MOUTUKIAS Gobierno y Sociedad en El Tucumán y El Río de La Plata MOUTUKIAS - Copia

March 21, 2019 | Author: Jose Fernandez | Category: Spain, State (Polity), City, Buenos Aires, France
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Gobierno y sociedad en el Tucumán y el Río de la Plata Zacarías Moutoukias

Las gobernaciones del Tucumán y del Río de la Plata en los siglos XVI y XVII Hacia mediados del siglo XVI la conquista se extendió al territorio situado entre el Río de la Plata y el Alto Perú y produjo la formación estatal propia del periodo colonial. Entre esa fecha y principios del siglo XVII se fueron consolidando los principales centros administrativos de la región, las gobernaciones del Tucumán y del Río de la Plata. Ambas dependían de la  jurisdicción del mismo tribunal: la Audiencia de Charcas. (Importante (Importante centro político) Los vecinos y sus ciudades, una comunidad aristocrática. Las acciones y actitudes de algunos de los actores permiten comprender las principales características de dichas formaciones estatales. Los asentamientos españoles se autodenominan “ciudades”. Vivían en ellas “vecinos encomenderos”, es decir, residentes

permanentes que disfrutaban de dos privilegios, la vecindad y el derecho a obtener el trabajo forzado o el producto del trabajo forzado de los naturales. La vecindad suponía que tenían una casa poblada y que formaban parte de la comunidad política con plenitud de obligaciones y derechos (como ser miembro del cabildo o participar en las elecciones). Lo que convierte a esta comunidad en un ciudad ci udad es que se auto atribuye derechos legítimamente reconocidos sobre una población sometida. La existencia de un cabildo distinguía a una ciudad de un simple pueblo. La vecindad no sólo distinguía a los españoles de los indios, también servía para diferenciar a los españoles que la poseían de sus compatriotas que no la tenían. Los vecinos constituían un grupo aristocrático. La jerarquía interna de la comunidad de vecinos se organizaba sobre la base de criterios de fuerte contenido nobiliario: los méritos y las distinciones personales de un individuo o sus antepasados, los cuales nacían de las proezas en la conquista, los servicios al monarca, las cualidades nobiliarias heredadas o todo al mismo tiempo. El grupo de vecinos fue constituyendo entonces una red de familias notables, que controlaban una variedad de recursos. La formación de una jurisdicción territorial: Charcas y el Tucumán en la segunda mitad del siglo XVI. La formación de aquel conjunto co njunto de asentamientos organizados en cabildos de vecinos fue el resultado de un lento proceso de fundaciones, destrucciones y traslados de ciudades, que en realidad habría de continuarse durante el siglo XVII. Esto contribuyó a la delimitación de un territorio. Con el descubrimiento en 1545 de minerales de plata en Potosí, Charcas adquiere una nueva importancia. Para la misma época, el Tucumán aparecía como una vasta frontera cuya dominación era importante, tanto para la supervivencia del conjunto como para la apertura de una ruta hacia el Atlántico. Se generaron algunos conflictos que pretendían el reconocimiento de la autoridad de estos nuevos puntos estratégicos. Luego de años de pugna, una Real Cédula

de 1563 creaba la gobernación del Tucumán, que en lo judicial pasaba a depender de la Audiencia de Charcas. Ésta se benefició de una ampliación de su jurisdicción y también de una  jerarquización de sus funciones. Ejercía la capitanía general general de su provincia, el Alto Perú. La formación de la gobernación suele presentarse como el resultado de la actividad de los representantes directos de la corona. Su acción habría creado una forma moderna de centralización política, un Estado moderno, cuya existencia requería el disciplinamiento de los grupos dominantes nacidos en la conquista. En cambio, el relato intenta subrayar que el proceso tomó con frecuencia la dirección opuesta. La configuración que adquirieron las formas estatales nació sobre todo de la acción y la conformación local de grupos dominantes. Fue el resultado de una compleja trama de interacciones, conflictos y negociaciones entre diferentes actores, coaliciones e individuos. Una de las consecuencias de este enfoque sobre la articulación entre grupos locales y poder central dentro de esas formaciones estatales es que afecta nuestra visión de los sectores dominantes, de un proceso de formación y de sus relaciones con dichas formas estatales. Por definición, la potencia del poder centrar depende de su capacidad de someter o disciplinar los grupos locales, sin embargo, las cosas estaban lejos de ser tan claras. En primer lugar la centralidad del poder central era problemática. (¿Dónde se situaba?). En segundo lugar servir al rey podía constituir una estrategia de movilidad ascendente de quienes constituyeron las oligarquías en América. De Asunción a la gobernación del Río de la Plata: adelantados y lugartenientes. Volviendo a 1582, en los documentos redactados de la época en el Tucumán, se hacían frecuentes menciones a Santa Fe, fundada en 1572, 15 72, y al puerto de Buenos Aires, refundada en 1580 (por Juan de Garay). Circulaba la idea de crear una gobernación que incluyera al Río de la Plata o fundar algún puerto sobre dicha línea costera. La lenta colonización de la región comenzó en 1536 con el adelantado Pedro de Mendoza y sus lugartenientes. Se trataba de una dignidad o título recibido por concesión feudal y asociado al ejercicio de una jefatura militar, de gobierno y de justicia en nombre del rey, con el fin de realizar la conquista y poblamiento de una región a descubrir. A la cabeza de una red de parientes, allegados y clientes, el adelantado debía actuar consultando en consejo a religiosos y oficiales reales, a la manera de un príncipe en miniatura. En su nombre actuaban lugartenientes para toda la gobernación o para una de sus ciudades. Sería la segunda generación de conquistadores, hombres nacidos en la tierra como Garay, con recursos acumulados en Asunción, la que completaría así la instalación de los principales centros de la gobernación. Torres de Vega accedió al título de adelantado casándose con la hija de uno, con este título nombró lugarteniente a Garay quien fundó Buenos Aires en 1580. Torres de Vega se hizo cargo de la gobernación en 1587. En 1592 se desvalido su título y el tribunal autorizó a los cabildos a elegir a un nuevo gobernador. Esto ilustra la separación entre el oficio efectivo del gobernador y el título del adelantado. Gobernadores y cabildos. La formación de gobernaciones se completó, entonces, con la división en 1617 de la del Río de la Plata, que continuó llevando el mismo nombre, con la del Paraguay. Una trilogía compuesta

por el gobernador, los responsables de las finanzas del rey y el cabildo constituía lo esencial de sus estructuras administrativas (jurídica, militar y política). El término gobernador designaba la máxima autoridad de la una región. En cuanto al gobierno de la ciudad, el cabildo como organismo colegiado estaba constituido por una estructura de base: los alcaldes ordinarios o jueces de primera instancia y los regidores o consejeros municipales, secundados por un grupo de funcionarios especiales. Formaban entonces un cuerpo de unas 12 a 16 personas, colectivamente responsables de la justicia y del gobierno de la ciudad. Existían también numerosos cargos que iban más allá del ámbito de la administración local. El funcionamiento y la acción del cabildo, los oficiales reales y los gobernadores no puede comprenderse por separado. El entrelazamiento entre los dos primeros y las oligarquías locales creaba una peculiar dinámica que daba forma a la vida política. Oligarquías indianas y estructuras administrativas. a dministrativas. A medida que la instalación europea se consolidaba, iba surgiendo un sector comercializado de las economías comarcales, el cual fue uniendo las distintas ciudades entre sí y el centro regional de Charcas. Se crearon así condiciones para el funcionamiento de una ruta comercial que, a través del Río de la Plata, unía Potosí con las ciudades del Tucumán y éstas con el Atlántico, es decir, el Brasil, África y Europa. Esta progresiva articulación económica creaba un ámbito en el cual los miembros de las diferentes estructuras de gobierno ejercitaban actividades empresariales, los miembros del cabildo así también como oficiales reales y gobernadores. En el otro sentido, toda estrategia de movilidad ascendente comprendía el acceso a algún cargo en cualquiera de los ámbitos, incluida la milicia. Así se fue constituyendo un tejido social compuesto por individuos que, unidos entre sí por lazos de sangre, alianza y lealtad personal, controlaban simultáneamente la dirección de los asuntos políticos y la explotación de los recursos económicos. En la articulación de esa configuración, la venta de oficios y cargos desempeñó un papel fundamental. La actitud ante el contrabando constituye un aspecto fundamental del entrelazamiento de la administración con las oligarquías locales. Los oficiales y magistrados actuaban como si quisieran detener el contrabando, pero colectivamente actuaban como integrantes de dichas oligarquías. Cabría preguntarse entonces si dicho funcionamiento del imperio se aseguraba gracias o a pesar de los mecanismos descritos de entrelazamiento entre grupos locales y aparato estatal. La propia organización del aparato estatal en la región nació de una interacción entre agentes de la monarquía y recursos locales. Sin estos, el proceso es simplemente inconcebible. CAMBIOS Y CONTINUIDADES EN LA CREACIÓN DEL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA. La trama del imperio. A partir de 1700 España entró en un aristocrático y autodestructivo juego de alianzas y conflictos que duraría hasta la Revolución Francesa. La Guerra de Sucesión contrapone a España y Francia por un lado, contra Inglaterra, Holanda y Austria. La confrontación favoreció a la coalición dirigida por la primera. En 1713, el tratado de Utrecht consagró al Borbón Felipe V

como titular de la corona de Castilla y Aragón, aunque imponiendo condiciones favorables a los aliados: renuncia a heredar también la corona de Francia, pérdida de las posesiones italianas, así como privilegios comerciales a los vencedores. Desde entonces, en un contexto de creciente predominio marítimo de Inglaterra, en cada crisis Portugal aparecía junto a ésta y España al lado de Francia, aunque con duelos cruzados por intereses propios. El sistema europeo de guerras y alianzas del siglo XVII constituía un marco general que no se puede dejar de tener presente. En la región del Río de la Plata, los jesuitas y los luso-brasileños se disputaban el control de los hombres y el ganado. A partir de la unión en matrimonio de Fernando VI y Bárbara de Braganza (hija y hermana de los reyes de Portugal) se iniciaron movimientos de aproximación entre las dos coronas. En 1750 y1751 se firmaron los tratados de Permuta y de Madrid, respectivamente. El primero contemplaba la devolución de Colonia a España a cambio de un vasto territorio situado al este del río Uruguay y al norte del Ibicuy. Este pacto trajo emparentada la Guerra Guaranítica, que comenzó en 1754 con una serie de hostigamientos a los ejércitos portugués y español. Sin embargo, el tratado naufragó, pues, una parte de los agentes encargados de ejecutarlo conspiraba en contra mientras preparaba su aplicación. La tensión traída por la Guerra Guaranítica llevó a que en 1766, llegara a Buenos Aires un nuevo gobernador (Bucareli que reemplazaba a Cevallos) con la orden de expulsar a los  jesuitas. Sin embargo, diez años más tarde tarde Cevallos volvía al territorio a la cabeza del virreinato que acababa de crearse. Algunos aspectos de este segundo nombramiento ponen en evidencia la dinámica de las relaciones sociales que organizaba la acción política e institucional. Las razones para nombrar a Cevallos son dos: su larga experiencia en la región y el éxito de sus anteriores acciones militares y la segunda la escasez de generales con verdadera experiencia de combate. El funcionamiento efectivo de las instituciones estatales, como de cualquier organización, suponía la articulación de una multiplicidad de actores, cada uno de los cuales intervenía con sus propios objetivos pero realizando los de la institución. Guerra y diplomacia marcaban las alternativas de lar relaciones entre las cortes europeas. Dichas cortes no actuaban como si compitieran por riquezas reproducibles sino como conjuntos que se disputaban cantidades fijas de recursos territoriales e influencia política. La grandeza de uno sólo podía alcanzarse sobre la ruina del otro. La noción de equilibrio europeo que se tuvo en el siglo nació del agotamiento cíclico al cual conducía el refinado y terrible arte de la guerra aristocrática. La guerra constituía también el renglón de gastos más importante de los recursos fiscales directamente disponibles para la corona. co rona. El Virreinato del Río de la Plata se creó sobre la base de un sistema de intercambios que producía excedentes fiscales desde hacía dos siglos. El valor anual medio del situado de Potosí multiplicó por ocho después de 1776, mientras aumentaba el número de funcionarios a medida que se perfeccionaba la reorganización administrativa, en particular la instauración del sistema de intendencias y creación de la audiencia de Buenos Aires. La noción de funcionario era reciente. Estos hombres eran oficiales y magistrados, y administrar era sobre todo administrar justicia. Aun así, eran quienes estaban en mejores condiciones de transgredirla y eran quien efectivamente con más frecuencia la trasgredían. tr asgredían.

La institución del virreinato, una formación estatal de Antiguo Régimen. Cevallos venía advirtiendo ya desde principios de 1750 1 750 que era imposible financiar localmente lo calmente el esfuerzo militar sin los recursos fiscales de la región productora de metales preciosos. Entonces, gracias a la explotación fiscal de las regiones mineras del Alto Perú, se produjo una importante concentración de recursos militares y administrativos en el Río de la Plata. Así, en Buenos Aires el número de cargos administrativos, incluido el de gobernador o virrey y su secretaria, pasó de 14 a 134 en 23 años. Si bien esto no nos permite extraer conclusiones sobre el peso económico del Estado, las proporciones son elocuentes sobre la importancia importa ncia de la reasignación de recursos impuesta por las decisiones políticas de la corona. Al poco tiempo de su creación, en 1781, el Virreinato del Río de la Plata fue teatro de una ambiciosa reforma que procuraba remodelar el funcionamiento de las estructuras administrativas tradicionales en el sentido de una mayor racionalización y centralización: la aplicación del sistema de intendentes, nacido en Francia. Se trataba de una suerte de jueces comisionados, quienes al frente de su jurisdicción recibían amplios poderes para orientar el funcionamiento de la Justicia, el gobierno, las financias y la guerra. Sin duda la creación del virreinato constituyó un verdadero esfuerzo de construcción institucional, del cual la l a implantación del sistema de intendentes fue un aspecto importante pero no el único. Desde 1778 comenzó a funcionar la aduana y la Audiencia de Buenos Aires se instaló en 1785. Redes sociales, negocios y consenso colonial. Dichos vínculos sociales nos devuelven algunos de los lo s mecanismos que se han examinado más arriba. Encontraremos en ellos, por un lado, miembros de los grupos dominantes que se esmeran en servir al rey y, por otro, agentes de la monarquía consagrados a toda suerte de actividades empresariales. La brecha entre unos y otros se cerraba por una multiplicidad de vínculos de consanguinidad, alianza y amistad. Éstos y sus relaciones recíprocas son elementos insustituibles de las configuraciones sociales que construye la acción colectiva, así como de las restricciones y referencias que en cada secuencia también organiza ella. Si las decisiones políticas podían enriquecer a un individuo en pocos años, obviamente se competía por esos favores y las rentas que esas decisiones permitían obtener. Pero es igualmente obvio que esa competencia no era la de un mercado. Los favores circulaban en el interior de una trama de mediaciones sociales y de relaciones de poder. Obtenía favores quien podía hacerlos y podía hacerlos aquel a quien se le debían. Finalmente, estos mecanismos generaban una forma de consenso co nsenso colonial. Aquellas redes de vínculos primarios constituían para los miembros de los grupos dominantes la organización misma de sus empresas: o, dicho de otro modo, el recurso con el cual organizaban el control local y espacial de sus negocios. Al mismo tiempo, las distintas formas de participación o de integración en las estructuras locales de poder imperial eran fuente de autoridad y prestigio que ampliaba la capacidad por construir y movilizar redes y parentelas. Con estas ideas se intenta subrayar la dinámica del conjunto político del cual los estados independientes habrían de surgir.

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