Modelo Agroexportador El Salvador

March 31, 2019 | Author: Jorge Benítez A | Category: Guatemala, El Salvador, Spain, Coffee, Agriculture
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MODELO AGROEXPORTADOR EL SALVADOR 1- Agroexportación en la colonia. 

Monocultivos de exportación y tributos a la corona.

A la llegada de los españoles a nuestro continente luego llamado América, y específicamente al territorio ahora denominado “El Salvador”, un olvidado Junio de 1524 tropas españolas de conquista ”intensamente iluminadas por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre…”[1] al mando de un tal Pedro de Alvarado procedentes de México-Tenochitlan y de Iximché-Quauhtemallan con la misión de que su Majestad (el rey de España) fuese más servido aún y señorease más territorios[2], se encontraron con diversas etnias mayormente pipiles[3] divididos territorialmente en cacicazgos dominados por el de Cuzcatlán que en su mayoría dedicaban su actividad a las faenas del campo, cuyo cultivo era obligatorio, que no conociendo el arado, ni animales de carga, de tiro y montura cosechaban en abundancia: maíz, frijol, cacao, etc., y que guardaban –el producto- en silos apropiados[4]. Que ante el mensaje de Pedro de Alvarado: “que no les haría la guerra, ni tomaría de lo suyo, sino los atraería al servicio de su Dios y su majestad” nuestros indígenas respondieron: “que ellos no reconocían a nadie… que si para algo los quería que ahí estaban en la sierra esperando con sus armas.”[5] Rebeliones contra la dominación española que se cesaron finalmente -durante la colonia- en 1547. “Termina la vida y empieza la sobrevivencia”. Tras la fundación inicial de la Villa de San Salvador nuestros indígenas enfrentaron el impacto de la reorganización que implicó la conquista; los españoles aplicaron nuevos conceptos entre éstos la función de la tierra su asentamiento y propiedad, el país y sus habitantes estaban ahí para ser explotados en beneficio de sus conquistadores, pronto éstos –los españoles- encontraron frutos aptos para la exportación (primero el cacao y bálsamo en menor medida, y más tarde el añil) [6]. Con la incorporación plena de nuestro territorio al sistema de gobierno de la monarquía española, el aprovechamiento de las riquezas naturales y obtención de los mayores provechos en la nueva conformación social y económica fue algo de primera importancia, para allegar los mayores ingresos al fisco[7]. Así el cacao fué la primera organización comercial de un cultivo nativo, que dada la pericia del agricultor indígena (además del significado religioso) la cosecha estuvo a cargo de éste, mientras el español se contentaba con la recolección de los granos de cacao y la organización de su venta. La intensificación de la demanda del cacao subió su valor de comercio, a fines del siglo XVI el chocolatl (bebida hecha de cacao) se había convertido ya en la más popular de Nueva España y Guatemala. La provincia de Izalco pronto sobresalió por la cuantía de su producción, y se convirtió en el centro de

operaciones donde acudieron organizaciones comerciales españolas y los indígenas llevando el cacao y bálsamo para su venta -y también trueque-; a fines de siglo su producción -de cacao- era mayor que la de cualquier otra parte de América[8]. Al estar Izalco bajo el dominio de los encomenderos[9] los comerciantes españoles fundaron su propio centro de operaciones en Sonsonate, el cacao provocó su rápido crecimiento e hizo de ésta la ciudad más próspera de la colonia y enriqueció a dichos comerciantes; para 1585 era el mayor centro de asentamiento español en Centroamérica, aunado a la buena racha del cacao cuya renta anual oscilaba los 500 mil reales -más de un tercio de la producción de la Audiencia de Guatemala-, época en que barcos de Perú y Panamá partían anualmente con 12000 zurrones de cacao, mientras 5000 salían por tierra a Oaxaca y otras partes. Las bulas papales (1571)[10] declaraban sacrilegio dañar o destruir el árbol de bálsamo, otro producto pre conquista que ya practicaban nuestros indígenas, y que los españoles organizaron también su producción con fines comerciales, su demanda creció en Nueva España y Europa, conocido como el “bálsamo del Perú”[11]. Pronto Venezuela y Guayaquil se sumaron a la producción de cacao y Brownling refiere que “hay referencias que en 1722 las cenizas de la erupción del volcán de Izalco había arruinado a muchos huertos de cacao”, también nos dice que “es posible conjeturar sobre las razones de la desaparición casi completa del cultivo del cacao y de la recolección del bálsamo en El Salvador… primero la desaparición drástica de la población por las epidemias de viruela, sarampión, malaria y fiebre amarilla”[12]pérdida de población indígena, mano de obra de ambos productos que recordando se encargaban gracias a su pericia de la producción, mientras los españoles sólo lo comerciaban.

Con el desarrollo de la población bajo la conquista española y la continua consolidación de administraciones locales y gobiernos provinciales, desenvolvimiento comercial y explotación de las riquezas americanas tanto los metales preciosos –lo más codiciadocomo la agricultura –en el caso salvadoreño la explotación mineral fue muy reducida-. Desarrollo que permitió a la Real Hacienda iniciar la recaudación fiscal consolidándola y aumentándola con el tiempo. Los ramos principales de la Real Hacienda fueron los tributos: quinto real, almojarifazgo, la alcabala y el diezmo, que podían pagarse en dinero y en especie según censo levantado por las autoridades. Tabla 1º. Tipos de tributos a la corona española (1500-1700) La alcabala

Almojarifazgo.

Recaía sobre la transferencia de bienes, compraventa, donaciones y herencias, impuesto ad valórem, entró en vigencia en 1591, con una tasa de 2%, recaudado por los alcaldes. Derecho aduanal ad valórem cobrado en puertos peninsulares y americanos,

Diezmo.

Quinto real.

en el S. XVI se le agregó el impuesto “avería”, para pago de defensa de barcos, pagando 2.5% a la salida de España y más del 5%al llegar a América. 10% de la producción bruta pagado a la Iglesia Católica, impuesto por la corona española, el 50% de lo recaudado era de la iglesia, lo restante se dividía entre obispos y otras dignidades, hospitales, Real Hacienda, etc. Ingreso proveniente de la minería que no siempre fue el quinto, se cambió hasta el doceavo, dando a elegir entre el diezmo y el quinto.

Fuente: Elaboración propia, tomando en cuenta los estancos más significativos.

Por ley, las colonias españolas sólo podían comerciar con un puerto en España, incluso hubo trabas para el comercio entre colonias, monopolio en época mercantilista, que le dió supremacía en Europa, mismo que duró más de dos siglos. Dado la primacía agrícola de la actividad económica en nuestro país El Salvador, caracterizado por las exportaciones de cacao y bálsamo, producto del comercio de éstos en su momento más elevado llegó a pagar el puesto de Acajutla 1573,87 pesos[15], en concepto de almojarifazgo cuando puertos del Atlántico aportaban 520 pesos, cosa contraria sucedería con la caída del cacao y bálsamo. Con la caída del cacao y el bálsamo del Perú, el cultivo de añil[16] se constituyó en una empresa netamente española, producto que se comercializaba ya desde 1948 en el comercio entre colonias y metrópoli, Portugal Holanda e Inglaterra importaban grandes cantidades de colorante, España en vista de los adelantos comerciales de sus rivales europeos concedió gran importancia al descubrimiento de variedades indígenas, y Brownling nos relata que en El Salvador la existencia de arbustos Indigofera tinctoria y Indigofera suffruticosa -usados para producir el tinte colorante índigo (color azul verdoso)-, que ya se usaban como pigmentos y plantas medicinales. Con la disminución de población indígena y consecuencia de esto la vasta extensión de tierra disponible, el descubrimiento del añil en américa y adelantos comercial, los españoles iniciaron la producción en tierras “propias” empleando a los indígenas sobrevivientes para su cultivo, pronto El Salvador lideró la producción, los suelos fértiles, ligeros y bien drenados que el cultivo necesita se encontraron acá, y de las cenizas del volcán de Izalco que opacaron al cacao, surgió el nuevo monocultivo de exportación: el añil “se convirtió en la casi exclusiva producción de ésta provincia”[17]. 

Principales estancos coloniales.

En plena época mercantilista y bajo el reinado de los Hasburgo, hubo prohibición para que en algunas industrias incursionaran particulares y estaban reservadas sólo para el Gobierno, el cuál las podía emprender o ceder el derecho de realizarlas a un particular, se tara de los estancos. Monopolios

controlados por la corona que o que otorgaba a particulares para su producción y comercialización –de ciertas mercancías-[18]. Los principales estancos que fueron establecidos en ésta época fueron: el papel sellado y timbre, la sal, los naipes, el mercurio y la pólvora. El monopolio del papel sellado y timbre permaneció durante toda la época monárquica en la colonia, establecido en 1536, impuesto indirecto para la validación de documentos; el estanco de la sal establecido en 1632, que en El Salvador lo constituyeron las salinas de Ayacachapa, Sonsonate, muy apegado desde luego al comercio del cacao, que era exportado en zurrones cuya elaboración implica el uso de la sal, y su uso para preparar tasajo y carnes secas. El estanco de la pólvora siempre fue un argumento de seguridad de la corona con el que evitaba que los rebeldes obtuvieran acceso a ésta, además de su rentabilidad por la imposición de costumbres religiosas en las que muchas celebraciones hacía-y aún hoy- uso de juegos pirotécnicos; en algunas colonias incluso se crearon estancos de pimientas y otros, etc. 2. Proceso independentista. 

Reformas Borbónicas.

Con la muerte de Carlos II en 1700, último rey de los Austrias llegó al poder el Borbón Felipe V, fecha en que los intelectuales españoles eran influenciados por el liberalismo económico inglés y la ilustración francesa; al conjunto de reformas impulsadas en ésta línea por el nuevo rey en España y sus colonias – más allá de su ineficacia- se les llamó “reformas borbónicas”. Lo real es que las reformas buscaban superar la crisis fiscal en que estaba sumida España legado de los reyes de Austrias, de las cuales se pueden resaltar las reformas administrativas y económicas. Dentro de las administrativas se implementó la creación de Intendencias (cuyas funciones administrativas debían ser otorgadadas por la corona sólo a profesionales para ejercerlas) dentro de la que se enmarca la creación de la Intendencia de San Salvador en 1785. Dentro de las reformas económicas se consideraba: 1. Especialización de las colonias en producción de materias primas útiles a la industria española. 2. Supresión de privilegios de las compañías comerciales monopólicas. 3. Libertad de comercio entre las colonias pero proteccionismo frente a las otras potencias europeas. 4. Mejoras fiscales y creación de nuevos estancos. El discurso que alentaba tales medidas era el de: “abandonar el sistema económico monopolista imperante e introducir en un ambiente de paz, el comercio, la agricultura y la manufactura generadora de desarrollo social y económico sobre los rieles del libre comercio”[19]

En Guatemala tales medidas fortalecieron a la élite comercial guatemalteca, incrementaron el contrabando y fraude de los estancos, se implementaron con poco apoyo institucional en una contradicción de liberalismo interno y proteccionismo externo con subida de impuestos que fomentaron las economías subterráneas. En la intendencia de San Salvador esto aumento el enfrentamiento entre la élite comercial guatemalteca y los productores de añil. 

Intereses económicos.

El añil ya era el principal producto de exportación de la intendencia, cuando las reformas borbónicas, y la base económica de la elite, fue tanta su importancia que su producción representó el 77.71% de las exportaciones centroamericanas en 1807, equivalente a 669,661 pesos; éste era el motor del mercado y financiaba las importaciones su importancia no se apreció sólo en San Salvador sino el capitanía general de Guatemala[20]. Los mismos “próceres” eran grandes terratenientes, ligados a los intereses añileros, a los cuales les resultaba una verdadera necesidad económica (industrial y comercial) la independencia siempre y cuando quedara incólume el sistema clasista de explotación[21]. En efecto había la existencia de un grupo de comerciantes de gran poder integrado por criollos y peninsulares[22] establecidos en la ciudad de Guatemala a los cuales se sumaban peninsulares de compañías comerciales venidos de Cádiz y Sevilla, establecieron un monopolio comercial que actuaba a expensas de Estado, bajo fraude corrupción e incluso el mercado ilegal, mantenían alianzas familiares y con funcionarios, muchos de ellos eran funcionarios vinculados con extranjeros contrabandistas[23]. Desde la época de los Hasburgo ya venían las disputas entre éstos comerciantes y las autoridades, el meollo del asunto es que éstos comerciantes no sólo financiaban a empresarios y agricultores de Guatemala, sino también a intermediarios pequeños y medianos cosecheros de la producción añilera de Sonsonate y San Salvador, su función de usureros de comerciantes y prestamistas explica la ausencia y tardía creación de un Montepío[24] de los añileros. La situación económica de San Salvador resultaba crucial para la prosperidad del resto de colonias, característico de una economía que dependía de un monocultivo de exportación, de modo que toda fluctuación en los precios y producción afectaba a los terratenientes, productores locales y la red comercial hasta los grandes mercaderes de la ciudad de Guatemala, las utilidades del añil financiaban a otros sectores de la economía; y era tanto el poder de la “elite” de comerciantes guatemaltecos que llegaron a financiar la producción de añil y ante el impago de algunos les despojaron de sus tierras, ante esto efectivamente como parte de las reformas borbónicas en contra de los monopolios coloniales y por fomentar el libre comercio interno en 1782 se autorizó el montepío de cosecheros de añil con un fondo inicial de 100,000 pesos con ingresos anuales de impuestos al añil entre 10 y 25 mil pesos, pero tal medida de política económica no dio frutos, el montepío nunca tuvo fondos

suficientes para sustituir a la elite guatemalteca, principal proveedor de créditos[25]. La elite guatemalteca de comerciantes siempre significó un problema para los productores añileros, que sin duda estuvieron más dispuestos a dar la lucha contra los grandes terratenientes, que aparte de poseer el monopolio del crédito fraguaron un monopsonio, pudiendo imponer precios de compra. 1º. Recuadro. Algunos independentista.

próceres

productores

de

añil

en

la

época

“…Que siendo la independencia del Gobierno Español la voluntad general del pueblo de Guatemala y sin prejuicio de lo que se determine sobre ella en el congreso que debe formarse, el señor jefe político la mande publicar para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso que la proclamase de hecho el mismo pueblo”.[26] La independencia fue un asunto privado, la “declaración de real de independencia política en 1821 causo muy poco impacto inmediato en la tierra de El Salvador, y el documento de la declaración que había redactado una pequeña minoría era a la vez incomprensible e irrelevante para la mayoría de los habitantes, en el momento de ésta había en el país como 400 haciendas de una medida de 1,000 acres, la tercera parte del territorio nacional, no hubo cambios con la independencia porque la oligarquía de plantadores y comerciantes dirigía el uso de los recursos nacionales para sus propios fines [27]. Los grandes productores de añil jugaron el papel más importante, pues querían tener la independencia económica de los comerciantes guatemaltecos. El primer grito de Independencia tuvo lugar en San Salvador y la participación de los salvadoreños en tal proceso político y “no lucha” fue muy importante, ante los conservadores guatemaltecos que no querían la independencia[28], porque se beneficiaban de la disposición que tenían sobre las rutas de comercio aprovechándose y ganando más que los mismos productores que eran salvadoreños. 

Efectos de la independencia.

Son muchos los caminos que conducen al subdesarrollo, ¿qué le espera a un territorio pequeño y aislado, dedicado mayormente a la agricultura de subsistencia, con aproximadamente 25000 habitantes cuando decide organizarse como nación independiente?[29]

La primera tarea fue la puesta en marcha de un programa liberal, los molestos reglamentos fueron eliminados, en tanto productos importados inundaban los mercados se sentía que los cambios apuntaban a una mayor prosperidad.

Ahora ya no se exportaban productos de Cádiz, México y Perú que en su mayoría acaparaban y distribuían los grandes cultivadores de añil, con la independencia se generó una expansión del consumo de productos industriales veloz, justo cuando Inglaterra se ocupaba de “inundar con una avalancha de exportaciones” a los mercados que se abrían, lo que significó que El Salvador ya temprano en 1824 las tiendas exhibieran una cantidad de productos importados de los cuales el 50% proveía Inglaterra, consecuencia de esto; el desplazamiento de las artesanías locales[30].

En efecto la declaratoria de independencia y el establecimiento del libre mercado no vino sino a impulsar la expansión inglesa ante el vacío dejado por España[31]. Los resentimientos ocasionados por el comportamiento de los comerciantes guatemaltecos se tradujeron en un resentimiento hacia las provincias de Guatemala[32].

Los liberales pensaron que una vastedad de recursos no explotados estaba a la espera de un mercado libre que los convirtiera en poseedores de riqueza tangible[33] pero vinieron guerras, destrucción, desorden social y decadencia económica, los enfrentamientos con Guatemala retiraron el crédito de los comerciantes guatemaltecos e impidieron el tránsito del añil hasta los puertos de Guatemala del caribe.

A fin de romper esta estructura los ingleses iniciaron operaciones directamente no sólo con los grandes productores sino también con los “poquiteros”, con productores medios y un nuevo grupo de comerciantes en contraposición con los comerciantes guatemaltecos, obteniendo materias primas importantes para Inglaterra, (para 1866 la mayoría de producción añilera estaba siendo colocada en el mercado londinense)[34], al poco tiempo los industriales británicos estaban dedicados al comercio directo con Acajutla y La Unión.

Las constantes guerras en las que se incluyó la joven nación dejó grandes cantidades de tierras sin cultivar, edificios, pilas y otras instalaciones para la producción de añil desmantelados o dejadas en el olvido[35]; y tempranamente sus importaciones, el grueso de sus exportaciones, y créditos obtenidos tenían que ver ya con Inglaterra, una nueva dependencia se había forjado.

Tal era la situación del país que en 1847 el gobierno firmó contratos con un comerciante inglés con miras a reactivar las exportaciones y fomentar la producción, se le otorgó al señor Wilson Jeffreys súbdito inglés del “comercio de Liverpool” el derecho exclusivo de la exportación de maíz, frijol, azúcar,

arroz y algodón, a los pocos días se le otorgó el derecho exclusivo a la producción, venta y exportación del tabaco por un período de veinte años, Jeffreys tendría también la exclusiva para la importación de puros habaneros; tales derechos otorgados a éste comerciante tenían como una de sus condicionantes que el sr. Jefrreys amortizara la deuda extranjera contraída con Inglaterra[36], a dos años éste no había cumplido con sus obligaciones e Inglaterra, que no demoraba en tomar medidas ante el atraso de pagos, en 1850 bloqueó los puertos nacionales por barcos ingleses. Surgió la necesidad de mejorar los transportes de la producción y mercaderías extranjeras para dar impulso a la agricultura y el comercio, se hicieron esfuerzos para mejorar los caminos entre donde se realizaban las principales ferias añileras y los puertos. Con la apertura del ferrocarril transcontinental (línea ferroviaria que une el océano Atlántico con el océano Pacífico) durante 1855[37] en Panamá se rompe un tanto con el aislamiento geográfico propio de El Salvador, oportunidad que los dirigentes salvadoreños se ubicaron para tomar ventaja surgiendo un consenso en torno al binomio “progresoexportación”, poca mente se le puso a los peligros de una economía que dependía demasiado de un solo producto de exportación[38]. Se habilitaron tres puertos: Acajutla, La Libertad y La Unión lo que mejoró el comercio del país, la empresa que fue contratada para operar los tres puertos fue la Panama Railroad Company (PRRC) que tenía un control monopólico sobre éstas rutas, pues la PRRC sabía que los exportadores salvadoreños dependían de sus servicio, de sus barcos, aun cuando el comercio salvadoreño con el mundo exterior creciera era a costa de la dependencia de barcos (vapores) extranjeros[39]. 3. Montaje del nuevo modelo agroexportador. 

Crisis del añil e introducción del café.

Las condiciones de libre comercio que siguieron a la independencia política, la producción de añil se encontró aún más a merced de las oscilaciones del mercado mundial, al mismo tiempo que aumentaba la competencia del añil asiático y aunado a esto los productos químicos mostraron su valor como sustitutos baratos y seguros de los colorantes naturales, el añil se convirtió en un producto invendible[40]. Rafael Menjívar nos dice que el año 1864 es relacionado con la expansión del café en su camino a convertirse en el eje de la matriz agroexportadora, a partir de tal momento es posible detectar la descomposición de una estructura económica determinada por la producción añilera[41]. Sin embargo de los colorantes inventados en la década de 1850, no había uno que sustituyese perfectamente al añil hasta 1897, lo cual permitió la supervivencia del producto hasta finales del siglo[42], pero en ése año cayó precipitadamente cuando ya el café representaba el principal rubro de exportación.

Lindo-Fuentes plantea que las constantes bajas en los precios internacionales del añil sufridos abrió paso a que se buscara un sustituto de tal producto, lo que coincide con la caída más baja en 1848 y los primeros excedentes de café obtenidos en la década de 1850, aun cuando el añil se recuperase el mejoramiento de los caminos y puertos hizo no abandonar el proyecto del café, iniciándose una “transición gradual” de introducción del café, en el que ante el alza o baja del precio ya fuese del añil o del café siempre era el otro producto el que se priorizaba[43]. Sólo la introducción creciente del café por unos tantos “visionarios” no era suficiente y se debió acelerar tal proceso mediante reformas directamente con la tierra y los trabajadores, a pesar del decreto legislativo en 1847 que fomentaba el cultivo del café exonerando de impuestos y otorgando árboles; para 1870 el Estado había vendido la mayoría de terrenos baldíos, y se derogó la ley que normaba la creación de ejidos nuevos[44]. Todo cambio ofrece resistencia, y cuando los indígenas mayoritariamente de Izalco se percataron que atentaban contra sus derechos con la venta de un terreno ejidal en Marzo de 1875 varios pobladores y sacerdotes unieron sus fuerzas en San Miguel entre 3 o 4000 sublevados robaron quemaron y devastaron, el gobernador militar de San Miguel fue castrado y asesinado, pero su lucha no tenía esperanza, ni la Iglesia ni las comunidades indígenas estaban en capacidad de pelear contra una élite deseosa de incrementar su riqueza y fe inquebrantable en el mercado libre[45]. Parecía un milagro, pues mientras bajaba en picada el precio del añil, a raíz del descubrimiento de los colorantes sintéticos, mejoraba el café[46]. Milagro redactado por un bachiller pasante Esteban Castro en 1874; en el que hizo énfasis a la falta de leyes que reglamenten el cultivo de terrenos ejidales, ya que no era posible –su propuesta- convertirlos en propiedad privada, a esto agregó entre otras observaciones que la falta de mano de obra estaba determinada por la propiedad de medios de producción de la mayoría de campesinos, que dedicaban gran parte de su tiempo al ocio por lo que era evidente la falta de reglamentos de trabajadores[47]. Profético, la élite salvadoreña supo que su proyecto económico chocaba contra las formas tradicionales de tenencia de la tierra, más allá de que los indígenas creyesen que la tierra debía usarse para producir cultivos de subsistencia, los terratenientes daban prioridad a los cultivos comerciales más rentables, el café. Los ejidos y tierras comunales[48], pasaron de ser vistas como un obstáculo al desarrollo de la producción cafetalera a su abolición en los decretos de 1881 y 1882, en los cuales el prólogo decía que su existencia impedía el desarrollo agrícola, estorbaba la circulación y debilitaba los lazos familiares[49]. Sobre ejidos y tierras comunales “… su existencia contraria los principios económicos y sociales que la República ha adoptado.” Lo que aquel bachiller recomendó, sucedía como algo extraordinario, que al aplicarlo; al mismo tiempo que la élite se apropiaba de las tierras, se liberaba mano de obra para

trabajar en las fincas de café, fue tanto el impacto que destacados autores difieren en cuanto si se afectó el 25% o 40% del territorio nacional con éstos decretos, sin duda algo significante[50]. Primero en 1881 se emitió el decreto de extinción de comunidades, la aplicación de ésta ley vino a fundirse con la Ley de extinción de ejidos, emitida en Mazo de 1882, era evidente la necesidad de tierra que se integre al capital de la actividad cafetalera y la necesidad de una mano de obra “libre”[51] Inmediato a los decretos anteriores se estableció un sistema flexible de transferencias de tierras ejidales y comunales, pero en un país dominado por el analfabetismo dio lugar a aprovechamientos indebidos, inmigrantes llegaron y pronto se hicieron terratenientes, y en a menos de un mes de haber decretado la eliminación de tierras de las comunidades, se decretó la “ley de jornaleros y creación de jueces de agricultura” , típica ley contra la vagancia, cuyo objetivo era controlar la mano de obra, se establecieron condiciones represivas para que a la elite cafetalera[52] no le faltase la mano de obra que requería en el cultivo del café[53]. Un nuevo cultivo se convertía en el amo y señor de la economía, acrecentado por las transformaciones, un nuevo estandarte y en torno a éste –el café-; el capital invertido en la comercialización y el crédito lograba buenas ganancias y fortalecía la tendencia la concentración, visible por todos lados, manifestándose con el surgimiento de una cúpula de exportadores, banqueros, prestamista, beneficiadores y grandes cafetaleros[54]. 

Caracterización del modelo agroexportador con el café.

El Modelo Agroexportador estuvo basado en monocultivos en El Salvador (como el añil, el café y otros productos agrícolas); un país pobre, pequeño, débil y aislado, dedicado exclusivamente a la agricultura de subsistencia, que nació con una clase profesional de cuatro abogados, cuatro médicos, doce cirujanos y siete boticarios, desde el primer momento identificó el crecimiento económico con la expansión de la agricultura de exportación (pero el compartir el crecimiento no fue –nunca ha sido- tema de discusión entre las altas esferas del gobierno), cuyas consecuencias de éste crecimiento basado en las exportaciones de productos primarios se hizo evidente y la salud de la economía se volvió dependiente de los precios de tales productos[55]. Bajo el café este modelo se caracterizó por tener su fundamento en la exportación de productos agrícolas predominando el café; sin embargo hay otros aspectos entre los cuales se puede mencionar: •El aparato productivo dependía en extremo de las importaciones de bienes intermedios y de capital, que requería de la existencia de suficientes divisas para sostener tales importaciones, de lo contrario ocurrían recesiones especialmente en la industria manufacturera, resaltando que la mayor fuente de divisas era la exportación de productos primarios estandartes del sector agroexportador como el café, azúcar y algodón, que además aportaba la

suficientes divisas para suplir la carencia de oferta agrícola mediante la importación de alimentos[56]. •La principal fuente de acumulación de capital provenía del sector agroexportador, de tal sector se extraía el excedente que servía para generar las inversiones, empleo, e ingreso en otros sectores de la economía nacional, los bancos que entonces eran generalmente propiedad de caficultores se encargaban de circular dicho excedente, convirtiéndose en el brazo financiero del sector agroexportador, canalizando mayores niveles de crédito a tal sector mayoritariamente respecto de los demás[57]. •El modelo agroexportador condujo a una profundización del subdesarrollo económico de El Salvador, ya que las ganancias obtenidas no contribuyeron a mejorar la calidad de vida de la mayoría de los salvadoreños, ni a construir una estructura productiva integrada y sólida más allá de la agroexportación. •La estructura tributaria salvadoreña descansaba en impuestos indirectos, dentro de los que se incluían los impuestos a las exportaciones, los principales ingresos provenían del sector agroexportador ante éste los ingresos fiscales se volvían vulnerables. El fin de siglo vino bajo el signo del café ya no había dudas los interés de la elite cafetalera se convertían en leyes y como había sido con el añil tras la independencia Inglaterra tenía el cuasi-monopolio del comercio exterior del país, y coherente con las características ya descritas anteriormente la mayor parte de los ingresos generados por las exportaciones se utilizó para adquirir productos, manufacturados, herramientas de hierro, licores, vidrios, medicinas, cerámica libros y muebles. Aun cuando en 1892 Estados Unidos se perfilaba como el destino del mayor porcentaje de exportaciones de café con un 31.7% mientras (a Inglaterra sólo se exportaba el 11.73%), el 32% de las importaciones venían siempre de Inglaterra. Las exportaciones de café generaban los ingresos para financiar el ejército, obras públicas y hasta escuelas –claro nunca fue la educación algo prioritario-.[59]

El café también, para exportar el por así decirlo principalmente a

proveía divisas para exportar casi de todo, incluso los sacos café, alguien relató en ésa época: “El Salvador, no teniendo ninguna industria está obligado a pedir al extranjero, Inglaterra, todo aquello de lo que tiene necesidad.[60]”

No faltaron tampoco las voces que dijeron de que la dependencia extrema del café no era sano para el país, en 1927 llega José Suay como ministro de Hacienda y Crédito Público acertadamente dijo, que la dependencia de un solo cultivo era preocupante, sugería la diversificación agrícola, la industrialización para sustituir el 70% de los productos importados de Estados Unidos y Europa, apoyo la creación del Banco Hipotecario, y criticaba la injusticia fiscal que lo

único que hacía era encarecer la vida de la mayoría, los pobres; y evidencio la necesidad de instaurar impuestos directos[61].

Mientras los trabajadores “libres” luego de despojarlos de los molestos lazos que los ataban a sus tierras ejidales o comunales, debían moverse de fincas en fincas sin conseguir trabajos fijos en su mayoría mientras el nuevo Código de Agricultura –parte de las reformas que acompañaron la privatización de tierras institucionalizado en 1983- se ejercía más que para disciplinar para acciones represivas[62]. Se les hacía trabajar 11 horas de Lunes a Viernes se les proveía alimentación consistente en frijoles y tortillas, las mujeres recibían tortillas más pequeñas, a costa de las precarias situaciones, el trabajo forzado muchas veces[63] y con la baja inversión en la educación, el sector rural aprendió a cultivar café y lo hacía bien[64].

Pero la elite estaba preocupada por más por formar su brazo financiero tras intentos fallidos y comitivas a Inglaterra para financiar la creación de un banco, en 1880 se fundó el primer banco exitoso, el Banco Internacional, el origen de la banca en el país siempre estuvo vinculado a la expansión de la industria del café, los primeros bancos tuvieron su sede en los departamentos occidentales, pero la libertad del sistema financiero y su atadura al café y los precios internacionales de éste generaban crisis en la banca. El Salvador bajo este modelo ya temprano se ponía a merced del capital imperialista, que pronto vino para tomar el control del transporte, comercio exterior, monopolio del crédito con las sucursales de bancos, etc.[66], Luego de múltiples intentos fracasados por establecer un Banco de crédito agrícola, en 1934, se aprobó la que ley establecía la creación de un Banco de crédito inmobiliario. Es importante mencionar que en 1934, las exportaciones de café representaron el 95% del total exportado por el país[67]. Los contrastes de la sociedad salvadoreña, ya al finalizar el siglo XIX eran claros, la elite tenía una forma de vida totalmente alejada del campesinado[68] “libre” en todo, los gobiernos iban y venían a voluntad de la elite cafetalera.

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