Mutismo Selectivo.

Share Embed Donate


Short Description

Mutismo Selectivo....

Description

“ASPECTOS EMOCIONALES EN UN CASO DE UNA NIÑA CON MUTISMO TEMPORAL SELECTIVO” 

Heloisa Gurgel Rosenfeld

Eje temático: Cuerpo en la clínica

Descriptores: mutismo infantil, hipocondría, cuerpo

RESUMEN: El anál anális isis is del del caso caso de una una niña niña que que mani manife fest stó ó un muti mutism smo o temp tempor oral al sele select ctiv ivo o como síntoma de un conflicto en la relación materna. La comprensión del sign ignific ificad ado o de ese ese sínto íntom ma a tra través vés de una una comp ompren rensión sión teór teóriica del del mutis utism mo infa infant ntil il,, y del del signi ignifi fica cado do emoc emociional onal de la tran transsfer ferenc encia al cue cuerpo rpo infan nfanti till de angu angust stia ias, s, que que a trav través és del del cont contac acto to con con la madr madre e pudi pudier eron on ser ser rest restab able leci cida das, s, identificadas y trabajadas.

DESARROLLO

● ●

La madre viene a mí muy afligida. Informa que estaban viajando, alquilando una casa con amigos en el sur. Se encontraban en un restaurante y la hija C., con 2 años y medio, había orinado en el piso del restaurante, la madre echó una bronca Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia















seria, la niña lloró, fueron a casa, en el coche ella ya durmió. Cuando se despertó al día siguiente no hablaba. Se comunicaba por medio de signos y gruñidos, tenía una risa nerviosa. La madre empezó a desesperarse. Ella quedó así por casi dos días, fue recuperando el habla. Empezó con “mamá”, “papá” y para todo decía: “¿Qué es esto?”. Entonces anticiparon el final de las vacaciones y regresaron a su residencia. La madre dice que dejó una secuela (en la madre), ya que hasta hoy es “un tanto floja” con ella. Datos evolutivos: Ya pensaban en buscar ayuda psicológica desde hace algún tiempo; C. manifestaba un tartamudeo, leve, no constante. Otro factor fue que habían empezado a quitar el pañal hace unos meses, pero a pesar de que ella entendía, no podía avisar cuando quería orinar. En esta primera entrevista con la presencia de la madre y del padre, describen una hija muy lista, pero que muestra dificultad en quitar el pañal. Creen que el evento del mutismo fue consecuencia de la bronca de su madre, pero incluso ya siendo mejor el habla, la madre quería entender lo que había sucedido. Hablamos largamente en esta entrevista e intentamos pensar juntos en algunas hipótesis. 1-Este proceso de dejar los pañales se inició muy temprano; C., a pesar de que ya hablaba bien, no estaba lista (tal vez incluso para un control orgánico del esfínter). 2- Junto con el proceso de dejar los pañales, también empezaron a quitar el chupete, pensamos que podría ser un exceso de experiencias de independización para ella. 3- La madre cree que la hija no quiere decepcionarla, relata un episodio en casa de parientes cuando ella pide a una tía para cambiarla, dice que la madre se queda triste cuando tiene que cambiarla. Así se da cuenta de lo cuánto esta dificultad con el control del esfínter desagrada a la madre. 4- La madre dice que se ve muy ansiosa.

Terminamos esta entrevista inicial y marcamos una próxima, que sería una observación lúdica de C. Los padres aceptaron, y percibí que el padre pensaba que era importante que la madre fuese también en esta consulta de la hija.

Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

En el día de esta sesión, vinieron la madre y C. Llamo a C. que está animada, entra a solas conmigo, pero al fin llama a la madre para entrar junto. La madre acepta, entra en la sala y se sienta en una silla. C. acepta mi invitación a que sentásemos en el suelo y le muestro una caja con muñecos y muebles de la casita. Ella es muy curiosa, manejando todo y organizando un hogar. C. interactúa bien conmigo, está confortable. Lo que inmediatamente percibo es su necesidad de saber el nombre de cada cosa que no conoce. Crea un buen contacto y, para todo que desconoce, me pregunta: “¿Qué es esto?”. Su vocabulario también es muy rico. La comunicación verbal es realmente intensa y podría decir, de forma comparativa, precoz. Arregla la casita totalmente, es muy cuidadosa, sigue dispuesta a cubrir cada persona.

Es mandona, las cosas tienen que ser a su manera, pero por necesidad acepta mi ayuda (por ejemplo, para cambiar la ropa de la muñequita). Me pareció interesante que ella pone al padre en la camita, después pone al niño  junto. Pone la madre en otra cama, un tanto alejada. Como estamos jugando  juntas, le pregunto algo sobre esto y ella dice que es así mismo, la madre queda en otra cama. Cubre todos. Continuamos interactuando, ella casi sienta en mi regazo cuando pregunta algo: “¿Qué es esto?”, parece que le gusta ver mis labios en movimiento. Sólo después de un tiempo, cuando está muy involucrada allí  conmigo, es que parece recordar la madre. Entonces ella la mira y recoge algo en la mano y se dirige a su madre y le pregunta: “¿Qué es esto?”. La madre le responde y empezamos a hablar un poco, yo y la madre.

Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

Digo que percibí que para ella era muy importante el hablar, la comprensión por medio del significado de las palabras. La madre dijo que se dio cuenta de que ella casi no había tartamudeado mientras estaba conmigo. Digo que tal vez porque estamos tranquilas y que ella percibió toda mi disposición sólo para ella. Hablo también de mi observación acerca del grado de organización que ella ponía en los juguetes (casi un aspecto compulsivo, aunque ese término no fue utilizado con su madre). Seguimos hablando y en algún momento C. (que hasta entonces seguía  jugando tranquila mientras hablábamos) va hacia la madre y dice algo. No oí  lo que era, pero la madre, casi al mismo tiempo de hablar conmigo, responde a lo que ella había preguntado. A continuación le muestro cuánto las dos tenían un canal de comunicación muy intenso (usando esta situación en la que la madre la escucha a pesar de también estar escuchando a mí y le responde casi al mismo tiempo de hablar conmigo). Ella dice que con seguridad, porque ella queda con la hija casi todo el día, por la mañana, cuando están en casa sólo las dos, y luego la lleva a la guardería que se encuentra dentro de su lugar de trabajo y ellas vuelven a casa juntas. Vamos juntas llegando a la conclusión de que, probablemente, esta cuestión del mutismo temporal fue un ataque (ya que la marca de la comunicación de C. era verbal), pues ella debe haber quedado al mismo tiempo lastimada, avergonzada y enfadada con la madre por haber gritado con ella en el restaurante, y triste por no lograr ser como su madre e incluso como ella misma gustaría de ser (una niña grande). Dije que entendía que C. mostraba tener una comprensión muy grande de todo (por su facilidad de comunicación verbal) y que esto generaba una falsa idea, tal vez incluso a ella misma, de que ella ya era grande y lograba todo. El proceso de dejar los pañales fue temprano y como ella también no quiso volver hacia atrás, se quedó proyectado en la dinámica familiar el conflicto de querer ser grande sin darse cuenta al mismo tiempo de esta Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

independización. Estábamos pensando en algunas maneras de intentar hacer que ella estuviese más a gusto con estos aspectos infantiles de ella; ella tenía que aceptar que no necesitaba ser grande. En este momento final de la sesión, percibo que la madre se volvió más tranquila y entonces ella empieza a contarme que durante los días de mutismo ella quedó desesperada, ya había leído todo sobre el tema, a pesar del esfuerzo de parecer tranquila para su hija, internamente estaba reviviendo terribles pavores. Pensó en cosas horribles (como tal vez el hecho de que los amigos que estaban con ellos pudiesen haber hecho alguna maldad con ella). Estoy asustada por las fantasías que ella me dice y pregunto si es siempre así. Entonces ella me dice acerca de ella que: -

-

-

-

-

Siempre ha sido muy hipocondríaca, siempre que tenía cualquier cosa, los pensamientos la llevaban a situaciones dramáticas. La familia se preocupó cuando quedó embarazada. ¿Cómo sería? ¿Viviría el embarazo como una enfermedad? Nada de esto sucedió. Desde su embarazo y el nacimiento de C., muy bien, nunca jamás había tenido una enfermedad (real o imaginaria). Desde que C. nació toda la preocupación que tenía con ella misma se trasladó a la hija, también con esta característica de exageración (casi un pensamiento delirante). Desde que C. nació, ella ha pasado por algunas ideas de patologías muy graves involucrando a la hija:

1. Tan pronto como ella nació, la enfermera vino a decir que el piececito estaba un poco torcido porque había estado en una mala manera en el vientre, pero que pronto volvería a la normalidad. Para ella fue el comienzo de varias fantasías donde la hija tendría el pie torcido para el resto de su vida, como una marca. 2. Ya pensó que ella sería daltónica, porque se dio cuenta de que ella no discriminaba bien los colores (¡Recordando que ella todavía tiene 2 años y medio!). 3. Ya pensó que ella podría tener problemas auditivos, casi una sordera provocada por un síntoma de otitis.

Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

4. Cuando tenía un mes, tuvo reflujo grave, quedó muy asustada. Tenía que comprobar si la hija estaba bien todo el tiempo. Después se dio cuenta de que la leche estaba sin proteína, entonces cambiaron la leche y todo resultó bien. En todos estos episodios, ella no sólo queda muy desesperada, sino también es invadida por fantasías catastróficas, como aquellas que tenía con respecto a sí misma. Ella me dice algunas, pero parece que no le gusta contar, casi con miedo al riesgo de que ellas invadan de nuevo su mente.

 ASPECTOS TEÓRICOS

El mutismo en la niña debe ser entendido únicamente como el mutismo que fue adquirido después de que la niña ya había adquirido el habla. Los casos de sordomudez o una “mudez primaria” implican trastornos orgánicos probables, o incluso una precaria falta de inversión de la función del lenguaje.

Se describen dos tipos de mutismo:









MUTISMO TOTAL ADQUIRIDO - que comprende: mutismo histérico, que está acompañado de otros síntomas histéricos de la personalidad; el “mutismo timogénico”, que se instala después de un fuerte choque afectivo; el mutismo ideogénico – en el que el aparato fonador no se utiliza por recelo de que esté enfermo, a veces basado en una afección verdadera pero benigna de este aparato; el mutismo reaccional benigno – que puede aparecer en niños portadores de retraso del lenguaje.

Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

MUTISMO ELECTIVO – Sólo ocurre en presencia de ciertas personas o en una situación determinada. Este mutismo puede ampliarse a un mutismo total, en su evolución. Según S. Lebovici y colaboradores, el mutismo es sólo un síntoma siempre -

asociado a otros síntomas, de los cuales los más frecuentes son: la inhibición motora, la oposición, la enuresis y la anorexia.

Algunos autores se han dedicado a escribir las características emocionales del 

niño con mutismo: niño sensible, tímido, susceptible a las burlas y a la ironía, y carente de seguridad.

El mutismo electivo conectado con el ambiente no se puede entender fuera de su contexto, y se produce dentro de un panorama familiar particular.

El análisis de P. Aimard es interesante, e intenta explicar los trastornos de esta relación del niño con los suyos y busca entender qué aspectos del lenguaje se volvieron envenenados de manera mágica. De hecho, el mutismo del niño se dirige a cualquiera; se dirige incluso a aquellos que dieron motivos para aparecer y su significado se inscribe siempre en la historia de la familia con problemas. En ciertos casos, como indica este autor, la madre puede mantener lazos con el niño demasiado tensos que le ahogan, lo que, en una situación extrema, representa una inversión negativa del lenguaje, que no sólo no se utiliza de manera positiva en la relación madre-hijo, sino también que asume una significación mágica temible: su adquisición pondría en

 peligro los lazos del dúo madre-hijo; la acción del lenguaje se repele con angustia, ya que significaría alejamiento, pérdida de la madre y, para la madre, pérdida del hijo o del valor simbólico con el que ella lo reviste. Él también dice que el niño utiliza el lenguaje como un arma, utiliza el habla o el silencio según quiera gratificar o punir. La conducta silenciosa del niño sirve Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

de arma agresiva y el escape en el silencio aparece como expresión de una hostilidad por la retirada de la situación.

Como el niño en el período preverbal utiliza los esfínteres o el Sistema oral alimentario en la afirmación de sí mismo, igualmente el mutismo se presenta como una forma más elaborada de los mecanismos de pasividad o de revuelta. Durante su desarrollo el niño puede perder la apetencia del lenguaje, encontrando en su silencio los recursos íntimos para sus satisfacciones. El odio sustituye al amor deseado y, no encontrando compromiso entre sus problemas intrapsíquicos – que él no quiere o no consigue enfrentar – y sus padres – en relación con los que reacciona de manera muy primitiva – el mutismo se convierte para el niño en un arma que le da una impresión de omnipotencia. Por las reacciones que provoca en el medio familiar, la angustia y las relaciones tensas que crea, el silencio se convierte en una hipercomunicación llena de sentido, de agresión y de masoquismo, una escena en que el niño es actor y espectador del sufrimiento de sus padres, de los que él no quiere separarse porque, en su ausencia, su familia no podría “oír”su silencio.

ANÁLISIS DEL CASO DE C.

El significado del habla o su ausencia son expresiones de los afectos internamente vividos.

Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

El interés por pensar sobre esta atención vino por medio de una pregunta que la madre me hizo y se hizo, que fue: “¿Pero una niña tan pequeña como ella ya hace un berrinche de esa manera?”.

También estuve pensando en esto, en la intensidad del síntoma y también como ese momento quedaría registrado en su mente, sabiendo que tal vez, por no ser representable como una memoria, quede inaccesible al lenguaje, pero mantenga una marca en el cuerpo. Según D. Anzie, todo traumatismo ocurrido antes de la constitución de una envoltura psíquica, se inscribe en el cuerpo y no en el psiquismo.

Las angustias vinculadas al miedo a la muerte, la fragilidad del cuerpo, que fueron transferidas y proyectadas macizamente en la hija y en su cuerpo, impidieron una mirada tranquila y clara de la madre a la niña. La angustia se coloca entonces en la niña (como si ella cargase algo que no sabe lo que es) y ella también no entiende el porqué. Su necesidad de comprensión, de nombrar, tal vez venga de esta angustia del “sin nombre”, “sin significado”, que ella se enfrenta internamente y que busca a través del preguntar constantemente: “¿Qué es esto?”, un significado.

Cuando la madre de C. se queda embarazada, todo su conflicto psíquico, que se establecía en la relación con su cuerpo “enfermo”, se proyecta en la hija. Joyce McDougall (Teatros del Cuerpo - 1989) habla del significado de “un cuerpo para dos”: “Cuando un adulto representa inconscientemente sus límites corporales como mal definidos o no separados de los demás, las experiencias afectivas con otro que es importante para él (o, a veces, con cualquiera que movilice por casualidad la memoria corporal de un antiguo

Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

trauma psíquico), la consecuencia puede ser una explosión psicosomática, como si, en tales circunstancias, no existiera sino un cuerpo para dos”.

C. aún es pequeña y tiene poca distinción entre ella misma y la madre, me pareció interesante, durante la observación lúdica, que C. separa la madre, le pone a dormir en una cama separada, creo que es, tal vez, un pedido interno de separación de ese cuerpo materno. La prohibición del padre. La presencia de otro que ayude a hacer ese corte en la relación.

C. ya tenía dificultad con el control de los esfínteres, probablemente era muy temprano. Abraham sostiene que la imposición de un hábito de forma muy prematura, persistente y sistemática – antes que la niña esté preparada de manera psíquica para adquirirlo – resulta en ofensas precoces al narcisismo infantil. El hábito sería adquirido por el temor, persistiendo una resistencia interna que mantendría su libido en una obstinada fijación narcisista. C. ya demuestra el conflicto entre el satisfacer a sí misma y satisfacer al deseo de la madre (cuando la madre informa que ella pide a la tía para cambiarla, porque sabe que la madre se queda triste - o insatisfecha).

El conflicto se vuelve insoportable en el momento en que la madre le reprende en el restaurante.

Tal vez por la vergüenza, la voz alta, la

exposición. Ella reacciona con el llanto y el sueño. El llanto como alivio inmediato de la angustia. El sueño como fuga a un refugio. No fue suficiente, ella no se organizó al dormir. Cuando se despierta, no tiene más palabras.

Para McDougall, “las palabras son los diques más eficaces para contener la energía vinculada a las pulsiones y a los fantasmas a los que estas dieron origen. Cuando las palabras dejan de desempeñar esa función, el psiquismo Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

es obligado a emitir señales de sufrimiento del tipo presimbólico, contorneando ahí mismo las relaciones limitadoras del lenguaje. Entonces hay un riesgo considerable de suscitar respuestas somáticas y no psíquicas ante una angustia indecible”.

En conclusión, el síntoma del mutismo temporal de C. fue no sólo un ataque a la madre, sino también un ataque al vínculo.

Además entendí que la posibilidad de la madre para establecer el contacto conmigo e informar su sufrimiento, que daría un significado al síntoma de la hija, sólo se dio cuando fui “nombrando” para ella lo que había ocurrido a la hija. El hecho de nombrar y dar significado le tranquilizó, impidiendo que la angustia se convirtiese de nuevo en “fantasías catastróficas”en relación con el cuerpo de la hija.

BIBLIOGRAFIA: Aimard P. (1972)- LÉnfant et son langage. Simep-Editions- VilleurbanneFrance Aisenstein M, Fine A, Pragier G. (Org)- Hipocondria Editora Escuta, São Paulo  –Brasil Ajuriaguerra, J (1983)- Manual de Psiquiatria Infantil- Editora Masson- Brasil Lebovici S., Diatkine R., Klein F. ( 1963), Le mutisme et les silences de lénfant. Psychiat. Enfant. Ferreira M. P. (2004)–Transtornos da Excreção- Casa Do Psicólogo –SP- Brasil Fontes, I (2002) Memória Corporal e transferência. Via Lettera Editora e Livraria – SP

Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

McDougall J. (1991)- Teatros do Corpo Livraria Martins Fontes – SP- Brasil

Organiza Federación Psicoanalítica de América Latina Septiembre 13 al 17 de 2016 Cartagena, Colombia

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF