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October 4, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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1  |  Penelope Rivers 

 

 

 Este libro libro fue traducido para la libr libree lectura. Sólo te pedimos que no lo distribuyas sin la expre expresa sa aprobación del grupo Traducciones Tra ducciones Elonoe. Este libro contiene escenas explicitas de sexo entre hombre/hombr hombre/hombre. e. Si te molesta este tema no lo leas. Y por  supuesto, no es recomendable recomendable para car cardíacos. díacos.

2  |  Penelope Rivers 

 

 

Resumen Cuando Gavin conoce a un hombre extraño, de pelo oscuro en un bar, está estupefacto por la atracción que le recorre. Siempre le han atraído las mujeres con sus curvas suaves, aunque hay algo seductor con este hombre extraño que no puede evitar. Unas noches después, se queda atónito cuando el mismo hombre de pelo oscuro se presenta como Laurence el íncubo y le dice que puede hacer volar la mente de Gavin si le  permite entrar en su vida. Gavin se queda anonadado cuando su propia respuesta es “sí”.  Poco sabe Gavin que está mordiendo más de lo que puede dejando a un íncubo lascivo entrar en su vida.

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CAPÍTULO UNO

Gavin salió de su casa, silbando mientras agarraba las llaves. Apenas había llovido en Atlanta, Georgia, y el aire olía a fresco y limpio. Se acercó a su coche, un pequeño híbrido plateado, y subió detrás del volante. Cuando puso la llave en el contacto para encender el motor, el sonido de unos fuertes "golpes" en el capó le sorprendieron con estupor en la mañana del lunes y miró hacia arriba a dos ojos brillantes, verdes y enojados. —Tabitha —gimió Gavin—. Oh, mierda.

Cuando Tabitha fue por el alrededor de su coche y se puso de pie frente a la puerta del lado del conductor, dando golpecitos con el pie, Gavin estaba tentado de poner el pie en el acelerador del coche. No soy mucho más que un imbécil

y de todos modos, ella acaba de llegar.   Hizo una mueca, empujó empujó el interruptor que hizo que la ventana roda rodara ra hacia abajo, e hizo una mueca hacia el hermoso rostro, que le miraba fijamente. — Así que no me ibas a llamar, después de todo —dijo Tabitha—. La noche que pasamos juntos fue increíble, entonces

 vas y desapareces. No has contestado a mis textos o a mis llamadas. Nada de nada. Él hizo una mueca. Sí, había visto los ocho mensajes de su teléfono que le había enviado desde el martes, pero había optado por no responderlos. Habían llegado a un acuerdo, después de todo. Le gustaba pasar un buen rato, siempre había sido así y siempre sería, y le dejó bien claro desde el primer momento que no quería ninguna relación. 4  |  Penelope Rivers 

 

 

— Yo estaba justo así para ti, Tabby. —Hizo una mueca cuando ella se aclaró la garganta con incredulidad —. Te lo dije

cuando conectamos que no estaba buscando una relación, sólo una aventura de sola una vez. —Pero fue increíble. —Tabitha sacudió la cabeza—. Lo

que tuvimos juntos fue increíble . ¿No me digas que no lo sentiste también? Esto era la peor. No había nada que pudiera decir a Tabitha ahora mismo sin destrozar su corazón. Sí, el sexo había sido grandioso, pero no había sentido nada más entre ellos que no fuera placer físico.  Al igual que siempre. si empre. No entendía en el enamoramiento y mucho-menos-la-cosa-en-la-mirada-dentro-de-los-ojos-de-laotra-persona. El hecho de que su mejor amiga estuviera casada

en lo que hacía más de seis años era para él un misterio.

—Oye, me gustas mucho, pero tienes que encontrar a un tipo que no sea como yo. —Él se encogió de hombros—. Eres

una maravilla, mujer atractiva, ¿de acuerdo? —Eres un idiota. —Los ojos de Tabitha brillaban bajo una capa de lágrimas—. De verdad lo eres. ¿Cómo me puedes dejar

así? No se molestó en darle una respuesta verbal. En su lugar, puso el coche marcha atrás y luego lentamente avanzó fuera de su camino para no atropellar su pie. Miró por el retrovisor y vio a Tabitha reflexionando mientras se alejaba. Apretó los dientes con culpa, pero luego se concentró en la carretera. No podía ayudarla. Si tan sólo lo hubiera hecho más fácil para consigo misma y hubiera aceptado lo que había dicho la noche que se conocieron —nunca, nunca se enamoraría.

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 Auralee se cruzó de brazos y se burló de él cuando se sentó frente a ella en su bar favorito. A su lado, su esposo desde hacía seis años, Oliver, sentado. El bar estaba lleno en un mar de humo, como de costumbre, y Gavin tenía dificultades para respirar debido a algo más que el tenso ambiente entre él y sus amigos. —Simplemente no lo entiendo —dijo Auralee—. Eres un

 buen chico, responsable, y normal en todas las cosas, excepto en tu vida amorosa. Quiero decir, has trabajado durante ocho años como reportero y eres dueño de tu propia casa. ¿Nunca te sientes solo? Puedes ser un chico atractivo, pero estas aventuras de una noche no van a mantener siempre tu corazón ocupado. En vez de responder, Gavin se limitó a sacudir la cabeza y frunció el ceño ante su entorno. El problema era que no estaba seguro de lo que estaba mal con él. Claro, encontraba a las mujeres atractivas y respetables, y fuertes, pero siempre se aburría después de la tercera cita. Y así era como había aprendido que era mejor romper antes por si su compañera se acercaba demasiado. —Gavin   —dijo Oliver—. Gavin, vuelve a nosotros,

hombre. Gavin se giró en su asiento y miró intermitentemente a Oliver y Auralee. Tenía que haber sido un espacio de tiempo malo, porque un plato de aros de cebollas fritos estaba delante de Auralee y no se había dado cuenta de la aparición del camarero. El olor a comida frita flotaba hacia él, haciendo que la  boca le produjera un mar de de saliva. Intentó robar un anillo de cebolla, pero Auralee le golpeó la mano. 6  |  Penelope Rivers 

 

 

—Los aros de cebolla son sólo para los chicos buenos que no rompen los corazones a las niñas. —Una enojada "V"

apareció entre las cejas de Auralee. —Oh, sólo una. —Él la miró parpadeando con inocencia.

escapar un suspiro y luego le entregó un anillo. Auralee Con unadejó sonrisa, empujó la mitad a su boca y suspiró cuando el sabor del ajo le abrumó. Mientras tomaba otro  bocado, vio a un hombre caminar por la habitación e hizo una doble visión. Normalmente, Gavin no prestaba mucha atención de los hombres, pero este tipo era diferente. Su cabello castaño oscuro brillaba a pesar de que la luz de la barra era tenue. A pesar de que no tenía los pechos, a Gavin le encantó mirarlo, había algo en su apretado pecho que hizo que sus ojos lo recorrieran con avidez. Luego estaban los ojos que parecían casi de plata. De repente, a Gavin le costó tragar su anillo de cebolla. —¿Qué te pasa? — Auralee levantó una ceja y sacó un mechón del pelo cobrizo de la mejilla regordeta y lo escondió detrás de la oreja—. Hay una mujer detrás de mí, ¿verdad? Con una mueca ansiosa, Oliver se inclinó sobre la mesa y  bajó la voz a un susurro en un intento de que de esa manera  Auralee no pudiera oírle hablar. hablar. —¿Qué número es? Un diez, ¿verdad?

 Auralee golpeó a Oliver en el hombro y luego hizo la cosa mágica, la mirada indiferente que todas las mujeres echan. Gavin, vio al hombre detrás de ella, hizo una doble-toma  y dejó caer toda premisa de no mirar. El hombre, cuando se inclinó sobre el mostrador para saludar al camarero, no parecía darse cuenta de las miradas — y había muchas. Gavin se dio cuenta de que la mayoría eran de las féminas, y algunos de los hombres, clientes que también observaban al atractivo hombre. —¡Santo cielo! —susurró Auralee—. ¿De dónde vino ese

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tipo que todas se arrastrarían hasta dónde está? Me gustaría hundir mis dientes en su culo.

Amén , pensó Gavin, pero luego se dio cuenta de que estaba pensando en un hombre . El descubrimiento le hizo ahogarse con su propia saliva. Puso su mano sobre la boca y trató de ahogar la tos. Ya era demasiado tarde. El hombre miró por encima de la barra en su dirección y le miró directamente a los ojos.  A pesar de que Gavin trató de recuperar el aliento, sintió como volaban chispas y su corazón latió. Podría haber mirado directamente a un paquete de grandes modelos con desnudos pechos y no habría sentido el dolor en la ingle como lo estaba sintiendo en ese momento. Apartó la mirada del hombre, con la cara ardiendo, y se centró en la mesa mientras intentaba limpiar la comida de la garganta y limpiar de la mente, los sentimientos de esa intensa atracción. —¿Estás bien? —Oliver se acercó y le agarró el brazo. —Bien —dijo, tomando un profundo y tembloroso suspiro mientras intentaba recuperarse—. Pero voy al cuarto de baño.

Después de ponerse de pie, Gavin se dio la vuelta, con los ojos fijos en el suelo para para que no pudiera poner ponerse se de nuevo ba bajo jo el poder del hombre de pelo oscuro, y se dirigió hacia el baño. Una vez allí, se puso de pie frente al espejo y se miró a los ojos, tratando de pensar en esas acciones. ¿Por qué se había sentido tan atraído por el hombre? Nunca antes había dudado de su sexualidad. Amaba a las mujeres. Le encantaba la forma en que eran inteligentes, ingeniosas criaturas con suaves curvas y pechos exuberantes. Para él, los otros hombres eran como gorilas peludos. Pero había algo diferente en ese hombre. Algo bastante diferente que medio engordó su bragueta, incluso justo después 8  |  Penelope Rivers 

 

 

de la primera toma de contacto ocular. ¿Qué diablos es lo

que me pasa? ¿Es esto el karma por dejar a Tabitha? Se sacó la idea de la cabeza y miró a su reflejo. Sus ojos avellana eran estrechos y su boca llena era delgada y fuerte. —No me siento atraído por ese hombre —dijo Gavin—.

No lo estoy. Negó por última vez con la cabeza, se enderezó, y luego se dirigió a la puerta. Cuando la abrió, salió al pasillo y se quedó mirando con determinación en el bar, sólo para demostrarse a sí mismo que no estaba atraído por el hombre del mostrador. Pero el hombre ya no estaba allí. Gavin se detuvo y trató de imaginar porqué se sentía decepcionado, a pesar de que no había ninguna razón por la que debería estarlo. Tal vez estaba teniendo una crisis de la mediana edad diez años demasiado temprano. No había planeado tener una hasta que sus ropas y sus niños tuvieran la misma edad. Con un suspiro de contrariedad, se dirigió hacia la mesa donde sus amigos le estaban esperaban.

Gavin se despertó del profundo sueño y sentía como si le estuvieran observando. Jadeando, luchó por salir de las sábanas  verdes y luego miró a su alrededor por la habitación. No parecía que se nadie hubiera tocado nada. Sin embargo, el pelo se le erizó en la parte posterior de su cuello. Cuando Gavin se levantó de la cama, cogió su pesada lámpara de noche y la sostuvo en la mano como si fuera un bate de béisbol. Miró a su alrededor una vez más, sin saber por qué se sentía tan inquieto. No había oído ningún ruido, y vivía en un  buen barrio sin denuncias de robos desde hacía años. Tragó saliva, salió al pasillo y miró por las escaleras. No 9  |  Penelope Rivers 

 

 

 vio a nadie, pero aún podía sentir a alguien mirándole. Se estremeció. Tal vez se trataba de un fantasma.

De acuerdo, tienes que irte a la cama ahora. Te estás volviendo loco: En primer lugar, no crees en fantasmas y en segundo lugar, has vivido en esta casa durante años sin que pase nada. Robó otra mirada al pasillo, y luego se dirigió a la cama y se acurrucó bajo las sábanas. Mientras yacía allí, podría jurar que escuchó como alguien respiraba.

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CAPÍTULO DOS

Gavin yacía en su cama mirando al techo. Su cerebro se sentía en nieblas. El sol de la mañana se asomaba a través de las cortinas, por lo que había una pequeña porción de la luz sobre la manta. Fue entonces cuando escuchó sus tablones del suelo crujiendo al final de la cama y miró hacia abajo en paranoia. No había nadie allí. Por supuesto que allí no había nadie. Tendría que estar loco para creer que lo había. Gavin soltó una risa nerviosa. Suspirando, Gavin se tambaleó desde la cama, pensando,

por lo menos me haré mi entrenamiento hoy por la mañana. Cuando apartó las mantas, miró por la ventana hacia el horizonte enrojecido y vio la parte superior plata de un camión estacionado en la casa de su vecino. También vio que sus  vecinos estaban fuera. Sus vecinos eran una pareja recién casada llamada Clare y Mark. Gavin les había encontrado entrañables durante el corto periodo de tiempo que había pasado con ellos. Ahora, sin embargo, Clare agitaba sus brazos salvajemente alrededor mientras Mark intentaba agarrarle. Eso era extraño, pero su temprano despertar de la mañana también era extraño. Era casi lo mismo, una persona de mañanas como un cantante de rock, pero no los había visto nunca a los dos cuando estaba allí.  Además, Clare parecía molesta. Gimió y pensó: ¿Qué

está pasando? En primer lugar mi noche extraña. 11  |  Penelope Rivers 

 

 

Ahora mis vecinos peleando.  Se encogió de hombros, pensando que era una riña de amantes, y se dirigió por las escaleras con la intención de hacerse una taza de café tan fuerte que tuviera el potencial para licuar sus entrañas. Cuando Gavin entró en laSus cocina, podíaseoírahogaron, sin embargo Clare por la ventana abierta. palabras peroa Gavin podía jurar que escuchó las palabras "criminal" y "ladrón". Mientras flotaba por la mesa, el estómago se le hundió aún más, mientras caminaba hacia la puerta y la abrió para poner la cabeza hacia fuera. En el momento en que Gavin estuvo fuera, Clare dejó de gritar y se volvió para mirarle. Sus ojos de color azul brillante estaban enrojecidos, su cabello era un nido de pájaros carmesí en su cabeza, y su amplio pecho se estremecía. Se dio cuenta de que vestía un par de calzoncillos de hombre y una camiseta ajustada. Mark también estaba en un par de pantalones de noche y una camiseta manchada con algo oscuro. Su cabello dorado parecía la parte superior de un puerco espín. Definitivamente no era el tipo de vestimenta que la mayoría de la gente se pondría para salir. —¿Está todo bien por aquí? —preguntó Gavin, los ojos de

Clare lo bloquearon. Clare y Mark intercambiaron una mirada, y su labio inferior tembló. —Clare pensó que vio a un hombre de pie al final de la cama la noche anterior. —Los labios de Mark estaban apretados,

como si no estuviera seguro de qué creer. Una lágrima corría por la mejilla derecha de Clare y corrió por su barbilla—. Pero cuando me desperté, se había ido, pero Clare insiste en que vio a un intruso. —Un intruso. —La sangre se le heló cuando se acordó de

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los sentimientos que había tenido la noche anterior—. ¿Estás segura? —Le vi. —Clare echó una mirada desafiante a Mark como si le instara a contradecirla—. Bueno, algo así. Él parecía ser una

forma negra. Me miró mientras yo estaba en la cama y... y... Inmediatamente el estómago de Gavin se sumió en el horror. ¿Alguien la había violado? Incluso si no eran más que  vecinos, estaba dis dispuesto puesto a patear el culo a todo el que quisiera hacer algo así a una mujer. —¿Estás bien?—le preguntó—. ¿Estás lastimada? —No me hizo nada. —Nerviosa, tiró de su pelo cobrizo—.

Bueno, me habló, pero eso es todo. —Oh, Clare, es ridículo. —Después de rodar sus ojos, Mark sacudió la cabeza ante Gavin—. Sinceramente, fue sólo un sueño, Gavin. No te preocupes por tu casa o cualquier cosa. —No fue  un  un sueño. —Clare lo miró con tal intensidad que

estaba sorprendido que la cara de Mark no se fundiera por el calor—. El hombre dijo que nos mudáramos de inmediato. Estaba tan asustada, y ahora…  — Ahora se quiere mudar —Mark resumió—. A pesar de

que ayude, no podemos darnosvender el lujo de nueva. Dios nos no podemos estecomprar lugar deuna un casa día para otro. Como si Gavin ya no existiera, Clare se dio la vuelta y le metió a Mark un dedo en el pecho mientras éste se hinchaba y le temblaba la mano. Auralee le había hecho algo así de forma similar bastantes veces y sabía lo que venía a continuación. — Así que, ¿una casa es más importante que yo? —Clare

gritó. —dijo —.yNo Fue unahaber pesadilla hayse manera de que alguien—pudiera entrado enMark  la casa luego desvaneciera

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antes de despertar. Tienes que pensar de forma lógica, Claire. Gavin frunció el ceño a ambos y sabía que era inútil hacer más preguntas acerca del intruso. Mientras se dirigía de regreso a su pequeña casa blanca con la puerta y el techo azul, su corazón latía fuertemente. Cualquier otro día después de cualquier otra noche se habría puesto del lado de Mark. Todavía deseaba  estar  estar de su lado. Pero después de lo de anoche... Negó con la cabeza mientras entraba en la cocina con el sonido de sus vecinos gritándose detrás de él. Mientras se acercó a su café, lo abrió, y tomó una bocanada del olor para calmarse, pensó, una sombra oscura se cernió sobre su

cama. Bien, ahí va el vecindario.

Cuando Gavin pasó la pesada puerta de madera se dirigió a la barra, tuvo el impulso ascendente de seducir a la primera mujer que viera y llevarla a su casa. Eso, al menos, añadiría un poco de consuelo a su vida.  Además, por mucho que odiara las relaciones, encontrarse con un cuerpo caliente o alguien en su cama era reconfortante. En el momento en que entró en el bar y fue golpeado con el olor a tabaco y cerveza rancia, exhaló un suspiro de alivio. Sí,

esto está bien. Todo aquí está bien.   Echó un vistazo al mostrador donde un camarero con un vientre abultado servía alcohol y puso los ojos en una belleza de pelo castaño al final. Estaba sola, pero tenía la apariencia de una mujer que no quería ser —llevaba un escotado vestido azul de medianoche, siguió jugando con su pelo, y se mordió labioGavin inferior con hambre, un resplandor insatisfecho en suselojos. conocía 14  |  Penelope Rivers 

 

 

esa mirada también. Era la mirada de una mujer que quería exactamente lo mismo que él quería. Un compañero para pasar la noche. Gavin se paseó hacia la mujer y se sentó a su lado. La mujer miró en su dirección, le dio un repaso, y luego se enderezó y empujó sus pechos. —Hey —dijo Gavin, entonces él le dirigió una sonrisa. —Hey —dijo la mujer, mirándole de arriba abajo como si

fuera una costilla. Con una sonrisa, Gavin puso los ojos en la bebida de la mujer. Era algo de color marrón oscuro en un vaso alto. Probablemente un té helado Long Island. Sólo le quedaba una cuarta parte. —¿Quieres otra copa? —preguntó Gavin. Los ojos de la mujer se redujeron a su paquete. —Entre otras cosas. —Eso se puede arreglar. —Gavin hizo un gesto al

camarero.  Al igual que el camarero cuando llegó, la mujer miró por hombroUn y se quedó caminaba inmóvil. Gavin giró enlesu sillaa  yencima se callódel también. hombre por lasepuerta, miró los ojos, y luego le dio una lenta pero conocedora sonrisa. Era el hombre sexy de la noche anterior, el que lo había hecho excitar tan duramente y tan rápido que se sentía como si lo hubiera sido golpeado un camión. La única cosa diferente hoy en el hombre era un estricto par de pantalones de mezclilla.  Y Gavin se olvidó de la mujer de su lado. Se olvidó de todo. El hombre siguió mirándole fijamente con esos ojos hechiceros y sintió que latido. su corazón iba a una velocidad tan rápida intensos, que podía oír cada Un ruido sordo, golpe, 15  |  Penelope Rivers 

 

 

golpe. Se encontró lamiéndose los labios mientras se le secaba la boca. Gavin imaginó al hombre sin ropa, con el pecho tonificado bajo sus dedos y su culo perfectamente esculpido. Oh, Dios, ¿qué estoy pensando?  Pero sabía exactamente lo que estaba pensando. Pensaba acerca de coger a ese hombre y empujarlo contra la pared y luego frotarse contra él hasta que su polla estallara como un volcán por todo su abdomen. — Yo... yo tengo que irme —Gavin balbuceó, saltando

desde su taburete con su corazón martillando a coro en sus oídos. —Pero si acabas de llegar. —La mujer le agarró del  brazo—. ¿No quieres mi número de teléfono?

Por un segundo Gavin hizo una pausa y miró a los pechos suculentos de la mujer. Eran gordos y abultados, pero de repente, eran cualquier cosa menos lo que quería. Lo que él quería estaba de pie a unos metros de distancia. Tal vez estaba siendo un cobarde en todo el asunto, pero esta repentina oleada de atracción por un hombre le tenía corriendo por su vida. —Lo siento. —Gavin se soltó el brazo y corrió hacia la

puerta. Cuando Gavin pasó junto a ella y se dirigió en la dirección del hombre que se interponía entre él y la puerta, el más delicioso olor le llenó la nariz —era almizcle pero dulce, más increíble que cualquier perfume o loción que hubiera olido antes. Con determinación, mantuvo los ojos hacia abajo, para que no se abrumara con las ganas de arrancarle la camisa al hombre nuevo. Cuando llegó a la puerta y tropezó hacia fuera, tomó un profundo y estremecedor aliento, como si hubiera estado bajo el agua durante mucho tiempo. Cuando se encontró en la acera, su cabeza finalmente comenzó a aclararse. 16  |  Penelope Rivers 

 

 

Cuando Gavin caminó dentro de su casa, no la cabía en la cabeza lo que le estaba pasando. ¿Cuál era su problema? ¿Por qué estaba pensando en otro hombre desnudo cuando no se había sentido atraído antes por alguien del mismo sexo? La idea le desconcertaba. De ahora en adelante tal vez debería mantenerse alejado del bar.

Pero necesito hablar con alguien o me volveré loco. Con un gemido, pensó Oliver y Auralee. Ya podía escuchar sus respuestas haciendo eco dentro de su cabeza. Oliver diría: "¿Tú? ¿Atraído por otro hombre? Eres el único hombre que conozco que ha estado en un trío con otras dos chicas. Debes estar bromeando” bromeando”.

Entonces Auralee diría: "¿Así que ahora mueves tus  juegos extraños hacia los hombres también? Simplemente  para, Gavin”  Gavin” .

Pero a pesar de sus supuestos, tenía que hablar de esto con alguien. De ninguna manera iba a hablar con su padre. Su padre seguía trabajando bajo la ilusión de que era un dulce chico inocente de buen corazón, atrapado en un mundo cruel. Necesitaba a sus amigos. Con un suspiro, se puso la mano en el bolsillo y sacó el móvil. Encontró el número de Oliver y luego presionó el teléfono en la oreja. Pasó un minuto pero nadie lo cogió. Parecía que primero iba a tener que llamar a  Auralee. De todas maneras, tal vez era mejor. Ella podía disfrutar dar golpes afilados en su pecho a veces, pero era una de sus mejores amigas por una razón. Era tan inteligente y contundente como una hoja de afeitar en el cuello. La buscó en su lista de contactos de su móvil y luego esperó. Al tercer ring, cogió el teléfono. Ella sonaba sin aliento, 17  |  Penelope Rivers 

 

 

como si hubiera estado corriendo. —Una broma sobre mí jadeando, y te daré con mis rodillas a tus pelotas la próxima vez que te vea —dijo Auralee—.

Estaba en clase de spinning y acaba de terminar. —La sonrisa que alguna vez No hetenido dicho nisobre una palabra. pudo — haber eso, inmediatamente saltó a la conclusión de que no estaba allí. Un momento de silencio silenci o pasó. —Está bien, algo está mal contigo. —Todo ácido había desaparecido de la voz de Auralee—. No dijiste nada

inmediatamente para hacerme enfadar. ¿Ha pasado algo? Oh, Dios mío, ¿estás bien? ¿Ha muerto  alguien?  alguien? —El hecho de que yo no haga un juego de palabras —Se sexuales decir que alguien haya muerto. la mano no en quiere la frente, exasperado, y suspiró —. Pero sí, presionó hay algo que tengo que decirte.

Pero ahora que estaba en el teléfono con Auralee, sabía que no podía decir: " Estoy asustado porque me siento atraído  por otro hombre y nunca lo he estado antes ". Decir las palabras harían que todo se sintiera más real. —¿Gavin? — Auralee presionó—. Hey. Vamos. — Yo... Frunció al noche teléfonoa —comer . Sólonuestras quería hacerles saber—que no iréelal ceño bar esta patatas fritas normales y a beber la extravagante cerveza. Adiós.

Soy un idiota. Miró al teléfono antes de meterlo en el  bolsillo. Esta noche iba a ser un infierno e iba a estar agitada.

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CAPÍTULO TRES

Esa noche, Gavin se despertó porque se sentía rodeado de un calor abrumador e intenso y una vez más tuvo la sensación de que alguien le estaba mirando. Con un gemido, Gavin abrió los ojos legañosos y miró alrededor de la sala, no esperando ver a nadie como lo había hecho la noche anterior. Fue entonces cuando cerró los ojos a la figura de pie a los pies de su cama. Gavin intentó levantarse de la cama, pero su cuerpo se sentía como si se hablar, hubiera no consolidado al colchón. Nollenaba podía moverse, no podía podía respirar. El miedo su corazón en oleadas. Esto no puede ser real. No puede

serlo. Sin embargo, se sentía tan real que su corazón tronaba a mil millones de kilómetros por hora y sintió como el sudor empapaba su pijama. —Tengo mucha hambre —dijo la figura al final de la

cama. Gavin miró la figura gatear hacia él en la cama. Era el hombre de la barra, el que había llenado a Gavin con tal innegable lujuria que causó que su pene se llenara para quererle. Ahora mismo, el hombre llevaba un par de pantalones de cuero ajustados y una chaqueta de cuero, pero debajo no llevaba camisa, revelando su paquete de ocho en los abdominales que brillaban bajo una capa de sudor. El hombre sonrió y ladeó la cabeza. —Me quieres tanto como te quiero yo. —El hombre se

arrastró hacia su rostro y luego se acostó encima de él. 19  |  Penelope Rivers 

 

 

El sueño era tan real que Gavin podía sentir la presión del hombre sobre su pecho y el cosquilleo de su aliento mientras empujaba su cara en su cuello. El miedo se convirtió en placer ante la idea de que esto fuera un sueño erótico, aunque todavía deseaba poder moverse. El olor del cuero y almizcle, una vez más llenó las ventanas de su nariz, lo que soñando le hizo temblar. ¿Quéle estoy haciendo? ¿Por qué estoy esto?

No debería estar soñando esto. —Cálmate —dijo el hombre, acariciando suavemente el lado de su cara—. Todo va a ir bien. Esto te va a gustar mucho.

Gavin deseaba preguntar: "¿Cómo qué?",  pero todavía estaba congelado. Con una risa profunda, el hombre se inclinó sobre él y le dio un ligero beso en los labios. Gavin no pudo devolver el beso, pero podía sentir el calor extremo y la sensación de hormigueo en los labios. Gavin sintió muchas cosas entonces, un extremo placer como nunca había conocido, la culpa debido al placer y el miedo porque no podía moverse. Lanzó otro suspiro tembloroso. —La primera vez que te vi en el bar, sabía que quería tenerte. —El hombre se enderezó y le sonrió. La presión del culo

del hombre en la polla de Gavin hizo que su eje se llenara por quererle—. Podría decir por la forma en que me miraste, que me querías demasiado. Por otra parte, todo el mundo lo hace. El hombre dio una risita, como si hubiera hecho una  broma divertida, pero traviesa. Gavin deseaba abrir la boca para preguntar: "¿Quién eres tú?",  pero aun así se consolidó a la cama. El hombre le dio una larga y persistente mirada y luego se lamió los labios. — Así que, ¿quieres saber quién soy? —preguntó el

hombre. 20  |  Penelope Rivers 

 

 

¿Cómo lo sabía?  Gavin miró al hombre, seguía  bloqueado en la misma posición. Si hubiera podido, le habría asentido con la cabeza. —Mi nombre es Laurence. —Laurence sonrió con malicia

 ydeluego tumbó contra el ycuerpo de Gavinfricción. de nuevo para rozar nuevosesus pollas juntas construyendo Inclinándose hacia adelante, Laurence sopló en la oreja de Gavin. —Laurence el íncubo.

¿Íncubo? ¿Los demonios que suben a través de las ventanas y seducen a las mujeres?   Antes de que pudiera digerir lo que estaba pensando, Laurence comenzó a  besar el cuello de Gavin y agarró su piel con los afilados dientes. La sensación del calor, aliento humeante de Laurence contra su piel le hizo gemir contra sus labios apretados. Laurence besó lentamente un camino por el pecho de Gavin, deteniéndose en los pezones. Gavin sentía como se llenaba de calor frente a la idea de alguien tocándole el pecho. Antes había jugado con pezones de innumer innumerables ables m mujeres ujeres y había visto como ellas ellas lo disfrutaban, pero estaba seguro de que si acariciaban el suyo no le iba a traer placer ninguno. Laurence

se

inclinó

sobre

sus

pezones,

independientemente de la incomodidad de Gavin y tomó uno en su boca. En lugar de rodar un poco con la lengua de la manera que Gavin esperaba, Laurence hundió sus dientes en la punta saliente y causó un dolor ardiente que se disparó a través de su pezón derecho. Si Gavin hubiera podido moverse, le habría golpeado. Pronto, sin embargo, el dolor dio paso al placer cuando Laurence calmó el dolor con su caliente y larga lengua. Su polla respondió palpitante en la desesperación. —Sabía que era esto lo que querías desde el primer

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momento en que puse los ojos en ti. —Laurence besó la parte superior de su rojo e hinchado pezón—. Estabas aburrido con tu  vida. Con el sexo. Pero eso fue porque nunca te abrazaste a ti mismo como lo que realmente eres. Esto   es lo que realmente eres. Sí, te gusta esto. Tengo el último control, y tú tienes tu aventura. La idea hizo que Gavin tragara. ¿Era esto su subconsciente que le decía por qué saltaba de cama en cama tanto? Tal vez realmente era gay después de todo, y nunca se lo había admitido. Tenía que reconocer que su polla se sentía más hinchada y con más ganas ahora de lo que tuvo antes con cualquier mujer. Amaba la intensa mirada en los ojos de su pareja ideal, la forma en que Laurence parecía tan poderoso como si pudiera hacer lo que quisiera con él. Pero descubrir que ¿era gay? ¿Ahora? ¿Cuándo

 tengo más de treinta años y ya debería saber quién soy?  A medida que sus pensamientos se involucraban, Laurence hundía sus dientes en el pezón de Gavin de nuevo. El dolor agudo que le trajo le devolvió a la realidad. —Piensas demasiado

—dijo Laurence—.

Y no he

terminado de jugar con mi comida. Los ojos de Gavin ni siquiera podían ampliarse con confusión. Laurence continuó besando su camino por su pelvis y hacia la tienda de campaña en los pantalones y ese sueño estaba causando que su polla se hinchara. Con un gemido, Laurence tiró hacia abajo los pantalones de Gavin, revelando su espesor, su eje de grasa con las dos grandes bolas debajo. Con los ojos brillantes por el hambre, Laurence bajó la mirada hacia su polla y luego tomó su miembro en la mano.

Oh Dios. Realmente estoy soñando esto. Un tipo 22  |  Penelope Rivers 

 

 

va a... voy a... Pero no había lugar para escapar, ningún lugar adonde ir. Además, cuando Laurence bajó la cabeza sobre su polla, Gavin se dio cuenta de lo mucho que quería eso, no importaba lo mucho que le asustaba esta transición en su vida. los de labios calientes de Laurence todauna la cabezaCuando de la polla Gavin en su boca, Gavin setomaron quejó, pero  vez más no pudo hacer nada más. Laurence respondió a su grito de placer con uno de los suyos, y las vibraciones viajaron por la polla de Gavin y todo el camino hasta sus cojones. Cuando Laurence chupó tan fuerte, la presión le causó placer y dolor, Gavin pensó: Sí, sí, sí. Nunca se imaginó que un amante ideal podría darle sexo oral diez veces mejor de lo que lo había recibido antes.  Aunque impulso impulso de arquear la espalda, ni siquiera podía Gavin hacer tuviera muchaselcosas. Había algo erótico que lo atrajo aún más cerca de venirse. El calor, la aspiración húmeda alrededor de su pene combinada con su incapacidad para moverse le causó que su estómago se llenara de deseo y la presión se estaba construyendo. Se había dejado mamar por un chico y le encantó. Cuando el placer se le construyó y le causó espasmos llenando sus bolas, se dio cuenta que el sexo de su amante ya no le importaba. Estaba cerca, muy cerca, y no pudo controlarse. —Sí —Laurence gimió alrededor de su pene, lo que le hizo estremecer aún más—. Dame de comer. Dame de comer y

satisfáceme. No entendía lo que significaban las palabras, pero no le importaba. Disparó su carga directamente en la boca de Laurence y Laurence bebió su semen como si fuera el néctar de los dioses. Cuando Laurence se entregó y continuó chupando las últimas gotas de la corrida que le quedaban en la cabeza, gimió de nuevo, Este perosueño permaneció congelado. El sudor por su frente. había sido realmente la cosaresbalaba más real que 23  |  Penelope Rivers 

 

 

alguna vez hubo experimentado. —Gracias —susurró Laurence, alejándose de su polla.

¿Por qué me está dando las gracias? ¿No debería ser yo el agradecido? Gavin trató de abrir la boca para decir algo y Laurence se echó a reír y luego equilibró su mano por encima de la pelvis de Gavin. La sonrisa malvada regresó a su boca. —Un poco de algo para que me recuerdes por la mañana —dijo Laurence, luego se inclinó hacia abajo, se equilibró a sí

mismo sobre el lado de Gavin, y luego hundió sus dientes hacia abajo, duro, en su piel, causando ardiente dolor llenando su estómago. Si hubiera podido, habría gritado. Lo único que pudo hacer fue apretar con los ojos cerrados y rezar para que el dolor se fuera. Cuando abrió los ojos, se encontró con que podía moverse. Pero había un problema. Laurence había desaparecido en la nada. Maldiciendo, se incorporó violentamente y luego se quedó mirando su cuerpo. Estaba cubierto de sudor y su polla tenía un anillo de saliva alrededor de la parte superior de la misma. En el lado derecho, tenía un oscuro mordisco rojo que rápidamente comenzó a hincharse. —¿L…  Laurence? —preguntó nerviosamente, buscando

en la habitación. ¿Acababa de despertar de un sueño? ¿O estaba todavía soñando?

De cualquier manera, Gavin no obtuvo respuesta, excepto silencio y olor a almizcle, sabía que tendría dificultad para dormir durante el resto de la noche por más de una razón, por todo el miedo y la confusión que había sentido, y porque también había sido la más encendida en toda su vida.

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Cuando Gavin abrió los ojos, descubrió la luz que brillaba a través de la ventana y las mantas estaban arrugadas. El olor de su corrida aún colgaba madura en el aire. Gimió, se volvió hacia su lado derecho, y casi se cayó de la cama mientras la quemadura le llenó. Jurando, tiró de las mantas hacia abajo y  vio una notoria mordedura marcada en su lado. Los colmillos le habían dejado manchas de color rojo oscuro y un moretón rodeando la carne donde había sido mordido. El corazón de Gavin latía cada vez más rápido, cada vez más duro, y no podía respirar. —¿Qué demonios santo me está pasando? —preguntó Gavin—. Es casi como si tuviera relaciones sexuales con... tenido

relaciones sexuales con... Recordó la forma en que Laurence se había inclinado y le susurró al oído: "Laurence el incubo ", ", pero no había manera de que Laurence hubiera sido real. No había manera de que pudiera haber desaparecido en un instante o aparecido al final de la cama como si su despertador de cinco mil dólares no significara nada. Sin embargo, mirando había una marca de mordisco en su lado derecho. Se estremeció y trató de encontrar algo de lógica, oyó un sonido que debió de haberle despertado para comenzar. Era el sonido de fuertes golpes. Maldiciendo, echó un vistazo al reloj de la mesilla de noche y vio que era la una de la tarde. No había  vuelto a caer dormido hasta las nueve de la por la mañana, así que no fue sorprendente que hubiera dormido hasta tan tarde. Con un gemido, salió a trompicones de la cama, todavía incapaz de hacer frente a sus propios pensamientos. Tal vez sólo podría fingir que todo el asunto nunca había sucedido. Se tambaleó por las escaleras y ni siquiera se molestó en 25  |  Penelope Rivers 

 

 

comprobar quién estaba detrás de la puerta, y normalmente lo habría hecho porque no tenía camisa ninguna y un par de pantalones para dormir manchados de sudor. Cuando abrió la puerta, descubrió Auralee y Oliver estaban en el otro lado de la misma. En un primer momento, los ojos de Auralee estaban fijos en su cara, pero entonces su mirada cayó a su lado y su boca se abrió. —Santo cielo, Gavin. — Apretó los puños—. ¿Estás bien?

¿Quién te hizo eso? —Um. — Al mirar hacia abajo en la mordida también se

 vio incapaz de encontrar una buena excusa. La mordedura era demasiado amplia y tenía demasiado prominentes la marcas de los colmillos para haber sido de cualquier mujer a la que hubiera conocido o acostado. —Lo sabía. — Auralee entró en la casa e irrumpió junto a él sin ser invitada—. Algo está pasando. No eres tú. Oliver intervino también, y sus ojos se redujeron a la marca de la mordedura. —¿Estás ahora en algo nuevo? ¿La conseguiste en ese material sexual de "espósame"? —¿Qué? —Gavin le miró dos veces—. No, Oliver, claro

que no. —Pero ese mordisco... — Auralee se mordió el labio

inferior. —No es nada. —No estaba seguro de cómo explicar que

un amante en sus sueños había pasado la noche anterior allí. —No pasa nada —dijo Auralee—. Tampoco se trata

únicamente del picotazo. Estás actuando raro, estás pálido, e incluso después de toda una noche, yo nunca te había visto llegar a la puerta como si te hubiera sacado de la cama por los 26  |  Penelope Rivers 

 

 

tobillos. Él se quedó en silencio. Mientras miraba a Auralee con el rostro pálido y a Oliver con los brazos cruzados, se dio cuenta que anhelaba decirles lo que había sucedido. Tal vez puedan

arrojar algo de luz sobre todo esto. No hay forma de que esto me esté sucediendo realmente. Laurence no era un íncubo. — Vamos, muchachos —dijo Gavin—. Vamos a hablar con

un poco de café. Dios me ayude, necesito un poco.

Los tres se sentaron en la mesa de la cocina. Gavin tomó un café con una pizca de alcohol porque necesitaba el levántame—hacia—arriba. Auralee y Oliver estaban atónitos sentados en silencio alrededor de la mesa. Había sido tan humillante después de decirles lo que sentía por la misteriosa pareja de sexo/ mordedor que apenas podía mirarles. No les habría culpado si se hubieran ido y no hubieran vuelto. —¿En serio? —preguntó Auralee finalmente.

Gavin asintió. —Esto es malo —dijo Auralee—. El hombre que se coló en

tu casa obviamente está loco. ¿Y piensa que es un íncubo? ¿Sinceramente ? Sé que no estás ahí, pero es peligroso. Quiero decir, mira la marca del mordisco. — Auralee está en lo correcto —Oliver asintió—. Tienes

que llamar a la policía. Sé que dijiste que desapareció de la nada, pero es obvio que únicamente es un loco que va a la  búsqueda de otros hombres y que tiene relaciones sexuales con ellos mientras están medio dormidos. 27  |  Penelope Rivers 

 

 

—¿Qué crees que dice de mí que no quiera ir a la policía, porque en realidad me gustó lo que hizo? —Gavin se golpeó la cabeza contra la mesa y se quejó—. Tenías razón sobre mí en

todo, Auralee. Estoy enfermo, soy un chico desequilibrado.  Auralee se quedó callada por un momento, pero luego le dio unas palmaditas en el brazo. —No estás en tan mal estado. Para ser honesto,

pensándolo, bueno... No, este no es el momento para esto. Levantó la mirada y levantó una ceja. —¿Tiempo para qué?

Tanto Auralee y Oliver se miraron. Auralee dejó escapar un suspiro. —Bueno, los dos hablamos de esto antes —dijo Auralee—.

Has estado con modelos e imitaciones de modelo, chicas inteligentes, las niñas bonitas, y las niñas con pechos como si fuesen juguetes estallando hacia fuera, sin embargo, nunca estás contento. El problema puede ser que al principio te aburrían porque no aceptabas que las mujeres no era lo que querías, para empezar. El color de su cara se fue ante sus palabras. Era como lo que había dicho Laurence la última noche. Él gimió, apuró su taza de café, y probó el sabor amargo. Apoyó la cabeza en la mesa exhalando un suspiro tembloroso. Esto no puede estar

sucediendo. Ahora no.  Pero le estaba ocurriendo, y no estaba seguro de cómo lidiar con ello.

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CAPÍTULO CUATRO CUATRO

El oficial Greg Trump estaba dentro de su dormitorio con los brazos cruzados. El hombre regordete con ojos de color marrón oscuro y una cabeza calva. Gavin miró a su cama mientras él metía la mano por el cabello en un intento de calmarse. Una mirada a esa colcha arrugada y todos los recuerdos de anoche vinieron corriendo ante sí. Por desgracia, también lo hizo el dolor desesperado de su polla. —No hay señales de que forzaran la entrada —dijo el agente Greg—. Tu sistema de seguridad no reconoció ningún

robo. —Un hombre estuvo aquí anoche —dijo Gavin—. Tengo

una marca para demostrarlo. Mira. Cuando Gavin levantó su camiseta azul para revelar su abdomen y el costado con la marca de la mordedura hinchada, el oficial Gavin le echó una doble mirada y gruñó. —¿Estás seguro de que era un hombre y no una especie de animal? —preguntó Greg. —Tuvo sexo oral conmigo —dijo Gavin con suavidad—.

Dudo que haya alguna manera de que pudiera haberlo conseguido confundirlo con un gato montés. Era un hombre . O un íncubo. De cualquier manera. — Ya veo. —El Oficial Gavin apuntó algo en su bloc de notas—. ¿Te importaría venir a la estación para conseguir

documentar la marca del mordisco? Me gustaría hacerle una foto.

El calor llenó su rostro. Esto significaba que tendría que 29  |  Penelope Rivers 

 

 

decirle a más gente sobre su tarde —noche extravagante con su amigo íncubo. Sin embargo, Auralee y Oliver estaban en lo cierto. Era una locura no decirlo. Asintió con la cabeza.

Esa noche, Gavin caminó hacia la puerta con Auralee y Oliver y se quedó en el umbral, ya que ellos habían salido. La noche era oscura y libre de nubes, pero por una vez, el cielo no le llamaba la atención. En su lugar, se llenó de emociones que preferiría no sentir, el miedo, la confusión después de lo que había descubierto sobre sí mismo, y la emoción más poderosa de todas las emociones de que podría tener otra visita nocturna. Ese placercuando era suficiente hacerle declarar culpable sobretodo sus amigospara estaban tan preocupados por él. y Cuando Gavin se quedó en la puerta, Auralee le abrazó con fuerza y él captó el olor de su dulce, perfume floral. Oliver le abrazó a continuación. Su abrazo fue tan fuerte que hizo que Gavin gimiera en estado de shock. —Ten cuidado —dijo Oliver mientras se alejaba. —Sí —dijo Auralee—. ¿Estás seguro de que no quieres

pasarme la sentiría noche en nuestro Sé que que estarás es pequeño, pero mucho más apartamento? cómoda sabiendo fuera de esa casa. —Nos mataremos unos a otros. —Gavin le guiñó un ojo—.

 Ya lo sabes. Pero aun así, Auralee no se fue. —Creo que puedo mantener mi boca cerrada, sólo por esta vez… 

Oliver miró con preocupación a Gavin y luego en Auralee. 30  |  Penelope Rivers 

 

 

Con el ceño fruncido, Oliver pasó el brazo por hombro de  Auralee y luego empezó a tirar de ella hacia las escalera escaleras. s. — Vamos —dijo Oliver—. Él ha tomado una decisión. —Pero... — Auralee frunció el ceño. —Soy un hombre grande y fuerte, ¿recuerdas? —Obligó a salir su mejor alentadora sonrisa —. ¿Recuerdas quién era el

luchador en cabeza en la escuela secundaria y equipos de la universidad? Ese fui yo. —También fuiste el idiota que se echó a llorar después de

que Chelsea Miller te pateara las pelotas.  Auralee puso mala cara. cara. Haciendo una mueca, él negó con la cabeza. No necesitaba que le recordaran ese  incidente.  incidente. — Voy a estar bien —dijo Gavin—. Solo tienes que irte.

Por último, Auralee retrocedió y dio un paso atrás, pero mientras caminaba hacia el coche, le arrojó una mirada por encima de su hombro mientras caminaba.

Esa noche, Gavin se despertó de una pesadilla con el corazón palpitante. Una vez más se sentía como si estuviera siendo observado y el pelo de su cuello se erizó. Cuando intentó incorporarse, experimentó la misma horrible sensación de no poder moverse. Con un gemido, miró hacia el extremo de la cama y vio exactamente aquello que sabía que iba a encontrar. Laurence, la mirada fija encima de él con la misma sonrisa de complicidad. —¿Me has echado de menos? —Laurence susurró

seductoramente mientras se arrastraba a lo largo de la cama 31  |  Penelope Rivers 

 

 

hacia él con gracia felina. Su chaqueta de cuero embolsándose a su alrededor y la punta de algo de plástico podía verse en su  bolsillo—. Sé que te he echado de menos. He estado pensando en ti. Todo el día.  Aunque Gavin intentó abrir la boca para hablar, se encontró con que no podía. Era como si la mandíbula se hubiera cimentado cerrándola. Gimió contra su boca cerrada. Con otra risa profunda, Laurence se inclinó y apretó los labios calientes contra el propio Gavin. El calor y el sabor de Laurence fueron suficientes para causar que su pene se abultara aún más. Miró a Laurence en el temor. ¿Cómo hacía esto? Esto

 tan horrible y emocionante al mismo tiempo. Cona otra sonrisa, Laurence inclinó encimaenviando de él y empezó mordisquear el lóbulose de la oreja, escalofríos de placer por la espalda de Gavin. Cuando Laurence le tocaba, le gustaría tanto poder envolver sus manos alrededor de sus nalgas para acercarle y empujarle al mismo tiempo. Gavin aún no eestaba staba acostumbrado a la polla dura que presionaba contra su muslo cuando él estaba acostumbrado a que las mujeres no tuvieran nada ahí. — Así que todavía estás incómodo conmigo —dijo

Laurence . En el momento que esté me vastodas a rogar para que —me presente en la puerta decontigo, tu habitación las noches.  Y la mirada conocedora que Laurence le dio casi hizo que Gavin también le creyera. Laurence comenzó a mordisquear y morder el lóbulo de Gavin de nuevo, sosteniéndole lo suficientemente apretado entre los dientes Gavin unaanterior. pizca deAunque dolor que le se recordó la picadura de sintió la noche Gavin quedóa sin 32  |  Penelope Rivers 

 

 

aliento, no intentó moverse. El esfuerzo únicamente sería inútil. Tuvo que ponerse cómodo con el hecho de que en este momento, Laurence tenía el control en un cien por cien. ci en. —Finalmente, lo conseguiste —dijo Laurence—. Eres mío.

Nunca lo olvides. Entonces Laurence alcanzó por debajo de Gavin la camisera en T —un viejo harapiento gris que solo lo llevaba en la cama — y empezó a agruparla debajo de sus axilas. De la forma en que su cuerpo estaba rígido, mantuvo sus manos consolidadas al lado, Gavin sabía que no había manera de que Laurence pudiera quitarle la camiseta. La sonrisa que Laurence le dio mientras miraba fijamente diciendo, yo-puedo-leer-tusmás-íntimos-pensamientos, mientras su expresión decía lo contrario. Laurence se echó hacia atrás para que sus perfectas nalgas se equilibraran sobre su polla y luego apretó la fina mano sobre los duros abdominales de Gavin.  Antes de que Gavin pudiera parpadear, Laurence rasgó la camisa en dos hecha jirones con un sonoro desgarrón y luego retiró la camiseta de Gavin como si fuera una chaqueta de manga corta. Si una mujer se las hubiera arreglado para hacer eso, se habría enojado y no estaría encendido. Esa había sido su camiseta de la universidad, después de todo. Era un recuerdo. Pero cuando Laurence lo hizo, fue una demostración de poder hacia Gavin que ya deseaba poder lamerle los labios para satisfacer el hambre. — Voy a lamer tus labios para ti —dijo Laurence,

inclinándose hacia abajo y luego se cernió sobre su boca, mientras que sus dos pollas se rozaban juntas a través de los pantalones en el sueño de Gavin y volaban en el pantalón  vaquero de Laurence. Laurence. Laurence remontó al exterior de la boca de Gavin con su lengua. se estremeció con miseria y cerró suslabios ojos mientrasGavin disfrutaba de la sensación de tener esos 33  |  Penelope Rivers 

 

 

masajeando con la lengua de la otra persona. No deberías

estar disfrutando esto, se recordó. Este hombre ha entrado en mi casa y ahora me está molestando. Pero ese aspecto prohibido solo le excitaba aún más. Retrocediendo, Laurence comenzó a besarle el cuello, los hombros y luego, finalmente, sus pezones. Gavin se tensó cuando Laurence tomó en su boca su pezón derecho. Todavía estaban hinchados y sensibles del día anterior. Sorprendentemente, Laurence fue suave y no hundió sus dientes en la carne asomada. Su suave y caliente lengua sobre el pezón le causó un suspiro de placer. Gavin le miró y miró directamente los ojos brillantes de Laurence. Se dio cuenta de que Laurence había estado observando sus reacciones durante todo el tiempo. Un destello de atracción pasó tan fuerte por su cuerpo que lo habría paralizado si ya no lo estuviera. Casi no podía creer en toda esa emoción, todo ese calor, por otro hombre. Y el hecho de que Laurence lo sabía también le causó fuego a la altura de sus mejillas. Con una sonrisa maliciosa, probablemente debido a su  vista, Laurence comenzó a arrastrarse hasta el hinchado mordisco que Gavin había recibido ayer y luego comenzó a  besar y lamer la piel inflamada. Laurence aplicó poca presión sobre la herida de la picadura y calmó la lesión como si no hubiera sido él quien la hubiera provocado en primera instancia. Mientras Laurence lamía la carne caliente, equilibraba su mano en la cadera de Gavin. Cuando la muñeca de Laurence le rozó el glande, una ola de placer se precipitó por sus bolas y causó que gimiera de placer. Sí. Dios mío, sí.  Laurence se apartó de la herida y se balanceó entre las piernas de Gavin. Y se apoderó de la cintura de los pantalones 34  |  Penelope Rivers 

 

 

de Gavin y empezó a tirar de ellos por p or sus delgadas caderas. Una  vez que Laurence puso los pantalones de Gavin en sus tobillos,  volvió a cernirse sobre la polla hinchada de Gavin cuya punta tenía un cordón de pre-semen en la parte superior. Laurence tomó la polla de Gavin en la mano y lentamente le dio a la punta una larga ygimió calurosa lamida, consumiendo el pequeño goteo y en respuesta de placer. —Tienes un sabor increíble —dijo Laurence, sin soltar de

su gran mano la base de su excitado pene. En respuesta, Gavin gimió. ¿Estaba a punto de conseguir otra mamada? En dos días, ya había recibido en su cabeza más de lo que había recibido en el último mes. —Creo que vamos a hacer algo un poco más divertido hoy —dijo Laurence, respondiendo a sus pensamientos una vez más. — Ayer no estabas preparado. Hoy Hoy puedes estarlo.

¿Eh?  Miró hacia abajo hacia Laurence quien miraba a sabiendas de su polla. Con otra sonrisa, Laurence sacó una pequeña botella de lubricante del bolsillo de su chaqueta. Cuando Laurence abrió la botella, el olor a cerezas, que recordó a Gavin el jarabe para la tos —llenó la habitación. Laurence cubrió la mano con más lubricante y luego se apoderó de la polla de Gavin con su experta mano, como si estuviera conduciendo un cambio de marchas de un coche y estuvieran a punto de iniciar un viaje. Cuando Laurence comenzó moviendo la mano arriba y abajo del eje de Gavin con sus dedos lubricados, Gavin gimió, cerró los ojos y sintió un espasmo placer en sus bolas y en su cuerpo mientras el ritmo del sonido "shlick, schlick" continuaba. — Abre las piernas —Laurence ordenó, haciendo que los

ojos de Gavin se dispararan abriéndose.

Estoy congelado. No puedo.  Además, la razón 35  |  Penelope Rivers 

 

 

horrible de por qué Laurence quería que separara las piernas llenó su corazón. ¿Estaba preparado para eso? —Puedes extender tus piernas y lo harás. —Laurence

movió su mano hacia arriba y hacia abajo del eje de Gavin tanto que se quemó con el placer. Se detuvo en la base de su pene —. Abre tus piernas . Con un gemido, Gavin trató de apartar las piernas para abrirlas esperando resistencia. Para su sorpresa, fue capaz de mover su cuerpo de nuevo. Abrió las piernas, así que estaban muy separadas y las rodillas se doblaron. Miró hacia debajo de su cuerpo y se quedó asombrado con su polla hinchada en alza por encima de sus dos bolas de grasa. ¿Podría pasar ahora? Trató de mover sus brazos, solo para descubrir de manera horripilante que podía moverse sólo cuando Laurence decía que lo hiciera.

¿Qué clase de poder profano es esto? Realmente él tiene todo el control.  Gavin contempló con horror los ojos de Laurence y Laurence sonrió a su vez. Cuando Gavin empezó a entrar en pánico, Laurence le calmó, apretando su agarre sobre su polla y una vez más pasando la mano arriba y abajo de su eje. La estrechez de su puño hizo a Gavin engordar otra vez de nuevo, y una vez más, sabía que quería esto. Todo el control de Laurence. Todo. Laurence dejó de bombear su polla y enviando ondas de placer por su columna vertebral se volvió para cubrir sus manos con lubricante. Sus manos temblaban como si él los hubiera cubierto de aceite. Con la mano izquierda, Laurence comenzó una vez más a bombear la polla de Gavin con tanta fuerza que hizo que su eje le doliera. Haciéndolo de manera correcta, Laurence comenzó a liderar su camino entre sus nalgas, en dirección hacia el lugar que Gavin nunca pensó que iba a permitir que alguien fuera hasta allí —a su agujero. 36  |  Penelope Rivers 

 

 

Espera. No puedo hacer esto. Gavin se puso rígido y, sorprendentemente, Laurence se retiró y de nuevo sólo continuó bombeándole la polla. —Como quieras —dijo Laurence—. Tal vez me apresuré

demasiado.  Antes de que Gavin pudiera pensar más en eso, sintió el impulso ascendente llegando a construirse en su estómago y su respiración se hizo cada vez más desigual. Para su sorpresa, la respiración de Laurence se apresuró demasiado como si él estuviera cerca del orgasmo. Gavin sintió palpitar su polla y,  justo antes de que erupcionara en toda la colcha, Laurence se inclinó y clavó los labios sobre la punta de su polla y una vez más aceptó la entrada en la boca con un gemido de éxtasis. Gavin se estremeció se relajó cama,con Laurence  bañando la polla de yGavin con en su la lengua avidez,continuó como si estuviera comprobando y asegurándose de que nada de su corrida se hubiera perdido. Por último, Laurence se apartó y luego se quedó a su lado en la cama. —Gracias —dijo Laurence nuevamente.

Pero yo fui el único en correrse. Le parecía que había algo malo en eso.  Miró a Laurence e hizo una mueca. Por otra parte, se había acostado con alguien que había irrumpido en su casa, le había paralizado, y que poco a poco le iba convenciendo de que era un íncubo. Necesitaba tratamiento como si no pudiera creerlo. Laurence se echó a reír. —Soy el único tratamiento que necesitarás siempre.

 Volveré mañana a la misma misma hora. Cuando Gavin abrió la boca para hablar, se descubrió que en realidad podía. La estupefacción le llenaba mientras miraba en el techo. Sólo cuando miró hacia donde Laurence había 37  |  Penelope Rivers 

 

 

estado, una vez más, ya se había ido. En shock, Gavin buscó por la habitación, pero no vio a nadie. Otra vez. La soledad le atravesó el alma junto con la decepción. De pronto, comprendió por qué Tabitha estaba tan molesta con él. Con sus últimas últimas aventuras de una noche, había sido desp después ués de la parte física de la relación cuando algunas habían querido algo más. De repente, él también quería saber más sobre Laurence.  Y no estaba seguro de cómo se sentía al respecto.

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CAPÍTULO CINCO

 Al día siguiente, el teléfono sonó y Gavin lo miró. Se sentía como si sus pensamientos le estuvieran consumiendo y apenas podía soportar pensar en nadie más que en Laurence. La distracción del teléfono no la deseaba. No tenía idea de cómo iba a lidiar mañana con el trabajo. Tendría que fingir de alguna manera en esas horas de trabajo como ya lo hacía a menudo. Después de que el teléfono siguiera sonando, murmuró un improperio y respondió. En el momento en que lo hizo, oyó un suspiro molesto familiar en el otro extremo. Era Auralee. Gavin miró su café, que estaba en una taza sobre el mostrador y tomó un trago largo. Gimió en éxtasis ante su fortor, pero incluso el café negro no era suficiente para conseguir en pensar más allá de los sentimientos confusos que caían dentro de sí mismo. —Te tomó mucho tiempo para contestar el teléfono. —  Auralee estaba molesta—. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? —Estoy bien. —Bueno, más o menos bien. Estaba

atrapado en una red emocional con ninguna esperanza de escapar ileso. —¿Así que el hombre no volvió? —preguntó Auralee.

Se hizo el silencio. Oyó el suspiro de Auralee al otro lado del teléfono y estuvo medio tentado a mentir sobre Laurence y decir que no había regresado. —Esta vez no me mordió. —Gavin se rascó la nuca

nerviosamente con su mano libre.

A pesar de que casi me tomó por el culo. 39  |  Penelope Rivers 

 

 

—¿Has llamado a la policía? —preguntó Auralee—. Tiene

que haber una forma para hacer que no entre.  Apretando los dientes, Gavin recordó lo que había sucedido la noche anterior. Laurence había aparecido de la nada  y también desapareció de la nada. Gavin también recordó la fuerza sobrenatural en que Laurence había controlado su cuerpo una vez más. Ningún hombre podía hacer eso, pero tampoco estaba dispuesto a creer en íncubos. —No lo sé, Auralee. —Gavin se pasó la mano por el pelo—

. Escucha. Puedo manejar esto. Por favor. —Un hombre está haciéndotelo furtivamente en tu casa — dijo Auralee. —Tú también estás loco. No pareces estar lo más

mínimo preocupado sobre tu misterioso acosador, y eso me preocupa aún más. Es una locura. Insano.  Es necesario que hagas frente a esto antes de que te t e mate. Gavin sabía que Auralee tenía razón. Tendría que haber estado preocupado por la capacidad de Laurence por colarse en su casa. Debería haberse quedado toda la noche dando vueltas con miedo en vez de conseguir excitarse, sin embargo, su mente decía una cosa y su corazón, decía otra. La verdad era que, si Laurence no volviera a aparecer, se sentiría decepcionado. —Tengo que irme Auralee —Gavin sintió que Auralee no lo iba a dejar pasar—. Hoy tengo planes. —Mentira. —Después de una exhalación de molestia,  Auralee gimió—. Nunca tienes planes en domingo a menos que

no sea ir a un bar, y no lo has hecho desde que apareció ese hombre. No puedo creer que realmente no eches de menos la forma en que eras antes, cuando saltabas de mujer a mujer, como si fueran trampolines. —Hablaré contigo más tarde. —Gavin colgó el teléfono

antes de Auralee pudiera decir cualquier otra cosa. 40  |  Penelope Rivers 

 

 

Con un gruñido, Gavin puso la parte posterior del teléfono en el receptor y volvió su atención a su café fuerte, que tenía el potencial para despojarlo fuera de la carretera. Tomó otro trago, agitó el fuerte líquido en la boca, se estremeció, y luego miró por la ventana y al patio de su vecino. El movimiento ocioso de camiones en el camino. Sus ojos se abrieron como platos al darse cuenta de algo. No soy el único que ha

visto a Laurence. No estoy loco. La idea de que tal vez Laurence hubiese tomado a Clare, le hizo enojar con celos, pero empujó el sentimiento porque no debía estar celoso de su oscuro visitante misterioso. Tenía que saber si Clare se movía debido a Laurence y si ella le había  vuelto a ver. Con el corazón desbocado Gavin llegó a la puerta, la abrió, su y luego se puerta fue a lacon puerta de sus Clare y Mark.  Aporreó blanca tantadelantera fuerza que nudillos le dolieron. Sabía que probablemente había asustado a sus pobres  vecinos hasta la muerte. Cuando Gavin esperaba en la escalera de entrada, oyó el sonido de unos pasos en el pasillo y vio una sombra en el interior. Un momento después, vio un rostro pálido que se asomaba desde la ventana junto a la puerta. Era Clare. Gavin saludó a Clare, y se mordió los labios y abrió la puerta. —Gavin —dijo Clare, sonando sorprendida—. ¿Qué estás

haciendo aquí?

Tenía las mejillas manchadas de tierra y su cabello era una masa de rizos encrespados. Detrás de ella, Gavin podía ver un montón de cajas que se elevaban cinco metros de altura. Incluso el pasillo, desprovisto de las imágenes oceánicas que había colgado allí antes, parecía estar inquietantemente vacío. Era como un cuerpo sin alma, y Laurence era probablemente el culpable. —¿Gavin? —Clare frunció el ceño, llevándole de vuelta a

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la realidad. —Clare, yo... —Este era un tema difícil para tratar, pero

habían estado lo suficientemente dispuestos a compartir lo que habían visto días antes—. ¿Entonces, de verdad os mudáis? Su rostro palideció aún más y ella frunció el ceño hacia sus zapatos. —¿Esto tiene que ver con el hombre que viste hace un par de días? —Gavin tragó saliva—. ¿El hombre que dijo Mark que

 viste en el extremo de tu cama? Los ojos de Clare se abrieron y ella finalmente miró a Gavin de nuevo. Ella asintió con la cabeza mientras se mordía el labio inferior como si admitir que haberlo visto se hubiera ganado una bofetada en la cara. Por otra parte, Mark no había sido más que amable con ella, así que no podía culparla por estar indecisa. —Sí, lo es —Clare se encogió de hombros—. Es una

locura, ¿eh? —No —Gavin dejó escapar un suspiro —. Lo he visto

también, Clare. ¿Podemos... podemos hablar? Como si Gavin hubiera anunciado que iba a darle un millón de dólares, Clare se inclinó hacia delante, le agarró las manos, y las apretó contra su pecho. Sus ojos eran grandes y  brillaban con esperanza. —¿Realmente le has visto también? —preguntó Clare—.

Pensé que me estaba volviendo loca. Nunca antes he visto nada igual a esto. Mark me decía que todo estaba en mi cabeza, que tal vez yo no había estado a punto de casarme y esta era mi mente me que decía que sí. Le dije que no era cierto, pero no me creía. Sólo aceptó a que nos mudáramos porque le amenacé diciendo que si no nos íbamos, yo me iría por mi cuenta. —Lo siento —dijo Gavin y luego silencio—. ¿Podemos

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hablar de esto un poco más? ¿Dentro ?

En el interior, donde menos gente me puede oír hablar de un íncubo. Sus puños se apretaron en  bolas la angustia. Clare, los ojos todavía entrecerrados, se hizo a por un lado y permitió a Gavin entrar dentro de la casa. Ella le hizo señas por el pasillo lleno de cajas y él la siguió. Cuando Gavin entró en el comedor principal, le sorprendió lo vacío que estaba. Sólo había estado aquí un par de  veces antes, pero la casa siempre había tenido la sensación de  vivir—en el de la decoración de Clare. Ahora, sin embargo, el ángel de cerámica sobre la mesa estaba fuera, las fotos estaban ausentes de las paredes de color gris azulado, e incluso los libros de cocina faltaban de los estantes de la abierta cocina. Si no fuera por la mesa de en medio de la habitación, la casa habría sido su propio cadáver. —Siéntate. —Clare señaló a la mesa—. Por favor. —Gracias. —Gavin se sentó a la mesa y cruzó las piernas

incómodamente. Por lo general, cuando estaba a solas con una mujer, terminaba en el dormitorio. No es que seducir a Clare fuera ahora su intención. —¿Quieres un café? —preguntó Clare. —Sí. Tan fuerte como puedas hacerlo. —Haciendo girar los pulgares, él frunció el ceño—. Me gusta el café tan fuerte que

podría dañar el esmalte de los dientes. — A Mark le gusta de la misma manera. —Las lágrimas le llenaron los ojos de nuevo—. Por supuesto, él ahora mismo está,

 bebiendo con alguno de sus amigos. Sin duda, está hablando de mí. Probablemente dirá que estoy loca. —Lo siento, Clare. —Él frunció el ceño—. Tal vez

podríamos quedar otro día para ese café. 43  |  Penelope Rivers 

 

 

Después de todo, no quería tener que lidiar con la histeria debido a su elección del café. Nunca había sido bueno con las lágrimas. Tal vez tenía que ver con vivir con un solo padre que no mostraba sus emociones. Nunca había tenido que lidiar con lágrimas a menos que su equipo favorito perdiera un partido de fútbol. —Está bien. Probablemente de todos modos he tomado

demasiada cafeína. No he querido dormir desde hace dos noches. Clare se sentó junto a Gavin en la mesa. —Conozco el sentimiento. —Gavin frunció el ceño ante sus manos—. Sobre ese hombre, ¿has...? ¿Lo has visto de nuevo

desde entonces? Clare le miró fijamente durante un largo minuto, como si decidiera si mentir o no. —Lo vi anoche. Su forma más clara. No era una sombra

en esta ocasión. Sin embargo, todavía me da miedo despertar con alguien de pie sobre mí. Sólo miró hacia mí con estos ojos fríos y no pude moverme. Era como si algo me estuviera empujando hacia abajo en la cama.

También conozco ese sentimiento. Frunció el ceño, su corazón latía más fuerte en el pecho. Una vez más, los celos aumentaron. Quizás Laurence estaba disfrutando también de Clare. Ella dijo que no la había herido hacía dos días, pero tal  vez la noche anterior había sido diferente. Quizás Laurence también había deseado a una mujer. Si hubiera tocado a Clare, entonces Gavin no tendría un problema en ir a la policía. —¿Clare, anoche pudo hacer contigo algo sexual? —

preguntó Gavin. Clare se atragantó con su tosía, suempujar cara se puso más y más roja. Agarró su saliva. cuello Mientras como si pudiera 44  |  Penelope Rivers 

 

 

la tos de su garganta. Después de tres tosidos más, se recuperó, aunque sus mejillas ahora eran dos cerezas de color rosa pálido en lugar de nieve. —Por supuesto que no me hizo nada de esa manera. — Clare sacudió la cabeza con horror —. ¿Te hizo algo?

Se hizo el silencio y su pulso se aceleró aún más. Vio la expresión de horror en el rostro de Clare y trató de recuperarse sacudiendo la cabeza, pero ya era demasiado tarde. Había esperado demasiado tiempo para decir que no, y Clare ahora sabía de lo que era capaz su hombre misterioso. —Oh. Oh, Dios. —Clare frunció el ceño ante sus manos—.

Todo lo que me hizo fue decir las mismas cosas. Seguía diciendo: Déjala. Sal de la casa. Entonces Mark se despertó y él desapareció, como si no hubiera estado allí. Gavin asintió con la cabeza y frunció el ceño mirando otra  vez las manos. ¿Por qué Laurence quiere que Claire se

vaya de su casa? —¿Eso es todo lo que dijo? —Gavin finalmente preguntó,

esperando tener más de una pista. —Bueno, hay algo más que estoy pensando... —El color

que había estado en las mejillas de Clare por su tos se disolvió una vez más. —¿Qué? —ansioso, las manos de Gavin temblaban —.

¿Qué es? —Realmente esto va a hacer que te parezca una locura. —Confía en mí, nada de lo que digas me parecerá una locura. —Gavin sacudió la cabeza—. No tienes idea del tipo de

días que he estado teniendo. Sólo dime. Después de un gesto vacilante, Clare se mordió el labio 45  |  Penelope Rivers 

 

 

inferior y lo miró con intensidad. —Desaparece tan rápido que pensé que el intruso podría ser... podría ser... —Ella tomó un profundo y estremecedora

respiración y se agarró el pecho—. Pensé que a lo mejor

era una especie de fantasma loco. Empecé a creer que mi casa estaba embrujada . Un segundo tiro de alivio llenó su sistema, a pesar de que estaba acompañado por el horror. Se sintió aliviado porque no estaba solo en la creencia de que Laurence no era humano, pero se horrorizó por la posibilidad de que Laurence fuera un demonio. Eso era lo que un íncubo era, ¿no? Algún tipo de demonio sexual. —¿Estás bien? —preguntó Clare. Su cara apenas cambió—

. Fui demasiado lejos diciéndotelo, ¿no?

—No, en realidad, tenía la misma cosa en mente, excepto que no creo que sea un fantasma. —Frunció el ceño ante sus manos—. Creo que es un íncubo.

Sus propias palabras sonaron en sus oídos mientras el silencio caía sobre la mesa. Nunca hubiera imaginado que diría esas palabras en voz alta.

Gavin estaba de lado y miró a los números rojos deslumbrantes de su reloj de cabecera. Eran las dos cincuenta y se dio cuenta que Laurence tenía tendencia a venir a las tres de la mañana. Nunca antes se había sentido tan ansioso o muy nervioso. ¿Era Laurence realmente un íncubo? No, no creía en esas cosas. Era una una persona racional la médula. Los fantasmas eran sólo combinación de hasta la base de sedimentación y la 46  |  Penelope Rivers 

 

 

mente humana, y Laurence era un hombre extraño que se movía con rapidez y tenía tendencia a entrar en las casas de la gente por las noches. Fue entonces cuando las palabras de Clare se precipitaron en su cabeza. “Pensé que podría ser una especie de fanta sma loco. Empecé a creer que mi casa estaba embrujada.” embrujada.” Con un

gemido de frustración, Gavin se puso boca abajo en su estómago  y golpeó la almohada. Cuando enterró su rostro en el material  blando, oyó el gemido en el suelo al pie de su cama y se quedó inmóvil. No se movió, no respiraba. ¿Era Laurence? —¿Laurence? —preguntó Gavin, sorprendido que no

estuviera congelado. —Soy yo —dijo Laurence, su voz ronca y necesitada —. Así

que me estabas esperando. ¡Qué bueno! Ya sabía yo que ibas a disfrutar de mis visitas. Gavin esperaba estar congelado una vez más, pero para su sorpresa, todavía podía moverse. Casi se volcó sobre su espalda, pero con una velocidad imposible, Laurence apareció  junto a su cama y lo equilibró con su mano grande, caliente y en por la parte posterior superior de Gavin y luego le pasó los dedos por sus músculos. —Quédate así —dijo Laurence—. Quiero darte placer.

 Antes de que Gavin pudiera decir otra palabra, y realmente podía hablar también, por razones desconocida, Laurence comenzó a frotar su espalda. Gavin dejó escapar un gemido, cerró los ojos por la sorpresa, y enterró su rostro más en su almohada. Mientras tanto, bebía de los sentimientos de Laurence hundiendo sus dedos en sus músculos, moviéndose más y más cada vez. La fuerza que aplicaba Laurence era perfecta. Aliviaba su dolor, pero no le dolía. Gavin se preguntó si Laurence era perfecto en todos los asuntos de toques. —Gracias. —Laurence rió mientras Gavin gruñía con

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 vergüenza. Se había olvidado de que Laurence podía oír sus pensamientos. El silencio cayó cuando Laurence continuó trabajando en los hombros de Gavin, amasando allí la dura carne. Gavin miró la rodilla en vaqueros de Laurence cuando inclinó la cabeza. La curiosidad se había construido dentro de él. ¿Quién era ese hombre extraño que le hizo cambiar su sexualidad y le hacía llenar su polla con un inmenso de querer todo a un solo toque? Estaba desesperado por saber. —Laurence —dijo Gavin—. ¿Quién eres realmente? No

 voy a llamar a la policía otra vez. Si realmente quisiera meterte en la cárcel, ya lo habría hecho. —Dudo que cualquier ser humano pudiera atraparme. Es una lástima que todavía no creas que soy un íncubo. —Laurence

movió sus manos una fracción menor, por lo que masajeó los omóplatos de Gavin—. Supongo que tendré que seguir trabajando para demostrártelo. Rodando los ojos, Gavin frunció el ceño a sus almohadas. Laurence dejó caer las manos más abajo por lo que amasaba media espalda de Gavin. Gavin soltó un gemido cuando Laurence calmó sus músculos a la derecha de su médula espinal, ya que tenía tendencia a dolerle después de haber pasado todo el día sentado en su silla de ordenador. Aunque el dolor de espalda se disipó, el dolor de su mente por el conocimiento no desapareció. —Entonces dime acerca de ser un... un... íncubo. —Se

sentía extraño sólo decir la palabra, como si se estuviera ahogando con su propia saliva. —Mmm. Bueno, trabajo durante el día. Trabajo como analista financiero. —Laurence se echó a reír —. Entonces, por la

noche, me alimento. 48  |  Penelope Rivers 

 

 

Los músculos de Gavin se tensaron. No estaba seguro de lo que era más sorprendente —que Laurence se desempeñara el papel de un íncubo mientras seguía diciendo que era un analista financiero o el hecho de que dijo la palabra comida . Después de que él abriera y cerrara la boca varias veces, dejó escapar un grito de asombro a su almohada que no pudo contener. Todas las noches, Laurence acababa más raro. Por otra parte, era el que entraba en su casa, así que ¿qué decía eso de él? Cuando Laurence dejó caer las manos a la espalda de Gavin, Gavin sintió que más músculos tensos se relajaban. Laurence entonces se movió a horcajadas sobre el culo de Gavin. Gavin sintió la polla dura de Laurence sondear las mejillas de su culo. Era grande a través de sus pantalones y la propia polla de Gavin comenzó a crecer en respuesta a la misma. Gavin movió sus caderas y se sorprendió cuando un espasmo de placer le llenó cuando la polla de Laurence le dio un codazo entre sus mejillas. Gavin deseaba encontrar algo para distraerse del hecho de que estuviera comenzando el tiempo para ser montado por un hombre. —¿Así que no pasas tus días en el infierno y luego vienes aquí para seducir a hombres inocentes? —preguntó Gavin.

Laurence dejó escapar una carcajada. —Los seres humanos y sus creencias. Los íncubos no son

así. Nosotros estamos en la misma liga que los hombres lobo y  vampiros. Fuimos humanos una vez. Cuando cambiamos por elección, se obtiene la inmortalidad... y una maldición. Para mí, es el hecho de que puedo comer comida humana normal, pero no me sentiría completo a menos que pruebe el cuerpo de otro ser humano, al menos, una vez al día. Sobrevivimos cuando los humanos corren. Los vampiros tienen que beber sangre hombres se lobo cambian cuando se enojan. Siempre hayy los un 49  |  Penelope Rivers 

 

 

precio que pagar para tener poder. Gavin comenzó a toser porque contuvo el aire y se ahogó con su propia saliva. ¿Lobos? ¿Vampiros? No había manera de que fueran reales. —Son reales, ya sabes. —Laurence se echó a reír. —Entonces, si esto es como una maldición, ¿por qué iba alguien a optar ser un íncubo? —preguntó Gavin, moliendo sus

dientes. Tenía que encontrar la lógica en esta situación, o podría simplemente irse a un hospital mental a la mañana siguiente —. Personalmente prefiero tener una vida más corta y disfrutar cada momento de ella. — Ahí es donde tú y yo diferimos. —La voz de Laurence se

puso seria—. Por ahora, de cualquier manera. Cuando tenía diez años de edad, vi a mi madre enfermarse de Alzheimer y olvidar… se olvidó de todos . Ella se puso enferma muy pronto. No te puedes imaginar ver a alguien morir mentalmente antes de morir físicamente. Fue ver como se convertía en un cadáver, una concha de la persona que había sido una vez ante mis propios ojos. Terminó en una unidad especial de Alzheimer en el hospital. Cada día, me gustaba ir a visitarla después de la escuela. La mayoría de los otros pacientes eran diferentes a ella porque eran muy viejos. Una cosa acerca de ellos era lo mismo, sin embargo. Eran cáscaras. Poco a poco en decadencia y, finalmente, derecho a sus camas, donde todo lo que tenían era su desaparición. Cuando cumplí cuarenta años, empecé a perder la memoria. No sé si estaba en mi cabeza o era la maldición de mi madre que se me había contagiado, pero de cualquier manera, estaba aterrorizado. No dejaba de imaginar la sensación del hospital, la comida de la cafetería, el olor a productos de limpieza, la soledad fría de perderte a ti mismo. Se duro hizo en el silencio El de corazón de que Gavin golpeaba el pecho entre ahora ellos. a causa algo más la 50  |  Penelope Rivers 

 

 

lujuria. Se compadeció de Laurence, a pesar de que aún no sabía a ciencia cierta si esta historia era verdad. La forma en que Laurence lo dijo, su desesperación de querer escapar de la maldición de su historial médico familiar, le parecía real. Demasiado real para no creerle. —Soy un íncubo, Gavin. —La voz de Laurence estaba tensa por la necesidad—. Buscando respuestas para aliviar mis

propios miedos. Me topé con un libro en la biblioteca. Lo pedí, pensando que era algún tipo de broma. Tenía todo los recursos que necesitaba para saber cómo llegar a ser lo que soy. —¿Así que un íncubo? —Gavin se mordió el labio inferior—. ¿Entonces, por qué no un hombre lobo o un

 vampiro? ¿Por qué querer ser s er algo que sobrevive con la corrida humana? —Tengo temperamento. —Laurence se echó a reír como si estuviese haciendo una broma—. Mataría a todo el mundo si

fuera un hombre lobo. Los vampiros tienen que lastimar a la gente al chupar su sangre, por lo que no me atrae tanto. Yo no lo hice, y no quiero lastimar a la gente. La única respuesta real era ser un íncubo. Siempre he sido un hombre un poco lujurioso. Me encanta el sexo. También me encanta el control. Al ser un íncubo me permite todo eso.

La capacidad de congelación que tiene. Gavin se mordió el labio inferior mientras empezaba a creer la historia de Laurence. El problema era que no quería creerle. Quería seguir con su antigua vida donde los hombres lobo y vampiros estaban en la televisión. Tal vez él no cambiaría a Laurence, pero tampoco quería que fuese un íncubo. —Dame un poco de tiempo —dijo Laurence. —¿Para hacer qué? —preguntó Gavin.

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—Es hora de demostrarte a ti que tener a un íncubo como amante será la mejor cosa que te haya pasado jamás. —

Laurence se inclinó sobre él, su polla desinflada presionando contra su espalda—. Me estoy cansando de saltar de pareja en pareja. Quiero una pareja. Te quiero. —Pero ¿por qué yo? —preguntó Gavin—. ¿Y qué va a

pasar si no quiero un íncubo ín cubo como amante? —Si no me quieres como amante, voy a desaparecer y no  volveré nunca más. —Laurence pasó el dedo por la columna  vertebral de Gavin—. Y la razón por la cual yo te elegí a ti...

 bueno, esa es la pregunta más fácil de de responder en el mundo. —¿Lo es?

Por lo que sabía Gavin, no era nada especial. Era de estatura media, peso medio, y tenía la inteligencia promedio. Cuando estaba en la escuela, tuvo promedio de calificaciones y llegó a un promedio de colegio comunitario. Entonces, había llegado a un acuerdo con el hecho de que él era un cien por ciento, aburridame aburridamente nte promedio  de  de los pies a la cabeza. —Por supuesto —dijo Laurence—. Te elegí a ti de la

misma manera que lo hacen los humanos. Te vi y te quería más que cualquier otra cosa en el mundo. Eras sexy y tenías una amplia sonrisa en tu rostro. He oído a tus amigos hablar de tus hazañas sexuales y me dije: Este es el hombre que puede satisfacer mis deseos. — Así que mi amiga Auralee tenía razón. —Gavin se quejó—. Mi libido me ha metido en problemas.

Con una sonrisa, Laurence se inclinó sobre él para que pudiera respirar el aliento caliente en su oído. —Confía en mí, a veces lo malo es lo mejor que un

hombre puede tener. 52  |  Penelope Rivers 

 

 

Mientras Gavin trataba de buscar una respuesta, Laurence le cogió por los brazos y le dio la vuelta por lo que estaba en su espalda y mirando directamente a la cara de Laurence. El momento en que Gavin le miró a los ojos como la primera vez en la noche, su cuerpo se quedó paralizado de nuevo. Era el contacto con sus ojos.  Gavin gruñó contra su  boca apretada, pero se encontró que no le importaba ser congelado nuevamente. Sabía lo que venía a continuación. —Un truco íncubo. —Laurence sonrió—. Te dije que

somos amantes de la diversión. Todo nuestro objetivo es conseguir que te corras.  Laurence luego se sumergió, deslizó su mano entre el culo de Gavin y la colcha, y comenzó a amasar sus mejillas entre sus duros dedos. El placer atravesó las bolas de Gavin mientras su aliento salía de su pecho en duros resoplos desesperados. Sí,

eso se siente tan bien.  Gavin cerró los ojos, se mordió el labio inferior, y se esforzó por ignorar lo mucho que disfrutaba de tener el culo a tientas. Con una sonrisa, Laurence quitó las manos de debajo de culo de Gavin y luego se apoderó de la parte inferior de la camiseta de Gavin. Gavin levantó una ceja, pensando, vas a

deberme mucho dinero si continuas rasgando mis camisetas para sacarlas. Laurence sonrió, agrupó la camisa de Gavin bajo el brazo, y luego comenzó a besarle el agitado pecho con la lengua. Gavin permitió escapar a un suspiro tembloroso de placer cuando se estaba acostumbrando a su incapacidad para moverse. Cada vez era más fácil. Laurence comenzó a besarle por sus duros abdominales hasta llegar a la pelvis, donde un bosque salvaje de pelo oscuro de pubis se encontraba con sus pantalones. Con confianza, y dedos capaces, Laurence comenzó a tirar hacia abajo por las 53  |  Penelope Rivers 

 

 

piernas sus pantalones de dormir. Gimiendo, Gavin deseaba desesperadamente arquear la espalda y elevar las piernas, pero no podía. Vio cómo Laurence le sacaba los pantalones y los tiraba a un lado de la cama. Debido a que Gavin no llevaba ropa interior cuando se fue a la cama, su polla dura con entusiasmo saludó a Laurence cuando se cernió sobre él. Laurence remontó la temblorosa punta de Gavin y luego puso su dedo en la boca y lo lamió, una  vez más, actuaba como si cada una gota de pre—semen fuera oro perdido. Después de eso, Laurence se inclinó hacia abajo y lamió la parte superior del glande de Gavin, recogiendo lo que quedaba del pre-semen que había. Luego masajeó la parte inferior de la polla de Gavin con su lengua, errante en las venas que sobresalían a la superficie. Una vez que Laurence se alejó de la dura polla de Gavin, le miró y luego sonrió. —Separa tus piernas. Sé que hoy estás listo.

Esta vez, Gavin no dudó en ceder a la orden de Laurence.  Abrió las piernas y levantó su culo al aire. Cuando Gavin se acostó con las piernas abiertas, todavía se sentía con incertidumbre para que Laurence entrara dentro de él, aunque en menor medida que la noche anterior. Laurence se inclinó una  vez más y dio a la cabeza de Gavin un largo y lento lametón, y luego comenzó a besar y succionar la piel suave y sensible sen sible de sus  bolas. Laurence luego lamió y chupó la piel de los muslos de Gavin, explorando todas partes pero no donde Gavin quería que fuera. —Paciencia —dijo tontamente Laurence, su voz llena de

entusiasmo a pesar de su demanda. Laurence comenzó a acariciar y lamer su camino entre las nalgas de Gavin, usando las manos para abrirlas a lo ancho. En un primer momento, Gavin sintió incomodidad y vergüenza 54  |  Penelope Rivers 

 

 

cuando Laurence besó sus mejillas internas y sopló el aliento caliente sobre ellas. Sin embargo, mientras Laurence besaba su agujero, Gavin se estremecía de placer. Cuando Laurence llegó con el dedo índice de su mano derecha a su agujero, su cuerpo se tensó y miró a Laurence en confusión porque lo quería tanto como no lo quería. Después de liberar las nalgas de Gavin y enderezarse, Laurence rebuscó en sus bolsillos de nuevo y, una vez más, sacó la misma pequeña botella de lubricante de la noche anterior.  Ahora estaba medio vacía. Mientras Laurence derramaba una cantidad abundante en el dedo, dijo: —No pienses así, Gavin. Únicamente tienes que dejarte

llevar por el placer y estoy seguro de que no te t e vas a arrepentir. Gavin miró a Laurence agacharse de nuevo, se mordió el labio inferior. No lo pienses demasiado. No lo pienses

demasiado. Pero era difícil no pensar demasiado cuando sabía que Laurence iba a tener los dedos en su culo. En respuesta a sus pensamientos, Laurence golpeó la cara interna con la mano sin lubricación, lo quea la causódel quemuslo su piel picara y susizquierda ojos se aguaran. Gavin miró Laurence, sorprendido y un poco activado por la fuerza que Laurence había utilizado. —Eso es exactamente lo que quería decir con pensar demasiado —dijo Laurence—. Un pensamiento más de esa

manera, y voy a verme obligado a castigarte. No me hagas hacer eso. Las palabras combinadas con la expresión seria de Laurence causaron que su mente se llenara con nada más que 55  |  Penelope Rivers 

 

 

una extraña combinación de nerviosismo y emoción. Fue extraño para él cómo podían estar las dos cosas tan cerca juntas en su mente. —Bien. —Laurence le sonrió.

Después de doblarse hacia abajo, Laurence comenzó una  vez más a separar las las nalgas de Gavin con su mano izquierda izquierda.. Una vez que sus mejillas estaban lo suficientemente separadas, Laurence acarició el camino entre ellas, besando y lamiendo la frágil piel de allí. Otra vez Gavin se debatía entre estar encendido o aterrado de que un chico le estuviera chupando el culo. En respuesta, Laurence lo palmeó en el muslo  y causó que la piel picara. Gavin tensó su cuerpo. cuerpo. —Cierra los ojos —exigió Laurence.

Un Gavin vacilante cerró los ojos y dejó escapar un suspiro tembloroso. Se oyó el ruido de la abertura de una tapa y dispersó más lubricante. Gavin sabía que Laurence estaba nuevamente cubriendo sus dedos con el pegajoso pegote. Para qué, Gavin no lo sabía. Un momento después, para sorpresa de Gavin y de placer inmediato, Laurence sujetó con su mano rodeando el eje de Gavin bajando y apretando su agarre. Laurence comenzó a tirar de la polla de Gavin mientras sensaciones de placer sorprendían a su cuerpo en intensos espasmos. Gavin fue cautivado por la sensación de tener la mano de Laurence sobre su polla, Laurence comenzó a utilizar la otra mano para explorar de nuevo entre las mejillas del culo de Gavin. Primeramente, el cuerpo de Gavin se puso tenso primero cuando Laurence entró dentro de él con su dedo lubricado en los primeros minutos, y cuando Laurence comenzó a hacer coincidir el ritmo de la mano con el empuje del dedo, se estremeció mientras su malestar se desvanecía y se convertía en placer. Claro, no estaba teniendo una experiencia  fuera-de-este56  |  Penelope Rivers 

 

 

mundo con un dedo en el culo, pero no era desagradable, una

 vez se acostumbró a la sensación. Mientras gemía de placer, Gavin sintió los dedos de Laurence, al principio le causó incomodidad, un sentimiento de estar demasiado estirado. El momento pasó cuando Laurence continuó empujando y sondeando dentro de él. De repente, la sensación de ser estirado se fue y se disolvió en placer. Laurence cambió de posición mientras empujaba para cernirse directamente sobre la polla de Gavin, enganchando sus dedos dentro de su culo. Gavin consiguió su primer adormecimiento de la mente, sus bolas explosionando con olas de placer. Los ojos de Gavin se abrieron con la felicidad que llenaba su cuerpo. Cuando Laurence continuó sondeando, tocando detectando su dulce lugar una y otra vez, sintió a su estómago tensarse a medida que crecía su cercana corrida. Todo el tiempo, mantuvo el pensamiento: Mierda, Mierda. Mierda.   A Gavin le sorprendió que pudiera ser algo tan coherente con toda la euforia que sentía. Cuando el placer se construyó, creció cerca del punto de ruptura. Con un gruñido de excitación, Laurence se inclinó sobre la polla de Gavin y se la llevó a la boca mientras Gavin disparaba su carga. Gavin soltó un grito desesperado, abrumado por el placer, y luego cerró los ojos. Un momento después, Gavin los abrió de nuevo, empapado en sudor. Echó un vistazo a Laurence, que tenía la cabeza sudorosa en equilibrio sobre el muslo superior de Gavin. Una astuta sonrisa estaba en su rostro. —Te dije que te gustaría —dijo Laurence.

Gavin intentó moverse y descubrió que ahora podía. Tal  vez tuvo que ver con el que se corriera, o tal vez Laurence sólo le había liberado. Tal vez, porque estaba loco creyendo que 57  |  Penelope Rivers 

 

 

Laurence era un íncubo y para empezar su mente lo había puesto en libertad después de su orgasmo colosal. De cualquier manera, no le daba importancia. —Fue sorprendentemente bueno —admitió Gavin—. De

hecho... Gavin se quedó mirando la colcha mientras su mente continuaba confundiéndole. De hecho, esto era lo que

había faltado todo el tiempo. Cuando tuve relaciones sexuales con mujeres, nunca sentí que me salía fuera de mi mente. Laurence sólo estaba usando sus dedos demasiado. Cuando Gavin le miró, Laurence le sonreía con complicidad. —Piensas demasiado —dijo Laurence—. Tómalo de alguien que puede leer los pensamientos a voluntad. Ya te dije que estarías bien. Cuando Gavin miró Laurence, frunció el ceño. Una vez más, empezó a creer que Laurence era un verdadero íncubo. La  verdad creció y era más y más difícil de ignorar. En primer lugar, Laurence podía congelarlo, y luego podía leer su mente. Si Gavin no tuviera una marca de mordisco en su lado o un muslo rojo de las bofetadas de amor, habría dudado absolutamente de la existencia de Laurence. —Soy tan real como real eres tú —dijo Laurence, como para demostrar el punto de que leía la mente de Gavin —. ¿Por

qué no vas a ducharte? Estás goteando lubricante. Confía en mí. Tu cama estará completamente pegajosa mañana por la mañana. Gavin hizo una mueca. — Vas a desaparecer, ¿no?

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—Tengo un trabajo, ¿recuerdas? —Laurence hizo una mueca—. Ya casi es hora para prepararme para ir a trabajar.

Gavin no dijo nada. No estaba seguro de qué decir. —¿Quieres que me quede? —La sonrisa en el rostro de

Laurence se amplió—. Todo lo que tienes que hacer es preguntar. Pedirle a alguien que se quede sería la primera vez para ti. He oído rumores. Sus ojos se abrieron en estado de shock.   Sí, quiero

que se quede. Espera, no, no quiero.  Agarró su pelo con confusión, preguntándose por qué Laurence podía conseguir meterse bajo su piel tan rápido. Era tan exasperante que quería patear algo. Cuando Gavin levantó la vista, miró a Laurence que parecía estar luchando contra el impulsosudepunto reírsemáximo debido ahacia que las comisuras de sus labios alcanzaron arriba. —Ni se te ocurra —Gavin le señaló de manera acusatoria. — Yo no lo haría. —Sorprendentemente, Laurence se

inclinó hacia delante y le dio un beso en los labios. Luego susurró—: Esperaré hasta que me ruegues que no me vaya. Entonces sabré que serás mi amante para siempre. Una de ira seyaelevó, Gavin replicar, sólocara que Laurence se había ido. abrió la boca para

Cuando Gavin salió de la ducha, agotado y con ojos  borrosos, miró el reloj y vio que tendía que estar listo para el trabajo en quince minutos y no había razón de ser para volver a la cama. de dar vuelta, se dirigióllenó haciasus lasfosas escaleras y al pasillo.Después El olor de cafélarecién elaborado nasales. 59  |  Penelope Rivers 

 

 

En confusión, Gavin agarró la barandilla y se precipitó por las escaleras a la cocina. —¿Laurence? —preguntó con la suficiente esperanza para que estuviera disgustado consigo mismo—. Laurence, ¿estás

ahí? Después de que Gavin entrara en la cocina, echó un  vistazo a la mesa y vio que había una taza de humeante café, recién hecho. Había una nota debajo. Gavin se apresuró hacia el café, lo movió a un lado, y le dio la vuelta a la nota. Decía: Mañana. Con una sonrisa en su rostro, Gavin tomó su café e hizo un trago. El café estaba tan caliente que casi se quema la lengua y era lo suficientemente fuerte que podía sentir su esófago erosionar después de ese trago. Justo como le gustaba.

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CAPÍTULO SEIS

Dos días más tarde, Gavin se despertó sobresaltado cuando sonó el timbre y parpadeó rápidamente. Le tomó un momento darse cuenta de que estaba en su sala de estar en el sofá. Miró el reloj en la pared por encima de la televisión de su pantalla plana. Se dijo que eran las siete de la tarde. Había estado durmiendo durante una hora y media.

¿Quién podría estar en mi puerta? Ya he hablado con Auralee esta tarde. Con un gemido, Gavin luchó al lado de la cama y se encaminó hacia la puerta principal. Se pasó los dedos por el pelo porque estaba seguro de que parecía un desastre repugnante. Cuando abrió la puerta, se sobresaltó por una Clare pálida, que estaba delante de él agarrando una pila de libros en sus brazos. —Clare —dijo Gavin con sorpresa—. ¿Estás bien? Tienes

ojeras. Clare hizo una mueca. —Claro y tú. Te ves como un cadáver. ¿El hombre ha

llegado de la sombra, uh, te ha visitado otra vez?

 A juzgar por su tono de voz, podría decirse que estaba sorprendida por su apariencia. —¿Ha ido a verte? —preguntó Gavin. —Desde que mi marido y yo comenzamos a empacar, no lo he visto. —Clare miró la pila de libros en sus brazos, y se le enfrentó ahora ruborizada—. Supongo que como le estoy dando

lo que quiere, no me necesita más. Me da vergüenza, permitiendo que una entidad como esta se haga cargo de mi 61  |  Penelope Rivers 

 

 

casa. Cuando Gavin la miró, se compadeció de ella. No podía culparla por hacer lo que Laurence le había dicho. Gavin tenía la sensación de que Laurence era el tipo de hombre o criatura —que no debías hacer enojar. Nadie que pudiera ahondar en los pensamientos o cuerpos congelados con contacto visual no iba a jugar. Por otra parte, asumiendo que creyera toda la teoría íncubo. Qué no lo hacía. Más o menos. Cuando Clare le preguntó: —¿Puedo pasar?

Eso rompió a través de sus pensamientos. —Lo siento. —Gavin asintió y se hizo a un lado para que pudiera salir al aire fresco de la noche—. No estaba pensando.

Para empezar, debí dejarte entrar. Ven a la cocina a tomar una copa. —Me gustaría un poco de café —dijo Clare. —¿Todavía no puedes dormir? —preguntó Gavin. —Ni siquiera un poco. —Las cejas de Clare se fruncieron—. Mark está empezando a preocuparse por mí. Le oí

mencionar para que me tema hicieran resonancia magnética. No cree una palabra de este del una íncubo. —Para ser honesto, yo tampoco lo haría, si no le hubiera  visto también. —Gavin frunció el ceño ante sus puños—. Todavía no estoy seguro si lo que estoy viendo es real o si…   —Está en tu cabeza —interrumpió Clare—. Lo sé. Me

siento de la misma manera. Al igual me estoy volviendo loca. Por eso yo estaba secretamente contenta de que él se te hubiera mostrado. Me hace sentir menos sola saber que también le has  visto. 62  |  Penelope Rivers 

 

 

Gavin se sentía de la misma manera. Era bueno saber que no estaba loco. Después de que Auralee le hiciera pasar con él, siempre se permitió sentir que tenía que estar encerrado. —Bueno, vamos a hacerte el café y puedes hablar conmigo acerca de por qué viniste. —Gavin le hizo señas en el

pasillo. Los dos caminaron por el pasillo verde hiedra y fueron al comedor, que estaba interconectado con la cocina. Gavin escoltó a Clare a un asiento y se sentó y estiró sus largas piernas curvas. Por primera vez, Gavin fue capaz de ver totalmente los títulos de los libros que había traído. Los títulos eran extraños y relacionados con los íncubos tales como,  Levantamiento del  Inframundo: Vampiros, Hombres Lobos, e Íncubos;  Entendiendo el  Inframundo: Guía del Principiante; y  El acoplamiento íncubo: La Criatura del Deseo Sexual Supremo.

Gavin se quedó inmóvil. Sí, iba a necesitar café incluso antes de siquiera empezar una charla sobre esos libros. Con un gruñido, caminó a la cocina y cogió su cafetera. Cuando el olor del café llenó el aire, respiró hondo y sintió que ansiedad al límite comenzaba a disminuir. El café podría curar cualquierrepentina cosa —dolores de cabeza, y al de parecer, crisis/ nerviosa provocada por el hecho que suuna amante acosador podría ser un paranormal del inframundo. Después de que la cafetera estuviera llena del néctar de  vapor de los dioses, se giró y cogió dos tazas del gabinete. Uno de ellos era la taza que Laurence había elegido para que bebiera el café de hacía dos noches +. Mantuvo eso para sí mismo y la llenó hasta el borde, haciendo una caldera marrón oscuro de café. Luego hizo lo mismo con la taza de Clare y se dirigió hacia la mesa Después de esto, Gavin se sentó pesar depara que entregárselo. estaba demasiado caliente para beber, tomó y,una 63  |  Penelope Rivers 

 

 

trago y se quemó su boca de forma que un gruñido de dolor se fue hasta el techo. — Vine a causa de estos libros. Hice algunas investigaciones “online” sobre íncubos, y la mayoría de lo que

encontré fue una locura. Pero luego me encontré con este sitio  web que tenía títulos sobre estas cri criaturas aturas que figuran como no ficción.—Clare se colocó un mechón de pelo por detrás de la oreja.—Encontré una muestra de los primeros capítulos de algunos de los libros y empecé a leerlos. Describen lo que tú y yo estamos pasando, Gavin. Estas criaturas son reales. Gavin tragó saliva y tomó otra taza de café, aunque era como tomar un trago del mismísimo infierno +. Después de colocar la taza en la mesa, cogió el primer libro de la pila:  Levantamiento del Inframundo: Vampiros, Vampiros, Hombre Hombress Lobos, e Íncubos . Dio la vuelta al libro que tenía en sus manos. La cubierta era sencilla e indescriptible. —Ése es mi favorito —dijo Clare—. Me pasé toda la noche

leyéndolo. Lo peor es que he empezado a no sólo creer en íncubos, también ya creo en los hombres lobo y vampiros. ¿Estoy loca? Liberando una Había respiración temblorosa, siguió mirando a la portada. empezado a creer enGavin los íncubos también, y si existían, ¿por qué no los vampiros o los hombres lobo? La idea de su locura le había llegado a asustar, pero sabía que tenía que ser honesto con Clare, o bien se sentiría del todo solo. No podía permitirse el lujo de perder a su único aliado en todo este lío. —Si tú estás loca, yo estoy loco —dijo Gavin—. Nunca

hubiera creído en esto antes de conocerlo. He sido ateo durante años, porestá el amor de Dios. Sólo creo en lo que puedo ver. Ahora, todo eso cambiando. 64  |  Penelope Rivers 

 

 

—Deberías leerlo —dijo Clare—. Puedes quedarte con

todos los libros. Mark me mataría si se enterara de esto, y honestamente, una vez que me vaya de mi casa, quiero fingir que esto nunca sucedió. Por lo demás, pasaré mi vida mirando por encima del hombro. Eso es una verdad viviente... Gavin abrió el libro y hojeó las primeras páginas. Introducción: ¿Qué es el inframundo y por qué elevar a las criaturas de allí?

El inframundo es la existencia de un reino fuera del nuestro. Algunos eruditos, en particular los que estudian teología, creen que el inframundo es el infierno, pero eso no es cierto. El inframundo es en realidad una parte de la tierra. Es tan solo una parte de la tierra que está oculta más allá de la mayoría del ojo ojo público. Los vampiros, íncubos, y hombres lobo prefieren mantenerse escondidos en cuevas secretas bajo la superficie del planeta por dos razones principales: 1. Son inmensamente poderosos, pero su poder puede fácilmente convertirse en esclavo de la raza humana. 2. La mayoría de vampiros, íncubos, y hombres lobo son muy alérgicos la luz solar. los quemaduras vampiros no se queman al sol, su pielablanca tieneAunque riesgo de dolorosas. Entonces, ¿por qué atrapar a un vampiro, íncubo, o un hombre lobo? ¿Por qué? Esa es la pregunta más fácil de responder. Los  vampiros son individuos muy poderosos que pueden atacar fácilmente a tus enemigos, y puesto que son inmortales, tienen una alta inteligencia y una fuerte intuición. Los hombres lobo son excelentes guardianes. Algunos de los líderes más grandes del mundo han contratado a un hombre lobo como guardaespaldas. Los Íncubos son muy seductores, amantes insaciables. Debido a que nunca se cansan de las relaciones sexuales y son muy atractivos, son grandes compañeros. 65  |  Penelope Rivers 

 

 

Pero tenga en cuenta que si intenta realizar una ceremonia para tener un vampiro, hombre lobo, o íncubo para ponerle bajo su voluntad, siga las instrucciones de este libro cuidadosamente. Estas criaturas son muy agresivas y muchas  veces tendrán una "cuota " para verse obligado a abandonar su hogar. Si no ha real realizado izado los pasos ad adecuados, ecuados, entonces esa "cuota " será su vida. Cuando Gavin miró las palabras, su corazón latía cada vez más fuerte. No tenía mucho sentido. Todo lo hacía. ¿Laurence le había dicho antes también que existían que los vampiros y hombres lobo? El hecho de que este libro mencionara todas las tres especies era una coincidencia coinci dencia demasiado grande para que él la ignorara. Entonces, ¿qué significaba todo esto? ¿Qué

en realidad en de Íncubos, Vampiros? Porcreía el amor Dios. Hombres Lobos y Sí, lo hacía.  A medida que se hundían esos horrores en su pensamiento, Clare puso la taza de café en sus labios y bebió un largo sorbo. Poco después, una explosión de café salió de su  boca y cayó salpicando las baldosas del suelo del comedor. Gavin gritó, se puso de pie y miró hacia el desastre antes de mirar a Clare con un atónito y horrorizado silencio. Clare le miró, asfixiada. —No creía que nada podía empeorar después de estar en

la situación de ver íncubos por la noche encima de mi cama, pero me equivoqué. ¿Qué diablos le pones a tu café?

Faltaban quince minutos para las tres de la madrugada cuando Gavin salió de la ducha y pasó una toalla para secar su pelo. Se miró en el espejo y vio que la marca del mordisco de su 66  |  Penelope Rivers 

 

 

lado poco a poco estaba desapareciendo. Sin embargo, las marcas de arañazos que Laurence le había dejado en el pecho la noche anterior, todavía eran de un color rojo enfurecido. enfurecido.  Trazó las marcas y sonrió al recordar el placer que el ligero escozor le había dado. ¿El hombre, era un  jodido individuo, o qué? Con un gruñido, Gavin se dio la vuelta y abrió la puerta del baño, una nube de vapor le siguió. Gavin se quedó inmóvil al  ver que Laurence ya estaba sentado en su cama en pantalones  vaqueros y con una camiseta negra. La emoción recorrió su cuerpo con una sola mirada, y sintió que su polla se ponía rígida en respuesta. Había una mochila junto a él en la cama, lo que hizo que Gavin estuviera nervioso, pero intrigado. Laurence nunca antes había traído una mochila. —Llegas temprano —dijo Gavin, con los ojos todavía en la mochila. —Mmm—hmm. Supongo que hoy tengo

hambre   —

Laurence sonrió y se levantó—. Y de todas formas, yo te he extrañado.  Aunque Gavin le había echado de menos, no se atrevía a decirlo. Se estaba uniendo demasiado a Laurence para su gusto.  Además, todavía estaba llegando a un acuerdo con el hecho de que un cien por ciento creía que Laurence era un íncubo. —No es necesario decirlo, ¿recuerdas? —Laurence dijo, levantando una ceja—. Sólo tienes que pensar en ello. Me alegro

de que me echaras tanto de menos. Su rostro quemaba mientras se convertía en irritación. ¿No podía tener ningún pensamiento para sí mismo? —No. —Laurence se acercó a él y le dio un beso en los labios—. Ni uno solo. Abandona. Tú me perteneces, tus

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pensamientos, tus esperanzas, tu cuerpo. ¿Cómo se siente al no ser capaz de correr y esconderse detrás de la difícil barricada que has construido? ¿El que se introdujo a causa de tu madre dejando a tu padre y los temores de que te dejarán atrás si confías en nadie? " La rabia le llenó. ¿Cómo se atrevía Laurence a ir allí? La media dureza que había desarrollado después de salir de la ducha y ver a Laurence sentado en su cama se desinfló. Le lanzó un puñetazo, pero Laurence agarró el puño y lo detuvo con la fuerza con el brazo. Gavin dejó caer el brazo, pero cerró los puños, temblando. —Lo siento —dijo Laurence—. Fui demasiado lejos, ¿no?

Por favor, acepta mis disculpas. No quise molestarte. Supongo que estoy tan acostumbrado a estar en la mente de las personas que olvidé que os hace sentir incómodos. Gavin miró de reojo Laurence pero vio que en sus ojos había una disculpa, por lo que se obligó a calmarse. Fue duro. La única persona que había estado a punto de hacer tal suposición acerca de su comportamiento fue su padre, y después de su primera pelea, nunca había sacado el tema de nuevo. —En realidad, no estás acostumbrado a dejar que nadie

entre, ¿verdad? —Laurence preguntó en voz baja.  Aunque Laurence podía ver dentro de su corazón, de todos modos, Gavin no le miró a los ojos, lo que frustró. No era un niño de ocho años, un niño escondido de un monstruo. Era un adulto que debería haber sido capaz de enfrentar sus problemas. —Gavin, hey. —Laurence suspiró y pasó la mano por

debajo de la fuerte barbilla de Gavin. Forzó la barbilla arriba. Cuando ojosrealmente se encontraron, una sacudida llenó su cuerpo—sus . Está muy bien. La gentedenoplacer es tan mala 68  |  Penelope Rivers 

 

 

como piensas. No todo el mundo se va. Al menos, no los que realmente importan. —Lo sé —dijo Gavin—. No vamos a hablar más de esto,

¿de acuerdo? Y de todos modos, tú no eres una persona. Eres un íncubo, ¿no? Una sonrisa lenta pero indecisa apareció en el rostro de Laurence. —Ése soy yo. Esto no significa que me vaya a ir a alguna

parte, pero definitivamente no soy más humano. Y vi los libros  bajo la mesa. Me alegro de haberme aparecido a esa vecina tuya. Está empezando a ayudarte a ver la verdad. —¿Te das cuenta de que la asustaste casi hasta la muerte? N

—dijo —. ooalgo ha dormido desde que apareciste. Piensa que la vas aGavin devorar así. —Eso sería fácil. Nunca he sido aficionado a seducir mujeres —dijo Laurence—. No se corren lo suficiente.

Se hizo el silencio entre ellos debido a la palabra "correrse". El círculo que Gavin había perdido en su argumento se recuperó y su corazón empezó a acelerarse de deseo. Con cualquier otra persona, no podía haber pasado de cabreado a lujurioso tan rápido, pero éste era Laurence y era increíble. En el pensamiento de Gavin, Laurence agarró el hombro de Gavin y lentamente se lo llevó por lo que se enfrentó a la pared de la habitación y sus manos fueron colocadas firmemente en contra de ella y su culo pegado a él. Gavin miró por encima de su hombro e hizo contacto visual con Laurence. De pronto, una vez más no se podía mover. Oh, Dios   pensó, pero se estremeció de placer ante esta nueva posición. Los dos últimos días, Laurence había estado metiendo sus dedos en su culo en la cama. Aunque todavía era emocionante, Gavin siempre había disfrutado del sexo de pie. 69  |  Penelope Rivers 

 

 

—Pensé que era el momento para un cambio de ritmo. —

Laurence se apretó contra él. Gavin sintió su dura polla presionando a través de sus pantalones vaqueros —. Gracias por hacer mi trabajo y desnudarte justo a tiempo. luego chupó le la piel justo debajo de línea del cabello,Laurence por lo que a Gavin dio un escalofrío delaplacer. Se sentía tan bien que se vio envuelto en olas de necesidad. Sí, le gustaba esto. Quería más, más, más. Aunque una parte de él aún estaba incómoda con estar con un chico, los sentimientos habían comenzado a desvanecerse con la mano firme, fuerte y apasionada de Laurence. Laurence comenzó a besar desde el cuello de Gavin y siguió con su lengua un sendero por su espina dorsal. El picor de la respiración Laurence, dulce humedad de suselengua suave, causó que de Gavin gimieralaen éxtasis. Laurence atrajo más y más a su culo. Cuando Laurence se puso de rodillas, equilibró las manos en las caderas de Gavin. Esta noche, Laurence no se molestó con cualquier acumulación o juegos previos. Extendió la mejilla izquierda del culo de Gavin y acarició su camino en medio de las mejillas recién duchadas de Gavin. Laurence mordisqueó las mejillas calientes de Gavin y luego arremolinó su lengua alrededor del fruncido de Gavin. una caliente,  yculo húmedo babeo de laGavin salivagimió de lacuando lenguasintió de Laurence. Un momento más tarde, Laurence comenzó a empujar en el orificio de Gavin con su lengua una y otra vez. Calor. Tanto calor. El placer del hormigueo llenó el estómago de Gavin con cada golpe, Laurence envolvió su mano libre alrededor del muslo de Gavin localizando su dura y palpitante polla. Laurence comenzó a jugar con la punta de Gavin, con su eje desesperado,  y luego, por último, la suavidad de sus bolas. Todo eso mientras que Laurence metía de su placer lenguaque en nunca el cuerpo deconocido Gavin otra vez, dándole sensaciones había antes. 70  |  Penelope Rivers 

 

 

Luego Laurence retiró la mano de la polla de Gavin, lo que le causó que gimiera en la miseria y la desesperación. Él lo quería. Lo quería de una mala manera. Laurence movió su mano hacia atrás por el culo de Gavin y luego hundió los dedos entre medio de sus mejillas. Una vez que llegó al agujero de Gavin, enterró un dedo dentro. Aunque Gavin dejó de estar nervioso porque Laurence había empujado en el último par de días, sintió el estiramiento y comprendió el valor del lubricante como nunca antes. Laurence, ya fuera escuchando sus pensamientos o pensando algo similar, se levantó, se dio la vuelta, y cogió la mochila a la que Gavin le había estado echando un vistazo antes. Aunque Gavin no podía ver lo que Laurence estaba haciendo con la cabeza inclinada como estaba, podía escuchar el sonido de una cremallera y luego el sonido de que se retiraba una tapa. Un momento más tarde, Laurence extendió la mejilla de Gavin de nuevo con una mano y luego se abrió paso dentro de él con la otra. La mano de Laurence estaba ahora húmeda con lubricante y sus dígitos se deslizaron dentro de él sin la sensación de estiramiento que se produjo al principio. Por un segundo, se sintió abrumado por el hecho de que tenía el dedo de otro hombre por el culo. c ulo. sacarlo agujero, dejóuna su mejillaLaurence, izquierda sin delsiquiera culo y le dio adela su misma mejilla  bofetada que causó una sensación de escozor en su piel. Gavin se sorprendió cuánto le había gustado el dolor al ser azotado y gimió por su propia reacción. —¿Recuerdas lo que te dije de pensar demasiado? — preguntó Laurence—. Por supuesto, este nuevo descubrimiento

tiene posibilidades.

Sabía que iba a decir algo así.   Gavin hizo una mueca. 71  |  Penelope Rivers 

 

 

Laurence empujó en su culo una vez más causando que se llenara de placer y lo trajo de vuelta a la realidad de lo que estaba haciendo. Su mente se quedó en blanco mientras Laurence insertaba un segundo dedo, haciendo que su culo se sintiera estirado, y luego lo movió alrededor, localizando el lugar especial que le hizo chupar el aire amortiguando el placer. Una vez más gimió y cerró los ojos, disfrutando cada pase con la sensación de como su cuerpo, y su culo, se veían envueltos en hormigueos. Pero, con la misma rapidez como Laurence había introducido sus dedos dentro, se habían ido de nuevo. Gavin se sintió decepcionado. Estaba hambriento y anhelaba conseguir que los dedos de Laurence se empujaran, como lo había hecho  varias veces durante la semana. Me pregunto lo que está

haciendo. El sonido de hurgar en una bolsa respondió a su pregunta. Su corazón empezó a acelerarse a medida que pensaba, uh oh, oh, Dios. Oh, Dios,  incluso antes de saber lo que estaba pasando. Un segundo más tarde, sintió la caliente mano de Laurence en la cadera de nuevo, equilibrándole. Gavin esperó sentir una extraña y nueva sensación en lejanía, pero en cambio, Laurence le tranquilizó frotando su baja espalda con la mano derecha y luego envolviendo su mano izquierda a su alrededor y agarrando su polla en un puño. Gavin dejó escapar una exclamación de sorpresa cuando Laurence tiró de su polla y le hizo gruñir en un abrumador e intenso placer. Sí, le gustaba esa sensación. Le encantaba esa sensación tanto que apenas podía soportarlo. Toda la tensión dejó su cuerpo cuando Laurence envió espasmos de placer por su espalda mientras bombeaba en varias ocasiones su polla una tirando, y otra vez. Una vez más, después de  varios minutos de estar Laurence liberó la desesperada 72  |  Penelope Rivers 

 

 

polla de Gavin y abrió la mejilla izquierda del culo de Gavin. La extraña sensación que había previsto anteriormente  venía a continuación, antes de que pudiera tensarse. Laurence empujó el borde de algo frío y duro, y lubricado directamente en su agujero extendiéndolo inserción. en shock, con dolor, yy luego, mientrasenel una objeto rozaba Gritó su próstata, un inmenso y alucinante placer le llenó. Volvió a gritar mientras el sudor le corría por la espalda.

Oh, Dios mío. Hay algo en mí culo.  El shock se registró en él mientras la verdad de lo que le estaba ocurriendo era que tenía algo hundido dentro. Oh, Dios mío... Hay

algo en mi culo.  Para sorpresa de Gavin, una vez más, sintió una sensación de picadura dura en su culo cuando Laurence lo palmeó, duramente, contra sus mejillas, haciendo que la piel quemara. Laurence no se detuvo en una bofetada y trajo la palma hacia abajo de nuevo, causando dolor y el placer bailó por su columna vertebral. El tercer golpe le hizo gruñir, al igual que el cuarto. Fue sólo en el quinto golpe, que fue el más duro de todos, lo que le hizo gemir completamente por primera vez —en el placer, en el dolor, en estado de shock. Tenía algo en el culo y le gustaba. Le acababan de golpear en el culo, y le gustaba eso. Mientras el culo de Gavin continuaba ardiendo, Laurence se empujó contra él por detrás y sintió la polla real de Laurence cepillando entre sus mejillas. Gavin se estremeció de placer, aunque su mente había empezado a entumecerse por el shock combinado de placer. Su respiración era entrecortada, difícil. —¿Sabes lo que está en tu culo? —preguntó Laurence.

Gavin casi trató de negar con la cabeza, pero entonces recordó que estaba bajo el hechizo de un íncubo. No. No, lo 73  |  Penelope Rivers 

 

 

sé. —Es un consolador. —Gavin podía oír la sonrisa malvada

en su voz—. Un consolador con control remoto.  El pensamiento se hundió un momento antes de oír a Laurence cambiar, cavar en el bolsillo, y luego una intensa  vibración llenó su cuerpo y le hicieron gritar de sorpresa y placer de nuevo. Las vibraciones, los giros, se llevaron todos los pensamientos de su cerebro. Más sudor corría por delante de Gavin, haciendo que su piel brillara. Cuando Gavin jadeó, gritando gritos desesperados con cada respiración, Laurence pulsó una vez más contra él con tanta fuerza que hizo que su cuerpo doliera. Gavin jadeaba, desesperado, con ganas, y necesitado, Laurence envolvió sus manos alrededor hacia adelante y empezó a pellizcar los pezones de Gavin. Las combinadas  vibraciones y la quema de los aprietes duros de Laurence casi le hizo explotar. Sí, quería que Laurence continuara. Sí, quería el consolador en su culo de forma permanente. Cuando el placer creció montándolo, quería desesperadamente acariciar su pene para que finalmente fuera capaz de liberarse de la abrumadora necesidad de venirse. Quería esto. Cuando Gavin pensó que no podía más, Laurence dejó de acariciar sus pezones y buscó en el bolsillo del pantalón nuevo. Gavin soltó otro grito desesperado cuando hizo vibrar el consolador, si era posible, más duro, y sus bolas dolían con el impulso de salpicar su semilla por toda la pared. Por favor,

Laurence, por favor. Tócame. —Todo lo que tenías que hacer era pedir —dijo Laurence.

Laurencede se agachó y agarró la polla deculo Gavin nuevo,Cuando las sensaciones la mayor vibración en su y de su 74  |  Penelope Rivers 

 

 

desesperada urgencia por venirse le abrumó. Después de cuatro golpes, sintió el placer construirse cuando su cuerpo dio un espasmo. En un instante, Laurence ya no estaba detrás de él, se puso frente a él de rodillas, devorando la polla de Gavin con una  boca ancha y hambrienta. Gavin se corrió en chorros potentes que nunca parecían terminar. Después de años y años de sexo, nunca se había corrido tanto. Otro grito salió de su garganta cuando por fin se le dio el alivio que su cuerpo abrumaba de necesidad. Lo único que vio fue oscuridad en sus últimos momentos de orgasmo. Luego, después de unos momentos de recuperación, Gavin salió del océano de su orgasmo y se quedó mirando directamente a los ojos de Laurence mientras se levantaba entre sus brazos, y envolvía su mano alrededor de Gavin ycavó eliminaba el consolador aun vibrando dentro de él. Laurence en sus pantalones, y devolvió el vibrador. Todo lo que quedó fue el silencio. Gavin puso a prueba su cuerpo y descubrió que podía moverse de nuevo, pero apenas. Se sentía como si hubiera sido atropellado por un coche. Su culo dolía por dentro y por fuera, y sus pezones se sentían como si hubieran sido electrocutados. —¿Qué piensas? —preguntó Laurence, aunque Gavin

podía decir por su sonrisa cómplice que sabía exactamente lo que pensaba. —Sorprendente. —Gavin respiró—. Estuviste increíble.

Después de dar un paso adelante, Laurence envolvió a Gavin en un abrazo cálido y sudoroso. Gavin envolvió sus brazos alrededor de la parte posterior muscular de Laurence y suspiró. Nunca se había sentido tan cerca a otro ser humano. Cuando se puso de pie con Laurence, pecho con pecho, ahora se daba cuenta que no le importaba que Laurence pudiera entrar en su cabeza tampoco. 75  |  Penelope Rivers 

 

 

 Y Gavin deseaba suplicar que Laurence se quedara. Recordó las palabras de Laurence, "Todo lo que tenias que

hacer era preguntar" Pero no lo hizo.

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CAPÍTULO SIETE

 Al día siguiente, Gavin se sentó después de trabajar con  Levantamiento del Inframundo: Vampiros, Hombres Lobos, e Íncubos quedando el libro abierto en su regazo. Un ceño estaba en su rostro mientras leía las palabras. Ahora creía en el inframundo y todas las criaturas que habitaban en él, hombres lobo, vampiros e íncubos le asustaban y confundían. Había vivido toda su vida en el mismo mundo pequeño, en forma de caja. Todo estaba ahora revuelto en su cabeza. Nunca miraría a un extraño, o cualquier otra persona, de la misma manera. ¿Quién sabía si estaba hablando a un ser humano o alguna otra cosa? Cuando finalmente se centró en el libro de nuevo, frunció el ceño en el último apartado de los íncubos.

Capítulo 1: Antes de levantar un Íncubo

 Al igual que con los hombres lobo, antes de levantar un íncubo del inframundo, tiene que tener una base comprensión de las fortalezas y debilidades del íncubo. Por ejemplo, los íncubos tienen las mismas probabilidades de enfermarse en el sol como un vampiro. Se clasifican como "demonios" en los seres humanos, pero son los que menos se entienden y se busca principalmente después de una criatura terrenal. En primer lugar, mientras que los íncubos se pueden clasificar como un demonio, no son del infierno. El inframundo, es el lugar donde estas criaturas van a buscar consuelo, no es el 77  |  Penelope Rivers 

 

 

infierno. Es un lugar de oscuridad, pero no necesariamente del mal. Un íncubo se hizo de la misma manera que se hizo un hombre lobo o vampiro vampiro y se hizo a través de una intrincada y la ceremonia compleja. El íncubo es un humano hecho inmortal. Los Íncubos son el ser más propenso   a vivir en el mundo subterráneo. Esto es porque, a diferencia de los hombres lobo o vampiros, tienen un sentido de dependencia de sus compañeros por su fuente de comida, semen masculino o femenina leucorrea. Un íncubo se vería obligado a saltar de pareja en pareja con frecuencia, o vivir en la miseria debido a la inanición. Debajo de la tierra, un íncubo puede encontrar a un íncubo, hombre lobo, o una pareja sexual que fuera un compañero vampiro. Parejas sexuales Inmortales tendrían la fuerza para dar lo que un íncubo necesita todas las noches. Este no es el caso de los seres humanos. Desde que los íncubos tienen una dependencia de otros para la supervivencia, la pregunta que se plantea es: " ¿Por qué elegir ser un íncubos cuando puedes ser un hombre lobo o  vampiro?”. Los íncubos tienen la más alta habilidad mental,

más que cualquiera de las tres criaturas no humanas. No sólo los íncubos incurren en un salto de IQ de al menos cincuenta puntos (cien puntos de media), también desarrollan poderes metafísicos. Los científicos tienen teorías probadas de que tienen poderes y que pueden causar cambios en el medio ambiente. Con un íncubo, este poder es aumentado hasta el punto en que pueden controlar los cuerpos de aquellos que desean sexualmente. Muchos de ellos utilizan este poder para este propósito. Los Íncubos, además de ser extraordinariamente inteligentes, tienen la velocidad y la habilidad de desaparición de un vampiro y la misma fuerza que un hombre lobo. En un estudio realizado por el vampiro Dr. Lucas Naomi de Ruysdael, los íncubos fueron probados en las luchas contra los hombres lobo y vampiros. En el noventa y siete por ciento de los casos, los íncubos llegaron a la conclusión de que eran los más fuertes. 78  |  Penelope Rivers 

 

 

Por eso es importante que todos los seres humanos sean extremadamente cuidadosos al convocar un íncubo. Ellos son los más peligrosos de los tres, ya que con su convocatoria serán capaces de atrapar la mente. los menos propensos matar Los a la Íncubos, gente quesin losembargo, convocan,son aunque hay informes biena conocidos de violación. Si usted cree que es uno de los pocos afortunados de encontrar un íncubo en la tierra sin citarlos todavía, vaya al capítulo dos, Reconociendo la Vivienda Íncubos en la Tierra (página 97). Si no todavía, vaya al capítulo cuatro, Invocaciones Peligrosas (página 137). Gavin hizo una mueca ante las palabras. Así que Laurence era fuerte. Muy fuerte. La idea le atrajo, pero también le asustó. ¿Qué pasaría si algo salía mal y enfurecía a Laurence? Después temblando debido a lo que pensó, pasó la página y leyó el siguiente capítulo.

Capítulo 2: Cómo reconocer a un íncubo Viviendo en la Tierra

Los Íncubos son los más difíciles de identificar de los tres subtipos no humanos porque no tienen los ojos de oro o el cuerpo musculoso de un hombre lobo. Asimismo, no tienen la piel pálida, el pelo blanco y rojos ojos de un vampiro. La identificación, sin embargo, se puede hacer con una buena auto—educación.  Atípico, los íncubos viviendo en la tierra tienen las siguientes características: · Los ojos con un ligero tinte de plata. Esto se ve mejor 79  |  Penelope Rivers 

 

 

 bajo la luz directa, sin embargo, si un íncubo esta cerca de usted, puede estar en grave peligro. · Los Íncubos son por lo general pálidos porque evitan salir a la calle durante el día. Un íncubo sería del tipo de aquellos que llevarían un paraguas al aire libre. · Todos los íncubos tienen una gran belleza. La mayoría porcentual de los humanos hacen la transición de íncubo para adquirir la belleza y la eterna juventud que mantiene un íncubo. Incluso un ser humano normal se convertirá en hermoso cuando realice la transición. · Tener un olor a perfume, aunque cubierto de sudor. Esto es para atraer parejas sexuales. Frunciendo el ceño,aGavin cerró el libro y suspiró. Las características le sonaban Laurence —ojos de plata, hermoso, el olor perfecto. Se pasó la mano por el pelo.  No puedo creer

que esto me esté sucediendo a mí. 

Menos de una hora más tarde, Gavin se levantó de un salto, sorprendido por el sonido del timbre. El libro que había en su pecho cayó a sus pies. Echó un vistazo a las páginas, juró,  y colocó el libro encima de la mesa. Después de un minuto de arreglar su aspecto, se dirigió a la puerta y la abrió.  Auralee y Oliver estaban afuera, frunciendo el ceño. En sus brazos, Auralee llevaba una botella de su whisky favorito, pero por primera vez, no apelaba a él. El sueño le atraía. Iba a necesitarlo para cuando Laurence llegara esta noche. El libro no había estado bromeando cuando dijo, "Inmortales parejas sexuales tendrían la fuerza para dar lo que un íncubo necesitaba todas las noches. Esto no era verdad para los seres humanos" Tal vez podría soportar una mamada cada noche, pero tenía la

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sensación de que después de tener sexo intenso noche tras noche, iba a terminar muerto ya mismo desde que sus dos semanas fueron para arriba. El sonido de Auralee aclarándose la garganta le llevó de  vuelta a la realidad. realidad. —Lo siento. —Gavin sacudió la cabeza—. Vamos, entrad. ¿Queréis un café? —No. — Auralee y Oliver se miraron—. Pensamos que

íbamos al bar. Ya sabes, como recientemente hacíamos cada noche de antes. Se siente como que lo hemos hecho desde siempre. Incluso el pensamiento hizo que sus ojos picaran por el agotamiento. —No, gracias, chicos. Podéis ir vosotros. —Lo sabía. — Auralee frunció el ceño y se cruzó de  brazos—. El tipo raro todavía ha estado subiendo a través de tu

 ventana. Voy a llamar a la policía. Lo juro. La idea de Laurence siendo atrapado le horrorizaba, pero podía decir por la expresión de Auralee que estaba fingiendo. Al menos, esperaba  que  que ella lo estuviera. —Sigue adelante y llámalos. —Gavin se encogió de

hombros, rezando con todas sus fuerzas para haber sabido  juzgar a Auralee lo suficientemente bien para saber cuando ella mentía. Se hizo el silencio. Auralee frunció el ceño a Oliver, quien le devolvió el ceño fruncido. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Gavin en realidad pudo haber herido Auralee. El pensamiento de que hubiera herido a la doncella férrea le aturdió. — Auralee, te quiero y sé que te preocupas por mí, pero

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estoy bien. —Cuando Gavin extendió la mano para apretar su hombro, ella no se apartó. —No estoy segura, Gavin —dijo Auralee—. Me preocupo

por ti. Un tipo extraño se está arrastrando a través de tu  ventana porpuedo la noche. me mantengoque al margen y dejo que esto suceda, no decirSisinceramente soy tu amiga.  Aunque Gavin pudo haber mentido, él sabía que eso no era bueno. Auralee le conocía demasiado bien. Lo haría ser tan propenso a salirse con la mentira mientras estaba a disfrutando de una débil taza de café. —Está bien —Gavin suspiró—. Vamos a hacer esto,

entonces. Voy a salir a cenar con vosotros, pero tengo un gran día mañana y quiero estar en casa a las nueve. ¿Es eso razonable? Tanto Auralee y Oliver se miraron. Auralee asintió.

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CAPÍTULO OCHO

 Varios días después, Gavin se sintió por fin descansado. Era sábado, después de todo, y había tenido la oportunidad de recuperar el sueño, algo que sentía que tenía serias carencias desde que había conocido a Laurence. Mientras que él tenía suficiente sueño, sin embargo, su culo todavía se sentía adolorido de lo que jamás hubiera creído posible.  Aunque Laurence había estado utilizando el mismo consolador cada noche, su cuerpo tenía algunos ajustes que hacer. Supuso que le tomaría un tiempo para que se acostumbrara a tomar las cosas por su culo. Cuando Gavin frunció el ceño y se imaginó la clase de paliza que obtendría de esos pensamientos, el sonido de un toque de bocina de un vehículo le llevó de vuelta a la realidad. Hizo caso omiso de la rigidez de su pene por sus pensamientos y miró por la ventana. Un camión de mudanzas estaba en la casa de Clare y Mark. La puerta de atrás estaba abierta y estaba lleno de cajas apiladas. ¿Clare se iba hoy para siempre? Me pregunto cómo le va.  Gavin se puso en pie, abrió la puerta y salió al aire fresco. Una vez en el exterior, se acercó a la casa de su vecino, se acercó a su escalera de entrada, y miró a través de su puerta entreabierta. La casa estaba aún más vacía ahora que lo había estado hacía unos pocos días. —¿Clare? —Gavin llamó, mirando por el pasillo vacío —.

¿Mark? ¿Estáis ahí?

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—¿Gavin? —dijo Mark —. Por aquí, hombre. Vamos,

entra. Nervioso, Gavin entró por la puerta de la casa y fue al interior. Mientras caminaba por el pasillo, se dio cuenta de una  verdad incómoda. se en sentía cien por cien feliz alrededor de Clare, se sentía Aunque incómodo torno a Mark, a pesar de que el hombre siempre había sido amable con él. Encogiéndose de hombros, siguió por el pasillo y entró en la interconexión de la cocina y comedor. Incluso la mesa y las sillas habían desaparecido. Sólo quedaba una sola caja en el piso frente a la que se sentaba Mark. Cuando Mark volvió la cabeza y vio a Gavin, una sonrisa cruzó su cara y se puso de pie y extendió su mano. Gavin la sacudió, sintiendo los callos ásperos de la palma de Mark. —Hoy es el último día aquí —dijo Mark —. Me alegro de que hayas venido. Es realmente una lástima que nos estamos mudando tan pronto. Sé que no hemos hablado mucho, pero siempre me has gustado. A Clare también. Ella ha estado hablando acerca de ti sin parar durante los dos últimos días. Es una buena cosa que no sea del tipo celoso.  Aunque Mark le guiñó un ojo, Gavin Gavin oyó la advertencia en su tono. —Incluso si lo fueras, no tendrías muchos motivos para preocuparte —dijo Gavin—. Yo... estoy viendo a alguien en este

momento.

¿Realmente acababa de decir eso?  Las palabras se sentían poco naturales procedente de sus labios. Mark, con sus grandes ojos abrió la boca, parecía tan sorprendido como se sentía Gavin. —¿Lo —Una sonrisa traviesa estás? juguetonamente en el rostro de Mark mientras le dabaapareció un puñetazo en el

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hombro—. Eso es genial. Oí que eras un poco jugador, así que estoy sorprendido. Supongo que simplemente sabes cuándo te encuentras con “la única”. Sé que lo hice cuando conocí a Clare.  El pesado silencio cayó sobre la sala. ¿El único? Su cabeza se arremolinó idea. No absoluto preparado para pensar enante algola como eso estaba todavía.enInfiernos, no estaba seguro de que aún estuviera en una relación, con un hombre que se colaba en su casa todas las noches y le inmovilizaba. —Uh…  oh. Veo miedo en tus ojos. —Mark se rió entre dientes—. Ahora me callo, antes de decir aalgo lgo que te obligue a

hacer algo estúpido. ¿Qué te trajo por aquí, de todos modos? ¿Viniste para decir adiós? —Por suerte. —Gavin asintió tímidamente—. Para ser

honesto, en mayor parte vine a ver a Clare. Ella ha sido mira... no es ella misma... últimamente. Por primera vez, la ira brilló en los ojos de Mark y negó con la cabeza en disgusto. —Oh, Clare. Amo a esa mujer a muerte, pero no entiendo lo que le está pensando. — Apretó los labios—. Nos encantaba

esta casa, pero de repente se quiere mudar por algo que cree que  vio. Le dije que dejara de hablar de de eso porque todo el mundo va a pensar que está loca. —Pero te mudas por ella. —El nerviosismo se revolvió en su corazón—. Eso significa que tienes que ver lo asustada que está, ¿verdad? Creo que eso es muy noble de tu parte. Después de mirar a ambos lados como si temiera que Clare pudiera flotar por encima de su hombro y no se diera cuenta, Mark se adelantó por lo que se puso cerca de Gavin. —No me hubiera movido en absoluto si no fuera por la —dijo oferta alguien mepreciso, dio por también, nuestra casa Mark —descomunal . Justo en que el momento ¿verdad?

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Ofreció el doble de la cantidad de lo que vale la pena este lugar. Eso será suficiente para conseguir una casa más grande en un  barrio mejor. Sin ánimo de ofender.

No puede ser. El doble de la cantidad del dinero. ¿Podría Laurence haber hecho esto? —No me ofendo. —Gavin hizo una mueca—. Tal vez

puedas encontrar un barrio sin íncubos. Echando la cabeza hacia atrás, Mark se rió con una risa en auge, a pesar de que Gavin no había estado bromeando. —Eso es verdad. Un barrio sin íncubos. —Mark negó con la cabeza—. De todos modos, ya hemos hecho una oferta con ese

dinero para una casa con tres dormitorios. Debido al comprador, no sólo tendremos un gran lugar podemos criar a nuestros hijos, también voy a ser capaz de jubilarme pronto. Por supuesto, sólo le dije a Clare que me mudaba por ella, pero eso fue sólo para mantenerme alejado de los problemas. Mark le guiñó el ojo con una sonrisa, y de repente, Gavin se sintió disgustado. Creo que Mark tendría que tener

mejor cuidado, ya que a lo mejor se jubila antes de  tiempo sin una mujer.  —Eso es un golpe de suerte para ustedes dos. —Con el ceño fruncido, Gavin desvió la conversación de la pobre Clare —.

¿Sabes quién es el comprador? —Un tipo llamado Laurence Redding. —Mark se encogió de hombros—. Si un hombre puede darse el lujo de pagar tanto

como lo hizo por una pequeña casa, te encontrarás con un  vecino rico.

Lo sabía. ¿Por qué Laurence querría la casa?   Pero entonces todo se hundió en el. Laurence la quiere por

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mi culpa, ¿no es cierto? No podía creer que iba a tener un íncubo como un vecino, y uno rico en eso. Por mucho que le gustaba todo el sexo intenso que él y Laurence habían tenido últimamente, no estaba seguro de si tenía la fuerza física o mental para mantenerse al día con Laurence sobre una base de noche a noche.

Pero, ¿realmente soportaría la idea de que él estuviera con otra persona? La idea le provocó una ira tan feroz que sentía como si su corazón hubiera sido apuñalado con un cuchillo. Nunca antes se había sentido tan posesivo con nadie.  Al parecer, cuando se decidió a iniciar una relación sexual con un íncubo, iba con el pleno enfoque de hombre de las cavernas. La idea hizo que su rostro ardiera. —¿Estás bien? —Mark le sacó de sus pensamientos—. Tu

cara se puso roja de repente. —Estoy bien. —Para despejar la cabeza, Gavin apretó la

palma de la mano en su sudorosa frente. —Bien, ¿por qué no te damos la nueva información que tenemos? —Mark se volvió y se dirigió a la cocina —. Me

encantaría salir contigo a tomar una cerveza o algo. Tal vez podamos incluso hacer una doble cita, si puedo conseguir que Clare supere esta loca etapa suya.

Calor. Su cuerpo se sentía tan caliente. La polla de Gavin estaba tan dura que le dolía demasiado. La oscuridad de su sueño se despejó mientras sus ojos se abrieron en la confusión y miró a su alrededor. La habitación estaba a oscuras a excepción del resplandor lejano de la televisión, pero fue parcialmente

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 bloqueado por una figura oscura que se asomaba entre sus piernas. Cuando las ondas de placer llenaron el cuerpo de Gavin, gimió y arqueó su espalda, enredando sus dedos en la cabellera, que se balanceaba sobre su eje. —¿Laurence? —medio gimió, medio preguntó.

Oyó a Laurence reír contra su polla y se sintió encendido  y aliviado al mismo tiempo. Dios, lo que era una llamada de atención. Gavin cerró los ojos, su respiración dejando su cuerpo en los pantalones ásperos, como el sudor resbalaba por el lado de la cara y luego goteaba de su barbilla. El sonido distante de una actriz de comedia y la risa se oía desde la televisión. televisión . Pero Laurence sacó la cabeza de la polla de Gavin y le miró con una sonrisa en su rostro. —Buenos días, sol —susurró Laurence, mirándole profundamente a los ojos—. Estabas tan sexy cuando dormías

que no pude resistirme a probarte. —Puedes tener más que una probada. —Gavin miró a su

desesperada, palpitante polla que se juntaba en sus pantalones. En el suelo, a sus pies estaba la bolsa de sexo de Laurence. —Todo a su tiempo. —Laurence se dio la vuelta y miró la televisión—. Pero primero... —Oh. ¿Quieres apagarlo? —preguntó Gavin—. El control

remoto está en la parte superior de la tele. Después de Laurence se dirigió hacia el mando a distancia, sin embargo, no apagó el televisor. En cambio, empujó el botón para mostrar la lista de todos los programas disponibles. Gavin sintió que se le encogía el estómago y la polla se marchitaba. La ira hizo que sus ojos se estrecharan. ¿ En

serio? Me despierta de un sueño profundo succionándome mi polla y ahora ¿quiere ver

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 televisión? No lo creo. Justo cuando estaba a punto de ponerse de pie para luchar por el mando a distancia de televisión, Laurence volvió la cabeza una fracción y luego le miró a los ojos. Su mundo se quedó quieto y Gavin descubrió que estaba congelado en el sofá. Una vez más. Trató de pensar en los peores pensamientos, más insultantes que pudo, pero eso sólo hizo que Laurence riera y que siguiera buscando en la lista. Por último, Laurence desaceleró por el pedido especial de canales —el resultado de ser, hasta hace poco, soltero. Si no estaba soltero todavía. —No estás soltero. —Laurence se cernía sobre el canal,

pero no apretó seleccionar—. No sabes lo feliz que me hiciste cuando entré en la habitación y sentí que estaba soñando — soñando con lo que hoy le dijiste a tu vecino. El calor llenó sus mejillas. Él lo sabe. Me di cuenta

que lo sabría. Cuando estaba en pleno proceso de vergüenza una vez más, Laurence empujó seleccionar el canal y el sonido de un hombre gimiendo llenó la habitación, en vez de la risa de una actriz. El cambio le apartó de su embarazoso momento acerca de lo que había dicho e hizo que su polla reaccionara de inmediato. Siempre había querido ver porno mientras tenía relaciones sexuales con alguien, pero que nunca lo hizo. El sudor corría por su frente mientras miraba la pantalla. En ella, un entrenador de fútbol de la universidad le gritaba a un estudiante varón que estaba sentado con las manos cruzadas delante de él, siendo atractivo, pero solemne. El entrenador se acercó al estudiante, se bajó los calzoncillos delante de él para revelar su polla larga y exigió, "chúpame". Sin ni siquiera parecer sorprendido, el muchacho hizo lo que se le pidió y tomó la polla en su boca. El espectáculo hizo que la polla de Gavin se

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endureciera, aunque nunca había bajado a la vista de dos hombres que antes tenían relaciones sexuales. Como si Gavin hubiera exigido a Laurence chuparle la polla, Laurence Laurence se arrodilló y tomó todo de Gavin en el interior de su boca. contra su eje. Las vibraciones  viajaron de suLaurence polla hastagimió los cojones. Gavin agarró su sudorosa camiseta y luego se acercó y apartó de sus ojos un mechón de su cabello. Mientras Gavin gemía, el sonido de las voces de los actores le llevó a encontrarse con sus propios gritos a juego, mientras ellos jadeaban. Cuando la pareja en la pantalla dejó de jadear, Laurence quitó peneuna con sonrisa un estallido y serostro. quedó mirando el cuerpo Gavinsucon en su Gavin vio como de el entrenador comenzó a golpear al estudiante de universidad por atrás en la parte superior de la mesa. Sus ojos se abrieron en estado de shock, y tenía que admitir, que tenía un poco de miedo. Hasta el momento, Laurence todavía no había entrado en él. Gavin tenía un sentimiento por el bulto en los pantalones de Laurence que su polla sería mucho más grande que cualquier consolador. —No te preocupes. —Laurence sonrió y le dio un beso en los labios—. No soy impaciente. Vamos a construirlo poco a poco. Simplemente levántate del sofá y date la

vuelta. Gavin, se sentía nervioso pero emocionado a la vez, se levantó y se dio la vuelta, como le dijo. Una vez que tuvo sus caderas apretadas contra el sofá y su culo sobresalía, Laurence comenzó a masajear su espalda baja y las caderas con sus ásperas manos. En la pantalla, los desesperados sonidos o

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ritmo, y los gruñidos se podían oír perfectamente. Gavin tuvo un escalofrío de aprensión y excitación. Mientras el corazón de Gavin le golpeaba, Laurence comenzó a frotar la hendidura entre sus nalgas. Gavin esperaba que Laurence empujara dedo en el agujero del culoejerciendo de Gavin, pero no lo hizo. En suellugar, Laurence continuó presión sobre la arrugada entrada una y otra vez, llenando a Gavin con placer, así como de esperanza. ¿Qué vendría en primer lugar, el consolador o el dedo de Laurence? Pero cuando Laurence dejó de frotar el agujero de Gavin,  bajó los pantalones de Gavin hasta el final y se salió de ellos una  vez que llegaron a sus tobillos. Laurence dejó caer sus pantalones al suelo de repente. Sorprendido, Gavin quería desesperadamente darseSe la sorprendió vuelta parade verloamucho Laurence ropa interior, pero no podía. queenquería  ver el pene de otro hombre. En los vestuarios, fue la última cosa que jamás pensó, pero ahora... Laurence se apretó contra Gavin y luego se levantó la camiseta para tirarla al suelo. Gavin se quedó allí, congelado, Laurence se apoderó de la parte inferior de la camisa también y dijo con una voz cantarina: —De acuerdo, entonces ¿te quedas así o te levantas?

Su silencio conmocionado era lo único que se oía excepto por el sonido de los rítmicos, y apresurados gruñidos en el fondo. Ahora quería su camisa fuera, pero al mismo tiempo, le gustaba mucho también. Levantarme. Quiero

levantarme. —Levanta los brazos, entonces —ordenó Laurence.

Con un gemido, Gavin levantó los brazos y Laurence sacó su camiseta fuera de él con un sentido de urgencia.

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—Baja tus bazos. —Laurence se apretó contra él.

Una vez que Gavin tuvo sus brazos a su lado, Laurence cambió y cepilló la mejilla del culo de Gavin con su hinchada polla. Gavin se dio cuenta de la sensación de que él era enorme. Recordó las palabras de Laurence,

"Vamos a construirlo poco a poco" , y trató de

calmarse. En cambio, él se reía que se sintiera decepcionado. Quería a Laurence y estaba preocupado por cómo se sentiría. Laurence respondió a sus pensamientos, envolviendo suavemente sus brazos delante de Gavin para poner su palma en el pecho y le susurró: —Hoy te he echado de menos, Gavin.

El sentimiento detrás de las palabras le restó importancia a causa del sonido de ruido gruñendo en el fondo. El calor enrojeció sus mejillas. — Yo también te extrañé —dijo Gavin de forma sincera.

Entonces Laurence dejó caer las manos a las caderas de Gavin y empujó su glande cubierto contra el agujero de Gavin durante un momento. Laurence se apretó contra él sin hacer ningún intento de ir hacia su interior. La presión suave aún había excitado más a Gavin. Pronto, Laurence estaría dentro de él, ¿o no lo haría? El pensamiento, se dio cuenta, había empezado a excitarlo en vez de intimidarlo. El sonido de más gruñidos llenó el aire. No tenía que ser

demasiado malo ser tomado por el culo. El niño de la universidad en la pantalla sonaba como que estaba feliz de recibirlo. Laurence se rió entre dientes contra él.

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—No esta noche. Puedo decir que tu culo ya está

adolorido. Vamos a esperar para que eso sane un poco primero, o de lo contrario podría romperte. Las palabras le hicieron estremecerse. ¿Podría una polla romper un culo? Supuso que era posible. Se oyó el ruido de la ropa crujiendo cuando Laurence se  bajó los calzoncillos. Laurence empujado contra él una vez más, apretó su polla contra su agujero suavemente, frotando la cabeza contra la grieta. Gavin se encontró temblando de nuevo al darse cuenta de lo que estaba haciendo Laurence. Se estaba  burlando de él. De su culo. Laurence se volvió a reír y luego envolvió su mano alrededor de la cadera de Gavin. Laurence agarró la polla de Gavin, pero él no se movió. El repentino contacto hizo a Gavin estremecerse de necesidad y con expectativa. En la pantalla, Gavin oyó que el entrenador daba un grito salvaje en medio de un feroz orgasmo cuando su compañero universitario gimió. Gavin oyó a un tercer hombre entrar en la habitación y decir: "¿Qué está pasando aquí?”   El entrenador respondió: "¿Qué te  parece? ¿Quieres tener tu turno? ". ". El estudiante universitario dio un suave gemido de placer, de ansiedad o de cansancio. "Está bien" , dijo el tercero. La horrible música comenzó de nuevo.

—Esta

película debería ganar un premio de interpretación. —Laurence le susurró al oído mientras movía su mano lentamente sobre la polla de Gavin cuando el sonido de gruñidos provinieron de nuevo de la televisión.  A juzgar por la forma en que lo dijo Laurence, Gavin habría dado dado a la horrible película por porno no millones de prem premios. ios. Gavin se estremeció de deseo y cerró los ojos cuando Laurence pasó la mano por la polla de nuevo y otra vez, tiró de él al ritmo de los gruñidos de la gente en la televisión. Gavin sintió a Laurence tirar de su propia polla demasiado y se dio cuenta por

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primera vez desde que Laurence se había presentado por la noche, que iba a hacerse venirse también. Incluso con el sonido de dos extraños follando en el fondo, Gavin nunca se había sentido más cerca de Laurence. Esto es también lo más cerca que me he sentido de ti —  le dijo — Laurence al oído, haciéndole estremecerse. Entonces todo lo que se oía era el sonido de gruñido lejano como la nueva pareja tenía sexo en la pantalla. Gavin cerró los ojos, disfrutando de la sensación de la mano de Laurence en su pene junto con el sentimiento de la cabeza de su pene rozando su agujero, y gimió de placer. El aliento abandonó su cuerpo en desesperación, queriendo jadeos  y pronto su voz se unió a la de las personas que aparecían en pantalla. Cuando Gavin tembló, sintiendo que estaba cerca de llegar, sintió el apretado agarre de Laurence, duro, en su polla y luego sentir el caliente yeso líquido de Laurence descargarse en su culo. El hecho de que Laurence se viniera por todo su culo le encendió por razones que no podía nombrar. El impulso de  venirse él mismo le vino más fuerte y duro. Echando la cabeza hacia atrás, dio un grito salvaje cuando Laurence estremeció contra él. Segundos antes de que estuviera a punto de venirse, Laurence se movió por lo que estaba en el sofá y tenía su boca fijada sobre su polla, bebiendo hasta la última gota de su corrida. Gavin se estremeció, el sudor le corría por la espalda, cuando el sonido de las parejas que a ritmo gruñían y que se podían todavía escuchar en el fondo. Con un gemido, Gavin puso a prueba su cuerpo y descubrió que podía moverse de nuevo. Cuando se movió, sintió tembloroso y sudoroso después de la intensa noche,semiró hacia abajo a Laurence en

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completa desnudez por primera vez. Sus brazos estaban desorbitados, su estómago era plano y musculoso, y su polla era tan grande que Gavin se dio cuenta de que probablemente podría romperle el culo, y que casi le hizo venirse otra vez. Por lo menos, si no estuviera est uviera tan condenadamente agotado. Gavin miró a Laurence, y Laurence levantó la mano y acarició el rostro de Gavin, mirando profundamente en sus ojos. El corazón de Gavin le golpeaba en el pecho y se dio cuenta de que hoy era el día en que iba a dejar de ser así de orgulloso. Hoy sería el día en que rogaría a Laurence que se quedara. —¿Quieres pasar la noche aquí? —preguntó Gavin.

Laurence le dedicó una cálida sonrisa y luego le dio un  beso en los labios. —Todo lo que tenías que hacer era pedirlo.

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CAPÍTULO NUEVE

 A la mañana siguiente, Gavin se despertó y se sorprendió cuando descubrió un brazo peludo musculoso envuelto posesivamente sobre su pecho. Laurence estaba en la cama con él. Como un hombre que había pasado la últimos más de treinta años de su vida durmiendo con mujeres, dándose la vuelta y mirar a la cara seca y áspera de un hombre por el crecimiento del día en su mandíbula fuerte le llevaría algún tiempo acostumbrarse. Sin embargo, tener a Laurence en la cama con él no era desagradable. Tampoco fue el hecho de que Laurence gimiera, "Gavin", con tanto anhelo que no dejó ninguna duda en la mente de Gavin que le buscaba. Con una sonrisa, Gavin se dio la vuelta y tiró las sábanas de su cuerpo y se estremeció cuando sus pies tocaron el suelo. Sí, Laurence podía haber dado a su culo un descanso anoche, pero eso no significa que el sexo no hubiera sido menos que un entrenamiento. Gavin se arrastró por las escaleras hasta la cocina para preparar lo suficiente para dos.él mismo una fuerte taza de café. Y tal vez

Mientras Gavin se sentaba en la mesa con la cafetera de café en frente de él y su diario desplegado en la sección de deporte, el piso crujió cuando Laurence cruzó el umbral. El cabello de Laurence estaba arrugado, pero su piel aún brillaba y sus ojos aún ardían. No parecía justo que Laurence fuera diez  veces más atractivo de lo que era después de rodar fuera de la cama, pero por otra parte , Laurence era su amante, así que,

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¿por qué las quejas? —Buenos días —dijo Gavin. —Buenos días. —Laurence frotó uno de sus ojos

soñolientos. Se parecía tanto a un niño pequeño que Gavin tuvo problemas imaginando que era un inhumano dedicado a una  vida llena de sexo. —Tengo un poco de café y rosquillas, si lo deseas. —Gavin se puso de pie—. ¿Los íncubos toman café? —Tienes demasiada energía por la mañana. —Laurence

gruñó, llegó a Gavin y lo encerró en sus brazos. La empuñadura del íncubo era más fuerte que nunca, y Gavin no podría aspirar a luchar por salir de sus brazos incluso si lo hubiera intentado. El silencio cayó cuando Gavin puso su frente contra el hombro de Laurence y suspiró. Entonces una extraña sensación de paz cayó sobre Gavin. Podría acostumbrarse a esto. Cuando una mujer se aferraba a él después de una noche de en pie, le irritaba que no tuviera fin. Cuando Laurence se aferró a él, sin embargo, se sentía como si pudiera quedarse con él para siempre. —Pensé que eras un contable —dijo Gavin suavemente, envolviendo sus manos alrededor de la espalda de Laurence—.

Tienes que levantarte temprano para un trabajo como ese, ¿verdad? —Eso no significa que me guste —dijo Laurence—. Los

Íncubos odian las mañanas. — Y la luz del sol —Gavin sonrió—. Recuérdame que

nunca te lleve a la playa o a una barbacoa. —Se necesitaría un ejército para llevarme. —Mientras Laurence se reía entre dientes, en el pecho le retumbó—. Por

supuesto, con un buen soborno, podría correr el riesgo.

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—¿Qué tienes en mente? —Gavin levantó una ceja,

sabiendo exactamente lo que deseaba, pero él quería que Laurence lo dijera. —Estás tomándome el pelo. —Una sonrisa cruzó el rostro

de Laurence—. Te amo por eso. Con un fuerte tirón, Laurence cogió a Gavin en sus brazos  y forzó su lengua en su boca, dando a Gavin el más intenso in tenso beso que jamás hubo recibido. Fue suficiente para que las rodillas se le pusieran débiles y los labios le dolieran. Cuando Laurence se apartó un momento después, ambos jadeaban. Laurence apoyó la cabeza contra la frente de Gavin y suspiró. —Me gustó sostenerte anoche —dijo Laurence—. Fue un

 buen cambio de todos los ligues de una noche que he tenido en el pasado. Laurence no podría haberlo dicho mejor si hubiera robado las palabras directamente de su boca. Después de robar una rápida mirada a los ojos intensos de Laurence, Gavin descubrió que no podía mirarle a los ojos cuando él dijo —Me gustó que me sostuvieras la última noche.

Una el rostro Laurence cuandoylecalentó dio un  beso en la sonrisa frente. cruzó El corazón dedeGavin se aceleró nuevos sentimientos se apresuraron a través de él. Recordó lo que había dicho Mark "Supongo que simplemente lo sabes cuándo te reúnes con él   " y sus ojos se abrieron. No, era demasiado pronto para pensar de esa manera, incluso si el sentimiento que tenía eran más intenso que cualquier cosa que hubiera experimentado antes. Tal vez era porque la intensidad entre ellos era como un océano aplastante. — —Laurence presionó su mano bien,de ya sabes. —. Siento mucho por ti, también. contra elEstá pecho Gavin

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Estamos bien juntos, tú y yo. Gavin frunció el ceño. —¿Estamos juntos? He estado leyendo libros. Por mucho

que me encanta esto, no puedo seguir el ritmo todas las noches. Sin embargo, por primera vez, me siento como que golpearía a la gente en la cara con la idea de que te colaras en la habitación de alguien más. No va a funcionar. Nuestra relación simplemente no…  —Mmmm. —Laurence presionó sus labios contra los

suyos y aplicó presión a la parte posterior de su cuello con los dedos. Cuando Laurence se alejó, Gavin abrió la boca y parpadeó sorprendido. — — a que puntofuncione. de pensar demasiado. sonrió—.Estabas Haremos Sé que lo harás. YLaurence si estás cansado, todo lo que tienes que hacer es decirme. Puedo ser un desviado sexual, pero no soy un gilipollas.

Se hizo el silencio. Gavin le dio una sonrisa vacilante y Laurence le devolvió la sonrisa. —¿Quieres venir esta noche? —preguntó Gavin. —¿No lo hago siempre? —¿Sabes lo que quiero decir? Nervioso, movió los pies. — 

 Al principio de la noche. Así que podemos hacer algo más que tener sexo intenso. —Mmm. Pensé que eras el rey de una sola noche.— 

Laurence equilibró la mano en la parte posterior de su cuello y comenzó a masajearlo con el pulgar—. A mí me parece que deseas una cita. —Tal vez, por primera vez, lo hago. —Gavin miró a los

ojos de Laurence, desafiándolo a que le contradijera. —Me alegro de que sea yo la primera persona por la que

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deseas una cita. —Una astuta sonrisa cruzó el rostro de Laurence—. Quiero que tengamos muchas primeras cosas  juntos. Con una sonrisa, Gavin se volvió y miró a su cafetera. — Vamos a empezar con la primera primera taza de café juntos.

Por primera vez en la vida de Gavin, comprendía todas las canciones cursis y toda la cursilería de las películas románticas. Mientras Mientras se dirigía hacia su coche una ligera brisa le rozó la cara, prácticamente alta. No puedo creer que un

hombre me esté haciendo feliz. No, no puedo creer que esté con un hombre que piensa que...no, sabe...él es un íncubo. Gavin se subió al volante de su coche y luego comenzó la ignición. Gavin silbaba mientras tomaba la carretera hacia su hogar, sonó su teléfono móvil en su bolsillo. Gavin llegó por su teléfono y luego respondió, a pesar de que sabía que no debería estar hablando con alguien mientras conducía. —Gavin al habla —dijo. —Hey, Gavin, soy Oliver. —La voz de Oliver sonó profunda por la preocupación—. ¿Se te olvidó que tenías una

cita de partido de fútbol hoy con algunos de los chicos de la casa de campo? No te presentaste como se suponía.

El Lodge. Mierda, mierda, mierda.  Como cualquier otro domingo, él y algunos de sus amigos del club de hombres iban a jugar al fútbol de día y luego tomaban pizza y cerveza después.había Normalmente, Gavin vivía para ello, pero fin de semana estado demasiado entusiasmado coneste su

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cena con Laurence para pensar dos veces antes de jugar al fútbol. —Me olvidé — admitió Gavin. —¿Se te olvidó? —Oliver sonó diez veces más preocupado ahora—. ¿Cómo podrías haberte olvidado? Siempre fuiste el que

decía: El día de fútbol esto, el día de fútbol lo otro. Tú olvidándote de esto es como si Santa Claus se olvidara de la Navidad. —Lo siento —dijo Gavin, poniendo el intermitente

cuando se fusionó en el carril de la derecha que conducía a su casa. —Sí, eso lo has dicho mucho últimamente.

Por primera vez en dos años, Oliver parecía enojado. Oliver era el chico más pacífico de la faz del planeta. Alguien podría haberlo golpeado con un palo y lo habría tomado con una sonrisa. —Oliver, te dije que lo sentía —dijo Gavin. —Es ese tipo, ¿no? —preguntó Oliver—. Mira, no me

importa si has descubierto una nueva parte de ti mismo y has decidido estar con hombres en lugar de mujeres. Te amo y eso nunca va a cambiar. Auralee tiene que razón. hombre haciéndote algo. No Pero deberías permitir un Este extraño entreestá en tu casa por la noche sin tener que llamar a la policía. ¿No dijiste que piensa que es un íncubo? ¿No crees que haya algo de malo en eso? —Él es  un  un íncubo. —Gavin soltó estúpidamente.

Todo se ralentizó a continuación. Gavin juró que podía  ver hasta el último grano de la hierba en el camino al lado de él.  A pesar estaba de queen hizo un parte, giro a imaginando la derecha mecánicamente, la cabeza otra el asombro y la

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horrorizada expresión del rostro de Oliver. Una cosa era cierta, Oliver le diría a Auralee lo que acababa de decir. No tenía ninguna duda. —¿Realmente acabo de escuchar lo que pienso que —La ira había desaparecido de la voz de Oliver y fue escuché? sustituido por la compasión, preocupación y tristeza —. ¿Este hombre ha logrado en realidad convencerte de que es una especie de criatura paranormal que ha venido del otro lado?

Gavin sabía que era inútil dar marcha atrás ahora que había dicho las terribles palabras. Antes de que pudiera detenerse él mismo, se encontró tropezando. —Bueno, verás, no tiene esos poderes. Él puede hacer

algo para que no te puedas mover, lo juro por Dios. Incluso se apareció ante mi vecina y compró su casa. Pero él es muy suave  y sorprendente. Sé de íncubos ín cubos que salen para devorar a la gente, pero nada… 

Oh, Dios, ¿qué estoy diciendo? Más silencio cayó cuando Oliver dejó escapar un suspiro tembloroso en el teléfono. —¿Puedes escucharte a ti mismo, Gavin?

Gavin no dijo nada. No pudo. La línea de teléfono se cortó.

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CAPÍTULO DIEZ

Toda la emoción Gavin había tenido acerca de hacer la cena para Laurence desapareció. Miró los pimientos rojos y amarillos en rodajas en la tabla de cortar blanca y luego estrelló el cuchillo con fuerza en el medio de una de las piezas. La junta  vibró. Oliver apenas había conseguido confundirlo. confundirlo. ¿Estaba realmente loco para creer que Laurence era un íncubo? Tal vez lo estaba. Cuando golpeó el cuchillo de nuevo, alguien apareció a su izquierda saliendo de la nada. Laurence estaba aquí, muchas horas antes de tiempo. Gavin tomó el cuchillo de nuevo y, antes de que pudiera hacer otro corte, Laurence agarró su muñeca y detuvo su progreso. Laurence atrajo a Gavin de un tirón hacia él  y le abrazó, aunque Gavin Gavin se sacudió con furia. —La jodí —dijo Gavin—. ¿Es por eso que estás aquí?

¿Puedes leer mis pensamientos desde lejos también? —No —dijo Laurence—. Estoy aquí porque debe haber un

policía golpeando la puerta de mi apartamentos en el centro de la ciudad. Supongo quecomplejo un oficialdeestará aquí dentro de quince minutos. Puede que tenga que arruinar nuestros planes para la cena. El color desapareció de la cara de Gavin. —¿Q… qué?

Se hizo el silencio y Laurence le miró sondeándole con los ojos, y Gavin comprendió lo que había sucedido exactamente.  Auralee y Oliver. Habían hecho esto. Gavin les contó todo, y ahora, habían llamado a la policía a causa de Laurence.

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—Los policías lo saben todo sobre mí, porque me he comprado la casa de tu vecino —dijo Laurence—. Ellos conocen

mi nombre, mi cara, mi trabajo. —Dios. —La cara de Gavin se puso caliente. No podía

creer que sus amigos hecho esto—.que No.te¿De verdad a ir a la cárcel por mi hubieran culpa? Puedo decirles dejé pasarvas en casa, que yo realmente no creo que seas un íncubo, y todo va a estar bien. Ellos no pueden condenarte…  —Los policías no me atraparan. Sería como tratar de atrapar a un fantasma en una celda de la cárcel. —Un ceño fruncido cruzó el rostro de Laurence—. Tu vecino sería más que

feliz de declarar en mi contra, sin embargo, si intentas defenderme, acabaras por perjudicarte a ti mismo y darte una reputación loco. creería queinmortal soy realmente menos quedeyo meNadie revele como y esounesíncubo mejora mantenerlo oculto. Menos gente tratando de convocarme de esta manera. —Bueno, entonces, ¿qué hacemos? —preguntó Gavin—.

¿Nos escapamos? —Nosotros no hacemos nada. —Laurence negó con la

cabeza—. Yo  voy a pasar desapercibido. Creo que es mejor mantenerme alejado de ti por un tiempo, hasta que este desastre se calme y tus amigos también. Las palabras golpearon Gavin como un ladrillo en el estómago. Se quedó inmóvil. No, él sabía lo que significaba tener a Laurence lejos. Sabía que Laurence tendría que alimentarse, y la idea de él chupando otro tipo, e incluso alguna otra mujer, tenía los puños apretados con tanta fuerza que se le pusieron blancos. —No puedes —dijo Gavin desafiante—. ¿Por qué me

prometiste esta mañana entonces? Dijiste que haríamos que

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funcionara. Laurence no dijo nada y se le quedó mirando con una expresión sobria. —¿Eso es todo, entonces? —Gavin exigió—. Una gran

promesa del íncubo. —Me voy a quedar lejos de ti por tu propio bien, Gavin. — La voz de Laurence sonaba áspera y rasposa —. Será sólo por un

tiempo. Voy a resurgir de nuevo con un nombre diferente. Tal  vez incluso volver a comprar la casa de al lado. Me lo puedo permitir. Tengo un montón de dinero a causa de mis capacidades de predicción. Ni siquiera tendrías que trabajar si no tuvieras ganas. —Ese no es el punto. —Gavin lanzó el puño hacia el mostrador.

Una exhalación fuerte brotó de la garganta de Gavin cuando imaginó a Laurence haciendo llegar a otra persona en su cama, su pecho agitado por la emoción. El rostro de Laurence palideció mientras daba un paso hacia adelante, tratando de alcanzar el brazo. —Gavin…  —No, no. Me hiciste cambiar mi sexualidad y me hiciste

sonar como un loco ante mis propios amigos, pero no me importaba porque eras tú. —Gavin empujó el pecho de Laurence, pero era como empujar un ladrillo de la pared —. Si me dejas aquí y terminas chupando a la mitad de las personas de la ciudad, no quiero volver a verte jamás —Si quieres que te prometa que no voy a tocar a nadie más ya que estamos en una relación, no puedo hacer eso — Laurence dijo en voz baja —. Soy un íncubo, Gavin. Es la manera

que soy.

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—Entonces sabes dónde está la puerta —dijo Gavin—.

Puedes llegar ahí por ti mismo. Eres bueno en eso. —Gavin, por favor. —Laurence levantó la mano para

tocarle el hombro, pero Gavin se lo quitó de encima. Con un gruñido enojado, Gavin cerró los puños. Nunca se había sentido tan enojado antes en toda su vida. Gavin quería empujar a Laurence otra vez, pero sabía que se haría daño a sí mismo más de lo que le haría daño a él.  Además, esto era en parte culpa suya de todos modos. ¿Qué había esperado, de involucrarse con un hombre que escalaba a través de su ventana en mitad de la noche? —¿Sabes qué es lo irónico de esto? —preguntó Gavin, su —. Hace apenas un poco  voz tensa de ira apenas controlada menos de dos semanas, otra mujer me siguió. Estaba enfadada conmigo porque me acosté con ella, y después no quise nada más. Nunca supe por qué hizo lo que hizo. Pero ahora lo hago. Supongo que tuve suerte después de todo. Era justo que estuviera destinado a ser mi karma para que dejara de ser un idiota. —No es así. —La voz de Laurence era suave —. Yo quiero

algo más. —No, no lo quieres. —Gavin miró—. Lo que quieres es lo

que quieren todos los íncubos. Un banco de alimentos fácil cuando no sientas la búsqueda de capturas exóticas. Ahora

voy a decirte lo que debería haberte dicho desde el principio. ¡Fuera de mi casa! Con los ojos muy abiertos por el dolor, Laurence le miró en estado de shock. —Gavin, espera, vamos a hablar. —Laurence levantó las manos—. Tal vez haya una manera de que me pueda ir sin…  

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—¡Fuera, Laurence! —Los ojos de Gavin se estrecharon —.

Lo digo en serio. Déjame . Y no te atrevas a pensar en atraparme con tus poderes de íncubo. Por un segundo Laurence se demoró, pero cuando miró a los ojos de Gavin, dejó escapar un suspiro, se dio la vuelta y, a continuación, se alejó. Laurence dobló una esquina y los pasos se detuvieron. Gavin dejó la cocina por el pasillo. No había nadie. Al igual que un fantasma, Laurence había desaparecido. Probablemente para siempre. Gavin se acercó al mostrador, recogió los espaguetis secos, pimientos rojos y tomates que había comprado para hacer la cena. Se sentía disgustado y enojado acerca de sus intensosy tiró sentimientos todavía por Laurence, se acercó a la  basura las piezas en el interior.

Mientras que Gavin se sentaba en el sofá en el salón, oyó el sonido de golpeteo. Había encendido la televisión, pero sólo para llenar su casa con mucho ruido para que pudiera ahuyentar los molestos pensamientos en su cabeza,  fuiste

demasiado lejos y nunca verás a Laurence de nuevo. 

Con un gemido, Gavin luchó por al lado de la cama y se dirigió a la puerta principal. Cuando abrió la puerta, dos policías uniformados estaban afuera. Uno de ellos era una mujer regordeta de pelo castaño rojizo y el otro era un hombre musculoso de mediana edad. —Tenemos que hablar —dijo el funcionario de sexo

masculino. Era como Laurence había predicho. Gavin dejó escapar un suspiro y dejó que los dos agentes entraran al interior.

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Esa noche, Gavin se sentó en el bar y se quedó mirando fijamente al frente. Música fuerte llenó la habitación y el olor de humo acariciaba por todas Mientras cuidaba su cervezaley sus ojos nadaban en su partes. borrachera, sintió que alguien dejaba caer su mano sobre su hombro. Giró en su asiento y miró directamente a los ojos de Auralee. Mantuvo una taza de café de la tienda de la esquina en la mano. Junto a ella estaba Oliver, a pesar de que estaba a varios metros hacia atrás y parecía tener dudas de abordarlo. Tal vez tenía miedo de que obtuviera una paliza. —La policía, ¿eh? —preguntó Gavin, levantando una

ceja—. Esloco. precioso, chicos. Realmente. Me miraron como si estuviera —Estás loco —dijo Auralee—. Dejaste entrar a un chico en

tu casa y te molestara. Oliver y yo te amamos. Tienes que entenderlo, Gavin. Te amamos tanto que estábamos dispuestos a llamar a la policía, a pesar de que te ibas a enojar. Gavin intentó tomar otro trago de su cerveza, pero  Auralee arrancó la copa de la mano, haciendo que su cerveza fría chapoteara en todo sus dedos y cuando Gavin frunció el ceño, puso la taza de café delante de él. —Café. Negro. Fuerte como ácido de batería. Sólo la forma en que te gusta. — Auralee se cruzó de brazos. Ahora

debes ir realmente a casa, ya sabes. ¿Cuántas cervezas has tomado? —Mmm. Cuatro... cinco... ¿no? —Sintió la creciente

necesidad de eructar, pero se contuvo. —Ugh. Está bien. —Con el ceño fruncido, Auralee le dio unas palmaditas en el hombro—. Eso significa que es hora de

llevarte a cuestas a casa, niño grande.

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Después de agitar a Oliver, ambos le agarraron un brazo y le obligaron a ponerse en pie. Gavin apretó con fuerza su taza de café, a pesar de que estaba tan caliente que causó que sus palmas dolieran. Auralee y Oliver le ayudaron a llegar a la salida, que por el momento era tan difuso que parecía ser un agujero negro, que gimió. —¿Cómo sabías dónde estaba, de todos modos? —Gavin murmuró—. No contesto a vuestras llamadas de teléfono. —Siempre vienes aquí cuando hay algo mal. — Auralee frunció el ceño—. A emborracharte cuando estás enojado o

deprimido es una mala manera de ahogar tus emociones, ya sabes. Aunque estoy sorprendida de que no tengas a alguna mujer de pechos 32—D enganchada de tu brazo. Gavin hipó. —No, he terminado con esa vida. Voy a ser un buen chico

de aquí en adelante. Dormiré con alguien que me atraiga y no seré capaz de hablar con ellos chupando sus culos. Tanto Auralee y Oliver se callaron. En su paso torpe hacia la salida del bar, el camarero hizo una mueca y le sacudió la cabeza. —Hey, otra cerveza para mí, buen señor. —Gavin dio unas

palmaditas en la barra del bar. —No has pagado las últimas cervezas —dijo el camarero—

. Un poco más y tendrás que ser retirado en una camilla. Trata de no dejar que eso ocurra más de una vez al mes.  Auralee gimió y buscó en el bolsillo de su cartera, pero el camarero alzó la mano. —No, está bien. Pagará mañana. —El camarero sacudió la cabeza—. Sólo asegúrate de que se recupere. No le había visto

 beber así desde que perdió doscientos dólares en apuestas en la Súper Bowl.

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—Gracias. — Auralee trató de tirar de de él hacia delante.

El sabor de ácido estomacal llenó la boca de Gavin. Hizo una mueca y arrugó la nariz. Cuando se detuvo, luchando contra el creciente impulso de vomitar, Auralee trató de tirar de nuevo hacia delante. Su concentración de cara luchar el impulso de vomitar a tratar de no pegar pasó con su al por suelo. Todo el caliente y burbujeante líquido en su estómago se disparó de su garganta como una cascada de cerveza sobrante y caliente cubriendo el frente de la camisa de Auralee. Auralee gritó y le soltó, mirándose a sí misma. Parecía como si se hubiera duchado en el vómito. Gavin la miró e hipó. —¿Te dije que te quiero?

 Auralee sacudió la cerveza vomitada marrón fuera de sus manos y le miró de reojo.

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CAPÍTULO ONCE

Recuperarse de Laurence era como tratar de sacudir una adicción a la cocaína. Cuando Gavin se sentó con Auralee en la mesa de la cocina con Oliver, la mirada fija en su taza de plástico vacía, no anhelaba otra cosa que ir casa. Todas las noches rezaba por que una sombra oscura se apareciera en su cama en medio de la noche. Mientras Gavin se quedaba mirando la mesa, Auralee le agarró del brazo. —Hey, ¿quieres ayudarme a poner algunos los alimentos

fuera, por favor?

Con un movimiento de cabeza, Gavin se puso de pie. Cogió un plato de verduras con brócoli del mismo color que las paredes de la cocina. Auralee abrió el refrigerador y seleccionó una ensalada de macarrones a base de fideos y las cebolletas. Después de que ella también tomara un plato de sándwiches de ensalada de huevo, cerró la puerta de la nevera.  Auralee condujo a Gavin fuera de la cocina, las escaler escaleras as y hacia la puerta corrediza de cristal transparente que llevaban al patio trasero. Después de que ella abrió la puerta, él la siguió afuera y estableció los platos en la mesa. Oliver estaba junto a la parrilla, cocinando hamburguesas que parecían peligrosamente cerca de convertirse en negro, bultos no comestibles. —Puede que quieras tener los de la hornilla, bebé —dijo

 Auralee. —Sólo un poco más. —Los ojos de Oliver se estrecharon concentrándose como cocinar hamburguesas fuera una ciencia

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nuclear—. No quiero que nadie se enferme.  Auralee guiñó un ojo a Gavin y luego asintió con la cabeza a los sándwiches de ensalada de huevo y la ensalada de macarrones. A medida que los dos se dirigían al interior, Gavin enterró palabra. sus manos en los bolsillos y frunció el ceño ante la De repente, Auralee se paró frente a él. Casi tropezó con ella. —Estás muy callado —dijo Auralee. —Lo siento. —Gavin se encogió de hombros. —¿Todavía estás furioso? —Su voz sonaba extrañamente

suave.

Sobre  todo, estoy enojado con Laurence y conmigo mismo por quedar atrapado en todo esto.   —Sé que llamaste a la —No, no lo estoy —respondió con sinceridad.

policía porque te preocupabas por mí. —Realmente te gustaba ese tipo, ¿no? ¿Aunque fuera un desgraciado total? —preguntó Auralee—. Te puedo decir. Nunca

has actuado así antes. Uno pensaría que un hombre que ha roto un millón de corazones sería capaz de soportar un poco de angustia en sí mismo. —Es por eso que me merecía que mi corazón se golpeara de nuevo. —Gavin le dio una sonrisa triste —. Lo superaré,

 Auralee, pero tienes que darme tiempo, ¿de acuerdo? Sé que no entiendes lo que pasó entre nosotros dos. Con un suspiro, Auralee asintió. —Sí, supongo que no lo entiendo. ¿Tal vez deberías

recuperarte? Tú sabes, encontrar a alguien más al día por un tiempo y mantener tu mente fuera de esto. ¿Has pensado en

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 buscar a un buen chico? —Creo que he tenido suficiente de las relaciones sin salida. —Gavin se encogió de hombros—. Los rebotes no

funcionan y he tenido suficiente de una sola noche. Quiero esperar un poco. Dar tiempo a que mi corazón sane. —Ellos hacen el trabajo. — Auralee miró al suelo. —Nombre de quien lo hizo. —Oliver y yo…  — Auralee frunció el ceño ante sus manos—. Acababa de romper con mi novio de cuatro años,

cuando vi a Oliver en una fiesta. Se acercó a mí y me encogí de hombros y me fui con él. Nunca imaginé que me casaría con él. Gavin se quedó inmóvil, observó a Auralee acelerar e ir a la cocina. cocina. Despu Después és de todos sus años de amistad, Gavin no había sabido que Oliver había sido un rebote. Gavin había sido amigo de Oliver en primer lugar, y después de que Oliver se reuniera con Auralee, Oliver le había dicho que fue amor a primera vista. Al parecer, las cosas no eran tan blancas y negras como él pensaba.

Esa noche, Gavin se cernía por un plato de hamburguesas ennegrecidas que causó que el fresco aire nocturno oliera a humo. Oliver se sentó a la mesa, el único con una hamburguesa,  y la mordió con un crujido. Gavin hizo una mueca y metió una cuchara de ensalada de macarrones en su boca. Mientras masticaba, alguien pinchó su hombro. Era Auralee. A su lado había un hombre que tenía que ser mayor que su un metro noventa y seis porque empequeñecía a Gavin a su altura de un metro ochenta y ocho. El hombre tenía el pelo oscuro negro, una sonrisa fácil, y los ojos de el color de la cascaras de la nuez. Un hombre atractivo, pero no tan atractivo como Laurence. Por otra parte, Laurence era un íncubo, su comparación no era

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 justa. Gavin se estremeció ante la idea de Laurence cuando el dolor llenó su corazón. —Gavin, hey —dijo Auralee, sonriéndole—. Este es mi

amigo Todd. Todd, este es Gavin. —Hola, Todd. —Gavin frunció el ceño. —Todd es un artista gráfico para una agencia de publicidad, ¿verdad, Todd? — Auralee le pinchó con el codo. —Sí, lo soy. —El ambiente se convirtió en tan pesado

como la harina de avena. —Escucha, tengo que hablar con mi amiga, Auralee, un minuto —dijo Gavin—. ¿Te parece bien?

Una expresión de alivio pasó por el rostro de Todd.  Asintió con la cabeza y luego se cernía sobre la bandeja de  jamón y sándwiches de pavo. Gavin frunció el entrecejo a  Auralee una vez que Todd Todd estaba fuera del aalcance lcance del oído. —¿Qué estás haciendo, Auralee? —preguntó Gavin. —Levantándote el ánimo como una persona normal —  Auralee sonrió—. Así que has decidido que te gustan los

hombres. Entonces, ¿qué? Puedo lidiar con eso. A Todd también le gustan los hombres y está disponible, disponi ble, así que... Gavin rodó los ojos. —Te amo, Auralee, pero no. No estoy listo. Tienes que

respetar eso. —¿Ni siquiera después de lo que te expliqué sobre Oliver  y yo? —preguntó Auralee. —Ni siquiera entonces. —Está bien, está bien. — Auralee dejó escapar un suspiro

 y se pasó la mano por el pelo.

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CAPÍTULO DOCE

Un par de semanas más tarde, Gavin se tambaleó hacia su coche con el peso de las bolsas de alimentos. Después abrió la puerta que conducía desde el garaje a la cocina, se cayó dentro y luego dejó caer la carga en el mostrador con un silbido. Gavin se dio la vuelta y se dirigió de nuevo a su s u desordenado, desbordado garaje para tomar el resto de los alimentos. Cuando llegó a la parte trasera del coche, miró hacia la derecha a la casa de su  vecino, el que había estado vacante desde que Clare y Mark la hubieran dejado. Sólo que ahora no lo estaba. Un camión de mudanzas estacionado frente a la casa y un hombre de pecho ancho, con una panza de cerveza recogía cajas de la parte posterior y las llevaba dentro. La idea de tener a ese hombre como su nuevo vecino en lugar de Laurence hizo que su corazón se hundiera. Sacudió la cabeza para tratar de borrar los malos recuerdos y se acercó al hombre mientras éste se tambaleaba hacia la casa por el peso de llevar una caja enorme. —Hey, ¿puedo ayudarle? —preguntó Gavin.

El hombre saltó un metro a pesar del peso de la caja y la dejó caer en el suelo con una explosión. Dio un golpe con la mano mientras juraba. —¿Quieres matarme del susto? —escupió el hombre. —Lo siento. —Gavin se estremeció ante la cara roja y los

ojos entornados del hombre. Las relaciones de vecindad no iban a ir tan bien—. Espero que no hubiera nada que pudiera romperse dentro de la caja. —No lo sé —dijo el hombre—. Sólo soy el que las mueve.

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Un choque llenó a Gavin. Se dio la vuelta y miró al camión, pero no veía otros vehículos estacionados por allí. ¿No era normal que alguien alquilara el camión y condujera sus cosas por sí mismo o por lo menos estar para descargarlas? Se encogió de hombros y se dio la vuelta. —Oh. —Gavin frunció el ceño—. Pensé que eras mi nuevo

 vecino. Supongo que todavía no ha llegado. —No. —El hombre se encogió de hombros y se agachó para recoger la caja—. Tampoco sé si el tipo que compró la casa

 va a estar aquí. Me dio un montón de dinero extra para que lo hiciera todo por él. Debe ser agradable ser tan rico. Rico. Un hombre solitario. El corazón de Gavin se elevó ante la idea de que podría ser Laurence, pero se recordó que A) había roto con él, y B) no podía comprar la casa, porque él estaba mintiendo para evitar a la policía. Gavin sacudió la cabeza ante su propia estupidez, pero no pudo evitar preguntar: —¿Conoces el nombre del tipo que se va a mudar? —Sí. —Los labios del hombre se fruncieron como si

estuviera tratando de exprimir el nombre de sus labios en lugar de decirlo en voz alta—. Es Barnaby Jones o algo por el estilo. Me pidió que le llamara Barney.

Barney... Su estómago se hundió como una piedra, aunque para empezar hubiera intentado luchar con esperanza. No debería importarle Laurence que hubiera desaparecido. No tendría que querer que se mudara al lado. Pero lo hacía. El pensamiento le dolió tanto como la revelación de que su nuevo vecino se llamaba Barney en lugar de Laurence. Gavin volvió con de loslashombros encorvados, preparado para sacar aloscasa alimentos bolsas y hacerse algo

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de comer.

 Al día siguiente, Gavin miró por la ventana y vio que la luz estaba encendida en la casa de su vecino. Frunció el ceño, tuvo la tentación de ir allí a presentarse, cuando se dio cuenta que estaba a punto de convertirse en un  vecino muy espeluznante. No, no debería ir allí y tratar de llenar el vacío de Laurence quedándose con un desconocido. Debería quedarme aquí y ver una película en la televisión. Gavin volvió su atención a la televisión, sosteniendo su taza de café caliente en la mano. La agarró tan fuerte que el puño se volvió blanco, a pesar de que la taza estaba lo suficientemente caliente como para quemarle.

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CAPÍTULO TRECE

El viernes por la noche, Gavin llegó al bar antes de lo normal, lo que significaba que estaba lleno de gente que realmente comía en un momento normal. Gavin jugueteó con su cerveza y masajeó el borde superior con su dedo, miró el reloj de la pared, sintiéndose más aburrido que un chico en colegio durante la clase. Mientras tomaba otro trago de la cerveza, alguien se deslizó en el asiento de al lado. Era una mujer con el pelo como una cascada de miel, labios de color de las cerezas de la primavera, y los ojos azules brillantes que habían alzado a la mitad de su cara. Sus pechos estaban hinchados en un tramo superior de color rosa, las montañas regordetas que alguna vez le hubieran encantado investigar ahora las rechazaba. —Esta noche no hay muchos espectadores aquí —dijo la

mujer. —Mmm. —Echó un vistazo a su cerveza de nuevo. —Quiero decir, menos tú. —La mujer tenía una advertencia molesta en su voz por su falta de interés.

 Antes de que Gavin abriera la boca para responder, una mano cayó sobre su hombro que hizo que Gavin mirara dos  veces. Esa mano parecía casi casi como si perteneciera a la de... —Laurence. —Gavin se quedó sin aliento, su corazón

saltaba de su garganta. Con el ceño fruncido, Laurence presionó el dedo en sus labios silenciarle. que Gavin se quedó silencio sorprendido por la para transformación Laurence se en había hecho. El cabello

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de Laurence era de un negro azabache, llevaba una camiseta negra con una banda, y un tatuaje de espinas negro arrastrándose por el brazo. Un corte en línea azul a través del flequillo de Laurence, dándole un aspecto punk, aunque con apariencia atractiva. A pesar de la diferencia, sin embargo, Gavin le reconoció de inmediato. Gavin había pasado demasiado tiempo mirándole. Y Laurence era tan sexy como siempre. —Me temo que este chico ya está tomado —dijo Laurence

a la mujer. La mujer abrió la boca y miró de Gavin a Laurence y luego de vuelta otra vez. Ella abrió la boca una segunda vez. Sin decir una palabra, ella agarró su bolso de cuero negro, lo hizo girar sobre su hombro y, a continuación, se fue. Gavin ni siquiera se molestó en ver cómo salía. De repente, la torpeza llenó el aire. Gavin no estaba seguro de qué decir. Estaba sorprendido y muy feliz y su estómago se preparó, pero aún no se sentía cómodo con que Laurence probablemente había saltado de cama en cama mientras que él había sido tan célibe como una monja. Cuando Gavin decidía cuidar de alguien, él no quería acción. Con nadie. —Ha pasado un tiempo —dijo Laurence. —Dos semanas y cinco días —dijo Gavin.

Más silencio llenó el aire. —Te extrañé. —Laurence frunció el ceño—. Tampoco no

estoy sintiendo que todavía estés enfadado conmigo. ¿Estás listo para besarnos y hacer las paces? —Eres arrogante como el culo. —Gavin le miró—. Por

supuesto que sigo enfadado. Las cabezas se volvieron en su dirección y Gavin cerró la  boca. No quería que nadie reconociera a Laurence porque se

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estaban peleando. No había muchos chicos en el mundo tan guapos como Laurence, para que pudiera ser reconocido. —¿Ayudaría si dijera que lo siento? —preguntó Laurence.

La imagen de Laurence de rodillas delante de algún otro tipo, y tomando su polla en la boca causó que Gavin se s e mareara. —No, no serviría de nada. —La mandíbula de Gavin se endureció—. No estaba enfadado porque tuvieras que irte.

Estaba enfadado porque te fuiste con otra persona todas las noches. Sé que eres un íncubo, pero no puedo vivir así. No deberías haber venido a verme. —No estuve con nadie cada noche —dijo Laurence calmadamente—. No estuve con nadie por las noches.

Sorprendido, Gavin miró a Laurence. Sin duda, su aspecto había cambiado, pero parecía estar lo suficientemente sano. Laurence no se parecía en nada a como Gavin imaginó que sería un íncubo hambriento. Sus mejillas no eran enjutas, el rostro no estaba pálido, y él no estaba huesudo. Laurence hizo una mueca bajo su escrutinio y luego tocó el bolsillo. —Dejé mi trabajo de contabilidad y decidí hacer otra

cosa. —Laurence frunció el ceño—. Comencé a crear un banco de esperma. Doy cuarenta dólares a un hombre que me dé una  botella de su jugo de la diversión con el fin de seguir adelante por la noche. No he tocado a nadie desde que me fui. Gavin miró sus manos temblorosas, sintió una oleada de felicidad. Laurence había hecho algo increíble por él. De repente, se sintió culpable por gritarle a Laurence sin darle la oportunidad de hablar. —No te sientas culpable. —Laurence puso la mano en la

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parte posterior del cuello de Gavin—. Me alegro de que chamusquearas mis oídos. Después de todos mis años como íncubo, había olvidado que el sexo se supone que es algo especial entre las personas que se preocupan el uno por el otro. Cuando me gritaste, me acordé acordé de eso. Fue como una llamad llamadaa de atención. Para ser honesto, cuando entré en la cocina, pensé que ibas a estar enfadado si me iba, pero no se trataba de eso. — Al parecer, no soy el tipo que intercambia. —Gavin hizo

una mueca. —Eso es bueno. —Laurence le sonrió—. Tampoco yo.

 Ambos se miraron el uno al otro cuando se hizo el silencio. —Estamos bien ahora, ¿verdad? —preguntó Laurence. —Pensé que podías leer la mente. —Con una sonrisa, Gavin tomó la barbilla con la palma de su mano—. Estamos

 bien. — A veces es bueno escucharlo en voz alta.

Entonces Laurence le agarró y le atrajo para un abrazo. Gavin inhaló el dulce aroma de Laurence, suspiró de placer. Ni siquiera importaba que un par de personas les estuvieran mirando. Sí, había perdido este tanto. Por el momento, no le importaba si el tema de los problemas de ruptura y la entrada de Laurence estaba resuelta. Lo único que importaba era llevar a Laurence a casa. A su cama.

Gavin abrió la puerta de su dormitorio con un crujido y se estremeció cuando entró. El suelo estaba cubierto de una capa sucia, la ropa sin colgar y la mesita de noche tenía seis tazas de

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café sin lavar en la parte superior de la misma. Claro que

deje que este lugar se vaya al infierno, mientras estaba molesto por Laurence. Como él gimió, Laurence se acercó por detrás y apretó su cuerpo contra el de Gavin. —Está bien —dijo Laurence—. No me importa. Laurence comenzó a besar y chupar su cuello, por lo que se estremeció de placer, corriendo por la columna de Gavin, no se preocupó por los restos flotantes de costra en su piso tampoco. Lo único que le importaba era el corazón palpitante de pasión entre ellos, así como su rápido endurecimiento de la polla que puso a prueba los límites de su pantalón vaquero. Laurence continuó continuó chupando y m mordisqueando ordisqueando su cuello, cuello, Gavin apretó la espalda de Laurence, empujándose a él contra su dura polla. Gavin soltó un estremecimiento de éxtasis y necesidad. Mientras Laurence continuaba por el cuello lujoso de Gavin con besos calientes, envolvió su mano por la parte delantera y le desabrochó la camisa de trabajo verde hiedra. Cuando Laurence llegó al último botón, sacó la camisa por los hombros y la dejó caer al suelo con un silbido. Después, Laurence besó el hombro de Gavin, haciendo que Gavin liberara un tembloroso suspiro de asombro y placer. Laurence giró a Gavin para estar cara a cara y le miró a los ojos. En un primer momento, Gavin se quedó inmóvil, esperando sentir el mismo poder íncubo que hacía que no pudiera moverse. Sin embargo, descubrió que podía. —¿Por qué no usas tus poderes? —Gavin preguntó

susurrando. —Porque en el día de hoy, por lo menos, quiero que seas capaz de tocar lo que quieras. —Entonces Laurence le dio una

sonrisa lobuna y Gavin se dio cuenta de que esa noche era la noche que podrían finalmente ser uno.

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 Antes de la separación, Gavin había estado nervioso y aprensivo acerca de ser tomado, pero ahora, después de descubrir lo mucho que le preocupaba perder a Laurence, se dio cuenta de que anhelaba el sentimiento de ser uno. Ansiaba tener a Laurence dentro de él, sentir la fuerza bruta de su cuerpo encima de él. Tanto él como Laurence se sonrieron el uno al otro al mismo tiempo que Laurence probablemente sabía lo que estaba pensando, y luego juntaron las frentes. Gavin miró profundamente en las piscinas plateadas de Laurence durante un momento, bebiendo su alma y sintiendo su velocidad cardíaca debido al placer de estar tan cerca. Después de un momento, Gavin se retiró y luego apretó los labios en Laurence. Laurence sondeó sus labios con su lengua y luego entró en el interior, empujando con la lengua. Gavin disfrutó de la sensación de su boca estando llena por la sedosa lengua de Laurence, y se dio cuenta de que quería ver el hermoso pecho de Laurence y recorrer con sus manos sus músculos. Gavin reunió la tela en la parte inferior de la camisa de Laurence y luego tiró de ella hasta el pecho. Liberándose del  beso, Laurence alzó sus brazos con una sonrisa en su hermoso rostro. Gavin tiró de la camisa todo el tiempo mientras hacía el camino para llegar a su cabeza, y luego la arrojó a un lado con un movimiento de muñeca. La camisa se amontonó en el suelo en una pila al lado de la suya. Con una sonrisa, Gavin enjabonó el pecho de Laurence a besos, disfrutando de la sensación de la piel suave y caliente  bajo sus labios. A medida que bajaba y picoteaba masajeando a Laurence, las manos agrietadas, se adaptaban a tocar el pecho plano del hombre en lugar del aumento de las montañas de una mujer. Esta era la primera vez que en realidad había llegado a tocar a Laurence sin tener que preocuparse de que le

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transformara en una estatua. Laurence gimió bajo su toque, Gavin sintió su polla endurecerse. Era Laurence, después de todo. Laurence tenía el tono muscular de un dios griego. Una sonrisa cruzó el rostro de Gavin mientras tomaba un pezón de Laurence en su boca y cogió el pezón puntiagudo entre los dientes, disfrutando el dulce sabor de su caliente piel. Después de que Gavin terminara de chupar y mordisquear el pezón, Gavin se separó y luego besó el camino en los abdominales de Laurence. Laurence realmente tenía un magnífico estómago de lavadero con una perfección de un paquete de seis. Esto era suficiente para hacer que se sintiera avergonzado por su propio cuerpo suave y el hecho de que, mientras que él era de un peso normal, no tenía el tono muscular como Laurence. Incluso en la escuela secundaria, cuando había estado en el equipo de cada deporte imaginable, no se había parecido a Laurence. —No pienses de esa manera. —Laurence agarró un puñado de pelo espeso y difícil de manejar de Gavin—. Eres

magnífico. —Gracias. —Gavin le sonrió—. Tú también. Y creo que

tengo que pagar de nuevo por todas las veces que últimamente has chupado mi polla. —No tienes que hacer eso —dijo Laurence—. Yo disfruto. —Nunca he chupado una polla antes, pero lo espero, y  voy hacerlo —dijo Gavin desafiante.

Con el corazón palpitante, Gavin abrió los pantalones  vaqueros ceñidos de Laurence y luego los tiró hacia abajo por sus musculosas piernas. Laurence se quitó los pantalones, luego  bajó sus propios calzoncillos negros y rojos.

Cuando la polla de Laurence brotó, Gavin aspiró aire. Sí, 124  |  Penelope Rivers 

 

 

había visto su pene antes, pero sólo cuando estaba congelado y más lejos. De cerca, la polla de Laurence era mucho más grande de lo que había pensado. La polla de Laurence tenía que haber sido el ancho de un puño apretado y tenía doce pulgadas de largo. Dos bolas grasosas con vello púbico recortado estaban en la base del eje del Laurence. Mierda, ¿cómo se supone que incluso

conseguiré esa cosa en mi boca? —No tienes que hacerlo —repitió Laurence. —Lo haré —dijo Gavin—. Tú me lo has hecho a mí.

Laurence no dijo nada más, así que Gavin se inclinó hacia delante y abrió Cuando primero lamió el presemen que salía la de boca. la ranura de laGavin polla despierta de Laurence, el sabor salado llenó su boca y parpadeó en estado de shock. Le gustaba el sabor. Se había probado a sí mismo una sola vez en los labios de una mujer que le había echado una mano con el empleo, pero había sido una experiencia extraña. Sin embargo, el sabor de Laurence, en realidad le gustaba. Gavin profundizó, tomando más y más de Laurence en su  boca, pasó la lengua por la parte inferior del eje de Laurence. Laurence. No era desagradable, simplemente nuevo. Gavin sacó polla en de Laurence, a continuación, intentado reajustarse a sílamismo sus rodillas para conseguir el ángulo recto. La polla hinchada de Laurence se presentó ante él de nuevo, utilizó su mano para para agarrar la base. Gavin tomó la polla de Laurence en la boca otra vez y luego la consumió. Al principio Gavin se movió poco a poco, sabiendo lo que le gustaba, pero no estaba seguro de si lo estaba haciendo bien. Cuando Laurence se agachó, enredó sus dedos en el pelo de Gavin, y luego gimió,yGavin ganósobre confianza y comenzó a chupar la cabeza más rápido más duro la polla de Laurence.

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Gavin complació a Laurence con su lengua, sintió que su propio pene latía. Se agachó y lo captó a través de sus pantalones, pasando la mano izquierda por el eje despertado, mientras que seguía tomando la base de Laurence con la derecha. Después de que Gavin asintió con la cabeza por encima la polla de Laurence se hinchó tres veces más, Laurence gimió pero luego suavemente empujó Gavin fuera de él. Gavin miró a Laurence quien jadeaba con los ojos muy abiertos. —Quería terminar en otro lugar —dijo Laurence y le

guiñó un ojo, pasándose la mano por su sudoroso pelo. Mientras Gavin, también jadeando, asentía con la cabeza, el placer hizo que su corazón tronara. Por último, había hecho que el intocable Laurence se alborotara por él. Una mueca cruzó en su cara mientras se daba cuenta de otra cosa —acababa de darle a Laurence su primera mamada.  A medida que Gavin digería este hecho, Laurence se apoderó de su brazo y a continuación, lo arrastró para ponerse en pie. Gavin se quedó sin aliento ante el movimiento y el poder repentino. Laurence lo atrajo hacia él, y luego, empujó su lengua dentro de su boca y Gavin masajeó la lengua con la suya propia. El poder y la intensidad con que Laurence le besó, hicieron que temiera por tenerle adentro. Fue entonces cuando Laurence hundió sus dientes en la punta de la lengua de Gavin, causando un dolor agudo y repentino que viajó hasta él. El sabor del hierro llenó su boca cundo la sangre se derramó de la punta.  Así cuando Gavin estaba a punto de tirar de su lengua para hablar en la boca de Laurence, Laurence le chupó, calmando la herida que había causa causado. do. El dolor valió la pena por el placer que ahora sentía. Gavin gimió en contra de su  boca, envolviendo sus brazos apretados alrededor de su cuello y presionándose a sí mismo con fuerza contra Laurence para poder sentir cada centímetro de su cuerpo, su duro pecho, sus duros abdominales, sus caderas delgadas, y a continuación, su

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polla dura, y se cepilló en contra de la parte interna del muslo. Gavin se estremeció de nuevo, gimiendo. Con el poder y la velocidad dibujó un grito de asombro de la boca de Gavin, Laurence azotó a Gavin y fue presionado contra la cama, él se inclinó, con el pecho en las sábanas. Laurence alcanzó alrededor, se apoderó de la bragueta de los pantalones de Gavin, y los desabrochó expertamente antes de tirar a ambos sus pantalones y sus calzoncillos por sus piernas hacia abajo. El aire fresco llegó a la expuesta y desesperada polla de Gavin mientras jadeaba encima de la cama, agarrando las mantas entre sus dedos sudorosos y empapados. Su aliento salía de su pecho en desesperados y necesitados jadeos. Laurence se puso de rodillas detrás de Gavin y extendió sus mejillas, las apartó con su mano izquierda, dando a su culo un escalofrío. Gavin se quedó sin aliento ante el sentimiento del aire fresco en el agujero de su culo, y a continuación, lanzó un grito cuando Laurence acarició su camino entre sus mejillas, mordiendo y mordisqueando su sensible y caliente carne. Cuando Laurence alcanzó su centro, él chupó el hoyo de Gavin y luego, empujó su lengua dentro de él. La sensación caliente de tener la lengua de Laurence hizo que llorara. Un momento más tarde Laurence reemplazó su lengua con su dedo índice. Laurence lo enterró en Gavin una vez y otra  vez, sensaciones de placer disparando por su columna vertebral con espasmos intensos así de fuertes causando que con cada uno dejara escapar un grito. Laurence continuó estirándolo tomándolo con empujes áspero ásperos, s, y se dio cuenta de lo mucho que quería a Laurence en su interior. No se limitaba a querer su dedo o su lengua. Gavin deseaba todo su ser, su condición de hombre rudo, así como su alma. Leyendo

sus

pensamientos,

Laurence

se

detuvo

sondeando a Gavin con sus dedos y puso en libertad su culo. 127  |  Penelope Rivers 

 

 

Con sus rodillas tumbándose juntos como campanas, Gavin se enderezó hacia arriba cuando Laurence abrió el cajón de su lado de la cama y sacó una botella de lubricante que guardaba junto a sus revistas porno. Gavin no se molestó en preguntar cómo Laurence sabía que el lubricante estaba allí. —¿Un íncubo que no viene preparado? —Gavin levantó una ceja—. Nunca pensé que vería el día en el que no trajeras

lubricante.  A pesar de Gavin había querido decir esas palabras en tono de broma, Laurence se le quedó mirando con una expresión tan sobria sobre su rostro que tragó aire. —No me atreví a esperar que me perdonaras cuando salí

a buscarte. Yo medio pensé que iba a conseguir un puñetazo. Por eso me decepcioné cuando llegué a tu casa y me di cuenta de que estabas probablemente en el bar. No estaba seguro de lo que harías cuando fui fui a la parte posterior. No quería destruir tu reputación en tu lugar favorito. Los ojos de Gavin se ensancharon por los comentarios y dio un paso hacia Laurence con su corazón palpitando. Con dedos temblorosos, agarró la cabeza de Laurence con las manos  y a continuación, se quedó mirando profundamente en sus ojos. Una lenta sonrisa se cruzó para enfrentarse cuando miró a los ojos plateados de Laurence y a continuación, le besó suavemente en los labios. Cuando los dos se rompieron en pedazos, Gavin equilibró su frente sudorosa en contra de la de Laurence. —Por supuesto, volvería a perdonarte. Puedes ser un

sexy-íncubo pero eres mío, eso es todo lo que importa. Laurence se rió entre dientes. — Yo siempre voy a ser tuyo.

Entonces Laurence le besó tan bruscamente que la boca 128  |  Penelope Rivers 

 

 

de Gavin le dolía bajo el poder brutal. Con un gemido, Laurence insertó su lengua dentro de La boca de Gavin y exploró su cueva con una vaga y desesperada lengua. Cuando se separaron de nuevo, Laurence miró a los ojos de Gavin con una expresión de adoración en su rostro. Esta vez, Gavin escogió darse la vuelta por su cuenta y lentamente se movió para enfrentarse a la cama. Gavin se inclinó a lo largo de las sábanas otra vez, presentando su culo a Laurence como si fuera un regalo. Laurence destapó el lubricante, a continuación, Gavin sintió los dedos húmedos, de nuevo sondeando entre su grieta. Cuando Laurence encontró su agujero, se adentró en él duro y profundo, casi golpeando a Gavin hacia la cama. Gavin se preparó, tomando los empujes duros con gritos jadeantes, mientras Laurence se extendía en él fuera una vez y otra vez.  Algo se rompió al empujar. En lugar de un dedo meñique, Gavin sintió a Laurence pulsar la cabeza de su polla en contra de su agujero. A pesar de que Gavin había aceptado antes un pene falso en su culo, y el incubo fuera estándar, el malestar llenó su fruncido agujero mientras se agarraba a la cama y sus ojos lagrimeaban. Laurence de inmediato se tiró de hacia fuera y reemplazó la cabeza de su polla empujando su dedo. Incluso a continuación, sin embargo, Gavin no se sentía asustado acerca de aceptar la polla de Laurence en su s u culo. Quería a Laurence en su interior todo el camino, incluso si le dolía.  A medida que Gavin gemía, continuando para disfrutar de la sensación de Laurence machaqueando su culo, Laurence se detuvo empujando su dedo otra vez. La tapa del lubricante estalló abriéndose una vez más cuando Laurence repartió algo fuera, lo cual Gavin adivinó que era para el masivo eje de Laurence. Un momento más tarde, Laurence presionó la cabeza de su polla humedecida en contra del culo de Gavin, lo que le causó que lo frunciera para estirarse y llenó su culo con

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malestar. Esta vez, sin embargo, Laurence se las arregló para resbalar dentro él. Una vez que Laurence se deslizó más allá del anillo de músculos, el malestar y el dolor dio paso al suave placer. Era una sensación de estar demasiado lleno en su interior. Disparejo pero su mente voló. Gavin se sintió decepcionado por la falta de euforia durante el momento.

Laurence está ahora dentro de mí. Eso es todo lo que importa. La unión entre nosotros es lo que verdaderamente importa. Eso se fuedesvaneció cuando Gavin movió posiciones toda la — decepción a lo lejos. La mente voló yadonde  jódeme-a-mí  y  y el placer llenó su cabeza cuando Laurence sondó su próstata con su polla, causando que la espalda de Gavin se endureciera y sus ojos revolotearan. Laurence comenzó a empujarse dejando en libertad roncos, gruñidos desesperados en su oído, cada vez tocando la próstata de Gavin y llenándolo de felicidad.

Sí, esto es exactamente por lo que pasé noche  tras noche con las mujeres, en busca de algo que nunca pude encontrar.  Esta era la sensación que había estado buscando, la sensación de entregarse a alguien tan completamente que incluso sus pensamientos se mezclaban y todo lo que quedaba era puro éxtasis. Laurence latía dentro de él, cada áspera embestida llenándolo de palpitante alegría y éxtasis, gritando ráfagas de placer de sus labios. Se sentía como que estaba construyendo un orgasmo tan fuera poderoso haríacuando que sullegara. corazón rasgara limpiamente de suque pecho Fueseentonces

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cuando Laurence envolvió su mano grande y caliente alrededor de su pene y comenzó a tirar. Entonces fue cuando Gavin realmente se fue, envuelto en una manta de júbilo tan intenso que su mundo se convirtió en un torbellino de sentimientos. Después de que Laurence tiró de su polla tres veces más, Gavin se estremeció mientras se desataba el orgasmo más poderoso que cualquiera de los que hubiera tenido antes.  Vagamente reconoció como la plenitud en su culo le dejaba cuando Laurence le dio la vuelta para recibir su semen. Laurence, a pesar de su velocidad íncuba, no llegó a tiempo y parte de su corrida se empapó en su barbilla. Sin embargo, había mucho más, y Laurence gimió mientras su boca se llenaba de ello. Cuando Gavin dejó de correrse, Laurence se tragó todos sus jugos y luego usó su dedo para sacar los regates blancos de su barbilla. Laurence introdujo los dedos en su boca y lamió el líquido de sus dígitos. Gavin, temblando, finalmente logró pensar claramente lo suficiente como para disfrutar de su entorno. Se dejó caer en la cama, jadeando. Aunque Gavin se hubiera ido demasiado lejos de la tierra con su orgasmo demoledor, Laurence había llegado cuando él se había retirado  y el suelo estaba empapado. El pecho de Laurence exhaló y  brilló con un mar de sudor mientras también se recuperaba de su orgasmo. En cuanto sus ojos se cerraron, Laurence sonrió mientras sus ojos brillaban. Laurence se subió a la cama, y se acostó junto a él. Después de agarrar la mano aún temblorosa de Gavin, la apretó contra su pecho. —¿Cómo fue? —Laurence susurró, acariciando su oreja. —Puedes leer mi mente, ¿no es así? —Gavin levantó una

ceja. —Sí. —Una sonrisa maliciosa cruzó el rostro de

Laurence—. Sólo quiero saber cómo la mente vuela   y la

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 tierra se rompe  cuando  cuando estoy en la cama. La cara de Gavin se puso caliente. —Estuviste bien.

La sonrisa en el rostro de Laurence no se desvaneció. —Uh…  huh. Sé lo que está pasando por tu cabeza,

mentiroso. —Creo que puedes hacerlo mejor. —Gavin le miró a los

ojos, luchando por mantener lejos su sonrisa. —¿Es eso un reto? —Laurence levantó una ceja. —Tal vez lo sea.

Inclinándose cerca, Laurence mordisqueó el lóbulo de Gavin mientras susurraba: —No tienes idea de a qué tipo de peligro te enfrentas,

desafiando a un íncubo.

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Epílogo

La noche siguiente, Gavin se quedó en el umbral del bar, agarrando la mano de Laurence apretándola. Su corazón golpeaba duro. No podía creer que de verdad Laurence

conocería a Auralee y Oliver. ¿Y si lo reconocían? Ambos lo vieron aquí aquella época. Él era un buen hombre de buena apariencia, aun disfrazado . Gavin pasó la mano por el pelo mientras miraba el mar de humo que tenía el potencial para convertirse en el infierno en la tierra en cualquier momento. En la mesa de siempre, Oliver y  Auralee sentados, cuidando cuidando las cervezas. —No me van a reconocer. —Laurence le apretó la mano —.

Tus amigos sólo me vieron una vez, y estaba de paso. Lo único que reconocerían de inmediato es mi nombre, que yo he cambiado. Eso no es un problema.  Aunque el corazón de Gavin golpeó, él asintió con la cabeza. Él tenía que introducir a Laurence a Auralee y Oliver finalmente, o se volverían aún más sospechoso porque él estaba  viendo a alguien sin decirles. Dio un paso adelante y se dirigió a la mesa. Mientras él y Laurence caminaba, Auralee giró en su asiento y ojos cerrado con ellos. Se quedó mirando a Laurence durante un buen rato, lo que hecho sus dientes rechinaran. 

Ella sabe que es él. Los policías van a ser llamados y este lío de iniciara todo de nuevo.  capaz de leer sus pensamientos —dijo Laurence—. Ella no—loSoy sabe.

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Gavin abrió la boca para responder, pero estaban a tres pasos de distancia de la mesa y Oliver y Auralee le oirían. Cuando se acercaron, Laurence soltó la mano de Gavin y la extendió a Auralee primero. Ella la sacudió, él escudriñando con una ceja levantada. —Mi nombre es Barnaby Jones. —Una sonrisa cruzó el rostro de Laurence—. Encantado de conocerte. —Barnaby... — Auralee asintió—. Encantada de conocerte,

también. Después de Laurence estrechó la mano de Oliver y se acomodó en la cabina, Gavin se sentó junto a él. Laurence pasó el brazo sobre los hombros de Gavin de manera posesiva, acercándole. Cuando Laurence paseó el pulgar por su cuello, se encontró relajándose. Laurence tenía razón, después de todo. Auralee les sonrió a los dos, así que no había manera de que ella descubriera que Barnaby era en realidad Laurence. Si lo hubiera hecho, habría llegado hasta él con una furia diabólica mucho peor que cualquier cosa que un íncubo pudiera servirse en un plato. —Entonces, ¿dónde se conocieron? —preguntó Oliver.

 Auralee sonrió a Barnaby con aprobación. aprobación. Laurence miró a los ojos de Gavin. —Soy el nuevo vecino de Gavin. —¿En serio? —Los ojos de Auralee se agrandaron—.

Imagina. Qué pequeño es el mundo. —Sí —Gavin se rió entre dientes —. Imagínate eso.

Entonces Gavin se inclinó hacia delante y besó a Laurence, rezandode para que Laurence fuera su vecino por un muy largo periodo tiempo.

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Coordinación del Proyecto Leopardo

Traducción Akirra Gimsua 

Corrección/Revisión rgt books

Diseño/Edición y Formato Gaby

Limpieza de Portada Jo Cora

¡¡Si quieres leer más!! Pásate por el blog: http://estoesloquedeseo.blogspot.com.es/

¡¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no podríamos disfrutar de  todas estas historias!! historias!! 

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