Mauss (1971 [orig.: 1904-05]) "Ensayo sobre las variaciones estacionales en las sociedades esquimales: un estudio de morfología social"

November 24, 2017 | Author: ekchuem | Category: Tribe, Soil, Dialect, Society, Nomad
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Descripción: Mauss, Marcel y H. Beuchat (1971) «Ensayo sobre las variaciones estacionales en las sociedades esquimales: ...

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ENSAYO SOBRE LAS VARIACIONES ESTACIONALES EN LAS SOCIEDADES ESQUIMALES UN ESTUDIO DE MORFOLOGIA SOCIAL

Nuestro deseo es estudiar aquí la morfología social de las sociedades esquimales. Designamos con esta palabra la ciencia que estudia, con objeto 1 Publicado en el A.nnle Sociologique (t. IX, 1904-1905), en colaboración con H. BEUCHAT. Conviene hacer aquí una bibliografla somera de las principales obras que hemos utilizado en este trabajo, aunque sólo sea con el fin de citarlas en adelante en abreviatura. Podrá hallarse una bibliografía más completa y casi exhaustiva en el libro de PILUNO, Bibliograpl1y o/ Eskimanau Languages, Smiths Inst. 1893, y en STEENSBY. Om Eskimo Kulturens Oprindelse, en ettrogra/i.vk og amropogeografisk studie, Copen· hague, 1905, págs. 207 y ss. Los mejores trabajos sobre Groenlandia son los más antiguos y son, entre otros: H. EGEDE, Det gamle Gronlands Nye Perlustratio11, etc.. Kjobenhavn, 1741 (hemos consultado también otras ediciones anteriores, pero es ésta a la que nos referimos con la abreviatura Perlus), de la cual hay una buena traducción francesa publicada por M. D. R. P. (DES ROCHES DE PARTHENAY), en 1763, en Génova, bajo el titulo: EGEDE, Description et Hlstoire NatureUe du Groenland: D. CRANZ, Histoire von Gro· land, Leipzig·Barby, 1745 (ónica edición buena; ed. inglesa, menos escasa, Descrip· tion of Greenland, Londres, 1757), se refiere a las tribus más meridionales y es una fuente relativamente independiente: la citaremos simplemente por el nombre del autor. Tenemos a continuación los libros de RINK que son, además de los ya citados, Gr611la11d, geografisk og statistisk beskrevet, Copenhague, 1852-57; Gr611landsk Eski· moiska Eventyr og Sagn., Kbhun, 1856, 1871: trad. inglesa, Tales a11d Traditions of tlle Eskimo, Edinburgh, 1875 ( T. T.). Todos estos trabajos se refieren a los esqui· males de Groenlandia occidental. El principal trabajo dedicado a los esquimales or1entates es el de HoLM, "Ethnologisk Skizze of Angmagsalikerne", en Meddelelser om Gronla11d, 1888, vol. X (= Holm). Es muy importante el conjunto de publicado· nes de la "Commission for Ledelsen of de Geologiske og Geografiske Undersolgelser i Gronland", comisión a la que queremos agradecer aquí su generosidad por habernos enviado un ejemplar (se cita como Medde/. Grl.). Sobre los esquimales del Labrador sólo poseemos unas fuentes dispersas que 'IIO merece la pena citar. La ónica monografía que hay se refiere a los del sur del estre· cho de Hudson. L M. TURNER, Tlle Hudso11 Bay E•k;mo, en el Xlth Ann. Rep, o/ Bur. of Amer. Etlm. (1889·1890) (= Turner). Sobre los esqui·males del centro, los mejores documentos, por orden de antigüedad, son los siguientes: W. E. PARRY, Jour11al o/ a Seco11d voyage o/ discovery of a Nort/1 West Passage, 1821, 1822, 1823, London, 1824 (= Parry) y G. F. LYON, Tlle private Joumal o/ Capt. Lyon, D11ring tlle rece111 voyage o/ discovery witll Cap. Parry, Lon· don, 1824 (= Lyon); ambos se refieren a la tribu que habita en lgloulik durante dos inviernos consecutivos. Tenemos a continuación tos documentos de Hall, sometidos desgraciadamente a fianza y muy mal publicados en parte: los de la expedición de Schwatka y sobre todo los relatos de KLtrrSCHAK, Als Eskimo rmter cien Eskimos, Wien, 1881 (= Klutschuk). Por último, las dos monografías de F. BoAs, "The Central Eskimo", en el Vlth A1111. Rep. Amer. Bur. Etlm, 1884·1885 (=C. E.) y "The Eski· mo of Baffin Land and Hudson Bay", en el 811/1. Amer. Mus. Nat. Hist., XV, 1, New York. 1901 (= E. B. L.). Sobre los esquimales de Mackenzi sólo poseemos informaciones dispersas y dos obras poco de fiar de P. PBTJTOT; una de ellas. la Mo11ograpllie des Esquimaux Tcl1i· glit. París, 1872 (= Mon). Son numerosas las publicaciones que se refieren a Alaska, pero las mejores y ónicas de las que haremos uso, ~;on: J. MuRoocn. "Ethnological

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de describirlo y explicarlo, el sustrato material de las sociedades, es decir, las formas que adoptan al establecerse sobre un lugar, el volumen y la densidad de población, la forma en que ésta se distribuye y además todas aquellas cosas que sirven de base a la vida colectiva 2• Al haber concretado nuestro trabajo a una población geográficamente determinada, habrá que evitar el considerarlo como un estudio de pura etnografía. Nuestra intención está lejos de querer reunir en una monografía descriptiva las diversas particularidades que puede ofrecer la morfología de los pueblos esquimales; nuestro deseo es más bien establecer unas rell}ciones de cierta generalidad, tomando como punto de partida los esqui· males. Hemos tomado como objeto concreto de nuestro trabajo esta notable población 3 , porque en ella, las relaciones sobre las que queremos llamar la Results of the Point Barrow expedition", en el /Xt/1 A11n, Rep. of the Bur. of Amer. Ethn., 1887-88 (= Murdoch), y la de E. W. NELSON, ''The Eskimo About Bering Strait", XV/IIth Ann. Rep. Bur. Amer. Ethn, pl 1, 1899 (= Nclson). Las demás publicaciones las iremos citando a medida de su aparición. Si no puede afirmarse, como se ha dicho, que los esquimales es la familia de pueblos más conocida, sf hay que aceptar que disponemos, en lo que a ella se refiere, de un conjunto de monografras bastante satisfactorias. • Vid. Année Sociologique, nota de DuRKHI!IM, 11, pág. 520 y ss. y los tomos de los años siguientes (VI sección). a Hablamos de "población" a falta de una palabra más adecuada. Sería inexacto hablar de nación, pues las tribus esquimales, siempre mal delimitadas, han carecido incluso de este embrión, pero serfa también inexacto creer que entre las tribus de este grupo, poco numeroso (han llegado a ser alrededor de unos 60.000. Vid. H. RINK, "1be Eskimo Tribes, Their distribution and characterlstics", en Meddelelser om Gron· land, XI, 1, pág. 31 y ss., cifra que no ha sido contradicha por las investigaciones posteriores) existen diferencias del tipo de las que separan entre s( a las tribus de otras poblaciones consideradas como primitivas. Tanto su civilización como su raza son de una extraordinaria uniformidad. Véase sobre la unidad de su raza, RJNK, ibld., página 8 y ss., y BAHNSON, Eth11ografien, Copenhague, 1894, 1, pág. 223. Sobre la unidad de lenguaje, vid. RINK, ibld., e ibld., vol. 11, pág. 6 y ss. (se da por descontado que no aceptamos todas las hipótesis de Rink) y sobre todo el excelente libro de W. THALBITZER, "A Phonetical Study of the Eskimo Language", etc., Meddelelser om GriJnland, vol. XXXI, Copenhaguc, 1904, pág. 225 y ss. Esta unidad es hecho bien conocido para los viejos exploradores, y constituye la base a las instrucciones de Fran!ilin y a los sucesores de Franklin. Cfr. FRANKLIN, Narrative of an Expedition to the shores of the Polar Sea, London, Murray, 1823, pág. 43; MtERTSCHING, Raisetageb11ch, pág. 37, pág. 42. MARKHAM, en Artic Papers, pág. 151. Sobre la unidad de la situación material y moral, véase el libro de Muaoocn, "The Point Barrow Esqu.imo", Xth Annual Report of the Bureau o/ American EthnoloS!i, que recoge numerosos datos. m libro de M. H. P. STBBNsBY, Om Eskimo Kulturens Oprindelse, en etnografi.sk og antropogeogrofisk studie, Copcnhague, 1905, está especialmente dedicado a la civilización material y constituye una excelente demostración del hecho al que ahora nos dedicamos. También sirven de prueba una serie de trabajos etnográficos especiales, como, por ejemplo: el de O. MASON (véase nota 19), y el de MUROOCH, Tite forms of tire Eskimo Bows, Naturalist, VIII, sobre todo en la pág. 869, A st11dy of tite Eskimo Bows. Rep. U. S. N. M., 1884, 11, páginas 307·316; el de RINK y BoAs sobre las leyendas, lournal of the American Folk-Lore, 11, pág. 122 y ss. Cfr. ''The Eskimos of Baffin Land", Bull. of the Amer. Mu.t. of Nat. Hist. XV, 1, 1901, pág. 355 y ss. Los diferentes grupos esquimales poseen sólo una mitologfa, una sola tecnología, una ónica organización social y una sola lengua; siendo sus diferencias esclusivamente dialectales en Jo relativo a la lengua, y diferencias de práctica en lo relativo a sus demás características colectivas. Este trabajo tiene como finalidad demostrar también que tienen una \inica moñolog(a, quedando de este modo su comparación y generalización infinitamente facilitada y garantizada.

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atención están como ampliadas, presentando unas características más acusadas, que permiten comprender con más facilidad su naturaleza y fin; de este modo resulta luego más fácil captarlas en aquellas sociedades donde están menos aparentes, ya que la trama de los demás hechos sociales las esconden a los ojos del observador. Desde este punto de vista, los esquimales ofrecen un campo de estudio privilegiado debido a que su morfología varia de acuerdo con las diferentes fases del año; de acuerdo con las estaciones, la forma en que se agrupan los hombres, la extensión y forma de las casas y la naturaleza de sus establecimientos varia totalmente. Estas variaciones, que como luego se verá, son de una amplitud excepcional, permiten estudiar en condiciones muy favorables el modo en que la forma material de las agrupaciones humanas, es decir, la naturaleza y composición de su sustrato afecta a las diferentes modalidades de la actividad colectiva. Se podrá objetar, quizá, que una sola población es una base demasiado limitada para un estudio cuya finalidad va a ser la de establecer unos principios aplicables no sólo a un caso concreto. En primer lugar, no hay que olvidar que los esquimales ocupan una gran extensión de costas y de territorios 4• No hay una sino varias sociedades esquimales 5, cuya civilización es lo suficientemente homogénea para permitir una útil comparación, y lo suficientemente diversa, para que esas comparaciones resulten fructíferas. Es un error, además, considerar que la credibilidad de un principio científico depende del número de casos en que se puede verificar. Cuando se realiza un informe sobre un ca!!IO, aunque éste sea único, pero que se ha estudiado metódica y minuciosamente, la realidad es cierta en distinta medida que cuando para demostrarla se hace uso de numerosos datos dispares o ejemplos curiosos, tomados confusamente de las sociedades, razas y civilizaciones más heterogéneas. Stuart Mill dice que una buena experiencia es suficiente para demostrar una Ley; lo que sin lugar a dudas es cierto, es que es mucho más demostrativa que un montón de experiencias mal hechas. Esta norma de metodología se aplica a la sociología igual que a las demás ciencias de la naturaleza. Al terminar el trabajo, les indicaremos algunos hechos que atestiguan que las relaciones que constatamos entre los esquimales no dejan de estar generalizadas. Al tratar estas cuestiones, nos vemos obligados a concretar cuál es nuestra postura respecto a los métodos de la disciplina especial que se "' V. más adelante, en el cap. Morfología general. • No es éste el lugar para hacer una enumeración de todas las sociedades esqui· males y de sus nombres, nos limitaremos a indicar cuáles son los principales trabajos que se han ocupado del tema de la nomenclatura geográfica. Empezando por Alask.a, son: DALL. Alaska and lt Resources, 1872, 1, pág. 180 y ss., y Comributiorl.f to North A.ml!rican Ethonology, 1, págs. 1·8; lo~ de PoRTER, WEI.Ls y KBu.BY, citados en la nora 7 del cap. Morfologfa general: el de PETJTOT, Mo11ograp1Jie des Esquimaux Tchiglit, Parrs, 1872 pág. XIII }' ss.: BoAs, ''The central Eskimos", SixtiJ Armual Report of t!Je Bureau of American Etlwology, pág. 414 y ss. Como veremos luego, los srupos de Labrador y de Groenlandia parece que no llevan nombres tribales (nota 20 del cap. Morfologfa general}. El cuadro mejor y más explicativo es el de THALBJTZER, "A Phonet. Stud.", en Moedd. Gr. XXXI.

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conoce con el nombre de antropogeografía 6 • Los hechos de los que se ocupa son en cierto modo los mismos que de los que ahora nos vamos a ocupar; su finalidad es también estudiar la forma en que los hombres se extienden sobre la superficie de la tierra, así como la forma material que adoptan sus sociedades. Sería injusto no reconocer los importantes resultados de las investigaciones en este sentido. Nada está más lejos de nuestro deseo que el despreciar bien los descubrimientos positivos, bien las creadoras sugestiones de este brillante conjunto de estudiosos. Al considerar las sociedades como grupos de hombres organizados sobre un punto determinado del globo, evitamos el error de considerarlas independientemente de su base territorial, pues está claro que la configuración del suelo, su riqueza mineral, su forma y su flora, afectan su organización. Sin embargo, los estudiosos de esta escuela al ser especialistas de geografía, se han visto inducidos a ver las cosas desde un punto de vista muy particular, atribuyendo al factor telúrico una preponderancia casi exclusiva 7 • En lugar de estudiar los diversos elementos del sustrato material de las sociedades, han centrado casi toda su atención sobre el suelo, colocándole en el primer plano de todas sus investigaciones. Su única diferencia frente al geógrafo ordinario, es la consideración especial del suelo en sus relaciones con la sociedad. Por otra parte, han atribuido a este factor no sé qué eficacia perfecta, como si fuera susceptible de producir los efectos que implica por sus solas fuerzas 8• sin concurrir con las demás que pueden apoyarlos o neu• Es sabido que el fundador de esa disciplina ha sido RATZEL, cuyas obras prin· cipales son: A.lltropogeographie, LA parte, 2.• edición, 1899; 2.a parte, 1.a edición, 1891; Po/itische geographie, 1897, que han quedado recogidas aqur, del mismo modo que otras del mismo tipo, vid. A11née Socio/ogique, 11, pág. 522; 111, pág. 550; IV, pág. 565, etc.; VI, pág. 539 y ss.; Vlll, págs. 612, 620 (Cfr. un resumen de RATZEL. A.1U1ée, Ill, pág. 9. En A.nthropogeographie, 1, pág. 579 y ss., se encuentra una biblio· grafía exhaustiva de estos trabajos hasta 1899. Bibliografra recogida en la rubrica: geografía humana de la Bib/iogr. del' A1111ales de Geographie. Los trabajos recientes más importantes de esta escu~la son los de Vida! de la Dianche, Martonne, Brunhes y Dcmangeon de la escuela francesa (Cfr. VmAL DB LA BLANCHE, "La geographie humaine, ses rapports avec la geographie de la vie", Rev. de Symh. Histor .• III, 1903, páginas 219·240). ' Naturalmente nos es imposible recoger en una exposición tan corta, trabajos de este tipo todavía más clasificado, pues se relacionan más con la sociología que con la geografía, ya que fundamentalmente son trabajos de geograffa histórica. como por ejemplo el de RAMSEY, "The geographical Conditions determining History and Reli· gion", etc., Geograf. Jour., 1902, pág. 257 y ss.; el de MACKINDER, "The geogrJlphical Pivot of History", Geogr. Jour., 1904, pág. 421 y ss., pero sobre todo el Tableau de la geograpiJie de la Frailee, de VIDAL DE LA BLANCUE. Cfr. C. R. DE YACHER, A1111ée, VIII, pág. 613. Tampoco tendremos en cuenta determinados bocetos de algunos etnó· grafos americanos, que se asemejan a lo que nosotros vamos a intentar en este trabajo. Se trata, sobre todo, de demostrar la acción inmediata del medio físico sobre la vida social, especialmente sobre la técnica y religiosa; vid. especialmente las lecciones de MAc GEE, MASON y otros, en el Report of tiJe U11ited States Natio11a/ M11sellm, 1895, página 741 y ss. • Es precisamente el liltimo geógrafo de esta escuela, el linico que hace excepción a esta costumbre. DEMANOEON considera, en efecto (La Plai11e Picarde, Parfs, 1905, pá· ginas 455-4!\6), que el suelo actlia sobre el hombre a través de la sociedad. Se une, pues, a nuestra teoría, o ·nosotros nos unimos a la suya. aunque no hace uso siempre de ella. Un ejemplo nos permitirá comprender mejor a DAVIS, en un artículo curioso,

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tralizarlos en todo o en parte. No hay más que abrir las obras de antropogeografía más consideradas, para ver concretada esta concepción incluso en los títulos de los capítulos en los que sucesinmente se trata, del suelo en relación con la casa, del suelo en relación con la familia, del suelo en relación con el Estado, etc. 9, cuando en realidad el suelo sólo act\la junto a otros muchos factores inseparables de él. Para que una riqueza mineral sea determinante de que un grupo de hombres se establezcan en un punto del territorio, no basta que exista, es necesario también que la técnica industrial permita su explotación. Para que vivan aglomerados en lugar de dispersos, no basta que el clima o la configuración del suelo sean propicios, sino que es necesario que su organización moral, jurídica y religiosa les permita la vida en grupo 10• La situación propiamente geográfica está lejos de ser el hecho esencial sobre el que hay que centrar nuestra atención, pues es sólo una de las condiciones de las que depende la forma material de las agrupaciones humanas. Condición además, que con frecuencia produce sus efectos a través de múltiples situaciones sociales que quedan afectadas por ella y que por sí solas explican el resultado final. En una palabra, el factor telúrico ha de pone1·se en contacto con el medio social en su totalidad y complejidad; no puede quedar aislado. Al estudiar sus efectos, hay que analizar su repercusión dentro de todas las categorías de la vida colectiva 11 , Estos problemas no son propiamente geográficos, sino sociológicos. Es precisamente con un espíritu sociológico como vamos a abordar los problemas objeto de este trabajo. Al preferir la expresión morfología social o la de antropogeografía para designar la disciplina a la que corresponde este tipo de estudios, no lo hacemos por pura afición al neologismo, ya que la diferencia de etiquetas expresa una orientación ·diferente. "A scheme of Geography" (Geograpllical Journal, XXII, 1903, págs. 413 y ss.), donde propone que la geografía sirva para explicar la vida humana sobre la tierra; intenta explicar en un interesante esquema las líneas de correlación que la geografía tiene que trazar, así como los diversos planos que estas líneas atraviesan. A nuestro parecer, uno de estos planos es precisamente el de la sociedad, ya que al atravesar la sociedad las condiciones telúricas afectan al individuo, a través de la masa social. • Este es el plan del primer volumen de la A11tropogeo~trapllie, de RAT7.EL, el más sociólogo de los dos. Cfr. A11nle Soc., 111, el mismo resumen de RATZEL. •• Bl aumento de la población de Meurthe-et-Moselle se debe no sólo a la existencia de minas y canales, sino también al descubrimiento de un tratamiento de las piritas de hierro y al proteccionismo. 11 Para hacer comprender bien nuestro punto de vista nos hacía falta hacer una crftica de todos los trabajos recientes. A nuestro parecer los efectos de los fenómenos morfológicos no se limitan a determinados fenómenos jurídicos del tipo, por ejemplo, de los que Brunhes ha indicado a propósito del régimen de aguas y de los derechos de riego. ya que se extienden a las esferas más elevadas de la fisiología social (cfr. 0URKHEIM, Division d11 travail, 2.• edición, págs. 252 y ss.; cfr. DURKHEIM y MAuss, "Bssai sur quelques formes primitives de classification", Atmée sociol, VI, página 75 y ss.), además los factores telúricos producen su efecto a través de los fenómenos fisiológicos o debido a su ausencia. Asr, por ejemplo, cuando se liga el nomadismo a la estepa como ha hecho MARTONNE. ("Peuples du haut Nil", An11a/(',\' de Géograpllie, 1896), se olvida que la estepa nilótica se puede cultivar en parte y que e[ mantenimiento de algunos pueblos en estado de nómadas se debe a la ausencia de ticnieas agrícolas

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Aunque los problemas de la antropogeograff'a de los esquimales ha atraído a muchos geógrafos, curiosos de los problemas que plantea la región polar, el tema al que ahora nos vamos a dedicar no ha sido tratado por ellos más que de una manera incidental y fragmentaria. Las dos obras más recientes sobre el tema son la de Steensby, Om Eskimo Kulturens oprindelse 12 y la de Riedel, Die Polarvolker. Eine durch naturbedingte Züge chararterisierte VOlkergruppe 13 • El primero, que es el mejor, es un estudio de etnografía cuyo principal objeto es indicar la utilidad de la civilización esquimal, buscando cuál es su origen, origen que el autor cree encontrar fuera de los esquimales, pero sin que por otra parte la tesis quede muy demostrada. El otro libro es casi exclusivamente geográfico, describiendo de la mejor forma que hasta ahora se ha hecho, las tribus esquimales y su habitat, introduciendo, sin embargo, de forma exagerada, lo cual no sorprende en una disertación de discípulo, la teoría de la acción exclusiva del factor telúrico. Los demás trabajos publicados se ocupan casi únicamente del problema de la emigración. Sus autores son Hassert 1", Boas 15 , Wachter 16, lssachsen 17 y Faustini 11 • La parte tercera del estudio de Masan 19 sobre los medios de transporte se refiere especialmente a los esquimales, aunque se trata fundamentalmente de un estudio tecnológico, consagrado a los medios de transporte y de viaje. En definitiva, Steensby es casi el único que ha prestado cierta atención al problema concreto de las variaciones estacionales de la morfología esquimal. Nos vemos, pues, obligados al tratar del tema, a recurrir a los datos inmediatos de los observadores .

.,. Copenhague, Salmonsen, 1905. u Tnaugur. Diss., Halle, 1902. 14 "Die VISikerwanderung der Eskimos", Geogr., Zeitschr., 1, 1895, p4gs. 302-332. Bate trabajo se refiere sobre todo al origen asiá.tico y a los problemas de adaptación al suelo. La obra del mismo autor, Die Polarforschung, etc., Le.ipzig, 1902, ponr el primer trabajo al día. 16 "Ueber die ehemaligc Verbreitung der Eskimos in Arktischen Amerikan.ischen Archipel", Zeitclar. d. Gesel/. f. Erdkamde. Berl., 1893. 1 • Gronlandisclae Eskimos, Natur, 1898. 1 ' Die Wanderungen der Eskimos. Pettmnamas Mittlleilungera, 1903, págs. 75-79. Corresponde al capitán lssachsen el mDrito de haber lanzado y demostrado, con su exploración del North-Devon, la hipótesis más verídica sobre el poblamiento de Groenlandia occidental. Cfr. SYBimRUP, Nyt Land, 1904, JI, pág. 275, de New Land, D, pág. 212. 11 "L'Esodo Eskimesc. Un capitolo di antbropogeosrafia artica", Riv. d. Fis. Mat. Ser. Nut. Pavía, IV, 1903, pág. 28. Cfr. C. R., en Geogr. Jour., 1904, XXIll, pág. 392. Faustini divide, con razón, a los esquimales que se separaron en los alrededores del cabo Nomo, Alaska, en dos ramas, la del Suroeste y la del Norte. 10 MASON, "Primitive Travel and Transport", en el Report o/ •he United States National Museum (Smiths. Jnst.), 1896.

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Antes de averiguar cuáles son las formas especiales que la morfología de estas sociedades ofrece durante las diferentes etapas del año, hemos de determinar, en primer lugar, cuáles son sus características constantes. A pesar de algunos cambios pasajeros, existen determinados rasgos fundamentales que se conservan iguales y de los cuales dependen las particularidades variables de las que luego nos ocuparemos. La forma en que las sociedades se establecen sobre un territorio, el número, naturaleza y tamaño de los grupos elementales de que se componen, constituyen factores inmutables sobre los que se producen las variaciones periódicas que más adelante explicaremos y describiremos. Es precisamente ese trasfondo el que hemos de conocer antes que nada. En otras palabras, antes de hacer su morfología estacional, hemos de crear, en lo que tiene de esencial, su morfología general 1• Los esquimales están actualmente 2 situados entre los grados 78" 8' de la latitud Norte (establecimiento de Itah. El estrecho de Smith sobre la costa noroeste de Groenlandia) 3 y los 53" 4' de la latitud Sur, sobre la bahía del Hudson (costa oeste), límite extremo al que llegan pero donde no se establecen jamás 4• Sobre la costa del Labrador llegan hasta el grado 54 1 En el libro de STEENSBY, Om Eskimo Kulturen,,, etc., pág. SO y ss., puede encontrarse un gran número de datos de morfología general sobre cada grupo de tribus tomado en particular. 2 Sobre la antigua extensión de la civilización esquimal, véase STEENSBY, ibid.. página 23 y ss., pág. 50 y ss. El punto Norte más extremo que se sabe ha sido habitado es el del 83°, cerca del lago Hazeu (T. de Grinnel), v. GREELY, Three years o{ Arctic Service, 1, págs. 379-383. El archipiélago septentrional ha estado también habitado. El libro de MARKHAM, Arctic Papers, pág. 140 y ss., contiene una lista de las ruinas halladas en los viajes anteriores a 1875. En el Sur, el punto más lejano hasta el que se ha llegado ~:n el Pacífico ha sido Tierra Nueva y Nuevo Brunswick. En el siglo XVIII, los esquimales pasaban normalmente el verano en Tierra Nueva. Cfr. CARTWRIGHT, A Joumal of Tra11sactio11s ami El•l!ntl~ etc., Newark, 1792, 111, pág. 11 ; PACKARD, The Labrador cotlst, pág. 245; CRANZ, Fnrt.W!/Ztmg, Barby, 1770, págs. 301313. Toda la parte meridional de la bahía de Hudson parece que también ha estado poblada de esquimales. Cfr. A. Dosss, A 11 Accou111 o{ the cotmtries udjoining to Hudson Bay, etc., Lond., 1754, pág. 49 (según La France). En el Pacífico, seguramente han ocupado la costa americana hasta el río Stikine, v. DALL, Tribel· o{ tlu· Extreme North West, Contrib. lo N. Ame. Etlm., l, 1877, pág. 21. Es notable que incluso esta antigua inmensa extensión haya sido también exclusivamente costera. • Sobre la tribu de Itah, v. KANE. Artic I:.:tplorations, 1!!53, cte. Philad., 185; HAYES, A11 Arctic Boat Joumay, Lond., 11!60; The open Po/tlr St•a, New York, 1867 (segundo viaje); BESSELS, Die America11ische Norápo/ Expec/ition, Leipz., 187.5 (carece de valor la edición por DA vis de las notas del diario de HALL); PEARY, en especial Northward over the Great Ice (New York y London, 1898. 2 vals.); KRoEBER, "The Eskimo of Smithsound", Bull o/ Amer. Mus. Na1. Hist., 1896, XII, pág. 246 y ss. El reciente libro de KNuo RASMUSSEN, Nyt• Mt•tmt•.rker, Kjbitl'll, 1905, aporta toda un,t serie de nuevos hechos. 4 TURNER, pág. 176.

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y sobre el Pacífico hasta los 56° 44's de la latitud Norte. Ocupdn, por lo tanto, un lugar inmenso de 22 grados de latitud y cerca de 60 grados de longitud, llegando hasta Asia, donde tienen un establecimiento (el de East Cape) 6 • Sobre esta amplia región sólo ocupan las costas. Los esquimales son fundamentalmente un pueblo costero. Unicamente algunas tribus de Alaska habitan en el interior 7, estableciéndose sobre el delta del Youkon y el de la Kuskokwim; es decir, que se les puede considerar situados sobre la parte marítima de los ríos. Concretemos más. Los esquimales no son sólo un pueblo costero son un pueblo de acantilado, si entendemos con esta palabra, toda terminación relativamente abrupta de la costa sobre el mar. En efecto--y esto es lo que explica la profunda diferencia que separa a los esquimales de los demás pueblos hiperbóreos 8- , las costas que ocupan, a excepción de los deltas de los ríos todavía mal conocidos de la tierra del rey Guillermo, tienen todas las mismas características: un margen más o menos estrecho de tierra, que bordea los límites de una llanura que desaparece más o menos bruscamente en el mar; además, el inmenso glaciar que se conoce con el nombre de lnlandsis (hielo del interior) sólo deja un cinturón montañoso cuya parte más larga (a causa de los fiordos y no por sí misma) apenas mide 140 millas. Este cinturón está cortado, también, por la descarga sobre el mar de los glaciares interiores. Sólo los fiordos y las islas de los fiordos están protegidos del viento y por lo tanto son los únicos que gozan de una temperatura soportable, son los únicos que permiten campos de pastos a la caza, así como lugares de pesca, fácilmente accesibles, donde van a pescar y a dejarse pescar los animales mctrinos 9• • Isla de Kadiak. Consideramos a los aleutas demasiado alejados de la civilización esquimal, por eso no los incluimos. Consideramos también a los kaniagmiutas, habitantes de la isla de Kadiak, como una mezcla, cfr. PINART, "Esquimaux et Koloches". etcétera, Rev. d'A.ntllrop., 1873, pág. 12 y ss. • Sobre los yuit o yuin, del cabo Este, que con frecuencia se confunden con los chukchis de la penlnsula, v. NoRDENSKJOLD, Voyage de la Véga, trad. franc., 11, página 22 y ss. ; KRAUSE (Hermanos), en Geograpllisclle Bliitter (Georgr. ges. Hamburg. 1884, 111). ' En ningtln sitio existe una buena enumeración, aunque puede hacerse una con ayuda de las descripciones de Porter y de sus recensores Schulle y Woolfe; v. Poan::a, Report of tlle Populatiotrs ntrd Re.vources o{ Alaska, V. S. Elevetrtla Cens11s, 1890., Wash., 1893, págs. 99-152, 166 y ss. La tribu de los kopagmiutes, que Petroff (Report 011 tlle Pop11lationst ... of A.laska, U. S. Tvmt/1 Cen.vus, 1880, Wash., 1884, pág. 121) dice que habitan en el interior entre Kotzebue Sound y Colville, es una pura invención; cfr. MURDOCH, pág. 47, n. 7; cfr. STEENSBY, Esk. Kult., pág. 120. La confu~ión se explica, pensando que ha confundido a los kowagmiutes con los nunatagmiutes, tribu mezclada, que, en efecto, ha conseguido recientemente extender sus viajes hasta la ribera norte de Kotzcbue Sound, a orillas del océano Artico. crr. WELLS y RELLY, Eng/il·/1 I::skimo mul Eskimo Eng/is/1 ''ocabula1·ies (Bur. of Educ. Cir., ntl· mero 2, 1890, núm. 165), Wash., 1890, sobre los nooatakamures (gentes de pafs arbolado), pág. 14, cfr. mapa. 1 Los habitantes de la costa asiática del océano glacial son, efectivamente, ha· bitantes de tundras. • Una de las mejores descrip:iones de Groenlandia sigue siendo todavfa la del viejo EGF.DF., Per/u.v. p:tg. 1 y ss.; DAJ.A(jER, Gronla11d.,ke Relutioner, Kbhvn, 1752, y especialmente KOKNF.RUP, Bernwer kninger om Gronlu11Cis almindelige Naturforho/d, en Merlclel, Gr., 111, 1880, pág. 1!7.

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Al igual que Groenlandia, la casi isla de Melville, la tierra de Baffin y las costas septentrionales de la bahía de Hudson poseen costas cortadas

y escarpadas. La meseta interior si no está ocupada por glaciares, está siempre arrasada por el viento y cubierta de nieve, dejando s6lo como zona habitable un borde de playas, profundos valles que acaban en los lagos glaciares 10 • El Labrador posee las mismas características agravadas por un clima interior todavía más continental H. Las tierras Laurentinas del norte del Canadá y de la Boothia Felix acaban más suavemente en alguna de sus partes, sobre todo en Bathurst lnlet; sin embargo, igual que en las demás regiones, la meseta interior reduce a espacios relativamente mínimos la extensión que parecería habitable 12 si sólo tuviéramos en consideración el mapa. La costa del este del Mackency ofrece el mismo aspecto, desde la terminación de las montañas rocosas hasta el cabo helado del estrecho de Behring; a partir de este punto hasta la isla de Kadiak, límite meridional de la zona esquimal, la zona está constituida alternativamente por la tundra de los deltas y por los límites de las montañas o de las llanuras 13 , Aunque los esquimales sean un pueblo costero, la costa no es para ellos lo que suele ser normalmente. Ratzel 14 ha definido las costas, de modo general, como «los puntos de comunicación entre el mar y la tierra o bien entre una costa y otras más distante&», definición que no se puede aplicar a las que ocupan los esquimales 15 • Entre estas costas y la tierra situada a su espa!da, en general, hay una comunicación muy escasa. Ni los pueblos del interior vienen a la costa a establecerse de forma duradera 16 ni los esquimales se adentran en el interior 17 • La costa es, en este caso, exclusivamente un chabitab, no es ni zona de paso ni de transición. Después de haber descrito el «habitab de los esquimales, hay que averiguar cómo se distribuyen sobre el terreno que ocupan, es decir de C. E., plig, 414 y 88. STI!AllNS, The Labrado,., pág. 22 y ss .

'" BOAS, 11

.... La mejor descripción es la más reciente. HANBtJRY, Sport and Travel in Northern Canada, Lond., 1904, pág. 64 y ss,; cfr. Geological Survey of Canada, 1898. Las anteriores expediciones de Richardson, Rae, Dease y Simpson han sido expediciones en canoa en que sólo se ha visto la costa de lejos y cuando se desembarcaba. 11 Para una buena descripción de la costa de Alaska, véase todavía hoy BEECHEY, Narrative of a voyage to the Pacific, Lond., 1821, y United States Coast land geodetic Surrey, Bulletin 40, Alask:a, 1901. 1• Entre otros, Amllropogeogr., 1, pág. 286. 11 RATZEL, efectivamente, considera a los esquimales como RandviJlker, como pueblo de la costa del "dekoumene", ibid., 1, pág. 3.5', pág. 75 y ss., aunque esta idea es puramente descriptiva. En cualquier caso no explica lo que intenta explicar, la 11ran extensión y la pequeña densidad de la población esquimal. '" Naturalmente es imposible que se trate de Groenlandia, cubierta en el centro por un gran glaciar, ni de todo el archipiélago ártico, poblado sólo por esquimales. 17 Los únicos lugares en que se ha establecido un contacto regular entre indios y esquimales son: 1.0 la desembocallura del Mackenzie; v. ANDERSON, The Rupert La11d., 1831; v. FRANKLIN, Narrative of a Voyuge, etc., 1821. págs. 3S, 37 y ss., aunque hay que resaltar que estas reuniones e intercambios tienen lugar, sobre todo, a causa del comercio con los blancos. 2.0 El alto Yukon; cfr. PORTER, Rt•p. Afaska U. S. A. Tc•lllll Census, 1880, pág. 12.5'. Las tribus del Alto Yukon están bajo la influencia blanca y están tremendamente mezcladas con los indios in11alik.

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qué grupos concretos se componen y cuál es su nombre, tamaño y distribución. En primer lugar, hemos de averiguar cuáles son las agrupaciones políticas cuyo conjunto forma la población esquimal. ¿Son una agrupación de distintas tribus o una nación (Confederación de Tribus)? Desgraciadamente a pesar de que la terminología usual carece todavía de precisión, en este caso, es de difícil aplicación. La composición de la sociedad esquimal tiene algo impreciso y etéreo, sin que sea fácil distinguir en ella cuáles son las unidades que la componen. Uno de los signos más claros para reconocer una individualidad colectiva, tribu o nación, es la existencia de un idioma distinto; sin embargo, los esquimales poseen una curiosa unidad lingüística en espacios inmensos. Cuando se nos ha informado sobre los límites de determinados dialectos 18 , cosa que ocurre excepcionalmente, es imposible establecer una relación definida entre el área de un dialecto y el de un grupo determinado. Así, por ejemplo, en el norte de Alaska, existen sólo dos o tres dialectos para los diez o doce grupos que los observadores han creído reconocer y a los cuales dan el nombre de tribus 19 • Otro signo distintivo de la tribu es el nombre colectivo que llevan todos sus miembros. La nomenclatura es en este caso de una acusada indeterminación. En Groenlandia, no conocemos de ningún nombre que se aplique a una tribu propiamente dicha, es decir a una aglomeración de establecimientos locales o de clanes 20• En el Labrador, aunque los misioneros moraves no han dejado un solo nombre propio, los únicos que conocemos en el distrito de Ungara (estrecho de Hudson) son expresiones cuyo sentido es tremendamente vago y tt(l auténticos nombres propios (gentes de lejos, gentes de " Sobre la unidad lingüística, v. las obras citadas anteriormente. Es, sin embargo, notable que en la región en que la lengua es mejor conocida, en Groenlandia occidental, sólo se conocen dos dialectos, uno meridional y otro septentrional, separados por grandes diferencias. THALBITZER, A pllonetical Study, etc., Meddel. Gr. XXXI, 1904, páginas 396 y ss., y que S~ULTZ LoRENTZEN, Eskimoernes lndvandringi Gron/ar1, ibfd., XXVI, 1904, pág. 302 y ss., habla de una antigua diferencia entre las dos poblaciones, diferencia que hoy ha desaparecido. Las informaciones en que se habla de la imposibilidad de comprenderse entre esquimales alejados, están enteramente fundadas sobre observaciones fortuitas de observadores mal informados e incapaces de detenerse el tiempo necesario para ver llevarse a cabo la soldadura de los dos dialectos. •• Hablamos sobre todo del distrito llamado Artico, de Alaska, V. 0 de Petroff y Vll. 0 de Porter. La nomenclatura de las tribus hecha por DALL, Tr. Extr. N. W. Com. Nort. Amer. Eth., 1, pág. 37 y ss., no es igual a la de PETRoFF, Rep. Alaska Xtll Ce11s.• 1880, pág. 15 y ss. y pág. 125, que ha contribuido, sin embargo, a su creación; ni siquiera a la de PORTER (Woolfe), de la que se diferencia totalmente; Rep. Alaska XIIII Cens.; e incluso entre Portcr y su correspondiente hay divergencias (cfr. pág. 62 y página 142). En WELLS y KELLY, op. cit., se da también un cuadro divergente de los dialectos y de su relación con las tribus, págs. 14, 26 y 27, con un excelente mapa bastante aproximado. 20 Los únicos nombres propios que se han encontrado son los nombres de lugares, y no se nos dice que lleven el sufijo mi11t, que designa a los habitantes de un lugar (ausente en la lista de sufijos que hace RtNK, Esk. Tr., l, pág. 65, sin embargo, se encuentra en T. T., pág. 20, aunque su uso quede limitado a los habitantes del lugar). Se dice que es inexistente la relación entre los diferentes "wintering placcs", ibld., página 23.

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las islas, etc.) 21 • Es cierto que en algunos otros lugares existe una nomenclatura más conserva9a 22 ; sin embargo, a excepción de la tierra de Baffin y en la costa oeste de la bahía del Hudson, en que los nombres empleados parece que se han conservado constantes, pues se ha recibido de ellos una relación idéntica por parte de todos los autores Z3: en los demás sitios se producen entre los observadores divergencias acusadísimas 24• La misma indecisión existe en relación con las fronteras, aunque sea ésta la razón que acusa más netamente la unidad de un grupo político que tiene conciencia de ello. Sin embargo, sólo ha planteado problemas en una ocasión y en relación con la parte de la población esquimal peor conocida 25, Las guerras tribales son otra de las formas, para una tribu, de afirmar su existencia y' la consideración que como tal tiene de sí misma, pero no conocemos ningún caso, a excepción de las tribus de Alaska y Centrales, que, por otra parte, tienen su historia 26 • De estos hechos no se deriva que no exista una organización tribal entre los esquimales 'El, ya que por el contrario hemos encontrado en ellos una serie de conjuntos sociales que parece que poseen los rasgos que de ordi21 TUIINER, pág. 179 y ss. Itiwynmiut (pueblos del Norte), koksoagmiut (¡entes del · Koksoa.k, rio), et~. 22 V. las nomenclaturas de RtCHARDSON, A.1·tic Searching Expedilion II, pág. 87; Po/m· Regio11s, pág. 299. •• En los mapas que los esquimales entregaron a PARRY y que fueron publicados por él, pág. 370 y ss., para el nomadismo de invierno hay, si no fronteras, sí al menos áreas definidas. V. sobre todo BoAS, C. E., págs. 419·460, y el mapa que reproducimos en parte más adelante (fig. 6). Las nomenclaturas de Parry, Richardson y la de Boas son idénticas a las de HALL, Lile witll tlle Esquimuux, de la bahía de Frobisher y del Cumberland Sound, y también a las de Hall respecto al oeste de la tierra de Baffin y de la bahía de Hudson. Sobre las fronteras con la tierra de Baffin. v. BOAS, C. E., pág. 421. pág. 463 (Nugumint considerados como extrunjero.v en el Cumbcrland Sound), pág. 444 (Padlirmiut no se aproxima a las tierras de caza [de verano] de los talirpingmiut y de los kingmamiut). Los mapas de estas fronteras que da BoAs sólo tienen un valor convencional, sobre todo cuando indican las zonas de circulación en el interior como si fueran zonas pobladas. Sobre las fronteras con la pcnfnsula de Melville. con la bahfa de Hudson y con el Back River, poseemos un conjunto de notas de Richardson, v. m\m. 4, de Schwatka, en GILDER, Sclnwllku's Sf'ard1, 1880, pág. 38 y ss., K/m.vchuk, págs. 66, 68 y 227, y Deut, Rmmd f. Geogr. u. Stut. 111, pág. 418 y ss. V. co11tra BoAS, C. E., página 466 ~·• En lll relativo a Alaska, ni siquiera un grupo entero de observadores, los que pasaron el estrecho de Behring entre 1880 y 1890, están de acuerdo unánimemente; cfr. nomenclatura de PETROI'F., Rc•p. Al.• 1880. pág. l!i, con la resumida por PoRTF.Jt, página 164; con la de NELSON, pág. 13 y ss. y el mapa; la de NnsoN con la de WoOLI'E. la de St'HANZ, según la de PoRTER, Rep. Al.• pág. 108, y con la de JAcoBSEN. en Woun, JacoiiSI!IIS, Rei.w: (ed. alem.), Ber., 1886. pág. 166 y ss. '" Rlt'UAKDSON, Arctk St•t~rchill!l E.\'pt:diticm, ll, pág. 128, cita el texto de StMPSON sobre los territorios de caza situados sobre las tierras reservadas a las familias en el cabo Barruw, "The Westcrr. Eskimos", en Arctic Papel'.\', pág. 238. y MuRDOCH, p
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