Monólogo desde las tinieblas

May 29, 2019 | Author: José Alfredo Huali Acho | Category: Short Stories, Peru, Narration, Lima, Humour
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Monólogo desde las tinieblas Contribuido por ARDA Asociacion05.03.2007 Monólogo desde las tinieblasLa cotidianeidad del mundo afroperuanoGianmarco Farfán CerdánEscrito en 1975, este sorprendentemente grato libro de cuentos de Antonio GálvezRonceros es uno de los clásicos de la literatura peruana. Su interés principal radica en que nos muestra lacotidianeidad del poco conocido mundo costeño afroperuano del campo, sin prejuicios. Con respeto y naturalidad. Ycon un conocimiento real de los personajes, ya que el autor nació en Chincha en 1932 y vivió muchos años allá.Desde el título mismo del libro se nos lleva a un mundo donde las "tinieblas" no sólo hacen referencia al perfil bajo delgrupo humano afroperuano costeño en nuestra sociedad sino también al color oscuro de su piel. Y es un monólogoporque la voz narrativa de todos los cuentos es la del habitante negro, que expresa su punto de vista del mundo.GálvezRonceros se cuenta entre los pocos narradores nacionales que han descrito el mundo afro de nuestra sociedad, junto aEnrique López Albújar, Gregorio Martínez y José Diez Canseco. Sin embargo, es Gálvez Ronceros -junto a Martínez- elque lo trata con menor dramatismo y exotismo. En sus textos, el negro no es solamente el esclavo sufrido o el tontorisible de otras narraciones de nuestra literatura. En ellos, es un ser humano más.Hablando estrictamente del libro, hatenido tres ediciones. La primera publicada en 1975 y la última en 1999, por PEISA. Esta última edición, con seiscuentos más que la versión original, es el que comentaremos a continuación. Además, esta edición trae seis cuentosnuevos más que las dos anteriores.Como conjunto, el libro es sólido, divertido y pone sobre el papel magistralmente elhabla negra costeña. Podemos reirnos con el ingenio (cuentos "Hacha", "Murmuraciones en el portón" y "Ni que yo juerainorante") y forma de hablar negra por momentos ("Miera" y "Rezador"), sorprendernos con la interesante filosofía devida que tienen los personajes ("La cólera" y sobre todo "Monólogo para Jutito "), conmovernos con la inocencia de laniñez ("Ñito"), encontrar una divertida versión del génesis bíblico ("La creación del mundo"), e indignarnos con el racismo("Palomita", "El encuentro", "Ya ta dicho" y "El pino de Goyo Corrales") y autoracismo ("Burra Negra" y "Una yeguaparada en dos d os patas") que viven sus hombres y mujeres en las campiñas.El lector podrá sentirse u n observadorcercano del mundo afro costeño tras leer estos veintitrés cuentos. Más aún, viendo los estupendos dibujos que elmismo autor ha creado y puesto entre sus páginas. Incluso la portada de esta tercera edición de 1999 de Peisa, P eisa, es undibujo de Gálvez Ronceros. Es decir, de forma escrita y visual, el escritor nos acerca amistosamente a este mundo afrotan poco conocido. Algunos relatos son de una página -como pequeñas escenas-, y otros, llegan a once elenternecedor "Nito", con su comprensivo tata, su querido perro Yando y el "Vo de Buro" Filemón Lirio.Hay un cuento deMonólogo desde las tinieblas que desmitifica la imagen del negro poco inteligente: "¡Ni que yo juera inorante!". En esterelato se ve como don Maito finge hacerse el tonto frente al hombre blanco que quiere comprarle su chivito a toda costa.Una serie de hilarantes respuestas llevan a pensar que en verdad don Maito era un negro con poco seso, pero el finaldel cuento sorprende al lector. Recién se percata uno que todo no había sido más que una estrategia de don Maitopara alejar a ese insistente hombre blanco.Gálvez Ronceros, profesor universitario por más de treinta años, fuehomenajeado el 2006 en la Feria del Libro Ricardo Palma. Creemos que el homenaje fue justo, y esperamos que suobra (que abarca otros libros de cuentos, crónicas y artículos periodísticos) alcance por fin la difusión que se merece y quelamentablemente, treinta y dos años después de su capital Monólogo desde las tinieblas, aún no ha conseguido.Y queesa difusión aporte a disminuir, en alguna medida, el racismo latente en n uestra sociedad porque -como en el cuento "ElEncuentro" del libro que comentamos aquí, página 99- es cierto lo que le dice su padre al niño negro Raulitio: "ya irásaprendiendo que en eta vida hay gente a la que le moleta que haya gente con la coló nera (…) Son como los animale,porbecitos, quial ve quel día ocurece, creen que e la noche y se asutan. A esa porbe gente hay que ponele la lu en elcorazón, paque sus ojos no le ocurecan el mundo".

El contador de cuentos "

Una avioneta surca la casa y el barrio de Antonio Gálvez Ronceros, poblada de calles que comienzan con el nombre de “Loma”. Él vive en Loma Real, que si bien pudo haber sido loma algún día, ahora es concreto y pintura con un corazón verde y grande como parque que rodean estas calles en Surco. La Base Aérea Las Palmas está cerca, y sus aviones distraen al escritor de su oficio: “Es peligr osísimo. peligr osísimo. En Pisco se han caído algunos aviones. Y el temor es que se caiga alguno sobre este sector de Lima. Debieran irse fuera de las ciudades”, dice, tal vez a inquietar el mar Pacífico. Hace poco, el autor de “Monólogos desde las tinieblas”, disertó en una charla sobre este libro, en la Casa Mariátegui. El El título, a decir del escritor Miguel Gutiérrez (en “La generación d el 50”), no corresponde con el espíritu del libro. —Nunca supe por qué lo dijo —señala Gálvez Ronceros. Tal vez es el humor, el aire festivo de la vida cotidiana, la claridad alba de la prosa a lo que se refería Gutiérrez, que no encaja con un título que es una sentencia. —Yo he utilizado una metáfora —responde— responde—. El monólogo no tiene los alcances del diálogo. El diálogo supone interlocutores. El monólogo no; es una voz sola y, por lo tanto, no está abierta al diálogo. Cuando hay diálogo, se puede

intentar solucionar algunos problemas. El hombre descendiente de africanos, después de haber sido esclavo, ha seguido en la marginación. Muchos problemas han aquejado y aún aquejan a los afrodescendientes, y una forma de atender su situación es que la sociedad, los poderes de la sociedad, vale decir, traten de resolver esos problemas. La forma inicial es el diálogo. La voz que reclama que no permanezcan aislados estos buenos hombres no encuentran interlocutor; entonces, es solo un monólogo. —¿Y las tinieblas?

—Tiene un doble sentido. Aquello de “desde las tinieblas” se refiere a una oscuridad en el sentido de que no hay voluntad de querer ver qué cosa es lo que ocurre, no querer iluminar para poder enterarse de los problemas. Ese el sentido que prima. Es puro cuento No es un ermitaño el escritor chinchano, que este 14 de octubre cumplirá 80 años. Sus alumnos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lo recuerdan como el hombre que enseñaba a ponerle las comas y los puntos a los textos, escuchando la Música de lo leído y sintiendo la respiración del lector. Ahora, jubilado de sus clases maestras, pero no de la escritura, Antonio Leoncio Gálvez Ronceros casi termina otro libro de cuentos, y sigue avanzando en esa carrera lenta pero segura que es la escritura de dos novelas. “Aún no las he terminado”, dice. Por lo pronto, su literatura es puro cuento. —¿Desde cuándo las escribe?

—Las voy escribiendo poco a poco. Por enésima vez me preguntan por eso. LA PRIMERA se titula “Perro con poeta en la taberna”… —Parece más la descripción de un cuadro cubista —digo.

Gálvez Ronceros, ilustrador de sus cuentos, señala que se trata de un diálogo de madrugada de un poeta y un perro en la ciudad de Huancayo. Es, en realidad, una sátira a la vanidad del artista. —¿No cree usted que escribir es “La disciplina de la vanidad”, como Iván Thays?

—No lo he leído. Me gustaría leer el libro. —¿Ha sucumbido a la vanidad alguna vez?

—Que yo recuerde, no. —¿De qué trata la otra novela?

—“Marleni era el prostíbulo” es la vida d e una prostituta. Me doy cuenta de que ya es tiempo de que esas dos obras estén terminadas. Y hay un libro de cuentos a punto de concluirse que va a llevar por título el de uno de los cuentos que se incluyen: “La casa apartada”, con historias ambientadas en provincia, sobre todo en la campiña , en el campo. Una de las ilustraciones hechas por Gálvez Ronceros para “Joche”.

50 años de “Los ermitaños”

Cuando empezó a escribir el libro de relatos “Los ermitaños”, el autor estudiaba en la Escuela Normal Superior Enrique Guzmán y Valle, hoy universidad, para ser docente de castellano, literatura e historia. En la campiña se dedicaba a dibujar, pero ya en la Escuela, en Chosica, se interesó por la ficción literaria. Sus maestros literarios fueron Jorge Luis Borges y Juan Rulfo; esencialmente ellos, reconoce, “aunque nada tengan que ver con la índole de los personajes de mi libro”. La técnica, no el tema, le interesaba de los escritores: “Borges elogiaba a Pinoc het, pero su literatura deleita”. —Gutiérrez, en “La generación del 50”, dice que usted no fue muy publicitado debido a una argolla periodística

literaria. —Yo comparto, en parte, esa opinión; recuerdo que cuando apareció “Los ermitaños”, hubo un comentario muy entusiasta del doctor Luis Alberto Ratto, egresado de la Universidad Católica, profesor en la Escuela Normal Superior de La Cantuta. Claro, él no escribía constantemente en un medio de comunicación; lo hacía esporádicamente.

—Gutiérrez también dijo que, en cuentos, primero es Julio Ramón Ribeyro y segundo, usted. ¿Qué opina al

respecto? —No puedo opinar sobre eso; esa es su opinión. —¿Por qué hay esa separación de años tan grande entre libro y libro?

—Entre “Los ermitaños” (1962), “Monólogos desde las tinieblas” (1975) e “Historias para reunir a los hombres” (1988) hay trece años de distancia entre libro y libro, pero es solo coincidencia. —¿No es un número cabalístico?

—Ha sido una casualidad. Al año siguiente, en 1989, publiqué mi cuarto libro, una selección de notas y artículos periodísticos, “Aventuras con el candor”. Y el otro li bro, es uno de cuentos de 2003, “Cuaderno de agravios y lamentaciones”. LA ESCRITURA NACIÓ EN Lima Era 1962 cuando publicó el primer libro de cuentos, pero antes, en su natal Chincha, no pensaba en escribir todavía. En el 61 afincó en Lima. Después de estudiar docencia en La Cantuta (Chosica), que ejerció en Chincha, estudió Literatura en San Marcos (Lima), lo cual le permitió ejercer la docencia universitaria. —¿Fue necesario instalarse en Lima para poder escribir?

—La mayoría de los cuentos de “Los ermitaños” los escribí cuando fui estudiante de La Cantuta, y se publicaron en el suplemento dominical del diario “El Comercio” en una época en que todos los domingos ese suplemento publicaba un cuento de diferentes autores. Siempre tuve en mente publicar m i primer libro, pero la cantidad de cuentos que tenía hasta entonces, y que fueron escritos mientras fui estudiante de La Cantuta, no eran suficientes, y debí escribir otros. El cuento “Joche”, que es la denominación cariñosa que los campesinos le dan a todo aquel que se llame José, me llevó mucho tiempo escribirlo, lo pensaba bastante desde que estuve en el segundo año en mis estudios en La Cantuta. Empecé a escribir esa historia en el 59, en Chincha, y el 60 seguí escribiéndolo, y lo terminé el 61 en Lima. El cuento “Sombreros” lo escribí en Lima. —¿Nunca tuvo en Chincha la idea de ser escritor?

—La idea de escribir no; claro que no. —¿Leía algunos libros o no antes de salir de Chincha?

—Sí, en tercero, cuarto y quinto de secundaria. Con cuatro compañeros de estudios de mi promoción íbamos todas las noches, menos los domingos, a la Bibli oteca Municipal, desde las 7 hasta el cierre, aprovechando una coyuntura. Quien dirigía la biblioteca en esa época era una señora joven amiga de la familia de uno de estos cuatro compañeros. Eso nos permitía llegar a la biblioteca, coger el manojo de llaves y entrar en las habitaciones interiores donde estaban los estantes y “picar” los libros, abrir los estantes y “picar” la lectura de los primeros párrafos a ver si nos gustaba o no; si considerábamos que valía la pena, pedíamos prestado el libro a la directora aprovechando la amistad. Estamos hablando de inicios de los 50; creo que nosotros inauguramos, sin darnos cuenta, el préstamo de libros a domicilio. —Aprovechaban sus fines de semana para leer.

—Nosotros no teníamos mayor orientación. Los profesores que podían aconsejarnos sobre autores no existían. Cuando estudié el curso de literatura, tenía un profesor que, se suponía, conocía, pero no conocía de estas cosas, ni podía aconsejarnos, y tomamos autores al azar, pero eso sí, leyendo constantemente. LOS PREFIERE EXTRANJEROS Lecturas actuales —¿Qué lee actualmente Gálvez Ronceros?

—Un libro de cuentos de un inglés, “Agua pesada”, de Martín Amis. Y esto y releyendo un libro de “Cuentos” de humor de un ruso, Arcadio Averchenko. —¿Lee la literatura peruana actual?

—Le doy preferencia a los libros extranjeros. Los traducidos al español, por lo general, desaparecen de las librerías; en cambio, los libros de autores nacionales los puedes encontrar. PASO DEL TIEMPO Recuerdos del Grupo Narración

“Miguel Gutiérrez está en Lima; no nos vemos. Oswaldo Reynoso también; a veces conversamos por teléfono. Gregorio Martínez está en Washington hace varios años. Con Nilo Espinoza (el padre; tiene un hijo con el mismo nombre), hemos tenido algunas aventuras periodísticas, pero no ha y oportunidad de vernos. Con Roberto Reyes, profesor de la Universidad Ricardo Palma, a veces me encuentro en algunas presentaciones de libros; la última vez fue en la presentación de una novela de Juan Morillo Ganoza, otro integrante de Narración. Félix Toshikiko Arakaki se fue a Francia el año 88, con el propósito de volver quince días después y, bueno, hasta ahora no ha regresado. Él publicó un libro que reunía algunos cuentos de entre las historias que él había publicado en un suplemento laboral sabatino que se publicaba en la década del 70, por el diario “La Prensa”, y que dirigía el periodista y poeta César Lévano. Él estaba a cargo de publicar todos los sábados una historia sobre el problema de los trabajadores; era narrativa”. Marc o Fern ánd ez  Redacción

Antonio Gálvez Ronceros De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a: navegación, búsqueda  Antonio Leoncio Gálvez Ronceros (Chincha Alta, 14 de octubre de 1932) es un literato peruano que destaca como

profesor principal del Departamento de Lingüística de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es responsable de la apertura de una nueva vertiente en la [[Literatura . [editar] Obras publicadas de Antonio Gàlves Ronceros Su libro Monólogo desde las tinieblas (cuya primera edición se publicó en 1975 por INTI-Sol ) reúne veintitrés relatos. Todos ellos nos permiten asomarnos al u niverso sencillo y espontáneo del campesino negro de la costa peruana. Con gran intuición artística y minuciosidad de orfebre, Antonio Gálvez Ronceros plasmó en estos relatos la peculiar  idiosincrasia de unos personajes que encarnan la vida con estoicismo y buen humor. El libro Cuadernos de agravios y lamentaciones (publicado el año 2003 por el Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos) reúne 11 cuentos escritos en épocas distintas. A través de ellos se aprecia la oposición frontal entre explotadores y explotados, la óptica a favor de los “humillados y ofendidos”. "Si bien parece estar vinculada con una vertiente muy activa en las letras peruanas de los años 30 a 60: del realismo social al neorrealismo; sin embargo, la textura de los cuentos de Gálvez Ronceros se aparta de las convenciones de la narrativa realista. Prefiere reelaborar el legado fecundo de la tradición oral: los relatos del pueblo con sabor a fábula, con su dosis de fantasía y humor, con su carácter 'ejemplar' o aleccionador, sin omitir su capacidad de aludir corrosivamente a la experiencia cotidiana y el tejido social." (Ricardo González Vigil, El Comercio, 1/1/04) El libro Historias para reunir a los hombres (publicado el año 1988 por la Editorial Extramuros en Lima) giran en torno de la sociedad que sufre (el sector de los que padecen miseria e injusticias) y en contra de quienes se empeñan, con diligencia vil o con indiferencia, en mantener ese gran dolor. La necesidad del cambio de modelo se desprende inevitablemente de los relatos, con una dirección ideológica muy específica que lleva la denuncia hacia una toma de posición. Otras de sus obras también son: "Los hermitaños" (Fábulas) y "La aventura de un cóndor"(Cuento).

ANTONIO GÁLVEZ RONCEROS Publicado el 10/10/12

Antonio Leoncio Gálvez Ronceros nació en Chincha Alta el 14 de octubre de 1932. La primaria y la secundaria la realizó en el colegio José Pardo donde asistían desde hijos de hacendados y grandes comerciantes hasta hijos de maestros y campesinos. “El mundo rural rodeaba a Chincha, y aún la rodea, de modo que quienes vivíamos en la ciudad realizábamos incursiones a la campiña, ese

espacio estaba dominado por el campesino mestizo, el cholo costeño. En cambio, el campo profundo, regido por la cultura de la hacienda y latifundios, estaba poblado por la figura del negro. Eran zonas campestres muy alejadas y de difícil acceso. Mi primer libro Los ermitaños recrea el mundo y el lenguaje del primer escenario y Monólogo desde las tinieblas del segundo”, cuenta el autor . Estudió Educación en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, donde se graduó en 1958, y en la Universidad Nacional Mayor de San marcos, que le abrió las puertas a la carrera de Literatura. Actualmente es profesor principal del Departamento de Lingüística de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de este centro de estudios. Siendo muy joven publicó su primer cuento, “De perros”, en el suplemento cultural de El Comercio en 1956. En 1961 publicó el libro de cuentos Los Ermitaños. “Tenía yo una historia q ue me obsesionaba, elaboraba mentalmente párrafos breves y los “mejoraba” constantemente, es decir, los corregía. Ese cuento se titula “Joche” y aparece en Los ermitaños. Es quizá mi cuento más ambic ioso  porque trata sobre la muerte. Escribirlo me tomó cerca de cuatro años, entre 1957 y 1961. Yo quería terminar mi primer libro y eso  significaba terminar aquel cuento, pero sucede que hasta el sesenta me encontraba en Chincha, así que me dije: “si me quedo a cá, no termino nunca”. Entonces salí para Lima y pude terminar el cuento y escribir uno más” , refiere. A finales de los sesenta, pasó a formar parte del Grupo Narración: “Cuando frecuentaba el Bar Palermo conocí a Oswaldo Reynoso,  Eleodoro Vargas Vicuña, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez, entre otros. Formé parte del grupo Narración, que nació por las afinidades relacionadas con el oficio de escritor, y el común interés en la escritura y la lectura de ficción narrativa. Las di scusiones y  planteamientos políticos eran parte del horizonte ideológico de la época, pero solo será en el segundo número de la Revista  Narración que se asumirá una posición política determinada”. En 1974 publicó posiblemente su mejor libro de cuentos: Monólogo desde las tinieblas, en el que, a diferencia de José Diez Canseco, el negro es visto desde adentro. “La intención era escribir los cuentos, al gunos desde la base de la anécdota y otros desde la invención, pero sin salirse de la verosimilitud que permite el universo cultural y lingüístico de los afroperuanos, de tal modo que algunas de sus fórmulas de lenguaj e provoquen el humor, pero haciendo que éste brote de l os personajes mismos sin que ellos se den cuenta, y que así sea descubierto por el que está afuera del universo del relato. El recorrido de los personajes se inscribe en su vida cotidiana, de donde, a fin de cuentas, nacen los conflictos que los envuelven. En la edición de 1999, agregué al libro seis cuentos más que permiten redondear un conjunto de saberes populares para la vida, pero explorando más los mecanismos sociales de discriminación racial”. El reconocido poeta y crítico Marco Martos dice: “En Monólogo desde las tinieblas, el autor se vuelve un orífice de la prosa. Cada frase del léxico popular está trabajada con fina delectación. Los hechos jocosos que se narran, las situaciones insólitas que se plantean, con un lenguaje que sólo utiliz a las palabras indispensables, son un vehículo adecuado para conocer la visión del mundo del campesino chinchano, de un realismo descarnado, de una fina ironía y con ele mentos de carácter mágico”. Trece años después publica un nuevo libro de cuentos: Historia para reunir a los Hombres y al año siguiente Aventuras con el Candor, selección de artículos publicados en los periódicos limeños La República y El Diario. En 1974 obtiene el premio José María Arguedas, organizado por la Asociación Universitaria Nisei del Perú; y en 1982 el primer   premio de cuento y el segundo de periodismo en certámenes organizados por la Municipalidad de Lima. Galvez Ronceros ha sido profesor de Lengua Española en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica (1966-1972) y en la Universidad Nacional Agraria-La Molina (1968-1972). Hasta hace poco ejerció la docencia en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM, en la que dictaba los cursos de Lengua Española. Actualmente, codirige el Taller de Narración.

 Antonio Leoncio Gálvez Ronceros (Chincha, 14 de octubre de 1932) es un literato peruano que destaca como profesor 

principal del Departamento de Lingüística de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Naciona l Mayor de San Marcos. Es responsable de la apertura de una nueva vertiente en la Literatura peruana, a partir de una fresca interpretación del habla popular de raíz afro de su tierra costeña, Chincha, pueblo de ambiente rural del Sur Chico de la costa peruana, aquí fue donde conoció el habla y las costumbres de los campesinos negros durante su infancia y ésta es presentada en los relatos de Monólogo desde las tinieblas .

Profesor principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, es natural de Chincha, pueblo de ambiente rural del Sur Chico de la costa peruana.

Con sus libros de cuentos, Los ermitaños y Monólogo desde las Tinieblas , Gálvez Ronceros "ha hecho aportes definitivos al cuento peruano, ha cimentado una tradición popular y ha abierto territorios narrativos que son ahora explorados por  escritores de generaciones posteriores".

En 1974 obtuvo los premios primero y segundo de cuento en el concurso José María Arguedas organizado por la  Asociación Universitaria Nisei del Perú; y en 1982, el primer premio de cuento y el segundo de periodismo en certámenes organizados por la Municipalidad de Lima.

Está considerado por la crítica literaria y por numerosos lectores, como uno de los cuentistas m ás valiosos de la tradición peruana. Su primer libro de cuentos, Los ermitaños de 1962, que no se ha reeditado, es objeto de culto, puesto que sólo se le puede encontrar en bibliotecas especializadas,podía distinguirse la voz del autor, cultivada, con arreglo a las más exigentes normas gramaticales, y las voces de los personajes que atienden al modo corriente de expresarse de los campesinos.  Asimismo, Aventuras con el Candor (1989), selección de sus artículos publicados en los periódicos limeños La República y El Diario, dicen de Gálvez que es un imperdible de nuestra literatura y que, como escritores de la talla de Ribeyro, merece ser leído por el pequeño y gran público.

BIOGRAFIA:  Antonio Leoncio Gálvez Ronceros nació en Chincha Alta el 14 de octubre de 1932. La primaria y la secundaria la realizó en el colegio José Pardo donde asistían desde hijos de hacendados y grandes comerciantes hasta hijos de maestros y campesinos. “El mundo rur al rodeaba a Chincha, y aún la rodea, de modo que quienes vivíamos en la ciudad realizábamos incursiones a la campiña, ese espacio estaba dominado por el campesino mestizo, el cholo costeño. En cambio, el campo profundo, regido por la cultura de la hacienda y latifundios, estaba poblado por la figura del negro. Eran zonas campestres muy alejadas y de difícil acceso. Mi primer libro Los ermitaños recrea el mundo y el lenguaje del primer escenario y Monólogo desde las tinieblas del segundo”, cuenta el autor. Estudió Educación en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, donde se graduó en 1958, y en la Universidad Nacional Mayor de San marcos, que le abrió las puertas a la carrera de Literatura. Actualmente es profesor principal del Departamento de Lingüística de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de este centro de estudios. Siendo muy joven publicó su primer cuento, “De perros”, en el suplemento cultural de El Comercio en 1956. En 1961 publicó el libro de cuentos Los Ermitaños. “Tenía yo una historia que me obsesionaba, elaboraba mentalmente párrafos breves y los “mejoraba” constantemente, es decir, los corregía. Ese cuento se titula “Joche” y aparece en Los ermitaños. Es quizá mi cuento más ambicioso porque trata sobre la muerte. Escribirlo me tomó cerca de cuatro años, entre 1957 y 1961. Yo quería terminar mi primer libro y eso significaba terminar aquel cuento, pero sucede que hasta el sesenta me encontraba en Chincha, así que me dije: “si me quedo acá, no termino nunca”. En tonces salí para Lima y pude ter minar  el cuento y escribir uno más”, refiere.  A finales de los sesenta, pasó a formar parte del Grupo Narración: “Cuando frecuentaba el Bar Palermo conocí a Oswaldo Reynoso, Eleodoro Vargas Vicuña, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez, entre otros. Formé pa rte del grupo Narración, que nació por las afinidades relacionadas con el oficio de escritor, y el común interés en la escritura y la lectura de ficción narrativa. Las discusiones y pla nteamientos políticos eran parte del horizonte ideológico de la época, pero solo será en el segundo número de la Revista Narración que se asumirá una posición política determinada”. ¿Cuál fue el paisaje social en el que nacio? Su infancia transcurrió en Chincha Alta. Estudio en el colegio José Pardo donde asistían desde hijos de h acendados y grandes comerciantes hasta hijos de maestros y campesinos. El mundo rural rodeaba a Chincha, y aún la rodea, de modo que quienes vivían en la ciudad realizábamos incursiones a la campiña, ese espacio estaba dominado por el campesino mestizo, el cholo costeño. En cambio, e l campo profundo, regido por la cultura de la hacienda y latifundios, estaba poblado por la figura del negro. Eran zonas campestres muy alejadas y de difícil acceso. Su primer libro Los

ermitaños recrea el mundo y el lenguaje del primer escenario y Monólogo desde las tinieblas del segundo. ¿Cuáles fueron las primeras lecturas? Cuando el tenía alrededor de ocho años visito la Biblioteca Municipal de la provincia, pero como siempre ha parecido algo más joven de lo que es, la directora de la biblioteca lo vio entrar en la sala de lectura y le preguntó ásperamente: , ¿sabes leer?", (debió ser porque estaba con la cara sucia o seguramente asoció el color de su piel con la incompetencia lectora) y como le respondio que sí, no muy convencida le señaló la carátula de un diario local para que le yera los titulares y así comprobó que, efectivamente, el sabía leer. Luego fue donde estaban los anaqueles y regresó con un libro grande, uno de los volúmenes de la enciclopedia El tesoro de la juventud . Después de leer fragmentos del texto, se retiro y no volví más al local. En la secundaria, tuvo unos amigos vecinos, familiares de la nueva bibliotecaria, y después de la cena, como quien va a la esquina a conversar, la biblioteca. Como estaba interesado en convertirse en pintor, leyo muchas biografías de pintores del Renacimiento y l lego a poseer un conocimiento del que carecían los profesores de  Arte y de Historia Universal locales. Pero no fue sino hasta que ingres a la universidad que sus lecturas empiezan a ordenarse. ¿Cómo y en qué contexto ocurre la llegada a Lima? En 1954, durante el gobierno de Odría llego a Lima para prepararse para el examen de admisión a La Cantuta. Así, pues, a finales del verano de 55 ya estaba empezando sus estudios universitarios y, claro, las vacaciones las pasaba en la campiña. Para el, la universidad fue una oportunidad de seguir leyendo, tuvo, adem ás, profesores de gran valía como Luis Alberto Ratto, Guillermo Deli, Manuel Moreno Jimeno, Washington Delgado y Abelardo Oquendo. Este último publicó su primer cuento "De perros" en el suplemento cultural de El Comercio en 1956. Más tarde, a finales de los sesenta, cuando frecuentaba el Bar Palermo conocí a Oswaldo Re ynoso, Eleodoro Vargas Vicuña, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez, entre otros. Formo parte del grupo Narración, que nació por l as afinidades relacionadas con el oficio de escritor, y el común interés en l a escritura y la lectura de ficción narrativa. Las discusiones y planteamientos políticos eran parte del horizonte ideológico de la época, pero solo será en el segundo número de la Revista Narración que se asumirá una posición política determinada. Lo s erm it añ o s fue

el primer libro, ¿cómo fue el proceso de escritura? Tenía el una historia que lo obsesionaba, elaboraba mentalmente párrafos breves y los "mejoraba" constantemente, es decir, los corregía. Ese cuento se titula "Joche" y aparece en Los ermitaños. Es quizá su cuento más ambicioso porque trata sobre la muerte. Escribir le tomó cerca de cuatro años, entre 1957 y 1961. El quería terminar su primer libro y eso significaba terminar aquel cuento, pero sucede que hasta el sesenta se encontraba en Chincha, así que me dijo: "si me quedo acá, no termino nunca". Entonces salí para Lima y pude terminar el cuento y escribir uno más. ¿Cómo fue la elaboración del libro Monólogo desd e las tinieblas ? ¿Por qué elegio narrar "desde adentro", es decir, que los mismos personajes afroperuanos fueran quienes contaran la historia? Termino de escribir Monólogo desde las tinieblas en 1974 y se publicó al año siguiente. La intención era escribir los cuentos, algunos desde la base de la anécdota y otros desde la invención, pero sin salirse de la verosimilitud que permite el universo cultural y lingüístico de los afroperuanos, de tal modo que algunas de sus fórmulas de lenguaje provoquen el humor, pero haciendo que éste brote de l os personajes mismos sin que ellos se den cuenta, y que así sea descubierto por el que está afuera del universo del relato. El recorrido de los personajes se inscribe en su vida cotidiana, de donde, a fin de cuentas, nacen los conflictos que los envuelven. En la edición de 1999, agregué al libro seis cuentos más que permiten redondear un conjunto de saberes populares para la vida, pero explorando más los mecanismos sociales de discriminación racial. Una de las estrategias más frecuentes en tu obra es la delicada y sutil ironía. ¿Qué papel desempeña la ironía en la retórica de sus textos? Es una herramienta muy importante. En la sociedad ha y algunos fantoches, algunas imágenes sagradas, en todo sentido, que son en el fondo ídolos de barro. La actitud irónica, justamente, trata de derribarlos. El descreimiento que anida en una actitud irónica se orienta hacia eso. La burla sesgada va socavando y en el fondo es una suerte de revancha que se toma uno frente a las cosas "sagradas" que le imponen a uno desde que tiene uso de razón en la sociedad. Por ello, la actitud irónica está presente en la mayor parte de mis trabajos, incluso los del género expositivo, donde se nota más.

 Aventuras con el candor  es un libro de inquisiciones en el lenguaje p opular, una cala vertical en costumbres y sentidos

del habla de Chincha, Lima, La Habana. El lenguaje ha sido tu gran pasión. El libro es una selección personal de artículos y crónicas periodísticos publicados en La República y otros diarios. Mi criterio fue seleccionar textos que de algún modo estuviesen unidos por un tono que trata de descubrir la actitud desacralizadora, desde la perspectiva y las posibilidades del imaginario popular, es decir, aprovechando la imaginación y la ironía como recursos importantes.  Aventuras con el candor  es una fiesta del lenguaje popular. La experiencia y la problemática del maestro constituyen un eje temático de tu último libro, tú estudiaste pedagogía en La Cantuta ¿cómo entendio, según la experiencia, la relación entre el maestro y el estudiante? Siempre ha concebido la relación que vincula al maestro con el alumno como una relación amigable, conversacional. Por  lo tanto, una relación, creo, en la que el tiempo puede resultar divertido, cómodo, pero de ninguna manera ni rígido, ni brutal, ni pesado. Echar mano, de vez en cuando, de algunas anécdotas en las que puede descubrirse el ingenio de algunos personajes a propósito del tema que se está desarrollando, pues la riqueza que tienen las actitudes de los hombres es importante para animar y fortalecer la relación e ntre alumno y maestro. Obras publicadas: Su libro Monólogo desde las tinieblas (cuya primera edición se publicó en 1975 por  INTI-Sol ) reúne veintitrés relatos. Todos ellos nos permiten asomarnos al u niverso sencillo y espontáneo del campesino negro de la costa peruana. Con gran intuición artística y minuciosidad de orfebre, Antonio Gálvez Ronceros plasmó en estos relatos la peculiar  idiosincrasia de unos personajes que encarnan la vida con estoicismo y buen humor. El libro Cuadernos de agravios y lamentaciones (publicado el año 2003 por el Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos) reúne 11 cuentos escritos en épocas distintas. A través de ellos se aprecia la oposición frontal entre explotadores y explotados, la óptica a favor de los “humillados y ofendidos”. "Si bien parece estar vinculada con una vertiente muy activa en las letras peruanas de los años 30 a 60: del realismo social al neorrealismo; sin embargo, la textura de los cuentos de Gálvez Ronceros se aparta de las convenciones de la narrativa realista. Prefiere reelaborar el legado fecundo de la tradición oral: los relatos del pueblo con sabor a fábula, con su dosis de fantasía y humor, con su carácter 'ejemplar' o aleccionador, sin omitir su capacidad de aludir corrosivamente a la experiencia cotidiana y el tejido social." (Ricardo González Vigil, El Comercio, 1/1/04) El libro Historias para reunir a los hombres (publicado el año 1988 por la Editorial Extramuros en Lima) giran en torno de la sociedad que sufre (el sector de los que padecen miseria e injusticias) y en contra de quienes se empeñan, con diligencia vil o con indiferencia, en mantener ese gran dolor. La necesidad del cambio de modelo se desprende inevitablemente de los relatos, con una dirección ideológica muy específica que lleva la denuncia hacia una toma de posición. Otras de sus obras también son: "Los hermitaños"(Fábulas) y "La aventura de un cóndor"(Cuento)

ANALISIS DE “YA TA DICHO” DE MONOLOGO DESDE LAS TINIEBLA S DE ANTONIO GÁLVEZ RONCEROS

Por José del Águila Análisis: Para abordar el texto utilizaré un esquema fenomenológico (Rocoeur, Ingarden), centrándose únicamente en una operación de análisis inmanente (explicación), dividido en tres estratos: superficial, intermedio y profundo, poniendo énfasis en el primer estrato respecto del estilo, y luego, se hará un análisis de la sintaxis textual (plano narrativo y discursivo) y de la semántica textual (personajes, temas e isotopías). 1. Estrato superficial (Plano de expresión) Elocutio. El estilo El estilo en la lengua: Existe un lenguaje, claro, directo, carente de barroquismos y voluptuosidades, matizado por un sentido burlesco en el personaje de Froilán al finalizar el texto.

El estilo en el habla: El habla en el narrador y el diputado es neutral, en cambio, el estilo en el personaje de Froilán tiene una desviación del lenguaje al apelar a una variedad sociolectal (diastrático) de los negros de la costa del P erú (camione, afartrao, diputra) Dentro del análisis sintáctico se observa una mayor complejidad en la subordinación del lenguaje en la voz del narrador  (hipotaxis), en cambio, en el discurso de los personajes, se observa una sintaxis simple y lineal. 2. Estrato intermedio (Forma del contenido). Dispositio. Análisis de la sintaxis textual. Estructura narrativa: Trama y fábula: El texto evidencia una secuencia narrativa con un orden lógico cronológico (trama), esto es, no se apela a un orden artificial (fábula). Secuencias narrativas: Se evidencian dos secuencias narrativas. La primera cuando el narrador nos describe la espera que suscita la llegada del diputado al caserío y la segunda el encuentro entre el funcionario y el negro Froilán. Estructura discursiva: El texto narrativo es un enunciado que se caracteriza por el yo, el aquí y el ahora). El acto de enunciación es efectuado por un narrador cero (pues no sabemos a quien se dirige la narración), sobre un enunciado que se realiza al parecer en el transcurso de un día (“en cualquier momento”). El narrador tiene una focalización interna “visión con”, pues no es tan profunda como para ser omnisciente (no nos dice qué es lo que piensa el negro Froilán, solamente señala que estaba malhumorado. Espacialización: El texto se desarrolla en un caserío de provincia con influencia de la cultura afroperuana Temporalización: Se desarrolla al parecer en el transcurso de una tarde o un día. Tal vez en pocas horas. Pragmática intratextual: En el espacio textual se tiene a un autor implícito (puramente abstracto) que dirige el espacio diegético (texto) a un receptor intratextual (narratario). Como ya se afirmó tenemos un narrador que conoce nos describe la trama pero sin ser omnisciente (conoce los personajes, los observa, es testigo de la historia, y dirige la diéresis a un narratario cero, del cual no tenemos conocimiento. 3.

Estrato profundo (Sustancia del contenido). Inventio. Análisis de la semántica textual.

Personajes: Tenemos dos personajes principales, el negro Froilán y el diputado de la provincia con quien mantiene un corto diálogo. Existe un personaje episódico que es la comitiva. No se evidencia prosopografía explícita (descripción física de los personajes, tal vez únicamente que Froilán es una persona de raza negra). Sí se advierte un modo de caracterización indirecto que evidencia la sicología de los personajes. El negro Froilán está malhumorado y al igual que el diputado de provincia es prejuicioso ante el otro (piensa que los negros hablan mal). Los personajes son simples y estáticos. Campos semánticos e Isotopías: Dentro de los ejes temáticos tenemos la jerarquización (que conlleva la subordinación) lo cual se evidencia en el prejuicio ante el negro y la identidad que genera una alteridad de marcada oposición en los dos personajes. Temas y motivos: El tema principal es la subordinación ante el otro y la categoría que subyace en el prejuicio existente entre dos culturas diferentes. En este caso se evidencia en el diputado el poder, el occidental, el patrón. En el negro Froilán tenemos la representación de un ser marginal, que supuestamente no habla bien, y que contiene una fuerte carga de resentimiento o de burla pues existe una carga semántica en la frase “Ya ta dicho”, que cierra violentamente el diálogo con un alto contenido irónico (nada está dicho) Mundo representado (mundo posible): Dentro del mundo posible representado tal como lo señala Albaladejo, tenemos el mundo de lo funcional verosímil (las reglas que operan en la realidad objetiva son semejantes a las desarrolladas en el texto literario). Mundo de provincia, caserío rural con fuerte influencia de población de origen afroperuano.

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