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December 30, 2017 | Author: Cynthia Guardia | Category: Love, Philosophical Science, Science
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JUAN CARLOS GONZÁLEZ CALDITO

Más de treinta noches para decirte adiós

PRIMERA EDICIÓN

Editorial Bubok

Juan Carlos

González Caldito

Más de treinta noches para decirte adiós

Diseño de la cubierta: Juan Carlos González Caldito © Bubok Publishing S.L., 2013 1ª edición ISBN: Impreso en España / Printed in Spain Impreso por Bubok

…A quien vino, amó, se fue y se quedó…

Índice

Prólogo............................................................................. 3 Non ce la faccio più !................................................................. 5 Treinta noches tristes para una canción ................................. 6 Sabor amargo .............................................................................. 8 Ni Romeo ni Julieta ................................................................. 10 No me quería ver sufrir y agonicé ......................................... 12 Il tragico addio ......................................................................... 14 Y que vuelva a suceder ............................................................ 15 Este absurdo otra vez .............................................................. 17 Despedida sin adiós ................................................................. 19 El deseo del niño muerto........................................................ 21 Où sont mes amis?................................................................... 22 No hables de mí ....................................................................... 23 Volver ........................................................................................ 25 Estoy deseando una criatura .................................................. 26 Jamás creí .................................................................................. 31 Si tú te vas ................................................................................. 32 La abandoné, ahora la olvidaré .............................................. 34 Llegó ella tras de ti ................................................................... 36 Amor, tanto amor y al final un crudo adiós ......................... 38

Esos momentos mágicos ........................................................ 40 Los labios del olvido ................................................................ 42 Se me fue ................................................................................... 44 Lejos, extraña, tela de araña .................................................... 45 Prima di morire......................................................................... 46 La consolación .......................................................................... 48 Creí perder la soledad .............................................................. 50 Cuando te canses de llorar ...................................................... 52 La venganza imposible ............................................................ 54 Ebrio expreso y desespero ...................................................... 55 El horizonte y tú detrás ........................................................... 57 Ahora mismo no sé nada. ....................................................... 58 Te adoré, te perdí, ya me fui ................................................... 60 Un último y eterno adiós......................................................... 62

Prólogo El autor de la presente obra – si así se la puede llamar – ha querido reunir estos versos en poemas, y estos poemas en un poemario, quizás con la intención de despedirse de alguien, o de él mismo; tal vez quiso alejarse de su antigua vida y saludar una nueva vida; quizás quiso desangrarse, vomitar cuanto le dolía; ser compasivo consigo y con su amor o tal vez buscó la compasión entre sus allegados, o la venganza hacia quien amó; a lo mejor tan sólo desahogarse o combatir el dolor, el aburrimiento o incluso el cansancio con algo tan común y personal como la poesía. Quien lo sabe. Tampoco este prologuista, que se esconde bajo un nombre que no es el suyo, lo sabe. ¿Pero qué importa todo esto? ¿Qué importancia puede tener lo que el autor de estos versos nos quiso decir? ¿Es él quien lo hizo, o fue la otra persona? ¿Y si no hizo nadie? ¿Y si todos lo hicimos? Tampoco lo sabemos. Tan sólo que el autor de la presente obra los recogió y presentó sin explicar nada de ellos. Tal tarea se la respetaremos y dejaremos a cargo del lector, que será quién con sus ojos y su voz dé vida a las palabras, entonando el ritmo y el timbre de dichos versos. Aunque sí que es cierto que aquí este prologuista desearía hacer un alto y advertir al lector que nada de lo que en estas hojas se dice – si es que algo se dice – es ni falso ni real: ni fue, ni pasó ni tampoco tendrá que ser. En todo caso nos podemos adelantar y decir que todo cuanto aquí se versifica es tal y cómo el autor quiso que fuera, es decir, que no dice lo que fue sino cómo él lo quiso ver. ¿Por qué puso estos y no otros? ¿O acaso no tenía más? ¿Decidió presentar sólo estos o quería presentar más? ¿Se acabarían aquí sus versos? ¿Por qué más de treinta noches? 3

Tal vez la obra esté acabada, o quizás quede aquella hoja en blanco para el poema que tiene esta por llegar. En todo caso, hallaremos aquí los miedos, temores, deseos, rabias, odios y rencores, las nostalgias y pasiones de quién haya escrito tales versos, pero sobre todo encontraremos los pensamientos del autor, su última intención, recogiendo aquello que él vio, y eternizándolo para, quizás, decirle adiós. De alguna manera este prologuista quiere, si el autor se lo permite, versar lo que éste creer que el autor ha querido expresar: …Y cuanto deseo abrazarte pero te quiero lejos, muy lejos, donde no nos hagamos más daño que ya sangro demasiado. Así cree este vuestro presente redactor que puede resumir – si resumir se puede – este poemario, en el que el autor del mismo rozó, a pesar de todo, la felicidad, aunque ésta fuera dura, cruel, lastimosa, pero no por ello indigna de ser vivida. Tal es la creencia de este prologuista, al igual que también cree, sin duda alguna, que el autor desearía volver a repetir sus poemas otra vez, volver a llorar por lo que aquí se ha despedido tras tanto amor. Quizás para eso dice adiós a quien se lo diga, o quizás lo diga para no vivirlo nunca jamás. Pero ya no les quito ya más tiempo y les doy paso a la obra, que ni se empieza ni se acaba por donde parece y dónde el lector es más intérprete que el autor. ¡Disfrútenlo! Giovanni di Tempo 2013 4

Non ce la faccio più ! Basta ! Resonaba tu voz por la habitación. Non ce la faccio più! Y yo contigo me desmoronaba. Tú llorabas, yo me ahogaba. Quizás cobarde, no aguanté más. Me uní a tu voz y con soltura dije lo que jamás creí. Basta! Non ce la faccio più! Me ne vado a casa e non ti vedo più !

5

Treinta noches tristes para una canción Ya no me importa mi ruta de viaje. Duermo en el infierno desde que me fui. Será porque he dejado de amarte tras treinta noches de decirte adiós. Me fui de tu vera cuando no quería. Treinta veces te dije que me quedaba. Fue más fuerte tu resistencia que la del poeta muerto en el paredón. Treinta veces me dijiste que no. Treinta despedidas sin decirnos adiós. Treinta noches tristes para una canción. Han pasado tantas horas del último beso. Más de treinta lunas, de una esperanza. Me acuerdo de las noches lloradas, treinta justas para decirte adiós. El resto ha pasado narcotizado por la melancolía, el recelo y el sudor. Será que no quiero darte más noches de las veces que me dijiste que no 6

Treinta veces insistiendo. Treinta veces deseando volver. Treinta veces ilusionado otra vez. A las faltas del odio y el exceso del orgullo nunca me acostumbré. Y tú sin medida sin vergüenza me quisiste matar cómo se mata a un perro guardián. Treinta noches para decirte adiós. Treinta veces sí, treinta veces no. Treinta versos para una canción. Y allí quedó la flor de la pasión, allí los besos de nuestro amor, en esos feos días de olvido para aprender a decir adiós durante treinta noches de desolación, treinta signos de interrogación y más de treinta noches para decirte adiós.

7

Sabor amargo Luz de luna que se apaga. Cristales sucios, cristales secos. El crujir de la madera en esta casa de hormigón. Las sábanas frías, sabor amargo. Vi el amor, Vino y se fue. Encontré lo que buscaba, ¡ojalá no lo vuelva a ver! Se irá el invierno, se irán los besos y los suspiros. Se irán susurros y miradas, las esperanzas que regaban las flores y sonrisas. Se irá la luna y la noche aquella. 8

Saboreé el sabor del odio y el rencor. Nos miramos a los ojos y nos dijimos adiós.

9

Ni Romeo ni Julieta Ella se cansó, le dijo que se fuera. Él no se lo pensó, se fue sin mirar atrás. Entre ambos quedó la esperanza atada, un largo letargo que les hizo sangrar. Ella le dijo cuando esté preparada hablamos. Él le contesté que sí pero hizo que no. Pensó en ir a verla, darle una sorpresa. Aquello fue la tragedia que mató su amor. Se desnucaron por teléfono, mensajes y palabras, un adiós de odio, un hasta nunca jamás. 10

Él no le supo dar el tiempo que pidió y ella se dejó llevar por su rabia y su temor. Y se enterró el amor, los recuerdos se envenenaron, se quemaron los dos y en cenizas quedó el amor que los unió.

11

No me quería ver sufrir y agonicé Acabó de una vez, con sólo dos golpes. Primero dijo adiós, luego hasta nunca. Fue mi amor cruel, no supo verla más allá de mi pasión, más allá de mi condena. La injuria me clavó sin ninguna compasión, y todo por querer volver a nuestro amor. Cuando el miedo es el señor que ocupa el lugar del amor, ya todo está enfermo, demasiado dañado. Acabó de una vez, con sólo dos golpes. Primero dijo adiós, 12

luego hasta nunca. Su malestar le acechó, no supo verlo. Con su odio me atacó y nos mató. Más no pude aguantar su falta de dolor y con mis manos cavé la tumba de nuestro amor.

13

Il tragico addio Él se cubría de mierda, y tú le llorabas las penas. Ellas se volvían tristeza y la tristeza riñas diarias. Él asomó el adiós y tú le saludaste impaciente. No hubo reacción extraña, esta vez os entendisteis. Él se fue por su vera sin tu mano ni tus besos. Tú enterraste los sueños que junto a él habías creído. Ahora todo aquel ruido ya no es más que silencio. Las sábanas mojadas son ahora un pañuelo de lágrimas solitarias.

14

Y que vuelva a suceder Fue en una noche negra. Tú me dijiste adiós, yo abracé el camino. Y cogidos de la mano paseamos la última vez las penas y los temores que no volveremos a ver. No nos miramos ya nunca sin lágrimas en los ojos pero los dos nos dijimos que volveríamos a amar. Y que no se aborrezca el corazón, que no se acaben las penas si son por la pasión. Que volvamos a soñar en la esperanza una vez más, que bailemos otra vez al son de los besos del amor. Que el adiós esté siempre presente 15

para volver a saludar, que no ocultemos las venas cuando nos hagan llorar.

16

Este absurdo otra vez Descorazonada, desgarradora, maldita víbora traidora. Creí oír un día jurarme que no me dañarías, pero has sacado tu lengua, tu odio, tu rabia, y cuando yo tambaleaba me has empujado de tu cama. Otra vez mirando a un horizonte absurdo, infinito, parisino, otra vez llorando tus faltas y venganzas sin saber si te quiero cerca de mis venas o enterrada en el olvido. Sucia tramposa, vengativa y rencorosa. Vuelvo a la soledad yo sólo, sin esperanzas ni recuerdos que no provoquen náuseas, 17

que no enciendan mis venas. Otra vez contigo y sin ti, otra vez con la soledad, otra vez vuelta a empezar.

18

Despedida sin adiós Se ha roto el ayer, ya no hay mañana, siguen las luces haciendo las sombras de tu recuerdo. Me largué sin rechistar, nos dimos el universo. Aquello me gustó, supimos verlo. Hay noches y mañanas que sueño contigo y forcejeo con mis sentimientos para no volverte a llamar. Me largué sin rechistar, nos dimos todo el tiempo. Aquello me gustó, padecimos de nuevo. Ahora, guardado todo en los versos, sigo queriéndote, a pesar de que está roto 19

y no voy a buscarte. Me largué sin rechistar a ninguna parte, cambié las lágrimas del odio por las de la nostalgia. Me vestí de azul marinero y zarpé a la mar nueva, allí donde las olas me golpean de nuevo en el pecho.

20

El deseo del niño muerto El sueño de un niño se va flotando hacia la nada, sólo queda el recuerdo de haberlo deseado con la persona amada. Los claveles y los besos que nos hemos dado ahora han quedado sepultados en el cementerio infantil donde habitan el tiempo, el rencor y el olvido. Y si siento la risa de un niño jugando y bailando viene a mí el dolor de tus besos perdidos, las esperanzas matadas de tu hijo conmigo.

21

Où sont mes amis? Una absurda mañana despunta y entra por la ventana. Las montañas, en el horizonte, son ahora mi compañía. Juego de amores, melancolía de pasiones. Un cigarro por encender, una botella vacía. Ya salen las lágrimas y no tienen compañía, sólo este cuaderno de viaje que lleno de versos tristes llorando lo que fue el ocaso de nuestro enlace. Dónde están mis amigos para llorar con ellos y olvidar mi desgracia de estas noches de olvido.

22

No hables de mí Cuando hables del amor vívelo otra vez. Vuelve a sentir tu sangre hervir, no hables de mí para volver a reír. Tuvimos un adiós muy desgraciado, que no se contaminen los besos que están por llegar. Di que no conociste el amor, que nunca lloraste, guárdalo en tu corazón, que vuelva a ser otra primera vez. Habla del amor, vívelo otra vez, cómo si yo hubiera sido sólo un largo juego. Vuelve a reír, a sentirte de nuevo latir, 23

porque yo ya hablaré de ti, yo ya llenaré de penas la charca del olvido con lágrimas y versos.

24

Volver Separado uno del otro y los pensamientos volviendo con amargo sabor y pena para acostarse conmigo. Este andar que hacemos solos, este despertar sin ti pero siempre contigo... por qué no cruzar juntos este camino de tempestad. Fui feliz… Tengo el corazón herido, las vestiduras rasgadas, la boca sellada pero si pudiera decirte hola y borrar el adiós de nuestros ojos y memoria desharía esta historia absurda para cruzar contigo de nuevo y volver a ser feliz.

25

Estoy deseando una criatura Estoy deseando una criatura pero no me la da su madre. Ha cerrado la puerta, ha besado mi cara, me ha dicho que me vaya. Que mañana tan absurda, voy cargado de esperanzas para tirarlas a la basura. Unas saetas me acompañan, están firmadas con lágrimas de adiós y desgracia. Deseo una criatura, pero no me la da su madre. Me ha dicho que la busque en otros besos, otros mares. Que busque bien, sin enfadarme, allí donde el sol alumbre las velas para poder iluminar la criatura que no me quiere dar su madre. 26

Perderé el camino Hay una vela en la puerta. Baila la llama al son de la brisa. Si se abre de golpe se apaga. Si se cierra, arde. Se oye el bramido de un niño al fondo del pasillo. Está llorando, está muriendo. Yo encendí la vela y vi la puerta. Si apago la llama, perderé el camino. ¡Perderé el camino, amor, perderé el camino! Yo encendí la vela y me quedaré con ella.

27

¡Está tan desprotegido! Con sus manos golpea al aire. Si me acerco, no lo veo, pero lo escucho gritando al cielo. ¡Que con sus manos golpea al aire negro! ¡Que con valor lo dejo solo! Yo cogeré la vela, iluminaré el pasillo. Me llevaré al niño hasta la puerta. Se apagará la llama, perderé el camino. ¡Perderé el camino, amor, perderé el camino! Pero me llevaré al niño hasta la puerta para que viva aunque se queme todo. 28

Consuélame esta noche Consuélame esta noche, amigo, dime que yo seré invencible. Que siempre seré su amor eterno. No me quieras ayudar, no me digas la verdad, sólo dime lo que esta noche quiero escuchar. Que fui yo su amor, que siempre me amará y nunca me olvidará aunque se vuelva a enamorar. Hazme este favor amigo mío. ¡Qué me importa la verdad en esta absurda noche! dónde habito en la derrota del corazón sangrado. Dime que jamás me podrá perdonar el que me haya ido de su lado sin mirar 29

sus ojos una vez más. Que su boca, aunque no me bese, siempre me pertenecerá. Miénteme sólo una vez más y dime que la amé tanto como puede un hombre amar a una mujer. Consuélame esta noche, no me digas la verdad. ¡Ay amigo mío, abrázame y ya! Que duerma esta madrugada pensando que hice bien.

30

Jamás creí Nos despedimos tantas veces… ¡Jamás creí que nos diríamos adiós! La boca y las manos llenas de sangre y siempre muy cerca el cuerpo tendido de nuestro amor muerto atado con una cuerda, tirando del cuello: nos dijimos adiós, nos fuimos corriendo y el amor muerto se quedó a nuestro lado. Nos despedimos tantas veces… ¡Jamás creí que nos diríamos adiós!

31

Si tú te vas Si tú te vas me iré muy lejos. Al otro lado del mundo y de tus besos. Se irán todos los recuerdos a la caja y al consuelo de lo que fue una vida hermosa y amarilla donde reinaba el fuego de tus besos y mis caricias. Si tú te vas me despediré del llanto de tener tan distante la falta de tus besos. Lloraré mis penas con extraños y poetas, dormiré en camas ajenas donde habite el olvido. Si tú te vas me quedaré ciego. Ya no veré el camino, 32

la luz de mi deseo y moriré de pena hasta otro nuevo día. Si tú te vas me quedo en el olvido para empezar de nuevo lo que se fue contigo. Si tú te vas, mi amor, me voy contigo.

33

La abandoné, ahora la olvidaré Estoy olvidándome de esa mujer mientras aprendo a olvidar las tardes grises en las que acariciábamos juntos nuestra piel. Ahora llora la desgracia de la ausencia, la olvido poco a poco mientras aprendo a olvidar. La abandoné, me hizo sufrir, monstruo y loco llamó a quién tanto la amó. Aquella mujer hundió su odio en mi pecho, me empujó del altar al suelo sucio del desprecio. La tuve que abandonar. Ofendió mi corazón, lo destrozó sin compasión. Me fui muy lejos, 34

llorando la dejé y me llevé su mirada a la cama donde duermo y en la que aprendo a olvidar olvidándome de aquella mujer.

35

Llegó ella tras de ti Se ha corrido mi sangre y mis lágrimas en estos versos tristes, buscando de nuevo los labios del amor, aquellos que una vez me desearon tanto. He arrastrado el cincel del odio y el olvido, la traición del delirio del amor huido y desgraciado. Soledad tras los recuerdos, ausencia de tus besos. Gritan los ecos sin parar. Es la soledad que me viene a visitar. Y con ella escribo estos versos, con ella vuelvo a empezar. Me fui de tu lado 36

para volver a sus brazos. Ha vuelto otra vez, ya me despido del amor.

37

Amor, tanto amor y al final un crudo adiós Terminaste de una vez, morí poco a poco. Tu cruel adiós fue mi año nuevo, este amor que nos mató que casi me ahogó. Un día sabremos que lo que dejamos era lo más bonito, pero ya no habrá remedio. Me dijiste adiós, suerte que estaba calzado. Cogí la maleta y me fui llorando sin mirar. Espero que pasen muchas cosas, que nos arrepintamos, lloraré como un cobarde aunque ya sea en balde. Me dijiste adiós, 38

terminaste de una vez con lo que fue tan grande. Amor, tanto amor y al final un crudo adiós.

39

Esos momentos mágicos Mi vida por esos momentos mágicos en los que el tiempo se funde con los sueños, los ojos se miran, entrecerrados. No se sabe lo que sucede, se es capaz de olvidar cualquier pena. Algunos lo llaman felicidad, otros enamorase, a mí me gusta verlo como esos momentos mágicos en que dos personas se ven desnudas sin tocarse, sin dañarse, sólo dando paso a que el sueño crezca y el tiempo se aglutine en un círculo de encanto. ¡Mi vida por esos momentos mágicos! Si algo tiene de bello vivir, mi amor, es pensar que después de haberte dicho adiós todavía puedo volver a descubrir 40

otros momentos mágicos que son escasos y fugaces como el recuerdo de los besos.

41

Los labios del olvido El olvido es mío, sólo mío y de nadie más. Duerme conmigo y planeamos juntos un futuro seguro en el que vivimos felices y morimos juntos. Es mío el olvido, ahora es mío. Se enamoró de mí, me prendé de él. Platicamos juntos el rechazo amargo de los recuerdos crueles que sin permiso vienen. El olvido es mío, tan mío que soy suyo y ya no soy para nadie, ni para quien me odia ni para quien me abandona. 42

Beso los labios del olvido para borrar el sabor de los tuyos y dejar de morir recordando que un día fui tuyo.

43

Se me fue Me quise acercar y se me fue. Abrazarlo con todas mis fuerzas fue la muerte más fuerte. Clavó sus largas garras y lo mató. No supimos verla venir, de las manos se nos escapó y ahora desconsolado lloro mi perdición. Me quise acercar y se me fue. Que maldita crueldad no poder estar contigo otra vez. Las manos se nos llenó de la sangre de nuestro amor. La muerte le llegó y se lo llevó. Me quise acercar y ya se me fue. 44

Lejos, extraña, tela de araña Extraña como las cosas que no conozco. Lejos, muy lejos, allí donde ni mi corazón puede rozarte, dónde mis ojos ya no quieren mirarte. Me enredo entre los pensamientos que cada noche vienen a visitarme antes de entregarme a los sueños del enamorado abandonado. Y tejo gigantescas telas de araña en las que por tocarlas me pierdo buscando una respuesta a las preguntas que me hago al acostarme, repitiéndome por qué abandonamos el amor que tanto esperamos.

45

Prima di morire Ya me he ido, ya no se pierde nada, lo poco que quedaba creo que ya sólo está volando por los aires y sujeto en el recuerdo. Espero de algún modo que llegue a tus oídos la voz que clamo como un loco. Nunca te he renegado, siempre te he esperado. Un mal, una venganza jamás te he deseado hasta este momento dado. Tus ojos eran la luz de las estrellas que me guiaban, tu boca, perla, los labios por los que moría. Y ahora, antes de morir 46

cuando se ha ido todo cuanto amaba espero que sepas de algún modo que nunca te he renegado, que yo por ambos vivía ilusionado.

47

La consolación Un descuido, luego un insulto. Ya no aguantamos más, nos cansamos. Tú me diste la espalda, yo hice la maleta, me pediste que me largara y me fui de tu casa. Todo estaba gastado, nada quedaba en el horizonte mas que la nada y con ella la novedad de un nuevo día, de una nueva esperanza. Y allí, en aquel momento, acabó todo. Tú llorando en la puerta y yo bajando, con la maleta a cuestas, por el ascensor que esperaba hasta la calle donde 48

esconderemos los recuerdos y sonreiremos de nuevo cómo hicimos al conocernos. ¿Te acuerdas?

49

Creí perder la soledad Contigo creí estar acompañado. Tanto lo creí que incluso dejé de estar a solas con la carne y el hueso para estar con tu piel y tu sangre cada vez que nos amábamos. Se perdió la soledad, no sé a dónde fue. Era un devoto de tus sacrificios. Hasta los huesos llegué a acompañar, cuando tu cuerpo se abría y me recibía, repiqueteábamos con ellos la canción de la pasión. Contigo creí estar acompañado. 50

Tanto lo creí que olvidé mi soledad. Ahora ha vuelto, tú te has ido y junto al olvido practico acostarme con ella.

51

Cuando te canses de llorar En la avenida del ayer donde los sueños ya no son la esperanza de seguir hasta el final, las luces siguen allí encendidas para alumbrar los escaparates del recuerdo y los besos fotografiados. Lucen de rojo las doncellas que se agacha al pasar al lado del soñar cansadas de esperar al caballero azul que se quedó en el altar. Cuando te canses de llorar haz la maleta y ve allí donde puedas volar con tus pies y tu verdad. Las aceras teñidas de dolor, la pasión que se fugó, el adiós que vino a ver 52

los ojos del ladrón. Allí está el autobús que te llevará en dirección al Hotel Le Vallon para dormir antes de ir al aeropuerto a despedir la avenida del ayer donde habita aquel amor agotado de sufrir. Cuando te canses de llorar sube en ese autobús y márchate sin dudar al aeropuerto para ir a la travesía del porvenir donde encontrarás el nuevo amor y te dará, sin dudar, lo que te dio aquel ayer. Sonreirás de felicidad cómo hiciste allí, dejarás atrás lo que te hizo marchar, cuando te canses de llorar.

53

La venganza imposible No pude vengarme de ti, empezar el año nuevo sin hacerme llorar. Irme de tu lado, decirte adiós sin dolor, hacerte creer que tú no eras nada para mí. A cambio lloré, Desgarré mi corazón. Me quería ir sin que vieras las lágrimas caer por la piel que ayer besabas sin cesar. No me pude vengar, no fui capaz de decirte que me dabas igual, irme sin llorar, hacerte creer que lo nuestro era nada ya.

54

Ebrio expreso y desespero Vete de mí para siempre pero quédate un poco para despedirme. Te echo de menos y te tiro a los demonios. Me abandonaste cuando me fui al valle del olvido, del deprimido abatido. Eres rencorosa con mis venganzas. Maldita sea la estampa de mi memoria que viene, injustamente, a desvelarme la noche con la luz de tus ojos clavados en mis pupilas. Vete lejos, 55

tan lejos como mi esperanza. Vete lejos, que no quiero vivir como la cigarra. Estoy siendo un desgraciado, sin saber de ti ni de tus besos, ya ajenos, quizás de otros labios. Pero ahora poco importa, voy ebrio y desesperado, tanto que me olvido hasta de mis palabras.

56

El horizonte y tú detrás No sé si te amé cómo creía, tampoco sé si es cierto que te olvido, si los besos que te di eran míos o si esos besos caerán en el descuido. Quizás decirte adiós es una mentira y quedarme a tu lado un martirio. A lo mejor volver a ti es una locura, tal vez no verte sea mi condena.

57

Ahora mismo no sé nada. Sólo veo humo y un horizonte que se abre ante mis ojos. Tú detrás, muy presente, y delante un llano todo por hacerse. …y a pesar de todo… Más de treinta veces te diré adiós pero ninguna de ellas me despedirá de ti para olvidarte jamás. Más de treinta noches sin el abrigo de tu piel y sigo esperando los labios que en las noches me hacían soñar. Más de treinta versos que escribo para decirte adiós y en ninguno de ellos 58

digo la verdad. Que no te quise decir adiós, que se rompió lo que más amé y que no quiero despedirme de ti. Que sólo te digo adiós para hacer más soportable mis más de treinta noches de tanta soledad.

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Te adoré, te perdí, ya me fui Ya salieron las lágrimas que querían despedirse de tus besos. Ya salieron las voces ocultas que se escondían en mi corazón. Fue Vargas y sus penas, fue su ojalá quien me dijo que te vaya todo muy bonito tras treinta noches de olvido. Escribo esta canción con lágrimas desgarrando la piel que hace no mucho tus manos acariciaban. Ya nunca más volveré a molestarte. Dejaste luces encendidas y no sé cómo voy a apagarlas. Ojalá que mi recuerdo sea bonito, que algún día deje de dolerte. Ojalá que otra vez se llenen tus venas y conozcas personas más buenas, aunque yo haya sido tu vida. 60

Y aquí me quedo con Chavela, agotando las que no serán las últimas lágrimas. Sabor amargo y dulce recuerdo, deseando que se acaben mis penas. Ojalá que te vaya bonito, ojalá que te vuelvas a enamorar. Y que nadie ose llamarme cobarde pues jamás antes dije que amé.

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Un último y eterno adiós ¿Y dónde está el olvido? ¿Y dónde los versos? ¿Y dónde tú cariño? A ti te lo digo Dame esos versos que no escribo

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