Momentos de Sabiduría - Alvaro Santos

February 1, 2017 | Author: Libros Catolicos | Category: N/A
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Momentos de sabiduría

Álvaro Santos

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Introducción

Hay etapas y momentos en la vida en los que parece que todo cambia de lugar y se desestabiliza, las cosas dejan de tener importancia o, por el contrario, adquieren una relevancia inusitada. En esos momentos de crisis –la adolescencia, los saltos de década, el primer cuarto de siglo, el vértigo del primer amor, el cambio de estado civil, el trance de la paternidad o la maternidad, un cambio de país de residencia...–, es natural que recurramos a la experiencia llena de sabiduría de quienes ya han recorrido ese camino, a quienes han cruzado antes que nosotros los mismos puentes, los mismos desfiladeros a los que nos enfrentamos. Experiencia y sabiduría que suelen quedar recogidas en libros, en recopilaciones de pensamientos, consejos, relatos, etc., que permiten una reflexión serena y ayudan a centrarse y a mirar la propia existencia desde una perspectiva positiva y activa. El atrevimiento de proponer una nueva recopilación de consejos de sabiduría, de mensajes positivos para acompañar la vida, obedece a dos razones. Por un lado, deseo rendir homenaje a una de las mayores joyas literarias del género llamado de autoayuda que quizá sería más apropiado calificar como «pensamiento moral»: Plenitud, de Amado Nervo, un libro que ha acompañado mi vida desde que lo descubriera en mi adolescencia. Por otro lado, y sin ser ningún experto, pues no soy psicólogo, ni sacerdote, ni filósofo, sino un mero periodista, mi experiencia de varios años como editor de las agendas de San Pablo –agendas que, además de la información litúrgica pertinente, aportan breves textos y pensamientos para cada día del año–, me dan un cierto aval para ofrecer un libro como el presente. Ofrecimiento que hago con toda humildad, sabedor de que nada sé que no haya recibido de otros autores, de otros pensadores, de otros expertos en la existencia del espíritu humano, y a quienes, como el Bautista, no me considero digno de desatar la correa de sus sandalias. Desde la sencillez, pero desde la confianza de que lo que estas páginas ofrecen está probado en la existencia y en la sabiduría de tantos hombres y mujeres que a lo largo de la historia han plasmado sus experiencias, no me queda más que agradecer a la editorial San Pablo el voto de confianza en este nuevo encargo y expresar mi más sincero deseo de que los lectores que detengan su mirada sobre este libro encuentren, si no toda la ayuda que necesitan, al menos sí una pequeña inspiración para cargarse de sabiduría y caminar hacia la plenitud en sus vidas, que no es otra cosa que su propia autorrealización. ÁLVARO SANTOS

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1 ¿Te has parado a pensar en las veces que sonreímos al cabo del día? Cuántas veces nos resistimos a sonreír ante las cosas y las personas que nos encontramos. Y sin embargo, una sonrisa por la mañana, al levantarnos, pensando en todo lo bueno que nos ha ocurrido, o en la ilusión por lo que nos sucederá, nos ayuda a enfocar el día con otra perspectiva, con otro humor. La sonrisa no empobrece a quien la da y enriquece a quien la recibe, dura solo un instante y perdura en el recuerdo eternamente. La sonrisa no habla, pero dice mucho de quien la da y es portadora de mucha información positiva. Sonreír libera endorfinas, aporta color, calor, ilusión... No te olvides nunca de sonreír. 2 Cada persona con la que nos encontramos a lo largo del día merece que le dediquemos un momento de nuestro tiempo, un espacio en nuestro pensamiento, que compartamos con ellos un pequeño rayo de nuestra esperanza, nuestra alegría, nuestra vitalidad. Para eso, muchas veces basta simplemente con una mirada a los ojos, una sonrisa, un saludo, un gesto. Permanecerá siempre en su corazón. 3 Es posible que en algún momento te asalten las dudas sobre el amor: ¿Qué es el amor? ¿Qué es amar? Esto que siento, que vivo, que experimento ahora, ¿es amor, o qué es? Lo sabrás si, aparte de amaros el uno al otro, amáis ambos, juntos, muchas cosas; cuando, juntos, compartís, incluso en la diferencia, intereses, deseos y objetivos. Porque amar es vivir juntos una misión, un compromiso, es caminar y mirar hacia un horizonte común, es crear un estilo de vida que os pertenezca a ambos.

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4 Cuando vayas a juzgar a alguien, piénsate dos veces todo lo que dices. Tus palabras deberán ser siempre colaboración y no crítica, deberán ir acompañadas de consideración y de ayuda. La crítica hiere a quien la recibe y, a fuerza de repetirse, acaba por marginar a quien la emite. Si ves en tu entorno algo erróneo y debes intervenir, hazlo con prudencia, hablando con mesura, con educación y con amor, y corrige siempre con el ejemplo y desde el respeto. Te lo agradecerán. 5 Procura vivir en la realidad de las cosas. Lo que existe, tal y como existe aquí y ahora, es la verdad que debes afrontar, aceptándola o enfrentándote a ella, pero siempre con los pies en la tierra. De nada sirve que crees una realidad ficticia, imaginaria, fantástica, para evadirte de una realidad que no te gusta. De nada sirve instalarse en una realidad paralela porque la auténtica, la verdadera realidad, no coincide con tus sueños y te da miedo abrir los ojos. Date cuenta de la realidad en la que vives, afróntala, enfréntate a ella, lucha con ella para cambiarla si es injusta y no te favorece. La imaginación es un arma mucho más eficaz cuando se usa para mejorar las circunstancias de la vida y no para huir de ellas. 6 Habla y actúa en tu vida siempre con sinceridad. Pero ten en cuenta que ser sincero no significa ser imprudente: no es necesario decir siempre y a cualquiera todo lo que uno piensa o siente. Es sincero quien traduce sus sentimientos, sus deseos, sus pensamientos, en palabras y en obras. Es sincero quien hace que las primeras concuerden con las segundas: quien confirma con su conducta la validez de su palabra. Si tiendes a exagerar, a magnificar tus actos, a restar valor a las bondades ajenas, a buscar rápidamente excusas y alegatos de defensa, a permitir que la mancha de la duda se extienda sobre los otros, no estás siendo sincero ni contigo ni con los demás. 7 Inmersos como estamos en nuestras preocupaciones diarias, en esa espiral de acciones y movimientos que nos llevan de acá para allá a toda prisa, sin tiempo para tomar aire y darnos cuenta de nuestra propia existencia, puede asaltarnos un cierto temor, un cierto vacío que nos deja como descentrados, desorientados y asustados. En esos momentos, es bueno cerrar los ojos, respirar hondo y, dejando a un lado las preocupaciones diarias, reflexionar con calma sobre nosotros. Ese breve retiro «espiritual» nos ayudará a centrarnos, a volver a situar lo verdaderamente importante en el centro de nuestra existencia y a apartarnos de todas las preocupaciones superfluas. 5

8 No permitas que el paso del tiempo te entristezca, te deprima o te paralice. Cada año que cumples significa un incremento de tu experiencia de vida, la apertura a nuevos horizontes, la posibilidad de encontrar nuevos versos por escribir, nuevas ecuaciones por resolver, nuevos retos por desarrollar... Celebra la vida que tienes, la herencia que recibiste y las enseñanzas que has ido acumulando a lo largo de los años. Haz balance del pasado, trata de corregir los errores, agradece los dones recibidos, perdona a quien te ha podido hacer daño y mira al futuro con optimismo y esperanza. 9 Si buscas la felicidad, trata de entregar parte de tu tiempo a los demás. Vive esta máxima en tu vida y encontrarás una alegría más perdurable y serena. Procura tu felicidad haciendo felices a los otros, preguntándote por cómo se sienten, satisfaciendo sus deseos y sus anhelos. No te preocupes tanto por ti mismo ni por tu propia situación, trabaja más bien en favor de los otros y hallarás finalmente la felicidad. 10 Aprende a adaptarte a las necesidades actuales, aprende a situarte en cada momento según sean las circunstancias, sin colocarte en el centro de todos y de todo. Sé humilde con los demás, habla su misma lengua, comprende sus problemas. Huye de la exageración, del desequilibrio, del exceso de ego. 11 Vivimos en un mundo que nos lanza múltiples mensajes atrayentes, nos ofrece innumerables productos, nos promete todas las comodidades, pone ante nosotros un sinfín de sensaciones placenteras. Corremos el peligro de dejarnos llevar por la ambición, de embriagarnos por la sed de novedades, de dejarnos envolver por una nube de facilidades a nuestro alcance, de dejarnos arrastrar a una espiral que puede acabar agobiándonos de exigencias. Conviene no perder nunca el control de uno mismo, aprender a discernir ante la multitud de mensajes, productos y servicios, qué es importante y necesario y de qué cosas podemos prescindir. 12 La vida es un camino lleno de riesgos, de aventuras, de emociones… ¡Atrévete a recorrerlo! La vida es una regata. ¡Arriésgate a participar! 13

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Hay momentos en la vida en los que parece que todas las estructuras se tambalean y el suelo se escapa bajo tus pies. Cuando esto te ocurra, procura mantener la calma y no dejes que cunda el pánico. No es cuestión de negar tus miedos, sino de saber controlarlos, de saber enfrentarse a ellos. Si conservas la serenidad en medio de la turbación, si analizas la razón de tu congoja, sus causas y sus posibles consecuencias, podrás buscar soluciones creativas y convertirás tus temores en retos, en oportunidades para avanzar en la vida. 14 No etiquetes el amor con adjetivos superfluos. Si no es auténtico, no es amor; si no es desinteresado, no es amor; si no es gratuito, no es amor; si no es puro, no es amor; si no es verdadero, no es amor; si no es sincero, desde luego no es amor. Cuando el amor es amor, y no otra cosa, no necesita adjetivos ni adornos. 15 Toda persona tiene una tarea fundamental y prioritaria en la vida, una tarea que no puede ni debe omitir: hacerse a sí misma. Todos estamos llamados a ser ni más ni menos que lo que podemos ser. Estamos llamados a dar la talla, a desarrollar cuanto somos, a poner en ejercicio todas nuestras cualidades, toda nuestra potencialidad. Está en nuestras manos que nuestro proyecto de vida sea adecuado, exigente y ambicioso, pero proporcionado a nuestras fuerzas y posibilidades. 16 No pongas tu confianza en la suerte ni te apoyes demasiado en ella. Buena o mala, la suerte no te viene dada, más bien eres tú quien se la forja. Cada una de las decisiones que tomas en tu vida, desde la más nimia hasta la más importante, están edificándote. Si tus decisiones te hacen crecer, son refuerzo y complemento de tu identidad, acrecientan tu bonhomía, tu suerte te será favorable; si tus decisiones, por el contrario, entorpecen tu desarrollo, frenan tu crecimiento y minan tu integridad, estás poniendo tu suerte en la dirección del fracaso. 17 Asómate fuera de ti, de tu pequeño caparazón, y descubrirás un mundo de posibilidades, de experiencias y sabiduría esperándote cada día. 18 Vive tu vida con ilusión. Afronta cada día con la esperanza de que algo especialmente atractivo va a alcanzar cumplimiento en tu existencia. Observa tu entorno con esta convicción y descubrirás siempre algún encanto. Quizá sean cosas pequeñas, cotidianas, casi imperceptibles si no estás atento; pero a veces la caricia de una mirada, la frescura de una flor, el tacto del agua sobre la piel pueden ser esa maravilla que alimente tu esperanza y tu ilusión. 7

19 No es bueno experimentar el pasado como una indigesta comida, un cinturón demasiado apretado o una piedra en el zapato. Debes evitar que un pasado doloroso o dañino te siga perjudicando. Interprétalo más bien como un cúmulo de experiencias válidas para actuar en el presente con sabiduría y con realismo, con la mirada en el horizonte, los pies sobre el suelo y las manos abiertas. 20 ¿Estás «de vuelta de todo», o permaneces «de ida», en actitud de avance? Si miras hacia delante, si tienes vitalidad, dinamismo, brío, empuje, aliento; si al proyectar sabes que seguramente haya que introducir correcciones según se desarrolla lo proyectado; si eres capaz de admitir tus equivocaciones y asumes estas como lecciones para el camino y estímulo para mantenerte más alerta en adelante; si sabes que debes arriesgar para avanzar y asumes los riesgos con serenidad y sensatez, entonces estás «de ida», en situación de avance. 21 No podemos aspirar a la perfección en todo sin acabar desembocando en la decepción o el desánimo. Es necesario saber aceptar que somos finitos, imperfectos, sin dejar que esto nos hunda o nos desengañe. Conocer nuestros límites es también conocer nuestras posibilidades de desarrollo, nuestras necesidades de formación, nuestras capacidades. 22 Existe dentro de ti un lugar que nada ni nadie puede alcanzar, un refugio inexpugnable, una habitación silenciosa a la que puedes retirarte a reflexionar con serenidad cuando el miedo, la tensión o las tribulaciones intentan apoderarse de ti. Desde este lugar seguro, analiza en qué puedes apoyarte, cuáles son tus fuerzas y qué estrategia debes aplicar para salir victorioso en tu lucha contra las adversidades que te atormentan. 23 En la vida hemos de ser, a la vez, ambiciosos y conformistas. El afán de superación, el deseo de mejorar, es algo natural al ser humano. Esa ambición nos ha llevado a superar obstáculos, desarrollar avances médicos y científicos, batir marcas deportivas, conquistar objetivos aparentemente inalcanzables. Paralelamente, una dosis de conformismo nos permitirá adaptarnos con facilidad a las circunstancias de la vida, mantener los pies en el suelo y la cabeza fría para que, cuando no alcancemos la meta que ambicionamos, no caigamos en el desánimo y continuemos intentándolo a pesar de todo. 24 No te cierres a la verdad que los otros te aportan. Por opuestos que sean a tu manera de 8

pensar y de actuar, por extraños que resulten a tus características, a tu ambiente, pueden tener siempre algo que aportarte. Piensa que eres un caminante en busca de la verdad, y aún no has llegado a la meta definitiva. Mejor es aceptar la verdad que otros te brindan, las herramientas para el camino que otros antes que tú han utilizado para avanzar. 25 Si te encuentras en una situación complicada y no sabes salir de ella, detente y reflexiona. Si aun así te sientes perdido, habla con alguien de tu confianza, pídele consejo, ayuda o simplemente que te escuche. El diálogo con los demás puede ayudarte a abrir los ojos, a mirar las cosas desde otra perspectiva, a clarificar ideas y a reordenar conceptos. Acepta la opinión de tu interlocutor, pero recuerda que él mira tus problemas desde fuera. Sigue su consejo solo si, después de todo, te parece congruente y aplicable para tu caso. Y agradécele siempre su aportación. 26 Practica la constancia, insiste, persevera. No desesperes ante el primer fracaso o la primera negativa, no cejes en tu empeño al segundo o tercer intento. Paciencia, constancia y perseverancia producen en el ser humano excelentes frutos. Como el mar rompiente sobre las rocas crea acantilados de sorprendente relieve, o como las caprichosas formas creadas por el agua y la piedra en las grutas, también la perseverancia obra milagros de inusitada belleza en el espíritu humano. 27 Acéptate a ti mismo. Es condición ineludible para que puedas vivir feliz, en paz contigo mismo. Acepta tu persona en su globalidad: lo físico y lo intelectual, lo espiritual y lo material, lo cultural, lo social y lo afectivo. Acepta también tus circunstancias, tu pequeño mundo: tu familia, tu hogar, tus amistades, tu trabajo... Solo desde la aceptación de tu realidad, tanto de sus aspectos positivos como de los negativos, podrás avanzar. Sólo así podrás mejorar y cambiar. Porque, te guste o no, tu realidad te acompaña allí donde vas. 28 ¿Qué hacer con lo negativo que hay en ti? En primer lugar, debes conocerlo, identificarlo y aceptarlo. Pero aceptarlo no significa resignarte, ni obligarte a vivir con ello sin haber intentado antes corregirlo, reformarlo, superarlo o erradicarlo de tu vida. Ahora bien, hay elementos negativos que permanecerán toda la vida contigo. No desesperes, ni trates de hacerles la guerra permanente. Asúmelos con naturalidad –pues te están revelando una limitación quizá temporal– y no los tengas demasiado en cuenta. Son como un zumbido que dejas de percibir cuando estás concentrado en otras cosas. 29 Toma conciencia de que no todos percibimos las cosas de la misma manera, de que hay 9

muchos modos de concebir la existencia. Muchas personas entienden la vida de otra manera y no son por ello tus enemigos. Acostúmbrate a respetar su forma de pensar, su ritmo, su modo de vida. 30 Tu conducta tiene influencia sobre el clima social. Si actúas de manera irrespetuosa e insensible, provocarás irritación y malestar; si obras con nerviosismo fácilmente contagiarás tu estado al grupo que te rodea; si por el contrario aportas serenidad y paz, lograrás casi con toda seguridad que estas se propaguen como las ondas. Procura, pues, dar una nota positiva allí donde te encuentres. 31 Si alguna persona acude a ti para contarte un problema o una dolencia, sé con ella acogedor y hospitalario. Escúchala, céntrate en lo que te está diciendo, haz tuyo su problema mientras lo estás escuchando, compadécete con ella sin humillarla, muéstrate sensible y cercano. Haz, en definitiva, lo mismo que esperas de aquellos a quienes les cuentas tus problemas y tus dolencias. 32 Sé solidario. Asume las alegrías, los dolores, las esperanzas y los sufrimientos de las personas; comparte su existencia, sonríe con su alegría, conduélete en su tristeza. Vive en permanente disponibilidad hacia todas aquellas personas que necesiten de tu ayuda, independientemente de su condición social, de sus creencias religiosas, de su aspecto y de su piel. Implícate verdaderamente en buscar soluciones a los problemas del mundo, obra con compromiso para ayudar y proteger a los indefensos y desvalidos. 33 No juzgues, no critiques, no te empeñes en dictar a los demás cuál debe ser su conducta, sus costumbres, el modo correcto de ser y de pensar, en ser su conciencia o su libro de la ley. ¿No tienes bastante tarea con tratar de organizar tu propia vida que necesitas entrometerte en la de los demás? Trata de comprender las diferencias inevitables entre las personas y aceptar en su singularidad a los que te rodean, a los que conviven, trabajan, respiran contigo. Si haces esto, disfrutarás de mucha más paz en tu vida. 34 No huyas de la culpa. Si has sido causante de algún mal, acepta tu culpa, aunque esto te sea causa de malestar o sufrimiento. Peor que pasar por la humillación de admitir tus errores y reconocerte responsable de tus actos es evitar la culpa haciendo que recaiga sobre otros, acusándoles de haberte inducido a un comportamiento erróneo, o buscando excusas y justificaciones que te permitan imaginarte una apariencia inocente y pura, pero falsa.

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35 Quizá no puedas cambiar la realidad a tu alrededor, pero sí puedes cambiar la lente a través de la cual la observas, la interpretación que hagas de ella. Trata siempre de mirar todas las cosas a través de la lente que te muestra una visión positiva de la vida, que te permite vislumbrar sus colores luminosos, sus ventajas y posibilidades. 36 Saber vivir implica adquirir conciencia de todas las capacidades con que cuentas y ponerlas en acto para alcanzar, a cada momento, una vida feliz y satisfactoria, en armonía con Dios y contigo mismo, con el mundo y con todas las personas que te rodean. 37 No te dejes llevar por la envidia. Si hay personas que ya han logrado llegar a la meta que aún vislumbras en tu horizonte, si han alcanzado el mismo objetivo por el que tú aún te esfuerzas, si han superado barreras que a ti aún te frenan, no sufras por ello ni los envidies, no te compares con ellos, pensando que son o tienen más que tú. Más bien admíralos, pues ellos te muestran que el camino que te has propuesto es el correcto y te alientan a seguir adelante. 38 Sé prudente. Ante los peligros que, inevitablemente, te acechan en la vida, tu actitud no puede ser la del que lo ve todo negro, lleno de dificultades que le asustan y le frenan, de incógnitas que le desarman y le dejan inerme y paralizado. Pero tampoco puedes actuar como el temerario irreflexivo y veleidoso que considera que el peligro no existe y que irremisiblemente va sucumbiendo ante sus dificultades imprevistas. 39 No hay convivencia si no existe comunicación. Si no haces partícipes de tu existencia, de tus sentimientos, preocupaciones e intereses, a las personas que comparten contigo tu vida, tu espacio y tu tiempo, y, en la misma medida en que los comparten, si no les escuchas a ellos y no acoges de la misma manera todo lo que quieran compartir contigo acerca de su existencia, no hay verdadera convivencia. 40 Cuando converses con alguien, no olvides que el diálogo supone alternancia en el uso de la palabra; cédele el turno oportunamente al resto de interlocutores, para que todos puedan exponer cuanto piensan. Si es otro el que está hablando, escúchalo con atención y no lo interrumpas, ya tendrás tiempo después de pedir la palabra para corregir, matizar, corroborar o contradecir lo expuesto por tu interlocutor. 11

No monopolices el diálogo, no agotes el tema ni cambies de asunto sin dar a los otros la oportunidad de intervenir y hacer su aportación. 41 Ten siempre el máximo respeto hacia tu interlocutor. Nada –ni tus palabras ni tus gestos, ni tus silencios ni tus miradas, ni tu volumen ni tu tono de voz– debe descalificarlo. Aunque sepas a ciencia cierta que está equivocado, no le fuerces a aceptar tu punto de vista, no lo avasalles ni le niegues su derecho a percibir la realidad como la percibe. 42 No temas a la muerte, pues forma parte del insondable misterio de la existencia. Piensa que la semilla muere en la tierra para que rompa la flor, y también muere la oscuridad de la noche para que rompa el día. 43 Recuerda que en el amor no todo son pétalos de rosa, ni besos y caricias, ni deleites permanentes. No hay verdadero amor que no tenga entre sus componentes algunas gotas de sangre, un roción de lágrimas, una espina, varios momentos de sufrimiento, desasosiego e incertidumbre. Pero no te inquietes demasiado: la verdadera prueba de que amas es que estás dispuesto, que quieres padecer por aquella persona a la que amas. 44 Vive con amor cada momento de tu vida. Que tu vida sea una entrega por amor, una entrega generosa y abnegada, aun a costa de sacrificar a veces tus gustos, preferencias y deseos, aun cuando a cambio tengas que soportar con paciencia ingrati-tudes y desdeños. Si haces esto, en el final de tu vida encontrarás tu corazón lleno de nombres. 45 Ganar, perder; caer, levantarse; avanzar, superarse, mejorar, progresar; entrenar, practicar; lesionarse y recuperarse; participar, competir... Todos estos verbos están relacionados con el deporte. Pero también con la vida. ¡Aprende a vivir deportivamente! 46 Pon a prueba tu paciencia en pequeñas dosis, haciendo pequeñas muestras de paciencia, para ejercitarla. No mires al reloj mientras esperas el autobús, elige la caja con más gente a la cola en el supermercado, sube las escaleras de una en una, acompasa tu ritmo al de la persona mayor que camina delante de ti... No vaya a ser que cuando necesites de verdad hacer uso de tu paciencia esté sin estrenar... 47 Si te quedas pensando en qué podrías hacer, puede que llegues demasiado tarde. 12

Simplemente hazlo. Si no lo haces, es muy posible que acabes pensando en lo que podrías haber hecho, y te culparás por no haber tenido decisión y coraje para hacerlo. 48 Sé discreto. Lo que pertenece a tu intimidad, a tu interioridad, lo que consideras más sagrado, debe ser tratado con respeto, delicadeza y reverencia, nunca con ostentación, desdén o apatía. El beso de amor más significante, más puro, más verdadero, es el beso compartido en la intimidad sagrada de la pareja. Cuanto más reduzcas la privacidad de ese mágico momento, más lo estás desposeyendo de contenido amoroso. 49 No receles de las personas que no conoces. Considéralas, más bien, susceptibles de convertirse en nuevas amistades que enriquecerán tu vida y henchirán tu corazón. Con este pensamiento de cabecera, cada vez que alguien te sea presentado lo recibirás con una mayor dosis de cordialidad, con una mejor disposición a ver sus aspectos positivos. Y desarrollarás tu sociabilidad. 50 Cuando descubras en una persona virtudes como la nobleza de espíritu, la generosidad o la bondad, virtudes que merece la pena imitar, procura tomarlas como referencia, mírate en su espejo no para compararte, sino para crecer. Cuando, por el contrario, descubras en ella mezquindad, egoísmo, cuando veas acciones malintencionadas o interesadas, mírate a ti mismo para desterrar de tu existencia actitudes y comportamientos similares. 51 No desdeñes ni menosprecies tu conciencia, pues es la lámpara con la que iluminas tus actos, la herramienta con la que podrás discernir lo que hay de bueno, positivo y saludable en cada una de tus acciones. Eso sí, para que tu conciencia ilumine correctamente, debe estar bien formada, alimentada, cuidada y actualizada. Una conciencia enclenque, débil y anclada en una edad pasada de tu vida, más que ayudarte, te confundirá. 52 Cada vez que vayas a tomar una decisión que consideres importante, algo que vaya a modificar en un grado importante las circunstancias presentes de tu vida, hazte antes la siguiente pregunta: Esto que me estoy planteando hacer hoy, ¿me está situando más cerca del lugar donde quiero encontrarme mañana? 53 Si consideras que tu aportación en algún asunto es tan nimia e insignificante que no merece la pena, que pasará inadvertida a los demás y, por tanto, puedes ahorrártela, 13

considera el doble daño que haces: a los demás, pues les privas de antemano de conocer, valorar y agradecer tu aportación; a ti mismo, pues estás minando tu autoestima y frenando tu voluntad. Piensa, por el contrario, que tu aportación, por nimia e insignificante que pueda parecerte, es infinitamente valiosa, pues sin ella tú no estarías donde estás. 54 El ambiente en el que pasas tu tiempo de forma activa acaba por determinar tu manera de ser. Cultiva, pues, tu capacidad de hacer silencio en un museo, una biblioteca o un bosque; tu sociabilidad en un comercio, en un bar o en medio de la calle; tu fantasía en el teatro, en el cine o en el circo; tu capacidad de entusiasmo asistiendo a encuentros deportivos o en un concierto en la calle. 55 Cuando las cosas no van bien, puedes adoptar varias actitudes: la del que cierra los ojos y niega la evidencia, obcecado en mantenerse en una posición inamovible; la del que menea la cabeza, lamenta lo mal que está todo y suspira evocando momentos mejores, esperando que las cosas se arreglen por arte de magia o por intervención de otros; la del que pone manos a la obra y empieza a trabajar para arreglar lo estropeado, corregir lo defectuoso y renovar lo inservible. ¿Con cuál de estos tres perfiles te identificas? 56 Sé desprendido. Si vives con esta actitud de desasimiento, de desapego de las cosas materiales, serás recompensado con el don de la valentía y serás capaz de superar el miedo. 57 Vive con espontaneidad, con simplicidad y con sentido del humor. Comparte con los demás tu alegría, tu optimismo y tu vitalidad, y sé el primero en reírte sanamente de ti mismo, de tus penas y tus dolencias, de tus tropiezos y tus defectos. Esta actitud contribuirá a perfeccionarte en la humildad y a que los demás se rían contigo, nunca de ti. 58 No huyas del silencio, no pretendas ahogar el sonido del silencio con palabras o con música. En el silencio se fraguan palabras más poderosas que un largo discurso, del silencio brotan palabras que te pueden proporcionar muchos logros, palabras que nacen del corazón, de la meditación, de la oración, de una mirada profunda al yo más íntimo y personal de quien las pronuncia. 59 «Lo esencial es invisible a los ojos», dice la máxima de Saint-Exupéry en «Lo esencial es 14

invisible a los ojos», dice la máxima de Saint-Exupéry en El Principito. Solo si miras con los ojos del corazón podrás descubrir lo esencial. «Lo esencial es invisible a los ojos», dice la máxima de Saint-Exupéry en El Principito. Solo si miras con los ojos del corazón podrás descubrir lo esencial. Si miras con los ojos del corazón tu pensamiento no tendrá doblez y tu palabra será sincera y pura. Si miras con los ojos del corazón, serás capaz de reconocer el amor en medio del dolor y la desesperanza. Si miras con los ojos del corazón, traspasarás la superficie de las situaciones problemáticas, podrás comprenderlas mejor y aportarás soluciones más eficaces. 60 Procura desterrar los malos pensamientos acerca de ti mismo. Si dudas o recelas de tus actos y de tus pensamientos, si no te gustas, si te consideras inferior a los demás, si te temes, estás incurriendo en un grave pecado. Tu deber es quererte a ti mismo, aceptarte y amarte, pues solo así podrás asumir tu proyecto de vida y llevarlo a cabo. 61 La vida es un camino que debes recorrer con el paso adecuado, adaptándote a las circunstancias del mismo. Camina con firmeza y decisión, pero no olvides los momentos de descanso y aquellos en los que debas ralentizar el paso; corre cuando tengas que hacerlo, pasea despacio cuando sea necesario; detente para atarte los cordones, recobrar fuerzas, consultar el mapa o mirar el panorama, pero no pierdas de vista el horizonte; saluda al peregrino con el que te cruzas, espera al rezagado, socorre al herido y agradece al que sale a tu encuentro con agua para mitigar tu sed. 62 Cultiva en tu vida la sabiduría. Para alcanzarla, no te basta con tener la sagacidad y el avispamiento del listo, la capacidad de comprensión y raciocinio del inteligente, la instrucción y el conocimiento del culto o incluso la habilidad y el acervo del experto. La sabiduría se alcanza desde el interior y solo se conquista con la meditación. 63 A veces la vida se vuelve una empinada escalinata cuesta arriba, el camino se convierte en un desfiladero intransitable y todo acaba pareciendo obstáculo, bache, atolladero. Entonces, más que nunca, hay que mirar las dificultades de frente y ver en ellas un reto, una oportunidad que puede hacerte avanzar más y te ayuda a crecer. ¡Sigue adelante! 64 Acepta las diferencias. Si solo buscas relacionarte y convivir con personas iguales a ti, que piensen, vivan, amen y se expresen como tú, no solo estás perdiendo la oportunidad de conocer a mucha gente maravillosa que puede aportarte mucho en la vida, sino que 15

acabarás estando solo. ¿De verdad piensas que hay alguien igual que tú? ¿No sabes que cada persona es única? 65 No te empeñes en transformar el pasado, simplemente acéptalo, asúmelo y parte de él en tu tiempo presente para evitar los errores y multiplicar los aciertos. Solo así estarás preparando el futuro. 66 A veces los problemas no nos afectan solo a nosotros, sino que son generales, globales. La primera tentación, entonces, es pensar que el asunto nos queda grande, que no tenemos atribuciones ni capacidad para dar solución, por ejemplo, a una crisis económica, a una catástrofe natural o al llamado cambio climático. Sin embargo, conviene pensar en que siempre hay algo que se puede hacer, siempre hay pequeños pasos que dar. Quién sabe si tu ejemplo hará que otras personas den también pequeños pasos en la misma dirección, y poco a poco se genere una corriente de solidaridad. 67 Ama y sonríe. Una sonrisa sincera, llena de amor, abre más puertas y más corazones que una llave o una palabra; ilumina el rostro de quien la recibe y disipa su tiniebla, riega su desierto interior y fecunda su huerto, resuena en su corazón igual que la música más bella. Sonríe y ama. 68 Identifica cuál es el verdadero principio por el que te riges, el motor que impulsa tus actos, el ideario por el que te guías. Pueden ser el interés, la justicia o el amor. El interés erradica la justicia y el amor y te lleva a una existencia gélida; la justicia combate el interés, prescinde del amor y conduce a la tibieza; solo el amor calienta tu existencia, pues denuncia al interés y exige la justicia. 69 ¿Quieres triunfar en la vida? No te esfuerces tanto en conquistar, vencer y dominar a los demás, sino en conquistar, vencer y dominar tus propios impulsos negativos, tus vicios, tus defectos. 70 Sé pacífico. Trabaja en tu vida para conseguir la paz interior y obra con tus semejantes de manera desinteresada. La paz en el mundo se construye, precisamente, en la medida en que cada persona obra la paz en su vida. 71 Cuida tu lenguaje. Tu expresión, tu corrección y tu vocabulario hablan de ti, reflejan tu 16

manera de ser, tu educación, tu modo de ser. 72 Hazte conductor y transmisor de consuelo y de esperanza para tus congéneres. Ten siempre a punto la amabilidad en tu palabra, la acogida en tus brazos, el calor en tu mirada. 73 Si no haces daño a nadie, sino que procuras a todos el bien; si actúas con tolerancia y paciencia con los intolerantes; si respondes pacíficamente, con serenidad en el semblante y en el espíritu, a los que son violentos; si combates la codicia de los avaros con la generosidad hacia los menesterosos; si practicas la humildad con los orgullosos y la sinceridad con los hipócritas; si practicas la justicia y la misericordia, serás más grande que los poderosos del mundo, porque serás libre. 74 Si piensas que no puedes hacer algo, que no vas a lograr un objetivo o alcanzar una meta, si vas anticipando el no a todas tus acciones y pensamientos, estás renunciando de antemano a conocer tus posibilidades. Aun a sabiendas de las dificultades que vas a encontrar, inténtalo. Solo cuando lo intentes sabrás si puedes hacerlo. Y descubrirás con orgullo y satisfacción que podías hacerlo. 75 Vivir exige irremediablemente asumir los riesgos, esperar lo inesperado, saber aceptar lo bueno y lo malo que nos encontramos, aprender de ello y continuar, siempre continuar. Si temes iniciar un camino por miedo a tropezar con una piedra puede que tampoco descubras la flor que crece al borde. 76 Hay momentos en los que parece que no puedes hacer nada para evitar el sufrimiento de los que te rodean, de tus seres queridos, de tus amigos. Cuando sientas esa impotencia, piensa que siempre habrá dos cosas que puedes hacer: acompañarles y rezar por ellos. Tu compañía, tu compasión, tu solidaridad, tu presencia en su dolor es un bálsamo que mitiga el sufrimiento. Tu oración es un crisol donde tu dolor se transforma en amor a tu prójimo. 77 Sé sincero, mantente en todo fiel a la verdad. Procura que tu palabra sea siempre veraz, pero no olvides que también tus silencios, tus pensamientos, tus comportamientos y tus actitudes han de ser portadores de autenticidad. 78 17

Presta atención a los detalles en todo lo que hagas. Son los detalles los que marcan la diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario, entre lo bueno y lo perfecto, entre lo bien hecho y lo excelente. Un alimento bien cocinado resulta más apetitoso cuando está bien presentado. 79 Habitúate a obrar con bondad y generosidad, buscando en todo momento el bien. Si tiendes a la bondad, estarás predispuesto a actuar cada vez mejor y estarás más cerca de la santidad casi sin darte cuenta. 80 Cuando algo te disguste, procura controlarte. El mal genio es un viento que apaga la vela de la inteligencia, obceca la mente y ciega la razón. La ira, el odio y la venganza te harán siempre más daño a ti que a tu rival, y traerán sobre tus días muchos momentos de tristeza. 81 Practica la virtud de la modestia y evita el orgullo y la vanagloria. Tu modestia incrementará tu generosidad y tu amabilidad, tu orgullo te conducirá a la envidia y al egoísmo. 82 Cuando perdones, hazlo sinceramente, de corazón, y poniendo una sonrisa amable en tus labios. Estarás dando la razón al amor, y la luz de tu semblante encenderá la gratitud en el corazón de aquel a quien regalas tu perdón. 83 Si vives demasiado apegado a la comodidad, a la seguridad que te ofrece lo cotidiano, lo material, si rechazas las ocasiones en las que se te ofrece la aventura, corres el riesgo de vivir de manera anodina, vegetativa, cautivo de una existencia mate y sin diversión. 84 Aprovecha el tiempo. Cuando estés trabajando, o estudiando, procura que tu tiempo rinda lo más posible en beneficio de tu estudio o tu trabajo. Cuando estés divirtiéndote, busca que tu tiempo de ocio sea también fructífero para ti y para los demás. El tiempo malgastado no se recupera jamás. 85 Recuerda que la alegría es parte fundamental de la existencia, habita en lo más íntimo de tu corazón, en ese lugar especial en el que das cobijo a Dios, que es bondad infinita y suprema alegría. Vive con alegría y manifiesta la razón de tu alegría a los demás.

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86 Cuida tus palabras. Si lo que dices no estimula sino que obstaculiza, no anima sino que frena, no edifica sino que destruye, no vivifica sino que paraliza, no lo digas. 87 Trata de ser una persona pacífica. Si practicas la no-violencia, combatirás la mentira y el odio, desearás el bien a tus semejantes, amarás la verdad, disiparás el miedo y serás capaz de convertir a tus enemigos en adeptos a tu causa de paz, amor y concordia. 88 Escucha tu interior. Allí resuenan las preguntas sobre tu vida y sobre tu futuro, allí se encuentra la brújula que guiará tus pasos, el motor que impulsará tu existencia. La respuesta a esas preguntas es tu propia vocación, y solo desarrollándola, siguiéndola, haciéndola crecer, darás cumplida respuesta a tus inquietudes. 89 Si vives con excesivo apego a tus recuerdos, si pones tus anhelos de felicidad en las cosas materiales, si haces depender tu vida de cosas o de personas, corres el riesgo de vivir con sufrimiento y desilusión una vida cada vez más ajena a ti mismo. 90 Evita la queja, es un recurso que no conduce a ningún sitio. Si tu malestar tiene remedio, este no reside en tu protesta, sino en las acciones que emprendas para sanarlo. Si no lo tiene, por mucho que protestes no lograrás evitarlo, sino, como mucho, importunarás a los que te rodean y ofenderás a quienes consideras injustamente causantes de tu malestar. 91 No te compliques empeñándote en enderezar un pasado que ya no se encuentra en tus manos, ni lamentando lo que pudo haber sido y no fue. Tampoco te angusties por el porvenir, tan incierto como intangible. Ambas actitudes te incapacitan para vivir el presente y limitan tu ilusión y tus posibilidades de crecimiento. Vive, mejor, el aquí y el ahora. 92 Que sea tu conducta con el prójimo un ejemplo de delicadeza y de generosidad. Que vean en ti interés real en sus problemas y preocupaciones, que perciban tu disposición al diálogo, tu mirada limpia, tu corazón alegre, tu espíritu comprensivo, tu afecto desinteresado. 93

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Cuando ames, vigila siempre que tu amor le gane la partida al egoísmo. Si tu amor se entrega; si tu amor acompaña, sufre, llora, perdona, olvida; si tu amor, incansable, inasequible al desaliento, lo intenta todo, lo prueba todo, lo inventa todo, entonces tu amor desterrará al egoísmo de tu vida. 94 ¿Sufres? ¿Tienes dolor, físico o moral? Trata de experimentarlo como un don, como un estímulo para perfeccionarte a ti mismo. Enfrentarte a la realidad de la vida, ponerte enfrente la finitud, hace que tu soberbia y tu orgullo se vean rebajados, pone tus pies en la tierra y despeja las ilusiones y esperanzas vanas o con poco fundamento. El dolor te orienta hacia Dios, te impulsa a sentir la profunda experiencia de su amor. 95 Ante la ofensa o la provocación, mantén la calma y no te dejes llevar por el ánimo levantisco, el insulto rápido y la amenaza dispuesta. Recupera la serenidad y trata a todos con respeto, reconociendo con humildad tus faltas y perdonando con generosidad las ofensas ajenas. 96 Combate la mentira diciendo la verdad, obrando la verdad, viviendo en la verdad. Combate la mentira aceptando la verdad aunque duela, buscando la verdad aun en la oscuridad, defendiendo la verdad incluso en el peligro, amando la verdad aunque te hiera. 97 Vive la vida de manera que en todo momento puedas echar la vista atrás, a tu pasado, y sonreír con satisfacción. Una vida entregada a los demás limpia de rencores y de envidias, plena de comprensión y de perdón, vacía de amarguras, cargada de honradez. 98 Si amas, sabes que has de cuidar el amor cada minuto de tu vida, sabes que la única manera de que el amor no se extinga, de que siga viva la llama que encandila tu espíritu y calienta tu corazón, es vigilar, proteger y alimentar constantemente el amor. Lo mismo que con el amor debes hacer con tu fe. Si has recibido el don de la fe, no dejes que esta se debilite: vigílala, protégela, aliméntala, mantenla siempre viva. Como el amor. 99 Tu cuerpo es importante. Mantente en forma. Cuida tus huesos, fortalece tus músculos, equilibra tu alimentación, oxigena tus pulmones, vigila tu circulación... ¿Haces lo mismo con tu mente? ¿Cuidas tu cerebro, fortaleces tu inteligencia, equilibras tu lógica, oxigenas tu imaginación, vigilas tu raciocinio? ¿Y con tu parte «anímica»? ¿Cuidas tu amor, fortaleces tu fe, equilibras tus virtudes, 20

oxigenas tu espíritu, vigilas tus actitudes? 100 Piensa por un momento en la mejor cara de la Navidad: la gente sonríe y canta más que en el resto del año; se preocupa por agradar a sus seres queridos con regalos, comidas y atenciones; procura mantener un espíritu alegre, festivo y amable; no olvida a quien sufre y dedica parte de su tiempo y de sus bienes a la solidaridad con las personas más necesitadas. ¿Por qué no puede ser Navidad todo el año? Canta, sonríe, preocúpate por los tuyos, sé amable, vive con alegría, sé solidario... todos los días del año. El mundo mejorará si lo haces. 101 Si quieres ser persona de paz, de paz verdadera, auténtica, mantente en la verdad, en la lealtad y en la sinceridad; persiste en la justicia, en el respeto del otro, de su libertad y de su dignidad; persevera en la caridad, en la solidaridad y en la participación de bienes con quienes nada tienen; empéñate en fomentar la libertad, acepta las diferencias y peculiaridades de los otros, aprende a buscar con el otro, siempre diferente, un bien común. 102 Aprende a escuchar, con respeto, educación e interés por el otro. Si sabes escuchar, estás acreciendo tu propio conocimiento y el de la persona a la que escuchas, estarás aprendiendo a amar a tu prójimo y ensanchando tu propio corazón. 103 Sé tú mismo. No renuncies a tu libertad para pensar, para hablar y para decidir. No caigas en pensar lo mismo que todos solo por el hecho de que todos piensan lo mismo, ni aceptes soluciones prefabricadas, repuestas estandarizadas, estilos de vida estereotipados. Salte del camino trazado para ser tú mismo, para luchar, contra corriente si es necesario, por la verdad y la justicia, por la libertad, por todo aquello que merece la pena. La única manera que tienes de ser feliz es ser tú mismo. 104 Considera cuánta palabra que resuena a tu alrededor no es más que palabrería, hojarasca sin fundamento. No caigas también tú en ese mucho hablar y poco decir. Antes bien, cultiva el hábito del silencio, del silencio que te ayuda a escuchar, que te incita a pensar, que te invita a redescubrir de nuevo el gozo de la palabra fecunda y plenificante. 105 Cuando alguien acuda a ti (aunque sea un desconocido) para hablar, para confiarte sus problemas, sus dificultades, todo aquello que le turba y le perturba, escúchalo con 21

atención y mirándole a los ojos. Procura que toda persona encuentre siempre en ti un clima cálido, que se sienta acogida, casi amada, y desde luego no juzgada, prejuzgada o condenada. Que te encuentre siempre en disposición de ayudar. 106 Cuando te encaras con la verdad, con tu propia verdad, das comienzo a un proceso de liberación de todo aquello que oculta tu verdadero rostro: tus miedos, tus imaginaciones, tus pasiones, tus afanes, tus excesos, tus sensaciones negativas. Despojado de todo eso, adquieres la sabiduría para vivir libre de las ataduras a los bienes materiales, a las ideas preconcebidas y a los afectos que te condicionan para vivir en plenitud y amar en profundidad. 107 No te dejes poseer por tus aflicciones. Si el dolor que sientes te oprime en exceso, procura darle salida, canalizándolo fuera de ti. La escritura, las artes, las manualidades, el bricolaje, la mecánica, la repostería, etc., tienen un alto poder de amortiguación del sufrimiento. 108 La capacidad de hacer el bien está a tu alcance. Solo tienes que ir dejando que el amor penetre poco a poco en tus entrañas, reduciendo tu egoísmo, aceptando y valorando cada vez más y mejor a los demás y a ti mismo. Esta gratificante experiencia de estar a bien contigo mismo y con los demás curará tus heridas más profundas y hará de la bondad tu estilo de vida. 109 No pierdas nunca el contacto con la naturaleza, con el agua cristalina de los ríos, con el verde de los prados y la sombra de los árboles, con el azul del cielo, con los sonidos y olores que percibes. Piensa que la naturaleza es espacio privilegiado para encontrarte contigo mismo, para recuperar tu equilibrio y sanar tu vida volviendo a lo esencial. 110 Sonríe. Generarás a tu alrededor un clima de positividad y buenas vibraciones. Sonreír es una excelente manera de prepararse para la vida: si las circunstancias de la vida te sonríen, el efecto multiplicador de tu sonrisa inundará tu entorno de alegría; si, por el contrario, la vida nos muestra una cara más amarga, será tu propia sonrisa la que te alimente tu corazón con el optimismo y el bienestar del espíritu. 111 No temas meditar en tu interior. Adéntrate en silencio en el balneario de tu corazón, déjate atravesar por el viento puro de tus montañas interiores, por la brisa marina de tu espíritu. Solo desde la previa reflexión, desde la meditación sincera, silenciosa y 22

profunda, estarás en disposición de hacerte responsable de tu vida y de tus actos. 112 Cultiva tu positividad, tu autoestima, tu fuerza de voluntad. Mírate al espejo y repítete a ti mismo con convicción un mensaje de ánimo, fortaleza y esperanza. Las palabras que te dices calarán en tu interior. Si te tratas con bondad, de ti brotará bondad; si te estimulas a la entrega, de ti manará el amor; si te hablas de control y voluntad, transmitirás seguridad. 113 Alimenta tu espíritu también con imágenes de belleza y humanidad. Los medios no transmiten solo noticias de corte político y económico, ni desgracias o calamidades. Si sabes mirar, encontrarás escenas de humanidad, de solidaridad, de atención, de ternura, de amor, de entrega, de generosidad, que ensancharán tu espíritu y te moverán a imitarlas. 114 Pon música en tu vida. La música es un lenguaje universal que se dirige al corazón de la persona, una expresión del alma, un puente que une más allá de las fronteras o de los impedimentos lingüísticos. Selecciona la música adecuada. Habrá momentos en que necesites que la música te relaje o te ayude a reflexionar, te anime o combata tu decaimiento, eleve tu espíritu o te mueva a la acción. 115 Todos tenemos una escala de valores, unos ideales que articulan nuestros comportamientos y actitudes. Es bueno que de vez en cuando vuelvas la mirada sobre ellos para reflexionar y hacer balance de tu vida. Revisa tu vida a la luz de esa escala de valores, y redefine tus ideales cuando estos no contribuyan a hacerte más libre y más humano, cuando sientas que siguiéndolos estás siendo más un autómata programado que una persona en toda su plenitud. 116 Haz de la gratitud una actitud de vida. Piensa en cuántas pequeñas cosas buenas te suceden a lo largo del día, en cuántas personas te facilitan la vida con favores útiles, y agradécelo. Piensa en todo lo que tienes y recibes como un regalo, de forma inmerecida y no como fruto de una oposición, y agradécelo. Piensa en todos los derechos y privilegios que te han sido concedidos solo porque otros se han retirado para que tú los disfrutes, y agradécelo. 117 Recupera el valor de la sencillez, de lo cotidiano. En medio de una sociedad que nos lanza constantes mensajes para incitar al consumo, para buscar siempre un nuevo deleite, 23

un capricho más exótico y exclusivo que el anterior, piensa en lo poco que hace falta para ser feliz un día: una sonrisa, un te quiero, un gesto de ayuda, una palabra amable... Son las cosas sencillas las que engrandecen el alma. 118 Recobra la interioridad, crea en ti espacios para el descanso del espíritu. Detente, desactiva por un tiempo el ritmo frenético en el que vives, haz silencio y crea un ambiente de paz interior. Te ayudará a recobrar las fuerzas, a discernir lo importante, a clarificar tus ideas y a encarar con responsabilidad el futuro inmediato. 119 Comparte lo que eres y lo que tienes, distribuye a tu alrededor sonrisas y amabilidad, busca en todo la justicia y la paz, aprende a amar por encima de todas las adversidades que se te presenten, contempla en vez de mirar. Vivirás la vida como un milagro permanente. 120 Lo que nos impide convertirnos en depredadores de nuestros hermanos, lo que nos permite dominar la carga de agresividad que tenemos dentro, es la intervención materna, que nos proporciona alimento, seguridad y ternura. En ocasiones, tendrás que desarrollar tu faceta de «madre», ser tú mismo como una madre acogedora para evitar que otras personas a tu alrededor se conviertan en feroces depredadores de sus semejantes. 121 No huyas del silencio y de la soledad. Los artistas se retiran a su estudio para crear su obra más preciada; los científicos se retiran a su laboratorio para avanzar en su investigación; los autores se retiran a su biblioteca para escribir su obra más elocuente. ¿No vas tú a retirarte en silencio y soledad para obtener tu más preciado fruto, que eres tú mismo? 122 Cuídate mucho de prejuzgar, clasificar, encasillar, discriminar o marginar a nadie. Todas las personas son como prismas con muchas facetas, como palabras con muchas acepciones, como instrumentos musicales con múltiples registros. No encasilles y no te encasillarán. 123 En el camino de tu vida tropezarás y caerás innumerables veces. Está en tu mano levantarte siempre y seguir caminando, con tesón y perseverancia, o instalarte con obstinación en el socavón de tu caída.

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124 Sé tú mismo, no te empeñes en ser otro, en parecer otro, en disfrazarte de otro o en vivir la vida de otro. Cuando haces eso, estás perdiendo la grandeza de ser tú mismo; más aún, corres el riesgo de que no te amen por ti mismo, de que quien más te ama te diga un día: «No te conozco». 125 No vivas instalado en la provisionalidad, esperando siempre la oportunidad de una odisea arriesgada, heroica, arrebatadora. Más bien aprovecha el tiempo, saborea la aventura de lo cotidiano, del presente. Piensa que cada minuto encierra su riesgo, exige su pequeño heroísmo, comporta su misión y por tanto su plenitud. No los dejes pasar, ¡vívelos! 126 Vive con coherencia. Serás dichoso. No dividas tu vida en horas de generosidad y horas de egoísmo, ni pretendas seguir una dirección y la contraria según tu conveniencia. La ambigüedad y la incongruencia solo contribuirán a vivir con desazón interior. 127 Tu aura será luminosa y tu vida fecunda si cada vez que tus ojos ven señales de lucha tus palabras siembran la paz; si cada vez que tu oído percibe el fragor del odio tu mirada siembra el perdón; si cada vez que catas la amargura y el dolor ajenos siembra tu corazón la alegría; si cada vez que te topas con la desilusión y la soledad, tus manos siembran confianza y amor. 128 Evita caer en ese estado de sopor en el que la vida se vive tranquilamente, sin inquietudes, sin asombrarse de nada, creyéndose feliz y satisfecho. Si nada te asombra, si nada acelera tu ritmo cardíaco, dilata tus pupilas, eriza tu vello y te provoca una sonrisa, habrás dejado de ser un niño que estira los brazos para asirse a su padre, habrás perdido la ilusión. 129 Es bueno que te fijes metas y objetivos, que aspires a ganar, pero no dejes que la obsesión por obtener una medalla te impida disfrutar de la carrera. La alegría del triunfo se convierte en una pasión inútil cuando ahoga el gozo que se experimenta en la prueba. 130 No te aísles de tu entorno, no te escondas detrás del periódico y los auriculares. Abre los ojos y los oídos a lo que ocurre alrededor: hay infinidad de personas, momentos y situaciones que te están permitiendo crecer en bondad y amabilidad. Saluda, sonríe, cede el asiento, retira obstáculos, ayuda a superar barreras. Todas estas pequeñas cosas son 25

un excelente entrenamiento para alcanzar un corazón generoso. 131 Dosifica tu tiempo de modo armónico y lograrás que cada hora sea fecunda. Del mismo modo que una sinfonía tiene movimientos de ritmo lento y otros más rápidos y agitados, así en la vida hay que saber adecuarse, respetar, seguir el ritmo que pide la melodía en cada compás. 132 Desconecta de la prisa cuando esta no es necesaria. Si te molesta la gente de la calle que no camina deprisa, el compañero que no trabaja deprisa, el camarero que no te sirve deprisa, la dependienta que no te despacha deprisa, el automovilista que no conduce deprisa, el cura que no dice deprisa la misa..., algo está fallando en ti. Revisa tu reloj interior y relaja tu Desconecta de la prisa cuando esta no es necesaria. Si te molesta la gente de la calle que no camina deprisa, el compañero que no trabaja deprisa, el camarero que no te sirve deprisa, la dependienta que no te despacha deprisa, el automovilista que no conduce deprisa, el cura que no dice deprisa la misa..., algo está fallando en ti. Revisa tu reloj interior y relaja tu tempo. Disfrutarás más de todo lo que te rodea. Desconecta de la prisa cuando esta no es necesaria. Si te molesta la gente de la calle que no camina deprisa, el compañero que no trabaja deprisa, el camarero que no te sirve deprisa, la dependienta que no te despacha deprisa, el automovilista que no conduce deprisa, el cura que no dice deprisa la misa..., algo está fallando en ti. Revisa tu reloj interior y relaja tu tempo. Disfrutarás más de todo lo que te rodea. 133 Practica la tolerancia frente a la intransigencia y el autoritarismo. Oponte a la uniformidad con la tolerancia que ama la diversidad; combate el pensamiento rígido con la tolerancia que admite la crítica; rebate la palabra unívoca con la tolerancia que cree en el diálogo. No construyas barreras sobre la base de ningún fanatismo. 134 No busques segundas intenciones, tonos falsos y retintines en todo lo que te dicen. Si lo recibes todo con sencillez, sentido del humor e inteligencia, evitarás muchos mohínes de disgusto, muchas lágrimas amargas, muchas discusiones eléctricas, muchos enfados nerviosos. 135 No mires a los demás bajo la negra sombra de la envidia ni afiles tus uñas contra ellos, más bien pon la luz del amor en tu mirada y acógelos afectuoso con tu abrazo. No ignores sus alegrías: compártelas. No rebajes sus méritos: apláudelos. No festejes sus desgracias, conduélete.Vive tu vida con confianza en Dios, pero no 26

olvides que la fe no te exime de ninguna de tus responsabilidades como ser humano. No esperes que Dios haga por ti lo que tú puedes hacer. No dejes de accionar el freno de mano de tu vehículo cuando lo aparques: Dios no lo hará por ti. 137 Sé tu propio auriga: roma las riendas de tu vida y no permitas que sean otros los que guíen tu cuadriga. No permitas que te pueda tu temperamento, o tu antipatía te venza; no te dejes absorber por el trabajo ni dominar por las preocupaciones; no te dejes arrastrar por tus aficiones ni dejar llevar por tus apetencias; no te dejes embaucar por el desánimo ni arrebatar por la pasión. 138 Etiquetar y catalogar a los demás, clasificarlos según sea su aspecto, su estirpe, su trabajo, su ideología, el barrio en el que vive o el coche que conduce te impedirá entrar en contacto con personas que podrían aportarte muchísimo más de lo que imaginas. 139 Acércate a los demás con amabilidad y generosidad, no movido por tu propio interés. Practica con todos la simpática sociabilidad del delfín, y no el aprovechado parasitismo de la rémora. 140 Cuando alguien se acerque a ti para escuchar tu consejo, desahogar sus problemas, abrirte su corazón, no lo recibas como a una visita molesta, antes bien, escúchale y dale las gracias. Con su actitud está demostrando que se fía de ti, que cree en tu talento, que te aprecia y considera. 141 Tu manera de expresarte revela también tus inquietudes más íntimas. Si dices que «tienes» una preocupación, que «tienes» una vida infeliz, que «tienes» un trabajo estresante o que «tienes» una vida muy complicada, estás mostrando inconscientemente que tu inquietud por «tener» domina sobre tu experiencia de «ser». Recupera tu esencia. 142 Cuando tengas necesidad de compartir tu desazón, tu alegría, tu esperanza o tu recelo y no tengas a nadie cerca, piensa en tus amigos, en los amigos verdaderos. Aunque no estén contigo, aunque os separen altas montañas, profundos valles o caudalosos ríos, su corazón y el tuyo estarán siempre unidos en la distancia. 143 No pongas reparos a las buenas acciones de los otros, ni rebajes con un «pero» su actos virtuosos, ni siembres la duda ante sus intenciones, ni opongas interpretaciones torcidas a 27

la rectitud de sus conciencias. No proyectes sobre los demás tus propias miserias. 144 Si sometes tus acciones al temor del qué dirán, si te dejas angustiar por el comentario, la mirada de aprobación o de rechazo de los demás, corres el riesgo de no hacer nunca nada. Mejor haz lo que creas que tienes que hacer; comprobarás que la mayor parte de las veces no dirán nada y te dejarán hacer. 145 No grites. Si necesitas gritar para hacerte oír es porque tus argumentos son débiles para convencer, tanto que necesitas hacer uso de la fuerza y vencer por medio de la violencia. Gritando puedes asustar al otro, enojarlo, ofenderlo, provocarle..., nunca convencerlo. 146 No te cierres a la ternura por considerarla debilidad, fragilidad, susceptibilidad de ser derrotado. Quien reconoce su necesidad de amar y ser amado, quien es capaz de derribar el imperio de su egoísmo, quien vence su miedo a expresar ternura, se dota de un poder sin límites. Ya lo dijo san Pablo: en la debilidad reside la fortaleza. 147 Detente un momento en el camino y haz memoria de tu vida. No se trata de que te lamas las heridas, o de que hurgues en aquellas que aún no han terminado de cicatrizar. Penetra en tu historia personal para reconciliarte con ella, para descubrir que nada hay perdido, que todo está por ganar, que toda experiencia pasada es sustento y apoyo para el camino que te resta por recorrer. 148 Experimenta el amor, la pasión por la dicha de los demás; ejercítate en la solidaridad, en la oblación, en la entrega a los demás. Procura, sin embargo, que tus ansias de amar no te esclavicen o te desorienten. Centra para ello tu mirada en aquellas personas que a lo largo de la historia han hecho de su vida un ejercicio de amor: ilustres bienhechores de la humanidad que han construido un mundo más justo y fraterno, más solidario y misericordioso. 149 ¿Qué necesidad tienes de justificar constantemente tus actos ante los demás? Quienes te aprecian, tus amigos, seguramente no necesitarán tales justificaciones; quienes te consideran su enemigo, quienes te desprecian o te menosprecian, no harán el mínimo esfuerzo por escucharte o por creerte. 150 En cada crisis, en cada situación difícil que atraviesas, se esconde una nueva oportunidad 28

de reorganizar tu vida, de emprender nuevas acciones, de comenzar a caminar por otros derroteros. Puede que al principio no veas con claridad esas oportunidades, pero mantén siempre la esperanza de que llegarás a descubrirla. 151 No te cierres al Misterio, no te niegues a ti mismo tu capacidad de trascendencia. En ti, en todo ser humano, existe una vocación hacia algo más allá, algo que da respuesta a las preguntas existenciales fundamentales: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿adónde voy? Sé permeable a esa trascendencia y busca la manera de acercarte al fuego de la divinidad. 152 Cuando sientas la soledad más absoluta, es decir, cuando experimentes la ausencia de Dios, ten fe: te ayudará a transitar por el camino de la vida en esos momentos de frustración y derrota. Confía, pese a que todo parezca desaconsejarlo; actúa como si todo dependiera de ti, pero consciente de que en realidad todo depende de un Ser que es mayor que tus dudas, tus penas y tus sufrimientos. Has de saber que Dios es, siempre, un estímulo en el arte de vivir. 153 Canta. Cuando tu vida esté rodeada de alegría, canta un himno; cuando el amor inunde tus entrañas, canta una balada; cuando el dolor y el sufrimiento te acompañen, súmete en la melodía triste del fado o del blues; cuando te sientas invadido del amor de Dios, canta un salmo. Cantar no solo te ayuda a canalizar tu sentimientos y tus emociones, sino que te hace más sensible a tu entorno, más permeable a lo que te rodea. 154 Detente de vez en cuando para reflexionar acerca de tu vida. ¿En qué estás ocupando tu tiempo? ¿Realmente merece la pena? Aquello que te ocupa más tiempo, en lo que más esfuerzo y más anhelos existenciales pones, ¿te conduce realmente a la felicidad? Recapacita sobre ello y reconduce aquello que consideres que te inhabilita y te coarta. 155 Ahora es el momento de actuar. Mañana puede ser tarde. No dejes para otra ocasión la palabra de cariño, el regalo de cumpleaños, el abrazo de consuelo, el apretón de manos lleno de confianza, la mirada de ternura, la lágrima compartida... Piensa que cada momento se te sirve en bandeja no solo para tu provecho, sino sobre todo para que lo conviertas en un momento fructífero, provechoso para los demás. 156 Deja que la poesía forme parte de tu vida. La poesía es la expresión sublimada de la existencia, te abre los ojos a realidades intangibles, inmarcesibles, perennes. La poesía es el corazón de la vida. 29

Lee poesía. Busca el poema, el poeta, el estilo que más conecte con tu ser y déjate llevar por sus versos. Escribe poesía. Vierte sobre el papel tu existencia, tu experiencia, tus sentimientos. Nunca te avergüences de tus versos: lo que los hace grandes es precisamente el tú que habita en ellos. 157 Si quieres ser santo, debes tener la frescura de la mañana en la mirada y la sonrisa del niño en el alma; la mano, firme, tendida para ofrecer compañía a todo el que lo requiera; un latido bondadoso siempre en el corazón y en la lengua la palabra amable, justa y sincera. 158 Conviértete en un trabajador de la paz, más aún, en un apóstol de la paz. A la violencia y al odio responde con amor, vence la enemistad con el perdón, aléjate de todo racismo, de toda intolerancia. Sé testimonio de que las ideas se proponen y no se imponen. Mira que todas tus relaciones se fundamenten en la verdad, la justicia, la caridad y la libertad. Sigue la estela de los grandes maestros de la paz de todos los tiempos: Jesús de Nazaret, Francisco de Asís, Gandhi, Martin Luther King, Teresa de Calcuta... Y reza, con san Francisco, para ser, siempre y en todo lugar, un instrumento de paz, de la paz verdadera. 159 Cuando te sobrevenga una enfermedad, trata de asumirla, de soportar el sufrimiento que conlleva desde la armonía del ser, desde el buen humor, y la serenidad y no desde la depresión, la desesperanza o el fatalismo. Precisamente cuando estás enfermo percibes con más claridad que eres mucho más que un cuerpo físico. Aprovecha esta consciencia para hacer de tu enfermedad un estímulo para tu crecimiento personal. 160 En la enfermedad, procura tratar con amor a las personas que están a tu alrededor y tienen la tarea, por profesión, por vocación o por devoción hacia ti, de cuidarte. Ellos se sentirán mejor cuidando a una persona bondadosa, no a un cascarrabias, y tú te convertirás en testimonio de que el amor es más grande que el sufrimiento. 161 En ocasiones damos a las cosas una apariencia de importancia, de seriedad y severidad que puede resultar ridícula y ser motivo de risa y de burla por parte de otros. Cuando esto ocurre, es conveniente mirar las cosas con sentido del humor, con sencillez, con un corazón puro e inocente. Una sonrisa a tiempo puede ayudarnos a relajar un hieratismo y un rigor excesivos y contraproducentes. No olvidemos que sonreír es de sabios y de santos.

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162 No seas indeciso, sino resuelto. Piensa que en la vida uno debe tomar constantemente decisiones, muchas de ellas nimias pero muchas otras cruciales. No te dejes llevar por la incapacidad de decidir por ti mismo, ni por la negligencia de no saber o no querer hacer frente a las consecuencias de tus opciones. Combate tus indecisiones con tu propia decisión, con tesón, compromiso, optimismo y perseverancia. Otra cosa sería imprudente. 163 Procura encarnar en tu vida la autenticidad, la coherencia, la verdad. Vivir en la verdad te obligará a mantenerte en una permanente ascesis, a estar alerta para no incurrir en incoherencias, tanto por acción como por omisión, a quedarte a solas contigo mismo y desenmascarar, desde una actitud humilde, los fantasmas de tu egoísmo. 164 Cuando se te presente la ocasión de subir un monte, no la desaproveches. La experiencia de la subida –cuestas, senderos empinados, piedras, zarzas...– puede resultar muy costosa, pero resulta gratificada al alcanzar la cumbre después de un esfuerzo tenaz y poder contemplar, desde allí, la maravilla de la creación y, a la vez, la pequeñez del ser humano. Esta es la experiencia de la propia vida: una cumbre que hay que conquistar con tesón y que, una vez alcanzada, te permite una perspectiva diferente que te ayuda a relativizar muchas cosas, a no poner el corazón en lo que no merece la pena. 165 Trata a tu cuerpo con el respeto debido, reconócele la dignidad que tiene como parte constituyente de tu per-sona. En un mundo que ha convertido el cuerpo en un objeto de consumo, en un producto dominado por la estética y las apariencias, es preciso que reconozcas en tu cuerpo una parte más de ti mismo, un instrumento de expresión de tu amor, tu amabilidad y afectividad, el modo concreto en que existes aquí y ahora, el reflejo a través del cual los demás descubren tu personalidad. 166 Destierra tus prejuicios, elimina de ti los malos pensamientos, que te dañan y te hacen dañino. Aprende a buscar su causa y mantén el control sobre ellos. Si una persona te desagrada, analiza el porqué. Cuando te encuentres ante ella, domina tus impulsos, evita los nervios o la agresividad: no dejes que sea ella –o tus pensamientos– quien determine tu estado de ánimo. Que tengas o no un buen día no debe depender del humor de tu quiosquero. 167 Cuando te invada la tristeza y no sepas expresarla con palabras, no tengas miedo de llorar 31

tu pena. Las lágrimas sinceras son como la lluvia que riega la tierra reseca y agostado del corazón, y ayudan a recuperar la armonía y el equilibrio interior. Pero no dejes que el exceso de riego eche a perder tu jardín interior o te impida ver salir de nuevo el sol y la alegría en tu vida. 168 No desaproveches la oportunidad de pensar gratuitamente en tus semejantes. Un objeto encontrado por azar puede ser el mejor regalo si piensas en la persona adecuada, una invitación a un concierto, por ejemplo, o una felicitación oportuna, proporcionan una doble felicidad: la tuya, por tu ofrecimiento, y la de quienes la reciben, agradecido porque has tenido el gesto de pensar en ellos. 169 En el camino de la vida, has seguido las huellas que otros dejaron antes que tú, has recorrido las rutas que otros establecieron antes que tú, has descansado en albergues que otros erigieron antes que tú y has tenido en el horizonte metas que otros se fijaron antes que tú. De la misma manera, otros seguirán tus huellas, recorrerán tus rutas, descansarán en tus albergues y se fijarán tus metas. Ten esto siempre presente para obrar con responsabilidad y no encaminar a los otros a donde tú no hubieras querido ir. 170 Hay dos formas de amar, dos formas de convertirte en amante de otra persona: el que se ama a sí mismo al lado de la otra persona, o el que ama verdaderamente a la otra persona, el que ama lo que no se ve en ella, su alma, su ser más íntimo, con todas las consecuencias. Solo a este último amor se le puede llamar amor. 171 Respeta a tus mayores. Trátalos con paciencia y cariño, atiéndelos con esmero y dedicación, escuchándolos y haciendo caso de sus costumbres y tradiciones –incluso de sus manías–. En la medida en que puedas, explora y aprovecha el increíble pozo de sabiduría que pueden ofrecerte. 172 Trata de recuperar, poco a poco, la sensibilidad para el trato cotidiano. Sé amable con todos, sé pródigo en saludos y sonrisas, ten siempre en los labios palabras de agradecimiento, cede el paso siempre que te sea posible. A fuerza de ahorrarnos estos pequeños gestos de cortesía estamos convirtiendo nuestro hábitat un lugar más oscuro, frío e inhóspito, del que nosotros mismos acabamos quejándonos. ¿No será mejor devolverle la luz, el color, la calidez de la sonrisa, la amabilidad y la gratitud? 173 32

Procura ser, día a día, una persona de esperanza. Sonríe al nuevo día con ilusión, con una actitud vital optimista y positiva. Posiciónate ante la vida tratando de ver siempre más allá del presente, más allá de ti mismo, más allá de lo evidente. Cultiva la flor de la esperanza en tu corazón, riégala con la humildad y la generosidad, y verás permanentemente la belleza de la vida. 174 Olvídate del «si» condicional, acalla en tu interior esa voz que insistentemente se ceba en lo que pudo ser y no fue («si hubiera hecho...», «si hubiera sido...», «si hubiera dicho...») o trata de imponerte objetivos y comportamientos («si hago...», «si hiciera...», «si tuviera...», «si pudiera...»). No te dejes llevar por los cantos de sirena o los cuentos de la lechera que disfrazan la realidad de quimeras imposibles y te impiden vivir, con coherencia, en el aquí y en el ahora. 175 Cuando caiga sobre ti la noche cerrada, piensa que hay quien, humildemente, se atreve a ser estrella en tu camino; cuando te arrecien la tempestad y la tormenta, piensa que hay quien, humildemente, se atreve a ser albergue para acogerte, paraguas bajo el que cobijarte, toalla con la que secar tu rostro. Cuando todo se te convierte en tedio, en desesperanza, en sufrimiento, es cuando más debes confiar y tener fe en que Alguien, humildemente, te acompaña siempre. 176 Afronta el día con buen ánimo, con resolución y mentalidad positiva, pero también con un «sí» de humildad, con disposición a recibir de buen grado todo lo que te sobrevenga. Llegada la noche, haz balance de tu día, procurando extraer de todo una enseñanza. Y, con la misma humildad con la que por la mañana dijiste «sí», pronuncia un sincero «gracias». Esas dos palabras te bastan para hacer de toda tu vida una oración. 177 Cuando tu corazón se sienta herido o humillado, no busques la venganza, ni huyas con cobardía de quien te ha atacado. La venganza acrecienta el odio y el rencor en tu corazón y en el de tu adversario, como una inmensa bola de nieve que rueda montaña abajo. La huida hace que crezca en ti el miedo a una nueva ofensa y en tu adversario el placer de la victoria. Perdona y encontrarás la paz. 178 No vuelvas la vista sobre aquello que te ha herido en el pasado para lamentarte y cebarte en tu dolor, sino para sanarlo y recobrar la felicidad; no hagas regresar tus pasos sobre tus fracasos para obcecarte, estancado, en su fango, sino precisamente para liberarte y convertirlos en éxitos futuros; no pienses en el tiempo pasado para que tu existencia se detenga, sino para conducirla de nuevo al camino del amor y de la esperanza. 33

179 En los momentos más duros de la prueba, en las situaciones de intenso sufrimiento, cuando sientas que tu corazón está desgarrado por el dolor, la angustia, la soledad o la tristeza, mantén la esperanza de que habrá alegrías venideras, por pequeñas que sean, que aliviarán tu estado. Conserva siempre la serenidad de espíritu y el sufrimiento no endurecerá tu corazón como las piedras. 180 No pienses que juzgando los acontecimientos con pesimismo, dramatizando las situaciones y destacando solamente los aspectos negativos, destructivos y despiadados de las cosas, adquirirás relevancia y autoridad ante los demás. No seas agorero, sino profeta. Abre tus sentidos al asombro del amor, no al espanto del horror. Deja que tus palabras y tus acciones sean reflejo de la paz del corazón, de la luminosa esperanza, de la confianza en el ser humano y de la fe en Dios, y no de una sombría y mezquina melancolía. 181 Todo lo que te rodea busca provocar en ti una respuesta sensible. Entrena tu sensibilidad abriéndote a lo positivo, haciéndote cada vez más receptivo a aquellos estímulos que implican belleza, afecto, generosidad, humanidad, solidaridad, bondad..., y más reacio al odio, la ira, la venganza, la amenaza o la extorsión. Hazte invulnerable a la ofensa. 182 En situaciones de conflicto, cuando las cosas no van como debieran, no te esfuerces tanto por encontrar culpables, por imputar a los otros errores y achacar descuidos, omisiones o intenciones fallidas. En su lugar, esfuérzate por recuperar la conexión, por reconciliarte con los otros para continuar trabajando juntos para resolver el conflicto y encauzar de nuevo la situación hacia los objetivos correctos. 183 Erradica la violencia de tu vida. No te dejes llevar por la ira ni por la sed de venganza, combate la injusticia y mantente alineado en contra de toda guerra, de toda forma de asesinato, tortura y extorsión, tenga la justificación que tenga. Huye también de las violencias sutiles, del juego de las astucias, de las sospechas, las falsas acusaciones, las falsas promesas, la desconfianza, la humillación, la delación y el engaño. 184 Escucha a los niños con discreción y delicadeza, atento a sus intereses y a sus emociones. En su interior existe siempre una llamada a no ser abandonado, una exigencia de compañía, de ayuda para avanzar en su camino. No la desoigas. 185 34

Evita la tentación de erigirte en juez de tus semejantes, de dictaminar con celeridad sentencias y condenas. Mira a cada uno con serenidad, escuchando su corazón tanto o más que sus palabras, ponte en su lugar, esfuérzate por comprender sus circunstancias, por conocer sus capacidades y sus recursos. Si haces esto, de ti brotará el perdón. Pon esto en práctica con todos, siempre, incluso con aquellos que te desconciertan y te hacen sufrir. De ti manará el amor. 186 No vivas con impaciencia tu propia vida, ni pretendas marcar el ritmo de los demás. Cada persona tiene su ritmo de crecimiento y cada edad sus etapas. No busques la maduración y el cambio antes de tiempo, no te precipites. Avanza, más bien, paso a paso, con paciencia, afianzándote en tu proceso evolutivo. 187 Si crees en algo, si basas tu vida, tu ilusión y esperanza en algo que te merece la pena, no te servirán las frases hechas, los estereotipos, las respuestas prefabricadas, cuando quieras transmitírselo a los demás. Ábreles tu corazón con sinceridad, deja que sean tus acciones las que hablen de ti, y brotarán de ti palabras llenas de vida. 188 Cuando los demás abandonen el proyecto común que os une, no caigas en el desánimo ni cedas a la tentación de abandonar tú también. Antes bien, persevera, mantente firme en el empeño y sé paciente. Piensa que muchas veces el ejemplo de una sola persona perseverando en una buena acción ha permitido que otros acabaran por sumarse al proyecto y tomaran el relevo. 189 En momentos en que sientas que no puedes hacer nada por los demás, bien por ser mayor, por estar enfermo o impedido o porque no tienes los conocimientos y los medios adecuados, no caigas en el desánimo. Siempre puedes aportar tu oración por los otros, tu deseo ferviente de que les llegue la ayuda necesaria, tu pensamiento positivo, tu actitud de empatía y solidaridad en el espíritu. 190 Modera la expresión de tus sentimientos, mantenlos en el cauce de la serenidad. Vividos desde la naturalidad, la moderación y la templanza, tu alegría, tu entusiasmo, tu pena o tu dolor harán que los demás se adhieran a ti y compartan tus emociones. Vividos desde la exageración, transmitidos con una expresión forzada, los sentimientos se distorsionan: donde hay alegría se percibe euforia vehemente; donde hay entusiasmo, obsesión ofuscada; donde hay pena, hipocondría melancólica, y donde hay dolor, teatralidad funesta.

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191 Escucha a tus semejantes con amor, con paciencia y con atención. La escucha hace que caigan en el otro los obstáculos que han levantado en su derredor las frustraciones del corazón, las heridas del pasado, ya sea cercano o remoto. La escucha es el comienzo de la curación interior del otro, la apertura de su alma hacia la confianza, el principio de su recuperación de la libertad perdida. 192 La pérdida de un ser querido, de una persona muy amada que te servía de apoyo es una prueba de considerables dimensiones que puede hacer estremecer tu esperanza y hundirte en la desolación. Sé paciente, muy paciente contigo mismo, para recobrar la confianza de la fe, la paz del corazón, la ilusión de la vida. Solo tú posees el conocimiento y el control del ritmo que necesitas para sanar tu herida. 193 Ante la violencia física, la tortura moral, la iniquidad humana, es natural que te surja la pregunta: ¿de dónde viene el mal? No te detengas demasiado en buscarle respuestas que nadie tiene, ni te pierdas en disquisiciones sobre la culpabilidad o la responsabilidad de Dios respecto del mal en el mundo. Mejor ponte manos a la obra para combatirlo, para solidarizarte con el sufrimiento de los inocentes, para hacer que todo ser humano en la tierra se sepa, de verdad, amado. 194 En la medida en que compartas con generosidad y sencillez lo que tienes, por poco que sea, en esa misma medida harás que la vida resulte más acogedora a quienes a ti se acercan. Generosidad y sencillez son dos cualidades que van siempre de la mano: la persona que vive su vida con complicación y barroquismo no es generosa, la persona que hurta sus bienes a la vista y al disfrute de los demás nunca vive con sencillez. 195 Acoge cada día que viene como un día único, como el día en el que descubrirás, de nuevo, la maravilla de la vida, la bendición del amor, la dicha de ser humano. Incluso cuando tu cielo esté cubierto, cuando sientas las inclemencias de tu entorno, no pierdas la esperanza y afronta el mañana con ilusión. 196 No cuentes las derrotas más que como anticipo del acierto, como entrenamiento necesario para obtener la victoria. No hay tarea ni dedicación que no requiera práctica y esfuerzo, que no comporte una dificultad que hay que vencer a fuerza de tesón y perseverancia. La capacidad de dominar todas las dificultades, de conservar y aumentar la confianza en sí mismo y la fe en su futuro, es el mejor instrumento para forjarse una 36

personalidad fuerte. 197 Vuelve tu mirada sobre aquellos momentos de sufrimiento, aburrimiento o desesperanza que han dejado una señal en tu alma y piensa en aquellas personas que te han ayudado a sobrellevar y superar ese malestar: una mano, una caricia, una palabra de consuelo, un gesto de apoyo, una compañía, un silencio comprensivo, el ejemplo de coraje de una persona en tu misma situación... Son ángeles que han pasado por tu vida. Da gracias por ellos. 198 Relájate y deja de resistirte a todo lo que te pasa. Hay cosas que no dependen de ti, que no puedes evitar, que obedecen a leyes de la naturaleza o son consecuencia de circunstancias que te superan. En lugar de resistirte, de tratar inútilmente de combatirlas, de considerarlas una obsesión, pon en práctica el abandono, deja de resistirte, renunciando a esa sensación negativa que se apodera de ti cuando se hace presente una molestia o dificultad. 199 Purifica tus intereses. Haz una lista de los motivos por los cuales has vivido hasta el momento presente, las cosas que realmente buscas e intentas conseguir. Compara esa lista con aquellos valores humanos que admiras en otras personas, modelos de la humanidad, y que consideras importantes para ti: dignidad, tolerancia, comprensión, sabiduría, paciencia, amabilidad, perdón, sinceridad, disponibilidad, gratitud, humildad... Elimina de la primera lista todo aquello que no te haga crecer en los valores que has designado como propios en la segunda. 200 Contra el utilitarismo dominante, cultiva una disposición a disfrutar de las cosas porque sí, sin buscar en ellas ninguna contraprestación. Lee un libro o un poema por el mero placer de leerlos; disfruta de un paisaje o una pieza musical; aprende y estudia cosas solo por el hecho de aprenderlas, aunque no tengan que ver con tus intereses; disfruta con cada descubrimiento que hagas, con cada ofrecimiento de la naturaleza. Esta receptividad abrirá tu mente y ampliará tu sabiduría, desarrollará tu capacidad de escucha y de observación, tu tolerancia y tu comprensión. 201 Hazte consciente de que a lo largo de la jornada vas a encontrar elementos que te distraigan de tus planes y quizá te cambien de rumbo o te descoloquen: un suceso imprevisto, una novedad chocante, una molestia indeseable, etc. Acepta lo inevitable e intégralo en tu vida, en lugar de tratar de luchar contra ello, irritarte y ponerte a la defensiva. Quién sabe qué nuevas posibilidades te está ofreciendo aquello que te llega 37

como una aparente distracción en tus esquemas prefijados. 202 Cultiva tu belleza, tanto exterior (un sano y moderado cuidado de tu cuerpo es síntoma de autoestima) como interior. Mejora tu modo de expresarte y de reaccionar, de tratar a los demás, de mirarlos y escucharlos. Aprende a elogiar a los otros, a darles aliento, a descubrir y atender sus necesidades. Pule tu carácter, elimina tus aspectos más toscos y rudos de tu carácter y de tu comportamiento. Eres el escultor de tu propia personalidad. 203 Respeta las normas de educación y acostúmbrate a utilizar palabras amables (buenos días, buenas tardes, buenas noches, gracias, no hay de qué, por favor, permítame...). No entiendas las normas de educación como reglas estrictas de una organización social, sino como oportunidades que se te brindan para relacionarte mejor con tus semejantes. Descubrirás que ser educado y cortés te permite desarrollar tu amabilidad, tu sociabilidad y tu generosidad. 204 Hazte con un cuaderno y anota en él todos aquellos textos, poemas, frases y pensamientos que te han servido de ayuda en algún momento. Amado Nervo, Audrey Hepburn, Blas de Otero, Juan XXIII, Khalil Gibran, Martin Luther King, Rabindranath Tagore, Robert Louis Stevenson, Rudyard Kipling, Séneca, Teresa de Calcuta... Personas de todas las épocas, de muy distintas procedencias, de muy diversas ocupaciones, han plasmado en esos escritos un fragmento de la esencia de la vida. Regresa sobre ellos cuanto necesites. 205 No te preocupes por la edad más de lo necesario, ni te angusties pensando en el paso de los años, pues corres el peligro de hacer que tu alma envejezca antes de tiempo. Antes bien, procura mantenerte atento a tu alrededor, con disposición de aprender y entusiasmo por continuar acumulando nuevas experiencias de vida. 206 En tu alrededor, muy cerca de ti, hay lugares que están vacíos, esperando a ser llenados con tu conducta. Habrá lugares vacíos de honradez, desiertos de justicia, desprovistos de amor. En tus manos está llenarlos de integridad, de rectitud, de disponibilidad. Habrá, por el contrario, lugares llenos de corrupción, de inquinas, de desasosiego. También aquí tendrás que actuar, y verter sobre ellos pureza, benevolencia y serenidad. 207 Sé justo contigo mismo: no te sobrevalores ni te consideres más de lo que eres, pero tampoco te infravalores, considerándote menos de lo que vales. Si obras con excesiva 38

soberbia, corres el riesgo de que alguien te ponga en evidencia delante de los demás, y sentirás un ridículo innecesario. Si te valoras con falsa humildad, puedes perder la ocasión de poner tus capacidades al servicio de los demás. 208 Analiza tu comportamiento cuando pierdes en el juego o en la práctica del deporte, o cuando pierde el equipo al que apoyas: puede que experimentes una cierta dosis de humillación, de frustración o incluso de indignación. Procura que no sea nunca mayor que tu esperanza, tu entereza y tu fortaleza. Utiliza tu derrota para aprender a levantarte de nuevo y reemprender la marcha, para construir y no para destruir. 209 Analiza también tu comportamiento cuando es tuya la victoria. Si te ensoberbeces, si humillas al contrincante, si pierdes el sentido de la realidad debido a la euforia, al engreimiento o a un falso sentimiento de superioridad, algo está fallando. Procura, por el contrario, mantener una actitud realista, respetuosa con el contrincante derrotado, moderada en la celebración y agradecida con todos los que han contribuido a tu victoria. 210 No temas a la duda ni huyas de las preguntas que te ayudan a crecer. Dudar es buscar, es mantener despierto el interés por las cosas, la curiosidad. Dudar es una actitud dinámica que mantiene activo el cerebro y los sentidos alerta, una actitud abierta a la esperanza de una mejora constante. 211 Implícate en cada actividad que desarrolles a lo largo de la jornada. Actúa con el convencimiento de que estás exactamente en el lugar en el que debes, y en el preciso instante en el que debes. Entrega de ti mismo todo lo que en ese momento puedes entregar. Incluso cuando la actividad que estás desarrollando no resulte todo lo bien que esperabas, llegado el final de la jornada podrás descansar satisfecho. 212 Comparte con los demás aquello que ilumina tu vida, que enriquece tu alma, que te hace feliz a manos llenas. La única manera de multiplicar tu felicidad es precisamente compartirla: si la ocultas a los demás, guardándotela para ti, se apagará como se apaga una vela en un sitio sin oxígeno, se pudrirá en tu interior como la levadura cuando no entra en contacto con la masa. Solo compartiendo tu felicidad serás feliz. 213 Trata de vivir con la máxima correspondencia posible entre palabra y acción. Que tu pensamiento se traduzca en tus palabras y se refleje en tus hechos; que tus hechos sean fieles a tu pensamiento y secunden tus palabras; que tus palabras afirmen tu pensamiento 39

y corroboren tus acciones. Si haces esto, tu vida será coherente, y en tu corazón habitarán la paz y la felicidad. 214 Un cierto afán por ganar dinero, por obtener los recursos que te permitan una vida digna, es legítimo. Pero no permitas que el dinero acabe siendo una fuente de agobio o una preocupación constante. Piensa que el dinero solo da la felicidad cuando se comparte con quien lo necesita más que tú. 215 Evita las comparaciones con otras personas; no son más que fuente de insatisfacciones, inseguridad, celos, envidia, baja autoestima, ambición, soberbia o egoísmo. En vez de ambicionar lo ajeno, disfruta y dignifica tu propio nivel de vida con tu trabajo, desarrollando tus capacidades personales y profesionales y luchando para que los demás puedan también alcanzarlo en un clima justo y fraterno. 216 Lo que ves en los demás solo es una parte de lo que realmente tienen o son, pero, junto con esa parte más «visible», existe una parte más impenetrable, que probablemente nunca llegues a conocer. No juzgues, pues, a nadie por lo que ves sin ponerte en la piel del otro, para poder, al menos, intuir lo que no ves. Evitarás con ello que te condenen con la misma facilidad. 217 ¿Quieres ser grande? Empieza por tratar a los demás con generosidad, nobleza y elegancia, buscando siempre favorecer su propio crecimiento, su propia realización personal. Preocúpate por ellos, escúchalos y ofréceles tu ayuda, pero siempre permitiendo que sean ellos quienes den el paso que les haga avanzar. Alégrate de sus éxitos, logros y progresos y anímales a levantarse y seguir adelante cuando caigan. Crecerá en ellos el agradecimiento, el respeto y la admiración por ti. 218 La vida es una continua elección, y toda elección conlleva una renuncia. Aprende a renunciar. Puedes renunciar a todo aquello que te paraliza, te impide crecer y avanzar. Puedes renunciar a todo aquello que es superfluo, que se amontona a tu alrededor y acaba por impedir tu movilidad y coartar tu libertad. Puedes renunciar a todo aquello que dificulta que tu capacidad de amar, de vivir el amor, se desarrolle. Si sabes renunciar, serás más libre y estarás más capacitado para el amor. 219 Cuando te enfadas con alguien, tienes varias opciones: alimentar la esperanza de la reconciliación y del perdón, obcecarte en el rencor por lo sucedido o permanecer en la 40

ensoñación del recuerdo de un pasado feliz anterior al enfado. Solo la primera opción te abre horizontes de futuro, pues solo la esperanza te permite avanzar. 220 Cuando tengas que aconsejar a alguien, o cuando tengas que reconvenirle o corregirle su conducta, hazlo con sumo cuidado. Para que tu consejo sea bien aceptado, tu corrección bien recibida, debe ser hecha con grandes dosis de prudencia, humildad, elegancia y educación. 221 Actúa con naturalidad, sin fingimientos ni exageraciones, sin poses ni disimulos. La naturalidad despeja la sospecha de todas tus cualidades. Sin naturalidad, los demás verán en tu amabilidad hipocresía, tu fortaleza los amedrentará, tu serenidad los inquietará y tu sinceridad los herirá. Comportarte con naturalidad dota a tus virtudes de autenticidad y veracidad. 222 Si lo juzgas todo con severidad y rigor, conforme a una norma inmutable y estricta, probablemente seas tachado de cruel. Si, por el contrario, todo lo pasas, movido por un exceso de piedad y misericordia, serás tenido por un pusilánime fácilmente manipulable. Procura, pues, que tus valoraciones estén asentadas sobre los dos pies: justicia y misericordia, y que sean regidas, a la vez, por la cabeza y por el corazón. 223 Si quieres conquistar el corazón de los demás, sé simpático. No se trata tanto de sonreír siempre (aunque seguramente sonreímos menos de lo que deberíamos), sino de compartir el sentimiento, el Si quieres conquistar el corazón de los demás, sé simpático. No se trata tanto de sonreír siempre (aunque seguramente sonreímos menos de lo que deberíamos), sino de compartir el sentimiento, el pathos del otro. Esto significa padecer con él y alegrarse con él, tener la capacidad de sentir con el otro, principalmente con aquel que nos necesita. Esta es la auténtica simpatía, y su fuerza es arrolladora. Si quieres conquistar el corazón de los demás, sé simpático. No se trata tanto de sonreír siempre (aunque seguramente sonreímos menos de lo que deberíamos), sino de compartir el sentimiento, el pathos del otro. Esto significa padecer con él y alegrarse con él, tener la capacidad de sentir con el otro, principalmente con aquel que nos necesita. Esta es la auténtica simpatía, y su fuerza es arrolladora. 224 Arrincona los prejuicios. Incluso en un mundo tan interconectado y global como el nuestro, es tremendamente fácil caer en el prejuicio y considerar al otro según sea su procedencia, su origen étnico, su idioma, su aspecto físico o hasta su profesión. Nunca sabes detrás de qué persona se esconde un sabio en humanidad, o en cuál está la semilla 41

de una hermosa amistad. 225 Vive con la tristeza adecuada los momentos tristes, pero no te dejes llevar por la melancolía. Si te centras en tu dolor y cierras la puerta a cualquier otro sentimiento, si alimentas constantemente tu pena con lágrimas y lamentos, te puedes sumir en un estado depresivo, en un abatimiento psicológico que te bloquea y te inutiliza para las relaciones con los demás. Piensa, más bien, que toda tristeza va acompañada de una esperanza, que toda pérdida supone también una ganancia, que toda lágrima lleva asociada una sonrisa. Sal de la melancolía y vuelve a mirar el horizonte de la vida. 226 Cuando des a una persona necesitada aquello que necesita –un abrigo, una bolsa de alimentos, una ayuda económica...–, hazlo como si tú mismo fueras quien lo recibe. La palabra necesitado es solo un adjetivo, pero el sustantivo, lo verdaderamente importante, es que se trata de una persona. Y para hacérselo notar, para que se sienta tal, deberás acompañar tu gesto de caridad, de solidaridad, por un gesto de amor, de humanidad, un gesto gratuito y desinteresado. 227 Si entiendes el amor como algo solemne, acabas por renunciar y contemplarlo como una realidad inalcanzable. Sin embargo, nada más concreto que el amor cuando este se hace escucha, comprensión y cercanía. Estas tres actitudes –escuchar, comprender y aproximarte– te permitirán vivir el amor en lo cotidiano, en todas tus relaciones personales: escucha al otro, ponte en su lugar, sé cercano a él. 228 Cuida con todo cariño y dedicación a tus mayores. No dejes que les invada el pensamiento de que están solos, de que ya no valen para nada y a nadie le importan. Una visita a tiempo, una llamada telefónica, un pequeño regalo, un dulce, una sonrisa, un beso... son pequeños detalles que te ofrecen como recompensa el volver a ver un brillo especial en sus ojos. 229 Procura no caer en los tópicos, en los prejuicios o en el desprecio cuando trates con personas de otras latitudes. Quien deja su país, y en muchas ocasiones su vida entera atrás, ha puesto en juego mucho de lo que tú no te atreverías a abandonar por nada del mundo, y está intentando salir adelante pese a las muchas dificultades que pueda encontrar. No le añadas tu hostilidad solo porque su color, su acento, sus costumbres, su música, su comida o su forma de vestir no te gustan. 230 42

No te dejes llevar solo por lo que dice la mayoría, por lo que está de moda, por lo que hace todo el mundo o porque lo anuncian en la tele y lo dicen en todos los medios. Mira siempre cuánta verdad, cuánta justicia, cuánta equidad, cuánto bien subyace detrás. Mira también qué posibles intereses, qué personas o grupos obtienen un beneficio si tú te adscribes sin rechistar a esa cuestión mayoritaria. 231 Acostúmbrate a hacer todas las cosas, hasta las más sencillas y cotidianas (desenchufar un electrodoméstico, barrer el suelo, atornillar un objeto...), del modo más correcto posible. Hacer las cosas del modo correcto no solo evita posibles efectos contrarios, sino que constituye una preparación para actuar con corrección en otras circunstancias más cruciales de la vida. 232 Las diversas maneras de entender y afrontar la existencia, las corrientes de pensamiento, los estilos de vida, las «filosofías», etc., te permiten ordenar y desarrollar tu vida según unos criterios determinados. Adóptalos en la medida en que te ayuden a vivir armónicamente, pero no dejes nunca que se conviertan en inflexibles normas que cumplir a rajatabla, en dictados que te esclavizan y anulan tu personalidad. 233 No te cierres a la posibilidad de nuevas iniciativas, de nuevos métodos de actuación, de nuevas soluciones por el mero hecho de que no se te han ocurrido a ti, o porque te has dejado llevar por la inercia, la comodidad o la vagancia. No antepongas la negativa ante la posibilidad de un cambio o la oferta de una variación, ni contestes que las cosas son así y que siempre se ha hecho del mismo modo. ¡Escucha, prueba, muévete! 234 No te desvincules de las instituciones y grupos sociales que existen y actúan en tu entorno: la comunidad de vecinos, una asociación cultural o educativa, una agrupación política o deportiva, una institución asistencial o caritativa, una organización de voluntariado. Solo vinculándote en ellas, aportando tu bondad, tu sensibilidad, tu formación y tu experiencia lograrás que mejoren y hagan mejorar, a su vez, la sociedad en su conjunto. 235 Asume el bien como una intención de vida, un ideal, un programa que debes cumplir, con tesón y disciplina, todos los días, desde la mañana hasta la noche. Si no trabajas con empeño por hacer el bien en todo momento, por perseguir el bien con cada uno de tus actos, estás cediendo espacio para que el mal, la desidia, la pereza, el egoísmo, la indiferencia ensanchen sus fronteras.

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236 Adorna tus hechos con palabras adecuadas, coherentes y sensatas; acompaña tus palabras con acciones pertinentes, consecuentes y oportunas. De lo contrario, estarás proclamando discursos ingeniosos, lanzando eslóganes incisivos o proclamas sugerentes, pero evanescentes, y te instalarás en la incongruencia y la fatuidad, tan generalizadas hoy día, de quienes dicen una cosa pero hacen la contraria. 237 Sé solidario y fraternal con los más pobres, desvalidos y necesitados y estarás humanizando la sociedad, despojándola de su aspecto más sombrío con la luz de tu actuación. Suma a tus actos la justicia debida y el amor necesario y estarás dotando a la sociedad de un talante más humano, de un rostro, unas facciones en las que todos pueden reconocerse. 238 Ten con respecto a los bienes un criterio de austeridad y generosidad a partes iguales: sé austero contigo mismo y generoso con los demás. Adopta para ti mismo un estilo de vida austero, evitando el despilfarro, lo superfluo y lo banal, pero sé generoso con los demás, especialmente con los más necesitados: que lo que guarda tu lado austero lo reparta tu faceta solidaria. 239 Responsabilízate de tus actos, pero también de tu inacción. Si permaneces impasible ante la injusticia, si miras hacia otro lado intentando no ver la miseria, si callas ante la mentira, si te escudas en el mutismo, por cobardía o por pereza, ante situaciones que están clamando a gritos un compromiso, también serás culpable de lo que no has hecho. No caigas en el pecado de omisión. 240 Cuando tengas que dar un paso crucial que marcará tu futuro, como cambiar de ciudad o país de residencia, por ejemplo, detente a analizar primero circunstancias similares ocurridas en el pasado, a ti mismo o a personas de tu entorno con las que te sientas especialmente identificado. Analiza también tu circunstancia presente, cómo y por qué has llegado a esa situación y qué renuncias te exigirá la decisión que tomes. Desde ese doble análisis, pasado y presente, la decisión que tomes será probablemente la más adecuada. 241 Consolida y fortalece aquellas costumbres positivas que acrecientan tus virtudes; por el contrario, controla y erradica, en la medida de lo posible, aquellas otras que sobrealimentan tus vicios. Y no permitas, bajo ningún concepto, que la costumbre 44

traspase la barrera de la inflexibilidad y se convierta en norma intransigente o en manía desmedida. 242 No quieras remediar nada con violencia, porque añadirás un nuevo mal al que ya existe. Puede que la solución pase por el dolor, físico o moral, que resulte dura y difícil de aguantar, puede que no estés de acuerdo con el remedio que otros te proponen, pero no reacciones ante ellos con violencia. Acepta la solución con resignación o paciencia, o rebélate y denúnciala si te parece fruto de una injusticia, rebate con argumentos sólidos a quienes la proponen, propón alternativas, pero nunca respondas con violencia, porque solo conseguirás empeorar las cosas. 243 Mantén siempre un espíritu de servicio, poniendo tus dones, capacidades y habilidades al servicio de los demás. Cuando obedezcas una orden o sigas unas instrucciones precisas, cuando trabajes en equipo, pero también cuando ejerzas el liderazgo, cualquier tipo de liderazgo, tenlo siempre presente: tu capacidad no te ha sido dada para endiosarte, para enriquecerte o para humillar al otro, sino para ponerla al servicio del bien común, esto es, al servicio de los demás. 244 Cuando tengas que corregir a otra persona, hazlo con prudencia. Mírate primero a ti mismo y destierra toda posible animadversión, toda acritud, todo fin interesado. Habla al otro sin ira, sin ganas de ofenderle, con el único interés de ayudarle a crecer y a madurar. Y no te ofendas ni te enfades si no acepta tu corrección. 245 Vive con coherencia a todos los niveles. Si crees en el amor, si lo experimentas como algo fundamental en tu vida, vive con amor, obra con amor, habla con amor y celebra el amor allá donde este se encuentre. Si no lo haces así, tu amor, tu fe, tu vida no resultarán creíbles. 246 No te resignes a que el mundo –las cosas, tu entorno– sea como es porque así ha sido siempre. Mantén viva la llama de la esperanza, el horizonte de la utopía, la ilusión de la infancia, la apuesta por el futuro. Si vives con esperanza, serás capaz de comprometerte, de formarte, motivarte y movilizarte para cambiar y mejorar el mundo. 247 Si quieres recobrar la autenticidad y ser honesto contigo mismo y con los demás, ponte frente al único espejo que no permite fingimientos, disfraces y disimulos. Solo ante Dios, en la oración, te ves a ti mismo desprovisto de mentiras, trucos y engaños. Mirarte de 45

vez en cuando en ese espejo de la oración te permitirá despojarte de superficialidades y falsedades y te ayudará a sincerarte contigo mismo, a ser cada vez más auténtico, más honesto, más cabal. 248 El aire que respiras, el aroma del café, el tintineo de la cucharilla contra la taza, el bullicio de la calle, el vuelo sonoro de vencejos y gorriones, la sonrisa de los niños, el beso matutino, el resplandor del sol tras de las nubes... Hay mil detalles a tu alrededor que te recuerdan a cada momento que estás vivo, que la existencia despliega ante ti una nueva oportunidad cada mañana. Da las gracias por ello y aprovecha el regalo de un nuevo día. 249 Si vives contra Dios, si dedicas tus fuerzas a negarlo, a combatirlo, a desterrarlo de tu existencia, estás alineándote, a la larga, contra el hombre, contra el ser humano en su conjunto, contra la sociedad y contra cada individuo concreto. Viviendo contra Dios, estás abriendo la puerta al egoísmo, a la violencia, a la desesperanza, al nihilismo más descarnado. 250 Recibe la corrección y el consejo con humildad y con gratitud. Si proviene de tu familia, de tus seres queridos, es un acto de amor, que te hará crecer y te enseñará a amar; si proviene de tus amigos, es un acto de lealtad que te hará madurar y te enseñará a compartir; si proviene de tus críticos, es un acto de honestidad que te hará desarrollarte en las debidas proporciones, sin sobredimensionar tu ego ni menoscabar tu autoestima, y te enseñará a respetar al otro. 251 No des más importancia a las cosas que te pasan que a tu propia actitud interior ante esas mismas cosas. La tormenta, el contratiempo o la dificultad pueden ser iguales para dos personas, pero una intentará tomar el timón, gobernar la nave de su vida en medio de la tempestad, y la otra se dejará llevar como un corcho flotando a la deriva. En tu interior está ya la capacidad de hacerte timonel o náufrago. 252 Desarrolla tu habilidad para deleitarte con la realidad, para aceptar aquello que no se puede modificar y sacar provecho de ello: busca el aspecto positivo de la lluvia y del sol, del frío y del calor, del azúcar y de la sal, de la montaña y del mar. En lugar de quejarte y cubrir tu frente con negros nubarrones, acéptalo, sonríe y disfrútalo. 253 Vuelve sobre el pasado sin miedo, libre de sentimientos de culpa o de ansiedad. Reconoce tus errores, corrígete en lo que estimes oportuno, pero hazlo sin 46

arrepentimientos estériles, sin lastrar tu presente y tu futuro de culpas inútiles, añoranzas evanescentes o condicionantes pretéritos. 254 Vive con discreción. No tengas afán de protagonismo ni busques el aplauso y la aprobación de nadie; no aspires a honores, privilegios o puestos destacados; no quieras figurar, salir en las portadas o ser reconocido por las calles. No busques tampoco ser el primero en escandalizar, sorprender, maravillar u horrorizar. 255 Está en tu mano hacer la vida más agradable o tolerable a los demás. Relaciónate con naturalidad y amabilidad, ofreciendo tu tiempo y tu ayuda a quien lo necesita sin reparar en diferencias físicas, raciales, sexuales o religiosas, sin preocuparte por el aspecto externo de nadie. Y hazlo todo con cariño. 256 Comunícate con los demás de forma asertiva y positiva. Formula preguntas de respuesta abierta interesándote por el punto de vista de tu interlocutor, demuestra confianza en él aportando información personal en el diálogo, y solventa las posibles discrepancias sugiriendo propuestas aceptables y buscando los puntos de convergencia entre ambos. Con ello dotarás de mayor contenido y profundidad a la conversación y harás que tu interlocutor mejore la estima y el concepto en que te tiene. 257 Aprende a decir «no» cuando sea necesario. No te sientas obligado a ceder siempre ante los deseos ajenos, a acatar su voluntad y doblegarte ante sus peticiones. Si sientes que debes negarte a algo, no te reprimas por miedo a ser considerado un antipático, por temor a herir los sentimientos de alguien o para evitar un sentimiento de culpa impuesto. 258 Trátate con cariño. Tú eres tu mejor amigo. Ten por ti mismo el mismo afecto que tienes por tus amigos, pasa con ellos el mismo tiempo que pasas con ellos, confía en ti de la misma que confías en ellos. Mejorará tu autoestima. 259 Tranquilízate, controla tu mal genio. No dejes que todo lo que ocurre te enfade, ni pienses que la gente hace o deja de hacer las cosas con la única intención de molestarte, de provocar tu disgusto y sacarte de quicio. Procura, más bien, ponerte en su lugar para averiguar la razón de sus actos, pensar en las situaciones en que te ha ocurrido algo similar y sobre todo, tomarte las cosas con más dosis de paciencia, tolerancia y sentido del humor.

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260 No te dejes llevar por la exigencia permanente de calidad, cantidad, velocidad, productividad... Cuando una actividad se convierta para ti en una exigencia permanente, cuando te haga sentir como un hámster corriendo incesantemente en la noria de su jaula, detente. Quizá no puedas dejar esa actividad, pero siempre podrás afrontarla de otra forma, igual que el hámster puede dejar de correr y apearse de la noria. 261 Si quieres erradicar la envidia de tu vida, comienza por reconocer qué despierta tu envidia y cómo se manifiesta: desinterés, desprecio, desafección, maledicencia, animadversión... Después, trata de cambiar tu actitud, tu valoración respecto de los éxitos, la belleza y la riqueza de los demás. Empatiza con ellos, valora sus circunstancias con una perspectiva positiva, alégrate con ellos, da gracias a Dios por su buena estrella. 262 No permitas que una sana ambición sobrepase sus límites y se convierta en pura codicia de querer más, de llegar más alto, de pisar más fuerte que los demás, de quedar siempre por encima de todos y de todo. Cuando caigas en esa tentación, vuelve sobre tus pasos y recupera el tiempo para hacer lo que te gusta y te divierte, para estar con aquellos a quienes amas, para dar de ti mismo, desinteresadamente, para volver a sentirte humano. 263 No esperes nunca nada de nadie, no quieras ninguna respuesta ni exijas ningún comportamiento a tus estímulos. Podrás así recibir con sorpresa, agrado y gratitud cualquier gesto, palabra, actitud o comportamiento que los demás te prodiguen. 264 Pon todo tu celo en ser cortés y educado con todas las personas. Contempla las normas de cortesía no como rígidas normas que se te imponen sin motivo y que coartan tu libertad, sino como oportunidades que se te conceden de poner en práctica tu humildad, de desarrollar tu amabilidad, de alimentar tu gratitud, de fomentar tu responsabilidad y de demostrar tu elegancia. 265 Acostúmbrate a hacer, de vez en cuando, un examen de conciencia, una evaluación, un análisis de tu situación personal. «Reúnete contigo mismo» y repasa tus acciones, tus motivaciones, tus sentimientos y sensaciones. Corrige y endereza lo que se desvía de tu proyecto de vida, dejando siempre al menos un resquicio a lo imprevisto, a lo fortuito, a lo inesperado. 266

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Cuida tus afectos. Rodéate de la gente adecuada para que tu corazón crezca, se expanda en el amor y en la solidaridad, para que tu personalidad se fortalezca y adquiera responsabilidad, equidad y justicia, para que tu espíritu se explaye y se reafirme tu humanidad y tu belleza interior. 267 Defiende tus opciones de vida, tus valores, tu libertad de elección y de opción. No temas hacer cosas diferentes de las que hacen los demás si realmente quieres hacerlas, si sientes que debes hacerlas. No de dejes llevar por el conformismo o por la mera costumbre en tus actuaciones, ni te achantes por el temor a la reprobación o el rechazo de los demás. Sin caer en la anarquía en o el libertinaje, tienes derecho a ser tú mismo frente a los demás. 268 No te escudes en una seguridad que te minimiza los riesgos pero te impide afrontar nuevas experiencias. Piensa que también es necesario dejarse seducir por el atractivo de lo desconocido, abandonar a veces la certeza para conocer la incertidumbre. Vive con valentía, sin temor a explorar espacios nuevos, abandonando la rigidez por la flexibilidad en el carácter, buscando un cambio ante la saciedad, el hartazgo o la monotonía. 269 No busques culpas ni culpables, sino causas que te ayuden a entender la situación y a tomar decisiones en consecuencia. Buscar la culpa propia te inhabilita para actuar y te genera frustración. Buscar la culpa en los otros, o tener un sentimiento de culpa generado por otros, crea inseguridad e impide el crecimiento. En cambio, si buscas las causas podrás orientarte a ti mismo y a los otros hacia el cambio o la mejora, hacia la solución del problema. 270 Trata a la gente con respeto, con la debida estima y reconocimiento de su especial valía, incluso con admiración por lo que significan para ti o aportan a tu vida, y siempre con humildad. Pero no consientas que se pongan en un pedestal por ello, ni los pongas tú en altares inalcanzables. No dejes que te dominen ni te exijan adoración o adhesión sin fisuras, no permitas que te humillen, que te ridiculicen, que te traten con desdén, indiferencia, desprecio. 271 No permitas que el peso del pasado paralice tu camino, te impida avanzar. Más bien afróntalo como una herramienta que te ayuda a elegir mejor las opciones, los caminos que tomar. En tus manos está hacer que el pasado sea una mochila cargada de piedras a la espalda o una brújula que te ayuda a orientarte sobre el plano del futuro.

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272 Cuando recibas la aprobación de los demás, agradece el halago y disfruta la satisfacción del momento. Pero no permitas que ese bienestar se apodere de ti hasta hacer que busques, siempre y para todo, la aprobación de los demás. De lo contrario, solo dirás lo que otros quieren que digas, solo serás lo que otros quieren que seas, solo harás lo que otros quieren que hagas. Vuelve a tomar las riendas, recupera el control, restaura la seguridad en ti mismo. 273 Mantente abierto a los cambios, dispuesto a modificar, a mejorar tus actitudes, a crecer. Reconoce que la vida cambia, y que tú puedes cambiar con ella, entrar en su dinamismo para adaptarte a nuevas situaciones, para romper viejos condicionantes que han dejado de ser válidos y te constriñen impidiendo tu desarrollo. 274 Vive el presente, disfruta con intensidad de tus acciones en el momento en que estas se desarrollan, pon en ellas todos tus sentidos y tu atención. Cuando estés cenando con los amigos, practicando un deporte, visitando un museo o haciendo una excursión por la montaña, por ejemplo, haz exactamente eso y no otra cosa, céntrate exactamente en eso que estás haciendo. A menudo ocupamos el tiempo presente en darle vueltas al pasado o en planificar el futuro, ¡y no percibimos el deleite de lo que estamos haciendo! 275 Afronta la existencia de problemas en la vida con realismo, fuera de utopías o visiones ilusorias e infantiles, pero con optimismo y afán de superación. El gozo de la vida está, precisamente, en mirar a los problemas de frente y poner todo el empeño en solucionarlos, en superarlos para seguir avanzando, evolucionando, existiendo, en definitiva. 276 Evita que la maldad crezca o se desarrolle a tu alrededor: no prestes oídos a rumores, infundios, bulos, chismes y cotilleos, ni uses tu lengua para extenderlos; no detengas tu mirada sobre las desgracias o las vergüenzas de los demás más tiempo del que emplees en ayudarles ni te regodees en sus debilidades. Y no extiendas lo que oyes y lo que ves con tu palabra, no pregones a los cuatro vientos lo que sabes o crees saber de los demás. Sé prudente, discreto, respetuoso, bondadoso y bien pensado. 277 Si renuncias a medir a los demás según tus propios patrones, si rechazas criticarlos por todo lo que hacen, si dejas de señalar constantemente sus errores y defectos, estarás preparando el terreno para sembrar el bien. Si, además, comienzas a fijarte en lo 50

positivo, amable y hermoso de los demás, por imperceptible que te parezca al principio, si les manifiestas con sinceridad cada detalle que valoras en ellos, estarás haciendo crecer el bien, harás que la bondad se multiplique hasta el infinito. 278 «Ahora» es siempre un buen momento para comenzar aquello que te has propuesto, iniciar una terapia de choque contra los defectos que quieres modificar en tu vida o dar comienzo al asalto del escollo que te obstaculiza el camino. No retrases el proceso con frases del tipo: «Tan pronto como pueda», «En cuanto tenga tiempo», «En enero empiezo a...». Si ya estás decidido, «Ahora» es la palabra.«Ahora» es siempre un buen momento para comenzar aquello que te has propuesto, iniciar una terapia de choque contra los defectos que quieres modificar en tu vida o dar comienzo al asalto del escollo que te obstaculiza el camino. No retrases el proceso con frases del tipo: «Tan pronto como pueda», «En cuanto tenga tiempo», «En enero empiezo a...». Si ya estás decidido, «Ahora» es la palabra.

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Algunas obras de referencia

ALBISETTI V., Para ser felices. Psicoterapia para todos, San Pablo, Madrid 19952. BARANDIARÁN IRÍZAR L. DE, Al paso de la vida. Reflexiones y vivencias, San Pablo, Madrid 1994. BERTRÁN QUERA M., Revivir. Pensamientos para renovar tu vida, Herder, Barcelona 19804. BESTARD COMAS J., Crecer por dentro. Reflexiones radiofónicas, San Pablo, Madrid 2000. CAMPOS HERRERO J., Encontrarse con uno mismo. Pautas para una transformación positiva, San Pablo, Madrid 1994. CASTRO MIRAMONTES F. J., La vida es amable. Pensamientos desde la fe, San Pablo, Madrid 2005; La vida en palabras. Cartas del corazón, San Pablo, Madrid 2007. FERNÁNDEZ V. M., Vivir en paz. Del lamento a la libertad interior, San Pablo, Madrid 2001. FERNÁNDEZ-DAZA C. (ed.), Séneca: Invitación a la serenidad. Lecciones para el hombre ocupado, Temas de Hoy, Madrid 1996. FIZZOTTI E., Para ser libres. Logoterapia cotidiana, San Pablo, Madrid 2011. GRÜN A., Superar la crisis. Confía en tu fuerza, San Pablo, Madrid 2011. KELLNER H., No te compliques la vida. La estrategia antienfado, San Pablo, Madrid 1997. LARRAÑAGA I., Del sufrimiento a la paz. Hacia una liberación interior, San Pablo, Madrid 2010. NAVARRETE R., El aprendizaje de la serenidad. Para un control de la mente, San Pablo, Madrid 201011; El crecimiento personal. Crecer como persona, crecer como creyente, San Pablo, Madrid 20002. NERVO A., Plenitud, Aguilar, Madrid 2008. P ABLOS MÉNDEZ J., Al paso de los días, San Pablo, Madrid 1999. P ERALES P ONS E., El arte de vivir. Un camino a la serenidad, San Pablo, Madrid 2005. RODRÍGUEZ J. V., Manuel Lozano «Lolo», ¡enséñanos a orar!, San Pablo, Madrid 2010. ROGER DE T AIZÉ, HNO., En ti la paz. Meditaciones para cada día del año, San Pablo, Madrid 20073. ROJAS E., El amor: la gran oportunidad. Tú puedes conseguir un amor duradero, Temas de Hoy, Madrid 2011. RUIZ GONZÁLEZ S., Crecer como persona. Etapas y obstáculos, San Pablo, Madrid 20013. SANTOS IGLESIAS A. M. (ed.), Mi agenda 1998-2012, San Pablo, Madrid 1997-2011. VÁZQUEZ BORAU J. L., 1.000 pensamientos para iluminar la vida, PPC, Madrid 2011. 52

http://www.losmartesortega.blogspot.com/ http://pensamientosemanal.blogspot.com/ http://blogs.periodistadigital.com/carmen-guaita.php

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Índice temático

(El número se refiere al orden de los consejos, no al número de página)

Abandono 184, 188, 198, 229, 268 Acción 7, 50, 51, 74, 90, 114, 143, 144, 150, 163, 180, 183, 188, 213, 236, 265, 274 Aceptación 5, 21, 24, 27, 28, 33, 34, 41, 60, 65, 75, 96, 101, 108, 220, 244, 252, 256 Acogida 39, 72, 105, 135, 194 Adaptación 10, 23, 61, 273 Admiración 37, 199, 217, 270 Adversidad 22, 119 Aflicción 107 Alegría 2, 9, 32, 57, 85, 100, 110, 127, 129, 135, 142, 153, 167, 179, 190, 223, 261 Alma 114, 117, 157, 170, 191, 197, 205, 212 Amabilidad 72, 81, 82, 100, 117, 119, 130, 139, 157, 165, 172, 199, 203, 221, 255, 264, 277 Amistad 27, 49, 76, 142, 149, 224, 250, 258, 274 Amor 3, 4, 14, 43, 44, 48, 59, 67, 68, 82, 87, 93, 94, 98, 99, 108, 112, 113, 127, 135, 148, 153, 158, 160, 165, 170, 178, 180, 185, 191, 195, 206, 218, 226, 227, 237, 245, 250, 266 Ánimo 95, 112, 166, 176 Apego 83, 89 Aprendizaje 10, 11, 75, 101, 102, 119, 200, 205, 208 Austeridad 238 Autenticidad 5, 14, 77, 101, 163, 221, 223, 247 Autoestima 53, 112, 202, 215, 250, 258 Aventura 12, 83, 125 Ayuda 1, 4, 7, 25, 32, 51, 63, 104, 105, 117, 118, 130, 152, 153, 161, 164, 167, 184, 189, 197, 204, 210, 217, 226, 244, 247, 255, 271, 276 Belleza 26, 67, 113, 173, 181, 202, 261, 266 Benevolencia 206 Bien 73, 78, 79, 87, 101, 108, 230, 235, 243, 277 Bondad 50, 79, 85, 108, 112, 130, 181, 234, 277 Cambio 5, 27, 35, 40, 44, 66, 186, 201, 233, 240, 246, 261, 268, 269, 273 Camino 3, 12, 20, 24, 39, 46, 61, 63, 75, 103, 123, 132, 147, 150, 152, 169, 175, 178, 184, 271, 278 54

Carácter 202, 268 Caridad 101, 158, 226 Cobardía 177, 239 Codicia 72, 262 Coherencia 126, 163, 174, 213, 236, 245 Colaboración 4 Compartir 2, 3, 32, 39, 48, 57, 119, 135, 142, 155, 190, 194, 212, 214, 223, 250 Compasión 76 Comprensión 10, 33, 59, 62, 92, 97, 185, 197, 199, 200, 227 Compromiso 3, 32, 162, 239, 246 Comunicación 39, 256 Conciencia 29, 33, 36, 51, 143, 265 Concordia 87 Confianza 16, 25, 105, 127, 136, 152, 155, 175, 180, 191, 192, 196, 256, 258 Conflicto 182 Consejo 25, 140, 220, 250 Constancia 26 Consuelo 72, 155, 197 Consumo 117, 165 Contradicción 40 Convencimiento 211 Conversación 256 Conversión 13, 49, 87, 120, 160, 165, 170, 178 Corazón 2, 44, 49, 58, 59, 67, 82, 85, 92, 98, 102, 110, 111, 114, 127, 130, 140, 142, 156, 157, 161, 164, 167, 173, 177, 179, 180, 185, 187, 191, 192, 213, 222, 223, 266 Creatividad 13 Cuerpo 99, 159, 165, 202 Cultivar 54, 62, 104, 112, 173, 200, 202 Cultura 27, 62, 234 Deber 4, 5, 15, 19, 20, 22, 28, 33, 41, 48, 51, 60, 61, 98, 157, 162, 166, 175, 211, 220, 223, 226, 235, 257, 267 Decisión 16, 47, 52, 61, 103, 162, 240, 269, 278 Denuncia 68, 242 Desánimo 21, 23, 137, 188, 189 Desarrollo 8, 15, 16, 20, 21, 23, 49, 88, 120, 200, 203, 211, 215, 218, 232, 250, 252, 264, 273, 274, 276 Desesperanza 59, 175, 197, 249 Desgracia 113, 135, 276 Desinterés (actos desinteresados) 14, 70, 92, 226, 262 Desprendimiento 56 Diálogo 25, 40, 92, 133, 256 55

Diferencia 3, 33, 64, 78, 101, 164, 255, 267 Dificultad 38, 73, 74, 105, 150, 196, 198, 229, 242, 251 Dignidad 101, 165, 199, 214, 215 Dinero 214 Dios 36, 85, 94, 136, 152, 153, 180, 193, 247, 249, 261 Discreción 48, 184, 254, 276 Dolor 19, 32, 59, 76, 94, 107, 127, 153, 178, 179, 190, 225, 242 Dominio 69, 120, 137, 141, 165, 166, 196, 200, 270 Economía 66, 113, 226 Egoísmo 50, 81, 93, 108, 126, 146, 163, 215, 235, 249 Ejemplo 4, 66, 92, 188, 197 Elección 218, 267, 271 Enemistad 29, 87, 149, 158 Enfermedad 159, 160, 189 Entusiasmo 54, 190, 205 Envidia 37, 81, 97, 135, 215, 261 Error 8, 34, 65, 182, 253, 277 Esclavitud 148, 232 Escucha 25, 31, 39, 40, 88, 102, 104, 105, 140, 149, 171, 184, 185, 191, 200, 202, 217, 227, 233 Esfuerzo 37, 149, 154, 164, 182, 185, 196 Esperanza 2, 8, 18, 32, 72, 94, 112, 142, 150, 173, 178, 179, 180, 187, 192, 195, 208, 210, 219, 225, 246 Espíritu 7, 26, 27, 50, 73, 92, 98, 99, 100, 110, 111, 113, 114, 118, 179, 189, 243, 266 Estudio 84, 121, 200 Eternidad 1 Éxito 178, 217, 261 Experiencia 8, 17, 19, 94, 108, 141, 147, 156, 164, 205, 234, 268 Familia 27, 250 Fanatismo 133 Fe 98, 99, 136, 152, 175, 180, 192, 196, 245 Felicidad 9, 27, 36, 89, 103, 117, 128, 154, 168, 178, 212, 213, 214, 219 Fidelidad 77, 213 Firmeza 61, 157, 188 Formación 21, 234 Fortaleza 112, 146, 208, 221 Fracaso 16, 26, 178 Fraternidad 148, 215, 237 Fuerza 15, 22, 112, 118, 145, 172, 223, 249 Futuro 8, 65, 88, 118, 178, 196, 219, 240, 246, 253, 271, 274 Generosidad 44, 50, 73, 79, 81, 92, 95, 113, 126, 130, 139, 173, 181, 194, 203, 217, 56

238 Gobierno 251 Grandeza 124 Gratuidad 14, 168, 226 Hábito 104 Hipocresía 73, 221 Honradez 97, 206 Hospitalidad 31 Humanidad 113, 148, 181, 199, 224, 226, 266 Humildad 10, 57, 73, 95, 163, 173, 175, 176, 199, 207, 220, 250, 264, 270 Humor 1, 57, 134, 159, 161, 164, 259 Ideales 115, 235 Ideas 25, 68, 106, 115, 118, 158, 235 Ideología 138 Iluminación 51, 67, 212 Imitación 50, 113 Impaciencia 186 Imprevisto 38, 201, 265 Inacción 239 Indiferencia 235, 270 Infelicidad 141 Influencia 30 Injusticia 5, 90, 183, 239, 242 Insatisfacción 215 Integridad 16, 206 Inteligencia 62, 80, 99, 134 Intención 134, 143, 182, 235, 259 Interés 3, 39, 68, 92, 102, 139, 184, 199, 200, 210, 230, 244, 256 Interioridad 48, 62, 67, 70, 88, 111, 112, 118, 132, 167, 174, 184, 191, 202, 212, 251, 266 Ira 80, 181, 183, 244 Justicia 68, 73, 101, 103, 119, 148, 157, 158, 206, 207, 215, 222, 230, 237, 266 Lealtad 101, 250 Lectura 156, 200 Lenguaje 10, 71, 114, 157, 276 Libertad 101, 103, 158, 191, 218, 264, 267 Limitación 21, 28, 91, 146, 262 Madurez 186, 244, 250 Mal 34, 55, 80, 193, 235, 242, 259 Maldad 276 Meditación 58, 62, 111 Mentira 87, 96, 239, 247 57

Meta 23, 24, 37, 74, 129, 169 Método 233 Mezquindad 50, 180 Miedo 5, 13, 22, 56, 75, 87, 106, 146, 167, 177, 253, 257 Milagro 26, 119 Miseria 143, 239 Misericordia 73, 148, 222 Misión 3, 125 Modestia 81 Muerte 42 Mundo 11, 17, 27, 32, 36, 70, 73, 100, 148, 165, 193, 224, 229, 230, 246 Nobleza 50, 217 No-violencia 87 Obediencia 198 Observación 18, 35, 200 Odio 80, 87, 127, 158, 177, 181 Ofensa 90, 95, 145, 177, 181, 244 Olvido 1, 40, 61, 77, 93, 100, 136, 161, 174 Omisión 15, 163, 182, 239 Oración 58, 76, 176, 189, 247 Organización 33, 203, 234 Orgullo 73, 74, 81, 94 Paciencia 26, 44, 46, 73, 171, 186, 188, 191, 192, 199, 242, 259 Pasado 8, 10, 19, 65, 91, 97, 178, 191, 197, 219, 240, 253, 271, 274 Pasión 106, 129, 137, 148 Paz 27, 30, 33, 70, 87, 101, 118, 119, 127, 158, 177, 180, 192, 213 Pena 57, 152, 167, 190, 225 Pensamiento 2, 6, 49, 59, 60, 74, 77, 133, 166, 189, 204, 213, 228, 232 Pequeñez 164 Perdón 8, 82, 93, 95, 97, 127, 158, 177, 185, 199, 219 Pereza 235, 239 Perfección 21, 57, 78, 94 Perseverancia 26, 101, 123, 162, 188, 196 Persona 1, 2, 15, 16, 27, 29, 31, 32, 33, 36, 37, 39, 43, 46, 49, 50, 64, 66, 70, 87, 89, 100, 101, 102, 105, 114, 115, 116, 120, 122, 130, 138, 148, 160, 165, 166, 168, 170, 173, 186, 188, 192, 194, 197, 199, 204, 215, 224, 226, 229, 230, 240, 244, 251, 264 Personalidad 165, 196, 202, 232, 266 Placer 11, 177, 200 Pobreza 237 Poder 58, 73, 107, 146 Presente 10, 19, 52, 65, 91, 119, 125, 173, 199, 240, 253, 274 58

Progreso 45, 217 Prudencia 4, 220, 244 Pureza 14, 34, 48, 59, 111, 161, 206 Razón 13, 80, 82, 85 Realismo 19, 275 Realización 217 Recompensa 56, 228 Rectitud 143, 206 Recuerdo 1, 89, 219 Reflexión 7, 22, 25, 111, 114, 115, 154 Responsabilidad 34, 111, 118, 136, 169, 193, 239, 264, 266 Riesgo 12, 20, 75, 83, 89, 124, 125, 144, 207, 268 Riqueza 261 Sabiduría 19, 62, 106, 171, 199, 200 Sacrificio 44 Santidad 79, 157, 161 Seguridad 30, 83, 112, 120, 215, 268, 272 Sencillez 117, 134, 161, 194, 231 Sensibilidad 31, 153, 172, 181, 234 Sentimiento 6, 39, 153, 156, 190, 209, 223, 225, 253, 257, 265 Servicio 207, 243 Silencio 54, 58, 104, 111, 118, 121, 197 Simplicidad 57 Sinceridad 6, 14, 59, 67, 73, 77, 82, 101, 157, 167, 176, 187, 199, 221, 247, 277 Soberbia 94, 207, 209, 215 Soledad 64, 121, 125, 152, 179, 228 Solidaridad 32, 66, 76, 100, 101, 113, 148, 181, 189, 193, 226, 237, 238, 266 Suerte 16 Sufrimiento 32, 34, 43, 76, 89, 107, 152, 153, 159, 160, 175, 179, 185, 193, 197 Superficialidad 59, 247 Temor 7, 13, 144, 257, 267, 268 Ternura 113, 120, 146, 155 Testimonio 158, 160 Tiempo 2, 7, 8, 39, 40, 54, 65, 84, 100, 118, 125, 131, 154, 158, 161, 178, 186, 205, 228, 255, 258, 262, 274, 276, 278 Tolerancia 73, 133, 199, 200, 259 Trabajo 9, 27, 33, 55, 70, 84, 132, 137, 138, 141, 158, 182, 215, 235, 243 Tristeza 8, 32, 80, 153, 167, 179, 225 Tropiezo 57, 75, 123 Unidad 142 Utopía 246, 275 Valentía 56, 268 59

Vejez 205 Venganza 80, 177, 181, 183 Verdad 5, 24, 46, 64, 77, 87, 96, 101, 103, 106, 158, 163, 193, 230 Vicio 69, 241 Victoria 22, 177, 196, 209 Violencia 145, 158, 183, 193, 242, 249 Virtud 50, 81, 99, 221, 241 Vocación 88, 151, 160 Voluntad 53, 112, 257

60

Índice

MOMENTOS

DE SABIDURÍA

Introducción

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19

61

20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 62

48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 63

76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102 103 64

104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128 129 130 131 65

132 133 134 135 137 138 139 140 141 142 143 144 145 146 147 148 149 150 151 152 153 154 155 156 157 158 159 160 66

161 162 163 164 165 166 167 168 169 170 171 172 173 174 175 176 177 178 179 180 181 182 183 184 185 186 187 188 67

189 190 191 192 193 194 195 196 197 198 199 200 201 202 203 204 205 206 207 208 209 210 211 212 213 214 215 216 68

217 218 219 220 221 222 223 224 225 226 227 228 229 230 231 232 233 234 235 236 237 238 239 240 241 242 243 244 69

245 246 247 248 249 250 251 252 253 254 255 256 257 258 259 260 261 262 263 264 265 266 267 268 269 270 271 272 70

273 274 275 276 277 278 Algunas obras de referencia Índice temático

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