Masotta Rodrigue

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Leí el artículo varias veces y juro que me perdí en la selva oscura. Masotta emprende una feroz crítica de los psicoanalistas argentinos, de quienes dice que "sólo es posible leerlos, mirándolos al revés, como esos tejidos que se entienden si se los observa del lado de atrás". Mirar a los analistas al revés puede ser un ejercicio interesante, si se piensa que esa es la forma en que uno se mira en el espejo.A continuación pasa a criticar mi trabajo sobre autismo, escrito 15 años antes. Ya me referí de paso a ese trabajo sobre Raúl, el niño mudo autista de 4 años, aquel que me llevó a conocer a Suzanne Langer, a mi periplo por Stockbridge y a la comunidad terapéutica. El artículo en cuestión fue debido a una invitación a participar de un libro titulado New Directions in Psychoanalysis, editado por Melanie Klein. En ese trabajo combino Melanie Klein con Winnicott y Suzanne Langer.Continúo con los antecedentes. Masotta se lanzaba con todo a la lid polémica y cuestionaba al orden instituido. Creo que me tiró el guante por considerarme el paradigma de la APA, lo que no deja de envanecerme. El suyo era evidentemente un texto destinado a causar efectos políticos. Y yo tenía que levantar el guante, batirme en duelo por esa Dama canalla que era la APA. En mi respuesta cito a Masotta: "Veamos el ejemplo de la señal emitida por el niño autista de Rodrigué: se trata de la palabra "/m(a)/m(á)"; pero la presencia aquí de una doble aliteración vocálica y consonántica, paranomasis, difícil de separar del sentido de la palabra, ¿no homologa éste al ejemplo de la pequeña Anna?" (O.Masotta en Leer a Freud). En mi réplica de 1969 continúo diciendo: "¿Sí? El problema es que no sé bien si comprendo; además la palabra ‘paranomasis’ me sorprendió, por el diccionario me enteré que viene a ser la semejanza entre dos vocales acentuadas. Eso ocurre para los ‘a’ de mamá. Y aquí tengo un problema, los chicos muy chicos no hablan como los grandes; es decir, como la palabra escrita. Si mal no recuerdo la primera palabra del chico autista fue más bien un ‘má-má’. Además me pregunto como analista de niños, que una vez flotó lúdicamente en un cuarto de juego, ¿qué hubiera pasado ante la palabra dicha por vez primera, si yo hubiese pensado en ‘/ma/má/’?. No me cabe duda que algo de la experiencia se hubiera perdido". Luego Masotta pasa al sueño de Ana; Ana es Anna Freud, la hija de Freud. Masotta nos informa que el sueño de la ‘pequeña Ana se articuló en voz alta durante el dormir: Ana F(r)eud, f(r)ambuesas, f(r)utillas...’. ¿Cómo está presente -según Masotta- el significante de este sueño? Lo cito nuevamente: "En la repetición de un grupo fónico, en la escansión que la repetición introduce, en el efecto del ordenamiento retórico y de jerarquización interna y autónoma de las frases...". Para Masotta los ‘fr’ en Freud, frambuesas y fresas son importantes. Pero la cuestión es: ¿para quién? Seguramente no para la pequeña Anna. Ella era austríaca y los niños austríacos sueñan en alemán". ¡Zas!, un gol de media cancha. ¿Será? La pregunta es, visto desde aquí, cómo puede un tipo lúcido como Masotta cometer algo parecido a una gigantesca gafe. Tomé a Masotta, sin lugar a duda, como un ingenuo que pensaba que Anna Freud soñaba en español. Desde la zorra cautela de la tercera edad me pregunto, por primera vez, ¿no será que Masotta me armó la cama y que yo pisé el palito? Creo que no, pero uno nunca sabe. Lo que me llama la atención es que ningún analista,

"El símbolo es la. frutilla suculenta que el psicopata omnipotentemerüe genera en su mundo interno, mientras que el pecho envidiado y atacado pasa a ser el objeto denigrado y de poco valor." (E. Rodrigué, en El contexto del proceso analítico.) -quie e .a Marx no sin ha er leído a Lacanel que 11 tnr a: eer a Freud 1. Pero toda posi le o pro able lectura ti, 1"" lid d(\\)('rl\ transitar por el lecho de Procusto de la historia y del ti. 111111110 dI I psicoanálisis. Ocurre efectivamente que es difícil discernir, 11"1 111111 os históricos, la obra de Freud del desarrollo contemporáneo de I .111 l' 1 IIda .onjetural >: entre la fecha de publicación de La interpretación (o,v ,1I/('1I0S y el Congreso de Salzburg median apenas diez años. Desde 11111111('1 S hasta su muerte Freud no sólo se vería liberado de aquella soledad dI' 1011 uños de la declinación de su amistad con Fliess, los tiempos de sus "1 IIl'osis y de sus pánicos, de su autoanálisis, sino que su propia producci6n dtl I scritor se vería rodeada muy pronto por la producción de Ferenczi, ¡\III'uham, Stekel, Rank. ¿Cómo decidir entonces sobre eso que en otros I'lISOS hay menos dudas; e'St'Oes, so re los textosy sobre e or en de una k -1 ura? 3 ¿Cuál es el valor y el alcance e la teoría tal como ella se encueñ=" 11'1I xpüesta en esos textos? Se recuerda la posición de Stekel: si bien Freud había sido un gigante, los enanos trepados a sus hombros veían más lejos ,V ' qu él. Tanto reconocimiento ocultaba mucho desdén. Y del mismo Freud '~ )10 quedaría hoy aparentementemente más que los despojos de la última parte de su obra: ~ ría ~la ers 11 lidad pobremente conceptualizada, ~delo-ª~Jo· psí ui Q como conflicto, el esqueleto de una concepción dinámica de la enfermedad y de la cura 4. l'

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" Oscar Masotta. Nació en Buenos Aires en 1930. Entre 1965 y 1967 se desempeña como investigador de dedicación exclusiva en la Facultad de Arquitectura de la VBA. Director de la Primer Bienal Mundial de la Historieta (Di Tella, 1968). Libros: Sexo y traición en Roberto Arlt (J. Alvarez, 1965); Happenings (en colaboración, J. Alvarez, 1967); El "pop art" (Columba, 1967); Conciencia y estructura (J. Alvarez, 1968); La historieta y el mundo moderno (Paidós, 1969). "" Resumen de la conferencia leída en el Instituto Luchelli Bonadeo, el 18 de abril de 1969. . .

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lrlstoríns del psicoanálisis- una de ellas, abundantemente escrita, ha sido p 'o P nsada~ se en~ipta en el "Establishme.nt" psicoana-

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111i 'o (.La Asoclacion Argentina es un buen ejemPlo). sta inscripción, de v rdad, no es más que la del significante inconsciente, la huella mnésica que si la memoria no olvidó, fue porque jamás estuvo en la conciencia: la r presión de Freud. Si se leen las historias, todo permanecería aparentemente en orden: el "psicoanálisis" comienza después del "codo" de los años veinte. ¿Qué decía Freud? Si se lee Inhibición, síntoma angustia se comprueba simplemente que junto al a-E!do e Jg pri era teoría de .la angustia (separación mecánica del afecto y la representación) y junto a una angustia concebida ahora como fracaso de las funciones del yo, Freud conserva la noción de un "a posteríori" 5, la Idea de una temporalidad que escinde a 'la represión eñd_os tieinpos," esto es, un modelo comenzado a bosquejar ya en- el interior de las más arcaicas ficciones neurológicas del

Proyecto

6.

En tiempos de Freud, cuando la neurosis de Freud era inseparable de Sil deseo de Saber sobre la neurosis 7, cuando Freud extraía finalmente su teoría de su neurosis y se zafaba por lo mismo de su neurosis por la construcción de una teoría, entonces el psicoanálisis estaba lejos de ser una institución. El "psicoanálisis hoy" (para usar una frase que una vez un libro festejó) parece estar condenado a comenzar por el final. Se trata en esencia de transmi " una t~C]1.8; en el mejor de los casos -o en el peorde formalizar una teoría sobre cuyos fundamentos y alcances ya nadie se pre'guñ a. No es necesario hacerlo, puesto que si ella existe en la cabeza de nuestros "gigantes del sillón", es porque el Poder fundamentará al Saber. Por lo demás, una teoría, si tiene consenso, resulta económica; al menos en que no serán necesarios más de dos párrafos para exponerla. Pero yo no hago metáforas: hasta tal nto creo que lo reprimido es Freud, que entiendo que sólo eSJmstl5le leer algmlos libros escfi os por pSIcoanalistas argentinos, atendiendo a las lagunas, mirándolos del revés, como esos tejidos del ejemplo que sólo se entienden si se los observa del lado de atrás. He aquí un_l~ño .del discurso freudiano en el discurso manifiesto de un psicoanalista de h,.gy: "Considero que este mutismo -escribe Hodfigué-e-

es un artíftcio dé 10. técnica de uüerpretacuni de los sueños que Freud empleaba a principioe de siglo, El método de fragmentar los sueños en eslabones arbitrarios y de solicitar, a veces presionar, al paciente para que asocie con cada ítem, genera una alteración de la trama natural del sueño, donde los símbolos están significativamente relacionados con su texto" s, ¿Pero no se percibe aquí, como en el caso de lo reprimido y el síntoma, una cierta apropiación masiva -por antítesisde un trozo del discurso do Rodrígué por el ligar y la fuerza de la teoría de Freud? Veamos qué dice 1 párrafo: a) que no es posible aislar un signo de su contexto; b) porqu la igruficación es una "trama natural" (esta expr sión desdichada siglliric'lI sin duda que hay que analizar lo que se tiene a la vista, la írnag n el 1 s\lciiO, p r j mplo, y no las palabras O); c) q 1I la si mili a ión s610 os kfhh ('11(,1 Interior d 1 .ont xlo actual y globnl d 1 signo o d( 1 símbolo. ~P(II'() 110 '( r '0110' 11nqu! lus lesis d 1I11Flf( Jloll)('llologfll el, (11 lollllld u l ( di n ln I lu V(WlI'16n slcmpr ¡>rll¡'Jl\l\li~lll d( los I('xlos d('(lllllol'i 11\'1'0I'tllo 11\1,t 11111111 ,,',O

I ',1¡/fj('alivo) que enfatiza lo molar por un rechazo sistemátjc~ d~,lo ~"()111('11 1 1111'1l uquietud, en fin, ya suficientemente derrocada por la hng~ístl '(ll'1II1 11'"lporflnea. Cómo podría haber significación -y ello ,tan~o afuera '011111 1I.1('lIlro del psicoanálisissi- el signo no llevara en SI mismo su pJ'()P 11 1'1 lI('ipio de fragmentación, de aislamiento del texto y de ,todo, t ~l() ( 11 11111 1'(11ría al código y su potencial poético) 10 Y su propio principio d\ l' \' sl6n interna (la barra saussuriana, que separa el signific.ante del Hi¡~1I I ('11110,no es ni un descubrimiento del lingüista ni un privilegio d ,1 SqH 1111 {'lIito). ¿Cómo podría haber in~er~ncia del "ÍteI?", a su contc lo, ,111 'Idl k-unt esto es sin esa materialidad de extenonda absolula, \ 1111111 ' 11qu~ define; la materi"aliaad - el lenguaje; en fin, sin la posihilkhul di "lIl1lqujcr palabra (monema o frase) de ser tomada "a la 1 tra", (:01110 ¡\ ('Il 101\'fin, descompuesta al extremo en sus "letras" o fáéílmento 'OIlVI\I 1d 1111( 11 Sil anagrama, y sin que esos proouctos moleculares de la sigllll 11111¡'1I1do onstruida no fueran capaces de nuevas fusiones, de f~nnnr (:~II 1HIII(\' 'od nas (por sus semejanzas, formales, sonoras; por sus dif r 11('UI) \ dn uln']r y cerrar a la vez el tránsito del sentido? ¿Qué contesta RocIri¡'tu l' ¡\I\l1 lodo por una amputación de la teoría freudiana del signo: óstn
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