Mundo de Hielo y Fuego Parte 1 de 3
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EL MUNDO DE HIELO Y FUEGO LA HISTORIA NO CONTADA DE PONIENTE Y JUEGO DE TRONOS
GEORGE R. R. MARTIN
ELIO GARCÍA JR. Y LINDA ANTONSSON
El Mundo de Hielo y Fuego es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y hechos ocurridos son producto de la imaginación del autor o son usados de forma ficticia. Cualquier semejanza con personas, vivas o fallecidas, eventos, o lugares reales es entera coincidencia. Copyright © 2014 by George R. R. Martin All rights reserved. Published in the United States by Bantam Books, an imprint of Random House, a division of Random House LLC, a Penguin Random House Company, New York. BANTAM BOOKS and the HOUSE colophon are registered trademarks of Random House LLC. LIBRARY OF CONGRESS CATALOGING-IN-PUBLICATION DATA Martin, George R. R. The World of Ice & Fire : the Untold History of Westeros and the Game of Thrones / George R.R. Martin, Elio Garcia, and Linda Antonsson. pages cm — (A song of ice and fire) Includes index. ISBN 978-0-553-80544-4 eBook ISBN 978-0-345-53555-9 1. Martin, George R. R. Song of ice and fire. 2. Game of thrones (Television program) I. Garcia, Elio. II. Antonsson, Linda. III. Title. PS3563.A7239S5936 2014 813’.6—dc23 2014013093 www.bantamdell.com Book design by Rosebud Eustace
EQUIPO DE TRADUCTORES Simon Romera Klement Paolo Villanueva Kevin Leon María Camila Meléndez Ricardo Berrios "Caras Teorias Locas Manchada" Lu Hermida Maria Gay Niko Ignacio Ferreyra Luis Alfonso Figueroa Bockelmann Alejandra Martinez Cruz Denisse Brust Klau Correa Guillermo E Lengua Camelo (Falta agregar a traductores de las partes 2 y 3) Y agradecemos la inestimable ayuda de las traducciones del portal: juegodetronos.1foro.com, sin cuyas traducciones esto no hubiera sido posible, o tal vez dentro de un milenio ya que fueron los banderizos a quienes llamamos en tiempos de urgencia. GRACIAS.
La presente es una traducción libre y desinteresada del texto original, sin ánimos de lucro por parte de los traductores, movidos por el mero ánimo de hacer accesible la cultura a personas hispanoparlantes. Todos los derechos pertenecen al autor del libro y los traductores o quien publica esta traducción no tienen responsabilidad alguna sobre el destino que se le dé a la traducción. Recomendamos comprar el original para ayudar a editorial, escritor y a todo lo que implica el realizar un libro.
Bastión de Tormentas
PREFACIO SE DICE con certeza que cada edificio se construye piedra tras piedra, y lo mismo puede decirse del conocimiento, extraído y compilado por muchos hombres instruidos, cada uno de los cuales construye sobre el trabajo de aquellos que les precedieron. Lo que uno de ellos no sabe es sabido por otro, y poco permanece como verdaderamente desconocido si uno busca lo suficiente. Ahora yo, el Maestre Yandel, tomó mi turno como constructor, aportando lo que sé para colocar una piedra más en el gran bastión del conocimiento que ha sido construido a lo largo de los siglos tanto dentro como fuera de los confines de la Ciudadela—un bastión construido por incontables manos que aun llegando antes, y el cual sin duda, continuará creciendo con la ayuda de incontables manos aún por venir. Yo fui un niño huérfano desde mi nacimiento, en el décimo año del reinado del último rey Targaryen, abandonado en una mañana cerca de un tenderete vacío en el Hogar de los Escribas, donde los acólitos practicaban el arte de las letras para aquellos que lo necesiten. El curso de mi vida fue determinado ese día, cuando fui encontrado por un acólito que me llevó ante el Senescal de ese año, el Archimaestre Edgerran. Edgerran, cuyo anillo, barra y máscara eran de plata, completó mi rostro berreante y anunció que yo podría serles de gran utilidad. La primera vez que me dijeron esto de pequeño, lo interpreté como que él había previsto mi destino como maestre; pero tiempo después supe del Archimaestre Ebrose que Edgerran estaba escribiendo un tratado sobre como envolver a los niños y quería confirmar ciertas teorías. Pero por poco prometedor que aquello suene, el resultado fue que me dejaron al cuidado de los sirvientes y recibí la atención ocasional de los maestres. Yo mismo fui criado como un sirviente entre los salones, cámaras y bibliotecas, pero recibí el don de las letras del Archimaestre Walgrave. Así llegue a conocer y amar la Ciudadela y a los caballeros de la mente que protegían su preciosa sabiduría. Deseaba más que nada llegar a ser uno de ellos—leer sobre lugares lejanos y hombres hace mucho muertos, contemplar las estrellas y medir el paso de las estaciones. Y eso hice. Forjé el primer eslabón de mi cadena a los trece, y otros eslabones después de ese. Completé mi cadena e hice el juramento en el noveno año del reinado del Rey Robert, el Primero de su Nombre, y sentí bendecido de seguir en la Ciudadela, para servir a los Archimaestres y ayudarles en todo lo que hicieran. Era un gran honor, pero mi gran deseo era crear una obra propia, un trabajo que tanto hombres humildes como letrados pudieran leer—y leerlo para sus esposas e hijos—de modo que aprendieran sobre cosas tanto buenas como malas, justas e injustas, grandes y pequeñas, y de aquel modo saber más acera del conocimiento que se recoge en la Ciudadela. Así que me puse a trabajar nuevamente en mi forja, para crear contenido valioso acerca de las obras maestras de aquellos maestres fallecidos hace tiempo que me precedieron. Lo que sigue a continuación nació de aquel deseo: una historia de los hechos galantes y malvados, de personajes familiares y extraños, y de las tierras cercanas y las lejanas.
Aegon el Conquistador sobre Balerion, el Terror Negro.
Construyendo el Muro.
LA EDAD DEL AMANECER NO HAY NADIE que pueda decir con certeza cuándo empezó el mundo, aunque esto no ha detenido a muchos maestres y eruditos de buscar la respuesta. Tiene cuarenta mil años de antigüedad, según algunos, o tal vez un número tan grande como quinientos mil—o ¿quizás más? No está escrito en ningún libro conocido, ya que en la primera edad de este mundo, la Edad del Amanecer, los hombres no conocían las letras. De todas formas, podemos estar seguros de que el mundo era mucho más primitivo, un mundo bárbaro poblado de tribus que vivían directamente de la tierra sin saber cómo trabajar el metal o como adestrar a las bestias. Lo poco que sabemos de aquellos días está contenido en los textos más antiguos: las historias escritas por los Ándalos, los Valyrios y por los Ghiscarios, e incluso por aquellas distantes gentes de la legendaria Asshai. Aun así, por más viejos que fueran estos pueblos letrados, no eran más que niños durante la Edad del Amanecer. Así que las verdades que puedan contener sus historias son difíciles de encontrar, como intentar separar los granos de la paja. ¿Qué podemos decir con certeza sobre la Edad del Amanecer? Las tierras del este estaban inundadas de gente, incivilizadas, ya que todo el mundo lo era, aunque numerosas. Pero en Poniente, desde las Tierras del Eterno Invierno hasta las costas del Mar del Verano, existían solo dos pueblos: los niños del bosque y la raza de criaturas conocidas como gigantes. Poco, y quizás menos, puede ser dicho de los gigantes de la Edad del Amanecer, ya que nadie recopiló sus relatos, sus leyendas, o sus historias. Los Hombres de la Guardia dicen que los salvajes tienen relatos de gigantes viviendo de forma intranquila entre los niños, yendo por donde querían y tomando lo que deseaban. Todos los reportes indican que eran inmensas y poderosas criaturas, pero ingenuas. Reportes de confianza de los exploradores de la Guardia de la Noche, quienes fueron los últimos en ver a los gigantes mientras vivían, afirman que estaban cubiertos por un tupido pelaje, en vez de ser simplemente hombres de gran tamaño, como dicen los cuentos de niños. Existe evidencia considerable de entierros entre los gigantes, como registra "Pasajes de los Muertos" del Maestre Kennet, un estudio de los túmulos y los sepulcros del Norte en su tiempo al servicio de Invernalia, durante el largo reinado de Cregan Stark. De los huesos hallados en el Norte y enviados a la Ciudadela, algunos maestres calculan que el más grande de los gigantes pudo alcanzar los cuatro metros, mientras que otros dicen que tres metros y medio es más cercano a la verdad. Los relatos de los exploradores, hace mucho fallecidos, concuerdan en que los gigantes no construían casa ni confeccionaban vestimentas, y no conocían mejores herramientas o armas además de ramas arrancadas de los árboles.
Los archivos de la Ciudadela contienen una carta del Maestre Aemon, enviada en los primeros años del reinado de Aegon V, informando sobre el relato de un explorador llamado Redwyn, escrito en los días del Rey Dorren Stark. Es el recuento de un viaje a Punta Lorn y la Costa Helada, en el cual se dice que el explorador y sus compañeros pelearon contra los gigantes y comerciaron con los niños del bosque. La carta de Aemon afirmaba que había encontrado muchos de estos relatos en sus búsquedas en los archivos de la Guardia en el Castillo Negro, y los consideró creíbles.
Los gigantes no tenían rey ni señores, no construían hogares excepto en cavernas o bajo árboles altos, y no trabajaban ni el metal ni los campos. Permanecieron como criaturas de la Edad del Amanecer incluso después de que las eras transcurrieran, los hombres se volvieron cada vez más numerosos, y los bosques fueron dominados y reducidos. Ahora los gigantes se han ido incluso de las tierras de Mas-allá-del-Muro, y los últimos informes de su avistamiento tienen más de cien años de antigüedad. E incluso esos son dudosos, historias de los exploradores de la Guardia podrían contar junto a una cálida hoguera. Los niños del bosque eran, en muchos aspectos, lo opuesto a los gigantes. Pequeños como niños pero de piel oscura y hermosa apariencia, vivían de una forma que hoy en día podríamos considerar ordinaria, sin embargo eran menos barbáricos que los gigantes. No trabajaban el metal, pero tenían gran habilidad trabajando la obsidiana (lo que el pueblo llano conoce como vidriagón, mientras que los Valyrios lo conocían por una palabra que significaba "fuego helado") para fabricar herramientas y armas para cazar. No tejían ropas pero tenían talento en la confección de prendas hechas de hojas y corteza de árbol. Aprendieron a hacer arcos de arciano y a construir trampas de hierba, que ambos sexos utilizaban para cazar. Se dice que su música era tan hermosa como ellos, pero lo que cantaban ya no se recuerda, salvo en pequeños fragmentos transmitidos desde días antiguos. "Reyes del Invierno, o las Leyendas y Linajes de los Stark de Invernalia" del Maestre Childer, contiene un fragmento de una balada que supuestamente habla del tiempo en el que Brandon el Constructor buscó la ayuda de los niños mientras construía el Muro. Fue llevado a un lugar secreto para reunirse con ellos, pero al principio no fue capaz de entender su lenguaje, que fue descrito como el sonido de las piedras en un arroyo, o del viento soplando a través de las hojas, o de la lluvia al caer sobre el agua. La forma en que Brandon llegó a comprender el lenguaje de los niños es un relato en sí mismo, y no vale la pena repetirlo aquí. Pero parece ser que su lenguaje se originó, o tomó inspiración de los sonidos que escuchaban a diario. Los dioses que adoraban los niños eran los dioses sin nombre que algún día se convertirían en los dioses de los Primeros Hombres, los innumerables dioses de los ríos, los bosques y las piedras. Fueron los niños quienes tallaron los rostros en los arcianos, tal vez para que sus dioses pudieran observar a sus fieles y sus oraciones. Otros, con poca evidencia, dicen que los verdevidentes—los sabios entre los niños—eran capaces de ver a través de los ojos de los arcianos tallados. La supuesta prueba de ello sería el hecho de que los Primeros Hombres creían en esto. Fue su miedo a que los arcianos los espiaran lo que los llevó a cortar muchos de los árboles tallados y las arboledas de arcianos, para negarles a los niños tal ventaja. Sin embargo, los Primeros Hombres eran menos instruidos de lo que somos ahora, y creían en cosas que sus descendientes actuales no; consideremos "Casado con el Mar, un Relato de la Historia de Puerto Blanco desde sus Primeros Días” del Maestre Yorrick, el cual relata la práctica del sacrificio de sangre para los antiguos dioses. Dichos sacrificios persistieron hasta hace tan poco como cinco siglos atrás, de acuerdo a los relatos de los predecesores del Maestre Yorrick en Puerto Blanco. Esto no quiere decir que los verdevidentes no conocían artes perdidas que pertenecían a los misterios mayores, como ver eventos a gran distancia, o comunicarse a través de medio reino (como hacían los valyrios, los cuales llegarían mucho tiempo después que ellos). Pero tal vez algunas de estas proezas que los verdevidentes poseían, tenían más que ver con charlatanería que con la verdad. Ellos no podían transformarse en bestias, como decían algunos, pero parece ser cierto que eran capaces de comunicarse con los animales de una manera que no podemos conseguir hoy en día. Así es como surgieron las leyendas de cambiapieles y hombres bestia.
Un gigante A decir verdad, son muchas las leyendas sobre cambiapieles, pero la más común— traída desde más-allá-del-Muro por hombres de la Guardia de la Noche, y registradas en el Muro por septones y maestres de siglos anteriores—sostienen que los cambiapieles no solo se comunicaban con las bestias, sino que podían controlarlas al
unir sus espíritus. Aun entre los salvajes, estos cambiapieles eran temidos como hombres antinaturales que podían convocar a los animales para ser sus aliados. Algunos relatos hablan de cambiapieles que se pierden dentro de sus bestias, y otros dicen que los animales podían hablar con voz humana cuando un cambiapieles los controlaba. Pero todos los relatos acuerdan en que los cambiapieles más comunes eran aquellos que controlaban lobos—incluso huargos—y estos tenían un nombre especial entre los salvajes: wargs. Además, las leyendas sostienen que los verdevidentes podían ahondar en el pasado y ver lejos en el futuro. Pero como nuestro aprendizaje nos ha enseñado, los misterios mayores que afirman este poder también afirman que las visiones de los eventos por venir son confusas y a menudo malinterpretadas, algo útil que decir cuando se intenta engañar a los desprevenidos con adivinaciones del futuro. A pesar de que los niños tienen sus propias artes, siempre debemos procurar separar la verdad de la superstición, y el conocimiento debe ser probado y confirmado. Los misterios mayores y las artes mágicas, fueron y están más allá de los límites de nuestra capacidad mortal para entenderlos.
Aunque actualmente es considerado desacreditado, un fragmento de "Historia antinatural" del Septon Barth se ha convertido en fuente de controversias en la Ciudadela. Reclamando haber consultado en los textos que se dice son conservados en el Castillo Negro, el Septon Barth asegura que los niños del bosque podían hablar con los cuervos y hacer que repitieran sus palabras. Según Barth, este misterio mayor les fue enseñado a los Primeros Hombres por los niños para que pudieran transmitir mensajes a gran distancia. Esto fue transmitido, de forma degradada, hasta los maestres de hoy en día, quienes ya no saben cómo hablar con estas aves. Es cierto que nuestra orden entiende el lenguaje de los cuervos… pero esto supone los propósitos básicos de sus graznidos y ronquidos, sus signos de miedo e ira, y las formas en las que ellos muestran su disposición para aparearse o su falta de salud. Los cuervos están entre los pájaros más inteligentes, pero no son más listos que los niños pequeños, y son considerablemente menos capaces de poseer un verdadero lenguaje, fuera lo que fuera que el Septon Barth pueda haber creído. Unos pocos maestres, dedicados al eslabón de acero valyrio, han dicho que Barth estaba en lo cierto, pero ninguno ha sido capaz de probar sus afirmaciones respecto a la comunicación entre cuervos y hombres.
Sin importar la veracidad de sus artes, los niños fueron guiados por los verdevidentes, y no cabe duda de que en algún momento se los pudo encontrar desde las Tierras del Eterno Invierno hasta las costas del Mar del Verano. Erigieron sus casas con sencillez, sin construir fuertes, ni castillos, ni ciudades. En lugar de esto, vivían en los bosques, en chozas sobre los pantanos y ciénagas, y hasta en cavernas y colinas huecas. Se dice que, en los bosques, construyeron refugios de hojas y juncos sobre las ramas de los árboles, "ciudades" secretas entre los árboles.
Un niño del bosque
Durante mucho se ha creído que hacían esto para protegerse de predadores como los huargos o los gatosombras, contra los que sus simples armas de piedra—y hasta sus alardeados verdevidentes—no podían hacer nada. Pero otras fuentes niegan esto, afirmando que sus mayores enemigos eran los gigantes, tal como insinúan los relatos contados en el Norte, y como probablemente fue probado por el Maestre Kenneth en su estudio de los túmulos cerca del Lago Largo—la tumba de un gigante con puntas de flecha de obsidiana encontrados entre las sus costillas. Trae a la mente una transcripción de una canción salvaje en la "Historia de los Reyes de Mas-Allá-delMuro" del Maestre Herryk, con respecto a los hermanos Gendel y Gorne. Ellos fueron llamados a mediar en una disputa entre un clan de niños y una familia de gigantes sobre la posesión de una caverna. Se dice que Gendel y Gorne resolvieron el asunto a través de engaños, haciendo que ambas partes renunciaran a cualquier deseo sobre la caverna, después de que los hermanos descubrieran que esta era parte de una cadena de cavernas mucho más grande que en algún punto pasaba por debajo el Muro. Pero teniendo en cuenta que los salvajes no eran letrados, sus tradiciones deben ser vistas con cierta dosis de escepticismo. Sin embargo, las bestias de los bosques y los gigantes eventualmente se unieron a causa de otro, aun mayor peligro.
Surge la posibilidad de que una tercera raza haya habitado los Siete Reinos en la Edad del Amanecer, pero es tan especulativa que sólo necesita ser tratada con brevedad. Entre los hombres del hierro, se dice que los primeros de los Primeros Hombres que llegaron a las Islas del Hierro encontraron la famosa Silla de Piedramar en Viejo Wyk, pero las islas estaban deshabitadas. De ser cierto esto, la naturaleza y origen de los creadores de la silla son un misterio. El Maestre Kirth, en su colección de leyendas sobre los hombres del hierro "Canciones que cantan los Hombres Ahogados", sugiere que la silla fue dejada por visitantes venidos desde el otro lado del Mar del Ocaso, pero no hay evidencias de esto, tan sólo son especulaciones.
LA LLEGADA DE LOS PRIMEROS HOMBRES DE ACUERDO A los informes más prestigiosos de la Ciudadela, hace entre ocho mil a doce mil años, en los confines meridionales de Poniente, un nuevo pueblo cruzó la franja de tierra que unía el Mar Angosto y conectaba las tierras orientales con las tierras donde los niños y los gigantes vivían. Fue aquí cuando los Primeros Hombres llegaron a en Dorne a través del Brazo Roto, que en ese entonces aún no estaba roto. El por qué estas personas dejaron su tierra natal es totalmente desconocido, pero cuando llegaron lo hicieron en cantidad. Miles entraron y comenzaron a establecerse en las tierras, y con el paso de las décadas, se fueron estableciendo cada vez más hacia el norte. Los cuentos que tenemos de aquellos días de migración no son confiables, porque sugieren que, en unos pocos años, los primeros hombres lograron moverse más allá del Cuello e incluso en el Norte. Sin embargo, en realidad, habría tomado décadas, sino siglos, para que esto ocurriese. No obstante, lo que sí parece ser cierto de todos los cuentos es que los Primeros Hombres pronto entraron en conflicto con los niños del bosque. A diferencia de los niños, los Primeros Hombres cultivaban la tierra y levantaron fuertes circulares y
aldeas. Y al hacerlo, talaron los arcianos, incluyendo aquellos con rostros tallados, y fue por esto que los niños les atacaron, lo que llevó a cientos de años de guerra. Los Primeros Hombres—que habían traído consigo otros dioses, caballos, ganado y armas de bronce—eran también más grandes y fuertes que los niños, por lo que representaban una amenaza significativa. Los cazadores entre los niños—sus danzarines del bosque—se convirtieron también en sus guerreros, pero todas sus artes secretas sobre los árboles y las hojas, no pudieron hacer nada más que retrasar el avance de los Primeros Hombres. Los verdevidentes emplearon sus artes, y lo cuentos dicen que podían llamar a las bestias de los pantanos, los bosques y los cielos para que lucharan por ellos: lobos huargo y monstruosos osos de las nieves, leones de las cavernas y águilas, mamuts y serpientes, y muchos más. Pero los Primeros Hombres resultaron demasiado poderosos, y se dice que los niños se vieron forzados a tomar acciones desesperadas.
Un arciano tallado Las leyendas dicen que las grandes inundaciones que rompieron el puente de tierra que ahora es el Brazo Roto y convirtieron al cuello en un pantano fueron la obra de los verdevidentes, quienes se reunieron en Foso Cailin para llevar a cabo su magia oscura. Sin embargo, algunos discuten esto: los Primeros Hombres ya estaban en Poniente cuando esto ocurrió, y detener las invasiones provenientes del este no hizo más que ralentizar su avance. Además, tales poderes estaban más allá de lo que se decía que los verdevivientes tradicionalmente han sido capaces de hacer… y hasta esos cuentos parecen exagerados. Es más probable que las inundaciones del Cuello y la ruptura del Brazo fueran eventos naturales, posiblemente causados por un hundimiento natural de la tierra. Es bien sabido lo que ocurrió en Valyria, y en las Islas del Hierro, el castillo de Pyke se asienta sobre pilares de piedra que fueron en alguna ocasión parte de una isla más grande, antes de segmentos de la misma se derrumbaran en el mar. En cualquier caso, los niños del bosque pelearon tan ferozmente como los Primeros Hombres para defender sus vidas. Inevitablemente, la guerra se extendió por generaciones, hasta que al final los niños entendieron que no podrían ganar. Los Primeros Hombres, quizás cansados de la
guerra, también querían ponerle fin al conflicto. Los más sabios de ambas razas se hicieron oír, y los jefes, héroes y gobernantes de ambos bandos se reunieron en la isla del Ojo de Dioses para llevar a cabo un Pacto. Renunciando a todas las tierras de Poniente salvo por los espesos bosques, los niños obtuvieron de los primeros hombres la promesa de que ellos ya no volverían a talar sus arcianos. Se tallaron rostros en todos los arcianos de la isla en la cual el Pacto fue forjado de forma que los dioses pudieran atestiguarlo, y se formó la orden de los hombres verdes para atender a los arcianos y proteger la isla.
Los niños del bosque y los Primeros Hombres llevando a cabo el Pacto.
Con el pacto, la Edad del Amanecer del mundo llegó a su fin y la Edad de los Héroes le sucedió.
No está claro si los hombres verdes aún sobreviven en su isla, aunque hay relatos ocasionales de algún joven temerario señor de los ríos que toma un bote hacia la isla para observarlos antes de los vientos los desvíen o una bandada de cuervos lo termine alejando. Los cuentos de niños afirman que ellos poseen cuernos y tienen la piel de un color verde muy oscuro, pero esto es una corrupción de la probable verdad, ya que los hombres verdes llevaban prendas de color verde y tocados astados.
LA EDAD DE LOS HÉROES LA EDAD DE LOS HÉROES duró miles de años, en los cuales reinos florecieron y se marchitaron, casas nobles fueron fundadas y se extinguieron, y grandes hazañas fueron llevadas a cabo. Sin embargo, lo que realmente sabemos de esos antiguos tiempos es poco más de lo que sabemos de la Edad del Amanecer. Las historias que tenemos ahora son producto del trabajo de septones y maestres quienes las escribieron miles de años después de sucedieran los hechos—no obstante, a diferencia de los niños del bosque y los gigantes, los Primeros Hombres de la Edad de los Héroes dejaron atrás algunas ruinas y antiguos castillos que pueden corroborar parte de estas leyendas, y existen algunos monumentos en los túmulos y en otras partes marcados con sus runas. Es a través de estos restos que podemos empezar a desentrañar la verdad oculta en los cuentos. Lo que es comúnmente aceptado de la Edad de los Héroes es que comenzó con el Pacto y se extendió por de miles de años en los cuales los Primeros Hombres y los niños vivieron de forma pacífica entre ellos. Con tanta tierra a su disposición, los Primeros Hombres por fin tuvieron espacio para expandirse. Desde las Tierras del Eterno Invierno hasta las costas del Mar del Verano, los Primeros Hombres gobernaron desde sus fuertes circulares. Los reyes menores y los señores poderosos proliferaron, pero con el tiempo algunos demostraron ser más fuertes que el resto, plantando las semillas de los reinos que son los ancestros de los Siete Reinos que conocemos hoy en día. Los nombres de los reyes de esos reinos primitivos están envueltos en leyenda, y los cuentos que afirman que sus reinados individuales duraron cientos de años deben ser entendidos como errores y fantasías introducidos por otros en los días posteriores. Nombres tales como Brandon el Constructor, Garth Manoverde, Lann el Astuto y Durran Pesardedioses son figuras destacadas de esta era, pero es probable que sus leyendas contengan menos verdad que fantasía. En otro lugar, me esforzaré por discernir los granos de verdad entre la paja, pero por ahora es suficiente con reconocer estos cuentos. Y además de los legendarios reyes y los cientos de reinos de los cuales nacieron los Siete Reinos, historias tales como las de Symeon Ojos de Estrella, Serwyn del Escudo Espejo, y otros héroes se convirtieron en pasto tanto para septones como para bardos. ¿Tales héroes alguna vez existieron? Podría ser. Pero cuando los bardos cuentan a Serwyn del Escudo Espejo como un miembro de la Guardia Real—una institución que fue formada durante el reinado de Aegon el Conquistador—podemos ver porque es que pocos de estos cuentos pueden ser considerados verdaderos. Los primeros septones que escribieron sobre ellos tomaron los detalles que les convenían y añadieron otros, y los
bardos los cambiaron—algunas veces más allá de todo parecido—con tal de obtener un lugar en el cálido salón de algún señor. De tal manera que algunos de los Primeros Hombres hace mucho tiempo fallecidos se convirtieron en caballeros que seguían la Fe de los Siete y protegían a los reyes Targaryen miles de años después de que haber existido (si es que en verdad lo hicieron). Son incontables las legiones de niños y jóvenes que son engañados con estos cuentos tontos sobre la historia pasada de Poniente.
Es mejor recordar que cuando hablamos de esos legendarios fundadores del reino, hablamos simplemente de algunos dominios primitivos—generalmente centrados en un gran asentamiento, como Roca Casterly o Invernalia—que con el tiempo incorporaron más tierras y poder a sus dominios. Si Garth Manoverde alguna vez gobernó sobre lo que él afirmaba era el Reino del Dominio, es probable que su mandato no se extendiera más allá de quince días de marcha desde los salones de su castillo. Pero es desde estos pequeños dominios de donde surgieron los más poderosos reinos que llegaron a dominar Poniente en los milenios siguientes.
Un fuerte circular en ruinas de los Primeros Hombres.
LA LARGA NOCHE A MEDIDA QUE LOS PRIMEROS HOMBRES establecían sus reinos tras el Pacto, poco les preocupaba a excepción de sus propias peleas y guerras, o al menos eso nos dicen las historias. Es también de estas historias de donde aprendemos sobre la Larga Noche, cuando llegó una estación de invierno que duró una generación—una generación en la cual los niños nacían, crecían y llegaban a la adultez, y en muchos casos morían sin llegar a ver la primavera. De hecho, algunos de los cuentos más antiguos dicen que nunca llegaron a ver la luz del día, así de terrible fue el invierno que cayó sobre el mundo. Mientras que esto último podría no ser más que fantasía, el hecho de que algún tipo de cataclismo tuviera lugar hace muchos miles de años parece ser cierto. Lomas Pasolargo, en sus “Maravillas creadas por el Hombre”, relata haberse reunido con
descendientes de los Rhoynar en las ruinas de la ciudad festiva de Chroyane, quienes tenían cuentos de una oscuridad que hizo que el Rhoyne menguara y despareciera, sus hacia se congelaron incluso tan al sur como en la unión con el Selhoru. De acuerdo a esos cuentos, el sol tan sólo regreso cuando un héroe convenció a los múltiples hijos de la Madre Rhoyne—dioses menores como el Rey Cangrejo y el Viejo Hombre del Rio—de dejar a un lado sus disputas y unirse para cantar una canción secreta que trajo de vuelta al día. También está escrito que existen anales en Asshai sobre tal oscuridad, y sobre un héroe que la combatió usando una espada roja. Se dice que sus hazañas se realizaron antes del surgimiento de Valyria, en la edad temprana cuando el Viejo Ghis recién empezaba a formase como un imperio. Esta leyenda se ha extendido al oeste de Asshai, los seguidores de R’hllor afirman que este héroe fue llamado Azor Ahai, y profetizan su regreso. En el “Compendio Jade”, Colloquo Votar relata una curiosa leyenda de Yi Ti, la cual establece que el sol ocultó su rostro del mundo por una eternidad, avergonzado por algo que nadie pudo descubrir, y que ese desastre fue evitado tan sólo por las hazañas de una mujer con cola de mono.
A pesar de que durante mucho tiempo la Ciudadela ha buscado aprender la manera de predecir la duración y el cambio de las estaciones, todos sus esfuerzos han resultado en vano. El septon Barth parece argumentar, en un tratado fragmentario, que la inconstancia de las estaciones era una materia de las artes mágicas más que del conocimiento confiable. “Medición de los Días” del maestre Nicol—de otra manera, un trabajo loable que contiene cosas de mucha utilidad—parece influenciado por este argumento. Basado en su estudio sobre el movimiento de las estrellas en el firmamento, Nicol sostiene de forma muy convincente que las estaciones podrían haber tenido, en el pasado, una duración regular, determinada únicamente por la forma en la cual el mundo se coloca respecto al sol en su curso celestial. La idea detrás de este argumento parece ser cierta—que el alargamiento y acortamiento de los días, si hubiese sido más regular, hubiera llevado a estaciones más regulares—pero fue incapaz de encontrar evidencia de que aquel hubiera sido el caso, salvo lo que decían los antiguos cuentos.
No obstante, si este cruel invierno tuvo lugar como lo describen los cuentos, la miseria que debió haber provocado de seguro fue un espectáculo atroz. Durante los inviernos más duros, entre los norteños, es costumbre que los más viejos y los enfermos digan que van a salir de cacería—sabiendo muy bien que nunca regresaran pero dejando así un poco más de comida para aquellos con más probabilidades de sobrevivir. Sin duda esta práctica era común durante la Larga Noche. Sin embargo, existen otros cuentos—más difíciles de dar crédito pero aún más importantes en las viejas historias—sobre criaturas conocidas como los Otros. De acuerdo con esos cuentos, ellos venían de las congeladas Tierras del Eterno Invierno, trayendo consigo el frío y la oscuridad buscando extinguir toda luz y calidez. Los cuentos dicen que montaban monstruosas arañas de hielo y los caballos de los muertos, resucitados para servirles, así como que también resucitaban a los hombres muertos para que peleen por ellos.
Los Otros montados en arañas de hielo y caballos muertos, como afirman las leyendas. El cómo llegó a su fin la Larga Noche es materia de leyendas, así como todas las cuestiones del pasado parecen serlo. En el Norte, hablan de un último héroe quien buscó la intercesión de los niños del bosque, sus compañeros lo abandonaron o murieron uno tras otro mientras se enfrentaban a gigantes hambrientos, sirvientes del frío, y a los mismos Otros. Sólo, al final, llegó donde los niños, a pesar de los esfuerzos de los caminantes blancos, y todos los cuentos coinciden en que este fue un momento decisivo. Gracias a los niños, los primeros hombres de la Guardia de la Noche, se unieron y fueron capaces de pelear—y ganar—la Batalla por el Amanecer: la última batalla que acabó con el invierno sin fin y envió a los Otros de regreso al norte congelado. Ahora, seis mil años después (u ocho mil como propone “Historia Verdadera”), el Muro, construido para defender los reinos de los hombres aún esta al mando de las hermanos juramentados de la Guardia de la Noche, y ni los Otros ni los niños han sido vistos en muchos siglos.
“Las Mentiras de los Antiguos” del Archimaestre Fomas—aunque poco apreciada en estos días por sus afirmaciones erróneas sobre la fundación de Valyria y ciertos reclamos limítrofes en el Dominio y las tierras de Occidente—especula que los Otros de las leyendas no fueron más que una tribu de los Primeros Hombres, ancestros de los salvajes, que se habían establecido en el lejano norte. A causa de la Larga Noche, esos primitivos salvajes se vieron obligados a comenzar una ola de conquistas hacia el sur. El que se conviertan en monstruos en los relatos contados posteriormente, según Fomas, refleja el deseo de la Guardia de la Noche y los Stark de darse una identidad más heroica como salvadores de la humanidad, y no simplemente como los vencedores de una lucha sobre el dominio de sus tierras.
Los Señores dragón de Valyria.
EL ASCENSO DE VALYRIA MIENTRAS PONIENTE SE RECUPERABA de la Larga Noche, un nuevo poder nacía en Essos. El vasto continente, extendiéndose desde el Mar Angosto hasta el legendario Mar de Jade y el lejano Ulthos, parece ser el lugar donde la se desarrolló la civilización como la conocemos. La primera de estas (sin considerar las dudosas afirmaciones de Qarth, las leyendas de Yi Ti del Gran Imperio del Amanecer, y las dificultades al buscar cualquier rastro de verdad en los cuentos de la legendaria Asshai) tenía sus raíces en el Viejo Ghis: una ciudad construida sobre la esclavitud. El legendario fundador de la
ciudad, Grazdan el Grande, sigue siendo tan reverenciado que los hombres de las familias esclavistas con frecuencia son nombrados como él. Grazdan fue quien, según las más viejas historias de los Ghiscaris, fundó las legiones de marcha sincronizada, con sus altos escudos y sus tres lanzas, las cuales fueron las primeras en pelear como cuerpos disciplinados. El Viejo Ghis y su ejército procedieron a colonizar sus alrededores, luego, ejerciendo presión, subyugaron a sus vecinos. Así fue que el primer imperio nació, y por varios siglos reinó con supremacía. Fue en la gran península al otro lado de la Bahía de los Esclavos donde se originaron aquellos que pusieron fin al imperio del Viejo Ghis—aunque no del todo. Allí, resguardados entre las montañas volcánicas conocidas como los Catorce Fuegos, fueron los Valyrios, quienes aprendieron a domar a los dragones y a convertirlos en las armas de guerra más temibles que el mundo jamás ha visto. Los relatos que los Valyrios contaban de sí mismos decían que ellos descendían de los dragones y eran parientes de los que controlaban.
En fragmentos de “Historia Antinatural” de Barth, el septon parece haber considerado varias leyendas examinando el origens de los dragones y como estos llegaron a ser controlados por los Valyrios. Los Valyrios afirmaban que los dragones brotaron como los hijos de las Catorce Llamas, mientras que en Qarth los cuentos manifiestan que una vez existió una segunda luna en el cielo. Un día esta luna fue calentada por el sol y se rompió como un huevo, y un millón de dragones brotaron de ella. En Asshai, los relatos son variados y confusos, pero algunos textos—todos muy antiguos—afirman que los dragones llegaron de la Sombra, un lugar donde todo nuestro conocimiento nos falla. Estas historias de Asshai dicen que un pueblo, tan antiguo que no tenía nombre, fue el primero en domar a los dragones en la Sombra y los llevaron a Valyria, donde les enseñaron a los Valyrios sus artes antes de desaparecer de los anales de la historia. Sin embargo, si estos hombres de la Sombra fueron los primeros en domar a los dragones, ¿por qué no conquistaron el mundo como hicieron los valyrios? Lo más probable es que el relato Valyrio sea el verdadero. Pero también hubo dragones en Poniente, mucho antes que llegaran los Targaryen, como nuestras propias leyendas e historias nos dicen. Si los dragones en verdad surgieron de las Catorce Llamas, deben haberse extendido por gran parte del mundo conocido antes de que fueran domados. Y, en efecto, existe evidencia de esto, ya que se han encontrado huesos de dragón tan al norte como en Ib, e incluso en las junglas de Sothoryos. Pero los Valyrios los entrenaron y dominaron como nadie más pudo.
La gran belleza de los Valyrios—con su cabello color plata o dorado y ojos en tonalidad de color púrpura no encontrados entre otras razas del mundo—es bien conocida, y a menudo presentada como una prueba de que los Valyrios no eran completamente de la misma sangre que otros hombres. Aunque, hay maestres quienes señalan que, mediante la reproducción selectiva de animales, uno puede hacer resaltar una característica deseable, y que poblaciones en aislamiento con frecuencia pueden mostrar notables variaciones que podrían considerarse fuera de lo común. Esto puede ser una respuesta más probable para el misterio de los orígenes Valyrios, aunque esto no explica la afinidad con los dragones que aquellos con sangre Valyria claramente tenían. Los Valyrios no tuvieron reyes, en lugar de eso se llamaron el Feudo Franco porque todos los ciudadanos que poseían tierras tenían voz. Se elegían arcontes para ayudar con el gobierno, pero eran elegidos por los señores del Feudo de entre ellos mismos, y por un periodo limitado de tiempo. No era frecuente que Valyria fuera gobernada por una sola familia del Feudo aunque tampoco era del todo imposible.
Las cinco grandes guerras entre el Feudo Franco y el Viejo Ghis cuando el mundo aún era joven, son materia de leyendas—enfrentamiento que siempre terminaron con la victoria de los Valyrios sobre los Ghiscaris. Fue durante la quinta y última guerra que el Feudo Franco decidió asegurase de que no existiera una sexta guerra. Las antiguas murallas adoquinadas del Viejo Ghis, levantadas en tiempos antiguos por Grazdan el Grande, fueron arrasadas. Las colosales pirámides, templos y hogares cedieron ante las llamas de dragón. Los campos fueron sembrados con sal, cal y cráneos. Muchos de los Ghiscaris fueron asesinados, y muchos otros fueron esclavizados y perecieron trabajando para sus conquistadores. Así los Ghiscaris se convirtieron en parte del nuevo imperio Valyrio, y con el tiempo olvidaron la lengua que hablaba Grazdan, aprendiendo en su lugar el Alto Valyrio. Así fue como unos imperios cayeron y en su lugar surgieron otros.
Ahora queda muy poco de lo que alguna vez fue el orgulloso imperio del Viejo—un par de ciudades que se aferran como llagas a la Bahía de los Esclavos y otra que pretende ser el Viejo Ghis renacido. Después de que la Maldición llegará a Valyria, las ciudades de la Bahía de los Esclavos fueron capaces de liberarse del último de los grilletes Valyrios, gobernándose a sí mismos en verdad en vez de hacerlo sólo en apariencia. Y los Ghiscaris restante rápidamente restablecieron su comercio de esclavos—aunque donde alguna vez los ganaban por conquista, ahora tan sólo los compraban y reproducían. Una vieja rima dice “con adoquines y sangre se construyó Astapor, y con adoquines y sangre su gente”, refiriéndose a las murallas adoquinadas de la ciudad y la sangre derramada por los miles de esclavos quienes vivieron, trabajaron y murieron construyéndolas. Gobernada por hombres quienes se llamaban a sí mismos como los Bondadosos Amos, Astapor es mejor conocida por la creación de los esclavos soldados eunucos llamados Inmaculados—hombres criados desde su niñez para convertirse en feroces guerreros incapaces de sentir dolor. Los Astaporis pretenden que son las legiones de marcha sincronizada del Viejo Imperio renacidas, pero aquellos hombres eran libertos, y los Inmaculados no lo son. De Yunkai, la ciudad amarilla, poco necesita decirse, pues es un lugar con aún peor reputación. Los hombres que la gobiernan se llaman a sí mismos los Sabios Amos, están inmersos en la corrupción, vendiendo esclavas de cama, niños prostitutos y cosas peores. La más formidable de las ciudades en la Bahía de los Esclavos es la antigua Meereen, pero a diferencia del resto, es un lugar en ruinas, su población es una fracción de lo que alguna vez albergó el Viejo Imperio en sus tiempos de gloria. Sus murallas de adoquines multicolores contienen sufrimiento sin fin, ya que los Grandes Amos de Meereen entrenan esclavos para pelear y morir para su entretenimiento en las sangrientas arenas de lucha. Se sabe que las tres ciudades pagan tributos a los khalasars que las visitan en vez de enfrentarlos en batalla abierta, pues los dothrakis les proveen muchos de los esclavos que los Ghiscaris entrenan y venden —esclavos tomados de sus conquistas y vendidos en los mercados de carne de Meereen, Yunkai y Astapor. La más importante de las ciudades Ghiscaris es también la más pequeña y la más joven, y no menos presta a la grandeza: Nuevo Ghis, legada en su isla y en sus propias costumbres. Ahí, los Amos han formado legiones de hierro a semejanza de las legiones del Viejo Ghis, pero a diferencia de los Inmaculados, estos son hombres libres, como lo fueron los soldados del Viejo Imperio.
La caída del Viejo Ghis
LAS HIJAS DE VALYRIA LOS VALYRIOS APRENDIERON algo deplorable de los Ghiscari: la esclavitud. Los Ghiscari que ellos conquistaron fueron los primeros en ser esclavizados, pero no los últimos. Las montañas ardientes de los Catorce Fuegos eran ricas en minerales, y los Valyrios los anhelaban: cobre y estaño para el bronce de sus armas y monumentos; también hierro para el acero de sus legendarias espadas; y como siempre, también oro y plata para pagarlo todo.
Las propiedades del acero Valyrio son bien conocidas, y son el resultado tanto de plegar el hierro varias veces para balancearlos y remover las impurezas, y el uso de hechizos—o al menos artes que nosotros no conocemos—para darle una fuerza supernatural al acero resultante. Esas artes ahora se han perdido, aunque los herreros de Qohor afirman aún conocer los hechizos para reforjar el acero Valyrio sin que éste pierda su fuerza o su capacidad inigualable para mantener el filo. Las espadas de acero Valyrio que quedan en el mundo pueden contarse por miles, pero en los Siete Reinos hay solo 227 de tales armas según “Inventarios” del Archimaestre Thurgood, desde entonces algunas se han perdido o han desaparecido de los anales de la Historia.
Nadie puede decir cuántos perecieron, trabajando en las minas Valyrias, pero ciertamente el número es tan grande que desafía la comprensión. A medida que Valyria crecía, también lo hacía su necesidad de minerales, lo que los llevó a más conquistas para mantener sus minas abastecidas de esclavos. Los Valyrios se expandieron en todas las direcciones, extendiéndose hacia el este, más allá de las ciudades Ghiscari y al oeste, hasta los confines de Essos, donde ni siquiera los Ghiscari habían hecho incursiones. Esta primera incursión del nuevo imperio fue de suma importancia para Poniente y para el futuro de los Siete Reinos. Mientras Valyria buscaba conquistar más y más
tierras y pueblos, algunos huyeron buscando seguridad, liberándose del yugo Valyrio. En las costas de Essos, levantaron ciudades, que conocemos hoy en día como Ciudades Libres. Sus orígenes fueron muy diversos. Qohor y Norvos fueron fundados siguiendo cismas religiosos. Otras, como la Antigua Volantis y Lys, fueron las primeras colonias mercantes de importancia, fundadas por mercaderes adinerados y nobles quienes compraron el derecho para gobernarse a sí mismos como clientes del Feudo Franco y no como sus súbditos. Estas ciudades prefirieron elegir a sus propios líderes en vez de recibir arcontes provenientes de Valyria (a menudo montados en dragones) para supervisarlos. En algunas historias se afirma que Pentos y Lorath eran de un tercer tipo—ciudades que ya existían antes de que los Valyrios llegaran, cuyos gobernantes pagaban tributos a Valyria y por tanto mantenían su derecho a gobernarse. En estas ciudades, la afluencia de sangre Valyria llegó mediante emigrantes del Feudo Franco, o a través de matrimonios políticos utilizados para consolidad los vínculos entre estas ciudades y Valyria. Sin embargo, la mayoría de las historias que recuentan esto utilizan como fuente a “Antes de los Dragones” de Gessio Haratis. Haratis era de Pentos, y en ese tiempo, Volantis amenazaba con restaurar el imperio Valyrio bajo su control, así que la idea de una Pentos independiente con orígenes alejados de Valyria hubiera sido de mayor conveniencia política. No obstante, es evidente que Braavos era única entre todas las Ciudades Libres, ya que no fue fundada por voluntad del Feudo, ni por sus ciudadanos, sino por sus esclavos. Según los relatos de los Bravoosi, una gran flota esclavista que había estado recolectando tributos humanos en las tierras del Mar del Verano y del Mar de Jade, fue víctima de un levantamiento de esclavos; el éxito de éste levantamiento sin duda dependió del hecho de que los Valyrios solían usar esclavos como remeros, e incluso como marineros, y estos hombres terminaron uniéndose a la revuelta. Tomando control de la flota pero dándose cuenta de que no había ningún lugar cercano en el cual esconderse del Feudo, los esclavos decidieron buscar una tierra alejada de Valyria y de sus súbditos, y a escondidas fundaron su propia ciudad. La leyenda dice que las Cantantes Lunares (o Bardos Lunares) profetizaron que la flota debía viajar al lejano norte, a un rincón desolado de Essos—un lugar de marismas, aguas salobres y neblinas. Allí, los esclavos empezaron a sentar las bases de su ciudad. Por siglos, los Braavosi permanecieron ocultos del mundo en su remota laguna. Y aún Después de revelarse, Braavos siguió siendo conocida como la Ciudad Secreta. Los Bravoosi eran un pueblo que no era un solo pueblo: decenas de razas, cientos de lenguas, y cientos de dioses. Todos tenían en común el lenguaje Valyrio, que se convirtió en el idioma de comercio en Essos, y el hecho de que ahora eran libres, cuando antes habían sido esclavos. Las Cantantes Lunares fueron honradas guiarlos a su ciudad, pero los más sabios entre los esclavos libertos determinaron que, para unificarse, debían aceptar todos los dioses que los esclavos habían traído consigo, sin honrar a ninguno con preferencia sobre el resto. En resumen, hoy en día se desconoce el número de pueblos que cayeron ante Valyria. Los reportes que los Valyrios mantenían de sus conquistas fueron completamente destruidos durante la Maldición, y muy pocos de estos pueblos documentaron sus propias historias de un modo que sobrevivieran al dominio del Feudo Franco.
Los fuegos de las Catorce Flamas fluyendo a través de Valyria, combustible de la magia de los piromantes. Algunos pocos, como los Rhoynar, resistieron su avance durante siglos, incluso milenios. Se decía que los Rhoynar, quienes fundaron grandes ciudades a lo largo del Rhoyne, fueron los primeros en aprender a trabajar el hierro. Además, la confederación de ciudades posteriormente conocida como el Reino de Sarnor sobrevivió la expansión Valyria gracias a la gran llanura que separaba a unos de los otros… pero esa llanura y la gente que la ocupaba—los Dothraki o Señores de los Caballos—fueron el origen de la caída de Sarnor después de la Maldición.
De la historia de Valyria como es conocida hoy en día, muchos volúmenes han sido escritos durante los siglos, y los detalles de sus conquistas, sus colonizaciones, los feudos de los Señores Dragón, los dioses que adoraban, y más, podrían llenar bibliotecas y aun así estar incompletos. “Los Fuegos del Feudo Franco” de Galendro es considerado la historia más completa de Valyria, y aún de este, a la Ciudadela le faltan veintisiete de sus pergaminos.
Y aquellos que querían ser esclavos, pero eran incapaces de resistir ante el poderío de Valyria, huyeron. Muchos fracasaron y fueron olvidados. Pero un pueblo, alto y de cabello rubio, valiente e indomable gracias a su fe, tuvo éxito en su escape de Valyria. Y aquellos hombres fueron los Ándalos.
LA LLEGADA DE LOS ÁNDALOS LOS ÁNDALOS SE OGIRINARON en las tierras de El Hacha, al noreste de donde ahora se ubica Pentos, aunque por muchos siglos fueron un pueblo migratorio que no permanecía en un sólo lugar por demasiado tiempo. Desde el corazón de El Hacha—un gran espolón de tierra rodeado por el Mar de los Escalofríos—ellos viajaron al suroeste para forjar Andalia: el antiguo reino que los Ándalos gobernaron antes de cruzar el Mar Angosto. Andalia se extendía desde El Hacha hasta lo que ahora es la Costa Braavosi, y al sur hasta las Llanuras y las Colinas de Terciopelo. Los Ándalos trajeron consigo armas de hierro y armaduras de placas de hierro, contra los cuales las tribus que habitaban estas tierras no pudieron hacer nada. Una de estas tribus era la de los hombres peludos; su nombre ha sido olvidado, pero aún se recuerdan en ciertas historias Pentoshi. (Los Pentoshi creían que estaban emparentados con los hombres de Ib, y las historias de la Ciudadela concuerdan, aunque algunos argumentan que los hombres peludos se establecieron en Ib, y otros dicen que los hombres peludos llegaron desde Ib.) El hecho de que los Ándalos forjaran el hierro ha sido tomado por algunos como prueba de que los Siete los guiaban—que el Herrero mismo les enseño este arte—y así lo enseñan los textos sagrados. Pero los Rhoynar ya eran una civilización avanzada en ese entonces, y ellos también sabían del hierro, así que tan sólo hace falta revisar un mapa para darse cuenta que los primeros Ándalos deben haber tenido contacto con los Rhoynar. El Olas Oscuras y el Noyne yacen directamente en el trayecto de la migración de los Ándalos, y según el historiador norvoshi Doro Golanthis aún existen restos de asentamientos Rhoynar en Andalia. Y no sería la primera vez que los hombres aprendieran a trabajar el hierro de los Rhoynar; se dice que los Valyrios también aprendieron el arte de ellos, aunque los Valyrios eventualmente los superaron. Durante miles de años los Ándalos moraron en Andalia, haciéndose cada vez más numerosos. En el más antiguo de los libros sagrados, “La Estrella de Siete Puntas”, se dice que los Siete caminaban entre su gente en las colinas de Andalia, y que fueron ellos quienes coronaron a Hugo de la Colina y le prometieron a él a sus descendientes grandes reinos en una tierra lejana. Esto es lo que los septones y septas enseñan como la razón por la cual los Ándalos dejaron Essos y marcharon rumbo al oeste hacia Poniente, pero la historia que, a través de los siglos, la Ciudadela ha descubierto podría proporcionar una mejor explicación.
Aventureros ándalos en el Valle, con las Montañas de la Luna en la distancia.
Una vieja leyenda contada en Pentos afirma que los Ándalos asesinaron a las doncellas cisne que atraían a los viajeros hacia su muerte en las Colinas de Terciopelo, que se encuentran al este de la Ciudad Libre. Un héroe que los Pentoshi llaman Hukko guiaba a los Ándalos en ese entonces, y se dice que asesinó a las siete doncellas no por los crímenes que cometieron, sino para entregarlas como sacrificio a sus dioses. Algunos maestres piensan que Hukko podría ser una traducción del nombre Hugor. Pero las antiguas leyendas del este deben ser desconfiadas, incluso más que aquellas de los Siete Reinos. Demasiados pueblos han viajado de un lado a otro, y muchas leyendas y cuentos han sido entremezclados.
Durante un par de siglos, mientras los Ándalos prosperaban en las Colinas de Andalia, fueron dejados en paz. Pero con la caída del Viejo Ghis llegó la gran oleada de conquistas y colonización del Feudo Franco de Valyria, mientras estos expandían sus dominios y buscaban más esclavos. Al comienzo, el Rhoyne y los Rhoynar sirvieron como un escudo. Para cuando los Valyrios llegaron al gran río, descubrieron que sería difícil cruzarlo a la fuerza. Los señores dragón no tendrían problemas, pero los que iban a pie y los jinetes a caballo encontraban desalentadora la perspectiva de enfrentarse a la resistencia Rhoynar, dado que los Rhoynar eran de momento tan poderosos como lo había sido Ghis en su gloria. Hubo una tregua durante años entre los Valyrios y los Rhoynar, pero tan sólo protegió a los Ándalos de momento. En la desembocadura del Rhoyne, los Valyrios fundaron la primera de sus colonias. Allí, Volantis fue erigida por los hombres más ricos del Feudo con el fin de reunir la riqueza que discurría desde el Rhoyne, y desde Volantis sus fuerzas conquistadoras cruzaron el río en gran número. Al inicio, los Ándalos podrían haber peleado contra ellos, y los Rhoynar podrían haberlos ayudado, pero su avance era imparable. Así que es probable que los Ándalos decidieran huir en vez de enfrentarse a la inevitable
esclavitud que llegaba con la conquista Valyria. Se retiraron a El Hacha—las tierras de donde habían surgido—y cuando aquello no los protegió, se retiraron más hacia el noroeste hasta que llegaron al mar. Algunos debieron haberse rendido y entregado a su suerte, y otros pudieron haber hecho un último esfuerzo por resistirse, pero muchos otros construyeron barcos y navegaron en gran número a través del Mar Angosto hacia las tierras de los Primeros Hombres en Poniente. Los Valyrios les negaron a los Ándalos la promesa de los Siete en Essos, pero en Poniente ellos eran libres. Hechos fervientes por el conflicto y la huida, los guerreros de los Ándalos tatuaron en sus cuerpos la estrella de siete puntas y juraron por su sangre y por los Siete que no descansarían hasta haber labrado sus reinos en las Tierras del Ocaso. Su éxito le dio a Poniente un nuevo nombre: Rhaesh Andahli—la Tierra de los Ándalos, como los Dothraki le dicen hoy en día. Los septones, los bardos y los maestres concuerdan en que el primer lugar donde los Ándalos desembarcaron fue en los Dedos en el Valle de Arryn. Tallas de la estrella de siete puntas se encuentran dispersas en las rocas y piedras en toda esta área—una práctica que con el tiempo cayó en desuso mientras las conquistas de los Ándalos progresaban. Barriendo el Valle con espadas y fuego, los Ándalos empezaron su conquista de Poniente. Sus armas y armaduras de hierro sobrepasaban las de bronce que los Primeros Hombres usaban para luchar, y muchos de los Primeros Hombres perecieron en esta guerra. Una guerra—o una serie de varias guerras—que posiblemente se extendió durante varias décadas. Eventualmente algunos de los Primeros Hombres se rindieron, y es por esto que aún existen casas en el Valle que proclaman con orgullo su descendencia de los Primeros Hombres, como los Redfort y los Royce. Los bardos dicen que el héroe Ándalo Ser Artys Arryn voló sobre un halcón para asesinar al Rey Grifo sobre la Lanza del Gigante, fundando de este modo el linaje real de la casa Arryn. Estas son tonterías, si bien una corrupción de la verdadera historia de los Arryn entremezcladas con leyendas de la Edad de los Héroes. En cambio, lo que sucedió fue que los reyes Arryn suplantaron a los Reyes Supremos de la Casa Royce. Con el Valle resguardado, los Ándalos volvieron su atención al resto de Poniente y marcharon desde la Puerta de Sangre. En las guerras posteriores, los aventureros Ándalos forjaron pequeños reinos de los viejos reinos de los Primeros Hombres y lucharon entre sí con tanta frecuencia como lo hicieron con sus enemigos. En las guerras sobre el Tridente, se dice que siete reyes Ándalos unieron fuerzas contra el último verdadero Rey de los Ríos y las Colinas, Tristifer el Cuarto, quien era descendiente de los Primeros Hombres, y lo derrotaron en lo que los bardos afirman fue su centésima batalla. Su heredero, Tristifer el Quinto, demostró ser incapaz de defender el legado de su padre, y así fue como su reino cayó ante los Ándalos. En esta misma era un Ándalo, recordado en las leyendas como Erreg el Matarreyes, se topó con la gran colina de Alto Corazón. Allí, bajo la protección de los reyes de los Primeros Hombres, los niños del bosque cuidaban de los enormes arcianos tallados que la coronaban (treinta uno, según el Archimaestre Laurent en su manuscrito “Antiguos Lugares del Tridente”). Cuando los guerreros de Erreg intentaron talar los árboles, se dice que los Primeros Hombres pelearon junto a los niños, pero el poder de los Ándalos fue mucho mayor. A pesar de que los niños y los Primeros Hombres hicieron un valiente esfuerzo para defender su arboleda sagrada, todos fueron asesinados. Hoy en día los cuentacuentos afirman que los fantasmas de los niños aún merodean la colina por las noches. Incluso hoy en día, los ribereños evitan el lugar.
Los clanes de las Montañas de la Luna son, sin lugar a duda, descendientes de los Primeros Hombres quienes no doblaron la rodilla ante los Ándalos y, por tanto, fueron expulsados a las montañas. Por otra parte, hay similitudes entre sus costumbres y las costumbres de los salvajes de más allá del Muro—tales como el rapto de la novia, su obstinado deseo de gobernarse a sí mismos, y otros similares—ya que los salvajes también son descendientes indiscutibles de los Primeros Hombres.
Al igual que los Primeros Hombres antes que ellos, los Ándalos demostraron ser enemigos acérrimos de los niños restantes. A sus ojos, los niños adoraban dioses extraños y tenían extrañas costumbres, por lo que los Ándalos los expulsaron de todos los espesos bosques que el Pacto les había concedido. Debilitados y aislados con el paso de los años, los niños carecían de cualquier ventaja que pudieran haber tenido sobre los Primeros Hombres. Y lo que los Primeros Hombres nunca pudieron lograr—erradicar por completo a los niños—los Ándalos lo lograron en muy poco tiempo. Algunos pocos niños pudieron haber escapado al Cuello, donde podrían haber encontrado seguridad entre los pantanos y las ciénagas, pero si lo hicieron, no quedó ningún rastro de ellos. Es posible que unos pocos sobrevivieran en la Isla de los Rostros, como algunos han escrito, bajo la protección de los hombres verdes, a quienes los Ándalos nunca pudieron exterminar. Pero de nuevo, nunca se han encontrado pruebas definitivas.
La masacre de los niños del bosque a manos del guerrero Ándalo, Erreg el Matareyes
De cualquier modo, los pocos niños restantes escaparon o perecieron, y los Primeros Hombres se hallaban perdiendo guerras tras guerra, y reino tras reino, ante los invasores Ándalos. Las batallas y guerras fueron interminables, pero eventualmente todos los reinos sureños cayeron. Al igual que los hombres del Valle, algunos se sometieron ante los Ándalos, incluso tomando la fe de los Siete. En muchos casos, los Ándalos tomaron a las esposas e hijas de los reyes derrotados en matrimonio, a modo de consolidar su derecho a gobernar. Ya que, a pesar de todo, los Primeros Hombres eran mucho más numerosos que los Ándalos y no podían simplemente dejarlos de lado. El hecho de que muchos castillos sureños aún tengan bosques de dioses con arcianos tallados en su interior se dice que es gracias a los primeros reyes Ándalos, quienes cambiaron su deseo de conquista por el de la integración, evitando de este modo conflictos basados en la diferencia de credos. Incluso los Hombres del Hierro—los feroces guerreros navegantes que se pensaban seguros en sus islas—cayeron ante el avance de la conquista Ándala. Porque aunque a los Ándalos les tomó mil años dirigir su atención hacia las Islas del Hierro, cuando lo hicieron, lo hicieron con renovado fervor. Los Ándalos arrasaron las islas, exterminando el linaje de Urron Manorroja, que había gobernado con hacha y espada durante mil años. Haereg escribe que, en un comienzo, los nuevos reyes Ándalos intentaron forzar la adoración de los Siete en los hombres del hierro, pero estos no lo aceptaron. En su lugar, permitieron que su fe coexistiera junto a la del Dios Ahogado. Al igual que en el continente, los Ándalos se casaron con las esposas e hijas de los hombres del hierro y tuvieron hijos con ellas. Pero a diferencia de en el continente, la Fe nunca echó raíces; ni siquiera se mantuvo firme entre las familias de sangre Ándala. Con el tiempo, tan sólo la fe del Dios Ahogado reinó sobre las Islas del Hierro, con sólo unas cuantas casas recordando a los Siete. Tan sólo el Norte fue capaz de mantener a los Ándalos a raya, gracias a los impenetrables pantanos del Cuello y los antiguos fuertes de Foso Cailin. Es difícil estimar el número de armadas Ándalas que fueron destruidas en el Cuello, pero fue así como los Reyes del Invierno preservaron su regencia durante los siglos venideros.
DIEZ MIL BARCOS LA ÚLTIMA DE las grandes migraciones hacia Poniente ocurrió mucho tiempo después de la llegada de los Primeros Hombres y de los Ándalos. Una vez que las guerras Ghiscari terminaron, los señores dragón de Valyria volvieron su mirada hacia el oeste donde el creciente poderío Valyrio llevó al Feudo y a sus colonias a entrar en conflicto con los pueblos del Rhoyne. El río más caudaloso del mundo, y los múltiples afluentes del Rhoyne se extendían por gran parte del occidente de Essos. A lo largo de sus orillas había surgido una civilización y cultura tan legendaria y antigua como la del Viejo Imperio de Ghis. Los Rhoynar se habían enriquecido con la generosidad de su río; la Madre Rhoyne, como la llamaban. Pescadores, comerciantes, maestros, eruditos, trabajadores de la madera, la piedra y el metal, ellos erigieron sus elegantes ciudades y pueblos desde la cabecera hasta las desembocaduras del Rhoyne, cada una más bella que la anterior. Estaba Ghoyan Drohe en las Colinas de Terciopelo, con sus arboledas y sus cascadas; Ny sar, la ciudad de las fuentes, llena de música; Ar Noy en el Qhoyne, con sus salas de mármol verde; la pálida
Sar Mell de las flores; Sarhoy a orillas del mar con sus canales y jardines de agua salada; y Chroyane, la más grande de todas, la ciudad festiva con su grandioso Palacio del Amor. El arte y la música florecieron en el Rhoyne, y se dice que su gente tenía su propia magia—una magia de agua muy diferente de las hechicerías de Valyria que eran producto de la sangre y el fuego. Aunque estaban unidas por la sangre, la cultura y el río que les había dado nacimiento, las ciudades Rhoynar eran extremadamente independientes, cada una con su propio príncipe… o princesa, ya que entre estas gentes de los ríos, las mujeres eran consideradas como iguales de los hombres. Aunque generalmente eran un pueblo pacífico, los Rhoynar podían ser formidables cuando eran incitados, como debió haber aprendido muy a su pesar más de algún aspirante a conquistador Ándalo. El guerrero Rhoynar con su armadura de escamas plateadas, casco con forma de cabeza de pez, alta lanza, y escudo de caparazón de tortuga era respetado y temido por aquellos que lo enfrentaban en batalla. Se decía que la Madre Rhoyne misma les susurraba a sus hijos sobre cualquier amenaza, que los príncipes Rhoynar poseían extraños, y misteriosos poderes, que las mujeres Rhoynar peleaban tan ferozmente como los hombres Rhoynar, y que sus ciudades estaban protegidas por "murallas de agua" que se elevaban para ahogar a cualquier enemigo. Por varios siglos los Rhoynar vivieron en paz. Aunque muchos pueblos salvajes habitaban las colinas y bosques alrededor de la Madre Rhoyne, todos se cuidaban de molestar a las gentes del río. Y los propios Rhoynar mostraban poco interés en expandirse; el río era su hogar, su madre, y su diosa, y muy pocos de ellos deseaban morar alejados del sonido de su eterna canción. Cuando aventureros, exiliados y comerciantes del Feudo Franco de Valyria empezaron a expandirse más allá de las Tierras del Largo Verano en los siglos posteriores a la caída del Viejo Imperio de Ghis, los príncipes Rhoynar los recibieron, en un comienzo, y sus sacerdotes declaraban que todo hombre era bienvenido a compartir la generosidad de la Madre Rhoyne. A medida que esos asentamientos Valyrios se transformaron en pueblos, y esos pueblos en ciudades, algunos Rhoynar llegaron a lamentar la tolerancia de sus padres. La amistad dio paso a la enemistad, particularmente en la ribera baja del río, donde la antigua ciudad de Sar Mell y la ciudad Valyria amurallada de Volon Therys se enfrentaban a través de las aguas, y en las costas del Mar del Verano, donde la Ciudad Libre de Volantis pronto rivalizó con el puerto escalado de Sarhoy, donde cada una de sus escalas dominaba cada una de las cuatro desembocaduras de la Madre Rhoyne. Las disputas entre los ciudadanos de las ciudades rivales se hicieron cada vez más frecuentes y rencorosas, produciendo al final una serie de pequeñas pero sangrientas guerras. Sar Mell y Volon Therys fueron las primeras ciudades en entrar en batalla. La leyenda afirma que el enfrentamiento empezó cuando los Valyrios pescaron y mataron una de las gigantescas tortugas que los Rhoynar conocían como el Viejo Hombre del Río y consideraban sagradas como consortes de la propia Madre Rhoyne. La Primera Guerra Tortuga duró menos de dos cambios de luna. Sar Mell fue asaltada e incendiada, pero salió victoriosa después de que los magos del agua Rhoynar invocaran el poder del río e inundaran Volon Therys. La mitad de la ciudad fue arrasada, si le damos crédito a los cuentos.
Los Rhoynar enfrentándose al poderío del Feudo. No obstante, otras guerras la sucedieron: la Guerra de los Tres Príncipes, La Segunda Guerra Tortuga, la Guerra del Pescador, la Guerra de la Sal, la Tercera Guerra Tortuga, la Guerra en el Lago Daga, la Guerra de las Especias, y muchas más, demasiado numerosas para escribirlas aquí. Ciudades y pueblos fueron quemados, ahogados, y reconstruidos. Miles fueron asesinados o esclavizados. En estos conflictos los Valryos eran quienes salían victoriosos con mayor frecuencia. Los príncipes del Rhoyne, muy orgullosos de su independencia, peleaban por su cuenta, mientras que las colonias Valyrias se ayudaban entre ellas, y cuando estaban en apuros, convocaban el poder del mismísimo Feudo. “Historia de las Guerras Rhoynar” de Beldecar hace un excelente trabajo describiendo estos conflictos, los cuales se extendieron por casi dos siglos y medio. Esta serie de conflictos alcanzó un clímax sangriento hace mil años durante la Segunda Guerra de las Especias, cuando tres señores dragón de Valyria se unieron con sus parientes y primos en Volantis para derrotar, saquear y destruir Sarhoy, la gran ciudad portuaria Rhoynar sobre el Mar del Verano. Los guerreros de Sarhoy fueron salvajemente asesinados, sus hijos fueron arrastrados a la esclavitud, y su orgullosa ciudad amarilla fue pasada por el fuego. Después los Volantinos sembraron las ruinas humeantes con sal para que Sarhoy no pudiera volver a levantarse nunca jamás. La destrucción absoluta de una de las ciudades más ricas y hermosas del Rhoyne, y el esclavizamiento de su gente, conmocionó y consternó al resto de príncipes Rhoynar. "Todos seremos esclavos a menos que nos unamos para ponerle fin a esta amenaza," declaró el más poderoso de ellos, Garin de Chroyane. Este príncipe guerrero convocó a sus compañeros para unírsele en una gran alianza, para arrasar todas las ciudades Valyrias en el río. Tan sólo la Princesa Nymeria de Ny Sar habló en su contra. “Esta es una guerra que no podemos esperar ganar," les advirtió, pero los otros príncipes la abuchearon y le juraron sus espadas a Garin. Incluso los guerreros del mismo Ny Sar estaban ansiosos por luchar, y Nymeria no tuvo otra opción más que unirse a la gran alianza. El ejército más grande que Essos jamás haya visto pronto se reunió en Chroyane, bajo el mando del Príncipe Garin. Según Beldecar, tenía un cuarto de millón de hombres. Desde los nacimientos del Rhoyne hasta sus múltiples desembocaduras, todo hombre con edad para pelear tomó la espada y el escudo y se dirigió hacia la ciudad festiva para unirse a esta gran campaña. El príncipe declaró que mientras el ejército se mantuviera
cerca de la Madre Rhoyne, no tendrían por qué temerle a los dragones de Valyria; sus propios magos de las aguas los protegerían contra los fuegos del Feudo. Garin dividió sus enormes huestes en tres partes; una marchó por la orilla este del Rhoyne, la otra por el lado oeste, mientras que una gran flota de galeras de guerra mantenían el paso en las aguas, dejando el río libre de naves enemigas. Desde Chroyane, el Príncipe Garin condujo sus huestes río abajo, destruyendo cada aldea, pueblo, y asentamiento en su camino y aplastando cualquier oposición. En Selhorys ganó su primera batalla, derrotando un ejército Valyrio de treinta mil hombres y tomando la ciudad por asalto. Valysar corrió la misma suerte. En Volon Therys, Garin se enfrentó a cien mil enemigos, cien elefantes de guerra, y tres señores dragón. Aquí también triunfó, pero a un gran costo. Miles fueron incinerados, pero miles más buscaron refugio en las aguas poco profundas del río, mientras sus magos levantaron enormes remolinos de agua contra los dragones del enemigo. Los arqueros Rhoynar derribaron a dos de los dragones, mientras que el tercero escapó, herido. Como consecuencia, la Madre Rhoyne se levantó con furia para engullir Volon Therys. Después de esto, los hombres empezaron a llamar Garin el Grande al victorioso príncipe, y se dice que en Volantis los grandes señores temblaban de terror a medida que sus huestes avanzaban. En vez de enfrentársele en campo abierto, los Vonlatinos se refugiaron tras sus Murallas Negras y recurrieron al Feudo buscando ayuda. Y los dragones llegaron. Pero no fueron tres, como los que el príncipe Garin había enfrentado en Volon Therys, sino que fueron trescientos o más, si podemos creer en los cuentos que nos han llegado. Contra sus fuegos, los Rhoynar no tuvieron opción. Decenas de miles fueron incinerados mientras otros se precipitaron al río, esperando que el abrazo de la Madre Rhoyne les ofreciera protección contra el fuego de dragón… tan sólo para ahogarse con el abrazo de su madre. Algunas crónicas insisten en que los fuegos ardieron con tal intensidad que las mismísimas aguas del río hirvieron y se convirtieron en vapor. Garin el Grande fue capturado vivo y obligado a observar como su gente sufría por su insolencia. Sus guerreros no recibieron misericordia alguna. Los Volantinos y sus parientes Valyrios los pasaron por la espada—fueron tantos que se dice que su sangre tiñó de rojo el puerto de Volantis tan lejos como alcanzaba la vista. Después los vencedores reunieron sus propias huestes y marcharon hacia el norte a lo largo del río, saqueando Sar Mell salvajemente antes de avanzar hacia Chroyane, la ciudad del príncipe Garin. Encerrado en una jaula dorada por órdenes de los señores dragón, Garin fue arrastrado de regresó a la ciudad festiva para presenciar su destrucción.
Una pila de muertos al lado del Rhoyne.
En Chroyane, la jaula fue colgada de las murallas, de modo que el príncipe pudiera presenciar el esclavizamiento de las mujeres y niños cuyos padres y hermanos habían muerto en su valerosa e irremediable guerra… pero se dice que el príncipe invocó una maldición sobre los conquistadores, suplicándole a la Madre Rhoyne para que vengara a sus hijos. Y así fue que, esa misma noche, el Rhoyne se desbordó y con una intensidad como no había sido vista nunca antes. Cayó una espesa niebla llena de vapores malignos, y los conquistadores Valyrios empezaron a morir de psoriagrís. (Existe, por lo menos, algo de verdad en la historia: en siglos posteriores, Lomas Pasolargo escribió de las ruinas ahogadas de Chroyane, sus infectas nieblas y aguas, y el hecho de que los viajeros descuidados infectados con la psoriagrís merodean las ruinas—un peligro para aquellos que viajan en el río por debajo del derrumbado Puente de los Sueños.) Más arriba en el Rhoyne, en Ny Sar, la Princesa Nymeria pronto recibió noticias de la demoledora derrota de Garin y del esclavizamiento de los pueblos de Chroyane y Sar Mell. Ella vio que el mismo destino le esperaba a su propia ciudad. Así que reunió cada embarcación que quedaba en el Rhoyne, grande o pequeña, y las llenó con tantas mujeres y niños pudo llevar (ya que la mayoría de hombres en edad de pelear se habían marchado con Garin, y habían muerto). Nymeria condujo esta irregular flota río abajo, pasando a través de pueblos humeantes en ruinas y campos de muertos, a través de aguas atestadas de cadáveres flotantes e hinchados. Para evitar a Volantis y sus huestes, decidió seguir el viejo canal y emergió hacia el Mar del Verano por donde estaba Sarhoy. La leyenda nos dice que Nymeria llevó diez mil naves hacia el mar, buscando un nuevo hogar para su pueblo, más allá del alcance de Valyria y sus señores dragón. Beldecar sostiene que este número fue muy exagerado, quizás hasta diez veces. Otros cronistas ofrecen otros números, pero a decir verdad nunca se hizo ningún tipo de conteo. Podemos decir con seguridad que eran muchísimas naves. La mayoría eran embarcaciones fluviales, esquifes y botes de pértigas, galeras comerciantes, botes de pesca, barcazas de placer, incluso balsas, sus cubiertas y bodegas repletas de mujeres,
niños y ancianos. Sólo uno de cada diez estaba en condiciones de navegar, insiste Beldecar. El viaje de Nymeria fue largo y terrible. Más de un centenar de barcos naufragaron y se hundieron con la primera tormenta que su flota enfrentó. Muchos más regresaron por miedo y fueron capturados como esclavos cerca de Volantis. Otros se quedaron atrás o se alejaron, para no ser vistos nunca jamás.
La Princesa Nymeria guiando los diez mil barcos.
El resto de la flota navegó por el Mar del Verano hacia las Islas del Basilisco, donde se detuvieron para tomar agua fresca y provisiones, tan sólo para caer en manos de los reyes corsarios de la Isla Hacha, la Garra y la Montaña Aullante, quienes dejaron de lado sus propias riñas por el tiempo suficiente para caer sobre los Rhoynar con fuego y espadas, pasando cuarenta naves por la antorcha y llevándose a cientos como esclavos. Después, los corsarios ofrecieron permitirle a los Rhoynar asentarse en las Isla de los
Sapos, con tal que ellos renunciaran a sus barcos y enviarán a cada rey treinta niñas vírgenes y muchachos bonitos cada año como tributo. Nymeria se negó y llevó su flota de vuelta al mar, esperando encontrar refugio entre las calurosas junglas de Sothoryos. Algunos se establecieron en Punta del Basilisco, algunos cerca de las brillantes aguas verdes del Zamoyos, entre arenas movedizas, cocodrilos, y árboles podridos medio-sumergidos. La Princesa Nymeria permaneció con las naves en Zamettar, una colonia Ghiscari abandonada hace mil años, mientras otros se abrieron camino río arriba hacia las enormes ruinas de Yeen, atormentadas por espíritus y arañas. Existían riquezas escondidas en Sothoryos—oro, gemas, maderas poco comunes, pieles exóticas, misteriosas frutas, y extrañas especias—pero los Rhoynar no pudieron prosperar allí. El sofocante calor y la humedad agobiaron sus espíritus, y enjambres de moscas que picaban esparcieron una enfermedad tras otra: fiebre verde, la plaga danzante, hervores de sangre, llagas supurantes, la putrefacción dulce. Los jóvenes y los ancianos resultaron ser especialmente vulnerables a este tipo de contagios. Incluso zambullirse en el río significaba cortejar a la muerte, ya que el Zamoyo estaba infestado con bancos de peces carnívoros, y diminutos gusanos que ponían sus huevos bajo la piel de los nadadores. Dos de los nuevos pueblos en Punta del Basilisco fueron arrasados por esclavistas, sus poblaciones fueron pasadas por la espada o arrastradas en cadenas, mientras que los que estaban en Yeen tuvieron que lidiar con los ataques de los espíritus moteados de las espesas junglas. Por más de un año los Rhoynar lucharon por sobrevivir en Sothoryos, hasta el día en que un bote de Zamettar llegó a Yeen y se encontró con que cada hombre, mujer, y niño en aquella atormentada ciudad en ruinas había desaparecido durante la noche. Entonces Nymeria convocó a su gente de regreso a los botes y zarpó hacia el mar de nuevo. Por los siguientes tres años los Rhoynar deambularon en los mares del sur, buscando un nuevo hogar. En Naath, la Isla de las Mariposas, el pacífico pueblo les dio la bienvenida, pero la diosa que protegía aquella extraña tierra pronto empezó a atacar a los recién llegados con una mortal enfermedad, llevándolos de vuelta a sus naves. En las Islas del Verano, se establecieron en una roca inhabitada frente a la costa oriental de Walano, la cual pronto empezó a ser llamada Isla de las Mujeres, pero su terreno delgado y pedregoso producía muy poca comida, y muchos murieron de hambre. Cuando las velas se volvieron a levantar, algunos de los Rhoynar abandonaron a Nymeria para seguir a una sacerdotisa llamada Druselka, quien afirmaba haber escuchado a la Madre Rhoyne pidiendo que sus hijos regresaran a casa… pero cuando Druselka y sus seguidores regresaron a sus viejas ciudades, encontraron a sus enemigos esperándolos, y pronto la mayoría fueron perseguidos, asesinados, o esclavizados. El maltrecho y destrozado remanente de los diez mil barcos navegó hacia el oeste con la Princesa Nymeria. Esta vez ella se decidió por ir a Poniente. Después de tanto deambular, sus naves eran incluso menos navegables que cuando habían partido de la Madre Rhoyne. La flota no llegó completa a Dorne. Incluso hoy en día existen grupos aislados de Rhoynar en los Peldaños de Piedra, que afirman ser descendientes de aquellos que naufragaron. Otras naves, desviados de curso por las tormentas, llegaron a Lys o Tyrosh, donde prefirieron entregarse como esclavos antes que perecer ahogados. El resto de las naves desembarcó en las costas de Dorne cerca de la desembocadura del río Sangreverde, no muy lejos de las antiguas murallas de arenisca del Barco de Arena, asentamiento de la Casa Martell. Seca, desolada, y escasamente poblada, Dorne en ese entonces era una tierra pobre donde una veintena de señores y pequeños reyes peleaban constantemente sobre el
dominio de cada río, arroyo, pozo, o pedazo de tierra fértil. Muchos de estos señores Dornienses veían a los Rhoynar como intrusos no deseados, invasores extranjeros de extrañas costumbres y dioses, que debían ser expulsados de vuelta al mar de donde habían venido. Pero Mors Martell, el Señor de Barco de Arena, encontró en los recién llegados una oportunidad… y si podemos darle crédito a los bardos, su señoría también perdió el corazón por Nymeria, la feroz reina guerrera que había liderado a su gente a través de medio mundo para mantenerlos libres. Se dice que, de entre los Rhoynar que llegaron a Dorne con Nymeria, ocho de cada diez eran mujeres … pero un cuarto de ellas eran guerreras, según la tradición Rhoynar, e incluso aquellas que no lo eran, se habían endurecido durante el tormentoso viaje. Así como también miles que habían sido niños cuando partieron del Rhoyne habían llegado a la adultez y habían tomado la lanza durante los años que deambularon. Al unirse a los recién llegados, los Martell habían incrementado por diez veces el tamaño de sus huestes. Cuando Mors Martell tomó a Nymeria como esposa, cientos de sus caballeros, escuderos y señores banderizos también se casaron con mujeres Rhoynar, y muchos de aquellos que ya estaban casados tomaron mujeres como amantes. Así fue como los dos pueblos se unieron por sangre. Estas uniones enriquecieron y fortalecieron a la Casa Martell y a sus aliados Dornienses. Los Rhoynar trajeron consigo innumerables riquezas; sus artesanos, trabajadores del metal y de la piedra, trajeron habilidades más avanzadas que las alcanzadas por sus homólogos Ponienti, y sus armeros pronto empezaron a producir espadas, lanzas y armaduras de escamas y placas que ningún herrero Ponienti podía esperar igualar. Aún más importante, se dice que las brujas del agua Rhoynar conocían hechizos secretos que hacían que los arroyos secos volvieran a fluir y que los desiertos florecieran. Para celebrar estas uniones, y asegurarse de que su pueblo no pudiera regresar al mar, Nymeria quemó los navíos Rhoynar. "Al fin dejaremos de deambular", declaró. "Hemos encontrado un nuevo hogar, y aquí viviremos y moriremos." (Algunos Rhoynar lamentaron la pérdida de las naves, y en vez de abrazar su nueva tierra, empezaron a navegar las aguas del Sangreverde, considerándolo una pálida sombra de la Madre Rhoyne, a quien siguieron adorando. Aún existen hoy en día, y son conocidos como los huérfanos del Sangreverde.) Las llamas iluminaron la costa por cincuenta leguas mientras cientos de cascos destrozados eran pasados por la antorcha y se convertían en cenizas; a la luz de las llamas, la Princesa Nymeria nombró a Mors Martell como Príncipe de Dorne, al estilo Rhoynar, afirmando su dominio sobre las "arenas rojas y blancas, y todas las tierras y ríos desde las montañas hasta el gran mar salado." No obstante, tal supremacía era más fácil de declarar que de conseguir. Siguieron años de guerras, mientras los Martell y sus compañeros Rhoynar encontraron y sometieron a un rey tras otro. No menos de seis reyes conquistados fueron enviados al Muro con cadenas de oro, por Nymeria y su príncipe, hasta que sólo quedo el más grande de sus enemigos: Yorick Yronwood, el Sangre Regia, Quinto de su Nombre, Señor de Palosanto, Guardián del Sendahueso, Caballero de los Pozos, Rey de las Marcas Rojas, Rey del Cinturón Verde, y Rey de los Dornienses. Durante nueve años Mors Martell y sus aliados (entre ellos la Casa Fowler de Dominio del Cielo, la Casa Tolland de Colina Fantasma, la Casa Dayne de Campoestrella, y la Casa Uller de Sotoinferno) pelearon contra Yronwood y sus banderizos (los Jordayne de Tor, los Wyl de Sendahueso, junto a los Blackmont, los Qorgyle, y muchos más), en batallas demasiado numerosas para ser mencionadas aquí. Cuando Mors Martell cayó
antes la espada de Yorick Yronwood en la Tercera Batalla de Sendahueso, la Princesa Nymeria asumió el mando completo de sus ejércitos. Se requirieron dos años más de batallas, pero al final fue ante Nymeria que Yorick Yronwood dobló la rodilla, y Nymeria gobernó desde Lanza del Sol a partir de entonces. Aunque se volvió a casar dos veces (primero con el anciano Lord Uller de Sotointerno, y después con el apuesto Ser Davos Dayne de Campoestrella, la Espada de la Mañana), Nymeria permaneció como la incuestionable gobernante de Dorne por cerca de veintisiete años, y sus esposos sirvieron como consejeros y consortes. Sobrevivió una docena de atentados contra su vida, acabó con dos rebeliones, y desbarató dos invasiones del Rey Tormenta Durran el Tercero y una del Rey Greydon del Dominio. Cuando por fin murió, fue la mayor de las cuatro hijas de Mors Martell quien la sucedió, no el hijo que tuvo con Davos Dayne, ya que para entonces los Dornienses habían adoptado muchas de las leyes y costumbres de los Rhoynar, aunque los recuerdos de la Madre Rhoyne y de los diez mil barcos se fueron desvaneciendo hasta convertirse en leyendas.
LA MALDICIÓN DE VALYRIA CON LA DESTRUCCION de los Rhoynar, Valyria pronto consiguió el dominio completo de la mitad occidental de Essos, desde el Mar Angosto hasta la Bahía de los Esclavos, y desde el Mar del Verano hasta el Mar de los Escalofríos. Los esclavos llegaron a raudales al Feudo y rápidamente fueron enviados a trabajar dentro de las Catorce Llamas para extraer el precioso oro y la plata que los señores del Feudo tanto apreciaban. Quizás, también en preparación para cruzar el Mar Angosto, los Valyrios también establecieron su asentamiento más occidental en la isla que llegaría a conocerse como Rocadragón, unos doscientos años antes de la Maldición. Ningún rey se les opuso—y los señores locales que hicieron algún esfuerzo para resistirse se dieron cuenta que la fuerza de Valyria era muy grande. Con sus artes arcanas, los Valyrios levantaron la Ciudadela de Rocadragón. Dos siglos pasaron—siglos en los que las codiciadas espadas de acero Valyrio empezaron a emerger en los Siete Reinos con mayor rapidez que antes—pero no con tanta rapidez como para complacer a todos los señores y reyes que las deseaban. Y aunque la visión de un señor dragón que sobrevolando la Bahía del Aguasnegras ya no era del todo desconocida, a medida que el tiempo pasaba esto ocurrió con más frecuencia. Valyria sintió que su sentamiento estaba asegurado, y los señores dragón continuaron con sus planes e intrigas en su continente natal. Y luego, inesperado para todos (salvo tal vez para Aenar Targaryen y su hija doncella Daenys la Soñadora) la Maldición cayó sobre Valyria. Hasta el día de hoy, nadie sabe con exactitud que causó la Maldición. Muchos dicen que fue un cataclismo natural—una explosión catastrófica causada por la erupción conjunta de los Catorce Fuegos. Algunos septones, menos sabios, afirman que los Valyrios trajeron el desastre sobre ellos debido a sus promiscuas creencias en cientos de dioses, y hurgaron demasiado en su sacrilegio desatando los fuegos de los Siete Infiernos sobre el Feudo. Un puñado de maestres influenciados por fragmentos de la obra del Septon Barth, sostienen que Valyria había usado hechizos para contener las Catorce Llamas por miles de años, que su incesante hambre de esclavos y riquezas era, tanto para sostener estos
hechizos como para expandir su poder, y que cuando al fin esos hechizos decayeron, el cataclismo fue inevitable. Acerca de esto, algunos afirman que fue la maldición de Garin el Grande, quien al fin obtuvo su venganza. Otros hablan de los sacerdotes de R’hllor invocando los fuegos de su dios en extraños rituales. Algunos, enlazando la noción fantástica de la magia Valyria con la realidad de las ambiciosas casas Valyrias, argumentan que el incesante conflicto y engaño entre estas grandes casas lo que pudo desencadenar el asesinato de muchos de los respetados magos que renovaban y mantenían los rituales que contenían las llamas de los Catorce Fuegos. La única cosa que se puede decir con certeza es que fue un cataclismo como el mundo no había visto nunca antes. El antiguo y poderoso Feudo Franco—hogar de dragones y hechiceros de inigualable habilidad—fue arrasado y destruido en cuestión de horas. Se dice que cada colina en quinientas millas a la redonda se rompió en pedazos llenando el aire con cenizas, humo y fuego tan caliente y voraz que incluso los dragones que los sobrevolaban fueron engullidos y consumidos. Grandes grietas se abrieron en la tierra, tragándose palacios, templos, y pueblos enteros. Los lagos hirvieron y se convirtieron en ácido, las montañas explotaron, fuentes ardientes expulsaron roca fundida a mil pies de altura, y nubes rojas llovieron vidriagón y sangre negra de demonios. Hacia el norte, el suelo se resquebrajó y colapsó sobre sí mismo, y la inundó un mar furioso de agua hirviendo. La ciudad más orgullosa del mundo desapareció en un instante, el legendario imperio se desvaneció en un día. Las Tierras del Largo Verano—una vez las más fértiles del mundo—fueron arrasadas, inundadas y destruidas, y continuaron cobrando vidas incluso en el siglo siguiente. Tras el súbito vacío empezó el caos. Los señores dragón estaban reunidos en Valyria como era su costumbre... a excepción de Aenar Targaryen, sus hijos y sus dragones, que habían volado a Rocadragón y así escaparon de la maldición. Algunos relatos afirman que unos pocos más también sobrevivieron... por poco tiempo. Se dice que algunos señores dragón en Tyrosh y Lys se salvaron, pero en la apremiante conmoción política que siguió a la Maldición, ellos y sus dragones fueron asesinados por los ciudadanos de las Ciudades Libres. En cambio, las historias de Qohor afirman que un señor dragón que pasaba de visitaba, Aurion, reunió fuerzas de los colonos Qohorienses y se autoproclamó Emperador de Valyria. Él voló hacia Valyria, montado en su gran dragón, seguido por un ejercido a pie de treinta mil hombres, para reclamar lo que había quedado de Valyria y restablecer el Feudo. Pero ni el Emperador Aurion ni sus huestes fueron vistos de nuevo. La época de los dragones en Essos llegaba a su fin. Volantis, la más poderosa de las Ciudades Libres, pronto hizo reclamo sobre la soberanía de Valyria. Hombres y mujeres nobles de sangre Valyria, que no eran señores dragón, entraron en guerra con las otras ciudades. Los tigres, como se hacían llamar aquellos que abogaban por la conquista, guiaron a Volantis hacia un gran conflicto con las otras Ciudades Libres. En un principio, sus flotas y ejércitos tuvieron gran éxito controlando Lys y Myr, y comandando las los dominios sureños en el Rhoyne. Fue cuando se extralimitaron, e intentaron apoderarse también de Tyrosh, que su floreciente imperio colapsó. Temerosa del ataque Volantino, Pentos se unió a los Tyroshi en la resistencia. Myr y Lys se rebelaron, y el Señor del Mar de Braavos proporcionó una flota de cien navíos para ayudar a Lys. Además, el Rey Tormenta de Poniente, Argilac el Arrogante, guió una hueste hacia las Tierras de la Discordia—a
cambio de la promesa de oro y gloria—que derrotó a los regimientos Volantinos que intentaban recuperar Myr.
A raíz de todos estos conflictos, y las luchas que continuaron hasta estos días sobre las Tierras de la Discordia, la plaga de las Compañías Libres nació y echo raíces. Al principio, estas bandas de mercenarios simplemente peleaban por aquellos que les pagaban. Pero hay algunos que dicen, que cuando la paz se instauraba, los capitanes de estas Compañías Libres instigaban nuevas guerras para sustentarse, y beneficiarse con los saqueos.
Cerca del final, incluso el futuro Conquistador, el todavía joven Aegon Targaryen, se involucró en el conflicto. Sus antepasados siempre miraron hacia el este, pero su atención desde una edad temprana había estado centrada en el oeste. Sin embargo, cuando Pentos y Tyrosh se le acercaron, invitándolo a unírseles en una gran alianza en contra de Volantis, él los escuchó. Y por razones que aún desconocemos, decidió aceptar su propuesta… hasta cierto punto. Montando en el Terror Negro, se dice que voló hacia el este, reuniéndose con el Príncipe de Pentos y los magísteres de la Ciudad Libre, y desde ahí voló sobre Balerion hasta Lys, justo a tiempo para abatir una flota Volantina que se preparaba para invadir aquella Ciudad Libre. Volantis sufrió más derrotas—en el Lago Daga, donde las galeras de fuego de Qohor y Norvos destruyeron gran parte de la flota Volantina que controlaba el Rhoyne; y en el este donde los Dothraki empezaron a salir como un enjambre del Mar Dothraki, dejando, a su paso, ciudades y pueblos en ruinas mientras atacaban a la debilitada Volantis. Al final, los elefantes—la facción Volantina que favorecía la paz, y que estaba formada en su mayoría por los adinerados comerciantes y mercaderes que habían sufrido bastante con la guerra—les arrebataron el poder a los tigres, quienes favorecían la conquista, y pusieron fin al conflicto.
Un dragón ardiendo durante la Maldición.
En cuanto a Aegon Targaryen, poco después de su intervención en Lys, está escrito que perdió todo interés en los asuntos del este. Pensando que el reinado de Volantis había llegado a su fin, voló de regreso a Rocadragón. Y entonces, cuando las guerras en Essos dejaron de ser un proble, volvió su mirada hacia el oeste.
El Feudo Franco de Valyria y su imperio fueron destruidos por la Maldición, pero la destrozada península aún existe. Histroias extrañas se cuentan sobre ella hoy en día, cuentos sobre demonios que atormentan el Mar Humeante donde una vez estuvieron los Catorce Fuegos. De hecho, el camino que une Volantis con la Bahía de los Esclavos llego a ser conocido como “el camino del demonio” y es evitado por los viajeros más sensatos. Los hombres que se atreven a entrar al Mar Humeante no regresan, como Volantis aprendió durante el Siglo de Sangre, cuando desapareció una flota que había sido enviada para reclamar la península. Existen rumores extraños sobre hombres viviendo entre las ruinas de Valyria y en las ciudades circundantes de Oros y Tyria. Pero muchos refutan dichos rumores, alegando que la Maldición aún perdura en Valyria. No obstante, algunas de las ciudades alejadas del corazón de Valyria permanecen inhabitadas—lugares fundados por el Feudo y sujetos al mismo. El más siniestro de estos es Mantarys, un lugar donde se dice que los hombres nacen deformados y monstruosos; algunos atribuyen esto a la cercanía de la ciudad al camino del demonio. La reputación de Tolos, donde se encuentran los mejores honderos del mundo, y de la ciudad de Elyria en su isla, es meno siniestra, y meno notable también, ya que estas hicieron tratados con las ciudades Ghiscari en la Bahía de los Esclavos y por tanto, evitaron verse involucradas en cualquier intento por reclamar el corazón ardiente de la destrozada Valyria.
Rocadragón
Aegon el Conquistador sobre Balerion, el Terror Negro.
AQUÍ SE PRESENTA UN relato del reinado de la Casa Targaryen, desde Aegon el Conquistador hasta Aerys el Rey Loco. Muchos maestres han escrito sobre estos temas, y el conocimiento que ellos han recopilado conforma gran parte de lo siguiente. Pero en una parte me he tomado cierta libertad: el relato de la Conquista de Aegon no es de mi propio trabajo, sino algo que fue descubierto recientemente en los archivos de la Ciudadela, olvidado desde el triste final de Aegon, el Quinto de Su Nombre. Este fragmento—parte de una obra aun mayor, que parecía ser un recuento de la historia de los reyes Targaryen—fue encontrado entre un montón de papeles polvorientos pertenecientes al Archimaestre Gerold, el historiador cuyos escritos sobre la historia de Antigua habían sido admirados en sus tiempos. Pero este no fue escrito por él. El estilo de escritura era distinto, aunque ciertas notas encontradas junto a estos papeles indican que fue escrito por el Archimaestre Gyldayn, el último maestre que sirvió en Refugio Estival antes de su destrucción en el reinado de Aegon el Afortunado, el Quinto de su Nombre, quien pudo haberlos enviado a Gerold por su comentario y aprobación. La historia de la Conquista es tan completa como cualquier otra, y por eso la he puesto aquí, para que, al menos, más ojos además de los míos y los del difunto Archimaestre Gerold puedan apreciar y aprender de ella. He descubierto otros manuscritos escritos por esta misma mano, pero muchas páginas se han extraviado o destruido, y otras se han dañado por el abandono y el fuego. Quizás un día, se encontren más, y esta obra mestra perdidas pueda ser copiada y publicada, ya que lo poco que he encontrado ha causado gran expetación en la Ciudadela. Sin embargo, hasta entonces, sus fragmentos sirven como una de las muchas fuentes de información sobre los reinados de los reyes Targaryen, desde el Conquistador hasta el fallecido Aerys II—el último rey Targaryen que se sentó en el Trono de Hierro.
LA CONQUISTA Los maestres de la Ciudadela, quienes custodian las historias de Poniente, han utilizado la Conquista de Aegon como su piedra angular durante los últimos trescientos años. Los nacimientos, muertes, batallas, y otros eventos son fechados como DC (Después de la Conquista) o AC (Antes de la Conquista). Los verdaderos eruditos saben que tales fechas están lejos de ser exactas. La conquista de los Siete Reinos de Aegon Targaryen no tuvo lugar en un solo día. Pasaron más de dos años entre el desembarco de Aegon y su coronación en Antigua… e incluso entonces la Conquista seguía incompleta, pues Dorne seguía siendo un territorio independiente. Todos los intentos esporádicos de anexar Dorne al reino continuaron a través del reinado del Rey Aegon y los reinos de sus hijos, haciendo imposible fijar una fecha precisa para el final de las Guerras de la Conquista. Incluso la fecha del inicio es materia de malinterpretación. Muchos asumen, erróneamente, que el reino de Rey Aegon I Targaryen empezó el día en que éste arribaró a la desembocadura del Aguasnegras, bajo las tres colinas dónde se erigiría la ciudad de Desembarco del Rey. Pero esto no es así. El día del Desembarco de Aegon fue celebrado por el Rey y sus descendientes, pero la fecha real del comienzo del reinado del Conquistador fue el día en que fue coronado y ungido en el Septo Estrellado de Antigua por el Septon Supremo de la Fe. Esta coronación tuvo lugar dos años después del desembarco de Aegon, mucho después de haber ganado tres de las principales batallas de las Guerras de la Conquista. Por lo tanto, se puede ver que la mayor parte de la conquista real de Aegon tuvo lugar entre 2 y 1 AC, Antes de la Conquista.
Los Targaryen eran de sangre Valyria pura, señores dragón de un antiguo linaje. Doce años antes de la Maldición de Valyria (114 AC), Aenar Targaryen vendió sus dominios en el Feudo Franco y en las Tierras del Largo Verano y se trasladó con todas sus esposas, tesoros, esclavos, dragones, hermanos, parientes, e hijos hacia Rocadragón, una ciudadela en una desolada isla bajo una montaña humeante ubiacada en el Mar Angosto. En la cúspide de su esplendor, Valyria era la ciudad más grande del mundo conocido, el centro de la civilización. Dentro de sus resplandecientes murallas, cerca de cuarenta casas rivalizaban por el poder y la gloría en la corte y los consejos, ascenciendo y decayendo en un forcejeo interminable por el dominio, a veces sutil, pero más a menudo salvaje. Los Targaryen no eran los más poderosos de los señores dragón, y sus rivales consideraron su retiro hacia Rocadragón como un acto de rendición, de cobardía. Pero Daenys, la hija doncella de Lord Aenar, después conocida por siempre como Daenys la Soñadora, había profetizado la destrucción de Valyria por el fuego. Y cuando sobrevino la Maldición, doce años después, los Targaryen fueron los únicos señores dragón que lograron sobrevivir. Rocadragon había sido asentamiento más occidental de Valyria durante dos siglos. Su ubicación través del Gaznate otorgó un dominio completo a sus señores en la Bahía de Aguasnegras, y permitió a los Targaryen y sus íntimos aliados, los Velaryon de Marcaderiva (una casa menor descendiente de Valyria) llenar sus cofres controlando los envíos y el comercio en esa zona. Los barcos de los Velaryon, junto con otras Casas aliadas de Valyria, los Celtigar de Isla de la Garra, dominaron la mitad del Mar Angosto, mientras los Targaryen gobernaban desde el cielo con sus dragones. Aun así, durante más de cincuenta años después de la Maldición de Valyria (debidamente llamado el Siglo de Sangre), la Casa Targaryen seguía siendo oriental, no occidental, y demostraba poco interés por los asuntos de Poniente. Gaemon Targaryen, el hermano y marido a Daenys la Soñadora, siguió a Aenar el Exiliado como Señor de Rocadragón, y se volvió conocido como Gaemon el Glorioso. Aegon, el hijo de Gaemon y su hija Elaena gobernaron después de su muerte. Después de ellos el título de señoría pasó a su hijo Maegon; su hermano Aerys, y los hijos de Aerys, Aelyx, Baelon, y Daemion. El último de los tres hermanos era Daemion, cuyo hijo Aerion le sucedió en Rocadragon. Aegon, conocido en la historia como Aegon el Conquistador y Aegon el Dragón, nació en Rocadragón en el año 27 AC Era hijo único, y el segundo hijo de Aerion, Lord de Rocadragon, y Lady Valaena de la Casa Velaryon, ella mitad Targaryen por el lado materno. Aegon tenía dos hermanas de nacimiento legítimo; la mayor, Visenya, y la más joven, Rhaenys. Durante mucho tiempo existía la propensión entre los señores dragón de Valyria de concretar matrimonios entre hermanos para asegurar la pureza de la sangre, pero Aegon tomó a ambas hermanas por esposas. Por tradición se esperaba que se casara con su hermana mayor, Visenya; la inclusión de Rhaenys como su segunda esposa era extraña, aunque no sin precedentes. Alguien dijo que Aegon se casó con Visenya por deber, y con Rhaenys por deseo. Los tres hermanos habían demostrado ser señores dragón antes de casarse. De los cinco dragones que habían volado desde Valyria con Aenar el Exiliado, uno sólo había sobrevivído en la época de Aegon: la gran bestia llamada Balerion, el Terror Negro. Los dos dragones más jóvenes —Vhagar y Meraxes— nacieron en Rocadragón.
Aegon el Conquistador en la batalla.
Un mito común, a menudo oído entre los ignorantes, afirma que Aegon Targaryen nunca había puesto un pie en Poniente, hasta el día en que desembarcó para conquistarlo, pero esto no puede ser cierto. Años antes de ese viaje, la Mesa Pintada había sido tallada y decorada por orden de Lord Aegon: un enorme tablón de madera, de unos cincuenta pies de largo, tallado en forma de Poniente y pintado para mostrar todos los bosques, ríos, pueblos y castillos de los Siete Reinos. Simplemente, el interés de Aegon en conquistar Poniente era previo a los eventos que lo llevaron a la guerra. Además existen informes fiables de que Aegon y su hermana Visenya visitaban la Ciudadela de Antigua en su juventud y practicaban cetrería en Arbor, como los invitados de Lord Redwyne. Él pudo haber visitado Lannisport también; aunque las historias difieren. Poniente, durante la juventud de Aegon se encontraba dividido en siete reinos pendencieros, entre esporádicas cortas treguas, cuando dos o tres de estos reinos no estaban luchando entre sí. El inmenso, frío, y pedregoso Norte era gobernado por los Stark de Invernalia. En los desiertos de Dorne, los príncipes de Martell retenían el predominio. Las tierras occidentales, ricas en oro, eran gobernadas por los Lannister de Roca Casterly; el fecundo Dominio, por los Gardener de Altojardin. El Valle, los Dedos,
y las Montañas de Luna pertenecían a la Casa Arryn. . . pero los reyes más beligerantes en el tiempo de Aegon fueron dos, cuyos reinos estaban más cerca de Rocadragon: Harren el Negro y Argilac el Arrogante. Desde la gran ciudadela del Bastión Tormenta, los Reyes de la Tormenta de la Casa Durrandon habían gobernado la mitad oriental de Poniente desde el Cabo de la Ira hasta la Bahía de Cangrejos, pero su poder se había menguado durante siglos. Los Reyes del Dominio habían roído sus dominios del oeste, los de Dorne los atormentaban desde el sur; y Harren el Negro y sus hombres de hierro los habían empujado del Tridente y las tierras norteñas de la Bahía de Aguasnegras. Rey Argilac, el último Durrandon, había detenido este declive por un tiempo, haciendo retroceder una invasión de Dorne, siendo muy joven, cruzando el Mar Angosto para unirse a la gran alianza contra los "tigres" imperialistas de Volantis, y matando a Garse VII Gardener, el Rey del Dominio, en la Batalla del Campo de Verano veinte años después. Pero Argilac había envejecido; su famosa melena de pelo negro se había tornado gris, y se había debilitado su proeza con las armas. Al norte de Aguasnegras, las Tierras de los Ríos estaban gobernadas por la mano sangrienta de Harren el Negro de la Casa Hoare, el Rey de las Islas y los Ríos. Harwyn Hardhand, el poderoso señor de los hombres de hierro de Harren, había arrebatado el Tridente a Arrec, un gran señor de lord Argilac, cuyos propios antepasados – hace siglos – habían vencido al último de los reyes de los ríos. El padre de Harren había extendido sus dominios al este hacia Duskendale y Rosby. El propio Harren había consagrado la mayor parte de su largo reino, de unos cuarenta años, para construir un gigantesco castillo al lado del Ojo de Dioses, pero con Harrenhal a punto de estar terminado, los hombres de hierro pronto estarían libres para buscar nuevas conquistas. Ningún rey en Poniente era más temido que Harren el Negro, cuya crueldad se había vuelto legendaria en los Siete Reinos. Y ningún rey en Poniente se sentía más amenazado que Argilac, el Rey Tormenta, el último Durrandon: un envejecido guerrero, cuya heredera era su hija soltera. Fue por eso que el Rey Argilac extendió la mano a los Targaryen en Rocadragon, ofreciendo la mano de su hija a Lord Aegon en matrimonio, con todas las tierras del este desde El Ojo de Dioses del Tridente hasta la Bahía de Aguasnegras por dote. Aegon Targaryen rechazó con desprecio la propuesta del Rey Tormenta. Tenía dos esposas, señaló; no necesitaba una tercera. Y las tierras ofrecidas habían pertenecido a Harrenhal por más de una generación. No eran tierras que Argilac pudiera ofrecer. Simplemente, el envejecido Rey Tormenta quiso establecer a los Targaryen a lo largo del Aguasnegras como una barrera entre sus propias tierras y las de Harren el Negro. El Señor de Rocadragon le envió su propia oferta. Él tomaría las tierras que ofrecía, si Argilac también cedería el Garfio de Massey y los bosques y llanuras de Aguasnegras al sur del río Wendwater y las cabeceras del Mander. El pacto se sellaría por el matrimonio de la hija del Rey Argilac con Orys Baratheon, el amigo y campeón desde la infancia de Lord Aegon. Argilac el Arrogante rechazó estas condiciones con furia. El rumor indicaba que Orys Baratheon era un bastardo, hermanastro de Lord Aegon, y el Rey Tormenta no deshonraría a su hija entregando su mano a un bastardo. La misma sugerencia lo enfureció. Argilac le cortó las manos al enviado de Aegon y las devolvió a Rocadragon en una caja. “Éstas son las únicas manos que tu bastardo tendrá de mí,” escribió.
La respuesta de Argilac el Arrogante a la oferta de Aegon.
Aegon no le respondió. En cambio, convocó a sus amigos, abanderados y aliados principales para asistirle en Rocadragon. Eran pocos. Los Velaryon de Marcaderiva eran leales a la Casa Targaryen, como los Celtigar de Isla de la Garra. Del Garfio de Massey vino Lord Bar Emmon de de Punta Aguda y Lord Massey de Piedratormenta, ambos juramentados al Bastión de Tormentas, pero con lazos más íntimos con Rocadragón. Lord Aegon y sus hermanas cogieron sus consejos y también visitaron el septo del castillo para orar a los Siete de Poniente, aunque él nunca antes fue considerado un hombre religioso. En el séptimo día, una nube de cuervos voló desde las torres de Rocadragón para llevar la palabra de Lord Aegon a los Siete Reinos de Poniente. Volaron hacia los siete reyes, hacia la Ciudadela de Antigua; hacia los señores grandes y pequeños. Todos llevaron el mismo mensaje: desde este día había un único rey en Poniente. Aquéllos que doblarán la rodilla a Aegon de la Casa Targaryen mantendrán sus tierras y títulos. Aquéllos que se alzarán en armas contra él serán vencidos, humillados y destruidos. Las historias difieren en cuántas espadas navegaron de Rocadragón con Aegon y sus hermanas. Algunos dicen tres mil; otros sólo los enumeran en centenares. Este modesto ejercito de los Targaryen aterrizó en la desembocadura de la Bahía de Aguasnegras, en la orilla norteña, dónde se alzaban tres colinas arboladas encima de un pequeño pueblo de pescadores.
Los cuervos llevan la proclamación de Aegon a todas los rincones de Poniente.
En los días de los Cien Reinos, muchos reyezuelos habían exigido el dominio sobre de la delta del río, entre ellos los reyes Darklyn de Duskendale, los Massey de Piedratormenta, y antiguos los reyes del río, entre ellos los Mudd, Fisher, Bracken, Blackwood, o Hook. Las torres y fuertes habían coronado las tres colinas en varios momentos, sólo para ser derribados en una guerra u otra. Ahora sólo rocas rotas y ruinas cubiertas de plantas permanecían para dar la bienvenida a los Targaryen. Aunque reclamada por ambos, Bastión de Tormentas y Harrenhal, la desembocadura del río se encontraba indefensa, y los castillos más cercanos pertenecían a los señores menores sin ningún gran poder o proeza militar, y que tenían ninguna razón para amar a su nominal señor, Harren el Negro.
Aegon Targaryen rápidamente derribó una empalizada los leños y tierra alrededor de la más alta de las tres colinas y despachó a sus hermanas para obtener la sumisión de los castillos más cercanos. Rosby se rindió a Rhaenys y al dorado ojo de Meraxes sin lucha. En Stokeworth unos arqueros soltaron las saetas a Visenya, hasta que las llamas de Vhagar hicieran arder los tejados del castillo. Entonces ellos también se sometieron. Una primera verdadera prueba que tuvieron los conquistadores vino de Lord Darklyn de Duskendale y de Lord Mooton de Poza de la Doncella que unieron sus tropas y marcharon al sur con tres mil hombres para enviar a los invasores de regreso al mar. Aegon envió a Orys Baratheon para que los atacara con la tropa, aunque él descendió sobre ellos con el Terror Negro. Murieron ambos señores en la batalla unilateral que siguió; el hijo de Darklyn y el hermano de Mooton se rindieron después de esto en sus castillos y juraron sus espadas a la Casa Targaryen. En ese momento Duskendale era el principal puerto de Poniente en el Mar Angosto y se había enriquecido del comercio que atravesaba su puerto. Visenya Targaryen no permitió saquear el pueblo, pero no dudó en exigir sus riquezas, inflando los cofres de los conquistadores. Quizás éste sería un lugar indicado para describir las diferencias en los caracteres de Aegon Targaryen y sus hermanas y reinas. Visenya, la mayor de los tres hermanos, era una guerrera como el propio Aegon, y cómoda tanto con cota de mallas, como con sedas. Esgrimía una espada de acero valyrio, La Hermana Oscura, y era experta en su uso, después de haber entrenado al lado de su hermano desde la niñez. Aunque poseía el cabello de plata y oro y ojos púrpuras de Valyria, la suya era una belleza áspera, dura. Incluso aquéllos que la amaron describieron a Visenya como dura, seria, rencorosa, y algunos dijeron que era experta en venenos y hechicerías oscuras. Rhaenys, la más joven de los tres Targaryen, era todo lo que no era su hermana: juguetona, curiosa, impulsiva, dada a los vuelos de la imaginación. No era una verdadera guerrera, Rhaenys amaba música, danza, y poesía, y apoyaba a muchos cantantes, bufones, y titiriteros. Todavía fue dicho que Rhaenys pasó más tiempo en el lomo de su dragón que su hermano y hermana juntos, porque, sobre todas las cosas, ella amaba volar. Le oyeron decir una vez que antes de morir, quería volar con Meraxes por el Mar del Ocaso para ver lo que había en sus orillas occidentales. Aunque nadie nunca cuestionó la fidelidad de Visenya a su hermano y esposo, Rhaenys se rodeó de hombres apuestos y jóvenes, y (fue susurrado) que incluso entretuvo a algunos en sus alcobas en las noches cuando Aegon estaba con su hermana mayor. Todavía, los observadores en la corte pudieron notar, a pesar de estos rumores, que el rey pasaba diez noches con Rhaenys por cada una con Visenya. El propio Aegon Targaryen, extrañamente, era tanto un enigma para sus contemporáneos, como para nosotros. Armado con la espada de acero valyrio, Fuegoscuro, él se contaba entre los más grandes guerreros de su edad, sin embargo, no sentía placer en eventos de relacionados con las armas y nunca participó en un torneo o mêlée. Su montura era Balerion el Terror Negro, pero sólo lo montaba para batallar, o para viajar rápidamente por la tierra y mar. Su imponente presencia atrajo a los hombres bajo sus estandartes, no obstante, no tenía ningún amigo íntimo, excepto Orys Baratheon, el compañero de su juventud. Le presentaron varas mujeres, pero Aegon siempre permaneció fiel a sus hermanas. Como rey, él depositó una gran confianza en su pequeño concilio y sus hermanas, dejando mucho de la gobernación del reino en sus manos… todavía no dudó en tomar el mando cuando lo encontró necesario. Aunque trató con severidad a los rebeldes y traidores, era generoso con enemigos anteriores que doblaron la rodilla.
Esto lo demostró la primera vez en el fuerte Aegon, el castillo de madera cruda y tierra que él había levantado encima de lo que será de aquí en adelante y para siempre conocida como la Colina Alta de Aegon. Habiendo capturado una docena de castillos y asegurado la desembocadura de la Bahía de Aguasnegras en ambos lados del río, él ordenó a los señores que había derrotado que se presenten ante él. Allí ellos pusieron sus espadas a sus pies, y Aegon los levantó y los confirmó en sus tierras y títulos. A sus partidarios más antiguos los premió con nuevos honores. Daemon Velaryon, Lord de las Mareas, fue elevado al puesto de Consejero de Barcos, a cargo de la flota real. Triston Massey, Lord de Piedratormenta se nombró Consejero de Leyes, Crispian Celtigar el Consejero de la Moneda. Y a Orys Baratheon proclamó “mi escudo, mi valor, mi mano derecha.” Así Baratheon es considerado por los maestres la primera Mano del Rey. Los estandartes heráldicos habían sido por mucho tiempo una tradición entre los señores de Poniente, pero cosas así nunca se habían usado por los señores dragón de la antigua Valyria. Cuando los caballeros de Aegon desplegaron su gran estandarte de seda de batalla, con un dragón rojo de tres cabezas, echando fuego por la boca en un campo negro, los señores lo tomaron como una señal de que él era ahora de verdad uno de ellos, un alto rey digno de Poniente. Cuando la Reina Visenya puso un circulo de acero valyrio adornado con los rubíes en la cabeza de su hermano, y la Reina Rhaenys lo aclamó como, “Aegon, Primero de Su Nombre, el Rey de Todo Poniente, y Escudo de Su Gente,” los dragones rugieron y los señores y caballeros vitorearon de alegría… pero el pueblo llano, los pescadores y campesinos, gritaron aún más estridentemente. Sin embargo había siete reyes que no estaban contentos con el ungimiento de Aegon el Dragón. En Harrenhal y en Bastión de Tormentas, Harren el Negro y Argilac el Arrogante ya habían convocado a sus estandartes. En el oeste, el Rey Mern del Dominio montó por el Camino del Océano a Roca Casterly para encontrarse con el Rey Loren de la Casa Lannister. La Princesa de Dorne despachó un cuervo a Rocadragón, ofreciendo unirse con Aegon contra Argilac el Rey Tormenta… pero como iguales y aliados, no como un súbdito. Otra oferta de alianza vino del rey niño del Nido de Anguilas, Ronnel Arryn, cuya madre pidió a todas las tierras al este de Forca Verde del Tridente que apoyen el Valle contra Harren el Negro. Incluso en el Norte, el Rey Torrhen Stark de Invernalia se sentaba con sus señores abanderados y consejeros hasta tarde en la noche, discutiendo lo que deberían hacer respecto de este supuesto conquistador. El reino entero esperó ansiosamente ver la siguiente movida de Aegon. En pocos días desde su coronación, los ejércitos de Aegon estaban de nuevo en marcha. La parte mayor de su hueste cruzó la Bahía de Aguasnegras, marchando al sur hacia el Bastión de Tormentas bajo el mando de Orys Baratheon. La Reina Rhaenys lo acompañó, a horcajadas sobre Meraxes de ojos dorados y escalas plateadas. La flota de los Targaryen, bajo la dirección de Daemon Velaryon, dejó la Bahía de Aguasnegras y se dirigió al norte, hacia Puerto Gaviota y el Valle. Con ellos fueron la Reina Visenya y Vhagar. El rey marchó al nordeste, hacia el Ojo de Dioses y Harrenhal, la gigantesca fortaleza que era el orgullo y la obsesión de Rey Harren el Negro y qué él había completado y ocupado en el mismo día que Aegon aterrizó en lo que habría un día llegar a ser Desembarco del Rey. Los tres ejércitos de los Targaryen enfrentaron una oposición feroz. Los señores Errol, Fell, y Buckler, los vasallos de Bastión de Tormentas, sorprendieron de antemano a los miembros del ejército de Orys Baratheon cuando estaban cruzando el Wendwater, reduciendo a más de mil hombres, antes de desaparecer entre los árboles. Una flota de los Arryn apresuradamente congregada, engrosada por una docena de buques de guerra de los Braavosi, encontró y derrotó la flota de los Targaryen en las aguas fuera de Puerto Gaviota. Entre los muertos estaba el almirante de Aegon,
Daemon Velaryon. El propio Aegon fue atacado en la orilla sur de el Ojo de Dioses, no una, sino dos veces. La Batalla de las Cañas era una victoria de los Targaryen, pero sufrieron fuertes pérdidas en los Sauces Llorones, cuando dos de los hijos del Rey Harren cruzaron el lago en barcoluengos y los atacaron por la retaguardia. Tales derrotas evidenciaron algunos reveces, sin embargo, y al final, los enemigos de Aegon no tenían ninguna respuesta para sus dragones. Los hombres del Valle hundieron un tercio de los barcos de los Targaryen y capturaron otros tantos, pero cuando la Reina Visenya descendió sobre ellos del cielo, sus propios barcos se quemaron. Los señores Errol, Fell, y Buckler se escondieron en sus bosques familiares, hasta que la Reina Rhaenys liberara a Meraxes y una pared de fuego barrió a través de los bosques, volviendo los árboles en antorchas. Y los vencedores a los Sauces Llorones, retornando por el lago a Harrenhal, lo pasaron mal, cuando Balerion descendió sobre ellos del cielo de la mañana. Los barcoluengos de Harren se quemaron. Y también los hijos de Harren.
Visenya y Vhagar quemando la flota de Arryn
Los enemigos de Aegon también se encontraron plagados por otros enemigos. Cuando Argilac el Arrogante reunió sus espadas en Bastión de Tormentas, los piratas de Peldaños de Piedra descendieron en las orillas de Cabo de la Ira para aprovecharse de su ausencia; y una facción de Dorne incursionó fuera de las Montañas Rojas para barrer a través de las Marcas de Dorne. En el Valle, el joven Rey Ronnel tenía que contender con una rebelión en las Tres Hermanas, cuando estos renunciaron a la obediencia al Nido de Águilas y proclamaron a la Señora Marla Sunderland su reina.
Pero éstas eran molestias menores comparadas a lo que le ocurrió a Harren el Negro. Aunque la Casa Hoare había gobernado las Tierras de los Ríos por tres generaciones, los hombres del Tridente no querían a su señor hombre de hierro. Harren el Negro había asesinado a miles en la construcción de su gran castillo de Harrenhal, saqueando las Tierras de los Ríos y empobreciendo a los señores y campesinos por igual con su apetito por el oro. Así que ahora las gentes de las Tierras de los Ríos se alzaron contra él, liderados por Lord Edmyn Tully de Aguasdulces. Convocado a la defensa de Harrenhal, Tully se declaró, en cambio, por la Casa Targaryen, levantando el estandarte de dragón encima de su castillo, montó con sus caballeros y arqueros y unió sus fuerzas a las de Aegon. Su desafío fue seguido por los otros señores de los ríos. Uno por uno, los señores del Tridente renunciaron a Harren y se declararon por Aegon el Dragón. Blackwood, Mallister, Vance, Bracken, Piper, Frey, Strong… convocando a sus huestes, ellos descendieron sobre Harrenhal. De repente excedido en número, el Rey Harren el Negro se refugió en su supuestamente inexpugnable fortaleza. El castillo más grande alguna vez levantado en Poniente, Harrenhal alardeaba de cinco torres gigantescas, una fuente inagotable de agua fresca, inmensas bóvedas subterráneas abastecidas con comestibles, y muros macizos de roca negra demasiado altos para cualquier escalera de mano, y demasiado gruesos para ser derrumbados por cualquier ariete, o destrozados por una catapulta. Harren obstruyó sus puertas y se estableció abajo con sus hijos restantes y partidarios para resistir el asedio. Aegon de Rocadragón pensaba de manera diferente. Una vez que había unido su poder con el de Edmyn Tully y los otros señores de los ríos para cercar el castillo, él envió a un maestre a las puertas enarbolando el estandarte de paz, para parlamentar. Harren salió para encontrarse con él: un hombre anciano y canoso, todavía feroz en su armadura negra. Cada rey tenía a su portador de estandarte y a su maestre en el séquito, por lo que todavía se recuerdan las palabras que intercambiaron. “Ríndete ahora,” Aegon empezó, “y podrás permanecer como Señor de las Islas de Hierro. Ríndete ahora, y tus hijos vivirán para gobernar después de ti. Tengo ocho mil hombres fuera de tus muros.” “Lo que está fuera de mis muros no me preocupa,” dijo Harren. “Esos muros son fuertes y gruesos.” “Pero no tan altos para los dragones. Los dragones vuelan.” “Yo construí en la roca,” dijo Harren. “La roca no arderá” A lo que Aegon dijo, “Al ocaso, tu linaje desaparecerá.” Se dice que Harren escupió y regresó a su castillo. Una vez dentro, envió a cada hombre a los parapetos, armados con lanzas, arcos y ballestas, con promesas de tierras y riquezas al que matara al dragón. “Tengo una hija, el asesino de dragón podrá exigir su mano también,” Harren el Negro proclamó. “O, en cambio le daré a una de las hijas de Tully, o a las tres, si gusta. O puede escoger a una de las cachorras de Blackwood, o a cualquier muchacha nacida de estos traidores del Tridente, estos señores de barro amarillo.”
Entonces Harren el Negro se retiró a su torre, rodeado por su guardia, a cenar con sus hijos. Cuando se desvaneció la última luz del sol, los hombres de Harren el Negro observaban en la oscuridad la reunión de gente, asiendo sus lanzas y ballestas. Cuando ningún dragón apareció, algunos pudieron haber pensado que las amenazas de Aegon habían sido huecas. Pero Aegon Targaryen subió con Balerion muy alto en el cielo, a través de las nubes, hasta que el dragón no era más grande que una mosca en la luna. Sólo entonces descendió, bien dentro de los muros del castillo. En las alas tan negras como carbón, Balerion se zambulló a través de la noche, y cuando las grandes torres de Harrenhal aparecieron debajo, el dragón rugió su furia y las bañó con fuego negro con los remolinos rojos.
La destrucción de Harrenhal
La roca no arderá, Harren había alardeado, pero su castillo no era exclusivamente hecho de roca. Madera y lana, cáñamo y paja, pan y carne salada y grano, todos cogieron el fuego. Ni los hombres de hierro de Harren eran de piedra. Ardiendo, gritando, amortajados en llamas, corrieron por los patios y se arrojaron de los muros para morirse en la tierra debajo. E incluso la piedra crujió y agrietó con el fuego tórrido. Los señores de los ríos fuera de los muros del castillo han relatado después, que las torres de Harrenhal brillaron rojas contra la noche, como cinco grandes velas… y como las velas, empezaron a torcerse y fundirse, cuando arroyos de roca fundida corrieron por sus laterales.
Harren y sus últimos hijos se murieron en los fuegos que engolfaron su monstruosa fortaleza esa noche. La Casa Hoare se murió con él, y también el poder de las Islas de Hierro sobre las Tierras de los Ríos. Al día siguiente, fuera de las ruinas humeantes de Harrenhal, el Rey Aegon aceptó un juramento de lealtad de Edmyn Tully, Lord de Aguasdulces, y lo nombró Lord Supremo del Tridente. Los otros señores de los ríos hicieron el homenaje también a Aegon como el rey, y a Edmyn Tully como su señor feudal. Cuando las cenizas se habían enfriado lo suficiente para permitirles a los hombres entrar en el castillo, las espadas de los caídos, muchas destrozadas o fundidas, o retorcidas por el fuego de dragón, se recogieron y se enviaron al fuerte Aegon en carros. Al sur y este, los vasallos del Rey Tormenta demostraron ser considerablemente más leales que al Rey Harren. Argilac el Arrogante recogió a un gran ejército en Bastión de Tormentas. La sede de los Durrandon era una firmeza poderosa, su gran muro aún más grueso que los muros de Harrenhal. También se pensaba que era inexpugnable al ataque. Sin embargo las palabras finales del Rey Harren pronto llegaron a los oídos de su viejo enemigo el Rey Argilac. Los señores Fell y Buckler, retirándose antes del avance del ejército (Lord Errol había sido matado), le habían enviado el mensaje de la Reina Rhaenys y su dragón. El anciano rey guerrero rugió que él no pensaba morirse como Harren, cocinado dentro de su propio castillo como un cochinillo con una manzana en su boca. Presentaría batalla, decidiría su propio destino, con la espada en la mano. Así Argilac el Arrogante montó de Bastión de Tormentas una última vez, para encontrarse a sus enemigos en el campo abierto. La aproximación del Rey Tormenta no era una sorpresa para Orys Baratheon y sus hombres; la Reina Rhaenys volando en Meraxes, había avisado a la Mano de la salida de Argilac de Bastión de Tormentas y había podido contabilizar los números del enemigo. Orys subió a un lugar prominente en las colinas sur de Puertabronce, y excavó la tierra alta esperando la venida de los hombres de las Tierras de Tormentas. Cuando los ejércitos se encontraron, los hombres de las Tierras de Tormentas se demostraron fieles a su nombre. Una lluvia firme empezó a caer esa mañana, y al mediodía se había convertido en un ventarrón aullador. Los señores abanderados de rey Argilac le instaron demorar su ataque hasta el día siguiente, esperando que la lluvia pasara, pero el Rey Tormenta excedía en número a los conquistadores casi dos a uno y tenían casi cuatro veces más caballeros y caballos de guerra. La visión de los estandartes Targaryen batiendo mojados sobre sus propias colinas lo enfureció, y el viejo guerrero experto en batallas notó que la lluvia estaba soplando del sur, en las caras de los hombres de los Targaryen en sus colinas. Así Argilac el Arrogante dio la orden de atacar, y la batalla conocida en la historia como laÚltima Tormenta, empezó. La lucha duró bien avanzada la noche, un asunto sangriento, y bastante menos unilateral que la conquista de Aegon de Harrenhal. Tres veces Argilac el Arrogante llevó a sus caballeros contra las posiciones de Baratheon, pero las cuestas eran empinadas y las lluvias habían vuelto la tierra suave y fangosa, por lo que los caballos de guerra forcejearon y tropezaron, y las cargas perdieron toda la cohesión y velocidad adquirida. A los de las tierras de tormentas les fue mejor cuando enviaron a sus lanzas de a pie a las colinas.
Deslumbrados por la lluvia, los invasores no les vieron subir, hasta que fuera demasiado tarde, y las húmedas cuerdas de arco de los arqueros hicieron sus disparos inútiles Una colina cayó, luego otra, y en la tercera carga final del Rey Tormenta y sus caballeros penetraron por el centro de Baratheon… sólo para descubrir a la Reina Rhaenys y Meraxes. Incluso en tierra, el dragón demostró ser formidable. Dickon Morrigen y el Bastardo de Refugionegro, comandando la vanguardia, se engolfaron en el fuego de dragón, junto con los caballeros de la guardia personal de Rey Argilac. Los caballos de guerra se aterraron y huyeron, chocando con los jinetes detrás y convirtiendo el ataque en caos. El Rey Tormenta fue arrojado de su silla de montar. No obstante Argilac continuó batallando. Cuando Orys Baratheon bajó la colina barrosa con sus hombres, encontró al anciano rey enfrentando a seis hombres, con tantos cadáveres a sus pies. “Apártense,” Baratheon ordenó. Se apeó, para enfrentar al rey en iguales condiciones, y le ofreció al Rey Tormenta una última oportunidad de rendirse. Argilac lo maldijo. Y entonces lucharon, el anciano rey guerrero con su pelo blanco y la Mano de Aegon, feroz, de barba negra. Cada hombre recibió una herida, fue dicho, pero al final el último Durrandon consiguió su deseo y se murió con una espada en su mano y una maldición en sus labios. La muerte de su rey quebró el coraje a los hombres de las Tierras de Tormentas, y cuando se extendió la noticia de que Argilac había caído, sus señores y caballeros arrojaron sus espadas y huyeron. Durante unos días se temió que Bastión de Tormentas podría sufrir el mismo destino que Harrenhal, por lo que Argella, la hija de Argilac, obstruyó sus puertas a la aproximación de Orys Baratheon y el ejército Targaryen, y se declaró la Reina Tormenta. En lugar de doblar la rodilla, los defensores de Bastión de Tormentas morirían hasta el último hombre, ella prometió, cuando la Reina Rhaenys voló en Meraxes al castillo para parlamentar. “Podrás tomar mi castillo, pero sólo obtendrás huesos y sangre y cenizas,” ella anunció… pero los soldados de la guarnición no estaban tan deseosos de morir. Esa noche levantaron el estandarte de paz, abrieron la puerta del castillo, y entregaron a Lady Argella amordazada, encadenada, y desnuda en el campamento de Orys Baratheon. Se dice que Baratheon la desencadenó con sus propias manos, la envolvió en su capa, vertió su vino, y le habló suavemente, contándole del coraje de su padre y de su muerte. Y después, para honrar al rey caído, tomó como suyos el escudo y el lema de los Durrandon. El ciervo coronado se volvió su blasón, Bastión de Tormentas su sede, y Lady Argella su esposa. Con los señores de las tierras de los ríos y de las tierras de tormentas ahora bajo el mando de Aegon el Dragón y sus aliados, los restantes reyes de Poniente comprendieron cabalmente que serían los siguientes. En Invernalia, el Rey Torrhen convocó a sus vasallos; dadas las inmensas distancias en el Norte, supo que le tomaría tiempo congregar un ejército. La Reina Sharra del Valle, la regente de su hijo Ronnel, se refugió en el Nido de Águilas, defendida por sus guardias, y envió un ejército a la Puerta de Sangre, la entrada al Valle de Arryn. En su juventud la Reina Sharra se había aclamado como “La Flor de la Montaña,” la doncella más hermosa en todos los Siete Reinos. Esperando oscilar Aegon con su belleza quizás, ella le envió un retrato suyo y se ofreció en matrimonio, con tal de que él nombrara su hijo Ronnel como su heredero. Aunque el retrato lo localizó finalmente, no es sabido si Aegon Targaryen alguna vez contestó su propuesta; él ya tenía dos reinas, y Sharra Arryn era, por entonces, una flor descolorida, diez años mayor.
Orys Baratheon, el primer Señor de Bastión de Tormentas.
Entretanto, los dos grandes reyes occidentales habían hecho causa común y congregado sus propios ejércitos, intentando acabar con Aegon para bien de todos. De Altojardín marchó, Mern IX dela Casa Gardener el Rey de Dominio, con un poderosa hueste. Bajo los muros del Castillo Sotodeoro, asiento de la Casa Rowan, él se encontró con Loren I Lannister, el Rey de la Roca, liderando su propio ejército de las Tierras de Oeste. Ambos reyes comandaron al ejército más poderoso visto en Poniente nunca: una tropa de cincuenta y cinco mil hombres, incluyendo a unos seiscientos señores grandes y pequeños y más de cinco mil caballeros montados. “Nuestro puño de hierro,” alardeó el Rey Mern. Sus cuatro hijos montaron a su lado, y dos de sus nietos jóvenes le asistieron como escuderos. Los dos reyes no demoraron mucho tiempo en Sotodeoro; un ejército de tal tamaño debe permanecer en marcha para que no dejar el campo circundante desnudo. Los aliados partieron en seguida, marchando al norte por el nordeste a través de las hierbas altas y los campos dorados de trigo. Avisado de su venida en su campamento al lado de Ojo de Dioses, Aegon congregó su propia fuerza y avanzó para encontrarse a estos nuevos enemigos. Comandaba un quinto de hombres que ambos reyes, y mucha de su hueste estaba formada de señores de los ríos, cuya lealtad para la Casa Targaryen era de reciente vendimia y sin comprobar.
Sin embargo, con un ejército más pequeño, Aegon pudo moverse mucho más rápidamente que sus enemigos. En el pueblo Septo de Piedra, se le unieron sus reinas con sus dragones—Rhaenys de Bastión de Tormentas, y Visenya de Punta Zarpa Rota, dónde había recibido muchas garantías fervientes de lealtad de los señores locales. Juntos, los tres Targaryen miraron desde el cielo cuando el ejército de Aegon cruzó las cabeceras de la Bahía de Aguasnegras y marchó al sur. Los dos ejércitos llegaron juntos a las llanuras anchas, abiertas al sur del Aguasnegras, cerca de dónde el Camino Dorado correría un día. Los dos reyes se regocijaron cuando sus exploradores regresaron e informaron los números de los Targaryen. Ellos tenían cinco hombres por cada uno de Aegon, parecía, y la disparidad en señores y caballeros era aún mayor. Y la tierra era extensa y abierta, hierba y trigo hasta donde el ojo pudiera ver, ideal para el caballo de guerra. Aegon Targaryen no ordenó tomar posiciones en las tierras altas, como Orys Baratheon en la Última Tormenta; la tierra era firme, no barrosa. Ni se preocuparon por la lluvia. Era un día sin nubes, aunque ventoso. No había habido lluvia por más de una quincena. El Rey Mern había aportado una mayor fuerza que el Rey Loren, y por eso exigió el honor de comandar el centro. Su hijo y heredero, Edmund, tomó la vanguardia. El Rey Loren y sus caballeros se formaron en el flanco derecho, Lord Oakheart en el izquierdo. Sin obstáculos naturales entre las filas de los Targaryen, ambos reyes quisieron atacar a Aegon desde ambos flancos, luego cogerlo desde atrás, mientras que su “puño de hierro,” una gran cuña de caballeros blindados y señores superiores, traspasaría a través del centro de Aegon. Aegon Targaryen preparó a sus propios hombres formando una media luna con lanceros, arqueros detrás y caballería ligera en ambos flancos. Entregó el mando de su ejército a Jon Mooton de Poza de la Doncella, uno de los primeros enemigos en unirse a su causa. El rey decidió hacer su batalla desde el cielo, al lado de sus reinas. Aegon había notado la ausencia de la lluvia también; las pasturas y trigo que rodearon a los ejércitos eran altos y maduros para la cosecha… y muy secos. Los Targaryen esperaron hasta que los dos reyes sonaron sus trompetas y avanzaron bajo un mar de estandartes. El propio rey Mern llevó la carga contra el centro en su semental dorado, su hijo Gawen a su lado con su estandarte, una gran mano verde en un campo blanco. Rugiendo y gritando, incitados por los cuernos y tambores, los hombres de Gardener y Lannister cargaron a través de una tormenta de flechas hacia sus enemigos, barriendo a los arqueros de los Targaryen, rompiendo sus filas. Pero por entonces Aegon y sus hermanas estaban en el aire. Aegon voló sobre las líneas de sus enemigos en Balerion, a través de una tormenta de lanzas y piedras y flechas, atacando repetidamente, bañando a sus enemigos en llamas. Rhaenys y Visenya pusieron sus fuegos a favor del viento y detrás del enemigo. Los pastizales secos y campos de trigo ardieron en seguida. El viento abanicó las llamas y envió el humo sobre las caras de las filas delanteras de los dos reyes. El olor del fuego provocó el pánico a sus monturas, y cuando el humo se espesó, el caballo y jinete, por igual, quedaron ciegos. Sus filas empezaron a romperse con las paredes de fuego en cada lado. Los hombres de Lord Mooton, a salvo del viento de la conflagración, esperaron con sus arqueros y lanzas e hicieron un conciso trabajo con los hombres quemados y ardientes que vinieron, tambaleándose del infierno. El Campo de Fuego, la batalla fue conocida después.
Más de cuatro mil hombres murieron en las llamas. Otros mil perecieron por las espadas y lanzas y flechas. Decenas de miles sufrieron quemaduras, algunos quedaron con cicatrices para siempre. El Rey Mern IX estaba entre los muertos, junto con sus hijos, nietos, hermanos, primos, y otros parientes. Un sobrino sobrevivió durante tres días. Cuando se murió de sus quemaduras, la Casa Gardener murió con él. El Rey Loren de la Roca vivió, montando a través de una pared de llamas y humo hacia la seguridad cuando vio perdida la batalla. Los Targaryen perdieron menos que cien hombres. La Reina Visenya recibió un flechazo en el hombro, pero pronto se recuperó. Cuando sus dragones se tragaron a los muertos, Aegon ordenó que se recojan las espadas de los asesinados y se envíen río abajo. Loren Lannister fue capturado al día siguiente. El Rey de la Roca puso su espada y corona a los pies de Aegon, dobló la rodilla, e hizo el homenaje. Y Aegon, fiel a sus promesas, alzó a su enemigo vencido y lo confirmó en sus tierras y señoría, nombrándolo Señor de Roca Casterly y Guardián del Oeste. Los vasallos de Lord Loren siguieron su ejemplo, y también muchos señores del Dominio, aquéllos que habían sobrevivido al fuego de dragón. Todavía la conquista del oeste seguía incompleta, así que el Rey Aegon se separó de sus hermanas y marchó en seguida hacia Altojardín, esperando afianzar su rendición antes de que algún otro lo reclame. Encontró el castillo en las manos de su mayordomo, Harlan Tyrell, cuyos antepasados habían servido a los Gardener durante siglos. Tyrell rindió las llaves del castillo sin lucha y empeñó su apoyo al rey victorioso. Como premio, Aegon le concedió Altojardín y todos sus dominios, nombrándolo Guardián del Sur y Señor Supremo del Mander, y otorgándole el dominio sobre todos los vasallos anteriores de la Casa Gardener. Era la intención del Rey Aegon de continuar su marcha al sur y forzar la sumisión de Antigua, Árbor, y Dorne, pero a Altojardín llegó un mensaje de un nuevo desafío. Torrhen Stark, el Rey en el Norte, había cruzado el Cuello y entró en las Tierras de los Ríos, liderando un ejército de treinta mil duros salvajes norteños. Aegon partió al norte en seguida para encontrárselo, volando por delante de su ejército en las alas de Balerion, el Terror Negro. Envió también el mensaje a sus dos reinas, y a todos los señores y caballeros que habían doblado la rodilla después de Harrenhal y el Campo de Fuego. Cuando Torrhen Stark llegó a las riberas del Tridente, encontró un ejército de la mitad del tamaño del suyo propio, esperándolo al sur del río. Señores de las tierras de los ríos, de las tierras de oeste, de las tierras de tormentas, hombres del Dominio… todos habían venido. Y encima de su campamento Balerion, Meraxes, y Vhagar rondaban en el cielo en anchos círculos. Los exploradores de Torrhen habían visto las ruinas de Harrenhal dónde los fuegos lentos, rojos, todavía ardían bajo los cascotes. El Rey en el Norte había oído muchas historias del Campo de Fuego también. Él supo que le esperaría el mismo destino si intentara forzar un cruce del río. Algunos de sus señores vasallos le instaron a que atacara de todos modos, insistiendo que el valor Norteño ganaría el día. Otros le instaron retirarse al Foso Cailin y establecer su posición allí en la tierra Norteña. Brandon Nieve, el hermano bastardo del rey se ofreció a cruzar el Tridente sin ser visto y matar a los tres dragones mientras dormían.
El Rey Torrhen envió a Brandon Nieve por el Tridente. Pero él cruzó con tres maestres, no para matar, sino para tratar. Todos los mensajes se intercambiaron a través de la noche. A la mañana siguiente, el propio Torrhen Stark cruzó el Tridente. Allí, en la orilla sur del Tridente, se arrodilló, puso la antigua corona de los Reyes de Invierno a los pies de Aegon, y juró ser su hombre. Él subió como Señor de Invernalia y Guardián del Norte, no más un rey. Hasta el presente, desde ese día, a Torrhen Stark se le conoció como el Rey Que se Arrodilló… pero ningún norteño dejó sus huesos quemados al lado del Tridente, y ni se torcieron, o fundieron, o doblaron las espadas que Aegon recogió de Lord Stark y sus vasallos.
Torrhen Stark, el Rey Que se Arrodilló.
Ahora, una vez más, Aegon Targaryen y sus reinas partieron su compañía. Aegon se puso una vez más al sur, marchando hacia Antigua, mientras que sus dos hermanas montaron sus dragones—Visenya para un segundo intento en el Valle de Arryn, y Rhaenys hacia Lanza del Sol y los desiertos de Dorne. Sharra Arryn había fortalecido las defensas de Puerto Gaviota, había movido a un fuerte ejército hacia la Puerta de Sangre, y había triplicado el tamaño de las guarniciones en la Piedra, Nieve, y Cielo, los castillos que protegían la aproximación al Nido de Águilas. Todas estas defensas demostraron ser inútiles contra Visenya Targaryen que montó en las alas coriáceas de Vhagar sobre todos ellos y tomó tierra el patio interior del Nido de Águilas. Cuando la regente del Valle se salió para confrontarla, con una docena de guardias, encontró a Visenya con Ronnel Arryn sentado en su rodilla, mirando al dragón, asombrado. “Madre, ¿puedo volar con la señora?", el rey niño preguntó. Ninguna amenaza fue dicha, ni intercambiaron ninguna palabra enfadada. Las dos reinas sonrieron entre sí, y, en cambio, intercambiaron cortesías. Entonces Lady Sharra envió a por las tres coronas (la diadema de su propia regencia, la pequeña corona de su hijo, y la Corona del Halcón de la Montaña y el Valle que los reyes Arryn habían llevado durante mil años), y se los rindió a la Reina Visenya, junto con las espadas de su guarnición. Y fue dicho después que el pequeño rey voló tres veces sobre la cúspide de la Lanza del Gigante y, cuando aterrizó como un pequeño señor. Así fue como Visenya Targaryen introdujo el Valle de Arryn en el reino de su hermano. Rhaenys Targaryen no tuvo tal conquista fácil. Un ejército de lanceros de Dorne vigilaba el Paso del Príncipe, la entrada a través de las Montañas Rojas, pero Rhaenys
no los atacó. Voló sobre el paso, sobre las arenas rojas y blancas, y descendió en Vaith exigiendo su sumisión, sólo para encontrar el castillo vacío y abandonado. En el pueblo bajo sus paredes estaban sólo mujeres y niños y ancianos. Cuando preguntó dónde habían ido sus señores, ellos sólo dirían, “Lejos.” Rhaenys siguió río abajo hasta Bondadivina, asiento de la Casa Allyrion, pero también fue abandonado. Ella voló. Donde Bondadivina se encontraba con el mar, Rhaenys descubrió el Pueblo Planky, dónde había cientos de botes, esquifes de pesca, barcazas, casas flotantes, y armatostes, cociéndose en el sol, unidos con sogas y cadenas y tablones para crear una ciudad flotante, todavía sólo unas ancianas y los niños pequeños se asomaron cuando Meraxes voló en círculos sobre las cabezas. Finalmente el vuelo de la reina la llevó a Lanza del Sol, la antigua sede de la Casa Martell, dónde encontró a la Princesa de Dorne esperandola en su castillo abandonado. Meria Martell contaba ochenta años de edad, los maestres nos dicen, y había gobernado Dorne por sesenta de esos años. Era muy obesa, ciega, y casi calva, su piel pálida y combada. Argilac el Arrogante la había nombrado “El Sapo Amarillo de Dorne,” pero ni la vejez, ni la ceguera había embotado su ingenio. “No lucharé contigo,” la Princesa Meria le dijo a Rhaenys, “ni me arrodillaré. Dorne no tiene ningún rey. Díle eso a tu hermano.” “Lo haré,” Rhaenys contestó, “pero vendremos de nuevo, Princesa, y la próxima vez vendremos con fuego y sangre.” “Tus palabras,” dijo la Princesa Meria. “Las nuestras son Nunca Doblegado, Nunca Roto. Puedes quemarnos, mi señora… pero no nos doblarás, no nos romperás, o nos inclinarás. Esto es Dorne. No eres bienvenida aquí, si vuelves que sea por tu cuenta y riesgo.” Así la reina y princesa se separaron, y Dorne permanecía invicto. Al oeste, Aegon Targaryen recibió una bienvenida más cálida. La más grande ciudad en todos Poniente, Antigua estaba rodeada de muros macizos y gobernada por los Hightower de Hightower, la más antigua, más rica, y más poderosa de las casas nobles del Alcance. Antigua también era el centro de la Fe. Allí moraba el Septon Supremo, Padre de los Creyentes, la voz de los nuevos dioses en la tierra, que comandaba la obediencia de millones de devotos a lo largo de los reinos (salvo en el Norte, dónde los dioses viejos todavía tenían influencia), y las espadas de la Fe Militante, las órdenes combativas de la gente común llamados las Estrellas y Espadas. Todavía, cuando Aegon Targaryen y su ejército se acercaron a Antigua, encontraron las puertas de la ciudad abiertas, y a Lord Hightower esperándolo para ofrecer su sumisión. Cuando llegó el primer mensaje de Aegon aterrizando en Antigua, el Septon Supremo se había encerrado dentro del Septo Estrellado durante siete días y siete noches, buscando la guía de los dioses. No tomó alimento alguno, salvo pan y agua, fue dicho, y pasó todas sus horas orando, desplazándose de un altar al siguiente. Y el séptimo día, la Vieja había alzado su lámpara dorada para mostrarle el camino. Si Antigua se alzara en armas contra Aegon el Dragón, Su Suprema Santidad vio, la ciudad se quemaría ciertamente, y los Hightower y la Ciudadela y el Septo Estrellado serían destruidos.
La reunión entre Meria Martell y Rhaenys Targaryen.
Manfred Hightower, Lord de Antigua, era un señor cauto, y piadoso. Uno de sus hijos más jóvenes sirvió con los Hijos del Guerrero, y otro justo había hecho recientemente los votos como septon. Cuando el Septon Supremo le contó la visión de la Vieja, Lord Hightower determinó que él no se opondría al Conquistador por la fuerza de armas. Así fue que ningún hombre de Antigua se quemó en el Campo de Fuego, aunque los Hightower eran los vasallos de a los Gardener de Altojardin. Y así era que Lord Manfred montó para saludar a Aegon el Dragón cuando este se acercó, y para ofrecerle su espada, su ciudad, y su juramento. (Algunos dicen que Lord Hightower también ofreció la mano de su hija más joven, que Aegon rechazó educadamente, para no ofender a sus dos reinas).
Tres días después, en el Septo Estrellado, Su Suprema Santidad ungió a Aegon con los siete aceites, puso una corona en su cabeza, y lo proclamó Aegon de Casa Targaryen, el Primero de Su Nombre, el Rey de los Ándalos, Rhoynar, y los Primeros Hombres, Señor de los Siete Reinos, y Protector del Reino. (“Siete Reinos” era el estilo usado, aunque Dorne no se había sometido. Ni lo haría, por más de un siglo por venir). Sólo un puñado de señores había estado presente para la primera coronación de Aegon en la desembocadura del Aguasnegras, pero centenares estaban disponibles para dar testimonio de su segundo, y decenas de miles lo vitorearon después en las calles de Antigua, cuando él montó a través de la ciudad en la espalda de Balerion. En la segunda coronación de Aegon estaban los maestres y archmaestres de la Ciudadela. Quizás por esa razón, era esta coronación, en vez de la de fuerte de Aegon, que coronó el día del Desembarco de Aegon, que llegó a ser como el inicio del reinado de Aegon. Así fue como los Siete Reinos de Poniente fueron clavados en un gran reino, por la voluntad de Aegon el Conquistador y sus hermanas. Muchos pensaban que Aegon escogería Antigua como su capital o quizá Rocadragón, la antigua ciudadela de la isla de la Casa Targaryen. El rey sorprendió a todos proclamando su intención de hacer su corte en el nuevo pueblo que ya se alzaba bajo las tres colinas en la desembocadura de la Bahía de Aguasnegras, el lugar dónde él y sus hermanas habían puesto el pie en la tierra de Poniente. Desembarco de Rey, el nuevo pueblo fue llamado. Desde allí Aegon el Dragón gobernó su reino, atendiendo la corte desde un gran asiento de metal, formado de las fundidas, retorcidas, y rotas espadas vencidas de todos sus enemigos caídos, un asiento peligroso que se conocería pronto a través de todo el mundo como el Trono de Hierro de Poniente.
El Trono de Hierro.
Aegon el Conquistador coronado por el Septon Supremo.
AEGON I EL REY AEGON, EL Primero de Su Nombre, pudo haber conquistado los Siete Reinos a la edad de 27, pero ahora encaraba el formidable reto de gobernar su recién forjado reino. Los siete reinos en guerra rara vez habían estado en paz dentro de sus propias fronteras y mucho menos sin ellas, y unirlas bajo un reinado requirió de un hombre verdaderamente extraordinario. Por lo que fue afortunado para el reino de que Aegon fuera tal hombre- un hombre con abundante visión y determinación. Y aunque su visión de un Poniente unificado resulto más difícil de lo que Aegon pudo haber imaginado- sin mencionar que mucho más costoso- era una visión que dio forma al curso de la historia de cientos de años por venir. Fue Aegon quien visualizo una gran ciudad real que rivalizara y sobrepasara Lannisport y Antigua emergiendo alrededor de su vulgar Fuerte Aegon. Y mientras Desembarco del Rey había sido un atestado, fangoso y maloliente lugar en sus inicios, siempre estaba lleno de actividad. Un improvisado septo construido a partir del casco de una coca en el Aguasnegras era utilizado por la gente, y pronto un septo mucho más grande fue alzado en la Colina de Visenya con dinero enviado por el Septon Supremo. (Este luego sería unido al Septo de la Conmemoración en la Colina de Rhaenys como un monumento a la Reina.) Donde una vez solo barcos de pesca eran vistos, ahora cocas y galeras de Antigua, Lannisport, las Ciudades Libres, e incluso las Islas del Verano comenzaron a aparecer así cambio el flujo de comercio desde Valle Oscuro y Poza de la Doncella hasta Desembarco del Rey. El Fuerte Aegon crecía cada vez más grande, rebosando más allá de su empalizada inicial para abarcar más de la Colina Alta de Aegon, y una nueva fortaleza de madera fue alzada, con murallas de 50 pies de alto. Se mantuvo hasta 35 AC, cuando Aegon la derribo, para que así la Fortaleza Roja pueda ser construida como un castillo digno para los Targaryen y sus herederos.
De acuerdo a la historia del Archimaestre Gyldayn, fue sugerido en la corte que Aegon dejara a la Reina Visenya encargada de la construcción de la Fortaleza Roja, así él no tendría que soportar su presencia en Rocadragon. En los últimos años, su relación- la cual nunca fue tan cálida –se había vuelto cada vez más distante.
Por el año 10 AC, Desembarco del Rey se había convertido en una verdadera ciudad, y para el 25AC había sobrepasado a Puerto Blanco y Puerto Gaviota para convertirse en la tercera ciudad más grande del reino. Y, sin embargo, durante gran parte de tiempo, era una ciudad sin murallas. Pudo ser que Aegon y sus hermanas pensaran que nadie se atrevería a asaltar una ciudad que albergara dragones, pero en 19AC llegaron noticias de que una flota pirata saqueo Arboles Altos en las Islas del Verano, tomando a miles como esclavos y una fortuna en riquezas. Molesto por aquello- y comprendiendo que él y Visenya no estarían siempre en Desembarco del Rey –Aegon, al fin, dio la orden de que las murallas fueran construidas. Este proyecto estuvo a cargo del Gran maestre Gawen y la Mano, Ser Osmund Strong. Aegon decreto que debería haber espacio suficiente para que la ciudad pueda expandirse dentro de las murallas, la cual sería defendida por siete puertas, en honor a los Siete. La construcción comenzó el siguiente año, y para el 26AC fue completada. Tal como crecía la ciudad y su prosperidad, también lo hacia el reino. Esto, en parte, fue debido a los esfuerzos del Conquistador en ganarse el respeto de sus vasallos y del pueblo llano. Aegon a menudo era ayudado por la Reina Rhaenys (mientras estaba viva), por quien el pueblo sentía un cariño especial. Ella disfrutaba de los cantantes y
bardos- cosa que su hermana, la Reina Visenya, pensaba que era una pérdida de tiempo, pero esos cantantes componían canciones de elogio para los Targaryen y las llevaban por todo el reino. Y si esas canciones también contenían mentiras audaces que hicieron lucir a Aegon y sus hermanas mucho más gloriosos, la reina no lo lamentaba… aunque es posible que los maestres sí. La reina hizo mucho para unir al reino a través de matrimonios que ella arreglo entre casas lejanas. Así, la muerte de Rhaenys en Dorne en el 10AC, y la ira que prosiguió, fue sentida por la mayor parte del reino, quienes habían amado a la hermosa y amable reina. Sin embargo, a pesar de ser un reino cubierto de gloria, la Primera Guerra Dorniense se destacó como la gran derrota de Aegon. La Primera Guerra Dorniense comenzó en el 4AC, terminando en el 13AC después de años de tragedia y sangre derramada. Muchas fueron las calamidades de aquella guerra. La muerte de Rhaenys, los años de La Ira del Dragón, el asesinato de señores, asesinos pretensiosos en Desembarco del Rey y la Fortaleza Roja; eran tiempos oscuros.
La joven Desembarco del Rey y el Fuerte de Aegon Pero fuera de toda tragedia nació al menos algo destacable: la Hermandad Juramentada de la Guardia Real. Cuando Aegon y Visenya pusieron precios por las cabezas de los señores Dornienses, muchos fueron asesinados, y en respuesta los Dornienses contrataron sus propios asesinos. En una ocasión en el 10AC, Aegon y Visenya fueron atacados en las calles de Desembarco del Rey, y si no hubiera sido por Visenya y Hermana Oscura, el rey no habría sobrevivido. A pesar de esto, el rey aun creía que la guardia era suficiente para su defensa; por otro lado, Visenya lo convenció.
(Se dice que cuando Aegon señalo a sus guardaespaldas, Visenya desenvaino Hermana Oscura y corto su mejilla antes de que sus guardias pudieran reaccionar. “Tus guardias son lentos y torpes,” se cree que fue lo que dijo Visenya, a lo que el rey se vio obligado a estar de acuerdo.) Fue Visenya, no Aegon, quien decidió como debería estar formada la Guardia Real. Siete campeones por los Señores de los Siete Reinos, quienes serían caballeros. Ella moldeo sus votos usando los de la Guardia de la Noche como ejemplo, por lo que iban a renunciar a todo salvo su deber para con el rey. Y cuando Aegon hablo sobre realizar un gran torneo para elegir al primer Guardia del Rey, Visenya le aconsejo que el necesitaría guardias con más habilidad que solo en armas para protegerlo; y que también necesitaría inquebrantable lealtad. El Rey le confió a Visenya elegir al primer miembro de la orden, y la historia muestra que fue prudente al hacerlo: dos murieron defendiéndolo, y el resto le sirvió hasta el final de sus días con honor. El Libro Blanco guarda sus nombres, así como relata los nombres y hazañas de cada uno de los caballeros quienes pronunciaron sus votos: Ser Corlys Velaryon, el primer Lord Comandantes; Ser Richard Roote; Ser Addison Colina, el Bastardo de Maizal; Ser Gregor Goode y Ser Griffith Goode, hermanos; Ser Humfrey el Mimo (2), un caballero errante, y ser Robin Darklyn, llamado Robin el Oscuro (3), el primero de muchos Darklyn en vestir la capa blanca.
La “regla de seis” ahora formaba parte de las leyes, fue establecida por Rhaenys cuando se sentaba en el Trono de Hierro mientras el rey dirigía uno de sus proyectos. Una petición fue hecha por los hermanos de una mujer que fue golpeada hasta morir por su esposo después de que él la atrapara con otro. Se defendió con razón, señalando que estaba en su derecho de castigar a su esposa adultera (lo cual lo suficientemente cierto, aunque en Dorne, las cosas eran diferentes) para lo cual uso una varilla no más gruesa que un dedo pulgar. Sin embargo, él la había golpeado cien veces, de acuerdo a lo que dicen los hermanos, lo cual nunca fue negado por el esposo. Después de reunirse con los maestres y septones, Rhaenys declaro que, mientras los dioses hicieron a la mujer para que sean obedientes a sus esposos y puedan ser legalmente golpeadas, solo 6 golpes podrían recibir- uno por cada uno de los Siete, salvo por el Desconocido, quien era la muerte. Por aquello, Visenya declaro que noventa y cuatro de los golpes dados por el esposo habían sido ilegales y estuvieron de acuerdo que los hermanos de la mujer podrían igualar esos golpes sobre el esposo.
Habiendo establecido consejeros desde los primeros años- Jaehaerys I en su primer día formaría el Consejo Privado quienes aconsejarían al rey- Aegon el Conquistador con frecuencia dejaba al mando del reino a sus hermanas y a estos confiables consejeros. Mientras él trataba de unir al reino con su presencia- aterrorizando a sus súbditos y asustándolos (cuando era necesario). Por medio año el rey voló entre Desembarco del Rey y Rocadragon, mientras la ciudad era su asiento real, la isla la cual apestaba a azufre y agua salada era el lugar que más amaba. Pero la otra mitad del año lo dedicaba al progreso de la ciudad. Aegon viajo por todo el reino por el resto de su vida, hasta su último viaje en el 33AC- ofreciendo sus respetos al Septon Supremo en el Septo Estrellado cada vez que visitaba Antigua, siendo invitado bajo el techo de los señores de las grandes casa (incluso Invernalia, en ese último viaje), señores menores, caballeros y posaderos comunes. El rey traía consigo un gran sequito que lo seguía donde quiera que iba; en uno de sus viajes, mil caballeros lo seguían, al igual que muchos señores y damas de la corte. En estos viajes, el rey no solo era acompañado por sus cortesanos sino también por maestres y septones por igual. Con frecuencia, seis maestres lo acompañaban para aconsejarle e informarle acerca de las leyes locales y tradiciones de los antiguos reinos,
para que así pueda gobernar con criterio en su corte. Antes de procurar unir el reino bajo un conjunto de leyes, el rey respeto las diferentes costumbres de cada reino y tratando de juzgar como lo habían hecho sus antiguos reyes. Desde la culminación de la Primera Guerra Dorniense hasta la muerte de Aegon en el 37AC, el reino estuvo en paz, y Aegon reino con sabiduría y paciencia. Le había dado al reino tanto “un heredero como un repuesto” por sus dos esposas: el mayor, Príncipe Aenys, hijo de Rhaenys (muerta hace mucho) y el menor, Príncipe Maegor, hijo de Visenya.
La corona de Aegon el Conquistador
Aegon murió donde había nacido, en su amada Rocadragon. Los reportes afirman que él estaba en la Cámara de la Mesa Pintada, contándoles a sus nietos Aegon y Viserys los relatos de su conquista, cuando se detuvo y colapso. Fue algo fulminante, dijo el maestre, y el Dragón murió rápido y en paz. Su cuerpo fue quemado en Rocadragon como era costumbre de los Targaryen y los Valyrios antes de ellos. Aenys, Príncipe de Rocadragon y heredero al Trono de Hierro, estaba en Altojardin cuando se enteró de la muerte de su padre y rápidamente voló en su dragón para recibir su corona. Pero todos aquellos quienes precedieron a Aegon el Conquistador en el Trono de Hierro encontraron un reino mucho menos sumiso a su dominio.
AENYS I CUANDO EL DRAGÓN murió a la edad de sesenta y cuatro, su reinado había sido indiscutible sobre todo el reino salvo por los Dornienses. Aegon había gobernado con sabiduría: mostrándose justo durante sus viajes reales, ofreciendo sus respetos al Septon Supremo, premiando a quienes le servían bien, y aconsejando a quienes lo necesitaban. Sin embargo, bajo de la superficie de su, en gran parte pacifico, reinado era como una caldero que rebosaba discordia. En sus corazones, muchos de sus vasallos añoraban los viejos tiempos, cuando las grandes casas gobernaban sus propios dominios con incuestionable soberanía. Otros deseaban venganza, por sus seres queridos muertos en las guerras. Y algunos veían a los Targaryen como abominaciones: hermanos casados con sus hermanas, con sus emparejamientos incestuosos productores de ilegítimos herederos. La fuerza de Aegon y sus hermanas- y la de sus dragones- había sido suficiente para rendir a quienes se les oponían, pero lo mismo no puede ser dicho acerca de sus herederos. Fue Aenys, el primer hijo de Aegon y su amada Rhaenys, quien lo precedió en el trono en el año 37AC a la edad de treinta. Fue coronado en una gran ceremonia que se llevó acabo en la Fortaleza Roja a la mitad de su construcción, luciendo una corona adornada con oro en lugar de la de acero Valyrio de su padre. Pero aunque su padre y su hermano, Maegor (hijo de Visenya), eran guerreros de nacimiento, Aenys tenía un carácter diferente. Había nacido como un niño débil y enfermizo y se mantuvo así a lo largo de sus primeros años. Se escuchaban rumores acerca de que este no podría ser hijo legítimo de Aegon el Conquistados, quien había sido un guerrero sin igual. A decir verdad, era bien sabido que la Reina Rhaenys se deleitaba con cantantes hermosos y mimos ingeniosos; quizás uno de ellos pudo haber engendrado al niño. Pero los rumores cesaron cuando el niño enfermizo recibió una joven cría de dragón, a la cual nombro Quicksilver. Y tal cual el dragón creció, también lo hizo Aenys. Aun así, Aenys seguía siendo un soñador, aficionado a la alquimia y amante de la compañía de cantantes y mimos. Por otro lado, deseaba ser reconocido por todos, y esto lo llevo a dudar y vacilar sobre sus decisiones por temor a defraudar a unos u otros. Fue esto lo que casi estropea su reinado y lo pudo llevar a un temprano e ignominioso fin. Después de la muerte del Conquistador, fue cuestión de tiempo para que los opositores al gobierno Targaryen emergieran. El primero de ellos fue el bandido y forajido Harren el Rojo, quien decía ser nieto de Harren el Negro. Con la ayuda de un sirviente, Harren el Rojo se apodero de Harrenhal y su señor actual, el infame Lord Gargon (recordado como Gargon el Huésped (4) por su costumbre de asistir a cada boda en sus tierras y hacer valida la ley de La Primera Noche). Lord Gargon fue castrado en el bosque de dioses del castillo y fue abandonado para que muriera desangrado mientras Harren el Rojo se proclamó a si mismo Señor de Harrenhal y Rey de la Tierra de los Ríos. Todo esto tomo lugar mientras el rey visitaba Aguasdulces, el asentamiento de la casa Tully. Pero para cuando Aenys y Lord Tully llegaron a Harrenhal la encontraron vacía, todos los hombres leales a Gargon muertos, y Harren el Rojo y sus seguidores habían regresado a los saqueos. Pronto aparecieron más rebeldes en el Valle y las Islas del Hierro, mientras un Dorniense se nombraba a sí mismo como el Rey Buitre reuniendo miles de partidarios para oponerse a los Targaryen. El Gran Maestre Gawen escribió que el rey estaba impactado por estas noticias, ya que Aenys creía ser amado por el pueblo. Y, una vez más, el rey actuó indecisamente: primero comando que un ejército navegara hacia el
Valle para lidiar con el usurpador Jonos Arryn, quien había encarcelado a su propio hermano Lord Ronnel, y de pronto llamando de vuelta al ejercito por temor a que Harren el Rojo y sus hombres se infiltraran en Desembarco del Rey. Incluso el rey se empecino en convocar a un Gran Consejo para discutir cómo lidiar con estos rebeldes. Afortunadamente para el reino, otros actuaron con más rapidez.
Aenys I en el Trono de Hierro
Lord Royce de Piedra de las Runas junto sus fuerzas quienes lidiaron contra los rebeldes en el Valle, encerrando a Jonos Arryn y sus seguidores en el Nido de Águilas– aunque esto trajo como consecuencia el asesinato del encarcelado Lord Ronnel, cuando Jonos lo envió a volar por la Puerta de la Luna. El Nido de Águilas resulto ser un refugio no tan seguro como se creía cuando el Príncipe Maegor llego montado en Balerion, el Terror Negro–el dragón que siempre había deseado y finalmente pudo reclamar después de la muerte de su padre. Jonos y todos sus seguidores fueron colgados, de la mano de Maegor. Mientras tanto, en las Islas del Hierro, el hombre que decía ser el Rey Lodos renacido fue rápidamente asesinado por Lord Goren Greyjoy, quien envió su cabeza en una pica
al Rey Aenys. Como agradecimiento, Aenys le concedió un favor- favor que Lord Goren uso para expulsar la Fe de las Islas del Hierro, que provoco la consternación del resto del reino. En cuanto al Rey Buitre, los Martell ignoraron esta pequeña esta rebelión dentro de sus propias fronteras. A pesar de que la Princesa Deria le aseguro a Aenys que los Martel solo deseaban paz y estaban haciendo lo que podían para acabar con la rebelión, fueron los Señores de las Marcas quienes detuvieron la mayor parte de la rebelión. Al principio, el llamado Lord Buitre parecía más de lo que podrían igualar. Sus primeras victorias trajeron como resultado un gran apoyo, el número de sus seguidores llegaba hasta los treinta mil hombres. Fue solo cuando él dividió ese gran ejército- tanto por falta de suministros para alimentarlos como por confianza en que cada uno podría derrotar a cualquier enemigo que se les cruzara –que sus problemas comenzaron. Ahora podrían ser derrotados uno por uno por la antigua Mano del Rey, Orys Baratheon, y las fuerzas de los Señores de las Marcas- especialmente Sam Tarly el Salvaje, cuya espada, Veneno de Corazón, se decía que era roja desde la empuñadura hasta la punto después de cortar a una docena de Dornienses en el transcurso de La Caza del Buitre, como fue conocida la persecución del Rey Buitre. El primer rebelde también fue el último. Harren el Rojo, fue finalmente arrinconado por la Mano de Aenys, Lord Alyn Stokeworth. En la batalla que siguió, Harren mato a Lord Alyn, solo para ser asesinado por el escudo de la Mano. Con la paz restablecida, el rey agradeció a los señores y campeones que habían puesto fin a estos rebeldes y enemigos del trono- la principal recompensa fue para su hermano, el Príncipe Maegor, a quien Aenys nombro como la nueva Mano del Rey. Parecía ser la decisión más sabia, y sin embargo, fue lo que sembró las semillas de la maldición de Aenys.
DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN La tradición entre los Targaryen siempre había sido la de casarse entre familiares. Comprometiendo hermano con hermana era lo más ideal. A falta de cualquiera de ellos, la mujer podría casarse con tu tío, primo o sobrino: el hombre con una prima, tía o sobrina. Esta práctica se remitía a Valyria, donde era común ente muchas de las antiguas familias, particularmente aquellas que criaban y montaban dragones. “La sangre del dragón debe mantenerse pura.” Algunas de los príncipes hechiceros tomaban más de una esposa cuando querían, aunque esto era menos común que los matrimonios incestuosos. En Valyria antes de la maldición, hombres sabios escribían, miles de dioses eran venerados, pero ninguno temido, así muy pocos se atrevían a estar en contra de estas costumbres. Esto no ocurría en Poniente, donde el poder de la Fe era indiscutible. El incesto fue denunciado como un vil pecado, ya sea entre padre e hija, madre e hijo, o hermano y hermana, y los frutos de dichas uniones eran considerados como abominaciones a la vista de dioses y hombres. En retrospectiva, se podía ver que el conflicto entre la Fe y la Casa Targaryen era inevitable.
Por largo tiempo habia sido costumbre Valyria la de casarse entre familia, y de ese modo preservando el linaje real. Pero esta no era una costumbre natural en Poniente, y era vista como una abominación por la Fe. El Dragón y sus hermanas habían sido aceptados sin comentarios, y no habia habido problema cuando el Príncipe Aenys se casó en el 22AC con Alyssa Velaryon, hija del Consejero de Barcos del Rey; aunque era Targaryen por lado materno, esto solo la hacía su prima. Pero cuando la tradición parecía seguir una vez más, repentinamente las cosas llegaron a un punto crítico.
La Reina Visenya propuso el casamiento entre Maegor y la primera hija de Aenys, Rhaena, pero el Septon Supremo amor una gran protesta, por lo cual Maegor se casó con la propia sobrina del Septon Supremo, Lady Ceryse de la Casa Hightower. Este probo ser un matrimonio infructuoso, mientras Aenys y Ceryse seguían teniendo más hijos, Rhaena fue seguida por Aegon, primer hijo y heredero, después Viserys, Jaehaerys y Alysanne. Tal vez envidia, después de dos años como Mano- y el nacimiento de otra hija de su hermano, Vaella, quien murió al nacer –Maegor conmociono al reino en el 39AC anunciando que habia tomado una segunda esposaAlys de la Casa Harroway –en secreto. Se habia casado con ella en una ceremonia Valyria oficializada por la Reina Visenya a falta de un Septon dispuesto a casarlos. La protesta fue demasiada que Aenys finalmente se vio forzado a exiliar a su hermano. Aenys parecía contento al dejar que el asunto terminara con el exilio de Maegor, pero el Septon Supremo aún no estaba satisfecho. Ni siquiera el nombramiento del presunto hacedor de milagros, Septon Murmison, como nueva Mano pudo calmar la relación con la Fe. En el 41AC, Aenys empeoro el asunto cuando decidió casar a su hija mayor, Rhaena, con su hijo y heredero, Aegon, a quien nombro Príncipe de Rocadragon en lugar de Maegor. Desde Septo Estrellado llego una denuncia como ningún rey habia recibido jamás, dirigida al “Rey Abominación”- y de repente Señores e incluso el pueblo quienes una vez amaron a Aenys se volvieron en su contra. El Septon Murmison fue expulsado de la Fe por realizar la ceremonia, los Clérigos Humildes se levantaron en armas, cortando en pedazos a Murmison quince días después mientras era conducido por toda la ciudad. Los Hijos del Guerrero comenzaron a fortificar la Colina de Rhaenys, convirtiendo al Septo de la Conmemoración en una ciudad que pueda hacerle frente al rey. Adicionalmente, algunos Clérigos Humildes trataron de asesinar al rey y su familia en el mismo castillo, escalando sus murallas y escabulléndose en sus habitaciones reales. Fue solo gracias a un caballero de la Guardia del Rey que la familia real sobrevivió. Ante todo esto, Aenys abandono la ciudad con su familia y escapo hacia la seguridad de Rocadragon. Allí, Visenya le aconsejo que tome a su dragón y lleve fuego y sangre tanto al Septo Estrellado como al Septo de la Conmemoración. En lugar de eso, el rey, que era incapaz de tomar una firme decisión, decayó enfermo. Para el término del 41AC, la mayoría del reino estaba en su contra. Miles de Clérigos Humildes rondaban las calles, amenazando a los partidarios del rey, docenas de Señores se levantaron en armas contra el Trono de Hierro. Aunque Aenys tenía solo 35 años, se decía que lucía como un hombre de 60, y el Gran Maestre Gawen perdió la esperanza de que su condición mejorara. La viuda Visenya cuido de él, por cierto tiempo mejoro. Y de repente, sufrió un colapso cuando se le comunico que su hijo e hija habían sido rodeados en Refugio Quebrado, donde se habían refugiado cuando su viaje anual habia sido interrumpido por la rebelión contra el trono. Aenys murió tres días después, y al igual que su padre antes que él, fue quemado en Rocadragon. En días posteriores, después de la muerte de Visenya, se decía que el repentino fallecimiento de Aenys habia sido causada por ella, y algunos se referían a ella como asesina de su propia sangre y matarreyes. ¿No es verdad que ella prefería a Maegor sobre Aenys en todo?¿No tenía la ambición de que su hijo sea el que gobierne?¿ Por qué, entonces, cuido de su hijastro y sobrino cuando parecía disgustada con él? Visenya era muchas cosas, pero una mujer piadosa nunca pareció ser una de ellas. Son preguntas que no pueden ignorarse, ni mucho menos contestarse fácilmente.
La quema del Septo de la Conmemoración
MAEGOR I MAEGOR, EL PRIMERO de Su Nombre, llego al trono después de la repentina muerte de su hermano, el Rey Aenys, en el año 42AC. Era mejor conocido como Maegor el Cruel, fue un sobrenombre bien merecido ya que ningún rey tan cruel se ha sentado en el Trono de Hierro. La historia nos cuenta que él disfrutaba de la guerra y las batallas, pero era claro que la violencia era lo que más anhelaba- violencia, muerte y absoluto poder sobre lo que consideraba suyo. Nadie pudo decir que demonio era quien lo poseía. Incluso hoy, algunos dan gracias que su tiranía fue corta, si no, ¿quien sabría cuántas casas nobles habrían desaparecido para siempre solo para saciar sus deseos?
Se decía que Aenys era apto para usar la espada y lanza- lo suficientemente capaz para no avergonzarse a sí mismo. Maegor, por otro lado, derrotaba caballeros curtidos en combate cuerpo a cuerpo cuando tenía trece años, y rápidamente gano renombre en el torneo real del 28AC cuando derroto a tres caballeros de la Guardia Real consecutivamente y siguió hasta ganar. Fue nombrado caballero por el Rey Aegon a la edad de dieciséis, el caballero más joven en el reino de aquella época.
Tan pronto como Aenys murió, Visenya monto a Vhagar y voló hacia Pentos, para traer de regreso a su hijo a los Siete Reinos. Maegor regreso a volando en Balerion, quedándose en Rocadragon el tiempo suficiente para ser coronado con la corona de acero valyrio de su padre. El Gran Maestre Gawen protesto, ya que debido a las leyes, el Príncipe Aegon, hijo mayor de Aenys, debería ser Rey. En respuesta, Maegor declaro al maestre como traidor, sentenciándolo a muerte y tomando su cabeza con un solo tajo de Fuegoscuro. Después de aquello, muy poco fueron los que apoyaron el derecho de Aegon. Cuervos volaron, declarando que un nuevo rey habia sido coronado- el cual trataría justamente a sus partidarios leales y traería muerte a los traidores que se le oponían. La principal fuerza entre los enemigos de Maegor era la Fe Militante- la orden de los Hijos del Guerrero y los Clérigos Humildes –y su guerra contra ellos proporciono un constante decaimiento de su reinado. En Desembarco del Rey, la orden militante se habia apoderado del Septo de la Conmemoración y la media construida Fortaleza Roja. Pero Maegor voló directo a la ciudad, sin miedo, sobre Balerion, e izó el dragón rojo de la Casa Targaryen sobre la Colina de Visenya para reunir a sus hombres. Miles se le unieron. Visenya reto a cualquiera que negara el derecho de Maegor para gobernar a probarse a sí mismos, el capitán de los Hijos del Guerrero fue quien aceptó el reto. Ser Damon Morrigen, llamado Damon el Devoto, estuvo de acuerdo a un juicio de siete: Ser Damon y seis Hijos del Guerrero contra el rey y sus seis campeones. Fue un juicio en el que el reino mismo estaba en juego, y los reportes y relatos son muchos- y regularmente contradictorios. Lo que sí sabemos es que el Rey Maegor fue el último hombre en pie, pero recibió un golpe grave en la cabeza al final del juicio y cayó inconsciente justo momentos después de que el último Hijo del Guerrero muriera. Por veintisiete días, Maegor estuvo muerto para el mundo. En el vigésimo octavo, la Reina Alys llego desde Pentos (Maegor aún estaba inconsciente), y con ella llego una
bella Pentoshi llamada Tyanna de la Torre. Ella se habia convertido en la amante de Maegor durante su exilio, era evidente, y algunos insinuaban que la Reina Alys también. La Reina Viuda, Visenya, después de encontrarse con Tyanna, le cedió el cuidado del rey, algo que molesto a los partidarios de Maegor. En el trigésimo día desde el juicio de siete, el rey despertó con el amanecer. Miles celebraron- salvo en el Septo de la Conmemoración, donde cientos de los Hijos del Guerrero se habían reunido para sus oraciones matutinas. Así, Maegor monto en Balerion y llegando a Desembarco del Rey, voló desde la Colina Alta de Aegon hasta la Colina de Rhaenys y, sin previo aviso libero el fuego del Terror Negro. Mientras el Septo de la Conmemoración ardía, algunos intentaban huir, solo para ser asesinados por los arqueros y lanceros que Maegor habia posicionado. Se dice que el eco de los gritos de los hombres quemados y moribundos se escuchó por toda la ciudad, y estudiosos afirman que una sombre se cernió sobre Desembarco del Rey durante siete días. Este era solo el comienzo de la guerra de Maegor contra la Fe Militante. El Septon Supremo se oponía fervientemente a su gobierno, y el rey seguía reuniendo cada vez más Señores a su lado. En la batalla de Puentepiedra, los Clérigos Humildes sufrieron bajas considerables y se decía que el Mander a lo largo de veinte leguas corría rojo por la sangre. Más tarde, el puente y el castillo que lo custodiaba serian conocidos como Puenteamargo. Una batalla más sangrienta era llevada a cabo en la Gran Forca del Aguasnegras, donde mil trescientos Clérigos Humildes- al igual que cientos de caballeros de los Hijos del Guerrero del Septo de Piedra, y cientos más, incluidos señores rebeldes de las Tierras de los Ríos y de Occidente quienes se les unieron –lucharon contra el rey. Fue una batalla salvaje que duro hasta el anochecer, pero fue una victoria decisiva para el rey. Maegor voló en Balerion durante la batalla, y aunque la lluvia disminuía las llamas, el dragón dejo muerte a su paso. La Fe Militante siguió siendo su más ferviente enemigo durante todo su reinado, así como el rey lo era de ellos. Incluso la misteriosa muerte del Septon Supremo en el 44AC, seguida de un Septon Supremo mucho más cordial y dócil que trato de disolver las Estrellas y Espadas, hizo poco para reducir la constante violencia. La guerra de Maegor en contra de la Fe se agravo aún más por sus muchos matrimonios, mientras se esforzaba por tener un heredero. No importaba con cuantas mujeres se casara- o acostara –aún seguía sin herederos. Tomo como novias a mujeres que habia enviudadomujeres de probada fertilidad –pero los únicos niños nacidos de su semilla fueron monstruosidades: deformes, sin ojos, sin extremidades, o naciendo tanto con las partes de un hombre como de una mujer. Su decaimiento hacia la locura, algunos dicen, comenzó con el nacimiento de la primera de estas abominaciones. Maegor si tuvo una distinción durante su reinado: la culminación de la Fortaleza Roja en el año 45AC. Fue un proyecto comenzado por el Rey Aegon y continuado por el Rey Aenys, pero fue Maegor quien lo vio terminado. Fue más allá de los planes de su hermano y su padre, alzando un castillo rodeado de agua dentro del castillo más grande, lo que sería conocido como el Torreón de Maegor. Más notable aun, fue el primero en dirigir la construcción de túneles y pasadizos secretos. Muros falsos fueron alzados, trampillas- y a lo largo de la Colina Alta de Aegon se construyeron más y más túneles. La cadencia de herederos de Maegor parecía impórtale poco mientras supervisaba la construcción. Nombro a Lord Harroway como su nueva Mano, y lo dejo gobernar el reino mientras él veía como el castillo era completado. Pero, como era típico del reinado de Maegor, incluso su gran logro se convirtió en horror. Cuando la fortaleza estaba al fin completada, el rey realizo una fiesta para los
albañiles, escultores y otros artesanos que habían ayudado en la construcción del castillo. Pero después de tres días de libertinaje a expensas del rey, todos fueron asesinados para que así el secreto de la Fortaleza Roja solo sea conocido por Maegor. Al final, fue una confluencia entre la Fe y su propia familia que resulto en la ruina de Maegor. En el 43AC, su sobrino, el Príncipe Aegon, intento recuperar el trono que por derecho le pertenecía, esta lucha se conocería como la Batalla bajo el Ojo de Dioses. Aegon murió en aquella batalla, dejando a su esposa y hermana Rhaena, y sus dos hijas gemelas; su dragón, Quicksilver, también pereció.
La batalla de Stonebridge
DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN Tan pronto como la última piedra fue colocada al terminar la Fortaleza Roja, Maegor ordeno que las ruinas del Septo de la Conmemoración sean limpiadas de la Colina de Rhaenys al igual que los huesos y cenizas de los Hijos del Guerrero que murieron allí. En aquel lugar, Maegor decreto que sea edificado un “establo para dragones”, un asentamiento digno de Balerion, Vhagar y el resto. Y así comenzó la construcción de Pozo Dragón. Era de esperar que fuera difícil encontrar constructores, y de más para trabajar en dicha construcción. Muchos hombres fueron los que renunciaron que al final el rey se vio forzado a utilizar prisioneros de los calabozos de la ciudad como sus trabajadores, bajo la supervisión de constructores traídos desde Myr y Volantis.
Más tarde, en el 45AC, el rey Maegor entro en una nueva campaña contra la Fe Militante, quienes no habían rendido sus espadas ante la insistencia del nuevo Septon Supremo. De acuerdo a un inventario de aquella época, el año siguiente el rey trajo consigo dos mil cráneos como sus trofeos, los cuales el rey afirmo que pertenecían a los Hijos del Guerrero y Clérigos Humildes, aunque algunos pensaban que mayormente eran las cabezas del pueblo llano, quienes estuvieron en el momento y lugar equivocado. Día tras día, el reino se volvía contra el rey. La muerte de la Reina Viuda, Visenya, en el 44AC fue un suceso notable aunque Maegor pareció haberlo tomado con calma. Ella habia sido su más grande aliada y partidaria desde su nacimiento, buscando siempre su reconocimiento sobre el de su hermano mayor, Aenys, y haciendo cuanto podía para asegurar su legado. Entre la confusión después de su muerte, la viuda de Aenys, la Reina Alyssa, huyo de Rocadragon con sus hijos, así como con Hermana Oscura, la espada de acero valyrio de Visenya. El hijo mayor de Alyssa y Aenys después de Aegon, el Príncipe Viserys, habia sido retenido en la Fortaleza Roja como escudero del rey. Sufrió por causa de la huida
de su madre. Viserys murió después de nueve días de interrogatorio a cargo de Tyanna de la Torre. El rey dejo su cuerpo en los patios del castillo, esperando que aquello llegue a oídos de Alyssa y se viera forzada en reclamar el cuerpo de su hijo, pero ella no regreso. Viserys tenía quince años al momento de su muerte.
Maegor I, muerto sobre el Trono de Hierro
En el año 48 AC, el Septon Moon y Ser Joffrey Doggett- también conocido como el Perro Rojo de las Colinas–lidero a los Clérigos Humildes contra el rey, con Aguasdulces de su lado. Cuando Lord Daemon Velaryon, consejero de barcos del rey, se volvió contra Maegor, muchas de las grandes casas se le unieron. El reinado tiránico de Maegor no debía continuar, y el reino se rebeló para ponerle un fin. El reclamo por derecho al Trono de Hierro presentado por el joven Príncipe Jaehaerys–el único hijo que quedaba de Aenys y Alyssa, Jaehaerys tenía 14 años -termino uniendo a todos los señores, respaldado por el Señor de Bastión de Tormentas a quien Jaehaerys habia nombrado Protector del Reino y Mano del Rey. Cuando la Reina Rhaena- con quien
Maegor se habia casado después de la muerte de Aegon –se enteró de la proclamación de su hermano, voló en su dragón, Dreamfyre, robando a Fuegoscuro mientras su rey y esposo dormían. Incluso dos miembros de la Guardia Real abandonaron a Maegor, uniéndose a Jaehaerys. La respuesta de Maegor a dichos actos fue lenta y confusa, y parecía que esta serie de traiciones- y tal vez la pérdida de los consejos de su madre –lo habían dejado, en su propia manera, tan mal como a Aenys. Convoco a sus leales señores a Desembarco del Rey, pero los únicos que llegaron fueron señores menores de las Tierras de la Corona, quienes poco podrían hacer contra los enemigos del rey. Fue en una noche, durante la hora del lobo, cuando los señores que quedaban salieron de la cámara del consejo, dejando solo a Maegor. Temprano, en la mañana siguiente, fue encontrado muerto en el trono, sus ropas empapadas en sangre, sus brazos con cortes hechos por las afiladas espadas del Trono de Hierro. Y así acabó Maegor el Cruel. Cómo murió es un hecho que genera muchas especulaciones. Aunque los bardos nos quieran hacer creer que el mismo Trono de Hierro lo mato, algunos sospechan de sus Guardias Reales, y otros de obrero que el rey fallo en matar y sabia el secreto de la Fortaleza Roja. Pero tal vez es más creíble quienes dicen que el mismo rey se mató antes de sufrir una derrota. Cualquiera que sea la verdad, fue un reinado que termino en la única manera que pudo después de seis años de terror que Maegor habia puesto sobre el reino. Pero el reinado de su sobrino haría mucho más para sanar las heridas que Maegor habia causado en los Siete Reinos.
Las esposas de Maegor el Cruel de izquierda a derecha (y de arriba a abajo): Ceryse Hightower, Elinor Costayne, Tyanna de la Torre, Jeyne Westerling, Alys Harroway, y Rhaena Targaryen.
LAS ESPOSAS DE MAEGOR EL CRUEL CERYSE DE LA CASA HGHTOWER Ceryse fue la hija de Martyn Hightower, Señor de Antigua. Ceryse y Maegor se casaron en el año 25AC. Él aseguro haber consumado su matrimonio una docena de veces en su noche de bodas. Maegor se cansó de que ella no le haya podido darle un heredero y comenzó a tomar otras esposas. Ceryse murió en el 45AC, sufriendo una repentina enfermedad, aunque se rumora que ella fue asesinada por órdenes del rey.
ALYS DE LA CASA HARROWAY Alys fue la hija de Lucas Harroway, el nuevo señor de Harrenhal. Este matrimonio secreto tomo lugar en el 39AC, mientras Maegor era Mano del Rey, lo que lo llevo a su exilio. Alys se convirtió en reina después de que Maegor la trajera de regreso desde Pentos. Fue la primera mujer en quedar embarazada por Maegor en el año 48AC, pero perdió al bebe. Lo que nació fue una monstruosidad, sin ojos y retorcido, y Maegor, consumido por su furia, culpo y ejecuto a las damas de compañía de la reina, septas y al Gran Maestre Desmond. Tyanna de la Torre convenció al rey que el niño fue producto de los romances secretos de Alys, lo que produjo su muerte, la de su padre y Mano del Rey, Lord Lucas, y cada Harroway, y emparentados con los mismos, que el rey podría encontrar entre Desembarco del Rey y Harrenhal. Tiempo después, Lord Edwell Celtigar fue nombrado Mano del Rey.
TYANNA DE LA TORRE Tyanna fue la más temida de las esposas del Rey. Se rumoraba que era la hija de un magister de Pentos. Habia sido bailarina de taberna que tiempo después se convirtió en cortesana. Se decía también que practicaba hechicería y alquimia. Tyanna se casó con el rey en el 42AC, pero su matrimonio fue tan infructífero como el resto. Algunos la llamaban el cuervo del rey, era temida por sus habilidades para saber secretos y sirvió al rey como consejera de los rumores. Eventualmente confeso su responsabilidad por las abominaciones nacidas de la semilla de Maegor, asegurando que habia envenenado a sus otras esposas. El mismo rey fue quien la asesino en el 48AC, arrancándole su corazón con Fuegoscuro y dándoselo de comer a los perros.
LAS ESPOSAS OSCURAS En el año 47AC, Maegor tomo tres mujeres como sus esposas en la misma ceremoniatodas fértiles, y viudas quienes perdieron a sus esposos en las guerras dirigidas por Maegor. Ellas fueron:
ELINOR DE LA CASA COSTAYNE Elinor fue la menor de las Esposas Oscuras, pero aunque tenía diecinueve años cuando se casó, le habia dado a sus esposo, Ser Theo Bolling, tres hijos. Ser Theo fue arrestado por caballeros de la Guardia Real, acusado de conspiración con la reina Alyssa para
reclamar el derecho de su hijo, el Príncipe Jaehaerys, de sentarse en el Trono de Hierro, siendo ejecutado –todo en el mismo día. Después de 7 días, Elinor fue llamada para casarse con Maegor. Al igual que Alys antes que ella, Elinor también quedo embarazado y dio a luz a una abominación de la cual se decía haber nacido sin ojos y con pequeñas alas. Sobrevivió a aquel parto, y fue un de las dos esposas que aún vivía después de la muerte del rey.
RHAENA DE LA CASA TARGARYEN Cuando el Príncipe Aegon fue asesinado por Maegor en la Batalla bajo el Ojo de Dioses, Rhaena se refugió en Isla Bella bajo la protección de Lord Farman, quien la escondía a ella y a sus hijas gemelas. Tyanna encontró a las gemelas por lo cual Rhaena fue forzada a casarse con Maegor. El Rey nombro a la mayor de sus gemelas, Aerea, como su heredera y así desheredando al único hijo sobreviviente de la Reina Alyssa, Jaehaerys. Junto con Elinor, fueron las únicas esposas que aún seguían vivas después de la muerte del rey.
JEYNE DE LA CASA WESTERLING Alta y delgada, Lady Jeyne habia estado casada con Lord Alyn Tarbeck, quien murió con los rebeldes en la Batalla bajo el Ojo de Dioses. Habiéndole dado hijos a su anterior esposo, su fertilidad no tenía duda, y estaba siendo cortejada por el hijo del señor de Roca Casterly cuando el rey envió por ella. En el 47AC tenía ya un niño en su vientre, pero el parto comenzó 3 lunas antes de lo previsto, naciendo otro niño monstruo. Al igual que el niño, Jeyne no sobrevivió por mucho tiempo.
JAEHAERYS I JAEHAERYS LLEGÓ AL trono en el año 48 DC, en un momento en que el reino había sido desgarrado por las ambiciones de señores rebeldes, la furia del Septon Supremo y la crueldad de su tío, Maegor I. Coronado a los catorce, con la corona de su padre, comenzó su reinado bajo la regencia de su madre, la Reina Viuda Alyssa y la guía de Lord Robar de la Casa Baratheon, Lord Protector del Reino y Mano del Rey en esos primeros años. Cuando alcanzó la mayoría de edad, el rey se casó con su hermana Alysanne, el suyo fue un matrimonio fructífero. Aunque llegó al trono muy joven, Jaehaerys demostró ser un verdadero rey desde edad temprana. Era un buen guerrero, hábil con la lanza y el arco, y un caballero dotado. Era también un Jinete de Dragón, cabalgando a Vermithor, una gran bestia bronce y marrón, el más grande de lo dragones después de Balerion y Vaghar. Decidido en pensamientos y acciones, Jaehaerys era sabio para su edad, buscando siempre el camino más pacífico. Alysanne, su reina, también era muy querida por todo el reino, siendo a la vez hermosa, espiritual, inteligente, encantadora y amable. Algunos dicen que ella gobernó tanto como el rey, y había algo de verdad en ello. Fue por petición suya que el rey Jaehaerys abolió el derecho de pernada, a pesar de que muchos señores disfrutaban celosamente de ello. Y la Guardia de la Noche cambió el nombre de uno de sus castillos (Puerta de la Nieve) por Puerta de la Reina en su honor, en agradecimiento por el tesoro en joyas que ella les entregó para pagar la construcción de un nuevo castillo en el lago para reemplazar el enorme y ruinoso Fuerte de la Noche y por su papel en la adjudicación del Nuevo Agasajo, que fortaleció a la hermandad.
DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN El Gran Torneo celebrado en el 98 DC en Desembarco del Rey para celebrar el quincuagésimo año de reinado del rey Jaehaerys, seguramente alegró el corazón de la reina, ya que todos sus hijos sobrevivientes, asi como sus nietos y bisnietos estuvieron presentes en las celebraciones. No se habían visto tantos dragones juntos desde antes de la Maldición de Valyria. La justa final, en la que los Guardias Reales Ser Ryam Redwine y Ser Clement Crabb rompieron treinta lanzas el uno contra el otro antes de que el rey les proclamara campeones a ambos fue declarada la mejor justa nunca vista en Poniente.
El Rey y la Reina estuvieron casados por cuarenta y seis años, y fue En su mayoría un matrimonio feliz, con hijos y nietos en abundancia. Se registraron dos distanciamientos entre ellos, pero no duraron más de un año o dos antes de que la pareja reanudase su acostumbrada relación. La Segunda Pelea, sin embargo, es necesario destacarla, ya que se debió a la decisión de Jaehaerys en 92 DC de pasar por encima de su nieta Rhaenys (hija de su difunto hijo mayor y heredero, el príncipe Aemon) a favor de su segundo hijo, Baelon el Valiente, a quien quería otorgar Rocadragón y claramente, el trono. Alysanne no vio ningún motivo por el que un hombre debiera ser favorecido sobre una mujer… y si Jaehaerys pensaba que las mujeres eran de poco uso, entonces no la necesitaba. Con el tiempo, lograron reconciliarse, pero el rey sobrevivió a la reina y se dice que durante el tiempo que lo hizo, el dolor de su partida se cernía sobre la corte como un manto.
Si Alysanne fue el amor de su vida, su mejor amigo fue el Septon Barth. Ningún hombre con un nacimiento tan humilde, se elevó tanto como el franco y brillante septon. Era hijo de un herrero común, y fue entregado a a la Fe desde muy joven y con el tiempo llegó a servir en la biblioteca de la Fortaleza Roja, cuidando los libros y registros del rey. Fue ahí donde Jaehaerys le conoció y pronto fue nombrado Mano del Rey. Muchos señores de antiguo linaje miraban con recelo, y el Septon Supremo dijo mostrarse preocupado por las preguntas que surgieron acerca de su ortodoxia, pero Barth demostró que se equivocaban.
El gran torneo del 98 DC.
Con su ayuda y asesoramiento, el rey Jaehaerys hizo más reformas en el reino que cualquier otro rey anterior o posterior. Su abuelo, el rey Aegon el Conquistador, había dejado los Siete Reinos en manos de la tradición y los caprichos locales, Jaehaerys creó
el primer Código Unificado, de manera que desde el Norte hasta las Marcas de Dorne, todo el reino compartía la misma ley. También implementó grandes obras para mejorar Desembarco del Rey, especialmente alcantarillas, desagües y pozos, ya que Barth creía en la importancia del agua fresca y que separar y lavar los desperdicios y despojos era importante para la salud de una ciudad. Además, el Conciliador inició la construcción de una red de caminos que un día uniría Desembarco del Rey con el Domionio, las Tierras de la Tormenta, las Tierras del Oeste, las Tierras de los Ríos, e incluso el norte, comprendiendo que unir el reino es más fácil que viajar a través de sus regiones independientes. El Camino Real fue el más grande de estos caminos, llegando a cubrir cientos de leguas, hasta el Castillo Negro en el Muro. Sin embargo, el logro más importante de Jaehaerys y del septon Barth fue la reconciliación con la Fe. Los Clérigos Humildes y los Hijos del Guerrero ya no eran cazados como en la época de Maegor, a pesar de estar muy reducidos por haber sido proscritos por este, y seguían inquietos por restaurar sus órdenes. Un problema más apremiante era el problema de la Fe para juzgar con equidad, y muchos señores se quejaban de septones sin escrúpulos y septones enriqueciéndose con sus propiedades. Algunos consejeros instaron al viejo rey a hacer frente a estos problemas y acabar de una vez por todas con las órdenes militantes, ya que su fanatismo podría devolver el reino al caos. Otros se preocupaban más por garantizar que los septones respondiesen ante la misma justicia que el resto del reino. Pero Jaehaerys mandó al septon Barth a Antigua para hablar con el Septon Supremo y allí comenzó a forjarse un acuerdo duradero. A cambio de que los últimos restos de las Estrellas y Espadas depusieran sus armas y que los miembros la de fe se sometiesen a la misma justicia que el reino, el Septon Supremo recibió la promesa de que la corona siempre protegería y defendería la Fe. De ese modo, el cisma entre la corona y la Fe fue subsanado. Por todo esto, el problema más importante en los últimos años del reinado de Jaehaerys fue el hecho de que hubiese demasiados sucesores al trono. La mala suerte, había dejado al rey sin heredero claro en dos ocasiones tras la muerte de Baelon el Valiente en el 101 DC. Para poner en orden el asunto del heredero y otros problemas de los señores del reino, Jaehaerys reunió el Primer Consejo Magno ese mismo año. Y todos los señores del reino fueron. El único lugar que podía dar cabida a tanta gente era Harrenhal y allí se reunieron. Señores, grandes y pequeños, llegaron con su séquito de vasallos, caballeros, escuderos, mozos y sirvientes. Y detrás de ellos llegaron aún más seguidoras de campamento, lavanderas, herreros, vendedores ambulantes y carreteros. Miles de tiendas de campaña se alzaron en forma de lunas hasta convertir la ciudad castillo de Harrenton en la cuarta más grande del reino. En este concilio, nueve candidatos fueron valorados y desechados, dejando sólo dos candidatos al trono: Laenor Velaryon, hijo de la princesa Rhaenys (hija del hijo mayor de Jaehaerys, Aemon) y el príncipe Viserys, hijo de Baelon el Valiente y la princesa Alyssa. Cada uno tenía sus méritos, la primogenitura favorecía a Laenor, mientras que la proximidad favorecía a Viserys, que también fue el último príncipe Targaryen en montar a Balerion antes de su muerte en el 94DC. Laenor había adquirido recientemente un dragón, que nombró Seasmoke, convirtiéndose así en Lord Dragón. Pero a muchos señores del reino lo que les importaba era la prioridad de la línea masculina sobre la femenina, por no mencionar que Viserys era un príncipe de veinticuatro años, mientras que Laenor era un niño de siete. Aun así, Laenor tenía algo más de su parte, era hijo de Corlys Velaryon, la Serpiente del Mar, hombre más rico de los Siete Reinos y primer Lord Comandante de la Guardia Real, aunque su fama no le venía de la destreza con las armas, sino de los innumerables viajes que había realizado a través de los mares del mundo en busca de nuevos horizontes. Era un descendiente de la familia Velaryon, una familia antigua e ilustre
proveniente de Valyria, que había llegado a Poniente antes que los Targaryen (en eso las historias están de acuerdo) y que a menudo había proporcionado el grueso de la flota real. Tantos Velaryon habían servido en el cargo de Almirante y Lord de la Marina que casi se consideraba un cargo hereditario. Lord Corlys Velaryon había viajado mucho, tanto al norte como al sur, y cuentan que una vez buscó llegar al norte de Poniente, pero solo encontró mares helados e icebergs gigantes por lo que regresó en su nave, el Lobo de Hielo. Pero la mayor parte de sus viajes los hizo en la Serpiente de Mar, nombre por el que más tarde sería conocido. Muchos barcos ponientes habían navegado hasta Qarth para comerciar con seda y especias pero no se atrevían a ir más allá. Lord Velaryon navegó hasta las legendarias tierras de Yi-Ti y Leng, cuyas riquezas duplicaron las de la casa Velaryon en un solo viaje.
El Gran Consejo de 101 DC. Nueve grandes viajes se hicieron sobre la Serpiente de Mar, y en el último, Corlys llenó la bodega del barco con oro y compró veinte naves más en Qarth, cargándolas con especias, elefantes y la seda más fina. Algunos se perdieron y los elefantes murieron en el mar (de acuerdo a lo que dice el maestre Mathis en ‘Los nueve viajes’), pero la riqueza aumentó, haciendo a los Velaryon los más ricos del reino, por encima de los Lannister y los Hightower durante un tiempo. Corlys Velaryon se convirtió en señor después de la muerte de su abuelo y usó la riqueza para levantar un nuevo asiento, Marea Alta, para reemplazar el húmedo y estrecho castillo de Marcaderiva y dar un nuevo hogar al trono de Marcaderiva, entregado a los Velaryon por el rey Merling para concluir un pacto. El comercio comenzó a fluir hacia y desde Marcaderiva a las ciudades de Hull y Spicetown (ni idea de cuáles son, tampoco se seguro si he traducido correctamente los castillos, por lo que leo, Marcaderiva es el antiguo, pero se sigue nombrando en la actualidad… Si alguien puede sacarme de dudas lo agradeceré), convirtiéndose en el puerto principal de la Bahía del Aguasnegras y superando a Desembarco del Rey durante un tiempo.
DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYDAYN A los ojos de muchos, el Gran Consejo del 101DC estableció un precedente en materia de sucesiones, independientemente de la antigüedad, el Trono de Hierro no podría pasar a una mujer, ni a través de una mujer a sus descendientes masculinos.
Su fama, su reputación y su fortuna fueron una razón de peso para que Laenor heredase el trono. Así como el apoyo de Boremund Baratheon y Lord Ellard Stark, Lord Blackwood, Ser Bar Emmon y Lord Celtigar, pero eran demasiado pocos. La marea estaba en su contra y aunque los maestres nunca sacaron a la luz el número de votos, se dice que fue de doce a cuarenta a favor del príncipe Viserys. El rey, que no estuvo presente en las últimas deliberaciones, nombró a Viserys príncipe de Rocadragón. En sus últimos años, el rey Jaehaerys nombró como Mano a Ser Otto Hightower y este se llevó a su familia a Desembarco del Rey. Entre ellos, se encontraba Alicent, una joven inteligente de quince años que se convirtió en compañera de Jaehaerys a su edad. Le leía, iba a buscar sus comidas e incluso le ayudaba a bañarse y vestirse. Se dice que a veces el rey pensaba que era una de sus propias hijas. Algunos murmuraban que ella era su amante. El rey Jaehaerys, primero de su nombre, conocido como el Conciliador y el Viejo Rey (siendo el único gobernante que había vivido tantos años), murió pacíficamente en su cama el año 103DC, mientras que lady Alicent leía para el la ‘Dragones, anfípteros y guivernos. Historia antinatural’ de su amigo el septon Barth. Tenía setenta y nueve años a su muerte y había gobernado sabiamente durante cincuenta y cinco. Poniente lloró y se afirmó que incluso en Dorne los hombres lloraban y las mujeres rasgaron sus vestiduras en lamento por un rey que había sido tan justo y bueno. Sus cenizas fueron enterradas con las de su amada, la Bondadosa Reina Alysanne, bajo la Fortaleza Roja. Y el reino nunca vio otro como él.
El Rey Jaehaerys I y la Buena Reina Alysanne con su hijo, el Príncipe Aemon.
LOS HIJOS DE JAEHAERYS I, EL CONCILIADOR Y LA BONDADOSA REINA ALYSANNE QUE VIVIERON HASTA LA EDAD ADULTA PRINCIPE AEMON: Murió en la batalla contra los piratas de Myr que se habían apoderado de la parte oriental de Tarth. PRINCIPE BAELON (Llamado Príncipe Primavera por la fecha de su naciemiento y también Baelon el Valiente): Cuando el septon Barth falleció durmiendo en el 99DC, el famoso caballero de la Guardia Real, ser Ryam Redwyne fue hecho mano. Pero su valor y destreza con la espada y la lanza resultaron no ser igualados por su habilidad para gobernar. Baelon lo siguió como mano menos de un año después, y lo hizo de manera admirable. Pero mientras cazaba en 101DC, el príncipe Baelon se quejó de fuerte dolor en un costado y murió a los pocos días de ‘vientre reventado’ (es la traducción literal y creo que quiere decir apendicitis). ARCHIMAESTRE VAEGON (conocido como el SinDragón): fue entregado a la Ciudadela desde una edad temprana y mantuvo el anillo, la varilla y la máscarade oro amarillo cuando se convirtió en Archimaestre. PRINCESA DAELLA: Casada con Lord Rodrik Arryn en el 80DC, murió al dar a luz su única hija, Aemma. PRINCESA ALYSSA: Esposa de Baelon el Bravo: dos de sus hijos llevarían corona. PRINCESA VISERRA: prometida a Lord Manderly de Puerto Blanco, solo para morir por accidente poco después. Era una dama de espíritu salvaje que se cayó de un caballo mientras cabalgaba borracha por las calles de Desembarco del Rey. SEPTA MAEGELLE: Entregada a la Fe, creció hasta ser una septa conocida por su compasión y su don para la curación. Fue la principal causa de la reconciliación del viejo rey y la reina Alysanne en el 94DC, tras la segunda pelea. Cuido a los niños afectados de la ‘Escala de Grises’, pero se contagió de la enfermedad y murió a causa de ella en el 96DC. PRINCESA SAERA: aunque fue entregada a la Fe como su hermana Maegelle, no poseía el mismo carácter y se escapó de la casa madre aun siendo una novicia y cruzó el Mar Angosto. Vivió en Lys por un tiempo y luego fue a la vieja Volantis, donde acabó sus días como dueña de una casa de placer. PRINCESA GAEL (llamada niña de invierno): Simple de mente, pero muy dulce, era la más querida de la reina. Desapareció del panorama en 99DC, supuestamente muriendo por una fiebre de verano, pero en realidad se ahogó a si misma en el Aguasnegras después de haber sido seducida y abandonada por un juglar, dejándola con nada más que un bastardo en su barriga.
VISERYS I Después del largo y pacífico reinado del rey Jaehaerys, Viserys heredó un trono asegurado, un tesoro lleno y un legado de buenas voluntades que su abuelo había cultivado por más de cincuenta años. La casa Targaryen nunca volvió a ser tan poderosa como lo fue en el reinado de Viserys. Existieron más príncipes y princesas con sangre Valyria que en cualquier otro momento después de la Caída y nunca hubo tantos dragones a la vez como entre los años 103DC y 129DC. Pero la Danza de Dragones se fraguó durante su reinado y fue debido principalmente a la gran cantidad de miembros de la realeza. En la primera parte de su reinado, el principal problema de Viserys fue su propio hermano, el príncipe Daemon Targaryen. Daemon era voluble y se ofendía con facilidad, pero tenía suerte y era atrevido y peligroso. Fue nombrado caballero a los dieciséis años, igual que Maegor I y Jaehaerys mismo le entregó la hoja de acero valyrio Hermana Oscura por su destreza. Había sido uno de los partidarios de Viserys antes del Gran Consejo, e incluso había reunido un pequeño ejército de hombres y espadas juramentadas cuando los rumores afirmaron que Corlys Velaryon estaba preparando la flota para defender los derechos de su hijo, Laenor. El rey Jaehaerys evitó el derramamiento de sangre, pero muchos recuerdan que Daemon había estado a punto de llegar a las manos en ese asunto.
El Rey Viserys sobre el Trono de Hierro
DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN A pesar de que se había casado con la señora de Piedra de las Runas en el 97DC durante el reinado del Viejo Rey, el matrimonio no había sido un éxito. El príncipe Daemon encontraba el Valle aburrido (“En el valle los hombres follan ovejas” escribió, “No se pueden quejar. Sus ovejas son más bonitas que sus mujeres”). Y pronto desarrolló animadversión hacia su esposa, a la que llamaba “mi perra de bronce”, después de ver la armadura de bronce rúnico usada por los señores de la casa Royce.
Daemon se casó con Lady Rhea de la casa Royce en el 97 DC, cuando ella era la heredera de la antigua Piedra de las Runas en el Valle de Arryn. Era rica y un buen partido, pero Daemon no encontró el Valle de su agrado y a su esposa incluso menos y pronto se distanciaron. Asimismo, se había demostrado una unión estéril y aunque Viserys se negó a que su hermano dejase de lado el matrimonio, este se refugió en la corte para evitarla. Daemon sirvió primero como Maestro de la Moneda y Maestro de la Ley, pero su principal rival era la Mano del Rey, ser Otto Hightower, quien finalmente convenció a Viserys de sacarlo de estas oficinas. Así, en el 104DC, Viserys nombró a su hermano Daemon Comandante de la Guardia de la Ciudad. El príncipe Daemon mejoró el armamento y entrenamiento de la guardia y les dio las capas doradas que aun llevan a día de hoy y que les llevaron a ser conocidos como ‘Capas Doradas’. A menudo se unía a sus hombres mientras patrullaban la ciudad, dándose a conocer rápidamente entre los rateros más humildes y los comerciantes más ricos y ganó una oscura reputación en burdeles y otros sombríos lugares donde era habitual hacer uso libre de la mercancía que se ofrecía. El crimen descendió drásticamente, unos dicen que se debía a los severos castigos que Daemon repartía. Sin embargo, aquellos que se beneficiaban de su gobierno, deseaban que siguiera así y pronto se convirtió en Daemon “Señor del Lecho de Pulgas”. Más tarde, después de que Viserys le negase el título de príncipe de Rocadragón, el pasó a ser llamado “Príncipe de la Ciudad”. Fue en los burdeles de la ciudad donde encontró a su amante favorita, Mysaria, una bailarina lysena muy pálida, cuyo aspecto y reputación habían hecho que el resto de las prostitutas la llamasen “Miseria” o “Gusano Blanco”. Más tarde, se convirtió en la Dama de los Susurros de Daemon. Algunos dicen que el apoyo de Daemon a su hermano Viserys en el Gran Consejo fue motivada por la creencia de que él sería su heredero. Pero en su mente, Viserys ya tenía un heredero: Rhaenyra, única hija de su matrimonio con su prima la reina Aemma de la Casa Arryn. Rhaenyra nació en el 97 DC y desde niña su padre estaba encantado con ella y ña llevaba a todas partes con él, incluso a la Cámara del Concilio, donde la animaba a mirar y escuchar con atención; por estas razones la corte la adoraba también y le rendía homenaje. Los cantantes la apodaron “la Delicia del Reino”, era brillante y precoz, una hermosa niña que a los siete años ya era Jineta de Dragón, montada a espaldas de su dragón Syrax, nombrado así por uno de los antiguos dioses de Valyria. En el año 105 DC la reina Aemma al fin dio a luz al hijo que el rey deseaba tanto, pero murió en el parto y el niño, que había sido nombrado Baelon por su madre, solo la sobrevivió un día. En ese momento, Viserys, harto de ser opacado en el tema de la sucesión y sin tener en cuenta los precedentes del 92 DC y el Gran Consejo del 101 DC, declaró oficialmente a Rhaenyra Princesa de Rocadragón y heredera. Una gran ceremonia fue organizada en la que los Lords se hincaban ante ella, sentada a los pies de su padre. El príncipe Daemon no estuvo entre ellos. En el año 105 DC, ocurre uno de los grandes eventos: la introducción de ser Criston Cole en la Guardia Real. Nacido en el 82 DC como hijo de un mayordomo de los Dondarrion de Refugionegro. Criston ya había llamado la atención de la Corte en el torneo de Poza de la Doncella en el que se celebró la ascensión de Viserys al trono y donde ganó en el combate cuerpo a cuerpo y quedó segundo en las justas.
Daemon Targaryen
De cabello negro, ojos verdes, y honrado, resultó ser la delicia de las damas de la corte, sobre todo de la princesa Rhaenyra. Ella tuvo un encantamiento infantil con él, llamándolo ‘mi caballero blanco’ y rogó a su padre hacer de él su escudo juramentado, cosa que hizo, después de eso, Cole estaba siempre junto a la princesa y llevaba sus colores en las justas. Años después se dijo que la Princesa solo tenía ojos para Ser Criston, peor no hay razón para dudar que fuera totalmente honrado.
Las cosas se complicaron cuando ser Otto Hightower convenció al Rey Viserys de anunciar su intención de casarse con Lady Alicent, la hija de ser Otto y ex niñera del Viejo Rey. Casi en su totalidad, el reino celebró esta unión. Rhaenyra, segura en su puesto de heredera, dio la bienvenida a la nueva novia de su padre, siendo que se conocían desde hacía mucho tiempo en la corte. No todo fue tan alegre en el Valle, donde se decía que el príncipe Daemon había azotado al siervo que le llevó la noticia del matrimonio, ni en Marcaderiva, donde Lord Corlys y la princesa Rhaenys habían visto a su hija Laena rechazada por el rey. Entre los frutos del matrimonio del rey Viserys con Alicent Hightower estaba la alianza entre el príncipe Daemon y la Serpiente de Mar. Cansado de esperar una corona que cada día parecía estar más lejos de su alcance, Daemon decidió labrarse su propio reino. Para ello Daemon y Corlys Velaryon hicieron causa común, gracias a los pillajes del reino de las Tres Hermanas, o, como se la llamaba a menudo, la Triarquía, la unión de Lys, Myr y Tyrosh que habían nacido de una exitosa alianza contra Volantis. Al principio, esta alianza había sido aplaudida en los Siete Reinos, pero con el tiempo se convirtieron en una amenaza peor que los piratas y corsarios que habían derrotado. La lucha comenzó en el 106 DC, la Serpiente de Mar proporcionó la flota y Daemon a Caraxes y su habilidad para comandar a los hombres y llevar a los segundos hijos y caballeros sin tierras que se unieron bajo su bandera. El rey Viserys contribuyó a la guerra, enviando oro para contratar mercenarios y suministros. Ellos, lograron muchas victorias en los años siguientes dos años, culminando cuando el Príncipe Daemon mató en combate singular al príncipe de Myr, el Almirante Craghas Drahar, llamado el Alimentador de Cangrejos. Cuando escuchó que Daemon se había declarado Rey del Mar Angosto en 109 DC se oyó decir al Rey Viserys que su hermano podía mantener su corona “si eso le mantiene alejado de los problemas”. Sin embargo, demostró ser una afirmación prematura. La Triarquía despachó una nueva flota y un ejército el año siguiente y Dorne se unió a la Triarquía en la guerra contra Daemon y su reciente pequeño reino. En el año 107 DC Alicent al fin le dio un hijo a Viserys, Aegon, así el rey finalmente tuvo un hijo varón, que fue seguido por Helaena, su futura esposa y otro hijo llamado Aemond. Pero el nacimiento de un hijo significaba que la sucesión sería puesta una vez más en tela de juicio, especialmente por la reina y su padre, la Mano, quienes estaban ansiosos por ver como su sangre se alzaba por encima de la de Aemma. Pero ser Otto se sobrepasó y fue depuesto en el año 109 DC, reemplazado por ser Lyonel Strong, que había servido hábilmente como Maestro de la Ley. Para el rey Viserys el asunto está claro: Rhaenyra era su heredera y él no quería escuchar ningún argumento de ninguna clase, a pesar de los decretos del Gran Consejo del 101 DC que colocan siempre a un varón por encima de una mujer. Las cuentas y cartas conservadas de esa época, empiezan a hablar del “partido de la Reina” y el “partido de la Princesa” y gracias al torneo de 111 DC pasaron a ser conocidos como los verdes y los negros. Se dice que este torneo la reina Alicent iba vestida con un precioso traje color verde, mientras que Rhaenyra dejó clara su herencia, llevando un vestido negro adornado con rojo, los colores de la casa Targaryen. Este mismo torneo vio el regreso de sus guerras de Daemon, Rey del Mar Angosto. Llevaba su corona cuando se bajó de Caraxes, pero se la quitó al arrodillarse ante Viserys y la presentó como muestra de lealtad. Viserys le puso en pie, le devolvió la corona y le besó en ambas mejillas; a pesar de todo lo sucedido entre ellos, Viserys realmente amaba a su hermano. Los que estaban presentes en el torneo lo vitorearon, pero ninguno tan fuerte como Rhaenyra, quien amaba a su deslumbrante tío. Más o menos… aunque nuestras fuentes son contradictorias.
Fue solo unas lunas después que Daemon fue exiliado. ¿Cuál fue la razón? Las fuentes que nos han llegado a la actualidad son muy diferentes. Algunos, como Runciter y Munkun, sugieren que el rey Viserys y el rey Daemon se pelearon, y el amor entre hermanos rara vez sobrevive a las querellas, y por eso Daemon se fue. Otros dicen que fue Alicent (Ser Otto, probablemente) quien convenció a Viserys de que Daemon debía dejarlos. Pero hay dos que hablan más a fondo sobre el asunto. El Septon Eustace, en su Reinado del rey Viserys, primero de su nombre y la Danza de los Dragones que vino después, que fue escrita por él cuando la guerra llegó a su fin. Aunque seco y pesado en su escritura, Eustace era claramente un hombre de confianza de los Targaryen y habla con precisión acerca de muchas cosas. El Testimonio de Champiñón es otra cosa. Un enano de tres pies de altura y con una enorme cabeza (y un miembro enorme acorde con ella si se quieren creer las habladurías). Champiñón fue el bufón de la corte y se pensaba que le faltaba un tornillo, por ello, los notables de la corte solían hablar libremente a su alrededor. Su Testimonio, alega ser un recuento de los acontecimientos de los años en que estuvo en la Corte, realizado por un escriba anónimo. Está lleno de cuentos de Champiñón sobre de asesinatos, orgías, citas y demás, todo descrito con muchos detalle explícitos. Las historias de Septon Eustace y de Champiñón suelen estar en desacuerdo, pero hay en ocasiones, algunas sorprendentes coincidencias entre ellos.
Daemon Targaryen ofrece su corona a Viserys I.
Eustace afirma que Daemon y la princesa Rhaenyra fueron encontrados en la cama juntos por ser Arryk Cargyll y fue esto lo que provocó que Viserys exiliase a su hermano de la corte. Champiñón, cuenta una historia diferente: que Rhaenyra solo tenía ojos para ser Criston Cole, pero el caballero había declinado sus atenciones. Fue entonces cuando su tío se ofreció para enseñarle las artes del amor para que ella pudiese llevar al virtuoso ser Criston a romper sus votos. Pero cuando ella finalmente se acercó a Ser Criston, el caballero (de quien Champiñón jura que era tan casto y virtuoso como una
septa vieja) reaccionó con horror y disgusto. Todo esto pronto llegó a oídos de Viserys. Y sea cual sea la auténtica versión de la historia, lo cierto es que Daemon pidió la mano de la princesa Rhaenyra a condición de que se anulase su matrimonio con Lady Rhea. Viserys se negó y en lugar de eso exilió a Daemon de los Siete Reinos bajo pena de muerte. Daemon se marchó, volviendo a los Peldaños de Piedra para continuar con su guerra.
Princesa Rhaenyra
En el 112DC, ser Harrold Westerling falleció y ser Criston Cole se convirtió en el Lord Comandante de la Guardia Real. En 113DC la princesa Rhaenyra alcanzó la mayoría de edad. En los años previos a este acontecimiento, muchos hombres le habían hecho la corte (entre ellos el heredero de Harrenhal, ser Harwin Strong, conocido como ‘Rompehuesos’ y fue nombrado caballero más fuerte del reino), la cubrieron de regalos (como hicieron los gemelos ser Jason y ser Tyland Lannister de Roca Casterly), compusieron canciones a su belleza e incluso batallaron por ella (como hicieron los hijos de lord Blackwood y lord Bracken), incluso se habló de una boda con un príncipe de Dorne para unir los reinos en última instancia. La reina Alicent (y ser Otto, su padre), intentaron que se casara con su hermano, Aegon, a pesar de ser mucho más joven. Pero los dos hermanos nunca se habían llevado bien y Viserys sabía que su reina deseaba más el matrimonio por ambición que por el amor de Aegon hacia Rhaenyra. Haciendo caso omiso de todos esos pretendientes, Viserys prometió a Rhaenys con el hijo de la Serpiente de Mar, que había sido su rival en el Gran Consejo del 101DC. Laenor tenía sangre de dragón por ambas partes e incluso su propio dragón – un espléndido dragón gris y blanco al que llamó Seasmoke -. Era el mejor partido y uniría a dos facciones que habían estado enfrentadas desde 101DC. Sin embargo, había un problema: con diecinueve años, Laenor prefería la compañía de los escuderos de su misma edad y reconoció que nunca había conocido a una mujer íntimamente ni engendrado un bastardo. Según cuentan, el Gran Maestre Mellos le contesto: ‘¿Y qué? No soy aficionado al pescado, pero cuando se sirve pescado, me lo como’. Pero Rhaenyra tenía una idea bien diferente de todo esto. Puede que esperase haberse casado con Daemon, como afirma Eustace, o en seducir a ser Criston Cole, como afirma Seta alegremente. Pero Viserys hizo oídos sordos a todo eso y dio una única respuesta a sus objeciones: Si se negaba a ese matrimonio, reconsideraría la sucesión. Y después de esto vino una ruptura definitiva entre la relación de ser Criston Cole y Rhaenyra, aún no sabemos por cuál de los dos estuvo instigada: ¿habría ella intentado seducirlo una vez más? ¿Habría admitido finalmente el amor que tenía por ella y ahora que parecía estar prácticamente casada le habría ofrecido fugarse juntos? No sabría decirlo. Tampoco puedo decir si hay algo de verdad en la afirmación de que Cole la dejase, ella entregó su virginidad (si es que todavía lo era) a ser Harwin Strong, un caballero de una especie mucho menos escrupulosa. Seta afirma que el mismo los encontró en la cama, pero no se puede confiar en la mitad de lo que dice y en la otra mitad, no se quiere confiar. Lo que podemos decir con certeza es que en 114DC, la princesa Rhaenyra y el recién nombrado caballero ser Laenor se casaron y como es costumbre, un torneo fue llevado a cabo durante la celebración. En este torneo, Rhaenyra tenía un nuevo campeón, Rompehuesos, mientras que por primera vez, ser Criston luchó por la reina Alicent. Cuentan que en ese torneo Cole luchó con tal furia que derrotó a todos sus rivales. Rompió la clavícula y el codo de Huesosrotos – nombre que después de esto, la Seta le dio a Rompehuesos. Pero la peor injuria del día fueron las lesiones que causó al favorito de Laenor, Ser Joffrey Lonmouth, que era llamado el Caballero de los Besos. Fue sacado del campo sin sentido y ensangrentado, aunque lucho seis días antes de morir, dejando a Laenor sumido en un mar de amargas lágrimas de tristeza. Después de esto, ser Laenor partió a Marcaderiva y algunos incluso llegaron a preguntarse si el matrimonio habría sido consumado. Rhaenyra y su esposo pasaron gran parte del tiempo separados, ella en Rocadragón y el en Marcaderiva. Sin embargo, si el reino estaba preocupado por sus herederos, no tuvo que esperar mucho, a finales de 114DC Rhaenyra dio a luz un niño sano al que llamó Jacaerys (y no Joffrey, como ser
Laenor había esperado), llamado Jace por amigos y familiares. Y sin embargo, siendo Rhaenyra de la sangre del dragón así como Laenor y poseer este nariz aguileña, rasgos finos, pelo blanco y plata y los ojos color púrpura que revelaban su propia herencia Valyria ¿por qué entonces, Jacaerys tenía el pelo y ojos de color marrón y nariz chata? Muchos se fijaron en ello y en el descomunal ser Harwin Strong, jefe de los ‘negros’ y compañero constante de la Rhaenyra y ataron cabos. Rhaenyra tuvos dos hijos más - Lucerys (llamado Luke) y Joffrey – durante su matrimonio con ser Laenor Velaryon, y todos ellos nacieron sanos y fuertes, con el pelo castaño y una nariz chata que ni Rhaenyra ni Laenor poseían. Entre los ‘verdes’ se decía que eran obviamente hijos de ‘Huesos Rotos’ y muchos dudaban que pudiesen ser señores Dragón. Pero por orden de Viserys, cada uno de ellos recibió un huevo de dragón, colocado en su cuna y todos ellos eclosionaron, dando lugar a Vermox, Arrax y Tyraxes. El rey, por su parte, hizo caso omiso de los rumores, lo cual quería dejar claro que seguía manteniendo a Rhaenyra como heredera. Cuatro tragedias en 120DC harían que ese año fuese recordado como el de la Primavera Roja (que no debe confundirse con la primavera roja de 236DC) y que sentó las bases de la Danza con Dragones. La primera de esas tragedias fue la muerte de Laena Velaryon, hermana de Laenor y una vez considerada como esposa para Viserys, se había casado con el príncipe Daemon después de que Lady Rhea muriese mientras cazaba en el Valle (Daemon por su parte, se había cansado de los Peldaños de Piedra y había renunciado a su corona; otros cinco hombres le seguirían como reyes del Mar Angosto, hasta que un rey mercenario acabó con todo ello). Laena dio a Daemon dos hijas gemelas, Baela y Rhaena. Aunque el rey Viserys primero enfureció por el matrimonio que tuvo lugar sin su permiso, permitió a Daemon presentar sus hijas a la corte en el 117DC, en contra de las objeciones del consejo. Él amaba a su hermano y pensó que la paternidad le haría asentarse. En el 120DC Laena se puso de parto una vez más y tuvo el varón que Daemon siempre había deseado. Sin embargo, lo que fue extraído de su vientre era retorcido y deforme y expiró poco después de nacer al igual que Laena. Pero fueron ser Corlys y su esposa Rhaenys quienes más tuvieron que lamentar aquel año. Todavía lloraban a su hija cuando la muerte vino a llevarse a su hijo. Todos están de acuerdo en que Laenor asistía a una feria en Spicetown cuando fue asesinado. Eustace nombró culpable a su amigo y compañero (y amante, como dirían algunos) ser Qarl Correy, diciendo que se pelearon porque Laenor quería dejarle a un lado por su nuevo favorito. Los cuchillos volaron y Laenor fue asesinado. Ser Qarl huyó y nunca más se supo de él. Seta, tiene una versión diferente y más negra: que el príncipe Daemon había pagado a Correy para asesinar a Laenor y así quedarse a Rhaenys para él. La tercera tragedia, fue la pelea entre los hijos de Rhaenyra y los de Alicent, causada cuando el Aemond Targaryen, que no tenía dragón, intentó reclamar el dragón de Laena, Vaghar, para si mismo. Los empujones fueron seguidos por los puñetazos después de que Aemon se burlase de los hijos de Rhaenyra llamándolos ‘Strong’ – hasta que el joven príncipe Lucerys tomó un cuchillo y se lo clavó en el ojo -. Después de esto, fue conocido como Aemond un Ojo y a pesar de todo se las arregló para ganarse a Vhagar (tuvo la oportunidad de vengar la pérdida de su ojo en los años siguientes aunque el reino sangraría por ello).
Los hijos de Princesa Rhaenyra: Jacaerys, Joffrey y Lucerys
Antes de su matrimonio con Daemon, Laena había estado prometida durante casi una década con el hijo de un antiguo Señor del Mar de Braavos, pero el joven había dilapidado la fortuna e influencia de su padre y se había convertido en un parásito y una vergüenza para Lord Corlys. No fue una gran sorpresa cuando Daemon, en una visita tras la muerte de su esposa, vio a Laena (de quien se decía que era incomparablemente bella) y habló en privado con la Serpiente de Mar sobre matrimonio. Poco después, el príncipe Daemon provocó a su prometido braavosi despiadadamente, retándolo a un combate singular. Así llego el fin del hijo del Señor del Mar de Braavos.
Al final Viserys trató de hacer la paz, de modo que hizo que le cortasen la lengua a cualquier hombre o mujer que pusiera en duda la paternidad de los hijos de Rhaenyra. Luego mando a Alicent volver con sus hijos a Desembarco del Rey, mientras que Rhaenyra se quedaría en Rocadragón para que no pudiesen pelear de nuevo. Ser Erryk Cargyll se quedó en Rocadragón como escudo juramentado de Rhaenyra, relevando a ser Harwin Strong, que regresó a Harrenhal. La última tragedia (que algunos podrían decir que lo fue menos), fue el incendio de Harrenhal que se cobró la vida de Lord Lyonel y su hijo y heredero ser Harwin. Pero lo que lo cuentan, son unos ignorantes. Viserys, viejo, cansado y cada vez mas desinteresado del gobierno del reino, se quedó sin mano, mientras que Rhaenyra se quedó sin marido y como algunos decían, sin amante. Algunos lo cuentan como un accidente, pero otros sugieren posibilidades aún más malvadas. Algunos creen que Larys Pie Zambo - uno de los inquisidores más jóvenes del rey y el hijo más joven de Lord Lyonel – lo habría arreglado para gobernar Harrenhal. Otros insinúan que el propio príncipe Daemon estaba detrás de todo.E En lugar de buscar una nueva mano, Viserys recurrió a ser Otto Hightower a instancias de Alicent. Y en lugar de llorar la muerte de su marido, Rhaenyra al fin se casó con su tío, el príncipe Daemon. En los últimos días del 120DC tuvieron a su primer hijo, un varón al que llamaron Aegon (como el Conquistador), cosa que enfureció a Alicent, puesto que su primogénito también se llamaba así. Ambos jóvenes, llegaron a ser conocidos como Aegon el Viejo y Aegon el Joven. En el año 122DC vio la luz el segundo hijo de Rhaenyra y Daemon, Viserys. No era tan robusto como Aegon o sus hermanastros Velaryon pero si el más precoz. Algunos lo tomaron como un presagio cuando el huevo de dragón colocado en su cuna no eclosionó. Y así los asuntos del reino fueron progresando hasta el fatídico día del 129DC cuando murió el rey Viserys. Su hijo Aegon el Viejo se había casado con su hermana Helaena y esta había dado a luz dos gemelos: Jaehaerys y Jaehaera (el más pequeño de ellos, era un niño extraño, pequeño para su edad, nunca lloraba ni sonreía como hacen los niños) y otro hijo llamado Maelor, nacido en el 12DC. En Marcaderiva, la Serpiente de Mar empezó a encontrarse mal y guardaba reposo en cama. Viserys, ahora en el invierno de sus años pero aún cabal, se hizo abundantes heridas a si mismo con el Trono de Hierro en el 128DC, después del pronunciamiento de una sentencia. La herida se infectó y al final el maestre Orwyle (que había sustituido al maestre Mellos el año anterior) se vio obligado a amputarle dos dedos. Esas medidas demostraron no ser suficientemente estrictas y entre los años 128 y 129 Viserys estaba cada vez más enfermo. En el tercer día, de la tercera luna de 129DC, mientras entretenía a Jaehaerys y Jaehaera en su cama con un cuento de sus tátara-tatara-abuelos luchando contra gigantes, mamuts y salvajes más allá del Muro el rey se cansó. Envió a sus nietos fuera cuando terminó el cuento y cayó en un sueño del que nunca despertó. Había gobernado durante veintiséis años sobre los Siete Reinos, en el periodo de mayor prosperidad jamás visto, pero sembrando dentro de ella la desastrosa caída de su casa y la muerte del último de los dragones.
Los hijos de Rey Viserys: Aegon, Daeron y Aemond.
AEGON II NINGUNA GUERRA FUE tan sangrienta y cruel como la Danza de los Dragones, nombre que recibió por Munkun y los cantantes. De los muchos tipos de guerra que hay, esta fue la peor, esta fue una guerra entre hermanos. A pesar de que Viserys tenía la inquebrantable decisión de que la corona debía ser para Rhaenyra, el príncipe Aegon estaba totalmente convencido que él era la persona indicada para seguir en la línea de sucesión. Esta mentalidad le venía de su madre, la segunda esposa del rey y, del lord comandante de la guardia real, quienes aun antes de que el cuerpo de Viserys terminara de enfriarse desafiaron su última voluntad. Cuando Rhaenyra se enteró de este hecho monto en cólera, ella en ese momento se encontraba en Roca Dragón a punto de dar a luz a su tercer hijo con el príncipe Daemon.
DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN En Roca Dragón no se escucharon vítores. En su lugar, se escuchaban gritos por todo lo largo de la escalera de la torre del dragón y llegaron incluso hasta los dormitorios de la princesa Rhaenyra Targaryen, la cual se encontraba en su tercer día de trabajo de parto. El niño no esperaría a la próxima luna para nacer, todo parecía indicar que las noticias que se comentaban en Desembarco del Rey estaban influyendo severamente en las emociones de la mujer, la cual estaba enojada y furiosa, la invadía una rabia ciega, una furia negra y pareciera como si el príncipe que ella llevaba dentro también estuviera peleando y luchando por salir. La princesa grito maldiciones a lo largo de todo su trabajo de parto, maldijo a los dioses, maldijo a su madre, a sus medios hermanos y a la reina, definitivamente iba a atormentarlos a todos ellos antes de dejarlos morir. Maldijo también a la criatura que llevaba en su vientre: “¡maldito, maldito seas, sal ya de aquí!” gritaba mientras arañaba con locura su vientre hinchado. El maestre y la partera intentaban calmarla “¡vete de aquí, vete!, ¡SAL YA! Cuando el bebe finalmente nació, era una criatura horrosa, un monstruo: era una niña que había nacido muerta, torcida y con un agujero en su pecho en el lugar donde debería haber estado su corazón. Al menos así la describía Seta. El enano nos decía que él fue quien llevo a la pequeña cosa al patio donde posteriormente fue quemada siguiendo con las tradiciones familiares. La niña muerta había sido nombrada como Princesa Visenya. Al día siguiente cuando Rhaenyra despertó de los efectos producidos por la leche de la amapola anuncio: “ella era mi única hija y ellos me la mataron, robaron mi corona y asesinaron a mi hija, ellos responderán por esto”.
Una vez superado el trauma por el nacimiento de su hija Rhaenyra comenzó a prepararse para la guerra. Tanto ella como Alicent tenían aliados entre los miembros de la familia y los grandes señores del reino. Cada lado tenía a sus respectivos dragones. Todo esto no podía ser otra cosa sino más que una receta que solo traería desastres y así fue, el reino se desangro como nunca antes lo había hecho y pasarían años antes de que las cicatrices por fin sanaran. Seta afirmaba a su vez que la reina Alicent había apresurado la muerte de su marido con “una pizca de veneno”, podemos desistir de la idea de que se la haya echado en el vino, pero nadie puede negar que la primer sangre que se derramo en la danza fue la del anciano consejero de la moneda Lord Beesbury. Él fue el único miembro del consejo privado que hablo a favor de Rhaenyra diciendo que ella era la verdadera heredera del
difunto rey Viserys y que era ella quien debía ser coronada. Los detalles con respecto a su muerte difieren. Algunos dicen que murió de un resfriado tras haber sido arrojado a las celdas negras y otros sostienen que Ser Criston Cole, Lord Comandante de la Guardia Real quien pronto comenzaría a ser llamado el hacedor de reyes, cortó su garganta con una daga cuando el anciano se retiraba de la mesa. Setas discrepa de estas teorías y sostiene que Cole arrojo a Beesbury por una ventana, aunque se debe recordar que en ese momento Setas se encontraba en Roca Dragón junto a Rhaenyra. Pero estos acontecimientos están lejos de ser los últimos asesinatos que se acontecieron durante la danza, la parte más lamentable fueron los asesinatos de los jóvenes príncipes Lucerys Velarion, hijo de Rhaenyra y, Jaehaerys , el hijo y heredero de Aegon. La muerte de Luke Velarion fue presenciada por muchos ojos en Bastión de Tormentas, todas las partes estuvieron de acuerdo. Había sido enviado por su madre a Bastión de Tormentas para obtener el apoyo de Ser Borros, cuando llega se encuentra con el príncipe Aemond Targaryen, quien había llegado con anterioridad y había sido enviado con su mismo propósito Aemond era mayor, más fuerte y más cruel que Lucerys – odiaba a Lucerys con pasión, pues había sido el quien le quito su ojo cuando tenía nueve años-. Ser Borros se negó completamente al pedido de Aemond de cobrar venganza dentro de sus salones, pero le especifico que no le importaba lo que pasara fuera de ellos. De esta forma Aemond monto sobre Vhagar y comenzó a perseguir a Lucerys quien huía montado en su dragón Arrax. El príncipe y su dragón se vieron obstaculizados por la tormenta que había, finalmente, Aemond lo alcanza y mata a jinete y dragón a las afueras de las murallas del castillo de Bastión de Tormentas, asesinándolos y provocando que cayeran en picada hacia el mar. Rhaenyra se derrumbó por las noticias. No así, el padrastro de Lucerys, el Príncipe Daemon Targaryen. El mensaje que el Príncipe Daemon envió a Rocadragón después de haber recibido las noticias de la muerte de Lucerys era, “Ojo por ojo, hijo por hijo. Lucerys será vengado.” Él era el Príncipe de la Ciudad, y todavía tenía muchos amigos en los guisados y burdeles de Desembarco de Rey. La jefa de ellos era su anterior amante, Mysaria, el Gusano Blanco. Ella concretó su venganza, contratando a un bruto y a un cazador de ratas conocidos en la historia como Sangre y Queso. Gracias a su profesión, el cazador de ratas conocía todos los secretos de los túneles de Maegor. Resbalándose en la Fortaleza Roja, Sangre y el Queso cogieron a la Reina Helaena y sus niños… y entonces le ofrecieron a la esposa a Aegon II una opción brutal: ¿cuál de sus hijos morirá? Ella lloró y suplicó y ofreció su propia vida. Finalmente ella nombró a Maelor—el más joven, pues juzgó que era demasiado joven para entender. Sangre y el Queso mataron al Príncipe Jaehaerys en cambio, cuando su madre gritó su horror. Entonces Sangre y el Queso huyeron con la cabeza del príncipe; fieles a su palabra, sólo mataron a uno de los hijos de Aegon.
A la salida de la guerra, los partidarios principales de Aegon II eran Lord Hightower, Lord Lannister, y en el futuro Lord Baratheon. Lord Tully deseó luchar por el rey, pero era anciano y estaba postrado, pero su nieto lo desafió. Los partidarios principales de Rhaenyra eran Lord Velaryon, su prima Lady Jeyne Arryn, y Lord Stark (aunque su ayuda tardó en venir, pues tenía a cada hombre en las cosechas antes de que el invierno cayera en el Norte). Lord Greyjoy atacó las Tierras de Oeste en su nombre, también, para la sorpresa de Rey Aegon, quién había cortejado su apoyo. Los Tully, más adelante, se unieron a la causa de Rhaenyra, desafeando los deseos del finado Lord Tully. Los Tyrell, sin embargo, no se involucraron en la guerra, igual Dorne.
La muerte del príncipe Lucerys y su dragón Arrax.
Éstos no eran los únicos asesinatos en esa guerra larga y brutal. Tan patética como era la muerte de Jaehaerys, la del pequeño Príncipe Maelor, que no sobreviviría a su hermano por mucho tiempo era aún peor. Ser Rickard Thorne de la Guardia Real fue despachado para llevar a Maelor en el secreto a Antigua, dónde estaría seguro con los Hightower, pero en Puenteamargo fue detenido y asesinado por una chusma. El propio Maelor fue rasgado en pedazos en Puenteamargo, cuando cada hombre y mujere de la chusma trató de exigir al infante como su propio premio. Cuando Lord Hightower arrasó Puenteamargo en venganza y vino a exigir la justicia Lady Caswell, ella pidió misericordia para sus niños antes de colgarse de los muros de su castillo. Incluso la Guardia Real participó de estos enfrentamientos. Ser Criston Cole envió a Ser Arryk Cargyll a Roca Dragón con la intención de infiltrarse en la ciudadela haciéndose pasar por su gemelo Ser Errik. El propósito de esto era matar a Rhaenyra (o a sus hijos, en esta parte los relatos difieren). Sin embargo, la casualidad quizo que Ser Arryk y Ser Errik se encontraran en los pasillos de la ciudadela. Los cantantes cuentan que en el enfrentamiento que hubo ellos no paraban de profesarse el amor que sentían el uno por el otro, finalmente luego de chocar sus aceros, murieron llorando el uno en los brazos del otro.
Sin embargo, Seta, quien dice haber presenciado el enfrentamiento asegura que la realidad del duelo fue mucho más brutal: condenándose mutuamente por traidores y se hirieron de muerte con grandes resentimientos entre ellos. Cuando esto tuvo lugar Ser Criston Cole decidió castigar a “los señores de negro”, aquellos abanderados que permanecían fieles a Rhaenyra. Rosby, Stokeworth, Valle Oscuro, fueron cayendo una por una ante él, pero la casa Gajal, con Lord Staunton, que ya había sido avisada de la llegada de Cole mediante cartas prefirió no luchar contra él y atrincherarse en su castillo, enviando cuervos a Roca dragón pidiendo ayuda.
En Rocadragón, dónde los Targaryen habían gobernado por mucho tiempo, la gente común había visto a sus los gobernantes bonitos, extranjeros, casi como dioses. Muchas doncellas desfloradas por los señores Targaryen se consideraban bendecidas si la “semilla de dragón” se plantó en su útero, y por esta razón había muchos en Rocadragón que pudieron debidamente reclamar— o por lo menos sospechar—que la sangre Targaryen corría por sus venas.
Esa ayuda llegó en la forma de la Princesa Rhaenys—de cincuanta y cinco años, pero tan intrépida y determinada, como en su juventud—y su dragón Meleys, la Reina Roja. Pero Cole había traído a dragones tambien— Aegon II en persona llegó al campo en Sunfyre, y su hermano Aemond Un-ojo montaba a Vhagar, el más gran dragón viviente. Se cuenta que la Princesa Rhaenys, la Reina Que Nunca Fue, no se encogió ante su enemigo. Con un grito alegre y un crujido de su látigo, ella envió a Meleys a enfrentarlos. Sólo Vhagar y Aemond salieron indemnes de esa batalla; Sunfyre estaba lisiado, y el Rey Aegon II apenas sobrevivió, con las costillas rotas, una cadera rota, y quemaduras que cubrieron la mitad de su cuerpo. Peor estaba su brazo izquierdo, dónde el fuego de dragón fundió la armadura del rey en su carne. El cuerpo de Rhaenys se encontró varios días después entre la ruina del cadáver de la Reina Roja, pero tan quemada, que era irreconocible. Aegon se pasó el año siguiente de su reinado en aislamiento, sanando de sus heridas terribles, pero la guerra seguía bramando. Y mientras el Rey Aegon tenía muchas ventajas en la guerra con su mayor hermana, su poder en los dragones no estaba entre ellas. Al final de la guerra Aegon solo contaba con cuatro dragones lo suficientemente grandes para luchar, mientras que su hermana tenía acceso a ocho y a uno más en caso de ser necesario. A pesar de esto aún le quedaban tres dragones viejos que no habían sido reclamados por nuevos jinetes: Sylverwing, quien era montado por la antigua reina Alyssane, Seasmoke, que había sido el orgullo de Ser Leanor Velaryon y Vermithor, inmontable luego de la muerte del rey Jaehaerys. Luego quedaban tres dragones salvajes que podían ser domesticados si se podían encontrar a sus jinetes: Cannibal, como lo habían nombrado los del pueblo llano, había atacado Roca dragón incluso antes de la llegada de los Targaryen (aunque Munkun y Barth son algo escépticos con respecto a esta afirmación), Grey Ghost, un dragón tímido con las personas que prefería comer pescado que el mismo cazara del mar y la dragona Sheepstealer, Marrón y lisa, la cual recibía ese nombre porque prefería robar ovejas de las majadas para luego comérselas. El príncipe Jacaerys anuncio (si es que se puede creer en el testimonio de Seta) que cualquier hombre o mujer que pudiera montar uno de estos dragones seria ennoblecido.
La princesa Rhaenys sobre Meleys atacando al rey Aegon II montado sobre Sunfyre.
Muchos intentaron montar los dragones que todavía estaban disponibles en Rocadragón. Los más peligrosos de éstos eran los dragones salvajes, por lo que no era una sorpresa de que los dragones, que habían aceptado a jinetes previamente, fueron los primeros en aceptar a los nuevos jinetes. Entre estos nuevos jinetes de dragón estaba Addam de Hull—un valiente y joven noble, que fue traído por su madre, Marilda de Hull, junto con su hermano Alyn, para que hagan la prueba de montar un dragón. Ella reveló que los muchachos eran los hijos de Laenor Velaryon—y de hecho, muchos se sorprendieron— pero Lord Corlys no lo cuestionó, cuando adoptó a ambos en la Casa Velaryon.
Seta pone una posibilidad más creíble del linaje de Addam y Alyn: era el propio Señor Corlys quién engendró a ambos muchachos, cuando pasó muchos de sus días en los astilleros de Hull, dónde el padre de Marilda era capitán. Los muchachos no habían sido reconocidos, mantenidos lejos de la corte, mientras aún vivía la Reina de fiero temperamento, la Que Nunca Fue. Pero después de su muerte, Lord Corlys aprovechó la oportunidad de reconocerlos… después de una manera.
Addam exigió el dragón de Laenor, Seasmoke. Su hermano, Alyn, tuvo menos éxito con Sheepstealer, y por el resto de sus días llevó las marcas de las llamas de dragón en su espalda y piernas. Sheepstealer fue domado por Nettles—una sencilla chica de baja cuna y piel oscura, que alimentó con carne de carnero al dragón día a día, hasta que se acostumbrara a ella. El dragón y su jinete jugaron su parte en la guerra, pero la lealtad de Nettles no estaba tan
clara como del valiente Ser Addam. Cuando ella y el Príncipe Daemon se volvieron amantes, se formó una cuña final entre Rhaenyra y su marido. Nettles—a quien el príncipe llamó Netty—sobrevivió a su príncipe, así como su esposa. Nettles y Sheepstealer desaparecieron antes del final de la guerra, y nadie supo adonde fueron hasta años después. Pero de todos los jinetes de dragón el peor fue Ulf, también conocido comoUlf el BlancoyUlf el Beodo, fue un hombre de armas de Rocadragón durante la época de la Danza de los Dragones. Fue presumiblemente una de las semillas de dragón. Fue nombrado caballero junto a Hugh Hammer, ambos querían riquezas, señoríos y, sobre todo poder, el primero fue el jinete de Sylverwing y el segundo de Vermithor. En la Batalla del Gaznate, Hugh luchó valientemente sobre su dragón por el bando de los Negros. Sin embargo, traicionó a Rhaenyra junto a Ulf el Blanco y se unieron a los Verdesen la Batalla de Ladera, por lo que fueron conocidos como los Dos Traidores. Ambos fueron asesinados miserablemente, el primero fue envenenado con vino y el segundo asesinado por Ser Jon Roxton durante la segunda batalla de Ladera. Las batallas que se sucedieron durante la guerra de la danza de los dragones, no se pueden narrar fácilmente, las mismas van más allá de números de muertos, o de en cuantos pedazos se partió al reino. Se trató de una guerra donde los hombres levantaban estandartes de un dragón tricéfalo dorado en nombre de Aegon solo para encontrarse que sus vecinos, sus hermanos habían levantado los estandartes de un dragón tricéfalo rojo en honor a Rhaenyra, este estandarte además tenía un halcón volando sobre una luna, por su madre que era una Arryn y un caballito de mar, en honor a su difunto esposo. Muchos ejércitos se reunieron bajo el nombre del rey o de la reina, pero más allá de eso, eran hermanos peleando contra hermanos, padres peleando contra hijos y así se desangraba el reino. Pero si hablamos de los caballeros más leales, estos sin duda fueron, Daemon Targaryen y Aemond Targaryen, uno apoyaba a la reina y el otro a Aegon. Luego de que Aegon II fuera gravemente herido junto a Sunfyre en la pelea con Rhaenys y Meleys, su hermano Aemond fue nombrado como Lord protector del reino, incluso llego a ponerse la corona de su hermano, la corona del conquistador, hecha de acero valyrio y rubíes, pero nunca se llamó a si mismo rey.
Cuando Rhaenyra se enteró de la traición de Hugh Martillo y Ulf el Blanco en la Primera Batalla de Ladera, dónde volvieron a sus dragones contra sus fuerzas, su rabia era tal que intentó arrestar a los otras "semillas de dragón" que habían tomado el mando de dragones. Entre ellos Addam Velaryon estaba, pero fue prevenido por la Serpiente del Mar, y escapó. El joven Ser Addam murió valientemente a la Segunda Batalla de Ladera, demostrando su fidelidad con su vida, después de que se dudaba de él por los hechos de los Dos Traidores. Cuando sus huesos se devolvieron a Marcaderiva desde el Árbol de Cuervos en 138 CA, el epitafio de la tumba de Lord Alyn consistida en una palabra: “FIEL.”
Por desgracia para los verdes estos hechos fueron muy desafortunados. Aemond era demasiado inexperto y audaz como para tomar el mando del reino y Daemon Targaryen estaba en ese momento con el control del castillo de Harrenhal, por este motivo Aemond decidió tomar Harrenhal nuevamente y marcho hacia allí con su dragón. Cuando llego se encontró el castillo vacío, cosa que lo alegro, pero esto no fue sino hasta que supo la verdadera razón por la cual estaba deshabitado. Daemon había reclutado a
los miembros que aún le eran fieles a Rhaenyra y había logrado rendir el castillo sin mucho derramamiento de sangre. Pero la sangre si corrió con las ejecuciones de Ser Otto Hightower, Ser Jasper Wylde y los Lores Rosby y Stokeworth quienes fueron decapitados. La reina viuda Alicent fue encarcelada, pero Aegon aún seguía recuperándose de sus heridas, aprovechando esta situación Ser Larys Strong escapo del castillo por pasadizos secretos.
La Princesa Rhaenys sobre Meleys atacando al rey Aegon II sobre Sunfyre.
El reino reamente se volvió loco durante la Danza de Dragones, pero fue en Desembarco del Rey, donde la mayoría de los dragones perdieron sus vidas. El Desembarco del Rey había caído en manos de Rhaenyra, gracias a la destreza del Príncipe Daemon, pero después de la Primera Batalla de Ladera, la inquietud se extendió a lo largo de la ciudad. A sólo sesenta leguas, Ladera se había saqueado de manera más salvaje: miles fueron quemado, y miles más ahogados nadando en el río tratando de huir, chicas y mujeres violadas hasta la muerte, y dragones alimentándose entre las ruinas. La victoria que Lord Hightower había ganado con la ayuda del Príncipe Daeron y los Dos Traidores aterrorizó Desembarco del Rey, cuando los ciudadanos creyeron que ellos serían los siguientes. La propia fuerza de Rhaenyra se esparció y se agotó, por lo que sólo quedaban los dragones para defender la ciudad. Fue el miedo a los dragones y a su presencia lo que con el tiempo dio origen al “pastor” Durante los disturbios enDesembarco del Rey, el Pastor comenzó a despotricar contra los dragones, no sólo contra los que venían a atacar la ciudad, sino contra todos los dragones en general.El pueblo llano, enloquecido, lo escuchó predicar y después de que él hiciera que diez mil gargantas gritaran"¡Mátalos!" ¡Mátalos!", marchó con gran parte dela multitud y se dirigió a Pozo Dragón, donde tres de los dragones de Los Negros y uno de los dragones de Los Verdes moraban. En el vigésimo segundo día de la quinta luna del año 130 AC, Aemond Un ojo y Daemon Targaryen entraron en su última batalla. Ese mismo día, el caos y la muerte se apoderaron de Desembarco del Rey. La reina Rhaenyra había encarcelado Ser Corlys para ayudar a su nieto, Ser Addam Velaryon, escapar de la detención cuando fue acusado de traición a la patria. Algunas de las espadas juramentadas de la serpiente de mar se unieron a la multitud desenfrenada, algunos escalaban las paredes para tratar de liberar a la serpiente de mar, sólo para ser ahorcados cuando eran capturados. La reina Helaena, loca de dolor, saltó del torreón y murió al caer en un foso lleno de estacas. Los rumores que se propagaron por Desembarco del Rey afirmaban que fue
asesinada por Luthor Largent a instancias de Rhaenyra Targaryen. Esa fue la noche en que el pastor quizo entrar a pozo dragón para matar a todos los dragones que había dentro.
Hermana Oscura
LAS BATALLAS MÁS DESTACADAS DE LA DANZA LAS BATALLAS DE 129 AC BATALLA DE LA QUEMA DE MOLINO, donde el Príncipe Daemon y los Blackwoods derrotaron a los Bracken. BATALLA DEL GAZNATE, donde la flota de Corlys Velaryon fue derrotado por los buques de la Triarquía, aliados de Aegon. Esta batalla resultó en la muerte de Jacaerys, Príncipe de Roca Dragón, y Vermox, su dragón, y la muerte del príncipe Aegon y su Dragón, Stormcloud. BATALLA DE VADO CENIZA, donde Aegon el hermano menor de la anciano príncipe Daeron ganó sus Espuelas. LAS BATALLAS DE 130 AC BATALLA EN LA FORTALEZA ROJA, donde los hombres del oeste rompieron las riveras y pululaban en las tierras de los ríos, estos acontecimientos fueron antes de que Lord Jasón Lannister fuera herido de muerte por el escudero de Pate, hojalarga. La BATALLA A LAS ORILLAS DEL LAGO,llamado elAlimento de los Pecespor sus participantes, fue una batalla acaecida a lo largo de la orilla occidental del Ojo de Dioses donde Jason Lannister fue arrojado al lago por los Lords de las tierras de los ríos, donde finalmente falleció. LA BATALLA DE BUTCHERS, donde la mano de Aegon II, Ser Criston Cole, desafió a Ser Garibald Gris, Ser Roderick Dustin (apodado la ruina), y Ser Pate de Hojalarga (apodado el asesino de leones. Cole murió sin pena ni gloria asesinado por flechas en vez de por la espada, y sus huéspedes y seguidores fueron destruidos a partir de entonces. PRIMERA BATALLA DE LA LADERA Fue conocido como lasTraiciones de Ladera pues d urante el enfrentamiento los Dos Traidores cambiaron de bando, Ulf el Blanco y Hugh Hammer fueron enviados con sus dragones, Vermithor y Ala de Plata, a Ladera. Los Negros que la defendían eran casi 9.000, incluyendo tropas de Puenteamargo, Granmesa y las Tierras de los Ríos, así como los Lobos del Invierno. Este enfrentamiento resultó en las muertes de Ser Ormund Hightower, quien dirigió las fuerzas de los verdes, y su famoso primo Ser Brynden a manos de Ser Roderick Dustin, quien también fue asesinado. LA BATALLA DE POZO DRAGON: no fue una verdadera batalla, sino que consistió en una turba furiosa del pueblo llano, que era liderada por un hombre al que la historia apodo como el Pastor, el cual predicaba que los dragones era demonios a los ojos de la fe de los Siete. Asaltaron el lugar donde se encontraban los dragones descansando. Esto provoco, además de miles de muertes, el asesinato de cinco dragones. Este enfrentamiento obtuvo la pérdida de Ser Willum Royce; y la muerte de Ser Glendon Goode, quien fue Lord Comandante de la guardia real de la reina por un día, y de Joffrey, el Príncipe de Roca Dragón. BATALLA POR ENCIMA DEL OJO DE LOS DIOSES: en esta batalla se llevo a cabo el infame duelo entre el príncipe Aemond Un ojo y el Príncipe Daemon Targaryen y entre Vhagar y Caraxes. Se dice que Daemon saltó de Caraxes a Vhagar, y mató al Príncipe Aemond con hermana oscura, los dragones cayeron a las aguas. Vhagar y Caraxes murieron a su vez, al igual que Daemon Targaryen, aunque su huesos nunca fueron recuperados SEGUNDA BATALLA DE LA LADERA: Donde los dragones realmente danzaron. Esto resultó en la misteriosa muerte del príncipe Daeron, la muerte del valiente Ser Addam Velaryon, y las muertes de Seasmoke, Tessarion, y Vermithor.
LAS BATALLAS DE 131 AC BATALLA DEL CAMINO REAL: apodada por los que lucharon en ella como "el lodazal", fue la última batalla de la guerra. Esta dio lugar a la muerte del Ser Borrós Baratheon a manos del joven Lord Tully
El Joven Joffrey Velaryon, el Príncipe de Roca Dragón, el cual encontró su muerte al tratar de salvar a su dragón Tyraxes en la batalla de pozo dragón. Joffrey montaba a Syrax, el dragón de su madre, el cual al no reconocer al jinete que lo montaba lo tiro de su lomo. A esta batalla no sobrevivieron ni el jinete ni la bestia. Algunos rumores sobre esta batalla dicen que los dragones fueron asesinados por la turba violenta, otros que fueron asesinados por el pastor, algunos incluso llegan a decir que fue el mismo herrero quien los mato. Sea cual sea la verdad, hay una realidad innegable y es que cinco dragones y miles de personas murieron aplastadas esa noche. La mitad de los dragones que comenzaron la Danza ya estaban muertos para esa etapa de la guerra y la misma aún no había acabado, por lo que Rhaenyra se vio en la necesidad de huir de la ciudad poco después. Finalmente llego el último enfrentamiento, pero no fue por la muerte de los dragones o de los príncipes lo que lo logro, fue a costa de la muerta de Rhaenyra y de su esposo Daemon y de miles de inocentes. Rhaenyra fue la primera en morir. Cuando su esposo cayó, la casa Velaryon se puso en su contra. Con cada vez más enemigos en Desembarco del Rey, Rhaenyra huyo sin prácticamente un centavo y tuvo que vender su corona para encontrar la forma de llegar a Roca Dragón, pero cuando llego se encontró con Aegon II y su dragón Sunfyre quienes habían sido recientemente heridos y se encontraban medio moribundos.
La batalla de Pozo dragón.
La locura se apoderó de la ciudad después de que Rhaenyra huyó, y se mostró de muchas maneras. Lo más extraño de todo fue el ascenso de dos pretendientes a reyes que reinaron durante el tiempo que se conoció como la Luna de los Reyes Magos. El primero fue Trystane Truefyre, un escudero de un caballero errante de dudosa reputación llamado Ser Perkin la Pulga, quien declaró Trystane era el hijo natural de Viserys I. Después de la Toma de Pozo Dragon y la huida de Rhaenyra, el pastor y su mafia gobernaban gran parte de la ciudad, pero Ser Perkin instalo a Trystane en la abandonada Fortaleza Roja y comenzaron a emitir edictos. Cuando Aegon II, finalmente, volvió a tomar la ciudad, Trystane suplicó la bendición de la caballería antes de ser ejecutado, increíblemente la recibió. El otro rey era más curioso aún fue un niño que se hizo conocido como Gaemon Palehair. Este niño de cuatro años de edad, fue declarado como un bastardo de Aegon II (cosa bastante probable, dado las actitudes por demás obscenas del rey en su juventud). Desde su asiento en la Cámara de Besos encima de la colina de Visenya, se reunieron sus seguidores y emitieron una serie de edictos. Su madre fue más tarde ahorcada, después de haber confesado que él era el hijo de una de hombre cabello plateado que era un remero de Lys, pero Gaemon se salvó y se mantuvo en la casa del rey. Con el tiempo se hizo amigo de Aegon III, convirtiéndose en su compañero constante y catador de alimentos, puesto que ocupo durante algunos años, antes de fallecer por ingerir una comida envenenada que había sido destinada al propio rey.
Los verdaderos relatos de Munkun, basados a su vez en el relato de Orwyle, revelan que cuando cayó Desembarco del Rey, Larys Strong se llevó oculto al rey con él. Astutamente lo envió a Roca dragón, porque tenía la certera creencia de que a Rhaenyra nunca se le ocurriría buscar a su hermano en su propio bastión. Durante el medio año que tardo en recuperarse de sus heridas estuvo en una remota aldea de pescadores, mientras Rhaenyra y gran parte de su corte estaban en Desembarco del Rey. Durante ese tiempo Sunfyre fue alimentado por Cole a base de ganado mientras se curaba, su ala herida nunca llego a cicatrizar completamente, quedándole en un ángulo un tanto extraño, lo que no le permitió volver a volar con normalidad. Cuando fue capaz de recuperar su fuerza mato al tímido dragón Grey Ghost, pero debido al estado en que el dragón se encontraba se dieron lugar a confusos informes en donde se afirman que fue Cannibal quien en verdad lo mato. Rey Aegon encontró a muchos alrededor de Rocadragón que albergaban resentimientos y rencores contra Rhaenyra—por la pérdida de hijos, maridos, y hermanos en su guerra, o por los desaires reales o imaginarios—y con su ayuda conquistó Rocadragón. La caída de Rocadragón duró menos de una hora, casi sin oposición… salvo la hija de Príncipe Daemon, Baela Targaryen de catorce años y su joven dragón, Moondancer. Baela había escapado a los hombres que intentaron asirla y había montado a su dragón. Y cuando Aegon II estaba por aterrizar en el patio del castillo en el lomo de Sunfyre, creyéndose triunfante, el dragón y la princesa subieron para encontrárselo. Moondancer era más pequeño que Sunfyre, pero también más veloz y ágil, y ni al dragón, ni a la princesa en su espalda les faltó valor. El dragón atacó y arañó y rasgó a Sunfyre, hasta que una explosión de llamas segó a la bestia. Enredados, ambos dragones se cayeron con sus jinetes. Aegon II brincó en el último momento de la espalda de Sunfyre, quebrándose ambas piernas, mientras que Baela caía con Moondancer hacia un amargo final. Cuando Alfred Broome blandió su espada para matarla, mientras ella estaba tumbada quebrada e inconsciente, Ser Marston Aguas le quitó la espada y llevó a Baela al maestre, salvando su vida.
Rhaenyra nunca se enteró de esta batalla, pero poco importaba, Aegon II enfurecido por la rabia y la agonía de tener sus piernas destrozadas y por la inminente muerte de su dragón, toma la decisión de darle de comer a Sunfyre a Rhaenyra, frente los ojos de su único hijo varón, Aegon el joven, y así termino la vida de la reina el vigésimo segundo día de la décima luna de 130 AC. Su medio hermano no sobrevivió mucho tiempo a ella. Aunque Rhaenyra estaba muerta y Aegon el Joven aún estaba en sus manos, Aegon II todavía tenía muchos enemigos que continuaron luchando contra él. Lucharon tanto por miedo a sus represalias como lo hicieron para Rhaenyra, pero ellos lucharon, y demostraron ser mayor enemigo. Cuando Ser Borros Baratheon por fin llego con su fuerza, marchando en contra de lo que quedaba de Las fuerzas de Rhaenyra, podría haber sido una oportunidad para cambiar el rumbo de la historia. Pero Ser Borros cayo en el camino real, las esperanzas de ganar la guerra se hicieron añicos, los señores de los ríos fueron quienes se encargaron de realizar esta tarea, mientras Lord Stark venia por el camino real con sus propias fuerzas. Fue en ese tiempo que Ser Colys Velarion, liberado de las mazmorras y ahora sirviendo en el consejo privado, aconsejó a Aegon que tomara el negro y se uniera a la guardia de la noche. El rey, no obstante, se negó, y planeó dar órdenes de sacarle la oreja a su joven sobrino, como advertencia a los adeptos a Aegon el Joven. Subió a su literapara ser llevado a sus aposentos, y le dieron una copa de vino para el camino. Cuando la litera llegó y su escolta levantó la cortina, encontraron al rey muerto con sangre en sus labios. Y así terminó Aegon II, asesinado por los hombres que le servían, ya que ellos habían visto el fin aunque él no. El reino estaba destrozado y sufrió al menos durante un tiempo más, pero la guerra, La Danza de los Dragones, por fin había terminado. Ahora lo que le esperaba al reino era el Falso Amanecer, la Hora del Lobo y el Rey Quebrado.
Rhaenyra enfrentando su muerte
LOS DRAGONES EN LA DANZA DRAGONES DEL REY AEGON II Sunfyre, también conocido comoel Dorado, fue el dragóndel rey Aegon II Targaryen. Luchó en la guerra de la Danza de los Dragones, en la que devoró a Rhaenyra Targaryentras su derrota y a Moondancer, el dragón de Baela. Vhagar Aemond utilizo al dragón para atacar las Tierras de los Ríos. No consigo sobrevivir a la batalla en Harrenhal contra Caraxes. Ambos dragones cayeron desde gran altura al Ojo de Dioses. Su cadáver no fue encontrado hasta varios años más tarde. DreamFyre Reina Helaena, fue uno de los cuatro dragones que se encontraban en Pozo Dragóncuando miles de hombres de la ciudad se alzaron en revuelta contra ellos. Tessarion, (príncipe Daeron) también conocido comoLa Reina Azul, Tessarion peleó contra Addam Velaryon y Seasmokeen la Segunda batalla de Ladera. Morghul (Jaehaera Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los Dragonesdebido a su juventud. Fue asesinado por los habitantes de Desembarco del Rey en Pozo Dragóndurante la revuelta acaecida debido a la inseguridad y el miedo Shrykos (Jaehaerys Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los Dragonesdebido a su juventud. Durante la batalla de pozo dragón La gente atacó a los dragones como hormigas; un hombre, se dice que era Hobb el Talador, subió a la espalda de Shrykos, se agarró a su cuello y aunque la bestia se retorció y rugió para quitárselo, el hombre fue capaz de asestarle siete hachazos, nombrando a los Siete en cada uno. DRAGONES DE LA REINA RHAENYRA Syrax (Rhaenyra Targaryen) enorme y formidable, fue asesinado durante el asedio a pozo dragon. Caraxes, apodado El Wyrm Sangriento, fue el dragón del príncipe Daemon Targaryen. Se trataba de un terrorífico dragón entrenado para la batalla. Montado en Caraxes, Daemon desafió a Aemond Targaryen, yendo este último montado en Vhagar. Tras una brutal batalla, dragones y jinetes murieron en el Ojo de Dioses Vermaxfue el dragón de Jacaerys Velaryon. Luchó en laBatalla del Gaznate, donde murió al volar demasiado bajo y estrellarse contra el mar. Arraxfue el dragón de Lucerys Velaryon joven pero fuerte, fue asesinado junto a su jinete en la bahía de los naufragios. Tyraxesfue el dragón de Joffrey Velaryon. No llegó a luchar en la guerra de la Danza de los Dragones, falleció durante el asedio a pozo dragón. Stormcloud fue el dragóndel rey Aegon III Targaryen en su juventud. El dragón fue herido por varios disparos de ballestas y por el proyectil de un escorpión que le atravesó el cuello. Aguantó lo suficiente para llevar a su jinete hasta Rocadragón, donde murió una hora después.
Meleys, (Rhaenys la reina que nunca fue) apodadola Reina Roja, Durante la guerra civil luchó en la Batalla de Grajal. Se enfrentó a Aegon II Targaryen y Sunfyre junto a Rhaenys. La batalla acabó con la muerte de Rhaenys y Meleys, Moondancer fue un joven dragón que tuvo a un único jinete, Baela Targaryen Era un dragón hembra joven, esbelto, pero lo suficientemente fuerte como para llevar a una chica joven. Moondancer fue devorado por Sunfyre. Sylverwing (la buena reina Alyssane) Durante la Danza de los Dragonesfue montado por Ulf el Blanco en la Batalla del Gaznate. Fue uno de los dragones semi salvajes de Montedragónque Los Negros intentaron domar con nuevos jinetes. . Fue uno de los pocos dragones que sobrevivió a la guerra Seasmokefue el dragónde Laenor Velaryon. A la muerte de éste, quedó sin dueño y vivió en estado salvaje. Finalmente, fue domado por Addam Velaryon. Fue asesinado por Vermithor en la segunda batalla de la ladera. Vermithor, apodadoFuria de Bronce, fue el dragón de Jaehaerys I Targaryen. A la muerte de este El dragón se rindió ante un herrero bastardo llamado Hugh Hammer, quien lo montó durante la guerra. Vermithor mató a Seasmoke clavándole los dientes en el cuello y arrancándole la cabeza en la segunda batalla de la ladera. Sheepstealer (Nettles) fue un dragón salvaje que vivió durante la Danza de los Dragones y uno de los pocos que logro sobrevivir a la misma. Grey Ghost fue un dragón salvaje que habitaba el lado oriental del volcán Montedragón. Fue nombrado así por los habitantes de Rocadragón. Este dragón nunca fue reclamado ni montado por ningún hombre. Murió y fue parcialmente devorado por Sunfyre a su regreso a Rocadragón. Cannibal era un dragón negro como el carbón. Su guarida estaba llena de huesos de aspirantes a jinete de dragón. Vivió en la parte posterior de Montedragón y sus habitantes lo apodaron así porque tenía debilidad por la carne de dragones muertos, recién nacidos y sus huevos. Jamás fue domado. Morning (Lady Rhaena) era muy joven para luchar y por lo tanto sobrevivió a la guerra.
AEGON III CUANDO AEGON EL Joven subió al Trono de Hierro en 131 DC como Aegon III, tras la muerte de su tío Aegon II, el reino bien podría haber pensado que sus problemas habían acabado. Los partidarios de Aegon III habían derrotado al remanente de las huestes de Aegon II en la Batalla del Camino Real y tenían control completo de Desembarco del Rey. La flota de los Velaryon le sirvió una vez más al Trono de Hierro, y la Serpiente Marina de seguro ayudaría a guiar a su joven rey. Peor estas esperanzas se construyeron sobre arena, y este periodo pronto llegó a ser conocido como el Falso Amanecer. Aegon II había enviado hombres a través del Mar Angosto en busca de mercenarios, y nadie sabía si estos regresarían o cuando lo harían, para vengar a su rey. En el oeste, el Kraken Rojo y sus saqueadores asaltaron la Isla Bella y las costas occidentales. Y un terrible y duro invierno—declarado por primera vez por el Cónclave de Antigua en 130 DC, en el Día de la Doncella—había caído con fuerza en el reino, y se extendería durante seis crueles años.
El Joven Rey Aegon III. En ninguna parte de los Siete Reinos el tema del invierno fue tomado con tanta importancia como en el Norte—y el miedo de tal invierno había llevado a los Lobos del Invierno a reunirse bajo el estandarte de Roderick Dustin y a morir luchando por la reina Rhaenyra. Pero tras ellos llegó una armada aún más numerosa de hombres sin hijos y sin hogar, hombres solteros, ancianos, e hijos jóvenes, bajo el estandarte de Lord Cregan Stark. Ellos habían venido por la guerra, por la aventura y el pillaje, y por una muerte gloriosa para ahorrar a sus parientes más allá del Cuello una boca más que alimentar.
El envenenamiento del Rey Aegon II les había negado aquella oportunidad. Lord Stark aun dirigió su ejército hacia Desembarco del Rey, pero para un propósito diferente. El había planeado castigar a Bastión de Tormentas, Antigua, y Roca Casterly por haber apoyado al rey. Pero Lord Corlys ya había enviado emisarios a la Roca, Bastión de Tormentas y Antigua, exigiendo la paz. Durante seis días, mientras la corte esperaba noticias del éxito o fracaso de Lord Corlys y el reino temblaba ante la posibilidad de más guerras, Lord Cregan ejerció influencia en la corte. Esto llegó a ser conocido como la Hora del Lobo. Sin embargo, en una cosa, Lord Stark no sería disuadido: los traidores y envenenadores del Rey Aegon II debían pagar el precio. Matar a un rey cruel e injusto en una batalla legítima era una cosa. Pero el vil asesinato, y el uso de veneno, fue una afrenta a los mismísimos dioses que lo habían ungido. Cregan arrestó a veintidós hombres en nombre de Aegon III—entre ellos estaba Larys el Patizambo y Corlys Velaryon. Intimidado, el joven Aegon III—quien en ese entonces tenía once—accedió en nombrar a Lord Stark como su Mano. Cregan Stark sirvió en ese cargo durante un solo día, presidiendo sobre los juicios y las ejecuciones. La mayoría de los acusados tomó el negro (liderados por el astuto Ser Perkin la Pulga). Tan sólo dos eligieron la muerte—Ser Gyles Belgrave de la Guardia Real quien no deseaba sobrevivir a su rey, y Larys el Patizambo, el ultimo del antiguo linaje de la Casa Strong.
Lord Corlys se salvó del juicio por el complot de Baela y Rhaena Targaryen, quienes convencieron a Aegon de emitir un edicto real restaurándoles su cargo y honores, y luego por Aly la Negra Blackwood cuando le entregó su mano en matrimonio a Lord Stark a cambio de permitir que el edicto de Aegon se mantenga.
El dia despues de las ejecuciones, Lord Stark renuncio como Mano. Ningun hombre sostuvo el cargo tan brevemente, y pocos lo dejaron con tanta satisfacción. Regresó al Norte, dejando a muchos de sus feroces Norteños en el sur. Algunos se casaron con las viudas de las Tierras de los Ríos, otros vendieron sus espadas o prestaron juramento al servicio de algún señor, y unos pocos se dedicaron al pillaje. Pero la Hora del Lobo habia terminado, y era el tiempo de los regentes. El periodo de la regencia de Aegon—que se extendió desde 131 DC, cuando heredó el trono, hasta 136 DC cuando alcanzó la mayoría de edad—fue presidido por un consejo de siete. Tan sólo uno de esos regentes—el Gran Maestre Munkun—permaneció hasta el final; los otros fallecieron, renunciaron o fueron reemplazados. De todos estos, el mejor fue la Serpiente Marina, quien falleció en 132 DC a la edad de setenta y nueve; durante siete días sus restos fueron velados bajo el Trono de Hierro, y el reino lloró su pérdida.
LOS REGENTES DEL REY AEGON III EL PRIMER CONCILIO DE SIETE: LADY JEYNE ARRYN, LA DONCELLA DEL VALLE Fallecida por enfermedad en Puerto Gaviota en 134 DC. LORD CORLYS VELARYON, LA SERPIENTE MARINA
Fallece por vejez en 132 DC, a la edad de setenta y nueve. LORD ROLAND WESTERLING DEL RISCO Fallece por la Fiebre Invernal en 133 DC. LORD ROYCE CARON DE CANTO NOCTURNO Renunció a su puesto en 132 DC. LORD MANFRYD MOOTON DE POZA DE LA DONCELLA Fallece por edad y enfermedad en 134 DC. SER TORRHEN MANDERLY DE PUERTO BLANCO Renunció a su puesto en 132 DC, tras la muerte de su padre y hermano por la Fiebre Invernal. GRAN MAESTRE MUNKUN El único hombre en mantener su cargo desde 131 DC hasta 136 DC. EL RESTO: LORD UNWIN PEAKE Tomó el lugar de Lord Corlys en 132 DC, renunció en 134 DC. LORD THADDEUS ROWAN Ocupó su puesto en 133 AC, tras la muerte de Lord Westerling, y relevado de su cargo en 136 DC. SER CORWYN CORBRAY Esposo de Rhaena Targaryen, reemplazó a Lord Mooton en 134 DC, y fue asesinado por un ballestero en Piedra de las Runas ese mismo año. WILLAM STACKSPEAR Elegido por sorteo en el Gran Consejo de 136 DC. MARQ MERRYWEATHER Elegido por sorteo en el Gran Consejo de 136 DC. LORENT GRANDISON Elegido por sorteo en el Gran Consejo de 136 DC.
Los años de la regencia de Aegon estuvieron marcados por disturbios. Ser Tyland Lannister—uno de los hombres que había regresado con las manos vacías de las Ciudades Libres (ya que las compañías libres recibían abundantes compensaciones tras el colapso del Reino de las Tres Hijas) —sirvió hábilmente como Mano del Rey, a pesar de la ceguera y mutilaciones que sufrió a manos de los torturadores de la Reina Rhaenyra cuando se negó a decirle donde había escondido la mayor parte del tesoro real de Aegon II. Pero la Fiebre Invernal se lo llevó en 133 DC. Todo empeoró cuando Urwin Peake, Señor de Starpike, Dustonbury, y Whitegrove, se convirtió primero en regente, después en Mano. Él había desempeñado un rol importante en la Primera y la Segunda Batalla en Ladera, y se había sentido menospreciado cuando no fue elegido como uno de los primeros regentes. Pero pronto compensó por esto, adquiriendo cada vez más poder. Se encargó de que sus parientes obtuvieran cargos importantes, intento casar a su propia hija con el Rey Aegon III tras el aparente suicidio de la Reina Jaehaera, y se trató de debilitar a sus rivales por cualquier medio posible.
Lord Alyn, el nieto de la Serpiente Marina, era el líder entre los rivales de la Mano. Se le negó el puesto de su padre como regente, así que navegó hacia los Peldaños de Piedra. Allí se ganó el apodo de Puño de Roble tras una grandiosa victoria en el mar, pero su reciente fama demostró ser divisiva cuando regresó a Desembarco del Rey. La Mano tenía intención de tomar el control de los Peldaños de Piedra y ponerle fin al reino pirata de Racallio Ryndoon, pero la rápida acción de Velaryon significaba que la mayor parte de la flota no podría desembarcar las fuerzas necesarias para conseguir esto. La fama y reputación de Puño de Roble sólo incrementaron tras su victoria, ganándoles honores y recompensas de los regentes a pesar de las protestas de Lord Peake. Al final, la Mano convenció a los regentes de enviar a Puño de Roble hacia las tierras de occcidente para enfrentarse a los barcoluengos del Kraken Rojo cuando Lord Dagon Greyjoy se negó a entregar sus premios y cesar sus asaltos. Este era un viaje lleno de peligros, seguramente destinado a terminar con la derrota o muerte de Lord Alyn. En cambio, Puño de Roble lo convirtió en el primero de sus seis grandes viajes.
La última descendiente viva de Aegon II, Jaehaera Targaryen tenía ocho cuando se casó con su primo Aegon III, y diez cuando se lanzó desde el Torreón de Maegor hacia las picas del foso seco que había debajo. Vivió durante media hora, en agonía, antes de morir. Algunos cuestionaron las circunstancias en que murió. ¿Fue realmente un suicidio? Algunos decían que en realidad había sido asesinada, y varios fueron nombrados sospechosos. Entre ellos estaba Ser Mervyn Flores de la Guardia Real, el hermano bastardo de Lord Unwin Peake, quien estaba en su puerta cuando murió. Sin embargo, Seta piensa que era improbable que Flores sea el tipo de hombre capaz de empujar a su protegida—una niña—hacia tan horrible muerte. Él sugiere una posibilidad diferente: que Flors no la asesinó pero le cedió el paso a alguien más para que lo hiciera—alguien como el inescrupuloso mercenario de las Ciudades Libres Tessario el Tigre, a quien Lord Unwin había traído bajo su servicio. Aunque nunca sabremos la verdad sobre los eventos de aquel día, ahora parece probable que la muerte de Jaehaera fue instigada, de algún modo, por Lord Peake.
En todo esto, Aegon III—demasiado joven para gobernar—no era más que un peón. Era un joven melancólico y hosco, interesado en muy pocas cosas. Siempre vestía de negro, y podía pasar varios días sin dirigirle palabra a nadie. Su única compañía en estos primeros años fue Gaemon Pelopálido, el falso pretendiente, ahora su sirviente y amigo. Después de que Lord Peake llegara al poder, Gaemon recibió un nuevo rol como el niño de los azotes del rey, para sufrir los castigos que no se le podían imponer a su persona real. Después Gaemon Pelopálido murió en un intento de envenenar al rey y a su joven y hermosa reina, Daenaera Velaryon. Lady Daenaera era prima de Alyn Puño de Roble, engendrada por su primo Daeron quien murió peleando por él en los Peldaños de Piedra. Una niña sumamente hermosa, Daenaera tenía seis cuando las princesas Rhean y Baela la presentaron ante el rey—la última de un millar de doncellas que le habían sido presentadas en el gran baile de 133 DC. Este baile había sido organizado por la Mano, Lord Peake, después de que los regentes detuvieran sus esfuerzos de comprometer a su propia hija con el rey—aunque no renuncio a su aspiración y se vio muy fustrado por la elección final del rey. Sus esfuerzos por dejar tal elección de lado fueron rechazados tanto por Aegon como por los otros regentes. Indignado, Lord Urwin amenazó con renunciar al cargo de Mano en un intento por doblegar ante su voluntad a los demás regentes, tan sólo para descubrir que los otros estaban encantados de dejar que se vaya. Nombraron a uno de ellos, Lord Thaddeus Rowan, para tomar su puesto como Mano.
Aegon solo disfruto de una verdadera alegría durante estos años: el regreso de su hermano menor, el Príncipe Viserys. El reino había pensado que Viserys había sido asesinado en la Batalla de la Garganta, y el rey nunca se había perdonado por haber abandonado a su hermano cuando escapó volando a lomos de su dragón, Stormcloud. Pero Viserys eventualmente fue recogido de Lys por Puño de Roble, allí había sido mantenido en secreto por los príncipes mercaderes quienes pensaron que podían beneficiarse con su rescate o su muerte. El precio que Lord Velaryon accedió a pagar por su liberación fue enorme, y pronto se volvió materia de discusión. Pero su liberación—junto a su reciente esposa Lysena, la Hermosa Larra Rogare, siete años mayor que él—fue una alegría a pesar de todo, y por el resto de sus días fue la única persona en quien Aegon confió plenamente. Al final, fueron Larra Rogare y su adinera y ambiciosa familia quienes ayudaron a desbaratar el poder de los regentes y, casi con toda seguridad, aquel que Lord Peake había acumulado. Ellos desempeñaron un rol que pasó inadvertido, debido a que estaban ocupados en la Primavera Lysena. En estos tiempos el Banco Rogare era más poderoso que el Banco de Hierro, así que cayeron víctimas de los complots para controlar al rey; fueron acusados por muchos más actos de los que en realidad cometieron. Lord Rowan, entonces la Mano y uno de los últimos regentes, fue acusado de ser cómplice en sus crímenes y fue torturado para sacarle información. Ser Marston Mares, quien de algún modo se había hecho con el cargo de Mano en su lugar (Munkun, el único regente en este tiempo, además de Rowan, fue reticente al hablar sobre esto en Narración Verdadera), envió hombres para capturar a Lady Larra después de arrestar a sus hermanos. Pero el rey y su hermano se negaron a entregarla, y fueron asediados en el Torreón de Maegor por Mares y sus partidarios durante dieciocho días. La conspiración eventualmente se desbarato ya que Ser Marston—quizás recordando su deber—intentó cumplir las órdenes de su rey de arrestar a todos los que habían implicado falsamente a los Rogare y a Lord Rowan. Mares fue asesinado por su propio hermano juramentado, Ser Mervyn Flores, cuando intentaba arrestarlo. El orden se restableció por sí mismo, con Munkun sirviendo como Mano y regente por el resto del año hasta que se eligieron nuevos regentes y se nombró una nueva Mano. El tiempo de la regencia finalmente había terminado en el décimo sexto día del nombre del rey, cuando el ingresó a la pequeña cámara del consejo, despidió a sus regentes, y relevó a su entonces Mano, Lord Manderly, de su cargo. Fue un reinado roto el que transcurrió, ya que el propio Aegon estaba roto. Melancólico hasta el final de sus días, no encontraba placer en casi nada, y se encerraba en sus recámaras para meditar durante días. Del mismo modo llegó a detestar el ser tocado— hasta por las manos de su Hermosa reina. Incluso después de que ésta había florecido, se tardó mucho en invitarla a su cama… pero al final su matrimonio fue bendecido con dos hijos y tres hijas. El mayor, Daeron, fue nombrado príncipe de Rocadragón y su heredero aparente. A pesar de que se esforzó para entregarle al reino la paz y plenitud tras la Danza, Aegon III se mostró poco interesado en reunirse son su pueblo, o con sus señores. El suyo podría haber sido un reinado muy diferente de no haber sido por aquella única falla—su frialdad hacia aquellos que gobernaba. Su hermano, el Príncipe Viserys—quien en sus últimos años sirvió como su Mano—tenía el don del encanto, pero incluso él se volvió más serio después de que su esposa e hijos lo abandonaran para retirarse a su Lys natal. Aun así, juntos, Aegon y Viserys hábilmente manejaron los disturbios restantes en el reino. Uno de estos incidentes fue la problemática aparición de varios pretendientes que afirmaban ser el Príncipe Daeron el Atrevido—el hermano menor de Aegon II, asesinado en la Segunda Batalla de la Garganta, pero cuyos restos no habían sido
encontrados—dejando la puerta abierta para que hombres inescrupulosos plantearan falsas reclamaciones. (Pero desde entonces se ha demostrado de forma concluyente que aquellos supuestosw príncipes eran en realidad impostores.) Incluso intentaron restaurar a los dragones Targaryen, a pesar de los temores de Aegon—de los que nadie lo culpaba después de haber presenciado como su madre era comida viva. Le aterrorizaba la visión de los dragones—y tenía aún menos deseos de montar sobre uno—pero estaba convencido de que estos le ayudarían a derrotar a aquellos que buscaran oponérsele. A sugerencia de Viserys, trajó a nueve magos de Essos, intentando usar sus habilidades para eclosionar una nidada de huevos. Esto resultó ser tanto un desastre como un fracaso.
Aegon III despidiendo a sus regentes y a Lord Manderly, su mano.
DE LOS REPORTES DEL GRAN MAESTRE MUNKUN SOBRE LAS PALABRAS DEL REY A LORD MANDERLY CUANDO TERMINÓ SU REGENCIA Mi intención es darle paz, comida y justicia al pueblo. Si aquello no es suficiente para ganar su afecto, dejare que Seta los entretenga. O quizás podría enviarles un oso bailarín. Alguien me dijo una vez que los comunes aprecian mucho a los osos bailarines. Podrias ponerle fin a este festejo esta misma noche si lo deseas. Enviar a los señores de regreso a sus propias fortalezas y entregarles la comida a los hambrientos. Estómagos llenos y osos bailarines serán mi política.
Habian cuatro dragones vivos al inicio de su reinado—Ala de Plata, Morning, Sheepstealer, y el Caníbal. Pero Aegon III siempre fue recordado como el Veneno de Dragón, debido a que el último dragón de los Targaryen murió durante su reinado en el año 153 DC.
El reinado del Rey Roto—también conocido como Aegon el Desafortunado—terminó con la muerte del rey a los treinta y seis años de edad, por una enfermedad. Muchos de sus súbditos lo consideraban mucho mayor, debido a que su niñez fue interrumpida muy pronto. El rey melancólico no es recordando con cariño, y su legado palidecería ante el de sus hijos.
Todo lo que queda de los dragones Targaryen hoy en día: el cráneo de Balerion el Terror Negro.
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