Mov_literari_Valverde 1

September 10, 2017 | Author: juorro | Category: Renaissance, Latin, Homer, Dante Alighieri, Poetry
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Movimientos literarios

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José María Valverde

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Indice

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10 El Barroco en el teatro y la novela

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1 Sentido de los movimientos literarios 2 Grecia, primer movimiento literario occidental 3 La literatura en Roma 4 La narrativa medieval: de la epopeya ala novela 5 El movimiento trovadoresco 6 Del «dulce estilo nuevo» al humanismo 7 El movimiento renacentista: sentido general 8 Expansión del movimiento renacentista 9 El Barroco y la poesía 11 El clasicismo francés

12 El ilustracionismo en literatura 13 El movimiento romántico: sentido general ,14 El movimiento romántico alemán

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• Las palabras señaladas con asterisco (0) se explican al final del texto de cada unidad de información, que llamamos módulo, • Las flechas intercaladas en el texto (~) indican que el tema en cuestión se desarrolla con mayor detalle en otro módulo del libro, que se señala mediante el número que aparece sobre la flecha (~) • En algunos módulos aparecen textos recuadrados, que explican o completan puntos de especial interés con rslactón a los desarrollados en el texto, • En la bibliografia se ha renunciado, generalmente, a señalar obras muy espeCializadas o extensas. Las que se reseñan poseen.un nive'l muy adecuado para adentrarse en los diversos temas abordados en este libro y en otros de la Colección Salvat TC Temas Clave,

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El movimiento romántico en otros países Post-Romanticismo El realismo narrativo en el siglo XIX (1) El realismo narrativo en el siglo XIX (2) Simbolismo

20 Modernismo 21 La generación española del «98» 22 Renovación de la narrativa europea a comienzos del siglo xx 23 Otra narrativa de este siglo 24 La renovación del teatro en el siglo xx 25 La poesía post-simbolista 26 El vanguardismo en poesía 27 Un vanguardismo: el surrealismo 28 La generación española de 1927

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29 El «boom» de la narrativa hispano-americana 30 La situación actual y los movimientos literarios

Bibliografía

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l/Sentido de los movimientos literarios La literatura movimiento, esta palabra, movimiento

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siempre se ha dado en en todos los sentidos de empezando por el del del sonido lingüístico

-enmascarado por la escritura-, y terminando por el sentido -del que vamos a tratar aquí- de «movimientoliterario», como tendencia, más o menos colectiva, de un grupo o de una época entera, a hablar de un modo nuevo, diferente, como «cambiando la moda». Cierto que en otros tiempos la velocidad del cambio histórico -en lo literario como en lo demás- no era tan grande como en nuestro siglo, y que, en civilizaciones exteriores a nuestra tradición occidental, podemosimaginar que reinaba un inrnovilismo ritual, sagrado, que impedía toda modificación en la forma de poemas y canciones. Pero esto es una ilu-

El tránsito dlf/a escrítuta ideográfica a la escritura fonética fue un paso decisivo para que hubiera "literatura" en su sentido "literal". En la imagen, la piedra de Rosetta, cuya inscripción trilingüe en escritura jeroglifica hierática o sacerdotal, demótica, o popular, y griega permitió al sabio francés J. F. Champolion descifrar la clave de equivalencias entre los signos ideográficos de los textos egipcios y los conceptos por el/os representados, permitiendo así la lectura de los numerosos papiros encontrados cuyo Significado permanecía oculto, y abriendo con ello el hasta entonces extraño y oscuro mundo del Antiguo Egipto al conocimiento occidental.

sión óptica: los especialistas en literatura china distinguen también épocas de diversos estilos, por más lento que fuera el cambio. Y es que la necesidad de renovación es parte de la literatura misma, tan esencial como el arrancar de una tradición previa que posibilite la comprensión. En efecto, la obra literaria -quizá digamos mejor «poética», para situamos imaginativamente antes y al margen de.la escritura- produce su efecto por una especial cualidad afortunada de su lenguaje, difícilmente analizable, pero en la cual es importante lo que el teórico ruso V. Shklovski llamó «extrañeza» (ostranieniey. un cierto tono insólito que contribuye a que lo..conocido nos parezca visto y oído por primera vez. No cabe enumerar qué elementos producen esa «extrañeza» -en unos casos, importa el vocabulario sorprendente; en otros, cuenta más el ritmo; en otros, el original enfoque descriptivo-: lo que aquí nos importa es que esa virtualidad del lenguaje literario puede llegar a perder su fuerza cuando se generaliza y dura largo tiempo. Entonces nuestra lectura se hace sólo repaso de lo consabido, y únicamente las grandes obras -los clásicos- continúan valiendo después de perdido el efecto de la novedad -o, mejor dicho, sólo ellas son capaces de renovar ese efecto en cada nueva relectura-o Es decir, no cabe disfrutar la literatura, pasada y actual, sin percibir su «extrañeza», en renovación constante, pero, por otro lado, si sólo valoramos las obras literarias en cuanto que representen «movimientos» más o menos novedosos, no recibiremos su impacto más hondo. . Pero quizá esta idea de la «extrañek

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Todo movimiento literario es-obre de un grupo o de una generación: nunca de un individuo solo, por genial que sea . (Esquivel, Los poetas contemporáneos . Casón del Buen Retiro, Madrid.)

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«Una obra de arte surgirá como un valor positivo cuando reordene la estructura del periodo precedente: surgirá como un valor negativo si se apropia de.la es-. tructura sin camblarla»

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MUKAROVSKY)

za» resulte un tanto parcial y formalista: además de la necesidad intrínseca de «renovarse o perecer» que hay en el estilo literario, cambian también los temas, los problemas, las formas sociales. económicas, religiosas, etc., exigiendo desde fuera al escritor la renovación de su repertorio expresivo para hacerse cargo de ellas. Algunas veces, la relación es clara y explicable: así, el hecho de que la novela -Iibro narrativo- encaje bien en un ámbito doméstico de lectura, ha contribuido a hacerla florecer con la vida burguesa: pero es más difícil justificar por qué la naciente burguesía italiana usó para la poesía el endecasílabo -lo que sí salta a la vista es que no querían ya hacer versos como el clero' ni como los trovadores-o En todo caso, si no vemos una obra literaria enmar-

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cada en su «movimiento», no la vemos en absoluto como «literaria», y tanto valdría Aue nos dieran de ella Sistema literario y sincronía «La idea de un sistema puramente sincrónico es una ilusión. Cada sistema sincrónico tiene su pasado ysu futuro como porciones inseparables del sistema. [...] El concepto de un sistema literario no coincide con el concepto de un periodo cronológico, como se piensa comúnmente, ya que se compone no sólo de obras literarias, cronológicamente cercanas, sino también de obras literarias extranjeras, que han sido asimiladas y de obras de periodos más antiguos. Por tanto, resulta insuficiente un catálogo indiscriminado de obras caexistentes. La jerarquia de las obras en una época dada es declsiva.» (Y. TYNYANOV y R. JAKOBSON)' I

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un resumen o un informe de segunda mano. Incluso, ya hace mucho que se sugirió que la mejor historia de la literatura sería una «historia sin nombres», es decir, una historia de los estilos y los movimientos, corno la cam,biante base formal sobre la que surgen las grandes obras en su concreción. Algo así, en miniatura, hemos intentado .esbozar en las páginas que siguen, aunque sin dejar de dar los nombres importantes, pues los movimientos literarios no son unos impulsos imperativos y objetivos que arrastren a los escritores en cada época, sino también, y aún más, los resultados de los esfuerzos creativos, personales aunque nunca solitarios, de quienes libraron esas grandes batallas revolucionarias en el fluir de la litera5 tura.

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2/Grecia, primer movimiento literario occidental Los primeros pasos de la tradición literaria occidental tienen lugar en Grecia, de tal modo que sirven de referencia -más en forma que en contenido- para todos los desarrollos pos-

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solo ni aun que existiera. Estos poemas (del siglo VIII a. de C.) tenían como tema unos hechos acontecidos un par de siglos antes, en otra situación social, y llegarían a tomarse como canon para la cultura griega otro par de siglos después. Es decir, desde el principio forma parte del hechizo de la literatura el alejamiento y la mitificación glorificadora, en cuanto propone modelos heroicos y en cuanto da títulos de legitimación para posteriores generaciones en dificultades. Además, la base homérica otorga, desde el principio, a la literatura occidental la posibilidad de un realismo nítido, luminoso, sin trasfondos de sombra. Poco después, la misma

forma de poema épico se aplicaría de modo más instructivo y moral por parte de Hesíodo, quien, si por un lado explica las genealogías de los dioses, por otro presenta un conflicto de justicia social, en el mundo del trabajo agrícola. Luego, la poesía lírica, desde Arquíloco y Mimnermo a Píndaro -sin olvidar algún tono más placentero en Anacreonte, o más apasionado en Safo- continúa una lírica educativa para el carácter y el temple de las clases aristocráticas. Como es sabido, la evolución social de Atenas lleva luego a un tenso equilibrio entre la nobleza tradicional y la nueva clase media, comercial y agrícola, al principio con el poder en manos de una

Todas las imágenes de Homero son piadosas invenciones: en el/as, el ciego cantor parece mirar las escenas de su imaginación. (Arte Helenístico, Hornero. Museo Arqueológico, Nápoles.)

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\\\ teriores, aunque en buena medida a través del latín. Señalemos algunos aspectos de su movimiento: ante todo, el adoptar un modelo para su arranque, un «clásico», en Hornero, o mejor dicho, en los grandes poemas homéricos -/liada y Odisea-, ya que 6 no es seguro que el autor fuera uno

La nitidez del dibujo en la cerámica subraya el creciente realismo humano del teatro griego, a pesar de su inicial arranque religioso. (Museo Nacional, Nápoles.)

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«Oh reyes, observad bien este castigo, también vosotros: pues los dioses inmortales están muy cerca, entre los ~ hombres, y señalan a los que se destruyen unos a otros con juicios torcidos, desdeñando la venganza de los dioses. Pues sobre la tierra que alimenta a tantos, hay treinta mil observadores puestos por Zeus para vigilar a los mortales hombres: ellos vigilan los juicios y las malas acciones mientras caminan, envueltosen niebla, por toda la tierra.» (HESIODO: Trabajos y días)

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«Iqual que las hojas que trae la florida estación primaveral cuando crecen deprisa a la luz del sol, igual que ellas, disfrutamos las flores de nuestra juventud durante un breve plazo de tiempo, sin saber si los dioses nos reservan algo bueno o malo. Pero los negros Hadas se yerguen ante nosotros dándonos como destiño una vejez llena de sufrimiento, la otra muerte. El fruto de la juventud es efímero, tan corto como el tiempo en que el sol se extiende por la tierra. Pero cuando pasa el tiempo de la madurez, en seguida es mejor la muerte que la vida. Pues un gran sufrimiento invade el corazón. A veces queda asolado el hogar, y viene el doloroso trabajo de la pobreza: uno no tiene hijos y baja a la tierra deseándolos más que nada: otro es presa de enfermedad asoladora. No hay mortal a quien Zeus no dé muChOS males.»

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(MIMNERMO)

suerte de árbitro -tirano-, luego en democracia directa. En esa difícil competencia de clases asume un papel clave la tragedia -sobre todo, en los dos primerosde sus tres máximos autores, Esquilo y Sófocles. Es un tea.tro que recuerda los grandes mitos en que se basa la ciudad, las interacciones de los dioses patrios, todos ellos bajo el Super-Dios, el Hado, la fatalidad a que han de someterse los mis-

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mas dioses, y que destruye a quien no la siga, aunque sea por ignorancia o por azar. Se comprende que incluso se subvencionara al pueblo para que no dejara de asistir a la larga fiesta anual de varias piezas teatrales en secuencia: ahí estaba la glorificación de las raíces de su sociedad. El tercer gran trágico, Eurípides (480-406 a. de C.), en cambio, resulta demasiado hu.mano y racionalista y poco creyente en la mitología y el Hado -de ahí su relativo fracaso-o Los tiempos maduran, mientras, para la comedia de Aristófanes (445-386 a. de C.), de gran fantasía de montaje, pero muy directa en sus ataques, que hacían reír al mismo pueblo contra el que políti-

. Dos visiones morales I en Grecia

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ta se expone en diálogos vivaces y realistas, en tono cotidiano, a menudo humorístico. Mientras tanto, con He. ródoto (484-425 a. de C.), Tucídides (471-402 antes de C.) y Jenofonte (434-355 a. de C.) empieza a escribirse una historia digna de tal nombre, empeñada en dar cuenta de la realidad, incluso psicológica, de los personajes. Parece, pues, que en la época áurea de la literatura griega se ha dado el paso decisivo para el porvenir: cultivar formas y tonos que no estén vinculados servil mente a los intereses dominantes, ni aun de los mismos que escriben. Después viene la época «alejandrina»: queda atrás la Ciudad-Estado y se establece una

La perfecta acústica de los teatros griegos permitía no pf!rder una sílaba de los versos -en el .caso' de los coros, cantados e incluso bailados- . (Teatro de Epidauro.)

camente estaba ese escritor. Esta paradoja social aumenta con Platón (427-347 a. de C.), autor de la más bella prosa griega y padre de la filosofía: su mente nobiliaria se orienta a una esfera celestial de ideas puras, de la cual las cosas de este bajo mundo son torpes copias, peto esta teoría idea lis-

mentalidad universalista, que da lugar al intimismo y la delicadeza - Teócrito- y al gusto por la literatura como erudición y repaso de lo pasado -se hacen antologías, surgen los estudios filológicos-. Pero la literatura escrita en griego continúa como parte del Imperio romano. 7

de Grecia-, pero que cree en el valor de la moral humana;' en el equilibrio y el dominio del ánimo: una actitud que, por pesimista que parezca, se conciliaba muy bien con la energía activa de aquellos hombres que animaron la expansión y consolidación del Imperio. Sin duda, es la poesía donde más creativa resulta el alma romana: los poetas más característicos son Virgilio (71-19 a. de C.), quien, además de elevar el nivel de la poesía campestre que arrancaba del griego Teócrito, escribe un gran poema neohomérico, la Eneida, que, incluso por su tema, quiere hacer a los romanos

3/La literatura en Roma En el espacio romano se prolonga la literatura escrita en griego, no solo porque se hereda como modelo y referencia clásica, sino también porque la ejercen algunos escritores: Plutarea, precisamente, compone sus Vidas paralelas sobre el supuesto que da lugar a la idea de «clásico», a saber, que a cada ejemplo griego ha de corresponder otro latino. Pero, aparte de algún autor genial y un tanto marginal, como Luciano, es significativo que todo un emperador romano, Marco Aurelio, escriba en griego porque ésa era la lengua más propia de la filosofía -en cuya escuela estoica él se incluye-. El estoicismo, sereno, desesperanzado, pero activo en el mundo, domina en la literatura latina: Lucrecio (98-55 a. de C.) expresa en un gran poema la filosofía complementaria de la estoica, la epicúrea, y oradores y' moralistas como Cicerón (106-43 a. de C.) y el cordobés Séneca (4 a. de C.-65 d. de C.) dan' voz a aquella mentalidad, así corno' los grandes historiadores Julio César (100-44 a. de C.), Tito Livio (59 a. de C.-17 d. de C.) y Tácito (55-120). En todos ellos hay tina cierta unidad de estilo, conforme a esa visión del mundo, que no espera nada de lo que pueda haber de divino en el cosmos +por más que, para uso del pueblo, se crea conveniente' conservar la mitología 8 oficial, trasplantada en buena medida ¡.

Sin pretender ninguna originalidad ideOlógica, Cicerón establece el modelo retórico de exposición y tratamiento de todo tema. (Cicerón, Museo Capitalino, Roma.)

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"Por toda la literatura latina corre una vena de oratoria, siempre hay una deliberada elevación de tono para conseguir la atención y la 'slrnpatia de los lectores, o mejor dicho, de los oyentes ... La retórica formaba parte de toda educaclón'elevada, Pero quizá habia otras razones para el gusto de los romanos por la oratoria. Quizá se debiera a su natural tendencia a moralizar, a presentar modelos morales. No se puede convencer a un oyente con argumentos para que acepte un ideal moral, pues un ideal no es asunto de intelecto ni de razón. Solo se puede esperar conseguir su asentimiento y aprobación presentándolo con habilidad y persuasión, moviendo sus sentimientos, incluso abrurnándole en un torrente de emoción desbordada hasta que se rinda a su apelación.» (BARROW:

Los romanos)

de estirpe griega. Más propiamente lírico, pero también con mucho de bucólico y agrario es Horacio (65-8 a. de C.), mientras que Ovidio (43 a. de C.-18 d. de C.), con mayor complejidad anímica, alterna las nuevas versiones de los mitos con elegías de destierro. Hay otras líneas de poesía menor, la erótica (con modelo en Catulo, 87-54 a. de C.) y la satírica de costumbres, con el español Marcial (40-104) y con Juvenal (65-135). Conviene señalar que, al lado de esta línea, más o menos elevada en lenguaje, quedaba otra literatura de acento más realista, incluso coloquial: en. teatro, partiendo del modelo de Menandro, las comedias de Plauto y Terencio; en narrativa, los relatos -no «novelas» pro- .

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El sentido imperial y político es elemento esencial de la gran literatura latina y le da su peculiar acento "público" . (Foro, Roma.) Muy curioso y muy romano y muy retórico, San Agustín crea la "teología de la historia" al ver caer el Imperio romano . (Miniatura, Ciudad de Dios, Siglo XV. Biblioteca de Santa Genoveva, París.)

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piamente- de Petronio y de Apuleyo.

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Pero, dentro de la marcha de conjunlo de la literatura occidental, hay que decir que, si la literatura latina se desarrolla como variación sobre el gran tema griego, para la posteridad, a su vez, será adoptada como la referencia clásica más directa y eficaz, no sólo por su valor intrínseco y por lo que tiene de legado helénico, sino por el hecho de que el Cristianismo, en su área occidental, centrada en Roma, adoptara el latín como lengua oficial, a través de los siglos, aun después que dejó de ser lengua hablada. Por eso resulta imposible valorar objetivamente qué pudo ser la literatura latina en su valor intrínseco y en su propio tiempo: todo en ella nos resulta base y for-

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Actual reparación de esta estatua: ¿quizá por la profecía de que el mundo se va acabar cuando pierda del todo su brillo áureo? (Marco Aurelio, Roma.)

ma de la posterior cultura de Occidente. Las formas literarias latinas, así, serían usadas, casi intactas, por nuevos escritores cristianos, aparte del uso propiamente eclesiástico, centrado en la aplicación oficial de la Vulgata, la versión latina de la Biblia hecha por San Jerónimo. Esa adaptación dio lugar a curiosos efectos de estilo en la poesía de nueva temática -Ausonio-: en algún caso, llega a naber una peculiar tensión expresiva, como en las Confesiones de San Agustín, donde el autor, escribiendo mientras se hunde Roma, presenta un análisis interior con penetración muy moderna, pero conservando la más formalizada, retórica tradicional. 9 _ __W._~_..

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4/La narrativa medieval: de la epopeya a la novela ¿Cómo evoluciona el arte de narrar, desde que las invasiones de los pueblos llamados bárbaros derriban el Imperio romano hasta la irrupción de la imprenta, a finales del siglo xv? De aquella «noche de los tiempos» nos lIegan imágenes de poetas-guerreros que cantaban las hazañas de egregios héroes, pero las primeras epopeyas de que quedan restos escritos ya son bastante posteriores a las gestas que exaltan -igual que había ocurrido con las epopeyas hornéricas-: el Teodorico godo y el Beowulf sajón, del siglo VI, así como los Nibelungos, cuya materia data del siglo VIII, tardan siglos en convertirse en los poemas conservados. Curioso es el caso del emperador CarIomagno, que en el siglo IX manda reunir viejas epopeyas para que no se pierdan, y que luego será él mismo personaje de poemas como la Chanson de Roland francesa (hacia 1090). Por contraste, el castellano Cantar del Cid (de hacia -1140, según unos; de hacia 1200, según otros) no está tan lejos de su héroe en el tiempo y muestra un sobrio realismo insólito. Pero, con el tiempo, ese mundo épico, lejanas ya las grandes guerras de inva10 sión, encuentra una metamorfosis li-

introduce un vasto mundo de oscuros mitos, sobre todo en Perceval, o Santo Graal, a lo que se suma algún otro tema independiente, como el de Tristán e Isolda. Todo eso irá a derivar a las novelas de caballerías -en prosa, con ecos poéticos, luego, en buena parte del Romancero castellano- hasta los Amadises y Palmerines que llegan al siglo XVI: de ello también surgirá la novela sentimental en el siglo xv. Pero el creciente sentir burgués no se contentaba con la literatura caballeresca: poco a poco surgen, como acumulación de pequeños relatos, otros tipos de narrativa más realista, alguna vez con animales -Roman de Renart-. Durante algún tiempo estos géneros, cada vez más humorísticos y atrevidos, se dan en (1135-1190)

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"Los cristianos tienen derecho (o razón), los paganos, no» (on tort): así de claro estaba todo en esa época.



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(Muerte de RoJand, Miniatura en Grandes Crónicas de Francia. Biblioteca Nacional, París.)

teraria en la sociedad caballeresca, es decir, en los ambientes de los señores feudales, apoyados por una nueva clase armada, los «caballeros», que transforman lo épico en un estímulo y una legitimación ennoblecedora para su propia condición. Esto da lugar a la «novela cortés», ya material para la lectura -eso sí, en voz alta-, no para el canto salmodiado, y dirigida en especial a las damas, en ricos códices miniados, y en unos versos ya capaces de sugestiones sentimentales -Ia mujer va a adquirir una nueva dignidad, con los trovadores-4-: ahora los combates de ejércitos importan menos que las aventuras mágicas y amorosas, donde el caballero lucha por su cuenta y riesgo. Chrétien de Troyes

Ahora ya el libro es lo que rige la literatura, en lo que piensa el autor al componer, más que

en su impulso de canto o relato ante oyentes. (Erec y Enida de Chrétien de Troyes.¡

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«La epopeya histórica es, efectivamente, historia, al menos en cuanto que evoca condiciones históricas reales y en cuanto que sus personajes siempre cumplen una función histórico-social. Este elemento histórico-político se abandona en la novela cortesana, que, por tanto, tiene una relación completamente nueva con el mundo objetivo de la realidad ... Excepto hechos de armas y amores, no puede ocurrir nada en la novela cortesana -e incluso esas dos cosas son de una indole especial-: no son sucesos ni emociones que puedan estar ausentes durante algún tiempo; están permanentemente conectados con la persona del caballero perfecto, son parte de su definición, de modo que él no puede estar ni un momento sin aventura en armas ni sin enredo amoroso.. (AUERBACH: Mimesis)

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Una incipiente mentalidad secular y burguesa permite un realismo bienhumorado, en que se puede jugar aún con lo eclesia/. (Miniatura en Cuentos

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de Canterbury, de Chaucer. Siglo XVI. Museo Británico, Londres.)

verso, hasta encontrar sus grandes obras maestras en el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita y los Cuentos de Canterbury de Chaucer -ambos en el siglo XIV-, cuyo mayor encanto, sobre todo en aquél, está en su estructura abierta de miscelánea, donde caben también burlonas reflexiones sobre la vida. Mientras, don Juan Manuel (1282-1348) ha elevado el breve «sucedido» en prosa a la categoría de arte, consciente y deliberado en su sencillez: poco después, Boccaccio en el Decamerón, ya en el prerenacimiento italiano, recoge la vena realista y picante del Arcipreste y Chaucer en una prosa a la vez elegante y simple, en su centenar de cuentos eróticos. La imprenta, cuando llegue, tendrá más que hacer con la fantasía -caballerías y sentimentalidades cortesanas- que con la continuación de esa línea realista.

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El presunto Arcipreste de Hita parece poco respetuoso con esa clase bien establecida que eran los propios arciprestes. (Fragmento del Libro de Buen Amor, Biblioteca Nacional,' Madrid.)

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5/EI movimiento trovadoresco El primer movimiento que prepara el desarrollo de la lírica occidental hasta nuestros tiempos es el de unos poetas que florecen en el tránsito del siglo XII al XIII, los «trovadores» (troubadours, en su lengua básica, que suele llamarse «provenzal», aunque era un habla del Languedoc; trouvéres, en su derivación francesa; Minnesiinger en sus paralelos alemanes; también hay poetas en galaico-portugués, afines, aunque a medias, a esta tendencia). Socialmente, esta innovación en la vida poética -ya no centrada en lo clerical ni en lo popular, sino en un nuevo tipo de profesionales seculares, asistidos por intérpretes, los «juglares»-, se enmarca en el ambiente de la «caballería». En efecto: los señores feudales se habían rodeado de la nueva fuerza, a que aludíamos en el apartado anterior, los «caballeros», dueños de caballos, armaduras y escuderos, al principio servidores del castillo, pero luego, al recibir propiedades y hacerse hereditarios e independientes, sólo vinculados ya por un pacto que podían romper para cambiar de señor. Esta nueva clase trae un nuevo tono ala vida social, incluso en la poesía; un tono más formalista y excluyente que el de los propios grandes señores, 12 quienes, seguros de sí mismos, podían

Algo más que los «centeutores- de hoy eran los antiguos «trovadores»: a menudo dejaban a los «juglares» la tarea de la interpretación, reservándose la creación. (Alfonso X, Cantigas. «Juglares ante damas y caballeros». Siglo XIII. Monasterio de El Escorial.)

".,.~;~fi:,,;A,.~:¡¡¡~.~~"'~~~"':~~~~~~"!·:H;;~~~:!,r.~~ compartir su lenguaje con el pueblo. dons, «mi señor», mia senhor, en gaLos «caballeros», sobre todo, quieren llego-o Quizá contribuyera a eso el distinguirse de la aún incipiente burque las señoras de los castillos de esa guesía de la naciente ciudad región, en la frecuente ausencia de los ~«burgo»-, contraponiendo su estilo maridos en guerras o cruzadas, as uy su código de honor al dinero, aún ' mían sus poderes;en todo caso, como escaso, de 'los primeros negociantes.' preceptúa el código del que se llama Se toma entonces como nuevo motivo por antonomasia «amor cortés», central para la poesía el de la «señoamor cortesano, del capellán André, ra»: hasta entonces, la lírica amorosa sólo la señora casada sirve para este había consistido, sobre todo, en que la juego poético, probablemente aceptamuchacha suspiraba por el hombre do a menudo por el marido noble, que vendría o no vendría; desde ahocomo quien hoy da propina al cantor ra, y hasta nuestro siglo, es el hombre de trattoria italiana para que entone quien se arrodilla ante la mujer -la una trova a su señora. Pero, formal«señora»- pidiéndole su amor, como mente, en este cortejamiento presunun vasallo ante .su señor -al principio, .tamente adulterino, el marido es 'llase la llama incluso en masculino, mimado el «celoso» (gelós), azuzado por

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delatores maliciosos, y hay que desig- que el primer gran trovador sea el noveno Duque de Aquitania, Guilhem nar a la señora sin decir su nombre, de Peitieu (1086-1126), indica que la bajo una senhal, todo lo cual contribuye a la frecuente obscuridad del es- actitud de «vasallo» ante la amada tilo, trobar clus (cerrado), que, sin «señora» no tiene por qué responder embargo, tiene su raíz más honda en a la realidad. En francés los trouvéres otra cosa, en la voluntad de distin- . y en alemán los Minnesiinger -o diguirse de la mayoría (plebe, clero y cho a la antigua, Minnesinger- siguen apenas naciente burguesía). Claro que menos las convenciones provenzales ese tema amoroso, aunque sea cen- -los galaico-portugueses incluso contral, y aunque falsee durante siglos la .servan mucho de la vieja lírica popupoesía occidental -como si todo de- lar, a menudo en boca de muchapendiera de la libre voluntad de la chas-. Los trovadores del «amor coramada-, no es el único: los cantos de tés» esbozan la primera pauta de la lílos trovadores tienen también temas rica europea sucesiva, no tanto por el satíricos y políticos (en el sirventési, valor sentimental de su tema, cuanto fúnebres (planh), motivos eróticos en por el riguroso sistema formal a que el «derecho de pernada» con las ple- sujetan el lenguaje poético . boyas (pastorelas), o describiendo se- Los caballeros, al (Miniatura napolitana . paraciones amorosas (albas), y duelos principio hombres Caballero. Siglo XIV. Biblioteca Nacional, verbales (la tensó, si es en contraposibien armados al Florencia.) ción; el partimen, si es en desafío de servicio de los grandes señores: ingenio, dejando a elegir al rival entre poco a poco, se una alternativa); o incluso el puro hacen una nueva clase juego verbal sin tef!1a. El hecho de auxiliar .

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"Haré una nueva canción antes que sople el viento y llueva y hiele. Mi señora me pone a prueba para ver cómo la amo. Bien, haga lo que haga con ese motivo no me soltará de su vínculo. Al contrario, me hago su siervo, me entrego a ella. y ella puede escribir mi nombre en su registro. No creáis que estoy borracho si amo a mi virtuosa señora, . pues sin ella no tengo vida; tan gran hambre tengo de su amor. Que eres más blanca que el marfil, por lo que no adoro a otra. Si no recibo pronto ayuda y mi señora no me da amor, moriré, por la cabeza de San Gregario, si no me besa en un cuarto o bajo un árbol. ..» (G MO IX DE AOUITANIA)

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(La ofrenda del corazón, tapiz, talleres de Arrás. Siglo XV. Museo de Cluny.) Empieza entonces la ficción secular de la poesía amorosa: que el ,hombre se declare I, . dee te mui s,er~o a muter ,a ouien ama.

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6/Del «dulce estilo nuevo» al humanismo

meros poetas del que adopta el título proclama Guido Guinizelli (1230de dolce stil nava pertenecen al am1276) en su poema Al cor gentil, aubiente de los abogados y los notarios-o téntico manifiesto revolucionario El tema amoroso sigue siendo central, bajo aspecto de disertación sobre el como para los trovadores, pero sufre amor: el. «corazón gentil» es lo que un cambio decisivo: la «señora» se pone al nuevo hombre -precursor ya eleva y se idealiza, hasta volverse una del Renacimiento- por encima del figura casi abstracta y simbólica, tal «hombre altanero» que presume solo vez inexistente en la realidad -en de su linaje. Ese corazón gentil se extodo caso, añorada sin esperanza, presa amando, de un modo absoluto y porque ha desdeñado al poeta para' casi místico, a la señora, la madonna, El impulso poético introducido por casarse con otro, o, más típicamente, a la que el poeta ve situada incluso los trovadores cambia de sentido al porque ha muerto-o La capacidad por encima de los ángeles del Paraíso, ser recogido, poco después, por las para tal amor de alcance ideal, meta- ya la cual, por tanto, no cree que sea nacientes «ciudades-Estado» italianas .físico y religioso, es lo que distingue a . pecado amar. -Florencia es la más típica de ellas, y la nueva clase ascendente, basada en Dante Alighieri (1265-1321) reúne la que marca el tono literario y artístila excelencia del individuo, frente a la este sentir -el amor a Beatriz, muerta co-. Allí es la incipiente burguesía la nobleza y sus caballeros =apoyados aún muy joven, pero ya antes transque se hace cargo de la lírica -los pri- en la herencia y en la estima. Así lo formada por él en una sublime enti'/

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La inspiración poética como don superior ' «Debéis recordar que, aunque los deleites de la poesía son muy gustosos, solo pueden entenderlos del todo los más raros genios, que no se curan [(cuidan)] dé la ríqueza y tienen un señalado desprecio a las cosas de este mundo, y que están dotados por la naturaleza especialmente de una peculiar elevación y libertad del alma. Por tanto, segun están de acuerdo la experiencia y la autoridad de los más doctos, en ninguna otra rama del arte puede lograr tan poco la mera dilígencia y la aplicación .•• (PETRARCA)

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La pasión política de Dante, exiliado de Florencia, forma parte de su visión cósmica en la Divina Comedia, síntesis de la mente medieval. (A. del Castagno, Dante. Galería de los Uffizi, Florencia.)

Ya un literato a lo moderno, dominador e imitador de la tradición, consciente de su posición en los siglos, Petrarca inicia la idea de las «edades" históricas . (A. del Castagno, Petrarca.)

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dad que iluminaba el mundo entero-, con la visión del mundo conforme a la teología y la cosmología de la escolástica medieval. En su Divina Comedia, en efecto, recorre los círculos del Infierno, los del Purgatorio -hasta aquí, acompañado por Virgilio-, y los del Paraíso, donde encuentra a Bea-

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•••• Dijo el poeta, Capilla Sassetti, iglesia Florencia, «sobria . de Santa Trinidad, Florencia.) y púdica", «estaba en paz dentro del cerco antiguo» (de sus murallas): la realidad fue de luchas y agitaciones. (D. Ghirlandaio, Fresco de la vida florentina .

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triz, en la «gran rosa» de los bienanas ideas religiosas para su uso amoventurados, sobre la cual se eleva una roso-, lengua selecta, pero no lejana a cruz entre estrellas. El tema de la mula lengua realmente hablada en un nijer idealizada -la madonna- seguirá vel social de temprana burguesía ... siendo central en la evolución de esta Pero dentro de la época del humacorriente literaria que, sin embargo, nismo -hasta alrededor de 1500-, la va tomando un nuevo cariz, al abanpoesía lírica viene a ser en cierto donar la referencia a la teología esco- modo una derivación del mundo del lástica, para empaparse cada vez más pensamiento, de la cultura intelecde los clásicos paganos -sobre todo tual, que vuelve la mirada a la Antilos Iatinos-, incluso esforzándose por güedad como a su punto ideal de parusar un elegante latín más puro que el tida -es una época en que el platonisde los teólogos y más exquisito que la· . mo se ha mezclado con el cristianisnueva lengua románica -en esta área mo, para prevalecer intelectualmente geográfica, el toscano, o sea, el italiasobre éste-, de camino a la esfera de no-o Estamos ya entrando en el «hu- las Ideas eternas de las que nuestro manismo», cuyo arquetipo es Petrarmundo real no sería más que una torea (1304-1374), quien creyó que su pe copla . obra en latín perduraría más que sus versos en italiano -principalmente, el vasto Canzoniere que reúne alrededor de cuatrocientas exquisitas poesías con un solo tema en dos variantes: Laura, amada en vano a lo largo de veinte años, y Laura después de su muerte (no está claro quién pudo ser realmente Laura, ni si existió realmente o fue l'aura, «el aura»), Petrarea establece el lenguaje y el sistema formal a que se atiene la poesía europea sucesiva -sobre todo hasta el siglo XVII, pero sin desaparecer en lo sucesivo-: fina psicología en el análisis de los sentimientos, fuerte carga de conceptos teóricos -secularizando alguLa pietas del héroe virgiliano, Eneas, hacia su padre, tiene eco en la devoción de Dante hacia Virgilío, tomándole como guía en la ultratumba.

(Dante y Virgilio entran en los Infiernos.)

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7/EI movimiento renacentista: sentido general Iría en contra del sentido mismo del Renacimiento separar su dimensión de «movimiento literario» dentro del conjunto de ese vasto movimiento espíritual europeo, con raíz y centro en Italia. Pues 'precisamente el Renacimiento se basó en la creencia en la unidad de todo, unidad que el hombre puede conquistar y hacer suya, incluso abrazando a Dios en su alma individual. (Por eso, en el orden religioso, el espíritu pre-renacentista, partiendo de la mística franciscana y nórdica, hará saltar las formas eclesiales, al preparar la Reforma, a la que se ha llamado el «Renacimiento germánico». Sin embargo, literariamente y en todo, la Reforma no asumió el estilo italiano renacentista: Lutero, en especial, tenía a la vez acentos medievales y de nuestro propio tiempo.) Volviendo a esa fe en la unidad universal, ella da lugar a un lenguaje común para toda la vida cultural: el poeta, el erudito humanista, ..el filósofo y el científico escriben en el mismo tono y no se consideran separados. La poesía, especialmente, se presenta, ante todo, como cultura histórica, instrucción y análisis de la naturaleza y del alma: 16 sus formas siguen siendo las consagra-

Platón eleva la mano hacia el mundo de las Ideas, mientras

Aristóteles señala hacia la realidad concreta de las cosas:

así se integra el pensamiento griego. (Rafael, Escuela

de Atenas. Museo Vaticano.)

das desde Dante y Petrarca, y se ex- muy formalista, y solo lentamente va tenderán a otras lenguas, mientras ampliando su temática, hasta dejar que el tema del amor ideal sigue sien- atrás la monotonía de Petrarca, pero do central, pero en torno a él surge eso ocurre así por estar centrada y absorta en el estudio del espíritu humauna creciente riqueza de motivos -por ejemplo, el creciente conocino, cada vez más consciente de su rimiento de la Antigüedad da lugar a la queza interior y sus vastas posibiliaparición de la «fábula mitológica» dades de expansión exterior -descomo variación refinada y fantasiosa cubrimientos de nuevos continentes, sobre un tema clásico-o Pero, por más preparación de una ciencia nueva, reque se cuente con la referencia al ca- finamiento de las artes visuales ...-. El non de la Antigüedad, el escritor del hombre se admira a sí mismo, bien Renacimiento empieza a creerse ca- sea que se vea -siguiendo a Marsilio paz de superarlo (así lo dice Fray Luis Ficino- corno vicario de Dios y cende León: K .. que [a] lo antiguoliguala tro del Universo, en correspondencia y pasa el nuevo/estilo ..))).La literatu- de los planetas y signos zodiacales ra del Renacimiento, ciertamente, es , (macrocosmos) con su propio cuerpo

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(microcosmos), o bien -siguiendo a Pico della Mirandola- como un ser aparte, capaz de identificarse con todo; «como un camaleón», y, si se esfuerza, de ser tan luminoso como los ángeles, y aun de poseer al mismo Dios en el fondo de su espíritu. Esta segunda visión es más moderna y está IllÚS de acuerdo con la idea del universo que introduce entonces Copérnico, en que la tierra, morada del hombre, ya no es lo que está en -el centro, sino el sol, «farol y ojo de Dios», mientras que el hombre lleva consigo el verdadero centro del mundo, el espíritu. Por eso, el hombre renaccntista -y en especial el escritor-, pudiendo serio y poseerlo todo, no quiere renunciar a nada ni especializarse: su ideal es ser, a la vez, poeta, artista, músico, guerrero, galán, erudito, latinista, científico ... Pero, a la vez, y esto contribuirá a que tal poli-

facetismo resulte a la larga imposible, el hombre renacentista reconoce -la exigencia dé la perfección técnica: en la poesía, y en general, en la literatura, todo está medido y controlado hasta el detalle, con arreglo a cánones que se consideran tan ideales y universales como las matemáticas, y que, a la vez, reflejan respetuosamente las formas heredadas de los clásicos de la Antigüedad. Como movimiento literario, cabe decir que el Renacimiento es la puesta en marcha de un proceso que acabará, en definitiva, en nuestro tiempo, sin ruptura, pero \legando hoya resultados diametralmente opuestos a ese arranque, intentando en vano agotar y negar el gran sistema de formas que estableció el Renacimiento y que todavía no sabemos cuándo -ni si- podrá ser olvidado y sustituido por otro.

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Ufanía renacentísta

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" ... En los últimos doscientos años hemos recuperado la excelencia de las buenas letras y hemos restablecido el estudio de las disciplinas después que llevaban mucho tiempo casi extinguidas. La constante diligencia de muchos hombres doctos ha llevado a tal éxito que hoy día nuestra época puede compararse con los tiempos más doctos que haya habido. Pues ahora no sólo vemos restauradas las lenguas, y los hechos y escritos de los antiguos vueltos a la luz, sino también muchas cosas hermosas descubiertas por primera vez. En este período, la gramática, la poesía, la historia, la retórica y la dia-

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La letra cursiva (itálica) que empleamos aquí, en contraste con la "redonda", fue creación del impresor _veneciano Aldo Manucio. Se veía una conexión mágica entre el cuerpo humano, incluso en sus proporciones, y la configuración del universo, y la geometría más ideal. (Dibujo de Leonardo.)

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Por fin, el hombre . no sólo investiga el interior de su cuerpo, sino que convierte en obra de arte la exploración anatómica. (Imagen en recuadro, grabado de Vesalio. De humani corpori fabrica, 1555. Museo

léctica se han iluminado con comentarios, anotaciones, correcciones e innumerables traducciones. Nunca se habían conocido tan bien las matemáticas; ni la astrología, la cosmologia y la navegación se habían entendido tan bien. La físíca y la medicina no tenían mayor estado de perfección entre los antiguos griegos y árabes que ahora. Las armas y los instrumentos militares nunca fueron tan destructivos, ni hubo tanto arte en su manejo. La pintura, la escultura, el modelado y la arquitectura se han restaurado casi por completo. Y no cabria haber hecho más en elocuencia y jurisprudencia ...» y Archivo Historicomédicos, Valencia.)

,(LoysLE Roy, 1575)

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8/ExpanSión del movimiento renacentista Ya habíamos visto cómo en Italia se gestaba y maduraba la forma literaria del Renacimiento mientras que; a muchos efectos, seguía siendo. Edad Media: al terminar el siglo xv y coincidiendo, pero no por azar, cap la irrupción del nuevo «medio masivo», la imprenta, la literatura renacentista . se expande por Europa. En la propia Italia, en el siglo XVI, sólo quedanderivaciones de secundaria importancia de aquel gran empuje que comenzó con el dolce stil novo; la ambigua e irónica versión del mundo caballeresco en Ariosto, la personalísima lírica de Miguel Angel, la prosa funcional de Castiglione y Aretino, la nueva épica contrarreformadora en. Tasso ... En Francia, podemos elegir dos nombres peculiarmente significativos: Montaigne, -«el severo señor de Montaña», como le llamó. Quevedo-, meritorios esfuerzos de aclimatación quien, desarrollando aparentemente ejercicios retóricas sobre temas de la de la nueva moda literaria que hacían en Inglaterra poetas como Wyatt, SuAntigüedad, introduce, como por resrrey y Spenser, la verdad es que en quicios, rasgos' de escéptico autorreninguna parte como en España -o, trato, con lo que el título Ensayos, de mejor, en la península ibérica- tiene sus textos, adquirirá para el porvenir el nuevo estilo literario renacentista significado de un nuevo género literaunas consecuencias a la vez tan fieles rio -exposición de ideas individualiy tan originales. En la península, dezadas-: por otro lado, el delicado poecimos, para no olvidar a Portugal, ta Ronsard, quien se vale de la nueva que logra aportaciones específicas elegancia formal para remozar el viejo tema de la huida de la juventud y -así, el gran poema épico nacional, Os Lusiadas, de Camoens, que la 18 del tiempo. Pero, sin desconocer los

El mismo rey parece iniciar la gran retirada del espíritu español a su interioridad, incapaz de dominar él mundo político y físico. (Greca, Sueño de Felipe 11. Monasterio de El. Escorial.)

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poesía española sólo conseguirá, con la Araucana, de Ercilla, para beneficio de otro futuro país, Chile. Por otra parte, en España, pero en catalán, hay que incluir aquí a Ausiás March, quien conserva un recio sabor medieval dentro del nueva estilo. En castellano, Garcilaso de la Vega hace una poesía que parece la quintaesencia de toda la tradición italiana previa, tanto en sentir amoroso como en lengua .-selecta, pero casi impersonal. A par. tir de él, la poesía renacentísta queda

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La armonía renacentísta . "El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada, Salinas, cuando suena la música extremada por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino, el alma, que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino y memoria perdida, de su origen primera esclarecida . y como se conoce, en suerte y pensamiento se mejora: el oro desconoce que el vulgo vil adora, .. la belleza caduca engañadora . Traspasa el aire todo hasta llegar a la más alta esfera, y oye allí otro modo de no perecedera música, que es la fuente y la primera ...••

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(FRAY LUIS DE LEÓN:

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A Francisco Salinas)

lo bastante asimilada como para inemparar temas nuevos: así, ante todo en Aldana, vemos una reflexión religiosa en la línea de la efímera philosophia Christi que hubo entonces, ya no tradicional, pero tampoco protestantc ni contrarreforrnádora: o, más cxcelsamente, en Fray Luis de León, el anhelo de un mundo celeste, puro e ideal, a donde huir de esta baja y dolorosa vida, llega a ser la cima de sublimidad y. perfección en la poesía castellana -en parte, gracias a una forma italiana, la «lira», aclimatada por Garcilaso, y que sirve también al gran místico San Juan de la Cruz para su poesía de simbolismo derivado de la Biblia. En general, en España -y eso contribuye a la fecundidad de los. resultados literarios- el Renacimiento, aunque queda plenamente naturalizado, no se conserva en su pureza, sino que se simultanea con la tradi-

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La lejanía no es solo apertura a la . dominación de nuevas tierras, sino valor añadido a las mercancías. transportadas .

El crédito, la contabilidad, la previsión, los intercambios a larga distancia, el riesgo, y, sobre todo, la usura: bases del mundo moderno. (Van Raemerswaele, Contadores. • Museo Bellas Artes. Amberes.)

ción popularista, de raíz medieval: esto se echaba de ver ya en la Celestina (1499), donde los amantes hablan con retórica renacentista, mientras que la vieja medianera -.la gran protagonista de la obra- tiene todavía el habla vivaz y directa de la tradición popular. Luego, el anónimo Lazarillo (1554), más maliciosamente, finge un estilo incorrecto e ignorante para amortiguar su sátira social y eclesial, disimulando su base de cultura renacentista -algo de eso mismo ocurre

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quizá con Santa Teresa, cuya espontaneidad aparentemente descuidada apenas oculta una formación de lecturas humanísticas-. Pero la gran sintesis de tradicionalismo y renacentismo tendrá lugar, sobre todo, en el teatro, también porque su público reúne ambas mentalidades. Así es como, a finales del siglo XVI, lo organiza Lope de Vega; pero el desarrollo de esta dramaturgia entrará en el tiempo del post-renacentismo, que solemos llamar Barroco -4. 19

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ll/EI clasicismo francés A partir del Renacimiento hemos indicado cómo se desplegaba la literatura barroca, pero también hemos sugerido que la creencia renacentista en la ordenación armónica del mundo se convertiría en un auténtico culto a la razón, como referencia segura entre las incertidumbres de la época. Literariamente, esto empieza a manifestarse en las Academias, que, en el siglo XVI, ya transformaron el platonismo, un tanto místico, de las Academias florentinas del Renacimiento, en un seco intelectualismo, con preceptos y prohibiciones, canonizados en «reglas del arte». Incluso, se encontró entonces un texto clásico que sirvió de base para esa mentalidad dogmática: la Poética entonces reconocida como de Aristóteles; de hecho. un fragmento de tratado sobre la tragedia griega, del que se toman, convirtiéndolas en mandatos absolutos. las llamadas tres «unidades», de lugar, de tiempo -doce horas- y de acción, a lo que se añaden otras reglas para mayor verosimilitud y orden lógico. Esta doctrina, elaborada porcomentado res italianos, es discutida a finales del siglo XVI y principios del XVII: en España algunos dramaturgos la siguen, pero sin éxito, lo que sirve de excusa a otros -como Lope de Vega- para no aplicarlas. En Francia. sin embargo, en el siglo XVII, esas teo24 rías se convierten en el reglamento

"El Estado soy yo», dijo el Rey Sol, Luis XIV, y con e! Estado, también la ' literatura, a través de la

Académie Franc,;aise. (Palacio de Versalles, grabado del siglo XIX)

inexorable de la literatura, respaldadas además por la autoridad del «Rey Sol» -Luis XIV-, a través de la AcaderniaFrancesa, que juzgaba y dictaminaba sobre el mayor o menor ajuste a las reglas en las obras de los pri ncipales dramaturgos. Pero claro' está que esos estrechos dogmas no son

aceptados por los escritores sólo por orden ,del rey, sino porque responden a la mentalidad general de la época,' que ve en lo matemático el modelo de todo lo espiritual, incluído lo estético. Y, en la literatura y en las artes visuales, se intensifica la referencia a la Antigüedad -de donde el nombre de

Este teatro, por su modestia cómica y realista, ha resultado ser la larga, entre el teatro de entonces, el de mayor difusión y permanencia en el mundo (Representación de El enfermo imaginario, de' Moliére.t

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«clasicismo- dado al estilo de esta ~poca-, ahora como rígida falsilla que hay que imitar. Las consecuencias de toda esta teorización, pretendidamente científica, en la creación literaria, son diversas según los géneros: la prosa moralista, de reflexión sobre la vida y las costumbres -incluida la filosofía- alcanza un alto nivel, más atractivo para nuestro gusto cuando se escribe en breves aforismos -bien sean sobre la conducta, como en La Rochefoucauld y La Bruyére; bien tengan alcance religioso, más allá de lo racional, como en el caso del matemático y místico Pascal-. En cambio, se comprende que para la poesía lírica las consecuencias de estas doctrinas racionalistas no fueran muy sugestivas: Boileau (1636-1711) en su ¡Irle poética, desarrolla en verso los preceptos vigentes, señalando como antecesor a Malherbe (1555-1628), quien «redujo la Musa de las reglas del deber» y «de una palabra puesta en su sitio enseñó el poder». La poesía había de ser expresión métrica de la moralidad oficial sin ninguna audacia ni novedad, en lenguaje claro y casi impersonal-de ahí que sea de estimar la modesta gracia de las fábulas de Lafontaine-. El terreno más importante para esta literatura es el del teatro: Corneille (1606-1684) todavía tiene cierto influjo del teatro barroco español, y, si defiende la preceptiva de las «tres unidades», 10 hace por mera conveniencia práctica, no por creer que se trate de axiomas eternos y matemáticos. Por eso, el más característico autor es entonces Racine (1639-1699), quien, en unas pocas tragedias de nobles personajes de la Antigüedad (griega, latina o exótica)

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dilucida conflictos éticos en forma luminosamente racional -siempre dentro de la convención de que todo pase en el mismo sitio y en doce horas: un personaje de otro autor se admira ingenuamente de que cierto emperador «ve, ama y se casa en un día», sin reconocer que 10 hace así por ley literaria. Más actual nos parece la fama de Moliére, porque, dado su tono cómi-

La razón y su modelo matemático «Las largas cadenas de razones perfectamente sencillas y fáciles que acostumbran a emplear los geómetras para llegar a sus más dificiles demostraciones, me habían dado motivo para creer que todas las cosas que pueden caer bajo el conocimiento del hombre se suceden del mismo modo, y que, con tal que nos abstengamos de recibir por verdaderas las opiniones, que no lo sean, y observemos siempre el orden necesario al deducir una cosa de otra, no puede haber nada tan remoto que no se alcance, ni tan escondido que no se descubra. [ ...] y considerando que, de todos los que hasta ahora han buscado la verdad en las ciencias, solo los matemáticos han sido capaces de encontrar demostraciones, es decir, razones claras y seguras, no dudé que debia empezar con las mismas cosas que ellos han considerado, aunque no esperaba de ellas otro provecho sino que acostumbraran a mi mente a alimentarse de verdades y a no contentarse con falsas razones [ ...] para aplicarse después a cualquier otro tema ..." (DESCARTES,

Hay algo de desarrollo de un teorema moral en el teatro de Racine, que mal podría responder al sentir de la Corte en que se representaba. (Racine. Grabado. Bibliotece Nacional, París.)

1637)

co, la preceptiva resulta en él más llevadera en su aplicación. El clasicismo seguirá relativamente vigente en el siglo XVIII en Francia, aunque dando paso gradualmente al ambiente del «ilustracionismo». Con todo, la Revolución Francesa aún guillotinará al más puro de los poetas neoclásicos, incluso neogriego en su temática: André Chénier. ""

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12/EI ilustracionismo en literatura La literatura, en el siglo XVIII, toma caracteres de mayor riqueza humana: el predominio de la razón no desaparece; pero se va conciliando con una visión de la naturaleza más compleja, y, en general, va asumiendo un tono de mayor tranquilidad y optimismo. Es la literatura de la Ilustración, del Siglo de las Luces: una literatura cada vez más burguesa y menos cortesana. Aunque durante mucho tiempo se designó a este siglo como «el siglo de Voltaire», en este momento, y especialmente a efectos de caracterizar el movimiento literario de la época, es preferible centrar la mirada en Inglaterra, mientras que, por lo que toca a Francia, la figura de Voltaire empieza a parecemos 'igualada y aun superada por escritores más complicados, ambivalentes y aun pre-románticos, como Diderot y Rousseau. Los escritores cuentan con un público creciente y -sobre todo en Inglaterra- tolerante y deseoso de conversación matizada y cortésmente bienhurnorada. Cobra importancia central el análisis psicológico, sobre todo el de sentimientos, como parte de una creciente atención al.mundo sensible, cada vez mejor observado científicamente. La unidad 26 -Iiteraria, política, cultural- de ese

período se cierra, en Francia, con la revolución -1789-; en Inglaterra, en cambio, evoluciona fluidamente hacia el prerromanticismo sin cortes ni saltos: en Alemania, típicamente, hay pasos adelante y atrás, ya que en la década de 1770 aparece un violento movimiento pre-romántico, Sturm und Drang, «tempestad y empuje», desde el cual más bien se retrocederá, antes de seguir hacia lo romántico. Pero volvamos a Inglaterra, entonces ya formalmente parlamentaria y democrática -aunque con una Ínfima minoría de electores-: el que más explícitamente da forma literaria -en verso, aun con toda intención didácti-

ca- al sentir dominante es Alexander Pope (1688-1744), ejemplo ya de escritor que vive libremente del mercado editorial. En su Ensayo sobre el hombre y su Ensayo sobre la crítica (literaria), ambos en verso, como indicábamos, expone, en el primero, su relativo optimismo sobre el mundo y la vida, que hay que creer que están regidos por una razón divina, por más que no lo entendamos del todo; en el segundo, concilia la idea neoclásica de las «reglas del arte» con la idea de «naturaleza», afirmando que ésta se da las reglas a sí misma, no como imposición externa, reuniendo el saber teórico con la habilidad innata. Esa

Londres, ya la gran ciudad progresiva y activa,

una socieded flexibilizada. (Grabado. Londres

vanguardia del mundo y vitalizadora de la literatura, en

en el siglo XVIII. Vista de la Lonja Real.)

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~ " ... Puesto que la vida puede ofrecernos poco más que mirar a nuestro alrededor y morir, paseemos libremente por toda esta escena humana, lun gran laberinto! pero no sin un plan ... Sométete: en ésta o cualquier otra esfera, _ seguro de ser tan bienaventurado como puedas soportar: a salvo en la mano del único Poderprovidente, tanto en la hora natal, como en la mortal. Toda la Naturaleza no es sino Arte desconocido para ti: todo azar, direccióri que no puedes ver, toda discordia, armonia no comprendida, todo mal parcial, bien universal: y, a pesar del orgullo, a pesar del resentimiento de la errante razón, una sola verdad es clara: Todo lo que es, está bien."

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11 (POPE: Ensayo sobre el hombre, 1734)

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mentalidad se difunde en el naciente cnsayismo periodístico, que propone al lector-suscriptor sus ideas con caula y amable ironía -Steele, Addison-. Pero además, después de dos líneas opuestas de intentos narrativos -la sálira social y política, en fábula de países exóticos, en el Gulliver de Swift, y los reportajes que no quieren parecer novelas, como el Robinson de Defoe-, la novela encuentra por fin en Inglaterra su manera típica, valedera hasta hoy día, como entretenimiento burgués abierto al pueblo, con gran dosis de sentimentalismo y de suspense: es la narrativa que, tras el bastardo éxito de un Richardson, encuentra un nivel legítimo en Fielding e incluso una refinada sotisficación en Sterne. De ahí a la novela decimo.nónica no habrá ruptura ni novedad . En cambio, en Francia todo era más conflictivo: Voltaire (1694-1778), el escritor de la «clase ascendente», de la burguesía que quería acabar con los privilegios hereditarios para dejar
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