Moral Altruista Adam Smith
Short Description
moral altruista...
Description
MORAL ALTRUISTA ALTRUISTA 1. MORAL Es el conjunto de principios, criterios, normas y valores que dirigen nuestro comportamiento. La moral de una persona equivale a su código moral, lo mismo cabe decir para la sociedad. La moral es como una especie de brújula que nos orienta, nos dice cuál es el camino a seguir, dirige nuestras acciones en una determinada dirección. Esa orientación da lugar a nuestras decisiones y acciones morales, que son las que constituyen el campo de la moralidad. La MORL!"" de un indi indivi vidu duo o o de una una soci socied edad ad es el conj conjun unto to de sus sus "E#! "E#!$! $!O% O%E$ E$ & ##!O%E$ MORLE$. 'or esta ra(ón nuestra moralidad es $!EM'RE re)lejo de la moral que tenemos, no de la que decimos tener.
2. APROX APROXIMA IMACIO CIONES NES TEORICA TEORICAS S El altr altrui uism smo o es enten entendi dida da como como el compo comport rtam amie ient nto o que que aume aument nta a las las
•
probabilidades de supervivencia de otros a costa de una reducción de las • •
propias. $acri)icio personal por el bene)icio de otros. El t*rmino altruismo se re)iere a la conducta +umana y es de)inido como la preocupación o atención desinteresada por el otro o los otros, al contrario del egosmo.
•
3. ETI ETIMO MOLO LOGI GIA A 'roviene del !taliano- altri que signi)ica otros/, tambi*n se +a podido identi)icar que proviene del )ranc*s antiguo 0altrui0 1 de los otros.
4. EL ALT ALTRUISM RUISMO O EN PSICOLOGIA PSICOLOGIA Y SOCIOLO SOCIOLOGIA GIA El )ilóso)o )ranc*s uguste #omte acu2ó la palabra 0altruisme0 en 3453 y *sta )ue adopt adoptad ada a lueg luego o por por el caste castellllan ano. o. Muc+ Muc+os os cons consid ider eran an su sist sistem ema a *tic *tico o algo algo e6tremo, en el que los únicos actos moralmente correctos son aquellos que intentan promover la )elicidad de otros. Esto llevó al desarrollo de la acepción de
6
las personas. Es aquella conducta que bene)icia a otros, que es voluntaria y cuyo autor no anticipa bene)icios e6ternos. "ur7+eim a)irma que en 8rancia era un tanto di)cil poder conciliar esta relación puesto que los intereses polticos estaban por delante de todo este estudio el cual menciona que todos los +ec+os sociales, no son producto de nuestra voluntad sino determinantes de ella. %uestro arbitrio con respecto a la regla morales más bien pasivo, pero nosotros podemos averiguar la naturale(a de esta regla impuesta y +acer ciencia sobre ella.
5. APARICION DEL ALTRUISMO EN HUMANOS !nvestigaciones muestran que el altruismo aparece en el ser +umano al cumplir los 34 meses, al igual que en el c+impanc*9 lo que sugiere que los seres +umanos tienen una tendencia natural a ayudar a los demás. 'ese a esto, cabe destacar que algunos )ilóso)os como :+on $tuart Mill de)endan que el ser +umano no es naturalmente altruista, sino que necesita ser educado para llegar a serlo.
6. ALTRUISMO Y CAPITALISMO Los crticos al mercado siempre capitali(aron estas dudas sobre su moralidad. El movimiento socialista +a sostenido que el capitalismo multiplicó el egosmo, e6plotación, alienación, injusticia. Esta misma creencia invocó el estado bene)actor, que redistribuye los ingresos a trav*s de programas del gobierno, en nombre de la 0justicia social0. El es)uer(o por construir una sociedad socialista +a sido colapsado a+ora, acabando con un trágico e6perimento social, que +a demostrado que un sistema colectivista es incompatible con prosperidad, libertad y justicia. 'oca gente negara +oy las virtudes económicas del sistema de mercado. 'ero el capitalismo no +a escapado aún de la ambig;edad moral en la cual )ue concebido. Es valorado por
6
la prosperidad que produce9 es valuado como una precondición necesaria para la libertad poltica e intelectual. 'ero pocos de sus de)ensores están preparados para a)irmar que el modo de vida central del capitalismo ?u* signi)ica e6actamente el t*rmino 0altruismo0@ 'or un lado, puede signi)icar nada más que delicade(a o cortesa. 'or otro lado, puede signi)icar la completa sumisión del yo en un enorme agujero social. Esto es lo que entendió ugusto #omte cuando acu2ó el t*rmino. 0Aivir para otros0, 0incorporarse a la Bumanidad0, esas, dijo *l, eran las virtudes cardinales de su 0religión de Bumanidad0. El altruismo, en este sentido más pro)undo, es la base para los varios conceptos de 0justicia social0 que se +an usado para de)ender los programas gubernamentales que redistribuyen la rique(a. 'or otra parte dam $mit+ por su parte en su libro teora de los sentimientos morales de 3C5D nos +abla de la moral de la simpata o la empata el cual consiste en ponerse en el lugar del otro sin importar cuanto bene)icio seas capa( de obtener de ello bajo esta premisa es una posición contraria al utilitarismo, tambi*n nos menciona que los sentimientos morales como el resentimiento, la envidia, la 6
vengan(a, la virtud, la admiración, la corrupción y la justicia todos estos sentimientos no necesariamente están guiados por la religión pero si están censurados por toda la sociedad en la cual se desarrolla el ser +umano y como puede ser censurada tambi*n aplaudida si esta es catalogada como buena para una determinada sociedad.
LA MORAL DE LA SIMPATIA ADAM SMITH : MORALISTA DE LA SIMPATIA 1. ADAM SMITH (Un m!"#$%&" '%)%* $e suele distorsionar la )igura de dam $mit+ nacido en Fir7caldy, Escocia, en 3CGHI como la de un pro)eta del capitalismo salvaje/ cuando en realidad )ue sobre todo un moralista, un admirador de la severidad estoica. $mit+ por )ormación y vocación era )ilóso)o antes que economista/. Bijo póstumo, vivió siempre con su madre. Llamó pronto la atención por su pasión por los libros y su e6traordinaria memoria. causa de su debilidad )sica, no pudo compartir los ejercicios activos de sus compa2eros, pero era muy apreciado por su personalidad cálida, amigable y generosa. ?uienes le conocieron a)irman que era proclive a +ablar sólo y a ensimismarse estando en compa2a de otros. 8ue catedrático de la Jniversidad de Klasgo, de Lógica y de 8iloso)a Moral lo que inclua tica, derec+o y ciencias +umanas, sociales, económicas y polticasI, desde 3C53 a 3CN. $u reputación como e6celente pro)esor llegó a ser tan alta que estudiantes de lugares distantes se matriculaban en la universidad sólo para escuc+arle. 'uso de moda las ramas de la ciencia que e6plicaba y sus opiniones eran discutidas en clubes y sociedades literarias. En 3C5D aparece su primer libro, La teora de los sentimientos morales. $u amigo "avid Bume, con a)ectuosa irona y sentido del +umor, le comunica en carta )ec+ada en Londres 3G de abril de 3C5DI el *6ito que +a alcan(ado esta obra, recordándole a su paisano la an*cdota de 8oción, quien siempre sospec+aba de 6
+aber cado en un craso desatino cuando era recibido por los aplausos del populac+o/. s que dam $mit+ debe a)rontar lo peor/- su libro +a sido muy desgraciado, porque el público parece dispuesto a aplaudirlo en e6tremo/. Kracias a esta obra le o)recen ser preceptor del duque de Puccleug+, y en calidad de tal viaja por Europa y conoce a Aoltaire, Qurgot y ?uesnay. "e vuelta a Fir7caldy en 3CNC, y gracias a una pensión vitalicia o)recida por el duque, dedica los die( a2os siguientes a su gran obra económica- Jna investigación sobre la naturale(a y las causas de la rique(a de las naciones 3CCNI. En 3CC4 es designado #omisario de duanas en Edimburgo. 'adre del libre comercio, no era sin embargo partidario de la desaparición de los aranceles, sino de su moderación y re)orma. En 3C4C )ue nombrado rector de la Jniversidad en la que +aba estudiado y en la que, como pro)esor, +aba pasado la etapa más )eli( de su vida. En 3CD mora en Edimburgo a los sesenta y siete a2os.
2. LA TEOR+A DE LOS SENTIMIENTOS MORALES (AURORA LA ,INTELIGENCIA EMOCIONAL-* $mit+ siempre consideró que La Qeora de los sentimientos era superior y más importante que la Rique(a, y por eso siguió trabajando en la primera de sus obras mientras le quedaron )uer(as, introduciendo abundantes cambios antes de su muerte. El libro quedó organi(ado en siete partes•
En la primera trata de la corrección de la conducta, la propriety, y pivota
•
sobre la simpata. En la segunda trata del m*rito y del dem*rito, y aqu +ace su entrada el
•
espectador imparcial/. La tercera anali(a nuestros juicios acerca de nosotros mismos o el deber. La cuarta trata un aspecto del sentimiento de aprobación- la utilidad. La quinta estudia +asta qu* punto los sentimientos morales son a)ectados
•
por costumbres y modas. La se6ta a2adido de la edición de 3CDI aborda el carácter de la virtud.
• •
6
•
8inalmente, la s*ptima revisa los sistemas o doctrinas de )iloso)a moral virtuosos o licenciososI y presenta los contornos del modelo propio de su autor, su sistema de la simpata/.
Las modi)icaciones de la última edición están sobre todo marcadas por su preocupación por la moral práctica y por un pesimismo ante la corrupción moral derivada sobre todo de las luc+as )acciosas, partidistas. En la cuarta edición, $mit+ a2adió un subttulo que desapareció en las siguientes pero que e6plicaba bien su contenido- La teora de los sentimientos morales, o un ensayo de análisis de los principios por los cuales los +ombres ju(gan naturalmente la conducta y personalidad, primero de su prójimo y despu*s de s mismos. El principio )undamental de la teora de $mit+ es que los objetos primarios de nuestras percepciones morales son las acciones de otras personas. %uestros juicios morales con respecto a nuestra propia conducta son sólo aplicaciones a nosotros mismos de sentencias que ya +emos )ormulado sobre el comportamiento del prójimo. l aplicarnos esos juicios adquirimos un sentido del deber. El deber no viene por tanto del #ielo, como pareciera insinuarnos Fant a veces, sino que tiene una g*nesis práctica y psicológica- nace pues de la interiori(ación de los juicios que nos merecen las acciones ajenas
3. LA USTICIA Y EL ESPECTADOR IMPARCIAL %uestro sentido de la justicia tiene tambi*n su principio en la simpata. #uando sólo atiendo a los propios sentimientos ni )elicidad es muc+o más importante que la del resto del mundo. 'ero soy consciente de que los demás no pueden participar de esa pre)erencia. 'ara ellas no soy más que uno en la multitud, no más interesante que cualquier otro. 'or tanto, si aspiro a ganar su simpata y aprobación lo que más desea mi naturale(a para $mit+I, es necesario que considere mi )elicidad no a la lu( de mi individual perspectiva, sino a la lu( con que la ven los seres +umanos en general. Es esa perspectiva universal la que provoca en nosotros el remordimiento, la verg;en(a o el sentimiento de impropiedad del comportamiento.
6
En realidad, no nos comportamos en general mejor que peor por amor al prójimo, sino por un amor más )uerte- el amor a lo +onorable, noble y digno. El ponernos en el lugar de los otros es el primer paso para vernos a nosotros como nos ven los demás, o sea, el espectador imparcial. %o nos e6tra2ara que este espectador imparcial de . $mit+ est* en la g*nesis de el otro generali(ado de K. B. Mead Mind, sel) and society, 3DHI, esa actitud de toda la comunidad mediante el cual el grupo +umano proporciona al individuo su unidad de persona. El espectador imparcial pasa en $mit+ de ser real a supuesto, de e6terno a interno, de concreto a abstracto. Ese jue( de nuestra conducta/, +ombre dentro del pec+o/, ilustre recluso del pec+o/, es el smbolo de la autoridad de la conciencia autónoma y acaba adquiriendo dimensiones de semidiós. Lo que impele a los generosos siempre y a los me(quinos muc+as veces a sacri)icar el propio inter*s en bene)icio de otros o de todos no es el apagado poder del +umanitarismo, ni el tenue destello de la benevolencia, sino un poder más )uerte y una motivación más en*rgica- la ra(ón, el principio, la conciencia, el +abitante del pec+o, el +ombre interior, el ilustre jue( y árbitro de nuestra conducta. En la parte !!! de La Qeora aparece la metá)ora de la sociedad como un espejo, tomada del Qratado de la naturale(a +umana de Bume, según la cual el +ombre no es un lobo para el +ombre, sino un espejo para el +ombreLa naturale(a, cuando )ormó al ser +umano para la sociedad, lo dotó con un deseo original de complacer a sus semejantes y una aversión original a o)enderlos. Le ense2ó a sentir placer ante su consideración )avorable y dolor ante su consideración des)avorable. Bi(o que su aprobación le )uera sumamente +alagadora y grata por s misma, y su desaprobación muy +umillante y o)ensiva./ El ser +umano no sólo quiere ser aprobado, sino ser aprobable, es decir, comportarse bien aunque no gane con ello el aplauso ajeno. El espejo en que nos miramos no es lo que los +ombres opinan en realidad, la aprobación, sino lo que piensa el espectador imparcial, lo aprobable. El espectador es un desdoblamiento 6
de la personalidad. %o podemos ser las otras personas, pero s podemos y debemos imaginar cómo se sienten. "e a+ se pasa al espectador de uno mismo un acto de la imaginaciónI- >cómo me ju(garan unos espectadores imparciales si supiesen todo lo que yo s* de m@ El espectador imparcial es un espectador bien in)ormado. Ese espectador, y no la utilidad individual o social, es la clave del juicio moral de la conducta correcta. #omo ya +emos dic+o, $mit+ no es utilitarista aunque d* su importancia al valor de la utilidad. El )iloso)ema que suele servir para sinteti(ar el utilitarismo de :eremy Pent+am )ue acu2ado por el maestro de . $mit+, 8rancis Butc+eson. El utilitarismo acabó convirti*ndose en la )iloso)a poltica de la economa neoclásica y de la )iloso)a poltica contemporánea. $u peso +a )avorecido la e6pansión del Estado. $in embargo, dam $mit+ niega que el Estado sepa mejor que la gente lo que es bueno para la gente, o que debamos sacri)icar siempre los intereses individuales a los colectivos. El gobierno debe mantenerse, y +ay que apoyar al gobierno, pero siempre que garantice el orden público. En caso contrario, el prudente $mit+ advierte que se requiere el má6imo ejercicio de sabidura poltica para decidir si vale la pena cambiar las cosas o no. Qodas las re)ormas +an de acometerse con cautela y con una permanente atención al consenso popular. %o se trata de buscar el mejor sistema, sino qu* te +a sucedido@/. La simpata no emerge tanto de la observación de la pasión que puede despertar nuestra curiosidadI, sino de la circunstancia que la promueve. 'uede que nuestra emoción ante el comportamiento del otro sea más )uerte o distinta de la suya. Es el caso de la verg;en(a ajena/, cuando nos sonrojamos ante la des)ac+ate( o grosera de otra persona, aunque ella misma no pare(ca detectar la incorrección de su propio comportamiento. O el caso de la madre que teme por la vida de un +ijo que yace inconsciente de su propia situación de peligro de muerte, libre de temor y ansiedad, grandes atormentadores del cora(ón +umano, ante los cuales la ra(ón y la )iloso)a en vano intentarán de)enderlo cuando llegue a ser un +ombre/. "ispuestos por la naturale(a a simpati(ar, los +umanos simpati(amos incluso con los muertos atribuy*ndoles una lamentable situación que sin duda no padecen. Esta ilusión de la imaginación es lo que +ace que la anticipación de nuestra propia muerte nos resulte algo tan +orrorosoS & as surge uno de los principios más importantes de la naturale(a +umana, el pavor a la muerte, el gran veneno de la )elicidad +umana pero el gran )reno ante la injusticia +umana, que a)lige y morti)ica al individuo pero resguarda y protege a la sociedad./
6. DEL PLACER DE LA SIMPATIA 6
%ada nos agrada más que comprobar que otras personas sienten nuestras mismas emociones y nada nos disgusta más que observar lo contrario. ?uienes deducen todo del amor propio e6plican esto diciendo que al compartir emociones nos aseguramos la colaboración de los demás y al no +acerlo su oposición. 'ero dam $mit+ no piensa que esa alegra y esa triste(a se sigan e6clusivamente del sentido del propio inter*s. Es la simpata misma la que aviva el regocijo y mitiga la pena. Observa que estamos aún más deseosos de comunicar a nuestros amigos las pasiones desagradables que las agradables y que la ausencia de simpata respecto a nuestras a)licciones nos escandali(a más que el +ec+o de que no puedan compartir nuestras alegras. El insulto más cruel con que puede o)enderse a los desgraciados es no +acer caso de sus calamidades9 mientras que el parecer indi)erente )rente al regocijo que nos rodea sólo es una )alta de cortesa, el no adoptar una e6presión seria cuando nos cuentan sus desdic+as es crasa )alta de +umanidad. Las emociones amargas y dolorosas requieren más ve+ementemente el consuelo reparador de la simpata.
7. U/GAMOS POR SIMPATIA :u(gamos la corrección o incorrección de los sentimientos de los demás según est*n de acuerdo o no con los nuestros #ada )acultad de un ser +umano es la medida con la que ju(ga la misma )acultad en otro. &o evalúo la vista de usted según mi propia vista, su odo por mi odo, su ra(ón por mi ra(ón, su resentimiento por mi resentimiento, su amor según mi amor. %o tengo ni puedo tener otra )orma de ju(garlos/ pg. NNI. El sentimiento de a)ecto del que procede toda acción y del que en última instancia depende toda su virtud o vicio puede ser considerado bajo dos aspectos o relaciones3T #on relación a la causa o motivo que lo provoca. GT #on relación al )in o e)ecto que se propone. 6
O sea3T En la adecuación, proporción o desproporción que el sentimiento guarde con la causa estriba su corrección- decoro o desgarbo de la conducta. GT En la naturale(a bene)iciosa o perjudicial de los e)ectos que el sentimiento pretende, o que tiende a generar, radica el m*rito o dem*rito de la acción, las cualidades merced a las cuales la acción se +ace acreedora de premios o castigos. Los motivos naturales que más nos impulsan a retribuir y a castigar son la gratitud y el resentimiento.
6
0. CONCLUSIONES •
La conciencia moral social e6ige del ser +umano el accionar desinteresado, es decir, no )undamentado en el egosmo propio sino en el actuar social
•
casi natural y desinteresado. La conciencia moral social nace de la educación en el respeto de los derec+os civiles del otro. En la virtud de amor al público, de mirar al otro con el mismo respeto con el cual debe mirarse el individuo a s mismo. %ace de la pluralidad del conocimiento de alimentar el dialogo, de incorporar la e6periencia y de nutrirse con la realidad circundante. %ace de suponer que el que +abla primero es otro, y que este tiene de entrada
el
uso ra(onado de la palabra. La conciencia moral nace en la vocación social del individuo, en la tolerancia, en el )ortalecimiento de la crtica y no de su •
pro+ibición, en +acer de la protesta algo lucida e ilustrada. la simpata del espectador imparcial es la causa de los juicios morales que los +ombres +acen en su vida ordinaria. $on juicios prácticos sobre acciones particulares. En The Theory Of Moral Sentiments su autor +ace una investigación acerca de las pasiones como bases de una vida moral +onrada. Muestra que las pasiones no e6cluyen a la ra(ón, pero como elementos )undamentales de la vida +umana ordinaria despla(an a la ra(ón teórica o )ilosó)ica. 'ara $mit+ como para Fant, dos )iguras claves de la !lustración y del concepto moderno de libertad, e6iste una escisión entre la teora y la práctica. Escisión que de algún modo se encuentra tambi*n en ristóteles, para quien las virtudes de la vida poltica no son teóricas, sino prácticas, aunque su ejercicio condu(ca a la vida contemplativa.
6
ILIOGRAIA 3. :o+n Reeder. Estudio preliminar/. dam $mit+. Ensayos )ilosó)icos, 'irámide, Madrid, 3DD4. $mit+ )ue un )ilóso)o preocupado sobre todo por la conducta +umana/. dam $mit+ estudió la Economa como una ciencia moral. G. #ampbell, Qom ". 3DC3I, dam $mit+Us $cience o) Morals, Keorge llen V Jnin LQ", Londres.
6
View more...
Comments