Monografia Los Sacramentos
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DOCENTE ALUMNO CURSO TEMA CICLO FACULTAD
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LIC LIDIA IBAÑEZ NEIRA JAVIER MANUEL PAREDES CUNYA VIDA ESPIRITUAL MONOGRAFIA SOBRE LOS SACRAMENTOS II ING CIVIL PIURA 2014
INTRODUCCION Los Sacramentos de la Iglesia católica son siete. Si bien es cierto ellos nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida, se han dividido en tres etapas para comprender mejor su acción en nosotros. Así entonces, tenemos los Sacramentos de Iniciación Cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), los Sacramentos de la Curación (Penitencia Reconciliación y Unción de los enfermos) y los Sacramentos al Servicio y Misión de los fieles(Matrimonio y Orden). Cada uno de ellos se "viven" durante toda la vida, pero se reciben en momentos adecuados. En este sentido, para recibir cada un de ellos se ha de cumplir una preparación especial que implica asumir el sacramento con real responsabilidad y compromiso. Sacramento es, según el diccionario, el "rito encaminado a lograr la participación del hombre en la divinidad". Esto quiere decir que, a través de él, del sacramento, hacemos visible la acción invisible de Dios en nuestra vida y en nuestra historia. La función de los sacramentos es comunicarnos la gracia de Dios o aumentar en nosotros su acción, reconociendo que Él siempre tiene la iniciativa. Por ello, son manifestaciones marcadas por signos que nos hacen visible la fuerza y la acción de Dios. A través de ellos, se nos comunica vida y participación en la Iglesia; en ellos nos hacemos parte del Pueblo de Dios y fortalecemos nuestros vínculos con la Iglesia, recibimos la fe y nos relacionamos con la comunidad y con nuestra vocación cristiana. Por ello, no es aventurado señalar que los sacramentos son signos de vida, ya que nos comunican y aumentan la gracia de Dios, Padre amoroso que nos entrega la vida, Santo Espíritu que nos infunde sus dones e Hijo amado que nos entrega la salvación y su cuerpo para que también seamos salvos. Una característica particular de los sacramentos es que son "indelebles", es decir, "que no se pueden borrar". Dicho en otras palabras, el sacramento que se ha recibido es una gracia que queda permanentemente en nosotros, lo que no significa que nuestras acciones sean siempre en conformidad con ella, sino que están permanentemente en nosotros apuntando hacia nuestra verdadera vocación de hijos de Dios. Los sacramentos, como tales no son un "invento" de la Iglesia. Han sido dejados en la tradición por el mismo Jesús, quien señaló a sus apóstoles y a la comunidad como depositarios de ellos, para recordarlo, para hacer efectiva su presencia y para vivir intensamente la unión a la comunidad en él mismo. Así entonces, si bien su sistematización y difusión han sido dadas a la Iglesia, ellos salen de la mano del mismo Cristo y, por ello, su fuerza está en la misma divinidad y en el encargo de Él de realizarlos en su nombre.
Enumeración y resumen de los Sacramentos El Bautismo Es el primero de los sacramentos de la Iglesia cristiana. Borra el pecado original y convierte a quien lo recibe en miembro de la Iglesia. Es como nacer de nuevo para Dios. La Confirmación Es el sacramento de la Iglesia católica que transfiere los dones del Espíritu Santo. Este nos ilumina y nos da fortaleza para cumplir nuestras obligaciones de cristiano. La Orden Sacerdotal Consagra sacerdotes para el servicio de la Iglesia y les concede las gracias necesarias para el buen cumplimiento de su ministerio. La Penitencia Es el sacramento por el cual el sacerdote perdona los pecados en nombre de Dios. Por medio de ella se nos perdonan los pecados cometidos después del bautismo. El Matrimonio Es el sacramento cristiano que legitima la unión de un hombre y una mujer. Les concede la gracia para vivir como esposos cristianos y educar a sus hijos en la fe. La Eucaristía Es el sacramento instituido por Jesucristo en la Ultima Cena, por el que el pan y el vino se transforman en su carne y en su sangre. Alimenta nuestra alma dándonos su cuerpo bajo la apariencia de pan. La Extremaunción Llamada también "la unción de los enfermos". Este sacramento -que se da a los enfermos o a las personas que ya están listas para partir al encuentro de Dios- alivia y fortalece el alma de los cristianos, e incluso también sus cuerpos.
1. El BAUTISMO
Bautismo significa sumergir. También significa tener una vida en función de Cristo. Con el rito de sumergirse en el agua los cristianos expresan el nacimiento a una nueva vida, la purificación y la regeneración interior, el perdón de los pecados y la inserción en la vida de Cristo. Como hemos definido anteriormente sacramento decimos que el agua es el signo visible que transmite la gracia invisible de dios que seria la entrada a la comunidad de Cristo. El bautismo vino a ser antiguamente como renuncia al mundo, al demonio y a la carne como un acto de Alianza. EL AGUA El agua desempeñan funciones muy distintas como: Da vida: riega, renueva y hace crecer. Limpia y purifica. Sacia la sed. Pero también destruye. Para el Antiguo testamento el agua es símbolo de destrucción y de recreación, de muerte y de vida. El agua es fuente de vida y salvación. El paso del mar rojo es la expresión fundamental del dios liberador. BAUTISMO DE JUAN Y DE JESUS El bautismo de Juan era exterior de arrepentimientos y el de Jesús interior de conversion. El propio Jesús se izo bautizar por Juan pero él traía un bautismo interior. La tarea más importante que Jesús dio a sus apóstoles fue la de bautizar. La iglesia primitiva de Jerusalén ofrecía el bautismo a los que se convertían a la fe de Jesús. El bautismo de Juan es: El bautismo de Jesús es: - Exterior - Interior - De Arrepentimiento - De conversión Si nos fijamos en el esquema anterior el bautismo de Juan se asemeja mucho a la forma de Pedro que cumpliendo la ley llegaras a Dios y en el bautismo de Juan mediante el arrepentimiento se consigue llegar a Dios pero eso no es así sino el bautismo de Jesús es interior y de conversión como pensaba Pablo que no es el hombre el que llega a Dios sino Dios el que llega al hombre. DIMENSIONES DEL BAUTISMO
El bautismo significa para los cristianos: Nacer de nuevo pero no carnalmente sino espiritualmente. Ser hijos de Dios en Cristo Mueren al pecado y resucitan a la vida y a la libertad de los hijos de Dios. Ser miembro de la Iglesia incorporarse a la comunidad de seguidores de Jesús y formar la Koinonia. Podemos observar en el texto de Juan 3, 1-6 como una persona concretamente Nicodemo piensa que el volver a nacer significa volver a entrar en el seno de la madre y volver a nacer como un niño pero Jesús le quiere decir que ese volver a nacer es por el espíritu, interiormente no carnalmente. EL BAUTISMO DE NIÑOS Para comprender el hecho de bautizar a los niños hay que tener en cuenta unos aspectos: La salvación de Dios que se ofrece en el bautismo es anterior a toda decisión del ser humano. Es un regalo de Dios a la humanidad. La fe es un gran tesoro y los padres quieren que sus hijos tengan ese don y es normal que los padres creyentes quieran celebrar su fe y dar gracias a dios por ese nuevo hijo. En el bautismo no solo se compromete la fe de la persona que se bautiza sino la de toda la Iglesia como comunidad. Los sacramentos no son ritos que una vez realizados se desconectan de la vida diaria. BAUTISMO JUDIO La ley judía establecía la utilización del agua como limpieza ritual ; y Elisha ordenó al dirigente sirio Naaman que se sumergiera en el río Jordán para ser limpiado de lepra.Antes del siglo I d.C., se pedía a los conversos al judaísmo que se bañaran (o bautizaran) ellos mismos como signo de aceptación de la alianza. Algunos de los profetas consideraron más tarde que los exiliados judíos que volvían a casa cruzarían el río Jordán y serían rociados con su agua para ser limpiados de sus pecados antes del establecimiento del reino de Dios . En esta tradición, el contemporáneo de más edad que Jesús, Juan Bautista, urgió a los judíos a bautizarse en el Jordán para la remisión de sus pecados . BAUTISMO CRISTIANO Jesús fue bautizado por Juan al principio de su ministerio público . Aunque no está claro que el propio Jesús bautizara, el Cristo resucitado ordenó a sus discípulos que predicaran y bautizaran a los pueblos como señal de la venida de la ley de Dios. Así, desde el principio, el bautismo se convirtió en el rito cristiano de iniciación.
Al igual que el bautismo de Juan, el bautismo cristiano se realiza para la remisión de los pecados. Muy influido por la doctrina de san Pablo, vino a ser entendido también como participación en la muerte y resurrección de Cristo. Es también el camino sacramental por el que los conversos reciben los diferentes dones del Espíritu Santo . El bautismo era con frecuencia llamado iluminación en la Iglesia primitiva. Vino a ser considerado también como la renuncia al mundo, al demonio y la carne, así como un acto de unión a la comunidad de la Alianza. BAUTISMO DE IGLESIAS PROTESTANTES La mayoría de las iglesias protestantes adoptaron puntos de vista y prácticas tradicionales con respecto al bautismo, aunque con frecuencia, haciendo hincapié en su carácter de alianza más que en su relación con el pecado. Baptistas y anabaptistas, sin embargo, insisten en el bautismo en la edad adulta, apoyándose en la doctrina de que sólo los adultos pueden ser culpables de actos pecaminosos, de arrepentimiento, y la comprensión de la doctrina de la salvación, punto de vista también adoptado por las iglesias pentecostales y los grupos neopentecostales.
2. LA CONFIRMACION La Confirmación en la economía de la Salvación En el Antiguo Testamento los profetas anunciaron que el Espíritu del Señor reposaría sobre el Mesías esperado para realizar su misión salvífica (Cfr. Is 11,2; 61,1). El descenso del Espíritu Santo sobre Jesús en su Bautismo por Juan fue el signo de que Él era el que debía venir, el Mesías, el Hijo de Dios. Habiendo sido concebido por obra del Espíritu Santo, toda su vida y toda su misión se realizan en una comunión total con el Espíritu Santo que el Padre le da sin medida (CIC, 1286). Esta plenitud del Espíritu no debió permanecer únicamente en el Mesías, sino que debía ser comunicada a todo el pueblo de Dios. Muchas veces Jesús prometió el envío del Espíritu, promesa que realizó primero el día de Pascua y luego de manera mas manifestada en Pentecostés. Llenos del Espíritu Santo los Apóstoles comienzan a proclamar "las maravillas de Dios" (Hch 2,11), los que creyeron en la predicación apostólica y se hicieron bautizar recibieron a su vez el don del Espíritu Santo. (Hch 2,38). El Hecho de la Confirmación El nombre de este sacramento proviene del latín confirmatio = fortalecimiento. Sin embargo, a lo largo de la historia ha sido denominado de diversas maneras: crismación (unción de aceite perfumado y consagrado), imposición de manos, crisma. El Nuevo Testamento no habla del sacramento de la confirmación como tal. Está claro que Jesucristo lo instituyó pero no lo administró por sí mismo, puesto que era algo pensado para cuando El se fuera. Cristo anunció la venida del Paráclito -El Espíritu Santo- una vez que El se marchara de este mundo.
De lo que sí hay clara constancia es de la administración de los Apóstoles -con la imposición de manosAsí puede leerse en los Hechos de los Apóstoles cuando Pedro y Juan van a imponer las manos a los recién bautizados de Samaría para que reciban así el Espíritu Santo (Hch 8,14-17) y cuando Pablo bautiza e impone las manos a unas cuantas personas en Efeso, con lo que reciben el Espíritu Santo. (Hch 19, 57). Desde los primeros tiempos de la Iglesia, cuando se administraba el Bautismo, se tenía la costumbre de que el obispo utilizara un gesto o ritual de bendición "la imposición de manos" sobre la cabeza del bautizado, así se recordaba lo que hicieron los apóstoles. Igualmente existía la costumbre de ungir con aceite en la cabeza o en el pecho a los recién bautizados, este aceite había sido previamente bendecido por el obispo. Esta costumbre se mantuvo hasta el siglo V, no existía un rito religioso separado del Bautismo, todo se realizaba en la misma celebración. Cuando se imponen los bautismos masivos de niños recién nacidos, se ve la necesidad de que los presbíteros y diáconos administren el Bautismo, mientras que la imposición de manos y la unción se retardaba para cuando el obispo pudiera. Significado de la Confirmación El Concilio Vaticano II dice: "por el sacramento de la Confirmación se vinculan (los cristianos) más estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza especial del Espíritu Santo y con ello quedan obligados más estrictamente a difundir y defender la fe como verdaderos testigos de Cristo, por la palabra juntamente con las obras" (Lumen Gentium, 11)
Efectos de la Confirmación El mayor efecto del sacramento de la Confirmación es la efusión plena del Espíritu Santo, y sus siete dones: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Ciencia, Piedad, Fortaleza y Temor de Dios, como fue concedida a los apóstoles el día de Pentecostés. Si el Bautismo hace al cristiano Hijo de Dios, la Confirmación le enriquece con una fuerza nueva y singular del Espíritu Santo, que le hace capaz de dar testimonio de su existencia y de irradiar la fe que la presencia y acción de Dios ha creado y mantiene en él. Si el Bautismo une al cristiano con Jesucristo, la Confirmación le hace testigo del Señor en plenitud, activando y profundizando continuamente la nueva vida que reside en él. Si el Bautismo llena al cristiano con los dones del Espíritu Santo y le ha incorporado a la Iglesia, la Confirmación, le estimula para hacer fructificar en el servicio esos dones recibidos y para estar plenamente unido a toda la Iglesia en su consagración y misión. Dones del Espíritu Santo
Para que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus siete dones, que son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu, estos dones son: Sabiduría: Nos da la capacidad especial para juzgar las cosas humanas según la medida de Dios. Iluminado por este don, el cristiano sabe ver interiormente las realidades de este mundo; nadie mejor que él es capaz de apreciar los valores auténticos de la creación, mirándolos con los mismos ojos de Dios. Ciencia: El hombre iluminado por el don de la ciencia, conoce el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador. Y no estima las criaturas más de lo que valen y no pone en ellas, sino en Dios, el fin de su propia vida. Consejo: Este don actúa como un soplo nuevo en la conciencia, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma. El cristiano ayudado con este don, penetra en el verdadero sentido de los valores evangélicos, en especial de los que manifiesta el sermón de la montaña . Piedad: Mediante éste don, el Espíritu sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios y para con los hermanos. El don de la piedad orienta y alimenta la necesidad de recurrir a Dios para obtener gracia ayuda y perdón. Además extingue en el corazón aquellos focos de tensión y de división como son la amargura, la cólera, la impaciencia, y lo alimenta con sentimientos de comprensión, de tolerancia, de perdón. Temor de Dios: Con este don, el Espíritu Santo infunde en el alma sobre todo el temor filial, que es el amor a Dios, el alma se preocupa entonces de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo en nada, de permanecer y de crecer en la caridad. Entendimiento: Mediante este don el Espíritu Santo, que "escruta las profundidades de Dios" ( 1 Cor 2,10), comunica al creyente una chispa de esa capacidad penetrante que le abre el corazón a la gozosa percepción del designio amoroso de Dios, al mismo tiempo hace también más límpida y penetrante la mirada sobre las cosas humanas. Gracias a ella se ven mejor los numerosos signos de Dios que están inscritos en la creación. Fortaleza: el don de la fortaleza es un impulso sobrenatural, que da vigor al alma en las habituales condiciones de dificultad: en la lucha por permanecer coherentes con los propios principios, en el soportar ofensas y ataques injustos; en la perseverancia valiente, incluso entre incomprensiones y hostilidades, en el camino de la verdad y de la honradez. Es decir, tenemos que invocar del Espíritu Santo el don de la fortaleza para permanecer firmes y decididos en el camino del bien. Entonces podremos repetir con San Pablo: "Me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte" ( 2 Cor 12,10).
¿Quién puede recibir este sacramento? Todo bautizado puede recibir el sacramento de la Confirmación. Aunque se recomienda que se reciba cuando se tenga pleno uso de razón, pues este sacramento se considera como "el sacramento de la madurez cristiana". Es necesaria una preparación previa para que el confirmado pueda asumir mejor las responsabilidades apostólicas de la vida cristiana.
3. LA EUCARISTIA
La Eucaristía es el Sacramento que contiene verdaderamente el Cuerpo y Sangre de Jesucristo, juntamente con su Alma y Divinidad, toda la Persona de Cristo vivo y glorioso, bajo las apariencias de pan y vino. El concilio de Trento define claramente esta verdad, fundamental para la vivencia y adoración de Cristo: " En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, juntamente con su Alma y Divinidad. En realidad Cristo íntegramente." Como católicos, creemos que Jesucristo está personalmente presente en el altar siempre que haya una hostia consagrada en el sagrario. Es el mismo Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, que andaba por los caminos de Galilea y Judea. Creemos que El viene ahora como nuestro huésped personal, cada vez que recibimos la Santa Comunión. La Eucaristía es uno de los siete sacramentos instituidos por Cristo para que participemos de la vida de Dios. Es el mayor de todos los sacramentos, porque contiene a Cristo mismo, el Autor Divino de los Sacramentos. Hay tres aspectos o momentos en la Eucaristía. El primero se dice real Presencia de Cristo en el altar, siempre que haya una hostia consagrada en el Sagrario. Segundo, la Eucaristía como sacrificio, que es la Misa. Y tercero, la Santa Comunión. La palabra Eucaristía, derivada del griego, significa "Acción de gracias". Se aplica a este sacramento, porque nuestro Señor dio gracias a su Padre cuando la instituyó. Además, porque el Santo Sacrificio de la Misa es para nosotros el mejor medio de dar gracias a Dios por sus beneficios. La Sagrada Eucaristía es el verdadero centro del culto católico, el corazón de la fe. Y porque creemos que el hijo de Dios está verdaderamente presente en el Sacramento del altar, construimos bellas iglesias, ricamente adornadas. El Sacrificio de la Misa no se limita a ser mero ritual en recuerdo del sacrificio del Calvario. En él, mediante el ministerio sacerdotal, Cristo continua de forma incruente el Sacrificio de la Cruz hasta que se acabe el mundo. La Eucaristía es también comida que nos recuerda la Ultima Cena; celebra nuestra fraternidad en Cristo y anticipa ya el banquete mesiánico del Reino de los Cielos. Por la Eucaristía, se da Jesús mismo, Pan de Vida, en alimento a los cristianos para que sean un pueblo más grato a Dios, amándole más y al prójimo por Él. Se reserva la Eucaristía en nuestras iglesias como ayuda poderosa para orar y servir a los demás. Reservar el Santísimo Sacramento significa que, al terminar la comunión, el Pan consagrado que sobra se coloca en el Sagrario y allí se guarda reverentemente. La Eucaristía en el Sagrario es un signo por el cual Nuestro Señor está constantemente presente en medio de su pueblo y es alimento espiritual para enfermos y moribundos. Debemos agradecimiento, adoración y devoción a la real presencia de Cristo reservado en el Santísimo Sacramento. Las tumbas de los mártires, las pinturas murales de las catacumbas y la costumbre de reservar el Santísimo Sacramento en las casas de los primeros cristianos durante las persecuciones, ponen de
manifiesto la unidad de la fe en los primeros siglos del Cristianismo sobre la doctrina de la Eucaristía, en la cual Cristo realmente se contiene, se ofrece y se recibe. De la Eucaristía sacó fuerzas toda la Iglesia para luchar valerosamente y conseguir brillantes victorias. La Eucaristía es el centro de toda la vida sacramental, pues es de capital importancia para unir y robustecer la Iglesia. La novena en honor del Sacramento de la Sagrada Eucaristía puede hacerse muchas veces durante el Año Litúrgico, para ahondar nuestra fe en este gran misterio de amor, centro de toda la vida sacramental de la Iglesia
4. ORDEN SACERDOTAL Representante de la humanidad que hace de mediador entre Dios y los hombres, especialmente mediante la oblación de sacrificios. Santo Tomás de Aquino en seña que por su condición de mediador el sacerdote ofrece a Dios lo sacrificios y oraciones de los hombres y ofrece a los hombres de parte de Dios el perdón de los pecados si los dones que les permiten ser partícipes de la naturaleza divina. En el antiguo testamento antes del período mosaico lo sacrificios que eran ofrecidos por los cabezas de familias. Con la promulgación de la ley como salta Dios escogió a la tribu del Levi para este oficio, y de la tribu de Levi escogió a la familia de Aaron para ostentar al sacerdocio. Aaron fue el primer sumo sacerdote y el mayor de los hijos de sus descendientes tenía derecho a sucesión. Los levitas, es decir, los miembros de la tribu de Levi que no eran de la familia de Aaron, ayudaba a los sacerdotes como ministros y tenían a su cargo la colecta de los diezmos y primicia, el cuidado de los vasos sagrados, el canto sagrado del templo, etcétera. Los sacerdotes ofrecían los diversos sacrificios sobre la tarde los holocaustos, ponían incienso en el altar del incienso día y noche, alimentaban el fuego día y noche, etcétera. Competencia exclusiva del sumo sacerdote el ofrecimiento lo sacrificios expiatorios del día de la expiración, el uso del Urim y Tummim y la vigilancia de todo lo relacionado con el culto celestial. El sumo sacerdote del nuevo testamento es Cristo. En cuanto al hijo de Dios, el representante nato del Dios ante el hombre, y como hijo del hombre era representante acepto de los hombres ante Dios. Mediador entre Dios que los hombres, Cristo realizó el acto supremo de su sacerdocio ofreciendo asimismo como víctima agradable al padre en la cruz. En la última cena Cristo instituyó el sacrificio de la misa, y para este sacrificio pudiere ser ofrecido hasta el fin de los tiempos condenó sacerdotes a sus apóstoles dándoles asimismo la potestad de ordenara su vez a otros. Esta forma Cristo instituyó el silencio sacerdocio estable e imperecedero.
Historia Con el cristianismo apareció en el mundo y en la historia, la institución sacerdotal era un hecho de sobra conocido y afectado, lo mismo la religión judía en las otras grandes religiones, concretamente en las religiones del Imperio Romano. Es más, por lo que se refiera la religión judía, el sacerdocio era, en tiempos de Jesús, una pieza clave absolutamente básica en el funcionamiento de aquella religión. Por lo tanto, es lógico pensar que los primeros cristianos se tuvieron que preguntar si entre ellos tenían uno tenía que haber un sacerdocio, lo mismo que lo había en Israel y en las otras grandes regiones. Y decidimos que se tuvieron que hacer esta pregunta por qué en el nuevo testamento aparece un hecho sorprendente, a saber: jamás se habla de sacerdotes en las comunidades cristianas, jamás se aplica el título o las funciones de sacerdocio a los dirigentes de la iglesia, de tal manera que, como veremos más adelante, los autores del nuevo testamento tuvieron muy buen cuidado de evitar a toda designación o cualificación sacerdotal para los líderes de las comunidades
eclesiales. De donde resulta obviamente una pregunta: ¿qué es lo que esto nos viene a decir a nosotros, para nuestra manera de entender y vivir el cristianismo? Pero interesa precisar más esta pregunta. En realidad, la cuestión esencial que se ha planteado los hombres religiosos de todos los tiempos en la cuestión que se refiere a la relación del hombre con Dios. ¿Cómo es posible esa relación? ¿Dentro de qué condiciones se puede llevar a efecto? Esta pregunta se plantea con particular fuerza a los hombres de la antigüedad. Por un asomo sencillo: para aquella frente a antiguo, Dios representaba, algo terrible, impresionante, les suscita en el hombre la admiración y el miedo, el reconocimiento y el deseo desaparecer. De la urgencia con que aquellas gentes se planteaban la cuestión de cómo acercarse a Dios. Pues bien, a ese problema la antigüedad le dio una solución ritual, es decir, para acercarse a Dios no basta la perfección moral, por qué semejante perfección dejar hombre en su mundo meramente humano. Para acercarse a Dios, lo decisivo es entrar en un mundo diferente, un mundo superior, que el mundo de los sagrado, lo radicalmente distinto y separado de lo profano, la espera de lo divino y sobrenatural. Ahora bien, el hombre tiene acceso desespera y a ese mundo mediante los ritos y ceremonia, pero los separado de lo profano y le hacen posible el acceso a los sagrado. Por eso, se ha dicho, con toda razón, que para los antiguos, los santos no se oponían a lo imperfecto, sino a lo profano. Por otra parte, en esta manera entenderá Dios y de entender la religión, el sacerdocio de una pieza clave gasto se puede decir que era la institución decisiva en todo el sistema. Por una razón elemental: el sacerdote es el hombre de lo sagrado, el hombre - existencia
profana, y por eso, es el hombre que pueda acercarse Dios y que puede hacer, por eso mismo, de intermediario entre Dios y los hombres. Y antes de atacar característica del sacerdocio son muy diversas según las distintas religiones, no cabe duda que, de una manera u otra, las características pueden resumirse en la nota esencial y distinto iba del hombre de los sagrado y, por eso, el hombre radicalmente separado y puesto aparte. cristianismo de una manera completamente distinta a cómo se comprendían asimismo a las demás religiones del tiempo. Pero no solamente es un porqué, en realidad, si es que es cierto que los primeros cristianos no tuvieron sacerdotes, entonces su manera de entenderá Dios y de practicar la fe y la relación con Dios tuvieron que hacer cosas profundamente revolucionarias en aquel tiempo y en aquella sociedad. De donde se sigue obviamente que, al tocar este problema, estamos tocando una de las cuestiones más serias y más profundos que afectará nuestra fe. Por qué, al plantear las cosas esta manera, no sólo estamos hablando de algo que toca a la naturaleza misma del hecho cristiano, sino que, además, se refiere también al sistema organizado de la iglesia. El sacramento del orden, una de las vocaciones que opta por el celibato es el presbiterado. Jesús mismo opto por el y los presbiteros siguen sus huellas.
Jesús tenia muy claro que su misión era anunciar el reino de su padre a traves de su vida y sus palabras y queria que otros pariciparan con el en esa misión para ello eliguio a un grupo de personas los apóstoles con las que formo una comunidad y les preparo. A ellos los formo muy especialmente para que colaboraran con el. De los doce apóstoles Jesús eligio a pedro como al discípulo el cual debia de ayudar a Jesús a predicar el reino de dios pedro ocupa el lugar preeminente. A medida que las comunidades van creciendo surgen nuevas necesidades “ Los tres ministerios” que hoy conocemos como: Obispos, presbiteros y diaconos. Escogidos para realizar la misión en concreto que Jesús le encomienda recibe el sacramento del orden un sacramento libre para cada cual.
EL RITO DEL SACRAMENTO. Aquella persona que se siente llamada por dios a este ministerio recibe a traves del sacramento del orden la gracia y la fuerza para ser autentico serguidos de Jesús y ser fiel a su misión. En el rito sacramental del orden el aspecto fundamental es la transmisión del poder apostolico la cual se lleva a cabo por la imposición de las manos acompañada de las palabras del obispo. ÓRDENES SAGRADAS Y SU ORIGEN. Órdenes sagradas, los diferentes grados de ministerios ordenados y reconocidos por las iglesias ortodoxa, católica y anglicana. Para la ortodoxia y el catolicismo, las órdenes sagradas son consideradas como uno de los siete sacramentos. Los anglicanos consideran la ordenación como rito sacramental. El signo externo y visible del sacramento es la
imposición de manos por parte de un obispo, a veces acompañado por la entrega de un objeto u objetos asociados con la ordenación, tales como el cáliz y la patena en el caso de un sacerdote. La gracia sacramental interior, conferida por la ordenación, es el poder espiritual y la autoridad propia para las comunidades religiosas. ORIGEN Como las sinagogas judías, las primitivas congregaciones cristianas estaban organizadas bajo el liderazgo de los mayores (griego presbyteroi;He.14,23). En el Nuevo Testamento, los términos mayor y obispo son sinónimos (Tit.1,5-9). Aunque mencionados como excepción, siempre se hace referencia a los diáconos en asociación con los obispos a los que asistían (Flp. 1,1; 1 Tim. 3,8-13). La Iglesia primitiva pudo haber reconocido sólo estas dos órdenes, como afirman la mayoría de los protestantes. La aparición de una tercera orden puede quizás ser identificada, sin embargo, en las figuras de Timoteo y Tito, destinatarios
de las series epistolares que llevan sus nombres, quienes poseen autoridad sobre los obispos y los diáconos. Es probable que el proceso de establecer un ministerio de tres partes varió en diferentes localidades, pero hacia el siglo XII ya se reconocían tres órdenes distintas: obispos, presbíteros y diáconos.
5. LA PENITENCIA. la penitencia es lo que hace referencia tanto al sacramento de las iglesias católica, ortodoxa y otras iglesias orientales, como a la realización de algún acto específico de mortificación, que alguien ejecuta por propia voluntad, como expresión de dolor y arrepentimiento por sus pecados. El sacramento de la penitencia, también denominado sacramento de la reconciliación, es un rito que se celebra para la remisión de los pecados cometidos después del bautismo. El sacramento, que comprende determinados actos del penitente y la absolución por parte de un sacerdote, se considera como una institución divina (Mt.16,19 y 18,18; Jn. 20, 22-23). Los actos del penitente abarcan la contrición (pena profunda y sincera por el pecado), la confesión de los pecados graves a un sacerdote, y la penitencia sacramental (oraciones u obras que debe realizar el penitente para reparar los pecados cometidos). El sacramento puede celebrarse de forma individual o durante una celebración comunitaria en la que se rezan oraciones, se entonan cantos, se realizan lecturas de las Escrituras, se imparte una homilía. Aunque la penitencia tiene raíces antiguas, no se utilizaba con tanta frecuencia en la Iglesia primitiva como hoy en día. Para realizar una confesión privada, el penitente se acerca al confesonario, y, de rodillas, o sentado, dice al sacerdote cuánto tiempo ha pasado desde su última confesión. Luego, el penitente confiesa todos los pecados graves cometidos desde la última confesión, y expresa su dolor y deseo de arrepentimiento por ellos. El sacerdote puede entonces ofrecer unas palabras de consejo o ánimo antes de imponer al penitente alguna forma de reparación o penitencia sacramental por los pecados. Puede consistir en el rezo de oraciones o alguna acción específica (por ejemplo, la restitución de bienes robados en caso de hurto). Después, el sacerdote da la absolución y despide al penitente. Omilía, sermón informal sobre una parte de la Biblia, destinado a explicar la acepción literal y la significación espiritual o moral del texto. La lectura de la Sagrada Escritura durante los servicios religiosos públicos y la explicación de sus lecciones en forma popular prevaleció entre los judíos incluso en tiempos antiguos y fue adoptada por las Iglesias cristianas primitivas. Se hicieron numerosas colecciones de homilías en tiempos antiguos, y gran parte de la literatura de la edad media es homiliaria. Los Libros de las homilías son dos colecciones de sermones, publicadas en 1547 y 1563, que fueron más tarde combinadas y se consultan con frecuencia en las polémicas sobre las doctrinas de la Iglesia anglicana. Confesión, en la teología judía y cristiana, reconocimiento de los pecados ante Dios con el fin de obtener la absolución. La necesidad de la confesión se menciona con frecuencia en la Biblia, de forma especial en las exhortaciones de los profetas. En el judaísmo, Yom Kipur es un día de ayuno, de confesión y oración para alcanzar el perdón. En la tradición cristiana, la confesión ha tomado una de las dos formas siguientes: la confesión privada de los pecados ante un sacerdote, o auricular, y la confesión pública por parte de un individuo ante la congregación. En la enseñanza católica, la confesión auricular es considerada como parte esencial del sacramento de la penitencia. Se espera que los miembros de la Iglesia confiesen sus pecados graves a un
sacerdote al menos una vez al año. La práctica de la confesión y la absolución se basa en Jn. 20, 22-23. El poder de atar y desatar, es decir, de perdonar los pecados, fue conferido sobre los apóstoles (Mt. 16, 19 y 18, 18). Aunque confesarse a un sacerdote tiene raíces antiguas, la práctica era poco corriente en los primeros tiempos de la Iglesia (a veces era pospuesta hasta que la muerte se aproximaba) e implicaba una severa disciplina. La confesión también se prescribe en las iglesias ortodoxas, coptas y en otras orientales. La Iglesia anglicana y otras iglesias protestantes han retenido la doctrina general católica de la confesión. Aunque la práctica de la confesión auricular se revivió durante el Movimiento de Oxford del siglo XIX, muchos anglicanos prefieren la confesión general (pública) y que la absolución se imparta durante el servicio de la comunión. La confesión pública forma parte también del servicio luterano de culto y se practica en algunas iglesias pentecostales y fundamentalistas. El compromiso de la confesión obliga al confesor (sacerdote), al intérprete y al espectador que oye la confesión a no divulgar los secretos del confesado. Esta costumbre de secreto se remonta a los siglos IV y V, pero sólo adquirió rango canónico forzoso tras el IV Concilio de Letrán (1215). Con este término también se alude a las afirmaciones de fe, tales como la Confesión luterana de Augsburgo de 1530. 2 SACRAMENTO a) INTRODUCCIÓN El sacramento de la reconciliación, al que también se le llama el sacramento de la reconciliación, es un rito que se celebra para la remisión de los pecados cometidos después del bautismo. El sacramento, que comprende determinados actos del penitente y la absolución de un sacerdote, se considera como una institución divina. Los actos del penitente abarcan la contrición (pena profunda y sincera por el pecado), la confesión de los pecados graves a un sacerdote, y la penitencia sacramental (oraciones u obras que debe realizar el penitente para reparar los pecados cometidos). b) PARTES o EXAMEN DE CONCIENCIA La propia conciencia de libertad que tiene el ser humano determina que sus actos sean susceptibles de recibir una calificación moral, es decir, que puedan ser juzgados como buenos o malos. De acuerdo con la práctica tradicional en la teología cristiana son tres las fuentes de la moralidad: el objeto elegido, el fin perseguido y las circunstancias. Aunque éstas no puedan cambiar por sí mismas la calidad moral de un acto, sí pueden aumentar o disminuir la bondad o malicia del mismo. Todas las religiones han desarrollado, de un modo u otro, un código de comportamiento respecto a sus fieles. Ello no impide que en la actualidad se reconozca de forma genérica que existe una autonomía de la moral, elemento que establece qué valores concretos, como la dignidad del individuo, su igualdad
ante la ley o la igualdad de los sexos, no requieran una sanción especial por un precepto de naturaleza religiosa. o CONTRICCIÓN O DOLOR DE LOS PECADOS Es el arrepentimiento de haber pecado. Cuando los cristianos reconocemos que el, al pecar, nos separamos de Dios o nos desviamos del camino que nos lleva a El y nos damos cuenta de que Dios es digno de ser amado sobre todas las de este mundo, entonces brota en nuestro corazón el dolor, verdadero y santo, de los pecados. A veces el cristiano se arrepiente de haber pecado, acuciado más por el temor a Dios que por su amor de hijo. Esta actitud también es aceptada por Dios y dispone al pecador para poder recibir el perdón de en el sacramento de la reconciliación. La iglesia llama atricción a este modo de arrepentirse. o PROPÓSITO DE ENMIENDA Es la decisión de rechazar el pecado y de comenzar una nueva vida, con la ayuda del Espíritu Santo. o CONFESIÓN DE LOS PECADOS En ningún otro libro sagrado se encuentra tan desarrollado el sentido del pecado como en la Biblia. A través de las Escrituras, el pecado es el elemento que enemista a los seres humanos con Dios, lo cual exige que haya arrepentimiento para obtener su perdón. En el Nuevo Testamento, el pecado es la condición humana esencial que reclama la labor redentora de Cristo. En la Iglesia cristiana, sin embargo, hasta la controversia entre el monje británico Pelagio y san Agustín de Hipona, el gran padre y doctor de la iglesia, la doctrina del pecado no fue desarrollada por completo. Los primitivos padres griegos de la Iglesia consideraban el pecado como una oposición a la voluntad de Dios. Aún así, no afirmaban que la culpa del pecado del primer hombre, Adán, o la corrupción de su naturaleza alcanzara a toda la humanidad. El primitivo escritor eclesiástico cristiano Tertuliano, sostenía en su doctrina del traducianismo, que la realidad del pecado había sido transmitida desde Adán. Pero se reservó a Agustín la formulación de la doctrina del pecado original. Mantenía, en contra de Pelagio, que el pecado de Adán corrompía toda la naturaleza humana; que su culpa y su sanción pasarían a todos sus descendientes; que todos los seres humanos han nacido en estado pecado y que debido al pecado original de Adán, son incapaces de satisfacer a Dios y están por su propia condición dispuestos a seguir en el mal. Pelagio hizo hincapié en la voluntad libre y el esfuerzo moral individual, y negó el pecado original. La Iglesia ortodoxa ha continuado afirmando que la voluntad humana es tan libre como lo era la de Adán antes de su caída. En el siglo XIII, el filósofo escolástico escocés John Duns Scoto admitió que la humanidad había perdido, debido a la caída de Adán su justitia originalis (en latín, sabiduría original), pero subrayó el carácter libre de la voluntad. En la teología judía y cristiana, reconocimiento de los pecados ante Dios con el fin de obtener la absolución. La necesidad de la confesión se menciona con frecuencia en la Biblia, de forma especial en las exhortaciones de los profetas. En el judaísmo, Yom Kipur es un día de ayuno, de confesión y oración para alcanzar el perdón.
En la tradición cristiana, la confesión ha tomado una de las dos formas siguientes: la confesión privada de los pecados ante un sacerdote, o auricular, y la confesión pública por parte de un individuo ante la congregación. En la enseñanza católica, la confesión auricular es considerada como parte esencial del sacramento de la penitencia. Se espera que los miembros de la Iglesia confiesen sus pecados graves a un sacerdote al menos una vez al año. La práctica de la confesión y la absolución se basa en Jn. 20, 22-23. El poder de atar y desatar, es decir, de perdonar los pecados, fue conferido sobre los apóstoles (Mt. 16, 19 y 18, 18). Aunque confesarse a un sacerdote tiene raíces antiguas, la práctica era poco corriente en los primeros tiempos de la Iglesia (a veces era pospuesta hasta que la muerte se aproximaba) e implicaba una severa disciplina. La confesión también se prescribe en las iglesias ortodoxas, coptas y en otras orientales. La Iglesia anglicana y otras iglesias protestantes han retenido la doctrina general católica de la confesión. Aunque la práctica de la confesión auricular se revivió durante el Movimiento de Oxford del siglo XIX, muchos anglicanos prefieren la confesión general (pública) y que la absolución se imparta durante el servicio de la comunión. La confesión pública forma parte también del servicio luterano de culto y se practica en algunas iglesias pentecostales y fundamentalistas. El compromiso de la confesión obliga al confesor (sacerdote), al intérprete y al espectador que oye la confesión a no divulgar los secretos del confesado. Esta costumbre de secreto se remonta a los siglos IV y V, pero sólo adquirió rango canónico forzoso tras el IV Concilio de Letrán (1215). Con este término también se alude a las afirmaciones de fe, tales como la Confesión luterana de Augsburgo de 1530. o ABSOLUCIÓN Término utilizado en teología cristiana para hacer referencia a una parte del sacramento de penitencia, mediante el cual el sacerdote, como ministro de Dios, garantiza, a los penitentes que se confiesan, el perdón de sus pecados. En las Iglesias católica y ortodoxa, la práctica se basa en Jn. 20, 22-23. Para ser real, eficaz, la absolución supone un verdadero arrepentimiento del pecado y un firme propósito de enmienda por parte del penitente. La absolución es también una parte del ritual anglicano, pero la penitencia no es considerada como uno de los sacramentos instituidos por Cristo. La mayoría de las denominaciones protestantes no consideran la penitencia como un sacramento y por lo tanto no admiten la necesidad de la absolución sacramental. Reconocen una interpretación más amplia de la absolución, es decir, la remisión de los pecados por parte de un pecador arrepentido. Creen que esta remisión se alcanza, no mediante un acto judicial de un ministerio o de un sacerdote, sino sólo a través del reconocimiento directo ante Dios de las transgresiones por el penitente y la humilde súplica para su perdón. Aunque el término absolución se limita a la teología cristiana, la práctica de súplica arrepentida y de petición del perdón a una deidad por las ofensas individuales es común en la mayoría de las religiones. En la Iglesia católica apostólica romana, la absolución también puede significar la liberación de la censura eclesiástica (castigo impuesto a aquél que comete cualquiera de los pecados serios graves condenados de forma específica como crímenes por el Código de Derecho canónico) o el rito que sigue,
de forma inmediata, a la misa funeral en la que se implora la misericordia de Dios por el alma de los muertos. o SATISFACCIÓN Son obras de culto, caridad, misericordia o penitencia que el sacerdote propone al penitente y que éste, perdonado, acepta y se compromete a realizar como señal de su seria voluntad de convertirse a Dios y de enmendar su conducta. Caridad, se refiere de modo directo a Dios, lo mismo que ocurre respecto a la fe y la esperanza. "La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios", como se define en elCatecismo de la Iglesia Católica. Esa referencia a Dios es el factor fundamental que la diferencia de la filantropía. Fue Jesús quien proclamó que el amor, sinónimo de la caridad, es el mandamiento nuevo que distingue a sus discípulos. La forma de amar también queda clara en el Evangelio según san Juan: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado", precepto que llega al extremo en que incluso se ha de dar la vida por aquellos a quienes se ama. No sólo se trata de la señal distintiva del cristiano hacia los demás, sino de la prueba del verdadero amor a Dios. "Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a su prójimo, a quien ve, ese tal es un mentiroso" (1 Jn. 14,20). c) FORMAS DE CELEBRACIÓN o INDIVIDUALMENTE El sacramento puede celebrarse de forma individual. Con confesión y absolución de faltas de amor por cada penitente. o COMUNITARIAMENTE -INTRODUCCIÓN Durante una celebración comunitaria en la que se rezan oraciones, se entonan cantos, se realizan lecturas de las Escrituras, se imparte una homilía. Aunque la penitencia tiene raíces antiguas, no se utilizaba con tanta frecuencia en la Iglesia primitiva como hoy en día. Para realizar una confesión privada, el penitente se acerca al confesionario, y, de rodillas, o sentado, dice al sacerdote cuánto tiempo ha pasado desde su última confesión. Luego, el penitente confiesa todos pecados graves cometidos desde la última confesión, y expresa su dolor y deseo de arrepentimiento por ellos. El sacerdote puede entonces ofrecer unas palabras de consejo o ánimo antes de imponer al penitente alguna forma de reparación o penitencia sacramental por los pecados. Puede consistir en el rezo de oraciones o alguna acción específica (por ejemplo, la restitución de bienes robados en caso de hurto). Después, el sacerdote da la absolución y despide al penitente.
-TIPOS + DE VARIOS PENITENTES La comunidad se reúne y prepara conjuntamente la confesión. Después sigue la confesión y absolución e individuales y, finalmente, en comunidad, se da gracias a Dios por el perdón recibido. De esta forma destaca el aspecto comunitario. Así, comunida se arrepiente y se renueva, para dar este paso se tiene que tener claro que no hay ningún de tipo de verguenzas ni complejos, cuando se practica este tipo de celebración, normalmente siempre hay entre diez y doce personas como máximo. + DE MUCHOS PENITENTES Esta última forma solo se practica en casos de necesidad grave como guerras. Esto se hace reuniéndose todo el pueblo en una gran parte de él en un refugio o escondite y entonces cada penitente piensa en sus faltas de amor durante un pequeño período de tiempo, y posteriormente el sacerdote allí presente les absuelve a todos por si mueren para ir libres de pecados al reino de Dios. d)OTRAS FORMAS DE RECONCILIACIÓN o DESDE EL ARTE o DESDE LA VIDA o DESDE LA ORACIÓN o DESDE LA CANCIÓN 3 CONCLUSIÓN Cuando alguien comete una falta de amor hacia otra persona, el que la ha cometido se siente mal por dentro. Pero la persona hacia la cual se comete la falta de amor también se siente mal por dentro por que nota que el o ella también ha hecho algo mal, entonces lo que se debe hacer es ir hacia esa persona para pedirle perdón por que has cometido una falta de amor hacia el o ella. Dios es como si fuera el sol, y este quiere que su luz llegue a todas las personas por igual pero a veces las personas ponemos unas nubes que nos tapan la luz de Dios, esas nubes son las faltas de amor que cometemos hacia el prójimo, por eso Dios envió a Jesús para eliminar lo que nos separaba de él y nos privaba de estar bien en su presencia. Cuando la otra persona no quiere perdonar y nosotros a él si, se recurre al sacramento de la reconciliación, nosotros nos acercamos a Dios, y en ese dialogo de comunicarle nuestras nubes hace que nos sintamos bien por dentro. Muchas veces nos encerramos en nosotros mismos y no entra el sol y no queremos saber nada lo que espera Dios de nosotros y entonces hay que abrir puertas y ventanas para rehacer nuestros vínculos con Dios. La reconciliación es la búsqueda de la luz de Dios del cristiano. La reconciliación es la fiesta de el
amor, es un regalo precioso que habíamos perdido, no siempre es posible reparar lo que hemos estropeado y lo tenemos que reparar buscando otros caminos.
6. LA EXTREMAUNCION Cristo con su sufrimiento en la Cruz ha tocado las raíces mismas del mal: las del pecado y las de la muerte. Ha vencido al artífice del mal, que es Satanás, aunque su rebelión permanece contra el Creador. Ante el hermano o la hermana que sufren, Cristo abre y despliega gradualmente los horizontes del Reino de Dios, de un mundo convertido al Creador, de un mundo liberado del pecado, que se está edificando sobre el poder salvífico del amor. Y, de una forma lenta, pero eficaz, Cristo introduce en el mundo, en este Reino del Padre, al hombre que sufre, en cierto modo a través de lo íntimo de su sufrimiento" (Juan Pablo II, Carta Apostólica sobre el sentido cristiano del sufrimiento) El Hecho del sacramento de la Unción La enfermedad es algo que incide en todo hombre y le afecta en lo mas profundo de su ser. El hombre experimenta en ella su limitación y descubre la soledad, el abatimiento, la preocupación, la angustia e incluso la desesperación. Por otro lado, la enfermedad pone en evidencia todo aquello que es transitorio, apariencia, circunstancial y muestra lo que es verdadero y perdura. La escritura ve en la enfermedad un efecto del pecado, un indicio del mal y el dolor que hacen realidad las palabras del apóstol Pablo en su carta a los Romanos (Rm 8,22-24), cuando señala que toda la Creación gime por la plena manifestación de los hijos de Dios, incluso nosotros mismos, que tenemos el Espíritu como anticipo, participamos del universal dolor de parto aguardando la plenitud de la Nueva Creación. Juan Pablo II decía en una de sus alocuciones: El sufrimiento es también una realidad misteriosa y desconcertante. Pero nosotros -cristianos- mirando a Jesús crucificado encontramos la fuerza para aceptar este misterio. El Cristiano sabe que, tras el pecado original, la historia humana es siempre un riesgo; pero sabe también que Dios mismo ha querido entrar en nuestro dolor, experimentar nuestra alegría, pasar por la agonía del espíritu y desgarramiento del cuerpo. La fe en Cristo no suprime el sufrimiento, pero lo ilumina, lo eleva, lo purifica, lo sublima, lo vuelve válido para lograr la eternidad" Jesús aparece en los Evangelios como el gran adversario y el vencedor de la enfermedad. Debido a esta actuación de Jesús, la Iglesia siempre se ha sentido llamada a una especial solicitud hacia los enfermos, procurándoles el alivio y fortaleza. Por medio de esta sacramento se nos manifiesta que Dios no olvida a las personas gravemente enfermas, ni a los ancianos, ni aquellos que se encuentran en un momento difícil. Al contrario como Padre lleno de bondad, ha preparado un apoyo para aquellos hijos suyos. Este gesto sacramental que realiza la comunidad cristiana se basa en la conducta de Jesús, insinuándose en el relato de la misión de los apóstoles: "Ellos se fueron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban" (Mc 6, 12-13) Significado de la Unción de los Enfermos El sacramento de la Unción es el sacramento de la esperanza teologal, de la esperanza de entrar en la Gloria; de la entrega tranquila del espíritu en los brazos amorosos del Padre-Dios; en los brazos en los
que Cristo entregó el suyo desde la Cruz. No de una esperanza que fija su meta en el bien físico de la salud corporal, sino de una esperanza teologal que tiene puesta la vista en la resurrección de ese cuerpo dolorido que ahora está ungido con el óleo, y en su destino final que es la Gloria. No es un remedio terapéutico de la enfermedad del cuerpo, pero al infundirle fe y esperanza al enfermo, bien puede aliviarle suavizándole la enfermedad, haciéndola mucho más llevadera..., e incluso sanándola, si ello ha de redundar en bien del alma. (Esta doctrina está recogida en el Concilio de Trento, de acuerdo con la Tradición de la Iglesia) En el sacramento de la Unción de los Enfermos se realizan dos gestos o signos que tienen un profundo sentido: la imposición de manos y la unción con aceite. El mismo Jesús practicó el gesto de la imposición de manos sobre los enfermos (Mc 6,5; Mt 8,3; Lc 4,40) y lo encargó a sus discípulos (Mc 6,18), que lo practicaron habitualmente (Hch 9, 12.17; 28,8) Es un signo de la bendición que este sacramento confiere. Respecto a la unción, los seguidores de Jesús, aún cuando estaban con él, ungieron a los enfermos (Mc 6,13) y el mismo Jesús utilizará otros símbolos como la saliva (Mc 7,32-33; 8,23; Jn 9,6) para devolver la salud. Esta unción con aceite simboliza la unción del Espíritu que conforta y auxilia en la enfermedad, identificando al cristiano con Jesucristo resucitado. El sentido fundamental de este sacramento lo podemos concretar en estas afirmaciones: A través del sacramento de la Unción, la Iglesia se dirige al Señor para pedir la salvación y el alivio de sus miembros enfermos, así como la fortaleza para aquellos que afrontan la debilidad de la vejez. Por la Unción, el enfermo y el anciano se ven fortalecidos en su fe porque se hace patente la relación profunda que su situación guarda con la muerte y resurrección de Jesucristo. Este sacramento perdona los pecados de aquel que lo recibe, haciendo presente la misericordia de Dios La solidaridad y el servicio de la Iglesia para con sus enfermos y ancianos se concentran litúrgicamente en los gestos que se realizan en este sacramento. Son receptores del sacramento: Los fieles que por enfermedad grave o a causa de su avanzada edad se encuentran en peligro de muerte. El sacramento puede repetirse si el enfermo recupera de nuevo sus fuerzas después de recibir la Unción de los Enfermos o si durante la misma enfermedad se presenta una nueva recaída. Los que vayan a someterse a una intervención quirúrgica como consecuencia de una enfermedad peligrosa.
Efectos de este Sacramento Un don particular del Espíritu Santo. La primera gracia es de consuelo, paz y ánimo para vencer las dificultades propias de la enfermedad o la fragilidad de l vejez. Es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno, como el desaliento y la desesperación. El perdón de los pecados. Pues se requiere además el arrepentimiento y confesión de la persona que recibe el sacramento. La unión a la Pasión de Cristo. Se recibe la fuerza y el don para unirse con Cristo en su Pasión y alcanzar los frutos redentores del Salvador. Una gracia eclesial. Los enfermos que reciben este sacramento, uniéndose libremente a la Pasión y Muerte de Jesús, contribuyen al bien del Pueblo de Dios y a su santificación. Una preparación para el paso a la vida eterna. Este sacramento acaba por conformarnos con la muerte y resurrección de Cristo como el bautismo había comenzado a hacerlo. La Unción del Bautismo sella en nosotros la vida nueva, la de la Confirmación nos fortalece para el combate de la vida. Esta última unción, ofrece un escudo para defenderse de los últimos combates y entrar en la Casa del Padre. Se ofrece a los que están próximos a morir, junto con la Eucaristía como un "viático" para el último viaje del hombre. Celebración de la Unción de los Enfermos El sacramento como tal, se administra dentro de una celebración litúrgica y solo los sacerdotes obispos y presbíteros, pueden administrarlo. La liturgia sacramental, en su forma renovada, concuerda con lo que dice la Carta de Santiago. Comienza con la imposición de manos del sacerdote en silencio y con una alabanza del aceite consagrado, que en su forma básica se remonta al siglo IV El signo sacramental quedó fijado en la Constitución apostólica del Pablo VI del modo siguiente: "El sacramento de la Unción de los enfermos se administra a aquellos cuyo estado de salud implica un peligro de muerte, ungiéndoles en la frente y en las manos con aceite de oliva consagrado en la forma reglamentaria... y pronunciando las siguientes palabras: Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Amén" Usualmente, el aceite utilizado en este sacramento ha sido bendecido por el Obispo en la misa crismal del Jueves Santo, en la que se bendicen también los óleos sagrados que a lo largo de todo el año se van a utilizar para el Bautismo, la Confirmación y el Orden Sacramental. Siempre que sea posible, la unción debe ofrecerse pronto al enfermo y se le debe administrar en una celebración en la que esté presente la comunidad local, por lo menos mediante los familiares, amigos y algunas de las personas que lo asisten.
La celebración litúrgica consta de las siguientes partes: Saludo y preparación Liturgia de la Palabra Liturgia sacramental, que a su vez se compone de: imposición de manos por parte del sacerdote, alabanza del aceite consagrado, signo sacramental por el que se unge la frente y las manos del enfermo al tiempo que se dice " Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Amén" Además, puede participar el enfermo de la comunión del Cuerpo de Cristo que, en peligro de muerte, se llama viático, es decir, alimento para el último viaje.
7. EL MATRIMONIO El Matrimonio es el Sacramento en que Jesús santifica la unión del hombre y de la mujer; les da gracias para que se amen como esposos cristianos. Dios instituyó el matrimonio en el Paraíso Terrenal haciendo a Adán y Eva marido y mujer. Cristo elevó el Matrimonio a la dignidad de Sacramento. San Pablo lo compara a la “unión de Cristo con su Iglesia”. La gracia especial de este sacramento es que santifica la vida común de un hombre y una mujer y los ayuda a cumplir sus deberes de esposos y padres. El matrimonio debe recibirse en estado de gracia. Conviene confesarse antes porque, sino, es sacrilegio. El matrimonio es uno e indisoluble. Los cristianos no pueden aceptar el divorcio porque Cristo dijo: “Lo que Dios ha unido, no lo separa el hombre”. Nosotros conceptuamos el matrimonio como un sacramento, algo santo, algo sagrado. En la Biblia, Dios creó al hombre; pero, a pesar que lo rodeaban muchas cosas, había soledad en su corazón. Le regaló una compañera. “Hombre y mujer los creó; los bendijo y les dijo: Crezcan y multiplíquense”. Cuando la Iglesia celebra un matrimonio, pretende repetir la escena bíblica de la bendición de Dios para el hombre y la mujer. Con nuestra fe creemos que cuando novios llegan al pie del altar, hacen su voto matrimonial ante Dios, y, en ese momento, se convierten en “algo sagrado”; han consagrado su amor el uno al otro ante Dios para toda la vida. En el matrimonio, los ministros del sacramento son los mismos novios. El sacerdote únicamente es representante de la Iglesia, un testigo. San Pedro, según se desprende del Evangelio, en un tiempo fue casado; con la experiencia de quien ya ha vivido en matrimonio, Pedro presenta un bello programa para la felicidad del hogar. Jesús dijo que el que construye una casa sobre roca, es “prudente”; y aquel que construye su casa sobre la arena, es “necio”. Construir sobre roca, según Jesús, es construir sobre sus mandamientos, sobre su palabra. Jesús no promete que no habrá ventarrones y tempestades, eso si, asegura que la casa construida sobre la roca no se derrumbará nunca. Algunos hombres piensan encontrar un eco a su “espíritu machista” en esta frase de San Pablo. Pero aquí no se habla de una mujer, sino que se hace resaltar que Cristo como cabeza de su Iglesia dijo que no venía a ser servido, sino a servir. La Biblia esta llena de frases que encomian las cualidades y bondades de la mujer. No basta que estas bellísimas frases estén consignadas en la Biblia; cada mujer debería esforzarse por ser un reflejo de las mismas. Los verdaderos hijos son el producto del amor de papá y mamá. Los padres no traen a sus hijos al mundo para que sean felices, sino que, con paternidad responsable, se comprometen a buscar su felicidad y a ser colaboradores del plan de Dios para cada ser humano. Educar a un hijo es una hazaña. Sobre todo a un hijo joven. También hay que enseñar a los hijos a pedir diariamente a Dios que les conceda prudencia y sabiduría a sus padres, y recordarles aquella bella promesa que hay para los hijos: “Honra a tu Padre y a tu Madre, para que seas feliz y tengas una larga vida sobre la tierra”.
Todo esto sería una vana ilusión sino se contara con la ayuda que viene de lo Alto: con el poder del Señor. Características del Matrimonio 1) Unidad : Significa unión de un hombre con una mujer. 2) Indisolubilidad : Significa que este matrimonio no puede romperse jamás. -Por bien de los hijos porque necesitan el cuidado y cariño de sus padres. -Por bien y seguridad de los esposos que al aparecer el divorcio en la sociedad, ante la menor dificultad, hay posibilidad de que cualquiera de los dos busque otra pareja. -Por el bien de toda la sociedad humana, ya que esta compuesta de familias, que mientras más estables estén es mejor para la sociedad. Fines del Matrimonio: 1) La procreación y educación de los hijos. 1) La mutua ayuda y unión entre los cónyuges. En estos últimos tiempos se han introducido costumbres que son atentados contra los fines del matrimonio. Las más importantes son: a) El aborto provocado, es el asesinato de un niño formándose en el seno de su madre. b) La anticoncepción consiste en impedir, no naturalmente, procrear una nueva vida. c) El derecho de los padres a la educación de sus hijos se ve limitado debido a la intervención del Estado en la educación, y hay veces en que los padres no pueden decidir la educación que quieren para sus hijos y deben enviar a sus hijos a colegios del Estado donde con frecuencia reciben educación antireligiosa. Efectos del Matrimonio: a) El vínculo exclusivo e indisoluble uniendo a la pareja, de manera que el hombre no pueda separarlos. b) Los plenos derechos conyugales para procrear hijos. c) Aumento de gracia santificante por ser el matrimonio un sacramento. d) La gracia sacramental porque la pareja recibe gracias para cumplir los fines y propiedades del matrimonio
CONCLUCIONES EL MATRIMONIO TEMA A EXPONER
ya desde el tiempo de la infancia y de la adolescencia, se prepara el fundamento de un matrimonio feliz es de temer que los que antes del matrimonio se buscaron egoístamente a sí mismos y cedieron a sus torpes deseos una vez casados, recogen los que sembraron y en su propio hogar no encuentran mas que desprecio recíproco luchas, incomprensiones disgustos para la vida en común lo que es peor vuelven a encontrarse a sí mismos con sus pasiones incontroladas (PIO XI) No damos cuenta que el matrimonio es la más importante decisión que debemos tomar, y tendremos que tener en cuenta la elección que realicemos porque de ella depende la felicidad y el destino de nuestras vidas. No hay, pues, que comprometerse a la ligera; debemos reflexionar, orar, pedir consejos, guiarnos por el amor y la prudencia y no por el interés del dinero o por el despecho contra un antiguo amor o contra los padres, ni por una emoción pasajera. El matrimonio es como la muerte: pocos llegan a él preparados. El matrimonio es una alianza de amor, una alianza de personas, quienes están llamados por el Padre a formar una comunidad de amor, sellada por un sacramento propio. Los esposos comienzan su vida matrimonial con un compromiso sacramental mutuo. Este compromiso lo hacen públicamente durante la ceremonia del casamiento, cuando dicen: “YO TE RECIBO A TI, COMO ESPOSO (A) Y PROMETO SERTE FIEL EN LO FAVORABLE Y EN LO ADVERSO, CON SALUD O ENFERMEDAD, Y ASI AMARTE Y RESPERARTE TODOS LOS DIAS DE MI VIDA”. Este compromiso se hace en forma sincera y libre; exige que la pareja sea fiel uno al otro, por toda la vida. Lo más importante en este compromiso es el amor.
BIBLIOGRAFIA
. SCHMAUS, Teología Dogmática, 6: Los sacramentos, Rialp, Madrid 1961, pp. 9-219. a) Sobre los sacramentos en general R. ARNAU-GARCÍA, Tratado general de los Sacramentos, BAC, Madrid 1994. J. AUER, Sacramentos. Eucaristía, en Curso de teología dogmática, VI, Herder, Barcelona 19822, pp. 11-158; Il mistero dellíeucaristia: la dottrina generale dei sacramenti e il mistero dellíeucaristia, en "Piccola dogmatica cattolica" 6, Cittadella Editrice, Assisi 19892, pp. 23-182. H. LUTHE (Hrsg.), Christusbegegnung in den. b) Sobre el bautismo y la confirmación J. AUER, Dogmatik, 7, Pustet; Los sacramentos de la Iglesia, Curso de teología dogmática, VII, Herder, Barcelona 19832, pp. 23-134; 2. FUENTES DE LECTURA RECOMENDADA Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1076-1162, 1212-1314. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae, III, qq. 60-65. 3. OBRAS DE ESTUDIO Y CONSULTA Sobre los sacramentos en general: P. FERNÁNDEZ, La humanidad de Cristo en la Iglesia, San Esteban, Salamanca 1993.
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