MARTÍNEZ PULIDO. La Senda Mutilada

July 29, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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MARTÍNEZ PULIDO, Carolina 2012  La senda mutilada. La evolución humana en femenino. Madrid: Biblioteca Nueva. LA LARGA LUCHA CONTRA LOS PREJUICIOS CIENTÍFICOS. BREVE RECORDATORIO [pp. 23-65]   “Los contextos de alta subjetividad […] han sido siempre difíciles de eludir en la



ciencia que estudia los antepasados lejanos de la humanidad moderna. Prueba de ello es el célebre y androcéntrico modelo del hombre cazador  y  y el protagonismo sin igual que ha alcanzado, tanto entre los expertos en el tema como a nivel  popular. De hecho, pese a que para muchos tal modelo está ya científicamente desfasado, para otros aun es válido y mantiene tal arraigo que, en demasiadas ocasiones, sigue lastrando con distorsiones borrosas el pensamiento colectivo”. (p. 32) Estudio de antepasados de humanidad han estado plagados de androcentrismo. Ejemplo científicamente desfasado 

claro:

el

modelo

del

hombre

cazador,

  “Mucho antes de que Charles Darwin publicara en e n 1871 su segunda gran obra, El



origen del hombre,

ya la sociedad occidental había asumido que los primeros

grupos eran esa tensión hombresdel (porque en su versión humanos no existían las cazadores, cazadoras)yy que animales sería laentre responsable crecimiento de la inteligencia y del devenir de la humanidad. Siguiendo este razonamiento, la  persecución y captura de presas con el fin de conseguir carne, considerada fundamental para la alimentación humana, otorgó a los homínidos machos la capacidad de potenciar el desarrollo de todas las innovaciones morfológicas, tecnológicas y sociales características de la humanidad moderna. Unas correlaciones que por su simpleza hoy serían tachadas de osadas y ‘heroicas’”. ‘heroicas ’”. (p. 32) Hace mucho se asumió modelo de hombre cazador como verdad y se explicó sin fundamentos que hombres cazadores propiciaron la formación de inteligencia humana 

  “En un sector cada vez más significativo de la comunidad de expertos, está



cobrando fiabilidad y aceptación una novedosa opinión: las cacerías en las que hombres prehistóricos provistos [/] de rudimentarias herramientas abatían enormes bestias probablemente nunca ocurrieron en la realidad”. “no existen

suficientes pruebas científicas, ya sean las anatómicas, como la morfología de la dentadura o la corpulencia física; o bien las de carácter cultural, alusivas a la  posesión de armas arrojadizas eficaces, que apoyen la existencia de un lejano  pasado de poderosos cazadores”. (pp. 33-34) No hay pruebas anatómicas, morfológicas o culturales que evidencien el uso de armas capaces de dar caza a animales grandes (como cuenta el mito del hombre cazador)  

  Richard Klein “apuntaba que la caza organizada de animales de gran talla



únicamente pudo tener lugar cuando se inventaron armas que permitían atacar desde lejos. Y solo hay datos arqueológicos de tales instrumentos a partir de los últimos 50.000 años. Si este razonamiento fuera cierto, la caza evidentemente sería una actividad moderna no podría explicar nuestro pasado evolutivo, ni es”. (p. 34) Caza de animales grandes solo podría mucho menos nuestros orígenque

 

haberse desarrollado desde hace 50.000 años, con armas a distancia. Falsedad del modelo del hombre cazador 

  “diversos autores vienen indicando -desde hace ya décadas- que muchas de las



herramientas que parecen haber sido diseñadas para cazar es posible que se hubieran usado para excavar bulbos o raíces, cortar partes fibrosas de plantas, machacar frutos secos o actividades semejantes. [/] ¿Por qué esa fijación en atribuirle poderío exterminador, de primacía gladiadora?” (pp. 34-35) Muchos

consideran que armas herramientas que se interpretaron inicialmente como armas de caza, serían en verdad utensilios para trabajo con vegetales  

  “A la sombra de tan poderosa creencia, transmutada sin pruebas consistentes en



 paradigma, y de sus fervorosos defensores, en muchas ocasiones ha quedado oculto que hace ya cuatro décadas un grupo de expertas, posteriormente apoyadas cada vez más colegas varones, empezó a desafiar al todopoderoso ‘cazador’. En

esta línea de investigación crítica fueron capaces de proponer y potenciar una tesis recole ctora”. ”. (p. 35) Se ha alternativa de notable validez: el  Modelo de la mujer recolectora postulado un nuevo modelo que ha ganado validez: el de la mujer recolectora  

  Investigadoras como Sally Linton Slocum, Nancy Tanner y Adrienne Zihlman



“constataron que el papel dominante de la caza se tornaba cada vez más dudoso. […] expusieron una nueva y provocadora tesis: durante el proceso de la evolución,

las hembras habían sido contribuyentes fundamentales para la dieta alimenticia y,  por lo tanto, activas participantes en la subsistencia”. (p. 37) Investigadoras formularon tesis de mujeres como contribuyentes esenciales para subsistencia, a través de manejo de la dieta alimenticia en recolección  

  “La actividad recolectora, señalaron, no es tarea baladí, ya que requiere

o

una serie considerable de destrezas entre las que se cuenta el buen conocimiento de las plantas, frutos, raíces e insectos, al igual que el uso de herramientas para machacar, abrir o cortar. Asimismo, es imprescindible una buena orientación espacial que permita [/] explorar y reconocer con eficacia los territorios apropiados, y estar al tanto de los tiempos de cosecha correctos. No parece, pues, que sea incoherente admitir que en el mundo primitivo la importancia de la recolección tuvo que haber sido, al menos, igual de prolija y estratégica en su logística que la de la caza”. (pp. 37-38) La actividad recolectora que habría realizado

las mujeres necesita formación de destrezas y tuvo importancia en salto evolutivo 

  A través del estudio de los restos fósiles de los dientes se pueden examinar



“algunas pistas acerca de la dieta que acompañó al desarrollo de nuestro linaje evolutivo”. Por ejemplo, en el Ardipithecus el  Ardipithecus ramidus, primer antepasado humano

conocido, se ha detectado alimentación rica en alimentos blancos como frutos y no hay rastros de consumo de carne. (p. 48) o  En el caso del  Australopithecus afarensis   (restos de “Lucy”) se encontró rastros de alimentación vegetal, sobre todo. “Estas especies por lo tanto no eran cazadoras, sino vegetarianas”. (p. 49) o

habilis, también se ve que no hay evidencia de consumo alto En el Homo Investigación   de de restos fósiles, sobre todo de dientes, carnes.

 

muestran que consumo de carne no era parte importante de la dieta alimenticia 

  “En el estado en que se halla hoy el debate, y a la luz de los conocimientos



disponibles, no pocos autores sostienen que los antepasados humanos  probablemente encontraron una fuente alimenticia de considerable importancia en los animales grandes [/] muertos, ya sea por lesiones, enfermedades, ahogad ahogados os o desechados por otros carnívoros. Incluso se alega que es posible que esa importancia se hiciera máxima durante la estación seca, cuando los productos vegetales se vuelven escasos. Y si las cosas ocurrieron de este modo, entonces se  podría mantener que los homínidos fueron carroñeros oportunistas”. (pp. 53-54) Muchos consideran que el consumo de carne, más que producto de la caza es producto de actividades carroñeras 

  “El modelo cazador asume que los machos eran notablemente más corpulentos



que las hembras, y por lo tanto dominaban sobre ellas con un sistema de apareamiento poligínico [muchas parejas]. En otras palabras, el alto nivel de dimorfismo sexual [diferencias en morfologías de los sexos] supuestamente  presente en los autralopitecus autralopitecus -que fueron fueron los homínidos más antiguos antiguos conocidos conocidos hasta la década de 1990- ha servido durante muchos años de base para argumentar que tenían una estructura social en la que un único macho se apareaba con varias hembras (el típico harén)”. (p. 59) Modelo del cazador asume que macho era mucho más corpulento que hembras y que se apareaba con varias de ellas; con esto se justifica creencia en estructura patriarcal. Pero tal modelo se ha cuestionado 

  Pero más tarde se comenzó a cuestionar la catalogación de restos oseas de

o

hombres y mujeres que se realizaba.  Lucy, por ejemplo, fue considerada hembra, pero se ha cuestionado tal clasificación. Se han dado descubrimientos e investigaciones que muestran diferencia corporal  pequeña entre entre hembras y ma machos. chos.

EL COMPORTAMIENTO DE LOS PRIMATES NO HUMANOS: ESPECIAL REFERENCIA A LOS GRANDES SIMIOS [pp. 67-108]   “La típica y estereotipada imagen del macho dominante y agresivo rodeado de



numerosas hembras con las que aparea ha perdido protagonismo, desplazada por la pujanza de un nuevo modelo hasta ahora desdeñado: las sociedades primates no siempre se encuentran controladas por machos. No solo la fuerza o el tamaño  proporcionan a los individuos capacidad de control, sino también su habilidad  para valorar y manipular una situación, o sea, su pericia para desarrollar estrategias de poder y liderazgo en la cohesión del grupo. Esto significa que factores como la edad, el temperamento, la posición en el grupo, la historia de interacciones previas o el contexto social del momento presente pueden desempeñar un significativo papel dentro de la complejidad interactiva de los grupos primates”. (p. 75) Se viene rechazando modelo clásico de macho dominante a través de la fuerza o el tamaño. El control del grupo podría tener que ver con manejo de situaciones, estrategias de liderazgo, cohesión del grupo, etc. 

 

    “A finales de la década de 1980 salieron a la luz las investigaciones del prestigioso



 primatólogo de or igen igen holandés Frans de Waal […]. Los trabajos de este científico sobre el bonono o ‘chimpancé pigmeo’ conmocionaron la comunidad de expertos.

Contrariamente al cliché siempre esperado, la sociedad de los bonobos se revelaba, ante los sorprendidos ojos de quienes la observaban, nítidamente organizada en torno a las hembras, quedando los machos limitados a ocupar un lugar secundario. Dado que el bonobo es una especie tanto o más próxima a los seres humanos que el chimpancé, los novedosos resultados procedentes del análisis de su comportamiento han adquirido una incuestionable preeminencia”. (p. 77) Frans de Waal, a finales de 80s, reveló investigaciones sobre los bonobos, en donde se muestra liderazgo de mujeres. Es una especie muy cercana al ser humano (con los chimpancés)  

  Darwin “no tuvo dudas al afirmar que en el reino animal las hembras son



monógamas, además de sexualmente pasivas y recatadas; con tales aseveraciones monógamas, dio fuerza y prestigio a esa vieja y equivocada presunción de fidelidad y sometimiento femenino que ha sido fervientemente sostenida por la inmensa mayoría de sus sucesores”. (p. 88) Las investigaciones, sin embargo, revelan todo

lo contrario: un alto grado de actividad sexual y promiscuidad en las hembras de gran parte de las especies. Prejuicio validado por Darwin, pero totalmente opuesto a lo que ocurre en la realidad: hembras son sexualmente monógamas y pasivas 

ASPECTOS DEL COMPORTAMIENTO DE LOS HOMÍNIDOS: EL ESTUDIO DE LOS ESBOZOS DE LA HUMANIDAD [pp. 109-165]   “los resultados de las investigaciones más recientes, recie ntes, y también la reinterpretación



de algunos anteriores, pareen indicar que la división sexual del trabajo no se remonta hasta los orígenes de los primeros homínidos, hace alrededor 6 millones mill ones de años, sino que habría empezado mucho después, unos 50.000 años atrás. Se trataría pues de un comportamiento propio de nuestra especie, que no está presente de manera universal, y cuya emergencia habría coincidido con el arribo a Europa de los humanos anatómicamente modernos”. (p. 150) Investigaciones más

recientes muestran que división sexual de trabajo se dio recién hace 50.000 años, no desde los orígenes de homínidos, como se solía afirmar prejuiciosamente  

  “Solo en lo que respecta a los restos de  Homo sapiens más recientes, insistimos,



se han encontrado señales inequívocas de la l a presencia de pensamiento simbólico. Y, aunque tal contingencia es considerada por muchos como requisito para la división del trabajo en función del sexo, no hay pruebas que indiquen que la separación sexual de las tareas se produjera en esas fechas. Los datos arqueológicos que nos sugieren con claridad que el género podría estar presente, se remontan a unos 35.000 años, cuando aparecen claras descripciones de mujeres”. (p. 150) Solo en homo sapiens recientes se encontró muestra de pensamiento simbólico, lo que es condición de división sexual de trabajo. Es

 

solo hace 35.000 años que se podría hablar de géneros diferenciados claramente 

 



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