Memoria de Investigación Defendida
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Memoria de Investigación. Master Interuniversitario en Historia Contemporánea. Universidad de Santiago de Compostela
Política educativa y prácticas represivas del Proceso de Reorganización Nacional. Argentina 1976-1983. Una aproximación desde la nueva historia social.
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Política educativa y prácticas represivas del Proceso de Reorganización Nacional. Argentina 1976-1983. Una aproximación desde la nueva historia social.
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Resumen/Abstract El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional que gobernó la República Argentina entre marzo de 1976 y diciembre de 1983 se propuso un ambicioso plan de gobierno: reorganizar la nación, renovar sus estructuras económicas, reformar las instituciones políticas y dar nuevos contenidos a los valores establecidos en el preámbulo constitucional. El régimen militar trabajó para implementar un modelo político tendiente a evitar la organización y los reclamos sociales, mediante el desmantelamiento de las organizaciones políticas y gremiales. En el ámbito educativo implementó una política educativa autoritaria y la represión del movimiento estudiantil, para quebrar las prácticas de solidaridad existentes en la sociedad argentina, y conformar un nuevo modelo identitario de ciudadanía. Reconstruyendo las estrategias de dominación de la dictadura militar, intentaremos observar el impacto y las consecuencias de la instalación del terror en los actores sociales involucrados en el proceso de enseñanza - aprendizaje que ven modificadas sus relaciones y prácticas sociales. Palabras clave: Argentina, Proceso de Reorganización Nacional, política educativa, movimiento estudiantil, represión, identidades, resistencia. The self-called National Reorganization Process that ruled the Argentine Republic from March 1976 to December 1983, intended to carry out an ambitious government plan: reorganize the nation, renew its economical structures, reform the political institutions and bring new content to the values already stated in the constitutional preamble. The military regime worked hard in order to implement a political model aiming to avoid organization and social demands, through the dismantling of political and union organizations. As for education, the government applied not only an authoritarian educational policy, but also the repression of the student movement, to break the practice of solidarity in Argentina society, and form a new model of citizenship identity. By rebuilding the strategies of domination of the military dictatorship, we shall try to observe the impact and consequences of the installation of terror in the social actors involved in the process of teaching - learning that see modified their social relations and practices. Keywords: Argentine, Process of National Reorganization, educational policy, student movement, repression, identities, resistance.
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Argumentación En el presente trabajo nos proponemos observar algunas de las políticas y prácticas represivas1 del Proceso de Reorganización Nacional2 aplicadas al ámbito de la educación escolar infantil, primaria y secundaria argentina a partir de 1976. La dictadura militar que gobernó la República Argentina entre marzo de 1976 y diciembre de 1983, empleó la represión orgánica sistemática y estatal, y como tal practicó el terrorismo de Estado, buscando el disciplinamiento y la reorganización de la sociedad en el plano político, económico, social y cultural. Parte de esa estrategia lo condujo al desmantelamiento del sistema educativo vigente hasta entonces, orientado por una política autoritaria y la represión del movimiento estudiantil, tendiente a quebrar las prácticas de solidaridad existentes en la sociedad, y conformar un nuevo modelo identitario de ciudadanía. A tales efectos accionó los mecanismos para convertir a la escuela en un blanco prioritario de la represión y en un dispositivo de ésta. Además la escuela fue el espacio que el Proceso de Reorganización Nacional priorizó para la difusión de su ideología y donde procuró hilvanar la legitimidad y el apoyo indispensables para lograr su cometido. El objetivo de nuestro trabajo se desarrolla en torno a una fase del proceso de construcción de hegemonía3 por parte de un actor implicado en el desenvolvimiento de un orden social caracterizado por su apelación al orden, como contraposición al supuesto desorden en que vivía Argentina desde el ascenso del peronismo. Los veinte años transcurridos entre el derrocamiento de Perón (1955) y el golpe de Estado de 1976 fueron testigos de un proceso de creciente politización en la sociedad argentina. Un proceso destinado a ensanchar los márgenes del territorio político, y pudiéndoselo observar en tanto una transformación cultural, plasmada en las prácticas asociativas, en las publicaciones eminentemente políticas, y en la conformación de espacios para el debate. Este tipo de transformación tenía como fin comunicar una nueva serie de 1
Entendiendo las mismas como reorganizadoras de las relaciones sociales. Esta es la línea de análisis desarrollada por el sociólogo argentino Daniel Feierstein, quien intenta explicar la capacidad para destruir y reorganizar relaciones sociales en aquellas sociedades donde se han implementado prácticas de aniquilamiento Feierstein, Daniel. El genocidio como práctica social. Entre el nazismo y la experiencia argentina. Fondo de Cultura Económica. Madrid. 2007. 2 Autodenominación del régimen militar establecido en Argentina a partir del golpe de Estado que derroco al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, el 24 de marzo de 1976. 3 Empleamos aquí la noción de hegemonía pensada por Antonio Gramsci, primigeniamente concebida como hegemonía cultural y luego expandida para observar otros fenómenos. Cfr. Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel. México, Era, 1986. 6 volúmenes.
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concepciones respecto de la sociedad tanto a sectores que intervenían de forma activa en la política como a aquellos a quienes la inserción en el campo político no les era primordial. La dictadura clausuró ese proceso e inauguró un período de aniquilación de personas y de prácticas, destinada a poner coto a los intentos transformadores de la sociedad. Es así como desde mediados del siglo XX en Argentina se viven momentos de suma tensión en las relaciones entre los distintos grupos sociales, donde la toma de conciencia de lo que se es y lo que se quiere, adquiere vital significancia por la índole de los cambios que se propician. El tema al cual nos dedicamos se encuentra inmerso dentro de un período histórico sobre el cual los libros y artículos referidos al mismo son por demás abundantes, principalmente preocupados por la militarización de los Estados en América. Ante lo cual cabría preguntar ¿qué podemos aportar desde esta investigación?, quizá lo más pertinente sería vincularlo a nuestra hipótesis central respecto de que la fragmentación social4 y el desarrollo de las políticas y prácticas represivas del Proceso de Reorganización Nacional, son parte de un mismo proceso. Puntualmente nuestra hipótesis sería comprender el proyecto del Proceso de Reorganización Nacional, como génesis de un acto transformador de la realidad. Reconstruyendo las estrategias represivas de la dictadura militar, intentaremos observar el impacto y las consecuencias de la instalación del terror en los actores sociales involucrados en el proceso de enseñanza/aprendizaje que ven modificadas sus relaciones y prácticas sociales. Nos planteamos como pregunta orientadora si la voluntad de las víctimas del terrorismo de estado de la dictadura puede contribuir a evitar la realización simbólica del Proceso de Reorganización Nacional.5. Particularmente nos centraremos en un grupo de estudiantes secundarios de Concepción del Uruguay, que producido el golpe 4
Hemos partido de las reflexiones de Alain Touraine. Respecto de Argentina como país inexistente, vertidas en una conferencia en la Casa de América Latina de París el 3 de abril de 2002. Y que luego diera lugar a una serie de entrevistas referidas al particular, donde plantearía que: Los argentinos existen, la Argentina no. Porque un argentino no actúa como argentino, sino como persona privada. (Cfr, Clarín 4/04/2002 (Argentina); La República 5/04/2002 (Uruguay); La Nación 18/2/2004 (Argentina); Perfil 25/9/2009 (Argentina)). Lo cual evidentemente contrasta con el nosotros colectivo, propio de la mentalidad de los jóvenes de los tempranos años setenta. Esa juventud se mostraba convencida de su capacidad para influir sobre el conjunto social. Existía la idea de responsabilidad respecto del futuro, a diferencia de la autopercepción actual de los jóvenes según expresa el antropólogo Néstor García Canclini. Primera Parte: Jóvenes, autonomía y modernidad. Los jóvenes no se ven como el futuro ¿serán el presente? , en: Pensamiento Iberoamericano, Nº 3, 2ª época, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2008/2. 5 Tomamos aquí como referencia el planteo de Todorov, respecto de su propuesta de declamar por una condena del comunismo que impida la realización simbólica del régimen soviético Recordemos que Todorov iguala conceptualmente comunismo con el proceso de construcción del socialismo en la U.R.S.S. durante los años de gobierno de Stalin. Todorov, Tzvetan. Los abusos de la memoria. Barcelona, Paidos, 2000.
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de estado intentaron articular una resistencia civil al mismo. Y treinta años después, y en virtud de las represalias a las que se vieron sometidos por su resistencia al golpe activaron los mecanismos judiciales para esclarecer un hecho desconocido o no recordado por la sociedad. ¿Quiénes eran aquellos jóvenes, que permanecieron callados por un largo período de tiempo? En el presente trabajo nos proponemos estudiar lo que hasta el momento no se ha estudiado, y es saber lo que a decir de Bordieu evitó la reproducción del orden social. Pues la reproducción del orden social se consigue si se mantiene y llega a ser eficiente, y sólo se consigue con la participación efectiva de los propios dominados, esto es, por la violencia simbólica. Como tal, las razones y motivos últimos de los ejecutantes han de buscarse en el conjunto de argumentos, explicaciones, justificaciones, visiones e ideas que manejan, y que promueve el grupo, organización o institución en el que se insertan y dentro de los cuales operan. Todo este conjunto de argumentos forma parte de discursos sociales que en un momento dado atraviesan un grupo, organización, institución o sociedad y que responden a los modos de pensar que han ido cristalizando a través de procesos históricos, políticos y culturales. Tales discursos o formas de pensamiento social, se articulan en las representaciones sociales, a través de las cuales las personas comprenden, conocen y reproducen el sistema social. Para hacerlo emplearemos la perspectiva identitaria Esto es que como herramienta analítica utilizaremos la definición de identidades y solidaridades de cada grupo, teniendo en cuenta el punto tripartito que interviene en la conformación de los mismos, a saber: una labor de reconocimiento, una de contraposición, y la integralidad. La labor de reconocimiento es la identificación establecida por el individuo entre su proceder y su pensamiento. Pero sólo a través de la práctica de relaciones sociales conflictivas es que el actor puede constituirse como tal; por lo tanto la labor de contraposición refiere a que un grupo solo se instituye si puede nombrar a su adversario. La integralidad, refiere a la necesidad de poder definir a su contrario en el marco global del sistema de acción histórica, es decir con respecto al conflicto social general. Por tanto consideramos más correcto decir que detendremos la mirada en uno de los grupos que se conformará a partir de un proyecto programático-ideológico, y su puesta en liza con otros proyectos. Por las características especiales del presente trabajo intentaremos una narración de síntesis, donde no buscaremos una causalidad determinante y eficiente de la lógica del proceso. De lo que se trata es de ensayar una reconstrucción histórica, en la que privilegiaremos el seguimiento analítico de lo concreto del proceso. 6
Entendiendo por ello la unidad de lo diverso, constituido por múltiples determinaciones, en su desarrollo diacrónico6, caracterizando lo social como totalidad, es decir como el conjunto de relaciones que los hombres establecen entre sí y a través de las cuales se intergeneran y generan las condiciones sociales de su existencia, recíproca e incesantemente7, inscribiendo también en ello, la riqueza de la diversidad y de lo singular. Cuatro capítulos componen el entramado de esta memoria. El primero sirve de pórtico y marco referencial de todo el contenido; a lo largo de sus páginas desarrollaremos el estado de la cuestión, teniendo presente el marco general donde se circunscribe nuestro interés analítico, primero haremos una sucinta exposición de las obras preocupadas por el intervencionismo militar en general, para luego pasar a considerar los estudios referidos al Terrorismo de Estado en particular. En el mismo capítulo nos referimos a los elementos teóricos que nos permiten pensar el problema, y explicaremos al mismo tiempo por qué prescindimos de otras concepciones más novedosas, pero incompletas a nuestro entender para dar cuenta del problema en todas sus dimensiones. En el capítulo II teniendo presente al sujeto de nuestro estudio, el Estado Terrorista, realizaremos un estudio de los actores y elementos intervinientes en su conformación, intentando construir y reconstruir los elementos constitutivos del programa de la dictadura. El capítulo III lo emplearemos para intentar hacer observable la dimensión identitaria a través de los discursos y prácticas de los detentadores del poder durante la dictadura, ahondando en cómo se perciben a sí mismos los militares, y como a los otros. Finalmente el capítulo IV estará destinado al espacio educativo signado por el terror, tomando como eje vertebrador de nuestro análisis un caso de detención-secuestro-tortura, ocurrido en la provincia de Entre Ríos, en julio de 1976. Los hechos principales se concentran en una de las localidades históricamente más relevantes a nivel cultural y económico tanto de la provincia, como del país todo: Concepción del Uruguay. Quienes sufrieron el accionar de las fuerzas represivas eran, en aquel momento, estudiantes del ciclo medio; lo cual no constituye un hecho excepcional, sino el primer caso de un plan sistemático y organizado. El hecho que nos ocupa fue denunciado en febrero de 2006, treinta años después de haberse producido, siendo desconocido o no recordado por una parte importante de la comunidad 6
Cfr. Marx, Carlos. Introducción A La Critica De La Economía Política. Ediciones Estudio, Buenos Aires, 1973. 7 Hobsbawn, Eric J. Marxismo e historia social. Instituto de Ciencia de la Universidad Autónoma de Puebla, Méjico, 1983, pág. 89
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uruguayense. La cual vivía en la creencia generalizada de la inexistencia en su ejido de actos perpetrados por el terrorismo de Estado. La denuncia del Profesor César Manuel Román, ante los Tribunales Federales de Concepción del Uruguay, el 6 de febrero de 20068, constituyó la primera denuncia por violaciones a los derechos humanos en la ciudad de Concepción del Uruguay durante el Proceso de Reorganización Nacional. Entre las personas denunciadas por Román se encuentra un alto jefe de la Policía Federal el comisario general José Darío Mazzaferri (en 1976, un joven oficial), quién en noviembre de 2005 fue puesto al frente de la Superintendencia de Planificación y Desarrollo, por el entonces presidente Néstor Kirchner. Como consecuencia de la denuncia Mazzaferri fue desplazado de su cargo, y a día de hoy se encuentra prófugo de la justicia, con orden de búsqueda y captura internacional. La causa iniciada por la denuncia de Román involucró a otro alto cargo, pero en este caso del Ejército, Luis Federico Anschutz miembro del Estado Mayor y titular de la Inspección General del Ejército, una de las jefaturas de mayor jerarquía en la estructura orgánica de la fuerza. Ascendido a General de División, en diciembre de 2008, en un acto formal en el salón Blanco de la Casa Rosada, presidido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Además quedaron como imputados en la misma causa, Albano Harguindeguy, y Ramón Genaro Díaz Bessone, dos de los militares con mayores responsabilidades durante el Proceso de Reorganización Nacional. Una serie de amenazas al denunciante, y a otros de los jóvenes involucrados en el mismo hecho, y el atentado al estudio jurídico de la abogada querellante del caso, María Isabel Caccioppolis (8 de abril de 2010). Nos han impedido contar con una serie de entrevistas sobre las cuales prescindiremos explícitamente, aunque las tendremos en consideración al momento de reconstruir lo ocurrido, para lo cual también utilizaremos la causa judicial y las repercusiones recogidas en los medios de comunicación.
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En virtud de la cual se instruye la causa judicial Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Expediente: 56.208, en tramite por ante el a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. .
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Capítulo I: aldaba 1. Los antecedentes en la conformación del Estado Terrorista en Argentina, un breve estado de la cuestión. Durante el siglo XX los sistemas políticos de veintisiete de los treinta y cuatro países existentes en el continente americano al sur del río Bravo, sufrieron interrupciones en el orden constitucional, generalmente quebrantados a causa de golpes de Estado propiciados o ejecutados por las Fuerzas Armadas de los respectivos países9. En el campo de las ciencias sociales se formularon indagaciones sobre las relaciones existentes entre la sociedad civil y el ejército de los países latinoamericanos, a fin de desentrañar porque se imponía como norma la alteración del desenvolvimiento institucional. En los distintos estudios y debates, el denominado caso argentino emergía como el caso de excepción respecto de los análisis globales. Pues, como constataban los estudios, desde 193010 la hegemonía del poder militar en la vida política de Argentina aparecía como una constante y difícilmente explicable desde las teorías que asimilaban el militarismo con el subdesarrollo, toda vez que los índices estipulados para encuadrar a un determinado país como subdesarrollado no eran aplicables al caso argentino. El interés por las relaciones de poder entre la sociedad civil y el ejército argentino, se traducen en obras referidas particularmente a la preponderancia del poder militar. Al respecto quizá el trabajo más importante es el de Alain Rouquié, quién años antes de producirse el golpe de estado de marzo de 1976 había comenzado sus indagaciones circunscriptas al proceso genético de lo que denominó la era militar. Esta última según Rouquié se caracteriza por las reiteradas intervenciones políticas del ejército y la estabilidad de la hegemonía militar como esquema de poder en el marco de un Estado, donde esos fenómenos constituyen el de la vida política argentina desde el golpe del general Uriburu11.
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Durante el siglo XX se registraron golpes de Estado en: Bolivia, Guatemala, Perú, Panamá, Ecuador, Cuba, Haití, Santo Domingo, Brasil, Chile, Argentina, México, Venezuela, Colombia, Surinam, Jamaica, Guyana, Trinidad & Tobago, Paraguay, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana, Granada, Haití, Honduras, Uruguay. 10 El 6 de septiembre de 1930 el general José Félix Uriburu encabezó un golpe de Estado que derrocó al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen. Fue reconocido como presidente por una Acordada de la Corte Suprema el 10 de septiembre de 1930; disolvió el Congreso, intervino todas las provincias y declaró el estado de sitio. 11 Cfr. Rouquié, Alain. Poder militar y sociedad política en la Argentina. II volúmenes, Buenos Aires, Emecé, 1981.
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Otros estudios cuya trascendencia no podemos ignorar son los de Guillermo O ´Donnell, quién desarrolló el modelo del estado burocrático-autoritario, después de estudiar las corrientes internas de las Fuerzas Armadas Argentinas y las distintas modalidades de intervención militar registradas en ellas. Dividiéndolas en cuatro categorías paternalista, nacionalista, liberal-autoritaria, y profesional12. Este mismo autor, en otra de sus obras, propuso otro modelo basado en establecer la relación entre el grado de modernización que un régimen autoritario pretende implantar y el grado de exclusión que impone a la participación política y social. Apoyándose en argumentos predominantemente económicos para explicar las realidades políticas, O´Donnel concluye que los regímenes militares burocrático-autoritarios de América Latina tienden a imponer la máxima exclusión de la participación democrática ciudadana precisamente cuando mayor modernización alegan querer conseguir, y que éste es el caso concreto de la Argentina en particular13. En un profundo y extenso estudio Alain Touraine 14, objeta los enfoques como los de O´Donnel por considerarlos inadecuados para el ámbito latinoamericano. Proponiendo, por su parte, el modelo del Estado antipopular. Sus reflexiones sobre las distintas formas de intervención militar, lo llevan a caracterizarlas como dictaduras antipopulares latinoamericanas15. Donde el ejercicio autoritario del poder, y a diferencia del fascismo, el control puramente represivo de la población, sustituye a la movilización ideológica y militar. Siendo “... la represión antipopular...”16, el denominador común que permite equiparar a todos los regímenes autoritarios latinoamericanos. En uno de los esfuerzos de comprensión más clarificadores, pero quizá con menos desarrollo empírico, respecto de la emergencia de dictaduras en América Latina y su relación con las condiciones socioeconómicas, encontramos un trabajo de Perry Anderson17. Argumenta por lo que denomina una inflexión populista, producto de una relación diagonal entre capital agrario y trabajo industrial. Esto se debería al enfrentamiento de una clase obrera de concentración cuantitativa, combativa, y con conciencia de clase; y por otro los hacendados como valuarte del conservadurismo. 12
Cfr. O´Donnel, Guillermo. El Estado Burocrático Autritario. Triunfo, derrotas y crisis. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982. 13 Cfr. O´Donnel, Guillermo. Modernización y Autoritarismo. Buenos Aires, Paidós, 1972. 14 Touraine, Alaine. América Latina: Política y Sociedad. Madrid, Espasa-Calpe, 1982. 15 Touraine, Alaine. América Latina: Política y Sociedad. Madrid, Espasa-Calpe, 1982, págs. 354-378. 16 Touraine, Alaine. América Latina: Política y Sociedad. Madrid, Espasa-Calpe, 1982, pág. 369. 17 Perry Anderson, “Democracia y dictadura en América Latina en la década del ´70”; en Cuadernos de Sociología N° 2, Buenos Aires, UBA, 1988.
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Según Anderson, la emergencia de las dictaduras se explicaría por su función la de traumatizar a la sociedad civil en su conjunto con una dosis de terror suficiente, para romper cualquier aspiración o idea de cambio social cualitativo desde abajo. Todas ellas, según este autor, fueron contrarrevolucionarias, y preventivas, cuya misión primordial fue decapitar y eliminar a una izquierda que no se resignaba al modo de producción capitalista. Todas ellas implementaron un programa económico destinado a detener el populismo y eliminarlo; todo ello es coincidente con los planteos de Alain Touraine. Sin embargo Anderson añade un elemento novedoso de estos regímenes militares, y es que programaron una reintroducción de una democracia capitalista controlada, como faceta de su obra de reconstrucción. En síntesis, del trabajo de Anderson podemos extraer su argumentación respecto de un doble objetivo de las dictaduras: traumatización subjetiva y transformación objetiva de la sociedad. El régimen argentino logró un máximo del primer elemento –el terror- y un mínimo del segundo –la modernización del país. En opinión del sociólogo Torcuato Di Tella, el proceso iniciado en 1976 constituyó una intervención transformativa, que tuvo la intención de construir una nueva Argentina. Asimismo, Marcelo Cavarozzi caracteriza este régimen como autoritario refundacional, por su propósito de transformar al conjunto de la sociedad argentina e imponer un orden económico y social ortodoxo que eliminara todo vestigio de las políticas populistas del peronismo.18 Por otra parte se han desarrollado un importante número de estudios preocupados en hallar el factor causal del intervencionismo castrense en Argentina decantándose por la denominada autonomía militar. Una línea argumental presente entre otros, en el trabajo de Marcos Kaplan19, quién señala tres niveles sucesivos a partir del golpe militar de 1930: “... Las fuerzas armadas se van convirtiendo en corporación que define y promueve sus propios intereses y objetivos, y se interna cada vez más en un 18
Torcuato S. Di Tella, Sociología de los procesos políticos, Buenos Aires, EUDEBA, 1986, pp. 298303; Marcelo Cavarozzi, “La política: clave del largo plazo latinoamericano”, versión revisada del trabajo presentado en el XVII Congreso de LASA (Latin American Studies Association), Los Angeles, 23-26 de septiembre de 1992, pág. 5, nota 5. Siguiendo la definición de Perry Anderson, denominamos políticas populistas a aquéllas que, en América latina, tuvieron por objetivo proponer reformas materiales para las masas urbanas y estimular el desarrollo económico, particularmente en el sector industrial. Véase Perry Anderson, “Democracia y dictadura en América Latina”, en Horacio Gaggero (compilador), Estructura social y conflicto político en América Latina, Buenos Aires, Biblos, 1989, pág. 249. 19 Marcos Kaplan, “50 años de historia argentina (1925-75). El laberinto de la frustración”; en: Pablo González Casanova (director); América Latina: Historia de medio siglo. México, Siglo XXI, 1977.
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proceso de politización permanente. La aventura ocasional de la institución armada que tome el gobierno en las crisis, como interludio regulador entre dos regímenes civiles, va siendo reemplazada primero por la reivindicación de una función tutelar sobre la nación, y luego por el ejercicio de un poder autónomo fuera y por encima de la sociedad y del propio Estado...”20. Y para marzo de 1976 el autor cree se podría hablar de un proceso de weimarización, semejante al de Alemania en 1920. En la misma línea argumental se perfilan los planteos del sociólogo Gustavo Duretta, quién refiriéndose al proceso de autonomización de las Fuerzas Armadas, sostiene que en 1955 se trazarán un nuevo objetivo: “... la conformación de un nuevo Estado bajo su tutela, para lo cual terminan en dos oportunidades (1966 y 1976) haciéndose cargo totalmente del mismo para rediseñarlo a su imagen y semejanza...”21. En el mismo sentido se expresa Prudencio García, autor de una de las obras imprescindibles para abordar el particular que nos aboca. Para García la autonomía de las Fuerzas Armadas se funda en la certeza de algunos militares de que pueden y deben intervenir en las grandes cuestiones de la política nacional22. Años antes Jorge Tapia Valdés, se había expresado en términos similares: “... el militar asume clara, abierta y agresivamente una función que consiste no simplemente, como antaño, en intervenir en política, sino en apoderarse de la política...”23. Una serie de estudios dedicados específicamente a la emergencia de la dictadura militar iniciada en 1976, (Jorge Tapia24, Adolfo Gilly25, Enrique Vázquez26, Eduardo Duhalde27, Alipio Paoletti28), centran sus explicaciones respecto de la misma en: la tendencia netamente reaccionaria, clasista, y conservadora, predominante en la mayor 20
Marcos Kaplan, “50 años de historia argentina (1925-75). El laberinto de la frustración”; en: Pablo González Casanova (director); América Latina: Historia de medio siglo. México, Siglo XXI, 1977, pág. 43. 21 Gustavo Druetta, Eduardo Estévez, Ernesto López, y José Miguens, (coordinadores). Defensa y Democracia. Un debate entre civiles y militares. Buenos Aires, Puntosur, 1990. 22 García, Prudencio. El drama de la autonomía militar. Madrid, Alianza, 1995, pág. 351. 23 Tapia Valdés, Jorge. El terrorismo de Estado: La Doctrina de la Seguridad Nacional en el Cono Sur. México, Nueva Imagen, 1980, pág. 147. 24 Tapia Valdés, Jorge. El terrorismo de Estado: La Doctrina de la Seguridad Nacional en el Cono Sur. México, Nueva Imagen, 1980. 25 Gilly, Adolfo. La década trágica. México, Editorial Tierra del Fuego, 1984. 26 Vázquez, Enrique. PRN. La última. Origen, apogeo y caída de la dictadura militar. Buenos Aires, EUDEBA, 1985. 27 Duhalde, Eduardo Luis. El estado terrorista argentino. Buenos Aires, El Caballito, 1983. 28 Paoletti, Alipio. Como los nazis, como en Vietnam. Los campos de concentración en Argentina. Buenos Aires, Asociación Madres de Plaza de Mayo, 1996.
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parte de los militares profesionales argentinos. Tendencia derivada inicialmente de las permanentes vinculaciones oligárquicas de las Fuerzas Armadas, y más tarde, de la asimilación y aplicación práctica de la Doctrina de la Seguridad Nacional con sus influencias teóricas y prácticas provenientes de instituciones armadas de Francia y Estados Unidos. Un corpus de investigaciones más recientes enfocados en la violencia estatal y contra el estado, entre ellos Argentina, 1976: estudios en torno al golpe de Estado29, constituye una buena muestra. Los trabajos allí reunidos proponen un acercamiento a las circunstancias que condujeron a la violencia y represión durante los años de la dictadura (1976-1983). Esta obra colectiva da cuenta del golpe de Estado de 1976, buscando explicar sus raíces en los procesos históricos que condujeron a que los problemas políticos y sociales sólo pudieran dirimirse a través de la violencia. En este sentido, algunos de los estudios contenidos en la compilación intentan explicar la incapacidad de las instituciones estatales para contener y procesar la creciente conflictividad. Si bien nuestro trabajo será menos ambicioso que las interpretaciones aquí expuestas, y tal como hemos referido al mencionar nuestros propósitos se circunscriben a un contexto restringido: el del Terrorismo de Estado y sus políticas y prácticas represivas. Debemos señalar ciertas consideraciones que nos llevan a no estar totalmente de acuerdo con estos esfuerzos explicativos . Primeramente debemos señalar que todos los modelos analíticos aquí mencionados, para explicar el intervencionismo militar en general, y el Proceso de Reorganización Nacional en particular, presentan como común denominador referirse a los propósitos: erradicar la participación, excluir al sector popular, suprimir la ciudadanía y ejercer el control represivo. Sin embrago desde nuestra aproximación y a diferencia de lo argumentado, principalmente por Touraine, consideramos que la movilización ideológica y militar no es substituida sino subsidiaria del control represivo, pues creemos que en el caso del Proceso de Reorganización Nacional no sólo se exigía obediencia sino participación activa de la población en las medidas policiales del Estado. Tal como intentaremos argumentar en los apartados referidos a la educación, a los valores del Estado Terrorista, y las poleas de transmisión. Estos regímenes se caracterizaban por la exigencia no sólo de obediencia sino de participación activa en las medidas policiales del Estado 29
Clara E. Lida; Horacio Crespo; Pablo Yankelevich (compiladores). Argentina, 1976: estudios en torno al golpe de Estado. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008.
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Por otra parte casi todos los estudios señalan como una de las características comunes de América Latina la existencia de tensiones y conflictos sociales generados por las desigualdades sociales entre los distintos sectores de la población; lo cual sumado al contexto internacional de guerra fría y al impacto político de la revolución cubana en la región habrían configurado una nueva visión del papel del Estado y de las Fuerzas Armadas en el continente. Respecto del primer aspecto, tal y como constatase Alain Rouquié, explicar la emergencia de dictaduras militares en Argentina por intermedio del razonamiento subdesarrollo igual a militarismo, es cuando menos insuficiente. En relación a la guerra fría y la revolución cubana, si bien son de importancia capital para entender lo ocurrido, no es menos cierto, como tendremos ocasión de exponer, que en Argentina el interés por la contrainsurgencia es previo a la revolución cubana e incluso muy anterior a la existencia de algún grupo político militar en Argentina. A dicha temática nos referiremos en los incisos correspondientes a la conformación del estado terrorista, y la sedimentación de las enseñanzas de la escuela francesa, y de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Finalmente consideramos no del todo propicio el empleo del término violencia política porque engloba en un mismo registro la instalación de un sistema de terrorismo de Estado con las acciones de oposición armada, concepción íntimamente ligada a la Teoría de los dos demonios, y cuando supone un enfrentamiento armado inexistente en Argentina. Todo lo antes expuesto nos llevara a ensayar una explicación distinta para tratar de entender el intervencionismo militar en la vida pública argentina, fundamentalmente a partir del golpe militar de 1955. De este modo nos adentraremos en un proceso de profundos cambios ocurridos en la sociedad Argentina que nos permita entender el Proceso de Reorganización Nacional. Porque como expresa Eric Hobsbawm30, no hay ni un ápice de verdad en la expresión francesa tout comprende c´est tout pardonner, comprender el Proceso de Reorganización Nacional y encajarlo en su contexto histórico no significa perdonar su proceder. El nuevo papel atribuido al Estado y dentro de él a las Fuerzas de Seguridad, en Argentina, creemos, no ha sido producto de las diferencias socioeconómicas estructurantes de una sociedad, como si quizá se vincule con la prefiguración de una nueva matriz de poder político, y con la puesta en práctica de políticas económicas y sociales de corte regresivo articuladoras de un nuevo modelo de acumulación y de 30
Hobsbawm, Eric. Historia del Siglo XX. Buenos Aires, Planeta, 2001, pág. 15.
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reproducción del capital, todo ello en un ambiente de creciente derechización de los sectores conservadores argentinos. Lo cual contrastaba con la experiencia iniciada en la segunda mitad de la década de 1940, cuando Juan Domingo Perón desde su lugar como Secretario de Trabajo primero y Vicepresidente después, atendió algunas de las preocupaciones de la emergente fuerza laboral industrial31. Una vez alcanzada la presidencia (1943) Perón, puso en marcha un modelo signado por la complementariedad entre los procesos del mercado y del estado. Con marcada presencia estatal en el desarrollo de la sociedad civil32, donde destacan unos sindicatos íntimamente ligados al Estado, a través de una estructura sindical centralizada desde las ramas locales hasta una única central, la Confederación General de los Trabajadores. El Estado tenía la potestad de intervenir cualquier sindicato opositor y condicionaba la concesión de beneficios socio-económicos a los que renunciasen al derecho de huelga33. Un Estado activo en distintas esferas de la vida en sociedad, particularmente presente en el mundo del trabajo34. Y aún cuando el control estatal pesaba fuertemente sobre la participación popular, la política era considerada como el canal de expresión de las demandas sociales. Interesa aquí destacar dos aspectos de éste período: por un lado, la trascendencia que adquiría el proceso de institucionalización social desde la política35. Por el otro, la 31
El sindicalismo por entonces se encontraba fragmentado en F.O.R.A, C.G.T. Nº 1, C.G.T. Nº 2, U.T.A. Para conseguir la unificación de los sindicatos se proscribió a los comunistas, se persiguió a los sindicalistas, y se intervino la C.G.T. 32 Establecido constitucionalmente a partir de la reforma constitucional de 1949, con la inclusión de los derechos de segunda generación, la igualdad jurídica entre el hombre y la mujer y la intervención del estado en la economía. 33 El decreto 23.582/1945, que incorporó a los gremios a la legislación nacional, mediante la regulación de las asociaciones profesionales de trabajadores. El decreto está inspirado en la Carta del Lavoro de Mussolini y estaba en sintonía con la preocupación oficial de colocar la organización de los intereses sociales bajo la supervisión del Estado. Cfr. Juan Carlos Torre y Enrique Tandeter. Nueva Historia Argentina. Buenos Aires Sudamericana, 2002. 34 Perón profundizó la política de sustitución de importaciones mediante el desarrollo de la industria; también invirtió fuertemente en la agricultura, especialmente en la siembra de trigo. Entre otras reformas sociales y políticas, se nacionalizó el comercio exterior mediante la creación del IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio), se desarrolló un amplio plan de viviendas para trabajadores. En 1947 anunció un Plan Quinquenal para fortalecer las nuevas industrias creadas, y comenzar con la industria pesada (siderurgia y generación de energía eléctrica). Los ferrocarriles pasaron a manos del Estado, creando la empresa Ferrocarriles Argentinos. Se promulgaron los derechos de la Ancianidad a través del decreto 31.138. Se estableció por decreto (22/1949) la gratuidad de la enseñanza. Se creó el Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas (CONITYC) antecedente inmediato del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Se creó un sistema unificado de salud preventiva, curativa y de asistencia social de carácter universal garantizado por el Estado. Se promulgó la declaración de los derechos del trabajador. Se crearon las obras Sociales para los trabajadores, y se regularizo el sistema de accidentes Laborales. 35 La institucionalización social puede ser entendida como estrategia de poder. Implica una presencia capilar de las instituciones dentro del tejido social. Su función consiste en dinamizar y dirigir las prácticas sociales y políticas en un clima de consenso muy generalizado.
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importancia del mercado de trabajo como vía de acceso a las políticas sociales estatales. Esta articulación del mercado laboral y de la política, a través de la satisfacción de demandas y la instrumentación de políticas sociales universalistas, implicó la referencia al Estado como garante, no sólo del modelo en su conjunto sino también como la expresión política a favor de la protección social. En 1955 Perón será derrocado por un golpe de estado, conocido como la “Revolución Libertadora”, asignándose como objetivo primario eliminar toda influencia del peronismo en la sociedad argentina. Para ello dispuso, entre otras medidas, la ilegalización del partido peronista, la intervención de la CGT, la persecución y arresto de dirigentes sindicales, y la derogación de la constitución de 1949. Derrocado Perón, partirá al exilio del cual no regresará sino hasta 1973. Durante esos años, la política de penetración de capital extranjero estuvo acompañada por el intento de las clases dominantes de restringir los beneficios adquiridos por la clase obrera durante el peronismo. Ante el avance de la clase dominante se puso en evidencia el peso de la clase obrera en la economía y en la sociedad; la experiencia, la conciencia, y la organización de los trabajadores, sumado al poder de las organizaciones sindicales estructuradas en los años previos, otorgo a la clase obrera una gran combatividad en estos años. Lo hará mediante organizaciones sindicales ligadas al partido peronista y bajo un planteo de regreso a las condiciones vividas durante el gobierno peronista, haciendo su principal objetivo de lucha la “vuelta de Perón”. Será en la segunda mitad de la década del ’60 cuando la agudización de los enfrentamientos planteé para sectores de la clase obrera los límites del peronismo abriendo la perspectiva de ruptura de los trabajadores con su dirección peronista36. El fin del régimen peronista, y el consenso de los grupos de poder en torno a la idea de disciplinar a una sociedad para ellos permisiva y supuestamente amenazada por el comunismo, dio paso a un período marcado por la inestabilidad, donde se sucedían gobiernos golpistas y regimenes democráticos, acompañado por el bloqueo de la vía del diálogo para la resolución de los diferendos37. 36
Rojo, Alicia, “La clase obrera y el peronismo”, La Verdad Obrera, Número 180, 9 de febrero de 2006. En 1958, el gobierno militar de la Revolución Libertadora convoca a elecciones, Arturo Frondizi es electo presidente, y por un acuerdo previo con Perón, trabaja para levantar la proscripción del movimiento peronista. Tras varios pronunciamientos militares, y el triunfo electoral del peronismo en marzo de 1962, Frondizi es derrocado días después del triunfo peronista. Asume la presidencia el Presidente del Senado, José María Guido, quien por orden de las fuerzas golpistas, anula las elecciones, disuelve el parlamento e interviene las provincias. En 1963 se convocan elecciones, con el peronismo proscripto, siendo electo Arturo Umberto Illia, quien es derrocado en 1966 por la Revolución Argentina. Asume la jefatura del Estado el general Juan Carlos Onganía, quien gobernó en arreglo al Estatuto de la Revolución Libertadora, el poder ejecutivo y el legislativo eran ejercidos por el presidente. Onganía fue 37
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Las divisiones al interior de las FF.AA. entre colorados y azules,38 la agudización de los conflictos gremiales39 y estudiantiles,40 y la represión41 como respuesta gubernamental, marcaron un clima de descontento y violencia a lo largo de todo el país. Junto a ello, y bajo el influjo de la revolución cubana, hacia la segunda mitad de los años sesenta comienza el desarrollo de movimientos guerrilleros,42 donde destacan Montoneros43 y el Ejército Republicano del Pueblo (ERP).44 En síntesis, ante las demandas y reclamos de una sociedad más justa, los sectores dominantes no apelarán al diálogo ni al consenso. Estructurarán una respuesta partiendo de una nueva concepción ideológica cimentada en base a la estrategia de la contrainsurgencia y la Doctrina de la Seguridad Nacional. A partir de ellas se preparará a las fuerzas de seguridad y principalmente a las Fuerzas Armadas en un nuevo tipo de represión, con métodos y técnicas, más eficaces y sistemáticos, para hacer frente a la seguridad interior y la preparación para la guerra contra un enemigo interno. Así cuando las distintas alternativas políticas provenientes de la izquierda, ya sea armadas o no, evidencien una importante aceptación en la sociedad argentina, los bloques de poder tendrán una percepción de peligro respecto de sus intereses. De este modo se estigmatizó como sujeto peligroso a todo aquel que impugnara el orden imperante, y las reemplazado por el General Roberto Marcelo Levingston 38 Azules y Colorados se enfrentaron duramente en 1962 y 1963. Azules (“fuerzas propias” en lenguaje militar) nacieron como tales en septiembre de 1962 y llamaron Colorados a sus rivales. Según el historiador Alain Rouquié, para los colorados, el peronismo era un movimiento sectario y violento que daba lugar al comunismo. Para los azules, pese a su demagogia y sus abusos, el peronismo era una fuerza cristiana y nacional que había salvado a la clase obrera del comunismo y la subversión. El último choque, que dejó 24 muertos y 87 heridos, se inició con un alzamiento del bando Colorado que buscó derrocar al presidente José María Guido. En tres días los Azules se impusieron, lo que dio paso a purgas masivas en el Ejército y la Armada, y para 1966 encabezarán la Revolución Argentina que llevó al poder a Onganía. 39 A fines de 1968 se intensificaron los conflictos gremiales, particularmente los que tuvieron como epicentro los ingenios tucumanos, y a los obreros industriales de Córdoba y Neuquén. El 29 de mayo de 1969, en la ciudad de Córdoba, el movimiento obrero junto a estudiantes, y empleados, protestaron durante tres días por el autoritarismo reinante. El denominado Cordobazo del cual se desprende un sindicalismo clasista y combativo. 40 Verbigracia la Noche de los Bastones Largos (julio de 1966), el asesinato de Santiago Pampillón (septiembre de 1966), actuaron como catalizadores de la participación del estudiantado en el escenario de la protesta. 41 Comenzando por las medidas de la Revolución Libertadora; pasando por el plan Conintes, de Frondizi, (destinado a reprimir a la oposición tanto peronista como izquierdista); hasta llegar al gobierno de Onganía, donde además de la represión paralela e ilegal, se estableció el estado de sitio, la censura de la prensa, la intervención de las Universidades, la prohibición de los partidos políticos y de la actividad gremial. 42 Es dable mencionar al Comando Peronista de Liberación, las Fuerzas Armadas Peronistas, Descamisados, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y las Fuerzas Armadas de Liberación. 43 Movimiento guerrillero argentino creado en 1966 tras la llegada de los militares al poder. Grupo escindido del peronismo. De ideología populista y antiimperialista, adquieren renombre en 1970 con el secuestro y muerte del expresidente Pedro Eugenio Aramburu. Inspirados en los métodos de lucha de los tupamaros uruguayos. 44 Estructura militar del Partido Revolucionario de los Trabajadores, surgido del Vº Congreso (1970) del mismo, se proponía la toma del poder para hacer la revolución socialista.
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acciones de la contrainsurgencia abogaran por una política de aniquilación del enemigo interno, sindicado como subversivo. Se le confirió a las FF.AA. la erradicación de la subversión, con el objetivo de reorganizar una nación que por obra del comunismo había abandonado los valores occidentales y cristianos. La estrategia de aniquilación se desarrollo incluso a nivel supranacional con la llamada Operación Cóndor. Uno de los resultados de todos estos procesos fue la potenciación de nuevas funciones para las fuerzas de seguridad, siendo las más importantes: La preparación militar centrada en posibles conflictos contra un enemigo interno. Las situaciones de conflicto o guerra no serán asumidas exclusivamente en el plano militar. Se impone el combate en todos los frentes y con todas las formas de lucha, ya que la guerra es total. Se incorpora como elemento substancial la guerra psicológica y la utilización del terror. Desde la perspectiva de las fuerzas armadas erradicar la subversión significó eliminar todo pensamiento y toda acción tendiente al libre ejercicio de la crítica.
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1.1. El terrorismo de Estado, el Estado Terrorista precisando definiciones Una vez argumentado respecto de las características del intervencionismo militar en Argentina, y su última materialización en la toma del poder en 1976, debemos referirnos al terrorismo de Estado. Al respecto es importante señalar que los numerosos trabajos especializados en la cuestión evidencian las dificultades existentes para brindar una noción de consenso. Como comprueba Elías Padilla Ballesteros 45 en los últimos años, a partir de las sistemáticas violaciones de derechos humanos a manos de los administradores estatales en diversos países del mundo se ha empleado la conceptualización de terrorismo de estado antes que su precisión conceptual permita unicidad de criterios. Entre otras cuestiones esas dificultades se han incrementado en la actualidad ante un discurso deslegitimador de todas aquellas fuerzas que puedan intentar oponerse a las actividades del Estado, agrupándolas bajo la denominación de terrorista. Por ello, y como ha analizado Alex Schmid, la mayor parte de las definiciones contienen múltiples elementos comunes que permiten hablar de terrorismo estatal y de un terrorismo contra el Estado46. Lo cual nos lleva a intentar precisar la noción de terrorismo de Estado sin implicarnos demasiado en la conceptualización de terrorismo sin más. Adam Roberts ha hecho notar que la definición de terrorismo evoluciona desde la designación de dictaduras o gobiernos de terror, hasta su uso para referirse a los grupos que, a partir de finales de siglo XIX, se dedican a asesinar líderes políticos o jefes de Estado. Luego este significado se amplia hasta incluir a los grupos que asesinan o secuestran policías, funcionarios locales, toman rehenes, secuestran aeronaves o detonan explosivos en edificios públicos o privados47. El uso generalizado del término terrorismo en la esfera política se consolida alrededor de 1795, como referencia a la historia constitucional de Francia en ese período, vinculando la idea de un régimen político a una forma particular que asume el Estado en el período de la Revolución. Una de las primeras apreciaciones respecto del gobierno del terror proviene de Edmund Burke, para quién los revolucionarios franceses gobiernan como tiranos por medio del terror48. Alexis de Tocqueville es quien trata en la 45
Cfr. Padilla Ballesteros, Elías. La memoria y el olvido. Detenidos Desaparecidos en Chile. Santiago de Chile, Orígenes, 2001. 46 Cfr. Schmid, Alex. Political Terrorism. A research guide to Concepts, Theories, Data Bases and Literature. Amsterdam, Nort-Holland Publishing Company, 1983. 47 Adam Roberts, Can We Define Terrorism? En: Oxford Today, volúmen 14 Nº 2, Hilary Issue, Oxford University, 2002, págs. 18-19. 48 Burke, Edmund. Reflexiones sobre la Revolución Francesa. Madrid, Ediciones Rialp, 1989.
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época de la revolución francesa de manera más sistemática y profunda la violencia, y da cuenta de cómo se impone en dicho sistema49. Durante el siglo XIX el significado del término terrorismo cambia su significado original asociado al régimen del terror en Francia para incluir la acción política de toda clase de grupos que buscan promover causas políticas, religiosas o sociales por medios violentos. Ha sido el escritor Boaz Ganor, fundador del International Policy Institute for Counter-Terrorism (Instituto Internacional de Políticas para el Contra-Terrorismo), quién más ha insistido en los últimos años en la necesidad de dar con su significado. Proponiendo se defina al terrorismo como el uso premeditado de la violencia o la amenaza de usarla contra civiles u objetivos civiles para obtener beneficios políticos50. Su aplicación sería tanto para los casos de terrorismo de estado, como de terrorismo en general. Excluye todos aquellos actos políticos que no recurran a la violencia como manifestaciones y protestas, huelgas, o cualquier variedad de desobediencia civil. Excluye también aquellos actos violentos contra fuerzas militares y policiales; algunas actuaciones de determinadas guerrillas o revueltas urbanas. En el mismo sentido se orientan las definiciones o los intentos conceptualizadores de Peter Waldmann quien distingue entre la guerrilla y el terrorismo propiamente dicho, sin ignorar, por supuesto, los modos como dichos fenómenos se entremezclan: “... por terrorismo se entienden atentados violentos escandalosos contra un orden político, preparados y organizados desde la clandestinidad. Su finalidad es difundir en primer lugar inseguridad y miedo, pero también simpatía y predisposición al apoyo...”51. Esta aproximación operacional de Waldmann es complementada por su consideración del terrorismo como estrategia de comunicación. Sin embargo para Waldman no existe el terrorismo de estado porque considera al terrorismo como un proceder contra un orden político. Sin embargo, reconoce, las elites estatales pueden establecer un régimen de terror. Entonces para Waldmann terrorismo es una forma de ataque contra el Estado y el orden establecido; y terror es la estrategia estatal para producir pánico y terror. La diferencia es entonces cualitativa: “... 49
Tocqueville señala “el contraste entre la benignidad de las teorías y a violencia de los actos”. Tocqueville, Alexis. El antiguo régimen y la revolución. Madrid, Ediciones Istmo, 2004, págs. 255-256 50 Ganor, Boaz. Premisas fundamentales para combatir el terrorismo. Instituto Internacional de Políticas para el Contra-Terrorismo. 16/11/2001. 51 Waldmann, Peter. Guerra civil, terrorismo y anomia social: el caso colombiano en un contexto globalizado. Bogotá, Norma, 2007, pág. 62.
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depende de si la violencia sirve para conservar el poder o para cambiar la situación de este...”52. Estas atinentes precisiones nos alejarían, sin embargo, de nuestro objeto de análisis y deberíamos continuar en las sendas reflexivas que se ven impedidas por la extensión del presente trabajo. No obstante debemos quedarnos con ciertos elementos presentes en la definición de Waldmann: la clandestinidad, el miedo y la inseguridad. En la misma línea de Waldmann, excluyendo al terrorismo de Estado como forma de terrorismo, Hugo Frühling propone la siguiente definición: “… Estrategia insurreccional de tipo militar, utilizada por grupos pequeños que atacan blancos civiles preferentemente, y cuyo objetivo fundamental es debilitar el Estado y prepara las condiciones para su colapso…”53. Como ya lo hicimos al referirnos a los estudios más recientes respecto de la dictadura militar de 1976, reiteramos nuestro reparo para el empleo de la noción violencia política, en el caso de Argentina, pues según concluye Waldmann la misma se inserta en un marco de acción reacción; “... el terrorismo se basa en un complicado cálculo de escalada violenta...”54; en donde la acción violenta del grupo terrorista provoca una medida de represalia masiva. Si bien a diferencia de la filosofía moral o del derecho de gentes, la finalidad de nuestro análisis no es juzgar las cualidades morales o legales del fenómeno, sino como diría Max Weber, entenderlo como fenómeno social para poder explicarlo. Claro esta que al analizar las motivaciones de los terroristas también se discuten sus ideas legitimadoras. Nos parece más apropiado como hace Rafael Calduch, distinguir entre terrorismo social y terrorismo de Estado, siendo para este autor lo que caracteriza al segundo de ellos su aplicación directa por parte de órganos estatales 55. Sin embargo esta caracterización, nos resulta incompleta, pues deja fuera un amplio espectro de posibilidades como puede ser que el estado desarrolle fuerzas para-estatales para la aplicación de prácticas terroristas. Un estudioso de la cuestión desde los primeros años ochenta, William Schulz, director ejecutivo de Amnistía Internacional sección EE.UU. entre 1994 y 2006, nos
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Waldmann, Peter. Guerra civil, terrorismo y anomia social: el caso colombiano en un contexto globalizado. Bogotá, Norma, 2007, pág. 69. 53 Frühling, Hugo. El Estado frente al terrorismo. Santiago de Chile, Editorial Atena, 1995, pág.7. 54 Waldmann, Peter. Guerra civil, terrorismo y anomia social: el caso colombiano en un contexto globalizado. Bogotá, Norma, 2007, pág. 136. 55 Calduch, Rafael. Dinámica de la Sociedad Internacional. Madrid, Centro de Estudios Ramón Areces, 1993, pág. 339.
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aclara que el terrorismo de estado no es un tópico nuevo y al igual que el terrorismo convencional ha sido una construcción histórica. “... Las razones por las cuales una élite en el poder decide dar preferencia a determinadas formas de terror sobre otras (por ejemplo, la crucifixión en lugar de la lapidación, la ejecución pública en vez de la no pública, la “desaparición” de personas con mayor frecuencia que el “tradicional asesinato político”, el uso de clínicas psiquiátricas en sustitución de las cárceles) conduce a otro aspecto importante del tema, a saber: la psicología política del terrorismo de Estado...”56. Este autor plantea que la represión ordinaria (sujeta a derecho) y el terrorismo de Estado (violación del derecho nacional e internacional) pueden utilizarse dentro de dos contextos diferentes; para la defensa de un sistema establecido de producción y apropiación; o bien para la expansión de determinadas relaciones de producción, o su creación en áreas donde no existían57. De tal manera, según Schulz, la intensidad con que se utilizan las dos formas de represión sistémica depende de la naturaleza y dimensión de la amenaza a la cual se ve expuesto el sistema clasista establecido. Obviamente una élite en el poder recurre a métodos terroristas cuando su sistema de represión ordinario y, por supuesto, sus controles hegemónicos, son ineficaces para neutralizar la amenaza58. Finalmente el terrorismo de Estado puede operar de dos maneras: directamente, por medio de agencias del Estado mismo; indirectamente, mediante la utilización de entidades sustitutas (proxy entities) tales como otros Estados o grupos o individuos59. Apreciaciones complementarias al punto de vista anterior las brinda Miguel Bonasso, periodista y escritor argentino, distinguiendo entre terrorismo y terrorismo de estado. Según Bonasso el terrorismo se caracterizaría por involucrar “... a grupos o individuos que carecen del poder represivo del Estado y utilizan la violencia indiscriminada para expresar su oposición a ese poder y tratar de desestabilizarlo...”60. 56
William Schulz, en: Noam Chomsky, William Schulz y Miguel Navarra, Txalaparta, 1990, pág 33. 57 William Schulz, en: Noam Chomsky, William Schulz y Miguel Navarra, Txalaparta, 1990, pág. 29. 58 William Schulz, en: Noam Chomsky, William Schulz y Miguel Navarra, Txalaparta, 1990, pág. 29. 59 William Schulz, en:Noam Chomsky, William Schulz y Miguel Navarra, Txalaparta, 1990, pág. 30. 60 Miguel Bonasso, en: Noam Chomsky, William Schulz y Miguel Navarra, Txalaparta, 1990, pág 9.
Bonasso. Terrorismo de estado. Bonasso. Terrorismo de estado. Bonasso. Terrorismo de estado. Bonasso. Terrorismo de estado. Bonasso. Terrorismo de estado.
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Por su parte el terrorismo de Estado referiría a un tipo de estado contemporáneo que transgrede: “...los marcos ideológicos y políticos de la represión “legal” y debe apelar a “métodos no convencionales”, a la vez extensivos e intensivos, para aniquilar a la oposición política y la protesta social, sea ésta armada o desarmada...”61. Desde una perspectiva distinta a las anteriores el jurista español, Ernesto Garzón, analiza el concepto de terrorismo de Estado atendiendo a su legitimidad fáctica y su ilegitimidad ética, tomando como eje ilustrativo de sus reflexiones del terror estatal a la experiencia del Proceso de Reorganización Nacional. Para Garzón hay una serie de elementos, que considera deben estar presentes en el ejercicio del poder estatal para poder considerarlo como terrorismo de Estado: La afirmación de la existencia de una guerra vertical con un enemigo infiltrado en todos los niveles de la sociedad, que suele actuar como agente de una confabulación internacional, cuya finalidad es la eliminación de valores aceptados como absolutos por quienes detentan el poder. La delimitación imprecisa de los hechos punibles y eliminación del proceso judicial para la determinación de la comisión de un delito. La imposición clandestina de medidas de sanción estatal prohibidas por el orden jurídico oficialmente proclamado (torturas y homicidios, entre otros). La aplicación difusa de medidas violentas de privación de la libertad, la propiedad o la vida, prescindiendo en muchos casos, de la identidad del o de los destinatarios de las mismas y de los actos u omisiones de los que pueden ser responsables; la aplicación de la violencia a víctimas inocentes contribuye precisamente a reforzar la eficacia del terror. Infundir en la población el temor fundado de que, en principio, nadie está a salvo de la coacción arbitraria por parte de los órganos gubernamentales62. Esta idea elimina del ordenamiento jurídico el criterio de transgresión, por tanto cualquiera puede ser víctima. Esta vaguedad de la clase de los destinatarios de las medidas coactivas, y su consecuente carácter difuso de cuales eran los grupos perseguidos apunta a despertar el temor e imponer la intimidación. La conjunción de estas características le permite formular la siguiente definición de terrorismo de Estado: 61
Miguel Bonasso, en: Noam Chomsky, William Schulz y Miguel Bonasso. Terrorismo de estado. Navarra, Txalaparta, 1990, págs. 9-10. 62 Cfr. Garzón Valdés, Ernesto. Filosofía, política, derecho. Valencia, Universitat de Valencia, 2001, págs 135-145.
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“... El terrorismo de Estado es una forma del ejercicio del poder estatal cuya regla de reconocimiento permite y/o impone, con miras a crear el temor generalizado, la aplicación clandestina, impredecible y difusa, también a personas manifiestamente inocentes, de medidas
coactivas prohibidas por el
ordenamiento jurídico proclamado, obstaculiza o anula la actividad judicial y convierte al gobierno en agente activo de la lucha por el poder...”63. El mismo Garzón, completa la definición de terrorismo de Estado, haciendo referencia a sus elementos funcionales más importantes desde el punto de vista institucional. El terrorismo de Estado requiere: a. Una cierta organización ideológica cuya base es un dogma, una idea que vale como pauta absoluta, incuestionable, y que sirve de excusa o justificación para la destrucción de todo aquello que se oponga a ella. b. Un equipo eficaz de propaganda que justifique y argumente las medidas aplicadas y contrarreste y estigmatice posiciones contrarias. c. el cultivo de la propia imagen como medio para la compensación de los actos de crueldad: eliminación de la capacidad de autocrítica a través de mecanismos de disciplina interna64. Todos estos elementos expresados por Garzón, los podemos encontrar en las reflexiones afiligranadas con indudable esmero y originalidad intelectual, de Hannah Arendt: “... El terror en el Gobierno totalitario ha dejado de ser un simple medio para la supresión de la oposición (...) su objetivo principal es hacer posible que la fuerza de la Naturaleza [nazismo] o la Historia [marxismo] corra libremente a través de la Humanidad sin tropezar con ninguna acción espontánea. (...) Es este movimiento el que singulariza a los enemigos de la Humanidad contra los cuales se desata el terror, y no puede permitirse que ninguna acción u oposición libres puedan obstaculizar la eliminación del “enemigo objetivo”de la Historia o de la Naturaleza, de la clase o de la raza. La culpa y la inocencia se convierten en nociones sin sentido; “culpable” es quien se alza en el camino del proceso natural o histórico. (...) El terror, como ejecución de una ley de un movimiento cuyo objetivo último no es el 63
Garzón Valdés, Ernesto. Filosofía, política, derecho. Valencia, Universitat de Valencia, 2001, pág 147. Cfr. Garzón Valdés, Ernesto. Filosofía, política, derecho. Valencia, Universitat de Valencia, 2001, págs 147-149. 64
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bienestar de los hombres o el interés de un solo hombre, sino la fabricación de la Humanidad, elimina a los individuos en favor de la especie, sacrifica a las “partes” en favor del “todo”. (...) Tan pronto como la lógica, como un movimiento del pensamiento -y no como un necesario control del pensamiento-, es aplicada a una idea, esta idea se transforma en una premisa. (...) Como se necesita el terror para evitar que con el nacimiento de cada nuevo ser humano surja un nuevo comienzo y alce su voz en el mundo, así la fuerza coactiva de la lógica es movilizada para evitar que nadie comience a pensar que como la más libre y la más pura de todas las actividades humanas, es lo verdaderamente opuesto al proceso obligatorio de deducción. (...) Qué género de experiencia básica en la vida en común de los hombres impregna una forma de gobierno cuya esencia es el terror y cuyo principio de acción es la lógica del pensamiento ideológico...”65. En esta recapitulación respecto del caso particular del Proceso de Reorganización Nacional, es ineludible la referencia al clásico estudio del doctor Eduardo Luis Duhalde, quien ya en el año 1981 se adentraba en el estudio de una cuestión tan complicada como era develar la existencia de un plan sistemático y organizado, aplicado en todo el territorio de la República Argentina. Duhalde consiguió, por medio de testimonios diversos, poner al descubierto el modelo utilizado en los campos militares de concentración donde se perseguía la destrucción de la personalidad de los prisioneros, mediante la aplicación sistemática de la tortura física y moral. El establecimiento del terrorismo de Estado se consiguió, según este autor, mediante el uso sistemático de amenazas y represalias con el fin de imponer obediencia. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), al igual que otros organismos de derechos humanos, se propuso dar a conocer algunos de los aspectos del sistema represivo del Proceso de Reorganización Nacional, y del mismo modo que otras organizaciones de derechos humanos lo hizo mientras aún gobernaba en Argentina el gobierno dictatorial. El CELS adoptó como metodología la publicación de folletos donde recogía las declaraciones de víctimas, y testimonios de testigos a partir de lo cual estructuraba un cuadro de la doctrina y los métodos implementados por las fuerzas de seguridad argentinas. Los informes del CELS, nos acercan sino una definición, al menos a una serie de características presente en el terrorismo de Estado que incluye entre otros elementos, el uso indiscriminado de la tortura, el ocultamiento de la 65
Arendt, Hannah. Los orígenes del totalitarismo. Buenos Aires, Taurus, 1998, págs. 372-373- 376-379.
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información, la creación de un clima de miedo, la marginación del poder judicial, la incertidumbre de las familias y la confusión deliberada de la opinión pública66. Las indagaciones del CELS llevan a este organismo a plantear el paralelismo global, es decir la utilización de mecanismos represivos considerados ilegales incluso dentro de la legislación estatal de Argentina, y una consecuente aplicación clandestina de las acciones represivas. El paralelismo se inscribe en la definición de terrorismo de Estado, ensayada años más tarde por Alexander George, para este investigador el concepto de terrorismo de Estado, implica que: “... un estado amparándose en la legitimidad de sus actos, utilice clandestinamente y al margen de la ley los mismos procedimientos que los grupos terroristas; orientados a inducir medio en una población civil determinada para alcanzar sus objetivos sociales, políticos o militares, o fomentar comportamientos que de otra forma no se lograrían...”67. Probablemente los aportes más sistemáticos provengan del catedrático del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Noam Chomsky. En distintos acercamientos al particular, ha planteado la inexistencia de desacuerdo en cuanto a la definición de terrorismo68. Según este prestigioso lingüista el término se refiere a la amenaza o al uso de la violencia: por lo general con fines políticos; y en contra de civiles nocombatientes. Para Chomsky, el terrorismo de Estado y el terrorismo individual dependen de la fuente de planeación y operación; o puede ser una combinación de ambos, cuando el terrorismo individual opera bajo las órdenes del Estado o bajo su dirección y apoyo69. De todo lo antedicho creemos, a efectos prácticos, deberíamos emplear una noción operacional de terrorismo que nos permita avanzar en nuestras indagaciones respecto del Proceso de Reorganización Nacional, tal noción de terrorismo de Estado 66
Augusto Conte Mac Donell, Noemí Labrune, Emilio Fermín Mignone. El secuestro como método de tortura. Buenos Aires, Centro de Estudios Legales y Sociales, 1982, pág 2. 67 George, Alexander. Western State terrorism. United Kingdom, Polity press, 1991, pág. 30 68 Noam Chomsky, Ignacio Ramonet, Luis Sepulveda. ¿Quienes son los terroristas?: terrorismo ciego, terrorismo de estado, terrorismo global, kamikazes, Al-Qaeda? Santiago de Chile, Aún creemos en los sueños, 2004. Chomsky, Noam. Noam Chomsky. Obra Esencial. Barcelona, Editorial Crítica, 2002. Halperin, Jorge. Noam Chomsky, Bush y los años del miedo: conversaciones con Jorge Halperin. Buenos Aires, Capital Intelectual, 2007. Chomsky, Noam. El nuevo humanismo militar: las lecciones de Kosovo. México, Siglo XXI, 2002. Noam Chomsky e Igancio Ramonet. Como nos venden la moto. Barcelona, Icaria, 2000. Chomsky, Noam. Como se reparte la tarta. Políticas USA al final del milenio. Barcelona, Icaria, 2006. Noam Chomsky, William Schulz y Miguel Bonasso. Terrorismo de estado. Navarra, Txalaparta, 1990. 69 Noam Chomsky, en: Noam Chomsky, William Schulz y Miguel Bonasso. Terrorismo de estado. Navarra, Txalaparta, 1990, pág 38.
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debería contener: el empleo de la fuerza represiva contra civiles, por parte de un Estado, impulsado por objetivos políticos, como reacción contra la injerencia real o percibida como tal, de valores culturales considerados ajenos a la tradición del país. Debiendo además agregar el carácter de clandestinidad, es decir conocido pero no reconocido. Quizá lo más esclarecedor sería referirse a dicho fenómeno como el empleo sistemático de políticas y prácticas, autoritarias y represivas por parte de un Estado en arreglo a determinados objetivos de reestructuración de la sociedad. La ejecución de dichas políticas pueden llevarse a cabo de forma directa a través de personal estatal o de forma indirecta por intermedio de agentes ajenos al cuerpo estatal, pero cuyo accionar responde a dictámenes del Estado. Independientemente de quien sea el ejecutor la finalidad que motiva su implementación reside en el deseo de imponer los modelos de conducta considerados deseables desde las esferas de poder, y en la voluntad de eliminar del cuadro de relaciones sociales las conductas consideradas indeseables y los programas que apunten a modificar el orden establecido. Así se pone en marcha un proyecto disciplinante que se sirve de prácticas clandestinas, y cuya ejecución puede incluso tratar de mantenerse oculta. Ingresándose en una primera sucesión de situaciones desconcertantes para el conjunto social pues el Estado, que por principio debe velar por la seguridad de las personas, se convierte en un Estado que no vela por la seguridad de la población en su totalidad y hace un uso ilegítimo de la violencia.
1.2. Por un marco referencial no taxativo, el carácter socio cultural de la formación y transformación de las identidades sociales. Ahora se nos impone delimitar el aspecto teórico desde el cual abordaremos la cuestión identitaria. Para ello pareció pertinente realizar un recorrido sobre las distintas acepciones más comunes respecto de la noción de identidad. Definiciones existentes en distintos diccionarios de la lengua castellana, y en publicaciones provenientes de otras disciplinas sociales. Al comenzar las indagaciones sobre la problemática de las identidades, se nos presento como una realidad irreductible la abundante literatura
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referida al particular, hubo quienes la expresaron como una definición cerrada y acabada, mientras para nosotros se trata de una noción, es decir no se encuentra elaborada totalmente y cuyos contornos son poco precisos. Trabajar con conceptos definidos dentro de una teoría coherente que estableciera, sus interacciones funcionalestructurales y su vinculación con otros elementos de la sociedad, facilitaría mucho la tarea. Pero la complejidad del problema invita a aproximaciones no taxativas que se conviertan en los primeros pasos de una investigación que empieza a andar. En la investigación social, creemos la única manera de hacernos una teoría a la medida es asumiendo una relación directa entre trabajo empírico y trabajo teórico. El de las identidades es un problema no investigado tan profundamente como si lo ha sido el de la identidad nacional, tanto por historiadores como por otros cientistas sociales. Según el Diccionario Básico Estrada, identidad es: “... Calidad de idéntico.// Hecho de ser alguien o algo el mismo o lo mismo que se supone o se busca...”70. En el Diccionario Enciclopédico Ilustrado Oriente se distinguen varios términos con una misma raíz latina -identitas, de ídem, lo mismo- (idéntico, identificación, identificar, identidad). El primero es un concepto de absoluta igualdad o mismidad. El segundo es un concepto de distintividad que presupone la consistencia y continuidad a lo largo del tiempo. Así la noción de identidad establece dos relaciones de comparación posibles entre personas o cosas: similitud, por un lado; y diferencia por el otro. En la segunda edición de Ensayos sobre el entendimiento humano71 (1690), John Locke se refiere a la cuestión de la identidad y diversidad, aludiendo a que identidad es igualdad y diferencia con un otro significativo. No muy alejado de ello, aunque con una profundidad mayor, Hannah Arendt, al referirse a la pluralidad humana señala el doble carácter que ella posee de igualdad y distinción. Anotando al mismo tiempo la distinción existente en el hombre entre ser distinto y la alteridad; en esta última radica la razón por la que todas las definiciones que de si da el hombre se establecen a partir de distinciones respecto de otra cosa72. Erik Erikson, fue el psicoanalista quien consiguió posicionar el término en las ciencias sociales. Al referirse a la identidad de un colectivo lo hace definiéndolo como aquella en la que se mantiene una solidaridad interna, sentimiento de pertenencia e identificación con los ideales de un grupo73. 70
Diccionario Básico Estrada. Buenos Aires, Angel Estrada, 1996. Locke, John. Ensayo sobre el entendimiento humano. México, Fondo de Cultura Económica, 1999. 72 Arendt, Hannah. La condición Humana, Barcelona, Paidos, 1998. 73 Erikson, Erick. Infancia y sociedad. Buenos Aires, Paidós, 1978. Donde el autor desarrolla su “teoría psicosocial”, dando cuenta del fenómeno de la identidad personal (ciclo epigenético). Aunque para 71
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Muchos investigadores prefieren hablar de actos de identificación, los cuales son intencionales, direccionales y objetivos, situados en escenarios particulares, que implican procesos de integración de la experiencia, apoyados en el lenguaje, la reflexividad y la narración74. Mediante los actos de identificación (con uno mismo y con determinados grupos) las personas -lejos de ser recolectoras de su pasado- son narradoras que moldean y reconstruyen constantemente el pasado, lo integran al presente y lo proyectan al futuro; logrando con esto el sentido de continuidad, de mismidad y de pertenencia a grupos sociales. A pesar de la importancia de estos aportes, cuando se hace un excesivo énfasis en el aspecto discursivo de la identidad 75, se tiene la impresión de un reduccionismo que acaba por situar en lugar de la identidad (conciencia, sentimiento y expresión de mismidad y pertenencia) a los discursos de identidad dejando, por otro lado, muy poco a la actividad práctica de las personas que juntas y comunicándose en determinados contextos discursivos reciben, construyen, reconstruyen y expresan identidades. Los enfoques llamados constructivistas enfatizan por un lado, el carácter activo, creativo e interpretativo del conocimiento de la realidad, y por otro, la idea de que la realidad no está ahí objetivamente, sino que es una construcción humana. En algunos casos el énfasis está puesto en el proceso de construcción del conocimiento. En otros casos, la propia existencia de una realidad objetiva, independiente de nuestro modo de acceso a la misma, y la posibilidad de encontrar un modo objetivo de conocerla son definitivamente cuestionados y sustituidos por la idea de que los conocimientos son interpretaciones. Pensar en estos términos contribuye, por un lado, a la aceptación de la diversidad y a la crítica de los abusos de poder. Por otro lado también entraña el peligro de un relativismo galopante - como cuando se plantean posiciones extremas que, prácticamente, llegan a poner en duda la importancia y existencia misma de ciertas realidades. Tomando las reflexiones de la Escuela Histórico Cultural76 y las formulaciones de Norbert Elías, podremos brindar una noción respecto de lo que aquí entendemos por procesos identitarios. Esto es, como procesos de construcción social de la realidad, quienes deseen un desarrollo más sintético de lo que el autor entiende como identidad sugerimos Identidad, juventud y crisis. Madrid, Taurus, 1985. 74 Ver por ejemplo: Bruner, Jerome. Realidad mental y mundos posibles. Barcelona, Gedisa, 1998. Y del mismo autor también es útil consultar, Actos de significado; más allá de la revolución cognitiva. Madrid, Alianza 1991. 75 Lyotard, Jean-Francois. La condición posmoderna. París, Ediciones du Seul, 1979. 76 Vigotzky, Lev Semenovich. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, Crítica, Grijalbo, México, 1998. Particularmente interesa “Internalización de las funciones psicológicas superiores" capítulo IV, págs. 87-94, “Interacción entre aprendizaje y desarrollo" capítulo VI, págs. 123-140.
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construcción como producto social que cristaliza, de conformidad con los proyectos que apoyan e impulsan los diferentes sujetos sociales que coexisten en la sociedad. Cada proyecto constituye una forma particular de articular los elementos económicos, sociales y culturales de la realidad de una sociedad en un momento histórico determinado. Subrayando la dinámica esencial de cualquier proceso identitario localizando, los elementos básicos que interactúan en esa dinámica. La identificación de esta dinámica esencial permitiría, a su vez, apuntar algunas conclusiones importantes como que la identidad es un concepto relacional: sujeto cultural y otro forman parte del concepto; como que la identidad refiere procesos en distintos niveles o contextos (micro-meso-macro); o como que, dado todo lo anterior, es posible analizar procesos identitarios particulares en ámbitos empíricos concretos. Los procesos de conformación de identidades tal como aquí se entienden se constituyen, por el punto tripartito enunciado en la introducción: labor de identificación, labor de contraposición e integralidad. Al tomar en consideración los distintos proyectos actuantes en la sociedad, pretendemos hacer observables las interacciones mutuas entre los distintos proyectos en obligado contacto, en donde ninguno de ellos triunfa plenamente sobre el otro, sino que se entretejen y se transforman entre sí, para conseguir un producto diferente de los que intervienen como ancestros. Tal como lo definiese Norbert Elías en su Bosquejo de una teoría de la civilización77 teniendo en cuenta los factores históricos y culturales en la construcción de las identidades, se reconoce el principio de la variabilidad de este concepto dentro de su propia permanencia. Es un concepto complejo que cambia en el tiempo, esta en constante devenir a través de modalidades contradictorias. De tal forma, el sentido formativo de la identidad implica que ella no es dada de una vez y para siempre, pues tiene un origen y un desarrollo sujeto a condiciones históricas concretas. No existe, por eso, una identidad social permanente o estática como producto de un devenir precedente: no hay un deber ser ni un fin de la historia. El concepto de identidad -en el terreno de lo social- es un concepto eminentemente relacional: el otro es consustancial al hecho identitario. En las distintas definiciones que se han brindado sobre la identidad se supone que un individuo o grupo es el mismo y no otro, y sobre todo que tiene conciencia de ser el mismo en forma relativamente coherente y continúa a través de los cambios. 77
Elías, Norbert. El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1993, pág. 450.
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Además de su conciencia de mismidad y continuidad, también tienen la capacidad de reflexividad; como sostiene el historiador británico Edward Palmer Thompson78 en su análisis de la conformación de la clase obrera en Inglaterra, las personas mediante el pensamiento y el lenguaje evalúan su lugar en el mundo: valoran el pasado. A partir de estas premisas generales se puede decir que las identidades (individuales y colectivas) se construyen en la actividad culturalmente mediada. Los significados y sentidos por el medio social, las memorias del pasado, los valores, las actitudes, tradiciones, hábitos, costumbres y símbolos sociales, la participación en formas públicas de rememoración como ritos, desfiles, homenajes, fiestas populares, visitas a monumentos a través de las cuales se va estableciendo [entre la persona y la cultura precedente] vínculos y asumiendo como propios los recuerdos conservados y transmitidos por su entorno cultural. A simple vista pudiera parecer un proceso simple: están quienes enseñan, transmiten, forman; y los que aprenden, reciben, son formados; la prensa inculca, los receptores asimilan; la autoridad impone, los subordinados aceptan. Pero, no es así, las representaciones, símbolos e identidades, que desde determinadas estructuras de poder se quieren implantar en los receptores, no llegan a una tabula rasa sin resistencia, sino a una subjetividad activa que piensa, crea, transforma, adjudica sentidos. Es un complejo proceso de interacciones y mediaciones en el que se conforman las identidades, de influencias externas y de identificaciones activas ocurridas en un contexto histórico cultural dado donde son producidos, reproducidos y transformados por la acción humana. El enclave analizado el Estado Terrorista o quizá, seria más pertinente atendiendo a las concepciones tomadas como guías en nuestra investigación, decir que estudiaremos la conformación del Estado Terrorista. Un proceso signado por la cristalización de un pensamiento excluyente, pues sólo conceptúa el alter como alter de índole política - y en tal sentido refiere una identidad no sólo por oposición sino en oposición-, pensamiento ejecutado por las fuerzas de seguridad del Estado argentino, en cuyo intento de realización se interrelacionó necesariamente con otros proyectos actuantes en la sociedad. Todo ello contribuyó en la conformación del otro, a partir del cual se definía el proyecto militar. Para realizar el proyecto, se apoyaban en la existencia de rasgos y significaciones comunes, en una representación bastante 78
Thompson, Edward Palmer. La formación de la clase obrera en Inglaterra. Barcelona, Crítica, 1989.
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compartida socialmente acerca de ellos, en el compromiso y sentimiento de pertenencia que la propia lucha ayudaría a conformar, y en la confianza acerca de que sus propias prédicas e intenciones serían capaces de contribuir, junto a la de otros, a la construcción y expresión de esta identidad. Cuando se habla de una identidad colectiva se asume que, en determinado momento y contexto, un grupo (étnico, nacional, generacional, cultural, religioso, etcétera) es y tiene conciencia de ser el mismo y no otro, y que esa conciencia de si se expresa en la capacidad para diferenciarse, identificarse con determinadas categorías, desarrollar sentimientos de pertenencia, mirarse reflexivamente y establecer narrativamente su continuidad a través de transformaciones y cambios. Cada una de las premisas mencionadas ha sido desarrollada por las cuatro aproximaciones o enfoques analíticos dedicados al estudio de la identidad79. Los rasgos característicos y comunes los valores compartidos, y otros aspectos culturales además de ser percibidos con mayor o menor nivel de elaboración por los miembros de esa colectividad, y justamente por ser percibidos como propios y diferenciadores con respecto a otras colectividades, sustentan sentimientos de pertenencia y autoestima en aquellos que, por diversas razones, se sienten incluidos en ellos y partícipes de una historia y destino más o menos comunes. Los rasgos y costumbres que son seleccionados como importantes para la construcción de una identidad determinada, que se introducen y reproducen en el discurso político y los medios, tienden a ser mantenidos, transmitidos e incorporados al comportamiento cotidiano de los miembros. Las identidades son construcciones socioculturales relacionadas con determinados hechos y como tales tienen sentido en determinados contextos históricos. Los propios criterios que permiten dibujar los contornos de una identidad, las fronteras que permiten distinguir que se es algo y no otra cosa, sólo pueden ser entendidos en los propios contextos en que esos atributos han sido construidos, objetivados, definidos. Poniendo el acento en el aspecto dinámico y en la historicidad de las identidades.
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A saber: Enfoque objetivo; enfoque perceptivo; autocategorización y pertenencia; análisis del discurso.
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Capítulo II: experiencia constitutiva 2. Las enseñanzas francesas, la contrainsurgencia, y la guerra antisubversiva. Las declaraciones realizadas en los últimos años, por los altos mandos militares argentinos y franceses, refieren a la doctrina francesa de la guerra antisubversiva como un antecedente incorporado de forma institucional, por las Fuerzas Armadas argentinas, a partir del convenio suscripto en 1959 entre Argentina y Francia. El General Reynaldo Bignone, último presidente de facto, reconoció que fue el General Carlos Rosas el gestor de que el Ejército tuviera una asesoría francesa, y que la forma de oponerse a la guerra revolucionaria fue adoptada del modelo francés, que se volcó en los reglamentos que se aplicaron en dicha guerra80. La experiencia militar adquirida en la lucha contra los movimientos de liberación nacional en Indochina (1946-1954) y en Argelia (1954-1962), planteó a los militares franceses un nuevo tipo de enfrentamiento. Conjuntamente a un enfoque ideológico y global del fenómeno de la insurgencia desarrollaron la doctrina de la guerra antisubversiva, los franceses, desarrollaron una teoría contrarrevolucionaria, donde destacan las nuevas técnicas para obtener información para las operaciones militares contra la guerrilla. De la experiencia devino la reflexión sistematizada en el libro La guerra moderna81, que se convirtió en el principal elemento teórico. Su autor el Teniente Coronel Roger Trinquier; intervino en Indochina, como jefe de la Agrupación de los Comandos Mixtos Aerotransportados (GCMA). Tras estudiar detenidamente la doctrina insurgente maoísta, Trinquier expuso en su libro, la forma de hacer frente a la guerra revolucionaria (guerra moderna) y la forma de combatirla, remarcando la extrema necesidad de comprender que este tipo de guerra era radicalmente diferente de aquellas para las cuales los ejércitos tradicionales se entrenaban. El clásico conflicto entre Estados era sustituido por un conflicto entre individuos, donde el control territorial se reconvertía en control ideológico. Para Trinquier, desde un punto de vista exclusivamente técnico, el terrorismo es el arma principal de la guerra moderna82. En este tipo de guerra, el enemigo, en este 80
Escuadrones de la muerte: la escuela francesa. (Escadrons De La Mort: L'Ecole Française). Francia, 2003. Documental dirigido por Marie-Monique Robin. 81 Trinquier, Roger. La guerra moderna. Buenos Aires, Ediciones Cuatro Espadas, 1977. Su versión original; La Guerre moderne. Paris: La Table ronde, 1961. 82 Trinquier, Roger. La guerra moderna. Buenos Aires, Ediciones Cuatro Espadas, 1977, pág. 32
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caso la insurgencia, no busca en modo alguno alcanzar una resolución con el empleo de las armas, sino que por medio de acciones puntuales, atentados terroristas, movilización de las masas, acciones de propaganda y otras, trata de crear una situación, especialmente entre la población civil, en la cual el concepto de seguridad sea totalmente vulnerado, mostrando que ellos poseen la libertad absoluta para asestar sus golpes con total impunidad, dejando a las fuerzas regulares del gobierno virtualmente incapaces de proporcionar siquiera un atisbo de seguridad. Concluyendo que “... en la guerra moderna, como en las guerras tradicionales del pasado, es absolutamente necesario hacer uso de las mismas armas que emplea el enemigo. No hacerlo es un absurdo...”83. Respecto de cómo enfrentar la guerra revolucionaria en Argentina el General Díaz Besonne refiere: “... Si ante la agresión decimos que el fin no justifica los medios, preparémonos para ser santos o esclavos, pero no gastemos dinero en prepararnos para la guerra, y aceptemos que nos borren de entre las naciones libres de la tierra...”84. El accionar de la insurgencia, siempre según Trinquier, se ve facilitado por dos aspectos esenciales. El primero, los grupos insurgentes, operando de manera celular, se encuentran confundidos con la población civil, y por otra parte, poseen un conocimiento pleno del terreno donde se opera, lo que facilita enormemente sus operaciones. Al mismo tiempo, la población civil sufre no solamente por la posibilidad de ser una víctima de las acciones insurgentes o las que realicen las fuerzas gubernamentales contra las mismas, sino que la insurgencia se encarga que los civiles sepan claramente que podrán sufrir represalias en cuanto de una manera u otra se colabore con las fuerzas del gobierno. El enemigo es interno lo que obliga a controlar a toda la población. Adquiriendo la inteligencia un lugar capital en la planificación. Roger Trinquier sostenía que la única forma de eliminar a la insurgencia debía basarse en quebrar el apoyo de la población, y ello requería de dos pilares: comenzando por operar sobre un área territorialmente pequeña, factible de ser saturada con tropas regulares para restarle movilidad al enemigo; y en forma simultanea apoyar a la población civil, no involucrada en la insurgencia, para mejor su calidad de vida. Una vez que esa área fuese pacificada se debía proceder en el avance sobre otra área, y así 83
Trinquier, Roger. La guerra moderna. Buenos Aires, Ediciones Cuatro Espadas, 1977, pág. 119. Díaz Bessone, Ramón Genaro. Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978). Buenos Aires, Círculo Militar, 1988, pág. 17. 84
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sucesivamente, de modo tal que lentamente se vaya venciendo a la insurgencia. Esta estrategia, sostenía Trinquier, requiere de dos condiciones básicas: contar con una inteligencia excelente sobre la insurgencia; y tener una voluntad política muy grande que permita mantener un esfuerzo prolongado para vencer en la guerra revolucionaria85. Todo ello se cumplió en Argentina cuando se puso en marcha el Operativo Independencia86, como reconoció el General Díaz Bessone, “... la única manera de acabar con una red terrorista es la inteligencia y los interrogatorios duros para sacarles información. (...) Todos los hombres en actividad actuaron en la guerra contra la subversión, desde que se empeñó a las Fuerzas Armadas, en febrero de 1975 hasta que terminó en 1978/9. Con mucha eficacia, en no más de tres años fue aniquilada la subversión...”87. El Capitán Héctor Vergez integrante del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército y del Destacamento 141 de Córdoba asevera la importancia de la inteligencia y avanza un poco más respecto de la concepción con la cual se empleaba: “... No se cae en ninguna exageración al concluir que el duelo mortal entre el Estado y la guerrilla pasa en lo fundamental por las coordenadas de la inteligencia y la contrainteligencia de uno y otra. Pero la inteligencia no es fin en si misma. Sus informes deben transformarse en política y en estrategia. En fin en actos de poder...”88. En Argelia, el Estado Mayor del Ejército francés adhirió a la doctrina de la guerra revolucionaria, aplicando sistemáticamente los métodos experimentados en Indochina. Roger Trinquier fue asesor del General Jacques Massu, responsable máximo de las operaciones en territorio argelino. Uno de los subordinados de Trinquier, en Argelia, el general Paul Aussaresses, ante la pregunta de si se aplicaban torturas respondió:
85
Cfr. Trinquier, Rooger. Modern Warfare. A French view of counterinsurgency. London, Praeger Security International, 2006 (1964). 86 Represión iniciada en la provincia de Tucumán a partir del Decreto Secreto Nº 261/1975, de 5 de febrero. Destinado a neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos, según se expone en el 1º artículo del mencionado decreto. Y por medio de los decretos Nº 2.770/1975, 2.771/1975 y 2772/1975, de 6 de octubre. a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país; se expanden las acciones a todo el país. 87 “Díaz Bessone admite miles de torturados y ejecutados en la clandestinidad”, Página/12, 31/8/ 2003. 88 Cápitan Vergez, Héctor. Yo fui Vargas. El antiterrorismo por dentro. Buenos Aires, Edición del autor, 1995, pág. 210
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“… ¡Qué pregunta! Incluida la tortura claro… aplicarles la picana, electrodos para pasarles corriente eléctrica… Cuando teníamos a un tipo que ponía una bomba lo apretábamos para que diera toda la información. Una vez que había cantado todo lo que sabía terminábamos con él. Ya no sentiría nada. Lo hacíamos desaparecer…”89. De forma semejante se refirió Díaz Bessone a la implementación de la tortura en Argentina: “... ¿Cómo puede sacar información (a un detenido) si usted no lo aprieta, si usted no tortura?...”90. La formación de los oficiales franceses, y argentinos también, se realizaba en los Centros de Educación en la Pacificación y en la Contraguerrilla, instalados en Argelia. Se contaba con dos centros,
el de Arzew, fundado en 1957, y el Centro de
Entrenamiento en Guerra Subversiva Jeanne-d’Arc, de Philippeville, creado en 1958. El lema de aquellos centros era: “Este Ejército tiene que ser fanático, despreciar el lujo, movido por el espíritu de los cruzados”91. La formación de los oficiales incluía conferencias y seminarios de formación permanente, ofrecidas por un miembro del grupo Cité Catholique, Georges Sauge92. El eje articulador y difusor de todas estas experiencias fue la Escuela de Guerra de Francia, en ella se interiorizó respecto de las tácticas y estrategias pensadas para enfrentar la guerra de guerrillas, el militar argentino Carlos Rosas93. En 1957, el entonces Coronel, Rosas egresó de la Escuela de Guerra de Francia y ese mismo año asumió como Subdirector de la Escuela Superior de Guerra de Argentina, donde incluyo en los ciclos de formación militar estudios sobre la guerra revolucionaria comunista. Iniciándose la transmisión sistemática de los conocimientos sobre la represión en zonas urbanas: división de la ciudad en zonas, fichaje, allanamientos, extorsión para la obtención de información incluida las torturas. En septiembre de 1958, hay ya 160 oficiales argentinos preparándose en Francia y en
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Escuadrones de la muerte: la escuela francesa. (Escadrons De La Mort: L'Ecole Française). Francia, 2003. Documental dirigido por Marie-Monique Robin. 90 “Díaz Bessone admite miles de torturados y ejecutados en la clandestinidad”, Página/12, 31/8/ 2003. 91 Según pudimos saber por la entrevista realizada al sociólogo francés Olivier Traverse. (febrero 2010). 92 Jaques Maitre, “Catholicisme d'extrême droite et croisade anti-subversive”, en: Revue française de sociologie. 1961, 2-2. Guerre - Armée – Société, págs. 106-117. Traducción del autor. 93 La conclusión principal a la que este general arribó a partir de sus estudios en la escuela de guerra francesa: la guerra de guerrillas sería necesariamente ganada por los revolucionarios, pues poseían el apoyo popular. No cabía entonces más que una vía de acción, mejorar las condiciones de vida. Rosas se enfrentó, como general del ejército, a Onganía en defensa del gobierno constitucional de Arturo Illia, enfrentamiento que se cristalizó en la formación de un movimiento político Movimiento de Defensa del Patrimonio Nacional (MODEPANA). En mayo de 1969, firmará la solicitada en apoyo del Cordobazo.
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Argelia94. En 1959 los ejércitos de Francia y Argentina suscriben un convenio, materializado en febrero de 1960, con la instalación en Buenos Aires de una misión militar francesa permanente, integrada por tres oficiales veteranos de Argelia. Como el coronel Bernard Cazaumayou relata en el documental de Mari-Monique Robín, “… Viajamos a pedido del Ejército argentino para enseñar la guerra revolucionaria…”95. Entre 1956 y 1963, los franceses habrán formado a una parte importante de la generación en ascenso de los militares argentinos. Entre los oficiales argentinos enviados a estudiar a Francia el Ejército argentino destinó, en 1958, al mejor graduado de la Escuela de Guerra, Teniente Coronel Alcides López Aufranc: “... Los profesores tocaban siempre el tema de la guerra revolucionaria. Era algo totalmente nuevo para nosotros. En América Latina no conocíamos ese tipo de problemas. Había luchas políticas, a veces violentas, pero no subversivas. No conocíamos la importancia de la población en ese tipo de guerra. Para nosotros sólo existía la guerra clásica, con infantería, fusil, carros, cañón. Jamás habíamos imaginado un enemigo capaz de matar con un cuchillo o de estrangular a alguien con una cuerda. Con la sangre se aprende mucho...”96. De regreso a Buenos Aires, López Aufranc, dirigirá el primer Curso Interamericano de Guerra Contrarrevolucionaria, celebrado en Argentina entre 1961 y 1962. La primera clase, Lucha contra el terrorismo, describe las acciones contra la llamada Resistencia Peronista y en sus conclusiones se plantea la necesidad del aniquilamiento integral de las células subversivo-terroristas. La segunda, Radioscopía subversiva de Argentina, diagnostica que en este país, aunque el comunismo no parecía gozar de una gran adhesión, el fidelismo podía constituirse en su insidiosa correa de transmisión, agitando banderas nacionalistas que aprovecharan la disponibilidad de una masa peronista aún imperfectamente integrada a la vida política de la nación97. 94
Cfr. Bosoer, Fabián. Generales y embajadores: una historia de las diplomacias paralelas en la Argentina. Buenos Aires, Grupo Zeta, 2005. 95 Robin, Marie-Monique. Escuadrones de la muerte: la escuela francesa. Buenos Aires, Sudamericana, 2004, pág. 283. 96 Escuadrones de la muerte: la escuela francesa. (Escadrons De La Mort: L'Ecole Française). Francia, 2003. Documental dirigido por Marie-Monique Robin. 97 Cfr. Amaral, Samuel. Guerra revolucionaria: de Argelia a Argentina. Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1998.
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El catolicismo nacionalista francés de grupos ultraconservadores como Cité Catholique integraba el nacionalismo militar francés, incorporando matices mesiánicos a la doctrine de la guerre revolutionaire que contribuyeron a fortalecer en los militares argentinos la visión de que las fuerzas armadas tenían que desempeñar un papel cardinal en la comunidad política debido a su compromiso con la misión central del Estado, es decir, con la promoción del bien común. La noción del bien común se relacionaba estrechamente con una teoría del Estado según la cual éste se concebía como un todo orgánico que respondía al “Orden de la Creación”98. Por lo tanto la misión de las fuerzas armadas era defender la nación ante cualquier intento de socavar el orden moral natural, y por medio de una concepción esencialista se erigían en guardianes del ser nacional. El 9 de abril de 1962, pocos días después de haber sido derrocado el presidente constitucional Arturo Frondizi (29 de marzo de 1962), en una reunión convocada por el Ejército argentino y a la que fueron invitados casi la totalidad de los agregados militares a las misiones diplomáticas establecidas en la capital argentina, el Comandante en Jefe del Ejército Teniente General Raúl Poggi, dio a conocer un informe titulado La actual crisis de la Argentina: La misión del Ejército y la Guerra Revolucionaria. En éste los militares argentinos daban a conocer su pensamiento acerca del que a partir de entonces, comenzaría a llamarse el enemigo interno: “... La guerra contrarrevolucionaria tiene por fin principal evitar la contaminación del pueblo por ideólogos marxistas y sus agentes. El propósito de esta guerra contrarrevolucionaria es preservar la soberanía ideológica nacional. Esto debe lograrse preferentemente por las leyes de la defensa de la democracia y por la salud de las instituciones que deben ser capaces de generar los anticuerpos necesarios para combatir el mal. Sin embargo, a veces la combinación de ciertos factores puede exigir la intervención oportuna de un cirujano que erradique el mal antes de que el cuerpo se debilite demasiado y esté totalmente enfermo...”99. A partir de las teorías francesas, los militares argentinos elaboraron el denominado plan CONINTES, Conmoción Interna del Estado, creado por Decreto
98
Alfred, Stepan. The State and Society: Peru in Comparative Perspective. Princeton, Princeton University Press, 1978, págs. 31-32 y 37. 99 Despacho confidencial del Servicio de Relaciones Exteriores, de los Estados Unidos. Buenos Aires, 16 de abril de 1962.
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Secreto 9880/58 del 14 de noviembre de 1958 y puesto en ejecución por el Decreto 2628/60, del 13 de marzo de 1960. El artículo 2º de éste último estipulaba “... los secretarios de Estado de las Fuerzas Armadas dispondrán que las autoridades de ejecución del Plan Conintes (Comandante en jefe del Ejército “Conintes” y Comandos equivalentes en Marina y Aeronáutica), hagan efectiva la subordinación de las policías provinciales, previstas en el dec. “S” 9880 del 14 de noviembre de 1958, en la medida indispensable a las necesidades concretas de cada zona o subzona de defensa...”100. Aparte de emplear el sistema francés, empleado en Argelia, respecto de la división territorial; también se colocaba a los opositores, bajo la jurisdicción de la justicia militar. Y además el decreto disponía la subordinación de las fuerzas policiales al mando del ejército, para llevar adelante tareas anteriormente consideradas de dominio policial. Es decir unas fuerzas pensadas para la guerra contra otros estados, las Fuerzas Armadas, se implicaban, a través de un cambio de orientación, en la ejecución de tareas represivas fronteras adentro. En ello influyó la combinación de las teorías francesas de la contra subversión, y las estadounidenses sobre la seguridad nacional. Siendo esas mismas fuentes las que se emplearon para diseñar la orden de batalla de marzo de 1976. Como mencionamos unos párrafos más arriba entre el plan CONINTES y el golpe de Estado de 1976, tuvo lugar el Operativo Independencia, a cargo del cual estuvo el General Acdel Edgardo Vilas, y de cuyas experiencias habría dado cuenta en un libro escrito en 1977101, “... Mientras volaba, acercándome, cada vez más, al que sería por espacio de casi un año mi trinchera de combate, repensaba las palabras que un especialista del glorioso ejército francés en Argelia escribió en su libro - que lo fue de cabecera durante mi andadura tucumana- que era, “Subversión
y
Revolución”: “Esclavo de sus tradiciones y de su formación, el Ejército se adapta mal a una guerra que las escuelas militares se niegan a
enseñarle.
Contra un adversario fluido, inatrapable, que se obstina, por lo general, en montar sus operativos según esquemas clásicos. Como una masa gigantesca que quisiera aplastar a una mosca, golpea, casi siempre, en el vacío, 100
Decreto Nº 2628/1960, de 13 de marzo. Subordinación de las policías provinciales a las Fuerzas Armadas; ejecución del Plan Conintes. 101 Cuya publicación no se produjo, conservándose, sin embargo una fotocopia del original, posteriormente digitalizada y sobre la cual hemos trabajado. Hemos respetado los errores de ortografía, presentes en el original.
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derrochando medios considerables. Un acrecentamiento, incluso considerable, de sus recursos no tendría ningún efecto si antes no adaptara su organización y su táctica a la guerra revolucionaria. El Ejército deberá abordar los problemas complejos que plantea la guerra revolucionaria con un espíritu nuevo, desprendido de todo prejuicio y con la firme voluntad de resolverlo”...”102. La cita a la que refiere como leitmotiv es del libro de Roger Trinquier, Guerra, subversión, revolución103. Ha interiorizado las enseñanzas francesas y siente estar preparado para comandar una guerra moderna: “... En las medulosas consideraciones del oficial galo se encontraban resumidas mis propias ideas y
preocupaciones respecto de las operaciones que a corto
plazo, y luego de un siglo de paz, iniciaría la brigada contra el más peligroso y mortal de los enemigos del país: el marxismo. Cien años de preparar juegos de guerra en las mesas del Estado Mayor, de prepararlas con arreglo o formas
clásicas, donde bien podría decirse que después de un
buen amigo lo mejor era un buen enemigo, no era precisamente la mejor preparación para enfrentar a mercenarios fanatizados que no reparaban en medio alguno con tal de conseguir sus propósitos. El desafío estaba allí, esperando que alguien lo tomara. Dios quiso que fuera yo quien
tuviera
la
responsabilidad de llevar a las armas argentinas al triunfo...o al fracaso...”104.
102
Vilas, Acdel Edgardo. Tucumán, Enero a Diciembre de 1975. Buenos Aires, 1977, pág. 11. Trinquier, Roger. Guerra, subversión, revolución. Buenos Aires, Rioplatense, 1975. La cita mencionada por Vilas es de la página 113. 104 Vilas, Acdel Edgardo. Tucumán, Enero a Diciembre de 1975. Buenos Aires, 1977, pág. 12. 103
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2.1. El calor de la guerra fría, la Doctrina de la Seguridad Nacional. Desde los años cincuenta, el cambio estratégico del rol de las Fuerza Armadas contó con el sustento teórico tanto de franceses como de estadounidenses, el aporte de estos últimos se sintetiza en la Doctrina de la Seguridad Nacional, elaborada y desarrollada al calor de la Guerra Fría. La lógica de la Doctrina de la Seguridad Nacional se desenvolvía en torno a la idea de la Tercera Guerra Mundial: la bipolaridad de bloques mundiales, la combinación de guerras convencionales y no convencionales, la defensa continental contra la agresión ideológica y la confrontación contra un enemigo interior. Es posible constatar como, durante los años cuarenta, en Estados Unidos se va perfilando tal Doctrina105, transmitida a amplias capas de oficiales latinoamericanos a 105
Los documentos más importantes para observar la conformación de la Doctrina de la Seguridad Nacional son: SWNCC 282: Bases para la Formulación de una Política Militar de EE.UU. 19 de septiembre de 1945. SC-169b: Recursos del Jefe de Estado Mayor de Estados Unidos para una Política Militar menos dura. 16 de noviembre de 1945. Telegrama de la Embajada de Moscú 511, “El telegrama largo”. 22 de febrero de 1946. Relaciones con América IHE Unión Soviética: un informe del Presidente el Consejero Especial del Presidente. 24 de septiembre de 1946. JCS 1769/1: Asistencia a otros países desde la perspectiva de la Seguridad Nacional. 29 de abril de 1947. PPS 13: Resumen de situación mundial. 06 de noviembre de 1947. PPS 23: Revisión de las tendencias actuales; política exterior de EE.UU. 24 de febrero de 1948. PPS 1; Política con Respecto de América de Ayuda a Europa Occidental. 23 de mayo de 1947. PPS 4: determinados aspectos del Programa de Recuperación Europea desde la perspectiva de Estados Unidos (Preliminar de informes). 23 de julio de 1947. PPS 23: Revisión de las tendencias actuales: política exterior de EE.UU. 24 de febrero de 1948. NSC 10/2: Directiva del Consejo Nacional de Seguridad en la Oficina de Proyectos Especiales. 18 de junio de 1948. NSC 14/1: La Posición de los Estados Unidos con respecto al suministro asistencia militar a los Estados no-soviético. 1 de julio de 1948. Declaración de la política estatal: Alemania. 26 de agosto de 1948. PPS 37: Asuntos de Política respecto a un posible asentamiento alemán. 12 de agosto de 1948. Washington exploratoria. Conversaciones sobre la Seguridad. 9 de septiembre de 1948. Consideraciones que afectan a la concertación de un Pacto del Atlántico Norte de Seguridad. 23 de noviembre de 1948. La pieza del Atlántico Norte: la defensa colectiva y la Preservación de la Paz. Seguridad y libertad en la Comunidad del Atlántico Norte. 20 de marzo de 1949. PPS 23: Revisión de las tendencias actuales: política exterior de EE.UU. 24 de febrero de 1948. PPS 28/2: Conversación entre el general del Ejército MacAnrtur y el Sr. George F. Kennan. 5 de marzo de 1948. NSC 49: Evaluación estratégica de Seguridad de las Pizarras Necesidades en Japón. 15 de junio de 1949. NSC 49/1: Departamento de Estado el Consejo Nacional de Seguridad Comentarios 49. 30 de septiembre de 1949. NSC 22: posibles cursos de acción para los EE.UU. con respecto a la crítica situación en China 26 de julio de 1948. NSC 22/1: Los posibles cursos de acción para los EE.UU. con respecto a la crítica situación en China. 6 de agosto de 1948. NSC 34: Política de los Estados Unidos hacia China. 13 de octubre de 1948. PPS 39/1: Políticas dura menos Unidos hacia China. 23 de noviembre de 1948. NSC 48/1: La Posición menos dura de Estados Unidos con respecto a Asia. 23 de diciembre de 1949. NSC 48/2: La posición menos dura de Estados Unidos con Respecto a Asia 30 de diciembre de 1949. JCS 1731/22: Guía para los debates sobre los aspectos militares de regulación de los armamentos. 5 de junio de 1947. PPS 7: Política General de Estados Unidos de Norteamérica con respecto a la Fiscalización Internacional de Energía Atómica. 21 de agosto de 1947. JSPC 814/3: Estimación de la evolución probable de la situación política mundial hasta 1957. NSC 20/2: Factores que afectan la naturaleza de los acuerdos de Defensa de EE.UU. a la luz de las políticas soviéticas. 25 de agosto de 1948. JCS 1725/1: Guía para la Planificación Estratégica Movilización Industrial. 1º de mayo de 1947. JCS 626/3: Fórmula para la determinación de una reserva nacional. 3 de febrero de 1948. JCS 1844/13: Breve del Plan de Guerra de emergencia de corto alcance (media luna). 21 de julio de 1948. JSPC 877/59: Breve del Plan de Guerra Conjunta de esquema de Emergencia (OFF-TACKLE). 26 de mayo de 1949. DC 6/1: Concepto Estratégico para la Defensa del Espacio Atlántico Norte. 1 de diciembre de 1949. Todos traducidos por el autor.
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través de los programas para compartir información y de entrenamiento, contemplados en los convenios de ayuda militar, tales como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca –TIAR- firmado en 1947. Entre 1960 y 1975 fueron adiestrados en el territorio de Estados Unidos y en la United States Army School of the Americas (USARSA) 3.676 militares argentinos y 40.000 de otros países latinoamericanos106. Igualmente habían logrado su plena vigencia las doctrinas y las concepciones de la Guerra Fría que perfilaban a la Unión Soviética y el comunismo como la mayor amenaza para los intereses norteamericanos en la región107; amenaza que los círculos superiores de las fuerzas armadas latinoamericanas también comenzaban a identificar como propias en el plano interno. Uno de los documentos más importantes para entender el proceder de Estados Unidos durante las dos primeras décadas de la Guerra Fría, es el Memorándum 68, aprobado en 1950 por el Consejo de Seguridad Nacional. En él se consagró la idea del vínculo o solidaridad entre los procesos políticos internos y el balance de poder internacional como elemento determinante para explicar la propagación del proyecto de la seguridad nacional. Como se sostiene en el inciso d del punto 21 de las conclusiones del NSC-68: “... Fortalecer la orientación hacia los Estados Unidos de las naciones nosoviéticos, y esa ayuda de esas naciones que son capaces y están dispuestos a hacer una importante contribución a la seguridad de los EE.UU., para aumentar su estabilidad económica y política y su capacidad militar...”108. Por otra parte en el mismo documento Estados Unidos fija los objetivos y programas para la Seguridad Nacional, partiendo del análisis de los afanes soviéticos, conducirá a un choque planetario, porque:
106
Grass, Martín. Le Monde Diplomatique, Edición Cono Sur, Número 86, Agosto 2006, págs 4-6. Al respecto cabe referirse a: PPS 23: Revisión de las tendencias actuales: política exterior de EE.UU. 24 de febrero de 1948. NSC 7: La posición de los Estados Unidos con respecto a la Unión Soviética y al comunismo mundial. 30 de marzo de 1948. PPS 35: La actitud de este gobierno hacia los eventos en Yugoslavia. 30 de junio de 1948. NSC 20/1: Estados Unidos 10 objetivos respecto de Rusia. 18 de agosto de 1948. NSC 20/4: U. S. Objetivos con respecto a la URSS para contrarrestar las amenazas soviéticas de seguridad de EE.UU. 23 de noviembre de 1948. NSC 58: Política menos dura de los Estados Unidos hacia los satélite soviético en Europa Oriental. 14 de septiembre de 1949. Traducidos por el autor. 108 A Report to the President Pursuant to the President's Directive of January 31, 1950. NSC 68: United States Objectives and Programs for National Security. April 14, 1950. Desclasificado en 1975. pág. 58. Traducido por el autor 107
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“... la Unión Soviética a diferencia de anteriores aspirantes a la hegemonía, está animado por una fe fanática nueva, y trata de imponer su autoridad absoluta sobre el resto del mundo. El conflicto, se convierten en endémico
y
entrará en la fase de la guerra total. Los problemas que enfrentamos son trascendentales, con la participación del cumplimiento o la destrucción no sólo de esta República, sino de la propia civilización...”109. En opinión de los formuladores de tal doctrina el enfrentamiento, se resolverá mediante la exclusión del proyecto más débil. Esto hacía, según la consideración de tales pensadores, que en el mundo no sólo existiese una pugna entre dos superpotencias que acumulando inmensas cuotas de poder económico y militar se disputasen la primacía del mundo, sino un desafío en torno a las pautas mismas de la organización del Estado y la sociedad, en escala global110. Convicciones semejantes manifiesta el General Díaz Bessone al explicar la maniobra de cerco a Occidente, emprendida por la Unión Soviética y sus satélites. Según Díaz Bessone tal maniobra se habría iniciado con la Conferencia de Bandung (Indonesia 1955) y se compondría de dos tipos de acciones para alcanzar los fines perseguidos por la revolución marxista, tales como la abolición de la familia cristiana, la patria, la nacionalidad, y la propiedad privada. Y en Argentina, un importante eslabón en los afanes de dominio mundial de las fuerzas marxistas, tal abolición se evitó y esta en orden por la aptitud profesional y disposición de lucha que evidenciaron las Fuerzas Armadas111. El General Luciano Benjamín Menéndez por su parte expresaba: “ ... Hasta que no afrontemos la realidad de que estamos inmersos en la Tercera Guerra Mundial y, en consecuencia, hasta que no afrontemos a la subversión con mentalidad y disposición de guerra, ganaremos una y todas las batallas contra los subversivos violentos, pero nunca terminaremos con la subversión...”112. Con el triunfo de la Revolución cubana, a comienzos de 1959, se planteó simultáneamente en la administración de Washington y en círculos de la derecha 109
A Report to the President Pursuant to the President's Directive of January 31, 1950. NSC 68: United States Objectives and Programs for National Security. April 14, 1950. Desclasificado en 1975. pág. 3. Traducido por el autor 110 Cfr. Podhoretz, Norman. The present danger. Nueva York, Simon and Schuster, 1980. 111 Cfr. Díaz Bessone, Ramón Genaro. Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978). Buenos Aires, Círculo Militar, 1988. 112 Cfr. Gral. Menéndez, “Terrorismo o Tercera Guerra Mundial”, en: La Nación, 3/12/1980.
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latinoamericana una revisión a fondo de las pautas de organización política y reinició la búsqueda de una propuesta alternativa. En la Casa Blanca las opciones iniciales incluían una combinación de reformas sociales preventivas, mediante el programa de la Alianza para el Progreso, con una capacitación de las fuerzas armadas latinoamericanas en planes de contrainsurgencia113. Pero el efecto combinado de las dificultades para su aplicación fue abriendo el camino a la idea de que la única respuesta efectiva se daba en el plano del sistema político mismo y a través del establecimiento de una racionalidad estatal, basada en la seguridad nacional, que pusiera término a las contradicciones e insuficiencias que invariablemente acompañan al trabajo de las democracias liberales. Las categorías y los principios de la Doctrina de la Seguridad Nacional dan forma al Estado de seguridad nacional, una forma particular de Estado de excepción sostenido en el principio de la guerra interna permanente. Articulado en torno a la consideración de una confrontación entre dos civilizaciones inconciliables: el mundo libre como síntesis de la democracia capitalista y el totalitarismo comunista vigente en la Unión Soviética y sus satélites. El régimen militar instaurado tras el golpe de estado (31 de marzo de 1964) contra el presidente de Brasil Joao Gulart se convirtió en el primer Estado del continente fundado en las concepciones de seguridad nacional. El golpe fue precedido por una planificación que utilizó al máximo las potencialidades de los medios de comunicación social y las técnicas de guerra psicológica, y este modelo se impuso al resto de las empresas golpistas del continente114. Según Duhalde, durante todo el año 1975 se preparó cuidadosamente el plan militar terrorista, cuyo eje central fueron los distintos Servicios de Informaciones de cada fuerza bajo la coordinación del Servicio de Informaciones del Estado (SIDE). “... A través de ellos, se realizó la recopilación de la información de todas las personas y estructuras orgánicas que debían ser atacadas...”115. En uno de los informes del CELS, se daba a conocer que “...la acción represiva se encuadra en un plan aprobado por las más altas autoridades militares, con anterioridad a la apropiación del poder político...”116, una afirmación semejante a la de
113
González Casanova, Pablo. El Estado en América Latina. México, Siglo XXI, 1998, pág. 113. Calvo, Roberto. La Doctrina Militar de la Seguridad Nacional. (Autoritarismo político y neoliberalismo económico en el Cono Sur). Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1979, págs. 16 y subsiguientes. 115 Duhalde, Eduardo Luis. El estado terrorista argentino. Buenos Aires, El Caballito, 1983, pág. 1. 116 Augusto Conte Mac Donell, Noemí Labrune, Emilio Fermín Mignone. El secuestro como método de tortura. Buenos Aires, Centro de Estudios Legales y Sociales, 1982, pág. 2. 114
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Duhalde, anteriormente citada, e igualmente comprobada años más tarde en los juicios, a las Juntas Militares desarrollados en democracia. Cabe agregar que en el ámbito de la Junta Interamericana de Defensa (1968), el gobierno de Estados Unidos propuso que las fuerzas armadas de los países del continente adoptarán una organización apta únicamente para resguardar el orden interno, y se equiparan con el armamento específico para dicha misión. Si bien hemos sugerido la coincidencia en el análisis de la administración estadounidense y uno de los referentes intelectuales más relevantes dentro de las FF.AA. argentinas el General Díaz Bessone; otro miembro no menos importante, el General Osiris Villegas, al pronunciarse respecto de la posible influencia ejercida por la Doctrina de la Seguridad Nacional, sostendrá que ningún influjo de doctrina de seguridad alguna influenciaba su adiestramiento militar117. Agregando que, cuando el Ejército argentino recibió la orden de aniquilar la subversión, en 1975118, no estaba bien preparado para este tipo de operaciones, propias de una guerra interna, y tuvo que aprender a organizarse, redactar reglamentos e instruirse para adquirir la técnica de combate necesaria, para el cumplimiento de la misión asignada119. No obstante tales declaraciones contrastan con muchos trabajos que ponen de manifiesto el papel del sustento doctrinario de la Doctrina de la Seguridad Nacional para la dictadura militar en Argentina y su combate a la subversión. Además dicho sustento ha sido revelado por distintos agentes del orden militar. En este sentido existe un trabajo120 muy interesante donde desde las mismas fuerzas armadas se plantea la necesidad de una reforma militar a fin de que las mismas abandonen las doctrinas de seguridad nacional y retomen en cambio las de defensa nacional. El texto aborda el rol de las FF.AA. en la historia argentina, desde sus orígenes en las guerras de independencia, hasta el retorno de la democracia en 1983. Realiza una crítica a doctrina de Seguridad Nacional. Plantea el rol de las FF.AA. en el estado democrático. Y retoma el problema de la defensa nacional y la dependencia-independencia, rescatando el rol tanto de las FF.AA. como del sector civil en el mismo. Se sostiene que la doctrina de la 117
Cfr. Villegas, Osiris. “La llamada doctrina de Seguridad Nacional”; Revista Militar, Nº 721, Buenos Aires, Círculo militar, enero/julio 1989, pág. 25. 118 Decretos Decreto Secreto Nº 261/1975, de 5 de febrero. Decretos Nº 2.770/1975, 2.771/1975 y 2772/1975, de 6 de octubre. 119 Cfr. Villegas, Osiris. “La llamada doctrina de Seguridad Nacional”; en: Revista Militar, Nº 721, Buenos Aires, Círculo Militar, enero/julio 1989. 120 Cnel. Horacio Ballester, Cnel. José Luis García, Augusto Benjamín Rattenbach y Carlos Mariano Gazcón. Fuerzas Armadas Argentina: el cambio necesario. Bases políticas y técnicas para una reforma militar. Buenos Aires, Editorial Galerna, 1987.
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seguridad nacional es el instrumento doctrinario-militar que utilizan los EE.UU., para influir sobre las fuerzas armadas latinoamericanas, con el objetivo de asegurar el neocolonialismo instaurado desde la segunda mitad del siglo XX121. Ha sido el senador nacional Horacio Félix Bravo Herrera (1984-1988) quién sostuvo en un reportaje que la aplicación en la Argentina de la doctrina mencionada, tuvo su origen en: “... una exposición que hizo el general Onganía, en su calidad de comandante en jefe del Ejército, en la Academia Militar de West Point y su concreción en la ley de defensa nacional 16.970...”122. Si eso era así, nos parece oportuno rastrear la manera en que surgió el discurso pronunciado en agosto de 1964, en la academia militar estadounidense de West Point, por el general Juan Carlos Onganía. Quién lo redactó fue el General Osiris Villegas, en ese momento Jefe de Operaciones del Estado Mayor General del Ejército, y su texto fue aprobado por el Presidente de la Nación, Dr. Arturo Illía, para ser expuesto en la V Conferencia de Ejércitos Americanos. Asimismo, el Presidente dispuso que fuera leído por el Comandante en Jefe Onganía123. Los elementos más reseñables a nuestros intereses del discurso pronunciado en West Point por el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas son: la asunción del concepto de fronteras ideológicas. Una preocupación por desentrañar la ubicación de las Fuerzas Armadas de los países americanos, a la luz de la organización política fijada en las respectivas Constituciones. El establecimiento de lo que se considera el ser nacional, resumido en la idea de Patria que da al sentimiento de solidaridad social, una cohesión y fuerza espiritual indestructible, y no hay Patria, sin la ley que la constituye. El papel de las Fuerzas Armadas como el brazo fuerte de la Constitución; y la ilegalidad de que ese brazo, creado para sostenerla, se vuelva para sustituir, injustamente, a la voluntad popular. Pero el acatamiento se debe, en última instancia, a la Constitución y a las leyes, no a los hombres y a los partidos que circunstancialmente ejerzan el poder público. Por consiguiente, el deber de obediencia cesará si se produce, al amparo de ideologías exóticas, un desborde de autoridad que signifique la conculcación de los principios 121
Cnel. Horacio Ballester, Cnel. José Luis García, Augusto Benjamín Rattenbach y Carlos Mariano Gazcón. Fuerzas Armadas Argentina: el cambio necesario. Bases políticas y técnicas para una reforma militar. Buenos Aires, Editorial Galerna, 1987, pág. 45. 122 La Prensa, 9/11/1987 123 Cfr. Villegas, Osiris. “La llamada doctrina de Seguridad Nacional”; Revista Militar, Nº 721, Buenos Aires, Círculo Militar, enero/julio 1989, págs. 22-26.
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básicos del sistema republicano de gobierno, o un ejercicio del poder que ponga en riesgo las libertades y derechos de los ciudadanos. El pueblo recobraría en tales circunstancias el ejercicio del derecho de resistencia a la opresión, y debido a que no puede ejercer ese derecho por sí mismo, dicha atribución se traslada a las instituciones que él mismo ha armado y a las que les ha fijado la misión de sostener la efectiva vigencia de la Constitución124. Este discurso se asume institucionalmente por las fuerzas armadas, el general Alejandro Agustín Lanusse, quien sucederá a Onganía en la presidencia en 1971, dirá en el discurso del Día del Ejército de 1969: “... La guerra ha cambiado de forma (...), ya que la existencia palpable de fronteras ideológicas internas coloca al enemigo también dentro de las naciones mismas...”125. Lo mismo había pensado el general Vilas en Tucumán durante el Operativo Independencia: “...la guerra desarrollada por el comunismo consistía en una verdadera “guerra de almas” con psicotécnicas para el dominio de los cerebros; (...) Si no despertábamos a tiempo, si aceptábamos
que todos los resortes públicos y
privados fuesen dominados progresivamente por la estructura que el marxismo montaba en los claustros, si tolerábamos que el ámbito gremial, religioso, educacional, económico y político estuviesen regidos, sino por hombres, por ideas emanadas del veneno marxista, si seguíamos permitiendo que los medios de difusión masivos resultasen voceros concientes o inconcientes del proceso de marxistización de la sociedad y al propio tiempo, permitíamos la proliferación de elementos
disolventes
-psicoanalistas, psiquiatras, freudianos,
etc.
soliviantando las conciencias y poniendo en tela de juicio las raíces familiares, estábamos vencidos. De nada valía comandar tropas en la selva, mientras no tuviéramos claro el problema psicopolítico...”126.
Es conveniente hacer notar, como lo hiciera O´Donnel127, que en algunos casos la emergencia de regímenes militares basados en el modelo de la seguridad nacional 124
Boletín Público de la Secretaría de Guerra del 10 de septiembre de 1964. Texto completo de las palabras pronunciadas por el CJE el 06 Ago 64 en West Point, EE.UU.; en: Revista Militar, Nº 721, Buenos Aires, Círculo Militar, enero/julio 1989, págs. 79-86. 125 Citado en: Viaggio, Julio. La “doctrina” de la seguridad nacional. Buenos Aires, Derechos del Hombre 1985. 126 Vilas, Acdel Edgardo. Tucumán, Enero a Diciembre de 1975. Buenos Aires, 1977, pág. 52. 127 O´Donnel, Guillermo. Modernización y Autoritarismo. Buenos Aires, Paidós, 1972.
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contemplaban elementos desarrollistas y geopolíticos. En Argentina, sin embargo, la profundización represiva128 se impone como elemento excluyente, y las reformas económicas se orientan hacia un modelo de apertura y desregulación neoliberal.
128
Perry Anderson, “Democracia y dictadura en América Latina en la década del ´70”; en Cuadernos de Sociología N° 2, Buenos Aires, UBA, 1988.
48
2.2. La entente del Terror, la Operación Cóndor. El hallazgo de los llamados Archivos del Terror129, documentaban a partir de documentos oficiales la política y las metodologías represivas de la llamada Operación Cóndor, una internacional del terror donde actuaban grupos comandos en operaciones conjuntas en distintos países, con el argumento de combatir el comunismo internacional130. Ese argumento se convirtió en la premisa de una posible ruptura del sistema, partiendo de esa lectura las Fuerzas Armadas cercenaron derechos y libertades. Esa lectura, sin embargo, es sinónimo de percepción, pero no es estrictamente la capacidad real de amenaza de ruptura. Stella Calloni en un extenso trabajo de investigación señala que el descubrimiento de los Archivos permitió comprender el papel de los gobiernos dictatoriales y el rol permanente de la CIA y otras instituciones estadounidenses, apoyando a las distintas dictaduras en la aplicación de la Doctrina de la Seguridad Nacional131. Para Francisco Martorell, otro especialista en las operaciones conjuntas de inteligencia, el atentado que acabó con la vida de Prats y su esposa, el día 30 de septiembre de 1974 en Buenos Aires, fue el “... primer indicio de la coordinación (...) en el Operativo Cóndor, que formalmente comenzó a funcionar un año después...” 132. Algo que corroboraba el Coronel Manuel Contreras Sepúlveda, Director de Inteligencia Nacional de Chile, cuando cursó las invitaciones para el encuentro entre los jefes de los servicios de inteligencia fundamentando la necesidad de: “... ser la base de una excelente coordinación y un mejor accionar en beneficio de la Seguridad Nacional de nuestros respectivos países...”133. Y que ampliaba el mismo Coronel, en agosto de 1979: “… Lógicamente, como todo servicio que nace, tuvimos contactos con servicios de inteligencia amigos, los cuales nos ayudaron en forma permanente y a los que, con el tiempo, ayudamos nosotros también. No olvide que la lucha contra el marxismo es internacional y, como lo hacen todas las
policías del mundo a
través de la Interpol, es necesario el intercambio de información…”134. 129
Encontrados el 22 de diciembre de 1992, en Paraguay. Y desde ese momento colocados bajo custodia de la Corte Suprema de Justicia de Paraguay y digitalizados en la Universidad George Washington, repositorio desde el cual hemos obtenido las copias digitalizadas empleadas para el presente trabajo. 130 Calloni, Stella. Operación Cóndor: los años del lobo. Buenos Aires, Continente, 1999, pág. 8. 131 Calloni, Stella. Operación Cóndor: los años del lobo. Buenos Aires, Continente, 1999, pág. 7. 132 Martorell, Francisco. Operación Cóndor. El Vuelo de la muerte. Santiago de Chile, LOM Ediciones, 1999, pág. 34. 133 Invitación Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional. Santiago de Chile de Chile, 29 de octubre de 1975. 134 Blanca Arthur entrevista al Coronel Contreras. Revista Ercilla, 20/06/1979.
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Al mismo tiempo The Washington Post publicó una investigación del periodista Jack Anderson, sobre una operación que se desarrollaba en Sudamérica bajo el nombre de “Cóndor: los criminales de de Américas del Sur”, en donde trazaba un esquema de esta corporación internacional de la muerte. Sostuvo entonces que las policías secretas de por lo menos seis regímenes militares sudamericanos llevan a cabo una operación secreta conjunta cuyo objetivo es el asesinato de los enemigos comunes en los países extranjeros, y que esta organización que tiene su estado mayor en Chile”, actúa bajo el nombre de Operación Cóndor135. Sin embargo las primeras informaciones precisas de la Operación Cóndor comenzaron a conocerse, de forma secreta, tras el asesinato de Orlando Letelier 136. El agente especial del FBI, coronel Robert Scherrer, fue comisionado para investigar las ramificaciones del asesinato. El coronel Scherrer que estuvo destinado en varias sedes diplomáticas estadounidenses, y desde 1972 se desempeñaba como agregado legal de la Embajada estadounidense de Buenos Aires, contaba con excelentes contactos en la Secretaría de Información del Estado (SIDE) y en la Policía Federal. En un cable al Director del FBI en Washington DC, de fecha 28 de septiembre de 1976 informa sobre operaciones conjuntas de contrainsurgencia emprendidas por varios países de América Latina: 1. Operación Cóndor es el nombre en clave dado a las acciones de recopilación de inteligencia sobre izquierdistas, comunistas y marxistas en el Cono Sur. Se estableció recientemente a través de la cooperación de servicios de inteligencia en Sudamérica para eliminar las actividades terroristas marxistas en los países que la integran, siendo Chile –según se informa- el centro de operaciones. Otros miembros participantes son: Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Además Brasil ha aceptado tentativamente proporcionar información de inteligencia para la Operación Cóndor. Los miembros que muestran mayor entusiasmo en participar han sido Argentina, Uruguay y Chile. Estos tres países han participado en operaciones conjuntas, principalmente en Argentina, contra objetivos terroristas. Durante la semana del 20 de septiembre de 1976, el Director del Servicio de Inteligencia del Ejército argentino viajó 135
Anderson, Jack. “Condor: South American Assassins”, Washington Post, 2/08/1979, pág. 9. Traducción del autor 136 Orlando Letelier del Solar, Ministro en el Gobierno de Salvador Allende (1970-1973). Asesinado en septiembre de 1976 en el barrio de las embajadas en Washington.
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a Santiago para reunirse con su contraparte chilena en la Operación Cóndor. 2. Entre los días 24-27 de septiembre de 1976, miembros del Servicio de Información del Estado (SIDE) de Argentina llevaron a cabo, con el servicio de Inteligencia uruguayo, operaciones contra la Organización Terrorista (SIC) uruguaya, el OPR-33 en Argentina ha sido eliminada. En la operación fue incautada una gran cantidad de moneda norteamericana. 3. Una tercera y muy secreta –según se informa- fase de la Operación Cóndor comprende la formación de equipos especiales de los respectivos países para realizar operaciones que incluyen asesinatos de terroristas o de personas que apoyan sus organizaciones. Por ejemplo, al ser identificado un terrorista o un colaborador en un país miembro, debería despacharse un equipo especial para localizar y vigilar el objetivo. Los objetivos especiales deben ser provistos de documentación falsa por parte de los países miembros, y pueden estar integrados por individuos de una sola nación miembro o de varias naciones. La fuente estableció que los integrantes de los equipos podían ser oficiales comisionados o comisionados de las Fuerzas Armadas, que en todo caso serían “agentes especiales”. Dos países fueron específicamente mencionados para posibles operaciones en la tercera fase: Francia y Portugal. 4. Es claro que en Argentina se ha organizado un equipo especial para actuar en la Operación Cóndor. Esta integrado por miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército argentino y de la Secretaría de Estado para la Información. Están organizados en forma semejante al modelo de Equipo de Fuerzas Especiales de Estados Unidos (US Special Forces Team) con médico, experto en demolición etc. Notoriamente están siendo preparados para acciones de tercera fase. 5.
Cada vez se escucha más acerca de la Operación Cóndor
en el cono sur. Oficiales, militares que antes habían sido muy reservados al respecto, comienzan a hablar abiertamente del tema. Una observación
51
favorita es que “uno de sus colegas esta fuera del país porque está volado como un cóndor”137. En los dos apartados precedentes del presente capítulo hemos intentado señalar la similitud de inquietudes entre las Fuerzas Armadas de Argentina y los planteos franceses (de la contrainsurgencia) y estadounidenses (de la Doctrina de la Seguridad Nacional). La Operación Cóndor nos permite aproximarnos a los planteos coincidentes entre los países de la región, y entre estos y las influencias francesas y estadounidenses. Todo lo cual dio pie a que en los años setenta se estableciese una verdadera entente de terror en el Cono Sur y en América Latina. Esta entente supuso un tratado formal, de regulación de las acciones para la “... eliminación de los terroristas fugitivos y de los disidentes exiliados...”138. A partir de la colaboración establecida tras la Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional (noviembre-diciembre de 1975) entre las distintas fuerzas de inteligencia, de Chile, Colombia, Paraguay, Brasil, Argentina, Bolivia y Uruguay. Una vez sellado el acuerdo la represión “... ya no tuvo límites ni fronteras. En todos aparece el esquema de la Teoría de la Seguridad Nacional…”139. La primera reunión conjunta fue convocada por el Coronel Manuel Contreras Sepúlveda, en su condición de Director de Inteligencia Nacional de Chile, y se realizó en Santiago de Chile, entre el 25 de noviembre y el 1 de diciembre de 1975. Al encuentro convocado por Contreras, según los Archivos del Terror, concurrieron además del director de la DINA, los representantes de los servicios de inteligencia de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Paraguay, Uruguay. En los fundamentos del programa de trabajo se planteaban las primeras coincidencias: “... La Subversión desde hace algunos años, se encuentra presente en nuestro Continente, amparado por concepciones políticas-económicas que son fundamentalmente contrarias a la Historia, a la Filosofía, a la Religión y a las costumbres propias de los países de nuestro Hemisferio...”140.
Partían de concebir a la subversión, como parte de un proyecto que pretendía destruir los valores y principios occidentales y cristianos. Pero no solo coincidían en la 137
Informe b/6. 804 0334 76. 1 Octubre 1976. Fecha de información 28 sept. 1976. Fuente: Agregado Legal, Embajada norteamericana. País: Argentina. http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB8/ch23-01.htm. Traducción del autor 138 García Lupo, Rogelio. El Paraguay de Stroessner. Buenos Aires, Ediciones B, 1989, pág. 149. 139 Calloni, Stella. Operación Cóndor: los años del lobo. Buenos Aires, Continente, 1999, pág. 16. 140 Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional. Santiago de Chile, 29 de octubre de 1975, pág 155.
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caracterización del problema, sino que avanzaban en líneas semejantes al momento de caracterizar la tipología del enfrentamiento como una Guerra Psicopolítica, como un enfrentamiento ideológico, y contra un enemigo interno al señalar que la subversión: “... no reconoce Fronteras ni Países, y la infiltración penetra todos los niveles de la vida Nacional...”141. Ante el diagnóstico de amenaza, constataba que: “... Los países que están siendo agredidos Política, Económica y Militarmente (desde adentro y fuera de sus fronteras) están combatiendo solos o cuando más con entendimientos bilaterales o simples acuerdos caballeros...”142. Algo similar corroboraba el General Vilas, jefe de la represión en el Operativo Independencia, dedicando un apartado especial a la psicopolítica Acondicionamiento cultural y psicopolítico de la guerra moderna, allí comprobaba la infiltración “... el marxismo desenvolvía con plena libertad su mentalización contraria a las tradiciones de la Nación...”143. Si la infiltración marxista no reconocía de fronteras, en pos de su objetivo de hegemonía mundial, y tal como expresasen los teóricos franceses de la guerra moderna la inteligencia era capital para aniquilar al enemigo. Los servicios de inteligencia proponían formar el Sistema de Coordinación de Seguridad “... en líneas generales, algo similar a lo que tiene INTERPOL, en París, pero dedicado a la Subversión...”144. En Chile a la represión abierta que se impuso tras el golpe de septiembre de 1973, ejemplificado en las imágenes del Estadio Nacional, le siguió una segunda etapa a mediados de 1974 donde: “...destacó el método de la desaparición forzada de personas. En Chile, entonces, de un sistema represivo que se basaba en fusilamientos de opositores, ordenados por tribunales militares, se pasó a una etapa más selectiva y también clandestina donde el organismo de Contreras jugó un rol fundamental...”145.
Tan fundamental era el papel de Contreras en esa nueva etapa que, en la entrevista antes citada, declaraba:
141
Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional. Santiago de Chile, 29 de octubre de 1975, pág 155. 142 Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional. Santiago de Chile, 29 de octubre de 1975, pág 155. 143 Cfr. Vilas, Acdel Edgardo. Tucumán, Enero a Diciembre de 1975. Buenos Aires, 1977, pág. 42. 144 Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional. Santiago, 29 de octubre de 1975, pág. 156. 145 Martorell, Francisco. Operación Cóndor. El Vuelo de la muerte. Santiago de Chile, LOM Ediciones, 1999, pág. 26.
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“… Ya en el período previo a la creación de la DINA, en junio de 1974, las Fuerzas Armadas habían combatido con éxito y batido las fuerzas subversivas que abiertamente se les enfrentaron. Entonces debía entrar en acción otro tipo de organismo para combatir en las mismas condiciones y terrenos en que lo hacían los subversivos, es decir “debajo de la mesa”. Nada se acaba con tener a todas las fuerzas de la Defensa Nacional patrullando las calles, armados hasta los dientes, si entre los mismos que aplaudían su paso se encontraban los extremistas que, al amparo de la clandestinidad podían asestar golpes cuándo y cómo lo desearan. El marxismo había cumplido en aquella época ya dos fases de la guerra clandestina: la infiltración y la organización, y estaba tratando de iniciar una tercera: la violencia sistemática. Se trató, entonces, de detener la guerra clandestina frente a un enemigo que pretendía evitar el resurgimiento de nuestro país…”146. Si bien es cierto como dice el periodista Francisco Martorell que la las dictaduras de Chile y Argentina se diferenciaron por las metodologías asumidas desde sus inicios. En donde el régimen de Pinochet optó por el fusilamiento en sus primeros meses, y la dictadura argentina optó desde un primer momento por la técnica de la desaparición forzada. No lo es menos que el Operativo Independencia iniciado en febrero de 1975, presentó características similares a las descriptas por Contreras para Chile durante los primeros años. El General Vilas, jefe del Operativo Independencia, reflexionaba: “... Si yo me limitaba a ordenar, entrenar y comandar mis tropas, descuidando esferas que en el papel no me correspondía atender -la esfera gremial, empresaria, universitaria, social, etc.- el
enemigo
seguiría
“santuarios de que disponía hasta el momento. Limitarme a la
teniendo
los
resolución de
los problemas estrictamente castrenses, sin aspirar, siquiera en forma indirecta, a resolver materias críticas que no se hallasen estrechamente vinculadas a la esfera militar, hubiese constituido un sinsentido...”147.
Además en Argentina cuando aun no se había producido el golpe de Estado de 1976 la represión no solo revestía características especiales, como podía ser el 146 147
Blanca Arthur, “Entrevista al General Contreras”, Revista Ercilla, 20/06/1979. Vilas, Acdel Edgardo. Tucumán, Enero a Diciembre de 1975. Buenos Aires, 1977, pág. 14.
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Operativo Independencia, sino que además existía una fuerza para-estatal, Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), con un nutrido grupo de tareas, había cometido 2000 asesinatos políticos desde 1973148. Respecto del accionar de la Triple A son por demás clarificadoras las declaraciones de un diplomático de Estados Unidos, entrevistado por Martin Andersen: “...López Rega y los matones que trabajaban para él en el ministerio de Bienestar Social llevaban a cabo muchas extorsiones y operaciones con drogas. Cuando el blanco de la extorsión o el traficante de drogas se negaba a pagar, era eliminado por la gente del ministerio y el asesinato se atribuía
a
los
Montoneros...”149. Y aquella represión comenzaría a ser más cruenta cuando comenzase el régimen militar tal como advirtieron los jefes militares a Robert Hill embajador de Estados Unidos en Argentina. En un cable de febrero de 1976, el embajador, informa al Secretario de Estado y a su asistente para América Latina William Rogers sobre la decisión militar de dar un golpe150. En el telegrama el embajador les informa que funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores (del gobierno de Isabel Perón) y periodistas vinculados con el Jefe del Estado Mayor del Ejército Roberto Eduardo Viola, reportan la preparación por parte de los jefes militares de un plan de relaciones públicas en torno al golpe y el inicio del régimen militar, que tendrá por objetivo evitar sanciones del Congreso de Estados Unidos por la violación de los derechos humanos. A través de sus voceros, los militares argentinos indican a la Embajada que inevitablemente habrá violaciones de derechos substanciales, pero remarcan la necesidad de una comprensión mutua entre Estados Unidos y el futuro gobierno y destacan su interés porque éste no sea objeto de las mismas críticas que Chile y Uruguay. Algo semejante transmitía la noticia publicada el 11 de marzo en el ABC de España, que recogía las declaraciones de un general del Ejército argentino “... El golpe militar está ya decidido y no revestirá el carácter de un pinochetazo...”151.
148
Informe Amnistía Internacional 1975-1976. Andersen, Martin Edwin. La policía: pasado, presente y propuestas para el futuro. Buenos Aires, Sudamericana, 2002.pág. 231. El diplomático aparece mencionado como Sam. 150 Doc. 01 Buenos 0142 161939Z. 12 febrero 1976. Fecha de información 16 febrero 1976. Fuente: embajador. País: Argentina. Telegrama del Embajador, Robert Hill, 16-02-1976. Los militares se dan por enterados de la cuestión de los derechos humanos. (Military take cognizance of human rights issues.) http://foia.state.gov/documents/FOIADocs/639f.pdf 151 “Las Fuerzas Armadas ya tienen decidido un golpe de Estado”, ABC, 11/03/1976. 149
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Cuando el golpe ya se había producido y el Estado ocupado militarmente materializaba las violaciones a los derechos humanos con que había advertido al embajador. El director del Departamento de Estado de EE.UU. contactaba con el embajador en Argentina para manifestarle que: “... Ud. Está enterado de diversos (...) informes sobre la operación cóndor. La coordinación de información de seguridad e inteligencia es probablemente comprensible. Sin embargo, los gobiernos han planeado y dirigido asesinatos dentro y fuera de los países integrantes de Cóndor lo que tiene las más graves implicancias que deben ser enfrentadas directamente y con rapidez...”152. Evidentemente la Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional, había sido fructífera. Las acciones conjuntas de las cuales habían participado los servicios de inteligencia de Argentina, aún durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, intensificaron su actividad con los militares en el poder, y se evidencian en las acciones documentadas por las comunicaciones de entidades oficiales estadounidenses en Argentina, que dan cuenta de las mismas153. La primera reunión fue seguida por una segunda donde representantes de todos los países miembros de la organización Cóndor se reunieron en Buenos Aires entre el 13 y el 16 de diciembre de 1976 para revisar actuaciones pasadas y discutir planes futuros. El item principal de la Agenda fue la discusión y planificación de operaciones de guerra psicológica dirigidas contra grupos izquierdistas y extremistas en los países miembros. La Operación Cóndor es un acuerdo de cooperación entre los servicios de Seguridad de Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Brasil para actuar contra el terrorismo y la subversión154. A su vez la Operación Cóndor: “... había sido fortalecida en el centro de operaciones de Buenos Aires y se había incrementado la compartimentación después que los representantes de los países de Cóndor descubrieron en septiembre de 1976 que el Servicio de Inteligencia francés conocía la existencia y algunos de los objetivos de la Operación Cóndor...”155. 152
Despacho inmediato a: Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay. Departamento de Estado de EE.UU., 18 de agosto de 1976. 153 Al respecto pueden consultarse los telegramas de febrero de 1975 a enero de 1977 referidos a la Operación Cóndor. 154 Opiniones sobre la Operación Cóndor. (Comment on Operation Condor). 18 de Abril de 1977. http://foia.state.gov/documents/Pcia/9d23.pdf 155 Opiniones sobre la Operación Cóndor. (Comment on Operation Condor). 18 de Abril de 1977. http://foia.state.gov/documents/Pcia/9d23.pdf
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En el documento se señala una nueva reunión para el año próximo, 1977, en Paraguay. En declaraciones al periódico O Globo, la profesora de la universidad de Long Island, Patrice McSherry, que investiga la Operación Cóndor desde 1990, sostuvo respecto de la guerra psicológica, que empleaba una propaganda engañosa para ganar adeptos entre la población; “... Hacían creer a la gente que los crímenes del Plan Cóndor habían sido cometidos por los enemigos del régimen militar...”156.
156
O Globo (Brasil), 21/05/2000.
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Capítulo III: terrorismo estatal 3. El terrorismo de Estado en Argentina, su planificación organizada para el terror. Con el golpe de Estado de marzo de 1976, las FF.AA. consiguieron hacerse con el dominio absoluto del Estado, y se propusieron un ambicioso plan de gobierno: reconstruir el contenido y la imagen de la nación, erradicar la subversión y promover el desarrollo económico. Entre los objetivos básicos se mencionaban la soberanía política, los valores de la moral cristiana, de la tradición nacional, y de la dignidad del ser argentino; la vigencia de la seguridad nacional, la erradicación de las causas de la subverción, y la inserción internacional del país en el mundo occidental y cristiano 157. El capitán y ex ministro de economía, Álvaro Alsogaray se pronunciaba: “... En 1955 nosotros creíamos que el problema era Perón, por eso lo sacamos, pero ya en 1976 sabíamos que el problema era la clase obrera...”158. En las líneas subsiguientes intentaremos poner de manifiesto la existencia y la configuración de un programa represivo pensado desde ese nosotros para solucionar el problema de la clase obrera159, un programa cuyo sustento hacía eje en la idea de una avanzada marxista, deseosa de hegemonizar todos los ámbitos de la vida a efectos de acabar con los valores de un occidente pensado desde los principios de la religión católica, y ante lo cual solo cabía prepararse para una guerra de nuevo cuño. Una concepción sobre la cual hemos ido trazando sus líneas directrices en los puntos precedentes, y expresada de forma clara, por las autoridades militares, bajo el epígrafe genérico de guerra subversiva marxista (GSM)160, cuya filosofía era, según las FF.AA.: “... Desarrollar una nueva forma de guerra, con un nuevo contenido de violencia que se materializa en una muy variada gama de formas y cuyo fin último es la toma del poder...”161. A esa caracterización ideológica de la agresión del enemigo, el Ejército argentino le fijaba un objetivo, “... Apropiación de la población mundial (debe 157
Cfr. Acta para el Proceso de Reorganización Nacional del 24 de marzo de 1976; Acta fijando el propósito y los objetivos básicos para el Proceso de Reorganización Nacional, del 25 de marzo de 1976; Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional, del 31 de marzo de 1976; Ley 21.256/1976, de 24 de marzo, por la que se aprueba el Reglamento para el funcionamiento de la Junta Militar, Poder Ejecutivo Nacional y Comisión de Asesoramiento Legislativo. La Constitución Nacional quedaba subordinada a los objetivos y fines del Proceso revolucionario. El presidente debía elegirse entre oficiales superiores de las fuerzas armadas y tendría atribuciones ejecutivas, legislativas y de nombramiento de funcionarios nacionales y provinciales. 158 Citado en: Daniel Feirstein y Guillermo Levy. Hasta que la muerte nos separe. Buenos Aires, Ediciones Al margen, 2004. 159 Tomando a la clase obrera como la denominación genérica del otro. 160 “Anexo I”, Directiva Nº 404/75 (lucha contra la subversión), de 28 de octubre, Comandante General del Ejército, pág. 4.
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entenderse no su apropiación material sino la conquista de su psiquis que hace que el hombre se entregue luego materialmente él solo)...”162. Las FF.AA. no sólo le atribuían ese objetivo a la GSM sino que además estaban plenamente convencidas de que “... Argentina es el teatro de una guerra revolucionaria desde la segunda mitad de los años 50…”163. Incluso el General Genaro Díaz Bessone, en un libro de su autoría, sostiene que Argentina se interesaba por la guerra revolucionaria cuando no había todavía guerrilla ni subversión, Fidel Castro no había llegado al poder en Cuba y que estaban vigentes desde 1968, reglamentos militares redactados164 para este tipo de guerra: “...Desde fines de la década de los años 50 el Ejército Argentino se venía preparando para la Guerra Revolucionaria [dicha preparación tuvo] como base
un
cuerpo
doctrinario
constituido
por
numerosos
reglamentos
militares...”165. De acuerdo a la preparación recibida y a la caracterización realizada, las FF.AA. se habían fijado como fines estratégicos de su accionar: “... La ofensiva debe permitir: a) Disminuir significativamente el accionar subversivo para fines del año 1975. b) Transformar la subversión en un problema de naturaleza policial para fines de 1976. c) Aniquilar los elementos residuales de las organizaciones subversivas a partir de 1977...”166. 161
Directiva Nº 404/75 (lucha contra la subversión), de 28 de octubre, Comandante General del Ejército, pág. 4. 162 Directiva Nº 404/75 (lucha contra la subversión), de 28 de octubre, Comandante General del Ejército, pág. 4. 163 Ramón Genaro Días Bessone; “La Argentina y la Guerra Revolucionaria”; Revista Militar, Nº 722; Buenos Aires, Círculo militar, julio/octubre 1989, pág. 26. 164 Los reglamentos militares a los cuales hace mención Díaz Bessone han sido recogidos en distintas causas judiciales. Juzgado Nacional en lo Criminal y Correcional Federal Nº 4. Guerrieri Pascual Oscar y otros s/ Privación ilegal de la libertad personal. Expediente Nº 16307/06. 18/12/2007. Sentencia condenatoria calificando de crímenes contra la humanidad los cometidos por oficiales del Batallón 601 en el caso de los montoneros incursos en la denominada contraofensiva. Tribunal Oral Criminal de Formosa. Colombo, Juan Carlos s/asociación ilícita en calidad de jefe, privación ilegitima de la libertad reiterada y agravada, tormento agravado reiterad, desaparición forzada de personas en función del delito de homicidio. Sentencia Nº 417, en la causa Nº 2333. 26/11/2009. Y son: RC-8-2: Operaciones contra las fuerzas irregulares, Tomos I, II y III, de 20 de septiembre de 1968. RC-5-1 Operaciones sicológicas, de 8 de noviembre de 1968. RV 117-1, Reglamento de Terminología castrense, de uso en las fuerzas terrestres, de 5 de diciembre de 1968. RC-8-3: Operaciones contra la subversión urbana, de 29 de julio de 1969. ROP -30-5, Prisioneros de guerra, del 26 de agosto de 1969. RV-150-10: Instrucción de lucha contra las guerrillas, de 5 de septiembre de 1969. ROP-30-5: Prisioneros de guerra, de 26 de agosto de 1969. Reglamento del Ejército Argentino RV-136-1 Terminología Castrense de uso en las fuerzas terrestres. Instituto Geográfico Militar, 1969. Apéndice rectificativo, 1971. Plan de Capacidades Ejército para el Marco Interno (PFE-PC MI72). 1972. 165 Díaz Bessone, Ramón Genaro. Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978). Buenos Aires, Círculo Militar, 1988, págs. 237 y 243. 166 Directiva Nº 404/75 (lucha contra la subversión), de 28 de octubre, Comandante General del Ejército, pág. 3
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Como reconoce Díaz Bessone, Argentina posee varias disposiciones oficiales (leyes, decretos, planes del ejército, etc.) constitutivas del cuerpo doctrinario de la actuación de las fuerzas de seguridad, en la guerra revolucionaria. En todas las disposiciones se establecen distintos mecanismos de asistencia, cooperación, penalidades, formas de juzgamiento, asignaciones presupuestarias, etc. Y a partir del 24 del marzo de 1976, cuando las fuerzas armadas se hagan con el poder estatal, la aniquilación del otro, (la subversión), se sistematizará a través de tecnologías de aniquilación eficiente implementadas por las fuerzas de seguridad argentinas. Las experiencias más inmediatas en la aplicación de medidas represivas lo constituyen el denominado Operativo Independencia, y su posterior ampliación al territorio nacional167 en octubre de 1975 a través de la Directiva del Consejo de Defensa Nº 1/75. (Lucha contra la subversión). Esta directiva fijaba los lineamientos de la actuación solidaria del Ejército, La Marina y la Fuerza Aérea, bajo la dirección del Estado Mayor Conjunto, “... para enfrentar la actividad de los elementos subversivos y orientar las acciones a desarrollar en todos los ámbitos del quehacer nacional...”168; además de las FF.AA. quedaban comprometidas en el accionar conjunto las instituciones penitenciarias, los servicios de inteligencia, y las fuerzas policiales169. Un accionar conjunto consolidado en la solidaridad mancomunada prevista en El Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional) para “... destituir al Gobierno Nacional y constituir un Gobierno Militar...”170, estipulándose que la Policía Federal Argentina y las Policías Provinciales, quedarían bajo el mando de las FF.AA.: “... A partir del Día D a la hora H, personal superior de las FFAA procederán a hacerse cargo de las jefaturas correspondientes. A partir de ese momento los efectivos policiales contribuirán en el accionar de las FFAA...”171. Las fuerzas de seguridad cumplían una doble función, una de carácter legal y otra clandestina. Junto con los deberes oficiales que tenían asignados realizaban tareas de represión ilegal y secreta, para ello se recurrió a la estructura existente de las fuerzas
167
Nótese la similitud con la recomendación de Trinquier de comenzar por una zona pequeña para pasar luego a un área más amplia. 168 Directiva del consejo de defensa Nº 1/75 (lucha contra la subversión), de 15 de octubre, pág. 1. 169 Cfr. Directiva del consejo de defensa Nº 1/75 (lucha contra la subversión), de 15 de octubre. Directiva Nº 404/75 (lucha contra la subversión), de 28 de octubre, Comandante General del Ejército; como así también las órdenes contenidas en el Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976. 170 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág 2. 171 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero 1976, pág. 2.
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armadas. En este contexto Emilio Mignone, presidente del CELS, habla de un “paralelismo global”: “... Las fuerzas armadas se decidieron, a pesar de que tenían a su disposición un inmenso arsenal represivo, por ejecutar sus operaciones en secreto y de una manera paralela, las cuales, sin embargo, estaban completamente bajo el control de la conducción militar y política del Estado...”172. En tanto que clandestino y paralelo al regular, no es menos oficial que éste y se encuentra subordinado a las máximas autoridades castrenses. Como revela el punto A del “Concepto de la operación” de la Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77, vale aclarar que la mencionada directiva es redactada cuando las FF.AA. ya se han apoderado del Estado: “... Continuar desarrollando una intensa acción militar directa contra las BDS, mediante operaciones militares y de seguridad, buscando un adecuado equilibrio para mantener la necesaria eficacia sin llegar a interferir la acción de gobierno y/o afectar negativamente la imagen del PRN...”173. Entre alguno de los factores que condujeron a una implementación clandestina de la represión en Argentina es dable recordar las palabras de uno los periodistas con mejores contactos en las FF.AA., Heriberto Kahn: “... se insistió una y otra vez sobre la necesidad de evitar cualquier similitud con el modelo chileno, ya que no solamente el pueblo argentino rechazaría semejante cosa, sino que los excesos del régimen que
preside
Augusto
Pinochet le han ganado el más absoluto aislamiento diplomático y político con relación al resto del mundo...”174. Probablemente la experiencia del modelo chileno de represión establecida en los días inmediatamente posteriores al derrocamiento del gobierno de Salvador Allende, llevó al Proceso de Reorganización Nacional a evitar el carácter público o visible de la represión. No obstante habrá coincidencias en los regimenes establecidos a uno y a otro 172
Mignone, Emilio Fermín. Centro de Estudios Legales y Sociales. EL CASO ARGENTINO: DESAPARICIONES FORZADAS COMO INSTRUMENTO BÁSICO Y GENERALIZADO DE UNA POLÍTICA. La doctrina del paralelismo global. Su concepción y aplicación. Necesidad de su denuncia y condena. Conclusiones y recomendaciones, en: Coloquio: La política de desapariciones forzadas de personas. París, 31 de enero – 1º de febrero de 1981. 173 Directiva del Comandante en Jefe de Ejército Nº 504/77. (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78), de 20 de abril, pág. 3. 174 Heriberto Kahn, “Argentina después del golpe”, ABC, 5/06/ 1976.
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lado de la cordillera de los Andes, y no sólo en la faz operativa, secreta y clandestina de la ya mencionada Operación Cóndor. Sino también en el ejercicio reflexivo respecto de la lucha contra la subversión, puesto de manifiesto cuando el máximo responsable del Estado argentino se desplace a Chile en noviembre de 1976, para ser condecorado, por Augusto Pinochet, con la Orden del Libertador O´Higgins. Los mandatarios de ambos países coincidirán en encontrarse frente a un desafío histórico: “...Un desafío a nuestra capacidad, a nuestra imaginación, a nuestra voluntad y a nuestra entereza. Debemos darle una respuesta categórica...”175. Una imaginación mediatizada por la concepción francesa de la guerra moderna y sus metodologías de intervención. Una de las cuestiones sobre las cuales más insistían las enseñanzas francesas de la lucha contrainsurgente era: la inteligencia. Como compuesto central de la cadena represiva, las tareas de inteligencia, quedaron recogidas en la Directiva Nº 1/75, donde se establece como actividad primera “... Obtener una clara información sobre los elementos que integran el aparato político administrativo y sus elementos subversivos clandestinos y abiertos...”176, y reafirmado en la Directiva Nº 404/75 “... el esfuerzo de Inteligencia de la comunidad informativa contra la subversión...”177. Para imponerlo como labor preeminente del Ejército que: “... conducirá con responsabilidad primaria, el esfuerzo de inteligencia de la comunidad informativa contra la subversión, a fin de lograr una acción coordinada e integrada de todos los medios a disposición...”178. Porque según habían aprendido: “... Sin un buen sistema de inteligencia es absolutamente imposible desarmar una organización revolucionaria, subversiva, guerrillera...”179. De este modo las tareas de inteligencia previas al golpe de Estado de 1976, fueron indispensables en la confección del anexo 2º del Plan del Ejército180, y en recabar la información suficiente en la “... elaboración de las listas de personas a detener...”181.
175
“ABC En Buenos Aires”, ABC, 13/11/1976. Directiva del consejo de defensa Nº 1/75 (lucha contra la subversión), de 15 de octubre, pág. 3. 177 Directiva Nº 404/75 (lucha contra la subversión), de 28 de octubre, Comandante General del Ejército, pág. 3. 178 Directiva del Comandante en Jefe de Ejército Nº 504/77. (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78. de 20 de abril, pág. 2. 179 “Díaz Bessone admite miles de torturados y ejecutados en la clandestinidad”, Página/12, 31/08/2003. 180 “Anexo 2: Inteligencia”, págs. 14 a 26; en Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero 1976. 181 “Anexo 3: Detención de personas”, pág. 28 a 36; en: Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero 1976. 176
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La detención legal de personas fue reemplazada por el secuestro, es decir el secuestro se instituyó como método de detención, dando lugar a la desaparición forzada de personas182. El Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional), estipulaba los criterios para proceder a la detención de personas: “... a) Detener a partir del día D a la hora H a todos aquellas personas que la JCG establezca o apruebe para cada jurisdicción, que signifiquen un peligro cierto para el desarrollo de las acciones militares o sobre las que existan evidencias de que hubieran cometido delitos o acciones de gran notoriedad en contra de los intereses de la Nación que deban ser investigados...”183. De este modo, partiendo de los lineamientos trazados en la determinación del oponente184, de las listas elaboradas antes del golpe de Estado, y ampliadas a partir de las informaciones obtenidas en los interrogatorios a las personas detenidas, un número siempre creciente de personas desaparecían sin dejar rastro y las autoridades negaban tenerlos en su poder o conocer su paradero: “... en tanto esté como tal, es una incógnita el desaparecido, si el hombre apareciera, bueno, tendrá un tratamiento X, y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento, tiene un tratamiento Z, pero mientras sea un desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido...”185. El informe de la CONADEP, Nunca Más, publicado en noviembre de 1984, catalogó 8.960 casos de desapariciones, señalando que la figura verdadera podría ser mayor aún. Enumeró 340 centros clandestinos de secuestro en Argentina y concluyó que las fuerzas armadas habían violado los derechos humanos de forma organizada, sirviéndose del aparato del Estado186. En marzo de 1998, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) presentó ante el juez español Baltasar Garzón una denuncia, donde señala la connivencia entre
182
El término desaparición forzadas de personas, se utilizó por primera vez, con motivo de la represión iniciada en Guatemala en 1966, después en Brasil, Chile y Argentina. 183 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág. 28. 184 “Resumen de la situación enemiga”, pág. 15; en Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976. 185 Conferencia de Prensa de Jorge Rafael Videla, transcripta por Clarín, 14/12/1979. 186 Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Nunca Más - Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Buenos Aires, EUDEBA, 1984.
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empresas y militares en la tarea de represión. Como documento adjunto se incorporaba una lista de 9.000 trabajadores desaparecidos187. En diciembre de 2003 el jefe de Gabinete de la Secretaría de Derechos Humanos, Sr. Rodolfo Mattarollo presentó ante el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos la nueva cifra de desaparecidos que asciende a 13.000. Esta nueva cifra corresponde a las nuevas denuncias recibidas sobre “desapariciones”, provenientes de familiares de las victimas 188. Desde luego las cifras nunca podrán darse como definitivas, toda vez que casos desconocidos se hacen públicos, y otros, probablemente, nunca se conocerán, siendo la desaparición forzada de personas: “...la modalidad más siniestra del terrorismo de Estado; es decir la utilización del miedo como resorte del poder. Se trata de una técnica represiva arbitrada desde la ilegalidad, de carácter clandestino y con vocación de impunidad...”189. En la mayoría de los casos les correspondía a los Equipos Especiales, más conocidos como grupos de tareas o patotas, la ejecución de la represión: “... Procedimientos de detención. Estarán a cargo de Equipos Especiales que se integrarán y operarán de acuerdo a cada jurisdicción...” 190. El plan secreto de las Fuerzas Armadas, Plan del Ejército (Contribuyente a la Seguridad Nacional), modificó el aparato de seguridad para que integrantes de ese aparato en lucha contra la subversión secuestraran y, en caso necesario, asesinaran personas sospechosas de tener vínculos subversivos, al respecto en el anexo dedicado a la detención de personas: “... a) Cada comando de Zona establecerá en su jurisdicción los Equipos Especiales que resulten necesarios de acuerdo a las características de la misma. b) La planificación respecto a los elementos a detener se hará, en principio, sobre la base de listas que cada comando de jurisdicción confeccionará y que en todos los casos deberá contar con la aprobación de la JCG...”191.
187
“Líderes sindicales argentinos entregarán a Garzón pruebas de 9.000 desaparecidos”. El País, 17/03/1998. 188 Amnistía Internacional, Comisión Internacional de Juristas. Argentina. Memorial en Derecho. Leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Buenos Aires, Amnistía Internacional, diciembre 2003. 189 Gerardo Ladrove Díaz; “Los “desaparecidos””; en: Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos. Volumen II, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2001, pág. 251. 190 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág. 28. 191 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág. 29.
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Agregando en el apartado h, la posibilidad de acciones coordinadas entre equipos de distintas jurisdicciones: “... La responsabilidad de los Equipos Especiales quedará circunscripta al ámbito de su jurisdicción, pudiendo coordinar aspectos relacionados a la detención de personas con el resto de las
jurisdicciones a partir del día D a
la hora H...”192. Los detenidos/secuestrados fueron alojados en los centros clandestinos de detención, los cuales se dividían en dos grupos los Lugares de Reunión de Detenidos y los Lugares Transitorios. Se trataba de cárceles clandestinas, ubicadas en dependencias de las fuerzas armadas, de las policías, o en locales civiles (viviendas, hospitales, escuelas, etc.). Indefectiblemente todos los centros contaban con una zona destinada al alojamiento de los secuestrados, y otra a los interrogatorios y torturas. Cada comandante debía establecer en su jurisdicción lugares de alojamiento de detenidos debiendo hacerlo sobre las siguientes bases: “... (1) Las personas que de significativo grado de peligrosidad serán alojadas en Unidades Penitenciarias de jurisdicción. (2) El resto de las personas serán alojadas en dependencias militares y agrupadas según el trato que cada Cte en Cpo e ll MM estime se le debe dar al detenido. (3) Para casos muy especiales y que por sus características resultare necesario su alojamiento en otra jurisdicción los respectivos Ctes formularán el pertinente requerimiento a la JCG...”193. En el apéndice 1 denominado “Instrucciones para la detención de personas” incluido al Anexo 3 (Detención de personas) “... 6. Podrán establecerse lugares de reunión de detenidos los cuales dispondrán de la adecuada seguridad...”194. Respecto de las condiciones de la detención se especificaba: “... 11. La incomunicación caracterizará todo el proceso de detención de los inculpados y solamente podrá ser levantada por la JCG. 12. No se permitirá la intervención de personas extrañas a las FF.AA. en defensa de los detenidos quedando librada su posibilidad a resolución de la JCG...”195.
192
Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág. 30. Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág. 29. 194 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág 34. 195 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág. 34. 193
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A pesar de la clandestinidad en la cual trabajaban las fuerzas de seguridad, la labor de distintas personas y organizaciones ponían en descubierto las técnicas empleadas en la represión, y llevaban al presidente de facto, Jorge Rafael Videla a declarar: “... Yo niego rotundamente que existan en la Argentina campos de concentración o detenidos en establecimientos militares más allá del tiempo indispensable para indagar a una persona capturada en un procedimiento y antes de pasar a un establecimiento carcelario...”196. En 1972 se había dado uno de los primeros pasos en la sistematización de la represión, bajo otro gobierno militar, se promulgó el Plan de Capacidades Ejército para el Marco Interno (PFE-PC MI72). Una reglamentación que siguiendo las enseñanzas francesas de la contrainsurgencia, dividió al país en 5 zonas de seguridad, que coincidían con las jurisdicciones de las cabeceras de los cuerpos del ejército. A su vez las zonas se dividieron en subzonas y áreas, las zonas y subzonas estaban dirigidas por comandantes y las áreas por jefes. Esta zonificación del territorio o cartografía (como aparece recogido en los documentos oficiales) permaneció vigente hasta 1983. Zona 1: Jurisdicción: Capital Federal, Provincia de Buenos Aires excepto los partidos de Adolfo Alsina, Guaminí, Coronel Suárez, Saavedra, Puán, Tornquist, Coronel Pringles, Adolfo González Chávez, Coronel Dorrego, Tres Arroyos, Villarino, Bahía Blanca, Patagones, Escobar, General Sarmiento, General San Martín, Pilar, San Fernando, Tigre, Tres de Febrero y Vicente López. Hasta fines de 1979 la zona 1 también abarcó toda la Provincia de La Pampa. Cantidad de subzonas: 7 Cantidad de áreas: 31. Población: 11.502.200 habitantes (Censo de 1980). Zona 2: Jurisdicción: Provincias de Santa Fé, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa Cantidad de subzonas: 4. Cantidad de áreas: 28. Población: 5.612.000 habitantes (Censo de 1980). Zona 3: Jurisdicción: Provincias de Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy. Cantidad de subzonas: 4. Cantidad de áreas: 24. Población: 7.263.000 habitantes (Censo de 1980). Zona 4: Jurisdicción: no tuvo Subzonas sino Areas, y abarcó los siguientes partidos de la Provincia de Buenos Aires: Escobar, General San Martín, General Sarmiento, Pilar, San Fernando, Tigre, Tres de Febrero, Vicente López. Cantidad de 196
Revista Gente, 22/12/1977.
66
subzonas:
---
Cantidad de áreas: 8. Población: 2.010.500 habitantes (Censo de 1980). Zona 5: Jurisdicción: Parte sur de la provincia de Buenos Aires, y las provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, y el Territorio Nacional de Tierra del Fuego. Cantidad de subzonas: 4. Cantidad de áreas: 26. Población: 1.598.000 habitantes (Censo de 1980)197. Todo el esquema hasta aquí descripto está contenido en Directivas Secretas, Órdenes de Batalla y diversos instrumentos que reestructuraron jurisdicciones e introdujeron modificaciones orgánicas para el accionar clandestino de la represión. Y así lo destaca la Directiva del Comandante en Jefe de Ejército Nº 504/77: “... La asunción del Gobierno Nacional por parte de las FFAA el 24 Mar 76, permitió concebir una ENC integral, coherente y cuya aplicación fuese conducida desde el más alto nivel del Estado. Esto significó un cambio substancial de las condiciones en que se llevaba a cabo la LCS, haciendo posible aumentar considerablemente su eficacia...”198. Como es sabido el Estado detenta el monopolio de la violencia legal, y en arreglo a tal facultad tiene todos los recursos posibles de la legalidad, para implementar medidas de represión. Sin embargo en ocasiones, como ocurrió en Argentina, el Estado puede liberarse de las limitaciones correlativas, y en arreglo a determinadas finalidades de aniquilamiento, se dinamizan los caminos al Estado Terrorista. Parte de los mecanismos que viabilizaron el Estado Terrorista en Argentina, como sistema de eliminación, estaban recogidos en leyes, decretos, reglamentos, directivas, y planes oficiales como en la Directiva 404/75
destinada a: “...detectar y aniquilar las
organizaciones subversivas...”199. El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 puso fin al gobierno constitucional de Estela Martínez de Perón, y satisfizo los lineamientos postulados en el Plan del Ejército. El golpe fue encabezado por una Junta Militar de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, integrada por el Teniente General Jorge Rafael Videla, el Almirante Emilio Eduardo Massera y el Brigadier General Orlando Ramón Agosti. La Junta se configuró como poder constituyente, disolvió el Congreso Nacional, las legislaturas 197
Fuente: http://www.nuncamas.org/zonas/zonas.htm Directiva del Comandante en Jefe de Ejército Nº 504/77. (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78. de 20 de abril, pág. 1. 199 Directiva Nº 404/75 (lucha contra la subversión), de 28 de octubre, Comandante General del Ejército, pág. 2 198
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provinciales y los concejos deliberantes. Otorgó facultades legislativas al Poder Ejecutivo, cambió la composición de la Corte Suprema de Justicia y de los Tribunales Superiores de Provincia. La Junta de Comandantes hizo desaparecer la división de poderes del sistema republicano, suprimió los derechos civiles, las libertades públicas, anuló las garantías constitucionales y por encima de ellos se colocaron los objetivos básicos y estatutos del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional; dicha autodenominación constituye una fehaciente definición de lo que entendieron como su misión: reorganizar las relaciones entre los distintos sectores sociales de Argentina. Las Actas y los Estatutos del Proceso de Reorganización Nacional200 otorgaban a la Junta de Comandantes amplias facultades, entre ellas, el comando supremo de todas las fuerzas de seguridad con el fin expreso, entre otros, de destruir la subversión. El empleo del comando supremo otorgado por el Estatuto se materializo a través de las múltiples tareas realizadas por las distintas fuerzas, previstas en todas las directivas, y aplicado en las acciones militares conjuntas. El aparato represivo descripto fue creado para la guerra contra la subversión y empleado de manera general conforme a esa finalidad, esto es, sus objetivos y procedimientos consistieron, según la sentencia del juicio a los Comandante en Jefe de las FF.AA., en: “... a)capturar a quienes pudieran resultar sospechosos de tener vínculos con la subversión, de acuerdo con los informes de inteligencia; b)conducirlos a lugares situados dentro de unidades militares o bajo su dependencia; c)una vez allí, interrogarlos bajo tormentos, a fin de obtener los mayores datos posibles acerca de otras personas involucradas; d)someterlos a condiciones de vida inhumanas, con el objeto de quebrar su resistencia moral; e)efectuar todo lo descripto anteriormente en la clandestinidad más absoluta, para lo cual los secuestradores debían ocultar su identidad y realizar los operativos preferentemente en horas de la noche, las víctimas debían permanecer totalmente incomunicadas, con los ojos vendados y se debía negar a cualquier autoridad, familiar o allegado, la existencia del secuestrado y la de eventuales lugares de alojamiento; f)amplia libertad
de los cuadros inferiores para
200
Las Actas Institucionales a las cuales nos referimos son: el Acta para el Proceso de Reorganización Nacional del 24 de marzo de 1976; Acta fijando el propósito y los objetivos básicos para el Proceso de Reorganización Nacional, del 25 de marzo de 1976; Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional, del 31 de marzo de 1976; y Ley 21.256/1976, de 24 de marzo, por la que se aprueba el Reglamento para el funcionamiento de la Junta Militar, Poder Ejecutivo Nacional y Comisión de Asesoramiento Legislativo.
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determinar la suerte del aprehendido, que podía ser luego liberado, (...) o bien eliminado físicamente...”201. La Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77, pormenorizaba una estrategia nacional contrarrevolucionaria conducida desde los más altos niveles, respecto del inciso de la conducción se pronuncio la Cámara que juzgo a los militares en 1985. En la sentencia se estableció una cadena de indicios respecto de la existencia de una orden del nivel más alto, en virtud de los siguientes razonamientos: en todo el ámbito del país, la represión consistió en un procedimiento igual y minuciosamente calculado. Una orden con tan amplia aplicación espacial sólo pudo ser conferida desde el nivel más alto. Del mismo modo, las decisiones de contenido genérico sobre la represión únicamente pudieron adoptarse por la jerarquía más elevada (el establecimiento y control de innumerables campos de detención en terrenos militares, detenciones masivas planificadas). También la colaboración, que apoyó la represión dentro de todo el aparato estatal, necesito de órdenes provenientes del más alto nivel. Otras instituciones encargadas de la custodia del orden dejaron hacer a los secuestradores estatales, la Justicia y los funcionarios que tenían a su cargo investigar no actuaron ni de oficio ni en virtud de denuncias202. Otros indicios surgen de las declaraciones mismas de los comandantes en jefe. Repetirlas deja en claro la inexistencia en las fuerzas armadas de unidades fuera de control. En realidad, es inimaginable que una represión tan vasta haya podido ser ejecutada por partes descontroladas de las fuerzas armadas. Sobre ella, hablaron los comandantes en jefe repetidamente desde el inicio mismo del golpe de estado: “... Las Fuerzas Armadas desarrollarán, durante la etapa que hoy se inicia, una acción regida por pautas perfectamente determinadas...”203, y repitieron hasta el momento final de su gobierno en el Documento final de la Junta Militar sobre la lucha contra la subversión y el terrorismo exigió “... adoptar procedimientos inéditos [en un] marco casi apocalíptico...”204.
201
Poder Judicial de la Nación. Causa Nº 13/84. Sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correcional Federal, del 9 de diciembre de 1985. 202 Cfr. Poder Judicial de la Nación. Causa Nº 13/84. Sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correcional Federal, del 9 de diciembre de 1985. 203 Proclama del 24 de marzo de 1976, firmada por Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti, Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aerea. 204 Documento final de la Junta Militar sobre la lucha contra la subversión y el terrorismo. Abril de 1983, págs. 8-9.
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“... Si hubieran existido contravenciones realizadas “fuera de combate o de misiones conexas con necesidades militares”, como expresa el Reglamento de Leyes de Guerra, deberían haberse juzgado y sancionado aplicando dichas Leyes de Guerra...”205. Nuestro interés no esta puesto en argumentar en contrario de quienes consideran a Videla como un representante de la línea blanda de las FF.AA. o que las patotas actuaban de forma anárquica206, sin embargo las declaraciones citadas y las referencias oficiales, respecto de la actuación coordinada, son argumentos que nos hacen al menos dudar de blandos y anarquía, e inclinarnos por sostener que se trataba de grupos perfectamente coordinados para actuar en la que consideraban una guerra de nuevo tipo. Quizá las siguientes declaraciones de Jorge Rafael Videla ayuden a comprender: “... No, no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina, cambiante, traicionera, no se hubiere bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta cinco mil, 10 mil, 30 mil. No había otra manera. Había que desaparecerlos. Es lo que enseñaban los manuales de la represión en Argelia, en Vietnam. Estuvimos todos de acuerdo. ¿Dar a conocer dónde están los restos? Pero ¿qué es lo que podíamos señalar? ¿El mar, el Río de la Plata, el Riachuelo? Se pensó, en su momento, dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder: quién mató, dónde, cómo...”207. Recapitulando, nuestro interés está en intentar comprender como fue que se consiguió por parte de las FF.AA. articular un nosotros pensado desde y hacia un otro/agresor. Esa idea, del otro como agresor, transformada en premisa208 elimina toda posibilidad de diálogo y se empeña en la eliminación del otro, y así es como “... el terror es la esencia de la dominación totalitaria. El terror en el Gobierno totalitario ha dejado de ser un simple medio para la supresión de la oposición...” 209. En los próximos apartados intentaremos rastrear como se pensó y se construyo al otro-agresor205
Guillermo Daract, “Reivindicación de las FF.AA.”; en: Revista Militar, Nº 722, Buenos Aires, Círculo Militar, julio/octubre 1989, pág 6. 206 Cfr. Luciano de Privitelo “A un paso del precipicio” Historia reciente de la Argentina; en: Ayer 73/2009, Madrid, Asociación de Historia Contemporánea Marcial Pons, Ediciones de Historia, 2009, págs. 47-72. 207 Seoane, María. El dictador. Buenos Aires, Sudamericana, 2001, pag. 215. 208 Cfr. Arendt Hannah. Los orígenes del totalitarismo. Buenos Aires, Taurus, 1998. 209 Arendt, Hannah. Los orígenes del totalitarismo. Buenos Aires, Taurus, 1998, pág. 372.
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eliminable-desaparecible, partiendo de los valores del nosotros, cristalizados en el Estado Terrorista.
3.1. Los valores del Estado Terrorista Argentino. El régimen militar definió los lineamientos de su accionar mediante el dictado de una serie de Actas Institucionales210, partiendo de ellas podemos escrutar el plexo axiológico desde el cual se configuró como poder constituyente. El punto de partida era el “...tremendo vacío de poder, capaz de sumirnos en la disolución y la anarquía...”211, esta interpretación de la situación del país como perjudicial para la seguridad y la unidad nacional, imponía a “... las Fuerzas Armadas, en cumplimiento de una obligación irrenunciable...”212, asumir la conducción del Estado para conjurar el peligro e impedir la disgregación nacional. Este razonamiento, planteado ya por Onganía en el discurso de West Point (1964), postula para las FF.AA. un lugar que va más allá del prescripto en la Constitución Nacional, en la medida que éstas ya no se subordinan al poder político instituido según sus normas sino a los supremos intereses de la Nación, 210
Las Actas Institucionales a las cuales nos referimos son: el Acta para el Proceso de Reorganización Nacional del 24 de marzo de 1976; Acta fijando el propósito y los objetivos básicos para el Proceso de Reorganización Nacional, del 25 de marzo de 1976; Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional, del 31 de marzo de 1976; y Ley 21.256/1976, de 24 de marzo, por la que se aprueba el Reglamento para el funcionamiento de la Junta Militar, Poder Ejecutivo Nacional y Comisión de Asesoramiento Legislativo. 211 Proclama del 24 de marzo de 1976, firmada por Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti, Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aerea. 212 Proclama del 24 de marzo de 1976, firmada por Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti, Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aerea.
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siendo la institución armada la única intérprete cuando se conjugan los motivos para la intervención. Es una doctrina militar que al excederse de su campo y rol específicos se transforma en una doctrina política que guía el accionar de las FF.AA. y por la cual éstas se colocan como instancia política decisiva del proceso nacional. Tanto es así que la disolución de todas las instituciones y los poderes propios del sistema republicano, son acompañados por la suspensión de la actividad política, la de los partidos políticos, y las actividades gremiales. Se hacía pública una parte de la política de represión utilizada por el régimen militar, constitutiva junto a otras políticas y prácticas, del terrorismo de Estado, pudiéndolo caracterizar por todos aquellos hechos de violencia estatal persecutoria causantes de conmoción y alarma pública, que generaron terror en la sociedad. Ya hemos hecho mención, en páginas anteriores, respecto del funcionamiento de la maquinaria estatal para generar represión y terror, desde tiempo antes de la instauración del régimen militar. Sin embargo la asunción del poder de facto por parte de las fuerzas armadas supuso la violación de derechos humanos más grave, sistemática y masiva en la historia reciente de Argentina213. Simultáneamente se instauraban prácticas terroristas se producían denuncias respecto de las violaciones de derechos humanos, para ir dando paso a estudios más sistemáticos respecto de cómo operaban las fuerzas de seguridad del Estado214. Comenzaban a ponerse al descubierto la doctrina y los métodos del sistema represivo aplicado por el gobierno de las Fuerzas Armadas. Estas primarias indagaciones fueron sumamente relevantes para dar publicidad a una situación que el Estado pretendía mantener silenciada porque “... en el terrorismo de estado se encubren los hechos, se distorsionan, lo que los vuelve más peligrosos...”215. En su primer mensaje a la población, el Teniente General Don Jorge Rafael Videla, en ejercicio de facto del Poder Ejecutivo, comunicaba: “... Ha llegado la hora de la verdad. Demandamos comprensión para las razones que motivaron la actitud adoptada; para las pautas orientadoras impuestas al proceso de reorganización
213
El campo de violación de los derechos humanos abarcó en Argentina, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la O.E.A. los siguientes elementos: Violaciones del derecho a la vida. Violaciones del derecho a la libertad. Violaciones del derecho a la seguridad e integridad personal. Violaciones del derecho de justicia y proceso regular. Violaciones del derecho a la libertad de opinión, expresión e información. Violación de los derechos laborales. Violación de los derechos políticos. Violación de los derechos de libertad religiosa y de cultos. Cfr. Informe sobre la situación de los derechos humanos en Argentina. O.E.A., abril 1980. 214 Nos referimos entre otros, a las Madres de Plaza de Mayo, el CELS, la CIDH, Organización de Estados Americanos, Amnistía Internacional. 215 George, Alexander. Western State terrorism. United Kingdom, Polity press, 1991, pág 43.
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nacional...”216. Para entender la actitud adoptada por las FF.AA., nos pareció oportuno recurrir aquí también, a los egregios planteos de Hannah Arendt para quién: “...Lo que la dominación totalitaria necesita para guiar el comportamiento de sus súbditos es una preparación que les haga igualmente aptos para el papel de ejecutor como para el papel de víctima. Esta doble preparación, sustitutivo de un principio de acción, es la ideología...”217. No muy alejada de la constatación de Arendt se halla la finalidad manifiesta de la “... actividad de acción psicológica sobre el público interno y sobre los públicos afectados por las operaciones, con el objeto de predisponerlos favorablemente y lograr su total adhesión en apoyo a la misión impuesta...”218. En arreglo a tales fines “... se deberá recurrir principalmente a las técnicas de información y adoctrinamiento...”219, cuyos objetivos eran “... reafirmar las normas y valores nacionales que conforman nuestra cultura occidental y cristiana...”220. Todas estas disposiciones estaban expresamente pensadas hacia el público interno de las fuerzas tendientes a “... reformar y confirmar los valores que conforman nuestro tradicional estilo de vida y a demostrar su superioridad sobre las ideologías foráneas...”221. Si el mensaje al interior de las fuerzas de seguridad era tan firme y tajante no lo era menos convincente el mensaje del presidente de facto para la sociedad civil: “... La Argentina es un país occidental y cristiano, no porque está escrito así en el aeropuerto de Ezeiza; la Argentina es occidental y cristiano porque viene de su historia. Es por defender esa condición como estilo de vida que se planteó esta lucha contra quienes no aceptaron ese sistema de vida y quisieron imponer otro distinto...”222. De esta forma podemos comprender los motivos ideológicos o patrióticos que les mueven, y la consecuencia lógica que extraían de estar legitimados en nombre de nuestra cultura, que en virtud de su superioridad excluye a las demás. Entre los 216
“ABC en Buenos Aires”, ABC, 1/04/1976. Arendt, Hannah. Los orígenes del totalitarismo. Buenos Aires, Taurus, 1998, pág. 375. 218 “Acción psicológica”, pág. 64; en Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Febrero de 1976. 219 “Acción psicológica”, pág. 65; en Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Febrero de 1976. 220 “Acción psicológica”, pág. 65; en Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Febrero de 1976. 221 “Acción psicológica”, pág. 65; en Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Febrero de 1976. 222 The Times, 4/01/1978 217
Nacional). Nacional). Nacional). Nacional).
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elementos más habituales, empleados para argumentar en favor de las prácticas y políticas represivas, se encuentra la defensa de la dignidad y el poder del estado: “... El eventual deterioro de la dimensión ética del Estado y la necesidad de salvaguardarla, ante el riesgo de imputación de adscripción a teorías totalitarias no compartidas sobre la seguridad, estuvieron también presentes en la adopción de las decisiones que materializaron el ataque frontal, definitivo y victorioso contra la subversión y el terrorismo...”223. La lectura de las FF.AA. de una posible ruptura del sistema, fue un elemento presente en las acciones de estas tendientes al cierre de los espacios políticos, traducidas en el cercenamiento de derechos y libertades. Esa lectura es sinónimo de percepción por parte de las fuerzas dominantes, pero no es estrictamente la capacidad real de amenaza de ruptura. En el caso de Argentina parece poco probable atribuirle a las agrupaciones político militares una capacidad real de romper definitivamente el sistema. No obstante las fuerzas dominantes actuaron sobre la base de la percepción de una amenaza potencial de que ello ocurriera. A ello se debe en parte el golpe de Estado, la búsqueda de una refundación completa de la sociedad y el exterminio de los opositores. Desde la lógica militar, estaban completamente convencidos de que una guerra global había empezado: “… Las armas nucleares y el peligro de mutua destrucción, frenaron una acción directa de la Unión Soviética sobre Europa Occidental, pero no cambio la determinación de alcanzar objetivos del comunismo, para lo cual se desarrollaron dos acciones indirectas: por un lado una maniobra de cerco que avanzaría sobre Asia y África y saltaría hacia América Latina, cuyo control por la revolución marxista sería la fase final de la contienda; por el otro, una acción política, educativa, cultural y psicológica para destruir los valores con mayor arraigo en Occidente…”224. Tenían una concepción de la guerra moderna, semejante a la de los franceses donde no hay un frente definido, todo el mundo se vuelve sospechoso, se impone el control sobre toda la población porque el enemigo es interno, esta infiltrado; en consecuencia se buscan nuevas formas militares para luchar en esta nueva forma de 223
Documento final de la Junta Militar sobre la lucha contra la subversión y el terrorismo. Abril de 1983, pág. 9. 224 Ramón Genaro Díaz Bessone; “La Argentina y la Guerra Revolucionaria”; Revista Militar, Nº 722; Buenos Aires, Círculo Militar, julio/octubre 1989, pág. 27.
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guerra, “... Cuando el Ejército fue empeñado en la guerra revolucionaria, estaba preparado para ello, aún cuando la teoría contenida en los reglamentos debió ser corregida por la experiencia derivada de los combates...”225. Y si bien se sostenía la existencia de una guerra revolucionaria se eludió deliberadamente el encuadramiento del oponente como combatiente. Como manifestaba uno de los tantos reglamentos a los cuales aludía Díaz Bessone, el RC-8-3: “... El activista, el perturbador del orden, etc., no será considerado prisionero de guerra, y, por tal motivo, no tendrá derecho al tratamiento estipulado en las convenciones internacionales...”226. La concepción sustentada por las FF.AA., respecto de una victoria sobre la subversión, condujo, desde su lógica hacia la eliminación de todos los elementos subversivos. Esto es puesto en claro en el discurso pronunciado por Videla con motivo del 25 de mayo de 1976: “... El 24 de marzo próximo pasado, los hombres de armas iniciamos este largo y difícil camino, y estamos –como dije- dispuestos a transitarlos con firmeza. Por eso sólo requerimos (...) comprensión hacia la actitud asumida por las Fuerzas Armadas; comprensión hacia el objetivo final trazado, comprensión hacia el curso de una acción elegida para el logro de ese objetivo...”227. Videla se muestra como el combatiente más decidido contra la subversión, algo que ya había anticipado en la XI Conferencia de Ejércitos Americanos, celebrada en octubre de 1975 en Uruguay: “... En la Argentina deberán morir todas las personas que sean necesarias, para restaurar la paz en el país...”228. En el año 1977 la Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77 fija: “... Para intensificar la LCS a nivel nacional, el Presidente de la Nación ha impartido una orientación al Gabinete, que luego debe proyectarse hasta el nivel provincial, tendiente a implementar en cada área de gobierno la estrategia sectorial conveniente para erradicar la subversión y normalizar los ámbitos correspondientes...”229.
225
Ramón Genaro Díaz Bessone; “Guerra o represión”; Revista Militar, Nº 721; Buenos Aires, Círculo Militar, enero/julio 1989, pág. 35. 226 RC-8-3: Operaciones contra la subversión urbana, de 29 de julio de 1969, pág. 93. 227 Videla, Jorge Rafael. Discurso en ocasión del 25/5/1976, que puede consultarse en la dirección www.nuncamas.org 228 La Opinión, 24/10/1975. 229 Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77. (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78) de 20 de abril, pág. 1.
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Si normalizar la situación de excepcionalidad era sinónimo de erradicar la subversión, se entiende que las autoridades estatales argumentasen que en una guerra revolucionaria el fin justifica los medios, no pudiendo evitarse acciones que en tiempos normales constituyen delitos. El coronel (retirado) Guillermo Daract, por ejemplo, sostiene que: “... la Guerra Contrarevolucionaria que realizaron las FF.AA. como respuesta, a la agresión subversiva fue por ser defensiva, y desde un punto de vista éticoreligioso, una Guerra Justa y desde un punto de vista político y jurídico legítima, porque es legítimo el derecho y la obligación de la
defensa de la
Nación, establecidos en nuestra Constitución...”230. Establecidas las finalidades, esto es acabar con el otro, signado como subversivo, y donde lo único que cuenta es aniquilar al otro; el cumplimiento del deber desvanece el fin de la acción y autojustifica los medios, la justificación está simplemente en la victoria: “... La culpa y la inocencia se convierten en nociones sin sentido; “culpable” es quien se alza en el camino del proceso natural o histórico. (...) El terror, como ejecución de una ley de un movimiento cuyo objetivo último no es el bienestar de los hombres o el interés de un solo hombre, sino la fabricación de la Humanidad, elimina a los individuos en favor de la especie, sacrifica a las “partes” en favor del “todo”...”231. Aendt nos proporciona indicios de cual sería el origen de las prácticas represivas, y uno de los informes del CELS al momento de interpretar las causas de la represión se inclina por considerarlas como derivadas de una ideología tendiente a mantener intereses y privilegios. La misma consiste, sumariamente, en considerar como valor supremo de la sociedad a la denominada seguridad colectiva, concepto que involucra el mantenimiento del statu quo económico y social; la limitación de la libertad de pensamiento y de expresión; y la preeminencia del estamento castrense como salvaguardia del sistema, por encima del principio constitucional de la soberanía del pueblo232. Alain Touraine arriesga por una interpretación en la misma línea al 230
Guillermo Daract, “Reivindicación de las FF.AA.”; Revista Militar Nº 722; Buenos Aires, julio/octubre 1989, pág. 6. 231 Arendt, Hannah. Los orígenes del totalitarismo. Buenos Aires, Taurus, 1998, págs. 372-373. 232 Augusto Conte Mac Donell, Noemí Labrune, Emilio Fermín Mignone. El secuestro como método de tortura. Buenos Aires, Centro de Estudios Legales y Sociales, 1982, pág. 2.
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caracterizar al Estado Antipopular, por su tendencia a establecer el control por medio de la represión, como medio excluyente233. Es decir no se trata solamente de una cuestión de técnicas militares, sino también de un modelo de poder: “... Interesa dar un nuevo destino a la nación. Esto es lo que se propone el proceso de reorganización nacional, como etapa fundamental de la nueva república. Por esta razón es necesario
realizar
la
segunda
organización
nacional...”234. En el terrorismo de Estado hay un objetivo definido, mediante el desarrollo de tecnologías de exterminio, donde se reorganiza binariamente el mundo entre un uno Estatal y un otro prescindible y peligroso que debía y merecía ser destruido 235. Una parte de las consecuencias de esta actitud es imprevisible, dado que el uno Estatal se define de forma excluyente y sus pretensiones se presentan como incompatibles con las del otro, toda vez que la Junta Militar consideraba “... imprescindible para reconstruir el contenido y la imagen de la Nación, erradicar la subversión...”236. Se elimina a los individuos (subversivos), a favor de la Nación, lo que en términos más generales refiere Arendt como la fabricación de la Humanidad, por lo cual se fundamentaba intentar conseguir: “...Vigencia de los valores de la moral cristiana, de la tradición nacional y de la dignidad del ser argentino. [y la] Vigencia de la seguridad nacional, erradicando la subversión y las causas que favorecen su existencia...”237. Se cimientan prejuicios, sustentados en la desinformación programada, trayendo como resultados primeros y más visibles: “...que, pese a contar los comandantes de las fuerzas armadas que tomaron el poder el 24 de marzo de 1976, con todos los instrumentos para llevar a cabo la represión de modo lícito, sin desmedro de su eficacia, optaron por la puesta en
233
Touraine, Alaine. América Latina: Política y Sociedad. Madrid, Espasa-Calpe, 1982. Mensaje del Ministro de Planeamiento General D. Ramón Genaro Díaz Bessone, del 23/11/1976 235 Pilar Calveiro, “Los usos políticos de la memoria”; en: Gerardo Caetano (coordinador), Sujetos sociales y nuevas formas de protesta en la historia reciente de América Latina. Buenos Aires, FLACSO, 2006, pág 362. 236 Acta estableciendo el propósito y los objetivos básicos para el proceso de Reorganización Nacional. 25 de marzo de 1976. 237 Acta estableciendo el propósito y los objetivos básicos para el proceso de Reorganización Nacional. 25 de marzo de 1976. 234
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marcha de procedimientos clandestinos e ilegales sobre la base de órdenes que impartieron los enjuiciados...”238. El General Díaz Bessone admitió los procedimientos clandestinos, y consideró que en la guerra contrarrevolucionaria los desaparecidos y las ejecuciones extralegales son daños colaterales239. Algo semejante reconocía la Junta Militar “... los calificativos de inédita, excepcional y límite son ciertos y no guardan ningún propósito exculpatorio...”240. El general Ramón Camps daba más precisiones respecto de la represión en Buenos Aires, mientras estuvo al mando de las fuerzas policiales afirmaba: “... he ordenado la muerte de cinco mil personas...”241. Contaban con una preparación intelectual e ideológica242, tenían todos los medios y recursos estatales, y una concepción virtual del enemigo: la subversión; “... Por “subversión” cabe entender, metodológicamente, aquello que atenta contra nuestro ser nacional y los principios básicos de nuestro ordenamiento socio-político en su concreta configuración histórica y jurídica. Pero ella, la “subversión”, representa algo más: esencialmente es lo contrario al Orden...”243.
238
Poder Judicial de la Nación. Causa Nº 13/84. Sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correcional Federal, del 9 de diciembre de 1985. 239 “¿Cómo puede sacar información (a un detenido) si usted no lo aprieta, si usted no tortura?”. “¿Usted cree que hubiéramos podido fusilar 7000? Al fusilar tres nomás, mire el lío que el Papa le armó a Franco con tres. Se nos viene el mundo encima. Usted no puede fusilar 7000 personas”. (http://200.61.159.98/diario/el pais/1-24901.html) 240 Documento final de la Junta Militar sobre la lucha contra la subversión y el terrorismo. Abril de 1983, pág. 9. 241 “Fuertes rumores sobre la mala salud del general Camps”, ABC, 27/9/1985 242 Arendt define a “...Una ideología es muy literalmente lo que su nombre indica: la lógica de una idea. Su objeto es la Historia, a la que es aplicada la “idea”; el resultado de esta aplicación no es un cuerpo de declaraciones acerca de algo que es, sino el despliegue de un proceso que se halla en constante cambio. La ideología trata el curso de los acontecimientos como si siguieran la misma “ley” que la exposición lógica de su “Idea”. Las ideologías pretenden conocer los misterios de todo el proceso histórico -los secretos del pasado, las complejidades del presente, las incertidumbres del futuro - merced a la lógica inherente a sus respectivas ideas...”. Arendt, Hannah. Los orígenes del totalitarismo. Buenos Aires, Taurus, 1998, pág 375 243 Gobierno. El Terrorismo en la Argentina. Evolución de la delincuencia terrorista en la Argentina. Buenos Aires, el Gobierno, 1979, pág. 518.
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3.2. ¿Qué es lo que busca la tortura?, ¿Quiénes eran los torturadores? Hemos bosquejado la autoimagen que las FF.AA. tenían de si mismas como guardianas de la unidad nacional, o como diría uno de los intelectuales de la época los defensores de la argentinidad244. Intentamos señalar los contribuyentes en la percepción de esa imagen, y como esos elementos junto a experiencias de actuación concreta sirvieron para planear y conducir el golpe de Estado de 1976. Al mismo tiempo quisimos reconstruir como las Fuerzas Armadas, con el auxilio de las fuerzas policiales, penitenciarias, y de inteligencia, ejercieron un control total sobre el territorio y sobre la población. Entre las disposiciones y actuaciones menciondas como antecedente, referimos al decreto 261/1975 cuando se previó el empleo de la estructura de las fuerzas policiales y militares “... a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos...”245. Según Italo Luder246 aniquilar el accionar de los elementos subversivos: “... quiere decir inutilizar la capacidad de combate de los grupos subversivos, pero de ninguna manera significa aniquilamiento físico ni violación a la estructura legal que en el país permanecía para derivar todo lo que fuera represión dentro de un marco legal. Los decretos de ninguna manera suponen la represión fuera de la ley...”247. Sin embargo las FF.AA. entendieron que fueron convocadas por el gobierno constitucional, mediante el decreto número 261 (5 de febrero de 1975), y el decreto número 2772 (6 de octubre de 1975), para enfrentar a la subversión en un “... marco, casi apocalíptico...”248 y que en arreglo “... a la cuota de pasión que el combate y la 244
Nos referimos a las expresiones de Matías Suarez, catedrático de historia, quien supo ver en la actuación de las FF.AA. durante el Proceso de Reorganización Nacional, a auténticos defensores de la argentinidad “... fortalecidos por la savia hispánica y católica que los nutre, opondrán al caos material y moral en el que vivimos, camuflados por mitos vacíos, aquello que fue fórmula permanente de la civilización: la Verdad, la Autoridad, el Orden, la Jerarquía, el Honor, la Religiosidad y la Justicia...”. Cfr. Suárez, Matías. Defensa de la Argentinidad. Fundamentos filosóficos, políticos, culturales y religiosos de la nación argentina. Buenos Aires, Plus Ultra, 1978. 245 Decreto número 261/1975, de 5 de febrero; que ordena ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán. Argentina. Decreto 2.772/1975, de 6 de octubre; por el que se libran órdenes de ejecución de operaciones militares y de seguridad para eliminar o aniquilar la acción de todos los elementos subversivos en todo el territorio del país. 246 Senador Nacional (1973) en representación de la provincia de Buenos Aires, en ese carácter ocupo la presidencia del Senado de la Nación (1975), y cuando la Sra. Presidenta tomó licencia ejerció el Poder Ejecutivo Nacional (septiembre-octubre 1975). 247 Testimonio del Doctor Italo Luder, 22 de abril de 1985. en: Poder Judicial de la Nación. Causa Nº 13/84. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correcional Federal. 248 Documento final de la Junta Militar sobre la lucha contra la subversión y el terrorismo. Abril de 1983, pág. 9.
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defensa de la propia vida genera [se] pudieron traspasar, a veces, los límites del respeto a los derechos humanos fundamentales...”249. De acuerdo a lo que hemos ido señalando respecto de la preparación militar en la guerra revolucionaria, la adscripción a la doctrina de la seguridad nacional, el plan CONINTES, la ejecución del Operativo Independencia, la participación en la Operación Cóndor, y las valoraciones judiciales respecto de las características del sistema represivo implementado por el Proceso de Reorganización Nacional, consideramos que se adoptaron procedimientos inéditos mediante la utilización del terror y la tortura en arreglo a determinadas técnicas de destrucción psicofísicas. Ello es lo que intentaremos bosquejar a continuación. Todo comenzaba con las listas confeccionadas y aprobadas por la JCG, las detenciones, y el traslado al C.C.D.250, con un claro objetivo la descomposición de la personalidad del detenido. Un modelo detallado con precisión en el libro del profesor de la Escuela Superior de Guerra, Isidoro Jorge Ruiz Moreno251: “... No falta ni siquiera la experiencia de prisioneros, una de las, más fuerte, pues estos campos no responden a los requisitos establecidos por la Convención de Ginebra, sino que son adoptados de la experiencia vietnamita. Que lleva al límite de la resistencia y de la voluntad, ya que en última instancia, se prueba a si mismo, porque esta enfrentado a su propia superación: en cualquier momento puede solicitar su retiro del curso, y le es admitida su separación al instante, sin que ello implique desdoro. Todos los participantes en un ejercicio caen prisionero, tarde o temprano, y saben que van a pasar por un tramo muy desagradable antes de llegar a la salida. El candidato es capturado sorpresivamente, encapuchado y golpeado siguiendo un método preestablecido. Sus instructores no le escatiman el uso de esos garrotes de caucho que usa la Policía, aunque constantemente bajo la vigilancia de un médico y un psiquiatra. Encerrado desnudo en un estrecho pozo que lo mantiene forzosamente de pie – mejor dicho sepultado en él- se encuentra el infeliz cubierto por una chapa de lata o zinc que lo abrasa al sol o lo congela de noche, recibiendo una sola 249
Documento final de la Junta Militar sobre la lucha contra la subversión y el terrorismo. Abril de 1983, págs. 8-9. 250 Cfr. “Anexo 3: Detención de personas”; en Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero 1976. 251 Abogado - Doctor en Derecho y Ciencia Sociales. Ex profesor titular en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires - Profesor de Historia Argentina en la Escuela Superior de Guerra del Ejército. Miembro de número en la Academia Nacional de la Historia y en la Academia Nacional de Ciencias Políticas.
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comida por día y ahí permanece inmóvil por tres días. Sólo sale para ser interrogado sobre detalles y características del curso que está realizando y para obtener su información sobre el comando es golpeado cuando es menester, y también cuando no hace falta. Hasta entonces en su sepultura ha debido escuchar constantemente música popular centroamericana o proclamas marxistas y subversivas que un altoparlante propala sin cesar...”252. El entrenamiento referido formó parte de la preparación de las fuerzas de seguridad para la función represiva y aniquiladora ejecutada desde el Estado entre 1976 y 1983. Siendo la diferencia más notoria entre el entrenamiento y lo ocurrido en las sesiones de tortura en los C.C.D., el hecho de que aunque el detenido/secuestrado solicitase su retiro de la sesión de tortura, su solicitud no le sería admitida. Otro de los elementos inéditos esta dado por el carácter clandestino de la represión, el mismo tenía como objetivo un fuerte componente intimidatorio, el ataque localizado sobre algunos grupos se extendía y proyectaba al conjunto de la comunidad. Es decir el conjunto social se convertía en destinatario de una acción intimidatoria, donde el terror adquiere trascendencia en cuanto forma de control social a través del miedo. Puesto que el temor suficientemente exacerbado puede determinar la conducta de las personas, apelando a sus sentimientos primarios253. Si bien la represión tuvo desde el primer día un carácter sistemático y metódico, las acciones individuales de los Equipos Especiales o grupos de tareas, aparecían como arbitrarias. Todo esto provocaba un terror de un grado cercano a la parálisis. Por ejemplo la política de secuestros, al establecerse como método, traslada a la sociedad en su conjunto la incertidumbre. La entrada en el universo clandestino, para el secuestrado, se produjo con el sistema de torturas, pensado para la destrucción de su identidad, e incluso su desaparición física. La tortura configuró la bisagra entre el adentro y el afuera del universo clandestino. Si el tormento es, en cualquier circunstancia, una experiencia límite, el hecho de que se practicara dentro de las redes de un poder que siendo estatal no era oficial sino clandestino, hacía de ella una experiencia mucho más temible y total254. 252
Ruiz Moreno, Isidoro. Comandos en Acción. El Ejército en Malvinas. Buenos Aires, Emecé, 1986, pág. 41 253 Cfr. Duhalde, Eduardo Luis. El estado terrorista argentino. Buenos Aires, El Caballito, 1983. 254 Pilar Calveiro, “La experiencia concentracionaria”; en: Clara E. Lida; Horacio Crespo; Pablo Yankelevich (compiladores). Argentina, 1976: estudios en torno al golpe de Estado. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008, pág. 194.
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Cuando hablamos de torturas no nos referimos solamente al hecho de infligir dolor físico a una persona, sino al conjunto de las vejaciones y sufrimientos que se le hace padecer física y psíquicamente: nos referimos al miedo a la tortura y a la muerte que sufre el prisionero; al aislamiento; a la impotencia total ante la impunidad con que operan los torturadores; al hambre y frío a los que habitualmente someten a la víctima; a las enfermedades no tratadas ni curadas; a las violaciones255. Como elemento de síntesis a lo antes mencionado transcribimos parte de la entrevista realizada a Cesar Manuel Román, estudiante secundario del Colegio Normal de Concepción del Uruguay y miembro fundador del centro de estudiantes de dicho establecimiento educativo, detenido el 16 de julio de 1976 en Concepción del Uruguay: “...de entrada no más empezaron los interrogatorios. La tortura estaba organizada por una patota
(...) de la que estaba a cargo un tipo que se hacía
llamar el inspector Crescenzo, pero ese tipo interrogaba, pero no torturaba, el que torturaba era Mazzaferri, el Moscardón Verde [Julio Cesar Rodríguez], otro tipo que le decían el cordobés, y después había una cantidad de milicos que acompañaban, que te pegaban puñetazos. (...) No nos dejaban dormir, entonces, cuando no nos estaban interrogando, (...) en general porque era bastante cambiante, nosotros estábamos en sillas sentados, mirando la pared, con las manos atrás y las teníamos atadas, y por momentos estábamos encapuchados, o con pañuelos en los ojos. Y te pegaban, desde atrás, con las manos abiertas en los oídos (...). En el calabozo, te mandaban ahí como una especie de castigo. (...) Y en los interrogatorios, que ahí es donde la cuestión se ponía áspera, porque era constantemente golpe, golpe, (...) ellos te preguntaban por el mimeógrafo, por la volanteada, pero nosotros no teníamos ni la menor idea (...). Mientras nos interrogaban Mazzaferi tenía la 9 m.m., (...) había dos tipos con las ametralladoras que te estaban apuntando constantemente. (...) El segundo día, que me comí una paliza impresionante, antes de que me comiera la paliza que me comí, (...) Mazzaferri se puso atrás, yo estaba atado en la silla (...) y en un momento saca la 9 m.m. y me dice: - Canta, pendejo hijo de puta, porque sino te voy a matar. Me pone la pistola en la cabeza y me dispara todo el cargador, que estaba vacío. Eso lo hizo varias veces, incluso, nos mostraba que le ponía una bala, y te tiraba. (...) El moscardón en un momento me pega 255
Daniel Pereyra; “ Argentina: militares torturadores”; en: Mientras tanto, Nº 90, Barcelona, primavera 2004
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una patada en los testículos, y empecé a orinar sangre, y empecé a sentir unos dolores tremendos, pero trate de no decir nada porque cada cosa que vos decías se te volvía en contra, si yo les hubiera dicho que me dolían, me hubiesen pegado más ahí. Al día siguiente, llovió, una lluvia impresionante, a la noche seguía lloviendo (...) me hicieron desnudar, a varios de nosotros nos hicieron desnudar, y al patio, toda la noche en el patio (...). Me ponen la capucha, me atan con las manos atrás, y me llevan a la sala de tortura donde lo tenían a M. P., mi amigo, que no era la misma sala a donde nos llevaban a nosotros, y entro y lo tenían a M. P. atado a una cama elástica, y ahí estaba Mazzaferri que tenía la picana en la mano (...) le pegaba a la cama elástica y salían chispas, y M. P. estaba desmayado, yo cuando lo vi pensé este esta muerto, le pone la picana en una tetilla, y se arqueo del dolor y dio un grito impresionante. Y me dice Mazzaferri:- ahora seguís vos pendejo de mierda. Y ahí me desmayé...”256. El catedrático italiano de psiquiatría Dr. Giovanni Jervis, parece poder explicarnos algunos objetivos de la tortura, “... sobre todo si es científica, es utilizada también en cuanto a determinar daños permanentes en la capacidad operativa del torturado...”257. Cuya finalidad sería, según Jervis: “... negar hasta destruir su propia imagen y su conciencia de sí, es decir, su propia personalidad, de su propio compromiso militante, de su propia dignidad social, de la autonomía misma de los propios pensamientos y de la propia voluntad...”258. Estas técnicas psicológicas tendientes a la desintegración de la identidad de los torturados, se iniciaba en la detención ilegal, porque el secuestro posibilitaba un alto grado de discrecionalidad en las fuerzas de seguridad, continuaba con el aislamiento del detenido toda vez que “...La incomunicación caracterizará todo el proceso de detención de los inculpados y solamente podrá ser levantada por la JCG....”259. La certeza del detenido de que sus captores lo eran todo “... Nosotros somos todo para vos. La justicia somos nosotros. Somos Dios...”260, y que en arreglo a las ordenes impartidas 256
Entrevista realizada, por el autor, en febrero de 2010. Existe causa judicial: Román Cesar Manuel S/ Denuncia Expediente: 56.208, en tramite por ante el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. 257
Giovanni Jervis, “La tecnología Della tortura”. In: Sapere, Nº 777, diciembre 1974, págs. 30-36. Giovanni Jervis, “La tecnología Della tortura”. In: Sapere, Nº 777, diciembre 1974, págs. 30-36. 259 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976. 260 Legajo Nº 7.397, CONADEP. Dr. Norberto Liwsky. 258
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por las cadenas de mando, decidirían sobre su vida y su muerte, sin que el detenido pudiera hacer nada para incidir en la decisión de sus captores. Si a ello se le suma las sesiones de tortura física, que acompañaba indefectiblemente la estancia de cada detenido, se completa el cuadro de la experiencia concentracionaria. Al respecto Pilar Calveiro reflexiona: “... el campo se caracteriza por su atmósfera de desconfianza perenne, fundada en la sobreexposición intencional de la traición y en la absoluta prohibición de cualquier forma de solidaridad. Promueve la individualidad a ultranza e impide la creación de relaciones carentes de suspicacia, salvo en casos excepcionales. Se obliga a cada persona a vivir como una entidad aislada de las demás...”261. Interesa rescatar aquí el trabajo del psicólogo argentino Carlos Samojedny, quién desde la experiencia explica como se transfiguró la vida cotidiana en prisión (Unidad Carcelaria 6 de Rawson) sobre criterios de represión psicológica: “... En la cárcel se nos prohibió y reprimió la lectura, la escritura, conversar y todo intento de comunicación entre los detenidos políticos, y se llegó al extremo de prohibir y reprimir el pensamiento con ordenes como “¡Usted no piensa!”, “¡No saque conclusiones!”, “¡Aquí ya esta todo
inventado!
¡No
hay
que
inventar nada!”. “¡Aquí el único que piensa soy yo!”, “Ustedes hacen lo que yo ordeno!”, etc., etc. En todos estos casos la prohibición iba acompañada de la represión, y cuando los compañeros se atrevían a expresar: “A mí me parece que...” o “Yo pienso ...” eran sancionados por “contestar-mal-al-celador” o por “faltarle-el-respeto-al-celador...”262. El control del territorio y la población tenían un claro objetivo el dominio por medio del terror. Una estrategia de subyugación por el miedo provocado en la población por el secuestro/desaparición de personas; el encarcelamiento clandestino; la tortura sistemática; el asesinato; la persecución; los exilios; toda la sociedad se convirtió en objeto del programa de las FF.AA.:
261
Pilar Calveiro, “La experiencia concentracionaria”; en: Clara E. Lida; Horacio Crespo; Pablo Yankelevich (compiladores). Argentina, 1976: estudios en torno al golpe de Estado. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008, pág. 197. 262 Samojedny, Carlos. Psicología y dialéctica del represor y el reprimido. Buenos Aires, Rojoblanco, 1986, pág. 497.
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“... La técnica era rodear la manzana, crear pánico, hacer pensar a la gente que se buscaba un tipo peligroso. El no te metas como sistema impuesto a la fuerza. Nadie podía preguntar nada. ¿Quién iba a interponerse para defender a una persona Que obligaba a copar una manzana entera?...”263. Respecto de la existencia de sobrevivientes-liberados, Duhalde argumentaba a favor de una hipótesis, según la cual, la existencia de supervivientes no siempre es producto de una desprolijidad o benevolencia del terrorismo de estado argentino: “... Hay un cierto número de casos que bien pueden tener origen en la propia necesidad estratégica de corroborar los resultados del método aplicado, mediante la verificación de la conducta posterior de estas personas, pertenecientes a una sociedad occidental desarrollada, con determinados orígenes de clase, formación intelectual y política, edad, etc...”264. El trabajo de Estela Scipioni, respecto de los móviles de la tortura va en la misma dirección, quién al referirse a los objetivos de la prácticas represivas sostiene que no buscaban extinguir a físicamente a la guerrilla, “... sino también y sobre todo con el objeto de atemorizar a toda la población y de impedir cualquier intento de oposición...”265. Entonces los sobrevivientes-liberados, desempeñaron un papel importante en la diseminación del terror tanto dentro del campo como fuera de él. Ellos eran la prueba irrefutable de la omnipotencia del sistema. Michel Foucault en vigilar y castigar interpreta el castigo como poder: una forma de poder una tecnología política así como uno de tantos instrumentos en el amplio terreno de las relaciones de poder, una táctica política266. El castigo es desde esta perspectiva un instrumento de control que domina el cuerpo para doblegar el alma; “... Toma prisionero a un subversivo. Ese hombre está inserto en una célula de 3 a 5 personas. Es necesario interrogarlo para detectar a otro. Una vez que se reconstruye a la célula, sólo uno de ellos está conectado con la otra célula. De ese modo se puede ir reconstruyendo el tejido, se va armando un cuadro en donde están los nombres de aquellos que pertenecen a una célula, luego la 263
Reportaje a Marcelo Augusto Chavanne, empresario opositor al Proceso de Reorganización Nacional. Estuvo detenido en el 1º Cuerpo de Ejército, en la prisión de Campo de Mayo y finalmente en la U.2 de Villa Devoto, permaneciendo más de un año y medio preso sin motivo (Cfr. Caso nº 78 Poder Judicial de la Nación. Causa Nº 13/84. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correcional Federal). Extractado de Revista La Semana, 29/9/1983, pág. 13. 264 Duhalde, Eduardo Luis. El estado terrorista argentino. Buenos Aires, El Caballito, 1983, pág. 14. 265 Scipioni, Estela Patricia. Torturadores, apropiadores, asesinos: el terrorismo de estado en la obra dramática de Eduardo Pavloski. Kassel, Edition Reichenberger, 2000, pág. 149 266 Foucault, Michel. Vigilar y castigar. México, Siglo XXI, 1987, pág. 30.
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célula con
la que están conectados y así sucesivamente hasta llegar a la
cabeza, a la cúpula, a la jefatura...”267. Finalmente la tortura como experiencia en extremo dolorosa busca inscribir en la memoria del torturado la incitación a no repetir su acción. Relación absolutamente asimétrica: violentando el cuerpo del otro, el torturador busca ese pliegue donde el torturado se entrega incondicionalmente268. ¿Quiénes eran los torturadores? Sciopini se pregunta, y nosotros con ella, “... ¿Quiénes son estos seres capaces de infligir penas tan horrendas a sus semejantes? ¿Cómo es posible que un ser humano llegue a tanto?...”269. La autora comprueba que los escasos estudios referidos al particular, mayoritariamente parten de los testimonios indirectos es decir de las personas que sufrieron las torturas. Sin embargo existen casos de testimonios directos, y entre unos y otros han permitido inferir a los investigadores implicados en el conocimiento de los perpetradores de los tormentos, que los torturadores son, en su gran mayoría, personas cuya integración social no difiere en principio de cualquier otro ciudadano. “... La impresión de que los torturadores serían personas con anomalías psicológicas latentes pero de gran importancia y que debido a sus predisposiciones enfermizas disfrutarían atormentando a sus víctimas es algo que ya no se puede mantener. La praxis de la tortura constituye una entidad técnica más de la guerra psicológica y, por lo general (...) puede ser ejercida por cualquier miembro de la sociedad con un marco ético “normal y corriente” en tanto se fomente su sumisión incondicional a una autoridad que lo libere de la responsabilidad de sus actos personales y le presente su actividad de torturador como socialmente necesaria...”270. El trabajo de Pilar Calveiro271, escrito desde la experiencia, retoma un tema que ya ha desarrollado en otras páginas: el de los campos de concentración como 267
“Díaz Bessone admite miles de torturados y ejecutados en la clandestinidad”, Página/12, 31/08/2003. García, Raúl. Micropolíticas del cuerpo: de la conquista de América a la última dictadura militar. Buenos Aires, Biblos, 2000, pág. 141. 269 Scipioni, Estela Patricia. Torturadores, apropiadores, asesinos: el terrorismo de estado en la obra dramática de Eduardo Pavloski. Kassel, Edition Reichenberger, 2000, pág. 151 270 Horacio Riquelme; “América del Sur: derechos humanos y salud psicosocial”; en: Horacio Riquelme (editor). Era de nieblas. Caracas, Nueva Sociedad, 1990. 271 Pilar Calveiro, “La experiencia concentracionaria”; en: Clara E. Lida; Horacio Crespo; Pablo Yankelevich (compiladores). Argentina, 1976: estudios en torno al golpe de Estado. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008. 268
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instituciones creadas por el Estado como centros de aniquilación. La autora reconstruye con minuciosidad la organización y administración de los campos, y explica, que se partía del principio de que los miembros del aparato de seguridad compartieran las responsabilidades y fueran todos partícipes de las sesiones de tortura. En las fotos que acompañan al informe Nunca más de la CONADEP se ve una pieza probablemente utilizada para las torturas, en cuyas paredes diversos cuadros aminoran la blanca asepsia de una entidad hospitalaria y que han de haber servido para el esparcimiento del “personal en funciones”. Así un póster llama a respetar la luz roja, otro muestra un paisaje del sur de Argentina y un tercero pone en primer plano un molino de viento de Holanda. Todo ello manifiesta que se había instalado allí una nueva forma de cotidianidad y que los agentes torturadores habían hecho suyo ese espacio con privacidad cultural propia272. Las FF.AA. habían previsto la importancia de la acción psicológica al interior de las fuerzas, “.... con el objeto de predisponerlos favorablemente y lograr su total adhesión en apoyo de la misión impuesta...”273. Esta predisposición y adhesión en algunos casos afecto a los perpetradores, Horacio Verbitsky da una lista de torturadores y afirma: “... Todos eran integrantes de los grupos operativos y de torturadores. Ocho de ellos fueron dados de baja, cuando se comprobó que sufrían alucinaciones y habían comenzado a aplicar castigos a sus esposas e hijos...”274. El Proceso de Reorganización Nacional, se convirtió en un significante: terror.
272
Horacio Riquelme, “Ética profesional en tiempos de crisis. Médicos y psicólogos en las dictaduras de América del Sur”; en: Polis, Revista de la Universidad Bolivariana. Chile, Universidad Bolivariana, volumen 3, Nº 8, 2004. 273 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976. 274 Verbitsky, Horacio. Rodolfo Walsh y la prensa clandestina. 1976-1978. Buenos Aires, Urraca, 1985, pág. 35.
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3.3. La construcción del enemigo de la nación. Hemos visto el convencimiento de los militares respecto de su convicción de estar viviendo un enfrentamiento de nuevas características, pensado como una guerra ideológica donde el marxismo intentaba extender su hegemonía para hacerse con el control del mundo275 y es un convencimiento vigente a día de hoy276. Decididos a enfrentarse a su oponente, lo hacían desde el prisma del discurso de la seguridad nacional, un discurso que vertebró creencias, valores culturales y códigos de conducta social, construido a partir de representaciones culturales que refuerzan prácticas sociales excluyentes y discriminatorias. Como señalamos supone una concepción del mundo bipolar, de guerra total y permanente entre occidente cristiano y comunismo ateo. Trasladada al ámbito interno, esta premisa supone que el enemigo, el subversivo actúa mediante la guerra revolucionaria. Por lo tanto, el estado, frente al peligro del marxismo, debe armar una máquina de guerra contrarrevolucionaria que termina por limitar las libertades individuales y se presenta como un poder absoluto sobre las personas. Pero ¿quién era el enemigo en esta nueva guerra? Según creían podía ser cualquier persona, cualquiera podía ser un infiltrado, como destaca el general Albano Harguindeguy: “... Una cosa es hacer inteligencia sobre tropas, sobre enemigo real, uniforme, bandera, ideología de otro país, y otro es con el enemigo embozado del elemento
terrorista
subversivo
que
actúa
diseminado
entro
de
la
población...”277. Con la misma claridad otro destacado jefe militar, Díaz Bessone, revela:
275
Según el Ejército Argentino la guerra ideológica “... será la que aspire a imponer o defender una creencia, una doctrina, una filosofía, etc. (...) Responde a la clasificación de ideológica la guerra revolucionaria comunista, que es la que desarrolla el comunismo internacional para imponer la doctrina marxista en el mundo. No obstante, tiene también una finalidad política que la acompaña, en tanto la expansión marxista conforma un dominio político hegemónico del país que irradia marxismo, sobre los países comunizados...”. Reglamento del Ejército Argentino RV-136-1 Terminología Castrense de uso en las fuerzas terrestres. Instituto Geográfico Militar, 1969. Apéndice rectificativo, 1971. (Debían ser adquiridos obligatoriamente por comandos, institutos, organismos, unidades y subunidades independientes, además del personal superior de los cuerpos comando y profesional (todos los oficiales)). 276 “... Quiero manifestar como lo he hecho en oportunidades anteriores (...) los hechos protagonizados por el Ejército mientras yo fui su comandante en el marco de la guerra interna librada contra el terrorismo subversivo (...) Reiterar que asumo en plenitud mis responsabilidades castrenses en todo lo actuado por el Ejército argentino en esa guerra interna a la que he hecho referencia...”. Declaraciones de Jorge Rafael Videla ante el Tribunal Oral Penal Nº 1 de Córdoba, 5 de julio de 2010. 277 Escuadrones de la muerte: la escuela francesa. (Escadrons De La Mort: L'Ecole Française). Francia, 2003. Documental dirigido por Marie-Monique Robin.
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“... Están en todos los lugares. Están atendiendo un comercio, están asistiendo a clases en la universidad o en colegios, están enseñando como profesores. Puede ser un médico, un abogado, un ingeniero, un trabajador, un obrero...”278. En la misma creencia compartida estaba el Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Jaime Smart: “... Hay mucho todavía que averiguar en el país, porque la subversión y estos combatientes no nacieron de la nada. Todo eso fue causa de personas. Llámense políticos, sacerdotes, periodistas, profesores de todas las categorías de la enseñanza, que en su momento los armaron, y ahora han
dado un paso
atrás tratando de pasar desapercibidos...”279. No menos claro fue el provicario castrense Monseñor Victorio Bonamín, quién a pocos días de iniciado el Proceso de Reorganización Nacional se refirió al enemigo subversivo como a los representantes del demonio, quienes actúan en: “... la guerrilla que mueven en el país unos hijos degenerados de la Argentina contra su propio país...”280. Entre la creencia de que los miembros de la guerrilla eran hijos del demonio y la visión de que cualquier persona podía ser el enemigo, existe la certeza de que el enemigo esta entre nosotros “... porque ellos no llevan uniforme que los identifique. Al contrario, visten la ropa del paisano, del hombre común, del hombre de la calle...” 281. Se trata de una construcción social, y de representaciones culturales que desde el nosotros, piensan al otro como agresor, como todo aquel que no este de acuerdo con los valores de la sociedad occidental y cristiana. El otro/agresor, entendido como el otro ajeno a los valores del nosotros, se convertirá en el otro a eliminar de la sociedad, toda vez que el nosotros que piensa al otro lo hace en términos excluyentes. Quienes libraron la lucha contra el enemigo interno debieron primero construirlo y lo hicieron por medios de pautas creadoras de un nuevo peligro la subversión. Intentaremos observar la sedimentación del discurso sobre la peligrosidad del otro, como se institucionaliza en leyes, decretos, disposiciones y reglamentos, edificadoras 278
Escuadrones de la muerte: la escuela francesa. (Escadrons De La Mort: L'Ecole Française). Francia, 2003. Documental dirigido por Marie-Monique Robin. 279 Declaraciones de Jaime Lamont Smart, Ministro de Gobierno bonaerense, a LS - 11 Radio Provincia de Buenos Aires, y transcriptas en: La Nación, 12/12/1976, bajo el titular “Desenmascarar a quienes armaron a la subversión” 280 Citado en: Hernández, José Luis. La guerra como filigrana de la América Latina contemporánea. Buenos Aires, Dunken, 2004. 281 “Díaz Bessone admite miles de torturados y ejecutados en la clandestinidad”, Página/12, 31/08/2003.
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del concepto de subversivo.
En un complejo conjunto de relaciones y procesos
socioculturales que son históricos en la articulación de su perfil característico, que permitía por la sola incorporación de adjetivos al sujeto, su exclusión de la sociedad que se estaba pensando: “... Cuando se trata de construir un monstruo fantástico siempre se produce una ofensiva ideológica, seguida de campañas para aniquilarlo. No se puede atacar si el adversario es capaz de defenderse: sería demasiado peligroso. Pero si se tiene la seguridad de que se le puede vencer, quizá se le consiga despachar rápido y lanzar así otro suspiro de alivio...”282. La construcción semántica del subversivo se encuadra dentro de la matriz política de la época, donde hemos visto la edificación del Estado, durante los años del gobierno peronista como el garante del bienestar social. Ahora el Estado pasaba a convertirse en el ejecutor de una violencia racionalmente dirigida por todos los medios posibles al aniquilamiento de sus enemigos. Los discursos tratan constantemente de identificar al enemigo, de señalar que ese enemigo esta entre nosotros y que es una tarea imperativa generar mecanismos eficientes para cuidarnos como sociedad. De esta manera, a partir de los años sesenta, en todo un nutrido cuerpo de disposiciones oficiales283 se plasman las directivas tendientes a legitimar el accionar estatal conducente a la erradicación de la subversión; se introducen modificaciones al marco institucional y legal del país para combatir a los sujetos percibidos como una amenaza. A partir del informe titulado La actual crisis de la Argentina: La misión del Ejército y la Guerra Revolucionaria, comenzaba a tomar estado público una de las políticas más eficaces de las Fuerzas Armadas, la del enemigo interno. Como enemigo de la nación, se establecía la dicotomía entre los valores de nuestra civilización y los que nos son ajenos, una dicotomía planteada como si de una guerra se tratase; y que en 282
Noam Chomsky, “El control de los medios de comunicación”, en: Noam Chomsky e Igancio Ramonet. Como nos venden la moto. Barcelona, Icaria, 2008. págs. 32-33. 283 Las Fuerzas Armadas aplicaron los reglamentos militares vigentes para la guerra revolucionaria, en virtud de los cuales fueron formados sus cuadros a partir de la década de los años 50. Los más importantes fueron el RC-8-2: Operaciones contra las fuerzas irregulares, Tomos I, II y III, de 20 de septiembre de 1968. RC-5-1 Operaciones sicológicas, de 8 de noviembre de 1968. RV 117-1, Reglamento de Terminología castrense, de uso en las fuerzas terrestres, de 5 de diciembre de 1968. RC8-3: Operaciones contra la subversión urbana, de 29 de julio de 1969. ROP -30-5, Prisioneros de guerra, del 26 de agosto de 1969. RV-150-10: Instrucción de lucha contra las guerrillas, de 5 de septiembre de 1969. ROP-30-5: Prisioneros de guerra, de 26 de agosto de 1969. Reglamento del Ejército Argentino RV-136-1 Terminología Castrense de uso en las fuerzas terrestres. Instituto Geográfico Militar, 1969. Apéndice rectificativo, 1971. Plan de Capacidades Ejército para el Marco Interno (PFE-PC MI72). 1972.
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cierta medida contribuirá a fijar en la colectividad la memoria de los sucesos que lo iban a legitimar: “... los estudios llevados a cabo por las Fuerzas Armadas de la Argentina, sobre la contienda
revolucionaria y sobre el desarrollo de la actividad
marxista en el mundo, son bien conocidos (...).
Estos estudios ponen en
claro que el enemigo principal de nuestra civilización y modo de vida se encuentra en el corazón mismo de nuestras comunidades nacionales. Esta es la razón por la que el enemigo es tremendamente peligroso. No somos atacados desde fuera, (...) sino sutilmente minados a través de todos los canales de la organización social. Envenena las mentes, debilita el espíritu,
fabrica
fariseos, y falsos profetas y lo distorsiona todo con el paso imperceptible del tiempo. Su acción es similar a la de una termita...”284. Desde los años sesenta se elaboran abundantes instrumentos legales285 en los que se busca erradicar prácticas o acciones subversivas, en todos ellos se faculta a las fuerzas de Seguridad del Estado, a combatir y aniquilar el accionar de los elementos subversivos; propiciando y posibilitando la discrecionalidad y arbitrariedad toda vez que“...las fuerzas tendrán la más amplia libertad de acción para intervenir en todas aquellas situaciones en que se aprecie puedan existir connotaciones subversivas...” 286. En 1974 se dicta la Ley de Seguridad Nacional, la cual en su artículo primero tipificaba como delito: “… al que para lograr sus postulados ideológicos intente o preconice por cualquier medio, alterar o suprimir el orden institucional y la paz social de la nación, por vías no establecidas por las disposiciones normativas que organizan la vida política, económica y social de la nación…”287. 284
Despacho confidencial del Servicio de Relaciones Exteriores, de los Estados Unidos, 16 de abril de 1962. 285 Plan CONINTES; Ley 20.840/1974, de 28 de septiembre. Ley de seguridad nacional. Penalidades para las actividades subversivas en todas sus manifestaciones. Decreto N° 1368/1974, de 6 de noviembre, Declaración del estado de sitio; los decretos secretos Nº 261/1975, de 5 de febrero; 2770/1975; 2771/1975; 2772/1975, de 6 de octubre. Directiva del consejo de defensa Nº 1/75 (lucha contra la subversión), de 15 de octubre. Directiva Nº 404/75 (lucha contra la subversión), de 28 de octubre, Comandante General del Ejército. Plan del ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976. Proclama del 24 de marzo. Orden parcial 405/76(Reestructuración de las jurisdicciones para intensificar las acciones), de 21 de mayo, Comandante General del Ejército. Directiva del Comandante en jefe del Ejército Nº 504/77 (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78), de 20 de abril. 286 Directiva del Consejo de Defensa Nº 1/75 (Lucha contra la subversión). Octubre de 1975. 287 Ley 20.840/1974, de 28 de septiembre. Ley de seguridad nacional. Penalidades para las actividades subversivas en todas sus manifestaciones, pág. 1.
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A partir de esta norma se castigaba a todo aquel que realizara actos de divulgación, propaganda o difusión, a quien tuviese en su poder, exhibiese, imprimiese, editase, reprodujese, distribuyese o suministrase, material impreso o grabado, por el que se informen o propaguen hechos, comunicaciones o imágenes tendientes a subvertir el orden288. Un orden pensado como natural, esto es como algo dado, que no puede ni debe ser cuestionado y mucho menos modificado, y quien quiera ir contra ello será, como expresaba el provicario castrense, un degenerado: “… El término “orden” empleado no refiere principalmente a algún orden “establecido” –que puede haber tal que sea “orden” sólo en apariencia, siendo en realidad un desorden generalizado- o al orden socio-político, sino que apunta al orden natural entero, a través de
lo que el hombre es y debe
ser en sí y en sus realizaciones...”289. La política de persecución y eliminación del enemigo interno se completara con una serie de decretos, órdenes, directivas, proclamas, estatutos y reglamentos que estructuraran la maquinaria estatal para perseguir y controlar al enemigo. Una vez que se ha tipificado a la subversión como delito, y al subversivo como delincuente se establece el primer sitio donde debe írselo a buscar: Tucumán. A través del decreto 261/75 se iniciaban las operaciones militares tendientes a “… neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán...”290, en las operaciones intervendrían el Ejercito, la Fuerza Aérea, la Marina, la Policía Federal y la Policía de Tucumán. Además la Secretaria de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación debía poner en ejecución “… las operaciones de acción sicológica concurrentes que le sean requeridas…”291. El mismo modelo de actuación se impondrá luego para el resto del territorio nacional292, aunque con un pequeño agregado ya no solo se consideran necesarias las operaciones militares sino también las de seguridad, como lo certifica el decreto Nº 2772/75, que dispone la ejecución de “… las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país…”293. 288
Cfr. Ley 20.840/1974, de 28 de septiembre. Ley de seguridad nacional. Penalidades para las actividades subversivas en todas sus manifestaciones. 289 Gobierno. El Terrorismo en la Argentina. Evolución de la delincuencia terrorista en la Argentina. Buenos Aires, el Gobierno, 1979, pág. 518. 290 Decreto Secreto Nº 261/1975, de 5 de febrero, pág 1. 291 Decreto Secreto Nº 261/1975, de 5 de febrero, pág.1. 292 Cfr. Directiva del Consejo de Defensa Nº 1/75 (Lucha contra la subversión), de 15 de octubre. 293 Decreto Nº 2.772/1975, de 6 de octubre, pág. 1.
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Ya mencionamos lo difícil de corroborar la hipótesis del bloque dominante de que las organizaciones políticas revolucionarias tuviesen capacidad real para asaltar el poder estatal y desde allí construir otro tipo de sociedad. Sin embargo es más factible corroborar una tendencia, sobre todo entre los jóvenes, que consideraban necesaria la realización de cambios conducentes a la construcción de, según sus parámetros, una sociedad más justa. Ello los hacía asumirse como responsables respecto del futuro294, buscaban espacios de participación (canales de la organización social, según el informe La actual crisis de la Argentina), abrieron nuevos canales de actuación, y algunos comenzaron su andadura en la acción político-gremial estudiantil. Las fuerzas de seguridad constataban con preocupación que el otro/agresor no era tan sólo quien participaba en acciones violentas, sino quien se involucraba en jornadas de reflexión, quien participaba en eventos culturales, artísticos: “... La Subversión, ha desarrollado Mandos Intercontinentales, Continentales, Regionales y Subregionales, centralizados para coordinar las acciones disociadoras. (...) todo ello amenizado con toda
suerte
de
Comités
de
Solidaridad; de Congresos para; de Encuentros; de Festivales; de Conferencias...”295. Comenzaban a darle forma a una de sus creencias referidas a la peligrosidad de los centros de enseñanza, donde había conseguido infiltrarse el enemigo interno: “... mientras Cámpora y sus acólitos cerraban filas en torno a las banderas marxistas, sus taifas habían tomado las Universidades y desde allí, después de muchos años de concientización, comenzó a irradiarse a lo largo y a lo ancho de la República un mensaje sobre cuyas características principales no es necesario volver...”296. En 1976 con la maquinaria estatal a su entera disposición y con un programa minuciosamente elaborado, las FF.AA. avanzan en la construcción de la especificidad del perfil del subversivo, del enemigo que se encuentra en el corazón mismo de nuestras comunidades nacionales. Por medio de informes de los cuerpos de inteligencia, no sólo encuentran lo que buscaban, en una 294
Nos referimos a las reflexiones vertidas por Néstor García Canclini. Primera Parte: Jóvenes, autonomía y modernidad. Los jóvenes no se ven como el futuro ¿serán el presente? , en: Pensamiento Iberoamericano, Nº 3, 2ª época, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2008/2. 295 Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional. Santiago de Chile, 29 de octubre de 1975, pág. 155. 296 Vilas, Acdel Edgardo. Tucumán, Enero a Diciembre de 1975. Buenos Aires, 1977, pág. 7.
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constatación empíricamente sus creencias, que les sirve para poner en alerta a la sociedad de la peligrosidad del accionar subversivo: “... De acuerdo con el informe, el origen de la infiltración Marxista se remonta a 1958 en la Facultad de Ciencias Económicas de Buenos Aires, luego se extiende a la Universidad del Salvador, Universidad Argentina de Empresas, Instituto Ditella y Organismos oficiales como Estadística y Censo y Consejo Nacional de Desarrollo. Paralelamente, se agregó, alumnos de las mencionadas casas de estudios, salieron al exterior a dictar conferencia y expandir ideas socializantes, maniobrando con el sistema de becas. En el informe se puntualiza que “la ola
subversiva” llegó a la Universidad del Sur durante la gestión de
Guillermo Malek, en 1969, lo más grave es que se revela que elementos comunistas habían sido designados en el CONADE y CONASE, interviniendo de esta manera en las más altas decisiones del gobierno, esto es de una gravedad extraordinaria, y merece que se ahonde la investigación hasta sus últimas consecuencias...”297. Los jóvenes no sólo participaban, y se involucraban, sino que habían subvertido el orden en la formación académica. Pues estudiaban, no ya para adquirir conocimientos que les permitiesen triunfar en la carrera abierta al talento sino para aplicar los conocimientos a una determinada actividad, que consideraban beneficiosa para el conjunto de la sociedad. Si bien no todos los jóvenes, un gran número de ellos oriento su trabajo y su preocupación, con frecuencia sus ilusiones y su entusiasmo, en un quehacer cuyos efectos fuesen beneficiosos para toda la comunidad. Ser joven comprometido con un futuro distinto al de la sociedad occidental y cristiana comenzó a ser muy peligroso: “...Por el solo hecho de pensar distinto dentro de nuestro estilo de vida nadie es privado de su libertad, pero consideramos que es un delito grave atentar contra el estilo de vida occidental y cristiano queriéndolo cambiar por otro que nos es ajeno, y en este tipo de lucha no solamente es considerado como agresor el que agrede a través de la bomba, del disparo o del secuestro, sino también aquél que en el plano de la ideas quiera cambiar nuestro sistema de vida a través de ideas que son justamente subversivas; es decir subvierten valores, cambian, trastocan valores (...) El terrorista no sólo es considerado tal por matar con un 297
“Las revelaciones sobre la penetración marxista causan honda impresión”, La Razón, 5 /8/1976
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arma o colocar una bomba, sino también por activar a través de ideas contrarias a nuestra civilización...”298. Entonces un elemento que caracterizó la construcción del otro, fue la percepción de la potencialidad de que se constituyera un grupo con capacidad para sustituir al bloque dominante. Delineado el perfil del oponente, se imponía la consecuente acción para impedir, con todos los recursos del poder, el crecimiento de una alternativa al statu quo. Por ello el poder estatal intentará alterar la capacidad de actuación del otroagresor, que al ser pensado como el enemigo desde la concepción de la contrainsurgencia y de la Doctrina de la Seguridad Nacional, sólo podía tener un destino, ser aniquilado, tal como era deseado en los efectos a lograr por la acción represiva prevista para: aniquilar los elementos constitutivos de las organizaciones subversivas299. Pero ¿qué significaba aniquilarlo? los reglamentos militares lo definían claramente: “... el efecto de destrucción física y/o moral que se busca sobre el enemigo, generalmente por medio de acciones de combate...”300. La aniquilación encierra todo un mensaje a la sociedad; el poder soberano ya no es parte del engranaje disciplinario sino que extermina, como dice Foucault se trata ahora de un biopoder en el que “... la muerte del otro, la muerte de la mala raza, de la raza inferior (o del degenerado o del inferior) es lo que hará la vida más sana y más pura...”301. El Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional), no solo preveía la ejecución del golpe de estado sino que detalla y caracteriza cual es el grupo nacional que se propone aniquilar: “… se considera oponente a todas las organizaciones o elementos integrados en ellas existentes en el país o que pudieran surgir del proceso, que de cualquier forma se oponga a la toma del poder y/o obstaculicen el normal desenvolvimiento del gobierno militar a establecerse…”302. Establecía dos tipos de oponentes, activos y potenciales. Tal caracterización respondía al grado de participación al momento del golpe (activos) y a las posibilidades de actuación futura (potenciales). En uno de sus anexos detalla a los oponentes:
298
The Times, 4/01/1978 Directiva del Consejo de Defensa Nº 1/75 (Lucha contra la subversión), de 15 de octubre, pág. 15. 300 RV 117-1 Reglamento de Terminología Castrense, de uso en el Ejército, 5 de diciembre de 1968. 301 Foucalut, Michel. Genealogía del racismo. México, Siglo XXI, 1985, pág. 265. 302 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág. 15. 299
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organizaciones
político
militares303,
organizaciones
políticas304,
organizaciones
gremiales305, organizaciones estudiantiles306, organizaciones religiosas307 y a las personas vinculadas como potenciales enemigos. No pretendían neutralizarlos, ni siquiera derrotarlos, sino acabar con ellos. Junto al objetivo político del exterminio de ciertos grupos, se buscaba la demostración, frente a la sociedad, de un poder estatal absoluto, con derecho de vida y muerte, que pretendía arraigar en la sociedad la naturalización y convalidación de ese derecho308. La proclama del 24 de marzo de 1976 lo deja claro: “... la responsabilidad asumida impone el ejercicio severo de la autoridad para erradicar definitivamente los vicios que afectan al país. Por ello a la par que se continuará si tregua combatiendo a la delincuencia subversiva, abierta o encubierta, se desterrará toda demagogia...”309.
303
Partido Revolucionario de los Trabajadores/ Ejército Revolucionario del Pueblo; Partido Auténtico/ Montoneros; Junta Coordinadora Revolucionaria; Ejército Revolucionario del Pueblo "Franja Roja"; Ejército Revolucionario del Pueblo "22 de Agosto"; Brigadas Rojas - Poder Obrero; Fuerzas Armadas de Liberación; Fuerzas Armadas Peronistas; Fuerzas Armadas de Liberación 22 de Agosto; Movimiento de Izquierda Revolucionario (de origen chileno); Ejército de Liberación Nacional "Tupamaros" (de origen uruguayo); Liga Comunista; Liga Comunista Revolucionaria. 304 Partido Comunista Revolucionario; Partido Socialista de los Trabajadores; Partido Política Obrera; Partido Obrero Trotskista; Partido Comunista Marxista Leninista; Vanguardia Comunista; Frente Antiimperialista y por el Socialismo; Liga Argentina por los Derechos del Hombre; Unión de Mujeres Argentinas; Tendencia Revolucionaria Peronista; Juventudes Políticas Argentinas; Partido Comunista Argentino; Frente de Izquierda Popular; Partido Conservador Popular; Partido Demócrata Progresista; Partido Popular Cristiano; Partido Revolucionario Cristiano; Partido Unión del Pueblo Adelante; Movimiento Nacional Justicialista; Movimiento de Integración y Desarrollo 305 Comisión Nacional Intersindical; Ex CGT de los Argentinos; Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical; Juventud Trabajadora Peronista; Agrupación de Base; Movimiento Sindical de Base; Movimiento Sindical Combativo; Coordinadora Nacional de Gremios Combativos y Trabajadores en Lucha; Confederación General del Trabajo; 62 Organizaciones Peronistas; Juventud Sindical Peronista; Federaciones, Uniones, Asociaciones, Sindicatos y Gremios que integren las dos primeras 306 Movimiento de Orientación Reformista; Tendencia Universitaria Popular Antiimperialista Combatiente; Frente De Agrupaciones Universitarias De Izquierda; Juventud Universitaria Socialista de Avanzada; Tendencia Antiimperialista Revolucionaria; Tendencia Estudiantil Socialista Revolucionaria; Juventud Guevarista; Movimiento Nacional Reformista; Agrupación Universitaria Nacional; Juventud Universitaria Peronista; Frente Estudiantil Nacional; Concentración Nacional Universitaria; Unión De Estudiantes Secundarios; Franja Morada 307 El Movimiento de Sacerdotes para el “Tercer Mundo” 308 Cfr. Pilar Calveiro, “La experiencia concentracionaria”; en: Clara E. Lida; Horacio Crespo; Pablo Yankelevich (compiladores). Argentina, 1976: estudios en torno al golpe de Estado. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008. 309 Proclama del 24 de marzo de 1976, firmada por Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti, Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aérea.
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3.4. Las poleas de transmisión del miedo y el terror. Paralizar a unos y movilizar a otros. En el proceso de construcción de hegemonía hemos visto como el discurso del enemigo interno va penetrando en las FF.AA., como desde la legislación y los discursos sociales se construye y se identifica una nueva categoría de delincuente: el subversivo. Simultáneamente, como parte de ese proceso, se necesitaba como elemento conformador del discurso legitimador “... incrementar el apoyo de la población a las propias operaciones. Orientar la opinión pública nacional e internacional a fin de que tome conciencia que la subversión es un “enemigo indigno de esta patria”...” 310. Es decir trasladar al conjunto de la sociedad la imagen del individuo participe de las acciones “...contrarias a la Historia, a la Filosofía, a la Religión y a las costumbres propias de los países de nuestro Hemisferio...”311. Una imagen compuesta no sólo por los militantes de organizaciones político militares sino por todo el espectro político que interviniera en la guerra ideológica en su variante de guerra revolucionaria “... la que desarrolla el comunismo internacional en los campos político, social, económico, psicológico y militar para imponer la ideología marxista en el mundo...”312. En 1975 las FF.AA. consiguieron poner en marcha uno de sus proyectos militares al iniciar la represión en Tucumán a través del denominado Operativo Independencia, y la posterior aplicación de esa misma estrategia en todo el territorio nacional. En la planificación de dichas operaciones adquiría vital importancia la Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación313, esta entidad debía desarrollar una estrategia comunicacional conducente a: “... 4) Eliminar y desalentar el apoyo que personas u organizaciones de distintos tipos pueden
brindar a la subversión. 5) Incrementar el apoyo
de la población a las propias operaciones. 6) Orientar la opinión pública nacional e internacional a fin de que tome conciencia que la subversión es un “enemigo indigno de esta patria”. 8) Aislar a la subversión de todo apoyo tanto de tipo interno como externo...”314. 310
Directiva del Consejo de Defensa Nº 1/75 (Lucha contra la subversión), de 15 de octubre, pág. 3. Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional. Santiago de Chile, 29 de octubre de 1975,pág. 155 312 Reglamento del Ejército Argentino RV-136-1. Terminología Castrense de uso en las fuerzas terrestres. Instituto Geográfico Militar, 1969. Apéndice rectificativo, 1971. 313 La función de la Secretaría es programar y ejecutar la difusión de los actos de gobierno y atender y controlar la administración de prensa, manteniendo relación con los servicios informativos de los medios de comunicación. 314 Directiva del Consejo de Defensa Nº 1/75 (Lucha contra la subversión). de 15 de octubre, págs. 3-4. 311
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La primera comunicación oficial de la Junta de Comandantes Generales, transmitida por cadena oficial de radiodifusión a las 3:20 a.m. del 24 de marzo de 1976, sintetizaba lo que esperaba de la ciudadanía, participación activa en el enfrentamiento contra la subversión, donde el modelo a seguir sería el de las máximas autoridades autoproclamadas como ejemplo, intentando hacer participes a todos los miembros de la sociedad en el proyecto, claro esta a excepción de aquellos a quienes se pensaba eliminar: “.... En esta nueva etapa hay un puesto de lucha para cada ciudadano. La tarea es ardua y urgente. No estará exenta de sacrificios, pero se la emprende con el absoluto convencimiento de que el ejemplo se predicará de arriba hacia abajo y con fe en el futuro argentino. ...”315. En esa búsqueda de la integración simbólica de cada ciudadano había “... tres tramos a recorrer por parte de la población –comprensión, adhesión, participaciónhasta que en un tiempo largo no seamos necesarios en el gobierno...” 316. A un mes de producido el golpe de estado, el Teniente General D. Jorge Rafael Videla, en un tono menos institucional que en el de la Proclama, y más cercano a sus gobernados reafirmaba el lugar que esperaban de los ciudadanos: “... -General, ¿qué papel debe jugar cada uno de nosotros en este proceso? - Sentirse argentinos...”317. Se trataba de establecer identificadores simbólicos conformadores de la identidad colectiva: argentino. Es decir una noción antigua con nuevos contenidos, ser argentino aparecía como la conformación identitaria genérica a todos los no subversivos. Decíamos que si en algún momento los grupos armados representaron un peligro para el bloque dominante, el Estado había ido liquidando sus capacidades operativas incluso antes del golpe de estado de 1976. El objetivo declarado por el Proceso de Reorganización Nacional no se detenía en el desbaratamiento de ciertas organizaciones, o en el secuestro/detención de las personas percibidas como una amenaza. El Proceso de Reorganización Nacional, se trazaba un horizonte refundador, buscaba “... restituir los valores que sirven de fundamento a la conducción integral del Estado, (...) erradicar la subversión y promover el desarrollo económico de la 315
Proclama del 24 de marzo de 1976, difundida por la Red Oficial de Radiodifusión a las 3:20 a.m. firmada por Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti, Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aerea. 316 “Conferencia de prensa del presidente”, Clarín, 14/04/1976 317 “Dialogo preclaro de Gente con Videla de gira por Córdoba”. Revista Gente, 24/04/1976
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vida nacional (...) a fin de asegurar, la posterior instauración de una democracia, republicana, representativa y federal...”318. Se trataba de dos objetivos simultáneos, por un lado eliminar toda forma de oposición existente o potencial, y por otro reestructurar todo el aparato del Estado como etapa fundamental de la nueva república, un nuevo proyecto político, que implicaba reordenar todas las instituciones políticas, sociales, jurídicas, económicas y culturales, no es menos que una revolución. Es decir reorganizar la sociedad de acuerdo al programa de las FF.AA. suponía un cambio profundo, ante lo cual deseaban configurar una ideología que impregne a los argentinos para jugar un papel más protagonista, para ser artífices de su futuro. En arreglo a tales propósitos, no era suficiente, de acuerdo a la lógica asumida por el Proceso de Reorganización Nacional, aniquilar a los subversivos, sus colaboradores, y las ideas que preconizaban, era preciso sembrar el terror en el conjunto de la sociedad, porque un proyecto de tales características “... debe hacerse carne en la ciudadanía...”319. De esta manera el terrorismo de estado ya no solo se caracterizara por sus actos de violencia estatal persecutoria, sino que además requiere establecer un temor generalizado en la población, intentando eliminar las prácticas solidarias e incorporando la estigmatización
y
el
aislamiento
de los
familiares
y
amigos
de los
detenidos/secuestrados. En la consecución de sus objetivos el Proceso de Reorganización Nacional articuló una línea de acción mediante la utilización de los medios de comunicación como vía de difusión del discurso oficial y de silenciamiento de cualquier discurso opositor. Donde la imprenta con su capacidad de multiplicar copias, expandió la capacidad de viajar del pensamiento. Y, los periódicos como subproducto de la imprenta, fueron el medio idóneo para la tarea difusora del Proceso de Reorganización Nacional: consumar la erradicación de la subversión y la total recuperación del ser nacional, en la consecución de la reparación nacional320. En dicho sentido uno de los comunicados del 24 de marzo de 1976, le hacía saber a quien quisiera o pensase oponerse: 318
Acta fijando el propósito y los objetivos básicos para el Proceso de Reorganización Nacional. 25/03/1976. 319 Cfr. Mensaje del Ministro de Planeamiento General D. Ramón Genaro Díaz Bessone, del 23/11/1976 320 Cfr. Proclama del 24 de marzo de 1976, difundida por la Red Oficial de Radiodifusión a las 3:20 a.m. firmada por Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti, Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aerea.
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“...que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare
comunicados o imágenes provenientes o
atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales...”321. Muchos de los medios de comunicación322 que consiguieron seguir funcionando después del 24 de marzo de 1976, fueron un interesante reflejo de los propósitos del Proceso de Reorganización Nacional y su desdoblamiento entre la estrategia pública y clandestina. En los meses previos al golpe de estado, muchos medios de comunicación atizaban respecto de la necesidad de un cambio en la situación de un país que consideraban se hallaba en ruinas a consecuencia del imperio democrático y populista, en titulares como “Es inminente el final todo esta dicho”; “Transporte: Alza y repudio popular”323; “Se acentúa la falta de alimentos”324; consolidando el relato de un país en guerra contra el enemigo interno, “Argentina hoy: bombas, secuestros y carestía”325; “Un récord que duele: cada 5 horas asesinan a un argentino” 326; “Ola de atentados”327; “Un muerto cada cinco horas. Una bomba cada tres”328. Mediante la desinformación, el ocultamiento, la omisión, y la tergiversación presentaban una realidad vertebrada por el desgobierno, la falta de conducción política, la ineficiencia de la política, el fracaso de las instituciones democráticas apoyados en un discurso de 321
Comunicado Nº 19. 24 de marzo de 1976. Jorge Rafael Videla, Teniente General, Comandante General del Ejército. La Prensa, 25/03/1976 322 Nos referimos fundamentalmente a los medios gráficos de mayor tirada a nivel nacional: Clarín; La Nación; La Razón; La Prensa; La Tarde (todos ellos con posturas a favor del Proceso de Reorganización Nacional). La Opinión (a favor hasta el secuestro de su director); Crónica (neutro); Buenos Aires Herald (en contra). Y a las revistas de Editorial Atlántida en particular Gente y Para Ti, Somos y Siete Días. Vale aclarar que aquí no realizaremos un estudio sobre el papel de los medios de comunicación durante la dictadura, para un estudio que ahonde en esa línea sugerimos el estudio de Eduardo Blaustein, Martín Zubieta. Decíamos ayer: la prensa argentina bajo el Proceso. Buenos Aires, Colihué, 2006. Aquí solo veremos cómo los medios gráficos se convirtieron en amplificadores de los comunicados oficiales. 323 La Tarde de Buenos Aires, 10/03/1976. 324 La Tarde de Buenos Aires, 13/03/1976. 325 La Tarde de Buenos Aires, 15/03/1976. 326 La Tarde de Buenos Aires, 16/03/1976. 327 La Tarde de Buenos Aires, 19/03/1976. 328 La Opinión, 19/03/1976.
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época “... muchos creyeron en el engaño de que lo urgente era la salvación de la Democracia y no de la Nación...”329, articulando un discurso tendiente a presentar la intervención de las FF.AA. como la alternativa al caos; “... El país ha entrado en un cono se sombra, y la República busca, en la oscuridad, una salida”330; “... ha habido una suerte de consenso, tanto en el campo militar como en la ciudadanía, en torno de la necesidad de que alguna ráfaga de recuperación moral ventile los diversos ámbitos contaminados...”331; “... Prácticamente un noventa por ciento de los argentinos habla hoy de la proximidad de un Golpe de Estado...” 332; “Inminencia de cambios en el país”333, “Es inminente el final. Todo esta dicho”334. Todo este clima establecido consciente o inconscientemente por los periódicos, sirvió para fijar los sucesos que iban a legitimar el golpe de estado; toda vez que las FF.AA. argumenten su acción en el desgobierno, el caos social, etc.: “... El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas asumieron el poder político en la Republica Argentina, junto con la responsabilidad de contener la disolución progresiva del Estado, el caos generalizado y la situación de extrema indefensión social en que se hallaba para, posteriormente, reencauzarla en la senda del orden, el trabajo fecundo y el progreso en democracia...”335. El mismo 24 de marzo algunos matutinos alcanzaron a dar cuenta del golpe, “El país se encuentra bajo el control operacional de las Fuerzas Armadas”336; “Las Fuerzas Armadas asumen el poder; detúvose a la presidenta” 337; “Nuevo Gobierno”338. El día después del golpe daba paso a una imagen radicalmente distinta a la de los días previo; “Total Normalidad. Las Fuerzas Armadas ejercen el gobierno”339. “Asumieron el Gobierno los tres comandantes generales. Disolviose el parlamento; remoción de la Corte Suprema; prohíbese la acción política y gremial; oportunamente se nombrará
329
Suárez, Matías. Defensa de la Argentinidad. Fundamentos filosóficos, políticos, culturales y religiosos de la nación argentina. Buenos Aires, Plus Ultra, 1978, pág. 41. 330 “Análisis”, La Razón, 9/02/1976. 331 “Editorial”, La Nación, 22/12/1975. 332 La Opinión, 20/03/1976. 333 Clarín, 21/03/1976. 334 La Razón, 24/03/1976. 335 Gobierno. El Terrorismo en la Argentina. Evolución de la delincuencia terrorista en la Argentina. Buenos Aires, el Gobierno, 1979, pág. 2. 336 La Prensa, 24/03/1976 337 La Nación, 24/03/1976 338 Clarín, 24/03/1976. Con una bajada de tapa que resume todas las demás “... La prolongada crisis política que aflige al país comenzó a tener su desenlace esta madrugada...” 339 Clarín, 25/03/1976
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presidente”340. “Videla asume el lunes la presidencia” acompañado de “Estados Unidos reconoció a la Junta – Crédito del FMI” y “Desde ayer es normal la provisión de alimentos”341; “Lo austero de la jura no tiene precedentes”342. Desde la consumación de la profecía autocumplida del golpe de estado, los medios transmitían la tranquilidad, que suponían sobrevendría al final de un gobierno corrupto, y de una situación social desbordada: “... La Argentina se abrió en pocos minutos a una etapa de serenidad de la cosa pública. Porque las nuevas autoridades demuestran un pudor, un recato tan beneficioso para ellos como para su relación con los gobernados...”343. El caos y la situación catastrófica en la cual se había sumido el país, y que había requerido la intervención de las FF.AA., daba paso a la esperanza: “... La crisis ha culminado...”344; “... Se abre ahora una nueva etapa, con renacidas esperanzas...”345. El Proceso de Reorganización Nacional deseaba transmitir una imagen de moderación en contraposición a la dictadura de Pinochet, tal como lo reconocían incluso antes de dar el golpe “... si hiciéramos un pinochetazo por derecho sería previsible que tuviéramos que enfrentarnos a inconvenientes en las transacciones financiera, condenas en el Tribunal de Derechos Humanos de la ONU...”346. Los medios se mostraron proclives a transmitir la imagen de moderación “... el proyecto nacional de las Fuerzas Armadas se caracteriza por su moderación...”347, a su vez se convirtieron en celosos defensores de los mismos valores tradicionales que declaraba salvaguardar el Proceso de Reorganización Nacional: “... Las actividades y las palabras del Gobierno autorizan a pensar que se propone efectuar un tratamiento integral de nuestros males. Dentro de esa perspectiva, y con esa seguridad, resulta plausible el ejercicio de la serenidad y la paciencia recomendada anteayer por el teniente general Videla...”348. Coincidían en los discursos de la amenaza ideológica, que se expandía como la hiedra por la sociedad desde la década del 50:“... de acuerdo con el informe, el origen 340
La Nación, 25/03/1976 Clarín, 26/03/1976 342 La Opinión, 30/03/1976 343 “Reflexión”, La Opinión, 27/03/1976. 344 La Nación, 25/03/1976 345 Clarín, 25/03/1976 346 “Las Fuerzas Armadas ya tienen decidido un golpe de Estado”, ABC, 11/03/1976 347 La Opinión, 31/03/1976 348 Clarín, 14/4/1976 341
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de la infiltración Marxista se remonta a 1958 en la Facultad de Ciencias Económicas de Buenos Aires...”349.Fundamentalmente contribuían en reproducir la creencia de la infiltración ideológica en el ámbito de la educación y la peligrosidad de la juventud, un discurso instalado sistemáticamente de forma pública a partir de enero de 1976: “... Debe insistirse sobre la extrema juventud de los extremistas, su origen común, estudiantes, que concurren a los niveles secundarios y terciarios de la educación, lo cual permite inferir graves conflictos, tanto en la influencia y despreocupación recibidas en ciertos hogares como en el tipo de enseñanza que reciben, responsabilidad que sin duda debe mover a la reflexión sobre el necesario control de la educación...”350. Hacían públicos informes tendientes a corroborar la infiltración ideológico subversiva en las Casa de Altos Estudios: “... Honda repercusión ha tenido la conferencia durante la cual se informó que ha sido desbaratada una vasta red subversiva que tenía como centro operativo, a la Universidad Nacional del Sur, con asiento en Bahía Blanca y ramificaciones en la Universidad de Santa Rosa, Chaqueña del Nordeste y los Institutos de Olavarria de Viedma, de Trelew y del Comahue, cuyo ex rector Roberto Noel Domeq, aparece entre los implicados prófugos...”351. En diciembre de 1976 el diario La Nación, transcribía la intervención en un programa radial del Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Jaime Lamont Smart. El periódico se hacía eco del pedido del ministro bonaerense en su llamado a Desenmascarar a quienes armaron a la subversión: “...el gobierno de la provincia conoce perfectamente que la subversión es ideológica y se desenmascaran estos casos. (...) El ministerio a mi cargo de vez en cuando, toma conocimiento de algunos hechos a través de denuncias de la población. El argentino ha tomado conciencia de lo que es la acción de las organizaciones subversivas...”352.
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“Las revelaciones sobre la penetración marxista causan honda impresión”, La Razón, 5/08/1976 “Informe del Ejército tras el ataque guerrillero a Monte Chingolo”, La Prensa, 31/01/1976 351 “Las revelaciones sobre la penetración marxista causan honda impresión”, La Razón, 5/08/1976 352 “Desenmascarar a quienes armaron a la subversión”, La Nación, 12/12/1976. Transcripción de las declaraciones de Jaime Lamont Smart, Ministro de Gobierno bonaerense, a LS - 11 Radio Provincia de Buenos Aires 350
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Esta retransmisión del mensaje del Proceso de Reorganización Nacional tendía puentes entre la acción gubernamental que supuestamente actuaba por las denuncias de los ciudadanos concienciados del sigiloso proceder de la subversión. Además para los no iniciados en la colaboración venía a mostrarles donde estaban los subversivos y como podían colaborar en el desbaratamiento de las organizaciones subversiva. Intentando quebrar las prácticas solidarias y llevar adelante el aislamiento de los sujetos percibidos y caracterizados como peligrosos, para de esta manera asumir el programa del Proceso de Reorganización Nacional como un programa de todos los argentinos. Finalmente cerraba con un claro mensaje hacia quienes querían formar parte del proyecto inspirado en una tradición histórica y en una concepción cristiana del mundo y del hombre353: “... La Argentina, todavía arrodillada se va incorporando, pero aún no se ha puesto definitivamente de pie. Así que para ello, debemos los argentinos hacer un esfuerzo muy grande y no tenerle miedo al sacrificio, porque creo que vamos a tener que sacrificarnos mucho todavía, pero con el sacrificio de todos vamos a salir adelante...”354. Igualmente de preocupadas por difundir la identificación del enemigo, revistas habitualmente dedicadas a otras temáticas, como Gente (daba cobertura a los eventos de actualidad del denominado mundo del jet set) o Para Ti (revista de modas, tendencias, y actualidad para la mujer), comenzaron a darle lugar al discurso del Proceso de Reorganización Nacional. Desde estas revistas se subrayaba la franja etárea de los jóvenes como el sinónimo del subversivo, y por ende recalcaba la importancia de las instituciones educativas, y ante todo conminaba a los padres a ejercer una tarea de permanente control y vigilancia para que “... no terminen en la morgue, reconociendo el cadáver de su hijo o de su hija. Cuando era demasiado tarde para arrepentirse...” 355. El mensaje era excesivamente claro no se trataba de que los jóvenes pudieran caer en las teorías seductoras de los ideólogos marxistas, subversores del orden, sino que la juventud de esa época ya era subversiva, lo habían constado en el Informe del Ejército tras el ataque guerrillero a Monte Chingolo; lo refrendaba el ministro de educación “... perdimos dolorosamente a una parte valiosa de nuestra juventud...” 356; y confirmaba don 353
Cfr. “Videla ante periodista extranjeros”, La Nación, 13/05/1976 “Desenmascarar a quienes armaron a la subversión”, La Nación, 12/12/1976 355 “Carta abierta a los padres argentinos”, Revista Gente, 16/12 /1976 356 Iniciación del Curso Lectivo 1977, Mensaje del Señor Ministro de Cultura y Educación, Prof. Ricardo Enrique Bruera. 354
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Jorge Rafael Videla en uno de sus discursos más importantes donde señala la existencia de una “... juventud sana, que gracias a Dios el país tiene...” 357, en contraposición a una juventud insana, por tanto, se imponía la actitud alerta de los padres y el control sobre la educación. A grosso modo los dos semanarios mencionados completan una tarea pedagógica; referida a instruir respecto del proceder de la subversión y de cómo combatirla desde el hogar: “... Había que minar, entre otras cosas, las mentes y las almas. ¿Cómo? Atacando los centros vitales de la sociedad. Las mentes de los chicos y los jóvenes en colegios y universidades. (...) Infiltrar la Iglesia y proponer una doctrina cristiana más permisiva, más temporal; menos rezos y más cuestiones sociales. (...) la guerra se da instintivamente, en todos los flancos claves de la sociedad. La familia, los medios de comunicación, la Iglesia (...) Más pornografía, más relajo. Avanzó la sordidez porque era “inteligente”, especialmente en cine y libros. Y ese objetivo esta claro: había que destruir nuestra moral, la familia, nuestras tradiciones (...) Y son usted, las madres, con más
fuerza y efectividad que nadie, las que podrán desbaratar esa estrategia
si dedican más tiempo que
nunca al cuidado de sus hijos...”358.
Si elemento aglutinador del Proceso de Reorganización Nacional era aniquilar la subversión, con la consecuente eliminación física del subversivo, o al menos el secuestro detención tortura, el hecho de identificar a los jóvenes como el sujeto subversivo, infundirá el miedo en los padres de que sus hijos se conviertan en subversivos y por tanto personas propensas a ser eliminadas. Tanto se insistía en esa mecánica de instauración del miedo que uno de nuestros informantes al comenzar la entrevista lo primero que nos mencionó fue: “... lo que más recuerdo de aquellos días era el miedo que sentía...”359. Es dable mencionar que la expresión citada corresponde a una señora que nunca estuvo vinculada a actividades políticas o gremiales, podemos decir se trataba de una ciudadana de aquellas contra las cuales la dictadura en principio no tenía que preocuparse, pero esta señora tenía dos hijos, y temía por lo que pudiera pasarles a ellos. Así la labor cuasi mecánica de los medios de comunicación enfatizando en la acción perniciosa de la subversión en las instituciones educativas, y sobre el
357
Conferencia de Prensa de Jorge Rafael Videla, diciembre de 1979. “Carta abierta a las madres”, Para Ti, 5/07/1976 359 Entrevista realizada por el autor a F.G.P.F., febrero 2010. 358
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riesgo de que los jóvenes del futuro sean subversivos, calaba en las preocupaciones de los padres a quienes se les pedía un esfuerzo en beneficio de sus hijos: “... Hoy la educación de sus hijos no sólo es una obligación. También es una responsabilidad. Los tiempos han cambiado. La escuela es un terreno donde la subversión ha dirigido sus armas para ganar en este campo lo que no ha podido lograr con la violencia. Este es un toque de atención. Un llamado a la cautela y a la reflexión. Una apelación concreta a su responsabilidad como madre y como padre...”360. Para aquellos padres cuyos hijos ya estaban escolarizados, los medios publicaban artículos tales como el siguiente: “Cómo detectar el lenguaje marxista en la escuela”, cuyo objetivo era brindar herramientas a los padres para que pudiesen vigilar y denunciar: “... Lo primero que se puede detectar es la utilización de un determinado vocabulario, que aunque no parezca muy trascendente, tiene mucha importancia para realizar el “trasbordo ideológico” que nos preocupa. Así aparecerán frecuentemente los vocablos: diálogo, burguesía, proletariado, América Latina, explotación, cambio de estructuras, capitalismo, etc. Y en las cátedras religiosas abundarán los términos comunes: preconciliar, y posconciliar, ecumenismo, liberación, compromiso, etc. (...) Pero los padres son un agente primordial para erradicar esta verdadera pesadilla. Deben vigilar, participar, y presentar las quejas que estimen convenientes...”361. Destinaban gran cantidad de páginas a explicarles como había sido el proceso de adoctrinamiento de los jóvenes en ideas subversivas del orden natural, para que estuviesen atentos por si volvían a repetirse las visitas extrañas: “... En muchos colegios los alumnos vieron con cierto asombro que un día cualquiera su profesor les presentaba a un señor bien vestido que (...) empezaba a disertar sobre un tema que nada tenía que ver con la clase. Esas visitas extrañas se repitieron en nuestros colegios desde 1972 hasta no hace muchos meses. Los visitantes eran personajes siniestros como el pedagogo brasileño
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“Carta abierta a los padres argentinos”, Revista Gente, 16/12/1976. Revista Para Ti, enero de 1977.
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Paulo Freire, que desparramo en aulas Argentinas su repetido campanilleo sobre El papel de oprimido y el papel del opresor...”362. En algunos casos las revistas realizaban recomendaciones al gobierno, respecto de la necesidad de atender la educación formal, pretendiendo advertir de algunos libros de texto que habían conseguido sortear la censura. En lo que podríamos considerar un modelo instructivo de cómo denunciar: “Doctor Catalán: esto tiene que preocuparlo”; “... El país viene de sufrir una guerra. Armada e ideológica. Y la ganó gracias al valor y el sacrificio de muchos. Pero esa guerra no terminó. El enemigo aprovechará cualquier fisura para seguir con su trabajo destructor. Un área fundamental para ellos es la educación en los tres niveles. Su táctica es atrapar mentes y en especial la de los jóvenes, que son el futuro de la Nación. Nos preocupa entonces que aún hoy circulen en los colegios libros con frases y conceptos como los que transcribimos. No pretendemos desatar una caza de brujas. Pero el lenguaje y la ideología que esos libros expresan se parecen demasiado a la ideología que imponen los subversivos marxistas en la prédica diaria. Creemos que esto debe ser controlado y corregido...”363. De manera provisional podemos sugerir que entre algunos medios de comunicación y el Proceso de Reorganización Nacional se estableció una identidad de propósitos: instalar el relato y la descripción de una situación de guerra; la apelación directa a la responsabilidad de los padres en el control de los jóvenes y su formación; hacer de la denuncia el método de participación en el proceso; y ante todo instalar la idea de la peligrosidad de los jóvenes.
362 363
Revista Para Ti, 6/07/1977. Revista Gente, 4/04/1978.
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Capítulo IV: políticas y prácticas 4. El terror en las aulas. Iniciado el Proceso de Reorganización Nacional, el régimen militar basó su legitimidad en la guerra revolucionaria, y apeló como elementos conformadores del discurso legitimador al desgobierno, corrupción, caos (la semblanza trazada por la prensa), y al papel de las FF.AA. como garantes de los valores de la nación. Como elemento reseñable destaca la estrategia clandestina de aniquilamiento pensada para evitar las condenas “... Argentina debe tratar de dar la imagen de que es un país civilizado y no en estado de guerra...”364. La dimensión de la represión se tradujo en la amplitud de la decena de miles de asesinados, de muertos en enfrentamientos, de desaparecidos, de exiliados, etc. fundamentada sobre el principio excluyente, es decir, en la negación a los subversivos de cualquier espacio en el nuevo sistema. La represión empleada por el Proceso de Reorganización Nacional, como señalamos en apartados anteriores se valió de mecanismo legales y clandestinos, del mismo modo apuntamos buscó la eliminación no sólo de las organizaciones político militares, sino que incluyó entre sus enemigos a un abanico más amplio de opositores 365, y finalmente puntualizamos sobre la preocupación del Proceso de Reorganización Nacional por la juventud y el campo de la educación. Desde la perspectiva de las FF.AA., “... Se ha comprobado que aquélla [la lucha armada] existe en virtud de que antes y durante su desarrollo, la ideología de la muerte se introdujo y dominó la educación y la cultura, el sector del trabajo, la economía y la justicia...”366. Parecería que esa comprobación se prefiguro al haber convertido en premisa la idea de la infiltración cultural. ¿De dónde tomaban esta idea de la infiltración cultural? de la misma manera que Trinquier leyó a Mao, Díaz Bessone leyó a Antonio Gramsci, y extrajo una interpretación de las reflexiones de Gramsci. Según Díaz Bessone, Gramsci les había enseñado a los marxistas como podrían controlar el poder si eran capaces de producir un cambio cultural, de manera que se alteraría la escala de valores tradicionales de un país. Entonces los marxistas atacan el área de la cultura; la educación en todos los 364
“Las Fuerzas Armadas ya tienen decidido un golpe de Estado”, ABC, 11/03/1976 Cfr. Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976. 366 Gobierno. El Terrorismo en la Argentina. Evolución de la delincuencia terrorista en la Argentina. Buenos Aires, el Gobierno, 1979, pág. 3. 365
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niveles, los medios de difusión masiva, la religión, el arte, con prioridad en el cine, los vínculos internacionales del país, la política laboral, la economía367. Si existiese la ocasión de preguntarle a alguno de los perpetradores de los secuestros y torturas, durante el Proceso de Reorganización Nacional, si leyó a Gramsci, probablemente ni siquiera conozca al intelectual italiano, pero es muy factible que si se le pregunta donde encontrar subversivos lo sabría, y probablemente vaya a los colegios y las universidades porque sus superiores se ocuparon de transmitirle el mensaje a ellos y a la sociedad. Respecto de la transmisión del mensaje a la sociedad hemos esbozado algunas pautas en incisos anteriores, sin embargo algunas citas son muy transparentes respecto de lo que intentamos decir: “... Después del 25 de mayo de 1973, cuando Cámpora asumió el poder y liberó a los guerrilleros, la izquierda marxista que había trabajado en todos los frentes para facilitar ese asalto al poder recibió el premio que más codiciaba: la conducción de la educación del país...”368. En lo atinente a los miembros de los cuerpos de seguridad del estado la Directiva del Comandante en Jefe del Ejército Nº 504/77, permite clarificar a que nos referimos: “... a) El ámbito educacional ha sido objeto, por parte de la subversión de una creciente infiltración y captación ideológica en todos los niveles de enseñanza, con la finalidad de formar futuras clases dirigentes de país y cuadros de sus organizaciones político –militares. El accionar subversivo en este ámbito se lleva a cabo fundamentalmente a través de: 1) Personal directivo, docentes y no docentes, ideológicamente captados, que a través de decisiones, cátedras o charlas informales, difunden ideologías subversivas. 2) Organizaciones estudiantiles de nivel secundario y universitario que realizan actividades de captación e intimidación en estrecha vinculación con las OPM. 3) Empleo de bibliografía y recursos didácticos que en forma objetiva o subjetiva sirven para difundir ideas extrañas a nuestros principios de nacionalidad...”369.
367
Cfr. Genaro Díaz Bessone. “Derrotar definitivamente la subversión”, La Prensa, 10/07/1989. “Carta abierta a los padres argentinos”, Revista Gente, 16/12/1976 369 Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77, (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78). 20 de abril, pág. 10. 368
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Por medio de mecanismos coercitivos y cohesionantes, el bloque dominante intentaba sostener el status quo, marcando un quiebre en la fisonomía y el comportamiento de la sociedad. Los medios de comunicación, la iglesia370, y sobre todo la educación son herramientas privilegiadas para alcanzar el objetivo no sólo de instalar un modelo sino de crear las condiciones ideológicas de mantenerlo vigente. A tales efectos puso en marcha la maquinaria estatal para convertir a la escuela en un blanco prioritario de la represión y en un dispositivo de ésta. Como es sabido la escuela reproduce las líneas directrices del modelo social que se pretende fundar o reproducir, pero también puede ser un espacio de sociabilidad de experiencias dispares, pudiéndose afirmar que reúne en sí una serie de características de la sociedad en la que se origina; condensa, a la vez, un proyecto y una realidad social. Un análisis de la dialéctica social, cultural y política de las décadas del 60 y 70 nos mostraría una ruptura sociopolítica que dio lugar a la emergencia de un nuevo actor social desvinculado de la esfera productiva: la juventud. En ese proceso la escuela pública, tuvo un papel relevante en la formación política de los jóvenes para que puedan convertirse en ciudadanos participantes de una sociedad que sustente como valores preponderantes la libertad, la igualdad y el reconocimiento del otro; y donde las visitas extrañas tuvieron una injerencia muy importante. El Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional) enmarcaba al movimiento estudiantil dentro de
los oponentes activos al régimen militar, la
peligrosidad del movimiento estudiantil estaba dada por “... responder a corrientes ideológicas orientadas hacia el socialismo y sirven en lo fundamental a intereses de la subversión...”371. El citado documento preveía como una de las posibles acciones de oposición por parte de los estudiantes, la realización de actos y concentraciones junto con organizaciones obreras para buscar la alianza obrero estudiantil. Producido el golpe el Ministerio de Cultura y Educación, asumió un directiva inclaudicable: restaurar el orden, mediante la intervención de las diferentes instituciones del sistema educativo dependientes del gobierno nacional. En este sentido se aplicaron 370
A la que por cuestión de prioridades no hemos referido, pero que sin embargo jugo un rol importante. Véase la obra de Mignone, Emilio F. Iglesia y dictadura: el papel de la iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar. Buenos Aires, Ediciones del Pensamiento Nacional, 1986. Mignone; Emilio. Iglesia y Dictadura. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes y Página/12, 1999. También puede resultar de utilidad Oregón, Martín. Entre la cruz y la espada. La Iglesia Católica durante los primeros años del “Proceso”. Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes, 2005. Y Verbitsky, Horacio. El silencio. De Paulo VI a Bergoglio. Las relaciones secretas de la Iglesia con la ESMA. Buenos Aires, Sudamericana, 2005. 371 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág.20.
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múltiples mecanismos coercitivos en el sistema educativo para que todos sus integrantes colaboraran activamente con la represión militar “... a fin de convertirlos en principales ejecutores y colaboradores directos para la obtención del objetivo sectorial, cual es, la erradicación de la subversión en la cultura y educación del país...”372; subsidiariamente se instaló un sistema de represión interna con proscripciones, desplazamientos, cesantías, y la suspensión del Estatuto Docente373. Esa cara visible de la represión era coadyuvada por la depuración ideológica implementada desde la clandestinidad de la Operación Claridad374, por la cual debían detectarse personas opositoras del ámbito de la educación y la cultura, mediante la coordinación informativa para combatir los focos subversivos, a través de la vigilancia, la identificación, y el espionaje. Esta operación llevó a cabo la censura, la prohibición, la quema de libros, las listas secretas y listas negras. La Operación Claridad fue una tarea coordinada desde el Ministerio de Cultura y Educación, implementado a través de la creación en el ámbito del ministerio del Área de Recursos Humanos (un organismo de inteligencia) y luego la Asesoría de Comunicación Social, organismos que diseñaron y ejecutaron el sistema de control ideológico en los ámbitos educativo y cultural desde 1976 hasta 1983. El primer ministro de educación del Proceso de Reorganización Nacional, Ricardo Pedro Bruera, ha dejado constancia de cómo funcionaría la operación: “... La radicalización del accionar opositor de docentes, alumnos y no docentes en el quehacer educativo y de los elementos actuantes en el ámbito cultural y científico técnico, adquiere una importancia tradicionalmente relevante sobre lo cual resulta ocioso insistir (...) Se creó entonces bajo el encubierto nombre de Recursos Humanos un área que funciona como dependencia del Departamento de Asesores del Ministro (...) Imprescindible complemento (...) es el aporte de un grupo de personas especialistas en tareas de Inteligencia, destinados a manejar los aspectos técnicos del tema en cuestión. La necesidad aludida ha sido gestionada ante las autoridades de la SECRETARIA DE INTELIGENCIA 372
Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77, (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78). 20 de abril, pág. 12. 373 Cfr. Ley 21.260/1976, de 29 de marzo, Empleados públicos – Autorización para dar de baja por razones de seguridad al personal vinculado a actividades de carácter subversivo o disociadoras. (Boletín Oficial de 29 de marzo). Ley 21.261/1976, de 29 de marzo, Trabajo – Suspensión transitoria del derecho a huelga y de toda otra medida de fuerza que pueda afectar la productividad. (Boletín Oficial de 29 de marzo). Ley 21.274/1976, de 29 de marzo, Empleados públicos – Régimen transitorio de prescindibilidad. (Boletín Oficial de 29 de marzo). 374 Cardoso, Oscar Raúl, “La trastienda de la Operación Claridad”, en: Clarín, 24/03/1996.
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DEL ESTADO (SIDE), quienes la han cubierto a entera satisfacción del suscripto...”375. La necesidad de poner en marcha una infraestructura clandestina de tales dimensiones requería de unas partidas presupuestarias que debían provenir de los denominados fondos reservados, es decir sobre los cuales no existe publicidad, justificación ni supervisión externa y constituyen por tanto un engranaje más de la clandestinidad: “... El MCE necesita contar con una partida de fondos secretos que permita afrontar los gastos que insume el pago de los servicios del personal técnico y la creación de toda la infraestructura de apoyo a la labor informativa (pago de informantes ocasionales) todo lo cual ha sido evaluado por la SIDE y propuesto a su Excelencia para su aprobación...”376. La acción de estos organismos se desarrolló mediante departamentos: el dedicado a la Información Pública se ocupó de la prensa y la opinión pública; otro departamento organizó la búsqueda del oponente y por último el dedicado al estudio de los casos con antecedentes ideológicos se encargó de la aplicación de sanciones administrativas. En estos departamentos se organizaba el trabajo de agentes de inteligencia, cuya misión principal era infiltrarse en colegios, universidades y ámbitos culturales para detectar subversivos. La información producida a través de estos organismos funcionaba como fuente para la identificación de docentes y estudiantes contrarios al régimen. No obstante, en 1977, las FF.AA. constataban con cierto disgusto que “... si bien se intentó erradicar la subversión en este ámbito, no se logró alcanzar resultados significativos...”377, esa constatación los llevaba a intentar un esfuerzo mayor en la comunicación unidireccional. Es decir que desde el poder se tendió a oficializar férreamente una versión de la realidad conveniente a la visión de quienes lo ejercen, Con motivo del inicio del ciclo lectivo de 1977, el ministro de cultura y educación, Profesor Ricardo Bruera, se hará eco del reclamo de los resultados ineficientes, 375
Memorándum estrictamente secreto y confidencial. Del Ministro de Cultura y Educación, D. Ricardo Pedro Bruera, a su excelencia D. Jorge Rafael Videla, 23/11/1976. En: Cardoso, Oscar Raúl, “La trastienda de la Operación Claridad”, en: Clarín de 24/03/1996. 376 Memorándum estrictamente secreto y confidencial. Del Ministro de Cultura y Educación, D. Ricardo Pedro Bruera, a su excelencia D. Jorge Rafael Videla, 23/11/1976. En: Cardoso, Oscar Raúl, “La trastienda de la Operación Claridad”, en: Clarín, 24/03/1996. 377 Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77, (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78). 20 de abril, pág. 10.
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“... He percibido una carga de ansiedades hacia el final del curso lectivo 1976. Como si el evitar para la joven generación los peligros de ayer, tuviese necesariamente que correr parejo con una actitud
sólo
represiva
y
angustiante...”378. Y avanzara en la comunicación unidireccional: “... Fue, ciertamente, el negativo impacto de falsas opciones (...) con las que nos indujeron a la disolución social mediante la quiebra de todas las responsabilidades de la autoridad paterna, el desprestigio de la institución familiar, la negación del ejercicio válido y honesto del poder adulto para arquitecturar orgánicamente el juego generacional...”379. En ese contexto las FF.AA. se propusieron desarrollar una política de acercamiento, asesoramiento y apoyo a las autoridades culturales, educativas y de ciencia y tecnología, con la finalidad de lograr la adopción de medidas políticoadministrativas, tendientes a erradicar la subversión en sus distintas manifestaciones380. Como intento de ese acercamiento se publica y distribuye en todos los centros de enseñanza, una especie de manual instructivo llamado Subversión en el ámbito educativo (Conozcamos a nuestro enemigo)381. Una edición conjunta del Ministerio de Educación y del Ministerio de Planeamiento, cuyo propósito declarado era colaborar con los docentes en la comprensión y
erradicación de la subversión del ámbito
educativo, por ello intentaba contribuir en el conocimiento de los enemigos de la nación. El esfuerzo esclarecedor se centraba en explicar que junto a las manifestaciones violentas y visibles de la subversión (huelgas, secuestros, asesinatos, sabotajes, ataques a cuarteles y comisarías), había otras acciones menos visibles, pero igual de peligrosas,
378
Iniciación del Curso Lectivo 1977, Mensaje del Señor Ministro de Cultura y Educación, Prof. Ricardo Enrique Bruera. Santa Fe, 7 de marzo de 1977, pág 5. 379 Iniciación del Curso Lectivo 1977, Mensaje del Señor Ministro de Cultura y Educación, Prof. Ricardo Enrique Bruera. Santa Fe, 7 de marzo de 1977, pág 4. Como ejemplo de la comunicación unidireccional también puede consultarse Educar para la paz. Texto del mensaje del ministro de Cultura y Educación, Dr. Juan Rafael Llerena Amadeo, en la 37 Reunión de la Conferencia Internacional de Educación de la UNESCO en el Palacio Wilson, de Ginebra -Suiza-, el 6 de julio de 1979 380 Cfr. Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77, (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78). 20 de abril. 381 Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos a nuestro enemigo. Ministerio de Cultura y Educación, Buenos Aires, 1977.
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tales como la desjerarquización generalizada, la educación tendenciosa, el fomento de la corrupción, la pornografía, y las drogas382. El folleto describía mediante un lenguaje directo las causas que se hallaban detrás de las acciones más ocultas de la subversión“... pareciera que no nos damos cuenta de lo que sucede (...) aun creemos que no nos hallamos en tiempo de guerra...”383. Y recurrían para explicar la guerra revolucionaria a la interpretación que realizaban de Gramsci del cambio cultural: “... Esta agresión apoyada es una permanente, intensa, vasta y profunda Acción Sicológica a través de la educación, la cultura, los medios de comunicación social, etc., desarrolla sus estrategias particulares en los distintos ámbitos adecuándolos a los tiempos, a las características particulares de la sociedad a atacar (...) para ello actúa simultáneamente en todos los ámbitos y trata de socavar los cimientos de nuestras instituciones y destruir nuestros valores...”384. Se pretendía transmitir a los docentes la caracterización del enemigo del que la sociedad debía ser defendida. Esta concepción dicotómica, que enfrentaba un nosotros contra un otro se graficaba en el capítulo II del documento, “Organizaciones subversivas que operan en el ámbito educativo”, donde les hacía saber a los docentes que las bandas de delincuentes subversivos marxistas, desde el nivel preescolar hasta la universidad “...considera a los ámbitos de la cultura y la educación, como los más adecuados para ir preparando el terreno fértil hacia la acción insurreccional de masas...”385. Simultáneamente les informaba que la subversión se hallaba prácticamente desarticulada y sin capacidad operativa, y ante tal realidad se imponía trabajar más duramente en la detección del proceder subversivo en las escuelas. Como parte de esas estrategias, en los niveles preescolar y primario, “... se ha advertido en los últimos tiempos, una notoria ofensiva marxista en el área de la literatura infantil...” 386. En los últimos años del ciclo primario la acción subversiva se intensificaba tendiente a “... modificar la escala de valores tradicionales (familia, religión, nacionalidad, tradición, 382
Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos Educación, Buenos Aires, 1977, pág. 8. 383 Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos Educación, Buenos Aires, 1977, pág. 11. 384 Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos Educación, Buenos Aires, 1977, págs. 12-14. 385 Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos Educación, Buenos Aires, 1977, pág. 43. 386 Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos Educación, Buenos Aires, 1977, pág. 49.
a nuestro enemigo. Ministerio de Cultura y a nuestro enemigo. Ministerio de Cultura y a nuestro enemigo. Ministerio de Cultura y a nuestro enemigo. Ministerio de Cultura y a nuestro enemigo. Ministerio de Cultura y
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etc.)...”387. Además del control del director y de los padres sobre la enseñanza recibida por los alumnos, se requería la vigilancia y la denuncia entre los miembros de la comunidad educativa. En 1978 se emitió la directiva secreta 507/78 en la que señalaba que “...el ámbito educacional continúa siendo objeto de una creciente infiltración y captación ideológica marxista...”388 y ordenaba mantener en ejecución la Operación Claridad pues de momento no se había logrado, “... la total comprensión del problema por parte de los rectores, decanos, supervisores y docentes de todos los ciclos de enseñanza, quienes se han mostrado poco dispuestos a asumir tareas y responsabilidades acorde con las exigencias que impone el Proceso de Reorganización Nacional...”389. En 1979 y 1980 se ordenó acrecentar la reunión de información para acelerar la erradicación de ideólogos terroristas y delincuentes subversivos. Esta orden se apoyaba en la consideración de que si bien los activistas terroristas habían sido eliminados, quedaban aún, especialmente en el nivel terciario y secundario, los activistas ideológicos. Todo ello afectó la capacidad de las instituciones educativas para construir relaciones sociales e impactó en el lugar que ocupaba la escuela en la reproducción del tejido social. Pero, de acuerdo a los pronunciamientos y a los informes de situación gubernamentales ¿podemos pensar que la escuela, como forjadora de identidades culturales, pudo salvaguardar ciertos valores que intentaron ser arrancados del cuerpo de cada desaparecido?
387
Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos a nuestro enemigo. Ministerio de Cultura y Educación, Buenos Aires, 1977, pág. 49. 388 Directiva del comandante en jefe del ejercito Nº 507/78. Operación Claridad, en: Clarín. Segunda edición, Buenos Aires, 24/03/1996. 389 Directiva del comandante en jefe del ejercito Nº 507/78. Operación Claridad, en: Clarín. Segunda edición, Buenos Aires, 24/03/1996.
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4.1. El proyecto educativo autoritario “... Conformación de un sistema educativo acorde con las necesidades del país, que sirva efectivamente a los objetivos de la Nación y consolide los valores y aspiraciones culturales del ser argentino...”390. Claro, preciso y contundente, era el propósito declarado en el inciso octavo de los objetivos fijados por el Proceso de Reorganización Nacional, entre los objetivos prioritarios del régimen dictatorial se hallaba la reforma del sistema educativo. Frente al supuesto caos en el que se hallaba inmerso el país, las FF.AA. contraponían su proyecto nacional, el cual contó con una política educativa acorde a las necesidades del país 390
Acta fijando el Propósito y los Objetivos básicos para el Proceso de Reorganización Nacional. 24 de marzo de 1976.
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deseado. Era una política “... en todos los órdenes y niveles basada en la disciplina y con un contenido nacional y cristiano...”391, pensada como acción preventiva en la conformación de futuros subversivos, a través de un fuerte control ideológico en las aulas: “... Así podremos desde el sistema educativo afianzar el sentido moral que siempre distinguió, a nuestros jóvenes y a nuestro pueblo, evitando que pueda ser captado en el futuro por la acción nefasta de la frivolidad, de los extremismos y la delincuencia subversiva...”392. En ese sentido se trato de una política autoritaria, que atacó las fuentes de conocimiento crítico, donde el aporte fundamental de los maestros y profesores debía ser el de transmitir contenidos identificados con los valores esenciales de la nacionalidad, vinculados con nuestras tradiciones histórico culturales de la moral cristiana393; y como contraparte coartó la posibilidad del debate, e interrumpió los lazos y organismos que representan la solidaridad (centros de estudiantes). La escuela fue el espacio que el Proceso de Reorganización Nacional priorizó para la difusión de su ideología y donde procuró hilvanar la legitimidad y el apoyo indispensables para lograr su cometido. Asimismo, en principio, estas condiciones facilitaron las acciones del terrorismo de Estado en el ámbito educativo, debilitando las posibilidades de resistencia y los lazos de solidaridad entre los actores educativos. El sistema educativo vigente en Argentina hasta el 24 de marzo de 1976 reconoce sus bases institucionales más importantes en la ley 1.420 (1884), la cual establecía una educación de carácter obligatoria, universal y laica. La ley 1.420 marca el inicio de la intervención estatal, que tras el objetivo de homogeneizar a la población, asume la tarea de formar al ciudadano. Este proceso de integración de las mayorías a la educación elemental mantenía fuertes articulaciones con la instauración de una República Conservadora funcional a los intereses de la oligarquía terrateniente. Aunque no es menos cierto que el sistema puede fijar los límites donde se desarrolla la cultura popular, pero no su contenido394. 391
“Anexo I, Medidas Inmediatas de Gobierno”, en: Bases para la intervención de las Fuerzas Armadas en el Proceso Nacional. Marzo de 1976, pág. 23 392 Educar para la paz. Texto del mensaje del ministro de Cultura y Educación, Dr. Juan Rafael Llerena Amadeo, en la 37 Reunión de la Conferencia Internacional de Educación de la UNESCO en el Palacio Wilson, de Ginebra -Suiza-, el 6 de julio de 1979, pág. 14. 393 Cfr. Ministerio de Cultura y Educación, Resolución Nº 1196. Inclusión de ética y deontología en la formación superior no universitaria (incluye la formación docente). Buenos Aires, 1980. 394 Cfr. Thompson, Edward Palmer. Costumbres en común. Barcelona, Crítica, 1995.
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En esta etapa uno de los pilares de la política educacional es la monopolización de la formación docente por parte del Estado, marcando un cambio en el trabajo de enseñar: de una profesión libre pasó a ser una profesión de Estado. Además significó un enfrentamiento abierto con las posiciones de la Iglesia Católica, la cual consideraba como su derecho el ejercicio del monopolio religioso y pedagógico395. Una postura derrotada en el Congreso Pedagógico de 1882, donde se excluirá a la iglesia de la enseñanza pública, resolución cristalizada en la sanción de la ley 1.420 de Educación Común. La mencionada ley fijaba, en su artículo sexto, los contenidos de la instrucción obligatoria: Lectura y Escritura; Aritmética; Geografía particular de la República y nociones de Geografía Universal; de Historia particular de la República y nociones de Historia General; Idioma nacional, moral y urbanidad; nociones de higiene: nociones de Ciencias Matemáticas, Físicas y Naturales; nociones de Dibujo y Música vocal; Gimnástica y conocimiento de la Constitución Nacional, para las niñas será obligatorio, además, los conocimientos de labores de manos y nociones de economía doméstica. Para los varones el conocimiento de los ejercicios y evoluciones militares más sencillas, y en las campañas, nociones de agricultura y ganadería. La ley 1.420 recogía los preceptos de la constitución nacional de 1853-1860, referidos a la libertad de culto, y estableciendo en el artículo octavo de la ley que la enseñanza religiosa de cualquier credo sólo podrá ser dada en las escuelas públicas por los ministros autorizados de los diferentes cultos, a los niños de su respectiva comunión y antes o después de las horas de clases396. La concepción del proyecto educativo del Proceso de Reorganización Nacional estaba orientada en primer término a la imposición disciplinaria no para masificar sino para destruir todo lazo de identificación colectiva, en aras de una individualidad aislada, como manifestaban en la búsqueda del hombre armónico: “... porque preferimos la armonía al equilibrio porque los más altos valores humanos (la belleza, el bien, el amor, etc.) proceden de la armonía y no del equilibrio porque en el orden social, el equilibrio no basta para producir armonía...”397.
395
Cfr Puiggros, Adriana. Que paso en la educación argentina. Breve historia desde la conquista hasta el presente. Buenos Aires, Galerna, 2006. Ley 1.420 de Educación común, de 8 de julio de 1884. 396 Ley 1.420 de Educación común, de 8 de julio de 1884. 397 Educar para la paz. Texto del mensaje del ministro de Cultura y Educación, Dr. Juan Rafael Llerena Amadeo, en la 37 Reunión de la Conferencia Internacional de Educación de la UNESCO en el Palacio Wilson, de Ginebra -Suiza-, el 6 de julio de 1979, pág. 6.
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La gestión educativa de la dictadura se propuso eliminar las propuestas subversivas contrarias al orden e introducir pautas de socialización vinculadas a una formación espiritualista en desmedro de una formación científica. Estas pautas tuvieron como punto de partida las Bases Doctrinarias del Proceso de Reorganización Nacional “... la sociedad inspirada en los principios cristianos involucra a prevalencia del espíritu sobre la materia...”398 un ordenamiento disciplinar de alto contenido oscurantista como lo refieren ministro de Cultura y Educación Llerena Amadeo: “... Pero ¿no es evidente que el hombre puede saltar las fronteras determinantes de la materia e incluso de la vitalidad porque en él anida el espíritu?...”399, ideas fuerzas que se materializaron en proyectos como la introducción de la enseñanza de ética y deontología profesional en todos los planes de estudio de los profesorados, cuyo articulado programático se vertebraba en torno a “La persona humana: corporeidad y espiritualidad (...) El orden natural, moral y trascendente...” 400. Otro avance del espíritu sobre la materia fue la modificación de los contenidos mínimos de las currícula del nivel medio que significaron, entre otras cosas, nuevos contenidos en Historia donde se agregaron apartados tendientes a tratar la problemática de la agresión marxista a nuestro país, incorporar Formación Moral y Cívica, “...Demás está que destaque lo importante de la incorporación de Formación Moral y Cívica, en cuanto hace a la formación integral del hombre y en este caso particular del hombre argentino...”401. Ello se relacionaba con una de las primeras medidas tomadas por el ministerio de Cultura y Educación del Proceso de Reorganización Nacional, que el 1 de abril de 1976 suprimió los contenidos de la asignatura Estudio de la Realidad Social Argentina (ERSSA)402, que integraba los planes enseñanza secundaria y terciaria desde el 10 de julio de 1973, y encargó la fijación de nuevos contenidos, cuyo resultante fue Formación Moral y Cívica.
398
Bases Doctrinarias, Acta Fijando las Bases Políticas de las Fuerzas Armadas para el Proceso de Reorganización Nacional, Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación, 1979, pág. 46. 399 Educar para la paz. Texto del mensaje del ministro de Cultura y Educación, Dr. Juan Rafael Llerena Amadeo, en la 37 Reunión de la Conferencia Internacional de Educación de la UNESCO en el Palacio Wilson, de Ginebra -Suiza-, el 6 de julio de 1979, pág. 5. 400 Ministerio de Cultura y Educación, Resolución Nº 1196. Inclusión de ética y deontología en la formación superior no universitaria (incluye la formación docente). Buenos Aires, 9 de julio de 1980,, pág. 3. 401 Exposición realizada por S.E. el ministro de Cultura y Educación, Dr. Juan Rafael Llerena Amadeo, por la cadena oficial de radio y televisión, el día 9 de marzo de 1981, pág. 7. 402 Materia pensada para explicar la organización política, económica y social de la Argentina. Su primera presencia en el sistema educativo argentino fue Instrucción Cívica, y substituida en 1953 por Cultura Ciudadana.
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Como parte de las medidas de la ingeniería refundadora, el 24 de marzo de 1976 fue suspendido el Estatuto del Docente, posteriormente reformado y reimplantado en enero de 1979, con un signo autoritario y excluyente acorde al modelo cerrado y totalizante del proyecto nacional de las FF.AA. Regulando no sólo el puesto de trabajo del docente sino también las características del sujeto que lo ocupa, al realizar con fuerza de ley una definición del docente quién debe ser “... un orientador en el proceso de aprendizaje, en la “formación de hombres”...”403. El docente debía identificarse con los valores “... ético-espirituales que sustentan el ser nacional...”404, para lo cual se había puesto en marcha el Sistema Nacional de Perfeccionamiento y Actualización Docente, tediente a orientar su vida personal y profesional405, quién debía aspirar a un “... modelo ejemplar y dar testimonio de él, tanto en su actuación docente como en su vida personal...”406. Con las leyes 21.809 y 21.810 se comenzó la transferencia educativa de la nación a las provincias, lo cual suponía una restricción financiera, pues se le traspasaban a las provincias la obligación educativa pero sin la contraparte presupuestaria. Con el programa Marcha hacia la Frontera se involucró a Gendarmería Nacional en la concesión de becas para alumnos asistentes a escuelas de fronteras. Se sancionó la Ley Federal de Educación “... con fe en el país y en la ayuda de Dios...”407, recordemos que Argentina es un país aconfesional, y en lo que atañe al ámbito educativo desde la ley 1420 se estableció la educación laica. En un cuerpo coherente de medidas el ministerio de Cultura y Educación a través del área de Educación Física fue el encargado de organizar la exhibición gimnástica de la apertura del mundial de 1978. Toda esta política adquirió una dimensión represiva en el plano ideológico, orientada a destruir todas las formas de expresión vinculadas a las corrientes filosóficopedagógicas gravitantes en Argentina entre los años 60 y la primera parte de los 70. Para el Proceso de Reorganización Nacional se imponía acabar con la agresión de
403
Ministerio de Cultura y Educación, Resolución Nº 538. Formación docente. Buenos Aires, abril 1980, pág. 9. 404 Ministerio de Cultura y Educación, Resolución Nº 538. Formación docente. Buenos Aires, abril 1980, pág. 10. 405 Cfr. Ministerio de Cultura y Educación, Resolución Nº 538. Formación docente. Buenos Aires, abril 1980. 406 Ministerio de Cultura y Educación, Resolución Nº 538. Formación docente. Buenos Aires, abril 1980, pág. 17. 407 Exposición realizada por S.E. el ministro de Cultura y Educación, Dr. Juan Rafael Llerena Amadeo, por la cadena oficial de radio y televisión, el día 9 de marzo de 1981, pág. 7.
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ideologías disolventes contrarias al orden natural y a la concepción cristiana de la vida408. El programa hacia una renovación de la Escuela Media se convirtió en piedra angular del proyecto nacional. El programa estaba conformado por tres fases: estudio dirigido, orientación y evaluación, y orientación vocacional. Su importancia estaba dada en ser el programa de formación y capacitación docente, para formar docentes comprometidos con principios y valores ético-espirituales, en el marco de una cosmovisión trascendente y cristiana que evitara la presión masificadora de la sociedad y potenciara la realización del hombre singular y concreto
409
.La eliminación de la
subversión no sólo buscaba el exterminio físico de la personas sino también de las ideas contrarias al orden, durante el Proceso de Reorganización Nacional ardieron miles de de libros y revistas para que el fuego purificador consiguiera: “... que no quede ninguna parte de estos libros, folletos y revistas, etc., se toma esta resolución para que con este material se evite continuar engañando a nuestra juventud sobre el verdadero bien que representan nuestros símbolos nacionales, nuestra familia, nuestra Iglesia y, en fin, nuestro mas tradicional acerbo espiritual, sintetizado en Dios Patria y Hogar. Los elementos que se destruyen surgieron de allanamientos a centros de distribución
que
se
dedicaban especifica y especialmente a este tipo de difusión...”410. Cuando los mecanismos de formación del cuerpo docente, no eran suficientes para conseguir el acompañamiento a la tarea fijada por el Proceso de Reorganización Nacional, y ante ciertas comprobaciones de la ineficacia de las medidas represivas, se acudía a la amenaza abierta: “... Si esa libertad del docente para elegir bibliografía en sus cursos no es bien empleada y yo descubro que hay algún docente que utiliza textos contrarios a la tradición, a las buenas costumbres, al ser nacional, a la doctrina nacional, evidentemente voy a tener que llamar a ese docente y veré lo que ocurre...”411. Se prohibió la enseñanza de la matemática moderna y de la Teoría de los conjuntos, tanto en los colegios como en las universidades, como es recogido brillantemente por uno de los artículos periodísticos más valientes de la época: 408
Cfr. Ministerio de Cultura y Educación, Resolución Nº 538. Formación docente. Buenos Aires, abril 1980. 409 Cfr. Ministerio de Cultura y Educación, Resolución Nº 538. Formación docente. Buenos Aires, abril 1980. 410 La Nación, 30/04/1976. 411 “Declaraciones del Ministro de Cultura y Educación”, La Prensa, 5/02/1983.
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“....por ser “enigmática”, negar los postulados de la lógica formal (...) porque al sostener que “todo está sujeto a cambio y revisión”…no existe ninguna certeza definitiva sino una realidad con estructuras provisionales. Si nada es absoluto, y cualquier cosa es aleatoria, tanto la cuidadosa enseñanza del pasado se encuentra expuesta a un irrespetuoso cuestionamiento. Otra fuente de peligro era su base en la Teoría de Conjuntos, que enseña que los números deben trabajarse colectivamente, lo que va en contra de la formación del individuo…”412. Primaba la idea de que tanto la escuela como la familia eran los objetivos predilectos de la subversión para su destrucción: “... ¿Qué les están haciendo a nuestros hijos? (...) En este tiempo criminal que nos toca vivir, ante esta guerra subversiva que amenaza destruirlo todo, uno de los objetivos claves del enemigo es su hijo, la mente de su hijo...”413. La modalidad autoritaria que se impuso se relacionó con la pretensión de erigir ciertos pensamientos en verdades tan absolutas e incuestionables como las que podría haber erigido un poder omnisapiente, verdades válidas para todos y otorgadoras, a los sujetos que se nuclearan a su alrededor, de los beneficios de la normalidad. Con claridad expositiva se refería uno de los máximos representantes institucionales del gobierno del Proceso de Reorganización Nacional el Almirante Emilio Eduardo Massera, Comandante General de la Armada: “...La crisis actual de la humanidad se debe a tres hombres. Hacia fines del Siglo XIX, Karl Marx, publicó tres tomos de ‘El capital’ y puso en duda con ellos la intangibilidad de la propiedad privada; a principios del Siglo XX es atacada la sagrada esfera íntima del ser humano por Freud, en su libro ‘La interpretación de los sueños’; y como si esto fuera poco para problematizar el sistema de los valores positivos de la sociedad, Einstein en 1905, hace reconocer la Teoría de la Relatividad, donde pone en crisis la estructura estática y muerta de la materia...”414. La praxis del Proceso de Reorganización Nacional, alcanzaba realización en ciertas medidas conducentes a permitir el cumplimiento de los propósitos fijados, “... 412
Neilson J. “As I see it”, Buenos Aires Herald, noviembre de 1978. “Carta abierta a las madres argentina”, Para Ti, 5/07/1976. 414 “Declaraciones de Eduardo Massera”, La Opinión, 26/11/1977. 413
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toda vez que se detecte bibliografía subversiva en los establecimientos educativos...” 415, se debía confeccionar una ficha que recogiese los siguientes elementos: “... 1) Título del texto y editorial. 2) Materia y curso en el cual se lo utiliza. 3) Establecimiento educativo en el que se lo detectó. 4) Docente que lo impuso o aconsejó. 5) De ser posibles se agregará un ejemplar del texto, caso contrario fotocopias de algunas páginas, en las que se evidencie su carácter subversivo. 6) Cantidad aproximada de alumnos que lo emplean. 7) Todo otro aspecto que se considere de interés...”416. Las Edades Moderna y Contemporánea417 de Juan Antonio Bustinza y Gabriel Ribas fue uno de los textos cuya suerte responde a la de muchas otras producciones culturales, y que sirve para ejemplificar el recorrido de las pautas y objetivos del Proceso de Reorganización Nacional, y la planificación burocrática de la represión. Brevemente repasaremos lo ocurrido; por resolución ministerial se disponía: “... No se podrá utilizar ni recomendar en las escuelas el libro Las edades Moderna y Contemporánea de Juan Bustinza y Gabriel Ribas [debiendo ser excluido] de todas las bibliotecas escolares, (...) siendo las autoridades de los respectivos establecimientos quienes verifiquen el estricto cumplimiento de lo dispuesto, sin perjuicio de las atribuciones del personal de supervisión...”418. En los considerandos de la disposición se expresa que por su contenido, el libro: “... no contribuye a la consecución de los objetivos que en materia educacional se ha fijado el Proceso de Reorganización Nacional que contiene transcripciones e ilustraciones que resultan inconvenientes a los alumnos por sus connotaciones ideológicas, lo mismo que las preguntas, comparaciones y actividades que se formulan para interpretar los textos y grabados...”419.
415
Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77, (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78). 20 de abril, pág. 15. 416 Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77, (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78). 20 de abril, pág. 15. 417 Juan Antonio Bustinza y Gabriel Ribas. Las Edades Moderna y Contemporánea. Buenos Aires. Kapelusz. 1972. 418 Cfr. Ministerio de Cultura y Educación, Resolución número 555, abril 1978. 419 Ministerio de Cultura y Educación, Resolución número 555, abril 1978, pág. 2.
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La Revista Gente en su edición ya citada del 4 de abril de 1978 se dirigía al ministro de Cultura y Educación donde satisfacía cuatro de los siete requisitos del modelo de la Directiva 504/77, transcribía párrafos extraídos del libro Las Edades Moderna y Contemporánea de Juan Antonio Bustinza y Gabriel Ribas. A los pocos días, el libro fue prohibido y desaparecido de los establecimientos educativos a través de la resolución ministerial. Se pretendía involucrar a docentes y alumnos en la idea de un destino histórico y un mandato de rechazo a todo aquello que atentara contra la nacionalidad. El proceso de enseñanza y aprendizaje se aunaban con los principios deseados de la disciplina, y el orden como había sido propugnado desde el comienzo del régimen militar cuando Jorge Rafael Videla le hiciera saber a la ciudadanía que: “...Tendrá primacía inmediata en la acción del gobierno (...) la restauración del orden en todas las instituciones escolares. La libertad que proclamamos como forma y como estilo de vida, tiene un precio previo, necesario e inexcusable: el de la disciplina...”420. 4.2. Centro de Estudiantes en Concepción del Uruguay, resistencia civil al golpe de Estado. Terror estatal ante la resistencia civil. El territorio de la República Argentina, de acuerdo a una lógica intrínseca de las FF.AA.421, fue dividido en 5 zonas militares, la provincia de Entre Ríos quedó circunscripta a la Zona Militar Nº 2, junto a las provincias de Santa Fe, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa. Cuyo responsable máximo era el Comandante del Cuerpo del Ejército II con asiento en la ciudad de Rosario, dicho cargo fue ejercido desde octubre de 1975 por el General Ramón Genaro Díaz Bessone. La zona Nº 2 a su vez fue subdividida en 4 subzonas, 21, 22, 23, 24; Concepción del Uruguay quedo enmarcada en la subzona 21 a su vez fue parcelada en cuatro áreas 211, 212, 213 y 214. El área 213 comprendía los departamentos de Concepción del Uruguay, Gualeguaychú, y Gualeguay. Concepción del Uruguay no se mantuvo ajena al cambio cultural vivenciado por la sociedad Argentina, ni al proceso de politización creciente, a los cuales hemos hecho mención en apartados anteriores. En ese proceso las escuelas secundarias fueron espacios fecundos para el desarrollo de una intensa actividad a través de distintos ámbitos de expresión y acción. Muchos jóvenes tuvieron ocasión de comenzar su 420 421
Clarín, 14/4/1976. Como ya mencionamos: Plan de Capacidades Ejército para el Marco Interno (PFE-PC MI72). 1972.
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andadura política, como pudo ser participar en las manifestaciones convocadas por la Unión de Estudiantes Secundarios, en repudio al golpe de estado de Pinochet en Chile (1973), o formar parte de los centros de estudiantes de los colegios secundarios, donde ejercieron prácticas no violentas de acción política. En algunos casos dichos centros surgieron ad hoc, como resistencia civil al golpe de estado de marzo de 1976; uno de esos casos es sobre el cual reflexionaremos aquí, un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Mariano Moreno, decididos a resistir a un gobierno, por ellos considerado, autoritario. El plan represivo ejecutado a partir del 24 de marzo de 1976, no se olvido de Concepción del Uruguay, aunque una parte importante de su sociedad desconozca o no recuerde la ejecución de actos de Terrorismo de Estado en su ejido, tanto es así que ni siquiera en los registros oficiales aparece documentado el centro clandestino de detención en el cual se desenvolvieron parte de los hechos que involucraron a un grupo de estudiantes de la escuela Moreno. Estos jóvenes se convirtieron en protagonistas involuntarios del primer caso de detención secuestro tortura dirigido contra estudiantes secundarios nucleados en un centro de estudiantes. En el momento de ocurrir el secuestro/detención de los jóvenes, el máximo responsable del la zona era Ramón Genaro Díaz Bessone422, quien ha estado presente en el desarrollo de casi toda nuestra investigación, y no es para menos, su poder conceptualizador aparece detrás de casi todas la interpretaciones intelectuales del proyecto ideológico de las FF.AA. Cuando el ministerio de Planeamiento423 editó conjuntamente con el ministerio de educación el folleto Subversión en el ámbito educativo (Conozcamos a nuestro enemigo), el titular de la cartera era Díaz Bessone, su consubstanciación con la infiltración cultural, nos lleva a pensar que ha podido ser el 422
Su figura destacaba por ser visto como el teórico del Proceso de Reorganización Nacional o como recogían las crónicas de la época “... uno de los jefes más intelectuales de las Fuerzas Armadas argentinas...” en: La Vanguardia Española, 13/10/1976; “Parece confirmarse que los militares piensan permanecer en el poder largo tiempo”. Su importancia puede ser resumida en el ministerio de Planificación del cual fue el mentor y titular. Un ministerio pensado para “... concretar un proyecto nacional que, compatibilizando aspiraciones futuras con los problemas de coyuntura presentes, constituya un instrumento idóneo para lograr la adhesión y el consenso mayoritario de la nación...”; en: Jorge Rafael Videla Discurso del 24/09/1976. 423 El ministerio de Planeamiento era el órgano asesor del presidente de la nación y dependía de la máxima autoridad del Ejecutivo, que era la Junta Militar. Era un elemento creativo, que aunaba los diferentes proyectos que le sometían los restantes ministerios, para componer el todo del proyecto nacional que el Gobierno se proponía llevar a cabo. Se trató de acabar con los movimientos pendulares de Gobiernos políticos a Gobiernos militares; borrar totalmente los recuerdos del peronismo en sus dos épocas; desarraigar los malos hábitos que cundieron en el pueblo como consecuencia de políticas demagógicas; y situar a la Argentina en su justo contexto Cfr. “Argentina Seis Meses Después”, Semanario Somos, 7/10/1976.
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ideólogo principal de dicha publicación. Tomando en consideración el discurso pronunciado por Díaz Bessone, al momento de ser investido como titular del Cuerpo del Ejército II, hallamos su compromiso con ciertas convicciones de las cuales no se olvidará: “... Desde este momento me constituyo en el único responsable de las acciones de esta gran unidad de batalla; recalco bien, de las acciones, porque el Cuerpo de Ejército Segundo no tendrá omisiones. Cumplirá su misión. Esta responsabilidad no será jamás delegada ni compartida...”424. La convicción demostrada al asumir como comandante del Segundo Cuerpo del Ejército, (8 de septiembre de 1975), anticipaban las palabras de Videla en Uruguay (nos referimos al discurso en el encuentro de Ejércitos), y aludía al destino de exclusión para los renegados: “... el desprecio a quienes al amparo de la libertad ganada por aquellas huestes tienen la osadía de levantar sus miserables voces para renegar de las banderas conquistadas y de las heroicas muertes. Ellos no clavarán nunca su magro estandarte sobre nuestra fortaleza...”425. Díaz Bessone expresaba sus palabras de honor rodeado por el entonces jefe del Ejército, Jorge Rafael Videla, el todavía gobernador por Santa Fe, Carlos Sylvestre Begnis, el entonces ministro de Gobierno, Eduardo Enzo Galaretto, y el intendente rosarino, Rodolfo Ruggeri, ante un público uniformado que lo escuchaba atentamente en la plaza de armas del Batallón 121: “... los cuerpos extraños serán expulsados por dura que deba ser la cirugía. No permitiremos que los extraviados puedan escribir la historia de la desintegración nacional. En ello va nuestro honor y el honor del ejército...”426. Si tomamos en cuenta la relación exacta entre la teoría y la práctica entre el pensamiento y la acción, de Ramón Genaro Díaz Bessone, su decisión en la acción y la convicción de la infiltración cultural del marxismo en la sociedad argentina, tendremos la posibilidad de entrever la praxis, la teoría de la acción del Proceso de Reorganización Nacional.
424
“Discurso de Honor”, La Capital, 9/10/1976 “Discurso de Honor”, La Capital, 9/10/1976 426 “Discurso de Honor”, La Capital, 9/10/1976 425
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Díaz Bessone marcó la pauta de la exclusión, el desprecio hacia los renegados, no se trataba de un oponente armado, sino de quienes pretendiesen pensar distinto. Llegados a este punto parece innecesario aclarar la inexistencia de organizaciones político militares en la ciudad de Concepción del Uruguay, que pudieran haber dado lugar a acciones represivas contra la subversión. Dicho esto avanzaremos algunos elementos presentes en la caracterización de las manifestaciones estéticas, y de los espacios de sociabilidad, de los integrantes del centro de estudiantes de la escuela Normal; Juan Carlos Rodríguez (actualmente secretario del vicegobernador de la provincia de Entre Ríos), José Peluffo, Víctor Baldunciel, Juan Carlos Romero, Cesar Román y Roque Minatta (actualmente subsecretario de Derechos Humanos, de la provincia de Entre Ríos). Todos ellos en su juventud conformaron un grupo con intereses compartidos, que comenzó a identificarse con el denominado rock nacional, y posteriormente con el rock progresivo mediante la escucha de un programa de radio del país vecino, Uruguay. Se sentían identificados con Bob Dylan, y Joan Baéz, a quienes en su imaginario entroncaban con la izquierda liberal de los EE.UU., y el movimiento por los derechos civiles, compartían, a su vez, la oposición a la guerra de Vietnam. En ellos resonaban los ecos del Mayo Frances (1968), de Tlatelolco (1968), y del Cordobazo (1969), lugares y momentos evocativos de manifestaciones de amplio alcance, protagonizados básicamente por jóvenes (con el liderazgo, el apoyo o la simpatía de otros sectores ciudadanos). Ante todo soñaban junto a Martin Luther King Jr., y repiten: “... Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales...”427. De donde se derivaban las preguntas político-filosóficas vinculadas al socialismo, la revolución, los movimientos de liberación nacional; comprometiéndose en una contestación política y cultural sostenida. Se trataba de una nueva generación de estudiantes emergente en la segunda mitad del siglo XX, hijos del crecimiento económico que por un lado parece garantizar el empleo a casi toda la población activa y, por otro, permite un mayor consumo a las diversas capas sociales, incluyendo a los jóvenes; la emergencia del estado de bienestar crea las condiciones para un crecimiento socialmente sostenido y para la protección de los grupos dependientes. En un contexto de plena ocupación y creciente capacidad adquisitiva, los jóvenes se convierten en uno de los sectores más beneficiados por las políticas del bienestar. 427
Martin Luther King, Jr. I have a dream. 28/8/1963
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El compromiso social era independiente del activismo político, en todos ellos había una reflexión política, que les permitía participar de debates con otros grupos, con los cuales podían tener diferencias, pero no se establecían relaciones conflictivas, a pesar de la heterogeneidad, sino que había una conciencia de generación que entendía que el futuro era asunto de todos ellos, rechazaban explícitamente la resolución de los problemas a través de intermediarios. No se planteaban un ataque revolucionario contra el sistema, pero si reclamaban la apertura de la vida política a un conjunto de intereses más diversos. En este sentido puede decirse que tienen como objetivo resolver una necesidad de control y regulación que permita el dominio de su propia existencia. Estos distintos grupos convergían en espacios de sociabilidad muy dispares, buscando encontrar expresividad en la esfera pública, uno de esos espacios era la plaza situada enfrente del colegio, donde antes y después de entrar a clases se reunían, conscientes de su subalternidad dentro de la escuela, se proponían negociar con la institución escuela a partir de diferentes recursos simbólicos y culturales, poniendo en entredicho las bases de legitimación; otro de los ámbitos de reunión eran los cafés y la librería Sasha donde por intermedio de estudiantes universitarios uruguayenses, de la Universidad de La Plata, tomaban conocimiento de actos de Terrorismo de Estado, que: “... nos llamaba la atención a nosotros (...) las cosas aterradoras que contaban porque nosotros no experimentamos, como en otras localizaciones del país, la violencia política de la que hablaban los medios...”428. Producido el golpe de Estado los estudiantes de la escuela normal, deliberan cual era la manera de obrar ante la nueva coyuntura, y deciden fundar el centro de estudiantes “... como organización de resistencia al golpe de estado, porque teníamos una percepción de una dictadura como la de Lanusse...”429. Partían de la experiencia inmediata del interregno del gobierno de facto de la Revolución Argentina (1966-1973), y la posterior primavera, según sus propias expresiones, del gobierno de Héctor José Cámpora (1973). En esa primavera vivenciaron un cambio en las modalidades de participación, de más cerradas a más abiertas, los espacios, a pesar de ser esencialmente los mismos, la familia, la escuela, y el entorno del vecindario, los percibían como más abiertos. La resistencia civil al golpe desencadenó un operativo ejecutado en el invierno de 1976, el 16 de julio, coincidiendo con el receso invernal del ciclo lectivo: 428 429
Datos obtenidos de las entrevistas realizadas por el autor a Cesar Román. Febrero 2010. Datos obtenidos de las entrevistas realizadas por el autor a Cesar Román. Febrero 2010.
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“... Cuando estoy llegando a casa, era impresionante el operativo policial que había. (...) Cuando voy por la esquina por la casa de la ñata Franchesqui, que era una vecina mía (...) me dice: - me parece que te están esperando a vos querido, ¿por qué no rajas?...”430. El allanamiento “...me sacan todos los pósters y los libros de mi pieza, y buscaban y buscaban. Lo que estaban buscando era un mimeógrafo...”431. El operativo cumplió con los requerimientos de las directivas del Plan del Ejército. En la mayoría de los casos les correspondía a los Equipos Especiales, más conocidos como grupos de tareas o patotas, la ejecución de la represión: “... Procedimientos de detención. Estarán a cargo de Equipos Especiales que se integrarán y operarán de acuerdo a cada jurisdicción...”432: “... estaba el falcón de la federal que era conocido por todos nosotros (...) un Fiat 125 (...) y un Dodge 1500(...). Vienen dos milicos y me dicen:- ¿vos sos Román? Vení para acá y me meten en el Fiat 125 (...) me llevan a la Federal [delegación de la Policía Federal de Concepción del Uruguay]...”433. Un relato vinculado con el mismo operativo, es del Juan Carlos Romero, compañero de estudios de Román, y miembro también del centro de estudiantes del Colegio Normal, detenido el 19 de julio: “... Se ve que me venían siguiendo (…) Me toca la puerta de mi casa uno de mis compañeros, lo atendí y le decía:- pasa que recién llegué de una reunión. Él insistía que salga y yo le decía: - pasa que estoy cenando, vine con apetito de la reunión en que estaba. Él fue insistente en que no quería pasar
y que tenía
que salir yo. Salgo de mi casa y a ambos lados de la puerta había dos policías que lo estaban apuntando a mi compañero, ósea que lo que el me decía me lo decía obligado y fue ahí donde me detuvieron (...). En la esquina de mi domicilio que en ese momento era en Almafuerte y Hordana había un Dodge 1500 negro, donde había una persona al volante, otra
en
el
asiento
de
acompañante y las dos personas que se bajaron a buscarme junto con mi compañero íbamos en el asiento de atrás...”434. 430
Datos obtenidos de las entrevistas realizadas por el autor a Cesar Román. Febrero 2010. Datos obtenidos de las entrevistas realizadas por el autor a Cesar Román. Febrero 2010. 432 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág. 28. 433 Datos obtenidos de las entrevistas realizadas por el autor a Cesar Román. Febrero 2010. 434 Testimonio de Juan Carlos Rodríguez; en: “Historias de tortura en Concepción del Uruguay”, El Día, 24/09/2009. 431
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El mismo día 19 de julio fue detenido/secuestrado, por el mismo grupo de tareas Carlos Martínez Paiva, aunque era mayor que los estudiantes del Colegio Normal, y no era compañero de clases, tenía vinculaciones con ellos y participaba activamente en acciones políticas: “... El 19 de julio del 76’ yo bajaba de la línea número tres de colectivo a dos cuadras de mi domicilio particular y una patota de la Federal encabezada por el comisario Mazzaferri, (...) y Rodríguez, más conocido como el Moscardón Verde, me detienen y me trasladan a la policía federal en un Ford Taunus color verde sin chapa patente...”435. En el centro clandestino de detención: “...La incomunicación caracterizará todo el proceso de detención de los inculpados y solamente podrá ser levantada por la JCG...”436. Una vez dentro de las dependencias policiales se impone la incomunicación hasta el día 21 de julio cuando se convoca a una reunión con los padres de los detenidos. Mientras tanto y hasta que fueron puestos en libertad: “...De entrada no más empezaron los interrogatorios, y empezaron sistemáticamente todos los
procesos de tortura. Que básicamente consistían
en mucho palo, mucho golpe,... pero mucho, no dejarnos dormir (...). Cuando llegamos a la Federal, a la media hora, que estoy ahí adentro, ahí me dí cuenta de que la cosa era grave (...) en ese momento empecé a percibir de que ahí no salía vivo (...) la presencia de la muerte, es una presencia tangible...”437. “... Se escuchaban los gritos. En un baño enfrente a mi calabozo estaban picaneando a M. P., lo tenían atado de pies y manos con los pies en una palangana y le pasaban la picana debajo de la lengua. Realmente los gritos eras gritos desgarradores, eran gritos raros, era como que los gritos se distorsionaban por la misma electricidad que el cuerpo recibía. Yo cuando sentí los gritos me levanté y miré por una ventanita que tenía el calabozo y un policía que estaba ahí me vio y me dijo: - bueno no te hagas problema que ahora ya te toca a vos...”438.
435
Testimonio de Carlos Martínez Paiva; en: “Historias de tortura en Concepción del Uruguay”, El Día, 24/09/2009. 436 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976, pág. 34. 437 Datos obtenidos de las entrevistas realizadas por el autor a Cesar Román. Febrero 2010. 438 Testimonio de Juan Carlos Rodríguez; en: “Historias de tortura en Concepción del Uruguay”, El Día, 24/09/2009.
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“... Ingreso a la federal, ahí me desnudan totalmente, me llevan a un subsuelo y comienzan las sesiones de picanas, palizas y después submarino en seco, con una bolsa de polietileno. El submarino lo hacían de dos formas; metiendo la cabeza en un tacho de agua o de lo contrario con una bolsa de polietileno ajustándola en el cuello hasta asfixiarlo, sin duda hay alguien que está controlando, un médico, pero claro uno está con los ojos vendados con una capucha, no ve. Cuando ellos ven que corre peligro la vida aflojan y después insisten de nuevo. Generalmente uno se termina desmayando porque se le corta el aire. Es una situación terrible, estar en ese momento ahí...”439. Previamente a la reunión del 21 de julio, algunos padres de los menores, y el director del colegio intentaron interceder ante las autoridades440, pero “...No se permitirá la intervención de personas extrañas a las FF.AA. en defensa de los detenidos quedando librada su posibilidad a resolución de la JCG...”441. Si bien se trató de un secuestro ciertas características del procedimiento policial hicieron del mismo un suceso público: “... Fue un acontecimiento estaba todo el barrio afuera. En el momento del traslado varios de mis amigos del barrio iban detrás en bicicletas, siguiendo el coche en el que iba yo...”442. En el caso de la detención/secuestro de Juan Carlos Romero, su madre Celia Hilda Rodríguez, reconoció a uno de los secuestradores, Julio Cesar Rodríguez (el Moscardón Verde)443. Lo cual sumado a la posterior puesta en libertad puede hacernos concluir con Duhalde respecto de la inexistencia de desprolijidades en la actuación de las fuerzas de seguridad sino de transmitirle a toda la sociedad la posibilidad de caer en el ámbito de la sospecha. Todo ello formó parte de un operativo de detención secuestro tortura, contra estudiantes pertenecientes a un mismo grupo militante (con la excepción mencionada de Carlos Atilio Martínez Paiva), centro de estudiantes del colegio normal. Operativo realizado por personal de la Policía Federal, a la orden del extinto Teniente Coronel del Ejército, Raúl Federico Schirmer. Y encontrándose privados de su libertad, fueron 439
Testimonio de Carlos Martínez Paiva; en: “Historias de tortura en Concepción del Uruguay”, El Día, 24/09/2009. 440 Según se desprende de la denuncia de Cesar Román, fojas 1-6; en: Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Expediente: 56.208, en tramite por ante el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. 441 Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Febrero de 1976. 442 Datos obtenidos de las entrevistas realizadas por el autor a Cesar Román. Febrero 2010. 443 Cfr, testimonio de Celia Hilda Rodríguez, fojas 436-439; en: Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Expediente: 56.208, en tramite por ante el a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel.
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sometidos a tormentos y torturas en ocasión de interrogatorios, destinados a conocer su militancia en centros de estudiantes secundarios, como así también indagar sobre la supuesta impresión, en un mimeógrafo, de panfletos contrarios al gobierno militar instaurado en el país. Para instrumentar tal cometido, las más altas autoridades se valieron de los mandos inferiores444. Los interrogatorios como construcción de una cadena simbólica en el conjunto de palabras, de preguntas, de epítetos, en la intención de cosificarlos a través del maltrato psicológico, se les despreció verbalmente haciéndoles saber el escaso o nulo valor de sus vidas nada valían, y la posibilidad de abreviar su dolor si colaboraban: “...Los interrogatorios duraban tres o cuatro horas, es decir tres o cuatro horas que te están pegando y preguntando por el mimeógrafo (...) y la verdad es que no teníamos ni la menor idea de quién tenía el mimeógrafo. Los tipos sabían frases exactas de lo que yo había dicho en las reuniones de la Escuela Normal. En ese momento pensas que realmente te van a matar, te decían: si no cantas, te va a venir a buscar el avión de Paraná, y del avión te van a tirar...”445. “... Uno se resignaba, ya estaba como perdido, me acuerdo esa vez que me dijeron: - ahora te toca a vos. Y yo veía la forma en que lo picaneaban y yo decía:- y que voy a hacer. El miedo ya no existe ahí, ya está, ya no hay lugar para el miedo (...). Me empezó a pegar trompadas en la cara, en el oído, en el estómago y me decía que le teníamos que decir quieres éramos los que habíamos participado de la emisión de ese panfleto y donde estaba el mimeógrafo que habíamos ocupado. Yo realmente no sabía donde estaba el mimeógrafo, ni siquiera lo escondimos...”446. Finalmente el día lunes 21 de julio en el mismo predio donde los jóvenes estaban detenidos y eran torturados se realizó una reunión entre los estudiantes detenidos, sus padres, y el Teniente Coronel Schirmer del Batallón de Ingenieros de Combate 121, el Prefecto Genuario de la Prefectura local, el Comisario Vera y el subcomisario Cevallos de la Policía Federal. El Teniente Coronel Schirmer expuso un discurso sobre la gravedad de la subversión y luego informó a los padres de los detenidos que dispondrá 444
Cfr. Cámara Federal de Paraná, Expediente Nº 5-16.959-17.536 Incidente de apelación de auto de procesamiento respecto de los imputados Juan Miguel Valentino y Julio César Rodríguez- en causa Román César Manuel s/ denuncia. Paraná 23 de abril de 2009. pág. 24 445 Datos obtenidos de las entrevistas realizadas por el autor a Cesar Román. Febrero 2010. 446 Testimonio de Juan Carlos Rodríguez; en: “Historias de tortura en Concepción del Uruguay”, El Día, 24/09/2009.
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la libertad de los menores. Una vez liberados, 24 de julio de 1976, pierden contacto entre sí, para no retomarlo sino muchos años más tarde 447. Los diversos testimonios de los ex agentes de la Policía Federal que cumplieron funciones en la delegación de Concepción del Uruguay, merecen especial atención. Todos ellos reconocen la estadía de los jóvenes en la Policía, aunque en ningún caso mencionan las sesiones de tortura. Así, por ejemplo el testimonio de Mario Jorge Churruarin, dice haber visto a personas detenidas en la delegación, a disposición del Ejército, en particular menciona haber conversado con Peluffo y Minatta, ambos le dijeron que estaban aguardando una orden del Ejército para liberarlos 448; Mario Vicente Miret confirmó que en el “Casino” de la delegación estaban detenidas cinco o seis personas449; igualmente, Miguel Angel Contard, dice haber visto a Martínez Paiva detenido en la delegación, junto a otros jóvenes, cuyos nombres no recuerda450. Del testimonio de Ernesto Conrado Parlatto, surge que vio a personas detenidas en la delegación, por razones políticas a las que las mantenían sentadas, en el “Casino” de la dependencia451; igualmente la testimonial de Rubén Efrain Baucero, a cargo de la guardia de los chicos que estaban detenidos, dice haber estado junto a ellos en el hall, donde estaban parados, y que por la mañana el oficial de guardia los metía en el “Casino”, entonces debía sentarse en la puerta y desde ahí controlarlos, y que el oficial de guardia buscaba a los detenidos y los llevaban a la oficina del subcomisario Ceballos para interrogarlos; no conocía a los chicos, pero luego supo que algunos de los detenidos eran Peluffo, Minatta y Baldunciel452. Por su parte, Julio Cesar Chiapella, reconoció al denunciante César Román y a Minatta, en el momento en que estaban detenidos en la delegación, y vio a otras personas sentadas en el “Casino de
447
Datos obtenidos de las entrevistas realizadas por el autor a Cesar Román. Febrero 2010. Testimonio de Mario Jorge Churruarin fojas 440-444; en: Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Expediente: 56.208, en tramite por ante el a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. 449 Testimonio de Mario Vicente Miret, fojas 456-460; en: Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Expediente: 56.208, en tramite por ante el a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. 450 Testimonio de Miguel Angel Contard, fojas 461-465; en: Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Expediente: 56.208, en tramite por ante el a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. 451 Testimonio de Ernesto Conrado Parlatto, fojas 466-470; en: Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Expediente: 56.208, en tramite por ante el a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. 452 Testimonio de Rubén Efrain Baucero, fojas 471-476; en: Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Expediente: 56.208, en tramite por ante el a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. 448
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Oficiales”453; Salvador Ernesto Dellagiustina, mencionó que a los detenidos se los hacia dormir sentados en el “Casino de Oficiales”, que vió el traslado de uno de ellos hasta la oficina del titular de la delegación y supo que era a los fines de proceder a su interrogatorio y que escuchó a un funcionario decir que esos detenidos estaban a disposición del área militar454. Todos los jóvenes describen con exactitud el lugar donde estuvieron alojados, contrastado y corroborado con el posterior reconocimiento de las instalaciones, todos ellos fueron coincidentes en cuanto al modus operandi utilizado durante su estancia en la delegación de Policía Federal de Concepción del Uruguay455. Si tomamos en consideración este estudio de caso donde la movilización juvenil y estudiantil es relevante y lo vinculamos a las apreciaciones de García Canclini respecto del carácter responsable de esa juventud, en cuyo imaginario la igualdad propugnada por Martin Luther King Jr. aparece en parte como su norte; y nos preguntáramos por el después, es decir hoy, sería sin dudas inexplicable sin la decisión de unas fuerzas de seguridad dispuestas a intervenir en la cosa pública. Cierto es para el caso analizado que la experiencia de los jóvenes se vio alterada por un hecho tan traumático como el relatado, los quebró en sus prácticas, en sus relaciones, intento disciplinarlos, pero treinta años después pusieron en entredicho el proyecto del Proceso de Reorganización Nacional, el cual no pudo reproducirse, toda vez que los propios dominados (los estudiantes del centro de estudiantes del colegio Mariano Moreno) no participaron efectivamente del proceso de dominación.
453
Testimonio de Julio Cesar Chiapella, fojas 508-513; en: Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Expediente: 56.208, en tramite por ante el a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. 454 Testimonio de Salvador Ernesto Dellagiustina, fojas 518-523; en: Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Román Cesar Manuel S/ Denuncia. Expediente: 56.208, en tramite por ante el a Cargo del Dr. Gustavo Pimentel. 455 De cuyo reconocimiento da cuenta el acta y los planos que lucen glosados a fs. 60/63 vta. Del acta se pueden extraer datos comunes, como el salón donde eran alojados las víctimas, y a la escalera –de madera y caracol- que unía los diferentes pisos y entre pisos del susodicho inmueble.
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Consideraciones finales Una primera aclaración respecto de las características con las cuales se planteo la investigación es su condición de avance investigativo, por tanto sus contenidos se han visto acotados a tales propósitos. Presentaremos ciertas consideraciones finales, respecto de las cuales debemos advertir su carácter por demás provisional, como algo abierto e inacabado, es decir no se encuentran elaboradas totalmente y cuyos contornos son poco precisos. El presente trabajo debe ser leído en dos tiempos, un tiempo originario, en el que transcurren los acontecimientos descritos y valorados y un tiempo presente y por venir en el que aún esas experiencias pueden ser escuchadas; tiempo histórico, que se ubica principalmente en la segunda mitad del siglo XX. Este estudio no es ciertamente un compendio de todo lo que se dijo, ni de todos los que algo dijeron en la experiencia histórica argentina que condujo al Proceso de Reorganización Nacional. La primera cuestión a resolver fue la noción a emplear para referirnos al Terrorismo de Estado, porque trabajar con conceptos definidos dentro de una teoría coherente que estableciera, sus interacciones funcional-estructurales y su vinculación con otros elementos de la sociedad, facilitaría mucho la tarea. Pero la complejidad del problema invita a aproximaciones no taxativas que se conviertan en los primeros pasos de una investigación que empieza a andar. Así los esfuerzos conceptualizadores de muchos investigadores nos permitieron avanzar en la formulación de una teoría a la medida, asumiendo una relación directa entre trabajo empírico y trabajo teórico. A efectos de un entendimiento más acabado de lo que intentamos analizar podríamos decir, que de todo el corpus documental escrutado el régimen militar pretendió reorganizar la sociedad donde la institución escuela era convocada a luchar por el reaseguro de la libertad y seguridad de la sociedad según los parámetros del Proceso de Reorganización Nacional. Como hitos de sus propósitos gestionó una política educativa autoritaria, confeccionó un modelo docente acorde a la transmisión de una ciudadanía afín al modelo identitario del proyecto nacional del Proceso de Reorganización Nacional. Todo ello acompañado del cercenamiento de los derechos sindicales y gremiales de docentes y alumnos, modificando el Estatuto Docente, 135
introduciendo modificaciones en la capacitación docente e incorporando a la currícula de la escuela media materias como Formación Moral, y como vimos para el caso de Concepción del Uruguay articuló un sistema represivo que no era indiferente al objetivo disciplinatorio. Las FF.AA. pretenderán implementar su proyecto nacional con una identidad que obviaba deliberadamente el vasto escenario de culturas existentes, en un esquema deseable de integración y unificación, con base en los elementos de la cultura nacional propios de las capas dominantes de la sociedad. Una identidad antigua con nuevos contenidos: argentino; una noción pensada desde la exclusividad, traducida en el rechazo a reconocer todo lo que se situase fuera del cuadro preconcebido por el Proceso de Reorganización Nacional. En lo que podría denominarse una empresa de didáctica moral asumían una tarea pedagógica, tarea referida a formar la conducta de la ciudadanía. Convencidos de que la acción psicológica y la escuela debían ser los medios para enrolar a la población en los programas de acción. El objetivo de aquella preocupación, era un proceso de educación colectiva abocado a refundar una sociedad civil: “... Así la República llegará a la unidad de los argentinos y a la total recuperación del ser nacional, metas irrenunciables, para cuya obtención se convoca a un esfuerzo común a los hombres y mujeres, sin exclusiones, que habitan este suelo, tras estas aspiraciones compartidas, todos los sectores representativos del país deben sentirse claramente identificados y, por ende, comprometidos en la empresa común que conduzca a la grandeza de la Patria...”456. En ese cúmulo de circunstancias hemos pretendido observar el proceso identitario, de acuerdo a los tres componentes fenoménicos de la identidad la labor de reconocimiento, con su contraparte, la labor de contraposición, y el contexto de integralidad. El primer aspecto la labor de reconocimiento: estaría dado por cómo se veían los militares a sí mismos, como los representantes de los intereses de toda la Nación, constituyendo una elite poseedora de los instrumentos necesarios para interpretar los momentos en los cuales debía intervenir. Las FF.AA. se percibían como defensores de la unidad nacional, por ello cuando consideraron agotadas las vías institucionales, decidieron intervenir. 456
Proclama del 24 de marzo, en: Documentos básicos y bases políticas de las Fuerzas Armadas para el Proceso de Reorganización Nacional, Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación, 1979, pág. 12
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El segundo componente, la labor de contraposición, estaría conformada por todos aquellos a quienes, sindicaban como sus opositores o enemigos. A lo largo de las distintas normas analizadas fuimos viendo la incorporación de nuevos rasgos y características que van definiendo una identidad del grupo adversario: la subversión. Así la construcción semántica del subversivo, primeramente se centra en grupos guerrilleros, luego se habla de sectores obreros y se avanza hacia centros educativos y al ámbito cultural. Y el tercer aspecto, la integralidad, se inscribe en el desarrollo de la guerra revolucionaria. Es decir, desde la perspectiva de las FF.AA., el enemigo podía ser cualquiera y estaba en todos lados. De acuerdo a sus planteos, era necesario reorganizar la estructura de seguridad para identificar y erradicar todo lo que no encuadre con un modelo que se pretende instalar. Aplicando una práctica desaparecedora sobre el enemigo interno, el oponente, el agresor, el marxista, el subversivo y las ideas que pudieran darle sustento. En consecuencia, los recursos estatales accionaron para eliminar del sistema educativo la distribución democrática del conocimiento, el ejercicio de prácticas de derecho, participación y ciudadanía. En la investigación desarrollada, teniendo presente que se trata de un avance de investigación, nos detuvimos en la observancia de dos experiencia históricas argentinas; la preparación de las FF.AA. en la guerra revolucionaria; y la posterior cristalización de la experiencia teórica y material en el Proceso de Reorganización Nacional con sus consecuencias sociales, culturales y políticas de enorme significación. En el camino contrastamos con otras experiencias, principalmente los jóvenes de Concepción del Uruguay. Si bien la intervención de las fuerzas de seguridad alteró el orden social de Argentina, e intentó introducir un orden refundacional, éste, creemos, no pudo ser eficientemente reproducido y se vio truncado en su realización simbólica. Algunos indicios que nos permiten aventurar tales apreciaciones están dados por las insistentes argumentaciones respecto de las dificultades para erradicar la subversión de la escuela, y la denuncia de los estudiantes de Concepción del Uruguay en febrero de 2006. Desde luego nos faltaría profundizar en varios aspectos para poder corroborar con mayor énfasis tales apreciaciones. Al tomar en consideración algunos de los distintos proyectos actuantes en la sociedad, pretendimos hacer observables las interacciones entre los distintos proyectos, en donde ninguno de ellos se impone plenamente sobre el otro, sino que se entretejen y se transforman entre sí, para conseguir un producto diferente de los que intervienen 137
como ancestros. Porque la tensa situación de las relaciones de poder en Argentina en los años 60 y 70 no condujo inevitablemente al golpe de estado, fue una decisión tomada por las FF.AA. que convirtieron en rutina el terror.
Fuentes y bibliografía Abreviaturas CELS, Centro de Estudios Legales y Sociales. CGT, Confederación General de Trabajadores. CIA, Agencia Central de Inteligencia. CONADE, Consejo Nacional de Desarrollo. CONADEP, Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. CONASE, Consejo Nacional de Seguridad. CONINTES, Conmoción Interna del Estado. CTA, Central de los Trabajadores Argentinos. DINA, Dirección de Inteligencia Nacional. ENC, Estrategia Nacional Contrarrevolucionaria. ERP, Ejército Revolucionario del Pueblo. ERSSA, Estudio de la Realidad Social Argentina. ESMA, Escuela de Mecánica de la Armada. FBI, Oficina Federal de Investigación. FF.AA., Fuerzas Armadas. FMI, Fondo Monetario Internacional. GCMA, Agrupación de los Comandos Mixtos Aerotransportados. GSM, Guerrilla subversiva marxista. INTERPOL, Organización Internacional de Policía Criminal. JCG, Junta de Comandantes Generales. LCS, Lucha contrarrevolucionaria subversiva. MCE, Ministerio de Cultura y Educación. ONU, Organización de las Naciones Unidas. OPM, Organizaciones Político Militares. OPR-33, Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales. PFE PC MI-72, Plan de Capacidades Ejército para el Marco Interno. PRN, Proceso de Reorganización Nacional. SIDE, Secretaría de Inteligencia de Estado. TIAR, Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.
Repositorios y Fuentes El catálogo que aquí presentamos incluye referencias a materiales fundamentales en la investigación del tema. Para facilitar su consulta, el trabajo está organizado por orden alfabético y dividido en las siguientes categorías:
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Centros de Documentación: refiere a los repositorios donde pueden encontrarse documentos sobre el tema, con una descripción sobre el fondo documental referido y datos de contacto sobre la institución. Documentos gubernamentales: Actas, estatutos, comunicados, decretos, leyes. Documentos emanados de los poderes gubernamentales, con referencia a su fecha de publicación y medio en el que se publicaron, y una síntesis. Causas judiciales: las referencias a las causas judiciales se desprenden de la lectura de muchos de los materiales citados en el presente catálogo. Documentos originales: los documentos se desprenden de la labor minuciosa de muchos de los investigadores del tema citados en este trabajo. Se ofrece el acceso directo al contenido completo de la mayoría de estos documentos. Testimonios: entrevistas orales realizada por el autor. Centros de Documentación Argentina Asamblea permanente por los derechos humanos La biblioteca y archivos de la APDH poseen actualmente una base de datos de 2950 registros bibliográficos que representan: -Correspondencia original emitida y recibida desde 1976 a 1986 y años siguientes. -Publicaciones producidas por la APDH desde su fundación hasta la actualidad. -Documentos, declaraciones, solicitadas, listas de desaparecidos/as, comunicados de prensa, informes. -Diversos legajos pertenecientes a Megacausas ordenados por Centros Clandestinos de Detención que contienen testimonios de ex-detenidos desaparecidos efectuados en Naciones Unidas, en embajadas y en la CONADEP. Av. Callao 569, 3er Cpo. 1er P. (1022) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. 054 11 4372-8594 / 4373-0397 http://www.apdh-argentina.org.ar Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en Argentina El CeDInCI es un centro de documentación, archivo y biblioteca dedicado a la preservación, conservación, catalogación y difusión de las producciones políticas y culturales de las izquierdas argentinas desde sus orígenes en la segunda mitad del siglo
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XIX hasta la actualidad. Aunque centrado en la cultura de izquierdas, su acervo cubre un abanico enorme que incluye publicaciones anarquistas, socialistas, comunistas, trotskistas, de la nueva izquierda, radicales, peronistas, democristianas, liberales, conservadores, nacionalistas, fascistas, etc. Temáticamente, los documentos van de lo gremial a lo cultural, pasando por producciones estudiantiles, de mujeres, de derechos humanos, partidistas, independientes, literarias, teatrales, etc. Fray Luis Beltrán 125 (C1406BEC), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. 0054 11 4631-8893. http://www.cedinci.org/ Centro de Estudios Legales y Sociales Colección de documentos jurídicos Se trata de una colección de documentos jurídicos producto de la acción de litigio del CELS durante la última dictadura (Habeas Corpus, Consejos de Guerra y otras causas por privación ilegal de la libertad, enterramientos clandestinos en cementerios, etc) como durante la década de los ochenta hasta la sanción de las leyes de impunidad de 1986 y 1987. Colección de testimonios y denuncias sobre el terrorismo de estado Esta colección está constituida por testimonios de familiares, sobrevivientes, testigos y algunos responsables de la represión que fueron recopilados durante el período 1979-1985. Los testimonios y denuncias fueron dados en el CELS, en otros organismos de derechos humanos y otras instituciones públicas con el objetivo de difundir o denunciar información sobre las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar. Colección de documentos históricos sobre el terrorismo de estado Esta colección comprende documentos originales del CELS y de otras personas u organizaciones que reflejan las primeras teorizaciones sobre el terrorismo de Estado, las acciones de denuncia y la lucha contra la impunidad. Piedras 547. 1 piso. C1070AAK, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. 0054 11 4334 4200 http://www.cels.org.ar/home/ Comisión Provincial por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires El Centro de documentación está constituido por fondos documentales recibidos de donaciones públicas o privadas. Por la recuperación del archivo de una fuerza
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represiva, la construcción de archivos a partir de testimonios orales, los documentos de los Organismos de Derechos Humanos, judiciales, académicos, del exilio, de censura, y los acervos personales de las víctimas y sus familiares constituyen hoy su patrimonio tangible de documentación y todo registro del pasado reciente en Argentina y América Latina, relacionados a los regímenes autoritarios y dictatoriales. Calle 54 nº 487, La Plata, Buenos Aires, Argentina. 0054 221 4831737. http://www.comisionporlamemoria.org Fundación memoria histórica y social argentina Posee un centro documental con material bibliográfico, literario, jurídico. Fundamentalmente referido a los efectos sobre la población ruptura familiar, duelo inconcluso, supresión de la identidad, etc. Avda. Pte. Roque Sáenz Peña 547, 4° piso, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. 0054 11 4342-0528/4958/7330 http://www.institutomemoria.org.ar/ Instituto de desarrollo económico y social La sección sobre “Memoria Social” de la Biblioteca del IDES fue iniciada en 1998 como parte del Proyecto “Memoria Colectiva y Represión” del Social Science Research Council (SSRC). Su acervo bibliográfico, recoge el producto de las investigaciones realizadas sobre la temática en Argentina y el resto de América Latina, así como libros publicados en otros países del mundo. Sus más de 3.500 títulos disponibles en libros, revistas, papers, videos, etcétera, así como la disponibilidad de volúmenes que no han sido traducidos al español. De particular interés resulta la colección “Memoria de la Represión”, dirigida por Elizabeth Jelin, pone a disposición del público los resultados del Programa “Memoria Colectiva de la Represión: Perspectivas Comparativas sobre los Procesos de Democratización en el Cono sur de América Latina y Perú”. Aráoz 2838, C1425DGT, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. 0054 11 4804-4949 http://www.ides.org.ar http://www.ides.org.ar/grupoestudios/memoria/biblioteca.jsp Estado Unidos
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National Security Archive En los últimos años, el archivo de esta fundación se ha convertido en el principal depositario no gubernamental de documentos desclasificados en los Estados Unidos. En el mismo se recogen más de dos millones de páginas agrupadas en más de doscientas colecciones, muchas de ellas consultables directamente en línea a través del sitio que esta fundación mantiene en Internet. De donde hemos obtenido todos los documentos citados de USA. National Security Archive, Suite 701, Gelman Library, The George Washington University, 2130 H Street, NW, Washington, D.C., 20037. 202/994-7000 http://www.gwu.edu/~nsarchiv/ Documentos Gubernamentales Argentina. Acta fijando el propósito y los objetivos básicos para el Proceso de Reorganización Nacional, del 25 de marzo de 1976. Argentina. Acta para el Proceso de Reorganización Nacional del 24 de marzo de 1976 Argentina. Bases Doctrinarias, Acta Fijando las Bases Políticas de las Fuerzas Armadas para el Proceso de Reorganización Nacional, Buenos Aires, Imprenta del Congreso de la Nación, 1979. Argentina. Colegio Nacional de Buenos Aires. Resolución número 1, de 14 de enero de 1976. Normas de presentación, aseo y corrección. Argentina. Comunicado número 19, 24 de marzo de 1976. Jorge Rafael Videla, Teniente General, Comandante General del Ejército. Argentina. Comunicado número 2, 24 de marzo de 1976. Jorge Rafael Videla, Teniente General, Comandante General del Ejército. Argentina. Comunicado número 24, 24 de marzo de 1976. Jorge Rafael Videla, Teniente General, Comandante General del Ejército. Argentina. Comunicado número 3, 24 de marzo de 1976. Jorge Rafael Videla, Teniente General, Comandante General del Ejército. Argentina. Comunicado número 4, 24 de marzo de 1976. Jorge Rafael Videla, Teniente General, Comandante General del Ejército. Argentina. Decreto 2.770/1975, del 6 de octubre de 1975; del Consejo de Seguridad Interior y Consejo de Defensa.
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Argentina. Decreto 2.771/1975, del 6 de octubre de 1975; por el que se disponen los medios necesarios para la lucha contra la subversión. Argentina. Decreto 2.772/1975, del 6 de octubre de 1975; por el que se libran órdenes de ejecución de operaciones militares y de seguridad para eliminar o aniquilar la acción de todos los elementos subversivos en todo el territorio del país. Argentina. Decreto N° 1368/1974, de 6 de noviembre de 1974, Declaración del estado de sitio. Argentina. Decreto Nº 2628/1960, de 13 de marzo de 1960. Subordinación de las policías provinciales a las Fuerzas Armadas; ejecución del Plan Conintes. Argentina. Decreto número 10/1976 “62 organizaciones” – Prohibición de su actuación. Argentina.
Decreto
número
11/1976
Confederación
General
Económica
–
IntervenciónArgentina. Decreto número 261/1975, del 5 de febrero de 1975. Argentina. Decreto número 6/1976 Suspensión de la actividad política y de los partidos políticos. Argentina. Decreto número 9/1976 Asociación de trabajadores, empresarios y profesionales – Suspensión transitoria de la actividad gremial. Argentina. Directiva del Comandante en Jefe de Ejército Nº 504/77. (Continuación de la ofensiva contra la subversión durante el período 1977/78), de 20 de abril de 1977. Argentina. Directiva del consejo de defensa Nº 1/75 (lucha contra la subversión), de 15 de octubre de 1975. Argentina. Directiva Nº 404/75 (lucha contra la subversión), de 28 de octubre de 1975, Comandante General del Ejército. Argentina. Documento final de la Junta Militar sobre la Guerra contra la Subversión y el Terrorismo. Buenos Aires, La Junta, 28 de abril de 1983. Argentina. Estado Mayor del Ejército. Marxismo y subversión: ámbito educacional. Ejército Argentino. Buenos Aires, s/f. Argentina. Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional, del 31 de marzo de 1976. Argentina. Ley 21.325/1976, de 2 de junio, para la Disolución de las organizaciones sociales y políticas. Poder Ejecutivo Nacional. Boletín Oficial, de 1 de julio de 1976. Argentina. Ley 1.420/1884, de 8 de julio de 1884, de Educación común.
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170
ÍNDICE Resumen/Abstract.
3
Argumentación.
4
Capítulo I: aldaba 1. Los antecedentes en la conformación del Estado Terrorista en Argentina, un breve estado de la cuestión. 1.1. El terrorismo de Estado, el Estado Terrorista, precisando definiciones.
9 19
1.2. Por un marco referencial no taxativo, el carácter socio cultural de la formación y transformación de las identidades sociales.
28
Capítulo II: experiencia constitutiva 2. Las enseñanzas francesas, la contrainsurgencia, y la guerra antisubversiva. 34 2.1. El calor de la guerra fría, la Doctrina de la Seguridad Nacional.
42
2.2. La entente del Terror, la Operación Cóndor.
49
Capítulo III: terrorismo estatal 3. El terrorismo de Estado en Argentina, su planificación organizada para el terror.
59
3.1. Los valores del Estado Terrorista.
73
3.2. ¿Qué es lo que busca la tortura?, ¿Quiénes eran los torturadores?
81
3.3. La construcción del enemigo de la nación.
91
3.4. Las poleas de transmisión del miedo y el terror. Paralizar a unos y movilizar a otros.
101
Capítulo IV: políticas y prácticas 4. El terror en las aulas.
113
4.1. El proyecto educativo autoritario.
122
4.2. Centro de Estudiantes en Concepción del Uruguay, resistencia civil al golpe de Estado. Terror estatal ante la resistencia civil. Consideraciones finales.
141
Fuentes y bibliografía.
144
171
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