Memorias de un enfermo de nervios.pdf
February 7, 2017 | Author: Sinapsis Arcar | Category: N/A
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INTRODUCCIÓN
Como he tomado la decisión de solicitar .en un futuro próximo mi alta del hospital para vivir otra vez entre personas cultas y en comunidad hogareña con mi mujer, será necesario proporcionar a aquellas personas que entonces formarán mi círculo de relaciones una idea por lo menos aproxim ada de mis concepciones religiosas, para que, aun cuando n o comprendan las muchas aparentes singularidades de mi conducta, tengan siquiera una vislumbre de la necesidad que me compele a esas singularidades.* El escrito que sigue a continuación pretende servir a esta finalidad, e intentaré con él proporcionar a otras personas una exposición por lo menos en algun a medida comprensible de las cosas sobrenaturales cuyo conocimiento me fue proporcionado hace aproximadamente seis años. Una comprensión total no puedo, ya desde el comienzo, descontarla, pues se trata aquí en parte de cosas que de ninguna manera consienten ser expresadas en lenguaje humano, por cuanto trascienden las posibilidades h umanas de concebirlas. Tampoco respecto de mí mismo puedo afirmar que todo lo referente a ellas tenga para mí una inconmovible certidumbre; hay muchas cosas que también para mí siguen siendo sólo conjetura y probabilidad. También yo soy, después de todo, tan sólo un hombre, y por consiguiente sujeto a las limitaciones del conocimiento humano, sólo que para mí hay algo que está fuera de duda: que he llegado infinitam ente más cerca de la verdad que todos los otros hombres a los cuales no les han sido concedidas revelaciones divinas. Para ser en cierta medida comprendido, tendré que hablar de muchas cosas mediante imágenes y símiles, que quizás a veces sólo aproximada"' Advertencia preliminar . Al avanzar en la preparación del presente trabajo se me ocurrió la idea de que tal vez podría tener interés para círculos más amplios. A pesar de ello, he deja· do este párrafo inicial como estaba, porque el orientar a mi esposa sobre mis exJ>eriencias vividas personales y mis concepciones religiosas ha sido efectivamente el primer motivo para éL En esto se encontrará también la explicación de que a lo largo del trabajo haya considerado muchas veces conveniente dar explicaciones más circunstanciadas de hechos científicamente ya conocidos, la traducción al alemán de palabras extranjeras, etcétera, que para un lector con formación científica hubieran sido prescindibles.
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mente serán acertadas; en efecto, la comparación con hechos de la experiencia humana es el único camino por el cual el hombre logra hacer comprensibles, por lo menos hasta un cierto grado, las cosas sobrenaturales que para él seguirán siendo siempre incomprensibles en su esencia más íntima. Donde termina la comprensión racional, comienza el dominio de la fe; el hombre tiene que acostumbrarse a algo: existen cosas que son verdaderas, aunque él no pueda concebirlas. Así, por ejemplo, ya el concepto de eternidad es algo inaprehensible para el hombre. El hombre no puede, estrictamente, imaginarse que exista una cosa que no tiene comienzo ni fin, una causa que no haya que remitir a una causa anterior. Y sin embargo, según yo creo estar obligado a suponer y todos los hombres de sentimientos religiosos suponen junto conmigo, la eternidad pertenece a los atributos de Dios. El hombre estará siempre indinado a preguntar: "Si Dios ha creado el mundo, ¿cómo entonces comenzó a existir el propio Dios?". Esta pregunta quedará eternamente sin responder. Algo semejante sucede con el concepto de la creación divina. El hombre sólo puede imaginarse que una nueva materia resulta de materias previamente existentes, mediante el influjo de fuerzas transformadoras, y sin embargo yo creo - como confío poder mostrarlo a continuación con ejemplos particulares- que la creación divina es una creación a partir de la nada. También en los dogmas de nuestra religión positiva están contenidas muchas cosas que escapan a una plena comprensión por parte del entendimiento humano. Cuando la iglesia cristiana enseña que Jesucristo fue hijo de Dios, esto sólo puede entenderse en un sentido hermético, que sólo aproximadamente coincide con el significado propio de las palabras humanas, pues nadie afirmará que Dios, bajo la forma de un ser provisto de órganos sexuales humanos, tuvo comercio con la mujer de cuyo seno nació Jesucristo. Algo análogo sucede con la doctrina de la Trin idad, la resurrección de la carne y otros dogmas cristianos. No quiero de ninguna manera decir con esto que yo reconozca como verdaderos todos los dogmas cristianos con el sentido que les da nuestra teología ortodoxa. Al contrario; tengo un firme fundamento para suponer que algunos de ellos son decididamente falsos o que sólo son verdaderos con gran limitación. Esto vale, por ejemplo, para la resurrección de la carne, que solamente, quizá, bajo la forma de la transmigración de las almas podría pretender una verdad relativa y temporalmente limitada (que no expresaría el resultado final de la evolución); y para la condenación eterna que recaería sobre ciertos hombres. La concepción de una condenación eterna -que siempre seguiría siendo aterradora para el sentimien to humano, a pesar de la formulación, a mi juicio basada sobre sofismas, con la cual, por ejemplo, Luthardt ha tratado de hacerla aceptable en sus disertaciones apologéticas- no correspon-
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de a la verdad, ya que en general el concepto (humano) de pena -en cuanto recurso destinado a lograr determinados fines dentro de la comunidad humana- tiene que ser excluido en lo esencial de las concepciones sobre el Más Allá. En lo referente a esto, sólo más adelante me será posible dar una explicación más detallada. 1 Antes de pasar a exponer cómo, de resultas de mi enfermedad, entré con Dios en relaciones peculiares y, según mostraré de inmediato, contrarias al orden cósmico, necesito hacer primero algunas observaciones preliminares acerca de la naturaleza de Dios y del alma humana, que provisionalmente sólo podrán ser enunciadas como axiomas - proposiciones que no necesitan demostración-, y cuya fundamentación, en la medida en que sea ella posible, sólo intentaré cuando haya avanzado más.
r Por otra parte, estoy en condiciones de dar una explicación más precisa, a partir de lo vi· vido por mí mismo, de algunos dogmas cristianos, mostrando de qué manera tales cosas son posibles mediante milagros divinos. Así, en mi propio cuerpo tuvo lugar algo semejante a la concepción de Jesucristo por parte de una virgen intacta, es decir, que nunca tuvo comercio con un varón. Yo he tenido en dos distintas oportunidades (Y por cierto en la época en que me encontraba aún en el hospital de Flechsig) genitales femeninos, aunque desarrollados de manera incompleta, y he sentido en mi vientre movimientos en forma de. pequeños saltos, como Jos que caracterizan a las primeras conmociones vitales del embrión humano; mediante un milagro divino, los nervios de Dios correspondientes al semen masculino fueron arrojados dentro de mi cuerpo: había tenido lugar, pues, una fecundación. Además he logrado una idea relativamente clara de la manera como pudo efectuarse la resurrección deJesucristo: en la última época de m i permanencia en el hospital de Flechsig y en la primera época de mi permanencia aquí he visto, no en una sola ocasión sino en cientos de ellas, cómo figuras humanas eran esbozadas durante un breve tiempo mediante un milagro divino para disolverse luego o disiparse: las Voces que hablan dentro de mí designaron estos fenómenos como "hombres hechos a la ligera", que en parte habían muerto hacía mucho, como por ejemplo el doctor Rudolf J., al que vi en el asi llamado Hospital de Pierson, en Coswig, pero también otros, que aparentemente habían llevado a cabo una metempsicosis, por ejemplo, el procurador general B., los miembros del Tribunal Superior Provincial, doctores N. y W., el consejero privado doc· tor W., el abogado W ., mi suegro y otros, todos los cuales llevaban una así llamada vida oní· rica, es decir, que no daban la impresión de estar en condición de mantener una conversación coherente, así como tampoco yo mismo me sentía inclinado a hablar, principalmente porque no pensaba tener ante mí hombres reales sino sólo títeres milagrosos. Sobre la base de esta experiencia vivida por mi me inclino a suponer que también jesucristo, el cual, a fuer de ver· dadero hombre, murió de una muerte verdadera, fue luego durante breve tiempo, por milagro divino, "armado" nuevamente como "hombre hecho a la ligera", para fortalecer la fe de sus creyentes y preparar así un lugar seguro entre los hombres para la idea de la inmortali· dad, pero luego se produjo la disolución natural en los "hombres hechos a la ligera", con lo cual, según lo que se sefialará más adelante, no queda, obviamente, excluido que sus nervios hayan entrado en la bienaventuranza. En cambio, considero que el dogma de la ascensión de Cristo a los cielos es, de acuerdo con esta concepción, una mera fábula que sus discípulos compusieron al desvanecerse el hombre que aún después de su muerte habían visto reiteradamente entre ellos con figura corporal.
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Daniel Paul Schreber
Memorias de un enfermo nervioso
Traducción y Estud io preliminar de Ramón Alcalde Prólogo de Luis Gusmán
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/ BAs·ICOs
Título original: Denkwürdigkeiten eines Nervenkranken Traducción: Ram ón Alcalde
© De esta edición: 1999, LI BROS PERFIL S.A. Chacabuco 271 (ro69) Buenos Aires Diseño: daudia Vanni ISBN: 950-639-326-5 Hecho el depósito que indica la ley 11.723 Primera edición: Agosto de 1999 Composición: Taller del Sur Paseo Colón 22!, s· II . Buenos Aires Impreso en el mes de julio de 1999 Verlap S.A. Producciones Gráficas Comandante Spurr 653. Avellaneda Impreso en la Argentina · Printed in Argentina
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I MEMORIAS DE U N ENFERMO NERVIOSO
PRóLOGO
Al comenzar este trabajo, no había pensado aún en publicarlo. La idea se me ocurrió sólo cuando ya había avanzado en él. No me he disimulado los reparos que parecían oponerse a una publicación; se trata principalmente de la consideración por algunas personas que aún viven. Por otra parte, soy de la opinión de que podría ser valioso para la ciencia y para el conocimiento de verdades religiosas posibilitar, mientras aún estoy con vida, cualquier tipo de observaciones sobre mi cuerpo y mis vicisitudes personales por parte de personas especializadas. Frente a esta reflexión, tienen que callar todas las consideraciones personales. La totalidad del trabajo se redactó así: Las "Memorias" propiamente dichas (capítulos I-XXII), en el lapso que va desde febrero a septiembre de 1900. Los "Apéndices" I a VIL en el período que va desde octubre de 1900 a junio de 1901. La segunda serie de "Apéndices", a fines de 1902. En el tiempo transcurrido desde que inicié el trabajo mi situación externa ha cambiado sustancialmente. En tanto que al comienzo vivía yo en una reclusión casi carcelaria y, en particular, estaba excluido de la frecuentación de personas educadas y aun de la mesa familiar de las autoridades del hospital (a la que tenían acceso los así llamados pensionados del hospital), no salía nunca de los muros del hospital, etcétera, paulatinamente se me ha concedido una mayor libertad de movimiento y se me ha posibilitado en una medida siempre creciente el trato con personas educadas. En el proceso de incapacidad mencionado en el capítulo XX obtuve fmalmente un éxito completo, aunque sólo en segunda instancia, pues la sentencia de incapacidad dictada el 13 de marzo de 1900 por el Real Tribunal de Primera Instancia de Dresde fue revocado por el pronunciamiento del Real Tribunal Supremo de la Provincia de Dresde, del 14 de julio de 1902, que pasó en cosa juzgada. En él se reconoce mi capacidad para contratar y se me devuelve la libre disposición de mis bienes. En cuanto a mi permanencia en · el hospital, hace varios meses que tengo en las manos el testimonio escri-
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to de la Administración, donde declara que no existe obstáculo fundamental para autorizar mi libertad; pienso, por consiguiente, regresar a mi hogar a comienzos del año próximo. A lo largo de todos estos cambios se me ha dado la oportunidad de ampliar sustancialmente el ámbito de mis observaciones personales. De resultas de ellas, muchas de las opiniones que había expresado anteriormente tendrían que sufrir cierta corrección; en especial no puedo abrigar duda alguna de que el llamado "jugueteo con seres humanos" (el influjo milagroso) está reducido a mi persona y a lo que en cada oportunidad constituye mi contorno más cercano. En virtud de ello, tendría ahora que dar un corte distinto a muchas de mis explicaciones en las Memorias. No obstante ello, las he dejado, en lo más importante, en la forma en que las redacté inicialmente. Las modificaciones de detalle hubieran perjudicado la frescura original de la exposición. A mi juicio, tampoco tiene mayor importancia que las ideas que me había formado primeramente en lo referente a las relacio- . nes contrarias al orden cósmico que entre Dios y yo surgieron hayan estado mezcladas con errores de mayor o menor RJVADO,
PROFESOR DOCTOR FLECHSIG
Muy distinguido señor Consejero Privado: Me permito remitirle adjunto un ejemplar de las Memorias de un enfermo nervioso, de las que soy autor, rogándole que las someta a un examen benévolo. Verá usted que en mí trabajo, especíahnente en los primeros capítulos, su nombre se menciona con mucha fre'oo
del eteroo ciclo de las cosas, subyacente al orden cósmico. Cuando Oíos crea algo, se despren-
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Por encima de las "antecámaras del cielo" se cernía el mismo. Dios, al cual, por oposición a estos "reinos anteriores de Dios" se le daba también la designación de "reinos posteriores de Dios". Los reinos posteriores de Dios estaban sujetos (y lo siguen estando aún) a una singular bipartición, de acuerdo con la cual se diferenciaban un di?s inferior (Arimán) y otro superior (Ormuz). Acerca del significado más preciso de esta bipartición n o me es posible decir otra cosa12 más, fuera de que el Dios inferior (Arimán) parece haberse sentido atraído con preferencia hacia los pueblos originariamente de raza morena (semitas} y el Dios superior con preferencia hada los pueblos originariamente de ~;aza rubia (los pueblos arios). Es significativo que un atisbo de esta bipartición se encuentre en las concepciones religiosas de muchos pueblos. El Balder de los germanos, el Bielebog (dios blanco) o Suanteuit de los eslavos, el Poseidón de los griegos y el Neptuno de los romanos son idénticos a Ormuz; el Votan (Odín) de los germanos, el Czemebog (dios negro) de los eslavos, el Zeus de los griegos y el Júpiter de los romanos son idénticos a Arimán. Bajo los nombres de Arimán y Ormuz me fueron mencionados el Dios inferior y el Dios superior la primera vez a comienzos de julio de 1894 (aproximadamente al término de la primera semana de mi permanencia en el presente Hospital) por las Voces que h ablan conmigo; a partir de entonces escucho diariamente esos nombres.13 La fecha mencionada coincide con la consunción de los reinos anteriores de Dios, con los cuales yo había estado vinculado antes (desde mediados de marzo de 1894 aproximadamente). La imagen desarrollada en los pánafos anteriores acerca de la naturaleza de Dios y la perduración del alma humana después de la muerte difiere considerablemente de las concepciones de la religión cristiana sobre estos temas. A pesar de ello, me parece que una comparación entre ambas sólo puede resultar favorable a aquella primera. Una omnisciencia y omnipresencia de Dios, entendida en el sentido de que Dios veía pennanentemente en
de en cierto sentido de una parte de sí mismo o da una figura diferente a una parte de sus nervios. Pero la aparente pérdida que de allí resulta se repara nuevamente cu ando, después de cientos y miles de años. los nervios que ya se han vuelto bienaventurados de los hombres muertos, para los cuales habían servido de sustento corporal durante su vida terrena, y las restantes cosas creadas recrecen otra vez en Dios bajo la fonna de "antecámaras del cielo". r:~. Excepto lo que más adelan te habrá que señalar en lo referente a la "emasculación". 1 3 El hecho de que para la designación del Dios inferior y superior se hayan mantenido los nombres de las correspondientes deidades persas es para mí una razón fundamental para la suposición de que los antiguos persas (naturalmente antes de su posterior decadencia) debieron de ser en sentido muy eminente el "pueblo elegido de Dios". en otras palabras. un pueblo de muy singular capacidad moral. Esta suposición se ve fortalecida por el desusado vigor de los Rayos que yo percibí en esa época en los "rayos de Zoroastro", Por lo demás, el nombre "Ar.irnán" aparece también en el Manfredo de Lord Byron en relación con un alnúcidio ..
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el .interior de cada hombre viviente, percibía cada excitación sensitiva de sus nervios, y que, por ende, en cualquier momento dado "examinaba el corazón y los riñones", no existía en absoluto. Sólo que tampoco lo necesitaba, porque después de la muerte los nervios de los hombres, con todas las impresiones que habían recibido durante la vida, estaban patentes ante los ojos de Dios, y de acuerdo con ello el juicio sobre sus méritos para ser admitidos en el reino de los cielos podía ser pronunciado con infalible justicia. Por lo demás, bastaba la posibilidad de, no bien pareciera existir un motivo para ello, procurarse el conocimiento del interior del hombre por vía de la conexión nerviosa. Por otra parte, la imagen trazada por mí carece de cualquiera de los rasgos de severidad o de crueldad sin objeto alguno que están impresos en muchas concepciones de la religión cristiana y en grado aún mayor en las de otras religiones La totalidad del orden cósmico se manifiesta así como una "construcción maravillosa"/4 frente a cuya sublimidad todas las concépCiones que hombres y pueblos se han formado en el curso de la historia acerca de sus relaciones con Dios quedan, a mi juicio, muy atrás.
Otra vez una expresión no inventada por mí. Yo había hablado -naturalmente en el lenguaje de los pensamientos o de los nervios, que más adelante se mencionará de n uevo- de una organización maravillosa, tras lo cual se me inspiró desde fuera la expresión "construcción maravillosa". 14
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CAPITULO
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En esta "construcción maravillosa" se ha producido en época reciente una fisura que está ligada muy estrechamente con mi destino personal. Sus conexiones profundas me es, en verdad, imposible exponerlas de modo ple· namente comprensible para el entendimiento humano. Son acon tecimientos oscuros, cuyo velo sólo puedo levantar en parte sobre la base de mis experiencias vividas personales, en tanto que de lo restante sólo puedo remitirme a vislumbres y conjeturas. A manera de introducción, debo señalar al respecto que en la génesis de este proceso, cuyos orígenes se remontan muy atrás, tal vez hasta el siglo xvm, desempeñan un papel fundamental, por una parte, los nombres de Flechsig y de Schreber (probablemente n
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