expresión de varios genes. Por ese motivo, actuar sobre un factor de transcripción capaz de contro­ lar genes involucrados en la activación glial se antoja una

L A AU TO R A

Marta Pulido Salgadoes doctora en biomedicina por la Univer­ sidad de Barcelona y máster en comunicación científica por la Universidad Pompeu Fabra.

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AVANCES

Ratones transgénicos sin esclerosis múltiple Tipo 1 Con el fin de averiguar qué papel desempeña el factor de transcripción C/EBPβ en la neurodegeneración relacionada loxP C/EBPβ loxP con la esclerosis múltiple, nos propusimos obtener ratones con esa enfermedad pero que presentaran una deficiencia de C/EBPβ solo en la microglía, un tipo de células cuya activación resulta clave en el proceso degenerativo. Para ello recurrimos a la acción de la enzima recombinasa Cre, que elimina cualquier gen que se halle flanqueado por unas pequeñas secuencias de ADN denominadas loxP. En un grupo de ratones (tipo 1) flanqueamos el gen C/EBPβ mediante secuencias loxP. En otro grupo (tipo 2), añadimos el gen de la lisozima M (LysM), que controla la expresión de Cre y se expresa solo en las células microgliales. Mediante el cruce de animales de tipo 1 Tipo 3 con ejemplares de tipo 2, obtuvimos ratones cuya microglía no expresaba el factor de transcripción C/EBPβ (tipo 3).

Tipo 2 LysM

Cre

C/EBPb

Microglía

Estado de salud 5. Moribundo

Tipo 2

4. Parálisis de ambas extremidades posteriores 3. Parálisis de una extremidad posterior

Tipo 1

2. Debilidad de las extremidades posteriores

Tipo 3 1. Debilidad de la cola 0. Sin síntomas

0

5

10

15

20

25

30

35

40

Tiempo (días)

estrategia prometedora. En un estudio realizado por nuestro equipo y publicado en la revista Journal of Neuroinflammation mostramos en ratones con esclerosis múltiple que la deleción del factor de transcripción C/EBPβ en las células de la microglía resulta neuropro­ tectora.

Efectos en la respuesta proinflamatoria

El factor de transcripción C/EBPβ se expresa en múltiples tejidos y órganos, donde participa en varias funciones celulares. Entre otras, activa la producción de glucosa en el hígado, desempeña un importante papel en el proceso de ovulación y en el mantenimiento de un embarazo, y contribuye al desarrollo de la glándula mamaria y a la producción de leche. En el cerebro, su función depende del tipo celular donde se expresa: mientras que en las neuronas regula su proliferación y la consolidación de recuerdos, en las células gliales (microglía y astrocitos) promueve su activación.

MENTE Y CEREBRO

45

50

A continuación, durante 52 días y a diario evaluamos el estado de salud de todos los ratones y, con ello, la progresión de la enfermedad. Observamos que esta era menos grave en los ratones de tipo 3 que en los de tipo 2 y 1 (la gráfica muestra valores medios del estado de salud de cada grupo).

En los laboratorios de biomedicina es habitual usar la ingeniería genética con el objetivo de inactivar un gen y comprender su función en los procesos celulares. Sin embargo, en el caso del gen de C/EBPβ, eliminarlo en todas las células de un ratón comporta efectos no desea­ dos, como son la muerte perinatal de las crías o la este­ rilidad de las hembras. Por ese motivo nos propusimos obtener ratones que presentasen deficiencia de C/EBPβ solo en las células de la microglía (véase el recuadro «Ratones transgénicos sin esclerosis múltiple»). Para ello recurrimos a una herramienta muy utilizada en ingenie­ ría genética: el sistema Cre/loxP. Este se basa en la capa­ cidad de la enzima recombinasa Cre para reconocer y cortar unas pequeñas secuencias de ADN denominadas loxP; el resultado de la acción de Cre es la eliminación de cualquier gen que se halle flanqueado por estas se­ cuencias. Lo primero que hicimos fue genomodificar un grupo de ratones a los que se flanqueó el gen C/EBPβ median­

35

N.O 86 - 2017

te secuencias loxP. Obtuvimos así ratones que aquí denominaremos de tipo 1, múridos cuyo gen C/EBPβ poseía una señal que para la enzima Cre significaba «elimíniname». El segudo paso fue genomodificar otro grupo de ratones, a los que se añadió el gen de la liso­ zima M (lysM), un gen que controla la expresión de Cre y se expresa solo en las células de la microglía. Teníamos así ratones de tipo 2, cuyas células microgliales contaban con la enzima Cre. A continuación, cruzamos los ratones de tipo 1 (con C/EBPβ flanqueado en todas las células) con los de tipo 2 (con Cre operativa solo en las células de la microglía), y obtuvimos ejemplares con deficiencia de C ­ /EBPβ solo en las células de la microglía (ratones de tipo 3). Estos múridos no presentaban alteraciones en su de­ sarrollo ni una mortalidad perinatal elevada. Por el contrario, las hembras eran fértiles y capaces de alimen­ tar a sus crías. Con el objetivo de dilucidar qué funciones desempeña C/EBPβ en la microglía, secuenciamos el ARN de estas células. Nuestros resultados confirmaron la implicación de este factor de transcripción en la activación microglial, pues su eliminación alteraba la expresión del 10 por ciento de los ARN detectados. Además, en ausencia de C/EBPβ se reducía la expresión de genes involucrados en la respuesta proinflamatoria e inmunitaria. La micro­ glía en los ratones de tipo 3 también producía una menor cantidad de óxido nítrico, uno de los principales produc­ tos tóxicos secretados por la microglía activada. Asimis­ mo, la eliminación de C/EBPβ aumentaba la capacidad de la microglía para fagocitar y eliminar bacterias Salmonella typhimurium.

Cada animal recibía una puntuación según su estado de salud: sin síntomas (0), debilidad de la cola (1) , debilidad de las extremidades posteriores (2), parálisis de una extremidad posterior (3), parálisis de ambas extremidades posteriores (4), moribundo (5) . Tanto en los ratones de tipo 3 como en los de control (tipo 1 y tipo 2), con EAE, los primeros síntomas de la dolencia se manifestaron diez días después de la inmunización. No obstante, cuatro días más tarde, el aumento de la expresión de C/EBPβ en los animales de control coin­ cidía con la aparición de las primeras diferencias. En el caso de los ratones de tipo 1 y 2, la patología se agrava­ ba de manera progresiva; alcanzaba su máximo a los 20 días y se estabilizaba poco después. En cambio, en el grupo de ratones de tipo 3 (sin C/EBPβ en las células microgliales), se atenuaban los síntomas patológicos y se reducía la mortalidad. Además, se recuperaron par­ cialmente. En conclusión, nuestros resultados sugieren que C/EBPβ microglial participa en la degeneración neuronal que se produce en la esclerosis múltiple, por lo que su inhibición podría contribuir al tratamiento de esta en­ fermedad. De hecho, se ha comprobado en muestras de cerebro de personas con esclerosis múltiple que la expre­ sión de C/EBPβ aumenta en el transcurso de la patología. Futuros estudios deberán centrarse en averiguar estrate­ gias para inactivar el factor de transcripción C/EBPβ en la microglía humana con el fin de confirmar su potencial neuroprotector. H

Posible diana terapéutica

En el sistema nervioso central, las células gliales cono­ PA R A S A B E R M Á S cidas como oligodendrocitos forman las vainas de mielina que recubren los axones de las neuronas. Com­ CCAAT/enhancer binding protein beta deficiency provides cerebral protection following excitotoxic injury. M. Cortespuesta por lípidos y proteínas, la mielina aísla los axones Canteli et al. en Journal of Cell Science, vol. 121, págs. 1224-1234, y facilita la transmisión de impulsos eléctricos. Sin abril de 2008. embargo, en la esclerosis múltiple el sistema inmunita­ rio reacciona contra ella: la destruye, con lo que inte­ C/EBPβ and C/EBPδ transcription factors: Basic biology and roles in the CNS. M. Pulido-Salgado et al. en Progress of rrumpe la comunicación entre las neuronas. Debido al Neurobiology, vol. 132, págs. 1-33, septiembre de 2015. importante papel de los procesos autoinmunitarios e inflamatorios en la degeneración de la esclerosis múl­ Myeloid C/EBPβ deficiency reshapes microglial gene expres­ tiple, elegimos un modelo animal de esta enfermedad sion and is protective in experimental autoimmune encephalo­ myelitis. M. Pulido-Salgado et al. en Journal of Neuroinflammapara evaluar el potencial terapéutico de la inhibición tion, vol. 14, marzo de 2017. de C/EBPβ microglial. Este modelo, conocido como encefalitis autoinmuni­ EN NUESTRO ARCHIVO taria experimental (EAE), reproduce muchas de las ca­ Esclerosis múltiple. Howard Weiner en MyC n.o 15, 2005. racterísticas patológicas de la esclerosis múltiple. En Glía reactiva. M. Nieto Sampedro y Diego Gómez Nicola en ratones, la inyección del péptido MOG (por las siglas de MyC n.o 32, 2008. myelin oligodendrocyte glycoprotein), implicado en la formación de las vainas de mielina, induce la respuesta Microglía: células con licencia para matar. Uwe-Karsten Hanisch y Helmut Kettenmann en MyC n.o 49, 2011. autoinmunitaria propia de la enfermedad. Para comprobar el papel de C/EBPβ, evaluamos a Avances en la lucha contra la esclerosis múltiple. Bernhard Hemmer en MyC n.o 63, 2013. diario la progresión de los síntomas de estos múridos.

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AVANCES

Audición

La genética influye en la codificación del habla La precisión con la que el sistema auditivo procesa las palabras depende del genotipo para el transportador de serotonina Carles Escera

L

os estímulos sonoros que escuchamos durante los primeros meses de vida no solo van a condicionar el lenguaje que luego acabaremos dominando como nuestra lengua materna, sino también nuestro desarrollo cognitivo e, incluso, la forma en que este se irá deterio­ rando durante el envejecimiento. En un estudio con voluntarios sanos y publicado en Journal of Neuroscience hemos hallado los factores genéticos que podrían influir en toda esta experiencia. Es bien sabido que las primeras vivencias del recién nacido en su ambiente lingüístico y acústico en general desempeñan un papel importante en la adquisición del lenguaje y en la forma en que más adelante estructura cognitivamente su mundo. Así, el sistema cognitivo de los niños que se crían en un entorno bilingüe desarro­ lla ciertas capacidades relativas al control de la atención superiores a las de los monolingües [véase «El cerebro bilingüe», por Albert Costa, Mireia Hernández y Cris­ tina Baus; Mente y Cerebro n.o 71, 2015]. Pero, más allá de estos efectos que se pueden observar directa­ mente en la conducta del sujeto, una línea de investi­ gación muy prolija desarrollada por la investigadora Nina Kraus, de la Universidad Noroccidental en Evans­ ton, demuestra que la experiencia con el sonido (lin­ güístico o musical) deja una huella profunda en el sistema auditivo. El trabajo de Kraus se basa en el registro, mediante electroencefalografía, de un potencial evocado auditivo del tronco cerebral: el llamado potencial de seguimiento de frecuencia (PSF). Esta respuesta neuroeléctrica ante un estímulo sonoro captura, con gran fidelidad, la precisión con la que el sistema auditivo procesa las componentes periódicas del sonido en el circuito córtico-subcortical, que comprende desde el colículo inferior (en el tronco encefálico) hasta la corteza cerebral. Por ello, el PSF puede utilizarse como correlato neurobiológico de la codificación de los sonidos del habla en el circuito córtico-subcortical que ha ido esculpiéndose plásticamente como fruto de la experiencia acumulada a lo largo de la vida a partir de la interacción con el entorno acústico. Pero, según hemos hallado, no solo la experiencia influye en la codifi­

MENTE Y CEREBRO

cación auditiva de los sonidos lingüísticos; también ciertos factores genéticos contribuyen a ello.

Procesamiento más detallado de los sonidos

En el laboratorio de la Universidad de Barcelona expu­ simos a 79 participantes sanos, con edades comprendidas entre 18 y 31 años, a un estímulo sonoro del habla (la sílaba «ba»). Para ello les colocamos unos auriculares por los que oían dicha sílaba de forma repetitiva, hasta 1008 veces. También les pusimos un gorro con electrodos para obtener el PSF. Este estímulo lingüístico, que duraba 170 milisegundos (ms), se repitió a intervalos de 300 ms, con lo que la sesión de registro duró unos 5 minutos. Para obtener el PSF se promedió la actividad eléctrica cerebral ante la presen­ tación de cada una de estas repeticiones. En el análisis se examinaron dos medidas del PSF: la relación señal/ruido (proporción entre la potencia de la señal que se transmi­ te y la potencia del ruido que la corrompe) y la auto­ correlación de la respuesta consigo misma, la cual revela la consistencia y precisión con las que se codifican las características del estímulo. Para el análisis estadístico, dividimos a los participan­ tes en dos grupos según su genotipo para el gen del transportador de la serotonina (SLC6A4), el cual habíamos determinado previamente a partir de un análisis genéti­ co de las células bucales. Este gen regula la disponibilidad de la serotonina en la sinapsis. El sistema auditivo utiliza dicho neurotransmisor, principalmente en estructuras subcorticales (colículo inferior), para codificar el sonido con precisión, según se ha comprobado en animales. Nuestros resultados han revelado que los probandos con

E L AU TO R

Carles Esceraes profesor de neurociencia cognitiva en la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona e investiga en el Instituto de Neurociencias de la misma universidad.

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AVANCES

Más serotonina, mejor procesamiento auditivo

300 ms

A

0,3 0,2 0,1 0 –0,1

Expresión del gen para el transportador de serotonina baja media-alta

–0,2 –40

0,8 0,4 0 –0,4 –0,8 0 40 80 120 160 Tiempo (milisegundos)

C

Potencial de seguimiento de frecuencia

0 40 80 120 160 Tiempo (milisegundos)

Señal/Ruido

Amplitud (milivoltios)

B

Estímulo (/ba/)

1

60 50 40 30 20 10 0

0,8 0,6 0,4 0,2 0 Señal/Ruido

Autocorrelación

FIGURA MODIFICADA DEL ESTUDIO ORIGINAL POR SELINGER Y COLABORADORES (2016).

170 ms

con una mayor amplitud (azul) que los individuos que presentaban una expresión media o alta, es decir, una menor disponibilidad de serotonina (naranja). Estos resultados indican que existe una mayor relación señal/ruido (S/R) y una autocorrelación del PSF más elevada en el grupo con una baja expresión del gen para el transportador de serotonina (C).

Grado de correlación

/ba/

PSF refleja la respuesta del cerebro ante las repeticiones del estímulo sonoro, las cuales mimetiza con precisión. Observamos que la reacción cerebral difería según el genotipo para el transportador de serotonina del probando. En concreto, los sujetos que presentaban una baja expresión de este gen y, por tanto, mayor disponibilidad de dicho neurotransmisor, respondían

Amplitud (microvoltios)

Para el experimento, se expuso a los participantes, que llevaban unos auriculares, a una secuencia de estímulos sonoros en la que se repetía la sílaba «ba» (duraba 170 milisegundos) a intervalos de 300 milisegundos (A). También se les colocó un gorro de electrodos para medir su actividad cerebral. En concreto, se registró el potencial de seguimiento de frecuencia (PSF; B). El

PA R A S A B E R M Á S la variante genética que determina una mayor disponi­ bilidad de serotonina sináptica en estructuras subcorti­ Unraveling the biology of auditory learning: A cognitive-senso­ rimotor-reward framework. N. Kraus y T. White-Schwoch en cales auditivas codificaban el estímulo lingüístico con Trends in Cognitive Sciences, vol. 19, págs. 642-654, 2015. mayor exactitud. Este hallazgo añade una nueva dimensión al trabajo Involvement of the serotonin transporter gene in accurate subcortical speech encoding. L. Selinger et al. en Journal of pionero de Kraus, puesto que demuestra que la codifica­ Neuroscience, vol. 36, n.o 42, págs. 10.782-10.790, 2016. ción del sonido en el sistema auditivo no solo depende de la experiencia con estímulos sonoros, como el habla Beyond words: How humans communicate through sound. N. Kraus y J. Slater en Annual Review of Psychology, vol. 67, y la música, sino también de factores genéticos. Estudios págs. 83-103, 2016. futuros deberán determinar el modo en que los genes y el ambiente interaccionan en la construcción del sistema EN NUESTRO ARCHIVO auditivo para la codificación del lenguaje. Asimismo, se deberá averiguar hasta qué punto estos factores se hallan Procesamiento cerebral del lenguaje. Angela D. Friederici en MyC n.o 5, 2003. presentes y condicionan los trastornos del neurodesarro­ llo en los que el procesamiento del lenguaje se encuentra La percepción del habla en los bebés. Ferran Pons en MyC n.o 45, 2010. alterado, como sucede en el autismo y la dislexia. H

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Neurotransmisor Sinapsis

Astrocitos

Los astrocitos se encargan de «evacuar» los neurotransmisores excesivos. También pueden liberar neurotransmisores.

Son las células gliales más numerosas. Con sus múltiples extensiones se acoplan a neuronas y sinapsis, así como a otras células gliales y a vasos sanguíneos. Llevan a cabo diversas funciones.

Unión de hendidura

Un astrocito protege la sinapsis. A partir de receptores propios para neurotransmisores químicos «escucha» la información que se transmite y la comunica más allá mediante una ola de calcio que se expande a través de las uniones de hendidura (contactos entre dos células cuyos canales de membrana se hallan adheridos uno con otro). En comparación con la comunicación neuronal, ello sucede de manera muy lenta, aunque en todas direcciones y a través de tramos largos.

Asimismo, ayudan en la estructuración de la red neuronal y estimulan la formación de sinapsis. Las neuronas que se hallan próximas a un astrocito tienen, de media, más puntos de unión de este tipo.

Capilares sanguíneos

Uniones ocluyentes

 En la barrera hematoencefálica, los astrocitos excitan las células endoteliales que revisten el vaso sanguíneo para que produzcan uniones ocluyentes entre dos membranas celulares. Ello mantiene a gérmenes patógenos y otras sustancias indeseadas alejados del tejido cerebral. Además, los astrocitos producen la dilatación o contracción de la pared vascular, de manera que contribuyen a la regulación del flujo sanguíneo.

Células endoteliales

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Las células de la microglía exploran el entorno constantemente mediante sus prolongaciones móviles. En este proceso podan las conexiones sinápticas que ya no resultan necesarias.

Cuerpo extraño

Células de la microglía

Se encuentran repartidas de manera uniforme por todo el cerebro. Llevan a cabo una función inmunitaria y se encargan de la eliminación de residuos. Durante el desarrollo embrionario se hallan más emparentadas con otras células inmunitarias que con el resto de células de la glía.

Los elementos intrusos motivan la activación de las células de la glía: el soma aumenta y los apéndices se repliegan.

Las células de la microglía se asemejan, por su forma de ameba, a los fagocitos del sistema inmunitario. También llevan a cabo tareas parecidas: fagocitan gérmenes patógenos y residuos celulares, entre otras acciones.

Oligodendrocitos

Protegen los axones (prolongaciones nerviosas de las neuronas) tanto en el cerebro como en la médula espinal. Los largos apéndices de un oligondendrocito le permiten asistir hasta 50 axones, en cuyas superficies produce un segmento de vaina de mielina.

MARTIN MÜLLER

Axón La vaina de mielina, a semejanza de un cable aislante, envuelve al axón, pero con interrupciones regulares. De este modo, si la neurona se activa, el potencial de acción puede saltar de un espacio sin mielina (nodo de Ranvier) al próximo. Esta forma de propagación permite que la excitación se transmita de manera más rápida. Nodo de Ranvier

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Vaina de mielina

PSIC OLO GÍA Todos conocemos la agradable sensación de estar inmersos en una actividad. Sin embargo, no siempre sucede. Existen métodos para que esos momentos productivos surjan más a menudo FLUIR

Absortos en el instante

@RUB, MARQUARD

C O R I N NA P E I F E R , G I NA WO LT E R S Y N O R A H E I N

De izquierda a derecha, Corinna Peiferes psicóloga y profesora en la Universidad Ruhr de Bochum, donde dirige el grupo de Psicología Aplicada al Trabajo, la Salud y el Desarrollo. Gina Wolters y Nora Hein forman parte de este equipo.

ISTOCK / CHBD

L A S AU TO R A S

En síntesis:Momentos productivos

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Las personas que experimentan un estado de fluidez en el trabajo o en las actividades de ocio se abstraen del tiempo, de sí mismos y de su entorno.

Durante el fluir aumentan moderadamente los niveles de cortisol en sangre. Pero, al contrario de lo que ocurre en el estrés, estos momentos generan placer y fomentan el bienestar.

ISTOCK / CHBD

El estado de fluidez también incrementa la productividad. Un ejercicio físico moderado, las pausas regulares y el apoyo de los demás, entre otros factores, pueden aumentar la frecuencia con la que se experimenta el fluir.

«M

is pensamientos son claros y están focalizados. Me encuentro por completo en el aquí y el ahora, sumido en lo que hago en este instante. Me siento bien. El mundo exterior está muy lejos. Apenas me percibo a mí mismo y a mis preocupaciones.» Con declaraciones similares de deportistas, artistas y científicos, el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi describió en 1975 esos momentos especiales en los que las personas se sumergen por completo en su actividad y olvidan todo lo que hay a su alrededor. Este investigador húngaro-americano, que trabajó durante muchos años en la Universidad de Chicago, denominó fluir (flow) a este estado de satisfacción. Desde entonces, la investigación ha aportado numerosas pruebas de que, por lo común, la experiencia de fluir no se experimenta solo como una recompensa inmediata; cuando surge de forma regular puede incrementar también el bienestar general, el rendimiento físico y mental y la satisfacción vital. ¿Qué podría ser más apropiado que buscar vías para fomentar este tipo de momentos en nuestro día a día? Todo el mundo ha experimentado alguna vez el estado de fluidez, ya sea durante el tiempo libre o en el trabajo, pedaleando o jugando, tocando la guitarra o pintando, llevando a cabo manualidades o tareas desafiantes. Cuando uno llega a «fluir» es capaz de alcanzar resultados extraordinarios. ¿A qué se debe? Una primera respuesta reza: fluir es, sencillamente, una sensación placentera. Apreciamos lo que nos regalan esos momentos de ensimismamiento, por lo que buscamos experimentarlos con mayor frecuencia y, de esta manera, mejoramos nuestras capacidades. En 2008, Stefan Engeser, de la Universidad Friedrich Schiller de Jena, y Falko Rheinberg, de la de Postdam, descubrieron que los alumnos que lograban fluir cuando estudiaban estadística obtenían mejores notas en el examen final. Ese tipo de instantes especiales les ayudaba a prepararse para la prueba. Un año después, Julia Schüler y Sibylle Brunner, de la Universidad de Zúrich, llegaron a resultados similares en un estudio con 65 corredores de maratón aficionados. Cuantos más momentos de fluidez experimentaban durante el entrenamiento, con mayor rapidez completaban los 42 kilómetros de carrera. Según las investigadoras, el fluir alimentaba el afán de entrenarse de los atletas, de modo que acudían mejor preparados a la línea de salida. En cambio, la experiencia de fluir durante el recorrido no medió en el tiempo que necesitaron para llegar a la meta. Además del efecto motivacional, existe otra razón por la que este estado mental favorece el rendimiento. Anne Landhäusser y Johannes Keller, de la Universidad de Ulm, señalan que la experiencia se fundamenta, al menos en parte, en una forma peculiar de procesamiento de la información, la cual se asemeja a la visión de túnel. Cuando fluimos nos encontramos altamente concentrados, perci-

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La pequeña escala Para estimar la intensidad del estado de fluidez de una persona mientras realiza una actividad, los investigadores se valen de la Pequeña Escala del Estado de Fluidez (FKS, por sus siglas en inglés). Desarrollada por los psicólogos Falko Rheinberg, de la Universidad de Postdam, Regina Vollmeyer, de la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Francfort del Meno, y Stefan Engeser, de la Universidad Friedrich Schiller de Jena, consta de diez afirmaciones sobre una actividad reciente. Cada enunciado debe valorarse del 1 («no es cierto») al 7 («es cierto»). Dos ejemplos de frases son: «Me absorbía bastante lo que hacía» o «No tuve ningún problema en absoluto en concentrarme». Para más detalles: www.psych.uni-potsdam.de/people/rheinberg/messverfahren/index-d.html

bimos los detalles con mayor claridad y suprimimos otros asuntos de la mente (nuestro bienestar físico o las preocupaciones y necesidades, por ejemplo). Además, apenas nos percatamos del tiempo que transcurre. Tal idea concuerda con los estudios que nuestro equipo ha llevado a cabo en torno a la respuesta fisiológica durante el estado de fluidez. Según hemos comprobado, los niveles de cortisol aumentan moderadamente. Esta hormona se libera, sobre todo, en situaciones de estrés y pasa de la corteza suprarrenal al torrente sanguíneo con el objetivo de aportar energía adicional al organismo (en forma de glucosa). A través de la activación de determinados receptores cerebrales, el cortisol eleva la atención y la disposición hacia el aprendizaje y, al mismo tiempo, facilita la supresión de informaciones secundarias. La visión de túnel también se encarga de que persistamos más en una tarea. Entonces, ¿consiste el fluir en una forma de estrés? Sí, pero no. Este estado requiere un esfuerzo físico y mental y energía, por lo que no podemos mantenerlo permanentemente. Pero la excitación que acontece es menor que la que se produce en el estrés negativo. Por otro lado, la sensación subjetiva de control durante el fluir es, en general, más elevada: la actividad que efectuamos la tenemos controlada y nos resulta fácil. Se trata de una situación totalmente opuesta a cuando recaen tareas nuevas e inesperadas sobre nosotros y no sabemos cómo afrontarlas. Es probable que la fuerte sensación de control también contribuya a que experimentemos esos momentos como agradables y a que nos produzcan satisfacción vital. Un grupo dirigido por el psicólogo Clive Fulgar, de la Universidad Estatal de Kansas, informó que las personas que fluyen con mayor frecuencia se sienten más positivas. En 2012, el equipo de Evangelia Demerouti, de la Universidad Técnica de Eindhoven, demostró que fluir en el trabajo puede promover una planificación más activa del

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PSIC OLO GÍA / FLUIR

también sucede lo contrario: si la actividad nos exige menos de lo que somos capaces, nos aburrimos. Por tanto, debe existir un equilibrio entre deber y poder. El fluir surge sobre todo cuando las propias capacidades, así como las exigencias, son elevadas. El investigador de la motivación Rheinberg denomina esta situación «efecto experto». Un pianista hábil o una profesora experimentada alcanzan antes un estado de ensimismamiento en su trabajo que un estudiante de piano o un profesor en prácticas. En 2005, el pedagogo Dirk Weimar constató, a través de un estudio de campo en colegios, que los profesores alcanzaban un estado de fluidez sobre todo en las situaciones en las que enseñar suponía un gran desafío. Otro aspecto destacable es que el equilibrio entre saber y hacer no es rígido, sino que puede cambiar con el tiempo, ya que cada vez se acumula más experiencia y conocimiento. Nicola Baumann y su equipo de la Universidad de Trier demostraron que las exigencias tienen que superar en algo a las capacidades, siempre y cuando se alternen con fases de recuperación. Fijarse retos realistas y tomarse pequeños respiros entremedias ofrece la mayor garantía para un fluir duradero. Hace más de 40 años, Csíkszentmihályi señaló las metas definidas y la retroalimentación como otros factores Equilibrio entre deber y poder importantes. Los objetivos claros permiten determinar En primer lugar, resulta esencial que la actividad que de- nuestro éxito y valorarlo de manera adecuada. Solo entonbamos desarrollar no resulte ni demasiado sencilla ni ces recibimos una retroalimentación útil acerca de lo bien demasiado difícil. Si las demandas sobrepasan nuestras que hemos alcanzado la meta que nos hemos marcado, lo capacidades, rápidamente nos sentimos estresados. Pero cual fortalece a su vez nuestra sensación de control. Dicho

ISTOCK / PETER BURNETT

tiempo libre tras la jornada laboral. No obstante, este efecto aparecía solo cuando los encuestados podían «desconectar» de su trabajo. Al parecer, lo más indicado es combinar el estado de fluidez en el trabajo con una relajación posterior. Para Giovanni Moneta, de la Universidad Metropolitana de Londres, el aumento del bienestar general se debe a un efecto de la práctica. Fluir con regularidad favorece que afrontemos con mayor compromiso los retos nuevos y difíciles, además de incrementar la posibilidad de superarlos. El desarrollo personal que ello comporta nos satisface enormemente. Esta sensación gana en importancia hoy en día, si se tiene en cuenta que vivimos en una sociedad globalizada, en la que muchas personas experimentan su rutina laboral como una situación de tensión y fatiga. De hecho, las enfermedades relacionadas con el estrés van en aumento; la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluso ha declarado el estrés como uno de los mayores peligros para la salud del siglo xxi. Ante este panorama, la investigación sobre el estado de fluidez nos propone cómo podemos estructurar nuestro trabajo de manera más saludable y satisfactoria.

Muchas personas consiguen despejar la mente y alcanzar un intenso estado de fluidez cuando corren. Esa sensación l0s motiva para continuar entrenándose.

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Diez consejos para fluir

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Elija retos que se correspondan con sus capacidades.

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Realice pausas durante las actividades exigentes.

Póngase metas claras y alcanzables, y busque retroalimentación con regularidad.

de manera práctica: en lugar de aspirar a concluir un gran proyecto en tres meses, hay que definirse objetivos diarios o semanales. De esa forma mantenemos el contacto con los propios avances más fácilmente. Por otra parte, la variedad de tareas y la libertad de acción ayudan a impulsar el fluir. Imagínese a un oficinista que siempre realiza las mismas actividades a un ritmo prefijado. Si ese empleado llevase a cabo diferentes tareas sin que nadie le impusiese un tiempo u orden estipulado, es decir, si él mismo pudiese estructurarse el trabajo, experimentaría la sensación de fluir. La mayoría de las profesiones permiten, en cierto grado, participar en la planificación de las propias actividades. Evangelia Demerouti, de la Universidad Erasmo de Róterdam, reveló en un estudio publicado en 2006 otro factor relevante para el estado de fluidez: la valoración subjetiva que se tiene de la actividad. La persona que es consciente del sentido y la finalidad de su trabajo aumenta las posibilidades de fluir. La palabra «subjetivo» ya delata que se trata de una valoración personal. Los responsables de la limpieza en un hospital, por ejemplo, pueden tomar consciencia de la importancia que la higiene tiene para la recuperación de los pacientes. Demerouti subrayó el apoyo de los demás como otra de las claves del fluir. Los amigos, parientes, compañeros de trabajo y jefes pueden ayudarnos a que no nos desa­

Solo quien realiza pausas puede aprovecharse de un estado de fluidez más duradero MENTE Y CEREBRO

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Permítase márgenes de libertad de acción (decida por sí mismo cuándo y cómo realiza una tarea).

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Tome consciencia de la importancia de la actividad.

lentemos ante tareas exigentes y a que las contemplemos como oportunidades. Ya sea que el jefe nos enseñe, que los compañeros nos respalden o que un amigo nos ofrezca apoyo emocional; el simple hecho de saber que alguien nos asiste refuerza la sensación de control. Ello favorece, de nuevo, el estado de fluidez. Pero eso no es todo. Al parecer, el fluir se contagia. Un equipo dirigido por Arnold Bakker, también de la Universidad Erasmo de Róterdam, observó que el entusiasmo de los profesores de música se contagiaba a los alumnos: cuanto más fluían los maestros cuando tocaban, más fluían los aprendices de músico Por último, aunque no por ello menos importante, parece que una pequeña porción de activación corporal ayuda a fluir. En su primera descripción del fenómeno, Csíkszentmihályi se refirió a la escalada en roca, una modalidad deportiva que comporta cierto riesgo y excitación. Rheinberg identificó una fuerte experiencia de abstracción en los grafiteros, motivada en parte por la condición ilegal de su actividad. En ambos casos se produce un aumento de cortisol y de la actividad del sistema nervioso simpático. ¿Significa ello que dicha hormona abre paso a la sensación de fluidez? En 2014, una de las autoras (Peifer), por entonces en la Universidad de Trier, investigó la respuesta junto con su equipo. Pidieron a una serie de probandos que cumplimentaran un test sobre el estrés en el que, de manera similar a una entrevista de trabajo, debían presentarse a sí mismos y responder cuestiones críticas. Los participantes que, tras la prueba, presentaron un incremento moderado de cortisol y de la actividad simpática mostraron un estado de fluidez mayor mientras jugaban con un videojuego que los sujetos con una excitación mínima o, por el contrario, muy intensa. El estudio reveló, además, que una activación parasimpática elevada favorecía la experiencia de fluir. El sistema parasimpático se ocupa de la relajación del cuerpo, es decir, representa el antagonista del simpático. Hoy en día sabemos que, hasta cierto punto, ambos sistemas pueden encontrarse activos

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PSIC OLO GÍA / FLUIR

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7 Ante problemas difíciles pida el apoyo de otras personas.

Efectúe las tareas importantes por la mañana; mejor una hora después de levantarse.

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Actívese con un ejercicio ligero (por ejemplo, dé un paseo).

de manera simultánea. Al parecer, ello desempeña una función cuando se deben superar tareas retadoras. La relación de la actividad parasimpática con el fluir la refleja la sensación de bienestar, que, a su vez, se encuentra estrechamente ligada con el sistema parasimpático. En 2010, Bethany Kok y Barbara Fredrickson, a la sazón en la Universidad de Carolina del Norte, analizaron la sensibilidad con la que respondía la frecuencia cardíaca de 73 probandos cuando cambiaban el ritmo respiratorio. Esta prueba revela la flexibilidad parasimpática: al ralentizar la respiración o aguantar unos segundos el aire, nuestro corazón late más despacio. Por el contrario, el jadeo incrementa el pulso (hiperventilación). Puesto que la conexión entre la respiración y el latido cardíaco se realiza a través del nervio vago, este valor se conoce como tono vagal. Este último describe la capacidad de estabilizarse rápidamente tras la sobrecarga. Kok y Fredrickson registraron durante nueve semanas el bienestar y las actividades de unos sujetos. Descubrieron que un tono vagal pronunciado (es decir, un sistema parasimpático especialmente adaptativo) guardaba una estrecha relación con los sentimientos positivos. Al parecer, la activación simultánea de los sistemas parasimpático y simpático nos ayuda a alcanzar un «punto de equilibrio» entre tensión y relajación cuando nos encontramos en situaciones exigentes; ello favorece el estado de fluidez. En otro experimento, una de las autoras (Peifer) y otros científicos comprobaron que un exceso de hormonas del estrés impide fluir. Administraron 20 miligramos de hidrocortisona a unos voluntarios y les solicitaron que llevaran a cabo un test por ordenador. Los sujetos presentaron durante la prueba un elevado nivel de cortisol en sangre, valor que solo puede alcanzarse en situaciones de mucho estrés (tras saltar en paracaídas, por ejemplo). Los participantes no sabían si habían recibido el preparado hormonal o un placebo. Esta sola manipulación inadvertida del organismo modificó la probabilidad de fluir: esta fue menor en los individuos a los que se había

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10 Si se encuentra estresado, espire lentamente o practique un ejercicio de relajación.

Relájese al final del día para desconectar.

administrado el preparado con un valor de cortisol elevado que en las personas del grupo placebo (de control). ¿Qué se desprende de todo ello? El fluir supone una activación física en su sana medida. Un incremento leve de cortisol y de la actividad simpática, así como la estimulación del sistema parasimpático, favorecen el estado de fluidez. Para estimular el sistema simpático se puede pasear o realizar un ejercicio físico ligero. El sistema parasimpático se puede regular a través de la respiración. En una situación estresante ayuda inspirar y espirar de manera profunda repetidas veces. De igual manera, la meditación o el entrenamiento autógeno incrementan la actividad parasimpática. Pero si esta última aumenta de manera excesiva (tras una copiosa comida, por ejemplo), nos da un bajón. ¿Recomendaciones? Durante la jornada laboral evite comer de forma opulenta y dé un pequeño paseo tras almorzar. Puesto que por la mañana, aproximadamente una hora después de levantarse, el nivel natural de cortisol es el más elevado, aproveche esos momentos para las tareas en las que desea fluir. No obstante, no se debe olvidar que, si bien la sensación de fluidez fomenta tanto el bienestar como la productividad, se trata de un estado de excitación elevada. Con pocas palabras, la dosis hace al veneno. Solo quien hace alguna pausa puede beneficiarse de manera permanente del fluir. H

PA R A S A B E R M Á S

Work-related flow and energy at work and at home: A study on the role of daily recovery. E. Demerouti et al. en Journal of Organizational Behavior, vol. 33, págs. 276-295, 2012.

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The relation of flow-experience and physiological arousal under stress — Can U shape it? C. Peifer et al. en Journal of Experimental Social Psychology, vol. 53, págs. 62-69, 2014. Cortisol effects on flow-experience. C. Peifer et al. en Psychopharmacology, vol. 232, págs. 1165-1173, 2015.

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ENTREVISTA

«De la percepción a la acción» Los estados de consciencia «particulares» son uno de los temas ­favoritos del neurocientífico ARNE DIETRICH. Según afirma, ­experimentamos la sensación de fluidez siempre que la instancia de control más importante de la mente afloja sus riendas

¿Qué ocurre durante el estado

de fluidez en el cerebro? No es fácil responder a esta cuestión, puesto que incluso con ayuda de métodos neurocientíficos apenas puede analizarse. En primer lugar, es extremadamente difícil inducir el estado de fluidez de forma deliberada en las personas mientras se encuentran en el laboratorio. En segundo lugar, solo experimentamos ese estado cuando nos hallamos activos, inmersos en una actividad concre­ ta. Los sujetos no pueden moverse cuando están dentro del escáner cerebral; incluso el más mínimo movimiento de unos pocos milímetros estropea la medición de la señal BOLD, técnica que permite sacar conclusiones sobre la actividad cerebral. Con todo, a partir de lo que sabemos puede deducirse qué ocurre en el cerebro du­ rante el fluir. Entre las características de este estado se encuentra la inmersión mental en la propia actividad y la sensación de que todo sale sin esfuerzo. El tiempo y el entorno pasan a un segundo plano. Todo ello implica que ciertas áreas del cerebro frontal disminuyan temporal­ mente su actividad. En el lenguaje técnico, este fenóme­ no se conoce como hipofrontalidad transitoria.

¿El lóbulo frontal no es importante para el control de las acciones? Sí, pero exclusivamente si aplicamos un control conscien­ te sobre nuestra acción. Para explicarlo es necesario re­ cordar algunos fenómenos básicos. A grandes rasgos, nuestro cerebro dispone de dos formas de almacenar y recuperar el conocimiento y las habilidades: un sistema implícito y otro explícito. También se les llama conscien­

MENTE Y CEREBRO

te e inconsciente o declarativo y no declarativo. Sin embargo, en mi opinión resulta más acertado hablar de explícito e implícito. El primero se basa en normas que se pueden formular y requiere nuestra atención cons­ ciente; por ejemplo, cuando aprendemos a jugar al ajedrez o recibimos las primeras lecciones de conducción. Por el contrario, actuamos de manera implícita cuando hacemos cosas sin prestarles atención. Ocurre al adquirir conoci­ mientos a partir del aprendizaje automatizado mediante la práctica y, especialmente, cuando recuperamos cono­ cimientos ya aprendidos. Al aumentar la práctica, la mayoría de las destrezas van pasando del modo explícito al implícito. Con pocas palabras, durante el estado de fluidez, el sistema implícito toma el control. Para ello es necesario que el sistema explícito se desconecte simultá­ neamente. De este modo tenemos la sensación subjetiva de que olvidamos todo lo que sucede a nuestro alrededor y nos fundimos con nuestra actividad. ¿Qué implica ese estado a escala neuronal? La corteza prefrontal constituye el eje y la piedra angular del sistema explícito. Opera a modo de centro de control y se encarga de que mantengamos presente lo que ocurre

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El fluir implica que la actividad en ciertas áreas del cerebro frontal disminuya temporalmente N.O 86 - 2017

ARNE DIETRICH

CORTESÍA DE ARNE DIETRICH

Nació en Hamburgo en 1968. Cursó psicolo­ gía y neurociencia cognitiva en la Universidad de Georgia en Atlanta, donde se doctoró en 1996. Desde 2004 es profesor de psicología en la Universidad Americana de Beirut (Líbano). En la imagen, se relaja mientras navega por el Ganges durante un viaje a la India.

a nuestro alrededor con el fin de que ajustemos nuestro comportamiento cuidadosamente a la situación. Durante la acción implícita apenas se halla presente este foco. Proyectamos nuestro poder más hacia el plano subcorti­ cal, con lo que se activan sobre todo los ganglios basales y el cerebelo. Naturalmente, no hay que imaginárselo como un proceso de todo o nada. Nunca actuamos de manera completamente explícita o implícita; ambas cir­ cunstancias se dan a la vez. No obstante, la participación de ambos sistemas puede fluctuar considerablemente.

Se trata de un malentendido frecuente. Por definición, el fluir exige que exista actividad motora. Los científicos se refieren a un estado en que la percepción conduce direc­ tamente a la acción, sin dar un rodeo por la consciencia. Pero esto no impide que muchas personas consideren otros fenómenos como un estado de fluidez. Esta confusión nace cuando se extrae un concepto de su contexto original y se aplica a todos los casos, más o menos inconvenientes.

¿Podría darnos algún ejemplo? Creo que existen principalmente tres «falsos amigos» del ¿Qué hallazgos apoyan esta teoría? estado de fluidez: el trance, la meditación y el soñar Ya disponemos de algunos indicios, sobre todo gracias despierto. En el trance, ya sea inducido por drogas o al estudio con músicos. Hace apenas diez años, Charles movimientos rítmicos, dominan sobre todo las emocio­ Limb, de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, nes intensas que dan la sensación de fusionarnos con el pidió a músicos profesionales de jazz que, mientras se universo o algo similar. En la meditación estamos de encontraban en el escáner cerebral, interpretaran una nuevo inmóviles y entrenamos nuestra capacidad para melodía preestablecida al teclado, tocando el final habitual concentrar y mantener la atención en un solo punto. Por o bien improvisando. Cuando ejecutaban la pieza con último, cuando soñamos despiertos no podemos dirigir total libertad, la actividad en la corteza frontal disminuía nuestros actos en absoluto, puesto que los propios pen­ y los sujetos experimentaban más estados de fluidez. samientos se encuentran errantes. Se trata de tres fenó­ menos muy distintos. A pesar de que la consciencia se Según ha explicado, para experimentar el fluir debemos halla transitoriamente alterada en todos ellos, constituyen estar activos. ¿Cree que esos momentos también son formas de ensimismamiento que no tienen nada que ver posibles durante la mera actividad mental? con el fluir.

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ENTREVISTA / FLUIR

¿Existe una personalidad con tendencia a fluir?

¿Somos más creativos en esos momentos? No necesariamente. Desconectar el pensamiento cons­ ciente puede conducir a que nos situemos bajo determi­ nado prisma óptico y tengamos repentinamente ideas a las que de otro modo no habríamos llegado. Durante el estado de fluidez solemos atenuar, sobre todo, las con­ diciones marco de nuestras acciones y, con ello, la pre­ gunta de cómo podría hacerse mejor o de manera dife­ rente. El sistema implícito trabaja con fluidez y, por ese motivo, con menor flexibilidad. Estamos, simple y llana­ mente ensimismados e inmersos en nuestro quehacer.

Un amplio estudio con gemelos coordinado por el Instituto Karolinska en Estocolmo analizó la relación de determinados rasgos de personalidad con la tendencia al estado de fluidez. Encuestaron a más de 10.000 personas sobre sus experiencias cotidianas de fluir, así como acerca de sus rasgos básicos de carácter (los conocidos como «cinco grandes de personalidad»). Hallaron que las personas que acostumbran a estar inmersas en sus actividades muestran, por lo común, una gran estabilidad emocional y escrupulosidad. También son más extrovertidas, amables y están más abiertas a nuevas experiencias. En cambio, no encontraron una correlación entre la inteligencia con la tendencia a experimentar estados de fluidez, aunque sí con la edad. Al parecer, ganamos habilidad para lograrlo con los años. Puesto que dichas correlaciones no permiten establecer deducciones causales, por el momento la cuestión de si la personalidad influye sobre la inmersión mental, o viceversa, permanece abierta. Ambas posibilidades resultan plausibles.

¿Por qué ese estado suele durar relativamente poco? No podemos experimentar indefinidamente la sensación de fluir, principalmente a causa de los procesos cerebra­ les que redirigen nuestra atención. El estado de fluidez constante sería contraproducente. Al fin y al cabo, siem­ pre hay nuevos estímulos ambientales a los que debemos atender de manera consciente, puesto que son novedosos o potencialmente peligrosos. Además, el fluir es agotador. Por eso nos solemos sentir cansados después.

«Flow and individual differences: A phenotypic analysis of data from more than 10,000 twin individuals». F. Ullen et al. en Flow Experience. Empirical Research and Applications, dirigido por L. Harmat. Springer, Heidelberg, 2016

¿Por qué se emplea este concepto de manera tan vaga? Porque se ha popularizado enormemente y todos desea­ rían experimentarlo más a menudo. El fluir supone un estado ideal al que deberíamos aspirar en cualquier momento y lugar: en el trabajo, las actividades de ocio e, incluso, en la relación de pareja. Pero no podemos estar constantemente en estado de fluidez. Resultaría agotador y tampoco nos ayudaría, puesto que no podemos ignorar nuestro entorno permanentemente.

¿Se puede aumentar ese estado en la vida cotidiana? No es posible calcularlo ni desencadenarlo a voluntad. Eso es lo bonito del estado de fluidez. La mejor manera de fomentarlo consiste en automatizar los movimientos, es decir, la práctica, y en presentar un nivel de exigencia medio. Ni uno ni otro se produce si no se realizan des­ cansos regulares. Por tanto, no es posible indicar conse­ jos del tipo «debes machacarte» para provocar el estado de fluidez. Aquí, menos es con frecuencia más. ¿Cómo alcanza usted el fluir? Soy aficionado al triatlón, así que practico bicicleta, corro y nado mucho. En este tipo de movimientos uniformes es posible experimentar la sensación de fluidez con faci­ lidad. Para mí, eso es lo más estimulante del asunto. H Entrevista realizada por Steve Ayan, redactor de Gehirn und Geist, edición alemana de Mente y Cerebro.

¿Qué personas pueden aprovecharse más del fluir? Sobre todo dos grupos: los deportistas y determinados artistas, como pintores, músicos o bailarines. Para ellos, la frecuencia y la profundidad de la experiencia de fluir se relacionan estrechamente con la calidad de sus logros PA R A S A B E R M Á S y su capacidad de rendimiento. De modo general, son los expertos en sus respectivas áreas quienes más prove­ Neurocognitive mechanisms underlying the experience of flow. A. Dietrich en Consciousness and Cognition, vol. 13, cho obtienen. Un criterio decisivo para que el sistema págs. 746-761, 2004. implícito pueda tomar el control es, como he menciona­ do antes, que la actividad en cuestión transcurra de How creativity happens in the brain. A. Dietrich. Palgrave, Londres, 2015. manera completamente automatizada. Por este motivo, es más difícil que los principiantes accedan al flujo en EN NUESTRO ARCHIVO comparación con las personas más experimentadas y que dominan a la perfección su instrumento musical o mo­ Absortos en el instante. Corinna Peifer, Gina Wolters y Nora dalidad deportiva. Hein en MyC n.o 86, 2017.

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CRONOBIOLO GÍA Todas las células del organismo disponen de un temporizador que, a su vez, se halla gobernado por un reloj cerebral central. Muchas personas presentan alteraciones en este refinado mecanismo, circunstancia que perjudica su salud, sueño y bienestar RITMOS CIRCADIANOS

Relojes internos desajustados

ISTOCK / IZUSEK

HENRIK OSTER

E L AU TO R

Henrik Osteres catedrático de cronofisiología en la Universidad de Lübeck.

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En síntesis:Seguir siempre el ritmo

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La luz es el indicador temporal externo que más influye en el núcleo supraquiasmático, nuestro reloj central interno. Este rige todos los demás relojes del organismo.

2

La función principal del núcleo supraquiasmático es estabilizar el ritmo circadiano que posee el organismo. Por esa razón dificulta un ajuste rápido a la nueva zona horaria cuando estamos en un país lejano, por lo que sufrimos jet lag.

«S

i consiguiera dormir de un tirón.» Hace años que Pedro*, de 75 años, se despierta por las noches. Suele ser en torno a las cuatro de la madrugada. Y ya no logra volverse a dormir. Para no molestar a su esposa, que continúa durmiendo plácidamente, se desliza al salón, donde lee un libro hasta que despuntan los rayos de sol anunciándole que ha llegado la hora de preparar el desayuno. Qué lejos han quedado aquellos días en los que dormía a pierna suelta. Muchas personas de edad avanzada experimentan los mismos problemas que Pedro. Durante el día se encuentran menos activos que antes y por la noche no consiguen descansar de un tirón. Su sueño nocturno se interrumpe o fragmenta. También perciben que su ritmo diario se

EN BREVE RITMO CIRCADIANO Un ritmo dirigido por relojes internos con una periodicidad de algo más de un día. El ejemplo más popular es el ritmo sueño-vigilia. Se mantiene sin indicadores temporales externos. Por esta razón, la mayoría de las personas en régimen de aislamiento total duermen en ciclos de 25 horas. F R A G M E N TA C I Ó N D E L S U E Ñ O Por las noches, completamos un ciclo de sueño con distintos estadios cada 90 minutos, aproximadamente. La probabilidad de despertarse espontáneamente es más alta al principio y al final de ese ciclo. Si nos despertamos varias veces durante la noche y tenemos problemas para volver a dormirnos, se habla de fragmentación del sueño. CRONOTIPO Describe el inicio del ciclo sueño-vigilia dirigido por ritmos circadianos. Las personas con cronotipo temprano («alondras») se levantan y se acuestan pronto; las que son de cronotipo tardío («lechuzas») tienden a lo contrario.

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La ingesta de alimentos también funciona como indicador temporal. Si no comemos conforme a nuestro reloj interno (cenamos a medianoche, por ejemplo), la temporización circadiana del organismo puede desajustarse.

ha adelantado. Se levantan de la cama mucho más temprano que hace unos años y les resulta casi imposible mantenerse despiertos mientras ven el telediario de las nueve de la noche. Pero no solo los mayores y jubilados sufren alteraciones del sueño. También muchos adultos en activo se encuentran en la misma situación: les cuesta caer en los brazos de Morfeo, sobre todo si trabajan en turno de noche. Los jóvenes, en cambio, pueden mantenerse completamente despiertos hasta altas horas de la madrugada; aunque, a la mañana siguiente, el cansancio les invade. ¿Por qué las noches reparadoras resultan un bien escaso para muchas personas? Si hablamos de mamíferos, el principal responsable de la regulación del ciclo sueñovigilia es el llamado reloj biológico interno o circadiano. Pero, en rigor, no existe un único reloj: nuestro cuerpo alberga innumerables temporizadores circadianos. Los relojes moleculares alojados en distintos centros de nuestro cerebro determinan en qué momento, durante cuánto tiempo y con qué profundidad dormimos.

Un reloj para cada célula

Es probable que cada una de nuestras células (alrededor de cien billones) albergue su propio mecanismo de relojería, que, en función del cometido del tejido, activa y desactiva los programas biológicos adecuados de manera coordinada a lo largo del día. Así, los relojes de nuestros hepatocitos se encargan de que obtengamos de los alimentos la energía necesaria durante todo el día. En cambio, por la noche se activan programas regenerativos y el metabolismo entra en una fase de reposo. ¿Funcionan igual los relojes internos de todas las personas? El cronotipo, es decir, la configuración predeterminada individual de los temporizadores, depende de la genética. Con ayuda de una serie de cuestionarios, psicólogos dirigidos por Till Roenneberg, de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich, averiguaron en 2004 que el cronotipo humano cambia a lo largo de la vida. Los niños poseen un cronotipo más bien temprano, esto es, sus relojes se ajustan a un horario matutino. Durante la etapa de la guardería, muchos se despiertan a las seis de la mañana, de manera que por la tarde se encuentran pronto cansados. En la edad escolar, el ciclo se re* Nombres alterados por la redacción.

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trasa de forma apreciable, lo que complica el trabajo a los padres para lograr que sus hijos cumplan con la rutina matutina. Pero es durante la pubertad cuando se presentan cronotipos extremadamente tardíos. Si se dejase plena libertad a la naturaleza, la mayoría de los adolescentes permanecerían en la cama como mínimo hasta las diez de la mañana. Sin embargo, el horario de la escuela o del instituto fuerza el desplazamiento abrupto de su ciclo natural de sueño-vigilia. Dado que se trata de una alteración del ritmo causada por la presión de la sociedad, los expertos hablan de jet lag social. No se trata de un fenómeno baladí: este tipo de desfase horario constituye un factor de riesgo, sobre todo de enfermedades psíquicas y metabólicas.

Tras la pubertad, hacia los 20 años, los ritmos circadianos vuelven a adelantarse hasta desembocar de nuevo en el cronotipo temprano durante la vejez. Aunque este proceso se inicia a comienzos de la edad adulta, no suele manifestarse hasta más tarde, junto con los primeros trastornos del sueño continuo. Se produce entonces otra modificación relacionada con la edad en la red de relojes circadianos: la ritmicidad diurna se reduce con el paso de los años. En otras palabras, disminuyen las diferencias entre el día y la noche que presentan los diversos procesos corporales dirigidos por ritmos circadianos. Con todo, llama la atención la cantidad de melatonina, un temporizador importante del sistema circadiano, que se libera por la noche. En los escolares de primaria, la concentración en sangre de esta hormona durante la no­

Influencia del núcleo supraquiasmático La luz llega a la retina del ojo, y desde allí se dirige a unos fotorreceptores (un subgrupo de células ganglionares de la retina) para estimular la melanopsina, un pigmento fotosensible. Las prolongaciones nerviosas de estas células ganglionares conducen la señal a través del tracto retinohipotalámico directamente al núcleo supraquiasmático (NSQ) por encima de la intersección de los nervios ópticos. El NSQ procesa la información sobre la claridad del entorno y, en su papel de «reloj cerebral central», envía señales de sincro-

nización a los relojes circadianos subordinados de distintas estructuras cerebrales. Estas últimas regulan el ciclo sueño-vigilia: el núcleo preóptico ventrolateral induce el sueño durante la noche, mientras que la región lateral del hipotálamo y el locus cerúleo del tronco encefálico mantienen al cerebro «despierto» durante el día. En la regulación del ciclo sueño-vigilia intervienen muchas otras estructuras cerebrales (se omiten en la ilustración) sobre las que también influye el NSQ por vía indirecta. Tracto retinohipotalámico Sus fibras nerviosas activan el núcleo supraquiasmático.

Núcleo supraquiasmático En su papel de «reloj central» envía señales de sincronización a los relojes circadianos subordinados de distintas estructuras cerebrales, las cuales participan en la regulación del ciclo sueño-vigilia.

Señales de vigilia

*

Luz

+

+

Núcleo preóptico ventrolateral Induce el sueño. Se inhiben mutuamente

*

YOUSUN KOH, SEGÚN HENRIK OSTER

Células ganglionares con melanopsina

Hipotálamo lateral Activa el locus cerúleo durante el día. Locus cerúleo Sistema de excitación que envía señales de vigilia a regiones de la corteza cerebral.

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MEGUMI HATORI Y SATCHIN PANDA, INSTITUTO SALK DE LOS ESTUDIOS BIOLÓGICOS; CON LA AUTORIZACIÓN DE SATCHIN PANDA

El núcleo supraquiasmático (NSQ) se aloja en la porción inferior del hipotálamo medial. El de los mamíferos alberga el «reloj central circadiano». En esta imagen, anticuerpos fluorescentes iluminan distintos tipos de neuronas en el NSQ de un ratón.

ñana siguiente duermen hasta muy tarde, pierden el importante intervalo temporal de aceleración de los relojes, que contrarrestaría el efecto de la noche. De este modo, los relojes internos pueden retrasarse varias horas en poco tiempo. El lunes por la mañana, a los jóvenes les resulta todavía más difícil adelantar todos sus relojes internos. Pero ¿cómo llega la información sobre el nuevo ritmo a los temporizadores de órganos como los riñones y el hígado? El NSQ, como ya se sospechaba en los años ochenta del siglo xx, alberga el marcapasos central del sistema circadiano. Como reloj central, determina el ritmo de todos los demás relojes subordinados. ¿Es así o se trata de un mecanismo más complejo?

Cuando el director de orquesta marca el paso

Algunas observaciones señalan que el NSQ impone su ritmo a toda la red de relojes. De hecho, si se destruye, se pierde cualquier tipo de ritmo circadiano. Además, el reloj del NSQ es el primero en ajustarse a un ciclo distinto de luz-oscuridad. Michael Menaker, biólogo de la Universidad de Virginia, provocó un desfase horario che multiplica por 20 los niveles diurnos. En el caso de artificial en ratones modificando la iluminación de su Pedro, los valores nocturnos de melatonina triplican por jaula. En el año 2000 publicó que el reloj del NSQ se poco los diurnos. Como esta hormona regula el ritmo adaptaba primero a la nueva «zona horaria», mientras día-noche, el cerebro genera señales de sueño y vigilia que los de los órganos periféricos (corazón e hígado) mucho más débiles. Por ello no resulta extraño que se tardaban más en ajustarse. duerma durante el día y se desvele de madrugada. No obstante, estudios recientes con ratones transgé¿Qué hacer cuando el reloj interno se ha desajustado? nicos muestran que la función del NSQ no consiste en Se puede influir en la estabilidad y la fase del sistema adaptar todos los relojes del cuerpo lo más rápido pocircadiano. El indicador temporal con más peso es la luz, sible a un ciclo día-noche demorado, todo lo contrario: sobre todo la azul con una longitud de onda de entre 450 el reloj central frena este ajuste. Según los hallazgos, el y 500 nanómetros. La luz solar, así como la de led o neón, NSQ protege el ritmo circadiano del cuerpo frente a inposeen un alto porcentaje de luz azul. Estimulan neuro- fluencias contradictorias o que puedan alterarlo a corto nas fotosensibles especiales de la retina ocular, las cuales plazo, ayudando así a mantenerlo estable. Por eso, en una se hallan conectadas directamente con neuronas del núcleo supraquiasmático (NSQ) del hipotálamo. En cambio, estas células no detectan bien la luz amarillenta EN BREVE de las velas, incluso tampoco la roja, de manera que estos tipos de luz apenas repercuten en los relojes internos. Si INDICADORES TEMPORALES no queremos alterar nuestra ritmicidad circadiana, reSeñales con capacidad para regular el sistema circadiasulta útil usar fuentes luminosas más cálidas. La influencia de la luz en nuestros relojes internos no. Entre los más importantes se encuentran la luz y la ingesta de alimentos. depende del momento horario. Durante el día no se aprecia ningún efecto en los ritmos circadianos. Sin CRONOTERAPIA embargo, por la noche, causa una ralentización transitoConsiste en la estabilización de los ritmos circadianos ria de los mecanismos de relojería, lo que provoca que nuestros ritmos internos, sujetos a la duración y la inten- para prevenir enfermedades. También incluye la administración cronológica de medicamentos de acuerdo sidad de la señal luminosa, se retrasen. En cambio, a con el «reloj interno» con el objetivo de paliar los primeras horas de la mañana, la exposición a la luz tiene ­efectos secundarios. el efecto contrario: acelera el compás de los relojes y nuestros ritmos se adelantan. HIGIENE CRONOLÓGICA Por tanto, si las personas jóvenes con un cronotipo Cuidar la ritmicidad circadiana natural. Se consigue a tardío se quedan despiertas hasta altas horas de la noche el fin de semana, la dosis de luz vespertina retrasa aún través de la limitación del sueño a las horas de la noche más su ya de por sí retardado ritmo. Además, si a la ma- y de la ingesta de alimentos al día, entre otros métodos.

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Neurohormonas contra el desfase horario En 2013, el equipo del fisiólogo Hitoshi Okamura, de la Universidad de Kioto, identificó la función que desempeña la neurohormona vasopresina en el núcleo supraquiasmático. Las neuronas que allí se alojan utilizan este neurotransmisor para sincronizar entre sí los relojes de cada célula. Sin embargo, los ratones transgénicos con neuronas que carecen de receptores de vasopresina no pierden su ritmo circadiano, sino que se adaptan a los ciclos de luz modificados casi de inmediato. En la actualidad se investiga si estos conocimientos pueden aplicarse al tratamiento del jet lag. En el Instituto Max Planck de Química Biofísica de Gotinga investigamos en animales el modo en que el desfase horario repercute en la manipulación del metabolismo del cortisol. La hormona del estrés, sintetizada en la corteza suprarrenal, constituye un factor importante en la regulación de los relojes internos de los órganos periféricos. En 2010, Silke Kiessling inhibió la producción de cortisol en ratones durante unas dos semanas, siempre al empezar la noche. De esta manera retrasó una hora escasa el ritmo natural de cortisol de los múridos de acuerdo con el esquema circadiano. También expuso a los animales a un desfase horario.

Para ello retrasó la salida del «sol» sobre sus jaulas ocho horas. Observó que los ratones solo necesitaban cuatro o cinco días, en lugar de ocho o nueve, para adaptarse a la nueva «zona horaria». Es probable que los relojes de la corteza suprarrenal repercutieran en el reloj central NSQ mediante un bucle de retroalimentación. La melatonina que libera la glándula pineal durante la noche también influye en numerosos ritmos periféricos y centrales. De hecho, en muchos países se comercializa como un producto de venta libre para combatir el jet lag. Sin embargo, dicha hormona solo repercute en el ritmo de los relojes circadianos en un intervalo temporal ajustado que se desplaza a diario tras la llegada a la nueva zona horaria, lo que complica su utilización en vuelos de larga distancia. Una regla básica que puede simplificar su aplicación es la siguiente: si la diferencia horaria excede seis horas en un vuelo hacia el este, los dos primeros días tras el viaje debe tomarse la melatonina algo antes de la hora habitual de acostarse en el lugar de origen (en caso de volar hacia el oeste, la medida debe ser a la inversa). Después, durante dos o tres días, hay que tomar una dosis por la noche antes de acostarse.

«Reloj cerebral central» Núcleo supraquiasmático (NSQ)

Indicador temporal externo

Sincronización dentro del NSQ a través de la vasopresina Luz

YOUSUN KOH, SEGÚN HENRIK OSTER

Sincronización Cortisol

Indicador temporal interno

Melatonina Insulina Oxintomodulina

Alimentación Relojes periféricos, (en el hígado)

situación de jet lag (un fenómeno joven desde el punto de vista evolutivo), el ajuste lento y coordinado de la red de redes de relojes resulta considerablemente molesto. En la actualidad, diversos equipos estudian las vías de señalización en las que se basa este desfase horario y las posibilidades de influir en los relojes biológicos mediante fármacos. En el Instituto Max Planck de Química Biofísica de Gotinga analizamos la función del NSQ de forma precisa. A través de técnicas de ingeniería genética activamos

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y desactivamos los denominados genes reloj de ratones; con ello conseguimos dejar fuera de servicio el reloj central, el NSQ. Sorprendentemente, no se perdieron los ritmos circadianos. Cuando expusimos a los animales al desfase horario (retrasamos el ciclo luz-oscuridad), sus relojes periféricos se adaptaron incluso con mayor rapidez que los de sus congéneres «normales». Sin embargo, a diferencia de los múridos a los que se había extirpado quirúrgicamente el NSQ, la información lumínica llegaba a los relojes periféricos. Al parecer, la señal se trans-

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mite incluso con más intensidad si el reloj central del NSQ no participa en este proceso. Solo cuando llevamos a los ratones a un entorno en el que no existían indicadores temporales externos (cambios de luz o de temperatura) perdieron rápidamente su ritmo sueño-vigilia normal a diferencia de los animales con el reloj central intacto. Poco después también carecían de la temporización molecular en órganos como el corazón y el hígado.

También sin el director de orquesta

Los hallazgos nos llevaron a la conclusión de que el reloj del NSQ no es estrictamente necesario para sincronizar los relojes de otros tejidos con el ciclo día-noche. Aunque al mecanismo de relojería del NSQ le gusta ejercer de director de orquesta, en una situación de cambio luzoscuridad normal, todos los demás relojes también encuentran el ritmo adecuado por sí solos. No obstante, ante la ausencia de indicadores temporales externos (cuando se pasa mucho tiempo en un búnker sin recibir información temporal del exterior, por ejemplo), el mecanismo de relojería extraordinariamente estable del NSQ mantiene la ritmicidad circadiana del cuerpo. Si las fases de luz y oscuridad se alternan regularmente, la influencia del NSQ disminuye. Otros indicadores temporales, como la ingesta de alimentos, también pueden cambiar el ajuste de los relojes de los órganos periféricos. En el año 2000, Ueli Schibler y su equipo de la Universidad de Ginebra comprobaron que los relojes

hepáticos de ratones a los que solo permitían acceder al pienso durante el día (es decir, durante su tiempo de sueño), desacoplaban su comportamiento del ciclo luzoscuridad y lo adaptaban al horario de acceso al pienso. Esto se puede aplicar de manera general a la mayoría de los relojes de tejidos periféricos, aunque también a algunas regiones cerebrales. Por tanto, un desplazamiento temporal de los horarios de ingesta de alimento duradero puede generar una alteración terrible en la sala de los relojes. Algunos de ellos, como el NSQ, se guían por la luz; otros lo hacen por el horario de las comidas. Se estima que este es uno de los motivos por los que los empleados que trabajan en turno de noche sufren con mayor frecuencia diabetes de tipo 2, problemas cardiovasculares y cáncer. Todavía se desconocen en gran parte las vías de señalización por las que el horario de las comidas afecta a los relojes periféricos. Hormonas metabólicas como la insulina o la oxintomodulina que secreta un intestino lleno parecen desempeñar un papel en este proceso. En 2015, demostramos que esta última puede ajustar los relojes de los hepatocitos de ratones. Quizás en algún momento sea posible estabilizar los relojes periféricos y reducir así los riesgos del trabajo por turnos. A escala molecular, los relojes de cada célula funcionan como una suerte de péndulo. Ante bucles de retroalimentación negativa, determinados genes reloj inhiben su propia activación, lo que conlleva un vaivén inevitable de las concentraciones de las proteínas que codifican. Al

El mecanismo de relojería de la célula Durante el día, dos proteínas reloj (BMAL1 y CLOCK) activan los genes reloj Per y Cry. Estos genes codifican las proteínas correspondientes (PER, CRY), cuyas concentraciones van en aumento a lo largo del día. Al caer la noche, el sentido del péndulo se invierte: los complejos proteínicos PER-CRY emigran al núcleo de la

célula y allí inhiben CLOCK y BMAL1; y también, por tanto, la activación de los genes Per y Cry. Como consecuencia de ello, los niveles de PER/CRY descienden de nuevo durante la noche. A la mañana siguiente, el movimiento pendular vuelve a ejecutarse desde el principio.

Bloquear 24

6

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Proteínas Reducción durante la noche

BMAL CLOCK Proteínas

Síntesis

Activar

12

Per/Cry Genes

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YOUSUN KOH, SEGÚN HENRIK OSTER

PER CRY

CRONOBIOLO GÍA / RITMOS CIRCADIANOS

INSTITUTO MAX PLANCK DE BIOFÍSICA QUÍMICA EN GOTINGA; CORTESÍA DE JANA HUSSE

El núcleo supraquiasmático presenta gran cantidad de la proteína reloj BMAL1 (rojo) a primera hora de la mañana. En la imagen, las neuronas aparecen de color rosa porque el tinte rojo se superpone sobre la tinción azul de los somas.

mismo tiempo, estas proteínas activan toda una serie de genes en función del tipo de tejido en un ciclo de 24 horas, mecanismo mediante el cual se aplica el ritmo circadiano a procesos fisiológicos de orden superior. De esta manera, los relojes del páncreas regulan la producción de insulina, y los del tejido adiposo, la conservación y la eliminación de grasas. John Hogenesch, biólogo molecular de la Universidad de Pensilvania, midió los ritmos de actividad génica de 12 tejidos. En 2014 afirmó que más del 40 por ciento de todos los genes de cualquier parte del organismo se regulan según ritmos circadianos. Si los ritmos se alteran o dejan de sincronizarse en las distintas células y órganos, también lo acusa el control del metabolismo de energía. Si alguien ingiere alimentos sobre todo por la noche, es decir, durante la fase de reposo del organismo, almacenará cada vez más grasa. Ello podría contribuir al aumento del riesgo de obesidad entre los trabajadores por turnos. En cambio, el biólogo Satchin Panda y otros científicos del Instituto Salk en La Jolla observaron en 2015 que los probandos habían adelgazado siguiendo una única medida: comían conforme a un marco temporal de 11 horas. El sistema circadiano también cumple una función importante en trastornos psicológicos como la depresión. Los pacientes depresivos, casi sin excepción, sufren problemas de sueño: o duermen más de lo normal o sufren insomnio y cansancio durante el día. Las personas maníaco-depresivas suelen presentar un patrón de sueño que cambia de repente; los afectados pasan de un episodio maníaco a uno depresivo, o a la inversa. Es probable que los genes reloj también intervengan en este proceso. Según se ha observado, ratones con una mutación del gen reloj actúan de una forma extremadamente temeraria, la cual podría describirse como maníaca. En el futuro, quizá pueda favorecerse la ritmicidad circadiana de órganos específicos de forma selectiva. Hasta ahora, la cronoterapia se centra en estabilizar el sistema de relojes en su conjunto con ayuda de indica-

MENTE Y CEREBRO

dores temporales externos (la luz, entre otros). A Pedro le convendría pasar más tiempo al aire libre, ya que esa medida contribuiría a reactivar su reloj interno. Una luz brillante por la noche y un oscurecimiento adecuado del dormitorio (para evitar la luminosidad de la mañana) podrían ayudarle a retrasar de nuevo su ritmo de sueñovigilia. Este tipo de medidas de higiene cronológica y del sueño resultan sencillas y carecen, en su mayor parte, de consecuencias adversas. Aun así, su efecto suele subestimarse. H

PA R A S A B E R M Á S

The light-dark cycle controls peripheral rhythmicity in mice with a genetically ablated suprachiasmatic nucleus clock. J. Husse et al. en Federation of American Societies for Experimental Biology (FASEB), vol. 28, págs. 4950-4960, 2014. Synchronization of the mammalian circadian timing system: Light can control peripheral clocks independently of the SCN clock: Alternate routes of entrainment optimize the alignment of the body’s circadian clock network with external time. J. Husse et al. en Bioessays, vol. 37, págs 1119-1128, 2015. The liver in the eyes of a chronobiologist. Z. Zwighaft et al. en Journal of Biological Rhythms, vol. 31, págs. 115-124, 2016. La página www.jetlagrooster.com (en inglés) permite calcular el momento adecuado para tomar melatonina con el fin de combatir el jet lag. EN NUESTRO ARCHIVO

Reloj desacompasado. Thomas Kantermann en MyC n.o 50, 2011. Alteraciones nocturnas. Charles A. Czeisler en IyC, diciembre de 2013. La iluminación artificial desajusta nuestro reloj biológico. Juan Antonio Madrid Pérez en IyC, septiembre de 2015.

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Nuestros relojes internos. Keith C. Summa y Fred W. Turek en IyC, septiembre de 2015.

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NEURO CIENCIA

El cerebro de un matemático profesional se enfrenta a las ecuaciones de manera diferente que el de las personas menos dadas al cálculo. ¿Es posible saber a través de neuroimágenes si un niño posee un talento especial para los números? COGNICIÓN

En el cerebro de un matemático GALLERY STOCK / BLEND IMAGES / JIHAN ABDALLA

JANOSCH DEEG

En síntesis: M  entes con talento para los números

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Para solucionar ejercicios de cálculo, los matemáticos profesionales utilizan, en parte, regiones cerebrales diferentes a las que emplean las personas que presentan una capacidad para los números normal.

2

Ante cálculos complejos, los sujetos no versados en matemáticas presentan una actividad cerebral similar a la que exhiben cuando leen frases absurdas. Es decir, esos ejercicios les parecen una suerte de galimatías.

G

rigori Perelman está considerado uno de los matemáticos más grandes de nuestros tiempos. En 2002 consiguió superar un reto que todavía no había logrado nadie: demostró la conjetura de Poincaré. Casi un siglo antes, en 1904, el matemático y físico francés Henri Poincaré (1854-1912) presentó la hipótesis que lleva su apellido, aunque no la pudo demostrar. Tan difícil era que el Instituto Matemático Clay de Cambridge, en EE.UU., la incluyó entre los Siete Problemas Matemáticos del Milenio. También ofrecía una recompensa de un millón de dólares a quien la resolviera. Esa persona fue Perelman, pero declinó el premio [véase «Las formas del espacio», por Graham P. Collins; Investigación y Ciencia, octubre de 2004]. La conjetura de Poincaré trata sobre las llamadas variedades tridimensionales. Este término se refiere a hipersuperficies abstractas inmersas en un entorno que ha de tener al menos cuatro dimensiones. No se preocupe usted si al leer estas líneas ha sentido vértigo por no entender nada: incluso una detenida explicación de la hipótesis de Poincaré superaría la imaginación de la mayoría de los mortales. Ni siquiera los matemáticos profesionales pueden visualizar estos objetos. Solo dando rodeos logran describirlos con ayuda de fórmulas matemáticas. ¿Por qué algunas personas consiguen entender complejos conceptos matemáticos afrontándolos como si de un juego se tratara mientras que otras fracasan en cálculos tan simples como puede ser el rendimiento que produce un capital? En los últimos años, esta cuestión ocupa de manera creciente el interés de los neurólogos. Uno de sus objetivos reside en comprobar si las diferencias en el manejo de los números y las ecuaciones se re-

E L AU TO R

Janosch Deeges doctor en física y periodista científico.

MENTE Y CEREBRO

3

El volumen de la sustancia gris en el cerebro puede revelar en los niños de ocho años si dominarán el manejo de los números años más tarde. Esa información podría contribuir a formar matemáticos talentosos.

fleja en el ámbito neuronal. ¿Es posible que el cerebro de algunas personas se halle mejor dotado en este aspecto? En 2001, los investigadores intentaron desentrañar el misterio de las «calculadoras humanas». Estos individuos pueden resolver cálculos mentales, incluso muy complejos, de forma extraordinariamente rápida. Para dilucidar qué ocurre en su cerebro, el equipo dirigido por Mauro Pesenti, de la Universidad Católica de Lovaina, invitó a Rüdiger Gamm, un calculador mental alemán, al laboratorio. Los investigadores examinaron su actividad cerebral mediante tomografía por emisión de positrones mientras resolvía una serie de multiplicaciones. A continuación, compararon los resultados con los de personas con una capacidad matemática media (también habían registrado su actividad cerebral mientras resolvían ecuaciones). Descubrieron que, además de la extraordinaria aptitud para el cálculo, Gamm poseía una memoria admirable que le permitía recordar, por ejemplo, miles de cifras del número pi. Esta característica parece la diferencia decisiva en su velocidad de cálculo.

Una memoria fuera de serie

Pesenti y sus colaboradores observaron que, ante ejercicios como «multiplique 76 por 68», los participantes con una competencia matemática normal utilizaban áreas cerebrales de ambos hemisferios asociadas a los estímulos visuales, a la memoria operativa y a la multiplicación y la suma de números. Diversas regiones de los lóbulos frontales y parietales (el giro precentral y el surco intraparietal) participan en estas tareas. Pero Gamm recurría, además de a esa «red de conexiones estándar», a su memoria episódica. Ello le permitía almacenar y recuperar los resultados parciales de las multiplicaciones de modo mucho más eficiente, indican los investigadores. En cambio, los otros probandos depositaban los resultados de los cálculos intermedios en la memoria a corto plazo, los adaptaban y, finalmente, los borraban de la mente. Ello supone un proceso comparativamente más costoso. En conclusión, la capacidad de Gamm de resolver ejercicios matemáticos complicados en pocos segundos no se debe a que realice los típicos procesos de cálculo de forma más rápida, sino a que su cerebro emplea una mejor estrategia.

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Si bien Gamm ejemplifica un caso extremo, si se compara el modo en que el cerebro de un lego en matemáticas procesa ciertas tareas de cálculo con el de un profesional en esta disciplina, también se observan diferencias. En 2016, Marie Amalric y Stanislas Dehaene, del Colegio de Francia en Paris, reclutaron matemáticos profesionales (aunque no genios del cálculo mental) y académicos en otras materias (grupo de control) con el objetivo de analizar su actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional (RMf). Presentaron enunciados de contenido matemático y no matemático a todos los probandos y les pidieron que los calificaran según les pareciesen correctos, incorrectos o absurdos. Durante la solución de los ejercicios, independientemente de si se trataba de un problema de álgebra, geometría o cualquier otra rama matemática, en el cerebro de los profesionales de esa disciplina se activaba una red bilateral que comprendía regiones de los lóbulos frontal, parietal y temporal así como algunas regiones del cerebelo. En las frases sin contenido matemático, esta red permanecía inactiva. Tal diferencia no se manifestaba en el cerebro de los voluntarios no especializados en el cálculo: su cerebro presentaba la misma actividad tanto si veían enunciados matemáticos complejos como si leían frases absurdas (estas no tenían nada que ver con ecuaciones ni fórmulas). Ello sugiere que para el cerebro de estas personas, las matemáticas superiores se asemejan, en el sentido más literal de la palabra, a un galimatías. Los resultados de Amalric y Dehaene aportan, además, una importante información a una antigua controversia: ¿hasta qué punto nuestros conocimientos matemáticos tienen que ver con el lenguaje? Según algunos científicos, la comprensión lingüística y de una gramática compleja es la premisa fundamental para que los humanos pudiesen desarrollar el manejo de los números y las ecuaciones, sobre todo en el caso de las matemáticas superiores. Otros investigadores consideran que la capacidad esencial en este ámbito son los procesos no verbales, como el tratamiento de las proporciones y cantidades, además de la comprensión espacial.

EN BREVE TOMO GRAFÍA POR EMISIÓN DE POSITRONES La tomografía por emisión de positrones (PET) emplea sustancias débilmente radioactivas (trazadores) para ­registrar los procesos metabólicos del organismo. S U S TA N C I A G R I S Se trata de las regiones del sistema nervioso central formadas fundamentalmente por somas. Por el ­contrario, la sustancia blanca comprende sobre todo prolongaciones de las neuronas (axones).

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PICTURE ALLIANCE / ICM

NEURO CIENCIA / C O GNICIÓN

El ruso Grigori Perelman demostró en 2002 uno de los grandes Problemas Matemáticos del Milenio: la conjetura de Poincaré. No aceptó los premios que se le ofrecieron por ello. Vive aislado y alejado de la vida pública.

Un sentido para los números

¿Quién tiene razón? Los matemáticos profesionales del trabajo de Amalric y Dehaene usaban para resolver las tareas áreas cerebrales no especializadas en el lenguaje, sino, al menos en parte, en la comprensión de cantidades y espacios. Entre las regiones que se activaban en estos probandos se encontraba el surco intraparietal, estructura que también se mostró activa en la prueba de cálculo mental de Pesenti. Por el contrario, las regiones relacionadas con el lenguaje y la semántica verbal apenas se solapaban con los patrones de actividad cerebral. Los científicos concluyen que la participación de las áreas del lenguaje en el pensamiento matemático es, a lo sumo, muy pequeña y que la comprensión de las matemáticas superiores se desarrolla a partir de un sentido rudimentario para los números, como el que también presentan algunos animales no humanos. Por otra parte, las áreas cerebrales descritas por los investigadores de París coinciden con las estructuras que, en el caso de los matemáticos profesionales, presentan una densidad de sustancia gris mayor. Con todo, esta diferencia de volumen ya la descubrió en 2007 un grupo de científicos dirigido por Kubilay Aydin, de la Universidad de Estambul. Analizaron, mediante técnicas de neuroimagen, el cerebro de expertos en matemáticas y de médicos y filósofos. Al comparar las sustancias blanca y gris de ambos grupos, constataron que la sustancia gris de los matemáticos era particularmente densa, sobre todo, en los lóbulos frontales y parietales.

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NEURO CIENCIA / C O GNICIÓN

Calculadora cerebral Corteza prefrontal

YOUSUN KOH

Durante la resolución de complejos problemas de cálculo, en el cerebro de los matemáticos profesionales se activa una red neuronal que comprende el surco intraparietal y algunas regiones del giro temporal inferior, de la corteza cerebral prefrontal y del cerebelo. En las personas que no dominan el mundo de los números, esta red neuronal permanece inactiva.

Surco intraparietal

Giro parietal inferior Cerebelo

Los experimentadores atribuyen estos resultados a un efecto del entrenamiento: la sustancia gris aparece más densa sobre todo en las áreas relacionadas con el pensamiento matemático, por lo que el cerebro de los profesionales de esta disciplina se encuentra mejor pertrechado allí donde actúa con mayor frecuencia. Estudios anteriores han revelado un fenómeno similar en músicos y taxistas. Después de años de experiencia, llega un momento en que su cerebro se reorganiza de tal manera que domina las actividades asociadas a la motricidad fina (músicos) o la memoria espacial (taxistas). Del mismo modo, el equipo dirigido por Aydin confirmó una relación entre el tiempo que los matemáticos dedicaban a su actividad académica y la densidad de la sustancia gris en los lóbulos parietales del cerebro. Es muy probable que el efecto del entrenamiento influya también en las diferencias funcionales que presenta el cerebro de los expertos en matemáticas con respecto al de los legos en dicha materia. Tanya Evans, por entonces en la Universidad Stanford, y su equipo investigaron la posibilidad de determinar la capacidad matemática futura de los niños a partir del análisis de su estructura cerebral. Descubrieron que un mayor volumen de sustancia gris en diversas regiones de la corteza cerebral a la edad de ocho años se relacionaba con sus aptitudes matemáticas posteriores. Los progresos de lectura, en cambio, no influyeron en los resultados. Los investigadores esperan que sus hallazgos ayuden algún día a identificar de forma prematura a los alumnos con riesgo de presentar dificultades para las matemáticas. En este último supuesto, se podrían tomar medidas de estimulación preventivas. El beneficio también podría darse a la inversa: se podría identificar a los alumnos particularmente dotados para los números y trabajar con ellos para convertirlos en auténticos talentos.

MENTE Y CEREBRO

Como explicábamos al inicio, Perelman no aceptó el premio de un millón de dólares que el Instituto Clay le ofreció por demostrar la hipótesis de Poincaré. Tampoco recogió la medalla Fields, considerada el premio Nobel de las matemáticas. Ni siquiera accedió a publicar una descripción detallada de su demostración en una reconocida revista especializada. En su lugar, lo hicieron otros investigadores. En fin, qué sucede en la cabeza de algunos genios matemáticos continúa siendo un misterio. H

PA R A S A B E R M Á S

Increased gray matter density in the parietal cortex of the mathematicians: A voxel-based morphometry study. K. Aydin et al. en American Journal of Neuroradiology, vol. 28, págs. 1859-1864, 2007. Brain structural integrity and intrinsic functional connectivity forecast 6 year longitudinal growth in children’s numeral abilities. T. M. Evans et al. en The Journal of Neuroscience, vol. 35, págs. 11743-11750, 2015.

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Origins of the brain networks for advanced mathematics in expert mathematicians. M. Amalric y S. Dehaene en Proceedings of the National Academy of Science USA, vol. 13, págs. 4909-1917, 2016. EN NUESTRO ARCHIVO

La mente del experto. Philip E. Ross en IyC, octubre de 2006. Un sentido universal por las matemáticas. Michael Springer en MyC n.o 23, 2007. Neuronas para calcular. Andreas Niedar en MyC n.o 56, 2012. Áreas parietales superiores, las grandes olvidadas. Emiliano Bruner en MyC n.o 78, 2016.

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KIM VERHAEGHE; HTTPS://ALLESKOMTGOED.EXPOSURE.CO

INSTANTÁNEA

Más de 3000 cerebros en el sótano

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na clínica belga en Duffel, cerca de Amberes, alberga desde hace un año un total de 3348 cerebros de pacientes psiquiátricos fallecidos. Se trata de la mayor colección de este tipo en Europa, ­asegura la revista Psyche en Brein, edición belga de Mente y Cerebro. Estas muestras provienen del gran legado que dejó el neuropatólogo británico John Corsellis, quien trabajó en una clínica de Essex a principios de los años cincuenta del siglo pasado. Entre 1954 y 1997, alrededor de 8000 de sus pacientes le confiaron los restos mortales. A finales de los años noventa, tras el fallecimiento de Corsellis, la colección pasó a manos del Centro de Salud Mental del Oeste de Londres, perteneciente al Servicio Nacional de Salud. Pero, por falta de espacio, una parte se trasladó a la Universidad de Amberes. Así se reu-

MENTE Y CEREBRO

bicaron los 3348 cerebros, con sus historiales clínicos correspondientes, en el sótano del centro psiquiátrico de Duffel. «La colección no solo resulta muy particular por su envergadura. Una parte de los cerebros procede de una época en la que los pacientes aún no recibían medicación», explica Manuel Morrens, profesor de psiquiatría clínica en la Universidad de Amberes. De este modo, las posibles modificaciones cerebrales podían atribuirse a la propia enfermedad. Morrens y su colaboradora Violette Coppens tienen previsto analizar si las muestras presentan señales de inflamación con el fin de indagar el papel de dicha alteración en enfermedades psiquiátricas como la depresión o la esquizofrenia. EOS Psyche & Brein, n.o 5, 2016

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LINGÜÍSTICA C OMPU TACIONAL Los sistemas cognitivos de Google y otros programas de inteligencia artificial deducen el significado del lenguaje humano a partir de métodos estadísticos y redes neuronales artificiales. Pero todavía deben aprender a entender y contar historias SERIE: INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Conversar con un robot CHRISTIANE GELITZ

Serie: «Inteligencia artificial»

GALLERY STOCK / VINCENT FOURNIER

Parte 1: ¿Existe una inteligencia artificial universal? (MyC 84/2017) Parte 2: Inteligencia sin consciencia (MyC 85/2017) Parte 3: Lingüística computacional

¿Llegarán algún día los robots a conversar como los humanos? De momento, los sistemas de inteligencia artificial no van más allá de reproducir y computar el contenido de nuestros textos.

En síntesis:Cómo aprenden a entender las máquinas

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Durante décadas, los lingüistas computacionales intentaron, con modesto éxito, transmitir a las máquinas el significado del len­ guaje humano. En la actualidad lo consiguen mediante el aprendizaje profundo.

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Los algoritmos trocean los textos en sus elementos sintác­ ticos y representan su signifi­ cado en redes semánticas. Estos sis­ temas optimizan el procesamiento del lenguaje natural a partir de principios estadísticos.

E

n la primavera de 2015, expertos en tecno­ logía de la información (TI) empezaron a discutir a través de blogs especializados sobre los insólitos cambios que estaban experimentando en Google. De repente, sus páginas web habían escalado unos cuantos puestos en los resultados de búsqueda o, por el contrario, se habían hundido. Supusieron que se trataba de una actualización del motor de búsqueda. Al principio, Goo­ gle no se pronunció al respecto. Pero, meses más tarde, en otoño, la empresa dio a conocer que una inteligencia artificial (IA) bautizada con el nombre de RankBrain formaba parte de su motor de búsqueda. Según explica­ ron, era capaz de interpretar el sentido y la intención de las consultas ambiguas o coloquiales. Desde entonces, RankBrain participa en la decisión de los resultados de Google. Con todo, existen diversos algoritmos de este tipo. Por ejemplo, desde finales de 2015, Facebook utiliza un software de IA para elegir las fotografías que aparecen en la cronología de sus usuarios. Pero ¿se trata realmente de una inteligencia artificial? Los expertos prefieren hablar de sistemas cognitivos o, abreviado, cog. Estos cuentan con facetas de la inteligencia humana, entre ellas, inter­ pretar palabras ambiguas de manera correcta y formular preguntas para precisar un problema. Los cogs se opti­ mizan a sí mismos permanentemente, es decir, aprenden. Pero reconocer el lenguaje natural, entenderlo y emitirlo supone uno de sus cometidos más difíciles. Este campo científico, que antes se solía denominar lingüística computacional, se conoce hoy como proce­ samiento del lenguaje natural, si bien en el sector de la economía y en el de la industria resultan más habituales los conceptos de análisis de textos y minería de textos. El procesamiento automático del lenguaje se emplea para categorizar los correos electrónicos y comentarios de los clientes, evaluar documentos jurídicos o proto­ colos de seguridad y optimizar los mensajes publicitarios, entre otras tareas. En medicina, los sistemas cognitivos comparan los cuadros médicos y los historiales clínicos con posibles diagnósticos y buscan métodos terapéuti­ cos que ofrezcan el mejor pronóstico para casos indivi­ duales.

MENTE Y CEREBRO

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Para seguir aproximándose a la inteligencia lingüística hu­ mana, las máquinas necesitan un conocimiento cotidiano prácti­ co. Por ese motivo están aprendien­ do a deducir emociones, motivacio­ nes y esquemas de conducta a partir de los textos.

Los cogs también generan textos periodísticos. Ac­ tualmente, Google respalda a numerosas empresas europeas de medios de comunicación que quieren integrar la tecnología lingüística inteligente en su oferta. La agen­ cia de noticias AP produce desde 2014 noticias automá­ ticas sobre las cifras de negocio de empresas estadouni­ denses. Aunque, en promedio, los lectores consideran que los textos creados de forma artificial resultan menos legibles, los estiman más creíbles, hallaron en 2016 cien­ tíficos de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich tras solicitar a casi 1000 sujetos que valoraran noticias deportivas y financieras. No obstante, cuando les expli­ caban que una máquina había escrito el texto, las valo­ raciones se volvían más negativas, independientemente del verdadero autor de la información. No solo los legos ven con escepticismo que las máqui­ nas realicen tareas humanas. La patronal tecnológica alemana Bitkom señala que los cogs funcionan «como una caja negra». Es difícil comprender cómo llegan a sus conclusiones, lo que incrementa el riesgo de «malinter­ pretar completamente los resultados de los análisis cognitivos complejos». Por esta razón, los expertos exigen que se den a conocer públicamente las fuentes de datos y los algoritmos de periodistas robóticos y otros sistemas cognitivos. Los filósofos advierten, además, que el com­ portamiento de los programas apenas resulta previsible. ¿Y cómo puede impedirse que una IA se aproveche para intereses turbios? Ese tipo de reservas en torno a tales algoritmos son fundadas, como se demostró mediante un experimento en marzo de 2016. La empresa Microsoft invitó en Face­ book y Twitter a una pequeña charla con Tay, un progra­ ma de chat con autoaprendizaje. La propuesta de conver­

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L A AU TO R A

Christiane Gelitzes psicóloga y periodista científica.

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LINGÜÍSTICA C OMPU TACIONAL / SERIE: INTELIGENCIA ARTIFICIAL

En la actualidad, los sistemas de IA más exitosos se basan en el aprendizaje de las máquinas. Sus algoritmos (el código de instrucciones para el programa de ordenador) buscan patrones en los datos de que dispone mediante procesos estadísticos con el fin de establecer reglas. Si la retroalimentación (por ejemplo, cuando una regla per­ mite una clasificación o un pronóstico correcto) se su­ ministra con datos de entrenamiento, se habla del apren­ dizaje supervisado. Los humanos proporcionan los criterios bajo los que el sistema debe orientarse. En el aprendizaje no supervisado, el sistema optimiza su pro­ cedimiento bajo otros principios, por ejemplo, reduce un conjunto de datos de forma que se pierda la menor can­ tidad de información posible. No existe un algoritmo de aprendizaje universal, apunta Yoshua Bengio, de la Universidad de Montreal, uno de los desarrolladores más importantes del apren­ dizaje profundo. En este caso, los procesos se desarro­ llan en redes neuronales artificiales, es decir, en varios niveles superpuestos que imitan el procesamiento por capas del cerebro humano. Las conexiones en el inte­ rior de la red pueden reforzarse y, de esta forma, de­ terminar la probabilidad de que una información se propague de un nodo al siguiente, explica Bengio. «Con

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1950

El lógico británico Alan Turing presenta en su artículo Computing machinery and intelligence lo que más tarde denominó test de inteligencia artificial. La máquina supera esta prueba si, tras una conversación de cinco minutos, una perso­ na no es capaz de distinguir si el interlocutor es humano o artificial.

1966

El software lingüístico ELIZA simula la conver­ sación de un psicoterapeuta. Sin embargo, re­ sulta fácil descubrir que se trata de un progra­ ma de ordenador.

1986

El pionero de la inteli­ gencia artificial Marvin Minsky define la inteli­ gencia como una inte­ racción de múltiples, ­pequeñas y, por si solas, triviales capacidades (por ejemplo, comparar, ­simplificar y generalizar).

2001

Tim Berners-Lee, inventor de la World Wide Web, pronostica que, en un futuro próximo, los dispositivos digitales llevarán a cabo el trabajo intelectual de los humanos.

2011

Siri, una aplicación de Apple para telé­ fonos inteligentes, responde a pregun­ tas sencillas pro­ nunciadas en inglés, alemán y francés. Ese año, el sistema de inteligencia artificial Watson, de IBM, derrota a dos campeones hu­ manos del concurso televisivo Jeopardy!.

ISTOCK / WACHIWIT

Lo más novedoso: el aprendizaje profundo

Hitos de la lingüística ­computacional

DPA / INGO WAGNER

sar en directo con una IA atrajo probablemente a algunos usuarios con intenciones y propósitos dudosos, por lo que, al poco rato, Tay comenzó a repetir como un loro comentarios racistas y sexistas. Rápidamente se puso fin al experimento y se borraron esas entradas. El bot con­ versacional dominaba la gramática inglesa, pero no las reglas básicas de decencia y moral. El programa cognitivo más popular que interpreta el lenguaje natural es probablemente Siri, el sistema de asistencia por voz de Apple. Desde 2011 permite mane­ jar el teléfono inteligente mediante lenguaje hablado y responder a preguntas sencillas. Ese mismo año había entrado en el escenario digital el programa informático de IA Watson, de la compañía IBM [véase «La fórmula de la inteligencia», por Paul Delahaye; Mente y Cerebro n.o 84, 2017]. Era el inicio de una nueva época. En 2015 llegaba a la economía alemana lo que las empresas deno­ minaron «la era de la computación cognitiva» en forma de dos grandes inversiones: IBM inauguró en Múnich su sede central de la plataforma Watson, y Google se impli­ có en el Centro Alemán de Investigación para la Inteli­ gencia Artificial (DFKI), el mayor de su categoría a es­ cala mundial. Sin embargo, Wolfgang Wahlster, su director funda­ cional, rebaja las expectativas. La IA se halla todavía a años luz de la inteligencia humana, afirmó en 2016 du­ rante la celebración de la feria de tecnología CeBIT, la más importante del mundo. Según expuso, hasta ahora las máquinas solo pueden adquirir la inteligencia huma­ na de forma sumamente limitada.

LINGÜÍSTICA C OMPU TACIONAL / SERIE: INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Los grandes campos de aplicación de la tecnología lingüística Traducción automática

Desde los años cincuenta del siglo xx, los lingüistas computacionales intentan establecer, con modesto éxito, las reglas para la traducción automática. Pero no fue hasta los años noventa cuando aconteció un notorio avance: los investigadores desarrollaron un modelo basado en la estadística a partir de una gran cantidad de frases en inglés y francés procedentes del Parlamento Canadiense, en el que se usan ambos idiomas. Hoy en día es posible reproducir el contenido central de un texto, incluso cuando estos sistemas no disponen, desde hace tiempo, del seguimiento de traductores humanos. Con todo, solo tiene aplicación práctica cuando ambos colaboran: la máquina propone, el

humano escoge, y la máquina aprende de ello.

tentan averiguar los deseos del usuario, formulan preguntas, buscan los datos necesarios e informan al interesado. También funcionan como inteligencia artificial en robots asistentes o como tutores en forma de avatar. En contextos bien definidos prestan un buen rendimiento, pero no ante un tema de conversación cualquiera.

Lectura automática

La agrupación de numerosos textos resulta sobre todo útil en el ámbito ­científico y, en especial, en medicina. Permite revisar, resumir y valorar continuamente las novedades en la creciente producción de artículos. Sistemas actuales como DeepDive, de la Universidad Stanford, comparan los nuevos textos con los estudios publicados y almacenados en una base de conocimiento.

Análisis del ­sentimiento y minería de opinión

Su objetivo consiste en extraer los sentimientos, las opiniones y las actitudes de los comentarios que aparecen en las redes sociales u otros portales con el fin de deducir de ellos las debilidades de un producto, las oportunidades de éxito de un político o la

Sistemas de asistencia ­lingüística (bot conversacional)

Siri, de Apple, además de Cortana, de Microsoft, y Google Now, son algunos de ellos. Estos programas reconocen el lenguaje, in-

cada nueva experiencia, un algoritmo modifica sus conexiones.» Según los expertos, el aprendizaje profundo constitu­ ye una parte decisiva en el avance relacionado con el procesamiento del lenguaje por parte de las máquinas. Todos los grandes programas comerciales de reconoci­ miento del lenguaje trabajan con este método. Pero otra línea de investigación se está abriendo camino: la técni­ ca de la incrustación de palabras (word embedding). Se trata de registrar el contexto para interpretarlas de ma­ nera correcta. La idea radica en que la palabra que apa­ rece con frecuencia en un entorno similar presenta también un significado semejante. La diferencia entre los diversos métodos se halla sobre todo en las informacio­ nes contextuales que utilizan. Chris Biemann, de la Escuela Técnica de Darmstadt, ha desarrollado, junto con investigadores de IBM, un programa que extrae los contextos típicos de una pala­ bra a partir de una colección de vocabulario amplia (diccionarios, por ejemplo) y, a continuación, propone diferentes contextos posibles. Así, la palabra «vena» puede relacionarse con una inclinación por el arte

MENTE Y CEREBRO

futura cotización bursátil, entre otras informaciones. La mayoría de los sistemas solo estiman el grado positivo o negativo de la valoración. Sin embargo, ya existen los primeros intentos de registrar las emociones básicas (alegría, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa) de los textos. Ante formas de expresión complejas, como la ironía, la investigación aún está en pañales.

Minería de datos en redes sociales

Permite extraer de los textos en Internet rasgos de quien escribe: edad y sexo, personalidad y enfermedades. También se utiliza para descubrir las valoraciones de productos falsas, así como los perfiles fraudulentos en las páginas web de citas.

(«tiene una vena artística») o con el vaso sanguíneo. Mediante una puntuación se indica el significado más probable. Un equipo dirigido por el informático Andrew Ng, de la Universidad Stanford, recurre a dos tipos de contexto para resolver las polisemias: las palabras vecinas y el documento en su conjunto. Uno de sus colegas, Richard Socher, prevé asociar incluso la comprensión del lengua­ je y el reconocimiento de las imágenes. ¿Esta fotografía muestra un animal? Si la respuesta es afirmativa, ¿de qué color es? Los niños pequeños responden sin problema a este tipo de cuestiones, pero un ordenador no. Socher combina una memoria digital a largo plazo para el cono­ cimiento de hechos (memoria semántica) con una me­ moria de trabajo que enlaza la información detallada. Este tipo de modelos de memoria artificial con almacén a corto plazo son también lo último en traducción auto­ mática.

Aprender con probabilidades

De forma similar a los médicos, que comprueban sus métodos con pacientes, los tecnólogos del lenguaje in­

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De la sintaxis a la semántica

Un programa muy conocido para el análisis lingüístico es el software Stanford CoreNLP. Ideado por Christopher Manning, de la Universidad Stanford, es capaz de clasi­ ficar frases con todo tipo de informaciones, entre ellas, clases de palabras y referencias dentro de la oración. Tales «anotaciones» también indican si un nombre propio se refiere a una persona, a un lugar o a una organización y si una frase corresponde a una afirmación, una pregun­ ta o una solicitud. En la actualidad existen numerosos documentos «anotados» que, a su vez, sirven como material de entrenamiento para desarrollar métodos e instrumentos novedosos. Las redes sociales también son una fuente particular­ mente productiva de material del lenguaje natural. El análisis de la forma de expresarse de ciertos usuarios puede ayudar a identificar patrones lingüísticos. En 2015, un equipo dirigido por la desarrolladora de Microsoft Margaret Mitchell descubrió que las personas que, según

MENTE Y CEREBRO

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2014 La agencia de noticias estadounidense AP ge­ nera de forma automatizada artículos sobre las cifras de negocio de empresas estadounidenses.

2015

Los minicomputadores Amazon Echo (2015, derecha) y Google Home (2016) funcionan sin teclado ni pantalla. Con un micrófo­ no y un altavoz integrados reaccionan a órdenes me­ diante voz e informan al usuario sobre el tiempo, ponen música o piden en­ tradas por Internet.

2016

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GOOGLE INC.

2015/2016

Tay, el chat de inteligencia artificial de Microsoft, produce mensajes cortos racistas y sexistas tras intercambiar contenidos durante todo un día con personas en Twitter.

Ese año existirán ordenadores con una inteli­ gencia artificial equivalente a la de los huma­ nos, según una encuesta entre expertos llevada a cabo por el filósofo Nick Bostrom.

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FRMORRISON / CREATIVE COMMONS BY.SA 3.0

Google integra en su motor de búsqueda el sis­ tema de inteligencia artificial RankBrain.

GEHIRN UND GEIST

vestigan sus algoritmos con datos y examinan si cumplen su cometido. En un experimento publicado en 2016, informáticos turcos analizaron los métodos estadísticos que permitían extraer palabras clave de los textos cien­ tíficos y categorizar esos documentos. El ganador (una combinación de los algoritmos denominados Ramdom, Forest y Bagging) alcanzó una tasa de aciertos de casi el 94 por ciento. En 2015, psicólogos de la Universidad Carnegie Mellon fueron más allá: investigaron en qué medida estos procedimientos matemáticos coinciden con el proceso de aprendizaje natural. A partir de un artículo de revisión sobre los principios estadísticos en el apren­ dizaje temprano del lenguaje constataron, por ejemplo, que los lactantes determinan la separación de las pala­ bras mediante la probabilidad con la que aparecen juntas las secuencias de fonemas. De esta manera, rela­ cionan las sílabas que se suceden a menudo con una misma palabra. También confirmaron que los bebés se orientan por distribuciones de frecuencias para dife­ renciar los fonemas. Ante dos variantes de pronunciación frecuentes deducen, de forma inconsciente, que se trata de dos fonemas distintos. Cuando la pronunciación se distribuye en un pico, aprenden que es un mismo y único fonema. Hasta los años setenta del siglo pasado se solían insertar directamente las normas lingüísticas (como la categorización de las palabras en sustantivos, verbos y adjetivos) para enseñar al ordenador a entender el lenguaje humano. Sin embargo, este método resultaba complicado, entre otras razones, porque una misma palabra puede tener diferentes significados («ser» exis­ te como verbo y como sustantivo). Pero tales ambigüe­ dades pueden resolverse mediante sistemas estadísticos que «entrenen» a la máquina con una gran cantidad de datos.

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Las fases de la lingüística computacional

Según Cambria, el procesamiento del lenguaje natural se encuentra en la segunda de un total de tres fases de investigación que se solapan. La primera, que comenzó en los años cincuenta del siglo pasado, se ocupó prin­ cipalmente de la sintaxis, es decir, del análisis de los elementos de una frase. La segunda, la fase semántica, se centra, sobre todo, en la construcción del significado. «Mientras que en los humanos cada palabra activa una cascada de conceptos, experiencias y sensaciones simi­ lares, las computadoras deben aprender primero a elaborar relaciones.» Las redes semánticas contribuyen a ello. El concepto, que surgió en los primeros años de la década de los se­ senta, fue desarrollado veinte años después por Marvin Minsky (1927-2016), considerado una leyenda dentro de la ciencia de la IA [véase «Marvin L. Minsky: el genio de la inteligencia artificial», por John Horgan; Investi­ gación y Ciencia, febrero de 1994]. La comunidad científica intentó construir un banco de datos universal del conocimiento común mediante redes semánticas. En 1985, se dio a conocer en la Universidad de Princeton el programa WordNet, una especie de léxico que agrupa palabras en inglés a partir de relaciones semánticas.

MENTE Y CEREBRO

1950

Fase pragmática Fase semántica Fase sintáctica 2000

Año

2050

GEHIRN UND GEIST SEGÚN «JUMPING NLP CURVES: A REVIEW OF NATURAL LANGUAGE PROCESSING RESEARCH». E. CAMBRIA Y B. WHITE EN IEEE COMPUTATIONAL INTELLIGENCE MAGAZINE, VOL. 5, PÁGS. 48-57, 2014.

Desarrollo cronológico de la lingüística computacional Incremento del rendimiento

sus propias palabras habían enfermado de esquizofrenia, hablaban con mayor frecuencia sobre sí mismas y rara­ mente empleaban signos de exclamación o emoticonos. Esta observación concuerda con dos síntomas usuales de la enfermedad mental: la fuerte preocupación por uno mismo y el afecto plano. De hecho, determinar el contenido emocional de los textos se ha convertido en una especialidad dentro del procesamiento del lenguaje natural: el análisis del senti­ miento. Pero la mayoría de las herramientas comerciales que ofrecen este tipo de tratamiento se limitan, sobre todo, al análisis de categorías simples (positivo y negati­ vo) o a unas pocas emociones previamente escogidas. Un programa de Microsoft elaborado junto con investiga­ dores de la Universidad Beihang en Pekín combina para ello diferentes elementos sintácticos. Por ejemplo, la oración «La película no es muy buena, pero aun así me gusta», recibe una valoración global positiva tras com­ putar la negación («no»), el refuerzo («muy») y el con­ traste («pero»). Por lo general, este tipo de sistemas no procesan —o solo de forma limitada— el contexto, aunque ello podría decidir el significado de la oración, subraya Erik Cambria, de la Universidad Tecnológica de Nanyang. La frase «¡Lea usted el libro!» recibe una buena valoración si aparece en el marco de una reseña literaria, no así si surge en relación con una crítica cinematográfica. Por ello, Cam­ bria aconseja interpretar las emociones a partir del sig­ nificado completo del texto en vez de centrarse solo en la sintaxis de la oración. «Los sistemas de la próxima generación precisan de una base más amplia», señala.

2100

Según un modelo de Erik Cambria, de la Universidad Tecnológica de Nanyang, y Bebo White, de la Universidad Stanford, la lingüística computacional se desarrolla en tres fases análogas a los niveles de comprensión del lenguaje: sintáctico (construcción de oraciones y gramática), semántico (significado) y pragmático (sentido y uso en el contexto).

Mas los años siguientes no aportaron los grandes progresos esperados. La lingüística computacional no se desarrolló con la misma velocidad que otras tecnologías. Cambria relativiza incluso los éxitos más recientes: «Si bien el procesamiento del lenguaje natural ha producido inteligencia artificial como los programas Watson, de IBM, y Siri, de Apple, estos no saben lo que hacen». Para lograr que las máquinas comprendan el sentido de lo que repiten como un loro necesitarían un conocimiento empírico práctico. Cambria espera que la tercera fase del procesamiento del lenguaje natural, la pragmática, alcan­ ce su punto álgido a finales del siglo xxi. Entre los precursores de esta «nueva era» se encuen­ tra Patrick Winston, informático emérito del Instituto de Tecnología de Massachusetts y discípulo de Minsky. En un artículo de 2012 advirtió que quien quisiera desarrollar la inteligencia artificial no debía preguntar­ se si las máquinas podían pensar; mucho más impor­ tante era plantearse qué diferencia el pensamiento hu­ mano del de otros primates, o cómo se engranan las capacidades cognitivas. Este científico opina que la inteligencia humana nace de la capacidad de contar historias y entenderlas. Por eso, junto con su grupo, ha creado el sistema Genesis, un programa que busca en los textos las relaciones entre episodios o argumentos. De esta manera ha identificado que la obra Macbeth de Shakespeare y la ciberguerra entre Rusia y Estonia contienen un mismo motivo: la venganza. Esta palabra no aparece en los resúmenes analizados por el sistema.

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LINGÜÍSTICA C OMPU TACIONAL / SERIE: INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Los lingüistas computacionales Anette Frank, de la Universidad de Heidelberg, y Michael Roth, de la Uni­ versidad de Edimburgo, también han avanzado en la detección de relaciones indirectas. Para ello construyen relaciones implícitas entre dos oraciones. Por ejemplo, en las frases «El Salvador es el único país latinoameri­ cano con tropas en Irak. Nicaragua retiró sus tropas el mes pasado», los algoritmos completan el término eli­ dido: Irak («Nicaragua retiró sus tropas de Irak el mes pasado»). «Los acontecimientos no ocurren por casualidad, sino en una determinada sucesión», afirma Nils Reiter, del Instituto para el Procesamiento Mecánico del Lenguaje de la Universidad de Stuttgart. Este investigador descom­ pone las historias en unidades cerradas (como diálogos o escenas retrospectivas) que forman estructuras narra­ tivas superiores. El concepto de estos «esquemas narrativos» fue de­ sarrollado por Nate Chambers, por entonces doctorando en la Universidad Stanford y científico en prácticas en el departamento de investigación de Google. En el modelo de red del hoy catedrático de informática de la Academia Naval de Estados Unidos, los nodos representan aconte­ cimientos y contienen al menos un predicado («arrestó») y como mínimo un sujeto («un policía») o un objeto («a un sospechoso»). Los denominados grafos unen los nodos y definen una sucesión típica: el sospechoso es detenido, inculpado, se declarará inocente o culpable, es juzgado y, finalmente, ingresa en prisión. En 2007, Chambers presentó un método que deter­ mina la línea temporal entre dos acontecimientos. Para ello, primero indaga las palabras clave (como «antes» y «después»), además de la forma temporal de los verbos. A continuación, computa con esos datos la relación tem­ poral entre los nodos. El ordenador logra esta tarea in­ cluso mejor que las personas, según se demostró a partir de un experimento que incluía más de 3000 sucesos que habían sido publicados en noticias. El sistema aprende las secuencias esquemáticas re­ gistrando la frecuencia con que un acontecimiento

precede a otro. Una muestra estadística de artículos de The New York Times reveló que el verbo «detener» pre­ cedía al verbo «condenar» 684 veces; solo en 22 casos la sucesión era a la inversa. De una compilación de artículos periodísticos, uno de cada tres acontecimien­ tos podía clasificarse como un esquema típico (por ejemplo, «arresto y enjuiciamiento»). Solo el 3,5 por ciento no concordaba con ningún esquema; el resto quedaba en algún punto intermedio. ¿Qué habilidades requieren los cogs para entender la comunicación humana en todas sus facetas? Wahlster señala que el mayor problema reside en lograr un apren­ dizaje con menos ejemplos. Un niño es capaz de aprender simplemente observando; un robot no. Biemann se muestra de acuerdo: «Necesitamos algoritmos que pue­ dan deducir reglas a partir de pocos casos». Pero no todo el mundo ve con buenos ojos que los sistemas cognitivos se hagan más inteligentes o que in­ cluso nos superen. Temen que las empresas, los servicios secretos y posibles organizaciones criminales puedan cometer abusos si los ordenadores descubren sin esfuer­ zo las preferencias, los pensamientos y las opiniones a través de nuestro lenguaje. Quizá podrían salvarse de ello las personas que hablan uno de los cientos de idiomas que los sistemas cognitivos no entienden. Hasta la fecha, los programas exitosos solo están disponibles para unas pocas lenguas. Los desarrolladores se han planteado este desafío y buscan diseñar sistemas que se adapten a cualquier len­ gua por sí mismos. El equipo de Biemann trabaja en un programa capaz de trocear textos escritos en cualquier idioma en sus elementos básicos sin conocimientos previos de vocabulario o gramática. Por ahora, un siste­ ma es capaz de distinguir dos lenguas a partir de unas 1000 palabras e incluso de inferir significados a partir de un millón de vocablos. Con todo, ya existe un sistema cognitivo que con solo un par de palabras consigue determinar nuestras inten­ ciones y que cada vez se torna más inteligente. Nosotros mismos lo entrenamos a diario. ¿Su nombre? Google.H

PA R A S A B E R M Á S

Jumping NLP curves: A review of natural language processing research. E. Cambria y B. White en IEEE Computational Intelligence Magazine, vol. 5, págs. 48-57, 2014. Dense event ordering with a multi-pass architecture. N. Chambers et al. en Transactions of the Association for Computational Linguistics, vol. 2, págs. 273-284, 2014. Advances in natural language processing. J. Hirschberg y C. D. Manning en Science, vol. 349, págs. 261-266, 2015. EN NUESTRO ARCHIVO

Técnicas de aprendizaje automatizado. Y. S. Abu-Mostafa en IyC, abril de 2013. Aprendizaje profundo. Yoshua Bengio en IyC, agosto de 2016. Hacia una inteligencia artificial más humana. Alison Gopnik en IyC, septiembre de 2017.

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NEURO CIENCIA A nuestro cerebro le atraen las caras. Y la capacidad para reconocerlas se la debemos a un mapa topológico situado en la ­corteza visual, el cual parece organizado a semejanza de un rostro

HOMÚNCULO VISUAL

Un retratista en el cerebro

ISTOCK / SENSORSPOT

SABRINA SCHRÖDER

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Distancia Área facial occipital

Área facial fusiforme

Para saber la manera en que el cerebro procesa las caras, los investigadores presentan imágenes de fragmentos de rostro mientras registran la actividad cerebral del probando mediante tomografía por resonancia magnética funcional (RMf). Previamente, crean una matriz (arriba, derecha), en la cual marcan con diferentes colores las distancias entre los fragmentos. Por ejemplo, la intersección entre la nariz y la boca, zonas que se hallan próximas, aparece coloreada en amarillo claro. En cambio, la cuadrícula correspondiente a la barbilla y los ojos, que se encuentran a mayor distancia, es violeta. Los investigadores trasladan los resultados de la RMf a una matriz: si el patrón de actividad es similar, la distinguen en amarillo, si es diferente, en violeta. Tanto en el área facial occipital como en la fusiforme, la actividad se diferencia más cuanto más alejados se hallan los fragmentos rostrales.

En síntesis:Reconocimiento facial

1

A través de la actividad cerebral se puede saber cuándo una persona contempla un rostro. Pero no solo eso: ahora incluso permite conocer qué parte de la cara del otro observa.

2

Los rasgos que se encuentran próximos en un rostro activan grupos de neuronas que también se hallan cercanas entre sí del área occipital de quien mira.

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Los investigadores denominan a esta forma de organización «faciotopo», del latín facie («cara»), y del griego topos («lugar»).

«THE SEARCH FOR THE FACE OF THE VISUAL HOMUNCULUS». J. VAN DEN HURK ET AL. EN TRENDS IN COGNITIVE SCIENCES, VOL. 19, PÁGS. 638-641, 2015. IMPRESO CON PERMISO DE ELSEVIER / CCC

L

a capacidad para reconocer las caras humanas e interpretar sus gestos constituye una condición previa e indispensable para la vida social. Basta con mirar el rostro de la persona que se sienta a nuestro lado en el teatro para saber si la conocemos, imaginarnos su manera de ser y de comportarse y respirar tranquilos porque, según nos sugiere su semblante, se comportará correctamente durante la representación. La maquinaria neuronal del reconocimiento facial trabaja a tal velocidad que en pocas décimas de segundo puede determinar si alguien nos resulta conocido. Incluso cuando no logramos recordar en ese instante de qué nos suena esa persona, tenemos la vaga sensación de haberla visto antes. Incluso los bebés, al poco tiempo de nacer, reaccionan con más intensidad ante los patrones similares a las caras que ante otros estímulos visuales de complejidad equiparable [véase «Expertos en rostros», por Stefanie Höhl; Mente y Cerebro n.o 58, 2013]. Pero ¿qué ocurre en nuestro cerebro cuando contemplamos un rostro? En 1997, la científica cognitiva Nancy Kanwisher, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, constató que se activaba el área fusiforme facial cuando los sujetos, tumbados bajo el escáner, observaban una cara. Ante imágenes de objetos, en cambio, esta área del lóbulo temporal permanecía muda. Algo más tarde, los investigadores descubrieron otras dos estructuras que reaccionan de manera similar: el área occipital facial (alojada en la transición del lóbulo occipital al temporal) y el surco temporal superior. Al parecer, estas tres regiones establecen un estrecho intercambio bidireccional e interpretan diversas características del rostro con el fin de identificar a la persona y de interpretar sus gestos. El equipo de Nikolaus Kriegeskorte, de la Unidad de Cognición y Neurociencias en Cambridge, ha mostrado en fecha reciente que las partes próximas entre sí de la cara que se observa (la nariz y la boca, por ejemplo) activan grupos neuronales que también se hallan cercanas en las áreas occipital y fusiforme faciales. Los científicos han denominanado «faciotopo» a esta distribución somatotópica.

El estudio consistió en lo siguiente: los investigadores registraron la actividad cerebral de 12 sujetos mientras les presentaban una docena de fragmentos faciales: una nariz, una boca, una oreja o la parte superior de la frente, entre otras. A continuación, compararon los resultados y observaron que cuanto más distaban las zonas de las caras entre sí, más se diferenciaban los patrones de actividad cerebral. Con ánimo de ahondar en el asunto, Kriegeskorte y sus colaboradores buscaron en el área occipital facial y el área fusiforme facial las regiones que respondían con mayor intensidad ante determinados fragmentos rostra-

les. De nuevo compararon la distancia entre dichas regiones corticales con la distancia entre los fragmentos de la cara. Comprobaron que, sobre todo en el área occipital facial, los grupos neuronales que se encargaban del procesamiento de los rasgos faciales vecinos se encontraban ordenados uno al lado de otro. Dicho de otro modo, cuando observamos una nariz se activan regiones alojadas junto a las que procesan la imagen de la boca. En cambio, las neuronas que corresponden a la boca y a los ojos se hallan algo más espaciadas; más aún las neuronas relacionadas con el mentón y la frente. Los investigadores concluyen que el área occipital facial está orga-

Identificador facial en el cerebro Cuando contemplamos un rostro, la corteza visual procesa primero los estímulos visuales. A continuación, los transmite hacia el área occipital facial, en la frontera entre el lóbulo occipital y el temporal, en dirección hacia el surco temporal superior. Estas áreas mantienen un estrecho intercambio con el área fusiforme facial. De manera conjunta, interpretan diversas características de la cara y la identidad de la persona. Pero también se activan otras estructuras, entre ellas, la amígdala, el estriado, el precúneo y la corteza paracingulada anterior. Entre otras funciones, relacionan la cara con determinadas emociones y contenidos de la memoria. Journal of Neuroscience, vol. 17, págs. 4302-4311, 1997; Current Biology, vol. 24, págs. 2066-2070, 2014; Neuropsychologia, vol. 45, págs. 32-41, 2007 Corteza paracingulada anterior Precúneo Estriado

Surco temporal superior

Corteza visual

Amígdala

YOUSUN KOH

Área facial fusiforme

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Área facial occipital

NEURO CIENCIA / HOMÚNCULO VISUAL

L A AU TO R A

Sabrina Schröderes doctora en biología y periodista científica.

nizada con una disposición similar a las caras. En cierta medida, el semblante de nuestro prójimo se ve reflejado en nuestro propio cerebro. Con todo, este principio no supone ninguna novedad. También percibimos las señales hápticas que provienen de la piel y los músculos mediante un mapa somatotópico similar. La región de la corteza somatosensorial (con frecuencia denominada homúnculo) reproduce la superficie del propio cuerpo, aunque con un tamaño distorsionado. Se trata de una especie de hombrecillo, cuyas partes corporales se representan de distinto tamaño según la sensibilidad de cada área. Por ejemplo, sus labios y dedos son enormes, puesto que poseen una mayor densidad de receptores hápticos.

Un rostro en el cerebro

La región de la corteza visual encargada de representar nuestra retina se organiza de manera retinotópica: las neuronas vecinas de los lóbulos visuales se corresponden con los campos que en la retina también se encuentran próximos. Sin embargo, en un momento determinado, los mapas retinotópicos de los lóbulos visuales se diferencian de los somatotópicos de la corteza somatosensorial y de la arquitectura faciotópica del área facial. Finalmente, la estructura representa el rostro de quien miramos (y no fragmentos de nuestro propio cuerpo). ¿Cómo se forma este mapa topológico en el cerebro? Según una idea ampliamente aceptada, diversas regiones

de la corteza visual ventral, entre las cuales se encuentran las áreas fusiforme y occipital faciales, se especializan en los estímulos visuales que aparecen con mayor frecuencia en su «ámbito competencial». En el caso de las áreas faciales se trata de los rostros humanos. Kriegeskorte y colaboradores proponen que cuando nacemos, estas regiones cerebrales están organizadas «únicamente» de manera retinotópica. Ya que por lo general visualizamos el plano central de una cara (ojos, boca, nariz), las neuronas que representan la zona central de la retina se especializan en estos fragmentos rostrales. Los grupos de neuronas que procesan las señales procedentes de la periferia del campo visual se encargarán más adelante de la frente, la barbilla y las orejas. Kriegeskorte afirma que esta estructuración de los lóbulos resulta ventajosa: por motivos de espacio, y puesto que cada intercambio neuronal emplea energía, no es posible conectar todas las neuronas con las demás. Por ello, cuanto más eficiente sea su organización, menos energía emplearemos, de modo que nos permitirá reaccionar con mayor rapidez ante los estímulos. Al fin y al cabo, la velocidad resulta crucial en el reconocimiento de caras. Sin embargo, el investigador se muestra cauteloso con la interpretación de sus datos, ya que la valoración es compleja: no hay que olvidar que las regiones cerebrales son muy pequeñas y que la tomografía tiene una capacidad de resolución reducida. Un vóxel (un píxel tridimensional de una imagen de resonancia magnética) posee una longitud de dos milímetros; pero un fragmento de tejido cerebral del mismo tamaño abarca varios cientos de miles de neuronas. De esta manera, siempre se observa la actividad de un enorme grupo de células. «Aún no hemos podido reconocer una cara concreta en los patrones de activación», señala Kriegeskorte. En el próximo experimento prevé emplear un escáner cerebral más potente.  H

PA R A S A B E R M Á S

The fusiform face area: A cortical region specialized for the perception of faces. N. Kanwisher y G. Yovel en Philosophical ­Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, vol. 361, págs. 2109-2128, 2006. A revised neural framework for face processing. B. Duchaine y G. Yovel en Annual Review of Vision Science, vol. 1, págs. 393-416, 2015. Faciotopy: A face-feature map with face-like topology in the human occipital face area. L. Henriksson et al. en Cortex, vol. 72, págs. 156-167, 2015. The search for the face of the visual homunculus. J. Van den Hurk et al. en Trends in Cognitive Sciences, vol. 19, págs. 638-641, 2015. EN NUESTRO ARCHIVO

El homúnculo se moderniza. Hobertus Breuer en MyC n.o 4, 2003. Reconocimiento facial. Nina Bublitz en MyC n.o 31, 2008.

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Ataque de locura homicida La mayoría de las personas que han cometido un asesinato múltiple a causa del llamado síndrome de Amok, o ataque de locura homicida, muestran sentimientos de omnipotencia y el deseo de que no se les olvide nunca

GETTY IMAGES / HULTON ARCHIVE / KEVIN MOLONEY

B R I T TA B A N N E N B E R G

Los dos jóvenes que en 1999 asesinaron a una docena de alumnos y un profesor en el estadounidense instituto ­Columbine han sido venerados por muchos de sus futuros imitadores.

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L A AU TO R A

Britta Bannenberges profesora de criminología en la Universidad Justus Liebig de Giessen. Desde hace años investiga el ataque de locura homicida.

E

l 18 de julio de 2016, un refugiado de 17 años atacó con un hacha y un cuchillo a cuatro pasajeros de un tren regional que circulaba por las inmediaciones de la cuidad alemana de Wurzburgo. Los medios de comunicación informaron del suceso durante días. El joven había registrado con su teléfono móvil un vídeo en el que se confesaba adepto al Estado Islámico. Pocos días después, el 22 de julio hacia las seis y media de la tarde, empezaron las primeras comunicaciones y emisiones especiales sobre unos posibles actos terroristas en Múnich. En un principio se habló de varios sujetos provistos de armas que habían sido vistos en distintos sitios de la ciudad. Hubo un gran despliegue policial. También se interrumpió la circulación del metro, se acordonó la ciudad y los ciudadanos que se encontraban en la calle buscaron refugio en los establecimientos co­ merciales. La televisión mostraba imágenes de agentes de policía fuertemente armados que ponían en seguridad a las personas. En las redes sociales se precipitaban los rumores. Hasta medianoche no se supo que un solo homicida de 18 años había disparado a nueve personas en el centro comercial Olympia de Múnich y que, final­ mente, se suicidó. En el marco de este clima mediático caldeado, al cabo de 48 horas un ciudadano sirio de 27 años perpetró otro ataque suicida en Alemania en nombre del islam: se voló por los aires frente a la entrada de un festival de música que se celebraba al aire libre en Ansbach. Un total de 15 personas resultaron heridas. ¿Qué lleva a cometer tales acciones? ¿Se pueden evitar? Con el fin de averiguarlo, investigadores de la Universidad de Giessen analizamos entre los años 2013 y 2016 el ataque de locura homicida o síndrome de Amok.

Esto se consigue cuando el delito resulta «espectacular» y afecta a víctimas elegidas al azar. En cambio, el objeti­ vo de los terroristas es, sobre todo, difundir miedo y terror. Si actúan en grupo, quieren demostrar poder y violencia para hacerse respetar entre los suyos y, a su vez, ganar prestigio para sí mismos. Pero el terrorista que actúa solo presenta características en común con la persona que comente un homicidio relacionado con un ataque de locura, puesto que los dos se creen grandiosos y, por lo general, manifiestan una personalidad narcisista en extremo. Normalmente, sus fantasías de asesinato también incluyen el suicidio tras el «exitoso» acto homicida. Ello favorece que adopten una conducta intransigente. Por lo común, una vez que han empezado con el atentado quie­ ren matar a cuantos más inocentes mejor con el fin de causar una gran sensación. A través del análisis de informaciones detalladas pu­ blicadas en los medios de comunicación pueden distin­ guirse dos tipos de imitadores de estos homicidas: por un lado, un grupo mayoritario formado por sujetos ino­fensivos que «aprovechan» los ataques recientes de otros para emitir amenazas con las que ganan apariencia y que les permiten disfrutar, ya sea de manera anónima o pública, de la atención que reciben por ello. Por otro lado existe un grupo reducido de personas «propensas» a cometer estos ataques. Sus fantasías giran en torno a perpetrar un asesinato y se sienten motivadas para pla­ nificarlo. Sus amenazas son más indirectas y ambiguas. Dudan entre el deseo de anunciar su grandioso plan y la precaución de no delatarse.

La difícil búsqueda del porqué

Para nuestra investigación reunimos material de todos los casos de jóvenes homicidas que habían ocurrido en Alemania entre 1964 y 2016, así como de 40 ataques Llamar la atención llevados a cabo por adultos (mayores de 23 años). Basa­ Ya sea con o sin trasfondo ideológico, la meta de estas mos el análisis en expedientes penales y pruebas crimi­ personas es captar la mayor atención mediática posible. nales, testimonios de los propios homicidas (sus diarios,

¿Qué es?

Las personas que sufren un ataque de locura homicida, o síndrome de Amok (palabra malaya para este tipo de trastorno), cometen masacres, tras las cuales, por lo general, acaban suicidándose. Suelen presentar una personalidad narcisista extrema. Por lo común, actúan movidas por sentimientos de odio, ira y venganza hacia la sociedad o hacia grupos sociales determinados. Aun así, su motiva­ ción principal reside en convertirse en el centro de atención de los medios de comunicación y, sobre todo, en con­ seguir que no se les olvide jamás.

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¿Por qué?

Los jóvenes que han intentado o han conseguido perpetrar un homicidio suelen sentir que no encajan en el mundo ni en su entorno. También presentan rasgos pa­ ranoicos: se ofenden fácilmente, son egoístas y poco o nada empáticos, y con frecuencia se identifican con ase­ sinos en masa, a los que quieren parecerse. Los adultos que cometen este tipo de actos suelen presentar un tras­ torno esquizofrénico, en su mayoría esquizofrenia paranoide. En ambos casos, las armas les sirven para mostrar su omnipotencia.

notas y cartas), entrevistas con ellos, las víctimas y el entorno social, así como peritajes psiquiátricos y psico­ lógicos y autopsias psiquiátricas en los casos en los que el sujeto se había suicidado. Los 35 jóvenes que habían intentado o logrado come­ ter un asesinato múltiple tenían entre 13 y 23 años. En su mayoría eran varones (solo registramos tres mujeres) y acostumbraban a actuar en solitario. Un total de 19 ca­ sos, entre los que se encontraban los homicidios produ­ cidos en Erfurt (2002), en Emsdetten (2006) y en Win­ nenden (2009), los clasificamos como un grupo típico del ataque de locura homicida. Los 14 sucesos que utili­ zamos como grupo de control se diferenciaban del perfil característico por la personalidad de sus autores, el motivo de acción o el procedimiento utilizado. Los jóvenes que presentan el síndrome de Amok son, en su mayoría, tranquilos y reservados y, por lo general, se les considera tipos raros y solitarios. Se sienten extra­ ños en el mundo y su entorno, y tienen dificultades para relacionarse con los demás. Su personalidad es narcisis­ ta y manifiestan rasgos paranoicos: se ofenden con faci­ lidad, son egoístas y poco o nada empáticos. En cambio, no son ni impulsivos ni agresivos. A menudo se sienten humillados y maltratados (aunque a veces tan solo poco atendidos y admirados), pero los demás no comprenden sus emociones. Con frecuencia provienen de familias que, a ojos de una persona ajena, parecen normales, aunque estos sujetos adoptan un papel particular dentro del seno familiar porque resultan más introvertidos y solitarios. Carecen de relaciones de confianza con los parientes o de amistades profundas con personas de su edad. En el instituto se sienten desbordados. No forjan planes de futuro, pasan mucho tiempo frente al ordenador y pocas actividades les proporcionan alegría. No se sienten reco­ nocidos por los demás, desarrollan un odio muy marca­ do hacia sus compañeros, aunque no lo manifiestan. Por ello, no llaman la atención a causa de arrebatos de vio­ lencia o de delitos anteriores. Sin embargo, sus testimonios y declaraciones en Internet delatan la dimensión de su menosprecio. Los individuos propensos a presentar un ataque de locura homicida reflexionan sobre la venganza e imagi­ nan de manera detallada la sensación que se debe expe­ rimentar al herir o matar a otras personas. Se identifican con asesinos en masa y quieren ser como ellos (o mejo­ res). Los imitan, por ejemplo, escuchando la misma

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música. Según datos de la policía alemana, el homicida de Múnich visitó y fotografió en Winnenden la escuela de enseñanza secundaria donde en 2009 sucedió la masacre que se saldó con 15 muertos y el suicidio del homicida. También mantuvo contacto con el asesino en masa noruego Anders Breivik, autor de un ataque bom­ ba y una masacre posterior en un campamento de vera­ no. Provocó 77 muertes. El ataque que dos estudiantes llevaron a cabo en abril de 1999 en el instituto Columbine, en Estados Unidos, fascina de manera particular a los potenciales homicidas. En la actualidad, todavía se pueden encontrar en Internet secuencias originales que grabó una cámara fija situada en la cafetería del centro. También están publicados los diarios, las redacciones y las anotaciones de los dos ase­ sinos, quienes habían planeado la masacre durante más de un año. En sus textos justifican las fantasías violentas con odio y menosprecio hacia la sociedad. Con todo, su mayor motivación era que jamás se les olvidara. Durante meses, los futuros homicidas suelen limitarse a recopilar información sobre personas que han cometido masacres y a ver imágenes y vídeos de tales acciones. También fantasean que protagonizan estos actos, imaginan posibles escenarios de actuación y disfrutan del sen­timien­ to de superioridad que les invade. La identificación con asesinos o personajes vengativos de películas o videojuegos se antoja adolescente e inma­ dura. Con frecuencia, los autores imitan a sus ídolos du­ rante el ataque vistiendo camisetas con mensajes de odio o ropa de combate. Se presentan como víctimas que practican la venganza, lo cual no tiene nada que ver con la realidad, ya que la mayoría nunca ha sufrido acoso escolar ni maltrato. Los videojuegos de disparos en pri­

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Los jóvenes que sufren un ataque de locura homicida matan por una variedad de motivos, entre ellos, sentimientos de ira y odio, deseo de venganza y afán de conseguir atención mediática N.O 86 - 2017

DPA / KARL-JOSEF HILDENBRAND

SYLL ABUS

En el patio de la escuela Albertville, en Winnenden, se depositaron flores y velas en recuerdo de las 15 víctimas del atentado. El autor del homicidio se suicidó tras cometer la masacre.

mera persona, las películas de violencia, las canciones con textos sembrados de odio y el entusiasmo por las armas inspiran y refuerzan las fantasías de agresión ya existentes en estos individuos. También sirven para que estos en realidad jóvenes fracasados, desbordados y dolidos se autodefinan. Las armas de fuego cumplen una función muy impor­ tante para este tipo de homicidas, puesto que les permi­ ten demostrar su omnipotencia. Con ellas pueden lograr un número de víctimas más elevado que con una arma blanca o punzante. Por lo común, los jóvenes recurren a fusiles no reglamentarios y a pistolas o revólveres que se hallan en sus casas. Aunque el homicida de Múnich, en

cambio, consiguió una pistola y municiones en la «Red oscura» (la red oculta o anónima de Internet).

Inmortalidad en la Red

Los adolescentes con un ataque de locura homicida matan por una gran variedad de motivos: ira, odio, deseo de venganza y afán de obtener atención mediática. Con frecuencia están preparados para suicidarse o ser abatidos por la policía. Casi la mitad mueren por suicidio. Desde su punto de vista, ello no supone un problema, ya que en la Red son inmortales. También para los adultos, el suicidio o su intento de­ sempeña un importante papel. No se trata de un acto

Señales de aviso más frecuentes: • • • • • •

Rencor y enfado Amenazas indirectas y anuncios de actos y suicidio Aislamiento social y dificultades sociales Identificación con autores anteriores Referencias insistentes a la muerte, a atentados y a homicidas Comportamiento no agresivo y no impulsivo

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¿Se puede evitar?

Una serie de indicios pueden contribuir a prevenir este tipo de homicidios y, de esta manera, a solicitar ayuda para la persona afectada. Las señales de advertencia más frecuentes son: sentimientos de rencor y enfado, amenazas de cometer masacres y suicidio, aislamiento social, identificación con homicidas anteriores, referencia constante a la muerte y a atentados ya ocurridos y un comportamiento en apariencia sereno (ni agresivo ni impulsivo).

depresivo de desesperación, sino de una escenificación de grandiosidad. Mediante el acto homicida y el suicidio, ambos de gran efectividad mediática, demuestran su poder y odio hacia la sociedad (o hacia comunidades determinadas). Con todo, los casos de ataque de locura homicida en adultos que estudiamos presentaban una mayor hetero­ geneidad en comparación con los perpetrados por jóve­ nes. Por un lado, los escenarios eran diversos (el lugar de trabajo, una sala de audiencias, un espacio público, una escuela o centros de la Administración); por otro, a veces los agresores atacaban a víctimas elegidas al azar, otras, a miembros de la familia o a personas que conocían o con las que mantenían un conflicto. De los 40 casos de adultos que analizamos, en su mayoría se trataba de hombres (con excepción de dos mujeres) de entre 24 y 77 años y que llevaban una vida solitaria. A diferencia de los adolescentes, un tercio de ellos presentaba un trastorno esquizofrénico, destacando la esquizofrenia paranoide, enfermedad que se caracte­ riza por las alucinaciones visuales y acústicas. En unas ocasiones el diagnóstico se sabía antes del delito; en otras, se determinaba después. Otro tercio cumplía los criterios de un trastorno pa­ ranoide de la personalidad. Estas personas manifiestan una gran desconfianza y suspicacia general, de manera que cualquier acción la interpretan como hostil. El resto de los sujetos se caracterizaban por algún problema psicológico, entre ellos, rasgos narcisistas y paranoides. También registramos personalidades psicopáticas sin empatía, o incluso sádicas. Los autores adultos son, ade­

más, provocadores, fracasados en el trabajo o en la rela­ ción de pareja y tienden al alcoholismo o a la drogadicción. En comparación con los homicidas jóvenes, no tienen ningún referente a seguir y no imitan un estilo de vesti­ menta concreta. Además, pocas veces dejan diarios o planificaciones de los atentados. Mas también se inspiran en las informaciones que aparecen en los medios de comunicación sobre actos de violencia extrema. Su mo­ tivo de actuación es el odio y el rencor hacia determina­ dos grupos o hacia la sociedad en general, por lo cual entienden su acción como un acto de venganza. Antes de cometer el delito, casi todos los jóvenes y la mayoría de los adultos dejan entrever que están de acuer­ do con las masacres o que planean una. Así, el autor suicida de Ansbach, de 27 años, guardaba en su habitación en un asilo de refugiados un bidón de gasolina y material para la fabricación de bombas, pero que nadie vio. Su terapeuta habló de indicios que hacían pensar en un suicidio «espectacular» inminente. Pero mientras que la conducta amenazante de los homicidas adolescentes llama más la atención, por lo que se les denuncia con mayor frecuencia, las señales de aviso y las insinuaciones en los adultos a menudo no se perciben o no se toman en serio. En esos casos, las per­ sonas del entorno no suelen solicitar ayuda policial o psiquiátrica. Tampoco en el trabajo se suele llamar a la policía, sino que se despide al empleado problemático. No obstante, nuestra investigación demuestra que muchos ataques homicidas podrían haberse evitado si se hubiera reconocido antes el peligro y se hubiera interve­ nido a tiempo. H

PA R A S A B E R M Á S

Erscheinungsformen und Ursachen von Amoktaten aus kriminologischer, forensisch-psychiatrischer und forensisch-psichologis­ cher Sicht. B. Bannenbert et al. en Forensische Psychiatrie, Psychologie, Kriminologie, vol. 8, págs. 229-236, 2014. Lone-actor terrorism. Final report. C. Ellis et al. en Royal United Services Institute (RUSI), 2016. Schlussbericht Projekt TARGET, Teilprojekt Giessen: Kriminologische Analyse von Amoktaten-junge und erwachsene Täter von Amoktaten, Amokdrohungen im Verbundprojekt TARGET (Tat und Fallanalysen hoch expressiver zielgerichteter Gewalt). B. Bannenberg, Ministerio Federal de Educación e Investigación, 2017. EN NUESTRO ARCHIVO

Fantasías asesinas en los colegios. Frank J. Robertz en MyC n.o 29, 2008. Asesinos múltiples en un solo acto. J. R. Pereira Docampo, V. Garrido Genovés y S. De las Heras Junco en MyC n.o 72, 2015.

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ILUSIONES

Engaños en el ­campo de batalla Los mandos militares suelen recurrir a ilusiones para evitar, o al menos controlar, la confrontación con adversarios

DONGYUN LEE

STEPHEN L. MACKNIK Y SUSANA MARTINEZ-CONDE

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«Toda acción bélica se funda en el engaño.» —Sun Tzu, hacia el siglo vi a.C.

L O S AU TO R E S

Stephen L. Macknik y Susana Martinez-Condeson profesores de oftalmología en la Universidad estatal de Nueva York.

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hasta las que involucran la capacidad cognitiva superior y gobiernan los juicios y decisiones) han contribuido a que numerosos países eviten los enfrentamientos bélicos. Incluso cuando el conflicto armado ha resultado inevi­ table, las ilusiones han ayudado al regreso seguro de los soldados desde las zonas en guerra. No podemos divulgar las ideas y métodos concretos desarrollados en aquel taller, pero sí podemos explicar algunas ilusiones, hoy de dominio público, que han uti­ lizado los Gobiernos y las fuerzas militares para crear sorpresa estratégica y evitar bajas durante el conflicto.

Destellos disuasorios

En el siglo xx se utilizaron ráfagas de luz muy brillante para desconcertar al enemigo. En la Segunda Guerra Mundial, los británicos instalaron proyectores de arco de carbono en sus tanques con el fin de cegar a los pilotos alemanes que atacaban los barcos situados en el canal de Suez. El sistema, denominado «luz de defensa del canal», lanzaba destellos potentes desde la ranura de la torreta del carro blindado contra el avión atacante. Ello provo­ caba un efecto cegador en el aviador: sus neuronas reti­ nianas respondían con rápidas ráfagas de actividad y su sistema visual cerebral producía las primeras reacciones en respues­ A ta a la luz intermitente. Sin embargo, al final no se emplearon los tanques así provistos que se llevaron al canal para disuadir de los bombardeos. Desde hace unos cua­ renta años, la milicia y la policía utilizan otra arma no letal: la gra­ nada de aturdimiento (A). Este dispositivo produce un sonido ex­ plosivo muy fuerte (excede los 170 decibelios, más que un disparo de esco­ peta) a la vez que emite un destello luminoso intenso, de tal manera que satura todos los fotorreceptores de las personas que se encuentran en el entorno y las ciega por un tiempo. De esta forma se consigue reducir, durante unos cinco segundos, la eficiencia de los sistemas sen­ soriales primarios del sujeto, a la vez que se evitan las lesiones físicas.

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os Ángeles es un lugar rico en ilusiones. Entre la magia de Hollywood y la luz surrealista de la at­ mósfera, la ciudad invita a sentir que la realidad física no siempre casa con las propias percepciones. Por esta razón, la urbe más poblada de California se prestaba para que la estadounidense Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa (DARPA) desarrollase, hace ahora unos dos años, un taller con un objetivo un tanto peculiar: estudiar la creación de ilusiones que pue­ dan aplicarse en el terreno militar. De los asistentes, tres éramos neurocientíficos. El resto del grupo se componía de expertos del mundo del espectáculo: directores, guio­ nistas, artistas Foley (reproducen ruidos de la vida diaria), ingenieros de sonido y técnicos de efectos especiales. Juntos debíamos asesorar a DARPA sobre las tecnologías e investigaciones en las que invertir para que las fuerzas armadas de Estados Unidos siguiesen manteniendo el elevado nivel científico en cuanto a camuflaje táctico, ocultación (con o sin camuflaje) y capacidad de engaño. El grupo de trabajo exploró lo que tal vez resulte más importante: el papel disuasorio que pueden desempeñar los errores de percepción para evitar la confrontación armada. Los Gobiernos no son ajenos a ese tipo de añagazas, muy al contrario. «Engañar al adversario sobre la natu­ raleza, la posición y la importancia de nuestras fuerzas militares y ocultar las propias intenciones tácticas y operativas ha formado parte de la estrategia militar des­ de un comienzo», explicaba William Casebeer, nuestro anfitrión en DARPA y actualmente director del área de investigación para sistemas humanos y autonomía de los Laboratorios de Tecnología Avanzada de LockheedMartin. Hace miles de años, el legendario general chino Sun Tzu enfatizó la importancia de influir en las percep­ ciones del enemigo para optimizar el éxito, ya fuera venciendo o, mejor todavía, eludiendo la guerra, una tesis que comparten casi todos los teóricos prominentes de la acción militar. Casebeer aseguraba que las ilusiones (desde las que demandan la respuesta sensorial básica

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ILUSIONES

Ejércitos fantasma

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Durante la Segunda Guerra Mundial, los aliados cons­ truyeron un gran ejército de maniquís y vehículos infla­ bles para «reforzar» las tropas que tenían desplegadas sobre el terreno. Desde el aire, estas imitaciones parecían lo bastante auténticas para influir en las decisiones estra­ tégicas de las fuerzas alemanas. El Ejército británico re­ clutó a Jasper Maskelyne, ilusionista, para que dirigiera un equipo de expertos encargados de desarrollar estos engaños. Se les conocía como Magic Gang y se cuenta que sus estrategias ilusorias lograron burlar al mariscal de campo Erwin Rommel en la batalla de El Alamein. ¿Cómo? Colocó en el norte del campo de batalla 1000 tanques «disfrazados» de inofensivos camiones; en el sur «atacaron» con 2000 carros señuelo (B), acompañados de vehículos de apoyo igual de falsos. Los señuelos militares de hoy en día, tanto los vehícu­ los como las armas, resultan sumamente verosímiles y pueden pasar por auténticos, incluso a distancias de pocos cientos de metros. Además, pueden desplegarse y retirarse en unos minutos. Los engaños de este tipo fun­ cionan porque la acuidad del sistema visual humano es limitada y resuelve los detalles de forma dependiendo de la distancia (cuanto más cerca, más se aprecian los deta­ lles). Por ello, los señuelos se diseñan considerando la distancia mínima desde la que podrían ser observados y la resolución de los satélites de vigilancia. De esta mane­ ra se dificulta que los analistas puedan distinguir la autenticidad del objeto. El coste de fabricación de tales dispositivos es muy inferior al de los equipos o el arma­ mento auténtico. Con otras palabras, su empleo estraté­ gico puede reforzar la capacidad de las fuerzas armadas sin necesidad de invertir mucho dinero.

famoso mago parisino, Jean Eugène Robert-Houdin, con la esperanza de que sus ilusiones pudieran rivali­ zar con los «milagros» de esos líderes religiosos y que socavaran las creencias mágicas de los espectadores. El mago exhibió sus proezas en un teatro de Argel (C) y, poco después, en una serie de puestos avanzados en el desierto. El truco de la caja ligera y pesada resultó espe­ cialmente eficaz. Robert-Houdin llamaba al escenario a algún cacique árabe fornido y le pedía que alzase una pequeña caja de madera. A continuación, anunciaba que privaría a ese hombre de su vigor, de tal manera que ya no sería capaz de levantar la caja. Esta contenía un elec­ troimán (fuerza que no conocían los morabitos), que la enclavaba en su sitio. El mago remataba la actuación propinando una descarga eléctrica dolorosa pero inocua a su hercúleo voluntario, quien abandonaba el escena­ rio a todo correr. H

PA R A S A B E R M Á S

Memoirs of Robert-Houdin, ambassador, author, and conjurer. Jean-Eugène Robert Houdin. Traducido por Sir Frederic Charles Lascelles Wraxall. Chapman and Hall, 1859. Secret strobelight weapons of World War II. David Hambling en Wired. Publicado en Internet, 17 de mayo de 2008. www.wired.com/2008/05/wwii-strobe-t-1.

Poder mágico

En la Argelia colonial de 1856, el Gobierno imperial francés temía que los jefes supremos religiosos de las The ghost army of World War II: How one top-secret unit tribus, conocidos como morabitos, ejercieran una in­ deceived the enemy with inflatable tanks, sound effects, and fluencia indeseada sobre la población y los caciques other audacious fakery. Rick Beyer y Elizabeth Sayle. Princeton Architectural Press, 2015. árabes. Se creía que los morabitos podían producir mi­ lagros. Estos, obviamente, eran trucos de magia. Los Decoys in service of an inflated Russian might. Andrew E. Kramer en New York Times, 12 de octubre de 2016. mandos militares franceses recabaron la ayuda de un

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RETROSPECTIVA

Los hallazgos de la ­psicología del trabajo El estudio de la conducta humana en el ámbito laboral y de las organizaciones cuenta con una historia relativamente reciente, pero intensa. Los enfoques dentro de esta disciplina se han ido transformando en consonancia con los cambios sociales, tecnológicos y culturales S I M O N E K AU F F E L D Y A M E L I E G Ü N T N E R

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el trabajo, el modo de motivar a los empleados y la manera de seleccionar al personal sirviéndose de fundamentos científicos. También desarrolló las primeras pruebas de aptitud profesional, las cuales iban dirigidas a conductores de tranvía. Sin embargo, la PTO aún tardaría un tiempo en establecerse como rama de investigación formal. Fue en los años ochenta del siglo pasado. Desde entonces, esta disciplina se imparte en las universidades.

Un ámbito importante de la vida

Una sociedad funcional necesita trabajadores, ya que estos se ocupan de los enfermos, educan a los niños, rehabilitan casas y producen alimentos. Por supuesto, el

DE: GRUNDZUEGE DER PSYCHOLOGIE. H. MUENSTERBERG, 1900 / DOMINIO PÚBLICO

odos hemos reflexionado en algún momento acerca de cuánto tiempo dedicamos al trabajo. De hecho, este influye considerablemente en la vida de las personas. No solo ahora, también en épocas pasadas. Desde principios del siglo xx, la psicología se ha preocupado en resolver cuestiones como las condiciones laborales de los trabajadores, la relación entre los empleados y la empresa, y cómo aumentar el sentimiento de bienestar y reducir el estado de estrés de los empleados, entre otros temas. Pero ¿cómo surgió esta disciplina? El psicólogo y filósofo Hugo Münsterberg (1863-1916) destaca como fundador de la psicología del trabajo y de las organizaciones (PTO). Ya en 1912 describía en su libro Psicología y vida económica cómo podía moldearse

1912 Hugo Münsterberg (1863-1916) publicó Psicología y vida económica, manual que trataba por primera vez temas relativos a la vida laboral, entre ellos, la selección de personal y la motivación del trabajador.

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1927 El psicólogo y teórico social Elton Mayo (1880-1949) y sus colaboradores iniciaron los famosos estudios Hawthorne. Según estos, las relaciones personales son decisivas en el trabajo. El efecto Hawthorne revela que los empleados modifican su conducta si saben que están siendo observados.

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El psicólogo Elton Mayo averiguó, junto con otros investigadores, que los trabajadores incrementaban su productividad si sabían que les estaban estudiando, no debido a la mejora de las condiciones laborales. El estudio tuvo lugar en el complejo industrial Hawthorne Works, de la compañía estadounidense Western Electric.

trabajo remunerado también contribuye a que las personas puedan vivir de manera autónoma. Al mismo tiempo aporta al individuo ganancias no materiales, puesto que la actividad profesional fomenta el desarrollo de su personalidad, lo capacita en competencias especializadas y favorece el contacto social. Asimismo, confiere identidad y reporta reconocimiento y valoración. En pocas palabras, contribuye en buena medida a la salud y al bie­ nestar de las personas. Las primeras investigaciones dentro de la disciplina como tal mostraron que los empleados satisfechos con su trabajo vivían más tiempo y eran más felices. Se sabe también que la mayoría de los mortales no puede imaginar una vida sin tener que ganarse el sustento, inclu-

so a pesar de ser financieramente autosuficientes. En un estudio longitudinal realizado a gran escala entre 1980 y 2006, un promedio de dos tercios de los estadounidenses encuestados afirmaban que seguirían trabajando aunque ganasen grandes cantidades de dinero en la lotería. Los psicólogos del trabajo han estudiado esta cuestión en numerosos países y han comprobado que las personas conceden un papel decisivo a la actividad remunerada en diversas culturas. A pesar de que a mucha gente le gustaría cambiar algún aspecto de sus condiciones laborales, solo una minoría es capaz de imaginarse la vida sin trabajar. Por ello no extraña que estar desempleado ejerza un efecto negativo sobre la condición psicológica

1980

Kurt Lewin (1890-1947), investigador interesado en la psicología de grupos y las relaciones interpersonales, formuló en su libro Fronteras en las dinámicas de grupo un modelo trifásico que describe los procesos de transformación social en sociedades y grupos. Supuso un trabajo pionero en el ámbito del desarrollo organizacional.

El experto en dinámica de grupos Richard Hackman (19412013) y el economista Greg ­Oldham publicaron el modelo teórico de las características laborales. Este describe cómo debería configurarse un empleo para mantener al trabajador motivado.

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L A S AU TO R A S

Simone Kauffeld(izquierda) es profesora de psicología del trabajo y de las organizaciones y de psicología social en la Universidad Técnica de Braunschweig. Amelie Güntner es colaboradora científica del equipo de Kauffeld.

y la satisfacción vital de los humanos [véase «Psicología del paro», por Alois Wacker; Mente y Cerebro n.o 21, 2006]. El trabajo estructura nuestra vida cada día, cada semana e incluso a lo largo de muchas décadas.

El trabajo en equipo, secreto del éxito

En los años setenta se introdujo el trabajo en equipo en las empresas con el objetivo de organizar mejor la actividad en la industria y dentro de un marco de programas dirigidos a «humanizar» la vida laboral. Sin embargo, al principio las compañías apenas se mostraron convencidas de la utilidad de esta manera de trabajar y demandaban argumentos que hablaran en favor de la eficiencia de esta medida. Diez años después, la industria automovilística japonesa aportó la prueba necesaria. El economista y politólogo James Womack y sus colaboradores del Instituto Tecnológico de Massachusetts confirmaron que el secreto del éxito de las empresas asiáticas residía en el trabajo en equipo. Entre otras acciones, se suprimieron las jerarquías y se favoreció que cada empleado se implicase en el proceso de fabricación y realizase propuestas de mejora. Los pequeños equipos de base recibían más responsabilidad y estaban en contacto entre sí. Los expertos denominaron este concepto de trabajo «producción ajustada» (lean production). Según se constató, contribuía a que la sobreproducción y la tasa de errores

se redujesen, además de aumentar la satisfacción de los trabajadores. Por el contrario, a principios del siglo xx, el mundo laboral giraba en torno al «hombre económico» u Homo oeconomicus. En esos tiempos se motivaba al empleado exclusivamente a través del sueldo; de esta manera, los asalariados veían en el empleo solo un medio de vida. La empresa se concebía como un sistema técnico en el que el trabajador debía encajar. Los procesos laborales se analizaban con precisión y se distribuían en actividades mentales y manuales. Pero esta situación cambió a finales de los años veinte. Los aspectos sociales irrumpieron en el ámbito profesional como centro de interés y el «hombre social» sustituyó al «hombre económico». Los estudios Hawthorne (denominados así por el lugar donde fueron realizados, en el complejo industrial Hawthorne Works de la compañía estadounidense Western Electric) contribuyeron de manera destacada a este cambio de paradigma. Un equipo dirigido por el sociólogo Elton Mayo (18801949) investigó el efecto de diversas condiciones en el rendimiento laboral, entre ellas, los turnos de trabajo, las horas de descanso y la iluminación. Sorprendentemente, descubrieron que la producción aumentaba con independencia de los cambios que se introducían. No importaba que los empleados realizasen más o menos pausas a lo largo de su jornada laboral o que dispusieran de mejor o peor luz. Incluso cuando los experimentadores retiraron las supuestas mejoras que habían incluido, el rendimiento de los profesionales continuaba siendo elevado. Estos resultados solo podían explicarse a través de la psicología. Al parecer, la mera presencia de los investigadores y el conocimiento de los participantes de que les estaban observando provocaba el aumento de su productividad. Se concluyó que los factores sociales influían de manera decisiva en la conducta laboral. También se constató que la relación con los compañeros y los superiores, la comunicación entre ellos y las normas dentro

Años 90

La Sociedad Alemana de Psicología fundó el grupo de expertos Psicología del Trabajo y de las Organizaciones. En 2010, este ente pasa a denominarse Psicología de las Organizaciones y la Economía. En España, el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos crea en los años ochenta la División de Psicología del Trabajo de las Organizaciones y de los Recursos Humanos.

El rápido avance tecnológico transforma el mundo laboral y exige a los empleados algo más que méritos sobre el papel: junto con los conocimientos, deben ser capaces de aprender nuevos méto­dos y maneras de trabajar. Los psicólogos del trabajo y organizacionales ofrecen ayuda individualizada para ello.

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En síntesis: Necesidad, obligación y deseo

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El trabajo humano es una parte fundamental de una sociedad funcional. En 1912, el psicólogo Hugo Münsterberg sentó las bases de la psicología del trabajo y las organizaciones para su estudio. A pesar de que antaño se diese por sentado que realizamos un oficio por motivos estrictamente económicos, hoy en día se sabe que también los factores sociales e intrínsecos, como la autorrealización, contribuyen a ello.

3

A lo largo de la historia de la psicología del trabajo y las organizaciones, el perfil del trabajador ha ido variando. Se ha pasado del «hombre económico», al «hombre complejo» hasta llegar al actual «hombre digital».

psicólogos organizacionales todavía examinan estos aspectos. A principios de los años noventa, con el trasfondo de una realidad heterogénea, apareció el concepto de «hombre complejo». Este enfoque asumía que los trabajadores se distinguían unos de otros según sus habilidades, necesidades, valores y objetivos; estas condiciones también podían variar en cada situación vital. El empleado «complejo» se caracterizaba por su capacidad de aprender y de ser flexible. En consecuencia, se intentaba estructurar el trabajo de forma que respetase sus necesidades (por ejemplo, diferentes formas de trabajar o más derechos para intervenir en el proceso de producción).

Trabajadores para las nuevas tecnologías

Actualmente, el gran desafío en el ámbito laboral es la creciente digitalización. Las nuevas tecnologías no solo

2013

Un estudio de mutuas de salud alemanas reveló que el número de días de baja laboral a causa del desgaste profesional o burnout aumentó un 18 por ciento entre los años 2004 y 2010. Ello se debía, entre otras razones, al aumento progresivo de las exigencias del trabajo y a las nuevas tareas que debían afrontar los empleados.

Las empresas invirtieron 33.400 millones de euros en formación laboral, más que nunca. Reconocieron que debían preparar activamente a sus empleados para las condiciones laborales cambiantes.

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del grupo de trabajo desempeñaban una función relevante. Estos resultados revelaron que los empleados quieren que se les observe y que necesitan reconocimiento. En la actualidad, esta interpretación todavía se considera adecuada, a pesar de que se haya constatado que el estudio presenta ciertas deficiencias. En los años sesenta, las empresas debieron lidiar con grandes fluctuaciones, un fuerte absentismo laboral y numerosas huelgas. Los científicos atribuyeron la causa de esta crisis de motivación a la división estricta del trabajo que aún imperaba en algunas compañías. Cada empleado se especializaba y llevaba a cabo contadas tareas, lo cual incrementaba la producción, pero reducía la satisfacción individual de los asalariados. Fue en esa época, en la que se apostaba por una humanización del mundo laboral, cuando surgió el concepto de «hombre autorrealizado». Hombres y mujeres aspiraban a la autorrealización, por lo que actuaban con responsabilidad y se adaptaban a las circunstancias. Deseaban exprimir su potencial y aplicar sus capacidades de manera consonante. Aún hoy, estas necesidades se consideran decisivas para valorar si una actividad laboral motiva y resulta estimulante. En otras palabras, las personas no ejecutaban su trabajo en función de estímulos externos (motivación extrínseca), como puede ser un aumento salarial, sino que se regían por su motivación interior (o intrínseca). En la década de los ochenta, el psicólogo Richard Hackman (1940-2013) y el economista Greg Oldham desarrollaron el «modelo de características del trabajo», según el cual una actividad laboral tiene que cumplir cinco rasgos decisivos para que el trabajador la ejecute con motivación: primero, debe exigir diversas habilidades; segundo, debe formar parte de un proceso completo; tercero, tiene que aportar cierto significado para otras personas; cuarto, el trabajador debe tomar decisiones bajo su propia responsabilidad, y quinto, es necesario que se le proporcione retroalimentación sobre su rendimiento. En la actualidad, los

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hora laboral solo restan 22 minutos para dedicarlos al trabajo en sí. Además, los empleados que han que llevado a cabo diversas tareas o que han sufrido interrupciones frecuentes durante su jornada laboral acaban agotados. En conclusión, resulta más razonable iniciar una tarea después de completar la anterior, recomienda la PTO basándose en datos científicos procedentes de experimentos en el laboratorio o de investigaciones de campo. Los cambios tecnológicos han comportado también modificaciones en las condiciones generales de trabajo: hace tiempo que la clásica jornada de nueve de la ­mañana a cinco de la tarde ya no es tan común. Los empleados son flexibles con su tiempo y facilitan la posibilidad de localizarlos; en parte se ven obligados a ello. Además, desaparece la separación estricta entre la vida laboral y la privada. Ya no resulta extraño participar en una reunión por videoconferencia mientras se está de vacaciones o reducir el tiempo destinado al almuerzo para poder ir un rato al gimnasio. Este desarrollo se ve impulsado, en parte, por la digitalización y las posibilidades de comunicación presentes en cualquier lugar y debido al deseo creciente de buscar la individualización y ­autorrealización. Las condiciones tecnológicas ya han prosperado tanto que numerosos empleados, sobre todo los del sector servicios, pueden combinar con flexibilidad su tiempo de trabajo con el de ocio. Al mismo tiempo, es habitual que las condiciones laborales y los procesos correspondientes en las compañías no se hayan adaptado a las nuevas circunstancias. Por este motivo, el creciente trabajo en equipo con compañeros de bagaje lingüístico y cultural diferente todavía se convierte en un gran reto para muchos, apunta la PTO.

Hoy en día está aumentando la demanda del llamado aprendizaje informal, en el que los profesionales comparten conocimientos y experiencias. Poco a poco, la clásica formación complementaria mediante programas de entrenamiento va quedando desplazada.

están modificando el modo en que nos comunicamos y disfrutamos del tiempo de ocio, sino que también transforman la manera de trabajar. Cada vez más, las máquinas se encargan de arar, atornillar y montar, mientras que la actividad humana se centra en planificar, organizar, asesorar, solucionar incidencias o atender a los clientes. En definitiva, el trabajo de los humanos es, sobre todo, mental. Sin embargo, ya no podemos aspirar a resolver todo por nuestra cuenta, sino que debemos recurrir una y otra vez al conocimiento y a las competencias de otros. Las nuevas posibilidades técnicas facilitan la comunicación con diversos lugares, distantes entre sí. El concepto más reciente de la psicología del trabajo y las organizaciones es el «hombre virtual», un ser que se adapta a las nuevas tecnologías con flexibilidad y sin esfuerzo, que es cooperativo, que está conectado constantemente y que se inclina por las imágenes y los símbolos. Por otro lado, la multitarea, una condición también creciente hoy en día, no favorece la productividad o eficiencia en el trabajo. Los psicólogos han demostrado que cuando se alternan distintas actividades, de una

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Los equipos heterogéneos son más creativos

Esta flexibilización progresiva también modifica la relación entre empresarios y empleados. En el denominado «contrato psicológico», que delimita las expectativas recíprocas y subjetivas de ambas partes, la seguridad del puesto de trabajo solía ser un tema central. Hoy en día gana importancia la empleabilidad, es decir, el potencial de un candidato para trabajar en una empresa. El futuro éxito de la compañía depende más que antes de la competencia de los empleados. Estos deben aprender y aplicar nuevos conceptos cada vez con mayor frecuencia y rapidez. El objetivo de un puesto de trabajo para toda la vida resulta cada vez menos probable. Antes bien, cada persona es responsable de planificar su carrera profesional y desarrollar sus competencias. Los psicólogos organizacionales que trabajan en el asesoramiento o la supervisión contribuyen a ello al ofrecer apoyo a los empleados a labrar su carrera. Ponderan los valores personales, las motivaciones y competencias con el fin de hallar el empleo más adecuado. Las palabras mágicas son «persona-tra-

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bajo-estar en forma»: las características del trabajador y las del empleo deben encajar; además, mantenerse en forma eleva la satisfacción, la motivación, el rendimiento y la implicación en el trabajo. Incluso las compañías actuales conocen la importancia de que sus empleados puedan desarrollarse a nivel individual. Mientras antaño la formación empresarial complementaria se daba principalmente a través de programas de entrenamiento, hoy aumenta la demanda del denominado aprendizaje informal. Existen medidas que ayudan a ello, como las salas donde los compañeros pueden reunirse y compartir experiencias. De este modo, sin una formación organizada, se propicia la transferencia de conocimientos y aumenta la creatividad de los empleados. Junto a la formación en contenidos, se recomienda a los empresarios que velen por la salud física y psíquica de la plantilla. Muchos empleados experimentan la flexibilidad laboral como una carga, puesto que estar disponible para el jefe desde casa dificulta olvidarse de los temas laborales cuando se está con la familia o fuera del trabajo. La consecuencia es el estrés. Si esta situación se mantiene en el tiempo, pueden surgir problemas de salud. Por ello, las fases de descanso son de enorme importancia. Un par de días libres son suficientes, muestran los estudios científicos: tanto si se trata de una corta excursión como de un viaje de varias semanas, el descanso que se experimenta desaparece aproximadamente a las dos semanas del regreso. Además, los estudios han revelado que las personas más descansadas trabajan con mayor efectividad, implicación y creatividad; asimismo, se muestran más dispuestas a ayudar a sus compañeros. Estos efectos positivos acontecen incluso con un fin de semana de respiro.

gestión de los recursos humanos y los sistemas de retroalimentación y evaluación de las empresas. Mediante un determinado entrenamiento también puede fomentarse la resiliencia de los empleados. Las personas resilientes son capaces de adaptarse a los fracasos y de manejar con éxito las circunstancias de riesgo o los momentos de cambio. Y, por lo general, se sienten más satisfechas e involucradas con el trabajo. Ante la veloz trasformación del mundo laboral, los psicólogos organizacionales pueden guiar y apoyar a las empresas y a sus empleados en estos procesos de reestructuración. Las medidas que vienen «de arriba» suelen provocar al principio cierto escepticismo en los trabajadores. Si las propuestas no logran tener éxito, la dirección acostumbra a culpar a estos últimos. Según los estudios, la manera en que se habla de las remodelaciones resulta decisiva para implementarlas con éxito. Por ello, los responsables de planear, dirigir y regular este tipo de procesos de transformación, los denominados agentes del cambio, deben evitar que las modificaciones se presenten como hechos consumados, ya que, seguramente, recibirán el rechazo por respuesta. Los trabajadores deben sentirse participes del asunto y, de esta forma, también motivados. En este contexto, se ha descubierto que la «conversación motivadora», que tiene su origen en la psicoterapia, resulta una herramienta eficiente. El método consiste en lo siguiente: en primer lugar, se discuten los pros y contras de la modificación con el fin de que los implicados expongan sus sentimientos y pensamientos ambivalentes ante las posibles innovaciones. Ello les anima a proponer e impulsar transformaciones por sí mismos. Los terapeutas emplean esta técnica, por ejemplo, para motivar a las mujeres embarazadas fumadoras a que dejen su adicción. El papel de los agentes del cambio Este hallazgo demuestra que a los psicólogos del traTambién es posible prevenir la aparición del estrés desde bajo y las organizaciones todavía les queda mucho terreno el propio trabajo. Para ello, los psicólogos organizacio- por investigar para lograr que el trabajo resulte un deseo nales examinan, junto a las condiciones de trabajo, la más que una obligación. H

PA R A S A B E R M Á S

Jammern oder Lösungsexploration? Eine sequenzanalytische Betrachtung des Interaktionsprozesses in betrieblichen Gruppen bei der Bewältigung von Optimierungsaufgaben. S. Kauffeld en Zeitschrift für Arbeits-und Organisationspsychologie, vol. 51, págs. 55-67, 2007. Would you work if you won the lottery? Tracking changes in the American work ethic. S. Highhouse y cols. en Journal of Applied Psychology, vol. 95, págs. 349-357, 2010. Arbeits-, Organisations- und Personalpsychologie für Bachelor (2.a edición). Dirigido por S. Kauffeld. Springer, Berlín, 2014. Nachhaltige Personalentwicklung und Weiterbildung. Betriebliche Seminare und Trainings entwickeln, Erfolge messen, Transfer sichern (2.a edición). S. Kauffeld. Springer, Berlín, 2016. EN NUESTRO ARCHIVO

Homo oeconomicus. Nikolas Westerhoff en MyC n.o 38, 2009.

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LIBROS

THE ENLIGHTENED MR. PARKINSON THE PIONEERING LIFE OF A FORGOTTEN ENGLISH SURGEON Por Cherry Lewis Icon, 2017

Un cirujano para la eternidad Biografía del progresista radical que dio nombre a la enfermedad de Parkinson

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a llamada enfermedad de Parkinson es, entre las patologías neurodegenerativas, la segunda en morbilidad. Seis millones de personas la padecen. Pero ¿quién era Parkinson? Cherry Lewis, historiador de la geología, nos acerca en su nuevo y espléndido libro a una figura fascinante y polifacética de la Ilustración: un cirujano y apotecario de curiosidad intelectual insaciable, activista político y socialmente comprometido. Su nombre, James Parkinson (1755-1824). El libro The enlightened Mr. Parkinson nos presenta a un hombre que participó en empresas tan diversas como la fundación de la Sociedad Geológica de Londres o el presunto atentado para asesinar a Jorge III mediante un dardo envenenado, complot conocido como Popgun Plot (se habría utilizado una escopeta de aire comprimido). Tal vez el logro más extraordinario de Parkinson haya sido la monografía Un ensayo sobre la parálisis agitante de 1817, que ofrecía la primera descripción exhaustiva del trastorno que mucho después habría de llevar su nombre. La senda que le llevó a este descubrimiento histórico fue larga y sinuosa, como Lewis hace ver. Parkinson pasó casi toda su vida en la misma casa, en el distrito de Hoxton, en el East End londinense. En ella ejerció la medicina, primero con su padre, y después con un hijo suyo; una empresa que abarcó al menos cuatro generaciones. Durante su aprendizaje, que duró siete años, aprendió a preparar medicamentos, a diagnosticar enfermedades y a purgar, sangrar y poner ventosas a sus pacientes, en su mayoría de clase media baja, aunque también algún que otro rico. Pasó después seis meses como ayudante de cirugía en el que es ahora el Hospital Royal de Londres. Como Lewis explica, durante la vida de Parkinson, los campos abiertos de Hoxton desaparecieron bajo factorías y bloques de viviendas al ir ganando fuerza la revolución industrial. El agua y el aire londinenses quedaron sumamente contaminados; el apiñamiento de la población creó condiciones ideales para la propagación de enfermedades, entre ellas, la tuberculosis. Los fuegos

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en espacios abiertos, los trabajos manuales peligrosos y las ropas combustibles provocaban a menudo quemaduras, hernias, fracturas o laceraciones. Es muy posible que las desgracias que Parkinson presenciaba en sus rondas —a menudo, sufriendo gota— espoleasen su despertar político y social. Eran tiempos turbulentos, marcados por la guerra de los siete años, la de independencia norteamericana y las Guerras Napoleónicas. Los impuestos necesarios para pagar estas aventuras militares agravaron la agitación social, influida por la Revolución francesa de 1789. Parkinson se volvió cada vez más radical, abogó por el sufragio universal (entonces solo tenía derecho a voto alrededor de un 2 por ciento de la población), por la reforma del Parlamento, la educación de los pobres y el debate sin restricciones en asuntos de política y de religión. En 1792 ingresó en la Sociedad Correspondiente de Londres, que hacía campaña para la reforma parlamentaria y promovía que todos los hombres tuvieran representación. Parkinson adquirió destreza en los medios de comunicación de su tiempo y publicó artículos en revistas, panfletos y periódicos, a menudo, bajo el pseudónimo Old Hubert. En 1794, ya radicalizado, se vio implicado en el complot Popgun Plot. Al parecer, se trató de una conspiración «a la carta» tramada por las autoridades para justificar la legislación restrictiva. Parkinson, reclamado para ser interrogado, admitió haber escrito soflamas e incluso panfletos sediciosos, pero no llegó a ser arrestado. No está claro cómo salió libre. A continuación, orientó sus talentos a escribir libros de geología y de asesoría clínica general. De joven, siendo apotecario, había asistido a las lecciones de anatomía del famoso cirujano John Hunter, quien, al igual que muchos médicos, coleccionaba fósiles y aconsejaba su estudio. Parkinson comenzó su propia colección. En 1807 fue invitado a unirse a personajes de mentalidad afín, entre ellos el químico Humphrey Davy y el médico William Babington, que fundaron juntamente la Sociedad Geológica de Londres. En sus esfuerzos por conciliar la autoridad bíblica con los registros fósiles, que sugerían la existencia de vida animal centenares de miles de años antes de aparecer la humanidad. Parkinson abrazó la teoría del naturalista suizo Jean-André de Luc, cuya historia geológica constituía una secuencia de siete vastos períodos, cada uno para cada día de la Creación. En sus trabajos médicos, Parkinson demostró su compromiso por la justicia social. En su libro Medical admonitions, de 1799, trataba de ayudar a las familias pobres a reconocer enfermedades y a que supieran cuándo convenía recurrir a consultas médicas de pago. En los años siguientes, versiones abreviadas, más económicas, encontraron un mercado receptivo en una clase obrera

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cada vez más letrada. Parkinson se implicó en problemas de sanidad local a finales del siglo xviii, como el trabajo infantil, los manicomios y la vacunación. Sus investigaciones sobre las situaciones horrorosas que sufrían los niños indigentes, que trabajaban en las fábricas, trajeron mejoras de carácter local treinta años antes de que se promulgase legislación nacional. Fue también uno de los primeros que ofreció en Londres vacunas contra la viruela (le regaló un microscopio de disección a su amigo Edward Jenner, pionero en el procedimiento). Aunque con menor éxito, también prestó servicio como asistente médico en un manicomio privado. En 1810 se vio implicado, durante un juicio, en un notorio y falso testimonio para confinar a una mujer cuerda, por lo que fue muy criticado. Esa experiencia se plasmó en un libro al año siguiente: Mad-houses: Observations on the act for regulating mad-houses. Muchas de sus propuestas para el tratamiento humanitario y la protección legal de los enfermos mentales fueron finalmente incorporadas a la ley de salud mental Lunacy Act, de 1845.

Dada la amplitud de intereses, pasiones y actividades de Parkinson, tal vez resulte un poco sorprendente que su nombre sobreviva gracias a un ensayo, cortésmente recibido en su tiempo, pero apenas difundido. Su exposición de los signos y síntomas de la enfermedad sigue siendo ejemplar, si bien poco pudo Parkinson proponer en cuanto a sus causas o terapias. Más de medio siglo después, el gran neurólogo francés Jean-Martin Charcot acuñó la expresión maladie de Parkinson, y el ensayo empezó a ganar un público más amplio. Confío en que el libro de Lewis haga otro tanto para su autor. —Tilli Tansey, profesora de historia de las ciencias médicas ­modernas en Queen Mary, Universidad de Londres. Artículo original publicado en Nature, vol. 544, págs. 28-29, 2017 Traducido con el permiso de Macmillan Publishers Ltd. © 2017

VERBS, BONES, AND BRAINS Dirigido por Agustín Fuentes y Aku Visala University of Notre Dame Press, Notre Dame, 2017

Naturaleza humana

Aproximaciones multidisciplinares

A

lo largo de los últimos decenios hemos asistido a una eclosión sin precedentes de investigaciones empíricas y filosóficas sobre la biología evolutiva de Homo sapiens, los orígenes del problema mente/ cerebro y la cultura humana. Esa investigación y sus interpretaciones han encendido acalorados debates sobre la naturaleza de los humanos y sobre cómo ha de entenderse el hombre desde el punto de vista de las ciencias y de las humanidades. Desde el punto de vista de la ciencia, se ha puesto especial énfasis en la genómica y en la epigenética, así como en la neurociencia del cerebro. Desde la óptica humanística se resalta su carácter único, responsable e inteligente. De una manera u otra, los diversos enfoques de la naturaleza humana se entrelazan con las cuestiones últimas rela-

MENTE Y CEREBRO

tivas a la naturaleza del cosmos, el origen de la vida y de la consciencia. Con Charles Darwin emergió una nueva perspectiva al instalar al ser humano en el árbol evolutivo de los organismos. Cierto es que desde Linneo se le clasificaba entre los mamíferos, pero siempre quedaba aparte cuando se empezó a hablar de posibles transformaciones de las especies. Darwin fue el primero que aportó herramientas sistemáticas y teóricas que vinculaban capacidades, desarrollo e historia del hombre con sus homólogos en los animales: las mismas causas que favorecen el cambio en los animales son las que lo promueven en la filogenia del hombre. Se pasó de una interpretación esencialista de la especie humana a una concepción evolutiva. Ese giro repercutió en la vertiente teleológica y normativa de la naturaleza humana: la selección natural no es finalista, no tiene un objetivo premeditado. Sin embargo, la perspectiva evolutiva siguió siendo minoritaria en las ciencias sociales por más de un siglo, hasta que, en los años setenta Edward O. Wilson introdujo el concepto de sociobiología. A tenor del mismo, el comportamiento social humano trascendía los condicionamientos culturales, pues reflejaría una adaptación para la supervivencia y la reproducción. El hombre presentaría un conjunto de disposiciones y rasgos que no están lejos de los que caracterizan a los demás primates. La sociobiología de Wilson fue rechazada por otros científicos, Stephen Jay Gould entre ellos, quien no aceptaba

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LIBROS

la reducción de la conducta a la selección natural. En los años ochenta, la ciencia cognitiva, antaño dominio de la filosofía, buscó un hueco en la ciencia. La psicología cognitiva se oponía también a la sociobiología. El modelo estándar de la psicología cognitiva, llamado también modelo nativista o «escuela de santa Bárbara», proponía que la mente humana era un sistema modular, cuyos módulos fueron creados por selección natural para resolver problemas adaptativos en un entorno ancestral. Ahora esos módulos, en su origen adaptativos, se emplean en diferentes tareas y forman una base universal de las distintas culturas humanas. Aunque los humanos no poseen el mayor cerebro, sí poseen la mayor corteza en proporción. El cerebro humano­ es de una complejidad más allá de lo imaginable. Consta de unos 100.000 millones de neuronas, que establecen unos 100 billones de sinapsis. El botón sináptico terminal presenta unas 300.000 copias de 80 moléculas diferentes. La interrelación neuronal está condicionada por la arquitectura física del cerebro y del sistema nervioso. Importan el grado y la forma de conectividad, así como el tamaño, en las capacidades cognitivas. Por dinámica de sistemas sabemos que los sistemas complejos como el cerebro pueden adquirir propiedades que no poseían los elementos componentes. Son las propiedades emergentes. Las sensaciones de dolor, por

Novedades

ejemplo, son experiencias del sujeto (o como se suele decir, de primera persona) que escapan a una descripción científica objetiva (o de tercera persona). Un electroencefalograma podría registrar la excitación de neuronas en su hipotálamo y un neurocientífico podría identificar los procesos químicos implicados, pero ni una ni otros son la primera persona. Ni la excitación de las fibras C ni los procesos químicos son el dolor. El estudio de la naturaleza humana es, en buena medida, el estudio de nuestros rasgos y de cómo se hallan interrelacionados. Existe una estructura común dentro de la diversidad de individuos que componen la especie. En el dominio de la ética, la noción de naturaleza humana se utiliza a menudo como concepto normativo, de guía para la acción; nos indica cómo hemos de actuar. También se emplea como concepto descriptivo, que caracteriza lo que hacen los humanos y están dispuestos a hacer, no lo que deben hacer. El concepto normativo entra de plano en los debates sobre homosexualidad, aborto o potenciación. Si, por naturaleza, el hombre es moralmente bueno, nuestra meta tendría que ser abrazar nuestra propia naturaleza. Pero si, por naturaleza, el hombre es moralmente malo, el conocimiento de esta habría de permitirnos buscar los medios para obviarla y domeñar nuestras inclinaciones. —Luis Alonso

Otros títulos sobre psicología y neurociencias

SUBJETIVIDAD EN CONSTRUCCIÓN Formas de psicoterapia

THE LATE SIGMUND FREUD Or, the last word on psycho­ analysis, society, and all the riddles of life

Rafael Manrique Kano Libros, 2017 ISBN 9788488909961 243 págs. (20 euros)

Todd Dufresne Cambridge University Press, 2017 ISBN 9781316631027 274 págs. (32,66 euros)

EN DEFENSA DE LA CONVERSACIÓN El poder de la conversación en la era digital (2.a edición)

QUIERO APRENDER CÓMO FUNCIONA MI CEREBRO EMOCIONAL Iván Ballesteros Colección Serendipity Desclée De Brouwer, 2017 ISBN 9788433029140 128 págs. (8,55 euros)

Sherry Turkle Ático de los Libros, 2017 ISBN 9788416222278 496 págs. (21,90 euros)

MENTE Y CEREBRO

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Mente y Cerebro n.o 87, noviembre de 2017 Etología

Cerdos curiosos y gallinas compasivas

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Cada vez más estudios demuestran que la capacidad de aprendizaje y la conducta social de los animales de granja se han minusvalorado. Mediante el enriquecimiento cognitivo del entorno se fomenta el esfuerzo mental de pollos, cerdos y cabras. Por Joachim Retzbach

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Los cultos destructivos limitan la dignidad, la libertad de acción y la voluntad de sus adeptos. ¿Cómo trabajan las sectas? ¿De qué modo logran manipular a las personas? ¿Quiénes corren más riesgo de caer en sus redes? Por Stefan Junker

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Los axones constituyen las autopistas por las que fluye la infor­ mación del cerebro. Para comprender ciertas enfermedades neurodegenerativas, los investigadores simulan en el ordenador qué ocurre cuando se deterioran estas prolongaciones neuronales. Por Klaus M. Stiefel Mente y Cerebro

Directora general: Pilar Bronchal Garfella Directora editorial: Laia Torres Casas Ediciones: Yvonne Buchholz, Anna Ferran Cabeza, Ernesto Lozano Tellechea, Bruna Espar Gasset Producción: M.a Cruz Iglesias Capón, Albert Marín Garau Secretaría: Purificación Mayoral Martínez Administración: Victoria Andrés Laiglesia Suscripciones: Concepción Orenes Delgado, Olga Blanco Romero EDITA Prensa Científica, S.A. Muntaner, 339 pral. 1.a 08021 Barcelona (España) Teléfono 934 143 344 Fax 934 145 413 e-mail [email protected] www.investigacionyciencia.es

Gehirn und Geist

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Colaboradores de este número Asesoramiento y traducción:

Noelia de la Torre: Encefaloscopio, «De la percepción a la acción», Más de 3000 cerebros en el sótano, Un retratista en el cerebro, Los hallazgos de la psicología del trabajo; Luis Bou: Psiquiatras de bolsillo, Engaños en el campo de batalla, Un cirujano para la eternidad; Francesc Asensi: ¿Sacudida mortal?, En el cerebro de un matemático; Federico Fernández Gil: Absortos en el instante, Conversar con un robot; Ignacio Navascués y Laura Carasusán: Relojes internos desajustados; Núria Comas: Ataque de locura homicida

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