Meyer Tragedia Persistente FINAL

November 1, 2017 | Author: Superaspirino Fontaine | Category: Democracy, Elite, Politics, State (Polity), Government
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Iztapalapa División de Ciencias sociales y humanidades: Ciencia

política.

UEA-Teoría política IX-Teoría de

las elites. Dr. Favela Gavia Alejandro Profesor adjunto Dr. Roberto Ortiz Por Juan Carlos Castillo García. 211305045 Ensayo: Lorenzo Meyer “Nuestra tragedia persistente” La democracia autoritaria en México.

-Introducción: -Desarrollo: Lorenzo Meyer comienza y da muestra del tipo de metodología que utilizaráHistórica- él parte de los momentos más relevantes de la historia mexicana los cuales nos muestra en crisis-Revolución mexicana y bicentenario de la Independencia-. ¿Por qué reconstruye el pasado? Esto lo hace para dar a conocer su reinterpretación del presente. El autor continua con su análisis y nos muestra lo que para el presente trabajo convenga y eso es con respecto a la clase política la cual nos dice que esta no se encontraba adecuada a las formas de vida y a las demandas de una mayoría que no sentía identidad ni lealtad alguna respecto del entramado institucional, nos referimos a la clase política dirigida por Porfirio Díaz. Como bien se estudiaba con Gaetano Mosca la elite gobernante, justifica su poder no solo mostrando que este grupo minoritario es el que lo posee sino que además le da un sustento ideológico moral y legal, bajo lo anteriormente presentado vemos que Díaz no tuvo respaldo ni aceptación social. Meyer nos dice que el Congreso no representaba a nadie fuera de sí mismo; los gobernadores no eran más que directores locales, y los medios de comunicación estaban enteramente subordinados a los intereses de aquellos poderes. Bajo esta lógica se previa el descenso del poder de la clase política dirigida por Díaz con base en los puntos antes presentados. Por otro lado tenemos a Lázaro Cárdenas, el cual siguió paso a paso lo que Mosca refería en su llamada fórmula política, utilizando a fondo la carta del nacionalismo mexicano, Cárdenas fundamento dogmáticamente la expropiación petrolera bajo la idea de nacionalismo exacerbado. Unificando así a las corrientes políticas alineando a la clase política para mostrarlo como un fin nacionalista.

Como ejemplo claro de que el poder político es rotado entre la elite política es el papel que jugó Vicente Fox -el cual nos menciona Meyer- al momento de asumir el poder decidió no utilizar el peso de su legitimidad democrática, es decir, el nuevo gobierno panista no cambio la temática que se venía manejando con gobiernos priistas anteriores. “Mosca define al régimen democrático, nos dice que parecería apropiado denominar democrática a la tendencia que, latente o manifiesta, opera siempre con mayor o menor intensidad en todos los organismos políticos, y que propende a renovar a la clase dirigente, sustituyéndola con elementos provenientes de la clase dirigente. Llamaremos “aristocracia” a la tendencia contraria, también ella constante, aunque de intensidad variable, que procura la estabilización de la dirección social y del poder político en los descendientes de la clase que se ha posesionado de ellos en un momento histórico dado”.

Tenemos que en el sistema político mexicano la presidencia ya no es el centro inapelable de las decisiones del poder, los poderes legislativo y judicial son más independientes que en cualquier otra época, los gobiernos estatales tienen recursos y autonomía, el sistema de partidos ofrece distintas opciones, por lo tanto tenemos que la elite que concentra el poder en ese momento cuanta con una serie de contrapesos, el sistema político se compone de poderes públicos autónomos, poderes fácticos, sistema de partidos, elites económicas, etc. Un proyecto de nación es una propuesta de futuro, enmarcada por una ideología sostenida por un partido o coalición (elite política) lo cual nos llevará a un respaldo de actores políticos clave y la aceptación de parte de la ciudadanía. Esto es el diseño de un régimen político para hacer del ejercicio de poder la solución a los grandes problemas nacionales. En palabras de Gaetano Mosca, lo anterior

presentado es un formula política la cual plantea metas generales y sugiere medios para alcanzar fines.

La democracia se presentó al inicio del siglo XXI como algo compatible con un desarrollo material aceptable, pero acompañado de fuertes instituciones legales que hicieran posibles alcanzar el Estado de derecho. Recordemos que Mosca nos habla de cómo las elites fundamentan su estancia en el poder mediante la protección jurídica, es decir, mientras te conserves en el poder, como elite política, brindaras derechos y libertades y harás respetar el estado de derecho en pro de mantenerte en el poder y no propiamente como se cree comúnmente que se respetan derechos por default, sino más bien la elite juridifica la democracia. Importancia de los partidos políticos para la clase gobernante. Michels nos decía que los partidos políticos son estructuras indispensables e insustituibles como organizadoras de la clase gobernante, y como articuladoras y conjugadoras de los contradictorios intereses de las sociedades modernas. Poderes fácticos. Los poderes fácticos son más fuertes que nunca y siguen operando con impunidad a pesar de que su mera existencia viola la constitución y afecta la economía. El problema de los muy ricos es un ejemplo del problema más general relativo al modo como los hombres se relacionan individualmente con las instituciones, y cómo, a su vez, las instituciones particulares y los individuos humanos se relacionan con la estructura social en que representan sus papeles. (Wright Mills).

Mills definió la el poder como la capacidad de los individuos para tomar las decisiones fundamentales en torno a los arreglos institucionales de su comunidad, así como en relación con los hechos que dan forma a la historia de su tiempo.

Toda sociedad compleja se puede dividir, en función de su distribución del poder, en masa y minorías directoras. ¿En México se puede aplicar el término elite del poder? Peter Smith concluyo en 1979 que México ya era gobernado por una autentica elite del poder. Mientras tanto Roderic Ai Camp argumentaba que nuestra situación se explica mejor si se parte dela premisa de que quienes dominan nuestra sociedad ya conforman una autentica minoría de minorías, o elite del poder.

Según Meyer en México ya no entran en el juego de la elite el Ejército. En México la interacción básica se da entre las minorías que dominan la economía y la política a las cuales les sirven de apoyo las demás élites: la militar, la eclesiástica, la sindical, la académica, etc. ¿La democracia es compatible con una élite del poder? Mills encontró que no, pues la consolidación de la unión de las minorías privilegiadas termina por vaciar de contenido a la democracia política. Meyer exige revigorizar al Estado, dedicarlo a velar por las mayorías. El autor vuelve al tema de los poderes fácticos, nos dice que hoy su poder es tal, y tan evidente la debilidad de nuestra democracia, que el resultado puede ser la demolición de esta última. El analista político no podría entender un buen número de decisiones o procesos del último par de siglos si solo pusiera la mirada en el espacio del gobierno formal sin tener en cuenta la existencia de ese otro, cerrado a la observación y a la participación ciudadana: el de caciques, empresarios, gobiernos extranjeros, medios de difusión, jerarcas eclesiásticos, líderes sindicales, crimen organizado, etc.

A cerca de la clase política.

El concepto clase política es parte de la teoría de las élites. Meyer nos dice que Gaetano Mosca, portador de una visión cínica del poder y la política, concluyo que, desde la perspectiva del ejercicio del poder político, todas las sociedades se han dividido en dos: unas minoría que gobierna y otra que es gobernada. Esa división existe en cualquier sistema, incluido el democrático. La característica de este último es que la minoría tiene que recurrir a medios más sutiles para manipular a la mayoría. La minoría en el poder, o clase política, dice Mosca, controla a la mayoría por dos razones: la primera, porque está organizada y la segunda, por su talento. Mosca se veía a sí mismo como parte de la clase política y necesitaba de un supuesto elemento para justificar moralmente tanto su propia posición privilegiada como la de la burguesía liberal de la que provenía. El teórico italiano cimento la legitimidad de los que mandan en una supuesta superioridad intelectual. Las minorías que gobiernan lo hacen apoyadas en la ventaja que les da su origen social y, sobre todo, su organización. Es el dominio sobre la red institucional, sobre la burocracia, lo que mejor explica el control de los pocos sobre los muchos. México posee una clase política, pero en ella no hay nada de nuevo, como aseguró en su momento German Martínez. Se asemeja en todo lo esencial a la vieja clase política y por eso no hay razón para que sea objeto de legítimo orgullo de alguien, ni siquiera de ella misma. La clase política mexicana no solo le falta capacidad para enfrentar los problemas nacionales, sino que le falta el sentido mismo de la realidad. Meyer define el poder. Nos dice que es la capacidad del poderoso de hacer que otro se comporten de acuerdo con sus deseos.

Un ejemplo: la obediencia al

gobernante se logra si, además de la costumbre y las inercias, su autoridad está revestida del manto de la legitimidad y respaldada por una fuerza efectiva. El poderoso debe contar con legitimidad. Una forma de alcanzar y mantener ésta es actuar guiado por un penetrante sentido de la responsabilidad y la realidad; uno que ayude a la clase política a moderar sus apetitos y sus egoísmos naturales.

Mosca concluyó que la división y oposición de intereses entre la minoría poderosa y la mayoría sometida no tiene solución: se da siempre y es imposible superarla. La aceptación incontrovertible de los privilegios de la minoría por la mayoría depende menos del ejercicio directo y más, de la inteligencia de los gobernantes para elaborar un discurso o una formula política aceptable para los gobernados. En términos generales se refiere a poder manipular a los gobernados y hacerles suponer que existe y funciona una unidad de intereses y objetivos entre los que mandan y son mandados, supuestamente existe un interés y proyecto comunes. La clase política debe cuidar que su discurso y sus acciones no contradigan las expectativas y la realidad en que viven los sometidos. Mosca sostiene que toda clase política tiende a decaer, a perder la sensibilidad y a mal gobernar. La decadencia se origina por la tendencia de la clase política a abusar de sus privilegios, a cerrarse y a no absorber a los mejores elementos de la masa dominada. En términos prácticos Mosca nos muestra un ejemplo este se refiere a la Revolución mexicana el cual fue el alto precio que el país tuvo que pagar para deshacerse de una clase política que ya había perdido piso, que no se renovaba y cuya fórmula de gobierno sintetizada en “orden y progreso”, era irrelevante para una mayoría que resentía el orden oligárquico y no experimentaba los beneficios del progreso. Por otro lado tenemos que el derrumbe del modelo económico en 1982 llevo a un cambio en la composición de la clase y la formula política, especialmente a partir del gobierno de Carlos Salinas. Sucedió lo que actualmente conocemos como modelo económico neoliberal. En cambio la derrota del PRI en la elección presidencial del 2000 no significo ningún cambio de fondo en el reclutamiento de la clase política en el ámbito del gobierno federal; más bien tuvo lugar un reforzamiento de la tendencia exigente. Las directrices conservadoras y derechistas de la cúpula en el poder se acentuaron y la presencia de elementos de las clases populares se redujo, pues el

PAN no tiene cuadros provenientes de esas clases. El retorno del PRI en 2012 significo conservar la presidencia ocupados por personajes de extracción social muy similar a la de los panistas El PRI y el PRD mantienen, sólo en los gobiernos de algunos estados y en el Congreso, espacios para algunos personajes de origen popular y discurso alternativo, pero no son ellos los que dan el tono de la época. Vemos que la clase política actual es de extracción social relativamente alta, educada en instituciones particulares nacionales y extranjeras; su apoyo fundamental son las elites económica y religiosa, y su fórmula política poco le dice a la mayoría: es, en suma una minoría que se recluta entre la minoría que, en esas condiciones, trata de dirigir a una sociedad muy desigual, donde la pobreza ha ganado terreno como resultado de una economía sin dinamismo y en la y en la que la corrupción y la inseguridad brotan por todos lados. Una muestra de que universidades proviene nuestra elite política desde el periodo a la transición democrática, Fox el primer presidente de México contemporáneo que se graduó en una universidad privada: la Iberoamericana, además, una con clara influencia religiosa (jesuita), y el primero en egresar de la carrera de administración de empresas. Su sucesor, Felipe Caderón, provenía de otra institución privada, la escuela libre de Derecho con maestría en el ITAM y Harvard. Por otro lado Peña Nieto estudio la licenciatura en Derecho en la universidad Panamericana, la cual guarda vínculo con el Opues Dei, con maestría en el ITESM. Por otro lado Meyer nos habla del narcotráfico, nos dice que no es otra cosa que uno más de los ejemplos de la clase gobernante. Menciona a Ashraf Ghani y Clare Lockhart los cuales identifican los puntos esenciales del Estado moderno. La primera es hacer efectivo el imperio de la ley, que es el pegamento que une al Estado con la sociedad y la economía. La segunda es el monopolio de los medios de la violencia legítima. La tercera función es el control administrativo. La cuarta función es el manejo sano de las finanzas públicas. La quinta es la inversión en capital humano. La sexta es la creación de la ciudadanía a través de la política social. La formación de un mercado es la octava función estatal. La novena

función estatal básica es el manejo de los bienes públicos: territorio, recursos naturales, herencia cultural, aguas y mares. Finalmente tenemos la función de administrar eficientemente la deuda pública. Por otro lado está Smith, él nos dice que la elite política mexicana la componen los presidentes, los miembros del gabinete y el subgabinete, directores de empresas paraestatales y agencias descentralizadas, presidentes del partido en el poder, gobernadores, senadores y diputados. Nos dice que al pasar por las aulas universitarias era un requisito fundamental para una carrera política que busca llegar a la cúpula del poder gubernamental. Según el autor, la universidad no sólo sirve para hacerse de conocimientos y habilidades, sino para algo de mayor o igual importancia: relacionarse con la cultura política, acervarse a los líderes políticos, participar en movimientos y establecer relaciones personales con los condiscípulos. Egresar de una universidad pública no garantiza sensibilidad frente a la suerte de las mayorías que tanto se necesita en los altos niveles de gobierno, pero ayuda. La contienda de 2012, librada entre dos productos de universidades privadas de elite y uno de la UNAM, subrayo la disyuntiva entre izquierda y derecha. Meyer nos dice que para juzgar a una clase política puede haber muchos puntos de partida: sus logros, sus fracasos, sus códigos éticos, los medios empleados para llegar al poder y sostenerse en el mismo, las biografías, su legado etc. Hay un indicador particularmente revelador y relativamente fácil de observar: su forma cotidiana de vida. El concepto de clase política abarca a quienes ocupan puestos de elección y a la alta burocracia, pero además a la cúpula empresarial, a “los que mandan” desde el dinero. Dentro de las reglas de la economía de mercado, los empresarios no tienen por qué solidarizarse con el grueso de sus coterráneos y vivir modestamente. En contraste, los políticos profesionales, los que viven de la política, sí están obligados a hacer patente no sólo su honestidad, sino un modo de vida que no difiera mucho del dominante en el país.

El vivir de la política explica la ferocidad de las pugnas internas de la clase política mexicana, a pesar de que las diferencias ideológicas son insignificantes; se lucha por el puesto no por el proyecto.

“En nuestro país, la minoría que toma decisiones que moldean el entorno cotidiano de la mayoría habita en un mundo de privilegios, ese golfo que afecta tanto su legitimidad como su efectividad, que hace casi imposible la empatía y la solidaridad entre gobernantes y gobernados”…

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Con base en la desaparición de Diego Fernández de Cevallos, uno de los personajes con mayor influencia en los círculos de poder mexicanos, el suceso pereciera haber perdido importancia. Sin embargo en el mundo de la política del poder, la desaparición de un miembro de la élite dirigente, de “los que mandan”, es un hecho de la más alta significación. Pero el poder político no es el único, también tenemos el narcotráfico, actualmente es considerado política, económica y socialmente con gran peso. El secretario de CLACSO asocia el fracaso del Estado mexicano con la violencia del crimen organizado. Como principal actor del bando del narcotráfico, tenemos a Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo. La base del poder del capo sinaloense no es una distorsión del sistema económico mexicano sino de su sistema de justicia. La raíz del poder del Chapo es la enorme corrupción del gobierno de México. Por otro lado Meyer nos muestra el papel de los partidos políticos, nos dice que si al menos el sistema de partidos expresara de manera más o menos satisfactoria la diversidad y la contradicción de intereses de una sociedad tan compleja y polarizada como la nuestra, entonces una discusión como la que hoy tiene lugar alrededor del petróleo se podría llevar dentro de los recintos parlamentarios sin necesidad de movilizaciones, en palabras del autor. Lorenzo Meyer “Nuestra tragedia persistente” La democracia autoritaria en México. Pag. 161 1

Hace ya buen tiempo que la clase política mexicana de9 de ser creativa, útil al interés nacional. Al final del siglo XX esa elite en decadencia es el principal obstáculo en el proceso de evolución política del pueblo mexicano, justamente como lo fue la porfirista al final de su ciclo vital. Sin embargo, y esa es la esencia de la tragedia que persiste en México, tras tantos años de autoritarismo, con el peso enorme de los intereses creados, con la debilidad de los partidos de oposición y con una cultura cívica sin experiencia democrática, la lucha por sustituir a una elite burocrática, corrupta y parasitaria por otra creativa, responsable y comprometida con la modernización real, es una particularmente difícil y de resultado incierto.

-Conclusiones:

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