McMahon, Robert J. - La Guerra Fria. Una Breve Introduccion
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Robert McMahon
La Guerra Fría Una breve introducción
El lib ro de b olsillo H isto ria A lianza E d ito rial
TÍTULO
o r ig in a l :
The Coid War. A Very Short Introduction
Publicado originalmente en inglés en 2003. Esta traducción se ha realizado por acuerdo con Oxford University Press T ra d u c t o r a :
Carmen Criado
Diseno .de cubierta: Ángel Uriarte Fotografía de cubierta: © Bettmann/CORBÍS
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indem nizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribu yeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la precep tiva autorización.
© Robert J. McMahon, 2003 © de la traducción: Carmen Criado, 2009 © Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2009 Calle Juan Ignacio Lúea de Tena, 15; 28027 Madrid; teléfono 91 393 88 88 www.alianzaeditorial.es ISBN: 978-84-206-4967-2 Depósito legal: M, 58.225-2008 Fotocomposición e impresión: efca , S. a . Parque Industrial «Las Monjas» 28850 Torrejón de Ardoz (Madrid) Printed in Spain
Prefacio a esta edición
Escribir una breve historia del conflicto que dominó, y determinó en gran parte, los asuntos internacionales durante casi medio siglo ha resultado una tarea tan esti mulante como abrumadora. Sobre la gran mayoría de los acontecimientos, crisis, tendencias y personalidades de los que trata este libro, necesariamente breve, existen monografías detalladas, muchas de ellas excelentes y la mayor parte considerablemente más extensas que el presente volumen. Más aún, acerca de casi todos los as pectos de la Guerra Fría se han desarrollado encendidos debates académicos, a menudo ásperos, que se han avi vado e intensificado en años recientes debido a la publi cación de documentación anteriormente secreta, exis tente en archivos de Estados Unidos, Rusia, Europa del Este y China entre otros lugares, y a las nuevas perspec tivas que ofrece el paso del tiempo. En consecuencia, este libro no pretende ~no podría hacerlo™ decir la últi ma palabra sobre la Guerra Fría ni representar nada pa 7
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LA GUERRA FRÍA
recido a una historia exhaustiva de ese complejo y poli facético conflicto. En lugar de eso, mi propósito ha sido proporcionar una interpretación global, tan accesible a los estudiantes como al lector en general. Este libro ofrece una descrip ción general de la Guerra Fría, desde 1945 hasta el de senlace del enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética en 1990, y elucida acontecimientos, ten dencias y temas partiendo de algunas de las investi gaciones más importantes sobre el conflicto publicadas recientemente. He procurado, sobre todo, poner al al cance del lector una base esencial para la comprensión y la valoración de uno de los acontecimientos seminales de la historia contemporánea. Inevitablemente he tenido que llevar a cabo una difí cil selección en cuanto a qué incluir y qué omitir de un enfrentamiento que abarcó cuarenta y cinco años y afectó prácticamente al mundo entero. La limitación del espacio me ha obligado a omitir algunos episodios sig nificativos y a tratar otros de la forma más breve posi ble. Por otro lado, decidí prestar una menor atención al aspecto militar del conflicto. Lo que sigue constituye, pues, como promete el títu lo, una «breve introducción» a la Guerra Fría, escrita desde una perspectiva internacional y un punto de vista posterior a su desarrollo. Entre las cuestiones clave que aborda este texto figuran: ¿cómo, cuándo y por qué co menzó la Guerra Fría?; ¿por qué duró tanto tiempo?; ¿por qué pasó desde sus orígenes en la posguerra euro pea a abarcar prácticamente el mundo entero?; ¿por qué acabó tan súbita e inesperadamente?, y ¿qué impacto causó?
PREFACIO A ESTA EDICIÓN
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Quiero dar las gracias a Robert Zieger, Lawrence Freedman y Melvyn Leffler, que leyeron el manuscrito y me hicieron valiosas sugerencias para mejorarlo. Gracias también a Rebecca O’Connor por su aliento, sus conse jos y su apoyo, y a todo el equipo editorial de Oxford University Press que convirtieron en un placer la tarea de escribir este libro.
L La Segunda Guerra M undial y la destrucción del viejo orden
Cualquier explicación del comienzo de la Guerra Fría debe tener como punto de partida la Segunda Guerra Mundial, en todos los aspectos el conflicto más destructivo de la historia de la humanidad, causante de un nivel de muerte, devastación, mise ria y desorden sin precedentes. «La conflagración de 1939-1945 fue tan dolorosa, tan total, tan profunda, que provocó un vuelco total del mundo -observa el historiador Thomas G, Paterson™, no sólo de un mundo de trabajado res, campesinos, comerciantes, financieros e inte lectuales prósperos y productivos, no sólo de un mundo seguro de familias y comunidades unidas, no sólo de un mundo de guardias de asalto nazis y kamikazes japoneses, sino de todo eso y más.» Al alterar también «el mundo de la política estable, la sabiduría heredada, las tradiciones, las institucion
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nes, las alianzas, las lealtades, el comercio y las cla ses sociales», creó las condiciones que hicieron po sible, si no inevitable, un gran enfrentamiento de poderes.
Un mundo trastocado Aproximadamente 60 millones de personas per dieron la vida como resultado directo de la gue rra, dos tercios de ellas no combatientes. Los paí ses perdedores del Eje, Alemania, Japón e Italia, sufrieron más de 3 millones de bajas civiles; los vencedores, los aliados, soportaron pérdidas aún mayores: al menos 35 millones de bajas civiles. Asombrosamente, pereció entre el 10 y el 20% de la población total de la Unión Soviética, Polonia y Yugoslavia, y entre el 4 y el 6% de la población total de Alemania, Italia, Austria, Hungría, Japón y China. Aunque el cómputo exacto del número de víctimas provocado por esta devastadora confla gración mundial sigue desafiando los esfuerzos por alcanzar la precisión estadística, la magnitud de la pérdida en cuanto a vidas humanas continúa pareciéndonos hoy, dos generaciones después de la Segunda Guerra Mundial, tan inconmensurable como lo pareció en el período de la inmediata pos guerra. Al acabar la contienda gran parte del continente europeo se encontraba en ruinas. El primer minis
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tro británico Winston Churchill describió la Euro pa de la posguerra, en su prosa particularmente gráfica, como «un montón de escombros, un osa rio, un criadero de pestilencia y de odio». Berlín era «un verdadero yermo -observó el corresponsal William Shirer-: Creo que en ningún lugar se ha dado una destrucción a semejante escala». Lo cier to es que muchas de las grandes ciudades de la Europa central y oriental sufrieron un nivel com parable de devastación: el 90% de los edificios de Colonia, Dusseldorf y Hamburgo y el 70% de los edificios del centro de Yiena fueron destruidos por los bombardeos aliados. En Varsovia, según infor mó John Hershey, los alemanes habían destruido sistemáticamente «calle tras calle, callejón tras ca llejón y casa tras casa. No queda más que un reme do de arquitectura». El embajador norteamericano Arthur Bliss Lañe escribió en julio de 1945 al en trar en la ciudad arrasada por la guerra: «El repug nante olor dulzón a carne humana quemada fue la sombría advertencia de que estábamos entrando en una ciudad de muertos». En Francia, una quin ta parte de los edificios del país habían sufrido daños o habían sido destruidos; en Grecia, una cuarta parte. Incluso Gran Bretaña, que nunca es tuvo ocupada, sufrió daños importantes, debidos principalmente a los bombardeos nazis, y perdió aproximadamente la cuarta parte del total de su riqueza nacional en el curso del conflicto. Las pér didas soviéticas fueron las más graves: 25 millones
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de personas murieron, otros 25 millones quedaron sin hogar, 6 millones de edificios fueron destruidos y gran parte de las instalaciones industriales y de las tierras productivas del país quedaron inutiliza das. Unos 50 millones de supervivientes de toda Europa se vieron obligados a abandonar sus hoga res, 16 millones de ellos descritos por los vence dores con el eufemismo de «desplazados». En la posguerra asiática las condiciones eran casi igual de sombrías. Prácticamente todas las ciudades de Japón habían sufrido los constantes bombar deos norteamericanos y el 40% de sus zonas urba nas habían sido completamente destruidas. Tokio, la ciudad más populosa de Japón, fue devastada por las bombas incendiarias aliadas, que destruyeron más de la mitad de sus edificios. Hiroshima y Nagasaki conocieron un destino aún más trágico cuan do las dos explosiones atómicas que pusieron fin a la Guerra del Pacífico las arrasaron totalmente. Aproximadamente 9 millones de japoneses habían quedado sin hogar cuando sus líderes finalmente capitularon. En China, campo de batalla durante más de una década, las instalaciones industriales de Manchuria habían sido destruidas, y las fértiles tierras del río Amarillo se hallaban inundadas. Cuatro millones de indonesios habían muerto como consecuencia directa o indirecta del conflicto. Un millón de indios sucumbieron debido a la ham bruna de 1943 provocada por la guerra, y un mi llón más murió en Indochina dos años más tarde.
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Aunque gran parte del Sureste Asiático se libró de los horrores que sufrieron Japón, China y varias islas del Pacífico, otros lugares, como Filipinas y Birmania, no tuvieron tanta suerte. Durante la última fase de la cdntienda, el 80% de los edificios de Manila fueron destruidos en una confrontación salvaje. Según el testimonio del líder birmano Ba Maw, un combate igualmente brutal había tenido lugar en Birmania y había «reducido a ruinas una gran parte del país». La gran oleada de muerte y devastación provo cada por la guerra destruyó no sólo gran parte de Europa y de Asia, sino también el viejo orden inter nacional. «La estructura y el orden que habíamos heredado del siglo xix habían desaparecido», ob servó el secretario de Estado norteamericano Dean Acheson. Efectivamente, el sistema internacional eurocéntrico que había dominado el mundo du rante quinientos años se había desintegrado prác ticamente de la noche a la mañana. Dos gigantes militares de proporciones continentales -que ya se calificaban de superpotencias- se habían alzado en su lugar y trataban de forjar, por separado, un nuevo orden acorde con sus particulares necesi dades y valores. Conforme la guerra se acercaba a su fase final, hasta el observador más despreocupado de la po lítica mundial podía ver que Estados Unidos y la URSS tenían en sus manos las mejores bazas di plomáticas, económicas y militares. Sólo acerca de
Europa central tras la Segunda Guerra Mundial
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un objetivo básico estaban esencialmente de acuer do aquellos adversarios convertidos en aliados: era imprescindible restaurar rápidamente una apa riencia de autoridad y estabilidad, y no sólo en las zonas directamente afectadas por la guerra sino en todo el sistema internacional Como advirtió el subsecretario de Estado Joseph Grew, la tarea era tan urgente como abrumadora: «De la actual pe nuria económica y de la agitación política puede surgir la anarquía». Las raíces inmediatas de la Guerra Fría, al menos en un sentido general y estructural, se hunden en la intersección entre un mundo postrado por un conflicto global devastador y las recetas opuestas para la creación de un orden internacional que Washington y Moscú pretendían imponer a un mundo moldeable destrozado por la guerra. Siem pre que un orden internacional imperante y el equilibrio de poder que le acompaña se derrum ban, surge invariablemente algún grado de conflic to, especialmente cuando la caída se produce con tan pasmosa brusquedad. En este sentido, la ten sión, el recelo y la rivalidad que afectaron a las re laciones entre Estados Unidos y la URSS después de la guerra no representaron ninguna sorpresa. Sin embargo, el grado y el alcance del enfrenta miento, y especialmente su duración, no pueden explicarse aludiendo exclusivamente a fuerzas es tructurales. Después de todo, la historia nos ofrece numerosos ejemplos de grandes potencias que si-
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guieron la senda del compromiso y la colaboración, y optaron por actuar de común acuerdo con el fin de instaurar un orden internacional aceptable ca paz de satisfacer los intereses fundamentales de cada una de ellas. Los estudiosos han empleado la expresión «condominio de grandes potencias» para describir ese sistema, A pesar de las esperanzas de algunos altos cargos tanto estadounidenses como soviéticos, en este caso no sucedería así por moti vos directamente relacionados con los orígenes de la Guerra Fría. En resumen, lo que transformó unas tensiones inevitables en una confrontación épica de cuatro décadas de duración a la que da mos el nombre de Guerra Fría fueron las aspira ciones, necesidades, historias, instituciones guber namentales e ideologías divergentes de Estados Unidos y la Unión Soviética.
La visión norteamericana del orden de posguerra Estados Unidos superó el desastre de la Segunda Guerra Mundial con pérdidas relativamente mode radas. Aunque unos 400.000 soldados norteameri canos murieron en la lucha contra las potencias del Eje, el 75% aproximadamente en el campo de batalla, conviene subrayar que esa cifra representó solamente el 1% del número total de víctimas mortales de la guerra y menos del 2% de la pérdi
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da de vidas humanas sufrida por la Unión Soviéti ca. Para la mayoría de los ciudadanos estadouni denses, a diferencia de lo que ocurrió en Europa, Oriente, África del Norte y otros lugares, la guerra no significó sufrimiento y privaciones, sino pros peridad e, incluso, abundancia. El producto inte rior bruto del país se duplicó entre 1941 y 1945, ofreciendo las ventajas de una economía extrema damente productiva y de pleno empleo a una ciu dadanía acostumbrada a las privaciones impuestas por una década de depresión. Los salarios subieron espectacularmente durante los años que duró la contienda y los norteamericanos se encontraron disfrutando de la abundancia de unos bienes de consumo que ahora estaban a su alcance. «El pue blo americano -observó el director de la Oficina de Movilización y Reconversión- se enfrenta al agradable dilema de tener que aprender a llevar una vida un cincuenta por ciento mejor de la que ha conocido hasta ahora.» En marzo de 1945, el nuevo presidente, Harry S. Traman, simplemente expresó lo evidente al co mentar: «Hemos surgido de esta guerra como la nación más poderosa del mundo, la nación más poderosa, quizá, de toda la historia», Y sin embargo, ni los beneficios económicos que la guerra había proporcionado a los norteamericanos, ni el poder militar, ni la capacidad productiva, ni el prestigio internacional creciente que había alcanzado la na ción durante su lucha contra la agresión del Eje
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podían atenuar la aterradora inseguridad que ca racterizaba al mundo originado por la guerra. El ataque japonés a Pearl Harbor había destruido de finitivamente la ilusión de invulnerabilidad que los norteamericanos habían experimentado desde el fin de las guerras napoleónicas a comienzos del siglo XIX, La obsesión por la seguridad nacional, que se convertiría en el principal motor de la política ex terior y de defensa a lo largo de toda la Guerra Fría, tuvo su origen en los acontecimientos que culminaron en el ataque del 7 de diciembre de 1941, y que acabó con el mito de la indestructibili dad de la nación, Los norteamericanos no volve rían a experimentar un ataque a su país tan directo e inesperado hasta sesenta años después, con los atentados terroristas de Washington y Nueva York. Los estrategas militares estadounidenses apren dieron varias lecciones del audaz ataque japonés, cada una de las cuales tuvo profundas repercusio nes con respecto al futuro. Se convencieron, en primer lugar, de que la tecnología, y en especial el poder de la aviación, había contraído el mundo de tal forma que la tan cacareada barrera de los dos océanos ya no proporcionaba a Norteamérica sufi ciente protección ante un ataque exterior. Una au téntica seguridad exigía ahora una defensa que co menzaba mucho más allá de las costas del país, es decir, utilizando la fórmula militar, «una defensa en profundidad». Ese concepto llevó a los respon
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sables de Defensa de los gobiernos de Roosevelt y de Truman a abogar por el establecimiento de una red global integrada de bases aéreas y navales con troladas por Estados Unidos y por la negociación de derechos generalizados de tráfico aéreo militar. Una y otros permitirían al país ejercer más fácil mente su poder en puntos potencialmente conflic tivos y disuadir a posibles enemigos mucho antes de que consiguieran la capacidad de atacar territo rio norteamericano. Una lista de emplazamientos «esenciales» compilada por el Departamento de Estado en 1946 da una idea aproximada de la am plitud de sus exigencias con respecto a bases mili tares estadounidenses. La lista incluía, entre otros lugares, Birmania, Canadá, las islas Fiji, Nueva Ze landa, Cuba, Groenlandia, Ecuador, Marruecos Francés, Senegal, Islandia, Liberia, Panamá, Perú y las Azores. En segundo lugar, y en un sentido general, los estrategas norteamericanos decidieron que nunca más debería volver a permitirse que el poder militar de la nación llegara a atrofiarse. La fuerza militar de Estados Unidos, acordaron, debía ser un elemento esencial del nuevo orden mundial. Los gobiernos de Franklin D. Roosevelt y Harry S. Truman insis tieron, pues, en mantener unas fuerzas navales y aéreas superiores a las de cualquier otra nación, además de una fuerte presencia militar en el Pacífi co, el dominio del hemisferio occidental, un papel central en la ocupación de los países enemigos de
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rrotados -Italia, Alemania, Austria y Japón- y un monopolio continuado de la bomba atómica. In cluso antes del comienzo de la Guerra Fría, los res ponsables de la planificación estratégica de Estados Unidos operaban a partir de un concepto extraor dinariamente expansivo de la seguridad nacional. Una tercera lección que los líderes norteamerica nos aprendieron de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial vino a reforzar esta amplia visión de los requisitos de la seguridad nacional: nunca jamás habrían de permitir que una nación hostil, o una coalición de naciones hostiles, adquiriera un control preponderante sobre la población, el terri torio y los recursos de Europa y del este de Asia. El corazón de Eurasia, como gustaban de llamar a esta región los expertos en geopolítica, constituía la presa económica y estratégica más preciada del mundo; la combinación de sus abundantes recur sos naturales, su avanzada infraestructura indus trial, su mano de obra cualificada y sus complejas instalaciones militares la convertían en la piedra angular del poder mundial, como tan dolorosamen te vinieron a demostrar los acontecimientos de 1940-1941. Cuando las potencias del Eje se hicie ron con el control de Eurasia a comienzos de la década de los cuarenta, consiguieron los medios necesarios para mantener una guerra prolongada, subvertir la economía mundial, cometer crímenes horrendos contra la humanidad y amenazar, y fi nalmente atacar, al hemisferio occidental. Los altos
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cargos de Defensa estadounidenses temían que si esto volvía a ocurrir, el sistema internacional volve ría a desestabilizarse, el equilibrio de poderes que daría peligrosamente distorsionado y la seguridad del país correría un grave peligro. Más aún, aun que pudiera evitarse que se produjera un ataque directo a Estados Unidos, Norteamérica tenía que estar preparada para esa eventualidad, lo cual sig nificaría un aumento radical tanto del gasto militar como del personal dedicado de forma permanente a la Defensa, una reconfiguración de la economía nacional y la limitación, dentro del país, de unas libertades muy apreciadas por los ciudadanos. En resumen, el control de Eurasia por parte del Eje o de cualquier futuro enemigo pondría también en peligro su sistema de libertades, un sistema crucial para las creencias y valores básicos estadouniden ses. La experiencia de la Segunda Guerra Mundial ofrecía en este sentido unas lecciones muy duras sobre la importancia de mantener un equilibrio de poder favorable en Eurasia. La dimensión estratégica y militar del orden mundial era, para la mentalidad norteamericana, inseparable de la dimensión económica. Los plani ficadores estadounidenses consideraban la instau ración de un sistema económico internacional más abierto y más libre un factor indispensable con respecto al nuevo orden que estaban decididos a construir a:partir de las cenizas de la más horrible conflagración de la historia. La experiencia les ha-
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bía enseñado, como recordó el secretario de Esta do, Cordell Hull, que la libertad de comercio era un prerrequisito esencial de la paz. La autarquía, las limitaciones comerciales y las barreras naciona les impuestas a la inversión extranjera y a la con vertibilidad de la moneda que habían caracteriza do la década de la depresión no hacían más que alentar la rivalidad y los conflictos. Un mundo más abierto, de acuerdo con la fórmula norteameri cana, sería un mundo más próspero, que tendría como consecuencia, a su vez, un mundo más esta ble y más pacífico. Para alcanzar esos fines, Estados Unidos ejerció durante la guerra, en consejos di plomáticos, una fuerte presión en favor de un régi men económico multilateral de comercio liberali zado, igualdad de oportunidades de inversión para todas las naciones, un sistema de tipos de cambio estables y libertad de convertibilidad total. En la Conferencia de Bretton Woods, celebrada a fines de 1944, Estados Unidos consiguió una aceptación general de esos principios, además del apoyo para la creación de dos instituciones supranacionales clave, el Fondo Monetario Internacional y el Ban co Internacional para la Reconstrucción y el De sarrollo (Banco Mundial), encargadas ambas de contribuir a estabilizar la economía global. Que Estados Unidos -el principal estado capitalista del mundo, que al final de la guerra producía un asom broso 50% de los bienes y servicios del mundo- sin duda se beneficiaría de este régimen comercial muí-
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tílateral tan decididamente respaldado por los go biernos de Roosevelt y de Truman y por los hom bres de negocios del país, era algo que se daba por hecho. Los ideales norteamericanos estaban inex tricablemente unidos a los intereses norteameri canos. En un editorial del mes de diciembre de 1944, el Chicago Tribune reflejaba el optimismo y la con fianza en sí misma de la sociedad estadounidense al proclamar orgullosamente que era «una suerte para el mundo», y no sólo para Estados Unidos, que «el poder y unas incuestionables intenciones» se hubieran unido ahora en la Gran República Norteamericana. Esta seguridad en el honroso des tino de Estados Unidos estaba profundamente en raizada en la historia y la cultura norteamericanas. Tanto las élites como el resto de la población acep taban la idea de que la responsabilidad histórica de su país consistía en crear un mundo nuevo más pacífico, próspero y estable. Sus líderes albergaban pocas dudas respecto a la capacidad de la nación para efectuar una transición tan trascendental, y no veían ningún posible conflicto entre el orden mundial que deseaban forjar y las necesidades e intereses del resto de la humanidad. Con el orgullo desmesurado del pueblo que ha co nocido contados fracasos, los estadounidenses pensaban que podían, como dijo Dean Acheson, «tomar en sus manos la historia y moldearla a su
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gusto». Sólo acechaba un obstáculo significativo. La Unión Soviética, advertía la revista Life en julio de 1945, «es el problema número uno para los norteamericanos, porque es el único país del mun do que tiene el dinamismo necesario como para desafiar nuestra concepción de la verdad, la justi cia y una vida digna».
La visión soviética del orden de posguerra El proyecto soviético para el orden de la posguerra nació también de unos temores profundamente enraizados acerca de la seguridad del país. Como en el caso de Estados Unidos, esos temores se ha bían refractado a través de los filtros de la historia, la cultura y la ideología. El recuerdo que tenían los soviéticos del sorpresivo ataque de Hitler de junio de 1941 era tan vivido como el recuerdo que los norteamericanos conservaban de Pearl Harbor, aunque mucho más aterrador. No podía ser de otra manera en una tierra que había sufrido tantas y tan terribles pérdidas. De las quince repúblicas soviéticas, nueve habían sido ocupadas, totalmente o en parte, por los alemanes. Pocos eran los ciuda danos que no se habían visto afectados personal mente por la que habían sacralizado con el nom bre de «La Gran Guerra Patriótica». Casi todas las familias habían perdido a algún ser querido; la ma yoría de ellas, a varios. Además de los millones de
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vidas humanas segadas por el conflicto, 1.700 ciu dades, más de 70.000 pueblos y aldeas y 31.000 fá bricas habían sido destruidos. Leningrado, la ciu dad, histórica por antonomasia del país, sufrió un prolongado asedio que se cobró más de un millón de víctimas. La invasión alemana causó estragos también en la base agrícola de la nación destruyen do millones de hectáreas de cultivos y causando la muerte de decenas de miles de cabezas de ganado, cerdos, ovejas, cabras y caballos. Los recuerdos candentes del ataque y la ocupa ción alemana se mezclaban con otros recuerdos anteriores -los de la invasión alemana durante la Primera Guerra Mundial, los de la intervención de los abados durante la guerra civil rusa o los del in tento de conquista de Rusia por parte de Napoleón a comienzos del siglo anterior-, despertando en los líderes soviéticos una verdadera obsesión por asegurar la protección de su patria de futuras viola ciones territoriales. La extensión geográfica de la URSS, una nación que abarcaba una sexta parte de la masa terrestre y era tres veces mayor que Estados Unidos, agudiza ba muy especialmente el problema de una defensa nacional adecuada. Las dos regiones principales desde el punto de vista de la economía, la Rusia europea y Siberia, ocupaban los extremos del país, y ambas habían resultado ser muy vulnerables a los ataques. La primera miraba hacia el tristemen te famoso corredor de Polonia, la ruta a través de
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la cual las tropas de Napoleón, el káiser y Hitler habían invadido el país. La segunda había sido víc tima dos veces en los últimos veinticinco años de la agresión japonesa. Más aún, Siberia compartía una extensa frontera con China, un vecino inestable que aún experimentaba los ramalazos de la agita ción revolucionaria. La Unión Soviética no tenía ni unos vecinos amistosos, como México o Canadá, ni dos barreras oceánicas que facilitaran la tarea de quienes planificaran su defensa. En el meollo de todos los planes del Kremlin para el mundo de la posguerra se hallaba la impe riosa necesidad de defender la patria soviética. En este sentido, bloquear la ruta, o «puerta de acceso», polaca ocupaba un lugar primordial. En opinión de Stalin, Polonia era «un asunto de vida o muerte» para la Unión Soviética. «En el curso de veinticin co años los alemanes han invadido Rusia dos veces a través de Polonia -advirtió el dirigente soviético al enviado de Estados Unidos, Harry Hopkins, en mayo de 1945-. Ni el pueblo británico ni el norte americano han experimentado unas invasiones se mejantes por parte de Alemania, algo terrible de soportar... Es, pues, vital para Rusia que Polonia sea un país fuerte y amigo.» Convencido de que los alemanes se recuperarían pronto y volverían a constituir una amenaza para la Unión Soviética, Stalin consideraba imprescindible tomar las medidas necesarias para asegurar la futura seguridad de su país mientras el mundo era todavía
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maleable. Esa seguridad exigía, como mínimo, ins taurar gobiernos sumisos en Polonia y en otros esta dos clave de Europa del Este, devolver las fronteras soviéticas a la situación prerrevolucionaria -lo cual significaba la anexión permanente de los estados bálticos y la zona oriental de la Polonia de pregue rra- y maniatar a Alemania impidiendo sistemá ticamente su industrialización e imponiéndole un duro régimen de ocupación y la obligación de pagar unas reparaciones cuantiosas. Éstas podrían contri buir además a la reconstrucción masiva que debía abordar la Unión Soviética en su esfuerzo por recu perarse de los estragos de la guerra. Sin embargo, esos planes, aunque basados en la vieja fórmula de lograr seguridad por medio de la expansión, tenían que equilibrarse con el deseo de preservar el marco de colaboración con Estados Unidos y Gran Breta ña, un marco desarrollado, aunque de forma imper fecta, durante los años de guerra. El interés del Kremlin por mantener la asocia ción de la Gran Alianza forjada al calor de la con tienda se basaba, no en el sentimiento, que no ha llaba cabida en su diplomacia, sino en un conjunto de consideraciones prácticas. En primer lugar, los dirigentes soviéticos reconocían que tenían que evitar una ruptura abierta con Occidente, al me nos en un futuro próximo. Dadas las pérdidas su fridas por el país durante la guerra en cuanto a mano de obra, recursos e infraestructura industrial, un conflicto prematuro con Estados Unidos y Gran
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Bretaña colocaría a la Unión Soviética en una clara desventaja, una desventaja aún más evidente tras la demostración por parte de los norteamericanos de su capacidad nuclear en agosto de 1945. En segun do lugar, Stalin y sus principales lugartenientes es peraban poder inducir a Estados Unidos a cumplir su promesa de contribuir con una'generosa ayuda financiera a su esfuerzo de reconstrucción. Una política de expansión territorial desenfrenada re sultaría contraproducente, ya que provocaría la di solución de la alianza forjada durante la guerra y la consiguiente negación de ayuda económica, algo que querían evitar. Finalmente, la Unión Soviética, que durante tan to tiempo había sido tratada como un estado pa ria, deseaba ser aceptada como una gran potencia responsable y respetada. Un tanto paradójicamen te, los soviéticos ansiaban el respeto de aquellos es tados capitalistas que sus convicciones ideológicas les enseñaban a aborrecer. Pero, naturalmente, no sólo querían respeto, sino que insistían también en tener en los foros internacionales una voz equi valente a la de otras potencias y en que se reco nociera la legitimidad de sus intereses. Más aún, aspiraban al reconocimiento formal por parte de Occidente de sus fronteras, y a una aceptación, o al menos a una aquiescencia, respecto a su nueva es fera de influencia en la Europa del Este. Todas esas consideraciones actuaban como freno a cualquier inclinación imprudente a devorar tanto territorio
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como la fuerza del Ejército Rojo pudiera poner a su alcance. El hecho de que uno de los gobernantes más brutales, implacables y desconfiados de la historia presidiera el delicado equilibrio que debía mante ner la URSS en ese momento crítico, añade un ele mento personal inevitable a la historia de las ambi ciones de Moscú durante el período de posguerra. El autoritario Stalin dominó completamente la política soviética antes, durante y después de la guerra sin tolerar la menor disensión. Como re cordaría más tarde su sucesor Nikita Kruschev, «él hablaba y nosotros escuchábamos». El antiguo re volucionario bolchevique, «durante los años trein ta, transformó el gobierno que dirigía, e incluso el
IOSÍF STALIN : Bajo de estatura y no especialmente dotado de carisma o de talento para la oratoria, Stalin, nacido en: Georgia, gobernó su país con puño, de hierro desde m ediados de la década de 1920. hasta su m uerte, ocurrida en 19|3. El dictador soviético^ aferró con .m ayor fuerza láf riendas d^ durante los "años ;jjf||fitay 1947-1991 (Londres, 1998); Richard J. Crockatt, The Fifty Years War: The United States and the Soviet Union in World Politics, 1941-1991 (Londres, 1995); Walter LaFeber, America, Russia, and the Coid War, 1945-2000, 9.a ed. (Nueva York, 2002); Ronald E. Powaski, The Coid War: The United States and the Soviet Union, 1917-1991 (Nueva York, 1998) ; GeofFrey Roberts, The Soviet Union in World Politics: Coexistence, Revolution and Coid War, 1945-1991 (Londres, 1999) ; Thomas J. McCormick, America's Half-Century: United States Foreign Policy in the Coid War (Baltimore, 1989); Warren L Cohén, America in the Age o f Soviet Power, 1945-1991 (Nueva York, 1993), y H. W. Brands, The Devil We Knew: Americans and the Coid War (Nueva York, 1993). Entre los libros importantes que utilizan nuevas fuentes de ar chivo para reinterpretar la primera parte de la Guerra Fría se 271
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cuentan: Vladislav Zubok y Constantine Pleshakov, Inside the Kremlin23s Coid War: From Stalin to Khruschev (Cambridge, Mass., 1996), y John Lewis Gaddis, We Now Know: Rethinking Coid War History (Oxford, 1997). Una recopilación muy útil es: Odd Arne Westad (ed.), Reviewing the Coid War: Apprca ches, Interpretations, Theory (Londres, 2000).
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índice a n alítico
régimen de ocupación, 22, 29, 41, 47-48, 51-52, 5960, 62, 71, 103-104, 139, 185 reparaciones de guerra, 29, 44,47-48 República Democrática Alemana, 62, 102, 106, 138139, 142-144, 242 República Federal Alema na, 62, 104, 107, 131, 139- 140, 161, 165, 185186, 191, 212-214, 246251,268-269 reunificación, 140, 234, 267-270 y Francia, 60, 63, 101, 161, 186,269 y la Segunda Guerra Mun dial, 12-13, 35-40, 42, 46
Acheson, Dean, 15, 25, 72, 81-82, 95, 120,158, 196 Adenauer, Konrad, 101, 103, 140,186 Afganistán, 117, 183, 231, 233-234, 236,243, 249, 262 África, 19, 39, 99, 112, 145147, 175, 216, 221, 225, 227,232 AIOC (Anglo-Iranian OH Company), 113 Albania, 106 Alemania, 33, 66, 124, 268 división, 48, 60, 62-63, 103,106 invasiones de la Unión So viética, 26-28,37-38 Ostpolitik, 212, 214, 216 pacto nazi-soviético, 36-37 rearme, 93, 101-104, 106 277
278 Andropov, Yuri, 232, 241242, 258 Angola, 146-147, 178, 183, 221-222, 227, 243 anticolonialismo, 54, 85, 176, 178 Arabia Saudí, 117,180 Arbenz Guzmán, Jacobo, 125 armas nucleares, 199, 207, 209-211, 225, 228, 240241,259-261 ASAT (armas antisatéli tes), 257 carrera armamentística, 99100, 126-132, 201-202, 204, 223-224, 238, 242, 248 crisis de los misiles (1962), 98, 132-133, 151-161, 163,172,198,219 «doble vía», 249 INF (Fuerzas Nucleares In termedias) 249,252, 257, 263 paridad de las superpotendas, 159, 205 programa estadounidense de refugios atómicos, 143 SALT (Tratado de Limita ción de Armas Estratégi cas), 206, 208-212, 223, 226, 229, 231 y la crisis de Berlín, 135, 139-141 y la crisis del estrecho de
IA GUERRA FRÍA
Taiwán (1958), 135-138, 141,159,172 y la guerra árabe-israelí de 1973), 217-219 y la opinión pública, 143, 192, 194, 244, 250-255 y la Segunda Guerra Mun dial, 30, 50 ASAT (armas antisatélites), 257 Assuán, presa de, 116-117 Attlee, Clement, 85 Australia, 68,123 Austria, 12, 16, 22, 53, 106 Azores, 21 Bagdad, Pacto de, 115-116 Bahía de Cochinos, invasión (1961), 150 Banco Mundial, 24,116 Bao Dai, 88 bases militares, estadounidenses, 21, 84, 99,126-127,153 soviéticas, 99, 111, 128, 151-152, 240,242 Batista, Fulgencio, 149 Bélgica, 16,63,186,249 Berlín, 13, 46, 206, 212, 214, 251 aislamiento de Berlín Oc cidental, 62 crisis de Berlín (1958), 98, 132, 135, 138-144, 159, 170,172,198
279
INDICE ANALÍTICO
muro de, 144,267-268 Bevin, Ernest, 58,63 Bidault, Georges, 58 Birmania, 15, 21, 67, 85, 88 Black, Eugene, 116 Bohlen, Charles, 93,119 bomba atómica, 22, 50, 127, 136 bomba de neutrones, 249 bomba-H, 126,128 bomba termonuclear, véase bomba-H bombarderos B-l, 239 B-2 (Stealth), 239 B -5 2 ,127 IL -28,154 M IG -21,158 Brandt, Willy, 212-214 Bretton Woods, Conferencia de (1944), 24-25 Brezinski, Zbigniew, 228 Breznev, Leonid, 189, 199, 206, 209, 211-212, 218219,226, 229,231, 241 «Doctrina Breznev» 190,266 Bruselas, 251-252 Pacto de Bruselas (1948), 63-64 Bulgaria, 45, 47, 52-53, 106, 117 Bundy, McGeorge, 168 Bush, George H. W ., 264, 268-270 Byrnes, James F.> 48
Camboya, 243 Canadá, 21, 28, 64, 165, 171 Cárter, Jimmy, 199,224, 226, 228-231, 234-235,237, 249 «Doctrina. Cárter», 235 Castro, Fidel, 148-151, 158 CDE (Comunidad de Defen sa Europea), 101,103 Ceaucescu, Nicolae, 267 CECA (Comunidad Econó mica del Carbón y del Acero), 186 CEE (Comunidad Económi ca Europea), 186 Ceilán, 85,180 Checoslovaquia, 16, 53, 61, 106,116,190,202 Chernayev, Anatoli, 259, 267 Chernenko, Constantin, 258 Chiang Kai-Shek, 73-75, 7780,135 Chicago Tribuno, 25 China crisis del estrecho de Taiwan (1958), 135-138,170 expansionismo, 87, 120, 134, 166-167, 170, 177,
221 guerra civil y triunfo co munista, 78-80, 83, 87 nacionalistas chinos (Kuomintang), 75, 77, 79-80 visita del presidente Nixon, 208 y Egipto, 116
280
y Estados Unidos, 69, 74, 78-82, 87, 123, 135-138, 166-169, 198, 204-205, 228-229, 235 y Japón, 73 y la guerra de Corea, 90-98 y la India, 166-167 y la Segunda Guerra Mun dial, 12,14-15 y la Unión Soviética, 28, 77, 81-82, 97, 120, 153, 166-167,201,208 y Tailandia, 180 y Vietnam, 88-90, 121, 123,167,176 Churchill, Winston, 13, 38, 40, 42-43, 45-47, 49, 5253,105,107, 266 «acuerdo de los porcenta jes», 42 CIA (Central de Inteligencia Americana), 124-125, 145, 149-151, 239 Cohén, Warren I., 93-94 colonialismo, 67-69, 83-86, 89, 94, 111, 119, 134, 145146,175, 221 anticolonialismo, 54, 85, 176,178 poscolonialismo, 114, 175 comercio embargos, 149,234 entre Europa Occidental y Europa del Este, 212, 214, 246,248
LA GUERRA FRÍA
entre la URSS y Estados Unidos, 200, 206, 210-
211 libre comercio, 24 para la paz y la estabilidad, 24 Comunidad de Defensa Eu ropea, véase CDE Comunidad de la Energía Atómica, véase EURATOM Comunidad Económica del Carbón y del Acero, véase CECA Comunidad Económica Eu ropea, véase CEE comunismo chino, 73, 75-83, 87, 166167 difusión en la posguerra, 52, 54, 61, 69, 72, 86-88, 97, 119, 138, 142, 176, 180 en Europa, 54, 58, 61, 89, 108, 187-188, 190, 245, 266, 268 en la Unión Soviética 32, 107,134,205,258 Estados Unidos y, 37, 52, 5 5 ,9 1 ,9 3 ,1 0 5 , 118,120121, 123, 150, 168, 192196, 198, 202-204, 223, 232, 236-238, 243, 250, 262 y la guerra de Corea, 67, 92 y Vietnam, 89-90, 121, 145, 148, 167, 170, 176
ÍNDICE ANALÍTICO
Conferencia para la Seguri dad y Cooperación en Eu ropa (CSCE), Helsinki, 1972,214-216 Congo, 98, 145-147, 178,183 Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, 47, 51, 53,60 Consejo de Seguridad Nacio nal estadounidense, 120, 129, 131, 152, 168, 203, 228, 270 Consejo Mundial de las Igle sias, 252 consumismo, 187-189 Corea, 124,180,241 Guerra de Corea, 67, 9098, 100, 121, 123, 126, 131, 170, 183, 198 Cuba, 21,148-150 crisis de los misiles (1962), 98, 132-133, 151-161, 163,172,198, 219 y Angola, 221 y Granada, 243 y Nicaragua, 230 y Somalia, 227 Dardanelos, 56 De Gaulle, Charles, 162-163, 169,171,191 derechos civiles en Estados Unidos, 193,229 derechos humanos, 215, 225-226,241
28 í
descolonización, 68, 85, 145, 174-183, 245 desplazados, 14 déteme , 199-232, 235, 237238,247,261 Diem, Ngo Dinh, 124,145,148 Dinamarca, 16, 64 distensión, véase dótente Dobrynin, Anatoli, 226, 231 Dubéek, Alexander, 190 Dublín, 252 Dulles, John Foster, 105, 116-117,123, 136,140 Dusseldorf, 13 economía de Estados Unidos, 19, 50, 193,196-197,201,218,234 del bloque soviético, 27, 188-190, 246, 260-261 del Sureste Asiático, 86-88, 119 del Tercer Mundo, 111 europea, 48, 58-60, 104, 111, 184-186, 188, 201, 246-247 japonesa, 71-72,87,111,201 propuestas en Bretton Woods, 24-25 Ecuador, 21 Edén, Anthony, 120 Egipto, 109, 146-147, 181, 217-218 crisis de Suez (1956), 114118
282
Eisenhower, Dwíght, 101, 103, 105-106,109-110,113114,116,123, 125,138, 142 advertencia acerca de Laos, 148 «Doctrina Eisenhower», 118-119 y Cuba, 149-150 y el incidente del avión es pía U -2 ,141-142 y la carrera armamentística, 127,129, 131 y la crisis de Berlín, 140-141 y los derechos civiles, 193 yTaiwán, 135-137 Ejército Rojo, 31, 33, 38, 45, 53,108, 127 Eliot, T. S., 137 equilibrio de poderes, 17, 23, 43, 72, 81, 102, 120, 167, 205, 241 espionaje, 129-130, 141-142, 151, 195, 242; véase tam bién CIA Estados Unidos, 17, 30, 34, 239-244 acuerdos de Helsinki, 214216 alianza con Pakistán, 115, 179,1818 campañas antinucleares, 252-256 carrera armamentística, 126-132 comunismo en, 194-198
LA GUERRA FRIa
Conferencia de Bretton Woods (1944), 24-25 Conferencia de Ginebra (1955), 107 conversaciones SALT, 206, 208-212, 223, 226, 229, 231 crisis de los misiles (1962), 98, 132-133, 151-161, 163,172, 198,219 «Doctrina Traman», 56-57 e Irán, 112-114, 230, 234 economía, 19, 50, 193, 196-197, 201, 218, 234 gasto de Defensa, 23, 93, 192, 196-197, 202, 231, 234,239 génesis de la política de détente., 200-206 guerra de Vietnam, 134, 148, 164-172, 191, 198, 201-206, 220-222, 234, 239 impacto de la Guerra Fría, 194-198 operaciones secretas, 124126,135, 145,150 política de sanciones, 231, 245, 247 reconocimiento de la Unión Soviética, 35-38 SDI (Strategic Defense Iráciative), 240-241,262 temor al marxismo-leni nismo, 36-37
ÍNDICE ANALÍTICO
víctimas de guerra, 18, 220 y China, 69, 74, 78-82, 87, 123, 135-138, 166-169, 198, 204-205, 208, 228229,235 y el Congo, 145 y el Japón de posguerra, 70-73 y el nuevo orden mundial, 23-26,34 y el rearme de Alemania Oc cidental, 93, 101-104, 106 y el Sureste Asiático, 8590,121,123-124 y Filipinas, 84,91 y la crisis de Suez, 98, 114119,245 y la cuestión alemana, 4748, 59-60, 103 y la guerra de Corea, 67, 90-98, 100, 121, 123, 126, 131, 170, 183, 198 y la OTAN, 63-64,100-101, 103-104, 157, 161, 164, 235, 242, 244-245, 249 y la seguridad nacional, 1923,38,59-60,66,96,111, 120, 129, 131, 152, 170, 202, 239, 256-257, 268 y Oriente Medio, 114-119, 217-220 Etiopía, 117, 146-147, 227 Eurasia, 22-23,54 EURATOM (Comunidad de la Energía Atómica), 186
283
Europa, 183-192 caída del muro de Berlín, 267-268 gaseoducto siberiano. 246, 248 la dátente y, 214-216 movimientos pacifistas, 251-256 Europa del Este (Oriental), 29-30, 41-42, 44, 51, 61, 64, 106, 108, 188-191, 198, 213-214, 233, 261, 266, 268-269 Europa Occidental, 52-53, 58-59, 61-64, 66, 86, 110112, 114, 121, 184-187, 191-192, 242, 244, 246248,250 Fiji, Islas, 21 Filipinas, 15, 67, 84, 88, 91, 123,180 Finlandia, 37,53,215 Fondo Monetario Interna cional, 24 Ford, Gerald R., 199, 212, 217, 221-222, 237 Francia, 13, 48, 63-64, 85, 165, 186, 214 colonias francesas, 21, 68, 84, 86,146 comunistas, 53,58 e Indochina, 67, 85, 88-91, 121,123-124 nivel de vida, 187
284 oposición a Reagan, 247, 251 protestas de 1968,191 y el programa nuclear, 163-164 y la Conferencia de Gine bra (1955), 107 y la crisis de Suez, 109, 116-119 y la OTAN, 64, 161, 163164, 247 y la República Federal Ale mana, 60, 62, 101, 103104,161,186, 269 «Free Europe», radio, 110 Gaddis, John Lewis, 32, 93, 225 Garthoff, Raymond A., 210 gasoducto siberiano, 246, 248 Ghana, 147,181 Gilbert, James, 194 Ginebra, Conferencia de 1955, 107 Conferencia sobre Indo china (1954), 121 cumbre Reagan- Gorbachov (1985), 262 reuniones sobre control de armamento, 242 glasnost («apertura»), 261 Golfo Pérsico, 117, 234-235 Gomulka, Wladyslaw, 108 Gorbachov, Mijail, 245, 258266, 268-270
LAGUERRA FRÍA
Gran Bretaña alianzas en Asia, 115, 120 Conferencia de Ginebra (1955), 107 consumismo, 187 descolonización, 67-68, 84-85 elrán, 113 Imperio británico, 67-68, 84-86, 88,146 oposición a la política de Reagan 247 y Alemania Occidental, 59-60,62,103,269 y la crisis de Berlín, 140 y la crisis de Suez, 114-119 y la insurrección malaya,
86,88 y la OTAN, 104 y la posguerra, 46, 53-55, 58 y la Segunda Guerra Mun dial, 28,38,40-43 y la supresión de ayuda a Grecia y Turquía, 55-56 Granada, 243 Grecia, 13,55-57,170 Grew, Joseph, 17 Groenlandia, 21 Gromyko, Andrei, 136, 139, 205-206 Guatemala, 98,125 Guerra árabe-israelí de 1973, 217-219
ÍNDICE ANAlSTÍCO
Haig, Jr, Alexander M., 238 Hamburgo, 13, 252 Heinrichs, Waldo, 38 Helsinki, Conferencia para la Segu ridad y Cooperación en Europa (CSCE, 1972), .214-216 reunión del SALT, 206 Herring, George C , 166 Hiroshima, 14, 50,126 Hiss, Alger, 195-196 Hitler, Adolf, 26, 28, 36-38, 40 Ho Chi Minh, 86, 88-90, 122-124,176 Hobsbawm, Eric, 184 Holanda, 63, 68, 84-86, 88, 165, 177, 186, 249-250 Hoover, Herbert, 37 Hopkins, Harry, 28 Huk, movimiento guerrille ro, 91 Hull, Cordell, 24 Hungría, 12, 16, 45, 53, 61, 106, 190 revuelta de 1956, 108-110 IDE (Iniciativa de Defensa Estratégica), véase SDI ideología, 18, 26, 30, 33-34, 37, 54, 56, 58, 73, 77, 89, 93, 105, 138, 149, 153, 173, 178, 184, 188-189, 203204,208,233,236-237,268
Iglesia católica, 252-253 iglesias evangélicas, 195, 238, 252 independentistas, movi mientos, 68-69, 83, 88, 94, 97, 106, 112-113, 115, 147, 175-179,181 India, 85, 117, 166, 179, 181182 Indias Orientales Holande sas, 67, 85-86 Indochina, 14, 67, 85-86, 8891, 98, 119, 121, 123, 145, 165,169, 171,176, 220; vé ase también Vietnam Indonesia, 14, 85-86, 88, 98, 125,135, 177, 181 INF (Fuerzas Nucleares Inter medias), 249, 252, 257, 263 Iniciativa de Defensa Estraté gica (IDE), véase SDI Inverchapel, Lord, 60 Irak, 115-117, 119, 135, 180 Irán, 53, 98, 112-115, 117, 124-125, 180, 230, 234 Irlanda, 143 íslandia, 21,262 Israel, 116-117,119 Guerra árabe-israelí de 1973, 217-219 Italia, 12, 16, 22, 39, 53, 64, 165,186-187,191,249 Jackson, Henry, 223-224, 229
286 Japón, 92,165 . ocupación norteamerica na, 22,51, 67-73,81 recuperación económica, 87,111,121,201 y Corea, 94-95 y la Segunda Guerra Mun dial, 11-12, 14-15, 20, 28, 44, 50-51, 67, 74-75, 78, 85, 89,176 Jaruzelski, Wojciech, 245 Johnson, Lyndon B., 165, 167-171,202 Jomeini, Ruhollah, 230 Juegos Olímpicos de Moscú (1980), 235 Kennan, George F., 51-53, 235 Kennedy, John F., 134, 161, 163 Bahía de Cochinos, 150 y el muro de Berlín, 142144 y la crisis de los misiles, 152, 155-157, 159-160 y los derechos civiles, 193 y Vietnam, 148, 164, 167169 Kennedy, Robert F., 156-157 Kim Il-Sung, 95 Kissinger, Henry A., 203204, 208, 218, 221-222, 224,226,232 Kohl, Helmut, 268
LA GUERRA FRÍA
Kominform (Oficina de In formación de Países Co munistas), 61 Komintern (Internacional Comunista), 89,176 Kosygin, Alexsei, 202, 206 Kruschev, Nikita, 31, 107109,111,189 y la carrera armamentística, 127,133 y la crisis de Berlín, 138144 y la crisis de los misiles, 149, 153-154, 156-158, 160-161 y la crisis del estrecho de Taiwán, 135-136 y el incidente del avión es pía U -2 ,141-142 Kuomintang, partido, 73-75, 78-80 Kuznetsov, Vassily, 160 Kuznick, Peter J.,194 Lañe, Arthur Bliss, 13 Laos, 148, 3.69 Leffler, Melvyn, 104 Lenin, Vladimir Ilich, 33, 264 Leningrado, 27 Líbano, 98, 117, 119, 135, 170 Liberia, 21,146-147 Life, 26 Lloyd, Selwyn, 103
ÍNDICE ANALÍTICO
Lumumba, Patrice, 145 Lundestad, Geir, 64 Luxemburgo, 16,63,186 MacArthur, Douglas, 70, 92, 96 t97 Macmillan, Harold, 140, 187 MAD (Destrucción mutua mente asegurada), doctri na, 160 Malasia, 67, 86,88,119 Manchuria, 14, 50-51, 53, 69,76-77,92 Mao Tse-Tung, 73,75-80, 138 y el presidente Nixon, 208 y la crisis de Taiwán, 135, 137-138 y la guerra de Corea, 96-97 y la guerra, de Vietnam, 89-90 y la Unión Soviética, 8182, 88-89; Markusen, Ann, 197 Marruecos, 21,146 -147 Marshall, George C , 57, 60, 79,195-196 Plan Marshall, 57-59, 61, 86,184 Marx, Karl, 33 marxismo-leninismo, 33, 52, 111,230,237,243 Masaryk, Jan, 61 McCarthy, Joseph, 195-196 McNamara, Robert, 154, 167, 241
287
México, 28 misiles ABM, 207,209 Cruise, 235, 242, 249-250, 252 ICBM, 127, 160, 201, 207, 209, 224 IRBM, 151,154 Júpiter, 156-157 MÍRV, 207, 209 MRBM, 154 MX, 239 Pershing II, 235, 242, 249250, 252 SLBM, 209 SS-20, 228-229, 235, 249 Trident, 239 missilegap, 129 Mobuto, Joseph, 145 Molotov, V.M., 33,46, 59 Mongolia Exterior, 69,76 Moscú, 51, 82, 89, 94, 107, 202, 207,225 Juegos Olímpicos (1980), 235 SALT I, tratado (1972), 209,216,229 viaje de Reagan en 1988, 263-265 Mossadeq, Mohammed, 113-114, 124-125 MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola), 221,227
288
LA GUERRA FRÍA
nacionalistas, movimientos, 42, 54, 68-69, 83, 85-86, 88-89,95,97, 112-113,115, 119,145,163,177,188 Nagasaki, 14, 50,126 Nagy, Imre, 108 Napoleón Bonaparte, 20, 2728 Nasser, Camal Abdel, 115116.181182,217 Nehru, Jawaharlal, 181-182 New Yor Times, 266 Nicaragua, 183,230, 243 Nitze, Paul, 223-224,252 Nixon, Richard M., 149, 196 visita a China, 205,208-209 y el escándalo Watergate,
211-212 y la crisis de Oriente Me dio, 218-219 y la dátente, 199, 202-204, 208-209, 211, 232, 237 y la guerra de Vietnam,
220,222 y las conversaciones SALT, 206-208 Nkrumah, Kwame, 181-182 no alineados, países 111, 174.181182 Noruega, 64 Nueva Zelanda, 21,123 ONU (Organización de Na ciones Unidas), 44, 109, 158,161,181,257, 266
en la guerra de Corea, 9192, 96-97 operaciones secretas, 124126,135,145,150 orden mundial, 21,232 Oriente Medio, 51, 55, 81, 111-112,114-115,117-124, 135,216-218, 227, 246 Ostpolitik, 212,214,216 OTAN (Organización del Tra tado del Atlántico Norte), 63-64, 100-101, 106, 111, 128, 130, 157, 245 despliegue de misiles en Europa Occidental, 228, 235, 242, 244-245, 249, 252 y Alemania 103-104, 139, 269-270 y Francia, 163-164 y la crisis de los misiles, 161, 245 y la guerra de Vietnam, 170,245 pacifismo, movimiento, 198, 250-254 Pakistán, 85, 115, 117, 123, 179-180 Panamá, 21 panarabismo, 119 Partido del Congreso indio, 182 Paterson, Thomas G., 11 PathetLao, 148
ÍNDICE ANALÍTICO
Pearl Harbor, 20, 26, 38-39 Pearson, Lester perestroika («reestructura ción»), 261 Perú, 21 petróleo, 55, 111-114, 218219,234 Polonia, 108, 214, 245-246, 366 en el Pacto de Varsovia, 106 en la posguerra, 27-29, 4247, 52,61 Solidaridad, . sindicato, 245, 266 y la Segunda Guerra Mun dial, 12,16, 37 «porcentajes», acuerdo de los, 42 Portugal, 64, 146, 175, 221 poscolonialismo, 114, 175 Postdam, Conferencia (1945), 46,49-50,94,107 Powers, Francis Gary, 141 Praga, Primavera de, 190191 propaganda, 39, 128, 141, 263 racismo, 112 Reagan, Ronald, «Doctrina Reagan», 243 anticomunismo de, 216, 224, 235-237, 241-242, 246,257, 261-262
desarrollo armamentístico, 238-241, 249, 256, 258, 262 oposición a su política, 244-248, 250-256 y el gasoducto transiberiano, 246 y Gorbachov, 262-265 refugios atómicos, programa estadounidense de, 143 reparaciones, 29, 44, 47-48 Reykiavik, Cumbre de (1986), 262 Reynolds, David, 188, 244 Reza Pahievi, Mohammed, 114,230 Rhee, Syngman, 95 Roosevelt, Franklin D., 21, 25, 37-45, 73-76, 208, 266 Rumania, 47,52,106,117,267 Rupieper, Hermán-Josef, 185 Rusia, 7,27-28, 37, 59-60, 69, 78, 118, 249; véase también Unión Soviética Rusk, Dean, 112,155,170 Sadat, Anwar al-, 217 Sajarov, Andrei, 225-226 SALT (Tratado de Limita ción de Armas Estratégi cas), acuerdos, 206, 208212, 223,226,229,231 sandinistas, 230 satélites, 128 Schell, Jonathan, 253
290
Schlesinger, Arthur. M., 222 Schmidt, Helmut, 247 Scowcroft, Brent, 270 Shultz, George, 254,256 SDI (Strategic Defense Iniciative), 240-241, 262 SEATO (Organización del Tratado del Sureste Asiáti co), 123 segregacionismo, 193 Segunda Guerra Mundial, 11-34, 66-68, 73, 83-84, 93-94, 98-99, 101,. 110, 139, 163, 176, 188, 197, 215, 235-236, 268-269 Senegal, 21,147 Shevardnadze, Eduard, 259260, 269 Shirer, William, 13 Siberia, 27-28,246 gasoducto, 246, 248 Singapur, 67 Siria, 117,218 Smith, Gadis, 229 Solidaridad, sindicato, 245, 266 Somalia, 146-147,227 Somoza, Anastasio, 230 Sputnik, 128-129 Stalin, Iosif, 28, 30-33, 3637, 39-41, 43-45, 47, 6162, 89, 102, 188-189, 269 «acuerdo de los porcenta jes», 42 muerte de Stalin, 105, 111
LA GUERRA FRÍA
pacto germano-soviético (1939), 36-37 y China, 69, 76-77, 82, 88, 96 y el Plan Marshall, 59 y Kruschev, 31,108 y las reparaciones alema nas, 47-48 yTruman, 49, 51 START (limitación de armas estratégicas), 257 Stevenson, Adlai, 196 Stimson, Henry, 50 Suez, Canal de, 114 crisis de Suez (1956), 98, 109, 114-119, 245 Sukarno, 86, 125, 176, 181182 Sun Belt estadounidense, 197 Sureste Asiático, 15, 83-90, 97, 119-121, 123-124, 148, 164, 167-170,175-176,216 Tailandia, 88,123, 180 Taiwán, 80, 91, 98, 131-132, 198 crisis del estrecho de Taiwán (1958), 135-138,141,159, 172 Teherán, Conferencia de 1943, 40, 74 crisis de los rehenes, 230 Tercer Mundo, 54, 68, 99, 107, 110-126, 135, 144,
ÍNDICE ANALÍTICO
166, 174-183, 192, 200, 204, 212, 216-217, 222223, 229, 231-232, 243-244 Thatcher, Margaret, 247 Tito, joseph Broz, 106 Tokio, 14, 72,87 Truman, Harry S., 19,21, 25, 45-46, 48,; 51-52, 57-58, 63, 72,105,198,237 ayuda a Grecia y Turquía, 55-57 «Doctrina Truman», 56-57 elrán, 113-14 opinión sobre Stalin, 4950 política con respecto a Alemania, 47, 58-59, 62,
100-102 política con respecto a China, 79-81 y Corea, 91,95-96 y el Sureste Asiático, 8485,88,120,176-177 Tudeh, partido, 113 Turquía, 53, 55-57, 115, 117, 156-157,170,180 U-2, avión de reconocimien to, 141,151 Ulbricht, Walter, 144 Unión Soviética, 17-18, 100, 173,233 caída de la, 270 carrera armamentística, 99-100, 106-107, 126-
130, 133, 160, 207, 223224, 235-236, 239, 242, 249 Conferencia de Ginebra (1955), 107 conversaciones SALT, 206, 208-212, 223, 226, 229, 231 crisis de los misiles de Cuba, 133, 149-160 economía de, 27, 29-30, 133, 188-189, 246, 248, 261 expansionismo, 45, 47, 5152, 54-55, 58, 64, 114, 217, 225, 227, 259 génesis de la política de dá tente, 161, 200-206, 208 ideología, 33-34, 36-37, 52 incidente del avión espía U -2 ,141-142 invasión de Afganistán, 231, 233-234, 249, 262 pacto germano-soviético de 1939, 36-37 purgas de Stalin, 108 y acuerdos de Helsinki, 215-216 y Alemania, 29, 44, 48, 60, 62-63, 101-103, 106, 138-144, 214, 269-270 y Checoslovaquia, 61, 190 y China, 72, 76-78, 80-82, 89, 97, 120, 123, 166167, 235
292
y Congo, 145,183 y Corea, 91,94-95,97 y el Pacto de Varsovia, 106,110,266 y el Sureste Asiático, 8384, 88-89, 148, 176-177, 216, 221 y el Tercer Mundo, 54, 99, 111-113, 174, 179, 182, 212, 225, 227-228, 232, 243 y Gorbachov, 258-266, 268-270 y Japón, 44,50,69-70 y la crisis de Suez, 98, 114119, 245 y la revuelta húngara (1956), 108-110, 190 y la Segunda Guerra Mun dial, 12-13, 19, 26, 30, 3 7 -4 0 ,4 6 ,5 0 ,7 4 y Oriente Medio, 112-113, 116,120,217-219 y Polonia, 27-29, 42-45, 108- 109 URSS, véase Unión Soviética Valenti, Jack, 168 Vanee, Cyrus, 225 Varsovia, 13,108 Pacto de Varsovia, 106, 109- 110, 189, 266, 268
LA GUERRA FRÍA
Viena, 13, 252 Cumbre de 1961, 142-143 conversaciones SALT, 206, 229 Vietcong, 148,165 Vietminh, 89-90, 121, 123 Vietnam, 85-86, 88-90, 123124; véase también Indo china Guerra de Vietnam, 134, 145, 148, 164-172, 177, 183, 191, 198, 201-206, 220-222, 234, 239, 245, 252 Vladivostok , cumbre de 1974,212,225 Watergate, escándalo, 211, 219, 234 Wedemeyer, Albert, 78 Westad, Odd Arne, 228 Whitfield, Stephen, 194 Wilson, Harold, 171 Wilson, Woodrow, 266 Yalta, Conferencia de (1945), 43-45, 47, 75, 208 Yoshida, Shigeru, 73 Yugoslavia, 12, 16, 56, 106107 Zhdanov, Andrei, 61
Indice de ilustraciones
1. Churchill, Roosevelt y Stalin en el Palacio de Livadia, Yalta. Febrero de 1945. US National Archives and Records Administration...
43
2. Churchill, Truman y Stalin durante la Confe rencia de Potsdam, Alemania. Julio de 1945. US National Archives and Records Administration...
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3. Mao Tse-Tung, secretario general del Partido Comunista Chino. © Corbis........................................
76
4. Protesta contra la Unión Soviética en Hungría. Noviembre de 1956. © Hulton Deutsch Collection/Corbis........................
109
5. Ho Chi Minh, presidente de la República De mocrática de Vietnam. © Bettmann/Corbis......................................................
122
293
294
LA GUERRA FRÍA
6. Kennedy y Kruschev en la cumbre de Viena. Junio de 1961. US National Archives and Records Administration...
143
7. Instalación de misiles balísticos de alcance me dio en San Cristóbal, Cuba. Octubre de 1962. © United States Department of Defense/John Fitzgerald Kennedy Library, Boston.................................
152
S. Nikita Kruschev y Fidel Castro se abrazan en la ONU. Septiembre de 1960. © Corbis.........................................................
158
9. El general y dirigente francés Charles de Gaulle. Photos 12.com/Bertelsmann Lexicón Verlag...............
162
10. Reunión de Breznev y Nixon durante una visita del mandatario soviético a Estados Unidos. Ju nio de 1973. US National Archives and Records Administration...
211
11. Willy Brandt, canciller de la República Federal de Alemania. © Dieter Hespe/Corbis................................................
213
12. Muyaidines afganos, con armas tomadas a los soviéticos, cerca de Matun. 1979. © Setboun/Sipa/Rex Features......................................
236
13. Manifestación antinuclear en Bruselas. Octubre de 1981. © HenryRayAbrams/Corbis......................................
251
14. Manifestación antinuclear en Nueva York, 12 de junio de 1982. © Bettmann/Corbis......................................................
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ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
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15. Reagan y Gorbachov en la Plaza Roja durante la visita -del presidente norteamericano a esa ciudad. Mayo de 1988. US National Archives and Records Administration...
265
16. Caída del muro de Berlín. Noviembre de 1989. © Raymond Depardon/Magnum Photos...............
267
índice de mapas
Europa central tras la Segunda Guerra Mundial De Robert Schulzínger, American Diplomacy in the Twentieth Century (Oxford University Press, 1994)....................
16
La Guerra de Corea, 1950-1953 De Robert Schulzínger, American Diplomacy in the Twentieth Century (Oxford University Press, 1994)....................
92
Oriente Medio, 1956 De Ronald E. Powaski, The Coid War: The United States and the Soviet Union, 1917-1991 (Oxford University Press, 1998)...................... ,.....................................................
117
África en el año 1945 De Paterson et al., American Foreign Relations, 5.a ed., © 2000 Houghton Mifflin Company, reproducido con permiso............. ......................................................................
146
África en el año 2000 De Paterson et al., American Foreign Relations, 5.a ed., © 2000 Houghton Mifflin Company, reproducido con permiso .......................................................................... 297
147
índice general
7
Prefacio.......... ...................... 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
La Segunda Guerra Mundial y la destrucción del viejo orden.............................. Los orígenes de la Guerra Fría en Europa (19451 9 5 0 ).............................................................. Hacia la «guerra caliente» en Asia (1945-1950)... Una Guerra Fría global (1 950-1958)..................... De la confrontación a la distensión (1958-1968). Repercusiones internas de la Guerra F ría ............. Ascenso y caída de la détente (1968-1979)............ La fase final (1980-1990)............................................
11 35 66 98 133 173 199 233
Bibliografía.................
271
índice analítico...........................................................
277
índice de ilustraciones...................
293
índice de mapas...................................................................
296
299
3464264
on la derrota de las potencias del Eje y el fin de la Segunda Guerra Mundial comenzaron a evidenciarse las profundas diferencias existentes -ideológicas, políticas, socioeconómicas, geoestratégicas- entre los miembros de la coalición triunfante. Bajo la amenaza real de un posible enfrentamiento nuclear, dos modelos bien diferenciados de sociedad -la occidental capitalista, encabezada por Estados Unidos, y la soviética comunista, abanderada por la Unión Soviética- trataron de imponer sus criterios en un mundo sometido a un intenso proceso de cambio tras la sangrien ta conflagración mundial y el nacimiento de la descoloni zación en los países del llamado Tercer Mundo. ROBERT McMAHON realiza una detallada síntesis de este periodo en LA GUERRA FRÍA: UNA BREVE INTRODUCCIÓN, mostrando no sólo la evolución en sí de la contienda, con sus diferentes periodos y crisis (Berlín, Corea, Cuba, Vietnam...), sino atendiendo a las repercusiones y fisuras que hubo dentro de cada bloque, y a la íntima relación que la política interior tuvo en las decisiones tomadas por nortea mericanos y soviéticos en el ámbito internacional.
I S B N 978-84-206-4967-2
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788420
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El lib ro de b o lsillo
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