Merton Thomas - Semillas De Contemplacion.pdf

August 11, 2018 | Author: Alexander Campos | Category: Author, Soul, Dogma, Catholic Church, Religious Behaviour And Experience
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S E MILL A S D E C O N T E M P L A CI Ó N

1

*

 E   ste libro no tuvo nunca la pretensión de llegar a ser s er popular. popular. El hecho de que

lo sea satisface indudablemente al autor, pero lo turba. Porque un libro como éste, que es una colección de inconexas y harto comprimidas reflexiones sobre la vida espiritual,  puede ser fácilmente mal comprendido. No es posible evitar toda mala inteligencia repasando el texto, aadiendo unas palabras de explicación acá y allá y corrigiendo expresiones que acaso sean poco exactas para quien lo toma todo al pie de la letra.  Para hacer un libro como éste perfectamente claro habr!a que volverlo a escribir desde el principio hasta el fin. En lugar de esto, el autor ha hecho sólo unas correcciones menores y ahora se contenta con poner sobre aviso al lector. lector.  "ector,  "ector, ten cuidado. No te apresures apresures mucho al leer este libro. No formes en  seguida conclusiones ni des un contexto teológico propio a los pasa#es en que el autor hace una afirmación que acaso no esté completamente explicada. $uspende tu %uicio, si quieres, hasta haber a%ustado tal afirmación con el resto del libro. No hay en él intento de ser sistemático, pero un cap!tulo tiende a corregir otro. "o que se dice de la soledad debe entenderse a la lu& de lo que se dice de la unión de todos los hombres en 'risto.  "o que se dice de la renunciación renunciación en la (ltima parte del libro libro no debe hacerte olvidar lo dicho al principio acerca de la naturale&a.  )nte todo, recuerda recuerda que en este libro el autor habla de las cosas espirituales desde el punto de vista de la experiencia más bien que en los concisos términos de la teolog!a dogmática o la metaf!sica. En religión, como en la vida natural, el lengua%e de la experiencia y el lengua%e del dogma o de la ciencia pueden ser a veces opuestos.  )unque todo el mundo está enterado de que el sol no se levanta, decimos que se levanta* y aunque nos damos cuenta de que no ba%a, nos sorprendemos diciendo+ El  sol desciende.- $i digo que el sol se levanta, debo ser condenado por los astrónomos/  )s!, también, en la vida m!stica 0como bien lo saben todos los que han le!do a los m!sticos cristianos1 propendemos a hablar de que el alma queda anonadada- en la experiencia de 2ios, de modo que cesa de existir- y 2ios solo queda-. No hay que tomar esto literalmente, como una afirmación cient!fica, del mismo modo que no se nos debe entender al pie de la letra cuando decimos que el sol se levanta-. No es literalmente cierto que el alma de%e de existir- en la oración m!stica, pero su actividad está absorbida tan completamente en la actividad de 2ios que, hasta donde llega la experiencia, experiencia, es igual que si de%ara completamen completamente te de existir, existir, pues pierde pierde toda noción de existencia separada. 2ei mismo modo, cuando pones una vela ba%o la lu& del  sol, puedes decir que la vela no da ya ninguna lu&-, porque su lu& se pierde en la del  sol. Pero un cient!fico con los adecuados adecuados instrumentos podr!a hallar la lu& de la vela...  3uchas de las cosas que se dicen en este libro podr!an ser dichas mucho me%or  por alg(n otro y ya lo han sido por los santos. El autor ha intentado hablar de ellas en el lengua#e de los hombres de nuestro tiempo e insiste en que su más ferviente deseo es el de ser entendido, en todas sus afirmaciones, a la lu& de la doctrina católica. $i hay algo en estas páginas que no pueda conciliarse con la ensean&a de la 4glesia, debe considerarse como automáticamente suprimido.

** Se trata, por supuesto, de una edición inglesa ( N. del 5. 5.).

2

 N65)  N65) 2E" )7568  ste libro pertenece a la clase de los que se escriben casi automáticamente en  E  un monasterio. monasterio. 9ui&á es ésta una de las ra&ones por las que se escriban escriban relativament relativamentee  pocos de esta es ta clase. Existe demasiada pasión y demasiada violencia f!sica en el mundo  para que los hombres quieran reflexionar mucho acerca de la vida interior y su  significado. $in embargo, como la vida interior y la contemplación son las cosas que más necesitamos 0hablo sólo de la contemplación que surge del amor a 2ios1, la clase de consideraciones escritas en estas páginas deber!a ser algo de que todos, y no sólo los mon%es, tuviesen gran avide& en nuestro tiempo. Por esto creo que un volumen de  pensamientos, ideas y aforismos, más o menos inconexos, acerca de la vida interior, interior, no necesita particular %ustificación o excusa, aunque esta clase de libros haya llegado a  ser desusada. $i el lector necesita que le recuerden que existe una larga tradición de tales escritos, puede consultar Pensées de Pascal, las Cautelas y Cautelas y Avisos de $an :uan de la 'ru&, las Medi Meditation tationes” es” de ;uigo ;uigo el 'artu% 'artu%ano ano o, sin ir tan le%os, le%os, la !itación de Cristo. Pero, Cristo. Pero, como mencionar tales nombres parecer!a sugerir una comparación con la obra de grandes hombres que el autor %amás osar!a imitar, simplemente los menciona  para %ustificar la publicación de lo que no es más que una colección de notas y reflexiones personales.  

22.

EL DON DE DE EN ENTENDIMIE IMIEN NTO

 "a contemplación, mediante la cual conocemos y amamos a 2ios como es en $!

mismo, llegando a 

!s %ace alta. 7uestro solo pesar, si el pesar es posi&le es advertir ue todav'a vivi!os uera de ios. Pues $a un instinto so&renatural nos ense4a ue la unción de ese a&is!o de li&ertad li&ertad ue se %a a&ierto a&ierto en el centro centro !is!o !is!o de nosotros es atraernos atraernos co!pleta!en co!pleta!ente te uera de nuestro $o %acia el interior de su propia in!ensidad de li&ertad $ go0o. Pareces ser el !is!o $ eres el !is!o ue sie!pre %as sido+ de %ec%o, eres !s t9 !is!o ue no lo uiste antes a!s. Sólo a%ora e!pie0as a e3istir. Fe Fe sientes co!o si  por in %u&ieses nacido plena!ente. Fodo lo ue ocurrió antes ue un error, una c%apucera preparación para el naci!iento. A%ora %as entrado en tu propio ele!ento. Sin e!&argo, a%ora te %as convertido en nada. nada. Fe Fe %as %undido %asta el centro de tu propia  po&re0a, $ all' %as sentido a&rirse las puertas a la ininita li&ertad, a una riue0a ue es  perecta, porue nada nada de ella es tu$o tu$o $, $, sin e!&argo, te pertenece toda. toda. 6 a%ora, en tu li&ertad, puedes entrar en el ininito $ salir de él. s in9til pensar en sondear las %onduras de la oscuridad a&ierta de par en par en tu interior, llena de li&ertad $ e3ultación.  7o son un lugar, no son una e3tensión+ son una enor!e, serena actividad. sas %onduras son el A!or. 6 en !edio de ti or!an una ciudadela.  7o %a$ nada ue pueda penetrar en el cora0ón de esa pa0. 7ada del e3terior  puede entrar en ella. ;asta %a$ toda una esera de tu propia actividad ue est e3cluida de esa %er!osa noc%e etérea. os cinco sentidos, la i!aginación, la !ente ue discurre, la avide0 del deseo no tienen sitio en este cielo sin estrellas. 6 t9, aunue puedes li&re!ente ir $ venir, tan pronto co!o intentas or!ar  pala&ras o pensa!ientos acerca de ello, uedas e3cluido. . . vuelves a tu e3terior para %a&lar. Mas descu&res ue puedes descansar en esa oscuridad $ esa insonda&le pa0 sin tur&ación ni ansiedad, aun en el caso de ue tu i!aginación $ tu !ente per!ane0can en alg9n !odo activas uera de sus puertas. Pueden uedarse a c%arlar en el pórtico, !ientras estn ociosas aguardando a ue regrese su reina, la voluntad, de cu$as órdenes dependen. Pero es !eor ue estén calladas. Sin e!&argo, a%ora $a sa&es ue esto no depende de ti. s un don ue llega a ti procedente del seno de esa serena oscuridad $ depende entera!ente de la decisión del A!or. entro de la si!plicidad de esa ar!ada, a!urallada e indivisa pa0 interior, %a$ una ininita unción ue, en cuanto es asida, pierde su sa&or. 7o %as de intentar alcan0arla $ poseerla del todo. 7o de&es tocarla ni intentar asirla. 7o de&es intentar %acerla !s dulce ni procurar ue no se desvane0ca... a situación del al!a en la conte!plación es algo parecido a la situación de Adn Ad n $ va va en el Para Para's 'so. o. Fodo odo es tu$o, tu$o, pero pero con con una una cond condic ició iónn inin ininit ita! a!en ente te i!portante8 la de ue todo es dado.  7o %a$ nada ue puedas recla!ar, recla!ar, nada ue puedas e3igir, nada ue puedas tomar. 6 en cuanto intentas intentas to!ar algo co!o si uera uera tu$o... pierdes tu dén. a 9nica dierencia es ue no adviertes en seguida lo ue perdiste. Por ende, sólo la !3i!a %u!ildad puede darnos la delicade0a $ la cautela instintivas ue nos i!pedirn &uscar los placeres $ satisacciones ue pode!os co!prender $ sa&orear en esa oscuridad. n el !o!ento en ue pedi!os algo para nosotros !is!os, o aun conia!os en una acción de nuestra parte para procurar una !s %onda intensiicación de ese puro $ sereno descanso en ios, !anc%a!os $ disipa!os el perecto don ue 5l desea co!unicarnos en el silencio $ reposo r eposo de nuestras acultades.

>

Si %a$ algo ue tenga!os ue %acer es lo siguiente8 de&e!os darnos cuenta, %asta lo !s proundo de nuestro ser, de ue es un puro don de ios ue ning9n deseo, ning9n esuer0o, ning9n %ero's!o nuestro puede %acer nada por !erecer u o&tener. 7o %a$ nada ue poda!os %acer directa!ente para procurarlo, preservarlo o au!entarlo.  7uestra propia actividad es general!ente un o&stculo para la inusión de esa sosegada $ sosegante sosegante lu0, salvo salvo ue ios ios e3ia ciertos ciertos actos $ o&ras nuestras nuestras por por caridad caridad $ o&ediencia $ nos !antenga en prounda unión e3peri!ental con 5l a través de todos ellos, porue 5l as' lo uiere, no por ninguna idelidad nuestra. n el !eor caso pode!os prepararnos para la recepción de ese gran don descansando en la entra4a de nuestra po&re0a, !anteniendo nuestra al!a vac'a, en todo lo posi&le de deseos %ac'a todas las cosas ue agradan a nuestra naturale0a $ la  preocupan, por puras puras $ su&li!es ue ue puedan ser ser en s' !is!as. 6 cuando ios se nos revela en la conte!plación de&e!os aceptarlo tal co!o viene a nosotros, nosotros, en Su oscuridad, oscuridad, en Su silencio, silencio, sin interru!pirlo interru!pirlo con argu!entos argu!entos,,  pala&ras, conceptos ni actividades actividades ue pertenecen pertenecen al nivel de nuestra nuestra tediosa $ tra&aosa e3istencia. Pues todos los dones de ios de&en ser en nosotros una respuesta de gratitud, elicidad $ go0o+ pero a%' e agradece!os !enos con pala&ras ue con la serena elicidad elicidad de una callada aceptació aceptación. n. @aca acate te et videte videte quo quonia niam m ego $um 2eusC 2eusC s el vac'o de nosotros !is!os en presencia del a&is!o de Su realidad, nuestro silencio en  presencia de Su silencio ininita!ente rico, nuestro go0o en el seno de la serena oscuridad en ue. Su u0 nos tiene a&sortos, es todo esto lo ue o ala&a. s esto lo ue %ace ue el a!or a ios $ la !aravilla $ la adoración nos inunden co!o una !arca surgida de las %onduras de esa pa0 $ &a4en la pla$a de nuestra conciencia con un vasto, callado oleae de inarticulada ala&an0a, Jala&an0a $ gloriaL sta clara oscuridad de ios es la pure0a de cora0ón de ue %a&ló Cristo en la se3ta Iienaventuran0a. =eati Iienaventuran0a.  =eati mundo corde, quoniam ipsi 2eum videbunt. 6 esta pure0a de cora0ón trae por lo !enos un !o!entneo li&erarse de las i!genes $ conceptos, de las or!as $ so!&ras de todo lo ue los %o!&res desean con su apetito %u!ano. ;asta nos li&ra de las analog'as ue usa!os ordinaria!ente para llegar a ios+ no es ue las niegue, pues son verdaderas %asta donde alcan0an, pero las %ace te!poral!ente in9tiles cu!p cu!pli lién éndo dola lass toda todass en la segu segura ra co!p co!pre rens nsió iónn de una una pro proun unda da $ pene penetr tran ante te e3periencia. n la v'vida oscuridad de ios, dentro de nosotros, ocurren a veces proundos !ovi!ientos de a!or ue nos li&ran entera!ente, por un !o!ento, de nuestra viea carga de ego's!o, $ nos %acen igurar en el n9!ero de esos peue4uelos de uienes es el reino de los cielos. 6 cuando ios nos per!ite caer de nuevo en nuestra conusión de deseos,  uicios $ tentaciones, lleva!os una cicatri0 so&re el sitio en ue auel go0o e3ultó por un !o!ento en nuestro cora0ón. a cicatri0 nos ue!a. a llaga duele en nuestro interior $ recorda!os ue %e!os regresado a lo ue so!os $ no se nos per!ite todav'a per!anecer donde ios uerr'a ue estuviése!os. 6 an%ela!os el lugar a ue 5l nos %a destinado, $ llora!os de deseo del tie!po en ue esa pura po&re0a nos asir $ !antendr en su li&ertad para $a no soltarnos, en ue nunca regresare!os del para'so de los si!ples $ los peue4uelos al oro de la prudencia, donde los sa&ios de esto !undo se pasean en el pesar $ preparan sus tra!pas para. asir una elicidad ue no puede e3istir.

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23. LA NOCHE DE LOS SENTIDOS

 "a vida de contemplación infusa no empie&a siempre con una concreta experiencia

de 2ios en una fuerte lu& que se derrama. "os "os momentos en que uno se ve libre libre y se evade de la ceguera y desamparo de los modos ordinarios, traba%osos del esp!ritu, serán siempre relativamente raros. ? no es demasiado dif!cil reconocer esos s(bitos, intensos destellos del don de entendimiento esos vividos rayos de oscuridad- que hieren profundamente el alma y cambian el curso de toda una vida. "levan consigo su propia convicción. )rrancan como escamas la ceguera de nuestros o%os. 4mplantan en nosotros una certidumbre demasiado profunda, profunda, serena y nueva para ser mal comprendidos o fácilmente olvidados.  Pero si uno tuviera que aguardar aguardar que sucedan tales experiencias , antes de llegar a  ser un contemplativo, acaso hubiera de aguardar largo largo tiempo... qui&á toda la vida. ? tal ve& su espera ser!a vana.  Es más com(n que el esp!ritu aprenda de 2ios la contemplación, no en s(bito destello, sino imperceptiblemente, por pasos muy graduales. 2e hecho, sin la base de larga larga y paciente paciente prueba y lento progre progreso so en la oscuridad de la pura fe, la contemplació contemplaciónn no será nunca realmente aprendida. Pues unos pocos, aislados, aunque intensos, destellos del esp!ritu de entendimiento y sabidur!a no harán de uno un contemplativo en el pleno  sentido de la palabra* Da oración contemplativa es sólo verdaderamente lo que su nombre indica cuando llega a ser mas o menos habitual.  El camino ordinario hacia la contemplación pasa por un desierto sin árboles, sin belle&a y sin agua. El esp!ritu entra en un yermo y via%a a ciegas en direcciones que  parecen conducir le%os de la visión, le%os de 2ios, le%os de toda plenitud y go&o. Puede llegase a creer que es casi imposible que esa ruta vaya a alguna parte, si no es a una desolaci desolación ón llena de huesos huesos secos.. secos.... la ruina de todas todas nue nuestra strass espera esperan&a n&ass y buenas buenas intenciones.  El aspecto de ese yermo yer mo aterra tanto a la mayor parte de los hombres, que rehusan entra entrarr en sus sus ardi ardien entes tes aren arenas as y via%a via%arr entr entree sus sus rocas ocas.. No pued pueden en creer creer que que la contemplació contemplaciónn y la santidad puedan hallarse hallarse en una desolación desolación donde no hay man%ares, man%ares, abrigo, descanso ni refrigerio para su imaginación ni para su entendimiento ni para los deseos de su naturale&a.

'onvencidos de que la perfección ha de medirse por brillantes intuiciones de 2ios  y fervientes resoluciones de una voluntad incendiada en amor, amor, persuadidos de que la  santidad es cuestión de fervor sensible y tangibles resultados, no quieren nada con una contemplación que no deleita su ra&ón ni llena su mente y voluntad de consuelos y alegr!a  sensible. 9uieren saber adónde van y ver lo que hacen, y tan pronto como entran en regiones donde su actividad se parali&a y no da fruto visible, se dan vuelta y regresan a los campos lo&anos donde pueden estar seguros de que hacen algo y a alguna parte llegan. ?  si no pueden lograr los resultados que desean con tan intensa ansiedad, por lo menos se convencen do haber adelantado mucho si han dicho muchas oraciones, sufrido muchas mortificaciones, predicado muchos sermones, le!do, y qui&á también escrito, muchos libros  y art!culos, ho%eado muchos libros de meditaciones, aprendido centenares de nuevos y diferentes modos de devoción y ceido la tierra con peregrinaciones, No es que todas estas cosas no sean buenas en si mismas* pero hay momentos en la vida del hombre en que  pueden ser una evasión, un anodino, un refugio contra la responsabilidad de sufrir en las tinieblas y el desamparo y de%ar que 2ios nos despo%e de nuestro falso yo y nos convierta en el hombre nuevo que realmente debemos ser se r. 'uando 2ios empie&a a infundir $u lu& de conocimiento y comprensión en el esp!ritu esp!ritu de un hombre hombre que la contemplación contemplación atrae, atrae, la experiencia experiencia no es tan a menudo de logro como de derrota.  "a mente se ve entrar inquietamente en las sombras de una extraa y silenciosa noche. Es una noche harto sosegada. Pero es muy extraa. El pensamiento experimenta contracciones y dificultades. Bay una sensación, peculiarmente pesada, de cansancio y repugnancia hacia la actividad mental y espiritual. Pero al mismo tiempo el alma es ased asedia iada da por por el temo temorr de que que esta esta nuev nuevaa impo impote tenc ncia ia sea sea peca pecado do o un sign signoo de imperfección. 4ntenta esfor&arse por reali&ar actos de entendimiento y voluntad. ) veces hace un esfuer&o loco por exprimir de s! alg(n sentimiento de fervor, lo que es, diremos de  pasada, lo peor que puede hacer. hacer. 5odas las bellas imágenes y conceptos de 2ios que en otr otro tiem tiempo po acar acaric icia iara ra se han han desv desvan anec ecid idoo o tran transf sfor orma mado do en desa desagr grad adab able less y aterradoras deformaciones. En ning(n sitio puede hallarse a 2ios. "as palabras de la oración son recha&adas huecamente por las paredes de esta muerta caverna.  El que, en esa noche, de%a arrastrar su esp!ritu por el  temor, impaciencia o ansiedad, se verá detenido. $e moverá y torcerá y torturará intentando ver alguna lu&,  sentir alg(n calor, calor, recuperar los vicios consuelos ya irrecuperables. ? finalmente huirá de la oscuridad y hará todo lo posible por narcoti&arse con la primera lu& que encuentre.  Pero hay otros que, por mucha perple%idad e inquietud que sufran en el  yermo el  yermo adonde 2ios empie&a a conducirlos, contin(an sintiéndose atra!dos más y más hacia la

desolación. No pueden pensar, no pueden meditar* su imaginación los tortura con todo lo que no quieren ver, su vida de oración está sin lu&, sin placer, sin ning(n sentimiento de devoción.  Por otra parte sienten, por una especie de instinto, que la pa& se halla en el cora&ón de esa oscuridad. )lgo los incita a estar quedos, a confiar en 2ios, a callar y atender a $u vo&* a ser pacientes y a no excitarse. Pronto descubren descubren que todos los in(tiles intento intentoss de medita meditación ción sólo consigu consiguen en trastorna trastornarlo rloss y pertur perturba barlos rlos** pero pero al mismo tiempo, estando quedos en la mude& de la fe desnuda, descansando en una simple y atenta espera, pendientes de la oscuridad que los tiene perple%os, una sutil e indefinible pa& empie&a a infiltrarse en su alma y la llena de una profunda e inexplicable satisfacción.  Esta satisfacción es tenue y oscura. No puede asirse ni identificarse. $e desenfoca y se aparta. Pero ah! esta. 9ué es/ 2if!cil decirlo* mas uno siente que de alg(n modo se compendia en la voluntad de 2ios- o, simplemente, 2ios-.  El que no permite que su esp!ritu sea abatido y trastornado por la sequedad y el desamparo sino que de%a que 2ios lo condu&ca sosegadamente a través del yermo y no desea otro apoyo ni gu!a que los de la pura fe y confian&a en 2ios solo, será llevado a una  profunda y sosegada unión con
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