Material Apoyo Semana Santa 2021

February 5, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Cuaresma, Semana Santa

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Pascua

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Domingo de Ramos Lunes Santo Martes Santo Miércoles Santo Jueves Santo Hora Santa Viernes Santo Viacrucis Siete palabras de Jesús en la cruz Rosario de pésame Vigilia Pascual Domingo de Resurrección Cantos Manual del misionero

1 5 943 55 19 59 25 65 27 69 28 75 33 79 38 91 48 96 54 98 57 101 61 115 75 79 86

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Rito de la Celebración Litúrgica cuando el Ministro es un laico RITOS INICIALES Reunida la comunidad, se entona un canto apropiado al tiempo litúrgico o a la celebración. Terminado el canto, el ministro dice: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R. Amén. Saludo: Dirigiéndose a la comunidad dice: Los saludo en este día, queridos hermanos y hermanas, como delegado de nuestro párroco N. Nos reunimos para celebrar este día santo alimentando nuestra vida con la palabra de Dios. ACTO PENITENCIAL Hermanos: reconozcamos que pecadores y pidamos perdón a Dios.

GLORIA (Cuando se indique en la celebración) Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestras súplicas; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo Tú eres santo, sólo Tú Señor, sólo Tú Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

El ministro dice a continuación: somos Oremos

Después el ministro, sin extender las Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante manos, dice la oración colecta del día. ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por LITURGIA DE LA PALABRA mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, PRIMERA LECTURA por eso ruego a santa María siempre virgen, a El lector va al ambón y proclama la primera los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos lectura, al final dice: que intercedan por mí ante Dios nuestro Palabra de Dios Señor. Amén. Y todos responden: Te alabamos Señor. SALMO RESPONSORIAL Un lector proclama o canta el salmo

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SEGUNDA LECTURA Si hay segunda lectura, se lee desde el ambón como la primera lectura. Después se entona la aclamación antes del Evangelio según se indica en cada celebración.

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fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; EVANGELIO y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a El ministro va al ambón y dice solamente: vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Escuchen hermanos el santo Evangelio según Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de N. vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma O también adoración y gloria, y que habló por los Lectura del santo evangelio según san N. profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un Todos aclaman: solo bautismo para el perdón de los pecados. Gloria a ti Señor Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. Luego se proclama el evangelio. Acabada su lectura, el ministro dice: En los tiempos litúrgicos de Cuaresma y Pascua, en lugar del símbolo NicenoPalabra del Señor Constantinopolitano se puede profesar el símbolo de los Apóstoles: Todos aclaman: Gloria a ti Señor Jesús Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su PUNTOS DE MEDITACIÓN único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nacido Acaba la reflexión se hace la profesión de fe: de la virgen María; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y EL SÍMBOLO NICENOsepultado; descendió a los infiernos; al tercer CONSTANTINOPOLITANO día resucitó de entre los muertos; y subió a los cielos; está sentado a la derecha del Padre, y Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los Creador del cielo y de la tierra, de todo lo muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Iglesia católica, la Comunión de los Santos, el Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del perdón de los pecados, la resurrección de la Padre antes de todos los siglos: Dios de carne y la vida eterna. Amén. Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo 6

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ORACIÓN UNIVERSAL

El ministro comulga y dice en secreto:

RITO DE LA COMUNIÓN Después de la oración universal si hay Santísimo y se cuenta con el permiso del párroco, entonces se pone el copón o relicario con las hostias consagradas encima de un corporal en el altar. Después el ministro dice:

El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. Después el ministro da la comunión al pueblo de Dios diciendo: El cuerpo de Cristo

Fieles a la recomendación del Salvador y El que comulga responde: siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: Amén. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

El ministro dice la oración RITO DE CONCLUSIÓN Después de la oración, el ministro invoca la bendición y se santigua, diciendo:

Luego el ministro invita a los fieles a darse El Señor nos bendiga, nos guarde de todo el saludo de paz: mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén Hermanos y hermanas, intercambiemos Luego el ministro despide al pueblo ahora un signo de comunión fraterna. diciendo: Enseguida el ministro hace una genuflexión, En el nombre del Señor, pueden ir en paz. toma la hostia consagrada y elevándola la muestra al pueblo diciendo: Y especialmente en los domingos de Pascua: Este es el Cordero de Dios, que quita el Anuncien a todos la alegría del Señor pecado del mundo. Dichosos los invitados a resucitado. Pueden ir en paz. R. Demos la cena del Señor. gracias a Dios. El pueblo responde: Señor, yo no soy digno (a) de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. 7

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En todas las celebraciones de este domingo, no se hace la procesión fuera del templo por protocolos sanitarios. Se recuerda la entrada del Señor en Jerusalén por medio de una entrada sencilla dentro de la misma iglesia. Mientras el ministro se dirige al altar, se entona un canto apropiado. Hace una reverencia y va a la sede. Después de hacer el signo de la cruz, saluda al pueblo.

El ministro que preside dice esta oración sin hacer gesto de bendición Oremos: Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición estos Ramos, para que, quienes acompañamos jubilosos a Cristo Rey, podamos llegar, por él, a la Jerusalén del cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Ministro: En el nombre del Padre, y del Hijo A continuación los ramos se rocían con y del Espíritu Santo. agua bendita. Enseguida se dice la Oración colecta

Queridos hermanos y hermanas: Después de haber preparado nuestros corazones desde el principio de la Cuaresma con nuestra penitencia y nuestras obras de caridad, hoy nos reunimos para iniciar, unidos con la toda la Iglesia, la celebración anual del Misterio Pascual, es decir, de la Pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con su entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso, recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, sigamos al Señor, para que participando de su cruz, tengamos parte con él en su Resurrección y su vida.

ORACIÓN COLECTA Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se hiciera hombre y padeciera en la cruz para dar al género humano ejemplo de humildad, concédenos, benigno, seguir las enseñanzas de su pasión y que merezcamos participar de su gloriosa resurrección. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Enseguida se implora la bendición de los ramos que los fieles llevan en sus manos. 9

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LITURGIA DE LA PALABRA

SEGUNDA LECTURA

PRIMERA LECTURA Lectura del libro del profeta Isaías 50, 4-7

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11

E

C

n aquel entonces, dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado”. Palabra de Dios.

risto, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de siervo y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Del salmo 21 R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO abandonado? Flp 2, 8-9 R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús Cristo Todos los que me ven, de mí se burlan; me se humilló por nosotros, y por obediencia hacen gestos y dicen: “Confiaba en el Señor, aceptó incluso la muerte y una muerte de pues que Él lo salve; si de veras lo ama, que lo cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las libre”. R. cosas y le dio el nombre que está sobre todo nombre. R. Los malvados me cercan por doquiera como rabiosos perros. Mis manos y mis pies han Dos lectores y quien preside proclaman la taladrado y se pueden contar mis huesos. R. Pasión Reparten entre sí mis vestiduras y se juegan PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR mi túnica a los dados. Señor, auxilio mío, ven JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS y ayúdame, no te quedes de mí tan alejado. R. 14, 1-15. 47 A mis hermanos contaré tu gloria y en la asamblea alabaré tu nombre. Que alaben al Señor los que lo temen. Que el pueblo de Israel siempre lo adore. R. 10

C Faltaban dos días para la fiesta de Pascua y de los panes Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas andaban buscando una manera de apresar a Jesús a traición y darle muerte, pero decían:

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S “No durante las fiestas, porque el pueblo podría amotinarse”

+ “Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: El Maestro manda preguntar: ‘¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena”.

C Estando Jesús sentado a la mesa, en casa de Simón el leproso, en Betania, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y derramó el perfume en la cabeza de Jesús. Algunos comentaron indignados: S “¿A qué viene este derroche de perfume? C Los discípulos se fueron, llegaron a la Podía haberse vendido por más de trescientos ciudad, encontraron lo que Jesús les había denarios para dárselos a los pobres” dicho y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, llegó Jesús con los Doce. Estando a C Y criticaban a la mujer; pero Jesús la mesa, cenando, les dijo: replicó: + “Yo les aseguro que uno de ustedes, + “Déjenla. ¿Por qué la molestan? Lo uno que está comiendo conmigo, me va a que ha hecho conmigo está bien, porque a entregar” los pobres los tienen siempre con ustedes y pueden socorrerlos cuando quieran; pero a C Ellos, consternados, empezaron a mí no me tendrán siempre. Ella ha hecho lo preguntarle uno tras otro: que podía. Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Yo les aseguro S “¿Soy yo?” que en cualquier parte del mundo donde se predique el Evangelio, se recordará también C Él respondió: en su honor lo que ella ha hecho conmigo”. + “Uno de los Doce; alguien que moja C Judas Iscariote, uno de los Doce, su pan en el mismo plato que yo. El Hijo del se presentó a los sumos sacerdotes, para hombre va a morir; como está escrito; pero, entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre! prometieron dinero; y él andaba buscando ¡Más le valiera no haber nacido!” una buena ocasión para entregarlo. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se C Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a a Jesús sus discípulos: sus discípulos, diciendo: S “¿Dónde quieres que prepararte la cena de Pascua?” C

Él les dijo a dos de ellos:

vayamos

a +

“Tomen: esto es mi cuerpo”.

C Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: 11

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+ “Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.

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C Se adelantó un poco, se postró en tierra y pedía que, si era posible, se alejara de él aquella hora. Decía:

+ “Padre, tú lo puedes todo: aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga lo que yo C Después de cantar el himno, salieron quiero, sino lo que tú quieres”. hacia el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: C Volvió a donde estaban los discípulos, + “Todos ustedes se van a escandalizar y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro: por mi causa, como está escrito: ¿Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas’; pero + “Simón, ¿estás dormido? ¡No has cuando resucite, iré por delante de ustedes podido velar ni una hora? Velen y oren, para a Galilea. que no caigan en la tentación. El espíritu está pronto, pero la carne es débil”. C Pedro replicó: C De nuevo se retiró y se puso a orar; S “Aunque todos se escandalicen, yo no”. repitiendo las mismas palabras. Volvió y otra vez los encontró dormidos, porque tenían los C Jesús le contestó: ojos cargados de sueño; por eso no sabían qué contestarle. Él les dijo: + “Yo te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, + “Ya pueden dormir y descansar. tú me negarás tres”. ¡Basta! Ha llegado la hora. Miren que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de C Pero él insistía: los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya está cerca el traidor”. S “Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”. C Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce y con C Y los demás decían lo mismo. Fueron él, gente con espadas y palos, enviada por luego a un huerto, llamado Getsemaní, y los sacerdotes, los escribas y los ancianos. Jesús dijo a sus discípulos: El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles: + “Siéntense aquí mientras hago oración”. S “Al que yo bese, ése es. Deténganlo y llévenselo bien sujeto”. C Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan; empezó a sentir terror y angustia, y les dijo: C Luego, se acercó y le dijo: + “Tengo el alma llena de una tristeza mortal. Quédense aquí, velando”. S “Maestro” 12

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C Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo apresaron. Pero uno de los presentes desenvainó la espalada y de un golpe le cortó la oreja a un criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

C Pero él no le respondía nada. El sumo sacerdote le volvió a preguntar:

+ “¿Salieron ustedes a apresarme con espadas y palos, como si se tratara de un bandido? Todos los días he estado entre ustedes, enseñando en el templo y no me han apresado. Pero así tenía que ser para que se cumplieran las Escrituras”.

C

C Todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto nada más con una sábana y lo detuvieron; pero él soltó la sábana y se les escapó desnudo. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote y se reunieron todos los pontífices, los escribas y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos hasta el interior del patio del sumo sacerdote y se sentó con los criados, cerca de la lumbre, para calentarse. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno, buscaban una acusación contra Jesús para condenarlo a muerte y no la encontraban. Pues, aunque muchos presentaban falsas acusaciones contra él, los testimonios no concordaban. Hubo unos que se pusieron de pie y dijeron:

C El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras exclamando:

S “¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito? Jesús contestó:

+ “Sí lo soy. Y un día verán cómo el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y cómo viene entre las nubes del cielo”.

S “¿Qué falta hacen ya más testigos? Ustedes mismos han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?”. C Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían: S

“Adivina quién fue”.

C y los criados también le daban de bofetadas. Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el patio. Llegó una criada del sumo sacerdote, y al ver a Pedro calentándose, lo S “Nosotros lo hemos oído decir; ‘Yo miró fijamente y le dijo: destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro, no edificado por S “Tú también andabas con Jesús hombres”. Nazareno”. C Pero ni aun en esto concordaba su C testimonio. Entonces el sumo sacerdote se puso en pie y le preguntó a Jesús: S

Él lo negó, diciendo: “Ni sé ni entiendo lo que quieres decir”.

S “¿No tienes nada que responder a todas C Salió afuera hacia el zaguán, y un gallo esas acusaciones?” cantó. La criada, al verlo, se puso de nuevo a decir a los presentes: 13

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“Ése es uno de ellos”.

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costumbre. Pilato les dijo:

C Pero él lo volvió a negar. Al poco rato, S “¿Quieren que les suelte al rey de los también los presentes dijeron a Pedro: judíos?” S “Claro que eres uno de ellos, pues eres C Porque sabía que los sumos sacerdotes galileo”. se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para C Pero él se puso a echar maldiciones y a que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato jurar: les volvió a preguntar: S “No conozco a ese hombre del que hablan”. S “¿Y qué voy a hacer con el que llaman rey de los judíos?” C Enseguida, cantó el gallo por segunda vez. Pedro se acordó entonces de las palabras C Ellos gritaron: que le había dicho Jesús: ‘Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado S “¡Crucifícalo!” tres’, y rompió a llorar. Luego que amaneció, se reunieron los sumos sacerdotes con los C Pilato les dijo: ancianos, los escribas y el sanedrín en pleno, para deliberar. Ataron a Jesús, se lo llevaron y S “Pues ¿qué mal ha hecho?” lo entregaron a Pilato. Éste le preguntó: C Ellos gritaron más fuerte: S “Eres tú el rey de los judíos?” S “¡Crucifícalo!” C El respondió: C Pilato, queriendo dar gusto a la + “Sí lo soy” multitud, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar; lo entregó para C Los sumos sacerdotes lo acusaban de que lo crucificaran. Los soldados se lo llevaron muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: al interior del palacio, al pretorio, y reunieron a todo el batallón. Lo vistieron con un manto S “¿No contestas nada? Mira de cuántas de color púrpura, le pusieron una corona de cosas te acusan”. espinas, que habían trenzado y comenzaron a burlarse de él, dirigiéndole este saludo: C Jesús ya no le contestó nada, de modo que Pilato estaba muy extrañado. Durante la S “¡Viva el rey de los judíos!” fiesta de Pascua, Pilato solía soltarles al preso que ellos pidieran. Estaba entonces en la C Le golpeaban la cabeza con una caña, le cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que escupían y, doblando las rodillas, se postraban habían cometido un homicidio en un motín. ante él. Terminadas las burlas, le quitaron Vino la gente y empezó a pedir el indulto de aquel manto de color púrpura, le pusieron su 14

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ropa y lo sacaron para crucificarlo. Entonces forzaron a cargar la cruz a un individuo que pasaba por ahí de regreso del campo, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir “lugar de la Calavera”). Le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echando suertes para ver qué le tocaba a cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: ‘Fue contado entre los malhechores’. Los que pasaban por ahí, lo injuriaban meneando la cabeza y gritándole:

S

“Miren, está llamando a Elías”.

C Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la sujetó a un carrizo y se la acercó para que bebiera, diciendo: S “Vamos a ver si viene Elías a bajarlo” C Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró. (Aquí todos se arrodillan y guardan silencio por unos instantes) C Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El oficial romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo: S

“De veras este hombre era Hijo de Dios”.

S “¡Anda! Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo y C Había también ahí unas mujeres que baja de la cruz”. estaban mirando todo desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María (la madre C Los sumos sacerdotes se burlaban de Santiago el menor y de José) y Salomé, también de él y le decían: que cuando Jesús estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y además de ellas, S “Ha salvado a otros, pero a sí mismo no otras muchas que habían venido con él a se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, Jerusalén. Al anochecer, como era el día baje ahora de la cruz, para que lo veamos y de la preparación, víspera del sábado, vino creamos” José de Arimatea, miembro distinguido del sanedrín, que también esperaba el Reino de C Hasta los que estaban crucificados con Dios. Se presentó con valor ante Pilato y le él también lo insultaban. Al llegar el mediodía, pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta que ya hubiera muerto, y llamando al oficial, las tres de la tarde. Y a las tres, Jesús gritó con le preguntó si hacía mucho tiempo que había voz potente: muerto. Informado por el oficial, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana, + “Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?” bajó el cadáver, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro excavado en una roca y C (que significa: Dios mío, Dios mío, tapó con una piedra la entrada del sepulcro. ¿por qué me has abandonado?). Algunos de María Magdalena y María, la madre de José, los presentes, al oírlo, decían: se fijaron en dónde lo ponían. Palabra del Señor. 15

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PUNTOS DE MEDITACIÓN Por Pbro. Noé Soto Valdez En este día solemne damos inicio a la Semana Santa, conmemorando los misterios de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Misterios que comenzaron con la entrada de Jesús en Jerusalén, la «ciudad santa», donde el Mesías se había de manifestar al mundo. Montado en un burro como expresión de paz según la profecía de Zacarías, el Señor atraviesa la muralla de Jerusalén, con un grupo de seguidores que le reconocen como el rey que llega y ante quien baten palmas y extienden mantos. «¡Hossana! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!», le aclaman. Más que un simple recital del Salmo 118, el grito expresa la sed de redención que experimentaba el pueblo de Israel y que ha de ser la misma que hoy nosotros formulemos. ¡Hossana!, es decir, ¡danos la salvación! El ejemplo de humildad de Jesús no sólo se manifiesta en su sencillez al entrar en Jerusalén montado en un burro, sino que se abaja hasta la muerte en cruz (lectura de la carta a los Filipenses). El tono victorioso del Rey que llega se vuelve ahora silencioso ante la contemplación de la pasión. Ya nos lo advierte el profeta Isaías en la primera lectura: «no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás». Contemplar la pasión de Jesús precisamente en este Domingo de Ramos nos aporta con exactitud la revelación del Dios en el que creemos y la vivencia de la Semana Santa que hemos de experimentar. Y es que celebramos la victoria de Jesús, pero labrada a través de azotes y escupitajos camino al calvario. Nuestro Dios, hecho en todo semejante a nosotros, no rehúye la dificultad que entraña la condición humana. El dolor, 16

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la traición, la soledad, la muerte. Pero desde ahí redime nuestra humanidad: por su santa pasión hemos sido rescatados precisamente de la muerte. Ese es el verdadero rostro de Dios, comprometido hasta las entrañas de nuestra propia realidad. Y aprendemos, desde ahí, a vivir nuevamente este año el Misterio Pascual, dejándonos alcanzar por la redención obrada desde la cruz, traducida en misericordia por encima de nuestros pecados. Y es que, si nos fijamos, la lectura de la pasión más que ser una narración historiográfica de los hechos que acontecieron aquel viernes de muerte, nos presenta experiencias de personajes que reconocieron ahí a Dios salvando su propia humanidad. Pedro y Judas, traicionando cada uno a su manera: Pedro desde las negaciones —«no conozco a ese hombre»—, Judas desde la entrega a la autoridades judías; ambos arrepintiéndose: Pedro rompe a llorar, Judas devolviendo el dinero; uno descubriendo el verdadero rostro de Dios, el otro encerrándose en su propia culpa: Pedro acepta la misericordia y el perdón, Judas se suicida cargando con su propio pecado sin llegar a conocer que Jesús ya lo ha cargado por él. Junto a ellos dos, todos los discípulos «lo abandonaron y huyeron»; y, sin embargo, un Simón, el Cirineo (nótese que el otro Simón, Pedro, también lo abandonó), le ayuda a cargar la cruz, recordando bellamente que quien quiera seguir a Cristo ha de negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirlo (cf. Mc 8,34). De manera más general, la muchedumbre elige la liberación de un tal Barrabás (el nombre es un compuesto de «bar», hijo, y «abbá», padre, significando hijo del padre) por encima de Jesús, el Hijo de

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Dios. Declinan la vida del justo por la vida de un malhechor. Finalmente, al contemplar a Jesús muerto en la cruz, sólo un centurión romano es capaz de percibir ahí al Salvador: «de veras este hombre era Hijo de Dios». La proclamación que los profetas hubiesen querido gritar, no la hace un discípulo, ni siquiera un allegado de Jesús, sino un pagano encargado de ajusticiarle. Percibimos, con estos contados ejemplos, que la experiencia de contemplar a Jesús en su pasión no nos ha de dejar indiferente. Ciertamente hay ocasiones en que hemos podido traicionar a Jesús, como Pedro o Judas, pero en esta Semana Santa estamos llamados a dejarnos abrazar por la misericordia del Señor, tal como la aceptó Pedro y no Judas. Habrá otras ocasiones en las que hemos preferido abandonarlo y huir, como los discípulos, pero ahora estamos llamados a ser otros cirineos que cargan su cruz de cada día y le siguen. Otras ocasiones hemos preferido a personajes llamativos — pero que no dejan de ser unos malhechores— por encima de Cristo, pero en esta Semana Santa tenemos la posibilidad de ponernos al pie de la cruz como el centurión y proclamar nuestra fe en este Hijo de Dios sufriente que con su muerte nos ha dado la vida. Con todo ello, comenzamos nuestra Semana Mayor este Domingo de Ramos, acompañando a Jesús con nuestros ramos y con nuestra cruz, conscientes de que a través de este camino de Pasión, llegamos a la resurrección. Se dice Credo

ORACIÓN UNIVERSAL Como Jesucristo oró al Padre en el momento de su máximo sufrimiento, oremos también nosotros con toda confianza ante Dios, nuestro Padre. Pidamos especialmente por los hombres que más comparten el sufrimiento de Jesús. Respondemos R. Te rogamos, Señor. 1.- Dios se reveló sobre todo en el amor de Jesús, en su sufrimiento, en su humillación hasta morir en la cruz. Pidamos que la Iglesia y los cristianos no busquemos la gloria y el poder, sino el servicio humilde, atento, comprometido con los más necesitados, con los más pobres. Roguemos al Señor. R. 2.- Jesús, en la cruz, clamó al Padre con el grito del hombre que se siente abandonado. Pidamos por las mujeres y los hombres, los niños, jóvenes o ancianos, que se sienten solos, perdidos, abandonados, para que sepamos portarnos con ellos como hermanos. Roguemos al Señor. R. 3.- Jesús fue juzgado y condenado por los poderosos. Pidamos por todos los que tienen algún poder en la sociedad, para que luchen de verdad por la paz y la justicia para todos los hombres, muy especialmente para los más menospreciados y oprimidos. Roguemos al Señor. R. 4.- En este Domingo de Ramos, en este día en que los niños aclaman con alegría al Señor, oremos por ellos, para que Dios bendiga su inocencia. Roguemos al Señor. R.

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5.- Y por todos nosotros, para que celebremos de tal modo estos días santos y progresemos en nuestro camino de seguimiento. Roguemos al Señor. R. Padre, tú nos has revelado la inmensidad de tu amor a través del camino que siguió Jesús hasta la muerte. Haz que contemplando su pasión y muerte, compartamos más su vida nueva. Aquella vida nueva que tú quieres para todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. RITO DE COMUNIÓN ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Tú que nos has alimentado con esta Eucaristía, y por medio de la muerte de tu Hijo nos das la esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete, concédenos, Señor, llegar, por medio de su resurrección, a la meta de nuestras esperanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor. RITO DE CONCLUSIÓN

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mueve en ella: “Yo el Señor fiel a mi designio de salvación te llamé, te tomé de la mano; te ORACIÓN COLECTA he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para que abras Te rogamos, Dios todopoderoso, que quienes los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de desfallecemos a causa de nuestra debilidad, prisión y de la mazmorra a los que habitan en nos recuperemos gracias a la pasión de tu tinieblas”. Palabra de Dios. Unigénito. Él que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. SALMO RESPONSORIAL LITURGIA DE LA PALABRA Del salmo 26 PRIMERA LECTURA

R. El Señor es mi luz y mi salvación

Lectura del libro del profeta Isaías 42,1-7

El Señor es mi luz y mi salvación ¿A quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de iren a mi siervo a quien sostengo, mi vida ¿Quién podrá hacerme temblar? R. a mi elegido en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu Cuando me asaltan los malvados para para que haga brillar la justicia sobre las devorarme, ellos, enemigos y adversarios naciones. No gritará ni clamará, no hará tropiezan y caen. R. oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún Aunque se lance contra mí un ejército, no humea. Proclamará la justicia con firmeza, temerá mi corazón; aun cuando hagan la no titubeará ni se doblegará, hasta haber guerra contra mí, tendré plena confianza en establecido el derecho sobre la tierra y hasta el Señor. R. que las islas escuchen su enseñanza. Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y lo extendió, La bondad del Señor espero ver en esta el que dio firmeza a la tierra con lo que en misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en ella brota; el que dio alimento a la gente que el Señor confía. R. habita la tierra y la respiración a cuantos se

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ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO PUNTOS DE MEDITACIÓN Por Pbro. Joaquín Duarte Núñez R. Honor y gloria a Ti, Señor Jesús “Miren a mi siervo, a quien Señor Jesús, rey nuestro, sólo Tú has tenido sostengo, a mi elegido, en quien tengo compasión de nuestras faltas. R. mis complacencias”. Comenzamos a leer los cuatro cánticos del siervo, hoy hemos EVANGELIO leído el primero de ellos, donde, por boca Lectura del santo Evangelio según san Juan del profeta, Dios da a conocer a su Siervo, 12,1-11 personaje misterioso, revestido del Espíritu de Dios, formado y establecido como alianza eis días antes de la Pascua, fue Jesús a del pueblo y luz de las naciones. Ese Siervo se Betania, donde vivía Lázaro, a quien presenta humilde, sencillo, manso, delicado, había resucitado de entre los muertos. pero en su actuación es firme, tenaz, fiel hasta Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y conseguir la aceptación de su mensaje. Lázaro era uno de los que estaban con Él a Dios lo guía amorosamente, lo pone la mesa. María tomó entonces una libra de como alianza para las naciones, luz de los perfume de nardo auténtico, muy costoso, le pueblos, liberador de los oprimidos. Es pues, ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con bien clara la tradición eclesial de atribuir a su cabellera y la casa se llenó de la fragancia Jesucristo las cualidades del Siervo de Yahvé. del perfume. Entonces Judas Iscariote, uno Como la misión de ese siervo no se prevé de los discípulos, el que iba a entregar a que sea fácil, -y así aparecerá en los cánticos Jesús exclamó: “¿Por qué no se ha vendido siguientes- el salmo anticipa la clave para ese perfume en trescientos denarios para entender su éxito: “El Señor es mi luz y mi dárselo a los pobres?”. Esto lo dijo no porque salvación, ¿a quién temeré?... cuando me le importaran los pobres, sino porque era asaltan los malvados, me siento tranquilo: un ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, robaba lo que echaban en ella. Entonces dijo espera en el Señor”. Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para En el Evangelio encontramos un relato el día de mi sepultura. Porque a los pobres en relación a dos oposiciones: banquete y los tendrán siempre con ustedes, pero a mí unción, Jesús y Judas. El banquete y la unción no siempre me tendrán”. Mientras tanto, la están ligados entre sí, por el hecho de que multitud de judíos que se enteró de que Jesús ésta tuvo lugar durante el banquete, pero lo estaba ahí, acudió no sólo por Jesús, sino esencial está en que el banquete significa la también para ver a Lázaro a quien el Señor alegría de la resurrección, mientras que la había resucitado de entre los muertos. Los unción va en orden a la sepultura, según Jesús. sumos sacerdotes deliberaban para matar a Ese banquete reúne a Jesús y a sus discípulos Lázaro porque a causa de él, muchos judíos con Lázaro y sus hermanas. Nos recuerda que se separaban y creían en Jesús. Palabra del Lázaro ha sido levantado de entre los muertos Señor. y el comer alude a la vida, así como la unión gozosa del discípulo vivo con el Señor.

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La unción, por parte de María, puede manifestar un gesto de amor, de gratitud, gesto que es el fruto de un corazón comprometido, que no sólo quiere recibir, sino dar agradecimiento. Esta dimensión cambia totalmente el gesto, porque hace de un gesto común, un detalle de amor, de donación personal, y de compromiso. Sin embargo, Jesús lo interpreta como referido a su sepultura, a su muerte, ese contraste con el banquete sugiere que la vida nueva tiene como condición la Pascua de Jesús. Por eso la respuesta de Jesús a Judas: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura”, haciendo alusión al misterio más grande, que es su donación personal por la salvación de los hombres. Jesús une ese darse de María de Betania al misterio de su cruz, al gesto de su don personal en la cruz; hace que esa mujer se asocie al don que Él va a dar en la cruz. Pero no todos los discípulos aceptan el mensaje de Jesús, vemos a Judas que estaba en otro nivel, sólo pensando en lo material, en lo superficial y no comprende el servicio ni el amor, de ahí nace su interrogante “¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?”, y el evangelista Juan declara que lo único que le importaba era el dinero porque era ladrón. Encontramos la mezquindad de Judas al cerrar de par en par su corazón. Hoy se nos invita a afianzar nuestro seguimiento de Jesús: un camino de salvación, de la muerte a la vida como le sucedió a Lázaro, un camino de servicio cotidiano como Marta, o un camino de amor, de gratitud, de entrega que dilata cada día el corazón como María. No dejemos que nuestro corazón permanezca lleno de reservas, de resistencias y cálculos cada vez más mezquinos que acaben ahogándonos en la avaricia como le sucedió a Judas.

ORACIÓN UNIVERSAL En este tiempo de la Sagrada Pasión, en que Cristo presentó al Padre súplicas y oraciones con lágrimas, supliquemos humildemente a Dios para que se digne escuchar nuestras plegarias, por amor a su Hijo. R. Te rogamos, Señor. -Para que la Iglesia, Esposa de Cristo, se purifique más plenamente por la Sangre de Cristo, en este tiempo santo de Pasión. Roguemos al Señor. -Para que todas las cosas en el mundo se pacifiquen en orden a la salvación, por medio de la Sangre de Cristo. Roguemos al Señor. -Para que todos los que participan de la Pasión de Cristo por la enfermedad y los sufrimientos alcancen fortaleza y paciencia. Roguemos al Señor. -Para que todos nosotros, por la pasión y muerte de Cristo, lleguemos a la gloria de la resurrección. Roguemos al Señor. Atiende, Señor, a las súplicas de tu pueblo para que, cuanto no se atreve a esperar por sus propios méritos, lo alcance por la pasión de tu Hijo. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén. RITO DE COMUNIÓN ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Visita, Señor, a tu pueblo y protege con tu constante amor a quienes has santificado por estos misterios, para que recibamos de tu misericordia y conservemos con tu protección, los auxilios para nuestra salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. RITO DE CONCLUSIÓN

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Señor y mi Dios fue mi fuerza– Ahora, pues, dice el Señor: “Es poco que seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra”. Palabra de Dios.

Concédenos, Dios todopoderoso y eterno, celebrar de tal modo los sacramentos de la pasión del Señor, que nos hagamos dignos de recibir tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. SALMO RESPONSORIAL Del salmo 70 R. En ti, Señor, he puesto mi esperanza. LITURGIA DE LA PALABRA PRIMERA LECTURA Señor, tú eres mi esperanza, que no quede Lectura del libro del profeta Isaías 49,1-6 yo jamás defraudado. Tú, que eres justo, ayúdame y defiéndeme; escucha mi oración scúchenme, islas; pueblos lejanos, y ponme a salvo. R atiéndanme. El Señor me llamó desde el vientre de mi madre; cuando aún estaba yo Sé para mí un refugio, ciudad fortificada en en el seno materno, él pronunció mi nombre. que me salves. Y pues eres mi auxilio y mi Hizo de mi boca una espada filosa, me defensa, líbrame, Señor, de los malvados. R. escondió en la sombra de su mano, me hizo flecha puntiaguda, me guardó en su aljaba Señor, tú eres mi esperanza; desde mi y me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel; en ti juventud en ti confío. Desde que estaba en el manifestaré mi gloria”. seno de mi madre, yo me apoyaba en ti y tú Entonces yo pensé: “En vano me he cansado, me sostenías. R. inútilmente he gastado mis fuerzas; en realidad mi causa estaba en manos del Señor, Yo proclamaré siempre tu justicia y a todas mi recompensa la tenía mi Dios”. horas, tu misericordia. Me enseñaste a Ahora habla el Señor, el que me formó desde alabarte desde niño y seguir alabándote es mi el seno materno, para que fuera su servidor, orgullo. R. para hacer que Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo –tanto así me honró el

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ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO ustedes no pueden ir’ ”. Simón Pedro le dijo: “Señor, ¿a dónde vas?” Jesús le respondió: “A R. Honor y gloria a Ti, Señor Jesús donde yo voy, no me puedes seguir ahora; me Señor Jesús, rey nuestro, para obedecer al seguirás más tarde”. Pedro replicó: “Señor, Padre, quisiste ser llevado a la cruz como ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi manso cordero al sacrificio. R. vida por ti”. Jesús le contestó: “¿Con que darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará EVANGELIO el gallo, antes de que me hayas negado tres Lectura del santo Evangelio según san Juan veces”. Palabra del Señor. 13, 21-33. 36-38 PUNTOS DE MEDITACIÓN n aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la Por Pbro. Rafael Villarreal Ordaz mesa con sus discípulos, se conmovió profundamente y declaró: “Yo les Queridos hermanos: aseguro que uno de ustedes me va a entregar”. Estamos de frente al misterio más Los discípulos se miraron perplejos unos a grande de nuestra fe. Estamos viviendo los otros, porque no sabían de quién hablaba. días de la Semana Santa, la semana más grande Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se para los cristianos en la que celebramos la hallaba reclinado a su derecha. Simón Pedro pasión, muerte y resurrección de nuestro le hizo una seña y le preguntó: “¿De quién lo Salvador. Hoy, martes santo, la palabra de dice?” Entonces él, apoyándose en el pecho Dios nos regala un canto de esperanza; así de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?” Le canta el salmo: “Señor, tú eres mi esperanza”. contestó Jesús: “Aquel a quien yo le dé este La primera lectura, el segundo trozo de pan, que voy a mojar”. Mojó el pan y cántico del Siervo de Yahvé, manifiesta, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote; y principalmente tres elementos del Mesías, tras el bocado, entró en el Satanás. la predestinación desde antes de nacer, para Jesús le dijo entonces a Judas: “Lo que tienes cumplir una misión: ser luz de las naciones que hacer, hazlo pronto”. Pero ninguno de los y la predicación, es decir, desempeñar comensales entendió a qué se refería; algunos un profetismo ante el pueblo. Este siervo supusieron que, como Judas tenía a su cargo deposita plenamente su confianza en el Señor, la bolsa, Jesús le había encomendado comprar sin titubeos; pareciera que dicho siervo en un lo necesario para la fiesta o dar algo a los principio no se diera cuenta de que el que pobres. Judas, después de tomar el bocado, rige la vida y la historia es Dios; y cuando se salió inmediatamente. Era de noche. da cuenta entonces hace una profesión de su Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: “Ahora fe en ese Hacedor y dueño de la vida y de la ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios historia: “en vano me he cansado, inútilmente ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido he gastado mis fuerzas, en realidad mi causa glorificado en él, también Dios lo glorificará estaba en manos del Señor, mi recompensa en sí mismo y pronto lo glorificará. la tenía mi Dios”, canta el escritor sagrado. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Cuántas veces nosotros nos afanamos Me buscarán, pero como les dije a los judíos, queriendo cambiar el rumbo de la historia, así se lo digo a ustedes ahora: ‘A donde yo voy, no solo de la nuestra, sino también la de los

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demás, y al final, nos damos cuenta que Dios es el que la va escribiendo y que por mucho, él escribe mejor que nosotros. Cristo se abandona a su Padre. Es un fiel creyente en la resurrección, no cuestiona, ni el cómo ni cuándo, simplemente asume que su Padre es el que construye su historia; así lo expresa en el Getsemaní. Podríamos engañarnos pensando que Jesús, puesto que es Dios, sabe todo lo que va a suceder y que aun así se somete a algo inevitable; no, en realidad asume la voluntad de su Padre, sea como sea, venga lo que venga, así tenga que empeñar su propia vida, como lo hizo, para que se cumpla su designio salvador, es decir, llevar a toda la creación a Dios mismo. Todo por obediencia, condición sin la cual no se da la resurrección. Esta misma actitud se nos pide a todos, ser obedientes al Padre y asumir que nuestra historia está en sus manos, que es inútil fatigarnos demasiado queriendo salvarnos, sabiendo que él es el único que nos salva. Ahora Dios nos anuncia lo mismo que al Siervo de Yahvé: “te voy a convertir en luz de las naciones”, eso es lo que somos para todos los que nos traten en nuestra vida. Desde el día de nuestro bautismo se nos constituyó como tales, somos Cristo en el mundo, y urge que desempeñemos nuestra misión: tú como laico en tus tareas cotidianas; tú como religioso o religiosa desempeñando con alegría y virtud tu misión; tú como sacerdote siendo un modelo de virtud en la fe, la esperanza y el amor; es decir, todos construyendo el Reino de Dios. Adentrémonos cada vez más a vivir esta Semana Santa con intensidad y espiritualidad en el amor y el servicio.

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ORACIÓN UNIVERSAL Cristo colgado en la cruz intercede por todos los hombres. Es el mediador entre el cielo y la tierra, reconcilia a todos los hombres con Dios. Unidos a él oramos a nuestro Padre Dios. R. Te rogamos, Señor. -Por la Iglesia de Dios, para que se disponga a celebrar el Misterio Pascual siguiendo fielmente los pasos de Jesús. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. -Por todos los pueblos de la tierra, para que llegue a ellos el anuncio de la Redención consumada en el árbol de la cruz. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. -Por aquellos miembros de la humanidad que sufren, para que su dolor no sea inútil y puedan alcanzar la plena salvación. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. -Por los aquí reunidos, para que nuestro arrepentimiento y penitencia sean camino de gracia y redención. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. Dios, Padre nuestro, que te apiadas de la humanidad hasta entregar a tu propio Hijo a la muerte, acude en nuestra ayuda para que lo que te pedimos sea realidad en todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. RITO DE COMUNIÓN ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Alimentados por estos dones de salvación, suplicamos, Señor, tu misericordia, para que este Sacramento, que nos nutre en nuestra vida temporal, nos haga partícipes de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. RITO DE CONCLUSIÓN

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Cercano está de mí el que me hace justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi ORACIÓN COLECTA adversario? ¿Quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se Padre misericordioso, que para librarnos atreverá a condenarme?”. del poder del enemigo, quisiste que tu Palabra de Dios. Hijo sufriera por nosotros el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la SALMO RESPONSORIAL resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la Del salmo 68 unidad del Espíritu Santo y es Dios por los R. Por tu bondad, Señor, socórreme. siglos de los siglos. Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre LITURGIA DE LA PALABRA mi semblante. Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre; pues me PRIMERA LECTURA devora el celo de tu casa, el odio del que te Lectura del libro del profeta Isaías 50, 4-9 odia, en mí recae. R.

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n aquel entonces, dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado.

La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión y no la halló; busco quien me consuele, y no lo encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. R. En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido. Se alegrarán al verlo los que sufren, quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre, ni olvida al que se encuentra encadenado. R.

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ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO PUNTOS DE MEDITACIÓN R. Honor y gloria a Ti, Señor Jesús Por Pbro. Sergio Saúl Méndez Ortiz Señor Jesús, rey nuestro, sólo tú has tenido compasión de nuestras faltas. R. EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25

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n aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?” Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaban buscando una oportunidad para entregárselo. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” El respondió: “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’ ”. Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo: “yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme”. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: “¿Acaso soy yo, Señor?” Él respondió: “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido”. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso soy yo, Maestro?” Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”. Palabra del Señor.

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No podemos presentarnos ante el Señor para escucharlo como discípulos olvidadizos. Él quiere que, escuchando su Palabra y poniéndola en práctica, con una lengua experta, que Él mismo nos concederá, demos testimonio de lo que nosotros vivimos y experimentamos acerca de Dios. El testigo auténtico de la Verdad tendrá que aguantar persecuciones, y tal vez la misma muerte, como consecuencia de su congruencia entre palabra y vida. Su fe, por tanto, no sólo se expresará con discursos, sino especialmente con el comportamiento. Entonces Dios podrá decir de su discípulo que no sólo lo honra con los labios, sino también con su corazón, que no está lejos de su Señor. El mismo Dios tomará a su cuidado a su discípulo, pues Él es quien le envía para proclamar su mensaje de salvación, y no dejará que quede avergonzado. Por eso, el Enviado debe permanecer firme, como la roca, ante los insultos y salivazos, pues sabe bien a Quién pertenece y Quién es su poderoso Defensor. Mt. 26, 14-25. Volvamos la mirada hacia nuestras obras, hacia nuestro comportamiento, hacia nuestras actitudes, hacia nuestro trato al prójimo. Contemplaremos, en medio de nuestras buenas obras, que no estamos libres de pecado. Es el pecado del hombre el que llevó a Jesús a darnos la máxima prueba de su amor, clavado en una cruz para el perdón de nuestras maldades. ¿Acaso soy yo, Señor, el que te entrega? Tal vez hacer esa pregunta sea algo ocioso en razón de la evidencia de nuestra forma de ser. Dios nos considera hijos suyos; somos de los íntimos

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de Cristo, de aquellos que mojan su pan en el mismo plato de Jesús. ¿Lo amamos o vivimos traicionándolo y sólo queriendo aprovecharnos de Él conforme a nuestros intereses, muchas veces por desgracia, mezquinos? El Señor quiere celebrar su Pascua con nosotros, sus discípulos, amigos y hermanos. Ojalá y al hacerlo vayamos con nuestra vida para ofrecerla como una ofrenda agradable al Señor en razón de que, libres de toda culpa por hacer nuestro el perdón que Dios nos ofrece, podamos continuar la obra de salvación del Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. El Señor nos reúne, como a hijos y amigos suyos en torno a su Mesa Eucarística. Ojalá y vengamos, efectivamente, como sus amigos fieles y no vengamos como traidores, como aquellos que parecen amarlo, pues elevan sus oraciones con mucha devoción externa, pero después le dan un beso de traición para entregarlo a la muerte. El Señor nos pide lealtad en el amor que decimos tenerle. Por eso hemos de reconocer ante Él, con humildad, nuestros pecados, es decir todo aquello que nos alejó de Él o del amor al prójimo, para saber pedir perdón y para tener la disposición de iniciar un nuevo camino en la lucha por hacer que su Reino de amor se haga realidad entre nosotros. Entramos en comunión de Vida con el Señor para hacer nuestro su Misterio Pascual. Por eso estos días santos deben ser vividos como la experiencia de nuestra propia Pascua, en los que damos el paso de la muerte a la vida, y en los que nos decidimos a darlo todo, incluso nuestra propia vida, para que los demás tengan también la Vida eterna, que procede de Dios y de la que quiere hacernos partícipes a todos.

ORACIÓN UNIVERSAL Oremos, hermanos, y supliquemos la clemencia de Dios todopoderoso para que nos conceda cuanto pedimos con fe. R. Te rogamos, Señor. -Para que el Redentor del mundo, que se entregó a la muerte por su grey, libre a la Iglesia de todo mal. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. -Para que el Redentor del mundo, que oró con lágrimas en la cruz, interceda ante el Padre por todos los hombres. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. -Para que el Redentor del mundo, que tuvo tanta angustia y tristeza, socorra a los que sufren, les dé paciencia en la tribulación y alivie sus dolores. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. -Para que a nosotros, sus discípulos, que recordamos con veneración su cruz, nos reanime con la fuerza de su resurrección. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. Dios, Padre nuestro, que lleguen a tu presencia, las súplicas de los que te invocan para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. RITO DE COMUNIÓN ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Concédenos, Dios todopoderoso, creer y sentir profundamente que, por la muerte temporal de tu Hijo, proclamada en estos santos misterios, tú nos has dado la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. RITO DE CONCLUSIÓN 27

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En la tarde, a la hora más oportuna, se tiene la celebración de la Cena del Señor. El rito del lavatorio de pies, el cual siempre ha sido facultativo, se omite por esta ocasión. La traslación del Santísimo, se puede realizar al final de la celebración, siempre y cuando se haga de manera organizada y guardando las disposiciones sanitarias. Se pide preparar un monumento para la adoración del Santísimo Sacramento, siguiendo protocolos sanitarios.

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LITURGIA DE LA PALABRA PRIMERA LECTURA Lectura del libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14

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RITOS INICIALES Se dice Gloria ORACIÓN COLECTA Dios nuestro, reunidos para celebrar la santísima Cena en la que tu Hijo unigénito, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio, banquete pascual de su amor, concédenos que, de tan sublime misterio, brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

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n aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será para ustedes el primero de todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la comunidad de Israel: ‘El día diez de este mes, tomará cada uno un cordero por familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los vecinos y elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que cada cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. La guardarán hasta el día catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de Israel lo inmolará al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la puerta de la casa donde vayan a comer el cordero. Esa noche comerán la carne, asada a fuego; comerán panes sin levadura y hierbas amargas. Comerán así: con la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano y a toda prisa, porque es la Pascua, es decir, el paso del Señor. Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados. Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo, el Señor. La sangre les servirá de señal en las casas donde habitan ustedes. Cuando yo vea

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la sangre, pasaré de largo y no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando hiera yo la tierra de Egipto. Ese día será para ustedes un memorial y lo celebrarán como fiesta en honor del Señor. De generación en generación celebrarán esta festividad como institución perpetua’ ”. Palabra de Dios.

Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios. ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 13, 34

SALMO RESPONSORIAL R. Honor y gloria a Ti, Señor Jesús Del salmo 115 Les doy un mandamiento nuevo, dice el R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos Señor, que se amen los unos a los otros, como lava. yo los he amado. R. Honor y gloria a Ti, Señor Jesús ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de la salvación e EVANGELIO invocaré el nombre del Señor. R. Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15 A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. De la muerte, Señor ntes de la fiesta de la Pascua, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu sabiendo Jesús que había llegado la esclava. R. hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban Te ofreceré con gratitud un sacrificio e en el mundo, los amó hasta el extremo. En invocaré tu nombre. Cumpliré mis promesas el transcurso de la cena, cuando ya el diablo al Señor ante todo su pueblo. R. había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, SEGUNDA LECTURA consciente de que el Padre había puesto en sus Lectura de la primera carta del apóstol san manos todas las cosas y sabiendo que había Pablo a los Corintios 11, 23-26 salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, ermanos: Yo recibí del Señor lo mismo se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y que les he transmitido: que el Señor se puso a lavarles los pies a los discípulos y a Jesús, la noche en que iba a ser entregado, secárselos con la toalla que se había ceñido. tomó pan en sus manos, y pronunciando la Cuando llegó a Simón Pedro, éste le acción de agracias, lo partió y dijo: “Esto es dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los pies?” mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan Jesús le replicó: “Lo que estoy haciendo tú esto en memoria mía”. Lo mismo hizo con el no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás cáliz después de cenar, diciendo: “Este cáliz más tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás es la nueva alianza que se sella con mi sangre. los pies jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo, Hagan esto en memoria mía siempre que no tendrás parte conmigo”. Entonces le dijo beban de él”. Simón Pedro: “En este caso, Señor, no sólo

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los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos”. Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: ‘No todos están limpios’. Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”. Palabra del Señor. PUNTOS DE MEDITACIÓN Por el Pbro. Juan José Martínez Mireles Con la celebración vespertina de la ‘Cena del Señor’ damos inicio al Triduo Pascual. Así nos lo hace saber el Misal Romano. “Él, llevó su amor hasta el fin” (Evangelio). Estas palabras son la clave de comprensión de la Palabra de Dios en este Jueves Santo. Al centro de la narración del éxodo, entre el anuncio de la liberación y la muerte de los primogénitos, se inserta el tema de la Pascua como texto ritual. La Pascua es la fiesta de la liberación de aquella opresión vivida en Egipto que vivió el pueblo de Yahvé. A pesar de ser un texto ritual contiene todo el colorido de los acontecimientos que son referidos a esa intervención de Dios. Este amor es el que celebraban los israelitas anualmente al conmemorar la fiesta de Pascua (primera lectura). El lavatorio de los pies es un acto de amor de parte de Jesús, el maestro, hacia sus apóstoles; por ese amor, él es capaz de prestarse para los servicios más humildes. El lavatorio de pies se convierte en una acción 30

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ejemplar: de esta manera deben comportarse los discípulos unos con otros (Evangelio). Ahora no hemos podido hacer el lavatorio como representación debido a la contingencia sanitaria, pero eso no impide que hagamos memoria de aquel momento sublime de servicio y enseñanaza del Maestro hacia sus discípulos. Jesús también hoy se manifiesta como el cordero que permanecía mudo y que fue inmolado; éste es el que nació de María, es la blanca oveja; éste es el que fue tomado de entre la grey y arrastrado al matadero. En el acto de la donación de sí mismo en pan y en vino, estos elementos llegan a convertirse en su cuerpo y en su sangre (segunda lectura). Éste es el amor que se repite cada vez que los cristianos se reúnen para celebrar la Cena del Señor (segunda lectura). El amor de Dios es histórico. La historia del amor de Dios para con el hombre resulta no pocas veces incomprensible, porque Dios ama siempre con un amor puro, desinteresado, buscando el bien de la persona amada, mientras que el amor humano no siempre goza de estas características. Además el amor de Dios no mira los “derechos” de la persona amada, porque el hombre no posee “derechos” para ser amado por Dios. De todos modos, en la historia del amor de Dios para con el hombre, la liturgia de hoy nos sale al encuentro con momentos importantes de ese amor: el éxodo de Israel de Egipto y la última Cena de Jesús con sus discípulos para celebrar con ellos la nueva Pascua en su cuerpo y en su sangre. No por mérito propio, sino por el amor que Dios tiene a Israel, éste pasa de una condición de esclavitud y opresión en tierra ajena a una situación de libertad y en camino hacia la tierra prometida. Israel conocía perfectamente que jamás se hubiera podido liberar por sí mismo de la mano poderosa del

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faraón egipcio. Pero Dios, que ama a Israel, sí podía y lo hizo de modo sorprendente, imprevisible, desconcertante. Pasaron los siglos y el pueblo israelita se olvidó de Yahvé y de sus maravillas, siguió su propio camino y se enfangó en el pecado. Los profetas, sabiendo que Dios es fiel a su amor, comenzaron a hablar de un nuevo éxodo, de una nueva Pascua, como algo que habría de venir en el futuro y revelar de modo todavía más maravilloso y sorprendente el amor de Dios. Jesucristo es el nuevo éxodo y la nueva Pascua. El realiza la nueva liberación de la esclavitud del pecado y concede a los liberados el don de poder entrar en la patria definitiva, la Jerusalén celestial. Este amor definitivo y último de Dios al hombre es lo que los primeros cristianos celebraban cuando se reunían para la Fracción del Pan, para comer el Cuerpo y la Sangre de Cristo que alimentará nuestra mirada por toda la eternidad en el cielo. El amor “humilde” de Dios. En el antiguo éxodo, Dios se mostró al faraón y a los israelitas con poder extraordinario y temible; en el nuevo éxodo, inaugurado por Jesucristo, Dios nos muestra su amor en la humillación y abajamiento, con lo que nos invita a cambiar nuestras categorías. En efecto, solemos pensar, de modo muy humano, que Dios puede triunfar sólo con la fuerza y el poder, y necesitamos ver cómo triunfa por el camino irreconocible de la humillación. En la última Cena Jesús muestra el amor “humilde” de Dios en el lavatorio de los pies a los discípulos. ¡Es impresionante! Se hace esclavo para señalar que es Señor. Se humilla para manifestar su divina grandeza. El amor “humilde” de Dios continúa actuando en la Eucaristía. Primero, haciéndose presente en las especies del pan y del vino, hasta el punto de no ser

reconocido por muchos. Luego, aceptando, con un amor fuera de toda imaginación, que incluso labios pecadores y sacrílegos lo puedan hacer presente entre los hombres, o que pueda ser recibido indignamente por hombres sin conciencia. ¡Hasta esos extremos inverosímiles llega la grandeza del amor de Dios a los hombres! Vivir es servir amando. En las normales categorías humanas relacionamos “vivir” con “pasarla bien”, “disfrutar”, “tener éxito”. No es que haya que reprobar todo eso, pero tampoco identificarlo con el “vivir”. Al menos el concepto cristiano del “vivir” se relaciona más con el “servir”, pero no de cualquier manera, sino por amor. El gran peligro que nos puede acechar es confundir el servir a los demás con el servirse de los demás. Esto puede suceder dentro de la familia: los padres se sirven de los hijos en lugar de servirlos, o los hijos de los padres, que también es posible. Puede suceder en la parroquia: servirse de la parroquia o del párroco para el propio beneficio, o al revés: que el párroco se sirva de sus feligreses para fines egoístas. Esto puede suceder igualmente en una empresa, en un banco, en una oficina administrativa, en un ministerio. Porque todos sabemos que las instituciones están al servicio del bien común, pero no pocas veces los hombres las ponemos al servicio de nuestro bien particular. Quien de verdad sea cristiano y quiera continuar siéndolo, deberá examinarse a fondo para ver si para él la vida es un servicio, como lo fue para Jesucristo, y si sabe servir a los demás por amor o más bien sirve a su propio yo, sirviéndose de los demás. La última Cena es la hora del encuentro con Jesucristo bajo el velo del misterio, y la Eucaristía es el lugar donde se encuentra al Amado. Además, Jesús instituye en esta 31

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nueva Cena Pascual el sacerdocio. Por tanto, cuando se ama a Jesús, como el amor de la vida, entonces se anhela la hora y el lugar del encuentro. Jesucristo no tiene horarios para la cita, somos nosotros los que podemos escoger “la hora del encuentro”. Puede ser en la mañana, antes de ir al trabajo. Puede ser al final de la tarde, cuando fatigados de la actividad diaria, nos rejuvenecemos al contacto con Jesucristo Eucaristía. Demos gracias a Dios por todos los beneficios recibidos y que nos permita participar plenamente de su Misterio Pascual. Así sea.

ministros de la Eucaristía y vivan intensamente aquello que celebran. Roguemos al Señor. R

-Por la Iglesia, para que no deje nunca de celebrar el memorial de la muerte y la resurrección del Señor. Roguemos al Señor. R.

TRASLADO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Dicha la oración después de la comunión, quien preside toma en su manos el copón. Se hace la procesión para llevar el Santísimo Sacramento a través del templo, hasta llegar al monumento convenientemente adornado para hacer allí la adoración. Exhórtese a los fieles, según las circunstancias y costumbres del lugar, a dedicar alguna parte de su tiempo, en la noche, a la adoración delante del Santísimo.

-Por todos nosotros, para que, del mismo modo que nos hemos reunido para participar en la cena del Señor, vivamos unidos en la caridad fraterna. Roguemos al Señor. R. Dios nuestro, que has hecho del amor a ti y a los hombres la plenitud de tu ley, escucha la oración que con amor te presentamos por los necesitados del mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

RITO DE COMUNIÓN No se dice Credo y se hace la oración ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN universal. Concédenos, Dios todopoderoso, que así como somos alimentados en esta vida con ORACIÓN UNIVERSAL la Cena pascual de tu Hijo, así también Oremos, amados hermanos, al Padre, por merezcamos ser saciados en el banquete medio de Jesucristo, quien, antes de entregarse eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor. a la muerte, nos dejó en la Eucaristía el memorial de su Pasión. R. Te rogamos, Señor. RITO DE CONCLUSIÓN

-Por todos los hombres y mujeres del mundo, para que vivan con aquel amor con el cual Jesús los ama. Roguemos al Señor. R. -Para que la semilla de amor que Dios ha sembrado en el corazón de los hombres crezca y dé fruto. Roguemos al Señor. R. -Por los más pobres, para que encuentren en nosotros una señal eficaz de la entrega de Jesús. Roguemos al Señor. R. -Por los sacerdotes, para que sean fieles 32

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Todos se arrodillan, el ministro dirige la atención al Monumento (donde está el Santísimo Sacramento) para la adoración, se entona un canto apropiado y a continuación dice tres veces: Guía: En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado. R. El corazón amoroso de Jesús sacramentado. Padre nuestro, Ave María y Gloria Guía: Adoremos y demos gracias en cada instante y momento R. Al santísimo y divinísimo sacramento. Enseguida dice: Soberano Señor Sacramentado, segura prenda de la eterna Gloria, esta estación recibe con agrado, por ser de tu pasión tierna memoria. Haz que destruido el reino del pecado, tu Iglesia Santa cante la victoria, asistiéndola siempre con tus dones, en todas sus necesidades y aflicciones. Así sea.

junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta hartarnos! Ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda la asamblea”. Yahveh dijo a Moisés: “Mira yo haré llover sobre ustedes pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si andan o no según mi ley. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: Al atardecer comerán carne y por la mañana se hartarán de pan; y así sabrán que yo soy Yahveh su Dios”. Aquella misma tarde vinieron las codornices y cubrieron el campamento. Y al evaporarse la capa de rocío apareció sobre el suelo del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha de la tierra. Cuando los israelitas la vieron, se decían unos a otros: “¿Qué es esto?” Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: “Este es el pan que Yahveh les da por alimento”. Palabra de Dios.

Todos se sientan y se proclama la palabra de Dios. Salmo responsorial Lectura del libro del Éxodo 16, 2-4. 12-15. Sal 77, 3. 4b. 23-24. 25 y 54.

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oda la comunidad de los israelitas empezó a murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto. Los israelitas les decían: “¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahveh en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos

R. Él les dio pan del cielo. Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, lo contaremos a la futura generación: Las alabanzas del Señor, su poder, las maravillas que realizó. R. 33

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siempre de ese pan”. Les dijo Jesús: “Yo soy el Dio orden a las altas nubes, abrió las pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá compuertas del cielo: Hizo llover sobre ellos hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca maná, les dio pan del cielo. R. sed”. El hombre comió pan de ángeles, el Señor les Palabra del Señor. mandó provisiones hasta la hartura. Los hizo entrar por las santas fronteras hasta el monte PUNTOS DE MEDITACIÓN que su diestra había adquirido. R. Por Pbro. Pedro Astorga Guerra Todos se ponen de pie Lectura del santo Evangelio según San Juan 6, 24-35.

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uando vio la gente que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: “Rabí, ¿Cuándo has llegado aquí?” Jesús les respondió: “En verdad, en verdad les digo: Ustedes me buscan, no porque han visto señales, sino porque han comido de los panes y se han saciado. Obren, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello”. Ellos le dijeron: “¿Qué hemos de hacer para obrar la obras de Dios?” Jesús les respondió: “La obra de Dios es que crean en quien él ha enviado”. Ellos entonces le dijeron: “¿Qué señales haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obras realizas? Nuestros padres comieron maná en el desierto, según esta escrito: Pan del cielo les dio de comer”. Jesús les respondió: “En verdad, en verdad les digo: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el pan que baja del cielo y da la vida al mundo”. Entonces le dijeron: “Señor, danos 34

En este Jueves Santo en el que celebramos la última cena de Jesús con sus discípulos también nosotros disponemos nuestro corazón para recibir el pan vivo bajado del cielo. El pan lo necesitamos todos los días. En la oración del Padre Nuestro así lo pedimos: «Danos hoy nuestro pan de cada día». Lo necesitamos para vivir, lo necesitamos para compartir, lo necesitamos para seguir adelante. La última cena, sin lugar a dudas, fue un momento muy especial para los discípulos. Ellos lo habían seguido por los caminos de Galilea y Judea; conocían las multiplicaciones de los panes, recordaban las palabras de Jesús sobre el verdadero pan del cielo, pero en esta ocasión había algo diferente. Hasta ahora Jesús entregaba el pan, ahora se entrega a sí mismo. El pan que Jesús toma en sus manos se convierte en su cuerpo para salvación de todos. A partir de ahora, cada vez que se conmemore esta cena, Jesús seguirá entregándose como alimento para todos los que crean en Él. La Hora Santa es un tiempo especial de adoración a Jesús sacramentado. El pan de vida eterna está con nosotros, adorémosle, rindámos homenaje a nuestro Salvador. La Hora Santa es una oportunidad especial para contemplar a Jesús antes de su muerte en cruz. De alguna manera, en este día lo acompañamos en su oración al Padre en el huerto de los olivos. Jesús siente una

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gran pena, sintamos pena con Él, Jesús siente angustia, compartamos su angustia. Recordemos las palabras del Apóstol: «si con él morimos, viviremos con él, si con él sufrimos, reinaremos con él». Que el día de mañana, Viernes Santo, podamos acompañar a Jesús en su camino a la cruz (viacrucis), donde reinará precisamente como el Rey de los Judíos. Se entona un canto apropiado ORACIÓN Señor, gracias por manifestarte a la humanidad; gracias por sacrificarte por nuestra salvación y por quedarte con nosotros en la Santísima Eucaristía. Tú eres quien hace y cumple la promesa: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”. Haz de mí un verdadero apóstol de la Eucaristía. Durante mi tiempo de adoración, llena mi corazón con Tu gracia y Tu luz para que yo pueda brillar con Tu propio esplendor en el mundo y lleve así a muchas almas al Trono Eucarístico de Tu Misericordia. Profundiza mi entendimiento del Sacramento de nuestra Salvación, de tal modo que yo sea capaz de defenderte con valentía, incluso hasta derramar mi sangre. PRECES POR LOS SACERDOTES A los sucesores de los Apóstoles, Dales Señor, solicitud paternal por sus sacerdotes. A los Obispos puestos por el Espíritu Santo, Compromételos con sus ovejas, Señor. A los párrocos, Enséñales a servir y a no desear ser servidos, Señor. A los confesores y directores espirituales,

hazlos Señor, instrumentos dóciles de tu Espíritu. A los que anuncian tu palabra, que comuniquen espíritu y vida, Señor. A los asistentes de apostolado seglar, que lo impulsen con su testimonio, Señor. A los que trabajan por la juventud, que la comprometan contigo, Señor. A los que trabajan entre los pobres, haz que te vean y te sirvan en ellos, Señor. A los que atienden a los enfermos, que les enseñen el valor del sufrimiento, Señor. A los sacerdotes pobres, socórrelos, Señor. A los sacerdotes enfermos, sánalos, Señor. A los sacerdotes ancianos, dales alegre esperanza, Señor. A los tristes y afligidos, consuélalos, Señor. A los sacerdotes inquietos, dales tu paz, Señor. A los que están en crisis, muéstrales tu camino, Señor. A los calumniados y perseguidos, defiende su causa, Señor. A los sacerdotes tibios, inflámalos, Señor. A los desalentados, reanímalos, Señor. A los que aspiran al sacerdocio, dales la perseverancia, Señor. A todos los sacerdotes, dales fidelidad a Ti y a tu Iglesia, Señor. A todos los sacerdotes, dales obediencia y amor al Papa, Señor. A todos los sacerdotes, que vivan en comunión con su Obispo, Señor. Que todos los sacerdotes, sean uno como Tú y el Padre, Señor. Que todos los sacerdotes, 35

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promuevan la justicia con que Tú eres justo. Que todos los sacerdotes, colaboren en la unidad del presbiterio, Señor. Que todos los sacerdotes, llenos de Ti, vivan con alegría en el celibato, Señor. A todos los sacerdotes, dales la plenitud de tu Espíritu y transfórmalos en Ti, Señor. De manera especial te ruego por aquellos sacerdotes por quienes he recibido tus gracias; el sacerdote que me bautizó, los que han absuelto mis pecados reconciliándome contigo y con tu Iglesia, aquellos en cuyas Misas he participado y que me han dado tu cuerpo en alimento, los que me han transmitido tu palabra y conducido hacia Ti.

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que sean testimonios valientes de tu infinita bondad. ¡Amén! Se entona un canto apropiado Al finalizar la Hora Santa Guía: Les diste el Pan del Cielo. R. Que contiene en sí todo deleite. Oremos. Oh Dios que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión. Concédenos venerar de tal modo los misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos continuamente en nosotros los frutos de redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, ALABANZAS A JESÚS EUCARISTÍA Señor. Que el Espíritu Santo los posea, y que Bendito sea Dios. por ellos renueve la faz de la tierra. Bendito sea su Santo Nombre. Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y ORACIÓN DE SAN JUAN PABLO II POR verdadero Hombre. LAS VOCACIONES Bendito sea el Nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Padre Bueno, en Cristo tu Hijo nos revelas Bendito sea su Preciosísima Sangre. tu amor, nos abrazas como a tus hijos y nos Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento ofreces la posibilidad de descubrir, en tu del Altar. voluntad, los rasgos de nuestro verdadero Bendito sea el Espíritu Santo Consolador. rostro. Padre santo, Tú nos llamas a ser santos Bendita sea la gran Madre de Dios María como Tú eres santo. Te pedimos que nunca Santísima. falten a tu Iglesia ministros y apóstoles santos Bendita sea su Santa e Inmaculada que, con la palabra y con los sacramentos, Concepción. preparen el camino para el encuentro contigo. Bendita sea su gloriosa Asunción. Padre misericordioso, da a la Humanidad Bendito sea el Nombre de María Virgen y extraviada, hombres y mujeres, que, con Madre. el testimonio de una vida transfigurada, a Bendito sea San José su castísimo esposo. imagen de tu Hijo, caminen alegremente Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus con todos los demás hermanos y hermanas Santos. hacia la patria celestial. Padre nuestro, con Sagrado Corazón de Jesús, la voz de tu Espíritu Santo, y confiando en en vos confío (tres veces) la materna intercesión de María, te pedimos Santa María de Guadalupe esperanza nuestra, ardientemente: manda a tu Iglesia sacerdotes, salva nuestra patria y conserva nuestra fe. 36

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ORACIÓN FINAL Concédenos, Dios todopoderoso, que así como somos alimentados en esta vida con la Cena pascual de tu Hijo, así también merezcamos ser saciados en el banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Así sea.



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Después del mediodía, alrededor de las tres de la tarde, se celebra la pasión del Señor. El altar debe estar completamente desnudo: sin cruz, sin candelabros y sin mantel. El sagrario también estará vacío. Hay que asegurarse que el Santísimo Sacramento haya sido trasladado previamente a un lugar conveniente, como la capilla del Santísimo o la sacristía, cuidando para ello la debida reverencia y respeto que se debe a la presencia real del Señor en el Santísimo Sacramento. En la oración universal se agrega una intención especial por el tiempo de pandemia. Para la Adoración de la Cruz, se puede hacer la procesión, el ministro que preside sostiene la cruz cubierta con un velo morado y puede ser acompañado por otros dos ministros que lleven cirios encendidos. La adoración de la Cruz con el beso será realizada solo por el ministro que preside; los fieles harán un gesto de reverencia para adorar la Cruz, sin besarla. En este día, la sagrada comunión se distribuye a los fieles únicamente dentro de la celebración de la Pasión del Señor, pero a los enfermos se les puede llevar a cualquier hora del día. La celebración tiene tres momentos: Liturgia de la palabra, Adoración de la Cruz, y Comunión

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Eucarística. La procesión al altar se hace en completo silencio. Al llegar al altar se inicia con la Oración sin decir “Oremos”. ORACIÓN Señor Dios, que por la Pasión de nuestro Señor Jesucristo nos libraste de la muerte heredada del antiguo pecado, concédenos asemejarnos a tu Hijo y haz que, así como naturalmente llevamos en nosotros la imagen del hombre terreno, por la gracia de la santificación, llevemos también la imagen del hombre celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. LITURGIA DE LA PALABRA PRIMERA LECTURA Lectura del libro del profeta Isaías 52, 13–53, 12

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e aquí que mi siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto. Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, que no tenía ya aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que nunca se habían imaginado. ¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le revelará el poder

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del Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto. No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente: despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. El soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados. Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca, como cordero llevado a degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo, le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán los designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas de todos e intercedió por los pecadores. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Del salmo 30 R. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado. En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios, me librarás. R. Se burlan de mí mis enemigos, mis vecinos y parientes de mí se espantan, los que me ven pasar huyen de mí. Estoy en el olvido, como un muerto, como un objeto tirado en la basura. R. Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios, y en tus manos está mi destino. Líbrame de los enemigos que me persiguen. R. Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia. Sean fuertes y valientes de corazón, ustedes, los que esperan en el Señor. R. SEGUNDA LECTURA Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9

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ermanos: Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo. Mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno. Precisamente, por eso, Cristo, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo,

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aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen. Palabra de Dios ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Flp 2, 8-9 R. Honor y gloria a Ti, Señor Jesús. Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús. PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 18, 1–19, 42 C En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo: + “¿A quién buscan? C Le contestaron: S “A Jesús, el nazareno”. C Les dijo Jesús: + “Yo soy”. C Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles “Yo soy”, retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar: + “¿A quién buscan?” C Ellos dijeron: S “A Jesús, el nazareno”. 40

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C Jesús contestó: + “Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”. C Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno de los que me diste’. Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Ese criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: + “Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?” C El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: ‘Conviene que muera un solo hombre por el pueblo’. Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: S “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?” C Él dijo: S “No lo soy”. C Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: + “Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí?

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Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben lo que he dicho”. C Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole: S “¿Así contestas al sumo sacerdote?” C Jesús le respondió: + “Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?” C Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: S “¿No eres tú también uno de sus discípulos?” C Él lo negó diciendo: S “No lo soy”. C Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, le dijo: S “¿Qué no te vi yo con él en el huerto?” C Pedro volvió a negarlo y enseguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua. Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo: S “¿De qué acusan a este hombre?” C Le contestaron: S “Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”. C Pilato les dijo: S “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”. C Los judíos le respondieron: S “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”. C Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:

S “¿Eres tú el rey de los judíos?” C Jesús le contestó: + “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?” C Pilato le respondió: S “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?” C Jesús le contestó: + “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”. C Pilato le dijo: S “¿Con que tú eres rey?” C Jesús le contestó: + “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. C Pilato le dijo: S “¿Y qué es la verdad?” C Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo: S “No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?” C Pero todos ellos gritaron: S “¡No, a ése no! ¡A Barrabás!” C (El tal Barrabás era un bandido). Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima un manto color púrpura, y acercándose a él, le decían: S “¡Viva el rey de los judíos”, C y le daban de bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: S “Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa”. C Salió, pues, Jesús, llevando la corona 41

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de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: S “Aquí está el hombre”. C Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron: S “¡Crucifícalo, crucifícalo!” C Pilato les dijo: S Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él”. C Los judíos le contestaron: S “Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios”. C Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: S “¿De dónde eres tú?” C Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces: S “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?” C Jesús le contestó: + “No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti, tiene un pecado mayor”. C Desde ese momento, Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: S “¡Si sueltas a ése, no eres amigo del César porque todo el que pretende ser rey, es enemigo del César!” C Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman “el Enlosado” (en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: S “Aquí tienen a su rey”. C Ellos gritaron: S “¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo! C Pilato les dijo: S “¿A su rey voy a crucificar?” 42

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C Contestaron los sumos sacerdotes: S “No tenemos más rey que el César”. C Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, se dirigió hacia el sitio llamado “la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús. Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito: ‘Jesús el nazareno, el rey de los judíos’. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato: S “No escribas: ‘El rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos’. C Pilato les contestó: S “Lo escrito, escrito está”. C Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: S “No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca”. C Así se cumplió lo que dice la Escritura: ‘Se repartieron mi ropa y echaron a suerte mi túnica’. Y eso hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofas, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: + “Mujer, ahí está tu hijo”. C Luego dijo al discípulo: + “Ahí está tu madre”. C Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que

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se cumpliera la Escritura dijo: + “Tengo sed”. C Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo: + “Todo está cumplido”. C e inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

aromas, según se acostumbra enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca, allí pusieron a Jesús. Palabra del Señor.

C Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua. El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: ‘No le quebrarán ningún hueso’; y en otro lugar la Escritura dice: ‘Mirarán al que traspasaron’. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mezcla de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos

Hemos llegado a este día santo, centro de nuestra fe y experimentamos el silencio de esta la celebración. Quizá hemos participado de ejercicios piadosos y prácticas penitenciales, tanto en la cuaresma como hoy, provocando turbación y ruido para nuestros sentidos. Es necesario pues mandar callar aquello que traíamos al llegar aquí, y disponer nuestros sentidos para escuchar desde el interior la obra de Redención realizada en Cristo para nosotros. En las lecturas hemos escuchado el testimonio del siervo sufriente (1ª lectura), que nos hace pensar en el inocente, tratado como culpable, pero no solamente llevado al sufrimiento, sino que él mismo ha aceptado ese sufrimiento “cargó sobre él todos nuestros crímenes”, siendo causa el errar nuestro, “como ovejas, cada uno siguiendo su camino”. También hay reconocimeinto de quien puede ofrecerse donar la vida para siempre, padeciendo con dolor. Aquel que se confía al Dios leal (Salmo responsorial). Quien padece ofreciéndose totalmente, se convierte no solamente en una persona venerada, sino seguida por quien lo contempla, como lo reconoce en Cristo el autor de la carta a los Hebreos (2ª lectura): “Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote”. La persona que

PUNTOS DE MEDITACIÓN (Aquí todos se arrodillan y guardan silencio Por Pbro. Christian Adrian Contreras por unos instantes) Jacquez

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tiene un acercamiento a Cristo entregándose, puede mantenerse en la fe, pues sabe que Él se “compadece en el sufrimiento”; y es que mientras nuestra condición humana lo que experimenta es debilidad, nos hace acercarnos al sufrimiento necesitado de compasión. La narración de la Pasión que hemos escuchado del apóstol Juan, viene a ser un “testimonio verdadero”, como quien lo ha visto y quiere hacer comprender a quien lo lea. En efecto, nos hace experimentar a Cristo, ¿en qué modo? Traicionado, negado, dando testimonio de su propia vida, víctima, incluso del ambiente político, interrogado como un delincuente, burlado, capaz de darse no solo en el sufrimiento, sino incluso en la parte afectiva: “Ahí está tu madre”, y sediento, cumpliendo las Escrituras. En fin, este relato contemplado desde el silencio, informa detalles que calan en nuestro modo de vivir, o sobre el modo en que viven otros. Por lo cual nos compromete a dar respuesta de fe, y corresponder al amor dado con compromisos de compasión hacia nosotros o hacia los que necesitan de nosotros y de nuestra entrega. Ante el nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra (Flp 2, 10). Nos hemos arrodillado en el momento en que el relato naturalmente se detiene para contemplar al que ha expirado, nos puede hacer pensar en las causas que cada uno de nosotros tenemos para provocar este momento. Pero no es preciso voltear a ver nuestra fragilidad, sino la grandeza de la obra redentora, sintiéndonos atraídos por Aquél que está en lo alto (Cfr. Jn 12, 32), en la cruz, hecho sacrificio para justificarnos. Esto nos lleva a una confesión que debe ser vivida: “Jesús es el Señor”, título que solo desde nuestra humanidad puede ser dado. Es un reconocimiento de que el Señor nos ha salvado y sacado del pecado para otorgarnos 44

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la divinidad, como lo celebramos en la Navidad, misterio de la Encarnación, pero ahora en un momento culmen-victorioso, ya que nos permite la oportunidad de asemejarnos al Cristo perfecto hombre, ejemplo de que se puede alcanzar la santidad desde nuestra condición. Lo hemos orado en el momento que se rompió el silencio de nuestra celebración: concédenos asemejarnos a tu Hijo y haz que, así como naturalmente llevamos en nosotros la imagen del hombre terreno, por la gracia de la santificación, llevemos también la imagen del hombre celestial. En seguida nos uniremos en oración, hoy de modo especial, tratando de pedir por todas las situaciones que hacen complejo nuestro modo de vivir en el mundo, a causa de la fe, la situación política universal, el ambiente social o el sufrimiento. Hremos una oración especial por el momento de pandemia que vivimos. Debe esta oración nos unimos en el corazón de quien se ha donado para otorgarnos Redención. Después tendremos oportunidad de adorar la cruz haciendo una reverencia, signo de reconocimiento de la obra de Cristo sobre nosotros, por eso es victorioso también para nosotros el momento, y nos puede disponer a buscar el cambio en aquello que nos estorba para restaurar el daño que el pecado ha hecho en cada uno, de este modo no hay mejor disposición para resucitar con Cristo. Finalmente, comulgaremos el cuerpo de quien se hizo víctima, y murió por nosotros para nuestra salvación.

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ORACIÓN UNIVERSAL El ministro, de pie junto a la sede o ante el altar, dice el invitatorio de cada una de las oraciones (Oremos, hermanos...) con las manos juntas. Enseguida todos oran un momento en silencio y luego prosigue el ministro con la oración

3.- POR EL PUEBLO DE DIOS Y SUS MINISTROS Oremos también por nuestro obispo N., por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia, y por todo el pueblo santo de Dios. Se ora un momento en silencio. Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espíritu santificas y gobiernas a toda la Iglesia, escucha nuestras súplicas por tus ministros, para que, con la ayuda de tu gracia, te sirvan con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

1.- POR LA IGLESIA Oremos, hermanos, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipotente, con una vida pacífica y serena. 4.- POR LOS CATECÚMENOS Se ora un momento en silencio. Oremos también por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor abra los oídos de sus Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo corazones y les manifieste su misericordia, revelaste tu gloria a todas las naciones, y para que, mediante el bautismo, se les conserva la obra de tu misericordia, para perdonen todos sus pecados y queden que tu Iglesia, extendida por toda la tierra, incorporados a Cristo, Señor nuestro. persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, Se ora un momento en silencio. nuestro Señor. R. Amén. Dios todopoderoso y eterno, que sin cesar concedes nuevos hijos a tu Iglesia, acrecienta 2.- POR EL PAPA la fe y el conocimiento a los catecúmenos, Oremos también por nuestro Santo Padre, para que, renacidos en la fuente bautismal, el Papa N., para que Dios nuestro Señor, que los cuentes entre tus hijos de adopción. Por lo escogió para el orden de los obispos, lo Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia a fin de que pueda gobernar al 5.- POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS pueblo santo de Dios. Oremos también por todos los hermanos que Se ora un momento en silencio. creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Dios todopoderoso y eterno, cuya sabiduría Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad. gobierna el universo, atiende favorablemente nuestras súplicas y protege con tu amor Se ora un momento en silencio. al Papa que nos diste, para que el pueblo Dios todopoderoso y eterno, que reúnes a cristiano, que tú mismo pastoreas, progrese los que están dispersos y los mantienes en bajo su cuidado en la firmeza de su fe. la unidad, mira benignamente la grey de tu Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. Hijo, para que, a cuantos están consagrados por el único bautismo, también los una la 45

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integridad de la fe y los asocie el vínculo de la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. 6.- POR LOS JUDÍOS Oremos también por los judíos, para que a quienes Dios nuestro Señor habló primero, les conceda progresar continuamente en el amor a su nombre y en la fidelidad a su alianza. Se ora un momento en silencio. Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abraham y a su descendencia, oye compasivo los ruegos de tu Iglesia, para que el pueblo que adquiriste primero como tuyo, merezca llegar a la plenitud de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. 7.- POR LOS QUE NO CREEN EN CRISTO Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino de la salvación. Se ora un momento en silencio. Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo, que, caminando en tu presencia con sinceridad de corazón, encuentren la verdad; y a nosotros concédenos crecer en el amor mutuo y en el deseo de comprender mejor los misterios de tu vida, a fin de que seamos testigos cada vez más auténticos de tu amor en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

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busquen, y para que al encontrarte descansen en ti; concédenos que, en medio de las dificultades de este mundo, al ver los signos de tu amor y el testimonio de las buenas obras de los creyentes, todos los hombres se alegren al confesarte como único Dios verdadero y Padre de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. 9.- POR LOS GOBERNANTES Oremos también por los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíe sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos. Se ora un momento en silencio. Dios todopoderoso y eterno, en cuyas manos están los corazones de los hombres y los derechos de las naciones, mira con bondad a nuestros gobernantes, para que, con tu ayuda, se afiance en toda la tierra un auténtico progreso social, una paz duradera y una verdadera libertad religiosa. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

10.- POR LOS QUE SE ENCUENTRAN EN ALGUNA TRIBULACIÓN Oremos, hermanos muy queridos, a Dios Padre todopoderoso, para que libre al mundo de sus errores, aleje las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un pronto retorno a los que se hallan lejos del hogar, 8.- POR LOS QUE NO CREEN EN DIOS la salud a los enfermos, y la salvación a los Oremos también por los que no conocen a moribundos. Dios, para que, buscando con sinceridad lo Se ora un momento en silencio. que es recto, merezcan llegar hasta él. Se ora un momento en silencio. Dios todopoderoso y eterno, que creaste a Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los todos los hombres para que deseándote te afligidos y fortaleza de los que sufren, escucha 46

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a los que te invocan en su tribulación, para que todos experimenten en sus necesidades la alegría de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. 11. POR QUIENES SUFREN EN TIEMPO DE PANDEMIA Oremos también por todos los que sufren las consecuencias de la epidemia actual: parta que Dios Padre conceda la salud a los enfermos, fortaleza al personal sanitario, consuelo a las familias y salvación a todas las víctimas que han muerto. Se ora un momento en silencio Dios todopoderoso y eterno, singular protector de la enfermedad humana, mira compasivo la aflicción de tus hijos que padecen esta epidemia; alivia el dolor de los enfermos, da fuerza a quienes los cuidan, acoge en tu paz a los que han muerto, y mientras dura esta tribulación, haz que todos puedan encontrar alivio en tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén. ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ Terminada la oración universal, se hace la adoración solemne de la santa Cruz. Una de las formas para hacer esto es ir a la puerta del templo e iniciar una procesión hacia el altar con la Cruz cubierta con un velo. Después, de pie ante el altar, el ministro descubre un poco el extremo superior de la cruz, la eleva y dice el invitatorio: Miren el árbol de la Cruz... y todos responden: Vengan y adoremos. Entonces todos se arrodillan y adoran en silencio. Enseguida el ministro descubre el brazo derecho de la cruz y dice de nuevo el invitatorio. Entonces todos se arrodillan de nuevo.

Finalmente descubre por completo la cruz y, volviéndola a elevar, comienza por tercera vez el invitatorio. Enseguida el ministro coloca la cruz a la entrada del presbiterio u otro sitio adecuado y pone dos velas encendidas a los lados de la cruz. El ministro adora la cruz arrodillándose y haciendo un signo de veneración, solo él puede besarla. Enseguida limpia donde muy bien donde besó y pasan todos los fieles para hacer la adoración con una reverencia, sin besarla. Mientras tanto se entonan cantos adecuados. Invitatorio al presentar la Santa Cruz: Ministro: ¡Miren el árbol de la Cruz, donde estuvo clavado, el salvador del mundo! R. ¡Vengan y adoremos! RITO DE COMUNIÓN Se extiende un mantel sobre el altar y se coloca el corporal. Enseguida el ministro trae el Santísimo Sacramento. Los fieles permanecen de pie y en silencio. Terminada la comunión, el Santísimo Sacramento se reserva en el sagrario. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Oremos. Dios todopoderoso y eterno, que nos has redimido con la gloriosa muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo, prosigue en nosotros la obra de tu amor y ayúdanos a vivir entregados siempre a tu servicio. RITO DE CONCLUSIÓN

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El rezo del santo Via Crucis será dentro del Templo, sin favorecer el movimiento de los fieles, sólo el ministro y ayudantes pueden hacer un recorrido por las estaciones que se encuentran en el interior. ORACIONES INICIALES Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. R. Amén. ACTO DE CONTRICCIÓN Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a Tí, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén. Antes de cada estación se dice: Guía: Te adoramos Cristo y te bendecimos Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí, pecador. Amén. Después de cada estación se dice: Guía: Señor, pequé, ten misericordia de mí. Todos: Pecamos y nos pesa, ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste.

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Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre... Se entona un canto apropiado 1a Estación: Jesús es sentenciado a muerte «Ellos gritaron: “¡Quita, quita! ¡Crucifícale!” Pilato les dice: “¿A vuestro rey crucificaré?” los príncipes de los sacerdotes respondieron: “¡No tenemos rey, sino el Cesar!” Entonces se lo entregó para ser crucificado». (Jn 19, 1516). El drama del ocaso de la existencia, el fin cercano está, Jesús es sentenciado ya, una muerte segura le aguarda en el tiempo de la historia de la humanidad. Pilato lo ha entregado, a pesar de no haber hallado culpa en tan siervo fiel a la voluntad de un Padre de bondad. La turba lo empuja hacia el desenlace seguro de una vida de virtud, lo juzga con dureza y sin razón, porque argumenta su maldad al no obedecer a un designio sin igual. Todos a una voz se precipitan sin razón a un dictamen, no del corazón, pues si hubieran creído no habrían reído y su vida habrían defendido. Jesús es entregado, pero no lleva el infortunio de un sentido caduco, sino la sentencia de una vida de victoria, la cual traspasa los límites de la desesperanza y nos abre la riqueza de su alabanza. Señor, que me llene de valor para sentenciar en mi vida lo que me paraliza y no me deja reconocer la grandeza de tu amor hasta el extremo de ser crucificado, dame con ello una nueva manera de ver la vida así como caminar día a día por el sendero de la verdad y la justicia.

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2a Estación: Jesús carga con la cruz «Tomaron, pues, a Jesús. Y cargando su cruz, salió hacia el llamado “lugar del Cráneo”, que en hebreo se dice Gólgota, donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio Jesús» (Jn 16,18). La obediencia es la motivación central en el obrar de la vida de Jesús, no toma parte en su defensa contra las falsas acusaciones que buscaban solamente complacer un interés meramente egoísta y de rabia, sino que acepta su desenlace y lo asume con entera confianza en su Padre celestial, ya que todo está enmarcado en un plan de salvación. Jesús se encamina hacia la hora señalada de un término terrenal, no lo hace sólo con el dolor que afecta la integridad de su naturaleza humana, sino con la euforia de saberse fiel a la voluntad del Padre, de la cual esa cruz es el supremo testimonio, máxima alegría para todos aquellos que contemplan al crucificado y son dóciles a la esperanza que ha sembrado la escucha de su palabra. Señor, que en los momentos difíciles de la vida nos llenemos de fortaleza al contemplarte crucificado por mí y continúe hasta la alegría sin fin, que sólo está en ti. 3a Estación: Jesús cae por primera vez Cuando se experimenta una caída a veces no se busca la causa de dicha caída, sino más bien se concentra la atención en el dolor que provoca el hecho de golpear contra algo fuerte. Sin embargo, Jesús ha caído, pero esto no es un signo de derrota, sino una muestra de que está sostenido desde lo más fuerte, sostenido en su Padre. Cierto que la caída se da por diversos factores, pero en este caso, además de verse debilitado, cae hacia el drama del hombre envuelto en la situación de su pecado. Y es desde esta situación, desde su anonadamiento, donde

Jesús toma en su ser lo que llevará para que de una vez por todas sean vencidos la muerte, el sin sentido y la poca esperanza. Porque Jesús no se queda en esa caída, sino que se levanta y avanza nuevamente hacia la total entrega que hará posible el alba nueva de la resurrección.
Señor, que mantengamos firme la confianza en tu salvación, aun cuando nos hayamos apartado de tu amor. 4a Estación. Jesús encuentra a su madre «Y a ti misma una espada te atravesará el corazón; así quedaran al descubierto las intenciones de muchos. Su madre conservaba cuidadosamente todos estos recuerdos en su corazón» (Lc 2, 35. 51) La misma persona que te cargó en su vientre durante nueve meses ahora te contempla cargando una cruz. Cuántas experiencias compartieron juntos, cuántas alegrías, cuántos trabajos, cuántas tristezas. Porque es madre, María sufre profundamente. No obstante, responde también ahora como respondió entonces, en la anunciación: “Hágase en mí según tu palabra”. Este encuentro no es como los demás, es un encuentro decisivo para los dos. De este encuentro depende la vida de los dos. Jesús se ocupa de las cosas de su Padre y María medita todo en su corazón. María es capaz de contemplar y meditar. El Plan de Salvación ha sido posible por la aceptación de María. El silencio de María es un sí a la voluntad del padre, es un sí al Plan de salvación. Es el silencio de María un grito de aceptación que resuena hasta nuestros días. Que este encuentro entre Jesús y María nos enseñe a ser dóciles al Plan de Dios respondiéndole desde el silencio y la meditación.

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5a Estación. El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz «Al salir, encontraron un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz» (Mt 27,32). Un hombre llamado Simón de la región de Cirene que venía del campo es obligado a cargar la cruz detrás de Jesús. Muchas veces pensamos que la ayuda que ofrecemos a los demás nos priva de algo y en realidad así lo es. Pero ¿de qué es privado Simón de Cirene? Absolutamente de nada porque él no es dueño de sí mismo ni de lo que tiene. Todo lo que es y tiene es de aquél a quien es obligado a ayudarle a cargar la cruz. Así, Simón de Cirene ahora está dando algo de lo que ha recibido. Si bien es cierto que es obligado a llevar la cruz, no se resiste y se conmueve ante la figura de Jesús. Que sepamos aprender que la ayuda ofrecida a los demás no es una carga sino una oportunidad que nos da Dios para sentirnos responsables de los demás. Que nuestras ayudas, más que privarnos de algo material, nos priven de nuestro orgullo y egoísmo. 6a Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús «No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado» (Is 53,2-3) En el camino al Gólgota una mujer se acerca para limpiar el rostro de Jesús. Es un rostro ensangrentado, sudoroso, cansado. Es un rostro que ante los demás causa compasión, desagrado y lástima, pero también, y es lo más valioso, es un rostro que manifiesta un gran amor por la humanidad. Jesús, el que antes había limpiado los pies a sus discípulos en la última cena, ahora 50

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es limpiado en su rostro por una mujer, no para verse mejor, sino más bien para darnos ejemplo de dejarnos limpiar. Que ante los rostros sufrientes y cansados de los demás sepamos ofrecerles la limpieza que brota de la Palabra proclamada. 7a Estación: Jesús cae por segunda vez Yo decía: “por nada me he fatigado, en vano, por viento he gastado mi vigor. Pero Yahveh se ocupaba de mi causa, mi recompensa estaba en mi Dios” (Is 49,4). Hoy en día nuestra preocupación se encuentra centrada en el espacio personal, y nos fatigan las tareas para conseguirlo; nos hemos olvidado de los demás, ocupándonos de una lucha por ser como otros que sobrevaloramos como superiores. Jesús, el siervo, cae por la debilidad física, pero recobra el aliento al saber que su causa es sostenida por Dios, por eso se levanta. Levantémonos de las caídas que han provocado las fatigas cotidianas, y que en ese incorporarnos demos el valor necesario de nuestra vida para el servicio. Señor, permite a nuestra humana debilidad, saberse capaz de vivir para los demás, recobrando el aliento desde tu ejemplo, que sigues adelante con la causa que te fue encomendada. No permitas que nos dejemos robar el entusiasmo misionero. Amén. 8a Estación: Jesús consuela a las mujeres «Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús se volvió a ellas y les dijo: “hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos» (Lc 23,2728). Frente al anuncio de Jesús, la respuesta no siempre es de alegría y entusiasmo por

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seguirlo transmitiendo, quizá será porque no nos hemos dado cuenta de lo que en realidad contiene el mensaje: el Amor de Dios, que ha de volvernos plenos y fecundos. Cristo valora el llanto de las mujeres, por eso las consuela. Señor, que el consuelo que nos das, nos fortalezca para no tener miedo al sufrimiento por tu causa, antes bien nos permita no dejarnos robar la alegría evangelizadora. Amén. 9a Estación: Jesús cae por tercera vez «Cristo se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como hombre, se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2,7-8). Soportar una humillación parece impensable para el común de las personas, tomando por excusa la maldad de otros, este pensamiento sólo nos hace crecer en el pesimismo quejoso, inútil para seguir a Cristo. Ahora Él vuelve a caer, pero está vez se levantará para ser sacrificado, confía en que su lucha emprendida desde su nacimiento en Belén ha llegado al momento del triunfo. Hay que saber soportar las caídas, pero como Cristo, sabiendo que hemos de ser revestidos de triunfo, del triunfo de la Salvación. Señor, que nuestros esfuerzos emprendidos en esta lucha de la vida humana por ser mejores cristianos, desemboquen en Ti, que nos salvas, y haz que no nos dejemos robar la esperanza. Amén. 10a Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras Cuando meditamos esta estación de nuestro viacrucis tratamos de imaginarnos la escena, ¿cómo sería lo que vivió el Señor en este momento? para ayudarnos a meditar

hemos de tener en cuenta que en el Salmo 22, 17-19 encontramos un texto que ilumina la realidad de Jesús, dice el salmista: “perros sin cuento me rodean, una banda de malvados me acorrala; mis manos y mis pies vacilan, puedo contar mis huesos. Ellos me miran y remiran reparten entre sí mi ropa y se echan a suertes mi túnica”. La túnica era signo de la dignidad de la persona, ahora el Señor es despojado de su túnica, pero es sólo símbolo de lo que Él ha hecho desde siempre, despojarse de su dignidad divina por nosotros. También nosotros hemos de aprender a despojarnos de nosotros mismos, puesto que el Maestro nos ha enseñado a dar tona nuestra existencia para los demás. Padre, que sepamos despojarnos de nosotros mismos para dar testimonio del nombre cristiano y podamos ver también en el hermano despojado de sus bienes el rostro de tu Hijo. 11a Estación: Jesús es clavado en la cruz Cuando el hombre imagina a Dios, lo imagina sentado en un majestuoso trono, sobresaliendo de una luz resplandeciente, en medio de ángeles que le cantan eternamente; cuando Dios realiza el plan redentor, éste se realiza con el Salvador colgando de la cruz donde se palpa la más cruda realidad humana, la muerte. Parece que es la derrota total, que aquél que vino a salvar a los hombres, ha dejado inconclusa la misión a la cual fue enviado. Es en la cruz donde se hace más visible que Dios se ha hecho hombre y ha asumido toda la realidad humana. Pero es también de la Cruz desde donde se realiza la derrota de la muerte, pues “muriendo venció a la muerte” para darnos la vida. Señor, te predicamos a ti, Dios crucificado, y queremos llegar al trono desde donde tú reinas que es tu cruz redentora. Concédenos la salvación. 51

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12a Estación: Jesús Muere en la cruz «Cuando tomó Jesús el vinagre dijo: “todo está cumplido”. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu» (Jn 19,30). Jesús nos ha amado hasta el “extremo” (Jn 13,1), este extremo del amor se cumple ahora en la muerte. El Señor no ha dejado las cosas a medias, ha ido hasta el final, al extremo del amor, al límite de la entrega. No sólo ha entregado cosas, enseñanzas, tiempo, sino se ha entregado a sí mismo, ha entregado su misma vida. Jesús ha cumplido con el plan salvífico de su Padre y no se ha ahorrado absolutamente nada de sí. Este episodio es bellamente contradictorio, se nos muestra la simplicidad y complejidad de la realidad de Jesús; en la muerte se frustra la existencia humana pero en esta muerte toma sentido toda la realidad humana, gracias a esta muerte Dios nos hace capaces de la verdadera Vida, la vida desde Dios. Padre, ayúdanos a vivir verdaderamente desde ti, concédenos la caridad para poder gastar nuestra existencia en el anuncio del Evangelio que es tu Hijo.

enseñar a amar. Ya no son los bellos discursos, ya no son los milagros los que hacen que unas mujeres y unos cuantos hombres estén acompañando al Señor, es sólo el amor. Y ahí está su madre, destrozada, traspasada en el corazón por la espada, porque ve a su Hijo, al Hijo de Dios muerto y envuelto en sábanas. ¡Oh Virgen Dolorosa, ruega por nosotros!

13a Estación: Jesús es bajado de la cruz «José de Arimatea compró una sábana y descolgó a Jesús de la cruz; lo envolvió luego en ella y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca» (Mc 15,46). Ya la desilusión ha tomado los corazones de los que esperaban que Jesús fuera el salvador. En este momento no hay quien se atreva a proclamar como rey al que han bajado de la cruz. La empresa parece haber terminado. Cuando Jesús estaba clavado en la cruz había quien le dijera “si eres el Mesías sálvate” o “acuérdate de mí cuando estés en tu reino”, pero ahora, ahora ya no hay palabras; el acontecimiento habla por sí mismo. Con el cuerpo de Jesús bajan las esperanzas mesiánicas, bajan las ilusiones de un mejor futuro, sólo queda el amor a quien nos vino a

Tú, Señor, que moriste por nosotros, y nosotros a veces nos quedamos sin hacer nada; hay mucho que cambiar en nuestra vida. Que podamos tomar las decisiones necesarias para responder como Tú quieres.

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14a Estación: Jesús es colocado en el sepulcro Nicodemo y José de Arimatea eran discípulos de Jesús que permanecían ocultos, y piden a Pilato el cuerpo del Maestro. Al bajarlo de la cruz, lo envuelven en un sudario y lo llevan a un sepulcro que nadie había usado. En estos momentos difíciles, cuando los seguidores de Jesús han huido, son José de Arimatea y Nicodemo quienes se preocupan por el cuerpo de su maestro, disponiendo un lugar para su descanso. Jesús nace pobre y muere pobre, pues su cuerpo reposa en un sepulcro que no es suyo.

15a Estación: Jesús resucita victorioso Jesús, nuestro Señor, resucitó de entre los muertos. Este acontecimiento cambió la historia de nuestra humanidad y de la creación entera. Hasta ahora no ha habido otro acontecimiento tan majestuoso como este. Ésta sigue siendo la buena noticia para el mundo y nunca perderá su novedad. Y la promesa de Jesús es que el mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos nos resucite también a nosotros. Esta esperanza la debemos tener presente al darnos cuenta

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cuando la muerte se haga cercana a nosotros y nuestros familiares. Señor Jesús, que así como Tú resucitaste, resucitemos también nosotros. Danos la confianza de saber que en nuestro último día, estaremos compartiendo tu gloria por los siglos de los siglos.

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Primera palabra: “PADRE PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN” (Lc 23,34) Han terminado de clavar a Jesús en la cruz, lo han levantado y se encuentra ahora a la vista de la muchedumbre que comienza a gritar insultos y burlas. Cristo responde con el perdón, implora al Padre que los perdone, ¡qué fácil comprenderlo en momentos serenos! pero que absurdo debió oírse en la cruz, ¿cómo era capaz de perdonar en tal circunstancia? Jesús enseña que el perdón es la práctica del amor y, sin embargo, no se queda ahí, ya que si perdonar en tal situación es heroico, Jesús no sólo perdona, sino que es capaz de excusar la ofensa: “no saben lo que hacen”. Es el amor hecho perdón que supera las voces de este mundo que grita “ojo por ojo diente por diente”. Jesús, que seamos capaces de imitar tu ejemplo y responder ante la ofensa, incluso la más dolorosa, como tú respondiste: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen. Segunda palabra: “EN VERDAD TE DIGO, QUE HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO” (Lc 23,43) Parecía resonar aún el eco del perdón de Jesús en el calvario cuando uno de los que estaban 54

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crucificados con Él comenzó a gritar “¿no eres tú el Cristo? Sálvate y sálvanos” Pero el otro crucificado le defendía “nosotros estamos aquí porque lo merecemos, pero Él ningún mal ha hecho” entonces hace la invocación que sólo los amigos íntimos de Dios hacen “acuérdate de mí”. Expresión que puede traducirse como hágase en mí tu voluntad, no espera más de lo que Jesús le quiera dar y, sin embargo, reconoce que Jesús es el Señor, puesto que le dice: “cuando llegues a tu Reino”. Grande fue lo que recibió el buen ladrón. Jesús, que sepamos reconocerte en cada momento y que nos dispongamos como el buen ladrón, para que arrepentidos de nuestras faltas podamos escuchar de tu boca: “hoy estarás conmigo en el paraíso” Tercera palabra: “MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO... AHÍ TIENES A TU MADRE” (Jn 19, 26- 27) María es la Mujer por excelencia, la nueva Eva que trae consigo el fruto verdadero que ahora vemos ya no en un árbol, sino entregado por cada uno de nosotros en el madero de la cruz, que ya no condena al mundo, sino que salva y renueva al hombre de su anterior situación de pecado. Ahora somos capaces por este acto de llamar a Dios “Padre”. Y entregándonos la maternidad de María, la Mujer que dio el “sí” para ser Madre del salvador, ahora

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se convierte en nuestra Madre, con quien seguiremos un camino que nos muestre el amor infinito de Dios hacia la humanidad. Ahora pues, tomemos el compromiso de compartir con los demás ese amor que Dios nos regala hasta dar su vida por nosotros, hasta entregarnos a su madre como nuestra. Cuarta Palabra: “DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?” (Mt 27,46 Mc 15,34) No es un grito de abandono, Jesús recita el Salmo 22, cántico del Israel afligido, y así asume todo el tormento de todos los hombres que sufren por el aparente ocultamiento de Dios. Hoy, en medio de la violencia, delincuencia, injusticia, pobreza y demás crisis, nosotros podemos gritar como Jesús: ¿Dónde estás Dios, porque nos abandonas? Y Dios mismo no nos impide que gritemos porque sabe que en el grito del sufrimiento y del dolor de la humanidad está contenido el don de ser escuchados y al mismo tiempo transformados. Quinta palabra: “TENGO SED” (Jn 19,28) Después de una larga e intensa jornada, el crucificado dice que tiene sed y, como solía hacerse, se le ofreció un vino agriado. Este gesto nos puede recordar al Salmo 69 “en la sed me dieron vinagre”. Hoy y siempre Dios tiene sed de la salvación del hombre, de que se le escuche, obedezca y así sea llevado al mismo corazón de la Trinidad... pero el hombre no quiere, el hombre responde una y otra vez al amor de Dios con vinagre, con un corazón agrio que se cierra al Plan de Dios, sin embargo, Dios no se cansará de decir que tiene sed de nosotros, démosle nuestra vida entera como la mejor bebida. Jesús acepta nuestra vida como una ofrenda agradable para calmar tu sed.

Sexta palabra: “TODO ESTÁ CUMPLIDO” (Jn 19, 30) En esta penúltima exclamación de Jesús encontramos resumido el cumplimiento de su misión: la liberación del pecado y el don de la vida nueva; para gozar de estos beneficios que Cristo trae a la humanidad es necesario que cumplamos con dos requisitos: “convertirnos y hacernos bautizar para el perdón de los pecados y para recibir el don del Espíritu Santo” (Hch 2, 38). Lo más importante de estos dos requisitos es la novedad del Evangelio del Señor que se centra en la apertura a una nueva relación con Dios, no como un cambio que Dios tiene hacia nosotros sino como un cambio de nosotros hacia Dios, por eso arrepentirnos de nuestros pecados es condición para que se dé esta nueva relación de nosotros hacia Dios con un corazón limpio. La mayoría de los católicos ya hemos sido bautizados, aunque con una fe prestada, por papás y padrinos, es hora que hoy cada uno desate, con su fe personal y libre, la gracia bautismal que cambia la vida y comience a experimentar el gozo y la felicidad que trae la vida cristiana. Jesús, Señor Nuestro, que cumplamos siempre tu voluntad en nuestras vidas. Séptima palabra: “PADRE, EN TUS MANOS PONGO MI ESPÍRITU” (Lc 23, 46) Jesús, por ser el Cristo, es decir el ungido de Dios, tiene en plenitud el Espíritu Santo y como dice el evangelista “de su plenitud hemos recibido todos gracia por gracia” (Jn 1, 16). Hablamos entonces de un mismo Espíritu que está en Jesús y está en nosotros como la sangre que corre por las venas de un mismo cuerpo siendo la cabeza y los miembros uno solo. Para san Juan evangelista, el momento 55

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en que Jesús “entrega el espíritu” (Jn 19, 30) tiene un doble sentido: el literal que se debe de entender como su muerte natural e histórica y el místico, que espirando-soplando, entrega el Espíritu Santo como el primer don a la Iglesia (Rm 5, 5). Hoy que recordamos la pasión del Señor, no debemos regresar a nuestros hogares con el rostro triste, sino que levantando la cabeza hemos de contemplar la cruz con Cristo en ella, e invocar al Espíritu Santo, pues por Jesús nos viene este Espíritu que nos hace decir a Dios: ¡Padre! (Gal 4, 6-7).

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Guía: Acompañemos a María, que al pie de la cruz, ha sufrido junto a su Hijo la Pasión y la Muerte. Acudamos a la Santísima Virgen María que en medio del sufrimiento nos ha sido entregada como nuestra piadosa y tierna madre. Guía: Ave María Purísima... Por la señal de la Santa cruz... Acto de contrición Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a Tí, que eres bondad infinita, y a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén.

nos abre la posibilidad de retornar siempre a tú corazón que perdona y que abraza. Por eso Señor, cambia mi corazón de piedra que se niega a acoger al que me ha ofendido, que se niega a abrirse al que me necesita, que se ha endurecido y que poco le importa lo que le pase al prójimo. Traspasa pues este corazón y haz que se vuelva más generoso y que entregue a ejemplo tuyo, todo lo que tiene.

Madre llena de dolor intercede por tus hijos que a costa de la sangre de tu Hijo han sido redimidos, para que así como tú, al pie de la cruz, contemplemos y busquemos a Jesús, quien nos espera con el corazón siempre abierto ya que “habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1). Pidamos a la Santísima Virgen, aprender a orar. Guía: Madre llena de dolores, haced que cuando expiremos Todos: Nuestras almas entreguemos, por tu Primer Misterio: La oración de Jesús en el manos al Señor.
Un Padre Nuestro, diez Ave Huerto de los Olivos María y Gloria... La noche antes de su muerte en la Cruz, Jesús, sube al Monte de los Olivos a rezar. Y Segundo Misterio: La Flagelación de adelantándose un poco, cayó con el rostro en Nuestro Señor tierra, orando así: “Padre mío, si es posible, “Pilato les preguntó ¿Quieren que deje que pase lejos de mí este cáliz, pero no se en libertad al rey de los judíos? Pero ellos haga mi voluntad, sino la tuya” (Mt 26, 39). gritaron: ¡No, a ese no! Deja en libertad a Señor, lo diste todo, tu madre, tu vida, la Barrabás. Entonces Pilato ordenó que lo última gota de sangre. Tu oración al Padre azotaran” (Jn 18, 34. 40; 19,1). 57

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Jesús pasó haciendo el bien (Hch 10, 38). En toda tu vida Señor, amaste, hoy, en cambio se te odia. Tus manos estuvieron siempre dispuestas a acariciar a los niños y a los pecadores, hoy en cambio tú has recibido sólo fieros flagelos. Madre, que dejemos ya los flagelos con que nos golpeamos unos a otros, que tú nos enseñes como a Jesús, a utilizar nuestras manos para levantar, para acariciar, para perdonar. Pidamos a la Santísima Virgen, aprender a sufrir y a saber perdonar. Guía: Madre llena de dolores, haced que cuando expiremos Todos: Nuestras almas entreguemos, por tu manos al Señor. Un Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria... Tercer Misterio: La Coronación de espinas “Los soldados lo llevaron al interior del palacio, o sea al pretorio y llamaron a la tropa. Lo vistieron con un manto rojo y trenzando una corona de espinas, se la pusieron” (Mc. 15, 16-20). Las bienaventuranzas, el perdón de los pecadores, el amor a los enemigos, un Dios que es Padre, no se podían tolerar. La locura de tus palabras sólo podía recibir una corona magnífica, pero nos equivocamos, una vez más nos equivocamos, tuvimos a bien ceñir tus sienes, no de oro, sólo de espinas. Así, nuestras palabras, nuestras mentes, ya no hablan ante la injusticia, ante la corrupción, ante el pecado, por temor a ser tratados como locos. Por eso hoy tus palabras no gustan mucho, sí, pero queremos aprovechar esta Semana Santa para comprometernos. Madre, que a ejemplo tuyo, hagamos vida las palabras de tu Hijo. Pidamos a la Virgen, aprender a aceptar pacientemente las humillaciones. Guía: Madre llena de dolores, haced que 58

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cuando expiremos Todos: Nuestras almas entreguemos, por tu manos al Señor. Un Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria... Cuarto Misterio: Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado “del Cráneo”, en hebreo “Gólgota” (Jn 19, 17) “El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados” (1 Jn, 4, 10). “El cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores” (Is 53, 12). Así como amaste al Hijo Pródigo, así como buscaste la oveja perdida, así amas la cruz. Que fue difícil, no hay que negarlo, pero bien sabes que en los caminos del amor siempre habrá senderos de sufrimiento. Porque tu amor “todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Co 13, 7). Madre, enséñame a amar mi vida, mis dificultades, mis responsabilidades para que una vez amándolas, las tome sobre mis hombros y comience así a caminar detrás de Jesús. Pidamos a la Virgen María, aprender a aceptar y amar nuestra cruz. Guía: Madre llena de dolores, haced que cuando expiremos Todos: Nuestras almas entreguemos, por tu manos al Señor.
Un Padre Nuestro, diez Ave María y Gloria... Quinto Misterio: La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo Cuando llegaron al lugar llamado “la calavera” crucificaron allí a Jesús junto con dos malhechores” (Lc 23, 33). “Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde:

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el velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’. Y diciendo esto, expiró” (Lc 23, 44-46). Madre dolorosa, que con tu presencia en el sacrificio de Cristo, eres verdadera Madre, permite que cuando el sufrimiento toque a las puertas de nuestras vidas, podamos contar con tu maternal compañía. Pidamos a la Santísima Virgen llegar al último momento de nuestra vida, habiendo cumplido bien nuestra misión aquí en la tierra. Guía: Madre llena de dolores, haced que cuando expiremos Todos: Nuestras almas entreguemos, por tu manos al Señor. Al terminar los misterios se reza un Padre nuestro .... y luego: Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la ilumines, llena eres de gracia .... Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto, en tus manos encomiendo mi esperanza para que la alientes, llena eres de gracia ..... Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo. Virgen purísima después del parto, en tus manos encomiendo mi caridad para que la inflames, llena eres de gracia ... Dios te salve, María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin mancha del pecado original: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. Todos: A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros

esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Guía: Ruega por nosotros, santa Madre de Dios. Todos: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén. Letanías Lauretanas Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, óyenos Cristo, escúchanos. Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros. Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. 
 Dios Espíritu Santo que eres Dios, ten piedad de nosotros.
 Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros. Santa María, ruega por nosotros.
 Santa Madre de Dios,
 Santa Virgen de las vírgenes,
 Madre de Cristo,
 Madre de la Iglesia,
 Madre de la divina gracia,
 Madre purísima,
 Madre castísima,
 Madre virgen,
 Madre sin mancha,
 Madre inmaculada,
 Madre amable,
 Madre admirable,
 Madre del buen consejo,
 Madre del Creador,
 Madre del Salvador,
 Virgen prudentísima,
 Virgen venerable,
 Virgen digna de alabanza,
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Virgen poderosa,
 Virgen clemente,
 Virgen fiel,
 Espejo de justicia,
 Trono de la sabiduría, Causa de nuestra alegría, Vaso espiritual,
 Vaso honorable,
 Vaso insigne de devoción, Rosa mística, Torre de David,
 Torre de marfil,
 Casa de oro,
 Arca de la alianza,
 Puerta del cielo,
 Estrella de la mañana,
 Salud de los enfermos,
 Refugio de los pecadores,
 Consuelo de los afligidos,
 Auxilio de los cristianos,
 Reina de los ángeles,
 Reina de los patriarcas,
 Reina de los profetas,
 Reina de los apóstoles,
 Reina de los mártires,
 Reina de los confesores,
 Reina de las vírgenes,
 Reina de todos los santos,
 Reina concebida sin pecado original, Reina llevada al cielo, Reina del santísimo Rosario, Reina de la familia,
 Reina de la paz, Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
 Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor. Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad y misericordia de nosotros.


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Guía: Bajo tu amparo nos acogemos santa Madre de Dios, no desprecies las sùlicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todos los peligros ¡oh Virgen gloriosa y bendita! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Todos: para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Oración Final Oh Dios, que has alegrado al mundo por la Resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, concédenos, por la intercesión de su Madre, la Virgen María, alcanzar los gozos de la Vida eterna. Concédenos, Señor y Dios nuestro, que podamos gozar de la salud del alma y del cuerpo, y por la intercesión de la Santísima Virgen María, líbranos de las tristezas de este mundo y danos la eterna alegría. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

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Preparación: De preferencia, cuando ya haya oscurecido, se inicia la celebración. Las luces de la iglesia están apagadas. El rito de la bendición del fuego se realizará, cuidando los protocolos sanitarios; organícese previamente con el equipo de liturgia la procesión con el cirio pascual y el encendido de los cirios de los fieles, evitando aglomeraciones. Al momento de colocar el cirio pascual en su candelabro, todas las luces de la iglesia, a excepción de las del altar, se encenderán. Para encender el fuego nuevo, el ministro dice estas palabras: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Hermanos: En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para velar en oración. Conmemoremos, pues, juntos, la Pascua del Señor, escuchando su palabra y participando en sus sacramentos, con la esperanza cierta de participar también en su triunfo sobre la muerte y de vivir con él para siempre en Dios.

Oremos: Dios nuestro, que por medio de tu Hijo comunicaste a tus fieles el fuego de tu luz, santifica este fuego nuevo y concédenos que, al celebrar estas fiestas pascuales, se encienda en nosotros el deseo de las cosas celestiales, para que podamos llegar con un espíritu renovado a las fiestas de la eterna claridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Si, por razones pastorales, parece oportuno hacer resaltar con algunos símbolos la dignidad y la significación del cirio pascual, puede hacerse de este modo: una vez bendecido el fuego nuevo, el ministro toma el cirio y con un punzón graba una cruz en el cirio. Después traza sobre él la letra griega Alfa (A) y, debajo, la letra Omega (W); entre los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso, mientras dice: 1.- Cristo ayer y hoy, Traza la línea vertical; 2.- Principio y fin, Traza la línea horizontal; 3.- Alfa Traza la letra Alfa, arriba de la línea vertical; Enseguida se implora la bendición sobre el 4.- y Omega fuego nuevo diciendo esta oración sin hacer Traza la letra Omega, debajo de la línea el signo de cruz. vertical 61

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5.- Suyo es el tiempo Traza el primer número del año en curso, en el ángulo superior izquierdo de la cruz; 6.- y la eternidad. Traza el segundo número del año en el ángulo superior derecho; 7.- A él la gloria y el poder, Traza el tercer número del año, en el ángulo inferior izquierdo; 8.- por los siglos de los siglos. Amén. Traza el cuarto número del año en el ángulo inferior derecho. Después de haber trazado la cruz y los demás signos, el sacerdote puede incrustar en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, diciendo al mismo tiempo: 1.- Por sus santas llagas 2.- gloriosas, 3.- nos proteja 4.- y nos guarde 5.- Jesucristo nuestro Señor. Amén. A continuación el ministro enciende el cirio pascual con el fuego nuevo, diciendo: Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu. Entonces, tomando el cirio y manteniéndolo elevado canta: V. Luz de Cristo. R. Demos gracias a Dios. En la puerta de la iglesia, o un lugar conveniente, el ministro se detiene y canta por segunda vez: V. Luz de Cristo. R. Demos gracias a Dios Según se vea más prudente para evitar algomeraciones, todos encienden sus velas en la llama del cirio y avanzan de nuevo. Al llegar ante el altar, el ministro, vuelto hacia el pueblo, canta por tercera vez: V. Luz de Cristo. R. Demos gracias a Dios 62

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PREGÓN PASCUAL El ministro pone el cirio pascual en el candelabro, que está preparado en medio del presbiterio o junto al ambón. Entonces se encienden las luces del templo. Luego, desde el ambón, el ministro proclama el pregón pascual. Todos permanecen de pie, teniendo en sus manos las velas encendidas. Alégrense, por fin, los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo y, por la victoria de rey tan poderoso, que las trompetas anuncien la salvación. Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero. Alégrese también nuestra madre la Iglesia revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo. V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón, a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Porque él ha pagado por nosotros
al eterno Padre la deuda de Adán,
y ha borrado con su sangre inmaculada
la condena del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles. Ésta es la noche en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Ésta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. Ésta es la noche
que a todos los que creen en Cristo,
por toda la tierra,
los arranca de

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los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Esta es la noche en que,
rotas las cadenas de la muerte,
 Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
 si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! ¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
 en que Cristo resucitó del abismo.
Ésta es la noche de la que estaba escrito: “Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mi gozo”. Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados,
lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio,
trae la concordia, doblega a los poderosos. En esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza,
que la santa Iglesia te ofrece
en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
que arde en llama viva para la gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz, no mengua al repartirla, porque se alimenta de cera fundida que elaboró la abeja fecunda para hacer esta lámpara preciosa.
¡Qué noche tan dichosa,
en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, Jesucristo, tu Hijo, que volviendo del abismo, brilla sereno para el

linaje humano y vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén. LITURGIA DE LA PALABRA En esta Vigilia, “madre de todas las vigilias” (San Agustín, Sermón 219), se proponen nueve lecturas, siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo (la Epístola y el Evangelio). Si las circunstancias pastorales lo piden, puede reducirse el número de lecturas del Antiguo Testamento; pero téngase siempre en cuenta que la lectura de la Palabra de Dios es parte fundamental de esta Vigilia de Pascua. Deben leerse, por lo menos, tres lecturas del Antiguo Testamento y, en casos muy urgentes, por los menos dos. Pero nunca se omita la tercera lectura, tomada del capítulo 14 del Éxodo. Terminado el pregón, todos apagan sus velas y se sientan. Antes de comenzar las lecturas, el ministro exhorta a la asamblea con estas palabras u otras semejantes. Hermanos, Habiendo iniciado solemnemente la Vigilia Pascual, escuchemos con recogimiento la palabra de Dios. Meditemos cómo, en la antigua alianza, Dios salvó a su pueblo y en la plenitud de los tiempos, envió al mundo a su Hijo para que nos redimiera. Oremos para que Dios lleve a su plenitud la obra de la redención realizada por el misterio pascual. Siguen luego las lecturas. Un lector va al ambón y lee la primera lectura. Después el salmista o cantor dice el salmo, alternando con las respuestas del pueblo. Enseguida todos se levantan, el ministro dice Oremos y después de que todos han orado en silencio durante unos momentos, dice la oración. 63

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PRIMERA LECTURA Lectura del libro del Génesis 1, 1–2, 2

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n el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: “Que exista la luz”, y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz “día” y a las tinieblas, “noche”. Fue la tarde y la mañana del primer día. Dijo Dios: “Que haya una bóveda entre las aguas que separe unas aguas de otras”. E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba, de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda “cielo”. Fue la tarde y la mañana del segundo día. Dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo lugar y que aparezca el suelo seco”. Y así fue. Llamó Dios “tierra” al suelo seco y “mar” a la masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Verdee la tierra con plantas que den semilla y árboles que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra”. Y así fue. Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer día. Dijo Dios: “Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el día de la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan en la bóveda del cielo para iluminar la tierra”. Y así fue. Hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día y la menor, para regir la noche; y también hizo las estrellas. Dios puso las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios 64

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que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día. Dijo Dios: “Agítense las aguas con un hervidero de seres vivientes y revoloteen sobre la tierra las aves, bajo la bóveda del cielo”. Creó Dios los grandes animales marinos y los vivientes que en el agua se deslizan y la pueblan, según su especie. Creó también el mundo de las aves, según sus especies. Vio Dios que era bueno y los bendijo, diciendo: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra”. Fue la tarde y la mañana del quinto día. Dijo Dios: “Produzca la tierra vivientes, según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras, según sus especies”. Y así fue. Hizo Dios las fieras, los animales domésticos y los reptiles, cada uno según su especie. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”. Y dijo Dios: “He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen frutos y semilla, para que les sirvan de alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas”. Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde

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y la mañana del sexto día. SEGUNDA LECTURA Así quedaron concluidos el cielo y la tierra Lectura del libro del Génesis 22, 1-18 con todos sus ornamentos, y terminada su obra, descansó Dios el séptimo día de todo n aquel tiempo, Dios le puso una cuanto había hecho.
Palabra de Dios. prueba a Abraham y le dijo: “¡Abraham, Abraham!” Él respondió: “Aquí estoy”. Y SALMO RESPONSORIAL Del salmo 123 Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, Isaac, a R. Bendice al Señor, alma mía. quien tanto amas; vete a la región de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en el monte que Bendice al Señor, alma mía;
Señor y Dios mío, yo te indicaré”.
Abraham madrugó, aparejó inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y su burro, tomó consigo a dos de sus criados majestad,
la luz te envuelve como un manto. y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio R. y se encaminó al lugar que Dios le había Sobre bases inconmovibles
 asentaste la dicho. Al tercer día divisó a lo lejos el lugar. tierra para siempre.
 Con un vestido de Les dijo entonces a sus criados: “Quédense mares la cubriste
y las aguas en los montes aquí con el burro; yo iré con el muchacho concentraste. R. hasta allá para adorar a Dios y después regresaremos”.
Abraham tomó la leña para En los valles haces brotar las fuentes, que van el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac y corriendo entre montañas; junto al arroyo tomó en su mano el fuego y el cuchillo. Los vienen a vivir las aves, que cantan entre las dos caminaban juntos. Isaac dijo a su padre ramas. R. Abraham: “¡Padre!” Él respondió: “¿Qué quieres, hijo?” El muchacho contestó: “Ya Desde tu cielo riegas los montes
y sacias la tenemos fuego y leña, ¿pero dónde está tierra del fruto de tus manos; haces brotar el cordero para el sacrificio?” Abraham le hierba para los ganados
y pasto para los que contestó: “Dios nos dará el cordero para el sirven al hombre. R. sacrificio, hijo mío”. Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al sitio que Dios le ¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas había señalado, Abraham levantó un altar y las hiciste con maestría!
La tierra está llena de acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía. R. lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo. Pero el ángel Oremos. del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: Dios todopoderoso y eterno, que en todas “¡Abraham, Abraham!” Él contestó: “Aquí las obras de tu amor te muestras admirable, estoy”. El ángel le dijo: “No descargues la concede a quienes has redimido, comprender mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que el sacrificio de Cristo, nuestra Pascua, en que temes a Dios, porque no le has negado a la plenitud de los tiempos, es una obra más tu hijo único”. maravillosa todavía que la misma creación Abraham levantó los ojos y vio un del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. carnero, enredado por los cuernos en la R. Amén. maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. Abraham puso

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por nombre a aquel sitio: “el Señor provee”, por lo que aún el día de hoy se dice: “el monte donde el Señor provee”. El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: “Juro por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras”. Palabra de Dios.

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TERCERA LECTURA Lectura del libro del Éxodo 14, 15–15,1

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SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 15
 R. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos.
Tengo siempre presente al Señor
y con él a mi lado, jamás tropezaré. R. Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo,
porque tú no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que sufra yo la corrupción. R. Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia
y de alegría perpetua junto a ti. R. Oremos. Dios nuestro, excelso Padre de los creyentes, que por medio de la gracia de la adopción y por el misterio pascual sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda la tierra y de hacerlo el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder dignamente a la gracia de tu llamada. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. 66

n aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “¿Por qué sigues clamando a mí?” Diles a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en el mar sin mojarse. Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas del faraón de todo su ejército, de sus carros y jinetes. Cuando me haya cubierto de gloria a expensas del faraón, de sus carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor”.
El ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel, se colocó tras ellas. Y la columna de nube que iba adelante, también se desplazó y se puso a sus espaldas, entre el campamento de los israelitas y el campamento de los egipcios. La nube era tiniebla para unos y claridad para otros, y así los ejércitos no trabaron contacto durante toda la noche.
 Moisés extendió la mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los israelitas entraron en el mar y no se mojaban, mientras las aguas formaban una muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y toda la caballería del faraón, sus carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar.
Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo al ejército de los egipcios y sembró en ellos el pánico. Trabó las ruedas de sus carros, de suerte que no avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces los egipcios: “Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto”.
Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes”. Y extendió

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Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, las aguas volvieron a su sitio, de suerte que al huir, los egipcios se encontraron con ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y cubrieron los carros, a los jinetes y a todo el ejército del faraón, que se había metido en el mar para perseguir a Israel. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas les hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios, muertos en la orilla del mar. Israel vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico al Señor: SALMO RESPONSORIAL Éxodo 15 R. Alabemos al Señor por su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballos y jinetes arrojó en el mar.
Mi fortaleza y mi canto es el Señor,
él es mi salvación, él es mi Dios, yo lo alabaré; es el Dios de mis padres, yo le cantaré. R. El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Precipitó en el mar los carros del faraón
y a sus guerreros;
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R. El mar cayó sobre ellos;
en las temibles aguas como plomo se hundieron. Extendiste tu diestra, Señor,
y se los tragó la tierra. R. Tú llevas a tu pueblo
para plantarlo en el monte que le diste en herencia, en el lugar que convertiste en tu morada,
en el santuario que construyeron tus manos.
Tú, Señor, reinarás para siempre. R.

Oremos. Señor Dios, cuyos antiguos prodigios los percibimos resplandeciendo también en nuestros tiempos, puesto que aquello mismo que realizó la diestra de tu poder para liberar a un solo pueblo de la esclavitud del faraón, lo sigues realizando también ahora, por medio del agua del bautismo para salvar a todas las naciones, concede que todos los hombres del mundo lleguen a contarse entre los hijos de Abraham y participen de la dignidad del pueblo elegido. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. CUARTA LECTURA Lectura del libro del profeta Isaías 54, 5-14

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l que te creó, te tomará por esposa; su nombre es ‘Señor de los ejércitos’. Tu redentor es el Santo de Israel; será llamado ‘Dios de toda la tierra’. Como a una mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso repudia uno a la esposa de juventud?, dice tu Dios.
Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te volveré a tomar. En un arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero con amor eterno me he apiadado de ti, dice el Señor, tu redentor.
Me pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no enojarme ya contra ti ni volver a amenazarte.
Podrán desaparecer los montes y hundirse las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza de paz quedará firme para siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de ti.
Tú, la afligida, la zarandeada por la tempestad, la no consolada: He aquí que yo mismo coloco tus piedras sobre piedras finas, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí y puertas de esmeralda y murallas de piedras preciosas.
Todos tus hijos

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serán discípulos del Señor, y será grande su prosperidad. Será consolada en la justicia. Destierra la angustia, pues ya nada tienes que temer; olvida tu miedo, porque ya no se acercará a ti”. Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL Del salmo 29 R. Te alabaré, Señor, eternamente. Te alabaré, Señor, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor, me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste. R. Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre,
porque su ira dura solo un instante y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo. R. Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría,
te alabaré por eso eternamente. R. Oremos. Dios todopoderoso y eterno, multiplica, en honor a tu nombre, cuanto prometiste a nuestros padres en la fe y acrecienta la descendencia por ti prometida mediante la santa adopción filial, para que aquello que los antiguos patriarcas no dudaron que habría de acontecer, tu Iglesia advierta que ya está en gran parte cumplido. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. QUINTA LECTURA Lectura del libro del profeta Isaías 55, 1-11 sto dice el Señor: “Todos ustedes, los que tiene sed, vengan por agua; y los que no tienen dinero, vengan, tomen trigo y coman; tomen vino y leche sin pagar. ¿Por qué gastar el dinero en lo que no es pan y el salario, en lo que no alimenta? Escúchenme

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atentos y comerán bien, saborearán platillos sustanciosos. Préstenme atención, vengan a mí, escúchenme y vivirán.
Sellaré con ustedes una alianza perpetua, cumpliré las promesas que hice a David. Como a él lo puse por testigo ante los pueblos, como príncipe soberano de las naciones, así tú reunirás a un pueblo desconocido, y las naciones que no te conocían acudirán a ti, por amor del Señor, tu Dios, por el Santo de Israel, que te ha honrado.
Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal, sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos. Porque así como aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus pensamientos.
Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”. Palabra de Dios SALMO RESPONSORIAL Isaías 12 R. El Señor es mi Dios y salvador. El Señor es mi Dios y salvador,
con él estoy seguro y nada temo.
El Señor es mi protección y mi fuerza, y ha sido mi salvación.
Sacarán agua con gozo
de la fuente de salvación. R. Den gracias al Señor,
 invoquen su nombre,
cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime. R. Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos,
habitantes

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de Sión, porque el Dios de Israel
ha sido sabiduría y se la dio a su hijo Jacob, a Israel, grande con ustedes. R. su predilecto. Después de esto, ella apareció en el mundo y convivió con los hombres. Oremos. La sabiduría es el libro de los mandatos Dios todopoderoso y eterno, única esperanza de Dios, la ley de validez eterna; los que del mundo, tú que anunciaste, por voz de los la guardan, vivirán, los que la abandonan profetas, los misterios que estamos celebrando morirán.
Vuélvete a ella, Jacob, y abrázala; esta noche, multiplica en el corazón de tu camina hacia la claridad de su luz; no pueblo los santos propósitos porque no podría entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un ningún santo anhelo alcanzar crecimiento sin pueblo extranjero. Bienaventurados nosotros, el impulso que procede de ti. Por Jesucristo, Israel, porque lo que agrada al Señor nos ha nuestro Señor. R. Amén. sido revelado. Palabra de Dios. SEXTA LECTURA Lectura del libro del profeta Baruc 3, 9-15. 32–4, 4 scucha, Israel, los mandatos de vida, presta oído para que adquieras prudencia. ¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra extranjera, que te hayas contaminado por el trato con los muertos, que te veas contado entre los que descienden al abismo?
Es que abandonaste la fuente de sabiduría. Si hubieras seguido los senderos de Dios, habitarías en paz eternamente. Aprende dónde están la prudencia, la inteligencia y la energía, así aprenderás dónde se encuentra el secreto de vivir larga vida, y dónde la luz de los ojos y la paz. ¿Quién es el que halló el lugar de la sabiduría y tuvo acceso a sus tesoros? El que todo lo sabe, la conoce; con su inteligencia la ha escudriñado. El que cimentó la tierra para todos los tiempos, y la pobló de animales cuadrúpedos; el que envía la luz, y ella va, la llama, y temblorosa le obedece; llama a los astros, que brillan jubilosos en sus puestos de guardia, y ellos le responden: “Aquí estamos”, y refulgen gozosos para aquel que los hizo. Él es nuestro Dios y no hay otro como él; él ha escudriñado los caminos de la

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SALMO RESPONSORIAL Del salmo 18 R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna. La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma;
 inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R. En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón;
son luz los preceptos del Señor
para alumbrar el camino. R. La voluntad de Dios es santa
 y para siempre estable;
los mandatos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R. Más deseables que el oro
y las piedras preciosas las normas del Señor, y más dulces que la miel de un panal que gotea. R. Oremos. Dios nuestro, que haces crecer continuamente a tu Iglesia con hijos llamados de todos los pueblo, dígnate proteger siempre con tu gracia a quienes has purificado con el agua del bautismo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

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SÉPTIMA LECTURA Lectura del libro del profeta Ezequiel 36, 16-28 n aquel tiempo, me fue dirigida la palabra del Señor en estos términos: “Hijo de hombre, cuando los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la mancharon con su conducta y con sus obras; como inmundicia fue su proceder ante mis ojos. Entonces descargué mi furor contra ellos, por la sangre que habían derramado en el país y por haberlo profanado con sus idolatrías. Los dispersé entre las naciones y anduvieron errantes por todas las tierras. Los juzgué según su conducta, según sus acciones los sentencié. Y en las naciones a las que se fueron, desacreditaron mi santo nombre, haciendo que de ellos se dijera: ‘Éste es el pueblo del Señor, y ha tenido que salir de su tierra’. Pero, por mi santo nombre, que la casa de Israel profanó entre las naciones a donde llegó, me he compadecido. Por eso, dile a la casa de Israel: ‘Esto dice el Señor: no lo hago por ustedes, casa de Israel. Yo mismo mostraré la santidad de mi nombre excelso, que ustedes profanaron entre las naciones. Entonces ellas reconocerán que yo soy el Señor, cuando, por medio de ustedes les haga ver mi santidad.
Los sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de todos los países y los llevaré a su tierra. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus inmundicias e idolatrías. Les daré un corazón nuevo, y les infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Les infundiré mi espíritu y los haré vivir según mis preceptos y guardar y cumplir mis mandamientos. Habitarán en la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios’ ”.
Palabra de Dios.

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SALMO RESPONSORIAL De los salmos 41 y 42 R. Estoy sediento del Dios que da la vida. Como el venado busca
el agua de los ríos,
así, cansada, mi alma
te busca a ti, Dios mío. R. Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible
ver de nuevo su templo? R. Recuerdo cuando íbamos a casa del Señor, cantando jubilosos, alabanzas a Dios. R. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía
y hasta tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas. R. Al altar del Señor me acercaré,
al Dios que es mi alegría,
y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la cítara. R. Oremos. Dios de inmutable poder y eterna luz, mira propicio el admirable misterio de la Iglesia entera y realiza serenamente, en virtud de tu eterno designio, la obra de la humana salvación; que todo el mundo vea y reconozca que los caídos se levantan, que se renueva lo que había envejecido y que, por obra de Jesucristo, todas las cosas concurren hacia la unidad que tuvieron en el origen. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén. GLORIA (Se encienden las velas del altar) Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, rey Celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;

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tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha de Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú, Señor, sólo tú, Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. ORACIÓN COLECTA Dios nuestro, que haces resplandecer esta noche con la gloria de la resurrección del Señor, aviva en tu Iglesia el espíritu de adopción filial, para que, renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos fielmente a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. EPÍSTOLA Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos
6, 3-11

H

ermanos: ¿No saben ustedes que todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a él en su muerte? En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva. Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto queda libre del pecado.

Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre él, porque al morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar, vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Palabra de Dios. Terminada la epístola todos se ponen de pie y se entona solemnemente el Aleluya, que todos repiten. Luego un salmista o un cantor dice el salmo, al que el pueblo responde: Aleluya. Si hace falta, el mismo salmista canta el Aleluya. SALMO RESPONSORIAL Del salmo 117 R. Aleluya, aleluya. Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel:
“Su misericordia es eterna”. R. La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es nuestro orgullo. No moriré, continuaré viviendo,
para contar lo que el Señor ha hecho. R. La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor,
es un milagro patente. R. EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16,1-7

T

ranscurrido el sábado, María Magdalena, María (la madre de Santiago) y Salomé, compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro. Por

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el camino se decían unas a otras: “¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?”. Al llegar, vieron que la piedra ya estaba quitada, a pesar de ser muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca, sentado al lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo: “No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. no está aquí; ha resucitado. miren el sitio donde lo habían puesto. Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: ‘Él irá delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como él les dijo’ ”. Palabra del Señor. PUNTOS DE MEDITACIÓN Por Pbro. Luis R. de la Torre Acosta ¡Felices pascuas de resurrección! La muerte en la cruz es la Pascua, nuestra Pascua. Todo lo que estaba simbolizado en la pascua hebrea, ahora se ve realizado en una sola realidad, misterio pascual, muerte y resurrección. Por la liberación de la muerte y la introducción de la naturaleza humana en el Reino de Dios se realiza el único y verdadero éxodo. El misterio pascual es nuestro éxodo, nuestra pascua. Por él (misterio pascual) se ha dado una prodigiosa transformación de la naturaleza caída a la gozosa participación de la misma vida de Dios. Mi pascua es Cristo, el cordero verdadero. El único cordero de Dios que quita el pecado del mundo, es Cristo crucificado. Cristo sacrificado, como cordero pascual, ahora está en pié, ha resucitado, y con él, nuestra pascua, seremos transformados. Gritad a todos, la muerte ya no tiene una fuerza absoluta, es tiempo de pascua, una puerta abierta a la vida eterna. La muerte de Cristo es la Pascua por la que llegamos a la Resurrección. La vida ha brotado desde 72

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la muerte de Cristo, ahí en su tumba está presente la vida plena, para llenar la tumba de vida en abundancia (Jn 10,10). Y esta acción de Cristo es válida para toda la humanidad, incluso más allá de los límites visibles de la Iglesia, que por caminos a nosotros desconocidos, Dios inserta a los que salva en el cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Mirad el árbol de la cruz convertido en árbol de la vida. El árbol de la muerte, se ha convertido en instrumento de vida. Ahí en ese árbol de la cruz culminaba la encarnación (kénosis), para santificar a toda la realidad humana incluyendo la muerte (lo que no fue asumido no fue redimido). Ahora encontramos aún más sentido a la navidad, Dios ha asumido la condición humana, hasta el nivel más bajo (la muerte) para santificarla, transformándola en vida. Jesús el Cristo, experimentó también la muerte no sólo a causa de nuestros pecados, sino por nuestra santificación. En él (verdadero Dios) se había introducido la divinidad en la historia humana, en mi propia historia y en él (verdadero hombre) lo humano se había introducido en la divinidad. Que unión tan admirable “¿Quién será capaz de expresar su insondable condescendencia?” (S. Juan Damasceno, Homilías cristológicas y marianas, 71). Nuestra vida caída no cayó más allá del árbol de la cruz, convertido en árbol de la vida. No caímos más allá de aquella vida verdadera que no conoce nunca la muerte “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Por la Resurrección de Cristo la plenitud de la vida es insertada en el árbol seco de la humanidad. En el árbol de la cruz la muerte es absorbida en la vida en plenitud. En la lucha de la muerte contra la vida, ha triunfado la vida.

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RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO Hermanos, por medio del bautismo, hemos sido partícipes del Misterio Pascual de Cristo, es decir, por medio del bautismo hemos sido sepultados con él a una vida nueva. Por eso, ahora, es muy conveniente que renovemos las promesas de nuestro bautismo, con las cuales un día renunciamos a Satanás y a sus obras y nos comprometemos a servir a Dios y a sus obras y nos comprometemos a servir a Dios, en la Santa Iglesia católica. Ministro: ¿Renuncian a Satanás? Pueblo: Sí, renuncio.
 Ministro: ¿Renuncian a todas sus obras? Pueblo: Sí, renuncio. Ministro: ¿Renuncian a todas sus seducciones? Pueblo: Sí, renuncio Ministro: ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Pueblo: Sí, creo.
 Ministro: ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de la Virgen María, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre? Pueblo: Sí, creo.
 Ministro: ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
 Pueblo: Sí, creo.

Enseguida el ministro rocía al pueblo con el agua bendita, mientras todos entonan algún canto apropiado. ORACIÓN UNIVERSAL Hijos de Dios por la fe y el bautismo, oremos confiadamente a Cristo resucitado que venció el pecado y la muerte y nos da la luz de la Vida.
R. Te rogamos, Señor. -Por la Iglesia, signo de Vida y esperanza en medio de todos los pueblos. Roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor. -Por los nuevos bautizados, para que confirmen su nuevo nacimiento con la fe y el testimonio de una vida injertada en Jesucristo. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. -Por el anuncio de la Buena Nueva a todos los hombres. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. -Por la paz, la justicia y la solidaridad entre todos los hombres y todos los pueblos, frutos de la Pascua del Señor. Roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor. -Por cuantos celebramos esta Noche Santa con la renovación de nuestra fe, de nuestro bautismo, de nuestra vida de hijos de Dios y hermanos de Jesús. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor.

Señor Jesucristo, que con tu resurrección renovaste la creación y el hombre, infunde tu Espíritu de amor en nosotros, para que, amando como tú nos amaste, seamos testigos Y concluye con estas palabras: de la Vida Nueva que por el Bautismo hiciste Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro brotar en nuestros corazones. Tú, que vives y Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y reinas por los siglos de siglos. R. Amén. nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve con su gracia unidos a RITO DE LA COMUNIÓN Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. R. Amén. 73

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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con los sacramentos pascuales, vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. RITO DE CONCLUSIÓN

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RITOS INICIALES Se canta el Gloria

pueblo, sino únicamente a los testigos que él, de antemano, había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de que resucitó de entre los muertos. Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en él reciben por su medio, el perdón de los pecados”. Palabra de Dios.

ORACIÓN COLECTA Señor Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos has abierto hoy las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, resucitar también en la luz de la vida eterna, por la acción renovadora de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad SALMO RESPONSORIAL Del salmo 117 del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos R. Éste es el día del triunfo del Señor. de los siglos. Aleluya. PRIMERA LECTURA Te damos gracias,
 Señor porque eres Lectura del libro de los Hechos de los bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Diga Apóstoles 10, 34. 37-43 la casa de Israel: “Su misericordia es eterna”. R. n aquellos días, Pedro tomó la palabra y La diestra del Señor es poderosa,
la diestra dijo: “Ya saben ustedes lo sucedido en toda del Señor es nuestro orgullo. No moriré, Judea, que tuvo principio en Galilea, después continuaré viviendo
para contar lo que el del bautismo predicado por Juan: cómo Dios Señor ha hecho. R. ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús La piedra que desecharon los constructores, de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el bien, es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la sanado a todos los oprimidos por el diablo, mano del Señor,
es un milagro patente. R. porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de cuanto él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el

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SEGUNDA LECTURA Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses
3, 1-4 ermanos: Puesto que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos, juntamente con él. Palabra de Dios.

Venid a Galilea,
 allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos
 la gloria de la Pascua”.

H

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado;
 la muerte en ti no manda. Rey vencedor, apiádate de la miseria humana
 y da a tus fieles parte en tu victoria santa.

SECUENCIA Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza
 a gloria de la víctima propicia de la Pascua. Cordero sin pecado, que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza. Lucharon vida y muerte en singular batalla,
y, muerto el que es la vida, triunfante se levanta.

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ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr 1 Cor 5, 7-8 R. Aleluya, Aleluya.
Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado; celebremos, pues, la Pascua. R. Aleluya EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 1-9

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l primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró. En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y

“¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?”
 “A mi Señor glorioso,
 la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras
 mi amor y mi esperanza!

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el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor. PUNTOS DE MEDITACIÓN Por Pbro. Rafael Landeros Rubio Estamos, hermanos y hermanas, en el día de Pascua, en el acontecimiento central de nuestra fe, la celebración cumbre y central de todo el año, lo que celebramos cada domingo: la Resurrección del Señor. Este acontecimiento es presencia, la misma persona del Resucitado presente en su Iglesia. San Juan lo presenta como algo natural, aún sabiendo que estamos en la dimensión sobrenatural: Jesús debía resucitar de entre los muertos (Jn 20,9). En lo que escuchamos de este párrafo del Evangelio de San Juan, apenas nueve versículos, no se nos dice cómo es la Resurrección, porque es un hecho que supera la experiencia humana, aquí se nos da testimonio de la aparición de Cristo resucitado en la vida de la Iglesia, tras la experiencia de Pedro y del “discípulo a quien Jesús amaba”, donde este último “vio y creyó”. Los diferentes “signos” vistos en la tumba vacía preparan para la fe, porque el “discípulo amado” es capaz de ver en profundidad lo que aquello significa, es el modelo de creyente que sabe “comprender la Escritura”. El proceso de fe del “discípulo amado”, debe ser también nuestro proceso, hasta convencernos de la presencia del Resucitado en nuestra vida de Iglesia.

Hemos comido y bebido con Cristo resucitado. En la primera lectura de Hechos de los Apóstoles, encontramos también un testimonio muy valioso de la Resurrección, Pedro dirige un discurso-kerigma en casa del centurión Cornelio. Es un mensaje centrado en la persona de Cristo resucitado. Pedro dirige este mensaje partiendo del bautismo de Juan, luego refiere el tiempo de predicación del Señor, para desembocar en la muerte y Resurrección. Ya la comunidad cristiana experimentaba y vivía este hecho de la Resurrección como la raíz de su existencia y de su forma de creer. El discurso de Pedro es un discurso evangelizador, porque parte de la experiencia con el Resucitado: “hemos comido y bebido con él después de que resucitó de entre los muertos” (Hech 10,41). Experiencia de Pedro y de la primera comunidad, que debe ser nuestra propia experiencia de resurrección en el “aquí y ahora” de nuestra Iglesia. Tiren la antigua levadura, para que sean ustedes una masa nueva. San Pablo, en la primera carta a los Corintios, hace una pequeña reflexión pascual. Él inicia haciendo referencia a las costumbres judías de la Pascua, que consistían en liberarse de cualquier pedazo de pan fermentado, considerado principio de impureza (Ex 12,15). Esto le sirve de base para hacer ver a los corintios que deben ser un “pan ázimo”, a la manera de Cristo, para celebrar una verdadera Pascua. Ahora los cristianos de esta comunidad, deben escapar al peligro de querer regresar a su “antigua vida”. De este modo se debe celebrar la Pascua cristiana, no dentro del vicio y maldad, sino con sinceridad y verdad. Este es el modo de celebrar la Pascua nueva. Resurrección y vida. No se puede probar la Resurrección a partir de experimentos de laboratorio o de fórmulas 77

Material

de

Apoyo

para

Cuaresma, Semana Santa

matemáticas. Pero nuestra fe, que es don de Dios, nos da la certeza del acontecimiento. Además, nos sirve el testimonio vivo de la Iglesia; vemos en el Evangelio de hoy, cómo Pedro y el “discípulo amado” llegan a la certeza de la fe, por los signos que ven y por haber entendido las Escrituras. Pedro, en la primera lectura, también habla apasionadamente de cómo “Dios resucitó a Jesús de entre los muertos” y de cómo “hemos comido y bebido con él…”; san Pablo por su parte nos invita a dejar “la antigua levadura” y ser ahora “masa nueva”, totalmente transformados en Cristo Resucitado. Que nuestra fe nos mueva ahora a proclamar a los cuatro vientos la Resurrección de Cristo y que digamos con toda la Iglesia: ¡Por tu cruz y Resurrección nos has salvado Señor!

y

Pascua

vida a quienes, durante estas fiestas pascuales, recibirán el Bautismo, la Confirmación o la Primera comunión. Roguemos al Señor.
 R. Te rogamos, Señor.
 -Que la celebración de hoy renueve en todos nosotros la fe, la esperanza y el amor, y así seamos testigos con nuestra vida de la resurrección de Jesucristo. Roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor. Escucha Padre, estas oraciones que el Espíritu Santo pone en nuestros corazones, y que te hacemos por Jesucristo, tu Hijo, que tú has resucitado de entre los muertos y que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. RITO DE COMUNIÓN


Se dice Credo

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Dios de bondad, protege paternalmente ORACIÓN UNIVERSAL con amor incansable a tu Iglesia, para que, Sabiéndonos libres por la gracia de Jesucristo, renovada por los misterios pascuales, pueda oremos a Dios para que toda la humanidad llegar a la gloria de la resurrección. Por reciba esta liberación.
R. Te rogamos, Señor. Jesucristo, nuestro Señor. -Que la Iglesia, nacida en la alegría de la Pascua, sea siempre un espacio de vida y de libertad; que todo el mundo pueda descubrir en ella la presencia de Jesucristo resucitado. Roguemos al Señor. R. Te rogamos, Señor. -Que la renovación que supone la Resurrección de Jesucristo llegue especialmente a todos los que sufren, a los más pobres. Roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor.

-Que la luz de Cristo ilumine los caminos de la 78

RITO DE CONCLUSIÓN

Seminario Conciliar De Durango 1. CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR Mim

Lam

Do

Si7

Mim

Caminaré en presencia del Señor (2) Mim

Re7

Mim

Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, Mim

Re7

Sol

Lam

porque inclina su oído hacia mí, el día que lo

tú hiciste una cruz para tu Salvador. Yo te hice poderoso, estando yo a tu lado derroté a tus enemigos, tú hiciste una cruz para tu Salvador. 5. A TI LEVANTO MIS OJOS Solm

Re7

Do7

Fa

Rem

invoco.

A ti levanto mis ojos,

Me envolvían redes de muerte, caí en tristeza y angustia, invoqué el nombre del Señor: “¡Señor, salva mi vida!”

A ti que habitas en el cielo;

Solm

La7

Solm Do7

Rem

Fa

El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo, el Señor guarda a los sencillos, estando yo sin fuerzas me salvó.

Rem

A ti levanto mis ojos, Mim

Re7

La

Porque espero en tu misericordia. Rem

Rem

Re7

Como están los ojos de los esclavos Do7

fijos en las manos de sus señores,

2. PERDONA A TU PUEBLO Mi

Solm

así están nuestros ojos en el Señor La7

Mi

Rem

esperando su misericordia.

perdona a tu pueblo perdónale, Señor.

Fa

La#

Si7

Perdona a tu pueblo, Señor,

si7

Solm

Mi

Mim

Por tu poder y amor inefable,

Si7

Mim

por tu misericordia entrañable, Si7

perdónanos Señor. Somos el pueblo que has elegido y con tu sangre lo has redimido, perdónanos Señor. Reconocemos nuestro pecado que tantas veces has perdonado, perdónanos Señor. Dios de la fiel y eterna Alianza,

Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de burlas, misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios. Nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos; nuestra alma está saciada del desprecio de los orgullosos. 6. UN MANDAMIENTO NUEVO Mi

tú hiciste una cruz para tu Salvador.



Un mandamiento nuevo nos dio el Señor, Fa#m

Mi

Si7

Yo te libré del mar, te di a beber el agua que manaba de la roca, tú hiciste una cruz para tu Salvador.

que nos amemos todos como Él nos amo.

Yo te llevé a tu tierra, por ti vencí a los reyes de los pueblos cananeos,

es amarse como hermanos.

Mi

La señal de los cristianos Fa#m

79

Si7

Mi

Si Mi

Material

de

Apoyo

para

Cuaresma, Semana Santa

Perdonemos al hermano como Cristo nos perdona.

Pascua

y

8. CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES Re

Cristo, luz, verdad y vida, al perdón y amor invita.

La7

Sim

Cantemos al amor de los amores, SoL

Mim

La7

Re

SIm

MIm

cantemos al Señor, Dios está aquí,

Quien no ama a sus hermanos miente si a Dios dice que ama.

Sol

La7

SIm Fa#m

venid, adoradores, adoremos Do#7

Lo que hacemos al hermano, a Dios mismo se lo hacemos.

a Cristo Redentor. Re

Si al enfermo visitamos a Dios mismo consolamos.

Si7

Fa#m La7

Mim

La7

Mi

Sim

Gloria a Cristo Jesús, cielos y tierra

Fa#7

La7

Sol

La7

bendecid al Señor, honor y gloria a ti,

En la vida y en la muerte Dios nos ama para siempre.

Sol SI7 Mim

Rey de la Gloria. Mim

Re

La7

Re Sim Re

Amor por siempre a tí,

La7 Re

Dios perdona nuestras culpas, y a su mesa nos invita.

Dios del Amor.

El que no ame a sus hermanos, no se acerque a este convite.

Por nuestro amor oculta en el Sagrario su gloria y esplendor; para nuestro bien se queda en el santuario esperando al justo y pecador.

7. ALTÍSIMO SEÑOR Re



Oh gran prodigio del amor divino, milagro sin igual; prenda de amistad, banquete al peregrino dó se come el Cordero celestial.

La7

Altísimo Señor, que supiste juntar

Re

Re

a un tiempo en el altar ser cordero y pastor. Re7 Sol7 Quisiera con fervor amar y recibir Re La7 Re a quien por mi quiso morir.

Jesús piadoso Rey de las victorias, a tí loor sin fin; canten tu poder, autor de nuestras glorias, cielo y tierra hasta el último confín.

Cordero divinal por nuestro sumo bien inmolado en Salén, en tu puro raudal. De gracia celestial, lava mi corazón, que fiel te rinde adoración.

Al pie de tu sagrario nos convidas a recibir tu amor; porque tú, Jesús, al alma das la vida y la llenas de fuerza y valor.

Suavísimo maná, que sabe a dulce miel ven, y del mundo vil nada me gustará. Ven y se trocará del destierro cruel con tu dulzura la amarga hiel.

9. BENDITO, BENDITO SEA DIOS Re



Sol

Re

Bendito, Bendito, Bendito sea Dios Sol

Oh convite real, dó sirve el Redentor, al siervo del Señor comida sin igual; Pan de vida inmortal, ven a entrañarte en mí, y quede yo trocado a tí.



Re

La

los ángeles cantan y alaban a Dios. Re



Sol

Re

Yo creo, Jesús mío, que estás en el altar, 80

Re

Seminario Conciliar De Durango Sol

Re

La

esa cruz raudal de ciencia, lleva por mí, lleva por mí, por mi amor.

Re

oculto en la hostia te vengo a adorar (2)

Espero, Jesús mío, en tu suma bondad, poder recibirte con fe y caridad (2)

El Señor del cielo y tierra, por vez primera cayó, con su faz tierra tocó: lleno de amor, lleno de amor, y de dolor.

Por el amor al hombre moriste en una cruz y al cáliz bajaste por nuestra salud (2) Jesús, Rey del cielo está en el altar, su Cuerpo, su Sangre, nos da sin cesar (2) Entre sus ovejas está el Buen Pastor, en vela continua lo tiene el amor (2) 10. DONDE HAY CARIDAD RE

Sol

Re

Sol

RE

Donde hay caridad, donde hay amor, ahí Dios está, Mim Fa#m

Re

ahí está el Señor Re

El amor de Cristo nos ha congregado, Sol

El amor de Cristo nos ha unido, que este amor sea RE

La7

nuestra alegría y nuestro deleite. Respetemos y amemos al Dios vivo, y amémonos todos con sinceridad, ya que estamos congregados y unidos, no nos desunamos en espíritu. 11. VIA CRUCIS Mi

Sentenciado a muerte va Si7

Mi

el inocente Jesús, Si7

Mi

con el peso de la Cruz: La

Si7

Mi

Si

Mi

no puede ya, no puede ya, no puede ya. El cobarde de Pilato, a mi Jesús condenó, y a muerte de cruz mandó a mi Señor, a mi Señor, mi redentor. Ya la cruz tan gran Señor, lleva por nos con paciencia,

Caminando fatigado, Jesús encuentra a María, no llores, oh madre mía, por tu Hijo amado, por tu Hijo amado, no llores más. Extenuado sin vigor, no puede andar ya Jesús y le ayuda con la cruz; un hombre piadoso, un hombre piadoso, con caridad. Otra vez caíste en tierra dulce Jesús gran Señor, que bondad, que inmenso amor, tu corazón, tu corazón, muestra por mí. A las mujeres piadosas; no lloren por mí, les dijo; lloren más bien por sus hijos, por su perdón, por su perdón, y salvación. Del dolor a la violencia, cayó Jesús otra vez, mi pecado causa es de tu dolor, de tu dolor ¡oh mi Jesús! Al llegar Jesús al monte, sus vestiduras le quitan, y la túnica se rifan, con grande afán, con grande afán, y ambición. Ya sus pies están clavados, sus manos puras también, extendidas para bien, del pecador, del pecador, ¡oh cuanto amor! En la cruz Jesús expira lleno de amor y confianza, con su muerte nos alcanza perdón y paz, perdón y paz, con nuestro Dios. 81

Material

de

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para

Cuaresma, Semana Santa

De agudos juncos, corona han hecho, y de vil caña le dan el cetro.

Ya sepultan a Jesús mi Dios y mi Redentor, Ahí yace el Salvador, muerto por mí, muerto por mí, por mi amor.

Ecce Homo, dice, el Juez al pueblo, mas éste pide, que muera luego.

12. PUES PADECISTE

Pilato afirma, contra mi dueño, que muera infame, en un madero.

Si

Pues padeciste, Re

por amor nuestro. Do

Jesús bendito, Re

Pascua

su santo cuerpo.

Es bajado mi Señor, de la cruz en que murió, su madre lo recibió, con tierno amor, con tierno amor, y compasión.

Mim

y

Ya la cruz carga, mi Nazareno, ¡Ay! Que mis culpas, son aquel peso.

Sol

sed mi remedio. Orando al padre, se haya en el huerto, su sacra sangre, regando el suelo.

Tres veces postra el duro leño, en tierra el Hijo, del Padre Eterno.

Sangrientos lobos, le llevan preso, y a Anás presentan aquel cordero.

Su amante madre, sale a su encuentro, y queda herido de amor su pecho.

Cruel bofetada, da un hombre fiero, con que lastima su rostro bello.

Mujer piadosa, le ofrece un lienzo, y el rostro santo, recibe en premio.

En dura cárcel, ¡Oh! Dios eterno, sufres humilde, crueles tormentos.

A las que lloran, por sus tormentos, que lloren manda por sí y sus deudos.

Túnica blanca, Herodes terco, a Jesús viste, cual hombre necio.

Con crueles clavos, en tronco acervo, clavan verdugos, al rey del cielo.

A una columna, atado tienen, lleno de llagas,

De la cruz hace, cátedra el Verbo, 82

Seminario Conciliar De Durango dando doctrina al universo. En la primera, Ruega por esos, que te atormentan con raro ejemplo. La gloria ofrece, al ladrón bueno, por confesarlo, su rey supremo. Luego encomienda, de amores lleno, a Juan su madre, desde aquel tiempo. Desamparado, de Dios Inmenso, se queja triste, de sentimiento. Que está acabando, clama el misterio, de redimirnos que era su empeño. Y en las santas manos, del Padre Eterno, entrega su alma, y último aliento.

13. DOLOROSA Lam

Fa

Sol

Do

Dolorosa de pie junto a la Cruz, Mi

Lam

tu conoces nuestras penas, Mi

Mi

Lam

penas de un pueblo que sufre, Mi

Lam

tu conoces nuestras penas, MI

Lam

penas de un pueblo que sufre.

Dolor de los pueblos que sufren enfermos, el hambre de gente que no tiene pan silencio de aquellos que callan por miedo la pena del triste que está en soledad. El drama del hombre que fue marginado tragedias de niños que ignoran reír la burda comedia de huecas promesas la farsa de muertos que deben vivir. Dolor de los hombres sin tregua oprimidos, cansancio de brazos en lucha sin fin, cerebros lavados a base de slogan el rictus amargo del pobre infeliz. El llanto de aquellos que suman fracasos la cruz del soldado que mata al amor pobreza de muchos sin libro en las manos derechos del hombre truncados en flor.

De aquel madero su trono regio, su cuerpo bajan todo deshecho.

14. OH VIRGEN DOLOROSA Oh Virgen dolorosa del Gólgota sangriento que triste es tu lamento que amargo es tu dolor.

La tierra madre, prepara el lecho, de su regazo al Hijo muerto.

Tus ojos son dos mares de lágrimas candentes que bañas a torrentes la faz del Redentor.

Pues tantas penas, son amor eco, Jesús bendito sé mi remedio.

Tu corazón amante se parte en mil pedazos al ver entre tus brazos al mártir de la Cruz.

83

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Cuaresma, Semana Santa

para

Tus labios con sus labios helados se confunden y en el ocaso se hunden los rayos de la luz.

Fa#m

Yo soy esa bebida, que se prueba y no se siente sed, el que siempre beba de mi Sangre, vivirá en mí, y tendrá la vida eterna.

Sol-La-Re

De la sombra de la muerte (2) Sim

Re

Sim –Fa#m-La

surge Cristo nueva vida. (2) Re

Fa#m

Sol-La-Re

De la sombra del pecado (2) Re

Sim

Re

Fa#m

Si, mi Señor, yo creo, que has venido al mundo a redimirnos, que Tú eres el Hijo de Dios, y que estás aquí, alentando nuestras almas.

Mim-La-Re

un nuevo hombre resucita. (2) Sol

Re

Cristo es la luz, Cristo es el sol, Re

Sol Mi

Cristo es el resplandor. Re

Fa#m

Sol

Sol

Si, Señor, yo creo que tu eres el Cristo, El Hijo de Dios, que vino al mundo para salvarnos para salvarnos.

La

Cristo es la luz, Cristo es el sol, que a la noche venció.

La

Re

17. RESUCITÓ

Re

Si7

Si7

Si

Sim

Lam

Do

nadie viene a mí, si mi Padre no le atrae. Re7

Sol

Do

Re

Sol

Sol7

Dom

Re Re7

Re

Re

Si7

¿dónde su victoria?

Re

el que crea en mí no tendrá sed, Mim

Do

¿dónde está mi muerte?,

el que viene a mí no tendrá hambre,

Sol

Re

Do



Sol

Mim

La muerte, ¿dónde está la muerte?,

Sim

Do

Do

Mim

Yo soy el Pan de Vida,

Re

Si

Si

ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA RESUCITÓ.

16. EL PAN DE VIDA

Mim

RESUCITÓ, RESUCITÓ, RESUCITÓ, ALELUYA.

Las tinieblas de la noche (2) se han rasgado con el día. (2). Las tinieblas de la muerte (2) en Jesús quedan vencidas. (2)

Sol

Pascua

El Pan que Yo daré, es mi Cuerpo vida para el mundo, el que siempre coma de mi Carne, vivirá en mí, como Yo vivo en mi Padre.

15. CRISTO ES LA LUZ Re

y

Mim

Gracias sean dadas al Padre, Re7



Do

que nos pasó a su Reino Si donde se vive de amor.

Mim

YO LE RESUCITARÉ Re7

YO LE RESUCITARÉ

Alegría, alegría hermanos, que si hoy nos queremos es porque resucitó.

Do

YO LE RESUCITARÉ Sol

EN EL DÍA FINAL. (2) 84

Re

Si7

Seminario Conciliar De Durango 18. TE CONOCIMOS AL PARTIR EL PAN Mi

Si7

Mi

Si7

20. ESTE ES EL DÍA

Mi

Andando por el camino te tropezamos, Señor, Si7

Mi

La

Re7

Sol

te hiciste el encontradizo, nos diste conversación. Re7

Sol

Re7

Sol

tenían tus palabras fuerza de vida y amor, La

Si7

Mi

Si7

Mi

ponían esperanza y fuego en el corazón

Mi

Si7

Mi

La

Mi

TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN. La

Mi

Si7

Este es el día, éste es el día éste es el día del Señor, cantad aleluya, cantad aleluya, cantad aleluya al Señor, cantad aleluya, cantad aleluya, el Señor resucitó. Si hoy cantamos todos juntos y está alegre el corazón Es por Cristo nuestra pascua porque ya resucitó. (Bis)

PAN.

Si hoy los hombres tienen vida, si hoy los hombres tienen luz, Es por Cristo nuestra pascua porque hoy resucitó.

Llegando a la encrucijada, Tú proseguías, Señor, te dimos nuestra posada, techo, comida y calor; sentados como amigos a compartir el cenar, allí te conocimos al repartirnos el pan.

Si en el mundo hay sonrisas, si en el mundo hay amor, es por Cristo nuestra pascua porque hoy resucitó.

TÚ NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL Mi

Andando por los caminos, te tropezamos, Señor, en todos los peregrinos que necesitan amor; esclavos y oprimidos que buscan la libertad, hambrientos, desvalidos, a quienes damos el pan. 19. UNA NUEVA VIDA Un anueva vida, tu misma vida, una nueva familia, tu misma familia, hijos tuyos para siempre. Por medio del bautismo renacemos, en agua que nos salva nos bañamos, pasamos de la carne y de lo humano al mundo de la gracia y de lo eterno. Guiados por la luz que recibimos ungidos como reyes en la frente, tu marca salvadora en nuestras almas, grabada en nuestra entraña para siempre. Surgimos del sepulcro que es el agua, teñidos en su sangre redentora, contigo incorporados a la pascua, vivimos en cristiano hora a hora. 85

Material

de

Apoyo

para

Cuaresma, Semana Santa

y

Pascua

MANUAL DEL MISIONERO

que será transmitido (libros, páginas de internet [donde pueda consultar información], Atender todos los protocolos sanitarios y revistas, etc.). tener en cuenta los siguientes aspectos. 3.- Material de apoyo: 1.- Objetivo: a) Juegos didácticos. «La misión que Cristo ha confiado a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse. A finales del segundo milenio después de su venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio. Es el Espíritu Santo quien impulsa a anunciar las grandes obras de Dios: “predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: y ¡hay de mí si no predicara el Evangelio!” (1 Cor 9, 16)» (RM 1). La alegría que una persona experimenta al saberse amada por Dios, es un gozo que no puede quedarse en ella misma, sino que la lleva a hacer experimentar el mismo amor a otras personas, para que se sientan amadas por Dios. Además, la tarea misional y evangelizadora de la Iglesia es una labor que le incumbe a todo bautizado, por participar del triple misterio de Cristo: profeta, sacerdote y rey. 2.- Material para llevar a misiones: Es necesario que un misionero esté bien preparado para llevar el mensaje del Evangelio de la mejor manera posible y, para ello, tiene que hacer uso de ciertos materiales que son indispensables a la hora de realizar la misión: a)

Sagrada Escritura.

b) Catecismo de la Iglesia Católica.

b) Cantos. c) Material para los niños (dibujos, cantos, lápices, colores, hojas). d) Instrumento musical (en caso de que se sepa usar). e) Computadora (si se tiene y en caso de que pueda utilizarse de acuerdo a la realidad que se viva donde se irá a misionar).

f)

Cartulinas para hacer esquemas.

g) Algunos videos o películas que puedan ilustrar el tema que se está reflexionando (de corta duración). 4.- Forma de trabajar: Las «visitas domiciliarias» son un momento clave del inicio de la misión. Ya que es ahí donde se tiene el primer contacto con los fieles de la comunidad. Si las puertas se abren y reciben la invitación para entrar, preséntense con sencillez y alegría: “el párroco desea saludarlos por nuestro medio, a los miembros de esta familia e invitarlos a que nos acompañen a vivir las celebraciones próximas”. Sería un gesto de acercamiento e interés, para que los fieles se sientan pertenecientes y parte de la Iglesia, que pregunten por los integrantes de la familia, ¿cómo están?, ¿cómo se llaman? y ¿cómo viven?. Y ya una vez que se sientan en confianza invitarlos con toda amabilidad a participar de las celebraciones.

Para lo cual, es necesario que c) Liturgia de las horas. previamente se hayan planteado y «fijado los horarios de las celebraciones y las distintas d) Rosario. actividades» que se llevarán a cabo durante e) Documentos de apoyo para los la misión; para esto, el misionero puede temas que se van a tratar de acuerdo al mensaje «servirse de algunos cartelones donde se 86

Seminario Conciliar De Durango

especifiquen los horarios de las actividades», los cuales pueden ponerse en lugares clave, que la comunidad visite diariamente o que sean visibles, para que las personas puedan enterarse de las distintas actividades y en qué horarios y días se llevarán a cabo. Los misioneros deben «trabajar con todos los integrantes de la comunidad». Para ello es necesario distribuir el tiempo que se tomará para estar con cada uno de ellos: niños, jóvenes y adultos. Niños: quien haya quedado encargado de la misión con los niños, asuma su responsabilidad con gran interés. Debe estar disponible y puntual, aunque no haya llegado ningún niño. Al atender a los niños debe tenerse en cuenta su edad, para presentarles el mensaje del Evangelio de una manera clara y sencilla, que pueda ser entendible para ellos. Además, debe hacer hincapié en lograr en los niños un interés por buscar el encuentro con Cristo, como un amigo que estará siempre con ellos. Para esto, el misionero puede apoyarse de material didáctico (dibujos, colores, esquemas, cantos, juegos) para hacer esto comprensible. Así, motivados los niños, una vez en casa, estos mismos puedan motivar a sus padres a participar de las actividades y de las celebraciones. Adultos: fijada la hora del encuentro con los adultos, el misionero esté puntualmente en el lugar señalado recibiendo, saludando e instalando a la gente lo más cómodamente que se pueda. Luego de la conveniente ambientación, es importante iniciar con una oración para encomendarse a Dios y poner en sus manos también el bienestar de las familias que asisten. La reflexión que se tenga con ellos debe ser un poco más profunda, teniendo en cuenta su edad, para que el mensaje cale en lo más hondo de ellos y deseen tener un encuentro con Cristo, muerto y resucitado. Que busquen ese encuentro y se sepan amados por Dios, que lo sientan cercano en sus vidas, no como un Dios alejado, sino como un amigo, un

hermano, un padre que estará siempre con ellos. Jóvenes: el misionero debe estar preparado para trabajar adecuadamente con ellos. Teniéndolos reunidos para comenzar con una oración y apoyándose de sus compañeros. En esta ocasión, un diálogo iniciado con quienes lo escuchan, es sumamente enriquecedor para todos. Además ayudará a los asistentes a perder el temor de hablar y darse cuenta de que son capaces de aportar algo de provecho. En todo caso, entregue su mensaje con mucha confianza y seguridad. Esto facilitará el desenvolvimiento del misionero y el acercamiento que tenga para con los jóvenes, para que se sientan acogidos y tomados en cuenta no sólo por los misioneros, sino que sientan la presencia de Dios que está con ellos. 5.- Comportamiento del misionero El primer medio de evangelización es el testimonio de una vida auténticamente cristiana: «El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan – decíamos recientemente a un grupo de seglares – o si escuchan a los que enseñan es porque dan testimonio» (EN 41). El «testimonio» es, ante todo, el fruto de un estilo de vida, de una manera de estar presente. No se trata de vivir para dar ejemplo, sino vivir de tal manera que el resultado sea ejemplar. En primer lugar el testimonio básico, es quizá el que da la persona que vive su vida ordinaria con integridad: quien «a pesar de sus límites y defectos, vive con sencillez según el modelo de Cristo». En segundo lugar, el testimonio es dado corporativamente por cada comunidad de fe, se trata de la vida de la comunidad. El tercer aspecto, el testimonio es de carácter institucional, se trata de la Iglesia en cuanto tal, de la Iglesia en su totalidad, no sólo de una comunidad particular. 87

Material

de

Apoyo

para

Cuaresma, Semana Santa

Por tanto, el testimonio que da el misionero a la comunidad debe ser reflejo de su propia vida de fe, de su persona. Ya que a través de ella, por su testimonio, evangelizará también a la comunidad. Además, será un medio para evangelizar a quienes no se acercan a participar de las celebraciones y actividades. Otro comportamiento importante es la oración y la contemplación que el misionero realiza. Santa Teresa de Lisieux es testigo del valor de la oración y la contemplación para el apostolado misionero. Se trata de la oración por los misioneros, de la vida ofrecida por la obra de Dios en el mundo, y de la contemplación que ayuda a mirar desde Dios a su creación y a su humanidad, y a discernir el valor de la más pequeña de las acciones.

y

Pascua

6.- Preparación del misionero: «Confiar la misión que se va a llevar a cabo en manos de Dios», por medio de la oración. Teniendo en cuenta que las obras que se van a realizar no son para el bien propio del misionero, ni para exaltar su propia persona mucho menos, sino para llevar el mensaje de una persona, Cristo muerto y resucitado; y lograr que las personas busquen un encuentro más íntimo, día a día con Dios, a partir del encuentro que tengan con Él en un principio, por medio de la oración y el testimonio de los misioneros.

Otra de las cuestiones importantes es la «integración total con el equipo de misioneros» con los que se trabaja, ya que el trabajo en equipo facilita la realización de ciertas tareas, además de que es un signo La «oración».- es sintonizar con los presente de una pequeña comunidad que vive proyectos de Dios para el mundo; es abrirse y busca el bien de los demás. para que la voluntad de Dios se cumpla en nosotros y en los demás; es disponerse para La «preparación doctrinal» del ser más solidarios con la obra de Dios en el misionero es importantísima, ya que primeramente debe estar empapado de mundo. aquello que se va a transmitir, debido a que La «contemplación».- puede ser una «nadie da lo que no tiene». De nada serviría actividad misionera. «Adviertan, pues, aquí que un misionero vaya a campo de misión los que son muy activos, que piensan ceñir con la mera intención de ayudar, eso no basta, el mundo con sus predicaciones y obras si lo hace para el bien de las personas pero se exteriores, que mucho más provecho harían queda sólo en un plano horizontal, sería una a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios… muestra de un profundo altruismo y amor si gastan, siquiera la mitad de este tiempo en por las personas, pero dejando lo esencial estarse con Dios en oración… cierto, entonces de lado, que el mensaje que se lleva es a Dios harían más y con menos trabajo con una obra mismo, a su Hijo desde el cual se ilumina la que con mil» (San Juan de la Cruz, Cántico realidad del hombre. espiritual). Porque «en realidad, tan sólo en el Una actitud contemplativa nos lleva a misterio del Verbo encarnado se esclarece relacionarnos con el mundo a un nivel más verdaderamente el misterio del hombre. profundo de atención y a dejarnos involucrar Cristo, en la revelación misma del misterio como cristianos en las necesidades del del Padre y de su amor, manifiesta plenamente mundo: hambre, pobreza, discriminación, el hombre al propio hombre y le descubre su diversidad cultural y religiosa, opresión, etc. altísima vocación» (GS 22). La contemplación ayuda a reconocer Por tanto, es de vital importancia que las propias heridas y enseña a esperar, vigilar se tenga una preparación doctrinal adecuada, y escuchar. para no perder de vista el centro del mensaje 88

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que se va a llevar a las personas. Y no sólo tenerlo presente, sino presentarlo de una manera adecuada y de la mejor manera posible. Estudiando lo apropiado como lo serían temas de Cristología, Gracia y Trinidad. Si se conoce con anticipación el lugar a donde se irá a misionar, sería bueno que el misionero reflexionara sobre el contexto social- religioso- cultural; esto con el fin de adecuar el mensaje al tipo de interlocutores que encontrará. Ya que no es lo mismo, aunque sea el mismo mensaje y el mismo tema, a unas personas que viven en un contexto de ciudad a unas que viven en zonas rurales, a unas personas que viven una estabilidad económica a quienes viven con apenas lo necesario económicamente hablando. Se debe tener también, al menos, un «conocimiento básico de la vivencia de las celebraciones que se realizarán»; con el fin de que el misionero se esmere en preparar dignamente las celebraciones y exhorte a la comunidad a vivirlas en un estado de acogida del encuentro con Dios Uno y Trino. El Espíritu de esta preparación tiene que ser siempre muy comunitario, llenos de alegría y optimismo. Los misioneros deben tener el pleno convencimiento que el «Señor estará con ellos» en toda circunstancia y siempre deben realizar su misión con la conciencia de que la cosecha queda en manos del Señor, quien sabrá de los frutos a su debido tiempo. San Pablo dice: «yo planté, Apolo regó, pero Dios hizo crecer. Y no cuenta el que planta, ni el que riega, en comparación con Dios que hace crecer» (1 Cor 3, 6- 7).

una misión a favor de la Iglesia y del mundo. «Los Pontífices de la época más reciente han insistido mucho sobre la importancia del papel de los laicos en la actividad misionera. En la exhortación apostólica Christifideles laici, también yo me he ocupado explícitamente de la “perenne misión de llevar el Evangelio a cuantos – y son millones de hombres y mujeres – no conocen todavía a Cristo redentor del hombre”, y de la correspondiente responsabilidad de los fieles laicos. La misión es de todo el pueblo de Dios: aunque la fundación de una nueva Iglesia requiere la Eucaristía y, consiguientemente, el ministerio sacerdotal, sin embargo la misión, que se desarrolla de diversas formas, es tarea de todos los fieles» (RM 71). Con la celebración Eucarística del envío de los misioneros, cada uno de ellos va al lugar de apostolado designado por el párroco, procurando iniciar las actividades en un ambiente de alegría por dar a conocer a Cristo muerto y resucitado, y su mensaje. Ya que el gozo que experimenta el misionero de saberse amado por Dios, no puede quedarse sólo en él, sino que esa sensación de amor le invita a llevarla a los demás para que la experimenten, y se sientanel llamados y amados por Dios.

El «envío de los misioneros» es un momento de vital importancia porque no sólo se dirige a los pastores, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, sino que se extiende a todos: también los fieles laicos son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben 89

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