Menagería Poética - II. Origen

July 26, 2018 | Author: Mauricio David Vásquez Alfaro | Category: Poetry, Memory, Love, Theatre, Reality
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Descripción: Revista Literaria Menagería Poética. Incluye una antología poética de diversos poetas latinoamericanos, la ...

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ORIGEN

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EDITORIAL MENAGERÍA  P  POÉTICA , ��������������  GRUPACIÓN DE CREADORES MENAGERÍA  P  A GRUPACIÓN  POÉTICA 

Manuel Alfaro Paolo Barrera  Mauricio Vásquez Alfaro Lía Villalobos ELECCIÓN Y   Y  EDICIÓN DE TEXTOS SELECCIÓN

Paolo Barrera  DIAGRAMACIÓN

Mauricio Vásquez Alfaro

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LFARO EDITORIAL: EL ORIGEN, POR  M  M ANUEL A LFARO

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MONOGRAFÍA : ESTEBAN GONZÁLEZ  P  P ASTENES

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La búsqueda vital y permanente, entrevista por Arturo Ahumada Esteban González Pastenes Pastenes,, poemas Reverberaciones del pasado, por Paolo Barrera Brassesco

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POESÍA 

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Manuel Alfaro  Juan Barracuda Barracuda Laura De Marco Panchi Ocampo Nicolau Saiao Mauricio Vásquez Alfaro Lía Villalobos

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EFLEXIONES R EFLEXIONES

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Palabras ínfimas, por Lía Villalobos

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E� O�����

M����� A����� Desde la antigüedad hasta el día de hoy hoy,, muchos pueblos cantan acerca de su origen. Cantos que se mezclan con mitología, fantasía y temporalidad. La cuestión del origen es un tema que como seres humanos parece preocuparnos, tanto así que hubo científicos que desarrollaron teorías que nos emparentan con el mono, y que hablan de la supervivencia de los mejores (cuestión que parece gustar mucho en nuestros días). Pero antes que los científicos hubo poetas. Y fueron ellos los que crearon, o trenzaron, las diferentes historias que se cuentan. Dentro del mito judeo-cristiano j udeo-cristiano tenemos a un dios omnipresente y todopoderoso que crea el universo y todo lo que lo compone. En Grecia tenemos al Caos y Gea. En Bolivia, la nación Collana-Aymara nos habla del sol, de la luna y un lago sagrado. En Chile, la nación Mapuche nos habla del enfrentamiento de dos serpientes y una inundación. En fin, cada pueblo de la tierra ha pensado alguna vez de donde ha venido. Yo frecuentemente pienso de donde vengo, principalmente porque mi origen se pierde en la neblina del mestizaje étnico y cultural de la arremetida de los españoles al territorio que concordamos en llamar  América Latina. Además de eso, está el problema de que mi lado materno viene del norte, donde antes era Bolivia, y esa parte se mezcla con inmigrantes irlandeses, y mi lado paterno viene de la zona central, donde ha predominado un mestizaje mapuche-español y las diferentes variedades que se dan a partir de la mezcla a través del tiempo. Tengo Tengo también un origen social y geográfico que me une de forma rotunda al campo y a la tierra. Por parte de mi padre, mi abuelo fue campesino y su padre y hermanos y hermanas también. Por parte de mi madre, mi abuela vivió en un pueblito en las afueras de Talagante Talagante hasta que se casó con mi abuelo, que venía del salitre, para vivir en Peñaflor, Peñaflor, un pueblo en las afueras de Santiago. Difícil es entonces establecer un origen claro, por lo que prefiero crear mi propio mito en que se entrelazan serpientes, lagos sagrados y tréboles de buena suerte. El origen de la literatura sin duda se liga a la necesidad de comunicar inquietudes. Esa es la principal razón de porqué hemos elegido este tema como el tópico que cruza el segundo número de nuestra revista. En la presente edición podrán encontrar los productos de esa necesidad primordial que en el arte toma diferentes formas. Los autores nos muestran atisbos de sus mitologías personales, de las preocupaciones que son motor original de su viaje por las letras. Les hago entonces la invitación para que lean nuestra revista y reflexionen en sus propios orígenes y las mitologías que construimos a partir de ellos.  ATTE.  ATTE.  Agrupación de Creadores Menagería Menagería Poética  Poética 

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Esteban González Pastenes es un poeta que recientemente ha auto-publicado su poemario Cantos Canónicos (editorial Bajo Cuerdas, 2013), una obra densa situada en medio de múltiples tradiciones. Además, ha dedicado su vida al teatro, dándole especial importancia a la revalorización y difusión del teatro callejero, siendo miembro fundador de Teatro Mendicante. A mediados de este año se presentó la obra Baile ausente de un arcángel donde Esteban interpretaba a un músico que peregrina con su instrumento hacia una fiesta religiosa en medio del desierto. González Pastenes representa algo similar en sus Cantos: un cantor afiebrado, en dirección a la sagrada bacanal, cruzando tierras ora yermas, ora abundantes, pero siempre, siempre llenas de cicatrices. En Cantos Canónicos defines poesía como una estría de la vida, una llaga, un rastro, la consecuencia de un trauma personal, que involucra a la humanidad también. De esta forma ¿cómo incide tu visión frente a la vida en el título de este libro? ¿Qué encontramos de la estría de la vida en este particular título?

El cantar es una actividad humana, como el hablar, como el movimiento. Yo tengo mucha ligación a esa dinámica de la creación. Para mí la poesía es sonora. Tiene un pulso y un ritmo sonoro que al ser leída se concluye más allá de la estructura de rima o de verso en sí. Es por eso que opto por poner “cantos”. Y “canónicos” tiene directamente una ligazón a la conciencia crítica con respecto a los dogmas. Y tú ves que el eje central que cruza la obra es una crítica directa al patriarcado y a una imagen dominante que nos han transmitido en el desarrollo de la humanidad. La idea de iglesia está en constante cuestionamiento, sin dar una respuesta. Y en relación a la estría de la vida, siento que la poesía y el poeta en sí tienen que tener esa marca. Si no fuera así ¿de dónde se habla? ¿Cómo se habla? ¿Si no es desde el sentimiento, de la presencia real, en las relaciones de las personas, en la observación? De ahí que adopte esa metáfora de sentirse parte de la estría de la vida, de ese ser, de una marca ineludible. Porque quien escribe desde los trece años hasta que decide hacerse público a los cuarenta, varía. Y si tú miras hacia atrás, hay un largo trayecto y margen de experiencias y de búsquedas, manteniendo una esencia que se ha plasmado ahí en ese libro. Este camino se cruza con el arte teatral ¿Por qué poesía, entonces, y no dramaturgia, pudiendo haber sido esta la vertiente más lógica habiendo adquirido el oficio de actor de una forma más profesional?

La respuesta es bastante simple. Yo antes de ser actor, soy persona. Y al constituirme como persona una de las primeras vertientes de expresión que tuve fue la escritura desde el hermetismo del adolescente. En consecuencia de ese desarrollo, creo que es coherente que yo continúe en el desarrollo de la escritura poética. Aunque se cruza con la dramaturgia. Indistintamente tengo guiones que han sido puestos (en escena) en teatro de calle. Pero no niego la posibilidad de avocarme a la investigación y el desarrollo de la dramaturgia. Eso está ahí latente. Pero, hoy por hoy, es la poesía la que me pulsa, la que no deja de hostigarme. Hay veces que he tenido muchas renuncias con el teatro, pero no me ha pasado con la poesía. Esta es la que continúa latiendo en un flujo. Se te describe como un poeta antropólogo, como alguien que canta a la vida, a la evolución y al ser humano. ¿Cómo ha sido el proceso por el cual estas tres aristas se han unido y cómo han ido moldeando tu forma de ver el mundo?

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Bueno, el rótulo de “poeta antropólogo” es de la persona que hizo el prólogo. Yo creo que tiene que ver con lo que ella observó. Con su lectura del texto. Ahora, invariablemente, si uno pone el oficio del poeta y pone el oficio de antropólogo, y empezamos a buscar las coherencias entre estos dos, yo, en primera instancia, detecto el punto de la observación: ambos observan la vida. El material de creación e investigación es la vida. La estría de la vida. Uno, desde la visión cientísta, y el otro, desde la visión imaginaria. Ambos están a cargo de buscar las referencias culturales y de dejar testimonios sociales. Estos son temas que a mí me cruzan. Por eso también escojo el teatro. El teatro es una actividad humana y netamente colectiva. Creo que es el último rito que nos está quedando y que siempre está en crisis. Permanentemente está en una agonía pero por A, B o C motivo, resurge. Entonces, todas estas aristas son partes de un solvente que es el sostén de estar y sentirse vivo. En Cantos Canónicos también encontramos referencias al pueblo aimara y al pueblo mapuche.

Claro, es reconocerse desde tu raíz antropológica. Donde tú te sientes y creas una condición, más allá de la imaginería o del oficio de escritura. Antes de uno, existieron otros -y vienen miles de otros- que cruzaron sus energías y que hoy te plasman acá, que te dan este cuerpo y te permiten que tú desarrolles un oficio. Es la consecuencia de estar presente hoy en día aquí. Y me hago cargo de ello en la medida que abordo el arte desde la visión antropológica. Sin ser una investigación cientísta, más bien un punto y un pulso de intuición. Siempre me he manejado desde ahí. Tengo mucha fe en la intuición. Creo y me dejo llevar por el impulso de ella. En relación a la gran cantidad de interrogantes que se encuentran en los poemas ¿una posible respuesta a éstas supondría una reivindicación de la verdad y realidad que reflejan los poemas o es una búsqueda que nace del descontento?

 Yo lo sitúo más en la búsqueda que en una respuesta. Al adoptar y generar una visión crítica con respecto a toda esta estructura que de alguna manera te intenta moldear, se produce esta separación que tú podrías llamar “descontento” u otros llaman “resentimiento”. Eso es lo vital y lo que realmente te pulsa y te dice “Vale, tú me estás diciendo algo, pero ¿qué tan cierto es lo que me dices?” Y si eso me genera un espacio para desmitificar la verdad, lo hago. Desde esa perspectiva la búsqueda es vital. Permanente. No acaba. Hoy por hoy estoy trabajando otro poemario y es muy distinto a esto (Cantos Canónicos) en términos de escritura, estructura y relaciones que estoy encontrando y buscando. Porque esto ya es y si continúo en eso, se transforma en un dogma. En Cantos Canónicos encontramos referencias a la naturaleza y a lo espiritual, y cómo éstas afectan la  vida del ser humano, lo que se relaciona fuertemente con el canto a lo humano y lo divino. ¿Cómo se relacionan los poemas de tu obra con esta tradición campesina?

 Ahí llego al teatro. Con Teatro Mendicante en sus inicios realizamos una investigación muy profunda para entender qué es y qué podría ser el carnaval en Chile. Al ir buscando, nos encontramos con esta maravilla que es el traspaso del conocimiento a través de la oralidad. Esta herramienta, que estaba en las manos, en la conciencia y en la sabiduría de nuestros viejos, nuestros abuelos, y que tenía una expresión concreta: el canto a lo humano y a lo divino. Tenía una codificación muy clara (décimas y cuartetos) que me llamó mucho la atención. Me sumergí mucho en esto y comencé a estudiar la manera de componer. No musicalmente, sino que la manera de relacionar los temas, que están muy ligados al sentido de la vida, la naturaleza y el reconocimiento de un ser superior. Desde esa dinámica estuve mucho tiempo escribiendo décimas y cuartetos. Hay R������ L�������� M�������� P������ | �

poemas que tienen esa estructura, que me permite enriquecer el desarrollo del verso. Puedo entender como lo puedo construir: dentro de un segmento octosilábico o deconstruirlo y dejarlo que suene libre o que no suene, y después volver a retomar una coherencia sonora. Y eso a mí me encanta  En relación a la obra Baile ausente de un arcángel, que trata sobre la búsqueda de un hermano perdido por parte de su hermana en medio del fervor religioso y carnavalesco de la fiesta de la virgen de Guadalupe de Ayquina, ¿qué relación crees que existe entre la búsqueda de la identidad y de la memoria a través del teatro y la poesía?

Es absoluto. No se puede parcelar. Somos el producto de una memoria histórica a nivel de estructura familiar, social y establecimiento de relaciones. Eso nos determina. Y, evidentemente, si tú escoges un camino dentro del área artística, eso se te va a revelar. La memoria es un tema interesante en este país porque todavía la tenemos vedada desde las capas dominantes. Pero si uno levanta esa alfombra se encuentra con una riqueza que es inagotable. La memoria no tiene que ver solo con la reivindicación del dolor, sino que también de la vida. Yo creo que ahí está la lucha real. Las nuevas generaciones son desprejuiciadas, llenas de sentimiento y fervor, y vienen a decir “No, eso no. No queremos el dolor ni la muerte. Ya lo sabemos porque nuestros padres y abuelos lo vivieron.” Eso tiene que ver con la continuidad de la memoria y con la historia pequeña, y no con la historia del oficialismo. Y ahí encuentro verdad y me dan ganas de continuar. Me siento más parte de ellos que de los otros. Aunque en edad me puedo acercar mucho más a los otros, acá me están diciendo cosas mucho más reales. Sí, hay un resentimiento que tiene que ver más que nada con lo antiguo. Hay un descontento muy grande con la realidad actual.

Que es una realidad creada. No significa que es la única realidad. Detrás de esa realidad tan despótica y soberbia hay una riqueza que tiene que ver con las personas, las pequeñas historias y estos espacios que se abren. Con que la gente te diga “Sí, ve a mi casa. Conversemos. Sí, leamos. Es posible que nosotros podamos crear algo.” Aunque no podamos transformar el mundo, sí podemos transformar nuestros mundos. Lo podemos hacer como queramos y ahí no se mete nadie. Ni un presidente, ni un partido político, ni un cura. Nadie. Esa es la libertad que tenemos que defender y que nos entrega el arte. Ese es el sentido de la vida que entrega el arte. Sin eso, esto se transforma en un bloque de cemento. Nos volvemos autómatas. Esa es la fortuna de estar enclavados aquí en el sur, en el culo del mundo: resguardar cierta inocencia. Esa es nuestra labor, pues: ser los guardianes de esa inocencia.

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E������ G������� P������� Santiago, Chile 

 A� ���   Ah mar, morir de muerte lenta  en la cúspide del desierto. Sintonía milenaria  vestigio fósil de la presencia del mundo en el tiempo. La realidad no es ahora  ni después, un segundo y medio tarda la luz de luna  en materializarse, ocho minutos la luz de sol, la realidad no es ahora.  Ah mar, bóveda mortuoria  en cuyo vientre ocultas el calcio de los cuerpos robados a la tierra, cuerpos que esperan un nuevo nacimiento, amar la mente abierta, la luz roja de la estrella  ¿dónde está?  Y ¿quién apagará la velas prendidas a nuestros muertos?  Ah mar, amar la errante luna, luna de los pobres, melancólica de amor, amar las lágrimas perdidas humedeciendo el retablo resquebrajado de la incertidumbre y el olvido, de la incertidumbre y el olvido.  Ah mar, amar las pupilas dilatadas, los ojos abiertos en la noche del dolor, los guiños de la vida  en la espera de la caída  de los granos de arena en el reloj, venderle cruces a los muertos, huérfanos de la verdad, R������ L�������� M�������� P������ | �

mudos de su voz.  Ah mar, caminar las huellas petrificadas de Basileus por los caminos polvorientos de la sal, mirar a través de un vidrio empañado las estrellas buscando en el polvo cósmico la antesala de la vida, el tiempo presente es el único tiempo que existe, la tierra ha absorbido el sudor y la sangre convirtiéndolos en diamante y mineral, ahí donde se confunden lo ignoto y lo desconocido, el rocoso encostramiento del silencio, la llamada sugestiva del viento.  Amar el misterio sempiterno de la raíz primordial,  Ah… mar.

�C���� Seco, salvaje el cuerpo, la voz, el suspiro, el grito, el aliento en quietud perfecta de diluvial estío, batalla espiritual poseída por abrigo frío. Zarpazos de garras proféticas destilan risas eclipsadas, risas silenciadas de estatuas de sal, risas eclipsadas de estatuas de sal, risas acalladas de estatuas de sal. Bramido del animal natural, sangre de las bestias que descienden hasta el pantano lavando los pies del hijo del hambre con las rojas aguas del bien, las rojas aguas del bien por el mal. ¿Quién robó la estrella roja? Han dado muerte al último centauro antes de la floración primaveral, tres veces cantarán los gallos y tres veces lo negarás, santos dromedarios de santificada y casta inspiración llevan en sus jorobas las heces del mundo siguiendo la ruta de los cuarenta días desérticos para purgar y bañar en Luna llena de escorpión, el amor de una virgen crucificada, el fragor de una virgen rebelada. R������ L�������� M�������� P������ | ��

¿Cuál es el propósito de la muerte de Dios? ¿Cuál es el propósito de la muerte? ¿Cuál es el propósito? ¿Cuál?

 A�������� (R������ �� �� ��������) 24-05-2013. Los violines melodiosos paren llanto y vino añejo_ (...) seis - dos - diez shu, rata, ve cuento al revés cíclopes cien pies ¿jugarás? ¿infierno o edén? ¿seremos capaces de romper el paradigma? ¿cómo lo ves? (…) Quienes creen en palomas nada adeudan a la desdicha  (...) dos - seis - diez ¿juegas al juego? nueve - siete - tres ¿paraíso o infierno? ¿seremos capaces de elegir un día? ¿podremos? (...) Nada hay que refutarle al viento (…) En cenáculos ocultos se desuella la inclemencia  y la infausta precariedad del miedo (…)  Atahualpa va creciendo brama el niño hecho toro brama el niño su séptimo nacimiento. (…) No somos herederos de Medusa  ni tampoco los hijos de Medea  ni los héroes muertos en el útero de Talasa, diosa primordial del Egeo. R������ L�������� M�������� P������ | ��

Simple savia constelada somos en la danza secular de un sueño (…) ¡Respira Gea respira, tu aliento dé a la fauna su inicio! Los que creen en palomas nada deben refutar al viento.

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Dentro de la cosmogonía de la filosofía, la pregunta en torno al origen ha sido, sino el motor principal, el germen fundamental, formulada desde los inicios de la vida civilizada. Fueron los griegos de la antigüedad quienes, en palabras de Nietzsche, fueron el pueblo que más se ha acercado a aquella intuición de lo divino y eterno. En ese sentido, la metafísica, justa originaria de Grecia, es una suerte de testimonio que permite comprender mejor la extrañeza de los seres humanos por develar el secreto del comienzo de la humanidad. Efectivamente, los sabios griegos formularon teorías que daban cuenta del mundo y de lo que en él se contiene, pero esa evidencia, con el paso de los siglos y los cambios a los que nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, estamos más que forzados a enfrentar, ha quedado olvidada. No es que estas teorías se hayan perdido, pero su relación con la realidad, con la sociedad y con la naturaleza es lo que ha quedado relegado al segundo plano. En este punto, no obstante, el lector se preguntará qué relación guarda el párrafo anterior con Cantos Canónicos, el primer poemario publicado por el poeta y actor Esteban González Pastenes, siendo que no se trata de una obra filosófica. Aunque a primera vista parece una ópera prima de un poeta desconocido, y, por lo tanto, un tono impreciso o vago sería de esperar, Cantos Canónicos, en cambio, no es sino todo lo contrario; es una articulación breve, precisa y consistente de una visión de la historia, o mejor dicho de la memoria, que se percibe a sí misma, con sus limitaciones y motivos vitales. Incluso el nombre de la obra contiene huellas de pasado inmemorial, perdido en los recodos del tiempo. De la misma manera, también despierta la idea del modelo, del canon, como aquella forma que se perpetúa en el tiempo. No en vano el derecho canónico es, básicamente, la forma cómo la iglesia católica ha conducido sus asuntos seculares desde que se erige como un poder hegemónico en el transcurso del renacimiento. De esta forma, González Pastenes toma el elemento religioso, encarnado en la figura de Cristo, como punto de encuentro a lo largo de su obra. Sin embargo, uno de los grandes méritos de la obra, además de traer la tradición campesina de lo humano y lo divino al ámbito literario, es su alcance abarcador, tremendamente universal, cuando el punto de partida ha sido el origen. En otras palabras, González Pastenes, al preguntarse por el origen y dar su propio punto de vista sobre la naturaleza de éste, logra comprender la multiplicidad de miradas de manera coherente. Como él mismo afirma en su biografía, “la búsqueda del valor esencial de la vida y lo fundamental de la existencia, orientándose hacia nuestra raíz mestiza, enfatizando nuestro gen aborigen y místico [...]”, como motivo transversal del poemario, los poemas se componen uno al otro, en una procesión que concluye simbólicamente en el poema “Cruxis”, la crucifixión, ese castigo para la humanidad que ha aniquilado al mensajero de la esperanza y la salvación. Cantos Canónicos es una obra, como ya se ha mencionado, concentrada, pero no por eso más reposada. El tono de los versos contiene una urgencia, se puede decir una impaciencia por narrar que escapa a una única dimensión metafórica. Esta última observación puede notarse en poemas como “Ckunsa Lari”, “Contemplación” “Oh”, sólo por nombrar algunos. En el caso de estos tres poemas, el hablante lírico se enfrenta con el desafío de contar parte de la historia ancestral de la humanidad. Sin embargo, esa tarea se torna más difícil en tanto la humanidad debe lidiar con las personificaciones de los horrores y profundidades que implica la existencia en este mundo, que remiten a un pasado olvidado. Así, el verso “¿Y quién se robó la estrella roja?”, que se repite a lo largo de la obra, recuerda una actitud de oración, de mantra, en pos de reencontrar R������ L�������� M�������� P������ | ��

aquel equilibrio que sospechamos se encuentra en el origen. En ese sentido, Cantos Canónicos nos entrega una consistente mirada hacia el diálogo, el cual convive con las diferentes voces presentes en los poemas en una actitud de búsqueda, que trata de encontrar una certeza a través de la contemplación de la naturaleza. Finalmente, Cantos Canónicos es una vuelta a reconsiderar nuestras convicciones, aquello que nos hace seguros en nuestra cotidianidad y en nuestro optimismo ingenuo de que se acorta la distancia con el futuro y el desarrollo. Basados en aquellas abstracciones, se nos va el cada vez más escaso tiempo del que disponemos sin que nos demos cuenta. Así, Cantos Canónicos abre una brecha en ese continuo, y nos otorga la oportunidad inusitada de replantear nuestra esencial característica como seres que tenemos un profundo vínculo común cimentado en comunión, y no en oposición, con la espiritualidad.

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M����� A����� Santiago, Chile 

C������� �� ��� S���� ¿Creación de qué seres de qué corazones palpitantes de qué manos artesanas de qué mente delirante vibración armoniosa e impalpable de desconocido y anacrónico instrumento silbido de qué elemento voz de qué animal eres tú, Universo? Si pudiera verte seguro serías como una burbuja de jabón, o como una piedra preciosa en bruto, o como el aceite del jugo de la ensalada  lleno de burbujitas pequeñas que se unen a la más grande que se va formando desapareciendo las arbitrarias fronteras, confluyendo en un único verbo

L� ��� ��� ������ �� ��� ����� Lo que nos separa de los monos es justamente lo que nos amarra a ellos, genéticamente hablando una sola diferencia, racionalmente hablando nuestra supuesta conciencia, conciencia de nuestros actos de nuestra existencia  conciencia que no veo en la destrucción de la naturaleza  en la instalación de represas en la invención de un arma  que podría destruir tres veces el planeta  Una diferencia  R������ L�������� M�������� P������ | ��

y una vastedad de similitudes nuestros instintos primigenios afloran con la facilidad que tomamos un vino que fumamos un porrito y veo y escucho gritos simios por todos lados gente que sube a los árboles que se aclana en los pastos. Darwin y la evolución y que supuestamente descendemos del mono pero la diferencia es solo una  y las similitudes abundan ¿Por qué llamarnos humanos si parecemos monos? mejor seamos humonos o dejemos el orgullo y seamos simplemente monos. Las similitudes son evidentes si alteramos la conciencia  la gente grita, se aclana, corre, salta, danza, o se golpea  como si Darwin nunca hubiera existido o escrito El Origen. Ni siquiera somos seres más complejos sino seres acomplejados seres que creen en pecados, en dioses y tormentos, en paraísos e infiernos, manías y neurosis, en la rectitud del hombre, en la castidad de la mujer, en las segregaciones y enclaustraciones. El humano quedó olvidado con lo que vino después de la modernidad volvamos al ser original al mono volvamos a comenzar.

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R���������� ��� S��  Reencuentro del uno con el todo subdivisión de la esencia original en cada uno de nosotros en esferas luminosas en planetas sin fronteras en frutitas rojas y de colores por descubrir. La esencia origen vive en todo en los glaciares color neón en los ríos tormentosos en el vapor del calentamiento global en el infatigable bosque y en la pampa misteriosa. Mi cuerpo hecho carne es la misma carne que compone a todos en la simpleza de las estructuras de carbono mi cuerpo líquido es el agua omnipresente en la fluidez de los ríos en lo cíclico de las mareas en la intimidad del rocío mi cuerpo hecho nube se evapora  se disgrega con la niebla  o se transforma en una roca  en el perfil de una montaña  que mira al cielo o se dibuja  en el rompecabezas de los huertos altiplánicos o vuela junto al cóndor en las cumbres de Los Andes sudamericanos columna, articulación de las fronteras médula unificadora  de la diversidad tremenda que existe en esta porción de tierra. Reencuentro de mi ser con la esencia  me diluyo con la nube de tormenta  que camina por la montaña  me incluyo como el poroto que crece en el tronco de la mata de choclo y compongo la trilogía andina  R������ L�������� M�������� P������ | ��

 junto al zapallo me desgrano, me muelo y soy harina  Harina que es arena  de las costas erosión milenaria  del mar sobre las rocas besos salados, azulados de un amante incansable. Océano, tus hijas son la lluvia y las nubes tus hijos son los ríos y los lagos, en ti navegamos en chalupas, en caballitos de totora  de ti escuchamos las historias sin fin que nos traen las olas como el origen de la vida  como el hundimiento de continentes como la imperdonable desaparición de personas en las dictaduras militares o el canto de las ballenas. Entonces la ciclicidad te vuelve dulce y salado y tu líquido elemento es una más de las dualidades de la vida.

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 J��� B��������  Concepción, Chile 

D���� �� C����� Me asomo como puedo reposando mis dedos sobre tu montaña  y veo el abandono de ira que da forma a tus formas, siento el amor de dos pistilos profundamente compenetrados, aquí, la presencia del poderoso se deja sentir;  Anhelos de instrumentar este sentimiento! me asombra el suave rojizo de tus mejillas, tu dorado nacimiento y tu esplendoroso final, cada vez que pestañeo te pierdo y deseo viajar hasta tu principio, entre máquinas voladoras y nubes siempre rodeado de golondrinas, sentado en esta roca que ahora es mía, gracias les doy a mis ojos por soportar tanta agonía, gracias le doy a mi gente por cultivar tal semilla, gracias le doy a la montaña por este fugaz aliento de vida, y al circo que baja su telón viajero pintando en tu cuerpo delicados tonos grises tal cartel fúnebre se vende a los lapidarios, así mismo agradezco retirándome a mi ruca, no sin antes gozarte frente a frente con los brazos extendidos y esperando le regales buena noche a este niño prometido, con ganas de volver y hacer, con ganas de volver y vencer! Recargado y renovado, se despide hasta luego, tu buen viajero.

M���� L���� E�����  Y si en mi solitario y frío caminar veo un bello y frágil animal, ¿Es incorrecto que dé la mano, que lo quiera tomar? Pues de mi punto de vista esto no puede estar nada mal. Quizá vi en éste la vida que me faltaba  y es que depresivo y moribundo no podía seguir poco a poco cambió mi mundo y lo que me rodeaba  y hoy sueño a su lado poder siempre vivir. Temeroso por las sátiras siempre me mantuve más no quiero su confianza y la de mi pueblo traicionar pero mi sincero corazón secreto se sacude cuándo es momento de empezarla a amar. R������ L�������� M�������� P������ | ��

L���� D� M���� Buenos Aires, Argentina 

E� B����� �� F����� El barrio de Flores con el otoño se está volviendo extraño, me había acostumbrado tanto al sol.  Ahora en sus calles se esconden vientos macabros, presentimientos fuertes que te arrastran a la raíz de la muerte. Pero no te morís. Sus casas son fuertes, sus angustias antiguas y sus fantasmas bondadosos.

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P����� O�����  Argentina 

M������ �� M��� Las mujeres de maíz paren la noche como estrellas en las que uno nace para mirar. Se ve el túnel como un amor a escondidas del mundo. *** Ellas hablan en las noches y tejen con hebras azules el dulzor que encontraron en el camino. *** Las mujeres de maíz se aparecen por los mismos lugares de donde partieron dejando un remolino en la panza de quien las vio. Tejer y destejer palabras crear el humus desgranar el olvido animal gris que las protege de la pasión. *** Han dado de mamar la niñez hasta ser madres, hasta saber la luna en los pezones y tantear esa herida blanca  R������ L�������� M�������� P������ | ��

que busca la noche para mirarse. *** La tierra será su refugio pues las mujeres de maíz entrarán cantando al amanecer irán tejiendo el frio, la lucha enraizará, más manos llegan a gritar la memoria.

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N������ S���� - T��������� �� P���� S������ �� J����  Portugal 

G������ Puede hacerse un poema con migajas de poemas y ni siquiera todas nuestras. Basta saber elegir, al modo del ama de casa reconociendo cosas sencillas en una tienda perdida de suburbio. (Sin embargo el problema es: cómo conciliar los invisibles o visibles rastros de luz que las palabras dejan rodar entre la noche y la mañana  de las letras.) O, mejor todavía  entre mil perfiles de páginas desconocidas de olvidos de risas o desprecios decisivos. El cómo, el quizás, los adverbios de lugar ora duermen ora despiertan. Podemos disponerlos como flores silvestres como piedras fibrosas o ladrillos a lo largo de una cerca de alquería  en el interior palpable de un jardín o como piedras tumularias esenciales y discontinuas. Podemos cambiar la memoria de un sustantivo, de una mancha de sangre, de un bastonazo en la cara o de un suspiro. Podemos extraer de una frase engullida el perfil severo de la alegría, asimismo un verbo definitivo para la complacencia  un tiempo agonizando quieto o ya liberado. Oigan el canto de la noche: en ese silencio, de puntillas hay ruidos y gestos, alguna que otra amargura, la materia sensible que los poemas abandonaron. Oigan el canto de la noche: ciudades al amanecer, los sonidos innúmeros, nítidos, la    sustancia  de una sombra en el crepúsculo. (La copiosa lluvia, el enorme sol no son más que evocaciones traídas por alguien en una hoja rasgada, en un extracto de minutos). Oigan el canto de la noche y aprendan entonces a olvidar. R������ L�������� M�������� P������ | ��

Todo libro es una apariencia. Algo que se perdió. Pero todo libro existe en su atmósfera de revelación obstruida  de velada inexistencia  de soplo apenas o vestigio de inestable o firme figura despedazada. Sí, pueden hacerse no uno sino muchos poemas sobre el cómo y el porqué o sobre la nada que, al final, revelan o sobre lo mucho que ellos, por último, son o sobre lo grandioso y lo insignificante que los habita entorno mientras los años pierden la brillantez y las fronteras olvidan el sur y el norte su elevada ausencia su delicado vacío su transparencia abominable y sagrada  de alivio o sortilegio. Sí, oigan el canto de la noche semejante objeto que engrana  y se pone a correr y se dispone a parar y engendra alrededor como el aleteo de un planeta  con bataholas, colores repentinos, contusiones y hechizos. Sí, oigan el canto de la noche. O hasta, quizás el comienzo del día  las palabras una a una en su sereno balbucir cuando las páginas son sólo astutas reminiscencias en un papel estrujado y nuestra voz es un destello en un conjuntivo o en una coma.

H���� �� ��� Cuando entré en la sala percibí de un vistazo que mi demonio estaba acostado. La boca entreabierta, un resto de baba en el mentón de quien duerme sin remordimientos como un ángel. La ventana entrecerrada y el sofá situado a plena luz. La manta ya vieja azul y amarilla rozaba el suelo como si hubiese ocurrido allí una discreta bacanal de domingo. Colegí R������ L�������� M�������� P������ | ��

que él antes de recogerse al llegar del espacio celeste había pasado por una tasca o que había aceptado un trago de cualquier golfo ganado a esas horas tardías por una modesta  fraternidad bebedora. Bien mirado afloraba sin embargo en el rostro una confusa felicidad mejor dicho una centella de satisfacción o alegría, o acaso la sensación de quien descubre el mundo en su lugar debido. Veamos, en el fondo la lejanía dominaba  como si yo mirase el caballero por unos prismáticos invertidos. Olía un poco a flores y vagamente  A desodorante Un libro iba a caer al suelo, quedando a la espera  abierto inerte. Cuando abrí la puerta de la cocina vi sobre el fogón un perol con una vianda cualquiera con la que se entretuvo positivamente antes de caer en el lecho vencido quizás por la fatiga de las últimas horas. Si mi madre estuviese viva en verdad le habría aplicado una reprimenda  una expresión en dialecto y tal vez un sopapo mínimo. Mi padre pondría en la cara aquella sonrisa suave de los días sin época.  Allá fuera crepitaban los ruidos de la ciudad embarullada  cuentos del día y de la noche, la irresistible fascinación de lo desconocido. Me senté, la angustia se apoderó de mí. Una frase extraña me daba vueltas en la cabeza. Cuando miré por la ventana el horizonte me pareció una línea tenue. Más tarde, pensé, hablaríamos en serio. O antes entre dientes yo diría quizás cosas sobre la primera aurora o entonces sobre la memoria  Sibilina de los sobrevivientes inmutables.

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M������� V������ A����� Huertos Familiares, Chile

S����������� G��������� (�) A������ el almendro del cielo abre sus raíces y da a luz un susurro que penetra en los confines ensordecidos y obnubilados el espacio y su vacío se quiebran en mil abrazos, y de las entrañas del amor nace la primera llama  y la llama, espesándose, volviéndose incendio celestial, clama su nacida con un grito eterno, y da vida a la primera brisa del viento y el viento, arremolinándose, elevando su estatura hasta lo remoto, decanta en una lágrima que estalla, llenándose el espacio de la  lluvia fundadora  y el agua, tierna y vital, busca un aposento, un sustrato para su amor, y en sus manos cobija la semilla  que dará vida al primer grano de polvo y la tierra, despertando, desperezando sus grietas petrificadas, se junta, se moldea, y le da al sol su razón de ser: amanece

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� negra poros de estrella  en tu seno cósmico yace Cristo bebiendo vías lácteas y andrómedas parido de las montañas abiertas flota esférico, calcinante desparramándose eterno en las estrías polvosas que te dejaron su oro y su sangre � compenetrándonos espíritus nos zambullimos por siempre para siempre fuera de la carne insípida  y ocupamos las leguas inmensas del vacío somos torrente esférico, agua estallada  dos obeliscos antropomorfos cada uno inabarcable, ambos juntos inabarcables hormigas o montañas nos entrelazamos gigantes, cósmicos, nebulosas embriagadas � saturno germinando los óvulos del espacio viscoso y luz luz siendo vida carne muerte tiempo y soles crepitando en la danza eterna  eterna  � seremos madre pariremos un niño viejo y sabio una niña vieja y sabia  antiguos y claros como soles tendrán pies de gato y ojos equinos que mirarán al cielo sus espinazos serán de diamantes, y la luz de sus manos encandilará los juicios finales seremos padre y tan viejos serán que nosotros perderemos el tiempo nuestro verbo será universo y escribirán con sus manitas frágiles los fonemas de los astros y el destino de las horas R������ L�������� M�������� P������ | ��

L�� V��������� Santiago, Chile 

R����������� Oh, Dios del imaginario boreal ¿Me permites revelarte un secreto? Ellos te han matado y no hay posibilidad de reencarnaciones ese devenir desajustado ese andar a pies descalzos esa ceguera incorruptible es el último nirvana. Oh, Dios al hacerte ladino te han mutilado te han insultado te han violado te han desmembrado te han deshonrado ¡Han asesinado, Han violado,  Ya a tantos  Ya a tantas Enarbolando tu nombre! Oh, Dios septentrional Tu nombre se retuerce En estertores conculcos Lo han desflorado Lo han explotado Lo han travestido  Ya no queda ni imagen Ni semejanza  Han fingido adorarte sin conocerte hasta sacarte la última gota te han asesinado con frialdad te han enterrado agónico sin resurrección posible. Oh, redentor R������ L�������� M�������� P������ | ��

Semita celeste Inhumada tu palabra  Tu anuncio amoroso Está enclaustrado Entre paredes de oro Nadie nadie llegó a conocerte o a amarte. Oh, libertador te han olvidado y es para siempre.

B������ ���� Dios te salvó, María  te dejó en la cumbre del San Cristóbal con la mirada plácida  los ojos serenos y el manto que como agua cae sobre tus hombros el viento brioso no mece tu velo ¿Estás ahí, virgencita? ¿Con los ojos clavados hacia recoleta? ¿Eres la madre de C? ¿Eres la madre de Cr? ¿Eres la madre de Cris? ¿Eres la madre de Cristo? ¿Eres la madre de Cristopher? Ese que no llegó un 29 de Octubre Ese que no llegó en 4 días en 4 años en 40 años no llegó. Madrecita, yo aun lo espero Con las rodillas magulladas  Y la esperanza agujereada. Llena eres de gracia  el señor es contigo R������ L�������� M�������� P������ | ��

y sólo contigo. Ruego por nosotros ¿Ruegas tú? ¿Ruegas por nuestras cabezas? Ruega por nuestras almas abatidas  A decepción  A destierro  A lumazo. ¡Contéstame virgencita! El cerro que te penetra desde las entrañas te mantiene firme ¿Has perdido la voz, María? ¿Estás ahí? ¡No cobijaste a tus hijos en tu regazo! ¡No nos limpiaste ni las heridas ni las lágrimas con piedad! ¿Es que acaso el smog te nubló la vista? ¿Los bocinazos te dejaron sorda ante nuestras súplicas? Tu casta pide piedad el pueblo asardinado en los buses clama justicia  o piedad que se muevan tus frías manos para cobijarnos sino parece que estuvieras a punto de dar un aplauso cerrado a este descalabro a esta humillación, a este desconsuelo, y esa sonrisa tan tuya  se dibuja casi irónica  entre nubes brillantes ¿ Cómo es que no bajas a abrazarnos, María? O al menos, O al menos a pedir perdón.

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R�������  Hoy declino de todos los colgajos que me sobran y zozobran en mi sentir alborotado. Hoy abandono la carrera de peón que abre sendas con ilusión desgarradora de almas. Hoy declaro los sueños infantiles con sus monstruos y seres divinos el paraíso y el infierno del que se huye con un beso en la frente. Hoy desecho el dulce alfiler que afilé para atar tu corazón  junto al mío. Hoy declaro que la sangre que brota de nuestros contres amoratados lavará nuestros rostros de ojos mudos y de socavón nos despertará transitando otro camino. Tú en tus pasos y yo en los míos Hoy obstruyo la artería que irrigó las tres almas. Madre, hijo, espíritu santo Se ama lo que se ama el alma se estremece o no se aprietan las vísceras o no el llamado del alma avisa ante el arrebol y la sonrisa que apenas nacen R������ L�������� M�������� P������ | ��

en los ojos centelleantes de la infanta de los arrabales. Si el ánima no escucha que se lleve la carcajada el viento y que retorne dulce a nuestros oídos en el nombre de la madre del hijo ...

S������  Manos pulcras, pero no santas te ofrecen sembrar camino lejos del ruido de las moles lejos del ruido del ayer lejos del ruido de los fracasos un corazón abierto como la tierra te ofrece cobijo para morir cerca del latir de la sangre de nuestras entrañas.

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P������� ������� L�� V���������

La poesía es, por excelencia, el género literario ligado a la expresión de la belleza, al juego estético, a la admiración de la naturaleza, a lo delicado, a lo sublime. Ha sido fruto de cavilaciones de intelectuales y estudiosos, y ha brotado potente de la mano de los campesinos que cantan a lo divino y a lo humano. La hemos visto manar, también, de los enclaves urbanos, en distintas formas y propuestas. Sus temáticas son universales, y es de perogrullo decir que es una de las expresiones favoritas de los enamorados, de aquellos que manifiestan un descontento social, de quienes sufren dudas existenciales o de los que simplemente quieren plasmar el regocijo de vivir. La poesía es una especie de caballito de batalla de los melancólicos y atormentados, y, sobretodo, se ha presentado como una herramienta de expresión de lo que nos motiva internamente, de lo que nos mueve y conmueve, de lo que nos emociona e irrumpe de tal forma que no puede ser ignorado. Muchos son los sucesos que han motivado a quienes se hacen llamar poetas: el rocío sobre los pétalos de una flor, la muerte de un padre amado, el brillo en los ojos de un joven enamorado, las piernas y los senos turgentes de una quinceañera... Grandes creadores se han dedicado a cultivar este género, y nos hemos deleitado por años con sus virtudes. Sin embargo cabe preguntarse, ¿es la poesía un derecho exclusivo de aquellos nacidos con un talento único, patrimonio de intelectuales; o acaso un grito que nace desgarrador desde el alma? Con esta inquietud, me planteo un nuevo norte. Si bien es cierto me parece justo y necesario difundir obras que cuenten con ciertas cuotas de genialidad, o que sean absolutamente novedosas y reveladoras, me parece también que es valioso rescatar estas palabras que uno va encontrando en el camino. Personas, como usted o yo, que han encontrado en la poesía una forma de dejar testimonio, de retratar su paso por la vida. Todo esto de la manera más sincera y menos ostentosa, sin aspiraciones, llevados por el brío intenso que emerge desde su naturaleza; trascender, verter algo de su esencia y su paso por este tiempo y espacio. Escribir por escribir puede parecer algo absurdo, fútil, romántico. Hacer por hacer, dedicar tiempo y horas a un trabajo que no entregará más que regocijo espiritual. Pues bien, déjenme decir que eso es un acto heroico y rebelde en nuestros días. Y es así, que caminando las sendas que la vida me ha propuesto, me he encontrado con muchos valientes que se atreven a “hacer por hacer”. Jorge Ibar es uno de ellos.  Jorge se declara “un tipo siempre alegre, que desea que todos estén contentos. Sencillo y tratando de ser muy simpático. Tomando con seriedad la vida, pero inyectándola de humor, para que no resulte aburrida y tan distante” A sus 74 años, se inspira por temas como la justicia social, la paz y el amor universal. Siente que escribir poesía es un derecho que le otorga a su vida amor y agradecimiento, y cree que es un instrumento para la paz. “No he publicado libros, pero he tenido siete hijos y he plantado muchos árboles” comenta, con el sentido del humor que lo caracteriza. Y cuando le pregunto cuándo empezó a escribir me dice: que “a los siete años, cuando escribí mi nombre en la pizarra y mis compañeros me aplaudieron” Luego, hablando un poco más en serio, cuenta: “a los 8 años, la profesora nos pidió hacer una composición. Tema libre. Yo escribí sobre los araucanos. Al parecer la composición fue tan buena, que la profesora, dijo que me la habían hecho mis padres. Me castigó y me puso un uno, por flojo y por mentiroso”. Actualmente se declara un internauta, y cuenta que difunde sus trabajos por Internet. Le gusta esparR������ L�������� M�������� P������ | ��

cir sus ideas positivas acerca del mundo y, de alguna forma u otra, los valores que le parecen fundamentales para derribar el modelo que él dice nos oprime, destruye, y que está lleno de corrupción. Se declara creyente pero en una especie de sincretismo, y por lo mismo respeta todos los credos. A este hombre, que ha usado la poesía como testimonio y espejo, le dedico estas páginas. Un anónimo entre tantos, que considera que la poesía es un derecho. “Vaya que sí, y debe ser, por lo mismo, democrática”, concluye. Gracias por regalarnos ese pensamiento.  ¿Qué le dirías a Dios al llegar al paraíso? Perdona el atraso, me quedé enredado en las zarzas, como buen chileno, siempre atrasado  y con la disculpa divertida. Soy el último en llegar, pero seré el  primero en irme, una cosa por la otra.

 A continuación, dos trabajos que decidió compartir con nosotros.

T������� �� V������ P����  ¿Cuántos días fríos se nublaron, Violeta? Hermosa niña, nacida y envuelta en poemas, pequeña millonaria de voluntad y carácter, nada impide Violeta, tus progresos de libres gorjeos, revoloteando y aprendiendo, entre grandes necesidades, en tu existencia pobre. Despierta tu genio creador, en melodiosos poemas, canta y trabaja tu alma, entre costuras y bordados, entre risas y llanto, nacen tejidos, arpilleras, ponchos y figuras emergen en madera, cántaros de arcilla, figuras de alambre y ensueño, convirtiendo tus manos, en espíritu la materia. El amor que no te dieron, para otros brotó, al vacío tus tonadas, el viento llevó y sentidas canciones el eco grabó, regalando al mundo mensajes de amor. Frustrada, dolida, conquistas el mundo.

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Viviendo tus talentos, Violeta, frustrada y agitada, discurres, revoloteas y emprendes. ¿Qué vida intranquila, dio tan buenos resultados, cruzando fronteras que al mundo llegaron? Llevando la flor de tu nombre, Violeta. Llora el rocío nocturno, tu soledad y angustia, con sentimientos dulces y amargos, Violeta, como prisioneros atrapados por la injusticia, mujer valiente, de pensamientos sociales, interpretando en tu música, el alma de un pueblo, cargado de necesidades, imposible de ocultar. Si tus canciones dicen tanto, Violeta, tus silencios dicen más. El texto que calla, lo dice todo. Certera y ágil en tu pensar, solitaria viajera, amiga universal. Marcando al fin, fríos y obscuros sentimientos, pese a ellos, Violeta, te despides y cantas "Gracias a la vida", pero el manto de la noche, Violeta, te cubre, entonando, "Casamiento de Negros". Por fin descansas Violeta, consuélate, hermosa y adulta niña, Violeta Parra, no en vano luchaste, porque multitudes, heredarán tu canto.

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 A��� �������  Surgían hermosas las prosas, brillaban radiantes y dulces sonrisas, caricias de rayos obscuros llegaban. Pensaba con sombras luminosas, cubriendo poemas con pétalos, y hojas, volando en mi mente. Revoloteando perfumados en mi espíritu. Suavizando asperezas con truenos y cascabeles, con granizos en el techo. Durmiendo como un niño, arrullado por el viento.

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