Muerte e Inmortalidad, Josef Pieper
January 17, 2017 | Author: Anonymous LnTsz7cp | Category: N/A
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l Lo que caracteriza a este libro es que el autor afronta el espinoso y viejísimo tema de toda filosofía verdaderamente existencial con una sencillez, en que todo se plantea de nuevo, y a la vez sin exigir al lector ninguna preparación especial. Junto con esto tiene la virtud de haber mantenido la discusión dentro de los ·términos con que hoy se plantea, sin rehuir confrontaciones y situándose en el centro mismo del apasionado debate. El autor some,te a estudio los argumentos del materialismo, el irrealismo propio de la concepción idealista sobre la muerte, el discutible origen de la expresión «alma inmortal» y la rebelión nihilista de una engañosa «libertad de morir>>. Este libro no despide al lector con una solución elaborada a la ligera; sino que, bebiendo de las fuentes más puras de la tradición filosófica cristiana, le recomienda un sublime silencio ante el fenómeno de la muerte, como lo único sensato. Un silencio, en el que puede oírse quizás, o al menos percibirse con más claridad, una respuesta que habrá de ser más que filosófica. ST. CHARLES BORROMEO SEMINARY BD444.P5318
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JOSEF PIEPER
MUERTE E INMORTAL lOAD
BARCELONA
EDITORIAL HERDER 1970
Versión castellana de
RUFINO JIMENO PEflA
de la obra de
JosEF PIEPER, Tod und Unsterblichkeit,
Kosel-Verlag, Munich 1969
IMPRÍMASE:
t JosÉ
Barcelona, 17 de febrero de 1970
CAPMANY,
obispo auxiliar y vicario general
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.' © Kosel- Verlag, München 1968 © Editorial Herder S.A., Provenza 388, Barcelona 1España) 1970
Es
PROPIEDAD
DEPÓSITO LEGAL: GRAFESA •
B. 35.375-1970
Nápoles, 249 • Barcelona
PRINTED IN SPAIN
Absurdo es que nazcamos, absurdo es que muramos
'"Una sola cosa me duele: el haber nacido. Siempre me pareció que ti morir es una cosa tan larga, tan penosa . ..
Cualquier día es bueno para nacer. Cualquier día es bueno para morir
Los autores de los tres pensamientos que encabezan nuestro estudio son Jean-Paul Sartre, Samuel Beckett y el papa Juan XXIII. El texto original es como sigue: «ll est absurde que nous soyons nés, i/ est absurde que nous mourions» (JEAN-PAUL SARTRE, L'2tre el le Néant, París "1949, pág. 631). «All 1 regret ís havíng been born, dying ís such a long tiresome business 1 always found» (S. BECKETI, From an abandoned work. Ediciones Suhrkamp; n. 145; Francfort del Meno 1966, pág. 16). Díscorsí, Messaggi, Colloquí del Santo Padre Giovanní XXIII, «Ogní gíorno e buono per nascere; ogni giorno e buono per morire», vol. v, Roma 1964, pág. 310.
tNDICE Muerte: Un tema eminentemente filosófico - El «centro del círculm>: Reunión de datos - Un estado de la cuestión ya enmarcado - No se da experiencia directa de la muerte - Todo es incierto, excepto la muerte - El trance, en sí mismo considerado La «tranquilización constante sobre la muerte» (Heidegger) La ocasión del amor .
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11. Variedad de expresiones - Lo problemático del eufemismo - Final de la vida, pérdida y carencia de relación, tiempo y eternidad, la muerte como persona, el morir como acción - ¿Qué quiere decir «lenguaje hablado vitalmente»? Una simplificación prohibida
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l.
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«Separación del alma y del cuerpo» ¿Cómo es entendida la unión que precedió a la muerte? - Contestación del platonismo: el tocador de cítara, el capitán en el barco, el prisionero en la celda - Negación de la realidad de la muerte - No muere el cuerpo, sino el hombre - Ani-
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IV.
V.
ma forma corporis - El alma unida al cuerpo es más semejante a Dios (santo Tomás de Aquino) - La muerte, como destrucción del hombre real - La protesta de la teología contra el afán del idealismo por quitarle importancia
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La muerte, ¿algo natural? - Respuestas que hay que descartar - «El mayor de los dolores humanos» - La imagen del «justo castigo» - Opinión de Anaximandros Ser castigado no es un mal -- ¿Es todo lo malo castigo o culpa? - La muerte, en cuanto castigo, no es natural - ¿Se encuentra el hombre en un estado impropio? - El mundo como criatura - La muerte es «en cierto sentido conforme a la naturaleza, en determinado sentido contra la naturaleza» (santo Tomás de Aquino) La ·inclusión de la verdad de fe en nuestro estudio - Conformidad con la experiencia: El pecado es una cosa mortífera - La muerte, como forma en que aparece el pecado - La necessitas moriendl y la muerte «sin morir» (Karl Rahner) del hombre en el paraíso - Cristo no murió porque tuvo que morir, sino porque quiso morir - Posición ante la muerte: Formas de la no aceptación - ¿«Libertad de morir»? - La iluminación que experimenta la muerte al interpretarla como castigo impuesto por Dios - ¿Qué quiere decir aceptar la pena? - El morir perfecto .
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En la muerte no sólo tiene lugar un final, sino que el hombre «hace el final» - La terminación del status viatoris - La exis-
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VI.
VII.
VIII.
tencia que «todavía no es» - La decisión definitiva - Mezcla de violencia y libertad - No existe la muerte inoportuna Final no quiere decir siempre consumación.
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Objeciones contra la libertad de la última decisión - «La muerte provoca la libertad» - El «morir consciente» de los condenados - Sartre contra Heidegger - Implicaciones de la idea de un juicio después de la muerte - La superioridad del espíritu sobre el tiempo - La conciencia de los moribundos - El último paso del caminar no puede ser anticipado- ¿Qué quiere decir «aprender a morir»? .
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El elemento de futuro dentro del concepto de terminación del status viatoris - La discusión sobre la inmortalidad del alma El dogma central de la ilustración - Christoph August Tiedge e Immanuel Kant El descrédito de la idea de inmortalidad -La falsa interpretación de Platón a cargo de Moses Mendelssohn - Platón no es platónico - Lo que necesariamente va unido al concepto de indestructibilidad del alma: la inmortalidad de todo el hombre
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¿Qué significa «imperecedero»? - «Todas las obras de Dios perduran por toda la eternidad» - «, año 2 (1957), p. 158, en una recensión
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Contra esta última tesis me propongo defender lo siguiente: Primero, que en la muerte no muere, tomada la cosa con rigor, ni el cuerpo del hombre ni su alma, sino el hombre en sí mismo; y segundo, que el alma espiritual, afectada por el morir en un sentido verdaderamente propio y en su más hondo interir, habiendo estado esencialmente unida a él y permaneciendo con él en relación después de la muerte, se mantiene, a pesar de todo, íntegra en el ser y sobrevive. Esto supuesto, ha de hablarse en primer lugar sobre lo que la muerte supone para la totalidad de la existencia, aclarando que, con respecto a ella, es imposible que existan en el hombre zonas neutrales de su ser, que permanezcan ajenas al hecho de la muerte. Digámoslo, por consiguiente, de manera clara una vez más: «No puede decirse, por el hecho de que el alma siga viviendo, que el cuerpo muere mientras el hombre sigue en vida. Muere el hombre» 17 • Cuando se habla de la «muerte» de una cultura o también de la «inmortalidad» de una fama, cualquiera advierte que son giros lingüísticos de significación impropia; es una forma de hablar en metáforas. Ni la naturaleza de una cultura, ni la manera de ser de una fama permiten referirse a ellas como del articulo de OseAR CULI.MANN, Unsterblichkeit der Seele und Auferstehung von den Toten («Theologische Zeitschrift», año 12; 1956; Festgabe für Karl Barth). 17. HERMANN VoLK, Das christliche Verstiindnis des Todes, p. 26.
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a algo que pueda morir en sentido estricto, como tampoco puede hablarse de que «no mueren». Con la misma rigurosa exactitud ha de decirse que, tomando en sentido exacto el significado de las palabras y respetando las normas del hablar encamadas en el lenguaje humano, nadie puede afirmar que sea el cuerpo del hombre lo que muere, ni tampoco que sea el alma. Pero tan verdad y exacto como esto que acabamos de decir lo es también que nadie puede decir en sentido propio que el alma no muere, sino que es inmortal. «Morir», «mortal», «inmortal», tomados estos conceptos en su más preciso sentido y considerados desde lo que sugiere la palabra viva, son un verbo y dos adjetivos que no tienen más sujeto de atribución que el hombre en sí, todo el hombre que consta de alma y cuerpo. Formulándolo de nuevo: muere el hombre. Y si se puede hablar de una inmortalidad dentro de la esfera del hombre, habría que atribuir esa inmortalidad, pÜr la misma razón evidente, no al «alma», sino al hombre, es decir, a todo el hombre completo con su alma y con su cuerpo. Y aunque parezca sorprendente, ésta es también la verdadera forma de expresarse el Nuevo Testamento. Sorprendente tendrá que ser, al menos, para aquel que se haya acostumbrado, por las razones que sean, a considerar la doctrina de la inmortalidad del alma como uno de los contenidos doctrinales básicos de los libros sagrados del cristianismo 1'8 • La Biblia, desde 18. Sobre esto, cf. el articulo de OseAR Cuu.MANN, Unsterblichkeit der Seele und Auferstehung von den Toten, p. 128.
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luego, no puede decirse que dé pie para tal forma de pensar. En el Nuevo Testamento no se habla ni una sola vez del «alma inmortal»; la misma palabra «inmortalidad» aparece únicamente en tres ocasiones y nunca es atribuida al alma, sino al Cristo resucitado y al hombre, que es también corporal, del siglo futuro 19 • También en las grandes obras de la teología puede decirse que la expresión inmortalidad del alma es poco menos que desconocida. Por ejemplo, santo Tomás de Aquino no llama al alma
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